FORD, Guillermo, CUADRA Eladio y ORTEGA José Emilio - Apunte de Derecho Marítimo, Aeronáutico y Espacial, 2001.
FORD, Guillermo, CUADRA Eladio y ORTEGA José Emilio - Apunte de Derecho Marítimo, Aeronáutico y Espacial, 2001.
FORD, Guillermo, CUADRA Eladio y ORTEGA José Emilio - Apunte de Derecho Marítimo, Aeronáutico y Espacial, 2001.
Material
2.1Concepto
2.1.1 Introducción necesaria.
2.1.2 Telecomunicación: Acepción Vulgar.
2.1.3 Telecomunicación: definición técnica.
2.2 Derecho de las Telecomunicaciones y “Derecho de las Navegaciones”.
2.3 Dimensión actual de las telecomunicaciones
2.3.1 Panorama
2.3.2 Evolución de las políticas estatales
2.4 Organismos Internacionales:
2.4.1. Caracterización:
2.4.2 La Unión Internacional de Telecomunicaciones -U.I.T.-
2.4.3 La Conferencia Interamericana de Telecomunicaciones (CITEL)
2.4.4 CCITT (International Telegraph and Telephone Consultive Comittee)
2.4.5. AHCIET (Asociación Hispanoamericana de Centros de Investigación y Empresas de
Telecomunicación)
2.4.6 Asociación de Empresas de Telecomunicaciones de la Comunidad Andina (ASETA):
2.4.7 INTELSAT (Organización Internacional de Telecomunicaciones por Satélite).
2.4.8 INMARSAT (Organización de Telecomunicaciones Marítimas por satélite).
2.4.9 APT (Asia - Pacific Telecommunity)
2.4.10 Organismos europeos
2.4.11 El Grupo de Negociación sobre Telecomunicaciones Básicas de la O.M.C.
2.5 La legislación sobre telecomunicaciones.
2.5.1 Generalidades:
2.5.2 Características de la legislación sobre telecomunicaciones.
2.5.3 Las telecomunicaciones y el ejercicio de las libertades fundamentales
2.5.4 Las telecomunicaciones como servicios
2.5.5 ¿Servicio público o servicio universal?
2.5.6 El Libro Azul de la UIT -LA:
2.6 La legislación Argentina
2.6.1 Introducción. Fundamentos constitucionales.
2.6.2. La Constitución de 1853/60.
2.6.3. La Constitución Reformada.
2.6.4 El marco normativo
2.7 INTERNET: breve caracterización
4.1 El buque
4.1.2 artefacto naval
4.1.3 Clasificación:
4.1.4 naturaleza jurídica:
4.1.5 Individualización:
4.1.6 La llamada “nacionalidad”
4.1.7 Tonelaje del arqueo:
4.1.8 Cota - sociedades de clasificación
4.1.9 Documentación del buque y del artefacto naval
4.1.10 Régimen de propiedad
4.1.11 Modos de adquisición de dominio
4.1.12 Modos de adquisición en particular
4.1.12.1 Compraventa
4.1.12.2 Prescripción
4.1.12.3 Contrato de construcción
4.1.12.3 Abandono a favor de aseguradores
4.1.13 Modos de adquisición de derecho público:
4.1.13.1 Confiscación o comiso
4.1.13.2 Requisa
4.1.13.3 Apresamiento
4.1.13.4 Abandono en favor del estado
4.1.14 Publicidad naval
4.1.15 El Registro Nacional de Buques
4.1.16 Crédito naval
4.1.16.1 Privilegios e Hipotecas
4.1.16.2 Características de los privilegios
4.1.16.3 Régimen legal
4.1.16.4 Hipoteca naval
4.1.17 Embargo de buques:
4.1.17.1 Concepto
4.1.17.2 Marco regulatorio
4.1.17.3 Jurisdicción y competencia
4.2 La aeronave
4.2.1 Concepto
4.1.17.4 Interdicción de Navegar:
4.1.17.5 Abordaje, Asistencia y Salvamento u otros accidentes de navegación:
4.1.17.6 Inembargabilidad:
4.2 La aeronave
4.2.1 Concepto
4.2.2 Clasificación
4.2.3 Naturaleza Jurídica
4.2.4 Nacionalidad y Matriculación
4.2.5 Régimen de Dominio
4.2.6 Recaudos para adquirir aeronaves argentinas
4.2.7 Formalidades de adquisición
4.2.8. Privilegios aeronáuticos
4.2.9 Hipoteca sobre aeronaves
4.2.10 Embargos
4.2.11 Abandono a favor del Estado Nacional
5.1 Introducción
5.2 Clasificación:
5.3 Contratos de utilización:
5.3.1 Contrato de locación:
5.3.2 Fletamento a tiempo (sin transporte):
5.3.3 Fletamento total o parcial (con transporte):
5.3.4 Contrato de transporte de mercaderías:
5.3.5 Conocimiento de embarque
5.3.5.1 Introducción:
5.3.5.2 Funciones del conocimiento:
5.3.5.3 Contenidos formales del conocimiento:
5.3.6 Contrato de transporte de personas
5.3.7 Transporte de equipaje
5.3.8 Contrato de remolque
5.4 Ventas marítimas
5.5 Crédito documentario
5.5.1 Introducción
5.5.2 Operatoria
5.5.3 Modalidades del crédito documentario
5.6 La Carta de Crédito
5.7 Otros medios de pago
UNIDAD 7: RESPONSABILIDAD
UNIDAD 8: #
UNIDAD 9: SEGUROS
10.1 Concepto
10.2 Clasificación
10.3 Personal embarcado
10.4 Personal terrestre
10.5 Régimen de a bordo
10.6 El capitán
10.6.1 Concepto.
10.6.2 Facultades del capitán
10.6.3 El capitán como oficial del registro civil
10.6.4 Diario de Navegación
10.6.5 El capitán como representante del armador
10.6.6 Despido del capitán
10.6.7 Relación con el Práctico
10.7 Contrato de ajuste:
10.7.1 Concepto
10.7.2 Naturaleza jurídica:
10.7.3 Indemnizaciones
10.7.4 Goce de licencias:
10.7.5 Rescisión del contrato de ajuste:
10.7.6 Sistematización legislativa:
10.8 Personal terrestre
10.8.1 El armador.
10.8.2 El agente marítimo:
10.8.3 Perito naval:
10.8.4 Ingenieros y técnicos de la construcción naval:
11.1 Concepto:
11.2 Clasificación:
11.3 Habilitación:
11.4 Comandante de la Aeronave
11.4.1 Concepto:
11.4.2 Naturaleza jurídica de la figura
11.4.3 Atribuciones, derechos y obligaciones:
11.4.4 Otros tripulantes
11.5 Personal de Superficie
11.6 Apéndice: Tripulación Espacial (breve caracterización).
MODULO 1: CONCEPTO Y CONTENIDO DE LAS RAMAS JURÍDICAS AUTÓNOMAS QUE
INTEGRAN ESTA ASIGNATURA
Sin perjuicio de ello, es evidente que nos encontramos frente a una fenomenología
distinta en las tres actividades, que permitió acuñar los términos navegación aérea o
aeronavegación y navegación espacial, entre otros, para distinguir semánticamente tres
hechos tecnológicos estrictamente diferentes.
Como se verá más adelante, las tres actividades navegatorias, cada una en un
momento histórico particular, irrumpen en la historia de la cultura humana, generando
problemas propios y originales que suscitaron la atención del Derecho, para dar lugar a ramas
jurídicas de contenido sistemáticamente autónomo.
Sin pretender agotar el extenso debate que esta cuestión ha provocado en la doctrina
nacional e internacional durante décadas y que será materia de referencias especiales en
otros capítulos, me detengo en hacer notar al lector que toda ciencia jurídica deduce principios
abstractos que pretenden fundar la regulación de actividades concretas. Todo derecho
autónomo, no se agota en principios abstractos, sino que se proyecta en normativas concretas
que deben atender los aspectos específicos de cada actividad.
1
Romero Basaldúa, Luis; Derecho Marítimo, Ed. Lerner, 1996, p. 52.
Como anticipamos esta pequeña obra parte del supuesto de la existencia de una gran
analogía entre el Derecho Marítimo, Aeronáutico y Espacial, sin reconocer unidad o
precisamente identidad entre las mismas, lo que implica necesariamente destacar que existen
similitudes, pero también diferencias.
1. En cuanto al ámbito:
Tanto en el mar libre (alta mar), como en el espacio ultraterrestre, se caracterizan por
el predominio de la libertad de los desplazamientos y de las actividades conexas. Sin
Embargo, mientras que el estado actual del Derecho Internacional Público del Mar admite el
ejercicio de maniobras de índole militar en áreas libres, el Derecho Espacial impone que dicho
desplazamiento o actividad debe realizarse exclusivamente con fines pacíficos y en provecho
y en interés de todos los países.
Dentro de este factor humano, tanto la figura del capitán del buque como del
comandante de la aeronave y del vehículo espacial, se encuentran dotados de funciones de
carácter público y privado, aunque las facultades del primero, en razón de la mayor extensión
de la travesía, se encuentran minuciosamente reglamentadas por la legislación.
4. En materia contractual:
El derecho marítimo y el aeronáutico tienen en común ciertas modalidades contractua-
les como los denominados contratos de "Utilización” que producen efectos muy singulares.
5. En cuanto a la responsabilidad:
Uno de los aspectos considerados típicos del derecho marítimo y aeronáutico es la
cuestionada institución de la limitación de la responsabilidad, que constituye una clara
excepción al principio civilista de la restitución integral en materia de daños.
6. Instituciones de Socorro:
Aquel deber natural de humanidad de auxiliar a buques en peligro y a los náufragos,
originó las instituciones marítimas de la asistencia y salvamento, las cuales, si bien de carácter
voluntario, una vez concretadas, generan derechos y obligaciones entre asistentes y asistidos,
tales como el derecho a la percepción de un “salario”, término que designa a una remunera-
ción que no tiene relación con la que nace de las relaciones de índole laboral.
7. Avería Común:
También relacionado con la seguridad de la vida humana, el Derecho Marítimo y el
Derecho Aeronáutico, cuentan con el instituto de la Avería Común, que es aquel daño o gasto
intencional cometido u ordenado por quien tiene la autoridad máxima de la expedición, con la
finalidad de conjurar un peligro inminente, o bien atenuar las consecuencias de un siniestro o
evento dañoso ya producido. La solidaridad que media en el riesgo de la expedición marítima
o aérea justifica una equitativa distribución de los costos de reparación del daño en la cabeza
de todos los beneficiados por el acto de avería, en proporción a sus respectivos intereses. Su
origen se remonta a la vieja costumbre de la "echazón”, receptada por la "Lex Rodia de Jactu"
cuatro siglos antes de Cristo.
En las tres ramas jurídicas se destaca el papel del Estado que, como gerente del bien
común, reglamenta y controla la actividad, tanto en sus aspectos materiales, como humanos,
con miras a lograr el máximo de seguridad posible, a través de la reducción a un mínimo
tolerable (que depende de la tecnología del momento) del riesgo específico del tipo de
navegación de que se trata. Esta función Estatal, es insoslayable, ya que no se concibe la
existencia de estas ramas jurídicas, sin esta impronta publicista (Predominio del Derecho
Público sobre el privado).
Es decir que el país, básicamente importa y exporta por vía marítima, por lo que todo
lo concerniente a esta actividad, constituye un factor importante en la composición de los
precios finales de los productos (caso de los fletes) que se importan para insumo de industrias
o para el consumo final. Al mismo tiempo, la industria de la marina mercante, a la vez
constituye en sí misma una industria en que genera anualmente miles de millones de dólares
de ganancia; que lamentablemente egresan de la República Argentina para beneficiar
empresas navieras radicadas en otros países, impactando negativamente en la balanza
comercial del país, toda vez que nuestra Nación por razones de política económica, ha
abandonado como prioridad la posesión de una flota mercante de bandera nacional.
2
Ejemplo claro de esta realidad, lo constituyó la Segunda Guerra Mundial, en cuyo transcurso la gran
mayoría de los buques que arribaban a puerto argentino (de nacionalidad británica, estadounidense, etc.)
quedaron afectados al tráfico militar o al constante hostigamiento de armadas enemigas. Dicha carencia
abrupta de transportes, provocó una gran acumulación de stock de productos agroindustriales (base de
nuestra economía), con la consiguiente pérdida de divisas y, correlativamente, la imposibilidad de
importación de insumos para la incipiente industria y de productos manufacturados para consumo
masivo. Dicha situación de verdadero estancamiento de la economía nacional, tuvo que solucionarse
mediante la creación durante el gobierno del presidente Ramón Castillo, de la primera Flota Mercante
del Estado, antecedente inmediato de la posterior empresa naviera E.L.M.A. S.E.
Todos los países desarrollados, muchos de ellos como Estados Unidos de América,
pese a su conocida posición de “campeones” del mercado libre, han advertido con la
suficiente seriedad esta cuestión, imprimiendo a su acción legislativa una marcada tendencia
proteccionista encaminada a beneficiar con medidas legales y reglamentarias a la industria
naval nacional, asumiendo plenamente su costo, incluso a través de subsidios directos o
indirectos, el establecimiento de “cupos” denominados “reservas de carga” y estableciendo
mecanismos que tiendan a asegurar el vínculo genuino y el control efectivo entre el Estado y
los buques que ostentan la bandera nacional.
Pero el transporte aéreo tiene la gran ventaja del factor celeridad que disminuye
considerablemente la exposición de la mercadería a diversos riesgos que pueden presentarse
durante los traslados marítimos, que son normalmente de duración mucho más prolongada.
Dicha disminución de riesgos, se traduce en un menor costo de seguro que tiende a
compensar el mayor costo de la hora-avión con relación al transporte por agua, aptitud que lo
hace sumamente conveniente para el traslado de artículos de alto valor unitario y escaso
volumen y peso. (p.ej. electrónica) Este factor celeridad, por otra parte, lo convierte en el
medio más apto para la traslación de mercaderías altamente perecederas de escaso volumen
y peso (p.ej. flores, pequeños animales de cría, etc.).
Otra ventaja que puede señalarse del transporte aéreo respecto del transporte
marítimo, es su mayor flexibilidad en cuanto a infraestructura, lo que favorece enormemente
su accesibilidad a cualquier de zonas geográfica. Los buques necesitan necesariamente de la
sustentación acuática, sea el mar, sea un río navegable o un lago y, por supuesto, toda una
infraestructura portuaria muy compleja. El espacio aéreo, por el contrario conecta a todos los
países sin mayores obstáculos, salvo las limitaciones de autonomía de vuelo de cada
aeronave.
3
Por ejemplo la relación de costo de recorrido entre el transporte por agua y el carretero es de 4 a 1. Esto
significa que el transporte carretero es cuatro veces más caro que el transporte por agua.
4
Cosentino, Eduardo E., "Régimen Jurídico del transportador aéreo", ed. Abeledo Perrot, 1986, pág.
210.
Por último, aún desde una posición localista mediterránea, aspirar a una sólida
formación en ciencias sociales no permite dejar de lado la importancia que tienen todas estas
cuestiones para el futuro desarrollo del país, no solamente desde nuestra eventual función de
asesoramiento o representación de intereses privados de exportadores o importadores, sino
desde la perspectiva de futuros administradores y dirigentes de Estado.
UNIDAD 2: CONCEPTO Y CARACTERES DEL DERECHO DE LAS
TELECOMUNICACIONES
2.1 Concepto
En este orden de ideas, podemos concluir -no sin tomar un atajo- en que toda la
palabra de uso común, aceptada Convencionalmente por una determinada comunidad, es una
parcelación artificial de la realidad6. Los hombres convienen, acuerdan, aceptan, delimitar
cierto sector de lo que los rodea con un nombre, expresado por un sonido -en forma oral- o
por medio de símbolos -en forma escrita-. El conjunto de éstos, estructurados como sistema 7
que servirá para la comunicación, relación, trato o vínculo entre estos hombres, será el
lenguaje8.
5
Cfr. Guibourg, Ghigliani y Guarinoni - “Introducción al conocimiento científico” - EUDEBA, 1988 -
Capítulo I, punto 1.1;
6
Cfr. Guibourg y otros, Ob. Cit., Capítulo I, punto 1.1
7
Decimos “sistema”, porque “... los símbolos deben estar ordenados en una estructura más o menos
orgánica y tener atribuida cierta función propia como parte del lenguaje, caso contrario llamaríamos
lenguaje a una sopa de letras...” (Cfr. Fosco Luis, “Nociones sobre lenguaje” en “Ciencia, Derecho y
Sociedad”, Facultad de Derecho y Cs. Soc. U.N.C., 1998, Tomo II, pág. 110)
8
Cfr. Guibourg y otros, Ob. Cit., Capítulo I, punto 1.1
dispersarnos o a aburrir, entendemos imprescindible delimitar la porción de realidad que
pretendemos estudiar, y de esta manera cimentar con alguna precisión al modesto armazón
científico-jurídico que pretendemos construir en esta Introducción. Así, ya estamos recordando
lo que es comunicarnos, y cuán importante es hacerlo con exactitud, con el necesario rigor,
con propiedad. El destino quiso, asimismo, que este trabajo verse sobre lo que representa,
desde el punto de vista de la ciencia del derecho, telecomunicarnos. Razón de más para
intentar precisión a lo largo de estas páginas.
9
Cfr. Guibourg y otros, Ob. Cit., Capítulo I, punto 1.1.1.
10
Cfr. Diccionario Enciclopédico “Océano”. Ediciones Océano-Éxito S.A. - Barcelona (España).
11
Es interesante referir la definición del Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas, Sociales y de
Economía (Dirección Víctor de Santo, Editorial Universidad, Bs. As., 1999): “Trato. Unión que se
establece entre ciertas cosas, mediante pasos, escaleras, cables y otros recursos (...) En plural
(comunicaciones) la expresión comprende los correos, telégrafos, radiotelefonía y cualquier medio de
relación entre los distantes”.
como las señales de humo que hacían los indios, los faros alumbrados con hogueras o los
semáforos que señalan con banderas 12”.
12
P.H. Smale, “Introducción a los sistemas de telecomunicaciones”, Traducción de Rodolfo Piña García
y María Aurora Molina Pichis - Editorial Trillas, México, 1993, Capítulo 1, pág. 9;
13
Resulta ilustrativa la definición entregada por el Diccionario de Filosofía de José Ferrater Mora,
Alianza Editorial, Madrid, 1982: “El problema de la comunicación ha sido tratado por la psicología,
por la antropología filosófica, por la filosofía del lenguaje y por la semiótica. Aquí nos referiremos a
dos aspectos del mismo: al que llamaremos lingüístico y al que calificaremos de existencial estos dos
aspectos parecen, a primera vista irreconciliables: el sentido lingüístico de la comunicación no puede
reducirse al sentido existencial y viceversa. (... ) así los lingüistas sostienen que toda comunicación es
en el fono, transmisión de información, y por consiguiente transferencia de símbolos, de modo que la
llamada comunicación existencial tiene que ser a si mismo simbólica. Los existencialistas, por otra
parte, mantienen que toda comunicación lingüística y simbólica se da dentro de una actitud, de una
situación, de un horizonte, etc. (...). I- Aspecto lingüístico: la comunicación lingüística es transmisión de
información, en su sentido muy amplio de información, es una comunicación de tipo simbólico, o mejor
dicho, semiótico (...). Los filósofos que se han ocupado de la comunicación desde este punto de vista se
han interesado especialmente por las nociones de signo, de denotatum de un signo, y del llamado
intérprete de un signo (cualquier organismo para el cual algo es un signo). (...). Matemáticos,
ingenieros, técnico de la informática, etc. Se han ocupado de cuestiones relativas a la comunicación.
Una cuestión simple es la que se transmite en una red telefónica. Vemos en ella problemas relativos a
interferencias y a redundancias que se hace presentes asimismo en la comunicación humana (...) la
teoría de la comunicación es en buena parte teoría de los mensajes. Los problemas de la comunicación
lingüística han llevado a replantearse cuestiones relativas a la naturaleza de la inteligencia, siguiendo
en parte las investigaciones impulsadas por la llamada cibernética. (...). II- Sentido existencial. Se halla
según Jasper, en el límite de la comunicación empírica. Esta se manifiesta en diversos grados: como
conciencia individual, councidente con la concuiencia de pertenencia de una comunidad; como
oposición de un yo a otro (con diversas formas de aprehensión del ser otro: en cuanto objeto, en cuanto
sujeto, etc.); como aspiración a una trascendencia objetiva. La comunicación existencial no es el
conjunto de dichas formas de comunicación empírica, aunque se manifiesta mediante ellas, y las
descubre a todas y a cada una como insuficientes. La comunicación existencial, única e irrepetible,
tiene lugar entre seres que son sí mismos y no representan a otros- a comunidades, ideales o cosas-.
Sólo en tal comunicación el sí mismo existe para el otro sí mismo en mutua creación. Ser sí mismo no es
ser aisladamente, sino serlo con otros sí mismos en libertad. El problema de la comunicación en sentido
existencial (y, en general, interpersonal) ha sido tratado de un modo y de otro por la mayor parte de los
filósofos que es usual (aunque no siempre correcto) llamar existencialistas...”. Ferrater Mora plantea
que frente a las dos tesis existen dos soluciones: una consiste en negar totalmente la tesis contraria lo que
implica que el que sostiene esta última no usa el término en forma apropiada. El otro camino implica
construir un pensamiento filosófico “...que posea suficiente poder explicativo para poder alojar en sí
ambas formas de comunicación sin necesariamente confundirlas...”. La opinión del autor citado se ubica
en ésta última tesis, la que compartimos.
14
Cfr. Álvaro Rojas Guzmán, “La comunicación organizacional productora de redes de conocimiento y
sentido individual y colectivo”, en “Contribuciones”, Nº 2/2000, CIEDLA, pág. 55.
griega “fono” -sonido- indica la actividad de hablar a distancia; la palabra “televisión” indica la
acción de ver a distancia; el término “telégrafo” denota escribir a distancia, etc.
Esta asociación de elementos, tan gráficamente descripta por los vocablos cuya
definición pretendemos desentrañar, implica una complicación adicional para el hombre del
derecho, quien necesariamente debe conocer la realidad que subyace al régimen jurídico que
regula la actividad de que se trate.
Establecida ya una noción corriente del término, se hace preciso avanzar hacia
definiciones científicas. Y surgen inevitables, dos cuestiones:
a) ¿Puede definirse a la telecomunicación como hecho técnico?
b) Si eso es posible ¿Será viable partir de allí para llegar a la definición jurídica? Y
dentro de nuestra ciencia del Derecho, ¿De qué fuentes debemos abrevar para
alcanzar tal objetivo?
15
Carmen Chinchilla Martín señala en “El régimen jurídico de las telecomunicaciones: introducción”,
pág. 12, que “... no es solamente un problema de lenguaje el que tiene que afrontar el jurista que quiera
conocer el Derecho de las Telecomunicaciones, es fundamentalmente un problema de formación, o más
exactamente, de carencia de la formación necesaria para ‘entender’ los fenómenos que esas
definiciones describen, fenómenos que los físicos o los ingenieros de telecomunicaciones manejan con
total normalidad, y que, sin embargo, a nosotros los juristas nos parece que pertenecen al mundo del
más allá, esto es, de lo que no se ve ni se toca, y por tanto, resulta incomprensible”
través de la atmósfera por un enlace de radio”. “En telecomunicaciones -continúa el referido
autor- una cierta forma de información o energía “inteligente” es convertida en energía
eléctrica para poder de este modo mandarla a un punto distante. Ya en su destino, la energía
eléctrica se convierte de nuevo a su forma original. (...) Algunas formas familiares de energía
que contienen información son los sonidos que produce la voz humana, la música, las
fotografías fijas o en movimiento, entre otras16”.
Con respecto a los tipos de señales que producen los transductores -que, recordemos,
convierten la energía para poder ser transmitida-, decimos que las hay de dos tipos: las
analógicas, que son las que siguen directamente la variación de la energía original -como
micrófonos-, y las codificadas, que son aquellas que se producen en forma de códigos
predeterminados, que pueden ser interpretados por seres humanos o por las máquinas en
ambas terminales del sistema, por ejemplo, las producidas por teleimpresoras, que imprimirán
la letra o figura de la tecla que se oprima, y en general, todo tipo de transmisión digital.
Esta breve introducción, que caracteriza al hecho técnico, nos permite abordar con
mayores elementos la definición jurídica de telecomunicación. Todos los hechos descriptos,
algunos devenidos de la técnica, otros originados en la propia naturaleza, son importantes
para el derecho, y de una u otra forma, moldean los conceptos que nuestra ciencia ha
elaborado.
16
P.H. Smale, ob. Cit., pág. 10;
Comunicar, de acuerdo a lo expuesto, es transmitir algo, entre un extremo emisor -
compuesto por sujetos únicos o múltiples- y otro receptor. Será necesario, como apunta la
doctrina17, identificar qué vamos a transmitir -contenidos: voz, imagen, sonido signos, señales,
escritura, y en general cualquier información susceptible de ser transmitida a distancia, como
así también cómo lo vamos a transmitir -medios: soportes a través de los cuáles se transmite,
que pueden ser materiales o físicos (papel, carteles en la vía pública, redes, etc.), o
inmateriales (ondas radioeléctricas, redes inalámbricas, sistemas satelitales, etc.).
17
Cfr. José Luis Montoto Guerreiro, “Aspectos conexos a la regulación de las telecomunicaciones.
Privacidad”, La Ley 5/12/2000.
18
Tal como lo expresa Chinchilla Martín, en ob. cit., pág. 13 “... el término ‘telecomunicación’ designa
un género que, como se verá, tiene muchas especies, pues comprende todo tipo de comunicación a
distancia realizada mediante la utilización de unos medios técnicos o mecánicos concretos: el hilo, la
radioelectricidad, los medios ópticos y, en general, los sistemas electromagnéticos”.
19
Se distingue, con razón, entre sistema y servicio. El primer término, hace referencia al medio a través
del cual se producirá la telecomunicación: la infraestructura que se utilizará -telefónica, telegráfica,
radiotelefónica, televisiva, etc. El segundo, se refiere a la prestación, la actividad en sí misma, que como
analizaremos infra, es considerada un servicio público, aun cuando sea brindada en muchos Estados por
empresas privadas.
contenido de información; proceso técnico y estado de funcionamiento de los aparatos que
realizan dicha transferencia de energía (...) 20”.
20
Cfr. “Diccionario Enciclopédico Océano”.
21
Cfr. “Diccionario Enciclopédico Océano”
22
Cfr. Chinchilla Martín, ob. cit., pág. 14
23
Se ha dicho que “... dentro del género de las telecomunicaciones, y atendiendo al medio técnico que
utilizan como soporte, hay que distinguir tres especies: las radiocomunicaciones, las
A lo largo de su rica y trascendente historia, el Derecho de la Navegación ha
experimentado una continua evolución.
telecomunicaciones por cable, y las telecomunicaciones por satélite” (Cfr. Chinchilla Martín, ob. cit.)
24
Retomamos los conceptos planteados en las notas 8, 9 y 10.
25
Este enfoque quizá no haya sido expresamente consagrado por Ferrer en su producción doctrinaria,
amén de que en muchas de sus clases o conferencias ha hecho referencias a la cuestión. De todas formas,
buena doctrina sostiene criterio similar, en especial algunos prestigiosos constitucionalistas, a los que
nos referiremos infra. Tomamos como punto de partida al “ius communicationis”, acuñado por
Francisco de Vitoria especialmente en dos de sus Relecciones: “De potestate civili” y “Prior de Indis”.
Como bien lo expresa José M. Desantes-Guanter en su trabajo “Los mensajes simples en el ius
communicationis de Francisco de Vitoria”- Revista “Persona y Derecho”, Nº, pág. 191 a 209-, a quien
seguimos en este punto, para el dominico burgalés -salmantino por adopción-, el ius communicationis es
natural, porque lo es el hecho mismo de comunicarse: “todos somos llevados por naturaleza a la
comunicación, como Aristóteles observa”, señala, concluyendo en que el hombre que rechazara la
comunicación “dejaría de ser hombre”. La comunicación es natural, y también lo es la comunidad -la
sociedad-, ya que si el hombre necesita de los demás hombres, y manifiesta esa necesidad a través de la
comunicación, la comunidad implica que, en ella, los seres humanos estarán integrados, ayudándose
mutuamente. No en vano, la raíz de ambos términos es el vocablo “común”. El entendimiento -que
conjuntamente con la sabiduría y la palabra distinguen al hombre de los demás animales, constituyendo
los vehículos de la comunicación-, “sólo con doctrina y experiencia se puede perfeccionar, lo que en
soledad de ningún modo puede conseguirse”, agregando que “la palabra es el anuncio del
entendimiento y para eso fue dada, como dice Aristóteles”. Ahora bien: el entendimiento y la
comunidad, no sólo se nutren del ejercicio de la palabra, sino también -y fundamentalmente- de la
voluntad del ser humano “A su vez la voluntad -dice Vitoria en La Potestad Civil-, cuyos ornamentos
son la justicia y amistad, quedaría del todo deforme y defectuosa, alejada del consorcio humano; la
justicia, en efecto, no puede ser ejercitada sino en la coexistencia humana, y la amistad, sin la cual no
disfrutamos del agua, ni del fuego ni del sol, como Cicerón dice en muchos lugares, y sin la cual, como
Aristóteles enseña, no hay ninguna virtud, perece totalmente sin la comunicación”. A partir de esta
elaboración doctrinaria, que incluye a la posibilidad y a la necesidad de comunicación del ser humano, y
la facultad de éste de llevarla adelante a su libre albedrío, aunque en un contexto de justicia y amistad -
vale decir, salvados los intereses dignos de protección-, el catedrático de la Universidad de Salamanca
planteó su argumento para justificar la acción de los españoles en América, sentando los lineamientos de
la libertad de comunicación, en sus tres aspectos: libertad de expresión, libertad de informar y derecho a
la información -de los que nos ocuparemos infra-. Para Vitoria, el “ius communicationis”, en cualquiera
de sus planos, implica que se está comunicando algo. Ese algo es el mensaje. No hace un estudio
sistemático del mismo, pero sus referencias a él son permanentes. Desantes-Guanter, en la obra citada,
acierta al afirmar que “Hoy el tratamiento del mensaje se hace fundamentalmente en función del medio o
de los medios de comunicación social a través de los cuales los mensajes se difunden. Vitoria no tiene
en cuenta -porque no los puede tener- los medios de comunicación social. Pero esta deficiencia,
históricamente justificada, resulta una ventaja cuando se quiere analizar los mensajes- o el derecho a
emitirlos y el derecho a recibirlos, agregamos nosotros-, algo que es lo que es, en sí mismo considerado,
independientemente de cada medio. (...). La información es un fenómeno eruptivo en cuanto a que los
adelantos técnicos, por una parte, y el progreso científico, por otra, imprimen un movimiento acelerado
a las doctrinas sobre los medios y los modos informativos. Pero la realidad de los sujetos y del objeto de
ius communicationis no ha variado”. A lo largo de sus obras, Vitoria analiza a los mensajes en general,
y a los mensajes en particular. Entre éstos, señala dos categorías: a) los mensajes “simples”- Cfr-
Siguiendo al Prof. Stanley Harms, citado por Aldo Armando Cocca 26, las
comunicaciones evolucionaron de la siguiente manera: a) Conversación, iniciada hace
aproximadamente 500 mil años en pequeños asentamientos humanos, la cual da nacimiento
Desantes-Guanter, ob. cit.-, a los que divide en mensajes “de hechos” y “de ideas” -que contrariamente
a lo que puede suponerse, el profesor de Salamanca no reducía a la comunicación religiosa, sino que la
extendía a todo tipo de mensaje científico o cultural-, y b) los mensajes “compuestos”, o mensajes de
juicios u opinión, clasificación que no ha perdido vigencia. En el mensaje simple, en su estado más
elemental, encontramos, a nuestro entender, la raíz del llamado “Derecho de las Navegaciones”: la
necesidad del hombre de comunicarse, lo llevó a recorrer espacios, y a procurar nuevos medios para
acortar distancias, para poder llevar su mensaje cada vez más lejos. Todo mensaje es difundible, enfatiza
Vitoria, salvo excepciones que vienen dadas por la armonización del “ius communicationis” con otros
derechos. La prueba histórica -dice Vitoria-, consiste en que, “en el principio del mundo, era lícita toda
comunicación, y cuando las tierras se repartieron y los hombres se disgregaron, no estuvo en su
intención prohibirla, entre otras cosas porque va contra la naturaleza el impedir la compañía y
consorcio de los hombres cuando ningún daño cusan”. Independientemente de su principal objetivo,
cual era, la justificación de la dominación española en América, partiendo de una tesis jurídica
superadora de las montadas hasta el momento, como las concesiones del Papa en las Bulas Alejandrinas,
la potestad universal del emperador o la superioridad natural del español frente al indio, y sin perjuicio
del uso o del abuso que de su contenido doctrinario hicieron otros a lo largo de la historia, encontramos
en esta sencilla, profunda y contundente argumentación, complementaria del pensamiento aristotélico-
tomista, al móvil de la aventura navegatoria: la comunicación, también esencia -obviamente- de la
telecomunicación, actividad abordada en este capítulo del compendio. Según la óptica vitoriana, “ius
communicationes” es “ius peregrinandi” y “ius comercii”, puesto que como los hombres necesitan del
intercambio impedirlo sería ir en contra del derecho natural, lo que evidentemente abre todo un universo
de posibilidades en las relaciones entre comunicación o información, transporte, servicio (público o
privado) y comercio (el derecho de exigir información para comerciar, el transporte como servicio, la
proyección comercial del transporte, el transporte de información, el valor comercial de la información,
etc.). En consecuencia, libre comunicación es libre navegación y libre intercambio -sin perjuicio de las
normas que reglamenten el ejercicio de estos derechos-, y así lo ratifica la doctrina nacional e
internacional. Martín Alonso Pinzón en su obra “Doctrinas Internacionales Americanas”, Ediciones
RIL, Santiago de Chile, 1998, pág. 132, nos dice: “La doctrina vitoriana, que parte de nociones
aristotélicas acerca de las relaciones de comunicación, construye una red de vínculos jurídicos
internacionales en el ámbito del a sociedad humana universal: el derecho de peregrinar, el del libre
comercio, la libre navegación, el libre uso de los bienes naturales, derechos naturales que implican
correspondientes obligaciones internacionales de prohibir los obstáculos para el ejercicio de aquellos
derechos y de cooperar positivamente a su mejor realización y vigor”. Por qué no considerar, que
aquella idea vitoriana de “totus orbis”, de concebir a la humanidad como una suerte de persona moral
que agrupa a todos los estados sobre la base del derecho natural, tiene que ver con la noción de
globalización producida por total intercomunicación del planeta, alimentada por la navegación en sus
formas clásicas y perfeccionada hasta la sofisticación por las telecomunicaciones que quizá, produce los
mismos efectos entre estados más y menos desarrollados que otrora, produjeron las naciones
conquistadoras sobre los pueblos conquistados, y que quizá requiera, como ideó Vitoria y profundizaron
iusnaturalistas como Grocio (recordemos su doctrina acerca de la sociedad universal regulada por el “jus
humanae societatis” y rememoremos la posición de Vitoria respecto del derecho universal, cuyos
sujetos activos son los hombres, quienes se encuentran directamente legitimados para exigir derechos y
cumplir obligaciones en la comunidad universal sin perjuicio de la existencia y rol de las entidades
estatales), de un orden reglado eficaz, sobre la base del derecho natural, para su ordenación, procurando
garantizar la equidad, la libre competencia, el fin de los monopolios, la solidaridad, la cooperación
internacional, etc. Sobre las tesis de Vitoria, además de los trabajos citados, recomendamos: “La
información como derecho”, J.M.Desantes Guanter, Ed. Nacional, Madrid, 1974; “Obras de Francisco
de Vitoria. Relecciones teológicas”, O.P.Urdanoz, Madrid, 1960; etc.
26
Cfr. Aldo A. Cocca, “Epílogopara publicistas”, en “Régimen Jurídico de las Comunicaciones
(Publicultura)” Maximiliano Márquez Alurralde, Ed. Depalma, 1986, pág. 195.
al derecho de opinión; b) Alfabetización, alrededor de 5.000 años en ciudades, sumándose el
derecho de expresión; c) Comunicación de alcance general, hacia la segunda mitad del siglo
XIX, habiendo el hombre recorrido al mundo y estableciéndose en todos los continentes
centros urbanos productores y receptores de comunicación, naciendo el derecho a la
información; d) Nuevo mundo de la comunicación, promediando el siglo XX, caracterizado por
la globalización; e) Orden Cósmico, ubicado por el citado profesor de la Universidad de Hawaii
entre la segunda y la tercera década del siglo XXI, lo que a nuestro criterio se ha anticipado
con el Proyecto de Estación Espacial internacional iniciado en 1998 y que culminará en el
200627, en la que nuevamente el derecho a establecerse, aquel que estuvo intrínsecamente
vinculado al “ius communicationis” de Vitoria, cobrará protagonismo.
En este mismo sentido, y para ilustrar con mayor precisión el rol que a nuestro criterio
juega la comunicación en la evolución de la sociedad global, vale la expresión del investigador
Néstor García Canclini 28 quien anticipa que el hombre del siglo XXI construye una forma de
organización caracterizada por:
Es evidente que todo este desarrollo jamás podría haberse realizado sin que la
voluntad del ser humano por comunicarse lo hiciera apoyarse en la técnica para comenzar a
diseñar instrumentos y objetos que facilitaran el cumplimiento del cometido. El derecho,
invariablemente el último invitado en llegar a la cita, se fue encargando de normar o regular
estas nuevas realidades.
27
En este sentido, debemos hacer presente que el 1 de noviembre de 2000, partió desde Kazajstán el
primer módulo habitable de origen ruso, con las tres primeras personas que vivirán fuera de la Tierra por
117 días (dos rusos y un norteamericano), en una etapa más del proyecto, que culminará con el ensamble
final de la estación espacial, que tendrá el aspecto de un edificio de siete pisos con una vida útil de diez
años, 460 toneladas y a un costo de 60.000 millones de dólares concebida para funcionar como un centro
de investigación en órbita permanente, con capacidad para 7 astronautas y 52 computadoras. Participan
en el proyecto Alemania, Bélgica, Brasil, Canadá, Dinamarca, España, EE.UU, Francia, Holanda, Japón,
Italia, Noruega, Reino Unido, Rusia, Suecia y Suiza.
28
Cfr. N.G.Cianclini, “Consumidores y ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización”,
Así al derecho regulatorio de la navegación por mar, erróneamente puesto en
cautiverio por el legislador napoleónico dentro del Código de Comercio29, hasta que adquirió -
por el solo peso del sentido común- autonomía en el siglo veinte, sucedió el hecho técnico de
la navegación aérea, y su posterior regulación internacional e interna -para algunos estados
equivocadamente subsumida aún en el derecho marítimo, en lo que constituye un debate
propio de otras páginas de este texto-. La evolución se profundiza cuando objetos y vehículos
tripulados por el hombre marcaron el rumbo de la navegación por el Universo, haciendo la
salvedad de que en este caso, como excepción a la regla, la sociedad internacional
institucionalmente organizada acordó instrumentos que se anticiparon en buena parte a los
hechos concretos devenidos de la actividad humana en el espacio superior.
31
Este concepto, pretende seguir la línea de trabajo propia de las Cátedras de Derecho de la Navegación
de las Universidades Nacional de Córdoba, Católica de Córdoba y Blas Pascal, y del Instituto de
Derecho Aeronáutico, Espacial y de las Telecomunicaciones de Córdoba -encontrando en la
denominación del mencionado centro académico otro elemento justificativo de la inclusión del Derecho
de las Telecomunicaciones dentro del Derecho de la Navegación-. Decimos normas jurídicas, que
pueden ser de carácter público y privado porque, como ya veremos en detalle, no sólo se nutre de
reglamentaciones de carácter público de orden técnico -referidas a la prestación de servicios y a las
características de los distintos sistemas-, sino que también -y cada vez más- genera relaciones de carácter
privado, dado que no obstante su carácter de servicio público, las telecomunicaciones son operadas en la
actualidad, en buena parte del mundo, por empresas privadas; las normas también pueden categorizarse
como de carácter nacional e internacional, porque el Derecho de las Telecomunicacines no sólo incluye
reglamentación nacional, sino, que -como bien lo indican Dromi Ekmekjdian y Rivera en su “Derecho
Comunitario”, Capitulo X, por su propia naturaleza -tal como acontece en las restantes disciplinas que
integran el Derecho de la Navegaciones, posee un pronunciado carácter internacionalista, que se refleja
en los Convenios Internacionales y en instituciones como la U.I.T., INTELSAT, INMARSAT, etc.
Incluimos también a la dimensión comunitaria o regional, en el marco de los procesos de integración que
se vienen dando en el planeta, consolidada en modelos como el de la Unión Europea, y avizorada en el
contexto del Mercosur, mediante el cual órganos supranacionales a los cuales los estados le han atribuido
competencias que le son propias, generan las normas que impulsan y reglamentan al proceso de
integración, cuyos sujetos activos y pasivos son los Estados miembros de dicho esquema de integración
y sus ciudadanos. Hablamos de relaciones humanas, porque como apunta José Luis Montoto Guerreiro
(ob. cit.) “La idea de relación es medular, no solamente porque es la infraestructura del tejido social
sino porque, además, las relaciones son los canales por los que circula la información”.
En primer lugar, y tal como lo hemos explicado párrafos arriba, a la conformación del
derecho de las telecomunicaciones confluyen regulaciones de derecho público y privado,
internacional, comunitario o regional, nacional y local, de derecho contractual y legal, de
regulación legislativa (tratados, leyes, etc.) y de regulación administrativa (reglamentos)32, tal
como ocurre en las ramas clásicas del “Derecho de las Navegaciones”33.
Decimos además que, tal como ocurre con los sectores naviero, aeronáutico, espacial,
se le reconoce a este rubro una doble proyección: como sector independiente de la actividad
económica y como medio fundamental para realizar otras actividades económicas, a través de
sus redes de transporte de telecomunicaciones 34, reconociendo en consecuencia
fundamentos constitucionales comunes, tal como lo veremos infra. Su carácter de prestación
que cubre necesidades públicas o de interés común, nos motiva a caracterizarla, tal como
ocurre con los servicios marítimos, aeronáuticos o espaciales, como servicio público, lo que
será profundizado en capítulos posteriores.
Como es sabido y será materia de estudio de esta obra, tal como ha ocurrido con los
sectores marítimo, aeronáutico e inclusive con el espacial, los servicios de telecomunicaciones
son prestados en la actualidad en su gran mayoría por operadores privados, sin que esto
implique que el Estado, antiguo prestador, se desentienda del mismo. Los nuevos marcos
regulatorios han reservado al sector público importantes funciones de control sobre los
prestadores, con lo que se resaltan -en analogía con las ramas marítima, aeronáutica y
espacial- aristas reglamentaristas y dinamicistas de esta rama del derecho, vinculadas a la
permanente necesidad de actualizar normas en función del avance tecnológico, como así
también a la protección de los usuarios y a la defensa de la competencia -como veremos en el
párrafo que sigue-. Por otra parte, y tal como ocurre con las ramas del Derecho de las
32
Cfr. Roberto Dromi, “Derecho Telefónico”, Ed. Ciudad Argentina, 1998, pág. 8.
33
Ello nos conduce a lo que se denomina “integralidad” o “plenitud”, carácter analizado en este libro al
abordar los de los derechos marítimo y aeronáutico. Las diversas normas concurren, no obstante su
origen diverso, a un mismo fin, cual es el de logar un justo equilibrio entre los diversos intereses
comprometidos. Ello conduce, como lo explica Lena Paz, a la reunión de las mismas en un sistema
unitario y orgánico, calificado por la especialidad de la materia que se regula, además de permitirnos
llegar por la vía de la inducción a los principios generales de la rama de que se trate.
34
Cfr. Roberto Dromi, ob. cit., pág. 9.
Navegaciones, los factores de orden político ejercen influencia significativa en el proceso de
elaboración normativa.
Por último, encontramos una fundamental interrelación entre estas ramas del
derecho, toda vez que los sistemas de telecomunicaciones 37 constituyen un elemento de
apoyo esencial para las actividades marítimas, aeronáuticas y espaciales, en las que existen
regulaciones y organismos nacionales e internacionales cuya competencia las incluye, tales
como INTELSAT o INMARSAT.
35
Cfr. Carlos A. Ghersi, “Responsabilidad de empresas telefónicas. Derecho y reparación de daños a
los usuarios”, 1994, Editorial Hammurabi, págs. 21 a 50.
36
Si bien los juristas coinciden en que el primer antecedente es la llamada “Ley Sherman”, sancionada
en el año 1890 en los Estados Unidos, decimos que la legislación regulatoria de la competencia, también
llamado “Derecho Antitrust” o “Derecho Antimonopólico” experimentó un decidido impulso a partir
del Tratado de Roma de 1957, mediante el que se crea la Comunidad Económica Europea, cuyos
artículos 85 y 86 sientan las bases para posteriores reglamentaciones comunitarias y nacionales.
37
En este sentido destacamos desde la actividad de los servicios de telecomunicaciones durante las
travesías -que se estudia en otras páginas-, hasta los novedosos sistemas de “e-track”, servicios
informáticos que permiten al portador de una tarjeta hacer sólo una reservación telefónica o mediante
Internet para los vuelos, sin necesidad de reunirse físicamente con el pasaje, completándose el sistema
cuando el pasajero ingresa en Migraciones en un panel similar a los dispositivos de alarma de
supermercados. El e-track leerá la tarjeta del pasajero (que posee un chip identificado como
“Radiofrequence Indentification Device” y reconocerá que éste ha reservado el vuelo, por lo que se
emitirá el boarding-pass inmediatamente y el pasaje, sin que ni siquiera sea necesario exhibir la tarjeta
de crédito (será leída automáticamente). Se estima que con este sistema será necesario llegar al
aeropuerto tan solo veinte minutos antes de la partida del vuelo.
A su vez, en conexión con lo dicho en el párrafo anterior, las telecomunicaciones
comparten ámbitos con el resto de las actividades navegatorias: el espectro radioeléctrico o
espacio aéreo -en afinidad tan profunda que alguna doctrina ha propuesto distinguir al
“Derecho Aéreo”, inclusivo de las telecomunicaciones (difusión de ondas, transmisión de
energía, etc.), del “Derecho aeronáutico”, específicamente restringido a la actividad aviatoria-
38; las profundidades marítimas en la telecomunicación por cable; el espacio superior en las
comunicaciones por satélite -destacando la estrechísima vinculación que existe entre el
nacimiento del Derecho Espacial y la regulación de la actividad satelital-; la utilización del
cable y del satélite por la Internet 39, etc.
Desde ya, aclaramos que esta “Introducción” no pretende abordar tales cuestiones de
manera exhaustiva. Consideramos que es interesante, reporta utilidad desde un punto de vista
teórico y práctico, y resulta pertinente por las razones expuestas, abordar el estudio del
Derecho de las Telecomunicaciones desde esta perspectiva. Y tal como lo manifestáramos en
nuestra primera edición, sin que lamentablemente se recogiera el guante, dejamos para la
cátedra y el debate doctrinario, el agotamiento de esos temas, bastándonos por el momento
dejar sentada y brevemente fundamentada nuestra postura.
38
Cfr. Maximiliano Márquez Alurralde, ob. cit., págs. 179-180.
39
En la que constituye la forma más sofisticada de “navegar” (tal como, en otra feliz coincidencia, se
denomina usualmente a la actividad de operar en la red), pues se materializan completas formas de
telecomunicación con imágenes y sonido en tiempo real, acceso a las más variadas fuentes de
información, etc., tal como si se hubiera producido el transporte físico de quien “navega” hacia el sitio al
2.3.1 Panorama
que se dirige la telecomunicación, sin haber efectuado transporte o movimiento corporal alguno.
40
A modo de ejemplo, basta citar un artículo de La Nación de fecha 25/11/2000, donde se afirma que el
tráfico de voz y datos por las redes de telecomunicaciones, en todo el mundo, se duplica cada tres meses.
41
Cfr. Banegas, “El motor tecnológico de las telecomunicaciones”, citado por Liliana H. Clement en
“Regulación de las Telecomunicaciones por Satélite”, Tesis, 1998, "Las telecomunicaciones que ya en
la década de los sesenta eran consideradas el tejido nervioso de las sociedades avanzadas y en los
ochenta, su sistema circulatorio, son consideradas hoy el motor de las economías modernas".
42
Se considera que en el corto plazo la mayoría de los servicios de telecomunicaciones van a estar
fuertemente integrados entre sí, procurando interconectar acceso a Internet, computadoras y
radiodifusión en diferentes formatos. Sólo en materia de televisión digital, que romperá las barreras entre
Internet y televisión, se calcula que el número de conexiones crecerá de 62 millones a principios de 2001
(ubicadas físicamente en EE.UU, Europa occidental, Japón y Australia) a más de 350 millones para el 1º
de enero de 2006 (con más penetración en países en vías de desarrollo, pero con un aumento del 80 % en
el Primer Mundo). En cifras los ingresos del sector pasarán de 3.000 millones de dólares durante 2000, a
62.000 millones en 2005. Más de la mitad de estos ingresos se generarán en EE.UU, y un 5 % en los
países en desarrollo (Cfr. diario La Nación del 24/12/2000, pág. 6, sección 2).
El mundo asiste, entonces, a un huracán de cambios. Transformaciones que impactan
sobre los ciudadanos-usuarios, y que, consecuentemente, deben ser asimiladas por sus
representantes en los órganos de Gobierno de los distintos Estados.
¿Y cuáles son las políticas que los Estados están articulando en materia de
telecomunicaciones? Como anticipo, afirmamos que éstos, sin duda, se han visto
desbordados por esta meteórica transformación, que genera sorpresas todos los días, además
de billones de dólares43.
