Fort Embargo Vs Terceria
Fort Embargo Vs Terceria
Fort Embargo Vs Terceria
CON LA
JURISPRUDENCIA
PRIMERA EDICIÓN
JUNIO 2013
7,040 ejemplares
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D. LEG. Nº 822
ISBN: 978-612-311-058-1
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Karinna Aguilar Zegarra
Impreso en:
Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.
San Alberto 201 - Surquillo
Lima 34 - Perú
PRESENTACIÓN
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Fort Ninamancco Córdova
Por ello considero, dentro de las más recientes decisiones de nuestra Corte
Suprema, de especial valor los votos de la Juez Suprema Ana María Aranda,
en los que se defiende con importantes argumentos la primacía del embargo
inscrito. No obstante, como ya dije, la discusión sobre el problema ha alcan-
zado una innegable complejidad, tal como lo demuestra, por ejemplo, el de-
bate sostenido no hace mucho en la revista Actualidad Jurídica, del cual doy
cuenta en este trabajo.
El análisis crítico que realizo de los diferentes argumentos expuestos en
doctrina y jurisprudencia no pretende ser exhaustivo, pero sí busca contribuir
a que en un futuro no muy lejano nuestras autoridades tomen de forma con-
cienzuda una decisión para zanjar la cuestión. De igual forma, busca que los
amables lectores tengan nuevas perspectivas al momento de enfrentar el pro-
blema en su ejercicio profesional.
Lima, mayo de 2013
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CAPÍTULO I
(1) Para un sector de la doctrina, dominio es lo mismo que “propiedad privada en sentido estricto”. En
este sentido se señala: “La finalidad concreta del dominio consiste en que su titular pueda aprovechar,
en la más plena medida posible, la cosa corporal que es objeto de la relación jurídica. En consecuen-
cia, las facultades que otorga el dominio están dirigidas a que el dueño pueda obtener ese aprovecha-
miento y pueda decidir sobre la suerte de la cosa, todo ello con mucha libertad” (NOVOA MON-
REAL, Eduardo. El derecho de propiedad privada. Temis, Bogotá, 1979, pp. 12 y 13). Una atenta
doctrina nacional señala: “Como ha quedado expresado, el derecho de propiedad es una de las princi-
pales categorías de la Ciencia Jurídica y de todo el ordenamiento legal. Expresa el mayor poder jurí-
dico posible, y modernamente implica un variado y dilatado contenido, que corresponde a una perso-
na sobre una cosa del mundo exterior. En su concepción civilística está descrito en el artículo 923 del
Código Civil. Por su parte la noción de dominio estuvo desde un inicio asociada a los bienes mate-
riales, es decir, lo que tradicionalmente se llamó cosas. Estas cosas corporales debían además ser sin-
gulares, lo que desde luego, no impedía el dominio sobre numerosos objetos. Hoy la división carece
de mayor utilidad, pues modernamente la propiedad no conoce fronteras entre lo material e inmate-
rial, teniendo en la actualidad diversificadas formas y expresiones. Ya no es posible hablar de propie-
dad sino de propiedades, no solo por la diversidad, no solo por la diversidad de contenido, sino por
la diversidad de bienes –tangibles o intangibles– sobre los que se puede ejercer este derecho, por lo
que ha perdido todo sentido la preservación de un concepto estricto de dominio. Así, dominio y pro-
piedad, pueden actualmente ser entendidos como sinónimos, ambos son derechos subjetivos de igual
contenido, distinguiéndose del bien sobre el cual recae el derecho, cuyos alcances para el Derecho
Privado, y supletoriamente para el Derecho Público están enumerados en el ya citado artículo 923 del
Código Civil” (GUTIÉRREZ CAMACHO, Walter. “Ejercicio abusivo del derecho de propiedad”.
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En: AAVV. Código Civil comentado. Tomo V, 2ª edición, reimpresión, Gaceta Jurídica, Lima, 2007,
p. 193).
(2) ARIANO DEHO, Eugenia. Embargo, tercerías y remate judicial en la jurisprudencia procesal civil.
Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 25 y ss.
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
del interés opuesto (a cuyo portador se les otorga una situación de desventaja,
como el deber jurídico). Pero es el caso que, muchas veces, tales situaciones
no son respetadas espontáneamente por los sujetos, lo cual se busca remediar
por medio del proceso. Si nos halláramos en una –utópica, por cierto– socie-
dad en la que todos los individuos respetaran las situaciones jurídicas que, en
relación a los bienes de la vida, el ordenamiento confiere, el proceso sería in-
necesario. De modo que las normas que asignan situaciones sobre los bienes
de la vida, son de derecho sustantivo (llamado también sustancial o material),
en tanto que las normas que están llamadas a actuar cuando tales situaciones
no son respetadas, son de Derecho Procesal(3). Esto, sin embargo, no puede lle-
varnos a negar que existe un estrecho vínculo entre el aspecto procesal y sus-
tancial del Derecho, tanto que no puede concebirse un derecho procesal sin un
derecho sustancial y viceversa, sin que semejante circunstancia comprometa
la autonomía sistemática del Derecho Procesal frente al Derecho sustantivo(4).
Solo se busca precisar que los problemas señalados son de Derecho Procesal,
ya que se refieren a normas que están destinadas a actuar cuando el derecho
de propiedad que tiene el tercerista (situación de ventaja) no sea respetado por
el acreedor ejecutante.
Pero los problemas que encierra la tercería de propiedad no solamente son
de carácter procesal, sino que también encierra un eminente problema de Dere-
cho sustantivo, el relativo a la oponibilidad del derecho del tercerista: dos su-
jetos (que serán el tercerista de propiedad y el acreedor ejecutante) aspiran al
mismo bien (conflicto de intereses), por lo que se hace necesario establecer qué
interés debe primar. Esto debe hacerlo no una norma procesal, sino sustantiva.
Será una norma de derecho sustantivo la que asigne la situación de ventaja y de
desventaja, resolviendo así tal conflicto en relación con dicho bien. Si estas si-
tuaciones no son respetadas, recién entran a tallar las normas de Derecho Pro-
cesal que, en este caso, son las que regulan el proceso de tercería.
¿Cuándo el interés del tercerista de propiedad debe prevalecer sobre el in-
terés del acreedor ejecutante? Esta pregunta es –y debe ser– respondida por
(3) BIGLIAZZI GERI, Lina; NATOLI, Ugo; D. BUSNELLI, Francesco y BRECCIA, Umberto. Dere-
cho Civil. Tomo I, Vol. I, reimpresión, Traducción española de Fernando Hinestrosa, Universidad Ex-
ternado de Colombia, Bogotá, 1995, p. 329 y ss.; en nuestro medio, al respecto, puede consultarse:
PRIORI POSADA, Giovanni. “La efectiva tutela jurisdiccional de las situaciones jurídicas materia-
les: hacia una necesaria reivindicación de los fines del proceso”. En: Ius et Veritas. N° 26, Asociación
Civil Ius et Veritas, Lima, 2003, pp. 278 y 279.
(4) PUGLIATTI, Salvatore. Esecuzione forzata e diritto sostanziale. Giuffre, Milán, 1935, p. 2; más re-
cientemente PROTO PISANI, Andrea. Le tutele giurisdizionali dei diritti. Studi. Jovene, Nápoles,
2003, pp. 6-8.
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una norma sustantiva, en este caso por el segundo párrafo del artículo 2022 del
Código Civil, ¿qué ocurre si la situaciones jurídicas conferidas por esta nor-
ma no son respetadas en el plano de los hechos? Conforme a lo dicho, es cla-
ro que esta pregunta ya escapa al plano sustantivo. Es más, así lo reconoce la
atenta doctrina citada más arriba, cuando precisa que, por lo general, el tema
de fondo en una tercería no es el relativo a la prueba del derecho alegado por
el tercerista, sino fundamentalmente si ese derecho, de haberlo, es oponible o
no al acreedor ejecutante, lo cual se resuelve con normas de derecho sustanti-
vo, y no con normas procesales(5). Este problema sustantivo es planteado de la
siguiente manera por un conocido autor:
“Uno de los temas más conflictivos en sede judicial se produce cuando un
acreedor traba embargo judicial sobre un inmueble que en el registro apa-
rece todavía a nombre de su deudor, pero que en la realidad jurídica ya
fue transferido a un tercero, aunque este no ha inscrito su derecho. En tal
caso nos encontramos ante dos posibilidades contrapuestas: la del acree-
dor que desea ejecutar el bien, aun cuando la propiedad ya se ha transmiti-
do y él ignora esa circunstancia; y en el otro extremo se encuentra el pro-
pietario que no inscribió, pero cuenta con título en documento fehaciente
de fecha anterior, por lo que se niega a perder su derecho a consecuencia
de una deuda ajena”(6).
El problema fue planteado en estos términos en el Pleno Jurisdiccional
Nacional Civil del año 2012:
“Formulación del problema: ¿El derecho de propiedad no inscrito alega-
do en un proceso de tercería de propiedad vence al embargo inscrito? Pri-
mera ponencia: el derecho de propiedad no inscrito alegado en un proceso
de tercería vence al embargo inscrito, pues al tratarse de derechos de dis-
tinta naturaleza (real y personal) se aplican las disposiciones del Derecho
común, que dan prioridad a los derechos reales. Segunda ponencia: el de-
recho de propiedad no inscrito no es oponible al embargo inscrito. Deben
prevalecer los principios registrales de buena fe y prioridad en el tiempo,
toda vez que cuando se inscribió el embargo no aparecía inscrito el título
del tercerista. De acuerdo al artículo 1135 del Código Civil, que constituye
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
(7) Materiales de Trabajo. Tema N° 3, Pleno Jurisdiccional Nacional Civil, Poder Judicial, Lima, 2012,
p. 397.
(8) RAMÍREZ JIMÉNEZ, Nelson. “¿Cuál debe ser tutelado: el embargo inscrito o la propiedad no ins-
crita?”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 124, Gaceta Jurídica, Lima, enero de 2009, p. 122.
(9) VIGO SALDAÑA, Flaminio. “La posición de la jurisprudencia nacional acerca de la prevalencia del
derecho personal inscrito sobre el derecho real no inscrito: Especial consideración de la seguridad
jurídica y la fe pública registral”. En: Revista Oficial del Poder Judicial. N° 5, Fondo Editorial del
Poder Judicial, Lima, 2009, p. 64.
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(10) GONZALES BARRÓN, Gunther. “¡Lo mío es tuyo! Crítica a la doctrina, ilegal e inmoral, por la cual
las deudas de unos se pagan con los bienes de otros: análisis y crítica jurisprudencial”. En: Diálo-
go con la Jurisprudencia. N° 134, Gaceta Jurídica, Lima, noviembre de 2009, p. 48 (el resaltado es
nuestro).
(11) RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “¿La propiedad no inscrita debe prevalecer sobre el embargo ins-
crito? Aportes para una solución uniforme en los procesos de tercería excluyente de dominio”. En:
Actualidad Jurídica. Tomo 176, Gaceta Jurídica, Lima, julio de 2008, p. 100 y ss. Este artículo ge-
neró la respuesta que figura en: GONZALES BARRÓN, Gunther. “Propiedad no inscrita vs. em-
bargo inscrito”. Ob. cit., p. 57 y ss. La réplica se plasmó en un trabajo publicado en dos partes:
RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “Situaciones jurídicas subjetivas, lesión del derecho de crédito
por terceros y análisis del conflicto entre derechos reales que recaen sobre un mismo bien inmueble
inscrito”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 189, Gaceta Jurídica, Lima, agosto de 2009, p. 56 y ss. e ID.
Análisis del conflicto entre derechos de distinto contenido que recaen sobre un mismo bien inmueble
inscrito. En búsqueda de la ‘ratio legis’ del segundo párrafo del artículo 2022 del Código Civil. En:
Actualidad Jurídica, Tomo 190, Gaceta Jurídica, Lima, setiembre de 2009, p. 75 y ss. Finalmente, la
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se basó en una cuestión que el suscrito planteara por vez primera a fines del
año 2006(12). Así las cosas, pese a que el tema pueda ser calificado de manido,
el trabajo que aquí desarrollo cobra sentido sobre la base de la óptica diferen-
te con la que se pretende revisar lo ya dicho hasta el momento por nuestros es-
tudiosos y tribunales(13). Por lo demás, el hecho que recientísimos escritos le
hayan brindado su atención y –como se acaba de ver– siga siendo materia de
notable controversia a nivel de la Corte Suprema(14), no hace otra cosa que de-
mostrar que el objeto del presente trabajo mantiene viva actualidad.
Así trazados los objetivos de este escrito, se comprenderá que den-
tro del mismo se podrá encontrar también un esquema de las posiciones
jurisprudenciales y doctrinarias que se han ido esbozando sobre este proble-
ma, lo que facilitará sustancialmente la labor de quienes necesiten tener un pa-
norama del estado actual del problema sustantivo de la tercería de propiedad,
cosa siempre necesaria si se quiere afrontar un caso sobre el particular de for-
ma seria y con mayores posibilidades de éxito. Así pues, hago votos para que
este modesto, aunque firme, esfuerzo sea de utilidad para los amables colegas
que me acompañen con su lectura. Agradeceré especialmente a quienes se to-
men la molestia de hacerme llegar sus críticas y/o sugerencias(15). Finalmen-
te, no puedo dejar de expresar mi gratitud a Gaceta Jurídica, en las personas
de Manuel Muro Rojo y Juan Carlos Esquivel Oviedo, por su apoyo para con-
cretar esta publicación.
respectiva dúplica (y no réplica, como extrañamente se indica en uno de los títulos) consta también
en dos trabajos: GONZALES BARRÓN, Gunther. “La inútil doctrina sobre la tutela aquiliana del
crédito. Réplica, y punto final, a un reciente artículo que intenta demostrar la cuadratura del círculo”.
En: Actualidad Jurídica, Tomo 191. Gaceta Jurídica, Lima, octubre de 2009, p. 41 y ss.; ID. ¡Lo mío
es tuyo! Crítica a la doctrina, ilegal e inmoral, por la cual las deudas de unos se pagan con los bienes
de otros: análisis y crítica jurisprudencial. Ob. cit., p. 33 y ss.
(12) NINAMANCCO CÓRDOVA, Fort. “El detalle que faltaba. Una relectura del artículo 2022 del Có-
digo Civil”. En: Legal Express. N° 72, Gaceta Jurídica, Lima, diciembre de 2006, p. 18.
(13) UMBERTO, Eco. ¿Cómo se hace una tesis? Técnicas y procedimientos de investigación, estudio y
escritura. Traducción española de Lucía Baranda y Alberto Clavería Ibáñez. 6ª edición, 3ª reimpre-
sión. Gedisa, Barcelona, 1986, p. 49.
(14) HUANCO PISCOCHE, Henry. “¿Cuándo existe conflicto entre un derecho real y uno personal, ¿qué
derecho prevalece?”. En: Revista Jurídica Thomson Reuters. N° 13. Thomson Reuters - Perú, Lima,
25 de marzo de 2013, p. 33 y ss.; MONTOYA CASTILLO, Carlos. “Tercería de propiedad: hora de
definiciones”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 231, Gaceta Jurídica, Lima, febrero de 2013, p. 129;
incluso he tenido la oportunidad de comentar la mencionada Cas. N° 4448-2010-Arequipa. NINA-
MANCCO CÓRDOVA, Fort. “Embargo anotado en registro prevalece a derecho de propiedad no
inscrito. El conflicto entre el embargo y la propiedad no inscrita”. En: Diálogo con la Jurispruden-
cia. N° 174. Gaceta Jurídica, Lima, marzo de 2013, p. 110.
(15) El amable lector puedo contactarme por medio del siguiente correo electrónico: <fort.ninamancco@
gmail.com>.
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CAPÍTULO II
LOS PLANTEAMIENTOS
JURISPRUDENCIALES
(1) ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Los principios contenidos en el Título Preliminar del Código Civil
peruano de 1984. 3ª edición, Grijley, Lima, 2011, p. 637: “(...) entendiéndose por jurisprudencia la
interpretación más o menos uniforme, que dan las instancias de menor jerarquía sobre un mismo pun-
to del Derecho, llamada también jurisprudencia de mérito”. Téngase en cuenta que “la palabra juris-
prudencia se emplea en tres sentidos: a) como sinónima de ciencia del Derecho; b) como conjunto de
sentencias o fallos dictados por los jueces u órganos jurisdiccionales; c) como conjunto de sentencias
dictadas sobre un mismo punto y orientadas en un mismo sentido” (MONROY CABRA Marco. In-
troducción al Derecho. 13ª edición, Temis, Bogotá, 2003, pp. 212 y 213).
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(2) MERINO ACUÑA, Roger. “Propiedad no inscrita versus embargo inscrito. Desvaríos jurispruden-
ciales en torno al artículo 2022 del Código Civil”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 153, Gaceta Jurí-
dica, Lima, agosto de 2006, p. 50.
(3) VIGO SALDAÑA, Flaminio. Ob. cit., pp. 63 y 73.
(4) GONZALES BARRÓN, Gunther. “Propiedad no inscrita vs. embargo inscrito”. Ob. cit., p. 65.
(5) MASSIMO, Bianca. DirittoCivile. Tomo I, Reimpresión, Giuffrè, Milán, 1990, p. 84.
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(6) DU PASQUIER, Claude. Introducción al Derecho. 3ª edición, Traducción española de Julio Ayasta-
Gonzalez, Justo Valenzuela, Lima, 1984, pp. 39 y 40. Lo mismo puede decirse respecto de la opinión
que señala que “aún en los casos en los cuales las resoluciones jurisprudenciales de la Corte Suprema
no hayan sido formalmente establecidas como precedente obligatorio, de todas maneras son utiliza-
das como argumentos de recta razón por los abogados y los jueces, bajo el principio de que es equi-
tativo resolver de manera similar dos casos similares”. RUBIO CORREA, Marcial. El sistema ju-
rídico. Introducción al Derecho. 10ª edición, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2009,
p. 165. En efecto, si no existe la referida “continuidad”, mal se podría utilizar el principio menciona-
do por este autor.
(7) LARENZ, Karl. Derecho Civil. Parte General. Traducción española de Miguel Izquierdo y Macías
Picavea, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1975, p. 16: “La jurisprudencia, dado que
sus resultados ponen de manifiesto el Derecho fácticamente vigente en el momento actual (...)” (el
resaltado es agregado).
(8) SANTIAGO NINO, Carlos. Introducción al análisis del Derecho. 2ª edición, 12ª reimpresión, Bue-
nos Aires, 2003, p. 294.
(9) TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Introducción al Derecho. 4ª edición, Idemsa, Lima, 2011, p. 447.
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(13) GALGANO, Francesco. Istituzioni di DirittoPrivato. 2ª edición, Cedam, Padua, 2002, p. 31.
(14) REALE, Miguel. Introducción al Derecho. 6ª edición, Traducción española de Jaime Brufau Prats,
Pirámide, Madrid, 1984, p. 132.
(15) TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. “Jurisprudencia y las fuentes del Derecho”. En: diario oficial El Pe-
ruano, 20/11/2007, p. 15.
(16) MONROY GÁLVEZ, Juan. “El Derecho en broma y en serio”. En: Jurídica. N° 176, Suplemento de
Análisis Legal del diario oficial El Peruano del 11 de diciembre de 2007, p. 4.
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(17) TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. “La jurisprudencia como fuente del Derecho”. En: <www.etorresvas-
quez.com.pe/La-Jurisprudencia.html> (consultado el 26 de abril de 2013).
(18) La crítica de Monroy, como es fácil notarlo, considera que asignar un rol “complementario” a la juris-
prudencia, implica minusvalorarla. Por eso se empeña en resaltar que ella tiene un “valor autónomo”.
Prefiero asumir (al menos en este escrito que no tiene como finalidad un análisis de la jurisprudencia
en nuestro sistema de fuentes) una posición que se podría catalogar de ecléctica, resaltado las coinci-
dencias que se pueden advertir en este interesante (y ácido) debate. Estoy convencido de que Torres
no minusvalora el rol de la jurisprudencia, y por eso no creo que sea apropiado emplear el término
“complementario” para definir su rol en el sistema de fuentes. Nótese cómo Torres se centra en la ju-
risprudencia para analizar el tema de la reforma de la justicia en el Perú. De otro lado, cuando Mon-
roy confiere “valor autónomo” a la jurisprudencia, surge la siguiente interrogante ¿Es la jurispruden-
cia “autónoma” frente a la legislación? Tengo la convicción de que sería injusto sostener que Monroy
ha pretendido afirmar que la jurisprudencia tiene plena independencia frente a la legislación, como
si los jueces pudieran sobreponerse a la ley. De hecho, Monroy anota que “solo los productos de al-
gunas fuentes tienen fuerza vinculante, lo que convierte a estas en fuentes primarias. Precisamente,
la consideración de cuáles son las fuentes de derecho primarias determina una clara diferencia en-
tre el civil law y el common law. En el primero, solo la ley es fuente de derecho primaria en tanto su
producto, la norma jurídica, es vinculante; en cambio, en el segundo son vinculantes la norma jurídi-
ca y el precedente judicial, productos de dos fuentes primarias, la ley y la jurisprudencia, respectiva-
mente (...) jamás en el common law un precedente aplica o deroga una ley” (Ob. cit., p. 5). Es obvio
que Monroy no sostiene dicha independencia y, por eso mismo, tampoco creo apropiado emplear el
término “autonomía” para la jurisprudencia, ya que puede dar lugar a malos entendidos.
(19) TORRES VÁSQUEZ, Aníbal . “Jurisprudencia y las fuentes del Derecho”. Ob. cit.
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sirve de fundamento para casos futuros en todos los sistemas jurídicos y desde
distintas épocas, siempre que, por supuesto, se presente analogía”(20).
Es fácil comprobar, entonces, que resulta inaceptable renunciar a la –nada
fácil, como se puede apreciar– tarea de construir una jurisprudencia predeci-
ble. Es más, como autorizadamente ha sido resaltado, la predictibilidad pue-
de dar fortaleza y autonomía al cuerpo judicial, ya que –incluso en sistemas
donde la jurisprudencia no tiene el rol más importante – es capaz de conferir,
en el plano de los hechos, una importante autoridad a las decisiones judicia-
les(21). Por eso es importante, aunque no pueda hablarse de un genuino crite-
rio jurisprudencial uniforme en el tema que nos ocupa, conocer los argumen-
tos manejados por nuestros Tribunales, para tomar conciencia de solidez de
las soluciones aportadas. Si, como bien señala Ramírez, es urgente la necesi-
dad de un pleno casatorio que inyecte seguridad jurídica en este tema y evite
tantos descontentos y perplejidades, también es necesario trabajar en la cons-
trucción de una sólida base para dicho pleno. Para tal fin, un análisis crítico
de los fundamento de los criterios jurisprudenciales proporciona una ayuda no
poco importante. No por nada, un jurista italiano muy conocido entre nosotros
ha dicho que “la jurisprudencia viene a ser el reflejo de la vida vivida del De-
recho, teniendo, sobre la actividad del jurista puro, la ventaja de interpretar la
norma, en vista de la solución de una controversia y, por consiguiente, el in-
mediato contacto con la práctica del Derecho. De ahí, el aporte de la jurispru-
dencia a la formación y también a la renovación de los principios jurídicos”(22).
Dicho lo anterior, paso a exponer los argumentos empleados por nuestros
tribunales:
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que recae e incide directamente sobre tal bien. Noveno: Que, por esta ra-
zón, la naturaleza jurídica del derecho de crédito o personal no puede ser
convertido en un derecho, por el solo hecho de inscripción en el Regis-
tro Público, esto es, que la inscripción registral no puede desnaturalizar o
convertir el derecho, sea real o personal, que se ha logrado inscribir, por-
que ambos derechos, de acuerdo con la doctrina, la jurisprudencia y la le-
gislación nacional, responden a situaciones jurídicas distintas (...) Décimo
Tercero: Que, en suma, de acuerdo con lo previsto en la última parte del
artículo 2022 del Código Civil, para resolver la presente causa hay que re-
currir a las disposiciones del derecho común y en tal sentido, el predio ad-
quirido por el demandante con fecha anterior a la inscripción de la medida
cautelar no puede responder frente al gravamen anotado, pues la distinta
naturaleza de los derechos en conflicto, hace impertinente la aplicación de
la prioridad registral”.
La impertinencia del artículo 2014 del Código Civil para la solución del
conflicto en cuestión ha sido destacada en la Cas. N° 3687-2009-Cusco. Así,
se indica que la inscripción del embargo no constituye una adquisición a título
oneroso según los términos del mencionado artículo, sino una medida de ase-
guramiento. Se destaca de nuevo que la segunda parte del artículo 2022 del
Código Civil excluye la aplicación de normas registrales. Y, evocándose otra
vez el criterio sustentado en la Cas. N° 1253-2002-Ica, se explica que el dere-
cho de propiedad no inscrito debe imponerse debido a que consiste en una re-
lación directa entre el sujeto y el bien, a diferencia del derecho de crédito, que
se refiere a una relación que involucra solo a sujetos, no bienes:
“Sexto.- Que, en principio, debe advertirse que cuando el artículo 2014
del mencionado Código Sustantivo señala que los derechos adquiridos por
tercero de buena fe y a título oneroso de quien aparece en el registro con
facultades para otorgarlo, mantiene su adquisición aunque después se anu-
le el de su otorgante, expone un supuesto de hecho negocial, cuya natu-
raleza es completamente distinta a la inscripción de una medida cautelar,
pues esta última constituye una medida judicial provisional que está des-
tinada a asegurar la ejecución de la sentencia que en su día se dicte en el
proceso judicial, por lo tanto, aquí no puede ser aplicable la regla expuesta
en el referido dispositivo legal, porque no se trata, en estricto, de una ad-
quisición de derechos que prevé la ley. El que los embargos sean inscribi-
bles en el registro, en modo alguno implica que la ley identifique a estas
medidas precautelares con los actos de adquisición de derechos a que se
refiere la aludida norma sustantiva. Por esta razón, en el caso de autos, no
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aplicarse, toda vez que las relaciones en conflicto suscitadas entre las par-
tes es de carácter patrimonial (...) debe tenerse en cuenta que el derecho
común ha previsto la forma de resolver el conflicto de un derecho real con
un derecho personal a través de distintas fórmulas jurídicas, entre ellas la
prevista en el artículo 1135 del Código Civil, norma que contiene la posi-
bilidad de que el efecto de la inscripción del título que se opone se prefiera
al título del acreedor (propietario) que conste en documento de fecha cier-
ta más antigua, entendiéndose como fecha cierta en forma estricta lo dis-
puesto en el artículo 245 del CPC”.
La Cas. N° 1417-2000-Lambayeque, resulta particularmente interesante,
ya que pese a que tampoco se analiza el tema de fondo porque el tercerista ad-
quirió el bien después de la inscripción de embargo (circunstancia en la que
nadie duda en preferir al embargo inscrito), nos muestra el voto en discordia
de los jueces supremos Pedro Iberico Mas y Nora Oviedo de Alayza,en el que
se expresan argumentos para sostener la primacía del embargo inscrito, argu-
mentando que se tiene que tener en cuenta el ya citado artículo 1135 para in-
terpretar la frase “derecho común” contemplada en el artículo 2022 tantas
veces mencionado. En efecto, la inscripción del embargo genera un título se-
mejante al del acreedor concurrente del supuesto del referido artículo 1135:
“Sexto.- Que, el conflicto radica en el interés del tercerista de oponer su
derecho de propiedad del bien sublitis (derecho real) en virtud del título
antes indicado por un lado; y por otro, el del Banco demandado que resis-
te y opone su interés contra aquel, alegando que el título de actor no es un
documento de fecha cierta, pues solo existe una anotación notarial que es
posterior a la inscripción del embargo efectuado (derecho personal), por
consiguiente, se encuentra en colisión dos derechos uno real y otro perso-
nal, siendo menester que uno excluya al otro, pues al ser dos derechos de
distinta naturaleza, la oponibilidad debe resolverse con las disposiciones
del derecho común, tal como regula el artículo 2022 segundo párrafo del
Código sustantivo. Sétimo.- Que, el artículo 1135 del Código sustantivo
regula la figura de la concurrencia de acreedores cuya regla establece que
cuando el bien es inmueble y concurren diversos acreedores a quienes el
mismo deudor se ha obligado a entregarlo, se prefiere al acreedor de buena
fe cuyo título ha sido primeramente inscrito o, en defecto de inscripción,
al acreedor cuyo título sea de fecha anterior; en este último caso, se pre-
fiere al título de fecha cierta más antigua; sin embargo, cabe advertir, que
en términos generales, la norma indicada está referida a la concurrencia de
acreedores respecto de las obligaciones de dar, vale decir, a todos aquellos
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casos en que por cualquiera de las fuentes de las obligaciones ( los contra-
tos, la voluntad unilateral o la ley) una persona se encuentra obligada a en-
tregar un bien (obviamente en calidad de deudor) a diversos acreedores, lo
que directamente no busca el Banco emplazado sino la satisfacción de su
acreencia, siendo útil para tal efecto una medida cautelar que le asegure el
pago de la aludida acreencia, de lo que puede sobrevenir en el caso de in-
cumplimiento la obligación de dar el inmueble, pues en el fondo la medi-
da cautelar inscrita constituye un título similar al del acreedor concurrente
al que refiere el artículo 1135 del Código material, entendida esta norma
de modo extensivo”.
De la Cas. N° 2429-2000-Lima, se puede advertir un razonamiento in-
teresante: la inscripción del embargo en los registros públicos, ya hace que
las vicisitudes de este se encuentren sometidas a la regulación registral. En
otras palabras, la inscripción del embargo es, indudablemente, un “fenóme-
no registral”, por lo tanto mal se hace en someterlo a una regulación ajena al
registro público. Sin perjuicio de esto, se resalta también la necesidad de sal-
vaguardar la fe pública registral en todo momento. De este modo, el acreedor
que inscribe su embargo resulta diligente, en comparación con el propietario
que no inscribió su adquisición:
“Segundo.- Que, la Sala Superior ha considerado que debe prevalecer el
derecho real de propiedad emanado de escritura pública frente a un dere-
cho personal de naturaleza crediticia, ya que en la época en que se inscri-
bió la medida cautelar, ya dichos bienes eran de propiedad de los terceris-
tas y no del deudor demandado, conforme a lo establecido en el 2º párrafo
del artículo 2022 del Código Civil. Tercero.- Que, la interpretación del ci-
tado artículo no es correcta pues la inscripción del embargo rige para cual-
quier otro derecho real que pudiera existir si no estuviese previamente ins-
crito; la razón estriba en la naturaleza y fines de los Registros Públicos,
sujeta a los principios de legalidad y publicidad, es decir, que todos co-
nocen las inscripciones registradas como presunción jure et de jure, y la
fe pública registral que da seguridad, permanencia y efectividad a los ac-
tos jurídicos que se realizan en base a la situación que fluye de las inscrip-
ciones registrales que existan, con efectos erga omnes (...) Quinto.- Que,
la fe pública registral debe ser siempre tutelada, por un criterio de seguri-
dad jurídica, amparado por el derecho y, principalmente, como mecanis-
mo de protección al acreedor diligente en el obrar. Sexto.- Que, al haber-
se dado la interpretación errónea denunciada, es claro que se han dejado
de aplicar aquellas normas que rigen el principio de la buena fe registral
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del Código Civil; siendo que no se le puede dar una naturaleza real al em-
bargo, pues ello implicaría en buena cuenta darle en la práctica una natu-
raleza constitutiva al Registro Público, lo cual no es viable en nuestro sis-
tema jurídico actual (...). En ese sentido, con la precisión que se trata de
la oposición de dos derechos de diferente naturaleza, para resolver el con-
flicto se deben aplicar las reglas del derecho común; ello genera una par-
ticularidad, pues al establecerse que son dos derechos de distinta naturale-
za, y no ser aplicable el primer párrafo del artículo 2022 del Código Civil,
el conflicto se resuelve ‘corno si el derecho registral para esos efectos no
existiera’ (Exposición de Motivos del Libro de Registros Públicos, publi-
cado en el diario oficial El Peruano el 19 de julio de 1987); siendo así,
para la interpretación de las reglas del derecho común, no puede ser to-
mado en cuenta el artículo 1135 del Código Civil en la parte que estable-
ce que, cuando el bien es un inmueble y concurren diversos acreedores, se
prefiere al acreedor de buena fe cuyo título haya sido primeramente ins-
crito, pues en ese caso a través de un argumento de tipo circular se volve-
rían a las disposiciones de los Registros Públicos, para analizar qué título
se inscribió primero (...) Sétimo.- Entonces, aplicando el segundo párra-
fo del artículo 2022 del Código Civil, debe primar el derecho real de pro-
piedad que consta en título de fecha cierta, al tener una oponibilidad erga
omnes por su fuerza persecutoria, y por tener fecha cierta anterior al em-
bargo inscrito (...)”.
