Altazor Un Poema Creacionista
Altazor Un Poema Creacionista
Altazor Un Poema Creacionista
Huidobro
Paco Tovar
Los versos ofrecen la abstracta ambigüedad del sujeto poetico, unos y otros
sometidos a las leyes de su propia naturaleza y a los límites que impone lo exterior. El
olvido o el fracaso son posibles; la muerte inexcusable; todos conducen al final pero no
necesariamente al silencio. Un nuevo grito se confundirá con el último para provocar,
desde el suelo, la resurrección de los cadáveres.
Llegados a este punto, quizás convenga revisar los trozos que se citan para
comprobar en ellos lo que tratamos de decir respecto a la multiplicidad del ser eri el
poema y la pluralidad de sus sentidos: "(Yo) soy Altazor"; "(Yo) soy el gran poeta"; "Soy
yo Altazor el doble de mi mismo"; "(Yo soy) el que se mira obrar"; "(Yo soy) el que se ríe
del otro frente a frente"; "(Yo soy) la voz"; "(Yo soy) del hombre"; "(Yo) soy todo el
hombre"; "(Yo) soy el ángel salvaje"; "(Yo) soy un pecho que grita"; "(Yo) soy un
cerebro que sangra"; "(Ya) soy temblor de tierra"; "(Yo) soy el rey"; "Y yo oigo la risa de
los muertos"...
Las propuestas, y no son las únicas a lo largo del texto huidobriano, son claras y
cuidadas en su formulación. La primera persona singular domina en ellas, pero no
excluye las otras dos ni el plural que todas componen. El tú se expresa e identifica en
una pregunta y una afirmación: "¿que has hecho (tú) de mí Vicente Huidobro?" y "Eres
tú el ángel caído", algunos de cuyos terminos enlazan con el sustantivo propio que rige
el libro a traves de los elementos nominales, pronominales, determinativos -entendidos
estos en su categoría pronominalizada- o posesivos que lo esconden y, a la vez, lo
destacan. El plural del tríptico personal singularizado tambien se manifiesta en ese todo
que no registra únicamente el carácter intensificativo de la secuencia, sino la
cuantificación de sus referentes, así como en el reflexivo especular que enfrenta al
original con su imagen sin especificar quién es quién.
Los juegos conceptuales y formales, en su complicada evidencia, ya están en
marcha, sólo queda erigirnos en cómplices de los mismos para entenderlos y
compartirlos, tal como Vicente Huidobro los plantea -en su vertiente histórico-mítica,
estetica y profética-, siguiendo sus reglas y sus leyes, propias y naturales, íntimamente
relacionadas. No obstante, el lector de los versos huidobrianos no puede ser sino
habitante, visitanle o testigo de un universo creado por un pequeño dios humano, el
único posible en (estesiglo iniciado con la muerte del cristianismo, "despues de dos mil
años de existencnan. Una nueva era comienza y lo hace desde el principio de una
conciencia sola, capaz de ordenar el cosmos en función de su angustia, su esperanza y
sus necesidades.
Creacionismo es Huidobro, y este no niega la plena posesión del termino y del
acto, sino que la afirma y defiende frente a la burla, el insulto y la ignorancia, tambien
frente a la duda o al intento de usurpación, de los demás, aquellos que no llegaron a
entender la propuesta del chileno que, lejos de excluir a sus semejantes de un proceso
actual, les ofrece la posibilidad de liberarse de todo lastre y el modelo para hacerlo. Un
mundo subjetivo, por atractivo que resulte, va ligado a quien lo concibe, realiza y habita.
A los otros les corresponde una tarea propia, que no los obligue a una herencia ni los
encierre en límites extraños. Es el estilo el que cuenta, no la manera. El afán exclusivo
del escritor, tantas veces repetido en sus textos teóricos, ha de interpretarse como la
comprensión de iun complejo único, expuesto como señal y como ofrenda:
"Abre la puerta de tu alma y sal a respirar al
lado de afuera. Puedes abrir con un suspiro la
puerta que haya cerrado el huracán.
Hombre, he ahf tu paracaídas, maravilloso co-
mo el vértigo.
Poeta, he ahí tu paracaídas, maravilloso como
el imán del abismo.
Mago, he ahí tu paracaídas que una palabra tu-
ya puede convertir en parasubidas maravilloso co-
mo el reldmpago que quisiera cegar al creador.
¿Que esperas?
