Temario Neuropsicologia PDF
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Introducción a la neuropsicología
DEFINICIÓN DE NEUROPSICOLOGÍA
-Hipótesis del cerebro: El cerebro es el origen del comportamiento. Es decir, cualquier conducta
que realizamos tiene una base en el mundo material y un sustento biológico y está sometida a
las leyes de la naturaleza. Las distintas funciones y conductas tienen una base anatómica
NEUROPSICOLOGÍA CLÍNICA
Alexander Luria es quizá el neuropsicólogo más importante y sin duda el más conocido. Influido
por Monakow y Pavlov, fue discípulo de Vigotski y uno de los primeros neuropsicólogos. Sus
teorías se basan en un significado holístico del funcionamiento cerebral. En sus propias
palabras,”Nuestra misión no es «localizar» los procesos psicológicos superiores del hombre en
áreas limitadas del córtex, sino averiguar, mediante un cuidadoso análisis, qué grupos de zonas
de trabajo concertado del cerebro son responsables de la ejecución de la actividad mental
compleja.”
Existen complejas relaciones entre las zonas corticales primarias, secundarías y terciarias del
cerebro, responsables de la síntesis cada vez más compleja de la información aferente. Estas
zonas funcionan como una vía en la que la información sensorial entra por las áreas primarias,
se elabora en las secundarias y se integra con otras modalidades de información en las terciarias.
Para realizar una acción, las áreas terciarias planifican el movimiento, las secundarias lo elaboran
y procesan y las primarias lo realizan.
Se trata de un modelo jerárquico porque las zonas secundarias gobiernan a las primarias y las
zonas terciarias a las secundarias. Las áreas primarias ya están desarrolladas en la primera
infancia mientras que las asociativas maduran con la edad y no se completan hasta la adultez,
siendo las áreas terciarias frontales (responsables del comportamiento más controlado) las
últimas en desarrollarse. Conductas específicas y complejas como el lenguaje, la memoria o el
razonamiento están distribuidas por el cerebro, mientras que las inespecíficas y simples como
mover un dedo, percibir un sonido o segregar una hormona están localizadas en áreas concretas.
-El código cognitivo es un código de relaciones que se basa en la conectividad entre agregados
neuronales discretos (módulos, ensamblados o nodos).
-La atención participa en todas las funciones y la inteligencia las utiliza todas.
PROCESO DUAL DE LA COGNICIÓN
El cerebro es un sistema biológico, por lo tanto, obedece a las mismas leyes de desarrollo y
adaptación que las de los otros órganos, y tal como ellos, está gobernado por reglas
preestablecidas. De este modo, las experiencias no alteran o especializan las funciones del
cerebro, sino que activan acciones que computan una determinada información para superar su
entorno. Por establecer una analogía, el entrenamiento con pesas no crea nuevos músculos en
nuestros brazos, sino que fortalece los ya existentes.
El cerebro no está igualmente capacitado para realizar todas las funciones, es decir, de forma
innata algunas son más fáciles (coordinación visomotora, lenguaje no verbal) y otras más difíciles
(estadística, razonamiento tipo si… entonces). Por ejemplo, al realizar dos tareas aparentemente
idénticas tenemos más dificultad cuando existen elementos abstractos que cuando son
concretos (por ejemplo, al hacer cálculos con quebrados utilizando letras y usando números).
Variante con contexto: Tenemos que averiguar si hay algún menor de edad tomando alcohol.
La idea de una red neuronal innata hace que Gazzaniga se aparte de las teorías psicológicas que
postulan que los circuitos cerebrales se forman de acuerdo a las estimulaciones y exigencias del
ambiente. De este modo, el estado actual del cerebro sería el resultado evolutivo de las
adaptaciones al medio. Así, el cerebro no crea funciones de acuerdo a necesidades específicas,
sino que para afrontar nuevos problemas utiliza los dispositivos que ya tiene instalados. De este
modo, el cerebro de los astronautas es el mismo que tenían sus antecesores cazadores-
recolectores pero adaptados a nuevas exigencias del ambiente.
Dado el alto nivel de automatismo del cerebro, la existencia de un yo capaz de controlar todo lo
que hace el cerebro se vuelve cuestionable. Los datos muestran que los potenciales cerebrales
se activan cientos de milisegundos antes de tener consciencia de que vamos a realizar la acción.
Es decir, tomamos la decisión antes de ser conscientes de ella.
Nuestra conducta no está decidida por nuestra consciencia, sino que nuestra consciencia es
parte del comportamiento, incluyendo como comportamiento la actividad no observable
externamente del sistema nervioso. Gazzaniga propone que lo que consideramos consciencia es
la actividad del hemisferio izquierdo interpretando las informaciones que éste procesa (a veces
incurriendo en errores). Llama a este mecanismo “El intérprete” y dice esto de él:
“Este hemisferio debe crear orden de cualquier ocurrencia o conducta, por eso le llamamos el
intérprete porque recoge todos los datos y los ordena en una historia con sentido, aun cuando
esté completamente equivocado”.
El siguiente párrafo está extraído del documento sobre Acreditación Nacional del Psicólogo
Especialista en Neuropsicología Clínica: Según la National Academy of Neuropsychology (2001)
el neuropsicólogo clínico ” es un profesional de la psicología especialista en la ciencia aplicada
de las relaciones cerebrocomportamiento. El neuropsicólogo clínico utiliza este conocimiento en
el estudio, evaluación, diagnóstico, tratamiento y/o rehabilitación a través del ciclo vital del
paciente y su entorno con alteraciones neurológicas, médicas, del neurodesarrollo y/o
psicopatológicas, así como otras alteraciones emocionales, comportamentales, cognitivas y de
aprendizaje. El neuropsicólogo clínico utiliza principios, técnicas y tests neuropsicológicos para
evaluar los aspectos afectados e intactos de las áreas psicosocial, cognitiva, conductual y
emocional y su relación con el funcionamiento normal o afectado del Sistema Nervioso. El
neuropsicólogo clínico utiliza esta información y la proporcionada por otros profesionales de la
salud para identificar, diagnosticar alteraciones neuropsicológicas, y planificar, implementar y
valorar las estrategias de intervención”.
EL SISTEMA NERVIOSO
Es la estructura que responde al ambiente externo y se relaciona con él. Está compuesto por
estructuras anatómicas del SNC y se encarga de las actividades sensoriales, motoras o cognitivas
que se realizan de un modo intencional. Algunos ejemplos son la toma de decisiones, el lenguaje
o la atención selectiva. Será el sistema más estudiado durante el resto del temario.
-El SN Simpático prepara al organismo para la acción y es responsable de la activación del mismo.
Por ejemplo, durante la realización de un examen o ante un peligro, nos mantiene alerta y
segrega adrenalina, sudor, etc.
-El SN parasimpático, por su parte, realiza una acción antagónica al simpático y se encarga de
desactivar los cambios producidos por éste y de reducir la activación.
Ambos realizan una actuación conjunta sobre la mayoría de las vísceras, provocando una
reacción de homeostasis que equilibra el estado del organismo.
PRINCIPALES ESTRUCTURAS
Médula espinal
Tronco cerebral
-Transmitir información sensorial y motora entre los centros superiores e inferiores del SN: al
encontrarse entre la médula espinal y el cerebro, toda la información que pasa de una a otra
estructura hace escala en el troncoencéfalo.
Cerebelo
EL CEREBRO
Diencéfalo
Se encuentra ubicado en la parte más interior y central del cerebro, entre los hemisferios y el
troncoencéfalo y sus funciones son muy variadas y básicas para la vida. Sus estructuras son el
tálamo, hipotálamo, subtálamo, y epitálamo. Por aquí pasan la mayor parte de las fibras que se
dirigen hacia la corteza.
El tálamo tiene como una de sus principales funciones el ser estación de relevo sensitivo de toda
la información que llega a la corteza cerebral o que sale al exterior del sistema nervioso. Los
impulsos nerviosos hacen escala en el tálamo y establecen sinapsis antes de continuar su camino
hacia el cortex. También funciona como un filtro que regula el nivel de alerta. Por otra parte,
contiene estructuras pertenecientes a la formación reticular y participa en gran cantidad de
procesos perceptivos, motores y cognitivos, sobre todo en los automáticos. Constituye también
un centro sensitivo primitivo que registra una sensación generalizada e imprecisa. Formado por
dos cuerpos ovoides de 3 cm por 1,5 cm separados por el tercer ventrículo, permanecen unidos
por un puente de tejido talámico denominado masa intermedia. Los tálamos son masas de
substancia gris, por lo que contienen cuerpos neuronales y numerosas conexiones sinápticas.
El sistema límbico
Corteza cerebral
Por ejemplo, la vista o el oído. Se encargan de que exista una percepción globalizada dentro de
cada modalidad, de modo que no percibimos la forma de un objeto por un lado y su color por
otro, sino como un todo. Por otra parte, también programan las secuencias necesarias para las
actividades motoras consiguiendo que el movimiento sea coordinado, preciso y armonioso. Su
lesión no produce no déficits sensoriales o motores, sino dificultades perceptivas o deficiente
programación de los movimientos (agnosias y apraxias).
Las áreas terciarias, por su parte, son centros de integración de la información y realizan un
trabajo coordinado de los analizadores de distintas modalidades perceptivas o motoras. Son
capaces de producir esquemas supramodales que forman la base de los procesos simbólicos y
de las actividades cognitivas complejas. Por ejemplo, cuando veo a una persona que está
hablando, percibo como un todo la imagen y el sonido e integro esta información como alguien
hablando y no como alguien moviendo la boca por un lado y emitiendo voz por otro. De este
modo, son la esencia del cerebro asociativo y la base de la actividad mental. Sus lesiones
producen trastornos del pensamiento de mayor gravedad que suelen afectar al razonamiento,
la toma de decisiones, el pensamiento abstracto, etc.
Las áreas asociativas del cerebro humano se localizan en la corteza prefrontal, el área occipito-
parieto-temporal y el sistema límbico.
ASIMETRÍA CEREBRAL
La cultura popular considera que ambos hemisferios son completamente diferentes y tienen
estilos de pensamiento incompatibles. No obstante, aunque los dos hemisferios son asimétricos
anatómica y funcionalmente, muchas funciones son simétricas. Esto ocurre especialmente en
funciones vinculadas a las áreas primarias sensoriales y motoras, que parecen idénticas en los
dos lados del cerebro. Las diferencias funcionales entre los dos hemisferios no son absolutas,
sino relativas y son menores de lo que considera la psicología popular.
Se trata del hemisferio más verbal. Es dominante en el lenguaje oral y escrito. Por otra parte,
tiene predominancia en el procesamiento proposicional (analítico-secuencial), que se
caracteriza por ser deductivo, racional y proposicional (si A, entonces B). También es dominante
para el razonamiento matemático. Parece tener dificultades para encontrar contradicciones en
y no utiliza el pensamiento crítico, de modo que cuando no cuenta con la participación del
hemisferio derecho cae en contradicciones o errores evidentes. En cuanto a la emoción, es
dominante para expresar emociones positivas como la alegría. Su organización anatómica es
focal, de modo que sus áreas están más localizadas que en el HD.
Los hemisferios funcionan de manera conjunta y coordinada, de modo que todos los individuos
los utilizan de la misma forma, no existen personas del hemisferio izquierdo y personas del
derecho. La lateralidad solo se observa cuando se actúa sobre un hemisferio mediante lesiones,
terapia electroconvulsiva, test de Wada, etc. Tras sufrir lesiones cerebrales, puede haber una
reorganización de la dominancia, sobre todo en niños pequeños.
El 95% de las veces el lenguaje se encuentra localizado en el HI. No obstante, el HD tiene cierta
participación en el mismo. Las áreas de Broca y Wernicke del HD tienen cierta importancia en
lenguaje y gestualidad. Por otra parte, la localización varía en zurdos y diestros, de modo que
casi todos los diestros tienen el lenguaje en el HI, mientras que, en los zurdos, un 70% lo tienen
también en el HI, pero un 15% lo tienen en el HD y otro 15% lo tienen repartido entre ambos
hemisferios. Las lesiones cerebrales pueden modificar la dominancia, sobre todo si son
tempranas, de modo que en algunos niños con lesión en el hemisferio izquierdo se ha producido
una reorganización cerebral pasando las áreas del lenguaje al HD. Esto es muy infrecuente en
adultos.
Síndrome del HI
Síndrome del HD
Las agnosias son más graves que en lesiones del HI, especialmente agnosia musical,
prosopagnosia y agnosia cromática. Por otra parte, suelen ser más graves las apraxias
constructivas. Su afectación preserva la estructura simbólica del lenguaje, pero pueden aparecer
trastornos de los aspectos pragmáticos, sobre todo disprosodia comprensiva o expresiva. Suele
estar más afectado el pensamiento concreto e intuitivo y más preservado el pensamiento
conceptual. Es frecuente la euforia y también la desinhibición social. La anosognosia es más
común que en lesiones del HI.
El síndrome de desconexión
Como base para comprender este curioso fenómeno explicaremos brevemente un clásico
experimento de Michael Gazzaniga. Presentaron al hemisferio izquierdo la imagen de la pata de
una gallina, al hemisferio derecho le presentaron una escena de nieve. Después los pacientes
tenían que elegir entre imágenes en una mesa frente a ellos. Los pacientes eligieron la gallina
con la mano derecha y la pala con la izquierda. Al preguntarles por qué optaron por esas
imágenes respondieron: “Pues, esa pata era de una gallina y hay que limpiar con la pala lo que
la gallina ensucia”. El hemisferio izquierdo no sabe por qué seleccionó una pala con la mano
izquierda, no vio la nieve, pero intenta una justificación coherente, le es imposible decir “no lo
sé”, de manera que se inventa la respuesta.
Los cerebros de los hombres suelen ser más asimétricos que los
de las mujeres. Estas diferencias son debidas a factores
neurobiológicos, destacando la importancia de las hormonas y
la mediación de factores educativos. Esta menor asimetría
puede suponer una ventaja para las mujeres en caso de lesión
cerebral, ya que al estar las funciones más repartidas es más
difícil que se pierdan completamente por la lesión de uno de los
hemisferios. Esto se observa especialmente en las afasias.
-En los varones el plano temporal izquierdo es mayor que el derecho, mientras que en las
mujeres son más simétricos.
-El cuerpo calloso en las mujeres tiene de un 20% a un 30% más fibras que en el varón. Además,
el del varón disminuye con la edad.
-Respecto a las hormonas, la testosterona lentifica el crecimiento del HI en las primeras fases
del crecimiento del varón, bloqueando el desarrollo del lenguaje y
facilitando la capacidad espacial del HD. Por el contrario, en varones con baja testosterona en
varones hace que sean mejores en tareas verbales que los otros varones, mientras que la alta
testosterona en mujeres las hace mejores en tareas espaciales que las otras mujeres.
-Los estrógenos hacen lo opuesto en las niñas, lo cual se relaciona también con la madurez
sexual. De este modo, las mujeres precoces suelen ser mejores en tareas verbales mientras que
los niños y niñas tardíos suelen ser mejores en tareas espaciales. Los factores hormonales
también influyen en otras funciones cognitivas.
-Por otra parte, mientras que entre el 10 y el 12% de los varones son zurdos, entre las mujeres
esta proporción es de un 6-8%. Además, las niñas leen antes y los niños suelen presentar más
trastornos del aprendizaje, patologías del lenguaje y del habla. Las lesiones del HI suelen
producir afasias más graves en varones, lo cual se debe a la mayor simetría en mujeres.
DIMORFISMO SEXUAL
Existen importantes evidencias de que las diferencias cognitivas y conductuales entre sexos
tienen una fuerte base genética, sobre todo debida a la interacción entre los genes y las
hormonas (segregadas por expresión génica). Las hormonas sexuales influyen en la maduración
los hemisferios cerebrales de forma distinta en hombres y mujeres, promoviendo el desarrollo
de distintas habilidades desde antes del nacimiento.
