Cuenteria PDF
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Daniel Rabanal
Ilustraciones
Pregonero,
cuentos para cuenteros
Cuentos de la tradición oral
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que alguna vez fueron “escritos” para que los conociéra-
mos. Gracias a esos “recopiladores” nos han llegado histo-
rias de pueblos, países y generaciones que muchas veces
no conocíamos.
Hemos recopilados relatos mágicos, fantásticos, realis-
tas, desde donde se reconocen mitos, leyendas, cuentos
populares, historias que dieron pie a otros relatos. En fin,
un cúmulo de historias que seguramente te interesarán y
tomarás como tuyos.
Cuentos de animales, cuentos de humanos, cuentos
maravillosos, religiosos, novelescos, pícaros, donde el África
pícaro lucha por sobrevivir en un mundo lleno de em-
busteros, a los que vence finalmente. La astucia, el poder India
de la sobrevivencia se advierten en “El hombre listo”(de
la India), “El alfarero valiente”(de la India), “La nariz de España
plata”(de Italia), “El adivino”(de Venezuela), “Juan y la
adivinanza”(de Argentina), “El sastre, el zapatero y los Italia
ladrones”(de Argentina) y otros en que el mundo mágico
dispone premios y castigos como en “El pez de plata”, “La
esposa del cacique”, “Juan y la adivinanza”.
Al final de este libro, te proporcionamos otros libros
donde se pueden encontrar otros cuentos, mitos, leyen-
das, por si quieres seguir leyendo.
Nos interesa que te conviertas en “pregonero”, vocea-
dor, contador de estos y otros cuentos populares que co-
nozcas o que quieras conocer.
Susana Itzcovich
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El águila que no podía volar
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El águila seguía parada sobre el puño en alto del Este cuento fue contado por James Aggrey, de Ghana, en el África
Occidental. Acaba con estas palabras: “Pueblos de África, hemos sido
sabio y miraba alrededor. El águila divisó a las galli- creados a imagen y semejanza de Dios, pero hay hombres que nos han
nas que andaban picoteando granos, estiró el pes- llevado a pensar como gallinas, y todavía pensamos que somos verda-
deras gallinas, pero somos águilas. ¡Abran por eso sus alas y empren-
cuezo hacia ellas y se les unió. El hombre dijo: “Yo ya dan el vuelo! Jamás debemos contentarnos con el par de granos que
te lo había dicho, es una gallina”. “No”, dijo el otro, “es nos tiran”.
un águila. Voy a intentar mañana otra vez”. Cuando James Aggrey relató este cuento, todos los países de África
estaban todavía bajo la dominación de los europeos, los blancos. Y
Al otro día subió con el águila al techo de la casa, muchos de ellos consideraban a los negros africanos como inferiores y
levantó al águila y le dijo: “¡Águila. Tú que eres un lo decían abiertamente. Muchos africanos acabaron por creerlo, por-
que no eran tan poderosos como los amos blancos y tenían otro color
águila, abre tus alas y vuela!”. Pero cuando el águila de piel. James Aggrey les relató este cuento a esos africanos desmemo-
volvió a ver a las gallinas picoteando en el patio, volvió riados, para que recordaran el África verdadera y volvieran a creer en el
a saltar y a unírseles, y se puso a picotear con ellas. futuro. Pero este cuento vale también para otros pueblos y para todos
los hombres que están en peligro de olvidar que fueron creados a ima-
Entonces dijo el hombre otra vez: “Yo ya te había gen y semejanza de Dios; que son águilas y no gallinas.
dicho, es una gallina”. “No”, dijo el otro, “es un águila, Fue editado en Nicaragua, en 1985.
y tiene todavía el corazón de un águila. Probemos
una vez más. Mañana voy a hacer que vuele”. Tomó
al águila y marchó fuera de la ciudad, muy lejos de
las casas, hasta el pie de una alta montaña. El sol
comenzaba a salir, doraba la cumbre de la montaña;
cada cima resplandecía en la alegría de la mañana
maravillosa. Levantó al águila y le dijo: “Águila, tú
eres un águila, tú perteneces a los cielos y no a esta
tierra, ¡despliega tus alas y vuela!”.
El águila miraba temblando a su alrededor, como
si estuviera llenándose de una vida nueva, pero no
voló.
Entonces el sabio, hizo que mirara directamente
al sol. Y de repente, desplegó sus poderosas alas, se
elevó con el grito de un águila, voló cada vez más alto
y jamás regresó.
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–No –contestó el dios Sol–, entra sin miedo que
De cómo llegaron al cielo las estrellas hemos preparado todo muy bien.
Y su esposa, la Luna y sus hijas, las Estrellas, empe-
zaron a cantar:
Agalídula ada.
