Fragmentación Espacial y Social Conceptos y Realidades PDF

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Perfiles Latinoamericanos

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales


[email protected]
ISSN (Versión impresa): 0188-7653
MÉXICO

2001
Marie-France Prévôt Schapira
FRAGMENTACIÓN ESPACIAL Y SOCIAL: CONCEPTOS Y REALIDADES
Perfiles Latinoamericanos, diciembre, número 019
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Distrito Federal, México
pp. 33-56

Red de Revistas Científicas de América Látina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México


PERFILES LATINOAMERICANOS 19 DICIEMBRE 2001

FRAGMENTACIÓN ESPACIAL Y SOCIAL:


CONCEPTOS Y REALIDADES

Marie-France Prévôt Schapira*

A partir del ejemplo de Buenos Aires, la autora analiza los procesos de fragmentación que
operan en las grandes metrópolis latinoamericanas. La noción de fragmentación pone el
acento sobre la complejidad de las dinámicas socio-espaciales ligadas a la metropolización
(estallido, separación, secesión), resultante de la agravación de las desigualdades so-
ciales, el ascenso de la pobreza y la brutal pauperización de las clases medias. En Buenos
Aires esos procesos se traducen en formas de territorialidad exacerbadas. Lógicas de
demarcación y reagrupamientos afines (barrios privados) que ponen en peligro las for-
mas de urbanización del pasado.

From the example of Buenos Aires, the author studies the fragmentation processes that
work in big Latin American metropolis. The notion of fragmentation emphasizes the
complexity of the socio-spatial dynamics related to metropolization (outbreak, separation,
secession) resulting from the aggravation of social inequalities, the rise of poverty and the
brutal impoverishment of middle classes. In Buenos Aires these processes result in exa-
cerbated territoriality forms. They are demarcation logics and similar regroupings (pri-
vate neighborhoods) that jeopardize past forms of urbanization.

Palabras clave: Buenos Aires, metropolización, fragmentación, pobreza, clases medias,


barrios privados.
Key words: Buenos Aires, metropolization, fragmentation, poverty, middle classes, private
neighborhoods.

P or su concepción, la ciudad de América Latina se sitúa en las antípo-


das de la ciudad norteamericana. Su extensión e inmensidad no son resul-
tado del rechazo a la ciudad compacta ni de una postura antiurbana, sino de
un esfuerzo sostenido por mantener su unidad. La anexión constante de nue-
vos territorios urbanos a la ciudad ha hecho también de estas metrópolis
ciudades de propietarios pobres. Por ello se ha dicho que son lugares extraor-

*.Profesora de la Universidad de París 8 (CRAG) y del Instituto de Altos Estudios de América Latina
(París III), investigadora del CREDAL (Centro de Investigación y Documentación sobre América Latina).

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dinarios de integración y promoción social, aunque las zonas desfavorecidas, nitario,lógicasexclusivas)ypolíticas(dispersióndeactoresyautonomización


mal equipadas y en situación irregular, constituyan la mayoría. Su capaci- de dispositivos de gestión y regulación urbana). Paralelamente a los proce-
dad de integrar a los pobres a la ciudad a través de formas clientelistas y de sos de metropolización y a la globalización (constantemente invocada), en el
un fuerte imaginario político ha caracterizado a estas ciudades durante los interior de la ciudad se desarrollaron lógicas de separación y nuevas “fronte-
años de crecimiento que van de la década de los cuarenta a la de los setenta ras urbanas”, que de nuevo ponen en tela de juicio las formas de incorpora-
del siglo XX. ción a la ciudad del periodo nacional-popular (Smith y Williams, 1986).
Desde los años ochenta, aun cuando hay una tendencia a la democrati-
zación, esta imagen integradora de la ciudad latinoamericana ya no parece
tener sentido. El aumento de la pobreza y la violencia y la aparición de nue- La ciudad nacional-popular: “desbordamiento popular”
vas formas de segregación en torno a la búsqueda de seguridad, hacen pensar e incorporación a la ciudad
que las metrópolis del sur ahora siguen el mismo camino que las de América
del Norte. Sacudidas a fines de los años ochenta por los estallidos sociales en Por su amplitud, las ciudades de las que estamos hablando conocieron en el
Buenos Aires, los saqueos en Brasil y el caracazo en Venezuela, estas ciuda- siglo XX crecimientos urbanos únicos en la historia del mundo. Las expresio-
des están minadas en la actualidad por la desintegración social. Todo hace nes “desbordamiento popular” (Matos Mar, 1984), “aluvión zoológico”, “ciu-
pensar que los Estados que estuvieron tan presentes en el destino de estas dad monstruosa” e incluso “ciudad de masas” traducen el sentimiento de
grandes metrópolis renuncian ahora al control de lo urbano. El término de caos y desorden, pero también de vitalidad que produjo la aceleración del cre-
“crisis urbana” se generaliza y subraya la erosión del pacto social populista cimiento urbano y su corolario, la expansión urbana. Durante más de 40
que, bien que mal, había permitido integrar, bajo un modelo clientelista, a años, considerables superficies fueron invadidas y después urbanizadas por
los nuevos ciudadanos. sus habitantes. Más allá de la diversidad de las modalidades de creación de
Sin duda esta crisis urbana presenta formas diferentes según se consi- periferias —invasiones resultantes de luchas urbanas vigorosas como en
dere Buenos Aires, México, o las ciudades brasileñas. En Buenos Aires, al Brasil o negociadas en el marco del sistema clientelista como en México—,
mismo tiempo próxima y distante de Europa, las formas de empobrecimien- éstas están fuertemente marcadas por la desigualdad y la precariedad. Estos
to de las clases medias fueron brutales, y es probable que aquí, más que en nuevos territorios urbanos —colonias proletarias, invasiones, ranchos, ba-
otraspartes,lasantiguasarticulacionesentreidentidadesespaciales,socia- rriadas— se han incorporado progresivamente al espacio metropolitano me-
les y políticas sean puestas en entredicho por la erosión del compromiso for- diante mecanismos de regularización que han sido objeto de numerosos es-
dista. Durante los años noventa, Argentina deja de ser una sociedad políti- tudios.
camente dividida y socialmente integrada. Por el contrario, en México, el pe- A diferencia de la ciudad norteamericana, la expansión urbana a la latina
so del Estado, los corporativismos y relaciones clientelares permanecen muy no es resultado, como lo hemos visto, de una postura antiurbana sino de po-
presentes en las recomposiciones actuales. En la ciudad de México (Distrito líticas públicas y mecanismos de mercado que expulsan a las poblaciones de
Federal), los vendedores ambulantes, los pequeños caciques urbanos y los desposeídos. Es verdad que una parte de esas inmensas periferias escapan
policías controlados por el PRI (Partido Revolucionario Institucional) desa- del subdesarrollo, porque la extensión urbana es también resultado de un
fían cada día a las nuevas autoridades municipales del PRD (Partido de la Re- proceso de suburbanización a la americana de colonias residenciales, que
volución Democrática), electas en junio de 1997. Por último, en las ciudades ocupan amplias porciones de espacio, con una lógica segregativa perfectamen-
brasileñas, las evoluciones son más contradictorias, con desigualdades más te visible. Pero los human settlements, “asentamientos humanos”, —pala-
dolorosas y formas de segregación más arraigadas. bra onusiana forjada en los años setenta para designar a las urbanizaciones
Más allá de las diferencias, ¿es posible identificar el surgimiento de un lejanas, autoconstruidas y mal equipadas— dominan el espacio periférico de
nuevo modelo, más disperso, menos jerárquico, que sustituya al de la ciudad las ciudades de América Latina.
orgánica: el de la ciudad fragmentada? La noción de fragmentación apareció Sin embargo, en estas metrópolis llenas de expectativas para los inmi-
a fines de los años ochenta en la literatura dedicada a la ciudad, tanto del sur grantes atraídos por las luces de la ciudad se concentran las inversiones del
como del norte. Esta noción asocia componentes espaciales (desconexión fí- Estado de bienestar (hospitales, universidades, museos, transportes públi-
sica, discontinuidades morfológicas), dimensiones sociales (repliegue comu- cos subvencionados) y las industrias de sustitución; hemos visto igualmente

