Tun Tun de Pasa y Griferia. Ritmo

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Julio César Aguilar 1

Ritmo y utopía en Tuntún de pasa y grifería de Luis Palés Matos

“Has cambiado mi lamento en baile;


Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.”
Salmo 30:11

“Quien canta, sus males espanta.”


Miguel de Cervantes

“Así como del fondo de la música


brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras suben caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes…”
Octavio Paz

Cuando se habla de la poesía de Luis Palés Matos (1898-1959),1 es casi imposible

no relacionarla con la obra de índole negrista. En 1937 publica Tuntún de pasa y

grifería,2 libro crucial en el desarrollo y revalorización de la poesía negra3 en Las

Antillas, junto con la de los cubanos Nicolás Guillén y Emilio Ballagas, y la del

dominicano Manuel del Cabral. El presente ensayo explora el papel que desempeña el

ritmo en la poesía de Palés, desde el punto de vista estético, y a la vez su rol para intentar

subvertir como un esfuerzo utópico el pensamiento social preestablecido de la isla en la

época en que se gestaron los poemas. Para lograr este objetivo, dicho estudio se apoya en

los marcos teóricos postcoloniales,4 así como en los principios filosóficos y estéticos de

John Dewey. Hasta el momento actual, las investigaciones académicas sobre la obra de

Palés se han acercado al tema del ritmo sólo de manera tangencial; así pues, este ensayo

1
Uno de los poetas más influyentes de la cultura puertorriqueña del siglo XX.
2
Referido aquí posteriormente como Tuntún.
3
También conocida como afroantillana, negroide o negrista.
4
Principalmente el de Edward Said.
Julio César Aguilar 2

profundiza en el aspecto filosófico y pragmático, del ritmo de esa poesía con la que Palés

se propuso crear una identidad nacional puertorriqueña, salvaguardando la herencia

cultural de la población negra y mulata de la isla.

Autor de una obra poética relativamente breve, ya que sólo publicó dos títulos de

poesía, Palés es reconocido en el ámbito literario sobre todo por sus incursiones en la

poesía de temática negrista. Nacido en Guayama, Puerto Rico, en 18985 en el seno de una

familia acomodada pero “venida a menos ya para el tiempo en que nació” (Agrait 8),

Palés publica en edición de autor Azaleas, costeando él mismo los gastos de la impresión,

a la edad de sólo 17 años. Es sin embargo el segundo volumen de poemas, Tuntún,

publicado después de más de dos décadas del primero, el que le otorga el reconocimiento

definitivo, debido principalmente a la madurez de estilo y a la temática de la obra.

En 1921, Palés y José I. de Diego Padró, también poeta y amigo suyo, inician a

nivel local un movimiento poético de vanguardia al que denominaron die-pal-ismo,

formando dicho nombre con las sílabas iniciales de sus respectivos apellidos. Margot

Arce de Vázquez señala que, mediante ese movimiento, ambos escritores

[s]e proponían cultivar un estilo poético nuevo que diera más importancia
a la eufonía que a lo significado; se valían de ritmos acusados e
insistentes, onomatopeyas, aliteraciones, jitanjáforas…, todo ello en tono
juguetón o recargado de ironía… Pretendían dar a la poesía concentración
sintética a tono con la rapidez del siglo; buscar formas ligeras y
elementales para despojarse de la retórica. Escogen la onomatopeya para
dar la impresión de lo objetivo, del lenguaje de aves, animales, insectos y
de los ruidos del agua, del viento, del mar (x).

Observación acertada la anterior, pues si recurrimos a los textos del segundo libro de

Palés, pueden evidenciarse con facilidad los recursos que menciona Arce de Vázquez,

tales como la onomatopeya:

5
Año crucial en la historia nacional de Puerto Rico.
Julio César Aguilar 3

Ñam-ñam. En la carne blanca


los dientes negros —ñam-ñam.
Las tijeras de las bocas
sobre los muslos —ñam-ñam (218).

En este poema que se refiere a la costumbre ancestral del canibalismo de los africanos, y

titulado precisamente “Ñam-ñam”, el autor utiliza dicho término para imitar el sonido

que produce el hombre hambriento al devorar a su presa humana. En el siguiente

fragmento de otro poema, la onomatopeya hace alusión al ritmo de los tambores,

instrumento por excelencia de la música popular africana:

Los negros bailan, bailan, bailan,


ante la fogata encendida.
Tum-cutum, tum-cutum,
ante la fogata encendida (230).

