Qué Es Inteligencia Emocional

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Qué bueno sería tener un control completo de nuestras emociones eje.

Si nos sentimos
tristes poder alegrarnos, si nos sentimos nerviosos poder relajarnos.

A través de esta enseñanza podremos aprender algunos truquitos para manejar nuestra
inteligencia emocional y utilizarla como herramientas para guiarnos en la vida.

Las emociones están diseñadas para guiarnos por la vida y no para dañarnos,

Al desarrollar la inteligencia emocional nos da La capacidad de manejar, dominar y


controlar las emociones como mejor nos parezca.

NUESTRO CEREBRO está dividido en 2 partes. El derecho tenemos una mente


emocional y del lado derecho una mente racional

1. QUÉ ES INTELIGENCIA EMOCIONAL?

La inteligencia emocional refiere a las capacidades y habilidades psicológicas


que implican el sentimiento, entendimiento, control y modificación de las
emociones propias y ajenas.

Una persona emocionalmente inteligente es aquella capaz de gestionar


satisfactoriamente las emociones para lograr resultados positivos en sus
relaciones con los demás.

Ver también: Habilidades Sociales.

2. ¿Cómo surgió la inteligencia emocional?


La inteligencia interpersonal permite reaccionar según el estado anímico del
otro.

EXISTEN DOS FORMAS ELEMENTALES DE INTELIGENCIA EMOCIONAL:

 INTELIGENCIA INTERPERSONAL. Implica entender y comprender las


emociones de los otros y tener la habilidad de reaccionar según el
estado anímico del otro.
 INTELIGENCIA INTRAPERSONAL. Implica entender y comprender las
propias emociones, de tenerlas en cuenta al momento de tomar
decisiones y ser capaz de regular las emociones según la situación.

 VENTAJAS DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

La empatía, autocontrol emocional y motivación puede condicionar el trabajo


en equipo.

Existen ciertas habilidades prácticas que se manifiestan con mayor intensidad


en las personas emocionalmente inteligentes, tales como la empatía, la
capacidad de motivación (tanto hacia uno mismo como hacia los demás), la
autoconciencia, la capacidad de controlar la exteriorización de las emociones,
el liderazgo, entre otras. Generalmente, estas habilidades son utilizadas
como indicadores de la inteligencia emocional, cuando se quiere medir esta
habilidad psicológica.

La inteligencia emocional desempeña un papel central en el éxito o el fracaso


de todo tipo de relaciones humanas, desde las sentimentales y familiares
hasta los vínculos laborales.

También es un factor determinante en el funcionamiento de las


organizaciones, ya que la empatía, autocontrol emocional y motivación de las
personas puede condicionar el trabajo en equipo, haciéndolo más o menos
eficiente y satisfactorio.

Estas habilidades también son importantes en la capacidad de las personas


de convencer, manipular e incluso dominar a los demás (los líderes tienden a
ser personas emocionalmente inteligentes).

QUÉ SON LAS EMOCIONES?

Las emociones son reacciones que todos experimentamos: alegría, tristeza,


miedo, ira… Son conocidas por todos nosotros pero no por ello dejan de
tener complejidad. Aunque todos hemos sentido la ansiedad o el
nerviosismo, no todos somos conscientes de que un mal manejo de estas
emociones puede acarrear un bloqueo o incluso la enfermedad.

Estas son algunas de las situaciones y reacciones fácilmente identificables


que se producen habitualmente en los seres humanos:

 Temor a perder la vida o amenaza de un resultado negativo.


Reaccionamos luchando, huyendo, manteniendo la situación de alerta
o paralizándonos.
 Confrontación de intereses son nuestros semejantes. Reaccionamos
con ira o enojo.
 Pérdida de un ser querido. Reaccionamos con tristeza y empatizamos
con las personas que nos apoyan.
 Celebración de un éxito o enamoramiento. Reaccionamos con
exaltación.
 Esfuerzo ante un desafío. Reaccionamos con satisfacción y alegría.
 Ante personas que necesitan nuestra ayuda. Reaccionamos de manera
rápida y altruista aún a riesgo de nuestra seguridad.
 …

En todos los casos estas reacciones nos ayudan a afrontar mejor esas
situaciones.