Aunque la diferencia más evidente entre los cerebros de hombres y mujeres es el tamaño, en
este caso esto resulta irrelevante, ya que se debe a la diferencia de tamaño corporal; es decir, a
mayor tamaño del cuerpo mayor tamaño del cerebro. Aunque esto nos resulte lógico, no
debemos olvidar que a lo largo de la historia se ha utilizado el tamaño del cerebro como
justificación pseudocientífica de ideologías machistas, racistas y clasistas, atribuyendo
superiores capacidades a los poseedores de cerebros más voluminosos, los cuales,
curiosamente, eran varones, blancos, de clase alta o las tres cosas a la vez.
Respecto a las diferencias reales y con base científica, en los últimos años se han acumulado un
gran número de evidencias que muestran diferencias entre el cerebro femenino y el masculino.
Estas diferencias son principalmente de tipo estadístico (al igual que la altura o el vello corporal).
Aparecen muy pronto durante el desarrollo y se deben a diversos factores. Las influencias
biológicas se deben principalmente a efectos estructurales de las hormonas durante el
desarrollo, efectos temporales de las hormonas en el funcionamiento cerebral, diferencias en
neuroanatomía y diferencias genéticas (XX - XY)
Las diferencias biológicas interaccionan con las ambientales (por ejemplo, cambian según la
prosperidad o igualdad de géneros de un país). Se trata de un tema complejo y en continua
evolución. Como comentamos antes, las diferencias son de tipo estadístico.
Los hombres suelen obtener más puntuación en memoria de trabajo, tareas visoespaciales,
rotación mental, seguimiento visual, puntería y navegación alocéntrica.
Las mujeres suelen conseguir más rendimiento en habilidades verbales, comprensión lectora,
escritura, motricidad fina, memoria a largo plazo, navegación egocéntrica, localización de
objetos y problemas matemáticos con componente verbal. Además, ellas suelen desarrollar
antes el lenguaje y tienen menos alteraciones. Las hormonas también tienen un efecto
modulador del funcionamiento cerebral, de modo que en las mujeres, los cambios hormonales
pueden afectar a aspectos como la lateralización, provocando que puedan oscilar en función de
la fase menstrual.
Estas diferencias son muy leves y deben tomarse como diferencias en la media, no en términos
individuales
Estructura de la atención
Las distintas áreas del sistema nervioso se encuentran implicadas en los principales procesos
atencionales, los cuales serían: nivel de conciencia, orientación, concentración, velocidad del
procesamiento, motivación, dirección, selectividad y alternancia.
Estado de alerta
Se identifica con la vigilancia y es la función que permite que el SN tenga capacidad para la
recepción inespecífica de las informaciones internas y externas. Es decir, que lo activa lo
suficiente para que pueda procesar la información. Tiene dos componentes; atención tónica y
atención fásica.
Atención sostenida
Se trata de la capacidad para mantener el foco atencional en un estímulo resistiendo el
incremento de la fatiga y la distractibilidad. Se utiliza constantemente, por ejemplo al leer, ver
una película o escuchar a un profesor de neuropsicología pelmazo. Está muy relacionada con la
alerta y la motivación, de manera que ambas influyen en que resulte más o menos fácil
mantenerla. Por otra parte, es la base necesaria para que la atención selectiva sea adecuada.
Atención selectiva
MODELOS DE ATENCIÓN
Modelo de Mesulam
Por su parte, el vector atencional (o canal atencional), se encarga de la atención selectiva, así
como de la dirección espacial de la atención. Este último punto es el más interesante de este
modelo, ya que nos sirve para explicar la heminegligencia, un curioso trastorno atencional que
abordaremos al final del tema. La localización principal de este vector se encontraría en el lóbulo
parietal.
Modelo de Posner
La atención es un proceso multimodal (tanto desde el punto de vista sensorial como desde el de
las otras funciones) que involucra la actuación de diversas estructuras del SNC. De este modo,
veremos que existen áreas atencionales repartidas por todo el cerebro, formando diferentes
redes que se encargan de las distintas modalidades de atención. Siguiendo el modelo de Luria,
las bases neurobiológicas de la atención están localizadas en cada una de las unidades
funcionales. De este modo, la alerta o vigilancia corresponde a la primera unidad funcional, el
control sensorial de la atención a la segunda y el sistema supervisión atencional frontal a la
tercera.
A continuación, veremos cuáles son las estructuras cerebrales más implicadas en los procesos
atencionales.
Ganglios basales
EVALUACIÓN DE LA ATENCIÓN
Cuando llega un paciente, es conveniente evaluar distintas modalidades para identificar los
posibles trastornos. Entre ellas se incluyen el nivel de alerta (arousal), la presencia de otros
trastornos, la orientación autopsíquica y alopsíquica, la velocidad de procesamiento, la atención
sostenida (fatigabilidad y distractibilidad), la atención selectiva (focalizada, alternante, dividida
y concentración) y la asimetría atencional (hemiinatención).
Los pacientes con trastornos atencionales realizarán mal cualquier prueba, aunque esté
diseñada para evaluar otro tipo de funciones, ya que la atención está en la base de todas las
funciones cognitivas.
Se han desarrollado pruebas para evaluar diversos tipos de atención, y existen varias tareas que
nos permiten evaluar la misma función. No será necesario para aprobar la asignatura el conocer
las pruebas concretas que aparecen aquí, no obstante, se enumeran las principales.
El span atencional es la cantidad de información que puede ser utilizada o repetida a corto plazo;
es decir, la cantidad de información que se puede procesar de una vez. Suele estar en torno a 7
(más/menos 2) items. Estos tests pueden ser considerados como de capacidad atencional o de
medida de memoria inmediata o de trabajo. Entre los más utlizados se encuentran los Dígitos
directos de la WAIS o WMS (verbales) y el Test de Corsi (visual).
PATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN
La atención es una función muy sensible al daño cerebral y por tanto es muy frecuente que se
vea afectada en diferentes trastornos. Esto se debe a que, como hemos visto anteriormente,
podemos encontrar áreas relacionadas con la atención repartidas por todo el cerebro.
Dependiendo de las áreas lesionadas o del curso de la enfermedad encontraremos distintos
perfiles patológicos, de modo que puede verse afectada cualquier modalidad atencional o
incluso varias o todas a la vez. Muchas condiciones neurológicas pueden causar alteraciones en
los diversos componentes de la atención (arousal, atención focalizada, sostenida, selectiva,
alternante, dividida, control de la atención, etc). Por lo tanto, los mecanismos atencionales se
encuentran alterados en gran cantidad de trastornos neurológicos, cada uno de ellos con sus
particularidades. Podemos encontrar estas alteraciones en los principales trastornos
neurológicos como traumatismos craneoencefálicos (TCE), accidentes cerebrovasculares,
procesos neuroinfecciosos, procesos neurodegenerativos, epilepsia, etc., en algunas patologías
psiquiátricas como la esquizofrenia o el trastorno obsesivo compulsivo, o en síndromes
específicos que afectan a la atención (como el trastorno por déficit de atención con
hiperactividad).
Abordaremos brevemente las alteraciones atencionales en algunos de los trastornos en los que
son más frecuentes o tienen una afectación característica.
En las enfermedades degenerativas es común que esta función esté afectada y esta alteración
sigue un curso concreto. Por ejemplo, en la demencia tipo Alzheimer se produce una afectación
muy destacada del sistema atencional supervisor desde las primeras fases, con dificultad para
inhibir respuestas automáticas, bradipsiquia y dificultad para la atención dividida. No obstante,
a medida que la enfermedad avanza se ven implicadas las demás modalidades atencionales,
quedando afectadas todas ellas en las fases más avanzadas. Por otra parte, en la enfermedad de
Parkinson aparece un patrón más definido, con dificultades principalmente en el cambio de foco
atencional. En la esclerosis múltiple por su parte, destacan la fatigabilidad atencional y la
bradipsiquia.
Por otra parte, la atención es una de las funciones más comprometidas en los traumatismos
craneoencefálicos. Es común la lentitud cognitiva, así como el déficit de activación con falta de
arousal. Estos pacientes suelen presentar muy poca resistencia a la interferencia cognitiva.
En otras alteraciones como los tumores cerebrales
o las alteraciones cerebrovasculares también
suelen aparecer trastornos atencionales, pero en
estos casos el modo de presentación es muy
variable dependiendo de las áreas afectadas y el
tipo de lesión. A continuación, nos centraremos en
algunos trastornos atencionales específicos.
Mutismo acinético
Tampoco deben existir daños motores que justifiquen la acinesia. El problema está en los
circuitos motivacionales, es decir, en los que activan a estas estructuras. No solo se ve afectada
la conducta motora o verbal, también la conducta privada, es decir, el pensamiento.
Se puede presentar en distintos grados: desde abulia con inhibición psicomotora, apatía,
pobreza del lenguaje y pérdida de espontaneidad, hasta la completa falta de respuesta.
Su origen etiológico suele ser cerebrovascular, aunque puede aparecer también a causa de
tóxicos, infecciones o trastornos degenerativos, y de forma más infrecuente, por patología
tumoral. Las lesiones afectan al circuito motivacional o de impulso (drive), que permite iniciar y
mantener conductas (internas o externas). Se han descrito dos modalidades según la localización
de las lesiones
El mutismo acinético anterior (o frontal) se produce por lesiones que afectan al giro cingulado
anterior. Esta alteración es típicamente de tipo vascular y es mucho más grave si tiene carácter
bilateral, mientras que si es unilateral suele haber una buena recuperación tras el infarto. Los
pacientes que se han recuperado suelen comentar que durante ese periodo tenían “la mente en
blanco”. La alteración también puede estar causada por lesión de las conexiones fronto-
subcorticales o frontobasales (pues estas vías están muy relacionadas con los sistemas de
recompensa y motivación.
Por su parte, en el mutismo acinético posterior, se ven afectadas áreas del mesencefálico o el
tálamo que producen alteraciones del sistema reticular activador ascendente (SRAA),
normalmente por infarto cerebral. En estos casos se ve más afectado el estado de vigilancia que
en la modalidad frontal.
Síndrome de heminegligencia
Los pacientes afectados por este trastorno ignoran la mitad de su espacio atencional, incluyendo
objetos, personas o incluso partes de su cuerpo. No es que sean incapaces de percibir los
estímulos, sino que no pueden procesarlos porque su atención no se dirige hacia ellos. Por ese
motivo se considera un trastorno atencional. La intensidad de los síntomas varía según la
gravedad, de modo que, mientras que algunos pacientes
muestran síntomas casi indetectables sin los
instrumentos adecuados, otros tienen alteraciones muy
graves que les causan incapacidad para llevar una vida
independiente. Estos pacientes no pueden deambular
solos, comer, vestirse, peinarse, cocinar, etc…
Esta negligencia también se produce en el espacio mental, de modo que sólo se representa
mentalmente el lado derecho de un lugar o estímulo conocido. Es decir, al explorar mentalmente
un espacio que no está presente, los pacientes solo se centran en el hemiespacio derecho. Por
ejemplo, si les pedimos que se imaginen que están en la entrada de su casa y que nos la
describan, se centrarán en la parte que se encuentra a la derecha de la entrada.
Por ejemplo, aparecen hemialexia y hemiagrafía, es decir, los pacientes solo pueden leer lo que
está en la mitad derecha del texto y solo escriben en la mitad derecha del papel. Aunque no se
traten de alexia o agrafía con contenido semántico (es decir, no afecten al lenguaje en sí),
también impiden leer y escribir correctamente.
También son comunes la hemispraxia del vestido, en la que los pacientes solo visten su
hemicuerpo derecho, del peinado, lavado, etc, todas debidas a que los pacientes ignoran el lado
izquierdo de su cuerpo. En cuanto a las capacidades visoconstructivas, es típica la apraxia
constructiva, en la que los afectados no pueden construir en dos o tres dimensiones (por
ejemplo, solo dibujan la mitad derecha de una imagen) como consecuencia de la incapacidad
para establecer relaciones espaciales y atender a la izquierda.
Un fenómeno que suele aparecer cuando el paciente ya está total o parcialmente recuperado
es la doble extinción simultánea, la cual puede ser táctil, visual o auditiva. En estos casos,
inicialmente los pacientes no podían responder a estímulos del lado opuesto a la lesión, pero al
mejorar, cuando presenta en solitario un estímulo a la izquierda pueden responder a él, pero si
se presentan estímulos en ambos lados simultáneamente, sólo responde al situado a la derecha,
ignorando el de la izquierda.
Estado confusional
También conocido como síndrome confusional agudo, psicosis orgánica, reacción general aguda
o síndrome general agudo. Se trata de un trastorno caracterizado por un cambio brusco del
estado mental con alteración del nivel de conciencia, la atención y la totalidad de las funciones
cognitivas. Es una alteración de presentación súbita, con curso fluctuante y duración breve. En
realidad, no es un trastorno en sí mismo, sino la manifestación de otra enfermedad que cause
claudicación mental.
Una de sus variantes es el delirium (el cual aparece como trastorno a descartar en muchos
diagnósticos de trastornos mentales). Se trata de un estado confusional agitado con
hipertensión, midriasis o taquicardia y temblores.
El estado confusional es más frecuente en personas edad avanzada y con deterioro cognitivo o
físico y puede ser la señal de la presencia de un trastorno neurológico grave. La etiología es
diversa e incluye alteraciones orgánicas ( metástasis cerebrales, infecciones, hipercalcemia,
alteraciones del nivel de glucemia, deshidratación, fallo hepático, renal, respiratorio…),
traumatismos craneoencefálicos, epilepsia, reacción a fármacos, deshabituación, estado
postoperatorio y otros factores (como estrés, deprivación de sueño, sobre o infraestimulación,
inmovilización, etc.)
Los principales síntomas son los trastornos de la atención y concentración (déficit o exceso de
alerta, agitación, hiperactividad, distractibilidad), alteración del nivel de conciencia (desde la
obnubilación hasta el coma), deterioro cognitivo global, trastornos perceptivos (alucinaciones,
ilusiones, delirios), alteraciones psicomotoras, alteración del ciclo sueño-vigilia, trastornos
emocionales (agitación, agresividad, depresión, ansiedad, miedo, euforia), y desorientación en
espacio y tiempo.
Trastorno por déficit de atención
Es más frecuente en varones. La causa no se conoce bien, pero se sabe que existe una gran carga
de factores genéticos (con varios genes implicados). También parecen influir factores
ambientales, como lesiones durante el parto o intoxicación y factores prenatales (por ejempolo,
la exposición al alcohol o drogas durante el embarazo). En general, los bebés que han tenido
problemas durante el embarazo o el parto tienen más riesgo de sufrir el trastorno.
REHABILITACIÓN DE LA ATENCIÓN
La atención se encuentra en la base de todas las funciones neuropsicológicas, de modo que sus
alteraciones tienen una gran repercusión en todo el funcionamiento cognitivo. Además, al tener
su base anatómica en redes distribuidas por todo el cerebro, se ve afectada con mucha
frecuencia en gran número de lesiones o enfermedades cerebrales. Por estos motivos, la
rehabilitación de la atención suele ser necesaria en la mayor parte de los pacientes.
Aunque popularmente se entiende la memoria como una especie de disco duro en el que
guardamos los recuerdos para luego volver a entrar y recuperarlos, en realidad la memoria es
un proceso activo en el que se intenta reconstruir lo que antes se almacenó. Es decir, los
recuerdos han de reconstruirse una y otra vez cuando accedemos a ellos. Algunos estímulos
facilitan el recuerdo, ya que ayudan a esa reconstrucción. Por ejemplo, si quiero acordarme del
nombre de una persona pero no soy capaz (lo tengo en la punta de la lengua), el que alguien me
diga la primera sílaba (pan) facilita que me acuerde de la palabra (Pancracio).
-Una primera etapa de registro (o codificación), que implica un gran componente atencional.
El aprendizaje es el proceso adaptativo por el que los seres vivos modifican su conducta en
función de las necesidades del entorno, por lo tanto, se trata de un cambio en el sistema
nervioso que origina cambios en la conducta y se produce a causa de la experiencia. La
plasticidad del sistema nervioso facilita las capacidades de aprendizaje, siendo la base del
mismo.
