El Conocimiento Divino PDF
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DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
TESIS DOCTORAL
EL CONOCIMIENTO DIVINO DE LO
POSIBLE Y DE LO REAL
SEGÚN TOMÁS DE AQUINO
DIRECTORES
PROF. DR. ÁNGEL LUIS GONZÁLEZ
PROF. DR. AGUSTÍN ECHAVARRÍA
PAMPLONA
2016
Índice
1
Introducción
2
TABLA DE ABREVIATURAS
3
Introducción
4
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
5
Introducción
por vía racional1. Dado que las primeras presuponen a las segundas, pero
éstas últimas no presuponen en absoluto a las primeras, el Ser al que se
puede acceder filosóficamente no es necesariamente el Dios Uno y Trino
de la cristiandad aunque, de sostenerse la existencia de un Dios Trino,
sí es necesario identificarlo con el Ser filosóficamente alcanzado 2, ni lo
que de Él se puede conocer racionalmente implica o depende de
cuestiones propiamente religiosas. Para Tomás, todo lo que se puede
decir acerca de la naturaleza divina por medios puramente racionales se
funda en la demostración de la proposición ‘Dios es’ [Deum esse]3.
En las últimas décadas, el interés académico por el estudio de las
demostraciones de la existencia de Dios o por la discusión acerca de sus
atributos ciertamente no ha disminuido. Esta vigencia, además, no se
debe solamente a la importancia que revisten tales temas para la historia
de la filosofía, sino que existe un genuino interés especulativo por dichos
temas. En los últimos cincuenta años, un respetable número de personas
se han dedicado al estudio de la ejemplaridad divina, la lógica y la
metafísica modal, y a la cuestión de la posibilidad absoluta. Es
justamente en continuidad con dichos intereses de la comunidad
académica que me he propuesto explorar algunas de estos temas en la
obra del Doctor Común. En concreto me he propuesto reconstruir la
teoría tomasiana del conocimiento divino, comenzando por su
fundamento general, para luego centrarme en el estudio de sus objetos
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1 “Ex praemissis igitur evidenter apparet sapientis intentionem circa duplicem veritatem
divinorum debere versari, et circa errores contrarios destruendos: ad quarum unam
investigatio rationis pertingere potest, alia vero omnem rationis excedit industriam. Dico
autem duplicem veritatem divinorum, non ex parte ipsius Dei, qui est una et simplex
veritas; sed ex parte cognitionis nostrae, quae ad divina cognoscenda diversimode se
habet”, C.G. I, c. 9, n1.
2 Con esto quiero decir simplemente que no se puede asentir al Dios revelado de la
6
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
1. Estado de la cuestión.
Acerca de la teoría tomasiana del conocimiento divino de lo
posible, de la cuestión de la ejemplaridad, y de otras cuestiones afines,
existen tres recientes estudios monográficos de especial relevancia dos
de ellos en lengua inglesa y uno en lengua castellana. El texto
monográfico en español, titulado “Posibilidad y principio de plenitud”, de
Santiago Argüello4, se centra en el análisis de la posibilidad en general y,
por tanto, no trata de modo particular los problemas vinculados al
conocimiento divino. De los trabajos en lengua inglesa, uno pertenece a
Vivian Boland O.P. y se titula: “Ideas in God according to Saint Thomas
Aquinas, Sources and Synthesis”5. Como indica el subtítulo, el énfasis del
trabajo está en el análisis de las fuentes de Tomás de Aquino y en la
determinación del alcance de la influencia de cada autor en su síntesis
personal. Boland, además, no se propone separar lo teológico de lo
filosófico, antes bien, parece suponer que la teoría tomasiana del
conocimiento divino es inseparable de la cuestión Trinitaria. El segundo y
más reciente, pertenece a Gregory T. Doolan y se titula: “Aquinas on the
Divine Ideas as Exemplar Causes”6. El trabajo de Doolan pone especial
énfasis en el estudio del conocimiento divino como causa ejemplar, sobre
todo en los lugares donde está tratado con el término «idea». Si bien el
estudio es muy serio, a la hora de adentrarse en los fundamentos de la
distinción divina de lo múltiple por la intelección de Sí, Doolan realiza
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4 S. Argüello, Posibilidad y principio de plenitud en Tomás de Aquino (Pamplona: Eunsa,
2005).
5 V. Boland, Ideas in God According to Saint Thomas Aquinas: Sources and Synthesis
Press, 2008).
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Introducción
una interpretación con la que no sólo disiento, sino que creo que, de ser
aceptada, posee graves consecuencias, como se verá a lo largo de esta
tesis.
Un nuevo estudio del tema se justifica, entonces, porque creo que
es posible una reconstrucción puramente filosófica de la cuestión del
conocimiento divino sin restringir o articular el tratamiento de la
cuestión a partir del tópico de las ideas, y sin entrar en la cuestión
teológica de la Trinidad para fundamentar aspectos de la teoría. No
realizaré un estudio de las fuentes, sino de la doctrina filosófica,
abordando con profundidad la cuestión de su fundamento racional por
oposición al histórico de la teoría tomasiana que incluirá, entre otras
cuestiones, una explicación distinta de la que ofrece Doolan acerca de la
distinción en el acto cognitivo divino. También abordaré cuestiones como
el fundamento de la oposición límite de lo posible de modo diverso al
que ha recibido en autores como Tomás Melendo7, y procuraré refutar
teorías innovadoras acerca del conocimiento divino de lo posible, como
las de James F. Ross8, que han causado cierto impacto en los últimos 15
años y que los autores de los estudios monográficos mencionados han
optado por no tratar con detenimiento.
2. Estructura de la tesis.
El presente trabajo se encuentra dividido en cuatro capítulos. El
primero, dividido en tres secciones, se encuentra dedicado al fundamento
general de la teoría tomasiana del conocimiento divino. En las primeras
dos secciones se analizarán distintos argumentos por los que Tomás de
Aquino busca llegar a la conclusión de que existe una Inteligencia que es
causa de todas las cosas. En la primera, se analizarán las únicas dos
demostraciones de la existencia de Dios en las que se concluye que existe
________________________
7T. Melendo Granados, Ontología de los opuestos, Eunsa (Pamplona, 1982).
8 J. F. Ross, «Aquinas’s Exemplarism; Aquinas’s Voluntarism», American Catholic
Philosophical Quarterly 64 (1990): 171-98.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Introducción
3. Metodología.
En este estudio se analizarán los textos de la obra de Tomás de
Aquino. La referencia a otros autores clásicos anteriores,
contemporáneos o poco posteriores a él, será más bien escasa y en
general se evitará entrar en juicios acerca de la validez de las
interpretaciones de dichos autores, ya sean hechas por el propio Tomás u
otro autores contemporáneos de estos otros autores. Por el contrario, sí
se entrará en polémica de manera muy explícita con autores
contemporáneos acerca de cuál sea la correcta interpretación de la
filosofía del fraile dominico.
He optado por evitar un tratamiento de los textos siguiendo un
análisis de tipo histórico-evolutivo que ponga énfasis en cuestiones tales
como las posibles fechas de redacción de cada obra, la posible influencia
del contexto doctrinal de cada época de la vida de Tomás, y otras
semejantes como forma de abordar la reconstrucción de su pensamiento.
Esto no significa que no se procure contrastar textos de distintas obras y
épocas acerca de las mismas cuestiones, pero el lector no encontrará una
articulación diacrónica de la filosofía de Tomás. No he buscado
privilegiar al menos no deliberadamente ninguna de sus obras, y he
mantenido una muy importante distancia de las obras del corpus
tomasiano que son de dudosa, probable o comprobada inautencidad. En
varias oportunidades otros académicos han optado por privilegiar
algunos de tales textos en ocasiones por ser opúsculos sistemáticos de
temas que Tomás trató de manera dispersa y ocasional. Esto ha llevado
a que en ocasiones se le hayan atribuido tesis a Tomás de Aquino que son
de dudosa compatibilidad, o incluso de clara incompatibilidad con sus
textos y principios. Tampoco haré análisis alguno de las fuentes ya sean
remotas o cercanas de la teoría tomasiana de la ciencia divina.
En el cuerpo del trabajo no se citarán los textos en su idioma
original; todos los textos de Tomás de Aquino citados en el cuerpo del
texto estarán citados en lengua castellana. Los textos de Tomás se citarán
10
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Introducción
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Capítulo I
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9 C.G. I, c1, n4.
10 S.Th. I, q2, a1: “Dico ergo quod haec propositio, Deus est, quantum in se est, per se nota
est, quia praedicatum est idem cum subiecto; Deus enim est suum esse, ut infra patebit.
Sed quia nos non scimus de Deo quid est, non est nobis per se nota, sed indiget
demonstrari per ea quae sunt magis nota quoad nos, et minus nota quoad naturam,
scilicet per effectus”.
11 S.Th. I, q85, a5, ad3: “Intellectus enim humani proprium obiectum est quidditas rei
13
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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14 Definición de Dios no se puede tener ni aún a posteriori puesto que no pertenece a
ningún género (cfr. C.G. I, c25; S.Th. I, q3, a5).
15 La noción de inmovilidad que es sólo aplicable a Dios es más que la sola ausencia de
14
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
15
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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18 La premisa original afirma una imposibilidad es imposible que se de A si no es por
causa de B pero esto es equivalente a decir que su contrario es necesario es necesario
que A se siga de B y, por tanto, puede ser reemplazada por una proposición afirmativa
universal todo A se sigue de B. Además, he agregado una justificación de la primera
premisa tomada de la aclaración que Tomás realiza del orden en la realidad, i.e. “no
casualmente y rara vez”, que da a entender lo que siguiendo a Aristóteles (cfr. Física II,
198b34-199b34) sostiene en varios textos, i.e., que lo casual o fortuito no sucede
frecuentemente, e.g., en De veritate q5, a2: “Hoc autem non potest esse: ea enim quae
casu accidunt, proveniunt ut in minori parte”; C.G. II, c39, n2: “Casus enim non contingit
nisi in possibilibus aliter se habere: quae enim sunt ex necessitate et semper, non dicimus
esse a casu”.
19 S.Th. I, q2, a3. La cursiva es mía.
17
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
nociones de orden y partes, e.g., S.Th. I-II, q49, a4. “… dispositio est ordo habentis
partes”, en lugar de definir orden utilizando la noción de disposición como he hecho. Sin
embargo, parece que simplemente entiende las nociones de ordo y dispositio de modo
equivalente. En un artículo acerca del orden, Brian Coffey a partir de textos diversos de
la obra de Tomás reconstruye la siguiente noción de orden: “disposición de una
pluralidad de cosas u objetos de acuerdo a cierta anterioridad y posteridad en virtud de
un principio”, la traducción es mía. B. Coffey, «The Notion of Order According to St.
Thomas Aquinas», The Modern Schoolman 27 (1949): 2. Coffey señala que la
anterioridad y posterioridad no es necesariamente temporal. En efecto, el principio de
finalidad resalta lo ya contenido en el principio potentia dicitur ad actum, cfr. R.
Garrigou-Lagrange, El realismo del principio de finalidad (Buenos Aires: Desclée de
Brouwer, 1949), 93.
22 Nótese, además, que Tomás introduce ambas demostraciones diciendo literalmente lo
mismo, i.e., que es una razón [ratio] en la C.G. y una vía [via] en S.Th., tomada del
gobierno de las cosas [ex gubernatione rerum]. La noción de gobierno remite tanto a la
noción de orden como a la de fin; en efecto, la causa primera conduce a cada cosa a su fin
quinta vía de S.Th. y a todas ellas a su fin común argumento de C.G.. La
distinción marcada que establecen algunos autores e.g., J. F. Wippel, The Metaphysical
Thought of Thomas Aquinas: from Finite Being to Uncreated Being (Washington: CUA
18
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Press, 2000), 413, 480 merece ser matizada. La relación que mostraré entre ambos
argumentos también es otro motivo por el que no parece adecuado distanciarlos en
exceso.
23 Sólo si todo individuo responde al principio de finalidad se puede sostener una
finalidad de segundo orden. En efecto, si, e.g., los vegetales tienden hacia aquello que es
bueno para ellos —en lugar de tender hacia cualquier cosa— se puede además suponer
que la presencia adecuada de lo que el vegetal busca responde a un ordenamiento general,
en caso contrario, i.e., si los individuos producieran efectos por azar y no tendieran hacia
nada determinado, sería imposible suponer que los distintos grados de ser y especies se
subordinen unos a otros.
24 Algunos desligan por completo el orden de primer nivel i.e. el que determina la
19
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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25 C.G. III, c2, n2; n8.
26 C.G. I, c29, n2: “(…) de natura enim actionis est ut agens sibi simile agat cum
unumquodque agat secundum quod actu est”.
27 Con la excepción de posturas de tipo parmenídeas, i.e., posiciones filosóficas que
consideran que todo lo real es increado e inmóvil. Cfr. Parménides, Fragmentos, Juan
Antonio Miguez (Madrid: Aguilar, 1962), 27.
28 Es manifiestamente falso a priori pues contradice el evidentísimo principio “nullus dat
quod non habet”. Este principio es invocado en varias ocasiones por Tomás, e.g., S.Th.
III, q64, a5, arg1.
21
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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29 Cfr. C.G. II, c30, n16.
30 Un efecto debe tener su razón de ser en su origen, i.e., su causa debe poseer una
capacidad determinada proporcionada al efecto que permita explicar la aparición de
dicho efecto, e.g. el fuego es caliente y, por tanto, en esta propiedad suya hallamos un
fundamento adecuado del efecto que produce en las cosas con las que entra en contacto.
Si no hubiera una propiedad determinada en el agente que explique su efecto, no habría
motivo para sostener que éste sea causa de su efecto y, por tanto, el efecto carecería de
una causa, i.e., provendría de la nada. Esto a su vez conecta con un adagio que Tomás
utiliza en numerosas ocasiones: “Omne agens agit sibi simile”, C.G. II, c24, n3. Para un
breve pero interesante estudio de este principio en relación a la primera causa, cfr. J. F.
Wippel, «Thomas Aquinas on Our Knowledge of God and the Axiom that “Every Agent
Produces Something Like Itself”.», Proceedings of the American Catholic Philosophical
Association 74 (2000): 81-101.
31 Nótese cómo hacia el final del argumento cfr. cita 25, Tomás reformula el principio
y dice que, por tanto, todo agente tiende hacia un efecto determinado y, agrega, “quod
dicitur finis eius” que pone de manifiesto que lo que dice explica cómo se ha de entender
lo que es el «fin» más que simplemente afirmar que obra por un fin.
32 En este sentido, debe decirse que formalidad y fin se co-implican.
22
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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33 Sobre el tema del azar, la cualidad y el ente por accidente, cfr., A. Quevedo, Ens per
accidens: contingencia y determinación en Aristóteles (Pamplona, 1989). Y el estudio
más reciente de G. Rossi, El azar según Aristóteles: estructuras de la causalidad
accidental en los procesos naturales y en la acción (Sankt Augustin: Academia Verlag,
2011).
34 Tomás adhería a la tesis de Aristóteles cfr. Física, 255b33-25 de que las cosas
pesadas tienden hacia abajo buscando su lugar natural cfr. C.G. III, c23, n4. Sin
embargo es cierto que aún bajo este supuesto es difícil de aceptar que el lugar natural
redunde en beneficio de la piedra; parece más bien que, porque de hecho tiende hacia allí,
le atribuye a la piedra ese lugar como lo propio y bueno para sí, i.e. Tomás tiende a
identificar lo bueno con todo aquello que naturalmente se sigue de algo, aún cuando
parezca no tener efecto beneficioso para la cosa misma, C.G. III, c3, n2: “Inde enim
manifestum est omne agens agere propter finem, quia quodlibet agens tendit ad aliquod
determinatum. Id autem ad quod agens determinate tendit, oportet esse conveniens ei:
non enim tenderet in ipsum nisi propter aliquam convenientiam ad ipsum. Quod autem
est conveniens alicui, est ei bonum. Ergo omne agens agit propter bonum”. La cursiva es
mía. Nótese que estrictamente Tomás no dice que lo inanimado reciba beneficios del
resultado de su tendencia natural. Además en C.G II, c24, n7, cuando trata acerca de
cómo el bien es intentado por los individuos de distinta manera según la jerarquía en el
23
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
o a lo que emite calor para tomar un ejemplo del texto citado, pues
parece difícil ver allí un dinamismo que implique la consecución de un fin
que es un bien para sí. Ahora bien, a pesar de lo que sugieren algunos
ejemplos, Tomás pareciera referirse sino propiamente, al menos
principalmente, a los seres vivos:
Pero a veces la acción termina produciendo algo, como la
construcción la casa y la curación la salud; y otras veces no,
como los actos de entender y sentir. Y si la acción termina
efectivamente con la producción de algo, el impulso del agente
tiende por ella a eso; mas si no produce, al fin, nada, el impulso
del agente se centra en la misma acción. Luego es preciso que
todo agente, al obrar, tienda a algún fin, que unas veces será la
acción y otras veces algo producido por ella35.
Si todo agente obra por un fin, es evidente que obra por un bien,
puesto que como toda acción se ordena de alguna manera al ser y, el ente
y lo bueno se convierten36, es evidente entonces que todo agente obra por
un bien; lo bueno no es otra cosa que el ente tomado como fin, y algo es
fin en la medida en que por la perfección que posee es atractivo para
el apetito37. Sin embargo, no pareciera que en toda operación del viviente
________________________
ser, no da lugar a los seres inanimados: “Bonum autem suum cuiuslibet rei potest accipi
multipliciter. Uno quidem modo, secundum quod est eius proprium ratione individui. Et
sic appetit animal suum bonum cum appetit cibum, quo in esse conservatur. Alio modo,
secundum quod est eius ratione speciei. Et sic appetit proprium bonum animal
inquantum appetit generationem prolis et eius nutritionem, vel quicquid aliud operetur
ad conservationem vel defensionem individuorum suae speciei. Tertio vero modo, ratione
generis. Et sic appetit proprium bonum in causando agens aequivocum: sicut caelum.
Quarto autem modo, ratione similitudinis analogiae principiatorum ad suum principium.
Et sic Deus, qui est extra genus, propter suum bonum omnibus rebus dat esse”.
35 C.G. III, c2, n2.
36 “Sed omne ens, inquantum hujusmodi, bonum est: quia ens et bonum convertuntur”,
alterius per modum finis, omne illud quod invenitur habere rationem finis, habet etiam
rationem boni”. El fin no sólo es apetecido en cuanto perfecto sino en cuanto perfectivo,
i.e., en cuanto que la perfección apetecida es de alguna manera asimilable. Lo de
24
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
producen los árboles. “Omnis actio et motus ad esse aliquo modo ordinari videtur: vel ut
conservetur secundum speciem vel individuum; vel ut de novo acquiratur. Hoc autem
ipsum quod est esse, bonum est. Et ideo omnia appetunt esse. Omnis igitur actio et motus
est propter bonum”, C.G. III, c3, n4, la cursiva es mía. Esto muestra cierta relación entre
el finalismo individual y el que se da entre individuos.
25
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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39 S.Th. I, q5, a5.
26
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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40 S.Th. I, q103, a1, ob2; ob3.
41 Estas dos objeciones se vinculan en cierta medida con el problema de la relación entre
el orden y de primer y segundo nivel referido en la nota 24.
27
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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42 S.Th. I, q103, a1, ad2.
43 “Sic ergo Deus est causa actionis cuiuslibet in quantum dat virtutem agendi, et in
quantum conservat eam, et in quantum applicat actioni, et in quantum eius virtute omnis
alia virtus agit. Et cum coniunxerimus his, quod Deus sit sua virtus, et quod sit intra rem
quamlibet non sicut pars essentiae, sed sicut tenens rem in esse, sequetur quod ipse in
quolibet operante immediate operetur, non exclusa operatione voluntatis et naturae”, De
potentia q3, a7.
44 S.Th. I, q103, a1, ad3. También trata el tema de la limitación de la analogía de la flecha
en De veritate q22, a1: “Dupliciter autem contingit aliquid ordinari vel dirigi in aliquid
sicut in finem: uno modo per seipsum, (…) alio modo ab altero, sicut sagitta quae a
sagittante ad determinatum locum dirigitur. A se quidem in finem dirigi non possunt nisi
illa quae finem cognoscunt. Oportet enim dirigens habere notitiam eius in quod dirigit.
Sed ab alio possunt dirigi in finem determinatum etiam quae finem non cognoscunt sicut
patet de sagitta. Sed hoc dupliciter contingit. Quandoque enim id quod dirigitur in finem,
solummodo impellitur et movetur a dirigente, sine hoc quod aliquam formam a dirigente
28
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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consequatur per quam ei competat talis directio vel inclinatio; et talis inclinatio est
violenta, sicut sagitta inclinatur a sagittante ad signum determinatum. Aliquando autem
id quod dirigitur vel inclinatur in finem, consequitur a dirigente vel movente aliquam
formam per quam sibi talis inclinatio competat: unde et talis inclinatio erit naturalis,
quasi habens principium naturale; sicut ille qui dedit lapidi gravitatem, inclinavit ipsum
ad hocquod deorsum naturaliter ferretur; per quem modum generans est motor in
gravibus et levibus, secundum philosophum in Lib. VIII Physic. Et per hunc modum
omnes res naturales, in ea quae eis conveniunt, sunt inclinata, habentia in seipsis aliquod
inclinationis principium, ratione cuius eorum inclinatio naturalis est, ita ut quodammodo
ipsa vadant, et non solum ducantur in fines debitos. Violenta enim tantummodo
ducuntur, quia nil conferunt moventi; sed naturalia etiam vadunt in finem, in quantum
cooperantur inclinanti et dirigenti per principium eis inditum”.
29
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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substantiis spiritualibus deriventur, non tanquam influentibus formas, sed tanquam
moventibus ad formas”. Tomás no pensaba que los astros, movidos por seres inteligentes
completamente inmateriales o éstos directamente, fueran la causa ni de la materia ni de
las formas de la materia en sentido estricto, sino que éstas proceden de la primera causa.
Él era partidario de que los individuos hilemórficos nuevos son causadas por la acción de
agentes corpóreos entre sí. Sin embargo, sí atribuía cierta causalidad generativa
concurrente a las substancias separadas a través de los astros, i.e., que los astros
colaboraban en la educción de las formas de la materia.
48 Hoy sabemos que el movimiento elíptico de los astros responde a principios naturales y
33
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
orden y beneficio mutuo que se da entre las cosas sería casual, mas esto
no es posible porque este orden se da siempre o casi siempre y lo casual
rara vez49. Esto, por tanto, debe ser un resultado intentado50.
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49 De veritate q5, a2: “Et secundum utrosque omnia procedebant ex necessitate causarum
praecedentium, vel materiae, vel agentis. Sed haec positio hoc modo a philosophis
improbatur. Causae enim materialis et agens, inquantum huiusmodi, sunt effectui causa
essendi; non autem sufficiunt ad causandum bonitatem in effectu, secundum quam sit
conveniens et in seipso, ut permanere possit, et aliis, ut opituletur. Verbi gratia, calor de
sui ratione, quantum ex se est, habet dissolvere; dissolutio autem non est conveniens et
bona nisi secundum aliquem certum terminum et modum; unde, nisi poneremus aliam
causam praeter calorem et huiusmodi agentia in natura, non possemus assignare causam
quare res convenienter fiant et bene. Omne autem quod non habet causam determinatam,
casu accidit. Et ideo oporteret secundum positionem praedictam, ut omnes, convenientiae
et utilitates quae inveniuntur in rebus, essent casuales; quod etiam Empedocles posuit,
dicens casu accidisse ut per amicitiam hoc modo congregarentur partes animalium, ut
animal salvari posset, et quod multoties accidit. Hocautem non potest esse: ea enim quae
casu accidunt, proveniunt ut in minori parte; videmus autem huiusmodi convenientias et
utilitates accidere in operibus naturae aut semper, aut in maiori parte; unde non potest
esse quod casu accidant; et ita oportet quod procedant ex intentione finis”. Es interesante
complementar los argumentos a favor del orden del universo con argumentos acerca de la
necesidad de un único principio de orden, cfr., e.g., De potentia q3, a6.
50 Es necesario mencionar que esta cuestión ha tenido desarrollos contemporáneos de la
mano del avance de los conocimientos científicos acerca del universo de los últimos
setenta años. Así como ya al menos desde la época de Cicerón había quienes negaban que
hubiera un equilibrio en el cosmos porque a veces, e.g., la lluvia en lugar de ser
provechosa es destructiva, en tiempos recientes se ha objetado la presencia de orden y
equilibrio en el cosmos diciendo que los lugares aptos para la vida parecen ser la
excepción en el cosmos y que el universo se dirige a una muerte térmica. Pero a estas
observaciones se han contrapuesto el descubrimiento de numerosas variables en el
universo que muestran que, en efecto, todo éste se encuentra balanceado a tal grado de
precisión y dicho equilibrio es tan frágil que incluso una ínfima variación hubiera hecho
posible la existencia de vida en el universo; la combinación causal como explicación
última de dicho equilibrio, atenta contra la probabilidad misma de lo que dicho equilibrio.
Dichas variables dieron lugar a que se acuñara la noción de «principio antrópico». Sobre
dichos descubrimientos se puede consultar: J. M. Alonso, Introducción al principio
antrópico (Madrid: Encuentro, 1989). Y en cuanto a la estructuración de formas
substanciales superiores por combinaciones casuales seleccinadas ciegamente por el
beneficio a posteriori que algunas de ellas proveen, se contrapone hoy en día la noción de
«complejidad irreductible», que muestra cómo la combinación ciega de elementos
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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constituye una forma insuficiente de explicar la emergencia de formas substanciales de
creciente complejidad, cfr. M. J. Behe, La Caja negra de Darwin: el reto de la bioquímica
en la evolución (Barcelona: Andrés Bello, 1999).
51 Argumento bajo el modelo de la educción de formas complejas a partir de compuestos
35
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
________________________
52 Cfr. cita 45.
53 De princ. nat., c4: “Sed licet in rebus generabilibus imperfectum sit prius perfecto,
et potentia prior actu, considerando in aliquo eodem quod prius est imperfectum quam
perfectum, et in potentia quam in actu, simpliciter tamen loquendo, oportet actum et
perfectum prius esse: quia quod reducit potentiam ad actum, actu est, et quod perficit
36
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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imperfectum, perfectum est”. La primacía del acto por sobre la potencia es también el
fundamento de la primacía de lo real por sobre lo posible.
54 “(…) baculus non movet nisi per hoc quod est motus a manu”, S.Th. I, q2, a3. La mano
se mueve para mover y, en este sentido, es una analogía inadecuada, pero ilustra la
37
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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diferencia entre lo que es movido, lo que mueve y es movido y lo que mueve sin ser
movido.
55 C.G. I, c44, n4.
56 El texto latino dice literalmente: “comparantur ad primum movens, quod Deus est,
sicut instrumenta ad agens principale”. Nótese que es una analogía y no la aserción lisa y
llana de que son causas instrumentales. Dios mueve a todo agente finito pero mueve a
cada uno de ellos de manera proporcionada a la naturaleza que posee, y por eso Tomás
sostiene que la providencia divina no priva a las cosas naturales de sus propias acciones
cfr. C.G. III, c69, sino que proceden de la primer causa y de las cosas pero no como
causas concurrentes sino subordinadas cfr. C.G. III, c70 y no exluye la causa primera
la existencia de la contingencia cfr. C.G. III, c72, ni el libre albedrío cfr. C.G. III,
c73, ni lo fortuito o casual cfr. C.G. III, c74. Sobre este tema volveré en mayor
detalle en la sección 3 del último capítulo.
38
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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57 Esto no quiere decir que el intelecto en cuanto tal mueva, sino que hace referencia a lo
que en tanto que es intelectual, mueve por apetito racional.
58 Se debe tener mucho cuidado con esta distinción entre ‘naturaleza’ e ‘intelecto’ o
‘apetito racional’, puesto que pudiera sugerir que los seres inteligentes no son tales por
naturaleza. En este contexto, lo que se entiende por «naturaleza» no quiere significar
cualquier clase de esencia sino más bien formas recibidas en materia.
59 Aunque en el hombre las afecciones que recibe en su cuerpo pueden inclinar e incluso
llegar a ejercer cierto efecto coactivo en sus actos voluntarios, la voluntad misma,
estrictamente, no puede ser movida eficientemente por causas segundas. Los argumentos
basados en la primacía de la voluntad sobre la naturaleza suponen como evidencia de
experiencia esta primacía o deben ser reforzados por los argumentos acerca de la
inmaterialidad del intelecto. La moción de la voluntad será tratada en la última sección
del último capítulo.
60 Para otros argumentos similares, cfr. C.G. II, c23. Allí Tomás señala que: a) el que no
obra por sí no puede ser primero y el que obra por sí es intelectual; b) que lo más perfecto
es primero y la voluntad es más perfecta que la naturaleza [material]; c) que la voluntad
tiene por objeto el bien universal y no el particular y que, por tanto, el agente voluntario
obra por un fin superior y más perfecto, etc.
39
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
que mueve por apetito racional por sobre lo que mueve por fomas
naturales, en estos argumentos que en la clasificación se corresponden
con el punto b), en cambio, se infiere el carácter intelectual de la
primera causa de la imposibilidad de que algo natural sea causa eficiente
inmediata de una diversidad:
La potencia de todo el que obra por necesidad natural está
determinada a un efecto. Y de aquí que todo lo natural suceda
siempre del mismo modo, a no ser que haya impedimento; no
así lo voluntario. Ahora bien, la potencia divina no se ordena a
un efecto solamente, según lo dicho antes. Luego Dios no obra
por necesidad de naturaleza, sino por voluntad61.
Si se da por supuesta la condición, i.e., que existe una primera
causa creadora que es causa inmediata de una diversidad de cosas 62, la
conclusión se sigue con suma facilidad, puesto que lo que obra por
naturaleza está determinado ad unum. Esto se debe a que lo natural obra
por la forma substancial que posee materialmente y, por tanto, no puede
obrar por otra forma a menos que se corrompa y reciba otra forma
distinta constituyéndose así en otra clase de sujeto63. El intelecto, en
cambio, puede poseer un sinnúmero de formas inmaterialmente64. De
________________________
61C.G. II, c23, n2.
62 En el capítulo 20 de esta misma obra demuestra que nada que sea corporal puede crear,
en el capítulo 21 que crear es exclusivo de Dios, y en el capítulo 22 que «todo» lo puede.
En éste último sostiene que si existe una primera causa eficiente que es causa del ser de
las cosas, y si esto es propio de uno solo, éste es, por tanto, causa inmediata de una
diversidad. De todo esto se seguiría además que la primera causa debe por tanto no estar
determinada a un solo efecto.
63 “Manifestum est enim quod res naturales operantur per formas sibi inhaerentes. Non
autem possunt eidem inesse formae contrariae. Unde impossibile est quod eadem res
naturalis faciat contraria”, In Met. IX, l2, n7. Sobre la cuestión de la oposición de las
formas volveré en detalle en el capítulo 3. Támbién cfr., C.G. c50, n4.
64 S.Th. I, q14, a1: “(…) quod cognoscentia a non cognoscentibus in hoc distinguuntur,
quia non cognoscentia nihil habent nisi formam suam tantum; sed cognoscens natum est
habere formam etiam rei alterius, nam species cogniti est in cognoscente. Unde
manifestum est quod natura rei non cognoscentis est magis coarctata et limitata, natura
40
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
todo esto se sigue que si algo ha de ser causa inmediata de efectos no sólo
numérica sino formalmente distintos, debe obrar por intelecto en tanto
que sólo un ser intelectual puede obrar por formas diversas65.
Por otro lado, se puede inferir el carácter intelectual de la primera
causa partiendo de las demostraciones en las que ésta es identificada
como aquello que es ente en sumo grado66 punto c) de la clasificación
de demostraciones y que es causa en todos los entes de su ser, de su
bondad y de toda perfección67, puesto que si es causa de toda perfección
entonces no carece de ninguna de ellas68. “Mas entre todas las
perfecciones de los seres, la mejor es la intelectualidad. Por ella un ser es,
en cierto modo, todo, por tener en sí la perfección de los otros seres” 69,
por tanto, es necesario concluir que Dios es inteligente.
Esta demostración es sumamente sencilla; supuesta una causa de
toda perfección y siendo evidente que existe al menos algún ser
intelectual i.e., el hombre se debe admitir que la capacidad
intelectiva procede de la primera causa. Sin embargo, antes de concluir
que Dios es inteligente, Tomás creyó necesario aclarar en el
razonamiento que la inteligencia es la mejor de todas perfecciones. La
razón de esto es que no es suficiente establecer que algo es causa de una
________________________
autem rerum cognoscentium habet maiorem amplitudinem et extensionem. Propter quod
dicit philosophus, III de anima, quod anima est quodammodo omnia”.
65 Más adelante se verá que Dios no obra por formas diversas en el sentido de principios
formales diversos sino por una sola que es su propia esencia. No obstante, esto no
invalida el argumento porque contiene intencionalmente una diversidad de formas en su
intelecto por los que produce efectos diversos.
66 C.G. I, c13, n34.
67 S.Th. I, q2, a3. Para un estudio completo de esta clase de argumentos, cfr.: A. L.
est, ita omnis defectus inest ei secundum quod aliqualiter non est. Deus autem, sicut
habet esse totaliter, ita ab eo totaliter absistit non esse: quia per modum per quem habet
aliquid esse, deficit a non esse. A Deo ergo omnis defectus absistit. Est igitur universaliter
perfectus”. Sobre este tema volveré en la sección 1 del segundo capítulo.
69 C.G. I, c44, n6.
41
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
________________________
70 En el caso de los seres inmateriales, no es posible que haya dos sujetos distintos de la
misma especie porque serían indiscernibles. Muchos de los argumentos de la unicidad de
la primera causa trabajan sobre el principio de la identidad de los indiscernibles. En C.G.
I, c42, se pueden apreciar numerosos argumentos que aplican dicho principio.
71 Cfr., más adelante, cita 237.
72 Por ejemplo, ser grande o pequeño, suave o áspero, todas perfecciones que suponen
materialidad y finitud; también la perfección de las formas substanciales como ser caballo
o piedra.
73 Más adelante, en la sección dedicada al sentido, alcance y limitación de lo que se
predica de la primera causa, trataré en más detalle el tema de las perfecciones puras.
42
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
________________________
74 En el argumento de la Summa Theologiae la pregunta está formulada en términos de si
existe ciencia en Dios y la aserción de que “lo que existe inmaterialmente es cognoscente”
parece tener menos importancia en el argumento; sin embargo son argumentos que
descansan sobre los mismos principios.
75 C.G. I, c44, n5. Agradezco la traducción de este pasaje al Dr. Alejandro Vigo.
43
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
inmaterial sólo en tanto que cualidad. Sobre este tema volveré en el tercer capítulo.
78 En el trasfondo de este argumento se encuentra el principio “omne quod recipitur in
aliquo, recipitur in eo per modum recipientis”. Para un breve estudio de los diferentes
usos de este principio en la obra de Tomás, cfr. J. F. Wippel, «Thomas Aquinas and the
Axiom “What is Received is Received According to the Mode of the Receiver”», en
Metaphysical Themes in Thomas Aquinas II (Washington: CUA Press, 2007), 113-22.
También se trata esta cuestión en la última parte de la sección primera del capítulo 2.
Para un análisis de la demostración de la inmaterialidad del alma a través de la
consideración de la naturaleza del acto intelectivo, cfr., e.g., D. R. Foster, «Aquinas on the
Immateriality of the Intellect», The Thomist 55, n.o 3 (1991): 415-38.
79 Esta aserción, es casi una paráfrasis de la célebre sentencia: “Intelligibile in actu est
intellectus in actu: sicut et sensibile in actu est sensus in actu. Secundum vero quod
44
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
es lo mismo decir que el intelecto entiende en acto a decir que una forma
es inteligible en acto dado que ambos están en acto por lo mismo.
En la segunda parte, Tomás simplemente lleva lo hasta aquí dicho
a sus últimas consecuencias. Señala que si la inmaterialidad de suyo
implica no sólo que una cosa pueda ser el objeto de un intelecto, sino su
efectiva intelección, o por decirlo de otra manera, si la inmaterialidad es
condición necesaria y suficiente de que algo pueda y de hecho sea
efectivamente conocido en acto, entonces un sujeto por el sólo hecho de
subsistir inmaterialmente sería cognoscente en acto. Más aún, lo que se
concluye es que el sujeto sería cognoscente en acto de sí mismo por el
hecho de poseer inmaterialmente su propia forma. El esquema de la
segunda parte sería el siguiente:
1) Si, si X existe inmaterialmente es conocido en acto,
entonces, si X es inmaterial y subsistente se conoce a
sí mismo en acto.
2) Dios es inmaterial y subsistente, luego Dios se conoce a sí
mismo en acto, i.e., Dios es inteligente.
Esta demostración resulta válida y particularmente apropiada
para demostrar la inteligencia de la primera causa porque Tomás
sostiene que Dios es absolutamente simple 80 y, por tanto, para él existiría
una completa identidad entre la substancia, el intelecto, el acto de
intelección y el objeto del acto de intelección de Dios. Sin embargo, de
cara a todas sus posibles aplicaciones, i.e., en la medida en que el
argumento debiera ser válido para toda clase de intelecto, existen razones
para pensar que es problemático.
________________________
intelligibile ab intellectu distinguitur, est utrumque in potentia, sicut et in sensu patet:
nam neque visus est videns actu, neque visibile videtur actu, nisi cum visus informatur
visibilis specie, ut sicex visu et visibili unum fiat”, C.G. I, c51, n6.
80 Volveré sobre este punto cuando trate la demostración de que la primera causa es
45
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
________________________
81 El problema es la bicondicionalidad; no parece haber mayor inconveniente en admitir
que, e.g, si el hombre conoce lo universal, sus conceptos son inmateriales y, por tanto,
aquello que los recibe debe ser inmaterial también. El problema surge cuando se
comienza por el otro extremo y se sostiene que lo que de suyo es inmaterial y subsistente
tiene la capacidad siempre en ejercicio de conocerse y que esto se sigue del mero
hecho de que subsiste sin materia.
82 “… manifestum est quod potentia et actus diversa sunt”, In Met. IX, l3, n9.
83 S.Th. I, q54, a1: “Actio enim est proprie actualitas virtutis; sicut esse est actualitas
substantiae vel essentiae. Impossibile est autem quod aliquid quod non est purus actus,
sed aliquid habet de potentia admixtum, sit sua actualitas, quia actualitas potentialitati
repugnat”.
84 Cfr. C.G. I, c22 y C.G. II, c52.
85 S.Th. I, q54, a2: “actio de sui ratione habet infinitatem, vel simpliciter, vel secundum
quid. Simpliciter quidem, sicut intelligere, cuius obiectum est verum, et velle, cuius
obiectum est bonum, quorum utrumque convertitur cum ente; et ita intelligere et velle,
quantum est de se, habent se ad omnia; et utrumque recipit speciem ab obiecto. (…) Esse
autem cuiuslibet creaturae est determinatum ad unum secundum genus et speciem, esse
autem solius Dei est simpliciter infinitum (…)”.
46
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
47
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
________________________
89 También en un texto de De veritate, donde se pregunta si la mente se conoce a sí
misma por una species o por su esencia sostiene que debe ser por una species porque
“posteriora sunt magis composita prioribus. Sed intelligere est posterius quam esse. Ergo
in intelligentia animae invenitur maior compositio quam in eius esse. Sed in anima non
est idem quod est et quo est. Ergo necin ea est idem quod intelligitur et quo intelligitur; et
sic mens non se videt per suam essentiam”, De veritate q10, a8, ad 12. Lo distintivo de
este pasaje es que no se hace referencia a la necesidad de distinguir el acto cognoscitivo de
la esencia o de la potencia operativa sino que concluye que es necesario distinguir “lo
entendido” de “aquello por lo que se conoce”.
90 De veritate q8, a6, ob4.
48
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
49
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
intentionale sea otra cosa que un caso particular de la distinción entre esse substanciale y
esse accidentale. Cfr. L. Dewan, «St. Thomas and the Integration of Knowledge into
Being.», International Philosophical Quarterly 24 (1984): 386. Esto debe prevenirnos de
la tentación de concebir a lo intencional como alguna modalidad de ser distinto del
substancial y el accidental. Cfr. G. Casey, «Immateriality and Intentionality», en At the
Heart of the Real: Philosophical Essays in Honour of The Most Reverend Desmond
Connell, Archbishop of Dublin, Fran O’Rourke (Dublin: Irish Academic Press, 1992), 12.