Por otra parte, hay reacciones emocionales que se producen ante situaciones
que no hemos vivido todavía, es decir, cuando las anticipamos o las
imaginamos. Un claro ejemplo es lo que sentimos cuando vemos alguna
escena en alguna película, leemos algún texto o recordamos o pensamos en
algún suceso.

El tono hedónico, es decir, el placer que experimentamos o la sensación


agradable o desagradable son “la sal de la vida”. Es algo esencial para la
memoria, para la toma de decisiones, para nuestros juicios y razonamientos,
para nuestra conducta, nuestras relaciones sociales y nuestro bienestar ya
que:

 Las experiencias emocionales son las más valoradas. Como curiosidad,


existen más de 15.000 palabras en inglés para definir estados
emocionales.
 Los recuerdos que conservamos son mayoritariamente emocionales.
 Necesitamos tensión emocional para decidir.
 Decidimos muchas veces de manera emocional.
 Las emociones nos preparan, nos motivan y nos guían.
Goleman identifica cinco aspectos principales de la inteligencia emocional:
autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidad social.
 AUTO-CONCIENCIA. ...estar consciente de tus propias emociones, esto
quiere decir que nos volvamos observadores, así como identificamos el león,
el gato el perro así mismo tenemos que identificar nuestras emociones
cuando aparezcan mira ahí está el enojo, la ira, la tristeza, la alegría
 AUTORREGULACIÓN. ...regulando nuestras propias emociones, esto
significa que al sentir un sentimiento o una emoción tú decides como
responder en los siguientes segundos, puedes reaccionar impusivamente o
detenerse y reflexionar eje. Manejando un carro y el otro se te adelanta, lo
primero que tienes que hacer es identificar las emociones que estas sintiendo
en el momento antes de explotar. Tu tienes la capacidad de tomar el control
sobre tus emociones. Cuenta hasta 5. Y así evitaras perder el control ante el
secuestro emocional.

 Si tu logras identificar tus emociones y controlarlas significa que tienes


una buena comunicación entre tu mente racional y emocional, es muy
importante que para evitar problemas fortalezcas esta relación entre tus dos
partes del cerebro, entre mejor se comuniquen mejores decisiones podrás
tomar.
 Mayor inteligencia emocional ese igual a mejores habilidades sociales,
podrás generar empatía con otras personas

 PERSISTENSIA Y AUTO MOTIVACIÓN. ...fallar no es tan malo, significa


que estas más cerca de tus objetivos, nos enseñaron que fallar era malo pero
fallar es necesario para desarrollar y crecer en cualquier aspecto de tu vida,
te vuelves más optimista.
 Muchas veces queremos lograr un objetivo pero por más que lo
intentamos, fallamos, fallamos y fallamos, mucha gente se da por vencida y
dice no puedo lograrlo, pero el que tiene una mayor inteligencia emocional
se vuelve optimista y dice lo voy a lograr y genera pensamientos positivos y
se convertirán en emociones positivas, lo que significa que por más que falle
la mente se sentirá motivada lo seguirá intentando una y otra vez hasta
lograr el objetivo
 EMPATÍA. ...entender a otras personas nos ayudan a tener relaciones
más sólidas y duraderas
Habilidades sociales básicas:
 Escuchar
 Iniciar una conversación
 Formular una pregunta.
 Dar las gracias.
 Presentarse.
 Presentar a otras personas.
 Realizar un cumplido.
Es imprescindible que no solamente se digan la verdad unos a otros, sino que
se la digan a sí mismos. Neil Nedley, M.D. 

¿Le parece que podría enfrentarse a un dilema moral con alta carga
emocional? Sabemos por las Escrituras, y a través del mundo que nos rodea,
que todos nos enfrentaremos a estos dilemas en un futuro cercano
(Apocalipsis 13:12-17).

En pocas palabras, la IE se puede aprender. De esto se desprende que si se


aprende, en lugar de simplemente heredarse, puede ser desarrollada. ¿Cómo
lograr no sólo salvaguardarla, sino también desarrollarla? Si bien hay muchos
principios que podríamos explorar, ilustraremos tres de ellos, cada uno a
través de un ejemplo bíblico.