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(25) Agradezco el apoyo de mi amigo Andoni Torres Villegas, bachiller en Derecho por la Universidad de
San Martín de Porres, por su valiosa colaboración en la realización de este apartado.
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(26) LAMA MORE, Héctor. Experiencia de la Subespecialidad Comercial en el Perú. En: <www.
wbginvestmentclimate.org/advisory-services/regulatory-simplification/doing-business-reform-
advisory/upload/2-Lama-cortes-PERU.pdf> (consultado el 26 de abril de 2013).
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(27) Nótese que aquí el Juzgado y la Sala toman posición en torno al problema de la transferencia de la
propiedad vehicular. No cabe aquí, por obvias razones, hacer mayores comentarios sobre el particular.
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CAPÍTULO III
LOS PLANTEAMIENTOS
DOCTRINALES
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1. La tesis de Jack Bigio, ponente del Libro IX del Código Civil ante
la Comisión Revisora
Jack Bigio, en su calidad de miembro de la llamada Comisión Revisora,
relata:
(11) GAZZONI, Francesco. Manuale di Diritto Privato. 7ª edición actualizada, Edizioni Scientifiche Ita-
liane, Nápoles, 1998, p. 38.
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(12) BIGIO CHREM, Jack. “La historia desconocida del Código Civil de 1984”. En: diario oficial El Pe-
ruano, 12 de diciembre de 1994, p. B-6.
(13) Tengo a la vista la Exposición de Motivos del Libro: Registros Públicos del Código Civil que consta
en: GUEVARA MANRIQUE, Rubén. Derecho Registral. 3ª edición, Huallaga, Lima, 1988, p. 670.
(14) Ibídem, p. 8.
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(15) Valga aclarar que este dato lo deduzco de la obra colectiva Temas de Derecho Contractual. Editorial
Cuzco, Lima, 1987, pp. 478 y 479. Y es que no tengo el gusto de conocer a los dos profesores mencio-
nados. No se vaya pensar pues, que fui “testigo presencial” de los interesantes acontecimientos narra-
dos por Bigio. Eso era imposible, simple y llanamente porque el suscrito nació en diciembre de 1985.
(16) Exposición de Motivos del Libro: Registros Públicos del Código Civil. Ob. cit., p. 715.
(17) Ibídem, pp. 715 y 716.
(18) Ibídem, p. 716.
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significa que el titular del derecho real puede hacer valer su derecho frente a
cualquier sujeto, en cambio la oponibilidad relativa significa que el acreedor
solo puede exigir el cumplimiento de la prestación de su deudor”(21).
Delgado también señala que la normativa registral queda excluida cuan-
do la parte final del artículo 2022 del Código Civil hace referencia al “dere-
cho común”, siendo la norma de “derecho común” aplicable al caso el artículo
949 del Código Civil, según el cual la propiedad queda transferida por el solo
acuerdo de las partes, sin que sea necesaria la inscripción en el registro, lo que
explica que la propiedad no inscrita acreditada con documento de fecha cierta,
sea suficiente para dejar sin efecto el embargo inscrito, ya que desde la sola ce-
lebración de la transferencia se debe entender que el bien transferido responde
únicamente por las obligaciones de su nuevo titular, sin que para esto sea pre-
cisa la inscripción en el registro:
“El conflicto entre el derecho de propiedad y el derecho de crédito garan-
tizado por un embargo, conforme a la segunda parte del artículo 2022 del
Código Civil, se resuelve aplicando las normas del derecho común. Esto
quiere decir, que en este conflicto no deben aplicarse las normas del De-
recho Registral”.
La norma de derecho común aplicable a este conflicto es la contenida en el
artículo 949 del Código Civil. Según vimos antes, uno deja de ser propietario
de un inmueble al contraer una obligación de enajenar, y, por consiguiente, el
bien no debe responder por el incumplimiento de las obligaciones de su ante-
rior propietario, o dicho en otras palabras, el bien en adelante solamente debe
responder por las deudas de su nuevo propietario. Asimismo, señalamos que
la propiedad se adquiría por el surgimiento de la obligación de enajenar, no
siendo necesaria la inscripción de la transferencia en el registro. Siendo ello
así, el conflicto debe resolverse a favor del propietario”(22). Luego agrega que:
“(...) compartimos los votos en mayoría en la casación materia de este
trabajo, al resolver la tercería de propiedad aplicando la regla conflictual
contenida en la segunda parte del artículo 2022 del Código Civil e inapli-
cando el principio registral de prioridad registral recogido en el artículo
2016 del citado código”(23).
(21) DELGADO PÉREZ, César. “El principio de inoponibilidad registral y los conflictos entre derechos
reales y derechos personales en la jurisprudencia”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 122,
Gaceta Jurídica, Lima, noviembre de 2008, p. 279.
(22) Ídem.
(23) Ibídem, p. 280.
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(24) El oficio que contiene el proyecto es suscrito por el Presidente de la República, Ollanta Humala Tas-
so, y quien fuera en ese entonces el Presidente del Consejo de Ministros, Oscar Valdés Dancuart.
(25) Presidencia de la República del Perú. Proyecto de Ley de Celeridad y Modernización Procesal. Con-
greso de la República del Perú, Proposición N° 1326, Lima, 25 de Julio de 2012, fojas 33.
(26) Ibídem, fojas 34.
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(27) RIOJA BERMÚDEZ, Alexander. “Tercería excluyente de propiedad. Derechos reales vs. Derechos
personales”. En: Diálogo con la jurisprudencia. N° 175, Gaceta Jurídica, Lima, abril de 2013, p. 57.
(28) Ibídem, p. 61.
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quiere decir, que en este conflicto no deben aplicarse las normas del Dere-
cho Registral. La norma del derecho común aplicable a este conflicto es la
contenida en el artículo 949 del Código Civil. Conforme lo señaló Delga-
do Pérez, uno deja de ser propietario de un inmueble al contraer una obli-
gación de enajenar, y, por consiguiente, el bien no debe responder por el
incumplimiento de las obligaciones de su anterior propietario, o dicho en
otras palabras, el bien en adelante solamente debe responder por las deu-
das de su nuevo propietario. Asimismo, señalamos que la propiedad se ad-
quiría por el surgimiento de la obligación de enajenar, no siendo necesaria
la inscripción de la transferencia en el registro. Siendo ello así, el conflic-
to debe resolverse a favor del propietario”(29).
Rioja también se basa en la naturaleza de los derechos para defender la
primacía de la propiedad no inscrita, diciendo que el derecho de propiedad
presupone una relación directa entre el sujeto y el bien, lo que no ocurre con el
derecho de crédito, que no involucra un vínculo sujeto cosa: “Esto es así por-
que el derecho real establece una relación directa de la persona con la cosa y
el derecho personal una relación entre personas, de las cuales el acreedor pue-
de exigir de la otra –el deudor– una presentación determinada, apreciable en
dinero”(30).
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en el artículo 2022 del Código Civil, son demasiado ambiguas y no hacen otra
cosa que propiciar confusión en los operadores jurídicos:
“Aquí radican los primeros problemas, pues si se contraponen dos insti-
tuciones tan indeterminadas como son la propiedad no inscrita y el em-
bargo (cuyas teorías acerca de su naturaleza jurídica abundan) –de las que
lo único que se sabe a ciencia cierta es que son de distinta naturaleza, por
lo que su concurrencia se dilucidaría con el parámetro (también indetermi-
nado) del derecho común–, entonces tendremos como resultado una total
falta de perspectiva”(32).
Merino hace un apretado recuento de las teorías que existen sobre los de-
rechos reales, llegando a la conclusión que de ninguna manera puede decirse
que no exista diferencia entre ambas clases de derechos. El derecho de crédito
tiene como contenido esencial la posibilidad de exigir a otro la realización de
un comportamiento, en tanto que el derecho real implica la posibilidad de des-
plegar ciertos comportamientos sobre una cosa. El derecho de crédito no pue-
de verse realizado sin la cooperación del deudor, en tanto que el derecho real
puede ser realizado por el propio titular (autosuficiencia). Así las cosas, Meri-
no resalta que el embargo busca tutelar al derecho de crédito, de manera que
no pueden ser confundidos ambos(33).
Luego, destacando el rol clave que desempeña la seguridad que otorga el
registro en el desarrollo de las operaciones económicas, señala que la propie-
dad no inscrita tiene una “oponibilidad” debilitada que no asegura su prefe-
rencia en la generalidad de situaciones de conflicto. Hecha esta constatación,
Merino señala que es equivocado entender que, según el “derecho común”, el
derecho de propiedad no inscrito se sobrepone al embargo inscrito, debido a
dos razones: i) el embargo no es un derecho personal, y ii) se hace referencia
al “derecho común” de forma “totalmente desinformada”(34).
En ese orden de ideas, Merino indica que el embargo es un mecanismo
procesal de protección del derecho de crédito y, por ende, no puede tener la
naturaleza de este. Si así fuese, se tendría que concluir que todos los mecanis-
mos de tutela del derecho de crédito, incluidos la hipoteca o la garantía mobi-
liaria, tendrían la calidad de derecho personal, pese a que normativamente se
59
Fort Ninamancco Córdova
les concibe como derechos reales. Crédito y embargo, por lo tanto, son catego-
rías plenamente diferentes. En tanto que el “derecho común” es un concepto
que aludía a la aplicación del Derecho Romano en la Edad Media hasta el sur-
gimiento del Estado nacional en el Derecho moderno. Se trata pues, de una ca-
tegoría netamente histórica que no puede ser utilizada “como parámetro para
determinar la preferencia de una situación jurídica subjetiva sobre otra”(35).
Así las cosas, Merino concluye que debe desecharse el segundo párrafo
del artículo 2022 del Código Civil para resolver el conflicto entre el embargo
inscrito y la propiedad no inscrita. De modo que no queda más que aplicar cri-
terios registrales, tal como lo hacen los artículos 1135 y 2022, primer párra-
fo, del Código Civil, puesto que “no hay norma que avale la superación de un
derecho real sobre un derecho personal por su naturaleza intrínseca, debiendo
regir la misma regla para toda contraposición de situaciones jurídicas subjeti-
vas” (esto es, el registro)(36).
(35) Ídem.
(36) Ibídem, p. 55.
(37) ARATA SOLÍS, Moisés. “Principio de oponibilidad”. En: AAVV. Código Civil comentado. Tomo X,
2ª edición, 1ª reimpresión, Gaceta Jurídica, Lima, 2007, p. 361 y ss.
(38) Ibídem, pp. 366-369.
(39) Ibídem, p. 383.
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todo pertinente, porque esta regla solo establece que el deudor debe respon-
der con sus bienes y no con bienes ajenos, mas no resuelve un conflicto en re-
lación a “terceros interesados”. Así, afirma que “no está en juego si el deudor
debe o no debe responder con sus bienes, sino el hecho que sobre la base de
la apariencia de titularidad del deudor se han trabado medidas cautelares que
ahora se enfrentan a la titularidad clandestina”(40).
En tal contexto, Arata señala que en el “derecho común” no existe una
norma que resuelva el conflicto entre un acreedor embargante que ha inscri-
to su derecho y un propietario que no ha inscrito o ha inscrito después, por lo
que la solución debería “deducirse” de los artículo 1135 y 1670 del Código
Civil, debiéndose entender que “también es un principio del derecho común
resolver el conflicto con terceros interesados asignando, en primera instancia,
el derecho a quien primero accedió al registro. Esta interpretación otorga ra-
cionalidad a la regulación de este tipo de conflictos porque en muchos casos
la decisión de iniciar o no un proceso judicial puede haber dependido de si fi-
guraban o no inscritos bienes a nombre del deudor o tal vez la información
registral sirvió para decidir si se embargaban bienes inscritos en lugar de bie-
nes no inscritos”(41).
(40) Ídem.
(41) Ibídem, pp. 383-384.
(42) LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. TOMO II, Gaceta Jurídi-
ca, Lima, 2008, p. 793.
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registralmente, de modo que mal puede decirse que se trata de una figura de
meros efectos relativos o inter partes(51).
El autor en mención presenta dos argumentos en favor del embargo ins-
crito: no es cierto que la inscripción no sea capaz de alterar la naturaleza del
derecho de crédito, ya que con la hipoteca se aprecia claramente que ello sí
es posible: mientras no se inscriba, la hipoteca es un derecho personal, con-
virtiéndose en real luego de la inscripción. Además, el embargo, por recaer en
un inmueble, tiene la calidad de “derecho inmobiliario” de conformidad con
el inciso 10 del artículo 885 del Código Civil(52), de manera que “el embargo
es un derecho de características reales antes que personales, lo que impide la
aplicación del artículo 2022, párrafo final, del Código Civil”(53).
Finalmente, Ramírez señala que la tesis que favorece al propietario no ins-
crito tiende a favorecer también actos de mala fe en las tercerías, lo que de-
bería hacernos dudar de la real utilidad de la “división dogmática” entre dere-
chos reales y personales: “La experiencia nos indica que los deudores de mala
fe han perfeccionado sus artimañas; por ende es cuando menos ingenuo que
sigamos presumiendo una buena fe que es propia de tiempos de hidalguía y
de valores (...) pongamos también en revisión la utilidad que representa la di-
visión dogmática entre derechos reales y derechos personales, pues en el caso
concreto, ha servido para darle la razón al tramposo, en la misma medida que
se la ha negado a quien la tenía y la merecía”(54).
(51) Ídem.
(52) Nótese que Ramírez utiliza el argumento de la 1ª Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lambayeque, tal como se advierte de la ya referida Cas. N° 5532-2009-Lambayeque.
(53) RAMÍREZ JIMÉNEZ, Nelson. Ob. cit., p. 123.
(54) Ídem.
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(64) GONZALES BARRÓN, Gunther. “Propiedad no inscrita vs. embargo inscrito”. Ob. cit., p. 61.
(65) Ibídem, pp. 69 y 70.
(66) Ibídem, p. 73.
(67) Ídem.
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El contenido de este derecho se manifiesta como poder sobre una cosa. Entre
los denominados derechos reales tenemos: el derecho de propiedad, usufruc-
to, servidumbre, hipoteca, anticresis, etc.”(68). Sobre el segundo, señala: “A di-
ferencia de lo que sucede con el derecho subjetivo que acabamos de analizar
(se refiere al derecho real), en este caso, para que el titular del derecho de cré-
dito pueda satisfacer su interés necesita de la cooperación de otro sujeto (...) El
contenido de este derecho subjetivo se manifiesta en la facultad de pretensión,
que no es otra cosa que la facultad de exigir algo a alguien”(69).
Ahora bien, dicho esto, Ronquillo pasa a plantear la primera idea que le
sirve de sustento a su tesis: la distinción tradicional entre derechos absolutos y
relativos ya no puede seguir empleándose, porque los denominados derechos
relativos también pueden ser lesionados por cualquier tercero, no solamente
por un sujeto en particular. Así nos lo demuestra la figura de la tutela aquilia-
na o extracontractual del derecho de crédito, consecuentemente debe abando-
narse la idea según la cual la propiedad siempre debe primar frente al crédi-
to por su carácter erga omnes, ya que este último derecho también ostenta ese
mismo carácter frente a cualquier tercero que pretenda lesionarlo(70). Veamos
este punto con más detalle:
Ronquillo reconoce que la distinción tradicional sigue gozando del respal-
do de un sector de la doctrina alemana e italiana. Tal distinción se plantea de
esta manera:
Los derechos absolutos “son aquellos que se pueden hacer valer contra
cualquiera (como se decía en latín, erga omnes, es decir contra todos); dere-
chos relativos, en cambio, son aquellos que se hacen valer solo frente a deter-
minados sujetos (...) los partidarios de la distinción entre derechos absolutos
y relativos han venido haciendo depender la validez de dicha distinción con
base en tres ideas interrelacionadas entre sí: 1) son absolutos los derechos que
se pueden hacer valer frente a cualquier persona, mientras que son los relati-
vos aquellos que, por el contrario, solo pueden hacerse valer contra determi-
nados sujetos; 2) el deber general de abstención de cualquier comportamiento
(neminem laedere) solo nace de los derechos absolutos y no así de los dere-
chos relativos; y 3) la lesión del derecho de crédito solo puede darse al interior
(68) RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “Lesión del crédito por terceros y conflicto entre derechos reales
que recaen sobre un mismo bien inmueble inscrito”. Ob. cit., p. 58.
(69) Ibídem, p. 59.
(70) Ibídem, p. 62 y ss.
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más que el deudor, no puede negarse la existencia de una relación distinta, que
se puede instaurar entre la protección que merece el acreedor frente a la inter-
ferencia nociva de un tercero y el deber de este último de abstenerse de rea-
lizar tal interferencia. Pero esta protección o derecho contra los terceros, que
deriva del derecho de crédito y lo “sigue como su sombra, viene a formar un
todo con el derecho de crédito contra el deudor, a efectos de operar la aproxi-
mación que se ha dicho”(73).
Ronquillo continúa indicando que sería el ya mencionado Busnelli quien
finalmente haría inclinar la balanza a favor de los detractores de la clásica dis-
tinción entre derechos absolutos y relativos. Veamos qué ideas de Busnelli
destaca el autor que vengo citando:
La clásica distinción no ha tenido en cuenta que al analizar el derecho de
crédito no es suficiente enfocarse en la relación que existe entre el acreedor y
el deudor, sino que debe advertirse que esta relación también tiene una pro-
yección erga omnes, y es en esta proyección que todos están obligados por el
deber de no lesionar dicha relación. Por ello se ha dicho que los derechos de
crédito tienen un doble aspecto, uno interno (frente al deudor) y de un aspec-
to externo (frente a terceros). En este punto sí tiene sentido señalar que el pri-
mer aspecto tiene un carácter relativo, en tanto que el segundo absoluto. Di-
cho esto, Ronquillo procede a reseñar la esencia del pensamiento de Busnelli
en los siguientes términos:
“El derecho de crédito (al igual que cualquier otro derecho subjetivo) pre-
senta dos perfiles: un perfil estático y un perfil dinámico o, mejor, poten-
cialmente dinámico. El perfil estático se encuentra representado por el
interés, mientras que el perfil dinámico lo está por la facultad de obrar.
Ahora bien, el interés está identificado con la pertenencia del derecho a la
esfera jurídica de su titular, de donde resulta que se convierte para este úl-
timo en un valor o riqueza. Por su parte, la facultad de obrar se identifi-
ca con la pretensión que se dirige contra el deudor. Es así que el derecho
de crédito manifiesta su relevancia en dos diversas direcciones. En efecto,
respecto al perfil dinámico (pretensión), el derecho de crédito puede ser
satisfecho o lesionado únicamente al interior de la relación obligatoria, es
decir por el deudor. Mientras que, respecto al perfil estático, el derecho de
crédito –en tanto valor o riqueza– adquiere una relevancia que sobrepasa
los límites mismos de la relación obligatoria, pudiendo, así, ser satisfecho
70
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(74) Ídem.
(75) Ibídem, p. 65.
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tercero, porque su crédito es tan solo relativo, y menos puede “accionar” con-
tra su deudor, ya que el incumplimiento no le sería imputable (salvo los casos
de complicidad)(76).
Así las cosas, el “principio de relatividad” consagrado en el artículo 1363
del Código Civil, necesariamente debe ser entendido como referido a la “efi-
cacia directa” del contrato, pero no puede considerarse que atañe también a la
“eficacia refleja del contrato, eficacia que –en palabras de Bianca– se especi-
fica precisamente en la relevancia externa del contrato como presupuesto de
posiciones jurídicas frente a los terceros y en la oponibilidad del contrato en
conflicto con los terceros. La relevancia externa del contrato se manifiesta an-
tes que nada, en la tutela de los derechos contractuales frente a la generalidad
de los coasociados (erga omnes). A este respecto es necesario considerar que
el contrato tiende a crear, modificar o extinguir posiciones jurídicas que, real-
mente no incidiendo sobre la esfera jurídica de los terceros, deben ser respe-
tadas por la generalidad de los coasociados según el principio del respecto de
los derechos ajenos”(77). Bajo tal orden de ideas, Ronquillo concluye que “la
obligación no vincula a los terceros, esto es, los terceros no son ni acreedores
ni deudores; pero el hecho de que no los vincule, no significa que esta no exis-
ta con respecto de ellos; de tal manera que la obligación (y específicamente el
derecho de crédito) sí resulta oponible a los terceros, quienes no podrán desco-
nocer su existencia y serán responsables en caso de lesión del derecho de cré-
dito ajeno. Entonces el contrato es oponible erga omnes en tanto que todos los
que no son parte del mismo, deben respetar los efectos contractuales, la vio-
lación de tales efectos conlleva siempre responsabilidad. El contrato, pues, no
es jamás algo indiferente para los terceros”(78).
En la segunda parte de su réplica, Ronquillo se ocupa directamente del
conflicto que se presenta entre la propiedad no inscrita y el embargo inscrito.
Su análisis tiene muy en cuenta la tutela aquiliana del crédito, objeto central
de la parte primera de su réplica:
Ronquillo procura aclarar que reconocer la tutela aquiliana del crédito
de ninguna manera implica asimilar íntegramente los derechos de crédito a
los derechos reales, como sugiere su detractor Gonzales. Existen diferencias
esenciales, sobre todo aquella según la cual el derecho real es autosuficiente,
72
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(79) RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “Análisis del conflicto entre derechos de distinto contenido que
recaen sobre un mismo bien inmueble inscrito. En búsqueda de la ‘ratio legis’ del segundo párrafo
del artículo 2022 del Código Civil”. Ob. cit., p. 77.
(80) Ibídem, p. 78.
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le. Así, lo cita diciendo que: “el derecho registral es Derecho Privado, en tan-
to que cumple las mismas finalidades que este (...). Por ello, la buena teoría es
aquella que considera al derecho registral como una parte del Derecho Civil,
dedicada al estudio sistemático de la tutela de los derechos por medio del fe-
nómeno publicitario (...)”(84). Por ende, no existe ningún problema en incluir
dentro del “derecho común” a normas que se basan en el registro público para
resolver conflictos entre derechos.
¿Si el primer párrafo del artículo 2022 del Código Civil hace referencia a
normas que privilegian la inscripción registral, mientras que su segunda par-
te no lo hace, no sería redundante pretender aplicar la solución registral, sien-
do mejor entender –como sugiere Gonzales– que el legislador quiso establecer
una solución distinta a esta? ¿Si realmente el legislador hubiera preferido una
solución registral, no hubiera bastado un solo párrafo en dicho artículo, en lu-
gar de dos? Ante estos cuestionamientos, Ronquillo responde: “la argumenta-
ción es válida, empero debe ser dejada de lado pues tal razonamiento se apar-
taría, sin ninguna justificación, de la ratio legis y de la orientación seguida por
otras normas del mismo cuerpo normativo que resuelven el conflicto entre si-
tuaciones jurídicas subjetivas que recaen sobre bienes registrados, valiéndo-
se de la inscripción, además, el artículo 2022 no sería el único caso en el que
nuestro legislador se haya mostrado redundante (...) podemos mencionar el ar-
tículo 911 del Código Civil (...) ¿poseer con título fenecido no es acaso lo mis-
mo que poseer sin título? La respuesta afirmativa es evidente”(85). Nótese pues
que Ronquillo apela a una interpretación sistemática, tratando de entender el
“derecho común” a la luz de las normas del Código Civil que solucionan con-
flictos de derechos con base en la inscripción registral. Según él, así se hallaría
la ratio iuris de la parte final del artículo 2022 del Código Civil, todo lo cual
debe imponerse a un mero criterio literal basado en la no redundancia. Además,
de las interpretaciones posibles, debe privilegiarse aquella que beneficia al cré-
dito, lo cual se explicaría sobre la base de una “interpretación evolutiva, de
acuerdo con la cual, la interpretación de la ley debe cambiar cuando cambian
las circunstancias en las que la ley debe ser aplicada, y como ya lo hemos de-
mostrado en el acápite 2.2.4., el derecho de crédito asume hoy en día un papel
trascendental en el desarrollo de las relaciones socioeconómicas, y tal rol debe
ser tomado en cuenta al interpretar el segundo párrafo del artículo 2022”(86).
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(92) Ídem.
(93) ¿Pero no se supone que Trimarchi no rechazaba por completo la tutela aquiliana del crédito y que
Bianca la defiende en términos generales, conforme a las citas de Ronquillo? No se preocupe, ama-
ble lector o lectora, ya me pronunciaré al respecto más adelante. Aún no llega mi turno.
(94) Ibídem, p. 48.
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Luego, Gonzales dedica varias líneas a criticar esta idea: “Se dice, enton-
ces, que no existe razón alguna para distinguir entre los derechos crediticios y
los reales, pues incluso comparten el carácter de ser absolutos. Por lo tanto, la
diferencia se encontrará en que un derecho sea oponible o no”(95). En esas lí-
neas, se advierte que Gonzales insiste con el argumento según el cual la tute-
la erga omnes es esencial a los derechos reales, lo que no ocurre con los dere-
chos de crédito:
“Los derechos absolutos tienen un contenido esencialmente caracterizado
por el poder jurídico mediante el cual el titular satisface por sí mismo su
interés; siendo que de ese poder se deriva la tutela externa frente a los ter-
ceros. En cambio, los derechos relativos son relaciones contra determina-
dos sujetos cuya ejecución frente a ellos es esencial para satisfacción del
interés del acreedor; por lo tanto, si los derechos de crédito tienen alguna
tutela frente a terceros esta es secundaria, pues no está dirigida a que se
actúe el contenido mismo, sino a conservarlo contra determinadas inter-
ferencias ajenas. El derecho real, por el contrario, tiene una tutela frente a
todos con carácter de primaria y esencial, pues con ella se logra actuar el
derecho mismo”(96).
Después Gonzales hace aseveraciones de especial trascendencia:
Compara el derecho de propiedad, de crédito y a la vida. Dice que cuan-
do estos derechos no pueden actuarse por imposibilidad, entonces no queda
más que acudir a un resarcimiento para protegerlos de algún modo. Y conti-
núa diciendo que “todos los derechos, incluso los de muy distinto contenido,
características y eficacia tienen como remedio último la tutela por el resarci-
miento, pero eso jamás puede significar que entre esos derechos no haya di-
ferencias, o que todos sean lo mismo, o que sean absolutos”(97). Por ello, se-
gún él, Ronquillo habría capitulado en el debate cuando sostiene que todos los
derechos subjetivos pueden ser lesionados por terceros en su aspecto estáti-
co, mientras que el aspecto dinámico es distinto dependiendo del tipo de de-
recho, de tal suerte que en los derechos de crédito solo pueden ser lesionados
por el deudor:
(95) Ídem.
(96) Ibídem, p. 49.
(97) Ibídem, p. 50.
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(98) GONZALES BARRÓN, Gunther. “La inútil doctrina sobre la tutela aquiliana del crédito. Réplica, y
punto final, a un reciente artículo que intenta demostrar la cuadratura del círculo”. Ob. cit., p. 50.
(99) Ibídem, p. 52.
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(106) GONZALES BARRÓN, Gunther. “¡Lo mío es tuyo! Crítica a la doctrina, ilegal e inmoral, por la cual
las deudas de unos se pagan con los bienes de otros: análisis y crítica jurisprudencial”. Ob. cit., p. 41.
(107) Ibídem, p. 42.
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solo por los fundamentos antes expuestos, sino, además, porque la terce-
ría no es lo mismo que la reivindicatoria. Por lo tanto, si la norma adjetiva
suprime el remedio de la tercería, ello no significa nada en orden a la rei-
vindicatoria. Por lo demás, esa solución es lógica a tenor de las circuns-
tancias. Si ya existe un propietario aparente en virtud de un título de adju-
dicación judicial, entonces es lógica que esa situación jurídica solo pueda
ser destruida, ya no en un proceso sumario con limitación de debate y de
pruebas, sino en un proceso plenario con amplia libertad de pruebas y con-
troversia, como es el caso de la reivindicatoria”(108).
Más adelante, se señala que los derechos reales siempre se impondrán a
los derechos personales, como ocurre con el caso del arrendatario que no pue-
de oponer su adquisición al nuevo propietario (inciso 2 del artículo 1708 del
Código Civil. Otro tanto ocurre, según Gonzales, en el conflicto entre el usu-
fructuario y un arrendatario o comodatario, debiendo ser preferido el prime-
ro ya que ostenta un derecho real, al margen de la fecha del título. “La razón
justificativa de esta solución es muy simple: las partes que celebran un nego-
cio de arrendamiento conocen de antemano que su eficacia natural es solo de
carácter obligacional, y no más; por lo tanto, nada pueden exigir después para
obtener la tutela real, consistente en que el derecho en cuestión afecta y some-
te a los sucesivos adquirentes. Si el arrendatario quería gozar de los alcances
de un derecho real sobre cosa ajena, para de esa manera imponerse a los ter-
ceros y gozar de la tutela más intensa que proporciona el carácter real, enton-
ces debió adquirir un derecho real de usufructo o superficie, pero nunca acep-
tar un arrendamiento que por definición solo genera una relación obligacional
(...). Algún despistado pensará que en ese caso siempre habrá que escoger el
usufructo, pues tiene mayor protección dada su naturaleza real, empero, la
conclusión es apresurada pues seguramente el propietario exigiría una mayor
contraprestación por constituir un usufructo antes que por el arrendamiento, lo
que probablemente no estaría dispuesto a pagar el cesionario; o tal vez el tiem-
po por el cual se necesite el uso del bien no se extienda más allá de lo usual,
ante lo cual una cesión real de disfrute puede resultar excesiva por lo onero-
so en costo y administración (...) si el arrendatario no tiene posesión sobre el
bien, y aun cuando su derecho conste inscrito, ninguna norma le atribuye el
poder de dirigirse contra el actual poseedor para recuperar el bien (...) Distinta
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cierta, sin necesidad de inscripción (art. 535 del CPC), lo cual ratifica que
un propietario no-inscrito sí puede oponer su derecho frente al embargante
inscrito. Por su parte, el segundo párrafo del artículo 533 reafirma esa in-
terpretación, pues en la práctica la tercería no cabe contra ejecuciones de
bienes dados en garantía real, salvo situaciones anómalas de inscripciones
viciosas, por lo que a contrario sensu debe entenderse que la tercería solo
corresponde contra embargos”(113).
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CAPÍTULO IV
ANÁLISIS CRÍTICO
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(1) TORD VELASCO, Álvaro. “Acumulación y tercería de propiedad en el proyecto de Ley de celeri-
dad y modernización procesal”. En: Revista Jurídica del Perú. Tomo, 142, Normas Legales, diciem-
bre de Lima, 2012, p. 25.
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(2) POSNER, Richard. Cómo deciden los jueces. Traducción de Victoria Roca Pérez. Marcial Pons, Ma-
drid, 2011, p. 231.
(3) DÍEZ-PICAZO, Luis. Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial. Tomo 6ª edición, Thomson - Civi-
tas, Madrid, 2007, p. 31.
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(5) ARIANO DEHO, Eugenia. “La primera aplicación del artículo 400 del Código Procesal Civil”. En:
La Ley. N° 1, Gaceta Jurídica, Lima, diciembre 2007, p. 11.
(6) MORALES HERVÍAS, Rómulo. “Transacción inválida e inutilidad de la doctrina de los actos
propios. A propósito del primer Pleno Casatorio a favor del abuso de la libertad de estipulación”. En:
Diálogo con la jurisprudencia. N° 116, Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2008, p. 45.
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(7) NINAMANCCO CÓRDOVA, Fort. “La naturaleza del poder de representación: contribución al estu-
dio de un concepto injustificadamente lanzando a la penumbra”. En: Revista Jurídica del Perú. Tomo
108, Normas Legales, Lima, febrero de 2010, pp. 266-268.
94
Embargo inscrito y tercería de propiedad
Dicho sector considera que la “naturaleza jurídica” es una idea que contri-
buye a una visión irreal del Derecho. En tal sentido, se sostiene que el Dere-
cho, al no tener un objeto natural –como la Biología, la Física o la Química–
es puramente consecuencia de la creación del hombre y, por eso mismo, mal
se puede hablar de“naturaleza jurídica”, como el descubrir un objeto nuevo en
la realidad capaz de ser definido conceptualmente.
