Breve Historia Del Neoliberalismo PDF

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C U e S t o n e s d e antagon s m o

Director

Carlos Prieto del Catnpo


Diseño de interior y cubierta: RAG

Traducción de
Ana Varela Mateas
reve h1storia
del neoliberalismo

David Harvey

Reservados todos los derechos.


De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270
del Código Penal, podrán ser castigados con penas
de multa y privación de libertad quienes
reproduzcan sin la preceptiva autorización o plagien,
en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica
fijada en cualquier tipo de soporte.
a k al

1.' reimpresión, 2009


2.' reimpresión, 2011

Título original: A Brie/ History o/ neoliberalism


Publicado originalmente en inglés, en 2005, por Oxford University Press

Traducción realizada por acuerdo con Oxford U niversíty Press

© David Harvey, 2005

© Ediciones Akal, S. A., 2007


para lengua española

Sector Foresta, 1
28760 Tres Cantos
Madrid - España

Tel.: 918 061 996


Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN: 978-84-460-2517-7
Depósito legal: M. 6.779-2011

Impreso en Lavel, S. A.
Humanes (Madrid)
Introducción

No sería de extrañar que los historiadores del futuro vieran los años compren-
didos entre 1978 y 1980 como un punto de inflexión revolucionario en la historia
social y económica del mundo. En 1978 Deng Xiaoping emprendió los primeros pa-
sos decisivos hacia la liberalización de una economía comunista en un país que in-
tegra la quinta parte de la población mundial. En el plazo de dos décadas, el cami-
no trazado por Deng iba a transformar China, un área cerrada y atrasada del
mundo, en un centro de dinamismo capitalista abierto con una tasa de crecimiento
sostenido sin precedentes en la historia de la humanidad. En la costa opuesta del
Pacífico, y bajo circunstancias bastante distintas, un personaje relativamente oscu-
ro (aunque ahora famoso) llamado Paul Volcker asumió el mando de la Reserva Fe-
deral de estados Unidos en julio de 1979, y en pocos meses ejecutó una drástica
transformación de la política monetaria. A partir de ese momento, la Reserva Fe-
deral se puso al frente de la lucha contra la inflación, sin importar las posibles con-
secuencias (particularmente, en lo relativo al desempleo). Al otro lado del Atlánti-
co, Margaret Thatcher ya había sido elegida primera ministra de Gran Bretaña en
mayo de 1979, con el compromiso de domeñar el poder de los sindicatos y de aca-
bar con el deplorable estancamiento inflacionario en el que había permanecido su-
mido el país durante la década anterior. Inmediatamente después, en 1980, Ronald
Reagan era elegido presidente de Estados Unidos y, armado con su encanto y con
su carisma personal, colocó a Estados Unidos en el rumbo de la revitalización de su
economía apoyando la acciones de Volcker en la Reserva Federal y añadiendo su
propia receta de políticas para socavar el poder de los trabajadores, desregular la
industria, la agricultura y la extracción de recursos, y suprimir las trabas que pesa-
ban sobre los poderes financieros tanto internamente co~ a escala mundial. A par-

5
tir de estos múltiples epicentros, los impulsos revolucionarios parecieron propagar- (como la tierra, el agua, la educación, la atención sanitaria, la seguridad social o la
se y reverberar para rehacer el mundo que nos rodea bajo una imagen completa- contaminación medioambiental), éste debe ser creado cuando sea necesario me-
mente distinta. diante la acción estatal. Pero el Estado no debe aventurarse más allá de lo que pres-
Las transformaciones de este alcance y profundidad no suceden de manera ac- criban estas tareas. La intervención estatal en los mercados (una vez creados) debe
cidental. Así pues, resulta oportuno indagar qué caminos y qué medios se utilizaron ser mínima porque, de acuerdo con esta teoría, el Estado no puede en modo algu-
para lograr arrancar esta nueva configuración económica -a menudo subsumida en no obtener la información necesaria para anticiparse a las señales del mercado (los
el término «globalización»- de las entrañas de la vieja. Volcker, Reagan, Thatcher y precios) y porque es inevitable que poderosos grupos de interés distorsionen y con-
Deng Xiaoping optaron por utilizar, todos ellos, discursos minoritarios que estaban dicionen estas intervenciones estatales (en particular en los sistemas democráticos)
en circulación desde hacía largo tiempo y los tornaron mayoritarios (aunque en nin- atendiendo a su propio beneficio.
gún caso sin una dilatada lucha). Reagan hizo revivir una tradición minoritaria en el Desde la década de 1970, por todas partes hemos asistido a un drástico giro ha-
seno del Partido Republicano, surgida a principios de la década de 1960 de la mano cia el neoliberalismo tanto en las prácticas como en el pensamiento político-econó-
de Barry Goldwater. Deng era testigo del vertiginoso aumento de riqueza y de in- mico. La desregulación, la privatización, y el abandono por el Estado de muchas
fluencia experimentado por Japón, Taiwán, Hong Kong, Singapore y Corea del Sur, áreas de la provisión social han sido generalizadas. Prácticamente todos los Estados,
y para salvaguardar y promover los intereses del Estado chino resolvió movilizar un desde los recientemente creados tras el derrumbe de la Unión Soviética hasta las so-
socialismo de mercado en lugar de la planificación central. A su vez, tanto Volcker cialdemocracias y los Estados del bienestar tradicionales, como Nueva Zelanda y
como Thatcher rescataron de las sombras de relativa oscuridad en que se encon- Suecia, han abrazado en ocasiones de manera voluntaria y en otras obedeciendo a
traba una singular doctrina a la que llamaban «neoliberalismo» y la transformaron poderosas presiones alguna versión de la teoría neoliberal y al menos han ajustado
en el principio rector de la gestión y el pensamiento económicos. Esta doctrina -sus algunas de sus políticas y de sus prácticas a tales premisas. Sudáfrica se adscribió al
orígenes, su ascenso y sus implicaciones-, constituye mi principal objeto de interés neoliberalismo rápidamente después del fin del apartheid e incluso la China con-
en las páginas que siguen 1 . temporánea, tal y como veremos más adelante, parece que se está encaminando en
El neoliberalismo es, ante todo, una teoría de prácticas político-económicas que esta dirección. Por otro lado, actualmente, los defensores de la vía neoliberal ocu-
afirma que la mejor manera de promover el bienestar del ser humano consiste en no pan puestos de considerable influencia en el ámbito académico (en universidades y
restringir el libre desarrollo de las capacidades y de las libertades empresariales del en muchos think-tanks), en los medios de comunicación, en las entidades financie-
individuo dentro de un marco institucional caracterizado por derechos de propie- ras y juntas directivas de las corporaciones, en las instituciones cardinales del Esta-
dad privada fuertes, mercados libres y libertad de comercio. El papel del Estado es do (como ministerios de Economía o bancos centrales) y, asimismo, en las institu-
crear y preservar el marco institucional apropiado para el desarrollo de éstas prác- ciones internacionales que regulan el mercado y la finanzas a escala global, como el
ticas. Por ejemplo, tiene que garantizar la calidad y la integridad del dinero. Igual- Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización
mente, debe disponer las funciones y estructuras militares, defensivas, policiales y Mundial del Comercio (OMC). En definitiva, el neoliberalismo se ha tornado he-
legales que son necesarias para asegurar los derechos de propiedad privada y ga- gemónico como forma de discurso. Posee penetrantes efectos en los modos de pen-
rantizar, en caso necesario mediante el uso de la fuerza, el correcto funcionamiento samiento, hasta el punto de que ha llegado a incorporarse a la forma natural en que
de los mercados. Por otro lado, en aquellas áreas en las que no existe mercado muchos de nosotros interpretamos, vivimos y entendemos el mundo.
Sin embargo, el proceso de neoliberalización ha acarreado un acusado proceso
1
S. George, «A Short History of Neoliberalism. Twenty years of Elite Economics and Emerging de «destrucción creativa», no sólo de los marcos y de los poderes institucionales
Opportunities for Structural Change», en W. Bello, N. Bullard, y K. Malhotra (eds.), Global Finance. previamente existentes (desafiando incluso las formas tradicionales de soberanía es-
tatal) sino también de las divisiones del trabajo, de las relaciones sociales~~de las áreas
New Thinking on Regulating Capital Markets, Londres, Zed Books, 2000, pp. 27 -35; G. Duménil y D.
Lévy, Capital Resurgent. Roots of the Neoliberal Revolution, Cambridge (MA), Harvard University
Press, 2004; J. Peck, «Geography and Public Policy. Constructions of Neoliberalism», Progress in Hu- de protección social, de las combinaciones tecnológicas, de las formas de vida y de
man Geography, n. 28/3, 2004, pp. 392-405; J. Peck y A. «Neoliberalizing Space», Antipode XXIV, 3,
0
pensamiento, de las actividades de reproducción, de los vínculos con la tierra y de
2002, pp. 380-404; P. Treanor, «Neoliberalism. Origins, Theory, Definition», http://web.intér.nl.net/ los hábitos del corazón. En tanto que el neoliberalismo valora el intercambio del
users/Paul. Treanor/neoliberalism.html. mercado como «una ética en sí misma, capaz de actuar como un guía para toda la

6 7
acción humana y sustituir todas las creencias éticas anteriormente mantenidas», en- Doy las gracias, principalmente, aunque no exclusivamente, al rector del CUNY
fatiza el significado de las relaciones contractuales que se establecen en el mercado2 . Graduate Center, Bill Kelly, y a mis colegas y estudiantes del Programa de Antro-
Sostiene que el bien social se maximiza al maximizar el alcance y la frecuencia de pología por su interés y por el apoyo que me han brindado. Y, por supuesto, ab-
las transacciones comerciales y busca atraer toda la acción humana al dominio del suelvo a todo el mundo de cualquier responsabilidad por los resultados.
mercado. Esto exige tecnologías de creación de información y capacidad de alma-
cenar, transferir, analizar y utilizar enormes bases de datos para guiar la toma de de-
cisiones en el mercado global. De ahí, la búsqueda y el intenso interés del neolibe-
ralismo en las tecnologías de la información (lo que ha llevado a algunos a
proclamar la emergencia de una nueva clase de «sociedad de la información»). Es-
tas tecnologías han comprimido tanto en el espacio como en el tiempo la creciente
densidad de las transacciones comerciales. Han producido una explosión particu-
larmente intensa de lo que en otras ocasiones he denominado «compresión espa-
ciotemporal». Cuanto más amplia sea la escala geográfica (lo que explica el énfasis
en la «globalización») y ,más cortos los plazos de los contratos mercantiles, mejor.
Esta última preferencia concuerda con la famosa descripción de Lyotard de la con-
dición posmoderna como aquella en la que el «contrato temporal» sustituye a las
«instituciones permanentes en la esfera profesional, emocional, sexual, cultural, in-
ternacional y familiar, así como también en los asuntos políticos». Las consecuen-
cias culturales del dominio de esta ética del mercado son innumerables, tal y como
describí previamente en The Condition o/ Posmodernity3.
Si bien en la actualidad contamos con muchos análisis generales de las transfor-
maciones globales y de sus efectos, carecemos -y este es el hueco que aspira a lle-
nar este libro- de un relato político-económico del origen de la neoliberalización y
del modo en que ha proliferado de manera tan generalizada a escala mundial. Por
otro lado, abordar esta historia desde una perspectiva crítica sirve para proponer un
marco para identificar y construir acuerdos políticos y económicos alternativos.

En los últimos tiempos me he beneficiado de las conversaciones mantenidas


con Gerard Duménil, Sam Gindin y Leo Panitch. Asimismo, arrastro deudas que
vienen de más atrás con Masao Miyoshi, Giovanni Arrighi, Patrick Bond, Cindi
Katz, Neil Smith, Bertell Ollman, Maria Kaika, y Erik Swyngedouw. Una conferen-
cia sobre neoliberalismo patrocinada por la Fundación RosaLuxemburg y celebra-
da en Berlín, en noviembre de 2001, despertó mi interés sobre el tema de este libro.
.,
2 P. Treanor, «Neoliberalism. Origins, Theory, Definition», cit.
'D. Harvey, The Condition o/Posmodernity, Oxford, Basil Blackwell, 1989 [ed. cast.: La condición
de la posmodernidad, Buenos Aires, Amorrortu, 1998]; J.-F. Lyotard, The Posmodern Condition, Man-
chester, Manchester University Press, 1984, pp. 66 [ed. cast.: La condición posmoderna, Madrid, Edi-
ciones Cátedra, 1989].

8 9
·La libertad
1 no es mas
/

que una palabra ...

Para que cualquier forma de pensamiento se convierta en dominante tiene que


presentarse un aparato conceptual que sea sugerente para nuestras intuiciones,
nuestros instintos, nuestros valores y nuestros deseos, así como también para las po-
sibilidades inherentes al mundo social que habitamos. Sí esto se logra, este aparato
conceptual se injerta de tal modo en el sentido común que pasa a ser asumido como
algo dado y no cuestionable. Los fundadores del pensamiento neolíberal tomaron
el ideal político de la dignidad y de la libertad individual como pilar fundamental,
que consideraron «los valores centrales de la civilización». Realizaron una sensata
elección, ya que efectivamtnte se trata de ideales convincentes y sugestivos. En su
opinión, estos valores se veían amenazados no sólo por el fascismo, las dictaduras y
el comunismo, sino por todas las formas de intervención estatal que sustituían con
valoraciones colectivas la libertad de elección de los individuos.
La idea de dignidad y de libertad individual son conceptos poderosos y atra-
yentes por sí mismos. Estos íd~ales reafirmaron a los movimientos disidentes en Eu-
ropa del Este y en la Unión Soviética antes del final de la Guerra Fría así como a los
estudiantes de la Plaza de Tiananmen. Los movimientos estudiantiles que. sacudie-
ron el mundo en 1968 -desde París y Chícago hasta Bangkok y Ciudad de México-
estaban en parte animados por la búsqueda de una mayor libertad de expresión y
de elección individuales. En términos más generales, estos ideales atraen a cualquier
persona que aprecie la facultad de tomar decisiones por sí misma.
La idea de libertad, inserta en la tradición estadounidense desde hace largo tiem-
po, ha desempeñado un notable papel en Estados Unidos en los últimos años. El «11
de septiembre» fue interpretado de manera inmediata por muchos analistas como
un ataque contra ella. <<Un mundo pacífico en el que crece la libertad», escribió el

11
presidente Bush en el primer aniversario de aquél fatídico día, «al servicio de los in- ve de la economía y el derecho de sindicación restringido. Igualmente, se impuso
tereses a largo plazo de Estados Unidos, que refleja la permanencia de los ideales un «sistema impositivo fijo» sumamente regresivo (un ambicioso plan de reforma
estadounidenses y que une a los aliados de este país». «La humanidad», concluía, fiscal defendido desde hacía mucho tiempo por los conservadores para su imple-
«sostiene en sus manos la oportunidad de ofrecer el triunfo de la libertad sobre to- mentación en Estados Unidos).
dos sus enemigos seculares» y «Estados Unidos recibe con alegría sus responsabili- En opinión de algunos analistas, estos decretos eran una violación de las Con-
dades al mando de esta gran misión>>. Este lenguaje fue incorporado al documento venciones de Ginebra y de la Haya, ya que un país ocupante tiene el deber de pro-
titulado Estrategia de Defensa Nacional Estadounidense que fue emitido poco des- teger los activos de una país ocupado en lugar de liquidarlos4 • Algunos iraquíes
pués. «La libertad es el regalo del Todopoderoso a todos los hombres y mujeres del opusieron resistencia a lo que The Economist londinense denominó régimen del
mundo» dijo posteriormente añadiendo que «en tanto que la mayor potencia sobre «sueño capitalista» en Iraq. Un miembro de la Autoridad Provisional de la Coali-
la tierra, nosotros tenemos la obligación de ayudar a la expansión de la libertad>}. ción nombrada por Estados Unidos criticó enérgicamente la imposición del «fun-
Cuando todas las restantes razones para emprender una guerra preventiva con- damentalismo del libre mercado», al que denominó «una lógica errada que ignora
tra Iraq se revelaron deficientes, el presidente apeló a la idea de que la libertad otor- la historia»5 . Aunque las normas de Bremer pudieran haber sido ilegales por venir
gada a Iraq era en sí misma y por sí misma una justificación adecuada de la guerra. impuestas por una potencia ocupante, podían convertirse en legales si eran confir-
Los iraquíes eran libres y eso era todo lo que realmente importaba. Pero qué tipo madas por un gobierno «soberano». El gobierno interino nombrado por Estados
de libertad se vislumbra aquí si, tal y como el crítico cultural Matthew Arnold re- Unidos que asumió el poder a finales de junio de 2004 fue declarado «soberano»,
flexionó hace mucho tiempo, «la libertad es un caballo muy bueno para cabalgar pero únicamente tenía poder para confirmar las leyes existentes. Antes del traspa-
sobre él, pero para ir a algún sitio»2 • ¿A qué destino, por consiguiente, se espera que so de poderes, Bremer multiplicó el número de leyes destinadas a especificar hasta
encamine el pueblo iraquí el caballo de la libertad que se le ha donado por la fuer- en los últimos detalles las reglas del mercado libre y del libre comercio (en cuestio-
za de las armas? nes tan pormenorizadas como las leyes que regulan los derechos de autor y las le-
La respuesta de la Administración de Bush a esta cuestión quedó clara el 19 de yes de propiedad intelectual), expresando su esperanza de que estos pactos institu-
septiembre de 2003, cuando Paul Bremer, director de la Autoridad Provisional de cionales «cobraran vida y fuerza propias» de tal forma que resultaran muy difíciles
la Coalición promulgó cuatro decretos en los que se preveía «la plena privatización de revertir6 .
de las empresas públicas, plenos derechos de propiedad para que las compañías ex- De acuerdo con la teoría neoliberal, el tipo de medidas perfiladas por Bremer
tranjeras hayan adquirido y adquieran empresas iraquíes, la plena repatriación de eran tan necesario como suficiente para la creación de riqueza y, por lo tanto, para
los beneficios extranjeros [ ... ]la apertura de los bancos iraquíes al control extran- el progreso del bienestar de la población en general. La suposición de que las li-
jero, la dispensación de un tratamiento nacional a las compañías extranjeras y [ ... ] bertades individuales se garantizan mediante la libertad de mercado y de comercio
la eliminación de prácticamente todas las barreras comerciales»3 . Estos decretos es un rasgo cardinal del pensamiento neoliberal, y ha dominado durante largb,tiem-
iban a ser aplicados en todas las esferas económicas, incluyendo los servicios públi- po la postura de Estados Unidos hacia el resto del mundo7 . Evidentemente, lo que
cos, los medios de comunicación, la industria, los servicios, los transportes, las fi- Estados Unidos pretendía imponer por la fuerza en Iraq era un aparato estatal cuya
nanzas y la construcción. Únicamente el petróleo quedaría exento (presumible- misión fundamental era facilitar las condiciones para una provechosa acumulación
mente debido a su especial estatus como generador de rentas para pagar la guerra
y su relevancia geopolítica). El mercado de trabajo, a su vez, iba a estar estricta- 4
N. Klein, «Üf Course the White House fears Free Elections in Iraq», The Guardian, 24 de enero
mente regulado. Las huelgas estarían efectivamente prohibidas en los sectores da- de 2004, p. 18.
5 T. Crampton, «lraqui Oficial urges Caution on Imposing Free Market», The New York Times, 24

1
G. W. Bush, «President Addresses the Nation in Prime Time Press Conference», 13 de abril de de enero de 2004, p. 18.
6
2004; http://www.whitehouse.gov/news/releases/2004/04200040413-20.html. A. Juhasz, «Ambitions of Empire. The Bush Administration Economic Plan for Iraq (and Be-
2
Las citas de Matthew Arnold proceden de R. Williams, Culture and Society, 1780-1850, Londres, yond)», cit., p.29.
7
Chatto & Windus, 1958, p. 118. G. W. Bush, «Securing Freedom's Triumph», The New York Times, 11 de septiembre de 2002,
3 A. Juhasz, «Ambitions of Empire. The Bush Administration Economic Plan for Iraq (and Be- A33. The National Security Strategy o/ the United States o/ America se encuentra disponible en el sitio
yond)», Le/t Turn Magazine 12 (febrero-marzo 2004), pp. 27-32. web: www.whitehouse.gov/nsc/nss.

12 13
de capital tanto por parte del capital extranjero como del doméstico. A esta forma nal. El fruto de su trabajo junto al FMI fue la reestructuración de la economía en
de aparato estatal la denominaré Estado neoliberal. Las libertades que encarna re- sintonía con sus teorías. Revirtieron las nacionalizaciones y privatizaron los activos
flejan los intereses de la propiedad privada, las empresas, las compañías multina- públicos, abrieron los recursos naturales (la industria pesquera y la maderera, entre
cionales, y el capital financiero. En definitiva, Bremer invitó a los iraquíes a cabal- otras) a la explotación privada y desregulada (en muchos casos sin prestar la menor
gar su caballo de la libertad directo hacia la cuadra neoliberal. consideración hacia las reivindicaciones de los habitantes indígenas), privatizaron la
Merece la pena recordar que el primer experimento de formación de un Estado Seguridad Social y facilitaron la inversión extranjera directa y una mayor libertad
neoliberal se produjo en Chile tras el golpe de Pinochet el «11 de septiembre me- de comercio. El derecho de las compañías extranjeras a repatriar los beneficios de
nor» de 1973 (casi treinta años antes del día del anuncio del régimen que iba insta- sus operaciones chilenas fue garantizado. Se favoreció un crecimiento basado en la
larse en Iraq por parte de Bremer). El golpe contra el gobierno democráticamente exportación frente a la sustitución de las importaciones. El único sector reservado
elegido de Salvador Allende fue promovido por las elites económicas domésticas al Estado fue el recurso clave del cobre (al igual que el petróleo en Iraq). Esto se re-
que se sentían amenazadas por el rumbo hacia el socialismo de su presidente. Con- veló crucial para la viabilidad presupuestaria del Estado, puesto que los ingresos del
taron con el respaldo de compañías estadounidenses, de laCIA, y del secretario de cobre fluían exclusivamente hacia sus arcas. La reactivación inmediata de la econo-
Estado estadounidense Henry Kissinger. Reprimió de manera violenta todos los mía chilena en términos de tasa de crecimiento, acumulación de capital y una ele-
movimientos sociales y las organizaciones políticas de izquierda y desmanteló todas vada tasa de rendimiento sobre las inversiones extranjeras no duró mucho tiempo.
las formas de organización popular (como los centros de salud comunitarios de los Todo se agrió en la crisis de la deuda que azotó América Latina en 1982. Como re-
barrios pobres) que existían en el país. El mercado de trabajo, a su vez, fue «libe- sultado, en los años que siguieron se produjo una aplicación mucho más pragmáti-
rado» de las restricciones reglamentarias o institucionales (el poder de los sindica- ca y menos conducida por la ideología de las políticas neoliberales. Todo este pro-
tos, por ejemplo). ¿Pero de qué modo iba a ser reactivada su estancada economía? ceso, incluido el pragmatismo, sirvió para proporcionar una demostración útil para
Las políticas de sustitución de las importaciones (fomentando las industrias nacio- apoyar el subsiguiente giro hacia el neoliberalismo tanto en Gran Bretaña (bajo el
nales mediante subvenciones o medidas de protección arancelaria) que habían do- gobierno de Thatcher) como en Estados Unidos (bajo el de Reagan) en la década
minado las tentativas latinoamericanas de desarrollo económico habían caído en el de 1980. De este modo, y no por primt:;p vez, un brutal experimento llevado a cabo
descrédito, particularmente en Chile, donde nunca habían funcionado especial- en la periferia se convirtía en un modelo para la formulación de políticas en el cen-
mente bien. Con el mundo entero en recesión económica, se requería un nuevo en- tro (muy parecido a la experimentación con un sistema impositivo fijo en Ir_aq, pro-,
foque. puesto en el marco de los decretos de Bremer) 8 .
Para ayudar a reconstruir la economía chilena, se convocó a un grupo de eco- El hecho de que dos reestructuraciones del aparato estatal que presentan una, si-
nomistas conocidos como los «Chicago boys» a causa de su adscripción a las teorías militud tan manifiesta hayan ocurrido en épocas tan distintas y en lugares tan -dife-
neoliberales de Milton Friedman, que entonces enseñaba en la Universidad de rentes del mundo, bajo la influencia coactiva de Estados Unidos, indica que la mar-
Chícago. La historia de cómo fueron elegidos es interesante. Desde la década de cada extensión del poder imperial estadounidense podría estar detrás de la rápida
1950, Estados Unidos había financiado la formación de algunos economistas chile- proliferación de formas estatales neoliberales alrededor del mundo que se registró
nos en la Universidad de Chicago como parte de un programa de la Guerra Fría desde mediados de la década de 1970. Aunque sin duda ~sto se haya producido a lo
destinado a contrarrestar las tendencias izquierdistas en América Latina. Estos eco- largo de los últimos treinta años, en ningún caso constituye toda la historia, como
nomistas formados en Chicago llegaron a dominar la Universidad Católica privada muestra el elemento doméstico del giro neoliberal en Chile. Por otro lado, Estados
de Santiago de Chile. A principios de la década de 1970, las elites financieras orga- Unidos no obligó a Margaret Thatcher a adentrarse en la inexplorada senda neoli-
nizaron su oposición a Allende a través de un grupo llamado «el Club de los lunes»
y desarrollaron una productiva relación con estos economistas financiando sus tra-
8 M. Fourcade-Gourinchas y S. Babb, «The Rebirth of the Liberal Creed. Paths to Neoliberalism
bajos a través de institutos de investigación. Después de que el general Gustavo
in Four Countries», American Journal o/ Sociology 108 (2002), pp. 542-549; J. Váldez, Pinochet's Econ-
Leigh, rival de Pinochet para aupars~ al poder y defensor de las ideas keynesianas,
omists. The Chicago School in Chile, Nueva York, Cambridge University Press, 1995; R. Luders, «The
fuera arrinconado en 1975, Pinochet puso a estos economistas en el gobierno don- Success and Failure of the State-Owned Enterprise Divestitures in a Developing Country. The Case
de su primer trabajo fue negociar los créditos con el Fondo Monetario Internado- of Chile», Journal o/World Business (1993 ), pp. 98-121.

14 15
beral en 1979. Como tampoco obligó a China, en 1978, a emprender el camino ha- de Estados Unidos. Únicamente la Unión Soviética y la Guerra Fría imponían un lí-
cia la liberalización. Los restringidos movimientos hacia la neoliberalización de In- mite a su alcance global.
dia en la década de 1980 y de Suecia a principios de la de 1990 no pueden atribuirse Después de la Segunda Guerra Mundial, en Europa emergieron una variedad de
fácilmente al alcance imperial del poder estadounidense. Evidentemente, el desa- Estados socialdemócratas, demócratacristianos y dirigistas. Estados Unidos, por su
rrollo geográfico desigual del neoliberalismo a escala mundial ha sido un proceso parte, se indinó hacia una forma estatal demócrataliberal y Japón, bajo la atenta su-
de gran complejidad que ha entrañado múltiples determinaciones y no poco caos y pervisión de Estados Unidos, cimentó un aparato estatal en teoría democrático pero
confusión. ¿Por qué, entonces, se produjo el giro neoliberal y cuáles fueron las fuer- en la práctica sumamente burocrático facultado para supervisar la reconstrucción
zas que le otorgaron su hegemonía dentro del capitalismo global? del país. Todas estas formas estatales diversas tenían en común la aceptación de que
el Estado debía concentrar su atención en el pleno empleo, en el crecimiento eco-
nómico y en el bienestar de los ciudadanos, y que el poder estatal debía desplegar-
¿Por qué el giro neoliberal? se libremente junto a los procesos del mercado -o, si fuera necesario, interviniendo
en él o incluso sustituyéndole-, para alcanzar esos objetivos. Las políticas presu-
La reestructuración de las formas estatales y de las relaciones internacionales puestarias y monetarias generalmente llamadas «keynesianas» fueron ampliamente
después de la Segunda Guerra Mundial estaba concebida para prevenir un regreso aplicadas para amortiguar los ciclos económicos y asegurar un práctico pleno de
a las catastróficas condiciones que habían amenazado como nunca antes el orden empleo. Por regla general, se defendía un «compromiso de clase» entre el capital y
capitalista en la gran depresión de la década de 1930. Al parecer, también iba a evi- la fuerza de trabajo como garante fundamental de la paz y de la tranquilidad en el
tar la reemergencia de las rivalidades geopolíticas interestatales que habían desata- ámbito doméstico. Los Estados intervinieron de manera activa en la política indus-
do la guerra. Como medida para asegurar la paz y la tranquilidad en la escena do- trial y se implicaron en la fijación de fórmulas establecidas de salario social dise-
méstica, había que construir cierta forma de compromiso de clase entre el capital y ñando una variedad de sistemas de protección (asistencia sanitaria y educación, en~
la fuerza de trabajo. Tal vez, el mejor retrato del pensamiento de la época se en- tre otros).
cuentre en un influyente texto escrito por dos eminentes sociólogos, Robert Dahl y Actualmente es habitual refe~i~se a esta organización político-económica como
Charles Lindblom, que fue publicado en 1953. En opinión de ambos autores, tan- «liberalismo embridado» para señalar el modo en que los procesos del mercado así
to el capitalismo como el comunismo en su versión pura habían fracasado. El úni- como las actividades empresariales y corporativas se encontraban cercadas por una
co horizonte por delante era construir la combinación precisa de Estado mercado red de constreñimientos sociales y políticos y por un entorno regulador que en oca-
) )

e instituciones democráticas para garantizar la paz, la integración, el bienestar y la siones restringían pero en otras instancias señalaban la estrategia económica e in-
estabilidad9 . En el plano internacional, un nuevo orden mundial era erigido a tra- dustrial10. Se recurría con frecuencia (por ejemplo, en Gran Bretaña, Francia e Ita-
vés de los acuerdos de Bretton Woods, y se crearon diversas instituciones como la lia) a la planificación estatal y en algunas instancias a la propiedad pública de
Organización de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario In- sectores clave de la economía (como el carbón, el acero o la industria automovilís-
ternacional y el Banco de Pagos Internacionales de Basilea, que tenían como finali- tica). El proyecto neoliberal consiste en desembridar al capital de estos constreñí-
dad contribuir a la estabilización de las relaciones internacionales. Asimismo, se in- mientas.
centivó el libre comercio de bienes mediante un sistema de tipos de cambio fijos El liberalismo embridado generó- altas tasas de crecimiento económico en los
11
sujeto a la convertibilidad del dólar estadounidense en oro a un precio fijo. Los ti- países del capitalismo avanzado durante las décadas de 1950 y 1960 . En cierta me-
pos de cambio fijos eran incompatibles con la libertad de los flujos de capital que dida esto dependió de la dadivosidad de Estados U nidos al estar dispuesto, a as u-
tenían que ser controlados, pero Estados Unidos tenía que permitir la libre circula-
ción del dólar más allá de sus fronteras si el dólar iba a funcionar como moneda de lO S. Krasner (ed.), Internacional Regimes, Ithaca (NY), Cornell University Press, 1983; M. Blyth,
reserva global. Este sistema existió bajo el paraguas protector de la potencia militar Great Trans/ormations. Economic Ideas and Institutional Change in the Twentieth Century, Cambridge,
Cambridge University Press, 2002. \
9 11 P. Armstrong, A. Glynn, y J. Harrison, Capitalism Since World War II. The Making and Breaking
R. Dahl Y C. Lindblom, Politics, Economy and Wel/are. Planning and Politico-Economic Systems
Resolved into Basic Social Processes, Nueva York, Harper, 1953. o/ the Long Boom, Oxford, Basil Blackwell, 1991.

16 17
mir déficit con el resto del mundo y absorber cualquier producto excedente dentro la base metálica de la divisa internacional; se permitió que los tipos de cambio fluc-
·de sus fronteras. Este sistema reportó beneficios como la expansión de los merca- tuaran y los esfuerzos por controlar esta fluctuación fueron abandonados enseguida.
dos de exportación (de manera más evidente para Japón pero también de manera A todas luces, el liberalismo embridado que había rendido elevadas tasas de creci-
desigual al conjunto de América Latina y a algunos otros países del sureste asiáti- miento, al menos a los países capitalistas avanzados después de 1945 se encontraba
co), pero las tentativas de exportar «desarrollo» a gran parte del resto del mundo exhausto y había dejado de funcionar. Si quería salirse de la crisis hacía falta alguna
se vieron en bu~na medida encalladas. En la mayor parte del Tercer Mundo, parti- alternativa.
cularmente en Mrica, el liberalismo embridado continúo siendo un sueño imposi- Una respuesta consistía en intensificar el control estatal y la regulación de la eco-
ble. La deriva subsiguiente hacia la neoliberalización después de 1980 no conllevó nomía a través de estrategias corporativistas (incluyendo, de ser necesario, la frus-
ningún cambio material significativo en su empobrecida condición. En los países tración de las aspiraciones de los trabajadores y de los movimientos populares a tra-
del capitalismo avanzado, el manteamiento de una política redistributiva (que in- vés de medidas de austeridad, políticas de ingresos, e incluso del control de precios
cluía la integración política en alguna medida del poder sindical obrero y el apoyo y salarios). Esta respuesta era alentada por diversos partidos socialistas y comunis-
a la negociación colectiva), de controles sobre la libre circulación del capital (en tas en Europa, que depositaron sus esperanzas en experimentaciones innovadoras
particular cierto grado de represión financiera a través de controles del capital), de en las formas de gobierno visibles en algunos lugares, como la «Bolonia Roja» con-
un abultado gasto público y la instauración estatal del sistema de bienestar, de acti- trolada por los comunistas en Italia, la transformación revolucionaria en Portugal al
vas intervenciones estatales en la economía y cierto grado de planificación del desa- calor de la caída del fascismo, el giro hacia un socialismo de mercado más abierto y
rrollo, fueron de la mano con tasas de crecimiento relativamente altas. El ciclo eco- las ideas del «eurocomunismo», en particular en Italia (bajo el liderazgo de Berlin-
~ómico era controlado de manera satisfactoria mediante la aplicación de políticas guer) y en España (bajo la influencia de Carrillo), o la expansión de la fuerte tradi-
fiscales y monetarias keynesianas. Las actividades de este Estado intervencionista ción socialdemócrata del Estado del bienestar en los países escandinavos. La iz-
sirvieron para promocionar una economía social y moral (en ocasiones apoyada por quierda congregó un considerable poder popular detrás de estos programas,
un fuerte sentido de identidad nacional). En efecto, el Estado se convirtió en un rozando el poder en Italia y ganándolo de hecho en Portugal, Francia, España y
campo de fuerzas que internalizó las relaciones de clase. Instituciones obreras como Gran Bretaña, sin dejar de conservar su poder en la península escandinava. Incluso
los sindicatos de trabajadores y los partidos políticos de izquierda tuvieron una in- en Estados Unidos, a principios de la década de 1970, el Congreso controlado por
fluencia muy real dentro del aparato estatal. el Partido Demócrata generó un enorme aluvión de iniciativ¡¡1s de reforma legislati-.
A finales de la década de 1960 el liberalismo embridado comenzó a desmoro- vas (elevadas a rango ley por el presidente republicano Richard Nixon, que en el
narse, tanto a escala internacional como dentro de las economías domésticas. En to- proceso llegó a observar que «ahora todos somos keynesianos») em todo tipo de ma-
das partes se hacían evidentes los signos de una grave crisis de acumulación de ca- terias, desde la protección del medio ambiente hasta la seguridad y la salud en el
pital. El crecimiento tanto del desempleo como de la inflación se disparó por trabajo, los derechos civiles o la protección de los consumidores 12 . Pero la izquier-
doquier anunciando la entrada en una fase de «estanflación» global que se prolon- da no fue mucho más allá de las tradicionales soluciones socialdemócratas y corpo-
gó durante la mayor parte de la década de 1970. La caída de los ingresos tributarios rativistas si bien, a mediados de la década de 1970, éstas se habían revelado incom-
Y el aumento de los gastos sociales provocaron crisis fiscales en varios Estados patibles con las exigencias de la acumulación de capital. Esto desencadenó una
(Gran Bretaña, por ejemplo, tuvo que ser rescatada por el FMI en la crisis de 1975- polarización del debate entre quienes se alineaban a favor de la socialdemocracia y
1976). Las políticas keynesianas habían dejado de funcionar. Ya antes de la Guerra de la planificación central (y que cuando alcanzaron el poder, como en el caso del
árabe-israelí Y del embargo de petróleo impuesto por la OPEP en 1973, el sistema Partido Laborista británico, a menudo acabaron tratando de doblegar las aspira-
de tipos de cambio fijos respaldado por las reseryas de oro establecido en Bretton dones de sus propios votantes apoyándose, por regla general, en argumentos prag-
W~ods se ha~ía ido al traste. La porosidad de las fronteras estatales respecto a los máticos), por un lado, y los intereses de todos aquellos comprometidos con la libe-
fluJos de cap1tal dificultó el funcionamiento del sistema de tipos de cambio fijos. ración del poder financiero y de las corporaciones, y el restablecimiento de las
Los dólares estadounidenses regaban el mundo y habían escapado al control de Es-
tados Unidos al ser depositados en bancos europeos. Así pues, en 1971 se produjo 12 G. Eley, Forging Democracy. The History of the Le/t in Europe, 1850-2000, Oxford, Oxford Uní-
el abandono de los tipos de cambio fijos. El oro no podía seguir funcionando como versíty Press, 2000.

18 19
libertades de mercado, por otro. A mediados de la década de 1970, los intereses de
éste último grupo comenzaron a cobrar mayor influencia. ¿Pero cómo eran las con-
10
diciones para que la reanudación de la activa acumulación de capital pudiera ser
restaurada? ~
~
oQ) 8
Cómo y por qué el neoliberalismo emergió victorioso como la única respuesta a
c.
esta cuestión es el quid del problema que debemos resolver. Desde una mirada re- E
Q)
en
6
trospectiva puede parecer como si la respuesta fuese tan obvia como inevitable pero, Q)

al mismo tiempo, pienso que es justo decir que nadie supo o comprendió con certe- "'
Q)
4
za qué tipo de respuesta funcionaría y cómo lo haría. El mundo capitalista fue dando "'caen
tumbos hacia la respuesta que constituyó la neoliberalización a través de una serie de ~
2
zigzagueas y de experimentos caóticos que en realidad únicamente convergieron en
una nueva ortodoxia gracias a la articulación de lo que llegó a ser conocido como el
o
«Consenso de Washington» en la década de 1990. Por entonces, tanto Clinton como
Blair pudieron haber dado la vuelta sin problemas a la observación de Nixon y decir 14
de manera sencilla que «ahora todos somos neoliberales». El desarrollo geográfico de-
sigual del neoliberalismo, su aplicación con frecuencia parcial y sesgada respecto a 12
cada Estado y su formación social, testifica la vacilación de las soluciones neolibera-
les y las formas complejas en que las fuerzas políticas, las tradiciones históricas, y los 10
~
pactos institucionales existentes sirvieron, en su conjunto, para labrar el por qué y el ~
e 8
cómo de los procesos de neoliberalización que en realidad se produjeron. -o
'(3
Sin embargo, hay un elemento dentro de esta transición que merece una aten- ca
~ 6
ción específica. La crisis de acumulación de capital que se registró en la década de Q)

1970 sacudió a todos a través de la combinación del ascenso del desempleo y la ace- "'enca 4
leración de la inflación (figura 1.1). El descontento se extendió y la unión del mo- ~
vimiento obrero y de los movimientos sociales en gran parte del mundo capitalista 2
avanzado parecía apuntar hacia la emergencia de un alternativa socialista al com-
promiso social entre el capital y la fuerza de trabajo que de manera tan satisfactoria o j975 1985
1965 1970 1980
había fundado la acumulación capitalista en el periodo posbélico. En gran parte de
Europa, los partidos comunistas y socialistas estaban ganando terreno, cuando no
tomando el poder, y hasta en Estados Unidos las fuerzas populares se movilizaban Figura 1.1. La crisis económica de la década de 1970: inflación y desempleo en Estados
exigiendo reformas globales así como intervenciones del Estado. Esto planteaba
Unidos y en Europa, 1960-1987. . .
por doquier una clara amenaza política a las elites económicas y a las clases domi- Fuente: D. Harvey, The Condition o/ Postmodernzty, ctt.
nantes, tanto en los países del capitalismo avanzado (Italia, Francia, España, y Por-
tugal) como en muchos países en vías de desarrollo (Chile, México, y Argentina).
En Suecia, por ejemplo, lo que se conocía como el plan Rehn-Meidner proponía, li- Una condición del acuerdo posbélico en casi todos los países fue que se restrin-
teralmente, comprar de manera paulatina a los dueños de las empresas su partici- giera el poder económico de las clases altas y que le fuera conce~ida a la fu~rza de
pación en sus propios negocios y convertir el país en una democracia de trabajado- trabajo una mayor porción del pastel económico. En Estados Umdos, por e¡emplo,
res/propietarios de participaciones. Pero, más allá de esto, ahora se comenzaba a la porción de la renta nacional del1 por 100 de q~i~nes perciben una mayor renta
palpar la amenaza económica a la posición de las clases y de las elites dominantes. cayó de un elevado 16 por 100 en el periodo prebehco a menos de un 8 por 100 al

20 21
final de la Segunda Guerra Mundial, y permaneció rondando este nivel durante casi
dad social han sido un rasgo tan persistente de la neoliberalización como para po-
tres décadas. Mientras el crecimiento fuera fuerte, esta restricción no parecía ser im-
der ser considerados un rasgo estructural de todo el proyecto. Gérard Duménil y
portante. Tener una participación estable de una tarta creciente es una cosa. Pero
Dominique Lévy, tras una cuidadosa reconstrucción de los datos existentes, han
cuando en la década de 1970 el crecimiento se hundió, los tipos de interés real fue-
concluido que la neoliberalización fue desde su mismo comienzo un proyecto para
ron negativos y unos dividendos y beneficios miserables se convirtieron en la nor-
lograr la restauración del poder de clase. Tras la implementación de las políticas
ma, las clases altas de todo el mundo se sintieron amenazadas. En Estados Unidos,
neoliberales a finales de la década de 1970, en Estados Unidos, el porcentaje de la
el control de la riqueza (en oposición a la renta) por parte del1 por 100 más rico
renta nacional en manos del1 por 100 más rico de la sociedad ascendió hasta al-
de la población se había mantenido bastante estable a lo largo del siglo XX. Pero en
canzar, a finales del siglo pasado, el15 por 100 (muy cerca del porcentaje registra-
la década de 1970 cayó de manera precipitada (figura 1.2) cuando el valor de los acti-
do en el periodo anterior a la Segunda Guerra Mundial). El 0,1 por 100 de los per-
vos (acciones, propiedades, ahorros) se desplomó. Las clases altas tenían que realizar
ceptores de las rentas más altas de éste país vio crecer su participación en la renta
movimientos decisivos si querían resguardarse de la aniquilación política y económica.
nacional del 2 por 100 en 197 8 a cerca del 6 por 100 en 1999, mientras que la pro-
El golpe de Chile y la toma del poder por los militares en Argentina, promovi-
porción entre la retribución media de los trabajadores y los sueldos percibidos por
dos internamente por las clases altas con el apoyo de Estados Unidos, propor-
los altos directivos pasó de mantener una proporción aproximada de 30 a 1 en 1970
cionaba un amago de solución. El posterior experimento con el neoliberalismo de
a alcanzar una proporción de 500 a 1 en 2000 (figuras 1.3 y 1.4). Con toda proba-
Chile demostró que bajo la privatización forzosa los beneficios de la reanimada acu-
bilidad, gracias a las reformas fiscales promovidas por el gobierno de Bush actual-
mulación de capital presentaban un perfil tremendamente sesgado. Al país y a sus
mente en marcha, la concentración de la renta y de la riqueza en los escalones más
elites dominantes, junto a los inversores extranjeros, les fue extremadamente bien
altos de la sociedad siga su acelerado curso porque el impuesto de sucesiones (un
en las primeras etapas. En efecto, los efectos redistributivos y la creciente desigual-
impuesto sobre la riqueza) se está eliminando de manera gradual y la fiscalidad so-
bre los ingresos provenientes de las inversiones y de las ganancias de capital se está
disminuyendo, mientras se mantienen los impuestos sobre los sueldos y salarios 13 •
50 Estados Unidos no está solo en este proceso, ya que el1 por 100 superior de los
perceptores de renta en Gran Bretaña ha doblado su porcentaje de la renta nacional
45
del6,5 por 100 al13 por 100 desde 1982. Y si lanzamos nuestra mirada más lejos, ve-
40 mos extraordinarias concentraciones de riqueza y de poder emergiendo por todas
partes. En Rusia, una pequeña y poderosa oligarquía alza su cabeza después de la «t~- '
35
rapia» de choque que había sido administrada al país en la década de 1990. La aph-
30 cación en China de las prácticas orientadas al mercado libre ha producido un extra-
25 ordinario y repentino auge de las desigualdades en la renta y en la riqueza. La ola de
privatización que azotó México después de 1992 catapultó casi de la noche a lama-
20 ñana a un reducido número de individuos (como Carlos Slim) a la lista de Fortune de
15 las personas más ricas del mundo. A escala global, <Jos países de Europa del Este Y
de la CEI han experimentado uno de los mayores incrementos que jamás se hayan re-
10
gistrado [ ... ]en desigualdad social. Los países de la OCDE también sufrieron enor-
1925 1935 1945 1955 1965 1975 1985 1995
13 G. Duménil y D. Lévy, «Neoliberal Dynamics. Towards A New Phase?» en K. van der Pijl, L.
Assassi, y D. Wiga (eds.), Global Regulation. Managing Crises after the Imperial Turn, Nueva York, Pal-
Figura 1.2. L~ crisis de la riqueza de la década de 1970: porcentaje de activos poseídos grave Macmillan, 2004, pp. 41-63. Véase también, «Task Force on Inequality and American Democ-
por ell por lOO más rico de la población estadounidense, 1922-1998. racy», American Democracy in an Age of Rising Inequality, American Political Science Associtaton
(2004); T. Piketty y E. Saez, «lncome Inequality in the United States, 1913-1988», Quarterly Journal
Fuente: G. Duménil y D. Lévy, Capital Resurgent. Roots of the Neoliberal Revolutzon, cit.
o/Economics. 118 (2003), pp. 1-39.

22
23
3.000 ~
12 .E
stados Unidos - Francia - Reino Unido : 2.000 ;t:::
11
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10 1.000 -º
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1~~~~-+~~--~~~~~~~~~~~~ 1975 1985
0+--+--~~~--~-+--r--r~--~-+--r--r~r-;-~--~ - Rango salarial total 1O
----- Rango salarial total 50
~~~~~~~~~~~~~~~~~-~
~~~~~~~~~~~~~~~~~~ - - Rango salarial total 100
--- Rango medio total 100
Las primeras tres curvas muestran el ascenso del s~ario d: l_os altos dir~~tivos de acuerdo co~ ~ l~gar
que ocupan en la jerarquía retributiva: décimo, qumcuagesuno o centesl_mo. La otra curva ~ ,)
corresponde a la retribución media de los 100 altos directi~os qu: perclben las remuneracwnes mas
Figura 1.3: La restauración del poder de clase: participación en la renta nacional del 0,1 elevadas. Obsérvese que 1.000 significa 1.000 veces el salano med10.
por 100 más rico en Estados Unidos, Reino Unido y Francia, 1913-1998. 4,0
Fuente: Task Force on Inequality and American Democracy, American Democracy in an
Age o/ Rising Inequality. 3,5

3,0
mes incrementos de la desigualdad después de la década de 1980», mientras «la dife-
2,5
rencia de renta entre el20 por 100 de la población mundial que vive en los países más
ricos y el20 por 100 que vive en los más pobres arrojaba una proporción de 74 a 1 en 2,0
1997, por encima del60 a 1 en 1990 y del30 a 1 en 1960» 14 . Aunque hay excepcio- 1,5
nes a esta tendencia (pues varios países del este y del sureste de Asia hasta el momento
han mantenido las desigualdades en la renta dentro de límites razonables, como tam-
1,0
__ ,
~,, .. :- . ,• ., .... -. -.. ..........
....................
bién ha ocurrido en Francia, véase figura 1.3 ), las evidencias indican contundente- 0,5
mente que el giro neoliberal se encuentra en cierto modo, y en cierta medida, ligado
0,0 1985 1995 2005
a la restauración o a la reconstrucción del poder de las elites económicas.
- o 0002% de las familias más ricas (las 404 familias más ricas en 2000)
Por lo tanto, la neoliberalización puede ser interpretada bien como un proyecto ----- o:oo005% de las familias más ricas (las 101 familias más ricas en 2000)
utópico con la finalidad de realizar un diseño teórico para la reorganización del ca-
pitalismo internacional, o bien como un proyecto político para reestablecer las con- Figura 1.4: La concentración de riqueza y el potencial de_ ~btención de i~gresos_ en Es-
diciones para la acumulación de capital y restaurar el poder de las elites económi- tados Unidos: remuneración de los a~tos dire~tivos en relac1on_ ~on e~ s~ano med~o e~a­
dounidense, 1970-2003, y el porcentaje de la nqueza de las familias mas ncas, 1982 200 .
14 United Nations Development Program, Human Development Report, 1999, Nueva York, Ox- Fuen t e.. G . Duménil y D. «Neoliberal Income Trends. Wealth, Class and Owner-

ford University Press, 1999, p. 3. ship in the USA», cit.

24
cas. En las páginas que siguen argumentaré que en la práctica el segundo de estos El grupo sostiene que estos desarrollos se han nutrido de la propagación de una
objetivos ha sido dominante. La neoliberalización no ha sido muy efectiva a la hora visión de la historia que rechaza toda pauta moral absoluta y por el crecimiento de
de revitalizar la acumulación global de capital pero ha logrado de manera muy sa- teorías que cuestionan la deseabilidad del imperio de la ley. Sostiene adicionalmente
tisfactoria restaurar o, en algunos casos (como en Rusia o en China), crear el poder que se han visto estimulados por la declinación de la fe en la propiedad privada y en
de una elite económica. En mi opinión, el utopismo teórico del argumento neoli- el mercado competitivo; por cuanto sin el poder difuso y la iniciativa asociados a es-
beral ha funcionado ante todo como un sistema de justificación y de legitimación tas instituciones, es difícil imaginar una sociedad en la cual la libertad pueda ser efec-
de todo lo que fuera necesario hacer para alcanzar ese objetivo. La evidencia indi- tivamente preservada 15 .
ca, además, que cuando los principios neoliberales chocan con la necesidad de res-
taurar o de sostener el poder de la elite o bien son abandonados o bien se tergiver- Los miembros del grupo se describían como «liberales» (en el sentido europeo
san tanto que acaban siendo irreconocibles. Esto no supone en absoluto negar el tradicional) debido a su compromiso fundamental con los ideales de la libertad in-
poder de las ideas para actuar como una fuerza de transformación histórico-geo- dividual. La etiqueta neoliberal señalaba su adherencia a los principios de mercado
gráfica. Pero, en efecto, apunta a una tensión creativa entre el poder de las ideas neo- libre acuñados por la economía neoclásica, que había emergido en la segunda mi-
liberales y las prácticas reales de la neoliberalización que han transformado el modo tad del siglo XIX (gracias al trabajo de Alfred Marshall, William Stanley Jevons, y
en que el capitalismo global ha venido funcionando durante las últimas tres décadas. Leon Walras) para desplazar las teorías clásicas de Adam Smith, David Ricardo y,
por supuesto, Karl Marx. No obstante, también se atenían a la conclusión de Adam
Smith de que la mano invisible del mercado era el mejor mecanismo para movilizar,
El ascenso de la teoría neoliberal incluso, los instintos más profundos del ser humano como la glotonería, la gula y el
deseo de riqueza y de poder en pro del bien común. Así pues, la doctrina neolibe-
El neoliberalismo en tanto que antídoto potencial para las amenazas al orden so- ral se oponía profundamente a las teorías que defendían el intervencionismo esta-
cial capitalista y como solución a los males del capitalismo, había permanecido la- tal, como las de John Maynard Keynes, que ganaron preeminencia en la década de
tente durante largo tiempo bajo las alas de la política pública. Un grupo reducido y 1930 en respuesta a la Gran Depresión. Después de la Segunda Guerra Mundial,
exclusivo de apasionados defensores -principalmente economistas, historiadores y muchos de los responsables políticos miraron hacia el faro de la teoría keynesiana
filósofos del mundo académico- se había aglutinado alrededor del renombrado fi- en su búsqueda de formulas para mantener bajo control el ciclo económico y las re-
losofo político austriaco Friedrich von Hayek para crear la Mont Pelerin Society (su cesiones. Los neoliberales se oponían aún más fieramente a las teorías en torno a la
nombre proviene del balneario suizo donde se celebró la primera reunión del gru- planificación estatal centralizada, como las propuestas por Osear Lange cuya obra
po) en 1947 (entre los notables del grupo se encontraban Ludwig von Mises, el eco- se aproximaba a la tradición marxista. Las decisiones estatales, argüían, estaban
nomista Milton Friedman e incluso, durante un tiempo, el filósofo Karl Popper). La condenadas a estar sesgadas políticamente en función de la fuerza de los grupos de
declaración fundacional de la sociedad decía lo siguiente: interés implicados en cada ocasión (como podían ser los sindicatos, las organiza-
ciones ecologistas, o los grupos de presión empresariales). Las decisiones estatales
Los valores centrales de la civilización están en peligro. Sobre grandes extensio- en materia de inversión y de acumulaciónde capital siempre habrían de ser erró-
nes de la superficie del planeta las condiciones esenciales de la dignidad y de la li- neas porque la información disponible para el Estado no podía rivalizar con la con-
bertad humanas ya han desaparecido. En otras, están bajo constante amenaza ante el tenida en las señales del mercado.
desarrollo de las tendencias políticas actuales. La posición de los individuos y los gru- Este marco teórico no es, tal y como varios analistas han señalado, enteramente
pos de adscripción voluntaria se ve progresivamente socavada por extensiones de po- coherente16 . El rigor científico de su economía neoclásica no encaja fácilmente con
der arbitrario. Hasta la más preciada posesión del hombre occidental, su libertad de
pensamiento y de expresión, está amenazada por el despliegue de credos que, recla-
15 Véase el sitio web: http://w=v.montpelerin.org/aboutmps.html.
mando el privilegio de la tolerancia cuando están en situación de minoría, procuran 16 Un acertado análisis se pued1\ncontrar en H. J. Chang, Globalisation, Economic Development
solamente establecer una posición de poder desde la cual suprimir y obliterar todas and the Role of the State, Londres, Zed Books, 2003. Sin embargo, tal y como señala J. Peck, «Geo-
las perspectivas que no sean la suya. graphy and Public Policy. Constructions of Neoliberalism», cit., con frecuencia el neoliberalismo ha

26 27
su compromiso político con los ideales de la libertad individual, al igual que su su- que asumió el aura del Nobel, no tenía nada que ver con los otros premios y fue
puesta desconfianza hacia todo poder estatal tampoco encaja con la necesidad de un concedido bajo el férreo control de la elite bancaria sueca. La teoría neoliberal, es-
Estado fuerte y si es necesario coactivo que defienda los derechos de la propiedad pecialmente en su guisa monetarista, comenzó a ejercer una influencia práctica en
privada y las libertades individuales y empresariales. La ficción jurídica de definir a una variedad de campos políticos. Durante la presidencia de Carter, por ejemplo, la
las corporaciones como individuos ante la ley introduce sus propios prejuicios, ha- desregulación de la economía emergió como una de las respuestas al estado de es-
ciendo parecer irónico el credo personal de J ohn D. Rockefeller que se encuentra tanflación crónica que había prevalecido en Estados Unidos durante toda la déca-
grabado en piedra en el Rockefeller Center en Nueva York y que afirma que él co- da de 1970. Pero la espectacular consolidación del neoliberalismo como una nueva
loca «el valor supremo del individuo» por encima de todo lo demás. Y, tal y como ortodoxia económica regul~dora de la política pública a nivel estatal en el mundo
veremos, hay suficientes contradicciones en la postura neoliberal como para tornar del capitalismo avanzado se produjo en Estados Unidos y en Gran Bretaña en 1979.
las prácticas mutantes del neoliberalismo (frente a cuestiones como el poder mono- En mayo de aquél año, Margaret Thatcher fue elegida en Gran Bretaña con el
polístico y los fallos del mercado) irreconocibles en relación a la aparente pureza de firme compromiso de reformar la economía. Bajo la influencia de Keith J oseph, un
la doctrina neoliberal. Por lo tanto, debemos prestar una cuidadosa atención a la ten- publicista y polemista muy activo y comprometido que poseía conexiones muy in-
sión entre la teoría del neoliberalismo y la pragmática actual de la neoliberalización. fluyentes con el neoliberal Institute of Economic Mfairs, aceptó que el keynesia-
Hayek, autor de textos cruciales como The Constitution o/Liberty, revelaba po- nismo debía ser abandonado y que las soluciones monetaristas de las doctrinas «di-
seer unas grandes dotes adivinatorias al afirmar que la batalla por las ideas era de- rigidas a actuar sobre la oferta» eran esenciales para remediar la estanflación que
terminante y que posiblemente llevaría al menos una generación ganarla, no sólo había caracterizado la economía británica durante la década de 1970. Thatcher se
contra el marxismo sino también contra el socialismo, la planificación estatal y el in- dio cuenta de que estas medidas suponían nada menos que una revolución en las
tervencionismo keynesiano. El grupo de Mont Pelerin recabó apoyos financieros y políticas fiscales y sociales, y de manea inmediata mostró una feroz determinación
políticos. En Estados Unidos, en particular, un poderoso grupo de individuos ricos para acabar con las instituciones y los canales políticos del Estado socialdemócrata
y de líderes empresariales rabiosamente contrarios a todas las formas de interven- que se había consolidado en Gran Bretaña después de 1945. Esto implicó enfren-
ción y de regulación estatal existentes, incluso al internacionalismo, pretendía or- tarse al poder de los sindicatos, atacar todas las formas de solidaridad social que es-
ganizar la oposición a lo que percibían como un emergente consenso para lograr torbaban a la flexibilidad competitiva (como las expresadas a través de la forma de
una economía mixta. Temerosos de que la alianza con la Unión Soviética y la eco- gobierno municipal, y también al poder de muchos profesionales y de sus asocia-
nomía dirigida forjada en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial pu- ciones), desmantelar o revertir los compromisos del Estado del bienestar, privatizar
diera materializarse políticamente en un escenario posbélico, estaban dispuestos a las empresas públicas (entre ellas, la vivienda social), reducir los impuestos, incen-
abrazar cualquier cosa, desde el macartismo hasta los think-tanks neoliberales, para tivar la iniciativa empresarial y crear un clima favorable para los negocios para in-
proteger y reforzar su poder. No obstante, este movimiento permaneció en los már- ducir una gran afluencia de inversión extranjera (en concreto, proveniente deJa-
genes de la influencia tanto política como académica hasta los turbulentos años de pón). En una famosa declaración, T~cher afirmó que no había «eso que se llama
la década de 1970. En ese momento, comenzó a adquirir protagonismo, particular- sociedad, sino únicamente hombres y mujeres individuales»; seguidamente ella aña-
mente en Estados Unidos y Gran Bretaña, con la ayuda de varios think-tanks gene- dió, y sus familias. Todas las formas de solidaridad social iban a ser disueltas en fa-
rosamente financiados (ramificaciones de la Mont Pelerin Society, como el Institu- vor del individualismo, la propiedad privada, la responsabilidad personal, y los va-
te of Economic Mfairs en Londres y la Heritage Foundation en Washington) así lores familiares. El asalto ideológico alrededor de estas hebras que atravesaban la
como también, a través de su creciente influencia dentro de la academia, en parti- retórica de Thatcher fue incesante 17 • «La economía es el método», señaló, «pero el
cular en la Universidad de Chicago, donde dominaba Milton Friedman. La teoría objetivo es cambiar el alma». Y la hizo cambiar, aunque de formas que en ningún
neoliberal ganó respetabilidad académica gracias a la concesión del Premio Nobel caso fueron exhaustivas ni acabadas, y mucho menos carente de costes políticos.
de economía a Hayek en 1974 y a Friedman en 1976. Este particular premio, aun-
17 La historia del camino de Thatcher hacia el neoliberalismo se encuentra perfilada en D. Yergin

absorvido otros elementos dentro de su marco de tal modo que es difícil concebirlo como una teoría y J. Stanislaw, The Commanding Heights. The Battle Between Government and Market Place that is Re-
«pura». making the Modern World, Nueva York, Simon&Schuster, 1999.

28 29
En octubre de 1979, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos du- El shock de Volcker, tal y como vino a denominarse desde entonces, ha de ser
rante el mandato del presidente Carter, Paul Volcker, maquinó una transformación interpretado como una condición necesaria pero no suficiente de la neoliberaliza-
draconiana de la política monetaria estadounidense18 . El antiguo compromiso del ción. Algunos bancos centrales habían hecho hincapié desde hacía largo tiempo en
esta~ o liberal-demócrata estadounidense con los principios del N ew Deal, que en la responsabilidad fiscal antiinflacíonaria y habían adoptado políticas más próximas
térmmos generales implicaba políticas fiscales y monetarias keynesianas que tenían al monetarismo que a la ortodoxia keynesiana. En el caso de Alemania Occidental
el pleno empleo como objetivo primordial, fue abandonado para ceder el paso a esto se derivaba del recuerdo histórico de la hiperinflacíón que había destruido la
una política concebida para sofocar la inflación con independencia de las conse- República de Weimar en la década de 1920 (disponiendo el escenario para el as-
cuencias que pudiera tener sobre el empleo. El tipo de interés real, que a menudo censo del fascismo) y de la igualmente peligrosa inflación que se registró al final de
había sido negativo durante la cresta inflacionaria de dos dígitos de la década de la Segunda Guerra Mundial. El FMI se había posicionado desde hacía mucho tiem-
1970 se tornó positivo por orden de la Reserva Federal (figura 1.5). El tipo de inte- po en contra del endeudamiento excesivo y urgía, cuando no ordenaba, a los Esta-
rés nominal subió de un día para otro y, tras oscilaciones benignas, en julio de 1981 dos clientes a ejecutar políticas de restricción fiscal y de austeridad presupuestaria.
se m~~tuvo en t~rno al20 por 100. De este modo, comenzó «una larga y profunda Pero en todos estos casos este monetarismo era simultáneo a la aceptación de un
reces10n que vaciaría las fábricas y resquebrajaría los sindicatos en Estados Unidos fuerte poder sindical y del compromiso político con la construcción el Estado del
Y lle~aría al borde de la insolvencia a los países deudores, iniciándose la larga era bienestar. El giro hacía el neoliberalismo dependía, por lo tanto, no sólo de la adop-
del aJuste estructuraF 9. En opinión de Volcker, esta era la única salida a la incómo- ción del monetarismo sino del despliegue de políticas gubernamentales en muchas
da crisis de estanflación que había caracterizado a Estados Unidos y a gran parte de otras áreas.
la economía global a lo largo de toda la década de 1970. La victoria de Ronald Reagan sobre Carter en 1980 se reveló crucial, si bien Car-
ter se había desplazado de manera inquietante hacía la desregulacíón (de las líneas
9 aéreas y del transporte por carretera) como una solución pardal a la crisis de es-
8 tanflacíón. Los consejeros de Reagan estaban convencidos de que la «medicina»
7
monetarista de Volcker para una economía enferma y estancada era un tiro directo
6
5 al blanco. Volcker recibió el apoyo del nuevo gobierno y fue renovado en su cargo
4 ''\ como presidente de la Reserva Federal. La Administración de Reagan pr!porcionó
\
3 entonces el indispensable apoyo político mediante una mayor desregulación, la re-
2 \ 1
baja de los impuestos, los recortes presupuestarios y el ataque contra el poder de
\ 1
\ 1 1 '
o ·········\·-!············································ ,...... ¡... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. los sindicatos y de los profesionales. Reagan se mostró implacable y contundente
-1 ,, 1 1 con la Organización de Controladores Profesionales del Trafico Aéreo (PATCO) en
1
-2 1
\1 la prolongada y amarga huelga que protagonizaron en 1981. Esta actitud anuncia-
-3 / ba el asalto en toda regla a los derechos de la fuerza detrabajo organizada en el pre-
~+---.----.---,---.----~--~--~--~ ciso momento en el que la recesión inducida por Volcker estaba generando eleva-
1965 1975 1985 1995
dos niveles de desempleo (10 por 100, o más). Per~PATCO era más que un vulgar
- - Estados Unidos
--Francia sindicato ya que, en efecto, se trataba de un"sindicato de cuello blanco con el ca-
.Figura 1.5. El <:shock de Volcker»: movimientos en los tipos de interés reales en Estados rácter de asociación de profesionales cualificados. Por lo tanto, era más un icono de
Umdos y en Franela, 1960-2001. la clase media que del sindicalismo obrero. El impacto sobre la condición de la fuer-
Fuente: G. Duménil YD. Lévy, Capital Resurgent. Roots o/ the Neoliberal Revolution, cit. za de trabajo en general fue especta~ular; .quizá el mejor ejemplo de la nueva situa-
ción lo condensa el hecho de que el salario mínimo federal, que se mantenía pare-
18 jo con el nivel de pobreza en 1980, había caído un 30 por 100 por debajo de ese
. L. Panitch Y S. Gindin, «Finance and American Empire», en The Empire Reloaded. Socialist Reg-
zster 2005, Londres, Merlin Press, 2005, pp. 46-81. nivel en 1990. El prolongado descenso en los niveles del salario real comenzó en-
19
D. Henwood, Alter the New Economy, Nueva York, New Press, 2003, p.208. tonces en serio.

30 31
100
~------------------------------------~100
90
90 80
""O
Nivel de productividad ctl
80 ~ 70
t5 60
70 -5
ec. 50
60 Q)

16
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40
oo 50~ 30
(\J
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Q) Salarios reales 14,15 $ en 2000 40 20 :: ···.. / ........ ...
m-o 10 / . _.......................... ,.. ____,-------·---... ..
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14
{ñ!Q 04-~-~-~~~----~··T=~-~~---r·-_··~·--r-~~-?~r-~~-r-,--r-,--r~-
Ol•O
(ij""O 13 1915 1925 1935 1945 1955 1965 1975 1985 1995 2005
:0 e
o~ -Tipo impositivo aplicado al tramo más alto
12'~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ --···Tipo impositivo aplicado al tramo más bajo
1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000

Figura 1.7: La revuelta impositiva de las clases altas: tipo a impositivos en Estados Uni-
Figura 1.6: El ataque a la fuerza de trabajo: salarios reales y productividad en Estados dos para el tramo más altb y para el tramo más bajo.
Unidos, 1960-2000.
Fuente: G. Duménil y D. Lévy, «Neoliberal Income Trends. Wealth, Class and Owners-
Fuente: R. Pollin, The Contours o/ Descent, cit.
hip in the USA», cit.

Los nombramientos efectuados por Reagan para ocupar los cargos de poder en Y así fue como comenzó el cambio trascendental hacia una mayor desigualdad
materias relativas a la regulación del medioambiente, la seguridad laboral o la salud, social y hacia la restitución del poder económico a las clases altas.
llevaron la ofensiva contra el gran gobierno a niveles nunca antes alcanzados. Lapo- Sin embargo, acaeció otro cambio concomitante que también impelió el movi-
lítica de desregulación de todas las áreas, desde las líneas aéreas hasta las teleco- miento hacia la neoliberalización durante la década de 197~.• La subida del precio
municaciones y las finanzas, abrió nuevas zonas de libertad de mercado sin trabas del petróleo de la OPEP que sucedió a su embargo en 1973 otorgó un enorme po-
a fuertes intereses corporativos. Las exenciones fiscales a la inversión fueron, de he- der financiero a los Estados productores de petróleo, C()ffiO Arabia Saudita, Kuwait
cho, un modo de subvencionar la salida del capital del nordeste y del medio oeste y Abu Dhabi. Gracias a los informes de los servicios de inteligencia británicos, aho-
del país, con altos índices de afiliación sindical, y su desplazamiento hacia la zona ra sabemos que Estados Unidos estuvo preparando activamente la invasión de esos
poco sindicalizada y con una débil regulación del sur y el oeste. El capital financie- países en 1973 en aras a restaurar el flujo de petróleo y provocar una caída de los
ro buscó cada vez más en el extranjero mayores tasas de beneficio. La desindus- precios. Igualmente, sabemos que en aquellos momentos los saudíes aceptaron,
trialización interna y las deslocalizaciones de la producción al extranjero se hicieron presumiblemente bajo presión militar si no a consec,uencia de una abierta amenaza
mucho más frecuentes. El mercado, representado en términos ideológicos como un por parte de Estados Unidos, reciclar todos sus petrodólares a través de los bancos
medio para fomentar la competencia y la innovación, se convirtió en un vehículo de inversión de Nueva York2°. Estos últimos se encontraron de pronto al mando de
para la consolidación del poder monopolista. Los impuestos sobre las empresas se
20 L. Alvarez, «Britain Says U.S. Planned to Seize Oíl in 73 Crisis», The New York Times, 4 de enero
aminoraron de manera espectacular y el tipo impositivo máximo para las personas
de 2004, A6. Sobre la aceptación sahdí de reciclar los Jie(ll¡:"odólares a través de estados Unidos, véase P. Go-
físicas se redujo del 70 al28 por 100 en lo que fue descrito como «el mayor recor- wan, The Global Gamble. Washington 5 Faustian Bicj Jo/World Dominante, Londres, Verso, 1999, p. 20 [ed.
te de los impuestos de la historia» (figura 1.7). cast.: La apuesta por la globalizacz6n, Madrid, «Cuestiones de antagonismo 6», Ediciones Akal, 2000].

32 33
una cantidad ingente de fondos para los que necesitaba encontrar salidas rentables. no devolvió los activos a las compañías británicas que Mossadeq había nacionaliza-
Las opciones dentro de Estados Unidos, dadas las condiciones de depresión eco- do). El Sha también se convirtió en uno de los guardianes fundamentales de los in-
nómica y las bajas tasas de beneficio que se registraban a mediados de la década de tereses estadounidenses en la región petrolífera de Oriente Próximo.
1970, no eran halagüeñas. Las oportunidades más ventajosas debían buscarse en el En el periodo posbélico gran parte del mundo no comunista se abrió al dominio
exterior. Los gobiernos se presentaban como la apuesta más segura porque, tal y estadounidense mediante tácticas de este tipo. Este se convirtió en el método pre-
como Walter Wriston, presidente de Citibank, lo expresó en su ya famosa declara- ferido para repeler la amenaza de las insurgencías y de la revolución comunistas,
ción, los gobiernos no pueden trasladarse o desaparecer. Y muchos gobiernos del que implicaba desplegar una estrategia antidemocrática (e incluso más ~nérgica­
mundo en vías de desarrollo, hasta entonces escasos de fondos, tenían la suficiente mente antipopulista y antisocialista/comunista) por parte de Estados U m dos que
avidez como para endeudarse. Sin embargo, para poder llegar a esto se precisaba estrechó cada vez más su alianza con las dictaduras militares y con los regímenes au-
una entrada abierta y condiciones razonablemente seguras para los préstamos. Los toritarios represivos (de manera más espectacular, desde luego, por toda A~éric~
bancos de inversión de Nueva York giraron la mirada hacia la tradición imperial es- Latina). Las historias que aparecen contadas en Con/essions o/ an Economzc Hzt
tadounidense tanto para acceder coactivamente a nuevas oportunidades de inver- Man están sembradas de los detalles desgradables y repulsivos de cómo se llevó a
sión como para proteger sus operaciones en el extranjero. cab; todo esto en demasiadas ocasiones. Por lo tanto, los intereses estadounidenses
La tradición imperial estadounidense había experimentado una lenta elabora- se tornaron más vulnerables, en lugar de menos, en la lucha contra el comunismo
ción, y en buena medida se había definido a sí misma en oposición a las tradiciones internacional. Aunque el consentimiento de las elites dominantes era bastante fácil
imperiales británicas, francesas, holandesas así como de otras potencias europeas21 . de conseguir, la necesidad de coa~cionar a los movimientos opositor~s o soci~lde­
Aunque Estados Unidos había jugueteado con la conquista colonial a finales del si- mócratas (como el de Allende en Chile) ligó a Estados Unidos a una dilatada histo-
glo XIX, había evolucionado hacia un sistema más abierto de imperialismo sin colo- ria de violencia ampliamente encubierta contra los movimientos populares a lo lar-
nias durante el siglo XX. El caso paradigmático se ensayó en Nicaragua en las déca- go y ancho de gran parte del mundo en vías de desarrollo. . .
das de 1920 y 1930, cuando los marines estadounidenses fueron desplegados para Este fue el contexto en el que los fondos excedentes que estaban s1endo recicla-
proteger los intereses de su país pero se encontraron embrollados en una lenta y dos a través de los bancos de inversión de Nueva York fueron esparcidos por todo
complicada guerra de guerrillas contra la insurgencia liderada por Sandino. La res- el globo. Con anterioridad a 1973, la mayor parte de la inversión extr~njera de Es-
puesta era encontrar un hombre fuerte -en este caso Somoza- y proporcionarle tan- tados Unidos era de tipo directo y principalmente se encontraba relaciOnada con la
to a él como a su familia y a sus aliados inmediatos, la asistencia económica y mili- explotación de recursos naturales (petróleo, minerales, materi~s p~imas, produ~t~s
tar necesaria para poder reprimir o sobornar a la oposición y para acumular agrícolas) 0 con el cultivo de mercados específicos (telecomumcaclünes, automovi-
suficiente riqueza y poder para ellos mismos. A cambio, siempre mantendrían su les etc.) en Europa y en América Latina. Los bancos de inversión de Nueva York
país abierto a las operaciones del capital estadounidense y apoyarían, y de ser ne- sie~pre habían mantenido un elevado nivel de actividad en el plano internacional,
cesario promoverían, los intereses estadounidenses tanto en el país como en la re- pero después de 1973 esta actividad se intensificó notablemente, aunque ahora es-
gión en su conjunto (en el caso nicaragüense, en América Central). Este fue el mo- taba mucho mas centrada el préstamo de capital a gobiernos extranjeros22 . Esto
delo desplegado después de la Segunda Guerra Mundial durante la etapa de precisaba la liberalización del crédito internacional y d~t,Jos mer~ados financieros, Y
descolonización total impuesta a las potencias europeas ante la insistencia de Esta- el gobierno estadounidense comenzó a promover y a apoyar activamente esta estra-
dos Unidos. Por ejemplo, la CIA urdió el golpe que derrocó al gobierno democrá- tegia a escala global durante la década de 1970.Los paí~es en vías de desarr~llo, se-
ticamente elegido de Mosaddeq en Irán en 1953 y entregó el poder al Sha de Irán dientos de financiación, fueron estimulados a solicitar créditos en abundancia, aun-
quien concedió los contratos sobre el petróleo a las compañías estadounidenses (y que a tipos que fueran ventajosos para los bancos. de Nueva York2 3 . Sin embargo,
dado que lo créditos estaban fijados en dólares esf~dounidenses cualquier ascenso
21
D. Harvey, The New Imperialism, Oxford, Oxford University Press, 2003 [ed. cast.: El nuevo
imperialismo, Madrid, «Cuestiones de antagonismo 26», Ediciones Akal, 2004]; N. Smith, American 22L. Panitch y S. Gindin, «Finance and American Empire» «Finance and Ame~ican Empire», cit.
Empire, Roosevelts Geographer and the Prelude to Globalization, Berkeley, University of California
23Las muchas crisis de deuda de la década de 1980 han sido ampliamente tratadas en P. Gow!m,
Press, 2003; N. Smith, The Endgame o/ Globalization, Nueva York, Routledge, 2005.
The Global Gamble, cit.