Allí, Casey hace referencia a la tesis de John Deely de que lo intencional es cierta entidad
intersubjetiva que constituye un modo de ser no reductible a lo substancial o a lo
accidental. De todos modos es cierto que lo intencional es una clase de accidente muy
particular y muy distinto de otras clases de accidente pero esto no debiera resultar tan
llamativo en tanto que lo inmaterial y lo material constituyen géneros naturales diversos.
50
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
causa formal, cfr. E. Gilson, El ser y los filósofos (Pamplona: Eunsa, 1979), 111. Un
artículo que ilustra esta cuestión en el contexto general de la historia de la filosofía: N.
Clarke, «The Limitation of Act by Potency in St. Thomas: Aristotelianism or
Neoplatonism?», The New Scholasticism 26 (1952): 167-94. También, del mismo autor:
N. Clarke, «The Problem of the Reality and Multiplicity of Divine Ideas in Christian
Neoplatonism», en Neoplatonism and Christian thought, Dominic J. O’Meara (Norfolk
(Virginia): International Society for Neoplatonic Studies, 1982), 109-258. Sobre la
cuestión del ser y la esencia volveré en la primera sección del capítulo 2.
51
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
________________________
98 Algunos contemporáneos de Tomás sostenían esta posición, i.e., que el individuo
inmaterial subsistente se distingue de la causa primera porque posee materia espiritual o
un principio potencial similar a la materia primera. También sostenían consecuentemente
y a diferencia de Tomás que puede haber más de un sujeto inmaterial finito de la
misma especie. Cfr. De spirit. creat., a1. Ellos, no obstante no creían que la materia
espiritual fuese un sucedáneo del esse tomista, sino que evitaban la distinción esse-
essentia como explicación última de la finitud y aquello que permite distinguir el Infinito
de otros subsitentes inmateriales con un hilemorfismo universal que suponía la
postulación de otra clase de materia.
99 De modo habitual, que es cierta actualidad primera, el intelecto puede contener a todas
las formas, pero en acto segundo, en la actividad cognoscitiva, sólo puede poseer una
forma o un solo principio por el que conoce en acto todo lo que por dicho principio se
pueda considerar de manera simultánea. Sobre este tema volveré en el la sección 2.2. del
segundo capítulo.
52
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
referencia a algunas de las ideas que subraya de los textos de la Summa theologiae acerca
del alma humana y sus potencias.
53
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
hoc dico de proprio et per se accidente, nam respectu accidentis extranei, subiectum est
susceptivum tantum; productivum vero talis accidentis est agens extrinsecum”.
106 Cfr. ibidem.
107 S.Th. I, q77, a6, ad2: “Ad secundum dicendum quod subiectum est causa proprii
subiecto non est per aliquam transmutationem; sed per aliquam naturalem
resultationem, sicut ex uno naturaliter aliud resultat, ut ex luce color”. Y en otro lugar
dice que incluso la forma substancial es principio de la operación, aunque no
inmediatamente: “quod hoc ipsum quod forma accidentalis est actionis principium, habet
54
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
________________________
a forma substantiali. Et ideo forma substantialis est primum actionis principium, sed non
proximum. Et secundum hoc philosophus dicit quod id quo intelligimus et sentimus, est
anima”, S.Th. I, q77, a1, ad4.
109 Cfr. cita 87.
110 A esto hace referencia el texto de cita 90.
111 De veritate q10, a8, ad9. La cursiva es mía.
112 De veritate q8, a6, ad11: “Ad undecimum dicendum, quod operatio intellectualis non
est media secundum rem inter intelligens et intellectum, sed procedit ex utroque,
secundum quod sunt unita”.
55
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
decir que, e.g., la esencia del ángel está “en su intelecto como lo
inteligible en quien entiende, pero el intelecto está en la esencia como la
potencia en la substancia”113. Por otro lado, no es necesario que si la
esencia se relaciona a su intelecto como el acto a la potencia en el orden
de la operación sea el sujeto acto puro114 o que se diluya alguna de las
distinciones propias del ente finito. Es suficiente que el ángel subsista sin
materia para que se compare a su intelecto como acto en el orden del
entender115, puesto que al ser sin materia existe del modo en que puede
ser principio de conocimiento; para que una forma sea principio de
acción, es indistinto que sea inherente a algo o por el contrario algo
subsistente116. También esto pone de manifiesto que no es necesario que
el sujeto cognoscente en cuanto cognoscente sea movido o actuado
previamente por el objeto de conocimiento; esto sólo es necesario si el
objeto está en la virtud cognoscitiva en potencia pero no si siempre se
encuentra en acto117. El ángel no se encuentra nunca en potencia en
relación a su esencia, aunque lo está en relación a otros inteligibles 118.
________________________
113 De veritate q8, a6, ad6.
114 Como sugería la objeción de la cita 9090.
115 De veritate q8, a6, ad4: “Ad quartum dicendum, quod quamvis essentia Angeli non sit
actus purus, non tamen habet materiam partem sui; sed secundum hoc est in potentia
quod esse non habet a seipso: et ideo nihil prohibet ipsum comparari ad intellectum ut
actum in intelligendo”.
116 S.Th. I, q56, a1: “Nihil autem differt, ad hoc quod forma sit principium actionis, quod
ipsa forma sit alii inhaerens, et quod sit per se subsistens, non enim minus calor
calefaceret si esset per se subsistens, quam calefacit inhaerens”.
117 Cfr. ibidem: “Sed considerandum est quod huiusmodi species obiecti quandoque est in
56
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
quod omnia contineantur sub forma, ad quae potentia se extendit. (…) Potentia autem
intellectiva Angeli se extendit ad intelligendum omnia, quia obiectum intellectus est ens
vel verum commune. Ipsa autem essentia Angeli non comprehendit in se omnia, cum sit
essentia determinata ad genus et ad speciem. (…) Angelus autem per suam essentiam non
potest omnia cognoscere; sed oportet intellectum eius aliquibus speciebus perfici ad res
cognoscendas”.
120 De veritate q2, a3, ad1: “Cum vero similitudo rei cognitae est ipsa intelligentis essentia,
non perficitur per aliud a se, nisi forte active; utpote si eius essentia sit ab alio effecta”. La
causa primera sería causa activa, aunque la causa formal sería la esencia misma del
sujeto.
57
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
por la que un ángel subsiste y aquella por la que es conocido por otro ángel cfr. texto de
nota 92, no es necesario que lo intencional sea del orden accidental, i.e., no es necesario
que la species sea un accidente sino que puede ser en algunos casos una forma
subsistente. Por supuesto que es necesario que sea un accidente en ese caso particular,
i.e., del conocimiento de un ángel por otro ángel.
123 S.Th. I, q79, a1, ad4. La cursiva es mía. Recuérdese además el texto de la nota 108, en
donde Tomás dice que de hecho la esencia es causa también de la operación aunque no de
modo inmediato.
58
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
________________________
124 Sobre esta distinción, cfr., J. L. Ackrill, «Aristotle’s Distinction between Energeia and
Kinesis», Canadian Journal of Philosophy 23, n.o 3 (1993): 385-88..
125 Como indicamos en la sección 2.1.
126 El crecimiento estrictamente es un movimiento puesto que implica aumento
revelan que la forma substancial del animal posee mayor espontaneidad y vitalidad.
59
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
________________________
128 Un ser sin capacidad de conocimiento no puede estrictamente contener a otro puesto
que los cuerpos son incompenetrables; a lo sumo puede rodear o estar en contacto con
otro cuerpo.
129 Cfr. De veritate q2, a2: “Et ideo erraverunt antiqui philosophi, qui posuerunt simile
simili cognosci, volentes, per hoc, quod anima, quae cognoscit omnia, ex omnibus
materialiter constitueretur: ut terra terram cognosceret, aqua aquam, et sic de aliis.
Putaverunt enim quod perfectio rei cognitae in cognoscente esse debeat secundum quod
habet esse determinatum in propria natura. Non autem ita recipitur forma rei cognitae in
cognoscente; unde et Commentator dicit in III de anima, quod non idem est modus
receptionis quo formae recipiuntur in intellectu possibili et in materia prima; quia oportet
in intellectu cognoscente recipi aliquid immaterialiter. Et ideo videmus, quod secundum
ordinem immaterialitatis in rebus, secundum hocin eis natura cognitionis invenitur:
plantae enim, et alia quae infra sunt, nihil immaterialiter possunt recipere; et ideo omni
cognitione privantur, ut patet II de anima. Sensus autem recipit quidem species sine
materia, sed tamen cum conditionibus materialibus. Intellectus etiam a conditionibus
materialibus species depuratas recipit. Similiter est etiam ordo in cognoscibilibus. Res
enim materiales, ut Commentator dicit, non sunt intelligibiles, nisi quia nos facimus eas
intelligibiles: sunt enim intelligibiles in potentia tantum; sed actu intelligibiles efficiuntur
per lumen intellectus agentis, sicut et colores actu visibiles per lumen solis. Sed res
immateriales sunt intelligibiles per seipsas; unde magis sunt notae secundum naturam,
quamvis sint minus notae nobis”.
130 Cfr. nota 11. El intelecto tiene por objeto propio lo que cae bajo el sentido y la
imaginación.
60
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
________________________
131 En el argumento S.Th. I, q14, a1 —que como he señalado ya es semejante al de la
Summa contra gentiles—, Tomás afirma la proporcionalidad directa entre el grado de
inmaterialidad y el grado de perfección cognoscitiva: “Coarctatio autem formae est per
materiam. Unde et supra diximus quod formae, secundum quod sunt magis immateriales,
secundum hoc magis accedunt ad quandam infinitatem. Patet igitur quod immaterialitas
alicuius rei est ratio quod sit cognoscitiva; et secundum modum immaterialitatis est
modus cognitionis”. Un texto que explica en detalle los grados de vida por la relación al
fin tema de la sección 1.
132 Como es notorio, los argumentos de Tomás están muy resumidos y requieren que el
lector los complete o considere a la luz del resto de su doctrina del acto y la potencia, del
viviente, etc.
61
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
________________________
133 Para una justificación de esta premisa cfr. C.G. I, c13.
134 S.Th. I, q3, a1: “Primo quidem, quia nullum corpus movet non motum, ut patet
inducendo per singula. Ostensum est autem supra quod Deus est primum movens
immobile. Unde manifestum est quod Deus non est corpus”.
135 C.G. I, c14, n4.: “Ad procedendum igitur circa Dei cognitionem per viam remotionis,
accipiamus principium id quod ex superioribus iam manifestum est, scilicet quod Deus sit
omnino immobilis”.
136 El argumento original es ligeramente más largo y se ofrece cierta explicación de las
premisas 1 y 4: “Secundo, quia necesse est id quod est primum ens, esse in actu, et nullo
modo in potentia. Licet enim in uno et eodem quod exit De potentia in actum, prius sit
potentia quam actus tempore, simpliciter tamen actus prior est potentia, quia quod est in
62
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
________________________
potentia, non reducitur in actum nisi per ens actu. Ostensum est autem supra quod Deus
est primum ens. Impossibile est igitur quod in Deo sit aliquid in potentia. Omne autem
corpus est in potentia, quia continuum, inquantum huiusmodi, divisibile est in infinitum.
Impossibile est igitur Deum esse corpus”, S.Th. I, q3, a1.
137 Cfr. la sección 2.1. Voluntad y naturaleza.
138 Es más metafísico; porque se considera todo desde el punto de vista del acto y la
patet. Impossibile est autem aliquod corpus esse nobilissimum in entibus. Quia corpus
aut est vivum, aut non vivum. Corpus autem vivum, manifestum est quod est nobilius
corpore non vivo. Corpus autem vivum non vivit inquantum corpus, quia sic omne corpus
viveret, oportet igitur quod vivat per aliquid aliud, sicut corpus nostrum vivit per animam.
Illud autem per quod vivit corpus, est nobilius quam corpus. Impossibile est igitur Deum
esse corpus.
63
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
________________________
140 En el artículo siguiente se presentan tres razonamientos en contra de la composición
de materia y forma en Dios, muy similares y afines a todo lo que se viene diciendo. Son de
interés sobre todo los dos últimos: “Secundo, quia omne compositum ex materia et forma
est perfectum et bonum per suam formam, unde oportet quod sit bonum per
participationem, secundum quod materia participat formam. Primum autem quod est
bonum et optimum, quod Deus est, non est bonum per participationem, quia bonum per
essentiam, prius est bono per participationem. Unde impossibile est quod Deus sit
compositus ex materia et forma. Tertio, quia unumquodque agens agit per suam formam,
unde secundum quod aliquid se habet ad suam formam, sic se habet ad hoc quod sit
agens. Quod igitur primum est et per se agens, oportet quod sit primo et per se forma.
Deus autem est primum agens, cum sit prima causa efficiens, ut ostensum est. Est igitur
per essentiam suam forma; et non compositus ex materia et forma”, S.Th. I, q3, a2, la
cursiva es mía.
141 Cfr. S.Th. I, q2, a3 “Quarta via sumitur ex gradibus qui in rebus inveniuntur. Invenitur
enim in rebus aliquid magis et minus bonum, et verum, et nobile, et sic de aliis
huiusmodi”, la cursiva es mía.
64
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
expresa algo acerca de la realidad divina, i.e., qué valor de verdad tienen,
su alcance, su limitación y su fundamento 142.
Se ha hecho referencia a que, para Tomás, por la razón natural se
puede descubrir que las cosas de nuestra experiencia no se bastan a sí
mismas ni pueden ser origen absoluto y último de otras cosas, ni en el
orden entitativo ni en el orden operativo, y que esto permite concluir que
existe una primera causa de cuya naturaleza podemos conocer lo que es
necesario que haya en ella por ser causa primera. En efecto, podemos
conocer la relación que las cosas guardan con Dios143 y la distancia entre
ambos polos de la relación causal, i.e., que la primera causa no es nada de
lo que es causado por ella; pero no porque carezca de algo, sino porque lo
supera todo y posee toda perfección de manera super-eminente e
ilimitada144. En suma, todo lo que podemos decir acerca de Dios se funda
en el conocimiento de sus efectos y, por tanto, no tenemos acceso a
ninguna perfección suya de la que no conozcamos alguna participación
en lo creado.
Ahora bien, el hecho de que las cosas de nuestra experiencia sean
el origen y fundamento de toda teoría, es la razón principal de que
________________________
142 El tratamiento de esta cuestión no puede ser abordado en profundidad en esta sección.
Sólo haré un tratamiento resumido de este tema con el fin de poner en perspectiva lo que
en este estudio se dirá acerca de la mente divina.
143 S.Th. I, q13, a2: “Respondeo dicendum quod de nominibus quae de Deo dicuntur
negative, vel quae relationem ipsius ad creaturam significant, manifestum est quod
substantiam eius nullo modo significant; sed remotionem alicuius ab ipso, vel relationem
eius ad alium, vel potius alicuius ad ipsum”. Nótese que estrictamente se debe decir que
las cosas guardan relación con la primera causa y no al revés. La creación no cambia ni
agrega nada a la primera causa, de lo contrario no podría ser inmóvil, incausado, carente
de potencia pasiva, etc.
144 S.Th. I, q12, a12: “Sed quia sunt eius effectus a causa dependentes, ex eis in hoc perduci
65
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
principium sumit, unde tantum se nostra naturalis cognitio extendere potest, inquantum
manuduci potest per sensibilia. Ex sensibilibus autem non potest usque ad hoc intellectus
noster pertingere, quod divinam essentiam videat, quia creaturae sensibiles sunt effectus
Dei virtutem causae non adaequantes. Unde ex sensibilium cognitione non potest tota Dei
virtus cognosci, et per consequens neceius essentia videri”.
148 S.Th. I, q79, a3: “Sed quia Aristoteles non posuit formas rerum naturalium subsistere
sine materia; formae autem in materia existentes non sunt intelligibiles actu, sequebatur
quod naturae seu formae rerum sensibilium, quas intelligimus, non essent intelligibiles
actu”.
149 S.Th. I, q86, a1: “Respondeo dicendum quod singulare in rebus materialibus intellectus
noster directe et primo cognoscere non potest. Cuius ratio est, quia principium
66
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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singularitatis in rebus materialibus est materia individualis, intellectus autem noster,
sicut supra dictum est, intelligit abstrahendo speciem intelligibilem ab huiusmodi
materia. Quod autem a materia individuali abstrahitur, est universale. Unde intellectus
noster directe non est cognoscitivus nisi universalium”.
150 C.G. I, c30, n3.
151 S.Th. I, q13, a2: “Sed de nominibus quae absolute et affirmative de Deo dicuntur, sicut
bonus, sapiens, et huiusmodi, multipliciter aliqui sunt opinati. Quidam enim dixerunt
quod haec omnia nomina, licet affirmative de Deo dicantur, tamen magis inventa sunt ad
aliquid removendum a Deo, quam ad aliquid ponendum in ipso. Unde dicunt quod, cum
dicimus Deum esse viventem, significamus quod Deus non hoc modo est, sicut res
inanimatae, et similiter accipiendum est in aliis. Et hocposuit Rabbi Moyses. Alii vero
dicunt quod haec nomina imposita sunt ad significandum habitudinem eius ad creata, ut,
cum dicimus Deus est bonus, sit sensus, Deus est causa bonitatis in rebus. Et eadem ratio
est in aliis”.
67
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
68
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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153 In De Trin. q6, a3, co.1.
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Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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154 In De Trin. q6, a2, co.1: “Dicendum quod in qualibet cognitione duo est considerare,
scilicet principium et terminum. Principium quidem ad apprehensionem pertinet,
terminus autem ad iudicium; ibi enim cognitio perficitur”.
155 Cfr. In De Trin. q6, a2, co.2: “Sed terminus cognitionis non semper est uniformiter:
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
viae nullo modo possumus scire quid est non solum per viam naturalis cognitionis, sed
etiam necper viam revelationis, quia divinae revelationis radius ad nos pervenit
secundum modum nostrum, ut Dionysius dicit”.
161 Cfr. párrafo de cita 152.
162 In De Trin. q6, a3, co.4.
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Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
cognoscimus an est et habemus de eis loco cognitionis quid est cognitionem per
negationem, per causalitatem et per excessum”, ibidem., y esta triple vía es equiparable a
un conocimiento por analogía, en las cinco conclusiones el método dionisiano no es
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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utilizado y descarta toda forma de conocimiento excepto la vía negativa. En suma, según
este texto, no hay conocimiento afirmativo o substancial de Dios.
168 Si bien se podría pensar que la noción «inmaterial» es estrictamente negativa si se la
doctrina sino también por la importancia de este texto en la obra de Tomás como lugar
donde realiza consideraciones epistemológicas muy relevantes.
170 En De veritate q2, a1, ad9; q10, a12, ad sc7 redactadas en 1256-1259 cfr. J. P. Torrell,
73
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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en sus textos tempranos que en los textos más tardíos. Wippel nota ciertas diferencias,
pero no llega a afirmar la existencia de una evolución doctrinal de fondo sino que más
bien tiende a salvar las diferencias que identifica; cfr. Wippel, The Metaphysical Thought
of Thomas Aquinas, 540-541. Es más claro, en cambio, que existe cierta evolución o al
menos variación más marcada en su explicación de la predicación analógica de los
nombres divinos, tesis que sostiene, e.g.: N. Clarke, «Analogy and the Meaningfulness of
Language About God: A Reply to Kai Nielsen», The Thomist 40 (1976): 1. También parece
sostenerlo Wippel, cfr.: J. F. Wippel, «Thomas Aquinas on What Philosophers Can Know
About God», The American Catholic Philosophical Quarterly 66, n.o 3 (1992): 295. y E.
Schillebeeckx, Revelación y teología, 2da ed. (Salamanca: Sígueme, 1969), 297.
171 C.G. III, c46, n9. La cursiva es mía. En R. T. Lambert, Self Knowledge in Thomas
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
ciencia acerca del alma humana no sólo permite saber qué significa que
una substancia separada sea intelectual sino que ella sirve de “principio
para conocer cuanto conocemos de las substancias separadas”172.
En lo que se refiere al modo y contenido de nuestro conocimiento
de las substancias separadas, dice que “como sabemos qué es nuestra
alma podemos llegar a conocer algún género remoto de las substancias
separadas [perveniri ad sciendum aliquod genus remotum
substantiarum separatarum]”173. Esto último había sido negado por él de
manera expresa en su comentario de Boecio y constituye a mi juicio
una diferencia de fondo significativa. No obstante, es necesario remarcar
que las razones por las que en el comentario a Boecio afirmaba que no se
puede acceder siquiera a un género remoto de lo inmaterial, no son
ignoradas o desautorizadas. En efecto, si bien todo lo sensible pertenece a
un género diverso del de las substancias separadas y, por tanto, no
permite acceder al mundo inmaterial, el alma humana no es una realidad
sensible sino que pertenece al género de lo inteligible en acto 174.
I, q88, a1, ad1: “Ad primum ergo dicendum quod ex illa auctoritate Augustini haberi
potest quod illud quod mens nostra de cognitione incorporalium rerum accipere potest,
per seipsam cognoscere possit. Et hoc adeo verum est, ut etiam apud philosophos dicatur
quod scientia de anima est principium quoddam ad cognoscendum substantias separatas.
Per ho enim quod anima nostra cognoscit seipsam, pertingit ad cognitionem aliquam
habendam de substantiis incorporeis, qualem eam contingit habere, non quod simpliciter
et perfecte eas cognoscat, cognoscendo seipsam”. El texto es menos contundente que el de
C.G. III, c46, pero se refiere claramente a la misma doctrina. Nótese que en ambas sumas,
los textos vienen asociados a la doctrina de Agustín.
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Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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175 C.G. III, c46, n7.
176 C.G. III, c48, n8.
177 Cfr. De veritate q10, a8: “Unde mens nostra non potest se intelligere ita quod seipsam
immediate apprehendat; sed ex hoc quod apprehendit alia, devenit in suam cognitionem
(…) Ex hoc enim quod anima humana universales rerum naturas cognoscit, percipit quod
species qua intelligimus, est immaterialis; alias esset individuata, et sic non duceret in
cognitionem universalis. Ex hoc autem quod species intelligibilis est immaterialis,
perceperunt quod intellectus est res quaedam non dependens a materia; et ex hoc ad alias
proprietates cognoscendas intellectivae animae processerunt”. Existe otro camino en la
Expositio in de causis, cfr. J. R. Méndez, «La reditio completa y la ontología del alma en
Tomás de Aquino», Studium 13, n.o 26 (2010): 381-405.
178 La simplicidad a la que aquí me refiero no es absoluta, sino que implica la existencia de
76
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
77
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
vacío de conceptos, sino que en el juicio se alcanzan verdades que no pueden ser
expresadas a través de conceptos adecuados. El intelecto humano necesita siempre
conceptualizar lo que conoce aunque no todo lo que conoce intelectualmente se restringe
a lo que puede estrictamente captar directamente y conceptualizar de modo adecuado.
187 De potentia q7, a5.
188 In I Sent d3, q1, a3: “quod ipsum Deum possit aliquo modo capere”.
79
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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189 Este modo de explicar las cosas podría dar a entender que espontáneamente se
distingue entre esse y essentia pero claramente no es así; en el conocimiento ordinario
sólo se capta que «ser» y, e.g., «ser piedra» no es lo mismo, pues de lo contrario todo
sería como las piedras, y esto no es cierto ni para las piedras ni para ninguna otra clase de
cosa, pero es una primitiva insinuación de la distinción.
190 De potentia q7, a2, ad7. La cursiva es mía. Siempre he hecho un uso del término
«concreto» significando una forma recibida en materia. Pero aquí se busca distinguir
«inherente» de «subsistente» y si hacia el final del texto Tomás se puede permitir usar el
término «concreto» es porque todo lo finito tiene un ser inherente por tanto también lo
concreto pero no todo lo que posee un ser inherente es concreto en el sentido de
recibido en materia; las formas separadas de la materia poseen un ser inherente pero no
concreto.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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191 S.Th. I, q7, a1: “quod infinitum dicitur aliquid ex eo quod non est finitum”.
192 Cfr. S.Th. I, q3, a1—3.
193 S.Th. I, q50, a2, ad4.
194 Indicativo de esto es que el tema de la distinción de esse y essentia suele surgir en la
obra de Tomás con ocasión del tratamiento de las substancias separadas que no son
generables ni corruptibles pero sí causadas. C.G. II, c98, n5: “Sed cum superius sit
ostensum quod substantiae separatae intellectuales non sunt compositae ex materia et
forma, non possunt causari nisi per modum creationis”. Si son creadas y no generadas
debe haber alguna clase de composición acto-potencial y por eso es muy común que el
tema de la distinción esse-essentia surja con ocasión del tratamiento del estatuto
ontológico de los ángeles y del alma humana. Cfr. De ente c3, [-25]; In I Sent d8, a2; C.G.
II, c52-53; De spirit. creat. a1. Las razones comunes y fundamentales detrás de la
distinción son, por un lado, la imposibilidad de que exista más de una cosa absolutamente
simple, la existencia de una real y no meramente aparente pluralidad de substancias y,
por otro lado, que todo lo compuesto es potencial y, por tanto, causado. Algo de eso puede
apreciarse en S.Th. I, q44, a1: “Respondeo dicendum quod necesse est dicere omne quod
quocumque modo est, a Deo esse. Si enim aliquid invenitur in aliquo per participationem,
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Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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necesse est quod causetur in ipso ab eo cui essentialiter convenit; sicut ferrum fit ignitum
ab igne. Ostensum est autem supra, cum de divina simplicitate ageretur, quod Deus est
ipsum esse per se subsistens. Et iterum ostensum est quod esse subsistens non potest esse
nisi unum, sicut si albedo esset subsistens, non posset esse nisi una, cum albedines
multiplicentur secundum recipientia. Relinquitur ergo quod omnia alia a Deo non sint
suum esse, sed participant esse. Necesse est igitur omnia quae diversificantur secundum
diversam participationem essendi, ut sint perfectius vel minus perfecte, causari ab uno
primo ente, quod perfectissime est”. También cfr. C.G. II, c15.
195 Para metafísicas de tipo «finitistas» como la aristotélica, la forma es el principio último
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
superioribus patet. Cum igitur esse divinum non sit esse receptum in aliquo, sed ipse sit
suum esse subsistens, ut supra ostensum est; manifestum est quod ipse Deus sit infinitus
et perfectus”. Sobre la infinitud y la distinción esse-essentia, volveré en la primera sección
del capítulo 2.
199 Entre esas perfecciones está la inteligencia, como se sigue de lo tratado en la sección 2.
Conocimiento, ciencia, sabiduría o inteligencia, son todos nombres con los que Tomás se
refiere al conocimiento divino que es uno de los nombres que se puede predicar
substantialiter de Dios y se refieren a su misma esencia, a diferencia de los nombres
divinos como, e.g. «creador», que se predican de Dios sólo en la medida que es causa de
las cosas. En S.Th. I, q13, a2, Tomás trata sobre la posibilidad de predicar algún nombre
substantialiter de Dios y pone como ejemplos, «bueno» un trascendental y sabio
perfección que no supone necesariamente finitud. Sin embargo, la versión abstracta
tanto de los nombres trascendentales e.g, «bondad», «verdad», como la de las
perfecciones absolutas que no son comunes a todo ente e.g., «‘vida» o «inteligencia»
corresponde predicarlos únicamente de Dios, pues toda perfección no recibida es una e
ilimitada; acerca de este punto cfr. J. F. Wippel, «Thomas Aquinas and the Axiom that
83
Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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Unreceived Act is Unlimited», en Metaphysical Themes in Thomas Aquinas II
(Washington: CUA Press, 2007), 123-51.
200 J. J. Herrera, «El conocimiento racional de lo divino según santo Tomás de Aquino»
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
secundum suum modum, sed ratio nominis per posterius”, la cursiva es mía. Existen, sin
embargo, textos en los que Tomás sostiene que la ratio nominis se predica primero de
Dios, cfr. Schillebeeckx, Revelación y teología, 288-289. Coincido con Schillebeeckx en
que parece más coherente con la teoría de Tomás lo que éste dice en este texto.
206 Cfr. S.Th. I q56, a3: “Primae igitur cognitioni assimilatur divina cognitio, qua per
essentiam suam videtur. Et haec cognitio Dei non potest adesse creaturae alicui per sua
naturalia”.
207 La analogía es la contrapartida lógica del carácter participado de las cosas. La
proporcionalidad que existe entre la causa primera y sus efectos es la razón por la que se
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Capítulo I: El fundamento de la teoría tomista
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predican de Dios nombres que surgen del conocimiento de lo creado. Sin participación y
semejanza muy limitada por cierto pero verdadera semejanza no obstante no habría
posibilidad de ninguna analogía entre Dios y su obra. Todo acercamiento a este tema de
Tomás que prescinda o pierda de vista su fundamento metafísico no puede llegar a buen
puerto. Ahora bien, el tema de la analogía ha hecho correr ríos de tinta y me es imposible
dedicarme a ella aquí. Baste señalar que sea como sea que se use la palabra proportio o
proportionalitas, Tomás sostiene que no hay mensura y, por tanto estricta proporción
entre lo finito y lo infinito. La analogía, por tanto, entre Dios y las cosas es la de uno que
es efecto a otro que es su causa. Dios y las creaturas no se pueden comparar recurriendo a
una tercera cosa. Un estudio a mi juicio muy adecuado de la analogía y su fundamento
metafísico es el de B. Montagnes, The Doctrine of the Analogy of Being According to
Thomas Aquinas, ed. Andrew Tallon, trad. E. M. Macierowski, 25 (Milwaukee: Marquette
University Press, 2004).
208 Schillebeeckx, Revelación y teología, 291.
209 Nuevamente aquí es menester señalar el papel de la segunda operación del intelecto
humano en la que tiene lugar esta relativa trascendencia del concepto y que muchos
autores han señalado. Cfr. el texto y la nota 113 en: J. J. Herrera, La simplicidad divina
según santo Tomás de Aquino (San Miguel de Tucumán: Ediciones de la Universidad del
Norte Santo Tomás de Aquino, 2011), 239.
86
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
divina, ni las vías tienen por único fundamento alguna cosa observable de
nuestra experiencia como, e.g. el orden y la finalidad, ni el estudio de la
naturaleza divina tiene por fundamento único a las vías; sino que todo
depende en última instancia del conocimiento y la experiencia en primera
persona de la naturaleza intelectual humana, lo cual ha de ser constatado
en los capítulos restantes.
87
Capítulo II
________________________
210 Cfr. capítulo 1, sección 2.2.
211 La necesidad hipotética de las propiedades es una de las clases de necesidad absoluta
creada. Cfr. C.G. II, c30, n12.
212 Cfr. S.Th. I, q3.
213 Cfr. C.G. I, c16 a c27.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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214 Cfr. S.Th. I, q14, a4; C.G. I, c.45. También trata acerca de su distinción en las cosas
creadas en: S.Th. I, q54 y S.Th. I, q77, a1.
215 Cfr. capítulo 1, sección 2.2. El centro de la cuestión es la distinción del acto por el que
las cosas existen —acto primero— y el acto por el que las cosas entienden —acto
segundo—; ningún individuo puede cambiar en el orden de su actualidad primera sin
dejar de existir pero puede cambiar en el orden de su operación; para que un ser fuera y
entendiera por un solo y mismo acto, debiera ser todo lo que entiende. Sobre esto se
ahondará a continuación.
216 Cfr. capítulo 1, sección 3.
217 En efecto, la referencia y el contraste con el intelecto humano a la hora de ahondar en
la naturaleza del acto intelectual divino pueden ser apreciados de inmediato incluso en los
títulos de los capítulos. Así, e.g., en C.G. I, c56, sostiene que el conocimiento divino no es
habitual y en el c57 que no es discursivo. Siempre la negación se funda en el hecho de que
no es compatible con algún atributo entitativo, como el carácter de máxima actualidad de
Dios y por sobre todas las cosas su simplicidad, que como se verá es el principal escollo a
superar a la hora de explicar que Dios conoce lo distinto de sí.
89
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
operationis: sicut forma cuiuslibet agentis principium est propriae operationis. Divina
autem operatio intellectualis est eius essentia, ut ostensum est. Esset igitur aliquid aliud
divinae essentiae principium et causa si alia intelligibili specie quam sua essentia
intellectus divinus intelligeret. Quod supra ostensis repugnat”. C.G. I, c46, n3: “Per
speciem intelligibilem fit intellectus intelligens actu: sicut per speciem sensibilem sensus
actu sentiens. Comparatur igitur species intelligibilis ad intellectum sicut actus ad
potentiam. Si igitur intellectus divinus aliqua alia specie intelligibili intelligeret quam
seipso, esset in potentia respectu alicuius”.
90
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
91
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
que no es causa por su intelecto no puede ser causa inmediata de una diversidad. Cfr.
capítulo1, sección 2.1. Esto no significa, no obstante, que el intelecto sea causa eficiente en
cuanto intelecto; esto será explicado en el capítulo 4.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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225 C.G. I, c54, n1; n2. El planteamiento, sin embargo, comienza en C.G. I, c50. Ahora
bien, el problema del conocimiento propio de lo distinto de sí, se encuentra tratado
numerosas veces en la obra de Tomás: In I Sent. d35, q1, a3; De veritate q2, a4; S.Th. I,
q14, a6.; De causis, l10. También es tratado en De potentia q6, a1, con ocasión del
tratamiento de la posibilidad de los milagros.
93
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
________________________
226 Las formalidades entendidas, en cambio, no son contrarias entre sí: “Species autem
intelligibiles, quibus intellectus formatur ad hoc quod sit ipsa intellecta in actu, omnes
sunt unius generis: habent enim unam rationem essendi secundum esse intelligibile, licet
res quarum sunt species in una essendi non conveniant ratione; unde nec contrariae sunt
per contrarietatem rerum quae sunt extra animam”, C.G. I, c55, n2.
227 Cfr.: “Videtur quod in Deo non sint perfectiones omnium rerum. Deus enim simplex
est, ut ostensum est. Sed perfectiones rerum sunt multae et diversae. Ergo in Deo non
sunt omnes perfectiones rerum. Praeterea, opposita non possunt esse in eodem. Sed
perfectiones rerum sunt oppositae, unaquaeque enim species perficitur per suam
differentiam specificam; differentiae autem quibus dividitur genus et constituuntur
species, sunt oppositae. Cum ergo opposita non possint simul esse in eodem, videtur quod
non omnes rerum perfectiones sint in Deo”, S.Th. I, q4, a2, ob1—ob2. De hecho en la
Summa Theologiae el problema de la pluralidad de perfecciones finitas en Dios es tratado
antes que el problema de la multiplicidad de cosas conocidas.
228 S.Th. I, q4, a3. Sobre este principio cfr.: Wippel, «Thomas Aquinas on Our Knowledge
of God and the Axiom that “Every Agent Produces Something Like Itself”». Allí, Wippel,
tratando de encontrar justificación al principio dice que el principio de que todo lo agente
actúa en cuanto está en acto, se refiere sólo a la existencia del agente desligando en exceso
su relación con lo formal, cfr. ibídem en J. F. Wippel, Metaphysical Themes in Thomas
Aquinas II (Washington: Catholic University of America, 2007), cap. 6. pero eso es
incorrecto: “Principium cuiuslibet operationis est forma per quam aliquid est actu: cum
omne agens agat inquantum est actu. Oportet igitur quod secundum modum formae sit
modus operationis consequentis formam”, C.G. II, c47, n4.
94
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
forma229 porque nada puede dar lo que no posee230. Sin embargo, esto no
significa que la perfección recibida en el efecto deba ser perfectamente
semejante a la perfección de la causa como las dos objeciones recién
aludidas parecen asumir231.
Tomás señala que existen tres formas de comunicación formal que
originan tres modos de semejanza distintos. En primer lugar, dos cosas
pueden ser semejantes en cuanto que comunican en la misma forma
según la misma razón y según el mismo modo, como dos cosas se dicen
semejantes en cuanto que ambas son igualmente blancas. En estos casos
las cosas son iguales en su semejanza; no existe otra forma de semejanza
más perfecta que ésta. En segundo lugar, existe semejanza entre los que
comunican en la misma forma según la misma razón pero no según un
mismo modo, sino según un más y un menos, como lo menos blanco se
asemeja a lo más blanco. Esta clase de semejanza es, naturalmente,
menos perfecta que la primera. Por último, existe semejanza entre dos
cosas cuando comunican en la misma forma pero no según la misma
razón, como en los agentes no unívocos232.
El ejemplo predilecto de Tomás para ilustrar esta última clase de
comunicación es el sol, puesto que de acuerdo a las teorías físicas de la
________________________
229 S.Th. I, q4, a3.
230 “Nihil dat alteri vel efficit in altero quod ipsum non habet”, In II Sent. d30, q1, a2, ob.
4.
231 Las perfecciones finitas son diversas y opuestas tal y como se encuentran en los
efectos, si éstas pudieran existir de otra manera que no supongan diversidad y
oposición entonces las objeciones no serían procedentes. El principio «nihil dat quod
non habet» revela la imposibilidad de que en el efecto exista más de lo que hay en su
causa pero no prohíbe que haya menos.
232 “Quaedam enim dicuntur similia, quae communicant in eadem forma secundum
eandem rationem, et secundum eundem modum, et haec non solum dicuntur similia, sed
aequalia in sua similitudine; sicut duo aequaliter alba, dicuntur similia in albedine. Et
haec est perfectissima similitudo. Alio modo dicuntur similia, quae communicant in
forma secundum eandem rationem, et non secundum eundem modum, sed secundum
magis et minus; ut minus album dicitur simile magis albo. Et haec est similitudo
imperfecta. Tertio modo dicuntur aliqua similia, quae communicant in eadem forma, sed
non secundum eandem rationem; ut patet in agentibus non univocis”, S.Th. I, q4, a3.
95
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
época se creía que era causa por una única virtud de distintas
formalidades como el calor y la sequedad que no se encontraban en
éste de manera propia233. Ahora bien, por la virtud que produce tales
efectos se dice que es cálido “no sólo porque produce calor, sino también
porque la virtud con que obra es conforme al calor”234. ¿Pero cómo puede
hablarse de conformidad si no hay conveniencia específica? Pues porque
existe entre el sol y los efectos cierta conveniencia genérica235.
Ahora bien, esta tercera clase de semejanza es a su vez susceptible
de grados236:
[…] si hubiera algún agente que no pertenezca a ningún género,
sus efectos tendrán todavía una semejanza más remota con la
forma del agente. Sin embargo, no participarán de la semejanza
de la forma del agente por razón de la misma especie o del
mismo género, sino por una cierta analogía, como el mismo ser
es común a todos. De este modo, todas las cosas, que proceden
de Dios, se asemejan a Él en cuanto son entes como al principio
primero y absoluto de todo ser […]237.
________________________
233 C.G. I, c31, n2: “Per eandem autem virtutem per quam sol facit calorem, facit et multos
alios effectus in inferioribus corporibus, utpote siccitatem. Et sic calor et siccitas, quae in
igne sunt qualitates diversae, soli attribuuntur per unam virtutem”.
234 C.G. I, c31, n2.
235 S.Th. I, q4, a3: “sicut ea quae generantur ex virtute solis, accedunt quidem ad aliquam
no es cálido ni seco como lo son sus efectos a causa de su acción, por la conveniencia
genérica entre éste y sus efectos, habría fundamento para cierta predicación unívoca,
porque los géneros al igual que las especies se predican unívocamente. En el caso de
Dios, sin embargo, para Tomás no existe nada que pueda ser predicado unívocamente de
Él y de las cosas. Por tanto, stricto sensu, no habría una diferencia meramente de grado
entre la causalidad no unívoca de Dios y la del sol. Más aún, como Dios es causa absoluta
de las cosas, es a la vez infinitamente más remoto e infinitamente más cercano.
237 S.Th. I, q4, a3.
96
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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238Este argumento es utilizado por Tomás como objeción a la tesis de que Dios sea su ser
y que el ser pueda ser predicado propiamente de Él: “Praeterea, Deo, qui est
perfectissimus, id quod est imperfectissimum non est attribuendum. Sed esse est
imperfectissimum, sicut prima materia: sicut enim materia prima determinatur per
omnes formas, ita esse, cum sit imperfectissimum, determinari habet per omnia propria
praedicamenta. Ergo sicut materia prima non est in Deo, ita nec esse debet divinae
substantiae attribui”, De potentia q7, a2, ob9.
