Constituciones Sinodales Diócesis de Trujillo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 168

Diócesis de Trujillo

SÍNODO DIOCESANO
2013 – 2016

Constituciones Sinodales

Iglesia discípula misionera en marcha


TRUJILLO-VENEZUELA
ENERO 2019
Sínodo Diocesano. Constituciones Sinodales.

Editor
Pedro José Terán Torres.

Diagramación
Yohanna Albornoz.

Portada
Pedro José Terán Torres.

Documentos del primer Sínodo de la Diócesis de Trujillo


celebrado entre los años 2013 – 2016 durante el episcopado
de Mons. Cástor Oswaldo Azuaje Pérez O.C.D.

Edición financiada por


Aid to the Church in Need (ACN Internacional).

HECHO EL DEPÓSITO DE LEY


Depósito legal: TR2019000003

Reservados todos los derechos.

Impresión: Gráficas El Portatítulo C.A.

IMPRESO EN VENEZUELA/PRINTED IN VENEZUELA.


Diócesis de Trujillo 5

Presentación

La Diócesis de Trujillo acaba de celebrar su primer Sínodo


Diocesano al calor de su más de medio siglo de existencia como
circunscripción eclesial desprendida de la Provincia Madre de
Mérida. Trujillo ha sido regida por cuatro obispos. Su historia
ha sido, y es, un tiempo de gracia en que el Señor Jesús nos ha
guiado por medio de su Espíritu Santo.

En la misa crismal del 26 de marzo de 2013 me dirigí a toda


la feligresía trujillana, anunciándole la pronta realización de un
Sínodo Diocesano para la Diócesis de Trujillo, bajo el patronazgo
de la Virgen Nuestra Señora de la Paz. El propósito que latía en
el corazón de todos estaba en construir “una Iglesia Discípula
Misionera en marcha”.

Siguiendo la definición del Derecho Canónico, expliqué lo que es


un Sínodo Diocesano: “una asamblea de sacerdotes y de otros fieles
(miembros de Institutos de Vida Consagrada, de Sociedades de Vida
Apostólica, de laicos asociados y no asociados) escogidos de una
Iglesia particular, que prestan su ayuda al Obispo en su oficio de
Pastor de la Diócesis para el bien de toda la comunidad diocesana”
(cfr. c.460; Directorio “Apostolorum Successores VII, 3a).
6 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

Dicho Sínodo tuvo una fase preparatoria, luego una celebrativa


en asambleas ampliamente participativas, desde el 24 de enero de
2014, y, finalmente, la fase aplicativa, promotora de la renovación
pastoral diocesana. Esta última comenzó con un plan trienal que,
ahora, iniciando el año 2019, entra en su tercer año.

Las dificultades para la publicación de una versión impresa de las


Constituciones Sinodales, han ralentizado el proceso de motivación
y ejecución de las propuestas y normativas pastorales sinodales.
Por eso es que la actual publicación de las “Constituciones
Sinodales del Primer Sínodo Diocesano de la Diócesis de
Trujillo” viene al encuentro de una imperiosa necesidad de poner
en práctica el espíritu y el proceso de cambio promovido por el
Sínodo. Como indiqué desde mi Carta Pastoral del 5 de enero
de 2014, queremos una “Iglesia Discípula Misionera en marcha,
casa y escuela de comunión” que revitalice su vocación y adecúe
sus organismos eclesiales de formación y servicio a los nuevos
desafíos de la realidad, para cumplir, en comunión, su misión de
Iglesia evangelizadora.

La fase celebrativa del Sínodo Diocesano de Trujillo culminó


en la Eucaristía que celebramos solemnemente en la Catedral de
Nuestra Señora de la Paz el 14 de mayo de 2016. Pero el Sínodo no
ha terminado, y esto es importante. Es necesario que retomemos
la marcha con la que, con gran impulso, iniciamos los primeros
pasos del Sínodo en beneficio de nuestra Iglesia diocesana y para
crecimiento del Reino de Dios. Para ser fieles al Espíritu que nos
mueve, ha sido necesario documentar y normar el fruto del trabajo
sinodal. En este sentido, quiero agradecer de todo corazón al pueblo
católico alemán que nos ha prestado una valiosa colaboración
para la primera edición de las llamadas Constituciones Sinodales
a través de “Ayuda a la Iglesia Necesitada”.

+ Cástor Oswaldo Azuaje Pérez, O.C.D.


Obispo de Trujillo
Diócesis de Trujillo 7

Historia de la Diócesis de Trujillo

E
l 4 de junio de 1957, el Papa Pio XII decreta la erección
de la diócesis de Trujillo, Venezuela, emitiendo la bula
“In Maximis Officcii”, cuyo territorio será el mismo
del Estado Trujillo con una extensión de 7.400 Km2 y con una
población para esa fecha de 526.000 habitantes. El territorio de
la nueva diócesis fue tomado de la arquidiócesis de Mérida, de la
que pasó a ser sufragánea. El 2 de septiembre del mismo año llega
otra bula complementaria, “Cum Nova Ecclesiae”, en la cual se
nombra a Mons. Antonio Ignacio Camargo Álvarez obispo de la
recién erigida diócesis, quien para esa fecha ejercía como obispo
de Calabozo.

Ejecuta lo dispuesto en el documento pontificio el nuncio


apostólico, Mons. Rafael Forni, el 8 de octubre del mismo año
con la toma de posesión del nuevo y primer obispo en la Iglesia
Matriz de Trujillo, que pasa a ser la Iglesia Catedral de Nuestra
Señora de la Paz.
8 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

OBISPOS DESDE SU FUNDACIÓN:

Estos son los obispos que han pastoreado la grey trujillana:

Antonio Ignacio Camargo Álvarez: Obispo de Trujillo desde


1957. Muere el 13 de diciembre de 1961. Se dice que fue un
hombre humilde, sencillo, apostólico, generoso y con un gran
espíritu de pobreza. Se distinguió por una gran preocupación en
la formación espiritual e intelectual de sus seminaristas.

José León Rojas Chaparro: Llega a Trujillo para ser obispo


coadjutor de Mons. Antonio Camargo, quien estaba seriamente
limitado por enfermedad. El 1o de octubre de 1961, se convirtió
en el primer obispo consagrado en la Santa Iglesia Catedral de
Trujillo. Comenzó a gobernar la diócesis desde el 13 de diciembre
de 1961. Tuvo una fructífera labor episcopal, distinguiéndose por
un gran espíritu de oración y caridad que le mereció el respeto y
el aprecio de su clero y de sus fieles; fundó 15 nuevas parroquias,
ordenó 12 presbíteros, en 1967 inaugura el Seminario diocesano.
Su periodo episcopal en Trujillo se extendió hasta el 11 de junio
de 1982, fecha de su fallecimiento.

Vicente Ramón Hernández Peña: El 2 de febrero de 1976 fue


nombrado por el Papa Pablo VI como obispo coadjutor de Mons.
José León Rojas Chaparro, y es recibido en la diócesis el 14 de
marzo del mismo año. Asume como obispo diocesano de Trujillo
el 11 de junio de 1982. Durante los treinta años que permaneció al
frente de la Iglesia trujillana creó 17 parroquias, escribió 4 cartas
pastorales, realizó 145 visitas pastorales, ordenó 91 presbíteros;
se distinguió por su interés en la formación de su clero. Durante su
episcopado se hizo la solemne celebración del Jubileo Diocesano
por los 50 años de la diócesis; para la clausura del Año Jubilar,
fueron ordenados once nuevos presbíteros. Mons. Hernández
invitó al entonces arzobispo de Caracas, Cardenal Jorge Urosa
Diócesis de Trujillo 9

Savino, a presidir la Eucaristía celebrada el 18 de octubre de 2008


en la ciudad de Valera. Presentó su renuncia al Papa después de
cumplir los 75 años de edad. El Santo Padre, Benedicto XVI,
aceptó su renuncia y por esta razón regentó la diócesis hasta el día
3 de abril del 2012. Ejerció como administrador apostólico hasta
la llegada de su sucesor, Mons. Cástor Oswaldo Azuaje Pérez.
Se convirtió en el primer obispo emérito de la diócesis trujillana.
Después de una dura enfermedad, descansó en el Señor el 25 de
marzo de 2018.

Cástor Oswaldo Azuaje Pérez, O.C.D: Desde el 3 de abril de


2012, por nombramiento del Papa Benedicto XVI, se convierte
en el IV obispo de Trujillo. El día 9 de junio del mismo año,
toma posesión, dando inicio así a su gobierno episcopal que se
ha venido desplegando hasta nuestros días. Ya desde su llegada,
ha inyectado un dinamismo particular a su labor episcopal, con
el declarado propósito de alcanzar en la diócesis la tan ansiada
conversión pastoral donde todos los diocesanos tomen parte
como auténticos discípulos misioneros. Justamente se ha ido
distinguiendo por la procura de una organización renovada
para alcanzar así las condiciones que puedan dar respuesta a las
inquietudes y exigencias de la Iglesia trujillana de hoy. Por esta
razón, y con apenas un año dirigiendo esta diócesis, convocó,
en 2013, a la realización de un sínodo diocesano. Él mismo
encabezó la comisión preparatoria, participó diligentemente en la
estructuración del evento sinodal, presidió las asambleas generales
y ha venido velando por la divulgación y puesta en marcha del
contenido fruto de la reflexión hecha en sínodo. También bajo
su guía, se estableció el Plan Trienal de Pastoral, que indicará la
ruta pastoral a seguir hasta final del año 2019, con el deseo de
posicionar la diócesis como una Iglesia en salida. Mons. Azuaje
se ha caracterizado por ser un pastor especialmente cercano con su
clero y ha evidenciado su interés de contar con una diócesis cuyos
sacerdotes estén siempre robustecidos con una espiritualidad
10 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

sólida. Ha ordenado a más de treinta presbíteros para la diócesis


y ha insistido en colaborar con diócesis necesitadas de pastores
enviando a varios a desempeñar en ellas su ministerio.

Zonas Pastorales

La diócesis está compuesta por 79 parroquias, una rectoría y una


vicaria distribuidas en 8 zonas pastorales: Nuestra Señora de la
Paz de Trujillo, San Juan Bautista de Valera, San Pedro en la Zona
Alta del Estado, Dulce Nombre de Jesús de Escuque, San Alejo en
Boconó, Resurrección del Señor de Carache, Nuestra Señora del
Carmen en la Panamericana y San Rafael Arcángel de Carvajal.

Una mirada al pasado

En Trujillo, desempeñaron su labor misionera los Franciscanos


y los Dominicos. Su acción se fijó principalmente en la ciudad
capital. Allí fundaron los conventos de San Antonio de Padua y
el de Nuestra Señora de la Candelaria, llamado también el de los
Jerónimos. El convento de San Antonio de Padua fue obra de la
Recolección o de San Francisco; su fundación empezó por Fr.
Francisco Fuenlabrada en 1576 y culminó en 1581. Otro de sus
fundadores fue Fr. Francisco de Arta. El convento de Nuestra
Señora de la Candelaria, de los Dominicos, fue autorizado en
1577 y se establece formalmente en 1581.

También se estableció el convento Regina Angelorum, autorizado


en 1599. Lo fundaron en el siglo XVII las monjas Reginas que
operaban en la Isla Santo Domingo, de las cuales vinieron tres a
Trujillo; las protegió el gobernador y capitán general de Venezuela,
Francisco de la Hoz Berrio y Oruña. Como monjas fundadoras se
señalan a Juana de Santa Bárbara, Juana de Evangelista y Petronila
de la Concepción; después se agregarán Catalina de San Nicolás y
Josefa del Sacramento. Son las cinco primeras monjas en Trujillo.
Diócesis de Trujillo 11

La Iglesia trujillana cuenta con un nutrido número de sacerdotes


diocesanos nativos y algunos sacerdotes venidos de otras tierras.
En la historia diocesana han figurado insignes presbíteros que, con
auténtico ardor misionero, vinieron de otros lugares a prestar su
servicio en esta Iglesia particular. Algunos de ellos pertenecientes a
la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OSCHA).
Otros, como los padres Redentoristas, que se han destacado por sus
muy conocidas misiones populares en toda la geografía trujillana.
También han servido a esta diócesis los padres Salesianos,
Rosminianos, Paúles, Consolatos y Jesuitas. De la misma manera
y fomentando la evangelización del territorio trujillano, se ha
destacado, a lo largo de la historia diocesana, la presencia de las
Hermanas Carmelitas Misioneras, Hijas de María Auxiliadora
(salesianas), Hermanas Jerónimas, Hermanas Dominicas de Santa
Rosa de Lima, Siervas del Santísimo, Hermanitas de los Pobres
de Maiquetía, Religiosas de la Comunicación Social, Hermanas
Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, Hijas de los Sagrados
Corazones de Jesús y de María (Rabasco), Hermanas de Nuestra
Señora de Lourdes (Lourdistas), Discípulas de Jesús, Hermanas
Dominicas Venezolanas, Hermanas Dominicas Españolas,
Hermanas Carmelitas, Misioneras de Cristo Mediador, Hermanas
Rosminianas (cf. www.semanariocatolicoavance.com. Diócesis
de Trujillo. Reseña Histórica).

Ha sido, sin dudas, muy valiosa la presencia de laicos comprometidos


que siempre han apoyado en las tareas apostólicas. Ellos constituyen
la parte mayoritaria del pueblo de Dios y su presencia y trabajo
se hace sentir dentro de la Iglesia y en las estructuras sociales.
Son los miembros de los movimientos, grupos o asociaciones de
apostolado, catequistas, ministros extraordinarios de la comunión,
celebradores de la Palabra, ayudantes del altar, misioneros
parroquiales y tantos otros hermanos que estando al lado de sus
sacerdotes juegan un rol indispensable para las parroquias y sus
comunidades (cf. www.semanariocatolicoavance.com. Diócesis
de Trujillo. Reseña Histórica).
Índice General

PRESENTACIÓN ............................................................................. 5

HISTORIA DE LA DIÓCESIS DE TRUJILLO ............................ 7

DECRETO ....................................................................................... 21

I Parte: LA EXPERIENCIA ECLESIAL DE LA CARIDAD:


FUENTE DE VIDA Y DE IDENTIDAD CRISTIANA................ 23

Capítulo I: La comunión y participación en la vida de la


Iglesia............................................................................... 25
Realidad: luces y sombras........................ 25
Marco doctrinal........................................ 27
Perspectiva pastoral.................................. 32
Disposiciones normativas......................... 33

Capítulo II: Familia y juventud en el misterio de comunión


eclesial..............................................................................37
Realidad: luces y sombras........................ 37
Marco doctrinal........................................ 44
Perspectiva pastoral.................................. 55
Disposiciones normativas......................... 59

Capítulo III: Sal y luz, laicos comprometidos para ser otros


cristos en la Iglesia y en el mundo................................... 61
Realidad: luces y sombras......................... 61
Marco doctrinal......................................... 63
Perspectiva pastoral.................................. 66
Disposiciones normativas......................... 68

Capítulo IV: Esperanza y compromiso social................. 71


Realidad: luces y sombras......................... 71
Marco doctrinal......................................... 74
Perspectiva pastoral................................... 77
Disposiciones normativas.......................... 77

Capítulo V: El ecumenismo en la Iglesia es un deber del


discípulo misionero........................................................... 79
Realidad: luces y sombras.......................... 79
Marco doctrinal.......................................... 81
Perspectiva pastoral.................................... 84
Disposiciones normativas........................... 85
II Parte: LA EVANGELIZACIÓN, FUENTE DEL
DISCIPULADO Y DE LA MISIÓN CRISTIANA........................ 87

Capítulo I: Itinerario bíblico catequético de los discípulos


misioneros de Jesucristo.................................................. 89
Realidad: luces y sombras....................... 89
Marco doctrinal....................................... 91
Perspectiva pastoral................................ 96
Disposiciones normativas....................... 97

Capítulo II: Iglesia y educación.................................. 99


Realidad: luces y sombras....................... 99
Marco doctrinal...................................... 101
Perspectiva pastoral............................... 106
Disposiciones normativas...................... 107

Capítulo III: Comunicación para la comunión en la Iglesia


diocesana.......................................................................... 109
Realidad: luces y sombras...................... 109
Marco doctrinal...................................... 112
Perspectiva pastoral................................ 119
Disposiciones normativas....................... 121

Capítulo IV: La tarea evangelizadora del discípulo misionero.. 123


Realidad: luces y sombras....................... 123
Marco doctrinal....................................... 125
Perspectiva pastoral................................. 130
Disposiciones normativas........................ 130

III Parte: LA SANTIFICACIÓN, REALIZACIÓN DEL


ENCUENTRO ENTRE EL HOMBRE Y EL MISTERIO DE
SALVACIÓN................................................................................... 133

Capítulo I: Vida y misión de los ministros ordenados.


Fraternidad, formación, y espiritualidad........................ 135
Realidad: luces y sombras........................ 135
Marco doctrinal........................................ 136
Perspectiva pastoral.................................. 143
Disposiciones normativas......................... 144

Capítulo II: La liturgia, celebración de los misterios..... 147


Realidad: luces y sombras......................... 147
Marco doctrinal......................................... 153
Perspectiva pastoral.................................. 160
Disposiciones normativas......................... 163

SIGLAS........................................................................................... 165
Diócesis de Trujillo 15

Breve Crónica
del Sínodo Diocesano de Trujillo

C
“ on el deseo de propiciar una Iglesia comunión, como
obispo de la diócesis de Trujillo convoco a la celebración
de un sínodo diocesano cuyo objetivo es el de renovar la
acción pastoral de la diócesis de Trujillo, a través del diálogo en
comunión con los agentes de pastoral convocados por mí con el
fin de revitalizar el espíritu de Iglesia discípula misionera que
avance hacia la nueva evangelización... A todos ustedes les pido
de corazón que se comprometan con su Iglesia en esta misión del
Sínodo Diocesano, sea con la oración, sea con la participación
activa” (Extracto de la Homilía del Sr. Obispo. Martes Santo 26
de marzo de 2013). Con estas palabras de Mons. Oswaldo Azuaje,
nació el Sínodo en Trujillo.

De inmediato se dio inicio a la fase preparatoria que se extendió


desde marzo de 2013 hasta el mes de octubre del mismo año. Fue
ésta la etapa propia del lanzamiento del Sínodo y se caracterizó por
un mensaje que pretendía la sensibilización de todos los diocesanos
de manera que estuviesen convencidos y dispuestos a participar.
Así se fue generando, lógicamente, una gran expectativa en la
Iglesia trujillana. Todos comenzaron a preguntarse “¿qué es un
sínodo?”, y muchos a involucrarse de distintas maneras, mediante
la oración y en las consultas y en encuentros pre-sinodales zonales
conducidos por el Consejo Diocesano de Laicos.
16 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

Se constituyó la Comisión Preparatoria que tuvo su primer


encuentro en el Seminario de Trujillo el día 23 de mayo de 2013.
Se establecieron allí las distintas comisiones de trabajo de las que
comenzaron a formar parte 40 miembros de la Iglesia diocesana,
entre presbíteros, religiosos y laicos; se delegaron las respectivas
responsabilidades según el reglamento general del Sínodo,
presentado en la misma fecha.

La comisión preparatoria hizo la definición de los objetivos del


Sínodo. Su objetivo general es renovar la acción pastoral de la
Iglesia diocesana, para avanzar a una nueva evangelización
como Iglesia discípula misionera.

Estos son los otros objetivos trazados: evaluar la realidad social,


eclesial, espiritual y pastoral de la Iglesia trujillana haciendo uso
de la metodología ver, juzgar y actuar, y así encontrar las luces y
las sombras, que serán punto de partida para fortalecer una Iglesia
discípula misionera; fomentar entre sacerdotes, consagrados y
fieles, la conciencia y vivencia de una Iglesia comunión, discípula
misionera; analizar la acción pastoral de la Iglesia trujillana en
todas sus expresiones para estructurar y ejecutar un plan diocesano
de pastoral que dé respuestas a los desafíos de la sociedad actual;
aplicar las líneas de acción y las normas emanadas del Concilio
Plenario de Venezuela para marcar el rumbo de la renovación
diocesana; iluminar a la luz del magisterio latinoamericano la
realidad trujillana, para hacer más eficaz la acción evangelizadora;
organizar y establecer el plan diocesano de pastoral que integre
y comprometa a todos los bautizados en la edificación de una
Iglesia discípula misionera.

Fue de vital importancia en la fase preparatoria la realización


de la consulta a la Iglesia trujillana a través de un instrumento
elaborado con un lenguaje sencillo, cercano, muestra del interés
de promover la participación de todos. Esta consulta se realizó
durante los meses previos al de octubre de 2013. Durante todo
este lapso, la comisión de expertos hizo lectura de estas consultas
al Pueblo de Dios, elaboró la base estatutaria, definió los temas
Diócesis de Trujillo 17

de estudio, fijó los tiempos, estableció quiénes serán convocados


y estableció, además, la metodología aplicada. Todo ello se fue
dando a la par de la evolución de la estructura misma.

Se constituyó entonces la organización sinodal:

Presidente del Sínodo, Excelentísimo Mons. Cástor Oswaldo


Azuaje Pérez, el único legislador en el Sínodo Diocesano. Los
demás miembros de éste tuvieron voto consultivo; de allí que fue
el obispo quien suscribió las constituciones sinodales, que ahora
se publican en virtud de su propia autoridad y por mandato suyo
(cf. C 466). Todos los demás miembros han cooperado con sus
carismas y servicios, reconociendo la acción sinodal como un
gran proyecto común.

El Consejo de Presidencia: estuvo conformado por el Vicario


General de la diócesis, el Vicario Judicial, el Vicario Episcopal
de Pastoral, el Canciller de la Diócesis y el Secretario General
del Sínodo. Fue el encargado de velar para que todo el desarrollo
del Sínodo se realizara según el sentir de la Iglesia, cuidando no
se introdujera ningún elemento que pudiera contradecir la fe o
disciplina de la Iglesia o que no fuese competencia del Sínodo
Diocesano.

El Comité Ejecutivo: se establecieron tres grandes departamentos


de acción sinodal, la Comisión Teológico-Pastoral, la Comisión
Jurídico-Canónica y la Secretaría General del Sínodo. De la
Comisión Teológico-Pastoral dependía la Sub-comisión de
Redacción, la Sub-comisión de Ponencias y la Sub-comisión
de Escrutadores. La Secretaria General se hizo auxiliar por la
Comisión de Recursos Económicos, la Comisión de Liturgia,
la Comisión de Medios de Comunicación Social y la Comisión
de Logística. El Comité Ejecutivo tuvo la importante tarea de
dinamizar e impulsar el trabajo sinodal. Fue un comité integrado
por laicos, religiosos y clérigos.
18 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

En esta fase preparatoria del Sínodo, el presbiterio y los fieles


trujillanos manifestaron sus necesidades, sus deseos y su
pensamiento sobre la realidad en la que estaba inmersa la Iglesia.

A la luz de todas las aportaciones recopiladas, y respondiendo a


las inquietudes manifestadas, se elaboró el temario a tratar:

1. La comunión y la participación en la vida de la


Iglesia trujillana.
2. Familia, misterio de comunión.
3. Itinerario bíblico catequético de los discípulos
misioneros de Jesucristo.
4. La tarea evangelizadora del discípulo misionero.
5. Esperanza y compromiso social.
6. La liturgia: celebración del misterio cristiano.
7. Vida y misión de los ministros ordenados:
espiritualidad, fraternidad y formación.
8. Los laicos: sal y luz del mundo.
9. Ecumenismo y diálogo interreligioso.
10. Jóvenes: esperanza viva de la Iglesia.
11. Comunicación para la comunión en la Iglesia
diocesana.
12. Iglesia y educación.
13. Pastoral de comunión.

A la fase de preparación le siguió la fase celebrativa; comprendió


el periodo que se extendió desde enero de 2014 a mayo del año
2016. El 5 de enero de 2014, fiesta de la Epifanía del Señor, Mons.
Cástor Oswaldo Azuaje Pérez, Obispo de Trujillo, publica la Carta
Pastoral “Con Inmenso Gozo”, mediante la cual abona el terreno
para la apertura de esta fase sinodal. El 24 de enero de 2014, con
la Santa Eucaristía celebrada en la Iglesia Catedral de Trujillo se
dio inicio formal a la fase celebrativa del Sínodo. A esta Eucaristía
le siguió una Instalación Solemne realizada el día 25 de enero,
en el Auditorio del Colegio Salesiano de Valera con la presencia
de Mons. Ramón Ovidio Pérez Morales, presidente del Concilio
Plenario de Venezuela (1996-2006). Mons. Pérez Morales indicó
Diócesis de Trujillo 19

en aquella ocasión que los sínodos diocesanos constituyen una de


las maneras más prácticas de aplicar las directrices del Concilio
Plenario Venezolano.

Apenas se dio inicio formal a esta fase, se constituyeron los Grupos


Sinodales parroquiales, “el cauce primordial de todos los fieles
católicos de la diócesis para participar directa e inmediatamente
con su oración, reflexión, estudio, discernimiento y propuestas en
el proceso sinodal” (Reglamento de los Grupos Sinodales, Art. 1).
Estos grupos presentaban sus aportes en asambleas parroquiales
del Sínodo; se eligieron de entre sus miembros los representantes
para las asambleas zonales y los representantes a las asambleas
generales. Cada grupo sinodal hacía el estudio de los cuadernos
de trabajo con la temática sinodal y presentaba sus sugerencias en
las distintas asambleas, asegurando así la participación de todos.
Se tuvo registro de 272 grupos sinodales parroquiales, 11 grupos
sinodales extra-parroquiales y 8 grupos sinodales zonales.

Desde el 8 de febrero de 2014 se realizaron, en toda la diócesis,


las asambleas donde se hacía el estudio de los documentos de
trabajo, previamente distribuidos a los distintos grupos sinodales.
La primera asamblea general, realizada en abril de 2014, contó
con la participación de 94 miembros. La última asamblea se
realizó el 30 de abril de 2016.

Esta fase se cerró con la Santa Eucaristía de clausura presidida


por el Sr. Nuncio Apostólico, Mons. Aldo Giordano en la Santa
Iglesia Catedral de Trujillo, el 14 de mayo de 2016.

Ordenada la publicación de las constituciones, el Sínodo


diocesano entra en su fase de ejecución, que más que marcar un
final de camino, se convertirá en una hoja de ruta para hacer de la
Iglesia trujillana una verdadera casa y escuela de comunión.

Queridos lectores, en este libro se compendia toda la celebración


del Sínodo Diocesano. Aquí están los aportes de muchas personas
que con buena voluntad participaron del evento sinodal. En esta
20 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

obra están depositados los retos de nuestra Iglesia de Trujillo


para los nuevos tiempos. Que este documento sea un instrumento
eficaz para dar respuestas a las exigencias del hombre y la mujer
de hoy. Que nos ayude a hacer realidad la tan anhelada conversión
pastoral. Que María, Nuestra Señora de la Paz, protectora de los
trujillanos, nos ayude a ser fieles a este proyecto de Dios sobre
nuestro pueblo.

Jesús es el camino; nosotros queremos ser Iglesia en marcha, Iglesia


en salida, Iglesia de discípulos misioneros. Que permanezcamos
siempre fieles al Evangelio y asumamos así el compromiso de
ayudar a la constante renovación del Pueblo de Dios. Que seamos
siempre dóciles a la voluntad del Señor y, a pesar de los obstáculos,
avancemos con firmísima esperanza, habiendo comprendido que
esta obra no es más que parte de nuestra respuesta al plan de Dios
en nuestras vidas.

Padre Pedro José Terán Torres


Secretario General del Sínodo de Trujillo
Diócesis de Trujillo 21

DECRETO
Diócesis de Trujillo 23

I Parte
LA EXPERIENCIA ECLESIAL DE LA CARIDAD:
FUENTE DE VIDA Y DE IDENTIDAD CRISTIANA
Diócesis de Trujillo 25

CAPÍTULO I

LA COMUNIÓN Y PARTICIPACIÓN EN LA VIDA DE LA


IGLESIA

1. “El gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres


de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de todos los
afligidos, son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los
discípulos de Cristo y no hay nada verdaderamente humano que
no tenga resonancia en su corazón. Pues la comunidad que ellos
forman está compuesta por hombres que, reunidos en Cristo, son
guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el Reino del
Padre y han recibido el mensaje de salvación para proponérselo
a todos. Por ello, se siente verdadera e íntimamente solidaria del
género humano y de su historia” (Gaudium et Spes 1).

REALIDAD: LUCES Y SOMBRAS

2. Mons. Cástor Oswaldo Azuaje, Obispo de la diócesis de Trujillo,


haciéndose eco de los documentos de la tradición del magisterio
episcopal latinoamericano y la invitación del Papa Francisco en
Evangelii Gaudium, ha asumido la comunión y participación
como ámbito eclesial desde el que se da respuesta a los desafíos
pastorales de nuestra Iglesia diocesana.
26 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

3. A raíz del evento sinodal se ha suscitado un auténtico espíritu


de comunión y participación en nuestra diócesis. La gran riqueza
de dones y carismas de nuestros bautizados constituye un reto
de cara a nuestra experiencia de comunión. El fervor espiritual
de un número significativo de nuestros feligreses da lugar a una
búsqueda incesante de participación en la vida eclesial parroquial
y diocesana. A su vez se nota un sentimiento general de adhesión
al obispo como instrumento de comunión apostólica. La fe y los
sacramentos constituyen un lugar de encuentro común. Las redes
sociales de la nueva tecnología informática comunicacional,
favorecen la comunicación, la información y la formación de
quienes peregrinan como Iglesia particular en nuestra región.

4. Hemos constatado también algunas sombras que nos preocupan.


Una de ellas la ausencia de un plan de pastoral diocesano, orgánico
y sistemático. Ciertamente hay un espíritu de comunión e identidad
eclesial diocesana, en general. Sin embargo muchas comunidades
parroquiales y grupos eclesiales se rigen por su propio plan de
pastoral y desarrollan su propio programa de actividades. Como
consecuencia hay mucha disparidad e improvisación, lo que resta
eficacia a la pastoral.

5. Aunque a través de la estructura de zonas pastorales se crean


medios y oportunidades de comunión reales y efectivas, el tamaño
de nuestra diócesis trujillana y su intrincada orografía dificulta la
comunicación, la compenetración y comunión entre las diversas
comunidades eclesiales.

6. Existe, finalmente, una dicotomía entre vida eclesial y sociedad


civil. Las estructuras eclesiales no han logrado una satisfactoria
interacción entre personas e instituciones civiles. Una misma
persona puede tener una experiencia de fe común a la vez que
convicciones políticas y valores culturales diversos. La unión y
la comunión no han sido siempre la auténtica plataforma de la
evangelización.
Diócesis de Trujillo 27

MARCO DOCTRINAL

7. La experiencia de comunión en la Iglesia es constitutiva. No


se puede concebir la Iglesia si no es como misterio de comunión.
Desde la revelación bíblica se descubre un vínculo fundamental
trascendente que establece una relación íntima entre la Trinidad
Santísima y la humanidad. La Iglesia es signo y expresión de esa
vinculación. Así, el plan de salvación de la humanidad tiene su
origen en el seno de la Trinidad y llega a su cumplimiento gracias a
la perfecta comunión de las tres Personas divinas, que hizo posible
que el Padre enviase al Hijo y que éste, uniéndose a nosotros, a
través de la Encarnación y reconciliándonos con el Padre mediante
el misterio pascual, nos enviara el Espíritu Santo.

8. Desde esta perspectiva, la comunión se da en dos dimensiones:


una vertical, comunión con Dios, de la cual brota otra horizontal que
es la comunión con los hombres. En su doble dimensión, el agente
de esta comunión es el Espíritu Santo y se manifiesta concretamente
en la vida de la Iglesia, que es como una prolongación visible y
eficaz, como un sacramento, de la vida trinitaria. Desde Pentecostés
en adelante, la Iglesia está en Cristo y Cristo en la Iglesia, por virtud
del Espíritu.

9. Jesús en el cenáculo hizo partícipes a sus discípulos de la comunión


relacional con el Padre, y por ello les invita a confiar las esperanzas
y angustias a Él y a su amor, desde su singular comunión filial. Esa
comunión entre sus seguidores será el signo de la credibilidad de su
misión: “Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en
ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea
que tú me enviaste” (Jn 17, 21-22).

10. A partir del fundamento trinitario de la comunión, se


desarrolla la concepción, expuesta por Pablo, de la Iglesia como
comunidad de vida caracterizada por la unidad en la diversidad,
por la complementariedad de las vocaciones y formas de vida,
los ministerios, carismas y responsabilidades, gracias a los cuales
cada uno de los fieles cumple una misión en relación con todo el
28 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

Cuerpo místico de Cristo. Así como en el cuerpo humano todos los


miembros –aunque numerosos y con funciones distintas– forman
un solo cuerpo, así también los fieles en Cristo reciben del Espíritu
diversos dones para la utilidad del cuerpo, manteniendo la comunión
con Dios y entre todos los creyentes (cf. 1Cor 12, 1-12).

11. En la Constitución Dogmática Lumen Gentium, en su numeral


7, encontramos la invitación a los fieles para que se descubran
como miembros del Cuerpo Místico de Cristo y a configurarse
con Él, como hombres y mujeres redimidos y transformados
en nuevas creaturas. La comunión en la Iglesia requiere de una
permanente actitud de conversión personal e institucional que
configura con Cristo y posibilita la comunicación de la gracia que
el Señor, por medio de los sacramentos, ofrece a los creyentes
uniéndolos misteriosa y realmente a Él, de modo especial por
medio de la Fracción del Pan. La unión a Cristo, señala Lumen
Gentium, nos une los unos a los otros, pues somos todos miembros
del cuerpo místico de Cristo (cf. Rm 12, 5) y todos los miembros
aunque sean muchos constituyen un solo cuerpo (cf. 1Cor 12, 12).
Dios dispone constantemente en su cuerpo, es decir, en la Iglesia,
los dones de los servicios por los que en su virtud nos ayudamos
mutuamente en orden a la salvación, para que siguiendo la verdad
en la caridad, crezcamos por todos los medios en Él, que es
nuestra Cabeza (cf. Ef 4, 11-16).