La memoria es la codificación, el almacenamiento y la recuperación de lo aprendido, siendo la
sinapsis es el sustrato físico de la memoria. Se trata de una función compleja que requiere la
participación de numerosas estructuras repartidas a lo largo de todo el cerebro. Las diferentes
modalidades mnésicas se corresponden con redes neuronales distribuidas en distintas
localizaciones anatómicas. Por otra parte, la memoria es una de las muchas funciones superiores
en las que se produce asimetría cerebral. Por lo general el hemisferio izquierdo se encarga de la
memoria y el aprendizaje verbal mientras que el derecho tiene unas funciones más espaciales y
visuales.
La memoria a largo plazo almacena una cantidad teóricamente ilimitada de información durante
un tiempo indefinido. Es estable y duradera, permaneciendo durante años, e incluso en
ocasiones durante toda la vida. Se trata de una modalidad poco vulnerable a interferencias que
permite recuperar una información almacenada mucho tiempo atrás a pesar de la infinidad de
estímulos procesados entre el almacenamiento y la recuperación. Se produce a causa de los
cambios estructurales que ocurren en las sinapsis mediante el proceso de consolidación de la
memoria. Su duración puede abarcar desde pocos minutos a decenas de años. Se puede dividir
en memoria procedimental y memoria declarativa, la cual incluye la semántica y la episódica.
El neurotransmisor más importante relacionado con esta función es la dopamina, la cual está
también implicada en el movimiento. De hecho, existe una gran interacción entre las estructuras
motoras y las de la memoria implícita. Los ganglios basales están implicados en el aprendizaje
procedimental de movimientos complejos, sobre todo en las habilidades que se adquieren
mediante la práctica. El cerebelo y los ganglios basales están implicados en el aprendizaje
mediante condicionamiento clásico y operante, así como en el aprendizaje sensoriomotor.
La amígdala es la principal estructura emocional. No resulta de extrañar por lo tanto que esté
relacionada con el condicionamiento de contenido emocional, sobre todo el de miedo. Esta
estructura con forma de almendra tiene conexiones con el resto del cerebro emocional, las
cuales permiten asociar los recuerdos formados por los distintos sentidos, darles peso
emocional y aportar contenido emocional a los recuerdos.
La memoria explícita o declarativa está compuesta por recuerdos conscientes. Puede dividirse
en memoria semántica (de hechos) y memoria episódica (autobiográfica). Es de tipo consciente
y declarativa. En ocasiones puede adquirirse sin repetición y una de sus características es la
flexibilidad en su expresión. Se corresponde con el aprendizaje relacional. Sus bases anatómicas
se encuentran principalmente en estructuras del lóbulo temporal y sus conexiones con otras
partes del cerebro. Las principales áreas implicadas son la amígdala, el hipocampo y la corteza
olfatoria (en el lóbulo temporal), la corteza prefrontal y diversos núcleos del tálamo (que
funcionan como estación intermedia entre la corteza frontal y la temporal).
Estas estructuras reciben información desde
el resto de la corteza y del troncoencéfalo.
Pasemos a estudiar más ampliamente
algunas de ellas. El hipocampo es la principal
estructura de la memoria semántica. Se
trata de un centro asociativo que Integra
información procedente de diferentes
modalidades perceptivas. Participa en la
realización de nuevos aprendizajes
(memoria anterógrada), sobre todo en
memoria episódica y espacial. Se encuentra
muy conectado con otras estructuras del
sistema límbico implicadas en la creación y
almacenamiento de nuevos recuerdos.
Las alteraciones de memoria son muy comunes en la mayor parte de los trastornos
neuropsicológicos y además, la falta de memoria es una frecuente queja de todo tipo de
pacientes. Es importante evaluarla siempre que se sospeche de la existencia de cualquier
condición neurológica. En caso de detectar cualquier alteración, se deberá realizar un examen
exhaustivo de las principales modalidades.
Para evaluar la memoria a corto plazo existen numerosas pruebas, la mayor parte de ellas
centradas en la memoria de trabajo. Muchas de ellas se centran en el span de memoria, es decir,
la cantidad de ítems que pueden ser mantenidos en la memoria de trabajo. En el spam auditivo
se utilizan letras, cifras (numeral o digital) o palabras. El span es de 7 items (más o menos 2) en
un sujeto normal. Una de las pruebas más utilizadas para evaluar el span auditivo es el subtest
de Dígitos de la WAIS. Para evaluar el span Visual se mide la retención y la restitución inmediata
de informaciones visuales. Pueden utilizarse pruebas como el test de Corsi o el Test de Retención
Visual de Benton (TRVB).
En cuanto a la memoria a largo plazo, para la evaluación la memoria episódica se pueden utilizar
algunas partes de tests de orientación como el Test de Orientación y Amnesia de Galveston. No
obstante, lo más importante es la entrevista, en la cual preguntaremos acerca de hechos de su
vida (¿En qué colegio estudiaste?, ¿con qué edad te casaste?, etc.). Es imprescindible poder
contrastar su veracidad, para lo cual suele ser necesario contar con la ayuda de familiares del
paciente. La memoria semántica, por su parte, concierne al corpus de los conocimientos de un
individuo sin referencia espaciotemporal. En este caso, afortunadamente, podemos utilizar
información de uso público. Por ejemplo podemos recurrir al subtest de información de la WAIS.
Una de las baterías más utilizadas para el estudio de la memoria es la Escala de Memoria de
Weschler, que incluye subtest para casi todas las modalidades. En caso de disponer de tiempo
para ello, sería recomendable aplicar esta prueba u otras similares.
TRASTORNOS DE MEMORIA
Las amnesias son las alteraciones de la memoria que impiden crear nuevos recuerdos o
recuperar los previamente aprendidos. La amnesia puede dividirse en anterógrada y retrógrada
según su patrón temporal:
Amnesia retrógrada: Es la pérdida de los recuerdos adquiridos antes del daño cerebral. Suele
afectar con más gravedad a los sucesos más cercanos en el tiempo a la lesión que a los más
lejanos, en cuyo caso se denomina amnesia dependiente del tiempo, como ocurre en los
traumatismos craneoencefálicos. Suele asociarse a lesiones temporales anteriores y
prefrontales.
Otra distinción es la que se puede hacer entre amnesia específica, e inespecífica según la
modalidad afectada:
La amnesia específica afecta a una modalidad estimular de memoria, como la verbal, la memoria
de caras o la memoria espacial y suele producirse por lesiones focales de la corteza cerebral. La
amnesia inespecífica implica a todas las modalidades y estímulos y suele producirse por lesiones
en las estructuras mesiales del lóbulo temporal. Por su parte, la amnesia lacunar abarca un
periodo concreto de tiempo que no se recuerda y es propia de los trastornos de la conciencia y
de aquellas situaciones en las que ha habido un periodo de amnesia anterógrada ya recuperada.
Las alteraciones de la memoria son muy comunes en el daño cerebral, pudiendo verse afectadas
todas las modalidades, aunque algunas son más vulnerables que otras. La memoria
procedimental es bastante resistente al daño cerebral mientras que la episódica es una de las
más sensibles. En función del tipo de trastorno neurológico pueden aparecer alteraciones
focales o generalizadas, afectando las primeras a modalidades concretas y las segundas a varias
modalidades o a la memoria en su conjunto. Debido a la lateralización de las funciones mnésicas,
las lesiones derechas suelen afectar a la memoria visoespacial y las izquierdas a la memoria
verbal.
Amnesia hipocámpica: La lesión bilateral del hipocampo y la amígdala produce una grave
amnesia anterógrada, acompañada de amnesia retrógrada parcial que puede abarcar varios
años. Los pacientes son incapaces de realizar nuevos aprendizajes de la memoria declarativa
pero conservan los recuerdos adquiridos previamente a la lesión. Las lesiones del hipocampo
izquierdo suelen afectar a la memoria semántica y las del derecho a la episódica y espacial. No
aparece confabulación, y el resto de las funciones cognitivas suelen estar conservadas, así como
la memoria procedimental.
Amnesia frontal: Los lóbulos frontales son la principal base anatómica de las funciones
ejecutivas, por lo que sus lesiones afectarán a la memoria en lo referido a optimizar el proceso
mnésico y utilizar las estrategias de memoria más adecuadas en cada momento. La lesión frontal
afecta a la memoria de trabajo, la memoria prospectiva, la memoria del contexto y la
metamemoria.
Amnesia global transitoria: Es un trastorno que puede aparecer en personas mayores de 60 años
y que se caracteriza por un comienzo súbito, con amnesia anterógrada y retrógrada y un periodo
confusional de varias horas con preservación de la identidad y la conciencia. La recuperación
suele ser total y su etiología no está bien establecida, aunque se han propuesto diversos
mecanismos, principalmente de tipo vascular.
La confabulación es la creación de falsas memorias que sustituyen a los recuerdos olvidados, los
pacientes suelen sustituir las lagunas mnésicas por una mezcla entre recuerdos verdaderos y
falsos.
Entre las llamadas amnesias psicógenas podemos destacar la amnesia disociativa, caracterizada
por la incapacidad para recordar periodos de tiempo (desde minutos a días) o sucesos y que
suele ser selectiva y parcial, referida con frecuencia a acontecimientos estresantes. Es más
común en sujetos jóvenes y a menudo se acompaña de desplazamientos lejos del hogar (fuga)
e incluso cambios de identidad, siendo estas las situaciones en las que la amnesia es más
completa. También se producen falsos recuerdos delirantes en algunos episodios psicóticos.
Las ecmnesias son fenómenos relacionados con la epilepsia y los delirios en los que se revive el
pasado de una manera extraordinariamente viva y con gran carga emocional.
REHABILITACIÓN DE LA MEMORIA
Estos sistemas de navegación no son mutuamente excluyentes sino que resulta habitual que se
utilicen de forma conjunta. Diferentes investigaciones muestran que la utilización en paralelo
de marcos de referencia definidos por el propio cuerpo y marcos de referencia definidos por el
ambiente circundante tiene efectos aditivos sobre la precisión en la resolución de la tarea. La
elección de una u otra modalidad de navegación varía de acuerdo con los requerimientos de la
tarea.
Podemos, por lo tanto diferenciar los sistemas de orientación o navegación espacial en dos
principales categorías: estrategias táxicas y estrategias cartográficas.
Estrategias táxicas
Las estrategias táxicas son de carácter egocéntrico e incluyen a aquellas que pueden
desarrollarse a través del aprendizaje de orientación o dirección y el aprendizaje de guía. En la
estrategia de dirección se utilizará información basada en un sistema motor/propioceptivo para
realizar giros estereotipados. Este aprendizaje no implica relaciones entre las distintas claves del
entorno, sino una repetición de giros y movimientos corporales. Es decir, para encontrar la meta
partiendo desde un punto determinado, el individuo aprende que debe realizar primero un
determinado giro, luego otro, y así seguir hasta que encuentre la meta. En la estrategia de guía
se establecen asociaciones entre un estímulo y la meta, los sujetos aprenden a aproximarse a
estímulos señal que se asocian con la meta. Es decir, se aprende que la meta se encuentra junto
a un estímulo particular. Esta estrategia, tampoco requiere establecer relaciones entre los
distintos objetos del entorno. Estas estrategias de navegación táxicas se explican mediante
simples procesos asociativos del condicionamiento clásico e instrumental.
Estrategias cartográficas
Son varias las regiones cerebrales implicadas en la percepción, cognición y acción espacial,
especialmente el córtex parietal y el hipocampo. El lóbulo parietal ha sido identificado como el
sustrato neural que permite la percepción y actuación dentro de un marco egocéntrico de
referencia determinado por la posición de los ojos, la cabeza, los brazos y el cuerpo. El
hipocampo, en cambio, ha sido postulado como la estructura implicada en la navegación a través
de espacios a gran escala y en la representación de las relaciones espaciales basadas en un
marco de referencia alocéntrico, independiente de la posición del sujeto.
Podemos recurrir a una amplia variedad de los sistemas anteriormente descritos y utilizarlos en
paralelo y de manera cooperativa. Tanto los mecanismos alocéntricos como los asociativos
participan en la formación de mapas cognitivos, y ambos, por lo tanto, normalmente
contribuyen a llevar a cabo el aprendizaje espacial. Los sistemas de taxón contribuyen en el
proceso de formación de mapas cognitivos, mediante el uso de claves asociativas para calibrar
el mapa o incluso para sustituirlo en el caso de que las claves extralaberinto se reduzcan o
desaparezcan. La concordancia entre ambos tipos de información es facilitada para el
cumplimiento de la tarea y los dos tipos de mecanismo espacial funcionan de manera
acumulativa
Por otra parte, también se ha descrito una relación entre el entrenamiento en tareas de
navegación espacial y el tamaño del hipocampo en humanos. En un famoso estudio con imagen
por resonancia magnética se encontró que el volumen de materia gris en el hipocampo de los
taxistas de Londres era significativamente superior al de los sujetos control y se considera que
esa diferencia puede deberse al uso y actualización de representaciones espaciales en los
taxistas.
En la formación hipocámpica, algunas células se excitan en función de la posición del sujeto con
independencia del modo en que alcanzó esa posición. No existen dudas sobre la naturaleza
espacial de los estímulos que producen la activación de este tipo de neuronas. Las células de
lugar se encuentran ubicadas en las regiones CA1 y CA3 del asta de Amón y se activan tanto
durante las conductas de exploración como durante las conductas de localización espacial. Las
células de lugar codifican una representación espacial de alto nivel en la que las células disparan
cuando una combinación de estímulos ocupa una particular relación espacial con respecto al
sujeto.
Las células de lugar también utilizan claves direccionales para orientarse en el espacio, de modo
que en los experimentos en los que se rotan las claves, las células de lugar también rotan sus
“campos de disparo”. Esto sugiere que las células de lugar pueden emplear una señal direccional
específica además de la información de distancias para poder orientarse correctamente. Esta
información provendría del sistema de células implicadas en la representación de la dirección
de la cabeza en cada instante, que se encuentra en diversas regiones del cerebro. Estas neuronas
parecen construir una representación de la dirección de modo semejante al funcionamiento de
una brújula que permite orientarse en el espacio. Las células de dirección de la cabeza se
reorientan en función de las claves exteriores, de modo que cuando la clave que las controla es
rotada las células de dirección de la cabeza rotan su patrón de disparo para orientarse hacia la
nueva dirección.
Células de rejilla
Estas fueron las últimas de las tres en ser descubiertas. Se trata de neuronas que se disparan
cuando un animal, que se mueve libremente, atraviesa un conjunto de pequeñas regiones
(campos de disparo) que son prácticamente iguales en tamaño y que están organizadas en una
forma periódica y triangular que cubre el espacio disponible en el ambiente. Se encuentran
ubicadas en la corteza medial entorrinal y funcionan como un mapa de coordenadas
independiente del contexto. Para hacernos una idea, serían como las cuadrículas de un mapa.
Combinadas con las células de lugar nos permiten conocer nuestra posición en el espacio. La
acción conjunta de las células de lugar, de dirección de la cabeza y de rejilla hace posible el
desplazamiento preciso entre lugares distantes.
Si bien el hipocampo es el área cerebral más estudiada en relación con la navegación espacial,
existen otras estructuras implicadas en los diversos sistemas de orientación entre las que cabe
destacar la corteza parietal.
El lóbulo parietal actúa como interface entre la información egocéntrica y la alocéntrica. De este
modo, integra la información cinestésica y visual mientras el sujeto se desplaza. Además,
contribuye al procesamiento de la información vestibular en tareas como las que requieren la
integración de rutas.
El sistema vestibular:
Cuando las claves visuales familiares no se encuentran disponibles (por falta de luz, por
encontrarse en una localización novedosa o una nueva integración de la ruta, etc.), se emplean
las claves que están al alcance. Por ejemplo, podemos desplazarnos en completa oscuridad
utilizando información vestibular y propioceptiva procedente del terreno por el que nos
desplazamos (por ejemplo, tocando las paredes). La información vestibular influye en la
navegación espacial y en la actualización de las representaciones cerebrales de la información
espacial.
Lesiones cerebrales
El lenguaje es una de las escasas conductas que podemos considerar como exclusivamente
humanas. Su mera existencia es básica para la presencia de funciones como la abstracción o la
capacidad para el pensamiento simbólico y además es imprescindible para la comunicación, lo
cual es de extraordinaria importancia para unos seres tan sociales como los humanos. El
lenguaje no solo es requisito indispensable para el pensamiento discursivo, sino que además es
la base de nuestras sociedades y nuestra cultura. Debido a esto, se ha convertido en una de las
funciones más estudiadas por la neuropsicología. Además, su alteración provoca un inmenso
efecto en los pacientes afectados, causando una grave dependencia y dificultando su vida diaria.
