Si Cristo No Hubiera Resucitado
Si Cristo No Hubiera Resucitado
Si Cristo No Hubiera Resucitado
“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a
las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras…” (1 Corintios 15:3-4).
Introducción
La muerte y la resurrección de Jesucristo fueron el cumplimiento cabal y estricto de un plan determinado desde la
eternidad. Cristo no murió en la cruz por el deseo y la voluntad del Sanedrín judío ni aún del propio Pilato, ni mucho
menos de satanás ni el destino. Jesucristo vino a esta tierra a cumplir con el plan redentor trazado desde la eternidad
de ofrendar su vida como el Cordero de Dios que quita el pecado del hombre.
Y la mejor prueba de que Cristo no había muerto por accidente o error, y de que Dios el Padre aceptaba como válido
su sacrificio en la cruz del Calvario, fue su resurrección de entre los muertos al tercer día, como narran los evangelios.
El pesebre hizo posible la cruz, y la cruz la tumba vacía. Es la resurrección de Cristo lo que hace la diferencia del
cristianismo con el resto de las religiones.
Si Cristo no hubiera resucitado de entre los muertos, el cristianismo sería una religión vacía, carente de sentido, sin
propósitos y sin dirección, sería un engaño, una farsa. De Cristo no haber resucitado de entre los muertos, la Iglesia
cristiana jamás habría existido, porque la resurrección de Cristo, tres días después de su muerte, constituye, junto
con la cruz, la base fundamental del Evangelio (1 Corintios 15:3-4). Es el acontecimiento central de la Historia de la
Salvación.1
Hoy quiero comunicarles un sermón basado en el argumento del apóstol Pablo en su primera carta a la iglesia de
los Corintios respecto a la resurrección de Cristo de entre los muertos y la resurrección de todos los que mueren
creyendo en Jesucristo.
EL ARGUMENTO DE PABLO
Pablo dio uno de los argumentos más convincentes de la resurrección de Cristo en 1 Corintios 15:14-20. El argu-
mento tiene una presentación lógica basada en lo que se conoce como “posición contraria”. Afirma que, SI CRISTO
NO RESUCITÓ DE LA MUERTE (1 Corintios 15:13), debemos aceptar estas seis contradicciones:
1. Vana es nuestra predicación [no sirve ni vale para nada, es inútil, es absurda] (1 Corintios 15:14a).
Si Cristo no hubiera resucitado corporalmente los apóstoles perdieron su tiempo predicando el evangelio. (Hechos
2:22-24). Entonces los predicadores, evangelistas y misioneros de todos los tiempos, han perdido su tiempo predi-
cando de la resurrección de Cristo, sino no hubiera resucitado. Si Cristo no resucitó de entre los muertos entonces
lo que predicamos no sirve ni vale para nada, es inútil, es absurdo, porque el mensaje que proclamamos tiene como
fundamento la resurrección de Cristo.
2. Vana es nuestra fe [no sirve ni vale para nada, es inútil] (1 Corintios 15:14,17).
Si Cristo no resucitó de entre los muertos entonces nuestra fe es ilusoria, no tiene sentido, es puro fanatismo. Nos
han engañado miserablemente haciéndonos creer que Jesucristo resucitó de los muertos. Si en verdad los muertos
no resucitan de nada sirve creer en Cristo, porque la fe del cristiano se basa en la resurrección de Cristo.
3. Somos testigos falsos (1 Corinitos 15:15).
Si fuera verdad que los muertos no resucitan, nosotros estamos diciendo una mentira acerca de Dios, pues estamos
afirmando que Él resucitó a Cristo. Deberíamos ser condenados por ser testigos falsos de un hecho que no ocurrió
en la historia. Todos los testigos y predicadores de la resurrección son unos mentirosos, porque afirmamos que Dios
levantó a Cristo de entre los muertos.
4. Estamos en nuestros pecados todavía (1 Corintios 15:17).
El perdón de los pecados sólo se alcanza mediante la fe en el sacrificio del Cristo resucitado. Cristo no fue un mártir
que moría por su fe, sino un Salvador que moría por los pecadores. El no dijo: «Estoy consumado», sino «Consu-
mado es». Cumplió cabalmente su misión como redentor (1 Corintios 15:3, 17). Pero si Cristo no resucitó entonces
ese sacrificio no tiene valor alguno para que nuestros pecados sean perdonados, porque lo que, valida nuestra
justificación y esperanza de vida nueva, es la resurrección de Cristo.
