0% encontró este documento útil (0 votos)
78 vistas9 páginas

Principios Limitadores

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 9

1

PRINCIPIOS LIMITADORES AL IUS PUNIENDI ESTATAL


Prof. Dr. Mario Durán Migliardi

Evolución y clasificación de los principios limitadores


Limites al ius puniendi estatal en un Estado liberal de Derecho: Principio de Legalidad;
lex praevia; lex scripta; lex stricta. Limitaciones o excepciones al principio: Medidas de
seguridad; analogía (in bonam partem), tipos abiertos, leyes penales en blanco, cláusulas
generales.
Limites en un Estado Social: Principio de intervención mínima (derecho fragmentario y
subsidiario); Principio de lesividad (protección exclusiva de bienes jurídicos).
Limites en el Estado social y Democrático de derecho: Principio de humanidad;
principio de culpabilidad; principio de proporcionalidad; principio de resocializacion.

EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD
Principio fundamental en el Derecho penal moderno: Constituye un elemento
estructural y esencial para el Estado de Derecho. Es el límite formal por excelencia del
ius puniendi estatal. Forma parte de los axiomas del garantísmo penal y es uno de los
principios fundamentales de la política criminal.
Es una de las características esenciales del Derecho penal como instrumento de control
social formal es, precisamente, su alto grado de formalización.
Roxin; el Estado de Derecho no sólo debe proteger al individuo mediante el Derecho
penal sino también del Derecho penal.

ORIGEN Y NATURALEZA JURÍDICA DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD


Magna Charta Libertatum (1215) del monarca ingles Juan sin Tierra; ‘ningún hombre
libre será tomado o aprisionado, o despojado o proscrito, o destruido de cualquier
manera, ni se pasara sobre él, salvo por el juicio legal de sus pares o por la ley del país’.
Fundamento ideológico de su instauración positiva; modernas teorías contractualistas
del movimiento Ilustrado del siglo XVIII.
Su origen resulta más bien político que jurídico-penal.
A partir de la ideología liberal Ilustrada y su consagración política en la Revolución
Francesa, se concibe el principio de legalidad como una limitación del poder punitivo
del Estado dotado de un sentido de garantía para la libertad del ciudadano.
El principio de legalidad presupone una organización política basada en la división de
poderes, en la que la ley es competencia exclusiva de los representantes del pueblo.
Los vientos revolucionarios y el Iluminismo contribuyeron al desarrollo del principio de
legalidad; Constitución de Maryland de 1776 y en la Declaración Francesa de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1791.
Con posterioridad a la II Guerra Mundial y como consecuencia del resurgimiento de la
valoración de los DDHH, el principio de legalidad fue adoptado por la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre de 1948 y por la casi generalidad de las
Constituciones de los Estados democráticos del mundo.

FORMULACIÓN DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD


La formulación latina del principio de legalidad penal (1881) se debe a Paul Johan
Anselm Ritter von Feuerbach (1775-1833), penalista Ilustrado y padre del Derecho
Penal moderno.
Formulación completa: nulla poena sine lege, nulla poena sine crimene, nullun crimen
sine poena legalis; no hay pena sin ley, no hay pena sin crimen, a todo crimen le
corresponde una pena legal.
2

Ha predominado hasta el presente una formulación más corta constituida por la


expresión nullun crimen, nulla poena sine lege; no hay crimen, no hay pena, sin ley.
A partir de esta formulación, suelen reconocerse en el principio de legalidad dos
dimensiones, uno técnico y uno político. El primero está constituido por la esencial
garantía a la seguridad jurídica; a partir del principio de legalidad los ciudadanos saben,
en la medida de lo posible: cuáles son las conductas que pueden realizar y cuáles son las
conductas prohibidas, las penas con las que están sancionadas dichas infracciones, el
procedimiento aplicable y las condiciones de su ejecución.
La segunda dimensión se refiere a la necesaria vinculación que exige el principio de
legalidad entre las decisiones que incriminan conductas y la representación de los
ciudadanos. Esto es, el problema de la legitimación democrática, tanto de las
disposiciones que definen los delitos y las penas, como de las resoluciones que las
aplican.
Esta dimensión política del principio de legalidad implica, a su vez, un aspecto formal y
un aspecto material. El primero atiende únicamente al rango jurídico de la norma que
regula la materia penal. Exige que sólo una ley -o una ley cualificada-, como expresión
de la voluntad democrática soberana que es, puede introducir restricciones en el ámbito
de las libertades y los derechos de los ciudadanos a través del establecimiento de delitos
y penas. El aspecto material se refiere al grado de precisión con que el legislador
cumple su función de establecer las normas penales y al grado de vinculación existente
entre dichas normas y las decisiones de los jueces.

