La región temporal está situada en la parte lateral del cráneo. Está compuesta de varias capas, incluyendo la piel, tejido subcutáneo, aponeurosis epicraneal, fascia temporal, músculo temporal y huesos. Dentro de la región se encuentra la celda temporal, que alberga al músculo temporal y contiene vasos y nervios. La región temporal corresponde a la cara lateral de los hemisferios cerebrales, que contienen importantes centros motores y sensoriales relacionados con funciones como el lenguaje.
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La región temporal está situada en la parte lateral del cráneo. Está compuesta de varias capas, incluyendo la piel, tejido subcutáneo, aponeurosis epicraneal, fascia temporal, músculo temporal y huesos. Dentro de la región se encuentra la celda temporal, que alberga al músculo temporal y contiene vasos y nervios. La región temporal corresponde a la cara lateral de los hemisferios cerebrales, que contienen importantes centros motores y sensoriales relacionados con funciones como el lenguaje.
La región temporal está situada en la parte lateral del cráneo. Está compuesta de varias capas, incluyendo la piel, tejido subcutáneo, aponeurosis epicraneal, fascia temporal, músculo temporal y huesos. Dentro de la región se encuentra la celda temporal, que alberga al músculo temporal y contiene vasos y nervios. La región temporal corresponde a la cara lateral de los hemisferios cerebrales, que contienen importantes centros motores y sensoriales relacionados con funciones como el lenguaje.
La región temporal está situada en la parte lateral del cráneo. Está compuesta de varias capas, incluyendo la piel, tejido subcutáneo, aponeurosis epicraneal, fascia temporal, músculo temporal y huesos. Dentro de la región se encuentra la celda temporal, que alberga al músculo temporal y contiene vasos y nervios. La región temporal corresponde a la cara lateral de los hemisferios cerebrales, que contienen importantes centros motores y sensoriales relacionados con funciones como el lenguaje.
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REGIÓN TEMPORAL
SITUACIÓN Y LÍMITES. La región temporal está situada en la parte lateral del
cráneo; es inferior a la región epicraneal, superior a las regiones maseterina y parotídea y posterior a la región orbitaria. Sus límites son: superiormente, la línea temporal superior; anteriormente, la apófisis cigomática y el borde posterosuperior del hueso cigomático e, inferiormente, el arco cigomático.
FORMA EXTERNA. La región temporal está deprimida en los sujetos delgados; es
saliente y convexa en los niños y en los individuos gruesos o en aquellos en que el músculo temporal está muy desarrollado. Se reconoce en la parte media de la región el relieve formado por la rama terminal anterior de la arteria temporal superficial, que es tanto más sinuosa cuanto mayor es la edad del individuo.
CONSTITUCIÓN (fig. 336)
1. Piel y tejido subcutáneo. Vasos y nervios superficiales. Profundamente
a la piel, cubierta de cabellos posterior y superiormente, pero lampiña, flexible y fina inferior y anteriormente, el tejido subcutáneo no presenta la misma textura. Superior y posteriormente, en la zona recubierta de cabellos, se encuentra el cuero cabelludo con todas sus características. Anteriormente, el tejido subcutáneo se vuelve laxo y permite el deslizamiento de la piel sobre la aponeurosis epicraneal subyacente. En esta capa subcutánea discurren los vasos temporales superficiales, el nervio auriculotemporal y algunos ramos del nervio facial. La arteria temporal superficial asciende anteriormente al trago y da origen a la arteria cigomaticoorbitaria, que se dirige anteriormente hacia la órbita, y a la arteria temporal media que es inconstante y penetra rápidamente en los planos profundos de la región. La arteria temporal superficial se divide 2 o 3 cm superiormente al arco cigomático (v. pág. 225) en dos ramas terminales: una frontal y otra parietal. Estas dos ramas ascienden hacia la región epicraneal. Las venas que atraviesan la región se unen en un solo tronco, la vena temporal superficial. Ésta desciende generalmente en sentido posterior a la arteria y anterior al nervio auriculotemporal. En ocasiones se sitúa anterior y lateralmente a la arteria. Los vasos linfáticos drenan en los nódulos linfáticos parotídeos. El nervio auriculotemporal asciende anteriormente al trago y posteriormente a los vasos temporales superficiales; se ramifica por toda la región temporal. El tejido subcutáneo de la región contiene también los ramos temporales, frontales y palpebrales del nervio facial, destinados a los músculos auriculares, al vientre frontal del músculo occipitofrontal y a los músculos corrugador de la ceja, prócer y orbicular del ojo.
2. Aponeurosis epicraneal o galea aponeurótica y músculos auriculares.
La capa de tejido subcutáneo está limitada profundamente por la prolongación lateral de la aponeurosis epicraneal y por los músculos auriculares anterior y superior que se originan en esta aponeurosis. La aponeurosis epicraneal está separada de la fascia temporal subyacente por una capa de tejido conjuntivo laxo. Esta capa se rarifica de superior a inferior y, cerca del arco cigomático, ambas fascias se unen por medio de una delgada lámina de tejido conjuntivo denso (Gilis). Inferiormente al arco cigomático, la aponeurosis epicraneal se continúa con la fascia masetérica (fig. 341).