97
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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239 Por este motivo se dice que el género «animal» participa del género «viviente», i.e.
porque posee a «viviente» como una parte de su definición. Nótese que la noción de
«viviente» está completa en la noción de «animal», i.e., participar no significa siempre
tener algo en parte según un más o un menos pero siempre implica composición. La
composición puede ser entendida como posesión parcial, sin embargo, en la medida en
que, como el género puede existir bajo otras determinaciones, una especie no agota todas
las posibilidades de su género próximo. Por otro lado, los géneros de las cosas no
significan una parte del individuo del que se predican sino el todo; el género es parte de la
definición de una especie pero no designa una parte del sujeto. En efecto, una parte no se
puede predicar del todo, pero se puede decir, e.g., que Sócrates es un cuerpo, porque el
género significa indeterminadamente, i.e. significa alguna clase de cuerpo sin especificar
cuál. No podría decirse, en cambio, que Sócrates es sólo cuerpo o su cuerpo porque en
estos casos el término «cuerpo» no designa indeterminadamente la totalidad sino sólo
98
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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una parte la otra parte sería el alma. Cfr. De ente c1. En suma, en la realidad: “non
enim est alia forma per quam species differentiae praedicationem suscipit, ab ea per
quam suscipit praedicationem generis”, De subs. sep. c8.
240 La margarita, además, tampoco es un viviente sin más, sino un viviente no sensitivo
que posee alguna diferencia específica que la distingue de otras especies del mismo
género. Por tanto, «perro» posee ciertamente mayor comprensión que «animal» y que
«viviente» pero no puede decirse que posee mayor comprensión que «margarita», porque
no contiene todas las nociones que la definen en su propia definición. “Ad quintum
dicendum, quod quamvis Deus maxime distet a creatura, considerata proprietate naturae,
tamen Deus est creaturae exemplar; non autem una creatura est exemplar alterius; et
ideo per verbum quo exprimitur Deus, exprimitur omnis creatura, non autem idea qua
exprimitur una creatura, exprimitur alia”, De veritate q4, a4, ad5. Por esta razón, la
perfección divina se ve mejor representada por seres diversos de diferente grado de
perfección que solamente por los seres más perfectos.
241 Cfr. De veritate q1, a1: “Illud autem quod primo intellectus concipit quasi notissimum,
incluye la ratio del género, sino que justamente su ratio es aquello que entra en
composición con la ratio del género dando lugar a la ratio de la especie. Cfr., C.G. I, c25,
n6 y c26, n3.
99
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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243 Toda vez que se entiende algo se entiende «ente», pero no viceversa.
244 De veritate q1, a1.
245 También designa secundariamente lo potencial, pero en tanto que se ordena a lo actual
por el hecho de que no siempre se verifique el uso explícito de la palabra «es» en toda
proposición porque todo verbo se resuelve en el verbo «ser» más un participio; cfr. In
Met. V, l9, n9: “quia vero quaedam praedicantur, in quibus manifeste non apponitur hoc
verbum est, ne credatur quod illae praedicationes non pertineant ad praedicationem
entis, ut cum dicitur, homo ambulat, ideo consequenter hoc removet, dicens quod in
omnibus huiusmodi praedicationibus significatur aliquid esse. Verbum enim quodlibet
resolvitur in hoc verbum est, et participium. Nihil enim differt dicere, homo convalescens
est, et homo convalescit, et sic de aliis. Unde patet quod quot modis praedicatio fit, tot
modis ens dicitur”.
100
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
que es substancia no es cualidad, etc. Pero “no hay que imaginarse que
dicha contracción sea por la adición de una naturaleza distinta o una
diferencia extrínseca, como si el ente estuviera separado de sus modos,
sino que en la realidad finita el ente es desde el principio o substancia o
alguno de los nueve accidentes”247.
En cuanto a la otra manera de adición, ésta tiene lugar cuando el
modo expresado es el modo general que sigue a todo ente, i.e. son
adiciones al ente que no suponen su contracción, sino que son, por tanto,
otras nociones de máxima universalidad que también son transversales a
todos los géneros: los trascendentales del ente. Existe, sin embargo,
cierta prioridad de la ratio entis en relación al resto de los
trascendentales; así, e.g., no es necesario conocer la ratio veritas para
conocer la ratio entis, pero sí es necesario conocer la ratio entis para
entender la ratio veritas248.
Nótese, sin embargo, que la ratio entis es de alguna manera
compuesta porque al igual que todo participio significa
concretamente, i.e., significa un sujeto que ejerce algo. Así, e.g.,
presidente es «el que preside» y «caminante» es «el que camina». Lo
ejercido por el sujeto, en cambio, significa abstractamente a modo de
principio, i.e., como aquello por lo que se es y, consecuentemente, no
significa una realidad subsistente, pues no decimos que el caminar
mismo camine ni que el presidir mismo presida. En suma, la razón de
«ente» participa de la razón de «ser»249 como «presidente» de
________________________
247Herrera, La simplicidad divina según santo Tomás de Aquino, 507.
248 De veritate q1, a1, ad6: “Ad sextum dicendum, quod verum et ens differunt ratione per
hoc quod aliquid est in ratione veri quod non est in ratione entis; non autem ita quod
aliquid sit in ratione entis quod non sit in ratione veri; unde nec per essentiam differunt,
nec differentiis oppositis ab invicem distinguuntur”. En S.Th. I, q11, a2, ad4, Tomás
explica el orden de las concepciones primarias y allí también reafirma la primacía del
ente: “Sed divisio cadit in intellectu ex ipsa negatione entis. Ita quod primo cadit in
intellectu ens; secundo, quod hoc ens non est illud ens, et sic secundo apprehendimus
divisionem; tertio, unum; quarto, multitudinem”.
249 Cfr. Exp. De ebdo. l1. Algunos autores, e.g., Leo Elders distinguen un concepto
primitivo de ente de otro propio, de los doctos que es necesario para hacer metafísica: “el
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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hombre al comienzo de su vida intelectiva, capta en un primer momento, en un concepto
abstracto, común y confuso, el ente y que el núcleo de este concepto es por cierto la ratio
essendi, el ser real. Se trata del concepto más universal que se pueda tener, pero este
concepto está ligado a la presencia, en los sentidos internos y externos, de una o muchas
realidades físicas concretas e individuales”, Elders, «El conocimiento del ser y el acceso a
la metafísica», 580. Elders, para sostener esto, se apoya en la afirmación de Tomás en
S.Th. I, 84, a7: “impossibile est intellectum nostrum, secundum praesentis vitae statum,
quo passibili corpori coniungitur, aliquid intelligere in actu, nisi convertendo se ad
phantasmata”. Y esto es así para Tomás al punto de que “tum ex hoc quod deficiente
sensu deficit scientia de suis sensibilibus, tum etiam ex hoc quod mens nostra non potest
actu considerare etiam ea quae habitualiter scit, nisi formando aliqua phantasmata; unde
etiam laeso organo phantasiae impeditur consideratio”, De veritate q10, a6. Luego la
noción de ente se profundiza y puede tener lugar el juicio de la separatio. Cfr. capítulo 1,
sección 3.2. Acerca de la noción de ente y la metáfisica cfr. nota 184 de dicha sección.
250 Nótese que mientras los géneros y especies difieren en comprensión y en extensión, lo
que difiere sólo por significar concreta y abstractamente no difiere en extensión porque
no designan ambos al todo de manera más o menos indeterminada sino que el término
concreto designa al todo y el abstracto sólo el pricipio formal de ese mismo todo.
251 A veces se traduce como ser «en general» o «en abstracto». La noción de esse
commune es lógica y no es otra cosa que la consideración de todas las cosas en lo que
tienen de común, que no es otra cosa que el ser actuales, i.e. la posesión de esse. Como el
propio Tomás dice “Quod est commune multis, non est aliquid praeter multa nisi sola
ratione: sicut animal non est aliud praeter Socratem et Platonem et alia animalia nisi
intellectu, qui apprehendit formam animalis expoliatam ab omnibus individuantibus et
specificantibus; homo enim est quod vere est animal; alias sequeretur quod in Socrate et
Platone essent plura animalia, scilicet ipsum animal commune, et homo communis, et
ipse Plato. Multo igitur minus et ipsum esse commune est aliquid praeter omnes res
existentes nisi in intellectu solum”, C.G. I, c26. En In De div. nomin. c5, l2, sin embargo,
algunos sostienen que Tomás parece usar la noción de esse commune de alguna manera
metafísicamente, pero no de forma tal que se preste a alguna clase de panteísmo o de
reducción de las creaturas a cierta realidad común distinta de Dios. En efecto, incluso
Andereggen, quien hace una lectura metafísica del esse commune en dicho pasaje, aclara
que es necesario “no concebir el «ser en común» como ser genérico de todos los entes, o
como una substancia, existente por sí […]”, sostiene en cambio que “la consistencia
creatural del ‘ser común’ no es la de tener el ser por sí, como la de las substancias, sino la
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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de ser, por así decirlo, siendo —desde— Dios el ser en todos los entes creados”, I. E.
Andereggen, La metafísica de Santo Tomás en la Exposición sobre el «De divinis
nominibus» de Dionisio Areopagita (Buenos Aires: Educa, 1989), 224. A pesar de que el
análisis de Andereggen del comentario tomasiano a la obra de Dionisio es serio y
profundo, no acabo de convencerme de que incluso lo que él explica que implica el esse
commune en este contexto no sea reductible a una consideración lógica fundada en la
semejanza que guardan todas las cosas en relación a Dios en razón de su propio esse.
252 A pesar de que «ser» no es un término sincategoremático, en algunas corrientes
filosóficas se ha negado que éste a veces reducido e identificado por completo con la
noción de existencia signifique algo real. Sin embargo, el término «ser» incluso si se
lo identifica con la noción de existencia— si atendemos al lenguaje, es utilizado
claramente con la intención de denominar algo de las cosas. El problema surge del intento
de algunos autores en reducir todo lo real a su dimensión formal y en no distinguirla de su
actualidad.
253 Como ya se mencionó, la distinción del géneros y la diferencia específica o del género y
aliquid intelligatur de esse suo; possum enim intelligere quid est homo vel Phoenix et
tamen ignorare an esse habeat in rerum natura”.
103
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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255 De ente, c3. Resulta preciso no olvidar que la compatibilidad de la tesis de la
concepción de todo predicamento como un modo del ente con la tesis de que el «ser» no
sea esencial a nada a pesar de que tanto lógica como ontológicamente toda formalidad co-
implica de alguna manera el ser. En efecto, el ente no es parte de ninguna definición
porque no es un género y, por otro lado, no toda clase de participación implica que lo
participado sea de orden esencial, así, e.g., Sócrates participa de lo blanco pero el blanco
no le es esencial. Sin embargo, el esse, no es un accidente de la sustancia, cfr. nota 261.
256 Podría haber dicho conocimiento «formal», pero digo «esencial» porque la distinción
formal - existencial, se aplica incluso a Dios, i.e., sabér qué es Dios no es lo mismo que
saber si es. Ahora bien, la esencia de Dios es su ser y, por tanto, conocer su esencia de
manera adecuada implicaría necesariamente saber que ésta goza de actualidad, mientras
que se podría conocer exhaustivamente una esencia finita y no obstante desconocer si un
individuo como el que es entendido existe efectivamente.
257 La cuestión acerca de la imposibilidad de conocer propiamente la esencia de las cosas
no debe llevar a un apresurado rechazo de este argumento, puesto que si bien pueden
quedar notas de la esencia ocultas a nuestro intelecto, sabemos que a la luz del análisis
realizado acerca del ente ninguna de ellas puede ser el esse, porque éste no es una
forma determinada y, porque la distinción e independencia de las preguntas an sit y quid
sit es independiente de la esencia que se considere, en tanto que sólo podría haber un
caso en que el ser y la esencia fueran uno cfr. cita 282, dado que dicha identidad
supondría simplicidad absoluta. Esto que he referido de manera resumida es un
argumento comúnmente denominado intellectus essentiae. La validez, sentido y alcance
de este argumento es un asunto altamente debatido y, por tanto, no es posible entrar en
un análisis detallado aquí. Cfr. J. Owens, «Quiddity and Real Distinction in St. Thomas
Aquinas», Mediaeval Studies 27 (1965): 1-22.; J. F. Wippel, «Aquinas’s Route to the Real
Distiction: A Note on De ente et essentia, c. 4», The Thomist 43 (1979): 279-95.; L.
Dewan, «St. Thomas, Joseph Owens, and the Real Distinction between Being and
Essence», The Modern Schoolman 61 (1984): 145-56. Wippel, The Metaphysical Thought
of Thomas Aquinas, 137—150; S. A. Long, «On the Natural Knowledge of the Real
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Distinction of Essence and Existence», Nova et Vetera 1, n.o 1 (2003): 75-108. El hecho de
que el esse no sea parte de la noción de un esencia tampoco debe llevar a pensarlo como
un accidente: “Primus autem actus est esse subsistens per se; unde completionem
unumquodque recipit per hoc quod participat esse; unde esse est complementum omnis
formae, quia per hoc completur quod habet esse, et habet esse cum est actu: et sic nulla
forma est nisi per esse. Et sic dico quod esse substantiale rei non est accidens, sed
actualitas cuiuslibet formae existentis, sive sine materia sive cum materia. Et quia esse est
complementum omnium, inde est quod proprius effectus Dei est esse, et nulla causa dat
esse nisi in quantum participat operationem divinam; et sic proprie loquendo, non est
accidens”, Quodlibet., q5, a1.
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
cuerpo físico orgánico; así este ser se distingue de aquél otro ser
en cuanto que es de tal o de cual naturaleza258.
Nótese cómo el texto se mueve a la vez en una triple dimensión
lógica, gnoseológica y ontológica. Primero se refiere a la condición de
posibilidad de la intelección de algo: el que se la ‘ponga’ como siendo.
Esto se sigue del hecho de que toda actividad cognoscitiva no es otra cosa
que la actualidad del intelecto añadida en el caso del intelecto finito e
idéntica al intelecto en el caso del intelecto divino y que dicha
actualidad tiene lugar cuando el intelecto es determinado por alguna
forma. Ahora bien, que la forma entendida tenga cierta actualidad en el
intelecto meramente intencional no significa que lo que en ella se
conoce tenga realidad efectiva259. En efecto, Tomás señala otras dos
realidades aparte del intelecto en las que se puede considerar una
forma «como existiendo»: una es en la virtud del agente y la otra en la
potencia pasiva de la materia, pero sólo cuando una forma posee
efectivamente el ser es que se da un existente. El esse, en el caso del
existente, designa un acto primero, en los otros casos en la operación
intelectual y la potencia activa esse también designa cierta actualidad
pero segunda260. Con esto Tomás parece querer indicar que si entender
una forma puede significar entender que és algo o qué es lo que puede
hacer algo, pero no entender que algo es, entonces la forma de suyo no
________________________
258 De potentia, q7, a2, ad9. Esta es la respuesta que Tomás ofrece a la objeción que dio
origen a este excursus acerca del ente y el ser, cfr. nota 238.
259 Con esto se quiere decir que no es necesario que exista fuera del intelecto lo que se
considera para que pueda ser considerado, aunque toda consideración se funde en algo
real. En efecto, no se pueden crear formalidades intelectualmente, sólo se pueden crear
composiciones nuevas a partir de formas pre-conocidas que existen o existieron de alguna
manera en algún individuo que fue conocido.
260 Cfr. capítulo 1, sección 2.2. Allí se hizo referencia a la comparación que hace Tomás de
106
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
bien pudiera parecer que la materia limita a la forma de manera similar, nótese que la
forma no se determina por la materia sino en cuanto que ésta es signada por la cantidad y,
por tanto, no determina a la forma sino en tanto que es receptora de una forma una
actualidad. Además, la materia signada determina a la forma por adición de algo ajeno:
el estar en esta materia aquí y ahora, tener otras formas añadidas tales como lo blanco,
etc.: “Unde patet quod materia secundum se accepta nec est principium diversitatis
secundum speciem nec secundum numerum, sed sicut est principium diversitatis
secundum genus, prout subest formae communi, ita est principium diversitatis secundum
numerum, prout subest dimensionibus interminatis”, In De Trin. q4, a2.
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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264 A esta dificultad hicimos una brevísima alusión en el capítulo 1, sección 2.2.1 y en
particular en la nota ¡Error! Marcador no definido.. Una formulación concisa de la
‘aporía’ de la distinción esse-essentia es la de Branick: “[La esencia] no puede ser nada o
no podría limitar al esse. Tal principio debe, por un lado, no ser extrínseco al esse al grado
de volverse nada, porque la nada no puede limitar, ni ser intrínseco al esse al grado de
identificarse con el esse, porque ex sese esse es ilimitante e ilimitado. Por tanto, mientras
el efecto del principio es una nada, un nihil positum, el no ser de lo que el ser limitado no
es, el principio mismo debe se algo, pues es un nihil ponens. Pero si las consideraciones
tienen como punto de partida al esse como la actualidad de todos los actos, esse como
aquello que contiene todas las perfecciones y determinaciones presentes en Dios, Ipsum
Esse Subsistens, entonces se debe concluir que todo lo positivo en un ser es tal porque
dicha positividad es simplemente esse manifestándose a sí mismo en una de sus infinitas
perfecciones”, V. P. Branick, «The Unity of the Divine Ideas», The New Scholasticism 42,
n.o 2 (1968): 193, la traducción es mía.
265 El carácter puramente potencial de la materia prima desvinculado de su carácter de co-
principio puede dar lugar a argumentos como, e.g.: “omnis actio terminatur ad aliquem
actum, sicut et procedit ab aliquo actu: nam omne agens agit in quantum actu est, et
omne agens agit sibi simile in natura. Sed materia prima est pura potentia. Ergo actio
creantis ad ipsam terminari non potest; et ita non omnia sunt a Deo creata”, De potentia
q3, a5, ob3.
266 Este problema de la relación del intelecto finito y su substancia, se encuentra tratado
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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267 En efecto, concebir de igual manera a los principios y a las realidades completas parece
ser el origen de argumentos como el de la nota 265 y que Tomás rechaza con suma
sencillez: “ratio illa probat, quod materia prima per se non creatur; sed ex hoc non
sequitur quod non creetur sub forma; sic enim habet esse in actu”, De potentia q3, a5,
ad3.
268 Por eso dice Tomás que la materia se conoce por la forma o por analogía “materia
autem secundum se sit ignota […]. Est autem cognoscibilis dupliciter. Uno modo per
analogiam sive per proportionem, ut dicitur in I physicorum. Hoc est, ut dicamus illud
esse materiam quod hoc modo se habet ad res naturales sicut lignum ad lectum. Alio
modo cognoscitur per formam, per quam habet esse in actu. Unumquodque enim
cognoscitur, secundum quod est in actu, et non secundum quod est in potentia, ut dicitur
in IX metaphysicae” In De Trin. q4, a2. También sostiene Tomás que la materia prima,
más que creada, es concreada: “materia prima non existit in rerum natura per seipsam,
cum non sit ens in actu, sed potentia tantum, unde magis est aliquid concreatum, quam
creatum”, S.Th. I, q7, a2, ad3.
269 En efecto, esta dificultad es aún mayor cuando —como en el caso del ser y la esencia—
por ser inseparables los principios, resultan aún más difíciles de distinguir. Nótese, e.g.,
que Aristóteles, en su clara y persuasiva defensa de la necesidad de distinguir el acto de la
potencia, se vale de ejemplos de movimientos u operaciones que permiten distinguir con
facilidad los principios de actualidad y potencialidad por la distinción de «estados» de
potencialidad y actualidad i.e., por realidades separables del sujeto. Cfr. In Met. IX, l3.
270 Como el ejemplo de la sustancia y el intelecto al que la nota 266 refiere.
271 Cfr. capítulo 1, sección 3.
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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272 “Esse enim creaturae non est aliquid per se subsistens, immo est actus subsistentis;
[…] Item esse creaturae est causatum ab alio, et habet, quantum in se est, potentialitatem
et mutabilitatem”, In I Sent. d8, q3, a3, exp; “quod ex hoc ipso quod quidditati esse
attribuitur, non solum esse, sed ipsa quidditas creari dicitur: quia antequam esse habeat,
nihil est, nisi forte in intellectu creantis, ubi non est creatura, sed creatrix essentia”, De
potentia, q3, a5, ad2. El caso de la materia es análogo, pues si bien ésta recibe el ser por la
forma, las formas que no pueden subsistir sin materia dependen de la materia para ser.
Branick cita este texto en el mismo pasaje que formula su aporía del ser y la esencia,
citado en la nota 264; sin embargo, él enfatiza la dependencia de la esencia creada en
relación al esse y no parece ser plenamente consciente de que la dependencia es mutua.
273 No hay, por tanto, inteligibilidad de contenidos formales en el esse finito en
abstracción de su esencia; dicha abstracción nos deja sólo con la noción de actualidad. El
contenido formal de un ente finito es el que conocemos por la esencia y cuyo fundamento
último es su ser.
274 La consideración de todas las cosas como algo uno en la noción de ente es lo que lleva a
decir a Tomás que las cosas no se distinguen entre sí por lo que tienen de ser: “Res ad
invicem non distinguuntur secundum quod habent esse: quia in hoc omnia conveniunt”,
C.G. I, c26, n3. La conveniencia en el ser no es otra cosa que la semejanza análoga de
todas las cosas fundada en su carácter de actuales, pero esto no significa que tengan el
mismo ser.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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275 Por eso se dice que el ente particular participa del esse commune y no que participa de
su propio ser.
276 Algo puramente actual no podría ser componente: “In quibus etiam ipsae partes
congregatae sunt sicut potentia respectu unionis: sunt enim unitae in actu postquam
fuerint in potentia unibiles”, C.G. I, c18, n1. Por eso Tomás de Aquino siempre que trata
acerca de la simplicidad divina, luego de llegar a la ausencia de toda composición por la
identidad de esse y essentia, siempre aclara que Dios no sólo no es compuesto sino que no
entra ni puede entrar en composición con nada, i.e. Dios no puede ser «componente»: cfr.
C.G. I, c26—27; S.Th. I, q3, a8.
277 Si bien no es fácil juzgar a Branick en razón de su brevedad, pareciera caer en cierta
composiciones pueda ser también temporal. “Omne compositum posterius est suis
componentibus”, C.G. I, c18, n2; “Omnis compositio indiget aliquo componente: si enim
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
descubrimiento del esse subsistens: “Cuando se dice que el actus essendi, participado
concretamente por la esencia, es un acto finito, adaptado a la esencia misma, y que, por
consiguiente, pertenece también al orden predicamental, la observación no es
completamente exacta. Es verdad que el actus essendi propio del ser concreto es finito,
tanto como la esencia de la cual es su acto. Pero la referencia o la resolución teórica que
conduce a la determinación de la composición general —de esencia y esse— del ser finito
como tal, conduce directamente al esse ipsum como acto […], es decir, como Uno, Simple,
Infinito […]”, C. Fabro, Participación y causalidad según Tomás de Aquino (Pamplona:
Eunsa, 2009), 557. La cursiva de los vocablos españoles es mía. Esta tesis encuentra
respaldo en esta breve respuesta de Tomás: “Ad primum ergo dicendum, quod licet causa
prima, quae Deus est, non intret essentiam rerum creatarum; tamen esse, quod rebus
creatis inest, non potest intelligi nisi ut deductum ab esse divino; sicut nec proprius
effectus potest intelligi nisi ut deductus a causa propia”, De potentia q3, a5, ad1, la cursiva
es mía.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
conocimiento de ésta como un esse puro y separado tal y como está expuesta en el De
ente, es la única prueba de Dios en la que la demostración implica de manera explícita a
su vez la prueba de la unicidad divina.
282 De ente, c3.
283 “Quaecumque sunt et nullo modo differunt, sunt idem”, S.Th. I, q3, a8, ob3. La tesis de
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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plures dii, oportet esse plura huiusmodi perfecta. Hoc autem est impossibile: nam si nulli
eorum deest aliqua perfectio, nec aliqua imperfectio admiscetur, quod requiritur ad hoc
quod aliquid sit simpliciter perfectum, non erit in quo ad invicem distinguantur.
Impossibile est igitur plures deos ponere”, C.G. I, c42, n3.
284 Cfr. texto de cita 258.
285 Es importante tener presente ambos aspectos de la determinación de la esencia, i.e.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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286 Esto no significa que toda esencia creada es de suyo comunicable. Lo indiscernible es
idéntico cfr. cita 282 y nota 283. Por tanto, sólo son comunicables las formas
accidentales, toda forma substancial que se recibe en materia y todo aspecto formal
substancial genérico, así, e.g., la intelectualidad o naturaleza intelectual es participable,
pero sólo unívocamente en su modalidad ínfima, i.e., la que se da en el hombre y es
multiplicable porque la forma humana se recibe en materia. En suma, algo uno puede ser
común a muchos sólo cuando no es lo único poseído.
287 In I Sent. d2, q1, a4.
288 “Manifestum est enim quod illud unde aliquod singulare est hoc aliquid, nullo modo
est multis communicabile. Illud enim unde Socrates est homo, multis communicari
potest, sed id unde est hic homo, non potest communicari nisi uni tantum. Si ergo
Socrates per id esset homo, per quod est hic homo, sicut non possunt esse plures Socrates,
ita non possent esse plures homines”, S.Th. I, q11, a3. También: “Esse proprium
uniuscuiusque rei est tantum unum”, C.G. I, c42, n14.
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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289 “Et ideo quandocumque forma significata per nomen est ipsum esse, non potest
univoce convenire, propter quod etiam ens non univoce praedicatur. Et ideo cum omnium
quae dicuntur de Deo natura vel forma sit ipsum esse, quia suum esse est sua natura,
propter quod dicitur a quibusdam philosophis, quod est ens non in essentia, et sciens non
per scientiam, et sic de aliis, ut intelligatur essentia non esse aliud ab esse, et sic de aliis:
ideo nihil de Deo et creaturis univoce dici potest”, In I Sent. q35, q1, a4. Otro pasaje en el
que Tomás muestra de distinta manera a través de un proceso de eliminación de
posibilidades por qué es imposible predicar algo de manera unívoca de Dios y del resto
de las cosas es el de C.G. I, 32, n4: “Omne quod de pluribus univoce praedicatur, vel est
genus, vel species, vel differentia, vel accidens aut proprium. De Deo autem nihil
praedicatur ut genus nec ut differentia, ut supra ostensum est; et sic nec ut definitio, nec
etiam ut species, quae ex genere et differentia constituitur. Nec aliquid ei accidere potest,
ut supra demonstratum est: et ita nihil de eo praedicatur neque ut accidens neque ut
proprium; nam proprium de genere accidentium est”. La tesis de que Dios no se
encuentra en ningún género recibe bastante atención por parte de Tomás, quien no sólo
niega que pertenezca a un género de manera propia sino también incluso por reducción:
“aliquid est in genere dupliciter. Uno modo simpliciter et proprie; sicut species , quae sub
genere continentur. Alio modo, per reductionem, sicut principia et privationes, sicut
punctus et unitas reducuntur ad genus quantitatis, sicut principia; caecitas autem, et
omnis privatio, reducitur ad genus sui habitus. Neutro autem modo Deus est in genere”,
S.Th. I, q3, a5. No es posible aquí ahondar sobre este tema. Para un estudio en
profundidad y detalle de esta cuestión, cfr.: Herrera, La simplicidad divina según santo
Tomás de Aquino, 493-538.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
privative, ex hoc scilicet quod non habet formam quam natum est habere”, S.Th. III, q10,
a3, ad1.
293 Por eso, aún si las diversas perfecciones finitas no fueran excluyentes entre sí, la
de Aristóteles y que el infinito intensivo es uno de los elementos que pone de manifiesto la
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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enorme diferencia que existe entre la metafísica de Aristóteles y la de Tomás de Aquino.
Sin la infinitud intensiva, como se verá, no es posible la reducción de toda la realidad a
una primera causa eficiente de todo que contenga toda las perfecciones en una única
perfección que sea la semejanza perfecta de todas.
295 Cfr.: “Cum autem infinitum quantitatem sequatur, ut philosophi tradunt, non potest
infinitas Deo attribui ratione multitudinis: cum ostensum sit solum unum Deum esse,
nullamque in eo compositionem vel partium vel accidentium inveniri. Secundum etiam
quantitatem continuam infinitus dici non potest: cum ostensum sit eum incorporeum
esse. Relinquitur igitur investigare an secundum spiritualem magnitudinem esse
infinitum ei conveniat”, C.G. I, c43, n1, la cursiva es mía.
296 De veritate, q2, a5: “Omne quod est in aliquo est in eo per modum eius in quo est”, es
textos en los que Tomás utiliza este principio en el marco del tratamiento de la sensación,
la intelección humana y el conocimiento divino. En tales contextos el principio es
invocado con el fin de señalar que lo conocido es en el cognoscente según el modo de ser
del cognoscente y que éste en ocasiones difiere del modo de ser que lo conocido posee en
sí mismo y así, e.g., lo material es en el intelecto de modo inteligible. Tomarchio muestra
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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que contrariamente a lo que Wippel sugiere no existen razones de peso para pensar
que Tomás comenzó por utilizar este principio para ilustrar el conocimiento sensitivo y la
intelección humana para luego extender su uso a otros ámbitos; de hecho en sus escritos
de juventud parece haber más ejemplos en los que dicho principio es utilizado en el marco
del orden del ser que del conocer, cfr. ibidem., 327.
298 C.G. I, c43, n5.
299 El texto de Tomás dice «omnis actus alteri inhaerens» pero he omitido lo de «en otro»
bien, como en este contexto «terminar» significa «limitar», y «no terminado» connota
imperfección mientras que «ilimitado» no, he optado por utilizar este último.
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301 Si bien la noción de «modo» [modus] significa principalmente la determinación
particular de algo común y así, e.g., una esencia finita es un modus essendi, también el ser
de Dios que no es algo lógico y común sino subsistente e incomunicable puede
decirse que constituye un «modo» porque «modo» puede ser tomado de manera más
amplia de forma que signifique «capacidad» o «condición». Esto resulta más claro
cuando Tomás utiliza el término «modo» en expresiones en que es calificado por otro
término cfr. Tomarchio, «Four Indices for the Thomistic Principle», 328 como, e.g.
“secundum modum substantiae” cfr. C.G. II, c98, n4. En efecto, no habría problema
en decir que lo que es en Dios es según la condición y capacidad de su substancia. En
cambio, cuando se formula el principio utilizando nociones como «recipiente»
[recipientis] y «otro» [alter], el principio implica de suyo composición, i.e., distinción real
de co-principios y, por tanto, potencialidad y límite.
302 Estrictamente no lo es por dos razones: 1) porque por la introducción de la
120
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
manifestum est quod illa quorum formae sunt in materia, sunt simpliciter finita, et nullo
modo infinita. Si autem sint aliquae formae creatae non receptae in materia, sed per se
subsistentes, ut quidam de Angelis opinantur, erunt quidem infinitae secundum quid,
inquantum huiusmodi formae non terminantur neque contrahuntur per aliquam
materiam, sed quia forma creata sic subsistens habet esse, et non est suum esse, necesse
est quod ipsum eius esse sit receptum et contractum ad determinatam naturam. Unde
non potest esse infinitum simpliciter”.
121
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
por qué razón no puede un acto no ser recibido y ser limitado. Pues bien
las formas separadas no son su ser y, por tanto, son algo causado. Y una
esencia que no sea por sí misma subsistente y que recibe ser, no puede
ser otra cosa que un modo de ser. Si hubiera una realidad formal a la que
le corresponda ser actual por esencia, al carecer de composición no
podría jamás ser una modalidad de ser y, al ser actual per se, debería ser
la fuente de toda actualidad, lo que sólo puede ser si tiene una actualidad
ilimitada. Y dicha actualidad debería tener contenido formal, porque
ninguna realidad puede carecer de formalidad; ahora bien, una
formalidad limitada estaría contenida en algún género y sería algo
causado, por tanto su formalidad debería ser ilimitada.
Wippel ensaya su propia respuesta: “sostener que el esse es
autolimitante implicaría sostener que el principio ontológico de
actualidad y perfección en cualquier ente finito también da cuenta de su
finitud, i.e., de su falta de mayor actualidad y perfección o de su
imperfección. Ahora bien como la imperfección supone una negación de
perfección esto haría de la perfección la explicación ontológica de su
propia negación”305. Personalmente prefiero decir que un principio de
actualidad último, no puede ser aquello que cumpla un papel
determinativo, o sería la causa formal; pero esto llevaría a que toda forma
es por esencia y de ser así, nada sería causado. Tampoco es bueno el
modo de expresarse de Wippel porque puede llevar a la creencia de que el
esse es realmente una única realidad de por sí ilimitada efectivamente
limitada por recipientes limitantes, cuando en realidad es mejor pensar
que el ser y la forma son limitadas mientras sean principios distintos.
Quizá se podría decir que el ser de lo finito no es limitado por
composición sino que lo finito es finito por razón de la distinción entre su
causa formal y su principio último de actualidad, i.e., en razón de la
necesidad de componentes y composición. En suma, a la luz de la
________________________
305Wippel, «Thomas Aquinas and the Axiom that Unreceived Act is Unlimited», 150, la
traducción es mía.
122
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
doctrina del esse como acto de todos los actos, se puede apreciar por qué
las premisas 3 y 4 se co-implican mutuamente306.
Sin embargo, puede persistir una duda acerca de la tesis
expresada en la premisa 4. En efecto, se podría cuestionar que una
ausencia absoluta de determinaciones fuera posible en un ser real
subsistente, pues pareciera que un acto que no fuese un acto determinado
carecería de contenido formal y que sólo puede darse un acto tal en una
abstracción, i.e., en una parcialidad destinada a poseer sólo cierta
realidad intencional en el intelecto que lo concibe; este acto sin
determinaciones no sería otra cosa que el ente común, que se predica de
todas las cosas análogamente porque en su noción no se significa
propiamente ninguna formalidad determinada aunque las refiera a todas
en tanto y en cuanto todas son una modalidad de actualidad. Tomás
recoge esta objeción en varias de sus obras, e.g., en su comentario a la
Sentencias, en donde con ocasión del tratamiento de la simplicidad
divina formula la siguiente objeción:
Parece que Dios no es totalmente simple. En efecto, el ente, al
que no se le hace adición, es el ente común que se predica de las
cosas, y del que nada puede negarse según la verdad. Es así que
Dios no es un ente de esta índole. Luego a su ser se le hace
alguna adición. Por consiguiente no es simple307.
El argumento podría reconstruirse y sintetizarse de la siguiente
manera: 1) sólo el ente común no posee adiciones, 2) Dios no es el ente
común, por tanto, 3) Dios posee alguna adición o determinación. Si la
________________________
306 La premisa 3 debe entenderse, por tanto, como si dijera “todo acto es limitado sólo por
el hecho de ser inherente” de lo que se infiere válidamente y con toda claridad que un acto
que no sea inherente debe ser ilimitado.
307 In I Sent. d8, q4, a1, ob1. En De potentia q7, a2, ob6, Tomás formula prácticamente la
misma objeción: “ens cui non fit additio, est ens omnibus commune. Sed si Deus sit
ipsum suum esse, erit ens cui non fit additio. Ergo erit commune; et ita praedicabitur de
unoquoque, et erit Deus mixtus rebus omnibus; quod est haereticum, et contra
philosophum dicentem in Lib. de causis, quod causa prima regit omnes res praeterquam
quod commisceatur cum eis”.
123
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
________________________
308 “Si igitur Deus sit esse commune, Deus non erit aliqua res nisi quae sit in intellectu
tantum. Ostensum autem est supra Deum esse aliquid non solum in intellectu, sed in
rerum natura”, C.G. I, c26, n5.
309 C.G. I, c24, n2.
124
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
________________________
310C.G. I, c26, n11.
311In I Sent. d8, q4, a1, ad1. La cursiva es mía. En una obra de madurez Tomás repite
prácticamente lo mismo: “Ad sextum dicendum, quod ens commune est cui non fit
additio, de cuius tamen ratione non est ut ei additio fieri non possit; sed esse divinum est
125
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
________________________
esse cui non fit additio, et de eius ratione est ut ei additio fieri non possit; unde divinum
esse non est esse commune. Sicut et animali communi non fit additio, in sua ratione,
rationalis differentiae; non tamen est de ratione eius quod ei additio fieri non possit; hoc
enim est de ratione animalis irrationalis, quae est species animalis”, De potentia q7, a2,
ad6.
312 No puede ser meramente lógico pues el origen de tales nociones y sus diferencias,
dentro del plano lógico solamente porque trata de distinguir una realidad que es
meramente de orden lógico i.e., una noción común de una realidad individual
subsistente. Además, el análisis no puede ser una mera comparación de nociones porque
la ratio del esse subsistens no es poseída por el hombre. Más aún, la confusión se origina
cuando se piensa que el nombre esse subsistens con el que se refiere a Dios es la noción
propia y adecuada de Él, i.e., cuando se cree que la divinidad puede ser conceptualizada.
En efecto, cuando eso sucede, la atención se vierte sobre la ratio asociada al nombre esse
subsistens y entonces se opera la confusión de reducir la divinidad a la noción universal
de ens commune o esse commune, puesto que para darle contenido conceptual al nombre
esse subsistens no podemos sino tomar prestada la noción de esse que tenemos de las
cosas finitas y negar cualquier clase de recipiente, el resultado es semejante a la noción de
esse commune. Pero el esse subsistens es un nombre que refiere a una realidad
subsistente, cuyo acto no es como el esse finito sino algo completo y con contenido formal
126
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
incluso más que los géneros supremos razón por la cual la noción de acto sólo puede
darse a entender por ejemplos particulares. Cfr. In Met. IX, l5, n4.
316 El ente común comprende y refiere sólo los actos de alguna potencia y por eso Tomás
sostiene que “ens, commune est quodammodo potentiae et actui”, De potentia q3, a1,
127
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
128
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
puede recibir adiciones que le sean ajenas de modo que pueda formar
parte de una definición, pero a la hora de pensar un ente individual
subsistente de manera completa hace falta pensar el ente determinado
por alguna formalidad; al hacerlo, naturalmente, se abandona la
dimensión común y analógica del ente común.
El ser divino en cambio, no recibe adición porque es algo
absolutamente simple y subsistente; es sin adición en cuanto que es
«indeterminable» pero no es «indeterminado». No es determinable por
un doble motivo, por un lado, porque a causa de su simplicidad es
absolutamente inmutable tanto en el orden entitativo como operativo 319,
y por otro lado, porque no se le puede adicionar ninguna perfección; el
ser divino ya posee toda perfección, i.e., posee toda la virtualidad del
ser320. No es indeterminado, en cambio, como las nociones universales,
sino que posee un contenido formal propio completo e incomunicable, y
por esta razón, el nombre «infinito» predicado de Dios no significa
privación sino sólo una negación. La causa primera no es una realidad
________________________
319 “Respondeo dicendum quod ex praemissis ostenditur Deum esse omnino
immutabilem. Primo quidem, quia supra ostensum est esse aliquod primum ens, quod
Deum dicimus, et quod huiusmodi primum ens oportet esse purum actum absque
permixtione alicuius potentiae, eo quod potentia simpliciter est posterior actu. Omne
autem quod quocumque modo mutatur, est aliquo modo in potentia. Ex quo patet quod
impossibile est Deum aliquo modo mutari. Secundo, quia omne quod movetur, quantum
ad aliquid manet, et quantum ad aliquid transit, sicut quod movetur de albedine in
nigredinem, manet secundum substantiam. Et sic in omni eo quod movetur, attenditur
aliqua compositio. Ostensum est autem supra quod in Deo nulla est compositio, sed est
omnino simplex. Unde manifestum est quod Deus moveri non potest”, S.Th. I, q9, a1.