43
Solamente en nuestro país, el sector de las telecomunicaciones facturó en el 2000 aproximadamente
11.500 millones de dólares, lo que representó un crecimiento del 4 % respecto de 1999 (Cfr. La Nación,
31/12/1999).
44
Cfr. Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas -F.I.E.L.-, “El fracaso del
Estatismo”- ED. Sudamericana, Bs.As., 1987- Cap. 21, t “Regulaciones y Estancamiento”, Ed.
Manantial, Bs.As., 1988 -Cap. I-; J.E. Ortega, “Regulaciones en Argentina” (Córdoba, 1994 -
Monografía presentada como trabajo de adscripción en la Cátedra “A” de la asignatura Derecho de la
Navegación, Facultad de Derecho y Cs. Sociales de la U.N.C., aprobada con “Distinguido”);
estatal, se encomiendan a un organismo inserto en la estructura estatal 45. La excepción es
Estados Unidos, cuyo sistema legal no considera a las telecomunicaciones como un servicio
público de titularidad estatal, correspondiendo a la iniciativa privada su operación,
reservándose la autoridad pública competencia regulatoria, arbitral, de administración del
espectro y de determinada infraestructura 46. Es el llamado modelo de las “Public Utilities”, que
sin perjuicio de lo expresado ha sufrido trascendentales cambios en los últimos años 47.
b) Una segunda etapa, en la que con mayor o menor rapidez según los estados se
avanza hacia una nueva política. El establecimiento original de numerosas regulaciones al
sector y la prestación de los servicios por empresas estatales, cede ante una corriente
privatizadora, desreguladora y desmonopolizadora, acelerada por el desarrollo de nuevas
aplicaciones tecnológicas que redujo costos, aumentó la demanda de servicios clásicos y
alternativos, que por generar soluciones concretas a las necesidades de los usuarios se
fueron consolidando, generándose una carrera tecnológica y económica que desbordó la
posibilidad estatal de seguir conteniendo a la actividad mediante la prestación del servicio por
sus propias empresas. Se supera al monopolio, que se va sustituyendo gradualmente por un
nuevo régimen centrado en la competencia48.
45
Cfr. Javier Cremades García, “Telecomunicaciones en Europa y en España” en “Derecho de las
Telecomunicaciones”, Ed. La Ley Actualidad-Ministerio de Fomento, 1997, pág. 9. “Es por tanto -
continúa el autor- el mismo Estado el titular monopolístico del derecho a explotar redes y servicios.
Todos los países europeos occidentales, a excepción de España, han organizado las telecomunicaciones
siguiendo este modelo”. Incluimos en el grupo a los estados latinoamericanos y asiáticos.
46
Se considera que la actividad de la administración es fundamentalmente externa y dirigida a garantizar
intereses esenciales de los consumidores y usuarios, lo que no implica dejar totalmente librado al
mercado el desenvolvimiento de la actividad, por el contrario, el estado puede intervenir en éste,
alterando su propia dinámica en beneficio de intereses sociales. Conforme la famosa sentencia “Mumm.
Illinois” de 1877 esta tesis queda definitivamente consolidada, en lo que como lo ha reflejado la doctrina
se produce un acercamiento a los requerimientos de la técnica continental del servicio público. Los
primeros órganos fueron creados en Connecticut y Missour a partir de 1879, en 1910 se otorga a la
Interstate Commerce Comission competencia para regular servicios de teléfonos y telégrafos, en 1912 la
“Radio Act” otorga a aquélla la potestad de crear un registro de usuarios, en 1927 una reforma de la
norma posibilita la creación de la Federal Radio Comisio, que además administra el espectro
radioeléctrico y asignación de frecuencias con fines comerciales y finalmente en 1934 se constituye la
Federal Communications Commision, órgano regulador de las telecomunicaciones a nivel federal, que
sustituye a la anterior y que va asumiendo nuevas funciones en la medida en la que se incrementan los
servicios de telecomunicaciones (televisión, comunicaciones por satélite, telefonía móvil, etc.).
47
No obstante, como lo veremos, EE.UU mantuvo un monopolio de hecho a favor de la empresa AT &
T, la cual surge de la interconexión de numerosas empresas prestatarias de servicios telefónicos locales
(el llamado “Bell System”) y que a partir de fines del siglo pasado comenzó a adquirir compañías
independientes de empresas locales de telefonía. Fue demandada por prácticas monopólicas en repetidas
oportunidades, hasta que en los 80, cuando contaba con unas veinte empresas operadoras de servicio
telefónico local, prestaba un poco más del 90 % de las comunicaciones de larga distancia y poseía
fabricante de equipos y empresas de I + D, se procede a quebrar su monopolio por decisión judicial,
comenzando la etapa de liberalización.
48
Cfr. Javier Cremades García, ob. cit., pág. 10.
Se ha dicho que la estatización y el monopolio natural están destinados al fracaso
ante causas tales como la marcada interferencia político-partidaria en el desarrollo de las
empresas, la pérdida del profesionalismo gerencial -debido a que los cargos estratégicos con
ocupados por políticos de turno-, políticas erráticas en el desarrollo de inversiones y de
investigación y baja capacitación de los recursos humanos como consecuencia del
gerenciamiento poco profesionalizado, uso de las tarifas como variable macroeconómica,
generación de prácticas corporativas y de importantes focos de corrupción, tráfico de
influencias, etc.49.
a) Europa: con cierto retraso, y a partir de las definiciones brindadas por el conocido
Libro Verde de las Telecomunicaciones (1987), la Unión Europea comienza una nueva etapa,
que culmina con la completa desmonopolización y liberalización, desde 1998, de cuyos
detalles nos ocuparemos en otras páginas. De entre los países miembros de la Unión, Gran
Bretaña privatizó el servicio en 1984, implementando la libre competencia; con posterioridad,
Holanda (1994)51, Alemania (1995)52, España (1997)53, Francia54, los países nórdicos55, etc.,
49
Cfr. F.I.E.L., Obs. Cits.;
50
Cfr. Dromi, Ekmekdjian y Rivera, “Derecho Comunitario”- Ediciones Ciudad Argentina, Bs. As.,
1995- Cap. X, pág. 406;
51
En ese año comienza a cotizar en bolsa la Compañía Holandesa de Correos y Telecomunicaciones.
52
Se sanciona un nuevo regulatorio que transforma en sociedades anónimas a los servicios postal, de
telecomunicaciones y bancario. En 1996 se formaliza la oferta pública de acciones de Deustche
Telecom.
53
Privatización total de Telefónica de España. No obstante, en 1987 se dicta una ley de ordenación de
las telecomunicaciones, conforme a las exigencias del Libro Verde, modificada en 1992, 1995, 1996,
complementada con un plexo normativo en el que se destaca la ley de liberalización de 1996.-
54
Hacia 1995, ya había desmonopolizado los servicios de telefonía celular y de valor agregado.
siguieron en etapas ese camino. Se avanza en el establecimiento de redes transeuropeas de
la información. Progresó significativamente la privatización y liberalización en los países del
Este56. En materia de servicios de radiodifusión, los avances comunitarios son mucho más
dificultosos, atrapados en discusiones sobre la categorización del fenómeno (exclusivamente
cultural o cultural y económico), lo que abre diferentes perspectivas de regulación. No
obstante la sanción de un marco normativo sobre televisión, y el gradual reemplazo de
regímenes nacionales cerrados por regulaciones más abiertas, expertos en la materia y
doctrina muy calificada viene reclamando desde hace tiempo más esfuerzos 57.
55
Hacia mediados de la década del 90, ya habían abierto la competencia en telefonía básica, celular y
otros servicios.
56
Hacia 1997 se estaban llevando procesos de privatización en ocho países de Europa del Este.
57
José Martín y Pérez de Nanclares, en su libro “La Directiva de Televisión: fundamento jurídico,
análisis y transposición al derecho de los estados miembros de la Comunidad Europea”, Editorial
Colex, 1995, pág. 570, resume esta postura: “A modo de corolario, se constata la ineludible necesidad
de lograr en este sector normativo mayores dosis de fantasía jurídica para regular un fenómeno
transfronterizo que, al abrir una nueva comunicación está poniendo en entredicho todo tipo de
categorizaciones sociológicas, semióticas y, sobre todo, jurídicas, aparentemente consolidadas desde
hace décadas. Por mucho que el legislador se empecine, las ondas no entienden de mojones”
58
El servicio es prestado por el ICE, que monopoliza además la prestación de la energía eléctrica.
Recientemente la justicia declaró inconstitucional la división del monopolio, que inclusive lo abría a la
inversión privada. En 1987, se había otorgado una concesión a Millicom, que operó desde 1989 a 1995,
debido a que el Tribunal Constitucional de Costa Rica interpretó que la concesión otorgada violaba el
derecho exclusivo del ICE.
59
Uruguay posee una operadora estatal -ANTEL-, que no obstante su correcto funcionamiento y su
importante inserción por habitante, presenta atrasos en materia de inversión, incorporación de nueva
tecnología y desarrollo de servicios con valor agregado, de telefonía rural y celular (en este segmento
existe también una prestadora privada). De todas maneras, su sujeción a privatización fue propuesta a la
ciudadanía por el Poder Ejecutivo Nacional, siendo rechazada por un recordado referendum de fecha 13
de diciembre de 1992, hecho político que, para muchos, marcó el principio del ocaso del entonces
Presidente, el conservador Luis Alberto Lacalle Herrera. En la actualidad, existe un firme propósito del
actual mandatario, Jorge Batlle, incluido y votado en el presupuesto 2001, para efectuar una profunda
transformación de la Antel, sin privatizarla, pero convirtiéndola en un holding de compañías: una de
ellas será la propia Antel, que seguirá manejando la telefonía básica, y dos empresas privadas de capital
mixto, Ancel (telefonía celular) y Anteldata (transmisión de datos). La desregulación y la
desmonopolización se darían en sucesivas etapas, controladas por una Unidad Reguladora de Servicios
de Comunicaciones, que controlará el nuevo mercado con el objetivo de promocionar la libre
competencia. La fuerte oposición de izquierda (Frente Amplio) ya anunció que presentará recurso de
referendum, tal como ocurriera en el primer intento.
un grupo mexicano, cediendo la operación de sus servicios internacionales a multinacionales
como Stet -italiana- y AT & T, MCI y Sprint -norteamericanas-.
c) Estados Unidos, Japón, Canadá, Australia, Nueva Zelanda e Israel: rige el sistema
de libre competencia. En los EE. UU., fue aprobado en febrero de 1996 un nuevo marco
regulatorio que culmina el proceso de liberalización iniciado en la década del 80, cuando casi
todo el mercado de servicios de telecomunicaciones estaba en manos de la empresa AT & T.
Entre otros importantes aspectos, la ley modifica el concepto de servicio universal, modifica
los regímenes de telefonía local, larga distancia e interconexión, libera las tarifas de TV por
cable -a excepción de los servicios básicos-, permite a compañías de TV por cable ofrecer
servicios de telefonía - y a éstas la recíproca-, liberaliza la cantidad de estaciones y empresas
de radio o TV que en una sola persona física o jurídica puede poseer, y autoriza los
multimedios -estaciones de radio y TV y diarios- en una misma localidad, etc. Se considera
que el norteamericano es el primer mercado global con plena competencia. Se ha señalado
que en los países que han liberalizado sus infraestructuras de telecomunicaciones, se han
podido constatar tres efectos económicos positivos: presión a la baja de las tarifas, mayor
gama de servicios junto con una mayor calidad de la oferta, y un significativo aumento del
consumo y de los beneficios de unos y otros como consecuencia final60.
2.4.1. Caracterización:
60
Cfr. Javier Cremades García, ob. cit., pág. 91. Y agrega: “... En casi todos los países mencionados, los
antiguos monopolistas han perdido importantes cuotas de mercado, pero han incrementado
significativamente su facturación y sus beneficios. Ese es el habitual iter por el que la competencia,
consecuencia de la previa liberalización, suele hacer transitar a las antiguas PTT’s”.
Motivada su creación y trascendencia por el contundente hecho de que las
telecomunicaciones ya no reconocen fronteras, existen numerosos organismos
internacionales, de carácter intergubernamental la mayoría -en algunos casos de orden
comunitario-, con competencia en el tema.
61
Sin perjuicio de la numerosa literatura existente sobre el tema, tomamos como referencia a Manuel
Diez de Velazco, Las Organizaciones Internacionales (octava edición), Editorial Tecnos, Madrid, 1994,
Restitución de Objetos Espaciales” de 1972, el “Convenio sobre Registro de Objetos lanzados
al Espacio Ultrarrestre” de 1974/76, el “Acuerdo” y el “Acuerdo Operativo” de la Organización
Internacional de Telecomunicaciones por Satélite -INTELSAT- de 1971/73, el “Convenio
Consultivo” y el “Acuerdo de Explotación” de la Organización internacional de
telecomunicaciones marítimas por satélites -INMARSAT-, entre los más importantes.
Luego de las reformas de 1992 y 1994 65, la U.I.T. presenta la siguiente estructura: a)
Conferencia de Plenipotenciarios, órgano soberano deliberante de la Unión, con los siguientes
sectores específicos de actuación: Radiocomunicación, Normalización y Desarrollo de las
Telecomunicaciones, encargados de realizar estudios de tipo técnico y recomendaciones; b)
El Consejo, mandatario de la Conferencia de Plenipotenciarios, con un antiguo rol de
contralor; c) Las Conferencias mundiales de telecomunicaciones internacionales, encargadas
de la revisión y puesta al día del Reglamento Internacional de Telecomunicaciones; d) La
Secretaría General, encargada de preparar las políticas y los planes de la U.I.T., coordinando
las actividades de la misma.
pág. 41 y sgts.
62
La primera había sido constituida mediante la Convención de París, el 17/5/1865, y la segunda
mediante la Conferencia de Berlín de 1906.
63
Convención de Atlantic City, que entró en vigor el día 1 de enero de 1949. Existen Conferencias
posteriores: Buenos Aires de 1952, Ginebra de 1959, Montreux de 1965, Málaga-Torremolinos de 1873
y Nairobi de 1982.
64
Tales como France Telecom, Telefónica de España, British Telecom, etc.
65
En diciembre de 1992 se aprueba en Ginebra la Constitución y el Convenio de la U.I.T. vigente a la
fecha. En Kyoto, dos años después, se adoptan por la Conferencia de Plenipotenciarios los instrumentos
de enmienda a la Constitución y Convenio, actualizándose algunas normas. Todo fue aprobado por ley
nacional 24.484.
Entre los fines más importantes de la U.I.T., encontramos mantener y ampliar la
cooperación internacional, como así también promover y proporcionar asistencia técnica a los
países en vías de desarrollo, impulsando la mejora y utilización de los medios técnicos y su
más eficaz explotación66. Como medios para conseguir los fines anteriores, se destaca:
efectuar la distribución de las frecuencias del espectro radioeléctrico y llevar el registro de
asignaciones de frecuencias, coordinar esfuerzos para mejorar la utilización del espectro de
frecuencias, coordinar esfuerzos a favor del desarrollo armónico de los medio de
comunicación, fomentar la colaboración entre los miembros en el establecimiento de tarifas,
fomentar la creación y perfeccionamiento de redes en países en desarrollo, etc.
Como bien lo expresa García Ruiz Angulo 69, “La utilización del espectro de
frecuencias radioeléctricas y de la órbita de los satélites geoestacionarios está regulada en el
derecho internacional de las telecomunicaciones en el marco de la UIT”. Organismos técnicos
específicos que reportan a ella son los encargados de asignar las bandas de frecuencias: en
materia de radiodifusión, a través de las Conferencias Administrativas Mundiales de
Radiocomunicación y de las Conferencias Administrativas Regionales. El poder de policía
66
Cfr. José F. Estévez Rodríguez, “El derecho europeo de las telecomunicaciones” en “Derecho de las
Telecomunicaciones”, ob. cit., pág. 205.
67
Creada en el Segundo Congreso Postal Internacional, celebrado en París en 1878. Mediante el
Acuerdo aprobado por la Asamblea General de la ONU el 15 de noviembre de 1947, que entró en vigor
el 1 de junio de 194, esta organización pasó a ser un organismo especializado de la ONU, continuando
en Berna su sede.
68
Cfr. Fernández Shaw, Félix -“La Organización Internacional de las Telecomunicaciones y de la
Radiodifusión”, ps. 42-80, citado por Dromi, Ekmekdjian y Rivera, Ob. Cit., pág. 408.
69
García Ruiz Angulo, Juan José -“Los satélites de telecomunicaciones”, p. 93, citado por Dromi,
Ekmekdjian y Rivera, Ob. Cit., pág. 408.
sobre el espectro radioeléctrico es ejercido por la Junta Internacional de Reparto de
Frecuencias. Por cuerda separada, en materia de comunicaciones espaciales o vía satélite, la
Resolución 1721 de la ONU recomienda a la UIT realizar la distribución y asignación de
posiciones orbitales y frecuencias con fundamento en los principios de justicia e igualdad. La
regulación de este servicio se halla en el Reglamento de Radiocomunicaciones.
Promediando la década del ’90, se planteó su redefinición debido a diversas causas 71:
70
Cfr. III Congreso Nacional de Telecomunicaciones, Bs. As., noviembre de 1994.
71
Cfr. III Congreso nacional de Telecomunicaciones, Bs.As., noviembre de 1994.
CITEL debía mantener su marco natural, era necesario actualizarlo para intentar incorporar en
su agenda debates o foros capaces de analizar los aspectos políticos y reglamentarios de las
telecomunicaciones -tarifas, competencia, etc.-.
El reporte anual 2000 de la OEA, señala como avances significativos de la CITEL para
el último año, entre otros, a los siguientes: adopción de un libro de referencia sobre el servicio
universal en las Américas, desarrollado conjuntamente con UIT y AHCIET; aprobación de una
versión actualizada del Libro Azul, conjuntamente con UIT; desarrollo de pautas y prácticas
para las regulaciones de la interconexión; presentación y adopción a UIT de las propuestas
comunes para la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones, la Asamblea Mundial de
Regularización de Telecomunicaciones, la Conferencia Plenipotenciaria y la Conferencia
Mundial de Desarrollo de Telecomunicaciones; realización de un proyecto piloto en tele
educación; inicio de un programa de estímulo al comercio electrónico; desarrollo y adopción
de un marco de cooperación reforzada con otros órganos de telecomunicaciones regionales e
internacionales; desarrollo de documentos sobre normas de coordinación en diferentes áreas.
Se trata de una asociación privada sin fines de lucro, constituida en Madrid en julio de
1982, conformada por más de 50 empresas operadoras de telecomunicaciones en 20 países
de América Latina y España73, con intereses en I + D, telefonía pública, rural, transmisión de
72
Cfr. José F. Estévez Rodríguez, ob. cit., pág. 202. “En efecto -continúa el autor-, las recomendaciones
de la CCITT con aprobadas por consenso en el seno de la organización internacional y ello las dota de
un gran valor y peso específico, no sólo ante el mercado sino también ante las propias Administraciones
Nacionales”
73
Según su presentación institucional en Internet (www.ahciet.es)“Nuestra misión es ser punto de
encuentro de las telecomunicaciones Iberoamericanas a fin de ofrecer a nuestros socios actividades,
productos y servicios orientados a desarrollar gestión inteligente de la información, formación
profesional, aplicaciones sociales y oportunidades de negocio en el mercado. AHCIET impulsa además,
convenios de cooperación con organismos internacionales, fabricantes y proveedores de servicios con el
objetivo de generar la más completa información en ámbitos regulatorios, tecnológicos, comerciales y
vectores orientados al desarrollo de la sociedad global de la información.”
datos, normalización, etc. Su estructura consta de una Asamblea General, un Comité
Ejecutivo y una Secretaría General. Ha desarrollado trabajos con organismos de
telecomunicaciones nacionales, regionales e internacionales.
74
Entre ellos se destacan: El Plan Maestro del Sistema Andino de Telecomunicaciones para el período
1994 - 2000, realizado con el apoyo de la Unión Internacional de Telecomunicaciones - UIT.;
Reactivación del Proyecto de Satélite propio para la Subregión, con la participación de empresarios
privados y públicos, y con una norma comunitaria aprobada para la utilización comercial del recurso
órbita-espectro en los países de la Comunidad Andina; Planificación del Corredor Andino Digital ,
autopista de la información de la Subregión, que interconecta las redes digitales de los cinco países de la
Comunidad Andina - Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia-; Promoción y coordinación de la
participación de sus Empresas Miembros en el Proyecto Cable Submarino Panamericano; Ejecución de
Interconexiones Fronterizas a través de enlaces directos entre localidades limítrofes de los países de la
Comunidad Andina para crear zonas de integración fronterizas; Elaboración de la Norma Andina de
Señalización por canal común CCITT No: 7. Coordinación del Grupo Andino en Telecomunicaciones
Y2K (GTAT-Y2K), que permitió la realización de actividades conjuntas por parte de las Empresas
Miembros para la solución oportuna de los efectos relacionados por el cambio de milenio, en los
sistemas de telecomunicaciones.
Es la organización satelital más antigua que existe. Tiene como antecedentes al
acuerdo Provisional, que establecía el Régimen Provisional para el Sistema Mundial
Comercial de Comunicaciones por Satélite, y el Acuerdo Especial, ambos firmados en el año
1964. Su régimen jurídico está constituido por: a) El Acuerdo Relativo a la Organización
Internacional de Telecomunicaciones por Satélite” - “Acuerdo”-; b) Acuerdo Operativo. Estos
instrumentos fueron firmados en Washington, el 20 de agosto de 1971 y se encuentran en
vigencia desde el 12 de febrero de 1973. Argentina ha ratificado los mismos por ley 19.928.
El “Acuerdo” se encuadra en las disposiciones del Tratado sobre los principios que
deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio
ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes”, del 27 de enero de 1967,
particularmente el Artículo 1º del mismo, que establece que el espacio ultraterrestre deberá
utilizarse en provecho e interés de todos los países.
Con arreglo a este objetivo principal, entre los propósitos más importantes de la
organización podemos mencionar: Suministrar capacidad satelital para: a) Proveer servicios
internacionales y nacionales públicos de telecomunicaciones; b) Proveer servicios
especializados públicos de telecomunicaciones, internacionales y nacionales, no destinados a
fines militares.
75
Sin perjuicio de que la doctrina es conteste en este punto, vale la pena citar un dictamen de la
Procuración del Tesoro (Dict. 20/98, Rev. P.T.N. Nº 29, pág. 313): “Intelsat es una empresa cooperativa
internacional de costos compartidos, creada por diferentes Estados soberanos con el propósito de
desarrollar, establecer y explotar un sistema comercial de telecomunicaciones por satélite, en la cual
los países miembros participan por intermedio de una sola entidad por país denominada ‘signatario’
(...) al operarse la privatización de las telecomunicaciones y pese a que el Acuerdo lo autorizaba a
delegar el carácter de signatario ante INTELSAT en una entidad privada, el Estado Nacional prefirió
no hacerlo y al designar a la Secretaría de Comunicaciones como su representante ante la Junta de
Gobernadores de la entidad internacional, puso de manifiesto su voluntad de reservar para sí el
carácter de signatario argentino exclusivo, de acuerdo con el pliego de Bases y Condiciones aprobado
por el Decreto Nº 62/90”.
Como se expresó anteriormente, INTELSAT goza de personalidad jurídica. Tiene
plena capacidad, en consecuencia, para el ejercicio de sus funciones y el logro de sus
objetivos. Puede concertar acuerdos con Estados y organizaciones internacionales, contratar,
adquirir bienes y disponer de ellos y actuar en juicio -Art. IV Acuerdo-.
b) Reunión de Signatarios77: en ésta participan todas las entidades designadas por las
Partes para desempeñar dicha función. Su cometido es fundamentalmente consultivo, a saber:
76
“Parte”, es el miembro de loa Asamblea de INTELSAT, que representa a un Estado determinado.
Este término debe ser recordado, a los efectos de analizar la estructura institucional de INMARSAT.
77
“Signatario”, es la parte o la entidad de telecomunicaciones pública o privada designada por la Parte
para la firma del Acuerdo Operativo, la cual tiene responsabilidades financieras y gananciales en la
Organización. De acuerdo a esta definición, el signatario puede ser: a) Un órgano del Estado o la
autoridad regulatoria; b) Una PTT o empresa pública de telecomunicaciones, como la ex ENTel; c) Una
empresa privada de telecomunicaciones. Este concepto se repite en la estructura institucional de
INMARSAT. La Reunión de Signatarios, hace referencia a los Signatarios en relación a sus intereses
como inversores en lo concerniente a temas tales como establecimiento y modificación de tarifas por el
uso del sistema, determinación de la capacidad del segmento espacial, etc. Yendo a la situación de
nuestro país, en un principio Argentina había designado a ENTeI para representarla, conforme el Decreto
N° 5655/72 (B.O. 06/09/72). ENTeI además de los aportes de capital e inversión como Signatario,
efectuaba los pagos correspondientes en función de la capacidad satelital utilizada como operador
monopólico de los servicios de telecomunicaciones que brindara en ese tiempo. La capacidad satelital
adquirida o arrendada por ENTeI a INTELSAT era utilizada para la prestación de esos servicios y otra
parte era comercializada a distintos usuarios de capacidad satelital que prestaban otros servicios, que esta
no proporcionaba, como por ejemplo servicios de Televisión. La privatización cambió substancialmente
esta situación. En primer término implicó el desdoblamiento entre el Signatario y el operador. Se optó
por retener la calidad de Signatario para el Estado, es decir, se lo delegó en la CNC, la que asume las
tareas de control y regulación. "El Estado Nacional conservó la decisión sobre la definición e
implementación de la política satelital en general" (conf. Dictamen de la P.T.N. del 20/6/95 Expte N°
18.106/94), mientras que la prestación de los servicios quedó en manos privadas. En la actualidad tal
representación, nuevamente se modifica, procediéndose a retomarla la Secretaría de Comunicaciones de
la Presidencia de la Nación. Respecto a quien es obligado a efectuar los aportes, el dictamen 20/98 de la
P.T.N, del 23/2/98, en el mismo expediente, establece: “Entre las condiciones del Pliego que Telintar
S.A. aceptó cumplir, se cuenta la obligación de efectuar los aportes de capital ante Intelsat, la cuay
constituye por ende una de las contraprestaciones a su cargo (...) El Estado Nacional no ha transferido
emite opinión con respecto a propuestas de modificación al Acuerdo y Acuerdo Operativo,
prepara informes relativos a la ejecución de la política general y planes a largo plazo de
INTELSAT, decide respecto al retiro de un Signatario y expresa opinión referida a quejas de
éstos y de los usuarios, decide todas aquellas cuestiones vinculadas a los aumentos de topes
de capital a recomendación de la Junta de Gobernadores, fija la participación de inversión
mínima que dará derecho a un Signatario a estar en la Junta de Gobernadores -art. IX-, etc.;
a la licenciataria -Telintar- su carácter de inversor en Intelsat por consiguiente sigue siendo ante ésta el
obligado principal a realizar los aportes correspondientes (...) no corresponde hacer lugar al pedido de
desdoblamiento de la cuenta de aporte del signatario argentino (...) pues la propiedad de los derechos
derivados de los aportes de capital efectuados por dicha firma con posterioridad a la fecha de la toma
de posesión son del Estado Nacional (...) no puede admitirse que la licenciataria haya asumido, luego
de la privatización de Entel, el carácter de signatario argentino”.
replanteo, dado su nuevo rol, insistimos, en el concierto mundial. En ese marco, la
organización tiende a la flexibilización de su estructura, a un mayor dinamismo en sus
relaciones comerciales e incluso a la posibilidad de efectuar modificaciones profundas en
cuanto a su objeto, habiéndose aprobado por 144 estados, el 17 de noviembre del 2000, un
plan para la privatización de la organización en el 2001.
78
Hay cuatro niveles de acceso directo a INTEI.SAT definidos de mayor a menor como: a) Acceso
operacional y técnico: Tiene acceso electrónico a los sistemas de información de INTELSAT en relación
a cuestiones operacionales y técnicas; b) Acceso para cuestiones comerciales y sobre servicios. Este tipo
de acceso faculta para participar en reuniones con personal de INTELSAT con el objeto de tratar
cuestiones sobre disponibilidad de capacidad, tarifas y aspectos comerciales. A su vez. los aquí
involucrados reciben el Manual Tarifario y la Guía de Servicios de INTELSAT; c) Acceso contractual.
Dentro de este marco se pueden encargar servicios directamente a INTELSAT. lo que supone recibir
facturas directamente de INTELSAT y pagarlas de forma directa también. El acceso directo se obtiene
cuando el Signatario da su autorización por escrito. El alcance del acceso directo puede variar en función
de la autorización del Signatario. El Signatario es nombrado por el gobierno miembro. d) Acceso con
inversión: Este último estadio da derecho a invertir directamente en INTELSAT y percibir un
rendimiento sobre las inversiones. Y a su vez, participar anualmente en el ejercicio de participaciones de
inversiones. Dentro de este último rango se encuentra nuestro país. Sugerimos ampliar con L. Clement,
ob. cit.
que el espacio ultraterrestre debe utilizarse en provecho y en interés de todos los países. El
“uso pacífico” y la “no discriminación”, ya referidos al exponer sobre INTELSAT, constituyen
los principios rectores de la actividad y los objetivos de la organización.
Es una persona jurídica, cuya naturaleza jurídica se define como una cooperativa
internacional de estados, consistiendo su objetivo principal en la provisión de facilidades
satelitales para comunicaciones marítimas. En la actualidad, provee capacidad satelital para
todo tipo de comunicaciones móviles, sean estas marítimas, aeronáuticas o terrestres.
Fue creado en 1979, bajo los auspicios de la Comisión Económica y Social para Asia
y el Pacífico en virtud de un Acuerdo Intergubernamental. Mantiene vinculación con la ONU, y
tiene sede en Bangkok. Tiene 28 miembros, y entre sus objetivos se cuentan promover la
cooperación internacional en el campo de las telecomunicaciones a nivel regional, promover
las inversiones en infraestructura de las telecomunicaciones y cooperar en el ámbito de la
estandarización. Su importancia es medular, habida cuenta que abarca un área geográfica
inmensa y contiene al 66 % de la población mundial. Está integrada por países y economías
dispares, aunque con un gran potencial de crecimiento, tales como Nueva Zelanda, Australia,
los llamados tigres asiáticos, la India, Vietnam, etc. Pueden participar de la organización las
empresas operadoras y proveedores de servicios.
Dentro del esquema continental europeo, encontramos una serie de organismos con
competencias específicas. Nombramos en primer lugar a CEPT (Conference Europeenne des
Postes et Téléphones), constituida en 1959 y cuyas competencias son técnicas, ejercidas a
través de órganos dependientes: la ECTRA (European Committee for Telecommunication
Regulatory Affairs) y el CERP (European Commitee form Postal Regulation). Ha transferido
funciones a la ETNO y al ETSI, que analizaremos a continuación.
79
Cfr. L.Clement, ob. cit., punto IV.c. Anticipando las ideas de apertura de la organización, el
lanzamiento del Proyecto INMARSAT-P a mediados de la década de los ‘90, para la prestación del
servicio de telefonía celular a escala global vía satélite, se realizó por fuera de la estructura de la
organización, mediante un consorcio en el que participa INMARSAT, con el 30% del capital; los
signatarios que lo deseen, e inversores privados, en un porcentaje no superior al 30%. Esta iniciativa
constituye un ejemplo cabal de la tendencia general hacia la privatización de la organización. Por otra
parte, es un signo clave de la diversificación de los servicios que se ha planteado concretamente.
radiodifusión). Su estructura consta de una Asamblea General, una Asamblea Técnica y un
Secretariado, y sus miembros, además de los estados y los operadores, también son los
fabricantes, los usuarios y los proveedores privados de servicios.
Reclama del poder público -y también de los particulares- una abstención, y es su presupuesto
la libertad de pensamiento -actividad interna del ser humano, no manifestada exteriormente,
posibilitada por su capacidad de entendimiento-, por definición incoercible 81 . Así, a través de
la continua y libre elaboración intelectual, el hombre irá conformando sus propias pautas
culturales, creencias y módulos del pensamiento -ideología- que, repetimos, expresará en sus
creaciones, intereses, opiniones, relaciones, elección de opciones, etc., en la doble dimensión
social e individual. En opinión de la Corte, “... La garantía constitucional que ampara la
libertad de expresarse por la prensa sin censura previa cubre a las manifestaciones
vertidas a través de la radio y la televisión, en tanto estas constituyen medios aptos para la
difusión de las ideas”. (Magistrados: Levene, Cavagna Martínez, Barra, Fayt, Belluscio,
Petracchi, Nazareno, Moliné O'Connor, Boggiano, “Servini de Cubría, María Romilda s/
amparo”, 8/09/92 T. 315, P. 194382. En otro fallo completa: “... No todo lo que se difunde por
la prensa escrita o se emite en programas radiales o televisivos o por cualquier otro medio
,goza del amparo otorgado por la prohibición de la censura previa, sino aquello que por su
contenido encuadra en la noción de información o difusión de ideas” (Voto de los Dres.
Eduardo Moliné O'Connor y Guillermo A. F. López). Mayoría: Nazareno, Bossert. Voto: Moliné
80
Cfr. E. García Llovet, Ob. Cit., Capítulo III, Sección Primera, Pág. 133 in fine. Ver, asimismo, lo ya
expuesto al abordar en 1.4 el “ius communicationis”.
81
Cfr. Germán Bidart Campos, “La Constitución Argentina”, Editorial Lerner, Buenos Aires, 1966,
Cap. II, pág. 34.; Humberto Quiroga Lavié “Derecho Constitucional”, Ed. Depalma, Bs. As., 1984, pág.
190 y s.s.: “... Libertad de conciencia: es el punto de toque -el límite existencial- donde el hombre
abandona su animalidad y nace como tal (...) La Corte ha sostenido que la libertad de conciencia
consiste en no ser obligado a realizar un acto prohibido por la propia conciencia, sea que la
prohibición obedezca a creencias religiosas o a convicciones morales (F:214:139)”
82
Expresa la conocida sentencia que “La radiofonía y la televisión son las que gozan de protección más
atenuada, fundamentalmente por su intensa penetración en el seno del hogar, donde el amparo del
individuo a gozar de su intimidad desplaza los derechos de quien allí se entromete y además porque sus
transmisiones son singularmente accesibles a la infancia”.
O'Connor, Fayt, Boggiano, López, Vázquez. Disidencia: Belluscio, Petracchi. S., V. c/ M. , D.
A. s/ medidas precautorias. 3/04/01 T. 324, P. 975 LL. 16-05-01, nro. 101.996)83.
83
Se lee en el mismo fallo: “Dada la estrecha relación existente entre los medios de comunicación
y el concreto ejercicio de la libertad de expresión -desde que aquéllos constituyen el ámbito natural
para la realización de los actos amparados por esa libertad y que ordenan primordialmente a ese
fin su actividad- toda censura previa que sobre ella se ejerza padece una fuerte presunción de
inconstitucionalidad”
84
Cfr. G.Bidart Campos, ob. cit., pág. 34; H.Quiroga Lavié, ob. cit., pág. 190 y 191.
85
Cfr. H.Quiroga Lavié, ob. cit, pág. 191: “El derecho a la intimidad ha tomado en los últimos tiempos
una pertinencia insitada en razón de la creciente tendencia la publicidad que ha imbuido el tiempo
contemporáneo y las formas sofisticadas de penetración que la técnica ha ideado para introducirse en
los ámbitos reservados (...) Entendemos que la protección del ámbito reservado de la vida humana se
encuentra en el art. 19 C.N. (...) sin embargo, en otras cláusulas, la Constitución operativiza dicha
protección a través de la consagración de la inviolabilidad del domicilio, de los papeles privados y de la
correspondencia (art. 18 C.N.)”; Jorge A. Carranza, en “Los medios masivos de comunicación y el
derecho privado”, Editorial Lerner, Buenos Aires, 1975, Segunda Parte, Pág. 42, nos brinda la siguiente
definición: derecho individual a la reserva, la soledad o el aislamiento que permiten la libre
ejercitación de la personalidad moral que el hombre asume al margen y antes de lo social”.
86
Cfr. Jorge A. Carranza, ob. cit., pág. 42.
87
Cfr. Jorge A. Carranza, ob. cit., pág. 42 y 43. De todas maneras, y como también expresa el autor,
todos estos derechos específicos no constituyen sino desprendimientos del derecho de la intimidad o “a
la vida privada”, límite en definitiva de la libertad de comunicación y del ejercicio del ius
communicationis, como ya hemos expresado en 1.4. “Este derecho-género - plantea Carranza,
refiriéndose a la intimidad- es comprensivo de todo cuanto atañe a la esfera personal del secreto, la
intimidad y la reserva -verdadera dimensión moral de la personalidad- y sobre él se ha dado en
investigar desde el ángulo jurídico tan sólo ahora, cuando la proliferación de los medios de difusión y
el incesante progreso tecnológico que hace de apoyo generador de aquéllos, provoca la creciente
invasión de la esfera privada y determina, como su necesaria consecuencia, la imperativa y urgente
atención normativa del nuevo fenómeno”. Comprende en su definición al “derecho que compete a toda
persona de sensibilidad ordinaria, de no permitir que los aspectos privados de su vida, de su persona,
de su conducta y de sus empresas, sean llevados al comentario público, o con fines comerciales, cuando
exista un legítimo interés por parte del Estado o de la sociedad”. -Cfr. Díaz Molina, citado por Carranza
en ob. cit., pág. 44.-
88
J.Carranza, J.Sáez Capel, Dromi, M.Zavala de González, R.Pizarro, D.Fernández Rubio, J.Bustamante
perjuicios” 89-, se han hecho eco de esta interpretación, en numerosos pronunciamientos, lo
que ilustramos con un fallo, de notable interés jurídico, proveniente de un tribunal inferior: en
autos “Menta, Haidée N. c/ Perfil S.A. y otros”, del 11-9-1996, la Sala “A” de la Cámara
Nacional en lo Civil dispuso: “El derecho a la intimidad es un derecho personalísimo que
permite sustraer a la persona de la publicidad o de otras perturbaciones a la vida privada, y
está limitado por las necesidades sociales y los intereses públicos. Protege la vida íntima de
las personas, la privacidad a la que todos tienen derecho, aunque tengan una intensa
actividad pública. Si bien la libertad de expresión por medio de la prensa goza de linaje
constitucional, igual jerarquía tiene el derecho a la privacidad consagrado en el art. 19 de la
carta magna. Por ello, la publicación de la nota periodística donde se hacía referencia a la
enfermedad de la actora, quien falleció durante la tramitación del proceso, carece de
justificación, pues afectaría su privacidad. La intromisión a la intimidad, vulnerando la
tranquilidad espiritual y el derecho a no ser importunado, configura un agravio moral que debe
ser indemnizado, sin que sea necesario un obrar culposo o doloso de los responsables de la
publicación, pues se trata de un supuesto de responsabilidad objetiva que trasciende la
intención de dañar”90.
La libertad de información, derecho autónomo que nos ocupa en este punto, supone la
difusión de noticias- mensajes “simples y de hechos” en la siempre actual clasificación
Alsina, etc.
89
Fallos, 306:1982.
90
Extracto del sumario, DJ, Año XIV Nº 15, pág. 928 y ss. En el caso, la famosa actriz Nélida Lobato,
había iniciado juicio a la Editorial perfil en 1982, continuado luego por sus herederos, ante una
publicación en la que se daba cuenta de su enfermedad (cáncer), desconociendo la actora el mal que la
aquejaba, lo que quedó probado en autos.
91
Cfr. D. Ferreira Rubio (1982), citada por Dromi (1999).
92
Cfr. Dromi (1999), ob. cit., pág. 192, con citas a Jiménez de Parga y Herrero-Tejedor Algar (1998,).
formulada por Francisco de Vitoria- y presupone un proceso de investigación, selección, etc.,
que también debe darse en libertad -el llamado “derecho de acceso a la información”-, con los
límites impuestos por el derecho a la intimidad y sus derivados.
c) Derecho a la información: Nos hemos ocupado, en los puntos a) y b), del emisor de
la noticia u opinión. Pero ¿Qué ocurre con el destinatario o receptor del mensaje, que podrá
ser único o plural de acuerdo a la modalidad de telecomunicación que se utilice? La libre
93
Cfr. Jorge Bustamante Alsina, “Responsabilidad civil y otros estudios”, 1997, Vol. IV, pág. 325,
citado por el mismo autor en “Nota a fallo. La libertad de prensa y el deber de veracidad”, L.L., Año
LXII Nº 152, pág. 7. “El derecho de informar está condicionado al ejercicio razonablemente cuidadoso
y diligente de esta actividad, el cual no comporta la garantía de que la información sea cierta, ni
impone restricción alguna a la libertad de expresión que halla su límite natural en el derecho que cada
uno tiene de recibir una información veraz o creíble aunque sea intrínsecamente falsa”.
94
Autos “Campillay, J.C. c/ La Razón, Crónica y Diario Popular”, Fallos, 308:789, LL, 1986-C, pág.
406 (Con nota de Alterini y Filippini), ED, 118-305. Sobre el fallo, aparte de las notas citadas, pueden
consultarse artículos de Cárdenas (LL 1986-C, pág. 984), Barrancos y Vedia (LL 1986-D, pág. 978),
Bianchi (LL 1997-B, 1283), Pizarro (LL Año LXII, Nº 155, pág. 1 y ss.), entre otros. En el caso, el actor
demanda a los tres diarios, a raíz de que los mismos habían difundido una información que lo calificaba
como integrante de una banda dedicada al narcotráfico. La fuente era un comunicado de la Policía
Federal, inexacto, que los diarios reprodujeron sin revelar su origen. Se hizo lugar a la demanda en todas
las instancias, sosteniendo que “un enfoque adecuado a la seriedad ... imponía propalar la información
atribuyendo directamente su contenido a la fuente pertinente, utilizando un tiempo de verbo potencial, o
dejando en reserva la identidad de los implicados en el ilícito ... el hecho que tales publicaciones se
hayan limitado a transcribir un comunicado policial -al margen de la responsabilidad de dicha
autoridad, extraña a este proceso- no excusa la atribuible a los editores, toda vez que éstos hicieron
‘suyas’ las afirmaciones contenidas en aquél, dándolas por inexcusablemente ciertas”.
95
Cfr. Bustamante Alsina, en ob. cit., “... el informador que respeta estas pautas, no incurre en culpa y
no es responsable”.
96
Cfr. CNCiv., sala K, febrero 25-1998, “Galardón S.A. c/ Clarín E.G.E.A. S.A. y otro”, LL LXII Nº
152 pág. 6 (nota a fallo de J. Bustamante Alsina ya citada). En el caso, Clarín dio cuenta del comentario
de un empresario textil sobre la situación de su competencia, dando por cerradas una serie de empresas,
entre las que se encontraba la sociedad actora, que luego de solicitar la rectificación de la información -
atento a que lo informado era falso-, inicia la demanda que fue desestimada.
recepción de la información es el contenido de este derecho, que cobra radical importancia
ante el avance meteórico de los medios de comunicación, en todas sus formas, sobre el
individuo y sobre la comunidad toda, problema al que se suman los múltiples procesos de
concentración que se están manifestando en la dinámica del sector, que implican pérdida de
pluralismo97.
Después de esta rápida reseña del primero de los problemas que enfrentamos al
abordar el estudio de la legislación en materia de telecomunicaciones, nos ocuparemos del
segundo de ellos: los servicios de telecomunicaciones, como actividad económica. Nos
aproximamos, en este sentido, al derecho fundamental de libertad de empresa: facultad de
constituir unidades u organizaciones productivas o distributivas de bienes o servicios 99.
97
Con respecto al objeto del derecho enunciado, enseña García Llovet en la obra citada, “al menos
desde una interpretación literal de los preceptos constitucionales y de los desarrollos doctrinales en la
materia el objeto del derecho sería derecho a la noticia, el derecho al hecho excluyéndose el derecho a
la opinión, al conocimiento de ideas ajenas. Si aceptamos la distinción entre información y opinión
como objetos de dos libertades distintas con una fundamentación autónoma puede ser coherente el
reconocimiento de un derecho a la noticia prescindiendo de un “derecho a la opinión.” En definitiva,
estamos frente al derecho que tiene todo individuo de conocer los hechos que le interese conocer -con
los límites ya expuestos-, diferente a la posibilidad de investigar -derecho a la información, propio de
quien difunde noticias- y cuya consecuencia revestirá, para el ser humano, la posibilidad de ser
comunicado de determinadas realidades, sobre las que éste luego podrá opinar, haciendo uso de la
libertad de expresión.
98
Cfr. José Luis Montoto Guerreiro, ob. cit.
99
García Llovet, en la obra citada, enmarca este derecho fundamental dentro de márgenes amplios,
definidos por el derecho constitucional económico: en efecto, la Constitución consagra un modelo de
Estado, y también un modelo económico. Así llega a la conclusión de que en el caso español -asimilable
a nuestra realidad constitucional, especialmente después de la Reforma de 1994-, aun cuando el
constituyente no lo establece expresamente, no puede evitar que una lectura de texto indique que se ha
elegido al modelo de “economía social de mercado”, emparentada a los modelos constitucionales
económicos europeos, al que se caracteriza como “... modelo de relaciones económicas que,
reconociendo un papel importante a la iniciativa privada y garantizando el derecho de propiedad,
Ahora bien, ¿cuál es el marco en el que se desarrollará este derecho? Los límites
están dado por la naturaleza de los servicios que se lleven a cabo: desde el punto de vista de
su licitud, es obvio que no podrán ejercerse actividades perjudiciales para el bien común. Por
otra parte, el valor económico-social de los servicios de telecomunicaciones, trasciende a de
las meras “prestaciones de mercado”, por lo que como hemos visto exigen del Estado un rol
de garante frente a la comunidad, debido a que factores tales como la muy costosa instalación
de la infraestructura, la necesidad de efectuar su provisión sin interrupciones, en iguales
términos de calidad y precio a todos los habitantes de un mismo estado -sin interesar el grado
de rentabilidad económica de cada operación individual o de cada zona del territorio en
particular-, su estratégico rol cultural, educativo, comercial, etc., implican que el mismo no
puede ser dejado al mero juego de las leyes de la oferta y la demanda.
Esta necesaria garantía que el Estado debe prestar en virtud del interés general, nos
lleva a la noción de servicio público, que caracterizada doctrina nacional ha definido como
“prestaciones de interés comunitario, que explicitan las funciones-fines del Estado, de
ejecución per-se o por terceros, bajo fiscalización estatal”100. Para el Dr. Juan Francisco
disciplina simultáneamente ambas instituciones y el ejercicio de los derechos integrados en éstas para
preservar los intereses generales y garantizar derechos de terceros” -ob. cit., pág. 172-. El Estado
ejerce control sobre las empresas, ordenando en general a la actividad económica, y regulando
especialmente aquellas actividades que por su naturaleza necesitan de una protección más elevada, dado
que su deficiente o nulo funcionamiento puede lesionar gravemente a la sociedad, y esto implica que se
limite la libre iniciativa privada en algunos sectores; asimismo, el Estado puede, sin excluir la iniciativa
privada -y hasta subordinándose a ella, como indica la doctrina-, concurrir al mercado como oferente de
bienes y servicios -tendencia de la que, como hemos visto, se ha abusado en el pasado y que hoy
mediante la privatización y desmonopolización se está corrigiendo-. Esta última afirmación ha generado
conflictos en la doctrina, pues no son pocos los que pretenden limitar al Estado a cumplir con un único
rol de ordenador de la actividad económica. Opinión que no compartimos, pues entendemos que,
conjuntamente con el control, el Estado debe garantizar la provisión de los servicios públicos -cuyo
concepto abordaremos en lo que sigue-, aún de aquellos que no despierten -por su escasa o nula
rentabilidad- el interés privado, y de los que sean deficitariamente prestados por los operadores
particulares. Sostenemos, respaldándonos en calificada doctrina, que los ciudadanos tienen derecho a
exigir al Estado la prestación digna de todos los servicios públicos, por sí o por otros, y será menester de
los entes reguladores -autoridades de contralor- y de la Justicia, determinar cuándo éstos son prestados
con deficiencia. Abonando la tesis de la analogía entre las legislaciones española y argentina en esta
cuestión, valga la opinión de Dromi, ob. cit. (1999), pág. 37 in fine: “Entendemos aplicable a nuestra
regulación en la materia lo expresado sobre el nuevo derecho de las telecomunicaciones español en
tanto se alinea ‘sobre dos ejes fundamentales en la novedosa implantación: la libre competencia
generalizada a todos los elementos y partes del sistema ... y el mantenimiento de los contenidos que
forman parte de una genérica -y renuente a desaparecer, pese a todo- misión de servicio público. Lejos
de ser incompatibles entre sí, como pudiera parecer a primera vista, ambas actitudes o principios se
complementan e integran para dar sentido y explicación cabal de todo el entramado legal de las
telecomunicaciones actuales...’, Chillón Medina, José Ma., Legislación de Telecomunicaciones, Madrid,
Tecnos, 1997, p. 21.”.
100
Cfr. Menem, Eduardo y Dromi, Roberto. “La constitución reformada”. Ediciones Ciudad Argentina,
Buenos Aires, 1994, pág. 152. Y agregan: “La Constitución, al imponer a las autoridades el deber de
proveer al control de la calidad y eficiencia de los servicios públicos, está reconociendo el derecho de
los usuarios a un nivel de prestación adecuado, al mejoramiento de las condiciones de vida. Advertimos
Linares101, servicio público es “la prestación mediante entrega de cosas y servicios,
individualizados y concretos para satisfacer necesidades colectivas, y primordiales de la
comunidad, sea por la Administración, o sea por particulares, que requieran el
establecimiento, en este segundo caso de un régimen de potestad pública, que comprende
exigencia de un título conferido por el Estado, más otros requisitos accidentales de control por
éste”102.