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el surgimiento de las clases medias que han crecido a la sombra del Estado. desolidaridadlatinadetipoclientelistayestatal,otradeascendenciaanglo-
Ellas han sido, con los obreros de la gran industria, los beneficiarios del mo- sajona —inspirada por el Banco Mundial—, que llevó a los Estados a desarro-
delo desarrollista impulsado por la idea de progreso y modernidad. Asimis- llar políticas compensatorias con respecto a los pobres urbanos.
mo, aunque la fábrica y el trabajo asalariado dejan de lado a una gran parte De hecho, ha habido cambios profundos que han afectado las formas de
de los inmigrantes —“los marginados”, “los informales”—, el desarrollo del intervención del Estado en materia de gestión de los barrios pobres. Se pa-
sector asalariado durante el periodo de industrialización por sustitución sa de una concepción tutelar del Estado en la cual las políticas sociales esta-
de importaciones ha convertido a los trabajadores protegidos en “el horizon- ban directamente articuladas a un proyecto nacional de desarrollo, a formas
te posible de los otros”, en ciudades donde las distancias sociales no excluyen de asistencia dirigidas y distribuidas de manera descentralizada. El siste-
ni las mezclas ni la movilidad.1 Durante esos años de crecimiento (1940- ma de protección social sumamente impregnado de la lógica corporativista
1970) hubo creaciones masivas de empleos autosostenidos por el mismo des- (“ciudadanía regulada basada en la actividad profesional) se debilita, mien-
arrollo urbano. La extensión de barrios “espontáneos”, las formas de acceso tras que la asistencia social pierde su carácter residual para ocuparse de
a la tierra y a la vivienda han mostrado que en la ciudad nacional-popular no aquellos que el nuevo modelo de crecimiento deja en el camino (Lautier,
había una relación directa entre el desarrollo del sector asalariado y la in- 1999). A las políticas asistenciales se les adjudica un campo cada vez más ex-
corporación a la ciudad. tenso, porque se trata de soslayar la pobreza en el marco de la nueva gouver-
Por ello se puede decir que las “ciudades de América Latina han sido lu- nance (el buen gobierno), en las ciudades que concentran el mayor número
gares extraordinarios de integración y promoción social” aunque las “zonas de pobres. Se aprecia perfectamente que se ha entrado en otra lógica, que ya
desfavorecidas” mal equipadas y en situación irregular sean las más nume- no es la planificación urbana y el desarrollo de infraestructura y servicios
rosas de la ciudad. Esas formas de integración política y territorial se acom- en los barrios desprotegidos promovidos por la conferencia del Hábitat I de
pañan de representaciones muy discriminadoras de los lugares de pobreza Vancouver (1972); ahora se trata de la eficacia apoyada a la vez en los meca-
y de sus habitantes: los cabecitas negras de Buenos Aires e incluso los “bahia- nismos de mercado (desreglamentación y privatización) y en formas de re-
nos” de San Pablo. Pero la gran capacidad de incorporar a los pobres, los hu- presentación democráticas a nivel local. Esto constituye un elemento funda-
mildes, los descamisados, a la ciudad y a la nación, mediante formas cliente- mental para comprender la nueva cuestión urbana.
listas y un imaginario político fuerte, ha caracterizado el modelo urbano de
los años de crecimiento. Esta ambivalencia de la gran ciudad nacional-po-
pular es la que ha fascinado y a la vez inquietó —como dijo Claude Bataillon De la marginalidad a la fragmentación: estado de la cuestión
a propósito de México:
Las grandes metrópolis latinoamericanas viven hoy las consecuencias de un
Fascinados por el sorprendente éxito de los arreglos del populismo mexicano, su flexi- proceso acelerado de crecimiento que no se modificó sino hasta la década de
bilidad de evolución y su capacidad de soportar un crecimiento demográfico que no los ochenta —la década perdida—en un momento en que la crisis y la libe-
podía más que continuar haciendo de México la ciudad más grande del mundo. In- ración de las economías implican el incremento espectacular de lo informal,
quietos porque las tensiones, desigualdades sociales, la corrupción, llegaron a dimen-
siones consideradas incontrolables (Bataillon, 1993).
el desempleo y la pobreza urbana. En ese momento el término “crisis urba-
na” se generaliza, sin que se explicite lo que significa. La pertinencia del
La idea de integración en sociedades profundamente dualistas ha domi- empleo de tal noción ha sido muy discutida porque se aprecia claramente que
nado el modelo desarrollista. Ahora bien, la “década perdida” vio cerrarse el es ambigua y flexible.2 De hecho, la expresión se impuso con la desaparición
espacio del populismo de Estado. En todas partes, “el Estado es menos inte- de algunas certezas anteriores que marcaron el periodo populista: la integra-
grador, menos redistribuidor, menos prometedor”. En un contexto de em- ción de la población a la ciudad a través del desarrollo del sector asalariado
pobrecimiento y desmantelamiento de la reglamentación estatal, los años y un urbanismo planificado. En efecto, los teóricos de la marginalidad pu-
ochenta son igualmente el momento en que se da, a través de los organismos
2.En un artículo escrito poco después de los estallidos del hambre en 1989 en los alrededores de Buenos
prestadores (FMI, BM), la convergencia de dos tradiciones, dos gestiones, una Aires, yo misma utilicé el término “crisis urbana”, en tanto la expresión tenía el valor de evidencia, en un mo-
mento en que los signos manifiestos eran los saqueos a los supermercados, la inmovilización de los más pobres
1.Cf. La película Nosotros los pobres de Ismael Rodríguez que proporciona una visión idealizada del a los confines de la ciudad, las ocupaciones colectivas de tierras y los cortes de electricidad varias horas por
pequeño pueblo de México, en los años cuarenta y cincuenta. día (Prévôt Schapira, 1990).