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El pez plateado
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el niño, con más coraje le clavaba las espuelas y la Para seguir leyendo en la biblioteca
enderezaba a golpes, y pegadito como una mariposa, o en la librería
no se movía, hasta que llegó un momento que cedió
la mula, convirtiéndose en un hombre, que le dijo:
–Yo soy el que robó las naranjas de tu padre. Entré-
game la mano y te devolveré las naranjas. Calvino, Italo. El pájaro Belverde y otras fábulas. Buenos Aires,
–Yo no te entrego la mano sin que me saques de Librerías Fausto, 1997, Colección La Lechuza.
este lugar y me des las naranjas. Cuentos populares chinos, El caballero rana. República Popular
El monstruo no aceptó la propuesta del niño, ni China, Ediciones en Lenguas extranjeras, 1980.
éste tampoco aceptaba entregar la mano. Por fin el Dragoski, Graciela; Romano, Eduardo. Cuentos y leyendas ar-
monstruo aceptó en sacarlo afuera. Y una vez afuera, gentinas. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina,
1971.
el niño le intimó al monstruo: Drenner, Olga. Leyendas y cuentos. Buenos Aires, El Ateneo,
–O me haces rico, sin compromiso alguno, o de lo 1996.
contrario, no te entregaré la mano. Drenner, Olga. Historias de las selvas del mundo. Leyendas de
–¡Oh, niño, eso es lo de menos; todo esto que ves amor y de misterio. Rosario, Homo Sapiens, 2009.
aquí te puedo dar, haciéndote un gran palacio, una Garrido de Rodríguez, Nelli (compiladora). Leyendas argenti-
linda plaza y todas las comodidades necesarias, con nas. Buenos Aires, Atlántida, 1976.
Itzcovich, Susana (compiladora). Cuentos para leer y contar.
los muebles que necesites para mayor comodidad y Buenos Aires, Librería Huemul, 1972.
también mucho dinero. Itzcovich, Susana (compiladora). Cuentos populares de Argenti-
Una vez que el niño tuvo todo esto en sus manos na. Buenos Aires, Troquel, 1998, Biblioteca Viva la Tinta.
con las llaves de su casa y las escrituras, le entregó Jijena Sánchez, Rafael. Los cuentos de mama vieja. Buenos Ai-
la mano al monstruo, y éste le entregó a su vez, las res, Librería Huemul, 1976.
naranjas. Martínez, Paulina. Cuentos y leyendas de Argentina y América.
Buenos Aires, Alfaguara, 1996.
El padre y los dos hermanos ya lo habían dejado Palermo, Miguel Ángel. Cuentos que cuentan los guaraníes. Bue-
al niño, creyendo que estaba muerto y se fueron a nos Aires, Centro Editor de América Latina, 1987.
la casa. Pero el shulco, cuando se vio rico, volvió a la Rivera, Jorge B. (selección y notas). El cuento popular. Buenos
casa paterna, entregó las naranjas a su padre y los lle- Aires, Centro Editor de América Latina, 1977.
vó a disfrutar su palacio y vivir felices. Zanetti, Susana (compiladora). Cuentos y cantos de Latinoamé-
rica. Buenos Aires, Aique, 1999, Sopa de Libros.
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Susana Itzcovich Índice
Es Profesora en Letras, egresada de la Universidad de La Plata
y periodista profesional. Se ha especializado en Literatura para
niños y jóvenes. Ha concurrido a numerosos congresos, semi-
narios y encuentros sobre Literatura Infantil y Juvenil en el país
y en el exterior. Ha escrito libros teóricos y libros para niños.
Actualmente dirige la colección “Relecturas” de Lugar Editorial, Prólogo......................................................................... 5
una colección destinada a la Teoría de la Literatura Infantil y
Juvenil. Fue cofundadora de ALIJA (sección Nacional de IBBY,
Organización Internacional del Libro Infantil y Juvenil) y ejer- África, India, España, Italia
ció la presidencia desde 1984 a 1988. Retomó la Presidencia de
ALIJA, desde 2004 hasta 2008. Ha recibido el Premio Pregonero, El águila que no podía volar....................................... 9
instituido por Ediciones Colihue, como especialista, y en 2010 De cómo llegaron al cielo las estrellas..................... 12
el Premio Pregonero de Honor, instituido por Ediciones Coli-
hue y Fundación El Libro, el Premio Alicia Moreau de Justo, el El pez plateado.......................................................... 15
Premio “Al maestro con cariño”, por la labor periodística, entre Un hombre listo......................................................... 17
otros, por su trayectoria. Entre sus libros, pueden citarse: Veinte El alfarero valiente..................................................... 19
años no es nada (Colihue); Cuentos para leer y contar (Librería Pedro el Listo y Juan el Tonto.................................... 29
Huemul); Cuentos sin palabras (Kapelusz, Sudamericana y Lu- La nariz de plata........................................................ 33
gar Editorial), Pisa Pisuela color de ciruela (Lugar Editorial).
Algunos cuentos populares chinos (de uigures)..... 41