Véase que además de la imitación de sonidos, en los textos anteriores se encuentra

otro recurso muy frecuentado por Palés, el de la repetición: En el primer ejemplo, la

onomatopeya que da título al poema aparece en múltiples ocasiones a manera de

leitmotiv; en el segundo fragmento, el verbo bailan, se reitera tres veces en el primer

verso como para enfatizar la actitud idiosincrática del negro, su afición por la danza, pero

además el segundo verso se repite idénticamente en el cuarto. Otro elemento rítmico que

se emplea con asiduidad es el de la jitanjáfora.6 La siguiente estrofa de “Falsa canción de

baquiné”, en la que se usa dicho recurso fónico, pertenece a uno de los textos más

conocidos del poeta:

¡Ohé, nené!
¡Ohé, nené!
Adombe gangá mondé,
Adombe.
Candombe del baquiné,
Candombe (224).

6
Término acuñado por Alfonso Reyes, y que se utiliza para producir efectos eufónicos, aunque carezca de
algún significado propiamente específico.
Julio César Aguilar 4

Aparte de la jitanjáfora, aquí puede apreciarse nuevamente la repetición de versos y de

vocablos, así como la presencia de la rima asonante, la cual va a acentuar invariablemente

el ritmo del poema. Para ejemplificar el uso de la aliteración en la obra del poeta, baste

mencionar la siguiente estrofa del poema “Preludio en boricua”, y cuyo verso inicial es el

que da título al poemario Tuntún:

Jamaica, la gorda mandinga,


reduce su lingo a gandinga.
Santo Domingo se endominga
y en cívico gesto imponente
su numen heroico respinga
con cien odas al Presidente.
Con su batea de ajonjolí
y sus blancos ojos de magia
hacia el mercado viene Haití.
Las antillas barloventeras
pasan tremendas desazones,
espantándose los ciclones
con matamoscas de palmeras (214).

Es evidente que en dichos versos predomina el sonido de la letra ‘n’ y en menor medida

los de la ‘t’, la ‘m’ y la ‘r’. Además, en esos versos eneasílabos, la rima asonante7 y las

consonantes refuerzan el ritmo del poema. De acuerdo a Arce de Vázquez, “[l]a belleza

rítmica resalta y acendra la precisión del lenguaje palesiano”, al lograr imprimirle una

efectividad verbal a cada uno de los vocablos. De este modo, “Palés hace con las palabras

lo que se le antoja: les extrae nuevos significados, matices inéditos; se aprovecha de sus

posibilidades rítmicas, sonoras y coloristas” (269).

Manuel Arango considera igualmente que la poesía antillana de Palés “está llena

de ritmos y sonidos de tambores” (56), en la que se halla con frecuencia un ritmo binario

en estribillos, como el siguiente:

77
Ajonjolí / Haití es la única rima asonante de los versos citados.
Julio César Aguilar 5

Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
El Gran Cocoroco dice: tu-cu-tú.
La Gran Cocoroca dice: to-co-tó (216).

Por otro lado, en una edición crítica de la poesía de Palés, López-Baralt, afirma:

Pionero de la celebración de nuestro fecundo mestizaje antillano […],


Palés se atrevió a incorporar la cultura popular isleña de la costa, de
profundas raíces negras, a su poesía: desde el baile de la bomba y la plena
hasta el lenguaje ritual africano y el coloquialismo español menos
prestigiado por la letra impresa (9).

Con su poesía, Palés intenta llamar la atención de sus lectores para

desestabilizarlos, y crear conciencia de la opresión del pueblo colonizado. Es así como el

ritmo de su poesía pretende ser un elemento subversivo. Sin embargo, “más allá de los

aportes de Palés a la historia de las letras hispanoamericanas, a la configuración de [la]

identidad cultural antillana y mestiza, y al despertar de una conciencia política

antimperialista, está el mérito artístico de su poesía” (López-Baralt).

La crítica literaria ha malinterpretado algunas veces a Palés al incursionar en la

poesía negra, ya que ese tipo de poesía “es una que ha recibido tanto elogios, por su

lenguaje poético y su compromiso político, como críticas, por la caricaturización del

negro y detrimento del lenguaje poético” (Dávila Gonçalves 69). Sin embargo, el

siguiente fragmento de un poema de Palés contradice esa supuesta visión negativa, puesto

que el texto refleja el sentimiento de empatía y solidaridad hacia el mulato, emoción que

el autor desea recalcar8 al referirse a la belleza femenina de la mulata y equipararla con la

libertad:

¡Antillas, mis Antillas!