El caso de Saúl
Un ejemplo de distorsión cognitiva está bien ilustrado a través del primer rey
de Israel. Saúl era alto e
increíblemente apuesto (1 Samuel 9:1, 2); también era rico. A pesar de que
tenía estas aparentes ventajas, los pensamientos negativos comenzaron a
desarrollarse en su mente; pensamientos que eran grandes distorsiones de la
realidad. A nivel superficial parecían válidos, pero en el fondo eran
pensamientos irracionales, retorcidos.

Conocemos al menos tres causas para la confusión mental de Saúl. La


primera y a la vez raíz de las demás, fue la distorsión cognitiva de
magnificación y minimización. En otras palabras, Saúl magnificó las cosas que
no eran importantes y minimizó las que sí lo eran.

¿De qué manera minimizó Saúl?


Cuando se lo confrontaba, traspasaba su culpabilidad a otros y se
autojustificaba. Cuando fue corregido por el profeta de Dios y se le preguntó
por qué no siguió las instrucciones divinas, Saúl comenzó a señalar maneras
en las que sí había seguido las instrucciones de Dios (1 Samuel 15:20, 21).
En esencia, Saúl se quejó a Samuel: “¿Por qué no te limitas a hablar de lo que
hice bien? Te estás centrando en cosas que no hice bien, que no son tan
importantes”. Su problema fue la minimización de su culpa. Elena
White señala: “Si habéis cometido errores, ganáis ciertamente una victoria si
los veis y los consideráis señales
de advertencia. De ese modo transformáis la derrota en victoria,
chasqueando al enemigo y honrando a vuestro Redentor”.

En el caso de Saúl, nos encontramos con un segundo problema: aferrarse a la


idea de que había injusticia en
su vida. Como resultado de su culpa, Saúl recibió una sentencia, y pensó que
el castigo era más pesado que el crimen. Aunque Samuel era el mensajero,
en realidad el veredicto fue emitido por el mismo Dios. Por lo tanto, ¿era
injusto? Muchas personas describen su vida como injusta –aunque hayan
sido tratadas de manera justa.

Es verdad que nadie es tratado justamente el cien por ciento del tiempo. Sin
embargo, cuando nos obsesionamos con esa injusticia y la repetimos, eso
inevitablemente nos causará problemas emocionales significativos. En
relación a la tolerancia y frustración, Elena White dice: “Cuando sufrimos
pruebas que parecen inexplicables, no debemos permitir que nuestra paz sea
malograda. Por injustamente que
seamos tratados, no permitamos que la pasión se despierte.
Condescendiendo con un espíritu de venganza nos dañamos a nosotros
mismos. Destruimos nuestra propia confianza en Dios y
ofendemos al Espíritu Santo”.

El tercer aspecto del pensamiento distorsionado de Saúl está relacionado con


la magnificación y su excesiva autoestima (1 Samuel 15:16-19). Esta abultada
manera de percibirse fue también la causa de locura de
Nabucodonosor: “¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué?” (Daniel
4:30) y de la caída de Lucifer : “ … en lo alto, junto a las estrellas de Dios,
levantaré mi trono” (Isaías 14:13). A esta autoestima exagerada que se hería
fácilmente podemos llamarla orgullo. En el caso de Saúl sufrió al saber la
evidente preferencia de la gente –y especialmente de las mujeres– por otro
líder (1 Samuel 18:6-9).
Compare la actitud de Saúl con la de Cristo: “[A Cristo] nunca le halagaban los
aplausos, ni le deprimían
las censuras o el chasco”.17 La primera frase es la clave para la segunda. Si no
estamos eufóricos por los aplausos, si tenemos humildad y no una
magnificación distorsionada de nosotros mismos, nunca vamos a estar
deprimidos por la censura o la decepción. La Biblia nos recuerda: “Nada
hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada
uno a los demás como superiores a él mismo” (Filipenses 2:3 RV95).