Mas he ahí el secreto del Tenebroso que olvi-
dó sonreir.
Y el paracaídas aguarda amarrado a la puerta
como el caballo de la fuga interminable."
Cada cual será ese dios múltiple, independiente, superior y común, humano, si
llega a comprenderse como tal y ejecuta voluntariamente su misión para confundirse
con la totalidad del cosmos:
"El universo se rompe en olas a mis pies
Los planetas giran en torno a mi cabeza
Y me despeino al pasar con el viento que desplazan
Sin dar una respuesta ue llene los abismos
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Ni sentir ese anhelo fa uloso que busca en la fauna del cielo
Un ser materno donde se duerma el corazón
Un lecho a la sombra del torbellino de enigmas
Dios diluido en la nada y el todo
Dios todo y nada
Dios en las alabras y en los gestos
Dios menta /'
Dios aliento
Dios joven Dios viejo
Dios pútrido
lejano y cerca
Dios amasado a mi congoja
............
Y he aquí que me diluyo en múltiples cosas
............
Soy el único cantor de este siglo
Mío mío es todo el infinito"
La clara referencia po6tica de Altazor a los textos genésicos -no sólo a los
bíblicos, sino a los que, sin olvidarlos, se empeñan por repetir el ritmo de una historia
con el sonido de su tiempo-, su forma, su nueva significación y la relación de todo ello
en el ámbito de los versos, han llevado a David Bary a a afirmar que el libro de
Huidobro es una "especie de divina parodia del verbo divino que el poeta anhelaba
encontrar sin creer en 61" ('l. Esta consideración, sin apartarse del aire que envuelve
algunos fragmentos de los distintos cantos, merece ser matizada: Altazor no es el simple
resultado de un proceso divertido; tampoco la visión de una realidad, desencajada de su
contexto, mostrada alegremente; ni siquiera la mueca superficial de un desengaño; el
rictus de un muerto que nos enseña su ridícula osamenta; o la destrucción arbitraria de
un código vacío de contenidos, sino la consciencia de un ser empeñado en buscañ la
razón de la existencia en el interior de unas formas no miméticas. Lo abstracto se
concreta en la cierta presencia de un discurso que conserva la dinamica original de las
voces que lo cuentan. La idea y su resultado no suplantan a un dios existente que, desde
el vacío, se ha impuesto como único protagonista y solo responsable de una farsa que
no admite una interpretación inteligente, sino que se encuentran, identifican y
comprenden en un voluntario discurrir limitado: "Dios si tú existes es a mí a quien se lo
debes". Altazor es Huidobro y ambos son la figura del hombre trinitario, singular
personaje de un universo complejo. El valor, la decisión, la angustia, la ambigüedad, la
contradicción son partes de un todo conflictivo que se expresa desde sus más mínimos
fragmentos.
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sus formas. Esta experienca despeja al código de su "habitual contexto psicológico,
ideológico y sociológico" (2). Quien quiere decir su mundo debe renunciar a hacerlo a la
manera de su ma,dre para alcanzar un estilo propio en la intencionada y ordenada
conciencia de sus significantes.
El prefacio de Altazor y los siete cantos que lo suceden son la mejor muestra
práctica de la teoría creacionista huidobriana, en lo que se refiere a la presencia del
sujeto en una obra que lo asume como tal y como parte de una estructura sometida a
reglas, no hábitos, físicos y gramaticales. La creación pura debe alejarnos de la
metafísica para "aproximarnos cada vez más a la filosofía científica'' (3), presupuesto que
se cumple en Altaizor. En el poema, la aparente destrucción o degradación del lenguaje
tiende a señalarnos el valor de la palabra viva. El último verso del libro: "Ai a i ai a iiii
o i a", no es un estertor final, es el alarido del ser en su primer e infinito nacimiento.
Nada es gratuito en el texto. La larga lista de supuestos logros de un poeta
competente no es, como afirma David Bary, "una página y media de símiles inútiles" (4),
sino la necesidad de un cambio urgente y profundo que ponga termino a las sombras y
los ecos del rancio hacedor lírico, sustituy~ndolospor el fuego y el sonido de un cerebro
y un cuerpo atleticos que, "sobre la pista mágica", jugarán ante testigos, asombrándolos
con "magnkticas palabras". Ha llegado la hora alegre de enterrar lo viejo.
