Modulo de Dispensación de Medicamentos y Dispositivos Médicos
Modulo de Dispensación de Medicamentos y Dispositivos Médicos
Modulo de Dispensación de Medicamentos y Dispositivos Médicos
1. Prescripción médica
El médico, tras establecer el diagnóstico correspondiente, elabora la prescripción médica, de
forma manual o electrónica.
Toda prescripción de medicamentos deberá hacerse por escrito, previa evaluación del paciente y
registro de sus condiciones y diagnóstico en la historia clínica, utilizando para ello la Denominación
Común Internacional.
La prescripción debe ser en letra clara y legible, con las indicaciones necesarias para su
administración.
Se hará en idioma español, en forma escrita y/o computarizado.
No podrá contener enmendaduras o tachaduras, siglas, claves, signos secretos,
abreviaturas o símbolos químicos, con la excepción de las abreviaturas aprobadas por el
Comité de Farmacia y Terapéutica de la Institución.
La prescripción debe permitir la confrontación entre el medicamento prescrito y el
medicamento dispensado (en el caso ambulatorio), por parte del servicio farmacéutico y
administrado (en el caso hospitalario) por parte del personal del servicio de enfermería.
La prescripción debe permitir la correlación de los medicamentos prescritos con el
diagnóstico.
La dosis de cada medicamento debe expresarse en el sistema métrico decimal y en casos
especiales en unidades internacionales cuando se requiera.
Cuando se trate de preparaciones magistrales, además de los requisitos de prescripción,
se debe especificar claramente cada uno de los componentes con su respectiva cantidad.
La prescripción del medicamento deberá realizarse en un formato el cual debe contener, como
mínimo, los siguientes datos cuando estos apliquen:
Datos de Prescripción de Medicamentos
Nombre del prestador de servicios de salud o profesional de la salud que prescribe,
dirección y
número telefónico o dirección electrónica.
Lugar y fecha de la prescripción.
Nombre del paciente y documento de identificación.
Número de la historia clínica.
Tipo de usuario (contributivo, subsidiado, particular, otro).
Nombre del medicamento expresado en la Denominación Común Internacional
(nombre
genérico).
Concentración y forma farmacéutica.
Vía de administración.
Dosis y frecuencia de administración.
Período de duración del tratamiento.
Cantidad total de unidades farmacéuticas requeridas para el tratamiento, en números
y letras.
Indicaciones que a su juicio considere el prescriptor.
Vigencia de la prescripción.
Nombre y firma del prescriptor con su respectivo número de registro profesional.
El dispensador se obliga a:
Verificar que la prescripción esté elaborada por el personal de salud competente y
autorizado y que cumpla con las características y contenido de la prescripción establecidos
en el Decreto 2200 de 2005.
Verificar que las preparaciones: magistrales, extemporáneas, estériles; nutrición
parenteral; y, mezclas de medicamentos oncológicos, contengan en el rótulo o etiquetas la
información sobre el paciente hospitalizado o ambulatorio, según el caso; de la
preparación o de la mezcla; y, la firma del responsable.
Exigir la prescripción para aquellos medicamentos en los que aparezca en la etiqueta la
leyenda “Venta Bajo Fórmula Médica”.
No dispensar y consultar al prescriptor cuando identifique en una prescripción posibles
errores, con el fin de no incurrir en falta contra la ética profesional.
Verificar y controlar que los medicamentos dispensados correspondan a los prescritos.
Informar al usuario sobre los aspectos indispensables que garanticen el efecto terapéutico
y promuevan el uso adecuado de los medicamentos, tales como: condiciones de
almacenamiento, cómo reconstituirlos, cómo medir la dosis, qué cuidados debe tener en
la administración, interacciones con alimentos y otros medicamentos, advertencias sobre
efectos adversos, contraindicaciones y la importancia de la adherencia a la terapia.
Brindar a los usuarios pautas sobre el uso adecuado de los medicamentos de venta sin
prescripción facultativa o de venta libre.
Recibir la capacitación ofrecida por las entidades oficiales o de otros actores del Sector
Salud y/o capacitarse continuamente en los conocimientos teóricos y destrezas necesarias
en el ejercicio del cargo u oficio, a fin de ir aumentando progresivamente las competencias
laborales.
El dispensador no podrá:
Adulterar o modificar en cualquier forma la prescripción.
Cambiar el principio activo, concentración, forma farmacéutica, vía de administración,
frecuencia, cantidad y la dosis prescrita.
Dispensar medicamentos alterados o fraudulentos.
Violar la reserva a que está obligado por razón de la función que desempeña.
Recomendar a los usuarios la utilización de medicamentos.
Tener muestras médicas de medicamentos.
Tener envases y empaques vacíos, en el servicio farmacéutico, o en aquellos
establecimientos farmacéuticos que no estén autorizados para realizar los procesos de
reenvase o reempaque de medicamentos.
Inducir al paciente o consumidor a la compra de un medicamento que cambie o
sustituya al prescrito o al solicitado.
El conteo de los medicamentos a dispensar debe ser realizado en forma muy precisa, ya que,
si se entregan menos medicamentos de los que se piden, puede dar lugar a fallas en el
tratamiento. En el caso de antibióticos es especialmente crítico, porque puede producirse una
resistencia bacteriana al tratamiento posterior con ello si el tratamiento inicial es terminado
en forma prematura debido la falta de medicamentos. Por el contrario, la entrega de más
medicamentos de los que se pide, cuando el precio cobrado se basa en la cantidad pedida,
puede ser una fuente de pérdida financiera significativa. Así, aunque requiera más tiempo, es
en bien de los intereses terapéuticos del paciente y de los intereses financieros del servicio
farmacéutico contar todos los medicamentos con cuidado y precisión.
La información que reciben los pacientes sobre la correcta utilización de los medicamentos es
de gran importancia, ya que un error o una mala comprensión pueden conducir al fracaso del
tratamiento y, como consecuencia a un derroche de los medios que aumentan el costo de
atención en salud. La información y la educación sanitaria dirigida a los pacientes deben
respetar su autonomía, mejorar su salud e incrementar el resultado del tratamiento médico.
El dispensador debe aconsejar e informar a los pacientes sobre la forma de utilizar los
medicamentos con seguridad y eficacia, para maximizar el resultado terapéutico. Cuando sea
oportuno, la información oral debe ratificarse de manera escrita. Para esto es útil contar con
folletos o boletines sobre uso racional de los medicamentos.
El dispensador debe procurar que el paciente o usuario del servicio no tenga ninguna duda
sobre:
La acción del medicamento.
Cómo, cuánto y cuándo tomarlo.
Duración del tratamiento.
Posibles efectos secundarios, interacciones y contraindicaciones.
Precauciones para su uso.
Condiciones óptimas de almacenamiento.