31 - Blasson, Beatriz
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IV. Juzgo necesario señalar, previo todo, que, si bien no fueron remitidos los autos
principales, las constancias agregadas en este recurso directo permiten –a mi modo de
ver- resolver la cuestión planteada.
V. En mi opinión, el recurso federal resulta formalmente admisible. Ello es así, puesto
que se debaten en la causa los alcances y la inteligencia de previsiones de índole federal
y la decisión ha sido contraria al derecho que en ellas fundó el apelante (art. 14 inc. 3°,
ley 48). Por otra parte, la naturaleza de la cuestión planteada -el reconocimiento del
privilegio de inmunidad de ejecución de un Estado extranjero -concierne, también, a un
principio de la ley de las naciones (v. doctrina de Fallos 125:40), que por lo mismo,
revela su inequívoco carácter federal y determina que su inteligencia deba ser
establecida por el Alto Cuerpo. A ese respecto –debe destacarse- la Corte no se
encuentra limitada por los argumentos de las partes ni por los aportados por el a quo,
según la conocida doctrina de Fallos: 308:647; 312:2.254, entre otros.
En cuanto a la definitividad del fallo apelado, VE. ha sostenido, de manera reiterada, que
a los fines dispuestos por el art. 14 de la ley 48, sentencia definitiva no es sólo la que
concluye el pleito, sino, también, aquella con consecuencias frustratorias respecto del
derecho federal invocado, por su tardía o imposible reparación ulterior (cfse., Fallos:
300:1273; 311:1414, 1835; 312:426, entre otros), criterio este último aplicable a la
causa, habida cuenta de que lo decidido impide de manera definitiva a la accionada
hacer valer –de manera eficaz- la inmunidad que reclama.
VI. En cuanto al fondo del asunto, la cuestión en debate en la presente causa, relativa a
la ejecutabilidad de sentencias firmes contra Estados extranjeros, resulta, en mi criterio,
sustancialmente análoga a la examinada en ocasión de dictaminar los autos S.C. B. 656,
L. XXXIII, "Bonancic-Kresic, Esteban c. Embajada de la República Federal de Yugoslavia
s. despido", en el día de la fecha, a la que cabe remitir, en lo pertinente.
En esa oportunidad, se puso énfasis particularmente en la existencia de un cierto
paralelismo entre los privilegios de inmunidad de jurisdicción y de ejecución, por el que,
ausente el primero, se apreció como razonable que un Estado extranjero pudiera ser
objeto de medidas tendientes a asegurar la ejecución de un resultado juzgado en contra
suyo, so consecuencia –se dijo- de que tal resolutorio, despojado de lo que constituye la
esencia misma de la jurisdicción, esto es, la posibilidad de que la sentencia pueda ser
ejecutada contra la voluntad de la condenada, quede reducido a una mera declaración de
deseos, extraña a la efectividad que requieren los derechos consagrados en nuestra Ley
Fundamental (cfse. Fallos: 317:1880, voto del juez Fayt, consid. n° 21 y su cita).
Ello es así –se aclaró- sin perjuicio de las obvias limitaciones impuestas en la materia por
la necesidad de garantizar el desempeño eficaz de las representaciones diplomáticas (v.
Preámbulo de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de Viena de 1961 y
art. 25 del citado convenio); particularmente, las derivadas del art. 22, apartado 3, y
concs., que prohibe todo registro, requisa embargo o medida de ejecución, sobre los
locales de la misión, su mobiliario y demás bienes situados en ellos, así como sobre los
medios de transporte de la Embajada (v. art. 6°, ley 24.488); y de las que se desprenden
–además- de la necesidad de no poner en situación de riesgo a la existencia misma del
Estado en contra de quien se pronunció la decisión, argumento en el que, por regla, se
apoya, finalmente, este privilegio.
En esa ocasión, sin embargo, y sin perjuicio de la explicitación del principio general, se
dictaminó, en cuanto al fondo del asunto, en sentido contrario a la pretensión cautelar,
toda vez que la misma se cernía sobre bienes alcanzados precisamente por las
inmunidades del art. 22, ap. 3°, Convención sobre Relaciones Diplomáticas de Viena de
1961; a saber: medios de transporte de la legación.