5. No hay esperanza para después de la muerte (1 Corintios 15:18).
Si Cristo no hubiera resucitado, entonces los cristianos que ya murieron creyendo en el Cristo resucitado, enterraron
también con ellos su esperanza de resucitar con cuerpo glorificado y reinar con Cristo por la eternidad, ¡están
1
Ropero, A. (2013). RESURRECCIÓN DE JESÚS. In A. R. Berzosa (Ed.), Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia (A. R. Berzosa, Ed.) (2ª Edición) (2119). Viladecavalls, Barcelona: Edito-
rial CLIE.
1 Pastor David N. Zamora. Iglesia Misionera de Tampa. Abril 12 del 2020.
perdidos! “Nosotros creemos que Jesucristo murió y resucitó, y que del mismo modo Dios resucitará a los que vivie-
ron y murieron confiando en él.” (1 Tesalonicenses 4:14 TLA).
6. Tenemos una vida miserable (1 Corintios 15:19).
Si Cristo no resucito de entre los muertos, entonces somos los más dignos de conmiseración (lástima) de todos los
hombres, porque la esperanza que tenemos en Cristo solo es para esta vida presente, sin la esperanza de un día
poder reinar con Él por la eternidad. La esperanza del cristiano está puesta en el Cristo resucitado, porque “Si
sufrimos, también reinaremos con él;” (2 Timoteo 2:12).
Pero la conclusión de Pablo es contundente: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los
que durmieron es hecho.” (1Corintios 15:20). “¡Pero Cristo sí resucitó! Y al resucitar se convirtió en el primero de los
millones que resucitarán un día.” (1 Corintios 15:20 NTBAD).
LA RESURRECCIÓN DE CRISTO GARANTIZA:
1. Que Cristo es el Hijo Unigénito de Dios y que todo cuanto dijo de sí mismo era verdad. Cristo “…fue declarado
Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,” (Romanos 1:4;
Juan 10:17-18).
2. Que la Biblia es verdad absoluta, porque todo lo que en ella está escrito sobre los sufrimientos y la resurrección
de Cristo tuvo cabal cumplimiento. “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue
sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras…” (1 Corintios 15:3-4; Salmo 16:10; Lucas
24:44-47; Hechos 2:31).
3. Que la iglesia de Jesucristo está respaldada por el mismo poder que resucitó a Cristo de entre los muertos.
“También pido en oración que entiendan la increíble grandeza del poder de Dios para nosotros, los que creemos
en él. Es el mismo gran poder que levantó a Cristo de los muertos y lo sentó en el lugar de honor, a la derecha
de Dios, en los lugares celestiales.” (Efesios 1:19, 20 NTV).
4. Que somos justificados por la resurrección de Cristo. El Señor “fue entregado por nuestras transgresiones, y
resucitado para nuestra justificación.” (Romanos 4:25).
La resurrección de Cristo confirma que su sacrificio en la cruz, por el pecado del hombre, fue agradable y acep-
tado por el Dios Padre. Si hubiera permanecido en la tumba no hubiera garantía alguna de que su sacrificio era
válido para la redención y justificación del hombre.
5. Que Cristo intercede por cada uno de nosotros en la presencia del Padre. “¿Quién es el que condenará? Cristo
es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros.” (Romanos 8:34).
6. Que Cristo vendrá otra vez. “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera
dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré
a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14:2, 3).
Los discípulos vieron como el Cristo resucitado era llevado al cielo, hasta que una nube lo cubrió y ya no volvie-
ron a verlo más, entonces dos varones con vestiduras blancas se pusieron junto a ellos y le dijeron: “Este mismo
Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:11).
CONCLUSION
Si la iglesia existe hoy, es porque Dios el Padre, constituyó al CRISTO RESUCITADO como cabeza, fundamento y
vida de Su iglesia. “Dios puso todas las cosas bajo el poder de Cristo, y lo nombró jefe de la iglesia. Cristo es, para
la iglesia, lo que la cabeza es para el cuerpo. Con Cristo, que todo lo llena, la iglesia queda completa.” (Efesios 1:22
TLA).
La resurrección de Cristo señala el triunfo y el destino eterno de todos los que reciben a Cristo como su Señor y
Salvador. La resurrección de Cristo garantiza que nosotros resucitaremos también. La biblia dice:
“el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos
en Cristo resucitarán primero.” (1 Tesalonicenses 4:16).
Jesús declaró frente a la tumba de su amigo Lázaro: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque
esté muerto, vivirá” (Juan 11:25).
El Cristo resucitado es nuestra esperanza de gloria. «Porque yo vivo, vosotros también viviréis.» (Juan 14:19).
LLAMADO A SALVACIÓN….
LLAMADO A PROCLAMAR AL CRISTO RESUCITADO. QUE DEJÓ LA TUMBA VACÍA PARA LLENAR EL VA-
CIO CORAZÓN DE LOS HOMBRES.
2 Pastor David N. Zamora. Iglesia Misionera de Tampa. Abril 12 del 2020.