Domenico Scarlatti
Domenico Scarlatti
Domenico Scarlatti
Su vida en la villa y corte estuvo marcada por su trabajo para la princesa y luego reina,
para quien, en teoría, escribió sus casi seiscientas celebérrimas sonatas para
clavicémbalo, y por otro factor sobre el que se ha especulado mucho, sin llegar a conocer
los detalles: su afición al juego, convertida en Madrid en una verdadera adicción, que le
llevó en numerosas ocasiones a la ruina económica, de la cual era rescatado una y otra
vez por su protectora. El musicógrafo y compositor inglés Charles Burney escribió:
“Farinelli nos informó de que Domenico Scarlatti, un encantador hombre de mundo, se
había convertido en un adicto al juego y cómo era liberado por su real señora de sus
deudas”. Según otros testimonios, también Farinelli ayudó económicamente a su
compatriota en más de una ocasión. A pesar de todo, el músico gozó siempre de los
parabienes de la corte y del cariño y la admiración de la reina y de cuantos pudieron
acercarse a él y descubrir su inmenso talento musical.
Scarlatti ejerció una influencia decisiva en la evolución de las técnicas de teclado que se
han convertido en los pilares básicos de la composición para ese tipo de instrumento; fue
el primer compositor que utilizó determinados recursos como los arpegios, la repetición
rápida de una misma nota y el cruce de las manos. Sus composiciones para teclado,
denominadas sonatas, son todas piezas breves. De ellas se conservan más de 550,
muchas con un inconfundible aire español y en su mayoría dedicadas a la infanta María
Bárbara. Scarlatti también compuso varias óperas, música religiosa y obras
instrumentales, y su influencia se dejó sentir en compositores como Antonio Soler.
Scarlatti es una figura fundamental en el ámbito de la música para clavicémbalo. Fue, en
efecto, el primero que estableció una técnica definitivamente adecuada a la naturaleza del
instrumento, anteriormente sometido a las exigencias propias del órgano. Su estilo
brillante da paso ya, hasta cierto punto, al vasto imperio del futuro piano. En sus sonatas
para clavicémbalo sigue la feliz inspiración de su fantasía, lo cual no impide la aparición
de ciertos matices más profundos y melancólicos. Si inconfundible resulta el ritmo propio
de Scarlatti, como claramente se manifiesta a través de sus más de quinientas sonatas,
no menos interesante es la armonía, con frecuencia establecida sobre audaces
combinaciones de acordes, cuyas disonancias confirman el genio revolucionario del
compositor.
A
En esta sección encontramos una melodía que debe ser ejecutaba andante cantábile y quiere decir
que se toca de forma dulce como si se estuviera cantando. Cabe destacar que en esta obra hay
muchos contrastes que deben sentirse ya sea ejecutado en sul tasto o sul ponticello.
B
En esta sección también una melodía diferente a la anterior que evoca una especie de lamento
que se va alegrando una vez se que llega al final de la obra en la que los contrastes, como en la
sección A, deben sentirse para destacar el final de la obra.