Canto 13 Odiseo Se Marcha de La Isla de PDF
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1
El canto 13 comienza en la mañana del día treinta y cuatro (v. 18) del vigésimo año de ausencia de
Odiseo de su hogar. Está construido en torno a una serie de escenas típicas propias de los nóstoi, es decir,
viajes de regreso: 1.- partida de la tierra que albergó temporalmente al héroe (vv. 18-80), que incluye una
thisía o sacrificio cívico de una víctima animal (vv. 24-28) y una libación (vv. 49-62); 2.- viaje por mar
(vv. 81-92) y escena de arribo de la nave (vv. 93-124); 3.- asamblea de los dioses olímpicos (vv. 125-
187a); 4.- encuentro entre Atenea y Odiseo en una escena típica que es mezcla de reconocimiento (vv.
187b-358) y encuentro de divinidad con mortal (vv. 221–440).
2
El sujeto de «así dijo» es Odiseo, quien ha terminado de narrar sus aventuras; y «todos ellos» son
Alcinoo, Arete y la audiencia feacia en la isla de Esqueria.
3
Este primer verso es una fórmula muy frecuente (véase 7, 154; 8, 234; 11, 333; 16, 393; 20, 320 e Ilíada
3, 95; 7, 92 y 398; 8, 28; 9, 29, 430 y 693; 10, 218 y 313; 23, 676).
4
El hexámetro repite 11, 334. Demuestra que el público era sensible a una historia bien contada (véase
17, 514), tanto como lo fueron para el canto y la música.
5
En 7, 83 el umbral del palacio es de bronce y en 7, 86 los muros; véanse notas.
6
Véase nota a 11, 339. Alcinoo invita al resto de los reyes feacios (véase 8, 41-42), doce en número (8,
390). Se puede comprar el valor de estos regalos adicionales con el talento de oro mencionado en 8, 393
(véase nota). Lo regalos anteriores ya habían sido acondicionados para el viaje en un arcón por Arete (8,
438-441). Cfr. «Gift and Commodity in Archaic Greece» de Ian MORRIS (1986).
7
Si bien las vituallas e incluso los regalos más preciados los provee el trabajo del pueblo, no corresponde
que el intercambio se realice directamente entre pueblo y huésped, sino que son los nobles de igual
categoría quienes protagonizan la ceremonia de otorgamiento de presentes. Véase una situación similar en
la falsa historia de 19, 196-198.
8
Desde el amanecer del día treinta y tres (en 8, 1) se ha descripto con gran detalle lo sucedido durante esa
jornada en Esqueria. Ahora, a lo largo de sesenta hexámetros, las acciones van a consistir en la
preparación para la navegación (vv. 19-22 y 70-77) y el banquete de despedida; hay solo una breve
mención del canto de Demódoco (vv. 26-27) a diferencia del protagonismo que tuvo en canto 8 (vv. 73-
82, 261-366, 419-520). Alcinoo había solicitado en 11, 350-351 que Odiseo permaneciera hasta el
atardecer en su tierra, hasta que reuniera todos los regalos y nuestro héroe en ese momento aceptó de buen
grado (11, 355-361), incluso con expresiones hiperbólicas. El relato de la última jornada de Odiseo entre
los feacios no difiere mucho de la descripción del último día de Telémaco en Pilos (13, 404-485).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
a la nave acudieron en grupo; llevaban el espléndido bronce9.
Y colocó todo bien la sagrada fuerza de Alcínoo10, 20
–atravesando él en persona la nave– bajo los bancos11. Que los compañeros
no fueran a dañar algo durante el viaje cuando se aplicaran a los remos.
Se dirigieron luego al palacio de Alcínoo y dispusieron el almuerzo.
Para ellos un buey sacrificó la sagrada fuerza de Alcínoo12
en honor de Cronida Zeus, que oscurece las nubes, el que a todos gobierna. 25
Quemaron los muslos y celebraron un espléndido banquete,
complacidos; y entre ellos cantaba el divino aedo,
Demódoco, venerado por su pueblo. No obstante Odiseo
muchas veces hacia el sol resplandeciente volvía la cabeza,
deseando que se pusiera13, pues pensaba ya en el regreso. 30
Como cuando un hombre anhela cenar, el que todo el día
ha arrastrado por el campo el resistente arado sus dos bueyes rojizos14,
y con regocijo se pone para él la luz del sol
puesto que camina hacia la cena, y sus rodillas le duelen al caminar15.
Así para Odiseo con regocijo se puso la luz del sol. 35
Al punto les habló a los feacios amantes del remo y,
dirigiéndose sobre todo a Alcínoo, dijo su palabra16:
Poderoso Alcínoo, el más ilustre de todas las gentes,
después a hacer una libación, déjenme ir sin daño. Y ustedes, ¡alégrense!
Ya se me ha cumplido lo que deseaba mi ánimo, 40
una escolta y adorables regalos que ojalá los dioses Uránidas17,
9
Nuevamente el bronce como elemento propio de la riqueza de la época. Tanto Ilíada como Odisea
representan el éthos de la Edad de bronce, como ha quedado demostrado tanto por la arqueología como
por los textos; cfr. The Rise of Bronze Age Society: Travels, Transmissions and Transformations de
Kristian KRISTIANSEN y Thomas B. LARSSON (2005: 24). Se trata de un período en que los cambios
sociales se manifiestan ratificando la estratificación y se comienza a generar una cierta especialización
laboral en las clases más bajas.
10
La fórmula que ocupa la segunda parte del hexámetro viene de 7, 167 (véase nota) y se ha repetido
varias veces en el canto 8 (vv. 2, 4, 385 y 421). Se han encontrado tratamientos similares en cortes reales
de Egipto y Cercano Oriente; se presume que proviene de un título honorífico de la cultura micénica.
11
Parece un tanto insólito que Alcinoo en persona se ocupe de ocultar los presentes bajo los bancos de
remero. Justamente bajo los bancos había atado Odiseo en 9, 99 a sus compañeros para sustraerlos del
peligro del loto.
12
Los vv. 24-28 resumen una escena típica del sacrificio de una ciudad ante un viaje con objeto de
favorecer la expectativa de que este se cumpla felizmente: vv. 24-25: mención del sacrifico de la víctima;
v. 26: mención del banquete con el que concluye el sacrificio público; vv. 27-28: canto del aedo
Demódoco.
13
El deseo ferviente de la puesta del sol no es frecuente en la épica, género que más destaca la salida del
astro. También es grata la llegada de la «tenebrosa noche» en Ilíada 8, 488.
14
El bello símil de dos bueyes rojizos tirando del arado se aplica a los dos Ayantes en Ilíada 13, 701-703.
15
Las rodillas que por debilidad duelen al caminar se mencionan en Ilíada 19, 166 en referencia a quien
tenga que combatir en ayunas.
16
Odiseo ya se había despedido de Euríalo y aceptado como presente la espada del feacio en 8, 413-415 y
de Nausicaa en 8, 464-468, ahora se despide de Alcinoo y de los nobles feacios (vv. 38-46) así como más
adelante se despedirá de Arete (vv. 59-62).
