Biografía de Monseñor Estanislao Carrillo

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Biografía de Monseñor Estanislao

Carrillo
Trujillo ha sido prodigio en sacerdotes eminentes y
ejemplares. Pero difícilmente se podría encontrar otro más
sembrado y arraigado en el afecto total de la comunidad
trujillana como Monseñor Estanislao Carrillo.
Nació monseñor Carrillo el 13 de junio de 1.863 en la
quebrada de ramos, jurisdicción del municipio San Jacinto; y
que en honor de los relevantes méritos de nuestros
biografiados, la asamblea legislativa en 1.942 le bautizará
con el nombre de municipio Monseñor Carrillo.
Hijo de Estanislao Carrillo Yanes y de Benigna Carrillo
Gómez, parientes entre sí. Llevado en los primeros años de
su vida a la ciudad de Trujillo, recibió las primeras
enseñanzas de dos viejos maestros, Dr. Rafael Castillo y
Eugenio Salas Ochoa. Sus padres y sus maestros se
esmeraron para que el joven recibiera los conocimientos y
principios elementales, tanto el orden moral como el
intelectual, lo cual explica la excelencia de su conducta y
lucidez de inteligencia llegado el momento de enfrentar las
responsabilidades en el estudio y en la vida.
Curso la enseñanza secundaria en colegio federal de
varones (hoy liceo “Cristóbal Mendoza”) bajo la dirección
de eximios pedagogos: Don francisco de Pula Martínez, Don
Rafael de Urrecheaga, Dr. Jesús María Llavaneras y Dr.
Rafael González, Pacheco y muchos otros, de probada
rectitud y grandes conocimientos.
Recibió el título de bachiller en filosofía el 21 de julio
de 1.880. Luego pasó a la cuidad de Mérida para ingresar al
seminario y el 06 de junio de 1.886, a los 23 años recibe las
ordenes sacerdotales de manos del ilustrísimo Dr. Ramón
Lovera obispo de la diócesis de Mérida.
Cantó su primera misa en la ciudad de Trujillo. Regreso
a Mérida y recibió el nombramiento de vicario de Barinas y
director de la escuela episcopal que allí se iniciaba.
Debilitada su salud por las inclemencias del paludismo,
regresa a su terruño nativo y comienza una de las más claras
gestiones espirituales que se hayan realizado en estas
regiones. Ejerció el cargo de teniente cura en la población de
San Lázaro, colaborando con Pbro. Rafael María Torres.
Ambos sacerdotes con valor heroico, se enfrentaron a la
terrible epidemia de fiebre amarrilla que estalló en la
población. Estuvo de párroco en la catedral de Trujillo por
espacio de muchos años.
Paralela a su dedicación como pastor espiritual de la
grey Trujillana, continua con su proceso de superación
intelectual. Así le vemos obtener el título de Dr. En ciencias
políticas el 09 de noviembre de 1.890, en el mismo colegio
donde cursará su bachillerato.
Se incorpora luego al personal docente del instituto que
ha nutrido su inteligencia. Allí actuó brillantemente como
profesor. Con su actividad de catedrático surge la iniciativa
de sostener en su propia casa de habitación una escuela
nocturna destinada a los hijos de los trabajadores,
imposibilitados de concurrir a planteles diurnos por la
necesidad de ayudar a sus padres en el trabajo.
Su casa estuvo siempre abierta para todos. Pobres y
ricos acudían a ella en procura de orientación, de consuelo o
simplente de sorroco material. Monseñor a todos orienta, a
todos consuela, con todos comparte su mesa y sus bienes.
Fue también periodista, moralizador y ecuánime. Editó
un periódico titulado “El Perro” en el cual, con el estilo
humorístico y jocoso de su personalidad, reseñaba las
injusticias provenientes de las autoridades y flagelaba las
costumbres inmorales de la sociedad. En reconocimiento a
su destacada labor espiritual el Romano Pontífice Pío X le
concedió el título de prelado domestico de su Santidad,
único obtenido por un Trujillano; y el ejecutivo federal
presentado por el presidente del estado Dr. Numa Quevedo
lo condecoró con la orden de libertador en el grado de
oficial; y en 1.948 la asamblea legislativa, interpretando
justicieramente sus auténticos merecimientos, le otorgó el
honroso título de hijo esclarecido del estado Trujillo.
La vida y obra de Monseñor Carrillo está aquí en su
tierra natal, con su gente; un hombre humilde en todo el
sentido de la palabra su compromiso con las causas más
nobles así lo afirman.
Monseñor entró en el sueño eterno con la serena
tranquilidad del justo el 04 de junio de 1.953. Su muerte dejo
abatido al católico pueblo trujillano. Sus exequias fueron de
una solemnidad impresionante y constituyeron la más honda
manifestación de afecto.
Todo el pueblo se reunió en el viejo templo matriz para
darle su despedida, la cual podría decirse que nunca se hizo
efectiva porque el recuerdo del venerable sacerdote aún está
vivo en cada trujillano, plasmado en una hermosa estatua
ubicada en el parque de San Jacinto, hoy parroquia urbana de
la ciudad de García de Paredes, y se hace presente a todos
los que visitan a la urbe de una lápida marmórea colocada en
la pared frontal de la antigua residencia del pastor, lápida de
cual se trata magistralmente la silueta de Monseñor Carrillo,
como puede advertirse en sus dos estrofas finales:
“Humilde, sabio, compasivo y bueno con esa abnegación del
nazareno, vive el placer lo mismo que el quebranto.
Sabed, pobre gente envanecida que bajo esa sotana desvaída
se oculta el alma incólume de un Santo.
A raíz de la muerte de Monseñor Carrillo, acaecida el 4
de Junio de 1953, dos honorables Trujillanas: Rufa y Rosario
Carrillo Márquez adquirieron su Casa por la cantidad de cien
mil bolívares, con la intención de fundar en ella una obra
benéfica dedicada a la educación de las niñas del medio rural
y de pocos recursos económicos. En tal sentido, lucho los
tramites con la sucesión Carrillo, hicieron donación de la
casa a las hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de
Jesús.
Este gesto, por demás altruista, constituirá una manera
muy digna de honrar a Monseñor y así perpetuar su memoria
en el corazón de Trujillo por medio de una obra de vasto
alcance social.
Los trabajos de construcción y acondicionamiento
estuvieron a cargo del Comité de la Sociedad Bolivariana de
Damas y del Ejecutivo del Estado. El documento de la
Donación de la Casa a la congregación Franciscana fue
redactada por el Dr. Sabino Braschi, firmados por los
donantes: Rufa y Rosario Carrillo Márquez, en presencia del
Señor José Miguel Román, Registrador Subalterno de
Trujillo.
El Dr. Marcos Rubén Carrillo dio la lectura al
documento, el cual fue recibido por la Madre Benigna María
Inés, superiora de la Casa Hogar “Monseñor Carrillo”. El
acto de entrega tuvo lugar en la casa de habitación de las
Donantes (“II Tottilimundi”) frente a la Plaza Bolívar de esta
ciudad. El 09 de Octubre de 1956 se inauguró la Casa ante
una multitud de personas que agradecían la fundación de la
obra. Impartió la bendición el Excelentísimo Monseñor
Acacio Chacón, Arzobispo de Mérida. A lo largo de sus 62
años la institución continúa su acción benefactora ofreciendo
amparo amor y enseñanza de manera preferente, a las niñas
que en calidad de internas disfrutan de un hogar seguro y
acogedor.
Los trujillanos cultos mayores de cincuenta años ven en
Monseñor Carrillo una versión vernácula de Monseñor
bienvenido, el extraordinario personaje de Víctor Hugo, que
llena de honde sentido cristiano las páginas de “los
Miserables”.
En viejas crónicas de la región aún pueden leerse un episodio
que revela como Monseñor Carrillo, a la vez que sacerdote
ejemplar es también ejemplar ciudadano, capas de encabezar
la protesta contra la injusticia proveniente de la autoridad.
Fue cuando un anciano súbdito italiano, avecindado de
Trujillo, resulto vejado y se trata de reducirlo a prisión por
orden de un gobernador arbitrario. Monseñor carrillo hace
repicar las campanas para convocar a la ciudadanía,
informarle del atropello e incitarla a la protesta contra el
desmandado régulo.
La inmensa multitud que se congrega en los alrededores
de la residencia del ofendido hace que se revoque al
propósito de detenerlo.
(Referencias, Libro figuras de América y España tomo III,
autor; Jorge Maldonado Parilli)