Podemos definir el lenguaje como un sistema de comunicación simbólico que se manifiesta a
través de las lenguas, que son sistemas estructurados de signos que expresan ideas en los que
la palabra es la representación.
Componentes corticales
El área prefrontal (sistema prefrontal medial) se encarga de los procesos motivacionales del
lenguaje y del planteamiento de las estrategias necesarias para iniciar la comunicación verbal.
Es decir, se encarga de tomar la decisión de hablar y de seleccionar lo que se va a decir.
El sistema perisilviano anterior incluye varias áreas frontales y se ocupa de la sintaxis del
lenguaje, es decir, de la secuencia de movimientos para crear fonemas que formen palabras y
luego frases. El área de Broca (parte de la corteza premotora, áreas 44 y 45 de Brodman), es la
responsable de la preparación de los programas motores necesarios para el lenguaje oral o
escrito. Contiene la representación para la articulación de palabras y produce la coordinación
de la actividad de los músculos que intervienen en el habla y la escritura. Para hablar
necesitamos realizar una serie de movimientos con los distintos órganos bucofonatorios y estos
movimientos deben estar coordinados para producir los distintos sonidos de acuerdo con un
programa motor; pues bien, estos programas se encuentran en el área de Broca (y lo mismo
ocurre con la escritura).
La corteza motora primaria sigue las instrucciones elaboradas por la corteza premotora y el área
prefrontal y se ocupa del inicio de los movimientos bucofonatorios para pronunciar palabras y
los que guían la escritura. Es decir, envía la información concreta a cada órgano bucofonatorio
específico de acuerdo con el programa que recibe del área de broca.
En cuanto a las áreas receptivas, se encuentran en las
zonas posteriores del cortex y están repartidas en los
lóbulos parietal, occipital y sobre todo temporal. Se
encargan del lenguaje comprensivo en todas sus
modalidades.
Los componentes del sistema perisilviano posterior son los predominantes. El lóbulo temporal
izquierdo es el área especializada en el análisis y síntesis de los sonidos del habla. Es decir,
permite identificar las palabras habladas y distinguirlas de otros sonidos. El área de Heschl es el
área auditiva primaria que recibe las palabras que posteriormente son codificadas en las áreas
multimodales del lóbulo temporal. Sin embargo, la estructura más esencial para la comprensión
del lenguaje es el área de Wernicke, ya que dota de significado al lenguaje oral y escrito (se
encuentra en las áreas 22, 39 y 40 de Brodman). Realiza el análisis fonológico y semántico que
transmite la información auditiva en unidades de significación o palabras. Podríamos decir que
la información lingüística que entra en el cerebro no se comprende hasta que llega al área de
Wernicke.
Componentes extracorticales
Finalmente, el tronco encefálico es la vía de paso de las fibras motoras del lenguaje. Además,
está implicado en el arousal que permite la activación lingüística.
Procesamiento de la lectura
Como es natural, el procesamiento comienza siendo visual. La información alcanza el área visual
primaria de los lóbulos occipitales (a través de los nervios ópticos y haciendo escala en el
tálamo). Desde allí pasa a las áreas visuales asociativas y después a l lóbulo parietal, donde la
circunvolución angular izquierda integra los estímulos auditivos y visuales de manera conjunta.
Posteriormente pasa al área de Wernicke que le otorga comprensión y significado de la misma
manera que al lenguaje auditivo. Para deletrear palabras escritas, la información del lóbulo
temporal pasa al giro angular, donde se procesa visualmente (es decir, se procesa de manera
inversa a la lectura).
Modelo Wernicke-Geschwind
Este es el modelo clásico del lenguaje y el más utilizado para explicar las afasias. Básicamente
consiste en lo siguiente. Las lesiones en el área de Wernicke producen trastornos en
comprensión del lenguaje. Esto incluye tanto la escritura como el habla, y también la
incapacidad para, repetir y escribir correctamente, quedando conservada la fluidez del lenguaje.
Por otra parte, las lesiones en el área de Broca provocan alteraciones del lenguaje expresivo,
como trastornos de articulación y habla lenta y dificultosa, mientras que se preserva la
comprensión del lenguaje. Por otra parte, la lesión del fascículo arqueado causa una alteración
de la repetición debida a la desconexión entre los centros de reconocimiento y de producción,
permaneciendo preservadas tanto la producción como la comprensión. Finalmente, las lesiones
de la circunvolución angular causan dificultades de lectura y escritura pues la información visual
no puede transformarse en auditiva ni viceversa.
No obstante, a pesar de estos problemas y lagunas en el modelo explicativo, resulta útil para la
comprensión de las afasias y sigue siendo el más utilizado en la práctica clínica.
El lenguaje es una de las funciones neuropsicológicas más lateralizadas. En casi todas las
personas el hemisferio izquierdo es el dominante para el lenguaje, y no solo eso, sino que es
dominante para todo el procesamiento con contenido verbal (memoria, razonamiento, etc…).
Esto ocurre en la amplia mayoría de las personas incluyendo los zurdos. Estadísticamente, casi
todas las personas diestras (que son la inmensa mayoría) y el 70% de las zurdas son
siniestrohemisféricas para el lenguaje. Del resto de los zurdos, la mitad aproximadamente tienen
el lenguaje distribuído entre ambos hemisferios y la otra mitad lo tienen principalmente en el
derecho. Las competencias lingüísticas del hemisferio derecho son secundarias en casi todas las
personas. Sus lesiones afectan al componente pragmático del lenguaje, es decir, a que éste
funcione de manera correcta y adecuada al contexto. Cuando está intacto, puede contribuir a la
recuperación tras lesiones cerebrales del hemisferio izquierdo, sobre todo en niños, en los que
se ha encontrado que a veces el hemisferio derecho toma las funciones de un hemisferio
izquierdo lesionado.
Entre las funciones lingüísticas del hemisferio derecho está la prosodia; es decir, la adecuada
melodía en el habla, la rapidez o las inflexiones de la voz para que ésta no sea monótona. El daño
en este hemisferio puede provocar otras alteraciones que no afectan directamente al lenguaje
pero están relacionadas con él, como la pérdida del sentido figurativo (comprensión de
metáforas, dobles sentidos, etc…), la alteración de aspectos emocionales del lenguaje como la
comprensión y expresión emocional; o la alteración de la fluidez de la comunicación (como
excesivo detallismo, falta de contenido informal, laconismo o verborrea).
La lesión del hemisferio derecho puede provocar alteraciones relacionadas con problemas
visuales, como trastornos lectoescritores causados por déficits en visopercepción. También se
pueden producir trastornos de fluidez verbal causados por lesiones en las áreas o vías motoras
derechas, como disartría, lentificación del habla o alteración de la voz.
En ocasiones, el hemisferio derecho asume algunas funciones lingüísticas en los afásicos, esto
resulta más frecuente en niños, mujeres y personas zurdas.
Resulta necesario diferenciar los trastornos del lenguaje de los del habla. La lesión del sistema
nervioso o los órganos bucofonatorios puede producir trastornos del habla, mientras que para
que se produzca un trastorno del lenguaje la lesión siempre debe ser del sistema nervioso. La
principal diferencia es que los trastornos del habla son alteraciones del habla normal que no
afecta a la estructura del lenguaje ni a su componente simbólico. Por ejemplo, una ronquera o
afonía son trastornos del habla, pero no del lenguaje. Los trastornos del habla afectan al grado,
forma, intensidad, tiempo, cantidad, calidad o ritmo del lenguaje y dificultan la expresión oral.
Entre los más comunes dentro del daño cerebral se encuentran la disartria (dificultad en la
articulación por problemas motores) y la disfonía (pérdida parcial de la voz).
AFASIAS
Esto se debe principalmente a tres factores. Por un lado, los modelos no son perfectos y no
explican totalmente el procesamiento del lenguaje. Por otra parte, no todas las personas tienen
idénticas localizaciones del lenguaje. Finalmente, las lesiones no se circunscriben a un área
determinada, de manera que es frecuente que la lesión afecte a varias áreas, afecte
parcialmente a alguna estructura, destruya la comunicación entre distintas áreas, etc…
Las afasias están casi siempre acompañadas de alteraciones en lectura, escritura o cálculo, así
como de otras alteraciones que no tienen nada que ver con el lenguaje pero que implican
funciones de áreas adyacentes a las del lenguaje. Por ejemplo, las afasias expresivas suelen
acompañarse de alteraciones motoras y las comprensivas de alteraciones sensoriales.
En todas las afasias se produce una desestructuración del lenguaje y una afectación del
componente simbólico del mismo, ya sean motoras (expresivas) o sensoriales (comprensivas).
Las causas más frecuentes son de las afasias los accidentes vasculares cerebrales (AVC), seguidos
por los traumatismos craneoencefálicos (TCE), tumores o procesos infecciosos del sistema
nervioso. También son un síntoma típico de muchas demencias.
Los principales síntomas de los trastornos del lenguaje son los siguientes:
Para la clasificación de las afasias realizaremos una división en función de la fluencia verbal. Las
afasias fluentes son aquellas en las que se producen principalmente dificultades en la
comprensión, repetición o búsqueda de palabras, pero en las que la producción del lenguaje
está relativamente preservada. Incluye las afasias de Wernicke, transcortical sensorial, de
conducción y anómica. Por otra parte, las afasias no fluentes se caracterizan por la aparición de
alteraciones en la articulación, independientemente de si existe comprensión o no del lenguaje.
Entre ellas están la afasia de Broca, transcortical motora, global y transcortical mixta. Otro tipo
de afasias menos frecuentes son las denominadas afasias puras, en las que el daño es más
selectivo y se ven afectadas funciones muy concretas. Incluyen la alexia sin agrafía, la agrafía o
la sordera para las palabras.
Afasia de Wernicke
Este trastorno se caracteriza por la alteración de la comprensión del lenguaje en todas sus
modalidades debido a una lesión en el área de Wernicke. Estos pacientes presentan una
incapacidad para comprender las palabras o unir los sonidos en un habla coherente. Los
pacientes no reconocen los fonemas porque no pueden categorizarlos, ya que esta función
depende del área de Wernicke lesionada. Pueden hablar y tener una adecuada fluencia verbal,
pero confunden las características fonéticas y producen una “ensalada de palabras”. En estos
casos los pacientes intentan hablar y producen algo similar a un lenguaje inventado y cuando
escuchan les parece estar oyendo un idioma extranjero que no entienden. Como en casi todas
las alteraciones hay grados, de modo que pueden oscilar entre un lenguaje expresivo difícil de
comprender por la elevada verborrea y las parafasias hasta la ininteligibilidad total. Se
encuentran alteradas tanto la comprensión, como la repetición, la denominación y la
lectoescritura. La alteración de la escritura se produce por la incapacidad de reconocer los
grafemas como tales. Suele acompañarse de parestesias y otras alteraciones sensoriales.
Afasia de Broca
Se produce por una lesión en el área de Broca y, sobre todo por lesiones en regiones adyacentes
a la misma. Podríamos decir que se trata de la afasia complementaria a la afasia de Wernicke,
ya que las características alteradas en una son las preservadas en la otra. Se caracteriza por la
conservación de la comprensión del lenguaje mientras que la expresión está alterada. El
lenguaje es muy poco fluido, pudiendo desaparecer totalmente o limitarse a algunas palabras
sueltas. Se caracteriza por frases cortas, frecuentes pausas, errores en sonidos y gramática,
omisión de palabras y reducción del habla. Los pacientes tienen gran dificultad al pasar de un
sonido a otro y acaban hablando lo menos posible. Por lo general, reducen su lenguaje al
mínimo, de modo que en lugar de decir “quiero salir a la calle” dirán “calle”. Por lo general, es
más frecuente la conservación de las palabras más utilizadas (si, no, bien, casa…). La
comprensión suele estar bastante bien conservada, aunque no tanto como en no afásicos. Sin
embargo, la producción, denominación, repetición y lectoescritura están afectadas.
Los pacientes con afasia de Broca suelen presentar alteraciones motoras como hemiplejia
debido a la proximidad de las áreas motoras, así como de apraxia ideomotora (también por la
proximidad de las respectivas áreas).
Afasia global
Se trata de una afasia causada por una lesión extensa las áreas perisilvianas del hemisferio
izquierdo que incluye las áreas de Broca y Wernicke. Este trastorno reúne lo peor de las dos
afasias anteriores, ya que se produce una alteración tanto en la producción como en la
comprensión. Es como si el paciente sufriera las dos afasias simultáneamente. Al tratarse de una
lesión tan extensa, se suelen ver alteradas multitud de otras funciones, por lo que se trata de un
trastorno muy grave y de difícil rehabilitación. Todas las funciones comunicativas se encuentran
alteradas y no suelen existir ni siquiera palabras aisladas.
Afasias transcorticales
La afasia transcortical sensorial se produce por una lesión en la zona temporoparietal posterior
al área de Wernicke. Sus síntomas son similares a los de la afasia de Wernicke, de modo que la
comprensión, la denominación y la lectoescritura están afectadas pero no tan severamente. La
producción está conservada, pero con parafasias y es frecuente la ecolalia, así como los
trastornos sensoriales, sobre todo visuales.
La afasia transcortical motora se produce por una lesión en áreas peribrocanianas que
desconectan el área motora suplementaria del área de Broca. Sus síntomas son parecidos a los
de la afasia de Broca, pero de menos gravedad, con la comprensión casi intacta, así como la
lectura, pero con alteraciones den la fluidez verbal, ecolalia, errores en la denominación y
problemas leves en la escritura. Suelen aparecer alteraciones motoras del hemicuerpo derecho.
La afasia transcortical mixta es una combinación de la sensorial y la motora, de manera que se
parece a la afasia global pero menos grave. Se produce por una lesión de las áreas
peribrocanianas y periwernickianas. La producción, comprensión, denominación, lectura y
escritura están alteradas, permaneciendo intacta la repetición.
Afasia de conducción
Se produce por una destrucción del fascículo arqueado, normalmente por lesión en la
circunvolución supramarginal. Esto provoca una desconexión entre las áreas de Broca y
Wernicke, de modo que los pacientes pueden nombrar objetos y comprender relativamente
bien pero tienen problemas para repetir y denominar. El lenguaje expresivo está bastante
conservado, pero se producen numerosos errores, sobre todo en frases largas. Lo más
característico son las parafasias con autocorrección, es decir, cometen numerosos errores pero
los detectan y los corrigen sobre la marcha. De este modo, son frecuentes las parafasias,
neologismos y vacilaciones, así como circunloquios para conseguir comunicar la idea correcta.
Se ha producido una desconexión entre la “imagen perceptual de la palabra” y los sistemas
motores que la producen, de modo que la repetición es la característica más alterada. La
recuperación suele ser buena y no son frecuentes las alteraciones motoras o sensoriales.
Afasia anómica
Afasia subcortical
Las afasias subcorticales se producen por lesiones que afectan a las estructuras
subcorticales que forman parte de las redes del lenguaje. Se producen generalmente por
cuadros hemorrágicos que causan una desconexión córtico-subcortical. Existen muchos
subtipos, de los cuales destacaremos las afasias del cuerpo estriado, que causan alteraciones en
la articulación del lenguaje y las afasias talámicas, que producen un aumento de la latencia en
la respuesta verbal, disminución del volumen de la voz, alteraciones del ritmo, arrastre de
palabras y vacilación en el lenguaje.
Afasia en zurdos
La principal diferencia con los diestros se produce por la mayor simetría hemisférica del
lenguaje, de modo que el 70% de los zurdos tiene el lenguaje lateralizado en el hemisferio
izquierdo, pero no tan completamente como los diestros. Esta diferencia implica que sus afasias
suelen ser de intensidad moderada y de mejor pronóstico que las de los diestros. Los déficits de
la comprensión suelen ser más moderados y la recuperación es mejor. La mejor evolución suele
deberse a que al haber menor asimetría cerebral y mayor implicación bihemisférica en el
lenguaje es más difícil que todas las áreas del lenguaje se vean afectadas y más fácil que el
hemisferio derecho tome las funciones verbales del izquierdo cuando este se ve comprometido.