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sieron énfasis en la existencia de una masa marginal que no se había tomado La idea se retoma para subrayar las consecuencias de las nuevas lógicas
en cuenta. Pero, hasta los años setenta, la ciudad se había considerado ante que presiden la gestión de los servicios privatizados. Esther Schiavo en su
todo como un espacio de progreso y modernidad. Por ello, la noción de “crisis estudio sobre la municipalidad de Quilmes, situada en la periferia sur de la
urbana” no analiza tanto las disfuncionalidades que para muchos no son aglomeración de Buenos Aires, insiste sobre las nuevas formas de estruc-
nuevas (contaminación, escasez de alojamiento, insuficiente cobertura de turación de redes técnicas privatizadas que acentúan la fragmentación del
servicios urbanos, etc.), sino que subraya el bloqueo del modelo de integra- territorio, porque las inversiones actuales corresponden ante todo a lógicas
ción nacional-popular. que se inscriben en el perímetro de la concesión y de sus redes consolidadas
¿La “crisis” produjo un nuevo modelo urbano? ¿Se puede hablar de una (efectotúnel)(Schiavo,1997).
ruptura con las formas de urbanización precedentes? En América Latina, En numerosos trabajos, la noción de fragmentación está igualmente aso-
para calificar la crisis de las metrópolis, a partir de 1980 se observa el uso ciada al proceso de creación de territorios ad hoc en los que se despliegan las
cada vez más frecuente de la noción de fragmentación (Vidal, 1995). El tér- nuevas políticas sociales destinadas a las poblaciones pobres. En un artículo
mino supone que lo que debía mostrar un funcionamiento global estalló en sobre Recife, Jan Bitoun demuestra que las múltiples divisiones que realizó
múltiples unidades y que no habría ya una unidad del conjunto urbano. Se la municipalidad progresista de Recife en las zonas pobres, los ZEIZ (zonas
asistiría en el sentido geográfico y metafórico del término a una fragmenta- especiales de interés social) o las áreas pobres contribuyen a la fragmenta-
ción cada vez mayor del mercado de trabajo, del sistema de transporte y a una ción del espacio (Bitoun, 1999).
involución del centro. ¿Una organización más dispersa, menos jerárquica, En fin, el término se emplea para analizar un fenómeno cada vez más fre-
que ya no funcionaría según la ley de la renta de la tierra y de la “expoliación cuente en la gran metrópolis latinoamericana, la proximidad de ricos y po-
urbana”, sustituiría al modelo anterior de ciudad orgánica? bres, pero en espacios herméticamente cerrados, lo que establece relaciones
A partir de entonces, la palabra fragmentación pertenece al vocabulario asimétricas entre las dos partes de la ciudad. San Pablo, que vio nacer desde
de lo urbano. Pero, ¿qué designa exactamente? Retomando al azar algunos los años setenta el inmenso barrio privado de Alphaville, aparece en muchos
artículos sobre las ciudades latinoamericanas, podemos medir hasta qué aspectos como el caso emblemático de la “metrópolis corporativa y fragmen-
punto el término es polisémico. tada” (Santos, 1990). La materialización cada día más visible de los procesos
En primer lugar, en una perspectiva histórica, la noción de fragmenta- de separación, de aislamiento —exclusión y archipielización—, mediante
ción fue utilizada para analizar los procesos que hicieron estallar la unidad muros, rejas, barreras, “aduanas privadas”, ha contribuido ampliamente a
0:33 am, Mar 31, 2011
de la ciudad. En Hispanoamérica, la ciudad inmensa, la ciudad inabarcable, la banalización del término.
suponía una ruptura muy marcada entre ciudad y campo, entre la “civiliza- En nuestro análisis privilegiamos este último aspecto, pero todos los en-
ción y la barbarie”. El temor por una urbanización desordenada que des- foques tienen en común establecer un vínculo entre las dinámicas espaciales
borda el damero original, constituyó el objeto de preocupación para mante- ligadas a la metropolización (extensión, movilidad, surgimiento de nuevas
ner la unidad de la ciudad. Así es como debe interpretarse la decisión en 1887 centralidades) y los procesos de fragmentación de la unidad, como resultado
de crear en Buenos Aires una especie de “círculo defensivo” frente al campo, de la agravación de las desigualdades sociales, de formas no solidarias y rea-
cuadruplicando la extensión de la jurisdicción de la ciudad que había sido grupamientos por afinidad.
convertida en capital federal en 1880 (Novick y Caride, 1999). Estamos en La idea de fragmentación tan debatida va acompañada a la de una ciudad
las antípodas de la concepción norteamericana. dual. Ciertos autores (Sassen, 1991; Mollenkopf y Castells, 1992) hacen de
Por otra parte, la noción se utiliza ampliamente para hacer hincapié en la globalización el paradigma explicativo de un proceso mayor de dualización
la ausencia de una autoridad metropolitana que cobija en su interior las dife- de la estructura social y espacial de las grandes ciudades. El análisis de la
rentes entidades político-jurídicas de grandes aglomeraciones que se extien- ciudad dual se basa en la siguiente hipótesis: las evoluciones económicas que
den más allá de las ciudades del centro. Evidentemente se pueden citar mu- caracterizanalasgrandesmetrópolis,especialmentelasglobalcities(finan-
chos ejemplos de esta fragmentación institucional, tales como Buenos Aires, ciamiento, desarrollo de servicios “avanzados” y de mando) implican un de-
México, San Pablo, porque, a pesar de los debates candentes sobre la nece- clive de las clases medias que en gran medida habían constituido la ciudad
sidad de crear instancias de aglomeración, raras son las ciudades que las “fordista”. Se podría discutir el empleo de ese término en los países en des-
tienen. arrollo. Pero, a pesar de todo, América Latina tuvo sus “Treinta Gloriosos”.