17
Los Uránidas son los hijos de Urano –titán primordial que personifica el cielo–, quien con Gea fue
padre de los Titanes: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Japeto, Thea, Rea, Temis, Mnemosine, Foebe Tetis y
Cronos (cfr. Hesíodo, Teogonía 135; Diodoro Sículo 5.66.1); de los Cíclopes: Arges, Brontes y
Estéropes; de los Hecatónquiros: Briareo, Coto y Giges (cfr. Apolodoro 1, 2). También fue el progenitor
de las Erínias y los Gigantes (Apolodoro 1, 3 y 1, 34); de los feacios (cfr. Alceo, Frag. 441) y de Afrodita
Urania (cfr. Hesíodo, Teogonía 188; Nonno, Dionisíaca 1, 86). A pesar de haber sido Urano el padre de la
primera generación y ancestro de la mayoría de los dioses griegos, ningún culto específico a esta
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
me hagan disfrutar. ¡Que en casa a mi esposa irrepochable
encuentre al volver, junto a mis seres queridos sanos y salvos!
Ustedes, los que se quedan aquí, sigan alegrando a las esposas
legítimas y a los hijos; que los dioses les otorguen bienes18 45
de todas clases y que ningún mal se instale entre ustedes».
Así habló y todos aprobaron sus palabras y aconsejaban
dar escolta al extranjero, porque había hablado con corrección.
Entonces la fuerza de Alcínoo se dirigió a un heraldo19:
«Pontónoo, mezcla una cratera y reparte vino 50
a todos en el mégaron, para que después de orar al padre Zeus
al extranjero le demos escolta hasta su tierra patria».
Así dijo, y Pontónoo20 mezcló el vino de corazón de miel
y se lo repartió a todos, uno tras otro. Ellos, a los dioses
felices hicieron libaciones –a los que poseen el ancho cielo–, 55
desde sus asientos. El divino Odiseo se puso en pie
y en manos de Arete colocó una copa21 de doble asa
y dirigiéndose a ella le dijo aladas palabras:
«Sé feliz, reina, para siempre, hasta que la vejez
y la muerte te lleguen, las que acechan a los humanos. 60
Yo vuelvo a casa, disfruta tú en esta casa
entre tus hijos, tus gentes, y el rey Alcínoo».
Luego de haber hablado así traspuso el umbral el divino Odiseo
Y la fuerza de Alcínoo le envió un heraldo
para que lo guiara hasta la rápida nave y la ribera del mar. 65
También le envió Arete a unas esclavas suyas,
a una con un manto bien lavado y una túnica22,
a otra le dio un arca bien cerrada para que la llevara
y otra transportaba trigo y rojo vino23.
Pero cuando arribaron a la nave y al mar, 70
al punto en la cóncava nave, sus ilustres acompañantes
colocaron, depositándolas, la bebida y la comida toda,
y para Odiseo extendieron una manta y una sábana
sobre la cubierta de la cóncava nave, para que durmiera sin despertar24
divinidad primigenia sobrevivió en la época clásica; por eso llama la atención esta invocación que debe
provenir de época muy antigua.
18
«Bienes» traduce areté, que, como vemos, en este caso son sinónimo de «excelencia».
19
Los vv. 49-62 constituyen un ejemplo de ceremonia de libación cuyos pasos son: 1.- apelación al
heraldo para que mezcle y sirva el vino (v. 49-52); 2.- distribución en las copas (vv. 53-54a); 3.- libación
propiamente dicha (vv. 54b-56a); 4.- brindis en honor de la reina (vv. 56b-62). Véase nota a 3, 334.
20
Pontónoo, el escanciador en los festines de Alcinoo, es mencionado como heraldo en 7, 178 y en 8, 62;
en 8, 65 ss. guía al aedo ciego para que se siente y tome su comida y beba en un sitial de honor.
21
«Copa» traduce dépas, el mismo término que se usa en 10, 316 para designar el recipiente en que Circe
prepara sus pócimas.
22
Arete, en 8, 441, ya le había puesto en un arcón «un manto y un hermoso vestido». No sabemos si son
estos mismos o constituyen un regalo adicional. En ambos casos traducimos phâros como «manto»,
aunque se trata de una especie de capa (sin mangas) o más bien una tela o un tejido rectangular que podía
ser utilizado para diferentes propósitos, por ejemplo, como mortaja; véase 2, 97 y 19, 142.
23
Se va a demostrar que estas provisiones –que se vuelven a mencionar en el v. 72– no serán necesarias
en el corto viaje que durará una sola noche.
24
El sueño de Odiseo durante el viaje por mar (vv. 73-92) ha sido anticipado en 7, 318-320 y 8, 444-445.
Suena inverosímil que el héroe caiga en un sueño tan profundo justo en la víspera de la llegada a su
añorada tierra natal. Mas es un recurso reiterado, posiblemente proveniente de los cuentos populares, el
perder la conciencia mediante el sueño en momentos cruciales, situación que a Odiseo le había ya
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
en la popa. Subió él por sí mismo y se echó sobre el suelo 75
en silencio. Los demás se sentaron en los bancos, cada uno
en su sitio; desataron el cable de la roca perforada.
Después, inclinados hacia atrás, empezaron a batir el mar con el remo.
A Odiseo se le sobrevino un dulce sueño sobre los párpados,
profundo, delicioso, semejante en mucho a la muerte25. 80
acarreado funestas consecuencias: sus compañeros desataron el odre de los vientos (10, 47-55) y se
comieron las vacas de Helios (12, 338 ss.) en otras oportunidades en que en el pasado cayó dormido. No
obstante, esta es una instancia positiva del motivo narrativo del sueño; contrasta directamente con los 17
días en que debió mantenerse alerta y despierto sobre la balsa (5, 271).
25
El sueño (hýpnos) y la muerte (thánatos) son hermanos (Ilíada 14, 231 y 16, 672 y 682). En
«Elementos thanáticos y tensión narrativa en el nóstos de Odiseo», Alicia ATIENZA (2003a: 34) dice que
la travesía de Esqueria a Itaca puede leerse como la trasposición de un ritual fúnebre que acompaña la
partida del héroe, con sus etapas sucesivas, próthesis o exposición y ekforá o traslado del cadáver hacia el
lugar de inhumación. En todo caso el héroe atraviesa en la barca feacia un umbral ambiguo entre dos
mundos, en las fronteras entre la vida y la muerte, lo humano y lo divino (p. 36).
26
El carro de cuatro caballos no aparece en las representaciones plásticas griegas antes del período
geométrico tardío, es decir, hasta el siglo VIII y en la épica prácticamente no hay registros (véase Ilíada
8, 185 –posiblemente interpolado– donde se mencionan cuatro caballos por su nombre propio).
27
El símil que se extiende por vv. 81-92 –una bella descripción bastante extensa de un viaje por mar–
culmina en una hipérbole (nave más rápida que un halcón). La velocidad mágica de la nave feacia había
sido anticipada en 7, 36 y 8, 561.
28
Véase nota a v. 264.
29
Esta estrella es casi con seguridad el planeta Venus, que puede ser visto pocas horas después de la
puesta del sol, pero también antes del amanecer. Es el planeta más brillante en el sistema solar y se
conoce como «la estrella de la mañana» o «el lucero del alba».