Sobre el mar de Colón, aupadas todas,
sobre el Caribe mar, todas unidas,
soñando y padeciendo y forcejeando
8
En los dos últimos versos de la estrofa.
Julio César Aguilar 6

contra pestes, ciclones y codicias,


y muriéndose un poco por la noche,
y otra vez a la aurora, redivivas,
porque eres tú, mulata de los trópicos,
la libertad cantando en mis Antillas (260).

En relación a su propia obra y a sus motivaciones personales, el mismo Palés

aclara que su intención no fue escribir una poesía negra, ni mulata ni blanca, a lo que más

adelante agrega:

[Y]o sólo he hablado de una poesía antillana que exprese nuestra realidad
de pueblo en el sentido cultural de este vocablo. Sostengo que las Antillas
—Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico— han desarrollado un tipo
espiritual homogéneo y están, por lo tanto psicológicamente afinadas en
una misma dirección (244).

De tal manera que su postura ideológica es consecuente con la artística. Su obra poética

no es producto ni resultado de preocupaciones exclusivamente ornamentales. Él apuesta

por un arte que se identifique con la esencia de un pueblo y una raza históricamente

subyugados por el poder de quienes lo ejercen de una manera arbitraria, despótica. Esa es

la razón por la cual el libro de poemas afroantillanos escandalizó al medio literario de

Puerto Rico, cuando aquél fue publicado. En la opinión de Michele Dávila,

Palés Matos quería provocar a una sociedad que echaba a un lado su


herencia africana y celebraba (inclusive utilizando métricas clásicas en la
composición de sus poemas como el endecasílabo italiano) lo que otros
consideraban primitivo y atrasado. Los críticos que han leído de forma
literal la poesía negra de Palés Matos pierden la ironía aguda con la que él
describe una situación de prejuicio sintomática de su época (70-71).

Así, el poeta es consciente de la situación precaria por la que atraviesa su entorno,

su patria. En uno de sus textos escribe: “¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo /

donde mi pobre gente se morirá de nada!” (187). Tal poema, como muchos otros, refleja

el tono sombrío y a la vez irónico de su escritura. Existen sin embargo también aquellos

poemas de índole que puede llamarse alegre, festiva, celebratoria de la naturaleza y de las
Julio César Aguilar 7

cosas o elementos característicos de las Antillas, como puede apreciarse en el siguiente

poema de carácter impresionista en el que se describe al gallo:

Un botonazo de luz,
luz amarilla, luz roja.
En la contienda, disparo
de plumas luminosas.
Energía engalanada
de la cresta a la cola
—ámbar, oro, terciopelo—
lujo que se deshoja
con heroico silencio
en la gallera estentórea.
Rueda de luz trazada
ante la clueca remolona,
la capa del ala abierta
y tendida en ronda… (188).

Cabe destacarse la estructura del poema, en el cual predominan los versos octosilábicos,

sobre los de siete y nueve sílabas, que son los menos, y nuevamente la rima asonante a-e

en los versos pares. Obviamente, como se ha mencionado ya más arriba, el metro y la

rima contribuyen a la creación de un ritmo específico. Sin embargo, no es sólo el aspecto

musical el factor que determina la producción poética de tema negrista en Palés ya que,

como atinadamente asegura Michele Dávila,

[e]l poeta utiliza la poesía para hacer una denuncia política y social de su
país y del Caribe utilizando los mismos estereotipos de los negros creados
por la sociedad blanca. Es decir, él destacaba los aspectos de la música, la
danza y la sexualidad, para subvertirlos y valorizarlos (71).

Esa última frase de Dávila es fundamental para entender cabalmente la

trascendencia y la importancia misma de la poesía de Palés. Pero, ¿qué es el ritmo desde

un punto de vista filosófico?, ¿cómo contribuye a crear una experiencia estética? Uno de

los principales filósofos pragmatistas de Estados Unidos, y del siglo XX, es sin duda
Julio César Aguilar 8

alguna John Dewey, autor de un libro clave que ayuda a comprender el fenómeno

artístico bajo una perspectiva filosófica. En dicha obra9, Dewey sostiene que

[t]he first characteristic of the environing world that makes possible the
existence of artistic form is rhythm. There is rhythm in nature before
poetry, painting, architecture and music exist. Were it not so, rhythm as an
essential property of form would be merely superimposed upon material,
not an operation through which material effects its own culmination in
experience (148).

