Moda Ifigenia Parra

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Revista de Literatura Hispanoamericana

No. 47 (2003): 51 - 59
ISSN 0252-9017 - Dep. legal pp 197102ZU50

La moda como código cultural de la irreverencia


femenina en "Ifigenia", de Teresa de la Parra

Leisie Montiel Spluga


Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela.
[email protected]

Resumen

El propósito de este trabajo es proponer una lectura de la irreve


rencia femenina demostrada por María Eugenia Alonso, protagonista de
la novela Ifigenia (1924), de Teresa de la Parra. Sirve como hilo con
ductor del tema las constantes referencias sobre el tema de la moda y la
fascinación del personaje por ella, las cuales ponen en evidencia la bús
queda de una identidad femenina capaz de responder a las exigencias
internas y externas experimentadas en un medio controlado por la razón
masculina. A partir de una tipología desarrollada por Rafael Ernesto
López sobre las tres fases psicológicas observadas en el comportamien
to femenino, me valgo de los conceptos de "Eva Delincuente", "Eva
Confundida" y Eva Reivindicadora" citados por Irene Hernández, para
complementar mis ideas sobre el perfil psicológico de María Eugenia y
la confrontación de su identidad con la de la mujer en el siglo XIX.
Acudo también al aporte teórico de Rafael Cartay, Gilda de Mello e
Souza, Roberto Martínez Bachrich y Elias Pino Iturrieta, quienes en
forma directa o indirecta contestan a algunos de los planteamientos ma
nejados para efectos de esta investigación.
Palabras clave: Irreverencia, moda, siglo XIX, razón masculina.

Recibido: 30-08-03 • Aceptado: 10-10-03


Leisie Montiel Spluga
52 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 47, 2003

Fashion is a Cultural Code of Feminine Irreverence


in Teresa De Parra's "Ifigenia"

Abstract

The purpose of this paper is to propose a reading of feminine ir


reverence demonstrated by Maria Eugenia Alonso, the protagonist of
Teresa de Parra's Ifigenia (1924). The constant references to fashion
and the fascination of the main character for this aspect serve as a line
of reference to orient this theme. These references put in evidence the
search for a feminist identity capable of responding to the internal and
external demands experimented in an environment controlled by mas-
culine reasoning. Based on the typology developed by Rafael Ernesto
López in reference to the three psychological phases observed in the
conduct of women, and in reference to Irene Hernández' concepts of
"Delinquent Eve", "Confused Eve", "Revindicative Eve", the re-
searcher complements ideas in reference to the psychological profile of
Maria Eugenia and the confrontation between her identity and that of
the.XIX Century woman. The theoretical inputs of Rafael Cartay, Gilda
de Mello e Souza, Roberto Martínez Bachrich, and Elias Pino Iturrieta,
who also directly or indirectly influenced some of the proposals men-
tioned in this paper, are also recognized.
Key words: Irreverence, fashion, XIX Century, masculine thought.

Dedicatoria
A la memoria de mi abuela
Ángela Luisa Villasmil Fernández

Introducción tagonista, la adolescente María Eu


genia Alonso. Vestirse a la última
En el conjunto de códigos cultu- moda y con el estilo más chic posi-
rales que se pueden localizar en una ble se constituirá en una de las má-
novela como Ifigenia (1924), de Te- ximas preocupaciones de la joven
resa de la Parra, me he interesado caraqueña, quien, como representan-
por estudiar el tema de la moda te de su sexo en los años veinte del
como la principal manifestación de siglo recién finalizado, expresa el
irreverencia demostrada por su pro- mundo de sentimientos, emociones
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y pensamientos característicos del de un poder de independencia alcan