“La humildad de la mente” no requiere tener una baja autoestima. Somos


conscientes de que Cristo habría muerto por una sola alma, y eso significa
que somos de un valor infinito. Pero la infinidad no es mayor que la infinidad.
Cuando de repente nos creemos que somos más valiosos que el que está a
nuestro lado, por quien Cristo también murió, hemos cruzado la línea de la
arrogancia y el orgullo.

Saúl se sometió a una recomendada terapia para la depresión y se sintió


mejor durante un tiempo (1 Samuel
16:23). Sin embargo, con las tres causas aún activas y especialmente la
tercera –el orgullo herido– haciéndose aún más prominente, Saúl volvió a
caer en ansiedad más profunda y depresión más oscura. A pesar de ser un
hombre con un potencial maravilloso, continuó viviendo una vida egoísta, no
llegando nunca a confiar completamente en Dios y obedecerle; nunca
renunció a su orgullo por más de unos pocos días. Por último, bajo un
tremendo estrés y con sus enemigos acercándose, la triste vida de Saúl acabó
en suicidio.

El caso de Salomón
La CNN recientemente realizó un informe que sintetizo así: La próxima vez
que esté decidiendo entre un helado y un pedazo de pastel, la compra de un
coche o hacer un viaje, aceptar un nuevo trabajo o quedar en el que tiene,
debe recordar dos cosas. En primer lugar, su decisión se basa en el deseo de
ser feliz, o al menos más feliz de lo que es ahora; en segundo lugar, hay una
buena probabilidad de que la
decisión que tome sea equivocada. Esto nos lleva a la segunda distorsión
cognitiva: el razonamiento
emocional. Aquí hay ejemplos: “Me siento como un fracaso, por lo tanto, soy
un fracaso”. “Me siento abrumado e impotente, por lo tanto mis problemas
son imposibles de resolver”. “Me siento como si estuviera en la cima del
mundo, por lo tanto soy invencible”. “Estoy enojado contigo, y eso
demuestra que has sido cruel e insensible conmigo”. Una de las razones por
las que la gente entra en el ciclo de la adicción
se debe a este tipo de razonamiento emocional.

La depresión es una epidemia en nuestra sociedad.19,20 Al igual que


Salomón, tendemos a pensar que cuanto más divertidas sean las cosas que
tengamos y hagamos, menor será la tendencia a deprimirnos. El hombre
sabio escribió: “Dije yo en mi corazón: ‘Vamos ahora, te probaré con el
placer;gozarás de lo bueno’. No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan,
ni privé a mi corazón de placer alguno”
(Eclesiastés 2:1, 10 RV95). Si las cosas placenteras pudieran prevenir o tratar
la depresión, la veríamos con menos frecuencia. Pero ese no es el caso.

La mayoría de las “cosas divertidas”pueden disparar los niveles de dopamina


en el cerebro, creando una sensación de placer pero a su vez resultará en una
dramática disminución posterior, muy por debajo del nivel neutro.

Además, cuanto más “disfrutamos” de estas cosas, menos emoción nos


producen y muy pronto esa adicción apenas nos llevará hasta el nivel neutral.
En los momentos de intervalo, tendremos un profundo y abrumador
sentimiento de tristeza.

Salomón, por ejemplo, se vio envuelto en una vida de placer extremo. En un


primer momento sus niveles de dopamina se disparaban, pero a medida que
este ciclo se repetía llegó a decir: “Por tanto, aborrecí la vida […] por cuanto
todo es vanidad y aflicción de espíritu. Volvió entonces a desilusionarse mi
corazón” (Eclesiastés 2:17, 20). Los estudios aleatorios indican que después
de la exposición por seis semanas a la pornografía, las personas se sentían
menos atraídas hacia sus parejas y estaban más absortos en sí
mismos; también evidenciaron menos empatía por quienes tenían alrededor.
En esencia, comenzaron a vivir muy centrados en sí mismos y se comenzaron
a encerrar emocionalmente.
Elena White dice: “Muchos envidiaban la popularidad y la abundante gloria
de Salomón, pensando que debía ser el más feliz de todos los hombres”.
Tenía poder, riqueza, mujeres, fama y posesiones. Sin embargo, Elena White
dice: “Todo el esplendor que lo rodea se le antoja una burla de la pena y la
angustia de sus pensamientos a medida que recuerda su vida malgastada en
buscar la felicidad mediante la
complacencia y la satisfacción egoísta de cada deseo… Por su propia amarga
experiencia, Salomón aprendió cuán vacía es una vida dedicada a buscar las
cosas terrenales como el bien más elevado. Pensamientos lóbregos le
acosaban día y noche. Para él ya no había gozo en la vida ni paz espiritual, y
el
futuro se le anunciaba sombrío y desesperado”.