¿Y cuáles serán los fundamentos en los que se basa la consideración de los servicios
de telecomunicaciones como públicos? Recapitulando sistemáticamente lo expresado en
páginas anteriores, señalamos los siguientes, a saber:
que esos niveles (...) son exigibles a todos los prestadores, ya se trate del Estado o de los particulares
(concesionarios, licenciatarios). (...) en el ámbito de los servicios públicos, ello se traduce en propender
a que los caracteres de continuidad, uniformidad, generalidad, obligatoriedad y regularidad se
concreten en su más alta expresión, especialmente este último, en el que le corresponde al Estado
establecer las normas, y los parámetros de idoneidad necesarios para el logro de la excelencia de la
prestación”.
101
Citado por L. Clement en ob. cit.
102
Sobre la noción de servicio público, es muy completa la referencia formulada por Dromi (1999), pág.
22 in fine.
103
Cfr. Enrique García Llovet, ob. cit. Pág. 177. Liliana Clement, en ob. cit., nos dice: “Pocas
instituciones como el servicio público han sufrido los cambios operados en la doctrina, en la dinámica
del derecho administrativo y en consecuencia en el mundo legislativo. El servicio público es una
modalidad de regulación estatal de una actividad, es un régimen de carácter potestativo que disciplina
un cometido de prestación, sea que lo realice la administración o los particulares”. De ahí que se tan
difícil encontrar un concepto -tanto en los propios ordenamientos jurídicos como en los tratadistas- del
servicio público -nosotros preferimos dar una simple noción del mismo, apoyándonos en doctrina muy
calificada-, enunciando además sus notas características y algunas actividades consideradas servicios
públicos. De todas formas, en la actualidad los especialistas en Derecho Administrativo parecen poner
énfasis en caracterizarlo como “a toda actividad de una colectividad pública destinada a satisfacer una
necesidad de interés general” -Cfr. Laubadere, citado por García Llovet en ob. cit., pág. 177 y 178-,
resaltando especialmente este último aspecto: la noción de interés general, de necesidad pública a
satisfacer.
104
En ese sentido, ha dicho la jurisprudencia: “Frente al derecho subjetivo de exigir la prestación del
servicio por parte del usuario, existe la obligación jurídica del Estado, o del particular autorizado
(concesionario) que lo tiene a su cargo, en su caso, de prestarlo conforme a la necesidad de uno y a la
propia naturaleza implícita en todo servicio público” (Cámara Nac. Civil y Com., Sala 3ª, 16/12/94,
“Biestro de Bover, Amelia T. C/Telecom Argentina”, citado por Dromi, ob. cit., pág. 20)
a) Las estructuras tecnológicas, y la utilización de los espacios: estamos frente a
servicios que utilizan distintos espacios -éter, tierra firme para el tendido de postes y cables
aéreos o subterráneos, medio submarino, etc.-, para transmisiones. Estamos frente a la
utilización de recursos escasos, explotados intensamente con numerosos fines: telefonía,
radiodifusión, radiotelegrafía, ayuda a la navegación, defensa nacional, seguridad y orden
público, etc. La libre prestación, sin control estatal sobre la asignación de frecuencias, calidad
del servicio, tarifas a cobrar, instalación de infraestructuras, etc., provocaría el desorden total,
y con él la imposibilidad de contar con el servicio 105.
105
Cfr. García Llovet, ob. cit., pág. 200. Dromi, ob. cit. (1999), pág. 22, “... En un contexto de
sustitución de la gestión estatal de los servicios públicos, por una gestión subsidiaria a cargo de
particulares (licenciatarios o concesionarios, en el caso específico de los servicios telefónicos), el papel
del Estado como ordenador y coordinador de los intereses que confluyen, se centra en la regulación y
control” J.C.Laguna de Paz, “Televisión Privada: Gestión Indirecta de un servicio público”, en
“Derecho de las Telecomunicaciones” (ob. cit.), pág. 451, expresa respecto del caso español: “La
Administración dirige, controla y ordena la gestión del servicio: Con la titularidad del servicio, la
Administración asume la responsabilidad de garantizar su prestación, incluso en el caso de que su
gestión sea contratada”. A tal efecto, expone el autor, la Administración tiene reconocidas facultades
que permiten garantizar la buena marcha del servicio, por lo que no puede desprenderse de ellas.
y los organismos internacionales deben garantizar la libertad de emisión y recepción-, la
protección de la intimidad -en su sentido de derecho género-, el pluralismo -resguardo de la
libertad de expresión, pero también protección a la existencia del mayor número posible de
fuentes de información-, y la prestación de los servicios en óptimos estándares de calidad.
106
Por ejemplo, la conocida red “Echelon”, destanada según calificada información a capturar todo tipo
de señales electrónicas de conversaciones por teléfono, fax y correo electrónico en todo el mundo, o la
red de ... ¿Seguridad? denominada “Enfopol”, sistema que pretende que la Red pudiese ser transparente
a la investigación policial, en cuyas bases técnicas se habla de que todas las comunicaciones, origen,
destino, contenido de los mensajes, puedan disponerse en tiempo real por la “autoridad competente”.
107
Debe prestarse en forma ininterrumpida, toda vez que la necesidad que cubre se haga presente. Para
asegurar su concreción se ha previsto: la reglamentación del derecho de huelga (decreto 2184/90), la
aplicación de la imprevisión para que en caso de crisis económica no se paralice el servicio; la
prohibición de ejecución forzosa de bienes afectados a un servicio público; la ejecución del servicio en
forma directa por el Estado en caso de rescate del servicio concedido (caducidad de licencia conforme
los términos del Pliego) y las disposiciones vigentes en materia de concursos para usuarios y
prestadores.
108
Debe prestarse conforme a normas preestablecidas por la autoridad regulatoria.
109
Debe prestarse en igualdad de condiciones para los usuarios, sin discriminaciones ni privilegios.
110
Al tratarse de prestaciones de interés comunitario, implica que puede exigirse y usarse por todos los
habitantes, sin exclusión alguna.
111
El Estado, o en su caso las empresas prestadoras tienen la obligación de prestarlo.
112
En los términos establecidos por el art. 42 de la Constitución Nacional, que será abordado infra.
113
Ello motiva, en el caso de autos, que no pueda deslindarse “... de la actividad práctica y concreta que
conforma al servicio público, los locales e instalaciones de la licenciataria que tienen relación directa
Frente a esta posición, un importante y calificado sector de la doctrina nacional y
comparada entiende que, ante la evolución del concepto tradicional de servicio público
motivada como ya hemos visto, y entre otros factores, por la aproximación entre los modelos
de gestión continental y norteamericano, la desintegración vertical de actividades competitivas
y no competitivas en cada sector, la privatización de empresas públicas y desmonopolización
de actividades, el desarrollo tecnológico, el advenimiento de la sociedad de la información,
etc., es hora de “desideologizar” la política económica, procurando nuevos conceptos que
denoten con mayor precisión la nueva y dinámica realidad económico social: competencia,
servicios diferenciados, innovación, calidad, etc.
y con el fin de lograr una plena compatibilidad entre el concepto tradicional del servicio público
y las libertades básicas inherentes al Mercado Único Europeo, la Unión Europea también
Esta breve caracterización por cierto no agota el tema: apenas introduce a él. Se
profundizará en los capítulos que siguen, cuando nos ocupemos de las recomendaciones del
Libro Azul de la UIT, y posteriormente, del objeto medular de esta Introducción: la legislación
nacional vigente.
116
Ariño Ortiz, en ob. cit., pág. 758, propone un “digno entierro” a la noción, afirmando que “el viejo
concepto de servicio público--monopólico, igualitario, de mínimos, uniforme- ya no viene a llenar las
necesidades y las preferencias de la población a la que dice servir. Hoy hay que abrir camino a las
nuevas realidades, más competitivas, diferenciadas, innovadoras, que son las que la nueva realidad
social demanda”
2.5.6 El Libro Azul de la UIT -LA-:
117
Cfr. Dromi (1999), ob. cit., pág. 22, in fine.
Estructura económico-financiera: presupuestos, fuentes de ingreso y relaciones con el Tesoro
Nacional del Órgano Regulador.”. No obstante lo dicho, se advierte en el punto siguiente del
Capítulo, titulado “Normas y Reglamentos”, una profundización de lo expresado. Así, se
establecen minuciosamente:
a) El régimen de licencias -idoneidad, período, renovación, formalidades, adjudicación
concesión transferencia, etc.
b) Características, potestades y funciones del Órgano Regulador: éste establecerá y
ejecutará las políticas de telecomunicaciones, sancionará normas, administrará el espectro
radiomagnético, se ocupará de la planificación estratégica del sector y la normalización de los
servicios -cuando correspondiera-, controlará los servicios de medios de comunicación de
masas -TV por aire y por cable, radiodifusión sonora, distribución multicanal terrenal y por
satélite, etc.- Podrá atender también asuntos internacionales. Será independiente e imparcial.
Gozará de autonomía presupuestaria. Podrá ser una entidad colegiada o un organismo a cuyo
frente se encuentre un “Director”. Sus miembros deberían ser nombrados por personas o
instituciones distintas e independientes, por períodos fijos, y ser inmunes a las disputas
políticas, además de no tener intereses en compañías del sector. El órgano debería dictarse
su reglamento interno y organizar su estructura. Podrá delegar ciertas potestades regulatorias
o administrativas a pequeños grupos o paneles. Por último, debería estar separado de la
órbita de proveedores de servicio, aunque resulte complejo y carpo para países en desarrollo -
por lo que deben establecerse certeras previsiones presupuestarias, cuyo financiamiento
provendrá, entre otras fuentes, de las tasas y tarifas por autorizaciones o licencias.
Como el lector podrá apreciar, el “Libro Azul” de la UIT constituye la base obligatoria
para comenzar a analizar la nueva legislación sobre telecomunicaciones que, a raíz de los
cambios ya evaluados, empieza a debatirse, y en muchos casos, a sancionarse y ejecutarse
en el mundo, inclusive, en nuestra República Argentina.
Asimismo, y dado que todos los derechos se ejercen “conforme a las leyes que
reglamenten su ejercicio”, en el art. 67, inc. 12, se establecía, como competencia del
Congreso de la Nación:
118
Cfr. Germán Bidart Campos, “Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino”, Ediar,
Bs.As., 1993
telégrafos, teléfonos, radiodifusión, etc. El art. 4 º, asimismo, establece que el Gobierno
Federal provee a los gastos de la Nación con fondos del Tesoro Nacional, que constituye, de
entre otros recursos, de la “renta de correos”.
Un ilustrativo fallo ya citado en este trabajo, estableció lo siguiente: “La prestación del
servicio público telefónico está incluido en la expresión ‘comercio’, delinc. 12 del art. 67 de la
Constitución Nacional, como así también en los supuestos de los incs. 13 y 16 del mismo; todo
ello por lo demás, concorde con el propósito del Preámbulo de promover el bienestar general,
con los objetivos enunciados por el inc. 16 del art. 67 y las facultades otorgadas al congreso
en el inc. 28” (CFed San Martín, Sala I, 14/3/1994, Transcot S.A. c/ Addani S.R.L., José), DJ,
1994-1-1025121.
119
Bidart Campos, en ob. cit., págs. 170 y 171, da sustrato a esta afirmación, aunque afirmando que en el
caso del Correo -que siguiendo el criterio de la analogía debería extenderse a todos los servicios de
comunicaciones, cosa que extrañamente él omite realizar- “... el inc. 13 (...) se refiere sin duda a los
correos federales (...); pero no impide a las provincias tener, en jurisdicción local, mensajerías y otros
medios de comunicación. Del texto constitucional, arts. 4 y 67 inc. 13 no surge ningún tipo de
monopolio a favor del Estado federal en materia de correos, pudiendo fácilmente inferirse que está
habilitada la concesión del servicio a particulares”. Esta tesis es apoyada por Sagues -Elementos de
Derecho Constitucional; T1, Bs. As., 1993, pág. 674-. No resulta clara esta interpretación, y no la
compartimos. De hecho, el servicio de correos, regulado originalmente por ley 20.216 y modificatorias,
recién fue desmonopolizado efectiva y expresamente mediante decreto 1187/93. Creemos que una cosa
es la jurisdicción federal, que surge clara para todo tipo de servicios de comunicación, y para toda la
actividad de comunicación en general -en el sentido que le damos a la misma en esta obra-, y otra es la
cuestión del monopolio estatal en la prestación de los servicios públicos, cuya evolución es objeto de
estudio en nuestro trabajo, remitiéndonos a todo lo expresado sobre el particular supra e infra.
120
Cfr. Carlos A. Tau Anzoátegui, “Una ley provincial de telecomunicaciones y la jurisdicción
nacional”. Rev. La Ley, 1988- E, Pág. 219
121
“... Siendo así -continúa el fallo-, resulta manifiesto que cuando la Nación actúa como poder
2.6.3. La Constitución Reformada.
concedente del servicio público telefónico nacional, no lo hace en virtud de una gracia o permiso
revocable o precario de la provincia, sino con plena jurisdicción y en ejercicio de un derecho emanado
de su naturaleza constitucional, fundado a su vez en el deber de ‘promover el bienestar general’ y más
concretamente en el de cumplir los objetivos enunciados en los antes dicho incs. 12, 13, 16 y 28 del art.
67 de la Constitución Nacional”
122
Cfr. Dromi, Roberto y Menem, Eduardo, ob. cit., pág. 151: “El fin que explica la ratio essendi del
Estado es el bien común. Este impera como causa orientadora de la existencia estatal, en las palabras del
preámbulo cuando dice “promover el bienestar general”. Hoy la cuestión se centra en la regulación que
tiene que practicar el Estado sobre los entes privatizados respecto a la calidad en la gestión y en la
prestación del servicio”.
123
Destaca Sarmiento García -ob. cit., pág. 154-, citando a Pritz y a Gordillo, que entre las
consecuencias más importantes de la norma se infiere que la regla es la regulación y la libre competencia
y la excepción el monopolio, privilegio o exclusividad, como así también que deben ser interpretadas
extensivamente las normas referidas a la competencia y a los derechos del usuario y restrictivamente las
de privilegio y derechos del concesionario; no obstante debe resaltarse que la lucha contra el monopolio
no debe llevar a excesos, puesto que la economía de empresa no puede ser absoluta, sino que debe ser
controlada oportunamente por las fuerzas sociales y el estado, salvaguardando los principios de
subisidiariedad y solidaridad.
124
“Cuestiones vinculadas con la prestación del servicio telefónico,
como la facturación excesiva de pulsos, deben ser resueltas mediante la
aplicación del art. 42 de la Constitución Nacional. En efecto, la
protección que la Constitución brinda al usuario de servicios públicos no
se trata de frases que sirven para exhibir linduras literarias, sino de
normas jurídicas obligatorias y vinculantes. La obligación de las
autoridades de proveer protección a los derechos de usuarios y consumidores
para proteger a la vez la calidad y eficiencia de los servicios públicos,
alcanza sin duda alguna a los jueces, que también son autoridades en cuanto
órganos del poder judicial”. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal,
sala CNFedCivyCom)(SalaI) 10?06?1997, “Ruiz, Mercedes A. c. Telecom Argentina -Stet France” La
Ley, 1998-A, 304.
125
“Dado que la empresa prestataria del servicio telefónico brinda el
servicio en forma monopólica, resulta acorde con el principio que regula el
art. 42 de la Constitución Nacional que en cumplimiento de sus obligaciones
con respecto a los usuarios, que cuentan con escasas posibilidades para
de los servicios públicos 126 y a la constitución de asociaciones de consumidores y de
usuarios. Se consagran, como medios de protección, vías procesales como la acción de
amparo -art. 43- y los que establezca la legislación -ley 24.240 como marco general 127 y
la normativa específica que resulte aplicable en los casos de servicios que tengan una
reglamentación especial-, la reafirmación del ejercicio del poder de policía del Estado, la
organización de asociaciones de consumidores y usuarios, los nuevos marcos
regulatorios, y la “necesaria participación” 128de las asociaciones de consumidores y
usuarios de las provincias en los organismos de control 129.
Con respecto a la competencia del Congreso, el nuevo art. 75, que sustituye al antiguo
67, establece:
a) Inc. 13: “reglar el comercio con las naciones extranjeras, y de las provincias entre
sí”: se suprime la distinción entre marítimo y terrestre, receptando la doctrina expuesta supra.
Constituye comercio, en este sentido, “la producción, transacción, negociación, tráfico,
transporte o comunicación de bienes cuyos efectos trasciendan los límites territoriales del
país”132. La Procuración Nacional del Tesoro ha establecido que “Las comunicaciones
interjurisdiccionales se hallan comprendidas en la cláusula comercial del artículo 75, inciso 13
de la Constitución Nacional, cuya regulación ese texto atribuye al Congreso de la Nación” 133.
131
Cfr. Dromi, R. y Menem, E., ob. cit., págs. 173 a 176
132
Cfr. Dromi, R. y Menem, E., ob. cit., pág. 239
133
Cfr. P.T.N., Dictamen 167/92, 2/12/89, Expte. 725/98. Senado de la Nación (Dictámenes 227:169),
Rev. P.T.N. nº 30, pág. 262.
2.6.4 El marco normativo
Sin pausa y con prisa, se instaló entre los actores económico sociales la INTERNET,
punto de partida de la denominada “autopista de la información”, uniendo periódicos y otras
publicaciones periodísticas, entretenimientos, educación, mensajería, transacciones
comerciales, rutinarias actividades de oficina, etc., en un nuevo lenguaje que incluye la
escritura, el video y el sonido, elementos que sumados, conforman un auténtico multimedio,
que además es interactivo, vale decir, capaz de recibir y transmitir, de modo tal que desde
nuestra computadora personal podamos receptar la información, y actuar sobre ella
clasificándola, seleccionándola, pidiendo más sobre los temas que nos intereses,
elaborándola, etc.
INTERNET, fue creada en la década del ’60, como resultado de un programa del
Departamento de Defensa norteamericano, La ARPA, -oficina avocada al desarrollo de
proyectos de investigación-, diseño un programa de alta seguridad a pedido del Pentágono,
que soportara todo tipo de tráfico -audio, texto y video-, sin depender de una terminal única
que lo controlara, evitando de este modo que las comunicaciones internas se corten ante
ataques militares. Este primer sistema, llamado “ARPAnet” se complementó con un protocolo -
lenguaje- de comunicaciones que permitiera a todas las redes hablar el mismo idioma,
llamado “Transmisión Control Protocolo/ Internet Protocol”, de donde se extrajo luego el
nombre INTERNET. Así, investigadores de distintas universidades de los Estados Unidos
comenzaron a trabajar en el sistema, compartiendo información, subsidiados por ARPA. En la
década de los ’80, la Fundación Nacional de Ciencias norteamericana, comenzó a destinar 18
mil millones de dólares por año a las universidades, para que se conectaran a la red, y
siguieran desarrollando al sistema en su conjunto. A partir de este año, el subsidio
mencionado se interrumpió, pasando a financiar el funcionamiento de la INTERNET, lisa y
llanamente, el mercado.
La situación actual, nos muestra que la Word Wide Web -sistema de comunicaciones
de INTERNET, surgido en 1989, que agrupa toda la información cargada en la red, incrementa
su tráfico a impresionante velocidad. Se afirma que son más de 625 millones las
computadoras que, de un modo u otro, están interconectadas y en condiciones de acceder a
los distintos servicios de la red -ingreso a bancos de datos, actividades educativas, grupos de
discusión sobre los más variados temas, correo electrónico, servicios profesionales,
transacciones comerciales, de bolsa, bancarias, casinos, entretenimientos, sexo, música, cine,
radiodifusión, etc.- todos los días. En Argentina, según datos de agosto de 2001, la cantidad
de usuarios asciende a 3,2 millones, con un total de 1,3 a 1,4 millones de cuentas, 6 % del
cual tiene acceso de “banda ancha”, es decir, sin necesidad de conexión telefónica134. El
movimiento de información que genera la red, y la importancia económico-social que aquél
implica, plantean a reguladores y juristas un desafío superlativo. Según un estudio efectuado
por Cisco System, en diez años las soluciones de negocios de Internet generarán un 40 % de
la productividad de los EE.UU, ahorrando las empresas la suma de 500 mil millones de
dólares gracias a esas tecnologías. En 2001, Europa el gasto por Internet para Navidad
aumentó 160 % respecto de 2000, con un monto total de 4.100 millones de euros.
En materia de costos, INTERNET -en el mundo- baja cada día sus tarifas. Los
distribuidores mayoristas del servicio, ofrecen a los usuarios menús que incluyen distintas
prestaciones, a precios muy competitivos -un mensaje por E- Mail es un 95% más barato que
una transmisión por fax-, que hoy hasta permiten la posibilidad de realizar llamadas a larga
distancia pagando el tiempo de conexión local a la red. Con respecto a la practicidad en su
uso, es a todas luces evidente que el desarrollo tecnológico permite un continuo avance hacia
sistemas de acceso más sencillos y operativos. Las PC vienen cada vez mejor preparadas
para acceder a las redes, a través de hardware y software de manejo muy sencillo y de fácil
actualización que, como ya dijimos, posibilitan no sólo el acceso a la transmisión de datos,
sino también de video, sonido y de comunicaciones personales en tiempo real.
Respecto a los principios éticos que debe presidir la utilización de la red, son
innumerables los hechos puntuales que muestran con descarnado rigor las amenazas que día
a día se ciernen sobre ella: curiosos -traviesos- y delincuentes que intentan quebrar archivos
secretos de organismos públicos y empresas, ladrones que ingresan a cuentas bancarias
ajenas, perversos “cibernautas” que inventan destructores virus que en cuestión de segundos
aísla del sistema a miles de usuarios, mensajes subidos de tono que no siempre encuentran
134
Cfr. Consultora Price & Cooke, citados por Comercio y Justicia, 22 de agosto de 2001.
buena recepción, el envío indiscriminado de mensaje con fines promocionales -“spamming”-,
registros de dominios en la red con nombres de famosos y empresas conocidas por parte de
especuladores denominados en la jerga “ciberocupas”, la evasión impositiva a través de las
transacciones electrónicas, la ilegal promoción de juegos de azar, etc.
Como bien se ha dicho, “Internet ha creado una dimensión con nuevos bienes
jurídicos a proteger... En ese ámbito, también hay diferentes prioridades y valores que la
comunidad considera como de protección valiosa”135. En sus orígenes, los científicos que
utilizaban casi exclusivamente a la INTERNET definieron una serie de pautas de buen
comportamiento en un código denominado “Netiquette”, insuficientes ante el volumen actual
de usuarios. Aún hoy, no existen mecanismos tecnológicos o legales neutrales, ni mucho
135
Cfr. A. Pardini, “La imperiosa necesidad de legislar la Internet”, Comercio y Justicia, 29 de
diciembre de 2000.
menos universales136, a pesar de las numerosas “soluciones” propuestas por las empresas y
aunque los estados, a escala individual y comunitaria, hayan comenzado a regular, sino a la
Internet en sí misma, al menos su uso.
Sin duda, no será fácil que la tecnología ofrezca per se una solución aceptable. Se
postulan y se experimentan numerosas propuestas tecnológicas para abordar las necesidades
de protección de datos personales, como así también para tornar selectivos o controlados los
accesos a determinados contenidos considerados inadecuados (PICS o Plataforma para la
Selección del Contenido en Internet), sin que resulte claro a quien se protege, con qué fines y
bajo qué parámetros éticos.
136
Resulta muy difícil hablar de una regulación para una actividad que parece alimentarse pura y
exclusivamente del impulso individual de sus usuarios, pero es así, y éste es el nuevo desafío de los
juristas. Como bien lo expresa el documento “Sociedad de la Información”, publicado en el sitio oficial
de la Unión Europea -www.europa.eu.int- “El comercio electrónico e Internet son mundiales por
naturaleza. Por esa razón, deben fijarse normas comunes mínimas a nivel internacional. Para ello, la
Comisión trabaja con varias organizaciones multilaterales tales como la Unión Internacional de
Telecomunicaciones (UIT), la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización Mundial de
la Propiedad Intelectual (OMPI), la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE),
etc. A este respecto, uno de los resultados más importantes a escala mundial es el Acuerdo General de
la OMC sobre el Comercio de Servicios (GATS) en telecomunicaciones, que abre a la competencia una
parte importante del mercado mundial de los servicios de telecomunicaciones. La Unión Europea
participa también en conversaciones internacionales con sus principales socios (los Estados Unidos,
Japón, los países candidatos a la adhesión, los estados del Mediterráneo, etc.). La Comisión apoya
también la iniciativa "Global Business Dialogue on e-commerce (GBDe)", foro donde se reúnen
representantes de la comunidad empresarial mundial para encontrar soluciones de alcance
internacional en materia de autorregulación y ayudar a los gobiernos a establecer normas mundiales
sobre comercio electrónico”. Como hemos sostenido desde 1994, un tratado internacional, impulsado en
el marco de las comisiones específicas de la O.N.U., con la supervisión de los organismos
internacionales del área de telecomunicaciones -como la U.I.T.- que de un cauce a la naturaleza jurídica
de la red, y establezca pautas básicas de funcionamiento del tráfico de la información y de los distintos
servicios on-line, estableciendo sanciones para quienes de un modo u otro, lesionen derechos como el de
la propiedad, el nombre, el honor, la intimidad, la propia imagen, de autor, la inviolabilidad del secreto
profesional, correspondencia y negocios, el espionaje en todas sus formas, entre otros, y esboce un
mecanismo internacional de solución de controversias, sea el paso necesario para la regulación segura y
sostenida en el tiempo de esta actividad, como desde siempre ocurrió en nuestro Derecho de la
Navegación, tan importante en las relaciones jurídicas que impulsaron el desarrollo del hombre.
137
Wired 5.07: Cyber Rights Now, Julio 1997. Se refería a la Ley de Decencia de las Comunicaciones,
ley de censura de Internet de Estados Unidos que fue derogada por el Tribunal Supremo de aquel país
tras declararla inconstitucional, y a la Plataforma para la Selección del Contenido en Internet, protocolo
que ya se está utilizando para etiquetar los contenidos de la Red y proceder a su clasificación y posterior
filtrado.
del cambio tecnológico, pero las estructuras del software pueden recortar más la libertad. A
largo plazo, las argollas construidas por los programadores pueden constreñirnos mucho
más”. Más claramente aún se pronunció en otro trabajo suyo, “Reading the Constitution in
Cyberspace” (45 Emory L.J. No. 3, 1996), donde afirma tajantemente: “La arquitectura del
ciberespacio -el software que lo constituye- se está convirtiendo rápidamente en algo que
facilita mucho más las discriminaciones en el acceso y la distribución que cualquier tecnología
equivalente en el espacio real”.
Para Lessig, hay tres formas posibles de regulación del ciberespacio: las propias
normas y usos que los internautas van estableciendo en sus prácticas, la procedente de la
legislación tradicional y la que instaura la propia tecnología y el software. La decisiva
diferencia de esta última con respecto a las otras dos es que, si se impone, no hay libertad
para elegir seguirla o violarla. Las reglas están insertas en el mismo código informático. No
hay forma de eludir la necesidad, por ejemplo, de introducir una contraseña si ésta se requiere
para acceder a una página web (salvo rompiendo el mismo código, por supuesto).
Hay otro aspecto que agrava más esta situación. Mientras las normas establecidas por
el uso o por la ley dependen, en buena medida, de la aceptación que los individuos dan a las
mismas, las normas del código instaurado en la arquitectura de Internet bien pueden ser
establecidas al margen de un proceso serio de reflexión, debate y aceptación por parte de los
usuarios138. A menos que se en forma seria y responsable se llame la atención sobre estas
cuestiones y promuevan el control ciudadano de la tecnología y la participación en el diseño
de la arquitectura del ciberespacio mediante mecanismos institucionales y legales. De lo
contrario, quedaremos expuestos a la imposición tecnológica de empresas privadas, muchas
veces más poderosas que el propio Estado regulador. Parafraseando al Maestro Ferrer,
determinar la naturaleza jurídica y regulación de Internet, no debe ser labor de informáticos,
sino de juristas.
138
Como bien lo apunta Lessig en su trabajo citado, “Como parte de la infraestructura de la Web, PICS
será una herramienta extremadamente versátil y robusta; no sólo para los padres que quieren proteger
a sus hijos, sino también para los censores de todo tipo. PICS hará más fácil que países como China o
Singapur ‘limpien’ la Red; hará más fácil que las compañías controlen lo que pueden ver sus
empleados; hará más fácil que las bibliotecas o las escuelas impidan que sus usuarios vean sitios
controvertidos. PICS facilita la censura porque inserta las herramientas de censura en la misma
arquitectura de la edición en línea. Como ha descrito Simson Garfinkel, columnista de HotWired , PICS
es ‘la tecnología de censura global más efectiva que se haya diseñado jamás’. Todo esto pone a los
ciberactivistas en una situación difícil. Por lo general, sus esfuerzos se han centrado en los sistemas de
regulación de Internet patrocinados por el gobierno. Han dejado de lado la forma más preocupante de
regulación en línea: la impuesta por el cambio de arquitectura de la Red. El código informático, más
que la ley, define los verdaderos parámetros de la libertad en el ciberespacio. Y como la ley, el software
no es neutral en sus valores.
No es esta “Introducción...” la instancia en la cual corresponda profundizar la
necesaria reflexión que debería generar un debate para ayudarnos a comprender mejor la
naturaleza del ciberespacio y la orientación a seguir sobre su regulación. El inspirado apunte
de Lessig sobre los casi seguras consecuencias de adoptar una actitud torpemente
reverencial hacia la tecnología (o su complementaria y no menos torpe oposición a toda
regulación legal) no debería pasar desapercibida por quienes deben concertar las bases de
esa difícil tarea de normación.
MÓDULO 2: AMBITOS Y VEHÍCULOS MEDIANTE LOS QUE SE DESARROLLA LA
NAVEGACIÓN
3.1.1 Clasificación
La navegación por agua, se desarrolla en diversos escenarios que han tenido variado
tratamiento jurídico a través de los siglos, marcado, sobre todo, por los usos y costumbres
internacionales.
Aguas interiores
Mar territorial
Zona Contigua
Altamar
Aguas interiores
Mar territorial: 12 millas náuticas a partir de las líneas de base.
Zona Contigua: 12 millas náuticas a partir del límite exterior del mar territorial y hasta
las 24 millas náuticas tomadas a partir de las líneas de base.
Zona Económica exclusiva: desde el límite exterior de la zona contigua alcanza hasta
las 200 millas náuticas medidas desde las líneas de base del Estado ribereño.
Mar libre o alta mar
El alta mar o mar libre puede definirse como aquella parte del mar que no está
sometida a la soberanía ni a actos jurisdiccionales de ningún Estado.
Se ha señalado, por ejemplo que el mar libre es " res nullis", o cosa de nadie, toda
vez que el alta mar no pertenece a ningún Estado en particular. Esta teoría, no resiste el
menor análisis pues admitir que una cosa que no es de nadie, es reconocer automáticamente
la paradoja de que es susceptible de apropiación por parte de cualquier Estado; consecuencia
ésta que a más de inviable, sería absolutamente repudiable por la comunidad internacional.
Desde otra óptica, también se pensó en el alta mar como una "res communis", idea
de condominio o copropiedad. Pero toda propiedad implica inexorablemente posesión, siendo
que los usos y costumbres internacionales no admiten que el alta mar pueda ser objeto de
aprehensión ni ocupación. En otro orden de ideas no resulta jurídicamente correcto aplicar por
extensión institutos propios del Derecho Privado al Derecho Internacional Público.
3.1.3 Antecedentes
El alta mar fue producto de fuertes restricciones ejercidas por los Estados durante
toda la historia. Como adelantamos, recién en el siglo XX, la comunidad internacional decidió
reconocer para este ámbito un estatus jurídico de plena libertad.
La historia antigua nos revela que el imperio Romano literalmente se apropió del Mar
Mediterráneo después de las Guerras Púnicas denominándolo "Mare Nostrum". En la Edad
Media, Venecia se consideraba dueña del Adriático y Génova del Mar de Liguria; Inglaterra,
por su parte, del Canal de la Mancha, que aún hoy denomina "English Channel", y así
sucesivamente.
El tratado de Tordesillas firmado por España y Portugal en 1494, sirvió para establecer
los derechos de ambas naciones sobre las tierras recientemente descubiertas en América y a
las que se llegaran a descubrir; y fundamentalmente, para evitar conflictos en la navegación.
El Papa Alejandro VI, por bula pontificia, concede a Portugal todas las aguas y tierras
situadas al este de una línea divisoria de polo a polo que pasa a 370 leguas al oeste de las
islas del cabo verde; o sea el Océano Atlántico, lo que provocó la lógica reacción de Inglaterra
y Francia, que se vieron marginados de esta distribución y continuaron asediando las rutas
españolas, conjuntamente con corsarios y piratas.
En el plano de las ideas, durante el siglo XVI florece la doctrina del Padre Francisco
de la Victoria, fundador de la Escuela Teológica Española de Derecho Natural. Vitoria, desde
su cátedra de Salamanca, introduce una idea revolucionaria para la época, que es la de la
"libertad de los mares", justificada en el derecho natural de los pueblos a la igualdad y a
comunicarse entre sí (ius comunicationis).
En 1639 el jurista inglés Seldem refuta a Grocio en "Mare Clausum" (mar cerrado),
sosteniendo que los mares son susceptibles de apropiación, ya que son perfectamente
delimitables y ocupables.
Resulta de utilidad hacer notar que Vélez Sarsfield, no utiliza el término "mar territorial"
sino el concepto de dominio público sobre mares adyacentes. En cambio en la nota del
artículo expresa que sigue la tesis inglesa que sostuvo siempre el dominio de los mares
territoriales hasta la distancia de cuatro leguas marinas. La legua marina equivale a tres millas
náuticas (1852m), por lo que es lógico deducir que nuestro codificador incorporó a nuestro
sistema legal un mar territorial con soberanía plena sobre las tres primeras millas contadas
desde las más bajas mareas y una zona contigua de doce millas contadas desde la misma
manera.
LEY 17.094, DEL AÑO 1967: En su art.1, establece que la soberanía de la Nación
Argentina se extiende al mar adyacente hasta 200 millas marítimas desde las líneas de más
bajas mareas, salvo en los golfos de San Matías, Nuevo y San Jorge, a partir de la línea que
une los cabos que forman su boca. En este punto es necesario hacer notar que no se emplea
para nada el término "mar territorial" ni “zona contigua".
Pero la dificultad de interpretar que dichas 200 millas constituyen un verdadero "mar
territorial" es aparentemente incompatible con la disposición del art. 3, de que la libertad de la
navegación y aeronavegación no quedan afectadas por esta ley. Si como hemos estudiado
más arriba, la libertad de navegación constituye un derecho connatural al mar libre o alta mar,
nuestros legisladores habrían incurrido en una desmedida liberalidad, ya que en el mar
territorial impera el mero "paso inofensivo" que no es lo mismo que libertad de navegación.
Por tal motivo, muchos autores niegan que estas 200 millas marinas constituyan un verdadero
mar territorial. Sin embargo para otros autores de significación de nuestro medio, dicha área
constituye un ámbito plenamente equiparable al mar territorial, ya que nada impide que el
propio Estado en pleno ejercicio de su soberanía consagre derechos más amplios en su mar
territorial, sin afectar la tipificación de las aguas.
LEY 17.500, DEL AÑO 1967: Considerada como la reglamentación prevista en el art.
4 de la ley 17.094 en su art.1 establece que los recursos del mar territorial argentino son de
propiedad del estado nacional. El art. 2 fija dos zonas para la explotación de dichos recursos:
una primera zona, hasta las 12 millas de la costa reservada a buques de pabellón nacional,
que puede ser ampliada; y una segunda zona, entre las doce y las 200 millas, donde las
embarcaciones extranjeras pueden desarrollar actividades, previo otorgamiento de
autorizaciones o licencias especiales.
LEY 17.711, DEL AÑO 1969: Al modificar el art. 2340, establece: "Quedan
comprendidos entre los bienes públicos: ..1) los mares territoriales hasta la distancia
que determine la legislación especial, independientemente del poder jurisdiccional
sobre la zona contigua...”. La reglamentación en este caso ya estaba dictada meses antes, y
es la ley 17.094, con la ambigüedad antes descripta, de no establecer categóricamente si
estamos ante la presencia de un mar territorial no.
LEY 18.502, DEL AÑO 1970: Por ella, se establece que las provincias ejercen
jurisdicción sobre el mar territorial adyacente a sus costas hasta una distancia de tres millas
marinas, sin perjuicio de la jurisdicción del Estado Nacional en toda la extensión del mar
territorial.
3.1.7 Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo (LEY 20.645, DEL AÑO 1974)
Este convenio bilateral fue suscripto por Argentina y Uruguay para arreglar
definitivamente sus cuestiones de límites.
En su art. 2 se fija también una franja de jurisdicción exclusiva adyacente a las costas
de cada Estado, dividiendo el río en dos partes: una que va desde el límite exterior hasta la
línea imaginaria que une Colonia -R.O.U.-, con Punta Lara -R.A.-, donde la franja costera tiene
un ancho de siete millas náuticas; y la otra, desde la línea hasta el paralelo de Punta Gorda,
de dos millas marinas.
3.1.8 Convenio de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (MONTEGO BAY,
JAMAICA, EL AÑO 1982).
El art. 3, fija la extensión del mar territorial hasta un límite que no exceda de doce
millas náuticas medidas a partir de líneas de base o líneas de bajamar a lo largo de toda la
costa.
El art. 4, señala como límite exterior del mar territorial a la línea que está una distancia
igual a la extensión del mar territorial.
El art. 33, fija una Zona Contigua de una extensión no mayor a las 24 millas náuticas
contadas desde las líneas de base, a los efectos de la fiscalización sanitaria, migratoria y
aduanera.
El art. 55, establece que la Zona Económica Exclusiva es un área situada más allá del
mar territorial y adyacente a este, sujeta a un régimen jurídico específico.
El art. 66, señala que el Estado ribereño tiene soberanía sobre esa zona a los fines de
exploración, explotación, conservación y administración de los recursos naturales vivos y no
vivos.
Y el art. 57, dice que dicha Zona Económica Exclusiva, no podrá extenderse más allá
de las 200 millas náuticas, contadas desde la línea de base.
Este cuerpo legal, constituye el régimen actual argentino y establece básicamente las
siguientes disposiciones:
a) El mar territorial argentino, se extiende hasta una distancia de doce millas náuticas
a partir de las líneas de base. La Nación posee en él soberanía plena, así como sobre de
espacio aéreo, el lecho y subsuelo de dicho mar y reconoce a los buques de terceros Estados
el derecho de paso inocente.
b) La Zona Contigua, se extiende más allá del límite exterior del mar territorial, hasta
una distancia de 24 millas náuticas medidas a partir de las líneas de base. En esta franja La
Nación ejerce su poder de policía a los fines de la prevención de infracciones en materia fiscal,
sanitaria, migratoria y aduanera, y reconoce el derecho a la libre navegación.
c) La Zona Económica Exclusiva, se extiende más allá del límite exterior del mar
territorial, hasta una distancia de 200 millas náuticas a partir de las líneas de base .La Nación
ejerce en esta zona una competencia económica sobre los recursos renovables, considerados
de su propiedad exclusiva. La libertad de navegación y aeronavegación para buques y
aeronaves públicas y privadas, se encuentran plenamente vigentes en el ámbito comprendido
más allá del mar territorial; y, a estos fines se considera como alta mar.
d) Plataforma Submarina o epicontinental: Alcanza hasta los 200 metros de
profundidad, o más allá, en tanto la profundidad de los mares admita la explotación de los
recursos naturales.
3.1.10 Puertos
Los puertos son Lugares naturales o artificiales ubicados en la costa al abrigo de los
vientos y dispuestos para seguridad de las naves y para operaciones de tráfico y armamento.
Originariamente, fueron lugares o rías naturales, destinadas al arribo forzoso de los buques,
para su asilo o refugio. Se han convertido en un factor muy importante como medio de facilitar
el comercio exterior de los países
Los puertos y radas, ubicados dentro de las aguas territoriales, se encuentran sometidos a la
soberanía de los Estados según la Convención de Ginebra de 1958.
Principio de Libertad de Acceso: Sin embargo, los Estados deben permitir a los
buques mercantes de los demás países entrar a sus puertos, cargar y descargar mercaderías
y pasajeros, así como realizar reparaciones o abastecimiento. No obstante pueden rehusarse
a admitir buques de cualquier género, en sus puertos militares, o navíos de guerra en sus
puertos comerciales.
Bajo condiciones de reciprocidad, todo Estado debe asegurar a los buques de otro
Estado, libertad de acceso y tratamiento igual.
Esa igualdad de trato está referida a la atribución de lugares en los muelles,
facilidades de carga y descarga, derechos y tasas de todo tipo percibidos por el Estado del
puerto, etc.
Conforme esta ley, la habilitación de los puertos corresponde al Poder Ejecutivo, quien
debe comunicar dicha decisión al Congreso de la Nación dentro del plazo de diez días hábiles
contados a partir de la fecha del decreto respectivo. Esta norma es flagrantemente
inconstitucional ya que es facultad exclusiva del Congreso la habilitación de puertos.
Por otra parte, la ley considera puertos de uso privado aquellos que, ofrezcan y
presten servicios a buques, armadores, cargadores y recibidores de mercaderías, en forma
restringida a las propias necesidades de sus titulares o de los terceros vinculados
contractualmente con ellos. Dicha actividad se desarrollará -agrega - dentro del sistema de
libre competencia, tanto en materia de precios como de admisión de usuarios.
Los artículos más severamente criticados por parte de la doctrina son el once y el
doce que establecen la provincialización y la privatización de los puertos pertenecientes a la
jurisdicción nacional.
Lo interesante es que por el art. 12, en el caso de los puertos de Buenos Aires,
Rosario, Bahía blanca, Quequén y Santa Fe, considerados los únicos realmente rentables, la
transferencia a las jurisdicciones provinciales queda extrañamente condicionada a la previa
constitución de sociedades de derecho privado o entes públicos no estatales que tendrán a su
cargo la administración de cada uno de esos puertos.
Las reglas en cuanto a luces se refieren, deben cumplirse en todos tiempos, desde la
puesta del sol hasta su salida.
3.1.12.2 INMARSAT
Las líneas de carga máxima son calculadas y determinadas por una sociedad de
clasificación durante la construcción del Buque, mientras que el franco bordo es asignado y
marcado en nuestro país por la Prefectura Nacional Marítima, organismo que otorga dos tipos
de certificados: el internacional para buques de 150 toneladas, de arqueo total y el franco
bordo nacional para los buques mayores de 50 ton. de arqueo. Estos certificados tienen una
validez de cinco años y deben llevarse entre los documentos de a bordo. Quedan exceptuados
del franco bordo las embarcaciones menores de 50 ton. de arqueo total. Ningún buque puede
hacerse a la mar sin su certificado de franco bordo, y el control de la Prefectura consiste en
verificar que la nave no se encuentra cargada más allá de lo permitido de acuerdo a sus líneas
de carga: tropical, de agua dulce, salada, y de invierno para el Atlántico Norte.
3.2.1 Concepto:
Para fijar un mejor concepto del espacio aéreo, debemos comenzar haciendo una
distinción entre éste y el aire. El espacio es el continente, y el aire el contenido.
Lo que tiene relevancia jurídica es en realidad el espacio aéreo como ámbito o medio
donde se desarrolla la aeronavegación.
El aire, como masa gaseosa, resulta totalmente inapropiable. El espacio, en cambio,
es susceptible de apropiación, ya que es actualmente delimitable y controlable gracias al gran
avance tecnológico y militar.
Podemos definir al espacio aéreo como aquél ámbito que se encuentra por sobre los
Estados y espacios marítimos no sometidos a soberanía alguna y que está compartimentado
lateralmente por la proyección vertical de los límites geográficos territoriales de los países,
incluyendo los de sus aguas jurisdiccionales. El límite superior es la altura donde comienza el
espacio ultraterrestre.
Dentro de los límites descriptos y que le competen a cada Estado impera la totalidad
del orden jurídico de cada uno, con las limitaciones impuestas por el Derecho y las costumbre
internacional, tal como es el caso de los derechos de sobrevuelo y escala técnica que se les
confiere a las aeronaves extranjeras, conforme el Convenio de Chicago y la norma de jus
cogens que impone la aceptación por parte de los Estados de todos aquellos desplazamientos
de vehículos cósmicos dentro del espacio aéreo nacional que tengan como destino el espacio
ultraterrestre, o bien su reingreso a la tierra.
Sus partidiarios negaban la soberanía, porque ésta, era vista como un impedimento
para la navegación aérea y porque, el aire, por su naturaleza fluida no podía ser objeto de
derecho.
Como bien expresa Manuel Augusto Ferrer, en realidad ha mediado una falsa
contradicción entre soberanía y libertad, ya que el hecho de que un Estado proyecte su
soberanía sobre un ámbito, no le impide reconocer derechos que son connaturales a la
naturaleza humana, como el derecho de tránsito que hunde sus raíces en el derecho natural
del hombre a comunicarse. Esto es precisamente lo que se prevé en el Convenio de París de
1919, cuando se reconoce el derecho de “paisaje inofensivo” y se fijan las zonas prohibidas de
vuelo; y luego, en la Convención de Chicago de 1945, cuando se sustituye el concepto por el
“tránsito inocente”. Completado éste, mediante el Acuerdo de Tránsito, que en su Art. I hace
extensivo a las aeronaves afectadas a servicios de itinerario fijo (transporte regular), el
derecho al “sobrevuelo” y a la “escala técnica”.
El Código de Napoleón, recepta esta concepción en su Art. 552, cuando dice: "La
propiedad del suelo lleva consigo la propiedad de lo que hay encima y debajo". De haberse
aplicado literalmente estos principios, no hubiera sido posible el desarrollo de la aviación.
Teoría de la “facultad legal”, según la cual, el dueño del suelo no tiene la propiedad del
espacio aéreo, sino solamente una “facultad de apropiación” o “capacidad para construir”.
El dueño del terreno tiene el dominio hasta el infinito del espacio, pero no de todo este
espacio, sino solo hasta donde ejerce posesión efectiva.
El dominio ilimitado del espacio aéreo no tiene asidero político, sino sólo en la en la
aquella parte realmente susceptible de ocupación.
El espacio aéreo pertenece al propietario del suelo hasta donde pudiere resultar
“utilizable”, “aprovechable” o de su “interés”.
En otro orden de ideas, también se empleó la teoría del “abuso del derecho” en el
caso “Clement Bayard contra Coquerel”, al negar al propietario del fundo a oponerse al pago
de aeronaves sobre el mismo.
Soluciones análogas llegaron la doctrina y jurisprudencia de los países anglosajones.
En EE.UU., las teorías que mejor acogida tuvieron son las de “las zonas de posesión efectiva”,
la de la “servidumbre” y la de “negación del derecho del propietario, salvo en cuanto éstos
signifiquen una posesión o aprovechamiento del espacio aéreo”.
La Corte Suprema de las EE.UU., destacó que la doctrina de la extensión ilimitada del
dominio ha perdido actualmente vigencia reconociéndolo solo en la extensión que pueda
“ocupar o utilizar”. No obstante ordenó indemnizar a los dueños del suelo, pues los vuelos a
baja altura causan una verdadera “servidumbre” que grava al inmueble y restringe el derecho
de dominio.
También en Francia, se admitió la demanda contra Air France, por daños producidos
por el ruido, pero el Tribunal no la fundó en la violación del derecho de dominio, sino en los
“daños a los terceros en la superficie”, disposición que defiende mejor y más objetivamente los
derechos de la víctima.
La O.A.C.I. aprobó en l947 el Anexo 16 sobre “Protección del Medio Ambiente”, con
un volumen sobre Ruido y la categorización de aeronaves en tres fases -antiguas rigurosas,
reactores de segunda generación, aeronaves de nueva generación-. Estas restricciones a las
aeronaves contaron con cierta resistencia de la I.A.T.A., la C.L.A.C. y la A.F.C.A.C., por
razones económicas, en especial para los países en desarrollo, atento a las grandes
dificultades existentes para la readaptación de su material vuelo a dichas normas.
Esto implica un sensible avance hacia la concreción de un acuerdo mundial para evitar
los efectos del ruido.
Conforme esta última disposición la persona que sufra daños en la superficie tiene
derecho a ser indemnizada con sólo probar que el daño proviene de una aeronave en vuelo o
de una persona caída o arrojada de la misma, o del ruido anormal de aquella.
3.2.6Circulación aérea
a) Circulación libre:
e) Vuelos prohibidos
f) Zonas prohibidas
Art. 8: “la actividad aérea en determinadas zonas del territorio argentino, puede ser
prohibida o restringida por razones de defensa nacional, interés público o seguridad de vuelo”.
Art. 9: “El transporte de cosas que importe un peligro para la seguridad del vuelo, será
reglamentado por la autoridad aeronáutica.
En ningún caso se autorizará el transporte de elementos peligrosos en aeronaves que
conduzcan pasajeros, salvo el material radiactivo que podrá ser transportado conforme con las
reglamentaciones que dicte la autoridad competente y sujeto a la fiscalización”.
h) Documentos
Art. 10: “Ninguna aeronave volará sin estar provista de certificados de matriculación y
aeronavegabilidad y de los libros de a bordo que establezca la reglamentación respectiva”.
i) Equipamiento radioeléctrico
Art.11: “Las aeronaves deben estar equipadas con aparatos radioeléctricos para
comunicaciones y estos poseer licencia expedida por la autoridad competente. La autoridad
aeronáutica determinará qué aeronaves podrán ser exceptuadas de poseer dicho equipo”.
j) Control
Art. 12: “La autoridad competente podrá practicar las verificaciones relativas a las
personas, aeronaves, tripulaciones y cosas transportadas antes de la partida, durante el vuelo,
en el aterrizaje o en su estacionamiento y tomar las medidas adecuadas para la seguridad del
vuelo”.
Art. 13: “Los servicios de protección al vuelo serán prestados en forma exclusiva por el
Estado Nacional.
Los servicios estarán sujetos al pago de las tasas que abonaran los usuarios. El poder
ejecutivo determinara estos servicios y los importes a satisfacer por su prestación”.