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encontrar al homb.re. Ni lo anterior repetido, ni la fiebre de usurpar al futuro lo que le
pertenece, hipotecan la cierta existencia del ser poemático. Altazor es una actitud que se
cuenta y se canta en el tiempo que le corresponde y en sintonía con las vanguardias
literarias, aunque cmn ellas discrepe.
La guerra de 1914-1918 significó para la cultura de occidente una toma de
conciencia actual que exigía, al individuo y a la colectividad, la implantación de un
nuevo orden ya iltiminado con el triunfo de la revolución bolchevique, en 1917. El color
y la humedad de la sangre aún están frescos, así como removido está el suelo que cubre
los cadáveres de un pueblo que exige a cambio su lugar entre los supervivientes. Ésta es
la realidad en la que se mueve Vicente Huidobro.
El creacionismo, si bien se plantea en America, madura en el campo de batalla
europeo. Al margen de polemicas sobre la posesión literaria del termino, Altazor
reconoce esta influencia con la cita de una fecha concreta: 1919, unos hechos y el
anuncio de lo que habrá de venir más tarde:
"En el invierno
Ya la Europa enterró todos sus muertos
Y un millar de lágrimas hacen una sola cruz de nieve
Mirad esas estepas que sacuden las manos
Millones de obreros han comprendido al fin
Y levantan al cielo sus banderas de aurora
Venid venid os esperamos porque sois la esperanza
La única esperanza
La última esperaza
... un día
El mundo será pequeño a las gentes
Plantarán continentes sobre mares
Se harán islas en el cielo
..............
Habrá ciudades grandes como un país
ciiidades del porvenir
En donde el hombre-hormiga será una cifra
..............
No hay carne que comer el planeta es estrecho
Y las máquinas mataron el último animal"
Entre el t~estimonioy la profecía se sitúan las voces del visionario que, como
poeta, acepta la burla del futuro: "El hombre del mañana se burlará de tí", y apuesta por
la solitaria inmediatez del verbo compartido:
It¿Qu6 me importa la burla del hombre-hormiga
Ni la del habitante de otros astros más grandes?
Yo no se tle ellos ni ellos saben de mí
...............
Sufro desd.e que era nebulosa
Y traigo desde entonces este dolor primordial en las células
Angustia subterránea
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Angustia cósmica
Poliforme angustia anterior a mi vida
Y que sigue como una marcha militar
Y que irá más allá
Hasta el otro lado de la periferia universal
...............
Siglos siglos que vienen gimiendo en mis venas
Sigamos siempre igual como mañana y luego y despues
No
No puede ser cambiemos nuestra suerte
Queremos nuestra carne en los ojos del alba
Bebamos la tímida lucidez de la muerte
Canta el caos que tiene pecho de hombre
...............
Agotemos la vida en la vida"
"Por eso hay que cuidar el ojo precioso regalo del cerebro
El ojo anclado al medio de dos mundos"
Altazor está plagado de retinas y naufragios, de luces y sombras, de ángeles y
demonios, de afirmaciones y dudas, de espacios y ámbitos, de tiempos sin tiempo, todos
fundidos en una conciencia que habla desde el vacío del universo y el hueco tle la
tumba, dos extremos que sienten lo exterior por comprenderlo en lo interno. Ya no
importa caer, sino lanzarse
B2)ditores,
Saúl Yurkievich,, Fundadores de la nueva poesía hispanoamericana, Barra1
Barcelo~ia,1973. pág. 109.
Huidobro, "La creación pura", en Manifiestos, Obras completas, op. cit.,
13)omoVicente
1, pág. 718.
(4) David Bary, op. cit. pág 108. El crítico se refiere a una secuencia versicular de
Altazor, incluida en su tercer canto.
(5) En el canto F7 de Altazor se registra una larga serie de secuencias sintagmáticas en
las que se mantiene como constante el sustantivo "Molino"y como variable un complejo
adjetival regido por una preposición, introducido por un relativo o precedido de un
vacío significativci. Esta muestra ha de entenderse en su contexto ya que no sólo señala
la posibilidad de aceptar lo extraordinario como real, sino la de configurar un nuevo
código, combinaildo los elementos del antiguo. Todo ello sin violentar las reglas
gramaticales ni el valor de los ritmos. Este juego, que en los dos últimos cantos del
poema conduce a una aparente incoherencia expresiva, es uno de los logros prácticos de
la teoría creacionista huidobriana.