La Iglesia como cuerpo de Cristo tiene la necesidad de crecer en


la comunicación de los bienes: comunicación que se convierte
en ministerialidad, en solidaridad, en comunión y comunicación
entre las diversas parroquias, grupos, comunidades: “El Espíritu
Santo… distribuye sus dones a cada uno según quiere” (1Cor 12,
11), reparte entre los fieles de cualquier condición incluso gracias
especiales, con que los dispone y prepara para realizar variedad
de obras y de oficios provechosos para la renovación y una más
amplia edificación de la Iglesia según aquellas palabras: “A
cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común
utilidad” (1Cor 12, 7).
Diócesis de Trujillo 29

12. El documento de Aparecida, por su lado, queriendo hacer


comprender el dinamismo eclesial, señala: “La diversidad
de carismas, ministerios y servicios, abre el horizonte para el
ejercicio cotidiano de la comunión, a través de la cual los dones
del Espíritu son puestos a disposición de los demás para que
circule la caridad” (DA 162).

13. Por otro lado, uno de los principales elementos que recalca la
Constitución Dogmática Lumen Gentium en el capítulo II es que
la Iglesia como Pueblo de Dios surge del misterio de comunión
con el Padre mediante Cristo en el Espíritu Santo, esta comunión
trinitaria es siempre el norte de la vida de la Iglesia (cf. Ef 2, 18;
Jn 14, 6ss; 1Cor 15, 28), ya que la comunión eclesial mira a la
comunión salvífica con el Padre (cf. Jn 17; DV 2), y al mismo
tiempo, peregrina en este mundo, quiere abrazar a todos los
hombres, ya que toda la humanidad ha sido convocada a formar
parte del Pueblo de Dios (LG 13).

Presenta como principios fundamentales de este mismo pueblo:


la dignidad bautismal que caracteriza a todos sus miembros, la
realidad de la gracia que acompaña, sostiene e ilumina la vida de
pueblo discípulo de Cristo (cf. LG 14), la fraternidad de todos los
creyentes, la participación al sacerdocio de Cristo haciéndonos
partícipes del sacerdocio común, la unidad, la solidaridad, la
igualdad fundamental de todos sus miembros y el misterio de
comunión; reconociendo la prioridad de la dimensión espiritual y
sacramental de la Iglesia por encima de la dimensión institucional,
donde el orden de los fines debe preceder al orden de los medios
y de las funciones, recalcando que el Pueblo de Dios es un pueblo
en camino, entre el ya y el todavía no (cf. LG 8. 10 - 12), un
pueblo que en medio de esta tensión se descubre misionero
haciendo suyas las palabras del Apóstol Pablo: “¡ay de mí si no
evangelizara!” (1Cor 9, 16), así pues la Iglesia “ora y trabaja
a un tiempo…, para que la totalidad del mundo se incorpore al
Pueblo de Dios, Cuerpo del Señor y Templo del Espíritu Santo,
y en Cristo, Cabeza de todos, se rinda todo honor y gloria al
Creador y Padre universal” (LG 13).
30 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

14. La doctrina nos muestra a la Iglesia como signo de comunión,


y como comunidad de amor está llamada a reflejar la gloria del
amor de Dios que es comunión, y así atraer a las personas y a los
pueblos hacia Cristo. La Iglesia crece no por proselitismo sino
“por ‘atracción’: como Cristo ‘atrae todo hacia sí’ con la fuerza
de su amor”. La Iglesia “atrae” cuando vive en comunión, pues
los discípulos de Jesús serán reconocidos si se aman los unos
a los otros como Él nos amó (cf. Rm 12, 4-13; Jn 13, 34; DA
159). La falta de comunión dificulta que la Iglesia sea signo del
Reino y que el anuncio salvífico sea creíble en un mundo lacerado
profundamente por el egoísmo.

15. La mayor luz testimonial que brota de la comunión es el amor:


“Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta
de que ustedes son discípulos míos” (Jn 13, 35). Esta comunión
“es el fruto y la manifestación de aquel amor que, surgiendo del
corazón del eterno Padre, se derrama en nosotros a través del
Espíritu, que Jesús nos da (Cf. Rm 5, 5), para hacer de todos
nosotros ‘un solo corazón y una sola alma’ (Hch 4, 32)” (NMI
42). “Nuestro Dios no es triste soledad, sino bienaventurada
comunión” (CVI 33).

16. La Iglesia es una comunidad de hermanos unidos por el amor,


como lo muestran las enseñanzas del apóstol Pablo: “acójanse
mutuamente” (Rm 15, 7), “sírvanse unos a otros por amor” (Gal
5, 13), “edifíquense unos a otros” (1Tes 5, 11).

17. La comunión no se logra sino en la vivencia de la fraternidad,


en el esfuerzo por vivir a profundidad el mandamiento nuevo
del amor, de lo contrario la Iglesia será una simple estructura
institucional (cf. CVI 49).

La comunión debe hacerse presente en la vida ordinaria, en el


ejercicio de los diversos carismas y ministerios (cf. CVI 50), en una
apertura permanente a la misericordia y el perdón, reconociendo
la inutilidad de lo que se hace si falta el amor (cf. NMI 42).
Diócesis de Trujillo 31

18. La Iglesia es, también, Casa y Escuela de Comunión


Misionera, desde las primeras comunidades cristianas, donde los
creyentes tenían un solo corazón y una sola alma (cf. Hch 4, 32;
EG 31). De esa identidad y experiencia unitaria surge la necesidad
de comunicar el Evangelio como expresión concreta de un modo
de vida que transforma al hombre y lo lleva a adquirir niveles de
humanidad más altos, desde donde la comunión se impone como
marco vivencial y existencial (CPI 54). Evangelizar constituye la
dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda
(EN 14).

19. La comunión y la misión se “compenetran y se implican


mutuamente, hasta tal punto que la comunión representa a la vez
la fuente y el fruto de la misión. Siempre es el único e idéntico
Espíritu el que convoca y une a la Iglesia y el que la envía a
predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra” (ChL 32).

20. Desde el punto de vista de la acción y la conversión pastoral


los documentos de la Iglesia latinoamericana presentan la urgente
necesidad de un plan de pastoral orgánico y articulado, como
una clara y sensible expresión de la comunión que garantiza y
favorece una fecunda participación de todo el pueblo de Dios, una
preocupación que se vislumbra ya desde la I Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano en Río de Janeiro como una
necesidad imprescindible llamándolo: “ordenado programa de
apostolado” (cf. DRJ 54, DP 828, 122; SD 64, 80, 102, DA 518).

21. En su reflexión teológica pastoral el Documento de Puebla


sugiere que la evangelización “pondrá el máximo empeño en
salvar la unidad, porque el Señor lo quiere y para aprovechar
todas las energías disponibles, concentrándolas en un plan
orgánico de pastoral de conjunto, evitando así la dispersión
infecunda de esfuerzos y servicios. Tal pastoral se perfila en los
diversos niveles: diocesano, nacional y continental” (DP 151).

22. La gracia de Dios y la acción continuada del Espíritu Santo,


unida a la pastoral orgánica y planificada generaran en nuestras
32 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

realidades eclesiales: un fomento de corresponsabilidad y


participación, formación de comunidades vivas en los varios
niveles o instancias insertas en una dinámica comunional,
colegialidad en el presbiterio, diaconado, generaría parroquias:
comunidad de comunidades y movimientos, acrecentaría la
ministerialidad laical, la comunión y participación cristiana
de bienes, el protagonismo del Laicado y su participación en
la planificación, ejecución y evaluación de la vida pastoral
diocesana, forjaría una creciente opción privilegiada por los
pobres, trabajando por la construcción de una Nueva Sociedad-
Civilización del amor como signo en el mundo del Reino de Dios
(cf. ICM 141-146).

23. Finalmente la doctrina de la Iglesia recuerda que los ministerios


son todos una participación en el ministerio de Jesucristo, el Buen
Pastor, que da la vida por sus ovejas (cf. Jn 10, 11), el siervo humilde
y totalmente sacrificado por la salvación de todos (cf. Mc 10, 45).
En consecuencia, participan de la misma modalidad redentora de
la donación de la propia vida. Algunos derivan del sacramento del
Orden y, en consecuencia, son reservados a los clérigos. El resto,
al tener su origen en el Bautismo, la Confirmación y, en muchos
casos, en el Matrimonio, corresponden a los demás miembros de la
Iglesia: religiosos y/o laicos, según el caso.

PERSPECTIVA PASTORAL

24. A la luz del examen sinodal, se abren, para nuestra diócesis,


nuevas perspectivas pastorales que refuerzan y relanzan, desde la
experiencia de comunión de vida eclesial, nuestra participación
auténtica en los designios de Dios en este momento concreto de
la historia.

25. Nuestro actuar pastoral debe encaminarnos a una auténtica


espiritualidad de comunión y participación que nos permita ser
una iglesia discípula misionera. Este objetivo se ha de realizar
configurando y definiendo nuestra vocación e identidad eclesial a
Diócesis de Trujillo 33

través de una vinculación estrecha con nuestro obispo, sucesor de


los apóstoles y factor garante de la comunión eclesial; propiciando
momentos de fraternidad y espiritualidad entre todos los fieles
cristianos, ministros sagrados, religiosos y laicos; promoviendo
la parroquia como comunidad de comunidades para involucrar a
todos los bautizados y ofrecer una estructura básica que favorezca
la vida en común y el compromiso del discípulo misionero desde la
diversidad de dones y carismas; aprovechando las redes sociales,
los medios de comunicación social y las nuevas tecnologías para
generar espacios de comunión.

26. La Iglesia diocesana debe en todo momento avivar la


participación activa y dinámica de los agentes de pastoral, de
manera que testimonien su compromiso bautismal a través de la
dedicación constante a la obra evangelizadora. Esta meta será
alcanzada activando el potencial espiritual y pastoral de cada
bautizado sin coartar ni asfixiar o sofocar la acción del Espíritu en
ellos; fomentando la formación espiritual y teológica del laicado;
promoviendo la cultura vocacional misionera de tal suerte que
podamos disponer de un buen número de sacerdotes, religiosos
y laicos comprometidos dispuestos a fortalecer las estructuras de
nuestra Iglesia particular para que sea verdadera casa de comunión
y escuela de participación para la misión evangelizadora.

27. Nos motiva un gran desafío pastoral, que debe ser el


fruto mayor del primer Sínodo de la diócesis de Trujillo: la
reestructuración del edificio eclesial en sí y la renovación del
espíritu de conversión pastoral, impulsando la reorganización de
la Curia Diocesana y elaborando un Plan Diocesano de Pastoral.
Ambos objetivos darán forma general a las normas emanadas del
Sínodo diocesano.

DISPOSICIONES NORMATIVAS

28. Estas Constituciones Sinodales serán publicadas y promulgadas


con una vacatio legis de un mes.
34 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

29. Todas las normas de estas Constituciones Sinodales tendrán


carácter vinculante y serán objeto de interpretación y aplicación
por parte del obispo diocesano, quien podrá introducir las
oportunas modificaciones.

30. Confórmese y constitúyase una comisión sinodal que vele


por el cumplimiento de las normas sinodales y presente al obispo
diocesano las debidas observaciones con relación a la eficacia de
este instrumento legislativo y organizativo.

31. Ninguna de las normas sinodales podrá derogar o atentar


contra el espíritu legislativo de las leyes universales de la Iglesia
y de las emanadas por la Conferencia Episcopal.

32. Elabórense y promúlguense oficialmente los Estatutos de la


Curia Diocesana.

33. Elabórese un Plan Diocesano de Pastoral que tenga tres años


de duración y que sirva de fundamento a la aplicación de las
Constituciones Sinodales.

34. Elabórese y publíquese en forma digital o física un Directorio


Diocesano que contenga la información necesaria para la
realización de los objetivos sinodales de estas Constituciones.

35. Redáctense estatutos y reglamentos que favorezcan y


faciliten la aplicación y realización de las presentes disposiciones
normativas.

36. Las declaraciones y decretos sinodales miran al bien integral


de la diócesis y en cuanto tal tienen que ser apreciados y recibidos.

37. El obispo es la figura y la institución sobre la cual se basa


la comunión de la Iglesia, en tal sentido, téngase una especial
consideración a su persona y a su autoridad, y procúrese mantener
una relación auténtica de filial confianza y amistad, adhesión
incondicional y obediencia gozosa y activa.
Diócesis de Trujillo 35

38. Para favorecer la comunión real y patente en nuestra diócesis,


asúmanse todas las actividades diocesanas y zonales con todo su
carácter de compromiso personal y eclesial.

39. Los ministros sagrados, religiosos y seminaristas encuentren


especial regocijo y beneplácito en los momentos conviviales,
celebrativos y formativos de nuestra diócesis.

40. Toda la comunidad diocesana tenga un mismo espíritu eclesial


e identidad social, cultural, histórica y religiosa común.

41. La parroquia es la porción básica de la comunión eclesial, en


cuanto tal, sea siempre el punto de referencia para toda experiencia
eclesial y proyecto pastoral.

42. El párroco, como pastor propio, ofrecerá y garantizará todos


los espacios para la comunión eclesial.

43. La parroquia será comunidad de comunidades para favorecer


la inserción y la participación de todos los bautizados.

44. Los movimientos apostólicos y demás grupos eclesiales


tengan sentimientos recíprocos de fraternidad y solidaridad, y
profesen especial adhesión y afectos a sus respectivos pastores.

45. Créense los consejos de pastoral y de asuntos económicos en


cada parroquia.

46. Divídase y organícese la vida eclesial parroquial por sectores


bien definidos y dispuestos orgánicamente.
Diócesis de Trujillo 37

CAPÍTULO II

FAMILIA Y JUVENTUD EN EL MISTERIO DE


COMUNION ECLESIAL

47. La familia trujillana es fundamentalmente de estructura


tradicional: constituida por el padre, la madre y los hijos y,
en muchos casos, en forma ampliada, por los abuelos y otros
miembros del grupo familiar. La unión es un valor muy arraigado
en nuestras estructuras familiares y en nuestra idiosincrasia. Muy
característico es el espíritu de superación y la abnegación, lo que
garantiza su estabilidad en medio de los embates de la vida.

REALIDAD: LUCES Y SOMBRAS

48. Entre los valores cristianos encontramos una fe religiosa y una


piedad sincera que permite conservar la tradición de generaciones
y que han sostenido y conservado el núcleo del Evangelio así como
la estructura eclesial doméstica. En muchas de nuestras familias
el Matrimonio sacramental es la base de la unión conyugal y el
principio de cohesión familiar. Igualmente, el Bautismo es para
la mayoría de los grupos familiares un punto de referencia y
vinculación con la cultura religiosa y experiencia de vida eclesial.
38 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

49. Destacamos como algo muy positivo el esfuerzo hecho por el


departamento de Familia de la Conferencia Episcopal Venezolana
a través de programas para la formación conyugal y familiar, la
campaña “Abrazo en Familia”, etc.

50. Es notorio el trabajo realizado en pro de las familias


trujillanas por la Pastoral Familiar diocesana mediante los cursos
de preparación para el Matrimonio y la formación y la atención a
parejas, grupos familiares y jóvenes.

51. Así también las parroquias, los movimientos de atención a


la familia, los grupos de apostolado y grupos juveniles han sido
espacios de acogida y escucha para muchos miembros de la familia
en situaciones difíciles. La catequesis parroquial ha sido un canal
de formación para las familias cristianas y el mejoramiento de las
relaciones familiares.

52. A su vez, la diócesis de Trujillo cuenta con una realidad


juvenil que constituye un buen porcentaje de la población del
Estado Trujillo, pues Venezuela es un territorio donde la mayoría
de sus habitantes son jóvenes. Este dato es un gran potencial para
la activad pastoral de la Iglesia, ya que los jóvenes constituyen
una fuerza renovadora de gran vitalidad; son la fuerza viva y
alegre de una sociedad.

53. Entre las características de nuestros jóvenes trujillanos podemos


destacar que son alegres, emprendedores, comunicativos, solidarios,
entusiastas y festivos, dinámicos y responsables, reflexivos y con
un alto sentido de pertenencia a su terruño y a la Iglesia.

54. En todos los sectores de la realidad trujillana encontramos


jóvenes con deseos de vivir con radicalidad los valores que
profesan, vivir con entusiasmo los ideales que persiguen y luchar
por las metas que desean alcanzar.

55. Podemos notar entre nuestros jóvenes un fuerte arraigo del


valor del amor y la amistad; valores vividos con una conciencia
Diócesis de Trujillo 39

sana del concepto de la libertad. La solidaridad es un valor muy


preciado por los jóvenes, especialmente cuando existen situaciones
difíciles. Siempre están dispuestos a colaborar, a demostrar su
generosidad y su capacidad de compromiso, especialmente con
los más necesitados.

56. Los jóvenes trujillanos han venido cultivando un fuerte


interés por la participación política, movidos por querer vivir en
una sociedad más justa y más fraterna y también por el deseo
de un mejor porvenir. Esto empuja al joven a forjar un futuro
más humano, una sociedad más igualitaria donde se vivan
la democracia, la no violencia, la paz, la justicia social y, en
definitiva, los deseos de habitar un país más desarrollado donde
se promueva el bien común.

57. Gran parte del territorio que comprende nuestra diócesis es


rural, por eso muchos de nuestros jóvenes se dedican al trabajo
del campo; eso permite que desarrollen un amor por el trabajo y
por ganarse la vida con el sudor de sus frentes.

58. Con respecto a la Iglesia, podemos constatar que son muchos


los jóvenes que hacen vida activa en las parroquias y comunidades
eclesiales.

59. Los grandes centros educativos universitarios cuentan con


una capellanía. Varios sacerdotes de la diócesis trabajan en las
universidades y centros de formación superior.

60. Participan activamente de la vida de la Iglesia. La mayoría


de nuestros coros parroquiales están compuestos por jóvenes, les
dan alegría y dinamismo a nuestras celebraciones litúrgicas.

61. En la realidad de la Iglesia diocesana encontramos que casi


todos los movimientos de apostolado seglar cuentan con un
movimiento juvenil.
40 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

62. Un buen número de nuestros pre-adolescentes participan en


la catequesis parroquial. No son muchos los que desertan de la
catequesis de la primera comunión.

63. En algunas de nuestras parroquias y realidades eclesiales


existen espacios para el esparcimiento y la recreación de los
jóvenes y se promocionan actividades propias para ellos como la
música, el teatro, el deporte, el montañismo, entre otros.

64. La presencia y el trabajo de un nutrido grupo de sacerdotes


jóvenes, contribuye al acercamiento y a la identificación de
muchos muchachos con el seguimiento de Cristo como una
opción vocacional real.
65. Por otro lado, en nuestra revisión de vida eclesial hemos
encontrado algunos signos negativos y realidades problemáticas
con relación a la familia y a la juventud trujillana. En primer
lugar advertimos el problema grave de la familia “matricentrada”,
es decir, centrada en la madre y los hijos, con ausencia de la
figura paterna, lo que conlleva consecuencias negativas a nivel
psicológico y social en el seno familiar. Es triste constatar que
aumenta cada día el número de madres solteras, sobre todo
adolescentes, en parte debido al sexo desordenado y a las relaciones
sexuales a temprana edad, hecho que favorece la promiscuidad y
el embarazo precoz.

66. Otro problema gravísimo es la violencia intrafamiliar y


de género provocada por una crisis cultural de valores y en la
educación básica familiar y escolar, aunado al consumo de drogas
y alcohol como prácticas evasivas del duro drama de la realidad.
La ausencia de diálogo y comunicación deteriora las relaciones
conyugales y aumenta el número de separaciones y divorcios. Las
obligaciones y los valores de la unión conyugal son descuidados
y relativizados, lo que genera el problema de la infidelidad que
atenta directamente contra la estabilidad familiar.

67. Uno de los más graves problemas de nuestras familias es


el aborto provocado, que no permite que se tenga una actitud
Diócesis de Trujillo 41

personal, familiar y responsable de cara a la vida biológica y a


una cultura de la vida en general. Si bien nuestro marco legal lo
prohíbe, el Estado en la mayoría de los casos lo solapa.

68. La influencia negativa de la globalización, el internet y los


medios de comunicación inescrupulosos afectan la educación y el
comportamiento de los miembros de la familia.

69. Observamos, con preocupación, una creciente exclusión de


Dios en la vida familiar, fruto de la indiferencia religiosa y el
secularismo. No menos grave, por otro lado, es el fenómeno del
sincretismo religioso y las falsas creencias (brujería, santería y
sectas) que afecta hondamente algunas familias trujillanas que
en el pasado se preciaban de tener una religiosidad ortodoxa y
equilibrada. El anterior problema puede obedecer al hecho de que
no existe la preocupación por la formación religiosa y sacramental,
y la trasmisión de la fe y los valores cristianos de padres a hijos.

70. Las carencias de parte de la estructura eclesial diocesana


con respecto al tema de la familia son también evidentes. Aún
se percibe la ausencia de espacios formativos como las escuelas
de padres y la catequesis pre-sacramental de padres y padrinos.
La pastoral familiar no llega directamente a muchas parroquias
con sus programas de formación y atención a las familias. En
la diócesis carecemos de estructuras, mecanismos y sistemas de
atención a los divorciados, concubinos, adúlteros, vueltos a casar.

71. En la sociedad en que vivimos, especialmente nuestros jóvenes


viven una profunda crisis de valores, en un mundo que promueve
los anti-valores como si fueran nuevos valores.

72. Los padres y representantes delegan totalmente a las


instituciones educativas y a la Iglesia la educación de los hijos,
descuidando su rol propio.

73. Muchos jóvenes de nuestro tiempo rehúyen a las


responsabilidades y compromisos. Son influenciados por una
42 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

mentalidad consumista, hedonista, materialista y alienada. Es


notable el deseo desenfrenado de dejarse llevar por los propios
instintos y eso los hace vulnerables los hace también presa fácil
del alcohol, las drogas, el libertinaje sexual y otra serie de males
que perjudican de manera significativa a las nuevas generaciones.
Los jóvenes de sectores marginados son los más vulnerables a
sucumbir en la oscuridad de estas realidades contrarias al querer
de Dios.

74. La deserción escolar, especialmente en las zonas rurales, es


un problema latente, muchos de ellos para dedicarse al trabajo del
campo o al comercio, movidos por el creciente desempleo, entre
otros motivos.
75. Si bien muchos jóvenes están participando en el ámbito de
la política, no es menos cierto que una gran mayoría parece
apática ante los graves problemas de orden moral, político social
y económico.

76. El desempleo aturde de forma incisiva y directa a los jóvenes,


especialmente a los recién egresados de los institutos de formación
superior, pues no encuentran la forma de desarrollarse en lo que
fueron formados y en muchos casos tienen que dedicarse a otras
actividades para subsistir.

77. Muchos jóvenes, por escapar de la situación social que parece


cada vez más oscura, agravándose y de difícil solución, optan por
emigrar a otros países.

78. Los jóvenes son los principales afectados por la inseguridad,


los asesinatos, robos, hurtos y otros tipos de delitos; estos son
cometidos, en su mayoría, por adolescentes y jóvenes.

79. La mayoría de la población penal de nuestros centros de


reclusión está conformada por jóvenes. En la mayoría de los casos
estos centros de reclusión son universidades del delito, en vez de
ser centros para la redención y la reinserción.
Diócesis de Trujillo 43

80. La presencia y la actividad de los jóvenes en muchas parroquias


es pobre y en algunos casos inexistentes. Cada vez son más los
muchachos y muchachas que nunca han tenido contacto con la
Iglesia, especialmente en las zonas urbanas.

81. Luego de la catequesis de Confirmación, la Iglesia diocesana


tiene dificultad para proponer procesos de formación en la fe. Es
el tiempo en el que se da mayor deserción en la vida eclesial. Es
decir, no es fácil lograr una catequesis de perseverancia, mientras
que las ofertas pastorales son muy pobres o carecen de impacto
significativo para la juventud.

82. Se observa debilidad en el trabajo de equipo del Secretariado


de Pastoral Juvenil, así como en el acompañamiento de los grupos
y parroquias. Existe ausencia de cohesión y organización entre
los diversos grupos y movimientos juveniles. El Secretariado
de Pastoral Juvenil generalmente carece de una asignación
presupuestaria estable para realizar sus actividades. Existe falta
cohesión y organización entre los diversos grupos y movimientos
juveniles. En nuestras parroquias y realidades eclesiales no existen
espacios suficientes para la recreación y para las actividades
propiamente juveniles. Algunos sacerdotes y laicos son cerrados
al trabajo pastoral con los jóvenes. En algunas parroquias, la
falta de puntualidad al iniciar la Eucaristía y prolongación de las
mismas, ha causado alejamiento de los jóvenes.

83. En el ámbito de lo político no tenemos de forma organizada y


estructurada una escuela de formación política donde se estudie,
se promueva y se viva la doctrina social de la Iglesia.

84. Carecemos en nuestra diócesis de centros de atención juvenil


para atender los problemas fundamentales de la juventud, como el
alcoholismo, la drogadicción, el embarazo precoz, la delincuencia
y otros que agobian nuestra sociedad.
44 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

85. Si bien tenemos capellanías en los distintos institutos de


formación universitaria, la Pastoral Universitaria es poco incisiva
en la realidad universitaria.

MARCO DOCTRINAL

86. Podemos interpretar dos relatos del Génesis que tocan el tema
de la vocación al matrimonio y a la familia que reflejan el plan de
Dios. Son los relatos sobre la creación del hombre y de la mujer.
No es bueno que el hombre esté solo, voy a darle una ayuda que
le sea apropiada… por eso dejará el hombre a su padre y a su
madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne. Por tanto,
lo que Dios unió no lo separe el hombre (Gn 2, 18ss; cf. Gn 1,
27-28). Ser creados a imagen y semejanza de Dios constituye el
designio divino del matrimonio y de la familia, lo que revela que
el hombre y la mujer son imagen de Dios, reflejo de la Santísima
Trinidad. Además, están llamados a ser comunión de personas y a
vivir juntos por siempre.

87. Al crear Dios al varón y a la mujer, los orienta hacia la


complementación mutua, a la realización de cada uno en el amor
y a la conservación del género humano a través de la procreación,
orientados a la unión y a la fecundidad. El marido y la esposa
participan del amor creador de Dios, viviendo a través del otro la
comunión con Él, por ello el hombre, quien fue creado por amor
y para amar, se realiza en la medida que se entrega amando.

88. El modelo de la relación conyugal está plasmado a lo largo de la


Sagrada Escritura, en especial en el Antiguo Testamento. El libro
del Cantar de los Cantares hace referencia de forma alegórica a la
relación amorosa de Dios con su pueblo, prefigurada en la libre
unión de dos consortes. El diálogo apasionado es fundamento del
amor y la fidelidad que existe en la vida familiar (cf. Cant 1, 12-
17; 6, 4-8).
Diócesis de Trujillo 45

89. Con respecto a la fidelidad y estabilidad del matrimonio no


se admitía el divorcio. Sin embargo, sólo se resolvía el problema
de la infidelidad a través de un acta de repudio (Dt 24, 1s). Jesús,
cuando hace referencia a esta situación es radical, nos remite al
mandato de Gn 2, 18 recordando que Dios, al instituir la unión
matrimonial, ha constituido al hombre y a la mujer en una sola
carne, sosteniendo así, el carácter de unidad e indisolubilidad que
tiene la esencia misma del matrimonio como realidad natural y
como sacramento (Mt 19, 1-9).

90. Jesús no sólo devuelve a la familia y al matrimonio el orden


primitivo que había empañado el pecado, sino que le da un
fundamento nuevo, le concede un significado religioso en el reino
de Dios, por la nueva alianza que funda con su propia sangre (Mt
26, 28). Jesús viene a ser, Él mismo, Esposo de la Iglesia (Ef. 5,
24-26.29). Los cristianos, templos del Espíritu desde el Bautismo
(1Cor. 6, 19), nos encontramos unidos en un gran misterio de
amor, en la relación de Cristo con su Iglesia, analogía de la unión
matrimonial y familiar.

91. Pablo en la Carta a los Efesios (Ef 5, 21-33) presenta una


modelo de obediencia y amor entre cada uno de los miembros
de la familia, como análogamente la Iglesia se somete a Cristo,
cabeza (Ef 1, 4). La fidelidad es el vínculo que sostiene el amor
conyugal (Ex 20, 17). La relación padres e hijos debe centrarse
en el amor, la obediencia, el respeto y la educación (Ex 20, 12;
Ef 6, 1-3).

92. La familia es la Iglesia Doméstica donde se conjugan la fe, el


trabajo, la reflexión y la disciplina. El Concilio Vaticano II, sitúa a la
familia como una auténtica escuela pero siempre unida a la Iglesia
y desde ella, promover y desarrollar el misterio de comunión que
significa. (cf. GS 52). El Concilio declaró que el bienestar de la
persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente
ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar (GS
47) ya que la familia, por el designio de Dios manifestado en el
orden natural, ha sido fundada como célula primera y vital de la
46 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

sociedad. Cambios en el orden moral, como en el orden económico


y sociopolítico afectan estas instituciones sagradas.

93. Los Romanos Pontífices han iluminado la vida y misión de


la familia en el mundo contemporáneo. Para Pío XI, la familia
es una institución divina, porque nace en el Matrimonio y este es
un sacramento que brota del Corazón de Cristo. La familia surge
de la expresión de amor de los esposos en el acto material, un
acto que es tanto unitivo como procreador. Para el amor no hay
métodos ni mucho menos limitaciones: cada pecado cometido
en relación con los hijos se convierte de alguna manera en un
pecado contra la fe conyugal, puesto que estas dos bendiciones
están íntimamente relacionadas (Casti Connubii 72).

94. San Juan Pablo II en la carta magna de la familia, Familiaris


Consortio, considera que ella es el primer sujeto de la acción
pastoral y determina que tiene una misión que cumplir en la
formación de personas, al servicio de la vida, en el desarrollo
de la sociedad, y en la vida y misión de la Iglesia. Pero por
diferentes cambios sociales, ideológicos e incluso económicos,
la familia se ha visto atacada en su esencia y por tanto se ha
visto debilitada en el cumplimiento de su misión. En esta
exhortación apostólica, invita a toda la Iglesia a acompañar a la
familia en su camino por el mundo para que se recupere en sus
heridas más profundas. La atención pastoral a la familia debe ser
progresiva, acompañándola, paso a paso en las diversas etapas
de su formación y de su desarrollo (cf. FC 53). Se debe asistir
integralmente al conjunto de familias en general, por lo que no
debe limitarse a las familias cristianas cercanas (cf. FC 65). En
la formación inmediata se pide que se catequice debidamente a
los novios a fin de que realicen y vivan con toda conciencia y
libertad la celebración del Matrimonio (cf. FC 67). Es necesario
un empeño pastoral todavía más generoso, inteligente y prudente,
a ejemplo del Buen Pastor, hacia aquellas familias que, a menudo
e independientemente de la propia voluntad, o apremiados por
otras exigencias de distinta naturaleza, tienen que afrontar
situaciones objetivamente difíciles. (FC 77).
Diócesis de Trujillo 47

95. El mismo Papa Juan Pablo II, con ocasión del Año Internacional
de la Familia, escribe directamente la Carta a las Familias
donde destaca la necesidad de luchar contra el permisivismo
actual que admite estilos de vida que contradicen la dignidad del
matrimonio y la familia (3. 17. 23), promover en la familia la
dignidad de cada persona y de su vida en el contexto familiar
independientemente de si se nace con enfermedades o limitaciones
(9), ofrecer servicios a través de consultorios matrimoniales y
familiares; donde matrimonios y familias encuentren ayuda de
psicólogos y psicoterapeutas específicamente preparados (7),
promover la educación en el ámbito familiar como un verdadero
apostolado en cuanto que el que educa engendra en el sentido
espiritual. Aunque la Iglesia ayude en la educación cristiana de
los hijos, la pastoral debe vigilar que siempre los padres estén
vinculados a los procesos catequéticos (16), ayudar a las familias
a comprender el verdadero significado del amor hermoso que es
la base fundamental del amor conyugal y de la vida familiar (20).

96. El Papa Benedicto XVI llama a la familia escuela de fe,


palestra de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida
humana nace y se acoge generosa y responsablemente (Discurso
Inaugural en Aparecida. 13 de mayo de 2007).

Apunta que nunca se pierda de vista que la Palabra de Dios está


en el origen del matrimonio (cf. Gn 2); afirma que cuando la
familia no se cierra en sí misma, los hijos van aprendiendo que
toda persona es digna de ser amada y que hay una fraternidad
fundamental universal entre todos los seres humanos (Encuentro
festivo y testimonial en Valencia, España, 8 de julio de 2006).

97. Puebla (1979) incluye la familia en la problemática de la


Evangelización: Invitamos, pues, con especial cariño, a la
familia de América Latina a tomar su lugar en el corazón de
Cristo y a transformarse más y más en ambiente privilegiado de
evangelización, de respeto a la vida y al amor comunitario (5).
48 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

98. El Documento de Santo Domingo (1992) trata la problemática


de la familia dentro del capítulo de la promoción humana, bajo
el aspecto de la familia y la vida. Parte del principio de que la
familia es el santuario de la vida y lo centra en cuatro cometidos
fundamentales: servidora de la vida; lugar donde crecen y se
perfeccionan las personas; célula primera y vital de la sociedad;
y, finalmente, Iglesia doméstica (214).

99. El Documento de los Obispos Latinoamericanos y del


Caribe en Aparecida (2007) señala la importancia de la familia
en el acontecer evangelizador: Los cambios culturales han
modificado los roles tradicionales de varones y mujeres, quienes
buscan desarrollar nuevas actitudes y estilos de sus respectivas
identidades, potenciando todas sus dimensiones humanas en la
convivencia cotidiana, en la familia y en la sociedad, a veces por
vías equivocadas (49).

