La Edad Media Siglos Xiii XV Resumen Completo Temas 1 15

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3

lOMoARcPSD|818391

La Edad Media: Siglos XIII - Xv Resúmen completo Temas 1


- 15
Historia Medieval de España II: siglos XIV y XV (UNED)

StuDocu no está patrocinado ni avalado por ningún colegio o universidad.


Descargado por Maria del Mar Martin ([email protected])
lOMoARcPSD|818391

TEMA I. LA GRAN EXPANSIÓN CRISTIANA DE LAS CORONAS DE CASTILLA Y DE ARAGÓN EN EL SIGLO XIII Y EL AISLAMIENTO DE NAVARRA

Durante el siglo XIII se puede considerar que la Reconquista ha terminado. La victoria sobre los almohades en Las Navas de Tolosa (1212),
sirvió para acelerar el proceso de descomposición y de debilitación del Imperio norteafricano, la anarquía posterior en la que cayeron buena
parte de las tierras de Al-Andalus y la unión definitiva de Castilla y León en las manos de Fernando III (1230), son los factores que explican
como, poco a poco, los reyes cristianos van conquistando las tierras del Sur.

2. LA CONQUISTA Y REPOBLACIÓN DE ANDALUCÍA


Podemos considerar en la reconquista andaluza tres etapas muy claras:
• La primera desde 1224 a 1236, periodo de formación de los reinos de taifas almohades en el que Fernando III ocupa algunas poblaciones,
recibidas como rehenes o como garantía de los pactos firmados con los musulmanes. El resultado de esta desunión musulmana fue la
conquista de poblaciones como Trujillo y Úbeda (1233), ciudad ésta clave para la conquista de la Andalucía Oriental. En 1236 se ocupa
Córdoba, exigiendo Fernando III la entrega de la ciudad intacta y vacía al igual que sucedería posteriormente con Jaén (1238).

• La segunda de 1244 a 1248, periodo realmente conquistador, durante el cual Fernando III ocupa el Bajo Guadalquivir. Ganadas Córdoba y
Jaén, Sevilla se convirtió en el objetivo inmediato. En 1248, después de un sitio de la ciudad terrestre y marítimo (control del río Guadalquivir
y Puente de Triana), Fernando III entró en la ciudad, obligando a toda la población musulmana a abandonarla en el plazo no inferior a un
mes, aunque podrían llevarse consigo sus bienes muebles.

• La tercera de 1292 a 1492, periodo durante el cual los reyes musulmanes son vasallos de los castellanos y muy lentamente, a lo largo de los
años, se va ocupando las plazas del Estrecho (Tarifa, Algeciras, Gibraltar), hasta que la reconquista finaliza con los Reyes Católicos en 1492.

La repoblación de las tierras meridionales fue extremadamente lenta en comparación con las campañas militares. La política seguida por los
monarcas castellanos buscaba la completa castellanización del territorio. Tras la ocupación de Al-Andalus, se respetó a la población
musulmana “en proporción inversa a la resistencia militar ofrecida”. Lo usual era que la población musulmana evacuara las grandes ciudades,
permitiéndoles salir con sus bienes muebles. Sólo subsistió la población mudéjar en las zonas rurales.
Los repartos de tierra a los nuevos pobladores se realizaron de forma ordenada según los libros locales. Para casi toda la cuenca del
Guadalquivir se recurrió a la fórmula de los repartimientos. De Sevilla se conocen los Libros de Repartimiento, registro general de tierras y
casas distribuidas a los colonos por una comisión de repartidores. Los lotes suelen estar constituidos por casa, huerto y una pequeña
extensión de tierra, entregada frecuentemente como una concesión a perpetuidad, con la obligación del pago de un ceso anual.
Andalucía es repoblada y organizada por la monarquía de las coronas unidas según el modelo leonés: concesión por el rey de grandes
señoríos territoriales a los magnates de la corte, la Iglesia y las órdenes militares. Los miembros de la nobleza reciben donadíos (grandes
extensiones de tierras) que comprenden varias aldeas o alquerías. El peso fundamental de la repoblación recayó en el grupo de caballeros
hidalgos o de linaje. Tras la revuelta mudéjar de Andalucía en 1264 muchas tierras quedaron vacías y se produjo un reajuste agrario. Los
beneficiarios fueron los grandes propietarios. Este fenómeno acabó influyendo en el triunfo del latifundismo andaluz.