Es decir que el ritmo es un elemento inherente a la naturaleza. Esta idea, además,

recuerda y concuerda con aquellos versículos primeros del capítulo tercero del

Eclesiastés, cuando se menciona que para todo existe su tiempo: Hay tiempo para nacer y

para morir; para reír y llorar; para sembrar y cosechar; para destruir y edificar; para

buscar y perder, etc. Ese ritmo asignado de manera natural en la vida, puede coadyuvar a

su vez a crear una experiencia con la posibilidad de ser estética.

Según Dewey, existen experiencias en las vivencias del hombre concreto, las

cuales pueden ser o no estéticas. Él denomina a las que sí son estéticas, como

experiencias consumatorias, pues el material que se experimenta alcanza su

cumplimiento, su realización. Son las experiencias reales, ya que tienen una unidad. En

dicho proceso hay un elemento de sufrimiento o de transformación por parte del que

experimenta, cuya reconstrucción puede a veces ser dolorosa.

De este modo, la experiencia estética es percibida como algo que se aprecia y se

disfruta finalmente. No es necesario ser artista, sin embargo, para tener una experiencia

estética, opina Dewey. Cualquier ser humano es capaz de tenerla. También bajo cualquier

condición: por ejemplo, al percibir un amanecer, escuchar una melodía, mediante el

9
Art as Experience.
Julio César Aguilar 9

contacto con una obra de arte, siempre y cuando dicha experiencia se desarrolle de una

manera rítmica y alcance su plenitud dentro del que la experimente.

El arte, por su parte, requiere de un proceso práctico para su realización. El artista

necesita de un material físico, ya sea su cuerpo en el caso del ejecutante de danza, o algo

fuera del cuerpo, con o sin el uso de herramientas que intervengan, y con el propósito de

producir algo audible, visible o tangible. Así, el escultor moldea el barro, o cualquier

material para realizar su obra de arte; el pintor utiliza el lienzo, pinceles y pigmentos; el

cantante, su voz, y así sucesivamente las demás otras artes.

En el caso del escritor, las palabras son la herramienta más importante, vocablos

que su vez producen un ritmo. Palés se vale del ritmo de la música afrocaribeña para

producir sus textos. Tras experimentar el acompasado ritmo de los tambores y demás

elementos musicales y artísticos de esa cultura antillana, Palés vierte su experiencia en la

escritura de sus poemas en los que se refleja el ritmo a través de la utilización de los

elementos que se han venido comentando: la rima y la métrica y las figuras de dicción

como aliteraciones, jitanjáforas, repeticiones y onomatopeyas. En otros términos,

[e]l supremo acierto de la poesía de Palés es el ritmo. Con verso pulido,


con dominio cabal de los resortes acústicos de la lengua, el poeta ha
imitado perfectamente el ritmo de las danzas negras; el sonido
acompasado, variable, insistente y, a ratos, sinuoso, de la bomba y del son,
ritmo sincopado, profundamente dramático, de un dramatismo violento y
sensual. Repetición de palabras, de versos y de estrofas enteras, efectos
onomatopéyicos y una distribución admirable y segura de los acentos
rítmicos del verso, logran la perfecta imagen acústica (Arce 285).

Pero la presencia de tales ritmos que reflejan la cultura del pueblo de Palés, la

utilización de la ironía y en ocasiones el sarcasmo en su poesía afroantillana, no son de

ninguna manera gratuita. Todo lo contrario. Las teorías postcoloniales pueden ofrecer una

respuesta convincente, y contundente a la vez, a dicho asunto, al abordar la situación de


Julio César Aguilar 10

los pueblos colonizados y los recursos que se han empleado como medios efectivos para

la descolonización. En Beginning Postcolonialism, John McLeod sostiene que la libertad

from colonialism comes not just from the signing of declarations of


independence and the lowering and raising of flags. There must also be a
change in the minds, a challenge to the dominant ways of seeing. This is a
challenge to those from both the colonised and colonising nations. People
from all parts of the Empire need to refuse the dominant languages of
power that have divided them into master and slave, the ruler and the
ruled… (22-23).