Una de las características sobresalientes de los individuos deprimidos, sin


distinción de cuál sea la causa subyacente, es una disminución significativa en
el flujo sanguíneo y actividad del lóbulo frontal del cerebro. A medida que
vamos en contra de nuestra conciencia, la función del lóbulo frontal
disminuye. Y cuando lo hacemos repetidamente, el descenso se vuelve
dramático. Así se encontraba Salomón. El hombre más sabio de la tierra se
convirtió en el más deprimido. Sentía que no tenía nada por lo cual anhelar el
futuro, que todo era vanidad y aflicción. Pero en su profunda depresión,
como resultado de que un profeta viniera a él y le diera consejos, Salomón
recompuso su vida. Y si la vida disipada de Salomón pudo ser redirigida, hay
esperanza para cada uno de nosotros. Todos podemos llegar al camino de
recuperación de Salomón si escuchamos las palabras del profeta, cambiamos
el estilo de vida y alteramos auténticamente la forma en que pensamos.

Santiago escribió: “Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de


parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni él tienta a
nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es atraído y
seducido” (Santiago 1:13, 14 RV95).

¡El problema es que los sentimientos pueden mentir! Cuando


experimentamos sentimientos, tenemos que
elevarlos a nuestro nivel de conciencia y evaluar si se basan en la verdad o en
distorsiones. El mundo ofrece una manera falsa de alterar nuestra forma de
sentir, ya sea que se trate de juegos de azar, pornografía, alcohol, drogas o
incluso una adicción al chocolate. El problema es que nunca logramos tener
lo suficiente
de lo que no necesitamos. Hay cosas que sí necesitamos, y que a nuestro
alcance está obtener una cantidad suficiente –ejemplo: suficiente vitamina D,
suficiente verdura, dormir lo suficiente, hacer suficiente ejercicio– pero
nunca podemos tener lo suficiente de lo que no es necesario, ¡porque lo que
no se necesita nunca nos va a satisfacer! Nuestras elecciones de vida deben
hacerse en base a lo que es verdadero y está en armonía con el plan de Dios
para nuestras vidas.

El caso de Elías
El último ejemplo es corto. “Luego de caminar todo un día por el desierto,
fue a sentarse debajo de un enebro. Entonces se deseó la muerte y dijo:
‘Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres’” (1
Reyes 19:4 RV95). ¿Tenía Elías un sentido desmedido de orgullo, al igual que
Saúl? No, Elías era un hombre humilde. ¿Estaba Elías, al igual que Salomón,
participando de un estilo de vida autoindulgente para tratar de obtener la
felicidad? No, Elías vivía una vida sencilla. Sin embargo, sufría
una significativa depresión.

Esto pone de manifiesto el hecho de que cuando tenemos problemas


emocionales, es menester encontrar la
causa exacta, ya que no es la misma para todos. Repasemos la vida de Elías,
un hombre que siempre había
seguido la voluntad de Dios. Acababa de experimentar la intervención
milagrosa de Jehová en el Monte Carmelo pero pocas horas después alguien
le informó que estaba a punto de perder la vida y entró en pánico. Tenía
razones para temer a Jezabel porque ella había matado a todos los otros
profetas
del Señor. Pero en lugar de esperar en Dios, Elías se puso a correr. Treinta
días más tarde, estaba tan deprimido que deseaba morir.

Dios tuvo que ponerlo en un programa de recuperación de su depresión. Al


igual que muchas personas
deprimidas, Elías quería estar en la oscuridad, en la cueva. Dios tuvo que
enviar un terremoto y un torbellino
para sacarlo de la cueva y exponerlo a la luz. Después de todas esas cosas
Dios se volvió a lo que era más importante para la recuperación de Elías; le
habló y proporcionó una terapia cognitivo-conductual para corregir las
distorsiones del pensamiento que tenía.