A juicio de esta postura, sí puede hablarse de naturaleza química, naturale-
za física o naturaleza biológica de “algo”, puesto que estas disciplinas del co-
nocimiento poseen objetos que pertenecen a la naturaleza que nos rodea, pero
resulta insulso hablar de naturaleza jurídica de “algo”, ya que el Derecho es
creado por el hombre y su “naturaleza jurídica” y la de las instituciones cam-
bian tan pronto el legislador cambia la ley que las regula. De este modo, so-
lamente valdría la pena detenerse a analizar “naturalezas” en función de dis-
ciplinas que tienen por objeto fenómenos que anteceden al conocimiento que
las estudia. Pero como el objeto del Derecho no precede al conocimiento, sino
que es consecuencia de este, las disquisiciones en torno a la “naturaleza jurí-
dica de las cosas” no pasan de ser alucinaciones(8).
En tal sentido, las indagaciones sobre “naturalezas jurídicas” no pasarían
de ser razonamientos circulares, ya que dichas indagaciones en ningún caso
terminan siendo algo que no sea creación del mismo Derecho, de modo que
las indagaciones en cuestión siempre añaden a nuestro saber exactamente lo
mismo que el descubrimiento del médico de Moliere: “el opio hace dormir a
los hombres porque contiene un principio somnífero”. Y la situación sería así
puesto que, al final del día, los conceptos jurídicos –que precisamente sirven
de base a las mentadas indagaciones– no tienen una existencia verificable en
la realidad susceptible de ser percibida por nuestros sentidos(9).
Ahora bien, tengo la convicción de que existen razones de mucho peso
para considerar que la opinión que acabo de describir en torno a la “naturaleza
jurídica de las cosas”es –a despecho de autores como FelixCohen(10)– errada.
(8) BULLARD GONZALES, Alfredo. “Esquizofrenia jurídica. El impacto del análisis económico del
Derecho en el Perú”. En: Themis. N° 44. Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica
del Perú, Lima, 2002, p. 18 (este autor se ha ratificado en su opinión varios años después: Id. Dere-
cho y Economía. El análisis económico de las instituciones legales. 2ª edición, Palestra, Lima, 2010,
p. 69 y ss).
(9) BULLARD GONZALES, Alfredo. Ob. cit. p. 19.
(10) COHEN, Felix. El método funcional del Derecho. Traducción de Genaro Carrió. Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 1961, p. 11 y ss.
95
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(11) BODENHEIMER, Edgar. Teoría del Derecho. 3ª edición, Traducción española de Vicente Herrero,
Fondo de Cultura Económica, México D. F., 1964, p. 305. Sobre el positivismo, este autor agrega
que “se niega a ir más allá de los fenómenos, de la apariencia de las cosas”. Además que esta actitud
se caracteriza por negarse rotundamente a ir más allá de la apariencia de las cosas.
(12) MONTORO BALLESTEROS, Alberto. Sobre la revisión crítica del derecho subjetivo desde los su-
puestos del positivismo lógico (notas sobre el pensamiento de Karl Olivecrona y Alf Ross). En: Ana-
les de Derecho. N° 4, Universidad de Murcia, Murcia, 1983, pp. 47 y 48.
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97
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resaltada también por un connotado autor nacional: Gastón Fernández Cruz. “Las transformaciones
funcionales en la responsabilidad civil: la óptima sistemática (análisis de las funciones de incentiva-
ción o desincentivación y preventiva de la responsabilidad civil en los sistemas del ‘civil law’”. En:
AAVV. Estudios sobre la responsabilidad civil. Ara, Lima, 2001, p. 241: “Una sociedad típicamen-
te individualista, que no conoció un progreso económico derivado de los descubrimientos tecnológi-
cos, se ve transformada, de pronto, en una nueva sociedad que debe hacer frente a nuevas ocasiones
de daño derivadas del proceso de industrialización”.
(17) HEWSTRACHAN. “Europa en la encrucijada”. En: AAVV. Historia Time del siglo XX. Vol. I. De
la gran guerra a la gran depresión. Traducción del Alberto Clavería. Editorial Sol, Barcelona, 2011,
pp. 2 y 3.
(18) ROPPO, Vincenzo. El contrato. Ob. cit. pp. 75 y 76.
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Así las cosas, no es difícil advertir que el crédito tiene un rol más relevan-
te que la propiedad sobre cosas en la economía mundial de hoy, porque cons-
tituye la relación contractual más importante de todas: la relación obligatoria.
Debo hacer una especie de confesión antes de continuar: no puedo evitar
pensar que en las líneas que siguen voy a defender una idea obvia. Si el ama-
ble lector o lectora que me viene acompañando empieza a tener la misma sen-
sación, le ruego me dispense, en todo caso prometo explayarme lo menos po-
sible. Y es que, en mi opinión, resulta indiscutible que el crédito tiene una
relevancia superior a la propiedad en una economía de marcado carácter di-
námico. Si esto es así, la realidad socioeconómica demanda que el crédito sea
preferido frente a la propiedad inmobiliaria en caso de eventuales conflictos
entre ambos derechos subjetivos. Sic et simpliciter.
Considero que Gonzales y Ronquillo –sobre todo este último, ya que in-
trodujo el tema al debate– no han puesto en su debido lugar este punto. Lo que
indique la realidad socioeconómica es lo central y determinante en el debate,
pero estos autores le han brindado tan solo algunas líneas. Es más, pareciera
que Ronquillo considera que este punto constituye para su tesis nada más que
un argumento de refuerzo, en tanto que –como se verá dentro de poco– Gon-
zales no ha respondido debidamente, ¿es que la interpretación de un aspecto
polémico de la regulación del Derecho Civil patrimonial puede efectuarse sin
considerar como determinante la realidad socioeconómica?
Ahora bien, dada la forma en la que Gonzales ha desarrollado su idea en
favor de la propiedad no inscrita (en la que el defensor del embargo inscri-
to no hace más que avalar los abusivos intereses de los más poderosos, frente
a los desvalidos), en seguida voy a exponer algunas ideas de dos autores que
coinciden en que un mercado desarrollado y dinámico es un presupuesto in-
dispensable para el desarrollo. Pero esta es su única coincidencia sustancial,
porque luego vienen grandes discrepancias. Ocurre pues, que hay dos planos
o cuestiones que es preciso deslindar desde ahora, frente a posibles objeciones
que pretendan sembrar la confusión: una cuestión (primer plano) es si dicho
mercado es un instrumento indispensable para el desarrollo, y otra muy dis-
tinta (segundo plano) de qué modo hay que fortalecer ese mercado y qué fines
debe satisfacer. En realidad, sobre la primera cuestión prácticamente no exis-
te debate, ya que nadie discute que la respuesta es afirmativa. La gran contro-
versia ideológica surge al dar respuesta a la segunda cuestión. Me temo que
Gonzales confunde gravemente ambas cuestiones y no llega a captar una idea
clave: afirmar la necesidad de un mercado fuerte y dinámico no implica ser
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(19) DE SOTO POLAR, Hernando. El misterio del capital. Por qué el capitalismo triunfa en occidente y
fracasa en el resto del mundo. Traducción de Mirko Lauer y Jessica Mc Lauchlan, Editora El Comer-
cio, Lima, 2000, p. 30.
(20) SCHMIDHEINY, Stephan. Prólogo. En: DE SOTO POLAR, Hernando. Ob. cit., p. 25.
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
mundo. Basta dar una revisada a nuestro Producto Bruto Interno (PBI) para
percatarse con facilidad que la propiedad sobre la tierra no es el eje de nuestra
economía, sino las actividades comerciales y de industria. Es más, en 2012,
los servicios (que no son otra cosa que relaciones obligatorias) constituye-
ron el 58.4 % del PBI, la industria el 31.1 % y, por último, la agricultura el
7.8 %(21). Además, ¿puede decirse que el sector agrícola se desarrolla teniendo
por objetivo la autarquía con base en la mera tenencia de bienes? Por supues-
to que no, la producción agrícola tiene por objetivo insertarse en la red de la
economía dinámica, esto es el mercado.
En nuestro país, la gran mayoría de la población ha tratado de insertarse al
mercado, incluso dejando de lado sus lugares de origen en los que solo aspira-
ban al –ya difícil– autosostenimiento familiar sobre la base de la mera propiedad
de cosas muebles o inmuebles. El harto conocido fenómeno de la migración in-
terna fue por una razón económica (¿acaso nuestros migrantes inundaron Lima
porque esta era más bonita y placentera que sus lugares de origen?): el merca-
do estaba por alcanzar un mayor dinamismo en la capital, lo que no ocurría en
absoluto en otros lugares de nuestro Perú. Otro factor fue, aunque solamente en
cierto momento, la violencia generada por las huestes fanáticas del marxismo,
maoísmo, leninismo - “pensamiento Gonzalo”, tristemente recordada por cual-
quier peruano. En este sentido, se pronuncia una investigación que sobre el tema
ha realizado el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Así se ex-
plican las migraciones que tuvieron lugar entre 1970 y 1992:
“El Perú, se incorporó tardíamente y con algunas dificultades al proce-
so de industrialización sustitutiva, dependiente de capitales, tecnología y
produciendo un marcado centralismo. Los principales centros industriales
se ubicaron en las ciudades, concentrando Lima Metropolitana el 70 % de
las fábricas. Este proceso se da en el marco de la reorientación de las in-
versiones, hacia sectores económicos modernos, como la pesca, la indus-
tria y posteriormente las finanzas. Se produce así, un proceso de industria-
lización dependiente que combina elementos estructurales de diferentes
estadios de evolución económica: el artesanal, el semifabril, el competi-
tivo y el monopólico. Este crecimiento industrial fortaleció el proceso de
urbanización, modificando las relaciones ecológicas, demográficas entre
la ciudad y el campo, con pérdida significativa de los sectores primarios
en favor de los secundarios y terciarios en la economía (...).
101
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Una vez que estos recién llegados a la ciudad abandonan el sistema, pa-
san a ser extralegales. Su única alternativa es vivir y trabajar por fuera de
la ley oficial, usando sus propios acuerdos informales y vinculándose para
proteger y movilizar sus activos. Estos acuerdos resultan de una combi-
nación de reglas selectivamente tomadas del sistema legal oficial, con im-
provisaciones ad hoc y costumbres traídas de sus lugares de origen o lo-
calmente ideadas. Lo que mantiene esas reglas juntas es un contrato social
sostenido por la comunidad entera e impuesto por autoridades que ella
misma ha seleccionado. Estos contratos sociales extralegales han creado
un sector vibrante pero subcapitalizado, el centro del mundo de los pobres
(...) Si bien los migrantes son refugiados de la ley, de ningún modo se han
replegado hacia la inactividad. En los sectores subcapitalizados del Tercer
Mundo y en los países que han dejado atrás el comunismo bullen el tra-
bajo duro y la inventiva. Por todas partes han brotado pequeñas industrias
callejeras de cualquier cosa, desde ropa y calzado hasta imitaciones de los
relojes Cartier y de las valijas Vuitton. Son talleres que ensamblan y reen-
samblan maquinaria, automóviles, incluso autobuses. Los nuevos pobres
urbanos han creado industrias y barrios enteros, y tenido que instalar co-
nexiones clandestinas a la electricidad y al agua potable. Hay hasta dentis-
tas que curan caries sin licencia”(24).
La economía estática, la que tenía como pilar central a la mera tenencia de
cosas, ha sido pues sepultada en todo el globo y en todos los estratos sociales.
Las fórmulas del reconocido economista arequipeño para que la riqueza
se expanda a todos los sectores de la población radican en la idea de adecuada
formalización, esto es el establecimiento de un orden legal que se correspon-
da mejor con las reglas “extralegales” creadas por los más pobres. Como ade-
lanté, esto ya es parte del segundo plano de análisis, que involucra una serie
de cuestiones controvertidas en las que no hay necesidad de entrar. Me intere-
sa más bien enfatizar que la necesidad de una economía de rasgos dinámicos
también ha sido afirmada por un respetado autor que es un ácido crítico de De
Soto, que expuso sus críticas en su visita a Lima en el año 2004, me refiero al
profesor italiano Ugo Mattei.
Como no podía ser de otra manera, Mattei coincide con De Soto en lo que
he llamado primer plano o cuestión. Así, destaca –tal como hace nuestro com-
patriota– la manera cómo los agentes más modestos se desarrollan al margen
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(25) MATTEI, Ugo. Propiedad y saqueo en el Código Civil peruano: tiempo para una alianza latinoame-
ricana de resistencia al orden neoliberal. Traducción española de Aníbal Gálvez Rivas. En: <www.
derechovirtual.com/uploads/archivos/E1n3-Mattei.pdf>, p. 6.
(26) Ibídem, p. 4.
(27) Ibídem, p. 9.
(28) MATTEI, Ugo. “No existe misterio del capital alguno. El otro análisis económico del Derecho”. En-
trevista realizada por Federico De Cárdenas Romero. En: Themis. N° 49, Pontificia Universidad Ca-
tólica del Perú, Lima, 2004, p. 305.
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(29) MATTEI, Ugo. Auge y caída del enfoque “Derecho y Economía”. Traducción española de Alicia Ma-
ría Fernández. En: Precedente. Anuario Jurídico. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Uni-
versidad Icesi, Cali, 2007, p. 121 y ss.
(30) Ibídem, pp. 146 y 147.
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(31) GONZALES BARRÓN, Gunther. “Contribución a la reforma del proceso civil”. En: Jus. Doctrina
& Práctica. N° 1. Grijley, Lima, enero de 2008, p. 305.
(32) Ibídem, p. 307.
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(33) FALZEA, Angelo. Apparenza. En: Id. Voci di teoriagenerale del diritto. 3ª edición actualizada, Giuffrè,
Milán, 1984, p. 95.
(34) Ibídem, p. 99.
(35) Ibídem, p. 100.
(36) Ibídem, pp. 112 y 113.
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Fort Ninamancco Córdova
desarrolla sus objeciones, también me causa sorpresa que este no haya adver-
tido tal desliz que, como se verá en seguida, no es grave tampoco.
Falzea enseña que la doctrina concuerda en concebir a la apariencia jurídi-
ca como una situación de hecho que manifiesta como verídica o real una deter-
minada situación jurídica no real. “Una situación aparenta existir, aunque en
realidad no exista. Esta circunstancia de aparentar pero no ser, hace que entren
en juego intereses que la ley no puede dejar de tener en cuenta”(37). A partir de
allí, el célebre profesor de Mesina dice que lo más importante es establecer
una definición puntual de apariencia, que permita distinguirla adecuadamen-
te de figuras con las que, frecuentemente, es confundida. En tal sentido, enfa-
tiza que la apariencia tiene una estructura compleja que implica el aparecer de
un fenómeno por medio de otro fenómeno. Se tiene que diferenciar el fenóme-
no que hace aparecer del fenómeno que es hecho aparecer. El primero está
presente materialmente, en tanto que el segundo no, puesto que solo es indica-
do o invocado por el primero. De este modo, la apariencia se refiere nada más
que al segundo fenómeno, porque aparece como real, sin serlo. Piénsese en el
caso del heredero aparente y del acreedor aparente: hay algo que parece exis-
tir, pero que no existe en realidad, esto es la calidad de heredero y acreedor(38).
Así pues, la apariencia implica la relación entre un fenómeno presente ma-
terialmente que hace aparecer o manifiesta otro fenómeno, que no es real(39).
Como indiqué antes, y pese a lo que parece haber sugerido Ronquillo, Fal-
zea indica que las vicisitudes vinculadas a la publicidad registral no son un fe-
nómeno vinculado a la apariencia. Para efectuar este deslinde, el jurista italia-
no primero precisa que la apariencia, tal como ha sido descrita líneas arriba,
se presenta solo cuando existe una situación capaz de señalar una realidad, de
manera que no pueden dar lugar a casos de apariencia aquellos hechos que
no señalan nada, salvo su propia existencia(40). En este sentido, son equivoca-
das aquellas ideas que ligan a la apariencia aquellos casos de “fe pública” y
“hechos de publicidad”, en los que la situación jurídica representada por es-
tos es disconforme con la situación jurídica verdadera o real. No cabe duda
de que en tales casos el legislador busca “la protección de la buena fe de los
terceros”(41). Pero ocurre que, bien vistas las cosas, tales casos carecen de la
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supuesto que no, ya que eso implicaría una regla que da la espalda a la reali-
dad de las cosas. Este argumento de Gonzales es claramente débil.
Asimismo, si se dice que se debe amparar al propietario no inscrito porque
no puede acceder al “difícil” sistema registral (pese a que adquiere un bien ya
inscrito) ¿Por qué no se le protege siempre, en todo los casos? ¿Por qué so-
lamente se le tiene que proteger frente al embargo? ¿Por qué no se le prote-
ge frente a una hipoteca, un arrendamiento o un contrato de opción inscritos?
Gonzales no contesta estas preguntas. Por lo tanto, decir que se tiene que pro-
teger al propietario no inscrito porque el acceso al registro es difícil, es una
consideración que carece de todo asidero legal. Si fuese así, forzosamente se
tendría que concluir que el propietario no inscrito siempre debe ser protegido,
pero es obvio que eso no ocurre, ya que, como se sabe, la propia ley no lo pro-
tege en múltiples ocasiones.
A propósito de esto último, traigo otra idea que el propio Gonzales con-
sidera clave en su discurso: recordemos que Gonzales aceptaba que había un
conflicto entre dos intereses dignos, por un lado el propietario, y por otro, el
acreedor, luego Gonzales nos explicaba la razón por la cual se decantaba por
el propietario. Me permito recordarla una vez más:
“(...) la situación de la propiedad en el Perú nos indica que existen muchos
titulares, incluso inmemoriales, que no cuentan con inscripción en el re-
gistro, por lo que resulta comprensible que no se pretenda arrasar con los
derechos adquiridos de todos ellos,incluso los que nacieron hace mucho
tiempo. La propiedad es una meta acariciada por los ciudadanos, y una vez
ubicado en ese sitial de dominio el propietario tiene a favor la protección
constitucional que le corresponde a un derecho fundamental. Este punto
de partida ya nos hace pensar que este último se encuentra en una posición
valorativa superior frente al titular de una acreencia”(45).
Con todo respeto, ¿este debate trata de los bienes que no cuentan con ins-
cripción registral? Aquí estamos hablando de bienes inscritos, no bienes “in-
formales” que carecen de la referida inscripción. Entonces, esta consideración
de Gonzales no resulta pertinente. Además, no solo la propiedad tiene amparo
constitucional, sino también el crédito, como efecto paradigmático del contra-
to, que es el nuevo protagonista de la vida económica actual. Así es, basta ver
(45) GONZALES BARRÓN, Gunther. “¡Lo mío es tuyo! Crítica a la doctrina, ilegal e inmoral, por la cual
las deudas de unos se pagan con los bienes de otros: análisis y crítica jurisprudencial”. Ob. cit. p. 39.
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(46) KRESALJA ROSSELLÓ, Baldo y OCHOA CARDICH, César. Derecho Constitucional Económico.
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2009, p. 277 y ss.
(47) Ibídem, p. 439 y ss.
(48) MATTEI, Ugo. Propiedad y saqueo en el Código Civil peruano: tiempo para una alianza latinoame-
ricana de resistencia al orden neoliberal. Ob. cit. p. 5.
(49) KRESALJA ROSSELLÓ, Baldo y OCHOA CARDICH, César. Ob. cit., pp. 346 y 347: “Puede afir-
marse que la proyección de la libertad de empresa como derecho fundamental es la del mercado como
institución, a diferencia de lo que ocurría antiguamente cuando aparecía como lugar de encuentro de
libertades no institucionalizadas, pues las instituciones eran el no mercado. Lo que observamos aho-
ra en un mercado es su alto grado de institucionalización, pues existen numerosas autoridades de vi-
gilancia, fiscalización, arbitraje, etc., con poderes reguladores y sancionadores (...) Esas instituciones
existen entonces para garantizar que el mercado funcione para hacer realidad la libertad de empresa,
para evitar una acción estatal al modo antiguo, intervencionista”.
(50) Ibídem, p. 347.
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intereses del titular del derecho de crédito. Por lo demás, el acreedor embar-
gante, en muchísimas ocasiones, es la “víctima de la película”, tal como se-
ñala Ramírez, al afirmar que los deudores han perfeccionado sus técnicas de
defraudación por medio de la tercería. También cabe recordar lo dicho por
Huanco, en relación con las no inusuales falsificaciones que ocurren en estos
casos, para frustrar el embargo del acreedor.
Considero oportuno, para terminar este apartado, recordar algunas frases
del propio Gonzales en relación con la situación del acreedor embargante:
“La práctica enseña que los deudores utilizan infinidad de artificios para
frustrar la medida (...)”(51). “En suma, se protege al moroso, pero se casti-
ga al que confió en el sistema legal otorgando un crédito. Desde una pers-
pectiva global se termina desincentivando una economía basada en la se-
guridad y la confianza, pilares del crédito”(52).
Es una verdadera lástima que Gonzales haya cambiado este enfoque de
forma tan radical, y ahora exija al acreedor presumir la mala fe de su deudor,
no debiendo confiar en él si pretende el amparo del Derecho. No cabe duda de
que la defensa cerrada que Gonzales hace de la propiedad no inscrita, está le-
jos de tutelar “la seguridad y la confianza, pilares del crédito”. Y es que el re-
gistro justamente proporciona “la seguridad y la confianza” que tanto recla-
maba Gonzales en su ensayo más antiguo.
A pesar de las discrepancias, pienso que, en este complicado problema,
hubiera sido valioso tener a Gonzales dentro del grupo de defensores del em-
bargo inscrito frente a la propiedad no inscrita.
(51) GONZALES BARRÓN, Gunther. Contribución a la reforma del proceso civil. Ob. cit. p. 308.
(52) Ibídem, p. 310.
114
Embargo inscrito y tercería de propiedad
Desde fines del siglo XIX hasta bien entrado el siglo pasado, el Derecho
Procesal –tomando como base la condición de autonomía que alcanzó el de-
recho de acción– se caracterizó por demandar su neta separación del Dere-
cho sustantivo, de tal suerte que los estudios procesales no hacían nada más
que mirar a las instituciones del proceso, sin considerar a las instituciones del
Derecho sustantivo. No era admisible analizar las figuras procesales a la luz
de este, porque ello se consideraba como un enfoque caduco. Inmediatamen-
te después que el Derecho Procesal consiguiera su “emancipación científica”,
hubo el intenso empeño por borrar toda huella de la influencia que tuvo el De-
recho sustantivo. Para el Derecho Procesal, la preocupación fundamental era
establecer distancias entre las instituciones procesales y las instituciones de
Derecho sustantivo(53).
Así se genera una seria fractura entre el Derecho Procesal Civil y el Dere-
cho Privado, de manera que la idea central era que las instituciones procesales
tienen una naturaleza completamente independiente de las instituciones sus-
tantivas. Había una suerte de consigna entre los procesalistas: alejar el proce-
so del Derecho sustantivo lo más que se pueda(54).
Esta situación desembocó en un Derecho Procesal apartado de las institu-
ciones de Derecho sustantivo. Se olvidó que el proceso debe tener como fina-
lidad última la protección de las situaciones jurídicas sustantivas.
“Se pensó que el Derecho Procesal y el Derecho material podían separar-
se, divorciarse, en aras de una desesperada proclamación de la autonomía
del Derecho Procesal, como si tan ansiada autonomía fuera incongruen-
te con la necesaria relación que debe existir entre el Derecho Procesal y el
Derecho material, relación que está dada por una situación de instrumen-
talidad del primero respecto del segundo”(55).
Pero toda esta situación ha venido experimentando un radical cambio:
“(...) la doctrina procesal de fines del siglo XX comenzó a buscar una
reconciliación entre el desarrollo de los institutos procesales y la tute-
la de las situaciones jurídicas materiales a través de la noción de tutela
(53) RAMOS MÉNDEZ, Francisco. Derecho y Proceso. Bosch, Barcelona, 1978, pp. 61 y 62.
(54) Ibídem, p. 28.
(55) PRIORI POSADA, Giovanni. “La efectiva tutela jurisdiccional de las situaciones jurídicas materia-
les: hacia la necesaria reivindicación de los fines del proceso”. En: Ius et Veritas. N° 26, Pontificia
Universidad Católica del Perú, Lima, 2003, p. 277.
115
Fort Ninamancco Córdova
jurisdiccional efectiva, sin abandonar, claro está, uno de los más gran-
des logros de la disciplina procesal: la concepción del derecho de acción
como derecho autónomo y, si no perdemos la real dimensión de las cosas,
como abstracto”(56).
La esencia de las instituciones procesales, en consecuencia, no es otra que
ser instrumento –de carácter necesario– para la efectiva realización de las si-
tuaciones jurídicas materiales(57).
Así las cosas, considero que el planteamiento usual del problema es co-
rrecto. Cuando un embargo inscrito se enfrente a la propiedad no inscrita, en
esencia se trata de un enfrentamiento que implica al derecho de crédito. Si se
sostiene, como lo ha hecho principalmente Merino, que en el conflicto no par-
ticipa el crédito, sino el embargo, pues estoy deslindando demasiado al em-
bargo del derecho de crédito. Resulta cuestionable sostener que en el conflicto
que existe entre el embargo inscrito y la propiedad no inscrita, no tenga parti-
cipación efectiva el derecho de crédito ¿Es que este no se vincula en modo al-
guno con el embargo?
El embargo no puede en modo alguno adquirir una independencia neta del
Derecho que busca tutelar o proteger, como querían los antiguos procesalis-
tas. Sin el crédito, simplemente el embargo no tiene ninguna razón de ser. En
consecuencia, dado el neto carácter instrumental del embargo frente al dere-
cho de crédito, en el referido conflicto, la participación del derecho de crédi-
to no puede ser negada. Lo contrario implicaría retomar las ya superadas ideas
“autonomistas” de los procesalistas de antaño.
Consecuentemente, discrepo de aquellas opiniones que analizan el pro-
blema considerando que existe una independencia y clara separación en-
tre el embargo y el derecho de crédito. Son figuras diferentes, por supues-
to, pero de ningún modo independientes y claramente separadas, sino todo
lo contrario.
116
Embargo inscrito y tercería de propiedad
117
Fort Ninamancco Córdova
118
Embargo inscrito y tercería de propiedad
una necesidad ineludible. Así, se tiene que concluir que –en dichos listados–
el legislador emplea la palabra “bien” en un sentido muy lato y, por lo tanto,
poco técnico. Esta interpretación la impone la innegable diferencia que existe
entre los conceptos de situación jurídica, titularidad y propiedad.
(58) León, en una de sus interesantes compilaciones de ensayos, entiende a la responsabilidad civil como
un mecanismo de tutela de las “situaciones jurídicas subjetivas”. La responsabilidad civil misma, en-
tendida como reacción del ordenamiento frente a un evento dañoso, es una situación jurídica. Es más,
León declara hacer suyo el esquema general de situaciones jurídicas expuesto por Vincenzo Roppo
que, dicho sea de paso, León mismo se tomó la molestia de traducir (véase: AAVV. Derecho de las
relaciones obligatorias. Compilación y traducción de Leysser León Hilario. Jurista, Lima, 2007, p. 46 y
ss.). Morales, por su parte, ha dedicado todo un trabajo al análisis del derecho de propiedad a la luz de
la teoría de las situaciones jurídicas: Rómulo Morales Hervías. “La propiedad en las situaciones jurí-
dicas subjetivas”. En: AAVV. Estudios sobre la propiedad. Pontificia Universidad Católica del Perú,
Lima, 2012, p. 91 y ss.
(59) GONZALES BARRÓN, Gunther. “¡Lo mío es tuyo! Crítica a la doctrina, ilegal e inmoral, por la cual
las deudas de unos se pagan con los bienes de otros: análisis y crítica jurisprudencial”. Ob. cit., p. 41:
“Por eso me alegra mucho que el dogmatismo finalista (con valores) de mis amigos Rómulo Morales
y Leysser León, los haya llevado a criticar en forma rotunda la Sentencia de la Corte Suprema,
referida al primer pleno casatorio (...)”. Por mi parte, entonces, rogaría a Gonzales tener un mejor
diálogo o debate, sobre la teoría de las situaciones jurídicas, con los connotados profesores a los que
hace referencia.
119
Fort Ninamancco Córdova
(60) PUGLIATTI, Salvatore. Il trasferimento delle situazioni soggetive. Vol. I, Giuffré, Milán, 1964, p. 63 y ss.
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
(61) En efecto, resultaría un contrasentido que se concedan situaciones de ventaja sin que a los terceros
se les impida perturbar la satisfacción de los intereses que sirven de presupuesto a dichas situacio-
nes. Ello porque, de no ser así, es decir, si todos los sujetos pudieran transgredir o no respetar dicho
reconocimiento, sin que su actuación les reporte consecuencia jurídica desfavorable de ninguna cla-
se, se tendría que los mencionados sujetos ostentarían la misma situación que el titular de dicha situa-
ción de preeminencia, quedando la satisfacción del interés presupuesto supeditada a la ley de la sel-
va: MORINEAU Oscar. “Il concetto di diritto soggettivo”. En: JUS. Rivista di Scienze Giuridiche.
Vol. I. Anno V. Milán: Università del Sacro Cuore, 1954, p. 160.
(62) ROPPO, Vincenzo. “Situaciones jurídicas y relaciones jurídicas”. En: AAVV. Derecho de las relacio-
nes obligatorias. Ob. cit., pp. 58 y 59.
(63) ESCOBAR ROZAS, Freddy. “El derecho subjetivo (consideraciones en torno a su esencia y estruc-
tura)”. En: Id. Teoría General del Derecho Civil. 5 ensayos. Ara, Lima, 2002, p. 170.
(64) ESCOBAR ROZAS, Freddy. “Algunas cuestiones fundamentales sobre el deber jurídico”. En: Id.
Teoría General del Derecho Civil. Ob. cit., p. 54.
(65) ROPPO, Vincenzo. Ob. cit., p. 50.
121
Fort Ninamancco Córdova
La carga, de otro lado, consiste en una conducta que debe ser observada,
a modo de prerrequisito, para acceder a un derecho subjetivo o cualquier otra
situación de ventaja. Evidentemente, si no se desea tal acceso, no hay razón
para observar la carga, lo que hace que esta carezca de carácter obligatorio(66).
Un ejemplo se tiene en el derecho de restitución contemplado en el artículo
59 del Código de Protección y Defensa del Consumidor. Para ejercer este de-
recho, el consumidor tiene la carga de hacerlo valer en un plazo de siete días
conforme lo indica el mencionado artículo. Si no lo hace dentro de dicho pla-
zo, la ley ya no le permite ejercer dicho derecho.
El estado de sujeción, por su parte, es aquella situación en la que se en-
cuentra el sujeto llamado a experimentar, en su esfera jurídica, las consecuen-
cias del ejercicio de un derecho subjetivo (llamado potestativo), sin que pue-
da evitarlo. Así, en relación con un específico asunto, la esfera jurídica de un
individuo queda sujeta (de allí la denominación de esta situación jurídica) a
la decisión unilateral ajena(67). El artículo 941 del Código Civil nos proporcio-
na un ejemplo: cuando se edifica de buena fe en un terreno ajeno, el dueño
del suelo puede optar entre hacer suyo lo edificado u obligar al invasor a que
le pague el terreno. El invasor, por ende, se encuentra sujeto a la decisión del
dueño afectado. Este puede optar libremente, sin que el invasor tenga alguna
injerencia en su decisión.
Como se podrá advertir, la expectativa no implica ninguna facultad de
obrar actual. Mientras no se cumpla la condición, no tengo ninguna genuina
posibilidad de actuación con respecto al televisor. Simplemente me encuen-
tro expectante. Por lo tanto, es indudable que la expectativa no es un derecho
subjetivo. Es, más bien, una situación jurídica distinta. De igual forma, la car-
ga no es un deber jurídico, ya que este es “obligatorio” y la carga, por el con-
trario, es “opcional”. La no observación de un deber acarrea una sanción, cosa
que no ocurre con la carga. Si el sujeto no cumple con la carga, su esfera ju-
rídica no sufre ninguna afectación. Tampoco puede decirse que la carga es un
derecho, toda vez que implica una “limitación” a la libertad del sujeto y está
diseñada para satisfacer un interés ajeno, no propio. Así es, el plazo que tie-
ne el consumidor para ejercitar su derecho de restituciónno ha sido estableci-
do para su propio beneficio, sino en interés del proveedor. El consumidor, qué
(66) TOMASSO SCOZZAFAVA, Oberdan. Onere (nozione). En: AAVV. Enciclopedia del Diritto. Tomo
XXX, Giuffré, Milán, 1980, p. 104.