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La gran expansión urbana de los años cuarenta a sesenta corresponde al des- las diferencias entre los barrios, entre las manzanas, lo que establece nuevas
arrollo de industrias de sustitución, de los asalariados y de las clases medias fronteras entre los ricos y los pobres, pero también entre los pobres y los me-
urbanas. nos pobres. En estas zonas intermedias, entre los bolsones de la pobreza y
¿Se puede hablar de una ruptura con los procesos observados en el pa- los barrios privados, actúan los procesos de “atomización privatizadora” que
sado? desestructuran la ciudad.
La segregación ha estado en el sustrato de la ciudad hispanoamericana
al yuxtaponer en un mismo territorio dos espacios étnicos y jurídicos: la Re-
pública de Españoles ubicada espacialmente en la cuadrícula central y la Buenos Aires: “caída de las clases medias” y crisis del espacio
República de Indios situada en los barrios con límites más laxos (Lempérière, público
1996). A partir de la segunda mitad del siglo XIX aparece una segregación del
tipo hausmaniana, con bases clasistas. En México, la promoción de la tie- Durante los años noventa, en la época del menemismo, Buenos Aires fue un
rra e inmobiliaria abre nuevos terrenos urbanos, “colonias” residenciales (la lugar de transformaciones rápidas y espectaculares que se pueden resumir
Roma, la Condesa, la Nápoles), al oeste de la ciudad, y al noreste, barrios de con el término de metropolización. La terciarización de la economía, la pri-
viviendas en arrendamiento para las clases populares (vecindades) en la vatización de los servicios urbanos, el desarrollo del sector inmobiliario,
Guerrero y Tepito. En los años setenta, en América Latina, se ha teorizado aunados a los nuevos modos de consumo y de esparcimiento, transformaron
y reflexionado en términos de marginalidad y expoliación urbana sobre la profundamente la organización económica, social y urbanística de este am-
relación entre espacio y población pobre, no integrada al mercado de trabajo, plio conglomerado de más de 12 millones de habitantes. Estos cambios mar-
que vive en condiciones extremadamente precarias. La sociología urbana es- caron el fin de un ciclo que se inició con la federalización de la ciudad capital
tructuralista marxista (Castells, 1974) se dedicó entonces a comprender có- en 1880. Hace un siglo, el papel del Estado permitió poner en práctica formas
mo se traducen en el espacio los procesos de dominación y de dependencia, de integración en una ciudad que aspiraba a ser la encarnación de la Nación.
que engendran inmensas periferias o “urbanizaciones”, para retomar el tér- En los años noventa se ingresó en una lógica privada que transformó la ciu-
mino empleado en Brasil. dad en “fragmentos”. El ascenso de la pobreza, la pauperización de una gran
Sin duda conviene abordar el término fragmentación con la distancia parte de las clases medias, por un lado, y el enriquecimiento de una minoría,
crítica suficiente y tener cuidado con las proyecciones demasiado simplistas por el otro, diseñaron una nueva geografía de los centros y los márgenes en
desde lo espacial hacia lo social. Lo importante en esta definición es que des- ruptura con el modelo centro/periferia, del “centro hacia los barrios”, que
taca la complejidad de los cambios operados en la gran ciudad latinoamerica- había guiado la extensión de la ciudad durante más de un siglo (Scobie, 1977).
na, y la idea es que una sociedad en archipiélago produce un entrelazamiento Estos cambios, en consonancia con la mundialización, se incorporan a la his-
de diferentesespaciosy otorgauna visibilidadacrecentadaa lasdiferencias, toria de una sociedad atravesada, en estas dos últimas décadas, por ciertas
los repliegues y los comunitarismos de todo tipo, lo que pone en peligro las experiencias como dictadura, empobrecimiento, desocupación, corrupción
formas de urbanización pasadas ampliamente construidas sobre la existen- que marcaron en gran forma el “fin de las ilusiones”. En este contexto con-
cia de un espacio público. Para retomar los términos de F. Navez-Bouchani- vienereubicarlasrecomposicionessocio-territoriales,algunasdelascuales
ne (2001), “La noción expresa una disociación social de las partes en relación son espectaculares (los grandes proyectos urbanísticos), otras más sutiles
con un conjunto urbano, una ruptura que puede llegar a la autonomía total, (micro-privatizaciones, lógicas de separación) pero todas, a su manera, par-
una fragmentación de la sociedad urbana como unidad y su reemplazo ticipan del proceso de fragmentación de los territorios de la ciudad y la duali-
por una serie de territorios marcadamente identitarios”. zación de la sociedad.
A partir del ejemplo paradigmático de Buenos Aires, se trata de demos-
trar la pertinencia de tal hipótesis. La fabricación de territorios de “sí mis- Flexibilización, precariedad, desocupación y pobreza
mos”, ligados a estrategias residenciales afines, por una parte, y la sedimen-
tacióndelapobrezaenlosbarriosdeexclusión(villasmiseria,asentamientos), En junio de 1999 una evaluación del Banco Mundial titulada Argentina, eva-
por otra, son realmente las formas extremas y simétricas de ese proceso. Las luación de la pobreza, provocó un escándalo porque, según este documento,
formas de dilución de la pobreza alcanzan a gran parte del territorio y avivan más del 40% de los 37 millones de argentinos se encuentran por debajo del