3. Fascia temporal. La fascia temporal, subyacente a la aponeurosis
epicraneal, de aspecto blanco nacarado, gruesa y muy resistente, se extiende desde la línea temporal superior y el espacio situado entre las dos líneas temporales hasta el arco cigomático. Simple superiormente, se divide, hacia el tercio o el cuarto inferior de la región, en dos láminas que se adhieren a los dos labios del borde superior del arco cigomático (figuras 336 y 341). El estrecho intervalo comprendido entre las dos hojas está lleno de grasa y, en ocasiones, es atravesado por la arteria temporal media. a) CELDA TEMPORAL. La fascia temporal limita con el esqueleto un espacio cuneiforme, la celda temporal, cuya arista superior es semicircular y sigue las inserciones de la fascia en la pared craneal. La celda temporal se comunica por su base inferior con las regiones masetérica y de la mejilla y con la fosa infratemporal.
4. Músculo temporal. El músculo temporal llena casi por completo la celda
temporal. Se inserta en la pared ósea de esta celda, así como en la mitad superior de la cara medial de la fascia temporal. En la mitad inferior de la región, el músculo está separado de la fascia por una capa adiposa (figs. 336 y 341). Esta formación adiposa se prolonga de inferior a superior, a lo largo del borde anterior del músculo, entre éste y el surco retrocigomático. Se continúa con el cuerpo adiposo de la mejilla y puede considerarse una dependencia de esta masa adiposa. Las arterias y las venas temporales profundas, anteriores y posteriores, ramas de la arteria y vena maxilares, así como los nervios temporales profundos anterior, medio y posterior, ascienden inicialmente, adosados al periostio, entre las inserciones óseas del músculo temporal, y después en el espesor del músculo.
5. Plano esquelético. Fosa temporal. El plano esquelético de la región, o fosa
temporal, está deprimido anteriormente y es convexo posteriormente. Está recorrido por las suturas que unen entre sí las piezas óseas de la región. Estas piezas son la cara lateral del hueso frontal, la porción inferior del hueso parietal, la porción escamosa del hueso temporal y la cara temporal del ala mayor del hueso esfenoides. Su punto de unión se denomina pterión. La fosa temporal se comunica inferiormente con la fosa infratemporal por medio de un amplio orificio situado entre el arco cigomático lateralmente y la cresta infratemporal medialmente. Los huesos de la fosa temporal son delgados. La porción escamosa del hueso temporal se ve a menudo reducida a una delgada lámina de tejido óseo compacto.
6. Meninges. La duramadre, muy poco adherente a la pared ósea, contiene en
su espesor las ramas terminales de la arteria meníngea media y sus venas satélites. Estos vasos circulan en el interior de los surcos óseos que constituyen la nervadura de la hoja de higuera. La rama frontal de la arteria meníngea media se dirige superiormente. A la altura del ángulo esfenoidal del hueso parietal, da origen a una importante rama colateral, denominada rama media, que se dirige superior y posteriormente. El origen de la rama media se sitúa en el ángulo esfenoidal del hueso parietal. Este punto es 5 cm superior al arco cigomático (Poirier) o 4 cm posterior a la órbita, en la prolongación de su borde superior (Krönlein). La rama parietal se dirige superior y posteriormente. Una vertical tangente al borde posterior de la apófisis mastoides cruza al mismo tiempo esta rama y la horizontal, que prolonga posteriormente el borde superior de la órbita (Krönlein). 7. Hemisferios cerebrales. La región temporal se corresponde con la cara lateral de los hemisferios cerebrales. En la zona de la superficie hemisférica relacionada con la región temporal, se observa el extremo inferior del surco central y el segmento externo del surco lateral. En la zona cercana a estos dos surcos se agrupan la mayor parte de los centros motores y sensoriales del córtex cerebral, cuyas lesiones se traducen en signos característicos. Por esta razón, se han intentado establecer lo más exactamente posible las posibles relaciones que estos surcos y, consecuentemente, los centros corticales colindantes, presentan con la superficie de la región temporal. El extremo superior del surco central se encuentra sobre la línea sagital, a 5 cm en el hombre y a 5,5 cm en la mujer posterior al bregma. El bregma se halla 2 cm posterior al punto medio de la línea sagital, que va desde el surco nasofrontal hasta la protuberancia occipital externa, oo 18,5 cm posterior al surco nasofrontal (Poirier) oo al cruce de la línea sagital con la línea vertical biauricular que une un conducto auditivo externo con otro. El extremo inferior del surco central es 9 cm inferior y anterior al extremo superior, y 7 cm superior al borde anterior del trago (Poirier). El surco lateral está representado por la bisectriz del ángulo agudo, abierto posteriormente, formado por la unión del plano transversal que pasa por el borde superior de la órbita con la línea de prolongación del surco central hasta este plano (Krönlein) (fig. 337). Con respecto a la proyección del ventrículo lateral sobre la región temporal, véase el tomo 4.