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UNIVERSITAT JAUME I

MÁSTER EN PSICOLOGÍA GENERAL SANITARIA


Curso 2018-2019

RELACIÓN ENTRE LOS ESTILOS DE APEGO, VULNERABILIDAD


PSICOPATOLÓGICA Y CONDUCTAS DE RIESGO EN ADOLESCENTES: UNA
REVISIÓN SISTEMÁTICA.

TRABAJO FIN DE MÁSTER

Autor/a: Paula López Castillo


DNI: 53663867Z
Tutor/a: Berenice Serrano
INDICE

0. Resumen 3
1. Marco teórico 5
1.1 Concepto de apego 5
1.2 Determinantes del apego 7
1.3 Apego y vulnerabilidad psicopatológica 10
1.4 Apego y conductas de riesgo 18
2. Planteamiento del problema 28
2.1 Justificación 28
2.2 Preguntas de investigación 30
2.3 Objetivos 30
3. Metodología 31
3.1 Fuentes de información 31
3.2 Criterios de selección 32
3.3 Selección de artículos 33
4. Resultados 34
5. Conclusiones 62
6. Referencias 64

2
RESUMEN
Según la teoría del apego, las experiencias tempranas de los niños con sus padres
tienen una importancia fundamental en su capacidad posterior para establecer
vínculos afectivos y en la regulación de su sistema emocional.
El propósito de este trabajo es realizar una revisión sistemática acerca de los estilos
de apego y su influencia en el desarrollo en la adolescencia, en concreto, la relación
que este vínculo tiene en el desarrollo de vulnerabilidad psicopatológica y las
conductas de riesgo en la adolescencia. Para cumplir con este objetivo se revisaron
los principales conceptos teóricos relevantes del apego y los tipos de apego.
Posteriormente, se revisaron las contribuciones recientes sobre su relación con el
desarrollo emocional, la vulnerabilidad psicológica y las conductas de riesgo (el
consumo de sustancias, la conducta antisocial/delictiva y la conducta sexual). En
concreto se revisaron 29 artículos científicos que cumplieron con los criterios de
búsqueda, desde el 2000 hasta el 2019, obtenidos de las siguientes bases de datos:
Scopus, PsyArticles, Pubmed y Dialnet. La búsqueda tuvo lugar desde octubre de
2018 hasta junio de 2019, obteniendo una muestra de unos 7738 adolescentes. Los
resultados en base a los estudios seleccionados indican que la familia es crucial en el
desarrollo del niño y que el estilo de apego tiene un efecto protector y/o de riesgo para
el desarrollo emocional, social y cognitivo, especialmente durante la adolescencia, una
etapa crítica en la que se producen cambios a todos los niveles y donde la asunción
de riesgos es más evidente. El apego seguro es un factor de resiliencia psicológica,
mientras que el apego inseguro es un factor de riesgo psicológico y de vulnerabilidad a
las conductas de riesgo.

Palabras clave: apego, adolescencia, vulnerabilidad psicopatológica, conductas de


riesgo.

3
ABSTRACT
According to attachment theory children’s early experiences with their parents have
fundamental importance in their later ability to establish affective bonds and in the
regulation of their emotional system.

The purpose of this article is to make a systematic review of the literature about
attachment styles and their influence on adolescence development, in particular, the
relationship that this link has in the development of psychopathological vulnerability,
and risky behaviour. To fulfill this objective, we begin by presenting the main theoretical
approach of attachment and later, we will review the recent contributions on their
relationships with emotional development, psychological vulnerability and risky
behaviour, in particular, substance use, antisocial/criminal behaviour and sexual
behavior. Specifically, 29 scientific articles were reviewed from 2000 to 2019, obtained
from the following databases: Scopus, PsyArticles, Pubmed and Dialnet. The search
took place from october 2018 to june 2019, obtaining a simple about 7738 adolescents.
The results indicate that family is crucial in the child’s development and attachment
style has a protective and/or risk effect on emotional, social and cognitive development,
especially during adolescence, a critical stage in which changes occur at all levels and
where risk taking is most evident. Secure attachment is a factor of psychological
resilience, while insecure attachment is a factor of psychological risk and vulnerability
to risky behaviour.

Keywords: attachment, adolescence, psychopathological vulnerability and risky


behavior.

4
1. MARCO TEÓRICO

1.1 Concepto de apego

Puede considerarse al apego como un vínculo afectivo que une a una persona
con otra a través del tiempo y la distancia (Ainsworth, 1979- citado en Cordellat y
Botella, 2007).

Las figuras de apego proporcionan seguridad para explorar nuevas situaciones,


protección ante situaciones de estrés y favorecen la autorregulación en circunstancias
ansiosas (Thompson, 2006- citado en Adriá, 2008).

Este vínculo se establece durante la infancia entre el niño y sus cuidadores a


través de una serie de conductas que aseguran el contacto y la proximidad, aspectos
especialmente cruciales en situaciones de miedo, angustia o enfermedad. Estas
primeras relaciones que se establecen con el/los cuidador/es principal/es permite al
niño aprender a regular su sistema emocional (Fonagy, 2004- citado en Dávila, 2015),
así como experimentar los primeros sentimientos positivos y negativos, claves en las
posteriores sensaciones de seguridad o inseguridad.

Bowlby (1973- citado en González, Ysern, Martorell,Mateu y Barreto, 2011)


define el apego como “cualquier forma de comportamiento que hace que una persona
alcance o conserve proximidad con respecto a otro individuo diferenciado y preferido.
En tanto que la figura de apego permanezca accesible y responda, la conducta puede
consistir en una mera verificación visual o auditiva del lugar en que se halla y en el
intercambio ocasional de miradas y saludos. Empero, en ciertas circunstancias se
observan también seguimiento o aferramiento a la figura de apego, así como
tendencia a llamarla o a llorar, conductas que en general mueven a esa figura a
brindar sus cuidados” (pp. 292). Por tanto el objetivo del sistema de apego seria
“sentirse seguro”.

Según Bowlby (1980- citado en Dávila, 2015), la base segura, la búsqueda de


proximidad y el refugio son las tres características definitorias y funciones de una
relación de apego.

En los primeros estudios de Ainsworth (1963- citado en Oliva, 2004) en


Uganda, se encontró información muy valiosa para el estudio de las diferencias en la
calidad de la relación entre madre e hijo y su influencia en la formación del apego.
Esta información le llevó a identificar unos estilos de apego que reflejaban una serie de
patrones conductuales que iban a determinar las respuestas de los individuos ante
situaciones de elevada carga emocional. Posteriormente, Ainsworth y Bell (1970-

5
citados en Oliva, 2004) diseñaron y aplicaron un programa experimental para evaluar
la calidad del vínculo afectivo que existía entre los niños y sus cuidadores, al que llamó
la Situación Extraña. En ella trataba de examinar la relación existente entre las
conductas de apego y de exploración, bajo condiciones de elevado estrés, con el
objetivo de evaluar la forma en que los niños utilizaban a los adultos como fuente de
seguridad para explorar el ambiente, y qué ocurría en momentos de separación y
reunión con la figura del cuidador. A través de este experimento identificó tres estilos
de apego diferenciados, a cada uno de los cuales les correspondía un patrón
conductual característico: apego seguro, apego inseguro-evitativo y apego
inseguro-ambivalente.

En el apego seguro aparece ansiedad por separación y búsqueda de


proximidad en el reencuentro. Las personas con este estilo de apego son capaces de
usar a su figura de apego como base segura cuando están angustiados y para la
exploración. Saben que sus cuidadores estarán disponibles cuando les necesiten.
También se ha observado que estas personas son más cooperativas con los padres y
otros adultos, competentes socialmente, con afectividad positiva, buen autocontrol y
resolución de problemas y buscan ayuda ante las dificultades (Landy, 2002- citado en
Adriá, 2008). Así pues, el estilo de apego seguro es un factor de resiliencia psicológica
que fomenta el bienestar emocional, el funcionamiento cognitivo y la capacidad de
superar adversidades; mientras que el estilo de apego inseguro, supone un factor de
riesgo en cuanto a la aparición de problemas psicológicos (Sielgel, 1999- citado en
Adriá 2008).

En el apego inseguro-evitativo la característica principal sería la


independencia física y emocional del niño y el cuidador principal. Por ello, aparece
poca ansiedad ante la separación e indiferencia en el reencuentro, no buscando el
contacto. Parece que estos niños no tengan la confianza en la disponibilidad del
cuidador principal. Las personas con un estilo evitativo tienden a ser poco solícitos con
los demás, desobedecer las normas, ser personas enfadadas, hostiles, que no buscan
la interacción en los grupos y ante las dificultades se retraen sin buscar ayuda.
Ainsworth ya apuntó que los niños con este tipo de vínculo afectivo tenían dificultades
emocionales, semejantes a las observadas en niños que habían experimentado
separaciones dolorosas.

En el apego inseguro-ambivalente, el niño muestra ansiedad por separación


pero no se tranquiliza al reunirse con el cuidador. En este tipo de apego parece que la

6
figura del cuidador está disponible solo en ciertas ocasiones. Las personas con este
tipo de apego suelen presentar fluctuaciones conductuales en situaciones de
separación, son muy sensibles, con pocas habilidades sociales, con tendencia a ser
dependientes de los demás, impulsivos y con poca tolerancia a la frustración, así como
personas muy inseguras y poco asertivas (Adriá, 2008).

Posteriormente, Main y Solomon (1986- citados en Cordellat y Botella, 2007)


propusieron la existencia de un cuarto estilo de apego, el inseguro-desorganizado,
el cual recoge muchas de las características de los otros dos estilos inseguros. En
este caso, se trataría de niños con mayor inseguridad, mostrando conductas confusas
y contradictorias en su reencuentro con la figura de apego, así como conductas de
apego hacia figuras desconocidas. Las personas con este tipo de apego muestran
conductas impredecibles (p.ej., son agresores y víctimas), poseen pobres habilidades
sociales, baja tolerancia a la frustración, pobre autocontrol, desorganizados y
desorientados en la solución de problemas, entre otros.

1.2 Determinantes del apego

Bowlby (1988- citado en Dávila, 2015) ya resaltó la importancia que tenían las
primeras interacciones que se producían entre el niño y el adulto responsable de su
crianza, puesto que éstas iban a ser el primer ambiente que vivía el niño e iban a
marcar su forma de actuar en el grupo social y cultural. Estas interacciones marcarán
la forma de interpretar las experiencias y orientarán las conductas de apego futuras.
Por ello, la familia tiene un papel crucial en la formación de los modelos
representacionales o modelos de funcionamiento interno, los mismos que regularán la
conducta futura del niño con el entorno (Musitu, Buelga, Lila y Cava, 2001- citados en
Dávila, 2015).

1.2.1 La familia
Así pues, la familia tiene un papel clave en el desarrollo del niño, es el primer
grupo de referencia donde éste aprende, forma sus primeros lazos afectivos y
conforma sus valores y creencias sobre el mundo (Minuchin, 1968- citado en Cordellat
y Botella, 2007), es decir, es la base para el desarrollo socio-emocional y cognitivo del
individuo.
Sin embargo son varios los aspectos dentro de la familia que determinarán el
estilo de apego establecido.

7
En primer lugar, el sistema de apego establecido entre el niño y sus cuidadores
influye y es influenciado por el contexto familiar, como es la relación de pareja o las
relaciones entre los hermanos, entre otros. De ahí que en el desarrollo saludable de
este vínculo intercedan diversos factores y se vea afectado por situaciones de crisis
(discusiones, separaciones, maltrato, patología en alguno de los padres).
También las características del cuidador son importantes en el establecimiento
del apego, en concreto la sensibilidad materna y la capacidad de respuesta del adulto
con respecto a las necesidades del bebé (Botella, 2005).

Así pues, el apego seguro se deriva de un cuidado materno caracterizado por


disponibilidad, receptividad, calidez y conexión (Botella, 2005). Son padres que
muestran su cariño, los comprenden y aceptan, respetan su individualidad y atienden
sus necesidades.

El apego inseguro-evitativo se relaciona con cuidados maternos


caracterizados por rechazo, intrusismo, hostilidad, rigidez y aversión al contacto
(Botella, 2005). Son padres que enfatizan el control, las actitudes críticas, la frialdad y
la retirada de apoyo emocional ante los estados negativos de sus hijos.

En el apego inseguro-ambivalente parece que el cuidador se muestra


insensible a las necesidades del niño e inconsistente, es decir, en ocasiones aprecian
muestras de sensibilidad y calidez y, en otras, se mostraban frías e insensibles
(Botella, 2005). Estos padres además, se caracterizan por la ineptitud para tratar a sus
hijos y por la infraestimulación.

Desde las teorías sistémicas (Minuchin, 1983- citado en Dávila, 2015), se


considera que los estilos de apego son modelos de comunicación que determinan los
límites, es decir, cómo hablar, con quien hablar o de qué, y que éstos se transmiten de
generación en generación. Por todo ello, se puede considerar a la familia como base
segura para el desarrollo del apego, siempre que ésta proporcione una red disponible
y fiable de las relaciones de apego y cuando existe empatía tanto para tener en cuenta
al otro como para tener la libertad de expresar los verdaderos sentimientos, sean
positivos o negativos. Estas características harán que sus miembros puedan acudir o
no a ella a lo largo de toda la vida. Y es que la historia afectiva familiar determinará el
tipo de apego en la vida adulta (Poire, 1997- citado en Dávila, 2015).

8
1.2.2 Estilos de crianza

Los estilos de crianza son otro aspecto a tener en cuenta como variable
diferenciadora.

En el apego seguro, los cuidadores principales responden a las conductas y


necesidades del niño y son capaces de confortarlos cuando es necesario, de modo
que éstos son reforzados en su comportamiento (Crittenden, 1995- citado en Garrido-
Rojas, 2006). Estos cuidadores se caracterizan por su capacidad de animar e
interactuar con el niño, sensibilidad hacia las señales emocionales y habilidades para
confortarlos (Perris, 2000- citado en Garrido-Rojas, 2006).

