Fundamentos y Panorama Del Cuento
Fundamentos y Panorama Del Cuento
Fundamentos y Panorama Del Cuento
Anónimo
Presentación/Introducción
El objetivo fundamental de esta investigación es profundizar en los conocimientos acerca de la estructura y el
desarrollo de los cuentos.
Definiendo al cuento como un breve relato o narración, se penetrará en su panorama histórico, que resulta más
difícil de fijar que el de la mayoría de los géneros literarios. Originariamente, el cuento es una de las formas
más antiguas de literatura popular de transmisión oral. El término se emplea a menudo para designar diversos
tipos de narraciones breves, como el relato fantástico, el cuento infantil o el cuento folclórico o tradicional.
Entre los autores universales de cuentos infantiles figuran Perrault, los Hermanos Grimm y Andersen, creadores
y refundidores de historias imperecederas desde “Caperucita Roja” a “Pulgarcito”, “Blancanieves”, “Barba
Azul” o “La Cenicienta”. También veremos las condiciones, los elementos, y el análisis que debe reunir un
cuento para su elaboración, con el fin de captar la atención del lector.
El desarrollo de la vida literaria en el mundo se ha hecho posible gracias a numerosos cuentistas importantes
que con su sabia experiencia y capacitación han logrado traspasar las fronteras, poniendo muy en alto el nombre
de sus respectivos países. Éstos se han destacado tanto que son reconocidos hoy en día en el mundo entero.
Cuento
Narración breve, oral o escrita, de un suceso imaginario. Aparecen en él un reducido número de personajes que
participan en una sola acción con un sólo foco temático. Su finalidad es provocar en el lector una única
respuesta emocional. La novela, por el contrario, presenta un mayor número de personajes, más desarrollados a
través de distintas historias interrelacionadas, y evoca múltiples reacciones emocionales.
Etimológicamente, cuento deriva de la palabra latina computum, que significa cálculo, cómputo, enumeración,
clasificación; de cálculo y enumeración pasó a significar la enumeración de hechos, y, por extensión, “cuento”
significa recuento de acciones o sucesos reales o ficticios.
Es más difícil decir con exactitud cuándo se originó el cuento, y ello se debe en gran parte a los equívocos que
conlleva su mismo nombre. Cabría, por lo tanto, distinguir en el concepto cuento, dos aspectos distintos: el
relato fantástico y la narración literaria de corta extensión, oponiéndose así a la idea de novela, estos dos
aspectos no son excluyentes, a menudo se dan en la misma obra, y tienen como base común el hecho de tratarse
de relatos breves, generalmente en prosa; pero suelen representar dos vertientes claramente diferenciadas del
mismo género literario.
No se sabe con exactitud cuándo comenzó a utilizarse la palabra “cuento” para señalar un determinado tipo de
narrativa, ya que en los siglos XIV y XV se hablaba indistintamente de apólogo, ejemplo y cuento para indicar
un mismo producto narrativo. Boccaccio utilizó las palabras fábula, parábola, historia y relato. Estos nombres
han ido identificándose con una forma de narración claramente delineada.
Ramón Menéndez Pidal, en el estudio preliminar de su antología de cuentos de la literatura universal, dice: “Al
terminar la Edad Media, la conciencia creadora del narrador se ha impuesto, y, de ser refundidor, adaptador o
traductor, se convertiría en artista, en elaborador de ficciones. Así, a través de un lento pero firme proceso de
transformación, la Edad Media europea trasvasa a la Moderna el género cuentístico como creación absoluta de
una individualidad con su propio rango de estructura literaria, autónoma, tan válida por sí misma como el
poema, la novela o el drama”.
Esta concepción del cuento como estructura literaria autónoma predomina hoy día, y esto significa que lo rige
una organización y forma determinadas que lo dotan de un carácter peculiar, intrínseco e individual. No por
ello, sin embargo, se habrán descartado las ambigüedades, porque en el siglo XIX, cuando el género nace a la
vida hispanoamericana, y aun en el siglo XX, se le confunde con las tradiciones, los artículos de costumbres, las
leyendas, las fábulas, y más tarde con la novela corta. Con el correr del tiempo, los géneros anteriores se van
definiendo, y el cuento se separa definitivamente como signo literario, como mundo poético, como fragmento
de realidad con límites determinantes. En ese proceso, también el cuento se ha ido modificando.