320 Cfr., C.G. I, c28, n2: “Omnis enim nobilitas cuiuscumque rei est sibi secundum suum
esse: nulla enim nobilitas esset homini ex sua sapientia nisi per eam sapiens esset, et sic
de aliis. Sic ergo secundum modum quo res habet esse, est suus modus in nobilitate: nam
res secundum quod suum esse contrahitur ad aliquem specialem modum nobilitatis
maiorem vel minorem, dicitur esse secundum hoc nobilior vel minus nobilis. Igitur si
aliquid est cui competit tota virtus essendi, ei nulla nobilitatum deesse potest quae alicui
rei conveniat. Sed rei quae est suum esse, competit esse secundum totam essendi
potestatem: […] Deus igitur, qui est suum esse, ut supra probatum est, habet esse
secundum totam virtutem ipsius esse. Non potest ergo carere aliqua nobilitate quae alicui
rei conveniat”.
129
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
2. La doble ejemplaridad.
La reducción de toda perfección finita en el orden de las causas
intrínsecas a la perfección de su propio acto de ser, en el que cada cosa
tiene su fuente última de perfección, así como la inferencia de una causa
extrínseca que posea perfección ilimitada, permiten entender cómo
puede Dios poseer por exceso y de manera simple toda la perfección que
existe en las creaturas. Sin embargo, el conocimiento que posee de su
________________________
321Cfr. cita 279.
322Sin embargo, el ente difiere de los individuos subsistentes finitos y de sus actos de ser,
no sólo como lo meramente lógico difiere de lo real subsistente, sino también en que no
posee ninguna clase de contenido formal, aunque éste, en tanto que concepto, es una
cualidad i.e. una forma accidental de nuestro intelecto, pero esto no es parte del
contenido intencional del ente.
130
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
________________________
323 C.G. I, c54, n7.
324 “Aliquando autem hoc quod significat nomen non est similitudo rei existentis extra
animam, sed est aliquid quod consequitur ex modo intelligendi rem quae est extra
animam: et hujusmodi sunt intentiones quas intellectus noster adinvenit; sicut
significatum hujus nominis genus non est similitudo alicujus rei extra animam existentis;
sed ex hoc quod intellectus intelligit animal ut in pluribus speciebus, attribuit ei
intentionem generis; et hujusmodi intentionis licet proximum fundamentum non sit in re
sed in intellectu, tamen remotum fundamentum est res ipsa […] sciendum est, quod ista
pluralitas rationum contingit ex hoc quod res quae Deus est, superat intellectum nostrum.
Intellectus enim noster non potest una conceptione diversos modos perfectionis accipere:
tum quia ex creaturis cognitionem accipit, in quibus sunt diversi modi perfectionum
131
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
________________________
secundum diversas formas: tum quia hoc quod in Deo est unum et simplex, plurificatur in
intellectu nostro, etiam si immediate a Deo reciperet; sicut multiplicatur processio suae
bonitatis in aliis creaturis. Unde, cum Deus secundum unam et eamdem rem sit omnibus
modis perfectus, una conceptione non potest integre perfectionem ejus apprehendere, et
per consequens nec nominare”, In I Sent, d2, q1, a3.
325 Sobre esta cuestión: F. Monckeberg Balmaceda, «La doble causalidad ejemplar divina
en Santo Tomás de Aquino», Revista Philosophica 155, n.o 9 (1987): 155-66. Monckeberg,
cita diversos textos en los que se ve tratada o referida la doble ejemplaridad, incluyendo
textos de madurez como las cuestiones disputadas De potentia dei. Sin embargo, parece
haber una mayor recurrencia y acento en el tema de la doble ejemplaridad en el texto del
Scriptum super Sententiis.
326 In I Sent, d19, q5, a2, ad4.
132
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
divina, en cuanto que los demás entes proceden del primer ente,
y las cosas buenas del bien, y de la misma manera otras cosas 327.
Como puede apreciarse, Tomás se vale de dos ejemplos de
causalidad eficiente tomados de la realidad finita que son
ejemplificativos de dos modos distintos de ejercer la causalidad
ejemplar para ilustrar la causalidad ejemplar divina. Un modelo lo
provee la actividad artesanal humana. Tomás afirma que la semejanza de
las creaturas con Dios es análoga a la que guarda el artefacto con la idea
de éste en la mente del artífice. Esta analogía, sin embargo, tiene al
menos dos importantes limitaciones. La primera de ellas es que como el
artesano conoce el artefacto por medio de la forma que posee en sí y el
artesano no produce más que la forma del artefacto la materia próxima
es provista por la naturaleza, por la idea ejemplar el artesano sólo
posee un conocimiento universal i.e. no un conocimiento propio y
singular de sus artefactos328. La segunda limitación es que como el
artesano es sólo causa de la generación y no causa essendi, el artefacto no
recibe toda su perfección ni siquiera principalmente de su causa
eficiente y, por este motivo, el principio omne agens agit simile sibi no se
cumple sino de manera muy limitada. Así pues, e.g., la mesa de piedra
recibe más perfección de la piedra de la que está hecha que del escultor
________________________
327 De potentia q3, a4, ad9. Monckeberg señala que mientras que en el texto de las
sentencias se hace referencia a la ejemplaridad divina, en este texto se hace referencia a la
doble semejanza —que en paralelo a la doble ejemplaridad divina—las cosas guardan en
relación a Dios, cfr. Monckeberg Balmaceda, «La doble causalidad ejemplar», 157.
328 “[…] scientia divina, quam de rebus habet, comparatur scientiae artificis, eo quod est
causa omnium rerum, sicut ars artificiatorum. Artifex autem secundum hoc cognoscit
artificiatum per formam artis quam apud se habet secundum quod ipsum producit:
artifex autem non producit nisi formam, quia materiam ad artificialia praeparavit natura;
et ideo artifex per artem suam non cognoscit artificiata nisi ratione formae. Omnis autem
forma de se universalis est; et ideo aedificator per artem suam cognoscit quidem domum
in universali, non autem hanc vel illam, nisi secundum quod per sensum eius notitiam
sumit”, De veritate q2, a5.
133
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
que le dio su figura aunque en tanto que mesa sea más importante su
figura que el ser de piedra y no, e.g. de madera.
El otro modelo de causalidad ejemplar es el de la generación329.
Tomás sostiene que, así como el hombre genera al hombre, i.e, así como
el hijo guarda con el padre una semejanza de naturaleza, la bondad, la
verdad, etc., de las creaturas guardan semejanza y tienen por ejemplar a
la bondad, la verdad, etc., de Dios. También esta comparación posee al
menos dos limitaciones. Por un lado, porque aunque la generación es un
ejemplo de causalidad unívoca330 que supone la perfecta semejanza entre
causa y efecto, las creaturas no son más que pobres imitaciones 331 de la
________________________
329 Ninguno de los dos textos citados hace referencia a la generación para explicar la
semejanza de naturaleza pero en otro texto Tomás sí lo hace: “Ad secundum dicendum,
quod similitudo operis potest dici ad operantem dupliciter; aut quantum ad id quod habet
in natura sua, sicut homo generat hominem; aut quantum ad id quod habet in intellectu
suo, sicut artificiatum ab artifice in similitudinem artis suae procedit. Utroque modo
procedit creatura a Deo in similitudinem ejus. Primo modo, quia ab ente sunt entia, et a
vivo viventia. Secundo modo, quia procedunt a rationibus idealibus”, In II Sent. d16, q1,
a2, ad2.
330 El ejemplo «sicut homo generat hominem» es usado en numerosas ocasiones por
134
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
________________________
de las sentencias cfr. In IV Sent. d33, q3, a3, ad4, y en un texto de las disputaciones
Quodlibetales cfr. Quodl. IX, q2, a1. Sin embargo, el término «imitatio» por sí sólo es
utilizado por Tomás en varias ocasiones a lo largo de toda su obra para referirse a la
semejanza imperfecta.
332 In I Sent, d36, q2, a2, ad2.
333 In I Sent, d36, q1, a3.
135
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
136
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
137
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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341 In I Sent, d36, q2, a2. La cursiva es mía.
342 S.Th. I, q14, a6. Todo lo tratado en las secciones precedentes de modo sintético acerca
del ens como noción común, el esse finito, el esse subsistens i.e., secciones 1.2. y 1.3.
permite evitar errores como este; conocer las cosas en cuanto que son «entes» significa
conocerlas sólo de manera abstracta y formalmente indeterminada como cierta
actualidad.
343 Ibidem.
138
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
todo orden, como ya fue dicho en el primer capítulo, respaldan la tesis del conocimiento
divino de los singulares.
347 De veritate q2, a4.
348 Ibidem. La causalidad inmediata de una diversidad requiere que la primera causa sea
inteligente —cfr. sección 2.1. de capítulo 1— y una causa por intelecto no puede ignorar lo
que efectúa.
139
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
________________________
349 S.Th. I, q14, a6. La cursiva es mía. Nótese que Tomás sostiene que la forma de los seres
creados es una perfección y no un principio de negación ni mucho menos una privación.
La forma sustancial es un acto aunque se relacione con su ser como la potencia con el
acto. El ser de Dios contiene de modo simple y superior no sólo la perfección del ser de las
cosas sino también de su esencia.
350 Sobre las perfecciones puras, cfr. J. A. Seifert, «Trascendentals and Pure Perfections»,
en este caso designaría el principio por el que se es viviente mientras que el nombre
«viviente» es el nombre concreto que designa al subsistente. Dios es simple por lo que
ambos nombres significan lo mismo cuando se predican de Él pero no cuando se predican
de las creaturas.
352 Uno, en efecto, no se refiere a algún modo de ser o perfección determinado, sino a la
140
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
La «vida» que es una noción análoga no pertenece a ningún género en particular y por ese
motivo no se refiere exclusivamente a la vida material.
354 La sustancia separada finita es un ser que participa de un género, i.e., el de las
sustancias simples, que es el género de lo inteligible en acto y cuyas especies son todas
especies de vivientes intelectivos. Éstos participan del mismo género lógico que los
vivientes materiales el género de la sustancia pero no del mismo género natural.
Dios, en cambio ni siquiera forma parte de un género.
355 Cfr. C.G. I, c97-98. Allí Tomás sostiene, respectivamente, que Dios es viviente [vivens]
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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356 Como no existe semejanza unívoca entre Dios y las cosas, si un nombre unívoco
significara una perfección adecuada a Dios, éste no podría ser utilizado para designar la
perfección de ningún ser finito. Existen ejemplos de esta clase de nombres unívocos que
sólo se predican de Dios como, e.g., «omnipotente» y «omnisciente».
357 Cfr. texto de la cita 342.
358 Esto es lo que señalábamos al inicio de esta sección 2, y es lo que Monckeberg sostiene
cfr. Monckeberg Balmaceda, «La doble causalidad ejemplar», 162 a pesar de que ha
desvinculado ambas clases de ejemplaridad.
142
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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359S.Th. I, q14, a6.
360Para Tomás, un conocimiento no exhaustivo de la esencia divina no permitiría conocer
toda la participabilidad que ésta encierra, y por eso sostiene que ni aún los que conocen a
Dios directamente, i.e., por su esencia, pueden por Él conocer todas las cosas: “Virtus
autem divinae essentiae, qua est intelligibilis, excedit intellectum angelicum, et omnem
intellectum creatum, secundum hoc quod est cognoscitivus; veritas enim divinae
essentiae, qua cognoscibilis est, excedit lumen cuiuslibet intellectus creati, quo
cognoscitivus est. Et ideo impossibile est quod aliquis intellectus creatus divinam
essentiam comprehendat; non quia partem eius aliquam ignoret, sed quia ad perfectum
modum cognitionis ipsius pertingere non potest”, De veritate q8, a2, la cursiva es mía.
“Constat enim quod quanto aliquis causam aliquam perfectius cognoscit, ex cognitione
causae in plurium effectuum notitiam devenire potest; […] Si ergo aliquis intellectus ex
cognitione alicuius causae omnes effectus eius cognoscat, oportet quod pertingat ad
perfectum modum cognitionis illius causae, et sic quod illam causam comprehendat;
quod est impossibile de essentia divina respectu intellectus creati, […] Unde in solo Deo
necesse est ut ex hoc quod essentiam suam videt, omnia cognoscat quae facere potest.
Unde et eorum effectuum qui ex ipsa producti sunt, tanto aliquis plures cognoscit videndo
essentiam Dei, quanto plenius eam videt”, De veritate q8, a4. Puede sorprender que
Tomás sostenga que Dios no sea plenamente cognoscible por su esencia, siendo ésta lo
máximamente cognoscible. Sin embargo, como he mencionado ya, para Tomás, además
de la perfección del medio cognoscitivo y el grado de cognoscibilidad del objeto de
conocimiento, la perfección del conocimiento depende del grado de unión entre el
intelecto y de aquello por lo que conoce. Ahora bien, como además de distinguir la
potencia intelectiva del acto intelectivo, Tomás distingue la forma por la que el intelecto
está en acto, tanto del intelecto como de la operación distinción que trataremos más
adelante, no es problemático sostener que aún siendo informado el intelecto por una
semejanza perfecta de su objeto pueda, no obstante, realizar un acto cognoscitivo que no
sea exhaustivo.
143
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
144
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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363 C.G. I, c32, n2.
364 C.G. I, c32, n3.
365 “Cognoscere aliquid sicut in cognoscente est, potest dupliciter intelligi. Uno modo,
secundum quod hoc adverbium sic importat modum cognitionis ex parte rei cognitae. Et
sic falsum est. Non enim semper cognoscens cognoscit cognitum secundum illud esse
quod habet in cognoscente, oculus enim non cognoscit lapidem secundum esse quod
habet in oculo; sed per speciem lapidis quam habet in se, cognoscit lapidem secundum
esse quod habet extra oculum. Et si aliquis cognoscens cognoscat cognitum secundum
esse quod habet in cognoscente, nihilominus cognoscit ipsum secundum esse quod habet
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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extra cognoscentem, sicut intellectus cognoscit lapidem secundum esse intelligibile quod
habet in intellectu, inquantum cognoscit se intelligere; sed nihilominus cognoscit esse
lapidis in propria natura. Si vero intelligatur secundum quod hoc adverbium sic importat
modum ex parte cognoscentis, verum est quod sic solum cognoscens cognoscit cognitum,
secundum quod est in cognoscente, quia quanto perfectius est cognitum in cognoscente,
tanto perfectior est modus cognitionis. Sic igitur dicendum est quod Deus non solum
cognoscit res esse in seipso; sed per id quod in seipso continet res, cognoscit eas in
propria natura; et tanto perfectius, quanto perfectius est unumquodque in ipso”, S.Th. I,
q14, a6, ad1.
366 Tomás utiliza numerosos términos para referirse al acto primero y al acto segundo.
Esto dificulta la interpretación de los textos porque además de variar la terminología varía
el significado de los mismos términos. Sin embargo, a grandes rasgos, según un recuento
de Meissner, los términos que en la obra de Tomás significan el acto primero que,
siguiendo a la terminología de la segunda escolástica, Meissner lo llama especie inteligible
impresa son: species intelligibilis, forma intelligibilis, y a veces notitia. Los términos
que se refieren al acto segundo o quod intelligitur referido por Meissner como palabra
mental son: verbum, verbum cordis, verbum mentis o mentale, verbum intelligibile,
verbum interius, intentio, intentio intellecta, conceptio, ratio, ratio intellecta e
intellectum. Con similitudo rei intellectae, Tomás se refiere a ambos, y species
intelligibilis que se refiere al acto primero, en al menos una ocasión —cfr. Quodlibet. V,
q5, a2— es utilizado también para referir el acto segundo, cfr. W. W. Meissner, «Some
Aspects of the Verbum in the Texts of St. Thomas», The Modern Schoolman 36 (1958): n.
6. A la lista de términos que ofrece Meissner, es necesario agregar un término muy
importante para el tratamiento del conocimiento divino, i.e.: «idea».
146
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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367 In De anima II, l11, n2.
368 In De anima II, l11, n4.
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
reduciría al acto por generación, pero aquí se está tratando con potencias del género del
accidente y, en particular, del género de la cualidad, por este motivo me refiero sólo a la
alteración.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
no está en modo alguno en acto y las cosas son activas sólo en cuanto que
están en acto y de acuerdo a las formas por las que están en acto, la
potencia primera debe ser reducida al acto por la acción de otro 372. Tomás
habla de una quasi alteración, en el caso del intelecto, porque la pasión
que tiene lugar cuando alguien es reducido de la potencia al acto por
alteración implica la pérdida de una cualidad y por eso habla de cierta
corrupción y disminución del paciente que es reemplazada por otra
contraria como cuando lo negro se hace blanco373, pero en el
intelecto no se da pasión en sentido estricto porque en él se da cierta
recepción que no implica la pérdida de una forma contraria. Se habla de
pasión, no obstante, aunque en un sentido menos propio, porque el
intelecto recibe algo y lo receptivo en cuanto tal se compara a lo recibido
como la potencia al acto. Por tanto, en el caso del intelecto, éste se
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372 Por «otro» no debe entenderse necesariamente un sujeto subsistente distinto, basta
que sea una parte distinta, aunque en el comentario al De anima diga: “reducitur in
actum, quasi alteratus per doctrinam, et motus ab aliquo alio existente in actu, sicut a
magistro”, In De anima II, l11, n5, pues el sujeto puede conocer y adquirir la ciencia por sí
sólo y además porque, propiamente, el maestro no puede sino ser causa instrumental o
ejemplar; cada cognoscente realiza sus propios actos cognoscitivos por los que alcanza el
conocimiento de las cosas cfr. In De anima II, l11, n14 y De spirit. creat. a9, ad7. No
obstante, el conocimiento tiene lugar porque el alma es afectada a través de alguno de sus
sentidos externos y el intelecto es dependiente de dichas afecciones para poder realizar su
propia operación, por lo que es menester afirmar que el hombre conoce por principios
intrínsecos y extrínsecos. Cfr. In De anima II, l11, n15, allí Tomás sintetiza el papel del
maestro, los primeros principios y el intelecto agente en la adquisición de la ciencia, i.e. el
papel de otros principios distintos del intelecto posible, sean sustancias o partes del
hombre, que colaboran en reducirlo al acto.
373 “Dicitur enim pati uno modo, secundum quamdam corruptionem, quae fit a contrario.
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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374 Aquello respecto de lo que el intelecto se encuentra en potencia, las species
intelligibiles, no son contrarias entre sí, cfr. nota 226 de este capítulo, y por esta razón a
diferencia de la materia, puede poseer simultáneamente, en cierta forma, diversos actos o
perfecciones primeras. Además, la realidad subsistente en la que inhiere, el alma, es
naturalmente incorruptible e inalterable; no puede, por tanto, darse una alteración
entendida como remoción de una cualidad por otra contraria en la sustancia misma del
alma o en alguna de sus potencias inorgánicas.
375 “Alio modo passio communiter dicitur et minus proprie, secundum scilicet quod
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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376 “Cum autem habitualiter sciens, fit speculans actu, […] proficit in eo quod iam habet”,
In De anima II, l11, n10.
377 “Nam antequam haberet habitum scientiae, qui est primus actus, non poterat operari
cum vellet; sed oportebat, quod ab altero reduceretur in actum; sed quando iam habet
habitum scientiae, qui est actus primus, potest, cum voluerit, procedere in actum
secundum qui est operatio”, In De anima III, l8, n2.
378 En cuanto al conocimiento o descubrimeinto del acto primero, como toda realidad
potencial, se conoce por el acto al cual se encuentra ordenado, i.e. el acto segundo.
379 C.G. IV, c14, n3. Tomás también ilustra esto diciendo que de la actualidad primera
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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380 Cfr. nota 388 más abajo.
381 Sólo son excluyentes las formas de un mismo género en acto por así decir pleno o
completo: “Formae vero quae sunt unius generis, unam potentiam respiciunt; sive sint
contrariae, ut albedo et nigredo; sive non, ut triangulus et quadratum. Hae igitur formae
in subiecto tripliciter esse dicuntur. Uno modo in potentia tantum; et sic sunt simul, quia
una potentia est contrariorum, et diversarum formarum unius generis. Alio modo
secundum quod sunt in actu imperfecto, ut cum sunt in fieri; et sic etiam simul esse
possunt, ut patet cum aliquis dealbatur: tunc enim toto alterationis tempore albedo inest
ut in fieri, nigredo vero ut in corrumpi. Tertio modo ut in actu perfecto, ut cum iam
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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albedo est in termino dealbationis; et sic impossibile est duas formas unius generis esse
simul in eodem subiecto […] Sciendum igitur est, quod omnes formae intelligibiles sunt
unius generis, quantumcumque res quorum sunt, sint generum diversorum. Omnes enim
eamdem potentiam intellectivam respiciunt. Et ideo in potentia omnes simul esse possunt
in intellectu, et similiter in actu incompleto, qui est medius inter potentiam et actum
perfectum. Et hoc est species esse in habitu, qui est medius inter potentiam et
operationem; sed in actu perfecto plurium specierum intellectus simul esse non potest”,
De veritate q8, a14.
382 Esto es lo que dice Tomás de manera clara y concisa en la primera oración del texto de
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
aliud a specie intelligibili quae facit intellectum in actu, quam oportet considerari ut
intelligibilis operationis principium: licet utrumque sit rei intellectae similitudo”, C.G. I,
c53, n4, —la cursiva es mía—. No es propiamente el término de la operación porque la
actividad intelectual a diferencia del movimiento, no se distingue de su fin. Lo que Tomás
quiere decir es que aquello por lo que el intelecto está en acto se relaciona a lo entendido
en cierta medida como el punto de partida [termino a quo] al punto de llegada [termino
ad quem], señalando la existencia de una distinción pero no la presencia de un proceso.
La actualidad primera del intelecto i.e., el hábito es semejante al movimiento en
cuanto que no es un estado puramente potencial ni puramente actual y en tanto que se
distingue de su fin, pero difieren en que el hábito es un cualidad adquirida que es
principio de la operación intelectual de modo inmediato y sin que sea necesario una
sucesión de estados aproximativos; en cambio, el movimiento es un proceso cuya
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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finalidad y término es la adquisición de alguna actualidad primera y, por esta razón, es
claro que el hábito posee mayor grado de actualidad y perfección que el movimiento. Sin
embargo, existen textos en los que el propio Tomás parece distinguir realmente el acto de
intelección del concepto, e.g.: “Intelligens autem in intelligendo ad quatuor potest habere
ordinem: scilicet ad rem quae intelligitur, ad speciem intelligibilem, qua fit intellectus in
actu, ad suum intelligere, et ad conceptionem intellectus. Quae quidem conceptio a tribus
praedictis differt. […] Differt autem ab actione intellectus: quia praedicta conceptio
consideratur ut terminus actionis, et quasi quoddam per ipsam constitutum. Intellectus
enim sua actione format rei definitionem, vel etiam propositionem affirmativam seu
negativam”, De potentia q8, a1. El texto parece muy problemático puesto que a
diferencia del texto de la Summa contra gentiles antes citado Tomás no matiza el
carácter de término del concepto respecto de la acción, pero si se lee el resto del texto de
la respuesta, el problema se disipa por completo. En efecto, luego de equiparar la noción
de concepto intelectual a la de verbo, Tomás sostiene que: “Huiusmodi autem verbum
nostri intellectus, est quidem extrinsecum ab esse ipsius intellectus (non enim est de
essentia, sed est quasi passio ipsius), non tamen est extrinsecum ab ipso intelligere
intellectus, cum ipsum intelligere compleri non possit sine verbo praedicto. Si ergo aliquis
intellectus sit cuius intelligere sit suum esse, oportebit quod illud verbum non sit
extrinsecum ab esse ipsius intellectus, sicut nec ab intelligere”, De potentia q8, a1. El
texto es claro, si bien el concepto es extrínseco al intelecto, no lo es en relación al acto
cognoscitivo y, por tanto, es algo intrínseco a éste. Más aún, afirma que si hubiere un
intelecto que no difiriera de su acto de intelección, tampoco diferiría de su concepto o
verbo; este hipotético intelecto es, por supuesto, el divino. La identidad del término del
acto cognoscitivo y del propio acto es afirmado, se sigue del carácter perfecto del
conocimiento, el cual no es un proceso que se distinga de su fin, sino que en él su fin ya
está dado cfr. Metafísica IX, 1048b18-35. Nótese, sin embargo, que para Aristóteles
la actividad cognoscitiva a diferencia del movimiento no tiene propiamente término
porque para él «término» implica cesación de actividad y lo distingue del fin, i.e. aquello a
lo que se ordena y que se desea alcanzar. Por esta razón, Aristóteles sostiene que el que
entiende algo realiza un actividad en la que se da de manera completa y acabada el fin de
dicha actividad pues entender lo que se entiende es el fin de la acción de entender, y
el que entiende puede seguir entendiendo una vez que ha entendido y por esta razón
dice que no tiene término, a diferencia de actividades como, e.g., construir, que al
alcanzar su fin cesan y, por tanto, sí tienen término y se distinguen del fin. Ahora bien,
Tomás no utiliza la palabra «término» en el sentido de finalización de la actividad cuando
se refiere al conocimiento sino significando lo que resulta de la actividad, i.e. el fin.
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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388 “Intellectum autem, sive res intellecta, se habet ut constitutum vel formatum per
operationem intellectus: sive hoc sit quidditas simplex, sive sit compositio et divisio
propositionis. Has enim duas operationes intellectus Aristoteles assignat in III de anima.
Unam scilicet quam vocat intelligentiam indivisibilem, qua videlicet intellectus
apprehendit quod quid est alicuius rei, et hanc Arabes vocant formationem, vel
imaginationem per intellectum. Aliam vero ponit, scilicet compositionem et divisionem
intellectuum, quam Arabes vocant credulitatem vel fidem. Utrique autem harum
operationum praeintelligitur species intelligibilis, qua fit intellectus possibilis in actu;
quia intellectus possibilis non operatur nisi secundum quod est in actu”, De spirit. creat.
a9, ad6.
389 Hablar de recepción y utilizar metáforas como la de la cera puede ser adecuado para
explicar la reducción del intelecto humano al acto primero, el cual, en el caso del hombre
no es innato sino adquirido.
390 Dice no obstante Tomás en un texo: “conceptio intellectus est media inter intellectum
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
intellecta, sive illud sit definitio, sive enuntiatio, secundum quod ponuntur duae
operationes intellectus, in III de anima”, De potentia q9, a5.
393 Canals resume la objeción a la que se puede prestar esta doctrina a la que no
suscribe de la siguiente manera: “Si el intelecto tiene ‘el privilegio de formar y constituir
lo que entiende’, se sigue que todo el orden de lo entendido en cuanto entendido es algo
proyectado por un sujeto pensante, que forma lo que entiende y, por lo mismo, no alcanza
las cosas en sí mismas. Si se reconociese entonces, como es el caso de Kant, el carácter
necesario de esta formación, este subjetivismo conduciría a un idealismo trascendental,
que dejaría constitutivamente al intelecto, formador de sus objetos, alejado, por su misma
naturaleza, de la referencia inmediata a la realidad. La intelección sería algo heterogéneo
con una posesión verdadera, es decir intuitiva, de las cosas en sí mismas”, F. Canals Vidal,
Sobre la esencia del conocimiento (Barcelona: Promociones Publicaciones Universitarias,
1987), 260-61.
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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394 “Per hoc enim quod species intelligibilis quae est forma intellectus et intelligendi
principium, est similitudo rei exterioris, sequitur quod intellectus intentionem formet illi
rei similem: quia quale est unumquodque, talia operatur. Et ex hoc quod intentio
intellecta est similis alicui rei, sequitur quod intellectus, formando huiusmodi
intentionem, rem illam intelligat”, C.G. I, c53, n4.
395 “Respondeo dicendum quod quidam posuerunt quod vires cognoscitivae quae sunt in
nobis, nihil cognoscunt nisi proprias passiones; puta quod sensus non sentit nisi
passionem sui organi. Et secundum hoc, intellectus nihil intelligit nisi suam passionem,
idest speciem intelligibilem in se receptam. Et secundum hoc, species huiusmodi est
ipsum quod intelligitur. Sed haec opinio manifeste apparet falsa ex duobus. Primo
quidem, quia eadem sunt quae intelligimus, et de quibus sunt scientiae. Si igitur ea quae
intelligimus essent solum species quae sunt in anima, sequeretur quod scientiae omnes
non essent de rebus quae sunt extra animam, sed solum de speciebus intelligibilibus quae
sunt in anima; sicut secundum Platonicos omnes scientiae sunt de ideis, quas ponebant
esse intellecta in actu. Secundo, quia sequeretur error antiquorum dicentium quod omne
quod videtur est verum; et sic quod contradictoriae essent simul verae. Si enim potentia
non cognoscit nisi propriam passionem, de ea solum iudicat. Sic autem videtur aliquid,
secundum quod potentia cognoscitiva afficitur. Semper ergo iudicium potentiae
cognoscitivae erit de eo quod iudicat, scilicet de propria passione, secundum quod est; et
ita omne iudicium erit verum. Puta si gustus non sentit nisi propriam passionem, cum
aliquis habens sanum gustum iudicat mel esse dulce, vere iudicabit; et similiter si ille qui
habet gustum infectum, iudicet mel esse amarum, vere iudicabit, uterque enim iudicat
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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secundum quod gustus eius afficitur. Et sic sequitur quod omnis opinio aequaliter erit
vera, et universaliter omnis acceptio”, S.Th. I, q85, a2.
396 De veritate q3, a1, ad3.
397 De veritate q3, a1, ad3.
398 “Species rei quae est in intellectu, secundum quod habet esse in eo, est particulata;
secundum autem quod comparatur ad scitum, habet rationem universalis, quia est
similitudo rei secundum naturam communem, et non secundum conditiones particulares;
et tamen cognitio quae est per illam speciem, non est singularis, sed universalis”, De
veritate q3, a1, ob3. La semejanza del medio cognoscitivo y del acto cognoscitivo no es,
por tanto, del orden de la naturaleza: “In omni enim cognitione quae est per
similitudinem, modus cognitionis est secundum convenientiam similitudinis ad id cuius
est similitudo; et dico convenientiam secundum repraesentationem, sicut species in
anima convenit cum re quae est extra animam, non secundum esse naturale”, De veritate
q8, a1.
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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399 “Nullus autem percipit se intelligere nisi ex hoc quod aliquid intelligit: quia prius est
intelligere aliquid quam intelligere se intelligere”, De veritate q10, a8. “Non enim potest
intelligi in aliqua potentia reflexio super actum suum, nisi actu suo, in quem fit reflexio,
prius terminato per objectum proprium, quod sit aliud ab ipso actu potentiae illius; alias
oporteret in infinitum procedere. Si enim intellectus intelligit se intelligere, oportet quod
intelligat se intelligere aliquid; et si dicas quod intelligit se intelligere hoc quod est se
intelligere, adhuc oportebit aliud ponere, et sic in infinitum. Patet ergo quod ipsum
intelligere non potest esse primum objectum intellectus; et eadem ratione nec ipsum velle
potest esse objectum primum voluntatis”, In IV Sent., q1, a1.
400 “Loquendo igitur de habitibus prout de eis scimus quid sunt, duo in eorum cognitione
se pule, se perfecciona… no podría ser así si fuera la esencia de la cosa sin más.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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405 De veritate q3, a2.
406 Super Io., c1, l1. Otro texto en el que Tomás enfatiza el carácter de medio de lo
concebido es: “intellectus intelligit aliquid dupliciter: uno modo formaliter, et sic intelligit
specie intelligibili qua fit in actu; alio modo sicut instrumento quo utitur ad aliud
intelligendum: et hoc modo intellectus verbo intelligit, quia format verbum ad hoc quod
intelligat rem”, Quodl. V, q5, a2, ad1, la cursiva es mía. Todos estos textos tratan de
ilustrar algo que es tan propio del conocimiento que no deben ser tomados sin atender a
los matices ni asumiendo que las analogías son perfectamente adecuadas, sino
interpretando todo en el conjunto general de los textos, y distinguiendo los puntos de
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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vista asumidos en cada texto según los cuáles Tomás pone más énfasis en algún aspecto
que en otro. No se puede nunca ser demasiado reiterativo en afirmar que el acto de
concebir no es como realidad singular lo que en primer lugar es conocido, sino el objeto al
que intencionalmente se asemeja.
407 “Et ideo conceptio intellectus non solum est id quod intellectum est, sed etiam id quo
res intelligitur; ut sic id quod intelligitur, possit dici et res ipsa, et conceptio intellectus; et
similiter id quod dicitur, potest dici et res quae dicitur per verbum, et verbum ipsum; ut
etiam in verbo exteriori patet; quia et ipsum nomen dicitur, et res significata per nomen
dicitur ipso nomine”, De veritate q4, a2, ad3.
408 Cfr. cita de nota 222.
409 De veritate q8, a10, la cursiva es mía.
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
como por qué algunos cognoscentes pueden comprender las cosas mejor
que otros aún cuando cuenten con los mismos medios e.g. a partir de
una misma definición como indica Tomás hacia el final del texto de
citado411. En cambio, si el conocimiento se identificara con la actualidad
primera del intelecto y no fuera algo producido por el intelecto a partir de
dicha actualidad o si en el acto cognoscitivo hubiera siempre una
expresión exhaustiva de aquello por lo que el intelecto se encuentra en
acto primero, la única razón por la que una misma cosa pudiera ser
conocida de manera más o menos perfecta sería por el mayor o menor
grado de semejanza entre ésta y aquello por lo que el intelecto del
cognoscente se encuentra en acto412 y ciertamente sucede en ocasiones
________________________
conocimiento, 244. El verbo de Dios es su acto de conocimiento y es algo individual e
incomunicable, i.e. no puede ser apropiado por otro: “Sicut etiam unicuique est proprium
esse, ita et propria operatio. Non igitur esse potest ut per hoc quod aliquis intellectus ad
operandum disponitur, alius operationem intellectualem exequatur, sed ipsemet
intellectus apud quem dispositio invenitur: sicut unumquodque est per essentiam suam,
non per essentiam alterius”, C.G. I, c51, n12. Entender es el acto del intelecto en acto y la
diversidad de verbos en los bienaventurados diversidad que es doble puesto que son
formalmente diversos según un más y un menos pero también numéricamente puesto que
cada uno posee su propio acto de visión de Dios se funda en la real diversidad de
intelectos finitos y en el diverso modo en que se encuentran unidos a la esencia divina
según sean más o menos capacitados por la luz de la gloria para verla. Pero no puede
haber diversos modos de visión si para todo bienaventurado hubiera un solo verbo. La
única manera en que el verbo divino pudiera ser común a los bienaventurados es como
objeto de conocimiento, y de esta manera cada bienaventurado por su propia visión
beatífica conoce al verbo divino en su propio objeto intencional, i.e. en su propio verbo.
411 El ejemplo del final del texto parece hacer alusión a diferencias en la capacidad natural
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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413 Podría efectivamente preguntarse cómo es posible que el intelecto de un individuo
pueda unirse de manera más perfectas a su species que el intelecto de otro individuo de la
misma especie sobre todo considerando que no pueden haber defectos en las potencias
inmateriales como en los órganos de las potencias materiales.
414 C.G. IV, c11, n5. La idea o concepto del ángel es intrínseca porque la species por la que
se conoce es su propia esencia y, por tanto, se encuentra más unido a su intelecto, pero el
intelecto divino es aún más perfecto porque su intelecto es idéntico a su sustancia y, por
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
aliquid ex receptis formando; sicut sensus simpliciter cognoscit illud cuius speciem
recipit, et nihil aliud”, De veritate q8, a5. Añado «mientras lo recibe» porque como el acto
del sentido no es formativo, no puede reducirse al acto espontáneamente y,
consecuentemente, la percepción de un objeto cualquiera, una vez que deja de estar
recibiendo la particular afección por la que lo conoce, no puede persistir en el sentido ni
ser invocado a voluntad por el cognoscente. Naturalmente, entonces, el sentido no posee
un estado de potencialidad primera y segundo similar al intelecto, pues mientras que el
intelecto en potencia primera se da en el hombre en acto, el sensible en potencia primera
no se da en el animal en acto: “Sicut autem De potentia prima aliquid mutatur in primum
actum, dum acquirit scientiam per doctrinam; ita de prima potentia ad sensum, aliquid
mutatur in actum, ut scilicet habeat sensum per generationem […] Cum autem animal
iam generatum est, tunc hoc modo habet sensum, sicut aliquis habet scientiam quando
iam didicit. Sed quando iam sentit secundum actum, tunc se habet sicut ille qui iam actu
considerat”, In De anima II, l12, n1-n2. En consonancia con esto dice en otro texto, que el
sentido se perfecciona por la sola inmutación del sentido: “Ad secundum dicendum, quod
cognitio sensus exterioris perficitur per solam immutationem sensus a sensibili: unde per
formam quae sibi a sensibili imprimitur, sentit: non autem ipse sensus exterior format
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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sibi aliquam formam sensibilem: hoc autem facit vis imaginativa, cuius formae
quodammodo simile est verbum intellectus”, Quodlibet. V, q5, a2, ad2. Ser animal es ser
sentiente, ser hombre es ser capaz de entender.
416 Esto merece algún matiz. El sentido tiene un objeto formal propio, e.g., el de la vista es
el color, y su objeto formal común, las figuras, dimensiones, etc. Pero el objeto formal
común es conocido inmediatamente en el objeto formal propio; el sentido ni se extiende a
todas las cosas, ni puede como el intelecto, inferir otras cosas puesto que no entiende
y, por tanto, no sabe qué son las cosas.
417 El sentido interno sí puede, e.g., considerar un color separado de la figura en la que lo
intentionem rei intellectae, quae est ratio ipsius, quam significat definitio. Et hoc quidem
necessarium est: eo quod intellectus intelligit indifferenter rem absentem et praesentem,
in quo cum intellectu imaginatio convenit”, C.G. I, c53, n3, la cursiva es mía.
420 Para saber que las cosas sensibles son, no obstante, el hombre precisa también del
concurso del sentido externo, pues su objeto formal propio es la esencia de las cosas
materiales cfr. cita 11, pero sabe que son por su inteligencia; el juicio es acto del
intelecto: “sed quando incipit iudicare de re apprehensa, tunc ipsum iudicium intellectus
est quoddam proprium ei, quod non invenitur extra in re. Sed quando adaequatur ei quod
est extra in re, dicitur iudicium verum; tunc autem iudicat intellectus de re apprehensa
quando dicit aliquid esse vel non esse, quod est intellectus componentis et dividentis;
unde dicit etiam philosophus in VI Metaph. quod compositio et divisio est in intellectu, et
non in rebus”, De veritate q1, a3.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
parciales de sus objetos, puede concebir cosas nuevas a partir de ellos 421,
e incluso puede conocer su propio acto y los conceptos que por él y en él
existen. Por último, el intelecto, en tanto que no sólo es causa de la forma
por la que conoce sino que también juzga acerca de lo que conoce y no
por un dictamen de la naturaleza común a todo miembro de la especie
es capaz de ser principio de un accionar libre422.
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421 Se podría decir que esto también lo puede hacer la imaginación o fantasía que
también es una facultad productiva o formativa: “Aliqua vero potentia est quae non
solum cognoscit, secundum quod recipit; sed etiam ex his quae recipit, potest aliquam
aliam speciem formare; sicut patet in imaginatione, quae ex forma auri recepta et forma
montis, format quoddam phantasma aurei montis”, De veritate q8, a5. Sin embargo, en el
animal irracional la imaginación no goza de una libertad semejante a la del texto citado; la
creatividad imaginativa del hombre se debe a que su animalidad es racional, pues “actio
enim quae fit virtute naturae communis per aliquid sub natura communi contentum,
aliquem modum accipit ex propriis illius principiis; sicut actio quae debetur naturae
animalis, fit in homine secundum quod competit principiis speciei humanae: unde et
homo perfectius habet actum virtutis imaginativae quam alia animalia, secundum quod
competit eius rationalitati”, De potentia q2, a2, pero también por su animalidad, la
inteligencia humana debe siempre entender desde y en relación a lo sensible cfr. cita
249 y si el hombre puede por su intelecto concebir un nuevo ente material, la
imaginación debe también poder representarlo. La inteligencia, no obstante, puede
entender cosas reales o no, que no sean estrictamente imaginables y, por tanto, se
extiende a más objetos que la imaginación, pero siempre necesita algún apoyo material,
cuando menos el lenguaje.