tipo de mujer que Irene Hernández zado por la madurez de su mentali
ha catalogado como Eva Confundi dad.
da, de acuerdo con una tipología En términos generales, estos son
que, en tres instancias, desarrolla los rasgos que definen la tipología
Rafael Ernesto López. expuesta por López y que en este
La Eva Confundida es una espe trabajo abordo, de acuerdo con las
cie de estadio intermedio entre la ideas de Hernández, a fin de diluci
Eva Delincuente y la Eva Reivindi- dar la compleja red psicológica que
cadora, que representa la urgencia posee María Eugenia Alonso, a co
femenina de conquistar libertades y mienzos de un período donde el fe
de acabar con la represión de un sis minismo trató de enarbolar la ban
tema injusto donde la mujer es trata dera de liberación para la mujer, ne
da como un objeto puesto a la orden gada en su condición inteligente y
de los dictámenes masculinos. La asumida tan sólo como un objeto se
Eva Confundida compite con el xual que debe poner todo se su parte
hombre y le reclama los derechos para provocar al posible marido que
que le han sido negados para darle le proporcionará un mejor status so
un sentido más amplio a su vida, cial: "La mujer, durante la segunda
para hacer algo más que servir de mitad del siglo XIX y las dos prime
máquina reproductora de generacio ras décadas del siglo XX, emprendió
nes enemistadas por diferencias se una ardua lucha por la conquista de
xuales que, cíclicamente, irán repi sus derechos, por la necesidad de vi
tiendo los esquemas de discrimina vir su propia vida" (Hernández,
ción fundados en criterios esencia- 2002: 23).
listas de la noción de género. Esto es lo que intento demostrar a
La Eva Delincuente, según Ló partir de algunas consideraciones
pez, corresponde al tipo de mujer sobre la regulación del comporta
dócil que se supedita al deseo de la miento pensado para las féminas del
razón masculina y se sacrifica en siglo XIX, y que no llegará a cam
aras de cumplir lo que la tradición y biar sustancialmente en las dos pri
las rígidas costumbres familiares le meras décadas del siglo XX.
reservan, para cumplir las funciones
"propias de su condición sexual". El La moda femenina en el siglo XIX
tercer estadio, el de la Eva Reivindi-
cadora, tendrá lugar siempre que la Si para la mujer de nuestros días
mujer haya logrado ser dueña de su la moda es un código de identifica
propio destino, siempre que se valga ción social dentro de la compleja
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gama de posicionamientos que ha modo en que se crea un lenguaje de


conquistado en la vida pública, para los perfumes como ardid para la
la mujer del siglo XIX la moda era conquista.
una vía de escape al triste rol do Bajo la supervisión y el control
méstico al que se la confinaba, ha de las madres, nanas y maestras
ciendo de su casa un claustro donde (quienes fungen como las adminis
debía permanecer bajo la potestad tradoras de las prescripciones mas
del padre o del marido. culinas), las jóvenes casaderas se
Instruida y vigilada por una ra hacían de toda una panoplia feme
zón masculina que decidía sobre las nil para burlar, por momentos, di
funciones "propias de su sexo", la cha inspección y poder intercam
mujer del período decimonónico biar, con los caballeros de su inte
debía saber aprovechar los escasos rés, algún guiño o gesto de coque
espacios de socialización para con teo. Al disponer del recurso del
quistar, con el esmero puesto en su arreglo personal para lucir en la
indumentaria, la atención de algún misa, el baile o el paseo acostum
joven que pudiera ofrecerle un ven brado en la compañía de chapero-
tajoso status social: "Como la mu nas, las muchachas se afanaban en
jer es amada por su cuerpo y sus exhibirse sin comprometer su "vir
encantos físicos, la belleza consti tud". Como los escotes eran un es
tuye su único recurso para aspirar a cándalo no permitido en sus vesti
un buen matrimonio, y por consi mentas, ellas se las ingeniaban para
guiente, acceder a su integral digni destacar sus encantos aún cuando
dad social" (Ibid: 22). Para ello, la estuviesen muy vestidas. Así, por
fémina se entretenía en la elección ejemplo, ceñir mucho su cintura,
de las telas que estaban llevándose, agrandar con volutas y encajes sus
así como en la de los accesorios caderas o revelar, apenas, la promi
que debían aportar un toque de dis nencia de su pecho, se convertían
tinción al conjunto, sin olvidar los en ardides más efectivos que "mos
infaltables sombreros, pañuelos, trar" zonas desnudas. Eran formas
sombrillas, perfumes y abanicos de camuflaje que, por momentos,
que facilitarían la comunicación permitían a la mujer deslastrarse de
implícita con el sexo opuesto: "en prescripciones represoras, de un ro
torno al sombrero, al pañuelo y al tundo "no" con que se pretendía su
abanico, se desarrolló, como en primir el culto a la sensualidad.
otras partes, un sutil lenguaje para Si las féminas llegaban a incurrir
el galanteo de los enamorados" en exageraciones en el "ceñir" o el
(Cartay, 1993: 22), del mismo "descubrir" de sus dotes corporales,
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pasaban a ser vistas como femmes La irreverencia de María Eugenia