100. El Concilio Plenario de Venezuela recuerda el gran reto que


se tiene: buscar establecer lineamientos para la atención de la
familia por parte de la Iglesia Venezolana, para conducirla al
modelo ideal de Familia Iglesia Doméstica. Entre los desafíos
que nos presenta el Concilio Plenario de Venezuela en su
documento Iglesia y familia: presente y futuro (IF) encontramos:
Promover la figura integral del padre: dado que la mayoría de
nuestras familias generalmente están centradas en la madre, con
una inexistente o ausente figura paterna (IF 49). Generar parejas
consistentes, estables que, unidas por el amor y el compromiso,
sean a su vez generadoras de vida. Ampliar y reforzar la pastoral
familiar y la atención pastoral a las familias en situaciones
especiales. Preparación al Matrimonio: una preparación que debe
ser remota, próxima e inmediata (IF 81-84). Acompañamiento a
la vida familiar: en el fortalecimiento afectivo, en el rol educativo
y en la espiritualidad familiar, entre otros (IF 85-92).

101. La Exhortación Apostólica Post-Sinodal Amoris Laetitia del


Papa Francisco, por su lado, en el capítulo VI sobre las perspectivas
pastorales, recuerda que deben ser las distintas comunidades
Diócesis de Trujillo 49

quienes elaboren propuestas más prácticas y eficaces, que


tengan en cuenta tanto las enseñanzas de la Iglesia como las
necesidades y los desafíos locales de la familia. Aunque, dice el
Papa Francisco, la encíclica no pretende presentar una pastoral
de la familia, presenta entre los grandes desafíos pastorales:
anunciar el Evangelio a las familias, guiar a los prometidos en el
camino de la preparación al Matrimonio, reforzar la preparación
de la celebración litúrgica con los novios, acompañar en los
primeros años de vida matrimonial, iluminar crisis, angustias y
dificultades, acompañar después de rupturas, divorcios o duelo,
entre otros temas. Recuerda Francisco que ninguna familia es una
realidad celestial y confeccionada de una vez para siempre, sino
que requiere una progresiva maduración de su capacidad de amar
(cf. AL 325). De ahí que contemplar la plenitud que todavía no
alcanzamos, permite relativizar el recorrido histórico que hacen
las familias, para dejar de exigir a las relaciones interpersonales
una perfección, una pureza de intenciones y una coherencia que
sólo se pueden encontrar en el Reino definitivo. También nos
impide juzgar con dureza a quienes viven en condiciones de
mucha fragilidad (AL 325).

102. En el marco doctrinal sobre el tema de la juventud, como


ámbito privilegiado de la economía salvífica, podemos hacer
un breve recorrido por la historia de la salvación, y así poder
notar cómo Dios contó con los jóvenes para ir constituyendo su
pueblo y para que colaboraran con Él en su acción liberadora.
Isaac, “el hijo de la promesa” tuvo que pasar por la prueba de
confiar plenamente en su padre Abraham hasta dejar la propia
vida en sus manos (cf. Gn 22, 1-18). Yahvé recompensó su fe y su
disponibilidad y por él y sus descendientes, la promesa se siguió
haciendo realidad hasta su pleno cumplimiento.

103. Moisés, perseguido desde su mismo nacimiento, fue llamado


por Dios para ponerse al frente del pueblo de Israel en su salida
de Egipto y en su marcha por el desierto hacia la Tierra Prometida
(cf. Ex 3, 7-14). Su valor y su compromiso con la liberación de
su pueblo no hicieron desaparecer sus miedos y sus crisis para
50 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

responder a ese llamado, pero el encuentro personal con Él junto


a la zarza ardiente le transformó la vida y lo convirtió en un líder
valiente y decidido (cf. Ex 3, 1-6).

104. Para suceder a Moisés, Dios eligió al joven Josué y lo puso al


frente de su pueblo para que lo condujera en el momento decisivo
de la entrada a la Tierra Prometida (cf. Dt 31, 3). Llamó a Samuel
desde muy joven para confiarle su misión. Al comienzo, no le fue
fácil interpretar con claridad el origen del llamado, pero la actitud
orientadora del anciano Elí, le ayudó luego a descubrir su voz y
a disponerse para responder con docilidad: “habla, Señor, que
tu siervo escucha” (1Sam 3, 1-21). Le ordenó ungir como rey a
David, después de haber sido olvidado y no tenido en cuenta entre
sus hermanos por ser joven y estar cuidando ovejas (cf. 1 Sam 16, 1-13).
105. En la lucha con Goliat (cf. 1Sam 17, 4-50), Dios mostró
cómo protege la vida de los jóvenes cuando son capaces de
arriesgarla por la defensa de su pueblo. A los ojos humanos, la
victoria de David fue la victoria del débil frente al poderoso; pero
en la mirada de Dios, fue la victoria de quien puso sólo en Él su
confianza, de quien tomó en serio el compromiso de servirlo a Él
por encima del poder de los ídolos y de las armas.

106. En plena edad juvenil, llamó a Jeremías a una difícil misión


profética (cf. Jer 1, 6) que tuvo que asumir con la incertidumbre
de actuar en una situación de violencia e injusticia social y con
el miedo propio de la responsabilidad que se le había confiado.
La cumplió con muchas dificultades y los problemas pusieron a
prueba su perseverancia (cf. Jer 11, 18-23). Es así como Dios invita
a los jóvenes a ser destinatarios de su amor. Se hace presente en
sus vidas como padre tierno y bondadoso, “lento para enojarse y
rico en misericordia” (cf. Ex 34, 6), siempre cercano y atento a
sus necesidades y a las de su pueblo.

107. Cuando llegó la “plenitud de los tiempos” (Gal 4, 4) Dios


se hizo hombre. En el, “Enmanuel”, “Dios con nosotros” (Is 7,
14) alcanza su plenitud la presencia de Dios en el caminar y en la
vida de los jóvenes.
Diócesis de Trujillo 51

108. En Jesús vivo y presente, los jóvenes encuentran la plenitud


de sus vidas. Jesús vivió y creció en Nazaret; nació pobre (cf.
Lc 2, 6-7), formó parte de una familia trabajadora, su padre fue
carpintero y su madre se dedicó a las tareas del hogar. Cuando les
fue posible regresar, fueron a vivir a Nazaret, un sencillo pueblo
de Galilea; cumpliendo las leyes religiosas de Israel, a los doce
años subió con sus padres al templo de Jerusalén. Se encontró con
los doctores de la ley, compartió con ellos su manera de entender
las Escrituras y los dejó asombrados por su conocimiento y
profundidad (cf. Lc 2, 46-47).

109. Él mismo reconoció luego que en ese momento había


comenzado a realizar el trabajo que el Padre le había ordenado y
que de esa manera se estaba preparando para la misión que se le
había confiado (cf. Lc 2, 49). En Nazaret, viviendo la vida normal
de un joven de su época, creció en sabiduría, en edad y en gracia
delante de Dios y de los hombres (Lc 2, 52).

110. Impacta la sensibilidad de Jesús frente a la debilidad, la


enfermedad y la muerte de los niños y de los jóvenes. Cura al
sirviente del capitán de Cafarnaúm (cf. Mt 8, 5-13), resucita
a la hija de Jairo (cf. Mc 5, 21-43), expulsa un demonio de la
hija de la mujer sirofenicia (cf. Mc 7, 24-30), maldice a quienes
escandalizan a los niños (cf. Mt 18, 6), cura al joven epiléptico
cuyo espíritu malo los discípulos no habían podido expulsar (cf.
Lc 9, 37-43). Pero el signo más claro de esta preocupación de
Jesús para que los jóvenes lleguen a vivir su vida en plenitud fue
lo sucedido a la entrada del pueblo de Naím. Al hijo único de su
madre viuda que llevaban a enterrar, Jesús le dice: Joven, yo te
lo ordeno: “¡levántate!”. Y vuelto a la vida, se lo entregó a su
madre (Lc 7, 11-17).

111. El Espíritu Santo se manifiesta y actúa en las vidas de los


jóvenes; es el gran regalo de Dios a los jóvenes; alienta sus vidas,
fortalece sus trabajos, quita sus temores, los impulsa a ser activos y
dinámicos en la tarea de transformar la realidad: limpia los pecados,
52 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

riega las arideces y cura las heridas; suaviza la dureza, elimina


con su calor la frialdad y endereza los caminos (Ez 36, 26).

112. El Espíritu es una fuente inagotable de imaginación, de


creatividad y de vida. El mismo empuja a los jóvenes a vivir
según el Espíritu (Gal 5, 16), los invita a formar comunidades
(cf. Hch 2, 42-47), los envía como misioneros (cf. Mt 28, 18-
20) especialmente a los no evangelizados (cf. Hch 13, 46-48) y
los invita a estar atentos para discernir a la luz de la palabra, los
signos de los tiempos a través de los cuales se sigue manifestando
en la historia.

113. Así lo hizo María, la joven mujer de Nazaret, que ocupa


un lugar privilegiado en la historia de la salvación. En ella, la
mujer recupera su dignidad, su igualdad y su libertad. María, la
creatura que Dios acercó más a sí mismo, el rostro femenino del
amor de Dios, es la mujer de la nueva creación, el símbolo de la
humanidad liberada y la manifestación más clara de que la utopía
de Dios se está realizando en la historia de la humanidad.

114. La opción de Dios por los jóvenes se ubica dentro de su


opción por los pobres. La falta de libertad, la fragmentariedad
de la vida, la falta de educación y de atención a las necesidades
fundamentales a las que se ven enfrentados muchos jóvenes
latinoamericanos, como víctimas del pecado social de un sistema
que los considera como objetos en un mundo mercantil.

115. Esta presencia de Dios en el caminar y en la vida de los


jóvenes es un llamado para que sean protagonistas de su plan de
salvación, para que descubran su identidad de hijos de Dios y
respondan comprometiéndose con el proyecto que tiene para su
pueblo. Así, podrán ir construyendo sus vidas junto con las de
todos los demás llamados a caminar hacia el cumplimiento de la
promesa: “Numerosos jóvenes de hoy desean ser protagonistas
de la evangelización y artífices de la renovación social... Hay que
orientar sus cualidades y su capacidad creativa hacia el objetivo
más elevado que puede atraerlos y entusiasmarlos: el bien de
Diócesis de Trujillo 53

la sociedad, la solidaridad con todos los hermanos, la difusión


del ideal evangélico de vida y de compromiso concreto en bien
del prójimo y la participación en los esfuerzos de la Iglesia para
favorecer la construcción de un mundo mejor” (Juan Pablo II,
“La Iglesia de los Jóvenes”, Catequesis durante la Audiencia
General del 31 de agosto de 1994).

116. Es tarea urgente la atención pastoral a los jóvenes pues


son “víctimas del empobrecimiento y de la marginación social,
de la falta de empleo y del subempleo, de una educación que
no responde a las exigencias de sus vidas, del narcotráfico,
de la guerrilla, de la prostitución, del alcoholismo, de abusos
sexuales...” (SD 112).

117. En los tiempos recientes, desde el Concilio Vaticano II en


adelante, los jóvenes han sido tema recurrente y obligado en los
distintos documentos de la Iglesia. El magisterio de la Iglesia
Latinoamericana ha marcado pauta en este sentido, resaltando
el documento de Puebla, donde una de sus opciones pastorales
es precisamente la opción preferencial por los jóvenes (DP 1186
– 1187).

118. El universo juvenil actual se caracteriza, entre otras cosas, por


un dinamismo cultural vertiginoso, donde existe gran pluralidad
de culturas juveniles en permanente y rápido proceso de cambio
y evolución. La evangelización requiere, por tanto, un especial
esfuerzo de inculturación y una actitud de constante apertura,
renovación y actualización que responda a esa mutabilidad
cultural. Esta adaptación a las culturas de la juventud no es un
falseamiento del Evangelio, sino una respuesta a la exigencia de
vivirlo, pensarlo y anunciarlo en clave juvenil (cf. SD 119), de
manera que pueda hacerse vida en la realidad y en la cultura de los
jóvenes. Por eso, los jóvenes “deben convertirse en los primeros
e inmediatos apóstoles de los jóvenes, ejerciendo el apostolado
pastoral entre sus propios compañeros, teniendo en cuenta el
medio social en el que viven” (Papa Francisco, JMJ 2013).
54 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

119. El anhelo de la Iglesia de ser joven con los jóvenes se ha


ido haciendo realidad desde el Concilio Vaticano II: la Iglesia
los mira con confianza y amor... Ella tiene lo que hace la fuerza
y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que
comienza, de darse sin recompensa, de renovarse y empezar
de nuevo para nuevas conquistas. Mírenla y verán en ella el
rostro de Cristo, el héroe verdadero, humilde y sabio, el profeta
de la verdad y del amor, el compañero y amigo de los jóvenes”
(Concilio Ecuménico Vaticano II, Mensaje a los Jóvenes, nº 6).

120. La opción preferencial por los jóvenes significa que la


Iglesia debe hacerse compañera de camino de los jóvenes. Se
necesita una Iglesia para los jóvenes, que sepa hablar a su
corazón, caldearlo, consolarlo, entusiasmarlo; una Iglesia que
sepa acoger y hacerse desear por quien busca un ideal; una
Iglesia que no tema pedir mucho, después de haber dado mucho
(Juan Pablo II, Mensaje para la XXXII Jornada Mundial de las
Vocaciones, 7 de mayo de 1995).

121. Por el Bautismo, los jóvenes han sido llamados a trabajar


con todas sus fuerzas en la misión salvífica de la Iglesia. Ellos
son considerados, hoy, de un modo especial, “sujetos activos y
protagonistas de la evangelización” (ChL 46).

122. El Concilio Plenario de Venezuela anima a los jóvenes a que


se comprometan en la transformación del país. Es una exigencia
para ellos ser constructores de la Civilización del Amor, estando
presentes activamente, con corazón pacífico y constructivo, en
donde se lucha por la justicia y por restaurar el Plan de Dios
sobre el hombre, señor de la creación y responsable de la historia
(JBNJ 48).
Diócesis de Trujillo 55

PERSPECTIVA PASTORAL

123. Los problemas de la familia trujillana han sido estudiados


y evaluados ampliamente en nuestro Sínodo diocesano por lo
que, en sintonía con la Iglesia universal y tratando de adecuar
los criterios a nuestra realidad concreta, han emergido algunas
propuestas de acción pastoral. El Sínodo diocesano reconoce la
necesidad de reforzar la atención pastoral de las familias con
el fin de brindarles mejor acompañamiento y hacer presente el
misterio de amor trinitario, esto a través del fortalecimiento del
secretariado de Pastoral Familiar, con una estructura y organicidad
que se haga presente en toda la diócesis (equipos zonales y
parroquiales), involucrando sacerdotes, religiosos, MCS, equipos
interdisciplinarios y otras instituciones para ofrecer formación y
apoyo en el trabajo pastoral con las familias; a través, también,
de la formación de los agentes en el área del acompañamiento
pastoral y espiritual de las familias a través de ICIRE, charlas,
talleres y MCS, a nivel diocesano, zonal y parroquial; por medio
de la implantación y estructuración de las escuelas de padres y de
la concatenación e incardinación del programa Abrazo en Familia.

124. Se hace urgente generar estrategias de acercamiento y ayuda a


las familias en situaciones especiales, mediante la formulación de
un plan de acompañamiento donde pueda mostrárseles la cercanía
del Padre misericordioso. Para ello deben crearse programas de
orientación y encuentros para formar a las familias en el diálogo,
el amor y el perdón, con el apoyo y asesoría de especialistas;
deben también establecerse centros de formación juvenil donde se
impartan talleres (oficios, música, danza, teatro, entre otros) para
contrarrestar el ocio. Es importante fomentar el uso de los MCS
y redes sociales para difundir mensajes de ayuda a las familias
en situaciones difíciles, la colaboración en la agilización en los
procesos de nulidad matrimonial, la creación en cada parroquia
de un fondo de ayuda social a las familias más necesitadas y la
intermediación de soluciones con las instituciones que ayudan a
las familias en crisis a causa de las drogas, violencia y alcohol.
56 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

125. La pastoral diocesana debe propiciar un acompañamiento


espiritual y pastoral que favorezca el crecimiento en la fe de
los novios y esposos, resaltando la convivencia conyugal como
proyecto de vida y el valor del sacramento del Matrimonio,
fomentando la preparación del mismo a través de escuelas para
novios, charlas, talleres, encuentros, entre otros; promoviendo
el amor y la fe dentro del matrimonio por medio de encuentros
conyugales; motivando a las parejas que viven en concubinato
al sacramento del Matrimonio, propiciando la catequesis pre-
matrimonial como preparación inmediata al sacramento del
Matrimonio; fomentando los equipos Pro-Vida en las parroquias
con la finalidad de atender profilácticamente a los jóvenes en lo
referente a la sexualidad y el embarazo; fomentando talleres sobre
una educación sexual adecuada, oportuna e integral.

126. Que se pueda posicionar a la familia como Iglesia doméstica


y testimonio de amor en medio de la comunidad, a través del
encuentro personal con Jesucristo, proponiendo itinerarios de
fe que conviertan las familias pequeñas comunidades discípulas
misioneras que cumplan con el compromiso evangelizador;
fomentando la unión familiar, promoviendo actividades
que fortalezcan la fe, el diálogo, los valores y la comunión;
formulando estrategias que incluyan más a la familia en los
procesos catequéticos, asegurando así el crecimiento en la fe
y la permanencia de los jóvenes y sus familias en la Iglesia;
fortaleciendo la formación sacramental en el seno de la familia
para garantizar la vivencia del misterio de Cristo en la vida
parroquial.

127. Las propuestas sinodales que constituyen un desafío


histórico y que serán objeto de especial atención y solicitud
eclesial en el ámbito juvenil consisten en fortalecer la pastoral
juvenil de manera que genere una acción orgánica, atractiva y
atenta a los signos de los tiempos, promoviendo el encuentro
con Jesucristo, la formación integral y el acompañamiento,
para que el joven sea discípulo misionero, comprometido con la
transformación de la sociedad; asegurando un asesor diocesano
Diócesis de Trujillo 57

de pastoral juvenil a tiempo completo y un equipo coordinador


con tiempo delimitado para garantizar el relevo, de manera que
se brinde un mejor acompañamiento a los grupos, se promueva
la comunión entre ellos y su integración a la pastoral juvenil,
favoreciendo la participación, el desarrollo de los carismas y el
crecimiento en la fe; fomentando la formación para dar respuestas
a las necesidades de los grupos desde la Biblia, Doctrina Social
de la Iglesia, educación de la fe, acompañamiento, dinamismo
misionero y redes sociales; creando la red de servicios dentro del
secretariado de pastoral juvenil, que cuente con la participación de
miembros de los grupos y movimientos juveniles para fortalecer
la atención pastoral de los jóvenes; favoreciendo la integración de
los confirmados a los grupos de apostolados a través de técnicas
y estrategias pastorales innovadoras; fomentando convivencias,
campamentos misioneros, retiros espirituales, expo carismas,
encuentros deportivos, encuentros inter parroquiales, teatro,
danza, conciertos, cine, para atraer más jóvenes a la Iglesia y a los
grupos juveniles; creando espacios de participación juvenil en los
MCS y redes sociales para difundir información de actividades,
temas formativos y campañas preventivas para los jóvenes;
motivando a los sacerdotes en su tarea de formación y dirección
espiritual de jóvenes.

128. La Iglesia diocesana desea promover el proceso de formación


de los jóvenes en el Evangelio de la Vida y de la Caridad, que
permita dar respuestas significativas en el ámbito de la fe y de
lo social, como discípulos misioneros: diseñando y poniendo
en marcha un plan de formación para jóvenes como parte del
Plan Diocesano de Formación desde el ICIRE y con el apoyo
de un grupo interdisciplinario; creando las Escuelas Zonales de
Formación Juvenil; promoviendo talleres formativos sobre Lectio
Divina, doctrina, valores, sectas, liderazgo y pedagogía para el
acompañamiento de adolescentes y jóvenes.

129. La diócesis en Sínodo pudo reconocer la necesidad de


generar procesos de acompañamiento de parte de la Iglesia, donde
los jóvenes más alejados se sientan acogidos y atendidos en sus
58 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

necesidades: promoviendo el Servicio de Atención y Orientación


Juvenil para jóvenes en situaciones especiales (alcoholismo,
drogadicción, problemas de conducta, trastornos psiquiátricos,
diversidad funcional, etc.), brindando ayuda profesional y
espiritual; realizando encuentros deportivos y campeonatos con
participación de jóvenes de todas las parroquias (asistan o no a
la iglesia), con el fin de conquistarlos para Dios; promoviendo la
dirección espiritual en los centros educativos y en otros ambientes
juveniles para mostrar la cercanía de Dios misericordioso;
ofreciendo catequesis pre-sacramental a los jóvenes rezagados
del proceso formativo, de manera que se integren a la vida de
la gracia y den testimonio de Cristo resucitado; realizando
encuentros familiares que favorezcan la resolución de conflictos y
mejor relación entre padres e hijos; facilitando cursos formativos
relacionados con oficios como la herrería, carpintería, culinaria,
corte y costura, peluquería, manualidades, computación,
especialmente para jóvenes que han desertado del sistema
educativo, en alianza con instituciones educativas.
130. Dentro del quehacer pastoral con especial orientación
hacia los jóvenes, se reconoce la importancia de promover la
Pastoral Universitaria, presentando el Evangelio como punto
de encuentro entre fe y razón, para que la acción pastoral en el
ambiente de educación superior sea semillero de verdaderos
discípulos misioneros: fortaleciendo el Secretariado de Pastoral
Universitaria, a través de una estructura orgánica que diversifique
sus servicios y ofrezca acompañamiento pastoral eficaz a
los estudiantes y al personal docente y administrativo de las
universidades; promoviendo convivencias, retiros y encuentros
de espiritualidad que permitan permear de Evangelio el ambiente
intelectual propio de las universidades; adaptando y aplicando el
Plan de Formación para Jóvenes a los estudiantes universitarios.
Diócesis de Trujillo 59

DISPOSICIONES NORMATIVAS

131. Debe establecerse en cada parroquia la pastoral familiar e


impartir cursos de formación que ayuden a las familias a vivir sus
realidades humanas y cristianas.

132. Promuévase la formación de los laicos y de las familias


cristianas exhortándolos en el sentido de la solidaridad con las
familias más necesitadas y se les anime en su compromiso de
defender la institución familiar y sus valores en el campo de la
legislación civil, de la educación y de los medios de comunicación
social.

133. Impúlsese la utilización los medios de comunicación social


para difundir la doctrina católica sobre el matrimonio y promover
la espiritualidad de la familia.

134. La Pastoral Familiar debe atender a los matrimonios en


situaciones especiales, para hacerles partícipes del amor de Dios,
ayudarles a prepararse para recibir el sacramento del Matrimonio
y dar una atención pastoral especial a las familias en crisis a causa
de las drogas, violencia y alcohol.
135. Debe planificarse con unidad de criterios la pastoral
prematrimonial diocesana, de manera que prepare adecuadamente
para vivir el matrimonio cristiano como origen y núcleo de la
comunidad familiar.

136. Establezca, la Pastoral Familiar, estrategias que incluyan


más a la familia en los procesos catequéticos, asegurando
así el crecimiento en la fe para que se conviertan en pequeñas
comunidades discípulas misioneras que cumplan con el
compromiso evangelizador.

137. Comprométanse los párrocos en la animación y orientación


de los grupos, movimientos y comunidades juveniles existentes
en sus parroquias y creen espacios donde los jóvenes profesen,
propaguen y celebren su fe bajo su guía y las directrices emanadas
de la Pastoral Juvenil Diocesana, sintiéndose protagonistas de la
vida pastoral de la parroquia.
60 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

138. Es necesario establecer actividades y espacios de comunión


y coordinación entre la Pastoral Juvenil, la Pastoral Vocacional y
la Pastoral Universitaria.

139. Es tarea principal del equipo de pastoral juvenil presentar


planes, proyectos y agenda de actividades a realizar para formar
animadores juveniles calificados.

140. Entre los objetivos, la pastoral juvenil debe promover el


servicio y el sentido misionero de los jóvenes entre los privados
de libertad, reformatorios, hospitales, etc.

141. La Pastoral Juvenil debe crear, apoyar y coordinar esfuerzos


con los centros juveniles que no contradigan los principios
cristianos y que se dedican a la atención de los jóvenes que sufren
traumas producidos por abusos sexuales, violencia juvenil, la
drogadicción y las crisis familiares.

142. Cada parroquia en coordinación con la Pastoral Juvenil


diocesana debe realizar encuentros familiares que favorezcan la
resolución de conflictos y mejor relación entre padres e hijos y
ofrecer la catequesis pre-sacramental a los jóvenes rezagados del
proceso formativo.

143. La Pastoral Juvenil en coordinación con la Pastoral Educativa


debe preocuparse para que en los grupos juveniles, en los colegios
y universidades se forme a los jóvenes en la Doctrina Social
de la Iglesia, educación de la fe, acompañamiento, dinamismo
misionero, redes sociales, doctrina, valores, sectas, liderazgo y
pedagogía.

144. La Pastoral Juvenil debe crear espacios en los MCS y


Redes Sociales para difundir información de actividades, temas
formativos y campañas preventivas para los jóvenes; además,
de crear la Red de Servicios dentro del Secretariado de Pastoral
Juvenil, que cuente con la participación de miembros de los
grupos y movimientos juveniles.
Diócesis de Trujillo 61

CAPÍTULO III

SAL Y LUZ:
LAICOS COMPROMETIDOS PARA SER OTROS
CRISTOS
EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO

145. Sal y luz (cf. Mt 5, 13-14) representan la vocación y misión


de los fieles laicos (Christifidelis Laici) en la Iglesia y en el mundo
(cf. ChL 16). Sal para edificar la vida Eclesial como “discípulos”
y Luz para santificar el “mundo” como “misioneros”. En la
diócesis de Trujillo se ha venido gestando y fortaleciendo un
laicado sólido bajo la mirada tierna de la esclava obediente del
Señor, María, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Paz
y a la luz del ejemplar ciudadano, profesional y fiel cristiano,
el Venerable, Dr. José Gregorio Hernández, así como de tantos
hombres y mujeres que han contribuido al desarrollo de los
pueblos y de la Iglesia de Cristo.

REALIDAD: LUCES Y SOMBRAS

146. El laicado trujillano viene experimentando un proceso


evolutivo satisfactorio en su labor como miembro de un Pueblo
Sacerdotal (cf. 1Pe 2, 9-10; 1Cor 3, 16-17). Su actividad se ha
62 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

incrementado en los diferentes servicios eclesiales como la


evangelización, la catequesis, los procesos educativos, medios
de comunicación social, y la promoción humana; trabaja de
manera asociada en movimientos, sociedades y cofradías,
preocupándose por su propia madurez humana y cristiana. Son
un apoyo incondicional en las parroquias en comunión con los
sacerdotes en el trabajo pastoral, en los consejos de pastoral y
asuntos económicos; ha aumentado el número de servidores
como: ministros extraordinarios de la comunión, lectores y
acólitos, y el papel de la mujer laico es esencial en la transmisión
de la fe a las nuevas generaciones emergentes, y contamos con un
Instituto de Ciencias Religiosas (ICIRE) que ha formado varias
generaciones de laicos comprometidos con la Iglesia particular.
El examen de la realidad arroja también algunas sombras en la
experiencia cotidiana de los bautizados; no todos los bautizados
son conscientes de su talante social, profético y sacerdotal en la
vida de la Iglesia y la historia concreta:

147. En lo social: El bautizado vive en ambientes que están


impregnados de anti-valores, fruto de la crisis ético-moral que
afecta a las personas tanto en lo familiar como en lo social, político y
económico. Su actitud es pasiva, poco crítica e indiferente ante los
procesos de deshumanización que vive nuestro pueblo: pobreza,
injusticia, desempleo, violencia y muerte. Le cuesta involucrarse
en el ejercicio de un liderazgo cristiano táctico y operativo para
colaborar en los ambientes sociales y políticos donde se decide
el bien común. El desconocimiento de la Doctrina Social de la
Iglesia deja sin esperanza la labor del creyente en la construcción
de la sociedad desde los valores del Evangelio.

148. En lo profético: se observa falta de formación integral


en el bautizado para fortalecer su lado humano, espiritual,
doctrinal y pastoral. Las ofertas para una formación adecuada
no son abundantes por parte de la diócesis, la zona pastoral y las
parroquias. Sin una formación cristiana sólida, tanto de niños,
jóvenes y adultos se agudiza la emigración de los bautizados hacia
las sectas, el sincretismo religioso y la fractura entre la fe y la vida.
Diócesis de Trujillo 63

149. En lo sacerdotal: la fe del bautizado trujillano tiene hondas


raíces evangélicas, sin embargo, poco le favorece para un
encuentro personal y vivo con Jesucristo que le transforme por
completo a él y a toda su familia hacia un compromiso mucho más
efectivo que tenga incidencias eclesiales y sociales. En Trujillo el
bautizado todavía conserva muy viva las tradiciones de piedad y
religiosidad popular, pero este patrimonio moral y espiritual corre
hoy el riesgo de ser arrasado por el secularismo, la difusión de las
sectas y la práctica de cierta religiosidad sincretista y animista.
Son muchos los valores que se conservan: la resignación cristiana
ante las situaciones difíciles como la muerte de los seres queridos,
la capacidad de sufrir y percibir la cruz en la vida cotidiana, el
deseo sincero de reparar las ofensas y pedir perdón, la solidaridad
y la apertura a los otros en sus necesidades, el sentido de amistad,
de amor y de unión familiar.

MARCO DOCTRINAL

150. “Laico” indica la realidad de ser miembro del Pueblo de


Dios; mientras “secular” quiere connotar la inserción en el
“mundo”; por esto “el carácter secular es propio y peculiar de
los laicos” (LG 31). Los laicos tienen una “función específica y
absolutamente necesaria en la misión de la Iglesia” (AA 1). Su
identidad o razón de ser consiste en “extender el Reino de Dios
y animar y perfeccionar el orden de las cosas temporales con el
espíritu evangélico” (AA 4) o, con otras palabras, “gestionar los
asuntos temporales y ordenarlos según Dios” (LG 31). Los laicos,
“guiados por el espíritu evangélico, contribuyen a la santificación
del mundo como desde dentro, a modo de fermento (cf. CIC can.
225-227). El bautizado laico -discípulo y misionero-, recibe su
misión social, profética y sacerdotal en razón de los sacramentos
del Bautismo, la Confirmación, el Matrimonio y de carismas
particulares conferidos por el Espíritu Santo (cf. ChL 23).

151 En lo social: El bautizado laico tiene como tarea fundamental:


servir al Reino de Dios y difundirlo en la historia concreta
64 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

liberándose continuamente de las ataduras del pecado (cf. Rom 6,


12), y luego sirviendo en la justicia y la caridad a sus hermanos
tal como lo hizo Jesús (cf. Mt 25, 40). Por su índole secular el
bautizado laico estudia, trabaja, establece relaciones de amistad,
sociales, profesionales y culturales, y desde su lugar propio en el
mundo lo fermenta y lo santifica con sus propias tareas desde la fe,
la esperanza y la caridad (cf. ChL 15. 23). La preocupación social
del bautizado laico, tiene como objetivo el desarrollo auténtico
del hombre y de la sociedad, y será enriquecida por un “corpus”
doctrinal renovado llamado “Doctrina Social de la Iglesia” que
se va articulando en la medida que la Iglesia en la plenitud de
la Palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del
Espíritu Santo (cf. Jn 14, 16. 26; 16, 13-15;) lee los hechos
según se desenvuelven en el curso de la historia (cf. SRS 1). El
matrimonio y la familia, son el primer campo para el compromiso
social del bautizado laico, su tarea es humanizar y fortalecer la
“célula fundamental de la sociedad” para que continúe siendo
cuna de la vida y del amor donde se “nace” y se “crece” (cf. ChL
40). Otro compromiso específico del bautizado laico es la caridad
con el prójimo (obras de misericordia corporales y espirituales)
que representa el contenido más inmediato, común y habitual
de su animación cristiana del orden temporal (cf. ChL 41). El
bautizado laico es destinatario y protagonista de la política, no
puede abdicar de la participación en la multiforme y variada
acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural,
destinada a promover orgánicamente e institucionalmente el bien
común (cf. ChL 42; GS 75), no puede permanecer indiferente,
extraño o perezoso cuando peligra la paz: violencia y guerra,
tortura y terrorismo, etc.

152. En lo profético: Cristo es el gran profeta que realiza su


misión profética con la fuerza de la palabra y con el testimonio
de la vida (cf. LG 35); toda la Iglesia, todo el Pueblo de Dios,
participa en el munus profético de Cristo (cf. AA 2). Es en la
evangelización donde se concentra la entera misión del bautizado
laico, cuyo caminar en la historia avanza movido por la gracia y el
mandato de Jesucristo: “Vayan por todo el mundo y proclamen la
Diócesis de Trujillo 65

Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16, 15). Le corresponde el


generoso compromiso de difundir el Evangelio en los diferentes
ámbitos de la vida cotidiana, del trabajo, la escuela, la familia y
la educación para dar “razón de la esperanza que tenemos” (cf. 1
Pe 3, 15). En la Iglesia particular el bautizado laico es un vínculo
vivo, esencial y constante con toda la comunidad diocesana
como catequista o teólogo en el Consejo Pastoral Diocesano, en
el Sínodo diocesano, en los concilios particulares, provinciales
o plenarios, en las provincias eclesiásticas, en la conferencia
episcopal. En la parroquia el bautizado laico es parte de “la gran
familia de Dios” (cf. LG 28), y participa en las responsabilidades
pastorales, en las pequeñas comunidades eclesiales de base o de
vida centradas en la Palabra de Dios y en el recíproco servicio
amoroso (cf. ChL 26), en el apostolado comunitario organizado
asociado y no asociado fundiendo en la unidad eclesial todas las
diferencias humanas insertándose en la única Iglesia de Cristo
Universal y local, en el consejo pastoral parroquial y de asuntos
económicos, y en el afán misionero dirigido a los alejados. El
fiel laico necesita formarse, crecer y madurar continuamente
para dar siempre más fruto: en lo espiritual, en lo doctrinal, y en
valores humanos.