422 Tomás sostiene que se puede inferir el carácter voluntario de un ser de su naturaleza
intelectual: “Principium cuiuslibet operationis est forma per quam aliquid est actu: cum
omne agens agat inquantum est actu. Oportet igitur quod secundum modum formae sit
modus operationis consequentis formam. Forma igitur quae non est ab ipso agente per
formam, causat operationem cuius agens non est dominus. Si qua vero fuerit forma quae
sit ab eo qui per ipsam operatur, operationis etiam consequentis operans dominium
habebit […] In animalibus etiam brutis formae sensatae vel imaginatae moventes non
sunt adinventae ab ipsis animalibus brutis, sed sunt receptae in eis ab exterioribus
sensibilibus, quae agunt in sensum, et diiudicatae per naturale aestimatorium. Unde, licet
quodammodo dicantur movere seipsa, inquantum eorum una pars est movens et alia est
mota, tamen ipsum movere non est eis ex seipsis, sed partim ex exterioribus sensatis et
partim a natura. Inquantum enim appetitus movet membra, dicuntur seipsa movere,
quod habent supra inanimata et plantas; inquantum vero ipsum appetere de necessitate
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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sequitur in eis ex formis acceptis per sensum et iudicium naturalis aestimationis, non sibi
sunt causa quod moveant. Unde non habent dominium sui actus. Forma autem intellecta,
per quam substantia intellectualis operatur, est ab ipso intellectu, utpote per ipsum
concepta et quodammodo excogitata: ut patet de forma artis, quam artifex concipit et
excogitat et per eam operatur. Substantiae igitur intellectuales seipsas agunt ad
operandum, ut habentes suae operationis dominium. Habent igitur voluntatem, C.G. II,
c47, n4.
423 Siguiendo el método de elevarse a la naturaleza del intelecto divino a partir del estudio
de la naturaleza del intelecto humano cfr. C.G. I, c53, n2 en este párrafo citado con el
que concluye el capítulo, Tomás explica de manera sucinta cómo se adapta lo que en los
párrafos precedentes dice acerca del acto primero y segundo, el término del acto
cognoscitivo, etc., del intelecto humano.
424 Todo el que intelige, por el mero hecho de inteligir, i.e., sea cual fuere su grado de
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425 C.G. I, c53, n5.
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426 S.Th. I, q15, a2.
427 Esto también se da en el conocimiento sensible; la semejanza de lo sensible en el
sentiente no es de la misma naturaleza que lo sentido. Pero sólo el conocimiento
intelectual permite que cuando el conocimiento es de sí mismo, el modo de ser del
concepto sea el mismo que el de lo conocido aunque sólo parcialmente en el caso de lo
finito. Por tanto, en cuanto a lo que primero y principalmente conoce Dios debe decirse
que sí existe una perfecta semejanza entre concepto y objeto conocido por eso por una
única realidad es el que intelige, el acto de inteligir y lo inteligido pero no en cuanto a lo
que concomitante y secundariamente conoce en sí mismo.
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435 “Sed haec exempla, licet quantum ad aliquid similia sint, scilicet quantum ad
universalem causalitatem; tamen deficiunt quantum ad hoc, quod multitudo et diversitas
non causantur ab illo uno principio universali, quantum ad id quod principium
distinctionis est, sed solum quantum ad id in quo communicant. Non enim diversitas
colorum causatur ex luce solum, sed ex diversa dispositione diaphani recipientis, et
similiter diversitas linearum ex diverso situ. Et inde est quod huiusmodi diversitas et
multitudo non potest cognosci in suo principio secundum propriam cognitionem, sed
solum in communi”, S.Th. I, q14, a6.
436 La noción «diez» con todas sus propiedades matemáticas e.g., ser divisible por uno,
cfr. cita 434, es que no contiene en acto a los animales irracionales sino
genéricamente en cuanto animales, puesto que cada uno de ellos tiene adiciones por las
que se diversifica en animal irracional en diversas especies.
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441“Plurale dicitur aliquid ex hoc quod est divisibile vel divisum. Unde omne illud quod
est causa divisionis oportet ponere causam pluralitatis. Causa autem divisionis aliter est
accipienda in posterioribus et compositis et in primis et simplicibus. In posterioribus
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Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
esta última pluralidad sea otra anterior y más simple, pues de este modo
se procedería hasta el infinito”442, es necesario concluir que las cosas
primeras y simples deben dividirse por sí mismas. Ahora bien, como a su
vez “no es posible que un ente en cuanto tal se distinga de otro, pues lo
único distinto del ente es el no-ente”443, es menester afirmar que este ente
se distingue de aquél porque en el primero se incluye la negación del
otro, y por esta razón, señala Tomás, las proposiciones negativas, están
presentes desde el inicio del conocimiento 444 “casi como si la negación de
una cosa [quasi negatio unius] estuviese incluida en el conocimiento de
la otra”445. Hacia el final resume la respuesta de todo el artículo diciendo:
Así pues es patente que la primera razón o principio de la
pluralidad o división se encuentra en la negación y afirmación;
de otro modo no se entendería ese orden en el origen de la
pluralidad, ya que en primer lugar se han de entender el ente y el
no-ente, en virtud de los cuales se constituyen la primeras cosas
divididas y mediante estas las demás446.
Por tanto, igual que después del ente, en cuanto indiviso, viene
inmediatamente la unidad, tras la división entre el ente y el no-ente viene
inmediatamente la pluralidad de las cosas primeras y simples. Y esta
pluralidad es la causa de la diversidad, en cuanto en ésta permanece la
________________________
namque et compositis causa divisionis quasi formalis, id est ratione cuius fit divisio, est
diversitas simplicium et priorum”, In De Trin. q4, a1.
442 In De Trin. q4, a1.
443 In De Trin. q4, a1.
444 “Unde et ab hoc ente non dividitur hoc ens nisi per hoc quod in hoc ente includitur
negatio illius entis. Unde in primis terminis propositiones negativae sunt immediatae”, In
De Trin. q4, a1, la cursiva es mía. Lo de «primis terminis» es difícil de traducir
literalmente. García Marqués lo traduce como “desde que se empieza a conocer” porque
“se refiere a las primeras conclusiones de nuestro conocimiento”, A. García Marqués,
trad., Santo Tomás de Aquino Exposición del «De Trinitate» de Boecio (Buenos Aires:
Educa, 1986), n. 324.
445 In De Trin. q4, a1.
446 Este es el párrafo con el que Doolan comienza su argumentación: Doolan, Divine Ideas
178
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
porque supone una pluralidad de principios cognoscitivos y Dios conoce sólo por su
esencia que es simple pero analizaré su tesis en detalle.
179
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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450 C.G. I, c58.
451Este es justamente el caso de Dios.
452 “Ea quae intellectu componuntur et dividuntur nata sunt seorsum ab eo considerari:
compositione enim et divisione opus non esset si in hoc ipso quod de aliquo
apprehenderetur quid est, haberetur quid ei inesset vel non inesset. Si igitur Deus
intelligeret per modum intellectus componentis et dividentis, sequeretur quod non uno
intuitu omnia consideraret, sed seorsum unumquodque. Cuius contrarium supra est
ostensum”, C.G. I, c58, n3.
180
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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453 “Intellectus componens et dividens diversis compositionibus diversa diiudicat:
compositio enim intellectus compositionis terminos non excedit; unde compositione qua
intellectus diiudicat hominem esse animal, non diiudicat triangulum esse figuram.
Compositio autem vel divisio operatio quaedam intellectus est. Si igitur Deus res
considerat componendo et dividendo, sequetur quod suum intelligere non sit unum
tantum sed multiplex”, C.G. I, c58, n7.
454 O el juicio sería tautológico y, por tanto, no sería estrictamente origen de nuevo
181
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
________________________
que «sólo el hombre es risible». La segunda razón, porque el individuo en el que inhiere
la forma por la que es referido en el sujeto de la proposición, no puede conocerse si le
compete o no la forma del predicado porque requiere dos actos o más actos cognoscitivos
distintos para conocer dichas formalidades, las cuales, no guardan conexión necesaria
entre sí y así, e.g. alguien juzga que “este blanco es áspero” que es el caso de todo ens
per accidens.
455 “Non autem propter hoc oportet nos dicere quod enuntiabilia ignorat. Nam essentia
sua, cum sit una et simplex, exemplar est omnium multiplicium et compositorum. Et sic
per ipsam Deus omnem multitudinem et compositionem tam naturae quam rationis
cognoscit”, C.G. I, c58, n8.
182
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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456 De potentia 3, a16, ad3, la cursiva es mía.
457 El adagio «omnis determinatio es negatio» sea que se lo entienda de manera lógica
u ontológica para Tomás debe ser corregido añadiendo “pero no per se sino per
accidens”.
458 Cfr. texto de cita 446.
459 Al menos no todos; algunas nociones son negativas como por e.g., «incorpóreo» o
183
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
184
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
185
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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462 Recordemos que Dios no se contiene en género alguno ni se especifica por diferencias
específicas sobreañadidas.
463 Esto no contradice las analogías del conocimiento del 9 en el 10 o de «animal» en
«hombre», porque como dijimos son analogías imperfectas, y porque lo que de ellas toma
Tomás es la tesis de la presencia actual y completa de lo finito en el intelecto divino, no el
carácter compuesto.
464 Cfr. texto de cita 441.
186
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
por esta razón, puede conocer en sí mismo a todas las cosas conociendo
en qué se aparta cada una de su perfección infinita. No se arguye en dicho
texto que conozca en qué se asemejan y en qué no por vía de negaciones,
aunque por nuestro modo de conocer quizá nos veamos inclinados a
interpretarlo de esa manera.
Arroja cierta luz sobre esta cuestión tener presente que Dios
conoce simultáneamente lo diverso por un solo acto, y que lo hace de
modo distinto al intelecto finito. En efecto, el intelecto finito puede
comprender muchas cosas simultáneamente cuando las reduce a la
unidad y así, e.g. no sólo considera por un único acto formalidades que
están unidas en un mismo sujeto en el juicio “este auto es rojo”, sino que
también puede considerar simultáneamente a sujetos distintos i.e.
realidades que existen separadamente por un único acto, como cuando
realiza comparaciones del tipo “Pedro es más alto que Juan”. Pero por los
conceptos compuestos de esta clase el intelecto finito no conoce todo lo
que son Pedro y Juan, sino que sólo los considera en cuanto que son
cuerpos de altura dispar. Para considerar varios aspectos, partes y
detalles de Pedro y de Juan, el intelecto finito requiere una multiplicidad
de actos:
Algo es uno en cierto modo y múltiple de un modo distinto,
como por ejemplo el continuo es uno en acto y múltiple en
potencia; y si el intelecto o el sentido se llevan sobre ese tal
objeto en cuanto que es uno, es visto de modo simultáneo, y en
cambio si se llevan sobre ese objeto en cuanto que es múltiple, lo
cual lleva consigo considerar cada parte en sí misma, en ese caso
no puede ser todo visto a la vez465.
Dios, en cambio, conoce todo a la vez en su multiplicidad sin
perder detalle alguno, pero no reduciendo las cosas a la unidad, ni a
través de un verbo compuesto, puesto que no conoce las partes antes que
el todo. Si bien distingue todas las cosas, Dios no realiza distinciones;
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465 De veritate q8, a14.
187
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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466 De veritate q8, a15.
467 C.G. I, c57, n11.
468 C.G. I, c58, n8.
188
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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469De potentia dei, q3, a16, ad13.
470 De potentia dei, q3, a16, ad14. En la Summa theologiae también aclara que dichas
relaciones no son causadas por las cosas: “Ad tertium dicendum quod huiusmodi
respectus, quibus multiplicantur ideae, non causantur a rebus, sed ab intellectu divino,
comparante essentiam suam ad res”, S.Th. I, q15, a2, ad3. Y finalmente también aclara
que dichas relaciones no son reales, son una mera idealidad, i.e, son relaciones de razón:
“Ad quartum dicendum quod respectus multiplicantes ideas, non sunt in rebus creatis,
sed in Deo. Non tamen sunt reales respectus, sicut illi quibus distinguuntur personae, sed
respectus intellecti a Deo”, S.Th. I, q15, a2, ad4.
189
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
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471 La cuestión 15 tematiza el conocimiento divino en torno al término ‘idea’. Este término
tiene significados parcialmente distintos en los textos de Tomás; a veces es reservada para
la rationes que son ejemplares de cosas creadas. Doolan hace un excelente resumen de las
variaciones en: Doolan, Divine Ideas as Exemplar Causes, 11.
472 S.Th. I, q15, a2, ad2. Por supuesto que el conocimiento de su propio acto no se da por
una reflexión posterior, sino que conoce las cosas, sabe que las conoce y conoce su acto
por un único acto; no hay conocimiento de inteniones primeras y segundas en él y esto sin
perjuicio de que conozca qué relación y prioridad existe entre lo conocido y aquello en lo y
por lo que es conocido.
473 Cfr. a nota 366.
190
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
dicendum, quod verbum est alicuius multipliciter: uno modo ut dicentis, et sic procedit ab
eo cuius est verbum; alio modo ut manifestati per verbum, et sic non oportet quod
procedat ab eo cuius est, nisi quando scientia ex qua procedit verbum, est causata a rebus;
quod in Deo non accidit”, De veritate q4, a4, ad7.
191
Capítulo II: Naturaleza y objeto del conocimiento divino
465 , se los considera a la vez bajo alguno de sus aspectos y no en toda su dimensión.
480 “Ad quintum dicendum, quod quamvis Deus maxime distet a creatura, considerata
proprietate naturae, tamen Deus est creaturae exemplar; non autem una creatura est
exemplar alterius; et ideo per verbum quo exprimitur Deus, exprimitur omnis creatura,
non autem idea qua exprimitur una creatura, exprimitur alia. Ex quo etiam apparet alia
differentia inter verbum et ideam: quia idea directe respicit creaturam, et ideo plurium
creaturarum sunt plures ideae, sed verbum respicit directe Deum, qui primo per verbum
exprimitur, et ex consequenti creaturas. Et quia creaturae secundum quod in Deo sunt,
unum sunt, ideo creaturarum omnium est unum verbum”, De veritate q4, a4, ad5.
192
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
193
Capítulo III
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481 C.G. II, c98, n9.
482 Por ejemplo, en la Summa contra gentiles, libro I, Tomás dedica los capítulos 44 a 71 a
la inteligencia divina. Los capítulos 44 a 64 tratan grosso modo acerca de su naturaleza:
su objeto propio y su modo de conocer no habitual, no discursivo, simultáneo, etc. y
los capítulos restantes i.e., 65 a 71 los dedica a diversos objetos por Él conocidos: los
singulares, los movimientos de la voluntad, el mal, etc.
194
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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483 C.G. I, c66; S.Th. I, q14, proemium.
484 In I Sent. d38, q1, a4; De veritate q2, a8; S.Th. I, q14, a9, ob1. Cuando en el proemio de
la cuestión 14 Tomás enumera los temas que ha de tratar, dice que en noveno lugar se
preguntará si Dios conoce los que no son [quae non sunt], pero en la primera objeción
habla de no-entes [non entia] y usa una y otra expresión a lo largo del artículo.
485 De veritate q3, a6; De veritate q4, a7; S.Th. I, q14, a9. Como la expresión «las cosas
que no son» también es aplicable a cosas que fueron o serán, en la respuesta Tomás
distingue los que fueron o serán de los que no son en ningún tiempo pasado, presente o
futuro para circunscribir de modo inequívoco a los que son no-entes simpliciter.
486 La objeción que abarca los textos de la cita 487 a la cita 493 sigue groso modo y de
195
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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491 “Convenientiam vero entis ad intellectum exprimit hoc nomen verum. Omnis autem
cognitio perficitur per assimilationem cognoscentis ad rem cognitam, ita quod assimilatio
dicta est causa cognitionis: sicut visus per hoc quod disponitur secundum speciem coloris,
cognoscit colorem. Prima ergo comparatio entis ad intellectum est ut ens intellectui
concordet: quae quidem concordia adaequatio intellectus et rei dicitur; et in hoc
formaliter ratio veri perficitur. Hoc est ergo quod addit verum super ens, scilicet
conformitatem, sive adaequationem rei et intellectus; ad quam conformitatem, ut dictum
est, sequitur cognitio rei. Sic ergo entitas rei praecedit rationem veritatis, sed cognitio est
quidam veritatis effectus”, De veritate q1, a1.
492 Cfr. De veritate q1, a1.
493 In I Sent. d19, q5, a1: Cum autem in re sit quidditas ejus et suum esse, veritas fundatur
in esse rei magis quam in quidditate, sicut et nomen entis ab esse imponitur, la cursiva es
mía. Tomás establece una prioridad predicativa de la verdad: “Patet ergo ex dictis quod
verum per prius dicitur de compositione vel divisione intellectus; secundo dicitur de
definitionibus rerum, secundum quod in eis implicatur compositio vera vel falsa; tertio de
rebus secundum quod adaequantur intellectui divino, vel aptae natae sunt adaequari
intellectui humano; quarto dicitur de homine, propter hoc quod electivus est verorum vel
facit existimationem de se vel de aliis veram vel falsam per ea quae dicit vel facit. Voces
autem eodem modo recipiunt veritatis praedicationem, sicut intellectus quos significant,”
De veritate q1, a3. También, cfr. De veritate q1, a2.
494 “Scientia enim Dei non est nisi verorum. Sed verum et ens convertuntur. Ergo scientia
196
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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495 S.Th. I, q16, a3, ob2. Curiosamente, en De veritate q1, a1, ob7, el hecho de que lo
verdadero se extienda al ente y al no ente es utilizado en un argumento a favor de la
identidad entre el ente y lo verdadero: “Item, si non sunt omnino idem, oportet quod
verum aliquid super ens addat. Sed nihil addit verum super ens, cum sit etiam in plus
quam ens: quod patet per philosophum, IV Metaphys. ubi dicit quod: verum definientes
dicimus quod dicimus esse quod est; aut non esse quod non est; et sic verum includit ens
et non ens. Ergo verum non addit aliquid super ens; et sic videtur omnino idem esse
verum quod ens”.
496 S.Th. I, q16, a3, ad2. En la primera cuestión de De veritate dice algo muy similar: “Ad
septimum dicendum, quod verum non est in plus quam ens; ens enim aliquo modo
acceptum dicitur de non ente, secundum quod non ens est apprehensum ab intellectu […]
unde Avicenna etiam dicit in principio suae metaphysicae, quod non potest formari
enuntiatio nisi de ente, quia oportet illud de quo propositio formatur, esse apprehensum
ab intellectu; ex quo patet quod omne verum est aliquo modo ens”, De veritate q1, a1, ad7,
la cursiva es mía.
197
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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497 In Met IV, l4, n5.
498 In Met V, l9, n57.
198
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
intelecto no puede estar informado a la vez por varias species distintas, excepto en la
medida en que sean rducida a la unidad.
199
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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De veritate q3, a4, ad6.
501
502“Omnis enim negatio quae est in aliquo subjecto determinato, potest dici privatio.
Unde in 8 Metaph. dicitur, quod privatio est negatio in subjecto vel in substantia”, In I
Sent d28, q1, ad2, la cursiva es mía.
200
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
a1 y S.Th. I, q48, a6. Allí divide al mal “in ipso agente” por deficiencias en alguna forma
o hábito del sujeto e “in ipso acto deficiente”. Esta división alcanza tanto a los seres
voluntarios como involuntarios. En los seres involuntarios la deficiencia operativa es
siempre causada por alguna deficiencia en el agente. Pero en los seres voluntarios la
deficiencia del acto puede ser querida y esto constituye el mal de culpa, el cual es
merecedor, i.e., es causa, del mal de pena que es un mal en el agente que es la
consecuencia no deseada del acto voluntario malo.
201
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
________________________
505 Quodlibet, IX, q2, a2. La otra manera en que se dice «ser» se refiere al acto del ente
natural en cuanto ente: “Alio modo esse dicitur actus entis in quantum est ens, idest quo
denominatur aliquid ens actu in rerum natura”, ibidem.
506 Cfr. nota 493.
507 Cfr. cita 495.
508 “Cum enim dicimus aliquid esse, significamus propositionem esse veram. Et cum
dicimus non esse, significamus non esse veram; et hoc sive in affirmando, sive in
negando. In affirmando quidem, sicut dicimus quod Socrates est albus, quia hoc verum
est. In negando vero, ut Socrates non est albus, quia hoc est verum, scilicet ipsum esse
non album”, In Met V, l9, n11.
509 Primero nos referimos a la concepción misma del no-ente y por tanto a su estatus de
ente de razón como realidad objetual, aquí en cambio me refiero a la afirmación misma
del no-ente, como realidad extramental.
202
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
203
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
que goza de entidad racional y acuña un nombre en este caso «ciego»
con la que se refiere a los hombres que no pueden ver512. Las privaciones
se conocen y conciben por sus opuestos. Por esta razón, la ciencia que es
una potencia racional y, por tanto, cierta razón de la cosa conocida en el
alma, explica tanto la cosa como su privación aunque a la segunda a
través de la primera; toda ciencia es de los opuestos513. El ejemplo
paradigmático es el de la medicina que en primer lugar es cognoscitiva y
productiva de la sanidad, pero por lo mismo capaz de causar la
enfermedad, lo que no sería posible si ésta no versara sobre la razón de la
cosa conocida en el alma, la cual se refiere per se a una cosa y per
accidens a su contrario514.
________________________
512 Tal es la necesidad del hombre de concebir entidades y sólo entidades, que incluso se
refiere a la causa de la ausencia de visión como a todas las privaciones con un
nombre abstracto, i.e. «ceguera», semejante a aquellos nombres con los que se suele
denominar a verdaderas formalidades como, e.g. «blancura», que es el nombre abstracto
que denomina la forma por lo que lo blanco es blanco.
513 Como bien indica Pacheco, la ciencia no es de los opuestos de forma tal que todos ellos
se conozcan por una misma razón: “Los opuestos pueden ser según contradicción, según
contrariedad, según relación y según privación/hábito […] captada una forma, por simple
negación, obtenemos su opuesto contradictorio. Si consideramos que la forma está en un
sujeto y negamos la forma en ese sujeto, tenemos entonces los opuestos
posesión/privación. […] Pero nos queda una última posibilidad: la de la oposición entre
formas que pertenecen a un mismo género, por ejemplo los colores. Aquí, el conocimiento
de los opuestos no es inmediato. Por el hecho de conocer el rojo, no se conoce el verde o el
azul”, A. Pacheco Jiménez, Potencia y oposición, Cuadernos de Anuario Filosófico
(Pamplona, 2010), 16-17.
514 “Deinde cum dicit causa autem assignat philosophus causam praedictae differentiae;
quae talis est. Nam scientia, quae est potentia rationalis, est quaedam ratio rei scitae in
anima. Eadem autem ratio rem manifestat et eius privationem, licet non similiter; quia
primo manifestat eam rem existentem, per posterius autem eius privationem. […] Unde
necessarium est, si scientia est quaedam ratio rei scitae in anima, quod eadem sit scientia
contrariorum. Unius quidem per prius et secundum se, alterius vero per posterius. Sicut
medicina per prius est cognoscitiva et factiva sanitatis, per posterius autem infirmitatis;
quia et hoc, ut iam dictum est, est de ratione rei scitae in anima, quae est unius
oppositorum secundum se, et alterius secundum accidens”, In Met. IX, l2, n5.
204
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
205
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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518 Melendo Granados, Ontología de los opuestos, 258.
519 Ibidem.
520 Ibidem., 261-62.
521 “No es lo mismo pensar la nada o la sordera a modo de entes que sostener como cierto
que «el universo proviene de la nada» o que «existen muchos animales aquejados por la
sordera»”, ibidem., 263. Sólo el ente de razón de un juicio posee verdad lógica y
fundamento mediato en una realidad que posee verdad ontológica.
522 Si no conociera a los seres finitos no conocería el mal: “Rursus sciendum quod, si Deus
hoc modo seipsum cognosceret quod, cognoscendo se, non cognosceret alia entia, quae
sunt particularia bona, nullo modo cognosceret privationem aut malum. Quia bono quod
est ipse non est aliqua privatio opposita: cum privatio et suum oppositum sint nata esse
206
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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circa idem, et sic ei quod est actus purus nulla privatio opponitur. Et per consequens nec
malum. Unde, posito quod Deus se solum cognoscat, cognoscendo bono quod est ipse non
cognoscet malum. Sed quia, cognoscendo se, cognoscit entia in quibus natae sunt esse
privationes, necesse est ut cognoscat privationes oppositas, et mala opposita
particularibus bonis”, C.G. I, c71, n14.
523 De veritate q2, a15.
524 C.G. I, c71, n16.
525 “Sciendum etiam quod, sicut Deus absque discursu intellectus cognoscendo se
cognoscit alia, ut supra ostensum est; ita etiam non oportet quod eius cognitio sit
discursiva si per bona cognoscit mala. Nam bonum est quasi ratio cognitionis mali. Unde
cognoscuntur mala per bona sicut res per suas definitiones: non sicut conclusiones per
principia”, C.G. I, c71, n15.
526 Cfr. capítulo 2, sección 2.5.
207
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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527 No están ejemplificadas las negaciones y las privaciones pero probablemente podrían
estar incluidas en el segundo grupo o en el tercer grupo dependiendo de qué tan
restrictiva sea la noción de «fundamento en la realidad» que se exige en el tercer grupo.
Los ejemplos, no obstante, parecen indicar que Tomás no los tuvo en cuanto al realizar
esta división y que tenía en mente nombres estrictamente positivos.
528 In I Sent. d19, q5, a1.
529 In I Sent. d19, q5, a1.
208
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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530 In I Sent. d19, q5, a1.
531 Cfr. citas 518 y 519.
532 Cfr. citas 180 y 181. En aquel contexto se dijo que por más que el intelecto conoce
209
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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534 Toda vez que se significa algo i.e. una formalidad se significa que algo es cfr. cita
246 y viceversa, cada vez que se dice que algo es, hay alguna formalidad que es. No
sucede lo mismo con la materia pues, en efecto, hay entes que no son materiales.
535 Cfr. De veritate q1, a1.
536 También las demás nociones trascendentales, como bueno, verdadero, cosa etc.,
210
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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538 Aprehender es hacerse con una formalidad, y juzgar implica unir o separar
formalidades o, en el caso de los juicios de existencia, e.g. x es, x siempre hace referencia a
alguna cosa de contenido formal de la que se dice que es.
539 In I Sent. d19, q5, a1, ad2, la cursiva es mía. La verdad aquí aludida es la verdad
ontológica.
540 Cfr. nota 493. Nótese que allí Tomás dice que la verdad se funda más en el ser que en
sentido sino también lo que está en la imaginación. La compaginación de la tesis del ente
211
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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como objeto de todo intelecto y la tesis de la quidditas rei materialis como objeto del
intelecto humano, la realiza de modo expreso el propio Tomás: “Ad primum ergo
dicendum quod obiectum intellectus est commune quoddam, scilicet ens et verum, sub
quo comprehenditur etiam ipse actus intelligendi. Unde intellectus potest suum actum
intelligere. Sed non primo, quia nec primum obiectum intellectus nostri, secundum
praesentem statum, est quodlibet ens et verum; sed ens et verum consideratum in rebus
materialibus, ut dictum est; ex quibus in cognitionem omnium aliorum devenit”, S.Th. I,
q87, a3, ad1.
542 E. Alarcón, «La dimensión modal del conocimiento», Espíritu 63, n.o 148 (2014): 255.
En el caso de Dios no hay más que un solo acto intelectual y de suma perfección, i.e. no se
da con mayor o menor perfección como la cita indica en relación al intelecto humano,
pero sí hay ciertas diferencias en la ciencia divina en cuanto a los objetos conocidos que,
en efecto, poseen distinta clase de fundamento en Dios, como se verá más adelante.
212
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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543 Alarcón señala que el propio Tomás usa la expresión “conocimiento falaz”, cfr. ibidem.
544 Ibidem.
545 Cfr. sección 2.2. capítulo 1.
213
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
capítulo siguiente i.e. C.G. II, c99, n2 dice Tomás que el objeto del intelecto es el ente
inteligible. Sin embargo, en un texto del comenatrio a las sentencias, Tomás dice que el
objeto del intelecto es lo verdadero: “Ad tertium dicendum, quod objectum intellectus est
214
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
possibile et impossibile dicuntur tripliciter”, De potentia q1, a3. Sin embargo la tercera se
refiere a la potencia matemática y él mismo prescinde de ella: “Tertio modo dicitur
possibile secundum potentiam mathematicam quae est in geometricis […] Hoc autem
possibili praetermisso, circa alia duo consideremus”, De potentia q1, a3. Esto no es
arbitrario, pues potencia en este caso se aplica a la geometría metafóricamente: “Deinde
cum dicit secundum metaphoram ostendit quomodo potentia sumatur metaphorice; et
dicit, in geometria dicitur potentia secundum metaphoram. Potentia enim lineae in
geometria dicitur quadratum lineae per hanc similitudinem: quia sicut ex eo quod est in
potentia fit illud quod est in actu, ita ex ductu alicuius lineae in seipsam, resultat
quadratum ipsius”, In Met. V, l14, n21.
215
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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550 De potentia q1, a3.
551Ibidem.
552 Ibidem. En C.G. II, c22, n6, aduce tres razones pero son reductibles a las de De
potentia.
553 Cuando recapitula las razones dice: “Sic ergo aliquid dicitur impossibile fieri tribus
modis […] alio modo propter aliquod resistens vel impediens”, De potentia q1, a3. El
resistente es el paciente en cuanto que posee una formalidad por la que se puede impedir
la mutación que el agente le quiere imprimir, el impedimento, en cambio, se refiere a la
acción de un tercero que impide al agente obrar sobre el paciente.
216
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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554 De potentia q1, a3.
555 Ibidem. Si la imposibilidad absoluta se define como lo que por sus términos es
incoherente, incompatible o incomponible, se pude inferir que la posibilidad absoluta,
entonces, se refiere a los términos que sí son compatibles o composibles.
556 De potentia q1, a3.
557 La afirmación y la negación son dos especies de enunciados o proposiciones:
“Aristoteles sub breviloquio duas divisiones enunciationis ponit. […] Alia vero subdivisio
217
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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enunciationis est quod si enunciatio sit una, aut est affirmativa aut negativa. Exp.
Perihermeneias Lib. I, l8, n2-3.
558 He dejado a de lado las otras clases de oposición entre proposiciones, i.e., la
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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non pluit. Quarto, si sit diversitas ex habitudine ad aliquid extrinsecum; puta si dicatur,
decem homines esse plures quoad domum, non autem quoad forum”, Exp.
Perihermeneias Lib. I, l9, n8-9.
560 “Contradictio consistit in sola remotione affirmationis per negationem; universalis
autem affirmativa removetur per solam negationem particularis, nec aliquid aliud ex
necessitate ad hoc exigitur; particularis autem affirmativa removeri non potest nisi per
universalem negativam, quia iam dictum est quod particularis affirmativa non proprie
opponitur particulari negativae. Unde relinquitur quod universali affirmativae
contradictorie opponitur particularis negativa, et particulari affirmativae universalis
negativa”, Exp. Perihermeneias Lib. I, l11, n4.
561 “Deinde cum dicit: contrariae vero etc., tangit oppositionem universalium
falsitas se habeant in contradictoriis. Circa quod considerandum est quod, sicut dictum
est supra, in contradictoriis negatio non plus facit, nisi quod removet affirmationem.
Quod contingit dupliciter. Uno modo, quando est altera earum universalis, altera
particularis, ut supra dictum est. Alio modo, quando utraque est singularis: quia tunc
negatio ex necessitate refertur ad idem (quod non contingit in particularibus et
indefinitis), nec potest se in plus extendere nisi ut removeat affirmationem. Et ideo
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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singularis affirmativa semper contradicit singulari negativae, supposita identitate
praedicati et subiecti. Et ideo dicit quod, sive accipiamus contradictionem universalium
universaliter, scilicet quantum ad unam earum, sive singularium enunciationum, semper
necesse est quod una sit vera et altera falsa. Neque enim contingit esse simul veras aut
simul falsas, quia verum nihil aliud est, nisi quando dicitur esse quod est, aut non esse
quod non est; falsum autem, quando dicitur esse quod non est, aut non esse quod est, ut
patet ex IV metaphysicorum,”, Exp. Perihermeneias Lib. I, l11, n7.
563 “Dicit ergo primo quod quia universalis affirmativa et universalis negativa sunt
contrariae, impossibile est quod sint simul verae. Contraria enim mutuo se expellunt. Sed
particulares, quae contradictorie opponuntur universalibus contrariis, possunt simul
verificari in eodem; sicut, non omnis homo est albus, quae contradictorie opponitur huic,
omnis homo est albus, et, quidam homo est albus, quae contradictorie opponitur huic,
nullus homo est albus”, Exp. Perihermeneias Lib. I, l11, n6.
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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564 “Ad decimumprimum dicendum, quod logicus et mathematicus considerant tantum
res secundum principia formalia; unde nihil est impossibile in logicis vel mathematicis,
nisi quod est contra rei formalem rationem. Et huiusmodi impossibile in se
contradictionem claudit, et sic est per se impossibile. […] Naturalis autem applicat ad
determinatam materiam: unde reputat impossibile etiam id quod est huic impossibile”,
De potentia q6, a1, ad11, la cursiva es mía.
565 Los términos de los que se juzga la compatibilidad pueden ser tan precisos como
«cuadrado» y «rojo» o más indeterminados como «color» y «figura», pero no pueden ser
variables completamente indefinidas como A y B que son suficientes para estructurar
proposiciones contradictorias sino términos con algún grado de contenido formal
determinado.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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566 Acerca de la adecuada formulación de una proposición modal, cfr. Argüello,
Posibilidad y principio de plenitud, 63 y ss.
567 Argüello explica el cuadrado de la oposición de proposiciones modales a partir de la
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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568 Como se verá a continuación existen acasos de oposición en los que un término
significa la negación del otro pero es sólo un caso particular.
569 También es cierto que existe cierta connivencia terminológica en el modo de
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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572 La unidad es una propiedad trascendental del ente que en su mínima expresión
implica la indivisión en acto pero admitiendo la divisibilidad en potencia. Las realidades
más perfectas, en cambio, no son divisibles ni aún en potencia. “Cum unum sit ens
indivisum, ad hoc quod aliquid sit maxime unum, oportet quod sit et maxime ens et
maxime indivisum. Utrumque autem competit Deo. Est enim maxime ens, inquantum est
non habens aliquod esse determinatum per aliquam naturam cui adveniat, sed est ipsum
esse subsistens, omnibus modis indeterminatum. Est autem maxime indivisum,
inquantum neque dividitur actu neque potentia, secundum quemcunque modum
divisionis, cum sit omnibus modis simplex, ut supra ostensum est. Unde manifestum est
quod Deus est maxime unus”, S.Th. I, q11, a4.
573 A tal punto es la oposición responsable de la no identidad, que no puede haber dos
individuos realmente distintos entre los cuales no exista alguna clase de distinción basada
en alguna clase de oposición: “Praeterea, ea quae possunt simul esse, non sunt distinctiva
aliquorum: sicut album et dulce non sunt distinctiva duorum substantivorum, quia
possunt eidem inesse; ex hoc enim unumquodque ab altero distinguitur quod unum
eorum alterum esse non potest. Quod aliqua autem non possint esse simul, hoc contingit
ex natura alicuius oppositionis; ea enim dicuntur esse opposita quae simul esse non
possunt. Nihil igitur distinguitur ab altero nisi ratione alicuius oppositionis; nam et in
divisione quae est secundum materiam, attenditur oppositio secundum situm, cum
eadem divisio sit secundum quantitatem”, De potentia q10, a2, ob3, la cursiva es mía.
Esto no significa, que dos cosas distintas que no sean subsistentes deban ser opuestas, e.g.
la cuadratura no es lo mismo que la negrura, pero puede un sujeto ser a la vez cuadrado y
negro. Dos individuos, en cambio, deben oponerse de alguna manera, ya sea por la forma
sustancial o por la materia signada por la cantidad.
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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574 Tomás dice, e.g, que “la privación se manifiesta por la negación o la supresión [per
negationem et ablationem manifestatur privatio]”, In Met. IX, l2, n6. Cfr. Pacheco
Jiménez, Potencia y oposición, 16.
575 Juan de Santo Tomás, Cursus philosophicus thomisticus, I, Marietti Torino 1820, 42a
40.
576 Scripta Philosophica, Commentaria in Predicamenta Aristotelis, Angelicum, Roma
1919, p194.
577 Cfr. In Met. V, l12, n10.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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578 “Inter ista quatuor genera oppositionis primum est contradictio. Cuius ratio est, quia
contradictio includitur in omnibus aliis tamquam prius et simplicius. Opposita enim
secundum quodcumque oppositionis genus impossibile est simul existere”, In Met. X, l6,
n5-6. Por esta razón la definición lógica de contradicción coincide con la definición de
contradicción que ya dimos al hablar de la oposición lógico proposicional, cfr. texto de
cita 559.
579 La razón de la menor oposición reside en la decreciente remoción o negación que se
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
privatio uno modo, quando aliquid non habet quod nullo modo natum est habere; ut si
diceremus quod lapis non habet visum. Alio modo dicitur aliquid privari, si non habeat
quod natum est habere; sicut animal si non habeat visum”, In Met. X, l6, n. Pero si la
privación es un mal cfr. cita 503, entonces, el sentido propio es el segundo.
587 “Sed quod non sit contradictio absoluta, sed contradictio quaedam, patet ex hoc quod
contradictio de sui ratione non requirit neque aptitudinem, neque etiam existentiam
alicuius subiecti. Verificatur enim de ente et de non ente quocumque”, In Met. X, l6, n10.
588 In Met. X, l6, n10. Nótese que en el comentario del libro V dice que la negación en
alusión a la oposición por contradicción supone la remoción del sujeto, en los ejemplos
no siempre es el caso, sino que la negación no supone nada y, por tanto, puede o no haber
un sujeto de la negación. Calvo Martínez interpreta que para Aristóteles, la contradicción
es negación indefinida y la privación es negación definida, cfr. Aristóteles, Metafísica,
trad. Tomás Calvo Martinez (Madrid: Gredos, 1994), 407. La interpretación de Pacheco
en su estudio de la oposición en Tomás y Aristóteles es similar, cfr. Pacheco Jiménez,
Potencia y oposición, 17.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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589 Según qué se entienda por privación, cfr. nota 586.
590 “Sed privatio de necessitate requirit aliquod subiectum, et quandoque etiam requirit
aptitudinem in subiecto: quod enim est omnino non ens non dicitur privatum”, In Met. V,
l12, n10.
591 Si alguien dice, por ejemplo “la nada está privada de toda realidad”, no está usando la
habet. Necesse est enim omne aut aequale aut non aequale esse, sive sit ens sive non ens.
Sed non necesse est dici de omni, quod sit aequale aut inaequale; sed solum hoc necesse
est in susceptivo aequalitatis”, In Met. X, l6, n12.
593 La contrariedad real es la más tenue de las oposiciones dejando de lado los opuestos
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
privación que, como no remueve todo el ser del sujeto del que se predica, “la privación
debe incluirse en el género del ente, y no en el del no-ente”, ibidem, 156. El hecho de que
la privación no remueva todo el ser de una realidad, no niega el hecho de que en sí mismo
y ontológicamente considerado es un no-ente y sólo es ente como ente de razón, como se
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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ha explicado en la sección 1 de este capítulo. Por tanto, si ha de incluirse la privación en el
‘género’ del ente, esto ha de entenderse como una clasificación meramente lógica.
598 Melendo Granados, Ontología de los opuestos, 155.
599 Cfr. Melendo Granados, Ontología de los opuestos, 155.
600 “Secundo ibi et ex quibus ponit duos modos, secundum quos potest cognosci, quod
aliqua sunt opposita: quorum primus est per comparationem ad motum. Nam in quolibet
motu vel mutatione, terminus a quo, opponitur termino ad quem. Et ideo ex quibus est
motus, et in quae est motus, sunt opposita, ut patet in generationibus. Nam generatio albi
est ex non albo, et ignis ex non igne”, In Met. V, l12, n11.
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
en potencia de, e.g., «ser padre de» y de «ser hijo de» un mismo sujeto.
Esto se debe a que mientras que la oposición no relativa se funda en una
única potencia pasiva susceptible de recibir alternativamente pero no
simultáneamente las formas que se denominan opuestas, la oposición
relativa se funda también en la distinción de los supossita. Ahora bien,
esto no impide entender la oposición relativa como algo real, pues si
alguien es padre de otro se debe a que lo ha engendrado, i.e. la relación se
funda en un proceso real en este caso engendrar/ser engendrado y,
por tanto, en potencias activas y pasivas reales.