En el apego evitativo, las figuras principales rechazan las señales afectivas,


por lo que los niños aprenden que la expresión de afectos es contraproducente.
Además, estos cuidadores se caracterizan por una carencia en la validación de las
señales emocionales, no disponibilidad emocional y aversión al contacto corporal.
También sus prácticas de crianza giran en torno al castigo físico y a retirada del amor
(Magai, Hunziker, Mesias y Culver, 2000- citados en Garrido-Rojas, 2006).

En el caso del apego ambivalente, la conducta afectiva de los cuidadores es


errática o inconsistente ya que no responden de forma adecuada a las necesidades
del niño, dando lugar a una sobre o sub-responsividad.

Desde perspectivas cognitivas, se considera que las experiencias de la primera


infancia influyen en la formación de pensamientos automáticos, que determinaran la
forma en que las personas se perciben a sí mismas, su entorno y su futuro, siendo
estos esquemas responsables de la presencia de vulnerabilidades psicológicas y
psicopatológicas (Beck, 1994- citado en Dávila, 2015).

Incluso existen teorías neurobiológicas que postulan que existe un correlato


neurobiológico entre las relaciones de apego de un niño con su madre, que implican
sistemas opioides y alcaloides en el cerebro, capaces de reproducir los mismos
efectos que se observan en las adicciones, tanto a nivel conductual como neurológico
(Lorenzini y Fonagy, 2014). Por tanto, el cerebro del ser humano parece estar
diseñado para convertirse en “adictos” a las relaciones de apego (Insel, 2003- citado
en Lorenzini y Fonagy, 2014).

9
1.3 Adolescencia, apego y vulnerabilidad psicopatológica

La adolescencia es un periodo de transición con importantes implicaciones


para el individuo, ya que es el momento en que la identidad adquiere nuevas
dimensiones y se alcanza una mayor autonomía mediante la puesta a prueba de
hipótesis sobre el mundo y sobre sí mismos (Valdés, 2002). Se producen
transformaciones en la personalidad, se define la identidad sexual y personal y se
elabora un proyecto de vida. Por todo ello, es en esta época donde las relaciones de
apego se hacen más estables y funcionan como un recurso para asegurar la formación
de la identidad y la socialización del individuo. De hecho, una de las principales tareas
evolutivas durante la adolescencia, es adquirir la autonomía respecto de sus padres y
prepararse para vivir como un sujeto adulto (Oliva, 2001- citado en Cordellat y Botella,
2007).

Según González, Ysern, Martorell, Mateu y Barreto (2011), el estilo de apego


seguro en la adolescencia “se relaciona con la capacidad de mantener las referencias
mientras se negocia la autonomía con las figuras de apego y con el desarrollo de
estrategias de regulación emocional” (pp. 12).

El apego inseguro en la adolescencia, en cambio, se relaciona con


interacciones caracterizadas por el bloqueo y la sobreimplicación, dificultando así el
desarrollo de la autonomía del individuo. Así pues, cuando las relaciones de apego
entre padres y adolescentes son inseguras, la autonomía puede llegar a ser una
amenaza en la calidad del vínculo, lo que puede dar lugar a la aparición de estrés,
desesperanza y actitudes defensivas (Allen, Porter, McFarland, McElhaney y Marsh,
2007).

A lo largo de la literatura han sido muchas las variables que se han estudiado
en relación al estilo de apego y su influencia en el desarrollo emocional o
vulnerabilidad de los adolescentes. A continuación se exponen las investigaciones que
relacionan el estilo de apego con las emociones más frecuentes, las habilidades de
regulación emocional y su relación con acontecimientos vitales negativos, así como
con la vulnerabilidad psicopatológica.

10
1.3.1 El apego y las emociones

En una revisión llevada a cabo por Garrido-Rojas (2006) se presentan una


serie de investigaciones cuyo objetivo es poner en relación algunas de las variables
anteriormente mencionadas. Así pues, Mikulincer, Shaver y Pereg (2003- citados en
Garrido-Rojas, 2006) relacionaron el estilo de apego seguro con características tales
como baja ansiedad y evitación, comodidad con la cercanía y la interdependencia,
confianza en la búsqueda de apoyo, formas constructivas de afrontamiento del estrés
e incluso expresiones faciales de alegría.

Kochanska (2001- citado en Garrido-Rojas, 2006) señaló que las personas con
un apego inseguro-ambivalente respondían de forma más temerosa no solo a
estímulos que producían temor, sino también a estímulos elicitadores de alegría. A
este respecto, Mikulincer et al. (2003- citados en Garrido-Rojas, 2006) observaron
características como la alta ansiedad y evitación, fuerte necesidad de cercanía,
preocupaciones en las relaciones sociales y miedo a ser rechazados, así como un
acceso rápido a recuerdos dolorosos, propagando así la emoción negativa. Al parecer,
las emociones más relacionadas con este patrón de apego eran preocupación, miedo
a la separación (Lecannelier, 2002- citado en Garrido-Rojas, 2006), baja tolerancia al
dolor (Valdés, 2002), emociones de rabia, enojo, estrés, culpa, miedo, nerviosismo,
afecto depresivo y menores niveles de calma (Kerr, Melley, Travea y Pole, 2003-
citados en Garrido-Rojas, 2006).

En el patrón de apego evitativo se produce autosuficiencia compulsiva,


preferencia por una distancia emocional de los otros, bajos niveles de emociones
positivas, más afecto negativo que el apego seguro pero menos que el apego
ambivalente (Kerr et al., 2003- citados en Garrido-Rojas, 2006) y se inclinan a la ira
pero, aunque presenten intensos episodios de ira con alta hostilidad, tienden a
esconderla mediante la negación o mostrándose positivos, para reducir la probabilidad
de arrebatos emocionales que puedan conducir al rechazo. También es frecuente en
ellos la desactivación de estrategias, incluyendo la exclusión de recuerdos dolorosos.

11
1.3.2 El apego y la regulación de las emociones

Los estilos de apego también se relacionan con la expresión y regulación


emocional.

Así pues, las personas con apego seguro son capaces de expresar sus
emociones, exhiben curiosidad e interés por la exploración, en situaciones de afecto
intenso modulan su excitación y son muy flexibles, adecuando la expresión de sus
impulsos y emociones al contexto, así como acuden a otros cuando sus capacidades
fallan (Sroufe, 2000-citado en Garrido-Rojas, 2006). Este tipo de apego también
correlaciona de forma negativa con las emociones negativas y con la tendencia a que
los afectos negativos recorran la conciencia (Magai, Hunziker, Mesias y Culver, 2000-
citados en Cordellat y Botella, 2007).

Las personas con apego inseguro, en cambio, tienden a experimentar


dificultades para manejar los desafíos emocionales de las relaciones con otras
personas, así como presentan incapacidad para reconocer sus experiencias
emocionales internas y dificultad en la expresión (Sroufe, 2000- citado en Garrido-
Rojas, 2006).

Estos patrones de apego diferenciados también influyen en las reacciones


cognitivas ante el afecto positivo (Mikulincer y Sheffi, 2000- citados en Garrido-Rojas,
2006). Así pues, las personas con apego seguro reaccionan con una mejor ejecución
en la resolución de problemas; las personas con estilos de apego evitativo, tienden a
distanciarse mentalmente del material afectivo, y las personas con estilos de apego
ambivalente presentan una postura rígida y una actitud hipervigilante, activando
respuestas defensivas para intentar negar la experiencia afectiva.

En una reciente investigación, Szymanska et al. (2019) analizaron la regulación


emocional de un grupo de adolescentes con diferentes patrones de apego a través de
parámetros neurofisiológicos como el tiempo de fijación de la mirada en distintas
imágenes. En ella observaron que existían estrategias distintas de regulación en
adolescentes con apego seguro e inseguro. Los primeros, eran capaces de afrontar el
estrés y reducirlo, por lo que su seguridad interna les permitía procesar de igual forma
no solo las imágenes relacionadas con emociones agradables, sino también otro tipo
de imágenes, permitiéndoles mejores oportunidades para explorar el medio.

12
Los adolescentes inseguros evitaban fijar la mirada en las imágenes con contenido
emocional negativo en etapas tempranas del procesamiento de la información
emocional.
Esta evitación podría ser producto de una estrategia defensiva en la filtración de
información emocional negativa, en la línea de investigaciones previas que sugieren el
estilo de apego está relacionado con la forma en que se procesa la información
amenazante y se suprime el confort (Dewitte y Koster, 2014; Vandevivere, Braet,
Bosmans, Mueller y De Readt, 2014- citados en Szymanska et al., 2019), resaltando la
tendencia de los adolescentes inseguros a enfatizar la presencia y la gravedad de las
amenazas percibidas y a prestar preferente atención a las emociones negativas.

1.3.3 El apego y el afrontamiento

Por lo que respecta a la capacidad de afrontamiento de los acontecimientos


vitales, las personas con estilo de apego seguro realizan una búsqueda activa de
información y poseen estructuras cognitivas flexibles, son capaces incorporar nueva
información y reorganizan sus esquemas, lo que les permite ajustarse de forma
adecuada a los cambios del ambiente, a enfrentarse a los acontecimientos adversos, a
ponerse metas realistas y a evitar creencias irracionales. Además tienden a desarrollar
modelos de sí mismos como amistosos y capaces, y de los otros como confiables y
bien intencionados (Girón, Rodríguez y Sánchez, 2003).

Las personas con un apego evitativo, rechazan toda aquella información que
les puede ocasionar confusión, cerrando sus esquemas a ésta y teniendo estructuras
cognitivas rígidas. Desarrollan modelos de sí mismos como suspicaces y retraídos, y
de los otros como poco confiables o demasiado ansiosos para comprometerse, lo que
les imposibilita confiar en los demás.

Las personas con un estilo de apego inseguro-ambivalente también muestran


este comportamiento, sin embargo a diferencia de los anteriores, desean acceder a
esta información pero sus intensos conflictos les llevan a alejarse de ella (Mikullincer,
1997- citado en Cordellat y Botella, 2007); desarrollan modelos de sí mismos
inseguros y de los otros como poco confiables, lo que refleja una preocupación
frecuente por el abandono.
Por tanto, la ausencia de un vínculo afectivo se relaciona con inseguridad,
retraimiento e inestabilidad emocional (Ainsworth, Blear, Waters y Wall, 1978- citados
en Cordellat y Botella, 2007).

13
1.3.4 El apego y la vulnerabilidad psicopatológica

Los estilos de apego están relacionados con alteraciones psicopatológicas en


la adolescencia, siendo los estilos inseguros los que presentan mayor correlación a
nivel psicopatológico en ambos sexos.
La psicopatología está relacionada con la incapacidad para integrar, aceptar y
relacionarse con sus sentimientos y necesidades a lo largo del desarrollo (Botella,
1994- citado en Cordellat y Botella, 2007).
Algunos estudios han encontrado las siguientes relaciones entre los diferentes
patrones de apego y trastornos psicopatológicos en la infancia y adolescencia.

El estilo de apego seguro se ha relacionado con menor psicopatología


(Seiffge-Krenke, 2006- citado en González, Ysern, Martorell, Mateu y Barreto, 2011),
menos trastornos de la personalidad (Meyer, Pilkonis, Proietti, Heape y Egan, 2001-
citados en González et al., 2011), mejores habilidades de afrontamiento y menos
problemas asociados al uso de sustancias (Lee y Bell, 2003- citados en González et
al., 2011).

Weinfield, Sroufe, Egeland y Carlson (1999- citados en Cordellat y Botella,


2007) encontraron relaciones entre el apego inseguro y la depresión en la infancia y
dificultades interpersonales y comportamiento hostil en la adolescencia.
Girón et al. (2003) demostraron que los adolescentes con un apego evitativo
eran más susceptibles de desarrollar problemas de conducta, abuso de sustancias,
trastornos de personalidad narcisista o antisocial y rasgos paranoicos de la
personalidad, además de trastornos de la personalidad esquizoide. Mientras que
aquellos con un estilo de apego ambivalente, tenían mayor probabilidad de desarrollar
trastornos afectivos, trastornos de personalidad obsesivo-compulsivo, histriónico, por
evitación, por dependencia o limítrofe, encontrándose este último más asociado al
apego ansioso en presencia de traumas no resueltos y con estilos de apego
desorganizados (Westen, Drew, Nakash, Ora, Thomas, Cannon y Bradley 2006-
citados en Lorenzini y Fonagy, 2014).
González et al. (2011) estudiaron la relación existente entre psicopatología y
estilos de apego en la adolescencia y observaron que a mayor inseguridad en el
apego había mayor presencia de psicopatología, en concreto estas correlaciones eran
elevadas en todas las escalas del SCL-90-R; y a mayor apego seguro menor
presencia de problemas psicológicos. También observaron que las mujeres

14
presentaban mayores niveles de psicopatología y mayor tendencia a presentar estilos
de apego inseguros.

Warren, Huston, Egeland y Sroufe (1997- citados en Cordellat y Botella, 2007)


relacionaron el apego ambivalente con el trastorno de ansiedad en los adolescentes.
Diversos son los autores que establecen que el apego desorganizado parece
ser un factor general de riesgo que favorece la conducta desadaptada.

Prácticamente existe unanimidad en todas las investigaciones sobre la


correlación positiva entre malas relaciones paterno-filiales y trastornos depresivos. Del
Barrio (2007- citado en Cordellat y Botella, 2007) identificó que el ítem que más
correlacionaba con depresión era “nadie me quiere”, lo cual corrobora que el vínculo
afectivo es un fuerte elemento relacionado con la depresión.