(67) ZATTI, Paolo y COLUSSI, Vittorio. Lineamienti di Diritto Privato. Dottore Antonio Milani, Padua,
1989, p. 67.
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
duda cabe, estaría en una situación mejor si no existiera plazo de ninguna cla-
se. El plazo en cuestión –no el derecho de restitución– ha sido instaurado en
beneficio del proveedor, a fin de evitar que los consumidores ejerzan arbitra-
riamente su derecho de restitución.
Nótese pues, que existe una variedad de situaciones jurídicas distintas al
derecho subjetivo y al deber jurídico. Las situaciones jurídicas presuponen in-
tereses, estos se identifican con las aspiraciones de los individuos hacia los
bienes. Si el interés es considerado digno de realización, al sujeto que lo tie-
ne se le asigna una situación de ventaja. Por el contrario, al que tiene el inte-
rés opuesto, se le atribuye una situación de desventaja. La situación de ventaja
está orientada a que su titular obtenga el bien que permita la realización de su
interés. La situación de desventaja tiene idéntica función, ya que está orienta-
da a neutralizar la realización del interés opuesto.
Por lo tanto, una cosa es la situación jurídica y otra el bien.
Las situaciones jurídicas son un instrumento para alcanzar los bienes que
permitirán la realización de los intereses derivados de las necesidades. Las si-
tuaciones jurídicas, en consecuencia, no pueden ser confundidas con los bie-
nes. Su diferencia es clara y, además, tiene funciones muy diferentes: el otor-
gamiento de situaciones jurídicas, en sí mismo, no satisface las necesidades
(que, como ya se sabe, generan los intereses). Lo que satisface necesidades
son los bienes o, si se quiere, la efectiva “actuación” o ejercicio de las situa-
ciones jurídicas.
Sostener que las situaciones jurídicas son bienes, implicaría inyectar una
alta dosis de babel en toda la teoría de las situaciones jurídicas: si estas son
bienes, entonces tendríamos el concepto de “bienes sobre bienes”. Además, si
las situaciones son bienes y estos son el centro de referencia de situaciones ju-
rídicas, nos toparíamos con el concepto de “situaciones sobre situaciones”, y
cabría preguntarse si estas “situaciones sobre situaciones” tendrían, a su vez,
la calidad de bienes ¿Sí o no y por qué? Pero eso no es todo, los alambicados
problemas conceptuales surgen también si se tiene en cuenta la tipología de si-
tuaciones que pueden recaer sobre situaciones. Me explico: si el derecho sub-
jetivo es un bien, ¿qué tipo de situaciones jurídicas pueden recaer sobre estos
bienes? ¿Puede haber un derecho sobre una expectativa y la expectativa sobre
un derecho? ¿Un deber sobre un estado de sujeción y un estado de sujeción so-
bre un deber? En síntesis ¿todas las situaciones jurídicas pueden recaer sobre
todas las situaciones jurídicas? ¿Sí o no y por qué?
123
Fort Ninamancco Córdova
(68) La titularidad ha sido objeto de particular atención, sobre la base de los postulados de la doctrina ex-
tranjera más acreditada, por parte de Freddy Escobar Rozas. “Inejecución de obligaciones y acciones
de amparo”. En: Derecho y Sociedad. N° 10. Año 6. Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima,
1995, p. 44; Id. “Mitos en torno al contenido del derecho de propiedad”. En: Teoría General del De-
recho Civil. Ob. cit. p. 229; Id. “Apuntes sobre la circulación de los derechos reales derivados”. En:
Ius et Veritas. Año 15. N° 30, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2005, pp. 165 y 166.
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
(69) ESCOBAR ROZAS, Freddy. Apuntes sobre la circulación de los derechos reales derivados. Ob. cit.,
p. 166.
(70) ESCOBAR ROZAS, Freddy. Inejecución de obligaciones y acciones de amparo. Ob. cit., p. 45: “(...)
si se afirma que el crédito es objeto de propiedad, tendrá que concluirse que el acreedor es propieta-
rio de algo. Y si ello es así, su derecho debe presentar el contenido y la estructura inmanentes al de-
recho de propiedad. Sin embargo, es absolutamente claro que el derecho del acreedor no posee ni ese
contenido, ni es estructura. La propiedad no sirve para explicar su situación jurídica. En efecto, el de-
recho de propiedad implica que el titular pueda satisfacer directamente sus intereses, ejerciendo para
ello los atributos, poderes y facultades que la ley le otorga sobre un bien determinado. El propieta-
rio no necesita de la cooperación de terceros para tal fin (...). Este esquema no puede trasladarse a la
situación crediticia. El acreedor no puede por sí mismo, mediante su propio obrar, satisfacer su in-
terés. Para lograr tal cometido requiere de la cooperación ajena (...). En consecuencia, no es admisi-
ble concebir que el acreedor, en su condición de tal, sea propietario de algo. De esto se sigue que el
crédito, que es lo único que el acreedor tiene, no puede ser considerado como objeto del derecho de
propiedad”.
(71) BRECCIA, Umberto; BIGLIAZZI GERI, Lina; NATOLI, Ugo y DONATO BUSNELLI, Francesco.
Ob. cit., p. 455.
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Fort Ninamancco Córdova
(72) DÍEZ-PICAZO, Luis. Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial. Vol. III. Ob. cit., pp. 159 y 160.
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
(73) GONZALES BARRÓN, Gunther. “La inútil doctrina sobre la tutela aquiliana del crédito. Réplica, y
punto final, a un reciente artículo que intenta demostrar la cuadratura del círculo”. Ob. cit., p. 49.
(74) Ibídem, p. 48.
127
Fort Ninamancco Córdova
de la que habla Ronquillo, no es otra cosa que la esencia del derecho subjeti-
vo para Gonzales.
Debo decir que esta manera de concebir la esencia de los derechos sub-
jetivos ha sido superada hace mucho tiempo, toda vez que resulta claramen-
te equívoca. Veamos:
Rechtsnorm und subjektives Recht: untersuchungen zur Allgemeinen Re-
chtslehre (en español sería Norma jurídica y derecho subjetivo: indagaciones
sobre Teoría General del Derecho) es la obra más importante del célebre pro-
fesor de la universidad de Jena, August Thon, y fue publicada en 1878. En esta
obra, el autor en mención se dedica, entre otras cosas, a defender una idea que,
según él, grafica realmente la esencia del derecho subjetivo: la protección ju-
rídica de un interés.
De acuerdo con Thon, resulta indudable que el propósito práctico del de-
recho subjetivo es conferir a los individuos un conjunto de ventajas o prove-
chos, de manera que el derecho subjetivo puede ser visto como una especie
de reflejo de las normas jurídicas que se pone a disposición del individuo. No
obstante, es preciso diferenciar el fin del derecho subjetivo del derecho subje-
tivo mismo. En este sentido, aseveraba que este, es decir el derecho subjetivo,
no era el interés que se protegía sino el mecanismo de protección de dicho in-
terés. Thon se valió de una metáfora para explicar su idea: si se entiende que
el interés de los sujetos es como una cueva con tesoros que necesita ser prote-
gida, el derecho subjetivo es “el candado que protegía a la cueva y no la cue-
va protegida”(75).
Thon se preocupó por precisar que la sola protección jurídica del interés
no era suficiente para que pudiera existir un derecho subjetivo. Lo realmente
importante era que el sujeto se encontrase habilitado para emplear dicha pro-
tección. Para explicar este aserto, Thon nos invita a reflexionar sobre la pro-
piedad que podemos tener sobre un jardín. Para el profesor de la universidad
de Jena, lo jurídicamente importante no es que podamos regar, podar, sembrar
alguna planta o pasearnos por nuestro jardín. Lo que a su juicio es importante,
lo que es esencial, es que podemos enrejar el jardín y excluir a los demás de la
utilización del jardín. De aquí se deduce que el derecho subjetivo se presenta
(75) THON, August. Norma giuridica e dirittosoggettivo: indagi di TeoriaGenerale del Diritto. Traduc-
ción italiana de Alessandro Levi, Casa Editrice Antonio Milani, Milán, 1951, p. 207.
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
129
Fort Ninamancco Córdova
(79) BARBERO Domenico. Sistema del Derecho Privado. Tomo I, Traducción de Santiago Sentís Melen-
do, Buenos Aires, EJEA, 1967.
(80) Freddy Escobar Rozas. El derecho subjetivo (consideraciones en torno a su esencia y estructura).
Ob. cit., p. 142.
(81) GONZALES BARRÓN, Gunther. “La teoría del derecho real construida a partir de la Constitución”.
En: Gaceta Constitucional. N° 56, Gaceta Jurídica, Lima, agosto de 2012, pp. 231 y 232.
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
base en que el primer derecho implica una relación sobre el bien, en tanto que
el crédito no. Esta perspectiva pretende sostener que de la naturaleza de ambos
derechos se deduce la superioridad de la propiedad frente al crédito. En otras
palabras, se pretende señalar que el derecho de propiedad es intrínsecamente
más importante que el derecho de crédito. De ninguna manera.
El derecho de crédito y el derecho real, analizados en su fase fisiológi-
ca, sí tienen distinta naturaleza: uno implica la posibilidad de exigir un com-
portamiento patrimonial a otro sujeto, en tanto que el segundo se traduce en
la facultad de obrar sobre un bien. Pero ninguno de ambos es, por naturale-
za, superior o inferior al otro. Como bien sugirió Merino en su momento, y
le ha seguido Ledesma como ya vimos, no hay nada intrínseco en el derecho
de propiedad para que sea reputado superior frente al derecho de crédito. Por
ejemplo, si examinamos una mesa y una jarra, podemos constatar que ambas
son sustancialmente diferentes, pero de esta mera constatación no es posible,
a priori, señalar que un objeto sea más importante que el otro, ¿acaso los tér-
minos “diferencia” e “importancia” son sinónimos? Claro que no. Me permi-
to reiterar algunas líneas que escribí hace poco:
“El derecho subjetivo ya no es entendido como la protección o expectati-
va de protección de un interés, como quería la doctrina decimonónica. En
general, puede decirse que tal derecho se protege a través de la imposición
de deberes a cargo de quienes podrían entrometerse con la facultad conte-
nida en el mismo. Si los deberes son trasgredidos, actúa una sanción. Es
indiscutible la necesidad de una protección, pero esta es externa al dere-
cho subjetivo, ya que derecho y deber, al ser opuestos, no pueden confor-
mar una misma entidad. No existe, por lo tanto, algo intrínseco al derecho
de propiedad que lo haga superior en importanciaal derecho de crédito y
viceversa”(82).
La superación de la tesis de Thon nos permite advertir que no hay nada
en la esencia del derecho de propiedad que lo haga más importante que el de-
recho de crédito. En su posición anterior, Gonzales pretendía hacerle ver a
Ronquillo que la superioridad del derecho de propiedad frente al crédito se
advertía de la naturaleza o contenido de ambos derechos, el cual estaba deter-
minada por su protección frente a terceros. Esto es inexacto porque, como se
(82) NINAMANCCO CÓRDOVA, Fort. “Embargo anotado en registro prevalece a derecho de propiedad
no inscrito. El conflicto entre el embargo y la propiedad no inscrita”. Ob. cit., p. 110.
131
Fort Ninamancco Córdova
(83) DÍEZ-PICAZO, Luis. Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial. Vol. III, Ob. cit., p. 847.
(84) NINAMANCCO CÓRDOVA, Fort. “El detalle que faltaba. Una relectura del artículo 2022 del Có-
digo Civil”. Ob. cit., p. 18.
132
Embargo inscrito y tercería de propiedad
aquiliana del crédito es una figura útil, no creo que resulte aplicable al supues-
to contemplado en la última parte del artículo 2022 del Código Civil, por lo
tanto no es argumento que técnicamente pueda usar a mi favor, solo me per-
mite refutar la posición contraria.
La tutela aquiliana del crédito me permite refutar un argumento clave de la
opinión contraria, pero yo no puedo utilizarla para fortalecer directamente mi
opinión, puesto que no aplica al supuesto contemplado en el artículo 2022 del
Código Civil. Y es que la tradicional división de los derechos en absolutos y
relativos se refiere a la aplicación de la responsabilidad civil extracontractual,
de modo que el instituto de la tutela aquiliana del crédito señala que tal divi-
sión ya no debe permanecer, simple y llanamente porque los derechos relati-
vos también pueden ser protegidos por la responsabilidad extracontractual, al
poder ser vulnerados por terceros.
¿El enfrentamiento entre la propiedad no inscrita y el embargo inscrito es
un supuesto de responsabilidad extracontractual? Pues en línea de principio la
respuesta es negativa. Trabar un embargo no es un acto ilícito, tampoco lo es
no inscribir la adquisición de un derecho de propiedad. Por ende faltaría el ele-
mento de la antijuridicidad. El acreedor embargante puede estar ejerciendo de
forma regular un derecho al trabar un embargo, y lo mismo podría decirse del
adquirente que no inscribe su adquisición. Conforme indica el inciso 1 del ar-
tículo 1971 del Código Civil, en el ejercicio regular de un derecho no cabe la
aplicación de la responsabilidad civil.
Es por eso que el argumento tan empleado por la doctrina y jurispruden-
cia que defiende a la propiedad no inscrita, fundado en el carácter absoluto o
erga omnes de este derecho, no es en modo alguno pertinente, ya que no nece-
sariamente estamos ante un caso de responsabilidad extracontractual. Cuando
la doctrina y jurisprudencia señalan que debe primar la propiedad porque esta
es erga omnes, están esgrimiendo una idea aplicable a casos de responsabili-
dad civil, no a conflictos de derechos. El artículo 2022 del Código Civil no re-
gula responsabilidad civil.
Esta constatación sería suficiente para dejar a la posición contraria sin su
argumento clave. Aclarado esto, ahora sí, es menester refutar este argumento,
aunque no sea aplicable al problema, para demostrar que es débil en sí mismo,
al margen de su pertinencia o impertinencia.
133
Fort Ninamancco Córdova
(85) GIUSEPPE MONATERI, Pier. “Hipótesis sobre la responsabilidad civil en nuestro tiempo”. En:
AAVV. Estudios sobre la responsabilidad civil. Ob. cit., pp. 105 y 106.
(86) BIANCA, Massimo. La responsabilità. Giuffrè, Milán, 2002, pp. 602-604.
(87) Ibídem, p. 603.
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
(88) GALGANO, Francesco. Istituzioni di DirittoPrivato. 2ª edición, Cedam, Padua, 2002, pp. 323 y 324.
(89) Ibídem, p. 324.
(90) Ibídem, p. 325.
135
Fort Ninamancco Córdova
negar que esta institución es de gran trascendencia, pese a que nuestros jueces
no parecen tenerla muy presente, ni los abogados litigantes.
Por otra parte, las admisión de la tutela aquiliana del crédito es más acor-
de con una visión social del Derecho, de modo que el rechazo de esta figura
armoniza más con ideas de marcado carácter individualistas, tan rechazadas
por el propio Gonzales al esbozar sus críticas contra en análisis económico del
Derecho. En efecto, el distinguido profesor Rene Savatier, ha señalado que la
clásica concepción de la eficacia relativa de los contratos carece de un verda-
dero sentido útil y es hasta peligroso tomarla al pie de la letra. Dice el célebre
profesor de la universidad de Poitiers:
“El artículo 1165 (equivalente a al artículo 1163 del Código Civil perua-
no) es el testigo de una concepción meramente individualista del derecho
de las obligaciones. Parte de la premisa según la cual los negocios de cada
uno solamente son de incumbencia de uno mismo, que podemos adminís-
tralos libremente, sin que la sociedad y los terceros tengan algún interés en
ellos. Esta es una simplista concepción de la libertad absoluta del indivi-
duo que no toma debidamente en cuenta los lazos que inevitablemente li-
gan unos a otros a todos los miembros de la sociedad. Y cuanto más civi-
lizada y compleja es la sociedad, dichos lazos se multiplican y consolidan.
La evolución actual del derecho patrimonial se basa, en gran parte, en la
concepción cada vez más difundida entre los juristas contemporáneos, en
que los negocios de cada uno, aparte de su aspecto individual, tienen un
aspecto social. Se tiene que reconocer que tales negocios no solo le con-
ciernen a uno mismo, sino que además, también a la sociedad y, por ende,
a los terceros”(91).
La distinción tradicional entre derechos absolutos y relativos no puede
sostenerse más, esto explica que en el debate sobre la vigencia de tal distin-
ción, que han sostenido Ronquillo y Gonzales, ha sido este en realidad quien
ha capitulado. Paso a explicar esta afirmación:
La distinción tradicional, nótese bien, solo admite que el derecho de cré-
dito puede ser lesionado por el deudor, no por terceros. Para los defensores
más connotados del enfoque tradicional, como Alfredo Fedele (quien tiene un
libro dedicado enteramente a la negación de la tutela aquiliana del crédito),
(91) SAVATIER, Rene. “Le prétendu príncipe de l´effetrelatif des contrats”. En: Reveu Trimestrielle de
Droit Civil. Tomo XXXIII, Sirey, París, 1934, pp. 525 y 526.
136
Embargo inscrito y tercería de propiedad
(92) Describen el enfoque tradicional, en otros: MASSIMO Bianca. La responsabilità. Giuffrè, Milán,
2002, p. 603; MOSSET ITURRASPE, Jorge. Estudios sobre responsabilidad por daños (fallos
anotados y doctrina). T. III. Rubinzal y Culzoni, Santa fe, 1982, p. 132; APARICIO, Juan. Respon-
sabilidad del tercero por lesión al derecho de crédito. Plus Ultra, Buenos Aires, 1974, p. 21 y ss.
(93) GONZALES BARRÓN, Gunther. La inútil doctrina sobre la tutela aquiliana del crédito. Réplica, y
punto final, a un reciente artículo que intenta demostrar la cuadratura del círculo. Ob. cit., p. 50.
(94) Ídem.
137
Fort Ninamancco Córdova
necesario que se reflexione sobre el verdadero rol que ocupa la tutela aquilia-
na en este debate. Pero ambos merecen una felicitación en mi opinión, por-
que han sido los primeros peruanos en debatir abierta y públicamente sobre
el tema, para beneficio de todos. Quienes antes habían tocado el tema, inclui-
do quien esto escribe, solo lo habían hecho de forma superficial y meramen-
te referencial. Si bien Freddy Escobar puede ser considerado, a nivel nacio-
nal, como el primero en analizar críticamente la tutela aquiliana del crédito en
su estupenda tesisde licenciatura de 1997(95), esta no ha sido publicada hasta
el momento.
No obstante, existen otros dos puntos relevantes en las ideas de Gonzales
que cabe mencionar. Se recordará que Gonzales señalaba que la tutela aqui-
liana del crédito implicaba una complejidad conceptual innecesaria, ya que el
acreedor afectado puede valerse perfectamente de la subrogación:
“(...) cuando el club de fútbol (acreedor) ya no puede utilizar los servicios
del futbolista (deudor), entonces el acreedor no acciona directamente con-
tra el deudor, sino que ingresa en el patrimonio del deudor a efecto de ob-
tener resarcimiento de un tercero. En tal caso se trataría de una figura simi-
lar o análoga a la acción oblicua o subrogatoria (art. 1219-4 del CC), por la
cual el acreedor puede dirigirse contra el deudor de su deudor cuando este
sea negligente e insolvente. Es decir, si un deudor tiene un crédito impago
y no lo cobra, su acreedor puede exigir dicho crédito”(96).
¿Cómo es eso de “similar u análoga”? ¿Es o no es un caso de aplicación
de acción oblicua? Si es una acción solamente parecida a la oblicua, entonces
¿Qué acción es? ¿Cómo se denomina?
A decir verdad, como bien señaló Galgano, la acción subrogatoria no tie-
ne aplicación en este caso porque al ser la prestación imposible, la relación
obligatoria se extingue (art. 1316 del CC) y, en consecuencia, el afectado por
el tercero pierde la calidad de deudor. Si no existe obligación, ¿de qué acción
subrogatoria u oblicua puede hablarse?
(95) ESCOBAR ROZAS, Freddy. La estructura de la obligación. Tesis para optar el Título Profesional de
Abogado. Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1997, quien se pronuncia categóricamen-
te a favor de admitir la tutela aquiliana del crédito.
(96) GONZALES BARRÓN Gunther. “La inútil doctrina sobre la tutela aquiliana del crédito. Réplica, y
punto final, a un reciente artículo que intenta demostrar la cuadratura del círculo”. Ob. cit., p. 47. El
argumento relativo al enriquecimiento sin causa, solo es mencionado por este autor, sin entrar en de-
talles sobre su fundamentación, por lo que no me pronunciaré al respecto por la simple razón de que
no hay ideas con las que debatir.
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
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Fort Ninamancco Córdova
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
(99) DONATO BUSNELLI, Francesco . La lesione del credito da parte di terzi. Giuffré, Milán, 1964,
pp. 50-53 (cabe mencionar que la norma alemana citada se mantiene vigente sin alteraciones hasta la
fecha en que se escriben estas líneas).
(100) Ibídem, pp. 6 y 79.
(101) THON, August. Ob. cit., p. 200.
141
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
(103) Para el caso peruano no es indispensable el dolo, bastando la culpa conforme lo dispone el artículo
1969 de nuestro Código Civil.
(104) THON, August. Ob. cit., p. 200.
(105) DONATO BUSNELLI, Francesco. Ob. cit., p. 51.
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
(111) DE TRAZEGNIES GRANDA, Fernando. “La responsabilidad profesional no existe”. En: AAVV.
Instituciones de Derecho Privado. Vol. 5. Responsabilidad civil. Derecho de daños. Dirigido por José
Luis de los Mozos y Carlos Soto Coaguila, Grijley, Lima, 2006, p. 388.
145
Fort Ninamancco Córdova
el artículo 1708 del Código Civil, el cual resuelve el conflicto en favor del
arrendatario(112).
Entonces, conforme al método de trabajo que se propone en la misma ex-
posición de motivos, la segunda parte del artículo 2022 del Código Civil no
es más que una norma de remisión, no resuelve por sí misma el conflicto en-
tre el embargo inscrito (crédito) y la propiedad no inscrita. Habría que hallar
otra norma del Código Civil (“derecho común”) que resuelva el conflicto. De
acuerdo con lo señalado por Díez-Picazo, se tendría que encontrar una norma
que refleje la política legislativa del legislador peruano en relación con el con-
flicto entre un embargo inscrito y una propiedad no inscrita. Pero esa norma
simplemente no existe. Ya vimos que los autores señalan que no hay una nor-
ma que resuelva el conflicto. Es por eso que resulta contradictorio que la ex-
posición de motivos diga que:
“El embargante no podrá hacer uso de su derecho porque esa es la so-
lución que nos otorga el derecho común cuando nos dice que los bie-
nes que deben ser materia de un embargo son aquellos de propiedad del
demandado”(113).
En efecto, bajo este orden de ideas, tendría que concluirse que el arrenda-
tario con derecho inscrito no puede de ningún modo prevalecer sobre el nuevo
propietario no inscrito, porque el “derecho común”, tal como dice que no se
pueden embargar bienes que no sean del deudor, nos dice también que no pue-
den arrendar bienes que no son de nuestra propiedad. Pero esta última regla
no se refiere a un conflicto entre el derecho inscrito del arrendatario y el dere-
cho no inscrito del propietario, se refiere a algo diferente: qué puedo alquilar
y qué no. Para decirlo con Barbero, esta norma de “derecho común” se refie-
re a una situación fisiológica. En cambio, el conflicto entre el derecho inscri-
to del arrendatario y el derecho no inscrito del propietario constituye eviden-
temente una situación patológica, que se regula por otra norma, en este caso el
artículo 1708 del Código Civil.
De igual forma, cuando se dice que los bienes del deudor no responden
por las obligaciones ajenas, se enuncia una regla referida a una situación fi-
siológica. En tanto que el conflicto entre el embargo inscrito y la propiedad
(112) Exposición de Motivos del Libro: Registros Públicos del Código Civil. Ob. cit., p. 716.
(113) Ibídem, p. 715.
146
Embargo inscrito y tercería de propiedad
constituye una situación patológica que, por eso mismo, requiere de una nor-
ma distinta para su solución. Pero esa norma no existe.
Así las cosas, el conflicto entre un embargo inscrito y una propiedad no
inscrita constituye un caso de laguna normativa. Simplemente no hay solu-
ción para tal conflicto, la norma de remisión no remite a ninguna parte, como
sí ocurre en el caso del conflicto entre el derecho inscrito del arrendatario y el
derecho no inscrito del propietario, que tiene al artículo 1708 del Código Civil
(o también el caso del conflicto entre el titular inscrito de un contrato de op-
ción y el titular no inscrito de un derecho de propiedad, que tiene al artículo
2023 del Código Civil). Si remite, pues remite al vacío. Se requiere una nor-
ma como el artículo 1708 (o 2023) del Código Civil, que resuelve un conflic-
to entre el embargo inscrito y la propiedad no inscrita. Dado que no existe tal
norma, se impone la aplicación de la analogía para cubrir el vacío:
Podrían aplicarse analógicamente los artículos 1708 o 2023 del Código
Civil para cubrir el vacío: ambas normas regulan un conflicto entre un dere-
cho “no real” con un derecho real no inscrito, como puede ser la propiedad.
De hecho, el artículo 1708 se refiere a un crédito inscrito contra una propie-
dad no inscrita, por lo que tiene una semejanza sustancial con el conflicto que
carece de regulación.
Apréciese entonces, el modo en que una interpretación estrictamente “li-
teral” apoya la tesis aquí defendida.
Contra lo que acabo de aseverar, se puede recordar el argumento de Gon-
zales que Ronquillo aceptó como valedero, aunque sostuvo que era insuficien-
te: la redundancia. Dada la redacción del artículo 2022 del Código Civil, se
tendría que concluir que la segunda parte establece una excepción a la prima-
cía del registro.
Estoy convencido de que Ronquillo ha efectuado una concesión innece-
saria en este punto.
Así es, no existe ningún inconveniente para que una norma jurídica asigne
a diferentes supuestos de hecho una misma consecuencia jurídica. Esto, contra
lo que sostienen Gonzales y Ronquillo, es de lo más común y usual, no cons-
tituyendo redundancia normativa de ninguna clase.
Piénsese en el caso del artículo 161 del Código Civil: tres supuestos di-
ferentes de indebido actuar del representante (ausencia, exceso y abuso del
poder de representación), tienen la misma consecuencia jurídica: la ineficacia
147
Fort Ninamancco Córdova
del acto o negocio jurídico. Ahora piénsese en el caso del artículo 219 del Có-
digo Civil, ocho supuestos diferentes tienen la misma consecuencia jurídica:
la nulidad del acto o negocio jurídico. Recuérdese ahora el artículo 333 del
Código Civil, que contempla numerosos supuestos diferentes, que tienen una
misma consecuencia jurídica: provocar la separación de cuerpos o el divorcio.
Y podríamos continuar largamente.
Entonces, que el segundo párrafo del artículo 2022 termine privilegiando
una solución registral no implica defecto alguno. Se trata simplemente de di-
ferentes supuestos de conflictos de derechos con una misma consecuencia ju-
rídica: la primacía del registro. Sic et simpliciter.
La verdadera redundancia normativa se configura cuando se advierten su-
puestos idénticos con la misma consecuencia jurídica (no se olvide que los
supuestos idénticos con diferente consecuencia jurídica, configura la famosa
antinomia normativa). Pero cuando supuestos distintos tienen la misma conse-
cuencia, no hay redundancia de ninguna clase. Con todo respeto, si sigo el en-
foque de Gonzales y Ronquillo, se tendría que “revolucionar” el derecho pe-
nal, porque dos delitos diferentes no podrían ser sancionados con las mismas
penas, so riesgo de redundancia normativa. Se tendría que aceptar que el di-
vorcio no puede tener más de una causal, porque de lo contrario existiría re-
dundancia. Tales consecuencias resultan, a todas luces, inaceptables.
En consecuencia, toda la argumentación sobre la “oración adversativa”
planteada por Gonzales, y aceptada por Ronquillo, no puede ser compartida.
Además, preferir la propiedad no inscrita sobre el embargo inscrito no ex-
plica satisfactoriamente la política legislativa consagrada en los artículos 1708
y 2023 del Código Civil. ¿Cómo así el derecho de propiedad, tan exaltado, se
ve sacrificado ante un arrendatario o ante el titular de un derecho potestativo?
¿En qué se justificaría la excepción, cuáles serían sus razones? Evidentemente
no se puede decir que la excepción se basa en la importancia jurídica o econó-
mica de la propiedad, porque sí así fuese ¿Cómo se justifica, entonces, la re-
gla general que prefiere a los derechos inscritos, en lugar de la propiedad no
inscrita? La regla y la excepción, obviamente, no pueden tener la misma jus-
tificación. Patrocinar la idea que defiende la propiedad no inscrita, como se
puede apreciar, inyecta una alta dosis de incoherencia en la regulación sobre
oponibilidad de derechos.
¿Y los artículos 533 y 535 del Código Procesal Civil? Pues le pregun-
to al amable lector o lectora, ¿advierte usted que el artículo 533 del Código
148
Embargo inscrito y tercería de propiedad
Procesal Civil es semejante al artículo 1708 o 2023 del Código Civil? La ver-
dad es que el artículo 533 citado no señala expresamente si debo preferir al
embargo inscrito o a la propiedad no inscrita. Ya sabemos que una tercería
debe basarse en la propiedad de los bienes afectados ¿Pero será una propiedad
inscrita o no inscrita? Esta norma calla por completo.
El caso del artículo 535 del Código Procesal Civil es un poco diferente y
podría causar problemas a la tesis aquí defendida si no se tienen claros cier-
tos conceptos. Esta norma señala que el tercerista debe presentar un documen-
to público o privado de fecha cierta a su demanda. Esto podría interpretarse
como una solución tácita al problema.
No lo creo así, tengo un argumento que desvirtúa este último razonamien-
to con facilidad.
El artículo 535 del Código Civil simplemente regula requisitos de admisi-
bilidad de la demanda de tercería. Y es evidente que la mera reunión de los re-
quisitos de admisión en una demanda no es de por sí suficiente jurídicamente
para salir favorecido en la tutela de fondo. Esto último depende de las normas
sustantivas, no procesales. Si pretendo solucionar el problema sustantivo de la
tercería de dominio sobre la base del artículo 535 del Código Procesal Civil,
se tendría que concluir que toda demanda admitida necesariamente debería ser
declarada fundada. Repito, la regulación de los requisitos de admisibilidad no
se vincula con la tutela de fondo, por lo tanto, mal puede extraerse de una nor-
ma netamente procesal, como el artículo 535 del Código Procesal Civil que
regula requisito de admisión de la demanda, la solución a un problema de de-
recho sustantivo. Y no se vaya a decir que estoy negando lo dicho más arriba,
sobre la interdependencia del Derecho Procesal y el Derecho sustantivo. Hay
que poner las cosas en su lugar, como dije, si se pretende dar por solucionado
un problema de orden sustantivo con base en una regulación sobre admisión
de la demanda, entonces se tiene que admitir que la sola admisión de una de-
manda es suficiente para declararla fundada. Es cierto, el Derecho Procesal y
el Derecho sustantivo deben “andar juntos, pero no revueltos”.