En la presente, empero, la medida precautoria se dirigió contra bienes de distinta
naturaleza de los allí mencionados, como son los fondos de la Embajada de la República
Eslovaca depositados en una cuenta corriente bancaria, destinados –como resulta de las
propias presentaciones efectuadas por sus mandatarios- a "…cubrir los costos y gastos
necesarios para el cumplimiento de los fines oficiales de la misma" y/o "…los costos y
gastos ordinarios de su desenvolvimiento…"; lo que fue particularmente meritado por el
a quo que entendió incluidos entre los mismos el pago del personal de servicio y el
cumplimiento, a su respecto de las normas laborales y previsionales.
3. Que la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas establece que: "los locales
de la misión, su mobiliario y demás bienes situados en ellos, así como los medios de
transporte de la misión, no podrán ser objeto de ningún registro, requisa, embargo o
medida de ejecución" (art. 22.3). Lo mismo dispone el art. 31.4 de la Convención de
Viena sobre Relaciones Consulares de 1963.
4. Que las medidas ejecutorias contra bienes de un Estado extranjero que implican el
empleo de la fuerza pública del Estado del foro, afectan gravemente la soberanía e
independencia del Estado extranjero, por lo que no cabe, sin más extender las soluciones
sobre inmunidad de jurisdicción a los casos de inmunidad de ejecución (caso "Manauta",
Fallos: 317:1880). La distinción entre la inmunidad de jurisdicción y la inmunidad de
ejecución se ha hecho en distintos ordenamientos jurídicos, habiéndose establecido que
la renuncia a la inmunidad de jurisdicción no implica la renuncia a la inmunidad de
ejecución (art. 32.4, Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961; art.
23, Convención Europea sobre Inmunidad de los Estados 1972: sección 13 (3) de la State
Inmunity Act de 1978 del Reino Unido; Foreign Sovereign Inmunities Act de los Estados
Unidos de 1976, paragrafos 1609-11; art. 18.2 del Proyecto de la Comisión de Derecho
Internacional de las Naciones Unidas de 1991). En este orden de ideas, la sentencia del
Tribunal Federal de Alemania del 13 de diciembre de 1977 (BverfGE 46, ps. 342 y sigtes;
v. también UN Materials p. 297; International Law Reports p. 146, p. 150) juzgó que la
adopción de la tesis de la inmunidad de jurisdicción restrictiva de los Estados
extranjeros, no implica necesariamente la inmunidad de ejecución a su respecto, pues
las medidas ejecutorias interfieren contra los derechos soberanos del Estado extranjero
de un modo mucho más grave y apremiante. Sin embargo, luego de un largo estudio
comparativo llegó a la conclusión de que ninguna regla de derecho internacional público
excluía totalmente la adopción por el Estado del foro de medidas ejecutorias contra
bienes de un Estado extranjero. Consideró que en la practica, numerosos Estados
admiten la ejecución forzada contra un Estado extranjero pero con grandes
restricciones: así Italia, Suiza, Bélgica, Países Bajos, Austria, Francia y Grecia, entre
otros. Esas limitaciones se refieren a los bienes objeto de ejecución y a la posible
afectación de las relaciones diplomáticas (p. 395). Bien es verdad que los tribunales de
algunos países han admitido la ejecución. Aunque estos precedentes son minoritarios y
escasos, puede recordarse una fundada sentencia belga en el caso Société Commerciale
de Belgique et l'Etat Helénique, Clunet, 79 (1952) p. 244. Una decisión holandesa en el
caso Societe Européenne d'Etudes et d'Entreprises v. Yugoeslavia, 1972 International
Legal Materials, consideró que no existe norma alguna de derecho internacional que