fatales, siendo, entonces, totalmente
contrarias al arquetipo positivo de En Ifigenia abundan las referen
las "santas" o "vírgenes". cias al tema de la moda y la cultura
Tal como lo imponía la visión fa- femenina. En la primera parte de la
locéntrica de la cultura occidental, a novela, María Eugenia Alonso le es
propósito de las funciones femeni cribe una carta a su amiga Cristina
nas, la modestia, la sencillez, la do para enterarla de todos los detalles
cilidad y la abnegación debían ser que pone en práctica a la hora de
las únicas virtudes que debían reco vestir, según los dictámenes de la
nocerse a la mujer, la cual se prepa haute couture parisina:
raba, fundamentalmente, para el ma
Le expliqué [a Madame Jourdan] que ha
trimonio. Cuando no satisfacía
bía decidido cortarme el pelo, porque
aquellas expectativas, fuera del do
pretendía volver a mi país hecha una per
minio del padre o de otra figura
sona verdaderamente chic y a la moda.
masculina cercana a ella, su condi
Muy amable y servicial, comenzó a dar
ción se venía a menos y si no optaba
me consejos de toilette y de buen gusto.
por dedicarse a la vida religiosa, su
Me indicó modistos, sombreros, peluque
peditada a la austeridad, la mujer,
ros, manicures y multitud de otras cosas
automáticamente, quedaba expulsa
(De la Parra, 1986:40; cursivas de la au
da de una sociedad regida por las
tora).
"buenas costumbres".
De este modo, había que "conci Nótese cómo María Eugenia da
liar el arte de seducir con las reglas cuenta de la necesidad de transfor
de la etiqueta" (De Mello E Souza, mar, por completo, su identidad para
1991: 181), para no quedar anulada mostrarse como una mujer actuali
en el contexto social que le deman zada, y, para ello, se hace de un in
daba a la mujer el cumplimiento del ventario personal que corresponde
rol que, en condiciones "normales", ría a la panoplia descrita para las
había sido pensado para ella: "[l]a mujeres del siglo XIX. Pero, más
madre y la maestra transmitían la que "pulirse" intelectualmente (aun
tradición al pie de la letra, legando que lee muchos libros), María Euge
normas de urbanidad y de comporta nia centra sus energías en acicalarse
miento que hacían de la mujer un a la francesa, en procurar un refina
ser frágil, pasivo y al servicio del miento que es, sobre todo, de indu
hombre" (Cartay, 1993: 16). mentaria. De allí su obsesión por
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contemplarse en los espejos, donde ponda, reconoce que el refinamiento