Actualmente se ha generalizado la idea de que la palabra cuento significa “relación de un suceso”. Más
precisamente, la relación, oralmente o por escrito, de un suceso falso o de pura invención. Valga esta
apreciación, porque sin ella, en épocas pretéritas, cuando los hombres aun no escribían y conservaban sus
recuerdos en la tradición oral, cuento hubiera sido cuando hablaban.
No obstante ser esta definición un tanto ambigua por su amplitud; existen numerosas definiciones sobre la
naturaleza del cuento, las cuales reproduciremos, por creer que ellas ayudarán a comprender mejor lo que
implica el cuento como género literario.
Sainz de Robles, en su libro Cuentistas españoles del siglo XX, dice: “El cuento es, de los géneros literarios el
más difícil y selecto. No admite ni las divagaciones ni los preciosismos del estilo. El cuento exige en su
condición fundamental, como una síntesis de todos los valores narrativos: tema, película justa del tema, rapidez
dialogal, caracterización de los personajes con un par de rasgos felices. Como miniatura que es de la novela, el
cuento debe agradar en conjunto”.
Raúl A. Omil Alba y Piérola, en su libro El cuento y sus claves, dice: “Cuento es el acto de narrar una cosa
única en su fragmento vital y temporal, así como el poema poetiza una experiencia única e irrespetable. El
narrador de cuentos está en posesión de un suceso que cobra forma significativa y estética en la fluencia lógico-
poética de lo narrado.
Carlos Mastrángelo, en su libro El cuento argentino, define el cuento de la siguiente manera:
1. Un cuento es una seria breve y escrito de incidentes;
2. de ciclo acabado y perfecto como un círculo;
3. siendo muy esencial el argumento, el asunto o los incidentes en sí;
4. trabados éstos en una única e ininterrumpida ilación;
5. sin grandes intervalos de tiempo y espacio;
6. rematados por un final imprevisto, adecuado y natural.
Abelardo Díaz Alfaro, citado en La gran enciclopedia de Puerto Rico, cuyas autoras son Margarita Vázquez y
Daisy Caraballo, dice “El cuento es, para mí, síntesis poética; se acerca en mi concepto a lo que es en poesía el
soneto. No puede en este género perderse una sola línea, un solo trazo. La trama es secundaria en el cuento. Ésta
puede ser elemental y, sin embargo, resultar efectiva si el tratamiento es adecuado… El trazo que se da debe ser
definitivo, no hay lugar a enmiendas”.
René Marqués, citado en la misma obra anterior, dice “El cuento es, para mí, de modo esencial y en último
análisis, la dramática revelación que un ser humano -hecho personaje literario- se opera, a través de determinada
crisis, respecto al mundo, la vida o su propia alma. Lo psicológico es, por lo tanto, lo fundamental en el cuento.
Todo otro elemento estético ha de operar en función del personaje. De lo contrario, deja de ser “funcional” y se
convierte en materia extemporánea, muerta. Dada la brevedad que, en términos de extensión, dicta el género, el
cuento se presta, quizás más que otras expresiones en prosa, al uso afortunado del símbolo como recurso de
síntesis práctica…”
M Baquero Goyanes, en su libro El cuento español en el siglo XX, dice lo siguiente: “El cuento es un precioso
género literario que sirve para expresar un tipo especial de emoción, de signo muy semejante a la poética, pero
que no siendo apropiado para ser expuesta poéticamente, encarna en una forma narrativa, próxima a la novela
pero diferente a ella en la técnica e intención. Se trata, pues, de un género intermedio entre poesía y novela,
apresador del matiz semipoético, seminovelesco, que sólo es expresado en las dimensiones del cuento”.
Definiciones de Cuento
1. Narración breve, escrita generalmente en prosa, y que por su enfoque constituye un género literario típico,
distinto de la novela y de la novela corta.
2. Breve relato de sucesos ficticios y de carácter sencillo, hecho con fines morales o educativos.
3. Relación de suceso – Relación de un suceso falso o de pura invención – Fábula que se cuenta a los
muchachos para divertirlos.
4. Es un relato breve y artístico de hechos imaginarios. Son esenciales en el cuento el carácter narrativo, la
brevedad del relato, la sencillez de la exposición y del lenguaje y la intensidad emotiva.
5. Breve narración en prosa, que desarrolla un tema preferentemente fantástico y cuyo fin es divertir.
6. Es una narración corta, breve, de hechos reales o ficticios, cuyo origen es la anécdota y su finalidad es
entretener; a veces algo moralizadora.