Art.14: “El Poder Ejecutivo podrá acordar la conexión y coordinación de los servicios
de protección al vuelo con otros países”.
Art. 17: “la autoridad aeronáutica podrá disponer excepciones al régimen de ingresos
de aeronaves extranjeras, privadas o públicas, cuando se trate de operaciones de búsqueda,
asistencia y salvamento, o de vuelos que responden a razones sanitarias o humanitarias”.
Art. 19: “las personas que desempeñen funciones aeronáuticas a bordo de aeronaves
extranjeras deben poseer, para el ejercicio de las mismas, certificados de idoneidad aceptados
por la autoridad aeronáutica argentina o expeditos de conformidad con los acuerdos
internacionales en que la Nación sea parte”.
Art. 20: “las aeronaves que lleguen del exterior o salgan del país deben hacerlo por las
rutas fijadas a tal fin y aterrizar en o a partir de un aeródromo o aeropuerto internacional o de
un aeródromo o aeropuerto especialmente designado por la autoridad aeronáutica donde se
cumplan las formalidades de fiscalización.
Salvo caso de fuerza mayor, las aeronaves no aterrizarán entre la frontera y el aeródromo o
aeropuerto internacional, antes o después de cumplir con los requisitos de fiscalización”.
Art. 21: “las aeronaves privadas que no se destinen a servicios de transporte aéreo,
deberán cumplir los requisitos de fiscalización en el aeródromo internacional más próximo a la
frontera”.
Excepcionalmente y en cada caso, podrán ser dispensadas de esta obligación por la autoridad
aeronáutica, la que indicará la ruta a seguir y aeródromo de fiscalización”.
Art. 22: “Cuando por razones de fuerza mayor una aeronave hubiese aterrizado fuera
de un aeródromo o aeropuerto internacional o del aeródromo o aeropuerto designado en el
caso del artículo anterior, el comandante o en defecto de éste cualquier otro miembro de la
tripulación, estará obligado a comunicarlo de inmediato a la autoridad más próxima.
No podrá efectuarse el desplazamiento de la aeronave sino en caso de necesidad para
asegurar el salvamento o cuando lo determine la autoridad competente”.
Art. 23:”las aeronaves autorizadas para circular sobre el territorio argentino sin hacer
escala no estarán sometidas a formalidades de fiscalización de frontera.
Deberán seguir la ruta aérea fijada y cumplir con las disposiciones correspondientes.
En caso de aterrizaje por razones de fuerza mayor, deberá procederse de acuerdo con lo
dispuesto en el artículo anterior”.
Art. 24:”si una aeronave pública extranjera hubiese penetrado en territorio argentino
sin autorización previa o hubiere violado las prescripciones relativas a la circulación aérea,
podrá ser obligada a aterrizar y detenida hasta que se hayan producido las aclaraciones del
caso”.
Está constituida por todos los servicios de tierra, edificios e instalaciones que
contribuyen a la aeronavegación y a su seguridad. Los ejemplos comunes son las
comunicaciones, servicios de meteorología, prevención y combate de incendios, prevención
de accidentes, servicios de pista, control de tránsito aéreo, aeródromos y su personal, etc.
Se clasifican en públicos y privados. Son públicos los destinados al uso público sin
interesar la condición de su propietario. Son privados todos los demás.
b) Composición del Aire: Donde termina la atmósfera, o sea, donde se acaba el aire tal
como nosotros lo conocemos, por efecto de la fotodisociación del oxígeno molecular en
oxígeno atómico. Esto se produce a una altura entre los 80 y 100 km. de altura.
d) Orbita satelitaria más baja: La órbita satelitaria más baja, está próxima a los 120km.
de altura.
El Dr. Manuel Ferrer (h) en su obra “Derecho Espacial” propone ubicar ese límite
“alrededor de los 90 km. de altura”.
El Comité Jurídico de la C.N.I.E propuso en 1970 fijar ese límite a los 100 km. de
altura.
Canadá e Italia, ese mismo año, proponían fijar la línea de soberanía nacional a una
altura máxima de100 Km.
En los últimos años el problema no pudo ser considerado en Naciones Unidas “por
falta de tiempo”. Mientras tanto la Asamblea General, pide al a Comisión sobre la utilización
del Espacio Ultraterrestre con fines pacíficos (COPOUS), que continúe estudiando dicha
cuestión junto a otras como la radiofusión directa por satélites.
4.1 El buque
4.1.1 Concepto:
Para nuestro Código de Comercio, el término buque comprendía además del casco y
la quilla, los aparejos y demás accesorios (botes, mástiles, anclas, provisiones, cordajes y
demás útiles fijos o sueltos). No existe aquí una conceptualización abstracta, sino más bien
una descripción de los objetos complementarios del mismo.
Por oposición al buque, el artefacto naval “Es toda construcción flotante auxiliar de la
navegación, pero no destinada a ella, aunque sirva para navegar por cortos trechos, para el
cumplimiento de sus fines”.
4.1.3 Clasificación:
Una división que tiene importancia en el marco del comercio marítimo internacional es
la de buques Liners o Buques Tramps. Los buques liners son los que se encuentran
sometidos a itinerarios y frecuencias estables y coinciden normalmente con empresas
navieras que se encuentran nucleadas alrededor de una Conferencia de Fletes (buques
conferenciados). Los buques Tramps o vagabundos, son aquellos que no tienen itinerario fijo y
operan al margen de las Conferencias de Fletes; por tal motivo también se los denomina “no
conferenciados” u “off sider”.
Por otra parte, las Ordenanzas de la Marina de Luis XIX y nuestro Código de
Comercio lo consideraban como “una cosa mueble”.
139
. Los buques banderas de conveniencia son aquellos que no guardan ningún vínculo genuino con el
Estado que formalmente les concede la matriculación y les autoriza a enarbolar su pabellón. Ejemplos
tradicionales de estas banderas, son Panamá, Honduras, Liberia, Chipre, Singapur, Mónaco, etc.
140
.Galmarini, Hugo, "Régimen de Limitación de Responsabilidad del Armador", en "La Organización
Marítima Internacional", Su dinámica - Los Convenios, Ed. Lerner, l992, p.86.
Atilio Malvagni, en su proyecto de ley lo consideró “un mueble registrable”,
coincidiendo González Lebrero y el criterio empleado en el Código Aeronáutico para
caracterizar a las aeronaves.
a) Toda transmisión de la propiedad del buque debe hacerse por escritura pública o
por documento privado debidamente autenticado;
b) Derogación para los buques, del principio del art. 2412 del Código Civil por el cual
la posesión “vale por título”;
141
La jurisprudencia ha resuelto que “Conviene poner de resalto la naturaleza jurídica del ‘buque’, y a
ese respecto conforme lo que surge de la ley 20.094, art. 154 nos demuestra que se trata de una
universalidad de hecho pues es una ‘cosa mueble registrable’ cuya composición resulta de la fusión de
muchas otras, materiales, físicas y documentales que son imperiosas para su navegación, servicio,
maniobra y trabajo; ello así, pues cuando un buque es botado, si bien puede navegar, para completar su
función es indispensable agregarle los elementos que le permitan cumplir el rol para el que fue
construido en los astilleros”. (Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, 16/06/1994, Carroza
Francisco c. Neptunia S. A., L.L., 1998-E, 787
4.1.5 Individualización:
c) Puerto de Matrícula: debe ser exhibido exteriormente debajo del nombre en letras
de tamaño más pequeño. El Art. 51 de la Ley de Navegación dispone que la inscripción en la
matrícula, confiere al buque la nacionalidad argentina y el derecho a enarbolar el pabellón
nacional.
Sin perjuicio de la valoración de utilidad que toda alta o cese de bandera puede tener
para el Estado, para la inscripción en la matrícula nacional es necesario la previa verificación
de varios aspectos:
Por otra parte, para configurarse el cese de bandera se deben presentar las siguientes
condiciones:
a) Libros de a bordo:
Diario de Navegación
Diario de Máquinas
Diario de Radio
Libro de Rol
Libro de Quejas
Libro de Guardia
Cuaderno de Bitácora.
b) Certificados y documentos de a bordo:
Certificado de Matrícula
Certificado de Arqueo
Certificado de Francobordo
Lista de Pasajeros
Un ejemplar de la Ley de Navegación
Conocimientos de la carga transportada, etc.
Diario de la navegación:
En este documento, que debe estar rubricado y foliado por la autoridad marítima,
deben asentarse en detalle todos los hechos y actos producidos bordo, durante el viaje, y que
pudieren tener alguna importancia para cualquiera de los interesados en la expedición.
Fundamentalmente deben insertarse los detalles de posición del buque, su derrota y las
maniobras efectuadas; las observaciones meteorológicas y fenómenos que pudieren afectar a
la navegación en general (Pej. Tormentas, Presencia de icebergs, bajíos no incluidos en las
cartas, etc.). Deben constar también los actos cumplidos por el capitán como delegado de la
autoridad pública y los consejos celebrados por el capitán con los oficiales. Deben
consignarse también, accidentes y siniestros; echazones; asistencia y salvamento prestados
o recibidos; visitas, registros y requisas; enfermedades, nacimientos, defunciones,
desapariciones, polizontes, delitos o faltas graves cometidos a bordo y cualquier otro
acontecimiento o novedad que sea de utilidad para cualquier interesado en el viaje (conf. Art.
207 de la L. N.).
Diario de máquinas:
Con las mismas formalidades del diario de navegación el jefe de máquinas debe
asentar todos aquellos desperfectos y tareas de mantenimiento efectuadas en las máquinas
en cumplimiento de la reglamentación. Conjuntamente con el diario de navegación,
constituyen documentos muy importantes para la determinación de las causas de abordajes y
otros infortunios marítimos.
Libro de rol:
Este libro debe ser llevado por los buques mayores de 50 ton. de arqueo total y debe
contener, nombre, apellido y número de matrícula del capitán y demás tripulantes, con
indicación de la habilitación y empleo correspondientes, así como las condiciones sintéticas de
los contratos de ajuste, los desembarcos de personal y causas de los mismos.
Libro de quejas:
Se exige en los buques de pasajeros y está a cargo del comisario de a bordo. En este
documento los pasajeros pueden asentar notar los reclamos y quejas referidos a la calidad del
servicio.
Libro de guardia:
En éste se registran las novedades durante la guardia cuando el buque está puerto y
reemplaza en dicho período al Diario de Navegación y al Libro de Bitácora.
Diario de radio:
En este diario se anotan las comunicaciones radiales con tierra y con otros buques, la
posición y hora de esos tráficos y las señales de alarma radiotelecráficas y de socorro.
Nuestro país, prescinde del criterio de la “nacionalidad” para seguir el del domicilio. La
Ley de Navegación, siguiendo el proyecto Malvagni, exige para inscribir un buque en nuestra
matrícula, acreditar el domicilio de su propietario en el país. Si se trata de una copropiedad
naval, exige que la mayoría de los copropietarios cuyos derechos sobre el buque, o artefacto
naval exceden la mitad del valor de éstos, se domicilien en el país. Y si el titular de la
propiedad fuere una sociedad, que ésta, se haya constituido de acuerdo con las leyes de la
Nación, o que habiéndose constituido en el extranjero, tenga en la República, sucursal,
asiento, o cualquier otra especie de representación permanente, de acuerdo con lo dispuesto
en la ley respectiva Art. 52, incs. b y c, de la Ley de Navegación.
Desde otro punto de vista también cabe clasificarlos en modos de Derecho Privado y
Modos de Derecho Público. Como modos de derecho privado, podemos señalar a la
compraventa, la permuta, la donación, el aporte societario, la prescripción, el contrato de
construcción, el abandono a favor de los aseguradores, y la sucesión. Los modos de Derecho
Público son el comiso, la requisa, el apresamiento y el abandono.
4.1.12.1 Compraventa
En cuanto a la forma del contrato, la ley dispone que todos los actos constitutivos,
traslativos o extintivos de la propiedad o de otros derechos reales de un buque de diez (10)
toneladas o más de arqueo total, o sobre una o más de sus partes en copropiedad naval, debe
hacerse por escritura pública o por documento privado autenticado, bajo pena de nulidad.
La sanción de nulidad pone de manifiesta que la forma elegida por la ley está
impuesta “ad solemnitatem” en esta clase de buque, en cambio, para los buques menores
de diez toneladas las formalidades son menos rigurosas.
Todos los actos constitutivos, traslativos o extintivos de la propiedad o de otros
derechos reales sobre buques menores de diez (10) ton. de arqueo total, o sobre una o más
de sus partes en copropiedad naval, deben hacerse por instrumento privado con las firmas de
los otorgantes certificadas, e inscribirse en el Registro Nacional de Buques. Solo producen
efectos con relación a terceros desde la fecha de su inscripción. La reglamentación
determinará los casos en que procederá la exención de los requisitos previstos en la ley.
4.1.12.2 Prescripción
Nuestra ley dispone que la adquisición de un buque con buena fe y justo título,
prescribe la propiedad por la posesión continua de tres años. Si faltare alguna de las referidas
condiciones, la prescripción se opera a los diez años.
Ahora bien, desde el punto de vista del derecho privado el contrato de construcción
del buque asume la forma del denominado contrato de especificación.
El contrato puede ser por cuenta propia o por empresa. En el primer caso, los riesgos
de la construcción corren por cuenta del propietario-constructor que es la misma persona.
Esta institución opera dentro del marco del contrato de seguro. Por vía contractual y
dentro de las condiciones generales de la póliza, se encuentra normalmente la cláusula de
abandono de la propiedad de la cosa por parte del asegurado a favor de la empresa
aseguradora, cuando ésta última debe indemnizar al asegurado en caso de naufragio o
pérdida total del buque. La empresa aseguradora adquiere de forma irrevocable la propiedad
del buque y puede disponer libremente del mismo para recuperar, si fuere factible, al menos
parte de la suma pagada a través de la venta a terceros de los restos comercializables.
4.1.13.2 Requisa
4.1.13.3 Apresamiento
La hipoteca, en cambio es un derecho real de garantía que sólo puede ser constituido
por su propietario.
c) Los intereses debidos gozan de privilegio por un año, igual que el capital, salvo el
caso de hipoteca sobre el buque, buque en construcción o adquisición de buques en cuyos
casos se extienden por dos años.
Los créditos incluidos en el primer grupo son preferidos al crédito hipotecario, que
tomará su lugar después de ellos y con preferencia a los del segundo grupo.
Los privilegios descriptos son también privilegiados sobre los fletes y precio del
pasaje, que nazcan durante el mismo viaje.
Subrogación real
Se extienden como créditos a favor del buque nacidos durante el viaje;
- Las indemnizaciones por daños materiales no reparados, sufridos por el buque.
- Las contribuciones por avería común por daños materiales no reparados, sufridos
por el buque.
- El salario de asistencia o de salvamento, deducida la porción del capitán y
tripulantes.
Prelación:
Los créditos vinculados mismo viaje son privilegiados en el orden del Art. 476; excepto
los créditos por asistencia y salvamento, remoción de restos náufragos y contribución por
avería gruesa, los cuales, tienen preferencia sobre los demás al momento en que se
efectuaron las operaciones que los originaron. Los de igual categoría en caso de insuficiencia,
concurren entre sí a prorrata.
Los créditos privilegiados del último viaje, son preferidos a los de los viajes
precedentes, salvo los derivados de un contrato único de ajuste. Esto altera un principio
básico del derecho común: Prior in tempore potior in jure.
Extinción:
Los privilegios sobre el buque se extinguen:
- Por el trascurso de un año, salvo que antes, el buque haya sido objeto de embargo o
apresamiento judicial. Ese plazo no corre cuando por ministerio de la ley, no se pueda
proceder al embargo o apresamiento del buque.
- Por la venta judicial del buque conforme a esta ley -que el buque se encuentre en el
país, hechas las notificaciones del caso- y a partir del depósito judicial del precio, sin perjuicio
de la subrogación real prevista en el art. 472 de la L.N.
- Por la enajenación voluntaria, transcurridos tres meses desde la inscripción en el
Registro Nacional de Buques. Si el buque se encuentra fuera del país, el plazo se computará
desde el regreso a puerto argentino.
Cómputo:
El plazo de un año se comienza a contar:
- Para la asistencia y salvamento, desde la terminación de las operaciones.
- Para los daños personales Y equipaje, desde el desembarco del pasajero.
- Para los efectos a bordo desde la terminación de la descarga.
- En los demás casos, a partir desde que el crédito se origine y sea exigible.
El privilegio del constructor se extingue con la entrega del buque al comitente; pero, no
se extinguen los demás privilegios por la transferencia de la propiedad a terceros.
Formalidades:
Debe constituirse por escritura pública o documento privado debidamente autenticado
e inscripto en el registro Nacional de Buques. Debe también efectuarse el asiento
correspondiente y en el certificado de matrícula y en el título de propiedad. Los buques
menores de diez toneladas son susceptibles de prenda.
La hipoteca sobre una parte indivisa del buque, sólo da derecho al acuerdo a
embargar y ejecutar dicha parte La hipoteca subsiste después de enajenado el buque o
dividido el condominio.
4.1.17.1 Concepto
Por otra parte, el denominado embargo ejecutivo, es el decretado una vez que existe
sentencia firme condenatoria en contra del deudor y procedimentalmente es necesario separar
al bien de la posesión de este último como única forma de hacer efectiva su ejecución. Los
efectos de ambas medidas cautelares son la indisponibilidad jurídica del buque. En algunos
casos especialmente previstos, dicha medida cautela debe ser complementada con la
interdicción de salida, que importa la inmovilización del buque.
En esta materia son de aplicación los arts. 531 a 541 de la Ley de Navegación 20.094;
las Convenciones de Bruselas de 1926 sobre Privilegios e Hipotecas, ratificada por nuestro; la
de 1952 sobre Embargo Preventivo, no ratificada pero receptada por nuestra ley; y la de 1967
sobre Privilegios e Hipotecas, no ratificada por nuestro país, pero también receptada en
nuestra ley interna.
Conforme al Art. 4 del Tratado de Montevideo, se aplica la ley de situación del buque;
la cual generalmente, coincide con la del lugar del tribunal o “lex fori”. El proyecto de
U.N.C.T.A.D/ 89 sobre Privilegios, Hipotecas, Mortgages y Gravámenes, prevé a los efectos
del “reconocimiento” de los mismos por los Estados partes, la ley del Estado de la matrícula
del buque; y en su Art. 2', “respecto de terceros”, la ley del Estado de inscripción de dichos
gravámenes; y, a los efectos del “procedimiento”, la “lex loci ejecutionis”.
Conforme a los Art. 116 de la Constitución Nacional y a la Ley 48, son competentes
para intervenir en las causas del Almirantazgo y jurisdicción marítima, la Corte Suprema de
Justicia y los tribunales inferiores (Justicia Federal). También, los de más Tribunales ordinarios
pueden decretar embargos e interdicción de buques en cuestiones de derecho común no
originadas en la explotación del buque.
Procedimiento:
La Prefectura Naval Argentina, es la encargada de hacer anotar el embargo en el
Registro Nacional de Buques y en el Certificado de Matrícula del Buque y de hacer efectiva la
interdicción de navegar, previo oficio del juez. El capitán y los agentes marítimos, tienen
personería para intervenir en el juicio cuando no se encuentren en el lugar sus propietarios o
armadores. La ley de Navegación en su art. 538, faculta al tribunal a exigir al embargante
caución suficiente, conforme a la naturaleza del juicio, su solvencia, la necesidad de asegurar
su derecho y prevenir los perjuicios que le pueda irrogar al armador por haber solicitado la
medida sin derecho; especialmente, si se trata de un buque de línea regular. El propietario o
cualquier interesado en la expedición, están facultados a solicitar el levantamiento del
embargo y la interdicción, ofreciendo una fianza sustitutiva.
La mera anotación del embargo sobre un buque puede resultar insuficiente para
asegurar el crédito reclamado, ya que el buque, especialmente el extranjero, puede sustraerse
a la jurisdicción de los tribunales no regresando jamás a nuestros puertos o contraer nuevos
créditos privilegiados que ganarán prelación respecto de créditos anteriores por aplicación del
art. 482 de la Ley de Navegación. Por ello, se completa la medida cautelar con interdicción de
navegar o salir, regulada por el art. 538 de la L.N. En caso de Buques Argentinos sólo procede
si se requiere en forma expresa, conjuntamente con el embargo, y así se decreta
judicialmente. En cambio con respecto Buques extranjeros el embargo conlleva implícitamente
y automáticamente su interdicción de salida. La autoridad marítima encargada de practicarlo
es la Prefectura Naval Argentina.
4.1.17.6 Inembargabilidad:
4.2 La aeronave
4.2.1 Concepto
La aeronave es el vehículo que hace posible la actividad que constituye el objeto del
Derecho Aeronáutico. De allí que es inexorable su tratamiento en cualquier texto de
introducción a esta particular rama de la ciencia jurídica.
Desde el punto de vista estrictamente técnico, una aeronave puede describirse como
un artefacto tripulado que aprovecha las reacciones naturales del aire como medio de
sustentación y/o propulsión a los efectos de desplazarse por el espacio aéreo con
independencia de la superficie terrestre o acuática y con un destino aeronavegatorio 142.
142
Los denominados “overcraft», si bien se desplazan aprovechando una reacción del aire, lo hacen
irreversiblemente atados al contorno de la superficie terrestre o acuática.
La Convención de París de 1919, la definió de manera muy incompleta como
“cualquier aparato capaz de sostenerse en la atmósfera gracias a la reacción del aire,
omitiendo la aptitud de circulación, como asimismo el destino aeronavegatorio 143.
En otro orden de ideas, el destino aeronavegatorio implica conducción guiada del aparato
incluyendo el factor humano dentro del concepto es decir un desplazamiento gobernado por el
hombre o los hombres a bordo del mismo 144.
4.2.2 Clasificación
El art. 37 del C.A. distingue entre aeronaves públicas y aeronaves privadas. Son
aeronaves públicas, dice la ley, “las destinadas al servicio del poder público”. “Las demás
143
Dentro de esta definición podrían encuadrarse diversos objetos que no constituyen aeronaves, como
es el caso de los globos cautivos, los globos sonda empleados en meteorología y contemporáneamente,
los misiles.
144
El Convenio de Chicago de 1944 alude a las aeronaves sin piloto, cuya tecnología es perfectamente
factible, más no aconsejable en este estado de avance del desarrollo de la civilización.
aeronaves son privadas, aunque pertenezcan al Estado”. Las actividades realizadas con
ambos tipos de aeronaves en conjunto, constituye para el art. 1 del C.A., aeronáutica civil,
excluyéndose expresamente aquellas operaciones desempeñadas por aeronaves militares.
De esta manera, la ley adopta un criterio funcional para diferenciar unas de otras
independiente de la condición o calidad del propietario de las mismas.
Las aeronaves privadas son definidas por exclusión de las públicas. Pueden
pertenecer al Estado, e incluso pueden prestar un servicio público145 como el transporte aéreo;
no obstante, permanece lo mismo dentro de la esfera de esta segunda categoría.
Las aeronaves son bienes muebles por definición. Está ínsito en su concepto la
aptitud y el destino de desplazamiento por el espacio aéreo. No obstante razones que hacen
al necesario control de la seguridad por parte del Estado y desde el punto de vista del derecho
privado, su importancia económica, han motivado que se le atribuya un régimen jurídico, que
en algunos aspectos, se asemeja al de los inmuebles en el Derecho Civil; Vrg, la
obligatoriedad de la Hipoteca para someterla a un derecho real de garantía 146 o la posibilidad
145
El hecho de que una aeronave sea de propiedad del Estado o de una Empresa del Estado, o Sociedad
del Estado, no la convierte en pública por desarrollar actividades de transporte aéreo. Estas últimas
actividades, si bien son consideradas un servicio público, son perfectamente delegables a la iniciativa
privada. iVo as! aquellos servicios esenciales y que hacen a la existencia del Estado como tal, como la
seguridad pública, los servicios aduaneros o policiales.
146
Con un criterio de unificación, el C.A. prohíbe la prenda con registro, optando por la hipoteca. Sin
embargo ambos institutos son esencialmente similares; a tal punto, que el Dr. Héctor Cámara
denominaba a la prenda con registro “Hipoteca mobiliaria”. Ello no significa, sin embargo, que el
régimen de la prenda con registro sea en un todo compatible con el de las aeronaves, ya que el primero
posibilita el secuestro inmediato del bien una vez promovida la demanda, siendo que la ley aeronáutica
(comúnmente vedada a los muebles) de ser objeto de pactos de retroventa o de reserva de
dominio (Conf art. 42 y 43, C.A.).
Son varias las razones que fundamentan el imperativo de que de los Estados asuman
jurisdicción sobre estos vehículos.
restringe a muy contados casos la inmovilización de la aeronave que implicaría de hecho el acto cautelar
de secuestro.
147
La Ley de Navegación 20.094, opta por caracterizar a los buques como bienes registrabas. Si bien
esta tercera categoría responde en principio a opiniones más avanzadas la omisión de la denominación
“mueble”, puede ocasionar inconvenientes o dudas respecto de la aplicación de determinadas normas
legales en particular. Por ejemplo, la diferencia de procedimiento para la subasta prevista en el Código
de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación (art. 5 73-5 75), según se trate de bienes muebles o
inmuebles. También se puede generar duda cuando determinada cláusula Convencional o testamentaria
menciona genéricamente la palabra inmueble, sin especificar su condición de registrable, etc.
148
Tradicionalmente la nacionalidad es un atributo de las personas y no de las cosas. Los tratados y la
ley nacional recurren a una ficción empleando el término “nacionalidad” para abreviar un concepto más
amplio, que implica sujeción del vehículo a la jurisdicción de un Estado Determinado.
En tercer lugar, el elevado valor de las aeronaves en sí y la importancia económica de
los intereses potencialmente involucrados en la aeronavegación, conlleva la necesidad de
brindar certeza y seguridad jurídica a los derechos vinculados al objeto; propósito que se logra
a través de la inscripción en un registro sometido, regulado y controlado por un Estado
determinado y bajo el imperio de una ley determinada.
Acorde este principio, el art. 38 del Código Aeronáutico dispone que “La inscripción de
una aeronave en el Registro Nacional de Acronaves, le confiere nacionalidad argentina y
cancela toda matrícula anterior”. De igual manera el art. 39 establece que la inscripción de
una aeronave argentina en un Estado Extranjero, le hace perder la nacionalidad argentina 149.
Las aeronaves pueden adquiriese, en principio, por casi todos los modos originarios y
derivados propios del Derecho Civil y Comercial: apropiación, especificación, tradición,
sucesión, construcción, venta, permuta, donación, aporte societario, y abandono a favor del
asegurador.
149
No puede haber una aeronave con dos “nacionalidades” superpuestas, toda vez que constituye un
absurdo jurídico una dualidad de jurisdicciones y legislaciones distintas imperando en un mismo
adquiridas mediante contrato de compra-venta, sometido a condición o a crédito, por los
cuales el vendedor se reserva el título de propiedad hasta el pago total del precio o hasta el
cumplimiento de la condición.
También exige para aplicar este régimen especial que el contrato se ajuste a la legislación del
país de procedencia de la aeronave y se inscriba el instrumento en el Registro Nacional de
Aeronaves; que el contrato se formalice mientras la aeronave no posea matrícula argentina y
que el adquirente reúna los recaudos exigidos por el Código para ser propietario de una
aeronave argentina.
El art. 48 exige que para ser propietario de una aeronave argentina se requiere: si se
trata de persona física, tener su domicilio real en la República; si se trata de varios
copropietarios, la mayoría cuyos derechos excedan la mitad de valor de la aeronave, deben
mantener su domicilio real en la República; y si se trata de una sociedad de personas, de
capitales o asociaciones, estar constituida conforme a las leyes argentinas y tener su domicilio
legal en la República.
151
Este régimen no es instaurado para permitir una modalidad extranjera per se, sino que reconoce una
situación real de condicionamiento de nuestro país respecto de otras naciones mucho más desarrolladas
4.2.7 Formalidades de adquisición
El segundo párrafo del Artículo 49 del C.A. establece que “Solo podrán inscribirse en
el Registro Nacional de Aeronaves los actos jurídicos realizados por medio de instrumento
público o privado debidamente autenticado”152. De lo cual se extrae que la compraventa,
siguiendo el precepto general, se formaliza por escrito, sea por instrumento público, o por
instrumento privado suscripto ante autoridad certificante; y que dicho instrumento debe ser
inscripto en el Registro Nacional de Aeronaves para otorgar al acto oponibilidad a terceros 153.
tecnológicamente, las cuales utilizan esta figura en el mercado internacional. De todos modos, es lícito
reconocer que, salvando la existencia de cláusulas irritantes o leoninas en este tipo de contrato, se
presenta como una forma de adquisición mucho más práctica y económica en susfornias que la realizada
con garantía hipotecaria.
152
Esta última frase significa en la práctica la posibilidad de emplear simplemente un boleto privado con
las firmas de las partes certificadas por escribano público.
153
No obstante, los tribunales argentinos tienen resuelto que “La falta de inscripción de la compraventa
en el Registro Nacional de Aeronaves, no obsta para tener por operada la transferencia de dominio de la
aeronave vendida si el vendedor entregó la posesión de aquella al comprador y recibió la documentación
habilitante. Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Trenque Lauquen 26/11/1987, Martin,
Enrique P. c. Vía. Juan C. L.L., 1989-B, 25, con nota de Juan Carlos Venini - DJ, 1989-1-727.
154
“El Registro Aeronáutico organizado conforme al derecho administrativo, obliga a la inscripción de
los gravámenes constituidos sobre aeronaves como el único medio o procedimiento que sirve para la
consolidación y efectividad de los actos jurídicos correspondientes, habida cuenta del especial carácter
y destino de la res aérea, de allí que todos los actos jurídicos deben ser inscriptos y para perfeccionarse
entre las partes y producir efectos erga omnes, entre ellos la constitución de hipoteca, así como toda
modificación, transmisión o rescisión del gravamen y además de todos los demás créditos privilegiados
y actos jurídicos que afecten a la aeronave”. (Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Bell
Ville, 23/09/1987, “Banco Social de Córdoba en Fumigaciones Posse y/u otros”, LLC, 988-60).
155
Esto es una particularidad del Derecho Aeronáutico. El contrato de locación de aeronave produce la
transmisión del carácter de explotador del propietario al locatario, lo cual transforma a este último en
- El Estatuto o contrato social y sus modificaciones, así como el nombre y domicilio de
los directores o administradores y mandatarios de las sociedades propietarias de aeronaves
argentinas.
- En general, cualquier hecho o acto jurídico que pueda alterar o se vincule a la
situación jurídica de la aeronave.
responsable directo por daños y perjuicios ocasionados a terceros en la superficie y a otras aeronaves en
vuelo.
156
Delich, Pedro, Compendio de Derecho de la Navegación, Marítima, Aeronáutica y Espacial, Tomo 1,
1996, pág. 191.
partir de la fecha del término de las operaciones, actos o servicios que lo han originado (conf.
art. 58, 2do.par.C.A.).
Las aeronaves pueden ser gravadas con un derecho real de garantía a través de la
hipoteca, ya que “Ni las aeronaves ni los motores son susceptibles de afectación de prenda
con registro” (conf. art. 52, 2do. par. C.A.).
La hipoteca puede aplicarse al total del valor de la misma, o a sus partes indivisas, en
el caso de mediar condominio y aun en estado de construcción. También es dable hipotecar
los motores independientemente del casco cuando los mismos se encuentran inscriptos
separadamente en el Registro Nacional de Aeronaves (conf. art. 52, ler. par. C.A.). La
hipoteca sobre motores, mantiene sus efectos, aun cuando ellos se instalen en una aeronave
hipotecada a distinto acreedor (conf. art. 52, último par. C.A.).
157
Lena Paz, Juan, Código Aeronáutico Comentado, pág. 80.
158
Por el contrario, la caducidad del privilegio por otros motivos, no provoca la extinción del crédito que
le da origen.
Asimismo, la ley mantiene la prohibición de hipotecar las aeronaves inscriptas
provisoriamente en los casos ya comentados de los arts. 42 y 43 del Código Aeronáutico,
hasta tanto no se proceda a su inscripción y matriculación definitivas 159.
Forma:
La hipoteca, debe constituirse, según el art. 53 del C.A., por instrumento público o
privado debidamente autenticado e inscribirse en el Registro Nacional de Aeronaves. La
inscripción confiere al acreedor un derecho de preferencia según el orden en que se ha
efectuado, de la misma manera que sucede respecto de los inmuebles.
Efectos particulares:
El privilegio del acreedor hipotecario se extiende de pleno derecho (conf. art. 54 C.A.)
a la indemnización del seguro por pérdida o avería del bien hipotecado y a las
indemnizaciones debidas al propietario por daños causados al mismo por un tercero, así como
sus accesorios, salvo estipulación expresa en contrario. A tal efecto, los acreedores
hipotecarios pueden notificar a los aseguradores por acto auténtico la existencia del
gravamen.
Caducidad
159
La justificación de este precepto se encuentra en que el régimen de inscripción provisoria a nombre
del comprador no implica reconocimiento alguno de titularidad de dominio; por ende, por un principio
elemental de derecho común, no puede constituir hipoteca, sino aquel que ostenta un título de dominio
perfecto sobre el bien.
La hipoteca aeronáutica se extingue de pleno derecho a los siete años de la fecha de
su inscripción, si ésta no fuere renovada (conf. art. 56 C.A.), habiendo receptado la ley el
término normal de amortización de las aeronaves en el mercado internacional.
4.2.10 Embargos
De conformidad con lo dispuesto por el art. 71 del C.A., todas las aeronaves son
susceptibles de embargo, con excepción de las públicas. La anotación del embargo en el
Registro Nacional de Aeronaves confiere al embargante la preferencia de ser pagado antes
que otros acreedores, con excepción de los de mejor derecho 160
Casos de inmovilización:
El Derecho Aeronáutico, persigue fomentar la movilidad de las aeronaves, no solo a
los efectos de evitar elevados perjuicios patrimoniales a los explotadores, sino para evitar la
interrupción innecesaria de un servicio público, sobre todo en los casos de transporte aéreo
comercial.
Por ello, el Código limita a solamente tres los supuestos en los cuales el embargo trae
aparejada inmovilización de la aeronave (conf. art. 73 C.A.): 1) Cuando se trate lisa y
llanamente de un embargo motivado por una ejecución de sentencia; 2) Cuando se trate de un
crédito acordado para la realización del viaje, y aun cuando la aeronave esté lista para partir
161; y 3) Cuando se trate de un crédito del vendedor de la aeronave por incumplimiento del
contrato de compraventa de la misma, incluso aquellos celebrados bajo el régimen de
inscripción provisoria (art. 42 y 43 C.A.).
160
Caso de los privilegiados y del acreedor hipotecario .
161
La jurisprudencia tiene dicho que “La inmovilización de la aeronave, como consecuencia eventual de
su embargo, solo procede cuando se reclama la satisfacción de un crédito directamente relacionado con
el viaje, y no en acreencias vinculadas con viajes distintos”. (Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Comercial, sala D, 05/09/1999, “Nuevo Hotel Callao S. R. L. c. Chileinter Airlines S. A.” LA LEY,
2000-C, 437 - DJ, 2000-2-766 - JA, 2000-I-317
Las aeronaves, tanto de bandera nacional como extranjera, que se encuentren
accidentadas o inmovilizadas de hecho en territorio argentino o sus aguas jurisdiccionales y
sus partes y despojos, pueden reputarse abandonadas a favor del Estado Nacional, si su
dueño o explotador no se presenta a reclamarlas y retirarlas dentro del término de seis meses
de producida la notificación del accidente o notificación, conforme al procedimiento que
reglamenta el Poder Ejecutivo (conf. art. 74).
5.1 Introducción
Los contratos marítimos constituyen acuerdos de voluntades en los cuales las partes
tienen en miras al buque, ya sea considerado en su capacidad navegatoria propiamente dicha,
ya sea como instrumento para cumplir una prestación final como medio de traslación o
empleando su fuerza motriz.
Por otra parte, nuestra ley de navegación en su título III, cap. II, ubica a todos los
contratos bajo el acápite de “Contratos de Utilización”, siendo que sólo algunos de los tipos
contractuales regulados por dicho cuerpo legal realmente asumen dicha condición (Locación,
fletamentos).
Por ello, desde un punto de vista doctrinario y a los efectos de establecer categorías
que permitan un estudio más adecuado de estas figuras contractuales, se recurre a una
clasificación, cuyo criterio diferenciador se centra en la finalidad que tienen en miras las partes
al momento de celebrar el correspondiente pacto.
5.2 Clasificación:
Contratos de utilización:
a) Locación de buque: 1) A casco desnudo
2) Buque armado o equipado.
b) Fletamento 1) Fletamento a tiempo (sin transporte)
2) Fletamento total o parcial (con transporte)
Contratos de transporte:
a) Transporte de mercaderías
b) Transporte de personas
c) Transporte de equipajes
Contratos de remolque:
a) Remolque transporte
b) Remolque maniobra
El contrato de locación de buque es aquél mediante el cual una de las partes se obliga
a conceder el uso y goce de un buque transfiriendo la tenencia, por un cierto tiempo y a
cambio de un precio.
Nuestra ley indica que debe hacerse por escrito e inscribirse en el registro nacional de
buques. La imposición de la inscripción registral de este contrato que regula derechos
personales y no reales, surge de la necesidad de dar publicidad “erga omnes” del efecto
trascendental de este contrato que es transferir la calidad de armador desde el locador al
locatario y por ende, las responsabilidades previstas en el art. 174 de la Ley de Navegación.
Cuando el contrato verse sobre un buque mayor, el mismo debe hacerse por escrito e
inscribirse en el Registro Nacional de buques.
Ello determina una dualidad muy notoria y característica de este contrato que es la
distinción de gestiones puramente náuticas de las gestiones comerciales. El fletante conserva
la gestión náutica que hace a todo lo concerniente a la navegabilidad y maniobrabilidad del
buque y el fletador tiene a su cargo exclusivo lo atinente a las operaciones de carga, estiba,
transporte, custodia, preservación y descarga de la mercadería, así como lo referido a los
trámites administrativos y aduaneros de esta última. En una palabra el fletador opera en
realidad como el auténtico “transportista” desde el punto de vista jurídico.
De esta manera, el capitán, depende del fletante, pero puede recibir instrucciones del
fletador en todo lo pertinente a la gestión comercial.
Los gastos a cargo de uno y otro se distribuyen en función de la forma en que opera
dicha dualidad. El fletante, desde el punto de vista que conserva su condición del Armador,
debe sufragar los gastos fijos y los que hacen a la conservación de la navegabilidad del
buque, tales como los salarios y gastos de manutención de la tripulación, el seguro que cubre
el mismo, y de los repuestos de las máquinas. En cambio el fletador soporta todos aquellos
gastos que produce la mayor o menor movilidad del buque (ya que en teoría el contrato puede
estar vigente sin que necesariamente tenga que desplazarse), tales como los de combustible,
162
La Corte Suprema ha entendido que “El contrato de fletamento a tiempo puede estimarse como
una especie del género de la locación, que confiere al fletador un aprovechamiento o goce en
virtud del uso que haga de la navegabilidad del buque y de la ocupación de sus espacios, el
fletante pone a disposición del fletador la navegabilidad de un buque determinado para su disfrute”.
“Giménez, José Eduardo c/ Prefectura Naval Argentina”, 28/07/87.
lubricantes y agua, las tasas portuarias y todos aquellos que genere la actividad comercial del
buque.
Por idéntico motivo, paradójicamente el fletante no responde ante el fletador por los
daños y perjuicios ocasionados por la culpa o negligencia del capitán en la gestión comercial,
ya que no se obliga a transportar y responde ante terceros por tal motivo solamente cuando
emita documentación propia. Esto no obsta a la aplicación de los privilegios que pueden
recaer sobre el buque por imperio del art. 476 de la Ley de Navegación.
El fletante no está obligado a realizar viajes que le ordene el fletador fuera de los
límites geográficos convenidos o en lugares que, sobrevinientemente a la celebración del
contrato se transformen en peligrosos para el buque y la expedición (conflictos bélicos, actos
de piratería, etc.). Tampoco está obligado a iniciar un viaje cuando previsiblemente terminará
en tiempo posterior a la vigencia temporal del contrato. Por otra parte, el fletador puede
rescindir el contrato y solicitar indemnización por daños y perjuicios en el caso de que el
buque no fuera puesto a disposición en lugar y tiempo convenido en condiciones de
navegabilidad.
Régimen legal: se encuentra regulado en nuestra ley de navegación desde el art. 241
a 258.
Como surge del concepto antes expresado, el fletamento total o parcial obliga al
fletante no solamente a la puesta a disposición de espacios útiles del buque, sino
fundamentalmente al transporte de personas o mercaderías. Desde el punto de vista de la
actividad del comercio exterior, los fletamentos con transporte son ampliamente utilizados para
el transporte en gran escala y a granel, en el cual se requiere una gran capacidad de porte
(petróleo, carbón, hierro en bruto, granos, etc.). Por tal motivo, en este caso, los fletadores
(que operan como cargadores o expedidores de mercadería) disponen de la reserva de
espacio de todo un buque o parte de él. Desde el punto de vista del régimen jurídico del
transporte, aparte de las normas señaladas, se le aplican las disposiciones comunes de la
sección quinta, que son de orden público.
Estadías:
Las estadías constituyen el plazo durante el cual el buque está en el puerto designado
disponible para proceder a la carga. Es necesario no confundirlas con las estadías portuarias
que constituyen una forma de establecer el pago de tasas portuarias. Comienzan a correr
desde que el fletante notifica al fletador a través de una “nota de alistamiento” que el buque se
encuentra dispuesto para receptar las mercaderías. Vencido el plazo de estadías, y no
proporcionada la carga por parte del fletador, comienza a correr otro plazo que es el de
sobreestadías durante el cual el fletante, en principio, sigue teniendo el buque a disposición
del fletador, pero tiene la facultad de percibir una multa por cada día de atraso, constituida por
un porcentaje del flete pactado.
163
Juan Lena Paz en el comentario al art. 242 de su Ley de Navegación Comentada, dice no encontrar la
razón por la cual se haya incluido como requisito independiente el nombre del armador, siendo que se
debe designar al fletante. En realidad esto obedece a que mientras en el fletamento a tiempo el fletante
tiene que ser necesariamente armador, en el fletamento total o parcial no, ya que puede tener la simple
disponibilidad del buque por efecto de un contrato de fletamento a tiempo. Aunque parezca esto un
juego de palabras, es necesario aclarar que el fletante de un fletamento total o parcial, puede ser
perfectamente un fletador de un contrato de fletamento a tiempo.
164
.Son precisamente los datos de individualización del buque que hemos estudiado en su régimen
jurídico.
Las estadías se computan sólo teniendo en cuenta los días hábiles, excluyendo los
feriados y aquellos días en los que por condiciones meteorológicas adversas u otro
contratiempo derivado de fuerza mayor o caso fortuito no pueda operarse normalmente en el
puerto respectivo. En cambio las sobreestadías (demurrage days) se computan en la mitad de
los días de trabajo correspondientes a las estadías y por días absolutamente corridos. Si bien
la ley no las contempla específicamente, dentro de las sobreestadías existe en la práctica un
tercer plazo que es el de “contraestadías”, las cuales constituyen una agravación porcentual
de la multa establecida para las sobreestadías. También los usos y costumbres han
instaurado la cláusula denominada “despach money” que constituye un premio a favor del
fletador por cargar antes del vencimiento del plazo de estadías.
Este contrato puede asumir dos modalidades. Una es el transporte de carga general
(con individualización de buque), y otra es el transporte en líneas regulares, (sin
individualización de buque) sometido a tráficos regulares y que corresponden a buques que
pertenecen a empresas navieras integrantes de conferencias de fletes (tráfico liner o
conferenciado).
165
.Dentro de los dos días de terminada la descarga total del buque, el transportador debe publicar un
aviso en un diario de los de mayor circulación, que también se fijará en un local público de la aduana
habilitado a ese fin, indicando la fecha y hora para la revisación de los efectos que se descargaron. El
aviso puede hacerse por cualquier otro medio fehaciente. La revisación debe iniciarse en jurisdicción
fiscal, después de transcurridos dos días de la publicación y dentro de los cinco días subsiguientes. Del
resultado de la revisación se debe dejar constancia escrita en doble ejemplar, con todos los detalles que
las partes consideren convenientes.
estipulado, siempre que su importe no haya sido pagado por otra mercadería que ocupó el
lugar de aquella.
5.3.5.1 Introducción:
La forma requerida tanto por los tratados como por la Ley Nacional, es, en
consecuencia, ad probationem y no solemne.
Es así como, no obstante constituir normalmente los formularios empleados para este
propósito un cúmulo de cláusulas “de adhesión”, muchas veces cuestionables en cuanto a su
justicia y equidad, debido a las particulares característica del transporte marítimo, no debemos
dejar de reconocer ab initio que resultan invalorables elementos para lograr una mayor
seguridad jurídica, frente a los medios electrónicos o computarizados, que ya se insinúan en la
actividad de transporte marítimo, en aras de la mayor celeridad y economía que el mercado
impone en su dinámica diaria.
5.3.5.2 Funciones del conocimiento:
“...La emisión del conocimiento de embarque no resulta de una actividad unilateral del
cargador. Así, con anterioridad a la entrega de aquél el transportista ha hecho llegar a su
contraparte los “recibos provisionales” que contienen los datos básicos que luego figurarán en
los conocimientos...”167
166
.CNFed. Civil y Comercial, Sala II, Julio 30-985, Cionci, Jorge N. c/ Propietario y/o Armador del Buque
Río Neuquén, LA LEY, 1986-C, 535 (37.279-S).
167
. LA LEY, 1989-C-,423.
Es así como, por ejemplo, la posesión por parte del cargador del ejemplar respectivo
de su conocimiento le permite acceder a los beneficios de una operación de crédito
documentado.
168
. C.N.Com., Sala C, abril 26-984, Banco Mercantil Argentino c/ Vizental y Cía. S.A. y otra; ED del
7/8/84, p.4.
169
. Romero Basaldúa, Luis C., Manual de Derecho Marítimo, p.332.
170
. La Ley, 1986-E, 132, con nota de Osvaldo Blas Simone; J.A., 985-IV-86.
171
. La Ley, 1986-E, 132; J.A., 985-IV-86.
El conocimiento, decíamos, constituye un título valor, pero causal, ya que está emitido
en relación directa a un contrato de transporte y ligado irreversiblemente a éste en su función
circulatoria.
Por otro lado, el tenedor del conocimiento, por ejemplo, no puede pretender que el
transportador le entregue inexorablemente y a todo evento la mercadería en la misma
condición en que la misma se cargó si han mediado en la travesía determinadas
circunstancias eximentes, y que básicamente están constituidas por los supuestos de caso
fortuito, fuerza mayor o vicio de la cosa.
Como contrapartida, en virtud del mismo conocimiento, la ley (conf.art.588 Ley 20.094)
faculta al transportador “...a promover juicio ejecutivo por cobro de fletes contra el tenedor del
conocimiento que haya documentado el despacho (aduanero), y según lo dispuesto por el art.
172
. Plus Ultra, Cía de Seguros c/ Capitán y/o Armador y/o Propietario Buque Grieg y/o Grimaldi
Compagnie Di Navigatione S.A.; LA LEY, 1989-E-455.
173
. Art. 275 Ley 20.094; art. 4 Convención de Bruselas de 1924 sobre Unificación de Ciertas Reglas en
Materia de Conocimientos.
174
. Romero Basaldúa, Luis C., op.cit., p.333.
589 de la misma ley, aquél deberá adjuntar con la demanda, el ejemplar del conocimiento y la
certificación de Aduana de la cual resulte el nombre y domicilio de la persona que tramitó a
nombre propio la entrega de las mercaderías ante la autoridad aduanera...” Ello es así, nos
dice la jurisprudencia, “...porque el conocimiento de embarque es un título de crédito,
transferible con las formalidades y efectos propios del derecho común para cada una de las
categorías de papeles de comercio. Por otra parte, la obligación del destinatario de pagar el
flete nace desde el momento en que documenta el despacho en la Aduana para recibir la
mercadería, y se hace, por ese hecho, parte en el contrato respecto del cual era
originariamente ajeno...” 175.
Sólo le restan dos acciones contra el Transportador: la primera, para lograr la entrega
de la mercadería; y la segunda, de carácter subsidiario, de naturaleza resarcitoria, en caso de
incumplimiento del transportador.
175
. LA LEY, 1982-D-271.
Tanto la Convención de Bruselas de 1924, como el art. 298 de nuestra Ley de
Navegación establece que el conocimiento debe tener varios datos, cuya omisión, a diferencia
del régimen de la carta de porte aéreo, no trae consecuencias desventajosas automáticas ni
pérdida del beneficio de limitar la responsabilidad.
176
. Romero Basaldúa, Luis C., op.cit. p.335/336.
Nuestra Ley de Navegación, siguiendo la normativa impuesta en el Convenio de
Bruselas de 1924, autoriza al transportador a la inclusión de reservas en los conocimientos en
los casos en que tenga serias razones para sospechar que las menciones hechas por el
cargador en la declaración de embarque, no corresponden a la realidad de las mercaderías
recibidas a bordo 177.
De esta manera el Capitán del Buque o el agente marítimo puede insertar reservas en
el conocimiento que están referidas a las marcas, números, cantidades, pesos de los bultos,
cuando tengan una razonable sospecha de que tales especificaciones no corresponden a la
mercadería recibida o simplemente cuando no tengan medios normales para verificarlo.
Es habitual que el transportador formule este tipo de reservas frente a cargas a granel
o que involucren gran cantidad de bultos, o unidades de cargas, cuya dimensión o dificultad de
verificación por parte del Capitán hace prácticamente imposible conformar lo declarado por el
cargador. El Dr. Arturo Ravina, siempre ilustra humorísticamente este supuesto refiriéndose a
una eventual declaración de embarque en donde el cargador haga constar un contenedor con
3.555.851 clavos, de donde resultará obvio que el transportista no se encuentra en
condiciones de “contar” los clavos uno por uno, al margen de no poder, en principio, abrir el
contenedor.