busca deleitarse con su apariencia, de María Eugenia, más que intelec
pero, también, espera sentir la segu tual, es de indumentaria:
ridad de que carece para ser real El refinamiento de María Eugenia Alon
mente libre: "La tragedia de María so no es intelectual: estudios, lecturas,
Eugenia y la de tantísimas jóvenes teatro, etc., y es sobre todo de indumen
no es la imposibilidad de ser libres,
taria: vestidos de Patou o de Lanvin; las
sino su incapacidad para serlo"
célebres medias de sesenta francos (hoy a
(Hernández, 2002: 25). De tal limi
más de 40); las uñas pulidas como espe
tación es consciente María Eugenia,
jos; el eterno rojo de Guerlain, etc. Este
pues en un pasaje de la novela don género de refinamiento llevado a veces a
de compara las personalidades disí su grado máximo lo adquiere en París
miles de Mercedes Galindo y su tía cualquier muchacha bonita y adaptable si
Clara, se expresa en los siguientes cuenta con dinero, en menos de dos o
términos: "No se parece a mí que
tres meses (De la Parra: 594).
desgraciadamente, lo mismo que en
el Colegio, sigo todavía sin poder No obstante, no podemos califi
afiliarme a mi bandera. Soy una es car de superficial a María Eugenia
pecie de tabla que flota a derecha e por su femenidad, pues como la Eva
izquierda sobre las olas de un mar Delincuente no hace más que vivir
bonachón y tranquilo" (De la Parra, el mundo de lo femenino, con la ilu
1986: 162). Pero cuando se apodera sión de conquistar todas las miradas
de su espíritu la Eva Confundista masculinas que estén cerca de ella.
que aspira a ser una Eva Reivindi- Es precisamente este fervor por el
cadora, la actitud de María Eugenia coqueteo femenino lo que traba a
es más iracunda, más extrema: María Eugenia en su ansia de ser li
"¡Yo quisiera meterme de sufragis bre como cuando vivía en París; es la
ta con la Pankhurst [le dice al tío misma razón que le impide fugarse
Pancho] e incendiar congresos de con Gabriel Olmedo para convertirse
hombres y a rajar con un cuchillo en su amante, ya que María Eugenia
los cuadros célebres de los mu había sido condicionada para hacer
seos!! A ver si acaban por fin tantos un matrimonio conveniente que estu
abusos! (Ibid: 138). viera a tono con su autoestima.
Respecto del énfasis que el perso Como la Eva Confundida, en la
naje femenino pone en cuidar su novela somos testigos de su propósi
presentación personal, la misma Te to por convertirse en una pianista re
resa de la Parra, en una carta dirigi conocida como Teresa Carreño, de
da al Señor Eduardo Guzmán Es- cisión que aborta por las amonesta-
Lamodacomocódigo cultural de la irreverencia femenina
en "Ifigenia", de Teresa de la Parra 57

ciones de la abuelita, quien la con un santo durante la larga carta que le


vence de mantener el luto por su pa escribe a su amiga:
dre antes que dar curso a cualquier
Te lo confieso a ti sin reparos ni modes
capricho que desentone con las
tias de ninguna clase, porque sé muy bien
"buenas costumbres". También sa
que tú, tarde o temprano, cuando renun
bemos que María Eugenia lee mu
cies al pelo largo, uses tacones Luis XV,
chos libros que logra obtener confa
te pintes las mejillas y sobre todo la
bulándose con Gregoria, la criada de
boca, has de experimentarlo también y
la casa, y su tío Pancho refiere que
por consiguiente no vas a escucharme
ha leído a Dante, aunque ella se
con el profundo desprecio con que escu
hace la desentendida. Además, otra
chan estas cosas las personas incapacita
prueba de la actividad intelectual de
das para comprenderlas tales como son,
María Eugenia es el hecho de que
verbigracia: Abuelita, las Madres del Co
haya decidido escribir "Una carta
legio y San Jerónimo, quien, según pare
muy larga donde las cosas se cuen
ce, escribió horrores sobre la mujer chic
tan como en las novelas"; carta que,
de su tiempo (De la Parra, 1986: 45-46;
más bien, es una suerte de diario in
cursivas de la autora).
crustado en la estructura novelesca
y, al mismo tiempo, un aparte extra- A pesar de estar bajo la fuerte vi
ficcional porque funciona como un gilancia de mujeres apegadas a la ra
prólogo del perfil psicológico de la zón masculina, María Eugenia ex
protagonista. Sólo después de termi presa su irreverencia cuando decide
nada la carta dirigida a Cristina de vestirse a contracorriente de lo que
Iturbe, es cuando nos topamos con ordenan la pacatería y la subordina
el primer capítulo de la novela. ción al sexo "fuerte". Aconseja a su
Como se ve, dentro del género "ma amiga tomar las decisiones de desa
yor" de la novela conviven géneros cato que ella ha puesto en práctica:
"menores" (un diario, las cartas) cortar el cabello para acercarse a
donde autora y protagonista se fun una imagen masculina (el estilo
den y se traspasan la una a la otra. garconne) que contrasta con los ta
En el espectro de la formación in cones altos y el maquillaje de meji
telectual de María Eugenia, destacan llas y labios. Detrás de este intenso
muchas actitudes de rebeldía y de impulso de liberación, María Euge
despierta acuciosidad que eviden nia delata, sin lugar a dudas, la
cian su notable inteligencia, como coherción que las autoridades regu
ocurre en el siguiente fragmento, ladoras del mundo femenino ejer
donde llega hasta los límites del "sa cían sobre la conducta de las jóve
crilegio", por cuestionar las ideas de nes. Su venganza consistirá, enton-
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ees, en quebrantar la cartilla dictada procuraban los personajes dados a la