30
Es el momento previo a la alborada del día número 35 del vigésimo año de ausencia. Los vv. 93-124
constituyen un ejemplo de escena típica de desembarco, como hemos visto en 3, 4-67 y 9, 142-150 y
leeremos en 15, 495-500 y 16, 351-360. Aquí está estructurada de la siguiente manera: llegada de la nave
(v. 95), entrada al puerto (vv. 96-113), encallamiento en la playa (vv. 114-115), descendimiento de
Odiseo dormido por los remeros feacios (vv. 116-119) y de los regalos (vv. 120-124).
31
La versión en lengua española –traducción de Hugo BAUZÁ– Ítaca, el Peloponeso, Troya:
Investigaciones arqueológicas de Heinrich SCHLIEMANN (2012) afirma que se trata del golfo de Molo. El
puerto está en el extremo sur y se denomina Vathy (de bathý, «profundo») y agrega: «es uno de los
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
en el pueblo de Itaca; dos salientes hay en él,
promontorios escarpados33 que hacia el puerto se inclinan.
Estos, las grandes olas producidas por los malolientes vientos
dejan fuera. Adentro, permanecen sin amarras 100
las naves de buenos bancos, cuando llegan a la distancia de anclaje34.
Allí, en el extremo del puerto hay un olivo de anchas hojas35
y cerca de él una gruta alta y ventilada36
consagrada a las ninfas que llaman Náyades37
Hay dentro cráteras y también ánforas 105
hechas de piedra; y dentro acopian miel las abejas.
Hay dentro grandes telares de piedra donde las ninfas
tejen sus túnicas teñidas con púrpura marina –¡maravilla de ver!–
Dentro las aguas corren sin cesar. Tiene dos entradas,
una mirando hacia el Bóreas accesible a los hombres38; 110
otra, hacia el Noto, reservada a los dioses. Nunca por ella
pasan los hombres, que es camino para los inmortales39.
Por allí penetraron, pues ya lo conocían de antes40. Pero luego
mejores puertos del mundo, ya que está bordeado por montañas y el agua es tan profunda que, incluso a
un metro de la costa, las naves pueden arrojar el ancla delante de las casas de sus armadores».
32
Véase nota a 1, 71. Hesíodo (Teogonía vv. 237, 270 y 333) y Apolodoro (1, 2, 6) dicen que Forcis es
hijo de Ponto y de Gea y hermano de Taumante, Nereo, Euribio y además de Ceto, con quien se casó y
engendró monstruos como Escila, Ladón, las graias y las gorgonas. Otros autores mencionan que era hijo
de la ninfa Toosa (cfr. Servio, Sobre la Eneida v. 824) con el mayor dios del mar.
33
Compárese esta descripción convencional de un puerto con la del puerto de Telépilo en tierras
lestrigonias, en 10, 87-91.
34
Es decir, cuando llegan a la distancia que se puede medir con la soga que ata la nave al puerto. En vv.
113-115 el poeta dirá que en este mismo puerto la nave de los feacios encallará sobre la costa (como la de
Odiseo en 9, 149), aunque parece que todas las otras naves permaneces en la bahía a cierta distancia de la
playa.
35
Véase cómo los vv. 101-103 se repiten en vv. 346-348.
36
Se supone que es la cueva de Marmarospilia; cfr. A commentary on Homer’s Odyssey: Books IX-XVI
por Alfred HEUBECK y Arie HOEKSTRA (1989: 171). En el golfo de Molo (véase nota a v. 96), Déksia es
una de las playas más bellas (señalada con fines turísticos como la del presente desembarco); desde allí,
un sendero de unos cuatro kilómetros lleva a la gruta de Marmarospilia. La distancia entre la playa y la
cueva contradice en verdad la posibilidad de que esta sea el antro de las ninfas.
37
A estas ninfas Náyades va a elevar una plegaria más adelante Odiseo (vv. 355-360) y en la gruta donde
viven va a ocultar los regalos (vv. 363-364 y 370). Véase el v. 356, en el que Odiseo las llama «hijas de
Zeus». Las Náyades son las ninfas del agua dulce, es decir, de los ríos, lagos y fuentes. Se trataba de
divinidades menores que atendían con frecuencia las asambleas de las divinidades mayores en el Monte
Olimpo. Junto con Ártemis eran las que cuidaban de jóvenes doncellas hasta el momento del paso a la
edad adulta. Todas las fuentes o corrientes de agua célebres tenían su náyade, que era con frecuencia
objeto de cultos locales arcaicos. A veces se atribuía a las náyades virtudes curativas: es así que los
enfermos que bebían el agua a alguna de ellas asociada se podían curar (Píndaro, Olímpica 12, 26;
Pausanias 5, 5, §6 y 6, 22, §4). En otras ocasiones se les adjudicaba el poder de otorgar capacidad
profética o el don de la poesía a quien bebiera de sus aguas (Pausanias 4, 27, §4, y 9, 3, §9; Teócrito 7,
92). Aparecen muchas veces en conexión con divinidades más importantes, por ejemplo con Apolo
(Apolonio de Rodas 4, 1218); con Ártemis, quien fue en su origen una ninfa arcadia (Apolonio de Rodas
1, 1225 y 3, 881; Pausanias 3, 10 §7); con Hermes (Himno homérico a Afrodita 262); con Dioniso
(Horacio, Carmina 1, 1, 31 y 2, 19, 3) y en ocasiones también con Pan y los sátiros.
38
Recordemos en el canto anterior la gruta en la isla de Helios (12, 317-318) con «bellos coros de
ninfas», que no era visitada por los mortales. En esta, Odiseo sacrificaba en otro tiempo hecatombes a las
ninfas que la habitan (vv. 349-350).
39
En el siglo III, el filósofo neoplatónico Porfirio tomó estos nueve hexámetros (vv. 104-112) y realizó
una exégesis que se conoce como Antro de las ninfas de Odisea, donde interpreta que el poeta describe de
manera alegórica el lugar en que las almas permanecen antes de su próxima reencarnación.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
quedó encallada la nave en tierra como hasta la mitad de la quilla,
por su ímpetu, pues así era impulsada por los brazos de los remeros. 115
Descendieron de la nave de buenos bancos a tierra firme
y en primer lugar a Odiseo de la cóncava nave levantaron;
a él, junto con su manta de lino y una sábana resplandeciente,
sobre la arena lo pusieron, inmovilizado por el sueño,
También sacaron las riquezas que los ilustres feacios 120
le habían dado pues volvía a casa gracias a la magnánima Atenea.
Todo eso cerca de un tronco de olivo41 colocaron en montón,
lejos del camino, para que ningún caminante
antes de que Odiseo despertara, cayendo sobre ello lo robara42.
40
No se comprende esta afirmación si no se recuerda que en 8, 556-562 Alcinoo dijo que las naves
feacias están dotadas de inteligencia y conocen todas las ciudades.
41
A la sombra de este olivo Atenea y Odiseo urdirán más tarde, en vv. 372-373, la muerte de los
pretendientes.
42
El motivo de los presentes feacios y el temor del eventual robo va a reaparecer más adelante en este
canto con particular intensidad: es el primer pensamiento que acosa a Odiseo cuando se despierta (vv.
203-208), teme que los mismos feacios le hayan arrebatado los regalos (vv. 215-216) y los recuenta (vv.