Pongo punto final a este trabajo un domingo de Pentecostés. El tiempo y
los deberes me apremian, pero creo que varios aspectos esenciales del proble-
ma han quedado examinados en este análisis crítico. Es grato observar deba-
tes en nuestro medio y analizarlos. Sin debates, estamos condenados al atraso
intelectual. Como dije al inicio, a veces no se puede evitar tener un “tono fuer-
te” en los “duelos académicos”, pero creo que eso no puede significar –como
por desgracia a veces ocurre, sobre todo cuando la intolerancia domina en la
149
Fort Ninamancco Córdova
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CASACIONES A FAVOR DE AMPARAR
LA PRETENSIÓN DEL TERCERISTA TITULAR
DE UN DERECHO DE PROPIEDAD NO INSCRITO
CAS. Nº 3262-01-LIMA
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
CAS. N° 1253-2002-ICA
CAS. N° 1253-2002-ICA. Lima, trece de marzo del dos mil siete.- VISTOS en discordia;
con el acompañado; con los señores Vocales Román Santisteban, Echevarría Adrianzen,
Carrión Lugo, Zubiate Reina, Gazzolo Villata, Ferreira Vildozola y Salas Medina; con el
voto suscrito por los señores Vocales Echevarría Adrianzén y Zubiate Reina dejados opor-
tunamente en Relatoria en cumplimiento a lo establecido en el artículo 149 del Texto Úni-
co Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial; los mismos que obran de fojas ochen-
tidós a ciento tres, respectivamente, del cuadernillo formado en esta Suprema Sala;
adhiriéndose el señor Vocal Salas Medina al voto de los señores Vocales Echevarría
Adrianzén, Gazzolo Villata y Ferreira Vildozola; luego de verificada la votación con arre-
glo a ley, emite la siguiente sentencia: MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso
de casación interpuesto a fojas doscientos cuarenta, por el Banco de Crédito del Perú-Su-
cursal Ica contra la sentencia de vista de fojas doscientos treintiuno, su fecha quince de fe-
brero del dos mil dos, expedida por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Ica,
que revocando la sentencia apelada de fojas ciento cuarentiuno, su fecha diez de setiembre
del dos mil uno en cuanto declara infundada la demanda y en cuanto declara fundado el pe-
dido de indemnización solicitado por el Banco de Crédito del Perú la misma que se fija en
la cantidad de treinta mil nuevos soles para el pago solidario tanto del demandante y de-la
Cooperativa Agraria de Usuarios Señor de Luren e impone la multa a los mismos de cinco
Unidades de Referencia Procesal a cada uno a favor del Estado, y reformándola en dichos
extremos declara fundada en parte la demanda en consecuencia ordena la suspensión del
proceso de ejecución de garantías, incluyendo el remate del predio e improcedente el pago
de indemnización y de la imposición de la multa peticionada por el Banco de Crédito del
Perú; en los seguidos por don Artemio Pablo Purilla Nieto con el Banco de Crédito del
Perú y otro, sobre Tercería de Propiedad. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE
HA DECLARADO PROCEDENTE EL RECURSO: Mediante resolución de fecha
veintidós de julio del dos mil dos, obrante a fojas cuarentiuno del cuadernillo adjunto en
esta Suprema Sala se ha declarado el recurso de casación por las causales previstas en los
incisos 22 y 32 del artículo 386 del Código Procesal Civil sobre: a) Inaplicación de los ar-
tículos 2013, 2014, 2016 y 2022 del Código Civil, y artículos VII, VIII y IX del Título Pre-
liminar del Reglamento General de los Registros Públicos; señalando que es de aplicación
el principio de prioridad pues la medida cautelar trabada por el Banco recurrente sobre el
predio rústico La Esperanza del que formó parte la parcela materia de tercería fue anotado
en el Registro de Propiedad Inmueble de Ica, el doce de mayo de mil novecientos noven-
ticuatro, mientras que el derecho de propiedad del tercerista fue inscrito con fecha catorce
de junio del mismo año, es decir, con posterioridad a la anotación del embargo, no
pudiéndose oponer dicho derecho al del Banco que es anterior, tanto más si la inscripción
del embargo goza de plena validez al no haber sido cuestionado judicialmente, estando
amparado por el principio de buena fe registral; y, b) La contravención de las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso, argumentando que en atención a lo dispuesto
en el inciso 52 del artículo 139 de la Constitución Política del Estado, la sentencia recurri-
da no ha sido debidamente motivada, no pronunciándose sobre los principios registrales
invocados como principal sustento del escrito de absolución del recurso de apelación de la
sentencia, sin mencionar además la Ley aplicable ni la norma de derecho material que sus-
tenta el fallo, lo que contraviene también lo prescrito en el inciso 32 del artículo 122 del
153
Fort Ninamancco Córdova
Código Procesal Civil; añade además, que en infracción de lo establecido en los artículos
374 y 189 del Código Procesal citado, la sentencia impugnada ha considerado como único
sustento de su decisión el mérito del documento de compraventa e independización de fe-
cha nueve de enero de mil novecientos ochentinueve, a pesar de su notoria impertinencia,
pues el mismo se refiere a un hecho acaecido antes de la etapa de postulación del proceso
y que debió ser ofrecido al inicio del mismo y no cuando ya había precluído el momento
de su ofrecimiento, afectándose así el debido proceso, al no haberse cumplido con la for-
malidad imperativa. CONSIDERANDO: Primero.- Que, habiéndose declarado proce-
dente el recurso de casación por una causal sustantiva y otra de índole procesal, correspon-
de pronunciarse previamente sobre esta última por cuanto en caso de ampararse el recurso
por dicha causal acarrearía la renovación del proceso careciendo de objeto pronunciarse
sobre la causal sustantiva. Segundo.- Que, en cuanto a la invocación del error in proce-
dendo, es menester señalar que la falta de motivación a la que hace referencia el recurren-
te, no supone que el operador jurídico se pronuncie sobre todas las argumentaciones que
las partes dentro de su derecho de contradicción pueden señalar, sino que el juzgador de
tomar aquellos que habrán de ser materia de pronunciamiento de exponer en forma clara,
lógica y jurídica los fundamentos hecho y de derecho que han de servir para la expedición
de la decisión razonada y conforme a derecho por parte del órgano jurisdiccional; lo que
precisamente se advierte en el caso de el; por consiguiente, la causal denunciada en este
punto es desestimable. Tercero.- Que, respecto a los demás agravios que sirven de susten-
to a la causal de contravención de normas que garantizan el derecho al debido proceso, co-
rresponde agruparlos en uno solo al tener una misma finalidad; en ese orden, debe preci-
sarse, por un lado que la Sala de mérito a fin de emitir pronunciamiento se ha basado, no
solo en el cuestionado contrato de compraventa de fecha veintiuno de enero de mil nove-
cientos ochentinueve, pues conforme se evidencia de la resolución de vista, el ad quem ha
tomado como base esencial para estimar la presente demanda, el Título de Propiedad Pri-
vada de Independización y Adjudicación de fecha treinta de julio de mil novecientos
ochentinueve en contraste con el embargo (rallado con fecha quince de febrero de mil no-
vecientos noventidós; asimismo, respecto al medio probatorio presentado par el deman-
dante en su recurso de apelación, es preciso señalarle dicha instrumental fue admitida al
proceso por la Sala de mérito por cuanto guardaba relación con el caso sub júdice, por lo
que no se advierte en este punto irregularidad alguna, tanto más, si conforme a lo previsto
por el artículo 194 del Código Procesal Civil, es potestad del juzgador ordenar la actuación
de los instrumentales adicionales que a su criterio le resulten apropiadas para la dilucida-
ción de la causa. Cuarto.- Que, asimismo, del título de propiedad de fecha veintiuno de
enero de mil novecientos ochentinueve se advierte que el contrato de compraventa fue a
título oneroso; por su parte, conforme al contrato de compraventa de fecha treinta de julio
de mil novecientos ochentinueve, específicamente de la cláusula sétima, se evidencia en
principio que las deudas que asumía el adjudicatario (hoy demandante) estaban referidas a
las que hubiere adquirido la transferente (Cooperativa Agraria de Usuarios Señor de Lu-
ren) a la fecha de su suscripción (esto es, al treinta de julio de mil novecientos ochentinue-
ve), por lo tanto, los pagarés materia de cobro por la recurrente en otra vía no podrían al-
canzar al demandante por cuanto los títulos valores en referencia fueron emitidos recién en
mil novecientos noventa y mil novecientos noventiuno, consecuentemente, el hoy deman-
dante no podría verse afectado por alguna articulación procesal que ponga en tela de jui-
cio o desmerezca la eficacia plena de dicha compraventa, tanto más, si el título de propie-
dad de fecha treinta de julio de mil novecientos ochentinueve no ha sido objeto de tacha o
cuestionamiento por la recurrente; por otro lado, la referida cláusula hace mención a los
154
Embargo inscrito y tercería de propiedad
adeudos que hubieren adquirido la transferente respecto de las entidades estatales de cré-
dito y promoción, requisito que no se cumple en el presente caso al ser la entidad recurren-
te una de naturaleza privada, por lo que, la causal denunciada en estos puntos también de-
viene en desestimable. Quinto.- Que, la causal de inaplicación de una norma de derecho
material se configura cuando los jueces de mérito dejan de aplicar al conflicto intersubje-
tivo una norma pertinente para la solución del mismo. Sexto.- Que, conforme al artículo
533 del Código Procesal Civil la tercería se entiende con el demandante y el demandado y
solo puede fundarse en la propiedad de los bienes afectados por medida cautelar o para la
ejecución; o en el derecho preferente a ser pagado con el precio de tales bienes. Sétimo.-
Que, en el presente caso, a fojas veintidós, don Artemio Pablo Purilla Nieto interpone de-
manda de tercería de propiedad argumentando, sustancialmente haber adquirido la propie-
dad del bien, constituido por el predio rústico la Parcela número cero ocho Unidad Catastral
10874 que formó parte del predio matriz La Esperanza por contrato privado de fecha cier-
ta del treinta de julio de mil novecientos ochentinueve, el que fuera posteriormente inscri-
ta en los Registros públicos de Ica. Octavo.- Que, conforme se desprende de lo expuesto
por el Banco de Crédito de Perú - Sucursal de Ica en sede casatoria, el recurrente pretende
sostener que al inscribirse el embargo sobre el bien inmueble a su favor en el Registro de
la Propiedad Inmueble, este (el derecho inscrito) resulta susceptible de ser oponible a un
derecho real, siéndole aplicables los principios registrales invocados. Noveno.- Que, la
doctrina ha diferenciado, claramente, entre lo que constituye un derecho real y un derecho
personal; así el derecho real es: “(...) aquella categoría de derechos patrimoniales, que se
caracteriza, una opinión común, por ser derecho sobre las cosas (...); Mientras que el dere-
cho personal o de crédito: (...) son aquellos que atribuyen a su titular un poder que le per-
mite dirigirse a otra persona y reclamar de ella una acción o una omisión (...)” (Fundamen-
tos del Derecho Civil Patrimonial; Luis Díez-Picazo; Tomo I, Editorial Civitas, Madrid;
1993) Décimo.- Que, en el caso de autos conforme lo reconoce el propio recurrente, en su
escrito de contestación de demanda, el siete de febrero de mil novecientos noventidós se
trabó embargo en forma de inscripción respecto del bien objeto de tercería, siendo poste-
riormente inscrito con fecha doce de mayo de mil novecientos noventicuatro. Décimo Pri-
mero.- Que, es imprescindible en la tercería de propiedad, determinar si a la fecha de tra-
barse el embargo, el tercerista era propietario con documento de fecha cierta y que preceda
en el tiempo a la de la medida cautelar a favor del recurrente; para ello, el actor, debe acre-
ditar, su calidad de propietario del bien. Décimo Segundo.- Que, en consecuencia, el pre-
sente debate se encuentra orientado a determinar si es que, la medida de embargo dictada
a favor del Banco demandado, constituye un derecho real y no un derecho personal, con-
forme parece sugerir el recurrente; en ese contexto, resulta necesario precisar que el dere-
cho personal o de crédito responde a una expectativa de acción que tiene el acreedor para
con el deudor; mientras que el derecho real, constituye una vinculación directa que recae
e incide sobre el bien. Décimo Tercero.- Que, por tal razón, la naturaleza jurídica del de-
recho de crédito o personal no puede ser convertida en un derecho real por el solo hecho
de inscripción en el Registro Público, esto es, que la inscripción registral no puede desna-
turalizar o convertir el derecho, sea real o personal, que se ha logrado inscribir, porque am-
bos derechos, de acuerdo a la legislación nacional, responden a una situación jurídica dis-
tinta; en ese contexto resulta relevante lo expuesto en la propia Exposición de Motivos
Oficial del Código Civil, en lo referido al Libro de los Registros Públicos, donde se indi-
ca: “(...) quien embarga un inmueble, no convierte su derecho de crédito que es personal,
derivado de la falta de cumplimiento de la obligación de pago, en un derecho real, porque
la inscripción no cambia la naturaleza de los derechos. El crédito seguirá siendo a pesar de
155
Fort Ninamancco Córdova
la inscripción un derecho personal (...)” (Exposición de Motivos Oficial del Código Civil;
Registros Públicos - artículos 2008 al 2045 del Código sustantivo; Separata Especial del
diario oficial El Peruano, publicada el 19 de noviembre de 1990, página 21). Décimo
Cuarto.- Que, en efecto, la sustentación de este razonamiento se encuentra respaldada por
la segunda parte del artículo 2022 del Código Civil que indica: Para oponer derechos rea-
les sobre inmuebles a quienes también tienen derechos reales sobre los mismos, es preci-
so que el derecho que se opone esté inscrito con anterioridad al de aquel a quien se opone.
Si se trata de derechos de diferente naturaleza se aplican las disposiciones del derecho co-
mún. Décimo Quinto.- Que, en el presente caso, conforme lo ha dejado establecido la Sala
de mérito, el contrato de compraventa de fecha cierta del bien objeto de la tercería, es del
treinta de julio de mil novecientos ochentinueve; mientras que el embargo inscrito a favor
del recurrente data del doce de mayo de mil novecientos noventicuatro; consecuentemen-
te, no se le puede aplicar la regla conflictual establecida en la primera parte del artículo
2022 del Código Civil. Décimo Sexto.- Que, habiéndose acreditado el derecho de propie-
dad del tercerista con el Documento Privado de fecha cierta celebrado con fecha anterior a
la medida cautelar de embargo inscrita en el Registro de la Propiedad Inmueble y siendo
los derechos que se discuten de distinta naturaleza; el de propiedad que reclama el terceris-
ta es un derecho real, en tanto que el derecho del acreedor ejecutante es personal, resulta de
aplicación la segunda parte del artículo 2022 del Código Sustantivo. Décimo Sétimo.- Que,
en consecuencia, de acuerdo con lo previsto en la última parte del citado artículo, para re-
solver la presente causa hay que recurrir a las disposiciones del derecho común, y en tal
sentido, el tercerista adquirió el predio rústico embargado a título oneroso por documento
privado que se suscribió el treinta de julio de mil novecientos ochentinueve, esto es, con
fecha anterior al embargo inscrito en los Registros Públicos el doce de mayo de mil nove-
cientos noventicuatro, es decir que su título emanó de un documento de fecha cierta ante-
rior al embargo, siendo ello así, el predio comprado por el actor no responde frente al gra-
vamen anotado del embargo, por la naturaleza de los derechos en conflicto. Décimo
Octavo.- Que, en ese contexto, no resulta de aplicación al presente caso los artículos 2013
y 2014 del Código Civil que rigen los principios de legitimación y fe pública registral, así
como tampoco el artículo 2016 sobre el principio de prioridad en el tiempo de las inscrip-
ciones, no resultando tampoco de aplicación los artículos VII, VIII y IX del Título Preli-
minar del Reglamento General de los Registros Públicos, sino que es de aplicación la se-
gunda parte del artículo 2022 del acotado Código. Décimo Noveno.- Que, en consecuencia,
al no haberse configurado las causales a que se contraen los incisos 29 y 3g del artículo 386
del Código Procesal Civil es de aplicación la disposición contenida en el artículo 397 del
acotado Código. DECISIÓN: Por los considerandos precedentes, declararon INFUNDA-
DO el recurso de casación interpuesto a fojas doscientos cuarenta por el Banco de Crédi-
to del Perú Sucursal Ica; en consecuencia, NO CASAR la sentencia de vista de fojas dos-
cientos treintiuno, su fecha quince de febrero del dos mil dos; CONDENARON al
impugnante al pago de las costas y costos originados en la tramitación del presente proce-
so así como al pago de la multa de una Unidad de Referencia, Procesal; y DISPUSIERON
la publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano; en los seguidos por
don Artemio Pablo Purilla Nieto con el Banco de Crédito del Perú-Sucursal Ica, y otro, so-
bre Tercería de Propiedad.
SS. GAZZOLO VILLATA, FERREIRA VILDOZOLA, SALAS MEDINA
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Fort Ninamancco Córdova
demanda como pretensión acumulativa el pago de una indemnización por daños y perjui-
cios a cargo de los demandados por la suma de cincuenta mil nuevos soles, precisando (fo-
jas veinticuatro) en relación al contrato de préstamo dinerario garantizado con hipoteca,
que fue celebrado y constituido exclusivamente por el Banco y la Cooperativa precitada,
sin intervención del recurrente. 3.2: Que en la audiencia de saneamiento y conciliación
cuya acta corre de fojas ciento ocho a ciento doce se ha establecido como puntos contro-
vertidos: a) determinar si es procedente la suspensión del remate respecto de la Parcela
número ocho, con Unidad Catastral diez mil ochocientos setenticuatro que formó parte del
predio matriz La Esperanza inscrito en calidad de alodial en el asiento C-uno de la ficha
cero cero cero ochocientos sesentiuno del Registro de Propiedad Inmueble de Ica; b) de-
terminar si el demandante tiene alguna obligación de pago a favor del demandado Banco
de Crédito en su condición de socio de la Cooperativa; c) determinar si el demandante es
parte en el proceso número ciento doce - noventisiete seguido ante ese mismo despacho por
el Banco de Crédito del Perú contra la CAU Señor de Luren sobre Pago de Soles; d) deter-
minar si los demandados deben indemnizar al demandante por la suma de cincuenta nue-
vos soles por los daños que le han irrogado por concepto de daños y perjuicios y otros; e)
determinar si la demanda se declara infundada con la expresa Imposición de multa al ter-
cerista como al codemandado CAU Señor de Luren Limitada doscientos cuarentitrés por
su connivencia; f) determinar que en el contrato de independización y adjudicación en pro-
piedad a favor del demandante se ha estipulado que los activos y pasivos resultantes como
consecuencia del cambio de modelo empresarial serán asumidos por el adjudicatario; g)
determinar que el inserto antes señalado no excluye la acreencia que tiene en su favor el
Banco de Crédito del Perú; h) determinar si la demanda se declare infundada en el extre-
mo de la indemnización por daños y perjuicios en relación al demandado CAU Señor de
Luren Limitada; i) determinar si es que existe el contrato de préstamo dinerario garantiza-
do con hipoteca que alude el accionante celebrado entre el Banco de Crédito del Perú y su
codemandado sin intervención del demandante tanto en la suscripción del contrato de
préstamo como en la constitución de la hipoteca, solicitando que se levante la misma. 3.3:
Que, la sentencia de primera instancia declara infundada la demanda de tercería e indem-
nización por daños y perjuicios y fundado el pedido del Banco respecto de la indemniza-
ción solicitada y ordena que el demandante y; la Cooperativa Agraria de Usuarios Señor
de Luren, indemnice al Banco de Crédito con la suma de treinta mil nuevos soles, en for-
ma solidaria más intereses legales y les impone el pago de una multa ascendente a cinco
Unidades de Referencia Procesal a cada uno a favor del Estado, por estimar acredita con-
nivencia entre el actor y la cooperativa demanda estableciendo que la adjudicación a es-
tar a la cláusula sexta: contrato copiado a fojas diecisiete se hizo sin obligación, el pago,
esto es, a título gratuito; que se acordó la sustitución del deudor; y que la anotación del
embargo a favor del Banco se efectuó el doce de mayo de mil novecientos noventicuatro
sobre: el predio matriz en su área total que figuraba en los Registros Públicos a nombre
de la Cooperativa, es decir, en fecha anterior a la inscripción de una parte del predio a fa-
vor del tercerista que ocurrió el catorce de junio del mismo año. 3.4: La Sala de mérito
siendo de distinto criterio, ha revocado la apelada y reformando la ha declarado fundada
en parte la citada demanda conforme señala en el inicio de la presente resolución en lo
que es Materia del Recurso, estableciendo que: a) con la escritura pública la compraven-
ta e independización de fecha veintiuno de enero de mil novecientos ochentinueve,
obrante a fojas ciento sesenticuatro, otorgado por la Cooperativa a favor del actor. Se ha
acreditado la adquisición de la propiedad por el tercerista a título oneroso, cancelando
una parte del precio al contado; y la otra a cuenta de sus beneficios sociales, en la que
158
Embargo inscrito y tercería de propiedad
consta, el pago del impuesto de alcabala y que en la cláusula sétima de la citada escritura
pública se pactó que el bien se adquiere sin afectaciones ni gravámenes, razón por la que
no puede considerarse que el tercerista haya asumido obligación algún frente al banco ni
que se haya producido la figura de la subrogación a que se refiere el artículo 1260 del Có-
digo Civil, b) Si bien existen dos títulos a favor del tercerista: un contrato privado de inde-
pendización y adjudicación en propiedad, de fecha treinta de julio de mil novecientos
ochentinueve y una escritura pública del veintiuno de enero de mil novecientos ochenti-
nueve esto no está prohibido por la ley habiendo procedido a inscribir el de fecha posterior
en razón de contener la autorización administrativa, de lo que se tiene que dicha traslación
de dominio fue con anterioridad al embargo trabado por el Banco el quince del mes de fe-
brero de mil novecientos noventidós conforme a ley, ficha de fojas veinte, y c) que el pe-
dido del banco respecto a 43 indemnización no ha sido acreditado en los términos que exi-
ge el artículo 1969 del Código Civil. 3.5: Que, el argumento de la causal procesal se
circunscribe a dos aspectos: a) establecer si la recurrida infringe lo dispuesto en el inciso
59 del artículo 1,3 de la Constitución Política del Estado, al no encontrarla debidamente
motivada, por no haberse pronunciado sobre las principios registrales invocados como
principal sustento del escrito de absolución del recurso de apelación de la sentencia sin
mencionar además la Ley aplicable ni la norma de derecho material que sustenta el fallo,
contraviniendo también a decir del banco codemandado lo prescrito en el inciso 39 del ar-
tículo 122 del Código Procesal Civil; y, b) determinar si se infringe lo dispuesto en los ar-
tículos 374 y 189 del Código Procesal citado, por haber concedido la sentencia impugna-
da en sustento de esta decisión mérito absoluto al contrato de compraventa, independización
de fecha veintiuno de enero de mil novecientos ochentinueve, a pesar de su notoria imper-
tinencia, al constituir un medio probatorio extemporáneo, pues el mismo se refiere a un he-
cho acaecido antes de la etapa de postulación del proceso; y que debió ser ofrecido al ini-
cio del mismo y no cuando ya había precluido el momento de su ofrecimiento, causando
indefensión al Banco codemandado afectando así el debido proceso, al no haber cumplido
con la formalidad imperativa. 3.6: Que, el principio procesal de la motivación escrita de
las resoluciones judiciales se halla consagrado en el artículo 139, inciso 59 de la Carta
Fundamental, el cual tiene como finalidad principal el de permitir el acceso de los justicia-
bles al conocimiento del razonamiento lógico jurídico empleado por las instancias de mé-
rito para justificar sus decisiones jurisdiccionales y así puedan ejercer; adecuadamente su
derecho de defensa, cuestionando de ser el caso, el contenido y la decisión asumida. Que
esta motivación escrita de las resoluciones judiciales constituye un deber y a la vez una
obligación para los magistrados, tal como lo establecen, los artículos 50, inciso 64, y 122
inciso 3, del Código Procesal Civil, concordante con el artículo 12 del Texto Único Orde-
nado, de la Ley Orgánica del Poder Judicial y con el artículo 139, inciso 59 de la Consti-
tución Política del Estado e implica que los juzgadores señalen en forma expresa la ley que
aplican como los fundamentos fácticos que sustentan su decisión respetando los principios
de congruencia y de jerarquía de II- normas. 3.7: Que, la sentencia de vista al revocar la
apelada, no carece de los requisitos antes citados, toda vez que se apoya en lo dispuesto en
los artículos 1260 y 1969 del Código Civil pues considera que en virtud de la cláusula
sétima del contrato de compraventa de fojas ciento sesenticuatro no pesa hipoteca, embar-
go ni medida judicial o extrajudicial que pudiera limitar, restringir el derecho de libre dispo-
sición del tercerista por lo que no puede hablarse de una sustitución de derechos que deter-
mine que el tercerista asuma la deuda de su adjudicataria, en este caso de la Cooperativa
Agraria de Usuarios Señor de Luren Limitada a favor del Banco demandado, además de pre-
cisar que no se advierte la existencia de daños que determinen el pago de la indemnización
159
Fort Ninamancco Córdova
solicitada y si bien, no se pronuncia sobre los principios registrales invocados por la enti-
dad demandada en su escrito de absolución de la apelación, ello no significa que se infrin-
ja el principio de motivación de las resoluciones, porque expone los fundamentos básicos
de hecho y de derecho que sustentan su decisión, estableciendo que la traslación de domi-
nio a favor del tercerista es de fecha anterior a la medida cautelar de embargo de fecha
quince de febrero de mil novecientos noventidós trabada por el Banco ejecutante, por tal
razón no se configura el agravio de falta de motivación indicado en el punto a) del conside-
rando tercero punto cinco; 3.8: Que, en cuanto al otro extremo de la causal procesal denun-
ciada, debe indicarse que si bien el Colegiado mediante resolución número trece del diez
de octubre del dos mil uno corriente a fojas ciento ochentinueve de autos, admite como
prueba la fotocopia legalizada del Testimonio de Compraventa e Independización de fecha
veintiuno de enero de mil novecientos ochentinueve; también lo es que si bien reconoce
que debió ofrecerse en la etapa postulatoria, sin embargo, considera que al tener relación
directa con el asunto en controversia resultaba necesaria su admisión, lo que importa un
caso de admisión de oficio tácita de dicha prueba extemporánea, que constituye decisión
inimpugnable del juzgador; además que, en virtud a lo dispuesto en el artículo IX del
Título Preliminar del Código Procesal Civil si bien las normas procesales del Código aco-
tado son de carácter imperativo el segundo párrafo de dicho artículo establece que el juez
adecuara su exigencia al logro de los fines del proceso, resultando necesario indicar que
el juzgador está en libertad de admitir la prueba que estime útil para formarse convicción
y apreciarla en el marco del principio de razonabilidad que, por ello, no se advierte la vul-
neración del numeral 374 del Código Procesal Civil ni de lo dispuesto en el artículo 189
del glosado Código que establece la oportunidad y pertinencia del ofrecimiento de los
medios probatorios, por haberse establecido la necesidad de incorporar a dicha instru-
mental como medio probatorio adicional a la controversia, tanto más si dicha Escritura
Pública de Compraventa e Independización de fecha veintiuno de enero de mil novecien-
tos ochentinueve otorgada a favor del actor, no es la que está inscrita en los Registros de
la Propiedad Inmueble de Ica, sino el Contrato Privado de Independización y Adjudica-
ción en Propiedad del treinta de julio de mil novecientos ochentinueve por lo que no co-
rresponde tampoco amparar esta denuncia procedimental. Cuarto.- Que, en cuanto a la
denuncia de inaplicación de los principios registrales recogidos en los numerales 2013,
2014, 2016 y 2022 del Código Civil, así como de los artículos VII, VIII y IX del Título
Preliminar del Reglamento General de los Registros Públicos, esta se sustenta en que la
medida cautelar de embargo registrada a favor del banco codemandado es de fecha ante-
rior (doce de mayo de mil novecientos noventicuatro) al registro de la propiedad que hi-
ciera el tercerista (catorce de junio de mil novecientos noventicuatro) de la parcela ocho
por lo que no puede ser opuesto a su derecho, más aún si dicha inscripción no ha sido
cuestionada judicialmente, encontrándose amparada en el principio de la buena fe
registral. 4.1:Que, en el presente proceso el tema central de la controversia radica en es-
tablecer si el derecho de propiedad sobre la parcela ocho de cuatro hectáreas independi-
zada de la matriz de mayor extensión, alegado y demostrado por el tercerista don Artemio
Pablo Purilla Nieto e inscrito en el Registro de la Propiedad Inmueble de Ica, tiene prima-
cía o no frente al embargo inscrito con anterioridad a favor del Banco de Crédito del Pe-
rú-Sucursal de Ica sobre el indicado predio cuando figuraba a nombre de la Cooperativa
Agraria de Usuarios codemandada Señor del Luren, deudora de dicha institución crediti-
cia. 4.2: Que, revisados los autos se tiene lo siguiente: a) Con fecha quince de febrero de
mil novecientos noventidós en virtud del mandato del Juzgado Civil de Ica, Secretario
Germán Anchante y hasta por la suma de doscientos cincuenta mil nuevos soles, se trabó
160
Embargo inscrito y tercería de propiedad
161
Fort Ninamancco Córdova
recogido, además por normas como el artículo 1135 del Código Civil, que constituye una
norma de derecho común, el cual precisa el criterio de que tiene preferencia el acreedor de
buena fe cuyo título ha sido inscrito primeramente, por lo que en el presente caso debe pre-
ferirse el embargo inscrito a favor del codemandado Banco de Crédito del Perú-Sucursal
de Ica, que ha sido registrado con anterioridad al derecho alegado por el tercerista; mas aún
si se tiene en cuenta que de conformidad con el artículo 2013 del Código Civil el conteni-
do de la inscripción se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras no se rectifi-
que o se declare judicialmente su invalidez; y conforme señala el artículo 2014 del propio
Código, el tercero que de buena fe adquiere a título oneroso algún derecho de persona que
en el registro aparece con facultades para otorgarlo mantiene su adquisición una vez ins-
crito su derecho y en el caso de autos el Banco de Crédito codemandado inscribió su me-
dida cautelar de embargo a fin de garantizar el cobro de su acreencia, cuando el actor aún
no había inscrito su derecho de propiedad. Décimo.- Que, en tal entender, de autos se ad-
vierte que la Sala de mérito se ha limitado a demostrar que el bien materia de litis fue ad-
quirido por el tercerista con anterioridad a la concesión e inscripción de la medida caute-
lar cuestionada, pero ha obviado aplicar las normas registrales, ya que si bien el registro
para efectos de establecer el derecho de propiedad sobre un inmueble no es constitutivo, es
decir, que el derecho se constituye fuera de registro; sin embargo, para que un derecho de
propiedad inmobiliario tenga la certeza necesaria para su protección y posibilidad de
tráfico comercial requiere de su inscripción; y, si bien el inmueble sublitis fue adquirido
por el tercerista en fecha anterior al embargo, también lo es que para efecto del tráfico in-
mobiliario, quien aparecía registralmente como propietario era solo la codemandada Coo-
perativa Agraria de Usuarios Señor de Luren Limitada y en base a tal información actuó la
entidad bancaria igualmente demandada cuya presunción de buena fe no ha sido destruida,
manteniendo su derecho una vez inscrito aunque el titular del bien resulte ser el tercerista.
Décimo Primero.- A ello se agrega que los artículos VII, VIII y IX del Reglamento Ge-
neral de los Registros Públicos de mil novecientos sesentiocho establecen: que el conte-
nido de las inscripciones se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras no se
rectifique en la forma que establecen las leyes y reglamentos o no se declare judicialmen-
te su invalidez; para los efectos de las garantías que los Registros otorgan a los terceros
conforme a los artículos 1052, 1065, 1068 y 1073 del Código Civil y 26 del Código de
Comercio, la exactitud y veracidad de los asientos de inscripción, de acuerdo con su con-
tenido literal, no admiten prueba o declaración en contrario, que perjudiquen los derechos
de quienes se hubieran amparado en la fe del Registro y las normas sobre los Registros no
amparan la mala fe. Décimo Segundo.- De las consideraciones precedentes fluye que se
ha configurado el supuesto de la causal in iudicando de inaplicación de normas de dere-
cho material invocada, puesto que se han inaplicado en la sentencia de vista recurrida los
artículos 2012, 2013, 2014 y 2016 del Código Civil y los artículos VII, VIII y IX del
Título Preliminar del Reglamento General de los Registros Públicos. 3.- DECISIÓN:
Por estas razones y de conformidad con el artículo 396, inciso 1 del Código Procesal Ci-
vil NUESTRO VOTO es porque: 1) se declare FUNDADO el recurso de casación de fo-
jas doscientos cuarenta, interpuesto por el Banco de Crédito del Perú-Sucursal de Ica, y
en consecuencia NULA la sentencia de vista de fojas doscientos treintiuno, su fecha
quince de febrero del dos mil dos; y 2) actuando en sede de instancia: se CONFIRME la
sentencia apelada de fojas ciento cuarentiuno, su fecha diez de setiembre del dos mil uno
en cuanto declara infundada en todos sus extremos la demanda postulada por don Arte-
mio Pablo Purilla Nieto con el Banco de Crédito del Perú-Sucursal de Ica y la Cooperati-
va Agraria de Usuarios Señor del Luren Limitada, sobre Tercería de Propiedad, respecto a
162
Embargo inscrito y tercería de propiedad
la parcela número ocho con Unidad Catastral número diez mil ochocientos setenticuatro,
ubicada en el predio denominado La Esperanza, comprensión del Distrito de Los Molinos,
Provincia y Departamento de Ica; en los seguidos por don Artemio Pablo Purilla Nieto,
contra el Banco de Crédito del Perú-Sucursal Ica y otro, sobre Tercería de Propiedad.