CONTENIDO DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD


El enunciado del principio esta integrado por tres aspectos que pueden expresarse en la
siguiente frase: nulla poena sine lege scripta, nulla poena sine lege stricta, nulla poena
sine lege praevia;
- no hay pena sin ley escrita, reserva de la ley penal.
- no hay pena sin ley estricta, determinación, taxatividad y certeza de la ley penal.
- no hay pena sin ley previa, irretroactividad de la ley penal.

1. El contenido lege scripta o de reserva de ley, expresa la exclusión, que el principio de


legalidad exige, de la costumbre, de la jurisprudencia y de los principios generales del
Derecho, como fuente de delitos y penas. La única norma jurídica capaz de describir
conductas punibles y sancionarlas es la ley.
Fundamento de la exigencia; el aspecto político del principio de legalidad. Sólo la ley
expresa la voluntad popular por estar creada a través de los representantes del pueblo.
La ley, por ser formulada a través de un procedimiento y por órganos previamente
establecidos, da lugar a la participación y fiscalización ciudadana constituyendo un
proceso público y transparente, a diferencia de la costumbre y la jurisprudencia.
2. El contenido lege stricta, determinación o exigencia de taxatividad y certeza de la ley
penal expresa el rechazo a la analogía como fuente creadora de delitos y una forma de
impedir que el juez se convierta en legislador. En virtud de esta exigencia, no puede
someterse a una ley penal un hecho que, según su tenor literal, quede fuera de ella,
como sucede en los casos de las cláusulas penales generales, de los denominados tipos
abiertos y en el de las leyes penales en blanco. Con ello, se pretende exigir al legislador
que, además de una norma legal, establezca una descripción precisa y clara de la
conducta prohibida y una determinación, también clara y precisa, de la pena a imponer.
La norma penal debe ser lo más completa posible con un mensaje normativo
determinado, preciso, cerrado y taxativo. La determinación debe entenderse con ciertos
matices; es imposible que la ley, desde ya y para cada caso particular, indique, por
3

ejemplo, la pena que debe aplicar el tribunal en la especie o contemple la situación de