Alexia
Es una pérdida de la comprensión del lenguaje escrito por daño cerebral adquirido
(mientras que la dislexia es la incapacidad para adquirir la lectura). Generalmente está asociada
a la afasia y la agrafía, pero puede aparecer sin afasia. En los casos en los que no existe la agrafía
se llama alexia pura o alexia sin agrafía (poco común porque su causa es una lesión
bihemisférica). La más común es la alexia con agrafía, que suele estar causada por lesiones del
giro angular.
Agrafía
En este trastorno, el paciente no puede oír o repetir palabras aunque la audición está
conservada. Funciones como la lectura y la escritura suelen estar preservadas. El principal
problema es que los pacientes no son capaces de discriminar entre los fonemas, de modo que
les suenan todos igual. Se produce por una lesión del lóbulo temporal que corta las conexiones
entre las áreas auditivas y la de Wernicke.
Acalculia
Áreas a explorar
En las áreas temporal, parietal y frontal existen una serie de células denominadas
neuronas espejo que se activan al observar las acciones realizadas por otros individuos. Estas
neuronas son la base de la imitación, de la representación interna de los movimientos y de la
comprensión de los actos motores con significado.
El hemisferio controlaría a ambas manos ya
que es el que dispone de los programas motores.
La mano izquierda es controlada a través del
cuerpo calloso, ya que la información tiene que
llegar al hemisferio derecho a través de esta
estructura.
APRAXIAS
La programación del acto motor corre a cargo de un sistema especializado por lo que
no podríamos considerar como apraxia a un déficit de ejecución motora aprendida, voluntaria y
propositivo pero atribuido a alteraciones de otros sistemas o funciones como, las alteraciones
en las funciones periféricas, sensoriales, motoras periféricas, perceptivo-gnósicas, del
pensamiento, lenguaje o las funciones atencionales. Así sólo existirá la apraxia si el paciente no
puede ejecutar un gesto motor propositivo a pesar de la integridad del resto de funciones. La
función práxica está sustentada por tres componentes: el esquema corporal, el espacio y el
tiempo. La alteración, producida por algún tipo de daño cerebral, en el procesamiento de alguno
de estos componentes afectará, de algún modo, a los otros con lo que la función práxica también
se vería dañada.
TIPOS DE APRAXIA
Existen muchas modalidades específicas de apraxia, pero solo comentaremos otras tres
más.
CONCEPTO DE AGNOSIA
Los sistemas sensoriales nos permiten percibir la información del mundo externo e
interno, pero el proceso de reconocimiento de los estímulos que conforman nuestra realidad no
es solo sensorial, sino también gnósico, es decir, se trata de un proceso cognitivo. Inicialmente,
la energía (lumínica, calórica, cinética) llega a nuestros órganos de los sentidos, que la
transducen en impulsos nerviosos en los receptores sensoriales, y esos impulsos nerviosos son
los que llegan al cerebro para ser procesados.
No hay acuerdo total entre los autores en la clasificación de las agnosias, pero nosotros
las clasificaremos según la modalidad perceptiva y según el tipo de afectación. Todas ellas
pueden aparecer aisladas o acompañadas de otros cuadros. Respecto a las modalidades
sensoriales se pueden dividir en unimodales o polimodales, según afecten a una o varias
modalidades sensoriales; siendo las unimodales más frecuentes las visuales y auditivas y las
menos comunes las gustativas y olfatorias. Una característica de las agnosias unimodales es que
los pacientes no pueden reconocer un objeto mediante una modalidad sensorial concreta, pero
si mediante otra. Por ejemplo, no reconocen un timbre cuando lo ven pero sí cuando lo oyen o
lo tocan.
En las agnosias visuales aperceptivas existe una incapacidad para percibir la estructura
del objeto, de manera que los pacientes no dan significado a una imagen. En este caso, no se
perciben correctamente las propiedades visuales del objeto y por ese motivo no lo reconocen.
Suele deberse a lesión occipital, siendo más comunes las bilaterales, pero aparece también en
algunos casos cuando solo se afecta el hemisferio derecho.
Un tipo particular de agnosia visual es la agnosias del cuerpo calloso. En este caso se
pierde la capacidad para la denominación semántica del objeto aunque los procesos sensoriales
y perceptivos estén preservados, ya que la información visual del hemisferio derecho no alcanza
la información verbal del hemisferio izquierdo.
Los tipos más comunes de agnosias visuales son las agnosias para los objetos. Que se
caracterizan por la Incapacidad para reconocer objetos o dibujos, con dificultad para
denominarlos, recordarlos o describir su significado, aunque pueden reconocerlos por otras
modalidades.
Una modalidad de agnosia aperceptiva es la simultagnosia, que consiste en la
incapacidad para interpretar el significado de un dibujo u objeto de manera global, estando
preservada la capacidad para percibir sus partes de forma aislada. Es decir, nos pacientes no
pueden atender a más de un estímulo visual a la vez y cuando focalizan en uno tienen
dificultades para cambiar a otro. De este modo, solo distinguen un objeto a la vez y no se dan
cuenta del conjunto. Se produce por lesiones del área de asociación occipital, sobre todo
derechas.
AGNOSIAS AUDITIVAS
Son los tipos de agnosias más frecuentes junto a las visuales. Consisten en alteraciones
del reconocimiento de los sonidos y también pueden ser de tipo aperceptivo y asociativo. Se
producen por lesiones del lóbulo temporal y existen distintas modalidades, según si afectan a
estímulos verbales, no verbales o musicales. Cuando se ven afectados los estímulos verbales las
clasificamos como afasias, de modo que nos centraremos en la dificultad para reconocer el
significado de los estímulos acústicos no verbales.
La agnosia para los sonidos es la incapacidad para identificar los sonidos no verbales.
Los pacientes perciben sonidos diferentes como si fueran similares, es decir, no los discriminan.
Se produce por lesiones en el lóbulo temporal. Si es en el hemisferio derecho no se discrimina
el componente perceptivo, mientras que si son izquierdas se causa una alteración en la
capacidad de atribución semántica. Puede aparecer aislada o en relación con la amusia y si las
lesiones son bilaterales la incapacidad es para todos los sonidos y la gravedad mayor.
AGNOSIAS SOMATOSENSORIALES
Son trastornos producidos por lesión de áreas somestésicas situadas en zonas parietales
posteriores. Naturalmente, para diagnosticarlas es necesario que estén preservados los
receptores sensoriales para el tacto y las áreas somestésicas primarias de la corteza parietal.
Existen distintas modalidades. La agnosia tactil o asterognosia es la pérdida de la capacidad para
reconocer un objeto mediante el tacto. Está causada por lesiones de la corteza somestésica
asociativa del lóbulo parietal. Los pacientes no son capaces de discriminar las características
táctiles de los objetos. Por otra parte, la agnosia digital es un tipo muy concreto de agnosia en
el que se produce la pérdida de la capacidad para reconocer, identificar, seleccionar y orientar
los dedos de la mano y las del explorador. Afecta a los dedos de ambas manos y suele
presentarse como parte del síndrome de Gerstmann. Se produce por lesiones de la zona
posteroinferior del lóbulo parietal o del giro angular izquierdo.
Una de las alteraciones más llamativas que se producen en muchos pacientes con
hemiplejia del hemicuerpo izquierdo debida a lesión cerebral izquierda es la anosognosia. Estos
pacientes no se dan cuenta de que tienen paralizada la mitad de su cuerpo, y no solo eso,
también se resisten a aceptar cualquier prueba al respecto y defienden obstinadamente que se
encuentran perfectamente. Esta falta de conciencia de la hemiplejia se denominó
tradicionalmente anosognosia. Como se descubrió que la falta de conciencia de enfermedad
puede afectar a pacientes con otros trastornos, el término ha pasado a denominar la falta de
conciencia o negación de enfermedad en general, incluyendo los déficits cognitivos, sensitivos,
motores o lingüísticos por daño cerebral o trastornos psiquiátricos. Es muy frecuente que
aparezca en la heminegligencia, la afasia de Wernicke, la ceguera cortical y muchos otros
trastornos. Se trata de uno de los principales problemas que podemos encontrarnos en la
rehabilitación, ya que estos pacientes no colaboran y son muy reacios al tratamiento. Aunque la
principal causa son las lesiones del hemisferio derecho, sobre todo del lóbulo parietal, las
lesiones talámicas también pueden impedir la integración de distintas informaciones sensoriales
provocando agnosia. Otra causa pueden ser las alucinaciones cinestésicas.
Por otra parte, algunas consideraciones útiles para la evaluación de las agnosias visuales
son: que resulta más fácil identificar objetos reales que fotografías y más fácil identificar estas
que los dibujos. También resulta más fácil reconocer objetos completos que fragmentados y
objetos en movimiento que estáticos. En cuanto a las agnosias auditivas, es necesario utilizar
pruebas que estudien las distintas modalidades (incluyendo la amusia) y respecto a las agnosias
somatosensoriales, debe hacerse la valoración de las dos manos, así como de las gnosias tanto
intrapersonales como extrapersonales.
REHABILITACIÓN
Para las agnosias en general, cuando la situación del paciente lo permita, suele ser
efectivo la utiliización de estimulación magnética transcraneal de baja frecuencia en el córtex
parietal posterior izquierdo. Respecto a la anosognosia, se recomienda la intervención con
programas específicamente diseñados para la reducción de la anosognosia hacia las limitaciones
adquiridas tras el daño cerebral, basados en Psicoeducación sobre las secuelas y sus
repercusiones funcionales; y el feedback sobre la calidad de ejecución de tareas funcionales.
3.7. Las Funciones Ejecutivas y sus Trastornos
Las funciones ejecutivas (FFEE) se ocupan de las habilidades de orden superior del
cerebro. Incluyen un conjunto de habilidades cognitivas, como la atención, la inhibición de
información irrelevante, la memoria de trabajo, la flexibilidad mental, la organización, la
anticipación, la inhibición, el control de la conducta, la motivación, la planificación, la toma de
decisiones y la autoevaluación de los resultados. Las funciones ejecutivas constituyen
mecanismos que nos permiten resolver situaciones complejas nuevas de una manera eficiente
y aceptable para la persona y la sociedad. Hay dos capacidades de las funciones ejecutivas
estrechamente relacionadas, pero diferentes: las funciones ejecutivas metacognitivas y las
funciones ejecutivas (FFEE) emocionales.
-Son imprescindibles para el éxito de las conductas novedosas o complejas, sobre todo
las que implican la resolución de problemas y el uso de conceptos abstractos.
En ocasiones, las funciones ejecutivas se solapan con otros procesos cognitivos, como la
atención o la memoria de trabajo o prospectiva. La diferencia es que aunque las primeras utilizan
recursos atencionales y mnésicos, lo hacen para lograr su integración para poder emplear el
contexto actual, de manera que se optimice la ejecución de la tarea. De este modo, se trataría
de “mecanismos de integración intermodal e intertemporal que permiten proyectar cogniciones
y emociones desde el pasado hacia el futuro con objeto de resolver situaciones novedosas y
complejas”.
ASPECTOS NEUROANATÓMICOS
Corteza motora primaria (área 4 de Brodman). Se ocupa del control de los movimientos
aprendidos.
Corteza premotora (áreas 6 y 8). Sus funciones incluyen el control de los movimientos
oculares voluntarios, la selección de los movimientos, el aprendizaje motor y visuomotor, el
inicio del habla y la secuenciación temporal de movimientos múltiples.
Opérculum frontal (áreas 44, 45 y 45). Las áreas 44 y 45 del hemisferio izquierdo forman el
área de Broca.
Corteza prefrontal. Se divide en las áreas dorsolateral (áreas 9, 10 y 46), orbitofrontal (áreas
11, 12, 47, 13 y 14) y frontomedial (áreas 24, 32 y 33 del cingulado anterior).
Zona paraolfatoria o subcallosa (área 25).
La corteza prefrontal, que es la más directamente relacionada con las funciones
ejecutivas, no posee aferencias ni eferencias claras de las vías sensoriales o motoras, pero recibe
proyecciones de diversas zonas cerebrales, principalmente asociativas de las cortezas temporal,
parietal y occipital, así como del sistema límbico, el hipocampo, las cortezas parahipocámpica y
cingular, la amígdala, el hipotálamo, el tegmento mesencefálico y, en especial, de los núcleos
del tálamo, sobre todo el dorsomedial. Existen tres importantes circuitos frontosubcorticales.
Me gustaría hacer mención a que durante mucho tiempo se creyó en la falsa idea de
que las áreas prefrontales eran “no elocuentes” o “silenciosas”, es decir, que no ejercían ninguna
función importante y por tanto su lesión no causaba secuelas en las lesiones cerebrales. Este
mito ha perdido popularidad en favor del mito del 10% y es igual de falso.
-Flexibilidad mental:
cortezas prefrontal medial
superior e inferior, corteza
orbitofrontal lateral y núcleo
estriado.
El síndrome dorsolateral
El síndrome orbital
Los pacientes responden a los estímulos presentes sin atender a las claves sociales.
Moria. Consistente en infantilidad, egocentrismo, labilidad emocional, euforia, humor pueril
e indiferencia afectiva.
Alteración del juicio con conductas impulsivas.
Trastornos atencionales, sobre todo en la atención sostenida.
Comportamiento hiperactivo.
Conductas antisociales. Son frecuentes los comentarios inadecuados e irrespetuosos así
como la irritabilidad.
El síndrome mesial
Mutismo acinético. Se produce por lesiones bilaterales que causan la incapacidad para
iniciar acciones.
Apatía y abulia.
Conductas de utilización.
Trastornos del lenguaje con posible afasia motora transcortical.
Trastornos de atención-inhibición.
Pseudodepresión.
Las funciones ejecutivas pueden verse afectadas por una gran cantidad de patologías
neurológicas y psiquiátricas. Entre ellas, podemos destacar los tumores cerebrales, los
traumatismos craneoencefálicos, los accidentes cerebrovasculares, la enfermedad de
Parkinson, la esclerosis múltiple, el síndrome de Gilles de la Tourette, la esquizofrenia, el
trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno disocial de la personalidad, el autismo y el trastorno
por déficit de atención con hiperactividad.
EVALUACIÓN DE LAS FFEE
La perseveración
LA EMOCIÓN
Aunque el pensamiento y la conducta son fruto tanto de las funciones cognitivas como
de los procesos emocionales, los primeros han recibido más atención que los segundos. La
emoción implica atención, sentimientos, respuestas autónomas, endocrinas, musculares y
comportamentales. Se trata de un constructo que no podemos observar directamente, por lo
tanto se trata de un estado inferido de la conducta a través de la observación de la actividad
cerebral, las respuestas fisiológicas, la conducta, etc. Es un sentimiento subjetivo e interno
acerca de un estímulo, pero funciona de manera independiente de la procedencia o naturaleza
del estímulo, ya que el estado emocional es el mismo independientemente de su causa. Puede
funcionar de manera consciente, pero también es posible que alguien no sea consciente de su
estado emocional en un momento dado.
PSICOBIOLOGÍA DE LA EMOCIÓN
Poco después, McClelland propuso la idea del cerebro trino basándose en los
descubrimientos de Papez. Esta atractiva teoría se ha mostrado errónea, pero la mostramos
brevemente aquí porque sigue siendo muy popular creemos que resulta necesario conocer
cuáles son sus errores. Este autor propuso que la emoción humana funciona según un sistema
anatómico jerárquico en función de las etapas de la evolución. Creía que los reptiles tienen una
conducta automatizada y carente de emociones pues carecen de sistema límbico. Los
mamíferos, en cambio han desarrollado este sistema y funcionan de manera puramente
emocional sin restricciones cognitivas a sus impulsos. Los humanos, habríamos obtenido ambos
tipos de cerebro a través de la evolución (el reptiliano, que se ocuparía de los instintos y
conductas estereotipadas y mamífero o límbico para la emoción), y se habría superpuesto a ellos
el cerebro puramente humano o cortical que permite razonar y controlar a los otros dos. Como
hemos comentado, aunque esta hipótesis es muy popular, ha quedado descartada en la
actualidad pues los datos no sustentan una clara diferencia entre instintos, emoción y razón; y
además, los cerebros de reptiles, mamíferos y humanos no son tan diferentes como propone el
autor (por ejemplo, un perro tiene corteza cerebral y puede inhibir sus impulsos).