Cordellat y Botella (2007) analizaron la relación que existía entre los estilos de
apego, los síntomas depresivos y los acontecimientos vitales negativos, y concluyeron
que existía una conexión significativa entre los patrones de apego inseguros, la
sintomatología depresiva y los acontecimientos vitales negativos, en la línea de lo
obtenido en gran parte de la literatura. Los estilos de apego más fríos se relacionaban
con mayor sintomatología depresiva, mientras que los hijos de madres que
expresaban emociones positivas tenían más respuestas adaptativas frente los
acontecimientos vitales. También encontraron que a mayor afecto materno y paterno,
disminuía la sintomatología depresiva.

Wagner, Cohen y Brook (1996- citados en Cordellat y Botella, 2007) indicaron


que los adolescentes que afirmaron tener relaciones más cálidas con ambos padres
tuvieron poca asociación entre los acontecimientos vitales estresantes y los síntomas
depresivos; mientras que en caso contrario estaba asociado el estrés con síntomas
depresivos. Por lo que la impredictibilidad de la conducta de la madre, en una edad en
la que los niños presentan dificultades para regularse emocionalmente, aumenta de
forma considerable el estrés y la ansiedad en muchos de ellos (Botella, 2005- citado
en Cordellat y Botella, 2007).

En un estudio longitudinal (Duchesne y Ratelle, 2014), evaluaron la trayectoria


de la sintomatología depresiva en un grupo de 414 adolescentes desde los 11 a los 16
años y cómo ésta se relacionaba con la percepción que tenían sobre la seguridad del
apego en sus relaciones con sus padres. Encontraron que la seguridad de apego

15
predijo un menor riesgo de tener trayectorias caracterizadas por mayor sintomatología
depresiva.
Ya Bowlby (1993- citado en Cordellat y Botella, 2007) planteaba que las
relaciones tempranas, estrechas y profundas, ejercen un efecto protector frente a
posteriores acontecimientos vitales e impacto negativo.
En la misma línea apuntan Molero, Sospedra, Sabater y Pla (2011) que la
calidad de las experiencias tempranas ejerce una influencia significativa en las
interacciones sociales en etapas adolescentes. De la misma forma que las
experiencias negativas o la falta de expresión, comunicación o estimulación por parte
de la madre, pueden ser un factor de riesgo para el adecuado desarrollo socio-
emocional y cognitivo.

Parece probado que los apegos inseguros están asociados con mayor
probabilidad a posteriores patologías. De hecho, los cambios familiares que amenazan
la disponibilidad de las figuras de apego, están relacionados con desórdenes
emocionales y conductuales en la adolescencia, así como con trastornos de la
personalidad en adultos jóvenes. Lewis, Feiring y Rosenthal (2000) afirman que en las
familias con jóvenes que tienen trastornos de conducta y drogodependencias, la
relación de apego padres-hijos está seriamente dañada. Y es que cuando otros
significativos no están disponibles o no responden a las necesidades del individuo no
logrando la seguridad del apego, se forman representaciones negativas del sí mismo y
de los otros, y se desarrollan estrategias de regulación afectiva distintas a la búsqueda
de proximidad (Mikulincer et al., 2003- citados en Garrido-Rojas, 2006).

Mikulincer (1998- citado en Garrido-Rojas, 2006) a este respecto concluyó que


las personas con estilos de apego seguro, presentan menos propensión a la rabia,
expresan su enfado de manera controlada, sin señales de hostilidad a otros y siempre
buscan resolver la situación una vez que están enfadados. Las personas con estilos
de apego ambivalente y evitativo tienen más propensión al enfado, caracterizándose
por metas destructivas, frecuentes episodios de enfado y otras emociones negativas.

La calidad del vínculo de apego influirá también en el individuo en aspectos tan


importantes como la modulación de los impulsos, deseos y pulsiones, y la construcción
de un sentimiento de pertenencia (Barudy, 2005- citado en Celedón, Barón, Cogollo,
Yánez y Martínez, 2016).

16
Celedón et al. (2016) llevaron a cabo un estudio que relacionaba los estilos de
apego en jóvenes con rasgos psicopáticos y antisociales. En él encontraron que el
apego inseguro conducía a sesgos hostiles en la percepción del otro, dando lugar a
reacciones de agresividad, viendo que aquellos jóvenes con altos rasgos psicopáticos
estaban asociados al apego ansioso y evitativo. Estos jóvenes eran reticentes a
relacionarse con otras personas, eran introvertidos y presentaban altos niveles de
hostilidad, agresividad y distancia emocional.

Kimonis, Cross, Howard y Donoghue (2013) encontraron que la falta de


cuidados maternos, así como la falta de calidez y afectividad materna estaban
relacionados con rasgos relacionados con la baja afectividad/insensibilidad o
indiferencia como la crueldad y la agresividad en sus hijos adolescentes infractores. Y,
de entre todos los tipos de maltrato examinados, era la negligencia emocional la que
más se relacionaba con este tipo de rasgos.
Al mismo tiempo, la exposición a elevados niveles de calidez materna y
afectividad, parecía atenuar el comportamiento agresivo de aquellos jóvenes que
puntuaban alto en estos rasgos (Pardini, Lochman y Powell, 1997- citados en Kimonis
et al., 2013). Esto va en la línea de la literatura previa sobre la relevancia que tiene la
deprivación emocional en el desarrollo de rasgos psicopáticos, al carecer así estos
individuos de oportunidades de aprendizaje emocional, los cuales tienen poco
desarrolladas algunas regiones de la amígdala, las cuales son responsables de la
respuesta emocional (Fowles y Kochanska, 2000; Jones, Laurens, Herba, Barker y
Viding, 2009 - citados en Kimonis et al., 2013).

Konishi y Hymel (2014) estudiaron la relación entre los estilos de apego y la


intensidad y expresión de la ira en una muestra de adolescentes, encontrando que
aquellos con un estilo de apego inseguro-evitativo y ambivalente experimentaban con
una mayor intensidad los sentimientos de ira, tanto en cuanto a la experimentación
interna como externa. Es más, existía un efecto directo entre los jóvenes con apego
ambivalente y los síntomas internalizantes de la ira pero no en los externalizantes. Es
decir, la intensidad de la ira actúa como mediador entre el estilo de apego y la
expresión de la ira.

Otro estudio reciente (Nunes y Mota, 2017) relacionó estilos parentales, estilos
de apego e ideación suicida en un grupo de jóvenes y se observó una clara asociación
entre un estilo paternal autoritativo y un estilo maternal permisivo con ideación suicida.
Así pues, la calidad del vínculo emocional con los padres está asociada de forma

17
positiva con un estilo parental autoritario y negativamente con los estilos autoritativos y
permisivos e ideación suicida. De hecho, estos autores manifiestan que la ansiedad
por separación se asocia de forma positiva con el estilo autoritativo, mientras que la
inhibición de la exploración y la individualidad lo hace negativamente. Sin embargo
destacan que estilo autoritario no es el autoritativo, caracterizado por conductas
estrictas, castigo y con baja capacidad de respuesta afectuosa, siendo este último el
relacionado con la promoción de la inseguridad del vínculo, incrementando así el
riesgo de ideación suicida.

1.4 Adolescencia, apego y conductas de riesgo

Las conductas de riesgo son comportamientos que implican un efecto


placentero inmediato pero que carecen de una valoración de las consecuencias
posteriores.
La adolescencia es un periodo crítico en el que se producen una serie de
cambios biológicos, conductuales y sociales que permiten desarrollar y reafirmar la
personalidad, la autoestima y la identidad. Es una etapa decisiva en la adquisición y
consolidación de los estilos de vida, en la que se reafirman algunas tendencias
adquiridas en la infancia y se incorporan otras provenientes de diferentes entornos de
influencia. En ella también se lleva a cabo la búsqueda de nuevos referentes, de ahí la
mayor probabilidad de la aparición de conductas de riego, determinadas por diversos
factores como son factores socioambientales, familiares y acontecimientos vitales.
En cuanto a las situaciones socioambientales el grupo de iguales se convierte
en modelo de conductas que conducen a una exploración por parte de los jóvenes de
otras maneras de ser uno mismo, donde la aceptación y la presión de grupo pueden
provocar conductas de riesgo.

Si hablamos de situaciones familiares, cuando la familia no impone límites,


éstos imponen la autoridad y las reglas de la sociedad, por lo que infringirlas puede ser
un intento de demostrar la propia independencia.

Otro factor a considerar en la disposición a las conductas de riesgo es la


dificultad en la regulación emocional. La literatura sobre el tema revela que las
dificultades para regularse emocionalmente en la adolescencia se han asociado con
conductas de riesgo en general, como el mayor consumo de alcohol, drogas o tabaco

18
y con comportamientos de riesgo en el ámbito de las relaciones sexuales (Gómez-
Zapiain, Ortiz y Eceiza, 2016).

Por lo que respecta a acontecimientos vitales, un ambiente estresante durante


la niñez genera una cascada de vulnerabilidades en el individuo a través de la
organización de un apego inseguro, comprometiendo la capacidad de regulación
emocional y, como consecuencia, lleva a comprometerse en comportamientos de
riesgo (Cicchetti, 2006- citado en Oshri, Sutton, Clay-Warner y Miller, 2015).

En esta revisión nos vamos a centrar en tres de las conductas de riesgo más
frecuentes: el consumo de sustancias, la conducta antisocial y las conductas sexuales.

Con respecto al consumo de sustancias perjudiciales, son diversos los


autores que se han centrado en estudiar la relación que existe entre las experiencias
tempranas y el consumo adolescente.

En una revisión elaborada por El-Shikh, Fahmy, Michael y Moselhy (2004) se


encontró que las familias de los chicos que consumían drogas estaban caracterizadas
por padres distantes y no implicados y madres desbordadas (Kaufman y Kaufman,
1979- citados en El-Shikh et. al, 2004) y para los adictos a narcóticos se postularon
tres tipos de trastornos, a saber, provenir de “hogares rotos”, la sobreprotección
paterna y sistemas familiares en los que había algún tipo de refuerzo de las conductas
adictivas (Blechman, 1982- citado en El-Shikh et. al, 2004). También se señalaron las
dificultades con la madre durante la niñez como indicadores del abuso de sustancias
posterior.

Jones, Ehrlich, Lejuez y Cassidy (2015) estudiaron la relación que existía entre
el conocimiento paterno sobre las actividades adolescentes, el estilo de apego y el uso
de sustancias en adolescentes. En su investigación encontraron que el conocimiento
paterno sobre los quehaceres de sus hijos adolescentes era el predictor más robusto
de las conductas de riesgo. Más aún, era el estilo de apego inseguro hacia ambos
padres el que estaba asociado negativamente con el conocimiento parental tanto
autoinformado como informado por los adolescentes y con el uso de sustancias.

En otra revisión reciente (Becoña, Fernández del Río, Calafat y Fernández-


Hermida, 2014) postulan que el apego se considera en la actualidad uno de los
mayores factores de riesgo y/o protección para el consumo de sustancias en la

19
adolescencia, actuando el apego seguro como factor de protección y el apego
inseguro como factor de riesgo (De Lucas, Taracena y Montañés Rada, 2006- citados
en Becoña et al., 2014).
De esta forma, un bajo apego parental está relacionado significativamente con
mayor consumo de alcohol, marihuana y otras drogas (Kostelecky, 2005- citado en
Becoña et al., 2014).

También Oshri et al. (2015) encontraron que el estilo de apego ambivalente


estaba más relacionado con el abuso de alcohol, mientras que el evitativo mostraba
importantes asociaciones con el abuso de drogas y conductas antisociales.
Siguiendo a la teoría del apego, Schindler, Thomasius, Sack, Gemeinhardt y
Küstner (2007), afirman que los individuos con un estilo de apego inseguro, al
carecer de estrategias de afrontamiento adecuadas, son más vulnerables a recurrir al
consumo de sustancias cuando se encuentran envueltos en situaciones estresantes.
Molnar, Sadava, DeCourville y Perrier (2010) encontraron relaciones directas
entre el apego ambivalente y el consumo de alcohol en adolescentes de 19 años,
mientras que la relación entre bebida y el apego evitativo estaba modulada por
factores sociales (conformidad, facilitación social) y/o afectivos.

Sin embargo, el consumo de sustancias no solamente está relacionado con


estilos de apego inseguros. Diversos autores afirman que el uso experimental de
sustancias, visto como una conducta exploratoria, aparece asociado a estilos de
apego seguros. Es cuando hablamos del consumo regular o abusivo cuando se
encuentra más relacionado con estilos inseguros (Petraitis, Flay y Miller, 1995- citados
en Becoña et al., 2014).

También se expone en esta revisión, que la influencia del apego establecido


con los padres dependerá de la edad del individuo (Henry et al., 2009- citados en
Becoña et al., 2014), de forma que en la adolescencia temprana los padres y la
escuela ejercen más influencia, mientras que en la adolescencia tardía tienen mayor
peso las relaciones con los iguales y sus circunstancias. En este sentido, Velleman y
Templeton (2005- citados en Becoña et al., 2014) concluyen que es importante tener
en cuenta que en la elección de compañeros también tiene una ligera influencia la
familia. Es decir, aquellos jóvenes con relaciones positivas con sus padres serán
menos influenciados por el consumo de sustancias de sus iguales y por tanto será
menos probable que se inmiscuyan en comportamientos de esas características.

20
Foshee y Bauman (1994- citados en Becoña et al., 2014), con respecto a la
influencia del vínculo con el consumo, refieren que el apego hacia la madre predice el
consumo de sustancias al inicio de la adolescencia y el apego hacia el padre lo
predecirá en la adolescencia tardía. Sin embargo otros autores consideran que el
apego hacia los padres está relacionado de forma significativa con el uso de
sustancias desde la adolescencia hasta la adultez temprana (Brook, Whiteman, Finch
y Cohen, 1998- citados en Becoña et al., 2014).