153. En lo sacerdotal: El fiel laico asociado o no asociado es


llamado por Dios a ser santo, es decir, que su conducta es la de un
discípulo misionero que sigue e imita a Cristo en la recepción de
las bienaventuranzas, en la escucha y meditación de la palabra de
Dios, en la participación consciente y activa en la vida litúrgica
y sacramental de la Iglesia, en la oración individual, familiar
y comunitaria; en el hambre y sed de justicia, en el llevar a la
práctica el mandamiento del amor en todas las circunstancias de
la vida y en el servicio a los hermanos muy especialmente a los
más pobres y enfermos ( cf. ChL 16). Su orientación espiritual
es santificarse en el mundo insertándose y participando en las
actividades terrenas (cf. ChL 17). Su sacerdocio común lo pone
en relación con todo el cuerpo y le ofrece su propia aportación,
por lo tanto no puede vivir cerrado sobre sí mismo, aislándose
espiritualmente de la comunidad; sino que debe vivir un continuo
66 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

intercambio con los demás miembros del Pueblo de Dios. Existen


ministerios, oficios y funciones que colocan al fiel laico en la
vanguardia de la actividad eclesial: lectorado y acolitado confiado
a laicos varones casados o célibes; ministro extraordinario de la
comunión confiado a mujeres y varones; por encargo temporal
pueden desempeñar la función de lector en las ceremonias
litúrgicas; asimismo todos los fieles laicos pueden desempeñar
las funciones de comentador, cantor y otras, a tenor de la norma
del derecho (cf. SC 28; CIC can. 230 § 2)

PERSPECTIVA PASTORAL

154. Para que el fiel laico comprenda que su santificación se realiza


siendo fermento del Evangelio en la sociedad con el testimonio
de vida, se debe propiciar la espiritualidad laical fomentando
su acompañamiento espiritual, impulsando su vida personal,
incrementado los momentos para la oración, convivencias,
retiros y proporcionándoles un encuentro personal con Jesucristo,
especialmente en la Eucaristía.

155. La Iglesia trujillana reconoce como una de sus principales


tareas promover la acción eficaz de los laicos como miembros
suyos en el corazón del mundo, para que acorde con su vocación
secular contribuyan a la santificación de la sociedad. Para ello
quiere fomentar el hecho de que los laicos son llamados a santificar
el mundo en los campos que requieren una presencia más activa
y transformadora. Deben también participar ordenadamente en el
trabajo evangelizador, fortaleciendo la promoción humana para
contrarrestar situaciones de extrema pobreza e implantar la justicia
social y la respuesta solidaria hacia los más necesitados. Cada
laico, en su ambiente, debe difundir la espiritualidad cristiana del
trabajo, debe lograr una mayor participación en la vida pública y
así, con su presencia organizada en instituciones y organizaciones
de inspiración humano-cristiana, se pueda trabajar en pro de la
defensa de los derechos humanos y se pueda también alcanzar
posibles soluciones en lo político, lo económico y lo social.
Diócesis de Trujillo 67

156. Nuestra Iglesia propiciará para los laicos una formación


doctrinal sólida que sea integral, gradual y permanente. Para ello
hace falta despertar en todos los bautizados laicos la conciencia
de la necesidad de la formación doctrinal. También para ello
debe consolidarse el ICIRE como centro de formación integral
humana, espiritual, teológica y pastoral en el marco de un proyecto
diocesano de formación. En este mismo sentido, conviene
promover las escuelas parroquiales para el estudio de la Biblia,
fomentar la formación socio-política, difundiendo textos básicos
para la formación ciudadana, ofrecer materiales pedagógicos para
facilitar la difusión y asimilación de los documentos de la Iglesia
y de modelos laicales de vida cristiana y santidad, implementar en
los centros educativos la enseñanza de los valores y la adquisición
de virtudes que proporcionen una verdadera cultura humana y
cristiana; se puede, además, en comunión con la Pastoral Juvenil,
Educativo-Universitaria, profundizar la formación en valores
y virtudes humano-cristianas que posibilite a los jóvenes su
desempeño profesional en orden a la construcción del Reino.

157. La Iglesia diocesana anhela que los laicos profesionales


puedan llevar el kerigma, después de un auténtico proceso
evangelizador, a sus áreas de desempeño y poner al servicio del
bien común sus talentos.

158. Para que el laico contribuya al crecimiento de la Iglesia, su


“casa y escuela de comunión”, es necesario sensibilizarlo a través
de catequesis kerigmáticas y bautismales, jornadas de estudio y
reflexión para potenciar su acción apostólica en la misma Iglesia
y en la sociedad; para responder a este particular desafío, debe
también consolidarse el Consejo Diocesano de Laicos (CDL) “Dr.
José Gregorio Hernández Cisneros”, y que éste sea una verdadera
instancia de comunión y participación eclesial.

159. Se promocionará la vida matrimonial como modelo de


vida laical y medio de santificación. La Vicaría de Pastoral y
el Consejo Diocesano de Laicos se esforzarán en el impulso,
apoyo y acompañamiento en las distintas tareas de los laicos para
68 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

evangelizar los diversos ambientes y sectores de la sociedad. Para


garantizar la sana y consciente participación de los laicos en la
vida de la Iglesia, se ha de promover la diversidad de carismas
y el ejercicio del liderazgo para enriquecer la vida parroquial y
diocesana. Es necesario fortalecer el voluntariado en sociedades
organizadas, como servicio desinteresado al bien común.

160. La dinámica pastoral nos exige acompañar a las


asociaciones, comunidades, grupos y movimientos de apostolado
seglar en la vida y misión de la Iglesia diocesana. Esto es posible
si favorecemos la comunión eclesial entre todas las instancias e
instituciones nacionales y diocesanas como el Departamento de
Laicos de Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), la Vicaría
de Pastoral Diocesana y el Consejo Diocesano de Laicos; si
alentamos la inserción de las asociaciones y movimientos
apostólicos en la Iglesia particular de Trujillo; si robustecemos el
acompañamiento pastoral de las asociaciones y movimientos por
parte de los sacerdotes y de los asesores laicos a nivel diocesano,
zonal y parroquial; si estimulamos la participación de los laicos en
la acción misionera de la diócesis; si fortalecemos la institución
de los ministerios laicales, así como los servicios no instituidos,
ambos de gran ayuda al ministerio sacerdotal en las parroquias; si
profundizamos la comunión entre los movimientos y asociaciones
laicales, respetando sus carismas propios, animando la unidad
entre ellos orientado a mejorar la acción evangelizadora.

DISPOSICIONES NORMATIVAS

161. El Sínodo diocesano llama a establecer o consolidar los


Consejos Parroquiales de Pastoral en todas las parroquias de la
diócesis. El Consejo Parroquial de Pastoral es un organismo que
preside el párroco y en el cual los fieles, junto con aquellos que
participan por su oficio en la cura pastoral de la parroquia prestan
su colaboración para el fomento de la actividad pastoral (cf. CIC
can. 536 § 1).
Diócesis de Trujillo 69

162. Asimismo el Sínodo recomienda la constitución de los


Consejos Parroquiales de Asuntos Económicos, quienes
asesorarán a los párrocos en la búsqueda y aprovechamiento de los
recursos económicos para sostenimiento de la Iglesia y su misión
evangelizadora. Téngase en cuenta que el Consejo Parroquial
de Asuntos Económicos es un organismo eclesial por el que un
grupo de fieles presta su ayuda a los párrocos en la administración
de los bienes de la parroquia sin perjuicio de lo que prescribe el
canon 532 (cfr. CIC can. 537).

163. Es necesario propiciar a nivel diocesano en todas las áreas de


la pastoral la espiritualidad de comunión como principio educativo
en la formación del cristiano, especialmente en las familias;
destacando la parroquia como comunidad de comunidades,
fomentando el sentido de identidad y pertenencia a la Iglesia local
y universal.

164. Promuévase la vida espiritual del laico a través de la


formación espiritual y una adecuada praxis de los sacramentos,
la enseñanza de la oración personal y comunitaria, los retiros
espirituales, la adoración eucarística, la lectura orante de la Biblia
o “lectio divina”, y los encuentros y convivencias marcadas por
la espiritualidad de comunión.

165. Celébrese anualmente la Asamblea Diocesana de Laicos,


precedida por asambleas zonales y parroquiales, para evaluar la
realidad pastoral y fomentar la comunión diocesana.

166. Realícense seminarios y congresos a nivel diocesano de


acuerdo a temas propuestos o aprobados por el obispo con el fin
de lograr mayor integración y toma de conciencia del trabajo en
equipo entre párrocos y laicos y las diferentes comisiones, que
contribuya a crear mayores espacios de participación en la Iglesia.

167. Es necesario consolidar la vocación testimonial y profética de


los laicos a través de la formación bíblica como clave fundamental
70 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

para quienes deben asumir la responsabilidad de ser auténticos


profetas en un mundo secularizado y materialista.

168. Ante la corriente hedonista y la influencia de los medios


de comunicación contra los valores y la moral cristiana,
instrúyase a los fieles laicos a través de las estructuras pastorales
correspondientes, acerca de la dignidad de la persona humana,
el problema del aborto, el suicidio, el secuestro, la guerra, la
eutanasia, entre otros.

169. Estimular la comunión de bienes espirituales y materiales


según el modelo de las primeras comunidades cristianas, en
las familias, las parroquias, los movimientos, los institutos
educativos, para hacer concreta y efectiva la realidad de la única
familia de los hijos de Dios, promoviendo una economía solidaria
en sus ambientes propios.

170. Fomentar la consolidación de la Cáritas Diocesana y


parroquial, así como la Pastoral Social que abarque todas las
dimensiones de la realidad política, social y económica a la luz
del evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia.

171. Propiciar entre los laicos y sus comunidades la responsabilidad


que tienen en el sostenimiento económico de la Iglesia en sus
distintas instancias, de acuerdo a las posibilidades de personas y
comunidades, y con espíritu creativo.
Diócesis de Trujillo 71

CAPÍTULO IV

ESPERANZA Y COMPROMISO SOCIAL

172. “La esperanza cristiana confiere una fuerte determinación


al compromiso en el campo social, infundiendo confianza en la
posibilidad de construir un mundo mejor” (CDSI 579); por su
parte, “la fe en Cristo redentor, mientras ilumina interiormente
la naturaleza del desarrollo, guía también en la tarea de
colaboración” (SRS 31). La fe y la esperanza son fundamento en
la necesidad de profundizar en los significados y los compromisos
sociales, poniendo de relieve el hecho que “surgen siempre nuevos
interrogantes y problemas, nacen siempre nuevas esperanzas,
pero nacen también temores y amenazas relacionados con esta
dimensión fundamental de la existencia humana, de la que la
vida del hombre está hecha cada día, de la que deriva la propia
dignidad específica” (LE 1).

REALIDAD: LUCES Y SOMBRAS.

173. Las cuestiones sociales de nuestro tiempo exigen ser tomadas


en consideración con una visión de conjunto; es necesario mirar
con ojos de creyentes la propia realidad diocesana con el fin de
comprometernos en sembrar semillas de palabras y acciones que
72 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

hagan crecer hombres y mujeres nuevos, para una nueva sociedad.


Lo social se caracteriza por la interconexión cada vez mayor de los
hechos y transformaciones sociales, que a su vez se condicionan,
se relacionan mutuamente e inciden determinantemente en la
familia humana.

174. En el ámbito económico se tienen los recursos suficientes,


tanto geográficos como humanos, para el progreso y el desarrollo
de nuestra diócesis, pero este anhelo de superación aparece en
la actualidad muy lejano de la realidad. La primera constatación
negativa que se debe hacer es la persistencia y, a veces, el
alargamiento del abismo entre la intención de alcanzar calidad
de vida y la visión paternalista del Estado que ha traído como
consecuencia la manipulación de la población, la marginación y
la exclusión de muchos del bienestar económico-social.

175. Al mirar la gama de los diversos sectores de producción y


distribución de alimentos, higiene, salud y vivienda, disponibilidad
de agua potable, condiciones de trabajo, duración de la vida y
otros indicadores económicos y sociales, el cuadro general resulta
desolador. Esto ha sido un factor determinante en la disolución y
desarticulación del núcleo familiar por la emigración de muchos
de nuestros fieles laicos con el deseo de un mejor porvenir. Es
menester indicar que en la actualidad, entre otros derechos, es
reprimido a menudo el derecho de iniciativa económica.

176. El cuadro trazado precedentemente sería, sin embargo,


incompleto, si a los indicadores económicos y sociales del
subdesarrollo no se añadieran otros igualmente negativos, más
preocupantes todavía; comenzando por la educación que es de
muy baja calidad, improvisada y sin currículo metodológico.
Además, está acompañada de propósitos propagandísticos y
un creciente influjo ideológico, decididamente excluyente. Se
observa un deterioro en sus aportes al progreso de la Nación.

177. Por otra parte, se evidencia la dolorosa violación de los


derechos humanos, reflejada en la inseguridad, el atropello
Diócesis de Trujillo 73

judicial, la represión, la violencia en nuestros barrios, con sus


secuelas de muerte y desolación. En el sistema penitenciario
se nota de manera patente: retardos procesales, hacinamiento,
promiscuidad, deplorables condiciones de salubridad, tráfico y
consumo de drogas, conflictos y enfrentamientos entre bandas
internas, así como el pranato.

178. En muchos venezolanos se percibe el anhelo de libertad,


justicia, igualdad y participación, los valores como la solidaridad,
la alegría, la tolerancia y la paciencia del venezolano, ayudan
a superar las dificultades y contribuyen a generar una nueva
sociedad. Se reconoce que las tecnologías de la información y la
comunicación han favorecido el desarrollo cultural, sin embargo,
se observa una acentuada pérdida del sentido moral, expresada
en el poco aprecio por los auténticos valores humanos, el
mercantilismo que se impone sobre los valores morales haciendo
que se afiancen los criterios economicistas que fortalecen el culto
al individualismo y al consumismo. Es preocupante el aumento de
la mentira, el facilismo, el aprovechamiento ilícito en los negocios.

179. Muchos espacios en los medios de comunicación social son


fuertemente permisivos y promueven no solamente la vulgaridad,
sino también la violencia. La alienación cultural, especialmente
en los jóvenes, les lleva a copiar patrones de culturas extranjeras
y a desvalorizar lo propio. Las redes sociales son utilizadas por
muchos niños y jóvenes para acceder a contenidos pornográficos
y violentos.

180. En la diócesis se cuenta con el Departamento de Pastoral Social,


un elevado fervor de la feligresía trujillana, una numerosa cantidad
de movimientos de apostolado, grupos juveniles, catequistas, y otros
tantos fieles comprometidos con la obra social de la iglesia, además
de medios de comunicación propios como el semanario Avance,
una emisora radial diocesana, una televisora por cable y numerosos
programas en emisoras de radio y televisión particulares. Todo ello
representa una enorme oportunidad para ahondar y enfrentar todas
estas cuestiones sociales.
74 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

181. También es cierto que se ha dado una escasa evangelización


de la cultura y hay poca presencia e incidencia pastoral de la Iglesia
en el ambiente social de los gremios profesionales, en el ámbito
del empresariado formal e informal, en el entorno social de lo
deportivo, en el espacio social de la política, en el ambiente social
del arte y la cultura y en el desarrollo comunitario integral. Existe
una pastoral penitenciaria deficiente. Se reconoce la necesidad
de evangelizar ciertas manifestaciones religiosas populares que
denotan sincretismo y superstición. Se aplica una catequesis
acentuadamente sacramental, poco kerigmática y social. Se
evidencia la escasez de laicos formados en la fe, especialmente
en la doctrina social de la Iglesia, que influyan significativamente
en la vida social. Se subutilizan los medios de comunicación que
existen en las comunidades para evangelizar.

MARCO DOCTRINAL

182. La mirada que el Sínodo invita a dar sobre nuestra iglesia


trujillana nos hace constatar, ante todo, que el desarrollo no es un
proceso rectilíneo, casi automático y de por sí ilimitado, como
si, en ciertas condiciones, el género humano marchara seguro
hacia una especie de perfección indefinida. A este análisis se
pueden añadir algunas consideraciones basadas en las Sagradas
Escrituras, atravesadas por grandes enseñanzas en materia de lo
social.

183. En el Antiguo Testamento, sobresale la enseñanza de los


profetas; su mensaje gira en torno al tema de la justicia. La santidad
se identifica con la justicia; santo es aquel que es justo. De allí
que se pueda afirmar que una de las conductas más significativas
ante la Alianza divina es la justicia, que es conducta social. Esta
justicia es determinada por la ley y se expresa, según destacan los
profetas, temiendo a Dios y amando al prójimo que es a su vez el
derecho del humilde, del pobre, del huérfano, del extranjero, del
asalariado. Estos son los protegidos de Yahvé que siempre se ha
mostrado como el defensor de los pobres y de los oprimidos. Son
Diócesis de Trujillo 75

abundantes los testimonios de las Escrituras que hacen patente


esta realidad fundamental de justicia y solidaridad: “Y ahora,
al oír el gemido de los israelitas, reducidos a esclavitud por los
egipcios, he recordado mi alianza” (Ex 6, 5); “No torcerás el
derecho del forastero, ni del huérfano, ni tomarás en prenda el
vestido de la viuda. Recuerda que fuiste esclavo en el país de
Egipto y que Yahvé tu Dios te rescató de allí. Por eso te mando
hacer esto” (Dt 24, 17-18; cf. Ex 22, 20-26).

184. Ahondando en la revelación, es evidente que el mensaje de


Jesús, que se dirigió al hombre de carne y hueso, con su destino
social, con sus múltiples necesidades, ha sido calificado, y con
razón, de intrínsecamente social, este es el enfoque del Evangelio:
“el Espíritu del Señor está sobre mí, me ha enviado a evangelizar
a los pobres, a predicar la liberación a los cautivos y la vista a
los ciegos, a enviar en libertad a los oprimidos” (Lc 4, 18). El
Nuevo Testamento retoma y trasciende la justicia de la antigua
ley. No basta con dar lo que exige en justicia el intercambio:
es la justicia del don, es decir, del amor. Las bienaventuranzas,
consideradas el corazón del Evangelio, muestran que para Jesús
la justicia es el elemento clave de la instauración del Reino aquí
en la tierra: “felices los que tienen hambre y sed de justicia porque
serán saciados” (Mt 5, 6); “felices los pacificadores, porque se
les llamará hijos de Dios” (Mt 5, 9).

185. En vida de Jesús encontramos infinidad de ejemplos de la


caridad que Él hacía al necesitado, pero el mejor retrato de la
caridad cristiana se representa en la parábola del Buen Samaritano.
Ante la pregunta ¿quién es mi prójimo? Jesús no va a responder
teóricamente, sino que pronuncia la parábola del samaritano para
indicar que amar al prójimo significa actuar misericordiosamente
ante el hermano que sufre. Al final de la narración Jesús le dirá
al experto de la ley: “anda y haz tú lo mismo” (Lc 10, 25-37), es
decir, la ley del amor se demuestra practicando la misericordia.

186. Desde el Magisterio, la publicación en 1891 de la encíclica


Rerum Novarum marca el inicio del desarrollo de un cuerpo
76 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

significativo de Doctrina Social en la Iglesia Católica. Presentó


las tres coordenadas de la promoción moderna de justicia y paz
(personas, sistemas y estructuras), establecida desde entonces
como parte integral de la misión de la Iglesia. Ha habido numerosas
encíclicas y mensajes sobre temas sociales en los años posteriores;
se desarrollaron diversas formas de acción católica en distintas
partes del mundo; la ética social comenzó a ser materia de estudio
en escuelas y seminarios. Sin embargo, tuvimos que esperar hasta
el Vaticano II y la Constitución Pastoral Sobre la Iglesia en el
Mundo Moderno para la declaración que representa un cambio en
la actitud de la Iglesia referente a su presencia en el mundo, junto
a una llamada a establecer el Consejo Pontificio para la Justicia
y la Paz, para ayudar a la Iglesia a responder a los desafíos en
el mundo. Al mismo tiempo, la constitución dogmática sobre la
Iglesia indicaba que el laicado goza de un papel importantísimo
en el cumplimiento universal de la tarea de ayudar al mundo a
obtener su destino en justicia, en amor y en paz.

187. De época más reciente, se cuenta con la primera carta


encíclica del Papa Benedicto XVI, Deus Caritas Est, del 2006,
con un profundo contenido social, pues el amor de Dios llega
especialmente al más necesitado. El Sucesor de Pedro, recuerda
que “las organizaciones caritativas de la Iglesia, comenzando
por Cáritas (diocesana, nacional, internacional), han de hacer lo
posible para poner a disposición los medios necesarios y, sobre
todo, los hombres y mujeres que desempeñan estos cometidos”
(Deus Caritas Est 31). Prosigue el Papa Benedicto: “la Iglesia,
como familia de Dios, debe ser, hoy como ayer, un lugar de
ayuda recíproca y al mismo tiempo de disponibilidad para servir
también a cuantos fuera de ella necesitan ayuda” (DCE 32).

188. En la Evangelii Gaudium el Papa Francisco exhorta: “más


que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a
encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención,
en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las
costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay
una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: «¡denles
ustedes de comer!» (Mc 6, 37)” (EG 49).
Diócesis de Trujillo 77

PERSPECTIVA PASTORAL

189. Un proceso de conversión pastoral nos exige renovar la


Pastoral Social, adaptándola al plan pastoral diocesano, en la que
se distinga la promoción humana y la acción caritativa.

190. Esta área pastoral deberá promover siempre la cultura de la


paz en sociedad trujillana, fortaleciendo los valores ciudadanos.

191. En la diócesis se debe organizar iniciativas que impulsen el


trabajo de la Pastoral Social, procurando la obtención de recursos
para hacer efectiva la obra caritativa de la Iglesia.

192. Es urgente reforzar la Pastoral de la Salud, por medio del


acompañamiento espiritual ofreciendo el consuelo de Jesús a los
enfermos y a sus familias, y dedicar esfuerzos en la obtención de
los recursos para el tratamiento de las enfermedades de los más
necesitados.

193. Debemos anunciar de manera permanente y organizada la


Buena Noticia de la salvación, con palabras y obras a los privados
de libertad en las cárceles trujillanas.

194. Necesario es crear la Vicaría Episcopal de los Derechos


Humanos.

DISPOSICIONES NORMATIVAS

195. Establézcanse sedes de Caritas Parroquiales en donde no


existan; y potenciarlas allí donde ya existen, para que el amor y la
solidaridad cristiana lleguen a todos.

196. Implántese una efectiva comunicación y colaboración entre


las parroquias y los servicios religiosos de los hospitales con el fin
de consolidar la Pastoral de la Salud.
78 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

197. Promuévase la acción social de la Iglesia en pro del ambiente


penitenciario, propiciando la vida sacramental consciente y activa
y ayudando a los privados de libertad en sus necesidades.

198. Eríjase en la diócesis la Vicaría Episcopal de los Derechos


Humanos con un delegado en cada Zona Pastoral e infórmese a
los fieles sobre su finalidad y alcance.

199. Foméntense iniciativas que favorezcan un clima de


solidaridad, fraternidad, diálogo, libertad, tolerancia y convivencia
ciudadana en ambiente de paz.
Diócesis de Trujillo 79

CAPÍTULO V

EL ECUMENISMO EN LA IGLESIA
ES UN DEBER DEL DISCÍPULO MISIONERO

200. “Promover la restauración de la unidad entre todos los


cristianos es uno de los fines principales que se ha propuesto el
Sacrosanto Concilio Vaticano II, puesto que única es la Iglesia
fundada por Cristo Señor, aun cuando son muchas las comuniones
cristianas que se presentan a los hombres como la herencia de
Jesucristo; todos se confiesan discípulos del Señor, pero sienten
de modo distinto y siguen caminos diferentes, como si Cristo
mismo estuviera dividido. División que abiertamente repugna a
la voluntad de Cristo y es piedra de escándalo para el mundo y
obstáculo para la causa de la difusión del Evangelio por todo el
mundo” (UR 1).

REALIDAD: LUCES Y SOMBRAS

201. Apoyados y guiados por nuestro obispo diocesano, Mons.


Cástor Oswaldo Azuaje Pérez, y en sintonía con el Papa Francisco
que invita a trabajar incansablemente por el diálogo ecuménico,
nuestro Sínodo ha querido fortalecer este camino en nuestra iglesia
diocesana. Observando nuestra realidad podemos entonces decir
80 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

que el obispo, como guía y pastor de esta porción del Pueblo de


Dios, se ha preocupado en la recepción de los documentos del
Vaticano II, en materia de ecumenismo y diálogo interreligioso
y de mantener relaciones armónicas con los miembros de las
diversas confesiones cristianas, como los pentecostales, presentes
en la diócesis.

202. Se ha hecho promoción de la semana de oración por la


unidad de los cristianos, jornadas bíblicas interconfesionales,
foros sobre la Palabra y encuentros con motivo del mes de la
Biblia. Se realizó un encuentro ecuménico en el Seminario
mayor “Sagrado Corazón de Jesús”, donde participaron
miembros de diversas confesiones cristianas. Se ha mantenido
a nivel institucional relaciones cordiales, de respeto y sana
convivencia con los miembros de las iglesias pentecostales. Se
percibe, en lo cotidiano, trato respetuoso y diálogo cordial entre
católicos y miembros de otros grupos religiosos cristianos y no
cristianos. Sin embargo, se carece de un directorio nacional para
el ecumenismo y diálogo interreligioso; tampoco existe en la
diócesis orientaciones sobre este tema.

203. Se constata la proliferación constante de nuevos grupos


religiosos y comunidades no católicas en el territorio de la diócesis
de Trujillo. Se percibe la carencia de un plan de formación del
laicado en la identidad cristiana católica y, por ende, carencia en la
formación ecuménica. La poca solidez de la fe en muchos católicos
y la deficiente formación doctrinal son causa de la adhesión de
estos a otras confesiones religiosas. La débil identidad cristiana
en el creyente católico, es punto de inflexión para el relativismo y
sincretismo religioso. Así mismo, la frágil identidad confesional
católica da pie a la aceptación fácil de otras formas de compresión
de la fe, que ponen en duda los dogmas y enseñanzas éticas y
morales de la Iglesia Católica.

204. Se constata la proliferación constante de nuevos grupos


religiosos y evangélicos en la diócesis de Trujillo. La identidad
ecuménica débil, que desconoce los esfuerzos hechos por los
Diócesis de Trujillo 81

cristianos a lo largo de la historia por restaurar la unidad perdida


a lo largo de los siglos y los logros alcanzados en materia de
diálogo ecuménico e interreligioso, hace que, tanto los católicos
como los miembros de las otras confesiones religiosas, no tengan
criterios sólidos para un diálogo que conduzca a la unidad visible
de la Iglesia. Prevalece una mentalidad y una actitud defensiva
(apologética mal entendida), y se hace más énfasis en los puntos
que nos separan que en aquellos que nos unen. Se percibe en los
sacerdotes evasión ante la labor pastoral ecuménica; muchos no
brindan atención a los novios de distintas confesiones que solicitan
el sacramento del Matrimonio. Muchos de los miembros de las
confesiones cristianas son ex-católicos que en algún momento no
encontraron la debida atención en el seno de la Iglesia o por su
situación moral se sintieron excluidos de la misma. Se constata
un bajo nivel de evangelización de parte de los católicos, en
contraposición con el proselitismo y afán evangelizador de los
miembros de otras confesiones religiosas que evangelizan casa
por casa y de manera persistente, sin importar los rechazos. Hay
dificultad de diálogo con los miembros de las sectas o comunidades
eclesiales, debido a ciertos aspectos negativos de algunos de estos
grupos, como pueden ser: el sectarismo, intenso proselitismo y
actitud agresiva frente a la Iglesia Católica. Los católicos poseen
poco conocimiento de la historia y doctrina de otras confesiones
religiosas y sectas, lo cual dificulta el diálogo con estas.

MARCO DOCTRINAL

205. El restablecimiento de la unidad es el objetivo primario y


la razón de ser del movimiento ecuménico. Las diferencias se
manifiestan a distintos niveles. Hay algunas que son patentes,
como la oposición entre las iglesias que practican el bautismo
de los niños y las que lo rechazan y bautizan únicamente adultos
confesos. O las diferencias entre iglesias con ordenación episcopal
e iglesias presbiterianas.
82 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

206. Hay diferencias basadas en divergencias teológicas más


profundas. Junto a la divergencias de carácter marcadamente
teológico, existen, además, una serie de problemas con
repercusiones teológicas y teóricas que tienen que ver, en primer
lugar, con la práctica y la pastoral en una situación de división,
como por ejemplo, la admisión a la Eucaristía y los problemas
relativos a los matrimonios mixtos. Aunque el movimiento
ecuménico será esencialmente un movimiento de reconciliación
de lo que está separado, también tiene que ver con la diversidad
y el pluralismo cultural del mundo cristiano. Estas diferencias
son el resultado de procesos bastante complejos, debidos a
evoluciones culturales e históricas escisiones y excomuniones,
así como también a la formación de identidad confesional y a
estilos de vida que se caracterizan por una intrincada estructura
de idiosincrasias psicosociales, prejuicios y recuerdos que pesan
sobre las relaciones reciprocas.

207. “Siempre ha habido en Venezuela una gran tolerancia para


las diversas confesiones de fe, cristianas o no” (ISMR 6). Sin
embargo, en la medida en que la confrontación resulta inevitable,
la experiencia ecuménica tiende a acentuar la necesidad de una
dinámica de comunión y a mirar más allá de las divergencias
para reconocer la unidad fundamental en Cristo, investigando
los orígenes comunes en la Escritura y la tradición común de la
enseñanza, el culto y la oración.

208. El diálogo se ha convertido en una palabra clave para inducir la


comunicación entre personas. El diálogo no solamente es necesario
para el intercambio entre las personas y las comunidades a las
que pertenecen, sino entre las religiones y, particularmente, entre
iglesias y comunidades cristianas. Ciertamente es el instrumento
por excelencia con que cuenta el movimiento ecuménico, y ya
se ha mostrado de qué forma se ha institucionalizado a través
de distintas estructuras. Según el decreto sobre Ecumenismo
del Vaticano II, los encuentros y diálogos “donde cada uno se
relaciona de igual a igual”, ayudan, sobre todo, a la discusión de
cuestiones teológicas.
Diócesis de Trujillo 83

209. El fundamento teológico del diálogo puede encontrarse en


la eclesiología de la unidad. El diálogo no es sólo un instrumento
para alcanzar la meta de la “unidad perfecta”, debe ser,
igualmente, la condición necesaria para conservarla. De hecho,
pertenece a la esencia misma de toda forma de convivencia
humana. No hay comunión sin una disponibilidad permanente
a escuchar, comprender y dejarse transformar en el proceso.
La evangelización y la misión únicamente pueden desarrollarse
respetando, de manera estricta, el proceso dialogal, sin presiones
indebidas de hegemonismo y proselitismos.

210. De ahí se sigue que en el campo ecuménico, el cambio de


clima, las señales de reconocimiento y los gestos de reconciliación,
la nueva convivencia y la coherencia, así como la racionalidad
intrínseca de los textos doctrinales conducen a nuevas convicciones
y comportamientos. El término “aceptación” tiene, además, un
significado específicamente eclesiológico, canónico y jurídico.
Se trata ahora de la aceptación jurídico-formal de las decisiones
jerárquicas, sinodales o conciliares, es decir, en un sentido más
amplio, de los resultados del proceso ecuménico de clarificación,
por parte de las demás Iglesias o del pueblo.

211. Hemos de reconocer que la relación entre sagrada Escritura


y Tradición constituye un problema central, especialmente desde
el inicio del diálogo con las Iglesias protestantes. Así mismo, la
doctrina y praxis de los sacramentos en la Iglesia Católica debe
ser un motivo, más que de alejamiento, de diálogo y encuentro.
También el diálogo ecuménico en torno a los temas morales,
personales y sociales, está íntimamente ligado a la compresión
del papel de la autoridad magisterial en la Iglesia, a la visión de la
responsabilidad de la persona humana y sus posibilidades ante la
ley, al peso que tiene la pecaminosidad en la vida del hombre, y
también, a la justificación gratuita del pecador. Pero es necesario
caminar al derribo de los muros y al encuentro en el perdón
recíproco por las heridas que han provocado los desencuentros.
La llamada a la unidad por parte de Jesús es también llamada a
la conversión del corazón y al testimonio de amor que Jesús, Él
84 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

primero, nos da en la cruz. Y todo esto para que el mundo crea:


“Te pido que todos ellos estén unidos; que, como tú, Padre, estás
en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el
mundo crea que tú me enviaste” (Jn 17, 21).

PERSPECTIVA PASTORAL

212. La Iglesia trujillana en sínodo, luego de hacer una profunda


reflexión acerca de la realidad ecuménica, propone conformar
el Secretariado de Pastoral ecuménica que se enfoque: en
el ecumenismo y conocimiento de los nuevos movimientos
religiosos y diálogo interreligioso presentes en la diócesis; en
el asesoramiento doctrinal y psicológico para el diálogo sano y
efectivo de los católicos con los evangélicos y con los diversos
grupos religiosos; en la formación del laicado en el ámbito de la
historia de las religiones, la antropología y psicología religiosas.

213. Favorecer un conocimiento del fenómeno de los movimientos


religiosos, especialmente mediante la convivencia y el diálogo.

214. Promover una sólida formación en todos los miembros de la


Iglesia en el campo del diálogo ecuménico.

215. Realizar un estudio sociológico, desde cada parroquia, lo más


exhaustivo posible, acerca del número de comunidades cristianas,
sus centros de cultos y sus adherentes. Al mismo tiempo, conocer
más el fenómeno de la religiosidad popular y su influencia en las
demás comunidades cristianas.

