La Edad Media Siglos Xiii XV Resumen Completo Temas 1 15
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TEMA I. LA GRAN EXPANSIÓN CRISTIANA DE LAS CORONAS DE CASTILLA Y DE ARAGÓN EN EL SIGLO XIII Y EL AISLAMIENTO DE NAVARRA
Durante el siglo XIII se puede considerar que la Reconquista ha terminado. La victoria sobre los almohades en Las Navas de Tolosa (1212),
sirvió para acelerar el proceso de descomposición y de debilitación del Imperio norteafricano, la anarquía posterior en la que cayeron buena
parte de las tierras de Al-Andalus y la unión definitiva de Castilla y León en las manos de Fernando III (1230), son los factores que explican
como, poco a poco, los reyes cristianos van conquistando las tierras del Sur.
• La segunda de 1244 a 1248, periodo realmente conquistador, durante el cual Fernando III ocupa el Bajo Guadalquivir. Ganadas Córdoba y
Jaén, Sevilla se convirtió en el objetivo inmediato. En 1248, después de un sitio de la ciudad terrestre y marítimo (control del río Guadalquivir
y Puente de Triana), Fernando III entró en la ciudad, obligando a toda la población musulmana a abandonarla en el plazo no inferior a un
mes, aunque podrían llevarse consigo sus bienes muebles.
• La tercera de 1292 a 1492, periodo durante el cual los reyes musulmanes son vasallos de los castellanos y muy lentamente, a lo largo de los
años, se va ocupando las plazas del Estrecho (Tarifa, Algeciras, Gibraltar), hasta que la reconquista finaliza con los Reyes Católicos en 1492.
La repoblación de las tierras meridionales fue extremadamente lenta en comparación con las campañas militares. La política seguida por los
monarcas castellanos buscaba la completa castellanización del territorio. Tras la ocupación de Al-Andalus, se respetó a la población
musulmana “en proporción inversa a la resistencia militar ofrecida”. Lo usual era que la población musulmana evacuara las grandes ciudades,
permitiéndoles salir con sus bienes muebles. Sólo subsistió la población mudéjar en las zonas rurales.
Los repartos de tierra a los nuevos pobladores se realizaron de forma ordenada según los libros locales. Para casi toda la cuenca del
Guadalquivir se recurrió a la fórmula de los repartimientos. De Sevilla se conocen los Libros de Repartimiento, registro general de tierras y
casas distribuidas a los colonos por una comisión de repartidores. Los lotes suelen estar constituidos por casa, huerto y una pequeña
extensión de tierra, entregada frecuentemente como una concesión a perpetuidad, con la obligación del pago de un ceso anual.
Andalucía es repoblada y organizada por la monarquía de las coronas unidas según el modelo leonés: concesión por el rey de grandes
señoríos territoriales a los magnates de la corte, la Iglesia y las órdenes militares. Los miembros de la nobleza reciben donadíos (grandes
extensiones de tierras) que comprenden varias aldeas o alquerías. El peso fundamental de la repoblación recayó en el grupo de caballeros
hidalgos o de linaje. Tras la revuelta mudéjar de Andalucía en 1264 muchas tierras quedaron vacías y se produjo un reajuste agrario. Los
beneficiarios fueron los grandes propietarios. Este fenómeno acabó influyendo en el triunfo del latifundismo andaluz.
Este cambio de actitud política, con relación a los mudéjares por parte de la monarquía castellano-leones a, provocó un hondo malestar
entre musulmanes sometidos, que, además, recibían cada vez una mayor influencia de las fatwas de los alfaquíes granadinos y magrebíes
que les recomendaban su marcha hacia países musulmanes, en los que pudieran poner en práctica su ley y su religión sin ningún tipo de
cortapisas. Fue en este contexto donde estalló la terrible revuelta mudéjar de 1264, en la que los musulmanes andaluces se aliaron con los
granadinos y beréberes norteafricanos y que estuvo a punto de terminar con el dominio cristiano en Andalucía y Murcia. Es cierto que
Alfonso X, con la colaboración de su suegro, Jaime I de Aragón, logró reprimirla a duras penas, pero también es verdad que esta sublevación
tuvo consecuencias transcendentales para los mudéjares andaluces. La primera de todas es que supuso el final de una Andalucía
densamente poblada por musulmanes, ya que la mayor parte de ellos emigró hacia el reino de Granada o hacia el norte de África, por lo
que, en adelante, las relaciones entre cristianos y musulmanes andaluces se habrían de realizar a través de la frontera.
8. CONCLUSIONES
Con la ocupación de Valencia en 1238, la Corona de Aragón daba por finalizadas sus conquistas peninsulares. Como consecuencia de ellas, la
nobleza había ampliado los horizontes para la expansión de sus señoríos y la burguesía catalana había creado sólidas plataformas para la
intensificación de sus actividades comerciales en el norte de África y Mediterráneo occidental. Pero lo más importante sería la conversión en
reino de las tierras conquistadas y la creación de una entidad político-jurídica propia unida dinásticamente a la misma corona que Aragón,
Cataluña y Mallorca, con autonomía propia y con Cortes particulares y Fueros.