SS. ROMÁN SANTISTEBAN, CARRIÓN LUGO
163
Fort Ninamancco Córdova
TERCERÍA DE PROPIEDAD. Lima, cinco de mayo del dos mil tres: LA SALA CIVIL
TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA;
vista la causa número tres mil ciento noventicuatro - dos mil dos; con los acompañados en
audiencia pública de la fecha y producida la votación con arreglo a ley emite la siguiente
sentencia: MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto a fo-
jas trescientos cuarenta a trescientos cuarenticinco por Fernando Camacho Alcántara con-
tra la sentencia de vista de fojas doscientos setentinueve a doscientos ochentiuno expedi-
da por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, el veintiocho
de agosto del dos mil dos; que revoca la sentencia apelada de fojas doscientos treintiuno a
doscientos treinticuatro que declara fundada la demanda interpuesta por el recurrente con-
tra el Banco de Crédito del Perú Sucursal Trujillo y otro sobre Tercería de Propiedad; y re-
formándola, la declara infundada; FUNDAMENTOS DEL RECURSO.- Por resolución
de esta Sala Suprema del veintinueve de octubre del dos mil dos, se declaró procedente el
recurso por la causal prevista en el inciso primero del artículo trescientos ochentiséis del
Código Procesal Civil, esto es, aplicación indebida de doctrina o principio jurisprudencial,
contenida en la resolución de casación cuatrocientos tres - dos mil uno - Piura, al haber
sido considerada como principio jurisprudencial conforme al artículo veintidós de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, situación que resulta diferente al presente caso, considerando
que se trata de una medida cautelar que había trabado el Banco ejecutante, la que fue le-
vantada al declararse fundada la tercería, en tanto que en autos la medida cautelar que ha-
bía trabado el Banco había sido cancelado por caducidad, esto es, que cuando inscribió su
título no estaba vigente por haberse extinguido, conforme a lo prescrito por el inciso d) del
artículo noventicuatro y los artículos ciento tres y ciento cuatro del Reglamento General de
los Registros Públicos; CONSIDERANDO: Primero.- Que, conforme a los artículos qui-
nientos treintitrés y quinientos treinticuatro del Código Procesal Civil la tercería de pro-
piedad se entiende con el demandante y el demandado, y solo puede fundarse en la propie-
dad de los bienes afectados por medida cautelar para la ejecución y puede interponerse en
cualquier momento antes de que se inicie el remate del bien; Segundo.- Que, en el caso de
autos la demanda de tercería de propiedad interpuesta por el recurrente Fernando Cama-
cho Alcántara, se sustenta en el contrato privado de compraventa del inmueble submateria
con legalización notarial de firmas de sus otorgantes de la misma fecha, catorce de agos-
to de mil novecientos noventisiete obrantes a fojas dos y tres, según el cual adquirió di-
cho inmueble de sus anteriores propietarios, los ahora codemandados Manuel Zoe Ganoza
Moreno y Manuela Concepción Gayoso Zuloeta de Ganoza; Tercero.- Que, por su parte el
Banco de Crédito del Perú, sucursal de Trujillo, con fecha veintiuno de noviembre de mil
novecientos noventisiete inscribió a su favor en el Registro de Propiedad una medida cau-
telar de embargo en forma de inscripción sobre el mismo inmueble para garantizar el re-
sultado del proceso, que sobre obligación de dar suma de dinero ha seguido contra los eje-
cutados Manuel Ganoza Moreno y Manuela Gayoso de Ganoza, conforme se aprecia del
Certificado de Gravámenes de fojas catorce; Cuarto.- Que, la sentencia de vista, al revo-
car la apelada de fojas doscientos treintiuno, que declaró fundada la demanda de tercería se
ha basado fundamentalmente en el precedente de la casación de la Corte Suprema número
cuatrocientos tres - dos mil uno procedente de Piura, la que, según expresa, contiene prin-
cipio jurisprudencial y por consiguiente de cumplimiento obligatorio en todas las instan-
cias judiciales en aplicación de lo normado por el artículo veintidós de la Ley Orgánica del
164
Embargo inscrito y tercería de propiedad
Poder Judicial, según la cual frente al principio de prioridad en el rango (derecho de pro-
piedad), nuestro ordenamiento jurídico ha previsto los principios registrales de buena fe
y de prioridad recogidos por el artículo dos mil catorce del Código Civil y artículos sex-
to del Título preliminar del Reglamento General de los Registros Públicos, para concluir
que cuando se inscribió el embargo a favor del Banco de Crédito no aparecía inscrito el
título de propiedad del tercerista; por lo que prevalece el derecho del Banco en virtud
de los principios registrales de legalidad, de impenetrabilidad y el de publicidad; Quin-
to.- Que, sin embargo, respecto de esta materia casatoria no existe aún doctrina jurispru-
dencial en la forma y con los requisitos previstos en el artículo cuatrocientos del Código
Procesal Civil y si bien pueden haber existido casos como es el de la casación a que se ha
hecho referencia, suscrito por magistrados distintos a los que componen este tribunal, que
han fallado casatoriamente otorgando prioridad a los principios registrales frente al prin-
cipio de rango recogido por el artículo dos mil veintidós del Código Civil, dicha ejecuto-
ria no puede considerarse de obligatorio cumplimiento en aplicación del artículo veinti-
dós de la Ley Orgánica del Poder Judicial, no solo porque este es un Tribunal de Casación
y no una instancia de mérito sino que, como se ha precisado, no constituye la doctrina ju-
risprudencial en la forma establecida por el citado artículo cuatrocientos del Código Ad-
jetivo; Sexto.- Que, siendo esto así, acorde con las reiteradas ejecutorias de esta misma
Sala, en el caso sublitis resulta de aplicación el principio de rango que emana del artículo
dos mil veintidós del Código Civil, y específicamente, de su segundo párrafo según el cual
en la oponibilidad de derechos sobre inmuebles cuando ellos son de distinta naturaleza se
aplican las disposiciones del derecho común, es decir, prevalece el derecho real de propie-
dad, oponible erga omnes, frente al derecho personal crediticio, pues no cabe duda que
solo tratándose de casos de derechos de igual naturaleza real a que se contrae el primer
párrafo de dicha norma sustantiva rigen los principios registrales de prioridad y buena
fe; Sétimo.- Que, en el caso de autos, y tal como ha sido valorado y expuesto en la sen-
tencia de primera instancia, ha quedado demostrado que el contrato de compraventa del
inmueble sublitis de fojas dos y tres tiene como fecha cierta catorce de agosto de mil no-
vecientos noventisiete, en virtud de la legalización notarial de la misma data, corroborado
con el documento de fojas ciento veinte, en tanto que el embargo solicitado por el Banco
ejecutante se inscribió en los Registros Públicos el veintiuno de noviembre de mil nove-
cientos noventisiete; tal como se aprecia del certificado de gravámenes de fojas catorce, es
decir con fecha posterior, por lo que, acorde con la disposición legal precitada tal medida
cautelar por su condición de derecho personal no puede oponerse al derecho real de pro-
piedad que ostenta el tercerista, resultando así indebidamente aplicada en la sentencia de
vista la ejecutoria a que se ha hecho referencia; Octavo.- Que, siendo esto así, de confor-
midad con el inciso primero del artículo trescientos noventiséis del Código Procesal Civil
declararon: FUNDADO el recurso de casación de fojas trescientos cuarenta a trescientos
cuarenticinco, en consecuencia NULA la sentencia de vista de fojas doscientos setentinue-
ve a doscientos ochentiuno y actuando en sede de instancia, CONFIRMARON la senten-
cia apelada de fojas doscientos treintiuno a doscientos treinticuatro, que declara fundada
la demanda; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución el diario oficial El
Peruano, en los seguidos por Fernando Juan Camacho Alcántara contra el Banco de Cré-
dito y otro sobre Tercería de Propiedad; y los devolvieron.
SS. ECHEVARRÍA ADRIANZÉN; MENDOZA RAMÍREZ; AGUAYO DEL ROSARIO;
LAZARTE HUACO; PACHAS ÁVALOS
165
Fort Ninamancco Córdova
CAS. N° 2103-2006-LIMA
(El Peruano, 30/11/2006)
Lima; veintidós de agosto de dos mil seis. La Sala Civil Permanente de la Corte Suprema
de Justicia de la República, vista la causa número dos mil ciento tres guión dos mil seis en
audiencia pública de la fecha y producida la votación con arreglo a ley; emite la siguiente
sentencia; 1. MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto
por la empresa demandada Caterpillar Financial Services Corporation contra la sentencia
de vista de fojas cuatrocientos cincuenta y dos, su fecha veintiséis de abril de dos mil seis,
expedida por la Primera Sala Civil con Sub Especialidad Comercial de la Corte Superior
de Justicia de Lima, que confirmando la sentencia apelada de fojas trescientos trece, su fe-
cha veintiocho de octubre de dos mil cinco, declara fundada la demanda de tercería de pro-
piedad interpuesta por Aquiles Ayala Esquivel; con lo demás que contiene. 2. FUNDA-
MENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO PROCEDENTE EL RECURSO:
Por resolución de fecha veintidós de junio último, obrante a fojas cuarenta del cuaderno de
casación, esta Sala Suprema ha declarado procedente el recurso por las causales previstas
en los incisos 1 y 2 del artículo 386 del Código Procesal Civil, describiendo los siguientes
agravios: a) La interpretación errónea del artículo 2022 del Código Civil, cuya interpreta-
ción correcta según se afirma, debe realizarse junto con los principios de buena fe, publi-
cidad y legitimación registrales, que son de aplicación por no existir un Código donde en-
contrar “las disposiciones de derecho común”, lleva a concluir que el derecho inscrito sea
cual fuera la naturaleza del mismo, tiene prioridad sobre otros derechos no inscritos o ins-
critos con posterioridad y, además, debe presumirse cierto, produciendo todos sus efectos,
como la posibilidad de afectar el bien mediante una medida cautelar, pues, no es relevan-
te determinar la naturaleza de los derechos que se oponen, máxime si durante el tiempo
que transcurre entre la realización del acto jurídico de compraventa de un determinado
inmueble y su inscripción registral, el derecho de propiedad del adquirente es un derecho
relativo que solo puede ser opuesto al vendedor, mas no a terceros que no conocen de la
transferencia efectuada; por último, se indica que la Corte Suprema se ha pronunciado so-
bre este tema en las resoluciones recaídas en los expedientes que se mencionan; b) La
inaplicación de las siguientes normas de derecho material: b.1) Del artículo 1135 del Có-
digo Civil, en mérito al cual –según se afirma– debe preferirse al embargo inscrito a favor
del recurrente, que ha sido registrado con anterioridad al derecho alegado por el deman-
dante, quien, junto a su esposa, no fue diligente y, en consecuencia, no cumplieron con ins-
cribir el derecho de propiedad adquirido mediante escritura pública del treinta de octubre
del año dos mil uno, razón por la cual, dicha transferencia no puede ser opuesta a la recu-
rrente; b.2) Del artículo 2012 del Código Civil, que consagra el principio de publicidad, en
mérito al cual, se sostiene que no hay razón para que prevalezca la propiedad sobre un em-
bargo, si este último se inscribió primero; b.3) Del artículo 2013 del Código Civil, que
consagra el principio de legitimación cuya aplicación –según se sostiene–, hubiera lleva-
do a declarar infundada la demanda; y, b.4) Del artículo 2016 del Código Civil, que con-
sagra el principio de prioridad, en mérito al cual, el derecho de la recurrente tiene priori-
dad frente al derecho invocado por el demandante. 3. CONSIDERANDO: Primero.- Que
en el presente proceso el tema central de la controversia radica en establecer si el derecho
de propiedad alegado y demostrado por el tercerista Aquiles Ayala Esquivel tiene primacía
o no frente al embargo inscrito en el Registro de la Propiedad Inmueble a favor de la
166
Embargo inscrito y tercería de propiedad
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Fort Ninamancco Córdova
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Embargo inscrito y tercería de propiedad
CAS. N° 909-2008-AREQUIPA
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Fort Ninamancco Córdova
dar suma de dinero, que siguiera doña Soledad Adela Ramírez Castillo, justamente para
asegurar la eficacia del resultado de la sentencia y que cuando se inscribieron las medidas
cautelares en las partidas registrales de los predios afectados figuraban y aún figuran como
titulares registrales, don Ángel Carbajal Valvidia y doña Soledad Adela Ramírez Castillo
y no el tercerista; que el embargo es una afección Real pues afecta el ius disponiendi y me-
rece protección registral, no es un derecho personal por el solo hecho de derivar de un cré-
dito, ya que al inscribirse en los Registros Públicos sus efectos no solo pueden ser inter
partes, sino también erga omnes. Tercero.- Que, con relación a los fundamentos del recur-
so de casación, en principio, debe tenerse en cuenta que de conformidad con el artículo
533 del Código Procesal Civil la tercería se entiende con el demandante y el demandado y
solo puede fundarse en la propiedad de los bienes afectados por medida cautelar o para la
ejecución; o en el derecho preferente a ser pagado con el precio de tales bienes. Cuarto.-
Que, en el presente caso, el demandante alega tener derecho de propiedad sobre los bienes
inmuebles materia de embargo, por haberlos adquirido en compraventa y en anticipo de
legítima de sus anteriores propietarios, con fecha diecinueve de enero del dos mil, esto es,
antes de la inscripción de las medidas cautelares que son materia de la demanda, cuando
dichos bienes estaban libres de gravámenes. Quinto.- Que, con relación a la aludida inter-
pretación errónea del artículo 2022 del Código Civil; la doctrina ha diferenciado, clara-
mente, entre lo que constituye un derecho real y un derecho personal; así el derecho real
es: “(...) aquella categoría de derechos patrimoniales, que se caracteriza, según opinión co-
mún, por ser derecho sobre las cosas (...)”; mientras que el derecho personal o de crédito
“(...) son aquellos que atribuyen a su titular un poder que le permite dirigirse a otra perso-
na y reclamar de ella una acción o una omisión (...)”. Sexto.- Que, en el caso de autos con-
forme lo reconoce la propia demandada doña Hilda Tomasa Mendoza Cervantes viuda de
Valenzuela, en su escrito de contestación de la demanda, el veinte de enero de dos mil se
presentaron antes los Registros Públicos de Arequipa los títulos que contenían las medidas
cautelares dispuestas por el Juzgado y que posteriormente quedaron inscritas con fecha
veinticuatro de enero del mismo año. Sétimo.- Que, es objeto imprescindible de la terce-
ría de propiedad, determinar si a la fecha de adquisición del objeto de la tercería, el terce-
rista era propietario con documento de fecha cierta y que preceda en el tiempo a la de la
medida cautelar, a favor del recurrente; para ello, el actor, debe acreditar, su calidad de pro-
pietario del bien. Octavo.- Que, en consecuencia, en el presente caso, el debate casatorio
está orientado a determinar si las medidas cautelares de embargo, dictadas a favor de la de-
mandada doña Hilda Tomasa Mendoza Cervantes viuda de Valenzuela, constituyen dere-
cho de naturaleza real o personal, como se sostiene en la sentencia que es materia del re-
curso extraordinario; por tal razón, conviene precisar que los derechos personales o de
crédito, nacen de una relación jurídica sustancial entablada entre dos o más personas y res-
ponden a una expectativa de acción que tiene el acreedor para con el deudor; mientras que
el derecho real, implica la existencia de una vinculación jurídica directa, entre una perso-
na y un bien; se trata de un derecho que recae e incide directamente sobre tal bien. Nove-
no.- Que, por esta razón, la naturaleza jurídica del derecho de crédito o personal no puede
ser convertido en un derecho, por el solo hecho de inscripción en el Registro Público, esto
es, que la inscripción registral no puede desnaturalizar o convertir el derecho, sea real o
personal, que se ha logrado inscribir, porque ambos derechos, de acuerdo con la doctrina,
la jurisprudencia y la legislación nacional, responden a situaciones jurídicas distintas; la
propia Exposición de Motivos Oficial del Código Civil, en lo referido al Libro de los Re-
gistros Públicos, refiere “(...) quien embarga un inmueble, no convierte su derecho de cré-
dito que es personal, derivado de la falta de cumplimiento de la obligación de pago, en un
170
Embargo inscrito y tercería de propiedad
derecho real, porque la inscripción no cambia la naturaleza de los derechos. El crédito se-
guirá siendo a pesar de la inscripción de un derecho personal (...)”. Décimo.- Que, en efec-
to, la sustentación de este razonamiento se encuentra respaldada por la segunda parte del
artículo dos mil veintidós del Código material, numeral que indica: “Para oponer derechos
reales sobre inmuebles a quienes también tienen derechos reales sobre los mismos, es pre-
ciso que el derecho que se opone esté inscrito con anterioridad al de aquel a quien se opo-
ne. Si se trata de derechos de diferente naturaleza se aplican las disposiciones del Derecho
común”. Undécimo.- Que, en el presente caso, conforme ha quedado establecido en las
instancias de mérito, tanto la compraventa del inmueble urbano sito en la calle Sucre,
número 165, San José, distrito de Mariscal Cáceres, provincia de Camaná, departamento
de Arequipa, como los Anticipos de Legítima de los predios rústicos San Francisco y San-
tiago Granda del distrito de José María Químper, provincia de Camaná, departamento de
Arequipa, se han celebrado con fecha diecinueve de enero del dos mil; mientras que el em-
bargo inscrito a favor de la demandada, doña Hilda Tomasa Mendoza Cervantes viuda de
Valenzuela fue presentado a los Registros Públicos el veinte de enero del dos mil; conse-
cuentemente, no se le puede aplicar la regla conflictual establecida en la primera parte del
artículo 2022 del Código Civil. Duodécimo.- Que, por esta razón y habiéndose acreditado
el derecho de propiedad del Tercerista con Documentos Públicos celebrados con anteriori-
dad a la inscripción de la medida cautelar de embargo dictada a favor de la demandada,
doña Hilda Tomasa Mendoza Cervantes viuda de Valenzuela, la pretensión del actor debe
ser amparada en todo sus extremos, máxime que los derechos que se discuten en sede ju-
dicial, son de distinta naturaleza; de un lado, el derecho de propiedad que reclama el terce-
rista tiene naturaleza real por excelencia, en tanto que el derecho de la acreedora ejecutan-
te constituye un derecho eminentemente personal; por lo que, resulta de aplicación la
segunda parte del artículo 2022 del Código Sustantivo. Décimo Tercero.- Que, en suma,
de acuerdo con lo previsto en la última parte del artículo 2022 del Código Civil, para re-
solver la presente causa hay que recurrir a las disposiciones del derecho común y en tal
sentido, el predio adquirido por el demandante con fecha anterior a la inscripción de la me-
dida cautelar no puede responder frente al gravamen anotado, pues la distinta naturaleza de
los derechos en conflicto, hace impertinente la aplicación de la prioridad registral. Décimo
Cuarto.- Que, no resultan de aplicación en el presente caso los artículos 2013 y 2014 del
Código Civil que definen los principios de legitimación y fe pública registral, así como
tampoco el artículo 2016 sobre el principio de prioridad en el tiempo de las inscripciones;
sino más bien, tratándose de un conflicto de dos derechos de distinta naturaleza sobre un
mismo bien, resulta de especial aplicación lo previsto en el segundo párrafo del artículo
2022 del Código Civil que expresamente señala: “Para oponer derechos reales sobre in-
muebles a quienes también tienen derechos reales sobre los mismos es preciso que el de-
recho que se opone esté inscrito con anterioridad al de aquel a quien se opone. Si se trata
de derechos de diferente naturaleza se aplican las disposiciones de derecho común”. Déci-
mo Quinto.- Que, finalmente, conviene hacer notar, que no pasa inadvertido para este Co-
legiado que el tercerista viene a ser el hijo de los demandados deudores don Wílber Ángel
Carbajal Valdivia y doña Juana Leonor Maldonado Pastrana de Carbajal, y que los actos
de disposición del patrimonio de los deudores se han realizado con posterioridad a la fecha
de interposición de la demanda de obligación de dar suma de dinero y cuando ya se había
dictado la medida cautelar de embargo en forma de inscripción; no obstante al haberse es-
tablecido en las instancias de mérito que no se ha acreditado la connivencia entre el de-
mandado tercerista y sus padres demandados, este Colegiado no puede pronunciarse sobre
este extremo del proceso ni sobre la validez de los documentos, en virtud de los cuales, se
171
Fort Ninamancco Córdova
172
Embargo inscrito y tercería de propiedad
CAS. N° 3687-2009-CUSCO
CAS. N° 3687-2009-CUSCO. Lima, tres de diciembre de dos mil diez.- LA SALA CI-
VIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLI-
CA: con el acompañado, vista la causa número tres mil seiscientos ochenta y siete guión
dos mil nueve en audiencia pública llevada a cabo en la fecha y luego de verificada la vo-
tación con arreglo a Ley, emite la siguiente sentencia: 1. MATERIA DEL RECURSO: Se
trata del recurso de casación interpuesto por el demandado Banco de Crédito del Perú su-
cursal Cusco-BCP, contra la sentencia de vista obrante a fojas doscientos veinticinco, su
fecha siete de agosto de dos mil nueve, que confirmando la sentencia apelada, de fecha
veintiséis de marzo del mismo año, corriente a fojas ciento cuarenta y siete, declara funda-
da la demanda de tercería de propiedad promovida por las actoras Silvia Salas Martínez y
Juana Salas Santos. 2. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO
PROCEDENTE EL RECURSO: Mediante resolución de fecha once de mayo último,
este Tribunal Supremo ha concedido el recurso de casación, únicamente por la causal de
Infracción Normativa Sustancial, artículos 2016 y 2022 del Código Civil, respecto a la
cual el banco impugnante básicamente denuncia: a) Que mediante el proceso civil número
971-00 el Banco Santander Central Hispano BSCH interpone demanda de obligación de
dar suma de dinero contra Walter Guido Callapiña Salas y Margoth Callapiña Condori a la
fiadora Basilia Piedad Salas Martínez, posteriormente el citado banco transfiere sus dere-
chos de crédito a la empresa Soluciones en Procesamiento S.A., Servicorp mediante con-
trato de cesión de derechos, por lo que el BCP no tenía responsabilidad alguna en el cita-
do proceso, y por lo tanto, la tercería debe entenderse con la última empresa y no con el
BCP; si bien el BCP absorbió al BSCH, dentro de su pasivo no se encuentra la deuda de
Walter Guido Callapiña Salas y otra, por haberse cedido a Servicorp; b) En el cuarto
considerando de la sentencia de vista se acepta que el banco acreedor ha embargado el
inmueble con base en la publicidad registral, porque el deudor aparecía en el registro como
legítimo propietario y no existía inscripción o anotación preventiva del derecho de propie-
dad del tercerista; c) En la primera parte del quinto considerando de la sentencia impugna-
da, la Sala Superior acepta que la permuta de acciones y derechos fue inscrita después de
la medida cautelar, no obstante emite pronunciamiento a favor del tercerista, lo que infrin-
ge las normas invocadas, agrega que el Contrato debe operar solo para las partes que han
intervenido en el contrato de permuta de derechos, acciones y porciones indivisas y no
para terceros. 3. CONSIDERANDO: Primero.- Que, de conformidad a lo previsto por el
artículo 384 del Código Procesal Civil, modificado por el artículo 1 de la Ley N° 29364, el
recurso extraordinario de casación tiene por fines esenciales la adecuada aplicación del de-
recho objetivo al caso concreto y la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Cor-
te Suprema de Justicia; por lo tanto, este Tribunal Supremo, sin constituirse en una terce-
ra instancia procesal, debe cumplir su deber pronunciándose acerca de los fundamentos del
recurso, por la causal declarada procedente. Segundo.- Que, con relación a los fundamen-
tos del recurso por la causal declarada procedente, debe tenerse en cuenta que la presente
litis ha sido promovida por las actoras con el objeto de que se deje sin efecto la medida
cautelar y remate del inmueble de su propiedad ubicado en la Calle Matará número 480 del
Cusco, inscrito en el asiento número 05 de la Partida número 11006552 de los Registros Pú-
blicos del Cusco, ello debido a que son legítimas propietarias del inmueble que ha sido embar-
gado ilegalmente por el Banco Santander Central Hispano sucursal Cusco, como si el bien fue-
ra propiedad de la demandada Basilia Piedad Salas Martínez, cuando efectivamente junto con
173
Fort Ninamancco Córdova
la demandada son copropietarias de los inmuebles números 480 y 488 de la Calle Matará,
sin embargo a fin de efectuar construcciones decidieron de mutuo acuerdo las tres herma-
nas celebrar una Escritura Pública de Permuta de Derechos y Acciones, de fecha treinta y
uno de marzo de mil novecientos noventa y tres, en la que se ha establecido que el inmue-
ble número 480 de la Calle Matará queda a favor de la demandante y el inmueble número
488 de la misma calle a favor de Basilia Piedad Salas Martínez, es decir que en el inmue-
ble número 480 esta última no tiene ningún derecho ni acción. Por esta razón acudieron ante
el Cuarto Juzgado Civil del Cusco solicitando su desafectación, sin embargo el Juzgado dis-
puso que mediante la presente acción se determine la desafectación. Tercero.- Que, admiti-
da la demanda y tramitada la litis conforme a ley, el veintiséis de marzo de dos mil nueve se
ha expedido sentencia que declara fundada la demanda y ordena que se levante el embar-
go en forma de inscripción trabado sobre el inmueble materia de la demanda, ello debido
a que con la Escritura Pública de Permuta de Derechos y Acciones y Porciones Indivisas
de fecha treinta y uno de marzo de mil novecientos noventa y tres, no inscrita a la fecha del
embargo, se demuestra que el inmueble urbano ubicado en la Calle Matará número 480 de
la ciudad del Cusco es de propiedad de Juana Francisca Salas de Santos y Silvia Florenti-
na Salas Martínez, y que se ha trabado embargo en forma de inscripción sobre los derechos
y acciones que tendría sobre dicho bien Basilia Piedad Salas Martínez; que el Banco de-
mandado embargó el inmueble sublitis en forma de inscripción creyendo que la demanda-
da era propietaria de dicho bien, pero que estando acreditado que el inmueble submateria
es de propiedad de las actoras, debe ampararse la demanda, pues con el consentimiento de
las partes se perfecciona la transferencia y no con la inscripción registral. Cuarto.- Que,
apelada que fue la sentencia de primera instancia, el siete de agosto de dos mil nueve, la
Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del Cusco, confirma la apelada, con ar-
gumentos similares concluye que si bien a la fecha de inscripción de la medida cautelar
(nueve de abril de dos mil dos) no aparecería inscrita en los Registros Públicos la Escritu-
ra Pública de Permuta, la que fue recién inscrita el veintitrés de enero de dos mil cuatro, en
el presente caso estamos frente a la colisión del derecho real de las actoras y un derecho
personal de la entidad financiera demandada, por lo que conforme a lo preceptuado por el
artículo 2022 del Código Civil, son aplicables las normas del derecho común, así entre el
derecho de propiedad y el embargo, el primero es prevalente, agrega que el contrato de
permuta de fecha treinta y uno de marzo de mil novecientos noventa y tres, es ampliamen-
te anterior al inicio del proceso judicial sobre obligación de dar suma de dinero ocurrido
en el año dos mil, e incluso anterior a la obligación que le dio origen, por lo tanto, las ter-
ceristas y la codemandada Basilia Piedad Salas Martínez de ninguna manera pudieron pre-
ver algún perjuicio para la entidad financiera, por lo que no puede calificarse la conducta
de las terceristas como de mala fe, sino se trata de una adquisición de buena fe, a título
oneroso y en fecha anterior al embargo. Quinto.- Que, en consecuencia, de lo establecido
en las instancias de mérito y los fundamentos del recurso de casación, se advierte que el
debate casatorio, en el presente caso, está orientado a determinar si a los hechos probados
son aplicables las reglas de derecho común o si por el contrario es de aplicación el Princi-
pio de Prioridad Registral estipulado por el artículo 2016 del Código Civil. Sexto.- Que,
en principio, debe advertirse que cuando el artículo 2014 del mencionado Código Sustan-
tivo señala que los derechos adquiridos por tercero de buena fe y a título oneroso de quien
aparece en el registro con facultades para otorgarlo, mantiene su adquisición aunque des-
pués se anule el de su otorgante, expone un supuesto de hecho negocial, cuya naturaleza es
completamente distinta a la inscripción de una medida cautelar, pues esta última constitu-
ye una medida judicial provisional que está destinada a asegurar la ejecución de
174
Embargo inscrito y tercería de propiedad
la sentencia que en su día se dicte en el proceso judicial, por lo tanto, aquí no puede ser
aplicable la regla expuesta en el referido dispositivo legal, porque no se trata, en estricto,
de una adquisición de derechos que prevé la ley. El que los embargos sean inscribibles en
el registro, en modo alguno implica que la ley identifique a estas medidas precautelares
con los actos de adquisición de derechos a que se refiere la aludida norma sustantiva. Por
esta razón, en el caso de autos, no puede ser de aplicación el Principio de Prioridad
Registral regulado por el artículo 2016 del Código Civil. Sétimo.- Que, como ha sosteni-
do este Tribunal Supremo en reiteradas ocasiones, el artículo 2022 del aludido Código es-
tablece en su segunda parte, una excepción al principio prior tempore potior in jure a que
se refiere el artículo 2016 del mismo Código, esto es, cuando concurra un derecho real, con
otro de distinta naturaleza, como es el caso de los embargos, habrán de aplicarse las reglas
de derecho común, sin que exista prevalencia del derecho inscrito sobre el derecho que no
fue inscrito. Octavo.- Que, sobre el particular, la doctrina ha diferenciado claramente lo
que constituyen los derechos reales y los derechos personales. Así, de manera uniforme se
ha establecido que derecho real es: “(...) aquella categoría de derechos patrimoniales, que
se caracteriza, según opinión común, por ser derecho sobre las cosas (...)”, mientras que el
derecho personal o de crédito: “(...) son aquellos que atribuyen a su titular un poder que le
permite dirigirse a otra persona y reclamar de ella una acción o una omisión (...)”; tratán-
dose de derechos de distinta naturaleza, la inscripción registral de un derecho de crédito,
no puede desnaturalizar o convertir el derecho real en un derecho que en esencia constitu-
ye un derecho personal u obligacional. Noveno.- Que, en este mismo sentido, la Exposi-
ción de Motivos Oficial del Código Civil de 1984, en la parte que corresponde al Libro de
los Registros Públicos, ha consignado textualmente “(...) quien embarga un inmueble, no
convierte su derecho de crédito que es personal, derivado de la falta de cumplimiento de la
obligación de pago, en un derecho real, porque la inscripción no cambia la naturaleza de
los derechos. El crédito seguirá siendo a pesar de la inscripción un derecho personal (...)”.