34 35
moderado, no digamos precipitado, del tipo de interés estadounidense podía fácil-
12
mente conducir a una situación de impago a los países vulnerables. Los bancos de 11
inversión de Nueva York se verían entonces expuestos a sufrir graves pérdidas. 10
El primer precedente de envergadura se produjo al calor del shock de Volcker 9
que llevó a México al impago de su deuda entre los años 1982 y 1984. La Adminis- 8
tración de Reagan, que había sopesado seriamente retirar su apoyo al FMI en su pri- 7 ,,
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mer año de mandato, encontró en la refinancíacíón de la deuda una forma de unir 6 .'
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el poder del Departamento del Tesoro estadounidense y del FMI para resolver la 5 / ..
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dificultad, dado que tal operación se efectuaba a cambio de exigir la aplicación de 4 \

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reformas neoliberales. Esta formula se convirtió en un protocolo de compartimien-
to después de que tuviera lugar'lo que Stiglitz denominó la «purga» de todas las in-
fluencias keynesianas que pudieran existir en el FMI en 1982. El FMI y el Banco
Mundial se convirtieron a partir de entonces en centros para la propagación y la eje- 1965 1975 1985
- Inversiones estadounidense en el extranjero
cución del «fundamentalismo del libre mercado» y de la ortodoxia neoliberal. A
----- Inversiones extranjeras en Estados Unidos
cambio de la reprogramación de la deuda, a los países endeudados se les exigía im-
plementar reformas institucionales, como recortar el gasto social, crear legislaciones
Figura 1.8: Extracción de excedentes del exterior: tasas de beneficio de las inversiones
más flexibles del mercado de trabajo y optar por la privatización. Y he aquí la in- domésticas y en el extranjero en Estados Unidos, 1960-2000.
vención de los «ajustes estructurales». México fue uno de los primeros Estados que Fuente: G. Duménil y D. Lévy, «The Economics of US Imperialism at the Turn of the
cayó en las redes de lo que iba convertirse en una creciente columna de aparatos es- 21't Century», cit. ,
tatales neoliberales repartidos por todo el mundo24 . ,•Gff

100
No obstante, el caso de México sirvió para demostrar una diferencia crucial en-
tre la práctica liberal y la neoliberal, ya que bajo la primera los prestamistas asumen 90
las pérdidas que se derivan de decisiones de inversión equivocadas mientras que, en 80
la segunda, los prestatarios son obligados por poderes internacionales y por poten- 70
cías estatales a asumir el coste del reembolso de la deuda sin importar las conse- 60
cuencias que esto pueda tener para el sustento y el bienestar de la población local. 50
Si esto exige la entrega de activos a precio de saldo a compañías extranjeras, que así
40
sea. Esto, en verdad, no es coherente con la teoría neoliberal. Tal y como muestran
30
Duménil y Lévy, uno de los efectos de esta medida fue permitir a los propietarios
de capital estadounidenses extraer elevadas tasas de beneficio del resto del mundo 20
durante la década de 1980 y 1990 (figuras 1.8 y 1.9)25 . Los excedentes extraídos del 10
resto del mundo a través de los flujos internacionales y de las prácticas de ajuste es- o+-~r--r--~-.r--.--.-~--~--r--.--,---r-
1950 1960 1970 1980 1990 2000
tructural contribuyeron enormemente a la restauración del poder de la elite econó-
- Renta proveniente del resto del mundo/beneficios domésticos
mica o de las clases altas tanto en Estados Unidos como en otros centros de los paí- --Beneficios de la inversión extranjera directa/beneficios domésticos
ses del capitalismo avanzado.

24
J. Stiglitz, Globalization and its Discontents, Nueva York, Norton, 2002. Figura 1.9: El flujo de tributo hacia Estados Unidos: beneficios y renta del capital prove-
25
G. Duménil y D. Lévy, «The Economics of U. S. Imperialism at the Turn of the 21't Century», nientes del resto del mundo en relación con los beneficios domésticos.
Review o/International Political Economy XI, 4 (2004), pp. 657-676. Fuente: G. Duménil y D. Lévy, «Neoliberal Dynamics. Towards A New Phase?», cit.

36 37
El significado del poder de clase ba de la configuración absolutamente única de las circunstancias concurrentes en el
periodo posterior a la caída de la Unión Soviética.
¿Pero a qué nos estamos refiriendo exactamente con el término «clase»? Se tra- No obstante, es posible identificar algunas tendencias generales. La primera se
ta siempre de un concepto algo impreciso (algunos dirían que sospechoso incluso). refiere a los privilegios derivados de la propiedad y la gestión de las empresas capi-
En todo caso, la neoliberalización ha implicado su redefinición. Esto plantea un talistas -tradicionalmente separadas- para fusionarse mediante el pago a los altos
problema. Si la neoliberalización ha sido un vehículo para la restauración del poder directivos (gestores) con stock options, esto es, con derechos de compra sobre ac-
de clase, entonces, deberíamos ser capaces de identificar las fuerzas de clase que ya- ciones de la compañía (títulos de propiedad). De este modo, el valor de las accio-
cen detrás de la misma y las que se han beneficiado de ella. Pero esto es difícil de nes y'"tlo el de la producción se convierte en la luz trazadora de la actividad econó-
hacer cuando «la clase» no es una configuración social estable. En algunos casos, mica y, tal y como se hizo visible con la caída de compañías como Enron, las
las capas «tradicionales» se las han arreglado para aferrarse a una base de poder só- tentaciones especuladoras que resultan de esto pueden convertirse en demoledoras.
lida (a menudo organizada a través de la familia y el parentesco). Pero, en otras oca- La segunda tendencia ha sido reducir de manera drástica la laguna histórica entre
siones, la neoliberalización ha venido acompañada de una reconfiguración de lo los intereses y los dividendos generadores de capital monetario, por un lado, y la
que constituye la clase alta. Margaret Thatcher, por ejemplo, atacó algunas de las producción, la industria o el capital mercantil dependiente de la producción de be-
formas de poder de clase arraigadas en Gran Bretaña. Ella desobedeció a la tradi- neficios, por otro. En el pasado, esta separación ha producido varias veces conflic-
ción aristocrática que dominaba el ejército, la judicatura y la elite financiera de la tos entre los financieros, los productores y los comerciantes. Por ejemplo, en Gran
City de Londres y de muchos sectores de la industria y se alineó con los empresa- Bretaña, la política del gobierno en la década de 1960 estaba en primer lugar al ser-
rios pomposos y con los nuevos ricos. Apoyó, y por regla general recibió el apoyo, vicio de las necesidades de los financieros de la City de Londres, a menudo en de-
de esta nueva clase de empresarios (como Richard Branson, Lord Hanson y Geor- trimento de la industria doméstica, en Estados Unidos durante la misma década los
ge Soros). El ala tradicional de su propio partido conservador estaba horrorizada. conflictos entre los financieros y las corporaciones industriales afloraron con fre-
En Estados Unidos, a su vez, el poder y la relevancia crecientes de los financieros y cuencia a la superficie. A lo largo de la década de 1970 gran parte de este conflicto
de los altos directivos de las grandes corporaciones, así como el gran estallido de ac- o bien desapareció o bien adoptó nuevas formas. Las grandes corporaciones· ~o­
tividad en sectores completamente nuevos (como la informática) cambió el centro braron una orientación cada vez más financiera aunque, tal y como ocurrió en el
del poder económico de la clase alta de manera significativa. Auque la neoliberali- sector automovilístico, estuvieran insertas en la producción. Desde 1980 aproxima-
zación pueda haberse referido a la restauración del poder de clase, no necesaria- damente ha sido habitual que las corporaciones dieran cuenta de pérdi&is en la
mente ha significado la restauración del poder económico a las mismas personas. producción compensadas mediante las ganancias obtenidas 'l:nediante operaciones
Sin embargo, tal y como ilustran los casos opuestos de Estados Unidos y de Gran financieras (de todo tipo, desde operaciones de crédito y de seguro hasta la espe-
Bretaña, el término «clase» significa cosas distintas en lugares distintos, y en ciertas culación en mercados de futuros y de divisas inestables). Lás fusiones realizadas a
ocasiones (por ejemplo, en Estados Unidos) a menudo se afirma que no significa través de los diversos sectores de la economía unificaron la producción, la comer-
nada en absoluto. Por añadidura, ha habido fuertes corrientes de diferenciación en cialización, los activos inmobiliarios, y los intereses financieros en formas nuevas
términos de formación y reformación de la identidad de clase en diversas partes del que originaron conglomerados empresariales diversificados. Cuando US Steel cam-
mundo. En Indonesia, en Malasia, y en Filipinas, por ejemplo, el poder económico bió su nombre a USX (adquiriendo uná fuerte participación en el sector de los se-
llego a estar fuertemente concentrado en un reducido grupo perteneciente a la mi- guros) el presidente de su consejo de administración, James Roderick, contestó a la
noría étnica china del país, y el modo en que se produjo la adquisición de ese po- pregunta« ¿Qué significa la X?», con la sencilla respuesta de que «X representa di-
der económico fue bastante distinto a como se produjo en Australia o en Estados nero»27.
Unidos (estaba sumamente centrada en actividades comerciales y comportó un aca- Todo esto estaba conectado con el fuerte estallido de actividad y de poder den-
paramiento de los mercados)2 6 . Y el ascenso de los siete oligarcas en Rusia deriva- tro del mundo de las finanzas. Progresivamente liberada de los constreñimientos y
de las barreras normativas que hasta entonces habían restringido su campo de ac-
26
Algunos ejemplos pueden encontrarse en A. Chua, World o/ Pire. How Exporting Free Market
democracy Breeds Ethnic Hatred and Global Instability, Nueva York, Doubleday, 2003. 27 Citado en D. Harvey, The Condition o/Posmodernity, cit., p. 158.

38 39
I!J
tuación, la actividad financiera pudo florecer como nunca antes y, finalmente, en to- lativas también han hecho posible amasar enormes fortunas en periodos muy bre-
das partes. Se produjo una ola de innovaciones en los servicios financieros para pro- ves de tiempo (ejemplo de ello son Warren Buffet y George Soros).
ducir no sólo interconexiones globales mucho más sofisticadas sino también nuevas Pero sería equivocado reducir el concepto de clase alta a este grupo únicamen-
formas de mercados financieros basados en la titularización, instrumentos financie- te. La apertura de nuevas oportunidades empresariales, así como también las nue-
ros derivados y en toda una gran variedad de operaciones comerciales con futuros. vas estructuras existentes en las relaciones comerciales, han permitido la emergen-
En definitiva, la neoliberalización ha significado la financiarización de todo. Esto cia de procesos sustancialmente nuevos de formación de clase. Se amasaron
intensificó el dominio de las finanzas sobre todas las restantes facetas de la econo- fortunas de la noche a la mañana en sectores nuevos de la economía, como la bio-
mía, así como sobre el aparato estatal y, tal y como observa Randy Martín, sobre la tecnología y las tecnologías de la información (por ejemplo, Bill Gates y Paul Allen).
vida cotidiana28 . También introdujo una volatilidad acelerada en las relaciones de Las nuevas relaciones de mercado abrieron un sinfín de posibilidades de comprar
intercambio global. Indudablemente, se produjo un desplazamiento del poder des- barato y vender caro, cuando no de acaparar realmente mercados de forma que pu-
de la producción hacia el mundo de las finanzas. Los incrementos en la capacidad dieron levantarse fortunas que o bien pueden extenderse de manera horizontal
industrial ya no significan necesariamente un ascenso de la renta per cápita, como (como en el caso del crecimiento desbordante del imperio mediático global de Ru-
sí lo significaba la concentración de los servicios financieros. Por esta razón, el apo- pert Murdoch) o encontrarse diversificadas en todo tipo de negocios, extendiéndo-
yo de las instituciones financieras y la integridad del sistema financiero se convir- se hacia atrás en la extracción de recursos y en la producción, y hacia delante des-
tieron en la preocupación primordial del conjunto de Estados neoliberales (como de una base comercial hacia los servicios financieros, el desarrollo de bienes raíces
se ejemplifica en el grupo en el que se integran los países más ricos del mundo, co- y el comercio minorista. En este sentido, con frecuencia ocurría que una relación
nocido como el G7). En caso de conflicto entre Main Street y Wall Street, la se- privilegiada con el poder estatal también jugaba un papel crucial. Por ejemplo, en
gunda tendría todas las de ganar1'. Así pues surge la posibilidad real de que a Wall Indonesia los dos hombres de negocios más cercanos a Suharto nutrieron los inte-
Street le vaya bien aunque al resto de Estados Unidos (así como el resto del mun- reses financieros de la familia Suharto pero también engordaron sus conexiones con ,
.'
do) le vaya mal. Y durante muchos años, en particular durante la década de 1990, el aparato estatal para hacerse enormemente ricos. En 1997, la compañía de uno de.
esto es exactamente lo que sucedió. Si el eslogan coreado con frecuencia durante la ellos denominada Grupo Salim era «al parecer el mayor grupo de empresas prO-
década de 1960 había sido lo que es bueno para General Motors es bueno para Es- piedad de la diáspora china del mundo, con 20.000 millones de dólares en activos
tados Unidos, en la de 1990 este se había transformado en que lo único que importa y cerca de 500 compañías». A partir de una compañía d,e inversiones relativamente
es que sea bueno para Wall Street. pequeña, Carlos Slim acabó asumiendo el control del ~istema de telecomunicacio-
Por lo tanto, un notable foco del ascenso del poder de clase bajo el neoliberalis- nes que acababa de ser privatizado en México y rápidamente lo transformó en un
mo debe atribuirse a los altos directivos, que son los operadores decisivos en los imperio empresarial que no sólo controla una buena parte de la economía mexica-
consejos de administración de las empresas, y a los jefes del aparato financiero, le- na, sino que también cuenta con crecientes intereses en el mercado minorista esta-
gal y técnico que rodea este santuario de acceso restringido de la actividad capita- dounidense (Circuit City y Barnes and Noble) así como en toda América Latina30 •
lista29. Sin embargo, el poder de los auténticos dueños del capital, los accionistas, En Estados Unidos, la familia Walton se ha hech~ inmensamente rica al hilo de la
se ha visto en cierto modo menguado, salvo que obtengan un porcentaje de votos conquista por Wal-Mart de la posición dominante en el mercado minorista esta-
suficientemente alto como para influir en la política de la empresa. En más de una dounidense, gracias a su integración en las líneas de producción chinas y a su red
ocasión, los accionistas han perdido inmensas sumas de dinero a causa de estafas de distribución al por menor de alcance mundial. Aunque existen conexiones evi-
cometidas por los altos directivos y sus asesores financieros. Las ganancias especu- dentes entre este tipo de actividades y el mundo financiero, su increíble capacidad
28
no sólo para amasar grandes fortunas personales sino también para ejercer un con-
Randy Martín, The Financialization o/ daily Lije, Filadelfia, Temple University Press, 2002.
trol efectivo sobre amplios segmentos de la economía confiere a este puñado de in-
;, En términos generales, el término «Main Street», se utiliza en el mundo anglosajón para desig-
nar cualquier lugar que permanece fiel a sus valores tradicionales. Cuando se utiliza en relación con dividuos un inmenso poder económico para influir en e'! proceso político. Hay algo
«Wali Street», es una forma de contraponer los intereses de los grandes negocios y los de la clase obre-
ra, los de los pequeños comerciantes y los de las clases medias. [N. de la TJ 30 A. Chua, World o/ Pire. How Exporting Free Market democracy Breeds Ethnic Hatred and Global
29
Esta es la definición exclusiva preferida en los trabajos de G. Duménil y D. Lévy, por ejemplo. Instability, cit.

40 41
prodigioso en el hecho de que el valor neto de las fortunas de las 358 personas más todavía tiene sentido hablar de los intereses de la clase capitalista estadounidense,
ricas del mundo en 1996 fuera «igual al conjunto de la renta del 45 por cíen más británica o coreana, ya que los intereses corporativos como los de Murdoch, los de
pobre de la población mundial; es decir, de 2.300 millones de personas». Y lo que Carlos Slim o el grupo Salim simultáneamente se alimentan de y nutren a aparatos
es más grave, «las 200 personas más ricas del mundo duplicaron sobradamente su estatales concretos. Sin embargo, cada uno puede, y así ocurre de manera caracte-
patrimonio neto entre 1994 y 1998, superando el billón de dólares. Los activos de rística, ejercer poder de clase en más de un Estado de manera simultánea.
los tres multimillonarios más ricos [superaban por entonces] la suma del PIE de los Aunque este grupo dispar de individuos insertos en mundos de las corporacio-
países menos desarrollados y de sus 600 millones de habitantes»31 . nes y en el mundo financiero, comercial e inmobiliario no necesariamente conspira
Sin embargo, existe todavía otro enign¡a al que debemos prestar atención en el en tanto que clase, y aunque pueda haber frecuentes tensiones entre los mismos, po-
proceso de reconfiguración radical de las relaciones de clase. Surge el interrogante, seen, no obstante, una cierta acomodación de intereses que por regla general reco-
y ha sido objeto de un amplio debate, de si esta nueva configuración de clase debe noce las ventajas (y actualmente algunos de los peligros) que pueden derivarse de la
ser considerada transnacional o bien. si todavía puede ser concebida como algo ba- neoliberalización. Igualmente poseen a través de organización como el Foro Eco-
sado exclusivamente dentro de los parámetros del Estado-nación32 . Expondré mi nómico de Davos medios para el intercambio de ideas y para tratar y asesorar a los
propia posición al respecto. La tesis de que la clase dominante de cualquier país ha líderes políticos. Ellos ejercen una inmensa influencia en los asuntos globales y po-
confinado sus operaciones y definido sus lealtades con relación a un único Estado- seen una libertad de acción que ningún ciudadano ordinario posee.
nación ha sido en gran medida históricamente exagerada. Nunca tuvo mucho senti-
do hablar de una clase capitalista específicamente estadounidense frente a una clase
capitalista británica, francesa, alemana o coreana. Los lazos internacionales siempre Perspectivas de la libertad
fueron importantes, particularmente a través de las actividades coloniales y neocolo-
niales pero también a través de vínculos transnacionales que se remontan al siglo XIX, Esta historia de la neoliberalización y de la formación de la clase, así como la cre-
si no antes. Pero indudablemente ha habido una intensificación así como también ciente aceptación de las ideas de la Mont Pelerin Society como las ideas dominan-
una extensión de estas conexiones transnacionales durante la fase de globalización tes de la época resultan especialmente interesantes cuando se colocan al trasluz de
neoliberal, y resulta vital reconocer esta múltiple conectividad. No obstante, esto no los contraargumentos expuestos por Karl Polanyi en 1944 (poco antes de la funda-·
significa que los individuos más destacados de esta clase no se adscriban a aparatos ción de la Mont Pelerin Society). En una sociedad compleja, observó, el significad'~ .
estatales específicos tanto por las ventajas como por la protección que esto les otor- de la libertad se convierte en algo tan contradictorio y tan tenso como irresistible'
ga. Dónde se adscriben específicamente es importante, pero ello no es más estable son sus incitaciones a la acción. En su opinión, hay dos tipos de libertad, una bue-
que la actividad capitalista que desarrollan. Rupert Murdoch pudo empezar en Aus- na y otra mala. En este segundo grupo se incluían «la libertad para explotar a los
tralia para despüés concentrarse en Gran Bretaña antes de asumir finalmente la ciu- iguales, la libertad para obtener ganancias desmesuradas\.
sin prestar un servicio con-
dadanía estadounidense (sin duda, mediante un procedimiento abreviado). Él no mensurable a la comunidad, la libertad de impedir que las innovaciones tecnológi-
está fuera, ni por encima, de poderes estatales concretos, pero por la misma razón, cas sean utilizadas con una finalidad pública, gla libertad para beneficiarse de ca-
gracias a sus intereses mediáticos, ejerce una considerable influencia en la vida polí- lamidades públicas tramadas secretamente para. obtener una ventaja privada». Sin
tica tanto de Gran Bretaña como de Estados Unidos y de Australia. Los 247 edito- embargo, proseguía Polanyi, «la economía de mercado, bajo la que crecen estas li-
res supuestamente independientes de los periódicos que posee por todo el mundo bertades, también produce libertades de las que nos enor¡~ullecerhos ampliamente.
apoyaron, sin excepción, la invasión de Iraq. No obstante, por cuestiones prácticas, La libertad de conciencia, la libertad de expresión, la libertad de reunión, !a liber-
tad de asociación, la libertad para elegir el propio trabajo». Aunque puede que
31
United Nations Development Program, Human Development Report, 1996, Nueva York, Ox- «apreciemos el valor de estas libertades por sí mismas» -y, sin duda, muchos de
ford University Press, 1996, y United Nations Development Program, Human Development Report, nosotros todavía lo hacemos-, eran en buena medida «subproductos del mismo sis-
1999, ibid, 1999.
32
tema económico que también era responsable de las libertades per;rersas»33. La res-
En el libro de W. Robinson, A Tbeory o/ Global Capitalism. Production, Class, and State in a
Transnational World, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 2004, puede econtrarse una desta-
33
cada defensa de este argumento. Karl Polanyi, Tbe Great Trans/ormation [1944], Boston, Beacon Press, 1954.

42 43
puesta de Polanyi a esta dualidad resulta extraña de leer dada la actual hegemonía El diagnóstico de Polanyi parece peculiarmente apropiado para nuestra condi-
del pensamiento neoliberal: ción contemporánea. Nos ayuda a avanzar un buen trecho en la comprensión de lo
que el presidente Bush quiere decir cuando afirma que «en tanto que somos lama-
La quiebra de la economía de mercado puede suponer el comienzo de una era de yor potencia sobre la tierra nosotros [Estados Unidos] tenemos la obligación de
libertades sin precedentes. La libertad jurídica y la libertad efectiva pueden ser ma- contribuir a expandir la libertad». Sirve para explicar por qué el neoliberalismo se
yores y más amplias de lo que nunca han sido. Reglamentar y dirigir puede conver- ha tornado tan autoritario, enérgico y antidemocrático en el preciso momento en
• no sólo para algunos sino para todos. No la
tirse en una forma de lograr la libertad, que «la humanidad sostiene en sus manos la oportunidad de ofrecer el triunfo de la
libertad como algo asociado al privilegio y viciada de raíz, sino la libertad en tanto libertad sobre todos sus enemigos seculares»35 . Nos hace concentrarnos en el hecho
que derecho prescriptivo que se extiende más allá de los estrechos límites de la esfe- de que tantas corporaciones se hayan beneficiado de retener los beneficios que
ra política, a la organización íntima de la sociedad misma. De este modo, a las anti- brindan sus tecnologías a la esfera pública (como en el caso de los medicamentos
guas libertades y los antiguos derechos cívicos se añadirán nuevas libertades para to- del SIDA), así como también de las calamidades de la guerra (como en el caso de
dos y engendradas por el ocio y la seguridad social. La sociedad industrial puede Halliburton), del hambre y del desastre medioambiental. Hace aflorar la preocupa-
permitirse ser a la vez libre y justa. ción acerca de si muchas de estas calamidades o casi calamidades (la carrera arma-
mentística y la necesidad de enfrentarse a enemigos tanto reales como imaginarios)
Desgraciadamente, indicaba Polanyi, la transición a tal futuro se encuentra blo- no han sido secretamente urdidas con la finalidad de obtener ventajas empresaria-
queado por el «obstáculo moral» del utopismo liberal (y en más de una ocasión cita les. Y se torna extremadamente claro por qué los ricos y los poderosos apoyan tan
a Hayek como ejemplo de esta tradición): ávidamente ciertas concepciones de los derechos y de las libertades mientras tratan
de persuadirnos de su universalidad y de su bondad. Después de todo, treinta años
La planificación y el dirigismo son acusados de constituir la negación de la liber- de libertades neoliberales no sólo han servido para restaurar el poder a una clase ca-
tad. La libre empresa y la propiedad privada son declaradas partes esenciales de la li- pitalista definida en términos reducidos. También han generado inmensas con~;en­
bertad, y se dice que una sociedad no constituida sobre estos pilares no merece el traciones de poder corporativo en el campo de la energía, los medios de com~n'i~a­
nombre de libre. La libertad creada por la reglamentación es denunciada como una ción, la industria farmacéutica, el transporte e incluso la venta al pormenor (por
no libertad. La justicia, la libertad y el bienestar que esta reglamentación ofrece son ejemplo, Wal-Mart). La libertad de mercado que Bush proclama como el clímax de
criticadas como un disfraz de la esclavitud. la aspiración humana resulta que no es más que un'medio conveniente para exten-
der el poder monopolista corporativo y la Coca Cola por todo el mundo sin res-
La idea de libertad «degenera, pues, en una mera defensa de la libertad de em- tricciones. Esta clase (con Rupert Murdoch y Fox News a la cab~za), que c;y.enta
presa» que significa «la plena libertad para aquellos cuya renta, ocio y seguridad no con una desorbitada influencia sobre los medios de comunicació~ y sobre el pro-
necesitan aumentarse y apenas una miseria de libertad para el pueblo, que en vano ceso político, tiene poder e incentivos suficientes para convence~~os de que todos
puede intentar hacer uso de sus derechos democráticos para resguardarse del po- estamos mejor bajo el régimen de libertades neoliberal. Efectivamente, a la elite gue
der de los dueños de la propiedad». Pero si, tal y como siempre es el caso, «no es vive confortablemente en sus guetos dorados, el mundo le debe parecer un lugar
posible sociedad alguna en la que el poder y la compulsión estén ausentes, ni un mejor. Tal y como Polanyi podría haber observado, el neoliberalismo c~nfiere de-
mundo en el que la fuerza no desempeñe ninguna función», entonces, la única for- rechos y libertades a aquellos «cuya renta, odo y seguridad no necesitan aumentar-
ma de que esta visión liberal utópica pueda sostenerse es mediante la fuerza, la vio- se», dejando una miseria para el resto de nosotros. ¿Cómo es, entonces, que «el res-
lencia y el autoritarismo. El utopismo liberal o neoliberal esta avocado, en opinión to de nosotros» hemos aceptado con tanta facilidad este estado de cosas?
de Polanyi, a verse frustrado por el autoritarismo, o incluso por el fascismo absolu-
to34. Las buenas libertades desaparecen, las malas toman el poder.

35 G. W. Bush, «Securing Freedom's Triumph»; véase, también, F. Zakaria, The Future o/Freedom.
34
Ibid. !!liberal Democracy at Home and Abroad.

44 45
La construcción del
II . .
consent1m1ento

¿De qué modo se consumó la neoliberalización, y quién la implementó? La res-


puesta, en países como Chile y Argentina en la década de 1970 fue tan simple como
súbita, brutal y segura, esto es, mediante un golpe militar respaldado por las clases
altas tradicionales (así como también por el gobierno estadounidense), seguido de
una represión salvaje de todos los vínculos de solidaridad instaurados en el seno de
la fuerza de trabajo y de los movimientos sociales urbanos que tanto habían ame-
nazado su poder. Pero la revolución neoliberal que suele atribuirse a Thatcher y a
Reagan después de 1979 tuvo que consumarse a través de medios democrátkos.
Para que se produjera un giro de tal magnitud fue necesaria la previa c01istrucción
del consentimiento político a lo largo de un espectro lo bastante amplio de la po-
blación como para ganar las elecciones. Lo que Gramsci llama «sentido común»
(definido como «el sentido poseído en común») es lo que, de manera característi-
ca, cimienta el consentimiento. El sentido común se construye a partir de prácticas
asentadas en el tiempo de socialización cultural a menudo ,hondamente enraizadas
en tradiciones regionales o nacionales. No es lo mismo que el «buen juicio» que
puede construirse a partir de la implicación crítica con las 'cuestiones de actualidad.
Por lo tanto, el sentido común puede engañar, ofuscar, o encubrir profundamente
problemas reales bajo prejuicios culturales 1 . Los valores culturales y tradicionales
(como la creencia en Dios y en el país, o las opiniones sobre la posición de las mu-
jeres en la sociedad) y los miedos (a los comunistas, a los inmigrantes, a los extra-
ños o a los «otros») pueden ser movilizados para enmascarar otras realidades. Pue-
den invocarse eslóganes políticos que enmascaran estrategias específicas debajo de

1
A. Gramsci, Selections/rom the Prison Notebooks, Londres, Lawrence & Wishart, 1971, pp. 321-343.

47
dispositivos retóricos imprecisos. La palabra «libertad» resuena tan ampliamente La coerción puede producir una aceptación fatalista, incluso abyecta, de la idea de
dentro del sentido común de los estadounidenses que se convierte en un «botón que no había ni hay «alternativa», tal y como Margaret Thatcher continúa insis-
que las elites pueden pulsar para acceder a la masas» con el fin de justificar prácti- tiendo. La construcción activa de consentimiento también ha variado de un lugar a
camente todo2 • De este modo, Bush pudo justificar retrospectivamente la guerra de otro. Asimismo, gracias a la actividad de los múltiples movimientos opositores exis-
Iraq. Gramsci concluía, por lo tanto, que las cuestiones políticas se convierten en tentes el consentimiento a menudo se ha marchitado o ha fracasado en diferentes
' Pero debemos mirar más allá de estos mecanismos culturales e ideológicos
lugares.
«insolubles» cuando se «disfrazan como culturales»3 • Al tratar de comprender la
construcción del consentimiento político, debemos aprender a extraer significados infinitamente variados -con independencia de la importancia que tengan- y centrar
políticos de sus integumentos culturales. la atención en las cualidades de la experiencia cotidiana en aras a identificar mejor
Así pues, ¿cómo, enton<;es, se generó el grado suficiente de consentimiento po- las bases materiales de la construcción del consentimiento. Y es, en este nivel-el de
pular preciso para legitimar el giro neoliberal? .Los canales a través de los cuales se la experiencia de la vida cotidiana bajo el capitalismo en la década de 1970-, en el
llevó esto a cabo fueron diversos. Poderosas influencias ideológicas circularon a tra- que empezamos a ver de qué modo el neolíberalismo penetró en el «sentido co-
vés de las corporaciones, de los medios de comunicación y de las numerosas insti- mún». En muchas partes del mundo el efecto ha sido que cada vez más sea consi-
tuciones que constituyen la sociedad civil, como universidades, escuelas, iglesias, y derado como una forma necesaria, incluso plenamente «natural», de regular el or-
asociaciones profesionales. Gracias a la «larga marcha» de las ideas neoliberales a den social.
través de estas instituciones, que Hayek ya había vaticinado en 1947, así como a la Todo movimiento político que sostenga que las libertades individuales son sa-
organización de think-tanks (con el respaldo y la financiación de la corporaciones), crosantas es vulnerable a ser incorporado al redil neoliberal. Por ejemplo, las re-
a la captura de ciertos segmentos de los medios de comunicación y a la conversión vueltas políticas que barrieron el mundo en 1968 estuvieron declinadas, de manera
de muchos intelectuales a modos de pensar neoliberales, se creó un clima de opi- muy acusada, con el deseo de conseguir una mayor libertad individual. Esta afir-
nión que apoyaba el neolíberalísmo como el exclusivo garante de la libertad. Estos mación resulta inapelable respecto a los movimientos estudiantiles, como los ani-
movimientos se consolidaron con posterioridad mediante la captura de partidos po- mados por el movimiento por la «libertad de expresión» en Berkeley en la década
líticos y, por fin, del poder estatal. de 1960 o los que tomaron las calles en París, en Berlín y en Bangkok y qüe fueron
La apelación a las tradiciones y a los valores culturales fue muy importante en tan despiadadamente batidos a tiros en Ciudad de México poco antes de los Juegos
este proceso. Un proyecto manifiesto sobre la restauración del poder económico en Olímpicos de 1968. Demandaban libertad frente a los constreñimientos pate:t;nqs,
beneficio de una pequeña elite probablemente no cosecharía un gran apoyo popu- educativos, corporativos, burocráticos, y estatales. Pero el movimiepto del 68 ta'm-
lar. Pero una tentativa programática para hacer avanzar la causa de las libertades in- bién tenía la justicia social como objetivo político fundamental.
dividuales podría atraer a una base muy amplía de la población y de este modo en- Sin embargo, los val~res de la libertad individual y de la justicia social no son ne-
cubrir la ofensiva encaminada a restaurar el poder de clase. Por otro lado, una vez cesariamente compatibles. La búsqueda de la justicia social presupone vínculos de
que el aparato estatal efectuase el giro neolíberal podía utilizar sus poderes de per- solidaridad social y una disposición a sumergir las carehcias, necesidades y deseos
suasión, cooptación, de soborno y de amenaza para mantener el clima de consenti- individuales en la causa de una lucha algo más general por la igualdad social o la
miento necesario para perpetuar su poder. Tal y como veremos, éste fue el punto justicia medioambiental, por citar dos ejemplos. Los objetivos de la justicia social y
fuerte particular de Thatcher y de Reagan. de la libertad individual se fundieron de manera tensa en el movimiento del68. Esta
¿Cómo, entonces, negoció este giro el neolíberalísmo para desplazar de manera tensión se tornó más evidente en la tirante relación que se estableció entre la iz-
tan arrolladora al liberalismo embridado? En algunos casos, la respuesta descansa quierda tradicional (la fuerza de trabajo organizada y los partidos políticos que apo-
en buena medida en el uso de la fuerza (ya sea militar, como en Chile, o financiera, yaban los vínculos institucionalizados de solidaridad social) y el movimiento estu-
como ocurre a través de las operaciones del FMI en Mozambique o en Filipinas). diantil deseoso de libertades individuales. La sospecha y la hostilidad que separaron
a estas dos facciones en Francia (por ejemplo, la distancia que surgió entre el Par-
tido Comunista y el movimiento estudiantil) duraJ?.te los acontecimientos de 1968
2
J. Rapley, Globalization and Inequality. Neoliberalism ~s Downward Spiral, Boulder (CO), Lynne es un claro ejemplo de la misma. Aunque no es imposible salvar tales diferencias,
Reiner, 2004, p. 55.
3 A. Gramsci, Selections /rom the Prison Notebooks, cit., p. 149. tampoco es difícil ver de qué modo ambos podrían ser empujados a quedar atrapa-

48 49
dos en las mismas. La retórica neoliberal, con su énfasis fundacional en las liberta- el impulso cultural llamado «posmodernidad» que durante largo tiempo había per-
des individuales, tiene el poder de escindir ellibertarismo, la política de la identi- manecido latente batiendo sus alas pero que ahora podría alzar su vuelo plenamen-
dad, el multiculturalismo y, eventualmente, el consumismo narcisista de las fuerzas te consumado como un referente dominante tanto en el plano intelectual como cul-
sociales alineadas en pro de la justicia social a través de la conquista del poder es- tural. Este fue el desafío que las corporaciones y las elites de clase decidieron
~atal. Por ejemplo, hace mucho tiempo que se demostró extremadamente difícil for- fraguar de manera velada en la década de 1980.
Jar en el seno de la izquierda estadounidense la disciplina colectiva requerid Nada de esto estaba muy claro en aquél entonces. Los movimientos de izquier-
., l' . a para
que 1a acc10n po ltlca 1ogre a1canzar la justicia social sin atentar contra el deseo de da no fueron capaces de reconocer o de confrontar, y mucho menos de trascender,
los actores
., políticos
. . de obtener libertad individual y el pleno reconoCimiento
· · y ex- la tensión inherente entre la búsqueda de libertades individuales y la justicia social.
presiOn de las Identidades particulares · El neoliberali'smo n o crea t a1es d'1stmc10nes
· · Pero sospecho que de manera intuitiva el problema era bastante nítido para muchos
pero puede explotarlas fácilmente, cuando no fomentarlas ' de los miembros de las clases altas, incluso aquellos que nunca habían leído a Hayek
d ~ priyc~pio.s ~e la .década de 1970, aquellos que aspir~ban a la libertad indivi- o siquiera oído hablar de la teoría neoliberal. Quisiera ilustrar esta idea mediante
ua y a a Justicia social pudieron hacer causa común frente 1 h un análisis comparativo del giro neoliberal en Estados Unidos y en Gran Bretaña en
'b' . a o que mue os per-
cl 1an como un enemigo com 'n S b 1 los turbulentos años de la década de 1970.
d . . u .' e pensa a que as poderosas corporaciones, alía-
as con un Estado IntervenCionista, iban a gobernar el mundo d f · En el caso de Estados Unidos, comienzo con una nota confidencial enviada por
1 · d' 'd e ormas opresivas
pa~a os m ,lVl u~s y, en el plano social, injustas. La Guerra de Vietnam fue el ca- Lewis Powell a la Cámara de Comercio estadounidense en agosto de 1971. Powell,
tahza~or masdobvio de este descontento pero las actividades destructivas de las cor- a punto de ser elevado al Tribunal Supremo por Richard Nixon, sostenía que la crí-
poraoones
· . Y el
. Estado en relación con el medio ambiente , la pres I.on ' h ac1a
· un con- tica y la oposición al sistema de la libre empresa estadounidense había llegado de-
sumismo Irraciona1 el fracaso p b d 1 · masiado lejos y que «había llegado el momento -de hecho, ya era tarde- para que
' ara a or ar as cuestiOnes sociales y responder
ad ecua d amente a la diversidad i t ' b', · la sabiduría, la inteligencia y los recursos de la empresas estadounidenses pudieran
. ex s ente, as1 como tam len las mtensas restriccio-
nes so b re 1as oportumdade i d · ·d 1 b 1 ser lanzados contra aquellos que lo destruirían». Powell sostenía que la acción in-
. . . . S n lVI ua es Y SO re OS comportamientos personales
d
me Iante un control d1r1g1do tant 1E d
., o por e sta o como por las «tradiciones» taro- dividual era insuficiente. «La fuerza -escribió- descansa en la organización, en una
blen eran una fuente de malestar 1 L d h · ·
. . genera · os erec os ciVIles fueron uno de lo ejes meticulosa planificación a largo plazo y en la implementación, en concordancia con
1
Y as cuestiOnes relativas a la se 1· d d 1 d h '
xua 1 a Y a os erec os reproductivos estuvieron una acción proseguida durante un periodo indefinido de años, en un nivel de fi-
muy presentes. Para la mayor p t d 1 nanciación únicamente alcanzable mediante el esfuerzo conjunto, y en el poder po-
· d l . are e as personas comprometidas en el movi-
miento e 68 el enemigo er E d · · lítico, únicamente alcanzable a través de la unidad de acción y de las organizacio-
' a un sta o mtrus1vo que tenía que ser reformado Y
en este punto, los neoliberales no tenían mucho que obJ'etar p 1 .. , nes nacionales». La Cámara Nacional de Comercio, aseveraba, debía encabezar el
1 . ero as corporaciO-
nes, ~s emp:esas ~ el sistema de mercado capitalista también eran considerados asalto a las instituciones más importantes -universidades, escuelas, medios de co-
enem;gos P~I,mordiales. que exigían ser revisados, cuando no ser objeto de una municación, publicidad, tribunales- en aras a cuestionar el modo de pensar de los
trans ormaCion revolucionaria: de ahí la amenaza al poder d 1 · al' A individuos «acerca de la empresa, la ley, la cultura, y el individuó».: Las empresas es-
' d 1 . e e ase cap1t Ista. tra-
ve~ ~ a .captura ~e l?s Ideales de la libertad individual y volviéndolos contra las tadounidenses no carecían de recursos para realizar up e~fuerzo de esta e:ttvergadu-
practicas mtervenciomstas y r 1 d d 1E d 1 · ra, particularmente si se hacía un fondo común4 .
1' d' egua oras e sta o, os Intereses de la clase capita-
l~ta po Ian :sperar proteger e incluso restaurar su posición. El neoliberalismo po- En qué medida influyó directamente esta llamada a implicarse en una guerra de
~Ia desempenar de m~ner~ e~celente esta tarea ideológica. Pero debía estar respal- clase es difícil de decir. Pero sabemos con seguridad que la Cámara de Comercio
ado p~rduna estrategia practica que pusiera el énfasis en la libertad de elección del estadounidense expandió seguidamente la lista de sus integrantes de cerca de
consumi or no sólo respe t d . 60.000 empresas en 1972 a cerca de un cuarto de millón diez años después. Junta- .
d 'd d e o a pro uctos concretos smo también respecto a estilos
e v1 a, mo os de expresión y un 1' d , · mente con la Nacional Association of Manufacturers (que se desplazó a Washington
b 1' . , a amp la gama e practicas culturales. La neoli-
efa IZaciOn r~quería ~anta política como económicamente la construcción de una
cu tura populista neohberal basada en un mercado de e n · d'f · d J. Court, Corporateering.
How Corporate Power Steals your Personal Freedom, Nueva York, J. P.
.b . . . o sum1smo I erenc1a 0 y 4
en ell1 ertansmo Individual E 'd d
· n este sent1 o, se emostró más que compatible con Tarcher/Putnam, 2003, pp. 33-38.

50 51
en 1972) acumuló una poderosa fuerza reivindicativa para presionar al Congreso y como fundamentales. Las temáticas del neoliberalismo podían encontrar aquí un te-
para estimular actividades de investigación. En 1972 se fundó la Business Roundta- rreno fértil en el que propagarse. Powell no defendía la extensión del poder estatal.
ble, una organización de altos directivos «comprometida con la búsqueda agresiva Pero las empresas debían «cultivar diligentemente» el Estado y utilizarlo cuando
de poder político para la corporacion», y desde entonces se convirtió en el eje de la fuera necesario «con agresividad y determinación»6. ¿Pero de qué modo exacta-
acción colectiva en pro de los intereses de los negocios. Las empresas implicadas su- mente iba a ser desplegado el poder estatal para remodelar el propio sentido co-
maban un valor «cercano a la mitad del PIB de Estados Unidos» durante la década mún?
de 1970, y tenían un gasto anual próximo a 900 millones de dólares (una suma muy La doble crisis de acumulación de capital y de poder de clase encontró una línea
elevada para la época) en asuntos políticos. Gracias al apoyo empresarial se consti- de respuesta en las trincheras de las luchas urbanas de la década de 1970 ..~a cris~s
tuyeron think-tanks, como la Heritage Foundation, el Hoover Institute, el Center fiscal de la ciudad de Nueva York fue un caso simbólico. La reestructurac10n capl-
for the Study of American Business, y el American Enterprise Institute con la fina- talista y la desindustrialización habían venido erosionando durante varios años la
lidad tanto de crear polémica como, cuando fuera necesario como en el caso del base económica de la ciudad, y la acelerada suburbanizadón había sumido en la po-
Nacional Bureau of Economic Research (NBER), de ensamblar estudios técnicos y breza a gran parte de la población del centro de la ciudad. Fruto de estos procesos
empíricos serios y argumentos filosófico-políticos en general en apoyo de las políti- fue un beligerante descontento social entre los sectores marginados durante la dé-
cas neoliberales. Casi la mitad de la financiación del sumamente respetado NBER cada de 1960 que definió lo que vino a conocerse como «la crisis urbana». (debido
provenía de las compañías que encabezan la lista de Fortune 500. Gracias a su ele- a la emergencia de problemas similares en muchas ciudades de Estados ~n:dos). L.a
vado grado de integración en la comunidad académica, el NBER iba a tener un im- expansión del empleo público y de la provisión pública de bie~es y serv1c1os -facl-
pacto muy significativo en el pensamiento generado en los departamentos de eco- litada en parte por una generosa financiación federal- fue cons1derada como la s~­
nomía y en las escuelas empresariales de las universidades más importantes en el lución adecuada. Pero ante las dificultades fiscales que se le presentaba, el presl-
campo de la investigación. Con una abundante financiación proporcionada por al- dente Nixon declaró sin más el fin de la crisis a principios de la década de 1970. Si
gunos individuos muy ricos (como el cervecero Joseph Coors, que posteriormente bien no dejaba de ser una novedad para muchos moradores de la ciudad, en efec-
se convirtió en miembro del «grupo asesor más íntimo» de Reagan) y por sus fun- to señalaba la disminución de la ayuda federal. Cuando la recesión cobró mayor in-
daciones (por ejemplo, Olin, Scaife, Smith Ríchardson, Pew Charitable Trust), apa- te~sidad la brecha entre los ingresos y los gastos en el presupuesto de la ciudad de
reció un aluvión de folletos y de libros, del que Anarchy State and Utapia [1977] de Nueva York (que ya era extensa a causa del abuso del crédito durante m~cho tie~­
Robert Nozíck sea quizá el más leído y apreciado, en apoyo de los valores neolibe- po) se incrementó. En un principio, las instituciones financieras estuv1er,on ~ls­
rales. Una versión televisiva de Free to Choose de Milton Friedman fue financiada puestas a cubrir este agujero, pero en 1975 una potente camar~a. de ba!lcos de ;n-
con una beca de Scaife en 1977. «El negocio consistía -concluye Blyth- en apren- versión (encabezados por el banquero Walter Wriston, de Cltlbank) se nego a
der a usar el dinero como una clase»5. refinanciar la deuda y empujó a la ciudad a una quiebra técnica., La qperadón de
Al escoger las universidades como un lugar merecedor de una particular aten- rescate organizada para salvar a la ciudad conllevó la creación de nuevas institucio-
ción, Powel señalaba una oportunidad y apuntaba también a una cuestión singular, nes que asumieran la gestión del presupuesto de la ciudad. Primero r~clamaron que
ya que de hecho ellas eran un foco de sentimiento anticorporativo y antiestatal (los los impuestos municipales se dedicaran en prim~r lugar a pagar a los tltu~ares debo-
estudiantes de Santa Bárbara habían incendiado el edificio del Bank of America si- nos y después que el resto se destinase a los servidos esenciales de la ~m~ad. Esta
tuado en el campus universitario y habían enterrado ceremoniosamente un coche operación se saldó con la frustración de las aspiraciones de los fuertes s1~~1catos ~e
en la playa). Pero muchos estudiantes eran (y todavía son) ricos y privilegiados, o al los trabajadores municipales, con la imposición de medidas de congelac10n salanal
menos de clase media, y en Estados Unidos los valores de la libertad individual han y con recortes en el empleo público y en la provisión de .servic~o~, sociales (educa-
sido celebrados desde hace mucho tiempo (ertla música y en la cultura popular) ción, sanidad pública, servidos de transporte), y con la 1mpos1e1on de tasas a los
usuarios (por vez primera se introdujeron tasas de matriculación en el sist~ma. de la
5
M. Blyth, Great Trans/ormations. Economic Ideas and Institutional Change in the Twentieth Cen-
universidad de CUNY). El ultraje final llegó con la exigencia de que los smd1catos
tury, cit., p. 155. La información del párrafo anterior proviene de los capítulos 5 y 6 del análisis de
Blyth, basado en T. Edsall, The New Politics o/ Inequality, Nueva York, Norton, 1985, capítulos 2 y 3. 6 J. Court, Corporateering. How Corporate Power Steals your Personal Freedom, cit., P· 34.

52 53
municipales debían invertir sus fondos de pensiones en bonos de la ciudad. Así
pues, los sindicatos se encontraron en la tesitura de que si no moderaban sus de- d e r escate , señaló ' debían ser «tan punitivos, y toda la experiencia tan dolorosa,
·, d
que
·
ninguna ciudad, ni ninguna subdivisión política tuviera jamás la tentac10n e segmr
mandas se enfrentaron a la perspectiva de perder sus fondos de pensiones a causa
de la quiebra de la ciudad7 . el mismo camino»9.
Esto equivalió a un golpe perpetrado por las instituciones financieras contra el Aunque la resistencia a las medidas de austeridad fue generaliz~da, de acuerdo
gobierno democráticamente elegido de la ciudad de Nueva York, y no fue menos n Freeman sólo pudo ralentizar «la contrarrevolución desde arnba, pero no pa-
co ' . ' . d 1 1 b
efectivo que el golpe militar que previamente se había producido en Chile. En me- rarla. En apenas unos años, muchas de las conquistas ~istoncas e a e as~ o rera
dio de una crisis fiscal, la riqueza era redistribuida hacia las clases altas. En opinión de Nueva York fueron suprimidas». Gran parte de la mfraestructura social de la
de Zevin, la crisis de Nueva York fue sintomática de «una emergente estrategia de ciudad fue reducida y la infraestructura física (por ejemplo, el sistema de transpor-
deflación ligada a una redistribución regresiva de la renta, la riqueza y el poder». te suburbano) sufrió un acusado deterioro por la falta de inversión o incluso de me-
Fue «quizá, una temprana y decisiva batalla de una nueva guerra» cuyo objetivo era didas de mantenimiento. La vida cotidiana en Nueva York «acabó siendo penosa .Y
«demostrar a otros que lo que estaba sucediendo en Nueva York podría, y en algu- el ambiente social y cívico se tornó huraño». El gobierno de la ciudad, el movi-
nos casos así sucedió, ocurrirles también a ellos»8. miento obrero municipal, y la clase obrera neoyorquina fueron efectivament,e des-
El hecho de si todas las personas implicadas en la negociación de este compro- pojados «de gran parte del poder que habían acumulado dura~te las t:es ~ecadas
miso fiscal lo entendieron como una estrategia para restaurar el poder de clase, es anteriores»lO. La desmoralizada clase obrera neoyorquina acepto a reganadientes la
una pregunta abierta. La necesidad de mantener la disciplina fiscal es una cuestión nueva realidad. .
preocupante en sí misma y no entraña necesariamente, al igual que el monetarismo Pero los bancos de inversión de Nueva York no se marcharon de la ciudad. No
de manera más general, una redistribución regresiva. Es difícil de creer que, por iban a dejar escapar la oportunidad de reestructurar la ciudad de maneras ~ue po-
ejemplo, Felix Rohatyn, representante del banco mercantil que negoció el acuerdo dían convenir a su agenda. La creación de un «clima óptimo para l~s ?egocios» era
entre la ciudad, el Estado y las instituciones financieras, tuviera en mente la restau- prioritaria. Esto significó utilizar los recursos públic~s para constrmr.mf~aestructu­
ración del poder de clase. La única forma en la que él podía «salvar» a la ciudad era ras adecuadas a los negocios (en particular, en matena de telecomumcaClones) que
contentando a los bancos de inversión, aunque eso supusiera disminuir la calidad fueron acompañadas de incentivos fiscales y de sub~encio~es ~esti~adas a lase~­
de vida de la mayoría de los neoyorquinos. Pero la restauración del poder de clase presas capitalistas. El sistema del bienestar cor~orativo sust~tuyo al sistema ~~1 bie-
era casi con toda seguridad en lo que estaban pensando los responsables de los ban- nestar para la población. Las instituciones de ehte neoyorqumas. fuero~ U:9yfl~zadas
cos de inversión, como Walter Wriston. Después de todo, él había equiparado to- para vender la imagen de la ciudad como centro.cultural_Y destlno tur~sti,co (mve~­
das las formas de intervención gubernativa presentes en Estados Unidos y en Gran tando el famoso logo «l love New York»). Las ehtes dommantes cambiaron de opi-
Bretaña con el comunismo. Y, casi con toda seguridad también, era el objetivo de nión a menudo con reticencias, para apoyar la apertura del campo. cultural a todo
William Simon, secretario del Departamento del Tesoro en el gobierno del presi- tipo de corrientes cosmopolitas diversas. La exploración narcisista del yo, la sexua-
dente Ford (que posteriormente se convirtió en el presidente de la ultra conserva- lidad y la identidad se convirtieron en el leitmotiv de la cultur~ ur?an~ burguesa.
dora Olin Foundation). Viendo con aprobación el desarrollo de los acontecimien- La libertad y la licencia artísticas promovidas por las poderosas mstituclünes cultu-
tos en Chile, recomendó con vehemencia al presidente Ford que se negara a prestar rales de la ciudad condujeron, en efecto, a la neoliberalización de la cultura. La ~<de~
auxilio a la ciudad («Ford to City: Drop Dead» [«Ford dice a la ciudad: muérete»] lirante Nueva York» (por utilizar la memorable frase de Rem Koolhaas) eros10no
fue el titular de The New York Daily News). Los términos de cualquier operación la mem~ria colectiva de la democrática Nueva York 11 . Las elites de la ciudad acce-
7
W. Tabb, The Long De/ault. New York City and the Urban Fiscal Crisis, Nueva York, Monthly Re- 9 W. Tabb, The Long De/ault. New York City and the Urban Fiscal Crisis, cit., p. 28; para Walter

view Press, 1982; J. Freeman, Working Class Nuew York. Lz/e and Labor Since World War II Nueva Wriston, véase T. Frank, One Market Under God. Extreme Capitalism, Market Populzsm and the End
York, New Press, 2001. ' o/Economic Democracy, Nueva York, Doubleday, 2000, pp. 53-56. .
8
R Zevin, «New York City Crisis. First Act in a New Age of Reaction», en R. Alcalay y D. Mer- 10 J. Freeman, Working Class New York. Lije and Labor Szn.ce World War II, cit. .
melstein (eds.), The Fiscal Crisis o/ American Cities. Essays on the Political Economy o/ Urban Amerz~ 11 R. Koolhas, Delirious New York, Nueva York, Monacelli Press, 1994; M. Greenberg, «The L!-
ca with Special Re/erence to New York, Nueva York, Vintage Books, 1977, pp. 11-29. mits of Branding. The World Trade Center, Fiscal Crisis and the Marketing of Recovery», Internatzo-
nal Journal of Urban and Regional Research 27, 2003, pp. 386-416.

54
55
dieron, aunque no sin batallar, a la demanda de diversificación de los estilos de vida no era crear un buen clima para los negocios y no atender a las necesidades y al bie-
(incluidos los ligados a la preferencia sexual y al género) y crecieron las opciones de nestar de la población en su conjunto. Tabb concluye que la política de la Admi-
consumo alternativo especializado (en áreas como la producción cultural). Nueva nistración de Reagan durante la década de 1980, se convirtió, «a todas luces, en
York se convirtió en el epicentro de la experimentación cultural e intelectual pos- poco más que en una reedición ampliada del escenario de Nueva York» de la déca-
moderna. Entretanto, los bancos de inversión reconstruyeron la economía de la ciu- da de 1970 13 .
dad en torno a las actividades financieras, los servicios auxiliares como la asistencia La traducción de estas conclusiones locales de mediados de la década de 1970 a
legal y los medios de comunicación (muchos de los cuales revivieron gracias al pro- escala nacional se desarrolló de manera vertiginosa. Thomas Edsall (un periodista
ceso de financiarización en marcha) y un consumismo diversificado (proceso en el corresponsal en Washington durante muchos años) publicó un vaticinador análisis
que jugó un papel prominente la «rehabilitación» de los barrios y la gentrzfication). en 1985:
El gobierno de la ciudad se organizó cada vez más como una entidad empresarial
en lu~ar de s.ocial~~mócrata o siquiera gerencial. La competencia interurbana por Durante la década de 1970, las empresas afinaron su capacidad para actuar como
el capital de mvers10n transformó al gobierno en un modelo de gestión urbano ar- clase, sacrificando su instinto competitivo a favor de la unidad y de una actuación
ticulada en t~r?~ a asociaciones público-privadas. Las empresas municipales co- cooperadora en la arena legislativa. En lugar de que las compañías individuales se li-
menzaron a dmg1rse de manera progresiva a puerta cerrada, mientras se desvanecía mitaran a buscar favores especiales [ ... ], el tema dominante en la estrategia política
el contenido democrático y representativo de la forma de gobiern 0 12. de las empresas se convirtió en un interés compartido por echar por tierra leyes como
La clase obrera así como los inmigrantes pertenecientes a las minorías étnicas de las destinadas a proteger los derechos de los consumidores y por sacar adelante la re-
la duda?, fu~ron empujados a la sombras, vapuleados por los estragos del racismo y forma legislativa laboral, así como la promulgación de una legislación reguladora, an-
de la ep1dem1a de crack de proporciones épicas que se registró durante la década de timonopolista y fiscal que les fuera más favorable 14 .
1980 Y que dejó a muchos jóvenes muertos, en la cárcel o viviendo en la calle sólo
para acabar siendo azotados de nuevo por la epidemia del SIDA que comenzó'a de- En aras a cumplir este objetivo, los empresarios necesitaban un instrumento po-
jar sen:ir su ~ncid~n~ia en la década de 1990. La redistribución de la riqueza a través lítico de clase y una base popular. Así pues, trataron activamente de capturar al Par-
de la v10lenc1a dehct1Va se convirtió en una de las pocas opciones serias que se abrían tido Republicano y de convertirlo en su propio instrumento. La constitución de
a las personas pobres, y las autoridades respondieron criminalizando a comunidades fuertes comités de acción política para obtener, tal y como se expresa en el viejo di-
enteras de una población empobrecida y marginada. Las víctimas fueron culpabili- cho, «el mejor gobierno que el dinero pueda comprar» fue un paso importante. Las
zadas Y Giulliani se haría famoso por tomarse la revancha colocándose del lado de la leyes supuestamente progresistas en materia de financiación de las campañas polí-
burguesía cada día más opulenta de Manhattan, que estaba cansada de tener que en- ticas de 1971 sirvieron, de hecho, para legalizar la corrupción financiera de los po-
frentarse a los efectos de la devastación en los portales de sus propia casas. líticos. En 197 6, el Tribunal Supremo comenzó a promulgar una serie de dictáme-
La gestión de la crisis fiscal de Nueva York fue pionera de las prácticas neolibe- nes de carácter crucial en los que por vez primera se establecía que· el derecho de
rales t~nto en el á~bito doméstico, durante las presidencias de Reagan, como in- las compañías a realizar contribuciones ilimitadas a los partidos políticos así como
ternaoonal, ~ traves del F_MI en la década de 1980. Instauró el principio de que en a los comités de acción política se hallaba protegido por la Primera Enrr'lienda, que
caso de. confhcto entre la Integridad de las instituciones financieras y los beneficios garantizaba el derecho de los individuos (en este caso, las empresas) a la libertad de
~e los tl:~ar~s de bonos, por un lado, y el bienestar de los ciudadanos, por otro, se expresión 15 . Los comités de acción política (CAP) podían, por lo tanto, asegurar el
1ba a pnvileg1ar lo primero. Igualmente, puso el acento en que el papel del gobier- dominio financiero de ambos partidos políticos por parte de intereses corporativos,
de la clase adinerada y de las asociaciones profesionales. Los CAP corporativos, que
W Tabb, The Long Defa~lt. New York City and the lJrban Fiscal Crisis, cit.; acerca de la poste-
12

nor <<Venta» de Nueva York, vease Greenberg, «The Limits of Branding»; para un acercamiento más
~eneral a la cuestión d: la empresarialidad, véase, D. Harvey, «From Managerialism to Empreneuria- 13 W Tabb, The Long Default. New York City and the Urban Fiscal Crisis, cit., p. 15.
hsm. The Transformatlon of Urban Governance in Late Capitalism'>, , en 1·d., Sp aces o-"Capzta
· 1 Ed'1m- 14 T. Edsall, The New Politics o/ Inequality, cit., p. 128.
1
burgo, Edinburgh University Press, 2001, cap. 16 [ed. cast.: Espacios del capital «Cuestiones de an- 15 J. Court, Corporateering. How Corporate Power Steals Your Personal Freedom, cit., pp. 29-31,
tagonismo 44», Ediciones Akal, 2006]. '
donde se recoge un listado de todas las decisiones legislativas relevantes durante la década de 1970.

56 57
en 1974 alcanzaban la cifra de ochenta y nueve, ascendían en 1982 a 1.467. Aunque términos negativos, a través de un racismo, una homofobia y un antifeminismo la-
estos comités estaban dispuestos a suministrar fondos a los altos cargos de ambos tentes, cuando no estridentes. El problema no eran el capitalismo y la neoliberali-
partidos con tal de que sirvieran a sus intereses, también se inclinaron de manera zación de la cultura sino los «liberales» que habían utilizado un excesivo poder es-
sistemática hacia los candidatos de derecha de ambas formaciones políticas. A fina- tatal para amparar a ciertos grupos (negros, mujeres, ecologistas, etc.). u~
les de la década de 1970, Reagan (que entonces era gobernador de California) y Wi- movimiento, con una sólida financiación, de intelectuales neoconservadores (reum-
lliam Simon (al que ya nos hemos referido) se tomaron la molestia de instar a los dos alrededor de Irving Kristol y Norman Podhoretz y de la revista Commentary)
CAP a que dirigieran sus esfuerzos hacia la financiación de los candidatos republi- en apoyo de la moralidad y de los valores tradicionales, daba su credibilidad a estas
canos simpatizantes de la derecha 16 . El límite de 5.000 $impuesto a cada contribu- tesis. Apoyaban el giro neoliberal en la esfera económica pero no así en la cultural,
ción del CAP a un solo individuo, obligó a los comités de las distintas compañías e y vilipendiaban los excesos intervencionistas de la denominada «elite liberal», en-
industrias a trabajar conjuntamente, y esto conllevó a que se forjaran alianzas basa- turbiando notablemente lo que el término «liberal» podría significar. De este modo,
das en la clase en lugar de en los intereses particulares. se conseguía desviar la atención del capitalismo y del poder corporativo como si
La disposición del Partido Republicano a convertirse en el representante de «sus nada tuvieran que ver con los problemas económicos ni culturales que estaban
votantes pertenecientes a la clase dominante» durante este periodo contrastaba, en creando el mercantilismo desenfrenado y el individualismo.
opinión de Edsall, con la actitud «ideológicamente ambivalente» de los demócratas, A partir de este momento se produjo la firme consolidación de la atroz alianza
lo cual explica el «hecho de que su vinculación con diversos colectivos de la socie- entre las grandes empresas y los cristianos conservadores respaldada por los neo-
dad era difusa y porque ninguno de esos grupos -mujeres, negros, obreros, ancianos, conservadores, que finalmente, en particular después de 1990, consiguió erradicar
hispanos, organizaciones políticas urbanas- era claramente más numeroso que el res- todos los elementos liberales del Partido Republicano (muy significativos e influ-
to». Por otro lado, la dependencia de los demócratas de contribuciones «cuantiosas» yentes en la década de 1960) y que convirtió a éste en la fuerza electoral de dere-
hizo a muchos de ellos sumamente vulnerables a la influencia directa de los intere- chas relativamente homogénea que hoy conocemos 18 . No era 1a pnmera . vez m,. es
ses empresariales 17 . Aunque el Partido Demócrata tenía una base popular, no podía de temer será la última en la historia en que un grupo social ha sido convencido
seguir fácilmente una línea política anticapitalista o anticorporativa sin cercenar de para vot~r en contra de sus intereses materiales, económicos y de clase por razones
este modo totalmente sus conexiones con poderosos intereses financieros. culturales, nacionalistas y religiosas. Sin embargo, en algunos casos, tal vez resulte
No obstante, si quería conquistar efectivamente el poder, el Partido Republica- más apropiado sustituir la palabra «convencidos» por «elegidos», ya que existen
no necesitaba una sólida base electoral. La búsqueda por parte de los republicanos abundantes indicios de que los cristianos evangélicos (los cuales no representan más
de una alianza con la derecha cristiana se produjo aproximadamente en esa misma del 20 por 100 de la población), que constituyen el núcleo de la «mayoría moral»,
época. La derecha cristiana no había estado activa en la esfera política en el pasa- abrazaron con entusiasmo la alianza con las grandes empresas y con el Partido Repu-.
do, pero la fundación de la «mayoría moral» por Jerry Falwell como movimiento blicano como un medio para dar un mayor impulso a su agenda moral y evangélica.
político en 1978 supuso un vuelco en esta actitud. El Partido Republicano ahora te- Sin lugar a dudas, de esto se trataba en el caso de la oscura y reservada organización
nía su base cristiana. También apeló al nacionalismo cultural de las clases obreras de cristianos conservadores que constituyó el Council for Nacional Policy, fundando
blancas y a su hostigado sentido de superioridad moral (hostigado, porque esta cla- 19
en 1981 «para diseñar estrategias sobre cómo hacer virar el país hacia la derecha» .
se vivía en condiciones de inseguridad económica crónica y se sentía excluida de Por otro lado, el Partido Demócrata estaba profundamente desgarrado por la
muchos de los beneficios que eran distribuidos a través de políticas de acción afir- necesidad de aplacar, si no de socorrer, los intereses financieros y corporativos y, al
mativa así como de otros programas estatales). Esta base política podía ser movili- mismo tiempo, dar muestras de estar impulsando la mejora de las condiciones ma-
zada a través una actitud positiva hacia la religión y el nacionalismo cultural y, en teriales de vida de su base popular. Durante la presidencia de Clinton, el partido

16
Especialmente contundentes resultan los análisis de T. Edsall, recogidos en The New Politics o/ 18 T. Frank, What's the Matter with Kansas. How Conservatives Won the Hearts o/ America, Nue-
Inequality, cit., seguidos por M. Blyth, Great Trans/ormations. Economic Ideas and Institutional Change va York, Metropolitan Books, 2004.
in the Twentieth Century, cit. 19 D. Kirkpatrick, «Club of the Most Powerful Gathers in Strictest Privacy», The New York Times,
17
T. Edsall, The New Politics of Inequality, cit., p. 235.
28 de agosto de 2004, Al O.

58 59
terminó por anteponer lo primero a lo segundo y de este modo cayó de lleno en el El National Labour Relations Board, establecido para reglamentar las relaciones
redil neoliberal a la hora de prescribir e implementar sus políticas (como, por ejem- entre el capital y la fuerza de trabajo en los centros de trabajo en la década de 1930,
plo, en el caso de la reforma del sistema de bienestar) 20 . Sin embargo, como de- fue convertido por los cargos designados por Reagan en un vehículo para atacar. y
muestra el caso de Felix Rohatyn, no está claro que esta fuera la agenda de Clinton regular los derechos de los trabajadores en el preciso momento en el que la activi-
desde el principio. Enfrentado a la necesidad de superar un déficit insondable y de dad empresarial estaba siendo desregulada23 . En 1983, se tardó menos de 6 meses
despertar el crecimiento económico, la única vía económica plausible era la reduc- en revertir casi el40 por 100 de las decisiones que habían sido tomadas en la déca-
ción del déficit para conseguir bajas tasas de interés. Esto suponía o bien imponer da de 1970 y que a la luzde los intereses comerciales eran demasiado favorables a
una fiscalidad sustancialmente más elevada (que equivalía a un suicidio electoral) o la fuerza de trabajo. Reagan interpretaba que toda regulación (excepto la relativa a
bien efectuar recortes presupuestarios. Tomar el segundo camino implicó, en opi- la fuerza de trabajo) era negativa. La Office of Management and Budget, recibió la
nión de Yergan y de Stanislaw, «traicionar a su electorado tradicional para no con- orden de realizar exhaustivos análisis basados en el coste-beneficio de todas las pro-
travenir los caprichos de los ricos», si bien, tal y como posteriormente confesó Jo- puestas reguladoras (pasadas y presentes). Si no podía demostrarse que los benefi-
seph Stiglitz, que fue presidente del Consejo de Asesores Económicos de Clinton, cios de la regulación excedían claramente a los costes, entonces la propuesta debía
«nos las arreglamos para ir apretando el cinturón a los pobres a medida que aflojá- desecharse. Por si no era suficiente, se llevaron a cabo cuidadosas revisiones del có-
bamos el de los ricos»21 . En efecto, la política social se dejó al cuidado de los titu- digo tributario -principalmente en lo que respecta a la amortización de las inver-
lares de bonos de Wall Street (de manera muy similar a lo que había ocurrido en la siones- que permitieron que muchas corporaciones no tuvieran que pagar ningún
ciudad de Nueva York anteriormente), con consecuencias predecibles. tipo de impuesto en absoluto a la vez que se reducía el tipo impositivo del 78 al28
La estructura política que surgió fue bastante simple. El Partido Republicano por 100 para los individuos situadas en el tramo de rentas más elevadas, lo cual de-
pudo movilizar ingentes recursos financieros así como su base popular para votar mostró que se trataba de un intento de restaurar el poder de clase (véase figura 1.7).
contra sus intereses materiales, apoyándose en argumentos culturales y religiosos, Y peor aún, se transmitieron gratuitamente activos públicos al dominio privado.
mientras que el Partido Demócrata no podía permitirse atender a las necesidades Por ejemplo, gran parte de los adelantos más decisivos en la investigación farma-
materiales de su tradicional base popular (por ejemplo, un sistema nacional de asis- céutica habían sido financiados por el Nacional Institute of Health en colaboración
tencia sanitaria) ante el miedo a perjudicar los intereses de la clase capitalista. Dada con las compañías farmacéuticas. Sin embargo, en 1978 se permitió a las compañías
esta asimetría, la hegemonía política del Partido Republicano se volvió más segura. recibir todos los beneficios de la explotación de los derechos sobre las patentes sin
La elección de Reagan en 1980 fue sólo el primer paso en el largo proceso de devolver ninguna cantidad al Estado asegurando, a partir de entonces, una indus-
consolidar el cambio político necesario para apoyar el giro de Volcker hacia el mo- tria de altos, y sumamente subsidiados, beneficios24 •
netarismo y la priorización de la lucha contra la inflación. Las políticas de Reagan, Pero para poder llevar a cabo todo esto, era necesario meter en cintura a la fuer-
observó Edsall en aquel tiempo, se concentraron en imprimir «un impulso general za de trabajo y a las organizaciones obreras, y hacer que se conformaran con el nue-
de reducción del alcance y del contenido de la regulación federal en materias rela- vo orden social. Si la ciudad de Nueva York había sido pionera al conseguir disci-
tivas a la industria, el medio ambiente, las condiciones laborales, la asistencia sani- plinar al fuerte movimiento sindical municipal entre 1975 y 1977, Reagan adoptó la
taria y la relación entre comprador y vendedor». Los principales medios utilizados misma receta a escala nacional domeñando a los controladores aéreos en 1981 y de-
fueron los recortes presupuestarios y la desregulación, así como «el nombramiento jando claro a los sindicatos que no eran bienvenidos como integrantes de los con-
de personas en las entidades públicas con tendencias opuestas a la regulación y fa- sejos internos del gobierno. El inestable acuerdo que había regido las relaciones en-
vorables a la industria» para ocupar posiciones clave22. tre el poder corporativo y sindical durante la década de 1960 había concluido. Con

20
Véase,]. Stiglitz, The Roaring Nineties, Nueva York, Norton, 2003. 23 Nuevamente, el análisis descansa aquí notablemente en M. Blyth, Great Trans/ormations. Eco-
21
D. Yergin y]. Stanislaw, The Commanding Heights. The Battle Between Government and Mar- nomic Ideas and Institutional Change in the Twentieth Century, cit.; y T. Edsall, The New Politics o/In-
ket Place that is Remaking the Modern World, Nueva York, Simon&Schuster, 1999, p. 337; J. Stiglitz, equality, cit. ·
The Roaring Nineties, cit., p. 108. 24M. Angell, The Truth About the Drug Companies. How They Deceive Us and What ToDo About
22
T. Edsall, The New Politics o/Inequality, cit., p. 217. It, Nueva York, Random House, 2004.

60 61
unas tasas de desempleo en plena efervescencia que alcanzaban ellO por 100 a me- medida en que el precio mínimo es parcialmente sufragado por los ingresos prove-
diados de la década de 1980, el momento era propicio para atacar todas las formas nientes del Estado del bienestar (y, en este sentido, abundan las historias de «reinas
de organización obrera y recortar sus derechos conquistados así como su poder. El del Estado del bienestar» que conducen Cadillacs), cobra sentido el argumento de
traslado de la actividad industrial desde el sindicado nordeste a los Estados del sur que la reforma neoliberalllevada a cabo por Clinton del «Estado del bienestar tal y
del país, en los que prácticamente no se registraba sindicación y donde existía una como lo conocemos» debe ser un paso crucial para la reducción del desempleo.
mano de obra «dispuesta a trabajar», cuando no más allá de las fronteras estatales Todo esto demandaba algún fundamento, y la guerra de las ideas desempeño un
a México Y el sudeste de Asia, se convirtió en una práctica común (subvencionad~ papel importante para cubrir esta necesidad. En opinión de Blyth, las ideas econó-
por una. f~scalidad ~avorable para las nuevas inversiones, y ayudada por el nuevo micas orquestadas en apoyo al giro neoliberal consistían en una compleja fusión de
pr~dom1mo de !as fmanzas sobre la producción como eje del poder de clase capi- monetarismo (Friedman), expectativas racionales (Robert Lucas), elección pública
tahsta). La desmdustrialización de las antiguas principales regiones industriales (James Buchanan, y Gordon Tullock), y las ideas elaboradas por Arthur Laffer en
fuertemente sin~icalízadas (e~ llamado «tust belt» [el cinturón de la industria pesa- torno a las políticas por el lado de la oferta, menos respetables pero en absoluto ca-
da Y la produccwn en masa sltuado en los Estados nordorientales del país en torno rentes de poder de influencia, quien llegó a sugerir que los efectos incentivadores
a lo: Grandes Lagos]) desposeyó de su poder a la fuerza de trabajo. Las compañías de los recortes fiscales incrementarían hasta tal punto la actividad económica que
pod1an ~~enazar a .los trabajadores cuando se produjeran paros en las plantas de harían crecer automáticamente los ingresos tributarios (Reagan estaba enamorado
produ~c1on o desafiar -y generalmente ganar- a los huelguistas en caso necesario de esta idea). La hebra común más admisible de estos argumentos descansaba en
(por eJemplo, en la industria del carbón). que la intervención del gobierno era el problema en lugar de la solución y que «una
, Igualment~, en este caso, lo importante no era sólo el uso de la porra, ya que ha- política monetaria de estabilidad, sumada a recortes radicales en los impuestos para
bla un gran n~~ero de .zanahorias que ofrecer a los trabajadores individuales para los tramos de renta más elevados, produciría una economía mas prospera» al no dis-
romper la acc1on colectiva. Las rígidas reglas de los sindicatos y sus estructuras bu- torsionar los incentivos de la actividad empresariaF5 . La prensa financiera, con The
rocráticas les hacían vulnerables al ataque. A menudo, la falta de flexibilidad era Wall Street Journal muy a la cabeza, asumió estas ideas convirtiéndose en una abier-
u~a desventaja tan importante para los trabajadores individuales como para el ca- ta defensora de la neoliberalízación como solución necesaria a todos los males eco-
pital. La pura ~:manda d~ una especialización flexible en los procesos de trabajo y nómicos. La difusión popular de estas ideas vino de la mano de prolíficos escrito-
de la ~o~tratac1?n de una Jornada laboral flexible podía convertirse en una parte de res como George Gilder (financiado con fondos destinados a los think-tanks),
la retonca neo~1beral que podía ser convincente para algunos trabajadores indivi- mientras las escuelas de estudios empresariales que emergieron en prestigiosas uni-
duales, en particular para los que habían sido privados de los beneficios exclusivos versidades como Standford y Harvard gracias a la generosa financiación brindada
que e~ ~casiones confería esa fuerte sindicación. Una mayor autonomía y libertad por corporaciones y fundaciones, se convirtieron en centros de la ortodoxia neolí-
de acc1on en el mercado laboral podían revenderse como una virtud tanto para el beral desde el preciso momento en que abrieron sus puertas. Establecer la carto-
capitalismo ~omo para la mano de obra y tampoco en este caso fue difícil integrar grafía de la expansión de las ideas es siempre una tarea ardua, pero en 1990 prácti-
los valores hberales en el «sentido común» de gran parte de la fuerza de trabajo. camente la mayoría de los departamentos de economía de las universidades más
Comprender de qué modo esta activa potencialidad fue convertida en un sistema importantes dedicadas a la investigación así como también las escuelas de estudios
d.e acumulación flexible generador de una gran explotación (pues todos los benefi- empresariales estaban dominadas por formas de pensamiento neoliberal. La im-
cws proce~entes de la pr?gresiva flexibilidad en la distribución del trabajo, tanto portancia de este hecho no debería subestimarse. Las universidades estadouniden-
en e~ espac1o como en el tiempo, revirtieron en el capital) resulta fundamental para ses dedicadas a la investigación eran y son campos de entrenamiento para muchos
exphcar por qué lo salarios reales, excepto durante un breve periodo de la década estudiantes extranjeros que se llevan a sus países de origen lo aprendido -las figu-
de 1990, se .mantuvieron estancados o disminuyeron (figura 1.6) al mismo tiempo ras clave de la adaptación de Chile y de México. al neoliberalismo fueron, por ejem-
que ~e reduJeron los beneficios sociales. La teoría neoliberal sostiene, porque así le
conviene, qu~ el desempleo es siempre voluntario. El trabajo, de acuerdo con sus 25
M. Blyth, Great Trans/ormations. Economic Ideas and Institutional Change in the Twentieth Cen-
postulados, tlene un «precio mínimo» por debajo del cual se prefiere no trabajar. El tury, cit.; véase también, T. Frank, One Market Under God. Extreme Capitalism, Market Populism and
desempleo aparece porque el precio mínimo del trabajo es demasiado alto. En la the End o/ Economic Democracy, cit., particularmente acerca del papel de Gilder.

