Tratamiento Del Trastorno Dependiente de Personalidad

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TRATAMIENTO DEL TRASTORNO DEPENDIENTE DE PERSONALIDAD

El principal objetivo es ayudarles a que aprendan a ser gradualmente más


independientes de las personas de su entorno (incluyendo al terapeuta), aumentar la
confianza en sí mismos, y la sensación de autoeficacia. Estos pacientes necesitan
algunas directrices activas y sugerencias prácticas por parte del terapeuta con el fin de
que se impliquen en la terapia. Sin embargo, cuando el paciente le pregunta al terapeuta
lo que debe de hacer, es mejor que se utilice el descubrimiento dirigido, con el fin de
ayudar al paciente a que encuentre sus propias soluciones. Si es preciso, se le enseña el
proceso de solución de problemas. Además se puede construir una jerarquía con
actuaciones que impliquen una mayor independencia cada vez.
Las principales estrategias cognitivo-conductuales son:
1. Aumentar la confianza en sí mismo y la sensación de autoeficacia.
2. Entrenamiento en solución de problemas.
3. Entrenamiento en habilidades sociales.
4. Terapia de valoración cognitiva de Wessler.
5. Tratamiento cognitivo-conductual de Overholser y Fine:
 Dirección activa. Durante esta etapa inicial, se hace que los pacientes con una
dependencia elevada se impliquen en el proceso terapéutico, se les enseña
habilidades conductuales para ayudarles a realizar cambios pequeños, pero
inmediatos, y se les anima a que se comprometan a hacer modificaciones a largo
plazo de su comportamiento. Esta primera fase incluye técnicas como el
entrenamiento asertivo, las tareas conductuales para casa y el control del
estímulo.
 Aumento de autoestima. Los sujetos con un TPD a menudo manifiestan déficit
en autoestima y una confianza en sí mismos inadecuada. La fase 2 del
tratamiento se centra en el empleo de métodos cognitivos para mejorar la
autoestima. Estos procedimientos cognitivos se refieren principalmente a la
exploración psicosocial, la reestructuración cognitiva y las autoverbalizaciones
de afrontamiento.
 Fomento de la autonomía. La fase 3 representa un cambio en el estilo terapéutico
y en los objetivos clínicos deseados. En esta fase, el terapeuta se vuelve menos
directivo y fomenta la autonomía del paciente. Para lograrlo, se utilizan técnicas
como el entrenamiento en solución de problemas, el método socrático y
estrategias de autocontrol.
 Prevención de recaídas. Dado que los problemas de dependencia han estado
presentes durante mucho tiempo en el paciente, es probable que vuelvan. La
prevención de recaídas es, por lo tanto, esencial para una intervención con éxito
en los trastornos de personalidad. Los procedimientos que se utilizan en esta
cuarta fase incluyen la identificación de situaciones de alto riesgo, la práctica de
respuestas de afrontamiento variadas y la exposición a estímulos que puedan
provocar la conducta problema.
Los patrones desadaptativos en las relaciones sociales constituyen una parte importante
del problema para los individuos con un TPD, por lo que gran parte de la terapia se
pasará tratando con las relaciones interpersonales y los pensamientos automáticos que
subyacen a ellas (la relación con el terapeuta podría ser la situación inicial para la
identificación de esos pensamientos).

1.- PRINCIPALES DISTORSIONES DEL PENSAMIENTO:


- Afirmaciones de “debería”.
- Pensamiento dicotómico.
- Minimización
- Catastrofismo.
- Abstracción Selectiva.
3.- ESQUEMAS:
- Infravaloración.
- Dependencia de los demás.
- Abandono/inestabilidad.

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