Deus Caritas Est - Documento
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En esta encíclica el papa Benedicto XVI inicia diciendo « Dios es amor, y quien
permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él » (1 Jn 4, 16).
Estas palabras de la Primera carta de Juan expresan con claridad meridiana el corazón
de la fe cristiana: la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del
hombre y de su camino. Además, en este mismo versículo, Juan nos ofrece, por así decir,
una formulación sintética de la existencia cristiana: « Nosotros hemos conocido el amor
que Dios nos tiene y hemos creído en él ».
CONTEXTO HISTORICO
Deus caritas est (latín: Dios es amor) es la primera encíclica escrita por el Papa Benedicto
XVI, y trata el tema del amor cristiano. Fue promulgada el miércoles 25 de diciembre de
2005 en ocho idiomas (latín, español, inglés, francés, alemán, italiano, polaco y
portugués).
FINALIDAD DE LA ENCICLICA
Deus caritas est, en ella Benedicto XVI señala la orientación de si pontificado. El papa
desea hablar del amor de Dios que debemos comunicar a los demás, en un mundo en el
cual, a veces, se relaciona el nombre de Dios con la venganza o incluso con la obligación
del odio y la violencia.
Benedicto XVI, pone de nuevo el dedo en la llaga. El clima intelectual en que vivimos
piensa que a todo el que cree en la verdad, busca la verdad y defiende la verdad, se le
tilda de fundamentalista.
Esta primera parte es más especulativa: en ella el papa quiere precisar, en el comienzo
de su pontificado, algunos puntos esenciales sobre el amor que Dios ofrece al hombre y la
relación de dicho amor con la realidad del amor humano.
ACTUALIDAD
CONCLUSION
Por eso Benedicto XVI utiliza una dura frase de San Agustín para calificar «de gran banda
de ladrones» a un Estado que no se rigiera por la justicia. Con ello está diciendo que la
justicia es el objeto y la medida de toda política. La política no es simplemente «una
técnica» es, antes, una forma de ética. Naturalmente, eso es misión del Estado, pero no
sólo de él. Es, ante todo, una gran tarea humana.
De ahí que el Papa Ratzinger siente como conclusión: «Ha llegado el momento de
reafirmar la importancia de la oración ante el activismo y el secularismo de muchos
cristianos comprometidos en el servicio caritativo».