Uno de los pensadores y activistas que conformaron las teorías postcoloniales, fue

Edward Said, con su libro Orientalism publicado en 1978. En dicho texto, Said critica los

prejuicios eurocéntricos respecto a los países de Oriente y la cultura de los pueblos árabes

e islámicos. Él considera que el estudio del Orientalismo ayuda a comprender de una

mejor manera las interrelaciones entre la sociedad, la historia y la textualidad, al

reflexionar en el papel que juega el Oriente dentro de la ideología, la política y las

relaciones de poder en el imaginario de Occidente (24).

Al referirse a los países de Oriente, en gran medida retrata la situación de los

países colonizados como Puerto Rico. De esta manera, muchos escritores e intelectuales

de los países caribeños han tenido que exiliarse por cuestiones políticas, y por

consiguiente los temas más comunes en la obra literaria de dichos escritores, serán los

que reflejen el factor racial, la miseria y la opresión de la población afroantillana (Arango

47).

En el último párrafo de la introducción al libro antológico de Palés, Federico de

Onís considera que

[l]a poesía de Palés Matos es española y es negra, y es, como toda la


cultura del Caribe, mucho más, porque el Caribe es el punto de
confluencia de las otras culturas nórdicas europeas y de la americana de
los Estados Unidos (35).
Julio César Aguilar 11

Es decir que, por lo tanto, en la obra literaria de Palés confluyen diversos elementos de la

diferentes culturas que han influido en la formación de las estructuras sociales y políticas

de Puerto Rico. Pero en su poesía, a decir de Frauke Gewecke, “Palés parte de conceptos

que traduce mediante el ritmo y la sonoridad en una expresividad inmediata, sirviéndose

del material lingüístico esencialmente como material iconográfico” (110).

En conversación con Ángela Negrón Muñoz, Palés Matos comenta:

La vida espiritual de nuestras islas —Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico,


que por su comunidad de tradición y origen pueden sintonizarse en un
acento, en un modo, en un ritmo peculiar y homogéneo de cultura— exige
adecuada expresión de sus artistas y pensadores. Esto no es ya mera
necesidad estética sino imperativo esencial de una personalidad que debe
protegerse y afirmarse para que cumpla plenamente su destino histórico
(86-87).

Partiendo del análisis de la poesía misma de Palés, y desde luego de la

bibliografía comentada, es de sobra evidente que el autor utiliza los elementos rítmicos

debido a su inevitable urgencia por transformar su entorno en el plano social. Así, “la

literatura puertorriqueña debe a Palés la iniciación de las corrientes renovadoras de la

sensibilidad poética de la posguerra (1914-1918)” que se difundieron un poco después

en esas regiones del Caribe; además, se debe también a su pluma la introducción tanto de

temas como de ritmos afroantillanos en la poesía. En 1917 ya había publicado su primer

poema evidenciando esas preocupaciones temáticas y estilísticas: Danzarina Africana; en

1921, Pueblo de Negros y Esta noche he pasado; en 1925, África, texto que después se

titulará Pueblo Negro (Arce 22).

En otro poema queda plasmado el afán del autor por expresarse de una manera

diferente, novedosa para su época, en el que escribió:

Ahora vamos de nuevo a cantar alma mía;


Julio César Aguilar 12

a cantar sin palabras (171).

Versos que de alguna manera preludian su búsqueda por el ritmo. Otro poema da fe de

sus insistentes pretensiones de alertar la conciencia de la población, de sus

contemporáneos, cuando exclama en tono esperanzador:

Al bravo ritmo del candombe


despierta el tótem ancestral:
pantera, antílope, elefante,
sierpe, hipopótamo, caimán (220).

Según Julio Marzán, no obstante las contribuciones de la poesía de Palés al

ofrecer una distinta visión de la cultura, faltaban aún por descubrirse éstas en la época en

la que fueron publicados esos versos de ritmo antillano. Aunque tal vez eso era de

esperarse, puesto que, como opina Marzán en el mismo párrafo:

For Palés whose politics was an expression of culture history is encoded in


its politics, which is informed by determining cultural spirits that reside in
language. When his sights turned to his society, therefore, he saw himself
as a medium of the collective spirits that haunted his language, whether in
everyday popular speech or in key totemic words. In the process, he also
discovered the inauthenticities of Puerto Rican culture, which he saw as
stunted by its self-deceptive sense of place and the corrupted criollo
Spanish that his generation had inherited from the nineteenth century
(xiv).