217-219), los menciona en su súplica a Atenea-pastor (v. 230) y en torno de ellos construye una falsa
historia (vv. 256-286). El plan que Atenea va a ayudar a urdir a Odiseo es también para salvaguardarlos
(vv. 304-305 y 363-364) y con especial énfasis se menciona el almacenamiento final en la gruta (vv. 366-
371).
43
Poseidón. En vv. 125-187 se relata la escena en la que el dios del mar castiga a los feacios por haber
escoltado a Odiseo hasta su tierra. Se cumple aquí la profecía hecha por Nausitoo, el padre de Alcinoo, en
8, 564-571. El narrador la divide en dos partes: 1.- anuncio (vv. 125-158) y 2.- ejecución (vv. 159-187).
44
El cambio de escenario de Itaca al Olimpo es abrupto. Las escenas que ocurren en el Olimpo no son
muy frecuentes en Odisea (véase 1, 26-95). En esta, la divinidad se va a quejar ante Zeus del
comportamiento de los humanos y pide que sean castigados (como en 12, 374-390).
45
«Padre Zeus» –Zeû páter– es una fórmula, porque en realidad Zeus y Posidón son hermanos.
46
En 7, 54-64, Nausícaa explicó a Odiseo que Alcinoo, rey de los feacios, es hijo de Nausítoo y este a su
vez es hijo de Poseidón con Peribea.
47
Pareciera que Poseidón hubiera observado la escena desde un lugar elevado. Poseidón, como Polifemo
en su plegaria de 9, 528-535, sabe que es inevitable el nóstos de Odiseo, pero al menos desea que lo haga
en las peores condiciones.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
Nunca te deshonrarán los dioses. Sería difícil
despachar sin honras al más antiguo y excelente.
Si alguno de los hombres, cediendo a su violencia y poder,
no te honrara, tienes y tendrás siempre tu compensación.
Obra como quieras y sea satisfactorio a tu ánimo». 145
Y le contestó Poseidón, el que sacude la tierra:
«Al punto actuaría yo, señor de nubes oscuras, como afirmas,
pero me cuido de tu ira y procuro evitarla48.
Ahora quiero la muy bella nave de los feacios
en su viaje de vuelta en el brumoso ponto 150
romper en pedazos, para reprimirlos y desistan de escoltar
a los hombres. Y que una gran montaña oculte su ciudad».
A él le respondió Zeus, el que amontona las nubes, y le dijo:
«Amigo mío, en mi corazón siento que esto será lo mejor:
cuando todo el pueblo esté contemplando la nave que se acerca 155
desde la ciudad, coloca una roca cerca de tierra
semejante a una rápida nave, para que todos queden asombrados
y no tengas que ocultar su ciudad bajo una gran montaña».
Luego que escuchó esto Poseidón, el que sacude la tierra,
se puso en camino hacia Esqueria, donde los feacios viven, 160
y allí se detuvo. Y muy cerca llegó de la nave surcadora del ponto
que se deslizaba velozmente. El que sacude la tierra se acercó,
la convirtió en roca y la enraizó firmemente en el fondo49,
golpeándola con la palma de su mano. Y se alejó de allí
Ellos unos a otros se dirigían aladas palabras, 165
los feacios de largos remos, hombres célebres por sus naves,
y así decía uno mirando al que tenía más cerca:
«Ay de mí, ¿quién ha encadenado la rápida nave en el ponto
en su regreso a casa? Ya se dejaba ver completa».
De este modo lo expresaba alguno. No sabían lo que había ocurrido 170
A los demás Alcínoo les dirigió la palabra y dijo:
«¡Ay, ay, ciertamente ya me ha alcanzado el antiguo presagio
de mi padre, quien aseguraba que Poseidón se irritaría
con nosotros, por ser las infalibles escoltas de todos!
Decía que de los feacios la muy bella nave 175
al regreso de una expedición, en el brumoso ponto
haría pedazos. Y que ocultaría nuestra ciudad bajo una montaña.
Así decía el anciano. Todo se está cumpliendo ahora.
Pero vamos, es así como digo. Obedezcamos todos.
De escolta a los mortales no hagan más, cuando alguien llegue 180
a nuestra ciudad. A Poseidón doce toros
escogidos, sacrificaremos, a ver si se compadece
48
Luego de obtener el permiso de Zeus (vv. 140-145), Poseidón anuncia que va a destruir la nave feacia y
poner una montaña delante de la ciudad y con esto terminar con la costumbre de que escolten viajeros por
mar. Los vv. 149-152 se corresponden con lo anunciado en 8, 567-569
49
Poseidón ejecuta su venganza y petrifica la nave; siguiendo el consejo de Zeus lo hace cuando ya está
frente a la tierra de los feacios, que no comprenden lo que sucede, excepto Alcinoo, quien ve cumplida la
profecía de Nausitoo y así lo expresa en vv. 172-178. Se decía que una pequeña isla a la entrada del
antiguo puerto de Corfú era el barco petrificado de los feacios (cfr. Plinio, Historia Natural 53 y
Pomponio Mela 110-111).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
y que nunca más nos oculte en la ciudad bajo una montaña».
Así habló y ellos sintieron miedo y prepararon los toros.
Así fue que suplicaban al soberano Poseidón 185
los jefes y consejeros del pueblo de los feacios50,
de pie en torno del altar51.
50
No sabemos cuál fue el destino final de los feacios; pero en verdad en Odisea hay numerosos finales
abiertos; por ejemplo, nunca sabremos la reacción de Néstor ante la subrepticia partida de Telémaco
(véase 15.193–221) o el destino del adivino Teoclímeno (véase 20, 371-372).
51
De modo abrupto y en mitad de verso el narrador cambia de escenario: deja a los feacios organizando la
hecatombe y se focaliza en Itaca. Desconocemos por lo tanto si la reacción de Poseidón a las plegarias del
pueblo feacio fue positiva. El regreso de los feacios y el castigo que les impone Poseidón indudablemente
ha llevado varias horas, sin embargo, cuando la mirada del narrador pasa a la escena itacense es todavía
temprano.
52
Homero no utiliza en este lugar la bruma que rodea al héroe de la misma manera que en otros lugares.
Si comparamos esta escena con la llegada al palacio de Alcinoo (véase 7, 14-45) observamos que tiene
una estructura similar, que incluye la intervención de Atenea. Odiseo llega a un lugar que no le resulta
conocido y puede sufrir la hostilidad de los lugareños. En aquella ocasión, Atenea lo cubrió con una
niebla para protegerlo (véase 7, 15 y nota); no obstante, el héroe podía percibir el entorno con claridad y
se maravillaba de lo que se ofrecía a su vista (7, 43-45), hasta que la misma Atenea disipó la bruma ya
dentro del palacio (7, 143).
53
Los vv. 190-193, que reseñan la perspectiva y deseos de Atenea, constituyen además una fuente de
información sobre los acontecimientos por venir: 1.- adelanta que va a ser ella quien le diga lo que
conviene hacer, lo cual sucederá cuando se sienten los dos junto al olivo a conversar (desde v. 372 en
adelante); 2.- va a lograr que esté irreconocible (vv. 396-403); 3.- anuncia la segunda mitad del poema, la
venganza de incógnito de Odiseo contra los pretendientes.