para las mujeres que no saben "usar vida intelectual o dandi:
la cabeza" como ella, sino acomo
La casa de Mercedes es muy elegante, y
darse a la vestimenta que se les im
su mesa tan suntuosa y rica como la de
pusiera, como si fuesen muñecas
un palacio. Los más finos objetos de pla
que se manipulan para el arreglo de
ta, alternan por todos lados con porcela
enlaces matrimoniales:
nas de Sajonia y de Sévres; tienen las pa
Las damas de la gran sociedad usaban, redes espejos, tapices y cuadros de mu
durante el día, trajes claros y vaporosos y chísimo gusto, y las plantas surgen ale
sombreros alones de paja de arroz, som gremente por toda la casa, en legítimos
brillas de encajes y preciosos abanicos. jarrones de la China. Pero tiene sobre
Para los bailes y recepciones, las damas todo un boudoir oriental que es un en
vestían elegantemente con trajes de telas canto...¡Ah, la maravilla de aquel diván
pesadas, con escotes moderados, guantes bajito, cuadrado e inmenso, poblado de
largos, prendas lujosas, sombreros de ter cojines oscuros de todas formas y mati
ciopelo y pañuelos de seda o batista ces; suaves, mullidos y tibios como un
(Cartay, 1993:21-22). beso! ¡Cuánto no daría yo por tener uno
igual, a fin de hundirme y desaparecer en
En síntesis, María Eugenia pro él durante días enteros, leyendo torres,
yecta un estilo sensual y desinhibi montañas y cordilleras de libros, entre un
do acorde con su actitud mental, ya pebetero turco, una piel de leopardo y un
que posee una inteligencia que ne arca de marfil tallada en el Japón!... (De
cesita armonizar interior y exterior- la Parra, 1986: 180-181).
mente. Por eso cultiva el "buen
gusto" y se identifica con la perso María Eugenia se muestra detallis
nalidad chic de Mercedes Galindo, ta al observar la decoración de la
personaje que, al igual que ella, re casa de Mercedes, así como lo hace
vela un alto sentido de lo estético, constantemente con su arreglo perso
complejamente amalgamado con nal. Con ello revela la necesidad que
emociones y pasiones arrebatadas, tiene de encontrar en el "afuera" el
propias del modus vivendi bohemio. mundo estilizado de sus sentimien
Así como María Eugenia disfruta tos, de sus afectos y gustos. Pero
de "echarse" sobre el baúl que hay contra ello conspiran un medio hostil
en el corral de su casa, para entre carcomido por los prejuicios y la ig
garse a sus meditaciones, admira la norancia, por el acomodamiento a
chaise longue de Mercedes, símbo una tradición que, finalmente, sofo
lo por antonomasia del confort que cará el estado de inconformidad de
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María Eugenia y la conducirá como ta acabar en una nueva prisión: la de


esa tabla pasiva que se mueve a un un matrimonio "aventajado" donde
lado y otro, sin rumbo definido, has- no será más que una Eva Prisionera.

Bibliografía
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