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nivel de la pobreza. En Buenos Aires la encuesta permanente de hogares En fin, la informalidad no concierne solamente a las actividades conside-
(EPH) del INDEC de mayo de 1999 mostraba que los pobres y los indigentes radas tradicionalmente como precarias, sino también a empleos calificados
representaban respectivamente 27% y 7% de los habitantes del conglomera- con relaciones de trabajo muy precarias, particularmente por jóvenes que es-
do.3 En las afueras y más en particular dentro de las municipalidades de la tán entrando en la vida activa (arquitectos, diseñadores, periodistas, técni-
segunda corona, esas formas de empobrecimiento han sido más brutales. Pe- cos). Además, al lado de eso que algunos llaman “la economía popular”, cons-
ro la pobreza, por largo tiempo asociada a la marginalidad, se extiende a un tituida por estrategias de sobrevivencia, de maña, de tráfico y recuperacio-
estratohíbrido:eldelos“nuevospobres”.Sila“desestabilizacióndelosesta- nes, de pequeños oficios y prácticas solidarias vemos desarrollarse, por otra
bles”, “la vulnerabilidad de las masas” (Castel, 1995), en un primer momen- parte, una informalidad en el amplio vivero de los Sin trabajo. Ésta se articu-
to estuvo ligada a la vertiginosa disminución de los ingresos en razón de la la a los nuevos sectores de la economía avanzada (servicios de mantenimien-
hiperinflación de los años ochenta, en lo sucesivo aparece asociada al aumen- to a las empresas) y se dirige a los hogares acomodados, a las “nuevas elites
to de la desocupación, a partir de la puesta en marcha de la convertibilidad urbanas”, que desarrollan formas renovadas de consumo y esparcimiento
en 1991 que alcanzó a un 17% de la población del Conurbano. Después de una (repartidores de pizzas, paseadores de perros, servicios de mensajería, et-
ligera disminución de la desocupación entre 1996 y 1998, la prolongada re- cétera).
cesión de estos tres últimos años ha desvanecido para muchos la perspectiva Un estudio del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) se ha
de encontrar un empleo estable. ocupado de ubicar, a escala del Conurbano, los efectos de las políticas de ajus-
La progresión masiva y repentina de los Sin trabajo en el inicio del perio- tes del empleo y los ingresos a nivel local. Este trabajo muestra una fuerte
do de reactivación económica no sólo se explica por los despidos (Becarria y polarización geográfica. Los municipios de la periferia norte, los más acomo-
López, 1996), sino también por la entrada de nuevas categorías de población dados (Vicente López, San Isidro), tuvieron una buena inserción de la pobla-
al mercado de trabajo (jóvenes y mujeres) y por el hecho de que más del 20% ción activa en el sector terciario financiero y de servicios, así como una débil
de los demandantes de empleo son trabajadores que buscan un segundo em- tasa de desempleo. Por el contrario, en las municipalidades más pobres (Mo-
pleo para compensar la baja de sus ingresos, en un contexto de gran flexibili- reno, Florencio Varela, Merlo, Berazategui, La Matanza), se observa un agra-
zación y externacionalización de una amplia parte de las tareas de produc- vamiento de la precariedad y del desempleo, al igual que una disminución del
ción y servicios. Precariedad e informalidad son particularmente fuertes en ingreso por hogar más pronunciada que en el resto del Conurbano. Las anti-
las PYMES de la construcción y del comercio. De todas formas la desocupación guas oposiciones (centro/periferia, norte/sur, primera/segunda corona) se
masiva no originó únicamente un crecimiento proporcional del sector infor- agudizan, como lo muestran los indicadores de ingreso, salud y mortalidad
mal, sino su transformación profunda. El sector se “profesionaliza”, se “asa- infantil. De todas formas, a esas oposiciones tradicionales se superponen
lariza” y se ”masculiniza”. Se asiste a un fuerte avance de lo informal en el nuevas “fronteras” vinculadas al crecimiento de la pobreza y la pauperización
seno mismo del sector formal con la multiplicación de contratos precarios de sectores enteros de la sociedad.
(contratos basura) y de empleos informales en razón del incumplimiento de
la ley de trabajo y de la integración de los más pobres en programas de tipo La “desestabilización de los estables”
workfare (Plan Barrios, Plan Trabajar), sin ninguna protección social (Pré-
vôt Schapira, 1996, 2000).4 En 1998, el número de asalariados sin prestación Trabajos recientes sobre ciudades brasileñas demuestran que conviene mo-
social representaba el 37% de la población económicamente activa (PEA). derar los discursos muy generalizantes sobre la “ciudad dual” y que las tra-
yectorias de cada una de ellas constituyen realidades muy diversas (Préte-
3
.Cf. Artemio López, “Pobreza e indigencia en el GBA. Evolución de los años 1998/1999”, agosto 1999, ceille y de Queiroz Ribeiro, 1999). Sin embargo, en Buenos Aires la crisis de
Equis.
4.El Plan Barrios bonaerense es un programa de la provincia de Buenos Aires lanzado en agosto de 1997,
los años ochenta y, paradójicamente, la reactivación económica de los años
en un momento en que la desocupación alcanzó un nivel récord —entre el 20 y 30%— en las comunas del noventa, ha profundizado las divisiones dentro del amplio abanico de las cla-
segundo entorno. Este plan financiado por la provincia se apoyaba en las autoridades municipales para iden- ses medias, entre aquellos que son incorporados al crecimiento y los “nue-
tificar a los beneficiarios que recibían un salario mensual de 200 dólares: los jefes de familia por debajo del
nivel de indigencia, pero reunidos en un mismo territorio para asegurar, en equipo, trabajos comunitarios. vos pobres”. Según Minujin y Kessler (1995), al comienzo de los años noven-
En 1998, son más de 60 mil personas, o sea un tercio de los hogares “extremadamente pobres” del Conurbano ta, el fenómeno de la nueva pobreza toca a más del 18% de la población del
que estaban involucrados por el Plan. Cf. Plan Barrios Bonaerense: aspectos conceptuales, metodológicos y
operativos, Proyecto ARG97/037, PNUD, diciembre 1999. Gran Buenos Aires.

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Asimismo, a la sedimentación de la pobreza estructural (NBI) presente pregunta de la nueva legislación que debe regir esos nuevos territorios. Por-
en las comunidades de la periferia y en los barrios pericentrales del sur de que esta forma de subordinación, a diferencia de la descrita por Hoyt en las
la capital, a partir de los años ochenta se ha agregado la pauperización de la ciudades estadounidenses de los años veinte, no se realizó en tierras vírge-
clase media en un país donde ésta había conformado la idea de nación y su nes, sino en franjas de una inmensa metrópolis caracterizada por un proceso
modelo histórico-cultural. A partir de ahí el discurso “sobre el fin de la clase anterior de urbanización popular, de periferias habitadas por poblaciones
media” está asociado a la liquidación de un proyecto de país con un pasado empobrecidas, lo que origina la necesidad de cerrar los espacios y de vigilar
nacional próspero. Al hacerlo, Argentina se aproximaría a Brasil que repre- la entrada. Con una velocidad sorprendente, se ve cómo el nuevo imaginario
senta el tipo mismo de sociedad dual, devastada por la miseria y la violencia” urbano y las aspiraciones de grupos sociales acomodados cambian la ciudad
(Kessler, 1999). El empobrecimiento todavía no implicó una sociedad dual, (Ascher y Godard, 1999), sin que ello implique que las autopistas y los encla-
la clase media no desapareció, pero el temor a la “brasilianización” de la ciu- ves cerrados hayan transformado la ciudad por completo. La ciudad de Bue-
dad y al desempleo alimenta el discurso sobre seguridad y las lógicas de ex- nos Aires construida bajo parámetros homogeneizadores de lo público re-
clusión, en una ciudad estimulada por la llegada de las inversiones extran- siste, pero la tendencia a la privatización de la ciudad y al repliegue en los
jeras.5 espacios privados es fuerte. El modelo de la ciudad más integradora en Amé-
Evidentemente esto puede parecer contradictorio con la aparición masi- rica Latina ahora se pone en entredicho por los procesos que la desestructu-
va de centros comerciales y urbanizaciones privadas que surgieron en los ran, en consonancia con su apertura a los grandes emprendimientos urbanís-
años noventa. No lo es. Representan la otra cara del cambio, porque los gru- ticos.
pos involucrados en el crecimiento económico son, en muchos aspectos, los
productores y consumidores de los nuevos estilos de vida y de ciudad. Estos
grupos están compuestos en su gran mayoría por profesionales asociados a
Los espacios de la globalización: los grandes proyectos urbanos
las nuevas competencias (diseñadores, gestores, los symbolics analysts de los
que habla R. Reich), que trabajan en su gran mayoría en las empresas más En efecto, después de casi veinte años de un proceso de desindustrialización
involucradas en la mundialización. ¿Esta suerte de clase media alta corres- y de descapitalización (deterioro de los servicios urbanos y de las infraes-
ponde a la “clase de servicios” definida por la sociología anglosajona? En el tructuras, reducción del valor del patrimonio inmobiliario), la gestión de
caso argentino, Maristella Svampa subraya que esta categoría debe ser re- Carlos Grosso (1989-1992), primer intendente del periodo menemista, abre
pensada a la luz de las fuertes turbulencias que sacuden la sociedad argen- Buenos Aires a los mega-proyectos urbanos. La operación muy controverti-
tinayquefragilizanalossectorescompetitivossituadosenlacimadelapirá- da de 170 hectáreas en la antigua zona portuaria de Puerto Madero, según
mide (Svampa, 2000). Sea como fuere, en respuesta a la creciente incertidum- el modelo de los water fronts, guió y simbolizó, para muchos, el fin de la deca-
bre, el nuevo estilo de vida del cual es portadora esta “clase de servicios” se dencia de la ciudad y la integración de franjas enteras de la ciudad al espa-
caracteriza por un rechazo creciente por la vida pública y por un relegamien- cio globalizado y a la sociedad de redes (Keeling, 1996). La rehabilitación de
to a la esfera privada. A semejanza de lo que sucede en otras metrópolis lati- los docks de Puerto Madero reactiva la construcción (inmuebles “inteligen-
noamericanas, la década de 1990 vivió el desarrollo rápido de formas de urba- tes”) en la zona próxima de Catalinas Norte, que había sido concebida en los
nización privadas: clubes de campo, barrios cerrados, en la lejana periferia, años setenta para ser el nuevo CBD (central business district). Puerto Ma-
a unos cincuenta kilómetros del centro.En pocos años, Pilar, verdadera edge- dero, proyecto pendiente de Retiro, el Tren de la Costa, el reciclaje del viejo
city, surgió en los linderos de este vasto conglomerado de más de 12 millones mercado central de frutas y verduras, El Abasto en el centro comercial, todas
de habitantes (Thuillier, 2000). esas grandes obras presentes o futuras tienen en común responder a una ló-
La privatización del espacio público —que se volvió “necesaria”, a los gica privada (venta del patrimonio territorial del Estado), al reciclar con un
ojos de ciertos grupos, por razones de exclusividad y seguridad— plantea la mismo modelo espacios de funciones ya obsoletas.
Durante casi diez años, la refuncionalización de baldíos urbanos en loca-
5
.Pablo Cicolella estima que las inversiones extranjeras directas (IED), (contando las fusiones-adquisi- lizaciones centrales ha comprometido de forma espectacular al sector inmo-
ciones y las privatizaciones), han estado en el orden de 100 millones de dólares en los años noventa y que la biliario(RealEstate),queseconvirtió,despuésdeunalargaparálisis,enuno
mitad de ellas se realizaron en la región metropolitana de Buenos Aires, particularmente en la capital (Cico-
lella,2000). de los motores de la nueva economía urbana, estimulada por la aparición en