Adicionalmente, alguno podría argüir que esta interpretación de
la oposición real permitiría entender por qué lo compatible o composible
no es sinónimo de realmente posible, i.e., por qué razón la
compatibilidad de dos términos no implica que un individuo del que se
predica uno de los términos con verdad tenga real capacidad para la
perfección designada por el otro término y así, e.g., no todos los vivientes
de los que se predica con verdad el término «animal» tienen la capacidad
para la racionalidad a pesar de que «animal» y «racional», son
compatibles y que el género «animal» contiene potencialmente a la
«racionalidad»601. Esto justificaría, además, que la imposibilidad en sí
sea denominada tal «no según alguna potencia».
Ahora bien, si la oposición real de los no relativos supone la
existencia de una potencia pasiva común a los opuestos, la oposición real
pareciera que queda circunscripta al ámbito de lo posible según alguna
potencia y que la oposición de términos como fundamento de la
imposibilidad absoluta es algo de orden meramente lógico. Pares de
opuestos tales como «ángel» y «naranja» u «hombre» y «cocodrilo», que
no se encuentran conectados por procesos ni potencias comunes serían
entonces opuestos meramente lógicos, lo que resulta cuando menos
extraño. En efecto, mientras que resulta prima facie razonable que si,
e.g., no todo animal tiene capacidad para la racionalidad, entonces la
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601En la sección 1.2. del capítulo 2, hice referencia a la relación entre el género y la especie
y qué significa que uno contenga potencialmente al otro.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
sentado» y «no estar sentado», i.e. parece regirse por el criterio de que la contradicción es
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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la simple negación y no por el criterio de que supone la remoción del sujeto. Además, en
la realidad, esta dicotomía de la posición del cuerpo admite varios casos como parado,
acostado, etc., y podría decirse que es un caso de contrariedad o contradicción esto mismo
según como se lo exprese y que, por tanto, la distinción de los géneros de oposición sería
meramente lógica. Para Aristóteles, además, la creación no puede ser invocada para
enmendar la tesis del fundamento de la oposición real.
604 La privación también es un ente de razón pero Melendo aclara que el proceso sólo se
habet per modum patientis nisi per accidens, sed magis per modum oppositi ad id quod
fit per actionem. Nec etiam in naturalibus oppositum se habet per modum patientis nisi
per accidens, sed magis subiectum”, De potentia q3, a1, ad4.
607 Cfr. cita 600.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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608 La contrariedad es fundamento de la generación: “Omne generabile fit ex contrario et
subiecto quodam, sive materia”, In I De Caelo, l6, n2, pero la generación y los cambios no
son el fundamento de la oposición.
609 In Met. V, l12, n12.
610 “Nam illa, quae non possunt inesse simul eidem susceptibili, oportet quod adinvicem
opponantur, vel ipsa, vel ea in quibus sunt. Non enim potest idem corpus simul esse
album et nigrum, quae sunt contraria. Homo vero et asinus non possunt de eodem dici,
quia habent in suis rationibus differentias oppositas, scilicet rationale et irrationale”, In
Met. V, l12, n12.
611 “Quaedam non possunt alicui eidem subiecto simul inesse, non propter oppositionem
quam habeant adinvicem, sed quia subiectum non est susceptibile utriusque; sicut albedo
et musica non possunt simul inesse asino, possunt autem simul inesse homini”, In Met. V,
l12, n12.
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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612Por ejemplo, «ser inmaterial» y «ser coloreado», se oponen, pero sólo el segundo de
los dos supone limitación e imperfección. Esto nos hace retornar al tema de las
perfecciones puras y de cómo sólo las perfecciones necesariamente limitadas son fuente
de multiplicidad real.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
etc.
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616 La oposición relativa no supone un mayor o menor grado de perfección entre los
opuestos y por eso es adecuada para iluminar el tema de la Trinidad en Dios.
617 Esta posición nada tiene que ver con Melendo, aunque la traje a colación cuando
ensayé una forma de enmendar su tesis de la oposición real como co-extensiva y, por
tanto, sólo aplicable a lo que se vincula por procesos reales, cfr. texto nota 602.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
un modo de pensar que lo rige con necesidad hipotética, i.e., porque así
fue constituida su naturaleza618. En efecto, toda demostración racional
concluye en un juicio cuya necesidad radica en que su negación implica
una contradicción; y la contradicción es el límite de lo pensable a la luz de
lo cual juzgamos toda posibilidad porque el principio de no contradicción
es verdadero con necesidad absoluta. ¿Cuál es el fundamento de dicha
aserción? La razón de que algo goce de necesidad es que no admita
alternativa; las dudas que nos embargan a menudo se deben a que, como
dice Alarcón, “la mayor parte de los objetos que se presentan a nuestro
conocimiento son contingentes, es decir, pueden ser de un modo o de
otro. Por eso podemos equivocarnos, porque las cosas podrían ser
distintas a como las pensamos. Y, si advertimos que podemos
equivocarnos, entonces carecemos de certeza”619. Ahora bien, entre las
cosas que más carecen de alternativa se encuentra lo universal; a mayor
universalidad, naturalmente, hay una mayor ausencia de alternativa; la
potencialidad, la mutabilidad, se encuentran principalmente en lo
material, pero lo universal es tal por alguna forma620. Por esta razón,
resulta más fácil identificar un accidente propio que determinar el estado
de un individuo material particular, e.g., existe mayor certeza en el juicio
“el hombre es un animal vidente” que en “este hombre puede ver”. La
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618 Como bien explica Alarcón, la afirmación de algunos contemporáneos de que la lógica
funciona como un sistema artificial que dictamina las reglas de composición y de
inferencia como si éstas pudieran ser seleccionadas arbitrariamente ya sea por
nosotros, por la naturaleza o su causa, equivale a asimilar las leyes de la lógica a las de
un juego, i.e. de una realidad regida por leyes que en el fondo son arbitrarias y que bien
podrían ser otras. Cfr. Alarcón, «La dimensión modal del conocimiento», 264.
619 Ibidem., 256.
620 Cfr. ibidem., 260. La materia como principio esencial tomada en general es también
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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621 “Diversimode autem ex diversis causis necessitas sumitur in rebus creatis. Nam quia
sine suis essentialibus principiis, quae sunt materia et forma, res esse non potest, quod ex
ratione principiorum essentialium rei competit, absolutam necessitatem in omnibus
habere necesse est”, C.G. II, c30, n8.
622 El otro es la voluntad libre finita.
623 Alarcón, «La dimensión modal del conocimiento», 266.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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624 “Contingentia dupliciter possunt considerari. Uno modo, secundum quod contingentia
sunt. Alio modo, secundum quod in eis aliquid necessitatis invenitur, nihil enim est adeo
contingens, quin in se aliquid necessarium habeat. Sicut hoc ipsum quod est Socratem
currere, in se quidem contingens est; sed habitudo cursus ad motum est necessaria,
necessarium enim est Socratem moveri, si currit”, S.Th. I, q86, a3.
625 Alarcón, «La dimensión modal del conocimiento», 266.
626 Con esto se viene a señalar que la evidencia del principio no supone el conocimiento
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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629 “Sed quia intellectus supra seipsum reflectitur, secundum eandem reflexionem
intelligit et suum intelligere, et speciem qua intelligit”, S.Th. I, q85, a2. Si el intelecto
intelige su propia intelección y el intelecto entiende qué son las cosas entiende la
naturaleza de su acto.
630 “Sicut eadem operatione intelligo intelligibile et intelligo me intelligere”, In I Sent, d1,
suum, non solum secundum quod cognoscit actum suum sed secundum quod cognoscit
proportionem eius ad rem, quae quidem cognosci non potest nisi cognita natura ipsius
actus, quae cognosci non potest, nisi natura principii activi cognoscatur, quod est ipse
intellectus, in cuius natura est ut rebus conformetur; unde secundum hoc cognoscit
veritatem intellectus quod supra se ipsum reflectitur”, De veritate q1, a9. Cfr. S. J. Boyer,
«El sentido de un texto de Santo Tomás “De veritate, q1, a9”», Gregorianum 5 (1924).
También mucho más recientemente: C. Segura, La dimensión reflexiva de la verdad: una
interpretación de Tomás de Aquino (Pamplona: Eunsa, 1991).
632 Por eso, la pregunta ¿conocemos? carece de sentido; contestar que no a esta pregunta
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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634 Como cuando, e.g., se divide a los coches en europeos y americanos, porque existen
también coches asiáticos.
635 Como cuando, e.g., se divide a los perros en mansos, agresivos y gordos puesto que
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
activae potentiae, sive in transmutando materiam, sive in quocumque alio; alio modo
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propter aliquod resistens vel impediens; tertio modo propter hoc quod id quod dicitur
impossibile fieri, non potest esse terminus actionis”, De potentia q1, a3.
640 Zedler coincide en esta lectura de lo «en sí mismo posible», i.e. como no queriendo
tales cosas ni las puede haber. Posiblemente habría que decir en vez que formulamos
expresiones que significan imposibilidades absolutas. A continuación explico esto en
detalle.
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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642 Si pensáramos directamente con ideas puras toda incompatibilidad o al menos
muchas de ellas serían captadas de manera inmediata. Por ejemplo, si pensáramos
directamente con ideas puras no habría lugar para las confusiones que derivan del
lenguaje a raíz de, e.g., la homonimia o la equivocidad y, consecuentemente no sería
necesario tematizar el tema de la suposición de los términos con el fin de evitar errores en
nuestros razonamientos. También es clave el tema de la vaguedad de los términos. Una
misma palabra puede ser utilizada para significar una noción vaga o una noción muy
precisa. Si pensáramos directamente con conceptos no habría confusión porque no habría
posibilidad de manejar nociones sin pleno conocimiento de su alcance y contenido. De
hecho, muchas veces se resuelven cuestiones por la sola precisión del significado de los
términos, y por esta razón, algunos han buscado reemplazar el lenguaje natural por una
notación unívoca y precisa como en la lógica matemática o simbólica. La necesidad de
tematizar lo imposible en sí por la limitación intelectual la refiere Tomás muy brevemente
en: cfr. nota 646, en especial donde dice ‘nisi forte…’.
643 Cfr., e.g., De potentia q1, a6 “Sexto quaeritur utrum Deus possit facere quae sunt aliis
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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644 “Neque hoc est contra verbum Angeli dicentis, non erit impossibile apud Deum omne
verbum. Id enim quod contradictionem implicat, verbum esse non potest, quia nullus
intellectus potest illud concipere”, S.Th. I, q25, a3. Como puede apreciarse Tomás era
consciente de la importancia de la distinción entre lo que puede ser articulado
sonoramente y lo que es realmente palabra [verbum], i.e., un concepto, un verdadero ente
de razón, en el contexto de la cuestión de la posibilidad.
645 “Ea ergo quae sunt impossibilia in natura primo vel secundo modo cfr. citas 551,
552, 553, Deus facere potest. Quia eius potentia, cum sit infinita, in nullo defectum
patitur, nec est aliqua materia quam transmutare non possit ad libitum; eius enim
potentiae resisti non potest. Sed id quod tertio modo dicitur impossibile, Deus facere non
potest, cum Deus sit actus maxime, et principale ens. Unde eius actio non nisi ad ens
terminari potest principaliter, et ad non ens consequenter. Et ideo non potest facere quod
affirmatio et negatio sint simul vera, nec aliquod eorum in quibus hoc impossibile
includitur”, De potentia q1, a3.
646 Como literalmente carece de intelección y es nada, tampoco puede ser objeto de la
voluntad divina: “Voluntas non est nisi alicuius boni intellecti. Illud igitur quod non cadit
in intellectum, non potest cadere in voluntatem. Sed ea quae sunt secundum se
impossibilia non cadunt in intellectum, cum sibi ipsis repugnent: nisi forte per errorem
non intelligentis rerum proprietatem, quod de Deo dici non potest. In divinam igitur
voluntatem non possunt cadere quae secundum se sunt impossibilia”, C.G. I, c84, n4.
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
esto mismo algunos prefieren decir que Dios puede hacer algo,
pero algo no puede ser hecho647.
Así como se ha explicado que lo en sí mismo imposible no
participa de la entidad ni de ninguno de los otros trascendentales que son
comunes a toda realidad actual o potencial por carecer de inteligibilidad y
no porque no exista una potencia activa con suficiente capacidad para
causarlo, es menester explicar por qué razón «lo en sí mismo posible»,
i.e., lo concebible, es realmente posible. Pues bien, «lo posible en sí» es
realmente posible y no meramente pensable porque existe una potencia
con capacidad de crear todo lo inteligible, i.e., lo en sí mismo posible es
realmente posible porque Dios puede crearlo648.
Las referencias a la composibilidad, la oposición, etc., como forma
de aproximarse a la posibilidad en su sentido más amplio, cobran sentido
de cara a la omnipotencia divina por dos razones. Primero, porque ésta
constituye el fundamento de su real posibilidad. Segundo, porque el
problema que presupone la pregunta “¿qué puede hacer Dios?” es el
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647 De potentia q1, a3.
648 Debe aclararse, no obstante, que aún haciendo abstracción de la cuestión de Dios
como omnipotente, el intelecto capta imperfectamente de alguna manera el carácter de
ente posible de todo lo inteligible. Esto se puede apreciar incluso fuera del mundo
filosófico, e.g. en el mundo de ciencia experimental, en comentarios tales como e.g., “que
si bien todas las formas de vida conocidas son estructuras basadas en el carbono no
existen motivos para descartar a priori que puedan existir formas de vida basadas en
estructuras que no lo contengan” pues para eso el intelecto debiera captar una relación
esencial entre propiedades exclusivas del carbono y la vida. También cuando se
construyen modelos y se postula la existencia de entidades que por su cohesión y
elegancia racional son considerados como candidatos verosímiles de la estructura física
aún antes de poseer datos experimentales que los puedan corroborar de alguna manera.
Esta forma de trabajar que implica adelantarse a los datos empíricos no tendría sentido si
el hombre no tuviera cierta propensión natural a dar plausibilidad a lo inteligible,
propensión, además, que no surge de un desorden de la razón. El error reside en pensar la
inteligibilidad como fundamento parcial o total de su posibilidad de algo y no como el
rasgo que acompaña a todo lo posible, i.e. la inteligibilidad es un aspecto de lo posible no
la causa o fundamento.
250
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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649Esto confirma la interpretación que he realizado del texto de De potentia q1, a3, i.e.
que secundum aliqua potentia se refiere a una potencia determinada y no a la
potencialidad activa en general.
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Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
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650 En efecto, no se puede decir que Dios es omnipotente porque puede todo lo posible y
que lo posible es lo que puede Dios. En De potentia, Tomás dice que si Dios fuera
omnipotente porque puede lo que puede, todos seríamos omnipotentes: “Si vero quia
potest omnia possibilia sibi, tunc pari ratione quilibet dicetur omnipotens, quia quilibet
potest omnia possibilia sibi. Et praeterea est ibi quaedam expositio per
circumlocutionem, quae non est conveniens”, De potentia q1, a7, ad4. También dice que si
dijéramos que Dios es omnipotente porque su potencia es infinita confundiríamos la
causa de la omnipotencia con su definición: “Quidam enim dixerunt, quod ideo Deus est
omnipotens, quia habet potentiam infinitam. Qui non dicunt rationem omnipotentiae,
sed causam; sicut anima rationalis est causa hominis, sed non est eius definitio”, De
potentia q1, a7.
651 “Respondeo dicendum quod communiter confitentur omnes Deum esse
omnipotentem. Sed rationem omnipotentiae assignare videtur difficile. Dubium enim
potest esse quid comprehendatur sub ista distributione, cum dicitur omnia posse Deum.
Sed si quis recte consideret, cum potentia dicatur ad possibilia, cum Deus omnia posse
dicitur, nihil rectius intelligitur quam quod possit omnia possibilia, et ob hoc omnipotens
dicatur. Possibile autem dicitur dupliciter, secundum philosophum, in V Metaphys. Uno
modo, per respectum ad aliquam potentiam, sicut quod subditur humanae potentiae,
dicitur esse possibile homini. Non autem potest dici quod Deus dicatur omnipotens, quia
potest omnia quae sunt possibilia naturae creatae, quia divina potentia in plura
extenditur. Si autem dicatur quod Deus sit omnipotens, quia potest omnia quae sunt
possibilia suae potentiae, erit circulatio in manifestatione omnipotentiae, hoc enim non
erit aliud quam dicere quod Deus est omnipotens, quia potest omnia quae potest”, S.Th. I,
q25, a3. Esta segunda razón también confirma la interpretación antes hecha y muestra
que la distinción de lo posible en «según alguna potencia» y «no según alguna potencia»
no tiene sentido sino en el contexto de la discusión de la potencia divina.
252
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
________________________
652 S.Th. I, q25, a3.
653 S.Th. I, q25, a3, la cursiva es mía.
253
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
cuáles son todas aquellas cosas que gozan de inteligibilidad y que, por
tanto, Dios puede hacer? Por una doble razón. Por un lado, porque la
potencia de Dios es infinita y, consecuentemente, no es posible una
enumeración de todo lo que podría hacer Dios. Más aún, como lo que
quiere indicarse acerca de la potencia divina con el calificativo «infinita»
no es simplemente que es cuantitativamente inagotable de esta manera
incluso una potencia finita puede ser inagotable654 sino principalmente
que trasciende y se extiende a todos los géneros de realidad actuales y
posibles. Tampoco se puede caracterizar al infinito que constituye lo «en
sí mismo posible» como se puede caracterizar al objeto de la potencia
calefactora calificándola de «lo calefaccionable» sino sólo echando mano
de nociones trascendentales. Por otro lado, aún haciendo abstracción del
problema de la imposibilidad de enumerar infinitos, si se quisieran
enumerar la totalidad de géneros posibles con el fin de calificar las partes
del todo que es «lo en sí mismo posible», aún permanecería el problema
que se sigue del hecho de no poder conocer la esencia divina en sí misma.
No tenemos acceso a los infinitos modos de participación; sólo
conocemos aquellos posibles que nos son accesibles a partir del
conocimiento de lo efectivamente creado existente. Por estas razones, la
única forma en que podemos referirnos al alcance de la potencia divina es
de modo abstracto e indeterminado, y así decimos que puede todo lo que
sea inteligible y todo lo que pueda participar de la bondad, o de modo
negativo y así decimos que puede lo no-contradictorio. Y esta respuesta
no es trivial porque nos ha llevado al análisis de la relación entre realidad
y pensamiento, que permite validar el criterio de que todo lo real o toda
________________________
654 Por formas universales el hombre puede conocer en cierto modo infinitas cosas,
“Species autem intelligibilis intellectus nostri est similitudo rei quantum ad naturam
speciei, quae est participabilis a particularibus infinitis, unde intellectus noster per
speciem intelligibilem hominis, cognoscit quodammodo homines infinitos”, S.Th. I, q14,
a12. Ahora bien si el universal fuese de una forma artificial, por ella un hombre tendría la
capacidad de hacer infinitas cosas, pues sin importar cuántas haga, siempre podría hacer
más.
254
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
teoría acerca de lo real, debe al menos cumplir con el requisito de ser no-
contradictorio y que la limitación de nuestras facultades y el modo de
conocer que poseemos no nos impide tener certeza acerca de la
naturaleza general de todo ente y de todo intelecto.
Ahora bien, el tratamiento de «lo en sí mismo posible» como lo no
contradictorio y la conexión entre lo inteligible, la posibilidad lógica y la
real, no puede darse por terminado ni aún a los fines de esta
investigación sin hacer una mención del problema que puede suscitar
la distinción que se hizo de la posibilidad lógica de la posibilidad real con
ocasión del tratamiento del ente y su diferencia de otras nociones
genéricas, de cara a la reciente aserción de que la posibilidad lógica es co-
extensiva y circunscriptiva de la posibilidad real en su sentido más
amplio.
Por un lado, se había dicho655 que como las nociones de un
mismo género que se componen no se refieren a partes del sujeto
definido sino a aspectos de la esencia del sujeto, la potencialidad lógica
de un género en relación a alguna diferencia específica indicaba sólo la
compatibilidad entre dicho género y la diferencia específica que se juzga
potencialmente contenida en él. Por tanto, el hecho de que el género
contenga potencialmente la diferencia específica no implica que todos los
individuos de los que se puede predicar con verdad ese género tengan
capacidad real para la perfección significada por la diferencia específica,
sino simplemente que el género define una noción susceptible de ulterior
determinación que es compatible con la noción de la diferencia específica
que se dice contenida potencialmente en él. Por otro lado, la aserción de
que lo en sí mismo posible es co-extensivo con lo realmente posible
significa que el contenido intencional de todo compuesto lógico 656 no-
________________________
655Cfr. el párrafo de la cita 239.
656 Ya sea un compuesto de conceptos de un mismo género que componen una noción
más compleja y determinada de un sujeto o perfección, o un compuesto de nociones de
distinto género como, e.g., «cuerpo esférico», que sí designan aspectos realmente
distintos de un sujeto.
255
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
definible. Más bien cualquier cosa definida es definible porque es existible”, G. Smith,
«Avicenna and the Possibles», The New Scholasticism 17 (1943): 353, la traducción es
mía.
256
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
________________________
660 Recordemos que como Dios es causa del ente en cuanto ente su causalidad trasciende
los géneros y, en consecuencia, las cosas que puede causar sólo pueden ser caracterizadas
de propiedades que trasciendan los géneros.
661 “Illud quod est per se necesse esse, nullo modo est possibile esse: quia quod est per se
necesse esse, non habet causam; omne autem quod est possibile esse, habet causam, ut
supra ostensum est. Deum autem est per se necesse esse”, C.G. I, c16, n4.
257
Capítulo III: Lo posible como objeto de conocimiento
puede decirse que, por lo mismo que es posible que Dios exista,
es posible que el Hijo sea engendrado662.
Si bien el texto citado no se refiere a la denominación «posible en
sí o no según alguna potencia», como no tendría sentido decir que Dios
es posible porque Él puede crearse a sí mismo, la posibilidad predicada
de Dios debe entenderse justamente como noción no-contradictoria, i.e.,
como dando a entender que la palabra «Dios» no significa una realidad
cuya definición nominal contenga un contrasentido, que resulte de
nociones y/o propiedades incompatibles entre sí o que no sea compatible
con las propiedades de otros seres663. A la luz del hecho de que «lo
posible» entendido como «lo inteligible» trasciende el orden del ser
finito, es posible terminar de comprender la problemática denominación
de Tomás de «lo posible no según alguna potencia o en sí mismo» que,
circunscripta al orden de los seres creados, puede causar cierta
confusión664. Lo no-contradictorio, por tanto, delimita lo cognoscible y,
________________________
662 S.Th. I, q41, a4, ad2, la cursiva es mía.
663 Modernamente las objeciones contra a la posibilidad de la existencia de Dios fundadas
en la contradicción de su definición nominal han cuestionado la noción de «ser
necesario» o alguno de sus atributos, e.g. la eternidad. Las objeciones contrarias a la
posibilidad de Dios basadas en incompatibilidades extrínsecas, suelen indicar el carácter
opuesto de la libertad finita y la libertad omnipotente de Dios o el carácter opuesto entre
la Bondad divina y el mal, cfr., e.g., S.Th. I, q2, a3, ad1. El hecho de que Dios sea
concebido por nociones imperfectas que se predican sólo análogamente de él no nos
exime de la necesidad de concebirlo de manera consistente ni se pueden predicar cosas de
Dios que a la razón humana sean contradictorias postulando cierta trascendencia divina
de la contradicción ni postulando que una noción adecuada de Dios supera dicha
contradicción, pues si predicamos ciertos atributos de Dios con fundamento, deben ser
inteligibles y, por esa razón, para Tomás incluso los artículos de fe, que no pueden ser
demostrados, pueden y deben ser mostrados como no contradictorios.
664 El tema de la posibilidad absoluta trasciende el tema de los no-entes que son entes de
razón que no tienen al no-ser como parte de su definición, pero éstos son parte del objeto
de estudio, la posibilidad en toda su dimensión no lo es. En adelante lo meramente
posible, lo absolutamente posible, y todas las denominaciones equivalentes, se referirán
únicamente a los posibles finitos.
258
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
259
Capítulo IV
260
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
________________________
665 De veritate q2, a14.
666 Tomás refiere este argumento a Metafísica 993b23-26.
667 De veritate q2, a14.
261
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
dos cosas calientes, o una de las dos es fuego i.e. caliente por sí y
causa del calor en la otra, o ambas participan del calor y, por tanto, son
calientes por una tercera cosa, i.e. el fuego668. Este mismo modelo,
explica Tomás, se puede aplicar a la ciencia.
En toda ciencia hay una asimilación del cognoscente al objeto
conocido; por ello es preciso que o la ciencia sea causa de lo
conocido o lo conocido sea causa de la ciencia o ambos sean
causados por una sola causa”669.
Las tres opciones que presenta Tomás coinciden con los tres
niveles de intelectualidad existentes, dos de ellos creados y uno de ellos
increado. En efecto, el intelecto humano es potencial y, por tanto, realiza
su acto a partir de una formalidad obtenida por abstracción de un dato
sensible que proviene de la acción de los objetos en sus sentidos externos.
Por esta razón se dice que el intelecto humano se adecua a las cosas y que
éstas son su medida670. El intelecto de las sustancias separadas, en
cambio, si bien no es causa de las cosas que conoce, no recibe de ellas las
species inteligibles por las que su intelecto se encuentra en acto en
relación a ellas y, por tanto, en condiciones de conocerlas; dichas formas
son innatas o adquiridas por la acción de la causa de dichas inteligencias,
i.e., Dios671. Por último, el intelecto divino, que siempre se encuentra en
________________________
668 Habría que prescindir del caso de dos instancias de fuego lo que a su vez revela el
carácter compuesto y causado del fuego. El fuego sería un primero dentro del orden de
una causalidad unívoca cfr. texto de Aristóteles de cita 666. La causa análoga o
aquella que es causa del movimiento por el que algo se genera o se conserva no es
necesariamente una realidad en donde el efecto causado se dé formalmente, cfr. sección
1.1. capítulo 2.
669 De veritate q2, a14.
670 “Verum autem intellectus nostri absolute consideratum, est sicut mensuratum a re, res
enim est mensura intellectus nostri, ut dicitur in X Metaphys. ex eo enim quod res est vel
non est, veritas est in opinione et in oratione”, S.Th. I-II, q64, a3.
671 “Et ideo dicendum videtur, secundum quod tertia opinio dicit, quae communior est et
verior, quod Angeli res materiales per formas innatas cognoscunt. Sicut enim ex
rationibus aeternis in mente divina existentibus procedunt formae materiales ad rerum
substantiam, ita procedunt a Deo formae rerum omnium in mentes angelicas ad rerum
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
263
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
264
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
alguna manera a los individuos reales como algo que posee cierta clase
realidad propia. Las interpretaciones que hablan de una causalidad de los
posibles o de la posibilidad muchas veces han surgido en mayor o
menor medida de la aversión que provoca dicha doctrina, que es tenida
por contraria e incompatible con la tesis filosófica de una única causa
primera eterna creadora absoluta de toda realidad distinta de sí.
Zedler, en un artículo de discusión sobre Avicena, dedica las
últimas páginas a la filosofía de Tomás con el fin de realizar un contraste
entre ambos autores675. Señala que mientras Avicena sostiene la
existencia de un Dios y de un universo que, en tanto que emana
necesariamente de Éste, se compone de seres que son en sí mismos
posibles pero necesarios por otro, el Dios de Tomás, en cambio, crea el
universo libremente. Zedler enfoca el contraste entre ambos a través de
una pregunta: “¿cuál es para cada pensador la relación del posible antes
de existir a la causa de su existencia?”676. Zedler sostiene que mientras
que para Avicena los posibles son ofrecidos eternamente a la acción
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ipsamet essentia diuina, quatenus creaturas repraesentat, qui conceptus respondet speciei
impressae, & expresase, quam in nostro intellectu de aliquo obiecto habemus: [...]
Alterum esse intelligibile, aut ideale creaturarum in Deo est esse obiectiuum […]”.
675 El artículo de Zedler B. H. Zedler, «Another Look at Avicenna», The New
Scholasticism 50, n.o 4 (1976): 504-21., es una artículo de discusión con Francis A.
Cunningham S.J. sobre la filosofía de Avicena, pero hacia el final del texto, haciéndose eco
de los textos de Aimé Forest y Gerard Smith con los que parece coincidir cfr. A. Forest,
La structure méthaphysique du concret selon Saint Thomas D’Aquin (Paris: Librairie
Philosophique J. Vrin, 1931). y Smith, «Avicenna and the Possibles». realiza una serie
de afirmaciones sobre la filosofía de Tomás, que dieron lugar una discusión con Dewan
cfr. L. Dewan, «St. Thomas and the Possibles», The New Scholasticism 53, n.o 1 (1979):
76-85 y Zedler, «Why Are the Possibles Possible?». Mucho más recientemente, sobre esta
discusión y en lengua castellana, Argüello realiza algunas observaciones en: Argüello,
Posibilidad y principio de plenitud, 84-93.
676 Zedler, «Another Look at Avicenna», 518, la traducción es mía. Hablar «del posible»
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
divina porque no son constituidos como tales por su voluntad dado que
piensa necesariamente su esencia, para Tomás, lo que hace a los posibles
ser posibles, es el hecho de proceder de una voluntad que los constituye
libremente de acuerdo con su sabiduría677. Poco después afirma que para
Avicena, como Dios causa necesariamente la existencia de las cosas, “en
la medida en que no es libre de elegir los posibles a los que debe dar
existencia, los posibles son en cierta medida ‘independientes’. Son como
datos dados a y no por Él. Él desea su existencia pero no el que puedan
poder existir”678. En cambio, dice Zedler, el Dios de Tomás no obra por
necesidad y es causa tanto del ser como de la esencia de las cosas, por lo
que puede sintetizarse la cuestión diciendo que mientras que para
Avicena, Dios les da el ser a sus creaturas [to-be] pero no su poder ser
[to-be-able-to-be], el Dios de Tomás es causa tanto del ser [to-be] de las
cosas como de su poder ser [to-be-able-to-be]. A raíz de esto, también
afirma que es más apropiado formular aserciones tales como “Dios puede
crear algo” que “algo puede ser creado por Dios”, puesto que
afirmaciones como esta última presupondrían que Dios no podría haber
creado nada a menos que la potencia de la creatura haya antecedido a su
propia existencia679. Por último señala que para Tomás, “si la creación es
un regalo, no es hecho a nosotros; nosotros somos el regalo” 680.
________________________
677 Cfr. Ibidem., 518-19.
678 Ibidem., 519.
679 Cfr. Ibidem., 520. Esta aserción que toma literalmente de Gerard Smith, la justifica
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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que tengan a Dios como sujeto o como complemento agente de una estructura en voz
pasiva según el contexto y según cómo se entiendan pueden ser alternativamente las
más o menos adecuadas. Recordemos que en otro texto, hablando de lo imposible en sí,
Tomás dice que es mejor decir que “algo no puede ser hecho” que “Dios no puede hacer
algo”, cfr. cita 647.
680 Ibidem.
681 Esto daría lugar a un esse essentiae, o al menos a alguna forma de doble causalidad
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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686 “Quod potentia dicitur principium motus et mutationis in alio inquantum est aliud”, In
Met. V. l14, n2.
687 “Secundum modum ponit ibi, alia diverso dicit, quod quodam alio modo dicitur
potestas principium motus vel mutationis ab altero inquantum est aliud. Et haec est
potentia passiva, secundum quam patiens aliquid patitur”, In Met. V. l14, n3.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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689 De veritate q3, a6, ob3. Sobre que los ejemplares son divinas «voluntades»
volveremos al abordar en mayor detalle la distinción divina de lo real y de lo posible.
690 De veritate q3, a6, ad3, la cursiva es mía. Zedler cita este texto cuando se pregunta por
272
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
decidió crear, entonces habría que afirmar que es causa de las cosas pero
no causa de su posibilidad, mientras que si afirmamos que solo puede
crear lo que decidió crear, entonces la voluntad sería causa de la
posibilidad. En la cuestión 25 de la primera parte de la Summa
Theologiae, Tomás se hace una pregunta similar: si Dios puede hacer lo
que no hace o no hacer lo que hace [facere quae non facit, vel
praetermittere quae facit]692.
La primera objeción por la cual se esgrime que Dios no podría
hacer sino lo que hace, retrotrae la cuestión al conocimiento y a la
voluntad divinas y, por tanto, es la más relevante:
Dios no puede hacer lo que no conoció previamente ni
predeterminó para que fuera hecho. Pero no conoció
previamente ni predeterminó para que fuera hecho más que lo
que hace. Luego no puede hacer más que lo que hace693.
La objeción es un razonamiento hipotético que pone al
conocimiento y a la predeterminación i.e., elección voluntaria como
condición de lo que por su potencia realiza. Esta objeción tiene más peso
si se tiene en cuenta que, si bien en nosotros los hombres en quienes
“poder y esencia son distintos de la voluntad y del entendimiento, y el
entendimiento, a su vez, lo es de la sabiduría, y la voluntad de la justicia,
puede haber muchas cosas que caigan bajo nuestro poder, pero no en la
voluntad justa ni en el entendimiento sabio”694, como Dios es uno y
simple, “nada puede haber en el poder divino que no esté en su voluntad
justa ni en su entendimiento sabio”695.
Pero la clave del asunto reside en dilucidar cuál es la relación
entre el querer de Dios y lo por Él querido, pero sobre todo, cuál es la
relación entre su querer y su capacidad activa. Tomás afirma que como
Dios no quiere nada distinto de sí sino hipotéticamente y la sabiduría y
________________________
692 S.Th. I, q25, a5. Tomás respeta la conjugación verbal en presente.
693 S.Th. I, q25, a5, ob1.
694 S.Th. I, q25, a5, ad1.
695 S.Th. I, q25, a5, ad1.
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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696 S.Th. I, q25, a5.
697S.Th. I, q25, a5. En efecto, “manifestum est enim quod tota ratio ordinis, quam sapiens
rebus a se factis imponit, a fine sumitur. Quando igitur finis est proportionatus rebus
propter finem factis, sapientia facientis limitatur ad aliquem determinatum ordinem. Sed
divina bonitas est finis improportionabiliter excedens res creatas. Unde divina sapientia
non determinatur ad aliquem certum ordinem rerum, ut non possit alius cursus rerum ab
ipsa effluere. Unde dicendum est simpliciter quod Deus potest alia facere quam quae
facit”, ibidem. Además, Dios no debe nada a nadie, por tanto, no crea como limitado o
condicionado por cierta obligación moral: “Deus non debet aliquid alicui nisi sibi. Unde,
cum dicitur quod Deus non potest facere nisi quod debet nihil aliud significatur nisi quod
Deus non potest facere nisi quod ei est conveniens et iustum. Sed hoc quod dico
conveniens et iustum, potest intelligi dupliciter. Uno modo, sic quod hoc quod dico
conveniens et iustum, prius intelligatur coniungi cum hoc verbo est, ita quod restringatur
ad standum pro praesentibus; et sic referatur ad potentiam. Et sic falsum est quod dicitur,
est enim sensus, Deus non potest facere nisi quod modo conveniens est et iustum. Si vero
prius coniungatur cum hoc verbo potest, quod habet vim ampliandi, et postmodum cum
hoc verbo est, significabitur quoddam praesens confusum, et erit locutio vera, sub hoc
sensu, Deus non potest facere nisi id quod, si faceret, esset conveniens et iustum”, S.Th. I,
q25, a5, ad2. En suma, Dios no hace algo porque sea conveniente y justo, sino que lo que
de hecho hace, sea lo que sea, será conveniente y justo. Cfr, De potentia q3, a16. Allí
también Tomás niega que Dios deba crear lo óptimo y dice que este universo es el mejor
de los que existen, pero que Dios podría haber creado uno mejor o peor. En la
modernidad, sin embargo, hay quienes hablan de un mandato moral que compromete a
Dios a crear lo óptimo: “La sabiduría de Dios, no contenta con abarcar todos los posibles,
los penetra, los compara, los sopesa unos con otros, para estimar los grados de perfección
e imperfección, lo fuerte y lo débil, el bien y el mal: ella va más allá de las combinaciones
finitas, produce una infinidad de infinitos, es decir, una infinidad de series posibles del
universo, en la que cada una contiene una infinidad de criaturas; y de esta forma la
sabiduría divina distribuye todos los posibles que ella ya había examinado aparte, en
otros tantos sistemas universales, que ella compara recíprocamente: y el resultado de
todas estas comparaciones y reflexiones es la elección del mejor de entre todos estos
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
porque quiere; sin embargo, no puede porque quiera, sino porque así es su
naturaleza”703.
En suma, Dios quiere con necesidad aquello a lo que su bondad se
ordena naturalmente, que es su propia bondad704. Este amor natural se
refiere a todo su ser y a todos sus aspectos. Se puede decir, por tanto, que
Dios quiere poder hacer lo que puede hacer705, pero dicho querer no es
causal; su poder se funda necesariamente en su propio ser.
En su artículo “St. Thomas and the Possibles”, Dewan aborda la
ambigüedad del artículo de Zedler en tanto que puede prestarse a una
lectura voluntarista. Eso lo condujo a enfatizar que el querer natural a
diferencia del querer electivo no es causal706 y que la posibilidad absoluta
no es tal por relación a alguna potencia. También distingue a la potencia
ordenada de la potencia absoluta, pero termina por dar prioridad no sólo
a la esencia divina sino también al propio intelecto, no sólo en relación a
su querer sino también en relación a su potencia: “Considero como luz
guía en la doctrina de los posibles propuesta por Tomás el punto de que
los posibles absolutos no son llamados tales por referencia a una causa. Si
uno dice que la visión de Dios de los posibles se sigue del hecho de que ve
su propio poder causal, no se respeta esa doctrina. Más bien debemos
________________________
se siguen del orden de cosas de hecho creado. Como Dios es eterno, lo que no está en su
potencia ordenada, ha quedado, queda y quedará fuera de la realidad actual finita, pero
no es la nada absoluta puesto que Dios retiene su capacidad en relación a tales efectos
posibles aunque nunca la ejerza.
703 S.Th. I, q25, a5, ad1. En De potentia q3, a2, ad3, Tomás dice que la voluntad no puede
cambiar a la potencia sino sólo determinar el efecto de la potencia: “ad tertium dicendum,
quod licet voluntas Dei non possit mutare eius potentiam, potest tamen determinare eius
effectum. Nam voluntas potentiam movet”.
704 “Respectu igitur illius principalis voliti, quod est sua bonitas, voluntas divina
necessitatem habet, non quidem coactionis, sed naturalis ordinis, qui libertati non
repugnat, secundum Augustinum in V de civitate Dei: non enim potest Deus velle se non
esse bonum, et per consequens se non esse intelligentem vel potentem, vel quodcumque
eorum quae ratio eius bonitatis includit. Sed respectu nullius alterius voliti necessitatem
habet”, De veritate q23, a4.
705 El «querer poder» antes citado cfr. cita 690, así debe ser entendido.
706 Cfr. Dewan, «St. Thomas and the Possibles», n. 4.
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707 Dewan, «St. Thomas and the Possibles», 84, la traducción es mía.
708 Antes se dijo que como el ente es cognoscible, el carácter inteligible permite inferir la
real posibilidad de algo sea un ente finito o el ente necesario que es Dios pero no que
sea el origen, principio o fundamento de la posibilidad misma.
709 Cfr. sección 4 capítulo 3.
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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710 Zedler, «Why Are the Possibles Possible?», 127. Zedler dice que en Avicena la sola
posibilidad conduce a la existencia porque Dios les da el ser necesariamente y quiere
indicar que, en cambio, para Tomás, Dios crea libremente. Pero al intentar distinguirlos,
confunde la potencia y la voluntad porque parece confundir el ente posible con la
posibilidad de lo posible. Confundir la posibilidad entendida como fundamento de la
posibilidad y lo posible i.e. lo que puede ser hecho trae nefastas consecuencias y si
bien a veces el lenguaje lleva de suyo a que se formulen estas cuestiones de manera
ambigua, en realidad muchas veces son los autores los que por no tener adecuadamente
resuelta la cuestión originan la confusión.
