La Lógica Aristotélica
La Lógica Aristotélica
La Lógica Aristotélica
Las obras de lógica de Aristóteles fueron agrupadas en un conjunto llamado Organon, que los
filósofos interpretaron tradicionalmente como una propedéutica, una preparación para la filosofía.
Con ello pretendían recalcar que el conocimiento de las leyes del razonamiento era fundamental,
un paso previo, para cualquier ulterior estudio, y que debía estar en posesión de tal conocimiento
quienes quisiesen adentrarse en el terreno de la filosofía. La lógica aristotélica parte del supuesto
de que las formas de pensamiento reproducen lo que ocurre en la realidad, o sea, que las cosas
extramentales existen tal como son pensadas por la mente, por lo que las categorías de la mente
son categorías objetivas, categorías de la realidad. De ese modo las categorías del pensamiento
adquieren un sentido ontológico y ese carácter propedéutico que ha señalado la tradición
filosófica.
La lógica aristotélica se ocupa del estudio de los conceptos, dedicando especial atención a los
predicables, y de las categorías (o predicamentos), que se completa con el análisis de los juicios y
de las formas de razonamiento, prestando especial atención a los razonamientos deductivos
categóricos o silogismos, como formas de demostración especialmente adecuadas al conocimiento
científico.
Los conceptos
Los géneros supremos en los que se pueden clasificar los seres son las categorías, o
predicamentos. En sus obras "Categorías" y "Tópicos" Aristóteles fija en diez su número,
estableciendo una distinción fundamental entre la sustancia y los accidentes. La sustancia es la
categoría fundamental, lo que existe en sí mismo; los accidentes son categorías que existen en
otro ser, en la sustancia. Aristóteles clasifica los accidentes en 9 grupos: cualidad, cantidad,
relación, acción, pasión, lugar, tiempo, situación, hábito externo. (En los "Analíticos posteriores"
nos habla sólo de ocho categorías accidentales, suprimiendo las dos últimas, que son englobadas
como aspectos de las restantes). En la medida en que las categorías remiten a las formas de ser
extramentales adquieren un marcado contenido ontológico, dando por supuesto que las cosas son
captadas por la mente tal como son en realidad.
Los conceptos son actos mentales que expresamos mediante el lenguaje. A esa expresión
lingüística del concepto le llamamos "término", y es objeto de la misma clasificación atribuida a los
conceptos. Los términos pueden ser, además, si atendemos al objeto expresado, unívocos,
equívocos y análogos. Son unívocos los términos que remiten a un sólo concepto, y se aplican
siempre con el mismo sentido o significado. Equívocos son los términos con los que podemos
expresar distintos conceptos, aplicándose en cada caso con un sentido distinto (León tiene una
catedral, el león es el rey de la selva). El término que expresa conceptos diferentes pero que
tienen un fondo común se llama análogo (Juan está sano, este clima es sano). El análisis de los
distintos tipos de analogía interesó mucho a los filósofos medievales y algunos problemas de la
relación entre lo divino y lo humano fueron tratados en función de los distintos tipos de analogía
establecidos.
Los juicios
La asignación de estas letras para representar las formas del juicio categórico es posterior a
Aristóteles y procede de las palabras latinas "AfIrmo" y "nEgO", y es la que se ha utilizado
tradicionalmente entre nosotros para referirnos a la clasificación aristotélica de los juicios.
También Aristóteles estudia las formas de oposición entre los juicios, (es decir, la diversidad entre
los juicios que tienen el mismo sujeto y predicado), deduciendo una serie de reglas sobre la verdad
de estos que se han de cumplir independientemente de los conceptos que elijamos para formar
los juicios.
En función de tales reglas se pueden establecer relaciones de oposición entre los distintos tipos de
juicios, según sean contrarios, contradictorios, subcontrarios o subalternos, determinando su valor
de verdad en función del tipo de oposición con otro juicio conocido. Se pueden representar con el
cuadro siguiente:
Al igual que ocurría con los conceptos, que son actos mentales que se expresan mediante
términos lingüísticos, los juicios son actos mentales que se expresan mediante proposiciones, es
decir, mediante un conjunto de palabras u oración gramatical. El mismo juicio se puede expresar
con distintas proposiciones (por ejemplo, usando distintos idiomas), y a veces la misma
proposición puede referirse a juicios distintos, ("ésta es mi casa" dicha por dos personas distintas).
Los razonamientos
Del mismo modo que distinguimos en el juicio una materia y una forma hemos de hacer lo propio
con el razonamiento; la materia próxima del razonamiento son los juicios, y la materia remota los
conceptos (que son la materia de los juicios). La forma consiste el nexo o conexión legítima entre
los juicios antecedentes y los consecuentes y se expresa mediante conjunciones como "luego",
"por lo tanto", "por consiguiente", a través de las cuales se realiza el proceso de inferencia, la
consecuencia de unos juicios a otros. Aristóteles afirma que este proceso está sometido a reglas
que permiten determinar su corrección o incorrección, de tal modo que, si los juicios de los que se
parte son verdaderos, y la inferencia se realiza de acuerdo con las reglas definidas (si la inferencia
es válida, pues) la conclusión será necesariamente verdadera. El proceso de inferencia no
dependerá, pues, de la materia del razonamiento, sino de su forma.
El razonamiento deductivo es una forma de razonamiento que va del todo a las partes, es decir,
intenta extraer de una verdad universal otra particular. Puede ser de tres clases: categórico,
hipotético y disyuntivo, atendiendo al tipo de juicio (por la relación) que le sirva de punto de
partida.
M es P
Todos los humanos son mortales.
S es M
Razonamiento categórico Los madrileños son humanos.
----------
Luego los madrileños son mortales.
S es P
Aristóteles distingue cuatro formas válidas de silogismo, conocidas tradicionalmente como figuras
del silogismo, y que resultan del distinto lugar que ocupa el término medio, y por lo tanto de la
función que le corresponde, en las premisas. La conclusión de todas las figuras es siempre S es P.
Las formas válidas o figuras del silogismo son las siguientes (aunque la última fue considerada por
Aristóteles como una mera variante de la primera):
Primera figura Segunda figura Tercera figura cuarta figura
M es P P es M M es P P es M
S es M S es M M es S M es S
---------- ---------- ---------- ----------
S es P S es P S es P S es P
Estas cuatro figuras pueden, a su vez, teniendo en cuenta la cualidad y la cantidad de las
proposiciones que las componen, dar lugar a un total de 64 modos diferentes de silogismo, de los
que sólo 19 son modos válidos de razonamiento. Su validez la establece Aristóteles a partir de la
determinación de las leyes o reglas de legitimidad del silogismo. Entre ellas, que el silogismo ha de
constar de tres términos, que no pueden ser tomados con mayor extensión en la conclusión que
en las premisas, que el término medio ha de tomarse universalmente al menos en una premisa (o
en ambas), que de dos premisas negativas no se puede seguir ninguna conclusión, etc.
Silogismos
Hoy es miércoles.
Ejemplos:
Un hombre camina.
Entonces, se mueve.
Otras Clasificaciones: Tanto el silogismo condicional, como el silogismo disyuntivo, forman parte
del silogismo compuesto.
El silogismo abreviado: este tipo de argumentación es utilizado en la vida diaria y conviene saber
cómo expandirlo para analizar si la premisa que es omitida es realmente verdadera.
a. Con una premisa causal: contiene una premisa que propone una razón para sostener su verdad.
Ejemplo:
b. El sorites: es una serie de silogismos en cadena. El sorites es válido si todos los silogismos
categóricos son verdaderos. Ejemplo:
Todo estudiante es inteligente.