prohiba de modo absoluto toda ejecución de bienes de un Estado extranjero situados en
el territorio de otro Estado. En Italia, se permite la ejecución con, autorización del
Ministerio de Justicia italiano. Y esta Corte ha admitido en el caso "Perú, Gobierno de la
República del c. S.I.F.A.R., Soc. Ind. Financ. Argentina S.A. s. incumplimiento de
contrato" (Fallos: 240:93) la ejecución de una sentencia de esta propia Corte por haber
mediado conformidad expresa de la nación actora para el conocimiento de esta Corte en
el juicio, conformidad que comprende los trámites necesarios para el cumplimiento del
fallo del tribunal, en la medida en que ellos sean compatibles con las normas y principios
del derecho de gentes. Agregó además que "el solo requerimiento del pago de las
mencionadas condenaciones, cumplido en la persona del representante legal del Estado
actor y en el domicilio especial constituido por el mismo, en nada vulnera las
inmunidades y prerrogativas de aquél y es, en cambio, conducente para la adecuada
realización de la justicia entre las partes". En virtud de ello, ordenó librar mandamiento
de ejecución de sentencia "en la forma y con el alcance de los considerandos" (sentencia
que luce a fs. 544 de los autos que fueron requeridos del archivo "ad efectum videndi",
que lleva la firma de todos los jueces del tribunal y fue registrada al t. 112, Folio 138, del
libro de sentencias). Quedó pues claramente advertido por esa Corte que se autorizaba
"sólo el requerimiento" de pago y no otra medida de ejecución, en un juicio iniciado por
el Estado actor. Según se desprende de las actuaciones el Estado requerido en definitiva
pagó extrajudicialmente. Es este el único caso en el que esta Corte se pronunció acerca
de un problema muy singular de inmunidad de ejecución que no se invocó y en el que no
medió efectivo embargo de ningún bien del Perú.
En las circunstancias del caso "Gobierno de la República del Perú c. S.I.F.A.R., Soc. Ind.
Financ. Argentina S.A. s. incumplimiento de contrato" (Fallos: 240:93), el Estado actor
demando ante esta Corte y fue reconvenido. Contestó la reconvención con tácita
sumisión a la jurisdicción del tribunal. Empero, no medió específica y separada renuncia
a la inmunidad de ejecución todo lo cual dio lugar al requerimiento antes relatado sin
que pueda desprenderse de aquellas actuaciones el sometimiento del Estado actor a la
ejecución forzosa sin su consentimiento especial. De aquí se desprende que el
precedente examinado no pude verse en contradicción con la jurisprudencia extranjera
que requiere una renuncia de la inmunidad de ejecución separada de la renuncia a la
inmunidad de jurisdicción (ver Vennemann, en "L'Inmunité de Jurisdiction et d'Execution
des États", Bruselas, Lovaina, 1971, ps. 119-180; sobre la práctica de los Estados ver
también "Netherland's Yearbook of International Law", 10 -1979- ps. 3-289).
Considerando el panorama de la práctica jurisprudencial antes comparada cabe asignar
especial relevancia a los fines de integrar el ordenamiento jurídico argentino a la
Convención Europea sobre Inmunidad Estatal de 1972 que, según normas optativas de la
Convención, permite la ejecución contra la propiedad de un Estado para ejecutar una
sentencia firme en procedimientos seguidos contra un Estado en circunstancias en que
la Convención no reconoce inmunidad de jurisdicción, en tanto los procedimientos
relacionados con una actividad comercial o industrial en la cual el Estado ha tomado
parte como particular y la propiedad en cuestión fue usada exclusivamente en relación
con tal actividad (Cap. IV especialmente art. 26).