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PERFILES LATINOAMERICANOS FRAGMENTACIÓN ESPACIAL Y SOCIAL

Buenos Aires de grandes centros comerciales.6 Su rápido desarrollo contri- (agua, gas, electricidad, metro, trenes suburbanos)—, deterioro de la escuela
buyó ampliamente a la idea de “nuevos espacios públicos” de consumo, en pública y de la protección social, que se manifiesta por un debilitamiento de
respuesta a una demanda de seguridad. Los trabajos de G. Capron recuerdan la cohesión social, en un clima anti estatista del cual fue partícipe una gran
que el centro comercial es un espacio innegablemente privado, desde el parte de la sociedad, al menos en los primeros años del menemismo. La vul-
punto de vista del derecho; sin embargo la urbanización de espacios más o nerabilidad de franjas enteras de la sociedad, en un momento en que Bue-
menos públicos hace de estos lugares, espacios “privados colectivos”, de “ur- nos Aires se convierte en una “ciudad abierta”, abandonada a las fuerzas del
banidad templada”, con umbrales de acceso poco marcados entre lo público mercado, ha contribuido ampliamente a la crisis del espacio público en el sen-
y lo privado, pero de accesibilidad restringida, vigilados por guardias (Ca- tido singular y plural. Si se piensa en el espacio público como lugar de con-
pron, 1998). flicto y a la vez de integración, como de intercambio y circulación, la caída
De estas grandes obras que redefinen porciones de espacios ha resultado vivida por muchos como “un punto de no retorno” provoca en la ciudad lógi-
una profundización de los contrastes en el seno de la metrópolis entre las zo- cas de repliegue a los espacios privados.
nas degradadas, menos densamente pobladas, al sur de la capital, pero tam-
bién los barrios de clases medias empobrecidas (una parte de Flores, La Pa-
ternal, Villa Crespo, Villa Pueyredón), al centro/noroeste de la capital y el La ciudad fragmentada
Barrio Norte que se verticaliza y densifica por una parte, y por la otra, una
diferenciación creciente entre la capital y las periferias. Estos contrastes Comprender los cambios en la ciudad de Buenos Aires obliga a recordar la
son tanto más marcados debido a que la regulación urbana está delegada en singularidad de la urbanización y las formas de integración que significó
gran medida a operadores externos al campo político-administrativo. Tam- para los inmigrantes llegados del otro lado del Atlántico y después, a partir
bién se observa claramente cómo se instrumenta un principio diferenciado de los años cuarenta, desde el interior del país. Las formas de urbanización
de gestión del espacio. Por un lado las grandes empresas de servicios urbanos anteriores permitieron la formación de una amplia clase de propietarios,
privatizadas (Aguas Argentinas, Edenor, Edesur, etc.) y los grandes desarro- tanto en la capital como en las afueras y otorgaron a la ciudad una gran “ho-
lladores que tienen una influencia considerable en las reorganizaciones te- mogeneidad dentro de la heterogeneidad”. Adrian Gorelik (1998) demuestra
rritoriales. Por el otro, las autoridades locales, las ONG, las asociaciones de que, en la década de los años 1880, el desarrollo de la ciudad como un todo
habitantes y la Iglesia que, todas a su manera, desarrollan políticas sociales es el resultado de un proyecto público y que la cuadrícula (estatal) que per-
territorializadasenlas«zonasdesfavorecidas”delsurdelacapitalylasperi- mite a la ciudad extenderse hasta el infinito, constituye una matriz en la cual
ferias. No se puede reducir la metrópolis a la ciudad-centro que se extiende se han inscrito el crecimiento urbano y el ascenso social. La cuadrícula esta-
sobre poco menos de 200 km2. Concentra 25% del PIB del país y sus tres mi- tal controla el desbordamiento, cuando en los años treinta, la ciudad pasó por
llones de habitantes tienen un ingreso medio de 24 mil dólares anuales (casi encima de la Avenida General Paz que circundaba la capital y se desarrolla-
tres veces superior a la media nacional), mientras que más de un tercio de ron los fraccionamientos populares que caracterizan las periferias de Bue-
los habitantes de la periferia viven por debajo del nivel de pobreza. En estas nos Aires.
zonas las autoridades locales, conjuntamente con actores emergentes, bus- En muchos aspectos, la urbanización “extra muros” se parece a los cha-
can instrumentar formas de sinergias —de empowerment para retomar el lets de entre guerras de la región parisina (Fourcaut, 1996). Mezcla de lais-
término de moda en los Estados Unidos— para hacer frente a los problemas ser-faire y de intervención pública, entre el orden de la cuadrícula el bri-
deexclusión. colage de la autoconstrucción y autourbanización, ese tipo de crecimiento
La “nueva” pobreza más difusa y más oculta que la “pobreza estructu- urbano permitió el acceso masivo a la propiedad y a la casa propia. En ese
ral” modifica los usos y las prácticas de la ciudad. Del mismo modo, el empo- movimiento las asociaciones de vecinos (sociedades de fomento) han desem-
brecimiento de amplias capas de la sociedad ha ido a la par con la contracción peñado un papel importante en la construcción de numerosos equipamientos
del Estado en diversos sectores —privatización de grandes servicios urbanos (veredas, redes de comunicaciones y servicios, dispensarios de barrio). Este
pujante movimiento asociativo —fomentismo— fue esencial en la construc-
6.Más de la mitad de los hipermercados del pais están situados en la región metropolitana de Buenos
ción de la ciudad y vehiculizó una cultura reformista e integradora basada
Aires (RMBA). en la idea de justicia social y progreso individual. Esta cultura está ahora

