Reflexiones Sobre El Estatuto Disciplinario Del Campo de La Comunicaci+ N - Vassallo de L+ Pez
Reflexiones Sobre El Estatuto Disciplinario Del Campo de La Comunicaci+ N - Vassallo de L+ Pez
Reflexiones Sobre El Estatuto Disciplinario Del Campo de La Comunicaci+ N - Vassallo de L+ Pez
Maria Immacolata
Vassallo de Lopes
Armand Mattelart.
En este texto se aborda el tema propuesto en el plano conceptual, pues las cuestiones del
campo académico de la comunicación y de los desafíos que en la actualidad se le
presentan a su investigación tienen que ver fundamentalmente con su estatuto
disciplinario. Se toma como referencia los procesos de institucionalización y de
disciplinarización en la historia de las ciencias sociales y se pretende fundamentar la
hipótesis de que la institucionalización del campo académico de la comunicación en
Brasil avanza bajo el signo de la transdisciplinariedad.
En un trabajo anterior, así como en una investigación empírica (Vasallo de
Lopes, 1998; en prensa), se exploraron algunas cuestiones epistemológicas y
metodológicas acerca de la comunicación, con base en las propuestas de convergencia y
de sobreposición de temas y de metodologías que se hacen notar de forma creciente en
la literatura actual, tanto por parte de investigadores de la comunicación como de las
ciencias sociales y humanas. Esas propuestas se pueden identificar como constituyentes
de un movimiento contemporáneo crítico de la compartimentación disciplinaria que se
fue construyendo a lo largo del desarrollo histórico de esas ciencias. Lo más importante
es que, además de ser polémicas, esas propuestas son concretas y factibles y buscan una
reestructuración disciplinaria de las ciencias sociales y humanas, con base en la
apertura y revisión de sus estructuras de conocimiento. Son una invitación a “un debate
sobre el paradigma”, como dice Wallerstein (1991).
Partimos de una definición formal y amplia de lo que es el campo académico de
la comunicación: un conjunto de instituciones de educación superior destinadas al
estudio y a la enseñanza de la comunicación, donde se produce la teoría la investigación
y la formación universitaria de los profesionales de la comunicación. Eso implica que en
ese campo se pueden identificar varios subcampos: el científico, implicado en prácticas
de producción de conocimiento: la investigación académica tiene la finalidad de
producir conocimiento teórico y aplicado por medio de la construcción de objetos,
metodologías y teorías; el educativo, que se define por prácticas de reproducción de
reconocimiento, es decir, mediante la enseñanza universitaria de materias relacionadas
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con la comunicación, y el profesional caracterizado por prácticas de aplicación del
conocimiento y que promueve vínculos variados con el mercado del trabajo. 1
Al analizar esa definición inicial sobre el campo académico de la comunicación,
es necesario explicitar los siguientes puntos:
• El sentido de la noción de campo y de campo académico.
• El problema de la herencia disciplinaria de los estudios de comunicación.
• La cuestión de la institucionalización de las ciencias sociales.
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siempre este carácter doble. En correlación, los conflictos epistemológicos son, siempre,
inseparablemente, conflictos políticos y, así, una investigación sobre el poder en el
campo científico podría perfectamente incluir sólo cuestiones en apariencia
epistemológicas. Resulta, entonces, “inútil distinguir entre las determinaciones
propiamente científicas y las determinaciones propiamente sociales (políticas) de la
prácticas esencialmente sobredeterminadas” de los agentes involucrados (Bourdieu
1983: 124).