Las teorías más aceptadas en la actualidad son las que relacionan a la emoción con el
funcionamiento del sistema nervioso central y el periférico, sobre todo con el sistema límbico,
cuyo componente central sería la amígdala.
Según la hipótesis del marcador somático de Damasio, las emociones no solo implican a
las estructuras límbicas y prefrontales, sino también a las estructuras que representan los
estados del organismo y las que vinculan la percepción de los estímulos con estados del
organismo. Es decir, los cambios hormonales, autónomos, motores o endocrinos asociados a la
emoción (marcadores somáticos) influirán en la intensidad de ésta. La alteración de las
conexiones entre estos marcadores y las áreas cerebrales implicadas en la emoción provocará
una disminución de la experiencia emocional y por tanto alteraciones en la conducta. Por
ejemplo, la lesión de la médula espinal puede impedir que la información somática procedente
del resto del cuerpo alcance el sistema límbico. Para Damasio la emoción es fundamental para
la superveniencia, no solo porque permite actuar ante el ambiente físico y natural, sino porque
en unos animales tan sociales como nosotros es básica para la adecuada conducta social. Se
trata de un proceso cognitivo imprescindible para el razonamiento, de modo que las
alteraciones emocionales provocan dificultades en procesos que teóricamente sólo implicarían
a la razón.
La teoría moderna más importante sobre la emoción es la de la Interacción cognitivo-
emocional de Le Doux. Este autor propone que las emociones evolucionaron siendo
seleccionadas porque mejoraban la supervivencia de los animales. La evolución produjo que los
procesos cognitivos y emocionales se interrelacionaran cada vez más, lo cual es particularmente
importante en la conducta humana. Los estudios sobre emoción se han realizado principalmente
con animales, lo cual supone algunos problemas.
La primera vía resulta de gran ayuda en situaciones en las que no podemos pararnos a
pensar, de modo que si se nos abalanza una furgoneta cuando cruzamos la calle nos apartamos
instintivamente y no tenemos que pararnos a razonar sobre la naturaleza del peligro, los
movimientos a realizar o las normas de circulación.
Para comprender el
funcionamiento de la conducta
emocional también debemos referirnos al
circuito de recompensa. Se trata del
substrato neuroanatómico y
neurobioquimico del placer y la
recompensa y que también tiene un
importante papel en algunas conductas
como la drogodependencia y otras
adicciones. El principal componente de
este circuito es el núcleo accumbens,
aunque también están implicadas el área
tegmental ventral, el globo pálido
(estriado), el hipocampo, la corteza
prefrontal y la amígdala. El núcleo
accumbens es el centro crítico de la
iniciación y del mantenimiento del
refuerzo de la conducta y está implicado
en el reforzamiento.
NEUROANATOMÍA DE LA EMOCIÓN
El sistema límbico
La ínsula
Hemisferios corticales
El hemisferio izquierdo está más implicado en las emociones agradables que el derecho.
Las lesiones pueden provocar reacciones catastróficas (con depresión e inactividad). El habla
espontánea disminuye con las lesiones izquierdas. También parece estar implicado en el control
cognitivo de las emociones y en la disminución de la alerta por la inhibición de la formación
reticular. Su papel en la interpretación y expresión emocionales es más reducido que el del
hemisferio derecho.
Traumatismos craneoencefálicos
Accidentes cerebrovasculares
La alteración más común es la depresión, que se ha asociado con lesiones anteriores del
hemisferio izquierdo. La presencia de afasia o trastornos motores graves aumenta la
probabilidad de su aparición. Las depresiones postictus suelen tener larga duración. Las lesiones
del hemisferio derecho pueden producir despreocupación e indiferencia ante la gravedad de los
síntomas. Otras alteraciones frecuentes son la incontinencia emocional, pérdida de flexibilidad
conductual, ansiedad, irritabilidad, desinhibición o agresividad. Los trastornos bipolares y
psicóticos son poco frecuentes.
Esclerosis múltiple
Tumores cerebrales
Demencias
Enfermedad de Parkinson.
Es habitual que se presente apatía, así como la ansiedad con posibles ataques de pánico.
No obstante, la manifestación psiquiátrica más común es la depresión. Una gran parte de los
pacientes con enfermedad de Parkinson tienen antecedentes de depresión. Se supone que
ambos trastornos están muy relacionados y pueden tener una base común en la falta de
dopamina (un neurotransmisor importante tanto para la motricidad como para el estado de
ánimo).
Epilepsia
Entre el 0,5 y el 9% de los sujetos epilépticos presentan síntomas psicóticos, siendo más
frecuentes en la epilepsia del lóbulo temporal que en el resto de modalidades. En la psicosis
epiléptica predominan los delirios y alucinaciones, principalmente de tipo místico-religioso con
ideas de autorreferencia, siendo poco comunes otros síntomas. Las psicosis esquizofreniformes
son casi exclusivas de la epilepsia temporal mientras que las afectivas y paranoides aparecen
tanto en las temporales como en las generalizadas. En algunos casos, tras una intervención
quirúrgica se reduce la frecuencia de las crisis y disminuyen las anormalidades
electroencefalográficas, pero aparecen o se incrementan los síntomas psicóticos. Este
controvertido fenómeno ha recibido la denominación de “normalización forzada”.
Otros autores añaden una serie de síntomas tales como alegría o tristeza inapropiadas,
euforia, ira, agresividad, circunstancialidad, obsesiones, viscosidad, hipermoralismo,
culpabilidad, dependencia, pasividad, interés filosófico, sentido del destino personal, sobriedad,
falta de sentido del humor y paranoia.
EVALUACIÓN
Ante la presencia de los trastornos emocionales será necesario realizar una serie de
actuaciones durante la intervención. Hay que identificar los trastornos psicopatológicos y de
personalidad existentes antes de la aparición de la lesión cerebral. También se deben estudiar
los cambios conductuales, emocionales y de personalidad que son consecuencia directa del
daño cerebral. Estas son más frecuentes cuando la lesión afecta al sistema límbico y las
estructuras frontotemporales asociadas. Es necesario explorar las reacciones emocionales ente
los cambios físicos y psicosociales sufridos (limitaciones motoras y cognitivas, pérdida del
trabajo, aislamiento social etc.), que tienden a desencadenar reacciones emocionales como la
depresión. Finalmente, debemos descubrir las estrategias de afrontamiento que el paciente
adopta como ajuste a la nueva situación.
Existen pocas pruebas que valoren los cambios emocionales y de personalidad por daño
cerebral, y estas son poco fiables. Podemos utilizar instrumentos de la psicología clínica, pero
nos encontramos con algunas dificultades como la Incapacidad de muchos pacientes para
responder, comprender, leer, o mantener su atención en estas pruebas o que las pruebas
estarán distorsionadas por el daño cerebral, pues no se han diseñado para identificar estos
trastornos. Por estos motivos, aunque se pueden utilizar las pruebas psicológicas tradicionales,
el principal modo de evaluar es el estudio de la conducta y la entrevista al paciente y sus
allegados En las entrevistas y los estudios conductuales debemos buscar la posible existencia de
síntomas típicos de daño cerebral. El tipo y localización del daño nos darán claves sobre que tipo
de secuelas podemos encontrar.
No obstante, están surgiendo nuevas pruebas específicas para estos pacientes como
escala de registro neuroconductual revisada, la escala conductual general, la entrevista de Iowa
o el inventario de funcionamiento neurocomportamental, aunque todavía no están muy
desarrolladas. Algunas conductas muy frecuentes en el daño cerebral y hay que investigar
específicamente si se encuentran presentes en cada caso. Las más comunes son:
Por otra parte, según la localización de la lesión debemos buscar la presencia de los
síntomas emocionales más relacionados con el área afectada. De esta manera, en los trastornos
frontales serán comunes la pseudodepresión, la pseudopsicopatía, la pérdida de
autoconsciencia y la moria. En los trastornos temporales y límbicos buscaremos cambios en la
conducta sexual, en la personalidad, la aparición de emotividad “explosiva” y posibles trastornos
alimentarios. En los pacientes con epilepsia del lóbulo temporal hay que comprobar si presentan
la personalidad del lóbulo temporal (énfasis en detalles triviales, habla pedante y egocentrismo,
actitud "pegadiza", perseverancia en la discusión de problemas personales, paranoia
principalmente de tipo religioso y proclividad a ataques de agresividad.
REHABILITACIÓN
Está causada por una actividad excesiva e las neuronas, generalmente por un aumento
de la actividad eléctrica cerebral. Pueden originarse en cualquier localización cerebral y su
frecuencia de aparición varía entre los diferentes sujetos. Existen gran número de causas para
la epilepsia y también existen muy diferentes manifestaciones clínicas de la misma. Se considera
que una persona padece epilepsia cuando ha sufrido al menos dos crisis no provocadas.
Se estima que afecta a entre un 4 y un 10 por 1000 de la población, siendo mayor en los
países con menor protección de la salud. En más de la mitad de los casos la causa es desconocida
y entre los factores que pueden provocar la enfermedad se encuentran los trastornos genéticos
y las diferentes enfermedades neurológicas.
Por otra parte, la clasificación de 2010 de la International League Against Epilepsy (ILAE),
que es la que seguiremos, divide las crisis según su inicio en generalizadas, focales y de origen
desconocido. Las crisis generalizadas son aquellas que tras su inicio se propagan rápidamente
de manera bilateral, pudiendo afectar tanto a estructuras corticales como subcorticales y sin
que sea necesario que se extiendan a toda la corteza, pudiendo ser asimétricas. La localización
de inicio de las distintas crisis puede variar de una a otra. Incluyen las crisis tónico-clónicas, las
ausencias, las crisis mioclónicas, clónicas, tónicas y atónicas. Las ausencias se carácterizan por
una breve pérdida de conciencia, que en ocasiones puede pasar desapercibida para los testigos,
mientras que las demás se diferencian por sus manifestaciones motoras, que incluyen el
aumento o disminución repentina del tono muscular y los temblores intensos de todo el cuerpo.
Las crisis focales o parciales se limitan a un hemisferio y pueden tener una localización
muy discreta o distribuirse ampliamente. Pueden originarse en estructuras subcorticales y
aunque un sujeto puede padecer diferentes tipos de crisis parciales, cada una de ellas tiene un
lugar estable de inicio. Aunque tradicionalmente se dividían en parciales complejas y parciales
simples según si se producía pérdida de conciencia o no, en la actualidad la ILAE las clasifica en
función de sus manifestaciones clínicas (motoras, cognitivas, sensoriales, gelásticas, etc).
Las crisis de inicio desconocido incluyen los espasmos epilépticos, que son bruscas
contracciones musculares que se producen en el tronco y las extremidades.
ALTERACIONES NEUROPSICOLÓGICAS
No todos los pacientes con epilepsia sufren alteraciones cognitivas o psiquiátricas. Son
factores de riesgo para la existencia o mayor gravedad de los síntomas la presencia de crisis
generalizadas, una temprana edad de inicio, la larga duración de la enfermedad, la alta
frecuencia de las crisis y los efectos secundarios de los fármacos. En general, los pacientes cuya
epilepsia está bien controlada por la medicación no muestran síntomas neuropsicológicos
mientras que los fármacos resistentes suelen presentar déficits cognitivos. Sin embargo, no
parecen existir diferencias debidas a la etiología, ya que la frecuencia de sujetos con epilepsia
idiopática que sufren grave deterioro cognitivo es similar a la de los que presentan epilepsia
sintomática. En muchas ocasiones, la sintomatología presentada por los pacientes con epilepsia
sintomática es debida en realidad a la afectación subyacente y no a la epilepsia. Algunos
trastornos de curso progresivo que producen demencia, tienen la epilepsia entre sus síntomas,
sin que esta sea la causante del deterioro.
Alteraciones cognitivas
Aunque las causas de este deterioro cognitivo no están totalmente claras, los principales
factores parecen ser las crisis, la patología subyacente y los efectos del tratamiento, siendo lo
más probable que el origen sea multifactorial.
Tradicionalmente se consideró que las epilepsias sintomáticas producían mayores
efectos cognitivos que las idiopáticas, sin embargo, en la actualidad tal afirmación se encuentra
en entredicho. La mayor parte de los sujetos con deterioro cognitivo podrían clasificarse como
con disfunción neurocognitiva leve, cuyos principales síntomas son enlentecimiento psicomotor,
déficits de memoria, concentración y atención.
En general, los síntomas cognitivos de las epilepsias infantiles suelen coincidir con los de
los adultos. Es habitual que los grupos formados por estos niños presenten un bajo rendimiento
escolar y puntuaciones de los test de inteligencia inferiores a las de los sujetos control, siendo
más frecuentes los trastornos del aprendizaje y los déficits cognitivos leves que en los grupos
control. No obstante, la mayoría de los niños sin patologías neurológicas subyacentes presentan
una inteligencia normal.
Cabe destacar que algunos autores consideran que la relación directa entre la
localización del foco epiléptico y los déficits cognitivos es poco frecuente.
Podemos hablar de psicosis epilépticas cuando los síntomas aparecen con posterioridad
a la existencia de las crisis. La literatura ha identificado a la epilepsia del lóbulo temporal como
causante de diversos déficits cognitivos y trastornos psicóticos y de la personalidad, aunque la
etiología y prevalencia de estos síntomas sigue siendo discutida. Entre el 0,5 y el 9% de los
sujetos epilépticos presentan síntomas psicóticos, siendo más frecuentes en la epilepsia del
lóbulo temporal. En la psicosis epiléptica predominan los delirios y alucinaciones,
principalmente de tipo místico-religioso con ideas de autorreferencia, siendo poco comunes
otros síntomas. Las psicosis esquizofreniformes son casi exclusivas de la epilepsia temporal
mientras que las afectivas y paranoides aparecen tanto en las temporales como en las
generalizadas. En algunos casos, tras una intervención quirúrgica se puede producir
normalización forzada. Por otra parte, en pacientes con epilepsia temporal puede presentarse
el síndrome de personalidad de la epilepsia del lóbulo temporal.
FISIOPATOLOGÍA
El daño provocado por la aceleración y desaceleración causa daño axonal difuso, el cual
se produce por las fuerzas rotacionales que causan la destrucción de los haces de axones incluso
sin golpes directos en la corteza cerebral. Esta es la principal causa de la pérdida de conciencia,
sobre todo cuando implica al troncoencéfalo.
Aunque los TCE pueden ser muy diferentes entre sí, suelen agruparse en función de su
gravedad por necesidades clínicas., siendo la principal herramienta utilizada la Escala de Coma
de Glasgow (GCS). En función de su gravedad podríamos clasificarlos como Leves (14 o 15
puntos), Moderados (entre 9 y 13) y Graves (8 puntos o menos). Para utilizar esta escala como
pronóstico de la gravedad, debe elegirse la mejor puntuación obtenida en las primeras 24 horas
una vez transcurridas 6 desde la lesión. La puntuación en la GCS correlaciona con el posterior
ajuste laboral y social, así como con los déficits cognitivos del paciente.
ALTERACIONES NEUROPSICOLÓGICAS
Los TCE suelen producir secuelas cognitivas y conductuales. Las funciones superiores
pueden verse afectadas en cualquiera de sus modalidades y las alteraciones emocionales y del
comportamiento pueden provocar un grave deterioro en las capacidades adaptativas de los
pacientes. El retorno al modo de vida anterior puede ser difícil e incluso imposible, y es uno de
los mayores retos a los que se enfrenta la rehabilitación neuropsicológica.
Alteraciones cognitivas
Aunque todos los mecanismos de la lesión pueden causar secuelas cognitivas, los que
más contribuyen son los debidos a las lesiones primarias (contusiones, hematomas, la lesión
axonal difusa) mientras que las lesiones secundarias tienen un efecto menos evidente. Todas las
funciones cognitivas pueden verse afectadas, incluyendo déficits focales tales como afasias,
apraxias, agnosias, alexias, acalculias y amnesias y también déficits difusos como la disminución
del nivel de conciencia, alteraciones de la memoria, la atención, las funciones ejecutivas, el
juicio, la percepción y el lenguaje.