los participes.
La determinación que exige la lege stricta se entiende cumplida si el legislador se limita
a señalar los márgenes genéricos de la sanción, su naturaleza y sus límites de duración,
ya que la determinación judicial de la pena a imponer en la realidad corresponde
exclusivamente al juez. La prohibición de la analogía también va dirigida al juez, por lo
que constituye, además de un requisito propio de la ley penal, un límite relativo al
momento judicial de aplicación de la ley, esto es, de la interpretación de la ley penal o
DJP. Lo mismo ocurre en los casos de mera complementación de la ley penal; casos que
las leyes penales están incompletas y necesitan ser complementadas: Cuestión que
sucede respecto de las disposiciones de la PE que, por regla general de interpretación,
requieren ser complementadas con una cantidad importante de disposiciones de la PG. -
También en los casos en que la propia ley que establece un delito remite, para los
efectos de la pena, a otra ley.
Distinto es el caso de las denominadas leyes penales en blanco, de los tipos abiertos y
de las normas penales generales. Éstas, al remitir su complementación al juez, a la
jurisprudencia o ser sustancialmente completadas por una fuente jurídica de diferente
calidad a la exigida por el principio de legalidad, vulneran abiertamente el principio y
acarrean -generalmente- problemas de constitucionalidad.
El principio de legalidad en relación a la exigencia de lex stricta o mandato de
determinación supone: Que el legislador deber ser extremadamente cauteloso en la
forma que construye los tipos penales, debe describir la conducta punible con la mayor
precisión. Debe evitar las fórmulas genéricas y difusas, ejemplo; castigar las conductas
que atenten contra la nación, la moral, o la seguridad nacional, etc.
Las descripciones vagas o generales no cumplen con el mandato de determinación.
Tampoco lo satisfacen las sanciones no precisadas en cuanto a su naturaleza o duración
de sus modalidades de ejecución. No podría, por ejemplo, señalarse que la ley castigará
con presidio al que mate a otro, sin precisar si se trata de presidio mayor o menor, ni el
grado o grados respectivos. Tampoco podría decirse: la ley penal castigara al que
comete violación, sin precisar si el castigo consiste en una pena privativa de libertad, en
una multa, en relegación, en el pago de indemnizaciones civiles, en trabajos
comunitarios, etc.
En nuestro O.J. el mandato de determinación tiene rango constitucional; Art. 19 número
3, inciso 8 de la CPR: “Ninguna ley podrá establecer penas sin que la conducta que se
castiga este expresamente descrita en ella”. La norma citada debe vincularse con la
definición de delito en el Art. 1 del CP: es delito toda acción u omisión voluntaria
penada por la ley.
El mandato de determinación o taxatividad es una verdadera garantía frente a la
arbitrariedad del Estado, tanto para legislador como para el órgano jurisdiccional. Para
el legislador, en tanto le obliga a precisar con claridad las conductas punibles y las
penas respectivas. Para el tribunal, en tanto sólo pueden imponer sanciones dentro de
los márgenes autorizados por ley, y a aquellas conductas expresamente descritas por ley,
y no a otras, aunque sean parecidas (prohibición de aplicación analógica de la ley
penal).
3. El contenido lege praevia o de irretroactividad de la ley penal que castiga nuevos
delitos o agrava su punición, significa que, para que una conducta determinada pueda
ser considerada como delito. Art. 19 n° 3 inc. 7° y 18 CP
- Debe estar descrita como tal por una ley promulgada con anterioridad a la fecha de su
comisión, con el objeto que el ciudadano pueda saber, en el momento en que actúa, si va
a incurrir en algún delito o en alguna nueva pena.
4

Fundamento; seguridad jurídica y necesidad de impedir la arbitrariedad del legislador.


Evitar que la ley penal tenga vigencia en el pasado, esto es, respecto de conductas
acaecidas con anterioridad a su entrada en vigencia. Función garantista que, respecto de
los derechos fundamentales, debe desempeñar el principio de legalidad. Sólo si una
conducta está previamente prohibida el ciudadano esta en condiciones de saber que, si la
realiza, puede cometer un delito. Sólo así el ciudadano puede acomodarse a la ley y
disfrutar de seguridad en su posición jurídica. Sólo el legislador que cumple con este
principio actúa racionalmente y de acuerdo con el sentido material del instrumento
jurídico, esto es, Motivar en el ciudadano un comportamiento determinado de hacer u
omitir algo.
La prohibición de la irretroactividad tiene diversos alcances, prohíbe: Que un hecho que
no era punible en el momento de su comisión sea juzgado por una ley posterior; Que un
hecho que en el momento de su comisión tenía prevista una determinada pena, se le
aplique otra pena cualitativamente diferente y más grave contemplada en una ley
posterior y; Que un hecho que en el momento de su comisión tenía prevista una
determinada cantidad de pena, se le aplique la mayor cantidad de pena prevista en la ley
posterior.
La única excepción aceptable a este principio es la denominada retroactividad de las
normas penales favorables. Art. 18 inc. 2° CP. Sólo es tal cuando cumple su objetivo,
esto es, cuando efectivamente la nueva ley penal resulta favorable para el imputado,
suprimiendo un delito o atenuando su pena. La aceptación de esta excepción se
fundamenta, además de razones humanitarias, en el fomento de la participación del
sujeto en el proceso social.

PRINCIPIO DE INTERVENCIÓN MÍNIMA. Derecho Penal fragmentario y


subsidiario.
Supone que el Estado emplee el DP única y excepcionalmente cuando los demás medios
o recursos de que dispone para preservar el orden social (C.S.) han sido insuficientes o
han fracasado, y la reacción penal se presenta como un medio adecuado para esa
preservación.
La intervención penal del Estado sólo se justifica en la medida que resulte necesaria
para la mantención de su organización política dentro de una concepción hegemónica
democrática. Inc. 1º y 4º del art. 1; Art. 4º y Art. 5º inc. 2º segundo Cº.
BUSTOS; todo lo que va más allá de tal medida abre las puertas a la vía autoritaria y
termina inevitablemente en la supresión de las bases democráticas del estado.