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PERFILES LATINOAMERICANOS FRAGMENTACIÓN ESPACIAL Y SOCIAL

vapuleada por el empobrecimiento que paraliza esas formas de acción colec- la exclusión acentúa las ”lógicas de separación”8 que se inscriben en la pro-
tiva y bloquea las posibilidades de acceso a la propiedad.7 blemática ya clásica de la tensión entre distancia social y proximidad geo-
En Argentina, mucho se ha escrito sobre los “nuevos pobres” (Minujin gráfica.
y Kessler, 1995). En cambio, la espacialización de las nuevas formas de po- La caída brutal de una amplia parte de las clases medias “sin esperanza
breza urbana no ha sido estudiada, como si se hubieran quedado en la ecua- de reascenso social” es un dato fundamental. El estudio de las estrategias
ción simple del pasado: villa miseria = pobreza = ilegalidad. La observación aplicadas por los empobrecidos para atenuar los efectos de lo que ya no puede
del ensanchamiento de la formas de pobreza en la ciudad demuestra, por el ser considerado como una “crisis”, permite medir toda la importancia del
contrario, que su extensión no está acompañada de una homogeneización. “capital espacial” como elemento clave de diferenciación.
Tradicionalmente los pobres eran los habitantes de hoteles y pensiones en
lacapital,delosconventillos,construidosacomienzosdesigloenlosbarrios — Entre los mismos empobrecidos en función de su localización en la
obreros de la Boca y Barracas. Después, aparecen las villas miseria con las ciudad(mayoromenoraccesibilidadalcentro:loscafés,losservicios,
grandes migraciones del interior, primero en las cercanías del puerto y de etc.), el aspecto de la movilidad y transporte resultan centrales para
la zona industrial del Riachuelo, para después extenderse a lo largo de los comprender las formas de exclusión.
ríos Riachuelo y Reconquista, formando verdaderos guetos en la ciudad. Si — Entre los “verdaderos pobres” y los empobrecidos (los “nuevos po-
bien la pobreza se diluye hoy en el conjunto urbano, no obstante se pueden bres”), porque el empobrecimiento y el desempleo rompen el esquema
dibujar grosso modo sus contornos: los barrios degradados de la capital, al bipolar anterior: de un lado los asalariados, del otro los pobres asis-
sur de la Avenida Rivadavia, las zonas de villas y de ocupaciones colectivas tidos.
de terrenos (asentamientos) que se han multiplicado en los años ochenta, pe-
ro también los lotes más alejados del centro, en las municipalidades de la pe- El capital espacial se entiende como el conjunto interiorizado de formas
riferia lejana. Allí se encuentran reunidos tanto los pobres expulsados de la derelación(intelectuales yprácticas) deunindividuoconelespacioconside-
capital por los militares y por el encarecimiento de los alquileres, como los rado como bien social. Si retenemos esta definición, se puede entonces pen-
nuevos llegados del interior. Todos los índices —mortalidad infantil, desem- sar en analizar el espacio en función de las representaciones y de los usos que
pleo, NBI (necesidades básicas insatisfechas), zonas de alto riesgo sanitario, los individuos hacen de él. Este capital se construye con la experiencia. Asi-
delincuencia, fuerte crecimiento demográfico—, muestran situaciones de mismo, la recolección de datos empíricos que permiten la descripción de esos
extrema precariedad. espacios, así como la recopilación de las palabras de los habitantes enuncia-
Por eso hoy en día, la espacialización de la pobreza ya no debe pensarse das tanto en la acción como ex-post, son esenciales en nuestro método de
solamente en términos de enclave, sino más bien en términos de gradación, aproximación al problema. Así es como debe comprenderse el uso de las en-
como un fenómeno que alcanza a una amplia parte del territorio y que acen- trevistas en que se basan nuestros análisis.
túa las fronteras entre los diferentes barrios, incluso entre las manzanas, Para las clases medias empobrecidas, se trata de reafirmar las fronteras
yendo así en contra de la representación clásica de la pobreza, en una ciudad entre “ellos” y “nosotros”, mientras que la imbricación compleja de las situa-
dónde las villas miseria habían sido y continúan siendo para muchos ges- ciones de pobreza exacerba las diferencias. Para no tomar más que un ejem-
tores de políticas sociales, el modo de designación del problema. Conviene plo, en la Municipalidad de General Sarmiento, en el Cuartel Dos, el destino
sustituir la lectura dual del espacio urbano, por la de una segregación diso- incierto de este fraccionamiento pobre situado en los linderos de la ciudad,
ciada (Béhar, 1995), incluso la de un “emparejamiento selectivo” (Cohen, entre barrio y villa, entre lo que se habría querido ser y lo que se teme ser
1997) que supone que se desarrollan en el seno de cada grupo, de cada vida, en el futuro, desata lo que podría calificarse como síndrome de pequeños
tensiones que hasta ahora eran propias de rivalidades intergrupales. Esta blancos frente a los habitantes de las villas miseria vecinas de las cuales se
propiedad “fractal” de fenómenos de inequidad explica el crecimiento de las quieren separar a toda costa, poniendo en el lugar fronteras visibles como en
desigualdades dentro de los mismos territorios. En esos barrios, el miedo a los barrios ricos de la periferia norte. Aquí los habitantes han instalado una
pequeña garita de seguridad vigilada por policías jubilados. Después el al-
7.El acceso masivo a la propiedad fue posible por una serie de políticas implícitas del Estado y las lógicas 8.Término empleado por A. Villechaise, en su estudio sobre la pauperización de las clases medias en una

de acción colectiva de los habitantes (sociedades de fomento), cf. H. Torrés, 1993. zona de grandes conjuntos de las afueras bordelesas (Villechaise, 1997).