54 El significado se va a aclarar en v. 397 (véase nota), no se trata aquí de la nube con que Atenea cubre a Odiseo sino
del cambio de apariencia que se llevará a cabo en vv. 429-438. Cronológicamente la conversación (que «ella pudiera
contarle todo» sucederá antes del cambio de aspecto; estamos ante un hýsteron próteron, recurso retórico que consiste
en que la primera idea de una frase se refiere a algo que sucede temporalmente después de la segunda; el objetivo es
llamar la atención sobre la idea más importante poniéndola en primer lugar.
55
Véase nota a 9, 243.
56
El monólogo de Odiseo de vv. 200-216 es altamente dramático debido a la ironía que encierra: 1.-
Odiseo se lamenta por no haber llegado a su patria y está justamente en Itaca; 2.- sus acusaciones
injustificadas contra los feacios (que lo han traído a su tierra y han tenido los debidos cuidados con sus
pertenencias: vv. 122-124) y su ruego de que sean destruidos juega en paralelo con el hecho de que
efectivamente los feacios fueron castigados (vv. 125-187); 3.- el llamado de atención sobre sus
posesiones abre un tema que será muy importante en los próximos versos (vv. 217-218 y 362-369).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
o amigos de la hospitalidad y afectos a los dioses57?
¿A dónde llevo tantas riquezas?, ¿por dónde yo, errante,
voy a vagar? ¡Ojalá me hubiera quedado junto a los feacios,
en aquella tierra! O quizás yo podría a otro rey muy poderoso 205
haberme acercado y quizá me habría acogido y escoltado hasta regresar,
porque ahora no sé dónde dejar esto, es que aquí no
voy a dejarlo, que no se convierta en botín para otros.
»¡Ay!, ¡ay!, en verdad no del todo inteligentes ni justos
eran los jefes y consejeros de los feacios, 210
quienes a una tierra extraña me han traído. Decían
que me iban a llevar a Itaca, hermosa al atardecer, no lo cumplieron.
Que Zeus los castigue, el dios de los suplicantes, el que a los demás
hombres vigila a todos los hombres y castiga al que se equivoca.
»Pero ¡vamos!, voy a contar mis bienes y ver 215
que no se hayan marchado llevándose algo en la cóncava nave».
Así diciendo, los hermosos trípodes y calderos
se puso a contar; también el oro y la bella ropa tejida.
Pero no echó nada de menos. Mas gemía por su tierra patria
caminando por la ribera del resonante mar, 220
en medio de muchos lamentos. Hasta que se le acercó Atenea58,
semejante en su aspecto a un hombre joven, un pastor de rebaños,
elegante, como suelen ser los hijos de los reyes,
que llevan sobre sus hombros una capa doble bien tramada.
En sus gruesos pies llevaba sandalias y en sus manos una jabalina. 225
Odiseo se alegró al verlo y fue a su encuentro;
y dirigiéndole aladas palabras le dijo:
«Amigo, ya que eres el primero a quien encuentro en este región,
¡salud! Ojalá no vengas a mí con mal talante,
sino más bien guárdame estas cosas y guárdame a mí, pues yo a ti 230
te suplico como a un dios y me he acercado a tus rodillas59.
Dime esto con verdad para que yo me entere:
¿qué tierra es esta, qué pueblo, qué varones habitan?
¿Es una isla hermosa al atardecer o acaso la ribera
que se inclina hacia el mar de un continente de tierra fértil?» 235
Y a su vez le dijo la diosa de ojos brillantes, Atenea:
«Eres necio, extranjero, o has venido de lejos
si me preguntas por esta tierra. No verdaderamente
está falta de nombre. La conocen muy muchos,
57
Véase 9, 120-121 y nota.
58
Los vv. 221b-440, que narran el promisorio encuentro entre Atenea y Odiseo, encierran tres
movimientos finamente pautados que marcan el ritmo de todo el resto del canto: 1.- tanto la diosa como el
mortal dan prueba una vez más de la propia astucia con un disfraz y falseando la identidad (vv. 221-286);
2.- Atenea y Odiseo hacen una evaluación afectuosa de las mutuas capacidades a modo de
reconocimiento (vv. 287-344); unen sus fuerzas y aptitudes intelectuales para diseñar una estrategia
contra los pretendientes (vv. 345-440). Se trata de una típica escena de encuentro de un dios con un
mortal. Atenea ha adoptado el disfraz de un joven pastor (vv. 222-225), elegante como un príncipe, pero a
la mitad de la conversación asume la forma de una bella mujer (véase nota a v. 289).
59
Odiseo se alegra de ver al pastor porque interrogarlo le permitirá averiguar dónde está. Hay ironía en
compararlo con una divinidad (como lo hizo con Nausicaa en 6, 149-152) y rogarle (abrazado) a sus
rodillas.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
tanto los que habitan hacia la aurora y el sol 240
como cuantos se ubican hacia la nebulosa oscuridad.
Cierto que es escarpada y no muy apta para los caballos60,
pero tampoco es demasiado pobre, aunque no sea amplia:
en ella se produce trigo en cantidad y también vino
ofrece. Siempre tiene lluvia y un brillante rocío. 245
Tiene buen alimento para cabras y toros; hay un bosque
de follaje variado y abrevaderos siempre llenos.
Por eso, forastero, el nombre de Itaca llegó hasta Troya,
la que dicen se encuentra muy lejos de la tierra aquea».
Así habló, y se regocijaba el sufridor divino Odiseo, 250
alegrándose por su tierra patria, por lo que le decía
Palas Atenea, la hija de Zeus, el que lleva la égida.
60
Véanse las otras descripciones de Itaca en boca de Telémaco (4, 602-608) y de Odiseo (9, 21-27). Cfr.
Landscape Description in Homer’s Odyssey de Benjamin HALLER (2007: 212-218).
61
Este encuentro con Atenea marca el comienzo de la segunda parte de Odisea. El protagonista pasa de
someterse a la fuerza de un oponente implacable –Poseidón– a recibir la ayuda de la diosa que favorecerá
su venganza contra los pretendientes. La historia falsa que a continuación el héroe relata a la diosa será
una suerte de ensayo de las historias futuras en que ocultará su nombre y su identidad en su propia tierra.
62
En los vv. 256 a 286 se desarrolla la primera de una serie de historias falsas de Odiseo: a Eumeo
(14,192-359, resumida por el porquerizo en 16, 61-67 y 17, 522-527), a Antinoo (17, 415-444, repetida en
parte en 18, 138-140 y 19, 75-80), a Penélope (19, 165-202 + 221-248 + 268-299) y a Laertes (24, 244-
279 + 303-314); véase también la anécdota troyana de 14, 468-503. Cfr. Blood and Iron: Stories and
Storytelling in Homer's Odyssey de Douglas OLSON (1995: 129-131) y The Stranger's Welcome: Oral
Theory and the Aesthetics of the Homeric Hospitality Scenes de Steve REECE (1996: 165-188). Cfr.
también la Poética de Aristóteles (1460a).
63
En sus historias inventadas, Odiseo pretende siempre ser un cretense. Creta tenía la ventaja de ser una
tierra muy lejana y muy famosa al mismo tiempo. Es indudable que la isla minoica fascinada al público
de la época, el poeta parece haberla conocido bien (véase 19, 172-177) y a sus habitantes, reputados
marineros y aventureros.
