La Extensión de La Expiación

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LA EXTENSIÓN DE LA EXPIACIÓN

Por: Luis Berckof


1. EL PUNTO EXACTO A DISCUSIÓN.

La pregunta con que tenemos que enfrentarnos en este punto no es

a. Si la satisfacción rendida por Cristo fue en sí misma suficiente para la salvación de todos los
hombres, puesto que esto se admite por todos

b. Si los beneficios salvadores se aplican actualmente a cada hombre, porque la gran mayoría
de aquellos que enseñan una expiación universal no creen que todos serán efectivamente
salvos

c. Si la bona fide oferta de salvación se hace a todos los que escuchan el evangelio, sobre la
condición del arrepentimiento y la fe, puesto que las iglesias Reformadas no tienen duda
alguna sobre este punto; ni

d. Si alguno de los frutos de la muerte de Cristo resultan para el beneficio de los no elegidos en
virtud de su estrecha asociación con el pueblo de Dios, puesto que esto está explícitamente
enseñado por muchos eruditos Reformados. Por otra parte la pregunta se refiere al designio
de la expiación.

Al enviar el Padre a Cristo, y al venir Cristo al mundo para hacer expiación por el pecado, y al
hacerla; ¿tuvo el designio o el propósito de salvar de entre todos los hombres únicamente a los
elegidos? esta es la pregunta, y únicamente ésta.

2. DEFINICIÓN DE LA POSICIÓN REFORMADA.

La posición Reformada CS que Cristo murió con el propósito de salvar efectivamente y con
toda seguridad a los elegidos, y nada más a los elegidos. Esto equivale a decir que murió con el
propósito de salvar sólo a aquellos a quienes aplica con positivo efecto los beneficios de su
obra redentora. Se han hecho diversos intentos en círculos que pretenden ser Reformados
para modificar esta posición. Los arminianos holandeses sostienen que Cristo murió con el
propósito de hacer posible la salvación para todos los hombres sin excepción, aunque no todos
se salvarán. La salvación se les ofrece en términos más fáciles que aquellos en que se le ofreció
a Adán, es decir, sobre la condición de la fe y de la obediencia evangélicas, una condición que
ellos pueden cumplir en virtud del don de Dios de la gracia común, o gracia suficiente, para
todos los hombres. Los universalistas calvinistas procuran mediar entre la posición Reformada
y la de los arminianos. Distinguen un doble decreto de Dios

a. Un decreto para enviar a Cristo al mundo a salvar a todos los hombres por medio de su
muerte expiatoria, sobre la condición de fe en El. No obstante, debido a que Dios vio que su
propósito fallaría, puesto que ninguno podría aceptar a Cristo por medio de la fe, El hizo que al
primero siguiera un segundo decreto

b. Un decreto para dar a cierto número de elegidos la gracia especial, para engendrar la fe en
sus corazones y para asegurar su salvación. Esta teoría dudosa y muy insatisfactoria fue
sostenida por la Escuela de Saumur (Cameron, Amyraldus y Testardus, y también por eruditos
ingleses como Wardlaw, John Brown y James Richards. Algunos teólogos de Nueva Inglaterra,
como Emmons, Taylor, Park y Beman tuvieron una teoría un tanto parecida. Los teólogos
Marrow de Escocia fueron perfectamente ortodoxos al mantener que Cristo murió con el
propósito de salvar tan sólo a los elegidos, aunque algunos de ellos usaron expresiones que
también señalan hacia una referencia más general de la expiación. Dijeron que Cristo no murió
por todos los hombres, pero que de todos modos ha muerto, es decir, está disponible para
todos. El amor de Dios que da y que es universal lo condujo a hacer un hecho el regalo y la
concesión a todos los hombres; y esto es el fundamento para la oferta universal de salvación.
No obstante, su amor que elige, amor especial, tiene como resultado la salvación únicamente
de los elegidos. Los más importantes de los teólogos Marrow fueron Hog, Boston, y los dos
Erskine.