Por otra parte, es importante mencionar que no hay investigador que no relacione

el aspecto subversivo de la poesía de Palés, con la influencia de los ritmos de los

tambores africanos. En el capítulo uno titulado “Dancing with Tembandumba: Opacity

and Relation in Luis Palés Matos”, Víctor Figueroa escribe:

Just like the dancers that populate his poems, tirelessly twirling to the
syncopated rhythms of African drums that simultaneously invite us to join
the dancing and intimidate us with their virtuosity, Luis Palés Matos
occupies an unstable, perpetually shifting place Caribbean literature (36).
Julio César Aguilar 13

Definitivamente es Palés Matos una figura importante en el ámbito de la literatura

caribeña, y un propulsor de la poesía negrista de las Antillas, cuyas incursiones en ese

tipo de escritura precedieron incluso a las de Nicolás Guillén. Sin lugar a dudas, el ritmo

de la obra poética del puertorriqueño, es producto de una experiencia estética

hondamente vivenciada por su autor, la cual a su vez transmite al lector ya recreada a

través del uso de los recursos rítmicos, fónicos, tales como las figuras de dicción, entre

las que se encuentran las aliteraciones, jitanjáforas, repeticiones y múltiples

onomatopeyas, y desde luego por la rima y la métrica. El ritmo peculiar de su obra,

además de producir la experiencia estética de la que hablaba Dewey, pretende subvertir el

orden preestablecido del pueblo colonizado, al desestabilizar al lector por medio de las

imágenes burlescas que utiliza el colonizador para referirse a los negros. A través de su

obra, el poeta desea darles voz y encontrar así la unión armónica de las razas por medio

del sincretismo, lo que ya es de por sí mismo una subversión al discurso dominante o

colonial, lo cual, por otro lado, es un proyecto utópico.

El concepto “utopía” designa la proyección humana de un mundo idealizado que

se presenta como alternativo al mundo realmente existente; este fenómeno, por

consiguiente, se manifiesta en Tuntún, ya que la visión que Palés tiene del pueblo

afroantillano es idealista puesto que el futuro armonioso debe pasar por la mezcla de la

raza blanca y negra. Tal idea es prácticamente irrealista pero funciona como alternativa al

mundo segregacionista y racista vigente en Puerto Rico. La figura del mulato/a

representa, de acuerdo a Palés, esa unión perfecta en el futuro del Caribe; pero

obviamente se sabe que en la realidad puertorriqueña eso no existe. Es una misión

puramente utópica. En suma, Palés refleja en Tuntún su visión utópica de un futuro


Julio César Aguilar 14

armonioso para la cultura hispano-caribeña, armonía lograda por la reconciliación de las

razas y culturas opuestas en el “tipo racial” del mulato.

Por lo tanto, y por eso mismo, aún se escucha en estos tiempos, el eco de la

música africana de esos versos que retumban con el portentoso ritmo del mariyandá:

Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
Es el sol de hierro que arde en Tombuctú.
Es la danza negra de Fernando Póo.
El alma africana que vibrando está
en el ritmo gordo del mariyandá (217).
Julio César Aguilar 15

Obras citadas

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Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1978.
Agrait, Gustavo. Luis Palés Matos: Un poeta puertorriqueño. San Juan: Biblioteca de
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hispánicos: Rubén Darío, Federico García Lorca, Nicolás Guillén, Manuel del
Cabral, Palés Matos, César Vallejo y Pablo Neruda. Nueva York: Peter Lang,
2007.
Benítez, Jaime. “Prólogo.” Tuntún de pasa y grifería: Poemas afroantillanos. De Luis
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Cervantes Saavedra, Miguel de. Don Quijote de la Mancha. Ed. de Martín de Riquer.
Barcelona: Juventud, 1958.
Dávila Gonçalves, Michele C. “Cada uno al ritmo de su propio tambor: La poesía negra
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Gewecke, Frauke. “Desde los trópicos ‘tropicalizados’: Vanguardia y ‘negrismo’ en Luis
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Amsterdam: Editions Rodopi, 2006.
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Said, Edward W. Orientalism. Nueva York: Vintage Books, 1979.


Santa Biblia. Ed. Reina-Valera. Nueva York: Sociedad Bíblica Americana, 1964.

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