177
. Conv.Bruselas 1924, art.3, par.3 in fine/ art. 299 de la Ley de Navegación 20.094.
hacerlo...” 178. Asimismo, se ha sostenido que “...si las fórmulas inscriptas en el conocimiento
no expresan cuáles son las razones por las que el transportista se ha marginado del control de
lo cargado, corresponde desestimar la defensa basada en lo sostenido en una cláusula de
reserva...” 179.
Ahora bien, si el transportista no hace ninguna reserva se presume juris tantum que
las mercaderías fueron embarcadas conforme a las menciones del conocimiento, aunque es
preciso aclarar que la prueba de lo contrario no es admitida cuando el conocimiento ha sido
transmitido a un portador de buena fe.
En estos casos la jerga marítima califica a los conocimientos emitidos con estas
constancias o reservas como “sucios”, en contraposición a los conocimientos “limpios”, que no
son afectados por ninguna reserva marginal. Tratándose de un conocimiento “limpio” ya
adelantamos que “...se presume que la carga contenía la mercadería declarada y frente a la
existencia de roturas en el embalaje y la diferencia de peso comprobada antes del ingreso de
la mercadería en los depósitos, hace recaer sobre el transportista el peso de la carga de la
prueba de algún eximente...” 181
Cartas de garantía:
La entrega por parte del transportista de un conocimiento “sucio” o con reservas,
perjudica su negociabilidad restando la suficiente confiabilidad no sólo de potenciales
adquirentes de buena fe las cosas embarcadas, sino de los Bancos que otorgarán un crédito
178
. C.Nac.Fed. Civil y Comercial, Sala III, noviembre 14-989; "Plus Ultra Cía de Seguros c/ Capitán y/o
propietario y/o armador Barcaza 903), LA LEY, 1990-A-440.
179
. LA LEY, 1990-A-440.
180
. Romero Basaldúa, op.cit. p.337.
181
. LA LEY, 1989-E, 601. Jurisprudencia agrupada, caso 6727.
tomándolas como garantía o aseguradores que deben cotizar adecuadamente el riesgo que se
pretende cubrir con una póliza.
Ante ello, se puede solicitar al transportista que expida un nuevo conocimiento sin
reservas (limpio), contra la presentación de una carta de garantía constituida por un
documento firmado por el cargador mediante el cual el mismo se obliga a indemnizar al
transportador de todo daño o perjuicio con motivo de la entrega de un conocimiento en esas
condiciones. De tal manera el cargador afianza los daños y perjuicios que el transportista
eventualmente se vea obligado a reparar frente a legítimos reclamos de los consignatarios de
la carga o tenedores legítimos del conocimiento, si el faltante o la avería tienen directa relación
con las observaciones o reservas suprimidas en el segundo conocimiento.
Nuestra Ley de Navegación, pese a una fuerte corriente doctrinaria que las considera
nulas y violatorias de un elemental principio de buena fe que debe regir en materia de
conocimientos 182, ha optado por reglamentarlas en su art. 300, reputándolas válidas entre
cargador y transportista, pero inoponibles al consignatario o a terceros.
Sin perjuicio de ello, la ley las declara nulas cuando se emiten para perjudicar los
derechos de un tercero o cuando contienen estipulaciones prohibidas por la ley, como una
extensión del principio general de derecho común contenido en el art. 1072 del Código Civil.
182
. Es pertinente traer a colación que el antecedente remoto de los conocimientos eran los asientos que
efectuaba un notario embarcado, los cuales daban plena fe de la veracidad de lo declarado en torno a las
especificaciones referentes a la carga. La práctica actual ha sustituido esa declaración en la manifestación del
Capitán del Buque. Incluso, al pie del anverso del conocimiento es usual la frase "en fe" por la cual el
capitán supuestamente certifica la veracidad de los asientos. Notas obtenidas por el autor de la clase
inaugural del Dr. Jorge Bengolea Zapata en el mes de abril de 1995 en la Carrera de Especialización
de Comercio Exterior. Departamento de Egresados- Fac. de Der. y C.S. de la U.N.C.
El conocimiento puede ser emitido en forma nominativa, a la orden o al portador,
variantes éstas que afectan la forma de transmisión de los derechos y obligaciones que
emanan del documento.
En este caso la ley no hace sino reconocer una práctica usual que tiene la ventaja
para el transportista de cobrar flete (cuando es por adelantado) antes de la carga y en
momento de recibir la misma para su custodia.
Para el cargador implica la ventaja de no tener que esperar hasta el término de las
operaciones de embarque para contar un documento con las misma virtud de negociabilidad
que el conocimiento de embarque común (por ej. la gestión de un crédito documentado).
Delivery Orders:
Si la naturaleza de la carga transportada permite su fraccionamiento (p.ej. transporte
granelero), el tenedor legítimo del conocimiento puede negociar no ya todo el embarque
amparado por el conocimiento, sino porciones del mismo, o entregarlas en calidad de prenda.
En este caso se solicita al Transportista la expedición de órdenes de entrega de mercadería
fraccionada u “delivery orders”.
El art. 307 de la Ley de Navegación autoriza esta práctica “cuando así se convenga en
el contrato de transporte” a cuyo fin a pedido del tenedor legítimo del conocimiento, el
transportador o su agente marítimo debe librar órdenes de entrega contra el capitán o agente
marítimo del buque en el puerto de descarga por fracciones de la carga respectiva. Al expedir
tales órdenes de entrega fraccionada, el transportador o su agente marítimo deben anotar en
los originales del conocimiento la cantidad y calidad de la mercadería correspondiente a cada
orden, con su firma y la firma del tenedor legítimo. Si la supuesta entrega fraccionada
corresponde exactamente a la totalidad de lo embarcado, el transportista debe retener el
conocimiento, evitando así que circulen dos documentos representativos de la misma
mercadería.
En relación a las tres primeras, una fuerte tradición legislativa iniciada por la Ley
Harter de los Estados Unidos y continuada por el Convenio de Bruselas de 1924, ha inspirado
el régimen jurídico nacional plasmado en el art. 280 de la Ley de Navegación que reputa
totalmente nula y sin efecto toda cláusula de un contrato de transporte o de un conocimiento
que exonere o disminuya la responsabilidad del transportador, propietario o armador del
buque, o de todos ellos en conjunto, por pérdidas o daños sufridos por las mercaderías, o que
modifique la carga de la prueba, en forma distinta a la prevista en la ley. Esta nulidad
comprende la de la cláusula por la cual el beneficio del seguro de la mercadería, directa o
indirectamente, sea cedido a cualquiera de ellos”
Esta táctica de los navieros se refuerza con la lisa y llana determinación de la Ley
aplicable coincidente con la del país los tribunales establecidos en la prórroga de jurisdicción,
por lo que también se somete a usuarios a una ley que le resulta totalmente extraña.
Esta notoria injusticia viene siendo morigerada por los Tribunales Nacionales desde
1936, a partir del famoso leading case “Compte y Cía. c/ Ibarra Y Cía” 183, con motivo del cual
la Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación, entre otros considerandos meritó lo
siguiente:
Antes de comenzar la carga de los efectos, el cargador debe suministrar por escrito al
transportador una declaración de embarque que contenga un detalle de la naturaleza y calidad
de la mercadería que será objeto del transporte, con indicación del número de bultos o piezas,
cantidad o peso, según los casos, y las marcas principales de identificación (art.295). El
cargador garantiza al transportador la exactitud del contenido de la declaración de embarque,
y debe indemnizarlo de todos los daños y perjuicios que sufra con motivo de alguna mención
inexacta, pero, el derecho a esta indemnización no modifica en forma alguna la
responsabilidad y obligaciones del transportador frente a toda persona que no sea el cargador
(art. 296). En la práctica de nuestros puertos los cargadores no suministran una declaración,
sino que ellos mismos llenan los conocimientos de embarque que les entrega el transportador.
El transportador los verifica y si está de acuerdo con las menciones le reintegra los
183
. J.A., T.56, pág. 355.
conocimientos firmados en la etapa oportuna. Esto se vincula directamente con la cláusula
número 10 del conocimiento exhibido en esta exposición.
Una vez entregada a bordo la orden de embarque, queda en poder del capitán, o de
quienes lo representen, y comienza el procedimiento material de carga.
El capitán debe ir entregando recibos provisorios (mate's receipts), los cuales van
acreditando la entrega de la carga a bordo y el estado y condición aparente de la mercadería
(art. 204); asimismo, la cantidad y peso de los bultos, marcas identificatorias, etc. 184.
184
. La Ley, 1989-C,423.
razonable para mantener el estado de navegabilidad del buque y de seguridad para los
pasajeros durante todo el viaje y no sólo al iniciarlo.
Por otra parte, la ley prevé de manera casuística, una serie de situaciones que se
pueden presentar durante el viaje:
Si el viaje no se lleva a cabo por culpa del transportador, el pasajero tiene derecho a la
devolución del importe del pasaje y a que se le indemnice por los perjuicios sufridos.
Si deja de verificarse el viaje por caso fortuito, fuerza mayor relativa al buque, por acto
de autoridad o conflicto bélico, el contrato queda resuelto con restitución del importe del
pasaje percibido por el transportador y sin indemnización alguna entre los contratantes.
El hecho de que más del 90% del comercio internacional se mueva por mar, y que la
generalidad de que estas prácticas y usos y costumbres hayan tenido como escenario el
transporte marítimo, ha dado lugar con toda razonabilidad a que el plexo de normas
consuetudinarias, normalmente plasmadas en los contratos de compraventa internacional, se
le denomine genéricamente “Ventas Marítimas”, sin perjuicio de que son perfectamente
asimilables a compraventas vinculadas a transportes terrestres y aéreos.
En este sentido, Romero Basaldúa ha definido a las ventas marítimas como aquellas
en las que, “por encontrarse las partes en lugares distantes, el contrato debe estar precedido o
seguido por una operación de transporte y eventualmente, por una de seguro” 185
185
.Romero Basaldúa, Luis César; Manual de Derecho Marítimo, ed. Lerner 1977, p. 379.
186
. Romero Basaldúa, Luis César; op. cit., p. 380.
torna impreciso el momento en que se podría interpretar que existe un supuesto de
aplicación de la tradición simbólica187 .
Los riesgos, en esta cláusula, se colocan definitivamente en cabeza del vendedor. “No
hay cosa cierta hasta que jurídica y materialmente la tradición se hace posible al llegar el
buque a buen puerto. Recién allí se torna exigible el precio, la entrega de la cosa, y se opera
la transferencia de los riesgos al comprador” 190
187
. ¿Cuándo se podría considerar operada una tradición simbólica en caso de transporte? ¿Es correcto
decir que se opera la tradición simbólica cuando el vendedor entrega la mercadería al Transportista en el
puerto de partida, o por el contrario, cuando el comprador la recibe efectivamente de manos del
transportista?
188
.Ledesma, Carlos A.; "Principios de Comercio Internacional", Ed. Macchi, Bs.As. , 1993, p.349.
189
. Romero Basaldúa, Luis C., op. cit. p. 382.
190
. Romero Basaldúa, Luis. C., op. cit. p. 382.
tiene por objeto un género; y como el género no perece nunca, el comprador siempre estará
en condiciones de pedir la ejecución del contrato al vendedor” 191
A los efectos de evitar que esta esta carga se tornara demasiado excesiva para el
vendedor, sin retraer a la vez la oferta de bienes en el circuito internacional y que diera
suficiente seguridad de satisfacción al comprador, se fueron generando por vía de los usos y
costumbres diversas cláusulas, las que insertas en los contratos de compraventa internacional
marítima tendientes a prevenir conflictos entre las partes motivados por los riesgos que recaen
sobre las mercaderías en tránsito.
La Cámara de Comercio Internacional publicó por primera vez estas reglas en 1936,
constituyéndose en la primera versión de las mismas. A ellas se les han ido introduciendo
enmiendas y adiciones en los años 1953, 1967, 1976, 1980 y más recientemente en 1990. 192
“Los incoterms han sido revisados -algunos han sido refundidos y reclasificados- para
que tengan en cuenta los cambios en los sistemas de transporte y para que sean plenamente
compatibles con los intercambios de datos electrónicos (EDI). Son presentados ahora con un
nuevo formato que permite al vendedor y al comprador seguir paso a paso el proceso de sus
respectivas obligaciones. La nueva compaginación simplifica la utilización de los incoterms
1.990” 193.
191
. Romero Basaldúa, Luis. C., op. cit. p. 382.
192
. Incoterms - 1990 - Versión Española, Introducción, punto 2.
Con suma frecuencia, las partes de un contrato internacional tienen un conocimiento
impreciso de las distintas prácticas comerciales utilizadas en sus respectivos países, lo que
puede dar paso a innumerables litigios y procesos, con la consecuente pérdida de tiempo y de
dinero que esto provoca194a las aquellas.
INCOTERMS -1990
193
. Incoterms - 1990 Versión Española, Preámbulo.
194
. Incoterms - 1990, Versión Española, Introducción, puntos 1 y 2.
195
.Incoterms - 1990, Versión Española, Introducción, punto 5.
DDU DELIVERED DUTY UNPAID
DELIVERED DUTY PAID
DDP
En otro orden de ideas las obligaciones del vendedor y del comprador han sido
agrupadas en diez epígrafes, en cada uno de los cuales se encaran las posiciones del
vendedor y del comprador sobre cada aspecto del asunto196.
A los efectos de lograr una mayor visión sintética de estos términos nos limitaremos a
brindar una breve descripción sinóptica de cada una, remitiéndonos, en cuanto a los
“epígrafes” a la consulta del texto original de la publicación de la CCI.
196
. Por ejemplo, si según A.3, el vendedor tiene que contratar el transporte y pagarlo, en B.3, donde se
expone la posición del comprador, hallamos la mención “ninguna obligación" bajo el epígrafe "contrato
de transporte".
FAS FREE ALONGSIDE SHIP (...NAMED PORT OF SHIMENT) /FRANCO AL
COSTADO DEL BUQUE (...PUERTO DE EMBARQUE CONVENIDO): significa que
el vendedor cumple con su obligación de entrega colocando la mercadería al
costado del buque, sobre el muelle o en barcazas, en el puerto de embarque
convenido. Esto quiere decir que el comprador ha de soportar todos los gastos y
riesgos de pérdida o daño de la mercadería a partir de aquél momento.
El término FAS exige del comprador que despache la mercadería en aduana para la
exportación. No es conveniente usar esta cláusula cuando el comprador no pueda
llevar a cabo directa o indirectamente los trámites de exportación.
Puede usarse obviamente solamente para los casos de transporte por agua
FOB FREE ON BOARD (...NAMED PORT OF SHIPMENT)/FRANCO A BORDO
(...PUERTO DE EMBARQUE CONVENIDO): significa que el vendedor cumple con
su obligación de entrega cuando la mercadería ha sobrepasado la borda del buque
en el puerto de embarque convenido. Debido a este término, el comprador debe
soportar todos los gastos y riesgos de pérdida o avería de la mercadería a partir de
este punto.
El término FOB exige que el vendedor despache la mercadería de exportación. Sólo
puede emplearse en el transporte por agua. Cuando la borda del buque no revista
ningún fin práctico, como en el caso del tráfico roll-on/roll of o contenedores, es
preferible utilizar el término FCA.
CFR COST AND FREIGTH (...NAMED PORT OF DESTINATION)/COSTO Y FLETE
(...PUERTO DE DESTINO CONVENIDO): significa que el vendedor debe pagar los
gastos y el flete necesarios para hacer llegar la mercadería al puerto de destino
convenido, si bien el riesgo de pérdida o avería de la misma, así como cualquier
gasto adicional debido a acontecimientos ocurridos después del momento en que la
mercadería haya sido entregada a bordo del buque, se transfiere del vendedor al
comprador cuando la mercadería traspasa la borda del buque en el puerto de
embarque.
Este término exige que el vendedor despache la mercadería para exportación. Sólo
puede emplearse en casos de transporte por agua. Cuando la borda del buque no
revista ningún fin práctico, como en el caso del tráfico roll-on/roll of o contenedores,
es preferible utilizar el término CPT.
CIF COST, INSURANCE AND FREIGT (NAMED OF PORT OF DESTINATION)/
COSTO, SEGURO Y FLETE (...PUERTO DE DESTINO CONVENIDO): significa que
el vendedor tiene las mismas obligaciones que bajo la CFR, pero además debe
conseguir seguro marítimo de cobertura de los riesgos del comprador respecto de
pérdida o avería de la mercadería durante el transporte. El vendedor contrata el
seguro y paga la prima correspondiente.
El comprador ha de observar que, bajo el término CIF, el vendedor solamente está
obligado a conseguir seguro con cobertura mínima197.
Este término exige que el vendedor también despache la mercadería en aduana
para exportación. Solamente puede emplearse en transporte por agua. Cuando la
borda del buque no revista ningún fin práctico, como en el caso del tráfico roll-on/roll
of o contenedores, es preferible utilizar el término CIP.
CPT CARRIAGE PAID TO (...NAMED PLACE OF DESTINATION) / TRANSPORTE
PAGADO HASTA (...LUGAR DE DESTINO CONVENIDO): significa que el
vendedor paga el flete del transporte de la mercadería hasta el destino mencionado.
El riesgo de pérdida o daño de la mercadería, así como cualquier gasto adicional
debido a acontecimientos que ocurran después del momento en que la mercadería
haya sido entregada al transportista, se transfiere del vendedor al comprador cuando
la mercadería ha sido entregada a la custodia del transportista.
“Transportista”, en este término, designa a cualquier persona que, en el contrato de
transporte, se comprometa a efectuar o a hacer efectuar el transporte por ferrocarril,
carretera, mar, aire, vías de navegación interior o por una combinación de dichos
modos.
Si se utilizan transportistas sucesivos para el transporte al destino convenido, el
riesgo se transmite cuando la mercadería ha sido entregada al primer transportista.
Este término también exige que la mercadería sea despachada en aduana por el
vendedor a los efectos de la exportación y puede utilizarse para cualquier modo de
transporte, incluso el multimodal.
CIP CIP (CARRIAGE AN INSURANCE PAID TO (...NAMED PLACE OF DESTINATION)
/TRANSPORTE Y SEGURO PAGADOS HASTA (...LUGAR EL DESTINO
CONVENIDO): significa que el vendedor tiene las mismas obligaciones que bajo
CPT, con el agregado de que debe conseguir un seguro para la carga contra el
riesgo por pérdida o avería de la mercadería durante el, transporte seguro cuyo
costo, en definitiva, soporta el comprador. El vendedor contrata el seguro y paga la
correspondiente prima. Este término también exige que la mercadería sea
despachada en aduana por el vendedor a los efectos de la exportación y puede
utilizarse para cualquier modo de transporte, incluso el multimodal
DAF DELIVERED AT FRONTIER (...NAME PLACE)/ENTREGADA EN FRONTERA
(...LUGAR CONVENIDO): el vendedor cumple su obligación de entrega cuando
pone la mercadería, despachada en aduana para la exportación, en el punto y lugar
convenidos de la frontera, pero antes de la aduana fronteriza del país colindante. El
vocablo “frontera” puede usarse para designar cualquier frontera, incluida la del país
197
. Esto debe interpretarse que el riesgo asegurable contempla montos que no superen los límites de
responsabilidad establecidos en la legislación aplicable al caso.
de exportación. Por lo tanto es de suma importancia que la frontera en cuestión sea
definida con precisión, haciendo siempre mención del punto y lugar indicado. El
término esta principalmente pensado para su utilización en los casos en que media
transporte carretero o ferroviario, pero puede ser utilizado para cualquier medio de
transporte.
DES DELIVERED EX SHIP (...NAMED PORT OF DESTINATION) /ENTREGADA
SOBRE EL BUQUE (...PUERTO DE DESTINO CONVENIDO): significa que el
vendedor ha cumplido con su obligación de entrega cuando ha puesto la mercadería
a disposición del comprador a bordo del buque, en el puerto de destino convenido,
sin despacharla en aduana para importación. El vendedor ha de asumir todos los
gastos y riesgos relacionados con el transporte de la mercadería hasta el puerto de
destino convenido. Este término DES sólo puede darse para el transporte por agua.
DEQ DELIVERED EX QUAY (DUTY PAY) (...NAMED PORT OF DESTINATION)
/ENTREGADA SOBRE MUELLE (DERECHOS PAGADOS) (...PUERTO DE
DESTINO CONVENIDO): significa que el vendedor cumple con su obligación de
entrega cuando pone la mercadería a disposición del comprador sobre el muelle
(desembarcadero), en el puerto de destino convenido, despachada en aduana para
importación. El vendedor asume todos los riesgos y gastos, incluidos los derechos,
impuestos y demás cargas que implica llevar la mercadería hasta ese punto. Este
término no conviene ser usado si el vendedor no puede obtener, directa o
indirectamente, permiso de importación.
Si las partes desean que el comprador despache en aduana la mercadería para la
importación y pague los derechos, es conveniente la utilización de las palabras duty
unpaid (derechos no pagados).
Si las partes desean excluir de las obligaciones del vendedor algunos de los costos
pagaderos por la importación de la mercadería (tales como el impuesto al valor
agregado) debe mencionarse claramente esta circunstancia añadiendo las palabras
(Delivered ex Quay, VAT unpaid (entregada sobre muelle, IVA no pagado)... (Puerto
de destino convenido).
5.5.1 Introducción
Mientras que en materias propias del Derecho Civil, exigencias formales y materiales
son repetidamente establecidas en resguardo de los intereses de las partes involucradas en el
negocio jurídico, en materia comercial, prima la informalidad (cada día innumerables
operaciones por cifras millonarias son realizadas por teléfono o correo electrónico, sin un
mínimo de las formalidades que el Derecho Civil exige para transmitir un derecho real sobre
un lote baldío.); una informalidad que responde a las exigencias de la celeridad propia de la
actividad mercantil, y justificada por la confianza mutua.
5.5.2 Operatoria
Cada vez que un exportador se dispone a enviar una mercadería que ha vendido a un
comprador que reside en otro país, asume un riesgo que no está presente en las operaciones
de contado, y este riesgo está configurado básicamente por la eventualidad de que el
comprador no pague la mercancía que le ha sido enviada.
¿Qué hacer para minimizar ese riesgo? La primera alternativa que se le abre al
exportador es sin duda la de reclamar el pago del precio por adelantado, pero ¿sería aceptado
esto por el comprador?
198
MÁRQUEZ SOSA, Juan Carlos, COMERCIO EXTERIOR, Ediciones Eudecor, Córdoba, 2000, pág.
26.
veces, estrecho ámbito de sus economías nacionales) y para las economías de sus países en
general, que no podrían aprovechar las ventajas que ofrece el comercio internacional.
Buscando una solución para este problema, es que durante el siglo XIX los bancos
mercantiles desarrollan el crédito documentario.
¿Quién es ese nuevo sujeto, en el que tanto exportador como importador pueden
confiar? Un banco.
199
Cámara de Comercio Internacional, folleto 400, art. 2º
Así, el banco emisor, se compromete a pagar al exportador (beneficiario) una
determinada suma de dinero (o a aceptar o negociar sus letras de cambio), de manera directa
o por medio de un banco corresponsal, obligándose frente al beneficiario de manera directa y
principal.
La gran ventaja que los operadores en comercio internacional encuentran en este instituto
consiste básicamente en que el exportador contará como obligados al pago de sus
acreencias, no sólo al importador, sino también, en la hipótesis más usual de que intervenga
un banco corresponsal, a dos bancos. Respecto de uno de los bancos, el emisor, puede que
el exportador tenga pocas referencias (se encuentra en el país del importador), pero el banco
corresponsal, es un banco de su confianza, radicado en su plaza y que el mismo eligió al
efectuar las negociaciones que lo vinculan con su comprador.
Por lógica, para acceder a esta financiación, el ordenante deberá contar con una
carpeta de crédito calificada en el banco (usualmente se exigen garantías reales).
Como en todo otorgamiento de un crédito, el banco emisor evaluará la carpeta de crédito del
ordenante, sus garantías, y exigirá la actualización de los datos de la empresa solicitante, su
estado de situación patrimonial y sus estados de resultados, manifestación de bienes del
ordenante, información sobre sus ventas e ingresos y cumplimiento de los recaudos
impositivos y previsionales.200 Deberá igualmente verificar si el ordenante se encuentra
inscripto como importador en la Dirección General de Aduana y si la importación de las
mercaderías no está prohibida.
El banco debe tomar debida cuenta de las instrucciones del ordenante, que
fundamentalmente versarán sobre las modalidades del crédito, los datos del beneficiario, los
bienes objeto del contrato base, fecha y forma de envío, la documentación a requerir al
vendedor, plazo del crédito, monto y moneda del crédito y todo otro recaudo que se considere
relevante.
200
VILLEGAS, Carlos Gilberto, COMERCIO EXTERIOR Y CRÉDITO DOCUMENTARIO, Ed.
Astrea, Buenos Aires, 1993, pág. 223.
Por lo tanto la relación entre el ordenante y el banco emisor es una típica relación de
crédito.202 La diferencia respecto a otras operaciones de crédito bancario que usualmente
gestionan los comerciantes radica en la institución del beneficiario de tal crédito: en lugar
gestionarlo a su favor, el comerciante lo solicita a favor del exportador.
En la negociación del contrato, son las partes, importador y exportador, los que
acuerdan la documentación que éste deberá presentar al banco. Cuando solicita la apertura
de la carta de crédito, el importador debe ser muy prolijo en detallar la documentación que el
banco deberá requerir al exportador como condición al pago, pues el banco no puede
reclamar al exportador documentación que el importador no le haya indicado exigir.
201
Ídem.
202
VILLEGAS, Carlos Gilberto, COMERCIO EXTERIOR Y CRÉDITO DOCUMENTARIO, Ed.
Así pues, el importador se presenta ante un banco, solicita la apertura de un crédito
documentario a favor de un beneficiario e indica al banco que documentación deberá exigir a
dicho beneficiario, como condición impuesta para el pago.
Créditos directos: son aquellos utilizados por los grandes bancos internacionales, que
al contar con sucursales a lo largo de todo el mundo, se encargan del proceso de emisión de
la carta de crédito en el país del ordenante y, mediante una sucursal, de la notificación y pago
al vendedor, en su plaza. Su gran ventaja es la disminución en el costo de comisiones
bancarias que permite.
Crédito irrevocable: Para evitar tan graves inconvenientes es que los exportadores
exigen siempre que los créditos sean irrevocables. Debemos recordar que para que adquieran
esta modalidad, debe estar así estipulado expresamente en la carta de crédito, si nada se
dice, se trata de un crédito revocable. Un crédito irrevocable no puede ser revocado o
En ella figuran las modalidades bajo las cuales ha sido emitida, los documentos que
deben presentar el beneficiario y su fecha de presentación. Todas estas estipulaciones deben
ser transmitidas por el banco emisor al banco corresponsal, para que proceda a notificar la
carta de crédito al beneficiario.
Contenido:
- Nombre y domicilio del banco emisor.
- Lugar y fecha de emisión, y número del crédito.
- Si el crédito es irrevocable, así debe estar expresado.
- Mención expresa de que el crédito queda sometido a las reglas y usos uniformes
relativos a los créditos documentarios.
- Nombre y dirección del beneficiario.
- Nombre del ordenante.
- Monto del crédito y moneda de pago.
- Nombre y domicilio del banco corresponsal, y si actuará como notificador, pagador o
confirmante.
- Los documentos comerciales contra los cuales se pagará al beneficiario.
- Fecha última de embarque y fecha límite de presentación de la documentación.
Según lo establecen las Reglas, los bancos “negocian sobre documentos y no sobre
mercaderías” 203 y por lo tanto “tampoco asumen obligación ni responsabilidad alguna por la
descripción, cantidad, peso, calidad, estado, embalaje, despacho, valor o existencia de las
mercaderías representadas por los documentos, ni aún respecto a la buena fe o a los actos u
omisiones, a la solvencia, al cumplimiento de las obligaciones o a la reputación de los
despachantes, transportistas o aseguradores de las mercancías o de cualquier otra persona,
quienquiera que sea” 204. Los bancos nunca entran en contacto directo con las mercaderías, su
labor consiste en evaluar la documentación y los títulos representativos de dichas
mercaderías, analizando sus condiciones extrínsecas y su concordancia.
Siguiendo con las cuestiones relativas a los documentos que debe presentar el
beneficiario, salvo estipulación en contrario de la carta de crédito, se admite que sean
presentadas al banco corresponsal las fotocopias de los documentos originales.
Casos especiales:
203
Cámara de Comercio Internacional, folleto 400, art. 4º
204
Cámara de Comercio Internacional, folleto 400, art. 7º
Créditos divisibles: se utiliza cuando es contratan despachos fraccionados de
mercaderías. Existen dos modalidades: a) que se fije una fecha máxima para que sea
completado el total de los despachos; b) aceptándose envíos parciales, se fija una fecha tope
para la presentación de la documentación acreditante de cada envío. En este último caso, si
no se hace un despacho en la fecha acordada, salvo estipulación en contrario, cae la
disponibilidad del crédito para esa fracción y las siguientes. Los créditos divisibles son muy
utilizados para los casos de operaciones de suministro regular de insumos o productos, pues
disminuyen los costos de la operación al integrar dentro de un único crédito documentario una
serie de varios envíos.
Crédito “Back to Back”: Generalmente utilizado en los casos en que el beneficiario del
crédito abierto por el importador no es quién efectivamente produce las mercaderías, sino un
intermediario, que gracias a esta modalidad, y tomando como respaldo el crédito que el
importador abrió a su favor, abrirá un nuevo crédito, instituyendo como beneficiario a un
tercero, completamente extraño a la relación contractual que lo une con el importador. Por
lógica, este “crédito derivado” debe ser por montos inferiores y a plazo menor que el abierto
por el importador.
Naturaleza jurídica
La complejidad de las relaciones jurídicas emergentes de la operatoria de crédito
documentado ha llevado a elaborar una serie de teorías sobre su naturaleza jurídica, que
pasamos a comentar a continuación.
Teoría del título valor: tampoco resulta aceptable, por cuanto la promesa de pago que
hace el banco al beneficiario, no es pura y simple, sino condicionada a la presentación de la
documentación estipulada en la carta de crédito, de ahí que el beneficiario, frente a la falta de
pago del banco, carezca de acción ejecutiva y deba intentar la vía ordinaria.
Teoría del negocio jurídico complejo: se basa en aceptar que no estamos frente a un
único contrato, sino a una serie de contratos vinculados por una misma finalidad económica:
a) un crédito abierto por un banco a un importador; b) una relación que se entabla entre el
banco emisor y el banco corresponsal, que según se establezca que este último actuará como
banco notificador solamente, estará basada en las relaciones propias del mandato, mientras
que si actúa como banco pagador o confirmador, lo hará sólo si existe una previa relación de
crédito o corresponsalía permanente; c) la que se entable entre el banco y el beneficiario,
fundada en la carta de crédito, por la cual el banco se obliga como directo y principal pagador.
Resulta que no estamos frente a un único contrato, sino a una serie de contratos
vinculados, debiendo las relaciones emergentes de cada uno analizarse según su propio
205
VILLEGAS, Carlos Gilberto, COMERCIO EXTERIOR Y CRÉDITO DOCUMENTARIO, Ed.
Astrea, Buenos Aires, 1993, pág. 307.
206
MILELLA-SKODNIK, TEORÍA JURÍDICA DEL CRÉDITO DOCUMENTARIO, en RDCO, año
1974, 276.
régimen sin tratar de, por medio de artificios jurídicos, encuadrarlas en teorías que solo
brindan respuestas parciales al problema. 207
Cheque:
Regulado internacionalmente por la Convención de Ginebra de 1931, aparece como
uno de los más ágiles mecanismos de pago, particularmente en los países cuyo sistema
cambiario y financiero permite la emisión de cheques en moneda extranjera. Evidentemente,
no soluciona los problemas emergentes de los riesgos comerciales ni propios del riesgo país.
Tarjeta de crédito:
De cada vez más utilización, especialmente por el desarrollo del comercio electrónico,
brinda al vendedor la seguridad del cobro, además de dejarlo fuera de los riesgos cambiarios,
pero no libera al comprador a distancia, de los riesgos derivados del incumplimiento de su
contraparte. Es sin duda el mecanismo de más fácil y menos costosa utilización.
Giro bancario:
Se da cuando un sujeto, en este caso, el importador, se presenta ante su banco,
ordenando que se debite una determinada suma de su cuenta y se acredite en una cuenta del
exportador. Está sometida a riesgos cambiarios, y no brinda protección al importador contra
incumplimientos del vendedor, de ahí que sea utilizada sólo entre quienes tienen establecida
una sólida relación de confianza.
Orden de pago:
Es una “simple manifestación integrada ante un banco, para efectuar un pago en
divisas.”208 Se utiliza sólo entre sujetos con una fuerte vinculación pues es esencialmente
207
Cf. MONTIEL, Luis B., CURSO DE DERECHO DE LA NAVEGACIÓN, Ed. ASTREA, Buenos
Aires, 1994, pág. 379 y sigs. DELICH, Pedro, DERECHO DE LA NAVEGACIÓN, D.G.P., Córdoba,
1994, pág. 481 y sigs.
208
MÁRQUEZ SOSA, Juan Carlos, COMERCIO EXTERIOR, Ediciones Eudecor, Córdoba, 2000, pág.
revocable. En el caso de emitirse en forma simple, el banco pagará al exportador contra la
presentación de un recibo, mientras que si fueran emitidas documentadas, el pago se hará
sólo luego de la presentación de ciertos documentos, que serán estudiados por el banco 209.
Su carácter es de ser esencialmente revocable, salvo que se estipule lo contrario.
Cobranzas bancarias:
Es la “rogativa de cobro que eleva el banco del exportador o este mismo al banco
corresponsal, adjuntando la documentación de embarque” 210. Aquí se sigue el camino inverso
al de la orden de pago, pues la operatoria la inicia el exportador y no el comprador. Está
sometida a severos riesgos cambiarios, además del hecho de que cuando se pone en marcha
el proceso de cobranza, el exportador ya remitió las mercaderías al importador.
198.
209
La documentación exigida acostumbra ser idéntica que la del crédito documentario.
210
MÁRQUEZ SOSA, Juan Carlos, COMERCIO EXTERIOR, Ediciones Eudecor, Córdoba, 2000, pág.
197. Cf. VILLEGAS, Carlos Gilberto, COMERCIO EXTERIOR Y CRÉDITO DOCUMENTARIO, Ed.
Astrea, Buenos Aires, 1993, pág. 153.
vigentes;
b) Modo de transporte. Cada uno de los distintos sistemas de porte de mercaderías por vía
acuática, aérea, carretera o ferroviaria, excluidos los meramente auxiliares;
c) Operador de transporte multimodal. Toda persona, porteador o no, que por sí o a través de
otro que actúe en su nombre, celebre un contrato de transporte multimodal actuando como
principal y no como agente o en interés del expedidor o de transportadores que
participen de las operaciones de transporte multimodal, asumiendo la responsabilidad por el
cumplimiento del contrato;
d) Depositario. La persona que recibe la mercadería para su almacenamiento en el
curso de ejecución de un contrato de transporte multimodal;
e) Transportador o porteador efectivo. Toda persona que realiza total o parcialmente un
porteo de mercaderías en virtud de un contrato celebrado con el operador de transporte
multimodal para el cumplimiento de un transporte multimodal;
f) Estación de transferencia o interfaces. Una instalación, tal como la de puertos fluviales,
lacustres, marítimos, depósitos fiscales, almacenes, puertos secos, aeropuertos, playas
para el transporte terrestre ferroviario o carretero u otras similares, sobre la que convergen
distintos modos de transportes, con adecuada infraestructura y dotada de equipos para el
manipuleo de las cargas y sus respectivos embalajes (contenedores, paletas, bolsas o
cualquier otro que pudiere utilizarse), aptos para realizar la transferencia de un modo a otro
de transportes en forma eficiente y segura;
g) Terminal de cargas. Una estación de transferencia en la que se pueden almacenar los
contenedores u otras unidades de carga y donde se pueden realizar tareas de unitarización
de cargas, llenado y vaciado, como así también de consolidación de contenedores y otras
unidades de carga;
h) Unidad de carga. La presentación de las mercaderías objeto de transporte, de manera que
puedan ser manipuladas por medios mecánicos;
i) Contrato de transporte multimodal. El acuerdo de voluntades en virtud del cual un operador
de transporte multimodal se compromete, contra el pago de un flete, a ejecutar o hacer
ejecutar el transporte multimodal de las mercaderías;
j) Documento de transporte multimodal. El instrumento que hace prueba de la celebración de
un contrato de transporte multimodal y acredita que el operador de transporte multimodal ha
tomado las mercaderías bajo su custodia y se ha comprometido a entregarlas de conformidad
con las cláusulas del contrato;
k) Expedidor. La persona que celebra un contrato de transporte multimodal de mercaderías
con el operador de transporte multimodal, encomendando el transporte de las mismas;
l) Consignatario. La persona legítimamente facultada para recibir las mercaderías;
m) Destinatario. La persona a quien se le envían las mercaderías, según lo estipulado en el
correspondiente contrato;
n) Mercadería. Bienes de cualquier clase susceptibles de ser transportados, incluidos los
animales vivos, los contenedores, las paletas u otros elementos de transporte o de embalaje
análogos, que no hayan sido suministrados por el operador de transporte multimodal;
o) Tomar bajo custodia. El acto de colocar físicamente las mercaderías en poder del
operador de transporte multimodal, con su aceptación para transportarlas de conformidad con
el documento de transporte multimodal, las leyes, los usos y costumbres del comercio
del lugar de recepción;
p) Entrega de la mercadería. El acto por el cual el operador de transporte multimodal pone las
mercaderías a disposición efectiva y material del consignatario de conformidad con el contrato
de transporte multimodal, las leyes y los usos y costumbres imperantes
en el lugar de entrega;
q) Unitarización. El proceso de ordenar y acondicionar correctamente la mercadería en
unidades de carga para su transporte;
r) Bulto. Acondicionamiento de la mercadería para facilitar su identificación o individualización
independientemente del embalaje que lo contenga.
Emisión
Artículo 3: El operador de transporte multimodal o su representante, deberá emitir un
documento de transporte multimodal, dentro de las veinticuatro (24) horas de haber
recibido la mercadería para el transporte, contra la devolución de los recibos provisorios que
se hubieran suscrito. La emisión del documento de transporte multimodal no impedirá que se
extiendan además otros documentos relativos al transporte o a servicios que se podrán
prestar durante la ejecución del transporte multimodal, pero tales documentos no reemplazan
al documento de transporte multimodal.
Forma
Artículo 4: Cuando el documento de transporte multimodal se emita en forma negociable
podrá ser, a la orden, al portador o nominativo y es transferible con las formalidades y
efectos que prescribe el derecho común para cada una de las mencionadas categorías
de papeles de comercio. Si se emite un juego de varios originales, se indicará expresamente
en el cuerpo del documento de transporte multimodal el número de originales que componen
el juego, debiendo constar en cada uno de ellos la leyenda "Original". Si se emiten copias,
cada una de ellas deberá llevar la mención "Copia No Negociable".
Contenido
Artículo 5: El documento de transporte multimodal deberá mencionar:
a) Nombre y domicilio del operador de transporte multimodal;
b) Nombre y domicilio del expedidor;
c) Nombre y domicilio del consignatario;
d) Nombre y domicilio de la persona o entidad a quien deba notificarse la llegada de la
mercadería;
e) El itinerario previsto, los modos de transporte y los puntos de trasbordo, si se conocieran al
momento de la emisión del documento de transporte multimodal;
f) El lugar y la fecha en que el operador de transporte multimodal toma las mercaderías bajo
su custodia;
g) Fecha o plazo en que la mercadería debe ser entregada en su lugar de destino, si tal fecha
o plazo ha sido convenido
expresamente;
h) Una declaración por la que se indica si el documento de transporte multimodal es
original o no negociable. Las copias negociables u originales deberán ser firmadas por el
operador de transporte multimodal y por el expedidor, o por las personas autorizadas a tal
efecto por ellos;
i) Número de originales emitidos, indicándose en las copias que se presenten, la mención
"Copia No Negociable";
j) La naturaleza general de las mercaderías, las marcas principales necesarias para su
identificación, una declaración expresa, si procede, sobre su carácter peligroso, nocivo o
contaminante;
k) Número de bultos o piezas y su peso bruto si correspondiere;
l) El estado y condición aparente de las mercaderías;
m) El lugar de pago, la moneda de pago y el flete convenido, desglosándose los tramos
internos o domésticos de los tramos internacionales, a los efectos del cálculo de la base
imponible para el pago de aranceles y tributos;
n) El lugar y la fecha de emisión del documento de transporte multimodal;
o) La firma del operador de transporte multimodal o de quien extienda el documento de
transporte multimodal en su representación.
Firma
Artículo 6: El documento de transporte multimodal será firmado por el operador de
transporte multimodal o por una persona autorizada a tal efecto por él, cuya firma deberá
estar registrada en el registro de operadores de transporte multimodal. La reglamentación
decidirá la oportunidad, condiciones y características para el uso de documentación
electrónica, garantizando la seguridad jurídica.
Efectos
Artículo 8: La emisión del documento de transporte multimodal, sin las reservas del
artículo siguiente apareja la presunción de que las mercaderías fueron recibidas en aparente
buen estado y condición, de acuerdo a las menciones del documento de transporte
multimodal. La presunción indicada admite prueba en contrario. Sin embargo dicha prueba no
será admitida cuando el documento de transporte multimodal haya sido transferido a un
tercero de buena fe, incluido el consignatario.
Cláusula de reserva
Artículo 9:
Cartas de garantías
Artículo 10: Son válidas entre el expedidor y el operador de transporte multimodal las cartas
de garantías extendidas por el primero, pero no pueden ser opuestas a terceros de buena fe.
Son nulas las cartas de garantías que se emitan para perjudicar los derechos de un tercero o
que contengan estipulaciones prohibidas por la ley.
Omisiones
Artículo 11: La omisión en el documento de transporte multimodal de uno o varios datos a los
que se refiere el artículo 5 no afectará la naturaleza jurídica de este documento, a condición
de que se ajuste a la norma del inciso j) del artículo 2 y permita el cumplimiento de lo
dispuesto en los artículos 7 y 8 de esta ley.
Valor declarado
Artículo 12: El expedidor podrá declarar, antes del embarque, la naturaleza y el valor de la
mercadería y exigir que tal declaración sea insertada en el documento de transporte
multimodal. Esta declaración expresa constituye una presunción respecto al valor de la
mercadería, salvo prueba en contrario que pueda producir el operador de transporte
multimodal o, en su caso, el transportador efectivo, o el titular de la estación de
transferencia o el titular de la estación de carga.
Entrega de la mercadería
Artículo 13: La entrega de la mercadería sólo podrá obtenerse del operador de
transporte
multimodal o de la persona que actúe por cuenta de éste, contra la devolución del
documento de transporte multimodal negociable debidamente endosado de ser necesario.
El operador de transporte multimodal quedará liberado de su obligación de entregar la
mercadería si, habiéndose emitido el documento de transporte multimodal en un juego de
varios originales, el operador o la persona que actúe por cuenta de éste, ha entregado de
buena fe la mercadería contra la devolución de uno de esos originales.
Cuantía de la indemnización.
Artículo 22: Para establecer la indemnización por pérdida o daño de la mercadería se fijará
la misma según el valor de ésta en el lugar y en el momento de la entrega pactada en el
documento de transporte multimodal. En caso de demora en la entrega, con arreglo a lo
dispuesto en el artículo 17, el operador de transporte multimodal perderá el valor del flete
de la mercadería que hubiera sufrido demora, sin perjuicio de la obligación de resarcir el
mayor daño probado que se hubiere producido por tal causa.
Responsabilidad extracontractual.
Artículo 30: Las disposiciones de esta ley se aplican tanto si la acción se funda en normas de
responsabilidad extracontractual como responsabilidad contractual.
Cláusulas nulas.
Artículo 31: Es absolutamente nula y sin efecto, toda cláusula que exonere o disminuya la
responsabilidad del operador de transporte multimodal, de los transportadores efectivos, de
los depositarios o de las estaciones de transferencia de carga, por pérdida, daño o demora
sufrida por la mercadería o que modifique la carga de la prueba en forma distinta de la que
surge de esta ley. Esta nulidad comprende la de la cláusula por la cual el beneficio del seguro
de la mercadería, directa o indirectamente, sea cedido a cualquiera de ellos. La nulidad de las
cláusulas mencionadas no entraña la del contrato.
Deber de información
Artículo 33: En el momento en que el operador de transporte multimodal toma la mercadería
bajo su custodia, el expedidor le deberá indicar con exactitud todos los datos relativos a la
naturaleza general de la mercadería, sus marcas, número, peso, volumen y cantidad.
Mercadería peligrosa
Artículo 34: El expedidor debe señalar adecuadamente la mercadería peligrosa y sus envases,
mediante etiquetas normalizadas o marcas y debe informar al operador de
transporte multimodal sobre el carácter peligroso de la misma y sobre las precauciones que
deban adoptar. De no hacerlo así, será responsable ante el operador de transporte
multimodal de los perjuicios resultantes de la expedición de esa mercadería, la que en
cualquier momento podrá ser descargada, destruida o transformada en inofensiva, según lo
requieran las circunstancias o por orden de la autoridad pública, sin que ello dé lugar a
indemnización alguna.
Capítulo VI.
Aviso y constatación de daños
Prórroga de la jurisdicción.
Artículo 41: En los contratos de transporte multimodal que se celebren para realizar un
transporte en el ámbito nacional y en los contratos de transporte multimodal internacionales
en los que el lugar de destino previsto esté en jurisdicción argentina, es nula toda cláusula
que establezca otra jurisdicción que la de los tribunales federales argentinos
competentes. Sin embargo, es válido el sometimiento a tribunales o árbitros extranjeros si se
acuerda después de producido el hecho generador de la causa.
Citación a terceros.
Artículo 42: El operador de transporte multimodal podrá pedir la citación de los transportistas
efectivos o de los depositarios efectivos, a fin de que tomen intervención en el juicio, en el
momento de la contestación de la demanda respectiva.
Título VIII
Disposiciones complementarias
Averías gruesas.
Artículo 44: Las normas de esta ley no afectan al régimen de las averías gruesas.
Régimen de contenedores.
Artículo 45211:
211
N. de R.: modifica ley 22.415.
Artículo 46: A efectos de racionalizar la utilización de los contenedores de matrícula
extranjera, se establece como límite del régimen de admisión temporaria de los mismos,
el plazo de 270 días corridos. Vencido el plazo señalado, la autoridad aduanera
procederá a penalizar al responsable de la admisión temporaria del contenedor con una multa
diaria de cien pesos ($ 100), por un plazo máximo de noventa (90) días, vencido el cual se
procederá al remate del contenedor en infracción.
Capítulo IX
Remisiones.
Capítulo X
Registro de operadores de transporte multimodal
Inscripción.
Artículo 49: Para ejercer la actividad de operador de transporte multimodal será indispensable
estar inscrito en un registro de operadores de transporte multimodal a cargo de la autoridad
nacional competente en el área de transporte.
Requisitos.
Artículo 50: Para inscribirse en el registro de operadores de transporte multimodal el
interesado deberá presentar una solicitud ante la autoridad nacional competente, y acreditar el
cumplimiento de los siguientes requisitos:
a) Establecer domicilio o representación legal en territorio nacional;
b) Acreditar y mantener un patrimonio mínimo en bienes registrables equivalente a 100.000
pesos;
c) Estatuto legalizado con constancia de su inscripción ante la Inspección General de Justicia
en caso de tratarse de una sociedad o matrícula de comerciante si se trata de una persona
física;
d) Estar inscripto como agente de transporte aduanero y como operador de contenedores;
respecto de estos requisitos se podrá suplir la inscripción por la presentación de un apoderado
general ya inscripto ante los organismos correspondientes.
Seguros.
Artículo 51: Para poder desarrollar su actividad los operadores de transporte multimodal
deberán contar con una póliza de seguro que cubra su responsabilidad civil en relación a las
mercaderías bajo su custodia.
Vigencia de la inscripción.
Artículo 52: La inscripción en el registro mantendrá su vigencia en los términos del artículo
50, siempre que no medie una comunicación oficial por escrito de la autoridad competente
del área de transportes al operador de transporte multimodal respecto a la cancelación o
suspensión de su inscripción. La vigencia de la inscripción en registro de operador de
transporte multimodal será de cinco años, renovables por períodos iguales.
Certificado de Registro.
Artículo 53: La autoridad nacional competente extenderá el correspondiente certificado de
registro o lo denegará mediante resolución fundada, dentro de un plazo que no excederá de
20 días hábiles, contados a partir de la fecha en que se acreditó el cumplimiento de los
requisitos establecidos en el artículo 50.
UNIDAD 7: RESPONSABILIDAD
7.1.1 Concepto:
Dentro del ámbito del derecho marítimo coexisten figuras capitales como armadores,
transportistas y capitanes, etc. a los cuales el régimen jurídico asigna determinados deberes,
cuyo incumplimiento genera obligación de responder, tanto en el ámbito contractual como en
el extracontractual, según dicha obligación sea derivada del incumplimiento total o parcial de
las obligaciones de un contrato previo, o directamente del imperio de la ley.
El Maestro Jorge Bengolea Zapata nos ha enseñado que el Derecho Marítimo mira al
Buque en su faz dinámica; le interesa su movimiento, el cumplimiento de su destino
específico. De allí que en esta rama jurídica en particular ha dado en regular con mayor
énfasis la figura del armador que la del propietario, ya que el primero es, en definitiva, el sujeto
que hace navegar el buque, el que lo pone en movimiento, el que lo hace cumplir la función
pensada al tiempo de su construcción.
El prototipo de la figura del armador puede ser hallado ya en el Excercitor del Derecho
Romano, persona distinta del capitán, el cual era, generalmente, propietario y armador a la
vez. Aunque también existía, al parecer el armador no propietario.
