Sobre El Perdon
Sobre El Perdon
Sobre El Perdon
Reflexión:
El perdón es un bálsamo que emana del alma, alma de Dios. Nuestra alma, como esposa del alma
del Señor también emana ese bálsamo, bálsamo, aceite balsámico que como lámpara e incienso,
está encendida y es quemada por el fuego del Espíritu y llega al corazón, al corazón de Dios y al
corazón del hombre, del perdonado, y del que perdona.
Perdonar no significa ceder siempre, dejar que el mal triunfe, ni dejarse pisotear sin justicia, sino
comprender la esencia carnal del hombre que tiene un enfoque errado, una naturaleza que todos
tenemos y que solo en Cristo se puede dominar. Si tenemos un objetivo espiritual claro de parte
de Dios, podremos perdonar todas las ofensas que nos hagan, y también aprenderemos a entender
que aquellos que son enemigos de Dios y blasfeman contra Su Espíritu no pueden ser
perdonados. Ejemplo nos dio también el Maestro cuando trataba con los hipócritas, escribas y
fariseos incluidos, llamándoles sepulcros blanqueados y raza de víboras.
Hay muchas circunstancias diarias en las que nos encontraremos que tenemos que pedir perdón o
perdonar. Cuanto antes comprendamos que es un tema con el que viviremos a diario, antes
podremos acostumbrarnos a perdonar con facilidad. Esto para los que son de un corazón
misericordioso, pero que caen en el rencor. Hay muchos que tienen un corazón violento o egoísta
y no pueden amar nunca.
Pero hablemos del perdón entre hermanos. En la naturaleza espiritual el perdón es el inicio de la
reconciliación. La Biblia dice que si un hermano tiene algo contra nosotros y no hemos hecho las
paces, no podemos venir a Dios a presentar ofrenda.
...Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo
contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu
hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Mateo 5:23.
La primera ante Dios cuando aceptamos a Cristo como salvador y nuestros pecados son
perdonados. De esta forma nos es remitida la culpa de haber vivido apartado de Dios o buscando
salvarnos por nuestros propios méritos religiosos. Cristo llevó en la Cruz nuestros pecados y abre
la puerta a poder sentir el amor de Dios en nuestras vidas. Si aceptamos a Cristo como salvador,
somos perdonados y reconciliados con Dios y recibimos su amor y bendición.
La segunda ante quien hayamos pecado u ofendido, recibiendo el afecto de la persona, pero
también ante esta situación debemos comenzar pidiéndole perdón a Dios y reconociendo la parte
que nos toque de error. De esta forma somos reconciliados y siendo amados por nuestros
hermanos. Del mismo modo perdonando al hermano que haya pecado contra nosotros,
perdonándolo en nuestro corazón antes que se arrepienta.