62 63
plo, economistas formados en Estados Unidos- así como también a las instituciones El gobierno laborista de la década de 1960 se había negado a enviar tropas a
internacionales en las que se integran como el FMI, el Banco Mundial y la ONU. Vietnam, lo que salvó al país de sufrir los traumas domésticos directos que hubiera
En mi opinión, la clara conclusión es que «durante la década de 1970, el ala po- generado la participación en una guerra impopular. Después de la Segunda Guerra
lítica del sector corporativo nacional», en palabras de Edsall, «organizó una de las Mundial, Gran Bretaña había accedido (si bien de manera reacia, y en algunas oca-
campañas más destacables en la búsqueda de poder habida en tiempos recientes». siones no sin una violenta lucha y sin los bruscos empellones de Estados Unidos) a
A principios de la década de 1980, «había ganado un grado de influencia y de po- llevar a cabo la descolonización, y después de la malograda aventura de Suez en
der próximo al que tenía durante los prósperos días de la década de 1920»26 . Y en 1956 fue progresivamente despojándose (también con frecuencia a regañadientes)
2000 había utilizado esa posición privilegiada para volver a situar su porcentaje de de buena parte del manto del poder imperial directo. La retirada de sus fuerzas del
la riqueza y de la renta nacional en niveles que tampoco se veían desde la década este de Suez en la década de 1960 fue una señal importante de este proceso. A par-
de 1920. tir de entonces, Gran Bretaña en la mayoría de las ocasiones iba a participar como
En Gran Bretaña, la construcción del consentimiento se produjo de modo muy un socio subalterno dentro de la OTAN bajo el paraguas imperial de la potencia es-
diferente27 . Lo que ocurría en Kansas era muy distinto de lo que pasaba en Yorks- tadounidense. Pero Gran Bretaña seguía efectivamente protegiendo su presencia
hire. Las tradiciones políticas y culturales eran muy dispares. En Gran Bretaña no colonial en gran parte de lo que había sido su imperio y de este modo con frecuen-
hay una derecha cristiana a la que dirigirse o a la que movilizar detrás de una ma- cia se veía envuelta en disputas con otras grandes potencias (como, por ejemplo, en
yoría moral. El poder corporativo era poco inclinado a apoyar un abierto activismo la sangrienta Guerra civil de Nigeria tras la tentativa de Biafra de separarse). La
político (sus contribuciones a los partidos políticos eran mínimas) y en su lugar pre- cuestión de las relaciones y de la responsabilidad de Gran Bretaña hacia sus ex co-
fería ejercer su influencia a través de las redes de clase y de privilegios que desde lonias fue a menudo tensa, tanto en casa como en el extranjero. Las estructuras neo-
hacía largo tiempo conectaban el gobierno, la academia, el poder judicial y el ina- coloniales de explotación comercial se vieron en múltiples ocasiones intensificadas
movible funcionariado (que en aquellos momentos todavía conservaba su tradicio- en lugar de erradicadas. Pero las corrientes migratorias que fluían desde las ex co-
nal independencia) con los líderes industriales y financieros. La situación política lonias hacia Gran Bretaña comenzaban a devolver a la metrópoli las secuelas del im-
también era radicalmente distinta, puesto que el Partido Laborista había sido con- perio por nuevos caminos.
cebido desde hacía mucho tiempo como un instrumento de poder de la clase obre- El vestigio más importante de la presencia imperial británica fue la continuación
ra al servicio de fuertes sindicatos, a menudo muy combativos. En consecuencia, la del papel de la City de Londres como centro de las finanzas internacionales. Du-
estructura del Estado del bienestar que se había desarrollada en Gran Bretaña era rante la década de 1960, esto cobró una progresiva importancia a medida que el
mucho más elaborada y extensa de lo que jamás se podría haber soñado en Estados Reino Unido se apuraba para proteger y reforzar la posición de la City respecto a
Unidos. Los pesos pesados de la economía (el carbón, el acero y la industria auto- las potencias emergentes del capital financiero global. Este proceso generó una se-
movilística) estaban nacionalizados, y una gran parte de las viviendas disponibles rie de contradicciones importantes. La protección del capital financiero (a través de
pertenecían al sector público. Además, desde la década de 1930, el Partido Labo- la manipulación de los tipos de interés) en la mayoría de las ocasiones entraba en
rista había cimentado significativos reductos de poder en el ámbito del gobierno conflicto con las necesidades del capital industrial doméstico (provocando, pues,
municipal, estando el Ayuntamiento de Londres, presidido por Herbert Morrison, una división estructural dentro de la clase capitalista) y, en ocasiones, impedía la ex-
a la vanguardia de este proceso desde la década de 1930. Los vínculos de solidari- pansión del mercado doméstico (restringiendo el crédito). El compromiso de man-
dad construidos a través del movimiento sindical y de los gobiernos municipales tener una libra fuerte socavaba la posición de la industria del país en el mercado de
eran rotundamente manifiestos. Incluso el Partido Conservador, durante los largos las exportaciones y contribuyó a generar las crisis de la balanza de pagos registra-
periodos en los que asumió el poder después de la Segunda Guerra Mundial, se das en la década de 1970. Asimismo, afloraron contradicciones entre el liberalismo
abstuvo mucho de emprender ningún intentó de desmantelar el Estado del bienes- embridado, vigente en el ámbito interno, y el liberalismo del libre mercado del ca-
tar que había heredado. pital financiero con base en Londres que operaba en la escena mundial. La City de
Londres, el centro financiero, había favorecido durante largo tiempo las políticas
26
T. Edsall, The New Politics o/ Inequality, cit., p. 107. monetaristas en detrimento de las keynesianas y, por lo tanto, formaba un bastión
27
S. Hall, Hard Road to Renewal. Thatcherism and the Crisis o/ the Left, Nueva York, Norton, 1988. de resistencia frente al liberalismo embridado.

64 65
El Estado del bienestar construido en Gran Bretaña tras la Segunda Guerra tanflacíón estaba perjudicando a todo el mundo. En 1975 la inflación se disparó
Mundial nunca fue del agrado de todos. A través de los medios de comunicación hasta alcanzar el 26 por 100 y las cifras del desempleo superaron el millón de tra-
circulaban fuertes corrientes críticas (con el sumamente respetado Financia! Times bajadores (véase figura 1.1). Asimismo, las industrias nacionalizadas estaban dre-
a la cabeza), que cada vez estaban más subordinadas a los intereses financieros. El nando los recursos del tesoro público. Esto desató un enfrentamiento entre el Es-
individualismo, la libertad y los derechos se describían como términos opuestos a tado y los sindicatos. En 1972 los mineros británicos (una industria nacionalizada)
la asfixiante ineptitud burocrática del aparato estatal y al opresivo poder sindicaL declararon su primera huelga desde 1926, tal y como volverían a hacer en 1974. Los
Estas críticas se generalizaron por todo el país a lo largo de la década de 1960 y se mineros siempre habían estado en la vanguardia de las luchas obreras británicas.
hicieron todavía más enérgicas durante los días grises del estancamiento económi- Sus salarios no crecían en sintonía con el ritmo de crecimiento de la acelerada in-
co que marcó la década de 1970. La gente temió entonces que Gran Bretaña se es- flación, y la opinión pública simpatizaba con ellos. El gobierno conservador, en me-
tuviera convirtiendo en un «Estado corporativista, avocado a una gris mediocri- dio de cortes en el suministro de energía eléctrica, declaró el estado de emergencia,
dad»28. La corriente subterránea de pensamiento representada por Hayek decretó una jornada laboral de 3 días a la semana y buscó el apoyo de la opinión
constituía una oposición viable, y contaba con defensores en las universidades y, lo pública en contra los mineros. En 1974, el gobierno convocó elecciones con el ob-
que es más importante, dominaba el trabajo del Institute ofEconomic Affairs (fun- jetivo de obtener el respaldo público para su posición. Perdió, y el gobierno labo-
dado en 1955) en el que Keith Joseph, que posteriormente se convertiría en uno rista que regresó al poder pacificó la huelga alcanzando un acuerdo en términos fa-
de los asesores fundamentales de Margaret Thatcher, saltó con éxito a la escena vorables para los mineros.
pública en la década de 1970. La fundación del Centre for Policy Studies (1974) y Sin embargo, la victoria fue pírrica. El gobierno laborista no podía permitirse los
del Adam Smith Institute (1976), y el progresivo compromiso de la prensa con la términos del acuerdo y sus aprietos fiscales se multiplicaron. El elevado déficit pre-
neoliberalización durante la década de 1970, afectaron de modo significativo al cli- supuestario se vio acompañado por una crisis en la balanza de pagos. Al solicitar los
ma respirado entre la opinión pública. El temprano auge de un significativo movi- créditos del FMI entre 1975 y 1976 se encontró ante la disyuntiva de optar o bien
miento juvenil (inclinado a la sátira política) y la llegada de una desenfrenada cul- por someterse a las restricciones y la austeridad presupuestarias ordenadas por el
tura pop al «marchoso Londres» de la década de 1960 eran una burla, a la vez que Fondo Monetario Internacional, o bien declararse en quiebra y sacrificar la integri-
un desafío, a la estructura tradicional de las entretejidas relaciones de clase. El in- dad de la libra esterlina, lo que suponía asestar un golpe mortal a los intereses fi-
dividualismo y la libertad de expresión se convirtieron en objeto de disputa y el nancieros de la City de Londres. Se optó por el primer camino y se implementaron
movimiento estudiantil de tendencias izquierdistas, influido en muchos sentidos recortes presupuestarios draconianos en los gastos del sistema de bienestar2 9 . El go-
por las complejidades que entrañaba acomodarse al arraigado sistema de clases bierno laborista actuó en contra de los intereses materiales de sus partidarios tradi-
británico así como también a su herencia colonial, se convirtió en un activo ele- cionales, pero seguía sin solucionarse la crisis de acumulación y de estanflación. De
mento dentro de la política británica, de modo muy similar a como ocurrió en manera infructuosa, trató de enmascarar las dificultades apelando al ideal corpora-
otros lugares con el movimiento del 68. Su actitud irreverente hacia los privilegios tivista, en el que se supone que todo el•mundo debe sacrificar algo por el bien de la
de clase (ya se tratara de los aristócratas, los políticos o los burócratas sindicales) entidad política a la que se pertenece. Sus partidarios se revelaron abiertamente y
iba a fundar el posterior radicalismo del giro posmoderno. Y el escepticismo res- los trabajadores del sector público iniciaron una oleada de huelgas salvajes durante
pecto a la política iba a preparar el camino para la actitud de sospecha hacia todas el periodo que se conoció como «el invierno del descontento» de 1978. «Los tra-
las metanarrativas. bajadores hospitalarios dejaron de prestar servicios, y la atención médica tuvo que
Aunque había muchos elementos a partir de los cuales poder construir el con- ser severamente racionada. Los sepultureros en huelga se negaban a enterrar a los
sentimiento para efectuar el giro neoliberal, no cabe duda de que el fenómeno That- muertos. Los camioneros también se declararon en huelga. Únicamente los enlaces
cher no habría emergido, y mucho menos coli éxito, si no hubiera sido por la seria sindicales tenían la facultad de permitir cruzar las líneas de los piquetes a los ca-
crisis de acumulación de capital experimentada durante la década de 1970. La es- miones que transportaban "bienes esenciales". La compañía británica de ferroca-
rriles anunció una lacónica noticia: "Hoy no hay trenes" [ ... ] los sindicatos huel-
28
D. Yergin y J. Stanislaw, The Commanding Heights. The Battle Between Government and Mar-
ket Place that is Remaking the Modern World, cit., p. 92. 29 T. Benn, The Benn Diaries, 1940-1990, ed. R Winstone; Londres, Arrow, 1996.

66 67
guistas parecían a punto de provocar el paro de toda la nacíón»30 . La prensa domi- Europa32 . Estas empresas construyeron sus plantas en zonas rurales y contrataron a
nante fue sumamente crítica con los sindicatos, que eran tachados de codiciosos y trabajadores no sindicatos que acataran el régimen de relaciones laborales de Japón.
alborotadores, y el apoyo de la opinión pública se fue a pique. El gobierno laboris- El efecto global fue transformar el Reino Unido en un país de salarios relativamen-
ta cayó y, en las elecciones que sucedieron a su caída, Margaret Thatcher obtuvo te bajos y con una fuerza de trabajo sumamente sumisa (en relación con el resto de
una significativa mayoría con un mandato claro por parte de sus votantes de clase Europa) en un plazo de diez años. Cuando Thatcher dejó el poder, la incidencia de
media para domesticar el poder sindical en el sector público. las huelgas había caído a una décima parte de sus niveles anteriores. Había erradi-
Los aspectos comunes entre los casos del Reino Unido y de Estados Unidos des- cado la inflación, había domeñado el poder de los sindicatos, amansado a la fuerza
cansan, de manera más notable, en el campo de las relaciones laborales y en la lu- de trabajo y, en el proceso, había construido el consentimiento de la clase medida
cha contra la inflación. Respecto a esto último, Thatcher puso a la orden del día el para sus políticas.
monetarismo y el estricto control presupuestario. Los elevados tipos de interés aca- Pero Thatcher tenía que librar la batalla en otros frentes. En más de un munici-
rrearon un elevado nivel de desempleo (la tasa media de paro se situó en ellO por pio, se había desatado una magnífica acción desde la retaguardia contra las políti-
100 entre 1979 y 1984; y el Trades Union Congress perdió el 17 por 100 de sus cas neoliberales. Sheffield, el Ayuntamiento de Greater London (que Thatcher tuvo
miembros en cinco años). El poder de negociación de la fuerza de trabajo se vio de- que abolir en aras a conseguir sus objetivos más amplios en la década de 1980) y Li-
bilitado. Alan Budd, asesor económico de Thatcher, indicó más tarde que «las po- verpool (donde la mitad de los concejales tuvieron que ser encarcelados) constitu-
líticas efectuadas en la década de 1980 consistentes en combatir la inflación res- yeron centros activos de resistencia en que los ideales de un nuevo socialismo mu-
tringiendo la economía y el gasto público eran un modo encubierto de golpear a los nicipal fueron no sólo perseguidos sino llevados a la práctica, hasta ser finalmente
trabajadores». Gran Bretaña creó lo que Marx denominó «un ejército industrial de aplastados a mediados de la década de 198033 . Thatcher comenzó su ofensiva re-
reserva» cuyo resultado, en su opinión, era socavar el poder de la fuerza de trabajo cortando salvajemente la financiación proveniente del gobierno central a los muni-
y a partir de ese momento permitir a los capitalistas obtener beneficios fáciles. Y en cipios, pero varios de ellos respondieron limitándose a incrementar los impuestos
una acción que emulaba la provocación de Reagan hacía la PATCO en 1981, That- sobre la propiedad, lo que la obligó a legislar contra el derecho de los municipios a
cher provocó el estallido de una huelga de mineros en 1984 anunciando una olea- efectuar tales incrementos. Tildando peyorativamente a los ayuntamientos obreros
da de despidos y el cierre de las minas (el carbón importado era más barato). La progresistas de «izquierdistas chiflados» (una frase que la prensa dominada por los
huelga se dilató durante casi un año y, a pesar de recabar una gran simpatía y apo- conservadores recogió con agrado), se planteó entonces imponer los principios neo-
yo de la opinión pública, los mineros perdieron. Se había roto la defensa de un ele- liberales a través de una reforma de la financiación municipal. Ella propuso el <<Poll
mento medular del movimiento obrero británico31 . Thatcher redujo todavía más el tax» -un impuesto regresivo de contribución personal, en lugar de un impuesto so-
poder sindical abriendo el Reino Unido a la competencia y a la inversión extranje- bre la propiedad- que restringiría los gastos municipales a cambio de hacer pagar
ra. Durante la década de 1980, la competencia extranjera demolió gran parte de la a cada residente. Esto provocó un gran enfrentamiento político que influyó en la
industria tradicional británica; la industria siderúrgica (Sheffield) y los astilleros muerte política de Thatcher.
(Glasgow) prácticamente desaparecieron en unos pocos años llevándose consigo Thatcher también tenía la intención de privatizar todos los sectores de la econo-
una buena parte del poder sindical. Thatcher destruyó efectivamente la nacionali- mía de titularidad pública. Las ventas engordarían las arcas públicas y liberarían al
zada industria automovilística nativa del Reino Unido, con fuertes sindicados y tra- gobierno de onerosas obligaciones futuras por las pérdidas de las empresas. Estas
diciones obreras militantes, y en su lugar ofreció el Reino Unido como plataforma empresas dirigidas por el Estado tenían que ser adecuadamente preparadas para la
marítima para que las compañías automovilísticas japonesas buscaran su acceso a privatización, lo que suponía reducir sus deudas y mejorar su eficiencia y sus costes

30 D. Yergin y J. Stanislaw, The Commanding Heights. The Battle Between Government and Mar-
32 T. Hayter y D. Harvey (eds.), The Factory in the City, Brighton, Mansell, 1995.
ket Place that is Remaking the Modern World, cit., p. 104.
31 R. Brooks, «Maggie's Man. We Were Wrong», The Observer, 21 de junio de 1992, p. 15; P. Hall, 33 G. Rees y J. Lambert, Cities in Crisis. The Political Economy o/Urban Development in Post-War
Governing the Economy. The Politics o/ State Intervention in Britain and France, Oxford, Oxford Uni- Britain, Londres, Edward Arnold, 1985; M. Barloe, C. Pinckvance, y J. Uri (eds.), Place, Policy and
versity Press, 1986; M. Fourcade-Gourinchas y S. Babb, «The Rebirth of the Liberal Creed. Paths to Politics. Do Localities Matter?, Londres, Unwin Hyman, 1990; M. Boddy y C. Fudge (eds.), Local So-
Neoliberalism in Four Countries», American ]ournal of Sociology 108 (2002), pp. 542-549. cíalism? Labour Councíls and New Le/t Alternatives, Londres, Macmillan, 1984.

68 69
organizativos, a menudo mediante la eliminación de empleos. La valoración de las de consentimiento a favor de un cambio radical. Acerca de esta cuestión, su gabi-
mismas también se estructuró para ofrecer incentivos considerables al capital pri- nete (así como sus partidarios) se encontraba notoriamente dividido (entre «flexi-
vado en un proceso equiparado por sus opositores a «regalar las alhajas de la fami- bles» e «intransigentes») y llevó varios años de lacerantes confrontaciones en el seno
lia». En varios casos, las subvenciones fueron disfrazadas en el trámite de valora- de su propio partido, así como en los medios de comunicación, ganar modestas re-
ción de las empresas para su venta, ya que las compañías del agua, los ferrocarriles formas neoliberales. Lo más que pudo hacer fue intentar acelerar el desarrollo de
e incluso las empresas públicas en la industria automovilística y siderúrgica poseían una cultura empresarial e imponer estrictas reglas de vigilancia, de responsabilidad
terrenos de gran valor en sus ubicaciones originales que fueron excluidos delata- financiera, y de productividad sobre ciertas instituciones, como las universidades,
sación de las mismas aduciendo que se trataba de empresas en funcionamiento. La que malamente podían amoldarse a las mismas.
privatización y los objetivos especulativos sobre la propiedad liberada iban de la Thatcher forjó el consentimiento mediante el cultivo de una clase medida que se
mano. Pero en esta ocasión la finalidad también era transformar la cultura política deleitaba en los placeres de la propiedad de su vivienda, de la propiedad privada,
ampliando el campo de la responsabilidad corporativa y personal, y estimulando del individualismo y de la liberación de las oportunidades empresariales. A la vez
una mayor eficiencia, innovación e iniciativa individual/ corporativa. British Aeros- que los vínculos de la solidaridad obrera menguaban bajo la presión que se ejercía
pace, Brititsh Telecom, British Airways, el acero, la electricidad y el gas, el petróleo, sobre ella y las estructuras del mercado laboral se veían radicalmente transformadas
el carbón, el agua, los servicios de autobuses, los ferrocarriles y una multitud de em- a través de la desindustrialización, los valores de la clase media se extendían más
presas estatales de menor tamaño fueron vendidas en una oleada masiva de privati- ampliamente para integrar a muchos de los que antaño tuvieron una firme identi-
zaciones. Gran Bretaña fue pionera en este camino al mostrar el modo de llevarlas dad de clase. La apertura de Gran Bretaña a un mercado más libre permitió el flo-
a cabo de una forma razonablemente ordenada, y rentable para el capital. Thatcher recimiento de la cultura de consumo, mientras la proliferación de instituciones fi-
estaba convencida de que una vez realizados estos cambios, se tornarían irreversi- nancieras situó cada vez más en el centro de una antes sobria forma de vida
bles: de ahí su prisa. Asimismo, la legitimidad de todo este movimiento se vio arro- británica una cultura de endeudamiento. El neoliberalismo implicó la transforma-
pada con éxito por la venta exhaustiva de las viviendas públicas a sus moradores. ción de la antigua estructura de clase británica a ambos extremos del espectro. Ade-
Este proceso incrementó enormemente el número de propietarios de viviendas en más, gracias al mantenimiento de la City de Londres como un actor central en las
el periodo de una década. Por un lado, satisfacía el ideal tradicional de la propie- finanzas globales, fue gradualmente convirtiendo el corazón de la economía britá-
dad privada individual como el sueño de la clase obrera y, por otro, introducía un nica, Londres y el sureste del país, en un dinámico centro de riqueza y de poder en
dinamismo nuevo y a menudo especulativo en el mercado de la vivienda que fue continuo crecimiento. En realidad, no se trataba tanto de que el poder de clase hu-
muy apreciado por las clases medias, que vieron como crecía el valor de sus activos; biera sido restaurado en algún sector tradicional, como de que más bien se había
al menos, hasta la crisis del mercado inmobiliario de principios de la década de reunido de manera expansiva alrededor de uno de los centros globales de opera-
1990. ciones financieras más importantes. Los cachorros de Oxbridge afluyeron a Lon-
El desmantelamiento del Estado del bienestar era, sin embargo, algo completa- dres para trabajar negociando con bonos y con divisas, amasar rápidamente rique-
mente distinto. Lidiar en campos como la educación, la asistencia sanitaria, los ser- za y poder, y convertir Londres en una de las ciudades más caras del mundo.
vicios sociales, las universidades, la burocracia estatal, y el sistema judicial, se reve- Aunque la revolución de Thatcher estuvo preparada por la organización del
ló difícil. En este punto, Thatcher tenía que librar la batalla contra las actitudes consentimiento en el seno de las clases medidas tradicionales, que la auparon a tres
arraigadas y a menudo tradicionales de las clases media y alta que formaban el nú- victorias electorales, en el plano ideológico, todo su programa, en particular en su
cleo de sus electores. Ella pretendía desesperadamente extender el ideal de la res- primer mandato, estuvo mucho más impulsado por la teoría neoliberal de lo que
ponsabilidad personal (por ejemplo, a través de la privatización de la asistencia sa- nunca antes había sido el caso en Estados Unidos. A pesar de poseer ella misma un
nitaria) a todos los campos y recortar las obligaciones estatales. No consiguió sólido origen de la clase media, estaba claramente entusiasmada con los tradiciona-
progresar con presteza. A los ojos de la opinión pública, existían límites a la neoli- les estrechos contactos existentes entre el despacho del primer ministro y los «ca-
beralización de todo. Por ejemplo, no fue hasta 2003 que un gobierno laborista lo- pitanes» de la industria y las finanzas. Se volvió con frecuencia hacia ellos en busca
gró en contra de una oposición generalizada introducir un sistema de pago de tasas de consejo y en algunas ocasiones les brindó palmarios favores infravalorando los
en la educación superior. En todas esas áreas se demostró difícil forjar una alianza activos del Estado para impulsar su privatización. El proyecto de restaurar el poder

70 71
de clase -frente al desmantelamiento del poder de la clase obrera- jugó quizá un
papel más subconsciente en su evolución política.
El éxito de Reagan y de Thatcher puede medirse en función de diversos crite-
rios34. Pero, en mi opinión, lo más útil es hacer hincapié en la forma en que toma-
III El Estado
neoliberal
ron lo que hasta entonces habían sido posiciones políticas, ideológicas e intelectua-
les minoritarias y las hicieron dominantes. La alianza de fuerzas que ayudaron a
consolidar y las mayorías que dirigieron, se convirtieron en un legado que la gene-
ración posterior de líderes políticos encontró difícil de desalojar. Tal vez, el mayor
testimonio de su éxito descanse en el hecho de que tanto Clinton como Blair se en-
contraran a sí mismos en una situación con un margen de maniobra tan limitado
que no tuvieron más remedio que dejar que continuara el proceso de restauración
del poder de clase, incluso, en contra de lo que les sugería su instinto. Y una vez
que el neoliberalismo se convirtió en algo tan hondamente integrado en el mundo
anglosajón fue difícil negar su notable relevancia en cómo estaba funcionando el ca-
pitalismo en general a escala internacional. Tal y como veremos, esto no significa
que el neoliberalismo simplemente se impusiera en todo el mundo mediante la in- El papel de Estado en la teoría neoliberal es bastante fácil de definir. Sin em-
fluencia y el poder angloestadounidense. El análisis de ambos casos demuestra que bargo, la práctica de la neoliberalización ha evolucionado de tal modo que se ha ale-
las circunstancias internas y la naturaleza posterior del giro neoliberal fueron muy jado de manera significativa de la plantilla prescrita por esta teoría. Por otro lado,
diferentes en Gran Bretaña y en Estados Unidos y, por ende, debemos presumir que la evolución hasta cierto punto caótica y el desarrollo geográfico desigual de las ins-
las fuerzas internas así como también las influencias y las imposiciones externas han tituciones, los poderes y las funciones estatales experimentado durante los últimos
desempeñado un papel específico también en otras partes. treinta años sugiere que el Estado neoliberal pueda ser una forma política inestable
Reagan y Thatcher sacaron ventaja de las pistas que poseían (brindadas por Chi- y contradictoria.
le y por la ciudad de Nueva York) y se pusieron a la cabeza de un movimiento de
clase que estaba determinado a restaurar su poder. Su genialidad consistió en crear
un legado y una tradición que atrapó a los políticos posteriores en una red de cons- El Estado neoliberal en teoría
treñimientos de los que no pudieron escapar fácilmente. Aquellos que los siguieron,
como Clinton y Blair, poco podían hacer más que continuar con la buena marcha De acuerdo con la teoría, el Estado neoliberal debería favorecer unos fuertes de-
de la neoliberalización, les gustase o no. rechos de propiedad privada individual, el imperio de la ley, y las instituciones del
libre mercado y del libre comercio 1. Estos son los puntos de acuerdo considerados
esenciales para garantizar las libertades individuales. El marco legal viene definido
por obligaciones contractuales libremente negociadas entre sujetos jurídicos en el
mercado. La inviolabilidad de los contratos y el derecho individual a la libertad de

1
H.-J. Chang, Globalisation, Economic Development and the Role o/ the State, Londres, Zed
Books, 2003; B. Jessop, «Liberalism, Neoliberalism, and Urban Governance. A State-Theoretical Per-
spective», Antipode XXXIV, 3 (2002), pp. 452-472; N. Poulantzas, State Power Socialism, Londres,
Verso, 1978; S. Clarke (ed.), The State Debate, Londres, Macmillan, 1991; S. Haggard y R. Kaufman
34 La incapacidad de Thatcher para alcanzar varios de sus objetivos políticos macroeconómicos
(eds.), The Politics o/ Economic Adjustment. International Constraints, Distributive Con/licts and the
se encuentra adecuadamente documentada en P. Hall, Governing the Economy. The Politics o/ State
State, Princeton, Princeton University Press, 1992; R. Nozick, Anarchy, State and Utopía, Nueva York,
Intervention in Britain and France, cit. Basic Books, 1977.

72 73
acción, de expresión y de elección deben ser protegidos. El Estado, pues, utiliza su Mientras la libertad personal e individual en el mercado se encuentra garantiza-
monopolio de los medios de ejercicio de la violencia para preservar estas libertades da, cada individuo es responsable y debe responder por sus acciones y de su bie-
por encima de todo. Por ende, la libertad de los empresarios y de las corporaciones nestar. Este principio se extiende a la esfera del sistema de protección social, del sis-
(contempladas por el sistema jurídico como personas) para operar dentro de este tema educativo, de la atención sanitaria e incluso de las pensiones (la seguridad
marco institucional de mercados libres y de libre comercio es considerada un bien social ha sido privatizada en Chile y en Eslovaquia, y existen propuestas para pro-
fundamental. La empresa privada y la iniciativa empresarial son tratadas como las ceder del mismo modo en Estados Unidos). El éxito o el fracaso personal son in-
llaves de la innovación y de la creación de riqueza. Los derechos de propiedad in- terpretados en términos de virtudes empresariales o de fallos personales (como pue-
telectual son protegidos (por ejemplo, a través de las patentes) de tal modo que sir- de ser no invertir de manera suficiente en el propio capital humano a través de la
van para estimular cambios tecnológicos. Los incrementos incesantes de la produc- educación) en lugar de ser atribuidos a ningún tipo de cualidad sistémica (como las
tividad deberían, pues, conferir niveles de vida más elevados para todo el mundo. exclusiones de clase normalmente atribuidas al capitalismo).
Bajo la premisa de que «una ola fuerte eleva a todos los barcos», o la del «goteo», La libre movilidad del capital entre sectores, regiones y países se considera un
la teoría neoliberal sostiene que el mejor modo de asegurar la eliminación de la po- factor crucial. Todas las barreras a esta libertad de movimiento (como aranceles,
breza (tanto a escala doméstica como mundial) es a través de los mercados libres y ajustes fiscales punitivos, la planificación y los controles medioambientales, así
del libre comercio. como otros impedimentos localizados) han de ser eliminadas, salvo en aquellas áreas
Los defensores de la teoría neoliberal son particularmente constantes en la bús- que son cruciales para los «intereses nacionales», con independencia de cómo se
queda de la privatización de activos. La ausencia de claros derechos de propiedad definan éstos. La soberanía estatal sobre la circulación de mercancías y de capitales
privada -como ocurre en muchos países en vías de desarrollo- es considerada una es entregada en una actitud servicial al mercado global. La competencia internacio-
de las mayores barreras institucionales al desarrollo económico y a la mejora del bie- nal se percibe como algo positivo en tanto que mejora la eficiencia y la productivi-
nestar humano. La delimitación y la asignación de derechos de propiedad privada dad, reduce los precios y, por consiguiente, controla las tendencias inflacionarias.
son, a su modo de ver, el mejor modo de protegerse contra la denominada «trage- Por lo tanto, los Estados deberían buscar de manera colectiva, y negociar entre
dia de los bienes comunes» (la tendencia de los individuos a superexplotar de ma- ellos, la reducción de las barreras a la circulación del capital entre las fronteras y la
nera irresponsable los recursos de propiedad común, como la tierra y el agua). Los apertura de los mercados (tanto para las mercancías como para capital) al inter-
sectores económicos anteriormente dirigidos o regulados por el Estado deben ser cambio global. No obstante, la cuestión de si esto también se aplica a la fuerza de
traspasados a la esfera privada y desregulados (liberados de toda forma de interfe- trabajo, en tanto que mercancía, resulta polémica. En tanto que todos los Estados
rencia estatal). La competencia -entre los individuos, las empresas, y entre entida- deben colaborar para reducir las barreras al intercambio, deben surgir estructuras de
des territoriales (ciudades, regiones, naciones y agrupamientos regionales)- es con- coordinación como el grupo de los países del capitalismo avanzado (Estados Unidos,
siderada una virtud esencial. Por supuesto, las directrices de la competencia en el Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón) conocido como el G7 (y,
mercado deben ser correctamente observadas. En aquellas situaciones en que estas actualmente, como el G8 tras la adhesión de Rusia). Los acuerdos internacionales
directrices no se hallen establecidas claramente o en que los derechos de propiedad entre los Estados que garantizan el imperio de la ley y la libertad de comercio, como
privada sean difíciles de definir, el Estado debe utilizar su poder para imponer o in- los que acaban de incorporarse a los acuerdos de la Organización Mundial de Co-
ventar sistemas de mercado (tales como comerciar con los derechos de contaminá- mercio, son cruciales para el avance del proyecto neoliberal a escala global.
ción). Los defensores del neoliberalismo afirman que la privatización y la desregu- Los teóricos del neoliberalismo albergan, sin embargo, profundas sospechas ha-
lación, junto a la competencia, eliminan los trámites burocráticos, incrementan la cia la democracia. El gobierno de la mayoría se ve como una amenaza potencial a
eficiencia y la productividad, mejoran la calidad de las mercancías y reducen los los derechos individuales y a las libertades constitucionales. La democracia se con-
costes, tanto de manera directa para el consumidor a través de la oferta de bienes y sidera un lujo, que únicamente es posible bajo condiciones de relativa prosperidad
servicios más baratos como indirectamente mediante la reducción de las cargas fis- en las que también concurre una fuerte presencia de la clase media para garantizar
cales. El Estado neoliberal debería buscar de manera persistente reorganizaciones la estabilidad política. Los neoliberales tienden, por lo tanto, a favorecer formas de
internas y nuevos pactos institucionales que mejoren su posición competitiva corbo gobierno dirigidas por elites y por expertos. Existe una fuerte preferencia por el
entidad en relación con otros Estados en el mercado global. ejercicio del gobierno mediante decretos dictados por el poder ejecutivo y median-

74 75
te decisiones judiciales en lugar de mediante la toma de decisiones de manera de- gros físicos en los centros de trabajo puede afectar a la salud de los seres humanos
mocrática y en sede parlamentaria. Los neoliberales prefieren aislar determinadas e incluso reducir la reserva de trabajadores sanos que constituyen la fuerza de tra-
instituciones clave, como el banco central, de las presiones de la democracia. Dado bajo. Aunque los defensores del neoliberalismo admiten la existencia del problema
que la teoría neoliberal se concentra en el imperio de la ley y en la interpretación y algunos aceptan la necesidad de una limitada intervención estatal, otros defienden
estricta de la constitucionalidad, se infiere que el conflicto y la oposición deben ser la inacción porque el remedio será casi con toda seguridad peor que la enfermedad.
dirimidos a través de la mediación de los tribunales. Los individuos deben buscar Sin embargo, la mayoría estaría de acuerdo en que de haber intervenciones éstas de-
las soluciones y los remedios de todos los problemas a través del sistema legal. ben operar a través de los mecanismos del mercado (mediante cargas o incentivos
fiscales, la comercialización de los derechos de contaminación, y otras medidas si-
milares). Los fallos de la competencia son tratados de una forma similar. A medida
Tensiones y contradicciones que proliferan las relaciones contractuales y la subcontratación puede incurrirse en
un incremento de los costes de transacción. El gran aparato de la especulación de
Existen algunas áreas oscuras así como también puntos de conflicto en el seno divisas, por tomar sólo un ejemplo, se presenta como algo cada vez más costoso a
de la teoría general del Estado neoliberal. En primer lugar, está el problema de la vez que se vuelve progresivamente más fundamental para capturar beneficios es-
cómo interpretar el poder monopolista. La competencia a menudo acaba converti- peculativos. Igualmente, emergen otros problemas si, por ejemplo, todos los hospi-
da en monopolio o en oligopolio, ya que las empresas más fuertes expulsan a las tales en mutua competencia de una misma región compran el mismo sofisticado
más débiles. La mayoría de los teóricos del neoliberalismo no consideran proble- equipo que permanece infrautilizado provocando, de este modo, un aumento de los
mático este aspecto (en su opinión, debería maximizar la eficiencia) con tal de que costes agregados. En este sentido, la defensa de la contención del gasto mediante la
no haya barreras sustanciales a la entrada de competidores (una condición a menu- planificación, la regulación y la coordinación vinculante por parte del Estado es
do difícil de llevar a la práctica y que el Estado debe, por lo tanto, salvaguardar). El contundente, pero de nuevo los neoliberales se muestran profundamente descon-
caso de los denominados «monopolios naturales» resulta más espinoso. No tiene fiados hacia este tipo de intervenciones.
sentido la competencia entre múltiples redes de energía eléctrica, de sistemas de tu- Se presume que todos los agentes que actúan en el mercado tienen acceso a la
berías para la conducción del gas, de sistemas de suministro de agua y de trata- misma información. Igualmente, se presume que no existen asimetrías de poder o
miento de las aguas residuales, o de líneas férreas entre Washington y Boston. En de información que interfieran en la capacidad de los individuos para tomar deci-
estas áreas, la regulación estatal del suministro, el acceso y la fijación de precios pa- siones económicas racionales en su propio interés. En la práctica, raramente, si es
rece ineludible. Aunque la desregulación parcial puede ser posible (permitiendo a que alguna vez, se producen situaciones que se aproximen a esta situación, y esto
los productores en competencia proporcionar electricidad utilizando la misma red tiene notables consecuencias2 • Los jugadores mejor informados y más poderosos
o conducir trenes en las mismas vías, por ejemplo) las posibilidades de que aparez- poseen una ventaja que pueden fácilmente explotar para conseguir todavía más in-
can prácticas especulativas y abusivas, como demostró sobradamente la crisis de formación y un mayor poder relativo. Por otro lado, el establecimiento de derechos
energía de California en 2002, o de irregularidades y de confusión extremas, como de propiedad intelectual (las patentes) estimula el «predominio de la búsqueda de
ha demostrado la situación de los ferrocarriles británicos, son muy reales. rentas». Los actores que poseen derechos sobre patentes utilizan su poder mono-
El segundo gran ámbito de controversia es el relativo a los fallos del mercado. polista para fijar precios monopolistas y evitar la transferencia de tecnología, ex-
Estos se producen cuando los individuos y las compañías eluden asumir la totalidad cepto a un coste muy elevado. Por lo tanto, con el transcurso del tiempo, las rela-
de los costes imputables a su actividad, eludiendo sus responsabilidades al no per- ciones de poder asimétricas tienden a incrementarse y no a reducirse, a menos que
mitir que el mercado valore su incidencia m~diante el sistema de precios resultante el Estado intervenga para contrarrestarlas. La idea neoliberal de un sistema de in-
(estas responsabilidades son, en lenguaje técnico, «externalizadas»). El tema clási- formación perfecto y de un campo de juego equilibrado para la competencia pare-
co para abordar este problema es la contaminación, puesto que los individuos y las
compañías eluden los costes vertiendo gratis sus residuos tóxicos en el medio am- 2
J. Stiglitz, autor de The Roaring Nineties (Nueva York, Norton, 2003), obtuvo su Premio Nobel
biente. Como resultado de su actuación, puede producirse la destrucción o degra- por sus estudios sobre el modo en las asimetrías de información afectaban al comportamiento y a los
dación de ecosistemas productivos. La exposición a sustancias peligrosas o a peli- resultados del mercado.

76 77
ce o bien una utopía inocente o bien una forma deliberada de enmarañar los pro- tico y apoyarse, en cambio, en instituciones no democráticas ni políticamente res-
cesos que conducirán a la concentración de la riqueza y, por lo tanto, a la restaura- ponsables (como la Reserva Federal o el FMI) para tomar decisiones determinan-
ción del poder de clase. tes. Esto crea la paradoja de una intensa intervención y gobierno por parte de elites
La teoría neoliberal del cambio tecnológico descansa en la fuerza coercitiva de y de «expertos» en un mundo en el que se supone que el Estado no es intervencio-
la competencia para impulsar la búsqueda de nuevos productos, de nuevos méto- nista. Esto recuerda el cuento utópico de Francis Bacon titulado New Atlantis (pu-
dos de producción y de nuevas formas organizativas. Sin embargo, este impulso blicado por primera vez en 1626) en el que todas las decisiones cruciales son toma-
pasa a integrarse de manera tan profl!-nda en el sentido común empresarial que se das por un consejo de sabios ancianos. Así pues, frente a los movimiento sociales
convierte en la creencia obsesiva de que existe una componenda tecnológica para que buscan intervenciones colectivas, el Estado neoliberal se ve obligado a interve-
todos y cada uno de los problemas que puedan plantearse. Hasta el punto de que nir, en ocasiones de manera represiva, negando, por lo tanto, las mismas libertades
es una idea incuestionable no sólo en el seno de las compañías sino también dentro que supuestamente defiende. Sin embargo, en esta situación puede desenfundarse
del aparato estatal (en particular, en el ámbito militar), generando fuertes tenden- un arma secreta, ya que la competencia internacional y la globalización pueden ser
cias de cambio tecnológico independientes que pueden llegar a ser desestabilizado- utilizadas para disciplinar a los movimientos de oposición a la agenda neoliberal
ras, cuando no contraproducentes. El desarrollo tecnológico puede descontrolarse dentro de Estados concretos. Si esto fallara, el Estado debe entonces recurrir a la
debido a que los sectores dedicados únicamente a la innovación tecnológica crean persuasión, a la propaganda o, en caso necesario, a la fuerza bruta y al poder poli-
nuevos productos y nuevas formas de de hacer las cosas cuando todavía no existe cial para suprimir la oposición al neoliberalismo. Este era precisamente el miedo de
mercado para ello (es decir, se producen nuevos productos farmacéuticos, para los Polanyi: que el proyecto utópico liberal (y por ende neoliberal) en última instancia
que se inventan nuevas enfermedades). Además, empresas sagaces operando en el sólo podía sostenerse recurriendo al autoritarismo. La libertad de las masas se res-
límite de la legalidad o directamente en la ilegalidad pueden movilizar las innova- tringiría para favorecer la libertad de unos pocos.
ciones tecnológicas descubiertas para socavar las relaciones y las instituciones so-
ciales reinantes; y a través de sus actividades pueden remodelar el sentido común
para obtener ventajas pecuniarias. Así pues, existe una conexión interna entre el di- El Estado neoliberal en la práctica
namismo tecnológico, la inestabilidad, la disolución de los vínculos sociales de so-
lidaridad, la degradación medioambiental, la desindustrialización, los cambios ace- La naturaleza general del Estado en la era de la neoliberalización es difícil de
lerados en las relaciones espacio-temporales, las burbujas especulativas y la describir por dos razones concretas. En primer lugar, las divergencias sistemáticas
tendencia general hacia la creación de crisis en el seno del capitalismo3 . con el modelo que describe la teoría neoliberal se tornan rápidamente evidentes, y
Finalmente, hay algunos problemas políticos fundamentales dentro del neolibe- no todas pueden atribuirse a las contradicciones internas ya esbozadas. En segun-
ralismo que necesitan ser abordados. Una contradicción es la que emerge entre un do lugar, la dinámica evolutiva de la neoliberalización ha sido de tal envergadura
atractivo individualismo posesivo pero alienador, por un lado, y el deseo de una que ha llegado a forzar adaptaciones que han variado enormemente de un lugar a
vida colectiva significativa, por otro. Si bien se supone que los individuos son libres otro, así como también a lo largo del tiempo. Todo intento de extraer una imagen
para elegir, se da por sentado que no van a optar por qué se desarrollen fuertes ins- integrada de un típico Estado neoliberal a partir de ~sta inestable y voluble geogra-
tituciones colectivas (como los sindicatos) aunque sí débiles asociaciones volunta- fía histórica podría parecer cosa de locos. No obstante, en mi opinión, resulta útil
rias (como las organizaciones benéficas). Por supuesto, no deberían escoger aso- perfilar algunas líneas de argumentación generales ·que mantienen la vigencia del
ciarse para crear partidos políticos con el objetivo de obligar al Estado a intervenir concepto de un Estado propiamente neoliberal.
en el mercado, o eliminarlo. Para protegerse frente a sus grandes miedos -el fascis- Hay dos ámbitos en particular en los que el impulso para restaurar el poder de
mo, el comunismo, el socialismo, el populismo autoritario e incluso el gobierno de clase tensa y en algunos aspectos llega incluso a voltear la teoría neoliberal cuando
la mayoría-, los neoliberales tienen que poner fuertes límites al gobierno democrá- es llevada a la práctica. La primera emerge de la necesidad de crear un «clima óp-
timo de negocios o de inversión» para las pujas capitalistas. Aunque hay algunas
3
Véase, D. Harvey, The Condition o/ Posmodernity, Oxford, Basil Blackwell, 1989, y D. Harvey, condiciones, como la estabilidad política o el respeto pleno de la ley y la imparcia-'
The Limits to Capital, Oxford, Basil Blackwell, 1982. lidad en su aplicación, que plausiblemente podrían ser consideradas «neutrales res-

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pecto a la clase», hay otras manifiestamente parciales. Esta parcialidad emerge, en incluso ante enérgicas tentativas por parte de los intereses de la clase capitalista para
particular, del tratamiento de la fuerza de trabajo y del medioambiente como meras tomar el camino neoliberal. Por razones muy diferentes, los Estados de los países
mercancías. En caso de conflicto, el Estado neoliberal típico tenderá a privilegiar en vías de desarrollo (tales como Singapur y otros países asiáticos) se apoyan en el
un clima óptimo para las empresas frente a los derechos colectivos (y la calidad de sector público y en la planificación estatal en estrecha colaboración con el capital
vida) de la fuerza de trabajo o frente a la capacidad del medio ambiente para rege- doméstico y corporativo (a menudo extranjero y multinacional) para impulsar la
nerarse. El segundo aspecto en el que se manifiesta la parcialidad emerge porque acumulación de capital y el crecimiento económico4 . Los Estados de estos países
en caso de conflicto el Estado neoliberal favorece de manera invariable la integri- suelen prestar una considerable atención a las infraestructuras sociales así como
dad del sistema financiero y la solvencia de las instituciones financieras sobre el bie- también a las físicas. Esto implica políticas mucho más igualitarias, por ejemplo,
nestar de la población o la calidad medioambiental. respecto al acceso a la educación y a la atención sanitaria. La inversión estatal en
Estos sesgos sistemáticos no siempre resultan fáciles de distinguir dentro del re- educación se considera, por ejemplo, como un prerrequisito crucial para ganar ven-
voltijo de prácticas estatales divergentes y a menudo sumamente dispares. Las con- tajas competitivas en el comercio mundial. Los Estados de los países en vías de
sideraciones pragmáticas y oportunistas juegan un importante papel. El presidente desarrollo se han tornado consecuentes con la neoliberalización hasta el punto de
Bush defiende los mercados libres y el libre comercio pero impuso aranceles al ace- que facilitan la competencia entre diversas compañías, corporaciones y entidades
ro para alentar sus oportunidades electorales (de manera satisfactoria, tal y como se territoriales, aceptan las reglas del libre comercio y se basan en mercados de ex-
demostró) en Ohio. Las importaciones extranjeras se ven arbitrariamente limitadas portación abiertos. Sin embargo, practican un intervencionismo activo creando in-
mediante cuotas establecidas con la finalidad de aplacar el descontento doméstico. fraestructuras que generan un clima óptimo para los negocios. Por lo tanto, la neo-
Los europeos protegen la agricultura aunque insisten en el libre mercado en todos liberalización abre posibilidades para que los Estados de los países en vías de
los demás sectores por razones sociales, políticas e incluso estéticas. Se producen in- desarrollo fortalezcan su posición en la competencia internacional mediante el des-
tervenciones estatales especiales que favorecen intereses comerciales particulares arrollo de nuevas estructuras de intervención estatal (tales como el apoyo a la in-
(por ejemplo, la firma de acuerdos sobre armamento) y los Estados extienden eré- vestigación y el desarrollo). Sin embargo, por la misma razón la neoliberalización
- ditos de manera arbitraria a otros Estados en aras a obtener acceso e influencia po- crea igualmente condiciones propicias para la formación de clase y, a medida que
lítica en regiones sensibles desde el punto de vista geopolítico (como en Oriente este poder de clase se fortalece, aflora la tendencia (como ocurre, por ejemplo, en
Próximo). Por todo este tipo de razones sería en efecto sorprendente constatar que la Corea contemporánea) a que esta clase pretenda liberarse de su dependencia del
incluso el más fundamentalista de los Estados neoliberales no separa nunca de la or- poder estatal y busque reorientar este mismo poder en la dirección de las líneas
todoxia neoliberal. marcadas por el neoliberalismo.
En otros casos, estas divergencias entre la teoría y la práctica pueden ser razo- A medida que nuevos acuerdos institucionales vienen a definir las reglas del co-
nablemente atribuidas a problemas friccionales de transición que son reflejo de las mercio mundial-por ejemplo, la apertura de los mercados de capital es actualmen-
diferentes formas estatales existentes con anterioridad al giro neoliberal. Las con- te una condición para la pertenencia al FMI o a al OMC-, los Estados de los países
diciones que prevalecieron en Europa central y del Este tras la caída del comunis- en vías desarrollo se ven más arrastrados al redil neoliberal. Por ejemplo, uno de los
mo fueran muy especiales, por ejemplo. La velocidad con la que se produjo la pri- efectos principales de la crisis asiática de 1997-1998, fue llevar a los países en vías
vatización bajo la «terapia de choque» infligida sobre estos países en la década de desarrollo a acatar pautas más acordes al modelb de prácticas neoliberales. Y, tal y
1990 creó enormes tensiones que reverberan hasta el día de hoy. Los Estados so- como hemos visto en el caso británico, es difícil mantener una postura neoliberal
cialdemócratas (como los de Escandinavia y Gran Bretaña en el periodo inmedia- externamente (por ejemplo, facilitar las operaciones del capital financiero) sin acep-
tamente posterior a la guerra) han mantenidq durante largo tiempo sectores clave tar un mínimo de neoliberalización interna (Corea del Sur ha luchado exactamente
de la economía como la atención sanitaria, la educación e incluso la vivienda, fuera contra este tipo de presión en tiempos recientes). Pero los Estados de los países en
del mercado aduciendo que la cobertura de las necesidades humanas básicas no de-
bía mediarse a través de las fuerzas del mercado y de un acceso limitado a las mis- 4 P. Evans, Embedded Autonomy. Status and Industrial Trans/ormation, Princeton, Princeton Uni-
mas en función de la capacidad de pago. Aunque Margaret Thatcher se las arregló versity Press, 1995; R. Wade, Governing the Market, Princeton, Princeton University Press, 1992; M.
para transformar todo este sistema, los suecos resistieron durante mucho tiempo, Woo Cummings (ed.), The Developmental State, Ithaca (NY), Cornell University Press, 1999.

80 81
vías de desarrollo no están en absoluto convencidos de que la senda neoliberal sea nueva vida a la institución cuando en 1982 tuvo que enfrentarse a la potencial quie-
la correcta, en particular, a raíz de que aquellos (como Taiwán y China) que no ha- bra de México y a las graves pérdidas que sufrirían entonces los principales bancos
bían liberado sus mercados de capital padecieron en mucha menor intensidad el de inversión de la ciudad de Nueva York que sostenían la deuda de aquél país. Ba-
azote de la crisis de 1997-1998 que aquellos que lo habían hecho5 . ker utilizó el FMI para imponer un ajuste estructural en México y proteger a los
Las prácticas contemporáneas relativas al capital financiero y a las instituciones banqueros de Nueva York del impago. Esta práctica consistente en priorizar las ne-
financieras constituyen, tal vez, el aspecto más difícil de conciliar con la ortodoxia cesidades de los bancos y de las instituciones financieras mientras se cercena el ni-
neoliberal. Los Estados neoliberales acostumbran a facilitar la propagación de la in- vel de vida del país acreedor ya había sido ensayada durante la crisis de endeuda-
fluencia de las instituciones financieras a través de la desregulación pero, asimismo, miento de la ciudad de Nueva York. En el contexto internacional, esto suponía
con demasiada frecuencia también garantizan la integridad y la solvencia de las ins- extraer excedentes de las empobrecidas poblaciones del Tercer Mundo con el fin
tituciones financieras sin importar en absoluto las consecuencias. Este compromiso de saldar las deudas con la banca internacional. «Qué mundo tan peculiar», obser-
se deriva, en parte, (y de manera legítima en algunas versiones de la teoría neolibe- vó burlonamente Stiglitz, «en el que los países pobres se encuentran, de hecho, sub-
ral) de la dependencia del monetarismo como base de la política estatal, ya que la vencionando a los más ricos». Hasta Chile -el ejemplo de las prácticas neoliberales
integridad y la solidez de la moneda es un piñón central de esta política. Pero, de «putas» desde 1975- se vio arrollado por esta corriente en 1982-1983, con el resul-
-manera paradójica, esto significa que el Estado neoliberal no puede tolerar que se tado de que su PIB cayó casi en un 14 por 100 y la tasa del desempleo se disparó
produzcan errores financieros masivos aunque hayan sido las instituciones finan- hasta alcanzar el20 por 100 en un solo año. La conclusión de que la neoliberaliza-
cieras las que hayan tomando una decisión equivocada. El Estado tiene que inter- ción «puta» no funciona no ha sido documentada en el plano teórico, aunque la
venir y sustituir el dinero «malo» por su propio dinero supuestamente «bueno»; lo posterior adaptación pragmática de Chile (así como en Gran Bretaña después de
que explica la presión sobre los bancos centrales para mantener la confianza en la 1983) abrió un terreno de concesiones que amplió todavía más la laguna existente
solidez de la moneda. A menudo, el poder estatal ha sido utilizado para rescatar a entre la teoría y la prácticé.
compañías o para prevenir quiebras financieras, como ocurrió en la crisis de las ca- La extracción de tributo mediante mecanismos financieros es una vieja práctica
jas de ahorro estadounidenses de 1987-1988, que tuvo un coste aproximado para imperial. Se ha demostrado muy útil para la restauración del poder de clase, parti-
los contribuyentes de 150.000 millones de dólares, o la caída del hedge fund [fondo cularmente en los principales centros financieros del mundo y no siempre precisa
de inversión de alto riesgo] Long Term Capital Management en 1997-1998, que de crisis de ajuste estructural para funcionar. Por ejemplo, cuando los empresarios
costó 3.500 millones de dólares. de los países en vías de desarrollo solicitan préstamos en el exterior, la exigencia de
En el plano internacional, el núcleo de los Estados neoliberales dio al FMI y al que su propio Estado debe tener una reserva suficiente de divisas extranjeras para
Banco Mundial plena autoridad en 1982 para negociar la renegociación de la deu- cubrir sus créditos se traduce en que el Estado tenga que invertir, pongamos por
da de los países en vías de desarrollo, lo que de hecho suponía proteger a las prin- caso en bonos del Tesoro estadounidense. La diferencia entre el tipo de interés que
cipales instituciones financieras del mundo de la amenaza de quiebra. En efecto, el se a~lica al dinero prestado (por ejemplo, el 12 por 100) y al dinero depositado
FMI cubre, lo mejor que puede, la exposición al riesgo y a la incertidumbre de los como fianza en las arcas estadounidenses en Washington (por ejemplo, el4 por 100)
mercados financieros internacionales. Esta práctica es difícil de justificar a tenor de genera un importante flujo financiero neto al centro imperial a expensas del país en
las premisas de la teoría neoliberal, ya que los inversores deberían en principio asu- vías de desarrollo.
mir la responsabilidad de sus propios errores. Por lo tanto, los defensores más fun- Esta tendencia demostrada por algunos de los Estados situados en el centro de
damentalistas del neoliberalismo creen que el FMI debería ser abolido. Esta opción la economía-mundo capitalista (como Estados Unidos) a proteger los intereses fi-
fue seriamente considerada durante los primeros años de la Administración de Re- nancieros y a cruzarse de brazos mientas se succionan los excedentes de otros lu-
agan, y los congresistas republicanos la plantearon de nuevo en 1998. James Baker, gares promueve y refleja, simultáneamente, la consolidación del poder de la clase
secretario del Departamento del Tesoro durante el mandato de Reagan, infundió
6 J. Stiglitz, The Roaring Nineties, cit., p. 227; P. Hall, Governing the Economy. The Politics o/ State In-
5 P. Henderson, «U neven Crises. Institucional Foundation of East Asían Turmoil», Economy and tervention in Britain and France, cit.; M. Fourcade-Gourinchas y S. Babb, «The Rebirth of the Liberal
Society XXVIII, 3 (1999), pp. 327-368. Creed. Paths to N eoliberalism in F our Countries», American Journal o/Socio lo gy 108 (2002), PP. 542-54 9·

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alta en el seno de esos Estados en torno a los procesos de financiarización. Pero el tamente sacrosanta libertad individual del trabajador aislado. La «flexibilidad» se
hábito de intervenir en el mercado y de rescatar a las instituciones financieras cuan- ha convertido en una consigna en lo que se refiere a los mercados laborales. Es di-
do les acucian los problemas no puede conciliarse con la teoría neoliberal. La in- fícil sostener que el aumento de la flexibilidad es algo negativo en términos absolu-
versión imprudente debería castigarse con la pérdida de dinero por parte de los tos, en particular ante prácticas sindicales esderotizadas y sumamente restrictivas.
prestamistas, pero el Estado hace a éstos en gran medida inmunes frente a las pér- Así pues, hay reformistas con convicciones de izquierdas que afirman de manera
didas. La teoría neoliberal debería advertir «prestamista, ten cuidado», pero la contundente que la «especialización flexible» es un avance8 . Aunque algunos tra-
practica dicta «prestatario, ten cuidado». bajadores individuales puedan, sin duda, beneficiarse de esto, las asimetrías de po-
Existen límites a la capacidad de succionar excedentes de las economías de los der y de información que emergen, unidas a la falta de una movilidad libre y facti-
países en vías de desarrollo. Encorsetadas por las medidas de austeridad que las ble de la fuerza de trabajo (particularmente a través de las fronteras estatales)
atan a un estancamiento económico crónico, la perspectiva de saldar sus deudas con colocan a los trabajadores en una situación de desventaja. La especialización flexi-
frecuencia se ha disipado en un incierto futuro lejano. Ante estas condiciones, al- ble puede ser aprovechada por el capital como un sencillo método de obtener me-
gunas pérdidas dosificadas pueden parecer una opción atractiva. Así ocurrió con el dios de acumulación más flexibles. Ambos términos -especialización flexible y acu-
Plan Brady de 19897 . Las instituciones financieras estuvieron de acuerdo en anotar mulación flexible- tienen connotaciones bastante diferentes 9 . El resultado general
el35 por 100 de su deuda pendiente en la columna de las pérdidas a cambio de la se traduce en la disminución de los salarios, el aumento de la inseguridad laboral y,
obtención de bonos por debajo de su precio ordinario (respaldadas por el FMI y en muchas instancias, la pérdida de los beneficios y de las formas de protección la-
por el Departamento del Tesoro estadounidense) que garantizaban la devolución boral previamente existentes. Estas tendencias son fácilmente discernibles en todos
del resto de la deuda (en otras palabras, se garantizaba a los acreedores el pago de los Estados que han emprendido la senda neoliberal. Dado el violento ataque ejer-
la deuda a una tasa de 65 céntimos por dólar). En 1994, cerca de 18 países (inclui- cido contra todas las formas de organización obrera y contra los derechos labora-
dos México, Brasil, Argentina, Venezuela, y Uruguay) habían aceptado acuerdos en les, y la gran dependencia de las masivas pero sumamente desorganizadas reservas
virtud de los cuales les eran condonados 60.000 millones de dólares de deuda. Por de trabajadores que podemos encontrar en países como China, Indonesia, India,
supuesto, la esperanza era que esta condonación de la deuda desencadenara una re- México y Bangladesh, se podría decir que el control de la fuerza de trabajo así como
cuperación económica que permitiera que el resto de la deuda se saldara de la for- el manteamiento de una elevada tasa de explotación laboral han sido un elemento
ma debida. El problema estribaba en que el FMI también se aseguró de que todos central, y una constante, de la neoliberalización. La restauración o la formación del
los países que se aprovecharon de esta módica condonación de su deuda (que mu- poder de clase se producen, como siempre, a expensas de la fuerza de trabajo.
chos analistas consideraron mínima en relación a la que los bancos podían permi- Es precisamente en este contexto, caracterizado por la disminución de los re-
tirse) también asumían la obligación de tragarse la píldora envenenada de las refor- cursos personales derivados del mercado de trabajo, en el que la determinación
mas institucionales neoliberales. La crisis del peso en México en 1995, la de Brasil neoliberal de transferir nuevamente al individuo toda la responsabilidad por su bie-
en 1998, y el absoluto desplome de la economía argentina en 2001 eran resultados nestar adquiere un carácter doblemente perjudicial. El Estado, a la vez que aban-
previsibles. dona el sistema de provisión social y reduce su papel en ámbitos como la asistencia
Finalmente, esto nos lleva a la problemática cuestión del modo en que el Estado sanitaria, la educación pública y los servicios sociales, que antes fueron tan esencia-
neoliberal enfoca los mercados laborales. En el plano interno, el Estado neoliberal les para el liberalismo embridado, también deja segmentos cada vez mayores de po-
es necesariamente hostil a toda forma de solidaridad social que entorpezca la acu- blación expuestos al empobrecimiento 10 . El sistema de la seguridad social se ve re-
mulación de capital. Por lo tanto, los sindicatos independientes u otros movimien- ducido a su mínima expresión para ceder el paso a un sistema que hace hincapié en
tos sociales (como el socialismo municipal del tipo experimentado en el Consejo del
Gran Londres), que adquirieron un considerable poder bajo el liberalismo embri- s M. Piare y C. Sable, The Second Industrial Divide. Possibilities o/ Prosperity, Nueva York, Basic
dado, tienen que ser disciplinados, cuando no destruidos, en nombre de la supues-
Books, 1986.
9 Véase, D. Harvey, The Condition o/Posmodernity, Oxford, Basil Blackwell, 1989.
7 lO V. Navarro (ed.), The Political Economy o/ Social Inequalities. Consequences /or Health and the
I. Vasquez, «The Brady Plan and Market-Based Solutions to Debt Crises», The Cato Journal XVI,
2 (disponible online). Quality o/Lzfe, Amityville (NY), Baywood, 2002.

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la responsabilidad personal. La incapacidad personal se atribuye por regla general que el sector privado obtiene la mayor parte de los beneficios. Además, en caso de
a fracasos personales y, en la mayoría de los casos, se culpabiliza a las víctimas de su ser necesario, el Estado neoliberal recurrirá a la imposición coercitiva de la legisla-
situación.
ción y a tácticas de control (normas que prohíben los piquetes, por ejemplo) para
Detrás de estos importantes cambios en la política social descansan relevantes dispersar o para reprimir las formas colectivas de oposición al poder corporativo.
trasformaciones estructurales en la naturaleza del gobierno. A tenor de la descon- Los medios de vigilancia y de control se multiplican. Por ejemplo, en Estados Uni-
fianza neoliberal hacia la democracia, se hace necesario encontrar una forma de in- dos la encarcelación se convirtió en una estrategia crucial del Estado para abordar
tegrar el proceso estatal de toma de decisiones en la dinámica de acumulación de los problemas que surgían entre los sectores de trabajadores excluidos del mercado
capital y en las redes de poder de clase que se hallan en proceso de restauración o, de trabajo así como entre otros grupos marginados de la población. El brazo coer-
como en China y Rusia, en proceso de formación. La neoliberalización ha implica- citivo del Estado se estira para proteger los intereses corporativos y, en su caso, re-
do, por ejemplo, una creciente dependencia de consorcios público-privados (esta primir a los disidentes. Ninguna de estos resultados parece coherente con la teoría
fue una de las ideas fuertes impulsadas por Margaret Thatcher cuando estableció neoliberal. El mejor sitio para constatar la realización del miedo neoliberal a que los
«instituciones cuasi gubernamentales» como las corporaciones de desarrollo urba- grupos que representan intereses especiales puedan pervertir y subvertir el Estado
no para favorecer el desarrollo económico). Los empresarios y las corporaciones no no es otro que Washington, donde ejércitos de empleados al servicio de los grupos
sólo colaboran estrechamente con actores estatales sino que incluso adquirieren un de presión corporativos (muchos de los cuales se aprovechan de la puerta giratoria
importante papel a la hora de redactar legislaciones, determinar políticas públicas, entre el empleo estatal y el mucho más lucrativo empleo en las corporaciones) dic-
Y establecer marcos normativos (que son ventajosos principalmente para ellos mis- tan efectivamente la legislación para que encaje con sus intereses específicos. Aun-
mos). Emergen, de este modo, patrones de negociación que introducen intereses que algunos Estados continúan respetando la independencia tradicional de los fun-
empresariales y en algunos casos profesionales en el ejercicio del gobierno a través cionarios de la Administración, en todas partes esta situación se está viendo
de consultas privadas y en ocasiones secretas. El ejemplo más flagrante de este tipo amenazada a causa del proceso de neoliberalización que está en marcha. La fronte-
de intervenciones se hizo patente con la persistente negativa del vicepresidente ra entre el Estado y el poder corporativo se ha tornado cada vez más porosa. Lo que
Cheney a hacer públicos los nombres de las personas integrantes del equipo con- queda de la democracia representativa se encuentra si no totalmente asfixiado, si al
sultivo que formuló el documento de la política energética de la Administración de menos legalmente corrompido por el poder del dinero.
Bush de 2002. Es prácticamente seguro que entre ellos se encontraba Kenneth Lay, Desde el momento en que el acceso al sistema judicial es nominalmente iguali-
presidente de Enron, que es la compañía acusada de especular promoviendo deli- tario pero en la práctica extremadamente caro (ya se trate de una demanda indivi-
beradamente una crisis energética en California y que se hundió seguidamente en dual por prácticas negligentes o de una demanda formulada por un país contra Es-
medio de un gran escándalo por alterar su contabilidad. Por lo tanto, el cambio del tados Unidos por la violación de de las reglas establecidas por la OMC, que es un
gobierno (el poder estatal por sí mismo) a la gobernanza (una configuración más procedimiento que puede llegar a costar miles de millones de dólares, es decir, una
amplia del Estado y de elementos clave de la sociedad civil) ha venido marcado por suma equivalente al presupuesto anual de algunos pequeños países pobres), los re-
11
el neoliberalismo . A este respecto, en líneas generales, puede decirse que las prác- sultados a menudo distan de ser imparciales y favorecen a los que ostentan el poder
ticas del Estado neoliberal y del Estado de los países en desarrollo convergen. económico. Los privilegios de clase en la toma de decisiones dentro del poder ju-
El Estado produce de manera característica legislación y marcos normativos que dicial se encuentran muy extendidos, cuando no invaden todo el proceso 12 . No de-
suponen una ventaja para las corporaciones y en ciertos casos para intereses espe- bería sorprender que los principales medios de acción colectiva bajo el neolibera-
cíficos como la energía, las empresas farmacéuticas, la industria agropecuaria, etc. lismo se definan y se articulen a través de grupos no electos (y en muchos casos
En muchos de los casos en que existen consorcios público-privados, particular- dirigidos por la elite) de defensa de varios tipos de derechos. En algunos casos,
mente en el ámbito municipal, el Estado asume gran parte de los riesgos mientras como en el campo de la protección de los consumidores, de los derechos civiles o
de los derechos de las personas discapacitadas, esos medios han permitido alcanzar
11
P. McCarney Y R. Stren, Governance on the Ground. Innovarions and Discontinuities in the Cities objetivos sustantivos. Las organizaciones no gubernamentales y los movimientos de
o/ the Developing World, Prínceton, Woodrow Wilson Center Press, 2003; A. Díxít, Lawlessness and
Economics. Alternative Modes of Governance, Prínceton, Prínceton Uníversíty Press, 2004. 12
R. Milíband, The State in Capitalist Society, Nueva York, Basíc Books, 1969.

86 87
base popular también han crecido y proliferado de manera destacada bajo el neoli- en el ámbito doméstico era jugando la carta del nacionalismo en la guerra de Fal-
beralismo, dando lugar a la creencia de que la oposición movilizada fuera del apa- klands/Malvinas o, incluso de manera más significativa, en la campaña contra la in-
rato estatal y dentro de cierta entidad separada denominada «sociedad civil» es la tegración económica en Europa. Una y otra vez, ya sea en la Unión Europea o en
fuente de energía de la política opositora y de la transformación social 13 • El perio- MERCOSUR (donde los nacionalismos brasileños y argentinos impiden la integra-
do en el que el Estado neoliberal se ha tornado hegemónico ha sido también el pe- ción), en el TLCAN o en la ASEAN, el nacionalismo requerido para que el Estado
riodo en el que el concepto de sociedad civil-a menudo calificada como una enti- funcione efectivamente como una entidad corporativa y competitiva en el mercado
dad opuesta al poder estatal- se ha convertido en un elemento central para la mundial entorpece el camino de las libertades comerciales más generales.
formulación de políticas opositoras. La idea gramsciana del Estado como una uni- El autoritarismo en la imposición del mercado a duras penas encaja con el idea-
dad de la sociedad política y la sociedad civil deja paso a la idea de la sociedad ci- rio de las libertades individuales. Cuanto más vira el neoliberalismo hacia lo prime-
vil como un centro de oposición, si no ~omo fuente de una alternativa, al Estado. ro, más difícil se vuelve mantener su legitimidad respecto a lo segundo y más tiene
La conclusión clara que podemos deducir de este análisis es que el neoliberalis- que revelar sus colores antidemocráticos. Esta contradicción es paralela a una cre-
mo no torna irrelevante al Estado ni a instituciones particulares del Estado (como ciente falta de simetría en las relaciones de poder entre las corporaciones y las per-
los tribunales y las funciones policiales), tal y como algunos analistas tanto de dere- sonas de a pie. Si el «poder corporativo roba tu libertad personal», entonces la pro-
chas como de izquierdas han argumentado 14 . Se ha producido, sin embargo, una re- mesa del neoliberalismo se queda en nada 15 . Esto afecta a los individuos tanto en su
configuración radical de las instituciones y de las prácticas estatales (en particular lugar de trabajo como en su espacio vital. Por ejemplo, se puede afirmar que la si-
respecto al equilibrio entre la coerción y el consentimiento, entre el poder del capi- tuación de una persona con respecto a los sistemas de cobertura sanitaria es cues-
tal y de los movimientos populares, y entre el poder ejecutivo y judicial, por un lado, tión de responsabilidad y de opciones personales, pero esta afirmación deja de ser
y los poderes de la democracia representativa por otro). sostenible cuando la única forma que se tiene de cubrir las necesidades en el mer-
Pero no todo marcha bien para el Estado neoliberal y por ello, en tanto que for- cado es mediante el pago de primas exorbitantes a compañías de seguros ineficien-
ma política, parece mostrar un carácter o bien transitorio o bien inestable. El pro- tes, gigantescas y sumamente burocratizadas, pero también altamente rentables.
blema radica en la creciente disparidad entre los objetivos públicos declarados del Cuando estas compañías tienen incluso el poder de definir nuevas categorías de en-
neoliberalismo -el bienestar de todos- y sus consecuencias reales: la restauración fermedades para hacerlas coincidir con la aparición en el mercado de nuevos me-
del poder de clase. Pero más allá de este hecho, reside toda una serie de contradic- dicamentos, hay algo que claramente no está funcionando como debiera 16 . Tal y
ciones más específicas que necesitan ser subrayadas. como vimos en el Capítulo 2, mantener la legitimidad y el consentimiento en estas
Por un lado, se espera que el Estado neoliberal ocupe el asiento trasero y sim- circunstancias se convierte en un juego de equilibrios mucho más complicado, que
plemente disponga el escenario para que el mercado funcione, pero, por otro, se puede venirse abajo fácilmente cuando las cosas empiezan a ir mal.
asume que adoptará una actitud activa para crear un clima óptimo para los nego- Aunque preservar la integridad del sistema financiero puede ser crucial, el indi-
cios y que actuará como una entidad competitiva en la política global. En este últi- vidualismo autoglorificador e irresponsable de sus operadores son fuente de volati-
mo papel tiene que funcionar como una entidad corporativa, y esto plantea el pro- lidad especulativa, de escándalos financieros y de inestabilidad crónica. Los escán-
blema de cómo asegurar la lealtad de los ciudadanos. Una respuesta evidente es el dalos de Wall Street y los fraudes contables destapados en los últimos años han
nacionalismo, pero éste es profundamente antagónico respecto a la agenda neoli- socavado la confianza y planteado serios problemas a las autoridades reguladoras
beral. Este era el dilema de Margaret Thatcher, ya que el único modo que tenía de acerca de cómo y cuándo intervenir, tanto en el plano internacional como nacional.
ganar la reelección y de promover con mayor intensidad las reformas neoliberales La libertad de comercio a escala internacional requiere la existencia de ciertas re-
glas de juego, y esto suscita la necesidad de cierto tipo de gobernanza global (por
13
N Rosenblum y R. Post (eds.), Civil Society and Government, Princeton, Princeton University
Press, 2001; S. Chambers Y W Kymlicka (eds.), Alternative Conceptions o/ Civil Society, Princeton, 15
J. Court, Corporateering. How Corporate Power Steals your Personal Freedom, Nueva York, J. P.
Princeton University Press, 2001. Tarcher/Putnam, 2003.
14 16
K. Ohmae, The End o/ the Nation State. The Rise o/ the Regional Economies, Nueva York, D. Healy, Let Them Eat Prozac. The Unhealthy Relationship Between the Pharmaceutical Indus-
Touchstone Press, 1996. try and Depression, Nueva York, New York University Press, 2004.