A partir del siglo XI, una serie de acontecimientos políticos, sociales y económicos
dentro de los cuales predominan las Cruzadas, concurren al aumento de la actividad
económica europea y asiática transformando a Venecia y al Imperio Bizantino en el eje de un
espectacular desarrollo del comercio. Italia se convierte en un centro de especial importancia
económica, destacándose en ella ciudades estado; como Pisa; Amalfi; Génova, Ancona, etc.
las cuales desarrollan un derecho estatutario basado en la recepción de normas
consuetudinarias.
Así tenemos, dentro de este contexto asociativo, al “senyor de la nau” del Consulado
del Mar, el cual puede o no ser propietario del buque y que es uno de los tantos socios. El que
organiza y dirige la explotación (a veces el propio capitán) es el armador. Si eventualmente el
capitán no posee las condiciones técnicas que requiere la navegación y conducción del buque,
se puede valer de un piloto.
En estas formas de asociación se unían, por una parte, la empresa navegatoria y por
otra, la comercial o de transporte compartiendo los riesgos de mar incluso los tripulantes, a
quienes se los ajusta a la parte. EI préstamo a la gruesa nos indica que el financista también
solía asumir el riesgo de la expedición.
Parece ser que a partir del Renacimiento esta asociación en el riesgo de comerciantes
y navegantes comienza a diluirse distinguiéndose con mayor énfasis los distintos roles. Los
comerciantes ya no acompañan la mercadería a bordo y simplemente la hacen transportar
pagando un flete.
Pero recién a partir del siglo pasado cuando se comienza a perfilar con mayor nitidez
la separación de las funciones de la propiedad y el armamento, las cuales no necesariamente
coinciden en la misma persona. La organización de los tráficos marítimos producto de la
mayor tecnificación y concentración de capitales para afrontar con éxito la explotación
marítima en grandes corporaciones, junto con una mayor especialización en la gestión
contribuyen a delimitar en forma precisa y concreta la gestión armatorial, separándola de la
simple propiedad y, sucesivamente, también de la gestión comercial caracterizada típicamente
por el Transporte.
Armador es -en definitiva- quien ejercita la navegación del buque según el concepto
actual o “...quien utiliza el buque, del cual tiene la disponibilidad en uno o más viajes o
expediciones, bajo la dirección y gobierno de un capitán por él designado, en forma expresa o
tácita...”, dice el art. 170 del Decreto Ley 20.094.
La responsabilidad del armador de un buque, por lo menos la que nos interesa desde
el punto de vista netamente navegatorio, es básicamente indirecta o refleja. Ello justificaría -
según alguna doctrina- un primer criterio de separación entre bienes terrestres y bienes
marítimos que importa en el caso de estos últimos un sistema de responsabilidad limitada para
el armador que no estipuló personalmente.
En el derecho germánico del siglo XIV se consagra el abandono del buque como
medio de limitar la responsabilidad del propietario en un hecho de abordaje por culpa del
capitán. En el siglo XV el instituto recibe consagración legislativa en las ciudades asociadas en
la Liga Hanseática.
La razón de su subsistencia:
No obstante su dudosa juricidad actual se puede hallar en las modalidades operativas
del comercio medieval y los altos riesgos de la navegación de aquella época. Esta institución,
como dice Galmarini, ha superado esa coyuntura original transformándose en un verdadero
privilegio fundado sólo en razones de conveniencia económica y no en principios genuinos de
derecho.
Daños a terceros originados en tierra o en agua originados por culpa del capitán o de
la tripulación y daños a la carga por obligaciones contractuales derivadas del conocimiento: 8
libras esterlinas oro por tonelada de arqueo como límite total.
Daños por muerte o lesiones: 8 libras esterlinas oro por tonelada de arqueo adicional.
212
Tiene resuelto la Corte Suprema, que “La exención de responsabilidad al armador carece de la
debida fundamentación si la atribución de culpabilidad a los tripulantes por las maniobras que
derivaron en la vuelta de campana y hundimiento del buque no sólo fue afirmada sin respaldo en
constancia alguna de la causa, sino que aparece como una sorpresiva consecuencia en el
razonamiento del aquo, después de haber sido examinadas las obligaciones del ‘capitán’”.
Magistrados: Nazareno, Moliné O'Connor, Belluscio, Levene, Boggiano. Voto: Fayt, López.
Abstención: Petracchi, Bossert. “Torres, Ramona y otros c/ Luis Solimeno y otros s/ indemnización
por muerte”. 10/08/95. T. 318 , P. 1422
Tragedias marítimas como la del Princess Victoria y los fallos de tribunales franceses
en los casos de los buques La Morciere y Champollión, que aplicaron el art. 1384 del Código
Civil atribuyendo responsabilidad objetiva al armador como guardián de la cosa, salvo que
probase fuerza mayor o culpa de la víctima y, por ende, prescindiendo de normas específicas
como las del art. 216 del Código de Comercio para la actividad marítima, aceleraron la reforma
del sistema ideado por la Convención de Bruselas de 1924.
Los gobiernos de los países potencia impulsaron la unificación acosados por lobies de
aseguradores y armadores nacionales que pretendían evitar fallos que le eran contrarios o
iniciativas parlamentarias que recogieran el descontento de la opinión pública y de los propios
perjudicados indignados pro indemnizaciones insuficientes.
El régimen de Bruselas de 1957 adoptó este sistema, con lo que la teoría del
abandono, ya descartada en cuanto a su modalidad en especie en 1924, se eliminó
totalmente.
En cuanto a los beneficiarios del sistema, la limitación era inoponible si mediaba culpa
personal del propietario y funcionaba sin necesidad de acreditar culpa o negligencia alguna si
se trataba de lesiones o muerte de personas o daño de cosas a bordo.
Por otro lado se excluía el régimen limitativo para los créditos derivados de avería
gruesa, asistencia o salvamento o del contrato de ajuste, modificándose así en cuanto a los
dos primeros, el criterio de 1924.
Se precisaba también que el fondo limitativo se constituía no para todos los eventos
acaecidos en un mismo viaje sino para cada uno de los hechos que ocurrieran en tal
oportunidad (for fait).
Los tribunales europeos, como lo habían hecho durante la vigencia del Convenio de
Bruselas de 1924, continuaron marcando la tendencia a evadir el sistema limitativo poniendo
hincapié en buscar causales de imputación de conductas propias del armador, para lo cual
recurrían en muchos casos a la verificación rigurosa de las condiciones de navegación de los
buques.
El éxito del sistema dependía de un mecanismo que debía asegurar a los armadores
límites que no pudieran ser evadidos por la jurisprudencia y a la vez montos indemnizatorios
equitativos y susceptibles de ser asumidos por la plaza aseguradora sin riesgos de
compromisos económicos insostenibles.
Pero resulta que este nuevo artificio, como era de esperar, provocó el efecto
inversamente contrario al que se esperaba. Mientras el oro, aún sometido de presiones
especulativas, acompañó bien los procesos inflacionarios, el DEG se mostró totalmente
vulnerable. Las monedas de los países “fuertes” económicamente también se despreciaron y
en gran forma, con lo que a la postre, en vez de mejorarse la situación de los acreedores, en
menos de un lustro, se empeoró al reducirse en términos reales los límites de las
indemnizaciones prácticamente a un tercio o menos.
Por otra parte, las comparaciones entre el sistema de Bruselas de 1957, que emplea
el franco-poicaré, y el de la nueva convención, que utiliza el DEG, resultan harto alarmantes.
Los estudiosos, tomando en cuenta que en la actualidad un franco poincaré equivale a U$S
0,82 y que cada DEG a U$S 1,3115 en supuestos de daños a las cosas y para embarcaciones
de igual tonelaje de arqueo, mientras que Bruselas 57 permitiría fijar un límite de U$S
12.405.000, Londres 76 sólo nos deja un tope indemnizatorio infranqueable de U$S
3.394.817,75.
Así, descarta la idea de culpa de culpa propia del armador para sacarlo del sistema
limitado. Sólo en caso de que el perjuicio que origina el reclamo fuese ocasionado por una
acción u omisión del responsable en las que incurriera deliberadamente con la intención de
causar ese perjuicio, o mediante una actitud temeraria a que se alude me parece más cercano
al dolo eventual que a la culpa gravísima. Este régimen luego es traslado a las Reglas de
Hamburgo de 1978 con todas sus implicancias con respecto a la responsabilidad del
transportista.
El art.2 inc. “C” que enumera los casos sujetos a reclamación destaca que lo son sean
cuales fueran los supuestos de responsabilidad. Se alude a muerte, lesiones corporales,
pérdidas o daños sufridos por las cosas, (incluidos los sufridos por obras portuarias, dársenas
o vías navegables), de retrasos en el transporte por mar de la carga o pasajeros, lo que
deriven de perjuicios por violación de derechos no contractuales vinculados con la explotación
del buque o con operaciones de asistencia o salvamento, las reclamaciones por la puesta a
flote de buques o la eliminación de la peligrosidad de un buque hundido y las que se vinculan
con la remoción o destrucción del cargamento del buque o la eliminación de su peligrosidad.
Por fortuna, la convención de Londres deja a salvo de esta voracidad limitacionista (al
igual que Bruselas 57 y art. 178 de nuestra Ley de Navegación) a los créditos originados en la
asistencia y salvamento (exceptuando los daños provocados en la asistencia y salvamento
(exceptuando los daños provocados en ocasión o con motivo de socorro) y las reclamaciones
de índole laboral. También excluye la aplicación de los preceptos del tratado a los daños por
contaminación nuclear o de hidrocarburos.
El art. 174 de la L.N., establece que “el armador es responsable por las obligaciones
contractuales contraídas por el capitán en todo lo relativo al buque y a la expedición, así como
de las indemnizaciones a favor de terceros a que haya dado lugar por el hecho suyo (capitán)
o de los tripulantes en cumplimiento de sus funciones.”
Ahora bien, como adelantáramos en los capítulos anteriores, nuestra ley incorpora el
instituto de la limitación en el art. 175, combinando a lo largo de sus tres párrafos
fundamentales, tres sistemas distintos:
Abandono en valor o sistema de fortuna de mar:
El armador, sea o no propietario, puede limitar su responsabilidad al valor que tenga el
buque al final del viaje, más el de los fletes brutos, el de los pasajes percibidos o a percibir por
ese viaje y el de los créditos a su favor que hayan nacido durante el mismo. La denominada
“fortuna de mar” (por oposición a patrimonio terrestre) se materializa a través de un depósito
en dinero que el armador debe efectuar a la orden del juez competente dentro del juicio de
limitación, que sustancialmente un concurso particular de acreedores, cuyos créditos tienen
origen en los supuestos del art. 174. Dicha suma de dinero es la totalidad de los valores
enunciados en el primer párrafo de este art. 175. Es en definitiva, el valor de todo el activo que
al armador le resta de la empresa navegatoria particular que se ha dado en un viaje
determinado. Esto es una reminiscencia de la navegación clásica y de la edad media en
donde cada viaje era una empresa individual y aislada.
213
. El argentino oro fue creado por la Ley 1.130 en el año 1881. Tiene una composición de 16 gramos
de oro de 900 milésimas de fino.
originados en un mismo hecho, independientemente de los originados en otros hechos
distintos, y no globalmente a toda la expedición como los otros dos sistemas. Esta también
incrementa la posibilidad de reparación las indemnizaciones de daños personales.
Finalmente, a estos efectos, en los buques de propulsión mecánica se deducirá el espacio
ocupado por la tripulación y para los demás buques, el tonelaje será el neto. En cuanto al
tonelaje mínimo para calcular la limitación en este sistema, la ley coloca un piso de 100
toneladas, aun cuando el tonelaje real del buque fuere inferior.
Según el art. 177 de la Ley de Navegación, los créditos que resultan alcanzados por la
limitación establecida en el art. 175 son los siguientes:
Causas de exoneración:
Aparte de la causa expresada anteriormente el art. 275 de la Ley de navegación
expresa un largo listado de causales de tono casuístico, tomado de la Convención de
Bruselas de 1924 con meras diferencias literales. Conforme esta norma, ni el transportador ni
el buque son responsables de las pérdidas o daños que tengan su origen en:
Incendio, salvo que sea causado por culpa o negligencia del transportador, armador o
propietario del buque, que deberán ser probadas por quienes la invoquen.
- Riesgos, peligros y accidentes de mar o de otras aguas navegables.
- Caso fortuito o fuerza mayor
- Hechos de guerra
- Hechos de enemigos públicos.
- Detenciones por orden de la autoridad o por hechos del pueblo, embargo o detención
judicial.
- Demoras o detenciones por cuarentena.
- Hechos u omisiones del cargador o propietario de la mercadería, de su agente o de
quien lo represente.
- Huelgas, cierres patronales, paros, suspensiones o limitaciones en el trabajo
cualquiera sea la causa, parciales o generales.
- Tumultos conmociones o revoluciones.
- Salvamento de bienes o de personas en el agua, tentativa de ello o cambio
razonable de ruta que se efectúe con el mismo fin, el que no debe considerarse como
incumplimiento de contrato.
- Merma, pérdida o daños en las mercaderías provenientes de su naturaleza, vicio
oculto o propio de las mismas.
- Insuficiencia de embalaje.
- Insuficiencia o imperfecciones de las marcas.
- Vicios ocultos del buque que no puedan ser descubiertos empleando una diligencia
razonable.
- Cualquier otra causa que no provenga de su culpa o negligencia o la de sus agentes
y subordinados.
Este excesivo listado encubre, aparte de las culpas náuticas, que constituye una
causal típica del derecho marítimo y ajena al derecho común, puede resumirse en caso
fortuito, fuerza mayor, vicios propios de la cosa, culpa del damnificado o hechos de terceros.
Limitación de responsabilidad:
Salvo que se pacte un flete ad-valorem, en cuyo caso debe indemnizar todo el valor
declarado en caso de pérdida, el transportista no responde más allá del límite de
responsabilidad fijado por la ley en 400 argentinos oro por bulto, pieza o unidad de flete. La
unidad de flete se aplica en los transportes graneleros, propios del carbón, los cereales o
combustibles. La Convención de Bruselas estableció un límite de responsabilidad por bulto o
pieza de 100 libras esterlinas. Mediante el protocolo de Bruselas de 1968 dicho límite fue
modificado en 10.000 francos (oro) ó 32 francos por kilo, aplicándose la suma mayor en caso
de divergencia de los importes resultantes de aplicar la fórmula.
Nulidad de cláusulas:
Las partes pueden convenir un límite superior al establecido en la ley (o convención
internacional) siempre que conste en el conocimiento de embarque. Pero toda cláusula que
exonere de forma total o disminuya los límites de responsabilidad en relación a los límites
legales, o que modifique la carga de la prueba establecida por ley, es nula, sin perjuicio de la
validez del contrato.
Jurisprudencia:
- “Si el cargador tuvo a su alcance someter el cargamento a los principios generales
de la responsabilidad civil, mas prefirió sujetarse a los limites especiales del derecho de la
navegación pagando, naturalmente, un flete de menor entidad, no puede pretender, entonces,
que el daño ocasionado a un solo bulto sea equivalente a la totalidad de los que integraban el
cargamento”. (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, sala II,
23/10/1987, “Antártida, Cia. de seguros c. Capitán y/o Propietarios y/o Armadores Buque
Paola C. y otro”, L.L., 1988-C, 412, Con nota de José Domingo Ray.
- “Aunque la Convención de Bruselas de 1924 (Adla, XX-A, 181), no contenga normas
sobre cómo se computa el límite de responsabilidad por bulto en cargas contenerizadas o
palletizadas, nada impide en recurrir a las disposiciones del art. 278, parr. 3º de la ley de
navegación (Adla, XXXIII-A, 170)”. (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial
Federal, sala II, 05/04/1988/04/05, “Antorcha, Cia. de seguros c. Capitán y/o Propietarios y/o
Armadores buque Vesta y/o quien fuera responsable”, L.L., 1988-C, 434, con nota de José
Domingo Ray.
- “El límite de responsabilidad que contempla la Convención de
Bruselas de 1924 debe calcularse sobre cada uno de los bultos en que haya
habido faltantes”. (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal,
sala III, 24/03/1993, El Cabildo Cia. de Seguros c. Capitán y/o Propietario y/o Armador Buque
Marfrio, L.L., 1993-C, 132.
- “Resulta decisivo examinar el conocimiento de embarque y constancias, a fin de
desentranar la voluntad de las partes al contratar, ya que, si se encuentran individualizados en
el conocimiento la cantidad de bultos que contienen a la mercadería objeto del transporte,
independientemente de la descripción que de ella se haga, serán cada uno de aquellos bultos
los que deben ser considerados para calcular el límite de responsabilidad, ante el
incumplimiento de un contrato de transporte
maritimo”. “Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal,
sala III, 15/10/1993, La Territorial de seguros S. A. c. Capitán y/o Arm. y/o Propietario Buque
San Luis”, L.L., 1994-B, 191. - DJ, 1994-1-906.
- “Tratándose de un reclamo indemnizatorio por incumplimiento de un contrato de
transporte marítimo, fundado en el faltante de mercaderías embaladas en bultos, u otro tipo de
recipiente acondicionados en un artefacto unitarizador de cargas, corresponde calcular el
límite de la responsabilidad que contempla la Convención de Bruselas de 1924, sobre cada
uno de aquellos bultos o recipientes”. (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y
Comercial Federal, sala III, 15/10/1993, La Territorial de seguros S. A. c. Capitán y/o Arm. y/o
Propietario Buque San Luis, L.L., 1994-B, 191. - DJ, 1994-1-906).
Limitación de responsabilidad:
Salvo la existencia de un convenio especial entre las partes que fije un límite más
elevado, la responsabilidad del transportador por daños resultantes de muerte o lesiones
corporales de un pasajero se limita, en todos los casos, a la suma de mil quinientos argentinos
oro. El transportista no puede ampararse en las disposiciones que limitan su responsabilidad
cuando obra con dolo o temeridad consciente. Tampoco puede limitar su responsabilidad
cuando acepta pasajeros sin expedir el correspondiente pasaje.
En el precio del pasaje está comprendido el del transporte del equipaje del pasajero
dentro de los límites de peso y volumen establecidos por el transportador o por los usos y
costumbres. Esto denota que el transporte de equipajes es un contrato absolutamente
accesorio al contrato de pasaje.
El transportador es responsable de los daños que sufra el equipaje que sea guardado
en bodega, si no prueba que la causa no le es imputable. Esto significa que en relación al
equipaje de bodega, la culpa del transportista se presume, salvo prueba en contrario aportada
por este último.
Ahora bien, respecto del equipaje que el pasajero conserve bajo su custodia o guarda
inmediata (equipaje acompañado), el transportador solamente responde por el daño que se
pruebe ocasionado por el hecho suyo, del capitán o tripulantes. Es decir que aquí no opera la
presunción de culpa, sino que el damnificado tiene que demostrarla conjuntamente con la
relación causal entre el daño y la actividad del transportista o sus dependientes.
Limitación de responsabilidad:
En caso de equipaje acompañado, el límite de responsabilidad se extiende a 100
argentinos - oro. En los supuestos de daños a los equipajes no acompañados o depositados
en bodega el límite se incrementa a los 150 argentinos oro. En este caso, también es nula
toda estipulación que establezca un límite inferior o invierta la carga de la prueba que
corresponda al transportador, sin perjuicio de la validez del contrato. El límite de
responsabilidad tampoco puede ser invocado por el transportador en casos de dolo o culpa
consciente del transportador o de sus dependientes.
Deber de notificación:
En caso de efectos personales sometidos a su propia guarda el pasajero debe
notificar al transportista de cualquier pérdida o avería, inmediatamente y antes de su
desembarco. Respecto de los guardados en bodega, la notificación deberá hacerse en el acto
de la entrega, si la avería es aparente y dentro de los tres días de la misma si la avería no es
aparente, o computados a partir del día en que debieron ser entregados en caso de pérdida.
En todos los casos, debe denunciar el monto del perjuicio.
214
7.2.1.1 Responsabilidad del transportador aéreo internacional*
Antecedentes históricos
214
* Por el Dr. Eladio Cuadra.
215
(290). Héctor A. Perucchi, Daños en el Transporte aéreo internacional 1957, p. 7
216
(291). Osvaldo Blas Simone, Crisis y resurgimiento de la Convención de Varsovia en II Jornadas
Nacionales de Derecho Aeronáutico y Espacial, Córdoba, 1970, p. 521
La Conferencia se realizó en París desde el 27 de octubre al 6 de noviembre de 1925,
con la asistencia de 43 Estados y constituyó la Primera Conferencia Internacional de Derecho
Privado Aeronáutico.
El grupo anglosajón, integrado por EE.UU., Reino Unido, Nueva Zelandia y Sudáfrica,
sustentaba el principio de que el damnificado debía acreditar la negligencia que había
producido el daño durante la ejecución del transporte 219.
217
(292). Perucci, Daños... ob. cit., p. 7.
218
(293). Simone, Crisis... ob. cit., p. 523.
219
(294). Eduardo T. Cosentino, Régimen Jurídico del Transportador Aéreo. Ed. Abeledo- Perrot., 1986,
p. 55.
220
(295). Cosentino, Régimen .....ob. cit. P.55.
Estimando que era inequitativo colocar al agente del daño en el campo de una
responsabilidad absoluta, se incorporó la debida diligencia como una de las causales
exonerativas de responsabilidad221.
El art. 18.1: “El transportador será responsable del daño causado por destrucción,
pérdida o avería de equipajes registrados o de mercancías, cuando el acontecimiento que
ocasionó el daño se haya producido durante el transporte aéreo”, aclarando en el parágrafo 2)
de este mismo artículo que: “El transporte aéreo, a los efectos del parágrafo precedente,
comprenderá el período durante el cual los equipajes o mercancías se encuentran al cuidado
del transportador, ya sea en un aeródromo o a bordo de una aeronave o en un lugar
cualquiera en caso de aterrizaje afuera de un aeródromo”.
c) Causas de exoneración
Los arts. 20, 20.2 y 21 conforman el cuadro específico de las causas que exoneran al
transportador de su obligación de resarcir.
221
(296). Cosentino, ob. cit. P. 55
222
(297). Perucchi, ob. cit., p. 10.
223
(298). Convención de Varsovia de 1929 (ADLA, XI-A, 188).
Según el art. 20: “El transportador no será responsable si prueba que él y sus
representantes adoptaron todas las medidas necesarias para evitar el daño o que le fue
imposible adoptarlas”.
Tal limitación fue establecida en una divisa teórica, el franco (Franco Poincaré),
moneda de oro definida sobre la base de su peso y su proporción de metal fino, utilizando este
metal como cláusula estabilizadora destinada a mantener la compensación de daños en
términos de moneda constante.
Esta obligación de indemnizar limitada, “no puede ser modificado por acuerdos entre
partes y es nula “toda cláusula que tiende a eximir al transportador de su responsabilidad o a
fijar un límite inferior al establecido225. Por el contrario, “pasajeros y transportador podrán,
mediante pacto especial”, fijar un tope mayor 226.
224
(299). Convención de Varsovia de 1929 (ADLA, XI-A, 188).
225
(300). Convención de Varsovia de 1929, artículo 23.
Las faltas o deficiencias registradas en la instrumentación formal del contrato 227 y el
accionar doloso del transportador, son causales que producen la caducidad del límite de
responsabilidad228.
e) Principios fundamentales:
El Convenio funda la responsabilidad en la culpa, es decir, opta por una base subjetiva
e impone el resarcimiento como consecuencia de un incumplimiento contractual, que tipifica la
presencia de una culpa del transportador 229.
e. 1) Presunción de culpa.
Pero frente a esta posición, entendemos que estamos frente a un claro caso de
responsabilidad contractual, puesto que las relaciones entre partes, están regidas por un
contrato de transporte231.
Este acto jurídico bilateral se traduce en la obligación del transportador de llevar sanos
y salvos a destino a pasajeros, sus equipajes y las mercaderías, incurriendo en incumplimiento
de la obligación asumida si no lo hace, de manera que al usuario le basta probar la existencia
del contrato, para que nazca su derecho al resarcimiento de los daños sufridos232.
226
(301). Convención de Varsovia de 1929, artículo 22, inc. 1º
227
(302). Convención de Varsovia de 1929, artículo 3, inc. 2º.
228
(303) Convención de Varsovia de 1929, artículo 25.
229
(304). Conforme Videla Escalada, Federico. Derecho Aeronáutico 19691976, T.IV-A, p. 154; Lena
Paz J.A. en Compendio de Derecho Aeronáutico, p. 240, señala que se trata de una responsabilidad
subjetiva con inversión de la carga de la prueba; Suprema Corte de la Pcia. De Bs.As., fallo del 3/3/81,
en autos Lea de Castro c. Suc. de Salomón Daniel, E.D. t. 94, p. 628 (Rep. La Ley, t. XLI, J-Z, p. 3222,
sum. 3); Cámara Federal, Sala II, falo del 17/4/74, autos: Lissote, Lino c. Representaciones aeronáuticas
S.A.” E.D. t. 61, p. 390 (Rep, La Ley XXXV, A- 1, p. 473, sum. 501).
230
(305). Videla Escalada, ob. cit., T. IV-A, p. 267.
231
(306). Videla Escalada, ob. cit., T. IV-B, p.142; Ortiz de Guinea, su relato en las II Jornadas... ob. cit.
P. 600.
232
(307). Videla Escalada, ob. cit., T. IV-A, p. 257.
La presunción de culpa que el Convenio establece en contra del transportador, es
explicada en forma adecuada por esa fundamentación contractual y que se observó desde los
trabajos preparatorios del CITEJA233.
Consideramos que tal frase debe ser relacionada al principio general vigente en
Derecho Procesal, según el cual, la carga de la prueba incumbe a la parte actora 236.
Tal calificación es utilizada, normalmente, para aquellos sistemas que tienen una base
objetiva y que prescindiendo de la consideración de la culpa, únicamente se refieren a la
producción del daño, ya que la creación o aprovechamiento de la actividad riesgosa, tienen la
entidad suficiente para que nazca la obligación resarcitoria 237.
233
(308). Videla Escalada, ob. cit., T IV-A, p. 257.
234
(309). Ortiz de Guinea, relato citado, p. 601.
235
(310). Videla Escalada, ob. cit. 268 y su nota nº 19.
236
(311). Videla Escalada, ob. cit. P. 269.
237
(312). Videla Escalada, ob. cit. p. 269.
En los contratos de transporte, especie dentro del género clásico de locación de obra,
no se emplea tal expresión, ya que, según entiende Videla Escalada, es innegable la base
subjetiva de la responsabilidad en caso de incumplimiento 238.
Debemos concluir que la calificación de puro derecho o pleno derecho, debe ser
también relacionada con el concepto específicamente procesal.
Consideraban algunos autores que este sistema objetivo podía funcionar sobre dos
fases diferentes: el riesgo (admitido universalmente como factor de atribución de
responsabilidad en las teorías objetivas) y la presunción de culpa (elemento esencial en el
sistema de Varsovia)240.
238
(313). Videla Escalada, ob. cit. p. 270.
239
(314).Videla Escalada, ob. cit. p. 270
240
(315).Videla Escalada, ob. cit. p. 270
241
(316). Villarreal Emilio, II Jornadas... ob. cit., p. 513.
Videla Escalada no comparte esa opinión expresando: “Creemos que el Convenio de
Varsovia establece un sistema de responsabilidad subjetiva, con el complemento de
“eximentes especiales”242.
La culpa de la víctima:
Aparece como eximente en todas las especies de transportes (pasajeros o cosas), de
modo que la negligencia del expedidor de mercaderías, también obra como causal de
exoneración243.
Es necesario que el hecho culpable de la víctima haya sido tomado el origen del daño
y que tal culpa esté debidamente probada, consecuencia lógica del sistema que presume la
culpa del transportador244.
242
(317). Videla Escalada, ob. cit. p. 273.
243
(318). Videla Escalada, ob. cit. p. 285.
244
(319). Videla Escalada, ob. cit. p. 285 y su nota nº 105.
Otros países aplican la teoría de la equivalencia de condiciones, mientras que en el
Derecho norteamericano se produce “ministerio legis” la exoneración completa del
transportador.
Medidas necesarias
Esta causal de exoneración es una de las más significativas para caracterizar el
sistema de responsabilidad establecido por el Convenio y es la que permite al transportador
invocar la adopción de todas las medidas necesarias para evitar el daño o la imposibilidad de
adoptarlas245.
Al analizar los fundamentos invocados para adoptar esta causal, gobernada por la
idea de incorporar los llamados “riesgos del aire”, observamos la ponencia de Pittard, en la
Primera Conferencia de Derecho Privado Aéreo, al preguntarse: ¿Qué se puede exigir del
transportador aéreo? Responde a esta pregunta expresando: “Que era suficiente con una
organización normal de su explotación, una elección prudente de su personal una vigilancia
constante de sus dependientes y un control serio de material, accesorios y materias primas ”
246.
Ripert, delegado francés ante la Conferencia de Varsovia, puso de relieve que “el
transportador no está obligado para exonerarse a probar que medió caso fortuito o fuerza
mayor, por lo que sólo basta que haya demostrado haber hecho todo lo que estuvo en su
poder”247.
Mattesco Matte puntualiza que: “... la obligación del transportador debe entenderse
como la diligencia normal de un buen padre de familia... aplicación del principio de
razonabilidad ceñido a las notas propias de la aviación civil.” 248.
Manckiewicz subraya “que es básico determinar las causas del siniestro, por cuanto
su desconocimiento impide la determinación de si ha mediado una auténtica “diligencia del
transportador”249.
245
(320). Covenio Varsovia-La Haya, art. 20.
246
(321). Citado por Cosentino, ob. cit., p. 288.
247
(322). Citado por Cosentino, ob. cit., p. 289 y 290.
248
(323). Citado por Cosentino, ob. cit., p. 290 y su nota nro. 10.
249
(324). Citado por Cosentino, ob. cit., p. 290 y su nota nro. 12.
En el proyecto de la Convención los términos utilizados eran: “medidas razonables” 250
siendo el término “medidas necesarias”. La expresión es correspondiente a “due diligence” en
el “common law”. En la Convención de Bruselas de 1924, 251 sobre conocimientos marítimos, el
texto en inglés nos habla de “due diligence”, que corresponde en francés a “diligence
raisonnable”.
Videla Escalada señala que la eximente debe ser entendido de acuerdo con un
modelo uniforme: “la conducta de un transportista razonable y diligente” 253.
Perucchi opina que deben considerarse con relación a aquéllas que un ordenado y
diligente transportador hubiere adoptado y su necesidad habría previsto 254.
Lena Paz expresa que son las que corresponde adoptar a fin de procurar la correcta
ejecución del transporte de acuerdo con las circunstancias y según la diligencia que cabe,
razonablemente, esperar de un transportador celoso del cumplimiento de sus obligaciones 255.
Por nuestra parte, entendemos que “medidas necesarias” son aquellas que un
transportador, obrando con diligencia, prudencia y responsabilidad, debe tomar para
garantizar, conforme a su obligación de seguridad, implícita en todo contrato, el cumplimiento
de lo convenido.
250
(325). Perucchi, ob. cit., p. 72.
251
(326). (ADLA, XX-A, 181)- Art. 4.1 del Convenio de Bruselas de 1924; Montiel Luis Beltrán, Curso
de Derecho de la Navegación, Ed. Astrea, 1988, p. 260 y ss.
252
(327). Domingo López Saavedra, Algunos aspectos de la responsabilidad del transportador aéreo por
daños y averías en las mercaderías transportadas. “L.L. “1983- B-918, p. 923.
253
(328). Videla Escalada, ob. cit., p. 923 y ss.
254
(329). Perucchi, ob. cit., p.72.
255
(330). Lena Paz, Compendio de Derecho Aeronáutico, p. 253 y ss.
que interpreta la expresión en sentido estricto y la otra amplio, es decir, hacerla valer como
sinónimo de “razonable” 256.
La corriente restrictiva considera que las “medidas necesarias” deben ser analizadas
en concreto, en relación inmediata y directa con el accidente. Todos los accidentes cuyas
causas no pueden ser fehacientemente determinadas, deben originar para esta corriente,
responsabilidad a cargo del transportador. 257
La Jurisprudencia determinó los alcances que los Tribunales le brindan a esta fórmula
consagrada en el derecho positivo y una fuerte corriente de decisiones judiciales, introducen la
256
(331). Videla Ecalada, ob. cit., p. 291.
257
(332). Videla Escalada, ob. cit, p. 291.
258
(333). Videla Escalada, ob. cit, p. 294.
259
(334). Percchi, ob. cit., p. 71.
260
(335). Videla Escalada, ob. cit., p. 294.
idea de “debida diligencia”, aplicando el principio de razonabilidad, como interpretación de la
expresión “medidas necesarias” para evitar el daño 261.
Esta doctrina de la res ipsa loquitor es una regla de inferencia, mientras que los
Artículos 17 y 20.1 264 de la Convención de Varsovia crean una presunción de responsabilidad
por parte del transportador, de la que sólo puede eximirse probando que adoptó todas las
medidas necesarias para evitar el daño, prueba que constituye la única diferencia, más teórica
que real con la doctrina antes explicada, pero los efectos de la aplicación de ambas son los
mismos.
261
(336). Cosentino, ob. cit., p. 291 y nota citando jurisprudencia. La LEY, 119, p. 257; E.D., t. 13, p.
187.
262
(337). Elizabeth Mireyra Freidenberg. Origen, proyección y consecuencia del sistema de
compensación suplementaria, VI Jornadas Nacionales de Derecho Aeronáutico y Espacial, 1972.
263
(338). Freindenberg, ob. cit.
264
(339). Convenio de Varsovia. Artículo 17: “El transportador será responsable del daño causado por
muerte, heridas o cualquier otra lesión corporal sufrida por un viajero, cuando el accidente que ocasionó
el daño se haya producido a bordo de la aeronave o durante las operaciones de embarque y
desembarque”. Artículo 20.1: “El transportador no será responsables si prueba que él y sus
representantes adoptaron todas las medidas necesarias para evitar el daño o que les fue imposible
adoptarlas”.
EE.UU. siempre fue contrario a la utilización del riesgo como factor de atribución,
estimando que no era justo para el transportador que se hiciera cargo de los daños, con
independencia de la culpa.
Luego, la posición de este país cambió, entendiéndose que en las operaciones a gran
escala, tal es el transporte aéreo, era más sencillo para el transportador cubrir los riesgos por
la vía del seguro, como parte del costo de la operación que para la presunta víctima. A partir
de 1965, EE.UU. se vuelca definitivamente a la responsabilidad objetiva265.
1.2- Protocolo que modifica el Convenio para la unificación de ciertas reglas relativas
al transporte aéreo internacional. – LA HAYA, 28 de Setiembre de 1955.
Antecedentes históricos.
Desde las primeras ratificaciones a la Convención de Varsovia (1933); en 1935 por
CITEJA y posteriormente por la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA-
International Air Traffic Association), se planteó la necesidad de una revisión de la misma,
reiterada por la iniciativa británica en la IV Conferencia Internacional de Derecho Privado
Aéreo, celebrada en Bruselas en Setiembre de 1938 267.
265
(340). Freidenberg, relato citado.
266
(341). Paulo Ernesto Tolle, Reponsabilidad por daños a pasajeros en el transporte aéreo. Revista del
Instituto de Derecho Aeronáutico, Año XII, 1º Semestre 1964, Nº 20, págs. 29 a 68.
267
(342). Simone, Crisis... ob. cit., p. 534.
268
(343). La Intenational Civil Aviation Organization, conocida por la sigla ICAO u OACI en su
traducción española, fue creada al sancionarse la Convención de Chicago sobre Aviación Civil
Internacional el 17/12/1944.
Aparecen en el Comité tres tendencias: una, propiciada por los británicos,
recomendaba la franca revisión del texto de la Convención; otra, contraria a toda la revisión,
dadas las numerosas adhesiones que lograra Varsovia y por último, la intermedia, que se
inclinaba por la limitada del texto269.
En Madrid en 1951, con motivo del 8º Período de Sesiones del Comité Jurídico y en
París en Enero de 1952, se consideró el proyecto orientado en la tendencia de los británicos.
No obstante, en la 9º Sesión del Comité reunido en Río de Janeiro en Agosto- Setiembre de
1953, se elaboró y aprobó un proyecto inspirado en la tendencia intermedia 270.
Este proyecto es propuesto para ser sometido a una Conferencia diplomática, como
protocolo modificatorio de la Convención.
Por el Artículo X se suprime el párrafo 2 del artículo 20 del Convenio, 272 eliminándose
como causa de exoneración por falta de pilotaje, quedando unificado el sistema de
responsabilidad, respecto a personas y cosas 273.
269
(344). Simone, Crisis... ob. cit., p. 524.
270
(345). Simone, Crisis... ob. cit., p. 525.
271
(346). (ADLA, XXVII-B, 1613).
272
(347). Convenio de Varsovia, Art. 20.2): En los transportes de mercancías y equipajes, el
transportador no será responsable cuando pruebe que el daño provino de una falta de pilotaje, de
conducción de la aeronave o de la navegación y que, en todos los órdenes, él y sus representantes
adoptaron las medidas necesarias para evitar el daño.
273
(348). Domingo López Saavedra. Algunos Aspectos de Responsabilidad del Transportador Aéreo por
Daños y Averías en las Mercaderías Transportadas. “L.L., 1983-B-918.
274
(349). Artículo XII del Protocolo. El Artículo 23 del Convenio de Varsovia establece: “Toda cláusula
que tienda a eximir al transportador de su responsabilidad o a fijar para ésta un límite inferior al fijado en
el presente Convenio, será nula y no producirá efecto alguno; pero la nulidad de tal cláusula no entrañará
la nulidad del contrato, que quedará sometido a dicho Convenio”.
Si bien esta causal de exoneración no es admitida de pleno derecho, se permite que
las partes la prevean en su contrato, como pacto accesorio del acto principal 275.
Por otra parte, se introduce un nuevo párrafo al Artículo 22, por el cual el Tribunal
podrá acordar “una suma que corresponda a todo o parte de las costas y otros gastos del
litigio en que haya incurrido el demandante”.
Este Protocolo sólo tuvo una adhesión parcial de los Estados, apareciendo una
defienda resistencia del Gobierno norteamericano, que si bien lo suscribe el 28 de Junio de
1956, nunca lo ratificó.
275
(350). López Saavedra en ob. cit., estima que “la redacción del agregado no es feliz”.
276
(351). Cosentino, ob. cit., p. 152.
277
(352). Cosentino, ob. cit., p. 152.
278
(353). Art. XII –Nuevo Art. 25 –Protocolo de La Haya.
7.2.1.2 Reunión Especial de la OACI –Montreal 1966
Antecedentes:
Dada la necesaria urgencia de revisar los límites de responsabilidad 279 fijados en la
Convención de Varsovia y modificados por el Protocolo de La Haya, en razón de los montos
máximos eran insuficientes para indemnizar la vida de los habitantes en países con alto nivel
de renta, la IATA trasladó la consideración del problema al Consejo de la OACI, a fin de que
éste estudiara la conveniencia y factibilidad de convocar a una Conferencia diplomática.
279
(354). EE.UU. no adhirió al Protocolo de La Haya, pues estimó que los montos máximos que fijaba
como límites del deber de resarcir, eran insuficientes, dado el nivel de renta del ciudadano
norteamericano y los valores muy superiores que se fijaban en ese momento para los vuelos de cabotaje.
280
(356). Simone, Crisis... ob. cit., p. 527.
281
(357). Simone, Crisis... ob. cit., p. 528.
282
(358). Simone, Crisis... ob. cit., p. 529.
Diferentes propuestas fueron presentadas, alcanzando la mayor aceptación la
correspondiente a Alemania, Jamaica, Nueva Zelandia, Suecia y apoyada por los EE.UU., con
un régimen que consagraba la responsabilidad objetiva del transportador, pero manteniendo la
eximente de la culpa concurrente de la víctima283.
Antecedentes:
Dos semanas después del cierre de la Reunión Especial, el Presidente del Consejo de
la OACI, Walter Binaghi (argentino), cursó una nota al Gobierno de los EE.UU., expresando
que entendía que muchos Estados habían variado su posición y estarían preparados para
aceptar un acuerdo interempresario284.
Dicho Acuerdo, conforme a su art. 3º, debía ser sometido a la aprobación de la Junta
de Aeronáutica Civil (Civil Aeronautic Board –CAB) de los EE.UU., dependiendo su entrada en
283
(359). Videla Escalada, ob. cit., p. 215 y sus notas Nº 31 y 34.
284
(361). Elizabeth Mireyra Freidenberg. Origen, proyección y consecuencia del sistema de
compensación suplemetaria. VI Jornadas Nacionales de Derecho Aeronáutico y Espacial, 1972.
285
(362). Freindenberg, ob. cit.
286
(363) Freidenberg, ob. cit.
vigor de tal acto, que se concreta el 13 de Mayo de 1966 y se registra como Acuerdo CAB -
18900288.
Sistema de responsabilidad:
Se instaura un sistema objetivo de responder, ya que el inciso 2º del Artículo 1º del
Acuerdo, estipula que “el transportista no se amparará, por lo que se refiere a toda
reclamación derivada de muerte, heridas u otras lesiones corporales de un pasajero, de las
excepciones previstas en el Artículo 20, inciso 1º de Dicho Convenio o de dicho Convenio
modificado por el mencionado Protocolo”292.
287
(364). Simone, ob. cit. p.538.
288
(365). Simone, ob. cit., p. 539.
289
(366). Simone, ob. cit., p. 540.
290
(367). Acuerdo de Montreal, 2.
291
(368). Cosentino, ob. cit., p. 163.
292
(369). Simone, ob. cit., p. 539.
293
(370). Videla Escalada, ob. cit., II Jornadas...; Ortiz de Guinea p. 167; Simone, p. 539; Villarreal, p.
Autorizadas opiniones entienden que tal renuncia transforma en un punto esencial el
sistema de responsabilidad, que de subjetiva que era en el Convenio Varsovia- La Haya, pasa
a ser objetiva294.
Es de destacar que tal innovación, con carácter polémico, fue resistida en principio por
algunos transportadores, pertenecientes a Estados que en sus ordenamientos internos
mantienen la culpa como factor de atribución. (Caso de Aerolíneas Argentinas, que en
principio se adhirió “con reservas” y que luego debió dejar sin efecto).
Pese a su carácter imperativo, esta estructura novedosa carece de fuerza jurídica sin
la aceptación Convencional del usuario, mediante la inserción en el billete de pasaje de un
aviso.
Limitación de la responsabilidad:
El propósito básico de este Acuerdo se dirige hacia un incremento sustancial de los
topes indemnizatorios de la Convención Varsovia- La Haya, para adecuarlos a los valores
promedios que las decisiones judiciales consagran en países con alto desarrollo relativo,
especialmente EE.UU.
Así pues se consagra un “límite” por cada pasajero en caso de muerte, heridas u otras
lesiones corporales de 75.000 dólares, incluyendo los honorarios y costas judiciales y de
58.000 dólares sin computarse los mismos.
7.2.1.4 Protocolo que modifica el Convenio para la unificación de ciertas reglas relativas
al transporte aéreo internacional firmado en Varsovia el 12 de octubre de 1929 y
modificado por el Protocolo hecho en La Haya el 28 de setiembre de 1955 Guatemala
1971.
a) Antecedentes:
b) Comité de expertos.
295
(372). Ortiz de Guinea, ob. cit., p. 219.
296
(373). Videla Ecalada, ob. cit., T: III, p. 230; Simone, ob. cit., p. 540; María Celia Cirilo, II
satisfacción a los deseos de todos los Estados interesados. Este Comité estuvo integrado con
14 miembros de nacionalidades diversas, agregándose dos observadores, uno de IATA y otro
de la Unión Internacional de Aseguradores de Aviación297.
El Comité Jurídico de la OACI, tomando como base para el tratamiento del tema la
labor del Comité de Expertos, designó un Sub-Comité, el cual, en su primer período de
sesiones (18 al 29 de noviembre de 1968), analizó cuestiones relacionadas con el límite de
responsabilidad; el aviso de dar a los pasajeros sobre las características del régimen
aplicable; los factores de atribución; las causales de pérdida del beneficio de la limitación y la
posibilidad periódica de revisión de los límites298.
d) Sistema de responsabilidad.
Jornadas... p. 516.
297
(374). Videla Escalada, ob. cit., p. 231.
298
(375). Videla Escalada, ob. cit., p. 231.
299
(376). Videla Escalada, ob. cit., p. 232.
300
(377). Videla Escalada, ob. cit., p. 232.
Por el artículo IV del Protocolo de Guatemala, se suprime el art. 17 del Convenio301, y
se sustituye por el siguiente: “1. El transportista será responsable del daño causado en caso
de muerte o de lesión corporal del pasajero por la sola razón de que el hecho de que las haya
causado se produjo a bordo de la aeronave o durante cualquiera de las operaciones de
embarque o desembarque. Sin embargo el transportista no será responsable si la muerte o
lesión se debe exclusivamente al estado de salud del pasajero”.
“3. A menos que se indique otra cosa, en el presente Convenio el término equipaje,
significa tanto el equipaje facturado como los objetos que lleve el pasajero”.
Por el Artículo V del Protocolo, se suprimen los párrafos 1 y 2 del Artículo 18 del
Convenio302 y se sustituyen por los siguientes:
301
(378). Art. 17 del Convenio de Varsovia: “El transportado será responsable del daño causado por
muerte, heridas, o cualquier otra lesión corporal sufrida por un viajero, cuando el accidente que ocasionó
el daño se haya producido a bordo de la aeronave o durante las operaciones de embarque y
desembarque”.
302
(379). Art. 18 del Convenio de Varsovia: “ 1) El transportador será responsable del daño causado por
destrucción, pérdida o avería de equipajes registrados o de mercancías, cuando el acontecimiento que
ocasionó el daño se haya producido durante el transporte aéreo. 2) El transporte aéreo a los efectos del
parágrafo precedente, comprenderá el período durante el cual los equipos o mercancías se encuentran al
cuidado del transportador, ya sea en un aeródromo o a bordo de una aeronave o en un lugar cualquiera en
caso de aterrizaje fuera de un aeródromo”.
El artículo VI del Protocolo suprime el art. 20 del Convenio 303 y lo sustituye por el
siguiente:
Causas de exoneración.
Los supuestos que liberan o atenúan la carga económica del transportador, los
encontramos en el párrafo 1, última parte del Artículo 17, “estado de salud del pasajero”, en el
párrafo 2, última parte del mismo artículo “naturaleza o vicio propio del equipaje”, y en el
párrafo 1 (retraso de pasajeros y equipaje) y en el párrafo 2 (mercancías) del sustituida
Artículo 20 “medidas necesarias”.
Por último, el Artículo VII del Protocolo suprime el Artículo del Convenio 304 y lo
sustituye por el siguiente:
“Si el transportista prueba que la culpa de la persona que pide una indemnización ha
causado el daño o ha contribuido a él, quedará exento total o parcialmente de responsabilidad
con respecto a tal persona, en la medida en que tal culpa haya causado el daño o contribuido
a él. Cuando se reclame una indemnización por una persona que no sea el pasajero, en razón
de muerte o lesión de éste último, el transportista quedará igualmente exento total o
parcialmente de responsabilidad, en la medida que pruebe que la culpa de dicho pasajero
haya causado el daño o contribuido a él”.
Limitación de la responsabilidad.
Con este Protocolo culmina el polémico proceso de los topes indemnizatorios, en
relación a los daños originados por muerte o lesiones corporales de los pasajeros, como así
303
(380). Artículo 20 del Convenio de Varsovia: “El transportador no será responsable si prueba que él y
sus representantes adoptaron todas las medidas necesarias para evitar el daño o que les fue imposible
adoptarlas”.
304
(381). Artículo 21 del Convenio de Varsovia: “Cuando el transportador pruebe que la persona
lesionada produjo el daño o contribuyó a él, el Tribunal podrá, conforme a los preceptos de su propia
ley, descartar o atenuar la responsabilidad del transportador”.
también los sufridos por los equipajes y en ambos casos el retraso, continuando en lo que
respecta a mercaderías bajo el régimen de Varsovia- La Haya305.
En el primer caso (pasajeros), eleva el límite a 1.5000.000 francos (U$S 100.000) 306 y
62.500 francos para el retraso307, mientras que en el segundo (equipajes), se establece en
15.000 francos por pasajero (daño o retraso)308.
305
(382). Art. 22.2 a)- (Art. 8 del Protocolo de Guatemala).
306
(383). Art. 22.1 a)- (Art. 8 del Protocolo de Guatemala).
307
(384). Art. 22.1 b)- (Art. 8 del Protocolo de Guatemala).
308
(385). Art. 22.1 c)- (Art. 8 del Protocolo de Guatemala).
309
(386). Art. 24.2.- c)- (Art. 8 del Protocolo de Guatemala).
310
(387). Art. 3.2) Convenio de Varsovia (billete de pasaje). Art. 4. 4) Convenio de Varsovia (boletín de
equipaje). Art. 9 Convenio de Varsovia (carta de porte aéreo).
311
(388). Art. 25. 1)- Convenio de Varsovia (dolo del transportador o sus representantes).
312
(389). Art. 35 A añadido por el Protocolo de Guatemala después del presente Convenio de Varsovia:
“Ninguna de las disposiciones del presente Convenio impedirá a un Estado establecer y aplicar en su
territorio un sistema para complementar la indemnización pagadera a los reclamantes en virtud del
Convenio por concepto de muerte o lesiones de los pasajeros. Tal sistema deberá cumplir las siguientes
condiciones: a)No impondrá en ningún caso al transportista ni a sus dependientes responsabilidad
alguna adicional a la establecida por el presente Convenio; b) No impondrá al transportista carga
económica o administrativa alguna, aparte de la de recaudar en dicho Estado la contribución de los
pasajeros si se le solicita; c) No deberá dar lugar a discriminación alguna entre los transportistas con
respecto a los pasajeros afectados, y los beneficios a que estos tengan derecho, de conformidad con el
sistema, se les concederán independientemente del transportista cuyos servicios hubieren utilizado; d) Si
un pasajero hubiere contribuido al sistema, cualquier persona que haya sufrido daños como consecuencia
de la muerte o lesiones de tal pasajero tendrá derecho a los beneficio del sistema”.