7. Es un relato corto donde se narra una acción realizada por unos personajes en un ambiente determinado.
Antecedentes
Los cuentos más antiguos aparecen en Egipto en torno al año 2000 a.C. Más adelante cabe mencionar las
fábulas del griego Esopo y las versiones de los escritores romanos Ovidio y Lucio Apuleyo, basadas en cuentos
griegos y orientales con elementos fantásticos y transformaciones mágicas. Junto a la eternamente popular
colección de relatos indios conocida como Panchatantra (siglo IV d.C.), la principal colección de cuentos
orientales es sin duda Las mil y una noches. Cada noche, por espacio de 1001 días, Scheherazade se salva de
morir a manos de su marido, el sultán, contándole apasionantes cuentos recogidos de diversas culturas. La
influencia de esta obra fue decisiva para el desarrollo posterior del género en Europa.
Históricamente el cuento es una de las más antiguas formas de literatura popular de transmisión oral, que sigue
viva, como lo demuestran las innumerables recopilaciones modernas que reúnen cuentos folclóricos, exóticos,
regionales y tradicionales. El origen último de estas narraciones ha sido muy discutido, pero lo innegable es que
lo esencial de muchas de ellas se encuentra en zonas geográficas muy alejadas entre sí y totalmente
incomunicadas. Sus principales temas, que han sido agrupados en familias, se han transmitido por vía oral o
escrita, y reelaborados incesantemente; es decir, contados de nuevo por los autores más diversos.
Desde el punto de vista histórico, el cuento proviene de las narraciones y relatos de Oriente, y aunque durante
siglos ha tenido significados equívocos e imprecisos, a menudo se confunde con la fábula. Debemos considerar
como cuentos numerosas manifestaciones literarias de la antigüedad, de características muy diversas, como: La
Historia de Sinuhé, en la literatura egipcia, o la de Rut en el Antiguo Testamento, y más modernamente, escritos
hagiográficos como las florecillas de San Francisco o La leyenda áurea. Sin ninguna duda, son cuentos algunos
de los relatos de Libro del buen amor, la historia que narra Turmeda o los exiemplos del Conde Lucanor. Sin
embargo, hasta el siglo XIV, con el Decamerón, de Boccaccio, cuyos relatos cortos están enmarcados por una
leve trama que los unifica, no se afirma y consolida la idea de cuento en el sentido moderno de la palabra.
El Heptamerón (1588), de Margarita de Navarra, en Francia, y la Novelle, de Bandello, en Italia, corresponden
aproximadamente al concepto boccaccesco del género. También Los cuentos de Canterbury, de Chaucer,
escritos en la última parte del siglo XVI, colección de los relatos versificados con prosa intercalada, organizados
en una trama general que consiste en que varios peregrinos de distintas clases y profesiones se comprometen a
narrar historietas. En el siglo XVII, en Francia, La Fontaine titula Contes (cuentos) a unas narraciones
versificadas, de cierta vinculación con la literatura folclórica. Cabe señalar que tanto en Francia como en
España, casi al término del siglo XVII, la palabra cuento aún está cargada de ciertos matices folclórico-
fantásticos. En el siglo siguiente, Perrault, con su colección de cuentos populares titulada Cuentos de mi madre
la gansa (1697), así como los cuentos de Voltaire Cándido, Zadig, Micromegas, etc., revisten este tipo de
narración con un ropaje eminentemente literario.
El romanticismo inspira un florecimiento del relato corto, sobre todo del cuento, que, como se sabe, resultó uno
de los géneros favoritos de ese movimiento. Los escritores románticos darán una nueva vida al elemento
maravilloso como soporte fundamental del cuento: Nodier en Francia, Hoffmann en Alemania, Poe en Estados
Unidos y Bécquer en España, son nombres representativos de esta fase. Pero la aportación más significativa en
este campo es la del danés Andersen, quien en 1835 publicó su libro titulado Cuentos para niños.
En la primera mitad del siglo XIX el relato costumbrista, de aldea, y el relato de vida campesina, adquieren gran
interés durante la época realista, y lo cultivan con éxito, entre otros, Gottfried Séller, Gogol y Bjornson. Ya en
la segunda mitad del siglo, el cuento adquiere plena vigencia y popularidad con Chejov, uno de los eximios
creadores universales en esta modalidad narrativa. En Francia, Flaubert, en sus Tres cuentos, aplica al genero la
prosa de arte que había experimentado en sus novelas; su discípulo Maupassant fue, sin duda, uno de los
grandes maestros del cuento como esbozo narrativo que condensa en pocas páginas una rápida y penetrante
impresión. En España, Clarín, Valera, Pereda y Pardo Bazán son los cuentistas más destacados.