La importancia de la noción de campo científico de Bourdieu es en esencia
heurística por diversas razones. En primer lugar, porque permiten romper con la imagen
hagiografíca que por lo general viene incorporada en la noción de “comunidad
científica”, aun en autores como Kuhn (1976), quienes dan lugar al conflicto en su
teoría funcionalista de la evolución científica. En segundo lugar porque, dentro del a
concepción estructuralista que está en la base de su análisis del campo, Bourdieu analiza
de manera dialéctica las posiciones estructuradas con las prácticas estructurantes de los
agentes. 2 Las prácticas son vistas como estrategias es decir, como acciones reflejadas,
siempre con el doble carácter indicado arriba (científico y político) y que se orientan
como estrategias de conversación/sucesión o estrategias de su versión. Esas estrategias
dependen de las posiciones ocupadas por los agentes en el campo, es decir, del capital
científico y del poder que él les confiere. Los agentes llamados por Bourdieu
dominantes se dedicaban a las estrategias de conservación o de sucesión (a través de sus
discípulos) buscando asegurar el mantenimiento del orden científico con el que se
identifican. Ese orden, al él llama ciencia oficial, no se reduce al conjunto de recursos
científico heredados del pasado que existen en estado objetivado, bajo la forma de
instrumentos, obras, instituciones, etc., y en estado incorporado, bajo la forma de
hábitos científicos, sistemas de esquemas generado de percepción, de apreciación y
de acción. Es también una especie de acción pedagógica que hace posible la elección de
los objetos, la solución de los problemas y la evaluación de las soluciones, que es la
esencia del sistema de enseñanza. De manera complementaria, existen instancias
encargadas específicamente de la consagración (academias, premios) y aun el sistema
de circulación, constituido por las revistas científicas, libros y congresos, que operan en
función de los criterios oficiales de evaluación.
Tenemos así delineado un marco de análisis de gran densidad explicitita. La
ciencia acaba siendo definida por Bourdieu como un campo de prácticas
institucionalizadas de producción (investigación), reproduciendo (enseñanza) y
circulación de capital y poder científicos. Debido a la distinción trazada entre formas
objetivadas de las prácticas (rituales) y formas subjetivas de esas prácticas subjetivas
(estructuras mentales interiorizadas, es decir, hábitos), es posible identificar ahí lo que
otros autores trabajan como representaciones sociales (Moscovici). Las representaciones
sociales de la ciencia funcionan como materia prima de las entidades científicas fruto de
las formas simbólicas introyectadas, es decir, de la cultura científica, interiorizada.
Cabe aquí retomar las ideas de acciones estratégicas de los sujetos agentes (agency)
antagónicos- y que el antagonismo según Bourdieu, es el principio de la estructura y de
la transformación de todo campo social- que actúan en el sentido de la continuidad
(estrategias de conservación) y de la cambio (estrategias subversión). Bourdieu, a
diferencia de Kuhn, cree que a habido una revolución inaugural en la ciencia cuando
está se autonomizó de los campo políticos religioso, con la revolución copernicana,
“que nos da el paradigma en el verdadero sentido de la palabra” (Bourdieu, 1983: 141).
2
Sin reducir la importancia de la obre de Giddens (1989), muchos elemento de su teoría de la
estructuración ya se encuentran desarrolladas en Bourdieu, tanto conceptualmente en las categorías de
campo y de habitus, en el trabajo de investigación sobre la categoría del gusto.
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Con el crecimiento de la autonomía del campo científico, su funcionamiento mismo,
como “ciencia normal”, pasa a definirse a través de “revoluciones ordenada”, como dice
Bachelard, o revoluciones permanentes, que están inscritas en la lógica misma de la
historia de la ciencia, estor es, de la polémica científica. Lo que lleve a Bourdieu a
afirmar que el campo científico “encuentren la ruptura continua el verdadero principio
de su continuidad” (Bourdieu, 1983: 143) y el campo provee de manera permanente las
condiciones tácitas de la discusión que se establece entre la ortodoxia y la heterodoxia,
entre el control y la censura por un lado, y entre la invención y la ruptura por el otro.
Está extensa reproducción del análisis del campo científico hecha por Bourdieu
que justifica desde nuestro punto de vista, por las siguientes razones:
Para criticar a quienes de forma apresurada ven siempre, en los cambios internos de una
“ciencia normal” las señales de una “crisis de paradigmas”.
Para impedir que es identifiquen automáticamente las luchas institucionales con luchas
epistemológicas o, dicho de otro modo: Las conquistas institucionales son condiciones
necesarias pero no garantizan per ser el fortalecimiento teórico de un campo.
Para evitar que confunda el subcampos de la enseñanza (reproducción) con el
subcampos de la investigación (producción) dentro del campo académico.