313
(390). Perucchi, Héctor, VI Jornadas Argentinas de Derecho Aeronáutico y Espacial, Bs.As, 1975, p.
El Comité de Expertos designado por el Consejo de la OACI, para que estudiara una
posible modificación del Convenio de Varsovia-La Haya, presenta dos soluciones: en la
primera, incluso el Artículo 20 (causal de exoneración basada en las medidas necesarias) y en
la segunda, establecer el principio de responsabilidad objetiva, modificando el Convenio
mediante la eliminación del citado artículo.
En virtud del Protocolo de Guatemala (Artículo IV, que sustituye el Artículo 17 del
Convenio) 316 el transportador deberá resarcir en caso de muerte o lesión corporal del
pasajero, por la sola razón de que el hecho que las haya causado se produjera a bordo de la
aeronave o durante las operaciones de embarque o desembarque. Para algunas opiniones se
absorbería el caso fortuito o fuerza mayor y el hecho de un tercero con lo que se verían
reducidas las causas de exoneración de la responsabilidad 317.
El estado de salud del pasajero318, la culpa de la víctima 319 o el vicio propio del
equipaje320, liberan o atenúan la carga económica del transportador y conforma un sistema
que armoniza adecuadamente los elementos objetivos con los subjetivos, integrando un
régimen unitario, orgánico y equilibrado.
Esta causal de exoneración es ahora sustituida por un nuevo artículo 20,322 donde sólo
es viable la eximente, si los daños provienen del retraso del vuelo. (Subsistencia del sistema
subjetivo).
Como complemento, el Protocolo agrega al final del inc. 1º, párrafo 2 del nuevo
Artículo 17 una causal nueva: el estado de salud del pasajero, elemento subjetivo que
responde a un irreprochable sentido de justicia, ya que el pasajero debe soportar los daños
originados por su propia salud, la que es ajena totalmente al transporte.
317
(394). Cosentino, Régimen Jurídico ... ob. cit., p. 168
318
(395). Artículo 17, inc. 1º, 2º párrafo (Art. IV del Protocolo de Guatemala).
319
(396). Art. 21 (Art. VII del Protocolo de Guatemala).
320
(397). Art. 17, inc. 2º, 2º párrafo (Art. VII del Protocolo de Guatemala).
321
(398). Conferencia Internacional de Derecho Aéreo, OACI, Guatemala 1971. Doc. OACI
9010/LC/167- 1, ps. 41-43 y Doc. OACI 9010/LC/167, p. 16.
322
(399). Nuevo Art. 20 del Convenio. (Art. VI del P. de Guatemala).
323
(400). Art. 18 (Art. V del P. de Guatemala).
324
(401). Art. 20, inc. 2º (Art. VI del P. de Guatemala).
establece, como dijimos, en el caso de pasajeros y equipajes por los perjuicios ocasionados
por el retraso 325 en el cumplimiento del transporte convenido.
Por último, tal como se admite la causal de exoneración en pasajeros del estado de
salud de los mismos, introduce el vicio propio del equipaje 326 eximente que no exige mayores
comentarios, dada su razonable inclusión.
En este aspecto, debemos tener en cuenta primero, que en los trabajos preparatorios
del CITEJA estuvieron presentes proyectos y sugerencias de raíz objetiva y que las
transformaciones que observamos obedecen a la necesidad de adaptarse a las exigencias de
los tiempos, aun cuando desde el punto de vista estrictamente jurídico, esta concepción
origine dudas en los autores de formación latina de los países de derecho escrito.
325
(402). Art. 20, inc. 1º (Art. VI del P. de Guatemala).
327
(404). Cosentino, ob. cit. p. 165 y ss.
7.2.1.5 Conferencia Internacional de Derecho Aéreo. Protocolos de Montreal- 1975
Antecedentes:
Mientras que el Protocolo de Guatemala de 1971 modifica el régimen de
responsabilidad en el transporte aéreo de pasajeros y equipaje, el ámbito correspondiente a
mercaderías se mantuvo en el Sistema de Varsovia.
Protocolos Adicionales Nº 1, 2 y 3:
El protocolo Adicional Nº 1, modifica el Convenio de Varsovia en su Artículo 22, que
establece los límites de responsabilidad del transportador aéreo, frente a pasajeros, equipajes
y carga.
Mediante los “Acuerdos de Jamaica” de 1969, se canceló la función del oro como
“unidad de cuenta”, siendo reemplazado por los derechos especiales de giro, que entraron en
vigencia a partir del 1º de Abril de 1978. Los Estados signatarios del Convenio de Varsovia, al
328
(405). Cosentino, ob. cit., p. 215.
329
(406). Cosentino, ob. cit., p. 215.
suscribir los Protocolos de Montreal de 1975, introdujeron esta “unidad de cuenta”, sobre la
que deberá calcularse las indemnizaciones en las monedas nacionales 330.
Los DEG conforman un activo de reserva internacional creado por Fondo Monetario
Internacional y que sus miembros pueden utilizar como “unidad de cuenta” en sus operaciones
comerciales, determinándose su valor y tipo de interés sobre la base de una “canasta” de
cinco monedas: el dólar, el marco alemán, el franco francés, el yen japonés y la libra esterlina
inglesa.
Los Protocolos admiten la posibilidad de mantener el sistema del “patrón oro” a los
países que no pertenecen al Fondo Monetario Internacional 331.
330
(407). Cosentino, ob. cit., p. 86.
331
(408). Art. 22.4 (Protocolo Adicional Nº 1).
Art. 22.5 (Protocolo adicional Nº 2).
Art. 22.4 (Protocolo adicional Nº 3).
Art. 22.6 (Protocolo Nº 4).
332
(409). Art. 22.1, 2 y 3 (Art. II P. Adicional Nº 1).
333
(410). Art. 22.1, 2. a) y 3 (Art. II P. Adicional Nº 2).
334
(411). Art. 22.1, 1. a), b), c) y 2. a) (Art. II P. Adicional Nº 3).
Observamos que mientras los Protocolos Adicionales N º1 y 2 se refieren a la
limitación por equipaje facturado y mercancías, el Protocolo Adicional Nº 3 limita la
responsabilidad por el equipaje (Sin distinguir entre facturados y aquellos cuya custodia
conserva el pasajero), independientemente de las mercancías.
Esto es, en primer lugar, porque el Protocolo de Guatemala, del cual es Adicional el Nº
3, considera que el término “equipaje” significa tanto el equipaje facturado, como los objetos
que lleve el pasajero335 y en segundo lugar, al considerarse ahora el contrato de equipaje
como accesorio del de personas, debe seguir su régimen de responsabilidad (sistema objetivo
del Protocolo de Guatemala), desligándose de las mercaderías que continúan bajo el Sistema
de Varsovia (subjetivo).
Protocolo nº 4:
El Protocolo Nº 4, a diferencia de los Protocolos Adicionales Nº 1, 2 y 3, que se
refieren esencial y básicamente a los límites de responsabilidad, incursiona por otros aspectos
de la Convención de Varsovia, con las modificaciones de La Haya de 1955.
Sistema de responsabilidad:
El Artículo IV del Protocolo suprime el Art. 18 del Convenio336 y los sustituye por el
siguiente: “1. El transportista será responsable del daño causado en caso de destrucción,
pérdida o avería de cualquier equipaje facturado, cuando el hecho que haya causado el daño
se haya producido durante el transporte aéreo”.
Causas de exoneración.
El sustituido Artículo 18 establece en su párrafo 3: “Sin embargo, el transportista no
será responsable si prueba que la destrucción, pérdida, o avería de la mercancía se debe
exclusivamente a uno o más de los hechos siguientes:
La naturaleza o el vicio propio de la mercancía;
335
(412). Art. 17.3 Protocolo de Guatemala
336
(413). Citado en nota Nº 90.
El embalaje defectuoso de la mercancía, realizado por una persona que no sea el
transportista o sus dependientes;
Un acto de guerra o conflicto armado;
Un acto de la autoridad pública ejecutado en relación con la entrada, la salida o el
tránsito de la mercancía”.
El Artículo V del Protocolo suprime el Artículo 20 del Convenio 337 y lo sustituye por el
siguiente: “En el transporte de pasajeros y equipajes y en el caso de daño ocasionado por
retraso en el transporte de mercancías, el transportista no será responsable si prueba que
tanto él como sus dependientes tomaron todas las medidas necesarias para evitar el daño o
que les fue imposible tomarlas”.
El Artículo VI del Protocolo suprime el Artículo 21 del Convenio 338 y lo sustituye por el
siguiente: “Artículo 21.1 En el transporte de pasajeros y equipaje, en el caso de que el
transportista probare que la persona lesionada ha sido causante del daño o ha contribuido al
mismo, el Tribunal podrá, con arreglo a las disposiciones de su propia ley, descartar o atenuar
la responsabilidad del transportista”.
337
(414). Citado en nota Nº 91.
338
(415). Citado en nota N º92.
339
(416). El Artículo IX.2 del Protocolo Adicional Nº 3 dice: “La adhesión al presente Protocolo... por
un Estado que no sea parte en el Convenio de Varsovia modificado en La Haya en 1955 y en la ciudad
de Guatemala en 1971, implicará la adhesión al Convenio de Varsovia modificado en La Haya en 1955,
El transportador es responsable en caso de destrucción, pérdida o avería de
mercaderías, por la sola razón de que el hecho que haya causado el daño se produjo durante
el transporte aéreo340.
El Artículo 18, inc. 1 de Varsovia –La Haya establece tanto para los equipajes como
para mercancías el mismo tratamiento, siendo el transportador responsable de daños o
pérdidas producidos durante el transporte aéreo.
(419). Conferencia Internacional de Derecho Aéreo, Montreal 1975, Doc. 9154 – LC/174-1, ps. 118 y
342
121.
El Artículo 18 del Protocolo Nº 4 de Montreal, en sus incisos 1º y 2º, le da ahora un
tratamiento distinto a los equipajes facturados (registrados) y a las mercaderías.
No debemos olvidar y por eso reiteramos los dicho anteriormente, es que es estas
Convenciones Internacionales se ha preferido, para facilitar las adhesiones y ratificaciones de
los distintos Estados, elaborar Protocolos con total independencia de los temas a normas, es
decir uno para pasajeros (Guatemala) y otro para mercancías (Montreal).
343
(420). Haber adoptado las medidas necesarias.
344
(421). Art. 18.3: “Sin embargo, el transportista no será responsable si prueba que la destrucción,
pérdida o avería de la mercancía se debe exclusivamente a uno o más de los hechos siguientes: a) La
naturaleza o vicio de la mercancía; b) El embalaje defectuoso de la mercancía, realizado por una persona
que no sea el transportista o sus dependientes; c) Un acto de guerra o un conflicto armado; d) Un acto de
la autoridad pública ejecutado en relación con la entrada, la salida o el tránsito de mercancías”.
345
(422). Conferencia... Ob. cit., OACI Doc. 1954- LC/174-1.
gradualmente su importancia y trae como consecuencia la necesidad de adaptar la normativa
a las nuevas condiciones sociales.
Es así que consideramos al contrato de transporte aéreo como aquél que contiene
una obligación de resultado, la que se desdobla en la efectiva traslación del punto de partida al
de destino (obligación de hecho fáctica) y la “garantía de seguridad” que debe brinda el
transportador al usuario (obligación de derecho).
En este aspecto, fue la teoría objetiva la que aportó mayores precisiones y desplazó,
en opinión de Sabatier 347, a la culpa como factor único de imputación.
346
(423). Consentino, ob. cit. p. 171.
347
(424). Citado por Cosentino en ob. cit., p. 171.
Tales alternativas culminan con la sanción de los Protocolos de Guatemala y Montreal,
los que al igual que algunos legisladores nacionales, consagraron la responsabilidad objetiva.
(Entre otros: España (1960), El Salvador (1955), Costa Rica (1949), Honduras (1957),
Nicaragua (1956), India (1963), Rumania (1953), Mongolia y Rusia (1961) y Bolivia.
Esta noción está sustentada por una base fáctica, constituida por el avance
tecnológico y una acertada mecanización, factores que contribuyen para que en las causas de
los accidentes, la conducta del hombre ocupe un lugar secundario.
348
(425). II Jornadas... ob. cit., Ortíz de Guinea, p. 596; Ferrer Manuel (h), IV Jornadas... ob. cit., p. 30.
349
(426). Cosentino, ob. cit., p. 48.
La evolución histórica muestra una definida tendencia hacia la objetividad, la que se
manifiesta en algunas afirmaciones muy rotundas, favorables a la adopción de un sistema
fundado en ella350.
350
(427). II Jornadas... ob. cit., Villarreal, p. 514; Casanova, p. 638.
351
(428). Casanova, II Jornadas... ob. cit., p. 638.
352
(429). Casanova, II Jornadas... ob. cit., p. 638.
353
(430). Delich, Pedro; Compendio de Derecho de la Navegación, Marítima, Aeronáutica y Espacial,
1966, T.II, p. 404.
nuestro país mediante la Ley Nro. 17.404 y establece un régimen internacional uniforme sobre
daños causados a terceros en la superficie por aeronaves extranjeras 354.
El art. 155 del C. A. dispone expresamente que “La persona que sufra daños en la
superficie tiene derecho a la reparación en las condiciones fijadas en este capítulo, con sólo
probar que los daños provienen de una aeronave en vuelo o de una persona o una cosa caída
o arrojada de la misma o del ruido anormal de aquélla”355. Sin embargo, no habrá lugar a la
reparación -continúa- “si los daños no son consecuencia directa del acontecimiento que los ha
originado”. La responsabilidad a que alude a este artículo compete al explotador de la
aeronave y no a su propietario (conf. Art. 157 C.A.).
En efecto, según esta norma, el perjudicado, para obtener reparación solamente debe
demostrar el nexo de causalidad entre el paso de la aeronave y el daño, sin necesidad de
acreditar la culpa del comandante de la misma, o del explotador por fallas de mantenimiento.
Son daños indemnizables por el explotador, entonces, solamente los que son
consecuencia “directa” del acontecimiento que los ha originado, excluyéndose “la pérdida de
los probados beneficios de un contrato frustrado, el fallecimiento de un testigo presencial del
accidente a raíz de una crisis cardíaca provocada por la visión de la catástrofe, la caída de
una persona en la oscuridad motivada por la interrupción de la corriente eléctrica producida
por la colisión de la aeronave sobre un transformador de alto voltaje que provee de energía a
una población, etc.” 356
354
(431). Lena Paz, Juan; Código Aeronáutico Comentado, p. 157.
355
(432). El tema específico del ruido ha sido tratado al comentar el régimen jurídico del espacio aéreo,
por lo cual damos reproducidos los comentarios allí vertidos.
356
(433). Lena Paz, Juan; Código Aeronáutico Comentado, p. 151.
El art. 156 del C. A. precisa que a los fines de la aplicación del art. 155, “se considera
que una aeronave se encuentra en cuelo desde que se aplica la fuerza motriz para despegar
hasta que termina el recorrido de aterrizaje”. Ello significa que antes o después de los
momentos descriptos, cualquier daño ocasionado por la aeronave o sus partes componentes,
debe ser juzgado y apreciado conforme las normas del Derecho Civil (art. 113 C.C.).
Limitación de responsabilidad:
El explotador es responsable por cada accidente 359 hasta el límite de la suma
equivalente en pesos al número de argentinos oro que resulta de la escala de cinco categorías
que el propio artículo 160 del C.A. establece de acuerdo al certificado de aeronavegabilidad de
la misma. La cotización del argentino oro debe ser tomada al momento de ocurrir el hecho
generador de responsabilidad.
357
(434). La Doctrina interpreta acertadamente que en este supuesto, el tenedor ilegítimo responde
acorde el principio de reparación integral, ya que el Código Aeronáutico sanciona con la pérdida de la
limitación de la responsabilidad, las conductas dolosas.
358
(435). El artículo sigue un principio general de derecho común.
359
(436). El sistema de limitación adoptado es forfatario.
Si existieran varios damnificados en un mismo accidente y la suma global a pagar
excediese de los límites previstos en el art. 160, debe procederse a la reducción proporcional
del derecho de cada uno, de manera de no pasar, en conjunto los límites antedichos 360 (conf.
Art. 161 C.A.).
De tal manera, el problema es cómodamente trasladado a los jueces, quienes una vez
más tendrán que cargar, con la ardua tarea de desentrañar el sentido y alcance del texto
“...como una cuestión de hecho que deberá ser apreciada según las circunstancias del caso...”
con el consecuente peligro de generar toda una corriente de opiniones jurisprudenciales
dispares que en definitiva terminan atentando contra la perseguida seguridad jurídica que el
régimen supuestamente tiene que tender a evitar.
360
(437). Respecto de la crítica al sistema de limitación, nos remitiremos a lo manifestado al tratar el
tema de la responsabilidad del transportista.
Lo ideal hubiera sido, parafraseando a André Guide, no caer una vez más en el error
de Nataniel de guiarse por la luz que llevaba su propia mano ya que, enfatizar arduas
discusiones en torno a lo que se quiso o no plasmar que en el cuerpo normativo logra
definitivamente la desnaturalización de toda ley.
Por ende, la demora contemplada por la ley constituye un incumplimiento del contrato
de transporte en el orden temporal, que se computa mediante la comparación entre la fecha
prevista para la llegada y la fecha en la que el transportador ha notificado al destinatario que
los efectos se encuentran a su disposición en los depósitos del Aeropuerto.
La fecha prevista o tiempo propio puede haber sido convenido expresamente por las
partes.
361
Cosentino, Eduardo, Régimen Jurídico del Transportador Aéreo, Ed. Astrea, Bs. As., 1986, p. 252.
362
Cosentino, Eduardo, op. Cit. P. 253.
cuyos casos la celeridad ha sido evidentemente el factor dirimente para la selección de la vía
aérea para el transporte por parte de cargador y consignatario.
Por otro lado, es frecuente que los documentos de transporte introduzcan una cláusula
por la que se declare que el transportador no se encuentra obligado a ejecutar su prestación
dentro de un tiempo determinado. Dicha fórmula se ajusta a las condiciones generales del
transporte de la I.A.T.A., las que procuran evitar que las líneas aéreas adquieran compromisos
contractuales mediante los que la demora pueda obligar al transportador a indemnizar en
algunos casos.
Por supuesto, este tipo de Convenciones atentan contra el sistema de orden público
establecido por el art. 23 del Convenio de Varsovia y 146 de nuestro código aeronáutico y
están irremisiblemente viciadas de nulidad. Es decir que nunca serán oponibles en juicio frente
a las demandas del consignatario. La dispensa contractual por el retraso carece de validez
como causal exonerativa de responsabilidad.
Al respecto, como propuesta de lege ferenda nos atrevemos a sugerir que sería muy
saludable un cambio en la normativa que permita zanjar el problema de la falta de
determinación específica del plazo evitando la peligrosa disparidad de criterio de los
tribunales. Esto naturalmente contribuiría a proteger a la gran cantidad de usuarios
inadvertidos al que normalmente se les expide un documento impreciso (Hay que destacar
que conforme la Convención de Varsovia corresponde al expedidor aportar los datos para
confeccionar la guía aérea, pero en la práctica la complementa el agente de cargas). Esta
fórmula legal tiene en cuenta los plazos usuales en el transporte aéreo tanto nacional como
internacional, que se miden en horas. El texto de esta norma en el ámbito nacional podría
agregarse como un párrafo final al art. 121 del Código Aeronáutico que sencillamente exprese
“...En caso de que la carta de porte aéreo no indique plazo del transporte, ni dato alguno que
permita deducirlo, se presumirá, salvo prueba en contrario, que el mismo no excede de las 48
horas contados a partir de la recepción de la mercadería por parte del transportador...”.
Una particular situación se presenta en los transportes sucesivos, ya que uno de los
transportistas responsables de la ejecución de un tramo que le corresponde, le puede resultar
lisa y llanamente imposible impedir el retardo porque cuando recibe la mercadería de un
transportista anterior, que ya incurrió en demora. En este caso particular, la justicia local ha
determinado que opera la causal de la debida diligencia, toda vez que este segundo
transportista sencillamente le fue imposible evitar el daño.
Una mención particular merece el caso del lucro cesante ya que la “ganancia
esperada” en el campo de las mercaderías puede estar causalmente ligada en forma
inmediata al tiempo previsto para su entrega en el punto de destino, siendo indispensable para
que proceda la reparación que la alteración de la fecha de llegada esté objetivamente
vinculada a un beneficio derivado de su comercialización, que se ha frustrado con motivo de la
demora en el cumplimiento de la prestación convenida con el transportador aéreo.
Este es un aspecto que merece también una mayor precisión legislativa, ya que no
siempre los tribunales tienden a analizar con corrección esta cuestión, mandando a abonar
rubros que corresponden en realidad a consecuencias mediatas. Tal es el caso de las
negociaciones paralelas totalmente “ocultas” para el transportista al momento de contratar el
transporte aéreo y que el transportista de manera alguna pudo prever. Lo contrario importaría
asociar obligatoriamente al transportista aéreo con consecuencias que no hubiera asumido de
haberlas efectivamente avizorado. De lo contrario corremos el riesgo de facilitar verdaderas
situaciones de fraude legal en las cuales se “inventen daños” sobre la marcha para perjudicar
al transportista, una vez producido el retardo.
La cuestión del límite de responsabilidad:
La pretensión resarcitoria del perjudicado por el retardo, sea cuales fueren los rubros
que la integran, hasta el momento, sigue atada a los límites indemnizatorios establecidos tanto
en el régimen nacional como en el régimen internacional.
Este criterio ha sido confirmado en textos legales, como los del Protocolo de
Guatemala de 1971, Montreal de 1975 y el reciente convenio impulsado por la O.A.C.I., en los
cuales se asigna al supuesto del retraso límites de responsabilidad específicos.
En la situación del retraso dicha acotación tiene especial relevancia para elevar el
límite, cuando la partida amparada por una guía aérea representa una integridad que pueda
ser objetivamente verificable. Por ejemplo, las partes componentes de una máquina,
embaladas separadamente, excluyéndose aquellos supuestos en los cuales la “unidad”
constituye un aspecto puramente subjetivo que queda circunscripto al fuero interno del
embarcador. (Por ejemplo, una colección de arte o enseres personales).
Existe plena certeza respecto de los efectos de la protesta, pero hemos de advertir
que no existe en realidad coherencia entre el régimen nacional e internacional en cuanto al
cómputo de los plazos, ya que nuestro código aeronáutico en el segundo párrafo establece
que el plazo debe correr desde que las mercaderías “debieron ser puestas a disposición del
destinatario”, tal como se encontraba en el texto original del art. 26 inciso 2) del Convenio de
Varsovia de 1929. Pero el Protocolo de la Haya (17.386) no solamente amplía el plazo de 14
a 21 días como siempre se recuerda, sino que altera el tiempo verbal expresando “desde que
hayan sido puestos a disposición del destinatario”. Este cambio sin explicación aparente
alguno, pudo muy bien constituir un error de transcripción que altera sensiblemente la cuestión
del cómputo y lo relativiza de tal manera, que en algunos casos de orden práctico se ha
llegado a interpretar que el plazo de la protesta no comienza a correr no obstante haber
arribado el vuelo respectivo. Este criterio erróneo no tiene en cuenta que el retraso no es otra
cosa que el incumplimiento de un plazo expresa o tácitamente pactado, a partir de cuyo
incumplimiento el deudor se encuentra en mora. Por ende la protesta en relación al retraso no
puede ni debe tener otro sentido que una interpelación frente a la mora del transportista, cuyo
cómputo debe correr desde que se produce dicha mora y no desde la puesta a disposición, es
un hecho que puede dilatarse indefinidamente, con lo cual no sólo se desnaturaliza el instituto,
sino que se genera una hipótesis absurda.: A la que precisamente llegó un tribunal federal
local al considerar que el plazo nunca había comenzado a correr, no obstante haberse
producido el arribo del vuelo en tiempo previsto y el actor tener conocimiento del arribo de la
mercadería. Por otra parte el sentido de la protesta es la de efectuar reclamos en plazos
breves en beneficio del transportador. El instituto de la protesta, se lo considere injusto o no,
no admite interpretaciones tan estrafalarias y mucho menos tan ajenas a la realidad y al
sentido común.
Conclusiones:
Como conclusiones generales propugnamos una reformulación de las normas
internacionales y nacionales relativos al retraso en transportador aéreo, tendientes a precisar
los supuestos en que es aplicable, el establecimiento de plazos presuntos, ante el silencio de
las partes, inmediatez del daño indemnizable y computo de plazos para la protesta realmente
coherentes con la naturaleza del daño que se trata.
Jurisprudencia:
- “En materia de responsabilidad del transportador aéreo, el límite
que sientan las normas del Código Aeronáutico, valedero al momento en que
nace el derecho a la debida indemnización, no debe proyectar sus efectos a
través del tiempo si aquella no es oportunamente satisfecha. Por ello, la
falta de pago en tiempo de la pertinente suma da derecho al acreedor a
percibir intereses y, en caso de deterioro del valor de la moneda, a una
compensación que permita mantener incólume el principio de reparación
integral” (Del voto en disidencia de los doctores Moline O'Connor, Lopez y
Vazquez). Corte Suprema de Justicia de la Nación 20/08/1996, Carello, Juan M. y otro c.
Camba Cua S. A. y otroL.L., 1997-B, 10 - DJ, 1997-2-17
- “El límite máximo de responsabilidad del transportador aéreo
establecido por el art. 144 del Cod. Aeronáutico (ADLA, XXVII-A, 326), es
una simple limitación cuantitativa que no debe ser abonada en todos los
casos, sino que tan solo no puede excederse, razón por la que el tribunal
está facultado para conceder cantidades menores cuando juzgue que los
perjuicios no alcanzan a la cantidad máxima establecida por la ley”.
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal,
sala III,20/08/1982, Bassi, Aldo L. y otra c. Austral Líneas Aéreas, S. A.
ED, 100-514.
- “El límite de la responsabilidad previsto por el art. 22 de la
Convención de Varsovia-La Haya (Adla, XI-A, 188; XXVII-B, 1613), debe
calcularse sobre el peso total de los bultos en los que ha faltado la
mercadería, debiendo en consecuencia calcularse sobre el peso total de la
mercadería faltante. La determinación del importe a indemnizar debe ser
establecido tomando como pauta el valor en plaza de la mercadería faltante
a la fecha de arribo de la aeronave -precios mayoristas-“. Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Civil y Comercial Federal, sala III04/09/1991, Nasute Ascott S. R. L. c. Viasa L.L., 1992-A,
276 - DJ, 1992-1-985.
- La aplicación del art. 22 de la Convención de Varsovia - La Haya
(Adla, XI-A, 188), que establece un límite para la responsabilidad del
transportista aéreo, requiere que la parte interesada haya opuesto expresa
y oportunamente esta defensa. Ello es así porque dicha norma supedita la
limitación de responsabilidad al cumplimiento de ciertos supuestos
facticos, a saber, que no se pruebe que el daño es el resultado de una
acción u omisión del transportador en los términos del art. 25 o bien que
no se haya efectuado una declaración especial de valor. Esto implica que la
cuestión debe integrar la litis. (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial
Federal), sala III, 29/04/1992 Udenio y Cia., Eduardo c. Eastern Air Lines y otros, L.L. 1992-C,
417 - DJ, 1992-2-250.
- “El límite de responsabilidad en el transporte aéreo de
mercaderías, debe ser calculado, de conformidad con lo dispuesto por el
art. 22 apart. 2 b), de la Convención de Varsovia (Adla, XI-A, 188), en
función del peso total de los bultos afectados, vale decir sobre la suma de
los pesos correspondientes a cada uno de aquellos”. Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Civil y Comercial Federal, sala III 03/12/1993, Cortes Films Argentina S. A. c. Aerolíneas
Argentinas y otro, L.L., LA LEY, 1994-B, 322.
363
. Disertación con motivo de su designación como miembro de número de la Academia Nacional de
Derecho. Córdoba, 2 de noviembre de 1999.
repetir sus causas. La Aeronáutica en general era considerada más una aventura riesgosa
que una verdadera empresa comercial. Contra todas estos aspectos adversos, era inexorable,
sin embargo, advertir que las ventajas del desarrollo de la aviación civil iban a constituir (como
lo fue a la postre) un imponderable factor de comunicación entre los pueblos. La mera
posibilidad de acortar las distancias y reducir trayectos que demandaban días en otros medios
de transporte (ferrocarril-vapor) al escaso margen de horas, significaba un avance cualitativo
para la humanidad que era impensable desaprovechar y que imperioso fomentar a toda costa.
Dentro de este marco histórico, los juristas responsables de la elaboración del texto de
Varsovia de 1929 tuvieron que poner necesariamente en la balanza, por un lado, la protección
de los derechos individuales y por el otro el beneficio global que importaba el desarrollo de la
actividad.
364
. Ripert, al respecto consideró en el momento excesivo exigir al transportista la prueba del caso fortuito o
la fuerza mayor para exonerarse.
1971 a la firma del Protocolo de Guatemala que cambia el sistema de responsabilidad vigente
por el objetivo, limitado en monto y con el agravante antijurídico de la infranqueabilidad de los
valores indemnizatorios. Como era de esperar, tal Convención fracasó, no fue ratificado y
debió ser reemplazada por los llamados protocolos adicionales Números 1, 2, 3 y el Protocolo
Adicional de Montreal Nro. 4, del año 1975, que tampoco fueron aceptados en general...” 365
En definitiva, afirma Blauzwirn, “...La crisis del sistema de Varsovia (provocado por la
limitación), llegó a grado tal que obligó a que los Estados adoptaran medidas urgentes para
lograr la elaboración de un texto único relativo a la responsabilidad aeronáutica internacional,
que reflejara la situación actual...”
La situación actual debe ser valorada teniendo en consideración todos los múltiples
factores vinculados a la aeronáutica comercial en un lapso de nada más ni nada menos que
de setenta años.
365
. Blauzwirn, Sigfredo: El nuevo Convenio para la unificación de ciertas reglas para el transporte aéreo
internacional -Convenio de Montreal de 1999".
En otro orden de ideas, el otro gran problema que supuestamente aquejaba a la
industria, que era el impacto económico del seguro en las tarifas de las aerolíneas, bajo un
eventual sistema legal “no limitado”, que perjudicaba teóricamente su competitividad, ha sido
notoriamente superado en la realidad por la conformación de acuerdos de pool y reaseguros
que, según Eduardo Cosentino, han reducido a la mínima expresión, la potencial incidencia en
las primas de la eventual adopción de un sistema de responsabilidad integral no sometido a
límites de responsabilidad 366.
366
. Conforme Marina Donato, en un vuelo de 700 millas, el incremento posible de las primas de seguro
frente a una eventual ilimitación de responsabilidad, es tan sólo de dos dólares. Conf. Ferrer, Manuel
Augusto, Disertación con motivo de su designación como miembro de Número de la Academia Nacional de
Derecho.
367
. Dentro de esta corriente de opinión se han embanderando juristas de nota, destacándose en nuestro
medio nacional Federico Videla Escalada, Federico Ortíz de Guinea y Jorge Douglas Maldonado.
368
. "Nealon c/ Aerolíneas Argentinas". Citado por Jorge Mosset Iturraspe en "El Valor de la Vida
Humana", ed. Rubinzal - Culzoni, 1983.
responsabilidad de las empresas aeronáuticas es uno de los medios posibles para asegurar
su equilibrio económico. Dicha limitación es de la incumbencia del Poder Legislativo...” 369
Matilde Zavala de González, gran jurista del medio local, en un reciente artículo publi-
cado en la Voz del Interior nos ayuda con implacable sentido común, a desnudar las extraordi-
narias paradojas e irracionalidades que anidan en este absurdo régimen de limitación. No
puedo dejar de transcribirlo en casi toda su extensión ya que ni un ápice de su construcción
lógica merece desaprovecharse:
369
. C.S, agosto 3, 1961, E.D., 1-750.
“...El límite se instrumenta con relación a cada pasajero: no “para” sino “por” cada uno
de los muertos o lesionados...Si la limitación operase para la indemnización debida a cada
pasajero, se excluiría a los muertos, que han dejado de ser personas y carecen de derecho
resarcitorio. Obviamente, no obstante, ellos ingresan en el cálculo: en los graves siniestros
aéreos suelen fallecer todos o la mayoría de los pasajeros, en cuyo caso tienen crédito
indemnizatorio los allegados que sufren un perjuicio patrimonial o espiritual por ese motivo.
Nuclear los damnificados alrededor de cada pasajero muerto o lesionado para fijar la limitación
separadamente o por grupos conduciría a soluciones aleatorias o injustamente
discriminatorias...”
“...Suponiendo que alguno de los fallecidos tuviera un solo hijo y otro 10, podría suceder que
la indemnización debida al hijo único fuese integral y que, en cambio, quedara sin cubrir el
perjuicio total experimentado por los otros descendientes. También sería inadmisible resarcir
plenamente a quien sufrió heridas menores y sólo en parte a quien quedó invalido de por vida.
No es tal la solución legal: si existen varios o múltiples damnificados y la suma global a pagar
excede los límites, corresponde reducir proporcionalmente el derecho de cada uno. Es decir,
el ‘tanto por pasajero’ es unidad de medida que se multiplica por la cantidad de muertos o
lesionados, a fin de establecer una limitación ‘en bloque’...”
“...Las personas que suben a un avión comienzan a valer ‘tanto por cabeza’. Quien
sufre un accidente viajando en ómnibus tiene derecho a un resarcimiento pleno, mientras que
las víctimas de un desastre aéreo serán acostadas en un lecho de Procusto y se amputarán
las extremidades que sobresalgan. ¿Por qué limitar estas indemnizaciones, si
‘estadísticamente’ los desplazamientos en avión son más seguros y, consecuentemente, los
accidentes debieran ser ‘más baratos’?...”
“... Si un particular responde por daños inferidos a un peatón con su vehículo no hay
topes indemnizatorios; pero si sucede una tragedia aérea la ley protege a la compañía, así sea
próspera y floreciente. Peor aún: las personas arrolladas en tierra por un avión soportan una
restricción resarcitoria, pese a la ausencia de un vínculo contractual con la empresa y a que
no decidieron afrontar el riesgo que supone dicho desplazamiento...”
a) Internacionalidad:
370
. Las consecuencias económicas y sociales del accidente de Chernobyl constituyen la realidad más
b) Objetividad:
b) Extracontractualidad:
d) Ilimitación:
importante de la vida de los ahora independientes estados de Bielorrusia y Ucrania. 80% de Bielorrusia
quedó contaminada con isótopos radioactivos cuando explotó el reactor no. 4 de Chernobyl, dejando en
permanente exposición aproximadamente a dos millones de personas, entre ellas a 800.000 niños. En
Ucrania se contaminaron campos de cultivo y bosques de una extensión de casi 63.000 km2. (Fuente:
"Desechos Nucleares: Legado mortal de los soviéticos", por John Thor Dahlburg, "Times" de Los Angeles;
2,3,4-IX-1992).
371
. Ferrer, Manuel A., "Derecho Espacial", Ed.Plus Ultra, p.338.
responsabilidad, imperante en la actualidad, tanto en el Derecho Marítimo como en el Derecho
Aeronáutico.
Es de esperar que la futura regulación en materias de derecho privado tales como la
responsabilidad en el transporte espacial no se reincida en instaurar este tipo de privilegio que
no se fundamenta sino en razones de mera conveniencia.
En esta materia el Tratado del Espacio de 1967 contiene dos disposiciones: el artículo
6to. y el 7mo.. El primero abarca la responsabilidad general de los Estados por la actividad
espacial que se desarrolle dentro de la órbita de su incumbencia, imponiéndole un deber
absoluto de vigilancia y fiscalización sobre las mismas, tanto en el caso de tratarse de
empresas encaradas por organismos gubernamentales como por organismos no
gubernamentales. También extiende dicha responsabilidad a aquellas actividades
desarrolladas por organizaciones internacionales de las cuales el Estado sea parte. Podemos
hacer notar que la obligación de responder por los daños causados, no solamente se
fundamentaría en la ya tradicional “teoría del riesgo”, sea riesgo creado o riesgo provecho,
como lo ha señalado la Doctrina reiteradamente, sino también en la violación de este deber de
garantía de control y fiscalización, puesto en la cabeza de los Estados que se comprometan
en actividades de naturaleza espacial.
El artículo 7mo. se torna más específico al disponer que “...Todo Estado parte en el
Tratado que lance o promueva el lanzamiento al espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros
cuerpos celestes, y todo Estado parte en el Tratado, desde cuyo territorio o cuyas
instalaciones se lance un objeto, será responsable internacionalmente de los daños causados
a otro Estado parte en el Tratado o a sus personas naturales o jurídicas por dicho objeto o sus
partes componentes en la Tierra, en el espacio aéreo o en el espacio ultraterrestre incluso la
Luna y otros cuerpos celestes...”
372
.Ferrer, Manuel Augusto, op.cit.p.334.
Con respecto a esto último, adelantándonos un poco a la explicación del concepto de
daño, debemos aclarar que el deber de reparación integral que este sistema establece no
tiene limitación alguna en el objeto, pero sí la tiene en la propia naturaleza de la actividad. En
una palabra, cualquier objeto espacial es plenamente apto para producir un daño
indemnizable por imperio del Derecho Espacial, pero siempre y cuando derive de una
actividad desarrollada efectivamente en el ámbito espacial 373.
Ferrer nos dice que los términos del tratado no aclaran si la responsabilidad de la
organización internacional es subsidiaria o complementaria de la del Estado, por lo que, de la
fría letra del texto, él entiende que es subsidiaria 374. Sinceramente no puedo compartir esta
interpretación, ya que el artículo 6to. claramente emplea la conjunción “y” en los dos sujetos,
por lo que puede inferirse en forma categórica que la responsabilidad de las organizaciones
internacionales ni es subsidiaria ni es complementaria, es lisa y llanamente mancomunada y
solidaria, tal como lo establece el propio art. 22 del Convenio de Responsabilidad de 1972,
con la única limitación de que la demanda debe presentarse primeramente en contra de la
organización internacional y que, sólo en caso de que esta última deje de pagar dentro de un
plazo de seis meses la cantidad convenida o que se haya fijado como indemnización de los
daños, podrá el Estado demandante invocar la responsabilidad de los miembros que sean
Estados parte en el convenio a los fines del pago de esa cantidad; con lo que en rigor de
verdad se ha incorporado una especie de beneficio de excusión evidentemente tomado del
derecho privado; no se ha establecido de ninguna manera una subsidiariedad sustancial de la
responsabilidad del Estado miembro; simplemente una limitación de naturaleza procesal o
formal que impide, para mayor desgaste jurisdiccional una demanda simultánea tanto contra el
Estado como contra la Organización Internacional.
Respecto de los supuestos de Estado responsable, el Dr. Ferrer también nos ilustró en
su clase inaugural sobre los mismos: son el Estado que lance el objeto, el Estado que
promueva el lanzamiento, el Estado desde cuyo territorio se lance el objeto y el Estado desde
cuyas instalaciones se lance el objeto, abarcando un cúmulo bastante razonable de
posibilidades para evitar el fraude a la ley internacional.
373
.Ferrer, Manuel Augusto,op.cit.p.335.
374
.op.cit.p.335.
Por ejemplo, de acuerdo a esta fórmula ningún Estado puede pretender exonerarse
basado en el hecho de que el lanzamiento fue operado en mar libre o en territorio no sometido
a soberanía alguna, puesto que la norma contempla textualmente el supuesto del Estado
propietario de la “instalación” de lanzamiento. No aparece en cambio demasiado claro, cuál es
la responsabilidad que incumbe al Estado que no participa con instalaciones desde las cuales
se efectúe materialmente el lanzamiento, pero que colabore con instalaciones de telemetría y
telemando sin ningún contacto material con el objeto.
Pero resulta obvio que la amplitud con que el art. 6 del Tratado del Espacio contempla
los distintos supuestos atributivos de responsabilidad, sumada a la sutil diferencia en el
significado de los términos utilizados en los textos inglés y francés, para expresar la palabra
“promover”375, nos lleva a la inexorable conclusión de que incurre en responsabilidad todo
Estado que de alguna forma intervenga en el lanzamiento o que lo facilite de alguna forma.
Tampoco consideramos problema el caso de las futuras estaciones espaciales (Freedom, por
ejemplo), que serán literalmente armadas o construidas en órbita terrestre con partes
componentes trasportadas mediante vehículos del tipo transbordador y no propiamente
lanzadas, ya que el citado art.6 del Tratado del espacio acuerda la amplitud necesaria al
hablar en definitiva de responsabilidad por actividad; no sólo por lanzamiento. Por otro lado el
lanzamiento de un objeto, involucra también a su partes componentes aunque se efectúe en
forma fraccionada o diferida en el tiempo.
En el art. 2o. del mismo establece que “...Un Estado de lanzamiento tendrá
responsabilidad absoluta y responderá de los daños causados por un objeto espacial suyo en
la superficie de la Tierra o a las aeronaves en vuelo...”
Concepto de daño:
El Tratado de Responsabilidad, en el inciso a) del artículo 1ro. define por daño la
pérdida de vidas humanas, las lesiones corporales u otros perjuicios a la salud, así como la
pérdida de bienes o los perjuicios causados a bienes del Estado o de personas físicas o
375
. "procures the launching" o "fait procéder au lancement", que sugieren más la expresión facilitar que
promover.
morales, o de organizaciones internacionales intergubernamentales, por lo que se puede
afirmar con Aldo Armando Cocca 376, que “...será difícil hallar un campo de aplicación de la
responsabilidad más amplio que el enunciado del art. 1o. del Convenio...”
Tampoco advertimos obstáculo alguno para considerar abarcados los denominados daños
retardados o diferidos, y que son las secuelas que aparecen al tiempo del siniestro y que
pueden llegar incluso a prolongarse durante un lapso considerable. Ejemplo típico lo
constituye la contaminación nuclear. Y no vemos obstáculo alguno, porque no sólo resultan
376
.Cocca, Aldo Armando, "Alcances de la Expresión daño y de la indemnización en el Convenio sobre
responsabilidad espacial",en VIII Jornadas Iberoamericanas de Derecho Aeronáutico y del Espacio y de la
Aviación Comercial, Bs.As., octubre 1975.
377
.Diederiks Verschoor, "The Convention on international liability caused by space objects", en
Proceedings of the XVth.Colloquium on the Law of Outer Space, Viena, 1972, p.100.
abarcados por el principio de reparación integral, sino porque son esencialmente daños
directos, cuya manifestación se ha diferido en el tiempo. En una palabra no tienen distinta
naturaleza que los daños directos.
Este principio de reparación integral engloba, por supuesto, a rubros como el lucro
cesante, el daño moral y especies de ese último, como por ejemplo, el daño estético.
Causas de exoneración:
El artículo 6to. del Convenio de Responsabilidad, dispone que un Estado de
lanzamiento quedará exento de la responsabilidad absoluta en la medida en que demuestre
que los daños son total o parcialmente resultado de negligencia grave o de un acto de omisión
378
.Gorove, Stephen, "Some Thoughts on Liability for de Use of Dats Acquired by resources Satellites",
en Proceedings of the XVth. Colloquium on the Law of. Outer Space, Viena, 1972, p.109.
cometido con la intención de causar daños por parte de un Estado demandante o de personas
físicas o morales a quienes este último Estado representare. Con lo que se receptan principios
generales del derecho común en materia de responsabilidad, ya que obviamente, se alude al
supuesto de culpa o dolo de la víctima.
No obstante ello, no se concederá esta exención cuando los daños sean resultado de
actividades desarrolladas por un Estado de lanzamiento en las que no se respete el derecho
internacional, incluso, en especial, la Carta de las Naciones Unidas y el Tratado del Espacio
de 1967.
Solución de controversias
El derecho Convencional que regula las actividades espaciales contiene disposiciones
en materia de arbitraje y solución judicial solamente en aspectos limitados.
En primer lugar, el Tratado del Espacio de 1967 no incluye disposición alguna sobre
solución de controversias y menos aún procedimientos obligatorios.
El convenio de 1972 contiene, por lo menos, según Bockstiegel 379, una solución similar
a la ofrecida por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, es decir, que la
conciliación es la única posibilidad realmente asegurada.
379
. Bockstiegel, Karl H., Solución de Controversias en Derecho Espacial, C.E.I.A., 1981, p.14.
documentación relativa al reclamo, las partes en conflicto establecerán una comisión de
reclamaciones a pedido de cualquiera de ellas.
Si no hay acuerdo respecto a la selección del presidente dentro del plazo de cuatro
meses siguientes a la petición de constitución de la comisión, cualquiera de las partes puede
pedir al Secretario General de las Naciones Unidas que nombre el Presidente en un nuevo
plazo de dos meses.
Por otro lado, si una de las partes no procede al nombramiento que le corresponde
dentro del plazo fijado, el Presidente, a petición de la otra parte, constituirá por sí solo la
Comisión de reclamaciones.
El fondo y la forma de la decisión son asimismo comparables, según el citado autor 380,
a un laudo arbitral:
380
.op.cit.p.14/15.
381
. Solución de Controversias en Derecho Espacial, C.E.I.A., 1981, p.34
Pero lo que realmente es deplorable en el Tratado, es la disposición del artículo 19 de
que el laudo sólo será obligatorio para las partes si así lo han convenido. En su defecto, tal
decisión, sólo tendrá valor de recomendación acatable pura y exclusivamente de buena fe.
Todo esto echa por tierra cualquier intento serio de buscar un mecanismo de solución de
controversias realmente efectivo, imponiéndose una inmediata enmienda que suprima esta
absurda “opcionalidad”.
En los Estados Unidos de América, por ejemplo, ya desde 1984 existe una Ley
nacional de “Lanzamientos Espaciales Comerciales”, cuyas disposiciones, esencialmente
disponen la responsabilidad de los entes privados, sean personas físicas o jurídicas -
propietarios o explotadores de instalaciones de lanzamiento, vectores de lanzamiento o cargas
útiles- por aquellos daños causados en el orden interno e internacional, imponiendo el registro
nacional de tales instalaciones, vectores y cargas útiles, como asimismo la facultad que tiene
el Estado Federal de repetir de tales sujetos aquellos importes que se viera obligado a abonar
en virtud de las disposiciones vigentes en los tratados que regulan la materia (en abierta
alusión al Tratado del Espacio y Tratado de responsabilidad). La autoridad de aplicación de la
Ley es el Ministerio de Obras y Servicios Públicos y entre las peculiaridades que presenta
dicha normatividad, figura la “exención” de derechos de exportación para todo el material que
se lance al espacio, tanto se trate de vectores, como de cargas útiles.
a) Responsabilidad de Constructores
c) Contrato de lanzamiento
Un futuro convenio de normas unificadas respecto de transporte espacial, bien podría
contener en forma diferenciada la figura del contrato de lanzamiento, el cual puede asimilarse
al contrato de transporte espacial en la medida que la empresa de lanzamiento garantice a la
locadora del servicio el resultado útil de la operación, en cuyo caso se deberán aplicarse en
forma subsidiaria las normas de responsabilidad en el transporte.
Por el contrario no resultarían aplicables las normas del Transporte a la figura del
lanzamiento, cuando el usuario asumiere en forma expresa los riesgos propios de la mismo.
UNIDAD 9: SEGUROS
El interés es la relación lícita de valor económico sobre un bien. Cuando esta relación
se halla sometida a un riesgo, hablamos ya de un interés asegurable, que se transforma en el
objeto del contrato del seguro y debe estar indicado con precisión en la póliza.
382
El artículo 411 de la Ley de Navegación establece que el contrato será nulo si al tiempo de su
celebración el asegurado conoce la producción del siniestro o el asegurador su imposibilidad de
El artículo 410 de la Ley de Navegación realiza una enumeración no taxativa de los
intereses asegurables:
Art. 410: “Todo interés sobre el buque, carga o flete puede asegurarse contra
cualquier riesgo de la navegación, con exclusión de los que provienen del hecho intencional
del dueño o titular del interés asegurado.
Son especialmente intereses asegurables los vinculados a:
Buque o artefacto naval;
Provisiones y todo lo que hubiere costado la preparación del buque para al viaje o su
continuación;
Efectos, expresión que comprende tanto la carga como cualquier cosa que sea
materia del transporte;
Flete o precio del pasaje;
Lucro esperado por la llegada de la mercadería a destino;
Avería común;
Salario del capitán y de la tripulación;
Riesgo asumido por el asegurado.
Por extensión, son intereses asegurables los vinculados al buque en construcción.”
Art. 412: “Son a cargo del asegurador los daños y pérdidas originados por los riesgos
convenidos en el contrato, y a falta de ello, por los daños y pérdidas que provengan de
tempestades, naufragios, encallamiento o varadura, abordaje, echazón, explosión, incendio,
piratería, saqueo, cambio forzado de ruta, de viaje o de buque, y en general, todos los
accidentes o riesgos de mar. No son a su cargo, salvo convención expresa en contrario, los
daños causados por hechos de guerra civil o internacional”.
Es decir que el art. 412 diseña un régimen de plena libertad contractual y establece un
sistema de cobertura de riesgos cuando las partes hayan omitido enunciarlos. Debe tenerse
presente que cuando, luego de la enumeración de riesgos, la ley habla de “y en general todos
los riesgos de mar”, se refiere a riesgos de naturaleza y entidad similares a los ya enunciados.
Los riesgos cubiertos no son todos los acaecimientos dañosos que eventualmente
pudieren sufrir los intereses asegurados durante la navegación, sino sólo aquellos derivados y
ocurrencia.
propios del acto navegatorio; más claramente, se trata de “riesgos del mar” y no de “riesgos en
el mar”383.