En 1.886 fue elegido cura y vicario el Pbro. Dr.


Estanislao Carrillo; joven, muy joven, asumió el delicado
cargo y, en el largo tiempo que le tocó ejercer su Ministerio,
convirtió el templo “en morada digna del Altísimo”,
dotándolo de todo lo que necesitaba y llevando a cabo obras
de muchas importancia.
A fines de la década del 80 se comenzó la construcción
de la torre y la construcción del frontispicio de la iglesia;
para ello se destinó el producto de las acciones que poseía el
Gobierno del estado y varios particulares en la empresa
“Ferrocarril de la Ceiba”; una junta compuesta por el vicario,
Pbro. Dr. Estanislao Carrillo, Don Juan Bautista Carrillo
Guerra; el Dr. Diego Bustillos; Don Juan José Briceño; y
Don Mateo Troconis, tenía la responsabilidad de la
administración de los dineros y el suministro del material
para la obra. Los trabajos fueron terminados en 1.892, y se
cambió la sencillez de la primitiva fachada por lo que hoy
ostenta la catedral, habiéndolo dirigido el Maestro Lucas
Montani.
Monseñor Estanislao Carrillo, después de haber
ejercido la Vicaría durante 67 años; fue sepultado en la nave
derecha del templo, frente a la capilla de San Pedro; su
entierro constituyó la más grande manifestación de duelo que
Trujillo ha dado a todo lo largo de su historia.
Bondad, generosidad, humildad y Caridad fueron las
excelsas virtudes que adornaron a esta Santo levita. Sencillo
en su vida, en sus maneras y en su vestir “era una lección
ambulante de pureza”, nació rico, vivió cargado de deudas y
murió en una pobreza franciscana; todo lo distribuyó entre
los necesitados.
(Referencia, Libro La Catedral de Trujillo, Autor:
“Marcos Rubén Carrillo”).

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