A fines del siglo XIX el cuento parece, pues, haberse desembarcado de sus significados primigenios, para
ponerse en un plano semejante al de la novela, de la que viene a ser como un apunte. Se identifica el relato
breve con la historia de sabor popular, como Daudet, la fantasía, con autores como Stevenson y Gutiérrez
Nájera; o la poesía imaginativa de los niños, como Wilde y Lewis Carroll. En la primera mitad del siglo XX los
escritores norteamericanos, al igual que en la novela, han aportado su propia versión de cuento, cuyas fórmulas
de singular eficacia narrativa han fortalecido el género. Algunos de esos escritores que han incursionado en el
cuento han sido: Scott Fitzgerald y Hemingway. Es España, después de la guerra civil, el cuento ha conocido un
nuevo florecimiento; algunos de los autores que más se han destacado son: Cela, Laforet, Aldecoa, Carredano,
etc.
En Hispanoamérica, a partir del siglo XIX, el cuento ha tenido un auge extraordinario. En líneas generales, lo
dicho anteriormente para la novelística contemporánea se puede también aplicar al cuento actual. Salvadas las
diferencias básicas de extensión y complejidad por el lado de la novela, la narrativa cuentística sufre parecidas
transformaciones en cuanto a los temas, el lenguaje y la técnica señalados para la novela. Algunos rasgos
generales de la cuentística hispanoamericana, que no necesariamente deberán encontrarse en todos y cada uno
de los relatos, son: diversidad de tendencias; ruptura del hilo narrativo; dislocación en los planos temporales; un
personaje narrador (o narrador oculto y variable); búsqueda de un nuevo significado del habla popular, casi
siempre de valor impactante y utilizado como lenguaje del narrador o de los personajes. Algunos de los
narradores que se destacan en este género son: Borges, Cortázar, Onetti, Carpentier, Lezana Lima, Rulfo,
García Márquez, Fuentes, Roa, Bastos, entre otros.
Tipos de cuentos
La clasificación del cuento puede ser muy variada. Depende del punto de vista que adoptemos en cuanto a
contenido, época literaria, enlace con la realidad, elemento sobresaliente, etc., lo que permite que un mismo
cuento pertenezca a varios encasillados simultáneamente. Esbozaremos, en líneas generales, los principales
tipos de cuentos que existen:
Cuentos en verso y prosa: los primeros se consideran como poemas épicos menores; los segundos son
narraciones breves, desde el punto de vista formal. Los teóricos sajones, atendiendo a la extensión del relato,
clasifican como novela corta toda narración que fluctué entre 10.000 y 35.000 palabras, y como cuento el relato
que no sobrepase las 10.000 palabras.
Cuentos populares y eruditos: los primeros son narraciones anónimas, de origen remoto, que generalmente
conjugan valores folclóricos, tradiciones y costumbres, y tienen un fondo moral; los segundos poseen origen
culto, estilo artístico y variedad de manifestaciones.
Tanto unos como otros pueden subclasificarse en: infantiles, fantásticos, poéticos y realistas.
Cuentos infantiles: se caracterizan porque contienen una enseñanza moral; su trama es sencilla y tienen un
libre desarrollo imaginativo. Se ambientan en un mundo fantástico donde todo es posible. Autores destacados
en este genero son Andersen y Perrault.
Cuentos fantásticos o de misterio: su trama es más compleja desde el punto de vista estructural; impresionan
por lo extraordinario del relato o estremecen por el dominio del horror. Autores destacados en este genero son
Hoffmann y Poe.
Cuentos poéticos: se caracterizan por una gran riqueza de fantasía y una exquisita belleza temática y
conceptual. Autores destacados en este genero son Wilde y Rubén Darío.
Cuentos realistas: reflejan la observación directa de la vida en sus diversas modalidades: sicológica, religiosa,
humorística, satírica, social, filosófica, histórica, costumbrista o regionalista. Autores destacados en este genero
son Palacio Valdés, Unamuno, Quiroga, etc.
Elementos del cuento
En un cuento se conjugan varios elementos, cada uno de los cuales debe poseer ciertas características propias:
los personajes, el ambiente, el tiempo, la atmósfera, la trama, la intensidad, la tensión y el tono.