3. LA CONQUISTA Y REPOBLACIÓN DE MURCIA


No se puede hablar propiamente de una reconquista de Murcia, sino de su incorporación a la monarquía castellana. En 1241, sus
habitantes, dudosos sobre la persona a quien debían obedecer, se inclinan por el que parece más fuerte: el rey de Castilla. Una embajada
murciana se desplaza a Toledo y ofrece al infante Alfonso (futuro Alfonso X) la soberanía sobre Murcia y su reino, a excepción de algunos
puntos que seguirían como guarniciones musulmanas. Esta decisión se formaliza con el Tratado de Alcaraz (1243) por la que se aceptaba la
soberanía de Castilla y comprometiéndose al pago de ciertas rentas. La gran masa de población siguió siendo musulmana, y unos cuantos
pobladores cristianos procedentes de Aragón, Cataluña y Valencia acudieron para asentarse en las tierras incorporadas.
Alfonso X completó la repoblación inicial y para evitar la excesiva concentración de poder de la nobleza, les otorgó grandes extensiones de
tierras en la frontera con Granada, donde la población era muy escasa. Los nuevos repobladores fueron en su mayoría castellanos y un
importante grupo procedente de Aragón. Igualmente se instalaron extranjeros, particularmente italianos y franceses.

4. LAS REVUELTAS MUDEJARES


La historia de los mudéjares andaluces se inicia con la conquista de Andalucía en el siglo XIII y termina con el decreto de 1502, cuando los
Reyes Católicos les dieron la opción de convertirse al Cristianismo o de salir de los reinos de la Corona de Castilla.
La conquista de Andalucía en el siglo XIII incorporó a Castilla un amplio territorio, poblado por musulmanes. La mayor parte del antiguo
territorio de Al-Andalus, en el que proliferaban los centros de población medianos o pequeños, negoció su rendición con los conquistadores
castellanos, por lo que firmaron pactos con Fernando III, conocidos como pleitos o pleitesías, en los que se ha querido ver cierta
similitud con los tratados de rendición que, contemporáneamente Jaime I de Aragón ofreciera a los musulmanes de Valencia Mallorca,
después de su conquista. Todo ello tuvo como resultado inmediato el nacimiento de un extenso territorio donde los mudéjares eran los
predominantes, mientras que los cristianos se encontraban en franca minoría.
Pero, muy pronto, se demostró que el primitivo proyecto de Fernando III de una Andalucía en la que convivieran, sin ningún tipo de
problemas, vencedores y vencidos, los cristianos en las ciudades y villas y los mudéjares en el campo, habría
de resultar una utopía, según demostró la nueva política, llena de ambigüedades, puesta en práctica por su hijo y sucesor Alfonso X, con
respecto a los musulmanes que permanecieron bajo el dominio cristiano. El rey emprendió una nueva y dura ofensiva contra los
musulmanes andaluces, que culminó en 1262, cuando tomó por las armas el reino mudéjar de Niebla y Écija fue vaciada de moros.

Descargado por Maria del Mar Martin ([email protected])


lOMoARcPSD|818391

Este cambio de actitud política, con relación a los mudéjares por parte de la monarquía castellano-leones a, provocó un hondo malestar
entre musulmanes sometidos, que, además, recibían cada vez una mayor influencia de las fatwas de los alfaquíes granadinos y magrebíes
que les recomendaban su marcha hacia países musulmanes, en los que pudieran poner en práctica su ley y su religión sin ningún tipo de
cortapisas. Fue en este contexto donde estalló la terrible revuelta mudéjar de 1264, en la que los musulmanes andaluces se aliaron con los
granadinos y beréberes norteafricanos y que estuvo a punto de terminar con el dominio cristiano en Andalucía y Murcia. Es cierto que
Alfonso X, con la colaboración de su suegro, Jaime I de Aragón, logró reprimirla a duras penas, pero también es verdad que esta sublevación
tuvo consecuencias transcendentales para los mudéjares andaluces. La primera de todas es que supuso el final de una Andalucía
densamente poblada por musulmanes, ya que la mayor parte de ellos emigró hacia el reino de Granada o hacia el norte de África, por lo
que, en adelante, las relaciones entre cristianos y musulmanes andaluces se habrían de realizar a través de la frontera.