PRINCIPIO DE INTERVENCIÓN MÍNIMA Derecho Penal fragmentario y subsidiario


Contenido del principio; dos ámbitos diferentes:
El DP debe entenderse como SUBSIDIARIO o de ULTIMA RATIO; sólo ha de
recurrirse a él cuando han fallado los demás controles sociales , sean formales o
informales.
El DP es también FRAGMENTARIO; no crea la antijuridicidad (la ilicitud) Elige sólo
una porción mínima de los ilícitos o hechos antijurídicos. El Estado selecciona parte de
esa antijuridicidad para elevarla a la categoría de delito, a través de los tipos penales.
Esta selección depende de los BJP y de la forma como se atenta contra los mismos. El
DP solo recoge, selecciona una porción mínima de lo antijurídico. Incumplir un contrato
o no pagar una deuda son actos contrarios a derecho (antijurídicos, ilícitos), pero no son
delitos. Si bien todo delito es antijurídico, no todo hecho antijurídico es delito. La
determinación de lo antijurídico no depende del DP sino del OJ en su conjunto. Lo
antijurídico lo es para todo el derecho y el DP elige los hechos antijurídicos mas graves
5

a través de la descripción legal de ciertas conductas típicas, el tipo penal. El DP elige


parcelas de antijuridicidad.

PRINCIPIO DE LESIVIDAD O DE EXCLUSIVA PROTECCIÓN DE B.J.


La intervención penal del Estado debe estar condicionada exclusivamente a la
protección de los BJ fundamentales. Este principio es fundamental para concretar el
Principio de intervención mínima (última ratio y fragmentariedad) pues señala un límite
al sistema. No sólo se debe afirmar la subsidiariedad del DP, sino también debe
establecerse qué es lo que se protege; la teoría del bien jurídico.
La intervención penal del Estado sólo es posible cuando se trata de la protección de BJ.
Este principio limita materialmente el poder penal del Estado. Donde no hay un BJ
relevante, digno y susceptible de protección penal, no debe intervenir el DP.
Más aún, no basta que estemos en presencia de un BJ digno de protección penal es
necesario además que hayan fracasado los otro medios de que dispone el Estado o la
sociedad para su protección (principio de subsidiaredad o última ratio).
Los principios se complementan, son copulativos, y carecen de sentido y eficacia
considerados individualmente. La necesidad de que el DP sólo se presente allí donde
existen un BJ digno de protección penal, convierte a la noción de BJ en una verdadera
garantía política a favor de los individuos frente al poder penal del Estado.
- El Estado no debe intervenir penalmente para defender ideas políticas o económicas
(salvo cuando atenten contra el Estado de Derecho; cuando lesionan BJ), morales,
religiosas, estéticas.
BUSTOS; es necesario avanzar hacia la descriminalización de todos los delitos que
contengan hechos que no protejan BJ relevantes o protegibles por el DP.
Tampoco debe aceptarse la defensa de la mera regulación del orden u organización de
determinadas actividades sociales. EJ. aborto, giro doloso de cheques, ciertos delitos de
la ley de seguridad del estado, contra el pudor y las buenas costumbres, delitos de
bagatela, etc.

LIMITACIONES AL IUS PUNIENDI EN UN ESTADO DEMOCRATICO


Uno de los rasgos fundamentales de las Constituciones democráticas es el especial valor
que establecen respecto a la persona humana, a la personalidad del individuo. Este
aspecto ofrece especial interés para el DP, pues éste regula precisamente el poder que
tiene el estado para atentar en contra del individuo a través de la pena. El catálogo de
sanciones que lesionan su vida, restringiendo o privando su libertades; disponiendo de
parte de su patrimonio; adoptando medidas que repercuten en otros aspectos de su
individualidad o medidas de protección. El respeto a la persona humana como norte
fundamental del ejercicio del poder estatal (facultad de castigar) tiene rango
constitucional:
- Art. 1º establece que las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos.
- Art. 5º, inciso 2º Limites al ejercicio de la soberanía en los derechos esenciales
emanados de la naturaleza humana. Esta norma es fundamental, toda vez que explicita
que el poder estatal no puede vulnerar los derechos humanos. Además, conforme a la
moderna doctrina constitucional, estos preceptos no son meras normas programáticas o
simples declaraciones de principios. Son normas de aplicación directa e inmediata;
constituyen un mandato imperativo de cómo han de comportarse los órganos del Estado.