64
En tres de los relatos inventados –este y dos que dirá más adelante–, Odiseo va a adoptar la identidad
de un cretense. En sus historias Odiseo mezcla siempre algo de verdad con sus mentiras. En este caso si
bien el hecho de provenir de Creta no es cierto, Idomeneo ha existido, fue uno de los pretendientes de
Helena, por lo cual participó en la guerra de Troya. Cfr. el artículo «Odysseus, Idomeneus, and Meriones:
The Cretan Lies of Odyssey 13- 19» de Adele J. HAFT (1984). No se sabe que Idomeneo haya tenido un
hijo llamado Orsíloco, aunque sí sus vástagos murieron de manera violenta. En su regreso de Troya Tras
la caída de Troya, fue sorprendido por una violenta tormenta en el mar y le prometió a Poseidón que si se
salvaba le ofrecería en sacrificio a la primera persona que se encontrara en tierra. Para su desdicha, esa
persona fue a su propio hijo. La ópera Idomeneo, rey de Creta de Wolfgang Amadeus Mozart versa sobre
esta historia.
65
El motivo literario de haber huido después de haber dado muerte a alguien es frecuente en Homero. Lo
mismo le había sucedido al anónimo etolio en 14, 380 y a Teoclímeno en 15, 272-273; y en Ilíada a
Medonte (13, 695-696), a Licofrón (15, 431-432) y a Patroclo (23, 85-86). El nombre Ortíloco (con
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
a los hombres mercantes superaba con sus rápidos pies,
porque quería arrebatarme todo mi botín
de Troya, a causa del que yo sufrí dolores en el corazón,
guerras entre los hombres y he surcado las dolorosas olas66,
en razón de que yo no servía complaciente a su padre 265
en el pueblo de los troyanos, sino que mandaba yo a otros compañeros.
Y lo alcancé con mi lanza guarnecida de bronce, cuando volvía
del campo, emboscándome cerca del camino con un amigo.
Una noche muy oscura cubría el cielo, nadie
entre los hombres nos vio y a ocultas le arranqué la vida67. 270
Mas luego de matarlo con el agudo bronce,
me dirigí a una nave de ilustres fenicios68
y les prometí que les daría suficiente botín:
les rogué que me bajaran y dejaran en Pilos
o en la divina Élide, donde gobiernan los epeos69, 275
pero nos alejó de allí la fuerza del viento
muy sin quererlo, no es que quisieran engañarme.
»desde allí, errantes, hemos llegado acá de noche.
Con esfuerzo hasta el puerto llegamos remamos ninguno de nosotros
se acordó de la comida por más que mucho la necesitábamos. 280
»Conque así descendimos de la nave y nos acostamos todos.
A mí un dulce sueño me alcanzó, cansado como estaba,
y ellos, sacando mis posesiones de la cóncava nave,
las depositaron allí donde yo sobre las arenas descansaba.
Ellos hacia Sidón la bien habitada se embarcaron y se marcharon, 285
de modo que yo me quedé con el corazón acongojado».
variación consonántica σ/ τ) ha aparecido en 3, 489 = 15, 187 y se volverá a mencionar en 21, 16 (véase
nota).
66
Este hexámetro es igual a 8, 183 y se va a repetir en v. 264; está tomado de Ilíada 24, 8.
67
«Vida» traduce thýmos, que aquí como en otros lugares homéricos (véase 10, 163 e Ilíada 1, 205; 5, 85;
6, 17) significa «hálito vital»; aunque más frecuentemente es «enojo» o «ira» (Ilíada 1, 429) o lugar en
que se aloja la ira (Ilíada 9, 496; 16, 616; 17; 254); también es «coraje» (véase 10, 461) o «corazón»
como sitio de las emociones (Ilíada 7, 189; 13, 494; 14, 156).
68
Son frecuentes las alusiones a los fenicios (a quienes en otros lugares se los llama «sidonios» 4, 84 y
618; 15, 118), lo cual demuestra que todavía tenía fuerte presencia en el Egeo esta civilización que
floreció en derredor al período comprendido entre los años 1.200 y 900 a.C. alrededor de las ciudades de
Biblos, Sidón y Tiro, en la región en que actualmente se encuentra el Líbano. Los fenicios basaron su
poderío en el comercio marítimo y establecieron rutas marítimas comerciales por todo el Mediterráneo.
Pero es probable que mezclaran esta actividad con la piratería, como aquí se menciona. El fenicio es un
lenguaje cananita –perteneciente a la familia de las lenguas semíticas– del que los griegos tomaron el
alfabeto. El término fenicios es justamente aportado por los griegos: Phoiniki es un término que tomaron
en préstamo del vocablo egipcio Fnkhw, que podríamos traducir «sirios». Este vocablo tiene similitud
fonética con el color púrpura (phoínix: véase 23, 201 e Ilíada 4, 141 y 6, 219), color del tinte que en Tiro
proporcionaba un particular molusco; la relación semántica fue inevitable.
69
La Élide era un país de Grecia, cuya capital fue la ciudad de Elis. Estaba en la costa oeste
del Peloponeso entre Acaya y Mesenia. Los epeos estaban emparentados con los etolios, puesto que los
dos héroes epónimos –Epeo y Etolo– eran hermanos e hijos de Endimión, también padre de Eurídice,
quien con Poseidón tuvo a Eleo, del que derivan los nombres Elis y Élide. No muy lejos, sobre la costa
oeste pero más al sur estaba Pilos, la patria de Néstor. Véase nota a 21, 347.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
y con su mano lo acarició. Tomó entonces el aspecto de una mujer
bella y alta, experta en labores brillantes70,
y dirigiéndose a él, le dijo aladas palabras: 290
«Astuto sería y embaucador el que te aventajara
en todos estos engaños, incluso si te midieras con un dios.
Cruel, enredado, experto en engaños71, ¿es que ni siquiera
en tu propia tierra vas a poner fin a los embustes
y palabras tramposas que en el fondo te gustan tanto? 295
Vamos, no hablemos ya más, pues ambos conocemos
de estratagemas: tú eres el mejor de los mortales todos
en ingenio y discursos, y yo entre todos los dioses
me jacto por mi previsión y mis astucias. Pero tú no has reconocido
a Palas Atenea, la hija de Zeus, la que siempre 300
en todos tus pesares te asiste y te protege
la que te ha hecho ser amado por todos los feacios.
Ahora de nuevo he llegado para contigo tramar
un plan y ocultar cuantas riquezas los ilustres feacios
te dieron al volver a casa por decisión y voluntad mías, 305
y para decirte cuántas penas en tu bien edificada morada
estás destinado a soportar. Tú has de aguantar por necesidad
y no revelar a ninguno, ni a hombres ni a mujeres,
a nadie, cómo has llegado errando; sino en silencio
sufre los muchos dolores y soporta las violencias de los hombres». 310
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo:
«Es difícil, diosa, que un mortal te reconozca si contigo se encuentra72,
aun si es muy experimentado, pues tomas toda clase de apariencias.
Ya sabía bien yo esto: que siempre me habías sido adepta
mientras combatíamos en Troya los hijos de los aqueos,
pero desde que saqueamos la elevada ciudad de Príamo 315
y nos embarcamos en las naves –y un dios dispersó a los aqueos–
no te había vuelto a ver, hija de Zeus73. No supe
que te hayas embarcado en mi nave para protegerme del dolor74.