88 89
ejemplo, a través de la OMC). La desregulación del sistema financiero abre la puer- La respuesta neoconservadora
ta a conductas que exigen una regulación en aras a evitarse la crisis 17 .
Si bien se colocan en un primer plano las virtudes de la competencia, la realidad Si el Estado neoliberal es esencialmente inestable, entonces, ¿qué podría susti-
delata la creciente consolidación del poder transnacional, monopolista y oligopolis- tuirle? En Estados Unidos hay señales de una respuesta propiamente neoconserva-
ta dentro de un reducido número de centralizadas corporaciones multinacionales. dora a este interrogante. En sus reflexiones sobre la historia reciente de China,
Por ejemplo, la competencia en el mundo de las bebidas refrescantes se reduce a Wang también sugiere que en un plano teórico:
Coca-Cola versus Pepsi, en la industria energética se limita a cinco grandes corpo-
raciones transnacionales y apenas unos cuantos magnates de los medios de comu- Todas estas narrativas discursivas, como «neoautoritarismo», «neoconservaduris-
nicación controlan la mayor parte del flujo de noticias, que en muchos casos se con- mo», «liberalismo clásico», «extremismo mercantil», «modernización nacional», etc.,
vierten en pura propaganda. guardan algún tipo de estrecha relación con la constitución del neoliberalismo. El
En el plano popular, la expansión de las libertades de mercado y de la mercan- desplazamiento sucesivo entre unos términos y otros (o, incluso, las contradicciones
tilización de todo lo existente puede escaparse al control muy fácilmente y generar existentes entre ellos) muestran los cambios en la estructura del poder tanto en la
una sustancial falta de cohesión social. La destrucción de todos los vínculos de so- China contemporánea como en el mundo contemporáneo en su conjunto 19 .
lidaridad social e, incluso, como sugirió Thatcher, de la propia idea de sociedad
como tal, abre un enorme vacío en el orden social. Se vuelve entonces especial- El hecho de si esto vaticina o no una reconfiguración más general de las estruc-
mente difícil combatir la anomia y controlar las conductas antisociales concomitan- turas de gobierno a lo largo del planeta no podemos saberlo por ahora. Sin embar-
tes que surgen, como la criminalidad, la pornografía o la práctica esclavización de go, resulta interesante observar de qué modo la neoliberalización llevada a cabo en
otras personas. La reducción de la «libertad» a la «libertad de empresa» desata to- Estados autoritarios como China y Singapur parece coincidir con el creciente auto-
das aquellas «libertades negativas» que Polanyi vio como inextricablemente ligadas ritarismo patente en Estados neoliberales como Estados Unidos y Gran Bretaña.
a las libertades positivas. La respuesta inevitable consiste en reconstruir los víncu- Veamos, pues, de qué modo la respuesta conservadora a la instabilidad esencial del
los de solidaridad social, si bien en virtud de líneas diferentes. Esto explica el re- Estado neoliberal ha evolucionado en Estados Unidos.
novado interés por la religión y la moralidad, por nuevas formas de asociacionismo Al igual que los neoliberales que les precedieron, los «neocons» han alimentado
(en torno a cuestiones de derechos y de ciudadanía, por ejemplo) o, igualmente, la durante largo tiempo sus particulares lecturas del orden social en las universidades
reedición de formas políticas más viejas (el fascismo, el nacionalismo o el localismo, (siendo particularmente influyente Leo Strauss en la Universidad de Chicago) y en
entre otras). El neoliberalismo, en su versión pura, siempre ha amenazado con pro- think-tanks generosamente financiados, así como también a través de influyentes
vocar el nacimiento de su propia némesis en una variedad de populismos y naciona- publicaciones (como Commentary) 20 . Los neoconservadores alientan el poder cor-
lismos autoritarios. Tal y como Schwab y Smadja, organizadores del congreso anual porativo, la empresa privada y la restauración del poder de clase. Por lo tanto, el
-en otros tiempos puramente conmemorativo- de Davos, nos advertían ya en 1996: neoconservadurismo concuerda totalmente con la agenda neoliberal del gobierno
elitista, la desconfianza hacia la democracia y el mantenimiento de las libertades de
La globalización económica ha entrado en una nueva fase. Una creciente reacción mercado. No obstante, se aleja de los principios del neoliberalismo puro y ha re-
contra sus consecuencias, especialmente en las democracias de los países industriali- formulado las prácticas neoliberales en dos aspectos fundamentales: primero, en su
zados, amenaza con tener un impacto desestabilizador en muchos países sobre la ac- preocupación por el orden como una respuesta al caos de los intereses individuales
tividad económica así como sobre la estabilidad social. El clima general en estas de-
18 K. Schwab y C. Smadja, citado en D. Harvey, Spaces of Hope, Edinburgo, Edinburg University
mocracias es de indefensión y de ansiedad, lo que ayuda a explicar el auge de una
Press, 2000, p. 70 [ed. cast.: Espacios de esperanza, Madrid, «Cuestiones de antagonismo 16», Edicio-
nueva corriente de políticos populistas. No es difícil que esto se transforme en una
nes Akal, 2003].
insurrección 18 . 19 H. Wang, China's New Order. Society, Politics and Economy in Transition, Cambridge (MA),

Harvard University Press, 2003, p. 44.


17 20 J. Mann, The Rise o/ the Vulcans. The History o/Bush 's War Cabinet, Nueva York, Viking Books,
W. Bello, N. Bullard, y M. Malhotra (eds.), Global Finance. New Thinking on Regulating Specu-
lative Markets, Londres, Zed Books, 2000. 2004; S. Drury, Leo Strauss and the American Right, Nueva York, Palgrave Macmillan, 1999.

90 91
y, segundo, en su preocupación por una moralidad arrogante como el aglutinante real de la amenaza del islamismo radical durante la década de 1990, que culminó en
social que resulta necesario para mantener seguro al Estado frente a peligros exter- los acontecimientos del11 de septiembre, saltó finalmente al primer plano como el
nos e internos. elemento central de la declaración de una «guerra contra el terrorismo» permanen-
En su preocupación por el orden, el neoconservadurismo emerge como una te que exigía una militarización tanto interna como en el plano internacional para
sencilla manera de despojarse del velo de antiautoritarismo en el que pretendía en- garantizar la seguridad de la nación. Aunque a todas luces era preciso articular al-
volverse el neoliberalismo. Pero también propone respuestas propias a una de las gún tipo de respuesta militar/policial a la amenaza evidenciada por los dos ataques
contradicciones centrales del neoliberalismo. Si «no existe eso que llamamos so- contra el World Trade Center de Nueva York, la llegada al poder de los neocon-
ciedad sino únicamente individuos», tal y como Thatcher lo formulara en un prin- servadores garantizaba una respuesta global y, en opinión de muchos, extralimita-
cipio, entonces, el caos de los intereses individuales puede con facilidad acabar da en el paso hacia una vasta militarización tanto en casa como en el extranjero22 .
prevaleciendo sobre el orden. La anarquía del mercado, de la competitividad y del Desde hace largo tiempo, el neoconservadurismo ha estado planeando como un
individualismo desenfrenado (esperanzas, deseos, ansiedades y miedos individua- movimiento contra la permisividad moral que promueve de manera característica el
les; opciones sobre los estilos de vida, sobre los hábitos y orientaciones sexuales; individualismo. En este sentido, pretende restaurar un sentido de finalidad moral,
modos de expresión y de comportamiento hacia los otros) genera una situación esto es, ciertos valores de orden superior que formarán el centro estable del cuerpo
que se torna progresivamente ingobernable. Incluso, puede conducir a una ruptu- político. Esta posibilidad en cierto modo se presagia en el marco de las teorías neo-
ra de todos los vínculos de solidaridad y a un estado próximo al anarquismo social liberales que «al poner en tela de jucio la propia fundación política de los modelos
y el nihilismo. intervencionistas de gestión económica [ .. .] han vuelto a introducir cuestiones re-
Frente a esta situación, parece necesario implantar cierto grado de coerción so- lativas a la moralidad, la justicia y el poder, aunque a su propia y particular mane-
cial en aras a restaurar el orden. Por lo tanto, los neoconservadores hacen hincapié ra»23. En efecto, los neoconservadores transforman las «modalidades particulares»
en la militarización en tanto que antídoto al caos de los intereses individuales. Por en las que estas cuestiones se introducen en el debate. Su objetivo es contrarrestar
esta razón son mucho más propensos a llamar la atención sobre las amenazas, ya el efecto desintegrador del caos de los intereses individuales que el neoliberalismo
sean reales o imaginarias, y tanto domésticas como provenientes del exterior, a la in- produce de manera invariable. En absoluto se apartan de la agenda neoliberal en
tegridad y a la estabilidad de la nación. En Estados Unidos, esto implica accionar cuanto a la construcción o a la restauración de un poder de la clase dominante. En
lo que Hofstadter describe como «el estilo paranoico de la política estadouniden- efecto, aspiran a ganar legitimidad para ese poder, así como también un mayor gra-
se», en el que la nación se representa sitiada y amenazada por enemigos internos y do de control social a través de la creación de un clima de consentimiento alrede-
externos21 . Este estilo de hacer política tiene una dilatada historia en Estados Uni- dor de un conjunto coherente de valores morales. Esto plantea de manera inme-
dos. El neoconservadurismo no es nuevo, y desde la Segunda Guerra Mundial ha diata la cuestión de cuáles son los valores morales que deberían prevalecer. Sería
encontrado su hogar particular en el poderoso complejo de la industria militar, que perfectamente viable, por ejemplo, apelar al sistema liberal de los derechos huma-
tiene intereses creados en la militarización permanente. Pero el final de la Guerra nos ya que, en definitiva, el objetivo del activismo en favor de los derechos huma-
Fría planteó el interrogante sobre de dónde provendría la amenaza a la seguridad nos, en palabras de Mary Kaldor, «no descansa meramente en la intervención para
estadounidense. El islamismo radical y China emergieron como los candidatos más proteger los derechos humanos sino en la creación de una comunidad moral»24 . En
probables en el frente externo, y los movimientos de disidencia surgidos en su seno Estados Unidos, las doctrinas que promueven la «excepcionalidad» y la larga his-
(los miembros de Rama Davidiana masacrados en Waco, el movimiento de milicias toria del activismo por los derechos civiles han generado, sin lugar a dudas, movi-
que brindó socorro al atentado de Oklahoma, los disturbios que estallaron en Los mientos de carácter moral alrededor de cuestiones como los derechos civiles, el
Ángeles tras la paliza a Rodney King y, finalmente, los disturbios de Seade en 1999)
tenían que ser colocados en el punto de mira interno mediante un fotalecimiento de 22
D. Harvey, The New Imperialism, Oxford, Oxford University Press, 2003 [ed, cast.: El nuevo
la vigilancia y del seguimiento policial de los mismos. La emergencia sumamente
imperialismo, Madrid, «Cuestiones de antagonismo 26», Ediciones Akal, 2004].
23
H.-J. Chang, Globalisation, Economic Development and the Role of the State, Londres, Zed
21
R. Hofstadter, The Paranoia Style in America Politics and Other Seáis, Cambridge (MA), Har- Books, 2003.
vard University Press, 1996. 24 M. Kaldor, New and Old Wars. Organizad Violence in a Global Era, Cambridge, Polity, 1999, p. 130.

92 93
hambre en el mundo y el compromiso filantrópico, así como también un fervor mi- cho, en cierta medida ha revivido como oposición a las consecuencias que ha aca-
swnero. rreado el proceso de neoliberalización. El ascenso de los partidos de derecha de
Pero el mejor modo de comprender los valores morales que actualmente ocupan corte fascista en Europa, que expresan fuertes sentimientos en contra de la pobla-
el papel más importante para los neoconservadores es atendiendo al hecho de que ción inmigrante, es un claro ejemplo de ello. Más lamentable fue, si cabe, el nacio-
son el producto de la particular coalición forjada en la década de 1970 entre la eli- nalismo étnico que estalló al calor del desplome económico de Indonesia y que con-
te y los intereses financieros unidos con la intención principal de restaurar su poder cluyó con un brutal ataque contra la minoría china en aquél país.
de clase, por un lado, y una base electoral integrada en la «mayoría moral» de la de- Sin embargo, tal y como hemos visto, el Estado neoliberal necesita cierta forma
sengañada clase obrera blanca, por otro. Los valores morales se concentraron en el de nacionalismo para sobrevivir. Empujado a operar como un agente competitivo
nacionalismo cultural, la superioridad moral, el cristianismo (de un determinado en el mercado mundial y pretendiendo establecer el mejor clima posible para los
tipo evangélico), los valores familiares en relación con cuestiones como el derecho negocios, el Estado neoliberal moviliza el nacionalismo en sus esfuerzos por al-
a la vida y en el antagonismo respecto a los nuevos movimientos sociales, como el canzar el éxito. La competitividad produce ganadores y perdedores efímeros en la
feminismo, los derechos de los homosexuales, la acción afirmativa o el ecologismo. lucha global por alcanzar una determinada posición y este hecho, en sí mismo,
Si bien durante la era reaganiana esta alianza fue eminentemente táctica, el desor- puede ser una fuente de orgullo, o de examen de conciencia, nacional. Igualmen-
den doméstico de los años de Clinton convirtió el debate sobre los valores morales te, esto se pone de manifiesto en el nacionalismo que se genera alrededor de las
en el eje del republicanismo de Bush hijo. Actualmente, constituye el centro de gra- competiciones deportivas que se celebran entre diferentes países. En China, hay
vedad de la agenda moral del movimiento neoconservador25 . una abierta apelación al sentimiento nacionalista en la lucha por obtener una po-
Pero no sería acertado considerar este giro neoconservador como un rasgo ex- sición (cuando no la hegemonía) en la economía global (al igual que podemos ver
cepcional o particular de Estados Unidos, aunque puedan estar funcionando en en la intensidad de su programa de entrenamiento para los atletas que competirán
este país elementos específicos que no están presentes en otros lugares, aquí esta en los Juegos Olímpicos de Pekín). Tanto Corea del Sur como Japón se encuentran
afirmación de los valores morales se apoya de manera considerable en apelaciones asimismo desbordados por un sentimiento nacionalista y, en ambos casos, este he-
a los ideales ligados, entre otras cosas, a la nación, a la religión, a la historia o a la cho puede ser considerado como un antídoto frente a la disolución de los antiguos
tradición cultural, y en ningún caso estos ideales se ciñen a este país. Este hecho co- vínculos de solidaridad social bajo el impacto del neoliberalismo. En el seno de los
loca nuevamente en el centro del análisis, y de manera más acusada, uno de los as- viejos Estados-nación (como Francia) que ahora constituyen la Unión Europea, se
pectos más problemáticos de la neoliberalización, esto es, la curiosa relación entre están avivando fuertes corrientes de nacionalismo cultural. La religión y el nacio-
el Estado y la nación. En principio, la teoría neoliberal no mira con buenos ojos a nalismo cultural también brindaron el aliento moral que durante los últimos años
la nación, aún cuando defiende la idea de un Estado fuerte. El cordón umbilical que sostuvo el éxito del Partido Nacionalista Hindú para poner en marcha las prácti-
une al Estado y a la nación bajo el liberalismo embridado ha de ser cortado si se cas neoliberales en la India. La invocación de valores morales en la revolución ira-
quiere que el neoliberalismo pueda madurar. Esta afirmación se torna especialmen- ní y el posterior giro hacia el autoritarismo no han conllevado el abandono total de
te cierta si pensamos en algunos Estados, como México y Francia, que adoptan una las prácticas basadas en el mercado en este país, aunque la revolución apuntaba
forma corporativista. El Partido Revolucionario Institucional de México había de- contra la decadencia del individualismo desenfrenado de las relaciones mercanti-
fendido durante un largo periodo de tiempo el lema de la unidad entre el Estado y les. Un impulso semejante descansa detrás del viejo sentido de superioridad moral
la nación pero esta defensa hizo aguas de manera progresiva, e hizo, incluso, que que invade países como Singapur y Japón respecto a lo que ellos perciben como el
buena parte de la nación se volviese contra el Estado a raíz de las reformas neoli- individualismo decadente y el multiculturalismo deslavazado de Estados Unidos.
berales adoptadas durante la década de 1990. Por supuesto, el nacionalismo ha sido El ejemplo de Singapur es particularmente ilustrativo. Ha combinado el neolibe-
un rasgo secular de la economía global y efectivamente sería extraño que hubiera ralismo en el mercado con un poder estatal draconiano, coercitivo y autoritario,
desaparecido sin dejar rastro como resultado de las reformas neoliberales; de he- mientras apela a vínculos de solidaridad moral basados en los ideales nacionalistas
de un Estado insular asediado (tras su expulsión de la federación malaya), en los
25
T. Frank, Whats the Matter wíth Kansas. How Conservatíves Won the Hearts o/ Ameríca, Nue- valores confucianos y, de manera más reciente, en una versión propia de la ética
va York, Metropolitan Books, 2004. cosmopolita apropiada a su actual posición en el mundo del comercio internado-

94 95
naF 6 . Especialmente interesante es, asimismo, el caso británico. Margaret That-
cher, a través de la guerra de las Islas Falklands/Malvinas y de su postura antago-
Desarrollos geográficos
nista hacia Europa, invocó el sentimiento nacionalista para suscitar el apoyo a su desiguales
proyecto neolíberal, aunque la idea que animaba su visión era la de Inglaterra y
San Jorge, y no la del Reino Unido, lo que despertó la hostilidad de Escocia y de
Gales.
Evidentemente, aunque el coqueteo con cierto tipo de nacionalismo presente
peligros, el ardiente abrazo por parte del neoconservadurísmo de una meta moral
nacional es mucho más amenazante. La imagen de un nutrido grupo de Estados dis-
puestos a recurrir por separado a prácticas coercitivas draconianas cada uno en
apoyo de sus propios valores morales díferencíadores y supuestamente superiores,
compitiendo entre sí en la escena mundial, no resulta alentadora. Lo que parece una
solución a las contradicciones del neoliberalismo puede convertirse con demasiada
facilidad en un problema en sí mismo. La expansión del poder neoconservador,
cuando no plenamente autoritario (de manera similar al que Vladimir Putin ejerce
en Rusia y al que el Partido Comunista ejerce en China), aunque se funde de ma- El mapa móvil de la neoliberalización
nera muy diferenciada en formaciones sociales distintas, ilumina los peligros de caer
en una competencia, o incluso en una guerra, entre nacionalismos. Sí el hecho de Un mapa móvil del progreso de la neoliberalízacíón en la escena mundial desde
que esto ocurra es inevitable, es más probable que se deba al giro neoconservador 1970 sería arduo de trazar. No debemos olvidar que la mayoría de los Estados que
que a verdades eternas atribuidas a diferencias supuestamente nacionales. Por lo han asumido el giro neoliberallo han hecho sólo parcialmente; la introducción de una
tanto, sí queremos evitar desenlaces catastróficos es necesario rechazar la solución mayor flexibilidad en los mercados laborales aquí, la desregulacíón de las operacio-
neoconservadora de las contradicciones del neoliberalismo. No obstante, esto hace nes financieras y el abrazo del monetarísmo allá, un movimiento hacía la privatización
presumir la existencia de alguna alternativa, cuestión que abordaremos más ade- de sectores de propiedad estatal en algún otro lugar. Los cambios a gran escala pro-
lante. ducidos en la estela dejada por una crisis (como la caída de la Unión Soviética) pue-
den verse sucedidos de reveses con efectos retardados que afloran cuando los aspec-
tos indigeribles del neoliberalísmo se hacen más evidentes. Y en la lucha para
restaurar o establecer un poder de clase alta distintivo, se producen toda clase de gi-
ros y de rotaciones a medida que los poderes políticos cambian de manos y los ins-
trumentos de influencia se debilitan en un lugar o se refuerzan en otro. Por lo tanto,
en todo mapa móvil deberían figurar las turbulentas corrientes de un desarrollo geo-
gráfico desigual que resulta preciso trazar para comprender el modo en el que las
transformaciones locales se encuentran relacionadas con tendencias más generales 1.
La competencia entre los diferentes territorios (Estados, regiones, o ciudades)
por poseer el mejor modelo de desarrollo económico o el mejor clima para los ne-
gocios era una cuestión relativamente insignificante en la década de 1950 y de 1960.
Este tipo de contienda se intensificó en el sistema más fluido y abierto de relacío-

26
Lee Kuan Yew, From Third World to First. The Sincapore Store, 1965-2000, Nueva York, Harper- 1J. Peck, «Geography and Public Policy. Constructions of Neoliberalism», Progress in Human
Collins, 2000. Geography XXVIII, 3 (2004), pp. 392-405.

96 97
nes comerciales que se estableció después de 1970. Así pues, el progreso general de De hecho, la década de 1980 perteneció a Japón, a las economías de los «tigres»
la neoliberalización se ha visto crecientemente impelido a través de mecanismos de del este de Asia y a Alemania Occidental, que desempeñaron el papel de motores
desarrollo geográfico desigual. Los Estados o las regiones más prósperas presionan competitivos de la economía global. Su éxito, en ausencia de toda reforma neolíbe-
al resto para que sigan sus pasos. Las innovaciones más rompedoras colocan a éste ral de gran envergadura, torna difícil argumentar que la neoliberalización progresó
o aquél Estado (Japón, Alemania, Taíwán, Estados Unidos o China), región (Silícon en la escena mundial en tanto que remedio de eficacia demostrada frente al estan-
Valley, Bavíera, la Terza Italia, Bangalore, el delta del río Perla, o Bostwana), o in- camiento económico. No cabe duda de qu~ los bancos centrales de estos países si-
cluso ciudad (Boston, San Francisco, Shanghaí, o Munich) en la vanguardia de la guieron por regla general una línea monetarísta (el Bundesbank de Alemania Occi-
acumulación de capital. Pero las ventajas competitivas en demasiadas ocasiones se dental fue particularmente diligente en combatir la inflación). Y las reducciones
revelan efímeras introduciendo una extraordinaria volatilidad en el capitalismo glo- graduales en las barreras comerciales crearon presiones sobre la competencia que
bal. Sin embargo, también es cierto que los potentes impulsos hacía la neoliberali- dieron como resultado un proceso sutil de lo que podría llamarse «neolíberalíza-
zacíón han emanado de un reducido número de epicentros de máxima importan- ción progresiva», incluso en países generalmente reticentes a la misma. El Acuerdo
cía, o bien se han orquestado directamente desde ellos. de Maastricht de 1991, por ejemplo, que en líneas generales estableció un marco
Indudablemente, el Reino Unido y Estados Unidos marcan el camino. Pero en neoliberal para la organización interna de la Unión Europea, no habría sido posible
ningún país el giro se ha producido sin afrontar dificultades. Aunque Thatcher si los Estados que se habían comprometido con las reformas neoliberales, como
pudo privatizar satisfactoriamente el sistema de viviendas sociales y las empresas de Gran Bretaña, no hubieran ejercido presión en este sentido. En Alemania Occi-
suministro de agua, gas y electricidad, los servicios públicos más importantes, como dental, sin embargo, los sindicatos conservaban su fuerza, el sistema de protección
el sistema nacional de salud y la educación pública, permanecieron en gran medida social no se había debilitado y los niveles salariales seguían siendo relativamente al-
inmunes a sus programas. En Estados Unidos, a su vez, el «compromiso keynesía- tos. Esto estimuló un grado importante de innovación tecnológica que mantuvo a
no» de la década de 1960 nunca se había acercado a los logros de los Estados so- este país en una posición holgadamente ventajosa en la competencia internacional
cialdemócratas europeos. La oposición a Reagan fue, por lo tanto, menos combatí- durante la década de 1980 (si bien también produjo paro tecnológico, causado por
va. En todo caso, Reagan estaba tremendamente preocupado por el desarrollo de la la introducción de nuevas tecnologías en el sistema productivo). El crecimiento im-
Guerra Fría. Así pues, emprendió una carrera armamentística financiada mediante pulsado por la exportación espoleó al país convirtiéndolo en un líder global. En J a-
el déficit («keynesíanísmo militar»), que fue de especial provecho para la mayoría pón, los sindicatos independientes eran débiles o bien inexistentes y las tasas de ex-
de sus electores en el sur y el oeste del país. Aunque ciertamente esto no concorda- plotación laboral elevadas, pero la inversión estatal en la transformación
ba con la teoría neoliberal, el incremento del déficit federal proporcionó una con- tecnológica y la fuerte relación entre las corporaciones y los bancos (una alianza que
veniente excusa para hacer trizas los programas sociales (un objetivo neolíberal). también se demostró feliz en Alemania Occidental) generó en la década de 1980 un
A pesar de toda la retórica acerca de la recuperación de economías enfermas, ni sorprendente crecimiento económico impulsado por las exportaciones, en gran me-
Gran Bretaña ni Estados Unidos alcanzaron elevados niveles de rendimiento eco- dida en perjuicio de Gran Bretaña y de Estados Unidos. Por lo tanto, un crecí-
nómico en la década de 1980, lo que indicaba que el neoliberalísmo no era la res- miento como el que se produjo en la década de 1980 no dependía de la neolíbera-
puesta a las súplicas de los capitalistas. Indiscutiblemente, la inflación se redujo y lización, excepto en el sentido superficial de que la mayor apertura del comercio
las tasas de interés cayeron, pero todo ello se consiguió a costa de soportar unas ele- global y de los mercados proporcionaron un contexto en el que las experiencias de
vadas tasas de desempleo (que alcanzó una medía del 7,5 por 100 en Estados Uní- éxito basado en la exportación protagonizadas por Japón, Alemania Occidental y
dos durante los años de Reagan, y de más del 10 por 100 en la Gran Bretaña de los «tigres» asiáticos, pudieron desarrollarse con más facilidad al hallarse en medio
Thatcher). Los recortes en el Estado del bienestar y en el gasto en infraestructuras de una intensificada competencia internacional. A finales de esa misma década,
supusieron para muchos una disminución de su calidad de vida. El resultado glo- aquellos países que habían emprendido una senda neoliberal más decidida, todavía
bal fue una difícil combinación de bajo crecimiento y de creciente desigualdad en parecían encontrarse en apuros económicos. Era difícil no concluir que los regíme-
la renta. Y en América Latina, azotada por la primera ola de neolíberalización for- nes de acumulación de Alemania Occidental y de Asia merecían ser emulados. Mu-
zada a principios de la década de 1980, el resultado fue prácticamente toda una chos Estados europeos se resistieron, por lo tanto, a efectuar reformas neoliberales
«década pérdida» de estancamiento económico y de turbulencia política. y abrazaron el modelo de Alemania Occidental. En Asia, el modelo japonés fue am-

98 99
pliamente emulado, primero, por el «grupo de los cuatro» (Corea del Sur, Taiwán,
Hong Kong, y Singapur) y, posteriormente, por Tailandia, Malasia, Indonesia y Fi-
lipinas.
Sin embargo, los modelos de Alemania Occidental y de Japón no facilitaban la
restauración del poder de clase, ya que los incrementos en los niveles de desigual-
dad social que podían encontrarse en el Reino Unido y particularmente en Estados ~
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Unidos durante la década de 1980 se mantuvieron bajo control. Aunque las tasas de (/)

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crecimiento eran bajas en estos dos últimos países, el nivel de vida de la fuerza de Q)"O
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trabajo estaba reduciéndose significativamente a la vez que las clases altas empeza- l[) ..-
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ban a sentir que el sistema les sonreía. La tasas de retribución de los altos directi- o.
vos estadounidenses, por ejemplo, se estaban convirtiendo en la envida de los euc
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ropeos que ocupaban posiciones equivalentes. En Gran Bretaña, una nueva l[)
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hornada de financieros emprendedores comenzó a consolidar grandes fortunas. Si


el proyecto era restaurar el poder de clase para las elites más altas, entonces, el neo-
liberalismo era claramente la respuesta. El hecho de si un país podía ser o no em-
pujado hacia la neoliberalización dependía, entonces, del equilibrio de fuerzas en-
tre clases existente (la poderosa organización sindical de Alemania Occidental y de
Suecia mantenían a raya la neoliberalización) así como también del grado de de-
pendencia de la clase capitalista con respecto al Estado (muy fuerte en Taiwán y en
Corea del Sur).
Los medios con los que podía ser transformado y restaurado el poder de clase
fueron desplegados gradual, pero desigualmente, durante la década de 1980 y se
consolidaron durante la de 1990. En este proceso fueron cruciales cuatro elemen-
tos. En primer lugar, el giro a una financiarización más abierta que comenzó en la
década de 1970 se aceleró durante la de 1990. La inversión extranjera directa y las
inversiones en cartera crecieron rápidamente en todo el mundo capitalista. Pero su
expansión fue desigual (figura 4.1), con frecuencia en función de la existencia de un
clima más óptimo para los negocios en un lugar frente a otro. Los mercados finan-
cieros experimentaron una poderosa ola de innovación y de desregulación a escala
internacional. No sólo cobraron una importancia mucho mayor como instrumentos
de coordinación, sino que también proporcionaron las vías de obtención y de acu-
mulación de riqueza. En efecto, se convirtieron en los medios privilegiados para la
restauración del poder de clase. El estrecho vínculo entre las corporaciones y los
bancos, que había sido tan fructífero en Alemania Occidental y en Japón durante la
década de 1980, se vio socavado y sustituido por una creciente conectividad entre
las corporaciones y los mercados financieros (las bolsas de valores). En este punto,
Gran Bretaña y Estados Unidos disfrutaban de ventaja. En la década de 1990, la
economía japonesa cayó en picado (arrastrada por el derrumbe de los mercados es-
peculativos de bienes inmuebles y del suelo) y el sector bancario se hallaba en un

100 101
estado deplorable. La precipitada unificación de Alemania generó presiones inter- minó la «nueva economía», miraba al resto como sí hubiera encontrado la respues-
nas, y la ventaja tecnológica que los alemanes habían acaparado anteriormente se ta y sus políticas fueran dignas de emulación, aunque el nivel de pleno empleo re-
vio disipada, tornando necesario poner a prueba más seriamente su tradición so- lativamente alcanzado implicara unos reducidos niveles retributivos en los que dis-
cialdemócrata en aras a sobrevivir. minuían los beneficios sociales (creció el número de personas sin seguro sanitario).
En segundo lugar, se verificó la creciente movilidad geográfica del capital. La flexibilidad de los mercados laborales y las reducciones en el sistema de provi-
Esto se veía en parte facilitado por el hecho prosaico, pero crucial, de la rápida re- sión social (la draconiana puesta a punto de Clinton del «sistema de bienestar tal y
ducción de los costes de los transportes y las comunicaciones. La reducción gradual como lo conocemos») comenzó a hacer efecto sobre la deuda estadounidense y ejer-
de las fronteras artificiales a la circulación del capital y de las mercancías como los cer una presión competitiva en los mercados laborales más rígidos que prevalecían
aranceles, los controles de divisas o, todavía más sencillo, del tiempo de espera en en la mayoría de los países europeos (con la salvedad de Gran Bretaña) y en Japón.
las fronteras (cuya abolición en Europa tuvo efectos espectaculares) también de- No obstante, el verdadero secreto del éxito estadounidense consistió en que ahora
sempeñó un importante papel. Aunque existía un considerable desequilibrio (los era capaz de bombear elevadas tasas de rentabilidad al país gracias a sus operacio-
mercados japoneses permanecían sumamente protegidos, por ejemplo) se produjo nes corporativas y financieras (tanto de inversiones directas como de cartera) en res-
una fuerte tendencia general hacia la estandarización de las transacciones comer- to del mundo. Fue este flujo de tributo del resto del mundo lo que financió gran
ciales a través de acuerdos internacionales que culminó en los acuerdos de la Orga- parte de la abundancia alcanzada en Estados Unidos durante la década de 1990 (fi-
nización Mundial del Comercio que entraron en vigor en 1995 (en el plazo de un guras 1.8 y 1.9)4 .
año los habían ratificado más de un centenar de países). Esta mayor apertura a los Por último, la difusión global de la nueva ortodoxia económica monetarista y
flujos de capital (ante todo estadounidenses, europeos y japoneses) presionó al res- neoliberal ejerció una influencia ideológica más poderosa que nunca. Ya en 1982, las
to de Estados para que considerasen la calidad de su clima de negocios como una economías keynesianas habían sido purgadas de los pasillos del FMI y del Banco
condición decisiva de su éxito competitivo. En tanto que el FMI y el Banco Mun- Mundial. A finales de la década, la mayoría de los departamentos de economía de las
dial tomaron progresivamente el grado de neoliberalización de un país como índi- universidades estadounidenses dedicadas a la investigación -que contribuyeron a
ce para medir la calidad de su clima de negocios, la presión sobre todos los Estados formar a la mayoría de los economistas del mundo- se habían alineado adhiriéndo-
para llevar a cabo reformas neolíberales no cesó de incrementarse2 . se en términos generales a la agenda neoliberal, que ponía el énfasis en el control de
En tercer lugar, el complejo formado por Wall Street, el Fondo Monetario In- la inflación y en unas finanzas públicas saneadas (en lugar de en el pleno empleo y
ternacional y el Departamento del Tesoro estadounidense, que vino a dominar la en las protecciones sociales) como principales objetivos de la política económica.
política económica durante los años de Clinton, fue capaz de convencer, embaucar Todas estas corrientes convergieron en el denominado «consenso de Wa-
y (gracias a los programas de ajuste estructural administrados por el FMI) coaccio- shington» de mediados de la década de 19905 . En él se definían los modelos de neo-
nar a muchos Estados de los países en vías de desarrollo para emprender la senda liberalismo estadounidense y británicos como la respuesta a los problemas globales.
neoliberaP. Estados Unidos también utilizó el cebo del acceso preferencial a su in- Se ejerció una considerable presión sobre Japón y sobre Europa (por no mencionar
menso mercado de consumo para persuadir a muchos países para que reformasen al resto del mundo) para que adoptasen la senda neoliberal. Así pues, fueron Clin-
sus economías a lo largo de líneas neoliberales (en ciertos casos a través de acuer- ton y Blair, desde posiciones de centro-izquierda, los que más contribuyeron a con-
dos comerciales bilaterales). Estas políticas ayudaron a propiciar un periodo de solidar el papel del neoliberalismo tanto en la esfera nacional como internacional.
prosperidad económica en Estados Unidos durante la década de 1990. Este país, La formación de la Organización Mundial del Comercio fue el punto álgido de esta
surcando la ola de la innovación tecnológica que afianzó el auge de lo que se deno- estocada institucional (si bien la creación del Tratado de Libre Comercio y la ante-
rior firma de los acuerdos de Maastricht en Europa también fueron significativos
2 World Bank, World Development Report 2005. A Better Investment Climate /or Everyone, Nue-
ajustes institucionales de ámbito regional). Desde un punto de vista programático,
va York, Oxford University Press, 2004.
3 P. Gowan, The Global Gamble. Washington 's Faustian Bid /or World Dominante, Londres, Ver- 4 G. Duménil y D. Lévy, «The Economics ofU.S. Imperialism at the Turn ofthe 21sr Century», Re-
so, 1999 [ed. cast.: La apuesta por la globalización, Madrid, «Cuestiones de antagonismo 6», Ediciones
view o/International Political Economy XI, 4 (2004), pp. 657-676.
Akal, 2000]. 5 Véase, J. Stiglitz, The Roaring Nineties, Nueva York, Norton, 2003.

102 103
la OMC estableció los criterios y las reglas para regir la interacción en la economía dones globales (véase figura 4.2)7, mientras que durante la década de 1990 estalla-
global. Sin embargo, su primer objetivo fue abrir la mayor parte del mundo que fue- ron dos series de crisis financieras interrelacionadas que generaron un trazo negati-
ra posible a la circulación de capitales sin ningún tipo de restricción (aunque siem- vo de neoliberalización desigual. La teqttila crisis que azotó México en 1995, por
pre con una cláusula de reserva sobre la protección de los «intereses nacionales» ejemplo, se extendió prácticamente de manera inmediata y con efectos devastado-
más importantes), ya que esto sentaba las bases de la capacidad del poder financie- res a Brasil y a Argentina. Pero sus reverberaciones también centellearon de algún
ro estadounidense, así como también de Europa y de Japón, para exigir tributo al modo en Chile, Filipinas, Tailandia y Polonia. Por qué, exactamente, se produjo
resto del mundo. este particular patrón de contagio es difícil de explicar ya que en los mercados fi-
Ninguno de estos desarrollos concuerda con la teoría neoliberal, excepto en lo nancieros los movimientos especulativos y las expectativas no descansan necesaria-
que se refiere a la importancia atribuida a las restricciones presupuestarias y a la mente en los puros hechos. No obstante, la ausencia de regulación del proceso de
persistente lucha contra lo que en la década de 1990 era una inflación casi inexis- financiarización que estaba en marcha sin duda comportaba un serio peligro de
tente. Por supuesto, siempre se esgrimían consideraciones relativas a la seguridad provocar crisis contagiosas. La «mentalidad de rebaño» de los financieros (ningu-
nacional que inevitablemente contrariaban cualquier tentativa de aplicar la teoría no quiere ser el último en quedar vinculado a una moneda antes de su devaluación)
neoliberal en toda su pureza. Aunque la caída del muro de Berlín y el final de la puede generar temores que con su mera aparición desencadenan su cumplimiento.
Guerra Fría generaron un desplazamiento geopolítico sísmico en las rivalidades im- Y estos podían manifestarse tanto de manera agresiva como defensiva. Los especu-
periales, no acabaron con la danza en ocasiones mortal de pugna geopolítica por el ladores de divisas ganaron miles de millones cuando empujaron a los gobiernos eu-
poder y por la influencia entre las potencias más fuertes de la escena mundial, par- ropeos a aflojar el Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio (METC) en julio de
ticularmente en aquellas regiones, como Oriente Próximo, que controlaban recur- 1993; y en octubre de ese mismo año George Soros ganó, en solitario, casi 1.000 mi-
sos clave o de marcada inestabilidad social y política (como los Balcanes). No obs- llones de dólares en dos semanas apostando contra la capacidad de Gran Bretaña
tante, se atenuó el compromiso estadounidense con Japón y con las economías del para mantener la libra dentro de los límites fijados mediante ese mecanismo.
Este de Asia como bastiones en primera línea de la Guerra Fría. El papel de bene- La segunda oleada de crisis financieras, notablemente más extendida, se inició
factor económico que había jugado Estados Unidos en Corea del Sur y en Taiwán en Tailandia en 1997 con la devaluación del baht tras ltt caída del mercado inmobi-
antes de 1989, no se reeditó para Indonesia y Tailandia en la década de 1990. Pero liario especulativo. La crisis se extendió primero a Indonesia, Malasia y Filipinas, y
incluso dentro del marco neoliberal había muchos elementos, como las actividades posteriormente a Hong Kong, Taiwán, Singapur, y Corea de Sur. A continuación,
del FMI y del G7, que funcionaban no tanto como instituciones neoliberales sino Estonia y Rusia experimentaron una violenta sacudida y poco después Brasil se vino
como centros de puro poder susceptibles de ser movilizados por potencias particu- abajo, generando graves y duraderas consecuencias para Argentina. Australia, Nue-
lares o por grupos de potencias en búsqueda de una ventaja particular. La crítica va Zelanda y Turquía igualmente se vieron afectadas. Únicamente Estados Unidos
teorética neoliberal al FMI nunca desapareció. La disposición para intervenir en los parecía inmune, aunque también allí un fondo de inversión de alto riesgo, Long
mercados de divisas mediante convenios -como el Acuerdo del Plaza de 1985, que Term Capital Management (que contaba entre sus principales consejeros con dos
bajó artificialmente el valor del dólar frente al yen japonés y que poco tiempo des- ganadores del premio Nobel de economía), había apostado en sentido equivocado
pués se vio sucedido por el Acuerdo del Plaza Inverso, que trató de rescatar aJa- en los movimientos de la divisa italiana y tuvo que ser rescatado con 3.500 millones
pón del estado de depresión en el que se encontraba en la década de 1990-, fueron de dólares.
casos de intervenciones orquestadas en un intento de estabilizar los mercados fi- Entre 1997 y 1998 se puso a prueba el conjunto del todo el «régimen de acu-
nancieros globales 6 . mulación del este asiático» que había sido posibilitado por los «Estados de los paí-
Las crisis financieras fueron endémicas y contagiosas. La crisis de endeuda- ses en vías de desarrollo». Los efectos sociales fueron devastadores:
miento de la década de 1980 no se restringió a México, sino que tuvo manifesta-
A medida que se agudizaba la crisis, el desempleo se disparaba, el PIB caía en pi-
6 R. Brenner, The Boom and the Bubble. The US in the World Economy, Londres, Verso, 2002 [ed. cado y los bancos cerraban. La tasa de desempleo se cuadriplicó en Corea, se tríplí-
cast.: La expansion económica y la burbuja bursátil, Madrid, «Cuestiones de antagonismo 19», Edi-
7
ciones Akal, 2003. S. Corbridge, Debt and Development, Oxford, Blackwell, 1993.

104 105
có en Tailandia, y se decuplicó en Indonesia. En este país, casi el15 por 100 de los
varones que en 1997 se encontraban trabajando había perdido sus empleos en agos-
to de 1998, y la devastación económica fue aún peor en las áreas urbanas de la prin-
cipal isla, Java. En Corea del Sur, la pobreza urbana prácticamente se triplicó, y casi
una cuarta parte de la población cayó en la indigencia; en Indonesia, la pobreza se
duplicó[. .. ]. En 1998, el PIE de Indonesia cayó el13,1 por 100, en Corea, el6,7 por
100 y en Tailandia el10,8 por 100. Tres años después de la crisis, el PIE de Indone-
sia todavía se encontraba un 7,5 por 100 por debajo del nivel registrado antes de la
misma, y el de Tailandia era un 2,3 por 100 inferiorS.

Cuando el PIB indonesio comenzó a caer y el desempleo a aumentar de manera


vertiginosa, el FMI decidió intervenir y ordenar medidas de austeridad económica
consistentes en la eliminación de las subvenciones a los alimentos y al queroseno.
Las revueltas y la violencia que se sucedieron «destrozaron el tejido social del país»
haciéndolo añicos. Las clases capitalistas, principalmente la etnia china, fueron res-
ponsabilizadas en gran medida de la debacle. Mientras la rica elite comercial china
huía hacia Singapur, una ola vengativa de asesinatos y de ataques contra sus bienes
engulló al resto de la minoría china cuando la bestia del etno-nacionalismo irguió
su violenta cabeza en búsqueda de un chivo expiatorio del derrumbe social9 .
La explicación estándar de la crisis ofrecida por el FMI y por el Departamento
del Tesoro estadounidense culpaba a la excesiva intervención estatal y a unas rela-
ciones corruptas entre el Estado y los negocios («capitalismo de compadreo»). El
remedio consistía en una mayor neoliberalización. El Departamento del Tesoro y el
Fondo Monetario Internacional actuaron en consecuencia, con efectos desastrosos.
De acuerdo con la interpretación alternativa de lo ocurrido, en el centro de la cri-
sis se hallaban la impetuosa desregulación financiera y el no haber creado controles
reguladores adecuados sobre unas inversiones de cartera especulativas e ingober-
nables. Las pruebas que avalan esta última tesis son contundentes, puesto que los
países que no habían liberado sus mercados de capitales -Singapur, Taiwán, y Chi-
na- se vieron afectados por la crisis en mucha menor medida que los países que
como Tailandia, Indonesia, Malasia, y Filipinas sí lo habían hecho. Por otro lado,
Malasia, el único país que ignoró los mandatos del FMI y que impuso controles al
capital se recuperó de manera más rápida 10 . Asimismo, Corea del Sur, después de

8 J. Stíglitz, Globalization and its Discontents, Nueva York, Norton, 2002.


9 A. Chua, World o/ Pire. How Exporting Free Market democracy Breeds Ethnic Hatred and Global
lnstability, Nueva York, Doubleday, 2003.
10
P. Henderson, «Uneven Crises. Institucional Foundation of East Asían Turrnoil>>, Economy and Soci-
ety XXVIII, 3 (1999), pp. 327 -368;]. Stíglitz, Globalization and its Discontents, cit., p. 99, comparte esta in-
terpretación: <<la liberalización de las cuentas de capital fue el factor más importante que condujo a la crisis>>.

106 107
rechazar los consejos del FMI sobre la reestructuración industrial y financiera tam- de los hedge /unds, y en ningún momento se le ocurre pensar que la creciente desi-
bién experimentó una aceleración de su recuperación. Por qué el FMI y el Depar- gualdad social que él mismo crítica con tanta frecuencia como subproducto de la ne-
tamento del Tesoro estadounidense continúan insistiendo en la neoliberalización es oliberalización, podría haber sido en todo momento la raison d'étre de esta crisis.
un aparente misterio. Las víctimas proponen cada vez más una explicación conspi-
rativa a las razones de la crisis:
Informes desde primera línea
El FMI dijo primero a los países asiáticos que abrieran sus mercados al capital a
corto plazo. Los países lo hicieron y el dinero afluyó a los mismos pero para mar- México
charse de manera igualmente repentina. Entonces, el FMI dijo que debían elevarse
los tipos de interés y llevarse a cabo una política de contracción presupuestaria, lo El Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue el único partido que gobernó
que indujo una profunda recesión. Los precios de los activos se desplomaron y el México desde 1929 hasta la elección de Vicente Fox en 2000. El partido creó un Es-
FMI instó a los países afectados a vender sus activos a precios de ganga [ ... ]. Las ven- tado corporativista que se demostró hábil para organizar, cooptar, comprar y, en
tas fueron gestionadas por las mismas instituciones financieras que habían retirado caso necesario, suprimir los movimientos de oposición de los trabajadores, los cam-
su capital precipitando la crisis. Estos bancos obtuvieron en aquel momento grandes pesinos y las clases medidas que habían constituido la base de la revolución. El PRI
comisiones por su trabajo en la venta o en la división de las precarias compañías; al perseguía un modelo de modernización y de desarrollo económico conducido por
igual que habían obtenido grandes comisiones cuando en un principio habían guia- el Estado que se concentraba principalmente en la sustitución de importaciones y
do el dinero hacia el país 11 . en un vigoroso comercio de exportación con Estados Unidos. Asimismo, había
emergido un significativo sector estatal en régimen de monopolio en el sector de los
Detrás de esta lectura conspirativa descansa el turbio y excesivamente poco exa- transportes, la energía y los servicios públicos, así como también en algunas indus-
minado papel de los hedge funds que tienen su sede en Nueva York. Si Soros y otros trias básicas (como el acero). En 1965 había comenzado la entrada controlada de
especuladores podía ganar miles de millones a costa de los gobiernos europeos capital extranjero bajo el programa de las maquilas, que permitió principalmente al
apostando contra su capacidad de mantenerse dentro de las directrices fijadas por capital estadounidense producir en al zona fronteriza de México utilizando mano
el Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio (METC), entonces, ¿por qué los hed- de obra barata, sin limitaciones por ningún tipo de arancel o de restricción sobre la
ge funds, armados con billones de dólares provenientes de los fondos de los bancos circulación de mercancías. A pesar de registrar un desarrollo económico relativa-
con un alto grado de apalancamiento, no iban a poder idear un ataque no sólo con- mente fuerte en las décadas de 1950 y de 1960, los beneficios del crecimiento no se
tra los gobiernos del este y del sureste asiático, sino también contra las más prós- habían distribuido de manera notable. México no era un buen ejemplo de libera-
peras compañías del capitalismo global, simplemente negando la liquidez en cuan- lismo embridado, si bien episódicas concesiones a los sectores inquietos de la so-
to surgiera la menor dificultad? El flujo resultante de tributo hacia Wall Street fue ciedad (campesinos, obreros y clases medias) servían en cierta medida para redis-
inmenso, provocando el aumento del precio de las acciones en un momento en el tribuir la renta. La violenta supresión del movimiento estudiantil que protestaba
que las tasas de ahorro interior en Estados Unidos caían de manera precipitada. Y contra las desigualdades sociales en 1968 dejó un amargo legado que hizo zozobrar
después de que gran parte de la región hubiera sido declarada en quiebra, pudo la legitimidad de PRI. Pero el equilibrio de fuerzas comenzó a cambiar en la déca-
afluir de nuevo una oleada de inversión extranjera directa para comprar compañías da de 1970. Los intereses comerciales reforzaron su posición independiente e in-
o (como en el caso de Daewoo) restos de compañías perfectamente viables a pre- tensificaron sus vínculos con el capital extranjero.
cios de saldo. Stiglitz rechaza la interpretación conspirativa y propone una explica- La crisis global de la década de 1970 golpeó a México intensamente. La res-
ción «más sencilla» aduciendo que el FMI estaba simplemente «reflejando los inte- puesta del PRI consistió en fortalecer el sector público haciéndose cargo de em-
reses y la ideología de la comunidad financiera occidental»12 . Pero ignora el papel presas privadas débiles y manteniéndolas como fuentes de empleo para contener la
amenaza de descontento por parte de la clase obrera. Entre 1970 y 1980 el número
11 J. Stiglitz, Globalization and its Discontents, cit. de empresas estatales se duplicó, al igual que el número de sus empleados. Pero es-
12
Ibid. tas empresas perdían dinero y el Estado tuvo que recurrir al endeudamiento para

108 109
financiarlas. Los bancos de inversión estadounidenses, colmados de petrodólares que aquellos años arrojó cifras superiores al100 por 100 [ ... ].Al mismo tiempo, debido
aguardaban a ser invertidos, prestaron su ayuda. El descubrimiento de yacimientos de a los problemas presupuestarios del gobierno y a la reorientación del modelo econó-
petróleo en México convertía a este país en una apuesta atractiva. La deuda externa mico vigente en el país, el gasto estatal en bienes públicos decayó. Los subsidios a los
de México creció de 6.800 millones de dólares en 1972, a 58.000 millones en 1982 13 • alimentos se restringieron a los sectores más pobres de la población, y la calidad de
Entonces llegaron la política de elevados tipos de interés impulsada por Volcker, la educación pública y de la asistencia sanitaria se estancó 0 se redujo 15 .
la recesión de la economía estadounidense que redujo la demanda de productos
mexicanos y la caída de los precios del petróleo. Los ingresos del Estado mexicano En Ciudad de México, en 1985, esto hizo que los recursos fueran «tan escasos
descendieron y los costes del servicio de la deuda se elevaron considerablemente. que el gasto en los servicios urbanos esenciales de la capital se redujeran un 12 por
El país se declaró en quiebra en agosto de 1982. La huída masiva de capitales que 100 en los transportes, un 25 por 100 en el agua potable, un 18 por 100 en los ser-
ya había comenzado en anticipación a una devaluación del peso se aceleró, y el pre- vicios sanitarios y un 26 por 100 en la recogida de basuras» 16. La ola de criminali-
sidente Portillo nacionalizó los bancos como una medida de emergencia 14 . La elite dad que vino después, convirtió en una década a Ciudad de México en una de las
del mundo de los negocios y los banqueros no vieron con buenos ojos esta medida. ciudades más peligrosas de América Latina, a pesar de haber sido una de las más
De la Madrid, que asumió la presidencia a penas unos meses después, tenía que de- tranquilas. Así pues, se asistía a una reedición, aunque en muchos aspectos con re-
cantarse por una opción política. Y se puso del lado de las empresas. Podría decir- sultados más devastadores, de lo que había ocurrido en la dudad de Nueva York
se que esto era inevitable, pero el poder político del PRI no actuó de este modo por diez años antes. Mucho tiempo después, en un acontecimiento simbólico, la ciudad
necesidad. De la Madrid era de tendencia reformista, se encontraba menos imbui- de México adjudicó un contrato por valor de varios millones de dólares a la aseso-
do en la tradición política del PRI y mantenía estrechas relaciones con la clase ca- ría de Giuliani para aleccionarle cómo abordar la cuestión de la criminalidad.
pitalista y con los intereses extranjeros. La nueva combinación formada por el FMI, De la Madrid pensó que una vía para escapar del quebradero del endeudamien-
el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro estadounidense, organizada por Ja- to residía en vender las empresas públicas y utilizar los ingresos resultantes para sal-
mes Baker para rescatar a México, ejerció sobre el presidente una presión adicio- dar la deuda del país. Pero los pasos iniciales para la privatización fueron vacilan-
nal. No sólo insistían en la austeridad presupuestaria sino que, por primera vez, ins- tes y, a la vez, relativamente menores. La privatización entrañaba la reestructuración
taban a que se llevaran a cabo amplias reformas neoliberales como la privatización, en masa de las relaciones laborales, y esto desencadenó el conflicto. A finales de la
la reorganizaron del sistema financiero de manera más acorde a los intereses extran- década de 1980 estallaron encarnizadas luchas obreras que acabaron siendo repri-
jeros, la apertura de los mercados internos al capital extranjero, la disminución de las midas de manera despiadada por el gobierno. El ataque contra la fuerza de trabajo
barreras arancelarias y la creación de mercados laborales más flexibles. En 1984 el organizada se intensificó durante la presidencia de Salinas, que asumió el poder en
Banco mundial otorgó a un país, por primera vez en la historia, un préstamo a cam- 1988. Varios líderes obreros fueron encarcelados tras ser acusados de corrupción y
bio del compromiso de llevar a cabo reformas neoliberales estructurales. De laMa- se colocaron nuevos líderes más sumisos en las organizaciones obreras estratégicas
drid abrió entonces México a la economía global integrándose en el GATT e imple- bajo control del PRI. En más de una ocasión se recurrió al ejército para romper las
mentando un programa de austeridad económica. Los efectos fueron desgarradores: huelgas, y el poder independiente de la fuerza de trabajo organizada, ya escaso,
mermó en cada ofensiva. Salinas aceleró y formalizó el proceso de privatización. Se
Entre 1983 y 1988la renta per cápita de México cayó a una tasa de un 5 por 100 había formado en Estados Unidos y acudía a economistas que también habían reci-
anual; el valor de los salarios reales de los trabajadores cayó entre el 40 y el 50 por bido allí su formación para recabar consejo 17 . Su programa de desarrollo económi-
100; la inflación, que durante la década de 1960 había oscilado entre el3 y el4 por co estaba redactado en un lenguaje próximo a la ortodoxia neoliberal.
100 anual, había crecido hasta contarse por decenas después de 1976, y en varios de
15
C. Lomnitz-Adler, «The Depreciation of Life During Mexico City's Transition into "The Cri-
sis"», en J. Schneider y l. Susser (eds.), Wounded Cities, Nueva York, Berg, 2004, PP· 47-70.
13 16
l. Vasquez, «The Brady Plan and Market-Based Solutions to Debt Crises», The Cato ]ournal, D, Davis, Urban Leviathan. Mexico City in the Twentieth Century, Filadelfia, Temple Universi-
16/2 (disponible online). ty Press, 1994.
14 17
D. Macleod, Downsizing the State. Privatization and the Limits o/ Neoliberal Re/orm in Mexico, D. MacLeod, Downsizing the State. Privatization and the Limits o/ Neoliberal Re/orm in Mexico,
University Park, Pennsylvania University Press, 2004. University Park, Pennsylvania University Press, 2004.

110 111
La apertura aún mayor de México a la competencia y a la inversión directa ex-
tranjeras, se convirtió en uno de los elementos fundamentales del programa de refor-
ma de Salinas. El programa de producción en las maquilas se expandió rápidamente
a lo largo de la frontera norte del país convirtiéndose en una parte esencial de la es-
tructura empresarial y laboral de México (figura 4.3 ). Inició y culminó, satisfactoria-
mente, las negociaciones con Estados Unidos que engendraron el TLCAN. El proce- en en
..._ ....
l1l l1l
so de privatización avanzaba deprisa. El empleo en el sector estatal se redujo a la "'O>
Q) Q)

mitad entre 1988 y 1994. En 2000 el número de compañías de propiedad estatal se li- a::z
mitaba a un reducido grupo de 200, frente a las 1.100 que hubo en 1982 18 . Los tér-
minos de la privatización cada vez se orientaban más a fomentar la propiedad ex-
tranjera. Los bancos, que se habían nacionalizado de manera tan apresurada en 1982,
-'
fueron reprivatizados en 1990. Como medida de adecuación al TLCAN, Salinas tam- 1 o o
bién tenía que abrir el sector campesino y agrícola a la competencia exterior. Por lo ( >"'
Q) Q)
::::1 ....
tanto, tenía que atacar el poder del campesinado que durante largo tiempo había zj
constituido uno de los pilares más importantes de los apoyos del PRI. La Constitu- 1 -oro
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ción de 1917, que databa de la Revolución Mexicana, protegía los derechos legales de ." "::::1'

los pueblos indígenas y consagraba esos derechos en el sistema del ejido, que permi- r o<(()::::1
1
tía que la tierra fuera poseída y utilizada de manera colectiva. En 1991 el gobierno de 1
Salinas aprobó una reforma de la ley que no sólo permitía sino que incentivaba la pri- !13
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vatización de las tierras regidas bajo este sistema, abriéndolas a la propiedad extran- o .S::.
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ü ::::1
jera. En tanto que el sistema del ejido proporcionaba las bases de la seguridad colec- x
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.S::.
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tiva en el seno de los grupos indígenas, el gobierno estaba, en efecto, sacudiéndose su ~ ü
responsabilidad de mantener esta seguridad. La posterior reducción de las barreras a
la importación asestó otro duro golpe, ya que las importaciones baratas generadas por
las eficientes pero también sumamente subvencionadas empresas agroalimentarias es-
tadounidenses provocaron una caída de los precios del maíz, así como también de
otros productos, hasta el punto de que únicamente los agricultores más ricos y efi- 1
1
cientes de México pudieron seguir compitiendo. Al borde de la inanición, muchos
campesinos fueron expulsados de las tierras, únicamente para engrosar el grupo de 1
1
desempleados en las ciudades ya masificadas, donde la denominada «economía in-
formal» (por ejemplo, los vendedores ambulantes) creció a pasos de gigante. La re-
sistencia a la reforma del sistema del ejido fue, no obstante, generalizada y varios gru-
pos de campesinos apoyaron la rebelión zapatista que estalló en Chiapas en 1994 19 •
Después de firmar lo que se conoció como el Plan Brady para la condonación
parcial de la deuda en 1989, México tuvo que tragarse la píldora envenenada del l1l
e
l1l
.2.
18 Ibid, p. 71. ¡::
19 J. Nash, Mayan Vision. The Quest for Autonomy in an Age o/ Globalization, Nueva York, Rout-
ledge, 2001.

112 113
FMI y llevar a cabo una neoliberalización más profunda. El resultado fue la tequila comprando bancos, plantas siderúrgicas, refinerías de azúcar, hoteles y restaurantes,
crisis de 1995, desencadenada, al igual que había ocurrido en 1982, por el aumento plantas químicas y la empresa de telecomunicaciones, así como también habían ob-
de los tipos de interés por parte la Reserva Federal estadounidense. Esto ejerció una tenido concesiones para controlar compañías dentro de sectores recientemente pri-
presión especulativa sobre el peso, que fue entonces devaluado. El problema era vatizados de la economía, como los puertos, las autopistas de peaje, y la telefonía mó-
que, previamente, México había recurrido demasiado alegremente a emitir deuda vil y de líneas telefónicas de larga distancia21 .
expresada en dólares (denominada tesobonos) para incentivar la inversión extranje-
ra, y tras de la devaluación no podía movilizar suficientes dólares para reembolsar- Carlos Slim, el hombre más rico de México ocupaba el puesto número veinti-
los. El Congreso de Estados Unidos se negó a prestar su ayuda, pero Clinton hizo cuatro de la lista de Forbes y controlaba cuatro de las veinticinco mayores empresas
uso de sus poderes al frente del ejecutivo para reunir un paquete de 47.500 millo- del país. Sus intereses empresariales se expandieron más allá de las fronteras mexi-
nes de dólares para rescatar al país. Clinton temía una pérdida de puestos de tra- canas y se convirtió en un actor muy importante en el ámbito de las telecomunica-
bajo en las industrias que exportaban a México, la perspectiva de un incremento de ciones en toda América Latina, así como en Estados Unidos. Su estrategia en el ser-
la inmigración ilegal y, sobre todo, la pérdida de legitimidad de la neoliberalización vicio de telefonía móvil se hizo famosa: consistía en capturar y monopolizar los
y de los acuerdos del TLCAN. Un conveniente efecto secundario de la devaluación mercados más densos y ricos y dejar sin servicio a los mercados de baja densidad y
era que el capital estadounidense podía entonces irrumpir en este país y comprar más pobres. En 2005 México ocupaba la novena posición mundial (por delante de
todo tipo de activos a precios de liquidación. Mientras entonces únicamente uno de Arabia Saudita) en el número de millonarios. Es debatible si podemos llamar a esto
los bancos mexicanos privatizados en 1990 era de propiedad extranjera, en 2000 la restauración o la creación ex novo de poder de clase. Sin lugar a dudas, en Méxi-
veinticuatro de los treinta existentes en el país se encontraban en manos foráneas. co se ha producido un ataque a la fuerza de trabajo, al campesinado y al nivel de
La exacción de tributo de México por parte de los intereses de la clase capitalista vida de la población. Su suerte fue empeorando notablemente a medida que la ri-
extranjera se tornó entonces irrefrenable. Pero la competitividad exterior también queza se acumulaba tanto dentro de México como más allá de sus fronteras en m~­
comenzó a ser un problema. México perdió un número significativo de empleos en nos de un pequeño grupo de magnates respaldados por sus aparatos de poder fl-
las maquilas después de 2000, cuando China se convirtió en una ubicación mucho nanciero y legal.
más barata y, por ende, preferida por muchas firmas extranjeras dependientes de la
contratación de fuerza de trabajo a bajo precio20 .
Los efectos de todo esto, particularmente de las privatizaciones, sobre la con- El derrumbe argentino
centración de la riqueza dentro de México fueron notables:
Argentina emergió de su periodo de dictadura militar con una enorme deuda y
En 1994 la lista de la revista Forbes de las personas más ricas del mundo reveló rígidamente encorsetada en un sistema de gobierno corporativista, autoritario y bá-
que la reestructuración económica de México había producido veinticuatro millona- sicamente corrupto. La democratización se reveló una tarea difícil, pero en 1992
rios. De estos, al menos diecisiete habían participado en el programa de privatización Carlos Menem llegó al poder. A pesar de ser peronista, Menem emprendió la libe-
ralización de la economía, en parte para buscar el favor de Estados Unidos pero
20
también para reestablecer las credenciales argentinas en la comunidad internacio-
J. Forero, «As China Gallops, Mexico Sees Factory Jobs Slip Away>>, The New York Times, 3 de
septiembre de 2003, A3. «México, rey durante mucho tiempo de las plantas de producción de bajo coste nal tras las revelaciones de la «guerra sucia» que mancillaban su reputación. Menem
y exportador hacía Estados Unidos [ ... ] se está viendo rápidamente suplantado por China y por sus cíen- abrió el país al comercio extranjero y al flujo de capitales, introdujo una mayor fle-
tos de millones de trabajadores de bajos salarios[ ... ]. En total, desde 2001, han cerrado 500 de las 3.700 xibilidad en los mercados laborales, privatizó las compañías de propiedad estatal así
maquiladoras existentes en México, lo que costado la pérdida de 218.000 empleos, según fuentes gu- como la seguridad social, y vinculó el peso al dólar con objeto de mantener bajo
bernamentales». Informes recientes indican que el empleo en las maquilas se ha recuperado gracias a la
mejora de la eficacia y del aumento de la flexibilidad de las industrias, que son capaces de utilizar su
proximidad a Estados Unidos para asegurar un flujo constante de distribución de la producción, lo que 21 D. MacLeod, Downsizing the State. Privatization and the Limits o/Neoliberal Re/orm in Mexico,

permite a los minoristas minimizar los costes derivados del mantenimiento de las existencias. Véase, E. cit., pp. 99-100; A. Chua, World o/ Pire. How Exporting Free Market democracy Breeds Ethnic Hat:ed
Malkin, «A Boom Along the Border>>, The New York Times, 26 de agosto de 2004, W1 y W7. and Global Instability, cit., pp. 61-63, proporciona un breve análisis de las actividades de Carlos Shm.

114 115
control la inflación y proporcionar seguridad a los inversores extranjeros. El de- había corregido su desequilibrio presupuestario. Argentina no estaba al corriente
sempleo aumentó ejerciendo una presión descendente sobre los salarios al tiempo de sus deudas. El1 de diciembre el gobierno restringió la retirada de dinero de los
que la elite utilizaba la privatización para amasar nuevas fortunas. El dinero afluía bancos a 250 dólares a la semana y supervisó todas las cuentas de transacciones ex-
en grandes cantidades al país, que experimentó un periodo de prosperidad econó- tranjeras por un valor superior a los 1.000 dólares. Los disturbios que se sucedie-
mica hasta que la tequila crisis desbordó las fronteras mexicanas. ron dejaron un balance de veintisiete personas muertas y la dimisión del presiden-
te de la Rua, junto a Domingo Cavallo, el arquitecto de su política económica. El 6
En pocas semanas, el sistema bancario argentino perdió el18 por 100 de sus de- de enero de 2005, el nuevo presidente, Duhalde, abandonó la vinculación al dólar
pósitos. La economía que había crecido a una tasa media anual del 8 por 100 entre y devaluó el peso. Pero también decidió congelar todas las cuentas de ahorro por
la primera mitad de la década de 1990 y la segunda mitad de 1994, cayó en una pro- un valor superior a los 3.000 dólares y eventualmente tratar los depósitos en dóla-
nunciada recesión. El Producto Interior Bruto se contrajo un 7,6 por 100 entre el úl- res como si fueran pesos, reduciendo de este modo los ahorros a casi una tercera
timo trimestre de 1994 y el primer trimestre de 1996 [. .. ],la carga de los intereses parte de su antiguo valor. 16.000 millones en poder adquisitivo habían sido trans-
debidos por el gobierno se incrementó en más del 50 por 100 entre 1994 y 1996. Se feridos desde los ahorradores a los bancos y, por medio de éstos, a la elite político-
produjo una fuga masiva de capitales y se redujo la reserva de divisas extranjeras22. económica. Las consecuencias, en términos de malestar social, fueron dramáticas y
tuvieron grandes repercusiones. El desempleo se disparó y los ingresos cayeron. Las
El desempleo creció situándose en el18 por 100. Aunque el peso estaba clara- fábricas paradas fueron ocupadas por trabajadores militantes y puestas en funcio-
mente sobrevaluado, se evitó la devaluación (a diferencia de lo que ocurrió en Mé- namiento, se establecieron comités de solidaridad vecinal para buscar colectiva-
xico) por la insistencia en el manteamiento de la seguridad del vínculo con el dólar. mente los mejores medios para sobrevivir y los piqueteros (organizadores de pique-
A esto sucedió una breve recuperación basada en la afluencia de capital extranjero, tes en las calles) cortaron las redes de transporte y se movilizaron alrededor de
que se prolongó hasta que los efectos de la crisis económica de Asia de 1997-1998 ) demandas políticas fundamentales 23 .
se extendieron primero a Rusia y luego a su vecino Brasil. Sumada a los elevados ti- Responsable ante una opinión popular que despreciaba totalmente a los bancos, a
pos de interés registrados, esta crisis empujó el presupuesto doméstico hacia el dé- los inversores extranjeros y al FMI, Kirchner, el recién elegido presidente populista
ficit, colocando una presión insoportable sobre el peso argentino. El capital ex- que sucedió a Duhalde, lo único que podía hacer era desairar al FMI y dejar a deber
tranjero así como el doméstico comenzó a huir anticipándose a la devaluación. En sus 88.000 millones de dólares en deudas y ofrecer de entrada a los ultrajados acree-
septiembre de 2001, el nivel de endeudamiento de Argentina sobrepasó el doble del dores ser pagados a una tasa de 25 céntimos por dólar 4 . Resulta interesante el hecho
nivel de deuda existente en 1995, al mismo tiempo que las reservas de divisas ex- de que en el equipo económico de Kirchner no hubiera ni un sólo economista for-
tranjeras desaparecían a un acelerado ritmo. El pago de los intereses generados por mado en Estados Unidos. Su formación era local, y adoptaron la visión «heterodoxa»
la deuda alcanzó los 9.500 millones de dólares en 2000. El FMI, que había apoya- de que si bien el pago de la deuda externa es un aspecto importante, no debía impli-
do la vinculación con el dólar y que era firmemente contrario a la devaluación por car un derrumbe de los niveles de calidad de vida del país. En 2004 con evidentes sig-
miedo a las consecuencias inflacionarias (como había ocurrido en Rusia y en Brasil, nos de recuperación, particularmente en la industria manufacturera gracias al aliento
a juicio de Stiglitz, con consecuencias desastrosas en ambos casos), rescató a Ar- de la devaluación de la moneda, el gran problema de Argentina es doblegar la feroz
gentina con un crédito de 6.000 millones de dólares (el segundo más cuantioso en competencia de Brasil y, en un futuro cercano, de China, cuando éste país adopte las
la historia del FMI). reglas de la OMC y se le abran las puertas de los mercados argentinos. . .
Pero esto tampoco pudo restañar la fuga de capitales. En 2001, el sistema ban- Esta historia de la montaña rusa de la experiencia argentina con la neohberah-
cario argentino perdió más del17 por lOO de sus depósitos (14.5 00 millones de dó- zación, ilustra sobradamente lo poco que tiene que ver la teoría neoliberal con su
lares). Sólo el30 de noviembre tal vez se perdieron unos 2.000 millones de dólares.
El FMI se negó a conceder un crédito de emergencia aduciendo que Argentina no
23 J. Petras y H. Velmeyer, System in Crisis. The Dinamics o/ Free Market Capitalism, Londres, Zed
22
Books, 2003, pp. 87-110.
S. Sharapura, «What Happened in Argentina?», Chicago Business Online, 28 de mayo de 2002, 24 S. Soederberg, Contsting Global Governance in the South; Debt, Class, and the New Common
http://www.chibus.com/news/2002/05/28/Worldview.
Sense in Managing Globalisation, Londres, Pluto Press, 2005.

116 117
práctica. Tal Y como ha señalado un miembro del Ludwig von Mises Institute una riormente, depositó su confianza tanto en el vigor empresarial como en las estrate-
institución neoliberal, la «deflación confiscatoria» que se produjo en ese paí~ fue gias de inversión de un naciente grupo de capitalistas industriales que fueron invi-
bastante adecuadamente interpretada por sus víctimas argentinas como un «atraco tados a enriquecerse en el transcurso de este proceso27 • Durante los primeros años
a un_ banco por_p~rte de las elites políticas»25 . O también, como Veltmeyer y Petras de la década de 1960, los industriales se orientaron hacia la exportación porque J a-
prefieren descnbirlo, todo el episodio rezuma «un nuevo imperialismo: el saqueo pón les utilizaba crecientemente como una plataforma extraterritorial para reex-
de la economía, el crecimiento de grandes desigualdades, un estancamiento econó- portar sus propios bienes parcialmente manufacturados al mercado estadouniden-
~ico seguido de profundas y persistentes depresiones, y un empobrecimiento ma- se. Esto hizo que florecieran las empresas conjuntas con Japón. Los coreanos
sivo de la_pob~ación a consecuencia de las más enormes concentraciones de rique- utilizaron a este país para obtener tecnología y experiencia sobre los mercados ex-
za de la histona de Argentina»26. tranjeros. El Estado coreano apoyó esta estrategia hacia la exportación movilizando
los ahorros internos, recompensando a las empresas prósperas e incentivando su fu-
sión en chaebols (grandes firmas integradas como Hyundai, Daewoo y Samsung) a
Corea del Sur través de un acceso fácil a los créditos, de ventajas fiscales, favoreciendo la adquisi-
ción de insumas, el control sobre la fuerza de trabajo y el apoyo para acceder a mer-
Corea de Sur emergió de la guerra de 1950-1953 como un país devastado y con cados extranjeros (en particular, al estadounidense). Con el armazón de una estra-
una ~eplorable posición económica y una difícil situación geopolítica y territorial. tegia de desarrollo de la industria pesada (concentrada en la siderurgia, los
E~ ongen de su vuelco económico suele situarse en el golpe militar de 1961 que lle- astilleros, la electrónica, los automóviles y la maquinaria) varios chaebols cambiaron
vo al poder al general Park Cheng Hee. En 1960 la renta per cápita era inferior a su objeto y a partir de mediados de la década de 1970 se convirtieron en actores glo-
los 100 dólares, pero actualmente se mantiene por encima de los 12.000. Esta asom- bales en estos sectores industriales. Igualmente, se convirtieron en el centro de po-
brosa ~ctuación económica a menudo se cita como el ejemplo perfecto de lo que der de una clase capitalista doméstica cada vez más rica. El aumento progresivo de
cualqmer Estado de un país en vías de desarrollo podría hacer. Sin embargo, Corea su tamaño y de sus recursos (a mediados de la década de 1980 tres chaebols supo-
del Su~ tenía dos ventajas geopolíticas de partida. El hecho de que el país estuviera nían una tercera parte del producto nacional) hizo que la relación entre los chaebols
en la h?ea de frente de la Guerra Fría hizo que Estados Unidos estuviera dispues- y el Estado se transformara. En lo años intermedios de la década de 1980, «ejercían
to _a bnnda~le su apoyo tanto militar como económico, particularmente durante los suficiente poder e influencia como para lanzar una exitosa campaña para el firme
P~lmeros a~os. Pero, de manera menos evidente, la relación ex colonial que mante- desmantelamiento del impresionante aparato regulador estatal». Una vez dejada a
ma con J apon le otorgaba beneficios de la más variada índole, desde la familiaridad atrás su dependencia del Estado, dada su consolidada posición en el comercio in-
con las estrategias organizativas económicas y militares de Japón (Park había sido ternacional y su acceso independiente al crédito, la clase capitalista vino a inclinar-
entrenado en la Academia Militar Japonesa) hasta la asistencia activa a este país se hacia su propia versión de la neoliberalización28 .
para penetrar en los mercados extranjeros. Esta versión descansaba en la protección de sus privilegios sin dejar de desem-
~n 1960 Corea era todavía un país básicamente agrario. Bajo el gobierno dicta- barazarse de los controles reguladores. Los bancos estaban en efecto privatizados.
tonal de Park, la industrialización se convirtió en el objetivo del Estado. La clase El estrecho, y a menudo corrupto, nexo de poder que vinculaba de manera tan
c~pitalis;a era débil pero en absoluto insignificante. Después de arrestar a los prin- constreñida a los responsables de los chaebols con el Estado se reveló muy difícil de
cipales hderes empresariales del país acusados de corrupción, Park alcanzó un es- romper, lo cual hacía posible que los bancos coreanos prestasen su dinero aten-
tado de armonía con ellos. Reformó la burocracia estatal, creo un Ministerio de Pla- diendo tanto a favores políticos como a sólidas razones de inversión. Los empresa-
nificación Económica (siguiendo el exitoso\ modelo japonés) y nacionalizó los rios coreanos necesitaban, igualmente, la liberalización de la relaciones comerciales
bancos, con la finalidad de ganar control sobre la asignación de créditos. Poste- y del flujo de capitales (algo que también vino impuesto desde el exterior a través

25
J. Saler~o, «Confiscatory Deflation. The case of Argentina», Ludwig von Mises Institute, 27 V. Chibber, Locked in Place. State-Building and Late Industrialization in India, Princeton, Prin-

http :1/www.m1ses. org ?fullstory. aspx? control =890. ceton University Press, 2003.
26
J. Petras YH. Velmeyer, System in Crisis. The Dinamics o/ Free Market Capitalism, cit. 28
Ibid., p.245.