Los principios limitadores del ius puniendi estatal en el estado democrático son:
Principio de humanidad. Principio de culpabilidad. Principio de proporcionalidad.
Principio de resocialización. Principio non bis in idem.
6

1. PRINCIPIO DE HUMANIDAD
El mandato del Art. 1 de la CPR (todas las personas nacen libres e iguales en dignidad
y derechos) se extiende a todos los hombres. No sólo a los hombres buenos y
honorables, sino también a los delincuentes. Por ello, las penas jamás pueden ser
humillantes, degradantes, flagelantes, estigmatisantes, crueles o denigrantes.
La sola imposición de la pena, es por si un mal severo a quien la padece, por lo cual
debe procurar denigrar lo menos posible al individuo. (ver el problema del fin de la
pena).
El principio de humanidad se vincula con el de lesividad, porque la pena debe ser
proporcionada a la gravedad o intensidad de la lesión inferida al BJP. Mientras más
grave la lesión y mas relevante sea el BJP, mayor a de ser la pena; mientras menor sea
el daño al BJP, menor a de ser el castigo.
En la legislación nacional no hay normas expresas sobre este punto. Se puede inferir
(Art. 1º, 69 CP)
Es evidente que nuestro sistema penal tiene mucho que avanzar en esta materia.

CONTENIDO
Forman parte del principio de humanidad o de dignidad de la persona: La exclusión de
la responsabilidad objetiva o exigencia de dolo o culpa; La responsabilidad por el hecho
o exclusión del Derecho penal de autor; La exclusión de toda intervención punitiva que
pretenda incidir sobre el fuero interno de los individuos y no la mera adecuación de la
conducta externa.
Con la inclusión de estos principios queda de manifiesto la importancia que el principio
de humanidad tiene: En la configuración del concepto de culpabilidad; En el
establecimiento de la prohibición de imponer sanciones penales a supuestos en que la
realización del presupuesto de la misma es inevitable.
Desde la política criminal el principio de humanidad se ha convertido en el pensamiento
rector de la ejecución penal. Sus efectos se deben expresar en todas las relaciones
humanas que surjan del DP, en su más amplio significado, deben expresarse en: La
solidaridad social recíproca; la responsabilidad social para con los reincidentes; la libre
disposición hacia la ayuda y la asistencia sociales, y la decidida voluntad de recuperar a
los delincuentes condenados.
Las consecuencias del Ppio. de Humanidad deben reflejarse también en el proceso
penal, en la abolición de determinados tipos de pena y en la ejecución de las penas
privativas de libertad; En la abolición de la tortura como medio de averiguación de la
verdad y a la de cualquier otro medio que prive al acusado de la libre determinación de
su voluntad (lavado de cerebro, detector de mentiras, suero de la verdad, etc.) Abolición
de la pena de muerte, no sirve más que otras penas para proteger a la comunidad, ni
permite ningún tipo de acción resocializadora sobre el delincuente, ni es necesaria para
garantizar la paz social.
Armonizar la dignidad de la persona y la potestad del Estado a través del aumento del
uso -cuando sea posible- de los contactos del condenado con el exterior, la proscripción
de las penas inútiles y el fortalecimiento de las medidas alternativas.

2. PRINCIPIO DE CULPABILIDAD
Para atribuir a una persona la lesión de un BJP no basta con constatar que dicha lesión
ha tenido como causa, en términos físicos o naturales, la actividad de esa persona. El
simple hecho de que podamos afirmar que una conducta objetivamente ha causado un
resultado contrario a la norma penal, no es suficiente para hacer merecedor al sujeto de
una reacción penal. La causalidad natural es un requisito básico para atribuir a una
7

persona la producción de una lesión a un BJ pero, además, es necesario ese hecho se le