5. Que a la luz de la práctica actual seguida por los Estados no es posible afirmar la
existencia de un riguroso paralelismo entre la inmunidad de jurisdicción y la inmunidad
de ejecución como norma de derecho internacional general, pues no hay prueba de
práctica uniforme ni convicción jurídica de su obligatoriedad. En tal sentido, la
Convención Europea sobre Inmunidad de los Estados de 1972 dispone: "No se aplicarán
medidas de embargo ni medida preventiva alguna a las propiedades de un Estado
contratante situadas en el territorio de otro Estado contratante, excepto en el caso de
que dicho Estado hubiere otorgado consentimiento expreso por escrito en cada caso
particular y en la medida en que así lo hiciera" (art. 23). En el mismo orden de ideas, la
State Inmunity Act de Gran Bretaña de 1978 establece una prohibición general respecto
de las medidas ejecutorias contra bienes de un Estado extranjero dispuestas en un
procedimiento judicial [sección 13 (2) (b)] y a continuación hace una excepción a la regla
al permitir que tales medidas respecto de bienes utilizados con fines comerciales [art. 13
(4)]. Sin embargo, la aplicabilidad de esta norma queda restringida en la sección 13 (5),
en virtud de la cual, el jefe de la misión diplomática extranjera o la persona que
provisoriamente cumpla esas funciones debe expresar el consentimiento escrito y
declarar que el bien que se pretende ejecutar no es de naturaleza comercial. Tal
expresión está sujeta a prueba en contrario. La Foreign Sovereign Immunity Act de los
Estados Unidos de 1976, reconoce la posibilidad de ejecutar aquellos bienes de un
Estado extranjero que sean utilizados para actividades comerciales, pero establece dos
condiciones conjuntas para su aplicación: al que el Estado haya renunciado de manera
explícita o implícita a la inmunidad de ejecución; b) que los bienes de naturaleza
comercial sobre los que se pretende la ejecución estén destinados a la misma actividad
que dio origen al litigio [parágrafos 1610 (a)]. Igual línea de pensamiento sigue el
proyecto elaborado por la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas
que establece que no podrán adoptarse medidas coercitivas sino cuando el Estado haya
consentido ese tipo de medida por acuerdo internacional, por convenio arbitral o
contrato escrito, o por una declaración ante el tribunal; cuando el Estado haya
designado o afectado bienes para la satisfacción de la demanda objeto del proceso
cuando los bienes sean utilizados o estén destinados a ser utilizados para fines que no
sean un servicio público no comercial, se encuentren en el territorio del Estado del foro
y tengan relación con el objeto de la demanda. Aclara expresamente que el
consentimiento al ejercicio de la jurisdicción no implica el consentimiento a la
posibilidad de adoptar medidas ejecutorias para las cuales será necesario el
consentimiento separado (parte IV, Capítulo II. Art. 18, labor realizada en el 43 período
de sesiones de la Asamblea General, 29 abril a 19 de julio de 1991).
6. Que la Cámara de los Lores, actuando como Supremo Tribunal del Reino Unido, en el
caso "Alcom v. Republic of Colombia", que guarda sustancial analogía con el presente,
juzgó improcedente, invocando la seminal sentencia del tribunal constitucional alemán
reseñado precedentemente, trabar medidas ejecutorias respecto de los fondos
depositados en la cuenta corriente de un banco que se utilicen para el normal
funcionamiento de una Embajada. El tribunal no negó que tales sumas pudieran ser
utilizadas también para fines comerciales pero impuso al acreedor la carga de
demostrarlo [1984] 2 All ER 6, 14.
El 14 de marzo de 1984 la Corte de Casación francesa, en el caso "Société Eurodif v.
République Islamique d'Iran", afirmó que la inmunidad de ejecución de la que goza un
Estado extranjero es de principio, no obstante excepcionalmente puede ser excluida. En
este sentido, juzgó que los bienes pertenecientes a un Estado extranjero se presumen
bienes públicos y están protegidos por la inmunidad de ejecución hasta que el acreedor
pruebe lo contrario. A tal fin no es suficiente que el bien esté afectado a una actividad
privada, además se debe probar que la causa de la medida ejecutoria es la misma que ha
dado origen al litigio (Cour de Cassation (1er ch. civ.) 14 mars 1984.- Civ. 1er, 14 mars
1984, Rev. Crit. 1984.644, note Bischoff, Clunet 1984.598, note Oppetit, D. 1984.629,
rapport Fabre, note J. Robert, J.C.P. 1984. II 20205, concl. Gulphe, note Synvet, Rev. art.
1985.69, note Couchez).
Asimismo, el tribunal Constitucional Español interpretó que "son absolutamente inmunes
a la ejecución, los bienes de las misiones diplomáticas y consulares, incluyendo las
cuentas corrientes bancarias -según la práctica internacional-" (STC1O7/92, 292/94,
18/97).