118 119
de la Ronda de Uruguay en 1986) para poder invertir libremente en el extranjero el La debilitación de la capacidad del Estado para disciplinar al capital durante la
capital excedente (figura 4.4). El capital coreano exploró la producción fuera de sus década de 1990 se vio exacerbada por la crisis de 1997-1998. El capital extranjero
fronteras utilizando una fuerza de trabajo más barata y obediente. De este modo, había mantenido una dilatada campaña para acceder con más facilidad al mercado
comenzó la exportación de prácticas laborales degradantes a través de redes de sub- doméstico tradicionalmente protegido así como también a favor de una mayor li-
contratación coreanas que se extendieron hasta América Latina y Sudáfrica, así beralización financiera del país. La envolvente arquitectura del comercio y de las fi-
como también hasta alcanzar gran parte del sureste asiático. Tras la revaluación del nanzas internacionales aseguró un módico éxito en este frente durante los primeros
yen en 1995, Japón se deslizó hacia la producción deslocalizada en ubicaciones de años de la década de 1990. El precio impuesto por Clinton de apoyar la incorpora-
bajo coste situadas en Tailandia, Indonesia, y Malasia. Esto, junto a la entrada de ción de Corea a la OCDE había consistido en una fuerte dosis de liberalización fi-
China en el mercado mundial, intensificó la competencia interregional. Aunque nanciera. El estallido de la crisis se vio antecedido, sin embargo, por el malestar de
China supuso inicialmente una amenaza para Corea del Sur (así como para otros la fuerza de trabajo hacia los chaebols (que en aquél momento pretendían despedir
países de la región) en sectores productivos de bajo valor añadido (como el textil), a miles de trabajadores) y sus protestas contra la política represiva del gobierno
rápidamente ascendió en la cadena del valor añadido. La respuesta de Corea del Sur contra los sindicatos. En marzo de 1997, el gobierno aprobó un nuevo código la-
consistió en deslocalizar hacia China una gran parte de la producción a través de la boral que introducía un nivel mucho más alto de flexibilidad en las relaciones la-
inversión directa, que quizá fuera bueno para las corporaciones coreanas pero que borales y que de manera tácita autorizaba los despidos31 . No obstante, muchos de
no benefició al empleo doméstico. los chaebols se encontraban sumamente endeudados frente a unos acreedores ex-
Tras el florecimiento de las exportaciones experimentado a finales de la década tranjeros cada vez más recelosos y frente a unos bancos nacionales que ya tenían
de 1980, la industria coreana sucumbió ante la competencia, experimentando una una preponderancia de créditos en situación de morosidad. El gobierno mantenía
pérdida de mercados de exportación y una caída de la rentabilidad después de 1990. una situación tan débil respecto a sus reservas de divisas que no pudo hacer nada.
Los chaebols recurrieron cada vez más al crédito de bancos extranjeros. Las empre- Varios chaebols, como Hansin y Hambo Steel, se declararon en quiebra en la pri-
sas coreanas adquirieron un elevado coeficiente de endeudamiento y, por lo tanto, se mera mitad de 1997, con anterioridad al impacto de la crisis monetaria. Cuando
tornaron vulnerables a cualquier subida intensa de los tipos de interés29 . En la esfe- ésta hizo aparición, los bancos extranjeros retiraron su apoyo a Corea, arrastrando
ra interna, Corea del Sur también tenía que tratar con el ascendente poder de la fuer- a muchos chaebols así como también al propio país al borde de la bancarrota32 .
za de trabajo organizada. La industrialización conllevó un proceso igualmente masi- Estados Unidos no vio razones para brindar su apoyo financiero (la Guerra Fría
vo de proletarización y de urbanización que favoreció la organización obrera. En los había terminado) y, en cambio, acató los dictados de Wall Street que llevaba tiem-
primeros años, las organizaciones sindicales independientes fueron salvajemente re- po presionando a favor de la liberalización financiera por sus propias y específicas
primidas. En 1974la masacre de los trabajadores en huelga de Kwangju condujo al razones, atinentes todas ellas a la rentabilidad. Stiglitz reconoció que los intereses
asesinato de Park. Los crecientes movimientos obreros y estudiantiles se pusieron a nacionales de Estados Unidos se estaban viendo sacrificados por las estrechas ga-
la cabeza de la reivindicación de la democratización del país, que se vio formalmen- nancias financieras de Wall Street33 . Cuando estalló la crisis asiática, el FMI alentó
te satisfecha en 1987. La consolidación del poder sindical produjo un ascenso de los a Corea del Sur a elevar sus tipos de interés para defender su moneda y al hacerlo
niveles salariales a través de una feroz lucha de clases, que llego a hacer frente a una precipitó su economía hacia una recesión todavía más profunda. Esto empujó a la
violenta represión por parte del gobierno. La patronal quería mercados laborales quiebra a muchas compañías con un elevado coeficiente de endeudamiento. Inme-
más flexibles, pero los sucesivos gobiernos encontraron difícil satisfacer esta deman- diatamente, se produjo una alta tasa de desempleo, una caída de los niveles salaria-
da. La constitución y la legalización de la democrática Confederación Sindical Co- les y un numero aún mayor de quiebras de chaebols (Daewoo se hundió, y Hyundai
reana en 1995, confirmó el creciente poder de la fuerza de trabajo organizada3o. estuvo a punto). El gobierno apeló al FMI y a Estados Unidos. A cambio de una
operación de rescate de 55.000 millones de dólares, accedió a abrir sus servicios fi-
29
R. Wade y F. Veneroso, «The Asían Crisis. The High Debt Model versus the Wall-Street-Trea-
sury-IMF Complex», New Le/t Review 228 (1998), pp. 3-23. 31 Ibid., p.5.
30
M. Woo-Cummíngs, South Korean Ani-Americanism, Japan Polícty Research Instítute Workíng 32 J. Stíglítz, Globalization and its Discontents, cit.
Paper 93 (julio, 2003). 33 Ibid., p. 130.

120 121
nancieros a la propiedad extranjera y a permitir a las firmas extranjeras operar con Suecia
total libertad. Los términos de esta ayuda no eran convincentes y, diez días después,
ante una inminente suspensión de pagos, tuvo que alcanzarse otro acuerdo en el Probablemente en ninguna parte del mundo occidental el poder del capital se
que los bancos acreedores reprogramaban la deuda coreana (una «distribución del vio más amenazado en la esfera democrática durante la década de 1970 que en Sue-
coste de la crisis entre los actores privados», en lugar de un rescate por parte de or- cia. Gobernado por los socialdemócratas desde la década de 1930, el equilibrio de
ganismos internacionales o estatales) a cambio de un control completo privilegiado fuerzas de clase en este país se había estabilizado alrededor de una fuerte estructu-
sobre la renta futura (con reminiscencias de la solución aplicada en la ciudad de ra sindical centralizada que mediante la negociación colectiva directa con la clase
Nueva York). En consecuencia, los «coreanos soportaron quiebras masivas de gran- capitalista intervenía sobre los índices salariales, la protección social de los trabaja-
des .Y pequeñas empresas y una recesión que contrajo la renta nacional un 7 por 100, dores, las condiciones contractuales, y sobre todo tipo de materias relacionadas. En
hac1endo caer el salario medio por trabajador un 10 por 100 y que hizo saltar la tasa la esfera política, el Estado del bienestar sueco se había organizado en torno a los
de desempleo a casi un 9 por 100»34 . Este proceso nos enseña dos lecciones. En pri- ideales de un socialismo redistributivo, con un sistema fiscal progresivo y medidas
mer lugar, «los coreanos aprendieron de la forma más dura posible que en el mo- encaminadas a la reducción de la desigualdad de la renta y de la pobreza. La clase
mento de su ruina financiera Estados Unidos había elegido favorecer sus parcos in- capitalista, aunque pequeña, era extremadamente poderosa. A diferencia de mu-
tereses»; en segundo lugar, que Estados Unidos definía ahora sus intereses chos otros Estados socialdemócratas y dirigistas, Suecia se había abstenido de na-
enteramente en términos de lo que fuera más conveniente para Wall-Street y para cionalizar ninguno de los enclaves privilegiados del mando económico (con la ex-
el capital financiero 35 . En efecto, la alianza entre Wall Sreet, el Departamento del cepción del transporte y de los servicios públicos). A pesar de existir multitud de
Tesoro estadounidense y el FMI había hecho a Corea del Sur lo que los bancos de pequeñas empresas, un reducido número de familias poseía una porción desmesu-
inversión le habían hecho a la ciudad de Nueva York a mediados de la década de rada de los medios de producción.
1970. La posterior reactivación de la economía coreana (basada, en parte, en igno- A finales de la década de 1960, y al igual que en casi todas las sociedades capi-
rar las recomendaciones del FMI sobre la reestructuración, así como también en talistas avanzadas, la fuerza de trabajo era un hervidero de descontento que fue ca-
una situación mucho más apaciguada entre la militancia obrera) ha aumentado, so- paz de suscitar una oleada de reformas normativas que doblegaron el poder del ca-
bre todo, el flujo de tributo hacia las arcas de Wall Street y, por lo tanto, ha incre- pital y que extendieron el poder de los trabajadores hasta los propios centros de
mentado la concentración de poder de clase de la elite en Estados Unidos. El po- trabajo. La propuesta que más amenazó a la clase capitalista fue el plan Rehn-Meid-
der de los chaebols o bien ha quedado hecho añicos, o bien ha sido reconstituido ner. Una tasa del 20 por 100 de los beneficios empresariales sería destinada a fon-
gracias a la entrada de capital extranjero en una oleada de fusiones y de adquisicio- dos propiedad de los asalariados, controlados por los sindicatos, que se reinvertirían
nes tramada por lo que de manera no muy amable ha venido a conocerse como «ca- en las empresas. La medida acarrearía una reducción paulatina del peso de la pro-
pital buitre» procedente del exterior. La estructura de clase interna se encuentra en piedad privada y supondría crear las bases para implantar un sistema productivo de
un continuo cambio a medida que el capital surcoreano transforma sus relaciones propiedad colectiva y de gestión por los representantes de los trabajadores. Esto
tanto con el Estado como con el mercado global. Pero detrás de esto, los datos re- equivalía a un «asalto frontal a la inviolabilidad de la propiedad privada». Por muy
velan que la desigualdad de la renta y el empobrecimiento han subido como la es- amables que hubieran sido los términos del acuerdo de adquisición parcial, la cla-
puma durante y después de la crisis. La progresiva temporalidad y la flexibilizaron se capitalista estaba amenazada con su aniquilamiento gradual en tanto que clase es-
en las relaciones laborales (particularmente perjudiciales para las mujeres), apoya- pecífica. Y respondió en consecuencia36 .
da por otra nueva ronda de represión estatal de la fuerza de trabajo y de los movi- Desde mediados de la década de 1970, la Federación de Empleadores Sueco~
mientos comunitarios, revela una renovada ofensiva de clase contra los menos ricos (sin duda emulando a sus homólogos estadounidenses) incrementó el número de
que únicamente puede presagiar las usuales ~onsecuencias sobre la acumulación de sus miembros, recaudó una nutrida «caja de resistencia» y lanzó una campaña de
poder de clase tanto dentro como fuera del país. propaganda contra la regulación excesiva, y a favor de una mayor liberalización de

::M. Wo~ Cummings (ed.), The Developmental State, Ithaca (NY), Cornell University Press, 1999.
36 M. Blyth, Great Trans/ormations. Economic Ideas and Institutional Change in the Twentieth Cen-
J. Sughtz, Globalzzatzon and zts Discontents, cit. tury, Cambridge, Cambridge University Press, 2002.

122 123
la economía, de la reducción de la presión fiscal y de una reversión de los excesivos ducido la desregulación de la actividad bancaria (que condujo a una clásica burbu-
compromisos del sistema del bienestar que, a su modo de ver, eran la causa del es- ja especulativa en la asignación de créditos y en el mercado de la vivienda) y se ha-
tancamiento económico. Pero cuando el Partido Conservador, de centro-derecha, bían introducido rebajas fiscales para los más ricos (de nuevo, supuestamente, para
llegó al poder en 1976, reemplazando a los socialdemócratas por primera vez des- estimular la inversión). El Banco Central (siempre conservador) acabó reorientan-
de la década de 1930, no fue capaz de llevar adelante las propuestas de la patronal. do su misión hacia la batalla contra la inflación en lugar de atender al manteni-
Los sindicatos de trabajadores eran demasiado fuertes y no se consiguió convencer miento del pleno empleo. El estallido de la burbuja especulativa del precio de los
a la opinión pública. Cuando quedo claro que la confrontación directa con los sin- activos que siguió a la subida de los precios del petróleo en 1991 dio pie a una fuga
dicatos, utilizando cierres patronales y negándose a colaborar en la negociación co- de capitales y a que diversas empresas domésticas se declararan en quiebra, lo que
lectiva en materia salarial, tampoco funcionaba, los empleadores adoptaron una es- costó caro al gobierno sueco. La culpa de la crisis se echó instintivamente a las ine-
trategia de desgaste que les evitara el enfrentamiento directo con los pactos ficiencias del Estado del bienestar y el gobierno conservador que llegó al poder es-
institucionales del Estado corporativo. En 1983 se negaron a participar en la nego- cuchó receptivo el plan diseñado por la Cámara de Comercio sueca para la privati-
ciación colectiva de ámbito general estatal. A partir de ese momento, las negocia- zación íntegra del Estado del bienestar.
ciones en materia salarial y de protección de los trabajadores tendrían que efec- Blyth considera que los remedios propuestos eran plenamente inadecuados da-
tuarse de manera particular en cada empresa. Consiguieron convencer a un das las circunstancias. En su opinión, el problema era el «cierre cognitivo», esto es,
sindicato para suscribir esta nueva línea de negociación y, de este modo, herir gra- la incapacidad para pensar en cualquier medida de solución distinta de las que pres-
vemente el poder colectivo de la fuerza de trabajo. cribía la ortodoxia neoliberal. «Esta homogeneidad de los sujetos y de las ideas,
Pero la medida más eficaz de todas fue la campaña de propaganda lanzada por acompañada de la politización de las empresas, fue la que hizo que esas nuevas ideas
los empleadores. Utilizaron su control sobre el Premio Nobel de Economía para se incorporaran a la agenda y la que condujo finalmente a la transformación del li-
consolidar el neoliberalismo dentro del pensamiento económico sueco. Las antiguas beralismo sueco». El resultado práctico fue una grave depresión que en un plazo de
quejas de algunos intelectuales y profesionales del país entorno a los universalismos dos años disminuyó la producción y duplicó las tasas de desempleo. Ante la pérdi-
opresivos y a las gravosas políticas fiscales del Estado sueco fueron cultivadas de ma- da efectiva de la confianza de la opinión pública en el gobierno, había que encon-
nera perseverante a través de una corriente creciente de retórica elogiando las liber- trar otra forma de sostener las reformas neoliberales. La respuesta consistió en la
tades y los derechos individuales. Estos debates reverberaron en todos los medios de adhesión a la Unión Europea, una decisión que «como mejor se explique sea, tal
comunicación y ganaron una progresiva presencia en la imaginación popular. Ade- vez, como un intento del mundo empresarial y de los conservadores de dejar que
más, el gabinete estratégico de la patronal -el Centro de Estudios Empresariales y las instituciones y el ideario económico de la Unión Europea alcanzaran mediante
Políticos (SNS)- financió una sólida investigación sobre las estructuras y perspecti- la convergencia internacional lo que ellos no habían podido hacer mediante una re-
vas económicas (al igual que el NBER en Estados Unidos) que una y otra vez de- forma doméstica». La adhesión a la Unión Europea en 1993-1994 privó al Estado
mostró «científicamente» a las elites políticas y a la opinión pública que el Estado del de muchas de las herramientas que anteriormente había mantenido para combatir
bienestar era la causa fundamental del estancamiento económico37 . el desempleo y hacer avanzar el salario sociaP 8 . En definitiva, aunque los socialde-
El verdadero desplazamiento hacia el neoliberalismo se produjo con la elección mócratas regresaron al poder en 1994, el programa neoliberal basado en la «reduc-
de un gobierno conservador en 1991. Pero el camino ya había sido preparado en ción del déficit, el control de la inflación y el equilibrio presupuestario en lugar de
parte por los socialdemócratas, que se vieron progresivamente presionados para en- favorecer el pleno empleo y una distribución equitativa de la renta, se convirtió en
contrar salidas al estancamiento económico. Su implementación parcial de algunos la piedra angular de la política macroeconómica»39 . La privatización de las pensio-
aspectos de la agenda neoliberal indicaba la aceptación de los persuasivos análisis nes y de las provisiones del sistema de bienestar se aceptó como un hecho inevita-
del SNS. Era a la izquierda y no a la derecha a la que ahora le faltaban las ideas. Se ble. Blyth interpreta este paso como un caso de «dependencia de la senda seguida»,
convenció a los sindicatos para ejercer restricciones salariales en aras a aumentar los es decir, el predominio de una cierta lógica previa de toma de decisiones que se ali-
beneficios y estimular la inversión. A finales de la década de 1980, ya se había pro-
38 Ibid., pp. 229-230.
37
Ibid., pp. 238-242. 39 Ibid., pp. 231-233.

124 125
menta de las ideas hegemónicas se hace inevitable. El liberalismo embridado fue Asimismo, debemos prestar cierta atención a las condiciones contextuales y a los
erosionado pero en ningún caso desmantelado por completo. La opinión pública pactos institucionales existentes en cada país, dado que estos varían enormemente de
continuó adherida de forma generalizada a sus estructuras del sistema de bienestar. Singapur a México, Mozambique, Suecia o Gran Bretaña, así como a la facilidad de
La desigualdad creció, ciertamente, pero en ningún caso hasta alcanzar los niveles la conversión al neoliberalismo que ha variado correspondientemente. El caso suda-
registrados en Estados Unidos o en Gran Bretaña. Los índices de pobreza conti- fricano es particularmente alarmante. Tras su emergencia en medio de todas las espe-
nuaron bajos y los niveles de provisión social se mantuvieron altos. Suecia es un ranzas generadas por la caída del apartheid, este país ansioso por reintegrarse en la
ejemplo de lo podría llamarse «neoliberalización restringida» y su situación social economía global fue en parte persuadido y en parte forzado por el FMI y por el BM
en términos generales superior es un reflejo de ese hecho. a abrazar la línea neoliberal, con el predecible resultado de que el apartheid econó-
mico actual ratifica en líneas generales el apartheid racial que le precedió40 . El cam-
biante equilibrio interno de fuerzas de clase en el seno de un Estado concreto a lo lar-
Fuerzas y flujos go del tiempo también ha sido un determinante decisivo. La neoliberalización ha
afrontado barreras férreas y en algunos casos inexpugnables, hasta el extremo de que
Las evidencias reunidas en las páginas precedentes sugieren que el desarrollo de- la fuerza de trabajo organizada ha conseguido mantener o adquirir (en el caso de Co-
sigual fue tanto un resultado de la diversificación, de la innovación y de la competen- rea del Sur) una potente presencia. Debilitar (como en Gran Bretaña y Estados Uni-
cia (en ocasiones de tipo monopolista) entre modelos de gobierno nacionales, regio- dos), sortear (como en Suecia) o aplastar de manera violenta (como en Chile) el po-
nales y en algunas instancias incluso municipales, como una imposición por parte de der de la fuerza de trabajo organizada es una precondición necesaria de la
alguna potencia hegemónica externa como Estados Unidos. Un análisis más desgra- neoliberalización. Del mismo modo, la neoliberalización ha dependido con frecuen-
nado indica que existe un amplio abanico de factores que afectan al grado de neoli- cia de una progresiva acumulación de poder, de autonomía y de cohesión por parte
beralización alcanzado en cada caso concreto. Los análisis más convencionales de las de las empresas y de las corporaciones así como de su capacidad en tanto que clase
fuerzas en juego se concentran en cierta combinación formada por el poder de las ide- de ejercer presión sobre el poder estatal (como en Estados Unidos y Suecia). El modo
as neoliberales (se considera particularmente fuerte en los casos de Gran Bretaña y mas fácil de ejercer estar capacidad es, de manera directa, por medio de instituciones
Chile), por la necesidad de responder a crisis financieras de varios tipos (como en Mé- financieras, estrategias de mercado, huelga o fuga de capitales, y, de manera indirec-
xico y Corea del Sur) y por un enfoque más pragmático de la reforma del aparato es- ta, mediante mecanismos para influir en las elecciones, la constitución de grupos de
tatal (como en Francia y en China) para mejorar la posición competitiva en el merca- presión, el soborno y otras formas de corrupción o, de manera más sutil, a través del
do global. Aunque todos estos elementos han sido de cierta relevancia, la ausencia de control del poder de las ideas económicas. La intensidad con la que el neoliberalismo
todo análisis de las fuerzas de clase que podrían estar operando en este proceso es se ha convertido en algo integrado en el sentido común del pueblo en general ha va-
bastante inquietante. La posibilidad, por ejemplo, de que las ideas dominantes pu- riado en grado sumo en función de la fuerza de la creencia en el poder de los víncu-
dieran ser las de cierta clase dominante ni siquiera es considerada, a pesar de que hay los de solidaridad social y en la importancia de las tradiciones de la provisión social y
evidencias abrumadoras de que se han producido potentes intervenciones por parte de la responsabilidad social colectivas. Por lo tanto, las tradiciones culturales y políti-
de las elites empresariales y de los intereses financieros en la producción de ideas y de cas que apuntalan el sentido común popular han desempeñado un papel en la dife-
ideología a través de la inversión en think-tanks, en la formación de tecnócratas y en renciación del grado de aceptación política de los ideales de la libertad individual y
el dominio de los medios de comunicación. La posibilidad de que las crisis financie- de las determinaciones del mercado libre frente a otras formas de socialidad.
ras pudieran estar causadas por una huelga de capital, una fuga de capitales o la es- Pero, quizá, el aspecto más interesante de la neoliberalización surge de la com-
peculación financiera, o de que sean urdidas deliberadamente para facilitar la acu- pleja interacción existente entre las dinámicas internas y las fuerzas externas. Aun-
mulación por desposesión, es descartada como demasiado conspirativa, incluso ante que en ciertas circunstancias pueda razonablemente interpretarse que las segundas
innumerables indicios que hacen sospechar la existencia de ataques especulativos co-
ordinados sobre una moneda u otra. Parece que necesitamos un marco algo más am- 4° P. Bond, Elite Transition. From Apartheid to Neoliberalism in South A/rica, Londres, Pluto Press,
plio para interpretar los complicados y geográficamente desiguales caminos de la ne- 2000; Against Global Apartheid. South A/rica Meets the World Bank, the IMF and International Pi-
oliberalización. nance, Londres, Zed Books, 2003.

126 127
constituyen el factor dominante, en la mayoría de los casos las relaciones son mu- ral, por ejemplo, respecto a la flexibilización de los mercados laborales o a la libe-
cho más intrincadas. En Chile, después de todo, fueron las clases altas las que soli- ralización financiera, no está claro que esto sea en sí mismo suficiente para cautivar
citaron ayuda a Estados Unidos para montar el golpe de Estado, y fueron ellas las al capital en busca de inversión. Y, además, nos encontramos con el problema aún
que aceptaron la reestructuración neoliberal como el camino que debía seguirse, si más grave de qué tipo de capital va a ser atraído. El capital de cartera se siente tan
bien a partir de las recomendaciones de un grupo de tecnócratas formados en Es- fácilmente atraído por un boom especulativo que por la existencia de unos sólidos
tados Unidos. En Suecia, sin embargo, fue la patronal la que buscó la integración pactos institucionales o de unas buenas infraestructuras susceptibles ambas de atraer
europea como un medio para dejar bien atada la agenda neoliberal doméstica que industrias de alto valor añadido. Atraer «capital buitre» difícilmente parece una
se hallaba pendiendo de un hilo. Ni siquiera los programas de reestructuración más empresa que merezca la pena, pero en efecto esto es lo que la neoliberalización ha
draconianos del FMI tienen muchas posibilidades de ser implantados en ningún conseguido con demasiada frecuencia (tal y como algunos críticos, como Stiglitz,
país si no existe un mínimo de apoyo interno por parte de algún actor implicado. han reconocido francamente).
En ocasiones, parece como si el FMI asumiera meramente la responsabilidad de ha- Asimismo, eventuales consideraciones geopolíticas también han desempeñado
cer lo que algunas fuerzas de clase internas quieren hacer de todos modos. Y hay un papel importante. La posición de Corea del Sur como un Estado situado en la
suficientes casos de rechazo con éxito de las recomendaciones del FMI, como para línea caliente de la Guerra Fría le brindó una inicial protección de su plan de desa-
sugerir que el complejo formado por el Departamento del Tesoro de Estados Uni- rrollo por parte de Estados Unidos. La posición de Mozambique como un Estado
dos, Wall Street y el FMI no es tan todopoderoso como en ocasiones se afirma. Es, fronterizo con Sudáfrica provocó el estallido de una guerra civil alimentada por este
únicamente, cuando la estructura de poder interna se ha reducido a un caparazón país para socavar el intento del FRELIMO de erigir un sistema socialista. Debido a
vacío y cuando los pactos institucionales internos se encuentran sumidos en un caos las enormes deudas contraídas durante la guerra, Mozambique era una presa fácil
absoluto -bien por su derrumbe definitivo (como en el caso de la ex Unión Sovié- para la inclinación del FMI a imponer una reestructuración neoliberal43 . Los go-
tica y de Europa central), bien a causa de guerras civiles (como en Mozambique, biernos contrarrevolucionarios respaldados por Estados Unidos en América Cen-
Senegal, o Nicaragua) o bien debido a un debilidad degenerativa (como en Filipi- tral, en Chile así como en otros lugares, a menudo han deparado resultados simila-
nas)-, cuando vemos a poderes externos orquestar libremente las reestructuracio- res. Igualmente una mera posición geográfica, como la proximidad de México a
nes neoliberales. Y en estos casos, el índice de éxito tiende precisamente a ser pre- Estados Unidos y su peculiar vulnerabilidad a las presiones de este país, ha podido
cario porque el neoliberalismo no pude funcionar sin un Estado fuerte y sin un ser un factor influyente. Y el hecho de que Estados Unidos ya no necesite defen-
mercado y unas instituciones jurídicas fuertes. derse de la amenaza del comunismo, también significa que ya no tiene que sentirse
Igualmente, es innegable que la carga que tienen todos los Estados de crear «un mayormente preocupado por si las reestructuraciones de capital desencadenan un
clima óptimo para los negocios» con el fin de atraer y retener un capital geográfi- desempleo masivo o disparan el malestar social en un lugar o en otro. Por más que
camente móvil ha influido de manera apreciable, particularmente en los países ca- le pese a la fiel Tailandia, que había apoyado a Estados Unidos durante todo el
pitalistas avanzados (como Francia). Pero el aspecto más sorprendente es la forma transcurso de la Guerra de Vietnam, este país no hizo nada para rescatarla de sus
en que la neoliberalización y la creación de un buen clima para los negocios han apuros. De hecho, Estados Unidos así como otras instituciones financieras desem-
sido tratados de manera tan frecuente como cosas equivalentes, tal y como ocurre peñaron el papel de «capital buitre» con bastante entusiasmo.
en el Development Report del Banco Mundial de 2004 41 . Si podemos decir que la Pero un hecho persistente dentro de esta compleja historia de neoliberalización
neoliberalización produce malestar social e inestabilidad política del tipo que he- desigual ha sido la tendencia universal a incrementar la desigualdad social y a dejar
mos constatado en Indonesia o en Argentina en los últimos años, o que produce de- expuestos a los segmentos menos afortunados de cada sociedad -ya sea en Indone-
presión y restricciones en el crecimiento de los mercados internos, entonces, con la sia, en México, o en Gran Bretaña- a los fríos vientos de la austeridad y al desapa-
misma facilidad podría decirse que repele la inversión en lugar de estimularla42 . cible destino de una progresiva marginalización. Aunque esta tendencia se haya vis-
Aunque se hayan implantado sólidamente algunos aspectos de la política neolibe- to paliada acá o allá gracias al desarrollo de políticas sociales, los efectos en el otro
extremo del espectro social han sido bastante espectaculares. Las increíbles con-
41
Banco Mundial, World Development Report 2005.
42
J. Stiglitz, Globalization and its Discontents, cit., incide con frecuencia sobre este punto. 43
J. Mittelman, Globalization Syndrome. Trans/ormation and Resistance

128 129
centraciones de poder y de riqueza actualmente existentes en los peldaños más al-
N eoliberalismo
tos del capitalismo no se habían visto desde la década de 1920. El flujo de tributo . /

hacia los mayores centros financieros del mundo ha sido apabullante. Sin embargo, «con caracter1st1cas
todavía más apabullante es la costumbre de tratar todo esto como meros y en oca-
siones hasta desafortunados subproductos de la neoliberalización. La idea misma chinas»
de que esto pudiera ser -sólo que pudiera ser- el núcleo fundamental de aquello en
lo que ha consistido de manera invariable la neoliberalización parece impensable.
Una parte de la genialidad de la teoría neoliberal ha sido proporci?nar una más·c~a­
ra benévola sembrada de deleitosas palabras como libertad, capac1dad de elecc10n
0 derechos, para ocultar la terrible realidad de la restauración o la reconstitución de
un desnudo poder de clase tanto a escala local como transnacional, pero más parti-
cularmente en los principales centros del capitalismo global.

En diciembre de 1978, enfrentada al doble obstáculo de la incertidumbre polí-


tica abierta tras la muerte de Mao, que se había producido en 197 6, y de varios años
de estancamiento económico, los líderes chinos encabezados por Deng Xiaping
anunciaron un programa de reforma económica. Tal vez nunca sepamos con certe-
za si Deng fue siempre un «seguidor del camino capitalista» (como Mao había afir-
mado durante la Revolución Cultural) o bien si las reformas no eran otra cosa que
un movimiento desesperado para garantizar la seguridad económica de China y
afianzar su prestigio frente al progresivo auge del desarrollo capitalista en el resto
del este y del sureste de Asia. Las reformas sencillamente coincidieron -y es muy di-
fícil considerar este hecho como algo distinto a un accidente coyuntural de rele-
vancia histórico-mundial- con el giro hacia las soluciones neoliberales en Gran Bre-
taña y en Estados Unidos. En China, el resultado ha sido la construcción de un tipo
particular de economía de mercado que incorpora de manera progresiva elementos
del neoliberalismo imbricados con un control autoritario y centralizado. La com-
patibilidad entre el autoritarismo y el mercado capitalista ya se había establecido de
manera clara en otros lugares, como Chile, Corea del Sur, Taiwán y Singapur.
Aunque no se abandonaba el igualitarismo como objetivo de China a largo plazo,
Deng argumentó que había que retirar las restricciones a la iniciativa individual y local
en aras a incrementar la productividad y activar el crecimiento económico. El corola-
rio de esta medida, el hecho inevitable de que emergieran ciertos niveles de desigual-
dad, fue perfectamente comprendido como algo que habría que tolerar. Bajo el eslo-
gan de xiaokang -el concepto de una sociedad ideal que satisface las necesidades de
todos sus ciudadanos- Deng se concentró en «cuatro modernizaciones», la de la agri-
cultura, la de la industria, la de la educación y la de la ciencia y la defensa. Las refor-

130 131
mas estaban estudiadas para lograr que las fuerzas del mercado se impusieran interna- que los chinos tuvieron que aprender (y en cierta medida todavía están aprendien-
mente en la economía china. La idea consistía en estimular la competencia entre las do), entre otras cosas, fue que el mercado poco puede hacer para transformar una
empresas de propiedad estatal y que esto, se esperaba, disparara la innovación y el cre- economía si no se produce una transformación paralela en las relaciones de clase,
cimiento. Se introdujo el sistema de mercado para la fijación de precios pero, proba- en el régimen de propiedad privada y en todos los demás pactos institucionales que
blemente, esto tuvo mucha menos relevancia que el acelerado traspaso de poder polí- de manera característica asientan la prosperidad de una economía capitalista. La
tico y económico a las diversas regiones y a las entidades locales. Esta última medida evolución a lo largo de este camino fue, por un lado, intermitente y, por otro, estu-
se reveló particularmente astuta. De este modo, se evitaba la confrontación con los cen- vo marcada de manera frecuente por tensiones y crisis de las que ciertamente no es-
tros de poder tradicionales establecidos en Pekín y las iniciativas locales podían ser pio- tuvieron ausentes los impulsos y también las amenazas del exterior. El hecho de si
neras en abrir el camino hacia el nuevo orden social. Las innovaciones que no funcio- todo obedeció a una planificación consciente aunque adaptativa («tantear las pie-
naran podían simplemente ser ignoradas. Para complementar este esfuerzo, también dras mientras se cruza el río», como Deng describió este proceso) o fue el desenla-
se abrió el país al comercio exterior y a la inversión extranjera, si bien bajo una estric- ce, a espaldas de los políticos del partido, de una lógica inexorable derivada de las
ta supervisión estatal, poniendo fin al asilamiento de China respeto al mercado mun- premisas iniciales de las reformas de mercado introducidas por Deng, será sin duda
dial. En un principio, la experimentación se limitaba principalmente a la provincia de objeto de un largo debatel.
Guangdong, cercana a Hong Kong y convenientemente lejos de Pekín. Uno de los fi- Lo que puede decirse con precisión es que China, al no tomar la senda de una
nes de esta apertura al exterior era obtener transferencias de tecnología (lo que expli- «terapia de choque» de privatización instantánea como la que posteriormente le en-
ca el énfasis en las empresas conjuntas entre capital extranjero y socios chinos). El otro dosaron a Rusia y a los países centroeuropeos el FMI, el BM y el «Consenso de Wa-
era conseguir suficientes reservas exteriores para aprovisionarse de los medios necesa- shington» en la década de 1990, se las arregló para esquivar los desastres económi-
1 cos que asolaron aquellos países. Al tomar su propio y peculiar camino hacia el
rios para apoyar una dinámica interna de crecimiento económico más fuerte .
Estas reformas no habrían adquirido la relevancia que ahora les concedemos, ni «socialismo con características chinas», o como algunos ahora prefieren denomi-
la subsiguiente extraordinaria evolución económica de China habría tomado el ca- narlo hacia «la privatización con características chinas», consiguió construir un mo-
mino ni registrado los avances que protagonizó, si en el mundo capitalista avanzado delo de economía de mercado manipulada por el Estado que proporcionó un es-
no se hubieran producido cambios paralelos de indudable importancia y en apa- pectacular crecimiento económico (arrojando una tasa media de crecimiento
riencia no relacionados con los anteriores en cuanto al modo de funcionamiento del cercana al10 por 100 anual) y que ha aumentado de manera progresiva el nivel de
mercado mundial. El impulso que cobraron las políticas neoliberales en el comercio vida de una significativa porción de la población durante más de 20 años 3 . Pero las
internacional durante la década de 1980 abrió el mundo entero a las fuerzas trans- reformas también conllevaron degradación medioambiental, desigualdad social y
formadoras del mercado y de las finanzas. De este modo, se abrió un espacio para la eventualmente algo que de manera incómoda se parece a la reconstitución del po-
apoteósica entrada e incorporación de China en el mercado mundial de maneras que der de clase capitalista.
no hubieran sido posibles bajo el sistema de Bretton Woods. La espectacular emer- Resulta difícil dotar de sentido a los detalles de esta transformación a menos que
gencia de China como una potencia económica global después de 1980 fue en parte se cuente con un mapa aproximado de su senda general. Las políticas son difíciles
una consecuencia imprevista del giro neoliberal en el mundo capitalista avanzado. de desentrañar, por lo enmascaradas que están por los misterios de las luchas de po-
der dentro de un Partido Comunista que estaba determinado a mantener su único
y singular detentación del poder. Las decisiones cardinales, ratificadas en los con-
Transformaciones internas gresos del partido, establecieron las bases de cada uno de los pasos tomados en la

2
Para esta última interpretación me apoyo en parte, aunque mi lectura no es tan rotunda como la
Este planteamiento no supone en absoluto disminuir la relevancia de la tortuo-
de ellos, en Hart-Landsberg y Burkett, con cuyo trabajo estoy especialmente en deuda en esta parte
sa senda del movimiento de reformas internas habido dentro de la propia China. Lo de mi estudio. Véase M. Hart-Lansdberg y P. Burkett, China and Socialism. Market Re/orms and Class
Struggle, Nueva York, 2004; Montly Review 56/3, Nueva York, 2004.
3 L. Chao, «Chinese Privatization. Between Plan and Market», Law and Contemporary Problems
1 N. Lardy, China's Un/inished Economic Revolution, Washington DC, Brookings Institution, 1998;

S. M. Li y W-S. Tang, China's Regions, Polity and Economy, Hong Kong, Chínese University Press, 2000. 63/13 (2000), pp. 13-62.

132 133
travesía de la transformación. Sin embargo, es poco probable que el partido hubie- Plaza de Tiananmen. La violenta respuesta de Deng, ejecutada en contra de los de-
ra dado fácilmente el visto bueno a la reconstitución activa del poder de clase capi- seos del sector reformador del partido, indicaba claramente que la neoliberalización
talista en su mismo seno. Casi con toda seguridad, abrazó las reformas económicas de la economía no iba a venir acompañada de ningún progreso en el campo de los
con el objetivo de acumular riqueza y de modernizar su potencial tecnológico en derechos humanos, civiles o democráticos. Aunque la facción de Deng reprimió a
aras a mejorar su capacidad para manejar la disidencia interna, para defenderse me- la facción política, aún tenía que iniciar otra ola de reformas neoliberales para so-
jor frente a una agresión externa y para proyectar su poder hacía el exterior en la brevivir. Wang sintetiza del siguiente modo tales medidas:
esfera de sus intereses geopolíticos inmediatos en un este y sureste asiático en ace-
lerado desarrollo. El desarrollo económico se consideraba un medio para alcanzar La política monetaria se convirtió en un medio de control primordial; se pro-
esos objetivos y no un fin en sí mismo. Por otro lado, la senda de desarrollo que en dujo un significativo reajuste en los tipos de cambio de las divisas extranjeras, ten-
realidad se ha tomado parece corresponderse con el objetivo de evitar la formación dente al establecimiento de una tasa única; las exportaciones y el comercio inter-
de cualquier bloque coherente de poder de clase capitalista dentro de la propia Chi- nacional vinieron a ser gestionados mediante mecanismos basados en la
na. La fuerte dependencia de la inversión extranjera directa (una estrategia de desa- competencia y en la asunción de responsabilidad por las pérdidas o los beneficios
rrollo económico totalmente distinta a la adoptada por Japón y Corea del Sur) ha resultantes; se redujo el alcance del sistema de fijación de precios de «doble via»;
mantenido el poder de propiedad de la clase capitalista fuera de sus fronteras (cua- la zona de desarrollo de Pudong en Shanghai se abrió de manera plena y todas las
dro 5.1) facilitando en cierto modo, al menos en el caso chino, su control por par- diversas zonas de desarrollo regional tomaron la misma dirección5.
te del Estado4 . Las barreras impuestas sobre las inversiones de cartera extranjeras
limitan de manera efectiva los poderes del capital financiero internacional sobre el Un envejecido Deng se declaraba muy satisfecho tras comprobar con sus propios
Estado chino. La falta de disposición a permitir formas de intermediación financie- ojos el efecto que había tenido en el desarrollo económico la apertura al exterior des-
ra distintas a la que realizan los bancos de propiedad estatal -como pueden ser los pués de una gira que realizó con este propósito por el sur del país en 1992. «Enri-
mercados bursátiles y los mercados de capitales- priva al capital de una de sus ar- quecerse es glorioso» manifestó, añadiendo: «¿Qué importa que el gato sea pelirrojo
mas fundamentales de cara al poder estatal. El persistente empeño en mantener in- o sea negro mientras cace ratones?» China se abrió en su totalidad a las fuerzas del
tactas las estructuras del sistema de propiedad pública aún liberando la autonomía mercado y del capital extranjero, aunque todavía bajo el ojo vigilante del partido. En
gerencial desvela, asimismo, la intención de impedir la formación de una clase ca- las áreas urbanas se estimuló una democracia de consumo como una medida para ata-
pitalista. jar el descontento social. El crecimiento económico basado en el mercado se aceleró
Pero el partido también tenía que afrontar una batería de peliagudas disyunti- entonces de maneras que en ocasiones parecían estar más allá del control de partido.
vas. La diáspora empresarial china proporcionaba conexiones externas esenciales y Cuando Deng inició el proceso de reforma en 1978, prácticamente todo aquello
Hong Kong, reabsorbida en la política china en 1997, ya se encontraba estructura- que había de relevancia en China entraba dentro del sector estatal. Las empresas de
da de acuerdo con las líneas fundamentales del capitalismo. China tenía que transi- propiedad pública dominaban los sectores más importantes de la economía. A de-
gir en ambos frentes, así como también con las reglas neoliberales del comercio in- cir de la mayoría, se trataba de empresas razonablemente rentables. No sólo ofrecían
ternacional establecidas a través de la OMC, a la que China se sumó en 2001. seguridad en el empleo a sus trabajadores, sino una amplia gama de prestaciones a
Igualmente, comenzaron a emerger reivindicaciones políticas a favor de la liberali- través del sistema de pensiones y de otras formas de protección social (un sistema
zación. Las protestas obreras se dotaron de visibilidad en 1986. En 1989 alcanzaba conocido como «el cuenco de arroz garantizado» o el aseguramiento de un susten-
su momento álgido un movimiento estudiantil de solidaridad con los trabajadores to por parte del Estado). Además, debemos añadir la existencia de una variedad de
pero que también expresaba sus propias n¡ivindicaciones exigiendo mayores liber- empresas públicas de dimensión local bajo control de los gobiernos provinciales,
tades. La tremenda tensión experimentada en la esfera política que corría pareja municipales o de ámbito local inferior. El sector agrario se organizaba conforme a
con la neoliberalización económica, culminó en la masacre de los estudiantes de la un sistema comunal, y la mayoría de los análisis coinciden en considerarlo muy re-

4 Una 5
defensa rotunda de esta cuestión aparece en Y. Huang, «ls China Playing by the Rules?», Con- H. Wang, Chinas New Order. Society, Politics and Economy in Transz'tion, Cambridge (MA) Har-
gressional-Executive Commission on China, http://www.cecc.gov/pages!hearings/092403/huang.php. vard University Press, 2003, p. 44. '

134 135
Cuadro 5.1. Medición de las entradas de capital: préstamos extranjeros, inversiones ex-
bién contribuía a contener cualquier flujo migratorio masivo del campo a las ciu-
tranjeras directas y alianzas contractuales, 1979-2002.
dades. Todos estos sectores se integraban en un sistema de planificación estatal or-
Importe (en millones de dólares) Porcentaje del capital total invertido ganizado en regiones en el que la asignación de los objetivos productivos y la dis-
Total Créditos Inversión Alianzas Préstamos Entrada de Alianzas tribución de insumas se realizaba conforme a un plan. Los bancos, de propiedad
extranjeros extranjera contractuales extranjeros inversión contractuales pública, existían en gran medida como un depósito de ahorros y proporcionaban
directa real extranjera
dinero de inversión al margen del presupuesto estatal.
directa real
1979/1982 12.457 10.690 116.600 601 8.582 936 482 Las empresas públicas se mantuvieron durante mucho tiempo como los pilares
1983 1.981 1.065 636 280 5.376 3.210 1.413 inalterables del control de la economía por parte del Estado. La seguridad y los be-
1984 2.705 1.286 1.258 161 4.754 4.651 595 neficios que conferían a sus trabajadores, aun sujetos a un lento desmantelamiento,
1985 4.645 2.688 1.661 296 5.787 3.576 637 sirvieron para tender una red de seguridad en materia de protección social que cu-
1986 7.257 5.014 1.874 369 6.909 2.582 508 bría a un segmento significativo de la población durante muchos años. La creación
1987 8.452 5.805 2.314 333 6.868 2.738 394 de una economía de mercado más abierta se produjo en torno a estas empresas me-
1988 10.227 6.487 3.194 546 6.343 3.123 534 diante la disolución de las comunas agrícolas que cedieron el paso a un «sistema de
1989 10.059 6.286 3.392 381 6.249 3.372 379 responsabilidad personal» individualizado. A partir de los activos poseídos por las
1990 10.289 6.534 3.487 268 6.350 339 260 comunas se crearon empresas municipales, tanto en las ciudades como en los pue-
1991 11.555 6.888 4.366 301 5.961 3.778 260 blos, que se convirtieron en focos de cultura empresarial, de prácticas laborales fle-
1992 19.203 7.911 11.007 285 4.120 5.732 148 xibles y de una abierta competencia mercantil. Se permitió el nacimiento de todo
1993 38.960 11.189 27.515 256 2.872 7.062 66 un sector privado, en un principio circunscrito a la producción a pequeña escala, al
1994 43.213 9.267 33.767 179 2.144 7.814 41 comercio y a las actividades relacionadas con los servicios, y con limitaciones res-
1995 48.133 10.327 37.521 285 2.146 7.795 59 pecto al empleo de trabajo asalariado (que se fueron relajando gradualmente). Fi-
1996 54.804 12.669 41.726 409 2.312 7.614 75 nalmente, se produjo la llegada del capital extranjero, que alcanzó su mayor afluen-
1997 58.751 12.021 45.257 1.473 2.046 7.703 251 cia durante la década de 1990. Si bien en un principio se encontraba limitado a
1998 57.936 11.000 45.463 1.472 1.899 7847 254 empresas conjuntas y a ciertas regiones, finalmente este capital se extendió por to-
1999 52.660 10.212 40.319 1.518 1.940 766 288 das partes aunque de manera desigual. El sistema bancario de propiedad pública
2000 59.450 100 40.701 1.771 1.680 685 298 creció durante la década de 1980 y de manera paulatina sustituyó al Estado central
2001 49.680 46.880 1.840 944 370 en la provisión de líneas de crédito a las empresas estatales, a las empresas munici-
2002 55.010 52.740 2.130 9.590 387 pales, y al sector privado. Estos diferentes sectores económicos no evolucionaron
de manera independiente unos de otros. Las empresas municipales extrajeron su fi-
Fuente: Y. Hunag, «ls China Playing by the Rules?», Congressional-Executive Commis- nanciación inicial del sector agrario y sirvieron para proporcionar productos al mer-
sion on China, http://www.cecc.gov/pages/hearings/092403/huang.php. cado o para suministrar insumas intermedios a las empresas estatales. Con el paso
del tiempo, el capital extranjero se integró en las empresas municipales y en las em-
zagado en cuanto a su productividad y realmente necesitado d~ una r~forma. Los presas estatales, y el sector privado cobró mucha más importancia tanto de manera
pactos en materia de bienestar y de provisiqn social se hallaban mtern~hzados den- directa (bajo la forma de propietarios) como indirecta (bajo la forma de socios).
tro de cada uno de los sectores aunque de manera irregular. Los habitantes de las Cuando las empresas públicas perdieron rentabilidad, los bancos les brindaron cré-
áreas rurales eran los menos privilegiados y se mantenían separados de los habitan- ditos de bajo coste. Y desde el momento en que el mercado ganó fuerza y relevan-
tes de las zonas urbanas mediante un peculiar sistema de permisos de residencia cia, el conjunto de la economía se desplazó hacia una estructura neoliberal6 .
que confería a los segundos un considerable número de ~erechos y b~neficios de
protección social que, sin embargo, se les negaban a los pnmeros. Este sistema tam- 6
D. Hale y L. Hale, «China Takes Off», Foreign A/fairs 82/6, 2003, pp. 36-53.

136
137
Consideremos, pues, de qué modo evolucionaron a lo largo del tiempo cada uno do l~s áreas rurales, de manera temporal o por razones alimentarias, para trabajar en
de estos diversos sectores. En lo que atañe a la agricultura, a principios de la década las ctudades», Y expertos del gobierno «predicen que esta cifra alcanzará los 300 mi-
de 1980 se otorgó a los campesinos el derecho a utilizar las tierras comunales bajo un llones en 2020, para llegar finalmente a los 500 millones». Sólo en la ciudad de
sistema de «responsabilidad personal». En un principio, podían vender en el merca- Shanghai «viven 3 millones de trabajadores migrantes, frente a los aproximadamente
do libre los excedentes de la producción (una vez superados los objetivos marcados 4,5 millones de personas que se cree que constituyeron el conjunto de la emigración
en la comuna) sin ajustarse a los precios controlados por el Estado. A finales de la dé- irlandesa hacia América entre 1820 y 1930»8 . Esta fuerza de trabajo es vulnerable a
cada de 1980, las comunas se habían disuelto por completo. Aunque los campesinos la superexplotación y ejerce una presión a la baja en los salarios de los residentes le-
no podían ser formalmente propietarios de las tierras, podían alquilarlas y arrendar- gales de las ciudades. Pero la urbanización es difícil de detener y las tasas de urba-
las, contratar mano de obra para trabajarlas y vender sus productos a precio de mer- nización se mantienen en torno a un 15 por 100 anual. Dada la falta de dinamismo
cado (el sistema dual de precios se vio eficazmente destruido). Como consecuencia, en el s~ctor rural, hoy es una opinión común que cualesquiera que sean los proble-
las rentas en el ámbito rural aumentaron a una sorprendente tasa del14 por 100 anual mas ex1stentes o futuros éstos serán resueltos en las ciudades o no se resolverán en
y la producción experimentó un crecimiento similar entre 1978 y 1984. A partir de absoluto. Las remesas de dinero enviadas a las zonas rurales son actualmente un ele-
entonces, los ingresos en el ámbito rural se estancaron o incluso cayeron en términos mento crucial en la supervivencia de las poblaciones de las mismas. Las condiciones
reales (particularmente en 1995) en todas las áreas excepto en determinadas peque- extremas ~el se.ctor rural así como su inestabilidad están generando uno de los pro-
ñas zonas y líneas de producción exclusivas. La disparidad de los ingresos entre el ám- blemas mas senos a los que se enfrenta en estos momentos el gobierno chino9.
bito rural y urbano experimentó un acusado aumento. En las ciudades, la renta me- . Cuando se disolvieron las comunas, sus competencias administrativas y polí-
dia que en 1985 apenas alcanzaba los 80 dólares anuales se disparó hasta alcanzar los tlcas fueron traspasadas a los gobiernos recién establecidos en las ciudades y en los
1.000 dólares al año en 2004, mientras que en el ámbito rural el incremento experi- ~ueblos a~ ~;nparo de la .Constitución de diciembre de 1982. La legislación poste-
mentado en el mismo periodo fue de 50 hasta cerca de 300 dólares anuales. Por otro nor permltlo a estos gob1ernos tomar posesión de los activos industriales de las co-
lado, la pérdida de los derechos sociales colectivos previamente establecidos dentro munas y proceder a su transformación en empresas municipales. Liberada del con-
de las comunas -a pesar de lo débiles que pudieran haber sido- supuso que los cam- trol estatal centralizado, las Administraciones locales adoptaron invariablemente
pesinos tuvieran que afrontar onerosas tarifas para poder asistir a las escuelas, obte- una actitud de tipo empresarial. El crecimiento del nivel de renta en el ámbito ru-
ner atención sanitaria o recibir otros servicios esenciales. Esto no fue así para lama- r~l- generó ~horras que pudieron ser reinvertidos en las empresas municipales. Tam-
yoría de los residentes permanentes de las ciudades, que también se vieron blen florecteron, dependiendo de la zona, los proyectos empresariales conjuntos
favorecidos después de 1995 cuando una ley sobre bienes raíces urbanos les otorgó con el capital extranjero (particularmente de Hong Kong o a través de los negocios
derechos de propiedad sobre este tipo de bienes, posibilitándoles especular con el va- de la diáspora china). Las empresas municipales fueron particularmente activas en
lor de la propiedad. Actualmente, el diferencial entre la renta real urbana y la rural es, las periferias rurales de las grandes ciudades, como sucedió en Shanghai y en las áre-
de acuerdo a algunas estimaciones, mayor que en cualquier otro país del mundo7 • as provinciales donde la inversión extranjera era libre, como sucedió en Guang-
Empujados a tener que buscar trabajo en otra parte, los emigrantes rurales -mu- dong. Estas empresas se convirtieron en una fuente increíble de dinamismo en la
chos de ellos, mujeres jóvenes- comenzaron entonces a inundar las ciudades -de ma- economía durante los primeros quince años del periodo de reformas. En 1995 em-
nera ilegal y careciendo de derechos de residencia- para formar una inmensa reser- pleaban a 128 millones de personas (véase cuadro 5.2) y concentraban la capacidad
va de mano de obra (una población «flotante» con un estatus legal indeterminado). de experimentación desde abajo funcionando como un campo de pruebas para las
10
Hoy China se encuentra «en medio del may?r proceso de migración de masas que el reformas . Todo lo que funcionara en las empresas municipales podía q;mvertirse
mundo haya conocido jamás», que «ya ha de:jado pequeños los movimientos migra-
torios que conformaron América y el mundo occidental moderno». Según informes 8
oficiales, en China hay «114 millones de trabajadores migrantes que han abandona- J. _Yardley, «In a Nidal Wave, China's Masses Pour from Farm to City», The New York Times, 12
de septiembre de 2004

7
Kahn y J. Yardley, «Amid China's Boom, No Helping Hand for Young Qingming», The New
].
:J· Kahn YJ. Yardley, «Amid China's Boom, No Helping Hand for Young Qingming», cit.
S. Stevenson, Re/ormtng State-Owned enterprises. Past Lessons /or Current Problems, Washing-
York Times, 1 de agosto de 2004, Al y A6. ton DC, George Washington University, http://www.gwu.edu/-ylowrey/stevensonc.httml.

138 139
posteriormente en base de la política estatal. Y lo que en gran medida funcionó fue marco de la legalidad. En el caos de la transición emergieron todo tipo de diferencias,
un auge de la industria ligera en la producción de bienes de consumo destinados a las cuales con frecuencia habían tenido manifestaciones locales y regionalesll.
la exportación, lo que condujo a China a tomar el camino de la industrialización di- Durante la década de 1980 quedó claro que la mayor parte de la espectacular
rigida a la exportación. Sin embargo, hasta 1987 al Estado no se le ocurrió que el ta~a de crecim~ento de China estaba siendo impulsada desde fuera del sector pú-
desarrollo debiera estar dirigido por la exportación. b.hco empresar~al. Durante el periodo revolucionario las empresas estatales propor-
cw~aban segundad en el empleo y protección social a los miembros de la población
Cuadro 5.2. Transformación de la estructura del empleo en China, 1980-2002 (en mi- ~ct~va, pero ~n 1983 se les permitió utilizar «personal contratado» por un periodo
llones de dólares). hm1tado de tlempo y sin protección sociaF2 • Igualmente, se les garantizó una mayor
autonomía en la gestión respecto a la propiedad estatal. Los gestores podían reser-
1980 1990 1995 2000 2002 varse un cierto porcentaje de los beneficios y vender toda la producción excedente
a precios de mercado, una vez alcanzados sus objetivos. Estos eran mucho más ele-
Total 423,6 647,5 680,7 720,9 737,4 vados que los precios oficiales y, de este modo, se estableció un farragoso sistema
dual de fijación de precios que acabó siendo efímero. A pesar de estos incentivos
Ámbito urbano 105,03 170,4 190,4 231,5 247,8 las empresas estatales no prosperaron. Muchas de ellas eran presas del endeuda~
Estatal 80,2 103,5 112,6 81,0 71,6 miento Y tuvieron que ser socorridas bien por el gobierno central 0 bien por los
(Empresas públicas) (67 ,0) (73,0) (76,4) (43,9) (35,3) bancos estatales, que fueron alentados a prestarles el dinero en condiciones venta-
Entidades colectivas 24,3 35,5 31,5 15,0 11,2 josas. Esto último creo graves problemas a los bancos cuando se constató que el vo-
Empresas de lumen de créditos incobrados experimentaba un crecimiento exponencial. Se de-
propiedad conjunta o 1,0 3,7 13,4 18,3 sencadenó entonces una notable presión para llevar a cabo una reforma más en
Sector privado extranjero o 0,7 5,1 6,4 7,6 profundidad de este tipo de empresas. Así, en 1993, el Estado decidió «convertir
Sector privado 0,8 6,7 20,6 34 42,7 un grupo seleccionado de empresas estatales de tamaño medio y grande en compa-
Residual o 23,1 16,9 81,6 96,4 ñías de responsabilidad limitada o de capital dividido en acciones». Las primeras
Ámbito rural 318,4 477,1 490,3 489,3 489,6 tendrían «entre dos y cincuenta propietarios de participaciones» y las segundas ten,
Empresas municipales 30,0 92,7 128,6 128,2 132,9 drían «más de cincuenta accionistas y podrían ofertar emisiones públicas». Un añ~
Sector Privado 1,1 4,7 11,4 14,1 más tarde, se anunció un programa mucho más extenso de corporatización en el
Autoempleo 14,9 30,5 29,3 24,7 que exceptuando a las empresas estatales más importantes, todas las restantes serí-
Granjeros 288,4 368,4 326,4 320,4 317,9 an convertidas en «cooperativas de capital dividido en participaciones» en el que
todos los empleados tenían el derecho nominal a comprar parte de las mismas. En
Fuente: E. Prasad (ed.), China's Growth and Integration into the World Economy. la década de 1990 se sucedieron oleadas de privatización/conversión de empresas
Prospects and Challenges, cit. estatales de modo que en 2002 éstos sólo representaban el14 por 100 del total del
empleo en el sector industrial frente al porcentaje del 40 por 100 que habían re-
presentado en 1990. Los pasos más recientes han consistido en abrir tanto las em-
Los análisis sobre el objeto concreto de estas empresas municipales varían presas municipales como las estatales a la propiedad extranjera plena 13.
enormemente. Algunos autores demuestran que realizaban operaciones privadas «en
11
todo, salvo en el nombre», explotando mano de obra rural o inmigrante a un coste in- M. Hart-Lansdberg y P. Burkett, China and Socialism. Market Re/orms and Class Struggle, Nue-
significante -particularmente de mujeres jóvenes- y operando al margen de todo tipo va York, 2004; Montly Review 5613, Nueva York, 2004; S.-M. Li y W-S. Tang, China~s Regions, Poli-
ty and Economy, Hong Kong, Chinese University Press, 2000.
de regulación. A menudo abonaban salarios paupérrimos y no ofrecían asistencia so-
:: M; Hart-Lansdberg YP. ~urkett, China and Socialism. Market Re/orms and Class Struggle, cit.
cial ni protección legal alguna. No obstante, algunas otorgaban una limitada protec-
. Vease zbzd., Y G~obal Policy Forum, Newslatter «China's Privatization», http://www.globalpol-
ción social y beneficios económicos así como también condiciones laborales en el lcy.org.socecon/ffd!fdi/2003 11112chinaprivatization.

140 141
La inversión extranjera directa registró, a su vez, resultados muy contradictorios
ría s?brev~vir . No podía depender exclusivamente de un influjo de inversión ex-
16

en la década de 1980. En un principio, estuvo canalizada hacia las cuatro zonas eco-
tranJera ~lrecta en continua expansión para resolver el problema, por importante
nómicas especiales situadas en las regiones de la costa sur del país. Estas zonas «te- que pud1era ser.
nían el objetivo inicial de producir bienes destinados a la exportación con la finali-
dad de obtener divisas extranjeras. También funcionaban como laboratorios ~ de desarrollo prioritario
económicos y sociales en los que podían observarse las tecnologías y las técnicas ge- 111 Zonas económicas especiales
renciales extranjeras. Ofrecían un abanico de incentivos a los inversores extranje- 8 14 ciudades costeras abiertas

ros, como exenciones tributarias temporales, posibilidad de repatriar anticipada- 0 Zonas francas para la industria de
la
mente los beneficios y mejores servicios en infraestructuras» 14 • Pero los primeros
intentos de las firmas extranjeras de colonizar el mercado interno chino en campos
como el del automóvil y los artículos manufacturados no dieron buenos resultados.
Aunque Volkswagen y Ford sobrevivieron (a duras penas), General Motors tuvo
que desistir a principios de la década de 1990. Los únicos sectores que registraron
un claro éxito fueron los dedicados a la exportación de bienes que exigían una
abundante mano de obra. Más de dos terceras partes de la inversión extranjera di-
recta que llegó durante los primeros años de la década de 1990 (y un porcentaje aún
mayor de las nuevas empresas constituidas que sobrevivieron) estaban dirigidas por Económica
chinos residentes en el exterior (en particular, por aquellos que operaban desde de Shanghai
anghai
o
Hong Kong, pero también desde Taiwán). Las débiles protecciones legales ofreci- Chengdu bo
das a las empresas capitalistas suponían una ventaja para las relaciones informales
que se producían en el ámbito local y en el seno de redes fiduciarias que los chinos
ubicados en el extranjero estaban en una posición privilegiada para explotar 15 .
Posteriormente, el gobierno chino declaró varias «ciudades costeras», así como
también ciertas «regiones económicas», «abiertas» a la inversión extranjera (figura DeJtá"JJ Min Nan
Región' Económica
5.1). Después de 1995, abrió virtualmente la totalidad del país a todo tipo de in-
versiones extranjeras directas. La oleada de quiebras que sacudió a algunas de las V
empresas municipales en el sector manufacturero en 1997 y 1998 y que salpicó a .....,

muchas de las empresas estatales en los principales centros urbanos, se reveló un


punto de inflexión. El sistema de fijación de precios basado en la competencia se
predominó entonces sobre el proceso de devolución de poderes desde el Estado
central a los entes locales, convirtiéndose en la dinámica esencial que propulsó la
Figura 5.1: La geografía de la apertura de China a la inversión extranjera en la década
reestructuración de la economía. La consecuencia fue herir gravemente, si no des- de 1980.
truir, a muchas de las empresas públicas y crear una inmensa masa de desemplea-
Fuente: P. Dicken, Global Shift. Reshapz'ng the Global Economz'c Map z'n the 21st Century, cit.
dos. En esos momentos, abundantes informe;s revelaban un considerable grado de
malestar entre la fuerza de trabajo (véase más adelante) y el gobierno chino tuvo
~esde .1998 los chino~ han intentado resolver en parte este problema optando
que afrontar el problema de absorber un gran excedente de mano de obra si que-
por lnverswnes en grand1osos megaproyectos destinados a transformar las infraes-
14
S.-M. Li y W-S. Tang, China~s Regions, Polity and Economy, cit., cap. 6 16
15
China Labor Watch, «Mainland ChinaJobless Situation Grim, Minister Says», http://www.chi-
Ibid., p. 82 nalaborwatch.org/en/web/article.php?article_id=50043, 18 de noviembre de 2004.

142
143
tructuras físicas del país financiados mediante el endeudamiento. Actualmente, está También es el lugar de construcción del que se prevé que será el mayor centro comer-
sobre la mesa un proyecto (de un coste superior a los 60.000 millones de dólares) cial del mundo (construido por un multimillonario chino, consta de siete zonas que re-
mucho más ambicioso que la ya monumental presa de las Tres Gargantas diseñada producen Ámsterdam, París, Roma, Venecia, Egipto, el Caribe, y California, y todas
para desviar el agua del río Yangze hacia el cauce del río Amarillo. Las asombrosas están diseñadas con tal atención a los detalles que, según se dice, resultan indistingui-
tasas de urbanización (no menos de cuarenta y dos ciudades han crecido por enci- bles de los lugares reales).
ma de 1 millón de habitantes desde 1992) exigen enormes inversiones de capital Este nuevo rango de ciudades esta sumido en una feroz competición interurba-
fijo. Las ciudades más importantes han construido nuevos sistemas de metro y de na. En el Delta del río Perla, por ejemplo, todas las ciudades intentan capturar a
autopistas, y existe la propuesta de desarrollar 13.679,42 kilómetros de nuevas lí- tantas empresas como sea posible «mediante construcciones auxiliares a las de sus
neas ferroviarias para conectar el interior del país con la zona costera, que consti- vecinos, a menudo duplicando la oferta. A finales de la década de 1990 se constru-
tuye el centro del dinamismo económico, lo que incluye la construcción de una lí- yeron cinco aeropuertos internacionales en un radio de 100 kilómetros, y se está
nea de alta velocidad entre Shanghai y Pekín, así como una conexión con Tibet. produciendo un auge similar en materia de puertos y de puentes» 19 . Las provincias
Asimismo, la celebración de los Juegos Olímpicos ha dado pie a una gran inversión y las ciudades consiguen eludir los esfuerzos de Pekín por sujetar las riendas de sus
en Pekín. «China también se propone construir un sistema de autopistas interesta- inversiones porque, entre otras razones, tienen el poder de financiar sus propios
tal más extenso que el de América en tan sólo 15 años, a la vez que prácticamente proyectos vendiendo derechos para realizar promociones inmobiliarias.
todas las grandes ciudades están construyendo o acaban de construir un gran nue- Las ciudades también se han convertido en terrenos de un frenético desarrollo
vo aeropuerto». Según las últimas informaciones, China cuenta con «más de 15.000 de bienes raíces y de especulación sobre la propiedad:
proyectos de construcción de autopistas que añadirán 162.000 kilómetros de carre-
teras al país, es decir, los suficientes para rodear cuatro veces el planeta Tierra por Durante la primera mitad de la década de 1990, cuando una «mentalidad de ca-
la línea del ecuador» 17 . Este esfuerzo es, en total, mucho mayor que el emprendido sino» inundó el país, tanto los bancos como otras instituciones financieras concedie-
por Estados Unidos durante las décadas de 1950 y 1960 para la construcción de su ron financiación de manera imprudente para promociones inmobiliarias masivas en
sistema de autopistas interestatal y tiene el potencial de absorber los excedentes de todo el territorio de China. Espacios de oficina de primera clase, villas de lujo así
capital y de mano de obra existentes durante los próximos años. No obstante, está como ostentosas casas en las ciudades y edificios de apartamentos brotaron de la no-
financiado a través del déficit (siguiendo el clásico estilo keynesiano). También en- che a la mañana, no sólo en las ciudades más importantes, como Pekín, Shanghai o
traña elevados riesgos, puesto que si las inversiones no recuperan el valor invertido Shenzhen, sino también en muchas pequeñas ciudades provinciales y costeras [ ... ].
en el tiempo previsto rápidamente se produciría una crisis fiscal del Estado. La llamada «burbuja de Shanghai» trasformó esta ciudad antes anodina en una de las
El acelerado proceso de urbanización proporciona una vía para absorber las masi- metrópolis más glamourosas del mundo. A finales de 1995 Shanghai se vanagloriaba
vas reservas de mano de obra que han confluido en las ciudades procedentes de las áre- de poseer un millar de rascacielos, varios cientos de hoteles de cinco estrellas, más de
as rurales. Por ejemplo, Dongguang, una sencilla ciudad situada justo al norte de Hong 1.250.000 metros cuadrados de espacio de oficinas -cinco veces los aproximada-
Kong ha crecido hasta convertirse en una urbe de 7 millones de habitantes en poco mente 250.000 metros cuadrados de 1994- y un «caliente mercado» de bienes raíces
más de veinte años. Pero «las autoridades de la ciudad no están satisfechas con su tasa que estaba incrementando el espacio disponible a una tasa más elevada que la de
de crecimiento económico anual que se sitúa en un 23 por 100. Actualmente, dan los Nueva York [ ... J. A finales de 1996la burbuja había explotado en gran medida de-
últimos retoques a una enorme ciudad adyacente, completamente nueva, que esperan bido a una ineficiente asignación de los recursos y al exceso de capacidad que se ha-
que atraiga a 300.000 investigadores e ingenieros, la vanguardia de la nueva China» 18 . bía generado20.

17 J. Kahn, «China Gambles on Big Proyects for its Stability», The New York Times, 13 de enero
de 2003, Al y AS; K. Bradsher, «Chinese Builders Buy Abroad», The New York Times, 2 de diciem-
bre de 2003, Wl y W7; T. Fishman, «The Chines Century», The New York Times Magazine, 4 de Julio 19
K. Bradsher, «Big China Trade Brings Port War», The International Herald Tribune, 27 de ene-
de 2004, pp. 24-51. ro de 2003, p.l2.
18 H. French, «New Boomtowns Change Path of Chinas's Growth», The New York Times, 2S de 20
S. Sharma, «Stability Amidst Turmoil. China and the Asían Financia! Crisis», Asia Quarterly (in-
Julio de 2004, Al y AS. vierno 2000), www.fas.harvard.edu/-asiactr/haq/2000001/000la006.htm.

144 145
Pero este auge retomó su camino de manera todavía más vigorosa a finales de la (para irritación de Estados Unidos). Pero desde finales de la década de 1990, las cor-
década de 1990, únicamente para verse seguido de rumores acerca de un exceso de poraciones extranjeras comenzaron a trasladar una parte importante de su actividad
edificación en las mercados urbanos más importantes en 200421 • de investigación y desarrollo a China. Microsoft, Oracle, Motorola, Siemens, IBM, e
Detrás de buena parte de este proceso descansa el papel financiero del sistema Intel han establecido laboratorios de investigación en China debido a su «creciente
bancario chino, en su mayoría propiedad estatal. Este sector se expandió rápida- importancia y sofisticación en tanto que mercado de tecnología» así como debido a
mente a partir de 1985. En 1993, por ejemplo, el número de sucursales de los ban- su «gran reserva de científicos cualificados pero económicos y a sus consumidores
cos estatales había crecido «de 60.785 a 143.796 y él número de empleados au- todavía relativamente pobres pero cada vez más ricos y deseosos de adquirir nuevas
mentado de 973.355 a 1.893.957. Durante el mismo periodo los depósitos se tecnologías»25 • Más de 200 importantes corporaciones, entre las que se encuentran
incrementaron desde 427.300 millones de yuanes (51.600 millones de dólares) a 2,3 gigantes como BP y General Motors, han ubicado una parte significativa de su in-
billones de yuanes, mientras que el total de créditos ascendió de 590.500 millones versión en investigación en China. Con frecuencia, estas corporaciones protestan por
a 2,3 billones de yuanes»22 . En aquél momento, los desembolsos excedieron el pre- lo que consideran prácticas ilegales de piratería sobre sus tecnologías y sus diseños
supuesto para gastos del gobierno en cinco veces. Una gran cantidad de dinero fue por parte de compañías autóctonas chinas, pero poco pueden hacer para defender-
destinada a enjugar las pérdidas de las empresas estatales y claramente los bancos se dada la poca disposición del gobierno chino a intervenir y el poder del Estado
«jugaron un papel principal en la creación de "burbujas de activos", especialmente para dificultarles sus operaciones en el mayor mercado del mundo en caso de que
en el volátil sector inmobiliario y de la construcción». Los créditos de dudoso co- ejerzan demasiada presión sobre estas cuestiones. En todo caso, no sólo las compa-
bro se convirtieron en un problema y al final el gobierno central tuvo que gastar ñías extranjeras se han mostrado activas. Tanto Japón como Corea del Sur han in-
«casi tanto en amortizar estos créditos» como Estados Unidos en rescatar a las ca- vertido en «ciudades de investigación» a gran escala situadas en China para colocar-
jas de ahorro en 1987 (el coste de la operación de rescate fue de 123 .800 millones se en un lugar que les permita obtener ventaias de la mano de obra de bajo coste pero
de dólares de fondos públicos y 29.100 millones más en concepto de depósitos su- sumamente cualificada que ofrece el país. El resultado global de todo este proceso
plementarios en primas de seguros de las instituciones financieras). En 2003, por ha sido hacer de China una ubicación mucho más atractiva para las actividades del
ejemplo, China anunció una compleja transferencia de 45.000 millones de sus re- sector de alta tecnología26 , como sucede con las compañías indias de este tipo en-
servas de divisas extranjeras a dos grandes bancos del gobierno, en lo que era la cuentran más barato deslocalizar algunas de sus actividades y ubicarlas en China.
«tercera mayor operación de rescate habida en el sistema bancario en menos de 6 Igualmente, ha emergido un sector autóctono de alta tecnología en diversas áreas.
años» 23 • Aunque la cartera de créditos impagados equivalía aproximadamente al35 Shenzhen, por ejemplo, «con docenas de edificios de cristal y de piedra pulida que
por 100 del PIB chino, este porcentaje palidece en comparación con el del gobier- no parecerían fuera de lugar en Silicon Valley, posee un campus en expansión que
no federal estadounidense y el nivel de endeudamiento de los consumidores en este aloja a muchos de los 10.000 ingenieros que trabajan para consolidar a Huawei como
país, que se mantiene en más de 300 por lOO del PIB24. el primer actor internacional de China en el negocio de equipos para comunicacio-
Obviamente, China tomó lecciones de la experiencia de Japón en al menos un as- nes». Desde finales de la década de 1990, «Huawei invirtió enormes cantidades en
pecto clave. La modernización de la educación y de la ciencia debían ir de la mano establecer redes para la venta de sus productos en Asia, Oriente Próximo y Rusia y
con una clara estrategia de investigación y desarrollo con objetivos tanto militares en la actualidad vende productos en 40 países, a menudo a precios tres veces más ba-
como civiles. La inversión china en ambos campos ha sido significativa. Actualmen- ratos que los de sus rivales»27 . Y tanto en el marketing como en la producción de or-
te, ofrece incluso sus servicios como proveedor de satélites con fines comerciales denadores personales, en estos momentos las corporaciones chinas tienen una pre-
sencia muy activa.
21
D. Hale y L. Hale, «China Takes Off», Foreign Affairs, cit., p. 40.
22 25
H. Liu, «China. Banking on Bank Reform», Asza Times Online, htt://www.atimes.com, 1 de ju- C. Buckley, «Let a Thousand Ideas Flower. China Is a New Hotbed ofResearch», The New York
nio de 2002. Times, 13 de septiembre de 2004, Cl y C4.
23 26 J. Warner, «Why the World~s Economy is Stuck on a Fast Boat to China», The Independent, 24
K. Bradsher, «A Heated Chinese economy Piles up Debt», The New York Times, 4 de septiem-
bre de 2003, Al y C4; «China Announces New Bailout ofBig Banks», The New York Times, 7 de ju- de enero de 2004, p. 23.
nio de 2004, Cl. 27 C. Buckley, «Rapid Growth of China's Huawei Has its High-Tech Rivals on Guard», The New
24
H. Liu, «China. Banking on Bank Reform», Asia Times Online, cit. York Times, 8 de junio de 2004, Cl y C3.