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En la investigación de la comunicación, las diversa tradiciones teórico-
metodologícas, tal como en la escala más amplia de la ciencias sociales, han sido
puestas en revisión en los últimos años. En otro trabajo (Vasallo De Lopes, 1998)
registre el incremento de análisis autoreflexivos en el campo de la comunicación. 3
Por otro lado, eso significa prescindir de las certezas disciplinarias y del poder
que otorga la ortodoxia, los que Giddens llama “el consenso ortodoxo”. Por el contrario,
el pensamiento heterodoxo impulsa estrategias de cambios, como vimos en Bourdieu, y
nos lleva de vuelta al carácter institucional del campo científico.
3
Mencione los siguientes: Fuentes Navarro (1998); Vasallo de Lopes (1997); Journal of communication
(1983 y 1993); Comunicao e Sociedade (1997); Telos (1989 y 1996)
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partir de 1945, en la posguerra, con el desarrollo de la guerra fría; las inversiones en el
desarrollo científico y la concentración de los polos científicos en algunos países, con la
hegemonía de Estados Unidos. Entre las consecuencias de estos cambios a escala
mundial sobresale la cuestión de la validez de las distinciones al interior de las ciencias
sociales, con base en líneas divisorias establecidas por el paradigma de la ciencia del
siglo XIX para las entonces nacientes ciencias sociales, que empieza a ser
profundamente cuestionada. Esas líneas divisorias eran: la demarcación entre el estudio
del mercado (la economía), del estado (la ciencia política) y de la sociedad civil (la
sociología); la división entre el estudios del mundo moderno/occidental (antropología);
del mundo presente (economía, sociología y política) y el mundo pasado (historia).
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En un trabajo anterior, Wallerstein (1991) ya criticaba los méritos de la
investigación y de la enseñanza interdisciplinaria en su doble sentido. El primero es el
de la combinación de perspectivas de diversas disciplinas sobre un objeto (por ejemplo,
el trabajo); la lógica de ese acercamiento lleva a la formación de un equipo
multidisciplinario o de un solo investigador que estudia diversas disciplinas
relacionadas con el objeto. El segundo sentido es el de la localización de objetos en las
fronteras de dos o más disciplinas, siendo que la lógica de este acercamiento autónoma
(lo que sucedió con la lingüística, por ejemplo).
Se sabe que las múltiples disciplinas existen desde que hay múltiples
departamentos académicos en las universidades de todo el mundo, programas de
formación en esas disciplinas y asociaciones nacionales e internacionales de
investigadores de esas disciplinas. Es decir, nosotros sabemos políticamente que existen
diferentes disciplinas, que tienen una organización delimitada, estructura y personal
para defender sus intereses colectivos y asegurar su reproducción. Pero esto nos dice
nada acerca de la validez de las exigencias intelectuales de la separación, exigencias
que presumiblemente justifican sólo a la red organizativa (Wallerstein, 1991: 239).
Por eso, los méritos del trabajo interdisciplinarios en las ciencias sociales no
llegan a solapar de manera significativa la fuerza de los aparatos organizacionales que
protegen a las disciplinas separadas. E igualmente, lo contrario puede ser verdadero. Un
investigador, al justificar que necesita aprender de otro lo que no puede conseguir en su
propio nivel de análisis con sus propias metodologías específicas y que el “otro”
conocimiento es pertinente y significativo para la resolución de los problemas
intelectuales sobre los que está trabajando, tiende a reafirmar y no mezclar los dos
conocimientos. El trabajo interdisciplinario no es, per se, una crítica de la
compartimentación existente en las ciencias sociales, además de que le falta el toque
político para afectar las estructuras institucionales existentes.
Pero, pregunta el autor, ¿las varias disciplinas de las ciencias sociales son
disciplinas? Etimológicamente, la palabra disciplina está vinculada a “discípulo” o
estudiante, y es antietética a “doctrina”, que es la propiedad del doctor o profesor. Por
lo tanto, la doctrina concierne a la teoría abstracta y la disciplina es relativa a la práctica
y al ejercicio. La primera tiene que ver con la reproducción y la segunda con la
reproducción del conocimiento.
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sobrecargó. Se volvieron comunes las invasiones intelectuales y, aunque los invasores
movieran, las estacas, no las rompieron.
La cuestión que enfrentamos hoy es si hay algún criterio intelectual que pueda
usarse para asegurar de un modo relativamente claro y defendible las fronteras entre las
cuatro presuntas disciplinas de la antropología, la economía, la ciencia política y la
sociología. El “análisis de los sistemas-mundo” “World systems análisis), propuesto por
el autor, responde a esta cuestión con un inequívoco “no”. “Todos los criterios
postulados-nivel de análisis. Objeto, métodos, teorías- o no son verdaderos en la
práctica o, aun si se sustentan, son líneas divisorias para un conocimiento adicional más
que estímulos para su creación” (Wallerstein, 1991: 241).
