1 Domingo A San José
1 Domingo A San José
1 Domingo A San José
Los siete domingos de san José, es una antigua tradición en la Iglesia para
preparar la fiesta de San José, el 19 de marzo, con la contemplación de los
dolores y gozos del Santo Patriarca durante los siete domingos anteriores a su
celebración.
ACTO DE CONTRICION
Dios y Señor mío, en quien creo y espero y a quien amo sobre todas las cosas;
al pensar en lo mucho que habéis hecho por mí y lo ingrato que he sido a
vuestros favores, mi corazón se confunde y me obliga a exclamar:
¡Piedad, ¡Señor, para este hijo rebelde, perdónale sus extravíos, que le pesa
de haberte ofendido, y desea antes morir que volver a pecar!
Confieso que soy indigno de esta gracia, pero te lo pido por los méritos de
vuestro Padre nutricio, San José. Y Vos, glorioso Abogado mío, recíbeme bajo
vuestra protección y dame el favor necesario para emplear bien este rato en
obsequio vuestro y utilidad de mi alma. ¡Jesús, María y José, intercedan por mí!
Amén.
PRIMER DOMINGO
La Santa comunión de este día se ofrece para dar gracias a San José por los
servicios que él prestó a amado hijo Jesús y a su Virginal esposa María.
Contemplaremos:
El dolor de san José (Mt 1, 18-19) “María estaba desposada con José y,
antes de vivir juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.
José como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en
secreto”.
El gozo de San José (Mt 1, 20-21). cuando “El ángel del Señor se le apreció
en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu
mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo”.
MEDITACIÓN
José, aunque veía que María iba a ser Madre, advertía al mismo tiempo que
ella conservaba radiante el destello de la Santa Virginidad, y que el fruto que
llevaba en su seno no había alterado en manera alguna su angelical pudor.
Pero al decirle que no tema, el ángel se sirve de esta fórmula: José, hijo de
David: JOSEPH, FILI DAVID, NOLITEMERE. Estas palabras están llenas de
misterios, dice, San Juan Crisóstomo. Gabriel le llama por su nombre para
inspirarle confianza, recordándole en su origen la promesa que Dios había
hecho a David que el Mesías nacería de su raza, misterio inefable que se
cumplía en aquel momento en María, descendiente como él de la tribu de
David. San Fulgencio traduce así las palabras del Ángel: “José: María es
vuestra legitima esposa y el Espíritu Santo es el que ha hecho don de ella,
quien ha obrado en su seno el misterio que os llena de temor santo. Pero este
espíritu de amor no quiere romper el casto matrimonio que él mismo ha
formado. Aun cuando haya hecho infinitamente más precioso el tesoro que os
hadado, no quiere por esto privaros de la dicha de poseerle. Dios, haciendo de
María su Madre, no pretende que cese de ser vuestra esposa; al contrario, Ella
confía a vuestra piedad, a fin de que protejáis su honor y sustentéis a su Divino
Hijo”. Las palabras del Ángel llenaron el corazón de José de una alegría
inefable. Asegurado entonces, la manera de no poder poner en duda la
dignidad incomparable de su santa esposa, su gozo fue tan grande, su
contento tan perfecto, tan completo, que hubiera podido decir a Dios como el
Rey profeta: “Vuestras consolaciones han regocijado mi alma en proporción a
la multitud de mis dolores”. De este modo, un solo instante bástale a Dios para
apaciguar esta tempestad que agita el espíritu de José y hace renacer en él la
más dulce tranquilidad. Esto sucede siempre en casos análogos, cuando el
Alma está sometida a la Voluntad de Dios como debe estarlo. “Por vuestra
bondad, Señor, decía el Santo hombre Tobías, la calma sigue de cerca de la
tempestad, y después de la aflicción y las lágrimas derramáis la alegría en los
corazones”. ¡Qué poderoso motivo de paciencia y conformidad a la Voluntad
del Señor!
¡Oh felicísimo Patriarca, que fuiste elevado a la dignidad de padre adoptivo del
Verbo encarnado!
Te compadezco por el dolor que sentiste viendo nacer al Niño Jesús en tanta
pobreza y desamparo; y te felicito por el gozo que tuvisteis al oír la suave
melodía con que los ángeles celebraron el nacimiento, cantando “Gloria a Dios
en las alturas”.
Por este dolor y gozo te pido nos concedas oír, al salir de este mundo, los
cánticos celestiales de los ángeles en la gloria.
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria.
TERCER DOLOR Y GOZO. La circuncisión del niño Jesús.
Amparada los pobres y a los afligidos por la pobreza y amargas angustias que
padecisteis en compañía de Jesús y María en Belén, Egipto y Nazaret; y haz
que sufriendo con paciencia nuestros trabajos, merezcamos el eterno
descanso.