3. PRUEBA DE LA DOCTRINA DE LA EXPIACIÓN LIMITADA.

Pueden darse las pruebas siguientes acerca de la doctrina de la expiación particular :

a. Debe afirmarse, primero que todo, como un principio general, que los designios de Dios son
siempre eficaces de toda seguridad y no pueden frustrarse por las acciones del hombre. Esto
se aplica también al propósito de salvar a los hombres por medio de la muerte de nuestro
Señor Jesucristo. Si hubiera sido su intención salvar a todos los hombres este propósito no
habría podido ser frustrado por la incredulidad del hombre. Se admite completamente que
sólo un número limitado será salvo. En consecuencia, ellos son los únicos que Dios ha
determinado salvar.

b. La Escritura repetidamente califica a aquellos por quienes Cristo puso su vida de un modo tal
que indica una perfecta limitación. Aquellos por quienes sufrió y murió se llaman de varios
modos: "sus ovejas", Jn. 10: 11, 15; "su iglesia", Hech. 20: 28; Ef. 2: 25-27; "su pueblo", Mat. 1:
21, y "los elegidos", Rom. 8: 32-35.

c. La obra sacrificadora de Cristo y su obra intercesoria, son, en principio, dos aspectos


diferentes de su obra expiatoria, y por tanto, la medida de la una no puede ser más amplia que
la de la otra. Ahora bien, Cristo muy definidamente limita su obra intercesoria, cuando dice:
"no ruego por el mundo sino por los que me diste", Juan 17: 9. ¿Por qué limitaría su oración
intercesoria si hubiera pagado el precio de la redención de todos?

d. Debe notarse también que la doctrina de que Cristo murió con el pro-pósito de salvar a
todos los hombres, conduce lógicamente a un universalismo absoluto, es decir, a la doctrina de
que todos los hombres en verdad se salvarán. Es imposible que aquellos por quienes Cristo
pagó el precio, cuya culpa quitó, se pierdan a causa de aquella culpa. Los arminianos no
pueden detenerse a la mitad de su meta, sino que deben continuar hasta el fin.

e. Si se dice, como algunos dicen que la expiación fue universal, pero que la aplicación de ella
es particular; que Cristo hizo posible para todas las salvaciones, pero que de manera efectiva
sólo salva a un número limitado, deberá indicarse que hay una inseparable conexión entre la
adquisición y la concesión actual de la salvación. La Biblia enseña claramente que el designio y
efecto de la obra expiatoria de Cristo no es de modo único hacer posible la salvación, sino
reconciliar a Dios y el hombre, y poner a los hombres en la posesión verdadera de la salvación
eterna, una salvación que muchos fallan en obtener, Mat. 18: 11; Rom. 5: 10; II Cor. 5; Gal 1: 4;
3: 13; Ef. 1: 7.

f. Y si se hiciera la afirmación de que el designio de Dios y de Cristo fue con toda evidencia
condicional, contingente con la fe y la obediencia del hombre, se llamaría la atención al hecho
de que la Biblia enseña claramente que Cristo por medio de su muerte adquirió la fe, el
arrepentimiento y todos los otros efectos de la obra del Espíritu Santo en favor de su pueblo.
Consecuentemente, no hay condiciones cuyo cumplimiento dependa simplemente de la
voluntad del hombre. La expiación también asegura el cumplimiento de las condiciones que
deben satisfacerse para obtener la salvación, Rom. 2: 4; Gal 13: 13, 14; Ef. 1: 3, 4; 2: 8; Fil 1: 29;
II Tim. 3: 5,6.

4. OBJECIONES A LA DOCTRINA DE LA EXPIACIÓN LIMITADA. Estas pueden

clasificarse de la manera siguiente :