Por lógica, entre las obligaciones del asegurado, además del pago de la prima, se
encuentra la obligación que pesa sobre él y sus dependientes de emplear, en la medida de
sus posibilidades, toda la diligencia posible para evitar o disminuir el daño o para salvar las
cosas aseguradas; debe igualmente, obedecer las instrucciones del asegurador y realizar
todas las reclamaciones o protestas para conservar las acciones resarcitorias que
correspondan. De lo antes dicho se sigue que toda agravación del riesgo por hecho del
asegurado dará lugar a la resolución del contrato, salvo pacto en contrario 385.
9.2.1 Generalidades
La cobertura de los riesgos comienza desde el momento en que las mercancías dejan
tierra para ser embarcadas, y termina cuando vuelven a ser colocadas en tierra en el lugar de
destino386. Las operaciones de carga al buque transportador pueden haberse realizado de
manera directa o por medio de otras embarcaciones. En este tema en particular, si se contrata
el seguro utilizando un formulario emitido por Lloyd's 387 de Londres, la cobertura es más
amplia, pues las mercancías están bajo el amparo del seguro, desde la salida del depósito del
exportador, hasta la llegada al depósito del importador (house to house), con lo que se pone
de manifiesto la cobertura del transporte multimodal que realiza Lloyd's.
383
Opinión opuesta es la sostenida por MONTIEL, Luis B., CURSO DE DERECHO DE LA
NAVEGACIÓN, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1994, pág. 445 y sigs.
384
Así lo establece el artículo 413 de la Ley de Navegación.
385
Estas son obligaciones que el artículo 418 coloca en cabeza del asegurado, mientras no realice
abandono del bien a favor del asegurador. En el mismo sentido, el artículo 419 establece que en los
seguros por viaje, el cambio voluntario de ruta, que no tenga causa en fuerza mayor o procure la
conservación del buque o la carga o el salvamento de vidas humanas, anula el seguro para todo el resto
del viaje.
386
Artículo 437 de la Ley de Navegación.
387
Lloyd´s de Londres no es una compañía aseguradora, es el mercado de seguros de Londres en el que
uno 4000 agentes suscriben pólizas que generan primas por más de 5000 millones de dólares al año.
Comenzó en el siglo XVIII como un café ubicado en la proximidad del puerto de Londres, en el cual
capitánes y armadores se reunían a beber, comentarse sus experiencias y hacer apuestas sobre si tal
buque, bajo el gobierno de tal capitán, podría llegar a destino. Edward Lloyd, propietario del café,
comenzó a llevar estadísticas de cada buque y capitán y a publicarlas. Así nació el mayor mercado de
seguros del mundo. Ver más datos en TOBÍAS, Andrew, LOS BANQUEROS INVISIBLES,
Sudamericana/Planeta, Buenos Aires, 1984, pág. 83 y siguientes.
¿Qué ocurriría si, por una razón de fuerza mayor, las mercancías debieran ser
descargadas en un puerto de arribada forzosa? Igualmente estarían cubiertas.
El art. 438 de la Ley de Navegación establece que, salvo pacto en contrario, no son a
cargo del asegurador, los daños que provengan de: hecho del asegurado o sus dependientes,
realizado con dolo o culpa grave; cambio voluntario de ruta, de viaje o de buque sin
consentimiento del asegurador; vicio propio, mala calidad o mal acondicionamiento de los
efectos asegurados; merma o disminución natural; defecto de estiba o mal arrumaje de la
carga; prolongación voluntaria del viaje más allá del puerto de destino; demora no razonable
en la duración del viaje.
Antes de comenzar a analizar las cláusulas más usuales, conviene que distingamos
entre lo que son averías parciales (o particulares) y daño o pérdida total. La pérdida será total
cuando el bien asegurado haya perdido la capacidad de satisfacer las prestaciones que el
asegurado tuvo en miras al contratar el seguro, con lo que nos remitimos al concepto de
interés asegurable. No resulta necesario que el bien asegurado materialmente desaparezca o
se desintegre para que podamos hablar de una pérdida total, basta con que le resulte
imposible satisfacer ese interés lícito que lo une con el asegurado.
La cláusula “contra todo riesgo” (CTR), cubre todos los riesgos de pérdidas y daños
totales y parciales, excepto los que provengan de demora, vicio propio o merma natural.
La cláusula “Libre de avería particular” (LAP), cubre los casos de pérdida total pero no
cubre las averías parciales, salvo que el buque hubiera encallado, o se hubiera hundido o
quemado o que esas averías particulares sean atribuibles a incendio, explosión o colisión con
cualquier cuerpo extraño. El riesgo de pérdida de un bulto durante las operaciones de carga,
descarga o transbordo está cubierto. Es decir que LAP cubre las pérdidas totales pero no las
averías particulares, salvo las expresamente mencionadas.
La cláusula “Con avería particular” (CAP) es similar a LAP, salvo que en este caso, las
averías particulares que superen al porcentaje establecido por la póliza (franquicia) están
cubiertas.
CTR:
Art. 5: El presente seguro cubre todos los riesgos de pérdida o daño que sufriere la
cosa asegurada, pero en ningún caso se considerará que se extiende a cubrir pérdida, daños
o gastos cuya causa próxima sea demora o vicio propio o la naturaleza de la cosa asegurada.
Los siniestros cubiertos bajo la presente póliza serán liquidados sin consideración de
franquicia.
LAP:
Art. 5: Queda entendido y convenido que este seguro es Libre de Avería Particular,
salvo que el buque o embarcación menor hubiera encallado, se hubiese hundido o quemado;
pero no obstante esta estipulación , la Compañía pagará el valor asegurado de cualquier bulto
o bultos que se perdiesen totalmente al ser cargados, transbordados o descargados, como
asimismo toda pérdida o daño que sufriera el interés asegurado que razonablemente pueda
atribuirse a incendio, explosión, colisión o contacto del buque y/o embarcación menor y/o
medio de transporte con cualquier cuerpo externo (hielo incluido) que no sea agua, o a
descarga de cargamento en un puerto de arribada forzosa; también pagarán los gastos
especiales por descarga a tierra, almacenaje y expedición en que se incurriese en un puerto
intermedio de escala o de refugio y por los cuales la Compañía serías responsable si se
tratara de una póliza que cubriera Avería Particular de acuerdo con las cláusulas para seguros
de carga (C.A).
CAP:
Art.5: Queda entendido y convenido que este seguro es Libre de Avería cuando ésta
sea inferior al porcentaje especificado en la póliza, salvo avería gruesa, o que el buque o
embarcación menor hubiera encallado, se hubiese hundido o quemado; pero no obstante esta
estipulación, la Compañía pagará el valor asegurado de cualquier bulto o bultos que se
perdiesen totalmente al ser cargados, transbordados o descargados, como asimismo toda
pérdida o daño que sufriera el interés asegurado que razonablemente pueda atribuirse a
incendio, explosión, colisión o contacto del buque y/o embarcación menor y/o medio de
transporte con cualquier cuerpo externo (hielo incluido) que no sea agua, o a descarga de
cargamento en un puerto de arribada forzosa pero no obstante esta estipulación, la Compañía
pagará el valor asegurado de cualquier bulto o bultos que se perdiesen totalmente al ser
cargados, transbordados o descargados, como asimismo toda pérdida o daño que sufriera el
interés asegurado que razonablemente pueda atribuirse a incendio, explosión, colisión o
contacto del buque y/o embarcación menor y/o medio de transporte con cualquier cuerpo
externo (hielo incluido) que no sea agua, o a descarga de cargamento en un puerto de
arribada forzosa.
Este seguro entra en vigor desde el momento en que los efectos salen del depósito o
lugar de almacenamiento mencionado en la póliza para comienzo del tránsito, continúa
durante el curso ordinario del mismo y termina, ya sea al ser entregados:
Este seguro permanecerá en vigor (sujeto a terminación, como se estipula más arriba,
y a las disposiciones de la Cláusula Nº2 siguiente) durante la demora que esté fuera de control
del Asegurado, cualquier desviación, descarga forzosa, reembarque o transbordo y durante
cualquier variación de la aventura proveniente del ejercicio de alguna facultad concedida a los
armadores o fletadores bajo contrato de fletamento.388
Si debido a las circunstancias fuera del control del asegurado el contrato de fletamento
terminase en un puerto o lugar que no fuera el de destino allí mencionado o bien la aventura
terminase de otro modo antes de la entrega de los efectos como se estipula en la Cláusula
Nº1 que antecede, entonces siempre que se dé inmediato aviso a la Compañía y sujeto a una
prima adicional si fuese requerida, este seguro permanecerá en vigor hasta que,
indistintamente:
- Los efectos sean vendidos y entregados en tal puerto o lugar, o salvo convenido
especialmente de otra manera, hasta la expiración de 60 días después de completada la
descarga de los efectos asegurados de a bordo del buque de ultramar en tal puerto o lugar,
según lo que ocurra primero, o bien si los efectos, dentro del citado período de 60 días (o
cualquier ampliación convenida del mismo) son remitidos al destino mencionado en la póliza o
a cualquier otro destino, hasta la terminación de acuerdo con las disposiciones de la Cláusula
Nº1 que antecede.
- Se incluye el tránsito en embarcaciones menores, balsas o lanchas, hasta o desde el
buque. Cada embarcación menor, balsa o lancha, será considerada como si se tratase de un
seguro separado. El Asegurado no será perjudicado por convenio alguno que exonere a los
lancheros de responsabilidad.
- Este seguro se mantendrá en vigor, a una prima a convenir, en caso de cambio de
viaje, o de cualquier omisión o error en la descripción del interés, buque o viaje.
El presente seguro cubre todos los riesgos de pérdida o daño que sufriere la cosa asegurada,
pero en ningún caso se considerará que se extiende a cubrir pérdida, daños o gastos cuya
388
Aquí se pone de manifiesto la cobertura "depósito a depósito". Cfr. Artículo 446 de la Ley de
Navegación. Téngase presente el artículo 409 de la Ley de Navegación que establece que los seguros de
que trata dicha ley cubren no solo los daños y pérdidas que eventualmente pudieran sufrir los intereses
asegurables durante la aventura marítima, sino también durante las operaciones terrestres accesorias y
que, salvo pacto en contrario, en caso de transporte multimodal, se aplicarán las disposiciones del seguro
marítimo.
causa próxima sea demora o vicio propio o la naturaleza de la cosa asegurada. Los siniestros
cubiertos bajo la presente póliza serán liquidados sin consideración de franquicia 389.
- Ninguna reclamación por Pérdida Total Constructiva será indemnizable bajo este
seguro a menos que los efectos sean razonablemente abandonados, ya sea en razón de que
su pérdida total real parezca inevitable o porque el costo de recuperar, reacondicionar y
expedir los efectos al destino hasta el cual están asegurados excediera de su valor a su
llegada.
- Las averías gruesas y los gastos de salvamento son pagaderos de acuerdo con la
ley y la práctica extranjeras o con las Reglas de York-Amberes, si así lo establece el contrato
de fletamento.390
Es obligación del Asegurado y de sus Agentes, en todos los casos, adoptar medidas
que sean razonables, con el propósito de evitar o disminuir una pérdida y asegurarse que
todos los derechos contra los transportadores, depositarios u otros terceros han sido
debidamente preservados y ejercidos.392
389
Similar a las causales de exoneración del artículo 438 de la Ley de Navegación, incisos "g"(demora),
"c"(vicio propio) y "d"(merma natural). El inciso "h" del art. 438 otorga además una franquicia del 3%.
390
Similar a lo establecido por el artículo 420 de la Ley de Navegación, que además estipula:"...Si el
buque, carga y flete, o dos cualquiera de estos intereses pertenecen al mismo asegurado, el asegurador
responde por las contribuciones o sacrificios o por los gastos, como si pertenecieran a distintos
asegurados"
391
Similar a lo establecido por el artículo 8 de la Ley 20094, es el “daño por baratería".
392
El deber de diligencia, la obligación de cumplir con las instrucciones del asegurador y de formular
todas las reclamaciones y protestas necesarias para proteger las acciones resarcitorias correspondientes,
están establecidos en el artículo 418 de la Ley de Navegación, según el cual, los gastos que para dar
cumplimiento a las obligaciones que le impone este artículo realice el asegurado, serán a cargo del
asegurador.
393
Abordaje por culpa concurrente, art. 360 de la Ley de Navegación.
Queda entendido y convenido que este seguro es libre de apresamiento,
apoderamiento, embargo, restricción o detención y sus consecuencias o las que provengan de
cualquier tentativa de tales actos, como asimismo de las consecuencias de hostilidades y
operaciones bélicas (haya declaración de guerra o no) pero, al solo efecto de aclarar el
alcance de lo que antecede, esta Cláusula no excluye colisión, contacto con cualquier objeto
fijo o flotante (siempre que no sea mina o torpedo), encalladura, tempestad o incendio, a
menos que fuesen causados directamente (y con prescindencia de la naturaleza del viaje o
servicio que estuviese cumpliendo el buque al cual concierne este seguro, o, en caso de
colisión, cualquier otro buque implicado en ella), por un acto hostil de o contra una potencia
beligerante. A los efectos de esta Cláusula “potencia” incluye cualquier autoridad que
disponga de fuerzas navales, militares o aéreas, asociada con una potencia. Este seguro es
también libre de las consecuencias de guerra civil, revolución, rebelión, insurrección, o
contienda civil originada por estos acontecimientos o piratería 394.
394
Similar a lo establecido por el artículo 412 de la Ley de Navegación.
Verificada la ocurrencia del riesgo, causante de pérdidas o daño de la carga, nace en
cabeza del asegurador la obligación de indemnizar al titular del interés legítimo sobre las
mercancías. Ahora bien, queda aún por determinar ¿quién es el titular de ese interés, el
comprador o el vendedor? La respuesta está dada en el momento de transferencia de riesgos
que establece cada Incoterm. Por ejemplo, si la venta se hubiere realizado según una cláusula
FOB, habrá transferencia del riesgo cuando la mercancía transponga la barandilla del buque,
por lo tanto, si la mercadería sufre daños durante las operaciones de carga, el titular del
interés asegurable continúa siendo el vendedor, mientras que si los daños se verifican durante
la navegación posterior, el titular del interés asegurable será el comprador. El titular del interés
asegurable varía entonces durante el transcurso del transporte de la mercancía.
La Ley de Seguros (Ley 17.418) dispone que los seguros por cuenta ajena pueden
celebrarse con o sin designación del tercero asegurado, quedando obligado el asegurador aun
cuando el tercero asegurado invoque el contrato después de ocurrido el siniestro. La posesión
de la póliza es necesaria para ejercer los derechos que derivan del contrato de seguro, de ahí
que mientras la detente, el tomador pueda ejercerlos. Según lo dispuesto por las Reglas
Uniformes sobre Créditos Documentarios, la póliza es uno de los documentos que el vendedor
entregar al banco corresponsal para gestionar el cobro de sus acreencias. Tanto tomador
como asegurado son partes contratantes del seguro, y deben cumplir con todas las
obligaciones que la ley y el contrato establecen 396.
395
LÓPEZ SAAVEDRA, Domingo M., SEGUROS MARÍTIMOS SOBRE MERCADERÍAS, Editado
por General Re, Buenos Aires, 1992, pág. 67.
396
LÓPEZ SAAVEDRA, Domingo M., SEGUROS MARÍTIMOS SOBRE MERCADERÍAS, Editado
por General Re, Buenos Aires, 1992, pág. 77.
estarán cubiertos.397 El asegurado se obliga a declarar por escrito al asegurador la naturaleza
y el valor de los efectos, así como el buque, fecha de embarque y viaje, en la forma y tiempo
que establezca la póliza. Los riesgos comienzan a partir del embarque efectivo de las
mercancías. Usualmente establecen estos seguros cláusulas de “fidelidad”, por las cuales el
asegurado no puede contratar con otras compañías por los mismos riesgos.
Primero corresponde precisar qué entendemos por buque, a los efectos de los
seguros. La respuesta está dada por el art. 425 de la Ley de Navegación, que remite al
concepto de buque fijado por el artículo 154, con más los gastos de armamento y provisiones.
Es decir se trata de un concepto que comprende al buque como una verdadera
universalidad398.
En la póliza del seguro, debe el asegurado declarar, bajo pena de nulidad, el valor del
buque399. La póliza debe además individualizar con precisión el buque, por su nombre, tipo,
nacionalidad, tonelaje, puerto y número de matrícula, año, lugar y material de construcción 400.
397
Artículo 442 de la Ley de Navegación.
398
Artículo 154 de la Ley de Navegación: "La expresión buque comprende no solamente el casco,
mástiles, velas y las máquinas principales y auxiliares, sino también todas las demás pertenencias, fijas o
sueltas, que son necesarias para su servicio, maniobra, navegación y adorno, aunque se hallen separadas
temporariamente. No están comprendidas en ellas las pertenencias que se consumen con el primer uso.
399
Artículo 426 de la Ley de Navegación. El valor del buque comprende el del casco y de todas las
pertenencias, gastos de armamento y provisiones, en la fecha en que comenzaron los riesgos.
400
Artículo 427 de la Ley de Navegación.
Cabe agregar que la transferencia de la propiedad o la tenencia del buque, producen,
de pleno derecho, la resolución del contrato401.
¿Qué ocurriría si, habiendo contratado un seguro por un plazo determinado, éste
venciera mientras el buque se encuentra navegando? El art. 430 establece que el contrato
seguro se prorrogará, de pleno derecho, hasta el mediodía siguiente al día de la terminación
de la descarga en el puerto de destino, o hasta el mediodía siguiente al día de fondeo, si el
buque estuviere en lastre. Más allá de este caso, no existe prórroga tácita del contrato de
seguro.
El art. 432 de la Ley de Navegación establece que el asegurador del buque debe
responder por el siniestro causado, en todo o en parte, por culpa del capitán o de los
tripulantes o del práctico. Esta cobertura explica la razón por la que la transferencia de la
calidad de armador conlleva la resolución del contrato de seguro 402. Seguidamente, el mismo
artículo 432 regula el caso, muy frecuente en el ámbito de la navegación deportiva, en que el
asegurado mismo es el capitán del buque, limitándose la obligación del asegurador a
responder por las culpas náuticas únicamente.
- Hecho del asegurado o de sus dependientes terrestres realizado con dolo o culpa
grave403;
- Cambio voluntario de ruta o viaje sin consentimiento del asegurador, sin perjuicio de
responder por los anteriores a dichos cambios404;
- En el seguro por tiempo, por los riesgos en los lugares situados fuera de la zona
geográfica establecida en la póliza para la navegación del buque; 405 en el seguro por viaje, por
los riesgos correspondientes a la prolongación del mismo más allá del último puerto designado
401
Artículo 428 de la Ley de Navegación.
402
Artículo 429 de la Ley de Navegación.
403
Se trata de la típica exoneración por dolo o culpa propios del asegurado, al que se identifican sus
dependientes en tierra, por el control que sobre ellos puede ejercer el asegurado.
404
Salvo que la modificación tenga su causa en la necesidad de la conservación del buque, la carga o
salvar vidas humanas, según el artículo 416 de la Ley de Navegación.
405
Implicaría una agravación de los riesgos utilizar un buque en aguas para las que no está preparado (p.
ej. utilizar un velero de frágil casco para navegar por mares con presencia de témpanos de hielo).
en la póliza; el acortamiento del viaje 406 no altera las obligaciones del asegurador, sin que por
ello el asegurado tenga derecho a reducción en la prima;
- Demora no razonable en la duración del viaje;
- Vicio oculto del buque, salvo sus consecuencias;
- Estiba defectuosa;
- Desgaste del buque o de sus pertenencias por uso 407;
- Avería particular que no alcance al 3% del valor asegurado;408
- Actos dolosos del capitán, tripulantes o práctico. 409
En este caso, el asegurador responderá por la pérdida total o parcial del derecho del
transportador al flete, como consecuencia de un riesgo asegurado. 410
Art. 448. “En el seguro del flete bruto, la indemnización que debe pagar el asegurador
se establece por la suma fijada en tal concepto en el contrato de utilización del buque. A falta
de este documento, o respecto de la carga que pertenezca al dueño del buque, dicha suma
será determinada por peritos. El seguro de flete neto, salvo pacto en contrario, cubre el 60%
del flete bruto. Si no se especifica el flete a que se han referido las partes, se presume que es
el neto.”
Como fácilmente se puede advertir, por medio de estos seguros se busca proteger el
aprovechamiento económico del buque.411
406
Siempre y cuando, el puerto final sea uno de los designados como escala en la póliza.
407
Es el llamado "wear and tear", es decir, el deterioro o depreciación de la cosa o su valor por el
ordinario y razonable uso de ella. LÓPEZ SAAVEDRA, Domingo M., SEGUROS MARÍTIMOS
SOBRE MERCADERÍAS, Editado por General Re, Buenos Aires, 1992, pág. 24.
408
Es una franquicia.
409
Lo que es perfectamente razonable, pues es el armador quien elige la tripulación. Se trata del llamado
"daño por baratería".
410
Artículo 447 de la Ley de Navegación. El artículo 449, en su primer párrafo, establece que, en cuanto
sean compatibles, se rige este seguro por las disposiciones que regulan el seguro de buques.
411
El artículo 449, segundo párrafo, dispone que el flete percibido o a percibir a todo evento se regula
por las normas que rigen el seguro de efectos si se trata de un contrato en que el transportador asume la
obligación de entregarlos en destino y por las de seguro de buque, si corresponde a un fletamento a
tiempo. El flete pago a todo evento está regulado por el artículo 311 de la Ley de Navegación.
9.6 Seguro del precio del pasaje
Art. 450: “El seguro del precio del pasaje cubre el importe o la parte del importe
expresado en el boleto de pasaje o en las tarifas pertinentes del asegurado 412, con deducción
de los gastos previstos y no efectuados. Cubre también las pérdidas que el asegurado sufra
sobre el precio neto del pasaje provenientes de riesgos asegurados, tales como los gastos de
desembarco o de reembarco, alimentación y alojamiento de pasajeros en un puerto de
arribada forzosa, reposición de víveres perdidos o dañados para consumo de los mismos y
gastos de continuación del viaje a bordo de otro buque.” 413
Art. 451: “El seguro sobre lucro esperado cubre la ganancia que razonablemente
pueda obtenerse si los efectos llegan efectivamente a destino. El monto de la indemnización
se prueba sobre la base de los precios corrientes en dicho lugar, y en la época en que
debieron llegar o, en su defecto, por informe pericial. El seguro sobre lucro esperado se rige
por las disposiciones que regulan el seguro sobre efectos, en cuanto sean compatibles.” 414.
412
Por lógica, el menor.
413
Obligaciones impuestas al transportador por el artículo 329 de la Ley de Navegación.
414
Especialmente apropiados para importadores inescrupulosos que, por un lado presentan ante el
servicio aduanero facturas comerciales que indican un precio sensiblemente menor que el verdadero de
las mercaderías, para así disminuir el monto de los tributos aduaneros, mientras que por otro, buscan
proteger el valor real de las mercancías de los riesgos de la navegación, sin dejar registros documentales
de dicho valor. Facilitan entonces las prácticas de subfacturación (artículo 864, contrabando, del Código
Aduanero), por lo que debería prohibirse el uso de esta clase de seguros.
415
El artículo 452 de la Ley de Navegación usa la palabra colisión, en lugar de abordaje, cuyo concepto
es más amplio, conforme lo establece el artículo 369.
9.9 Normas procesales
416
Artículo 467 de la Ley de Navegación.
417
El buque se presume perdido si transcurren 3 meses sin noticias de él, cuando el siniestro ocurra en
aguas argentinas, y seis meses, si ocurrió en aguas extranjeras.
418
La acción procederá solo transcurridos seis meses de la fecha en que tales actos ocurrieron.
419
Idem nota anterior.
- Venta dispuesta por razón de su deterioro en un puerto que no sea el de salida o de
destino.
- Abandono del flete y del importe de los pasajes:
- Cuando el derecho del flete haya sido totalmente perdido para el asegurado
- Falta de noticias del buque
El plazo para ejercer la acción es de tres meses desde el día en que ocurrió el
siniestro o desde que el asegurado reciba noticia del mismo (el plazo se amplía a seis meses
cuando el siniestro no ocurre en aguas jurisdiccionales argentinas). Transcurrido el plazo sin
que el asegurado haya ejercido la acción, esta caduca, quedando solo habilitada la acción de
avería.
Esperar el resultado final de un litigio con la compañía aseguradora para recién lograr
el cobro de la indemnización que emerge de la póliza, bien podría llevar al cese de su
actividad comercial del asegurado. La Ley de Navegación, buscando proteger los intereses de
propietarios, armadores y cargadores (es decir los sujetos que dan vida a la actividad náutica),
establece que, por medio de un incidente en el juicio de abandono o de avería, el asegurado
podrá exigir el pago provisorio e inmediato de la indemnización, presentando los
comprobantes justificativos de su derecho y prestando caución suficiente para responder, en
su caso, de la restitución de la cantidad percibida. Previa citación al asegurador para que
reconozca la autenticidad de la póliza y se pronuncie sobre la documentación acompañada
por el asegurado, el juez, en caso de considerar que a prima facie corresponde el pago de la
indemnización, librará mandamiento de intimación de pago y embargo 421. Pero la pretendida
celeridad se ve más que limitada por la misma Ley de Navegación cuando dispone que el
asegurador podrá oponer todas las excepciones admisibles en un juicio ejecutivo 422 y que la
resolución del juez será apelable en ambos efectos.
Si se tratare de una avería particular que no diera lugar a una acción de abandono, el
asegurador, salvo negativa expresa y fundada de su parte, estará obligado a pagar la
indemnización respectiva dentro de los sesenta días de haberle entregado el asegurado todos
los documentos justificativos de su crédito.423
9.9.3 Prescripción
420
Es la "pérdida total constructiva".
421
Artículo 583 de la Ley de Navegación
422
Artículo 544 del C.P.C.C. de la Nación.
423
Artículo 584 de la Ley de Navegación.
El artículo 468 establece que las acciones derivadas del contrato de seguro marítimo
prescriben por el transcurso de un año. Este término comienza a correr:
- Para la acción por cobro de la prima, a partir de la fecha de su exigibilidad; para la
acción de avería:
- Si se trata del buque, a partir de la fecha del accidente; si se trata de los efectos, a
partir de la fecha de la llegada del buque o, en su caso, de la fecha en que debió llegar o, si el
accidente fue posterior a esas fechas, a partir de la del respectivo accidente;
- Desde el vencimiento de los plazos fijados en los artículos 458, 459, 461 y 464,
según corresponda;
- Para la acción derivada del pago de la contribución de avería común o del salario de
asistencia o de salvamento de la responsabilidad por daños a terceros, a partir del día del
pago.
10.1 Concepto
10.2 Clasificación
a) Personal embarcado: el que ejerce sus tareas a bordo de los buques y artefactos
navales.
Cuerpo de Cubierta:
Ejerce el mando del buque presta los servicios de navegación y maniobras, y carga y
descarga (capitán, oficiales, pilotos y marineros de cubierta).
Cuerpo de Máquinas:
Ejerce la dirección y conducción de las máquinas propulsoras, incluyendo los sistemas
eléctricos y está integrado por el Jefe de máquinas, oficiales, mecánicos, foguistas,
engrasadores, limpiadores y electricistas.
Cuerpo de Comunicaciones:
Atiende las instalaciones radioeléctricas y demás sistemas de comunicaciones del
buque (Jefe de comunicaciones, oficiales radiotelegrafistas).
Cuerpo de Administración:
Encargado de las tareas contables y de la documentación referente al buque, carga,
equipaje y pasajeros, así como de los servicios de alojamiento y alimentación de tripulantes y
pasajeros (comisario de a bordo, mayordomo, oficiales de administración, cocineros, mozos,
camareros, etc.)
Cuerpo de Sanidad:
Oficiales médicos y enfermeros.
Prácticos:
Si bien no integran la dotación permanente de un buque, cumplen a bordo una corta y
esporádica misión de consejo y asesoramiento náutico y legal. Realizan un servicio público
obligatorio. El práctico es un idóneo de las vías de acceso al puerto, un consejero de ruta. No
obliga al capitán su asesoramiento, pues éste, decide y asume toda la responsabilidad de la
ruta tomada. En caso de accidentes, el responsable siempre es el capitán, aunque el
practicaje sea obligatorio desde el punto de vista reglamentario. Son designados, siempre que
reúnan ciertos requisitos por la Prefectura Nacional Marítima, por ser personal idóneo, con
profundos conocimientos de los canales de acceso a los puertos. Son consejeros de ruta y
maniobra en las zonas de practicaje. A bordo de buques extranjeros son además delegados
de la autoridad marítima. Como todo personal embarcado necesita la habilitación
correspondiente.
Baqueanos: La ley los buques menores y también en la navegación fluvial, cuando no existe el
práctico.
- Armador
- Agente marítimo
- Perito Naval
- Ingenieros y técnicos de la construcción naval.
El Régimen Laboral a bordo es de carácter excepcional, puesto que no está regido por
el Derecho Laboral común, sino por el Derecho Laboral Marítimo, que es muy anterior en el
tiempo.
10.6 El capitán
10.6.1 Concepto
Constituye una de las más típicas e importantes instituciones del Derecho Marítimo.
Es la persona encargada de la dirección y gobierno del buque (art. 120 Ley de Navegación).
Es quien conduce el buque, jefe de la expedición. La etimología de “capitán”, para gran parte
de la doctrina nos vincula al latín “capitis” (cabeza); sin perjuicio de ello, consideramos que su
antecedente es el vocablo “capitánus” -que comparte raíz con aquél-, del cual deriva el francés
“capitaine”, aparentemente antecesor directo de nuestro término424. Por cierto, el derecho
romano hacía referencia a un “magister navis” -a cargo del gobierno del buque-, concepto que
la edad media reformuló como “patronus” -jefe de la expedición, separado del piloto, llamado
“noxter”-, roles que la marina militar refundió en la actual noción de capitán, luego adoptada
sin distingos por la marina mercante. Aun así, la diferencia entre la función de mando o
gobierno y la conducción del buque no desapareció absolutamente, dado que todavía hoy el
capitán delega la conducción en otros técnicos a la entrada y salida de los puertos -practicaje-,
424
Cfr. Diccionario Etimológico de Vicente García de Diego, Ed. Espasa-Calpe.
pero nunca declina el mando ni la responsabilidad por las maniobras. Podemos destacar
asimismo que la noción de capitán, cualquiera sea su denominación histórica, encerraba
también la representación legal del buque: para algunas legislaciones estrechamente
vinculada a la noción de propietario y armador (el Consulado de Mar nos habla del “senyor de
la nau”), tendencia que también advertimos en la normativa británica. Con el tiempo se
precisaron los roles de dada sujeto (propietario, armador, capitán), que en situaciones pueden
coincidir, aunque ello no modificó para éste el carácter de representante legal citado.
La figura jurídica del capitán reúne elementos del derecho privado y del público. Por
otra parte, y sin perjuicio de su evolución histórica, su condición jurídica difiere de acuerdo al
supuesto, las clases de buque y las expediciones.
425
Corte Suprema, “Dalmao Montiel, Albertina Mabel y otro s/ almacenamiento de estupefacientes
causa N° 15.518”. 25/10/88 T. 311, P. 2171. “Si el capitán del buque autorizó el ingreso de
funcionarios de policía de la navegación al camarote destinado a vivienda de la tripulación, no existe
allanamiento que requiera orden judicial”.
La persona que desee testar a bordo puede igualmente hacerlo observando las
formalidades de los testamentos cerrados, que son los que el testador escribe y firma de su
puño y letra y luego entrega, al capitán en nuestro caso, en un sobre cerrado sobre el cual
debe consignar que contiene su testamento, ante la presencia de 3 testigos, con los cuales 2
por lo menos deben saber firmar. El capitán dará fe de la presentación y entrega extendiendo
un acta sobre el mismo sobre, que formará juntamente con el testador y los testigos, y en los
demás procederá como en el caso del testamento marítimo, particularmente en cuanto a su
entrega a la autoridad marítima o consular argentina, cuya omisión puede hacerlo incurrir en
responsabilidad por los daños y perjuicios emergentes.
Este testamento conserva su validez durante la vida del testador mientras no sea
revocado; también puede el capitán recibir testamentos ológrafos, es decir, los escritos
íntegramente, fechados y firmados de puño y letra del testador, haciendo el correspondiente
asiento en el Diario de Navegación y conservando el documento, pero a simple título de
depositario.
A bordo de los buques pueden tener lugar nacimientos y defunciones, y cuando ello
ocurre en navegación, el capitán, como jefe de la expedición, asume por delegación expresa
de la ley, funciones públicas correspondientes como oficial del Registro Civil. Debe, en
consecuencia, extender las actas y hacer además un asiento en el Diario de Navegación. En
la Ley de la Navegación se autoriza al capitán a extender actas de matrimonio en trance de
muerte respetando las leyes que fueren aplicables (art. 12, 1º parte). En caso de desaparición
de personas, instruye una información sumaria y consigne en el Diario de Navegación las
circunstancias principales de la desaparición y las medidas adoptadas para la búsqueda y el
salvamento.
10.6.4 Diario de Navegación
Cuando un buque de bandera nacional llega a un puerto, el capitán debe hacer visar
el Diario de Navegación ante la autoridad marítima si se trata de un puerto argentino o ante la
autoridad consular correspondiente si el puerto fuera extranjero. En esa oportunidad, la
autoridad interviniente procede a inutilizar los blancos que se observen entre las anotaciones.
En la oportunidad de habilitar un nuevo Diario y entregado al capitán, la Prefectura Naval
Argentina procede a retirar y cerrar el libro finalizado, y luego de verificar que ha sido llevado
conforme a las disposiciones legales vigentes, lo archiva durante 5 años, transcurridos los
cuales es incinerado. La obligatoriedad impuesta en lo referente al Diario de Navegación, tiene
por objeto contar con una prueba preconstituída, pero su valor probatorio no es idéntico en
todos los casos, pues es distinto también el carácter con que el capitán efectúa los diversos
asientos. Todas aquellas anotaciones practicadas en virtud de su excepcional investidura de
funcionario público constituyen verdaderos instrumentos públicos, pero el resto de los asientos
no participan de esa naturaleza, y su eficacia queda sujeta a la apreciación judicial en cada
caso. Así, salvo prueba en contrario, pueden jugar a favor o en contra del armador.
10.7.1 Concepto
Subordinación:
De relieves muy parecidos a los de la vida militar, ella está fundada en razones de
seguridad y disciplina, tan necesarias en la vida de mar. Toda comunidad flotante debido a su
aislamiento y necesidad que tiene de bastarse a sí misma, no siempre podrá recurrir como
acontece en tierra, a la intervención de los órganos del Estado.
Prueba:
En primer término, se prueba por medio del contrato. Si este documento no existiera,
por el Rol de la Tripulación, que constituye un verdadero contrato de ajuste; a falta de éste,
por las constancias del Libro de Cuenta y Razón; a falta de cualquiera de éstos, podrá
probarse por la nota firmada que el tripulante tiene derecho a exigir al Capitán, en la que debe
constar la naturaleza del convenio, el sueldo, etc.; o en última instancia, por la libreta de
embarco del tripulante, y en cuanto a los hechos que allí consten.
426
La Corte se ha expedido en materia de jornada de trabajo: “En la ley 11.544 de jornada de trabajo se
admiten, como excepciones a la jornada máxima, a los empleos de dirección y vigilancia (art. 3, inc.
a), y al definirse a estos en el decreto 562/30 reglamentario de aquella ley en lo referente al
personal de servicio maritimo, fluvial y portuario se incluyó en el art. 10 al ‘capitán o patrón’, sin
que se pueda considerar que aquella excepción haya sido derogada en el decreto 16.115/33 -
reglamentario, in genere, de la ley 11.544, pues esta norma es general y aquella especial”.
Magistrados: Levene, Cavagna Martinez, Barra, Fayt, Belluscio, Petracchi, Nazareno, Moliné O'Connor.
En los convenios colectivos, se detallan los víveres que integran el desayuno, la merienda, el
almuerzo y la cena. Respecto del alojamiento, no sólo debe ser el adecuado, en cuanto a
comodidad, sino también en cuanto a higiene y buena salud de la tripulación se refiere.
10.7.3 Indemnizaciones
Por Naufragio:
Producido no sólo por sumersión sino cualquier siniestro que torne al buque
innavegable y lo inhabilite para el transporte de personas y cosas. La Ley 17.823/68,
establece una indemnización de dos meses de salario, siempre qué el hecho no se deba a
falta o culpa del armador, en cuyo caso deja de ser limitada y se extiende a la totalidad de los
perjuicios experimentados por el tripulante.
Repatriación:
El desembarco por enfermedad en el exterior o por ruptura del contrato, o por
cualquier otra causa, plantea el problema de su repatriación o retorno al puerto de matrícula o
enrolamiento. Este derecho en favor del tripulante es ajeno al problema relativo a las causas
de su desembarque. Dicha causa podrá incidir en la carga económica que constituye el
retorno, pero no en el derecho que asiste al tripulante. El armador puede trasladar los costos
de la repatriación al tripulante, a saber:
Abstención: Boggiano. “Trobo, David Eduardo c/ Estado Nacional (MOSP) S/ cobro de australes”.
19/05/92. T. 315, P. 988.
derecho, pero fundado en la “antigüedad” en la empresa. Estableciendo además, que las
licencias deben otorgarse en el puerto de retorno habitual o de enrolamiento.
El salario del personal embarcado está constituido por “... la suma del salario básico y
de las participaciones que se hubiesen pactado, además de las remuneraciones por tiempo
suplementario trabajado”.
Ley aplicable:
Conforme al Art. 610 de la Ley 20094, el contrato de ajuste se rige por la ley de
nacionalidad del buque o ley del pabellón. Tratándose de buques extranjeros, nuestros
tribunales se han declarado competentes cuando el tripulante hubiese sido contratado en
nuestro país, o fuere ciudadano argentino o residente en el país.
10.8.1 El armador.
Es el titular del ejercicio de la navegación. La persona que utiliza el buque por cuenta
propia, aunque sea sin fines de lucro. El Art. 170 de la Ley de Navegación lo define al armador
como “... quien utiliza un buque, del cual tiene la disponibilidad, en uno o más viajes o
expediciones bajo la dirección y gobierno de un capitán por él designado, en forma expresa o
tácita. Cuando realiza actos de comercio debe reunir las cualidades requeridas para ser
comerciante”.
La figura del armador no coincide necesariamente con la del propietario, pero en caso
que así sea, estamos frente a un “Armador Propietario”. Cuando el armador es representante
de los co-propietarios de un buque, se le denomina “Armador Gerente”. Al Derecho Marítimo
le interesa más el armador, que el titular de dominio, por ser aquél el explotador efectivo del
buque, quien lo utiliza y quien es responsable de los eventuales daños ocasionados durante la
explotación del mismo.
El Armador puede ser una persona física o jurídica. Debe inscribirse como tal en el
Registro de Armadores, en el Registro Nacional de Buques y en el Certificado de Matrícula. La
inscripción también puede ser hecha por el propietario, en defecto de ella, responden frente a
terceros solidariamente el armador y el propietario. Este, queda exento de dicha
responsabilidad, cuando el armador haya utilizado el buque para un hecho ilícito con
conocimiento del acreedor.
10.8.2 El agente marítimo:
a) Realiza los trámites ante la aduana y las autoridades portuarias previas al atraque.
b) Se ocupa de la carga y descarga contratando los servicios correspondientes.
e) Entrega la mercadería a sus correspondientes destinatarios.
d) Percibe el flete del armador cuando no se pagó por anticipado.
Antes, todas estas tareas eran realizadas por el Capitán; luego, las empresas
armadoras comenzaron a nombrar agentes en los lugares donde era necesaria su
representación. Debe tener capacidad legal para ejercer el comercio. Tal representación no
funciona si el propietario o el armador esta domiciliado en el lugar.
Puede ser personal embarcado o terrestre. En ambos casos debe justificar títulos
profesionales o conocimientos que acrediten su capacidad para desempeñarse en la
especialidad correspondiente. La participación del perito naval es procesalmente necesaria en
los juicios de abordaje, para determinar técnicamente la causa del infortunio.
11.1 Concepto:
11.2 Clasificación:
11.3 Habilitación:
11.4.1 Concepto:
b) Su designación puede ser expresa o tácita, salvo en los casos de transporte aéreo,
en los cuales siempre debe ser expresa y constar en los libros de a bordo.
Como hemos adelantado, la naturaleza jurídica de este sujeto es tan compleja que se
la ha intentado encuadrar dentro de distintas figuras contractuales tradicionales sin resultado
satisfactorio.
Pero esta óptica del contrato no resuelve por sí sola el cúmulo de funciones de
derecho público que ostenta el comandante, las que, si bien no tan extensas, son
esencialmente análogas a las del capitán del buque. Tampoco la figura de la relación de
empleo explica el carácter de representante legal del explotador que detenta el comandante,
que le faculta a realizar en nombre de aquél, actos necesarios para el viaje y para la seguridad
del personal y material a bordo de la aeronave, sin mandato especial (con£ art. 83 C.A.).
427
Esto descarta, lógicamente, a las aeronaves conducidas por sus propios propietarios, u operadas a
los jines de instrucción, etc.
disciplinarias o despido 428 . Es por ello, que en este caso, la natural subordinación jurídica que
campea en el orden laboral, se ve alterada o modificada a través de un mayor grado de
independencia de criterio que al comandante le es concedido por la ley en beneficio de un
valor de orden público como es la seguridad de la aeronavegación.
428
En la práctica se han planteado casos de suspensiones de vuelo dispuestas por el comandante, que
perjudican la política comercial de la empresa aérea de continuar operando, creándose así una
situación de conflicto entre normas de orden superior y las facultades de dirección que ordinariamente
la ley laboral atribuye al empleador, en la cual, debe prevalecer, obviamente, las decisiones que adopta
el comandante justificadas finalmente en razones de seguridad. En algunas circunstancias esto no ha
sido entendido así por determinadas empresas, que pretendiéndose amparar en el criterio tradicional de
la subordinación jurídica propia del contrato de empleo, han sancionado injustamente la conducta de
sus pilotos por someterse estrictamente a las disposiciones de la ley aeronáutica,
429
Si el comandante suspende el vuelo basado en apreciaciones puramente subjetivas que no cuentan
con auxilio o apoyo en datos verificabas a posterior¡, como serían los inconvenientes meteorológicos,
los asientos en el Registro de Novedades Técnicas, anotaciones en el registro de novedades de cabina
efectuados por los comisarios de a bordo que involucren aspectos que hacen a la seguridad del vuelo, o
datos insertados por el mecánico de mantenimiento de la aeronave, entre otros casos de justificación.
mismos y, en caso de peligro debe permanecer a bordo hasta lograr por todos los medios
racionales la salvación de los pasajeros, tripulación y carga evitando por todos los medios
posibles, causar daños en la superficie.
430
(85). Ante ausencia de limitaciones expresasen el Código Aeronáutico, la Doctrina interpreta
acertadamente que el comandante sólo debe oficiar de celebrante de matrimonios en casos in extremis,
es decir cuando uno de los contrayentes se encuentra en situación de grave peligro de muerte.
entregándolos bajo inventario a la autoridad competente en la primera escala posterior al
deceso.
Es así como, además del comandante, que es el piloto al mando, se requiere un co-
piloto, que asiste a aquél en todas las funciones directamente relacionadas con la conducción
técnica de la aeronave y está específicamente destinado a reemplazarlo al instante, en caso
de fallecimiento o incapacidad del primero en circunstancias de vuelo. La realización de
vuelos de prolongada distancia, requiere de un mecánico de a bordo el cual es responsable de
la conservación y buen estado de funcionamiento de la aeronave durante el vuelo y de su
reabastecimiento en las escalas que la misma deba efectuar para llegar a su destino final.
Todas las novedades que advierta y que involucren aspectos relativos a la seguridad, las debe
comunicar inmediatamente al comandante para que éste adopte las medidas del caso, incluso
la de suspensión del vuelo, bajo su responsabilidad 431.
431
(86). Las novedades advertidas en las instalaciones, maquinarias o estructura de la aeronave, deben
ser asentadas por el comandante en el denominado Registro Técnico de Vuelo (R.TV). Cuando las
mismas son significativas; adquieren reiteración y no pueden ser subsanadas inmediatamente mediante
un mantenimiento normal, la novedad debe ser comunicada a la Dirección Nacional de
Aeronavegabilidad y al Fabricante. (ver Sección 121.701 del DNAR-121).
432
(87). Entre la documentación a su cargo, figura el libro de quejas, y el libro de novedades a bordo,
en donde el comisario de a bordo debe registrar las dificultades o percances que advierta en la cabina
de pasajeros. Su utilización no es obligatoria en orden a la seguridad, pero su utilización responde a la
necesidad de subsanar inmediatamente aspectos relativos al confort de los pasajeros por una razón de
buena política comercial. No obstante ello, en situaciones de percance o accidente, puede resultar un
elemento de convicción más para indagar la realidad de las causas de determinado siniestro. (Ref.-
Caso “Losa Javiery otrosp.ss.aa. infr. art. 196 C.P.». Auto Interlocutorio del 2-1295, Juzg.Fed. No 2. de
Córdoba, Sec. Amoedo).
El código Aeronáutico (arts. 88, 89 y 90) únicamente contempla en forma expresa
dentro de este grupo al Jefe de aeródromo público, que es la autoridad superior del mismo “en
lo que respecta a su dirección, coordinación y régimen interno”. El mismo debe ser designado
por la autoridad aeronáutica, la que determinará (por vía de reglamentación) sus facultades y
obligaciones. También dispone la obligación para los aeródromos privados de la designación
de un encargado por parte del propietario, cuyo nombre, domicilio y fecha de designación
deben ser comunicados a la autoridad aeronáutica.
Desde hace casi cuarenta años el hombre viene explorando el espacio cósmico por
medio de vuelos tripulados. En los inicios de la era espacial los astronautas casi tenían que
ser superhombres. Hoy, a los cosmonautas ya no les rodea la aureola de personas elegidas
por Dios, mas esta profesión tampoco se ha convertido en un oficio común y corriente. En la
433
(88). Este personal, que requiere habilitación de la autoridad aeronáutica, efectúa el mantenimiento
de las aeronaves en tierra, ya sea en pista o en hangares de la compañía aérea. Debe sujetarse
metódicamente a las instrucciones del Manual de Mantenimiento de Fábrica de la aeronave y anotar en
el Registro de Novedades Técnicas y los historiales de motores las reparaciones o tareas de
mantenimiento efectuadas.
434
Término de origen ruso preferida por la doctrina argentina, aunque también se lo denomina como
“astronauta” (más utilizado por EE.UU), “piloto sideral” (título que le fuera conferido a Yuri Gagarín,
actualidad, 88 ciudadanos rusos ostentan el título de cosmonauta. Actualmente tienen que ser
profesionistas como ingenieros, científicos o especialistas del más alto grado 435. El interesado
tiene que poner una solicitud. En el caso de la NASA, periódicamente hace selección para
nuevos astronautas. Normalmente de 500 solicitudes se seleccionan una decena. Los
candidatos pasan a una fase de entrenamiento general que dura cinco años para ser
declarados astronautas. En Norteamérica, en el equipo de astronautas están inscriptas tres
veces más personas que en Rusia, pero los norteamericanos siguen a la zaga en lo que
respecta a la duración de expediciones espaciales.
Conforme el Tratado de Principios del 27 de enero de 1967, art. 5º, los “... Estados
partes del Tratado, considerarán a todos los astronautas como enviados de la Humanidad en
el espacio ultraterrestre, y les prestarán toda la ayuda posible en caso de accidente, peligro o
aterrizaje forzoso en el territorio de otro estado parte o en alta mar. Cuando los astronautas
etc.
435
La NASA abre sus postulaciones cada dos años para las categorías de especialista en misión y piloto-
astronauta. El candidato requiere de estudios de ingeniería, ciencias biológicas, ciencias físicas o
matemáticas, tres años de experiencia profesional y magister o doctorados en el área. A los pilotos se les
solicita mil horas de vuelo de prueba y pasar satisfactoriamente el examen físico espacial. Los finalistas
hagan tal aterrizaje, serán devueltos con seguridad y sin demora al Estado de Registro de su
vehículo espacial”. El artículo les exige además prestar toda la ayuda posible a los astronautas
de los demás Estados partes en el Tratado. En abril de 1968, se firma el Acuerdo sobre
salvamento y devolución de astronautas y restitución de objetos lanzados al espacio, que
desarrolla las bases establecidas en el citado artículo quinto del tratado de 1967. El rol de
enviado de la humanidad, refleja su carácter de representante “... del único sujeto titular de
derechos al que el ámbito le pertenece”, tal como lo afirma Manual Augusto Ferrer.
Si la nave está tripulada por un solo hombre, éste será el comandante; si le acompaña
personal, tendrá sobre ellos poder disciplinario. En todos los casos el Estado de Registro
provee de identificaciones que certifican la condición de cosmonauta 436.
son evaluados durante una semana, realizándoles chequeos médicos y entrevistas personales.
436
La historia cuenta cómo conservar esa certificación salvó al gran Yuri Gagarin de una muerte segura
a al regresar de la primera misión espacial y caer aterriza en un campo de Smebvok (provincia de
Saratov -Rusia), tras un vuelo de 108 min.
437
Este enfático mandato encuentra sentido en las dificultades que muchos pilotos sufrieron durante la
guerra fría, que permitieron su detención por supuesto espionaje.
comunidad internacional o -por qué no- a la “humanidad” concebida como sujeto de derechos,
en contra del Estado de Registro, que deberá responder aún en caso de actuación sin
instrucciones por parte del cosmonauta.
438
Luego de sobreponerse a la férrea oposición de la NASA para aceptarlo entre los visitantes de la
estación espacial internacional, el norteamericano Dennis Tito se convierte en el primer “turista
espacial” de la historia, permaneciendo ocho días en el espacio. Abonó para ello 20 millones de dólares
al programa espacial ruso, realizando una preparación física y técnica. Ingresó a la estación espacial el
día 30 de abril de 2001, retornando acompañado por los astronautas Talgat Musabayev y Yuri Baturin.