O, puesto de otro modo, las diferencias dentro de una disciplina tienden a ser
mayores que las diferencias entre ellas. Esto quiere decir en la práctica que la
sobreposición es sustancial y que ha ido creciendo todo el tiempo en las historias de
esos campos. Esto significa que todos los científicos sociales deban hacer un trabajo
idéntico. Siempre hay necesidad de especialización en los campos de estudio (fields of
inquiry). El autor da un ejemplo clarificador de que especialización y disciplinarización
no son sinónimos, pero que la segunda es una forma propia del siglo XIX para controlar
a la primera. Entre 1945 y 1955, las disciplinas separadas botánica y zoología se
fundieron en una solo disciplina, llamada biología. Desde entonces la biología ha sido
una disciplina floreciente que generó muchos subcampos, pero ninguno que tuvieran los
contornos de la botánica o la zoología.
Por tanto, los campos de estudio aparecen como un nuevo padrón emergente que
se puede llamar transdisciplinarización o postdisciplinarización (Fuentes Narro, 1999),
es decir, un movimiento hacia la superación de los límites entre especialidades cerradas
y jerarquizadas y el establecimiento de un campo de discurso y prácticas sociales cuya
legitimidad académica y social dependa cada vez más de la profundidad, extensión,
pertinencia y solidez de las explicaciones que produzca, y no del prestigio institucional
acumulado.
Hay, sin embargo, otro aspecto que debería agregarse a ese poderoso argumento.
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[…] las ciencias humanas, ciencias que nacen de hecho solamente en la
modernidad, están condicionadas, en una relación de determinación recíproca, por
la constitución de la sociedad moderna como la sociedad de la comunicación. Las
ciencias humanas son al mismo tiempo efecto y medio del posterior desarrollo de
la sociedad de la comunicación generalizada (Vattimo, 1997).
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por lo menos desde la última década. 4 La preocupación por esa misma paradoja lleva a
Capparelli y Stumpf a afirmar que:
4
Esa creciente institucionalización del campo académico de la comunicación posee características
propias en algunos países de Europa, como Italia, donde los recursos de pregrado en comunicación son de
creación reciente, de los años noventa y se dan en un movimiento contrario a lo que ocurrió en Brasil y en
América Latina. Allá, hasta entonces los cursos serán de posgrado, tanto como de cursos de
especialización profesional (maestría) como curso de doctorado, por lo cual la actividad de investigación
antecedió a la enseñanza en el campo.
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editorial y nueve de comunicación social. 5 El posgrago, 6 donde se realiza la
investigación académica en los niveles de maestría y doctorado, está constituido por 14
programas oficiales, que ofrecen 12 maestrías y ocho doctorados. Son 371 los
profesores investigadores que actúan en esos programas. Del total, ocho son públicos y
seis privados. De 1994 a 1998 se titularon 777 maestros y 271 doctores, para un total de
1,048 graduados, con una media anual de 210, constituida por 155 maestros y 55
doctores.
Referencias
5
Base: Inventario 99 de la Associacao brasileira de Escolas de Comunicacao (Abecom).
6
Los datos que siguen fueron obtenidos de la investigación NUPEM/COMPÓS, coordinada por
la autora, sobre los egresados, de los programas de posgrado en comunicación en Brasil, la que en 2000 se
encontraba en su etapa inicial.
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Giddens Anthony (1989). A constituicao de sociedade, Martins Fontes, Sao Paulo (en
español: La constitución de la sociedad, Amorrortu, Buenos Aires, 1995).
Ianni, Octavio 1992). A sociedade global, Civilizacao Brasileira, Río de Janeiro,(en
español: La sociedad global, siglo XXI, México, 1998).
• (1998). “As ciencias sociais na época da globalizacao”, en Revista Brasileira de
Ciencias Sociais, vol.13, núm. 37.
Journal of Communication (1983). “Ferment in the field”, vol. 33, núm. 3.
Journal of Communication (1993): “The future of the field”, vol. 43, núms. 3-4.
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