a. Estos son pasajes que enserian que Cristo murió por el mundo, Juan 1: 29; 3: 16; 6: 33, 51;
Rom. 11: 12, 15; II Cor. 5: 19; I Juan 2: 2. La objeción basada en estos pasajes se desarrolla
sobre la pretensión falsa de que la palabra "mundo" tal como está usada en ellos, significa
"todos los individuos que constituyen la raza humana". Si no fuera así, la objeción no tendría
razón. Pero es perfectamente claro que según la Biblia el término "mundo" tiene una variedad
de significados, según lo prueba en forma definitiva, una mera lectura de los siguientes
pasajes: Luc. 2: 1; Juan 1: 10; Hech. 11: 28; 19: 27; 24: 5; Rom. 1: 8; Col. 1: 6. También se ve
que cuando "mundo" se usa para referirse a los hombres, no siempre los incluye a todos, Juan
7:4; 12 : 19; 14 : 22 ; 18 : 20; Rom. 11 : 12, 15; en algunos de estos pasajes no puede ser
posible que denote a todos los hombres. Si tuviera ese significado en Juan 6: 33, 51, se
deduciría que Cristo verdaderamente da la vida a todos los hombres, es decir que los salva a
todos. Esto es mucho más de lo que los oponentes mismos creen. En Rom. 11 : 12, 15 la
palabra "mundo" no puede ser por completo inclusiva, puesto que el contexto excluye
claramente a Israel ; y porque sobre esa suposición estos pasajes también probarían más de lo
que se quiere, es decir, que los frutos de la obra expiatoria de Cristo en la actualidad se aplican
a todos. No obstante, encontramos en estos pasajes una indicación del hecho de que la
palabra "mundo" algunas veces se usa para indicar que el particularismo del Antiguo
Testamento pertenece al pasado, y que abrió camino al Universalismo del Nuevo Testamento.
Las bendiciones del evangelio se extendieron a todas las naciones, Mat. 24: 14; Marc. 16: 16;
Rom. 1: 5; 10: 18. Esta es, probablemente, la llave para la interpretación de la palabra
"mundo" en pasajes como los de Juan 1: 29; 6: 33, 51; II Cor. 5: 19; I Juan 2: 2. El Dr. Shedd
considera que el mundo significa "todas las naciones" en pasajes como Mat. 26 : 13 ; Juan 3 :
16 ; I Cor. 1 : 21 ; II Cor. 5: 19; y I Juan 2: 2; pero sostiene que en otros pasajes denota al
mundo de los creyentes, o a la Iglesia, Juan 6 : 33, 51; Rom. 4: 13 ; 11 : 12, 15 ; Kuyper y Van
Andel también consideran que esto significa mundo en algunos pasajes.

b. Estrechamente relacionados con los pasajes a que nos hemos referido arriba están aquellos
en los que se dice que Cristo murió por todos los hombres, Rom. 5 : 18 ; I Cor. 15 : 22 ; II Cor.
5 : 14 ; I Tim. 2 : 4, 6 ; Tito 2 : 11 ; Heb. 2 : 9; II Ped. 3: 9. Naturalmente cada uno de estos
pasajes debe considerarse en el contexto en que se encuentra. Por ejemplo, el contexto señala
con claridad que la expresión "todos" o "todos los hombres" de Rom. 5: 18, y I Cor. 15: 22
incluye nada más a aquellos que están en Cristo, contrastándolos con todos los que están en
Adán. Si la palabra "todos" en estos pasajes no se interpretara en un sentido limitado,
enseriaría, no sólo que Cristo hizo posible la salvación para todos los hombres, sino que
verdaderamente los salva sin excepción. De esta manera los arminanos de nuevo se verían
presionados hacia el campo del Universalismo absoluto, y donde, desde luego, no quieren
estar. Una limitación parecida debe aplicarse en la interpretación de II Cor. 5: 14; y Heb. 2: 9,
compárese el versículo 10. De otra manera probarían demasiado, y por tanto, nada probarían.
En todos estos pasajes la palabra "todos" denota simplemente a los que están en Cristo. En el
caso de Tito 2: 11, que habla de la manifestación de la gracia de Dios, "que trae salvación a
todos los hombres", el contexto claramente demuestra que, "todos los hombres" denota, en
efecto, toda clase de hombres. Si la palabra "todos" no se restringe, ésta enseriaría una
salvación universal. Los pasajes de I Tim. 2: 4-6; Heb. 2: 9; II Ped. 3: 9 se refieren a la voluntad
revelada de Dios para que tanto los judíos como los gentiles se salven, pero nada implica
respecto a la intención universal de la expiación. Aun Moses Stuart, que cree en la expiación
universal admite que en estos casos la palabra "todos" no puede tomarse en sentido universal.