Décimo.- Que, lo expuesto en los considerandos precedentes, tiene sustento válido en lo
dispuesto por la segunda parte del artículo 2022 del Código precitado, que expresamente
señala: “Para oponer derechos reales sobre inmuebles a quienes también tienen derechos
reales sobre los mismos, es preciso que el derecho que se opone esté inscrito con anterio-
ridad al de aquel a quien se opone. Si se trata de derechos de diferente naturaleza se apli-
can las disposiciones del derecho común”(negrilla agregada). Undécimo.- Que, en el pre-
sente caso, ha quedado establecido en las instancias de mérito, que las demandantes son
propietarias exclusivas y excluyentes del inmueble materia de la demanda sito en la Calle
Matará número 480-Cusco, por haberlo adquirido mediante Escritura Pública de Permuta
de Derechos y Acciones celebrada el treinta y uno de marzo de mil novecientos noventa y
tres, en la que se ha establecido expresamente que el inmueble número 480 de la Calle Ma-
tará queda a favor de las demandantes y que a la demandada Basilia Piedad Salas Martínez
le corresponde el inmueble signado con el número 488 de la misma calle; en tanto que el
embargo en forma de inscripción dictado a favor del banco demandado, fue inscrito en los
Registros Públicos del Cusco el nueve de abril de dos mil dos, por lo tanto, queda claro que
la afectación del bien se ha realizado cuando la fiadora Basilia Piedad Salas Martínez, ya
no era propietaria del bien cautelado. Duodécimo.- Que, por lo tanto, habiéndose acredi-
tado el derecho de propiedad de las terceristas sobre el inmueble materia de la medida cau-
telar, con documento público celebrado antes de la inscripción de la medida cautelar de
embargo dictada a favor de la parte demandada, la pretensión de las actoras ha sido ampa-
rada válidamente en las instancias de mérito, pues como se ha explicado, el derecho de
propiedad que reclaman las terceristas tiene naturaleza real, en tanto que el derecho que
175
Fort Ninamancco Córdova
invoca el banco demandado deriva de un derecho de crédito, por esta razón, es de especial
aplicación la segunda parte del artículo 2022 del Código Sustantivo, que expresamente
prescribe: “Para oponer derechos reales sobre inmuebles a quienes también tienen dere-
chos reales sobre los mismos, es preciso que el derecho que se opone esté inscrito con an-
terioridad al de aquel a quien se opone. Si se trata de derechos de diferente naturaleza se
aplican las disposiciones de derecho común”, pues la distinta naturaleza de los derechos en
conflicto, hace impertinente la aplicación del Principio de Prioridad y Fe Registral. 4. DE-
CISIÓN: Por estos fundamentos: a) Declararon INFUNDADO el recurso de casación in-
terpuesto por el banco demandado, por la causal de contravención de normas que garanti-
zan el derecho al debido proceso; en consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista
obrante a fojas doscientos veinticinco, su fecha siete de agosto de dos mil nueve, que con-
firmando la sentencia apelada, de fecha veintiséis de marzo del mismo año, corriente a fo-
jas ciento cuarenta y siete, declara fundada la demanda. b) DISPUSIERON la publicación
de la presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los se-
guidos por Silvia Salas Martínez y Juana Salas Santos, con el Banco de Crédito del Perú
sucursal Cusco, Walter Guido Callapiña Salas y Margoth Callapiña Condori, sobre Terce-
ría de Propiedad; y los devolvieron; interviniendo como Juez Supremo ponente el señor
Álvarez López.
SS. ALMENARA BRYSON, DE VALDIVIA CANO, LEÓN RAMÍREZ, ÁLVAREZ
LÓPEZ
176
Embargo inscrito y tercería de propiedad
derecho de propiedad a favor de las terceristas es de fecha treinta y uno de marzo de mil
novecientos noventa y tres, y la inscripción del contrato de Permuta de Derechos y Accio-
nes y Porciones Indivisas, es de fecha posterior al embargo, es decir del dieciocho de di-
ciembre de dos mil tres; no obstante, para la protección del dominio, y seguridad jurídi-
ca en las transacciones se requiere su inscripción, la cual no se ha verificado a la fecha en
que se inscribió la medida cautelar de embargo respecto al inmueble en controversia. Por
consiguiente, se evidencia la infracción normativa de la norma denunciada, por la Sala Su-
perior, agregándose a ello que admitir la posición de las demandantes importaría dejar de
lado la finalidad esencial que persiguen las medidas cautelares, cual es la de asegurar la
eficacia de las decisiones judiciales, constituyendo esta uno de los principios fundamenta-
les del instituto de las medidas precautorias. Cuarto.- Que, recoger la posición sostenida
por las demandantes en el presente proceso importaría además desconocer el principio de
fe pública registral que confieren los Registros sobre la veracidad y certeza en el momento
de la inscripción de algún acto, como ha ocurrido en el presente caso con el embargo ano-
tado, en cuya fecha de inscripción de tal medida, el dominio del inmueble no aparecía a fa-
vor de las actoras; en consecuencia resulta de aplicación al presente caso las normas que
contienen principios registrales cuya infracción normativa se denuncia, siendo pertinente
acotar que los mencionados principios incorporados en nuestro ordenamiento civil deben
posibilitar la seguridad jurídica en las transacciones, de manera que quien contrata ampa-
rado en la información que publicita el Registro, puede estar en mejores condiciones de
proteger su patrimonio una vez inscrito su derecho. Por tales consideraciones, de confor-
midad a lo estipulado por el artículo 396 del Código Procesal Civil, MI VOTO es porque
se declare FUNDADO el recurso de casación obrante de fojas seis a diecisiete del cuader-
no de casación supremo, interpuesto por el demandado Banco de Crédito del Perú sucur-
sal Cusco, y SE REVOQUE la sentencia de vista corriente a fojas doscientos veinticinco,
su fecha siete de agosto de dos mil nueve, que declara fundada la demanda, y reformán-
dola se declare infundada la citada demanda; en los seguidos por Silvia Salas Martínez y
Juana Salas Santos, con el Banco de Crédito del Perú sucursal Cusco, Walter Guido Ca-
llapiña Salas y Margoth Caltapiña Condori, sobre Tercería de Propiedad; Lima, tres de di-
ciembre de dos mil diez.
S. ARANDA RODRÍGUEZ
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SENTENCIAS EN CASACIÓN A FAVOR
DE PROTEGER AL TITULAR DEL EMBARGO NO INSCRITO
CAS. N° 2807-99-CALLAO
(El Peruano 30/11/2000)
178
Embargo inscrito y tercería de propiedad
179
Fort Ninamancco Córdova
CAS. N° 1417-2000-LAMBAYEQUE
(El Peruano 30/06/2003)
180
Embargo inscrito y tercería de propiedad
porque se declare INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por don César Augus-
to Horna Paz mediante escrito de fojas ciento noventiséis, en consecuencia NO CASAR
la sentencia de vista de fojas ciento ochenticinco su fecha veinticinco de abril del dos mil;
CONDENARON al recurrente al pago de la multa de dos Unidades de referencia Proce-
sal, así como al pago de las costas y costos originados en la tramitación del recurso; DIS-
PUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo
responsabilidad; y los devolvieron.
SS. PANTOJA RODULFO; CELIS ZAPATA; ALVA SAGÁSTEGUI; QUINTANILLA
QUISPE
El Secretario que suscribe, CERTIFICA que los fundamentos de los votos escritos debi-
damente firmados, emitido por los Señores Vocales Pantoja Rodulfo, Celis Zapata y Alva
Sagastegui; que obran debidamente firmados a fojas treinta a treintiuno del cuaderno for-
mado ene esta Sala Suprema; doy fe.
181
Fort Ninamancco Córdova
182
Embargo inscrito y tercería de propiedad
183
Fort Ninamancco Córdova
184
Embargo inscrito y tercería de propiedad
CAS. N° 2429-2000-LIMA
(El Peruano 05/11/2001)
Lima, siete de mayo del dos mil uno.- LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA COR-
TE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; con los acompañados, vista la
causa el día de la fecha y producida la votación con arreglo a Ley, emite la siguiente sen-
tencia. MATERIA DEL RECURSO. Es materia del presente recurso de casación la sen-
tencia de vista de fojas quinientos noventidós, su fecha quince de junio del año dos mil,
expedida por la Sala Especializada de Procesos Abreviados y de Conocimiento de la Corte
Superior de Justicia de Lima, que confirmando la sentencia apelada de fojas cuatrocientos
ochentisiete, su fecha trece de agosto de mil novecientos noventinueve, declara fundada
la demanda; con lo demás que contiene. FUNDAMENTOS DEL RECURSO. Median-
te resolución del dos de noviembre del año dos mil, se ha declarado procedente el recurso
de casación interpuesto por la Compañía Industrial Nuevo Mundo Sociedad Anónima por
los siguientes agravios: a) La interpretación errónea del segundo párrafo del artículo 2022
del Código Civil, al otorgarse un sentido diferente a la referida norma sustantiva, pues si
bien establece que si se trata de derechos de distinta naturaleza se aplican las disposicio-
nes del derecho común, también lo es que al no haberse determinado en forma expresa cual
de los derechos debe primar en caso de conflicto, si el real o el personal, debe concluirse
que la solución radica en la aplicación de las normas de carácter registral; en consecuen-
cia, cuando se opongan derechos de distinta naturaleza jurídica, serán preferidos aquellos
que hayan sido inscritos con anterioridad; b) La inaplicación de los artículos 2014 y 2016
del Código Civil, que regulan el principio de la buena fe registral y el principio de priori-
dad, sosteniendo que cuando inscribió su derecho personal sobre los inmuebles que apa-
recían inscritos a nombre del deudor, no existía constancia alguna que los mismos hubie-
sen sido transferidos a terceros; en ese sentido, los demandantes no pueden oponerle su
derecho de propiedad, pues en esa fecha el mismo no se encontraba debidamente inscrito.
CONSIDERANDO: Primero.- Que, ha quedado establecido en las instancias de mérito,
como cuestión de hecho, que los terceristas adquirieron la totalidad de las acciones y dere-
chos de los predios sublitis por escritura pública del diecisiete de junio de mil novecientos
noventicinco, habiéndose inscrito su dominio con posterioridad a la inscripción del embar-
go efectuado el cuatro de octubre del mismo año. Segundo.- Que, la Sala Superior ha con-
siderado que debe prevalecer el derecho real de propiedad emanado de escritura pública
frente a un derecho personal de naturaleza crediticia, ya que en la época en que se inscri-
bió la medida cautelar, ya dichos bienes eran de propiedad de los terceristas y no del deu-
dor demandado, conforme a lo establecido en el párrafo 2 del artículo 2022 del Código Ci-
vil. Tercero.- Que, la interpretación del citado artículo no es correcta pues la inscripción
del embargo rige para cualquier otro derecho real que pudiera existir si no estuviese pre-
viamente inscrito; la razón estriba en la naturaleza y fines de los Registros Públicos, suje-
ta a los principios de legalidad y publicidad, es decir, que todos conocen las inscripciones
registradas como presunción jure et de jure, y la fe pública registral que da seguridad, per-
manencia y efectividad a los actos jurídicos que se realizan en base a la situación que flu-
ye de las inscripciones registrales que existan, con efectos erga omnes. Cuarto.- Que, en
el caso concreto, la inscripción de la medida cautelar en registros se produjo el cuatro de
octubre de mil novecientos noventicinco, cuando y porque aparecía como condómino del
bien el deudor Fernando Figari Vizcarra, luego, si hubo una venta anterior de las acciones
185
Fort Ninamancco Córdova
dominiales del citado Figari Vizcarra, como que efectivamente lo hizo meses antes por es-
critura pública del diecisiete de junio del mismo año, que no fue inscrita oportunamente,
no puede afectar la validez del embargo inscrito. Quinto.- Que, la fe pública registral debe
ser siempre tutelada, por un criterio de seguridad jurídica, amparado por el derecho y, prin-
cipalmente, como mecanismo de protección al acreedor diligente en el obrar. Sexto.- Que,
al haberse dado la interpretación errónea denunciada, es claro que se han dejado de aplicar
aquellas normas que rigen el principio de la buena fe registral y el principio de prioridad
en el tiempo de la inscripción, contenidas en los artículos 2014 y 2016 del Código Civil,
las mismas que están orientadas a dar valor preferente al derecho que surge de la mencio-
nada inscripción del embargo. Sétimo.- Que, en consecuencia, resultando fundada la ca-
sación por las causales previstas en los incisos 1 y 2 del artículo 386 del Código Procesal
Civil, le corresponde a esta Sala actuar con carácter jurisdiccional, resolviendo el conflic-
to de conformidad con el artículo 396 inciso 1 del Código Adjetivo. SENTENCIA: Estan-
do a los considerandos que anteceden, declararon FUNDADO el recurso de casación in-
terpuesto a fojas seiscientos diecisiete por la Compañía Industrial Nuevo Mundo Sociedad
Anónima, NULA la sentencia de vista de fojas quinientos noventidós, su fecha quince de
junio del año dos mil; y, actuando en sede de instancia REVOCARON la sentencia ape-
lada de fojas cuatrocientos ochentisiete, su fecha trece de agosto de mil novecientos no-
ventinueve, que declara fundada la demanda; REFORMÁNDOLA: Declararon INFUN-
DADA dicha demanda; DISPUSIERON se publique la presente resolución en el diario
oficial El Peruano; en los seguidos por don Roberto Figari Vizcarra y otra, sobre tercería
de propiedad; y los devolvieron.
SS. ALFARO A.; VÁSQUEZ C.; CARRIÓN L.; TORRES C.; DEZA P.
186
Embargo inscrito y tercería de propiedad
CAS. N° 403-2001-PIURA
(El Peruano 31/05/2002)
Lima, diecinueve de octubre del dos mil uno.- LA SALA CIVIL PERMANENTE DE
LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, vista la causa el día de la fecha, y producida la
votación correspondiente de acuerdo a ley, expide la presente sentencia: MATERIA DEL
RECURSO: Es materia del presente recurso de casación la sentencia de vista de fojas
ciento treintiuno, su fecha siete de diciembre de dos mil, expedida por la Primera Sala Ci-
vil de la Corte Superior de Piura que, confirmando la sentencia de primera instancia de fo-
jas noventidós, declara fundada la demanda incoada por doña Gilda Giuliana Grimaldi Gi-
ribaldi, sobre tercería de propiedad. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA
DECLARADO PROCEDENTE EL RECURSO. Mediante resolución de fojas veinti-
dós, su fecha diez de mayo del año en curso, se ha declarado procedente el recurso de ca-
sación interpuesto por NORBANK por la causal prevista por el inciso 2 del artículo 386
del Código Procesal Civil, relativa a la inaplicación de los numerales 2014 y 2016 del Có-
digo Civil. CONSIDERANDO: Primero.- En base a la denuncia formulada por la enti-
dad recurrente, como se ha anotado precedentemente, se ha declarado procedente el recur-
so de casación por la causal de inaplicación de los numerales 2014 y 2016 del Código
Civil. En efecto, la entidad impugnante en su escrito de fojas ciento treinticinco, funda-
mentando su recurso, sostiene que cuando los derechos que se contraponen son de distin-
ta naturaleza, la prioridad en el tiempo de la inscripción es determinante para establecer la
preferencia de los derechos, arguyendo que el embargo inscrito con anterioridad a la trans-
ferencia de propiedad debe prevalecer. Agrega, asimismo, que cuando se dispone el levan-
tamiento del embargo, se está implicando el artículo 2014 del Código Civil, pues la enti-
dad recurrente –sostiene– es un tercero de buena fe, que adquirió un derecho personal de
los propietarios que figuraban en los Registros Públicos, por lo que debe mantenerse su de-
recho una vez inscrito, aunque después se anule, rescinda o resuelva el del otorgante por
virtud de causas que no consten en los Registros Públicos. Segundo.- De lo expuesto se
concluye que el punto central de la controversia ha sido y sigue siendo el siguiente: si el
derecho de propiedad de la tercerista, alegado y probado en autos, tiene o no preferencia
sobre el derecho que emerge del embargo que en forma de inscripción se ha trabado sobre
el mismo bien en favor de la entidad demandada Banco Regional del Norte (Norbank), con
el agregado de que dicho embargo fue inscrito en los Registros Públicos con posterioridad
a la fecha de adquisición por parte de la demandante del bien sublitis. Tercero.- Para de-
terminar si en el caso de autos se han dejarlo de aplicar las normas anotadas en el primer
considerando, ineludiblemente, tienen que analizarse los hechos aportados al proceso. Es
más, si se llega a la conclusión de que se hubieran dejado de aplicar dichos preceptos al
caso de autos, no obstante su pertinencia, variaría el sentido de la decisión. En tales cir-
cunstancias, tendrá que casarse la resolución impugnada y, actuando como organismo de
mérito, la Sala dictará la resolución sobre el fondo que legalmente corresponde. Cuarto.-
La sentencia de vista, para confirmar la sentencia de primera instancia que declara funda-
da la demanda de tercería, se apoya fundamentalmente en la previsión contenida en el ar-
tículo 2022 del Código Civil. Esta norma señala que: “Para oponer derechos reales sobre
inmuebles a quienes también tienen derechos reales sobre los mismos, es preciso que el
derecho que se opone esté inscrito con anterioridad al de aquel a quien se opone. Si se tra-
ta de derechos de diferente naturaleza se aplican las disposiciones del derecho común”.
Examinado el segundo párrafo de esta norma, para dirimir la preferencia de derechos (por
ejemplo: si uno es real y el otro personal) se remite a una fórmula genérica cuando dice que
se aplicará el “derecho común”. Esta norma contiene el principio registral de prioridad de
187
Fort Ninamancco Córdova
rango del derecho real sobre el derecho personal por gozar aquel de la oponibilidad erga
omnes, que no tiene el último. Sin embargo, esta posición ha sido cuestionada por la doc-
trina elaborada y contenida en ejecutorias de casación dictadas por las Salas en lo Civil de
esta Corte. Quinto.- En efecto, frente al referido principio (prioridad de rango), el ordena-
miento jurídico nacional tiene positivizados los principios registrales de buena fe y de
prioridad. El primero de estos principios ha sido recogido por el numeral 2014 del Código
Civil, que señala que “el tercero que de buena fe adquiere a título oneroso algún derecho
de persona que en el registro aparece con facultades para otorgarlo, mantiene su adquisi-
ción una vez inscrito su derecho, aunque después se anule, rescinda o resuelva el del
otorgante por virtud de causas que no consten en los Registros Públicos. La buena fe del
tercero se presume mientras no se pruebe que conocía la inexactitud del registro”. En tan-
to que el principio de prioridad ha sido recogido por el artículo VI del Título Preliminar del
Reglamento General de los Registros Públicos, que dice que “La prioridad en el tiempo de
las inscripciones determina la preferencia de los derechos que otorgan los Registros” y por
el artículo 2016 del Código Civil cuando dice que: “La prioridad en el tiempo de la inscrip-
ción determina la preferencia de los derechos que otorga el registro”. Sexto.- Compulsa-
dos el principio de rango (recogido por el artículo 2022 del Código Civil) frente a los prin-
cipios registrales de buena fe y prioridad en el tiempo, se llega a la conclusión que, en el
presente caso, deben prevalecer estos últimos, en atención a que cuando se inscribió el em-
bargo no aparecía inscrito el título de la tercerista, por lo que el banco demandado mantie-
ne su adquisición una vez inscrito su derecho, pues, en materia registral, quien entra pri-
mero al registro es primero en el derecho. El artículo 1135 del Código Civil, que constituye
una norma de “derecho común”, recoge también el principio de prioridad en el tiempo para
determinar la preferencia en el derecho. Admitir lo contrario importaría destruir el sistema
registral que nos rige y haría ineficaces los siguientes principios: a) El de legalidad, que
preconiza que todo título que pretenda su inscripción debe ser compatible con el derecho
ya inscrito, pues en el presente caso cuando se trabó el embargo en forma de inscripción
en el Registro los demandados don Juan Egúsquiza Zevallos y su cónyuge doña Linda
Franco Stackhouse de Egúsquiza figuraban como titulares de derechos y acciones sobre el
bien. b) El de impenetrabilidad que preconiza el de impedir que se inscriban derechos que
se opongan o resulten incompatibles con otro, aunque aquellos sean de fecha anterior. En
el presente caso el embargo no se habría trabado si en el bien no habrían tenido algún de-
recho los demandados don Juan Egúsquiza Zevallos y su cónyuge doña Linda Franco
Stackhouse de Egúsquiza. c) El de publicidad recogido por el artículo 2012 del Código Ci-
vil que preconiza la presunción absoluta, sin admitirse prueba en contrario, de que toda
persona tiene conocimiento del contenido de las inscripciones Sétimo.- Las razones ano-
tadas conducen a considerar que en el caso submateria, en la sentencia de vista. se han de-
jado de aplicar los numerales 2014 y 2016 del Código Civil, por lo que el recurso debe de-
clararse fundado y la Sala, actuando como organismo de mérito, debe revocar la sentencia
apelada. DECLARACIÓN a) Declararon FUNDADO el recurso de casación interpuesto
por el Banco Regional del Norte (Norbank) y en consecuencia CASARON la sentencia de
fojas ciento treintiuno, su fecha siete de diciembre del dos mil, la que queda nula y sin efec-
to. b) Actuando como organismo de mérito: REVOCARON la sentencia apelada de fojas no-
ventidós, su fecha treintiuno de agosto del dos mil, que declara fundada la demanda de ter-
cería interpuesta por doña Gilda Giuliana Grimaldi Giribaldi; REFORMÁNDOLA:
declararon INFUNDADA dicha demanda: en los seguidos por doña Gilda Giuliana Gri-
maldi Giribaldi con Banco Regional del Norte y otros, sobre tercería, c) Por contener la
presente sentencia un principio jurisprudencial DISPUSIERON su publicación en el dia-
rio oficial El Peruano respetándose su formato, bajo responsabilidad; y los devolvieron.
SS. VÁSQUEZ C.; CARRIÓN L.; TORRES C.; INFANTES V.; CÁCERES B.
188
Embargo inscrito y tercería de propiedad
CAS. N° 2683-2001-LIMA
(El Peruano 30/06/2003)
Lima, nueve de diciembre del dos mil dos.- La Sala Civil Permanente de la Corte Suprema
de Justicia de la República, vista la causa con los acompañados, en audiencia pública rea-
lizada el día dieciséis de agosto último y producida la votación correspondiente de acuer-
do a ley, emite la siguiente sentencia:
1. MATERIA DEL RECURSO: Es materia del presente recurso de casación la senten-
cia de vista de fojas doscientos trece, su fecha veinticinco de junio del dos mil uno, expe-
dida por la Sala Civil de Procesos de Conocimiento y Abreviado de la Corte Superior de
Justicia de Lima, que confirmando la sentencia apelada de fojas ciento treintitrés, su fe-
cha diez de noviembre del dos mil, declara fundada la demanda de tercería, en consecuen-
cia, ordena que se levante el embargo en forma de Inscripción dispuesto mediante resolu-
ción número uno de fecha dos de agosto de mil novecientos noventinueve, expedida en el
cuaderno cautelar, sobre el inmueble ubicado en la avenida del ejército número quinien-
tos quince del Distrito de Miraflores; en los seguidos por dona Isabel Diez Velásquez con
el Banco Standard & Chartered y otros, sobre tercería de propiedad.
2. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO PROCEDENTE
EL RECURSO: Mediante resolución de fecha trece de noviembre del dos mil uno se ha
declarado procedente el recurso de casación interpuesto por el Banco Standard & Charte-
red por la causal prevista en el Inciso 2 del artículo 386 del Código Procesal Civil, relativa
a la inaplicación de los artículos 2012, 2013, 2014 y 2016 del Código Civil.
3. CONSIDERANDOS: Primero.- El impugnante en casación argumenta que en un pro-
ceso de tercería como es el de autos, la controversia gira sobre si el derecho de propiedad
invocado, es oponible exitosamente al derecho que sobra el mismo bien tiene alguno de los
demandados, en el supuesto de que el bien inmueble está inscrito, en cuyo caso se privile-
gia a aquel cuyo título se encuentra inscrito con anterioridad, por lo que no puede aplicarse
como lo ha hecho a Colegiado Superior, la regla de la antigüedad del documento para de-
terminar la oponibilidad del derecho invocado por la tercerista, que debe girar en torno a
cual de los derechos fue primeramente inscrito, habiéndose inaplicado los artículos 2012,
2013, 2014 y 2016 del Código Civil, lo que no se ha tomado en cuenta por la Sala Superior,
ni por el Juzgador por cuanto son los principios registrales los que protegen al adquirente de
buena fe. Segundo.- La sentencia de vista considera que con el Testimonio de la escritura
pública de compraventa de fojas cuatro a siete de fecha dieciocho de agosto de mil nove-
cientos noventicinco, se ha acreditado la propiedad de la demandante respecto al inmueble
materia de litis, con fecha anterior al embargo en forma de inscripción ordenado por reso-
lución de fecha dos de agosto de mil novecientos noventinueve; habiendo la demandante
probado su derecho conforme al artículo 535 del Código Procesal Civil. Tercero.- El ar-
tículo 53,5 del citado ordenamiento procesal civil señala que la demanda de tercería no será
admitida si no reúne los requisitos del artículo 424 del mismo texto legal y, además, si el de-
mandante no prueba su derecho con documento público o privado de fecha cierta, en su de-
fecto, si no da garantía suficiente a criterio del Juez para responder por los daños y perjui-
cios que la tercería pudiera irrogar. Examinada esta norma se aprecia que solo se limita a
señalar los requisitos que debe observar toda demanda de tercería para ser admitida a
trámite mas no establece la prevalecía de derecho de propiedad alguno. Cuarto.- Frente a
189
Fort Ninamancco Córdova
190
Embargo inscrito y tercería de propiedad
a fojas cincuentiuno del expediente acompañado, fue presentado en los Registros Públicos
con fecha doce de octubre de mil novecientos noventinueve conforme es de verse de fojas
sesentitrés y sesenticuatro del expediente acompañado, por lo que la escritura pública de
compraventa de fecha dieciocho de agosto de mil novecientos noventicinco, que sustenta
la tercería no inscrita en los Registros Públicos no puede oponerse al embargante que ha
hecho registrar el embargo de la casa enajenada, por cuanto una escritura de venta sirve
para oponer como prueba de traslación de dominio de la cosa vendida solamente al vende-
dor, pero de ninguna manera a terceras personas, sino está registrada oportunamente; sien-
do así, la citada inscripción tiene preferencia. Noveno.- Las razones anotadas conducen a
establecer que en la sentencia de vista se ha incurrido en la causal de error in iudicando al
dejarse de aplicar los artículos 2012, 2013, 2014 y 2016 del Código Civil por lo que debe
procederse de conformidad con el inciso 1 del artículo 396 del Código Procesal Civil.
4. DECISIÓN: Estando a las consideraciones precedentes: a) Declararon FUNDADO el
recurso de casación de fojas doscientos veinticuatro, interpuesto por el Banco Standard &
Chartered; en consecuencia, CASARON la sentencia de vista de fojas doscientos trece, su
fecha veinticinco de junio del dos mil uno, expedida por la Sala Civil para Procesos de Co-
nocimiento y Abreviarlo de la Corte Superior de Lima, b) Actuando en sede de instancia:
REVOCARON la sentencia apelada de fojas ciento treintitrés, su fecha diez de noviem-
bre del dos mil, que declara FUNDADA la demanda de tercería interpuesta por Isabel
Diez Velásquez, REFORMÁNDOLA declararon INFUNDADA dicha demanda, c) DIS-
PUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo
responsabilidad; en los seguidos con el Banco Standard & Chartered y otros, sobre terce-
ría de propiedad; y los devolvieron.
SS. SILVA VALLEJO; CARRIÓN LUGO; TORRES CARRASCO; CARRILLO
HERNÁNDEZ; QUINTANILLA QUISPE
191
Fort Ninamancco Córdova
CAS. N 333-2003-LAMBAYEQUE
(El Peruano 03/11/2004)
Lima, dos de agosto del dos mil cuatro.- LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, vista la causa el día de la fecha, producida la vota-
ción correspondiente de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia:
1. MATERIA DEL RECURSO: Es materia del presente recurso de casación la senten-
cia de vista de fojas doscientos cinco, su fecha veinte de diciembre de dos mil dos, expe-
dida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque que, revo-
cando la sentencia de primera instancia de fojas ciento cincuenticuatro, su fecha veintiséis
de agosto de dos mil dos, declara infundada la demanda incoada por doña Yessenia Mila-
gros Gordillo Carbonel; en los seguidos contra Silvia Maricela Neciosup Morales y otros,
sobre tercería de propiedad.
2. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO PROCEDENTE
EL RECURSO: Mediante resolución de fojas treinta del cuadernillo de casación, su fe-
cha veintiuno de agosto de dos mil tres, se ha declarado procedente el recurso interpuesto
por doña Yessenia Milagros Gordillo Carbonel por la causal prevista en el inciso 1 del ar-
tículo 386 del Código Procesal Civil relativa a la interpretación errónea del artículo 2022,
segundo párrafo, del Código Civil.
3. CONSIDERANDOS:
Primero.- La recurrente, al sustentar la causal prevista en el inciso 1 del artículo 386 del
Código Procesal Civil, sostiene que el segundo párrafo del artículo 2022 del Código Civil
deja de lado las normas registrales, como es la de prioridad en el rango, previsto en el ar-
tículo 2016 del Código Civil. Asimismo, sostiene que dicha norma debió interpretarse en
el sentido que, en este tipo de conflictos, no se aplican las normas de derecho registral sino
las normas de derecho común. Concluye manifestando que prevalece un derecho real so-
bre un derecho personal, por su naturaleza persecutoria y oponible.
Segundo.- Pues bien, el artículo 2022 del Código Civil establece que: “Para oponer dere-
chos reales sobre inmuebles a quienes también tienen derechos reales sobre los mismos,
es preciso que el derecho que se opone esté inscrito con anterioridad al de aquel a quien
se opone. Si se trata de derechos de diferente naturaleza se aplica las disposiciones del de-
recho común”.
Tercero.- En el presente proceso el tema central de la controversia radica en establecer si
el derecho de propiedad alegado y demostrado por la tercerista tiene primacía o no frente
al embargo inscrito en el Registro de la Propiedad Inmueble a favor de doña Silvia Mari-
cela Neciosup Morales relativo al predio materia de autos.
Cuarto.- Revisados los autos se tiene lo siguiente:
4.1. Por resolución número dos, su fecha treinta de junio de mil novecientos noventinueve,
el Quinto Juzgado Especializado en lo Civil de Chiclayo ordenó se trabe embargo en for-
ma de inscripción sobre el inmueble sito en la Calle Lora y Cordero número novecientos
treintiuno - novecientos treintitrés, Chiclayo. Dicho embargo fue registrado el dieciséis de
julio de mil novecientos noventinueve.
192
Embargo inscrito y tercería de propiedad
4.2. Por escritura pública de fecha veinticuatro de mayo de mil novecientos noventinue-
ve, la sociedad conyugal constituida por Cristóbal Gordillo Bernal y Maria Paula Carbo-
nel Millones transfirió a favor de sus hijos Johnny Alexander, Yessenia Milagros y Maria
Giuliana Gordillo Carbonel, vía anticipo de legítima, el inmueble a que se refiere el nume-
ral precedente. Dicha transferencia quedó anotada preventivamente el dieciocho de mayo
de dos mil, conforme se aprecia de la ficha registral obrante a fojas doce.
4.3. Por escritura pública de “ratificación de anticipo de legítima” de fecha veintiocho de
junio de dos mil, la sociedad conyugal antes indicada (Gordillo-Carbonel), aclaró que el
precio del inmueble materia del anticipo era de ciento ochenta mil nuevos soles y no como
se había consignado en la escritura pública de fecha veinticuatro de mayo de mil nove-
cientos noventinueve. Dicha aclaración fue anotada preventivamente el tres de julio del
dos mil.
Quinto.- Estando a que la norma contenida en el artículo 2022 del Código Civil establece
la primacía entre derechos reales inscritos y señala que tratándose de derechos de distinta
naturaleza se aplican las disposiciones del derecho común, entre las que encontramos al ar-
tículo 1135 del Código Civil, el cual precisa el criterio de que tiene preferencia el acreedor
de buena fe cuyo título ha sido inscrito primeramente, por lo que en el presente caso debe
preferirse el embargo inscrito a favor de la codemandada Silvia Maricela Neciosup Mo-
rales, que ha sido registrado con anterioridad al derecho alegado por la tercerista. Es más,
el numeral 2016 del citado Código Civil, concordante con el principio señalado anterior-
mente, prevé que la prioridad en el tiempo de la inscripción determina la preferencia de los
derechos que otorga el registro. De lo contrario no tendría sentido este principio registral.
Sexto.- Consecuente con lo anterior, el recurso por la causal bajo análisis resulta infunda-
do, siendo de aplicación lo dispuesto por la segunda parte del artículo 397 del Código Pro-
cesal Civil, al ajustarse, su parte resolutiva, a derecho.
4. DECISIÓN: a) Declararon INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Yesse-
nia Milagros Gordillo Carbonel; en consecuencia NO CASAR la sentencia de vista de fo-
jas doscientos cinco, su fecha veinte de diciembre de dos mil dos, expedida por la Primera
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque; en los seguidos con doña Silvia
Maricela Neciosup Morales y otros sobre tercería de propiedad. b) CONDENARON a la
recurrente al pago de la multa de una Unidad de Referencia Procesal, así como las costas
y costos del proceso. c) ORDENARON la publicación de la presente resolución en el dia-
rio oficial El Peruano; bajo responsabilidad y los devolvieron.