Los personajes o protagonistas de un cuento, una vez definidos su número y perfilada su caracterización,
pueden ser presentados por el autor en forma directa o indirecta, según los describa él mismo, o utilizando el
recurso del diálogo de los personajes o de sus interlocutores. En ambos casos, la conducta y el lenguaje de los
personajes deben de estar de acuerdo con su caracterización. Debe existir plena armonía entre el proceder del
individuo y su perfil humano.
El ambiente incluye el lugar físico y el tiempo donde se desarrolla la acción; es decir, corresponde al escenario
geográfico donde los personajes se mueven. Generalmente, en el cuento el ambiente es reducido, se esboza en
líneas generales.
El tiempo corresponde a la época en que se ambienta la historia y la duración del suceso narrado. Este último
elemento es variable.
La atmósfera corresponde al mundo particular en que ocurren los hechos del cuento. La atmósfera debe
traducir la sensación o el estado emocional que prevalece en la historia. Debe irradiar, por ejemplo, misterio,
violencia, tranquilidad, angustia, etc.
La trama es el conflicto que mueve la acción del relato. Es leitmotiv de la narración. El conflicto da lugar a una
acción que provoca tensión dramática. La trama generalmente se caracteriza por la oposición de fuerzas. Ésta
puede ser: externa, por ejemplo, la lucha del hombre con el hombre o la naturaleza; o interna, la lucha del
hombre consigo mismo.
La intensidad corresponde al desarrollo de la idea principal mediante la eliminación de todas las ideas o
situaciones intermedias, de todos los rellenos o fases de transición que la novela permite e incluso exige, pero
que el cuento descarta.
La tensión corresponde a la intensidad que se ejerce en la manera como el autor acerca al lector lentamente a lo
contado. Así atrapa al lector y lo aísla de cuanto lo rodea, para después, al dejarlo libre, volver a conectarlo con
sus circunstancias de una forma nueva, enriquecida, más honda o más hermosa. La tensión se logra únicamente
con el ajuste de los elementos formales y expresivos a la índole del tema, de manera que se obtiene el clima
propio de todo gran cuento, sometido a una forma literaria capaz de transmitir al lector todos sus valores, y toda
su proyección en profundidad y en altura.
El tono corresponde a la actitud del autor ante lo que está presentando. Éste puede ser humorístico, alegre,
irónico, sarcástico, etc.
Estructura
Desde el punto de vista estructural (orden interno), todo cuento debe tener unidad narrativa, es decir, una
estructuración, dada por: una introducción o exposición, un desarrollo, complicación o nudo, y un desenlace o
desenredo.
La introducción, palabras preliminares o arranque, sitúa al lector en el umbral del cuento propiamente dicho.
Aquí se dan los elementos necesarios para comprender el relato. Se esbozan los rasgos de los personajes, se
dibuja el ambiente en que se sitúa la acción y se exponen los sucesos que originan la trama.
El desarrollo, consiste en la exposición del problema que hay que resolver. Va progresando en intensidad a
medida que se desarrolla la acción y llega al clímax o punto culminante (máxima tensión), para luego declinar y
concluir en el desenlace.
El desenlace, resuelve el conflicto planteado; concluye la intriga que forma el plan y el argumento de la obra.
Extensión
Respecto a la extensión de las partes que componen el cuento, ésta debe guardar relación con la importancia
concreta que cada una tenga dentro del relato. Debemos señalar que la estructura descrita se refiere al cuento
tradicional, que es organizado de forma lineal o narrada cronológicamente. Actualmente, los escritores no se
ciñen a dicha estructura: utilizan el criterio estético libre, el que permite que un cuento pueda empezar por el
final, para luego retroceder al principio; o comenzar por el medio, seguir hasta el final y terminar en el
principio.
Técnica
Respecto a la técnica, conjunto de recursos o procedimientos que utiliza el autor para conseguir la unidad
narrativa y conducirnos al tema central, ésta suele variar según el autor. Si bien es cierto que la técnica es un
recurso literario completo, pues está integrada por varios elementos que se mezclan y se condicionan
mutuamente, se distinguen el punto de vista, el centro de interés, la retrospección, y el suspenso.