216. Es importante potenciar el diálogo, en orden a la creación de


una sociedad más tolerante, en todos los niveles, sin renunciar a
las verdades en las que cada quien cree.

217. Es necesario “desarrollar de forma sistemática una catequesis


que explicite gradualmente el misterio de Jesucristo, Dios y
hombre verdadero, su persona, su mensaje, sus obras su proyecto
Diócesis de Trujillo 85

de fraternidad, y el misterio de la Iglesia, sacramento de salvación


y comunión, la intercesión de la virgen María y de los santos, la
misión de la jerarquía, la función de la parroquia, que promueve
un sentido de pertenencia sólida a la Iglesia” (ISMR 109).

DISPOSICIONES NORMATIVAS

218. Toda acción ecuménica debe estar orientada y aprobada por


el Ordinario del lugar, ya que a él se le ha confiado el Ministerio
de la Unidad de la Iglesia y el mantenimiento de la integridad del
Depósito de la Fe.

219. Promuévanse encuentros diocesanos de sacerdotes,


religiosos y laicos que propicien la formación permanente, el
mutuo conocimiento y amistad, el diálogo que facilite la unidad
en la diversidad.

220. Potenciar en el ICIRE y en el Seminario Diocesano, la


formación ecuménica y favorézcase la creación de centros de
formación para los diversos ministerios laicales según lo establece
el directorio sobre el ecumenismo. Implementar en el pénsum de
estudio una cátedra sobre “el pentecostalismo latinoamericano”.

221. Promuévase el ecumenismo espiritual a través de encuentros


de oración y encuentros bíblicos ecuménicos diocesanos y
parroquiales, poniendo particular acento en la celebración
de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que
normalmente tiene lugar cada año entre los días 18 y 25 de enero.
Diócesis de Trujillo 87

II PARTE
LA EVANGELIZACIÓN:
FUENTE DEL DISCIPULADO Y DE LA MISIÓN
CRISTIANA
Diócesis de Trujillo 89

CAPÍTULO I

ITINERARIO BÍBLICO CATEQUÉTICO DE LOS


DISCÍPULOS MISIONEROS DE JESUCRISTO

222. “Encontramos a Jesús en la Sagrada Escritura, leída en


la Iglesia. La Sagrada Escritura, Palabra de Dios escrita por
inspiración del Espíritu Santo, es, con la Tradición, fuente de vida
para la Iglesia y alma de la acción Evangelizadora. Desconocer
la Escritura es desconocer a Jesucristo y renunciar a anunciarlo”
(DA 247).

REALIDAD: LUCES Y SOMBRAS

223. La Palabra de Dios, alma de la teología, es también el eje


transversal que inspira e integra los contenidos de toda la acción
pastoral de nuestra diócesis, por ello toda la dinámica sinodal
encuentra en este documento una invitación a la lectura orante y al
discernimiento pastoral, quehacer propio del discípulo misionero.
La reflexión en torno a la animación bíblica y a la catequesis es
un esfuerzo por ir a las fuentes de nuestra fe para que el encuentro
personal con Jesucristo nos lleve a la adhesión de corazón, la
entrega vital a su persona y nos impulse a la tarea evangelizadora.
224. La mirada retrospectiva generada por el Sínodo diocesano,
90 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

nos deja ver que existe entre los fieles un mayor interés por el
conocimiento de la Palabra de Dios y los agentes de pastoral
tienen mayor conciencia sobre la centralidad de la misma como
fuente de vida que convierte los corazones y facilita el encuentro
personal con Jesucristo. La diócesis de Trujillo ha asumido los
lineamientos del Departamento de Biblia y Catequesis de la
Conferencia Episcopal Venezolana, conformando el equipo
diocesano de Animación Bíblica de la Pastoral (ABP), para
responder a las exigencias de la Nueva Evangelización en la acción
pastoral. No obstante, los conocimientos bíblicos siguen siendo
deficientes en la mayoría del Pueblo de Dios. Se mantiene cierta
percepción entre los católicos de que la Biblia es patrimonio de
las iglesias cristianas de la reforma protestante o de ciertas sectas,
y el estudio serio de la Palabra de Dios exclusivo de teólogos,
sacerdotes y seminaristas, quedándose, en el mejor de los casos,
con su utilidad apologética o defensora de la fe. Se percibe la
Pastoral Bíblica o ABP como un ámbito de la pastoral y no como
su eje transversal. Es escaso el recurso a la Sagrada Escritura
como instrumento para el diálogo ecuménico en la diócesis.

225. En cuanto a la catequesis, la diócesis cuenta con el itinerario


catequético de Iniciación, Eucaristía y Confirmación. El obispo
diocesano ha establecido las normativas para la ejecución del
itinerario catequético y existe un director diocesano de catequesis.
Las parroquias cuentan, en general, con un buen número de
catequistas. Se destaca la participación predominante de la
mujer catequista. Es enriquecedora la incorporación creciente
de laicos profesionales. Existe entre los catequistas un creciente
interés por su formación bíblica y doctrinal. Se está realizando el
cambio de un estilo de catequesis preferentemente memorístico
a uno más kerigmático, narrativo y existencial. Asimismo, se
ha incrementado el interés y la ejecución de parte de párrocos y
laicos de los itinerarios catequísticos pautados para la iniciación
cristiana de adultos, niños y adolescentes, como norma pastoral
del Concilio Plenario de Venezuela. Vale destacar la preocupación
de las familias para que los niños reciban catequesis sacramental.
226. Por otra parte, existen sombras entre las que destacan la
Diócesis de Trujillo 91

insuficiente difusión de las directrices del Directorio General


de Catequesis, las conclusiones del Sínodo de Catequistas y las
disposiciones del Departamento de Catequesis de la CEV. En
este sentido, el catecismo diocesano amerita ser actualizado.

227. Urge formular e implementar un plan de formación sistemático


y formal para catequistas que genere la adecuada articulación
entre Biblia, catequesis y liturgia. No se cumple en todos los
casos con la normativa diocesana que rige los criterios de edad
de los catequizandos y la aplicación adecuada de los itinerarios
formativos. En cuanto a los catequistas, se eligen personas muy
jóvenes, en muchos casos voluntarias, pero con escasa formación
bíblica, doctrinal, pedagógica y didáctica. La catequesis se
ha centrado ordinariamente en los niños y adolescentes, sin
continuidad en la etapa adulta de la vida. En muchos casos se deja
de lado la dimensión kerigmática de la formación catequética para
centrarse más en la memorización. Por último, en lo referente a los
destinatarios de la acción catequizadora, muchas de las familias
católicas no asumen la catequesis como un encuentro personal
con Cristo, sino como simple requisito para recibir el sacramento.

MARCO DOCTRINAL

228. La Sagrada Escritura muestra cómo Dios guía y orienta al


hombre en lenguaje humano, se revela a personas y pueblos a lo
largo de su historia, para hacer una alianza de amor con ellos. Dios
entra en la historia de la humanidad con su Palabra, por ella se realiza
el acto creador; es un Dios que habla (cf. Gen 1, 3ss). La pedagogía
divina en el corazón del pueblo Hebreo era como una catequesis
que anuncia las maravillas de Dios, sus raíces y fundadores. En el
acontecimiento de la Pascua se encuentra la enseñanza y pedagogía
de la Palabra: “Este día será para ustedes memorable, en él
celebrarán fiesta al Señor. Y lo harán de generación en generación
como una ley perpetua” (Gen 12, 14-15).
92 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

229. La Palabra de Dios es vital para el creyente y por ello el primer


mandamiento es: “Escucha, Israel” (Dt 6, 4), y luego el autor
sagrado va desplegando el contenido de lo que debe escuchar (cf.
Dt 5-6). Dios es el gran pedagogo y maestro: “estas palabras que
hoy te ordeno estarán grabadas sobre tu corazón; las inculcarás
a tus hijos y hablarás de ellas cuando estés sentado en tu casa y
cuando vayas de camino, al acostarte y al levantarte” (Dt 6, 6-7;
cf. Sal 119, 103).

230. Los profetas testimonian con sus vidas y sus voces que
la Palabra interpela, llama y da una misión; y exige respuesta
humana: “Aquí estoy, mándame” (Is 6, 8-9). La Palabra de Dios
es eficaz y transformadora (Is 55, 10-11), dirige la historia de la
humanidad y la explica (cf. Sal 78, 1-4) y es sabiduría que enseña
al ser humano cómo vivir (cf. Sab 1, 1).

231. En el Nuevo Testamento Marcos nos centra en Jesucristo


como Buena Noticia (cf. Mc 1, 1), que ha de ser proclamada y
escuchada, especialmente a los pobres (cf. Is 58, 6). El evangelista
Juan puntualiza: “Al principio existía la Palabra y la Palabra
existía con Dios y la Palabra era Dios” (Jn 1, 1). Jesús es la
Palabra definitiva del Padre que da sentido a la existencia del
creyente y del mundo (cf. Jn 1, 3-4) y quien está unido a Ella
da frutos abundantes (cf. Jn 15, 5). He aquí la importancia de la
Escritura para el cristiano.

232. La Palabra es tan fundamental que cuenta con servidores, es


decir, personas que se dedican a trabajar en pro de su conocimiento
e interiorización, lo cual genera la fe (cf. Lc 1, 1-4). El cristiano
que anuncia la Palabra debe saber que no es palabra propia, ni
mensaje suyo el que transmite, sino el mensaje de Dios. Las
Escrituras deben enseñarse y transmitirse como lo hace Apolo
en Éfeso, con fervor y exactitud (cf. Hch 18, 24-28); con el
dinamismo de Pedro, que después de Pentecostés proclamaba con
poder el kerigma y catequizaba (cf. Hch 1-6; 10-12; 15).
Diócesis de Trujillo 93

233. La interrogante que plantea el etíope a Felipe nos enseña


que la transmisión de la Palabra exige enseñanza: “¿cómo voy a
entender (la Escritura) si no me orienta alguien?” (Hch 8, 31a).
Los primeros cristianos eran sometidos a un proceso de instrucción
o catequístico (cf. Gal 6, 6). El discípulo misionero debe realizar
el itinerario de fe escuchando y meditando las Escrituras, como
María, y su corazón debe arder y reconocer a Jesús en la Fracción
del Pan (cf. Lc 24, 29-31).

234. La Palabra de Dios tiene poder y ella genera un dinamismo


interno y transformador en el ser humano (cf. Heb 4, 12). Todas
las Escrituras sirven “para enseñar, corregir, enderezar, educar
en la justicia, a fin de que el hombre de Dios esté perfectamente
formado y bien provisto para toda clase de obras buenas” (2Tim
3, 15-17). El discípulo misionero debe adentrarse en las Escrituras
para que pueda dar respuestas a todo el que le pida razones de su
esperanza (cf. 1Pe 3, 15c).

235. Los Padres de la Iglesia tienen protagonismo en la formación


del canon bíblico y un papel fundador en relación a la Tradición
viva que sin cesar acompaña y guía la lectura y la interpretación
que la Iglesia hace de las Escrituras a lo largo de la historia. La
contribución particular de la exégesis patrística consiste en esto:
ella ha sacado del conjunto de la Escritura las orientaciones de base
que han dado forma a la doctrina de la Iglesia y ha proporcionado
una rica enseñanza teológica para la instrucción y alimentación
espiritual de los fieles. Quien no conozca las Escrituras no llegará
a conocer a Cristo en plenitud, así lo muestra San Jerónimo:
ignorar la Escritura es ignorar a Cristo.

236. La Patrística dio su aporte también a la dimensión


catequética. Entre los escritos más antiguos que conservan la
primitiva estructura catequética sobresale la Didajé, que acentúa
la iniciación al Bautismo y a la Eucaristía y se encuentra la
importancia radical en el tema de la transmisión de la fe: “Cuidado
que nadie te desvíe de este camino de la doctrina” (Didajé 6, 1).
94 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

237. La centralidad de la Sagrada Escritura en la vida y misión


de la Iglesia y su correcta interpretación es la razón por la cual
el Magisterio ha tomado posición con importantes documentos.
León XIII, con la encíclica Providentissimus Deus (1893) señaló
algunas directrices para la exégesis bíblica. Cincuenta años más
tarde, Pío XII, en la Encíclica Divino Afflante Spiritu, animaba
positivamente a hacer fructificar los métodos modernos para la
comprensión de la Biblia.

238. La Constitución Dogmática Dei Verbum del Concilio


Vaticano II (1965), sobre la divina revelación, retomó todas
las enseñanzas anteriores, y presentó una síntesis entre las
perspectivas permanentes de la teología de los Padres y los
nuevos logros metodológicos de la era moderna. El Magisterio
se ha enriquecido con las reflexiones aportadas por la Pontificia
Comisión Bíblica, particularmente resalta el documento La
Interpretación de la Biblia en la Iglesia (1993). Asimismo, la
Carta Encíclica Evangelii Nuntiandi de Pablo VI y la Exhortación
Apostólica Postsinodal Verbum Domini de Benedicto XVI. A
nivel de documentos eclesiales latinoamericanos destacan los
aportes del Concilio Plenario de Venezuela y el de Aparecida.

239. Dei Verbum expresa la naturaleza trinitaria de la Escritura


y la centralidad de Cristo en la Revelación: “Quiso Dios en su
bondad y sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el
misterio de su voluntad (cf. Ef 1, 9), mediante el cual los hombres,
por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en
el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina”
(DV 2). Asimismo recuerda que las verdades reveladas por
Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura,
se consignaron por inspiración del Espíritu Santo (cf. DV 11), y
exigen la obediencia de la fe (Rm 16, 26). Los obispos son los
primeros testigos y garantes de la tradición viva en la cual las
Escrituras son interpretadas en cada época, autoridad que ejercen
en nombre de Jesucristo (cf. DV 9 y 10). Los sacerdotes tienen
como primera obligación la proclamación de la Palabra (cf. PO
4); tienen como tarea principal ayudar a los fieles a comprender
Diócesis de Trujillo 95

y discernir la Palabra de Dios en el contexto de su vida personal


(cf. EN 57-58), haciendo la debida actualización e inculturación
de la misma (IBI 45 3).

240. El Documento de Aparecida resalta la Palabra de Dios como


instrumento esencial del itinerario formativo de los discípulos
y misioneros (cf. DA 247-249), e insiste en la utilidad de la
Pastoral Bíblica o Animación Bíblica de la Pastoral en el camino
de auténtica conversión y renovada comunión y solidaridad (cf.
DA 248; EA 12). Por último, la Exhortación Apostólica Verbum
Domini es abundante en propuestas acerca de la necesidad
y utilidad de la Palabra de Dios en ámbitos diversos como:
compromiso por la justicia en la sociedad, reconciliación y paz
entre los pueblos, la caridad efectiva, los jóvenes, los emigrantes,
los que sufren, los pobres, los medios de comunicación social, la
escuela y la universidad, entre otras (cf. VD 100-111).

241. En el ámbito de la catequesis Vaticano II expresa la necesidad


primordial de la preparación catequética para la celebración de
los sacramentos: “iníciense los catecúmenos convenientemente
en el misterio de la salvación, en la práctica de las costumbres
evangélicas y en los ritos sagrados que han de celebrarse en
tiempos sucesivos, y sean introducidos en la vida de la fe, de la
liturgia y de la caridad del Pueblo de Dios” (AG 14).

242. La catequesis es la tarea primordial de la Iglesia y su deber


sagrado. Ella debe asegurarle a los bautizados su derecho de ser
instruidos en los misterios del Señor y en la educación cristiana. La
catequesis debe hacer crecer, a nivel de conocimiento y de vida, la
semilla de la fe sembrada por el Espíritu y transmitida eficazmente
a través del Bautismo (cf. CT 20). Según el Directorio General de
la Catequesis (1997), “las tareas de la acción catequética serán
el desarrollo o cultivo de las dimensiones internas de la fe, para
que ésta sea conocida, celebrada, vivida y orada” (DGC 84); y la
enseñanza a compartir la fe, primero con los hermanos creyentes,
viviéndola en comunidad y luego anunciándola, con palabras y
obras, en medio del mundo.
96 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

243. El Concilio Plenario de Venezuela hace referencia clara


y precisa a un itinerario catequético permanente, que incluya
el estudio de la Sagrada Escritura y lectura orante de la Biblia;
lectura cristiana de los acontecimientos sociales, económicos y
políticos, a la luz de la Palabra de Dios y una constante catequesis
bíblica. “La catequesis es el resonar de la Palabra de Dios
mediante la voz del catequista” (PPEV 65; 66). Aparecida, por
su parte, recoge la experiencia misma de la Iglesia en el tema de
catequesis, nutriéndola de cercanía y paciencia en la predicación
del Evangelio en cada etapa de la vida, especialmente en la adulta
(cf. DA 298).

PERSPECTIVA PASTORAL

244. La centralidad de la Palabra de Dios y la acción catequética,


ejes fundamentales en la formación de los discípulos misioneros,
han sido revisadas a la luz de las mismas Sagradas Escrituras y del
Magisterio de la Iglesia en el Sínodo diocesano. Como resultado
surgen desafíos que nos interpelan y exigen respuestas audaces
en el hoy de nuestra diócesis, que contribuyan a promover en
los agentes de pastoral y el Pueblo de Dios el conocimiento y
encuentro con Jesucristo vivo a la luz de la Palabra para fortalecer
la vida de fe. Los esfuerzos de la acción pastoral en este ámbito
estarán dirigidos a celebrar intensamente la fe en torno a la
Sagrada Escritura en la liturgia, meditarla Palabra, especialmente
desde la lectio divina y hacer de ella el medio de encuentro con
los demás cristianos, incluso los no católicos.

245. La promoción de la centralidad de la Palabra de Dios en


la vida de la Iglesia diocesana encontrará su cauce a través de
la consolidación del Secretariado de la Animación Bíblica de
la Pastoral con una estructura y organicidad presente en toda la
diócesis, que difunda la interpretación, la oración y el anuncio
desde la Palabra; asimismo, la constitución de la comisión
bíblica diocesana.
Diócesis de Trujillo 97

246. Nos apremia el reto de consolidar el Secretariado de


Catequesis a través de una estructura presente en toda la diócesis
que asuma el desafío transformador de la catequesis como
itinerario de formación del discípulo misionero de Jesucristo;
la creación del plan diocesano de formación para catequistas y
la implementación cabal de los Itinerarios de Catequesis para la
Iniciación Cristiana de Niños, Niñas, Adolescentes, Jóvenes y
Adultos. La reflexión sinodal nos insta a promoverla formación y
la experiencia de fe en los padres como los primeros catequistas
de sus hijos, fortaleciendo las familias como Iglesias domésticas.

247. Finalmente, es imprescindible la comprensión de que el


ámbito bíblico y el catequético son aspectos fundamentales en el
proceso de renovación espiritual y de conversión pastoral de la
diócesis de Trujillo.

DISPOSICIONES NORMATIVAS

248. Instáurese en la diócesis la Escuela de Animadores Bíblicos


para la formación de agentes de pastoral, en alianza con ICIRE,
instituciones de educación superior y otras instancias eclesiales
de formación.

249. Establézcanse alianzas con los Medios de Comunicación y


el Ministerio de Educación para difundir la palabra de Dios.

250. Promuévase y celébrese el mes de la Biblia y la Semana de


Oración por la Unidad de los Cristianos a través de encuentros
cuyo centro sea la Palabra de Dios.

251. Constitúyase la comisión bíblica diocesana.

252. Restáurese el secretariado de catequesis e impleméntese


el Plan de Formación para Catequistas con el fin de atender la
realidad pastoral de cada zona.
98 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

253. Es necesaria la revisión y actualización del catecismo


diocesano según el Directorio General de Catequesis y la
normativa pastoral del CPV.

254. Promuévase entre los fieles, clero, religiosos y seminaristas


los itinerarios de catequesis de iniciación cristiana como norma
pastoral del Concilio Plenario de Venezuela.

255. Establézcanse las normas pastorales en cuanto a las edades


y etapas para la realización del Itinerario de Catequesis.

256. Promuévase el servicio del catequista como ministro de la


Palabra.
Diócesis de Trujillo 99

CAPÍTULO II

IGLESIA Y EDUCACIÓN

257. “El porvenir de la humanidad se encuentra es manos de


quienes sepan dar a las futuras generaciones: razones para vivir
y razones para esperar” (GS 31); ese ha de ser nuestro horizonte
para emprender nuestro camino en la fe. Debemos estar preparados
para dar razones de nuestra esperanza, este es el único camino
para poder santificar nuestra vida, así nos lo indica el testimonio
de Pedro en su primera carta (3, 15), por ello, como hijos de Dios
y bautizados, preparémonos para hacerlo.

REALIDAD: LUCES Y SOMBRAS

258. La misión fundamental de la Iglesia es el anuncio de la


Buena Noticia de Jesucristo a todos los pueblos, es por ello que
debemos, como Iglesia, dedicar especial atención al tema de la
educación, elemento fundamental para el anuncio del Evangelio.

259. La Iglesia Trujillana, fiel a su mandato misionero (Mc


16, 15), ha asumido su misión evangelizadora en el campo de
la educación de la mano de las Comunidades Religiosas, los
Colegios Parroquiales, los Centros de Fe y Alegría y sus Institutos
100 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

Radiofónicos, así como los Centros de Capacitación Laboral, las


Casas Hogares y los Centros APEP.

Todos estos institutos educativos con carismas cristianos católicos,


constituyen espacios muy importantes donde la Iglesia trujillana
desarrolla su acción evangelizadora a través de la educación,
mediante una pastoral de procesos que tiene como propósito llevar
a la persona a la coherencia entre fe y vida; y al mismo tiempo,
facilita procesos de integración con la familia y la comunidad
para un crecimiento personal y un desarrollo de la organización
comunitaria. La visión evangelizadora de la educación en estos
centros, parte de los criterios del análisis crítico de la realidad,
cuyo lugar privilegiado donde Dios tiene su morada son los más
pobres, los cuales han de ser la opción preferencial tanto de la
Iglesia y de cada uno de ellos.

260. En este marco, nos encontramos con una realidad signada por
la confianza de los padres y representantes debido a la educación
impartida en nuestros centros, que se reconocen de calidad, tanto
por la formación y actualización del personal que allí labora y
su énfasis la formación en valores, como por la adaptación a las
nuevas tecnologías y la excelente gestión que se manifiesta en las
buenas relaciones internas y con las autoridades educacionales y
unas infraestructuras bien cuidadas. Del mismo modo, resalta la
apertura, respeto y acogida a la religiosidad y a la Iglesia en los
centros, la existencia de Universidades afiliadas a la Asociación
Venezolana de Educación Católica (AVEC), y una Pastoral
Universitaria organizada.

261. La Iglesia trujillana reconoce algunas tareas pendientes


respecto al tema de educación, unos internos y otros externos.
Los primeros son: la dificultad de centrar en el educando toda
la acción educativa, el desplazamiento continuo y constante de
los fines y propósitos propios de la educación por los procesos
administrativos que se deben llevar en los centros; la escasa
integración escuela comunidad debido a la apatía de los padres
y representantes y a la concepción de que la comunidad es un
Diócesis de Trujillo 101

ente ajeno al centro; se puede comprobar en los últimos años


un elevado índice de violencia familiar, escolar y de género; un
cierto academicismo que prevalece por encima de una formación
cualitativa que valora la integralidad del ser humano; el incremento
de los modelos alienantes del consumismo.

Urge preparar a la familia en lo académico y moral para acompañar


los procesos de formación de sus hijos; es preocupante la
deserción escolar; se percibe cierta desmotivación en los docentes
por diversas razones: la vocación, bajos incentivos económicos
aunado a la poca inversión en proyectos de educación de calidad;
también puede notarse falta de compromiso y motivación de un
grupo de sacerdotes a participar en los proyectos educativos como
eje de pastoral evangelizadora.

MARCO DOCTRINAL

262. Jesús es la buena noticia del Padre (Lc 4, 18ss). La Iglesia


lo ha anunciado como modelo de humanidad y maestro de
la verdad, la justicia y el amor. La divina revelación nos lo ha
mostrado y la misma Tradición de la Iglesia ha asumido a Jesús
como maestro modelo de vida y de autoridad. Este testimonio se
encuentra respaldado por sus dichos y hechos manifestados en su
vida. En este sentido, la Iglesia se ha presentado ante el mundo
como servidora, maestra y aprendiz en humanidad al servicio
de la construcción del Reino de Dios. Por tanto, al momento de
contemplar la realidad educativa desde la perspectiva de una
Iglesia educadora, nos lleva a resaltar los principios que recogen su
doctrina y directrices pastorales para la formación del ciudadano
cristiano que necesitan el mundo y la Iglesia de hoy.

263. El Magisterio de la Iglesia nos dice que la educación tiene


como objetivo “la formación de la persona humana en la
búsqueda de su fin último y del bien de las sociedades” (GE 1).
Ella a su vez debe responder a la aspiración de los seres humanos
a realizarse biológica, intelectual, volitiva, afectiva, cultural y
102 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

socialmente, según su dignidad esencial de seres espirituales y


libres, creados a imagen y semejanza de Dios Padre (cf. Gn 1,
26-27; GE 1; DP 1024-1025). Las condiciones para que se respete
este derecho inalienable de los seres humanos requiere de una
adecuación de los contenidos y metodologías a las características
de: edad, carácter, sexo, los cuales son propios del educando, y
una explícita referencia a su contexto social, histórico y cultural.
De igual forma la educación es también un derecho inalienable de
“todos los seres humanos, de cualquier raza, condición y edad.”
(GE 1) y debe ser una oportunidad para todos, sin más diferencia
que la de privilegiar, siguiendo el ejemplo de Jesús, la atención a
los más necesitados.

264. En el mismo orden de ideas, la educación tiene un carácter


activo y transformador, y debe ayudar a la persona a tomar
conciencia de la realidad en que se desarrolla su vida para
transformarla. La educación está destinada a humanizar y, por
ello, a transformar la realidad en que vive, o como dice Pablo
VI: “crecer en humanidad” (PP 15.16.18) y que esté abierta a
las relaciones fraternas con otros, a fin de fomentar en la tierra
la verdadera unidad y la paz (cf. GE 1). Ante todo esto surge una
interrogante, ¿para qué se enseña? Es evidente que se enseña para
consolidar el proyecto de ser humano donde habite Jesucristo; se
educa para consolidar un hombre nuevo, que se sienta liberado de
los condicionamientos que pudieran impedirle vivir plenamente
como hombre y mujer.

265. Los obispos de América Latina reunidos en Santo Domingo


(1992) afirmaban: “ningún maestro educa sin saber para qué
educa, y que a su vez, siempre existe un proyecto de hombre
encerrado en todo proyecto educativo, y que ese proyecto vale
o no, según construya o destruya al educando. Ese es el valor
educativo” (SD 264). Por tanto, el proyecto educativo comprende,
un proceso práctico, dinámico y humanizador que lleva al hombre
a trascender para trabajar por la justicia, la verdad y el sumo Bien
(cf. DP 1024). Entre otras cosas, la educación prepara para la
vida, la ciudadanía y para crear nuevas relaciones (cf. DP 1025),
Diócesis de Trujillo 103

sobre todo para la calidad de vida, la justicia, solidaridad, el


respeto a las personas, la igualdad de los derechos, la aceptación
de lo diverso y la construcción de una cultura democrática, es
decir, el hecho de educar implica y requiere la capacidad crítica
para anticipar el nuevo orden social imprimiendo un sentido más
tolerante, comunitario y participativo (cf. DP 1029).

266. Desde esta perspectiva, el magisterio de la Iglesia ha


intuido que los actores del proceso educativo resultan ser muy
importantes al momento de reflexionar sobre esta noble labor de
formar, educar y evangelizar. Por ello es necesario observar cada
uno de los agentes del proceso educativo:

El primero, la familia. Es el lugar privilegiado y natural de


educación, punto de referencia imprescindible en la educación de
la fe, las relaciones interpersonales, los valores, y en la ciudadanía
responsable, democrática, solidaria, crítica y creativa. La
educación de los hijos es un derecho-deber ineludible e inalienable
de la familia (cf. GE 2; FC 36; DP 1036). La familia no es dueña
de los hijos, pero sí responsable de ofrecerles los medios que
favorezcan su educación, facilitando que ellos se hagan dueños
de su propia vida y destino, además de acompañarlos mientras se
encuentren bajo su tutela.

El segundo, la escuela, desde la organización, las relaciones


y los contenidos, debe desarrollar las capacidades de la persona, su
autonomía y dimensión comunitaria; favoreciendo la construcción
de sujetos sociales, comprometidos con la transformación de la
sociedad, promoviendo los valores de justicia, honestidad, verdad,
solidaridad, laboriosidad, participación y equidad; fomentando
una sana emulación y favoreciendo que cada uno dé lo mejor de
sí mismo (cf. DP 1030).

En tercer lugar, los educandos, que son el centro, el


culmen y el fin de la educación. Ellos son la razón de ser del
proceso educativo, a quienes va dirigido el proyecto de ser
humano que se va a desarrollar. Efectivamente, en el proyecto
104 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

educativo debe tenerse en cuenta que el ser humano es complejo


y está haciéndose y requiere de las condiciones necesarios para
su correcto desarrollo y desenvolvimiento, generando espacios
propicios de comunión, principios y valores, de esperanzas y
temor de Dios.

267. Los educadores deben sentirse llamados por Dios a una


vocación noble, exigente, generadora de vida y esperanza; a ellos
se les exige un esfuerzo permanente orientado a apartar actitudes
autoritarias y a sustituirlas por una gran receptividad e interés,
respecto a la formación de los educandos, en las circunstancias
concretas y cambiantes en que les toca desarrollarse. Son
importantes y se les invita a velar por su formación actualizándose
permanentemente para que haga posible este cambio de paradigma
(cf. GE 5). El perfil del profesional de la educación debe contener
-entre otros- elementos afectivos y religiosos. Como educadores
católicos, miembros de la Iglesia que son, están llamados a
ofrecer el proyecto de Jesús como un estilo de vida humanizador
y liberador, a través de todo su desempeño profesional y ejemplo
de vida (cf. LCE 19).

268. En el mismo orden de ideas, el Estado y políticas públicas,


como representación jurídica de la sociedad, debe tener entre
sus prioridades el establecimiento de políticas que garanticen la
educación de todos. La garantía de este derecho humano está por
encima de toda parcialidad ideológica. Ni el Estado, ni ninguna
otra instancia de la sociedad, deberán sobreponer sus propios
intereses a los que están esencialmente vinculados a la naturaleza
de la persona humana como la dignidad, la libertad de conciencia,
la autonomía personal, la solidaridad fraterna, el sentido de
trascendencia que ayude a descubrir la vida de la fe y sus dones
(cf. GS 16-17; GE 6).

269. La Iglesia y la sociedad están llamadas a jugar un papel


importante en el proceso educativo. En primer lugar, todos los
bautizados tienen derecho a una educación cristiana, de hacernos
más conscientes del don de la fe que hemos recibido, y aprender,
Diócesis de Trujillo 105

además, cómo rendir culto a Dios y conformar su vida personal


según el hombre nuevo creado en la justicia y la santidad de la
verdad. En segundo lugar, los ciudadanos tienen la obligación
y derechos en cuanto que “es ella la que debe ordenar todo lo
que requiere para el bien común. Entre sus obligaciones está
el proveer a la educación de la juventud de diversos modos...”
(GE 3). Es tarea de la Iglesia “estimular la comunidad civil en
todos sus sectores (...) a fin de que asuma sus responsabilidades
educativas y logre transformarse, junto con sus instituciones y
recursos, en una auténtica ciudad educativa” (DP 1048). Del
mismo modo, la presencia del laico en la escuela, ha permitido
a la Iglesia redescubrir el valor de la vocación docente como un
campo muy propicio para el apostolado de los laicos (cf. GE 5;
EN 70). Ellos, a través de la profesión docente, prestan un servicio
importante en ámbitos donde se da el diálogo entre cultura, fe y
vida. La presencia de los laicos en las escuelas públicas es una
plataforma que hace posible la presencia de la Iglesia en este
espacio educativo público y a la que debemos prestar atención y
apoyo (cf. LCE 9 y 48).

270. Cuando se habla de una educación cristiana católica, hacemos


referencia a hombres y mujeres de fe que educan hacia un proyecto
de persona en quien viva Jesucristo (AVEC). Hay muchos aspectos
en los que se educa y de los que consta el proyecto educativo
del ser humano; hay muchos valores, pero estos valores nunca
están solos, siempre forman una constelación ordenada, explícita
o implícitamente. Si la ordenación posee como fundamento y
término a Cristo, entonces esta educación está recapitulando todo
en Cristo (Ef. 1, 10) y de esta forma se convierte en una verdadera
educación cristiana. Se da de este modo una compenetración
entre los dos aspectos. Lo cual significa que no se concibe que se
pueda anunciar el Evangelio sin que éste ilumine, infunda aliento
y esperanza e inspire soluciones adecuadas a los problemas
de la existencia del hombre; ni tampoco que pueda pensarse
en una verdadera promoción del hombre sin abrirlo a Dios y
anunciarle a Jesucristo. En el proyecto educativo católico, Cristo,
el hombre perfecto, es el fundamento donde todos los valores
106 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

humanos encuentran su plena realización y su unidad: Él revela


y promueve el sentido nuevo de la existencia y la transforma
capacitando al hombre y a la mujer a vivir de manera divina, es
decir, a pensar, querer y actuar según el Evangelio, haciendo de
las bienaventuranzas la norma de su vida (Mt 5, 3-12).