Si bien es cierto que la calidad del apego está relacionada con el consumo de
sustancias, como hemos visto a lo largo de diferentes investigaciones, también están
fuertemente relacionadas otras variables como acontecimientos vitales negativos,
características individuales o las influencias de otras fuentes de apego como es el
grupo de iguales, siendo esta última el factor que mejor predice el consumo de drogas
en los adolescentes (Swadi, 1999- citado en Becoña et al., 2014) y que explicarían
algunas disparidades en los resultados de los distintos estudios. Y es que, son varias
las investigaciones que afirman que la relación entre el apego parental y el uso de
sustancias está modulado por la influencia de los iguales (Bahr, Hoffmann y Yang,
2005; McArdle et al., 2002- citados en Becoña et al., 2014).

Por lo que respecta a otra de las conductas de riesgo que nos ocupan, la
conducta antisocial o delictiva, en un metaanálisis llevado a cabo por Hoeve et al.
(2012) expusieron que existen dos grandes teorías sobre la relación entre el apego y
la delincuencia: la teoría del control social de Hirschi y la teoría del apego de Bowlby y
Ainsworth.
Según Hirschi (1969- citado en Hoeve et al., 2012), el apego es un vínculo
afectivo a través del cual las personas internalizan las normas sociales, por lo que
hipotetizaba que los niveles de delincuencia serían inferiores en familias con fuertes
vínculos afectivos, ya que los adolescentes con vínculos seguros tendrían más
cuidado en cumplir con las expectativas de sus padres, protegiéndose así de los
impulsos antisociales.
La teoría del apego consideraba que si se interrumpía la relación de apego
durante la infancia, las consecuencias negativas a largo plazo son la incapacidad para
demostrar afecto o preocupación por los demás, así como una conducta agresiva y
delincuente. De ahí que Bowlby (1976- citado en Hoeve et al., 2012) afirmara que el
apego inseguro se constituía como un factor de riesgo en el desarrollo de conductas
antisociales.

21
También Winnicott (1991- citado en Hoeve et al., 2012) consideraba que el
punto de partida para comprender las conductas antisociales tenía su origen en el
desarrollo emocional del sujeto con sus figuras significativas. Y es que como bien
explica esta autora, el adolescente con conducta antisocial busca en la sociedad lo
que en su familia no consigue, el vínculo de seguridad. Al no disponer de vínculos
seguros de referencia, los jóvenes configuran su propia normatividad e inseguridades,
lo que pueden potenciar conductas antisociales.

Son múltiples los estudios que han relacionado los diferentes estilos de apego
con conductas antisociales o transgresoras, llegando a conclusiones muy similares
relacionadas con la correlación significativa entre estas conductas y deficiencias en el
vínculo de apego.

Carreras (2008- citado en Celedón et al., 2016) menciona la presencia de


desamparo como predisponente de la agresión en los jóvenes delincuentes.

Allen, Marsh, McFarland, McElhaney y Land (2002) estudiaron como el estilo


de apego influía en el desarrollo de las habilidades sociales y la delincuencia,
encontrando incrementos en sus habilidades sociales entre los 16 y 18 años en
adolescentes con un apego seguro con sus padres. Por el contrario, el apego
inseguro-ambivalente se relacionaba con decrementos en sus habilidades sociales y
aumentos en delincuencia si esto se daba conjuntamente con madres muy autónomas.
Los resultados sugieren un elevado riesgo debido al miedo de estos jóvenes por la
creciente autonomía en sus relaciones con sus padres.

Otros autores relacionan el estilo de apego inseguro-ambivalente con


incrementos de conducta agresiva, impulsiva y violenta, así como con mayor riesgo de
desarrollar un trastorno de personalidad del clúster B en la adultez temprana (Kobak,
Zajac y Smith, 2009).

En otro estudio se encontró que el apego hacia los padres y el conflicto familiar
eran dos variables fundamentales para establecer diferencias entre delincuentes y no
delincuentes (Mirón, Luengo, Sobral y Otero, 1988). En concreto, las familias de
adolescentes infractores se caracterizaban por tener un bajo nivel de cohesión y alto
nivel de conflicto. Por lo que respecta a las relaciones con sus padres, la relación con
el padre es especialmente relevante para los adolescentes varones, dado que una
relación inadecuada puede llevar asociada una ausencia de modelos de rol; sin

22
embargo la relación con la madre también es muy importante. También observaron
que tanto la ausencia de supervisión como el exceso de control, en la adolescencia,
podían actuar promoviendo la conducta delictiva.
Uno de los estudios más amplios sobre conducta criminal (McCord, McCord y
Zola, 1959- citados en Celedón et al., 2016) reporta una fuerte relación entre la
presencia de conducta psicopática y la privación emocional que produce el conflicto
con los padres, la crueldad, el castigo errático y la falta de reconocimiento.

En un estudio de metaanálisis se estudió la relación que existía entre el tipo de


apego y la delincuencia. Hoeve et al. (2012) encontraron que un apego inseguro
hacia los padres estaba relacionado significativamente con delincuencia, tanto en
chicos como en chicas y que los efectos más fuertes se encontraron en chicas en el
apego hacia la madre y en varones en el apego hacia el padre. Estos resultados van
en la línea de las hipótesis de Bowlby según la cual un pobre apego hacia los padres
era una de las principales causas de la delincuencia juvenil.
También se encontraron correlaciones significativas entre la agresividad, el
retraimiento y los estilos de apego evitativo y ansioso (Sarmiento, Puhl, Izcurdia,
Siderakis y Oteyza 2010- citados en Celedón et al., 2016).

En cuanto a las conductas sexuales, han sido diversas las investigaciones


que han estudiado la interacción entre el comportamiento sexual y los modelos
internos de apego, llegando a conclusiones similares con respecto a la asociación
entre la seguridad del apego y comportamientos sexuales protegidos.

Ya Steinberg (2008- citado en Gómez-Zapiain et al., 2016) refería que la


adolescencia era una etapa del proceso evolutivo caracterizada por una mayor
vulnerabilidad respecto a la asunción de riesgos, por un lado por los cambios en el
“sistema cerebral socio-emocional” que impulsan a los adolescentes a incrementar la
búsqueda de sensaciones a través de conductas que implican riesgos, así como por el
aumento de la sensibilidad de los receptores de oxitocina, hormona ligada al
establecimiento de vínculos sociales (Insel y Fernald, 2004- citados en Gómez-Zapiain
et al., 2016).
Así pues, esta tendencia a asumir riesgos, junto con la gran necesidad de refuerzo
social por parte de los iguales, ha permitido a varios autores hipotetizar que la
seguridad del apego puede constituir un factor de protección de gran relevancia en las
conductas sexuales. Si los adolescentes se sienten seguros y aceptados por sus

23
iguales y respaldados por las figuras de apego mostrarán más propensión a
comportamientos saludables (Markham et al., 2010- citados en Gómez-Zapiain et al.,
2016).
Esos mismos autores, en un metaanálisis encontraron que la mayor parte de las
investigaciones confirmaban que la vinculación con la familia, el control parental y la
comunicación con los padres e iguales sobre temas sexuales, se relacionaban
inversamente con los comportamientos sexuales de riesgo.

Con respecto al apego seguro, varios autores lo han asociado con ciertas
conductas como el inicio más tardío en la actividad sexual que los inseguros (O’Beirne,
1999- citado en Gómez-Zapiain et al., 2016), menor número de parejas sexuales y
utilización de métodos anticonceptivos con mayor consistencia (Moore, 2000- citado
en Gómez-Zapiain et al., 2016), así como menor propensión a mantener relaciones
sexuales al margen de la relación principal (Gómez-Zapiain, 2005).

Con respecto a los jóvenes con apego inseguro, los inseguros-evitativos


tendían a mantener relaciones sexuales como modo de afirmación ante los iguales,
mientras que los inseguros-ambivalentes indicaban que su motivación sexual se
debía a un modo de asegurar la intimidad emocional y afianzar el sentimiento de amor
(Tracy, Shaver, Albino y Cooper, 2003- citados en Gómez-Zapiain et al., 2016).
Estos datos indicarían que las personas ambivalentes podían verse impulsadas hacia
las relaciones sexuales como una vía para poder satisfacer sus necesidades de
relación y aceptación, y no tanto por el interés en la experiencia sexual en sí misma;
mientras que los evitativos buscarían relaciones sexuales sin vinculación emocional,
buscando de esta forma la autoafirmación, llegando a ser más promiscuos y con
posibilidad de distorsionar la percepción de los riesgos (Schachner y Shaver, 2004-
citados en Gómez-Zapiain et al., 2016).

También las personas evitativas tienden a tener relaciones sexuales casuales,


menos comprometidas y más promiscuas; mientras que las ambivalentes pueden
generar relaciones obsesivamente comprometidas ante el miedo al abandono,
pudiendo dar lugar a la exposición a situaciones de riesgo (Gómez-Zapiain, 2005).

Gómez-Zapiain et al. (2016) en su investigación analizaron la relación existente


entre la disposición al riesgo en las relaciones sexuales en adolescentes y variables
afectivas como los estilos de apego hacia los padres, iguales y las dificultades en la
regulación emocional.

24
En su estudio llegaron a tres conclusiones: los adolescentes con apegos seguros
revelaban menor disposición al riesgo en el comportamiento sexual, tanto en personas
sexualmente activas como no activas, siendo la disposición al riesgo superior en
varones que en mujeres en cada una de las categorías del apego. Eso va en la línea
de lo encontrado en otras investigaciones, que mantienen que la inseguridad es un
factor de riesgo respecto al comportamiento sexual, al utilizar la actividad sexual como
medio para resolver otras necesidades como la seguridad emocional, para afirmar la
identidad o para resolver estados afectivos negativos.
Otra de las conclusiones se relaciona con que la calidad de las relaciones de apego,
especialmente con la madre, juega un papel importante en relación a la disposición al
riesgo, en ambos grupos de actividad sexual y de género.
Finalmente obtuvieron que las dificultades en la regulación emocional eran un
importante predictor de la disposición al riesgo en la adolescencia, tanto en varones
como en mujeres, especialmente en personas sexualmente activas. En concreto en el
grupo de personas sexualmente no activas la relación del apego a la madre era al
variable que mejor discriminaba, mientras que en las activas lo eran sus dificultades en
la regulación emocional.
Uno de los aspectos que destacaron estos autores fue la diferencia en la tendencia a
la disposición al riesgo en función de si ya se había accedido a la experiencia sexual o
no. Cuando ésta era una expectativa, la mayor disposición al riesgo se asociaba a un
menor apoyo afectivo a través de vínculos de apego hacia personas significativas.
Cuando ya se había accedido a la experiencia sexual, las dificultades de regulación
emocional y la evitación eran las variables con mayor poder discriminativo en varones,
mientras que en las mujeres lo eran la dificultad para regular las emociones y la
inseguridad del apego con la madre.

Paulk y Zayac (2013) también estudiaron el estilo de apego como predictor de


la disposición al riesgo en adolescentes y encontraron que los adolescentes con
estilos de apego ambivalentes presentaban mayor comportamiento sexual de riesgo,
así como aquellos con una interacción entre ambivalente y evitativo, en la línea de la
teoría del apego. Sin embargo, encontraron un resultado contradictorio, al observar el
estilo evitativo negativamente asociado con conductas sexuales de riesgo. Estos
autores postulan que este resultado llamativo podría ser explicado teniendo en cuenta
las características particulares de estos individuos, como su incomodidad con vínculos
emocionales cercanos y una necesidad importante de sentirse independientes. Por
tanto carecen de la confianza en los otros para participar en las relaciones, incluidas
las sexuales, viéndose envueltos en menor medida en actividades sexuales.

25
Strachman y Impett (2009- citados en Paulk y Zayac, 2013) estudiaron la
relación entre el estilo de apego y el uso de preservativos, encontrando que las
personas con estilos de apego ambivalentes utilizaban en menor medida
preservativos, y esta relación permanecía significativa incluso cuando se controlaban
otras variables como el género, los métodos anticonceptivos alternativos y la
frecuencia de las relaciones sexuales.

Gentzler y Kerns (2004- citados en Paulk y Zayac, 2013) encontraron que los
adolescentes con estilos de apego evitativos y ambivalentes reportaban en mayor
medida que los seguros experiencias sexuales negativas y no deseadas, aunque no
forzadas.

Bogaert y Sadava (2002- citados en Paulk y Zayac, 2013) relacionaron los


estilos de apego con las conductas sexuales (número de parejas sexuales, edad de la
primera experiencia, frecuencia de la actividad sexual y uso de preservativos). Sus
conclusiones relacionan el estilo de apego ambivalente con edades de inicio más
tempranas, más parejas sexuales a lo largo de la vida, mayor infidelidad y toman
menos precauciones en su experiencias sexuales.

Feeney, Peterson, Gallois y Terry (2000- citados en Paulk y Zayac, 2013)


encontraron que los estilos ambivalentes se asociaban con consumo de drogas
durante la experiencia sexual, relaciones sin protección y con actitudes negativas
hacia el uso de preservativos; mientras que los estilos evitativos tenían más
precauciones.

Por lo que respecta a las características de la experiencia sexual, Tracy,


Shaver, Albino y Cooper (2003- citados en Gómez-Zapiain, 2005) encontraron que las
personas seguras tendían a ser más erotofílicas, a sentirse más orientadas hacia el
amor, tienden a disfrutar más de la experiencia erótica, muestran mayor pasión en las
relaciones y tienen más facilidad para expresar emociones positivas.
Al mismo tiempo, la inseguridad en el apego se asocia a comportamientos más
disfuncionales en general, incluyendo las motivaciones que les llevan a iniciar
relaciones sexuales. Los seguros lo relacionaban con la expresión del amor, los
ambivalentes por temor a ser abandonados y los evitativos para perder la virginidad.