7. Que, la recurrente cuestiona un embargo preventivo sobre los fondos de su cuenta
corriente. Este supuesto no se encuentra específicamente contemplado por el art. 22.3
de la Convención de Viena de 1961 sobre Relaciones Diplomáticas, ni por el art. 31.4 de
la Convención de Viena de 1963 sobre Relaciones Consulares. La demandada expresa
que los fondos embargados le han sido asignados por el Estado eslovaco para cubrir los
costos y gastos necesarios para el cumplimiento de los fines oficiales de la
representación diplomática. Alega que no ha renunciado a la inmunidad de ejecución y
que en virtud de lo dispuesto en el art. 32.4 de la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas es necesaria una nueva renuncia al respecto. Tal afirmación, denota que el
Estado acreditaste se ha negado expresamente a la posibilidad de ser sometido a
medidas coercitivas.
8. Que, en las circunstancias del caso, no se ha acreditado que la cuenta bancaria objeto
de embargo tenga un destino diferente del que afirma la República Eslovaca, esto es, el
de solventar los gastos ordinarios de su Embajada en el país. No se ha acreditado que
esa cuenta haya sido abierta con específico destino a pagar obligaciones originadas en
actividades "iuris gestionis" ni que lo fuera para el pago de obligaciones como las que
han dado lugar al litigio, ni que hubiera sido destinada al depósito y extracción de fondos
para pagar créditos documentarios o cualquier otro modo de financiamiento de
actividades "iure gestioni".
En el citado fallo de la Corte Constitucional de la República Federal de Alemania, se
juzgó inadmisible la ejecución forzada de la propiedad de un Estado extranjero sin el
consentimiento de éste, si aquel propiedad sirve a fines soberanos del Estado extranjero
(ver UN Materials p. 297; 65 International Law Reports ps. 146 y 150). Bien puede
juzgarse que tal inmunidad es una derivación razonada en la inmunidad diplomática
establecida por el art. 22 de la Convención de Viena, ya que mal puede concebirse una
inmunidad sobre muebles o vehículos de una embajada sin concederla extensivamente a
la cuenta bancaria destinada a su conservación y funcionamiento.
9. Que las relaciones laborales destinadas a servicio de una misión diplomática, si bien
cabe entender que ordinariamente son pagadas con fondos depositados en la cuenta de
la Embajada, no pueden ser satisfechas por la vía de apremio contra aquella cuenta que
solventa las diarias expensas de la misión, pues el Estado receptor está obligado a
acordar plenas facilidades para el cumplimiento de las funciones de la misión (art. 25,
Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas).
El Tribunal Federal de Suiza también concedió inmunidad de embargo a los fondos
destinados al servicio diplomático de un Estado extranjero en el caso v. Geneva
Supervisory, Authority for the Enforcement of Debts and Bankruptcy, 102 "International
Law Reports", p. 205 (1990). Tampoco aparecen en el caso circunstancias especiales que
pudieren justificar la excepción a la inmunidad como por ejemplo que se trate de
propiedad adquirida en violación del derecho internacional según prevé la sección 1610
de la Foreign Sovereign Immunities Act de 1976 de los Estados Unidos (ver también G.
R. Delaume "The Foreign Sovereign Immunity Act and Public Debt Litigation: Some
Fifteen Years Later” 88 American Journal of International Law, 1994 ps. 257, 266).
Según la enmienda de 1996 no se concederá inmunidad de ejecución en una acción por
daños contra un Estado extranjero por lesiones o muerte causadas por violación de
ciertos derechos humanos o actos terroristas.
10. Que ante el delicado y embarazoso conflicto entre el derecho del trabajador a cobrar
su salario de una Embajada sobre la cuenta destinada normalmente a pagarlo y el
derecho de un Estado extranjero a la inmunidad de ejecuciones sobre esa misma cuenta,
ha de darse preferencia a tal inmunidad, pese a que no haya sobre el caso inmunidad de
jurisdicción (ver "Manauta" Fallos: 317:1880), pues aquella prorrogativa se funda en el
derecho internacional necesario para garantizar las buenas relaciones con los Estados
extranjeros y las organizaciones internacionales (art. 27, Constitución Nacional).