PERSPECTIVA PASTORAL

271. La Iglesia que peregrina en Trujillo quiere asumir el desafío


de preparar una generación capaz de construir un nuevo orden
social más humano para todos. El proyecto educativo del hombre
que propone la Iglesia a la luz de sus reflexiones, es aquel en el
que viva Jesucristo, modelo de vida en Dios. Se trata pues que los
niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos, sean introducidos
en un proceso de desarrollo de actitudes relacionadas con la
solidaridad, la justicia y la paz, mediante experiencias significativas
de compromiso social que les permitan ir asumiendo el desafío de
ser constructores de la civilización del amor a partir del signo
de donación y entrega de Cristo en la cruz. “Nadie tiene amor
más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13);
éste es el verdadero proyecto del ser humano que queremos como
Iglesia. Todo ello, nos lleva a determinar algunos desafíos que
incidirán en nuestro actuar pastoral, los cuales se enuncian de la
siguiente manera:

272. Que se eduque para la paz, promoviendo una convivencia


sana entre los miembros del proceso educativo: familia, escuela y
comunidad. Esto será posible mediante un esfuerzo mancomunado
entre los mismos actores del proceso educativo, desarrollado por
medio de la organización de una pastoral educativa que propicie
tiempos de formación y espacios de encuentro, permitiendo una
sana convivencia e integración de todos sus agentes.

273. Luego, es propicio que se proporcionen programas


alternativos, como: módulos de artes y oficios que brinden una
educación de oportunidades para todos, en especial para los más
Diócesis de Trujillo 107

desfavorecidos de la sociedad, brindándole las oportunidades que


les han sido negadas históricamente.

274. Conviene insistir en la promoción de la identidad de la fe


católica a los estudiantes con características espirituales, dinámicos,
participativos, con conciencia humana, promoción social y cultura
científica, mediante el cultivo de una cultura de hombre nuevo,
capaz de dejarse impregnar por la realidad y con disposición para
transformarla, defensor de los valores cristianos, comprometido
con la justicia y en constante crecimiento integral; donde se pueda
ver reflejado el ideal de ser humano, rostro de Cristo.

275. Por último, que se consolide el equipo de pastoral educativa


diocesano para así poder ejecutar un proyecto educativo desde la
diócesis, propiciando la integración del trabajo pastoral en la vida
de la Iglesia como elemento de vital importancia en el anuncio
del Evangelio.

DISPOSICIONES NORMATIVAS

276. La diócesis asumirá la Pastoral Educativa teniendo en cuenta


las siguientes funciones:

a) Propiciar una educación para la comunicación


interpersonal.
b) Profundizar las relaciones y el trabajo de evangelización
con las parroquias.
c) Favorecer, en el Plan de acción de la Pastoral Educativa,
el encuentro con Jesucristo.
d) Promover encuentros formativos en valores cívicos y
cristianos por centros educativos.
e) Fundamentar un proyecto educacional que permita la
integración entre familia escuela y comunidad.

277. La Pastoral educativa debe crear espacios de reflexión para


108 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

descubrir la axiología de la educación que incide en una visión


antropológica del valor de la educación.

278. La Pastoral educativa debe establecer un perfil del estudiante


egresado que sea dinámico, activo, crítico, con sensibilidad social,
capaz de dejarse impregnar por la realidad y con disposición para
transformarla, defensor de los valores cristianos, comprometido
con la justicia y en constante crecimiento integral.

279. La Pastoral educativa debe promover una formación


ecuménica sin discriminación de culto o credo, fomentando así el
respeto por la vida y realzando los valores humanos.

280. La Pastoral Educativa debe formar permanentemente


al personal administrativo, obrero, docente y directivo, como
agentes importantes y necesarios en el proceso educativo.
Diócesis de Trujillo 109

CAPÍTULO III

COMUNICACIÓN PARA LA COMUNIÓN EN LA


IGLESIA DIOCESANA

281. “La Iglesia católica, fundada por Cristo el Señor para llevar
la salvación a todos los hombres y, en consecuencia, urgida por
la necesidad de evangelizar, considera que forma parte de su
misión predicar el mensaje de salvación, con la ayuda, también,
de los medios de comunicación social, y enseñar a los hombres
su recto uso” (IM 3)

REALIDAD: LUCES Y SOMBRAS

282. “Nuestro Sínodo, como camino y opción de renovación


pastoral, nos orienta a la misión. Ser discípulos del Señor nos
compromete a comunicar lo que hemos visto y oído (1Jn 1, 1)
para que no lo guardemos como un tesoro olvidado en un vetusto
cofre o como una luz oculta debajo de un recipiente, sino para
que, como discípulos misioneros, estemos dispuestos a iluminar
con la verdad del Evangelio y compartir el tesoro de la fe con
los cercanos, con los alejados y llevarlo hasta los confines de la
tierra (cf. Mt 5, 13-16)” (CIG).
110 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

283. La situación de la comunicación social en nuestra diócesis,


tanto ad intra como ad extra, presenta cierta complejidad como
es propio de un ámbito que está relacionado con todo el quehacer
eclesiástico.

284. Cuenta Trujillo con la presencia de los principales medios


de comunicación nacionales así como con distintos operadores
de televisión por cable. Se dispone de prensa escrita, radios
comerciales y comunitarias, televisoras, sitios web y redes
sociales. La participación de muchos trujillanos en el ámbito de la
comunicación social ha sido notable. Los medios regionales hacen
un considerable esfuerzo por garantizar el derecho ciudadano a la
información y han contribuido a afianzar la identidad regional,
promocionando valores sociales, tradiciones y expresiones de
nuestro gentilicio. Recientemente se ha abierto la carrera de
comunicación social en el Núcleo Universitario “Rafael Rangel”
mientras que otras universidades han facilitado la formación
profesional a través de convenios institucionales. En su relación
con la Iglesia diocesana, los dueños y trabajadores de los MCS
locales, se han mostrado receptivos y cooperadores.

285. Así como se evidencian importantes fortalezas, también


el Sínodo diocesano ha examinado aspectos que afectan
negativamente la auténtica comunicación social. Los medios
masivos, cuando atienden preferentemente sus beneficios
económicos, han contribuido a la promoción del materialismo
y del consumismo. Con cierta frecuencia se abusa de piezas
publicitarias y contenidos que promueven el sensualismo y
atentan contra la dignidad de la persona, especialmente de la
mujer. La difusión del relativismo ético conduce a una cultura
permisiva que lentamente hace ver realidades como el aborto,
la infidelidad matrimonial y la práctica de la homosexualidad,
como asuntos en los cuales la moral cristiana resulta anacrónica
e injusta. Además la confrontación socio-política en nuestra
sociedad, ha afectado la tarea de los medios de comunicación
pues se promueve la hegemonía comunicacional, que pretende
imponer un sector social sobre el otro. Los espacios de opinión
Diócesis de Trujillo 111

pública libres de coacción ideológica han disminuido en nuestras


emisoras y televisoras locales. La situación económica del país
y la dificultad para obtener insumos ha presionado al cierre
a los medios impresos de la región. Se amenaza la libertad de
expresión cuando se impone la intolerancia social y política
catalogando a la disidencia como enemiga. Se nota así mismo, un
importante número de emisoras de radios y programas en manos
de confesiones cristianas protestantes.

286. La Iglesia trujillana ha tomado en consideración la


importancia de la comunicación social. Desde nuestra fundación
como diócesis, en 1957, los cuatro obispos y muchos sacerdotes
se han interesado por el trabajo en los MCS haciendo presencia
en ellos y fundando algunos medios propios. La relación con el
departamento de medios de la Conferencia Episcopal Venezolana
ha sido constante. Salvo algunos episodios de desencuentro, la
relación y cooperación de los agentes de pastoral con los medios
de comunicación social de Trujillo ha sido positiva. La diócesis
ha manifestado su opinión institucional en diversos aspectos
concretos de la realidad nacional o regional a través de los medios
propios y ajenos. La Iglesia trujillana cuenta con el Semanario
Avance, la emisora católica Paz FM, dos páginas web y con un
conjunto de personas que, a lo largo de cinco décadas, han hecho
notables esfuerzos en la pastoral comunicacional. En las diversas
zonas pastorales, los sacerdotes hacen presencia con programas
de radio y escritos regulares en la prensa. Algunas parroquias
han fundado emisoras locales de corto alcance. En las principales
ciudades del estado existen pequeñas librerías católicas bajo la
dirección de laicos o parroquias. Los obispos han fomentado la
formación de algunos sacerdotes en el área de la comunicación
social. Contamos con laicos dispuestos a ejercer su apostolado en
nuestros medios casi siempre como voluntarios. Tanto el actual
obispo diocesano como algunos sacerdotes e instituciones tienen
presencia en diversas redes sociales. Algunos sacerdotes y laicos
trabajan en el campo de la producción, distribución y promoción
de trabajos musicales y espectáculos religiosos. Muchas de las
parroquias difunden las publicaciones periódicas de ediciones
San Pablo (Hoja Domingo, Pan Diario).
112 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

287. El análisis de la realidad durante la realización del Sínodo


ha arrojado una variedad de aspectos pendientes de revisión en
cuanto la comunicación pastoral. La estrategia comunicacional
de la Iglesia diocesana no ha estado bien definida. Aunque hay
trabajo en los medios, no evaluamos el impacto del mensaje ante
las expectativas del pueblo de Dios y la sociedad en general.
Una de las razones de estas deficiencias puede ser la carencia
de formación, en pastores y fieles, sobre la importancia del
fenómeno comunicacional. De allí que nos falta contundencia y
participación en la proclamación de la doctrina y moral católica
ante la opinión pública. Del mismo modo, constatamos que los
medios propios no tienen el alcance de los medios privados y
públicos.

288. Otras debilidades institucionales destacadas por los


sinodales son: los medios propios carecen de recursos financieros
y su desarrollo se ve seriamente limitado; se evidencia falta de
coordinación entre los agentes y medios propios; carecemos de
una organización definida y planificación articulada de la pastoral.
Necesitamos crear programas de formación y capacitación a
pastores y fieles. Nuestros locales para el funcionamiento de los
medios son inadecuados; necesitamos mayor presencia de pastores
y seglares en la labor comunicacional de la diócesis; se hace poco
uso de las redes sociales y las posibilidades de comunicación
digital en la pastoral; debemos aprovechar más la emisora Paz
FM y el periódico Avance, fortaleciéndolos y mejorándolos.

MARCO DOCTRINAL

289. La Iglesia, madre y maestra, considera pertinente tomar


postura ante la comunicación humana, los medios de comunicación
y su responsabilidad social, la opinión pública y la libertad de
expresión.

290. Si de algo puede ufanarse la sociedad actual es del desarrollo


tecnológico y científico de las comunicaciones sociales. Sin
Diócesis de Trujillo 113

embargo, dichos adelantos por sí mismos no garantizan igualdad


de acceso para todos, ni una auténtica comunicación humana.

291. Tal y como enseña la Conmunio et Progressio, la comunicación


hace referencia a un proceso de mediación, de una acción
de compartir con otra persona. La comunicación, libremente
realizada y orientada hacia un fin determinado, constituye una
parte fundamental de la realidad humana. La comunicación social
intenta esencialmente crear en el ser humano un mayor sentido
comunitario, aumentando el intercambio entre unos y otros. Y
así toda persona unida fraternalmente a las demás contribuye,
como llevado de la mano de Dios, a realizar el plan divino en la
historia. Para la fe cristiana el acercamiento y la comunión entre
los hombres es el fin primero de toda comunicación que tiene su
origen y modelo supremo en el misterio de la eterna comunión
divina del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que existen en una
misma vida divina. (cf. CP 8).

292. La esencia de la comunicación social resulta muy cercana a


la tarea misionera de la Iglesia en el mundo; aquella encomendada
por Nuestro Señor Jesucristo, “Vayan por todo el mundo y
proclamen la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16, 15).

293. Abundante y profunda ha sido la intervención del magisterio


desde el surgimiento de los grandes MCS. Sin embargo, el tema de
la comunicación social, cobró mayor relevancia magisterial desde
el Concilio Vaticano II. Por una parte la Iglesia ha hecho uso de los
medios masivos de comunicación y por otra ilumina e interpreta
los diversos aspectos referidos a la comunicación social.

294. Entre los novedosos documentos del Concilio, destaca el


decreto Inter Mirifica. El documento resalta el valor intrínseco
que tienen los MCS por el servicio que prestan al hombre y al
progreso de la humanidad; al mismo tiempo la Iglesia defiende el
derecho a obtener información; destaca el papel de la autoridad
pública, que no solamente debe proteger y fomentar la moralidad
sino también la libertad; señala el derecho a tomar personalmente
114 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

una decisión y, por tanto, a una educación para la libertad;


asimismo, enseña el respeto al carácter peculiar del respectivo
medio y la integración de estos MCS en la pastoral de la Iglesia;
también presenta una definición amplia del trabajo de la prensa
católica; además, exige a la pastores y laicos prepararse para la
comprensión del fenómeno comunicacional.

295. Durante el Concilio Vaticano II se pidió la creación de


una Pontificia Comisión para los Medios de Comunicación
y se estableció una jornada mundial que habría de celebrase
anualmente, desde 1967 teniendo como fecha la fiesta de la
Ascensión del Señor.

296. La Pontificia Comisión para los Medios publicó la instrucción


pastoral Communio et Progressio, en 1971, considerada por
muchos como la carta fundamental del magisterio sobre las
comunicaciones. En el referido documento se define el origen
divino de la comunicación humana y su sentido comunitario.
También recuerda que la comunicación lleva consigo algo más
que la manifestación de ideas o expresión de sentimientos. Según
su más íntima naturaleza y aplicada a la fe ella consiste en una
entrega de sí mismo por amor; y la comunicación de Cristo es
espíritu y vida. Uno de los sacramentos evidencia claramente
dicha realidad: En la institución de la Sagrada Eucaristía, Cristo
nos dejó la forma de comunión más perfecta que puede darse
en este mundo, a saber: la comunión entre Dios y el hombre y,
mediante ella, la más perfecta y estrecha unión entre los hombres
mismos. Por último, Cristo nos comunicó su Espíritu Vivificador
que es el principio de todo acercamiento y unidad (cf. CP 11).

297. Varios documentos orientadores, han emanado de la Comisión


Pontifica, entre ellos la instrucción pastoral Aetatis Novae,
sobre las comunicaciones sociales, en 1992 para proporcionar
una herramienta de trabajo estimulando a quienes llevan a
cabo las implementaciones pastorales de las nuevas realidades;
así mismo incentiva a los pastores y a la gente de la Iglesia a
profundizar su comprensión de las cuestiones relacionadas con las
Diócesis de Trujillo 115

comunicaciones. La Iglesia percibe a los medios de comunicación


como don de Dios, pero su compleja realidad plantea serios retos
y desafíos.

298. La Pastoral de la Comunicación, igualmente ha sido prioridad


para el Magisterio latinoamericano y venezolano. Los obispos en
Puebla (1979) nos recuerdan que “la evangelización, anuncio del
Reino, es comunicación: por tanto, la comunicación social debe
ser tenida en cuenta en todos los aspectos de la transmisión de la
Buena Nueva” (DP 1063). Asimismo el documento señala: “La
comunicación como acto social vital nace con el hombre mismo
y ha sido potenciada en la época moderna mediante poderosos
recursos tecnológicos. Por consiguiente, la evangelización no
puede prescindir, hoy en día, de los medios de comunicación”
(DP 1064).

299. Tanto en el documento de Santo Domingo (República


Dominicana, 1992), como en el de Aparecida (Brasil, 2007), se le
conceden amplias referencias al tema de los medios, la Iglesia y
la comunicación social.

“La revolución tecnológica y los procesos de globalización


conforman el mundo actual como una gran cultura mediática. Esto
implica una capacidad para reconocer los nuevos lenguajes, que
pueden ayudar a una mayor humanización global. Estos nuevos
lenguajes configuran un elemento articulador de los cambios en
la sociedad” (DA 481).

Entre los aspectos destacados del documento de


Aparecida destacan los nueve compromisos para la Iglesia y los
comunicadores católicos: conocer y valorar esta nueva cultura de
la comunicación; promover la formación profesional en la cultura
de la comunicación de todos los agentes y creyentes; formar
comunicadores profesionales competentes y comprometidos con
los valores humanos y cristianos en la transformación evangélica
de la sociedad; apoyar y optimizar la creación de medios de
comunicación social propios; estar presente en los medios de
116 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

comunicación social para introducir en ellos el misterio de


Cristo; educar la formación crítica en el uso de los medios de
comunicación desde la primera edad; animar las iniciativas
existentes o por crear en este campo, con espíritu de comunión;
suscitar leyes para promover una nueva cultura que proteja a
los niños, jóvenes y a las personas más vulnerables, para que la
comunicación no conculque los valores; desarrollar una política
de comunicación capaz de ayudar a los medios de comunicación
de inspiración católica y a los proyectos pastorales a encontrar su
lugar en la misión evangelizadora de la Iglesia (cf. DA 486).
300. Para el episcopado venezolano, sobre todo en las últimas
cuatro décadas, el tema comunicacional social ha sido de constante
análisis y orientaciones. Más de ochenta pronunciamientos
escritos sobre la temática lo evidencian. Varios de esos
documentos tratan exclusivamente la cuestión de los medios. Pero
fue durante el Concilio Plenario de Venezuela (CPV) cuando los
obispos plasmaron sus orientaciones pastorales en el documento
La Pastoral de los Medios de Comunicación, aprobado en el
año 2006. En consecuencia, nuestro Sínodo diocesano pretende
adaptar los lineamientos del CPV a la realidad de esta Iglesia
particular de Trujillo.

301. ¿Cómo entiende y define el Magisterio la comunicación? La


comunicación humana es don de Dios. Dios, se nos ha revelado
como un Dios trinitario y en Él coinciden perfectamente la unidad
y la pluralidad, un solo Dios-tres Personas: el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo. La teología de la comunicación así como la praxis
comunitaria de la vida eclesial y la evangelización tienen en esta
suprema verdad de fe su principal base doctrinal (cf. PMCS 74).

302. Cree nuestra Iglesia que toda actividad que haga posible y
facilite la comunicación entre los hombres nos hace partícipes
de la bondad de Dios, quien ha destinado sus bienes a todos
los hombres. Sin embargo, el ser humano ha resquebrajado la
comunicación con su hacedor y con su prójimo. Las discordias
y el rompimiento de la auténtica comunicación humana es fruto
del pecado cuando el hombre, por su propia culpa, se aparta de
Diócesis de Trujillo 117

su creador. No obstante el amor de Dios a los hombres no cambia


porque Él es fiel. Él fue quien inició la comunicación con la persona
humana, empezando así la historia de la salvación. Al llegar la
plenitud de los tiempos Dios mismo se hizo comunicación con
los hombres a través de Jesucristo pues “el Verbo se hizo carne”
(cf. CP 10). Cristo es pues el comunicador del Padre: “El mismo
como único mediador entre el Padre y los hombres establece la
paz, la comunión con Dios y restaura la fraterna unión entre los
hombres” (CP 10). Jesucristo, es verbo y presencia de Dios en
medio de nuestra historia. Todo Él es comunicación en medio de
nosotros. El Maestro busca y llama de manera personal (Jn 1,
43); se acerca a las multitudes, enseña, consuela y alimenta (Jn
6, 1-15), mira a cada persona y da una respuesta concreta. Su
presencia y sus palabras también cuestionan para transformar la
realidad de las personas y las estructuras. Recorre caminos, entra
a los pueblos, comparte las vivencias y se sienta a la mesa sin
distingos para compartir la amistad o para transformar la vida,
compadecido de las multitudes que caminan como ovejas sin
pastor (Mt 10, 36-38).

303. “Cristo, comunicador de la buena nueva del amor del Padre,


envió el Espíritu Santo a sus discípulos para que anunciasen el
Evangelio de la verdad y de la salvación a todos los pueblos:
Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda
criatura (Mc 16, 15). En este sentido cobra particular relieve la
afirmación de Puebla: La evangelización, anuncio del Reino es
comunicación” (PMCS 82).

304. La Iglesia también es comunicadora de la Buena Nueva. La


fe cristiana implica el anuncio y el testimonio. En todas las épocas
el pueblo de Dios que peregrina en el mundo, está llamado a creer
desde la cercanía y la vivencia de la fraternidad, y a anunciar sin
descanso la Buena Nueva del Reino. El Apóstol San Pablo nos
muestra la exigencia que siente interiormente como discípulo de
Jesucristo: “¡Pobre de mí si no proclamo el Evangelio!” (1Cor 9,
16); “¿Y cómo podrán creer si no han oído hablar de Él? ¿Y cómo
oirán si no hay quien lo proclame? ¿Y cómo lo proclamarán si no
son enviados?” (Rom 10, 14).
118 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

305. Para llevar a cabo su perentoria misión, la tarea compromete


a cada bautizado, es decir, todos los miembros de la Iglesia, con
la palabra y con la vida, deben comunicar los grandes valores
del Reino, ser sal de la tierra y luz del mundo, impregnando
las realidades temporales con sabor evangélico y sembrando la
Buena Nueva de Jesucristo en la mente y en el corazón de todas
las personas (cf. PMCS 86).

306. Nuestra Iglesia valora los MCS como factores importantísimos


del progreso humano. De allí su constante preocupación por
los aspectos delicados que como madre y maestra también le
incumben: responsabilidad social, opinión pública y libertad de
expresión.

307. “Los MCS se deben utilizar para edificar y sostener la


comunidad humana, en los diversos sectores, económico,
político, cultural, educativo, religioso. La información de estos
medios es un servicio del bien común. La sociedad tiene derecho
a una información fundada en la verdad, la libertad, la justicia
y la solidaridad” (CDSI 415). El auténtico desarrollo humano
requiere que los medios de comunicación sirvan para promover
estos valores refiriendo los acontecimientos de modo cuidadoso
y verdadero, analizando completamente las situaciones y los
problemas, y dando voz a las diversas opiniones (cf. RD 3).

308. Todo ciudadano tiene derecho a una información veraz sobre


los principales acontecimientos que suceden en la comunidad.
Los medios de comunicación cumplen con el deber de informar,
entretener y educar cuando cuidan la veracidad, la prudencia y
el tono humano de sus informaciones. Los profesionales de la
comunicación inciden en la formación de los ciudadanos, crean
opinión, fomentan actitudes y conductas en su labor de informar
a la colectividad. En los medios de comunicación social se debe
tener amor a la verdad y respeto hacia la honorabilidad de las
personas. Se debe tener en cuenta que quien comunica no es
dueño de la verdad, sino servidor de ella y deberá informar
con veracidad, prudencia, justicia y caridad. Los mensajes y
Diócesis de Trujillo 119

producciones de los comunicadores deben respetar siempre la


dignidad de las personas. Los comunicadores tienen el deber y
el derecho de comunicar verazmente las noticias en la medida en
que los ciudadanos tienen el deber y el derecho a conocerlas.

309. Una prioridad actual consiste en tomar en consideración la


comunicación y la fe en la era digital. Como lo ha señalado el
Papa Francisco, el deseo de conexión digital con todos los aportes
con que favorece la comunicación también puede terminar por
aislarnos de nuestro prójimo, de las personas que tenemos al lado.
Además, quienes no acceden a estos medios de comunicación
social corren el riesgo de quedar excluidos. Estos límites son
reales y nos recuerdan que la comunicación será siempre una
conquista más humana que tecnológica (cf. JMCS 2014).

310. Pero precisamente, para que nuestro apostolado se adecúe


a las nuevas expresiones y realidades, la Iglesia insiste en la
formación de agentes para la pastoral de la comunicación. Pastores
y laicos hemos de conocer y asumir el campo de la comunicación.
Aparecida reconoce que “la revolución tecnológica y los
procesos de globalización conforman el mundo actual como
una gran cultura mediática. Esto implica una capacidad para
reconocer los nuevos lenguajes, que pueden ayudar a una mayor
humanización global” (DA 484). Estos medios, puestos al servicio
del Evangelio, ofrecen la posibilidad de llegar a muchísimas más
personas, constituyen un nuevo areópago y púlpito para anunciar
la Buena Nueva (cf. DA 485).

PERSPECTIVA PASTORAL

311. El Sínodo diocesano, inspirándose en los lineamentos del


Concilio Plenario de Venezuela, ha considerado pertinente la
adecuación pastoral estableciendo varios desafíos. Uno de los
principales retos para la Iglesia trujillana será consolidar la
Vicaría Episcopal para la Comunicación Social, organismo que a
su vez garantice, en comunión con la diversas áreas pastorales, el
120 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

establecimiento del plan pastoral donde se prioricen las políticas


y estrategias comunicacionales en las que estén comprometidos
todos los agentes de pastoral, procurando una presencia eficiente
en los diversos aspectos de la comunicación.

312. Así mismo, será tarea prioritaria en nuestra Iglesia particular


consolidar y articular los medios de comunicación propios
para anunciar la Buena Nueva con eficacia en todo el territorio
diocesano. Optimizando el uso de los medios de comunicación
católicos, los haremos más propensos para comunicar la fe y para
el diálogo entre la Iglesia y la sociedad.

313. Al mismo tiempo, tenemos la tarea de promover la formación


en la cultura de la comunicación y uso de los MCS de todos los
agentes de pastoral. Favoreceremos así la toma de conciencia
sobre la cultura comunicacional que comienza por la necesidad del
encuentro con los demás y se desarrolla también en el uso de los
medios. Esta tarea nos ayudará a promover en los comunicadores,
organizaciones dedicadas a la comunicación y demás actores de
la vida pública, una toma de conciencia sobre su responsabilidad
social al servicio del bien común. Desde esta visión cristiana de
la comunicación podremos ser más diligentes en la defensa de
la libertad de expresión como un derecho humano y un valor
democrático fundamental.

314. Habiendo dado algunos pasos en el uso de las nuevas


herramientas digitales de la comunicación, hemos de considerar
como tarea fundamental el desafío de posicionar nuestra Iglesia
particular de Trujillo en la comunicación digital y redes sociales
como parte fundamental de la tarea evangelizadora. Será necesario
promover el uso del internet y la realidad virtual como instrumento
de comunicación y espacios de interacción y susceptibles de ser
evangelizados, especialmente entre los jóvenes y profesionales.
Para ello debemos asumir, pastores y laicos, una presencia
personal e institucional en las redes sociales actuales y venideras,
como instrumentos necesarios para la comunicación pastoral.
Diócesis de Trujillo 121

DISPOSICIONES NORMATIVAS

315. Consolídese la Vicaria Episcopal de la Comunicación Social


creando el Secretariado para la Pastoral de la Comunicación
Social, dirigido por un clérigo competente en el área.

316. Establézcanse, cada tres años, un plan pastoral de


comunicación acorde a los desafíos sinodales y el plan trienal
diocesano.

317. Fúndese la oficina de prensa diocesana.

318. Créese una plataforma comunicacional diocesana con


capacidad para evaluar su influencia en la realidad social.

319. Afiáncese, estratégica y administrativamente, el Semanario


Avance como un instrumento de comunicación que responda a los
desafíos pastorales que presenta la sociedad trujillana a la Iglesia.

320. Constitúyase un equipo de trabajo para la emisora Paz FM


que orgánicamente estructure su funcionamiento como un MCS
eficaz para la evangelización.

321. Intégrense, en una planificación estratégica, el Circuito de


Radio y Misericordia TV así como otros medios que sean creados
en la jurisdicción de la diócesis para la difusión de la fe católica.

322. Organícese y actualícese constantemente una base de datos


que incluya los diversos MCS presentes en el estado Trujillo,
periodistas y comunicadores.

323. Establézcanse, en coordinación con el equipo formador


del seminario diocesano, estrategias y programas para velar por
una adecuada preparación de los seminaristas en el área de la
comunicación social.
122 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

324. Organícense, en coordinación con el ICIRE, Pastoral


Universitaria y otras dependencias pastorales, programas e
iniciativas para apoyar la formación de comunicadores.

325. Ofrézcanse en los medios propios oportunidades a estudiantes


de comunicación social y carreras afines para sus pasantías,
servicio comunitario y trabajos de grado.

326. Promuévanse iniciativas para integrar los espacios


digitales diocesanos, institucionales y parroquiales, como sitios
de encuentro y evangelización.
Diócesis de Trujillo 123

CAPÍTULO IV

LA TAREA EVANGELIZADORA DEL DISCÍPULO


MISIONERO

327. “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda


criatura” (Mc 16, 15). En este mandato de Jesús la tradición ha
visto la justificación de la naturaleza de la Iglesia de ser misionera.
El Papa Francisco retomando a San Juan Pablo II nos dice: “la
actividad misionera representa aún hoy día el mayor desafío para
la Iglesia y la causa misionera debe ser la primera ¿Qué sucedería
si nos tomamos realmente en serio esas palabras? Simplemente
reconoceríamos que la salida misionera es el paradigma de toda
obra de la Iglesia” (EG 15).

REALIDAD: LUCES Y SOMBRAS

328. La Iglesia que peregrina en Trujillo, a partir de las reflexiones


sinodales y revisando su joven labor, busca la renovación de las
estructuras para ser cada vez más una Iglesia en salida, en favor
de los alejados y distanciados para que escuchen el anuncio de
la salvación. Por ello es necesario hacer una valoración de la
situación real de la Iglesia trujillana a través su corta trayectoria
de vida en medio de luces y sombras.
124 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

329. Los aspectos esperanzadores son los siguientes: resulta


evidente que el pueblo trujillano posee una profunda apertura a lo
trascendente, lo cual hace posible que el mensaje evangelizador
de la Iglesia católica sea recibido con respeto y que la cultura
esté aún muy permeada por la religión. En segundo, lugar una
sensibilidad por labor misionera constante, a través de iniciativas
evangelizadoras, en las parroquias y a nivel diocesano. Además
de las expectativas y la alegría con que se recibió la iniciativa
del primer Sínodo diocesano, un camino a renovación pastoral,
fruto de un proceso de participación y reflexión, dando paso a
una Iglesia en salida. De igual forma la disponibilidad del clero
diocesano al diezmo misionero para servir otras diócesis, dentro
y fuera de Venezuela. En el mismo orden de ideas el ambiente
festivo, la religiosidad popular y las devociones, hacen propicio
el anuncio del Evangelio.

330. Por otro lado encontramos elemento externos que hacen


sombra y en cierto modo perjudica al ardor misionero evangelizador
como lo son: en primer lugar la realidad rural vive un proceso
de transición entre la cultura rural y urbana, que genera una
significativa transposición de valores. En segundo lugar la misión
no es la línea transversal de la pastoral diocesana. Entre otras
cosas se percibe una falta de compromiso del clero y los laicos
a la hora de asumir de forma prioritaria la labor evangelizadora.
Otro elemento evidente es que la catequesis, en un número
significativo de bautizados, no genera un proceso de conversión ni
un encuentro personal con Cristo. No se evidencia una propuesta
de acción evangelizadora donde los alejados sean una prioridad.
Falta de formación de los laicos Por último el incremento de las
sectas y nuevos movimientos religiosos dentro de la diócesis que
aprovecha, en muchos casos, la ausencia de acciones pastorales
de la Iglesia Católica y la acción evangelizadora.
Diócesis de Trujillo 125

MARCO DOCTRINAL

331. En la convivencia cotidiana con Jesús los discípulos pronto


descubren dos cosas del todo originales en la relación con el
Mesías; por una parte, no fueron ellos los que escogieron a su
Maestro, sino es Jesús quien los elige, Él toma la iniciativa (cf.
Jn 15, 16); por otra parte, ellos no fueron convocados para algo
(purificarse, aprender la Ley), sino para encontrarse con Alguien,
además fueron elegidos para vincularse íntimamente a su Persona
(cf. Mc 1, 17; 2, 14). Tanto en el Antiguo Testamento como en
el Nuevo, encontramos infinidad de historias vocacionales, como
la de Moisés, Samuel, Isaías, Jeremías, Pablo y por supuesto la
misma Virgen María, la Madre de Dios.

332. Jesús eligió a los discípulos para que estuvieran con Él y


enviarlos a predicar (cf. Mc 3, 14), para que lo siguieran con la
finalidad de formar parte de los suyos y participar de su misión.
Y decía Jesús a todo el pueblo: “si alguno quiere venir detrás
de mí, niéguese a sí mismo, lleve a cuestas su cruz cada día y
sígame” (Lc 9, 23). El llamado que Jesús hace y la misión que
encomienda a sus elegidos exigen de parte del ser humano una
respuesta, un sí, como lo hicieron los apóstoles que lo dejaron
todo inmediatamente para seguirle. La naturaleza del discípulo
comporta ir detrás de Jesús, pero no es un seguir físico meramente,
sino formarse para asumir su mismo estilo de vida y sus mismas
motivaciones, correr su misma suerte, incluso en la muerte (cf.
Lc 6, 40b).

333. Hay una conexión íntima entre vocación, discipulado, misión


y comunidad. La dinámica bajo la cual nace la Iglesia de Cristo
está marcada por estos elementos inseparables. Una vez que los
apóstoles y los discípulos han recorrido varios años con Jesús los
caminos y han aprendido de Él su dinamismo y el objetivo de su
obrar, el mismo Maestro los envía a realizar las obras que Él hacía
y aún mayores (cf. Jn 14, 12).
126 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

334. Se encuentra de manera especial el impulso misionero en


Mateo: “Los once discípulos fueron a Galilea… Jesús se acercó y
se dirigió a ellos con estas palabras: Dios me ha dado autoridad
plena sobre cielo y tierra. Vayan y hagan discípulos a todos los
pueblos y bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, enseñándoles todo lo que les he mandado” (Mt
28, 16-20; cf. Mc 16, 14-18). La Iglesia es por su naturaleza y
desde su origen, misionera, pues actúa en nombre de Cristo y
respondiendo al imperativo de Jesús.

335. El libro de los Hechos de los Apóstoles es un testimonio


claro de la efectividad del mandato misionero de Jesús: “Al oír (el
anuncio de Pedro sobre el kerigma), se compungieron y dijeron
a Pedro y a los demás Apóstoles: Hermanos ¿Qué tenemos que
hacer? Pedro les dijo: Arrepiéntase y que cada uno de ustedes se
bautice en el nombre de Jesucristo para obtener el perdón de sus
pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo” (Hch 2, 37-38).

336. El fruto de la misión evangelizadora es la conversión, la


oración, la escucha asidua de la Palabra, y todo ello distingue la
vida del discípulo misionero, pero hay un rasgo fundamental que
resalta a la vista de todo aquel que lea las Sagradas Escrituras: la
vida comunitaria. El seguimiento de Jesús implica compartir la
vida, vivir en común unión (cf. Hch 2, 42; 4, 32). La comunión
con Jesús que genera el discipulado y la misión está constituida al
estilo de una gran familia, que no sólo nos lleva al Padre, sino que
además nos hace vivir una comunión en el servicio (cf. Jn 13, 14-
15). La vida comunitaria, además, centra al discípulo misionero
en la consciencia de la comunicación de dones (cf. 1Cor. 12).