146 147
Relaciones exteriores renda de los restantes Estados de la región (Singapur, Taiwán y Corea del Sur) que
recurrían a un elevado grado de planificación estatal, Hong Kong se había desarro-
En 1978, el comercio exterior suponía únicamente el7 por 100 del PNB de Chi- llado de una forma más empresarial y caótica, sin una orientación significativa de la
na, pero a principios de la década de 1990 éste porcentaje había alcanzado el40 por economía por parte del Estado. Se encontraba convenientemente situada en el cen-
100, manteniéndose en este nivel desde entonces. La cuota china del comercio tro de la diáspora empresarial china, que ya tenía significativas conexiones globales.
mundial se cuadriplicó durante ese mismo periodo. En 2002, cerca del40 por lOO La industria manufacturera de Hong Kong se había desarrollado teniendo como
del PIB chino lo constituía la inversión extranjera directa (y el sector industrial re- ejes primordiales una mano de obra intensiva y el desarrollo de industrias de bajo
presentaba la mitad de este porcentaje). Ese mismo año China se había convertido valor añadido (con la textil a la cabeza). A finales de la década de 1970 sufría una
en el mayor destinatario de inversión extranjera directa de los países en vías de dura competencia extranjera y una extrema escasez de mano de obra. Guangdong,
desarrollo y las multinacionales explotaban de manera rentable el mercado chino. situada justo al otro lado de la frontera china, tenía la mano de obra más barata del
General Motors, que había visto fracasar su tentativa empresarial en este país a mundo. Por lo tanto, la apertura de Deng supuso un regalo llovido del cielo. El ca-
principios de la década de 1990, volvió a introducirse en el mercado a finales de la pital de Hong Kong no dejó escapar la oportunidad. Y supo utilizar de manera ven-
misma década Y en 2003 sus cuentas revelaban que su empresa china generaba be- tajosa sus muchas conexiones ocultas con el otro lado de la frontera china, su papel
neficios mucho mayores que sus operaciones domésticas en Estados Unidos 28 . de intermediaria para todo tipo de operaciones de comerció exterior que China ya
Parecía como si la estrategia de desarrollo basada en la exportación hubiera te- realizase y su red de marketing en la economía global, que fue utilizada para que los
nido un brillante éxito. Pero nada de esto había sido planificado en 1978. Deng ha- productos de fabricación china pudieran circular fácilmente.
bía anunciado un alejamiento de las políticas de Mao basadas en la autosuficiencia A mediados de la década de 1990, todavía cerca de dos tercios de la inversión
pero las primeras aperturas hacia el exterior fueron vacilantes y se restringieron ~ extranjera directa destinada a China llegaba a través de Hong Kong. Y aunque esto
las zonas económicas especiales situadas en Guangdong. Hasta 1987, momento en respondiese en parte a la impecable pericia de Hong Kong en la intermediación fi-
el que se percibió el éxito del experimento de Guandong, el partido no aceptó que nanciera y comercial con las más diversas fuentes de capital extranjero, resulta in-
el crecimiento debía estar conducido por la exportación. Y fue únicamente tras su cuestionable que el hecho fortuito de su proximidad fue crucial para el camino ha-
«gira por el sur» en 1992, cuando el gobierno volcó todas sus energías en el co- cia el desarrollo que se abrió para China en su conjunto. Por ejemplo, a principios
mercio exterior y en la inversión extranjera directa29 . En 1994, por ejemplo, el tipo de la década de 1980, la zona de desarrollo económico creada en la ciudad de
de cambio monetario dual (el oficial y el de mercado) fue abolido mediante una de- Shenzhen, dependiente del gobierno provincial, era un fracaso económico. Lo que
valuación del 50 por 100 del tipo oficial, la cual despertó no obstante una cierta cri- atraía a los capitalistas de Hong Kong eran las empresas municipales recién creadas
sis inflacionaria interna, pero también preparó el terreno para un crecimiento arro- en las áreas rurales. El capital de Hong Kong suministraba la maquinaria, los insu-
llador del comercio y de la afluencia de capital que, al día de hoy, ha situado a China mos y el marketing, y las empresas municipales realizaban el trabajo. Una vez esta-
como la economía más dinámica y próspera del mundo. Cuáles serán las repercu- blecido, este modelo de funcionamiento pudo ser emulado por otros capitalistas ex-
siones de este proceso para el futuro de la neoliberalización, dada la inclinación de tranjeros (en particular taiwaneses principalmente interesados en Shanghai después
ésta a transformarse a través de desarrollos geográficos desiguales y competitivos, de que se abriera la ciudad al exterior). Las fuentes de la inversión extranjera di-
es todavía pronto para saberlo. recta se diversificaron en gran medida durante la década de 1990 y corporaciones
El éxito inicial de la estrategia de Deng dependió de la conexión con el mundo tanto japonesas como surcoreanas, y también estadounidenses, comenzaron a utili-
a través de Hong Kong. Como una de las primeras economías de los «tigres» asiá- zar China como centro de producción deslocalizada a gran escala.
ticos, Hong Kong era ya un importante centro de dinamismo capitalista. A dife- A mediados de la década de 1990, se hizo claro que el vasto mercado interno de
China cada vez se tornaba más atractivo para el capital extranjero. Aunque es posi-
28
K Bradsher, «GM To Speed Up Expansion in China. An Annual Goal of 1.3 Million Cars», The ble que únicamente ellO por 100 de la población poseyese el poder adquisitivo de
New York Times, 8 de junio de 2004, Wl y W7. una naciente y floreciente clase media, ellO por 100 de más de 1.000 millones de
29
Z. Zhang, whither China?Intellectual Politics in Contemporary China, Durham (NC), Duke Uni- personas constituía un mercado interno ingente. Se desató entonces una carrera
versity Press, 2001.
competitiva por suministrarles automóviles, teléfonos móviles, DVD, televisores y

148 149
lavadoras así como también centros comerciales, autopistas y hogares «lujosos». La Así pues, simplemente necesitaba importar la maquinaria y la tecnología necesarias,
producción mensual de coches ascendió de manera paulatina de cerca de 20.000 en así como lograr su acceso a los mercados (con la conveniente e interesada ayuda de
1993 hasta casi 50.000 en 2001, y a partir de entonces experimentó un vertiginoso Hong Kong). Y podía utilizar su fuerza de trabajo barata para obtener una gran ven-
aumento hasta alcanzar los casi 250.000 vehículos al mes a mediados de 2004. Una taja competitiva. A finales de la década de 1990, el salario por hora de trabajo en la
marea de inversión extranjera -en todos los campos, desde Wal-Mart y McDonald> s producción textil era de 30 céntimos de dólar, mientras que en México y en Corea
hasta la producción de chips informáticos- inundó el país anticipándose al acelera- del Sur era de 2,75 dólares, en Hong Kong y Taiwán rondaba los 5 dólares, y en Es-
do crecimiento del futuro mercado interno a pesar de las incertidumbres institucio- tados Unidos superaba los 10 dólares33 . Sin embargo, en las etapas iniciales, la pro-
nales, de la política estatal y de los evidentes peligros de un exceso de capacidad30 . ducción china estaba en gran medida subordinada a los comerciantes de Taiwán y de
La enorme dependencia de la inversión extranjera directa convirtió a China en un Hong Kong que controlaban el acceso a los mercados globales, se quedaban con la
caso especial, muy diferente a Japón o a Corea del Sur. Como resultado, el capitalis- parte del león de los beneficios comerciales y de manera progresiva conseguían una
mo chino no se encuentra integrado de manera óptima. El comercio interregional se integración hacia atrás en la cadena productiva comprando o invirtiendo en las em-
encuentra muy escasamente desarrollado, aunque haya habido grandes inversiones presas municipales o estatales chinas. En el delta del río Perla son frecuentes los
en nuevos medios de comunicación. Algunas provincias, como Guangdong mantie- complejos productivos en los que se da trabajo a más de 40.000 trabajadores. Por
nen relaciones comerciales mucho más intensas con el extranjero que con el resto de otro lado, los bajos niveles salariales permiten la introducción de innovaciones que
China. El capital no fluye fácilmente de un extremo a otro del país, a pesar del re- suponen un ahorro de capital. Las plantas de producción estadounidenses con una
ciente aluvión de fusiones y de los esfuerzos impulsados por el Estado para crear elevada tasa de productividad utilizan sistemas automatizados sumamente costosos,
alianzas regionales entre las diferentes provincias31 . Por lo tanto, esta dependencia pero «las fábricas chinas invierten este proceso retirando el capital del proceso de
de la inversión extranjera directa únicamente se reducirá en la medida en que mejo- producción y reintroduciendo un gran protagonismo del trabajo». El capital total
ren la asignación de recursos y las interrelaciones capitalistas dentro de la propia necesario se ve reducido por regla general en un tercio. «La combinación de salarios
China32 . más bajos con un capital más reducido eleva de manera característica el interés del
Las relaciones comerciales exteriores de China han sufrido diversas mutaciones a capital por encima del nivel de las fábricas estadounidenses»34 .
lo largo del tiempo, pero particularmente durante los últimos cuatro años. Aunque Las increíbles ventajas que reportan estos niveles salariales conllevan que China
el ascenso a la categoría de miembro integrante de la OMC en 2001 haya tenido mu- pueda competir con otras localizaciones de mano de obra barata como México, In-
cho que ver en ello, el radiante dinamismo del crecimiento económico chino y las es- donesia, Vietnam y Tailandia en sectores productivos de bajo valor añadido (como
tructuras cambiantes de la competencia internacional han hecho inevitable un reor- el textil). México perdió 200.000 empleos en sólo dos años cuando China (a pesar
denamiento de gran trascendencia de las relaciones comerciales. En la década de del TLCAN) superó a ese país como el mayor proveedor del mercado estadouni-
1980, la posición de China en los mercados globales obedecía principalmente a la dense de bienes de consumo. Durante la década de 1990, China comenzó su as-
producción en industrias de bajo valor añadido mediante la venta en grandes canti- censo en la escala de la producción de bienes de alto valor añadido y a competir con
dades de productos textiles a bajo precio, así como de juguetes y productos de plás- Corea del Sur, Japón, Taiwán, Malasia y Singapur en campos como la electrónica y
tico, en los mercados internacionales. Las políticas maoístas habían convertido a las máquinas herramienta. Este resultado se debió en parte a que las compañías ins-
China en un país autosuficiente en el campo energético y también en lo relativo a taladas en esos países decidieron deslocalizar su producción para beneficiarse de la
muchas materias primas (es uno de los mayores productores de algodón del mundo). gran masa de trabajadores altamente cualificados y de bajo coste que estaba siendo

30
K. Bradsher, «Chinú Factories Aim to Fill Garajes Around the World», The New York Times, 33 P. Dicken, Global Shi/t. Reshaping the Global Economic Map in the 21st Century, 4" ed., Nueva
2 de noviembre de 2003, sección internacional, 8; «ls China The Next Bubble?», The New York Times, York, Guilford Press, 2003, p. 332.
18 de enero de 2004, secciones. 3, 1 y 4. 34 T. Hout y J. Lebretton, «The Real Contest Between America and China», The Wall Street on
31
K. Bradsher, «Chinese Provinces Form Regional Power Bloc», The New York Times, 2 de junio Line, 16 de septiembre de 2003. Resulta interesante destacar que esta es exactamente la observación
de 2004, W1 y W7. que realiza Marx acerca de la aplicación diferencial de la tecnología entre Estados Unidos y Gran Bre-
32
H. Yasheng y T. Khana, «Can India Overtake China?», China Now Magazine, 3 de abril de 2004, taña en el siglo XIX, véase K. Marx, Capital, Nueva York, Internacional Publishers, 1967, t. I., pp. 371-
www.chinanowmag.com/business/business.htm. 372 [ed. cast.: El capital, Madrid, Ediciones Akal, 2000].

150 151
generada por el sistema universitario chino. En un principio, la mayor oleada se vertir en los yacimientos petrolíferos de la cuenca del Mar Caspio e iniciaron nego-
produjo desde Taiwán. Se estima que en estos momentos viven y trabajan en China ciaciones con Arabia Saudita para obtener un acceso seguro a los suministros de pe-
al menos un millón de empresarios y de ingenieros taiwaneses, que se han traído tróleo de Oriente Próximo. Sus intereses energéticos en Sudán así como también en
consigo una buena parte de la capacidad productiva de aquél país. La afluencia des- Irán, han creado tensiones con Estados Unidos en ambas áreas. Asimismo, compi-
de Corea de Sur también ha sido considerable (figura 4.4). Las compañías coreanas tió con Japón por el acceso al petróleo ruso. Durante la década de 1990, en su bús-
del sector electrónico ahora realizan una parte sustancial de sus operaciones en Chi- queda de nuevas fuentes de suministro de metales, sus importaciones de Australia
na. En septiembre de 2003, por ejemplo, Samsung Electronics anunció que iba a se vieron cuadruplicadas. Y en su necesidad desesperada de adquirir metales estra-
trasladar todo su negocio de producción de ordenadores a China, después de ha- tégicos como cobre, estaño, mineral de hierro, platino y aluminio se precipitó a ce-
ber invertido 2.500 millones de dólares en este país para «crear 10 sociedades co- rrar acuerdos comerciales con Chile, Brasil, Indonesia, Malasia y muchos otros paí-
merciales filiales y 26 compañías de producción, empleando a un total de 42.000 ses. Trató de obtener importaciones agrícolas y de madera de cualquier lugar (las
trabajadores»35 . La externalización japonesa de la producción hacia China contri- compras masivas de soja a Brasil y a Argentina, dieron un soplo de vida a esas eco-
buyó al declive del empleo en la industria manufacturera japonesa, que pasó de nomías) y la demanda china de chatarra fue tan enorme como para aumentar sus
ocupar a 15,7 millones de trabajadores en 1992 a 13,1 millones en 2001. Las com- precios en todo el mundo. Incluso la manufactura estadounidense se ha beneficia-
pañías japonesas también comenzaron a retirarse de Malasia, de Tailandia y de otros do de la demanda china de equipos para el movimiento de tierras (Caterpillar) y de
lugares para reubicarse en China. Actualmente, han invertido en China de manera turbinas (GE). Las exportaciones asiáticas a China también han crecido a tasas
tan profusa que «más de la mitad del comercio que se produce entre China y Japón asombrosas. Actualmente, China es el principal destino de las exportaciones pro-
se lleva a cabo entre compañías japonesas»36 . Tal y como ocurría cuando analizába- cedentes de Corea del Sur y compite con Estados Unidos en él mercado de expor-
mos el caso de Estados Unidos, las corporaciones pueden obtener muy buenos re- taciones de Japón. Taiwán es un ejemplo inmejorable para ilustrar la velocidad con
sultados aunque sus países de origen se resientan. China ha desplazado un mayor la que se ha producido esta reorientación de las relaciones comerciales. En 2001
número de empleos de la industria manufacturera de Japón, Corea del Sur, México China superó a Estados Unidos como primer destino de las exportaciones taiwane-
y otros lugares, que de Estados Unidos. El espectacular crecimiento de China, tan- sas (principalmente de bienes manufacturados intermedios), pero a finales de 2004
to internamente como en su posición comercial internacional, se ha correspondido Taiwán exportaba a China el doble de lo que exportaba a Estados Unidos 39 .
con una recesión crónica en Japón y con un crecimiento retardado, un estanca- En efecto, China domina la totalidad del este y el sureste de Asia como una po-
miento de las exportaciones y crisis periódicas en el resto del este y sureste de Asia. tencia hegemónica regional con una enorme influencia global. Tiene capacidad para
Estos efectos negativos en la competencia que se aprecian en muchos países proba- reafirmar sus tradiciones imperiales tanto en la región como más allá de la misma.
blemente se intensifiquen con el transcurso del tiempo37. Como respuesta a las preocupaciones argentinas ante el hecho de que el bajo pre-
Por otro lado, el espectacular crecimiento de China ha aumentado la dependen- cio de las importaciones chinas estaba destruyendo los restos de sus industrias au-
cia del país de las fuentes extranjeras de materias primas y de energía. En 2003 Chi- tóctonas del textil, del calzado y del cuero que empezaron a revivir en 2004, su re-
na «consumió el30 por 100 de la producción mundial de carbón, el36 por 100 de comendación fue que dejara morir sin más esas industrias y que se concentrara en
la de acero y el 55 por 100 de la de cemento»38 . Así pues, pasó de ser relativamen- ser un proveedor de materias primas y de productos agrícolas para el floreciente
te autosuficiente en 1990 a convertirse en el segundo mayor importador de petró- mercado chino. Pero a los argentinos no les pasó por alto que este fue exactamen-
leo después de Estados Unidos en 2003. Sus compañías energéticas trataron de in- te el modo en que Gran Bretaña había enfocado su imperio indio en el siglo XIX.
No obstante, las masivas inversiones chinas en infraestructuras chinas en curso se
35
Véase Hart-Landsberg y Burkett, China and Sociali:;m, pp. 94-95; K. Brooke, «Korea Feeling han subido en buena medida al tren de la economía global. De manera inversa, la
Pressure as China Grows», The New York Times, 8 de enero de 2003, W1 y W7. ralentización del crecimiento de China en 2004 ha venido a
36
J. Belson, «Japanese Capital andJobs Flowing to China», The New York Times, 17 de febrero
de 2004, Cl y C4.
37
Véase, J. Forero, «As China Gallops, Mexico Sees Factory Jobs Slip Away», cit.
39
38
K. Bradsher, «China Reports Economic Growth of 9,1% en 2003», The Nueva York Times, 20 K. Bradsher, «Taiwan Watches its Economy Slip to China», The New York Times, 13 de di-
de febrero de 2004, W1 y W7. ciembre de 2004, C7.

152 153
crispar los mercados financieros y de mercancías en todos los lugares. Los precios del un exceso de capacidad de producción (por ejemplo, en la producción de auto-
níquel se han hundido hasta alcanzar niveles que no se conocían desde hada 15 años, móviles y en la electrónica) y en las inversiones urbanísticas ya se ha producido un
el cobre no había sufrido una caída semejante desde hada 8. Las monedas de aque- ciclo de auge y caída. Pero todo ello exige que el Estado chino se aparte de la or-
llas economías impulsadas por la producción de mercancías como Australia, Canadá, todoxia neoliberal y actúe como un Estado keynesiano. Esto requiere el manteni-
y Nueva Zelanda también han sufrido consecuencias negativas. Y los mercados de miento de sus controles sobre el capital y el tipo de cambio. Estas medidas se con-
otras economías asiáticas basadas en las exportaciones han temblado ante el temor tradicen con las reglas globales dictadas por el FMI, la OMC y el Departamento del
de que China pueda comprar menos semiconductores a Taiwán o menos varas de Tesoro estadounidense. Aunque China está exenta de estas reglas a tenor de una
acero a Corea del Sur, así como también menos goma tailandesa, arroz vietnamita o cláusula transitoria del acuerdo que prevé su pertenencia a la OMC, no puede per-
estaño malayo40 . manecer en esta situación por tiempo indefinido. El fortalecimiento de los contro-
les sobre el flujo de capitales es una tarea cada día más ardua a medida que el yuan
Tal y como invariablemente sucede con las dinámicas exitosas de acumulación chino se escurre por una frontera sumamente porosa a través de los canales de
de capital, llega un punto en el que los excedentes internos acumulados por una Hong Kong y de Taiwán hacia la economía global. Resulta oportuno recordar que
economía requieren una válvula de escape hacia el exterior. Una vía ha consistido una de las circunstancias que sirvieron para desarticular todo el sistema keynesiano
en financiar la deuda estadounidense y, por lo tanto, mantener boyante su mercado pos bélico de Bretton Woods fue la formación del mercado del eurodólar cuando los
para los productos chinos, aunque manteniendo el tipo de cambio del yuan conve- dólares estadounidenses burlaron la disciplina de sus propias autoridades moneta-
nientemente vinculado al valor del dólar. Pero las compañías chinas llevan largo rias42. Los chinos van en camino de reproducir aquél problema, y su keynesianismo
tiempo activas a escala global y han expandido de manera notable su alcance y su se encuentra correlativamente amenazado.
campo de actuación desde mediados de la década de 1990. Asimismo, las empresas El sistema bancario chino, que se halla en el centro de la actual estrategia de fi-
chinas han invertido en otros países para asegurar su posición en los mercados ex- nanciación mediante el déficit, no puede soportar en estos momentos su integración
tranjeros. Los aparatos de televisión chinos ahora son ensamblados en Hungría y en en el sistema financiero global porque al menos la mitad de su cartera de créditos
Carolina del Norte para asegurar su acceso al mercado europeo y al mercado esta- es de dudoso cobro. Por fortuna, los chinos mantienen un superávit en su balanza
dounidense respectivamente. Hay una compañía automovilística china que planea de pagos que pueden destinar, tal y como ya vimos, a limpiar los borrones de las
ensamblar coches y eventualmente construir una fábrica en Malasia. Las compañías cuentas de sus bancos. Pero esto que sirve para tapar un agujero permite que se
chinas también invierten en el turismo de la región del Pacífico para satisfacer su abra otro, porque la única forma de permitírselo es acumulando el mencionado su-
propia y creciente demanda41 . perávit de su balanza de pagos con Estados Unidos. Emerge, pues, una peculiar
Pero hay un aspecto en el que China se aparta de manera manifiesta del patrón simbiosis en la que China, junto a Japón, Taiwán y otros bancos centrales asiáticos,
neoliberal. China tiene enormes excedentes de mano de obra y en aras a mantener financia la deuda estadounidense de tal forma que Estados Unidos puede consumir
su estabilidad política y social debe o bien absorber o bien reprimir de manera vio- a su vez, y de manera conveniente, la producción excedente de estos países. Pero
lenta a esa fuerza de trabajo excedente. Lo primero sólo puede hacerlo a través de esto torna a Estados Unidos vulnerable ante los caprichos de los bancos centrales
la financiación mediante el endeudamiento de proyectos infraestructurales y de for- asiáticos. De manera inversa, el dinamismo económico chino es rehén de la política
mación de capital fijo a escala masiva (la inversión en capital fijo se incrementó en presupuestaria y monetaria de Estados Unidos. Actualmente, Estados Unidos tam-
un 25 por 100 en 2003). El peligro anida en una severa crisis de sobreacumulación bién se está comportando de acuerdo con la fórmula keynesiana puesto que está
de capital fijo (en particular, en el entorno edificado). Existen abundantes signos de contrayendo un enorme déficit federal y registra un elevado nivel de endeudamien-
to por parte de los consumidores, si bien no deja de insistir en que todos los demás
40
países deben acatar las reglas neoliberales. Es una posición insostenible y ahora hay
W. Arnold, «BHP Billiton Remains Upbeat Over Be ton Chinú Growth», The New York
Times, 8 de junio de 2004, W1 y W7.
muchas voces influyentes en Estados Unidos que sugieren que el país se encamina
41
M. Landler «Hungary Pager and Uneasy Over New Status», The New York Times, 5 de marzo
de 2004, W1 y W7; K. Bradsher, «Chinese Automaker Plans Asembly Line in Malaysia», The New 42
K. Bradsher, «China's Strange Hybrid Economy», The New York Times, 21 de diciembre de
York Times, 19 de octubre de 2004, W1 y W7. 2003, C5.

154 155
sin remisión hacia el huracán de una crisis financiera de gran envergadura43 . Res-
pecto a China, esto implicaría sustituir una política de absorción de mano de obra 30
por una abierta política de represión. El hecho de si esta táctica puede salir victo-
riosa, como ocurrió en la Plaza de Tian'anmen en 1989, dependerá de manera cru-
cial del equilibrio de fuerzas existente entre las clases sociales del país y de cómo se
posicione el Partido Comunista frente a esas fuerzas 44 •

5
¿Hacia una reconstitución del poder de clase?
o
1985
El 9 de junio de 2004, un tal señor Wang se gastó 900.000 dólares en comprar
un sédan Maybech de ultralujo de Daimler Chrysler en Pekín. Evidentemente, el
mercado de automóviles de lujo de esta clase es bastante pujante. La conclusión es
que «unas pocas familias chinas han acumulado una extraordinaria riqueza» 45 . Si
descendemos un peldaño en el estatus de la jerarquía automovilística, China es al
año o
día de hoy el mayor mercado del mundo de coches Mercedes-Benz. Alguien, en al- Renta en 1.000 yuanes de 1985
gún lugar y de alguna forma se esta haciendo muy rico.
Aunque China pueda ser una de las economías del mundo con un ritmo de cre-
cimiento más acelerado, también se ha convertido en una de las sociedades más de- 18
siguales (figura 5.2). Los beneficios del crecimiento «han sido otorgados principal- 16
mente a los residentes de las ciudades así como a los oficiales del gobierno y del ~ 14
~ 12
partido. En los últimos cinco años, la brecha en la diferencia de ingresos entre la a¡ 10
población urbana rica y la población rural pobre se ha ensanchado de manera tan o 8
acusada que en la actualidad algunos estudios encuentran más desfavorable la bre- 6
4
cha social de China que la de las naciones más pobres de África»46 . La desigualdad 2
social nunca se vio erradicada durante la era revolucionaria. La diferenciación en- o
tre la ciudad y el campo fue incluso plasmada en la ley. Sin embargo, escribe Wang,
con la reforma «esta desigualdad estructural rápidamente se transformó en una acu-
sada disparidad en la renta entre diferentes clases, estratos sociales y regiones que

43 Las observaciones de Volcker aparecen citadas en P. Bond, «US and Global Economic Volati- año o
lity. Theoretical, Empirical and Political Considerations», texto presentado en Seminario sobre el Im- Renta en 1.000 yuanes de 1985
perio, Universidad de York, noviembre de 2004.
44 H. Wang, China's New Order. Society, Politics and Economy in Transition, Cambridge (MA),

Harvard University Press, 2003; T. Fishman, China Inc .. How the Rise o/ the Next Superpower Cha-
llenges America and the World, Nueva York, Scribner, 2005.
45 K. Bradsher, «Now, a Great Leap Forward in Luxury», The New York Times, 10 de junio de
Figura 5.2: Incremento de la desigualdad de la renta en China: rural (arriba) y urbana
2004, Cl y C6. (abajo), 1985-2000.
46
X. Wu y J. Perloff, Chinas Income Distribution Over Time. Reason /or Rising Inequality, CUDA- Fuente: X. Wu y J. Perloff, China's Income Distribution Over Time. Reasons for Rising
RE Working Papers 977, Berkeley, University of California at Berkeley, 2004. Inequality, cit.

156 157
rápidamente condujo a una polarización social»47 . Los procedimientos de cuantifi- bran tasas para financiar las escuelas, los hospitales, la construcción de carreteras e
cación formal de la desigualdad social, como el coeficiente de Gini, confirman que incluso la policía». La pobreza se está agudizando entre los que se quedan atrás, a
en tan sólo veinte años China ha recorrido un camino a lo largo del cual ha dejado pesar de que el crecimiento procede de manera acelerada a una tasa del 9 por 100.
de ser uno de los países más pobres y una de las sociedades más igualitarias del Entre 1998 y 2002, 27 millones de trabajadores fueron apartados de las empresas
mundo, para pasar a padecer una desigualdad crónica (figura 5.2). La brecha entre públicas cuando el número de éstas se redujo de 262.000 a 159.000. Resulta espe-
los ingresos en las zonas rurales y urbanas (osificada por el sistema de permisos de cialmente sorprendente el hecho que la pérdida neta de empleos en la industria ma-
residencia) se ha incrementado de manera acelerada. Si bien los acomodados resi- nufacturera en China durante aproximadamente la última década haya rondado los
dentes de las ciudades conducen coches BMW, los agricultores del medio rural son 15 millones50 . En tanto que el neoliberalismo requiere una fuerza de trabajo abun-
afortunados si comen carne una vez a la semana. Todavía más contundente ha sido dante, fácilmente explotable y relativamente impotente, no cabe duda de que Chi-
la creciente desigualdad tanto dentro del sector rural como del urbano. Las desi- na puede ser considerada como una economía neoliberal, aunque «con caracterís-
gualdades regionales también se han profundizado y aunque algunas de las ciuda- ticas chinas».
des situadas en las zonas costeras se han precipitado a la cabeza del progreso, el in- La acumulación de riqueza al otro extremo de la escala social es una historia más
terior del país así como el «cinturón oxidado» de la región septentrional o bien no complicada. Su origen en parte parece encontrarse en una combinación de corrup-
han conseguido despegar o bien se han ido a pique de manera estrepitosa48 . ción, tretas ocultas y una clara apropiación de los derechos y de los activos que an-
El mero incremento de la desigualdad social constituye un indicador precario de tes fueron de propiedad común. Los gobiernos locales transfirieron participaciones
un proceso de reconstitución del poder de clase. La demostración de esta última de las empresas a los gestores de las mismas como parte de su estrategia de rees-
cuestión es en gran medida aproximativa y fruto de la observación y en absoluto se- tructuración y, de este modo, muchos directivos «se han convertido a través de me-
gura. Sin embargo, podemos proceder mediante deducciones atendiendo primero dios diversos, de un día para otro, en poseedores de acciones por valor de decenas
a la situación del sector más bajo de la pirámide social. «En 1978 en China había de millones de yuanes, formando un nuevo grupo de magnates». Cuando las em-
120 millones de trabajadores. En 2000 eran 270 millones. Si a esta cantidad le aña- presas públicas se reestructuraron convirtiéndose en sociedades por acciones «los
dimos los 70 millones de campesinos que se habían trasladado a las ciudades y que directivos recibieron una porción significativa de las acciones» y, en ocasiones, se
habían encontrado un trabajo asalariado estable, en la actualidad, la clase obrera les concedió un salario anual cien veces más elevado que el salario medio de sus tra-
china alcanza aproximadamente los 350 millones de trabajadores». De esta cifra, bajadores51. Los directivos de la Tsingtao Brewery, que se convirtió en una compa-
«más de 100 millones» trabajan fuera del sector público estatal y oficialmente se cla- ñía privada en 1993, no sólo han llegado a poseer un amplio porcentaje de las ac-
sifican como trabajadores asalariados 49 . Un gran porcentaje de los trabajadores em- ciones de un lucrativo negocio (que está aumentado su presencia nacional y su
pleados en lo que queda del sector público (tanto en empresas estatales como en poder oligopolista a través de la adquisición de muchas fabricas locales de elabora-
empresas municipales), tienen también, en efecto, el estatus de trabajadores asala- ción de cerveza) sino que también se asignan a sí mismos magníficos salarios como
riados. Por lo tanto, en este país se ha producido un proceso de proletarización en gerentes de la compañía. Las relaciones privilegiadas entre los miembros del parti-
masa marcado por las etapas de la privatización llevada a cabo y por los pasos da- do, los funcionarios del gobierno y los empresarios privados con los bancos tam-
dos para imponer una mayor flexibilidad en el mercado de trabajo (que incluyen bién han desempeñado un importante papel. Los gestores de las empresas recién
que las empresas públicas se despojen de sus obligaciones en materia de pensiones privatizadas que ha recibido un cierto número de acciones pueden solicitar crédi-
y de protección social). Asimismo, el gobierno ha «destripado» los servicios. De tos a los bancos (o a los amigos) para comprar las acciones restantes a los trabaja-
acuerdo con China Labor Watch, «los gobiernos rurales prácticamente no reciben dores (en ocasiones de manera coercitiva utilizando, por ejemplo, la amenaza de
apoyo de las áreas ricas del país. Imponen impuestos a los agricultores locales y co- efectuar despidos). Dado que un gran número de préstamos bancarios están en si-
tuación de impago, los nuevos propietarios o bien exprimen las compañías hasta el
límite (la adquisición de empresas en crisis para vender sus bienes está a la orden
47
H. Wang, Chinas New Order. Society, Politics and Economy in Transition, cit.
48
L. Wei, Regional Development in China, Nueva York, Routledge/Curzon, 2000.
49 L. Shi, «Current Conditions of China's Working Class», China Study Group, 3 de noviembre de
5°China Labor Watch, «Mainland China Jobless Situation Grim».
51
2003, http://www.chinastudygroup.org/index.php?action=article&type.
L. Shi, «Current Conditions of China's Working Class», cit.

158 159
del día) o bien encuentran formas para no abonar sus deudas sin declarase en quie- mino privilegiado hacia la acumulación de riqueza en unas pocas manos. Como los
bra (la ley que regula el estado de quiebra tiene un deficiente desarrollo). Cuando agricultores no poseían títulos de propiedad sobre la tierra no fue difícil despojar-
el Estado toma 45.000 millones de dólares ganados a costa del sudor de una fuerza les de la misma para destinarla a usos urbanos lucrativos, lo que les privó de la base
de trabajo fuertemente explotada y los utiliza para rescatar a los bancos cubriendo rural que les servía de medio de subsistencia y les obligó a abandonar las tierras y a
sus créditos fallidos, entonces, bien puede ser que estemos ante una redistribución integrarse en el mercado de trabajo. La compensación ofrecida a los agricultores es
de la riqueza desde las capas más bajas de la sociedad hacía las más altas y no ante normalmente una pequeña fracción del valor de la tierra que posteriormente los
una cancelación de malas inversiones. Los directivos sin escrúpulos pueden adqui- funcionarios del gobierno transfieren a los promotores. Es posible que aproxima-
rir el control de las nuevas corporaciones recién privatizadas así como sus activos damente 70 millones de agricultores hayan perdido sus tierras de este modo du-
de manera facilísima y utilizarlas para su propio enriquecimiento personal. rante la pasada década. Los líderes de las comunas, por ejemplo, con frecuencia
El capital autóctono también está desempeñando un papel cada vez más relevan- afirmaban poseer de facto derechos de propiedad sobre la tierra comunal y sobre
te en la creación de riqueza. Tras haberse beneficiado de más de veinte años de trans- los activos en las negociaciones con los inversores extranjeros o con los promoto-
ferencia de tecnología a través de empresas conjuntas, dichosas por su acceso a un res. Posteriormente obtuvieron la confirmación de que estos derechos les pertene-
profuso caudal de trabajo cualificado y de habilidades gerenciales y, sobre todo, ca- cían en tanto que individuos, lo que en efecto implicaba proceder a una delimita-
balgando los «espíritus animales» de la ambición empresarial, muchas firmas chinas ción de los bienes comunales que sólo beneficiaba a unos pocos. En la confusión de
se ha aupado ahora a una posición que les permite competir con rivales extranjeros la transición, escribe Wang, «una parte significativa del patrimonio nacional fue "le-
no sólo en el mercado doméstico síno también en la arena internacional. Y esto ya gal" e "ilegalmente" transferida en condiciones que suponían una ventaja económi-
no ocurre únicamente en los sectores de bajo valor añadido. El actual octavo fabri- ca personal para una pequeña minoría»53 . La especulación con la tierra y en el mer-
cante de ordenadores del mundo, por ejemplo, es una compañía creada en 1984 por cado inmobiliario, particularmente en las áreas urbanas, se extendió incluso en
un grupo de científicos chínos patrocinados con fondos del gobierno. A finales de la ausencia de sistemas claros para establecer derechos de propiedad. La pérdida de
década de 1990, dejó de ser un mero distribuidor para convertirse en fabricante y tierra cultivable se convirtió en un problema de tal envergadura que en 1998 el go-
hacerse con la mayor cuota del mercado chino de ordenadores. Lenovo, tal y como bierno central tuvo que imponer una moratoria a las conversiones hasta que pudie-
ahora se conoce a esta sociedad, se encuentra en estos momentos atrapada en una fe- ra implementarse una planificación más racional del uso de la tierra. Pero el daño,
roz guerra de competencia contra grandes actores de la industria y acaba de adqui- muy considerable, ya se había hecho. Los terrenos de valor ya habían sido concen-
rir la línea de ordenadores personales de IBM para obtener un mejor acceso al mer- trados y los promotores (haciendo uso de relaciones privilegiadas con los bancos)
cado global. El acuerdo (que, dicho sea de paso, amenaza la posición de Taiwán en se habían puesto manos a la obra, acumulando una inmensa riqueza en unas pocas
el negocio de los ordenadores) capacita a IBM para tender un puente más sólido con manos. Incluso a pequeña escala, se hizo mucho más dinero invirtiendo en el mer-
el mercado del software chino a la vez que crea una gran compañía dotada de pro- cado inmobiliario que en empresas de producción54 . El hecho de que el coche va-
yección global con base en este país dedicada a la industria informática52 • Aunque el lorado en 900.000 dólares fuera adquirido por una persona que había ganado ese
Estado pueda poseer acciones en compañías como Lenovo, su autonomía gerencial dinero con bienes inmuebles, es significativo.
garantiza un sistema de propiedad y de gratificación que permite crecientes concen- La especulación sobre el valor de los activos, a menudo utilizando créditos otor-
traciones de riqueza en manos de sus directores generales en los mismos términos gados en condiciones favorables, también ha intervenido en este proceso. Ha sido
que pueden encontrarse en cualquier otra parte del mundo. particularmente relevante en cuanto a los bienes inmuebles urbanos situados den-
La promoción inmobiliaria, en particular dentro y alrededor de las grandes ciu-
dades y en las zonas de desarrollo dedicadas. a la exportación, parece ser otro ca- 53 H. Wang, China 5 New Order. Society, Politics and Economy in Transition, cit.; J. Yardley, «Farm-
ers Being Moved Aside by China's Real Estate Boom», The New York Times, 8 de diciembre de 2004,
Al y Al6.
52
D. Barbaza, «An Unknown Giant Flexes its Muscles», The New York Times, 4 de diciembre de 54 C. Cartier, «Zone Fever. The Arable Land Debate and real State Speculation. China's evolving

2004, Cl y C3; S. Lohr, «<BM' s Sale of PC Unit Is a Bridge Between Companies and Cultures», The Land Use Regime and its Geographical Contradictions»,journal o/ Contemporary China 10,2001, pp.
New York Times, 8 de diciembre de 2004, Al y C4; «IMB Sought a China Partnership, Not Just a 455-469; Z. Zhang, Strangers in the City. Reconfigurations of Space, Power, and Social Networks with-
Sale», The New York Times, 13 de diciembre de 2004, Cl y C6. in China 's Floating Population, Standford University Press, 2001.

160 161
tro del perímetro y alrededor de algunas grandes ciudades como Pekín, Shanghai, encuentran hasta tal punto desreguladas y son tan despóticas y explotadoras que
Shenzhen, o Dongguang. Las ganancias obtenidas, que durante ciertos breves pe- hacen palidecer las descripciones que hace mucho tiempo atrás Marx recogió en su
riodos de la burbuja fueron enormes, han sido acaparadas generalmente por los es- devastador análisis de las condiciones del trabajo fabril y doméstico existentes en
peculadores mientras que las pérdidas habidas durante las crisis han sido en gran Gran Bretaña en las primeras etapas de la Revolución Industrial. Sin embargo, to-
medida soportadas por los bancos. En todos estos ámbitos, incluido la zona oculta davía más indigno resulta el impago de los salarios y el incumplimiento de las obli-
de la corrupción que resulta muy difícil de medir, la apropiación de activos que con gaciones con los pensionistas. En palabras de Lee:
frecuencia se ha llevado a cabo por líderes destacados del partido o por cargos ofi-
ciales del gobierno ha transformado a los agentes del poder estatal en hombres de En Shenyang, situada en el corazón de la zona de la industria pesada y de pro-
negocios independientes y extremadamente ricos perfectamente capaces, si es ne- ducción en masa del nordeste del país, entre 1996 y 2001, el23,1 por 100 de los tra-
cesario, de proteger su recién encontrada riqueza sacándola del país a través de bajadores empleados no recibieron sus salarios en el plazo convenido y el 26,4 por
Hong Kong. 100 de los jubilados recibieron sus pensiones con retraso. A escala nacional, el nú-
En los principales centros urbanos ha emergido una vibrante cultura de consu- mero total de trabajadores a los que se les debían salarios se incrementó de 2,6 mi-
mo a la que la creciente desigualdad social añade sus particulares rasgos, como las llones en 1993 a 14 millones en 2000. Este problema no se circunscribe a los viejos y
cerradas y protegidas comunidades de costosas viviendas reservadas a los ricos (con arruinados centros industriales respecto a sus trabajadores despedidos o jubilados.
nombres como Beverly Hills), las espectaculares y privilegiadas zonas de consumo, Los informes elaborados por el gobierno mostraban que el 72,5 por 100 de los casi
de restaurantes y de clubes nocturnos, los centros comerciales y de ocio, y los par- 100 millones de trabajadores inmigrantes del país no había recibido la totalidad de
ques temáticos que podemos encontrar en muchas ciudades. La cultura posmoder- los salarios devengados. La suma total de los salarios debidos se estimaba que ron-
na ha llegado a Shanghai, y a lo grande. Asimismo, podemos encontrar todos los daba los 12.000 millones de dólares (alrededor de 100.000 millones de yuanes). El70
complementos de la occidentalización, desde las transformaciones en las relaciones por 100 de esta deuda había sido contraída en el sector de la construcción56 .
sociales que hacen que las jóvenes comercien constantemente con su sexualidad y
con su belleza, hasta las instituciones culturales (desde el concurso de belleza de Gran parte del capital acumulado por las firmas privadas y extranjeras proviene
Miss Mundo hasta las exposiciones de arte de gran éxito) conformadas en un gra- de trabajo no pagado. Esta situación ha generado la emergencia de fuertes protes-
do pasmoso para crear versiones exageradas, hasta el punto de la parodia, de Nue- tas obreras en muchas áreas del país. Aunque los trabajadores chinos parecen pre-
va York, Londres, o París. Lo que actualmente se denomina «el cuenco de arroz de parados para aceptar largas jornadas laborales, pésimas condiciones de trabajo y ba-
la juventud» asume su reinado mientras todo el mundo especula con los deseos del jos salarios como parte del precio de la modernización y del crecimiento
resto en la lucha darwiniana por la posición social. Las consecuencias sobre las re- económico, el impago de salarios y de las pensiones resulta algo intolerable. Las de-
laciones de género de este proceso son notables. «En las ciudades costeras, las mu- mandas y las quejas formuladas ante el gobierno central referidas a esta cuestión se
jeres encuentran dos extremos, por un lado, las mayores oportunidades de ganar ni- han multiplicado en los últimos años y la falta de una respuesta adecuada por par-
veles de renta sin precedentes y de obtener empleos profesionales y, por otro, te del gobierno ha conducido a la acción directa57 . En 2002, en la ciudad nororien-
salarios comparativamente bajos en el sector manufacturero o empleos en el sector tal de Liaoyang, más de 30.000 trabajadores de alrededor de 20 fábricas distintas
de los servicios de bajo estatus en restaurantes, el servicio doméstico y la prostitu- mantuvieron varios días de protestas en lo que fue «la mayor manifestación de este
ción»55. tipo desde el aplastamiento de Tiananmen». En Jiamasu, en la parte norte del país,
Otra fuente para amasar riqueza reside en la superexplotación de la fuerza de donde cerca del 80 por 100 de la población de la ciudad estaba desempleada y vi-
trabajo, en particular de las mujeres jóvenes que emigran de las áreas rurales. Los vía con menos de 20 dólares a la semana a raíz del cierre repentino de una fábrica
niveles salariales de China son extremadamente bajos, y las condiciones laborales se
56 S. K. Lee, «Made In China. Labor as a Political Force?», ponencia presentada en 2004, Mans-
55
C. Cartier, «Simbolic City/Regions and Gendered Identity Formation in South China», Provi- field Conference, University of Montana, Missoula, pp, 18-20, abril de 2004.
dencial China VIII, 1, 2003, pp. 60-77; Z. Zhang, «Mediating Time. The "Rice Bowl ofYouth" en Fin-
57
Ibid.; J. Yardley, «Chinese Appeal to Beijing to Resolve Local Complaints», The New York
de-Siecle Urban China», Public Culture 12/10 (2000), pp. 93-113. Times, 8 de marzo de 2004, A3.

162 163
en la que trabajaban 14.000 personas, estalló una campaña de acción directa des- sujeto contractual, jurídico y abstracto del trabajo que normalmente se asume en las
pués de meses de demandas incontestadas. «Ciertos días los jubilados bloqueaban teorías de la modernidad capitalista», como portador de derechos legales. De ma-
todo el tráfico de la principal autopista de la ciudad ocupando en filas la calzada. nera característica apelan, en cambio, a la noción maoísta tradicional de las masas
Otros días, los miles de trabajadores textiles despedidos se sentaban en las vías del constituidas por los «trabajadores, el campesinado, la intelligentsia y la burguesía
tren causando interrupciones en el servicio. A finales de diciembre, los trabajado- nacional cuyos intereses eran armoniosos entre sí y con el Estado». De este modo,
res de una arruinada fábrica de pasta se tumbaron como si fueran soldados inmo- los trabajadores «pueden formular reivindicaciones morales a favor de sistemas de
58 protección pública, reforzando el poder de dirección y la responsabilidad del Esta-
vilizados en la única pista deJiamasu, impidiendo el aterrizaje de los aviones» . Las
cifras policiales revelan que «en estas protestas participaron cerca de 3 millones de do respecto a aquellos a los que gobierna»60 . Por lo tanto, el objetivo de todo mo-
personas» durante 2003. Hasta épocas recientes, este tipo de conflictos ha sido ma- vimiento de masas sería hacer que el Estado esté a la altura de su calidad de man-
nejado de manera satisfactoria manteniéndolos aislados, fragmentados, desorgani- do revolucionario contra los capitalistas extranjeros, los intereses privados y las
zados y, por supuesto, ocultos a la opinión pública. Pero estudios recientes indican autoridades locales.
que están irrumpiendo conflictos más difundidos. En la provincia de Anhui, por El hecho de si el Estado chino es actualmente capaz o está siquiera dispuesto a
ejemplo, «alrededor de 10.000 trabajadores textiles y jubilados protestaron recien- ponerse a la altura de tales reivindicaciones morales y, de este modo, conservar su
temente contra la disminución de las pensiones, así como por la falta de asistencia legitimidad no está claro en absoluto. Al formular su defensa de un trabajador en-
médica y de indemnizaciones para las personas que han sufrido algún tipo de juiciado por encabezar una huelga violenta en un fábrica, un reconocido abogado
daño». En Dongguang, Stella Internacional Ltd., una empresa fabricante de zapa- chino observó que antes de la Revolución, «el Partido Comunista estaba del lado de
tos de propiedad taiwanesa en la que trabajan 42.000 personas, «afrontó huelgas los trabajadores en su lucha contra la explotación capitalista, pero que hoy en día
durante esta primavera que acabaron siendo violentas. En cierto momento, más de lucha codo con codo con los desaprensivos capitalistas en su batalla contra los tra-
500 trabajadores enfurecidos saquearon las instalaciones de la compañía e hirieron bajadores»61. Si bien hay varios aspectos de la política del Partido Comunista que
gravemente a un ejecutivo de la misma, causando la entrada de la policía en la fa- fueron pensados para frustrar la formación de una clase capitalista, también es cier-
brica y la detención de los cabecillas»59 . to que el partido ha aceptado la masiva proletarización de la fuerza de trabajo chi-
Protestas de todo tipo, «muchas de ellas violentas, han estallado con progresiva na, la disolución del «cuenco de arroz garantizado», la mutilación de las proteccio-
frecuencia por todo el país en los últimos meses». Igualmente, también se han re- nes sociales, la imposición de tarifas a los usuarios de servicios esenciales, la
gistrado disturbios y protestas por toda China motivadas por las confiscaciones de creación de un régimen flexible en el mercado de trabajo y la privatización de acti-
tierras que se han producido en las áreas rurales. Resulta difícil predecir si esto dará vos anteriormente poseídos en comunidad. Ha creado un sistema social en el que
lugar o no a un movimiento de masas. Pero es indudable que el partido teme la po- las empresas capitalistas pueden constituirse y funcionar sin restricciones. De este
tencial ruptura del orden establecido y está movilizando tanto a las fuerzas de su modo, ha conseguido generar un acelerado crecimiento y ha aliviado la pobreza de
propia organización como a las policiales para anticiparse a la propagación de cual- muchos, pero también ha aceptado grandes concentraciones de riqueza en las ca-
quier movimiento social amplio que pueda emerger. Las conclusiones de Lee res- pas más altas de la sociedad. Además, la pertenencia al partido de empresarios ha
pecto a la naturaleza de la subjetividad política emergente resultan interesantes. En ido en aumento (del13,1 por 100 en 1993 al19,8 por 100 en 2000). Sin embargo,
opinión de esta autora, tanto los trabajadores del sector público como los inmi- resulta difícil especificar si esto refleja un desembarco de empresarios capitalistas o
grantes, rechazan el término de clase obrera y niegan «la clase como marco discur- bien el hecho de que muchos miembros del partido han utilizado sus privilegios
sivo para constituir su experiencia colectiva». Tampoco se ven a sí mismos como «el para hacerse capitalistas a través de dudosos procedimientos. En todo caso, es un
indicio de la progresiva integración entre la elite del partido y la elite empresarial
58 E. Rosenthal, «Workers Plight Brings New militancy in China», The New York Times, 10 de ' de formas que resultan muy habituales en Estados Unidos. Por otro lado, los vín-
marzo de 2003, AS.
59 E. Cody, «Workers in China Shed Passivity. Spate of Walkouts Shakes Factories», Washington
60 S. K. Lee, «Made In China. Labor as a Political Force?», cit.
Post, 27 de noviembre de 2004, AOl; A. Cheng, «Labor Unrest is Growing in China», The Interna-
tional Herald Tribune Online, 27 de octubre de 2004; J. Yardley, «Farmers Being Moved Aside by Chi- 61 Citado en E. Cody, «Workers in China Shed Passivity. Spate ofWalkouts Shakes Factories», cit.;
na/s Real Estate Boom», cit. veánse también varios números del China Labor Bulletin.

164 165
62
culos entre los trabajadores y la organización del partido se han tensado . Queda
El neoliberalismo
por ver si esta transformación interna de la estructura del partido consolidará la as-
censión del mismo tipo de elite tecnócrata que en México llevó al PRI hacia la ne-
. . .
a JU1C10
oliberalización absoluta. Tampoco puede descartarse, sin embargo, que «las masas»
pretendan conseguir la restauración de su única forma propia de poder de clase.
Actualmente el partido se ha alineado contra ellas y se encuentra claramente dis-
puesto a utilizar su monopolio del uso de la violencia para sofocar la disidencia, ex-
pulsar a los campesinos de las tierras y suprimir las crecientes reivindicaciones no
sólo de democratización del país sino de una mínima justicia redistributiva. En de-
finitiva, no cabe la menor duda de que China se ha desplazado hacia la neolíberali-
zación y la reconstitución del poder de clase aunque con «características distintiva-
mente chinas». Sin embargo, el autoritarismo, la apelación al nacionalismo Y la
reaparición de ciertas trazas de imperialismo sugieren que China puede estar desli-
zándose, aunque desde una posición muy diferente, hacia una confluencia con la
corriente neoconservadora que ahora recorre con fuerza Estados Unidos. Esto no
es muy halagüeño de cara el futuro. Los dos motores económicos que han impulsado al mundo a través de la rece-
sión global que se afianzó después de 2001, han sido Estados Unidos y China. Lo
irónico es que ambos países han estado actuando como Estados keynesianos en un
mundo supuestamente gobernado por reglas neolíberales. Estados Unidos ha recu-
rrido de manera desmedida a la financiación mediante el déficit presupuestario de
su militarismo y de su consumismo, mientras China ha financiado mediante el en-
deudamiento con créditos bancarios de dudoso cobro enormes inversiones en in-
fraestructuras y en capital fijo. Los neoliberales convencidos sostendrán, sin duda,
que la recesión es signo de una neoliberalizacíón insuficiente o imperfecta, y segu-
ramente podrían aducir como prueba de sus afirmaciones las operaciones del FMI
y las actividades del ejército de mercenarios apostado en Washington al servicio de
los grupos de presión que de manera regular distorsiona el proceso de elaboración
de los presupuestos generales de Estados Unidos de acuerdo con sus fines particu-
lares. Pero éstas son imposibles de verificar y, al formularlas, se limitan a seguir los
pasos de una larga estirpe de eminentes economistas teóricos que sostienen que
para que todo vaya bien en el mundo bastaría con que todas las personas se com-
portasen de acuerdo con las indicaciones de sus libros de texto 1.
Pero existe una interpretación más siniestra de esta paradoja. Si dejamos a un
lado, como creo que debemos hacer, la afirmación de que la neoliberalizacíón no es
más que un ejemplo de una teoría errónea que ha perdido la razón (con todos los
respetos hacia el economista Stiglitz) o bien un caso de una búsqueda sin sentido
de una falsa utopía (con el debido respeto hacia el conservador y experto en filoso-

62 E. Cody, « Workers in China Shed Passivity. Spate o/ Walkouts Shakes Factories», cit. 1 K. Marx, Theories o/ Surplues Value, Parte I, Londres, Lawrence & Wishart, 1969, p. 200.

166 167
fía política John Gray2 ), sólo nos queda constatar una tensión entre el manteni- clase capitalista. Si bien es posible que esta conclusión sea calificada de contrarre-
miento del capitalismo, por un lado, y la restauración/reconstitución del poder de volucionaría por parte de algunos miembros de la izquierda radical, ella también
la clase dirigente, por otro. Si nos encontramos en un momento de absoluta con- pone de relieve una fuerte dosis de autoprotección porque es la gente común y co-
tradicción entre ambos objetivos, entonces, no cabe duda de hacia qué lado se in- rriente la que sufre, pasa hambre e incluso muere en el curso de las crisis capitalis-
clina la actual Administración de Bush, dada su ávida búsqueda de recortes fiscales tas (pensemos el caso de Indonesia o de Argentina) y no los miembros de las clases
a favor de las corporaciones y de los ricos. Por otro lado, una crisis financiera glo- altas. Si la política preferida de las elites dominantes es apres moi le déluge, no hay
bal provocada en parte por su propia política económica temeraria, permitiría algo- que olvidar que el diluvio se traga sobre todo a los impotentes y a los despreveni-
bierno de Estados Unidos librarse definitivamente de toda obligación de costear el dos mientras que las elites tienen bien preparada su arca en la que, al menos por el
bienestar de sus ciudadanos salvo en lo que respecta al incremento del poder mili- momento, pueden sobrevivir bastante bien.
tar y policial, que podría ser necesario para sofocar el malestar social y para impo-
ner la disciplina a escala global. Es posible que después de haber escuchado con
atención las advertencias de figuras como Paul Volcker acerca de la elevada proba- Hazañas neoliberales
bilidad de una grave crisis financiera en los próximos cinco años, prevalezcan algu-
nas voces más sensatas dentro de la clase capitalista3 . Pero esto supondrá desman- Las primeras palabras de este capítulo tienen un carácter especulativo. Pero po-
telar algunos de los privilegios y del poder que han estado acumulándose durante demos hacer un útil análisis de los antecedentes histórico-geográficos de la neoli-
los últimos treinta años en las capas más altas de la clase capitalista. Las fases ante- beralización para verificar su poder como panacea potencial para todos los males
riores de la historia del capitalismo -pensemos, por ejemplo, en 1873 y en la déca- político-económicos que actualmente nos amenazan. ¿Hasta qué grado, pues, ha lo-
da de 1920- en las que se han planteado disyuntivas igualmente duras, no invitan al grado la neoliberalización estimular la acumulación de capital? Su actual expedien-
optimismo. Las clases superiores, insistiendo en la naturaleza sacrosanta de sus de- te resulta cuanto menos deplorable. Las tasas de crecimiento global agregadas fue-
rechos de propiedad, prefirieron entonces destruir el sistema antes que entregar ron del 3,5 por 100 aproximadamente durante la década de 1960, y durante la
parte alguna de sus privilegios o de su poder. Comportase de este modo no implica turbulenta década de 1970 tan solo cayeron al2,4 por 100. Pero las tasas de creci-
el descuido de sus propios intereses, ya que si se colocan en la posición acertada, miento posteriores, del1,4 y del1,1 por 100 de las décadas de 1980 y de 1990 res-
como los buenos abogados en las quiebras, pueden beneficiarse del hundimiento pectivamente (y una tasa que apenas roza el1 por 100 desde 2000) indican que la
aunque el resto de nosotros se vea indefectiblemente arrastrado por la corriente. Es neoliberalización ha sido un rotundo fracaso para la estimulación del crecimiento
posible que alguno de ellos también sea presa del diluvio y acabe arrojándose por en todo el mundo (véase figura 6.1) 4 . En algunos casos, como en los territorios de
las ventanas de Wall Street, pero eso no es lo habitual. Lo único a lo que temen es la antigua Unión Soviética y en aquellos países de Europa central que se sometie-
a los movimientos políticos que les amenazan con la expropiación o con la violen- ron a la «terapia de choque» neoliberal, se han producido pérdidas catastróficas.
cia revolucionaria. Aunque alberguen esperanzas de que el sofisticado aparato mi- Durante la década de 1990, la renta per cápita en Rusia descendió a una tasa del3 ,5
litar que ahora poseen (gracias al complejo de la industria militar) protegerá su ri- por 100 anual. Una gran parte de la población se vio sumida en la pobreza y como
queza y su poder, el fracaso de este mismo aparato en la empresa de pacificar resultado la expectativa de vida en los varones descendió 5 años. La experiencia
fácilmente a Iraq sobre el terreno debería darles que pensar. Pero las clases domi- ucraniana fue similar. Únicamente Polonia, que desobedeció las recomendaciones
nantes raramente, o nunca, entregan de manera voluntaria parte de su poder y, en del FMI, mostró una apreciable mejoría. En gran parte de América Latina, la neo-
mi opinión, no hay motivos para pensar que lo vayan a hacer ahora. Así pues, nos liberalización produjo o bien el estancamiento (en la «década perdida» de 1980) o
encontramos ante la paradoja de que un fuerte movimiento socialdemócrata y obre- bien picos de crecimiento seguidos de derrumbes económicos (como en Argentina).
ro ocupa una posición mejor para redimir al capitalismo que su propio poder de
4
Las dos mejores valoraciones oficiales que pueden encontrarse son: World Commíssíon on the
2 J. Gray, False Down.
The Illusions o/ Global Capítalism, Londres, Granta Press, 1998. Social Dímensíon of Globalízatíon, A Faír Globalizatíon. Creating Opportunities for All, Ginebra, In-
3 P. Bond, «US and Global Economíc Volatilíty. Theoretícal, Empírica! and Politícal Consídera- ternatíonal Labour Offíce, 2004; United Natíons Development Program, Human Development Re-
tíons», texto presentado en Seminario sobre el Imperio, Universidad de York, noviembre de 2004. port, 1999, y Human Development Report, 2003.

168 169
Y en África no ha hecho nada en absoluto para generar cambios positivos. Única-
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mente en el este y el sureste de Asia, y ahora hasta cierto punto en la India, la neo-
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liberalización ha estado ligada a cierta trayectoria positiva de crecimiento, y en es-
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-e :!::: América Latina creció del29 por 100 de la población activa en la esfera económica
(!)
.E ~ en la década de 1980, al40 por 100 en la de 1990) y prácticamente todos los indi-
·u(!) -~
"O cadores globales de los niveles de salud, la expectativa de vida, la mortalidad in-
o ~
(!)

fantil y otros aspectos relacionados con la calidad de vida, arrojan pérdidas en vez

Dt de progresos en el bienestar desde la década de 1960. Sin embargo, el porcentaje de


la población mundial que vive en la pobreza ha caído, pero esto se debe casi ente-
ramente a las mejoras habidas únicamente en India y en China5 . La reducción y el
control de la inflación es el único éxito sistemático que la neoliberalización puede
atribuirse.
Las comparaciones son siempre odiosas, por supuesto, pero más aún cuando nos
referimos a la neoliberalización. La neoliberalización restringida de Suecia, por
ejemplo, ha logrado resultados mucho mejores que la neoliberalización persistente
del Reino Unido. La renta per cápita sueca es más elevada, la inflación es menor, la
situación de su cuenta corriente con el resto del mundo es mejor y todos los índi-
ces acerca de su posición competitiva y de su clima para los negocios arrojan por-
centajes superiores. Los índices de calidad de vida son más altos. Suecia es el tercer
país del mundo en cuanto a expectativa de vida, frente al Reino Unido que ocupa
el puesto 29. El índice de pobreza es del 6,3 por 100 en Suecia frente al15,7 por
100 en el Reino Unido, y si bien ellO por 100 más rico de la población sueca gana
rentas 6,2 veces más altas que ellO por 100 más pobre de la sociedad, en el Reino
Unido esta cifra es del13 ,6. El analfabetismo es menor en Suecia y la movilidad so-
cial es mayor 6 .
Si este tipo de datos se divulgaran más, seguramente se apagarían los elogios de
la neoliberalización y su forma de globalización característica. ¿Por qué, entonces,
son tantos los convencidos de que la neoliberalización a través de la globalización
es la «Única alternativa» y de que haya tenido tantos éxitos? Sobresalen dos razo-

5
M. Weisbrot, D. Baker, E. Kraev, y J Chen, «The Scorecard on Globalization 1980-2000. Its
Consequences for Economic and Social Well-Being», en V. Navarro y C. Muntaner, Political and Eco-
nomic Determinants o/ Population Health and Well-Being, Amityville, Nueva York, Baywood, 2004,
pp. 91-114.
6
G. Monbiot, «Punitive- and It Works», The Guardian, 11 de enero de 2005, edición online.

170
171
nes. En primer lugar, la volatilidad del desarrollo geográfico desigual se ha acelera- poder. Las denominadas ciudades globales de las finanzas y del poder de mando
do, permitiendo a ciertos territorios avanzar de manera espectacular (al menos du- mundial se han convertido en grandiosas islas de riqueza y de privilegio, con altísi-
rante un tiempo) a costa de otros. Si, por ejemplo, la década de 1980 perteneció en mos rascacielos y millones de millones de metros cuadrados de espacio de oficinas
gran medida a Japón, a los «tigres» asiáticos y a Alemania occidental, y si la de 1990 destinado a albergar esas operaciones. Las operaciones comerciales que tienen lu-
perteneció a Estados Unidos y al Reino Unido, entonces, la idea de que el «éxito» gar dentro de estas torres, entre sus propios pisos, crean una inmensa cantidad de
iba a darse en alguna parte oscurecía de alguna manera el hecho de que en térmi- riqueza ficticia. Asimismo, los especulativos mercados inmobiliarios urbanos se han
nos generales la neoliberalización estaba siendo incapaz de estimular el crecimien- convertido en los principales motores de la acumulación de capital. Los perfiles re-
to y de mejorar el bienestar. En segundo lugar, la neoliberalización, en tanto que cortados contra el horizonte, que cambian a un ritmo vertiginoso, de Manhattan,
proceso y no como teoría, ha tenido un éxito arrollador desde el punto de vista de Tokio, Londres, París, Frankfurt, Hong Kong, y actualmente Shanghai son un pro-
las clases altas. O bien ha servido para restituir el poder de clase a las clases domi- digio que invita a ser contemplado.
nantes (como en Estados Unidos y hasta cierto punto en Gran Bretaña; véase figu- Al hilo de este proceso, hemos asistido a un extraordinario auge de las tecnolo-
ra 1.3) o bien ha creado las condiciones para la formación de una clase capitalista gías de la información. En torno a 1970, la inversión en este campo se situaba al mis-
(como en China, Rusia, India y otros lugares). Gracias al dominio de los medios de mo nivel que el 25 por 100 destinado a la producción y a las infraestructuras físicas
comunicación por los intereses de las clases altas, pudo propagarse el mito de que respectivamente pero, en 2000, las tecnologías de la información acaparaba el 45
los Estados fracasaban desde el punto de vista económico porque no eran compe- por 100 del total de los gastos en inversión, mientras los porcentajes dedicados a la
titivos (creando, por lo tanto, una demanda de reformas todavía más neoliberales). inversión en la producción y en las infraestructuras físicas disminuyeron. Durante
El incremento de la desigualdad social dentro de un territorio era interpretado la década de 1990, se consideraba que esto presagiaba el surgimiento de la nueva
como algo necesario para estimular el riesgo y la innovación empresariales que pro- economía de la información 7• En realidad representaba un desafortunado sesgo en
piciaban el poder competitivo e impulsaban el crecimiento. Si las condiciones de la senda del cambio tecnológico -alejado de la producción y de la construcción de
vida entre las clases más bajas de la sociedad se deterioraban, esto se debía a su in- infraestructuras y acorde con las líneas exigidas por la financiarización dictada por
capacidad, en general debida a razones personales y culturales, para aumentar su el mercado- que fue el sello distintivo de la neoliberalización. La tecnología de la
capital humano (a través de la dedicación a la educación, a la adquisición de una información es la tecnología privilegiada del neoliberalismo. En efecto, resulta mu-
ética protestante del trabajo y la sumisión a la flexibilidad y a la disciplina labora- cho más útil para la actividad especulativa y para la maximización a corto plazo del
les, etc.). En definitiva, los problemas concretos emergen por la falta de fuerza com- número de contratos celebrados en el mercado que para la mejora de la producción.
petitiva o por fracasos personales, culturales y políticos. En un mundo darwiniano Asimismo, resulta interesante el hecho de que las áreas de producción que más cre-
neoliberal, según esta línea de razonamiento, únicamente los más aptos sobreviven, cieron fueron las emergentes industrias culturales (películas, videos, videojuegos,
o deberían sobrevivir. música, publicidad y espectáculos artísticos), que utilizaban la tecnología de la in-
Por supuesto, bajo el paraguas de la neoliberalización se han producido una se- formación como base para la innovación y la comercialización de sus productos. La
rie de cambios espectaculares en las materias consideradas esenciales para el fun- expectación suscitada alrededor de estos nuevos sectores sirvió para desviar la aten-
cionamiento del sistema y esto le ha conferido una apariencia de increíble dinamis- ción de la ausencia de inversión en infraestructuras físicas y sociales básicas. Esto
mo. La creciente importancia de las finanzas y de los servidos financieros ha venido suscitó la euforia alrededor de la «globalización» y de todo aquello que al parecer
acompañada de un destacable cambio en los criterios de remuneración de las cor- propiciaba por la construcción de una economía global completamente distinta y
poraciones financieras (véase figura 6.2), así como también de una tendencia den- totalmente integrada8.
tro de las grandes corporaciones (como General Motors) a integrar las dos funcio-
nes. El empleo en estos sectores ha experimentado un destacado auge. Sin
embargo, se plantean serios interrogantes sobre hasta qué punto esto ha sido pro- 7
D. Henwood, Alter the New Economy, Nueva York, New Press, 2003.
ductivo. Gran parte del negocio de las finanzas resulta no estar referido más que a 8
La literatura sobre la globalización es inmensa. Mis propias opiniones fueron expuestas en D.
finanzas. La búsqueda de ganancias especulativas es perpetua y para maximizar el Harvey, Spaces o/ Hope, Edingurgo, Edinburg University Press, 2000, p. 70 [ed. cast.: Espacios de es-
grado hasta el cual pueden obtenerse es posible efectuar todo tipo de cambios en el peranza, «Cuestiones de antagonismo 16», Madrid, Ediciones Akal, 2003].

172 173
Sin embargo, el logro más sustantivo de la neoliberalización ha consistido en re-
distribuir, no en generar, la riqueza y la renta. En un trabajo previo, he proporcio-
24 nado un análisis de los principales mecanismos que han sido utilizados para conse-
guir esto, bajo el título de «acumulación por desposesión» 9. Esta expresión alude a
22
la continuación y a la proliferación de prácticas de acumulación que Marx había
20 considerado como «original» o «primitiva» durante el ascenso del capitalismo. Es-
tas prácticas comprenden la mercantilización y privatización de la tierra y la expul-
18 sión forzosa de poblaciones campesinas (comparable con los casos analizados ante-
riormente de México y China, donde se estima que en los últimos años han sido
16 desplazados 70 millones de campesinos); la conversión de formas diversas de dere-
chos de propiedad (comunal, colectiva, estatale, etc.) en derechos exclusivos de
14
propiedad privada (su representación más gráfica la encontramos en China); la su-
12 presión de los derechos sobre los bienes comunes; la mercantilización de la fuerza
de trabajo y la eliminación de modos de producción y de consumo alternativos (au-
10+---~---.---.----.---.----.---.----.- tóctonos); procesos coloniales, neocoloniales e imperiales de apropiación de activos
1975 1985 1995
1965 (los recursos naturales entre ellos); y, por último, la usura, el endeudamiento de la
nación y, lo que es más devastador, el uso del sistema de crédito como un medio
drástico de acumulación por desposesión. El Estado, gracias a su monopolio sobre
16
.....
,
'• el uso de la violencia y su definición de la legalidad, desempeña un papel crucial

. .''. .
14 ' tanto en el apoyo como en la promoción de estos procesos. Actualmente, a este lis-
,'

12 . .. tado de mecanismos podemos añadir una batería de técnicas como la extracción de


'
,........ '
: .... ..:
. .. rentas de las patentes y de los derechos de propiedad intelectual, y la disminución
10
'
'
. o la anulación de varias formas de derechos de propiedad comunes (como las pen-
siones del Estado, las vacaciones retribuidas, y el acceso a la educación y a la aten-
8
. ción sanitaria) ganados tras generaciones de lucha de clases. Por ejemplo, la pro-
--·'. :' '..
6 '
\..
'
.. puesta de privatizar integralmente el sistema público de pensiones (experimentada
por primera vez en Chile bajo la dictadura) es uno de los preciados objetivos de los
4 '
.... .. republicanos en Estados Unidos .
2
..''
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''
La acumulación por desposesión tiene cuatro aspectos principales:
1. Privatización y mercantilización. La empresarialización, la mercantilización y la
o+----' - ----.---1-975----.----1,98_5____,___1_9,95~--.-
1
privatización de los activos previamente públicos ha sido un rasgo distintivo del pro-
1965
--Corporaciones no financieras yecto neoliberal. Su objetivo prioritario ha consistido en abrir nuevos campos a la
-----Corporaciones financieras acumulación de capital en dominios hasta el momento considerados más allá de los
límites establecidos para los cálculos de rentabilidad. A lo largo de todo el mundo
capitalista y más allá de sus fonteras (por ejemplo en China), se han privatizado, en
Figura 6.2. La hegemonía del capital financiero: valor.neto y tasas de beneficio para las
mayor o menor grado, toda clase de servicios públicos (el suministro de agua, las te-
corporaciones financieras y no financieras en Estados Umdos, 1960-2?01. . .
Fuente: G. Duménil y D. Lévy, Capital Resurgent. Roots o/ the Neolzberal Revolutzon, clt., lecomunicaciones, el transporte), el sistema de provisión social gestionada por el Es-
pp. 111, 134. Reproducido por cortesía de Harvard University Press.
9 Ibid., cap. 4.

175
174
tado del bienestar (viviendas sociales, educación, asistencia sanitaria, el sistema de llones en 2001. La cifra de negocio anual, que alcanzó en 2001 40 billones de dóla-
pensiones), instituciones públicas (universidades, laboratorios de investigación, pri- res, puede compararse con los 800.000 millones que se estima que se requerirían
siones) e, incluso, todas las competencias relativas a la guerra (como ilustra el «ejér- para sostener los flujos del comercio internacional y de la inversión productiva11 . La
cito» de contratistas privados que opera junto a las fuerzas armadas en Iraq). Los de- desregulación permitió al sistema financiero convertirse en uno de los principales
rechos sobre la propiedad intelectual establecidos mediante el denominado Acuerdo centros de actividad redistributiva a través de la especulación, la depredación, el
sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Co- fraude y el robo. El sistema financiero capitalista adoptó entre sus principales ins-
mercio (ADPIC) incluido en el convenio constitutivo de la OMC, definen el mate- trumentos la promoción comercial de acciones, el sistema de Ponzi'\ la destrucción
rial genético, el contenido celular de las semillas y diferentes tipos de bienes como de activos estructurados a través de la inflación, la compra de empresas en crisis
propiedad privada. Las mismas poblaciones cuyas prácticas han desempeñado un pa- para vender sus bienes mediante fusiones y adquisiciones y la promoción del en-
pel decisivo en el desarrollo de estos materiales genéticos pueden ser objeto de ex- deudamiento por parte de las autoridades públicas hasta niveles que acaban redu-
tracción de las rentas derivadas de su utilización. La biopiratería es un fenómeno ga- ciendo a poblaciones enteras, incluso en los países del capitalismo avanzado, a un
lopante y el saqueo de las reservas mundiales de recursos genéticos prosigue su estado de servidumbre por deudas, por no mencionar el fraude empresarial, o la
acelerada marcha en beneficio de un reducido número de grandes compañías farma- desposesión de activos (como el asalto a fondos de pensiones que eventualmente se
céuticas. De igual modo, el progresivo agotamiento de los bienes comunes que cons- ven diezmados por crisis de capitales y de empresas) mediante la manipulación del
tituyen nuestro entorno global (tierra, agua y aire) y la degradación por doquier de crédito y del valor de las acciones. En el interior del sistema financiero existen in-
los diversos hábitats, que excluyen toda forma de producción agrícola distinta a la numerables formas de sisar valor. En tanto que los corredores de bolsa obtienen
del sistema intensivo capitalista, se derivan de la mercantilización en masa de la na- una comisión por cada transacción realizada, pueden maximizar sus ingresos co-
turaleza en todas sus formas. La mercantilización (a través del turismo) de las formas merciando de manera frecuente sobre sus cuentas (una práctica conocida como
culturales, de la historia y de la creatividad intelectual conlleva desposesiones ínte- «churning» [batir]) con independencia de que estas operaciones añadan o no valor
gras (la industria de la música descuella como ejemplo de la apropiación y explota- a la cuenta. La alta cifra de negocio en el mercado de valores puede ser un simple
ción de la cultura y de la creatividad popular). Al igual que en el pasado, el poder reflejo de este tipo de operaciones y no de la confianza en el mercado. Tal y como
del Estado con frecuencia es utilizado para forzar tales procesos, incluso contra la actualmente ha quedado de manifiesto, el énfasis en el valor de las acciones, que es
voluntad popular. El desmantelamiento de los marcos normativos elaborados para fruto de la unión de los intereses de los propietarios y de los gestores del capital a
proteger a la fuerza de trabajo y evitar la degradación medioambiental, ha entraña- través de la remuneración de los últimos mediante derechos de opción de compra
do una pérdida neta de derechos. La cesión al dominio de lo privado de los derechos sobre las acciones de su propia empresa, ha dado lugar a manipulaciones en el mer-
de propiedad sobre lo común obtenidos tras largos años de encarnizada lucha de cla- cado generadoras de una inmensa riqueza para unos pocos a costa del sacrificio de
ses (el derecho a obtener una pensión del Estado, al bienestar, a la salud pública) ha muchos. La espectacular caída de Enron fue emblemática de un proceso general
sido una de las políticas de desposesión más escandalosas, a menudo llevada a cabo que desposeyó a muchas personas de su fuente de subsistencia y de su derecho a
en contra de la clara voluntad política de la población. Todos estos procesos supo- percibir una pensión. Por otro lado, también debe mencionarse la incursión espe-
nen una transferencia de activos de las esferas pública y popular a los dominios de culativa llevada a cabo mediante los hedge funds y otras instituciones principales del
lo privado y de los privilegios de clase 10 .
2. Financiarización. La fuerte oleada de financíarización que arrancó después de 11
P. Dicken, Global Shi/t. Reshaping the Global Economic Map in the 21st Century, Nueva York,
1980 ha estado marcada por un talante especulativo y depredador. La cifra diaria Guilford Press, 42003, cap. 13.
total de negocios de las transacciones financieras en los mercados internacionales, '' El esquema Ponzi es un sistema de inversión en el que se promete una elevada rentabilidad sin
que fue de 2.300 millones de dólares en 1983, creció hasta llegar a los 130.000 mi- la existencia de un negocio real que la genera, sino que proviene de las aportaciones realizadas por los
posteriores «inversores». Así pues, la alta rentabilidad se debe a que las aportaciones de los nuevos
«inversores>> se utilizan para abonar intereses a los antiguos. El sistema continúa en funcionamiento
10
M. Derthick y P. Quirk, The Politics o/ Deregulation, Washington DC, Brookings Institution mientras el flujo de nuevos «inversores>> siga en aumento pero en el momento en el que el flujo de in-
Press, 1985; W Megginson y J. Netter, «From State to Market. A Survey of Empirical Studies of Pri- versores disminuye dejan de poder pagarse intereses, y, por supuesto, de devolverse las cantidades in-
vatization», Journal of Economic Literature, 2001, disponible en la red. vertidas, y el esquema se viene abajo; www.wikipedia.org. [N. de la TJ

176 177
capital financiero, puesto que han constituido la auténtica punta de lanza de la acu- sición que les permite crear derechos de crédito, y la crisis asiática no es una excep-
mulación por desposesión a escala global, aunque supuestamente concediesen el ción [ ... ] No cabe duda de que las corporaciones occidentales y japonesas son las
beneficio positivo de «repartir los riesgos» 12 . grandes ganadoras [ ... ] La combinación de devaluaciones masivas, de una política
3. La gestión y la manipulación de la crisis. Más allá de la efervescencia especula- de liberalización financiera impuesta por el FMI, y una recuperación promovida por
tiva y a menudo fraudulenta que caracteriza gran parte de la manipulación finan- esta misma institución puede incluso precipitar la mayor transferencia de activos des-
ciera neoliberal, nos encontramos ante un proceso más profundo que implica la di- de los propietarios domésticos hacia los extranjeros que se haya producido en todo
fusión de «la trampa de la deuda» como principal instrumento de la acumulación el mundo en tiempo de paz durante los últimos cincuenta años, superando con cre-
por desposesión 13 . La creación, la gestión y la manipulación de la crisis a escala ces las transferencias entre los propietarios domésticos y los propietarios estadouni-
mundial ha evolucionado hacia el fino arte de la redistribución deliberada de la ri- denses que tuvieron lugar en América Latina en la década de 1980, o en México des-
queza desde los países pobres hacia los ricos. Anteriormente, documenté el impac- pués de 1994. Resulta inevitable traer a colación una frase atribuida a Andrew
to que tuvo en México el incremento de los tipos de interés decidido por Volcker. Mellon, que dice: «En la depresión, los activos retornan a sus legítimos propieta-
A pesar de proclamar su papel como noble líder en la organización de «operacio- rios»14.
nes de rescate» para mantener en funcionamiento la acumulación de capital global,
Estados Unidos dispuso el escenario para el saqueo de la economía mexicana. El La analogía con la creación deliberada de desempleo para producir excedente
complejo integrado por el Departamento del Tesoro estadounidense, Wall Street y de mano de obra y favorecer así una mayor acumulación, es exacta. Los activos va-
el FMI se ha convertido en un experto en el ejercicio por doquier de esta práctica. liosos dejan de ser utilizados y pierden su valor. Se quedan en barbecho hasta que
En la Reserva Federal, Greenspan desplegó la misma táctica que Volcker en diver- los capitalistas con liquidez deciden infundirles una nueva vida. Sin embargo, el pe-
sas ocasiones durante la década de 1990. El azote de las crisis de endeudamiento en ligro reside en que las crisis pueden escapar a su control y generalizarse, o bien
países concretos, que no era algo común durante la década de 1960, se volvió muy emerger revueltas contra el sistema que las ha creado. Una de las funciones pri-
frecuente durante las de 1980 y 1990. Prácticamente ningún país en vías de des- mordiales de las intervenciones estatales y de las instituciones internacionales es
arrollo permaneció indemne y, en algunos casos, como en América Latina, tales cri- controlar las crisis y las devaluaciones de manera que permitan que se produzca la
sis se hicieron endémicas. Estas crisis de endeudamiento estuvieron orquestadas, acumulación por desposesión pero sin desencadenar un desplome general o una re-
gestionadas y controladas tanto para racionalizar el sistema como para efectuar una vuelta popular (como sucedió en Indonesia y en Argentina). El programa de ajuste
redistribución de activos. Se calcula que desde 1980 «cerca de cincuenta planes estructural administrado por el complejo Wall Street-Departamento del Tesoro-
Marshall (aproximadamente 4,6 billones de dólares) han sido transferidos desde los FMI se preocupa de lo primero mientras que la tarea del aparato estatal del país que
pueblos de la periferia a sus acreedores en el centro». «Qué mundo tan curioso», ha sido asaltado (respaldado por la cobertura militar de las potencias imperiales),
suspira Stiglitz, «en el que los países pobres están en efecto subvencionando a los es garantizar que no se produzca lo segundo. Pero las señales de una revuelta po-
ricos». Por otro lado, lo que los neoliberales llaman «deflación confiscatoria» no es pular están por todas partes, tal y como ilustraron el levantamiento zapatista en Mé-
sino acumulación por desposesión. R. Wade y F. Veneroso capturan la esencia de xico las innumerables insurrecciones contra el FMI, y el denominado movimiento
)

este proceso en su análisis de la crisis asiática de 1997-1998: «antiglobalización» que se fue curtiendo en las revueltas de Seattle y Génova, así
como en otros lugares.
Las crisis financieras siempre han originado transferencias de propiedad y de po- 4. Redistribuciones estatales. El Estado, una vez neoliberalizado, se convierte en
der hacia aquellos que mantienen sus propios activos intactos y que ocupan una po- el primer agente en la aplicación de las medidas redistributivas, invirtiendo el flujo

13 S. Corbridge, Debt and Development, Oxford, Blackwell, 1993; S. George, AFate Worse Than
12
La importancia de distribuir los riesgos y de asumir la dirección a través de derivados financieros Debt, Nueva York, Grave Press, 1988.
es abordada con énfasis por L. Panitch y S. Gindin, «Finance and American Empire», en The Empire 14 E. Toussaint, Your Money or Your Li/e. The Tyranny o/ Global Finance, Londres, Pluto Press,
Reloaded. Socialist Register 2005, Londres, Merlin Press, 2005, pp. 46-81; S. Soederberg, «The New 2003; J. Stiglitz, Globalization and its Discontents, Nueva York, Norton, 2002, p. 225; R. Wade Y F.
Internacional Financia! Architecture. lmposed Leadership and "Emerging Markets"», Socialist Regís- Veneroso, «The Asian Crisis. The High Debt Model versus the Wall-Street-Treasury-IMF Complex»,
ter, 2002, pp. 175-192. New Le/t Review 228 (1998), p. 21.