pueda reprochar al sujeto. Ello sólo es posible cuando dicho sujeto cumple con ciertas
condiciones que permiten responsabilizarlo de su acto.
Para poder ser responsabilizado el sujeto debe cumplir las siguientes condiciones:
- Debe ser imputable; debe tener la madurez suficiente para entender la actividad que
realiza y autodeterminarse conforme a esa comprensión. Art. 10 nº 2. (inimputabilidad)
- Debe tener una conciencia a lo menos potencial de lo injusto de su conducta,
conciencia de la ilicitud. (error de prohibición)
- Exigibilidad de otra conducta. Debe haber obrado con un mínimo de libertad, en
condiciones normales, no presionado por circunstancias de tal manera extraordinarias
que lo hayan llevado a actuar impulsado por el terror o por un instinto de conservación
en circunstancias extremas. Ej. Tabla de carneades. El DP no esta dirigido a héroes ni
santos, si no a simples mortales, comunes y corrientes. La exigencia de otra conducta es
la posibilidad de haber actuado de manera distinta; haber tenido alternativa.
(inegixibilidad de una conducta conforme a Derecho).
Desde la política-criminal se le considera compuesto de diferentes sub-principios que
proporcionan presupuestos para crear el delito y aplicar la pena, criterios que
racionalizan y justifican el que se pueda sancionar a un sujeto por un hecho. Para
cumplir con esta premisa, es necesario:
- Que no se haga responsable al sujeto por delitos ajenos, Ppio. de personalidad de las
penas.
- No pueden castigarse formas de ser, personalidades, sólo deben castigarse conductas,
hechos; Ppio. de responsabilidad por el hecho, DP del hecho.
- No basta que el hecho sea materialmente causado por el sujeto, para hacerlo es preciso
que el hecho haya sido querido (doloso) o se haya debido a imprudencia; Ppio. de dolo
o culpa.
- Para que a un sujeto se le pueda considerar culpable del hecho (doloso o imprudente)
debe poder atribuírsele normalmente a éste, como producto de una motivación racional
normal, lo que no se produce cuando el sujeto del delito es inimputable. Ppio. de
imputación personal.
En cuanto a la pena, el principio de culpabilidad significa que sólo puede basarse en la
constatación de que al autor cabe reprocharle personalmente su hecho. De ello se
infiere; Que la pena presupone culpabilidad; debe excluirse la responsabilidad por el
mero resultado, quien actúa sin culpabilidad no puede ser castigado.
La pena no puede superar la medida de la culpabilidad; la medición de la pena debe
respetar el límite máximo de la culpabilidad. La culpabilidad no puede basarse en un
defecto del carácter, aunque se haya adquirido por el modo de vida que se ha llevado el
delincuente o por su pertenencia a un determinado grupo social, político, cultural o
religioso, sino específicamente en el acto cometido por el sujeto.
Su actuación en la situación concreta es la única razón por la que se puede hacer
culpable a alguien; culpabilidad por el hecho. Manifestación de este principio lo
constituye la presunción de inocencia 42 y 456 bis. CPP y 19 nº 3 CPR. No se puede
presumir de derecho la responsabilidad penal.

3. PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
Beccaria determinó, de forma general, su sentido y alcance; “no sólo es interés común
que no se comentan delitos, sino que sean menos frecuentes proporcionalmente al daño
que causan en la sociedad. Así pues, más fuertes deben ser los motivos que retraigan a
los hombres de los delitos a medida que son contrarios al orden público, y a medida de
los estímulos que los inducen a cometerlos. Debe por esto haber una proporción entre
8

los delitos y las penas”. “Para que toda pena no sea violencia de uno o de muchos contra
un particular ciudadano, debe esencialmente ser pública, pronta, necesaria, la más
pequeña de las posibles en las circunstancias actuales, proporcionada a los delitos,
dictada por las leyes”.
El principio de proporcionalidad implica: Que la gravedad de la pena o de las M. de S.
debe hallarse en relación con la gravedad del hecho cometido o de la peligrosidad del
sujeto, respectivamente.
Ello quiere decir: Que las penas deben ser proporcionadas a la entidad del delito
cometido, o Que éstos no pueden ser reprimidos con penas más graves que la propia
entidad del daño causado por el delito.
Se trata, con expresiones propias del análisis económico del Derecho, de no aplicar un
precio excesivo para obtener un beneficio inferior; si lo que se quiere es obtener un
máximo de libertad, no se deben establecer penas que resulten desproporcionadas con la
gravedad de la conducta.
Respecto del legislador penal y la determinación en abstracto de la pena, el Ppio.
Implica la consideración: del fin de protección de la norma penal; del principio del
respeto de la dignidad de la persona.
Esto significa que el legislador penal deberá tener siempre presente, a la hora de
establecer el quantum de la pena, tanto el bien jurídico de que se trate como la idea de
que la amenaza penal ha de mantenerse dentro de los límites de la racionalidad, que no
suponga un instrumento de manipulación a través del amedrentamiento de la persona.