337. El recorrido por las Sagradas Escrituras nos demuestra que


la naturaleza de la Iglesia de Jesús es eminentemente misionera,
por ello se entienden perfectamente las palabras de Pablo, cuando
dice: “porque anunciar el Evangelio no es para mí un motivo
de gloria; es una obligación que tengo, ¡y pobre de mí si no
anunciara el Evangelio!” (1Cor 9, 16).
Diócesis de Trujillo 127

338. La acción misionera de la Iglesia era una actividad exclusiva


de un sector de la Iglesia; el resto del pueblo de Dios, oraba y
cooperaba económicamente. El Concilio Vaticano II lleva a todos
los miembros de la Iglesia a redescubrir su corresponsabilidad
misionera, recuerda que la Iglesia ha sido enviada por Dios como
Sacramento Universal de salvación para una misión que tiene
como fuente la misión del Hijo y del Espíritu Santo según el
diseño amoroso del Padre.

339. La misión define la Iglesia, ella es misionera, y su tarea


y deber fundamental es la actividad evangelizadora (cf. AG 1. 2.
35). Una tarea que no es exclusividad de un grupo determinado
de la Iglesia, sino que cada discípulo tiene el deber de difundir la
fe (cf. LG 17), todos los fieles han sido llamados a cooperar a la
expansión y dilatación del cuerpo de Cristo (cf. AG 36).
340. Es en la misión donde el discípulo se foguea, es ella el
crisol del discípulo; sin misión, como sin escucha y sin opción,
no hay discipulado; y sin discipulado no se puede ser cristiano.
Ella es fruto de la escucha y del seguimiento, pero al mismo
tiempo facilita la escucha y el seguimiento, pues es imposible
escuchar, amar y optar, sin ser misioneros, sin sentir arder
nuestros corazones por la misión, pues el que se encuentra con
Cristo, siente la necesidad de testimoniar y anunciar su Evangelio
(cf. EG 9). Pero algo está faltando en la Iglesia, de lo contrario
el documento de Aparecida no se atrevería a afirmar que la
evangelización en nuestro continente se está realizando “con
poco ardor, y sin nuevos métodos y expresiones” (DA 100), por
eso surge la necesidad de relanzar la misión.

341. Las características de la Misión las determina la Encíclica


Redemptoris Missio, de San Juan Pablo II que invita a una nueva
evangelización la cual ha de ser: nueva en su ardor para que la
comunidad de los creyentes sea la comunidad de los testigos
y la comunidad de la acción misionera; esto debe llevar a los
cristianos a reforzar y a expresar su unión con Cristo, manifestada
en el testimonio como primera acción misionera (cf. RM 42), en
redescubrir la vocación a la santidad (cf. RM 90-91), en dejarse
128 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

guiar por el Espíritu Santo (cf. RM 87), por medio de una vida
coherente con el Evangelio (cf. RM 88), con miras a atender a los
más alejados y a los que nunca han oído el anuncio kerigmático y
salvador de Jesús (cf. RM 44). Entre otras cosas ha de ser nueva
en sus métodos. Ha de ser una misión atenta a los signos de los
tiempos, abierta a las nuevas tecnologías, que se vea reflejada
en los nuevos ámbitos: territoriales, fenómenos sociales, áreas
culturales y areópagos modernos (cf. RM 37). Que propicie
los nuevos modos de comunicar: lenguaje, técnicas, aptitudes
psicológicas, lenguaje audiovisual, el internet, MCS, RRSS (cf.
RM 35; 37). Por último, nueva en sus expresiones. Que conduzca
al crecimiento y a la madurez de los cristianos, insertando al
creyente en un proceso de conversión constante (cf. RM 43; 46),
un renovado deseo de inculturación de la fe que haga penetrar
el mensaje de Cristo en los diversos ambientes socio-culturales
(cf. RM 52; 54). También exige estructuras y lenguajes nuevos:
una visión de Iglesia comunión y participación, en la unidad y el
respeto de la diversidad (cf. RM 26).

342. Todo esto debe encaminarnos necesariamente a la conversión


pastoral que desembocará en una pastoral misionera. Por ello
urge dar respuesta al grito continuo de renovación que surge de
las mismas propuestas del Vaticano II (cf. GS 3). En este sentido
la Evangelii Gaudium en los numerales que van del 25 al 33,
recalca la necesidad de una pastoral en clave de misión, que
responda al ser y quehacer de la Iglesia. Esto es posible viviendo
el discipulado desde las siguientes dimensiones: mediante el
servicio, que implica el testimonio de la vida desde el amor que
prepara el camino para el kerigma y la catequesis; mediante el
anuncio del kerigma como prioridad permanente de la misión y
primer anuncio; a través de la catequesis como profundización
del kerigma y camino de la iniciación cristiana y que tenga como
finalidad primordial hacer viva y operante la fe (cf. EG 160-168).

343. Las Comunidades evangelizadas y evangelizadoras:


este es el estado permanente de la misión, lo cual implica
ardor interior y confianza plena en el Señor, (cf. DA 551). La
Diócesis de Trujillo 129

dinámica evangelizadora establecerse mediante la inculturación


del Evangelio, es decir, mediante “el proceso de inserción de la
Iglesia en las culturas de los pueblos… No se trata de una mera
adaptación externa, ya que la inculturación significa una íntima
transformación de los auténticos valores culturales mediante su
integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo en
las diversas culturas” (RM 52).

344. La formación misionera, ha de ser una de las labores que la


Iglesia debe ofrecer como camino de preparación al discipulado,
que posteriormente lleve a la conversión personal y pastoral de
los miembros de los grupos, movimientos y asociaciones para
que pasen luego a evangelizar los diversos sectores y ambientes
de la comunidad. Está fundamentada a través de: un itinerario
de formación que lleve al discípulo misionero a un encuentro
personal con la Trinidad en Jesucristo (cf. DA 243-245), para
la conversión, discipulado, comunión y misión. Luego una
formación bíblica sólida y vivencial. Además de una preparación
integral, kerigmática y permanente, atenta a las dimensiones
humana, comunitaria, espiritual, intelectual y pastoral (cf. DA
278). También una capacitación misionológica y litúrgica y por
último una formación permanente, entendida y aceptada como
camino de conversión y medio para la fidelidad (cf. SD 72).

345. La Espiritualidad misionera es otro elemento importante


para la evangelización y misión. En el caminar misionero hace
falta descubrir que el Espíritu Santo es el protagonista de la
misión; por ende, la espiritualidad misionera es dejarnos guiar por
Él para ser discípulos misioneros. La vida espiritual es una actitud
permanente de escucha (discipulado), de disposición continua
para decir cómo María “hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1,
38). La espiritualidad misionera debe llevar al discípulo a amar a
la Iglesia y a los hermanos como Cristo, haciéndose el hombre del
amor y de la entrega (cf. RM 89) en la búsqueda permanente de la
santidad (cf. RM 90). Será entonces una espiritualidad cimentada
en la fe, orientada por la esperanza, consumada en el amor y que
impulse al discípulo a la misión.
130 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

PERSPECTIVA PASTORAL

346. Posterior a la ardua reflexión en las asambleas sinodales, se


vislumbra un panorama esperanzador para la pastoral diocesana,
que nos invita a revisar el imperativo misionero hecho por Jesús
a sus discípulos de anunciar la Buena Noticia de salvación a
todos los pueblos. Se han podido reconocer algunos desafíos que
ayudarán a iluminar nuestro actuar eclesial.

347. Es indispensable profundizar en los espacios de encuentro


personal y comunitario con Jesucristo que estimulen una reflexión
profunda y posteriormente un compromiso sólido, para ser
testigos convincentes del Evangelio.
348. Es también de suma importancia reconocer la misión como el
eje transversal de toda la acción pastoral diocesana, con especial
atención a la religiosidad popular, la catequesis pre-bautismal, la
pastoral de alejados, la caridad y la pastoral de la esperanza y, a
los que aún no ha llegado, el anuncio del kerigma.

349. También representa un serio desafío generar y fomentar


momentos de formación de los discípulos misioneros para
garantizar el crecimiento espiritual de los bautizados,
capacitándolos para el anuncio kerigmático, la acción misionera
con énfasis en la inculturación del Evangelio.

350. Por último, el mayor desafío del Sínodo diocesano es la


conformación de una pastoral de conjunto inspirada en una
espiritualidad de comunión que integre todas las pastorales e
impulse el ardor misionero, la cual es la razón de ser de la Iglesia,
por mandato de Jesucristo.

DISPOSICIONES NORMATIVAS

351. Debe crearse el Departamento Diocesano de Misiones con


presencia en las zonas pastorales.

352. Las principales funciones del Departamento Diocesano de


Misiones son: planificar, animar y coordinar la acción misionera
a nivel de toda la diócesis.
Diócesis de Trujillo 131

353. Deben crearse escuelas parroquiales de profundización de la


fe integradas por miembros de los diferentes movimientos laicales
existentes en las parroquias y aquellos laicos que así lo deseen.

354. La diócesis de Trujillo, fiel a su vocación de ser “Iglesia


discípula misionera en marcha”, se mantendrá abierta al llamado
misionero “ad intra” y “ad gentes” de modo que aportará, en lo
posible, el llamado diezmo misionero a otras diócesis necesitadas
de sacerdotes “fidei donum”, quienes con libre generosidad
prestarán allí un servicio pastoral misionero temporal. Asimismo,
podrá enviar a laicos que colaboren voluntariamente con la
pastoral misionera dentro y fuera de la diócesis.
Diócesis de Trujillo 133

III PARTE
LA SANTIFICACIÓN, REALIZACIÓN DEL
ENCUENTRO
ENTRE EL HOMBRE Y EL MISTERIO DE SALVACIÓN
Diócesis de Trujillo 135

CAPÍTULO I

VIDA Y MISIÓN DE LOS MINISTROS ORDENADOS


FRATERNIDAD, FORMACIÓN Y ESPIRITUALIDAD

355. En la diócesis de Trujillo, Dios no cesa de llamar algunos


para le sigan y le sirvan como discípulos y misioneros en todos los
bautizados que integran el sacerdocio común de los fieles. Tanto el
obispo, como el presbítero y el diácono, transitorio o permanente,
participan del “triple oficio” de Cristo “Buen Pastor” servidor de
todos que se hizo misionero del Padre entre sus hermanos.

REALIDAD: LUCES Y SOMBRAS

356. El obispo con sus presbíteros y sus diáconos transitorios


y permanentes constituyen una parte fundamental de toda la
familia diocesana, en un clima de cercanía y fraternidad prestan su
colaboración obediente y sincera al obispo diocesano en el trabajo
pastoral en el anuncio alegre y entusiasta del Evangelio. Pero esta luz
se ve opacada por la falta de organización de las mutuas relaciones
de todos los presbíteros con los diáconos transitorios y permanentes,
con los religiosos y las religiosas, con todos los bautizados laicos
asociados y no asociados, con el seminario y los seminaristas.
357. Una segunda luz radiante en la vida diocesana es el número
136 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

considerable de sacerdotes bien formados en las diversas áreas


del saber teológico, filosófico y ciencias humanas; ha crecido el
número de diáconos transitorios y permanentes, quienes producen
frutos prometedores para la Iglesia diocesana; se ha consolidado
el Seminario Mayor Diocesano “Sagrado Corazón de Jesús”,
donde se cultivan las vocaciones al sacerdocio ministerial para
que sean discípulos misioneros dentro y fuera de nuestra diócesis;
sin embargo, falta coordinar más y mejor procesos bien definidos
de formación humana, espiritual, intelectual y pastoral para la vida
y ministerio de los presbíteros y diáconos, para responder mejor
a los retos de la vida eclesial y socio-cultural antes y después de
la ordenación a fin de seguir todos un proyecto pastoral común,
hablando todos el mismo lenguaje.

358. Una tercera luz que ilumina el caminar de estos primeros 60


años de trabajo eclesial ininterrumpido, es que los presbíteros y los
diáconos, manifiestan con su vida y ejemplo una sólida relación
con Cristo “Buen Pastor” (Jn 10) y con Cristo “Siervo” (Fil 2,
6-11), fortaleciendo y beneficiando la espiritualidad diocesana
traducida en abundantes frutos como el aumento considerable de
vocaciones al sacerdocio ministerial, al diaconado permanente, a
la vida religiosa, al laicado comprometido; y además, en la puesta
en práctica de una espiritualidad que se encarna constantemente
y se hace sensible a las necesidades primarias de los más pobres.
Todo surge de la oración y la celebración cotidiana de la Santa
Eucaristía y de este modo se capacitan para enfrentar las sombras
que amenazan el ministerio ordenado como son: el desierto
espiritual, el aislamiento, la comodidad y la improvisación pastoral.

MARCO DOCTRINAL

359. El sacerdocio de Cristo es uno solo, así como el Pueblo de


Dios es uno solo, por eso el ejercicio del sacerdocio ministerial
está ordenado para fortalecer el ejercicio del sacerdocio común de
los fieles en cada una de las instancias de comunión y participación
de la vida Diocesana. Por lo tanto, el sacerdocio ministerial hace
Diócesis de Trujillo 137

palpable la acción propia de Cristo cabeza y testimonia que Él no


se ha alejado de su Iglesia, sino que continúa vivificándola con su
sacerdocio permanente.

360. El obispo es el pastor propio, ordinario e inmediato de la


diócesis. Tiene como tarea fundamental apacentar las ovejas en el
nombre del Señor, desarrollando en la vida diocesana su oficio de
regir, enseñar y santificar.

Oficio de regir y apacentar: El obispo es un “padre y


pastor” que se preocupa por todos, sirve a todos, conoce a cada
uno de sus presbíteros y diáconos y es conocido por ellos. Ellos
se someten gustosamente a su autoridad con el fin de congregar
a toda la familia diocesana para que vivan y obren en comunión.
Una de sus tareas principales es tratar con caridad especial a sus
sacerdotes y diáconos, considerándolos como hijos y amigos para
escucharlos, y, tratando confidencialmente con ellos, promueva la
labor pastoral íntegra de toda la diócesis; que viva preocupado de
su condición espiritual, intelectual y material para que ellos puedan
vivir santamente, cumpliendo su ministerio con fidelidad y éxito;
que ayude con activa misericordia a los presbíteros y diáconos
que se vean inmersos en cualquier peligro o que hubieran faltado
en algo; que se muestre interesado por todos, por los hombres
y mujeres del territorio diocesano, por los propios y forasteros,
incluso por los hermanos separados fortaleciendo el ecumenismo;
le corresponde guiar y coordinar la obra evangelizadora de la
comunidad diocesana, el apostolado y el plan pastoral diocesano.

Oficio de enseñar: El obispo es el maestro de la fe con su


palabra y con su vida porque la comunidad diocesana necesita
ser alimentada por la Palabra de Dios, proponiendo a los fieles
en la predicación frecuente, aquello que deben creer y hacer para
la gloria de Dios y para la salvación eterna; tiene como tarea
proclamar dondequiera y siempre los principios morales del orden
social cuando los derechos de la persona humana o salvación de las
almas lo exijan; su juicio es importante frente al valor de la vida,
el significado de la libertad, la unidad y estabilidad de la familia,
138 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

la procreación y la educación de los hijos y la contribución al


bien común; es el primer catequista y responsable de la catequesis
atendiendo las diferentes modalidades según las necesidades de
los fieles; es el primer promotor de la difusión del Evangelio en
los medios de comunicación social.

Oficio de santificar: En el obispo reside la plenitud del


sacerdocio ministerial, y de él dependen en el ejercicio de su
potestad los presbíteros como colaboradores del orden episcopal,
y los diáconos ordenados para el servicio del pueblo de Dios en
unión con el obispo y su presbiterio; tiene como tarea moderar
la vida litúrgica de la comunidad diocesana y los ejercicios de
piedad, cuidando de la iglesias y otros lugares sagrados; su
tarea primordial es procurar la santificación de sus presbíteros y
diáconos; el cuidado de las diferentes vocaciones al sacerdocio
ministerial, a la vida religiosa masculina y femenina, al diaconado
permanente, a la vida laical comprometida, y las vocaciones
misioneras.

361. Los presbíteros: El ministerio de los presbíteros, por estar


unido al orden episcopal, participa de la autoridad con que Cristo
mismo edifica, santifica y rige su cuerpo. Por lo cual, el sacerdocio
de los presbíteros supone, ciertamente, los sacramentos de la
iniciación cristiana, pero se confiere por un sacramento peculiar
por el que los presbíteros, por la unción del Espíritu Santo,
quedan marcados por un carácter especial que los configura con
Cristo Sacerdote, de tal forma, que pueden obrar en nombre de
Cristo Cabeza (cf. PO 2). Son tres las grandes tareas específicas
del sacerdocio ministerial, a través de las cuales hace presente al
obispo en su comunidad, pues comparte con él esta triple misión
de gobernar, enseñar y santificar.

Rectores del pueblo de Dios: Los presbíteros, configurados


con Cristo “Buen Pastor”, tienen como tarea específica caminar
delante del rebaño que les ha sido confiado, guiando y dando
ejemplo, alimentando a los fieles con la Palabra de Dios y la
Eucaristía; estará especialmente cerca de los que sufren, los
Diócesis de Trujillo 139

pequeños, los niños, las personas que pasan dificultades, los


marginados y los pobres. A todos llevará la misericordia del Buen
Pastor: estar dispuesto a dar la vida si fuere necesario.

Ministros de la Palabra de Dios: Como profetas


los presbíteros en cada una de las realidades eclesiales que
conforman la comunidad diocesana, tienen como tarea destacarse
en el carácter misionero de la transmisión de la fe y preservar la
autenticidad del mensaje en conformidad con la fe de la Iglesia;
anunciar la Buena Nueva y denunciar los atropellos a la dignidad
de la persona humana y desenmascarar las estructuras de pecado
que afectan el orden social.

Ministros de los Sacramentos y de la Eucaristía: Si bien


el ministerio de la Palabra es un elemento fundamental en la labor
sacerdotal, el núcleo y centro vital es, sin duda, la Eucaristía:
presencia real en el tiempo del único y eterno sacrificio de Cristo;
los presbíteros santifican a los fieles con los sacramentos y muy
especialmente como ministros de la Reconciliación restableciendo
la amistad con Dios Padre y con todos sus hijos en su familia, que
es la Iglesia.

362. Los diáconos transitorios y permanentes: En el orden de los


diáconos existen dos modalidades en el ejercicio de este ministerio
al servicio de la Iglesia: algunos son diáconos transitorios cuyo
ejercicio diaconal es realizado por un tiempo limitado hasta que
el ordinario de lugar considera a los candidatos suficientemente
maduros para ser promovidos al orden de los presbíteros; otros
son ordenados diáconos permanentes célibes o casados y ejercen
el ministerio toda su vida según las disposiciones de la Iglesia.

El ministerio del diaconado se concreta en tres servicios


específicos en comunión con el triple oficio del obispo y de los
presbíteros:

Diaconía de la caridad: La ejercen los diáconos


transitorios y permanentes en la dedicación a las obras de caridad
140 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

y de asistencia y en la animación de comunidades o sectores de la


vida eclesial, especialmente en lo que concierne a la caridad. Este
es el ministerio más característico del diácono.

Diaconía de la Palabra: La realizan los diáconos


transitorios y permanentes proclamando la Palabra de Dios e
instruyendo y exhortando al Pueblo de Dios (cf. LG 29).

Diaconía de la Santificación: La desarrollan los diáconos


transitorios y permanentes en la oración de la Iglesia, en la
administración solemne del Bautismo, en la conservación y
distribución de la Eucaristía, en la asistencia y bendición del
Matrimonio, en presidir el rito de los funerales y de la sepultura y
en la administración de los sacramentales.

363. Ministros ordenados, fraternos para servir: En una visión


orgánica de la Iglesia, obispos, presbíteros y diáconos viven y
trabajan en comunión fortaleciendo los tres vínculos: con Cristo,
con los hermanos colegiados y con los fieles encomendados.
Sometidos por vocación al misterio de Cristo se convierten en
servidores de Cristo y sólo así se puede gobernar, guiar por Cristo
y con Cristo. El modo de gobernar de Jesús no es el dominio,
sino el servicio humilde y amoroso del lavatorio de los pies y la
realeza de Cristo sobre el universo no es un triunfo terreno, sino
que alcanza su culmen en el madero de la cruz, que se convierte
en juicio para el mundo y punto de referencia para el ejercicio de
la autoridad que sea expresión verdadera de la caridad pastoral.
El pastor, por tanto, es pastor guiando y custodiando la grey y a
veces impidiendo que se disperse. Si el fin es transmitir el anuncio
de Cristo y llevar a los hombres al encuentro salvífico con Él
para que tengan vida, la tarea de guiar se configura como un
servicio vivido en una entrega total para la edificación de la grey
en la verdad y en la santidad, a menudo yendo contracorriente
y recordando que el mayor debe hacerse como el menor y el
superior como el servidor (cf. LG 27).
364. Ministros ordenados, bien formados para enseñar: “Un
clero, bien formado -cabeza, lengua y corazón- (cf. II Ses. Sínodo
Diócesis de Trujillo 141

Romano) es lo que da garantía de excelente apostolado y de


ordenadas energías puestas al servicio de la Iglesia” (Juan XXIII).
El presbítero y diácono transitorio y permanente bien formado
hace presente, en la confusión y en la desorientación de nuestro
tiempo, la luz de la Palabra de Dios, la luz que es Cristo mismo
en este mundo nuestro. Los ministros ordenados no hablan por sí
mismos, no hablan para sí mismos, para crearse admiradores o un
partido propio; no dicen cosas propias, invenciones propias, sino
que, en la confusión de todas las filosofías, los ministros ordenados
enseñan en nombre de Cristo presente, proponen la verdad que es
Cristo mismo, su Palabra, su modo de vivir y de ir adelante. El
cultivo de la vida espiritual, académica, comunitaria y pastoral
de la vocación al sacerdocio ministerial o diaconal transitorio o
permanente comienza en el seminario mediante un proceso bien
llevado de “discipulado” (estudios filosóficos) y “configuración”
(estudios teológicos) con Cristo, Buen Pastor; y una vez, recibida
la ordenación sacerdotal o diaconal continúa el itinerario de la
formación permanente (discipulado y configuración permanentes)
animados por el obispo diocesano.

365. Ministros ordenados, santos para santificar: “Santo” es la


cualidad específica del ser de Dios, es decir, absoluta verdad,
bondad, amor, belleza: luz pura. Santificar a una persona significa,
por tanto, ponerla en contacto con Dios, con su ser luz, verdad,
amor puro. Es obvio que esta relación transforma a la persona.
Ningún hombre por sí mismo, partiendo de sus propias fuerzas,
puede poner a otro en contacto con Dios. El don, la tarea de crear
este contacto, es parte esencial de la gracia del sacerdocio. Esto
se realiza en el anuncio de la Palabra de Dios, en la que su luz nos
sale al encuentro. Se realiza de un modo particularmente denso en
los sacramentos. La inmersión en el Misterio pascual de muerte y
resurrección de Cristo acontece en el Bautismo, se refuerza en la
Confirmación y en la Reconciliación, se alimenta en la Eucaristía,
sacramento que edifica a la Iglesia como Pueblo de Dios, Cuerpo
de Cristo, Templo del Espíritu Santo (cf. PG 32). El sacerdote
“santo” y el diácono “santo” es una persona que ama a la gente
con un corazón nuevo, grande y puro (cf. PDV 22); es consciente
142 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

de su pertenencia y dedicación a la Iglesia particular en comunión


con su obispo y sus otros hermanos presbíteros y diáconos (cf.
PDV 31); es hombre de oración que no sólo celebra el misterio
pascual de Cristo en la Santa Eucaristía sino que su alabanza
a Dios consagra el curso entero del día y de la noche a través
de la Liturgia de las Horas (cf. SC 84). El cuidado de la vida
espiritual se debe sentir como una exigencia gozosa por parte del
mismo sacerdote o diácono, pero también como un derecho de
los fieles que buscan en ellos -consciente o inconscientemente-
al hombre de Dios, al consejero, al mediador de paz, al amigo
fiel y prudente, y al guía seguro en quien se pueda confiar en los
momentos más difíciles de la vida para hallar consuelo y firmeza
(cf. DIR 39). La vida interior y exterior del sacerdote o diácono
está configurada con Cristo pobre y humilde con la necesaria
libertad interior ante los bienes y riquezas del mundo (cf. PO 17).
Los bienes son medios y no fines y serán usados con sentido de
responsabilidad, recta intención, moderación y desprendimiento,
siendo consciente de que todo debe ser usado para la edificación
del Reino de Dios, y por ello se abstendrá de actividades lucrativas
impropias de sus ministerios (Lc 10, 7; Mt 10, 9-10; 1Cor 9, 14;
Gal 6, 6; DIR 67). El sacerdote o diácono está llamado al celibato
por amor al Reino de los cielos, con entrega total para imitar a
Cristo (aspecto cristológico); para servir a sus hermanos en la
Iglesia (aspecto eclesiológico); para ser signo de la vida futura
(aspecto escatológico) (cf. PDV 19; SD, 74). “El celibato, así
entendido, es entrega de sí mismo en y con Cristo a su Iglesia, y
expresa el servicio del sacerdote o diácono transitorio a la Iglesia
en y con el Señor” (DIR 59). La obediencia es un valor sacerdotal
de primordial importancia, al igual que para Cristo, también para
el presbítero y el diácono la obediencia expresa la voluntad de
Dios, que le es manifestada por medio de los superiores. “El
presbítero y el diácono tienen la ‘obligación especial de respeto
y obediencia’ al Sumo Pontífice y al propio Ordinario” (DIR 61).
El sacerdote y el diácono tienen una relación especial con María,
madre del Sumo Sacerdote, a la cual debe amar como madre. “Por
eso, los sacerdotes y los diáconos estamos llamados a crecer en
una sólida y tierna devoción a la Virgen María, testimoniándola
Diócesis de Trujillo 143

con la imitación de sus virtudes y con la oración frecuente” (PDV


82). Todo presbítero y diácono sabe que María, por ser madre,
es la formadora eminente de su ministerio, ya que Ella es quien
sabe modelar el corazón de los obispos, presbíteros y diáconos;
la Virgen, pues, sabe y quiere proteger a los sacerdotes de los
peligros, cansancios y desánimos. El presbítero y el diácono han
de mirar a María si quiere ser un ministro humilde, obediente y
casto (cf. DIR 85).

PERSPECTIVA PASTORAL

366. A la luz del examen sinodal se abren nuevas perspectivas para


los ministros ordenados a corto y largo plazo: Propiciar espacios
para el encuentro y la fraternidad del presbiterio diocesano, del
colegio de diáconos transitorios y permanentes, es un primer
desafío que se logra si fortalecemos la organización necesaria a
nivel zonal y diocesana para mejorar la formación, la convivencia
y la fraternidad, destacando la figura y función del arcipreste, la
colaboración entre párrocos y sus vicarios, el acompañamiento a
los sacerdotes más jóvenes, y la corrección fraterna, evitando los
conflictos.

367. Generar las instancias y mecanismos requeridos para el


sostenimiento económico digno de los sacerdotes y los diáconos
transitorios y permanentes es un segundo desafío que se logra si
fomentamos el espíritu de solidaridad entre sacerdotes y fieles
laicos creando un fondo de sostenimiento solidario entre el Consejo
Diocesano de Asuntos económicos y el mundo empresarial.

368. Garantizar en el presbítero y en el diácono, sea transitorio o


permanente, la formación para un mejor desempeño en la acción
pastoral. Es un tercer desafío que se logra si fortalecemos los
cursos de actualización y los temas formativos en las reuniones
de zona y del clero.
369. Promover la cultura vocacional en la diócesis a través
de la promoción y acompañamiento vocacional a los jóvenes
144 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

y de la formación de los candidatos al sacerdocio ministerial


en el Seminario “Sagrado Corazón de Jesús”, propiciando
la participación de todo el pueblo de Dios bajo la guía del
obispo diocesano. Es un cuarto desafío que se logra mediante
la conformación del secretariado de Pastoral Vocacional con
su director acompañado por un equipo multidisciplinario para
el desempeño, cultivo y acompañamiento de los jóvenes con
vocación al sacerdocio ministerial desde la familia hasta el
seminario.

370. Consolidar una auténtica espiritualidad sacerdotal


y diaconal que dé respuesta a los desafíos del mundo de
hoy, es un quinto desafío que se logra si se mantiene la
práctica canónica de los ejercicios espirituales anuales o en
otros momentos del año litúrgico, la motivación frecuente
para que nuestros sacerdotes y diáconos permanentes
busquen la consulta pastoral, el consejo del director
espiritual, el perdón en el sacramento de la confesión, el
gozo en el rezo diario de la liturgia de las horas en privado
o en comunidad, la alegría en la celebración diaria de la
santa Eucaristía.

DISPOSICIONES NORMATIVAS

371. Es necesario que el sacerdote organice su vida de oración de


modo que incluya la celebración diaria de la Eucaristía con una
adecuada preparación y acción de gracias; la confesión frecuente
y la dirección espiritual; la celebración íntegra y fervorosa
de la liturgia de las horas, obligación cotidiana; el examen de
conciencia; la oración mental propiamente dicha; la lectura del
Evangelio; los ejercicios y retiros espirituales periódicos; las
preciosas expresiones de devoción mariana como el rosario, el
vía crucis y otros ejercicios piadosos.

372. Establézcase un programa de formación permanente de los


sacerdotes donde actualicen los conocimientos relacionados a los
Diócesis de Trujillo 145

nuevos desafíos que se presentan en relación a la globalización


y a las políticas internacionales que afectan las raíces religiosas,
culturales y morales de la nación.

373. Instálense en las Zonas Pastorales los centros de animación


vocacional.

374. Cuídese que los clérigos gocen de asistencia social y que se


provea adecuadamente a sus necesidades en caso de enfermedad,
invalidez o vejez.

375. Debe procurarse la casa de espiritualidad diocesana, que


favorezca la vida espiritual del clero y a su vez provea de recursos
para la manutención de los sacerdotes.

376. Cada consejo pastoral parroquial debe tener un promotor


vocacional laico a fin de desarrollar un trabajo pastoral integrado
en sus parroquias.

377. Promuévase un plan de promoción y acompañamiento


vocacional donde se tome en consideración la realidad de los
jóvenes en sus diferentes localidades y se asuma los nuevos
mecanismos de comunicación e información.

378. Resáltese la figura y función del arcipreste en las diferentes


zonas pastorales.

379. En cada asamblea del clero ha de invitarse a personalidades


para que ayuden al crecimiento doctrinal de cada sacerdote de
frente a los retos del mundo actual.

380. Foméntense convivencias sacerdotales en calidad de internos


para que las reuniones del clero sean fraternas, formativas y de
crecimiento espiritual.
Diócesis de Trujillo 147

CAPÍTULO II

LA LITURGIA: CELEBRACIÓN DE LOS MISTERIOS

381. “La Liturgia, por cuyo medio se ejerce la obra de nuestra


Redención, sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristía,
contribuye en sumo grado a que los fieles expresen en su vida,
y manifiesten a los demás, el misterio de Cristo y la naturaleza
auténtica de la verdadera Iglesia. Es característico de la Iglesia
ser, a la vez, humana y divina, visible y dotada de elementos
invisibles, entregada a la acción y dada a la contemplación,
presente en el mundo y, sin embargo, peregrina; y todo esto de
suerte que en ella lo humano esté ordenado y subordinado a lo
divino, lo visible a lo invisible, la acción a la contemplación y lo
presente a la ciudad futura que buscamos” (SC 2).

REALIDAD: LUCES Y SOMBRAS

382. La Iglesia trujillana, partiendo del reconocimiento de Cristo


resucitado en medio de la comunidad, ha procurado que todas sus
celebraciones adquieren un tono Pascual, en especial el Domingo;
ya los primeros cristianos expresaban lo siguiente: “sine dominico
non possumus”, es decir, “sin el domingo no podemos vivir”; “nos
faltarían las fuerzas para afrontar las adversidades y no sucumbir”
148 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

(Benedicto XVI Homilía, Bari, 29-V-05). Es por ello que en


nuestras parroquias existe el creciente interés en la preparación
de las celebraciones litúrgicas, de modo especial, la dominical,
Día del Señor y Pascua semanal, distribuyendo diversos servicios
litúrgicos, teniendo consciencia de una asamblea toda ella
celebrante, en relación íntima del culto, sacramentalizando toda
su fe en y su vivencia cristiana en el misterio pascual de Cristo.

383. Esta participación se percibe de igual modo durante todo


el año litúrgico con una preparación más dedicada y consiente
en los tiempos fuertes: Adviento, Navidad, la Cuaresma y junto
con ella el Triduo Pascual; así mismo, en las fiestas del Señor,
como Corpus Christi, Cristo Rey y la Divina Misericordia; en
las fiestas Patronales en cada una de las comunidades; en las
celebraciones donde se venera la memoria de la Madre del
Señor y en la memoria de algunos santos, con los que nuestros
fieles se sienten más identificados. Todo esto logra que nuestras
comunidades se reúnan junto con sus pastores para proclamar
la Palabra, celebrar los signos sacramentales del don de Dios y
sobretodo la Fracción del Pan.

384. Son claros los esfuerzos por redescubrir la centralidad de la


Palabra de Dios en las celebraciones litúrgicas por medio de la
preparación de ministros lectores idóneos para facilitar una cierta
percepción del sentido y estructura de la liturgia de la Palabra y la
liturgia Eucarística a través de la técnica, logrando que los lectores
sean cada vez más aptos en el oficio de leer ante el pueblo. La
homilía también constituye la actualización del mensaje bíblico
proclamado en vida de la comunidad celebrante, cuidando de
manera especial la preparación de la homilía dominical y las
solemnidades.