La distorsión de Elías era la sobregeneralización: generalizar a partir de muy


pocos casos. Se sostiene la hipó-tesis como un hecho y no una mera
hipótesis. Las personas de alto coeficiente intelectual tienen la tendencia a
hacer eso. Debido a que son capaces de generalizar fácilmente, tienen una
tendencia a sobregeneralizar. ¿Cuál fue la sobregeneralización de Elías? “Yo
soy el único que no se ha inclinado
ante Baal”. Dios se lo dejó pasar la primera vez. Pero luego Elías lo repitió, y
el Señor no podía dejarlo continuar por más tiempo en su pensamiento
autodestructivo. “Elías” –dijo Dios– “hay otras siete mil personas que no se
han inclinado ante Baal”. Lo que Elías debería haber dicho es: “Señor, que yo
sepa, soy el único” pero en cambio él sabía que era el único.

Para ayudar a Elías a superar su depresión Dios le dio una serie de tareas
específicas pero ninguna era
una actividad que él realmente quería hacer (1 Reyes 19:15, 16). Sin
embargo, fue obediente e hizo las tareas. ¿Se recuperó Elías? No sólo se
recuperó, sino que también fue trasladado al
cielo sin ver la muerte (2 Reyes 2:11).

Dejar libe
El salmista dice: “¡Jehová, ¿quién habitará en tu Tabernáculo? ¿Quién morará
en tu monte santo?” (Salmo
15:1 RV95). En esencia, David está haciendo la pregunta: “¿Quién tendrá el
éxito en la vida en última instancia?” La respuesta está dada: “El que anda en
integridad y hace justicia; el que habla verdad en su corazón” (Salmo
15:2 RV95). Es esta tercera frase la de particular interés. Los Diez
Mandamientos hablan acerca de decir la verdad. No solamente se dirán unos
a otros la verdad, sino que se la dirán a sí mismos. Pero para decir la verdad a
los demás, primero debemos tener pensamientos exactos y veraces acerca
de nosotros mismos.

Elena White observa: “Aun vuestros pensamientos han de ser sujetados a la


voluntad de Dios y vuestros sentimientos puestos bajo el control de la razón
y la religión. La imaginación no os fue dada para permitir que anduviera
desbocada siguiendo su propia voluntad, sin que se hiciera esfuerzo alguno
para restringirla o disciplinarla. Si los pensamientos son malos, los
sentimientos también lo serán, y los pensamientos y sentimientos
combinados constituyen el carácter moral de la persona”.

Cada vez que hay una falta moral, comienza con un pensamiento
distorsionado. David, en su salmo de
arrepentimiento, escribe: “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo
secreto me has hecho comprender sabiduría” (Salmos 51:6). Cuando David
cometió ese acto desastroso con Betsabé (2 Samuel 11:2), en vez de
recordarse a sí mismo lo que era verdadero y apartarse del pecado, siguió
enfocándose en el evento estimulante. Se vio envuelto en el razonamiento
basado en la emoción, la magnificación, la sobre generalización y tal vez
incluso la excesiva autoestima, creyendo que por ser el rey, estaba por
encima de la ley. Luego actuó en base a esas distorsiones. Cada pecado que
se comete comienza con un pensamiento distorsionado. Lo maravilloso es
que somos transformados positivamente por la reconstrucción de nuestro
pensamiento. Pablo dice: “transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento” (Romanos 12:2). No sólo debemos reconocer los
pensamientos distorsionados, sino que debemos corregirlos y reemplazarlos
con pensamientos verdaderos y precisos que encuentran su fuente en Dios.

¿Cómo, entonces, puede ser protegida y mejorada la inteligencia emocional? 


Evitando las distorsiones cognitivas: la automagnificación, el razonamiento
basado en la emoción, la sobre generalización y las demás. Llenando nuestras
mentes con pensamientos precisos y verdaderos, derivados de una
comprensión del plan de Dios para nuestras vidas. Entonces sucederá lo que
Cristo dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).

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