711 Ibidem., 130.
712 Cfr. Argüello, Posibilidad y principio de plenitud, 89.
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719 Argüello cita a favor de su tesis de que Dios es causa formal de lo posible el texto:
“Ad primum ergo dicendum quod scientia Dei est causa, non quidem sui ipsius, sed
aliorum, quorundam quidem actu, scilicet eorum quae secundum aliquod tempus fiunt;
quorundam vero virtute, scilicet eorum quae potest facere, et tamen nunquam fiunt”,
S.Th. I, q14, a16, ad1. Cuando se trate la ciencia práctica quedará claro el sentido de este
texto y por qué no avala la interpretación de Argüello. Textos como este llevaron a que
otros autores al igual que Argüello, sostuvieran que si bien no existe cierta causación de la
posibilidad existe cierta causación de los entes de razón del intelecto, pero que a
diferencia de Argüello, sostienen que existe una diferencia entre la ciencia práctica y la
ciencia especulativa, por tanto, trataremos a estos autores en la siguiente sección donde
abordaré la relación de la ciencia divina con lo real.
720 No es la causa formal porque todas estas distinciones son de razón.
721 Cuando se trató acerca de la doble ejemplaridad se distinguió el estar «en Dios», «en
su ciencia» o «en su esencia», cfr. capítulo II, sección 2. Sólo en la ciencia divina los
posibles están de manera múltiple.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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722 Las Personas divinas no son causadas, pero la potencia generativa supone una
distinticón real por oposición relativa.
723 Cfr. p261. Es decir, sólo queda analizar las opciones c) y d); la opción b) y la opción a)
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725 De veritate q2, a14.
726 S.Th. I, q14, a8.
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propio, en este sentido es muy iluminador un texto de Tomás, que aparece en el contexto
de la pregunta acerca de si Dios reducirá los seres a la nada. Allí afirma que si ha querido
crearlos y no como medio para otra cosa los quiere por sí mismos, pero no para sí:
“Quicumque autem vult aliquid propter se ipsum, vult ut illud sit semper, ex hoc ipso
quod illud propter se vult. Quod enim aliquis vult quandoque esse et postmodum non
esse, vult esse ut aliquid aliud perficiat; quo perfecto, eo non indiget quod propter illud
perficiendum volebat. Deus autem creaturarum universitatem vult propter se ipsam,
licet et propter se ipsum eam vult esse; haec enim duo non repugnant. Vult enim Deus ut
creaturae sint propter eius bonitatem, ut eam scilicet suo modo imitentur et
repraesentent; quod quidem faciunt in quantum ab ea esse habent, et in suis naturis
subsistunt. Unde idem est dictu, quod Deus omnia propter se ipsum fecit, et quod
creaturas fecerit propter earum esse, quod dicitur Sap. I, 14: creavit enim ut essent omnia.
Unde ex hoc ipso quod Deus creaturas instituit, patet quod voluit eas semper durare;
cuius oppositum propter eius immobilitatem nunquam continget”, De potentia q5, a4, la
cursiva es mía. Dios quiere las cosas por sí pero no para sí y están todas ordenadas a Él en
tanto que Sumo bien no por necesidad suya.
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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730 De potentia q1, a6, ad3. El condicional es verdadero aunque la condición sea
imposible: “nihil enim prohibet conditionalem esse veram, licet antecedens et consequens
sint impossibilia; ut patet in hac: si homo volat, habet alas”, ibidem.
731 De potentia q1, a6.
732 S.Th. I, q7, a4, porque “Et hoc est impossibile esse, quia sic oporteret quod aliquid
dependeret ex infinitis; unde eius generatio nunquam compleretur, cum non sit infinita
pertransire. Per accidens autem dicitur multitudo infinita, quando non requiritur ad
aliquid infinitas multitudinis, sed accidit ita esse”, ibidem.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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733 S.Th. I, q7, a4. El tema del infinito actual es sumamente complejo y como el tema es
sumamente tangencial a nuestro análisis no me adentraré en esta cuestión.
734 S.Th. I, q14, a8.
735 Cfr. cita 726.
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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736 N. Clarke, «What Is Really Real?», en Progress in Philosophy: Philosophical Studies in
Honor of Rev. Doctor Charles A. Hart, James A. McWilliams; associate editors, James D.
Collins... [et] (Milwaukee: The Bruce Publish Company, 1955), n. 45. El artículo critica
cierto tomismo de corte suareciano y versa principalmente sobre el objeto de la
metafísica. Suscitó una respuesta de Conway: J. I. Conway, «The Reality of the
Possibles.», The New Scholasticism 33, n.o 2 (1959): 139-61., y una posterior réplica de
Clarke: N. Clarke, «The Possibles Revisited: A Reply», The New Scholasticism 34, n.o 1
(1960): 79-102.
737 Ibidem.
738 Clarke, «What Is Really Real?», n. 45. También mucha más recientemente en un libro
suyo, Leftow tiene por una de las ideas centrales del libro el que Dios “dreams up” las
naturalezas de los animales, cfr. B. Leftow, God and Necessity (Oxford: Oxford
University Press, 2012).
739 Clarke, «What Is Really Real?», n. 45.
288
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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740 De potentia q1, a5, ad11. Clarke no traduce el pasaje pero por lo que afirma no
coincidiría con la traducción castellana ofrecida.
741 De veritate q3, a2, ad6.
742 Clarke, «What Is Really Real?», n. 45. Clarke enfatiza que el término tiene para Tomás
un sentido técnico y que lo usa “to signify not ‘discover’ invenio but ‘invent’ or ‘make-
up’ logical relations: cf. Lexicon of St. Thomas, Defarrari”, ibidem. Debo señalar que al
menos el diccionario de Deferrari ofrece como posibles traducciones de adinvenio:
“finding out, discovering, discovery, innovation”, R. J. Deferrari, A Latin-English
Dictionary of St. Thomas Aquinas, based on The Summa Theologiae and Selected
Passages of His Other Writings (Boston: St. Paul Editions, 1986), 33. Por tanto, el
traductor citado por el propio Clarke para negar que adinvenio pueda tener el sentido de
«descubrimiento» lo desautoriza. Wippel, e.g., entiende adinvenit como «descubrir», cfr.
J. F. Wippel, Thomas Aquinas on the Divine Ideas, Etienne Gilson series 16 (Toronto:
Pontificial Institute of Medieval Studies, 1993), 20. Allí Wippel también opina que Dios
no ‘inventa’ las ideas ejemplificables.
743 Ross escribió un artículo de interpretación de Tomás en el que rechaza lo que entiende
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
en Rationality, Religious Belief, and Moral Commitment: New Essays in the Philosophy
of Religion, Robert Audi and William J. Wainwright (Ithaca: Cornell University Press,
1986), 315., la traducción es mía. El artículo en parte trata de la inconsistencia del
ejemplarismo por ser una teoría modal actualista que postula dominios universales
máximos de esencias que según él “implicitly deny the force of the set-theoretic exclusion
of maximal domains”, ibidem., 317. Este asunto no será abordado aquí, no sólo porque
excede el objeto de estudio, sino porque implicaría concederle a Ross que toda teoría
ejemplarista de suyo implica necesariamente el ser reconstruida o representada a través
de un sistema lógico formal modal que tiene a la teoría de conjuntos como marco de
trabajo, cuestión que es altamente discutible, y refutarlo implicaría hacer un juicio de
dichos sistemas lógicos que no son en modo alguno filosóficamente neutros. En efecto, el
propio Ross reconoce en otro artículo suyo que incluso la notación de la lógica modal no
es neutra en tanto que impide la distinción de, e.g., notas esenciales y [accidentes]
propios, cfr. J. F. Ross, «The Crash of Modal Metaphysics», Review of Metaphysics 43
(1989): 251. Ross tiene en común con Zedler, con Clarke y otros autores, un rechazo por
cualquier cosa que pueda incluso simplemente asemejarse a un esse essentiae y por esta
razón por momentos no es del todo claro si declara que Dios es creador de los posibles
los entes de razón que él denomina «ideas», o si Dios es causa de su posibilidad, cfr.
nota 747.
290
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
artículo aclara, para Ross, Dios es creador de los tipos de cosas y de las
posibilidades.
En su artículo sobre Tomás de Aquino y su teoría ejemplar, Ross
niega que existan ideas divinas de los posibles, sino sólo de lo real; las
ideas son para él algo semejante al primer efecto del acto creador 745. Ross
confiesa tener el mismo prejuicio o temor que Zedler aunque ésta
finalmente, y a diferencia de Ross, se aclara o retracta mayormente al
preguntarse retóricamente “cómo puede Dios tener un conocimiento
propio de lo que podría haber hecho sin que haya una realidad ante res
de lo que es meramente posible (‘los posibles’)?”746. Pero su propuesta es
distinta de la de Zedler y no resulta de una mera confusión entre la
potencia ordenada y la potencia absoluta, o de una confusión entre
potencia y voluntad i.e. entre querer y poder hacer. Tampoco se
puede explicar por el hecho de que a veces pareciera no distinguir una
esencia de la idea de esa esencia747 o la idea misma de su contenido
intencional, sino que en línea con lo que afirma Clarke, niega con toda
claridad que Dios posea ideas tanto de lo que hace que llega a ser en
algún momento del tiempo como de lo que puede hacer. Ross sostiene
que la voluntad tiene precedencia en orden al hacer respecto del intelecto
mismo, no porque diga que la capacidad divina no se funda en el ser
divino y ésta no sea conocida por el propio Dios, sino porque el intelecto
divino para Ross no conoce en acto una multiplicidad de individuos o
universos posibles que expresan la capacidad divina con ‘anterioridad’ a
la elección creadora de Dios; i.e. la ciencia práctica divina difiere de la
________________________
745 Ross, «Aquinas’s Exemplarism; Aquinas’s Voluntarism», 171.
746 Ibidem., 173. “Creation is not ‘adding actuality’ to a posible world”, Ross, «God,
Creator of Kinds and Possibilities», 318.
747 “Voluntarism, the reading of Aquinas under which God creates the natures of things,
and thus the content of possibilia ad extra, is not new”, Ross, «Aquinas’s Exemplarism;
Aquinas’s Voluntarism», 172. Aquí Ross parece caer en la misma confusión de Zedler, i.e.
en inferir que Dios crea la posibilidad ad extra de la tesis de que crea la naturaleza de las
cosas.
291
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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748 “Aquinas thinks God’s self-knowlwedge (Verbum) is a single ratio that is the exemplar
for whatever God makes and that a multiplicity of rationes for creatures is not a logical
condition for distinct creatures but a consequence of creation”, Ross, «God, Creator of
Kinds and Possibilities», 321.
749 Ross, «Aquinas’s Exemplarism; Aquinas’s Voluntarism», 189. La referencia a las
estacas de ua valla es una métafora que hace alusión a la captación individual y distinta.
En otro pasaje ilustra la negación de un conocimiento propio y distinto de lo meramente
posible con soldados de hojalata: “God knows ‘all the ways’ his perfection might be
shared, not by knowing an array of tin soldiers spread out on a carpet (another posible
world)”, ibidem., 176.
750 Cfr. Ross, «Aquinas’s Exemplarism; Aquinas’s Voluntarism», 189.
751 Cfr. ibidem., n. 7. El término «foto-ejemplarismo» resume en una palabra lo que para
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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754 Según el Index thomisticus, el término «idea» incluyendo todas sus declinaciones,
fue usado por Tomás 1014 veces en toda su obra.
755 Cfr. Doolan, Divine Ideas as Exemplar Causes, 4-21. En la página 11 incluye incluso un
tres obras que analiza las nombradas y en De veritate aparecen las tres formas
distintas en que Tomás emplea el término «idea».
757 De veritate q3, a3.
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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758 S.Th. I, q79, a11.
759 Sobre la distinción de potencias, actos y objetos, cfr. nota 220. También cfr. S.Th. I,
q77, a3.
760 “Aliqua ergo cognitio, practica dicitur ex ordine ad opus: quod contingit dupliciter.
Quandoque enim ad opus actu ordinatur, sicut artifex praeconcepta forma proponit illam
in materiam inducere; et tunc est actu practica cognitio, et cognitionis forma. Quandoque
vero est quidem ordinabilis cognitio ad actum, non tamen actu ordinatur; sicut cum
artifex excogitat formam artificii, et scit modum operandi, non tamen operari intendit; et
tunc est practica habitu vel virtute, non actu”, De veritate q3, a3.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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761 De veritate q3, a3. El segundo caso parece prima facie difícil de distinguir del
conocimiento práctico virtual, pero la aclaración de Tomás aclara la cuestión: “Sunt
autem quaedam quae possunt separari secundum intellectum, quae non sunt separabilia
secundum esse. Quando ergo consideratur res per intellectum operabilis distinguendo ab
invicem ea quae secundum esse distingui non possunt, non est practica cognitio nec actu
nec habitu, sed speculativa tantum; sicut si artifex consideret domum investigando
passiones eius, et genus et differentias, et alia huiusmodi, quae secundum esse indistincte
inveniuntur in re ipsa. Sed tunc consideratur res ut est operabilis, quando considerantur
in ipsa omnia quae ad eius esse requiruntur simul, De veritate q3, a3, la cursiva es mía.
En suma, las consideraciones de aspectos parciales de un objeto operable no son
suficientes para que haya siquiera conocimiento virtualmente práctico.
762 De veritate q3, a3.
763 Ibidem.
764 De veritate q3, a1.
765 Ibidem.
295
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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766De veritate q3, a3.
767“Ad secundum dicendum quod eorum quae neque sunt neque erunt neque fuerunt,
Deus non habet practicam cognitionem, nisi virtute tantum. Unde respectu eorum non est
idea in Deo, secundum quod idea significat exemplar, sed solum secundum quod
significat rationem”, S.Th. I, q15, a3, ad2. En cuanto a la noción ‘ratio’: “Quantum ad
primum pertinet, sciendum est, quod ratio, prout hic sumitur, nihil aliud est
quam id quod apprehendit intellectus de significatione alicujus nominis: et hoc
in his quae habent definitionem, est ipsa rei definitio, secundum quod
philosophus dicit: ratio quam significat nomen est definitio. Sed quaedam
dicuntur habere rationem sic dictam, quae non definiuntur, sicut quantitas et
qualitas et hujusmodi, quae non definiuntur, quia sunt genera generalissima. Et
tamen ratio qualitatis est id quod significatur nomine qualitatis; et hoc est illud
ex quo qualitas habet quod sit qualitas. Unde non refert, utrum illa quae
dicuntur habere rationem, habeant vel non habeant definitionem”, In I Sent. d2,
q1, a3.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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768 De veritate q3, a6, ob1.
769 De veritate q3, a6, ob2. También dice en otro texto “Res autem creatae sunt in Deo,
non quidem multipliciter, sed unite, ut Dionysius dicit. Unde cum dicitur res esse in Deo,
magis assimilatur illi modo quo effectus sunt in causa vel conclusiones in principio, quam
modo illi quo formae sunt in speculo”, De veritate, q20, a4.
770 “Ad secundum dicendum, quod aliud est esse in Deo, et aliud in cognitione Dei:
malum enim non est in Deo, sed est in scientia Dei. Secundum hoc enim aliquid esse
dicitur in Dei scientia quod a Deo cognoscitur; et quia Deus cognoscit omnia distincte, ut
in praecedenti quaestione dictum est, ideo in eius scientia res distinctae sunt, quamvis in
ipso sint unum”, De veritate q3, a6, ad2, la cursiva es mía.
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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771 De veritate q3, a6, ad1. La aclaración de la segunda objeción acerca de que algo es
determinado cuando precisamente lo uno se distingue de lo otro, no admite dudas acerca
de la respuesta.
772 Ross, «Aquinas’s Exemplarism; Aquinas’s Voluntarism», 183.
773 Cfr. ibidem., 178.
774 De veritate q3, a6.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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775 Ross, «Aquinas’s Exemplarism; Aquinas’s Voluntarism», 183.
776 Cfr. cita 740. Curiosamente, mientras Clarke pone el énfasis en las palabras
«excogitare» y «adinvenio» porque según él significan «invención», Ross se refiere a la
incompletitud de las ideas de lo posible. A continuación replico a ambas lecturas y
argumentos que aunque distintas concurren en la misma conclusión, a mi juicio, muy
claramente equivocada.
777 De potentia q1, a5.
778 “Praeterea, secundum philosophos, res naturales sunt in primo motore, qui Deus est,
sicut artificiata in artifice; et sic Deus operatur tamquam artifex. Sed artifex non operatur
sine forma vel idea sui operis; domus enim quae est in materia, est a domo quae est in
mente artificis, secundum philosophum. Sed Deus non habet ideas nisi eorum quae fecit,
vel facit, vel facturus est. Ergo praeter hoc Deus nihil agere potest”, De potentia q1, a5,
ob11.
779 De potentia q1, a5, ad11.
299
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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780De potentia q1, a5, ad11.
781De potentia q1, a5, ad11.
782 “Patet enim in artifice creato quod excogitat aliquas operationes quas nunquam
300
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
todo lo que puede; por eso, de todo lo que puede tiene razones,
por así decirlo, pensadas [unde omnium quae potest habet
rationes quasi excogitatas]783.
La lectura de Ross, por tanto, no encuentra asidero ni en el texto
de De veritate, en donde se habla de ideas «en cierto modo
indeterminadas», pues la indeterminación es en relación a la ejecución,
ni en este texto de De potentia, en donde se usa la denominación «idea
incompleta» por las mismas razones. La definición de «idea» estipula
que ésta es una noción no sólo ordenable a la acción sino de hecho
ordenada a la acción. En cuanto a la tesis de Clarke sobre el carácter
«inventivo» o «creativo» de Dios y su sustento en este texto de De
potentia, no parece haber forma de justificar dicha lectura. Primero
porque Tomás no reserva el término «excogitare» para las nociones de lo
real también lo usa para referirse a la consideración de lo que Dios
puede hacer y segundo, porque el acto cognitivo divino es perfecto y
exhaustivo, no existe un conocimiento habitual en Dios y, por último,
porque el papel de la voluntad respecto de la inteligencia es su
ordenación a la acción y no la configuración del contenido conceptual:
Esas ideas [de lo que nunca se produce]784 no son ordenadas por
el conocimiento divino para hacer algo conforme a ellas, sino
para que conforme a ellas algo pueda ser hecho785.
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783 De potentia q1, a5, ad11. En C.G. I, c56, dedica el capítulo a su tesis de que el
conocimiento divino no puede ser habitual, porque atenta tanto contra la perfección del
acto intelectivo como contra la simplicidad divina: “Omnis intellectus habitualiter aliquid
cognoscentis est aliud eius essentia quam sua operatio intellectualis, quae est ipsa
consideratio: intellectui enim habitualiter cognoscenti deest sua operatio; non autem eius
essentia deesse ei potest. In Deo autem sua essentia est sua operatio, ut supra ostensum
est. Non est igitur in eius intellectu habitualis cognitio”, ibidem, n4; “Intellectus
habitualiter tantum cognoscens non est in sua ultima perfectione: unde nec felicitas, quae
est optimum, ponitur secundum habitum, sed secundum actum. Si igitur Deus est
habitualiter cognoscens per suam substantiam, secundum suam substantiam
consideratus non erit universaliter perfectus. Cuius contrarium ostensum est supra”,
ibidem, n5.
301
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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784 Es la respuesta de la objeción: “Praeterea, idea ordinatur ad rei productionem. Si ergo
sit idea eius quod nunquam in esse producitur, videtur quod sit frustra; quod est
absurdum; ergo et cetera”, De veritate q3, a6, ob4.
785 De veritate q3, a6, ad4, la cursiva es mía.
786 De potentia q1, a5, ad11.
787 El que los términos «excogitare» y «adinvenio» estén vinculados al carácter formativo
del intelecto y con distinción entre el objeto intencional y la semejanza por la que el
intelecto se encuentra en acto y no como sugiere Clarke a ‘ocurrencias’ o ‘invenciones’
queda claro a partir de textos antes citados. Cfr, cita 386, donde se distinguió el
principium quo de lo entendido y la nota 422, en donde cité un largo argumento en el que
Tomás arguye que los ángeles tienen dominio sobre sus propios actos porque actúan por
formas de las que ellos son origen. Allí Tomás usa tanto el término «adinvenio» como
302
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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«excogitare». Existe otro texto en que Tomás define en cierta manera el término
«excogitare» pero interpretando un texto del Damasceno, y allí tampoco hay lugar para la
interpretación de Clarke: “Ad tertium dicendum quod omnes illi actus quos Damascenus
enumerat, sunt unius potentiae, scilicet intellectivae. Quae primo quidem simpliciter
aliquid apprehendit, et hic actus dicitur intelligentia. Secundo vero, id quod apprehendit,
ordinat ad aliquid aliud cognoscendum vel operandum, et hic vocatur intentio. Dum vero
persistit in inquisitione illius quod intendit, vocatur excogitatio. Dum vero id quod est
excogitatum examinat ad aliqua certa, dicitur scire vel sapere; quod est phronesis, vel
sapientiae, nam sapientiae est iudicare, ut dicitur in I Metaphys. Ex quo autem habet
aliquid pro certo, quasi examinatum, cogitat quomodo possit illud aliis manifestare, et
haec est dispositio interioris sermonis; ex qua procedit exterior locutio”, S.Th. I, q79, a10,
ad3.
788 “Praeterea, scientia Dei est causa scitorum ab ipso. Sed non est causa non entium, quia
non ens non habet causam. Ergo Deus non habet scientiam de non entibus”, S.Th I, q14,
a9, ob3.
789 S.Th. I, q14, a9, ad3, la cursiva es mía.
790 Esto no significa que Dios no obre sabiamente, sino que como nada de lo creado es
303
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
simplicitatem divini intellectus, quod multa intelligat, sed contra simplicitatem eius esset,
si per plures species eius intellectus formaretur. Unde plures ideae sunt in mente divina
ut intellectae ab ipso. Quod hoc modo potest videri. Ipse enim essentiam suam perfecte
cognoscit, unde cognoscit eam secundum omnem modum quo cognoscibilis est. Potest
autem cognosci non solum secundum quod in se est, sed secundum quod est participabilis
secundum aliquem modum similitudinis a creaturis. Unaquaeque autem creatura habet
propriam speciem, secundum quod aliquo modo participat divinae essentiae
similitudinem. Sic igitur inquantum Deus cognoscit suam essentiam ut sic imitabilem a
tali creatura, cognoscit eam ut propriam rationem et ideam huius creaturae. Et similiter
de aliis. Et sic patet quod Deus intelligit plures rationes proprias plurium rerum; quae
sunt plures ideae”, S.Th. I, q15, a2.
304
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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794 Ross, «Aquinas’s Exemplarism; Aquinas’s Voluntarism», 187.
795 La interpretación de Ross es francamente contraria al sentido del texto. Cfr. sección
2.4 de capítulo 2, en donde se explicó el sentido de la contención del «acto imperfecto» en
el «acto perfecto», que es actual y con distinción aunque el acto cognitivo divino no
compone ni divide.
796 Cfr. Ross, «Aquinas’s Exemplarism; Aquinas’s Voluntarism», 187. El texto referido es
“Et ideo oportet dicere quod in divina sapientia sunt rationes omnium rerum, quas supra
diximus ideas, id est formas exemplares in mente divina existentes. Quae quidem licet
multiplicentur secundum respectum ad res, tamen non sunt realiter aliud a divina
essentia, prout eius similitudo a diversis participari potest diversimode”, S.Th. I, q44, a3.
797 In I Sent., d36, q2, a2, ad3.
305
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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798 In I Sent., d36, q2, a2, ad3. Para Ross sería necesario que dijese en vez “en la medida
que entiende su esencia como «imitada»”.
799 El término «propio» como adjetivo de conocimiento es el que Ross interpreta de modo
306
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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801 “Ut enim ex supra dictis patet, eadem est comparatio scientiae divinae ad res scitas
quae scibilium ad scientiam nostram. Est autem haec comparatio scibilis ad nostram
scientiam, quod scibile potest esse absque eo quod eius scientia a nobis habeatur, ut ponit
exemplum philosophus, in praedicamentis, de circuli quadratura; non autem e converso.
Talis ergo erit comparatio divinae scientiae ad res alias quod etiam non existentium esse
potest”, C.G, c66, n2.
802 C.G, I, c66, n4. En otro lugar, Tomás señala que a pesar de la mínima semejanza de
naturaleza entre Dios y las cosas esto no atenta con la capacidad representativa de lo
finito que posee la esencia divina y dice que es la mejor similitud de lo finito: “Quamvis
igitur sit minima similitudo creaturae ad Deum secundum convenientiam in natura; est
tamen maxima similitudo secundum hoc quod expressissime divina essentia
repraesentat creaturam; et ideo intellectus divinus optime rem cognoscit” De veritate q2,
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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a3, ad9, la cursiva es mía. Nótese que dice que la esencia divina representa a lo finito “del
modo más expresivo” y que ésta es la razón de su óptimo conocimiento de todo. Dicha
expresividad, además, no puede sino ser identificada con rationes o ideas máximamente
determinadas.
803 El conocimiento de los posibles en la potencia divina reclama una exhaustividad del
acto de conocimiento que Dios ciertamente posee: “sed qui videt aliquid unum, non
oportet quod videat omnia quae in eo sunt uniformiter sive unite, nisi quando totam
virtutem illius unius comprehendit; […] Ipsum enim verbum se comprehendit; unde
omnia quae in eo virtualiter et unite sunt, cognoscit, se videns. Intellectus autem creati,
qui verbum non comprehendunt, non oportet quod videndo verbum, omnia videant quae
in verbo sunt”, De veritate q20, a4. Ross describe a la ciencia divina de forma que queda
identificada con la de Cristo: “Scit igitur anima Christi omnes creaturas, non solum
quantum ad naturales proprietates, quod et Angeli habent, sed etiam secundum quod
substant divinae providentiae ordinatae in finem salutis humanae et donorum gratiae: et
ideo scit omnia singularia, et omnes singulares actus omnium, et etiam cordis abscondita;
quod de nulla alia creatura dicere oportet. Et tamen quia non pertingit ad
comprehendendam ipsam divinam infinitatem, adhuc remanet Deo facultas multa alia
faciendi quam ea quae anima Christi cognoscit”, ibidem. El Verbo, entonces, conoce
incluso todo lo posible, el alma de Cristo, en cambio, todo lo pasado, presente y futuro,
natural y sobrenatural pero no todo lo meramente posible.
804 C.G. I, c66, n9-n10.
805 C.G. I, c66, n10.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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806 “Ea vero quae sunt praesentia, praeterita vel futura nobis, cognoscit Deus secundum
quod sunt in sua potentia, et in propriis causis, et in seipsis. Et horum cognitio dicitur
notitia visionis: non enim Deus rerum quae apud nos nondum sunt, videt solum esse
quod habent in suis causis, sed etiam illud quod habent in seipsis, inquantum eius
aeternitas est praesens sua indivisibilitate omni tempori”, C.G. I, c66, n11.
807 De veritate q2, a9, ad2.
808 En su Scriptum super sententiis sostenía ya la misma doctrina: “esse autem rei potest
tripliciter considerari: vel prout est in propria sua natura ex suis principiis educta, vel
prout est in potentia alicujus causae, vel prout est in apprehensione alicujus cognoscentis.
Omnia ergo illa quae habent esse in sua natura secundum quodcumque tempus, Deus ab
aeterno scivit, et apprehendendo naturam ipsorum, et videndo ea esse, non tantum in
cognitione sua, vel potentia alicujus causae, sed etiam in esse naturae; quod patet, quia
constat quod re existente cognoscit Deus ipsum esse quod habet in propria natura. Si
autem ab aeterno non cognovisset nisi esse ejus quod est in cognitione, vel in potentia
causae, cognitio sua proficeret per temporum successiones; et talia dicitur Deus scire
scientia visionis”, In I Sent, d38, q1, a4.
809 Ross, «Aquinas’s Exemplarism; Aquinas’s Voluntarism», 189 y ss.
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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810 Ibidem., n. 7.
811 Ross, «God, Creator of Kinds and Possibilities», 322.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
tema del conocimiento de Cristo. En In I Sent. d39, q1, a1; en C.G. I, c69; en S.Th. I, q14,
a12, en donde se trata del conocimiento divino y se pregunta explícitamente “utrum Deus
sciat infinita”. Y en Comp. Theol. I, c133, en donde con ocasión de la providencia
particular examina de manera resumida del conocimiento exhaustivo de la
participabilidad y de infinitas cosas en acto.
814 “Sicut dicit Augustinus XII de Civit. Dei, quidam volentes iudicare de intellectu divino
secundum modum intellectus nostri, dixerunt, quod Deus non potest cognoscere infinita,
sicut nec nos”, De veritate q2, a9.
815 “Et ideo, cum ponerent eum cognoscere singularia, et cum hoc ponerent mundum
vel ad pauca se extendit; sicut similitudo quae recipitur in visu, est determinata
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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secundum particulares conditiones rei, unde non est ductiva in cognitionem nisi unius
rei; sed similitudo rei recepta in intellectu, est absoluta a particularibus conditionibus,
unde cum sic elevatior, est ductiva in plura”, De veritate q2, a9.
817 De veritate q2, a9.
818 Ibidem.
819 “[…] unde divina scientia habet efficaciam ad infinita cognoscendum”, De veritate q2,
a9.
820 De veritate q2, a9.
821 De veritate q2, a9, ob8.
822 De veritate q2, a9.
312
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
quantitas albedinis extensiva, secundum quam dicitur quanta per accidens, erit infinita;
quantitas autem eius per se, scilicet intensiva, nihilominus esset finita; et similiter est de
quacumque alia forma corporis infiniti: quia omnis forma recepta in aliqua materia
finitur ad modum recipientis, et ita non habet intensionem infinitam”, De veritate q2, a9.
826 Ibidem.
827 “Unde si sic debeat intellectus noster cognoscere corpus album infinitum, nullo modo
cognoscere poterit perfecte ipsum, neque albedinem eius; si autem cognoscat ipsam
naturam albedinis vel corporeitatis, quae invenitur in corpore infinito, sic cognoscet
infinitum perfecte quantum ad omnes partes eius, non tamen per viam infiniti; et sic
possibile est ut intellectus noster quodammodo infinitum continuum perfecte cognoscat”,
De veritate q2, a9.
313
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
visionis. Sed contra, omnis scientia perfecta comprehendit, et per consequens finit, illud
quod scit. Sed sicut scientia visionis in Deo est perfecta, ita scientia simplicis notitiae.
Ergo sicut scientia visionis non potest esse infinitorum, ita nec scientia simplicis notitiae”,
De veritate q2, a9, ob2.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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831 De veritate q2, a9, ad2.
832 “Unde secundum scientiam visionis Deus scire non dicitur nisi quae sunt extra ipsum,
quae sunt vel praesentia, vel praeterita, vel futura; sed scientia simplicis notitiae, ut supra
probatum est, est eorum quae non sunt, nec erunt, nec fuerunt: nec alio modo scit Deus
ista et illa”, De veritate q2, a9, ad2, la cursiva es mía.
833 Sin embargo, en otros textos, Tomás afirma que por ciencia de visión Dios podría
conocer infinitos actuales porque podría haber creado un mundo en el que el ciclo de
generación y corrupción durase para siempre: “Supposito enim quod generatio in
futurum in infinitum duraret (quod Deus facere posset), constat quod infiniti homines
essent futuri, et omnes Deus cognosceret scientia visionis”, De veritate q20, a4, ad1 y
también dice Tomás que de hecho por ciencia de visión Dios conoce infinitos actuales en
tanto que conoce infinitas operaciones: “Et praeterea, si animae damnatorum sunt
perpetuae, et in eis cogitationes erunt volubiles, quarum nullam Deus ignorat; Deus etiam
nunc scit scientia visionis infinita futura”, ibidem. Esto que sostiene acerca de los
pensamientos y sentimientos, aunque no específicamente referido a los condenados, lo
vuelve a afirmar en otra obra de madurez: “si diligentius consideretur, necesse est dicere
quod Deus etiam scientia visionis sciat infinita. Quia Deus scit etiam cogitationes et
affectiones cordium, quae in infinitum multiplicabuntur, creaturis rationalibus
permanentibus absque fine”, S.Th. I, q14, a12.
834 De veritate q20, a4.
315
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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835 De veritate q20, a4, ad1. Y por esta razón, Tomás afirma que conocer infinitas cosas no
es lo mismo que conocer todo lo que Dios puede hacer y, por tanto: “et sic patet quod non
est eiusdem rationis dicere, animam Christi cognoscere infinita, et cognoscere omnia
quae Deus potest facere”, ibidem. La razón es que Dios puede hacer una infinita cantidad
de infinitos y como conoce de manera perfecta y exhaustiva su propio poder, conoce
dichos infinitos.
836 Ross, «Aquinas’s Exemplarism; Aquinas’s Voluntarism», 189. Ross en realidad allí cita
a De veritate q2, a10 que es el artículo siguiente en el que trata acerca de si Dios puede no
sólo ya conocer sino crear un infinito actual.
837 Ibidem.
316
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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838 Es cierto que en este ejemplo sí existen vecinos máximamente cercanos pero esto se
debe a que delimitamos la cuestión arbitrariamente a los números naturales. De modo
semejante, si como dice la teoría científica dominante en física la cuántica existen
paquetes mínimos de energía-materia, entonces también hay diferencias mínimas y, por
tanto, vecinos máximamente cercanos dentro de un conjunto de posibilidades limitadas
la materia creada que, por supuesto, es potentia secundum aliquam potentia y no la
posibilidad absolutamente considerada. Nótese que si en vez de números naturales
hablásemos de toda clase de números decimales, no habría un vecino máximamente
cercano y no por eso se puede dejar de hablar de todos los infinitos números
comprehendidos entre, e.g. 1 y 2 i.e., 1,1; 1,11,; 1,2; 1,21, etc..
839 “Infinitum cognosci non potest per viam infiniti: quia quamcumque partem quantitatis
eius acceperis, cuiuscumque mensurae, semper aliquid erit accipere de ipso”, De veritate
q2, a9, ad8.
840 Cfr. nota 744.
841 Ross, «God, Creator of Kinds and Possibilities», n. 16.
842 Ibidem. Allí también hace referencia a los problemas de la participación de tipo
317
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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844 Cfr. sección 2.5. capñitulo 2.
845 Ross, «Aquinas’s Exemplarism; Aquinas’s Voluntarism», 186.
318
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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846 Cfr. cita 753. Ross decía que lo meramente posible es cognitiva y ontológicamente
inaccesible y, sin embargo, a partir de su conocimiento de lo que puede hacer es que Dios
debe configurar según Ross lo que de hecho hace. Hubiera sido pertinente que Ross
aclarara si, para él, Dios puede considerar o no, algún individuo o mundo posible que
decidiera no crear. Nosotros ciertamente podemos considerar cosas en detalle que no
hacemos, y no existe razón para pensar que Dios no pueda; y si es posible hacerlo para un
caso, cabría preguntarse por qué niega que pueda considerar infinitos casos del mismo
modo que por ciencia de visión o ciencia actualmente práctica considera los infinitos
pensamientos de los hombres.
319
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
320
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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847 “Deus omnem multitudinem et compositionem tam naturae quam rationis cognoscit”,
C.G. I, c58, n8. Las composiciones de razón como, e.g., ‘animal racional’, se dice que las
conoce ‘en’ el intelecto humano, aunque no las conozca componiendo.
848 C.G. I, c59, n2. Nuevamente se puede apreciar la importancia de la diferencia señalada
por Tomás entre el aspecto intencional o lo significado por la operación intelectual que
guarda relación con lo conocido de la naturaleza misma del acto intelectual, la cual
depende de la naturaleza del cognoscente y no de lo conocido.
849 Esto de la aplicación al objeto puede sonar extraño, dado que lo entendido por el
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
modo insinuada en la distinción de las preguntas an sit y quid sit en lugar de la distinción
de las operaciones del intelecto. En efecto, para el hombre son necesarias al menos dos
operaciones para contestar dichas preguntas a causa de su modo de conocer tres o más
si se requiere razonar, pero el hombre podría hipotéticamente conocer de modo
exhaustivo qué es algo e ignorar si existe dicho objeto si éste es finito. Por esta razón, el
intelecto humano, cuando conoce a Dios imperfectamente i.e. por conceptos finitos, de
modo indirecto y analógico puede conocer algo de la naturaleza divina e ignorar si Dios
existe o no. El caso de los bienaventurados, en cambio, es diferente en tanto que sí pueden
conocerlo de manera adecuada. En efecto, si bien puede haber lugar para la pregunta
acerca de si un conocimiento humano sobrenatural y adecuado de Dios se compone de
una o dos operaciones, no cabe duda de que un conocimiento adecuado de Dios es
incompatible con la ignorancia acerca de su existencia. Que el hombre necesite dos
operaciones para responder a las preguntas an sit y quid sit no es lo mismo que decir que
ambas cuestiones puedan ser conocidas la una con independencia de la otra en todos los
casos; esto depende de la naturaleza del objeto conocido. El conocimiento de sí, no
obstante, es un caso distinto, pues un hombre no puede conocer su propia naturaleza e
ignorar si es a pesar de ser finito, aunque sí es posible lo contrario, i.e., puede saber
que es e ignorar qué es. La cuestión se puede resumir de la siguiente manera: lo que es
cognoscible por sí mismo no permite que su status existencial sea desconocido, pero
algunas cosas son cognoscibles adecuadamente por una semejanza y ellas admiten un
conocimiento de su naturaleza separado del de su existencia. Tales realidades tienen un
ser distinto de su esencia. En cambio, lo que es sólo adecuadamente cognoscible por sí
mismo no es cognoscible en ningún caso sin que a su vez sea captada su realidad y
presencia, y éste es el caso de Dios que no puede ser conocido adecuadamente sino por sí
mismo. La naturaleza divina no es cognoscible de modo propio como una posibilidad
formal.
322
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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852 C.G. I, c59, n3.
853 “Decimoquarto, utrum [scientia Dei] sit enuntiabilium”. S.Th. I, q14, pr.
854 “Respondeo dicendum quod, cum formare enuntiabilia sit in potestate intellectus
nostri; Deus autem scit quidquid est in potentia sua vel creaturae, ut supra dictum est;
necesse est quod Deus sciat omnia enuntiabilia quae formari possunt”, S.Th. I, q14, a14.
855 S.Th. I, q14, a14.
323
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
cognoscitivo divino puede expresar de una sola vez todo lo que algo es, y
que por esta razón, no le es necesario componer o dividir.
Como puede apreciarse, entonces, en los textos en los que Tomás
trata sobre lo enunciable o la verdad de los enunciados, se afirma que
Dios conoce por un solo medio cognoscitivo y un sólo acto cognitivo
exhaustivamente todo aspecto formal así como también el status
existencial y/o veritativo de las cosas, pero no se realiza una distinción
pormenorizada de la adecuación formal y de la existencial entre los
objetos reales y la rationes divinas.
En el artículo 7 de la cuestión 2 de De veritate, Tomás sí se
pregunta principal y expresamente por el aspecto existencial de sus
objetos de intelección856. Tomás allí señala que el conocimiento divino
del singular es completo y que, por tanto, “conoce todos los accidentes,
tanto los comunes a toda especie o género como los propios de cada
singular, entre estos uno es el tiempo, en el que se encuentra cada
singular que existe en la realidad, por cuya determinación se dice que
una cosa singular existe o no existe actualmente; y por eso Dios conoce de
cada cosa que existe o no existe actualmente [cognoscit de unoquoque
singulari quod nunc est vel non est]”857. Ahora bien, para Tomás el
tiempo es un accidente extrínseco, una medida del movimiento, que se
define por relación a otras cosas y hechos, según los criterios de
anterioridad, simultaneidad y posterioridad858. Sin embargo, en la
medida en que es extrínseco, pareciera no disipar la duda de si lo que
indica Tomás es que, como lo real posee una locación temporal por
oposición a lo meramente posible entonces por el conocimiento del
cuándo de un objeto de intelección, Dios sabe qué es real y qué no, o si
simplemente quiere indicar que Dios, por más que conozca lo real
simultáneamente, conoce cuándo comienzan a ser las cosas y cuándo
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856 “Septimo an Deus cognoscat singularia nunc esse vel non esse”, De veritate q2, pr.