26
Gómez-Zapiain (2005) en otro de sus estudios sobre disposición al riesgo,
observa relaciones débiles entre estilos de apego inseguros y el riesgo, así como
relaciones significativas entre la seguridad del apego y otras variables asociadas
directamente al riesgo como la empatía y la autoestima, actuando el apego como
mediador. Una de sus principales aportaciones es la relacionada con la empatía en el
espacio de la intimidad, relacionado ésta de forma positiva con la seguridad del apego
y negativamente con la disposición al riesgo. Además la empatía tiene un mayor peso
en relación al comportamiento sexual de los varones, refiriendo que los hombres más
empáticos se protegen mejor a sí mismos y sus parejas, haciendo un uso más eficaz
del preservativo.

Potard, Courtois, Réveillère, Bréchon y Courtois (2017) estudiaron la relación


entre el estilo de apego parental con la participación sexual temprana y la inversión
emocional en la relación sexual. Observaron que el apego evitativo hacia la madre se
relaciona con distancia emocional en la sexualidad, mientras que el apego evitativo
hacia el padre parece influenciar la toma de decisiones sexuales, especialmente en las
chicas.

Así pues, la organización segura del apego favorece relaciones de confianza y


seguridad, siendo un factor genérico de protección del desarrollo personal, afectivo,
social y sexual.

27
2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

2.1 Justificación

El desarrollo de un vínculo afectivo sano entre el individuo y sus cuidadores es


esencial en el desarrollo del ser humano, ya que la naturaleza de las relaciones que se
establecen en la temprana edad, determinarán también las relaciones a lo lago de la
vida.
La teoría del apego se basa en la necesidad intrínseca de los seres humanos
de generar lazos afectivos prolongados y consistentes entre el bebé y su cuidador
principal. Su función principal es la de obtener protección, cuidado y estimulación del
desarrollo, con el objetivo de que éstos se desarrollen plenamente, incidiendo así en
su desarrollo emocional, en su comportamiento social futuro, en su autoestima,
afectividad hacia el resto de individuos, en definitiva, en su forma de enfrentar el
mundo.
Por este motivo la familia, al ser el primer ambiente en el que vive el/la niño/a,
tiene un papel crucial en la formación de los modelos representacionales, los mismos
que regularán la conducta futura del niño con el entorno y serán la base para su
desarrollo socio-emocional y cognitivo.
Como se expone en el presente trabajo, el tipo de apego es crucial, ya que si
proporciona una base segura, ejerce un efecto protector frente a posteriores
acontecimientos negativos. De la misma forma, un vínculo pobre puede ser un factor
de riesgo para el adecuado desarrollo socio-emocional y cognitivo, con consecuencias
negativas en la edad adulta.
Estas consecuencias negativas son especialmente visibles en la adolescencia,
etapa crítica en el que se producen importantes cambios a todos los niveles y que
permiten desarrollar y reafirmar la personalidad, la autoestima y la identidad, así como
ser decisiva en la adquisición y consolidación de los estilos de vida y búsqueda de
referentes.
Debido a la importancia que un adecuado vínculo de apego tiene para el
individuo, por las importantes implicaciones que tiene para el desarrollo integral del
mismo, se considera imprescindible recopilar parte de la investigación en la literatura
sobre este tema, con el objetivo de conocer en mayor profundidad el alcance de tal
influencia y así poder prevenir problemas futuros.

28
Más aún cuando los datos sobre la vulnerabilidad de los adolescentes a los
problemas de salud mental que ofrece la Organización Mundial de la Salud (2018) no
son positivos.
La OMS estima que entre el 10 y el 20% de los adolescentes a nivel mundial
presentan problemas de salud mental, muchos de los cuales siguen sin ser
diagnosticados ni tratados de forma adecuada. De hecho, 1 de cada 6 personas que
sufren algún tipo de alteración psicológica tienen entre 10 y 19 años, presentando los
problemas mentales un 16% de la carga mundial de enfermedades en personas de 10
a 19 años, siendo la depresión la novena causa mundial de enfermedad entre los
adolescentes, la ansiedad la octava causa principal y los problemas de
comportamiento la sexta causa principal.
En esta publicación, la OMS también informa que la prevalencia mundial de
episodios graves de consumo de alcohol entre adolescentes de 15 a 19 años fue del
13.6% en 2016, mientras que el 5.6% de personas de 15 y 16 años habían consumido
cannabis al menos una vez en 2016 y la violencia interpersonal fue clasificada como la
segunda causa de muerte de adolescentes en 2016. Al mismo tiempo, la OMS informa
de que el uso nocivo de sustancias en adolescentes aumenta la probabilidad de tomar
más riesgos, como las relaciones sexuales sin protección. Esta asunción de riesgos
sexuales aumenta a su vez el riesgo de aparición de infecciones de transmisión sexual
y embarazos tempranos, una de las principales causas de muerte entre las
adolescentes.
Con respecto a la carga de morbilidad entre los adolescentes, en el Día
Mundial de la Salud Mental, la Organización Mundial de la Salud (2018) refiere que la
depresión es la tercera causa de muerte y el suicidio la segunda causa de muerte en
jóvenes de 15 a 19 años.

29
2.2 Preguntas de investigación

Las preguntas que se plantean en el presente trabajo de revisión sistemática, y


van a determinar los objetivos de la investigación, son las siguientes:

1. ¿Qué relación existe entre el tipo de apego establecido entre padres e hijos y
el desarrollo emocional durante la adolescencia?
2. ¿Qué relación existe entre el tipo de apego establecido entre padres e hijos y
el desarrollo de alguna psicopatología durante la adolescencia?
3. ¿Qué relación existe entre el tipo de apego establecido entre padres e hijos y
la probabilidad de desarrollar conductas de riesgo en la adolescencia?

2.3 Objetivos

Objetivo general
Explorar, describir y analizar el conocimiento existente de base empírica sobre
la influencia del tipo de apego entre los padres y sus hijos y su influencia en el
desarrollo en la adolescencia.

Objetivos específicos

1. Conocer los diferentes tipos de estilos de apego y su influencia en el


desarrollo emocional en la adolescencia.
2. Analizar si existe relación entre los diferentes estilos de apego y el desarrollo
de alguna psicopatología en la adolescencia.
3. Analizar si existe relación entre los diferentes estilos de apego y la
probabilidad de desarrollar conductas de riesgo en la adolescencia.

30
3. METODOLOGÍA

Se realizó una revisión en base a los diferentes objetivos planteados, seguida


por un análisis de las investigaciones encontradas sobre la temática. Para dar
respuesta a todas las preguntas de investigación se llevaron a cabo búsquedas
diferenciadas.

3.1 Fuentes de información

Las búsquedas bibliográficas se realizaron a través de las siguientes bases de


datos: SCOPUS, PsyArticles, Pubmed y Dialnet, utilizando un único campo de
búsqueda: palabra clave.
Se llevaron a cabo dos búsquedas diferenciadas, en función de las variables
objeto de estudio. La búsqueda de artículos se efectuó desde Octubre de 2018 hasta
junio de 2019. Para la realización de la revisión sistemática se siguieron las directrices
PRISMA.

Los descriptores utilizados en las búsquedas fueron:

Primera búsqueda: attachment style AND psycopathology AND adolescent;


attachment style AND emotional development AND adolescent; estilos de apego AND
psicopatología AND adolescentes; estilos de apego AND desarrollo emocional AND
adolescentes.

Segunda búsqueda: attachment AND substance use AND adolescent; attachment


style AND delinquency AND adolescent; attachment style AND legal infractions AND
adolescent; attachment style AND offenses AND adolescent; attachment style AND
criminal behavior AND adolescent; attachment style AND juvenile offenders;
attachment style AND criminality AND adolescent; attachment style AND criminal
behaviour AND adolescent; attachment style AND risky behavior AND adolescent;
attachment style AND antisocial behavior AND adolescent; attachment style AND risky
sexual behavior AND adolescent; attachment style AND sexual behavior AND
adolescent.
Así como sus correspondencias en español: estilos de apego AND uso de sustancias
AND adolescentes; estilo de apego AND delincuencia AND adolescentes; estilos de
apego AND infracciones legales AND adolescentes; estilos de apego AND conducta
criminal AND adolescentes; estilos de apego AND delitos AND adolescentes; estilos

31
de apego AND conductas de riesgo AND adolescentes; estilos de apego AND
conducta antisocial AND adolescentes; estilos de apego AND conductas sexuales de
riesgo AND adolescentes; estilos de apego AND conducta sexual AND adolescentes.

3.2 Criterios de selección

Con el objetivo de obtener una adecuada selección de artículos acorde a los


objetivos planteados se establecieron los siguientes criterios de selección.

Criterios de inclusión Criterios de exclusión


- Artículos publicados entre el 2000 - Artículos cuyas variables
y el 2019 en las bases de datos estudiadas no respondan a los
SCOPUS, PsyArticles, Pubmed y objetivos del trabajo.
Dialnet. - Artículos que estudien las
- Estudios relevantes incluidos en variables del presente estudio
otras revisiones sistemáticas, pero en diferentes grupos de edad
longitudinales o meta-análisis. (niñez y adultez).
- Artículos de investigación que - Artículos que se encuentren en
exploren la relación de los otros idiomas distintos al inglés o
diferentes estilos de apego con castellano.
las variables objetivo.
- Estudios que investiguen las
variables objetivo en la
adolescencia.
- Artículos que se encuentren en
inglés o castellano.

32
3.3 Selección de artículos

Para iniciar el proceso de investigación se llevaron a cabo dos búsquedas


bibliográficas diferenciadas, atendiendo a cada una de las preguntas de investigación.
El procedimiento seguido puede observarse en las Figuras 1 y 2.

Con respecto a la primera pregunta de investigación, se inició el proceso de


búsqueda en las distintas bases de datos especificadas con anterioridad. Una vez
sondeadas las investigaciones existentes, los artículos obtenidos inicialmente fueron
120 relacionados con el tema de estudio. A través de la especificación “año de
publicación” se llevó a cabo un primer cribado y se eliminaron 11 artículos. Tras la
lectura del título y el resumen de cada uno de ellos se hizo un segundo cribado,
reduciéndose los artículos a 35. A través de la lectura crítica de los artículos completos
se redujeron a 14, los cuales responden a los objetivos planteados en esta revisión
(Tabla 1).

Con respecto a la segunda pregunta de investigación, se realizó el mismo


procedimiento que con la anterior, analizando en las distintas bases de datos las
investigaciones que relacionan los estilos de apego con las conductas de riesgo,
incluyendo esta vez en la búsqueda la especificación “año de publicación 2000-2019”.
Los artículos obtenidos inicialmente son 107. Tras la lectura del título y del resumen de
cada uno de ellos se realiza un primer cribado y se eliminan 83 artículos, reduciéndose
a 24 los artículos seleccionados para su lectura crítica. Finalmente los artículos
seleccionados para la investigación en esta segunda búsqueda han sido 15 (Tabla 2).

33
4. RESULTADOS

A continuación, se expone el proceso seguido en la selección de los artículos


analizados (Figuras 1 y 2).

Artículos identificados
mediante las bases de
datos (SCOPUS,
PsycArticles y Dialnet).
(n=120)

Artículos excluidos
tras un primer filtro
(Año publicación
2000-2019)
(n=11)

Artículos excluidos
tras un segundo
Artículos resultantes
filtro (lectura del
tras el primer filtro título y resumen)
(n=109) (n=74)

Artículos
Artículos Artículos excluidos
seleccionados
seleccionadosparaparalala por:
lectura
lecturadel
deltexto
texto -Incluye en su
completo
completo estudio variables no
(n=35)
(n=35) objetivo.
-Incluye muestras
adultas e infantes
(n=21)

Artículos incluidos
para revisión
(n=15)
(n=14)

Figura 1. Resultados al aplicar el sistema de búsqueda y selección de artículos en la primera


búsqueda.

34
Artículos identificados
mediante las bases de
datos (SCOPUS,
Pubmed, PsycArticles y
Dialnet).
(n=107)

Artículos excluidos
tras un primer filtro
(lectura del título y
resumen)
(n=83)

Artículos excluidos
Artículos por:
seleccionados para la -Incluye en su
lectura del texto estudio variables no
completo objetivo.
(n=24) (n=8)
-Artículos repetidos
(n=1)

Artículos incluidos
para revisión
(n=15)

.
Figura 2. Resultados al aplicar el sistema de búsqueda y selección de artículos en la segunda
búsqueda.

35
4.1 Relación entre el tipo de apego y el desarrollo emocional en la adolescencia.

Todos los estudios revisados que relacionan los estilos de apego establecidos
en la infancia y su influencia en el desarrollo emocional en la adolescencia (Tabla 1),
ponen de manifiesto la gran relación que existe entre ambas variables.
En la Tabla 2 se resumen los principales resultados encontrados, para
posteriormente nombrarlos de forma más detallada.

36
Tabla 1.
Artículos seleccionados incluidos en la revisión referentes a la primera búsqueda.

Autor/Año Título artículo Objetivo Muestra

Garrido-Rojas Apego, emoción y regulación emocional. Realizar una revisión teórica para conocer N=Sin especificar.
(2006) Implicaciones para la salud. las relaciones que se han encontrado entre
los diferentes estilos de apego, las
emociones y las estrategias de regulación
emocional.

Szymanska et al. How do adolescents regulate distress Investigar las formas de regulación N=81.
(2019) according to attachment style? A combined emocional en función del estilo de apego
eye-tracking and neurophysiological approach utilizando un enfoque multimodal, centrado
en parámetros neurofisiológicos y
conductuales.

Girón et al. (2003) Trastornos de comportamiento en los Estudiar cómo influyen los acontecimientos N=20.
adolescentes. Observaciones desde una ocurridos en el ámbito familiar en los
perspectiva sistémica-relacional. trastornos de conducta en la adolescencia.

Lorenzini y Fonagy Apego y trastornos de la personalidad: Breve Revisar de forma teórica los elementos N=Sin especificar.
(2014) revisión teóricos, psicológicos, neurocientíficos y del
desarrollo del apego y de su relevancia para
la comprensión la etiología, diagnostico y
tratamiento de los trastornos mentales.