178 179
de la riqueza desde las clases altas hacia las más bajas que se había producido du- impuestos sobre las ventas), la imposición de tasas a los usuarios de los servicios (ac-
rante los años del liberalismo embridado. Esto se lleva a cabo en primer lugar a tra- tualmente es un fenómeno generalizado en la China rural), y la introducción de un
vés de la búsqueda de modelos de privatización y de recortes de aquella parte del amplio elenco de subvenciones y de exenciones fiscales destinadas a las corpora-
gasto público que constituye el salario social. Aunque la privatización se presente ciones. La carga tributaria soportada por las empresas en Estados Unidos ha des-
como beneficiosa para las clases más bajas, los efectos a largo plazo pueden ser ne- cendido de manera constante, y la reelección de Bush fue recibida con amplias son-
gativos. Por ejemplo, el programa de privatización de las viviendas sociales imple- risas por parte de los líderes empresariales que intuían los recortes aún mayores que
mentado por Thatcher en Gran Bretaña parecía en un principio un regalo a las cla- se producirían en sus obligaciones tributarias. Los programas de protección em-
ses bajas que podían pasar del alquiler a la propiedad con un coste relativamente presarial que actualmente existen en Estados Unidos a escala federal, estatal y local
bajo, obtener el control sobre un activo valioso y aumentar así su riqueza. Pero una suponen una vasta recanalización de los fondos públicos en beneficio de las em-
vez llevada a cabo la transferencia, se disparó la especulación inmobiliaria, en es- presas (de manera directa, como en el caso de las subvenciones a la agroindustria,
pecial en los principales centros urbanos, sobornando u obligando a la población o indirecta como en el caso del sector de la industria militar), de manera muy si-
milar a como ' las deducciones fiscales sobre el tipo de interés hipotecario son una
de bajos ingresos a desplazarse hacia la periferia en ciudades como Londres, y con-
virtiendo lo que antes habían sido barrios predominantemente obreros en centros forma de subsidiar a los propietarios de viviendas con rentas más elevadas y a la in-
de intensa elitización. La escasez de viviendas asequibles produjo la pérdida de un dustria de la construcción. El aumento de la vigilancia y de las competencias poli-
techo para algunos y largos desplazamientos hacia el lugar de trabajo para aquellos ciales así como también, en el caso de Estados Unidos, de la encarcelación de los
que trabajaban en el sector servicios de baja remuneración. La privatización de los elementos recalcitrantes de la población indican un giro más siniestro hacia la in-
ejidos en México durante la década de 1990 tuvo efectos análogos sobre las pers- tensificación del control social. El complejo de la industria carcelaria es un sector
pectivas del campesinado mexicano, obligando a un nutrido sector de la población floreciente de la economía estadounidense (junto al de los servicios privados de se-
rural a dejar sus tierras y marcharse a las ciudades en busca de empleo. El Estado guridad). En los países en vías de desarrollo, en los que la oposición a la acumula-
chino ha aprobado la transferencia de activos a una pequeña elite en detrimento de ción por des posesión puede ser más fuerte, el Estado neoliberal asume enseguida la
la gran masa de la población, provocando protestas que han sido violentamente re- función de la represión activa, hasta el punto de establecer un estado de guerra de
primidas. Los informes actuales indican que al menos 350.000 familias (un millón baja intensidad contra los movimientos opositores (muchos de ellos pueden ahora
de personas) están siendo desplazadas para dejar paso a la renovación urbana de ser designados, de manera interesada, como «traficantes de drogas» o como «te-
una parte considerable del Pekín antiguo, con el mismo resultado ya esbozado en rroristas» para granjearse la cobertura y el apoyo militar de Estados Unidos, como
Gran Bretaña y México. En Estados Unidos, los famélicos gobiernos municipales ocurre en Colombia). Otros movimientos, como los zapatistas en México, o el mo-
están utilizando con regularidad su facultad expropiatoria para desplazar a propie- vimiento campesino de los sin tierra en Brasil, son contenidos por el Estado a tra-
tarios de inmuebles con un nivel de rentas bajo o incluso moderado que residen en vés de una mezcla de cooptación y marginalización 16 .
viviendas en perfectas condiciones con el fin de dejar espacio libre para desarrollos
urbanísticos comerciales o residenciales, destinados a una población de rentas más
elevadas, y aumentar de este modo su capacidad recaudatoria (en el Estado de Nue- La mercantilización de todo
va York hay en la actualidad más de sesenta casos de este tipo)l 5 .
El Estado neoliberal también redistribuye la riqueza y la renta mediante refor- Presumir que los mercados y las señales del mercado son el mejor modo de de-
mas del código tributario que conceden un trato de favor a los beneficios genera- terminar todas las decisiones relativas a la distribución es presumir que en princi-
dos por las inversiones frente a los que proceden de los salarios y de otro tipo de in- pío todo puede ser tratado como una mercancía. La mercantilización presume la
gresos, la promoción de elementos regresivos en la legislación fiscal (como los existencia de derechos de propiedad sobre procesos, cosas y relaciones sociales,
que puede ponerse un precio a los mismos y que pueden ser objeto de comercio
15
J. Farah, «Erute Tyranny in China», WorldNetDaily.com, enviado el15 de marzo de 2004; l. Pe-
tersan, «As Land Goes To Revitalization, There Go the Old Neighbors», The New York Times, 20 de 16 J. Holloway y E. Pelaez, Zapatista. Reinventing Revolution, Londres, Pluto, 1988; J. Stedile,

enero de 2005, pp. 29 y 32. «Brazil' s Landless Battalions», en T. Mertes (ed.), A Movement of Movements, Londres, Verso, 2004.

180 181
sujeto_ a un contrato legal. Se presume que el mercado funciona como una guía cuando no salaz, y que en su incansable búsqueda del beneficio no dejan de hacer
apropiada -una ética- para todas las facetas de la acción humana. En la práctica, alarde de su absoluta preferencia por los compromisos a corto plazo.
naturalmente, cada sociedad establece ciertos límites sobre dónde empieza y aca- Pero esto suscita cuestiones mucho más serias que el mero intento de mante-
ba la mercantilización. Dónde residen estos límites es objeto de controversia. Cier- ner a salvo del cálculo monetario y de la contratación a corto plazo algún objeto
tas drogas son consideradas ilegales. La compraventa de servicios sexuales está preciado, un ritual concreto o un rincón escogido de la vida social. En el centro de
prohibida en la mayoría de los Estados de Estados Unidos, si bien es posible que la teoría liberal y neoliberal descansa la necesidad de articular mercados coherentes
en. otros lugares esté legalizada, no haya sido criminalizada o, incluso, haya sido para la tierra, la fuerza de trabajo y el dinero pero, tal y como Karl Polanyi señaló,
obJeto de regulación estatal como una industria más. Por regla general, en el siste- todo ello, «obviamente, no son mercancías [ ... ]. La descripción como mercancía
ma legal estadounidense la pornografía se encuentra amparada como una forma de del trabajo, de la tierra, y del dinero es enteramente ficticia». Aunque el capitalis-
libertad de expresión aunque también aquí hay ciertas modalidades (principal- mo no puede funcionar sin estas ficciones, el daño que causa si deja de reconocer
mente en lo que respecta a la infancia) que son consideradas inaceptables. En Es- las complejas realidades que le subyacen es incalculable. Polanyi, en uno de sus pa-
ta~os ~ni~~s, la concie~cia y el honor al parecer no se venden, y existe una curio- sajes más célebres, lo expresa del siguiente modo:
sa mc:m~e1on a p_ersegmr la «corrupción» como si fuera fácilmente distinguible de
las practicas cornentes de tráfico de influencias y de hacer negocios que se dan en Permitir que el mecanismo del mercado dirija por su propia cuenta y decida la suer-
el m~rca~o. L,a n::ercantilización de la sexualidad, de la cultura, de la historia y del te de los seres humanos y de su medio natural, e incluso que de hecho decida acerca del
patnmomo pubhco, así como de la naturaleza como espectáculo o como cura de nivel y de la utilización del poder adquisitivo, conduce necesariamente a la destrucción
reposo, ~ l_a extracción de rentas en régimen de monopolio de la originalidad, de de la sociedad. Y esto es así porque la pretendida mercancía denominada «fuerza de tra-
la autentiCidad y de la unicidad (de la obras de arte, por ejemplo) suponen, en to- bajo» no puede ser zarandeada, utilizada sin ton ni son, o incluso ser inutilizada, sin que
dos los casos, poner un precio a cosas que en realidad nunca fueron producidas se vean inevitablemente afectados los individuos humanos portadores de esta mercan-
17
como mercancías . A menudo hay desacuerdo respecto a la conveniencia de la cía peculiar. Al disponer de la fuerza de trabajo de un hombre, el sistema pretende dis-
mercantilización (de los símbolos y de los acontecimientos religiosos, por ejemplo) poner de la entidad física, psicológica y moral «humana» que está ligada a esta fuerza.
o respecto a quién debería ejercer los derechos de propiedad y obtener las rentas Desprovistos de la protectora cobertura de las instituciones culturales, los seres huma-
derivadas de los mismos (en el acceso a las ruinas aztecas o en la comercialización nos perecerían, al ser abandonados en la sociedad: morirían convirtiéndose en víctimas
del arte aborigen, por ejemplo). de una desorganización social aguda, serían eliminados por el vicio, la perversión, el cri-
N o cabe duda de que la neoliberalización ha hecho retroceder los límites de lo men y la inanición. La naturaleza se vería reducida a sus elementos, el entorno natural y
no mercantilizable y ha extendido de manera notable el ámbito de la contratación los paisajes serían saqueados, los ríos polucionados, la seguridad militar comprometida,
legal. De modo característico (al igual que una parte considerable de la teoría pos- el poder de producir alimentos y materias primas destruido. Y, para terminar, la admi-
n::oderna), celebra lo efímero y la contratación a corto plazo; el matrimonio, por nistración del poder adquisitivo por el mercado sometería a las empresas comerciales a
eJemplo, es considerado como un acuerdo contractual temporal y no como un vín- liquidaciones periódicas, pues la alternancia de la penuria y de la superabundancia de
culo sagrado o inquebrantable. La división existente entre los neoliberales y los dinero se mostraría tan desastrosa para el comercio como lo fueron las inundaciones y
neoconservadores es en parte un reflejo de las diferencias que les separan respecto los periodos de sequía para la sociedad primitiva. 18 .
allug_ar en el que deben trazarse esas líneas. Los neoconservadores suelen culpar a
los «h~erales», a «Holywood», o incluso a los «posmodernos» de lo que consideran El daño infligido a través de las «inundaciones y las sequías» del capital ficti-
1~ desintegración Y la inmoralidad del orden social, y no a los empresarios capita- cio dentro del sistema de crédito global, ya sea en Indonesia, en Argentina, en Mé-
hst~s (como Rupert Murdoch) que son los responsables de causar el mayor daño xico, o incluso en Estados Unidos, es un testimonio perfecto de la última conclu-
haciendo tragar al resto del mundo todo tipo de material cargado de sexualidad, sión de Polanyi. Pero su tesis sobre la fuerza de trabajo y la tierra merecen una
mayor elaboración.
17
D. Harvey, «The Art of Rent. Globalization, Monopoly and the Commodification of Culture»
Socialist Register, Londres, Merlin Press, 2002, pp. 93-110. ' 18 K. Polanyi, The Great Trans/ormation [1944], Boston, Beacon Press, 1954, p. 73.

182 183
Los individuos se integran en el mercado de trabajo como sujetos con persona- (¡qué adecuado era el lenguaje utilizado por Deng!). Los individuos compran sus
lidad, como individuos insertos en redes de relaciones sociales que han experimenta- productos en un mercado que vende protección social. Así pues, la seguridad indi-
do diferentes procesos de socialización, como seres físicos identificables por ciertas vidual es una cuestión de opción personal en función de la asequibilidad de unos
características (como el fenotipo y el género), como individuos que han acumulado productos financieros integrados en mercados financieros de riesgo.
diversas destrezas y gustos (a los que en ocasiones se alude respectivamente como «ca- En segundo lugar, el ataque atañe a las transformaciones en las coordenadas es-
pital humano» y «capital cultural»), y como seres vivos dotados de sueños, de dese- paciales y temporales producidas en el mercado de trabajo. Aunque sin duda pue-
os, de ambiciones, de esperanzas, de dudas y de miedos. Sin embargo, para los ca- de efectuarse un análisis más profundo de la «carrera hacia la máxima reducción
pitalistas estos individuos son meros factores de producción, aunque no de los límites normativos» 1' para encontrar las remesas más baratas y más dóciles
indiferenciados puesto que los empleadores exigen a los trabajadores poseer ciertas de mano de obra, la movilidad geográfica del capital permite dominar una fuerza
cualidades, como fuerza física, habilidades, flexibilidad, docilidad, etc., adecuadas de trabajo global cuya propia movilidad geográfica se encuentra constreñida. La
para ciertas tareas. Los trabajadores son reclutados mediante la celebración de un gran abundancia de mano de obra cautiva obedece al hecho de que la inmigración
contrato y en el orden de cosas neoliberal se prefieren los contratos a corto plazo, se encuentra restringida. El único modo de eludir esas barreras es bien mediante
con el fin de maximizar la flexibilidad. A lo largo de la historia, los empleadores han la inmigración ilegal (que crea una fuerza laboral fácilmente explotable) o bien a
utilizado sistemas de diferenciación dentro de la masa que constituye la fuerza de través de formulas contractuales de duración determinada que permiten, por ejem-
trabajo para dividirla y gobernarla. Emerge, entonces, la segmentación del merca- plo, que trabajadores mexicanos presten servicios en California en el sector de la
do de trabajo y a menudo las diferencias de raza, de etnia, de género, y de religión agroindustria para acabar siendo obscenamente devueltos a México cuando con-
son utilizadas de manera abierta o sutil de forma que redundan en una ventaja para traen enfermedades, o incluso mueren, a causa de los pesticidas a los que han sido
los empleadores. Por regla general, tratan de monopolizar las herramientas, y a tra- expuestos.
vés de la acción colectiva y de la creación de instituciones apropiadas aspiran a re- Al amparo de la neoliberalización, la figura del «trabajador desechable» emerge
gular el mercado de trabajo para proteger sus intereses. De este modo, no hacen como prototipo de las relaciones laborales a escala mundiaF 9 . Asimismo, son mu-
más que construir la «capa protectora de las instituciones culturales» de las que ha- chos los informes que dan cuenta de las terribles y despóticas condiciones labora-
bla Polanyi. les que experimentan los trabajadores en los talleres de trabajo esclavo que se ha-
La neoliberalización aspira a despojar la capa protectora que el liberalismo em- llan distribuidos por el planeta. En China, las condiciones en que trabajan las
bridado aceptó y en ocasiones alimentó. El asalto general contra la fuerza de traba- mujeres jóvenes inmigrantes que provienen de las áreas rurales son espantosas: «jor-
jo ha utilizado un arma de doble filo. En primer lugar, el poder de los sindicatos así nadas insoportablemente largas, una alimentación insuficiente, dormitorios muy re-
como el de otras instituciones obreras que puedan existir es domeñado o desman- ducidos, jefes sádicos que las golpean y abusan sexualmente de ellas, y salarios abo-
telado en el marco de un Estado concreto (si es necesario, mediante el uso de la vio- nados con meses de retraso o que en ocasiones ni siquiera son abonados»20 . En
lencia). Se establecen mercados laborales flexibles. El abandono por parte del Es-
1
tado de las medidas de protección social cubiertas por el sistema de bienestar y los ' La expresión inglesa «race to the bottom», que hemos traducido como «carrera hacia la máxi-
cambios inducidos por la tecnología en la estructura del empleo que tornan redun- ma reducción de los limites normativos», se emplea en referencia al tipo de relación que se genera en-
tre los ordenamientos jurídicos nacionales que buscan ser atractivos para las empresas, por un lado, y
dantes a segmentos significativos de la fuerza de trabajo, culminan el proceso de eri-
la competencia entre éstas por ubicarse en los países con una legislación más laxa en su afán por re-
gir el dominio del capital sobre la fuerza de trabajo en el mercado. El trabajador in- ducir al mínimo los costes mediante una feroz precarización de las condiciones laborales que sería in-
dividualizado y relativamente impotente se enfrenta, por lo tanto, a un mercado aceptable en su país de origen. En definitiva, esta competencia entre las empresas se ve reflejada en
laboral en el que únicamente se le ofrecen contratos de corta duración y en térmi- una competencia entre los Estados que conduce a la progresiva degradación de las normas laborales
nos personalizados. La seguridad que brindaba la permanencia indefinida se ha o medioambientales en térmínos globales. [N. de la TJ
19 K. Bales, Disposable People. New Slavery i11 the Global Eco11omy, Berkley, University of Califor-
convertido en algo del pasado (por ejemplo, Thatcher la abolió en las universida-
nia Press, 2000; M. Wright, «The Dialectics of Still Life. Murder, Women and the Maquiladoras»,
des). El sistema de protección social (las pensiones, la atención sanitaria, la protec-
Public Culture 11, 1999, pp. 453-474.
ción ante enfermedades o accidentes) que antes era responsabilidad de los emplea- 20
A. Ross, Low Pay High Pro/ile. The Global Push /or /air Labor, Nueva York, The New Press,
dores y del Estado, ha sido sustituido por «un sistema de responsabilidad personal» 2004, p. 124.

184 185
Indonesia, dos jóvenes mujeres relataban su experiencia trabajando para una em- tructuras sociales tradicionales, y reubica todo en mercados de crédito y de mer-
presa con sede en Singapur, subcontratada por Levi-Strauss, en los términos si- cancías dominados por los hombres. La liberación de las mujeres de los controles
guientes: patriarcales tradicionales en los países en vías de desarrollo sólo tiene dos caminos)

o bien el trabajo degradante en las fábricas o bien la comercialización de su sexua-


Se nos insulta de manera constante, como algo que se da por hecho. Cuando el lidad, que comprende desde el respetable trabajo como chica de alterne o camare-
jefe se enfada a las mujeres las llama perras, cerdas o putas y tenemos que aguantar ra hasta el tráfico sexual (una de las industrias contemporáneas más lucrativas en la
todo eso con paciencia y sin reaccionar. Oficialmente trabajamos de siete de lama- que la esclavitud ocupa un lugar muy importante). La pérdida de medidas de pro-
ñana a tres de la tarde (el salario no llega a 2 dólares al día), pero a menudo tenemos tección social en los países del capitalismo avanzado ha tenido efectos particular-
que hacer horas extraordinarias obligatorias y, a veces -especialmente si hay un pe- mente negativos en las mujeres de las clases más bajas, y en muchos de los países ex
dido urgente que entregar- trabajamos hasta las nueve. Por muy cansadas que este- comunistas del bloque soviético la pérdida de derechos por las mujeres a través de
mos no se nos deja ir a casa. Puede que nos paguen 200 rupias extras (10 céntimos la neoliberalización ha sido realmente catastrófica.
de dólar) [ ... ] Vamos andando a la fábrica desde donde vivimos. Dentro hace mu- ¿Cómo sobreviven, entonces, los trabajadores desechables -en particular las mu-
cho calor. El edificio tiene el tejado de metal, y no hay espacio suficiente para las tra- jeres- tanto en el plano social como en el afectivo, en un mundo de mercados la-
bajadoras. Está muy abarrotado. Hay cerca de 200 personas trabajando allí, la ma- borales flexibles y de contratos de corta duración, de inseguridad laboral crónica,
yoría mujeres, pero sólo hay un cuarto de baño para toda la fábrica [ ... ]. Cuando de pérdida de las protecciones sociales, y con frecuencia sufriendo un trabajo exte-
volvemos a casa del trabajo, no nos quedan energías para hacer nada salvo comer y nuante, en medio de los escombros de las instituciones colectivas que una vez les
dormir [ ... ]2 1. dieron un mínimo de dignidad y de apoyo? En opinión de algunos, el aumento de
la flexibilidad de los mercados laborales supone un gran avance y, aunque no con-
En las maquilas mexicanas podemos escuchar historias similares, así como en las lleve ganancias materiales, el simple derecho a cambiar de trabajo con relativa faci-
plantas de producción de manufacturas dirigidas por empresas taiwanesas o corea- lidad y la liberación de los constreñimientos sociales tradicionales impuestos por el
nas ubicadas en Honduras, África del Sur, Malasia, y Taílandia. El riesgo para lasa- patriarcado y por la familia posee beneficios intangibles. Las personas que negocian
lud, la exposición a una extensa gama de sustancias tóxicas y los accidentes labora- en términos satisfactorios en el mercado de trabajo piensan, en apariencia, que exis-
les mortales son hechos que se producen sin ser objeto de regulación y sin despertar ten abundantes recompensas en el mundo de la cultura de consumo capitalista. Por
ninguna reacción. En Shanghai, un hombre de negocios taiwanés que estaba a car- desgracia, esta cultura, por más espectacular, glamourosa, y sugerente que pueda
go de un almacén textil «en el que 61 trabajadores encerrados en un edificio mu- parecer, juega perpetuamente con los deseos sin brindar jamás otras satisfacciones
rieron en un incendio», recibió una «indulgente» condena a dos años de prisión que que no sean la limitada sensación de identidad experimentada en los grandes cen-
quedó suspendida porque había «mostrado arrepentimiento» y «había cooperado tros comerciales y de ocio, y la avidez por alcanzar un determinado estatus a través
en los momentos posteriores al incendio»22 . de la belleza (en el caso de las mujeres) o de las posesiones materiales. La máxima
Las mujeres, y en ocasiones los niños, soportan habitualmente la parte más dura «compro, luego existo» sumada al individualismo posesivo, cimienta un mundo de
de este tipo de faenas degradantes, extenuantes y peligrosas23 . Las consecuencias pseudosatisfacciones, excitante en lo superficial pero hueco en su interior.
sociales de la neoliberalización son en efecto extremas. La acumulación por despo- Sin embargo, para las personas que han perdido su trabajo o que nunca han con-
sesión socava de manera sistemática todo el poder que las mujeres puedan haber te- seguido salir de la amplia economía informal, que actualmente brinda un deplora-
nido en el seno de los sistemas domésticos de producción/comercio y de las es- ble refugio a la mayoría de los trabajadores desechables del mundo, la historia es
completamente distinta. Sin olvidar que cerca de 2.000 millones de personas están
21
J. Seabrook, In the Cities o/ the South. Scenes /orm a Developing World, Londres, Verso, 1996, condenadas a vivir con menos de 2 dólares al día, el insultante mundo de la cultu-
p. 103. ra de consumo capitalista, las suculentas comisiones ganadas por los servicios fi-
22
J. Sommer, «A Dragon Let Loose on the Land. And Shanghai is at the Epicenter of China's Eco- nancieros, y las peroratas de autofelicitación acerca del potencial emancipador de
nomic Boom», ]apan Times, 26 de octubre de 1994, p. 3.
23 la neoliberalización, de la privatización y de la responsabilidad personal deben pa-
C. K. Lee, Gender and the South China Miracle, Berkeley, University of California Press, 1998;
C. Cartier, Globalizing South China, Oxford, Basil Blackwell, 2001, en particular cap. 6. recer una cruel tomadura de pelo. Desde la empobrecida China rural al opulento

186 187
Estados Unidos, la pérdida del derecho a la protección de la salud y la creciente im- verosímiles. Pero si Polanyi se encuentra en lo cierto y el tratamiento de la fuerza
posición de todo tipo de tasas a los usuarios de los servicios, añade un gran peso a de trabajo como una mercancía conduce a la dislocación social, entonces, los movi-
las cargas financieras de los pobres24 . mientos dirigidos a reconstruir diferentes redes sociales para defenderse contra tal
La neoliberalización ha transformado la situación de la fuerza de trabajo, de las amenaza se tornan cada vez más probables.
mujeres y de los grupos indígenas en el orden social al hacer hincapié en que la fuer-
za de trabajo es una mercancía como cualquier otra. Despojada de la capa protec-
tora que le conferían unas instituciones democráticas saludables, y amenazada por Degradaciones medioambientales
todo tipo de dislocaciones sociales, la mano de obra desechable se orienta de ma-
nera ineludible hacia otras formas de institucionalidad que le permitan construir La imposición de una lógica de contratación a corto plazo sobre los usos del me-
vínculos de solidaridad social y expresar una voluntad colectiva. Proliferan, pues, dioambiente tiene consecuencias desastrosas. Mortunadamente, en el seno del ban-
desde bandas y cárteles criminales, a redes de narcotráfico, minimafias y jefes de las do defensor del neoliberalismo, las opiniones en torno a esta cuestión se encuentran
favelas, pasando por organizaciones comunitarias, de base y no gubernamentales, en cierto modo divididas. Aunque a Reagan no le preocupaba en absoluto el medio
hasta cultos seculares y sectas religiosas. Estas son las formas sociales alternativas ambiente, llegando en cierta ocasión a describir a los árboles como la fuente más
que colman el vacío que se deja atrás cuando los poderes estatales, los partidos po- importante de contaminación del aire, Thatcher se tomó el problema en serio. Ella
líticos y otras formas institucionales son activamente desmantelados o simplemente desempeñó un papel de vital importancia en la negociación del Protocolo de Mon-
se marchitan como centros de esfuerzo colectivo y de vinculación social. La acusa- treal para limitar el uso de los gases CFC, responsables de incrementar el agujero
da tendencia hacia la religión resulta un aspecto interesante a este respecto. Los es- en la capa de ozono sobre la Antártida. Abordó seriamente la amenaza del calenta-
tudios sobre la repentina aparición y proliferación de sectas religiosas en las aban- miento de la atmósfera terrestre a causa de las emisiones de dióxido de carbono.
donadas regiones rurales de China, por no mencionar la emergencia de Falun Desde luego, su compromiso con el medio ambiente no era del todo desinteresado,
Gong, son ilustrativos de esta tendencia25 . El avance vertiginoso del proselitismo puesto que el cierre de las minas de carbón y la destrucción de los sindicatos mine-
evangélico en las caóticas economías informales que han crecido bajo la neolibera- ros podía en parte legitimarse con argumentos en defensa del medioambiente.
lización en América Latina, así como la revitalización, y en algunos casos nueva for- Las políticas llevadas a cabo por el Estado neoliberal respecto al medio ambien-
mulación, de formas de tribalismo y de fundamentalismo religioso que estructuran te han sido, pues, desiguales desde el punto de vista geográfico e inestables desde
la política en gran parte de África y de Oriente Próximo, testimonian la necesidad el temporal (en función de quién lleve las riendas del poder estatal, siendo las Ad-
de construir mecanismos significativos de solidaridad social. El progreso del cris- ministraciones de Reagan y de George W Bush las más particularmente retrógra-
tianismo evangélico fundamentalista en Estados Unidos guarda cierta conexión con das a este respecto en Estados Unidos). Por otro lado, desde la década de 1970 el
la proliferación de la inseguridad laboral, la pérdida de otras formas de solidaridad movimiento ecologista ha ganado relevancia de manera progresiva. A menudo ha
social y la vacuidad de la cultura de consumo capitalista. De acuerdo con el estudio ejercido una modesta influencia, dependiendo del lugar y del momento. Asimismo,
realizado por Thomas F rank, la derecha religiosa únicamente despegó en Kansas a en algunos casos las empresas capitalistas han descubierto que el incremento de la
finales de la década de 1980, después de más de una década de reestructuración y eficiencia y la mejora de la actuación medioambiental pueden ir de la mano. No
de desindustrialización neoliberaF 6 . Estas conexiones es posible que parezcan in- obstante, el balance general de las consecuencias de la neoliberalización es, no cabe
duda, negativo. Algunas sólidas tentativas, aunque discutidas, de crear índices para
24
Los impactos globales son discutidos en detalle en V. Navarro (ed.), The Political Economy o/ determinar el nivel de bienestar humano que incluyan los costes de la degradación
Social Inequalities. Consequences /or Health and the Quality o/ Li/e, cit.; V. Navarro y C. Muntaner, Po- medioambiental, indican una acelerada tendencia negativa desde la década de 1970
litical and Economic Determinants o/ Population Health and Well-Being, Amityville, Nueva York, Bay- aproximadamente. Y hay suficientes ejemplos concretos de pérdidas medioam-
wood, 2004, pp. 91-114.
bientales resultantes de la aplicación desenfrenada de los principios neoliberales
25
J. Khan, «Violence Taints Religion's Solace for China's Poor», The New York Times, 25 de
noviembre de 2004, Al y A24. que sustentan esa conclusión general. La acelerada destrucción de los bosques de
26
T. Frank, Whats the Matter with Kansas. How Conservatives Won the Hearts o/ America, Nue- las selvas tropicales desde 1970 es un ejemplo de sobra conocido que tiene graves
va York, Metropolitan Books, 2004. consecuencias sobre el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. En efecto,

188 189
la era de la neoliberalización es también la era de la más rápida extinción en masa na se afana por lograr afianzarse en Sudán, en Asia central y en Oriente Próximo
de especies ocurrida en la historia reciente de la Tierra27 . Si nos estamos adentran- para asegurar su suministro de petróleo. Pero China también tiene grandes reservas
do en el peligroso terreno de transformar el medio ambiente global, en particular de carbón de muy baja calidad, con un elevado contenido en azufre. Su uso para la
su clima, hasta el punto de convertir la tierra en un lugar inhabitable para el ser hu- generación de electricidad está creando graves problemas medioambientales que
mano, entonces, no cabe duda de que un mayor aplauso de la ética neoliberal y de contribuyen de manera especial al calentamiento del planeta. Por otro lado, dada la
las practicas neoliberalizadoras se revelará nada menos que fatal. La aproximación acusada escasez de energía eléctrica que actualmente asola la economía china, en la
a las cuestiones medioambientales de la Administración de Bush consiste, por regla que son comunes las caídas de potencia y los cortes de luz, los gobiernos locales no
general, en cuestionar las pruebas científicas existentes y en no hacer nada en ab- tienen ningún incentivo para cumplir las órdenes emitidas por el gobierno central
soluto (salvo recortar los recursos destinados a financiar una consistente investiga- de cerrar las «sucias» y deficientes estaciones eléctricas que poseen. El sorprenden-
ción científica sobre este problema). Pero su propio equipo de investigadores reve- te crecimiento de la adquisición y uso de automóviles, que en diez años han susti-
la que la contribución humana al calentamiento global se ha disparado desde 1970. tuido de manera notable a la bicicleta en algunas grandes ciudades, como Pekín, ha
El Pentágono también sostiene que el calentamiento del planeta podría ser a largo otorgado a China la negativa distinción de tener dieciséis de las veinte peores ciu-
plazo una amenaza mucho más grave para la seguridad estadounidense que el te- dades del mundo en cuanto a calidad del aire se refiere29 . Los efectos concatenados
rrorismo28. Es interesante observar que los dos principales responsables del au- sobre el calentamiento de la atmósfera terrestre son obvios. Tal y como ocurre de
mento de las emisiones de dióxido de carbono durante los últimos años hayan sido manera habitual en fases de acelerada industrialización, la absoluta falta de atención
los dos motores de la economía global, esto es, Estados Unidos y China (que duran- hacia las consecuencias medioambientales está teniendo efectos dañinos en todos
te la pasada década aumentó sus emisiones en un 45 por 100). En Estados Unidos, los lugares. Los ríos se encuentran sumamente contaminados, el agua destinada al
se ha progresado bastante en cuanto a la mejora de la eficiencia energética, tanto en consumo humano está llena de sustancias químicas cancerígenas, el sistema de sa-
la industria como en la construcción de viviendas. En este caso, la prodigalidad se nidad pública es débil (como ilustran la incidencia del Síndrome Respiratorio Agu-
deriva en gran medida del tipo de consumismo que sigue estimulando la urbaniza- do Severo (SRAS) o de la gripe aviar), y la acelerada transformación de la tierra para
ción en las periferias de las ciudades y la suburbanización caóticas, que exigen un destinarla a usos urbanos o para construir proyectos hidroeléctricos descomunales
elevado consumo energético, y una cultura que se decanta por la compra de todo- (como en el valle de Yangtze) dan cuenta de una batería de problemas medioam-
terrenos que son verdaderos sumideros de gasolina en lugar de coches más eficien- bientales que el gobierno central sólo ahora empieza a abordar. China no es la úni-
tes desde el punto de vista energético y que están disponibles en el mercado. La ca, ya que el intenso crecimiento de la India también se está viendo acompañado de
progresiva dependencia de Estados Unidos del petróleo importado tiene obvias ra- cambios estresantes para el medioambiente, derivados de la expansión del consu-
mificaciones geopolíticas. En el caso de China, la velocidad con la que se ha pro- mo así como también de la creciente presión sobre la explotación de los recursos
ducido la industrialización y el aumento de la utilización de vehículos privados du- naturales.
plica la presión sobre el consumo de energía. China ha pasado de ser un país La neoliberalización queda en muy mal papel cuando se aborda la explotación
autosuficiente en cuanto a la producción de petróleo a finales de la década de 1980 de los recursos naturales. No hay que irse muy lejos para encontrar las razones. La
a convertirse en el segundo mayor importador del mundo después de Estados Uni- preferencia por las relaciones contractuales a corto plazo ejerce una presión sobre
dos. Aquí, también, las implicaciones geopolíticas se multiplican a medida que Chi- todos los productores para extraer todo lo que se pueda mientras dure la vigencia
del contrato. Aunque tanto los contratos como las opciones pueden renovarse,
27
N. Myers, Ultimate Security. The Environmental Basis o/Political Stability, Nueva York, Norton, siempre existe una incertidumbre ante el hecho de que puedan encontrarse otros
1993; The Primary Resource. Tropical Forests and Our Future/Updated/or the 1990s, Nueva York, Nor- recursos. El horizonte temporal más dilatado posible para la explotación de los re-
ton, 1993; M. Novacek (ed.), The Biodiversity Crisis. Losing What Counts, Nueva York, American Mu-
seum of Natural History, 2001.
28 Climate Change Science Program, «Üur Changing Planet. The US Climate Change Scien ce Pro- 29
K. Bradsher, «China's Boom Adds to Global Warming», The New York Times, 22 de octubre de
gram for Fiscal Years 2004 y 2005», http://www.usgcrp-gov/usgcrp/Library/ocp2004-5; M. Townsed 2003, Al y A8; J. Yardley, «Rivers Run Black, and Chinese Die of Caneen>, The New York Times, 12
y P. Harris, «Now the Pentagon Tells Bush. Climate Change Will Destroy Us», The Observer, 22 de de septiembre de 2004, Al y Al7; D. Murphy, «Chinese Providence. Stinking, Filthy Rich», The Wall
febrero de 2004, disponible en Internet. Street ]ournal, 27 de ocubre de 2004, B2H.

190 191
cursos naturales es equivalente a la tasa de descuento (esto es, aproximadamente incendios descontrolados arrasara Sumatra (que no era ajena a las operaciones de
veinticinco años) pero en la actualidad la mayoría de los contratos se celebran por talado de árboles de uno de los hombres de negocios de origen chino más ricos vin-
un periodo mucho menor. Por regla general se asume que su agotamiento es lineal, culados a Suharto), creando una enorme capa de humo que encapotó el cielo de
cuando se ha demostrado que muchos sistemas ecológicos sufren hundimientos re- todo el sureste asiático durante varios meses. Únicamente cuando los Estados, y
pentinos después de que se haya dañado más allá de cierto límite a partir del cual otros grupos de interés, se encuentran preparados para contravenir las reglas neo-
se abre un proceso en cascada que anula su capacidad natural para reproducirse. liberales y los intereses de clase que las sostienen -algo que ha ocurrido en un nú-
Los bancos de peces -las sardinas de California, el bacalao de Terranova, y la lubi- mero significativo de ocasiones- es posible asistir a un uso en alguna medida equi-
na chilena- son un ejemplo clásico de cómo un recurso explotado a una tasa «Ópti- librado del medio ambiente.
ma» de pronto se agota sin ningún aparente síntoma previo30 . Un caso menos dra-
mático pero igualmente maligno lo constituye el sector forestal. La insistencia
neoliberal en la privatización torna difícil establecer cualquier acuerdo global sobre Sobre los derechos
unos principios de gestión de los bosques que garanticen la protección de hábitats
valiosos y de la biodiversidad, en particular, en los bosques tropicales húmedos. En La neoliberalización ha fecundado dentro de sí misma una difundida cultura de
los países pobres con importantes recursos forestales, la presión para incrementar oposición. Sin embargo, la oposición tiende a aceptar muchas de las proposiciones
las exportaciones y para permitir adquisiciones en propiedad y concesiones a em- básicas del neoliberalismo. Las temáticas se centran en las contradicciones internas.
presas extranjeras conlleva la disolución de los mínimos sistemas de protección que Se abordan con mucha seriedad las cuestiones relativas a los derechos y a las liber-
puedan existir. La sobreexplotación de los recursos forestales ocurrida en Chile tras tades individuales, por ejemplo, y se las opone al autoritarismo y a la frecuente ar-
el proceso de privatización es un claro ejemplo de ello. Pero los programas de ajus- bitrariedad del poder político, económico y de clase. Se toma la retórica neoliberal
te estructural administrados por el FMI han tenido un impacto todavía más perju- de la mejora del bienestar colectivo y se condena la neoliberalización por dejar de
dicial. Las medidas de austeridad impuestas han mermado el dinero que los países cumplir sus propias aspiraciones. Consideremos, por ejemplo, el primer párrafo
más pobres pueden destinar a la gestión de los bosques. Igualmente, estos países sustancial del documento neoliberal por excelencia, el acuerdo de la OMC. Su ac-
son presionados para privatizar los bosques y permitir su explotación por compa- tuación debe tender:
ñías madereras extranjeras a través de la celebración de contratos a corto plazo.
Cuando existe la presión por conseguir divisas extranjeras para liquidar las deudas, a elevar los niveles de vida, a lograr el pleno empleo y un volumen considerable y en
resulta tentador conceder la máxima tasa de explotación a corto plazo. Por si eso constante aumento de ingresos reales y de demanda efectiva, y a acrecentar la pro-
fuera poco, cuando la austeridad ordenada por el FMI y el desempleo alcanzan un ducción y el comercio de bienes y servicios, permitiendo al mismo tiempo la utiliza-
punto insostenible, las poblaciones trocadas redundantes pueden pretender buscar ción óptima de los recursos mundiales de conformidad con el objetivo de un desa-
un medio de subsistencia en la tierra y embarcarse en una limpieza indiscriminada rrollo sostenible, y procurando proteger y preservar el medio ambiente e incrementar
del bosque para obtener terrenos despejados. En tanto que el método preferido es los medios para hacerlo, de manera compatible con sus respectivas necesidades e in-
la quema, las poblaciones campesinas sin tierra junto con las compañías taladoras tereses según los diferentes niveles de desarrollo económico. 32
pueden provocar destrucciones masivas de los recursos forestales de un día para
otro, como ha ocurrido en Brasil, en Indonesia, y en varios países africanos 31 . No es Este tipo de esperanzas piadosas también pueden encontrarse en los pronuncia-
accidental que entre 1997 y 1998, en el punto álgido de la crisis financiera que ex- mientos del Banco Mundial («nuestro primer objetivo es la reducción de la pobre-
pulsó a millones de personas del mercado de trabajo en Indonesia, una oleada de za»). Nada de esto encaja fácilmente con las prácticas reales que apuntalan la res-
tauración o la creación del poder de clase y los resultados en términos de
30 J. Petras y H. Velmeyer, System in Crisis. The Dinamics o/ Free Market Capitalism, Londres, Zed
empobrecimiento de la población y de degradación medioambiental.
Books, 2003, pp. 87-110.
31 Americans Lands Alliance, «IMF Policies Lead to Global Deforestation», http://american- 32
D. Rodrik, The Global Governance o/ Trade. As z/ development really Mattered, Nueva York,
lands.org/imfreport.htm. United Nations Development Program, 2001, p. 9.

192 193
El creciente peso de la oposición articulada en torno a la violación de derechos como «caballos de Troya para el neoliberalismo global»35 . Por otra parte, las ONG
ha sido espectacular desde 1980. Previamente, de acuerdo con Chandler, una re- no son instituciones esencialmente democráticas. Tienden a ser elitistas, no tienen
vista prominente como Foreign Affaires no publicó ni un solo artículo sobre los de- la obligación de rendir cuentas ante nadie (salvo a sus donantes) y, por definición,
rechos humanos 33 . Los temas relacionados con los derechos humanos ganaron guardan una apreciable distancia con las personas que pretenden proteger o ayu-
trascendencia después de 1980 y sin duda se dispararon a raíz de los aconteci- dar, con independencia de las buenas intenciones que alberguen o de lo progresis-
mientos de la plaza de Tiananmen y del fin de la Guerra Fría en 1989. Este proce- tas que puedan ser. Con frecuencia sus agendas no son públicas, y prefieren la ne-
so se corresponde exactamente con la trayectoria seguida por la neoliberalización, gociación directa con el poder estatal o de clase, o influir en sus decisiones. A
estando ambos movimientos profundamente imbricados entre sí. Indudablemen- menudo más que representar a su clientela, su actividad consiste en controlarla.
te la insistencia neoliberal en el individuo como el elemento fundacional de la vida Proclaman y presumen de hablar en beneficio de los que no pueden hablar por sí
'
político-económica abre la puerta al activismo por los derechos individuales. Pero mismos, incluso definen los intereses de aquellos por los que hablan (como si las
al concentrarse en esos derechos en vez de en la creación o la recreación de es- personas fueran incapaces de hacerlo por sí mismas). Pero la legitimidad de su es-
tructuras sólidas y abiertas de gobierno democrático, la oposición cultiva métodos tatus siempre queda abierta a la duda. Por ejemplo cuando estas organizaciones se
que no pueden escapar al marco neoliberal. La preocupación neoliberal por el in- movilizan con éxito para que se prohíba el trabajo infantil en las actividades pro-
dividuo sobrepasa cualquier preocupación socialdemócrata por la igualdad, la de- ductivas, como una cuestión de derechos humanos universales, puede que estén de-
mocracia y los vínculos de solidaridad social. Por otro lado, la frecuente apelación bilitando economías en las que el trabajo es fundamental para la supervivencia de
a la acción legal, confirma la preferencia neoliberal por apelar al poder judicial y familias enteras. Si no se ofrece ninguna alternativa económica viable, los niños pue-
al ejecutivo, en lugar de al parlamentario. Pero perderse en los vericuetos de los de que sean vendidos a redes de prostitución (originando el nacimiento de otro gru-
cauces legales es algo muy lento y costoso y, en cualquier caso, los intereses de la po de defensa que persiga la erradicación de ésta). La universalidad que se presu-
clase dominante tienen mucho más peso ante los tribunales por la tradicional leal- pone en «el lenguaje de los derechos», y la dedicación de las ONG y de los grupos
tad de clase de la judicatura. Las decisiones legales tienden a favorecer los dere- de defensa a los principios universales no encajan bien con las particularidades lo-
chos de la propiedad privada y la tasa de beneficio sobre el derecho a la igualdad cales y con las prácticas diarias de la vida económica y política existente bajo la pre-
y a la justicia social. En opinión de Chandler, es «la desilusión de la elite liberal con sión conjunta de la mercantilización y la privatización36 .
las personas ordinarias y con el proceso político [lo que] les lleva a centrarse en el Pero hay otra razón por la que esta particular cultura opositora ha ganado tan-
individuo como sujeto de derechos, llevando su caso ante el juez que le escuchará tas adhesiones en los últimos años. La acumulación por desposesión implica un
y dictará su veredicto»34 . conjunto muy distinto de prácticas desde la acumulación hasta la expansión del tra-
En tanto que los individuos más necesitados carecen de los recursos económicos bajo asalariado en la industria y en la agricultura. Este último proceso, que dominó
para defender sus propios derechos, la única forma de articular este ideal es me- los procesos de acumulación de capital en la década de 1950 y 1960, dio lugar a una
diante la formación de grupos de defensa. El surgimiento de los grupos de defensa cultura opositora (como la que se inscribe en los sindicatos y en los partidos políti-
y de las ONG, que han crecido de manera espectacular desde la década de 1980, cos obreros) que produjo el liberalismo embridado. Por otro lado, la desposesión
ha acompañado al giro neoliberal al igual que lo han hecho los discursos sobre los se produce de manera fragmentada y particular: una privatización aquí, un proceso
derechos en términos más generales. En muchos casos, las ONG se han adentrado de degradación medioambiental allá, o una crisis financiera o de endeudamiento
en el vacío de protección social dejado atrás por el abandono del Estado de activi- acullá. Es difícil oponerse a toda esta especificidad y particularidad sin apelar a
dades que anteriormente le pertenecían. Esto equivale a una privatización protago-
nizada por las ONG. En ocasiones, su entrada. ha contribuido a acelerar el aban- 35 T. Wallace, «NGO Dilemas. Trojan Horses for Global Neoliberalism?>>, Socialist Register, Lon-
dono del Estado del sistema de provisión social. Por lo tanto, las ONG funcionan dres, Merlín Press, 2003, pp. 202-219. Para un análisis general del papel de las ONG, véase M. Ed-
wards y D. Hulme (eds.), Non-Governmental Organisations. Performance and Accountability, Londres,
Earthscan, 1995.
33 D. Chandler, From Kosovo to Kabul. Human Rights and International Intervention, Londres, 36 L. Gill, Teetering on the Rim, Nueva York, Columbia University Press, 2000; J. Cowan, M.-B.

Pluto press, 2002, p. 89. Dembour, y R. Wilson (eds.), Culture and Rights. Antropological Perspectives, Cambridge, Cambridge
34 Ibid., p. 230. University Press, 2001.

194 195
principios universales. La desposesión entraña la pérdida de derechos. De ahí el son considerados sospechosos precisamente porque deben rendir cuentas ante su
giro hacia una retórica universalista de los derechos humanos, la dignidad, las prác- electorado y, por lo tanto, se percibe que tienen intereses "particulares" en lugar de
ticas ecológicas sostenibles, los derechos medioambientales, y otras temáticas afi- actuar conforme a principios éticos»39 . En el ámbito doméstico, los efectos no son
nes, como base de una política opositora unida. menos dañinos, ya que tal planteamiento consigue estrechar «el debate político pú-
Esta apelación al universalismo de los derechos es un arma de doble filo. Puede blico a través de la legitimación del papel de la toma de decisiones por parte de la
y debe ser utilizada sin olvidar en ningún momento los fines progresistas que la ani- judicatura, de los grupos de trabajo y de los comités éticos, que no son órganos elec-
man. La tradición que encuentra sus mayores exponentes en Amnistía Internacio- tos». Los efectos políticos pueden ser debilitadores. «Lejos de cuestionar el aisla-
nal, Médicos sin Fronteras, y otras organizaciones próximas a ellas, no puede ser miento individual y la pasividad de nuestras atomizadas sociedades, la regulación
desechada como un mero accesorio del pensamiento neoliberal. Toda la historia del de los derechos humanos únicamente puede institucionalizar estas divisiones». Y, lo
humanismo (tanto en su versión occidental-clásicamente liberal- como en sus di- que es peor, «la visión degradada del mundo social proporcionada por el discurso
versas versiones no occidentales) es demasiado compleja como para permitirlo. ético de los derechos humanos sirve, como cualquier otra teoría de la elite, para sos-
Pero los objetivos limitados de muchos discursos sobre los derechos (en el caso de tener la fe en sí misma de la clase gobernante»40 .
Amnistía International hasta hace poco su único objeto de atención eran los dere- A la luz de esta crítica, resulta tentador evitar toda apelación a los universales,
chos civiles y políticos netamente separados de los económicos) hace que sean de- por esta falla insalvable que los atraviesa, y abandonar toda mención a los derechos,
masiado fáciles de absorber dentro del marco neoliberal. El universalismo parece entendidos como una imposición injustificable de una ética abstracta basada en el
funcionar particularmente bien cuando se abordan cuestiones globales como el mercado, puesto que sirven para enmascarar el proceso de restauración del poder
cambio climático, el agujero de la capa de ozono o la pérdida de la biodiversidad a de clase. Aunque ambas proposiciones merecen una consideración seria, en mi opi-
través de la destrucción del hábitat. Pero sus resultados en la arena de los derechos nión no resulta acertado abandonar el campo de los derechos a la hegemonía neo-
humanos resultan más dudosos, dada la diversidad de las circunstancias político- liberal. Hay una batalla que librar no sólo acerca de qué universales y qué derechos
económicas y de las prácticas culturales que existen en el mundo. Además, no ha deberían invocarse en situaciones concretas, sino también sobre cómo deberían
sido nada difícil incorporar las cuestiones relativas a los derechos humanos en cali- construirse esos principios y concepciones universales de los derechos. La conexión
dad de «espadas del Imperio» (por utilizar la mordaz caracterización de Bartholo- crítica forjada entre el neoliberalismo, como un conjunto particular de prácticas po-
mew y Breakspear)3 7 . Por ejemplo, los llamados «halcones liberales» de Estados líticas económicas, y la creciente apelación a cierto tipo de derechos universales
Unidos han apelado a ellos para justificar intervenciones imperialistas en Kosovo, como fundamento ético de la legitimidad política y moral debería ponernos en aler-
Timor Oriental, Haití, y, sobre todo, en Afganistán e Iraq. Justifican el humanismo ta. Los decretos de Bremer impusieron sobre Iraq una cierta concepción de los de-
militar «en nombre de la protección de la libertad, de los derechos humanos y la de- rechos. A la vez que violan el derecho de autodeterminación de ese país. «Entre dos
mocracia también cuando se persigue de manera unilateral por una autoproclama- derechos», dice la célebre frase de Marx, «la fuerza decide»41 . Si la restauración de
da potencia imperialista» como Estados Unidos38 . A escala más amplia, es difícil no clase implica la imposición de un conjunto característico de derechos, entonces, la
concluir con Chandler que «las raíces del humanitarismo actual basado en los de- resistencia a esa imposición implica la lucha por derechos enteramente diferentes.
rechos humanos radican en el creciente consenso en torno al apoyo de la implica- La justicia entendida en sentido positivo como un derecho ha sido, por ejemplo,
ción occidental en los asuntos internos del mundo en vías en desarrollo que se re- un poderoso elemento de agitación en los movimientos políticos: las luchas contra
gistra desde la década de 1970». El principal argumento descansa en que «las la injusticia en ocasiones han animado movimientos a favor de la transformación de
instituciones internacionales, los tribunales internacionales e internos de los países, la sociedad. La sugerente historia del movimiento por los derechos civiles en Esta-
las oNG o los comités éticos son más representativos de las necesidades del pueblo
que los gobiernos elegidos en las urnas. Los gobiernos y los representantes electos 39 D. Chandler, From Kosovo to Kabul. Human Rights and International Intervention, cit., pp. 27
y 218.
37
A. Bartholomew y J. Breakspear, «Human Rights as Swords of Empire», Socialist Register, Lon- 40Ibid., p. 235
dres, Merlín Press, 2003, pp. 124-125. 41K. Marx, Capital, Nueva York, Internacional Publishers, 1967, t. I, p. 225 [ed. cast.: El capital,
38 Ibid., p. 126. Madrid, Ediciones Akal, 2000].

196 197
dos Unidos es un claro ejemplo de ello. Por supuesto, el problema es que hay in- enjuiciados ante los mismos tribunales cuya autoridad niega en relación a sus pro-
numerables concepciones distintas de la justicia a las que podemos apelar. Pero los pios ciudadanos.
estudios muestran que ciertos procesos sociales dominantes erigen y se apoyan en Vivir bajo el neoliberalismo también significa aceptar o someterse a ese haz de de-
ciertas concepciones de la justicia y de los derechos. Cuestionar esos derechos con- rechos que resulta necesario para la acumulación de capital. Vivimos, pues, en una so-
cretos es cuestionar los procesos sociales a los que son inherentes. De manera in- ciedad en la que el derecho inalienable de los individuos (y recordemos que las cor-
versa, demuestran que es imposible desamparar a la sociedad de ciertos procesos poraciones son definidas como personas ante la ley) a la propiedad privada y a
sociales dominantes (como el de la acumulación de capital a través del intercambio obtener beneficios está por encima de cualquier otra concepción de los derechos ina-
en el mercado) y auxiliada con otros (como la democracia política y la acción co- lienables que pueda concebirse. Los defensores de este régimen de derechos argu-
lectiva) sin desplazar de manera simultánea la lealtad a una concepción dominante mentan, de manera impecable, que estimula las «virtudes burguesas», sin las que to-
de los derechos y de la justicia, hacia otra distinta. La dificultad de todas las con- dos los habitantes de la tierra estarían mucho peor. Este régimen contempla la
cretizaciones ideales de los derechos y de la justicia reside en que las mismas ocul- responsabilidad individual; la autonomía respecto a la injerencia estatal (que a menu-
tan esta conexión. Únicamente cuando se hacen explicitas en relación con algún do coloca este régimen de derechos en severa oposición a los definidos en el seno del
proceso social encuentran un significado social42 . Estado); la igualdad de oportunidades en el mercado y ante la ley; la recompensa a la
Consideremos el caso del neoliberalismo. Los derechos se agrupan en torno a iniciativa y al esfuerzo empresarial; el cuidado de uno mismo y de lo que es de uno; y
dos lógicas de poder que pueden ser dominantes, la del Estado territorial y la del un mercado abierto que permita una amplia gama de libertades de elección tanto en
capital43 . Por más que deseemos que los derechos sean universales, es el Estado el la contratación como en el intercambio. Este sistema de derechos es aún más convin-
que determina su vigencia. Si el poder político no esta dispuesto a velar por su cum- cente cuando se extiende al derecho de propiedad sobre el propio cuerpo (que afian-
plimiento, entonces, la noción de los derechos permanece vacía. Por lo tanto, los za el derecho de la persona a contratar libremente la venta de su propia fuerza de tra-
derechos de la ciudadanía son derivados y condicionales. La territorialidad de la ju- bajo así como también el ser tratada con dignidad y con respeto, y el no sufrir
risdicción se convierte, pues, en un problema. Esto tiene un lado positivo y un lado coacciones físicas como la esclavitud) y el derecho a la libertad de pensamiento, de
negativo. Las personas apátridas, los inmigrantes ilegales, o las personas en situa- expresión y de discurso. Estos derechos secundarios son atrayentes. Muchos de noso-
ciones análogas hacen emerger preguntas espinosas. Quién es y quién no es «ciu- tros dependemos considerablemente de ellos. Pero lo hacemos en buena medida en
dadano» se convierte en una cuestión de suma importancia en la definición de los tanto que mendigos que viven de las migas que sobran de la mesa del rico.
principios de inclusión y de exclusión que se establecen dentro de la especificación No puedo convencer a nadie mediante argumentos filosóficos de que el régimen
territorial del Estado. El modo en el que el Estado ejerce su soberanía respecto a de derechos neoliberal es injusto. Pero la objeción al mismo es bastante sencilla:
los derechos es de suyo una cuestión polémica, pero existen límites que han sido aceptarlo es aceptar que no hay más alternativa que vivir bajo un régimen de ince-
impuestos sobre esa soberanía (tal y como está descubriendo China) por reglas glo- sante acumulación de capital y crecimiento económico en el que no importan sus
bales inscritas en la acumulación de capital neoliberal. No obstante, el Estado-na- consecuencias sociales, ecológicas o políticas. Recíprocamente, esta incesante acu-
ción, mediante su monopolio de las formas legítimas del uso de la violencia, puede mulación de capital conlleva que el régimen de derechos neoliberal deba expandir-
definir de modo hobbesiano su propio haz de derechos y únicamente quedar laxa- se geográficamente alrededor del globo si es necesario mediante el uso de la vio-
mente obligado a través de convenios internacionales. Estados Unidos, por ejem- lencia (como en Chile e Iraq), mediante prácticas imperialistas (como las ejecutadas
plo, insiste en su derecho a que no se le exija responsabilidad alguna por la comi- por la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional, y el
sión de crímenes contra la humanidad, tal y como se definen en el ámbito Banco Mundial) o mediante la acumulación primitiva (como en China y en Rusia).
internacional, a la vez que insiste en que criminales de guerra de otros lugares sean El derecho inalienable a la propiedad privada y a la obtención de beneficios será
instaurado con carácter universal, por las buenas o por las malas. Esto es precisa-
42
mente a lo que Bush se refiere cuando dice que Estados Unidos está consagrado a
D. Harvey, «Right to the City», en R. Scholar (ed.), Divided Cities. Ox/ord Amnesty Lectures
2003, Oxford, Oxford Universty Press, 2006.
expandir la esfera de la liberad por todo el globo.
43
D. Harvey, The New Imperialism, Oxford, Oxford University Press, 2003, cap. 2 [ed, cast.: El Pero estos no son los únicos derechos a nuestro alcance. Incluso dentro de la
nuevo imperialismo, Madrid, «Cuestiones de antagonismo, 26», Ediciones Akal, 2004, cap. 2]. concepción liberal, tal y como se explica en la Carta de las Naciones Unidas, hay

198 199
derechos secundarios, como la libertad de opinión y de expresión, el derecho a la
educación y a la seguridad económica, o el derecho a formar sindicatos. Fortalecer
El horizonte
estos derechos supondría un serio desafío al neoliberalismo. Convertir estos dere- de la
chos secundarios en prioritarios y los derechos prioritarios a la propiedad privada
y al beneficio en secundarios, sería una revolución de gran envergadura de las prác- libertad
ticas político-económicas. También hay concepciones enteramente diferentes de los
derechos a las que podemos apelar como, por ejemplo, el derecho al acceso a los
bienes comunes globales o a una seguridad básica en materia de alimentos. «Entre
derechos iguales la fuerza decide». Las luchas políticas sobre una concepción ade-
cuada de los derechos, e incluso de la propia libertad, ocupan un lugar central en
la búsqueda de alternativas.

En su mensaje anual al Congreso en 1935, el presidente Roosevelt dejó clara su


opinión de que en la raíz de los problemas económicos y sociales de la Depresión
de la década de 1930 se encontraba una excesiva libertad de mercado. Estadouni-
denses, dijo, «debéis renunciar a esa concepción de la adquisición de riqueza que,
a través de beneficios excesivos, crea un indebido poder privado». Los hombres ne-
cesitados no son hombres libres. En todos los lugares, sostenía, la justicia social se
había convertido en un auténtico objetivo y no en un lejano ideal. La primera obli-
gación del Estado y de su sociedad civil era utilizar sus poderes y distribuir sus re-
cursos para erradicar la pobreza y el hambre, y para garantizar la seguridad de un
medio de vida, la seguridad frente a contingencias imprevistas y frente a las vicisi-
tudes de la vida, y la seguridad de un hogar decente 1. La libertad de no encontrar-
se en situación de necesidad era una de las cuatro libertades cardinales que poste-
riormente articuló como base para su visión política del futuro. Estas amplias
temáticas contrastan con las libertades mucho más lünitadas del neoliberalismo que
el presidente Bush coloca en el centro de su retórica política. La única forma de en-
frentarnos a nuestros problemas, sostiene Bush, es haciendo que el Estado deje de
regular la empresa privada, que el Estado abandone el sistema de provisión social,
y que el Estado fomente la universalización de las libertades y de la ética del mer-
cado. Esta depravación neoliberal del concepto de libertad «convertida en una
mera defensa de la libertad de empresa» sólo puede significar, tal y como indica

1 Citado en la lúcida crítica de Vicente Navarro de Sen: «Development as Quality of Life. A Critique
of Amartya Sen's Development as Freedom», en V Navarro (ed.), The Political Economy o/ Social In-
equalities. Consequences/or Health and the Quality o/Lzfe, Amityville (NY), Baywood, 2002, p. 13-26.

200 201
Karl Polanyi, «la plena libertad para aquellos cuyos ingresos, ocio y seguridad no plica por qué no han sido articuladas por el actual Partido Demócrata como contra-
necesitan ser incrementados y una miseria de libertad para el pueblo, que en vano punto a la estrecha concepción empresarial que Bush tanto aprecia. La visión de Roo-
puede intentar hacer uso de sus derechos democráticos para resguardarse del po- sevelt cuenta con una sólida genealogía en el pensamiento humanista. Karl Marx, por
der de los dueños de la propiedad»2 . ejemplo, también sostuvo la opinión escandalosamente radical de que un estómago
Un hecho especialmente sorprendente de las paupérrimas condiciones en que se vacío no era algo apropiado para la libertad. «La esfera de la libertad», escribió, «en
encuentra el discurso público contemp?ráneo en Estados Unidos, así como en otros realidad comienza únicamente donde acaba el trabajo que viene determinado por la
lugares, es la ausencia de un serio debate acerca de cuáles de los divergentes concep- necesidad y por consideraciones mundanas», indicando, por añadidura, que por lo
tos de libertad existentes sobre la mesa podrían ser apropiados para los tiempos que tanto «yace más allá de la esfera de la estricta producción material». Él supo ver que
vivimos. Si, como efectivamente ocurre, los ciudadanos estadounidenses pueden ser nunca podríamos liberarnos de nuestras relaciones metabólicas con la naturaleza o de
convencidos para apoyar prácticamente cualquier cosa en nombre de la libertad, en- nuestras relaciones sociales mutuas, pero que al menos podíamos aspirar a construir
tonces, no cabe duda de que el significado de esta palabra debería estar sometido al un orden social en el que la libre exploración de nuestras potencialidades individua-
más penetrante escrutinio. Por desgracia, las aportaciones contemporáneas al debate les y como especie se convirtieran en una posibilidad real4 . Si partimos del concepto
o bien adoptan una línea neoliberal pura (como el analista político Fareed Zakaria, de libertad de Marx, y casi con toda seguridad del expuesto por Adam Smíth en su
que pretende demostrar de manera irrefutable que la principal amenaza a la libertad Theory of Moral Sentiments, la neoliberalización no podría por menos que conside-
individual reside en el exceso de democracia) o bien cortan sus velas tan a medida de rarse un fracaso monumental. Aquellas personas que son excluidas o expulsadas del
los rugientes vientos neoliberales que apenas ofrecen un amago de contrapunto a la sistema de mercado -una enorme reserva de personas aparentemente desechables pri-
lógica neoliberal. Esto es, lamentablemente, lo que ocurre con Amartya Sen (que al vadas de protección social y de estructuras sociales de solidaridad- poco pueden es-
final obtuvo su merecido Premio Nobel de Economía aunque solo después de que el perar de la neoliberalización excepto pobreza, hambre, enfermedad y desesperación.
banquero neoliberal que había presidido durante largo tiempo el comité que otorga Su única esperanza es trepar como sea posible a bordo del barco del sistema de mer-
los premios se hubiera visto obligado a presentar su renuncia). El libro Development cado bien como productores de pequeñas mercancías, como vendedores en la eco-
as Freedom de Amartya Sen, que es con diferencia la aportación más inteligente al de- nomía informal (de cosas o de fuerza de trabajo), como pequeños depredadores que
bate de los últimos años, desafortunadamente arropa importantes derechos sociales y piden limosna, roban, o de manera violenta obtienen algunas migajas de la mesa del
políticos con el manto de la libre interacción en el mercado3 . Sen parece afirmar que rico, o bien como participantes en el enorme mercado ilegal del tráfico de drogas, de
sin la existencia de un mercado de corte liberal no puede entrar en juego ninguna de armas, de mujeres, o de cualquier otra cosa ilegal de la que haya demanda. Este es el
las restantes libertades. A su vez, un segmento importante de la opinión pública esta- mundo malthusiano impuesto a sus víctimas en obras como el influyente ensayo es-
dounidense da muestras de aceptar el hecho de que las libertades neoliberales carac- crito por el periodista especializado ene temas políticos Robert Kaplan acerca de «la
terísticas que promueven Bush y sus colegas republicanos son las únicas que existen. anarquía que viene»5 . En ningún momento se cruza por la mente de Kaplan la idea
Estas libertades, se nos dice, merecen que demos nuestra vida por ellas en Iraq, y Es- de que la neoliberalización o la acumulación por des posesión tengan algo que ver con
tados Unidos «en tanto que la potencia más grande de la tierra» tiene «la obligación» cualquiera de las situaciones descritas en su ensayo. El increíble número de disturbios
de contribuir a su expansión por todo el mundo. La entrega de la prestigiosa Meda- registrados contra el FMI, por no mencionar las oleadas de criminalidad que barrie-
lla de la Libertad, que concede el presidente de Estados Unidos, a Paul Bremer, ar- ron la ciudad de Nueva York, la ciudad de México, Johannesburgo, Buenos Aires y
quitecto de la reconstrucción neoliberal del Estado iraquí, dice mucho acerca de lo muchas otras ciudades en la estela dejada por el ajuste estructural y la reforma neoli-
que este segmento de la opinión pública estadounidense es capaz de tolerar. beral, deberían sin duda haberle puesto sobre aviso 6. En el otro extremo de la escala
Las ideas absolutamente razonables de Roosevelt parecen muy radicales sí se juz-
4
gan a tenor de los discursos contemporáneos habituales, lo que probablemente ex- K. Marx, Capital, Nueva York, Internacional Publishers, 1967, t. III, pp. 820 [ed. cast.: El capi-
tal, Madrid, Ediciones Akal, 2000].
5
R. Kaplan, The Coming Anarchy. Shattering the Dreams o/ the Post Cold War, Nueva York, Cin-
2
K. Polanyi, The Great Transformation [1944], Boston, Beacon Press, 1954, p. 257. tage, 2001.
3 F. Zakaria, The Future o/ Freedom. Illiberal Democracy at Home and Abroad, Nueva York, Nor- 6
J. Walton, «Urban Protest and the Global Political Economy. The IMF Riots>>, en M. Smith y].
ton, 2003; A. Sen, Development as Freedom, Nueva York, Knopf, 1999. Feagin (eds.), The Capitalist City, Oxford, Blackwell, 1987, pp. 354-386.

202 203
de la riqueza, aquellos plenamente incorporados dentro de la inexorable lógica del neoliberalización, han asumido el poder político y parecen preparadas para exten-
mercado y de sus demandas apenas encuentran tiempo ni espacio para explorar po- der y profundizar su influencia en toda América Latina. El sorprendente éxito del
tencialidades emancipadoras fuera de lo que es comercializado como aventura «crea- regreso del Partido del Congreso en India, elegido sobre la base de un programa iz-
tiva», ocio y espectáculo. Obligados a vivir como apéndices del mercado y de la acu- quierdista, es también otro ejemplo a tener en cuenta. Hay abundantes pruebas del
mulación de capital en lugar de cómo seres expresivos, la esfera de la libertad se deseo de una alternativa a la neoliberalización9 .
encoje ante la terrible lógica y la vacía intensidad de las ligaduras del mercado. Hay incluso signos de insatisfacción en el seno de los círculos políticos gober-
En este contexto es posible comprender mejor la emergencia de diversas cultu- nantes respecto por lo poco acertado de las proposiciones y prescripciones neoli-
ras opositoras que tanto desde dentro como al margen del sistema de mercado re- berales. Algunas personas que antes eran apasionadas defensoras (como el econo-
chazan, ya sea explícita o tácitamente, la ética del mercado así como las prácticas mistaJeffry Sachs, Joe Stiglitz y Paul Krugman) o partícipes (como George Soros)
impuestas por la neoliberalízación. Dentro de Estados Unidos, por ejemplo, hay un de las ideas neoliberales, han adoptado ahora una postura crítica, hasta el punto de
desmadejado movimiento ecologista muy activo que promueve visiones alternativas llegar a proponer cierto tipo de retorno a un keynesianismo retocado o una aproxi-
de cómo conseguir conectar los proyectos políticos y los ecológicos. También hay mación más «institucional» a la solución de problemas globales, que incluye desde
un efervescente movimiento anarquista entre la gente joven, una de cuyas alas -«los estructuras reguladoras del gobierno global más sólidas a una supervisión más es-
primitivistas»- cree que la única esperanza de la humanidad reside en volver a la crupulosa de las temerarias operaciones especuladoras de los financieros 10 . En los
etapa cazadora-recolectora que precedió al desarrollo de la civilización y, en efecto, últimos años, no sólo se han producido insistentes llamamientos, sino también pro-
comenzar de nuevo la historia de la humanidad. Otros, influidos por movimientos gramas consistentes para la reforma de la forma de gobierno globaF 1. Asimismo, se
como Crime Think y autores como DerrickJenses, buscan purgar de sí mismos todo ha producido un resurgimiento del interés académico e institucional por la ética
trazo de la incorporación a la lógica de mercado capitalista7 . Asimismo, hay grupos cosmopolita («herir a uno es herir a todos») como base de la forma de gobierno
que aspiran a un mundo en el que prime el apoyo mutuo a través, por ejemplo, de que, a pesar de lo problemática que pueda resultar su visión francamente simplista
la formación de sistemas locales de intercambio comercial (LETS) con «monedas de los universalismos, no carece por completo de mérito 12 . Y éste es exactamente el
locales» propias, incluso en el propio corazón del capitalismo neoliberalizador. Las
9
variantes religiosas de esta tendencia secular también están floreciendo por todo el B. Gills (ed.), Globalization and the Politics o/Resistance, Nueva York, Palgrave, 2001; T. Mertes
mundo, desde Estados Unidos hasta Brasil o la China rural, donde algunos estudios (ed.), A Movement o/Movements, Londres, Verso, 2004; P. Wignaraja (ed.), New Social Movements in
the South. Empowering the People, Londres, Zed Books, 1993; J. Brecher,. Costello, y B. Smith, Globa-
indican que se están creando sectas religiosas a un ritmo apabullante8 . Y muchos
lization /rom Below. The Power of Solidarity, Cambridge (MA), South End Press, 2000.
sectores de las organizaciones religiosas consolidadas, como el cristianismo evangé- 10
J. Stiglitz, Globalization and its Discontents, Nueva York, Norton, 2002;J. Stiglitz, The Roaring Ni-
lico, el islam wahabita, y diversas variantes del budismo y del confucianismo, pre- neties, Nueva York, Norton, 2003; P. Krugman, The Great Unravelling. Losing Our Way in the Twentieh
dican un posicionamiento rotundo contra el mercado y específicamente contra el Century, Nueva York, Public Affairs, 2002; The Bubble o/American Supremacy. Correcting the Misuse o/
neoliberalismo. Igualmente, existe toda esa gama de movimientos sociales que lu- American Power, Nueva York, Public Affairs, 2003; J. Sachs, «New Global Consensus on Helping the
chan contra aspectos específicos de la práctica neoliberal, particularmente contra la Poorest of the Poor», Global Policty Forum Newsletter, 18 de abril de 2000. Por ejemplo, Sachs dice: «Yo
no creo en una forma de gobierno global dirigida por los países ricos, o por un sistema de votación in-
acumulación por desposesión, y que o bien resisten frente al neoliberalismo depre-
ternacional en el que el dinero determina los resultados como ocurre actualmente en el FMI y en el Ban-
dador (como el movimiento revolucionario de los zapatistas en México) o bien bus- co Mundial, como tampoco creo en un modelo de gobierno permanente por parte de una arraigada bu-
can acceder a recursos que hasta ahora les eran negados (como el movimiento cam- rocracia exenta de fiscalización externa que sin duda ha habido en el FMI, ni en un gobierno basado en
pesino de los sin tierra en Brasil o los grupos que dirigen las ocupaciones de fábricas una condicionalidad establecida por los países ricos e impuesta sobre los extremadamente pobres».
11
en Argentina). Las coaliciones de centro-izquierda, abiertamente críticas hacia la Únicamente citaré dos ejemplos: United Nations Development Program, Human Development
Report 1999; World Commission on the Social Dimension of Globalization, A Fair Globalization.
12
D. Held, Global Covenant. The Social Democratic Alternative to the Washington Consensus,
7 D. Jensen, The Culture of Make Believe, Nueva York, Context Books, 2002; J. Zergan, Future Cambridge, Polity, 2004. He revisado algunos de los dilemas en la aplicación de la ética cosmopolita
Primitive and Other Essays, Brooklyn (NY), Autonomedia, 1994. en D. Harvey, «Cosmopolitanism and the Banality of Geographical Evils», en J. Comaroff y J. Co-
8]. Khan, «Violence Taints Religion's Solace for China's Poor», The New York Times, 25 de maroff, Millennial Capitalism and the Culture o/Neoliberalism, Durham (NC), Duke University Press,
noviembre de 2004, Al y A24. 2000, pp. 271-310.