Naturalmente las buenas relaciones diplomáticas habrán de preservarse a condición de
que el Estado extranjero haga honor a las relaciones de justicia con quienes sufran sus
inmunidades (art. 515, Cód. Civil). La justicia misma ha de apremiar a ambas partes.
Por ello, oído el procurador general, se declara admisible el recurso extraordinario, se
revoca la sentencia apelada y se ordena el levantamiento del embargo preventivo
dispuesto sobre la cuenta de la Embajada de la República Eslovaca en el Deustche Bank.
Costas por su orden en atención a la índole de la cuestión debatida. Agréguese la queja
al principal y reintégrese el depósito).- J. S. Nazareno (por su voto). E. Moliné O'Connor.
A. Boggiano. C. S. Fayt. E. S. Petracchi (por su voto). A. C. Belluscio. A. R. Vázquez. G. A.
F. López (por su voto). G. A. Bossert (por su voto).
Voto de los Dres. Nazareno, Petracchi, López y Bossert
Considerando: 1. Que la sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo
confirmó la decisión del juez de primera instancia que rechazó un pedido de
levantamiento de embargo preventivo decretado sobre una cuenta corriente bancaria de
la Embajada de la República Eslovaca. Contra esta decisión la representación de dicha
Embajada interpuso recurso extraordinario que fue contestado por la actora y fue
denegado por el a quo lo que dio origen a la presente queja.
La Cámara entendió, en lo sustancial, que podía disponerse el embargo sobre los fondos
depositados en la aludida cuenta bancaria puesto que ésta no se hallaba incluida entre
los bienes que contempla como inviolables la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas de 1961.
2. Que el recurso extraordinario es formalmente procedente por cuanto, en primer lugar,
la decisión apelada es equiparable a sentencia definitiva por causar perjuicios de
imposible o insuficiente reparación ulterior y, en segundo término, pues se configura
una cuestión federal al estar en juego la inteligencia de normas convencionales y
consuetudinarias del derecho internacional público relativas a la inmunidad de ejecución
de una sentencia dictada contra un Estado extranjero (art. 14 inc. 3°, ley 48). Asimismo,
la naturaleza de la mencionada cuestión hace, según la jurisprudencia del tribunal, a un
"principio elemental de la ley de las naciones" (Fallos: 125:40), que revela no sólo su
inequívoco carácter federal sino que determina que la inteligencia de aquél deba ser
establecida por esta Corte.
3. Que los infrascriptos se remiten en lo sustancial, a lo expresado en el voto de la
mayoría en sus consids. 3° a 9°, inclusive.
4. Que si bien es cierto que el Estado nacional debe garantizar las buenas relaciones con
los Estados extranjeros (art. 27, Constitución Nacional) no lo es menos que atenderse en
el caso a la peculiar naturaleza (laboral) del crédito cuya ejecución se pretende. Es por
ello que, en la línea de lo resuelto en un caso similar por el Tribunal Constitucional de
España (sentencia 18/1997 del 10 de febrero de 1997, B.O.E. N° 63 del 14/3/97), debe
instarse al Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de
nuestro país a que adopte todas las medidas que el derecho internacional le ofrece en el
ámbito de las relaciones diplomáticas, frente a la Embajada demandada y al Estado al
que representa, para posibilitar el cumplimiento de la sentencia dictada en esta causa
por el a quo.
Por ello, oído el procurador general, se declara formalmente admisible el recurso
extraordinario y se revoca la sentencia apelada. Ordénase el levantamiento del embargo
preventivo trabado sobre la cuenta bancaria de la demandada y líbrese oficio al
Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto a los fines indicados
precedentemente. Costas por su orden en atención a la naturaleza de la cuestión
debatida. Agréguese la queja principal y reintégrese el depósito a la apelante.- J. S.
Nazareno. E. S. Petracchi. G. A. E. López. G. A. Bossert.