Más bien siempre con el corazón destrozado en el pecho 320
he vagado, hasta que los dioses me han librado del mal.
»Hasta el momento en que en el rico pueblo de los feacios
70
Atenea había adoptado la figura de un joven pastor en 222-225, pero ahora adquiere el aspecto de una
mujer, que debe ser muy similar a su aspecto real como diosa, es decir, como divinidad protectora de las
tareas domésticas (véanse 2, 116-117 = 7, 110-111; 20, 72). Atenea se presentará con su real apariencia a
Odiseo también en 16, 155-177 y 20, 30-57.
71
Estos epítetos están dichos con un tono cariñoso no exento de admiración, a diferencia del sentido
hostil con que normalmente se profieren. Por ejemplo «cruel», –schéltios–, es dicho con animosidad en
12, 279 (por Euríloco a Odiseo) o en 23, 150 (referido a Penélope).
72
No son frecuentes los casos en que un mortal reconoce a una divinidad (véase la preciosa escena en que
Helena reconoce a Afrodita, en Ilíada 3, 383-440). En 16, 155-177, Atenea es vista por Odiseo y los
perros pero no por Telémaco, así como en Ilíada 1, 197-200 la diosa es vista por Aquiles, pero no por los
otros griegos.
73
Véase otra ocasión en que Odiseo ruega a la diosa que lo ayude en 6, 324-327.
74
El reproche pone en boca de Odiseo el gran problema textual de que Atenea no ha aparecido para
socorrer al héroe en los peligros que ha corrido en los cantos 9 a 12. Ninguno de los críticos modernos
han dado una respuesta convincente para explicar la ausencia de Atenea, como por ejemplo la que da
Jenny STRAUSS CLAY en la «Introducción» de The Wrath of Athena. Gods and Men in the Odyssey
(1983).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
me animaste con tus palabras y me condujiste hasta la ciudad75
Ahora te ruego por tu padre, abrazado a tus rodillas –pues no creo
que haya llegado a Itaca hermosa al atardecer sino que por otra 325
tierra ando dando vueltas–. Tú para burlarte, creo
estas cosas me has dicho, para seducir mis sentimientos.
Dime si de verdad he llegado a mi patria».
Y le contestó luego la diosa de ojos glaucos, Atenea:
«Siempre en tu pecho existe la misma cordura. 330
Por esto no puedo abandonarte siendo tan desdichado,
porque eres amable, sagaz y prudente76.
»Con beneplácito cualquier otro que llegara después de andar errante,
iría al palacio para ver a sus hijos y esposa;
»Pero a ti no te agrada conocer ni enterarte de nada 335
antes de poner a prueba a tu esposa77, quien por cierto de todas maneras
permanece en palacio, entristecida siempre
mientras las noches y los días se le consumen entre lágrimas.
»En verdad, yo jamás desconfié, y en mi corazón
sabía que volverías después de haber perdido a todos sus compañeros, 340
pero no quise contender con Poseidón,
hermano de mi padre, quien había puesto el rencor en su corazón,
irritado porque le habías cegado a su amado hijo.
»Pero, vamos, te mostraré el suelo de Itaca para que te convenzas.
Este es el puerto de Forcis78, el viejo del mar 345
y allí, en el extremo del puerto, hay un olivo de anchas hojas79.
Cerca de él una gruta alta y ventilada
consagrada a las ninfas que llaman Náyades.
Es la cueva amplia y sombría donde tú numerosas
hecatombes perfectas solías sacrificar a las ninfas. 350
Y este es el monte Nérito80, revestido de bosque».
75
Odiseo se refiere al episodio narrado en 7, 14-81, cuando Atenea, en la apariencia de una niña, lo guía
hasta el palacio de Alcinoo. No hay indicios en esa ocasión de que Odiseo hubiese reconocido a la diosa.
Por esa razón, desde la Antigüedad se han atetizado los vv. 320-323, que de todos modos cumplen la
función de poner en relación esta situación actual de Odiseo con ese episodio del comienzo del canto 7.
76
Los vv. 330-351, la respuesta de Atenea al discurso de Odiseo de vv. 311-328, ponen énfasis en los
aspectos positivos que equiparan al héroe con la divinidad, en especial mediante esta sucesión de tres
adjetivos; cfr. «Odisea 13, 256-351: Paralelismo situacional, reconocimiento y biografía apócrifa» de
Graciela ZECCHIN (1996: 40). El encuentro de Atenea con Odiseo pasa por un reconocimiento en dos
etapas, la primera en que los dos personajes ocultan su identidad, y la segunda, en que la revelan con una
sucesión de alabanzas, reproches y justificaciones mutuas; cfr. The unity of the Odyssey de George E.
DIMOCK (1989: 183).
77
El poner a prueba se constituye en un motivo literario –y muy importante– en Odisea; cfr. el opúsculo
People and themes in Homer's Odyssey de Agathe THORNTON (1970: 47-51). Este motivo tiene en
general dos funciones: 1.- averiguar la identidad (Menelao del hijo de Odiseo en 4, 117-119; Penélope
sobre el ‘extranjero’ y si había conocido a Odiseo en 19, 215-219; Penélope de Odiseo en 23, 166-230);
2.- indagar respecto de la disposición que tiene el interlocutor u oponente hacia Odiseo (los cíclopes en 9,
174; Eumeo en 14, 459-522 y 15, 304-346; los pretendientes en 17, 360-506; las siervas en 19, 45) y,
sobre todo, la fidelidad que se le guarda al héroe (las siervas en 16, 304-320 y Penélope en 19, 45-46).
78
Véase nota a 1, 72.
79
Los vv. 346-348 repiten los vv. 101-103. La bahía de Forcis, la cueva de las ninfas, el olivo y el monte
Nérito (vv. 344-351) van a actuar como sémata para vehiculizar el reconocimiento. Odiseo, finalmente
convencido besa la tierra (v. 354), acción que tradicionalmente realiza un marino cuando sano y salvo
llega a tierra (véase 5, 462-463).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
80
El Nérito ha sido mencionado en la descripción que hace Odiseo de Itaca para Alcinoo en 9, 21-22;
véase nota.
81
Véase nota a 3, 3.
82
Véase nota a v. 103. Inspirado por la referencia de Atenea a las ninfas (vv. 347-350), Odiseo les eleva
esta breve plegaria (vv. 356-360) que comienza como es usual con una invocación y sigue con una
rememoración de pasados dones que él agradeció oportunamente, para culminar en una mención a su hijo,
que va a ser muy enfática en boca de Atenea un poco más adelante (v. 413).
83
El epíteto aparece adjudicado a Atenea en 3, 378 (véase nota) y 16, 207. En griego es ageleíe, «la que
trae» (ágousa) la «ruina» (leía).
84
El hexámetro está construido con un anacoluto –con un cambio inesperado en el tiempo verbal, que
afecta a la construcción correcta de la frase–, que no es posible reproducir en español: «que él viva» es en
griego una subordinada sustantiva con infinitivo y «crecer» está en modo subjuntivo.
85
Los regalos que el han dado los feacios a Odiseo están finalmente a salvo. En la Odisea no se registra
momento alguno en que el héroe vuelva a recogerlos, aunque no se le olvidan: figuran en las historias
falsas (14, 323-326 = 19, 293-295) y se mencionan ante Telémaco (16, 230-232) y Penélope (23, 341).