385. En muchas comunidades parroquiales han surgido equipos


litúrgicos que se esfuerzan por la preparación y dignificación de
las celebraciones litúrgicas. El decoro y belleza de los espacios
celebrativos es también un factor importante en el cual se observa
gran preocupación de parte de los animadores litúrgicos, logrando
Diócesis de Trujillo 149

también que, de manera estética, la asamblea entre en el misterio


y participe plenamente en él.

386. La Iglesia diocesana se ha esforzado por no ver en la música


sólo un componente y un embellecimiento de la liturgia, sino que la
considera en sí misma, herramienta sacramental, parte integrante
de la acción litúrgica, lográndolo a través de la formación de
coros parroquiales orientados en el canto litúrgico.

387. Dentro de las celebraciones litúrgicas de la diócesis existe


una gran asistencia de personas de diversas edades: niños,
jóvenes y adultos. Es por ello que cada una de las celebraciones
se ha orientado de manera especial a la atención pastoral de cada
uno de estos sectores. Los niños en edad catequética participan en
celebraciones donde se realza la mistagogía (que es la catequesis
que explica los misterios de Dios, especialmente los sacramentos),
logrando, de este modo un camino formativo de la iniciación al
misterio pascual presente en las celebraciones sacramentales.
A los jóvenes se les ofrecen celebraciones que hablan más
directamente de la vida y de las experiencias actuales, sobre todo
en los ambientes escolares, en grupos parroquiales y carismas
particulares. De igual modo, los adultos de manera positiva tiene
una vivencia consiente del misterio celebrado en cada una de las
acciones sacramentales en las que participa.

388. Así mismo, los avances tecnológicos dentro de la era digital


y los medios de comunicación han facilitado, desde hace varios
años, que muchos de nuestros fieles que se encuentran enfermos,
ancianos y personas aisladas o impedidas para acudir al templo,
puedan participar de forma parcial, desde su hogar en las
celebraciones litúrgicas a través de la radio, la televisión o la web.

389. La vivencia sacramental ha ido en ascenso progresivo en la


diócesis, de modo especial en los sacramentos de la Iniciación
Cristiana; los sacerdotes, catequistas y demás laicos han puesto
especial interés en su preparación y formación, sobresaliendo la
catequesis pre-sacramental para los padres y padrinos, así como
150 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

los niños en edad catequética que están culminando su iniciación


cristiana.

390. Es digno de resaltar el valor que en la feligresía se le confiere


a la Eucaristía en los momentos puntuales y emblemáticos de su
vida, ya sea para dar gracias, al comenzar una nueva etapa dentro
de su crecimiento, al rogar por una necesidad en particular o para
encomendar al Señor a aquellos que nos han precedido con el
sueño de la paz.

391. El culto eucarístico fuera de la Misa está arraigado en el pueblo


trujillano, y gracias a ello han florecido algunos movimientos
seglares que tienen como carisma la adoración del Señor en el
augusto sacramento de la Eucaristía. Gracias a este amor y culto
eucarístico, la diócesis ha sido bendecida con un nutrido número
de vocaciones sacerdotales, y gracias a esta bonanza todos los
años son ordenados en Trujillo un gran número de sacerdotes.
Asimismo, la diócesis también cuenta con numerosas vocaciones
al diaconado permanente, colaborando ellos directamente con el
obispo diocesano y el presbiterio en la vida pastoral, sacramental
y litúrgica, de modo especial en las comunidades donde a los
presbíteros no les es fácil llegar asiduamente.

392. La ministerialidad laical es una de las fortalezas de la que


goza la diócesis, puesto que en muchas parroquias se promueven
a candidatos idóneos para el lectorado y el acolitado, así como
también para el servicio pastoral de atención a los enfermos, como
ministros extraordinarios de la sagrada Comunión, que además de
llevar el Pan de los fuertes a los enfermos, actúan como puente
entre los enfermos de la comunidad parroquial y los centros de
salud y los sacerdotes, para que estos administren el sacramento
de la Unción de los Enfermos, práctica sacramental que ha ido en
ascenso en la diócesis.

393. Otras de las fortalezas presente en Trujillo es la religiosidad


popular, que, aunque no forma parte de la liturgia, está en armonía
con ella. Es ahí donde podemos observar cómo el pueblo conserva
Diócesis de Trujillo 151

un gran respeto hacia lo sagrado, que lo ha llevado a trasmitir


devociones arraigadas a Nuestro Señor, a su Madre Santísima
y a los santos, por medio de la práctica de novenas, rogativas,
rosarios y otras prácticas de piedad. Esta religiosidad, a través
del tiempo y del entorno cultural, se ha ido mezclando con el
folklore y las representaciones artísticas de cada una de las zonas
geográficas de la diócesis.

394. La ferviente devoción de los fieles también se manifiesta


en el respeto a la memoria de los fieles difuntos, a través de las
oraciones comunitarias en el velorio, la celebración exequial, y
la oraciones durante nueve días, acompañado de las misas por
el eterno descanso y el perdón de los pecados cometidos, son
algunas de las muestras de respeto y también de devoción a la
misericordia del Señor y la intercesión de la Santísima Virgen
latentes en la Iglesia trujillana.

395. Con el paso de los años en las comunidades parroquiales, así


como también algunos grupos de apostolado seglar y los fieles en
general ha ido en ascenso el rezo de la Liturgia de las Horas, la
práctica de la Lectio Divina, profundizando la Palabra de Dios y
su vivencia en la comunidad.

396. Impulsados por las motivaciones del obispo diocesano, se


observa una conciencia litúrgica ferviente en la diócesis, es por
ello que se ha fomentado la formación litúrgica en las comunidades
parroquiales y zonas pastoras, así como también, la publicación
de cápsulas litúrgicas en el semanario diocesano.

397. La diócesis de Trujillo cuenta con la custodia de obras de


arte sacro que datan de la colonia, y de igual modo, templos que
son un verdadero baluarte artístico, histórico y cultual, los cuales
forman parte de la identidad religiosa y artística no sólo local,
sino también nacional.

398. Dentro de la revisión de la realidad también se han


vislumbrado algunas preocupaciones en relación a la vivencia
152 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

litúrgica en Trujillo. Estas van desde la falta de interés por


la formación litúrgica de parte de algunos sacerdotes, la baja
asistencia de fieles a las celebraciones dominicales de acuerdo
al gran número de católicos con los que cuenta la diócesis. De
igual modo, se ve la preocupación por la sustitución de los libros
litúrgicos por subsidios litúrgicos en las celebraciones, restando
la dignidad y la elegancia a las celebraciones sacramentales.

399. La improvisación de la homilía en las celebraciones por parte


de algunos pastores de almas, también ha sido una preocupación
manifestada en los grupos sinodales, así como también el abuso en
el uso de representaciones teatrales y decoraciones inapropiadas,
el uso de cantos no aptos, de tono secular, o de cantos de autores
cristianos ligados a otras iglesias que desconocen la riqueza de las
celebraciones litúrgicas católicas.

400. La falta de concientización y formación kerygmática dentro


de la vida sacramental, de manera especial en los sacramentos
de la iniciación cristiana es preocupante, puesto que no se
garantiza de este modo la vivencia comunitaria y personal de los
sacramentos, así como las responsabilidades propias que estos
conllevan. La práctica de acciones que llevan también a confundir
y sustituir el sacramento del Bautismo en algunas comunidades,
en especial las zonas rurales, es también inquietud alarmante que
requiere especial atención. También es una dificultad la falta de
perseverancia de los adolescentes y jóvenes que culminan su
iniciación cristiana en la vida parroquial de las comunidades.

401. Debido al gran número de ministros extraordinarios de la


sagrada comunión, existe el riesgo de delegar la atención de los
enfermos en sus hogares y centros de asistenciales, relegando
la responsabilidad de la atención y el cuidado pastoral de los
enfermos de parte de los sacerdotes a los laicos, y de igual modo,
la práctica en algunas celebraciones de unciones que se asemejan
al sacramento de la Unción de los Enfermos y que tienden a
confundir a la feligresía y equipararlo al sacramento
Diócesis de Trujillo 153

402. Dentro de la religiosidad popular vemos con preocupación


que algunas prácticas pueden llevar a los feligreses a caer en la
superstición, de modo particular, cuando algunas de ellas van
acompañadas de sacramentales

403. Es latente la necesidad de una adecuada formación litúrgica


tanto en el Seminario diocesano así como en el clero trujillano
y en la feligresía en general, puesto que la falta de formación en
este campo ha dejado muchos espacios a la creatividad anárquica
y a abusos litúrgicos que rompen claramente con el espíritu
sacramental de las acciones litúrgicas.

404. Dentro del cuidado y conservación del patrimonio religioso


artístico custodiado en algunos templos de la diócesis, se observa
con gran preocupación la falta de cuidado y preservación de dichas
obras, en parte, por la falta de formación artística de algunos
pastores y de fieles, como también es importante resaltar que no
existen inventarios de los bienes muebles e inmuebles, ni existe
una comisión diocesana de liturgia, con miembros especializados
que velen por la conservación y el resguardo de edificios,
templos, imágenes, pinturas, retablos y vitrales. De igual modo
es necesario que se vele que en las celebraciones se revisen los
libros sagrados, los ornamentos, imágenes y vasos sagrados que
se están utilizando pues hay veces que no son dignos para las
celebraciones litúrgicas o el culto religioso.

MARCO DOCTRINAL

405. La liturgia es la celebración de los misterios, donde el


misterio principal es Cristo, que se hace presente aquí y ahora,
a través de ritos y preces y hace continua su obra salvadora; es
por ello que toda la vida litúrgica de la Iglesia gira en torno al
Sacrificio Eucarístico y a los sacramentos (cf. SC 6), y es en ellos
donde se nos dispensan los misterios de la vida de Cristo.
154 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

406. La liturgia es la “primera teología”, la “primera ortodoxia”


(J. Aldazábal, Teología de la Liturgia: Phase 8; 3-4), porque en el
seno de la liturgia es donde primariamente la comunidad cristiana
refleja, celebrándola, su fe y la fuerza del misterio de salvación. En
ella, no sólo celebramos la Verdad revelada, sino que la vivimos,
la hacemos en nuestra vida y en nuestro testimonio. La liturgia
cristiana, centrada en Cristo y su Espíritu, adquiere según las
fuentes del Nuevo Testamento un claro tono pascual; la Eucaristía
es la proclamación de la muerte y resurrección victoriosa de Cristo
hasta que vuelva (cf. 1Cor 11), partiendo en este memorial, toda
la fuerza salvadora de la Cruz pascual.

407. Todos los demás sacramentos nos introducen en esta


salvación pascual, y es a partir de esta presencia en medio de la
comunidad de Cristo resucitado que toda la celebración de los
misterios adquiere un tono pascual, y es en esta tónica como en
domingo, dies Domine, la comunidad se reúne para celebrar la
nueva creación, la Pascua semanal, así como ya lo expresaban los
santos Padres: san Basilio llamándolo “santo domingo, honrado
por la resurrección del Señor, primicia de todos los demás días”.
Al igual, San Agustín llamando al domingo “sacramento de la
Pascua” (Carta Apostólica Dies Domine, Juan Pablo II).

408. También en esta dirección es clara la voluntad de la Iglesia en


recuperar la dimensión pascual, que nos conecta directamente con
las primeras comunidades cristianas, tanto en las celebraciones
propias del tiempo, así como en todo el año litúrgico, y en la
orientación de los diversos sacramentos que nos introducen al
misterio trinitario presente en la vida litúrgica de la Iglesia.

409. En efecto, la fuerza del Espíritu Santo no solo eleva de modo


anticipado a nivel escatológico los elementos del pan y del vino
haciéndolo Cuerpo y Sangre del Salvador, sino que la efusión del
Espíritu Santo hacen que los asistentes en el sacrificio eucarístico
se conviertan y se transfiguren en el cuerpo místico de Jesús. Es
de este modo como el cuerpo eclesial de Cristo, glorificado por el
Padre, donado por el Espíritu Santo, hace de la liturgia ejercicio
Diócesis de Trujillo 155

del sacerdocio de Cristo, y donde se da, a través de ese “servicio


público” la santificación del hombre, tal como lo expresa el
Concilio: “En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser
obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es
acción sagrada por excelencia, cuya eficacia no la iguala ninguna
otra acción de la Iglesia” (SC 7).

410. Tras la renovación litúrgica se ha dado gran importancia a


la Palabra de Dios, y su recuperación ha sido una de las mejoras
más notorias y de mayor provecho para el Pueblo de Dios, siendo
escuchada con más abundancia y atención, convirtiéndose en
alimento sólido, centrado en Cristo Jesús, puesto que Él es la
Palabra definitiva y eterna de Dios en el mundo (cf. Jn 1, 14).
411. Entender a profundidad la liturgia, nos ayuda a celebrarla
mejor; de ahí emana la necesidad de preparar con esmero y
dedicación las celebraciones litúrgicas, puesto que la liturgia es
una acción caracterizada por la ritualidad y el simbolismo, en la
que se ejecuta un culto en espíritu y en verdad a Dios. La liturgia
posee un dinamismo vital, que nace del deseo de Dios para estar
en comunión con el ser humano. Es por ello que a través de los
ritos y símbolos, fuente inagotable, siempre se encuentran en él
sentidos nuevos: la celebración de la Misa es siempre una novedad
para el creyente.

412. La liturgia, que posee pedagogía propia se puede sintetizar en


el término mistagogía, “introducción al misterio”, que se orienta a
la catequesis sobre los sacramentos con una particular referencia
al ámbito de la iniciación cristiana, y a la profundidad espiritual de
la explicación de los ritos litúrgicos, recurso pedagógico utilizado
por los Padres de la Iglesia para los que han sido iluminados por
medio del Bautismo.

413. Esta vivencia plena del culto divino puede lograrse si los
pastores y los demás fieles son capaces de percibir su sentido,
belleza y contenido. Para ello es necesaria la formación litúrgica
pedagógica, sistemática, paciente y progresiva de todo el Pueblo
de Dios: “Los pastores de almas fomenten con diligencia y
156 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

paciencia la educación litúrgica y la participación activa de los


fieles, interna y externa, conforme a su edad, condición, género de
vida y grado de cultura religiosa” (SC 19). Esta formación puede
darse a través de la imprescindible instrucción catequética previa,
donde se ilumine al fiel sobre la presencia de Cristo en la liturgia,
en los sacramentos y en la Iglesia. Puede darse también mediante
la misma predicación o a través de otros recursos pastorales.

414. Los sacramentos son de la Iglesia en el doble sentido de que


existen por ella y para ella. Existen por la Iglesia porque ella es
el sacramento o signo de la acción de Cristo. Y existen para la
Iglesia, porque los “sacramentos constituyen la Iglesia” (S. Tomás
de Aquino, s. th. 3, 64, 2 ad 3), “manifiestan y comunican a los
hombres, sobre todo en la Eucaristía, el misterio de la Comunión
del Dios Amor, Uno en Tres Personas” (CEC 1118).

415. La Iglesia vive y celebra la liturgia y los sacramentos con la


plena consciencia que “la eficacia de las acciones litúrgicas no
radica en someter los ritos a frecuentes experiencias y renovaciones,
ni en tratar de simplificarlos cada vez más, sino en profundizar
mayormente en la Palabra de Dios y en el misterio celebrado”
(Instrucción Liturgica e Instaurationes). Para asegurar la plena
eficacia de la sagrada liturgia, como celebración comunitaria, es
necesario que los fieles se acerquen a ella con recta disposición de
ánimo, pongan su alma en consonancia con su voz y colaboren con
la gracia divina, para no recibirla en vano y “para que participen
en ella consciente, activa y fructuosamente” (SC 11).

416. Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino


celebraciones de la Iglesia, que es sacramento de unidad, esto
es, pueblo santo, congregado y ordenado bajo la dirección de los
obispos. Por tanto, pertenecen a todo el Cuerpo de la Iglesia e
influyen en él, santificándolo (SC 26). Por eso se debe promover
siempre la participación del pueblo fiel (cf. SC 27; CEC 1140).

417. “La Iglesia ha precisado a lo largo de los siglos, que, entre


sus celebraciones litúrgicas, hay siete sacramentos que son, en
Diócesis de Trujillo 157

el sentido propio del término, sacramentos instituidos por el


Señor” (CEC 1117), el Bautismo, como fundamento de toda la
vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que
abre el acceso a los otros sacramentos; es el mandato de Cristo
resucitado: “hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolas
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,
19-20ª).

418. El Bautismo, como puerta de los sacramentos y nacimiento


del hombre nuevo, es de igual modo el punto de partida de la
iniciación cristiana, que llega a su plenitud con la Eucaristía,
a ella nos dirigimos y para ella nos preparamos, y junto con
estos dos sacramentos encontramos, de manera inseparable,
el sacramento de la Confirmación, necesario para la plenitud
de la gracia bautismal (cf. Ritual de la Confirmación, Pren. 1).
En efecto, “a los bautizados el sacramento de la Confirmación
los une más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una
fortaleza especial del Espíritu Santo, para extender y defender la
fe con sus palabras y sus obras” (LG 11).

419. “La Eucaristía es el lugar privilegiado del encuentro del


discípulo con Jesucristo. Con este Sacramento, Jesús nos atrae
hacia sí y nos hace entrar en su dinamismo hacia Dios y hacia
el prójimo. En cada Eucaristía, los cristianos celebran y asumen
el misterio pascual, participando en él. Por tanto, los fieles
deben vivir su fe en la centralidad del misterio pascual de Cristo
a través de la Eucaristía, de modo que toda su vida sea cada
vez más vida eucarística. La Eucaristía, fuente inagotable de la
vocación cristiana es, al mismo tiempo, fuente inextinguible del
impulso misionero. Allí, el Espíritu Santo fortalece la identidad
del discípulo y despierta en él la decidida voluntad de anunciar
con audacia a los demás lo que ha escuchado y vivido” (DA 251).

420. Partiendo de los sacramentos de la iniciación cristiana, para


renovar la gracia perdida a consecuencia del pecado, Cristo confirió
a sus apóstoles el poder de perdonar los pecados: “Si perdonan
158 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

los pecados de alguno, le quedan perdonados; si retienen los de


alguno, quedan retenidos” (Jn 20, 23). “Esta iniciativa de Dios se
concreta y manifiesta en el acto redentor de Cristo que se irradia
en el mundo mediante el ministerio de la Iglesia” (RP 45). Es en
esta vida de la Iglesia, la refleja y la expresa en la liturgia, cuando
los fieles reconocen sus pecados e imploran el perdón de Dios y de
los hermanos, como acontece en las celebraciones penitenciales y
en algunos elementos penitenciales en la celebración Eucarística.

421. El sacramento de la Reconciliación junto con el sacramento


de la Unción de los Enfermos son considerados sacramentos de
sanación; los apóstoles recibieron el encargo de Cristo de sanar
a los enfermos (cf. Mt 10, 8). “La Iglesia ha recibido esta tarea
del Señor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que
proporciona a los enfermos como por la oración de intercesión
con la que los acompaña” (CEC 1509). La Iglesia apostólica tuvo
un rito propio en favor de los enfermos, atestiguado por Santiago:
“¿Está enfermo alguno de ustedes? Llame a los presbíteros de
la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre
del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor
hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán
perdonados” (St 5, 14-15).

422. La Eucaristía, como punto de llegada de la Iniciación Cristiana,


es a su vez, el punto de partida para la ministerialidad. Este es el
modo típico y propio con que los ministros ordenados participan
en el único sacerdocio de Cristo, se convierten unidos al obispo
en fieles dispensadores de los misterios del Señor, haciendo que el
pueblo se renueve con el baño del nuevo nacimiento, se alimente
del altar del Señor; para que los pecadores sean reconciliados
y sean confortados los enfermos (cf. Plegaria de Ordenación
Presbiteral).

Por medio del el Espíritu Santo conferido “mediante la unción


sacramental del Orden, los configura con un título nuevo y
especifico a Jesucristo Cabeza y Pastor, los conforma y anima
con su caridad pastoral” (PDV 15).
Diócesis de Trujillo 159

423. Toda vocación nace y crece en la familia, y es en ésta, la


primera Iglesia doméstica, santuario de la vida, institución sagrada
querida por Dios desde el principio, con la única bendición
sacramental no fue abolida ni por la pena del pecado original,
ni por el castigo del diluvio; consagrando la alianza matrimonial
con un gran misterio, prefigurando en él, la unión de Cristo con
su esposa la Iglesia (cf. Bendición nupcial), donde Dios prolonga
su acción creadora, a través de la fecundidad de los niños que
adornan la tierra y que renacen por el Bautismo.

424. “La familia cristiana está fundada en el sacramento del


Matrimonio entre un varón y una mujer, signo del amor de Dios
por la humanidad y de la entrega de Cristo por su esposa, la
Iglesia. Desde esta alianza de amor, se despliegan la paternidad
y la maternidad, la filiación y la fraternidad, y el compromiso de
los dos por una sociedad mejor” (DA 433).

425. La vida litúrgica y sacramental es a su vez acompañada de


expresiones culturales y religiosas propias de las identidad de las
Iglesias particulares; es por ello que se hace latente la necesidad
de “salvaguardar la riqueza de la piedad popular, expresión del
sentir profundo y maduro de los creyentes en un determinado
lugar y tiempo; necesidad de purificar de los equívocos y de
los peligros de sincretismo” (Directorio para la piedad popular
y la liturgia 1). El término piedad popular designa las diversas
manifestaciones cultuales, de carácter privado o comunitario, que
en el ámbito de la fe cristiana se expresan principalmente, no con
los modos de la sagrada liturgia, sino con las formas peculiares
derivadas de la idiosincrasia de un pueblo o de una etnia y de su
cultura. En cambio, la expresión religiosidad popular se refiere a
una experiencia universal: en el corazón de toda persona, como
en la cultura de todo pueblo y en sus manifestaciones colectivas,
está siempre presente una dimensión religiosa (cf. DP 914).

426. Un término que está en relación con la religiosidad popular


es el de inculturación, que designa el proceso de la encarnación
del Evangelio en culturas autóctonas y al mismo tiempo la
160 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

introducción de estas culturas en la vida de la Iglesia. En la


liturgia su finalidad es expresar y celebrar el misterio de Cristo
encarnado en la mentalidad de un pueblo. Por otra parte, se trata
de una tarea que no puede ser asumida de manera individual, y ni
siquiera por las comunidades como tales, sino que está reservada
a la competente autoridad de la Iglesia (cf. CMF 920).

PERSPECTIVA PASTORAL

427. Después de evaluar la realidad y vivencia litúrgica sacramental


de la diócesis, se percibe la necesidad de abrir nuevos canales
para la proyección de una Iglesia consolidada en la vivencia de
la espiritualidad litúrgica a través de una participación gozosa
y consciente del misterio salvífico, que suscite el encuentro
personal y comunitario con Cristo, fomentando la participación
activa del Pueblo de Dios en la liturgia y su relación con la vida.

428. Para lograrlo, se reconoce la necesidad de la formación de un


secretariado Diocesano de Liturgia y de Arte Sacro, conformado
por sacerdotes y laicos, con el fin de promover la participación
litúrgica en la diócesis, profundizar en la doctrina, velar por el
cumplimiento de la normativa litúrgica, estableciendo programas
de formación y capacitación litúrgica para los diversos agentes
de pastoral de la diócesis; promoviendo una liturgia adaptada a la
comunidad concreta, tomando en cuenta las características de la
Asamblea (jóvenes, niños, adultos, enfermos) y sus circunstancias,
por medio de la creación de comisiones parroquiales y zonales
de liturgia.

429. Asimismo, es apremiante dar a conocer las orientaciones


que la Iglesia ofrece para garantizar la dignidad y la eficacia en
la administración y recepción de los sacramentos, su celebración
gozosa y la vivencia del compromiso que generan, por medio de un
directorio sacramental, que contenga las normativas, obligaciones
y derechos, como también las directrices pastorales de carácter
Diócesis de Trujillo 161

vinculante para cada uno de los sacramentos, contenidos en el


Código de derecho canónico y en los rituales de los sacramentos.

430. Es necesario afianzar la formación sobre el valor del


sacramento de la Eucaristía en los distintos momentos de la
vida cristiana, dando a conocer con insistencia a los ministros
sagrados y los que se encuentran en el proceso formativo hacia
el presbiterado, la normativa litúrgica presente en la Institución
general del Misal Romano y en la Instrucción general del
Leccionario de la Misa, para celebrar con decoro el sacrificio
eucarístico. De igual modo, se ve apremiante seguir fomentando
el culto de la Eucaristía fuera de la Misa, y junto con él, las
oraciones por las vocaciones en los estados de vida específicos.

431. Se observa la necesidad de fortalecer entre los fieles la


práctica de la Liturgia de las Horas y la Lectio Divina, como
recurso extraordinario para el encuentro con Cristo. La creación
de un manual para la celebración de la Palabra para ministros no
ordenados, así como un temario de predicación anual, que sirva
de guía para los sacerdotes y diáconos de la diócesis.

432. Otros de los desafíos que se presentan es promover una labor


evangelizadora enfocada en la piedad y religiosidad popular,
con la intención de integrar armónicamente dichas expresiones
con la liturgia, por medio de la creación de una subcomisión de
piedad popular que organice y oriente actividades y materiales
formativos para favorecer la inculturación de la liturgia en la
sociedad trujillana.

433. Fortalecer el culto a la Virgen María como modelo singular


del discípulo y orientar hacia el correcto culto a los santos y beatos,
con la ayuda de un devocionario popular diocesano que contenga
oraciones y orientaciones sobre el sentido correcto de la religiosidad
y piedad popular. Apoyar iniciativas que incorporen al culto,
elementos de la cultura y religiosidad popular trujillana: música,
cantos, danzas y otras manifestaciones, promoviendo jornadas con
especialistas sobre el tema de la inculturación, a fin de conocer
162 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

los ámbitos y métodos que logren una liturgia que responda a la


riqueza cultural y simbólica de nuestro pueblo andino.

434. La elaboración de manuales para las oraciones y sufragios


para los difuntos, novenarios y responsos es también una
necesidad latente en la diócesis, gracias a la práctica arraigada en
el pueblo en orar por su eterno descanso, logrando a través de este
subsidio pastoral, evitar caer en prácticas que vayan en contra del
mensaje evangélico.

435. Necesaria es también la creación de la Pastoral de Santuarios


donde se dé a las peregrinaciones el sentido escatológico del
pueblo camina hacia la ciudad futura; de igual modo, fomentar
en los santuarios la práctica del sacramento de la Reconciliación,
siendo propicio el velar por los espacios destinados para este
sacramento dentro de los santuarios diocesanos.

436. Velar por la formación de formación litúrgica en el pueblo


fiel con énfasis en los agentes de pastoral y en los que se preparan
para ejercer ministerios en el ámbito litúrgico es otra necesidad
apremiante fortaleciendo las escuelas de las distintas zonas
pastorales destinadas a la formación de los ministros instituidos
(lectores y acólitos), así como también de los agentes pastorales de
atención a los enfermos (Ministros extraordinarios de la sagrada
comunión), y de igual modo, la creación de escuela de formación
de servidores del altar y equipos litúrgicos. Fomentando, por
medio de estos centros, y de igual modo por las instituciones
como ICIRE y APB el valor de los lugares, objetos, música,
arte y estética, por medio de la creación de subcomisiones de
música sacra y centros de asesoría técnica en el uso de sistemas
de amplificación de voz, que ayudan a que el feligrés, junto con
sus pastores tengan una mayor vivencia y conciencia del misterio
celebrado en la liturgia.
Diócesis de Trujillo 163

DISPOSICIONES NORMATIVAS

437. Establézcanse programas de formación y capacitación


litúrgica para los diversos agentes de pastoral de la diócesis.

438. Los padres y padrinos de Bautismo y Confirmación deben


asistir a la preparación pre-bautismal con un tiempo prudencial
de duración a discreción del Párroco.

439. Procuren los presbíteros establecer en cada parroquia el


apostolado de los enfermos, en coordinación con la Pastoral de
Enfermos.

440. Las charlas prematrimoniales deben ser coordinadas y


revisadas por la Pastoral Familiar e incluir en ellas orientaciones
a la luz de los documentos de la Iglesia.
441. Las manifestaciones de piedad popular deben ser atendidas
por los sacerdotes y estudiadas con amor por los teólogos para
que se dignifiquen los valores populares y se eviten desviaciones
con motivo de las fiestas religiosas.

442. Foméntese el culto a la Virgen María como modelo singular


del discípulo y orientar hacia el correcto culto a los santos y
beatos.

443. Debe elaborarse un devocionario popular diocesano que


contenga oraciones y orientaciones sobre el sentido correcto de la
religiosidad y piedad populares.

444. Promuévanse jornadas sobre el tema de la inculturación,


a fin de conocer los ámbitos y métodos que logren una liturgia
que responda a la riqueza cultural y simbólica de nuestro pueblo
andino.

445. Esfuércense los párrocos en fortalecer las Escuelas de


Ministros Extraordinarios de la Comunión en las diversas zonas
pastorales.
164 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

446. Instálense en el ámbito de parroquias y zonas las escuelas


de acólitos, lectores, cantores y servidores del altar, que formen,
desde el ámbito litúrgico.

447. Ha de elaborarse un directorio litúrgico diocesano para el


buen conocimiento y práctica de la liturgia, su carácter salvífico,
sus signos y los ministerios litúrgicos.

448. Debe crearse la subcomisión diocesana de arte y música


sacra conformada por personas competentes en las áreas afines
de la liturgia.
Diócesis de Trujillo 165

SIGLAS

AA Concilio Vaticano II, Decreto Apostolicam


Actuositatem sobre el apostolado seglar.
AG Concilio Vaticano II, Decreto Ad Gentes sobre
la actividad misionera de la Iglesia.
AL Francisco, Exhortación Apostólica Postsinodal
Amoris Laetitia.
CC Casti connubii del Papa Pío XI, sobre el
matrimonio.
CDSI Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.
CEC Catecismo de la Iglesia Católica
ChL Juan Pablo II, Exhortación Apostólica
Postsinodal Christifideles Laici.
CIC Código de Derecho Canónico.
CMF Concilio Plenario de Venezuela 10, La
Celebración de los Misterios de la Fe.
CIG Carta Pastoral del Obispo Diocesano de
Trujillo, Mons. Cástor Oswaldo Azuaje Pérez,
Con Inmenso Gozo (5 de enero de 2014).
CP Pontificio Consejo para las Comunicaciones
Sociales, Instrucción Pastoral Communio et
Progressio (23 de mayo de 1971).
CT Juan Pablo II, Exhortación Apostólica
Postsinodal Catechesi Tradendae.
CVI Concilio Plenario de Venezuela 2, La
Comunión en la Vida de la Iglesia en
Venezuela.
DA V Conferencia General del Consejo Episcopal
Latinoamericano y del Caribe. Aparecida
(Brasil).
DCE Benedicto XVI, Carta Encíclica Deus Caritas
Est.
166 Sinodo Diocesano • Constituciones Sinodales

DGC Directorio General para la Catequesis.


DIR Congregación para el Clero, Directorio para el
Ministerio y la Vida de los Presbíteros.
DP III Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, en Puebla.
DRJ Primera Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, Rio de Janeiro.
DV Concilio Vaticano II, Constitución Dei Verbum
sobre la divina Revelación.
EA Juan Pablo II, Exhortación Apostólica
Postsinodal Ecclesia in America.
EN Pablo VI, Exhortación Apostólica Postsinodal
Evangelii Nuntiandi.
FC Juan Pablo II, Exhortación Apostólica
Postsinodal Familiaris Consortio.
GE Concilio Vaticano II, Declaración
Gravissimum Educationis, sobre la educación
cristiana de la juventud.
GS Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et
Spes, sobre la Iglesia en el mundo de hoy.
ICM Concilio Plenario de Venezuela 11, Instancias
de Comunión del Pueblo de Dios para la
Misión
IF Concilio Plenario de Venezuela 6, Iglesia y
Familia: Presente y Futuro.
IM Concilio Vaticano II, Decreto Inter Mirifica,
sobre los Medios de Comunicación Social.
ISMR Concilio Plenario de Venezuela, La Iglesia
ante las Sectas y otros Movimientos
Religiosos.
JBNJ Concilio Plenario de Venezuela 8, Jesucristo:
Buena Noticia para los Jóvenes.
LCE Congregación para la Educación Católica: El
Laico en la Escuela Católica.
LE Juan Pablo II, Encíclica Laborem Exercens.
LG Concilio Vaticano II, Constitución Lumen
Gentium, sobre la Iglesia.
Diócesis de Trujillo 167

MM Juan XXIII, Encíclica Mater et Magistra.


NMI Juan Pablo II, Carta Apostólica Novo
Millennio Ineunte.
PDV Juan Pablo II, Exhortación Apostólica
Postsinodal Pastores Dabo Vobis.
PG Juan Pablo II, Exhortación Apostólica
Postsinodal Pastores Gregis.
PO Concilio Vaticano II, Decreto Presbyterorum
Ordinis, sobre el ministerio y vida de los
presbíteros.
PP Pablo VI, Encíclica Populorum Progressio.
PPEV Concilio Plenario de Venezuela 1, La
Proclamación Profética del Evangelio de
Jesucristo en Venezuela.
RD Juan Pablo II, Carta Apostólica El Rápido
Desarrollo, a los responsables de las
Comunicaciones Sociales (24 de enero de
2005).
RP Exhortación Apostólica Post-Sinodal
Reconciliatio et Paenitentia de Juan Pablo II.
SC Concilio Vaticano II, Constitución
Sacrosanctum Concilium., sobre la Sagrada
Liturgia.
SD IV Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, Santo Domingo.
SRS Juan Pablo II, Encíclica Sollicitudo Rei
Socialis.
UR Concilio Vaticano II, Decreto Unitatis
Redintegratio, sobre el ecumenismo.
VD Verbum Domini. Exhortación apostólica
postsinodal sobre la Palabra de Dios en la vida
y en la misión de la Iglesia.

También podría gustarte