SS. ALFARO ÁLVAREZ, CARRIÓN LUGO, AGUAYO DEL ROSARIO, PACHAS
ÁVALOS, BALCAZAR ZELADA.
193
Fort Ninamancco Córdova
CAS. N° 720-2011-LIMA
Tercería de Propiedad. Lima, seis de agosto del año dos mil doce.- LA SALA CIVIL
TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA;
vista la causa número setecientos veinte - dos mil once, en Audiencia Pública de la fecha
y producida la votación con arreglo a ley, se emite la siguiente sentencia: MATERIA DEL
RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto de fojas doscientos quince a dos-
cientos veinte por Orlando Christian Gonzáles Barreto contra la sentencia de vista de fojas
doscientos nueve a doscientos doce expedida por la Segunda Sala Civil Subespecialidad
Comercial de Lima, con fecha catorce de diciembre del año dos mil diez, la cual confirma
la sentencia apelada de fojas ciento nueve a ciento quince de fecha veintisiete de enero del
año dos mil nueve, que declara infundada la demanda interpuesta por Orlando Christian
Gonzáles Barreto. FUNDAMENTOS DEL RECURSO: Esta Sala Suprema mediante re-
solución de fecha dos de noviembre del año dos mil once que obra de fojas cuarenta y sie-
te a cincuenta y dos del cuadernillo de casación ha sido declarado procedente por la causal
de infracción normativa de derecho material y procesal, denunciando: a) Infracción del in-
ciso quinto del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Estado, e in-
ciso tercero del artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil, alega que la resolución
de vista no motiva debidamente, aplica el principio de prioridad preferente establecido en
el reglamento de inscripciones vigente, cuando en el año mil novecientos noventa y nueve
este reglamento no lo estaba, y entró en vigencia el día veintiuno de marzo del año dos mil
cinco, por Resolución de Superintendente Nacional de los Registros Públicos número cero
setenta y nueve - dos mil cinco SUNARP/SN y en su Disposición Final derogó el regla-
mento general de los Registros Públicos aprobado por acuerdo de la Corte Suprema de fe-
cha dieciséis de mayo del año mil novecientos sesenta y ocho; b) Infracción del artículo
dos mil veintidós del Código Civil, alega que la de vista se fundamenta en que la medida
cautelar estaba presentada al Registro Público y por lo tanto debe prevalecer su derecho
real sobre el derecho personal, pues como adquiriente de buena fe adquirió cuando el
inmueble no se encontraba afectado por medida inscrita, no se discute la prioridad en el
tiempo de dos derechos de igual naturaleza sino de dos de distinta naturaleza, en el que no
es pertinente determinar cual se inscribió primero, sino por el contrario se debe determinar
si el inmueble se encontraba afectado o no por medida judicial o extrajudicial inscrita.
CONSIDERANDO: Primero.- Que, a efectos de verificar si en el presente caso, se ha in-
currido en las causales de infracción normativa de derecho material y procesal, es necesa-
rio señalar que Orlando Christian Gonzáles Barreto interpone demanda contra el Banco
Continental y otros, sobre Tercería de Propiedad, solicitando que se levante el embargo en
forma de inscripción que recae sobre el inmueble de su propiedad sito en el Jirón Manuel
Cisneros número mil ciento noventa, departamento cuatrocientos siete, del Distrito de La
Victoria - Lima, bajo el argumento de que el Banco Continental interpuso demanda de
obligación de dar suma de dinero contra Ricardo Eduardo Trujillo Gastelo y su esposa Lui-
sa Irene Carrillo Vinces, expediente número veinticuatro mil setecientos diecisiete - no-
venta y nueve y para asegurar el cumplimiento de la obligación, en la creencia de que el
inmueble era de propiedad de los demandados solicitó se trabe al juzgado medida cautelar
en forma de inscripción sobre su inmueble, haciéndose efectiva la medida con fecha quin-
ce de octubre del año mil novecientos noventa y nueve; y que adquirió el citado inmueble
con fecha treinta de setiembre del año mil novecientos noventa y nueve mediante contrato
de compraventa el mismo que se elevó a Escritura Pública con fecha siete de octubre del
194
Embargo inscrito y tercería de propiedad
año mil novecientos noventa y nueve, adquiriendo el bien sin ninguna carga o medida. Se-
gundo.- Que, tramitado el proceso de acuerdo a su naturaleza, el Juez de la causa ha de-
clarado infundada la demanda, por considerar que la fecha cierta de constitución del dere-
cho personal (embargo) es de fecha treinta y uno de agosto del año mil novecientos noventa
y nueve y la fecha cierta de constitución del derecho real del actor (compraventa) es el día
siete de octubre del año mil novecientos noventa y nueve, por lo que siendo así se conclu-
ye que el derecho personal se constituyó antes que el derecho real, por lo que no podrá pre-
valecer sobre el primero. Tercero.- Que, el Colegiado Superior ha confirmado la apelada,
considerando que prevalece la medida cautelar inscrita al tener la cualidad erga omnes, es
decir ser oponible a todas las demás personas por el solo hecho de gozar de tal derecho.
Cuarto.- Que, existiendo denuncias por vicios in iudicando e in procedendo, corresponde
verificar primero si se ha configurado o no esta última causal, pues en caso de ser estima-
da, se dispondría el reenvió de la causa al estadio procesal correspondiente, impidiendo
que sea factible el análisis de las normas materiales en las que se sustenta o debió susten-
tarse la resolución recurrida. Quinto.- Que, al sustentar la causal de infracción normativa
con respecto a las disposiciones de carácter procesal, el demandante sostiene que la reso-
lución de vista no motiva debidamente, aplica el principio de prioridad preferente estable-
cido en el Reglamento de Inscripciones vigente, cuando en el año mil novecientos noven-
ta y nueve este reglamento no lo estaba, ya que entró en vigencia con fecha veintiuno de
marzo del año dos mil cinco por Resolución de Superintendente Nacional de los Registros
Públicos número cero setenta y nueve - dos mil cinco SUNARP/SN y en su Disposición
Final derogó el Reglamento General de los Registros Públicos aprobado por acuerdo de la
Corte Suprema de fecha dieciséis de mayo del año mil novecientos sesenta y ocho; Sexto.-
Que, al respecto, el Colegiado Superior ha citado en la parte in fine de la impugnada que:
“(...) el precitado artículo dos mil veintidós del Código Civil y el Principio de Prioridad
Preferente regulado en el Reglamento General de los Registros Públicos”, y en la parte in-
ferior de esta cita el numeral IX. Principio de Prioridad Preferente, previsto en la Resolu-
ción de Superintendencia Nacional de los Registros Públicos número cero setenta y nueve
- dos mil cinco /SUNARP, que señala que los efectos de los asientos registrales, así como
la preferencia de los derechos que de estos emanan, se retrotraen a la fecha y hora del res-
pectivo asiento de presentación, salvo disposición en contrario, que si bien se advertiría un
vicio, este no es de tal trascendencia como para declarar la nulidad de la sentencia, como
pretende el recurrente, por cuanto el mismo no influye en el sentido de la resolución, sien-
do aplicable el principio contenido en el artículo ciento setenta y dos, párrafo cuarto del
Código Procesal Civil; si se tiene en cuenta que las dos normas citadas regulan el princi-
pio de prioridad registra, esto es, la prioridad en el tiempo de la inscripción. Sétimo.- Que,
en cuanto a la denuncia de infracción normativa de carácter material, cabe señalar que el
artículo novecientos cuarenta y nueve del Código Civil, estipula que la sola obligación de
enajenar un inmueble determinado hace al acreedor propietario de él, salvo disposición le-
gal diferente o pacto en contrario”. Que, de acuerdo a la norma precitada la transferencia
de la propiedad opera por la vía consensual, no siendo necesario, en principio, la inscrip-
ción de tal transferencia en los Registros Públicos; y que cuando se contraponen dos dere-
chos de diferente naturaleza (real=propiedad y personal=embargo) se deben aplicar las
disposiciones del derecho común conforme lo estipula el último párrafo del artículo dos
mil veintidós del Código Civil, para determinar el derecho de propiedad del tercerista cuyo
título no ha sido inscrito. Octavo.- Que, en consecuencia, conforme se advierte del presen-
te proceso de tercería de propiedad, en donde se contraponen dos derechos de diferente na-
turaleza [real=propiedad (demandante) y personal=embargo (demandado)] se deben
195
Fort Ninamancco Córdova
aplicar las disposiciones del derecho común, como es la norma aludida en el considerando
anterior y sobre la base de ello, el magistrado deberá determinar si el contrato de Compra-
venta de la parte demandante es de fecha cierta y si dicha fecha es anterior a la inscripción
del embargo que afecta el bien. Noveno.- Que, en el presente caso, el colegiado superior
al establecer que el embargo en forma de inscripción fue presentado ante los Registros Pú-
blicos con fecha trece de setiembre del año mil novecientos noventa y nueve, tal como
consta en la Copia Certificada de la Partida Registral número cuarenta y tres millones qui-
nientos cuarenta y un mil ochocientos cincuenta y cuatro y el derecho real que ostenta el
demandante se origina en el Testimonio de Escritura Pública de compraventa de fecha sie-
te de octubre del año mil novecientos noventa y nueve, por lo que prevalece la medida cau-
telar ha actuado conforme a lo señalado en el considerando anterior, no advirtiéndose in-
fracción normativa del artículo dos mil veintidós del Código Civil. Por las razones
expuestas y de conformidad con lo dispuesto por el artículo trescientos noventa y siete del
Código Procesal Civil, declararon: INFUNDADO el recurso de casación obrante de fojas
doscientos quince a doscientos veinte interpuesto por Orlando Christian Gonzáles Barre-
to, consecuentemente NO CASARON la sentencia de vista que confirma la apelada, que
declara infundada la demanda de tercería de propiedad; DISPUSIERON la publicación de
la presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los segui-
dos por Orlando Christian Gonzáles Barreto contra Banco Continental y otros sobre Ter-
cería de Propiedad; y los devolvieron. Ponente Señor Miranda Molina, Juez Supremo.
SS. TICONA POSTIGO, PONCE DE MIER, VALCÁRCEL SALDAÑA, MIRANDA
MOLINA, CALDERÓN CASTILLO
196
Embargo inscrito y tercería de propiedad
La Comisión de Actos Preparatorios del Pleno Jurisdiccional Nacional Civil con sede en
la ciudad de Lima, conformada por los señores Magistrados: Ángel Henry Romero Díaz,
Juez Superior del Distrito Judicial de Lima Presidente de la Comisión de Actos Prepara-
torios; Wilbert Gonzáles Aguilar, Juez Superior del Distrito Judicial de Moquegua; Jaime
Antonio Lora Peralta, Juez Superior del Distrito Judicial de Sullana; Carmen María López
Vásquez, Juez Superior del Distrito Judicial de Lima Norte y Antonio Paúcar Lino, Juez
Superior del Distrito Judicial de Pasco, dejan constancia de que luego de llevado a cabo el
debate de cada uno de los temas sometidos al Pleno, los señores magistrados participantes,
han arribado a las conclusiones que se exponen a continuación:
TEMA N° 1
DEBATE SOBRE EL MOMENTO EN
QUE OPERA LA TRANSFERENCIA VEHICULAR
¿Mediante la tradición se transfiere la propiedad de un vehículo o se inquiere que se
produzca la inscripción registral?
Primera Ponencia:
La transferencia de una unidad vehicular se perfecciona mediante la tradición, como seña-
la el artículo 947 del Código Civil.
Segunda Ponencia:
Para que se perfeccione la transferencia de un vehículo se requiere de la formalización del
contrato de transferencia y su inscripción en los Registros Públicos.
Fundamentos de la primera ponencia:
En la Casación N° 1880-2002-Santa, de fecha veintiocho de octubre de dos mil dos, la
Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República ha señalado que el
artículo novecientos cuarenta y siete del Código Civil declara que la transferencia de pro-
piedad de una cosa mueble determinada se efectúa con la tradición a su acreedor, salvo dis-
posición legal diferente.
Se indica en dicha decisión jurisdiccional que el Decreto Legislativo Cuatrocientos Vein-
te, Código de Transito y Seguridad Vial, aplicable al caso de autos por razón de tempora-
lidad de la norma, no establece una disposición jurídica que indique que la transferencia
vehicular deba inscribirse, esto es, que la inscripción registral vehicular sea constitutiva
de derechos, toda vez que el citado decreto prescribe que se presumirá propietario de un
vehículo a la persona cuyo nombre figure inscrito en el Certificado de Registro (tarjeta de
propiedad), salvo prueba en contrario, lo cual constituye una presunción juris tantum, que
admite prueba en contrario.
La Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia en la Casación N° 3271-2002-
Arequipa, de fecha trece de julio de dos mil cuatro, adopta el criterio antes expuesto al
197
Fort Ninamancco Córdova
señalar que en nuestro ordenamiento jurídico sustantivo la sola tradición de cosa mueble
a su acreedor hace a este propietario, siendo que el Código de Transito y Seguridad Vial
(Decreto Legislativo N° 420) contiene una presunción juris tantum, en cuya virtud se pre-
sumirá propietario de un vehículo a la persona cuyo nombre figure inscrito en la tarjeta de
propiedad.
Por tal razón se concluye que el precitado Decreto Legislativo no establece disposición ju-
rídica que indique que la transferencia vehicular debe inscribirse, esto es, que la inscrip-
ción registral sea constitutiva de derechos.
Fundamentos de la segunda ponencia:
La Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República en la Casación
N° 2731-2002-Lima, de fecha cuatro de junio de dos mil cuatro, al resolver un proceso so-
bre indemnización por daños y perjuicios ha señalado que para que sea pertinente el ar-
tículo 947 del Código Civil y se tenga por perfeccionada la transferencia, es requisito pre-
vio la formalización del respectivo contrato de transferencia vehicular y su inscripción en
los Registros Públicos para ser constitutivo de derecho.
En esta decisión se ha precisado que para el perfeccionamiento de la transferencia de
un vehículo no es suficiente la tradición sino que se requiere que el contrato sea inscrito
registralmente.
Como podemos apreciar, existen dos posiciones jurídicas disímiles en la Sala Civil Per-
manente de la Corte Suprema frente a un conflicto relacionado sobre la propiedad de un
vehículo.
1. GRUPOS DE TRABAJO: En este estado, el doctor Ángel Henry Romero Díaz, Pre-
sidente de la Comisión de Actos Preparatorios; concede el uso de la palabra a los señores
magistrados relatores de cada grupo de trabajo a fin de que den lectura de las conclusiones
arribadas preliminarmente, conforme se detalla a continuación:
Grupo N° 01: El señor magistrado relator Dr. Roberto Vílchez manifestó que el grupo
POR MAYORÍA se adhieren a la primera ponencia. Siendo la votación en su grupo de 6
votos por la primera ponencia, y 3 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 02: El señor magistrado relator Dr. Osman Ernesto Sandoval Quezada, mani-
festó que el grupo POR MAYORÍA se adhiere por la primera ponencia. Siendo la votación
en su grupo de 6 votos por la primera ponencia, y 3 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 03: El señor magistrado relator Dr. Martín Alejandro Hurtado Reyes, mani-
festó que el grupo POR MAYORÍA se adhiere por la primera ponencia. Siendo la votación
en su grupo de 6 votos por la primera ponencia, y 3 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 04: El señor magistrado relator Dr. Julio Leyva Pérez manifestó que el grupo
POR MAYORÍA se adhiere por la segunda ponencia. Siendo la votación en su grupo de 7
votos por la segunda ponencia, y 1 voto a favor de la primera ponencia.
198
Embargo inscrito y tercería de propiedad
Grupo N° 05: El señor magistrado relator Dr. Edwin Jorge Sarmiento Apaza, manifestó
que el grupo POR MAYORÍA se adhiere por la primera ponencia. Siendo la votación en
su grupo de 5 votos por la primera ponencia, y 4 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 06: El señor magistrado relator Dr. Olegario Fabián Vigo; manifestó que el gru-
po POR MAYORÍA se adhiere por la primera ponencia. Siendo la votación en su grupo de
5 votos por la primera ponencia, y 3 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 07: La señorita magistrada relatora Dr. Marcela Arriola Espino, manifestó que
el grupo POR UNANIMIDAD se adhiere por la primera ponencia. Siendo la votación en
su grupo de 10 votos por la primera ponencia, y 0 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 08: El señor magistrado relator Dr. Jorge Antonio Plasencia Cruz, manifestó
que en el grupo ESTÁN IGUALES las posiciones arribadas. Siendo la votación en su gru-
po de 5 votos por la primera ponencia, y 5 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 09: El señor magistrado relator Dr. Ricardo Castañeda Moya, manifestó que el
grupo POR MAYORÍA se adhiere por la segunda ponencia. Siendo la votación en su gru-
po de 3 votos por la primera ponencia, y 6 votos a favor de la segunda ponencia.
2. VOTACIÓN: Concluido el debate plenario, el Presidente de la Comisión de Actos Pre-
paratorios, doctor Ángel Henry Romero Díaz inicio el conteo de los votos en base a las ac-
tas de votaciones de cada grupo, siendo el resultado el siguiente:
Primera ponencia: Total de 47 votos
Abstenciones: ninguna.
3. CONCLUSIÓN PLENARIA:
El Pleno adoptó por MAYORÍA la primera que enuncia lo siguiente: “La transferencia de
una unidad vehicular se perfecciona mediante la tradición”, como señala el artículo 947
del Código Civil.
TEMA N°2
LA FE PÚBLICA REGISTRAL EN
LOS CASOS DE FALSIFICACIONES DE TÍTULOS
¿La fe pública registral protege en el caso de las falsificaciones de títulos?
Primera Ponencia:
La fe pública registral protege a los terceros de buena fe cuando el acto previo es nulo o
falso, pues el artículo 2014 del Código Civil, no distingue, en consecuencia, por efecto de
la seguridad jurídica del tráfico, no importa la magnitud del vicio que afecte el título, pues
199
Fort Ninamancco Córdova
basta que el tercero cuente con título oneroso, sea de buena fe e inscriba su derecho, para
gozar de la tutela legal.
Segunda Ponencia:
La fe pública registral no protege a los terceros de buena fe cuando se trata de vicios radi-
cales de nulidad, como es el caso de la falsificación de los títulos, pues el artículo 70 de la
Constitución del Estado, dice que la propiedad es inviolable, lo que no es coherente si ad-
mitimos que un titular pueda ser despojado fácilmente a través de una falsificación. El ar-
tículo 2014 del Código Civil debe leerse desde la perspectiva constitucional de protección
de la propiedad, evitando que los actos ilícitos consumen derechos.
Fundamentos de la primera ponencia:
El soporte jurídico de la primera ponencia está constituido por la Casación N° 1845-
2000-Junín que señala que el artículo 2014 del Código Sustantivo, desarrolla el princi-
pio e instituto de la buena fe registral según el cual se protege la adquisición de buena fe,
de quien aparece en el registro como titular registral, que se inscribe en el registro, con-
tra cualquier intento de enervar dicha adquisición que se fundamente en causas no inscri-
tas antes. El fundamento del principio de la fe pública radica en la necesidad de asegurar
el tráfico patrimonial cuyo objeto consiste en proteger las adquisiciones que por negocio
jurídico efectúen los terceros adquirientes y que se hayan producido confiados en el con-
tenido del registro; para ello, la ley reputa exacto y completo el contenido del los asientos
registrales, en efecto las inscripciones del registro se consideran exactas y completas res-
pecto de terceros adquirientes de buena fe, y quien adquiere el derecho de propiedad, una
servidumbre o un derecho de hipoteca, confiado en la actitud del registro deviene en pro-
pietario, titular de la servidumbre o de la hipoteca (Casación N° 1168-98-Lambayeque).
Fundamentos de la segunda ponencia:
El artículo 70 de la Constitución del Estado preceptúa que: “El derecho de propiedad es
inviolable. El Estado lo garantiza. Se ejerce en armonía con el bien común y dentro de los
límites de la Ley, a nadie puede privarse de su propiedad sino, exclusivamente, por cau-
sa de seguridad nacional o necesidad pública, declarada por Ley, y previo pago en efecti-
vo de indemnización justipreciada que incluya compensación por el eventual perjuicio”.
En este sentido, la inviolabilidad a la que se hace referencia en la norma constitucional,
trae consecuencia, que nadie puede afectar, desconocer o cuestionar la propiedad, esto es,
el propietario no puede ser privado de su derecho, salvo que sea por una decisión judicial,
además, en concordancia con lo previsto en el inciso 16) del artículo 2 de la Constitución
del Estado, el Estado garantiza y asegura que se respetará el derecho a la inviolabilidad
a la propiedad, por ser este un derecho fundamental. Por consiguiente, el principio de fe
pública, entendido como principio y no como excepción, es una clara muestra de interpre-
tación normativa contraria a los valores constitucionales, pues se limita a legalizar el des-
pojo de un propietario sin verificar la diligencia del tercero, ni la negligencia del titular
afectado. De lo contrario, estaríamos simplemente despojando a uno, para terminar atribu-
yendo el bien a otro casi por azar, sin racionalidad, sin que el titular originario haya con-
tribuido de forma alguna con la apariencia que le perjudicó.
200
Embargo inscrito y tercería de propiedad
1. GRUPOS DE TRABAJO: En este estado, el doctor Ángel Henry Romero Díaz, Pre-
sidente de la Comisión de Actos Preparatorios, concede el uso de la palabra a los señores
magistrados relatores de cada grupo de trabajo a fin de que den lectura de las conclusiones
arribadas preliminarmente, conforme se detalla a continuación:
Grupo N° 01: El señor magistrado relator Dr. Roberto Vílchez Dávila, manifestó que se
su grupo POR UNANIMIDAD se adhieren a la segunda ponencia. Siendo la votación en
su grupo de 0 votos por la primera ponencia, y 9 votos a favor de la primera ponencia.
Grupo N° 02: El señor magistrado relator Dr. Osman Ernesto Sandoval Quezada, mani-
festó que el grupo POR MAYORÍA se adhiere por la segunda ponencia. Siendo la votación
en su grupo de 4 votos por la primera ponencia, y 6 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 03: El señor magistrado relator Dr. Martín Alejandro Hurtado Reyes, mani-
festó que en su grupo POR UNANIMIDAD se adhieren, a la segunda ponencia. Siendo
la votación en su grupo de 0 votos por primera ponencia, y 9 votos a favor de la segun-
da ponencia.
Grupo N° 04: El señor magistrado relator Dr. Julio Leyva Pérez, manifestó que el grupo
POR MAYORÍA se adhiere por la segunda ponencia. Siendo la votación en su grupo de 3
votos por la primera ponencia, y 5 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 05: El señor magistrado relator Dr. Edwin Jorge Sarmiente Apaza, manifestó
que el grupo POR MAYORÍA se adhiere por la primera ponencia. Siendo la votación en
su grupo de 5 votos por la primera ponencia, y 4 votos a favor de la segunda ponencia.
(...).
Grupo N° 06: El señor magistrado relator Dr. Olegario Fabián Vigo manifestó que el gru-
po POR MAYORÍA se adhiere por la segunda ponencia. Siendo la votación en su grupo de
3 votos por la primera ponencia, y 6 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 07: La señorita magistrada relatora Dra. Marcela Arriola manifestó que el gru-
po POR MAYORÍA se adhiere por la segunda ponencia. Siendo la votación en su grupo de
1 voto por la primera ponencia, y 9 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 08: El señor magistrado relator Dr. Jorge Antonio Plasentia Cruz, manifestó
que el grupo POR MAYORÍA se adhiere por la primera ponencia. Siendo la votación en
su grupo de 6 votos por la primera ponencia, y 4 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 09: El señor magistrado relator Dr. Ricardo Castañeda Moya; manifestó que el
grupo POR MAYORÍA se adhiere primera ponencia. Siendo la votación en su grupo de 6
votos por la primera ponencia, y 3 votos a favor de la segunda ponencia.
2. VOTACIÓN: Concluido el debate plenario, el Presidente de la Comisión de Actos Pre-
paratorios, doctor Angel Henry Romero Díaz inicio el conteo de los votos con base en las
actas de votaciones de cada grupo, siendo el resultado el siguiente:
Primera ponencia: Total de 28 votos
Segunda ponencia: Total de 55 votos
Abstenciones: ninguna.
201
Fort Ninamancco Córdova
3. CONCLUSIÓN PLENARIA:
El Pleno adoptó por MAYORÍA la segunda ponencia que enuncia siguiente: “La fe pública
registral no protege a los terceros de buena fe cuando se trata de vicios radicales de nuli-
dad, como es el caso de la falsificación de los títulos, pues el artículo 70 de la Constitución
del Estado, dice que la propiedad es inviolable, lo que no es coherente si admitimos que
un titular pueda ser despojado fácilmente a través de una falsificación. El artículo 2014 del
Código Civil debe leerse desde la perspectiva constitucional de protección de la propiedad,
evitando que los actos ilícitos consumen derechos”.
TEMA N° 3
DERECHO DE PROPIEDAD NO INSCRITO VERSUS
EMBARGO INSCRITO (DERECHO PERSONAL)
EN LOS PROCESOS DE TERCERÍA DE PROPIEDAD
¿El derecho de propiedad no inscrito alegado en un proceso de tercería de propiedad
vence al embargo inscrito?
Primera ponencia:
El derecho de propiedad no inscrito alegado en un proceso de tercería de propiedad ven-
ce al embargo inscrito, pues al tratarse de derechos de distinta naturaleza (real y personal)
se aplican las disposiciones de Derecho común que dan prioridad a los derechos reales.
Segunda ponencia:
El derecho de propiedad no inscrito no es oponible al embargo inscrito. Deben prevalecer
los principios registrales de buena fe y prioridad en el tiempo, toda vez que cuando se ins-
cribió el embargo no aparecía inscrito el título del tercerista. De acuerdo al artículo 1135
del Código Civil, que constituye una norma de derecho común, el principio de prioridad
en el tiempo determina la preferencia en el derecho.
Fundamentos de la primera ponencia:
El soporte jurídico de la primera ponencia esta constituido por la Casación N° 3194-2002-
La Libertad, de fecha cinco de mayo de dos mil tres, expedida por la Sala Civil Transito-
ria de la Corte Suprema de Justicia, según la cual de acuerdo al principio de rango conteni-
do en el segundo párrafo del artículo 2022 del Código Civil en la oponibilidad de derechos
sobre inmuebles, cuando ellos son de distinta naturaleza, se aplican las disposiciones de
derecho común, es decir, prevalece el derecho de propiedad, oponible erga omnes, fren-
te al derecho personal crediticio. No cabe duda que solo tratándose de casos de derechos
de igual naturaleza a que se contrae el primer párrafo de dicha norma sustantiva rigen los
principios registrales de prioridad y buena fe.
En la Casación N° 3800-2002-Arequipa, de fecha veintiséis de mayo de dos mil tres, la
Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema ratifica el criterio jurisdiccional señalado ante-
riormente, indicando que según el segundo párrafo del artículo 2022 del Código Sustanti-
vo cuando existen dos derechos sobre un mismo inmueble y estos derechos son de distinta
naturaleza, se aplican las disposiciones de derecho común. En tal sentido entre las dispo-
siciones de derecho común el artículo novecientos cuarenta y nueve del precitado código
202
Embargo inscrito y tercería de propiedad
203
Fort Ninamancco Córdova
Grupo N° 04: El señor magistrado relator Dr. Julio Leyva Pérez, manifestó que el grupo
POR UNANIMIDAD se adhiere por la primera ponencia, Siendo la votación en su grupo
de 7 votos por la primera ponencia, y 0 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 05: El señor magistrado relator Dr. Edwin Jorge Sarmiento Apaza, manifestó
que el grupo POR MAYORÍA se adhiere por la primera la ponencia. Siendo la votación
en su grupo de 5 votos por la primera ponencia, y 0 votos a favor de la segunda ponencia.
Una tercera ponencia con 2 votos.
Grupo N° 06: El señor magistrado relator Dr. Olegario Fabián Vigo manifestó que en el
grupo se produjo empate, adhiere por la segunda ponencia. Siendo la votación en su grupo
de 4 votos por la primera ponencia, y 4 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 07: La señorita magistrada relatora Dr. Marcela Arriola Espino, manifestó que
el grupo POR UNANIMIDAD se adhiere por la primera ponencia. Siendo la votación en
su grupo de 10 votos por la primera ponencia, y 0 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 08: El señor magistrado relator Dr. Jorge Antonio Plasencia Cruz, manifestó
que el grupo POR UNANIMIDAD se adhiere por la primera ponencia. Siendo la votación
en su grupo de 9 votos por la primera ponencia, y 0 votos a favor de la segunda ponencia.
Grupo N° 09: El señor magistrado relator Dr. Ricardo Castañeda Moya manifestó que el
grupo POR MAYORÍA se adhiere a una tercera ponencia. Siendo la votación en su grupo
de 1 votos por la primera ponencia, y 2 votos a favor de la segunda ponencia y 4 por una
tercera ponencia.
1. VOTACIÓN: Concluido el debate plenario, el Presidente de la Comisión de Actos Pre-
paratorios, doctor Ángel Henry Romero Díaz inició el conteo de los votos con base en las
actas de votaciones de cada grupo, siendo el resultado el siguiente:
Primera ponencia: Total de 62 votos
Segunda ponencia: Total de 7 votos
Tercera ponencia: 6 votos.
4. CONCLUSIÓN PLENARIA:
El Pleno adoptó por MAYORÍA la primera ponencia, con el agregado siguiente:
“El derecho de propiedad no inscrito alegado en un proceso de tercería de propiedad es
oponible al embargo inscrito, pues al tratarse de derechos de distinta naturaleza (real y per-
sonal) se aplican las disposiciones de Derecho común, que dan prioridad a los derechos
reales, siempre y cuando el tercerista ejerza los atributos de la propiedad”.
Lima, 20 de octubre de 2012.
SS. ÁNGEL ROMERO DÍAZ; WILBERT GONZALES AGUILAR; JAIME ANTONIO
LORA PERALTA; CARMEN MARÍA LÓPEZ VÁSQUEZ; ANTONIO PAÚCAR LINO
204
Índice general
Presentación ....................................................................................................... 5
CAPÍTULO I
A modo de introducción
El añejo y controversial problema de la tercería de dominio interpuesta
por el titular de una propiedad no inscrita contra el titular de un embargo
inscrito .................................................................................................... 7
CAPÍTULO II
Los planteamientos jurisprudenciales
I. Sentencias en casación a favor de amparar la pretensión del tercerista ti-
tular de un derecho de propiedad no inscrito .......................................... 21
II. Sentencias en casación a favor de proteger al titular del embargo inscrito 34
III. El Pleno Jurisdiccional Nacional Civil de 2012 .................................. 42
IV. La postura de los Juzgados y Salas Civiles con subespecialidad Comer-
cial de la Corte Superior de Justicia de Lima ......................................... 44
CAPÍTULO III
Los planteamientos doctrinales
I. Posturas a favor de la propiedad no inscrita ........................................... 51
1. La tesis de Jack Bigio, ponente del Libro IX del Código Civil ante
la Comisión Revisora ...................................................................... 51
205
Fort Ninamancco Córdova
CAPÍTULO IV
ANÁLISIS CRÍTICO
206
Embargo inscrito y tercería de propiedad
JURISPRUDENCIA
• Casaciones a favor de amparar la pretensión del tercerista titular de un
derecho de propiedad no inscrito ............................................................ 151
CAS. Nº 3262-01-LIMA......................................................................... 151
CAS. N° 1253-2002-ICA........................................................................ 153
CAS. N° 3194-2002-LA LIBERTAD ..................................................... 164
CAS. N° 2103-2006-LIMA .................................................................... 166
CAS. N° 909-2008-AREQUIPA............................................................. 169
CAS. N° 3687-2009-CUSCO ................................................................. 173
• Sentencias en casación a favor de proteger al titular del embargo no inscrito 178
CAS. N° 2807-99-CALLAO .................................................................. 178
CAS. N° 1417-2000-LAMBAYEQUE ................................................... 180
CAS. N° 2429-2000 LIMA..................................................................... 185
CAS. N° 403-2001-PIURA..................................................................... 187
CAS. N° 2683-2001-LIMA .................................................................... 189
CAS. N 333-2003-LAMBAYEQUE ...................................................... 192
CAS. N° 720-2011-LIMA....................................................................... 194
• Conclusiones Del Pleno Jurisdiccional Nacional Civil 2012 ................. 197
207