c. Una tercera clase de pasajes que parece militar en contra de la idea de una expiación
limitada consiste de los que se dice que implican la posibilidad de que aquellos por quienes
murió Cristo fallen en obtener salvación, Rom. 14: 15 y el pasaje paralelo en II Cor. 8: 11
pueden mencionarse en primer lugar. Algunos comentadores son de opinión que estos pasajes
no se refieren a la destrucción eterna, pero lo más probable es que lo hagan. El Apóstol
simplemente quiere exponer en un relieve muy visible la conducta anticaritativa de algunos de
los hermanos más fuertes de la Iglesia. Les gustaba ofender a los hermanos débiles, hacerlos
tropezar, dominar sus conciencias, y de esta manera emprendían la senda descendente donde,
de continuar en ella, el resultado natural sería la destrucción. Aunque Cristo pagó con su
propia vida el precio para salvar a esas personas, los otros, debido a su conducta, tendían a
destruirlas. Que esta destrucción no seguía, efectivamente, se descubre en Rom. 14: 4;
"porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme". Tenemos entonces aquí, según lo
expresa el Dr. Shedd, "una suposición que favorece el argumento, de algo que no sucede y que
no puede suceder", precisamente como en I Cor. 13: 1-3; Gal 1: 8. Otro pasaje un tanto
parecido, se encuentra en II Ped. 2: 1, con el que Heb. 10: 29 también puede clasificarse. La
explicación más digna de confianza acerca de estos pasajes es la que da Smeaton, como
interpretación de Piscator y de las anotaciones Holandesas, es decir, "que estos falsos
maestros están descritos según su profesión y el juicio de la caridad. Se mostraban
públicamente a sí mismos como redimidos y así se contarían, a juicio de la Iglesia, entre tanto
que permanecieran en su comunión"201d. Por último, hay una objeción derivada de la bona
fide oferta de salvación. Creemos que Dios "sin fingimiento", es decir sinceramente o con toda
buena fe, llama a aquellos que viven bajo el evangelio para que lo crean, y les ofrece la
salvación en el camino de la fe y del arrepentimiento. Ahora bien, los arminianos sostienen
que tal oferta de salvación no puede hacerse por aquellos que creen que Cristo murió
únicamente por los elegidos. Esta objeción ya se había presentado en la época del Sínodo de
Dort pero no se le concedía validez. Las siguientes observaciones se pueden dar como
respuesta :
i. La oferta de salvación en el camino de la fe y del arrepentimiento no pretende ser una
revelación del consejo secreto de Dios, más definidamente, de su designio de entregar a Cristo
como una expiación por el pecado. Nada más es la promesa de salvación para todos los que
aceptan a Cristo por la fe.

ii. Esta oferta, hasta donde es universal, está condicionada siempre por la fe y la conversión.
Además, es contingente con la fe y el arrepentimiento tales como pueden producirse en el
corazón del hombre sólo por la operación del Espíritu Santo.

iii. La oferta universal de salvación no consiste en la declaración de que Cristo hizo expiación
por cada uno de los que oyen el evangelio, y de que Dios realmente intente salvar a cada uno.
Consiste en:

1. Una exposición de la obra expiatoria de Cristo como suficiente por sí sola para la redención
de todos los hombres

2. Una descripción de la naturaleza verdadera del arrepentimiento y de la fe que se requieren


para venir a Cristo

3. Una declaración de que cada uno de los que vengan a Cristo con verdadero arrepentimiento
y fe obtienen la bendición de la salvación.

iv. No es el deber del predicador armonizar el consejo secreto de Dios respecto a la redención
de los pecadores con su voluntad declarativa tal como se expresa en la oferta universal de la
salvación. El predicador es simplemente un embajador oficial, cuyo deber es presentar la
voluntad del Señor en la predicación del evangelio a todos los hombres sin discriminación.

v. El Dr. Shedd dice: La oferta universal de los beneficios de la expiación de Cristo brota del
complaciente querer de Dios, Ez. 33: 11. . . Dios puede propiamente llamar a los no elegidos a
que hagan lo que a Dios le deleita, simplemente porque se deleita en ello ; el deseo divino no
se altera por el decreto divino de preterición"202 También cita el Dr. Shedd una declaración
muy parecida de Turretin.

vi. La oferta universal de salvación sirve para manifestar la aversión y la obstinación del
hombre en su oposición al evangelio, y para remover todo vestigio de excusa. Si no se hiciera,
los pecadores podrían decir que ellos habrían aceptado alegremente el don de Dios, con sólo
que se les hubiera ofrecido.