86
En la primera parte de Odisea ha sido mencionada la venganza contra los pretendientes (por ej. en 1,
113-117 por el narrador en la mente del angustiado Telémaco) pero recién en este canto comienza a
urdirse el modo en que se llevará a cabo. El punto principal del plan es llegar a palacio de incógnito y
disfrazado de mendigo. En 16, 235–320, en diálogo con su hijo, Odiseo va a terminar de pergeñar paso
por paso la secuencia de la venganza.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
enviándoles mensajes; pero su mente urde otras cosas87».
Y le contestó y dijo el muy astuto Odiseo:
«¡Ay, ay! ¡Muy cerca estuve del Atrida Agamenón
el destino fatal acabar sufriendo en mi palacio,
si tú, diosa, no me hubieras advertido todo como es debido88! 385
Pero ¡vamos!, trama un plan para que los haga pagar
y permanece junto a mi infundiéndome la muy atrevida fuerza,
tal como cuando destruimos las espesas almenas89 de Troya.
Ojalá tú me sostuvieras con ese ímpetu, diosa de ojos glaucos;
contra trescientos hombres sería yo capaz de luchar 390
junto a ti, soberana diosa, si complaciente me ayudaras».
87
Los versos 381-382 son repetición de las palabras de Antinoo en 2, 91-92.
88
Odiseo se expresa como si por boca de Atenea fuera la primera vez que escucha hablar de la presencia
de los pretendientes en su casa, cuando lo sabía ya por Tiresias (11, 116). También va a preguntar a
Eumeo si sus padres están vivos (15, 347-350) aunque se ha encontrado con su madre en el Hades.
89
Literalmente las «diademas» de las torres (como en Ilíada 16, 100), lo cual es un refinamiento de la
metáfora más usual que denomina «cabezas de la ciudad» a las almenas (véase Ilíada 2, 117). El verbo en
primera persona del plural («destruimos») debe referirse al ardid del caballo de Troya, estratagema que
ambos idearon (véase 8, 492-495).
90
Ya había pensado Atenea en hacerlo irreconocible (véanse vv. 190-193), este retorno de incógnito
había sido profetizado por Haliterses (en 2, 175-176). Es natural que Odiseo deba ocultar su filiación ante
los enemigos, pero también sus amigos serán puestos a prueba y en riguroso orden (16, 4-219) les
descubrirá su identidad. Nadie sabrá quién es hasta que él mismo lo decida, excepto el caso de Euriclea
(19, 479-490).
91
Aquí y en el v. 431 se le atribuye a Odiseo cabello rubio. Varios héroes de la Ilíada, como Aquiles y
Menelao, son rubios, pero de Odiseo se dice en otros lugares que tiene la piel morena (véase 16, 175) o
que tiene una cabellera ensortijada semejante a la flor de jacinto (véase 6, 231 y 23, 156), es decir, con
reflejos azules de tan oscura.
92
Esta es la «cóncava roca» que se menciona en 14, 533.
93
Hasta hoy se muestra la fuente de Aretusa en el noroeste de la isla, cerca del poblado actual de Perajori.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13
Quédate ahí y, sentado a su lado, pregúntale por todo,
mientras yo voy a Esparta de hermosas mujeres,
a Telémaco buscar, ¡a tu hijo, Odiseo!
pues ha marchado a la vasta Lacedemonia junto a Menelao
para preguntar noticias94 sobre ti, por si aún existes». 415
Y respondiéndole le dijo el muy astuto Odiseo:
«¿Por qué no se lo dijiste, ya que en tu interior todo lo sabes95?
¿Acaso para que también él ande vagando y sufra penas
por el estéril ponto y los demás mientras consumen mi hacienda?».
Y a su vez le contestó la diosa de ojos glaucos, Palas Atenea: 420
«No estés en exceso preocupado por él.
Yo misma lo escolté para que cosechara noble fama96
yendo allí. En verdad, no sufre pena alguna, sino que tranquilo
está en casa del Atrida y allí permanece rodeado de cosas magníficas.
Cierto es que lo acechan unos jóvenes en una negra nave97 425
con intención de asesinarlo antes de que regrese a tu tierra98,
pero no creo que esto suceda antes de que la tierra cubra
a alguno de los pretendientes que consumen tu hacienda».
Mientras hablaba así, lo tocó con su varita99 Atenea.
Arrugó la hermosa piel de sus ágiles miembros 430
e hizo desaparecer de su cabeza los rubios cabellos; y la piel
de un anciano decrépito rodeó sus miembros
y llenó de legañas sus antes muy bellos ojos.
Lo echó alrededor un harapo horrible y una túnica
rasgada, sucia, ennegrecida por un mal humo, 435
y lo cubrió con un cuero grande de un ciervo veloz
ya sin pelo; le dio un bastón y una vergonzante mochila
agujereada por muchos sitios y con la correa retorcida100.
De ese modo deliberaron y se separaron; y ella marchó luego
a la divina Lacedemonia en busca del hijo de Odiseo. 440
94
Véase nota a 1, 95.
95
Tono de amargura y reconvención como en vv. 317-318.
96
Atenea tiene claro desde la asamblea de los dioses en el canto 1 (véase nota a 1, 95) que el viaje que
emprenderá Telémaco para obtener noticias sobre su padre, le traerá kléos, es decir, fama. La reacción de
Euriclea (2, 363-370) ante la noticia de ese viaje, la de los pretendientes (4, 638-640 y 663-664) y la de
Penélope (4, 703-710), demuestran que la telemaquía es una empresa heroica que como un verdadero
héroe enfrenta a Telémaco con los peligros del mar y de los otros hombres.
97
La presente referencia de Atenea a la conducta de los pretendientes retrotrae a lo enunciado en el canto
cuarto (vv. 625 ss.) y especialmente a la emboscada a Telémaco en la isla Ásteris (vv. 844-847).
98
Gradualmente Odiseo se va informando de los desmanes de los pretendientes: aquí y por boca de
Eumeo, en 14, 174-182, se entera de la emboscada a Telémaco; por Eumeo va a saber cómo diezman sus
bienes (véanse 14, 81-95 y 15, 328-334); por Telémaco va a conocer de dónde provienen y cuál es su
número exacto (véanse 16, 122-1288 y 245-253).
99
Atenea aparece con una varita mágica –más bien propia de Hermes–, aquí y en 16, 172 y 456.
100
Ya ha usado en otra ocasión Odiseo disfraz de mendigo: en Troya (véase 4, 244-246). Le será quitado
por Atenea en 16, 172-176 (inmediatamente antes de la escena de reconocimiento con Telémaco) y
renovado en 16, 454-459 (antes de encontrarse con Eumeo). El disfraz le será quitado en parte en 18, 67-
70 (antes de la pelea con Iro); lo mantendrá puesto en 22, 486-491 (lo cual complicará el reconocimiento
por su esposa Penélope) y se despojará de él definitivamente en 23, 153-165 (luego del baño y del
embellecimiento que le realiza Atenea). El disfraz no carece de simbolismo: opone pobreza y edad
provecta a la descarada juventud dispendiosa de los pretendientes.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 13