Sed protector de los pobres y esposos para que vivan en paz y eduquen en el
Santo temor de Dios a sus hijos.
Dad los sacerdotes las virtudes que corresponden a su estado para tratar
dignamente el Cuerpo de Jesús Sacramentado. A los que viven en comunidad
inspiradles amor a la observancia religiosa.
Tiende vuestra mano protectora a toda la Iglesia, pues habéis sido declarado
por el Vicario de Cristo Patrono de la Iglesia Universal.
Y ya que libraste al Hijo de Dios del furor de Herodes libra a la Iglesia -Esposa
tuya- del furor de los impíos.
alcánzanos que se abrevien los días malos y vengan la serenidad y la Paz. Así
sea.
Por el afecto que te unió con la Inmaculada Virgen Madre de Dios y por el amor
paternal con que trataste al Niño Jesús, te rogamos nos auxilies para llegar a la
posesión de la herencia que Jesucristo nos conquistó con su sangre, nos
asistas con tu poder y nos socorras en nuestras necesidades.
Proteged -oh prudentísimo Guardián de la Sagrada Familia- a la raza elegida
de Jesucristo; presérvanos, oh Padre amantísimo, de toda mancha de error y
corrupción; muéstratenos propicio y asístenos de lo alto del Cielo, -oh
Poderosísimo Libertador nuestro- en la batalla que estamos librando contra el
poder de las tinieblas; y así como libraste al Niño Jesús del peligro de la
muerte, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra la acechanza del
enemigo contra toda adversidad.
Amadísimo Padre mío san José; confiando en el valioso poder que tienes ante
el trono de la Santísima Trinidad y de María tu esposa y madre nuestra, te
suplicamos intercedas por todos tus devotos y nos concedas todas las gracias
que te pedimos (hacer petición)
ORACION
Oh San José que con amor trabajaste la madera en esta vida, vida pasajera,
para tu familia el pan de cada día proveer. Ahora Oh San José, en el Cielo con
Cristo, que extendido en el madero en el que dio vida eterna al hombre,
enséñanos a reconocer en el quehacer de cada día el camino hacia Dios.
Amén.
Primer misterio:
Por el tiempo que a María esperaste, danos la virtud para en silencio
pacientemente esperar, esto es danos la paz.
Padrenuestro, 10 Avemarías, Gloria.
Ave Maria purísima
“Amado San José haz crecer en mi la fe, que ella buscare la esperanza y la
caridad”.
“Oh San José, padre Nutricio de Jesucristo y verdadero esposo de María
Virgen, ruega por nosotros y por los agonizantes de esta noche”
“Por tu grandiosa humildad Amado San José derrama sobre nosotros tus
santas Virtudes”
Segundo misterio:
Por aceptar en castidad para María desposar, danos la virtud para vivir en
pureza y castidad.
Padrenuestro, 10 Avemarías, Gloria.
Ave Maria purísima
“Amado San José haz crecer en mi la fe, que ella buscare la esperanza y la
caridad”.
“Por tu grandiosa humildad Amado San José derrama sobre nosotros tus
santas Virtudes”
Tercer misterio:
Por aceptar la paternidad de Jesús, danos la virtud para sólo hacer la
voluntad de Dios.
Padrenuestro, 10 Avemarías, Gloria.
Ave Maria purísima
“Amado San José haz crecer en mi la fe, que ella buscare la esperanza y la
caridad”.
“Por tu grandiosa humildad Amado San José derrama sobre nosotros tus
santas Virtudes”
Cuarto misterio:
Por el día que todo dejaste para tu Hijo salvar, danos la virtud para
cumplir lo que Dios pida y vivir, como Tú, en santa obediencia.
Padrenuestro, 10 Avemarías, Gloria.
Ave Maria purísima
“Amado San José haz crecer en mi la fe, que ella buscare la esperanza y la
caridad”.
Quinto misterio:
Por el día que tú Hijo encontraste hablando con sabiduría y callaste,
danos la virtud de callar y aprender a escuchar al que en nombre de Dios
habla.
Padrenuestro, 10 Avemarías, Gloria.
Ave Maria purísima
“Amado San José haz crecer en mi la fe, que ella buscare la esperanza y la
caridad”.
“Por tu grandiosa humildad Amado San José derrama sobre nosotros tus
santas Virtudes”
Oración:
Tú San José, Protector de la Iglesia Universal, Patrono de las familias, de los
seminarios, de los trabajadores, defensor de la niñez y guardián de las madres,
ayúdanos para recibir la gracia y alcanzar así las virtudes gloriosas de tu
corazón en la castidad, en la prudencia, en la justicia y en la humildad. Amén.
Por el Papa:
Pidamos al Padre Todopoderoso: por el Papa y por todas las necesidades de
nuestra Iglesia.
Padrenuestro, tres Avemarías Gloria.