857 De veritate q2, a7, la cursiva es mía. Inmediatamente, Tomás también hace también
hace referencia a los enunciados: “et cognoscit omnia alia enuntiabilia quae formari
possunt vel de universalibus, vel de individuis”, ibidem.
858 Cfr. In IV Physic., l17.
324
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
dejan de ser las que tienen duración limitada. Y parece más razonable
pensar que es justamente lo segundo, puesto que el cuándo supone ya
que el individuo es real. En efecto, saber, e.g., cuándo vivió César, no es lo
mismo que saber si César es un ser real o una mera leyenda; la pregunta
por el cuándo presupone ya que verdaderamente existió. Y si se atiende a
las objeciones, parece aún más claro que la cuestión tiene más que ver
con la pregunta acerca de si Dios tiene conocimiento del empezar a ser y
dejar de ser de las cosas o desde nuestro punto de vista con el hecho
de si sabe cuáles cosas existen ahora y cuáles no.
La primera objeción dice que el intelecto divino posee siempre la
misma disposición [semper se habet secundum eamdem dispositionem],
el singular, en cambio, posee diversas disposiciones, pues a veces es y a
veces no es y, por tanto, Dios no conoce si el singular ahora es o no es 859;
el acento está puesto claramente en la variabilidad de lo real, no en la
distinción de lo real y lo meramente posible. La segunda objeción dice
que las potencias formativas de su objeto como la imaginación “son
indiferentes a la presencia o ausencia de la cosa […]; ahora bien, el
intelecto divino se refiere de la misma manera a las cosas presentes y a
las ausentes; luego no conoce que las cosas son o no sino sólo sus
naturalezas simpliciter”860. Nuevamente lo de «ausentes» o «presentes»
parece referirse a la duración limitada de las cosas o a su comienzo en
algún momento del tiempo y no a lo real en contraposición a lo que ni
fue, ni es, ni será. Por último, la sexta objeción, dice algo semejante a la
primera, a saber, que cada idea por la que conoce alguna cosa “es
indiferente a la existencia o no existencia de la cosa, pues de otro modo
por medio de ella Dios no podría conocer cosas futuras” 861. La referencia
también parece hacer alusión al hecho de que lo real finito no es desde
siempre y hasta siempre, y que parte de lo que implica conocer su
________________________
859 De veritate q2, a7, ob1.
860 De veritate q2, a7, ob2.
861 De veritate q2, a7, ob6.
325
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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862 “Ad secundum dicendum, quod similitudo quae est in imaginatione, est similitudo
ipsius rei tantum, non autem est similitudo ad cognoscendum tempus in quo res
invenitur: secus autem est de intellectu divino; et ideo non est simile”, De veritate q2, a7,
ad2.
863 De veritate q2, a7, ad1.
864 “Ad sextum dicendum, quod illa idea quae est in mente divina, pro tanto se habet
similiter ad rem in quacumque dispositione sit, quia est similitudo rei secundum omnem
eius dispositionem, et ideo per eam cognoscitur de re in quacumque sit dispositione”, De
veritate q2, a7, ad6.
326
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
individuos. Dios conoce ideas en la medida que conoce que conoce: “Ad secundum
dicendum quod sapientia et ars significantur ut quo Deus intelligit, sed idea ut quod Deus
intelligit. Deus autem uno intelligit multa; et non solum secundum quod in seipsis sunt,
sed etiam secundum quod intellecta sunt; quod est intelligere plures rationes rerum. Sicut
artifex, dum intelligit formam domus in materia, dicitur intelligere domum, dum autem
327
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
que distingue las reales de las posibles por el hecho de saber cuáles quiere
y cuáles no. En última instancia, parece que ya sea que el esse ut actus de
lo finito sea cognoscible por el intelecto divino como algo con cierto
contenido objetivo propio por más que no sea una noción formal o ya
sea que no sea captado por el intelecto como un contenido objetivo
adicional, no hay razones para pensar que las nociones de lo posible y de
lo real sean distintas y, en consecuencia, que sean el fundamento de la
distinción de lo posible y lo real.
En suma, parece que si se asume que el intelecto divino capta el
esse finito de manera análogamente semejante a como capta lo formal,
éste puede ser captado en su posibilidad por el intelecto divino ya que
éste es su ejemplar, mientras que si se asume que el esse de lo real no es
conocido como una nota más por así decir sui generis adicional a las
notas formales, también parece claro que lo posible y lo real no se
distinguen por características objetivas.
En cuanto a la pregunta acerca de cómo distinguiría Dios lo
posible de lo real, se podría simplemente contestar que cada cognoscente
posee un modo de distinguir lo posible de lo real que no se funda
propiamente en un contenido cognoscitivo ‘adicional’. Así, e.g., el
hombre, si bien no conoce por los sentidos externos algo que no pueda
representar también la imaginación, en tanto que ellos no son potencias
formativas de su objeto, permiten saber cuándo se está ante la presencia
de algo actualmente real. En el caso de Dios no sería la captación de su
pasividad ante lo efectivamente existente lo que permitiría distinguir lo
real de lo meramente posible, sino, por el contrario, el saberse queriendo
algunos de sus objetos secundarios de intelección. Conocer lo real sería
entonces para Dios que, además de conocerse como ejemplar y, por
tanto, imitable, se conozca como causa, y, en consecuencia, como
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intelligit formam domus ut a se speculatam, ex eo quod intelligit se intelligere eam,
intelligit ideam vel rationem domus. Deus autem non solum intelligit multas res per
essentiam suam, sed etiam intelligit se intelligere multa per essentiam suam. Sed hoc est
intelligere plures rationes rerum; vel, plures ideas esse in intellectu eius ut intellectas”,
S.Th. I, q15, a2, ad2.
328
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
da en el juicio del intelecto: “Et sic intelligitur quod sensus proprii sensibilis sit verus. Et
hoc etiam modo intellectus apprehendens quod quid est absque compositione et
divisione, semper est verus, ut dicitur in III de anima. Est autem considerandum quod
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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quamvis sensus proprii obiecti sit verus, non tamen cognoscit hoc esse verum. Non enim
potest cognoscere habitudinem conformitatis suae ad rem, sed solam rem apprehendit;
intellectus autem potest huiusmodi habitudinem conformitatis cognoscere; et ideo solus
intellectus potest cognoscere veritatem”, Exp. Perihermeneias Lib. I, l3, n9.
871 En la percepción, el juicio de existencia humano de las cosas materiales no es una
algo cognoscible por sí incluso para Dios cuando no se trata del conocimiento de sí:
“actus voluntatis nihil aliud est quam inclinatio quaedam consequens formam intellectam
[…] Quod autem intelligibiliter est in aliquo intelligente, consequens est ut ab eo
intelligatur. Unde actus voluntatis intelligitur ab intellectu, et inquantum aliquis percipit
se velle; et inquantum aliquis cognoscit naturam huius actus, et per consequens naturam
eius principii, quod est habitus vel potentia”, S.Th. I, q87, a4. Este texto citado se refiere
al conocimiento humano pero es análogamente aplicable a Dios.
330
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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873 “Praeterea, scientia non est nisi verorum, ut in posterioribus dicitur. Sed verum et ens
convertuntur. Ergo non est nisi entium” In I Sent. d38, q1, a4, ob2.
874 In I Sent. d38, q1, a4, ad2.
331
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
cuando se dice verdadero lo que es, también se lo puede entender como verdadero según
el significado principal de verdadero si el «es» se lo entiende no como referido al ser de la
cosa sino al «es» de la proposición con la que se expresa el intelecto.
877 Cfr. cita 498
878 S.Th. I q14, a9, ad1. Éste es un texto paralelo posterior en el que Tomás aborda la
misma objeción: “Scientia enim Dei non est nisi verorum. Sed verum et ens convertuntur.
Ergo scientia Dei non est non entium”, S.Th. q14, a9, ob1.
879 In I Sent. d38, q1, a4, ad3, la cursiva es mía.
880 STh. I q18, a4, ad3.
332
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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881 “Scientiae autem objectum est verum, quod cum ente convertitur; unde non potest dici
scientia simpliciter eorum quae non habent esse in actu secundum aliquod tempus, sed
secundum quid tantum, sicut etiam secundum quid esse dicuntur in potentia causae”, In I
Sent. d39, q1, a3, ad4.
882 Schultz-Aldrich sostiene que sólo lo real i.e. lo que es, fue o será es cognoscible
por Dios de manera propia y posee verdad: “el conocimiento de Dios de esencias finitas y
de la verdad que les concierne, no asume la existencia actual de sus instanciaciones desde
la eternidad, pero si asume su real existencia en algún momento [del tiempo]”, Schultz-
Aldrich, J., «Being as the Ground of Truth in Aquinas», The Heythrop Journal 50, n.o 4
(2009): 620.; “la conformidad entre la mente divina y las realidades futuras que
constituye la verdad acerca de estas cosas se fundamenta en su futura creación, en el
hecho de que poseen su propia verdad [entitativa] a través de su actualidad o
instanciación”, ibidem., 630. Esto es parcialmente contrario a los textos de Tomás pero es
un resultado natural de las tesis de Ross, autor a quien hace referencia para explicar el
conocimiento divino. En cierta forma, reduce el ens intelligibile al ente actual y, por tanto,
toda verdad a lo que expresa lo real actual. Sin embargo, es menester entender que si la
potencia es real, ésta es cognoscible y posee cierta verdad también aunque no sea igual a
la de lo real actual.
333
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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883 In I Sent. d39, q1, a2.
884 Las objeciones 1 a 3 trabajan con la idea de que esto supondría mutación en Dios, e.g.:
“Praeterea, quantitas scientiae attenditur secundum quantitatem scibilium, sicut
quantitas virtutis secundum quantitatem objectorum. Ergo ad pluralitatem scibilium
sequitur augmentum scientiae. Sed si posset scire aliquid quod non scit, posset plura scire
quam sciat. Ergo posset augeri ejus scientia; quod est impossibile. Ergo et primum”, In I
Sent. d39, q1, a2, ob3.
885 In I Sent. d39, q1, a2, ad4. El texto de Tomás en realidad cita el artículo 4 de la
cuestión 8 de la distinción 38. Ahora bien, como la distinción 38 tiene una única cuestión
i.e. la cita es inválida y el artículo 4 versa sobre “Utrum scientia Dei sit non entium”,
es razonable asumir que la referencia cruzada que Tomás pretendía realizar es en
realidad: In I Sent. d38, q1, a4.
886 En efecto, los problemas de la inmutabilidad de la ciencia se pueden evitar si se
sostiene que el sentido de la aserción “Dios puede conocer algo que no sabe” significa
solamente que Dios podría haber conocido algo distinto de lo que de hecho conoce y no
334
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
conocer algo que no sabe, puesto que si conoce todo lo que es en algún
momento y, además, todo lo que puede hacer y no hace, su ciencia agota
el ens intelligibile. Ahora bien, para que esto sea absolutamente
concluyente parece que debe suponerse una cosa, i.e., que las nociones de
lo posible y de lo real son idénticas y que, por tanto, los entes reales son
distinguidos de los entes posibles en la medida en que Dios además
conoce lo que quiere.
¿Qué dice Tomás en la respuesta? Distingue lo que Dios sabe por
ciencia de visión y ciencia de simple inteligencia y sostiene que “hablando
de la ciencia de visión, sí puede ver algo distinto de lo que ve, en cuanto
que a las cosas que tienen el ser en su propia potencia puede dárselo en la
misma naturaleza”887. No es lo mismo, por tanto, inteligir algo como
posible que inteligir algo como siendo. Aclara, no obstante, que según
cómo se entienda la aserción “Dios puede conocer algo que no sabe”, ésta
es verdadera o falsa. Explica que si se la entiende conjuntamente
[conjunctim], es falsa porque no es posible simultáneamente que “Dios
sepa algo que no ha sabido desde la eternidad”888 esto iría contra la
inmutabilidad de la ciencia divina, “en cambio, si la expresión se
entiende separadamente [divisim], entonces es verdadera y es designado
el poder de la libertad […] y no hay mutabilidad de la ciencia o de la
voluntad”889.
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que supuesto lo que conoce podría de hecho ahora conocer algo distinto, i.e., la frase es
verdadera de re y no de dicto.
887 In I Sent. d39, q1, a2.
888 In I Sent. d39, q1, a2.
889 In I Sent. d39, q1, a2. En suma, la distinción apunta a diferenciar lo que puede ser de
lo que podría haber sido, cfr. nota 886. Los pares: absolute - ex suppositione; necessitate
consequentis - consequentiae; de re - de dicto y, por último, divisa - composita, se
corresponden: “Praeterea, si unumquodque a Deo cognoscitur sicut praesentialiter visum,
sic necessarium erit esse quod Deus cognoscit, sicut necessarium est Socratem sedere ex
hoc quod sedere videtur. Hoc autem non necessarium est absolute, vel, ut a quibusdam
dicitur, necessitate consequentis: sed sub conditione, vel necessitate consequentiae. Haec
enim conditionalis est necessaria: si videtur sedere, sedet. Unde et, si conditionalis in
categoricam transferatur, ut dicatur, quod videtur sedere, necesse est sedere, patet eam
335
Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
vel in propria natura, vel in causa sua, vel in cognitione aliqua: et sic etiam sunt entia
omnia quae Deus cognoscit”, In I Sent. d38, q1, a4, ad4. También: “Sic igitur non entia
cognoscit Deus inquantum aliquo modo habent esse: vel in potentia Dei, vel in causis suis,
vel in seipsis. Quod rationi scientiae non obsistit”, C.G. I, c66, n13.
891 Por ejemplo: “Loquendo autem de scientia visionis, secundum quod videt res non
tantum in seipso, sed etiam unumquodque in proprio esse; sic scientia sua non est
infinitorum. Hoc autem non est ex defectu scientiae ejus, sed ex defectu rerum, quae non
sunt infinitae secundum omne tempus numeratae”, In I Sent. d39, q1, a3.
336
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
no prescinde del ser y de la existencia de las cosas, pero prescinde de la realidad de esta o
aquella cosa, i.e., no es la ciencia de lo que es y percibo ahora, sino de las cosas en cuanto
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
principia demonstrationis quae non potest cogitare non esse”, De veritate q10, a12.
898 De veritate q10, a12, ob7. Dios es más verdadero porque es más actual y, por tanto, en
338
El conocimiento divino de lo posible y de lo real
A lo séptimo hay que decir que pensar que algo no existe puede
entenderse de un doble modo; uno, que estas dos cosas sean
aprehendidas simultáneamente, y de esta manera nada prohíbe
que alguien piense que no existe, lo mismo que piensa que en
algún momento no existió; de esta manera, en cambio, no se
puede aprehender simultáneamente que algo sea un todo y sea
menor que una parte suya, ya que una de esas cosas excluye a la
otra. De otro modo, de tal manera que se proporcione el
asentimiento a esta aprehensión, y así nadie puede pensar, con
asentimiento que no existe; en efecto, en el mismo pensar algo se
percata de que existe899.
Podría de alguna manera decirse que el primer caso se
corresponde con la mera aprehensión de que uno mismo no es, i.e.
entender como actual que uno no existe, lo que es posible porque el
hombre no es de existencia necesaria. Dicha consideración coincidiría
con la negación del «acto o existencia significada». La segunda
posibilidad, en cambio, es imposible porque supondría captarse como
realmente no siendo, i.e., supondría la negación del «acto o existencia
ejercida», lo que es imposible porque la propia actividad y conciencia de
algo es conciencia concomitante de la propia existencia y, por tanto, si
bien no es imposible de concebir como e.g. un círculo cuadrado, es
imposible prestarle asentimiento a dicha concepción i.e. juzgarla como
verdadera porque se sabe necesariamente y con total evidencia que es
falsa.
La ciencia de visión es la captación del acto o existencia ejercida y,
por tanto, no es reductible a la existencia meramente entendida o
significada. Resta considerar, no obstante, el fundamento propio de la
ciencia de visión y así dar por terminado nuestro recorrido.
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899 De veritate q10, a12, ad7.
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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903 C.G. III, c89, n3.
904 C.G. III, c89, n1.
905 De potentia q3, a7.
906 C.G. III, c73, n1.
907 S.Th. I, q83, a1, ad3.
908 De potentia q3, a7, ad13.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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912 La continuidad y la sucesión son características del movimiento. Entre dos species y
dos verbos intelectuales no hay continuidad pero existe sucesión entre las operaciones.
Cfr. In I Sent. d37, q4, a1.
913 S.Th. I-II, q9, a1.
914 Nótese que digo la «causa del movimiento de la potencia» y no «la causa de la
operación» porque la potencia es también junto con aquello por lo que se encuentra en
acto principio de la operación.
915 De veritate q22, a.5, ad8.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
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916 Según la física de entonces el movimiento natural sería rectilíneo hacia abajo, en el
caso de los cuerpos pesados, y hacia arriba, en el caso de los livianos. Cfr. In VIII Physic.,
l8. A pesar de que la explicación de la gravedad medieval ha sido superada, sigue siendo
válida la distinción entre los efectos naturales que se dan por la sola forma que constituye
algo en acto primero de algo y aquellos que resultan de una actividad que es una segunda
actualidad.
917 S.Th. I, q105, a5.
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
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918 S.Th. I-II, q9, a1.
919 “Sed obiectum movet, determinando actum, ad modum principii formalis, a quo in
rebus naturalibus actio specificatur, sicut calefactio a calore. Primum autem principium
formale est ens et verum universale, quod est obiectum intellectus. Et ideo isto modo
motionis intellectus movet voluntatem, sicut praesentans ei obiectum suum”, S.Th. I-II,
q9, a1.
920 S.Th. I, q105, a3.
921 De veritate q22, a.5, ad8, la cursiva es mía. Ahora bien, como el fantasma no imprime
species en el intelecto sino por medio del intelecto agente que le hace inteligible en acto es
que dijimos que es causa de la forma por la que obra lo cual es indicativo de que el apetito
racional es dueño de su acto: “ad decimum dicendum, quod res quae est extra animam,
non imprimit speciem suam in intellectum possibilem nisi per operationem intellectus
agentis: et pro tanto dicitur anima in seipsa formas rerum formare”, De veritate q22, a.5,
ad10.
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El conocimiento divino de lo posible y de lo real
iluminadores: “Actio enim intellectus est ab eo in quo est, non enim transit in exteriorem
materiam, ut dicitur in IX Metaphys. Actio autem eius quod movetur ab alio, non est ab
eo in quo est, sed a movente. Non ergo intellectus movetur ab alio. Et ita videtur quod
Deus non possit movere intellectum”, S.Th. I, q105, a3, ob1. “Ad primum ergo dicendum
quod operatio intellectualis est quidem ab intellectu in quo est, sicut a causa secunda, sed
a Deo sicut a causa prima. Ab ipso enim datur intelligenti quod intelligere possit”, S.Th. I,
q105, a3, ad1. Como bien dice la objeción el principio de la operación inmanente es la
propia realidad en la que se da a diferencia de las acciones transeúntes como la del
carpintero cuyo cambio-movimiento se da en el paciente que es distinto del agente y no
una perfección suya.
924 “Bonum autem in communi, quod habet rationem finis, est obiectum voluntatis”, S.Th.
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
dicho conocimiento sino habitual: “virtus intellectualis speculativa est per quam
intellectus speculativus perficitur ad considerandum verum, hoc enim est bonum opus
eius. Verum autem est dupliciter considerabile, uno modo, sicut per se notum; alio modo,
sicut per aliud notum. Quod autem est per se notum, se habet ut principium; et percipitur
statim ab intellectu. Et ideo habitus perficiens intellectum ad huiusmodi veri
considerationem, vocatur intellectus, qui est habitus principiorum”, S.Th. I-II, q57, a2.
Por ser inmediatamente captado, se puede pensar de dicho hábito como algo tan afín al
intelecto que es puesto necesariamente en acto ante cualquier contacto del intelecto con
su objeto propio y por tanto, algo que el intelecto agente contiene de alguna manera.
929 “Voluntas movet alias potentias animae ad suos actus, utimur enim aliis potentiis cum
intelligat, quia voluntas vult ipsum intelligere. Sed voluntas non vult aliquid nisi
intellectum. Ergo prius intellectus intellexit ipsum intelligere quam voluntas illud vellet.
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remite que no hay circularidad diciendo que Dios es el principio de toda deliberación: “Ad
tertium dicendum quod non oportet procedere in infinitum, sed statur in intellectu sicut
in primo. Omnem enim voluntatis motum necesse est quod praecedat apprehensio, sed
non omnem apprehensionem praecedit motus voluntatis; sed principium consiliandi et
intelligendi est aliquod intellectivum principium altius intellectu nostro, quod est Deus, ut
etiam Aristoteles dicit in VII Ethicae Eudemicae, et per hunc modum ostendit quod non
est procedere in infinitum”, S.Th. I, q82, a4, ad3. Esto muestra como a veces Tomás se
refiere a principio innatos naturales y a veces los pasa por alto y se refiere directamente a
la causa primera.
932 Cfr. final de nota 922.
933 “Quamvis autem rem naturalem possit aliquid movere quod non est causa naturae rei
motae, tamen motum naturalem causare non potest nisi quod est aliqualiter causa
naturae”, S.Th. I-II, q9, a6. La otra razón es que: “Secundo vero ex hoc patet, quod
voluntas habet ordinem ad universale bonum. Unde nihil aliud potest esse voluntatis
causa, nisi ipse Deus, qui est universale bonum. Omne autem aliud bonum per
participationem dicitur, et est quoddam particulare bonum, particularis autem causa non
dat inclinationem universalem”, Ibidem.
934 No puede haber una moción violenta de la voluntad, porque el acto de querer es algo
que surge de la propia voluntad: “Et huius ratio est quia actus voluntatis nihil est aliud
quam inclinatio quaedam procedens ab interiori principio cognoscente, sicut appetitus
naturalis est quaedam inclinatio ab interiori principio et sine cognitione. Quod autem est
coactum vel violentum, est ab exteriori principio. Unde contra rationem ipsius actus
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Capítulo IV: Conocimiento divino de lo posible y de lo real
moverse a sí misma ni ninguna otra cosa y, por tanto, ésta es movida por
Dios:
Cuando uno quiere sanar, comienza a pensar cómo puede
conseguirlo y, mediante este pensamiento, llega a que puede
sanar con la ayuda de un médico, y lo quiere. Pero, porque no
siempre quiso en acto la salud, es necesario que comience a
querer sanar por la moción de algo. Incluso si se hubiera movido
a sí misma, sería necesario que lo hiciera mediante consejo,
procedente de otra voluntad previa. Pero esto no se puede llevar
hasta el infinito. Por consiguiente, es necesario afirmar que en
su primer movimiento la voluntad procede del impulso de algo
exterior que la mueva. 935.
Si al texto nos atenemos, entonces según tomás la voluntad
necesita ser efectivamente movida por Dios en el orden de la causalidad
agente. No obstante, ha de notarse que el ejemplo no permite afirmar que
que sea necesaria una moción divina para cada acto electivo, sino que
todas las elecciones se reducen a una primera moción divina. Ahora bien,
si todas se reducen a una primera moción divina, se entiende entonces
que Dios es causa de que el hombre quiera esto o aquello no en cuanto a
la elección de esto o aquello sino en el sentido de que es causa primera de
cada acto electivo y no sólo de la potencia como indicaba el texto antes
citado de la Summa contra gentiles936. Además, por supuesto, es causa de
las operaciones en tanto que es causa del ser de todo permanentemente,
i.e., de su conservación en el ser. Y el que no sea causa de que el hombre
elija esto o aquello sino una causa primera de todo querer en común, es
evidente en el ejemplo por el hecho de que no es una cadena
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voluntatis est quod sit coactus vel violentus, sicut etiam est contra rationem naturalis
inclinationis vel motus. Potest enim lapis per violentiam sursum ferri, sed quod iste
motus violentus sit ex eius naturali inclinatione, esse non potest. Similiter etiam potest
homo per violentiam trahi, sed quod hoc sit ex eius voluntate, repugnat rationi
violentiae”, S.Th. I-II, q6, a4.
935 S.Th. I-II, q9, a4, la cursiva es mía.
936 Cfr. cita 904.
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937Cfr. cita 924.
938 S.Th. I-II, q9, a3.
939 “Si quis autem recte inspiciat, nihil inconveniens aut difficile sequitur. Nihil enim
prohibet hoc respectu illius esse secundum quid in potentia et secundum aliud in actu,
sicut in rebus naturalibus videmus: aer enim est actu humidus et potentia siccus, terra
autem e converso. Haec autem comparatio invenitur esse inter animam intellectivam et
phantasmata. Habet enim anima intellectiva aliquid in actu ad quod phantasma est in
potentia: et ad aliquid est in potentia quod in phantasmatibus actu invenitur. Habet enim
substantia animae humanae immaterialitatem, et, sicut ex dictis patet, ex hoc habet
naturam intellectualem: quia omnis substantia immaterialis est huiusmodi. Ex hoc autem
nondum habet quod assimiletur huic vel illi rei determinate, quod requiritur ad hoc quod
anima nostra hanc vel illam rem determinate cognoscat: omnis enim cognitio fit
secundum similitudinem cogniti in cognoscente. Remanet igitur ipsa anima intellectiva in
potentia ad determinatas similitudines rerum cognoscibilium a nobis, quae sunt naturae
rerum sensibilium. Et has quidem determinatas naturas rerum sensibilium praesentant
nobis phantasmata. Quae tamen nondum pervenerunt ad esse intelligibile: cum sint
similitudines rerum sensibilium etiam secundum conditiones materiales, quae sunt
proprietates individuales, et sunt etiam in organis materialibus. Non igitur sunt
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intelligibilia actu. Et tamen, quia in hoc homine cuius similitudinem repraesentant
phantasmata, est accipere naturam universalem denudatam ab omnibus conditionibus
individuantibus, sunt intelligibilia in potentia. Sic igitur habent intelligibilitatem in
potentia, determinationem autem similitudinis rerum in actu. E contrario autem erat in
anima intellectiva. Est igitur in anima intellectiva virtus activa in phantasmata, faciens ea
intelligibilia actu: et haec potentia animae vocatur intellectus agens. Est etiam in ea virtus
quae est in potentia ad determinatas similitudines rerum sensibilium: et haec est potentia
intellectus possibilis”, C.G. II, c77, n2.
940 S.Th. I-II, q9, a3.
941 De veritate q22, a5, ad11. Y lo compara al conocimiento de los primeros principios:
“non enim oportet ea quae sunt naturaliter animae convenientia, semper actu in anima
esse; sicut principia quae sunt naturaliter cognita, non semper actu considerantur”,
ibidem.
942 Cfr. S.Th. I-II, q12-13. Nótese que incluso el capítulo de la Summa contra gentiles, en
donde Tomás habla de que Dios es causa de que querramos esto o aquello cfr. cita
904 al final explica la necesidad de la moción devina en términos de causalidad
sucesiva y de actos que deben todos remontarse a una primera moción: “Huius quod
aliquis intelligat et consilietur et eligat et velit, oportet aliquid esse causam: quia omne
novum oportet quod habeat aliquam causam. Si autem est causa eius aliud consilium et
alia voluntas praecedens, cum non sit procedere in his in infinitum, oportet devenire ad
aliquid primum. Huiusmodi autem primum oportet esse aliquid quod est melius ratione.
Nihil autem est melius intellectu et ratione nisi Deus. Est igitur Deus primum principium
nostrorum consiliorum et voluntatum”, C.G. III, c89.
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943 De veritate q22, a4.
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944 C.G. III, c70, n5.
945 “Patet etiam quod non sic idem effectus causae naturali et divinae virtuti attribuitur
quasi partim a Deo, et partim a naturali agente fiat, sed totus ab utroque secundum alium
modum: sicut idem effectus totus attribuitur instrumento, et principali agenti etiam
totus”, C.G. III, c70, n7.
946 Un ejemplo de causas unívocas concurrentes puede ser el de un caballo y un buey que
tiran de un carreta para que avance; son dos agentes numérica es específicamente
distintos pero su acción es de la misma naturaleza.
947 El cirujano no es causa del ser del bisturí ni de un movimiento natural en éste así como
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950De veritate q24, a1, ad5.
951“Ad primum ergo dicendum quod non omne principium est principium primum. Licet
ergo de ratione voluntarii sit quod principium eius sit intra, non tamen est contra
rationem voluntarii quod principium intrinsecum causetur vel moveatur ab exteriori
principio, quia non est de ratione voluntarii quod principium intrinsecum sit principium
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primum. Sed tamen sciendum quod contingit aliquod principium motus esse primum in
genere, quod tamen non est primum simpliciter sicut in genere alterabilium primum
alterans est corpus caeleste, quod tamen non est primum movens simpliciter, sed
movetur motu locali a superiori movente. Sic igitur principium intrinsecum voluntarii
actus, quod est vis cognoscitiva et appetitiva, est primum principium in genere appetitivi
motus, quamvis moveatur ab aliquo exteriori secundum alias species motus”, S.Th. I-II,
q6, a1, ad1. “Ad tertium dicendum quod, si voluntas ita moveretur ab alio quod ex se
nullatenus moveretur, opera voluntatis non imputarentur ad meritum vel demeritum. Sed
quia per hoc quod movetur ab alio, non excluditur quin moveatur ex se, ut dictum est;
ideo per consequens non tollitur ratio meriti vel demeriti”, S.Th. I, q105, a4, ad3.
952 “Praeterea, Deus non est causa nisi bonorum; secundum illud Gen. I, vidit Deus cuncta
quae fecerat, et erant valde bona. Si ergo a solo Deo voluntas hominis moveretur,
nunquam moveretur ad malum, cum tamen voluntas sit qua peccatur et recte vivitur, ut
Augustinus dicit”, S.Th. I-II, q9, a6, ob3.
953 S.Th. I-II, q9, a6, ad3.
954 Molina, Ludovicus, Liberi arbitrii cum gratiae donis, divina praescientia, providentia,
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absolver a Dios como causa del pecado del pecador. Dios imprime en la
voluntad esa natural inclinación al fin último por la cuál ésta es capaz de
moverse a sí misma a querer esto o aquello 955. Sin embargo, en el texto
también se menciona que a veces Dios mueve a querer algo determinado,
pero lo hace sobrenaturalmente. Ahora bien como el hombre posee la
potestad de rechazar esta moción sobrenatural de la gracia, incluso
teniendo en cuenta esta clase de moción especial, permanece como dueño
y responsable último de sus elecciones956. Por tanto, nunca mueve Dios al
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fit ut actiones liberi arbitrii (ut et cuiusvis alterius causae secundae) a concursu generali
Dei non habeant, quod sint tales vel tales in particulari ac proinde neque quod sint
studiosae vel vitiosae, sed ab ipsomet libero arbitrio”.
955 Como bien indica una objeción, si Dios fuera causa inmediata de que éste hombre
quiera esto, la voluntad sería superflua: “Praeterea, posita causa sufficienter operante,
superfluum est alterius causae operationem ponere. Sed constat, si Deus operetur in
natura et voluntate, quod sufficienter operatur. Ergo superflueret omnis operatio naturae
et voluntatis. Cum ergo in natura nihil sit superfluum; nec natura nec voluntas aliquid
operaretur, sed solus Deus. Hoc autem est inconveniens. Ergo et primum, scilicet quod
Deus in natura et voluntate operetur”, De potentia q3, a7, ob16. En su respuesta Tomás
no indica que Dios no opere suficientemente ni que la voluntad opere redundantemente,
sino que Dios opera perfectamente como causa primera y ésta no es suficiente a pesar de
que pudiera de otra manera causar directamente cualquier cosa: “Ad decimumsextum
dicendum, quod Deus perfecte operatur ut causa prima; requiritur tamen operatio
naturae ut causae secundae. Posset tamen Deus effectum naturae etiam sine natura
facere; vult tamen facere mediante natura, ut servetur ordo in rebús”, De potentia q3, a7,
ad16.
956 En un capítulo titulado “Quod rationabiliter homini imputatur si ad Deum non
convertatur, quamvis hoc sine gratia non possit”, dice: “Ad huius dubitationis solutionem
considerandum est quod, licet aliquis per motum liberi arbitrii divinam gratiam nec
promereri nec advocari possit, potest tamen seipsum impedire ne eam recipiat: dicitur
enim de quibusdam, Iob 21-14, dixerunt Deo: recede a nobis, scientiam viarum tuarum
nolumus; et Iob 24-13, ipsi fuerunt rebelles lumini. Et cum hoc sit in potestate liberi
arbitrii, impedire divinae gratiae receptionem vel non impedire, non immerito in culpam
imputatur ei qui impedimentum praestat gratiae receptioni. Deus enim, quantum in se
est, paratus est omnibus gratiam dare, vult enim omnes homines salvos fieri, et ad
cognitionem veritatis venire, ut dicitur I ad Tim. 2-4: sed illi soli gratia privantur qui in
seipsis gratiae impedimentum praestant; sicut, sole mundum illuminante, in culpam
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imputatur ei qui oculos claudit, si ex hoc aliquod malum sequatur, licet videre non possit
nisi lumine solis praeveniatur”, C.G. III, c159, n2.
957 Cfr. cita 222.
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958 Cuestión que deriva en la omni-ejemplaridad posible por su infinitud intensiva,
tratado en el capítulo II.
959 El tema de la eternidad en Tomás de Aquino su correcta inteligibilidad, su
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963 Cfr. citas 669 y 672.
964 De veritate q2, a8, ad2.
965 Al principio parece referirse a la ciencia de visión porque se refiere a lo existente, pero
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966 S.Th. I, q14, a5, ad3
967 Cfr. cita 865.
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968 Estas objeciones están en cierta medida expresadas en: “praeterea, species innatae
Angelis aequaliter se habent ad praesentia et futura. Scientia autem Angelorum non se
habet aequaliter ad utraque, cum sciant praesentia, ignorent autem futura. Ergo
Angelorum scientia non est per species innatas”, De veritate q8, a9, ob3.
969 Al no tener cuerpos no pueden ser inmutados o alterados por las cosas.
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974 Esto de que la cosa llega de nuevo a la forma en el intelecto no lo dice sólo ahí, sino que
lo vuelve a repetir en el artículo 12. “Ad octavum dicendum, quod Angelus per
intellectivam cognitionem cognoscit ea quae sunt hic et nunc, quamvis ipse intellectus
cognoscens sit abstractus ab hic et nunc, ut ex dictis patet. Et ideo non est mirum si alio
modo cognoscit praesentia quam futura; non ex hoc quod ipse aliter ad ea se habeat, sed
ex hoc quod illa aliter se habent ad ipsum, ut patet ex dictis”, De veritate q8, a12, ad8.
También dice algo semejante en: “Ad tertium dicendum quod, licet species quae sunt in
intellectu Angeli, quantum est de se, aequaliter se habeant ad praesentia, praeterita et
futura; tamen praesentia, praeterita et futura non aequaliter se habent ad rationes. Quia
ea quae praesentia sunt, habent naturam per quam assimilantur speciebus quae sunt in
mente Angeli, et sic per eas cognosci possunt. Sed quae futura sunt, nondum habent
naturam per quam illis assimilentur, unde per eas cognosci non possunt”, S.Th. I, q57, a3,
ad3.
975 Cfr. nota 118.
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Dios conoce todo lo que puede ser por sí mismo, por tanto, el
estado actual de cosas, e.g., Juan saludando a un vecino, no es algo que
constituya una perfección adicional de su ciencia ni una verdadera
novedad; no añade nada a su capacidad colmada y siempre ejercida,
porque lo que hace Juan, lo conoce como posibilidad, que además
considera exhaustivamente y simultáneamente con toda otra posibilidad
y realidad. Ahora bien, negar que la mera noticia existencial de haber
tal cosa en el conocimiento de lo distinto de sí tenga un carácter
perfectivo, puede resultarle a más de uno problemático en el marco de la
reconstrucción del pensamiento de un autor que habló del esse como de
lo más perfecto de las cosas. Sin embargo, el esse substancial no debe ser
confundido con su noticia ni con su representación objetiva. Para conocer
algo como efectivamente existiendo, no es necesaria una species distinta
que aquella necesaria para considerar esa misma cosa como posible o con
mera existencia significada; la noticia existencial no provee al
cognoscente de una nueva capacidad o perfección. Por otro lado, lejos de
ser un problema, esto es perfectamente coherente con el hecho de que ni
el esse creado, ni toda la creación tomada en su conjunto, constituye una
‘ganancia’ o nueva perfección para Dios, el cual pre-contiene de modo
supereminente toda perfección formal y existencial; lo creado es una
novedad absoluta y una verdadera ganancia para lo creado, pero en
términos de la perfección total divina, no le añade nada; la creación es
para Dios una mera relación de razón978.
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977De veritate q2, a3, ad1.
978 “Ad primum ergo dicendum quod creatio active significata significat actionem
divinam, quae est eius essentia cum relatione ad creaturam. Sed relatio in Deo ad
creaturam non est realis, sed secundum rationem tantum. Relatio vero creaturae ad
Deum est relatio realis, ut supra dictum est, cum de divinis nominibus ageretur”, S. Th. I,
q45, a3, ad1.
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Dios posee de las cosas y no el que las cosas poseen de él, por tanto,
queda enmarcada dentro de lo que es el primer modo divino de estar en
las cosas, i.e., como causa agente. En efecto, luego de referirse a la
presencia divina en los seres racionales como objeto de sus operaciones
por la gracia, realiza una explicación que abarcar el resto del cuerpo de
la respuesta sobre cómo Dios está en otras cosas. Con este fin, en
primer lugar, ilustra a través de situaciones humanas lo que significa el
ser o estar de Dios en las cosas por presencia, esencia y potencia,
señalando también algunas limitaciones de dichas analogías984. En
segundo lugar, se refiere propiamente a Dios y explica la necesidad de
afirmar dichas formas de ser o estar mencionadas, en tanto que permiten
corregir tesis erradas acerca de Dios y su relación con la creación 985.
Esto significa que, no obstante la distinción realizada por Tomás
de los tres modos en que se dice que Dios está en las cosasi.e., en
presencia, esencia y potencia, éstas no resultan de diversos principios o
actividades por las que Dios se encuentra en las cosas de modo diverso,
sino que responden a dos limitaciones. En primer lugar, a la propia
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984 “In rebus vero aliis ab ipso creatis quomodo sit, considerandum est ex his quae in
rebus humanis esse dicuntur. Rex enim dicitur esse in toto regno suo per suam
potentiam, licet non sit ubique praesens. Per praesentiam vero suam, dicitur aliquid esse
in omnibus quae in prospectu ipsius sunt; sicut omnia quae sunt in aliqua domo, dicuntur
esse praesentia alicui, qui tamen non est secundum substantiam suam in qualibet parte
domus. Secundum vero substantiam vel essentiam, dicitur aliquid esse in loco in quo eius
substantia habetur”, S.Th. I, q8, a3.
985 “Fuerunt ergo aliqui, scilicet Manichaei, qui dixerunt divinae potestati subiecta
spiritualia esse et incorporalia, visibilia vero et corporalia subiecta esse dicebant potestati
principii contrarii. Contra hos ergo oportet dicere quod Deus sit in omnibus per
potentiam suam. Fuerunt vero alii, qui licet crederent omnia esse subiecta divinae
potentiae, tamen providentiam divinam usque ad haec inferiora corpora non
extendebant, ex quorum persona dicitur Iob XXII, circa cardines caeli perambulat, nec
nostra considerat. Et contra hos oportuit dicere quod sit in omnibus per suam
praesentiam. Fuerunt vero alii, qui licet dicerent omnia ad Dei providentiam pertinere,
tamen posuerunt omnia non immediate esse a Deo creata, sed quod immediate creavit
primas creaturas, et illae creaverunt alias. Et contra hos oportet dicere quod sit in
omnibus per essentiam”, S.Th. I, q8, a3.
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986 De veritate q2, a14.
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notas de E. Moros y L. Ballesteros. Cuadernos de Anuario
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———. De Potentia Dei, 3, La creación. Introd., trad., y notas de A. L.
González y E. Moros. Cuadernos de Anuario Filosófico, Serie
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———. De Potentia Dei, 5, La conservación. Introducción, traducción y
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———. Summa contra gentiles, I, libros 1 y 2. Edición bilingüe dirigida
por L. Robles Carcedo y A. Robles Sierra. Madrid: BAC, 2007.
———. Summa contra gentiles, II, libros 3 y 4. Edición bilingüe dirigida
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