4. PRINCIPIO DE RESOCIALIZACIÓN
PRESUPUESTOS:
Aún siendo el preferente no es el único fin de la pena, ya que la retención y custodia en
la prisión, así como el resto de fines punitivos, también tienen su presencia; No es un
derecho subjetivo, sino un principio programático que ha de orientar toda la política
penal y penitenciaria; Su alcance no debe limitarse sólo a las penas privativas de
libertad sino también al resto de penas. No debe limitarse al momento de la ejecución
sino también a los de previsión legal y de determinación judicial de la pena.
Cambio en el sentido del fin resocializador; hoy se entiende en términos garantísticos.
No es la imposición de un determinado esquema de valores u orden social. Es la
creación de las bases para la autorrealización o auto-desarrollo libre del individuo o, al
menos, la remoción de las condiciones que impiden que el sujeto vea empeorado, a
consecuencia de la intervención penal, su estado de socialización.
Es una finalidad a la que el DP debe tender.
La resocialización debe enlazarse con el Ppio. de humanidad; ambos deben tender a
suprimir o atenuar la nocividad de la prisión. La humanización de la ejecución penal
(DDHH del recluso) supone un apoyo indirecto al mantenimiento del orden social o
seguridad. Lo que realmente atenta contra la seguridad estatal y el orden social es,
precisamente, la deshumanización e indignidad que se refleja en la masificación e
ineficientes condiciones de salubridad o higiene de las cárceles.

5. PRINCIPIO NON BIS IN IDEM


El principio del non bis in idem o ne bis in idem es un límite al ius puniendi establecido
para restringirlo en la etapa de creación o producción de normas penales. Por su
importante contenido material, tiene también gran importancia en la propia aplicación
de la norma penal y, en general, en el procedimiento penal. El principio tiene una doble
funcionalidad; sustantiva y procesal. No obstante su origen como instituto procesal
(cosa juzgada) y estar relacionado con el fin de la seguridad jurídica, el Ppio. ha
9

evolucionado hacia algo más sustancial; La prohibición del doble castigo a un mismo
sujeto por idénticos hechos que respondan a un idéntico planteamiento normativo.
Contenido tradicional; no castigar a un mismo sujeto dos o más veces por un mismo
hecho. Manifestaciones del principio o prohibiciones: Un mismo delito no puede recibir
más de una pena; Una misma agravante no puede ser apreciada más de una vez, (Arts.
391 n°1 - 12 n° 1-5), y Un mismo hecho no se puede castigar al mismo tiempo con pena
criminal y sanción administrativa.
De esta forma, por su contenido, el principio non bis in idem tiene directa relación con
el principio de legalidad. Para poder ser aplicado, se exige una triple identidad entre
sujeto, hecho y fundamento. Así, será relevante en la problemática concursal, en la
concurrencia de pena y medida de seguridad o pena y sanción administrativa, y en la
problemática de la reincidencia. Esto es, en general, en el tema de la duplicidad de las
sanciones. Lo que impide el ne bis in idem es que “autoridades del mismo orden, a
través de procedimientos distintos, sancionen repetidamente la misma conducta”.
La duplicidad de sanciones originadas en un mismo hecho es válida cuando: Siendo
legales, dichas sanciones son impuestas por autoridades de distinto orden que, por esta
razón, contemplan el hecho desde perspectivas distintas y con distinto fundamento. Ej,
ilícito penal e infracción administrativa o laboral.
Existe una relación de supremacía especial de la administración; una relación de
sujeción especial a la adm. por parte del SP. Siempre que el interés jurídicamente
protegido sea distinto entre ambas sanciones y que la sanción adm. sea proporcionada a
dicha protección. Ej. Carabineros, Notarios, funcionarios públicos en general.

También podría gustarte