El tratamiento del trastorno dependiente de personalidad se centra en ayudar al paciente a ser más independiente, aumentar su confianza y autoeficacia a través de estrategias cognitivo-conductuales como la solución de problemas, entrenamiento en habilidades sociales y terapia cognitiva. El tratamiento incluye cuatro fases - dirección activa, aumento de la autoestima, fomento de la autonomía y prevención de recaídas - para abordar los patrones desadaptativos en las relaciones y pensamientos automáticos
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El tratamiento del trastorno dependiente de personalidad se centra en ayudar al paciente a ser más independiente, aumentar su confianza y autoeficacia a través de estrategias cognitivo-conductuales como la solución de problemas, entrenamiento en habilidades sociales y terapia cognitiva. El tratamiento incluye cuatro fases - dirección activa, aumento de la autoestima, fomento de la autonomía y prevención de recaídas - para abordar los patrones desadaptativos en las relaciones y pensamientos automáticos
Título original
Tratamiento del Trastorno Dependiente de Personalidad.docx
El tratamiento del trastorno dependiente de personalidad se centra en ayudar al paciente a ser más independiente, aumentar su confianza y autoeficacia a través de estrategias cognitivo-conductuales como la solución de problemas, entrenamiento en habilidades sociales y terapia cognitiva. El tratamiento incluye cuatro fases - dirección activa, aumento de la autoestima, fomento de la autonomía y prevención de recaídas - para abordar los patrones desadaptativos en las relaciones y pensamientos automáticos
El tratamiento del trastorno dependiente de personalidad se centra en ayudar al paciente a ser más independiente, aumentar su confianza y autoeficacia a través de estrategias cognitivo-conductuales como la solución de problemas, entrenamiento en habilidades sociales y terapia cognitiva. El tratamiento incluye cuatro fases - dirección activa, aumento de la autoestima, fomento de la autonomía y prevención de recaídas - para abordar los patrones desadaptativos en las relaciones y pensamientos automáticos
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TRATAMIENTO DEL TRASTORNO DEPENDIENTE DE PERSONALIDAD
El principal objetivo es ayudarles a que aprendan a ser gradualmente más
independientes de las personas de su entorno (incluyendo al terapeuta), aumentar la confianza en sí mismos, y la sensación de autoeficacia. Estos pacientes necesitan algunas directrices activas y sugerencias prácticas por parte del terapeuta con el fin de que se impliquen en la terapia. Sin embargo, cuando el paciente le pregunta al terapeuta lo que debe de hacer, es mejor que se utilice el descubrimiento dirigido, con el fin de ayudar al paciente a que encuentre sus propias soluciones. Si es preciso, se le enseña el proceso de solución de problemas. Además se puede construir una jerarquía con actuaciones que impliquen una mayor independencia cada vez. Las principales estrategias cognitivo-conductuales son: 1. Aumentar la confianza en sí mismo y la sensación de autoeficacia. 2. Entrenamiento en solución de problemas. 3. Entrenamiento en habilidades sociales. 4. Terapia de valoración cognitiva de Wessler. 5. Tratamiento cognitivo-conductual de Overholser y Fine: Dirección activa. Durante esta etapa inicial, se hace que los pacientes con una dependencia elevada se impliquen en el proceso terapéutico, se les enseña habilidades conductuales para ayudarles a realizar cambios pequeños, pero inmediatos, y se les anima a que se comprometan a hacer modificaciones a largo plazo de su comportamiento. Esta primera fase incluye técnicas como el entrenamiento asertivo, las tareas conductuales para casa y el control del estímulo. Aumento de autoestima. Los sujetos con un TPD a menudo manifiestan déficit en autoestima y una confianza en sí mismos inadecuada. La fase 2 del tratamiento se centra en el empleo de métodos cognitivos para mejorar la autoestima. Estos procedimientos cognitivos se refieren principalmente a la exploración psicosocial, la reestructuración cognitiva y las autoverbalizaciones de afrontamiento. Fomento de la autonomía. La fase 3 representa un cambio en el estilo terapéutico y en los objetivos clínicos deseados. En esta fase, el terapeuta se vuelve menos directivo y fomenta la autonomía del paciente. Para lograrlo, se utilizan técnicas como el entrenamiento en solución de problemas, el método socrático y estrategias de autocontrol. Prevención de recaídas. Dado que los problemas de dependencia han estado presentes durante mucho tiempo en el paciente, es probable que vuelvan. La prevención de recaídas es, por lo tanto, esencial para una intervención con éxito en los trastornos de personalidad. Los procedimientos que se utilizan en esta cuarta fase incluyen la identificación de situaciones de alto riesgo, la práctica de respuestas de afrontamiento variadas y la exposición a estímulos que puedan provocar la conducta problema. Los patrones desadaptativos en las relaciones sociales constituyen una parte importante del problema para los individuos con un TPD, por lo que gran parte de la terapia se pasará tratando con las relaciones interpersonales y los pensamientos automáticos que subyacen a ellas (la relación con el terapeuta podría ser la situación inicial para la identificación de esos pensamientos).
1.- PRINCIPALES DISTORSIONES DEL PENSAMIENTO:
- Afirmaciones de “debería”. - Pensamiento dicotómico. - Minimización - Catastrofismo. - Abstracción Selectiva. 3.- ESQUEMAS: - Infravaloración. - Dependencia de los demás. - Abandono/inestabilidad.