González et al. Relaciones entre psicopatología y apego en la Estudiar la relación entre la psicopatología y N=88.
(2011). adolescencia. el apego en la adolescencia.

Cordellat y Botella Apego y sintomatología depresiva en la Examinar la relación entre los estilos de N=312.
(2007) adolescencia: su relación con los apego, la sintomatología depresiva y los
acontecimientos vitales. acontecimientos vitales negativos.

Duchesne y Ratelle Attachment security to mothers and fathers Investigar la relación entre la percepción de N=414.
(2014) and the development trajectories of los adolescentes sobre la seguridad del
37
depressive symptoms in adolescence: Which apego en sus relaciones con sus padres y el
parent for which trajectory? desarrollo de síntomas depresivos.

Molero et al. (2011) La importancia de las experiencias tempranas Revisar a nivel teórico la importancia de las N=Sin especificar.
de cuidado afectivo y responsable en experiencias tempranas en el desarrollo del
menores. apego.

Lewis et al. (2000) Attachment over time. Examinar la continuidad en la clasificación N=84.
del apego desde la infancia hasta la
adolescencia y su relación con la memoria
autobiográfica, divorcio y desajuste.

Celedón et al. Estilos de apego en un grupo de jóvenes con Describir los estilos de apego en un grupo N=100.
(2016) rasgos antisociales y psicopáticos. de jóvenes con rasgos antisociales y
psicopáticos.

Kimonis et al. Maternal care, maltreatment and callous- Examinar la contribución del afecto y la N= 227.
(2013) unemotional traits among urbanmale juvenile calidez materna a los rasgos poco
offenders. emotivos/crueles y la agresión en
delincuentes juveniles.

Konishi y Hymel An attachment perspective on anger among Investigar la relación entre el estilo de apego N=776.
(2014) adolescents. y la experiencia y expresión de enfado.

Nunes y Mota Parenting styles and suicidal ideation in Analizar el rol de los estilos de apego en el N=604.
(2017) adolescents: Mediating effect of attachment. desarrollo de la ideación suicida en
adolescentes.

Allen et al. (2007) The relation of attachment security to Examinar la relación entre la seguridad del N=167.
adolescents’ paternal and peer relationships, apego y múltiples dominios del
depression, and externalizing behavior. funcionamiento psicosocial.

38
Tabla 2.
Resumen de los resultados encontrados en referencia a la primera pregunta de investigación.

Desarrollo emocional
Tipo de apego
Regulación emocional Características personales Capacidad de afrontamiento
Seguro -Estrategias adecuadas de regulación. -Baja ansiedad y evitación. -Formas constructivas de
-Identificación y expresión de -Comodidad con la proximidad de afrontamiento al estrés.
emociones adaptativa. los otros. -Curiosidad y exploración.
-Adecuación de emociones e impulsos -Búsqueda de apoyo. -Búsqueda de ayuda.
al contexto. -Emociones frecuentes: alegría, -Adecuada resolución de
-Modulan su excitación en situaciones confianza, placer, calma y conflictos.
de afecto intenso. tranquilidad. -Búsqueda activa de
-Flexibles y con ajuste al cambio. información.
-Desarrollan modelos de sí mismos -Reorganización de esquemas
como amistosos y capaces y de los cognitivos para ajustarse a las
demás como confiables y bien situaciones.
intencionados. -Establecen metas realistas.
-Evitan creencias irracionales.
Inseguro-evitativo -Dificultades para identificar y expresar -Distancia emocional de los otros. -Rechazan información
emociones. -Bajos niveles de emociones confundible.
-Desactivación de estrategias positivas y alto afecto negativo. -Esquemas rígidos que no
(negación/bloqueo). -Desconfiados, inseguros, incorporan nueva información.
-Desarrollan modelos de sí mismos inestables, retraídos. -Distancia mental y emocional
como suspicaces y retraídos y de los -Emociones: mayor propensión al del material afectivo.

39
otros como poco confiables. enfado y hostilidad, estrés, -Metas destructivas.
ansiedad, miedo, desconfianza y -Énfasis en la presencia y
rabia. gravedad de amenazas
percibidas.

Inseguro- -Dificultades para identificar y expresar -Alta ansiedad y evitación. -Respuesta temerosa en
ambivalente emociones. -Fuerte necesidad de cercanía. general.
-Acceso rápido a recuerdos dolorosos. -Miedo al rechazo y al abandono. -Esquemas rígidos.
-Respuestas defensivas (Inhibición, -Emocionalidad negativa: -Actitud hipervigilante y
negación y bloqueo emocional) preocupación, miedo, afecto rumiativa.
-Estrategias de búsqueda de la figura depresivo, disminución de la clama, -Metas destructivas.
de apego. culpa, mayor propensión al enfado y -Inhibición emocional.
-Desarrollan modelos de sí mismos la rabia. -Sobreactivación general del
como inseguros y de los otros como -Inseguros, inestables y retraídos. organismo.
poco confiables. . -Énfasis en la presencia y
gravedad de amenazas
percibidas.

40
Apego seguro

Los resultados encontrados con respecto al apego seguro ponen de relieve la


relación entre el establecimiento de este tipo de apego con el desarrollo de estrategias
adecuadas de regulación emocional en la adolescencia, aspecto que favorece el
desarrollo de la autonomía (González et al., 2011).
A este respecto son varios los autores que relacionan el apego seguro con
características como la baja ansiedad, baja evitación, afrontamiento constructivo del
estrés, comodidad con la cercanía del otro y expresiones de felicidad (Garrido-Rojas,
2006). También se ha visto que son personas capaces de expresar sus emociones,
con capacidad para regular la intensidad de sus emociones y adecuarlas al contexto y
son más flexibles (Garrido-Rojas, 2006).
Su capacidad para la resolución de problemas es mejor, poseen estructuras
cognitivas flexibles que les permiten ajustarse mejor a los cambios del ambiente y a
enfrentarse a acontecimientos adversos, proponen metas realistas, evitan creencias
irracionales en mayor medida y desarrollan modelos de sí mismos como amistosos y
capaces, y de los otros como confiables y bien intencionados (Girón et al., 2003).
En el apego seguro se presentan mayor cantidad de emociones positivas como
la alegría, la confianza, el placer, la calma y tranquilidad.
En cuanto a las estrategias de regulación emocional, utilizan mayoritariamente
la búsqueda de proximidad, la exploración, la alta expresión de emociones y la
búsqueda de apoyo social (Garrido-Rojas, 2006), así como un procesamiento de la
información emocional basado en la exploración activa (Szymanska, 2019).

Apego inseguro-evitativo

Por otro lado, las investigaciones con respecto al estilo de apego inseguro-
evitativo lo relacionan con dificultades para el desarrollo de la autonomía, vista ésta
como una amenaza a la calidad del vínculo, con la consecuente aparición de estrés y
actitudes defensivas (Allen et al., 2007).
La preferencia por mantener distancia emocional de los otros también es
característico en adolescentes con este tipo de apego, así como bajo nivel de
emociones positivas, afecto negativo, elevada sensibilidad al rechazo que tratan de
manejar con la negación, desactivación de estrategias emocionales como estrategia
defensiva, etc. (Garrido-Rojas, 2006). Además tienden a presentar dificultades para
manejar las situaciones emocionales en las que se ven implicados con otras personas,
así como dificultades en la identificación y expresión de sus emociones y tienden a

41
distanciarse mentalmente del material afectivo y de los contextos de apego (Garrido-
Rojas, 2006).
También suelen presentar estructuras cognitivas rígidas que les llevan a
rechazar la información que les pueda generar confusión, desarrollan modelos de sí
mismos como suspicaces y retraídos, y de los otros como poco confiables o
demasiado ansiosos para comprometerse, lo que les imposibilita confiar en los demás.
Las emociones que predominan en este tipo de apego son ansiedad, miedo,
rabia, hostilidad y desconfianza (Garrido-Rojas, 2006)

Apego inseguro-ambivalente

Por lo que respecta al tipo de apego inseguro-ambivalente, diversos autores


lo relacionan con elevada ansiedad, elevada evitación, necesidad de cercanía, miedo
al rechazo, preocupaciones en las relaciones sociales, respuestas temerosas y acceso
rápido a recuerdos dolorosos, facilitando así la emocionalidad negativa (Garrido-Rojas,
2006). También se ha relacionado con emociones de rabia, culpa, estrés, miedo,
afecto depresivo y menores niveles de calma (Garrido-Rojas, 2006).
Con respecto a las estrategias de regulación emocional, en el estilo
ambivalente se utilizan con mayor frecuencia estrategias de búsqueda de proximidad
hacia las figuras de apego, hipervigilancia, rumiación, sobreactivación general del
organismo, inhibición emocional, atención al estrés y acceso constante a recuerdos
emocionales negativos (Garrido-Rojas, 2006).
Suelen presentar una postura rígida y una actitud hipervigilante, activando
respuestas defensivas para intentar negar la experiencia afectiva (Garrido-Rojas,
2006). Esta actitud rígida también se extiende a sus estructuras cognitivas, sin
embargo en sentido distinto a los evitativos. En estos casos desean acceder a la
información negativa pero sus intensos conflictos les llevan a alejarse de ella
(Cordellat y Botella, 2007), desarrollan modelos de sí mismos inseguros y de los otros
como poco confiables, lo que refleja una preocupación frecuente por el abandono.

Por tanto, la ausencia de un vínculo afectivo seguro se relaciona con


inseguridad, retraimiento e inestabilidad emocional (Cordellat y Botella, 2007), además
de una forma distinta de procesamiento de la información amenazante, resaltando la
tendencia de los adolescentes inseguros a enfatizar la presencia y la gravedad de las
amenazas percibidas y a prestar preferente atención a las emociones negativas
(Szymanska et al., 2019).

42
Con todo ello, parece probado que las relaciones familiares son quizás el factor
más importante en el desarrollo emocional del individuo. Y en este sentido son varios
los autores que recientemente esgrimen la importancia no solo del apego con la madre
sino con ambos progenitores.
A este respecto, Lewis, Feiring y Rosenthal (2000) ya afirmaban que en las
familias con jóvenes que tenían trastornos de conducta y drogodependencias, la
relación de apego padres-hijos estaba seriamente dañada. Al mismo tiempo incidieron
en la importancia de las buenas relaciones en el contexto familiar, ya que los conflictos
maritales y especialmente el divorcio entre los padres se relacionaban con estilos de
apego inseguros en los hijos al representar este último acontecimiento una falta de
disponibilidad de las figuras de apego.

Así pues, con respecto a la influencia del tipo de apego establecido en el


desarrollo emocional de los adolescentes, y siguiendo a Garrido-Rojas en su revisión
sistemática sobre el tema, podemos decir que sí existe una relación clara entre el tipo
de apego y al aparición de cierto tipo de emociones y unas estrategias de regulación
emocional específicas, realizando una aportación novedosa relacionada con la
influencia de ambas variables en la salud física de los individuos. Y es que existen una
serie de emociones dañinas para la salud relacionadas con el apego inseguro, así
como estrategias de regulación emocional protectoras y perjudiciales, relacionadas
respectivamente con el estilo de apego seguro e inseguro.
Sin embargo también se constata que, si bien es cierto que la literatura sobre el
apego es amplia, es difícil encontrar una sistematización que permita conectar los
estilos de apego con otras variables, dada la poca investigación que existe al respecto.
Y es que el énfasis tradicional se ha centrado en el estudio de las relaciones entre el
apego y la psicopatología.

43
4.2 Relación entre el tipo de apego y el desarrollo de alguna psicopatología en la
adolescencia.

A lo largo de las investigaciones que relacionan el tipo de apego establecido en


la infancia con la probabilidad de desarrollar algún tipo de alteración psicopatológica
en la adolescencia, queda constatado que sí existe relación entre ambas variables,
siendo los estilos inseguros los que presentan mayor correlación a nivel
psicopatológico (González et al., 2011). Además prácticamente existe unanimidad en
todas las investigaciones sobre la correlación positiva entre malas relaciones paterno-
filiales y trastornos depresivos (Del Barrio, 2007- citado en Cordellat y Botella, 2007).
La Tabla 3 resume las principales conclusiones con respecto a la influencia del
estilo de apego y la probabilidad de desarrollar algún problema psicopatológico.

44
Tabla 3.
Resumen de los resultados encontrados en referencia a la segunda pregunta de investigación.

Tipo de Vulnerabilidad psicopatológica


apego Rasgos psicopáticos Sintomatología afectiva Trastornos personalidad Trastornos de conducta
Seguro -Menor probabilidad -Menos -Menor probabilidad trastornos -Menor tendencia a
psicopatía. sintomatología depresiva. personalidad. responder con rabia.
-Atenuación conducta -Mejores habilidades
agresiva en personas con afrontamiento.
rasgos psicopáticos. -Menos problemas de uso
de sustancias.
Inseguro -Mayor psicopatología en -Más sintomatología -Reacciones de
general. depresiva. hostilidad y agresividad.
-Mayor probabilidad rasgos -Menor afectividad. -Mayor probabilidad
psicopáticos. trastornos de conducta y
-Introversión y distancia consumo sustancias.
emocional. -Mayor propensión al
-Rasgos de insensibilidad enfado.
y/o crueldad.
Inseguro- -Mayor propensión a - Mayor probabilidad
evitativo trastornos de personalidad trastornos de conducta y
narcisista, antisocial, consumo sustancias.
esquizoide (hipoactivación
sistema de apego).

45
-Rasgos paranoides.
Inseguro- -Mayor probabilidad -Mayor propensión a
ambivalente trastornos afectivos. trastornos de personalidad
-Trastornos de ansiedad. obsesivo-compulsivo,
histriónico, evitativo,
dependiente, límite (mayor
sensibilidad al rechazo).