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PERFILES LATINOAMERICANOS FRAGMENTACIÓN ESPACIAL Y SOCIAL

macén ha comenzado a proveer a sus clientes detrás de rejas; numerosas hambre de 1989, los barrios pobres del fondo de la periferia se vuelven unos
casas han puesto rejas a sus puertas y ventanas (Kessler, 1998). Por el con- contra otros (Prévôt Schapira, 1990).
trario, los vínculos de vecindad para desarrollar acciones colectivas son muy
limitados.
En la ideología fomentista, siempre ha sido fuerte el rechazo de los que Conclusiones
ponen en peligro la fisonomía, armonía y sociabilidad del barrio. Para los Esas formas de territorialidad exacerbada e identidad restringida están aún
habitantesdelosbarriosperiféricos,enlosquelavulnerabilidadsocialseha más acentuadas por la reducción de la movilidad en la ciudad. Por otra parte,
acrecentado en extremo, la regularización de las parcelas de los villeros, en- en el imaginario popular de los jóvenes, la pobreza es la inmobilidad. Fren-
clavadas en los barrios en vías de consolidación, surgió como una amenaza. te al “nosotros” en los que se incluyen los jóvenes de sectores populares que
Lo mismo sucede con la presencia de asentamientos cercanos a las zonas de pueden “darse vueltas” y “progresar”, “el pobre sería el que permanece con-
lotes populares,9 vivida por los habitantes como una desvalorización de su es- tinuamente en su lugar, siempre en su mismo y eterno lugar, abajo” (Auyero,
pacio. La metáfora del naufragio aparece a menudo en el discurso de estos 1993). El deterioro del transporte público subvencionado y el encarecimien-
pequeñospropietarios debilitados porlacrisis.Éstos,adiferencia delosmás to de otros medios de transporte (autos particulares, autobuses), refuerza en
pobres, no esperan nada de la municipalidad. Para ellos, los problemas ur- extremo el efecto de la distancia al centro y el sentimiento de exclusión. Asi-
gentes —el empleo y la seguridad— requieren soluciones privadas y su dis- mismo, el sentimiento de que hay un “antes” y un después en la historia de
curso defensivo expresa su resentimiento frente a los equipos municipales los barrios y del fomentismo, retorna constantemente en el discurso de los
“basistas”10 de la segunda corona que “gobiernan para los pobres”. dirigentes de asociaciones, pues la pérdida del empleo y la precariedad ya no
A esta primera separación entre propietarios y no propietarios, que hace permiten financiar trabajos colectivos como en el pasado. Esta pérdida de la
renacer el viejo temor por los villeros, se superponen múltiples fronteras en capacidad integradora de la ciudad se sufre con amargura, como si el Estado
espacios considerados a menudo como homogéneos, los asentamientos o vi- hubiera abandonado los valores fundadores de la República.
llasmiseria.Diferenciassutilesenelaspectodelbarrio,lascasasyelacceso Vemos así dibujarse un modelo de “ciudad estallada, fragmentada”. El
a los servicios, son presentadas por los habitantes como signos de pertenen- análisis de la ciudad en términos de fragmentación, en razón de las múltiples
cia o exclusión. Así, en la villa miseria de Itatí (municipalidad de Quilmes), fronteras que dividen el espacio en un continuum que se empobrece, pare-
“los de arriba” piensan que los problemas de “los de abajo”, los más pobres ce ser en adelante más operativo que el de los términos centro/periferia que
que están instalados en una cantera —La Cava— no pueden arreglarse había dominado hasta ahora. En el gran Buenos Aires, la brecha se ensancha
más que con su desplazamiento. Ocurre como si los villeros hubieran inte- entre los pobres y los “pudientes”, en una inmensa periferia cada vez más
riorizado los métodos del pasado: esconder y desplazar. separada y fragmentada donde emergen “enclaves” residenciales. Si bien el
Estas múltiples fronteras que atraviesan los espacios de la periferia y fenómeno de los barrios privados es aún minoritario en Buenos Aires, es re-
separan a los pobres de los menos pobres, a los villeros de los habitantes de velador de los cambios profundos que han afectado a la sociedad argentina.
losasentamientos,alospropietariosdelosnopropietarios,danlugaraestra- El repliegue sobre los espacios privados de los empobrecidos, el aumento de
tegias de esquivamiento,11 formas de territorialidad exacerbada y de identi- la violencia y el miedo a la inseguridad contribuyen a esas formas de sepa-
dad restringida, en ruptura con la situación anterior. La ecuación vecindad/ ración de pequeños espacios entre sí, como si la sociedad debilitada por la
solidaridad que había sido fuerte en los barrios de lotes populares aparece crisis no soportara más la vulnerabilidad de los espacios públicos. La pre-
cada vez menos pertinente. En lo más grave de la crisis, en las revueltas por senciacadavezmásvisiblededispositivosdecerramiento(rejas,garitas,sis-
9
temas de vigilancia) tanto en los barrios privados como en los lotes populares
.“La gente de nuestro barrio no quiere reconocer su historia, su pasado. Ayer estaban todavía en la obs-
curidad y en el lodo. Hoy se oponen a que la cooperativa organice una olla popular para los pobres del asen- testimonian la nueva disposición entre las diferentes partes de la ciudad.
tamiento vecino de San Ambrosio. Y habitantes armados cuidan la cooperativa”, Entrevista con el fundador
de la Cooperativa Pucara-Trujui, situada en los confines de Moreno y General Sarmiento, en agosto de 1989. Traducción: Hilda Iparraguirre
Esta zona había sido uno de los puntos neurálgicos de los estallidos de mayo de 1989.
10
.Equipos municipales venidos desde la militancia y la accion social de base, en los barrios pobres.
11
.En las zonas donde las villas miseria, los viejos barrios pauperizados y los de clase media están imbri- recibido en octubre de 2001
cados, como en la Municipalidad de Avellaneda, vemos poner en práctica estrategias para escapar de la tarjeta
escolar. aceptado en noviembre de 2001

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PERFILES LATINOAMERICANOS FRAGMENTACIÓN ESPACIAL Y SOCIAL
Mapa 2
MAPA SOCIAL DEL GRAN BUENOS AIRES
(1947-1991)
10

Berisso

Zonas favorecidas
Avenida General Paz

0
Límites municipales

Zonas desfavorecidas
Segunda corona
Primera corona

Tigre Zonas en vías de mejoramiento


Ensenada

Expansión de los loteos en el


Pilar periodo de 1947-1970
La Plata


od
Principaleslocalizaciones
San delas“villasmiseria”

el
Isidro

aP
Principaleslocalizacionesdelos

la
country club y barrios privados

ta
General
Campo de Límites de la capital federal
Sarmiento
Moreno Mayo Límites de los municipios
Berazategui

General
Rodríguez
EL GRAN BUENOS AIRES

Florencio
Varela
Quilmes
Mapa 1

Avellaneda

Almirante
Brown
Lanus

Pte. Perón

San Vicente
Lomas de
Zamora
FEDERAL

Echeverría
CAPITAL

Esteban
Vicente
General López
Isidro

Ezeiza
San Martín
San

Febrero

Criterio: cantidad de personas


Tres de
Fernando

por asentamiento
San

(media: 1.14)

La Matanza
Morón
Hurlin-

Cañuelas
Tigre

gham
Fuente: H.A. Torres
0 10km
San Miguel

Ituzaingo
Cartografía: V. Brustlein
Argentinas
Malvinas

Merlo
José C. Paz

Moreno
Escobar

Marco Paz

Las Heras
General
Pilar

Rodríguez
General
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