204 205
espíritu que periódicamente lleva a los jefes de Estado a congregarse, tal y como 189 retórica neolíberal (en particular la retórica política relativa a la libertad) han fun-
de ellos hicieron en la Cumbre del Milenio en el año 2000, para suscribir piadosas cionado ante todo como un medio para enmascarar prácticas dirigidas al manteni-
declaraciones de su compromiso colectivo para erradicar la pobreza, el analfabetis- miento, la reconstitución y la restauración del poder de clase en el seno de una eli-
mo y la enfermedad sin dilación. Pero los compromisos para erradicar el analfabe- te. La exploración de alternativas tiene que efectuarse, por lo tanto, al margen del
tismo, por ejemplo, son palabras lanzadas al aire cuando se contrastan con la reali- marco de referencia definido por este poder de clase y por la ética del mercado,
dad de la notable e incesante disminución de la cuota del producto nacional que se pero sin dejar de permanecer firmemente amarrada a las realidades de nuestro tiem-
destina a la educación publica en casi todos los rincones del mundo neoliberal. po y lugar concretos. Y estas realidades apuntan hacia la posibilidad de una crisis
Este tipo de objetivos no pueden alcanzarse sin cuestionar las bases fundamen- de gran envergadura en el corazón del propio orden neoliberal.
tales del poder sobre las que se alza el neoliberalísmo y a las que los procesos de
neolíberalízacíón han contribuido de manera tan pródiga. Esto no sólo supone re-
vertir la retirada del Estado del campo de la provisión social sino también enfren- ¿El fin del neoliberalismo?
tarse al poder sobrecogedor del capital financiero. Keynes se refería con desprecio
a los «cortadores de cupones», que de manera parasitaria vivían de los intereses y Las contradicciones políticas y económicas internas de la neolíberalízacíón son
de los dividendos que les proporcionan sus títulos-valores, y anhelaba que se pro- imposibles de contener excepto a través de crisis financieras. Hasta el momento, és-
dujera lo que denominó «la eutanasia del rentista» en tanto que condición necesa- tas se han revelado dañinas a escala local, pero manejables a escala global. El grado
ria no sólo para alcanzar un mínimo de justicia económica sino también para impe- en que se puede manejar una crisis depende, naturalmente, de la capacidad para
dir la devastación que provocan las periódicas crisis a las que es proclive el apartarse de manera sustancial de la teoría neolíberal. El mero hecho de que los dos
capitalismo. La virtud del compromiso keynesíano y del liberalismo embridado principales motores de la economía global-Estados Unidos y China- acusen un tre-
construido después de 1945 radica en que en cierto sentido iba a cumplir aquellos mendo déficit financiero es, sin duda, una señal irrefutable de que el neolíberalísmo
objetivos. La llegada de la neoliberalizacíón, por el contrarío, ha encumbrado el pa- está en apuros, cuando no definitivamente muerto, en tanto que pauta teorética para
pel del rentista, el recorte de impuestos para los ricos, los dividendos especiales y garantizar el futuro de la acumulación de capital. Esto no impedirá que continúe
las ganancias especulativas sobre los sueldos y los salarios, y es el responsable de de- desplegándose como una retórica adecuada para apoyar la restauración/creación del
sencadenar crisis financieras sin precedentes, aunque geográficamente delimitadas, poder de clase en la elite. Pero cuando las desigualdades en la renta y en la riqueza
con efectos devastadores sobre el empleo y sobre las oportunidades de vida en un alcanzan un nivel próximo al que precedió a la crisis de 1929 -como ocurre hoy-, los
país tras otro. La única forma de realizar esos loables objetivos es enfrentarse al po- desequilibrios económicos se vuelven tan crónicos como para que se corra el peligro
der de las finanzas y revertir los privilegios de clase erigidos sobre él. Pero no hay de generar una crisis estructural. Por desgracia, los regímenes de acumulación rara-
ni un solo gesto entre las potencias que indique que se esté haciendo algo en este mente se disuelven de manera pacífica, sí es que alguna vez lo han hecho. El libera-
sentido. lismo embridado nació de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial y de la Gran
En lo que concierne al regreso del keynesianismo, sin embargo, la Administra- Depresión. La neoliberalización surgió en medio de la crisis de acumulación de la
ción de Bush, tal y como señalé anteriormente, ha decidido obrar con anticipación década de 1970, gestándose en el seno de un marchito liberalismo embridado y lle-
y está preparada para autorizar una espiral de déficit federal, extendiéndolos de ma- gando al mundo con la suficiente violencia como para constatar la observación de
nera indefinida en el futuro. No obstante, contraviniendo las prescripciones keyne- Karl Marx de que la violencia es invariablemente la comadrona de la historia. Ac-
síanas tradicionales, en este caso las redistribuciones se producen hacía arriba be- tualmente, en Estados Unidos asistimos a la emergencia de la opción autoritaria del
neficiando a las grandes corporaciones, a sus ricos altos directivos y a sus consejeros neoconservadurísmo. El violento ataque sobre Iraq en el exterior y las políticas de
financieros y legales a expensas de los pobres, de las clases medias e incluso del ac- encarcelamiento en el ámbito doméstico indican una ingenua determinación por
cionariado corriente (de los fondos de pensiones inclusive), por no mencionar a las parte de la elite dominante estadounidense de redefinir el orden global y doméstico
futuras generaciones. Pero el hecho de que el keynesianismo tradicional pueda ser conforme a sus propios intereses. Así pues, es tarea nuestra sopesar de manera muy
expurgado y dado la vuelta de esta forma no debería sorprender, ya que, tal y como cuidadosa sí podría o no desencadenarse, y cómo, una crisis del régimen neoliberal.
hemos visto, hay asimismo pruebas abundantes de que desde siempre la teoría y la Las crisis financieras que con tanta frecuencia han precedido el asalto depreda-

206 207
dor a economías nacionales enteras por parte de potencias financieras superiores se Unidos es todavía un mercado de importancia crucial para sus exportaciones. Pero
han venido caracterizando por la existencia de desequilibrios económicos crónicos. hay un límite que impide que esta fórmula pueda mantenerse. Casi un tercio de los
Los síntomas típicos son un déficit presupuestario interno descomunal e incontro- activos financieros de Wall Street y casi la mitad de los bonos del Tesoro estadou-
lable, una crisis en la balanza de pagos, una acelerada depreciación de la moneda, nidenses están ya en manos extranjeras, y los dividendos e intereses que fluyen ha-
valoraciones inestables de los activos internos del país (por ejemplo, en el mercado cia propietarios extranjeros equivalen ahora, aproximadamente, al tributo que las
inmobiliario y financiero), un incremento de la inflación, un aumento del desem- corporaciones y las operaciones financieras estadounidenses extraen del exterior, si
pleo acompañado de una caída de los salarios, y la fuga de capitales. De estos siete es que no lo superan ya (véase figura 7.1). Este equilibrio de beneficios se tornará
principales indicadores, hoy en día Estados Unidos ostenta la distinción de cumplir más acusadamente negativo cuanto más incremente Estados Unidos su endeuda-
con creces los tres primeros, y hay una grave preocupación respecto incurrir tam- miento con el exterior, el cual crece a una tasa cercana a los 2.000 millones de dó-
bién en el cuarto. La actual «recuperación del paro» y la congelación salarial insi- lares diarios. Por otro lado, la posibilidad de que los tipos de interés estadouniden-
núan problemas incipientes con el sexto. En otro lugar, esta combinación de indi- ses aumenten (como en cierto punto debe ocurrir) hace que lo ocurrido en México
cadores casi con toda seguridad habría precisado la intervención del FMI (y los después de la subida de los tipos de interés de Volcker en 1979 empiece a vislum-
economistas del FMI se quejan oficialmente, al igual que el antiguo y el actual pre- brarse como un verdadero problema. Estados Unidos pronto estará pagando mu-
sidente de la Reserva Federal, Volcker y Greenspan, respectivamente, de que los de- cho más en concepto del servicio de su deuda al resto del mundo que lo que obtie-
sequilibrios económicos existentes dentro de Estados Unidos están amenazando la ne de éP 4 . Esta extracción de riqueza de Estados Unidos no será bien recibida en el
estabilidad global) 13 . Pero dado que Estados Unidos domina el FMI, esto sólo sig- interior del país. Los continuos incrementos del consumo financiado mediante el
nifica que Estados Unidos debería disciplinarse, algo que parece improbable. Las endeudamiento que han sido la base de la paz social en Estados Unidos desde 1945
grandes cuestiones son: ¿los mercados globales se disciplinarán (como deberían ha- tendrán que detenerse.
cer según la teoría neoliberal)? Y de ser así, ¿cómo y con qué efectos? Los desequilibrios no parecen preocupar a la Administración de Bush, a juzgar
Resulta inconcebible, pero no imposible, que de un día para otro Estados Uni- por su afirmaciones desdeñosas acerca de que el actual déficit por cuenta corrien-
dos se encuentre en la misma situación que Argentina en 2001. Sin embargo, las te, si es que es un problema, puede manejarse fácilmente haciendo que la gente
consecuencias serían catastróficas no sólo en el plano doméstico sino también para compre productos fabricados en Estados Unidos (como si esos productos estuvie-
el capitalismo global. El hecho de que casi todos los que constituyen la clase capi- ran disponibles y fueran suficientemente baratos, y como si los bienes nominal-
talista y se encargan de su gestión global en cada sitio tengan plena constancia de mente fabricados en Estados Unidos no tuvieran un elevado componente de insu-
ello, motiva que el resto del mundo esté actualmente dispuesto (en algunos casos a mos extranjeros). Si realmente esto pasara, Wal-Mart sería expulsado de los
regañadientes) a seguir apoyando la economía estadounidense con créditos sufi- negocios. En opinión de Bush, el déficit presupuestario es fácil de manejar sin su-
cientes como para mantener su pródigo derrotero. No obstante, los flujos de capi- bir los impuestos si se limitan los programas domésticos (como si quedaran grandes
tal privado hacia Estados Unidos han sufrido una seria disminución (excepto en la programas prescindibles que desmantelar). La observación del vicepresidente Che-
compra de activos, relativamente baratos dada la caída del valor del dólar), siendo, ney de que «Reagan nos enseñó que el déficit presupuestario no importa» es alar-
pues, los bancos centrales de todo el mundo -particularmente de Japón y de Chi- mante, porque lo que Reagan también nos enseñó es que seguir incurriendo en dé-
na-los que ahora y cada vez más poseen Estados Unidos Inc,.'. Retirar su apoyo a ficit es una forma de imponer una reducción del gasto público y de este modo
Estados Unidos sería devastador para sus propias economías puesto que Estados carcomer el nivel de vida de la masa de la población mientras los ricos pueden ba-
rrer para casa con toda la comodidad en medio del caos y de la crisis financiera. Por
13
Respecto a Volcker, véase P. Bond, «US and Global Economic Volatility. Theoretical, Empírica! otro lado, si lanzamos la pregunta general de «¿quién se ha beneficiado en realidad
and Política! Considerations», texto presentado en el Seminario sobre el Imperio, Universidad de de las numerosas crisis financieras que han hundido en cascada a un país tras otro
York, noviembre de 2004; M. Muhleisen y C. Towe (eds.), US Fiscal Policies and Priorities /or Long-
Run Sustainability, Occasional Paper, p. 227, Washington DC, lnternational Monetary Fund, 2004.
''El tipo de compañía mercantil designada mediante la abreviatura inglesa Inc. (Incorporated), 14 G. Duménil y D. Lévy, «Neoliberal Dynamics. Towards A New Phase?» en K. van der Pijl, L.

equivale a la figura societaria mercantil española que se identifica mediante la abreviatura S.A. (So- Assassi, y D. Wigan (eds.), Global Regulation. Managing Crises after the Imperial Turn, Nueva York,
ciedad Anónima). [N. de la TJ Palgrave Macmillan, 2004, pp. 41-63.

208 209
y después de sucesivas oleadas de catastróficas deflaciones, inflaciones, fugas de ca-
5,0~ pitales y ajustes estructurales desde finales de la década de 1970?», el perezoso em-
4,5~ peño de la actual Administración actual estadounidense para eludir una crisis fi-
4,0~ nanciera y presupuestaria a pesar de todas las señales de alarma se hace más
3,5~ fácilmente comprensible. En la estela de un derrumbe financiero, la elite gober-
3,0 nante puede aspirar a emerger con más poder todavía que antes.
2,5 Es posible que la economía estadounidense pueda bandear los actuales desequi-
2,0 librios (de manera muy parecida a después de 1945) y sacudirse los problemas que
1,5 ella mismo se ha buscado. Algunas tímidas señales apuntan en esta dirección. Sin
1,0 embargo, la actual política parece estar basada, en el mejor de los casos, en el prin-
0,5 cipio de Micawber de que algo bueno está destinado a ocurrir. Después de todo, los
0,0 presidentes de muchas compañías estadounidenses se las arreglaron para vivir en su
~.5~-¡,--,--.--.--.---.--.--.-~--~--~~ propio mundo de fantasía ante el hecho de que entidades aparentemente invulne-
1950 1960 1970 1980 1990 2000 rables como Enron se vinieran abajo. Este también podría ser el destino de Estados
- - Renta recibida del resto del mundo
Unidos Inc., y las afirmaciones en clave fantástica del actual presidente deberían
----- Renta pagada al resto del mundo
- Renta neta recibida del resto del mundo
preocupar a todos aquellos a los que realmente importen los intereses del país. Otra
posibilidad es que la elite dominante estadounidense calcule que puede sobrevivir
a una crisis financiera y presupuestaria global en buena forma y usarla para culmi-
:\,"-'
nar su agenda de dominio absoluto en el interior del país. Pero este cálculo podría
·'
... acabar siendo un error monumental. El resultado podría ser acelerar la transferen-
:A/
t.,' cia de hegemonía hacia alguna otra economía regional (lo más probable es que con
/ base en Asia) y un recorte simultáneo en la capacidad de la elite dominante para
,,,. ' ejercer su domino tanto en el interior como en el exterior del país.
,., ...... ,,'
..'
//''"
La cuestión que emerge de manera más inmediata es la referida a qué tipo de cri-
sis podría servir mejor a Estados Unidos para resolver su propia situación, ya que
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la elección se encuentra de hecho dentro de la esfera de las opciones políticas. Al
abordar estas opciones es importante recordar que Estados Unidos no ha sido in-
mune a las dificultades financieras durante los últimos veinte años. La caída del
mercado bursátil de 1987 eliminó casi el30 por 100 del valor de los activos, y en el
punto más bajo del desplome que sucedió al estallido de la burbuja de la nueva eco-
1955 1965 1975 1985 1995 2005 nomía a finales de la década de 1990, se perdieron más de 8 billones de dólares en
- - Inversión estadounidense en el extranjero
Inversión extranjera en Estados Unidos
títulos-valores, antes de que se recuperaran los niveles previos. L~. crisis bancaria y
Inversión extranjera neta de las cajas de ahorro de 1987 costó remediarla casi 200.000 millones de dólares, y
aquél año las cosas empeoraron tanto que William Isaacs, presidente de la Federal
Deposit Insurance Corporation, advirtió de que «Estados Unidos podría estar en-
Figura 7.1. Deterioro de la posición de Estados Unidos en los flujos globales de capital caminándose hacia una nacionalización de la banca». Y las grandes quiebras de
Y de propiedad, 1960-2002: afluencia y salida de inversiones estadounidenses (arriba) y Long Term Capital Management, Orange County y de otras compañías que espe-
transformación de las acciones de propiedad extranjera (abajo). cularon y perdieron, seguidas por el derrumbe de varias de las compañías más im-
Fuente: G. Duménil y D. Lévy, Capital Resurgent. Roots o/ the Neo liberal Revolution, cit. portantes del país en 2001-2002 en medio de asombrosos lapsus en la contabilidad,

210 211
no sólo salieron caras a los ciudadanos sino que también demostraron lo frágil y lo Esto crearía serios problemas globales, a menos que otras economías -con China,
ficticia que se ha vuelto buena parte de la finaciarización neoliberal. Por supuesto, quizá emparejada con India, obviamente en la vanguardia- pudieran reanimar la si-
esta fragilidad no sólo se limita a Estados Unidos. La mayoría de los países, inclui- tuación de atonía provocada por la crisis deflacionaria estadounidense. Pero tal y
da China, tienen que hacer frente a la incertidumbre y a la volatilidad financiera. La como hemos analizado, la opción de China es sumamente problemática tanto por
deuda del mundo en vías de desarrollo, por ejemplo, se elevó de «580.000 millones razones económica~ como políticas. China sufre graves desequilibrios internos, que
de dólares en 1980 a 2,4 billones en 2002, y gran parte de la misma es incobrable. básicamente se man:ifiestan en el exceso de capacidad que se registra en casi todos
En 2002 hubo una salida neta de 340.000 millones de dólares destinados al pago del los sectores y áreas de la vida económica, desde una proliferación excesiva de aero-
servicio de esta deuda, frente a la ayuda exterior al desarrollo que ascendió a 37.000 puertos a la existencia de demasiadas fábricas de automóviles. Esta sobrecapacidad
millones» 15 . En algunos casos el servicio de la deuda excedió a las ganancias obte- se haría más palpable en el caso de un prologado estancamiento de los mercados de
nidas en el exterior y, comprensiblemente, algunos países como Argentina se mues- consumo estadounidenses. Por otro lado, la deuda viva de China (bajo la forma de
tran bastante recalcitrantes frente a sus acreedores. créditos bancarios de dudoso cobro) en ningún caso es tan monumental como la de
Así pues, analicemos los dos peores escenarios posibles desde el punto de vista de Estados Unidos. Los peligros en el caso chino no son tanto económicos como polí-
Estados Unidos. Una breve ráfaga de hiperinflación proporcionaría una vía para bo- ticos. Pero el extraordinario dinamismo existente dentro de las complejas econo-
rrar la deuda internacional pendiente, así como el endeudamiento de los consumido- mías asiáticas puede ser suficiente como para propulsar en bastante medida la acu-
res. En efecto, Estados Unidos liquidaría sus deudas con Japón, China y el resto de mulación de capital hacia el futuro, aunque con toda probabilidad esto tendría
sus acreedores en dólares tremendamente devaluados. Esta confiscación inflacionista efectos notablemente nocivos para la calidad del medio ambiente, así como también
no sería bien acogida por el resto del mundo (aunque poco podría hacer al respecto, para la tradicional posición de Estados Unidos como cabeza de león en el orden
puesto que enviar cañoneras al Potomac no es una opción viable). La hiperinflación mundial. No podemos saber todavía si Estados Unidos entregará mansamente su
también destruiría los ahorros, las pensiones y muchas cosas más en Estados Unidos. posición hegemónica. Casi con toda seguridad, conservará el predominio militar
También implicaría una reversión de la trayectoria monetarista que Volcker y Green- aunque se reducirá su posición de dominio en prácticamente todas las demás esfe-
span han seguido por regla general. Sin embargo, al menor indicio de este alejamien- ras significativas de poder político-económico. El hecho de si Estados Unidos pre-
to del monetarismo (declarando de hecho la muerte del neoliberalismo), los bancos tenderá utilizar su superioridad militar con objetivos políticos y económicos, tal y
centrales de todo el mundo casi con toda seguridad crearían una situación de venta como ha hecho en Iraq, dependerá entonces, de manera crucial, de las dinámicas
masiva de dólares y, de este modo, precipitarían de manera prematura una crisis de internas existentes dentro del propio Estados Unidos.
fuga de capitales imposible de manejar por las instituciones financieras estadouni- Un dilatadísimo proceso de deflación será extremadamente difícil de absorber a
denses en solitario. El dólar estadounidense perdería toda credibilidad como divisa escala interna por Estados Unidos. Si los problemas de endeudamiento del gobier-
de reserva global y perdería todos los beneficios futuros (por ejemplo de señoraje, no federal y de las instituciones financieras han de resolverse sin que se vea amena-
esto es, el poder de acuñar dinero) de ser el poder financiero dominante. Esta toga se- zada la riqueza de las clases de la elite, entonces, una «deflación confiscatoria» (a to-
ría entonces asumida por Europa, por el Asia oriental, o por ambos ejes (los bancos das luces incoherente con el neoliberalismo) similar a la experimentada por
centrales de todo el mundo ya están mostrando una preferencia por colocar su saldo Argentina (trazos de la cual podían encontrarse en la crisis de las cajas de ahorro de
en euros). También parece probable que se produzca un retorno más modesto a la in- finales de la década de 1987, cuando muchos titulares de depósitos no pudieron ac-
flación, ya que existen numerosas evidencias de que la inflación no es en absoluto el ceder a su dinero) sería la única opción. Los grandes programas públicos que toda-
mal intrínseco descrito por los monetaristas, y que cierta tímida relajación de los ob- vía existen (la Seguridad Social y Medicare), derecho a percibir una pensión, y el va-
jetivos monetarios (de la que Thatcher hizo una demostración en las fases más prag- lor de los activos (en particular, de los inmuebles y de los ahorros) probablemente
máticas de su impulso hacia la neoliberalización) es factible. serán las primeras víctimas y, en estas condiciones, es seguro que el consentimiento
La otra opción que se le abre a Estados Unidos consiste en aceptar un dilatadí- popular empiece a deshilacharse por sus costuras. La gran pregunta es entonces cuán
simo periodo de deflación del tipo que ha estado experimentado Japón desde 1989. extenso y expresivo podría llegar a ser ese descontento y cómo podría ser manejado.
La consolidación del autoritarismo neoconservador emerge, pues, como una res-
15
D. Harvey, The Condition o/ Posmodernity, Oxford, Basil Blackwell, 1989, p. 169. puesta potencial. Tal y como argumenté en el tercer capítulo, el neoconservaduris-

212 213
asimétricas pero hace explícitas las tendencias antidemocráticas del neoliberalismo las libertades civiles (la Patriot Act), el freno a la libertad de prensa (el encarcela-
a través del recurso a medios autoritarios, jerárquicos e incluso militaristas para miento de periodistas por no revelar sus fuentes), y la opción de la encarcelación y
mantener la ley y el orden. En El nuevo imperialismo exploré la tesis de Hannah la pena de muerte para tratar la criminalidad. En el plano externo, este nacionalis-
Arendt de que la militarización en el exterior y la militarización interna van inevi- mo lleva a la acción encubierta' y, en estos momentos, a guerras preventivas para
tablemente de la mano, y concluía que el aventurismo internacional de los neocon- erradicar todo lo que parezca una remota amenaza para la hegemonía de los valo-
servadores, largamente planificado y legitimado después de los atentados delll de res estadounidenses y el domino de los intereses estadounidenses. A lo largo de la
septiembre, tenía tanto que ver con la afirmación del control doméstico en Estados historia, ambas modalidades de nacionalismo siempre han coexistido 17 . En ocasio-
Unidos sobre un cuerpo político díscolo y muy dividido, como con una estrategia nes han mantenido entre sí un conflicto abierto (por ejemplo, en las divisiones sur-
geopolítica de mantener la hegemonía global a través del control sobre los recursos gidas acerca de cómo lidiar con las revoluciones acontecidas en América Central
del petróleo. El miedo y la inseguridad tanto en el plano interno como en el exter- durante la década de 1980).
no fueron muy fácilmente manipulables con objetivos políticos, y en este caso de Después de 1945, Estados Unidos estaba en posición de proyectar sobre el mun-
manera satisfactoria cuando llegó el momento de la reelección 16 . do la primera presunción, siempre de manera interesada y en ocasiones benevolen-
Pero los neoconservadores también afirman una meta moral más elevada, en el te (como en el Plan Marshall, que ayudó a reavivar las economías europeas lacera-
centro de la cual descansa una apelación al nacionalismo que, tal y como vimos en das por la guerra después de 1945), al mismo tiempo que en casa engranaba el
el capítulo tercero, ha mantenido durante largo tiempo una tensa relación con la ne- macartismo. Pero el fin de la Guerra Fría lo ha cambiado todo. El resto del mundo
oliberalización. Sin embargo, el nacionalismo estadounidense tiene un carácter ya no acude a Estados Unidos en busca de su protección militar y se ha librado del
dual. Por un lado, presume que el destino manifiesto y divino (la invocación reli- dominio estadounidense en prácticamente todos los ámbitos. Estados Unidos nun-
giosa es deliberada) de Estados Unidos es ser la mayor potencia de la tierra (cuan- ca ha estado tan aislado del resto del mundo en el plano político, cultural e incluso
do no el número uno en todo, desde el béisbol a las Olimpiadas) y que, en tanto que militar, como lo está ahora. Y este aislamiento, a diferencia de lo que ocurría en el
faro de libertad y de progreso, ha sido y sigue siendo admirado por todo el planeta pasado, no obedece a que haya decidido retirarse de los asuntos del mundo, sino
y considerado digno de emulación. Todo el mundo, se dice, quiere vivir en Estados que es consecuencia de su excesivo y unilateral intervencionismo. Asimismo, tiene
Unidos o ser como Estados Unidos. Por lo tanto, Estados Unidos, de manera be- lugar en un momento en el que la economía estadounidense se halla más entreteji-
nevolente y generosa prodiga desinteresadamente sus recursos, sus valores y su cul- da que nunca en las redes de producción y financieras globales. El resultado ha sido
tura al resto del mundo, en pro de conferir el privilegio de la americanización y los una peligrosa fusión entre ambas formas de nacionalismo. A través de la formula-
valores americanos a todo habitante de este planeta. Pero el nacionalismo estadou- ción de la doctrina del «ataque preventivo» contra naciones extranjeras en medio
nidense también tiene su lado oscuro sembrado de la paranoia sobre temibles ame- de una supuesta guerra global contra el terrorismo que amenaza con llevarse todo
nazas de fuerzas enemigas y malignas provenientes del exterior. Se teme a los ex- por delante, la opinión pública estadounidense puede imaginar que libra una lucha
tranjeros y a los inmigrantes, a los agitadores externos y, actualmente, por supuesto, misericordiosa por llevar la libertad y la democracia a todos los rincones (en parti-
a los <<terroristas». Esto conduce a un círculo vicioso interno .y a la clausura de los cular a Iraq) a la vez que despliega sus más oscuros miedos hacia un enemigo des-
derechos y de las libertades civiles que hemos conocido en episodios como la per- conocido y oculto que amenaza su propia existencia. La retórica de la Administra-
secución de los anarquistas en la década de 1920, el macartismo de la década de ción de Bush y de los neoconservadores explota de manera infatigable ambos temas,
1950 dirigido contra los comunistas y sus simpatizantes, la veta paranoica de Ri- lo cual prestó un gran servicio a Bush en su exitosa campaña para la reelección.
chard Nixon respecto a los opositores a la Guerra de Vietnam y, desde el11 de sep- En The New Imperialism argumenté que había muchos signos de que la hege-
tiembre, la tendencia a tachar toda crítica a las pólíticas de la Administración como monía estadounidense está desmoronándose. Perdió su dominio en la producción
una forma de ayudar y de incitar al enemigo. Este tipo de nacionalismo converge fá- global durante la década de 1970 y su poder en las finanzas globales comenzó a ero-
cilmente con el racismo (más en particular hacia los árabes), con la restricción de sionarse en la de 1990. Su papel precursor en el campo tecnológico se está viendo
las libertades civiles (la Patriot Act), el freno a la libertad de prensa (el encarcela-
17 D. King, The Liberty o/ Strangers. Making the American Nation, Nueva York, Oxford Universi-
16
H. Arendt, Imperialism [1951], Nueva York, Harcourt BraceJanovich, 1968. ty Press, 2004.

214 215
desafiado y su hegemonía cultural y moral mengua a pasos agigantados, dejando su en un mero efecto del discurso. La crítica de Terry Eagleton del libro Postmodern
fuerza militar como su única arma clara de dominio global. Pero su poderío militar Condition de Lyotard, en cuya opinión «no puede existir diferencia entre la verdad,
podría estar limitado a lo que permita una potencia destructiva de alta tecnología la autoridad y la seducción retórica; el que posea la lengua más melodiosa o la his-
ejecutable a una distancia de 10.000 metros de altura. Iraq ha revelado sus límites toria más embaucadora tiene el poder», merece ser repetida. Pienso que es todavía
sobre el terreno. La transición a una nueva estructura hegemónica en el capitalismo más relevante para nuestros tiempos que cuando la cité en 1989 19 . Los argumentos
global coloca a Estados Unidos ante la disyuntiva de gestionar la transición de ma- presentes en el cuento de la Casa Blanca y en la patraña de Downing Street han de
nera pacífica o bien a través de la catástrofe 18 . La actual posición de las elites go- ser rebatidos y luego bloqueados si queremos encontrar algún tipo de solución fren-
bernantes estadounidenses apunta más en ésta última dirección. En Estados Uni- te al actual callejón sin salida en que nos encontramos. Hay una realidad ahí afuera
dos, resulta muy fácil invocar el nacionalismo para secundar la idea de que las y nos está pisando los talones. ¿Pero adónde deberíamos procurar dirigir nuestros
causas de las dificultades económicas derivadas de una hiperinflación o de un dila- pasos? Si fuéramos capaces de montar el maravilloso caballo de la libertad, ¿hacia
tado periodo de deflación son atribuibles a otros, como China y el este asiático, o dónde trataríamos de cabalgarlo?
la OPEP y los Estados árabes por no responder de manera adecuada a su derro-
chadora demanda de energía. La doctrina del ataque preventivo ya está sobre la
mesa y las capacidades destructivas están al alcance de la mano. Un Estados Unidos Alternativas
acosado y sin duda amenazado tiene, según esta hebra argumentativa, la obligación
de defenderse a sí mismo, sus valores y su forma de vida a través del uso de medios Hay una tendencia a abordar la cuestión de las alternativas como si se tratara de
militares si es necesario. Este cálculo catastrófico y, en mi opinión, suicida no es algo trazar algún programa para una futura sociedad y un bosquejo del camino que con-
que pueda considerase excluido de las opciones de los actuales líderes estadouni- duce a ella. Podemos sacar grandes beneficios de estos ejercicios, pero primero nece-
denses, quienes ya han demostrado su afición a sofocar la disidencia interna lo cual sitamos iniciar un proceso político que pueda llevarnos a un punto en el que se tornen
les ha granjeado un apreciable apoyo popular. Después de todo, un segmento con- identificables alternativas factibles, posibilidades reales. Hay dos principales caminos
siderable del pueblo estadounidense opina que la Bill o/ Rights es un documento a tomar. Podemos involucrarnos en la plétora de movimientos opositores ya existen-
inspirado en el comunismo y también hay otro sector, minoritario sin duda, que tes y tratar de destilar a partir y a través de su activismo la esencia de un programa de
acoge con entusiasmo todo lo que huela a Armagedón. Las leyes antiterroristas, el oposición abierto. O bien, podemos recurrir a investigaciones políticas y teóricas so-
abandono de la Convención de Ginebra en la Bahía de Guantánamo y la predispo- bre nuestras condiciones existentes (como la que yo mismo he emprendido en estas
sición a representar toda fuerza opositora como «terrorista» son señales de peligro. páginas) y tratar de colegir alternativas por medio de análisis críticos. Tomar este últi-
Por fortuna, hay una notable oposición interna que puede ser movilizada, y que mo camino en absoluto supone presumir que los movimientos de oposición existen-
en cierto modo ya lo está, contra estas tendencias suicidas y catastróficas. Por des- tes están equivocados o que de algún modo son deficientes en sus planteamientos. Del
gracia, en su constitución actual es una oposición fragmentada, que navega sin ti- mismo modo, los movimientos de oposición no pueden presumir de que los descu-
món, y que carece de una organización coherente. En cierta medida esto es fruto de brimientos analíticos sean irrelevantes para su causa. La tarea es abrir un diálogo en-
heridas que se han infligido a sí mismos el propio movimiento obrero, los movi- tre los que escogen cada uno de estos caminos y a partir de ahí ampliar la profundi-
mientos, que en términos generales han abrazado una política de la identidad, y dad de los planteamientos colectivos y definir líneas de acción más adecuadas.
aquellas corrientes intelectuales posmodernas que suscriben sin saberlo la línea pos- La neoliberalización ha generado una paleta de movimientos de oposición tanto
tulada por la Casa Blanca de que la verdad es construida por la sociedad y consiste dentro como fuera de su ámbito. Muchos de estos movimientos son radicalmente
distintos de los movimientos obreros que dominaron la escena política antes de
198020 . He dicho «muchos», pero no «todos». Los movimientos obreros tradicio-
18
G. Arrighi y B. Silver, Chaos and Governance in the Modern World System, Minneapolis, Min-
nesota University Press, 1999 [ed. cast.: Caos y orden en el sistema mundo moderno, Madrid, «Cues-
19
tiones de antagonismo 9», Ediciones Akal, 2001]; véase, también el epílogo a la edición en rústica de Citado en D. Harvey, The Condition o/Posmodernity, Oxford, Basil Blackwell, 1989, p. 168-170.
20
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216 217
nales en absoluto han muerto, ni siquiera en los países del capitalismo avanzado en El efecto de estos movimientos ha sido dejar de pensar el problema de la orga-
los que se han debilitado tanto como consecuencia del ataque neoliberal a su poder. nización política a partir de los partidos políticos tradicionales y del movimiento
En Corea del Sur y en Sudáfrica emergieron vigorosos movimientos obreros du- obrero optando por organizar una dinámica menos concentrada en la política que
rante la década de 1980 y en gran parte de América Latina están floreciendo parti- opera a través de todo el espectro de la sociedad civil. Lo que estos movimientos
dos obreros que incluso han llegado al poder. En Indonesia, un inexperto movi- pierden en objetivos lo ganan en tanto que otorgan una relevancia directa a cues-
miento de trabajadores de gran importancia potencial brega por ser oído. El tiones particulares y a sectores específicos de la población. Extraen su fuerza de es-
potencial de un descontento obrero en China es inmenso aunque impredecible. Y tar insertos en el grano de la vida y la lucha cotidiana, pero al hacerlo a menudo se
tampoco está claro que la masa de la clase trabajadora estadounidense, que duran- les hace difícil sustraerse a lo local y lo particular para comprender la macropolíti-
te esta última generación a menudo ha estado dispuesta a votar en contra sus pro- ca de lo que está pasando con la acumulación por desposesión neoliberal y su rela-
pios intereses materiales por razones de nacionalismo cultural, por cuestiones reli- ción con la restauración del poder de clase.
giosas y por referencia a valores morales, permanezca para siempre enjaulada en esa La variedad de estas luchas es sencillamente apabullante, tanto que a veces es di-
política de maquinaciones tanto republicanas como demócratas. Dada la volatilidad fícilllegar siquiera a imaginar las conexiones existentes entre unas y otras. Todas
a la que nos enfrentamos, no hay razón para descartar un resurgimiento de la polí- ellas forman parte de una combinación volátil de movimientos de protesta que han
tica popular socialdemócrata o incluso de corte populista y antineoliberal dentro de barrido el mundo y que han ido captando la atención mediática desde principios de
Estados Unidos en los próximos años. la década de 1980. Estos movimientos y revueltas en ocasiones han sido aplastados
Pero las luchas contra la acumulación por desposesión están fomentando la aper- con una violencia brutal, en la mayoría de los casos por poderes estatales que ac-
tura de líneas de lucha política y social bastante diferentes21 . Debido en parte a las tuaban en nombre del mantenimiento de la «la paz y el orden». En otros lugares,
condiciones específicas en las que se generan estos movimientos, su orientación po- en los que la acumulación por desposesión ha producido intensas rivalidades po-
lítica y su modesta organización parten acusadamente de lo que caracterizaba la po- líticas y sociales estos movimientos han degenerado en violencia interétnica y en
lítica socialdemócrata. Por ejemplo, la rebelión zapatista en Chiapas, México, no guerra civil. La táctica de «divide y vencerás» de las elites dominantes, o la com-
busca tomar el poder estatal o culminar una revolución política sino que aspira en petencia entre facciones rivales (por ejemplo, intereses franceses versus intereses
cambio a lograr una política más integradora. La idea consiste en despertar un mo- estadounidenses en algunos países africanos), las más de las veces han sido vitales
vimiento que atraviese la sociedad en una búsqueda más abierta y fluida de alterna- para la suerte de esas luchas. Los Estados clientes, con el apoyo militar o en algu-
tivas que preste atención a las necesidades específicas de los diferentes grupos so- nos casos con fuerzas especiales entrenadas por los más potentes aparatos militares
ciales y les permita mejorar sus expectativas. Desde el punto de vista organizativo, se (dirigidos por Estados Unidos, y apoyados por Gran Bretaña y Francia desempe-
tendía a evitar el vanguardismo y se rechazaba adoptar la forma de un partido polí- ñando un papel menor) a menudo han tomado la delantera en un sistema basado
tico. En su lugar, se prefería permanecer como un movimiento social dentro del Es- en la represión y en la liquidación para hacer un despiadado marcaje a los movi-
tado, intentando formar un bloque de poder político en el que las culturas indígenas mientos activistas que estaban desafiando la acumulación por desposesión en mu-
ocuparan un lugar central y no periférico. Muchos movimientos ecologistas -como chas partes del mundo en vías de desarrollo.
los que luchan por una justicia medioambiental- actúan de la misma manera. Los propios movimientos han producido una plétora de ideas en cuanto a alter-
nativas se refiere. Unos buscan desligarse del poder opresivo de la globalización
21 W. Bello, Deglobalization. Ideas/ora New World Economy, Londres, Zed Books, 2002; W Bel- neoliberal. Otros (como el movimiento «50 años bastan»), luchan por la justicia so-
lo, N. Bullard y K. Malhotra (eds.), Global Finance. New Thinking on Regulating Capital Markets, cial y medioambiental global mediante la reforma o la disolución de instituciones
Londres, Zed Books, 2000; S. George, Another World is Possible IF .. , Londres, Verso, 2003; W Fish- tan poderosas como el FMI, la OMC, y el Banco Mundial (aunque no deja de ser
er y T. Ponniah (eds.), Another World is Possible. Popular Alternatives to Globalization at the World
interesante que el poder central del Departamento del Tesoro estadounidense rara-
Social Forum, Londres, Zed Books, 2003; P. Bound, Talk Le/t Walk Right. South A/rica ~s Frustrated
Global Re/orms, Scottsville, University of KwaZulu-Natal Press, 2004; T. Mertes (ed.), A Movement o/
mente sea mencionado). También los hay (particularmente desde el ecologismo,
Movements, Londres, Verso, 2004; L. Gill, Teetering on the Rim, Nueva York, Columbia University como Greenpeace) que hacen hincapié en la cuestión de «reclamar los bienes co-
Press, 2000; J. Brecher, Costello, y B. Smith, Globalization /rom Below. The Power o/ Solidarity, Cam- munes», señalando así las profundas continuidades existentes con luchas muy anti-
bridge (MASS), South End Press, 2000. guas así como también con las libradas a lo largo de toda la amarga historia del co-

218 219
lonialismo y del imperialismo. Algunos autores (como Hardt y Negri) vislumbran se dominante!). Por lo tanto, la primera lección que debemos aprender es que si pa-
una multitud en movimiento, o un movimiento en el seno de la sociedad civil glo- rece una guerra de clases y actúa como una guerra de clases, hay que llamarla por
bal, para enfrentarse al poder difuso y descentralizado del orden neoliberal (inter- lo que es con llaneza. La masa de la población o bien tiene que resignarse a la tra-
pretado como el «Imperio»), y otras personas dirigen una mirada más modesta ha- yectoria histórica y geográfica definida por el opresivo poder de la clase dominan-
cia la experimentación local de nuevos sistemas de producción y de consumo (como te en continuo desarrollo, o bien tiene que responder a éste en términos de clase.
los LETS) animados por una forma de relaciones sociales y prácticas ecológicas Exponer la situación en estos términos no significa sentir nostalgia por una per-
completamente diferentes. Asimismo, están los que depositan su confianza en las dida edad de oro en la que una categoría ficticia como «el proletariado» era opera-
estructuras más convencionales de los partidos políticos (como, por ejemplo, el Par- tiva. Tampoco significa necesariamente (si es que alguna vez lo significó) que haya
tido de los Trabajadores en Brasil o el Partido del Congreso en India en alianza con una sencilla concepción de la clase a la que podemos apelar como agente principal
los comunistas) con el objetivo de ganar el poder estatal y dar un paso más hacia la (por no decir exclusivo) de la transformación histórica. No existe un mundo utópi-
reforma global del orden económico. Actualmente, muchas de estas corrientes di- co de fantasía marxiana al que podamos retirarnos. Apuntar la necesidad y la ine-
versas convergen en el Foro Social Mundial en un esfuerzo por tratar de definir sus vitabilidad de la lucha de clases no equivale a decir que la manera en que se cons-
puntos en común y de construir una fuerza organizativa capaz de enfrentarse a las tituye la clase viene determinada o incluso es determinable de antemano. Los
muchas modalidades de neoliberalismo y de neoconservadurismo que estamos pre- movimientos populares, así como los de la clase que integra la elite, se hacen a sí
senciando. Se ha desatado un torbellino de literatura sugiriendo que «otro mundo mismos aunque nunca bajo condiciones que ellos mismos hayan escogido. Y esas
es posible». Sus textos compendian y en ocasiones intentan sintetizar las diversas condiciones están repletas de complejidades que emergen a partir de las diferencias
ideas surgidas de los distintos movimientos sociales que están teniendo lugar en to- de raza, de género y de etnia las cuales están íntimamente entretejidas con las iden-
dos los rincones del mundo. Hay mucho que admirar y en lo que inspirarse. tidades de clase. Las clases dominadas están muy racializadas y la creciente femini-
¿Pero qué conclusiones podemos inferir de un ejercicio analítico como el reali- zación de la pobreza ha sido un rasgo notable de la neoliberalización. La ofensiva
zado en estas páginas? En primer lugar, toda la historia del liberalismo embridado neoconservadora contra los derechos de las mujeres y los derechos reproductivos,
y el giro subsiguiente hacia el neoliberalismo muestran el papel crucial que ha teni- que curiosamente cobró su mayor virulencia a finales de la década de 1970 coinci-
do la lucha de clases bien tanto en el control como en la restauración del poder de diendo con el salto a la arena pública del neolíberalismo, es un elemento crucial de
clase de la elite. Aunque haya sido efectivamente disfrazado, hemos experimentado su noción de un orden moral recto construido sobre una concepción muy particu-
toda una generación de sofisticada recomposición estratégica por parte de las elites lar de la familia.
dominantes para restaurar, reafianzar o, como en China y en Rusia, construir un El análisis también revela cómo y por qué se produce la bifurcación que pode-
contundente poder de clase. El giro posterior hacia el neoliberalismo ilustra hasta mos observar en los movimientos populares actuales. Por un lado, se encuentran los
qué punto las elites económicas no están escatimando esfuerzos, así como las estra- movimientos en torno a los que he denominado la «reproducción ampliada», en los
tegias autoritarias que están dispuestas a desplegar en aras a reafirmar su poder. que la explotación de los trabajadores asalariados y las condiciones definidoras del
Todo ello se produjo a lo largo de las décadas en las que las instituciones de la cla- salario social son las cuestiones centrales. Por otro, se hallan los movimientos con-
se obrera entraron en declive y durante las que muchos progresistas fueron paula- tra la acumulación por desposesión. Estos movimientos se articulan en torno a la re-
tinamente convencidos de que la clase no tenía sentido o de que al menos se trata- sistencia frente a las formas clásicas de acumulación primitiva (como el desplaza-
ba de una categoría difunta. Al suscribir estas consideraciones, progresistas de miento de la población rural de sus tierras); frente al salvaje abandono del Estado
todas las tendencias parecen haber cedido al pensamiento neoliberal puesto que de sus obligaciones sociales (excepto el control y la vigilancia); frente a las prácticas
una de las primeras invenciones del neoliberalismo consiste en que la clase es una que siembran la destrucción de culturas, historias y entornos singulares; y frente a
categoría ficticia que solo existe en la imaginación de los socialistas y de criptoco- las deflaciones e inflaciones «confiscatorias» labradas por las formas contemporá-
munistas. En el caso de Estados Unidos la expresión «guerra de clases» ahora sólo neas del capital financiero en alianza con el Estado. Encontrar las conexiones orgá-
se utiliza en los medios de comunicación de la derecha (por ejemplo The WallStre- nicas existentes entre estos diferentes movimientos es una tarea teórica y práctica
et ]ournal) para denigrar todo tipo de crítica que amenace con debilitar un objeti- urgente. Pero nuestro análisis también ha demostrado que el único modo de ha-
vo nacional supuestamente unificado y coherente (esto es, ¡la restauración de la da- cerlo es rastreando la dinámica de un proceso de acumulación de capital marcado

220 221
por desarrollos geográficos volátiles y cada vez más profundamente desiguales. Esta mente distinto de derechos en el que se incluya el derecho a las expectativas de
desigualdad, tal y como vimos en el capítulo 4, promueve de manera activa la difu- vida, a la asociación política y al «buen» gobierno, al control sobre la producción
sión de la neoliberalización a través de la competencia interestatal. Parte de la tarea por parte de los productores directos, a la inviolabilidad y a la integridad del
de una política de clase rejuvenecida consiste en convertir este desarrollo geográfi- cuerpo humano, a emprender una crítica sin miedo a sufrir represalias, a un en-
co desigual en un activo y no en una carga. La política de las elites dominantes ba- torno limpio y saludable para la vida, al control colectivo de los recursos de pro-
sada en el divide y vencerás, debe ser confrontada mediante una política de alian- piedad común, a la producción del espacio, a la diferencia, así como también
zas por parte de los simpatizantes de la izquierda para la recuperación de poderes otros derechos esenciales a nuestro estatus como seres humanos 22 . No obstante,
de autodeterminación locales. proponer derechos diferentes a los que son considerados sacrosantos por el neo-
Pero los estudios analíticos también ponen de relieve la existencia de contradic- liberalismo conlleva la obligación de especificar un proceso social alternativo al
ciones susceptibles de ser explotadas en el seno de las agendas neoliberal y neo- que puedan ser inherentes estos derechos alternativos.
conservadora. La creciente fractura entre la retórica (en beneficio de todos) y los re- Para refutar la afirmación conservadora de que su autoridad y su legitimidad
sultados (el beneficio de una pequeña clase dominante) es actualmente muy visible. se apoyan sobre un elevado fundamento moral, podemos servirnos de un argu-
La idea de que el mercado se rige por las reglas de la competencia y la paridad se mento similar. El ideal de una comunidad moral y de una economía moral no es
ve cada vez más desmentida por el hecho de la extraordinaria monopolización, cen- ajeno a los movimientos progresistas que han existido a lo largo de la historia.
tralización, e internacionalización que caracterizan el poder financiero y corporati- Muchos de los que ahora luchan contra la acumulación por desposesión, como los
vo. El asombroso crecimiento de las desigualdades de clase y regionales, tanto den- zapatistas, están activamente articulando el deseo de experimentar relaciones so-
tro de los Estados (por ejemplo, en China, Rusia, India y el sur de África) como a ciales alternativas en términos de economía moral. La moralidad no es un campo
escala internacional entre los distintos Estados, plantea un grave problema político que deba ser definido únicamente por una derecha religiosa reaccionaria movili-
que ya no puede ser barrido debajo de la alfombra como algo «transitorio» en el ca- zada bajo la batuta hegemónica de los medios de comunicación y articulada a tra-
mino hacia un mundo neoliberal perfeccionado. Cuanto más se reconoce al neoli- vés de un proceso político dominado por el poder económico corporativo. Debe-
beralismo como una fallida retórica utópica que enmascara un exitoso proyecto mos enfrentarnos a la restauración del poder de la clase dominante defendida
para la restauración del poder de la clase dominante, más se tienden los cimientos mediante una mezcolanza de argumentos morales confusos. Las denominadas
de una resurgencia de movimientos de masas expresando demandas políticas por la «guerras culturales» -por más desencaminadas que algunas de ellas puedan haber
igualdad y aspirando a la justicia económica, el comercio justo y una mayor seguri- estado- no pueden ser desechadas como una distracción inoportuna (como sostie-
dad económica. nen algunos autores de la izquierda tradicional) de la política de clase. De hecho,
La creciente presencia de los discursos sobre los derechos, como ya analizamos la difusión del uso del argumento moral entre los neoconservadores testimonia no
en el capítulo anterior, ofrece posibilidades pero también problemas. La apela- sólo el miedo a la disolución social bajo un neoliberalismo individualizador sino
ción a la idea convencional de los derechos liberales puede constituir una pode- también las amplias olas de repugnancia moral suscitadas por la alienación, la
rosa «espada de resistencia» desde la que criticar el autoritarismo neoconserva- anomia, la exclusión, la marginación y la degradación medioambiental que han
dor, en particular, si atendemos a la forma en que la «guerra contra el terrorismo» generado las prácticas de la neoliberalización. La transformación de esta repug-
ha sido desplegada por doquier (desde Estados Unidos y China hasta Chechenia) nancia moral ante una ética del mercado sin matices en resistencia cultural pri-
como una excusa para reducir las libertades civiles y políticas. La invocación al mero y política después, es uno de los signos de nuestro tiempo que precisan ser
reconocimiento de la soberanía y del derecho de autodeterminación de los ira- interpretados correctamente en vez de dejados de lado. La conexión orgánica en-
quíes es un arma poderosa con la que frenar los planes de Estados Unidos para el tre estas luchas culturales y la lucha por revertir la arrolladora consolidación del
país. Pero también pueden definirse derechos alternativos. La crítica a la inter- poder de la clase dominante demanda una exploración práctica y teórica.
minable acumulación de capital en tanto que el proceso dominante que moldea Pero es la naturaleza profundamente antidemocrática del neoliberalismo, res-
nuestras vidas implica criticar esos derechos específicos -el derecho a la propie-
dad privada individual y a la extracción de beneficio- que fundan el neoliberalis- 22
D. Harvey, Spaces o/ Hope, Edinburgo, Edinburg University Press, 2000, p. 70 [ed, cast.: Espa-
mo, y viceversa. En otros trabajos he defendido la pertinencia de un haz entera- cios de esperanza, Madrid, «Cuestiones de antagonismo 16», Ediciones Akal, 2003].

222 223
paldada por el autoritarismo neoconservador, lo que sin duda debería construir el mientas sociales en marcha imphcados en reformas que expresan en una u otra ver-
núcleo de la lucha política. El déficit democrático en algunos países nominalmente sión valores democráticos 24 .
«democráticos» como Estados Unidos es actualmente enorme23 . En este país, la re- Los líderes de Estados Unidos, con un considerable apoyo de la opinión públi-
presentación política se encuentra atenazada y corrompida por el poder económi- ca de ese país, han proyectado sobre el mundo la idea de que los valores neolibera-
co, además de padecer un sistema electoral que es manipulado y corrompido con les de libertad estadounidenses son universales y supremos, y de que estos valores
suma facilidad. Los pactos institucionales fundamentales se encuentran gravemen- merecen que demos la vida por ellos. El mundo actual está en condiciones de re-
te desequilibrados. Los senadores de veintiséis Estados, que no suman el20 por 100 chazar este ademán imperialista y reproyectar sobre el centro del capitalismo neoli-
de la población del país, poseen más de la mitad de los votos para determinar el beral y neoconservador un abanico de valores completamente diferente, esto es, los
programa legislativo del Congreso. Además, el flagrante fraude electoral de los dis- de una democracia abierta consagrada a la realización de una igualdad social ligada
tritos del Congreso para dar ventaja a quienquiera que se encuentre en el poder es a la justicia económica, política y cultural. Los argumentos de Roosevelt nos brin-
juzgado constitucional por un sistema judicial progresivamente nutrido mediante dan un lugar por donde empezar. Debemos construir una alianza dentro de Esta-
nombramientos políticos de jueces con creencias neoconservadoras. Instituciones dos Unidos para recuperar el control popular del aparato estatal y, a partir de ahí,
con enorme poder, como la Reserva Federal, están fuera de todo control democrá- avanzar en la profundización en lugar de en la desmembración de las prácticas y de
tico. En el plano internacional, la situación es todavía peor puesto que instituciones los valores democráticos bajo el monstruo del poder del mercado.
como el FMI, la OMC, y el Banco Mundial non rinde cuentas y mucho menos ex- Hay una perspectiva de la libertad muchísimo más noble que ganar que la que
perimentan una influencia democrática, al igual que sucede con las ONG que pue- predica elneoliberalismo. Hay un sistema de gobierno muchísimo más valioso que
den operar sin participación ni supervisión democrática alguna con independencia construir que el que permite elneoconservadurismo.
de lo bien intencionadas que sean sus acciones. Esto no significa que no haya nada
problemático en las instituciones democráticas. Los miedos neoliberales a una in-
fluencia indebida por parte de grupos de interés especial sobre los procesos legis-
lativos se encuentran ampliamente ilustrados por los grupos de presión corporati-
vos y por la puerta giratoria entre el Estado y las corporaciones que asegura que el
Congreso estadounidense (así como también las sedes legislativas de los diversos
Estados de la Unión) cumpla las órdenes de los intereses de los ricos y sólo de los
intereses de los ricos.
Volver a introducir las demandas por un gobierno democrático y por la igualdad
y la justicia económica, política y cultural no significa proponer un regreso a una
edad de oro perdida. El significado debe ser reinventado en cada caso para abor-
dar las condiciones y las potencialidades del momento actual. La democracia de la
antigua Atenas no guarda relación con los significados con los que debemos inves-
tir en la actualidad este término en coyunturas tan diversas como las de Sao Paulo,
Johannesburgo, Shanghai, Manila, San Francisco, Leeds, Estocolmo y Lagos. Pero
el aspecto más extraordinario de esto es que precisamente, de una punta a otra del
globo, desde China, Brasil, Argentina, Taiwán, y Corea hasta Sudáfrica, Irán, India
y Egipto, pasando por las combativas naciones de Europa del Este, así como tam-
bién en los cuarteles generales del capitalismo contemporáneo, hay grupos y moví-
24 Por ejemplo, este es el argumento sobre el que insiste con frecuencia H. Wang (China 's New Or-
23 Task Force on Inequality and American Democracy, American Democracy in a Age o/ Rising In- der. Society, Politics and Economy in Transition, Cambridge (MA), Harvard University Press, 2003) en
equality, ofrece un retrato perturbador. el caso de China.

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and the Marketplace that is Remaking the Modern World, Nueva York, Simon &
Schuster, 1998.
YEW, L. K., From Third World to First. The Singapore Story, 1965-2000, Nueva
York, HarperCollins, 1999.
ZAKARIA, F., The Future o/ Freedom. Illiberal Democracy at Home and Abroad, Nue-
va York, Norton, 1998.
ZERGAN, J., Future Primitive and Other Essays, Brooklyn (NY), Autonomedia,
1994.
ZEVIN, R., «New York City Crisis. First Act in a New Age of Reaction», en R. Al-
calay y D. Mermelstein (eds.), The Fiscal Crisis o/ American Cities. Essays on the Figuras
Political Economy o/ Urban American with Special Re/erence to Nueva York, l. l. La crisis económica de la década de 1970: inflación y desempleo en Es-
Nueva York, Vintage Books, 1977, pp. 11-29. tados Unidos y en Europa, 1960-1987.
ZHANG, Z., «Mediating Time. The "Rice Bowl of Youth" in Fin-de-Siecle Urban 1.2. La crisis de la riqueza de la década de 1970: porcentaje de activos poseí-
dos por el 1 por 100 más rico de la población estadounidense, 1922-
China», Public Culture XII, 1 (2000), pp. 93-113.
- , Strangers in the City. Reconfigurations o/ Space, Power, and Social Networks with- 1998.
in China's Floating Population, Standford, Standford University Press, 2001. 1.3. La restauración del poder de clase: participación en la renta nacional del
- , Whiter China? Intellectual Politics in Contemporary China, Durham (NC), Duke 0,1 por 100 más rico en Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, 1913-
University Press, 2001. 1998.
1.4. La concentración de riqueza y el potencial de obtención de ingresos eri
Estados Unidos: remuneración de los altos directivos en relación con el
salario medio estadounidense, 1970-2003, y el porcentaje de la riqueza
de las familias más ricas, 1982-2002.
1.5. El «shock de Volcker»: movimientos en los tipos de interés reales en Es-
tados Unidos y en Francia.
1.6. El ataque a la fuerza de trabajo: salarios reales y productividad en Esta-
dos Unidos, 1960-2000.
1.7. La revuelta impositiva de las clases altas: tipos impositivos en Est~dos
Unidos para el tramo más alto y para el tramo más bajo.
1.8. Extracción de excedentes del extranjero: tasas de beneficio de las inver-
siones domésticas y en el extranjero en Estados Unidos, 1960-2000.
1.9. El flujo de tributo hacia Estados Unidos: beneficios y renta del capital
provenientes del resto del mundo en relación con los beneficios domés-
ticos.

240 241
4.1. Pautas globales de inversión extranjera directa, 2000.
4.2. La crisis internacional de endeudamiento de 1982-1985.
Agradecimientos
4.3. El empleo en las zonas maquiladoras más importantes de México en
2000.
4.4. La internacionalización de la inversión de Corea del Sur: inversión ex-
tranjera directa, 2000.
5.1. La geografía de la apertura de China a la inversión extranjera en la déca-
da de 1980.
5.2. Incremento de la desigualdad de la renta en China: rural (arriba) y urba-
na (abajo), 1985-2000.
6.1. Tasas de crecimiento global, anuales y por décadas, 1960-2003.
6.2. La hegemonía del capital financiero: valor neto y tasas de beneficio para
las corporaciones financieras y no financieras en Estados Unidos, 1960-
2001.
7.1. Deterioro de la posición de Estados Unidos en los flujos globales de ca-
pital y de propiedad, 1960-2002: afluencia y salida de inversiones esta- Las figuras 4.1, 4.3, 4.4 y 5.1 proceden de P. Dicken, Global Shi/t. Reshaping the
dounidenses (arriba) y cambios registrados en las acciones de propiedad Global Economic Map in the 21st Century, 42003 y se reproducen gracias a la gentil
extranjera (abajo). autorización de Guilford Press.
La figura 1.3 procede de Thomas Piketty y Emmanuel Saez, «lncome Inequality
Cuadros in the United States, 1913-1988», The Quarterly ]ournal o/ Economics CXVIII, 1, fe-
1.1.1. Medición de las entradas de capital: préstamos extranjeros, inversiones brero de 2003 y se reproduce por gentileza de MIT Press Journals.
extranjeras directas y alianzas contractuales, 1979-2002. La figura 5.2 se reproduce por genileza de}. Perloff, X. Wu y J. Perloff, China's
1.1.2. Transformación de la estructura del empleo en China, 1980-2002 (en Income Distribution over Time. Reasons /or Rising Inequality, CUDARE Working
millones). Papers 977, Berkeley, University of California at Berkeley, 2004.
La figura 1.6 procede de R. Pollin, Contours o/Descent, 2003 y se reproduce por
gentileza de Verso.
Las figuras 1.4, 1.7, 1.8, y 7.1 se reproducen gracias a la gentil autorización de
Gérard Duménil y se encuentran disponibles en la página web http://www.cebre-
map.ens.fr/levy.
Las figuras 1.2, 1.5 y 6.2 son reimpresas con el permiso del editor de Capital Re-
surgent. Roots o/ the Neoliberal Revolution, de Gérard Duméneil y Dominique
Lévy, Cambridge (MA), Harvard University Press, Copyright© 2004 by the Presi-
dent and Fellows of Harvard College.
La figura 4.2, procede de S. Corbridge, Debt and Development, Oxford, Black-
well, 1993 y se reproduce por gentileza de Blackwell Publishing.

242 243
/

Indice general

Introducción ......... .... .... .. ..... ........... ......... .. ....... .... .......... ........... ... .. .. ... ...... .. .... 5
I. La libertad no es más que una palabra .. .. .. .. .... .. .. .. .. .... ...... ...... .. .. .... 11
La construcción del consentimiento ................................................ 47
III. El Estado neoliberal.......................................................................... 73
IV. Desarrollos geográficos desiguales .. .. .. .. .. .. ... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . 97
V. N eoliberalismo con «características chinas».................................... 131
VI. El neoliberalismo a juicio.................................................................. 167
VII. El horizonte de la libertad................................................................ 201

Bibliografía ................................................................................................. :.'..... 227


'
Lista de figuras y cuadros .. .. .. ... .. .. .. ... .. .. .. .. ... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ... .. .. .. ... .. .. .. .. .. .. . 241
Agradecimientos .............................................................................................. 243

245
Movimientos antisistémicos, I. Wallerstein, G. Arrighi, T. K. Hopkins.
Las fuerzas políticas que han modificado la trayectoria del capitalismo analizadas en todo el
arco de su existencia histórica.

Las verdades nómadas & General Intellect, poder constituyente, comunismo, Antonio Negri y
Felix Guattari.
Análisis de los cambios experimentados por las formas de producir y por la composición de
clase de la fuerza de trabajo desde 1968 hasta la actualidad.

El largo siglo XX. Dinero y poder en los orígenes de nuestra época, Giovanni Arrighi.
Estudio magistral del capitalismo como sistema histórico dotado de una coherencia temporal
y espacial en la sucesión de sus diversos ciclos sistémicos de acumulación.

Nazismo y clase obrera, Sergio Bologna.


Análisis de la clase obrera alemana durante la República de Weimar y de las formas políticas
concomitantes que condicionaron su oposición al nazismo.

La izquierda contraataca. Conflicto de clases en América Latina en la era del neoliberalismo,


James Petras.
Situación de la izquierda latinoamericana en los albores del nuevo siglo y análisis del ataque
neoliberal a las condiciones de vida de las sociedades de América Latina.

La apuesta por la globalización. La geoeconomía y la geopolítica del imperialismo euro-esta-


dounidense, Peter Gowan.
Análisis del comportamiento de los mercados financieros durante los últimos veinticinco años
y de las opciones geopolíticas de las potencias capitalistas dominantes.

Spinoza subversivo, Antonio Negri.


Spinoza como teórico de la democracia radical y del antagonismo de la nueva composición de
clase.

247
Obreros y capital, Mario Tronti. Imagen y realidad del conflicto palestino-israelí, Norman G. Finkelstein.
La teoría del antagonismo de clase de la fuerza de trabajo colectiva explotada en el capitalis- Minucioso análisis de la historiografía que ha conformado la interpretación predominante del
mo globalizado y las líneas de fuga para su constitución revolucionaria. enfrentamiento que asola Palestina durante los últimos cincuenta años.

Marx más allá de Marx. Cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse, Antonio Negri. Marx dentro de sus límites, Louis Althusser.
Lectura de los Grundrisse de Marx como texto revolucionario que coloca el antagonismo de Reflexiones cruciales sobre los límites políticos de la epistemología marxiana concebidos
clase en el centro del proceso de reproducción capitalista. para posibilitar el desencadenamiento de la p~óxima explosión creativa del paradigma mar-
xista.
Caos y orden en el sistema-mundo moderno, Giovanni Arrighi y Beverly Silver.
Análisis del comportamiento de la empresa, de los sistemas financieros, de la fuerza de traba- El sitio de los calcetines, Christian Marazzi.
jo y de las distintas hegemonías a lo largo del capitalismo histórico. El lenguaje convertido en instrumento de producción de la intelectualidad de masas y los nue-
vos modelos de subjetividad proletaria analizados a contrapelo del nuevo paradigma produc-
La posmodernidad y sus descontentos, Zygmunt Bauman.
tivo del general intellect.
La fenomenología de las formas de existencia de los sujetos de las sociedades posmodernas:
capitalismo desregulado y mutación de la subjetividad.
La forma-Estado, Antonio Negri.
Anatomía del Estado y de la Administración pública como dispositivos de captura y gestión
1968. Una revolución mundial (obra multimedia: CD-ROM/líbro), M. Bascetta, S. Bonsignori,
del antagonismo y la lucha de clases en la época de la constitución política del sujeto hiper-
S. Petrucciani, F. Carlíni.
proletario global.
El año 1968 como crisol de los comportamientos antagonistas que maduran en la actualidad
narrada a través de textos, material fílmico e imágenes de archivo.
Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos, Immanuel WalieJ;stein.
Exuberante caja de herramientas para comprender el funcionamiento del capitalismo global,
El nuevo espíritu del capitalismo, Luc Boltanski y Eve Chiapello.
sus tendencias estructurales y las posibles estrategias para transformarlo radicalmente por los
Estudio de las modificaciones de las formas de trabajo y de justificación social de las nuevas
movimientos antisistémicos.
pautas de explotación y legitimación del capitalismo actual.
Los libros de la autonomía obrera, Antonio Negri.
Brigadas Rojas, Mario Moretti (entrevistado por Rossana Rossanda y Carla Mosca).
La gramática del antagonismo que definió la estación más productiva de la lucha de clases del
Crónica de la experiencia de la lucha armada en Italia durante la década de los setenta anali-
laboratorio político italiano durante la década de 1970. Libro de culto de la constitución del
zada como expresión política de la fuerza de trabajo social.
sujeto productivo antagonista.
Demarcaciones espectrales. En tomo a Espectros de Marx, deJacques Derrida, Michael Sprinker (ed.).
El nuevo imperialismo, David Harvey.
Reflexión sobre las relaciones existentes entre marxismo y deconstrucción, y sus posibles pun-
Análisis de las nuevas formas que está asumiendo el capitalismo contemporáneo para prose-
tos futuros de convergencia teórica y política.
guir la acumulación de capital a escala global mediante la producción selectiva de plusvalor,
espacio y territorio.
Espacios de esperanza, David Harvey.
La producción de espacio como dinámica esencial de reproducción del orden capitalista do-
La fábrica de la estrategia: 33 lecciones sobre Lenin, Antonio Negri.
minante y de la gestión de la fuerza de trabajo y de la producción de riqueza.
Exquisito estudio sobre el pensamiento de Lenin escrito al calor de las luchas de la década de
1970, que difracta la misteriosa curva de la recta leninista en un apasionante haz de modelos
El trabajo de Dionisos, Antonio Negri y Michael Hardt.
posibles de constitución antagonista útiles para pensar la política del presente y del futuro.
Análisis de las modificaciones experimentadas por la teoría constitucional y del Estado en los
tiempos del capitalismo posmoderno y globalizado.
Maquiavelo y nosotros, Louis Althusser.
Estudio del pensamiento de Maquiavelo como teórico de la invención de la política en el va-
Historias locales/diseños globales. Colonialidad, saberes subalternos y pensamiento fronteri-
cío provisional de la constitución del sujeto revolucionario, y como analista de los avatares del
zo, Walter D. Mignolo.
acontecimiento de su emergencia como fuerza histórica transformadora.
La colonialidad del poder como elemento clave para comprender el comportamiento del ca-
pitalismo histórico analizado desde una perspectiva no eurocéntrica.
Repetir Lenin, Slavoj ZiZek.
Reflexiones sobre la vigencia política de Lenin en las sociedades posmodernas contemporáne-
La expansión económica y la burbuja bursátil, Robert Brenner.
as a contrapelo de las formas de codificación cultural que tienden a neutralizar la acción polí-
La burbuja bursátil y el comportamiento de la economía estadounidense durante la década de
tica mediante la hipertrofia de las cuestiones culturales e id en titarías.
los noventa analizados a partir de las variables sistémicas del modo de producción capitalista.

248 249
Mujeres, raza y clase, Angela Y. Davis. Fábricas del sujeto 1 ontología de la subversión, A. Negri.
Estudio clásico de la parábola del feminismo negro en una sociedad racista, clasista y sexista Cuadernos de trabajo filosófico en torno a los conceptos de antagonismo y subsunción real es-
como revulsivo tonificante para analizar en toda su complejidad las relaciones de poder y ex- critos durante los últimos veinticinco años al hilo de las transformaciones subjetivas, sistémi-
plotación realmente existentes. cas y epistemológicas registradas en las sociedades capitalistas.

Fuerzas de trabajo. Movimientos obreros y globalización desde 1870, Beverly J. Silver. Nazismo y revisionismo histórico, Pier Paolo Poggio.
Este libro explora cómo la lucha de clases y el conflicto obrero han estallado indefectiblemente Indagación sobre el hilo negro del revisionismo histórico que pretende reescribir la moderni-
allí donde el capital ha intentado recrear condiciones más propicias de explotación tanto en dad en clave conservadora y reaccionaria para extirpar del imaginario social la posibilidad de
los países desarrollados como en las economías del Sur global. pensar una política radical.

Europa y el Imperio, Antonio Negri. La crisis de las clases medias, Sergio Bologna.
Europa teorizada como espacio político de referencia elemental para los movimientos sociales Análisis de la expansión del trabajo autónomo y de la descentralización productiva así como
y para los nuevos sujetos productivos de la sociedad del conocimiento y reflexiones sobre la de las implicaciones políticas de tal transformación, en un contexto de subordinación crecien-
invención de una nueva política radicalmente transformadora. te de los trabajadores al poder de mando del capital.

La destrucción de los judíos de Europa, Raul Hilberg. El asalto a la nevera, Peter Wollen.
Estudio magistral del conjunto de procesos económicos, sociales, jurídicos y culturales quepo- Estudio minucioso del movimiento moderno y de sus avatares como propuesta crítica y sub-
sibilitaron que el nazismo destruyese a una parte de sus ciudadanos e intentase construir un versiva de los códigos estéticos e imaginarios contemporáneos e indagación sobre las formas
orden brutal de explotación racial en Europa. que están poniendo en tela de juicio el predominio cultural occidental.

Metamorfosis, Rosi Braidotti. Espacios del capital, David Harvey.


Crítica feminista de la posmodernidad construida a partir de una original lectura de la dife- Análisis de la dinámica capitalista como forma de producción de espacio y de configuración
rencia sexual inspirada en Deleuze e Irigaray y fundamentada en la apuesta por construir una del territorio en el marco de la reproducción del capitalismo global, y estudio del espacio
nueva concepción de la política. como componente esencial de las estrategias de dominación.

La política económica de Clinton y el declive de la economía estadounidense, Robert Pollin. De la esclavitud al trabajo asalariado, Yann Moulier Boutang.
Análisis de las opciones económicas de Clinton -y de su continuidad por Bush- y de su efecto Reconstrucción exhaustiva de la economía política del trabajo dependiente a lo largo de la histo-
multiplicador de las desigualdades y de los desequilibrios tanto en la sociedad estadouniden- ria del capitalismo, mostrando que el trabajo asalariado ha sido más la excepción que la regla y se-
se como sobre la economía mundial. ñalando las estrategias de fuga como vector esencial para comprender la fisiología de este sistema.

Bienvenidos al desierto de lo real, Slavoj Zizek. Privatizar la cultura, Chin-tao Wu.


Texto chispeante sobre el cierre de las posibilidades de enunciación de la realidad política con- Análisis exhaustivo de cómo la ola de privatización que afecto a las economías nacionales du-
temporánea, y sobre las complicidades de la intelligentsia occidental con la legitimación y rante las décadas de 1980 y 1990 se conjugo en la esfera de la cultura y del arte y cómo ello
mantenimiento del orden existente. ha afectado al carácter democrático de nuestras sociedades.

Parecon. La vida después del capitalismo, Michael Albert. Espéculo de la otra mujer, Luce Irigaray.
Reflexiones sobre cómo pensar la organización económica tras el fin del capitalismo para po- Libro clásico sobre cómo se ha definido el falocentrismo y la diferencia sexual en el psicoa-
sibilitar una economía sostenible, viable socialmente e innovadora desde el punto de vista em- nálisis y en la cultura occidental y sobre cómo se ha declinado a partir de esos estratos un
presarial. modelo sexual y discursivo en las sociedades contemporáneas.

Más allá de El capital, Michael A. Lebowitz. Palestina/Israel: un país, un Estado, Virginia Tilley (en prensa).
Análisis de las implicaciones del libro sobre el salario que Marx no llegó a escribir y de su im- Estudio sobre la imposibilidad de optar por la solución de dos Estados en Palestina y rei-
portancia para pensar una teoría de las luchas, de la subjetividad antagonista de la fuerza de vindicación enérgica de un solo Estado laico, democrático y no confesional para resolver el
trabajo y de la invención de nuevas formas de acción política. conflicto palestino-israelí antes de que la situación acabe en la catástrofe.

Discurso sobre el colonialismo, Aimé Césaire. Breve historia del neoliberalismo, David Harvey (en prensa).
Formidable alegato contra el colonialismo y el racismo practicados secularmente por Occi- Análisis de las vicisitudes del neoliberalismo como estrategia de reestructurar la economía
dente para explotar a los pueblos no blancos y reflexión meditada sobre las consecuencias de global durante las últimas tres décadas y de multiplicar la intensidad de la explotación capi-
la invisibilidad de tales comportamientos para la cultura occidental. talista en la economía global.

250 251
Adam Smith en Pekin, Giovanni Arrighi (en prensa).
Estudio magistral de las opciones geoeconómicas y geopolíticas del capitalismo global y de
las posibilidades de acción donde los movimientos antisistémicos en el actual escenario de
caos sistémico en el que el eje de la acumulación de capital y la crisis de hegemonía se des-
plazan hacia el este y el sur de Asia.

Economía política de la turbulencia global, Robert Brenner (en prensa).


Soberbio estudio de cómo se ha comportado la economía-mundo capitalista durante los úl-
timos 50 años a partir del análisis de sus variables sistémicas de funcionamiento, de los lími-
tes intrínsecos del actual modo de producción y de sus tendencias a la crisis.

Spectrum, Perry Anderson (en prensa).


Estudio apasionante de las propuestas intelectuales más innovadoras en el campo del pen-
samiento político del siglo XX, que encierran perspectivas cruciales para pensar los modelos
teóricos y las propuestas intelectuales que están inspirando las actuales perspectivas de trans-
formación social.

Arquelogías de futuro, FredricJameson (en prensa).


Fascinante reflexión dotada de creatividad torrencial en torno a las potencialidades y recur-
sos del pensamiento utópico a la hora de imaginar futuros políticos posibles que hoy pare-
cen condenados a la derrota dada la correlación de fuerzas existentes, pero que definirán los
parámetros de lo necesario en los próximos años.

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