46
Apego seguro

Por lo que respecta al estilo de apego seguro, se relaciona con menor


psicopatología, menos trastornos de la personalidad, mejores habilidades de
afrontamiento y menos problemas asociados al uso de sustancias (González et al.,
2011).
Los hijos de madres que expresan emociones positivas tenían más respuestas
adaptativas frente los acontecimientos vitales y menor sintomatología depresiva,
actuando la relación afectiva segura como protector frente a la depresión (Cordellat y
Botella, 2007; Duchesne y Ratelle, 2014).
Este tipo de personas presentan menor tendencia a responder con rabia
expresando su enfado de forma controlada y siempre buscan resolver la situación una
vez que están enfadados (Mikulincer, 1998- citado en Garrido-Rojas, 2006). E incluso
el estilo de apego seguro parece atenuar el comportamiento agresivo de aquellos
jóvenes que puntuaban alto en rasgos psicopáticos (Pardini, Lochman y Powell, 1997-
citados en Kimonis et al., 2013).

Apego inseguro

Los estudios sobre el apego inseguro lo relacionan con dificultades


interpersonales y comportamiento hostil en la adolescencia (Cordellat y Botella, 2007).
Además se ha visto que existe una conexión significativa entre los patrones de apego
inseguros, la sintomatología depresiva y los acontecimientos vitales negativos
(Cordellat y Botella, 2007), en la medida en que los jóvenes inseguros carecen de
respuestas adaptativas frente a estos episodios y carecen también de una percepción
de apoyo social al no tener referentes con los que poder contar. Y es que cuando otros
significativos no están disponibles o no responden a las necesidades del individuo no
logrando la seguridad del apego, se forman representaciones negativas del sí mismo y
de los otros, y se desarrollan estrategias de regulación afectiva distintas a la búsqueda
de proximidad (Garrido-Rojas, 2006).
Otros autores como Duchesne et al. (2014) van en la línea de lo anteriormente
mencionado al encontrar en sus estudios que el apego seguro hacia los padres era un
factor de protección frente a la sintomatología depresiva en la adolescencia.
Las personas con un estilo de apego inseguro (tanto evitativo como
ambivalente) suelen presentar sesgos hostiles en la percepción del otro, favoreciendo
así las reacciones de hostilidad, reticencia a relacionarse con otras personas,

47
introversión y altos niveles de agresividad, hostilidad y distancia emocional (Celedón et
al., 2016), así como una mayor expresión de la ira (Konishi y Hymel, 2014).
También se ha encontrado que la falta de cuidados maternos, así como la falta
de calidez y afectividad materna, se relaciona con rasgos psicopáticos, al carecer
estos individuos de oportunidades de aprendizaje emocional (Kimonis et al., 2013).
González et al. (2011) encontraron diferencias según el género. En concreto,
las mujeres presentaban mayor tendencia a desarrollar apegos inseguros
(especialmente el inseguro-evitativo) y mayor probabilidad de problemas
psicopatológicos que los hombres en todas las escalas evaluadas, excepto en
hostilidad. Estos resultados van en la línea de la mayoría de las investigaciones que
apuntan a la existencia de diferencias en función del género en cuanto a
psicopatología y a la significativa relación entre estilos de apego inseguros y
psicopatología.

Con respecto al apego inseguro-evitativo se ha observado que este tipo de


adolescentes son más susceptibles de desarrollar problemas de conducta, abusos de
sustancias, trastorno de personalidad narcisista o antisocial y rasgos paranoicos de la
personalidad, además de trastornos de la personalidad esquizoide (Girón et al., 2003).

Las personas con un estilo de apego inseguro-ambivalente se suelen


caracterizar por una mayor probabilidad de desarrollar trastornos afectivos, trastornos
de personalidad obsesivo-compulsivo, histriónico, por evitación, por dependencia o
limítrofe, encontrándose este último más asociado al apego ambivalente en presencia
de traumas no resueltos y con estilos de apego desorganizados (Lorenzini y Fonagy,
2014).

La calidad del vínculo de apego influirá también en el individuo en aspectos tan


importantes como la modulación de los impulsos, deseos y pulsiones, y la construcción
de un sentimiento de pertenencia (Celedón et al., 2016) e incluso en la ideación
suicida, asociada positivamente con estilos parentales autoritativos y permisivos
(Nunes y Mota, 2017).

Todo ello va en la línea de lo que planteaba Bowlby con respecto al efecto


protector que las relaciones tempranas, estrechas y profundas tenían sobre
posteriores acontecimientos vitales y su impacto negativo. Así como en la línea de lo
que Molero et al. (2011) apuntan en relación a que la calidad de las experiencias
tempranas ejerce una influencia significativa en las interacciones sociales en etapas

48
adolescentes. De la misma forma que las experiencias negativas o la falta de
expresión, comunicación o estimulación por parte de la madre, pueden ser un factor de
riesgo para el adecuado desarrollo socio-emocional y cognitivo.

4.3 Relación entre el tipo de apego y la probabilidad de desarrollar conductas de


riesgo en la adolescencia.

Todos los estudios revisados que relacionan los estilos de apego establecidos
en la infancia y su influencia en la probabilidad de inmiscuirse en conductas de riesgo
en la adolescencia, ponen de manifiesto la gran relación que existe entre ambas
variables.
En las tablas 4 y 5 se resumen los principales resultados encontrados, para
posteriormente nombrarlos de forma más detallada.

49
Tabla 4.
Artículos seleccionados incluidos en la revisión referentes a la segunda búsqueda.

Auto/Año Título artículo Objetivo Muestra

Molnar et al. (2010) Attachment, motivations, and alcohol: testing a Replicar el estudio de Cooper (2003) y N= 696.
dual-path model of high-risk drinking and extender su modelo motivacional sobre el
adverse consequences in transitional clinical elevado riesgo a beber y sus consecuencias,
and student samples. teniendo en cuenta la variable apego como
antecedente en el problema.

Schindler et al. (2007) Insecure family bases and adolescent drug Explorar la relación entre los patrones de N= 37.
abuse: A new approach to family patterns of apego familiares y el abuso de sustancias de
attachment. los adolescentes.

Becoña et al. (2014) Apego y consumo de sustancias en la Revisar los estudios más importantes N= 36
adolescencia: Una revisión de aspectos publicados en los últimos 30 años que estudios.
conceptuales y metodológicos. relacionan los estilos de apego y el consumo
de sustancias en la adolescencia.

Celedón et al. (2016) Estilos de apego en un grupo de jóvenes con Describir los estilos de apego en un grupo de N=100.
rasgos antisociales y psicopáticos. jóvenes con rasgos antisociales y
psicopáticos.

Allen et al. (2002) Attachment and autonomy as predictors of the Examinar la organización del apego en N= 117.
development of social skills and delinquency adolescentes como variable predictora en el
during midadolescence. desarrollo de las habilidades sociales y el
comportamiento delictivo en la adolescencia.

Jones et al. (2015) Parental knowledge of adolescent activities: Examinar como el estilo de apego se N= 203.
Links with parental attachment style and relaciona con el conocimiento de la madre y el
adolescent substance use. padre con respecto a las actividades de sus
hijos y al uso de sustancias.

50
El-Shikh et al. (2004) Acontecimientos vitales y adicción: una Revisar las diferentes investigaciones sobre N=Sin
revisión de la bibliografía acontecimientos vitales y su relación con los especificar.
trastornos adictivos.

Oshri et al. (2015) Child maltreatment types and risk behaviors: Examinar la relación entre distintas formas de N= 361.
Associations with attachment style and maltrato y conductas de riesgo.
emotion regulation dimensions.

Mirón et al. (1988) Un análisis de la relación entre ambiente Analizar la relación entre las interacciones N= 347.
familiar y delincuencia juvenil. afectivas y normativas del ambiente familiar, y
la conducta delictiva de adolescentes varones.

Hoeve et al. (2012) A meta-analysis of attachment to parents and Revisar las investigaciones realizadas que N=74
delinquency. relacionan el apego hacia los padres y la estudios.
delincuencia en la adolescencia.

Kobak et al. (2009). Adolescent attachment and trajectories of Comprobar la hipótesis según la cual los N= 224.
hostile-impulsive behavior: Implications for the estados de la mente caracterizados por la
development of personality disorders. preocupación predicen el incremento del
riesgo de presentar conductas agresivas a lo
largo del tiempo.

Gómez-Zapiain (2005) Apego y comportamiento sexual en la Estudiar la relación entre la seguridad del N= 299.
adolescencia, en relación con la disposición a apego y los riesgos asociados al
asumir riesgos asociados a la experiencia comportamiento sexual.
erótica.

Gómez-Zapiain et al. Disposición al riesgo en la actividad sexual de Analizar la relación entre la disposición al N= 1911.
(2016) adolescentes: El rol de los modelos internos riesgo en las relaciones sexuales en
de apego, de las relaciones de apego con adolescentes y variables afectivo-
padres e iguales y de las dificultades de emocionales.
regulación emocional.
Paulk y Zayac (2013) Attachment style as a predictor of risky sexual Examinar el estilo de apego como predictor de N= 258.
behavior in adolescents. la conducta sexual de riesgo en adolescentes.

51
Potard et al. (2017) The relationship between parental attachment Estudiar la relación entre la calidad del apego N= 312.
and sexualityin early adolescence. parental y la conducta sexual en la
adolescencia.

52
Tabla 5.
Resumen de los resultados encontrados en referencia a la tercera pregunta de investigación.

Conductas de riesgo
Tipo de apego
Consumo de sustancias Conducta delictiva/antisocial Conductas sexuales de riesgo
Seguro -Factor protector frente al -Menor probabilidad conducta delictiva. -Inicio más tardío en la actividad
consumo. -Mejores habilidades sociales. sexual.
-Relacionado con el uso -Mayor cuidado por cumplir las -Menor número de parejas sexuales.
experimental de las expectativas paternas. -Más comportamientos sexuales
sustancias (conducta -Relaciones interpersonales basadas saludables y menos disposición al
exploratoria). en la confianza. riesgo.
-Relaciones empáticas (mentalización). -Mayor utilización de métodos
anticonceptivos.
-Menos propensión a la infidelidad.
-Más calidad en las relaciones,
disfrutan más y muestran más
pasión.
-Motivaciones: expresión del amor.
Inseguro -Factor de riesgo para el -Mayor probabilidad conducta delictiva.
consumo de sustancias. -Menos habilidades sociales.
-Factores mediadores: -Mayor agresividad, violencia y
características parentales, retraimiento.
supervisión parental, -Miedo a la autonomía.
acontecimientos vitales -Sesgos hostiles en la percepción del

53
(abuso emocional y otro.
sexual), desregulación
emocional.
Inseguro-evitativo -Asociado a un mayor -Mayor disposición al riesgo.
consumo de drogas y -Mayor distorsión de la percepción
conductas delictivas. del riesgo.
-Más dificultades en regulación
emocional.
VARIABLES FAMILIARES -Más probabilidad de experiencias
sexuales negativas y no deseadas.
-Menos comprometidos.
-Motivación: autoafirmación ante
iguales.
Inseguro-ambivalente -Asociado a un mayor - Mayor disposición al riesgo.
consumo de alcohol. -Más dificultades en regulación
emocional.
-Inicio más temprano.
-Más parejas sexuales.
-Uso de drogas en la relación
sexual.
-Más probabilidad de experiencias
sexuales negativas y no deseadas.
-Actitudes negativas hacia el uso del

54
preservativo.
-Más promiscuos.
-Relaciones obsesivamente
comprometidas.
-Motivación: Conseguir intimidad
emocional.

55
Por lo que respecta al consumo de sustancias, todos los estudios revisados
que relacionan estilos de apego y consumo de sustancias en adolescentes dejan
entrever que el apego es uno de los mayores factores de riesgo y/o protección para el
consumo de sustancias en la adolescencia, actuando el apego seguro como factor de
protección y el apego inseguro como factor de riesgo.
El-Shikh et al. (2004) refieren la existencia de una relación entre el consumo de
drogas en adolescentes y padres con dificultades para expresar sus emociones,
desbordados, con pautas de sobreprotección o con falta de implicación en el cuidado
de sus hijos.
Jones et al. (2015) encontraron que el conocimiento o, en este caso el
desconocimiento, sobre los quehaceres de los hijos adolescentes eran el mejor
predictor de las conductas de riesgo, y en concreto el estilo de apego inseguro se
asociada negativamente con esta supervisión paterna y positivamente con el consumo
de sustancias.
Becoña et al. (2014) postulan que el apego seguro es uno de los mayores
factores de protección frente al consumo de drogas, relacionado de forma significativa
el bajo apego parental con mayor consumo de alcohol y otras drogas.

En este sentido Oshri et al. (2015) relacionan el apego ambivalente con el


abuso de alcohol y el apego evitativo con el abuso de otras drogas y conductas
antisociales, al igual que Molnar et al. (2010). Estos resultados van en la línea de lo
encontrado por Schindler et al. (2007) quienes aseguraban que los jóvenes con estilos
de apego inseguro eran más vulnerables a recurrir al consumo de sustancias cuando
tenían que gestionar situaciones que les generaban estrés, al carecer éstos de
habilidades de afrontamiento adecuadas.