El punto de vista, se relaciona con la mente o los ojos espirituales que ven la acción narrada; puede ser el del
propio autor, el de un personaje o el de un espectador de la acción. Los puntos de vista suelen dividirse en dos
grupos: de tercera y de primera persona. Si el relato se pone en boca del protagonista, de un personaje
secundario o de un simple observador, el punto de vista está en primera persona; si proviene del autor, en
tercera persona.
Se puede dar cualquiera de estas posibilidades:
Primera persona central: el protagonista narra sus peripecias en forma autobiográfica.
Primera persona periférica: el supuesto narrador, en papel de personaje observador nos cuenta en primera
persona el resultado de sus observaciones sobre los acontecimientos acaecidos a los otros personajes.
Tercera persona limitada: el autor cuenta la historia imaginada desde fuera de sus personajes, en tercera
persona, pero desde la perspectiva de uno de ellos.
Tercera persona omnisciente: el autor ve la acción y la comunica al lector con conocimiento total y absoluto
de todo, no sólo de los sucesos exteriores, sino también de los sentimientos íntimos del personaje. El autor
puede adoptar una actitud subjetiva, intervenir como autor y dejar oír su voz; u objetiva, borrando su
participación personal y adoptando la actitud de una voz narradora despersonalizada.
El centro de interés, corresponde a algún elemento en cuyo derredor gira el cuento. El centro de interés
constituye el armazón, el esqueleto de la historia. Es su soporte y puede ser uno o varios personajes, un objeto,
un paisaje, una idea, un sentimiento, etc.
La retrospección (“flash-back”), consiste en interrumpir el desenvolvimiento cronológico de la acción para dar
paso a la narración de sucesos pasados.
El suspenso, corresponde a la retardación de la acción, recurso que despierta el interés y la ansiedad del lector.
Generalmente, en el cuento, el suspenso termina junto con el desenlace.
Estilo
El estilo que corresponde al modo, a la manera particular que tiene cada escritor de expresar sus ideas, vivencias
y sentimientos. Sobre este punto debemos decir que todo escritor forja su propio estilo, que se manifiesta en la
forma peculiar de utilizar el lenguaje. La imaginación, la afectividad, la elaboración intelectual y las
asociaciones síquicas contribuyen a la definición de un estilo.
Debido a la diversidad de estilos que existen, nos limitaremos a decir que muchos autores para lograr efecto
musical y poético, se dejan llevar por la sonoridad de las palabras. Algunos, para lograr mayos expresividad,
adornan su prosa con múltiples modificadores, mientras que otros, pretendiendo crear un mundo más
conceptual, prefieren la exactitud en el decir y eliminan todo elemento decorativo.
Análisis de un cuento
Todo cuento está constituido por varios elementos literarios que, en el momento de realizar un análisis,
debemos distinguir:
1. Titulo
1.1. Significación y función del título. ¿Es literal o simbólico?
1.2. ¿Refleja el contenido del cuento?
2. Asunto
2.1. ¿De qué trata el cuento?
2.2. Hacer una breve reseña.
2.3. ¿El asunto o argumento tiene fuerza expresiva o contenido dramático? ¿Por qué?
3. Tema
3.1. ¿Cuál es la idea central del cuento?
3.2. ¿Cuáles son las ideas secundarias?
3.3. Hacer una relación del tema central con las ideas secundarias.
4. Personajes
4.1. Caracterización. ¿Cómo caracteriza el autor a los personajes?, ¿directa o indirectamente?
4.2. ¿La caracterización es profunda o superficial?
4.3. ¿Actúan los personajes de acuerdo a su índole y propósito, o a expensas del autor?
4.4. ¿Los personajes son reales, simbólicos o tipos?
4.5. ¿Hay personajes que conjuguen algún tipo de valor ético, estético, ideológico u otro?
4.6. ¿Existe alguna relación entre los personajes y el ambiente?
4.7. ¿Hay relación entre los personajes y la acción?
5. Ambiente
5.1. ¿En qué tipo de escenario se desarrolla el hilo de la acción?
5.2. ¿En qué época?
5.3. La atmósfera es ¿sórdida o diáfana?, ¿de misterio o de amor?, ¿de angustia o de paz?
6. Acción
6.1. ¿Cuánto tiempo dura la acción?
6.2. La acción del cuento es ¿complicada o sencilla?, ¿lenta o rápida?
6.3. ¿La acción es externa o interna? ¿Existe algún tipo de conflicto entre los personajes que determine la
acción? ¿Entre un personaje y alguna fuerza natural? ¿Un personaje consigo?