5. LA MÁS AMPLIA CONSECUENCIA DE LA EXPIACIÓN.

Se preguntará, si la expiación operada por Cristo para la salvación de los elegidos, y solamente
de los elegidos, tiene alguna otra consecuencia más amplia. Esta pregunta se discute
frecuentemente en la teología escocesa formulándola así: ¿No murió Cristo también por los no
elegidos, en algún otro sentido que no haya sido el de salvarlos? Esta pregunta fue discutida
por varios de los más antiguos teólogos, por ejemplo, Rutherford, Brown y Dickson pero la
contestaron en forma negativa. Dice Walker, "sostuvieron ciertamente la suficiencia intrínseca
de la muerte de Cristo para salvar al mundo o mundos; pero eso nada tenía que ver con el
propósito de Cristo, o con lo que Cristo cumplió. La frase de que Cristo murió suficientemente
por todos no fue aprobada, porque el `por' parecía implicar alguna realidad de verdadera
sustitución" 203. Durham negó que cualquiera merced dispensada a los réprobos, y aun
disfrutada por ellos pudiera considerarse el fruto adecuado, o adquirido mediante la muerte
de Cristo; pero al mismo tiempo mantuvo que ciertas consecuencias de la muerte de Cristo
correspondientes a una clase de progreso pueden alcanzar a los malvados, aunque es dudoso
que esto pueda considerarse como bendición para ellos. Esta fue también la posición que
tomaron Rutherford y Gillespie. Los teólogos Marrow de Escocia, aunque sostenían que Cristo
murió con el propósito de salvar únicamente a los elegidos, dedujeron de la oferta universal de
salvación que la obra de Cristo tenía también una consecuencia más amplia, y que, diciéndolo
en sus propias palabras, "Dios el Padre movido únicamente por su amor gratuito para la
humanidad perdida había convertido en hecho el don y la concesión de su Hijo Jesucristo para
todos los hombres". Según ellos, todos los pecadores son legatarios bajo el testamento de
Cristo, no realmente en la esencia, sino en la administración del pacto de gracia, pero el
testamento se hace efectivo nada más en el caso de los elegidos. La posición de ellos fue
condenada por la Iglesia de Escocia. Varios teólogos Reformados sostuvieron que, aunque
Cristo sufrió y murió únicamente con el propósito de salvar a los elegidos, muchos beneficios
de la cruz de Cristo verdaderamente y eso de acuerdo con el plan de Dios producen beneficio
para los que no aceptan a Cristo por la fe. Creen que las bendiciones de la gracia común
resultan también de la muerte expiatoria de Cristo. 204 Que la obra expiatoria de Cristo tuvo
también importancia para el mundo angelical parece deducirse de Ef. 1: 10; y Col. 1: 20. Las
cosas de la tierra y las del cielo han sido reunidas en Cristo como cabeza (anakephalaiósasthai),
Ef. 1: 10, y se han reconciliado con Dios por medio de la sangre de la cruz, Col. 1: 20. Kuyper
sostiene que el mundo angelical que perdió su jefe cuando Satanás cayó, ha sido reorganizado
bajo la jefatura de Cristo. Esto reconciliaría o uniría al mundo angelical y al mundo de la
humanidad bajo una sola cabeza. Naturalmente, Cristo es la Cabeza de los ángeles en el
sentido orgánico en que es Cabeza de la Iglesia. Por último, la obra expiatoria de Cristo dará
también por resultado un nuevo cielo y una tierra nueva en los que more la justicia ; un lugar
adecuado para la humanidad nueva y glorificada, y dentro de la libertad gloriosa en la que
también participará la baja creación, Rom. 8 : 19-22.

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