Sin embargo algunos autores (Becoña et al., 2014) señalan que también
existen otras variables que condicionan la influencia del apego hacia los padres en el
consumo de drogas de los hijos, dando lugar a disparidad de resultados, como por
ejemplo la influencia de los iguales. En este sentido existen autores que diferencian
dos etapas en la adolescencia, refiriendo que es en la adolescencia temprana donde la
relación con los padres tiene más influencia en los hijos, pasando esta influencia al
grupo de iguales en la adolescencia tardía. No obstante y al mismo tiempo, existen
autores que apuntan a la influencia de la familia y sus relaciones como variables
protectoras frente a la elección de compañeros, de forma que los jóvenes con
relaciones positivas con los padres serán menos influenciados por el consumo de su

56
grupo de iguales. Por lo tanto el apego hacia los padres modularía la influencia del
apego hacia el grupo de iguales, al constituir las relaciones de apego tempranas un
prototipo para otras relaciones interpersonales, de forma que los adolescentes con
estilos de apego inseguros tendrán más problemas a nivel interpersonal y más
dificultades en sus habilidades de afrontamiento, aumentando así su riesgo a consumir
sustancias (Becoña et al., 2014).
A este respecto, Becoña et al. (2014) apuntan a la importancia de distinguir
entre el uso experimental y el uso regular o abuso de sustancias, estando el primero
de ellos relacionado con el apego seguro en tanto en cuanto formaría parte de las
conductas exploratorias, y el segundo aparecería asociado a estilos de apego
inseguros.

Si nos referimos a las conductas antisociales y/o delictivas, los estudios


revisados llegan a conclusiones muy similares relacionadas con la correlación entre
este tipo de conductas y deficiencias en el tipo de apego establecido en la infancia.
En este sentido, muchos son los autores que defienden que el desarrollo
emocional del sujeto es clave para comprender conductas antisociales posteriores, ya
que la interrupción de la relación de apego lleva consigo la dificultad para demostrar
afecto y/o interés y preocupación por los demás, aumentando la probabilidad de llevar
a cabo conductas agresivas o antisociales, por lo que el apego inseguro es un factor
de riesgo en el desarrollo de este tipo de conductas.
En el estudio de Celedón et al. (2016) se propone el desamparo como
predisponente a la agresión en jóvenes delincuentes. Allen et al. (2002) encontraron
relaciones entre estilos de apego seguro, habilidades sociales y ausencia de
delincuencia, así como correlaciones entre estilos de apego inseguro-ambivalente con
decrementos en las habilidades sociales y aumentos en delincuencia, de acuerdo con
la literatura sobre el tema que relacionan la inseguridad en el apego con
comportamientos externalizantes en adolescentes.
En esta línea Kobak et al. (2009) relacionaron el estilo de apego ambivalente
con mayor probabilidad de desarrollar conducta agresiva, impulsiva y violenta, además
de mayor riesgo de desarrollar trastornos de la personalidad del clúster B.
Otros autores reportan fuertes relaciones entre conducta psicopática y
privación emocional en la infancia y adolescencia, falta de reconocimiento y castigo
errático (Celedón et al., 2016) como variables relacionadas con el estilo de apego
evitativo y ambivalente.

57
En relación a este tema, dos son los trabajos que van un paso más allá y
ponen énfasis en la influencia que tiene tanto el apego hacia las dos figuras parentales
(madre y padre), como sus habilidades parentales en el desarrollo de la conducta
delictiva.
Hoeve et al. (2012) encontraron relaciones significativas entre el apego
inseguro y la conducta delictiva, tanto en chicos como en chicas. Siendo el apego
hacia la madre el más importante para el desarrollo de la conducta antisocial en chicas
y el apego hacia el padre el más significativo entre los jóvenes varones.
En este sentido Mirón et al. (1988) también encontraron que si bien las relaciones de
apego de los hijos hacia ambos progenitores eran importantes en el desarrollo de la
conducta delictiva, para los hijos varones lo era especialmente la relación afectiva
mantenida con su padre, puesto que relaciones inadecuadas podían llevar a una
ausencia de modelo de rol con la consecuente búsqueda del mismo fuera del hogar.

Además otra de las novedad que incluyen estos autores es la importancia del
control parental (supervisión y disciplina) en combinación con la relación de apego
como predictores de la conducta delictiva, más que la relación de apego padres-hijos
únicamente (Hoeve et al., 2012). En este sentido estos resultados van en contra de la
teoría del control social de Hirschi, el cual esgrime que el control parental directo
(supervisión y disciplina) es un predictor menos relevante de la delincuencia juvenil en
comparación con el control indirecto (relaciones de apego), puesto que en la
adolescencia tal control parental directo es más limitado al no pasar los adolescentes
tanto tiempo con sus progenitores al ser más autónomos, convirtiendo así al apego
como el principal mecanismo que actúa apartando al hijo de la conducta delictiva.
En esta misma línea apuntan Mirón et al., (1988), los cuales encontraron
diferencias significativas entre las características familiares de delincuentes juveniles y
no delincuentes. De entre todas las diferencias, fueron las variables afectivas, y
especialmente la relación de apego y los conflictos familiares, las que tenían más peso
en el desarrollo de un comportamiento antisocial, en detrimento de los aspectos
normativos familiares. En este sentido la disciplina parental jugaba un papel importante
pero no tanto como las relaciones de apego, si bien es cierto que en el estudio se le
concede menos peso a estas variables como una posible explicación.
Miron et al. (1988) encontraron que las familias de jóvenes infractores se
caracterizaban por presentar bajo nivel de cohesión entre sus miembros y alto nivel de
conflicto, además de un control parental caracterizado tanto por la ausencia de
supervisión como por un exceso de control.

58
Todo ello va en la línea de las aportaciones de Bowlby según la cual un pobre
apego hacia los padres era una de las principales causas de la delincuencia juvenil.

Por lo que respecta a las conductas sexuales de riesgo, la seguridad del


apego constituye un factor de protección de gran relevancia en las conductas
sexuales, mientras que la inseguridad en el apego se asocia a comportamientos más
disfuncionales en general.

En un metaanálisis encontraron que la mayor parte de las investigaciones


confirmaban que la vinculación con la familia, el control parental y la comunicación con
los padres e iguales sobre temas sexuales, se relacionaban inversamente con los
comportamientos sexuales de riesgo.

Con respecto al apego seguro, varios autores lo han asociado con ciertas
conductas como el inicio más tardío en la actividad sexual (Gómez-Zapiain et al.,
2016), un menor número de parejas sexuales y utilización de métodos anticonceptivos
con mayor consistencia (Gómez-Zapiain et al., 2016), así como menor propensión a
mantener relaciones sexuales al margen de la relación principal (Gómez-Zapiain,
2005). También está relacionado con una menor disposición al riesgo en el
comportamiento sexual, tanto en personas sexualmente activas como no activas
(Gómez-Zapiain et al., 2016).
Por lo que respecta a las características de las relaciones sexuales, las personas son
estilos de apego seguros tienden a experimentar relaciones más erotofílicas, a sentirse
más orientadas hacia el amor, tienden a disfrutar más de la experiencia erótica,
muestran mayor pasión en las relaciones y tienen más facilidad para expresar
emociones positivas (Gómez-Zapiain, 2005).

Los jóvenes con un estilo de apego inseguro-evitativo, tienden a mantener


relaciones sexuales como modo de afirmación ante los iguales (Gómez-Zapiain et al.,
2016), tienden a tener relaciones sexuales casuales, menos comprometidas y más
promiscuas (Gómez-Zapiain, 2005).
Tanto los evitativos y ambivalentes reportaban en mayor medida que los seguros
experiencias sexuales negativas y no deseadas, aunque no forzadas.
Por lo que respecta al apego hacia cada uno de los progenitores, Potard et al., (2017)
encontraron que el apego evitativo hacia la madre se relaciona con distancia

59
emocional en la sexualidad, mientras que el apego evitativo hacia el padre parece
influenciar la toma de decisiones sexuales, especialmente en las chicas.
Todo ello va en la línea de lo que la literatura expone con respecto a la
influencia de ese tipo de apego, sin embargo en nuestra revisión encontramos un
resultado contradictorio. Paulk y Zayac (2013) reportaron que el estilo evitativo estaba
negativamente asociado con conductas sexuales de riesgo, en contra de lo referido en
la literatura, aspecto que ellos mismos explican por la menor actividad sexual de este
tipo de personas debido a sus características personales, lo que disminuye la
probabilidad de comportarse de forma arriesgada al inmiscuirse en este tipo de
actividades en menor medida.

En cuanto al estilo inseguro-ambivalente, se involucran en actividades


sexuales para asegurar la intimidad emocional y afianzar el sentimiento de amor
(Gómez-Zapiain et al., 2016), manifiestan tendencia a generar relaciones
obsesivamente comprometidas ante el miedo al abandono, pudiendo dar lugar a la
exposición a situaciones de riesgo (Gómez-Zapiain, 2005). Presentan un mayor
comportamiento sexual de riesgo, utilizan en menor medida preservativos y reportan
en mayor medida que los seguros experiencias sexuales negativas y no deseadas,
aunque no forzadas (Paulk y Zayac, 2013).
Sus experiencias sexuales suelen darse a edades más tempranas, tienen más parejas
sexuales a lo largo de la vida, mayor infidelidad y toman menos precauciones, así
como consumen drogas durante la experiencia sexual, tienen relaciones sin protección
y presentan actitudes negativas hacia el uso de preservativos (Paulk y Zayac, 2013).

En la revisión con respecto a las conductas sexuales de riesgo, encontramos


tres aportaciones importantes relacionadas con la regulación emocional, la empatía y
la diferencia entre la disposición al riesgo antes o después de iniciar la actividad
sexual.

Por lo que respecta a la regulación emocional, Gómez-Zapiain et al., (2016)


encontraron que las dificultades en la regulación emocional eran un importante
predictor de la disposición al riesgo en la adolescencia, tanto en varones como en
mujeres, especialmente en personas sexualmente activas.

En cuanto a la empatía, Gómez-Zapiain (2005) relacionó ésta de forma positiva con la


seguridad del apego y negativamente con la disposición al riesgo. Además indicaba
que la empatía tenía un mayor peso en relación al comportamiento sexual de los

60
varones, refiriendo que los hombres más empáticos se protegen mejor a sí mismos y
sus parejas, haciendo un uso más eficaz del preservativo.

Otro resultado sorprendente está relacionado con las variables diferenciadoras que
intervienen en la disposición al riesgo cuando aún no se ha experimentado a nivel
sexual y cuando sí se ha iniciado. En el primer caso, la mayor disposición al riesgo se
asociaba a un menor apoyo afectivo a través de vínculos de apego hacia personas
significativas. En el segundo caso existen diferencias según el género, siendo las
dificultades de regulación emocional y la evitación las variables con mayor poder
discriminativo en varones, mientras que en las mujeres lo eran la dificultad para
regular las emociones y la inseguridad del apego con la madre.

Así pues, la inseguridad es un factor de riesgo respecto al comportamiento


sexual, al utilizar la actividad sexual como medio para resolver otras necesidades
como la seguridad emocional, para afirmar la identidad o para resolver estados
afectivos negativos.

61
5. CONCLUSIONES

Diferentes autores apuntan a la importancia que tienen los vínculos de apego


establecidos con los padres durante la infancia para el establecimiento de posteriores
relaciones afectivas y en la regulación de su sistema emocional, los cuales se listan a
continuación:

1. El contacto o calidez, la proximidad y la capacidad de respuesta a las


necesidades (disponibilidad) son las características más influyentes en el
establecimiento de una base segura a partir de la cual el individuo se
desarrollará.
2. La familia es crucial en el desarrollo del niño puesto que es donde van a
aprender su forma de ser y actuar en el futuro, marcando su forma de
interpretar las experiencias así como sus conductas de apego futuras, es decir,
la base para el desarrollo socio-emocional y cognitivo del individuo.
3. El apego seguro es un factor de resiliencia psicológica que fomenta el
bienestar emocional y la capacidad para afrontar adversidades de forma
adaptativa. Los adolescentes con apego seguro tienen menor probabilidad de
desarrollar trastornos de personalidad u otras patologías, mejores habilidades
de afrontamiento, mayor capacidad de regulación emocional y menos
problemas asociados al uso de sustancias, conductas antisociales y conductas
sexuales de riesgo.
El apego inseguro supone un factor de riesgo en cuanto a la aparición de
problemas psicológicos, como dificultades emocionales, mayor probabilidad de
trastornos psicológicos y mayor riesgo de consumo sustancias.
4. Los adolescentes con estilos de apego inseguro, son más vulnerables a tener
problemas emocionales y/o depresivos, acontecimientos vitales negativos,
dificultades interpersonales y comportamiento hostil y antisocial, así como
carecen de estrategias de afrontamiento adecuadas y mayor probabilidad de
comprometerse en comportamientos de riesgo como el consumo de
sustancias, la conducta delictiva e involucrarse en conductas sexuales de
riesgo.

62
Tras la realización de esta revisión sistemática, han surgido una serie de
preguntas que podrían convertirse en futuras propuestas de investigación, dados los
pocos estudios que existen al respecto. Por ejemplo, determinar el papel que juegan
los diferentes subsistemas familiares y no únicamente la interacción entre sus
miembros en la formación del apego; explorar el papel de las diferencias individuales
en cuanto a resiliencia como factor protector frente a la vulnerabilidad psicológica y las
conductas de riesgo y estudiar en profundidad la relación directa que existe entre el
tipo de apego y la delincuencia juvenil, puesto que apenas existen trabajos que
relacionen ambas variables.

También sería interesante investigar en mayor medida al respecto de cara a


elaborar programas de intervención sobre los patrones de apego y las características
del ambiente familiar, así como incluir las variables afectivas en los programas de
entrenamiento para padres como posibles soluciones a los problemas de conducta
delictiva en adolescentes, en los programas de prevención del consumo de sustancias
o la importancia de llevar a cabo educación sexual antes del inicio de las relaciones
íntimas entre los jóvenes.

Al mismo tiempo, se han observado una serie de limitaciones relacionadas con


la escasez de investigación que aborde directamente la influencia de los estilos de
apego con respecto a las variables de interés, siendo más prolífica la búsqueda de
variables que median esta interacción como los estilos de afrontamiento o la
impulsividad.

Dada la falta de información al respecto y las características de la variable


estudiada, ha sido necesario incluir en la revisión sistemática otras revisiones,
metaanálisis y estudios longitudinales.

63
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