En el caso de los TCE cerrados se suelen producir dos tipos de efectos sobre la cognición:
un deterioro limitado de las funciones específicas mediadas por la corteza cerebral en el lugar
de la lesión (generalmente en los lóbulos frontal y temporal) y deterioros más generalizados
debidos a las lesiones y las laceraciones dispersas así como a los desgarros producidos por el
movimiento de los hemisferios, que se caracterizan por la pérdida de funciones cognitivas
complejas como la reducción de la velocidad mental, la concentración y la eficiencia cognitiva
global .
La memoria verbal, la capacidad constructiva y la velocidad de procesamiento suelen ser
las áreas con mejor evolución una vez pasados 5 años y las secuelas a largo plazo no son
uniformes entre sujetos ni entre tipos de lesión. La memoria declarativa suele verse afectada en
los TCE, mientras que la memoria procedimental es mucho más resistente a las lesiones, aunque
en ocasiones también puede verse afectada.
Las alteraciones más frecuentes del lenguaje en los traumatismos craneoencefálicos son
la anomia y la fluidez verbal. Tras un TCE, el habla suele ser tangencial, poco organizada y con
dificultades pragmáticas. En las lesiones focales que afecten a áreas del lenguaje pueden
presentarse trastornos en la comprensión, expresión, repetición, denominación, lecto-escritura
y articulación. Los tres principales problemas del lenguaje que acompañan a la lesión traumática
son la afasia clásica, la disartria y la afasia subclínica con disartria o afasia clásica.
Los pacientes leves y con buena recuperación suelen presentar un cociente intelectual
en los niveles normales o límite, mientras que los pacientes graves suelen mostrar alteraciones
importantes, resultando más afectados los subtest manipulativos que los verbales.
Aunque los déficits cognitivos han sido más estudiados tradicionalmente, son los
trastornos de la conducta los que suponen más problemas en la vida diaria de los pacientes y
sus familias, así como los que causan más dificultades en su adaptación personal, familiar y
social. Los más graves y disruptivos son la agresividad y la desinhibición de la conducta.
Cambios de personalidad.
Labilidad emocional.
Déficits motivacionales.
Intolerancia al estrés y ansiedad y reducción de la capacidad de afrontamiento.
Hiporreactividad emocional y déficit en el reconocimiento de emociones faciales, así como
disminución de la respuesta emocional ante estímulos aversivos.
Las manifestaciones depresivas son comunes en los TCE. Muchos presentan sensación
de pérdida, desmoralización, desaliento y disforia, así como fatigabilidad, irritabilidad,
pensamientos de suicidio, anhedonia, desinterés e insomnio. La gravedad de la lesión y la falta
de cooperación suelen ser indicadores de depresión. La historia de trastornos mentales
premórbidos suele asociarse a mayor riesgo de depresión. Las lesiones dorsolaterales frontales
y de los ganglios basales izquierdos incrementan la probabilidad de sufrir depresión mayor.
Los síntomas maniacos son menos comunes, pero también pueden aparecer tras TCE.
Aparecen cambios en el humor, sueño y activación que pueden manifestarse como irritabilidad,
euforia, insomnio, agitación, agresión, impulsividad o conductas violentas. Se asocia con
lesiones límbicas del hemisferio derecho.
Los trastornos de ansiedad son frecuentes en todas sus variantes. Suelen presentarse
sensaciones ansiosas relacionadas con preocupaciones persistentes, tensión y miedos. Las
lesiones derechas suelen producir más ansiedad que las izquierdas.
Algunos pacientes presentan síntomas psicóticos, como delirios y alucinaciones y
pensamientos extraños. En ocasiones aparecen agitación, ideas de referencia, conductas
extrañas o agresiones impulsivas. Suele estar asociada a lesiones del lóbulo temporal y en
ocasiones del frontal.
Los tumores cerebrales se clasifican según diferentes factores, tales como su origen,
localización, el tipo de células implicadas y su ritmo de crecimiento.
Las metástasis son los tumores cerebrales más frecuentes en los adultos, estimándose
que un 25% de los tumores originados en otras regiones realizan metástasis en el encéfalo.
Viajan a través de la sangre y pueden aparecer en diferentes áreas cerebrales de manera
simultánea. Las más frecuentes son las que proceden de los cánceres de pulmón, de mama de
mama, colorrectales, melanomas, de riñones o del tiroides. En todos los casos en los que el
paciente tenga afectado algún otro órgano pero presente síntomas neurológicos, se debe
sospechar de la existencia de metástasis cerebrales. Suelen tener mal pronóstico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica
los tumores en estadios que indican la gravedad y
agresividad de los mismos en función de su crecimiento.
Los tumores con grados más bajos tienen más probabilidad
de curación y por lo tanto mejor pronóstico; teniendo
además menos probabilidad de causar metástasis. Los
grados I y II son considerados benignos, mientras que el III
y el IV son malignos. El grado IV es el estadio en el que el
cáncer ha alcanzado a otros órganos y las probabilidades
de recuperación son menores.
Los tumores cerebrales benignos son aquellos que tienen un crecimiento lento y no
hacen metástasis, siendo por lo general encapsulados y expansivos; es decir, están delimitados
y aunque crezcan comprimiendo el parénquima cerebral no se infiltran en este, razón por la cual
son más fáciles de extraer quirúrgicamente. Incluso los tumores benignos pueden poner en
peligro la vida, sobre todo si están localizados en lugares especialmente inaccesibles para la
cirugía como el troncoencéfalo o el tálamo o si su tamaño provoca un excesivo aumento de la
PIC o desplazamiento de las estructuras cerebrales adyacentes. Generalmente no presentan
síntomas hasta que su tamaño es muy grande y causa un aumento excesivo de la presión.
Los tumores cerebrales primarios más frecuentes son los gliomas, que afectan a las
células gliales, son intraparenquimatosos y suelen tener naturaleza infiltrante.
Los meningiomas son extraparenquimatosos, se desarrollan en la duramadre y suelen
tener naturaleza benigna, con crecimiento lento y carácter expansivo y encapsulado. Su principal
complicación suele ser el aumento de la PIC.
FISIOPATOLOGÍA
Las lesiones ocupantes de espacio (LOC) producidas en el cerebro producen una serie
de efectos fisiopatológicos debido a que la naturaleza rígida del cráneo limita el volumen en el
interior del mismo. Dentro de este espacio se encuentran el encéfalo, la sangre y el líquido
cefaloraquídeo (LCR), de modo que si la presencia de la neoplasia provoca una nueva masa con
volumen, los otros tres componentes se ven sometidos a presión.
Esto produce la compresión y lesiones en el parénquima, así como el desplazamiento
de los tejidos cerebrales, lo cual puede causar herniaciones. También se desplazan los líquidos
intracraneales y aumenta la PIC. Mientras que en los tumores lentos el organismo puede
adaptarse, si que se aprecien síntomas de PIC hasta que se alcanza un volumen excesivo, en los
tumores de rápido crecimiento los efectos se aprecian en etapas más tempranas. Otro factor
que aumenta el volumen intracraneal es el edema que suele rodear al tumor.
Presentación clínica
Los síntomas de los tumores cerebrales varían según su localización, su invasividad y sus
características histológicas. Los síntomas y signos más llamativos y alarmantes son los del
aumento de la presión intracraneal. Es común la presencia de cefaleas que no responden a los
analgésicos más habituales, así como mareos, en ocasiones con vómitos asociados. Las
convulsiones pueden producirse entre un 20% y un 50% de los casos, pudiendo manifestarse de
muy diversas maneras y siendo en ocasiones el primer síntoma detectado. Otros síntomas
frecuentes son la visión doble, descoordinación y falta de equilibrio. En función de su ubicación,
pueden producirse diferentes síntomas focales, sutiles en las primeras fases y que pueden ser
motores, sensoriales, cognitivos o conductuales, estando asociados al área anatómica afectada.
Cuando el daño se localiza a nivel temporal, son comunes los trastornos del lenguaje,
memoria y audición. Los trastornos de memoria visual se relacionan con la afectación derecha y
los de la memoria verbal con la izquierda. Es común encontrar importantes alteraciones en la
conducta, tales como cambios emocionales, euforia o apatía. En ocasiones los tumores
temporales causan epilepsia, la cual puede provocar la presencia de un trastorno de
personalidad por epilepsia del lóbulo temporal, provocando incluso sintomatología psicótica.
Cuando el tumor está en los lóbulos parietales, puede provocar apraxias, trastornos en
la percepción táctil y somato-sensorial, así como en la integración de la información procedente
de diversas modalidades sensoriales, siendo probables las agnosias. Otros déficits comunes son
la agrafía, acalculia, o síndrome de Gerstmann.
Los trastornos vasculares cerebrales tienen una alta prevalencia y son más frecuentes
en los países desarrollados, siendo una de las principales causas de muerte y discapacidad
crónica. Esto se debe al envejecimiento de la población (en los países pobres hay menos gente
que llegue a la edad de mayor riesgo) y al cambio de los estilos de vida, incluyendo la
alimentación, sedentarismo y otros hábitos.
ISQUEMIAS
Trombosis
Embolia
HEMORRAGIA
Aunque existen innumerables tipos de demencia, nosotros nos centraremos en las más
frecuentes en nuestro entorno, las cuales son por este orden, la enfermedad de Alzheimer, la
demencia frontotemporal, la demencia por cuerpos de Lewy y la enfermedad de Parkinson.
Todas las funciones neuropsicológicas pueden verse afectadas en los cuadros de demencia,
incluyendo las alteraciones sensoperceptivas, cognitivas, motoras y comportamentales. La
aparición de estas enfermedades es más probable a medida que aumenta la edad, siendo muy
infrecuente hasta los 65 años y aumentando la probabilidad cuanto más anciana sea la persona.
Las demencias corticales son aquellas en las que la enfermedad afecta principalmente a
la corteza cerebral. Por este motivo, sus síntomas más característicos son neuropsicológicos y
relacionados con la alteración de las funciones cognitivas superiores (memoria, lenguaje,
funciones ejecutivas, praxias, gnósias, etc…). Los síntomas de tipo motor o sensorial son más
secundarios y son comunes las alteraciones del ánimo y síntomas psiquiátricos como
alucinaciones y delirios. Entre ellas se encuentran la enfermedad de Alzheimer y la demencia
frontotemporal.
En cambio, en las demencias subcorticales la corteza está más preservada mientras que
las áreas subcorticales se encuentran más deterioradas. Esto provoca que los síntomas motores
(sobre todo los temblores) sean los más destacados mientras que los cognitivos queden en un
plano secundario. En este tipo de demencias es muy frecuente la depresión. La enfermedad de
Parkinson es la demencia subcortical más frecuente. Respecto a las demencias mixtas (o axiales),
son aquellas que afectan tanto a la corteza como a la subcorteza, de manera que se presentan
con intensidad tanto, síntomas motores, como neuropsicológicos superiores. A esta modalidad
pertenece la demencia por cuerpos de Lewy.
Enfermedad de Alzheimer
La mayoría de los casos corresponden a demencia senil (es decir, de aparición posterior
a los 65 años) siendo su evolución más lenta, un pequeño porcentaje, inferior al 2,5% es de inicio
precoz y curso rápido. A medida que aumenta la edad lo hace la probabilidad de sufrir EA, de
modo que mientras que a los 65 años de edad la incidencia anual es de un 0.5% y la prevalencia
de un 3%, después de los 85 años la incidencia aumenta al 8% y la prevalencia al 40%.
No existe una sola forma de presentación de la EA, sino que existen varios subtipos (senil
y precoz, con síntomas depresivos y sin ellos, con y sin manifestaciones psicóticas…) y no es
exclusiva de ancianos pues existen formas preseniles con alto componente genético. La
exploración física en las primeras etapas es normal, pero progresivamente aparece deterioro en
los reflejos primitivos de liberación frontal, así como parkinsonismo que se va acentuando
progresivamente.
La tercera fase se caracteriza por el grave deterioro de todas las funciones. Aquí no es
posible ni tiene sentido la realización de pruebas neuropsicológicas. Los pacientes presentan
rigidez muscular y postura flexionada, con dependencia total y aislamiento del medio. Esta etapa
finaliza con la muerte del enfermo.
Demencia frontotemporal
Los Cuerpos de Lewy son depósitos anormales de proteínas que aparecen en el cerebro
de los pacientes. Esta enfermedad es de tipo mixto y presenta componentes corticales y
subcorticales. Por lo general, los déficits cognitivos (corticales) son previos o simultáneos a la
aparición de signos parkinsonianos (subcorticales). Es más prevalente en varones y en personas
mayores de 60 años y la supervivencia suele estar entre 2 y 12 años desde el diagnóstico.
Deterioro es rápido y grave. Destacan las alteraciones importantes en el comportamiento, sobre
todo depresión y el riesgo de suicidio, en lo que influye la existencia de conciencia de
enfermedad. Se produce una fluctuación del estado de alerta y la cognición a lo largo del día.
También son comunes las alucinaciones visuales bien estructuradas, ilusiones y delirios (estos
sobre todo a la puesta de sol (llamados sundowning).
Son frecuentes las caídas, los síntomas extrapiramidales, los trastornos del sueño REM
y, en ocasiones somnolencia diurna. A lo largo de la evolución de la enfermedad aumentan las
alteraciones cognitivas, funcionales y conductuales llegándose a una dependencia completa de
sus cuidadores. Uno de los principales problemas del tratamiento es que los pacientes sufren
hipersensibilidad a los neurolépticos y la levodopa, de manera que los fármacos más comunes
no se pueden utilizar para tratar los síntomas psicóticos y parkinsonianos. Los cambios físicos y
cognitivos evolucionan de forma simultánea en su gravedad. Siendo los cambios físicos de tipo
parkinsoniano.
Enfermedad de Parkinson
Podemos considerar la adicción como una conducta caracterizada por el uso repetido
de una sustancia que produce cambios neuroquímicos y de la actividad neuronal y que además
produce un reforzamiento inmediato, pero que tiene efectos dañinos a largo plazo. Estos efectos
pueden incluir el deterioro físico, psicológico o social y afectan a la vida del paciente. Debemos
diferenciar la adicción a sustancias de su consumo, de manera que algunas personas pueden
fumar porros o beber ginebra (por ejemplo) sin adquirir adicción a la sustancia. Las causas son
biopsicosociales e incluyen factores genéticos, culturales, de personalidad, etc. Se han
identificado más de 400 genes implicados en la vulnerabilidad a la adicción estando muchos de
ellos relacionados con los receptores de neurotransmisores.
El deseo y el placer
Aunque el bonito título de este apartado parezca el de una película francesa para
adultos, en realidad trata de poner de manifiesto la diferencia entre que existe a nivel
psicológico entre ambas sensaciones, lo cual tiene naturalmente sus correlatos neurológicos. A
medida que la adicción avanza se producen dos fenómenos complementarios. Por un lado,
aumenta sensibilización hacia el deseo de consumir y por otro aumenta la tolerancia al placer
originado por la droga. De esta manera, aunque las personas con trastorno por abuso de
sustancias sienten cada vez más deseo de consumir la droga, esta les produce cada vez menos
placer. De este modo, las primeras fases de la adicción se caracterizan por la impulsividad y las
finales por la compulsividad. Durante las primeras fases el consumo está controlado por
reforzamiento positivo (se consume para obtener el estímulo reforzador) y en las últimas por
reforzamiento negativo (se intenta evitar el malestar producido por la ausencia del estímulo).
El circuito de recompensa
Como ocurre a todos los niveles, los reforzadores tienen un correlato neurológico. Estos
estímulos activan el circuito de recompensa o refuerzo. Se trata de un circuito dopaminérgico
llamado circuito mesocorticolímbico del que forman parte el área tegmental ventral, el núcleo
accumbens, la corteza prefrontal medial y el globo pálido del estriado. Se encuentra regulado
por la corteza prefrontal, la amígdala y el hipocampo. Las drogas de abuso inducen la liberación
de dopamina en el sistema mesocorticolímbico, sobre todo en el núcleo accumbens. Los
mecanismos por los que se produce esta liberación difieren según la sustancia. Todas las drogas
susceptibles de provocar adicción están relacionadas con la liberación de dopamina en este
sistema independientemente de sus otros efectos, mientras que algunas sustancias muy
potentes (por ejemplo, los neurolépticos) no son adictivas por no provocar esta liberación.