5. LA CONQUISTA Y REPOBLACIÓN DE MALLORCA


La gran ofensiva castellana sobre Andalucía coincidió con avances similares de la Corona aragonesa sobre las Baleares y la costa valenciana.
Los preparativos para la conquista de la isla obedecieron al deseo de facilitar las comunicaciones entre Cataluña y el norte de África,
interceptadas por los corsarios y piratas mallorquines. Una expedición, formada por 150 naves, partió hacia la isla en septiembre de 1229.
Tras un largo asedio, la ciudad de Palma se rindió a finales de año, y con ella el resto de la isla. Más tarde, después de la conquista de
Valencia, se conquistaban Ibiza y Menorca. A partir de entonces, las Baleares se integrarían en la Corona aragonesa.
La repoblación de Mallorca fue realizada mayoritariamente por catalanes. La mitad de las tierras a repartir fueron para el rey, la llamada
parte real. De la otra mitad se hicieron cuatro partes, que se otorgaron a los tres principales magnates que protagonizaron la conquista y al
obispo de Barcelona. Estos cuatro organizaron la llegada de colonos y el mantenimiento de los mudéjares, de manera que coexistieron
grandes y pequeñas explotaciones en la isla.

6. LA CONQUISTA Y REPOBLACIÓN DE VALENCIA


Por su situación estratégica, Valencia, constituía la zona natural de expansión de la Corona de Aragón. La conquista de la región valenciana
fue mucho más complicada. Se había iniciado antes de la expedición a Mallorca. El impulso conquistador parece haber partido de los afanes
expansionistas de la nobleza aragonesa, pero más tarde el interés por la región se hizo extensivo a los mercaderes y ciudadanos catalanes,
deseosos de ampliar el control de la costa y el comercio levantino. Jaime I aglutinó en una misma empresa reconquistadora a la nobleza y a
la burguesía tanto aragonesa como catalana. En 1238, tras asedio de unos meses, Jaime I entra en Valencia. En los años siguientes fueron
cayendo localidades importantes como Denia y Játiva.
La incorporación del Reino de Valencia a la Corona de Aragón supuso una ampliación considerable de tierras. En la parte norte o
castellonense se otorgaron señoríos a las órdenes militares, sobre todo Temple y San Juan. Para el resto de la región la fórmula empleada fue
la de los repartimientos. La propiedad quedó bastante repartida. Entre los beneficiarios cabe hablar de dos grandes zonas: en el norte y en el
interior predominó la influencia nobiliaria y aragonesa. El litoral fue poblado por catalanes y la principal referencia fue el realengo y los
modelos forales. Un hecho peculiar fue la pervivencia de la población mudéjar, que en muchas comarcas era mayoritaria.

7. BLOQUEO NAVARRO: LA CASA DE CHAMPAGNE Y EL FUERO ANTIGUO


El gran problema del último gran rey navarro, Sancho VII el Fuerte (1194-1234) fue la falta de heredero. Propuso a Jaime I de Aragón con la
idea de que muerto cualquiera de ellos el superviviente recibiría en herencia el reino del otro. A su muerte, una buena parte de los navarros
apoyaron la candidatura de su sobrino Teobaldo, hijo de Blanca de Navarra (hija de Sancho VI el Sabio) y Teobaldo de Champagne que fue
elegido rey con el nombre de Teobaldo I de Navarra ante el desinterés de Jaime I en mantener los acuerdos.
Ello suponía la independencia de Navarra con respecto a Aragón, pero también su distanciamiento de Castilla.
Con la incorporación de la dinastía de Champagne, Navarra, hasta su definitiva incorporación a la Corona de Castilla en 1512, se apartará del
proceso histórico, convirtiéndose en un apéndice dentro de la órbita de influencia francesa.
Instituciones fiscales, o de la administración del estado, como el senescal -lugarteniente regio- fueron importadas de allí.
La nobleza Navarra, superada la tensión inicial, consiguió no ser desplazada por la francesa y, sobre todo, que el derecho tradicional, el
Fuero Antiguo de Navarra, fuera jurado por el monarca, estableciéndose un gran acuerdo entre el rey y la nobleza. También las ciudades y
burgos navarros vieron respetados sus fueron y estatutos locales.

8. CONCLUSIONES
Con la ocupación de Valencia en 1238, la Corona de Aragón daba por finalizadas sus conquistas peninsulares. Como consecuencia de ellas, la
nobleza había ampliado los horizontes para la expansión de sus señoríos y la burguesía catalana había creado sólidas plataformas para la
intensificación de sus actividades comerciales en el norte de África y Mediterráneo occidental. Pero lo más importante sería la conversión en
reino de las tierras conquistadas y la creación de una entidad político-jurídica propia unida dinásticamente a la misma corona que Aragón,
Cataluña y Mallorca, con autonomía propia y con Cortes particulares y Fueros.

Descargado por Maria del Mar Martin ([email protected])

También podría gustarte