Opiáceos
Su consumo crónico está asociado con la impulsividad, sobre todo con la tendencia a
adoptar decisiones arriesgadas. También se ven afectadas la memoria de trabajo y la flexibilidad
cognitiva. Entre los adictos a la heroína suelen presentarse diferentes alteraciones cognitivas
graves, pero pueden deberse a otros factores asociados como el policonsumo, el estilo de vida,
la mala alimentación o la indigencia. No obstante, la impulsividad en la toma de decisiones se
asocia claramente a los opiáceos. Aunque tradicionalmente el principal problema han sido los
opiáceos ilegales, en la actualidad está aumentando la adicción a opiáceos legales con origen
terapéutico.
Alcohol
Hasta mediados del siglo XX, los clínicos trabajaban el daño cerebral como un fenómeno
unitario etiquetado como "daño orgánico” y a menudo la evaluación neuropsicológica se
empleaba como un medio de detectar la existencia de esa “organicidad”. No obstante, la
aparición de las técnicas de neuroimagen que permiten observar la lesión directamente ha
provocado que este uso de la evaluación quede obsoleto. Por otra parte, la lesión cerebral puede
deberse a distintas causas, presentar distintas manifestaciones y tener diferentes efectos, de
manera que el concepto de "daño orgánico”, que no implica una etiología, ni la presencia o
ausencia de síntomas o signos, ni permite una prescripción, ni una predicción del daño, no tiene
utilidad clínica en la actualidad. Aun así, "daño orgánico" sigue siendo un concepto de frecuente
uso en el diagnóstico.
Durante el proceso de evaluación no nos limitaremos a pasar una serie de pruebas sino
que tenemos que realizar las acciones necesarias para resolver las siguientes cuestiones: ¿Qué
funciones han resultado afectadas?, ¿Qué funciones han permanecido intactas?, ¿Ha habido
cambios en la personalidad?, Cuales?, ¿Como afectarán estos cambios a la vida del paciente?,
¿Se han producido trastornos emocionales?, ¿Qué tipo de rehabilitación o cuidados necesitará?,
¿Qué actitud y comportamiento deben tener las personas que conviven con el paciente en sus
relaciones con él?
EL PROCESO DE EVALUACIÓN
Antes de ponerse delante del paciente es necesario recopilar toda la información posible
acerca de su trastorno. La lectura de los informes médicos proporciona abundante información
sobre la naturaleza de la enfermedad o lesión y el tratamiento recibido. Es conveniente realizar
una lectura cronológica para conocer la evolución de la enfermedad y los problemas a los que
el sujeto y su familia se han enfrentado. Debemos tener en cuenta que los informes médicos
suelen estar centrados en aspectos relacionados con la supervivencia del paciente y con las
secuelas motoras, perceptivas y de la salud, ya que generalmente están escritos en el contexto
hospitalario (unidades de cuidados intensivos, rehabilitación motora, neurología, etc.).
Por lo tanto suelen ser menos precisos en las funciones cognitivas y emocionales y
suelen limitarse a hacer constar que si paciente sufre o no problemas cognitivos o de conducta.
Para los psicólogos, al principio puede ser complicado descifrar la terminología médica, pero es
un problema que se soluciona con la práctica.
Los informes médicos suelen aportar información sobre pruebas que permitan hacer
pronósticos sobre la evolución del paciente (por ejemplo, en los TCE, la Escala de Coma de
Glasgow o el tiempo de ingreso en la UCI). También son muy útiles los informes logopédicos que
aportan datos muy relevantes en relación al lenguaje y suelen ser exhaustivos.
Los informes clínicos permiten hacerse una idea del estado del paciente y de las posibles
dificultades que nos encontraremos en la evaluación. Si estamos al tanto de que nuestro
paciente presenta, por ejemplo, hemiparesia derecha y de que es diestro, sabremos que las
pruebas que requieran velocidad en la escritura no nos van a resultar útiles y que debemos
eliminarlas cuando planifiquemos la evaluación; mientras que si sabemos que presenta
agresividad estaremos preparados para afrontarla.
Entre las principales variables aportadas por los informes y que debemos considerar
antes de la evaluación se encuentran las siguientes:
Por lo general, los informes médicos incluyen los hallazgos de las neuroimágenes
interpretados por los radiólogos, de modo que podemos utilizar esta información aunque no
dispongamos de las pruebas en sí.
PET:
Entrevistas
Durante la entrevista con los familiares cercanos debemos recabar información sobre
diversos temas sobre los que pueden aportar luz. Entre ellos están los datos clínicos que puedan
no estar incluidos en los informes, la información sobre el funcionamiento premórbido, o la
conducta pasada y presente del paciente. En ocasiones resulta conveniente emplear registros
de conducta, para lo cual es necesario entrenar a los cuidadores, lo cual puede llevar más de
una sesión. Es conveniente preguntar directamente si se presentan algunas de las alteraciones
conductuales más comunes (por ejemplo, en lesiones frontales debemos preguntar si muestran
agresividad, si dicen lo primero que se les ocurre, si manifiestan conductas de riesgo, etc.).
La entrevista con el paciente nos permite conocer la descripción que hace el paciente de
la situación actual, los problemas específicos que percibe y la importancia que concede a los
mismos, así como el grado de autoconciencia de las limitaciones existentes. La forma de plantear
la entrevista variará enormemente en función de la gravedad de sus secuelas, ya que no es lo
mismo entrevistar a una persona con la mayor parte de las funciones intactas que a otra que no
pueda hablar o moverse. Siempre que resulte posible abordaremos los mismos puntos que en
la entrevista con los familiares para poder tener varios puntos de vista. Es importante que,
incluso en el caso de que la comunicación sea difícil o imposible, el paciente se sienta incluido
en las conversaciones con los familiares y que nos dirijamos a él para comentarle cualquier
decisión u opinión. Esto se debe a que otra función de la entrevista es conseguir la alianza
terapéutica, de manera que el paciente colabore en su tratamiento. Si el paciente percibe que
no le tenemos en cuenta o siente que no le respetamos como persona, esta alianza terapéutica
fracasará antes de comenzar.
Existen muchos criterios a tener en cuenta para la elección de una determinada prueba.
Entre ellos se encuentran las cuestiones éticas, la fiabilidad y validez, la sensibilidad a cambios
clínicos, la viabilidad de la administración, la validación de las pruebas, la existencia de
protocolos de administración y puntuación, etc. A esto debemos añadir otros factores como la
disponibilidad o el precio.
En función de las áreas que permiten medir, podemos dividir los diferentes
instrumentos en escalas breves (rastreo cognitivo), baterías generales y pruebas específicas.
Independientemente del tipo de pruebas utilizadas es necesario que éstas permitan explorar
detalladamente las funciones neuropsicológicas y conocer las capacidades alteradas y
preservadas, y que además utilicen procedimientos sensibles a los cambios y tengan validez
ecológica.
Las escalas breves tienen la ventaja de que son fáciles de administrar y requieren poco
tiempo. Por lo general, miden varias áreas cognitivas, aunque de manera superficial. Muchas se
originaron para el estudio de las demencias y suelen establecer un punto de corte para indicar
que individuos necesitan una evaluación más detallada. Son poco específicas y no tienen
sensibilidad para detectar alteraciones focales. Nos permitirán detectar que el paciente no
funciona correctamente, pero no si el problema es de tipo atencional, de memoria, de función
ejecutiva, etc. Resultan muy útiles para una valoración rápida inicial y para valorar el
seguimiento, ya que permiten observar cómo responde a ellas en distintas fases del tratamiento.
La prueba de screening más utilizada en nuestro entorno es el Mini Mental State (MMS).
En la práctica diaria una puntuación menor de 24 sugiere demencia, entre 23-21 una
demencia leve, entre 20-11 una demencia moderada y menor de 10 de una demencia
severa
1- ORIENTACION tiempo (5 puntos): Preguntar día de la semana (1 ), fecha (1), mes (1),
año (1) y estación del año (1).
2- ORIENTACION lugar (5 puntos): Preguntar sobre lugar de la entrevista (1), hospital (1),
ciudad (1), provincia (1), país (1)
3- REGISTRO DE TRES PALABRAS (3 puntos): Pedir al paciente que escuche con atención
porque le van a decir tres palabras que debe repetir después (por cada palabra repetida
correcta se otorga 1 punto). Avisar al mismo tiempo que deberá repetir las palabras más
tarde. Casa (1), zapato (1) y papel (1) . Repita las palabras hasta que el paciente aprenda
las tres.
4- ATENCION y CALCULO (5 puntos): Serie de 7. Pedir al paciente que reste 7 a partir de
100 y continué restando 7. Por cada respuesta correcta dar 1 punto, detenerse tras 5
repeticiones
5- RECUERDO de tres palabras (3 puntos): Pedir al paciente que repita los objetos
nombrados anteriormente. Por cada repetición correcta se da un punto
6- NOMINACION (2 puntos): Mostrar un lapiz y un reloj, el paciente debe nombrarlos, se
otorga 1 punto por cada respuesta correcta
7- REPETICION (1 punto): Pida al paciente que repita la siguiente oración: tres perros en
un trigal
8- COMPRENSION (3 puntos): Indique al paciente una orden simple. Por ejemplo: tome un
papel con su mano derecha (1 punto) , dóblelo por la mitad (1 punto) y póngalo en el
suelo (1 punto)
9- LECTURA (1 punto): Pida al paciente que lea la siguiente orden (escrita previamente), y
la obedezca, no debe decirlo en voz alta (debe explicar este item del test sólo una vez):
“Cierre los ojos”
10- ESCRITURA (1 punto): Pida al paciente que esciba una oración, debe tener sujeto y
predicado. La oración debe tener un sentido
11- DIBUJO (1 punto): Debe copiar un dibujo simple (dos pentágonos cruzados, el cruce
tiene 4 lados). Se considera correcto si las dos figuras tienen 5 lados y el cruce tiene 4
lados
Las baterías neuropsicológicas son conjuntos test que pretenden evaluar una función
neuropsicológica de manera exhaustiva (inteligencia, memoria, lenguaje…), o las funciones
neuropsicológicas en su totalidad. Permiten identificar tanto los déficits como las capacidades
preservadas y pueden ser muy completas, de manera que en ocasiones es posible evaluar a un
paciente utilizando una sola batería. Suelen ofrecer la puntuación en las diferentes subpruebas
y además puntuaciones que sintetizan varios subtest relacionados. En ocasiones se emplean en
su totalidad y otras veces pueden seleccionarse algunas subpruebas e ignorar las demás, lo cual
es lo más frecuente cuando el evaluador tiene cierta experiencia. Entre las pruebas más
utilizadas están la batería Halsteid-Reitan, el test Barcelona o el Diagnóstico Neuropsicológico
de Luria.
Las pruebas específicas están diseñadas para medir funciones muy concretas (memoria
inmediata verbal, perseveraciones, atención dividida, etc…). Se suelen emplear en baterías
realizadas ad hoc por el evaluador en función de las necesidades observadas y en muchas
ocasiones se utilizan subtest de baterías generales como pruebas específicas (por ejemplo,
subtest de la WAIS). Al variar el tipo de evaluación en función de la lesión, el objetivo, etc., suele
ser necesario utilizar diferentes pruebas en cada evaluación. Entre las más usadas están el Test
de Clasificacion de Tarjetas de Wisconsin, el Stroop, el Test de Retención Visual de Benton y
muchos otros.
Evaluación Funcional
La valoración de estos aspectos permite adaptar el tipo de tareas que se emplean a las
dificultades y necesidades específicas de cada individuo en el contexto cotidiano, lo que
constituye la principal garantía para la puesta en marcha y generalización de los logros obtenidos
en las sesiones de rehabilitación. Esto hace posible ofrecer a los familiares y cuidadores
asesoramiento, con el objeto de ayudar en la resolución de problemas específicos y en su
prevención antes de que sucedan. Los resultados funcionales de los pacientes constituyen los
indicadores más adecuados para valorar la eficacia de los programas de rehabilitación (análisis
de los resultados). El tratamiento no será efectivo porque un paciente recuerde palabras de una
lista, sino porque es capaz de utilizar una lista para ir al supermercado a comprar.
Los distintos estudios sobre la eficacia de los tratamientos han concluido que para que
la rehabilitación funcione adecuadamente debe cumplir una serie de requisitos.
Debe ser individualizada. Las personas con lesión cerebral son un grupo heterogéneo,
de manera que lo que es útil para algunos no lo es para otros. Existen una serie de variables
personales que influyen sobre la efectividad, tales como la conciencia de enfermedad, la
capacidad de autoiniciar y autorregular el comportamiento, el grado de afectación de las
distintas funciones cognitivas o las necesidades de la familia
4. Medidas funcionales para determinar la eficacia con base a los objetivos planteados
Los pacientes deben ser tratados con la máxima intensidad posible durante el proceso
de rehabilitación.
La rehabilitación de personas con daño cerebral adquirido debe ser administrada por
equipos interdisciplinares, especializados en rehabilitación y realizarse en entornos
específicamente dedicados a la neuro‐rehabilitación, independientemente de si es de forma
ambulatoria o con ingreso. El proceso de neuro‐rehabilitación ha de estructurarse en torno a la
globalidad del paciente, de acuerdo a una visión integral u holística del mismo, y mediante una
estrecha coordinación entre los agentes terapéuticos (equipo interdisciplinar, paciente y
familia).
Familia
Apoyo familiar.
Entrenamiento en habilidades específicas del cuidado del paciente con daño
cerebral.
Información sobre el DCA, sus síntomas y manejo de los mismos.
Determinadas técnicas son adecuadas para unos pacientes pero no para otros. Para
elegir las más convenientes es necesario tener en cuenta los siguientes factores.
Naturaleza y gravedad de los déficits cognitivos. Las personas con graves trastornos de
memoria anterógrada dependen de ayudas externas de memoria y otras compensaciones. En
cambio, quienes tienen alteraciones de memoria secundarias a déficits atencionales pueden
mejorarla con entrenamiento en atención, estrategias metacognitivas o reglas mnemotécnicas.
El programa debe combinar las distintas intervenciones de forma eficaz, por ejemplo,
las técnicas de restauración son más efectivas para la atención cuando se realizan
conjuntamente con el entrenamiento de la conciencia de los déficits.
Modificaciones ambientales
Son los Cambios en el ambiente físico de la persona con daño cerebral y buscan reducir
sus déficits funcionales y comportamentales. Durante la fase aguda se emplean para hacer el
ambiente más seguro y minimizar la sobre estimulación. Se busca la mejor forma de controlar
el entorno y reducir la fatiga y la frustración en las tareas de tratamiento. En la fase crónica las
modificaciones ambientales están dirigidas a áreas funcionales específicas. Se suelen utilizar
pegatinas con nombres, espacios libres, pizarras con mensajes, listas, ayudas visuales a la
orientación, tapones de oídos, audífonos, tarjetas de ayuda… Se busca la aparición de conductas
adaptativas y hay un componente educativo, que busca orientar y entrenar al paciente y los
cuidadores.
Técnicas de restauración
El aprendizaje sin errores es uno de los principios del aprendizaje directo. Se utiliza para
enseñar a personas con graves alteraciones de memoria que no aprenden mediante las técnicas
normales. En estos casos, el error puede provocar interferencias con la respuesta correcta y
dificultar aún más el aprendizaje. Consiste en ofrecer las respuestas correctas hasta que el
paciente pueda consolidar la nueva información, de manera que al evitar las respuestas ensayo-
error se reduce la desorganización de la información y de este modo la nueva información se
almacena más efectivamente. Ha demostrado ser útil para el aprendizaje asociativo entre
nombres y caras, la orientación, el aprendizaje de pequeñas secuencias de comportamiento,
aprender rutas, etc. Esta estrategia no busca mejorar los déficits de memoria, sino permitir que
los pacientes con trastornos mnésicos puedan aprender mejor la información (y con menos
estrés y frustración).