Capitulo 10
Capitulo 10
Capitulo 10
EL RECURSO JERÁRQUICO
Sumario
1. Concepto y terminología...............................................................475 / X-1
1.1. El régimen anterior..............................................................475 / X-1
1.2. El régimen actual................................................................476 / X-2
1.3. La tendencia propuesta (¿o real?)........................................477 / X-3
1.4. Un vistazo al derecho norteamericano................................479 / X-5
2. Utilización.................................................................................... 480 / X-6
2.1. Recurso de reconsideración y recurso jerárquico............... 480 / X-6
2.2. Denegación tácita de la reconsideración.............................481 / X-7
2.3. Recurso jerárquico con o sin reconsideración previa..........481 / X-7
3. Unidad o pluralidad de recursos en vía jerárquica.....................481 / X-7
4. Ante quién se interpone................................................................481 / X-7
5. Contra qué actos procede............................................................. 482 / X-8
5.1. En razón del órgano............................................................ 482 / X-8
5.2. En razón de la materia....................................................... 483 / X-9
5.3. En razón del tipo de acto.................................................... 483 / X-9
5.3.1. Acto administrativo en sentido estricto.................... 483 / X-9
5.3.2. Contratos administrativos........................................484 / X-10
5.3.3. Reglamentos..............................................................484 / X-10
6. Actos excluidos del recurso.........................................................486 / X-12
7. Por qué motivos se puede recurrir..............................................488 / X-14
7.1. Motivos de legitimidad.......................................................488 / X-14
7.2. Motivos de oportunidad.....................................................488 / X-14
8. Legitimación................................................................................490 / X-16
8.1. Derecho subjetivo...............................................................490 / X-16
8.2. Interés legítimo..................................................................490 / X-16
8.3. Derechos de incidencia colectiva.......................................490 / X-16
8.4. Interés simple..................................................................... 491 / X-17
9. Término para interponer el recurso........................................... 491 / X-17
9.1. La regla............................................................................... 491 / X-17
9.2. Es una espada de Damocles..............................................492 / X-18
10. Requisitos del recurso...............................................................493 / X-19
11. Elevación del recurso jerárquico...............................................493 / X-19
11.1. En general.........................................................................493 / X-19
11.2. Caso de denegación expresa de la reconsideración.........493 / X-19
11.3. Caso de denegación tácita............................................... 494 / X-20
11.4. A quién se lo eleva........................................................... 494 / X-20
12. Ante quién se tramita el recurso..............................................495 / X-21
12.1. En general........................................................................495 / X-21
12.2. Cuando se impugnan actos del ministro........................497 / X-23
12.3. La figura del Jefe de Gabinete....................................... 498 / X-24
13. Prueba y alegato....................................................................... 499 / X-25
14. Dictamen de la Dirección de Asuntos Jurídicos..................... 499 / X-25
15. Dictamen de la Procuración del Tesoro de la Nación............. 500 / X-26
16. Casos en que se requiere el dictamen de la Procuración del
Tesoro de la Nación.................................................................. 505 / X-31
16.1. Recurso contra un acto del ministro.............................. 505 / X-31
16.2. Cuestiones jurídicas complejas....................................... 506 / X-32
16.3. Jurisprudencia administrativa uniforme....................... 506 / X-32
16.4. Erario público.................................................................. 506 / X-32
16.5. Conveniencia................................................................... 506 / X-32
17. Plazo para la decisión y su cómputo........................................ 507 / X-33
18. Decisión expresa....................................................................... 507 / X-33
19. Denegación tácita..................................................................... 508 / X-34
Capítulo X
EL RECURSO JERÁRQUICO1
1. Concepto y terminología
Mucho antes de 1972, el recurso jerárquico stricto sensu (también llamado, por
ese entonces, recurso jerárquico propio o mayor, o recurso jerárquico a secas)
era el que se interponía ante el Poder Ejecutivo contra un acto de sus órganos
dependientes. El recurso ante el Poder Ejecutivo contra los actos de entidades
descentralizadas era el denominado recurso jerárquico impropio.4
1
La bibliografía sobre el tema es copiosísima, desde nuestra 1a ed. de 1964 y nuestro art. “Algu-
nos aspectos del recurso jerárquico en la práctica administrativa actual”, JA, 1965-I, p. 3 y ss. La
selección bibliográfica deviene lamentablemente indispensable. Pedimos disculpas a los múltiples
colegas que por este motivo debemos omitir en las referencias de pie de página.
2
“Llamado también «recurso de apelación» en Colombia, Perú y Honduras y «recurso de alzada»
en Costa Rica” Brewer-Carias, A llan R., Principios del Procedimiento Administrativo en Améri-
ca Latina, Bogotá, Legis, 2003, décima parte, sec. II, § 3, p. 308; en el procedimiento impositivo
nacional argentino se llama reconsideración a un recurso para ante el superior, que obviamente
es también jerárquico. En tal sentido, la ley 11.683, en su art. 76 inc. a) erróneamente denomina
“recurso de reconsideración para ante el superior”. En nuestro país también se distingue entre
recurso jerárquico mayor y menor. Es necesario estar alerta contra las confusiones terminológicas,
como para toda la materia lo explicamos en el t. 1, cap. I.
3
Acto administrativo, reglamento o contrato administrativo: Ver infra, § 5.3, “En razón del tipo
de acto.” Ver Perrino, Pablo E., “El recurso jerárquico en el ámbito nacional,” en Univ. Austral ,
Cuestiones de procedimiento administrativo, Rap, Buenos Aires, 2006, pp. 417-35.
4
Como explica M ata , existía una firme vinculación del recurso –hoy– de alzada y el recurso
jerárquico, ampliar en M ata , Ismael , “El recurso de alzada contra las decisiones de los entes re-
guladores de servicios públicos,” en Universidad Austral , op. cit., pp. 887-98, esp. pp. 887-8. Ver,
asimismo, y entre otros, A berastury, Pedro (h.) y Cilurzo, M aría Rosa , Curso de procedimiento
administrativo, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1998, p. 158. Ver RN, art. 88.
X-2 el procedimiento administrativo
Fue, durante una larga época un método excepcional, pero muy importante,
de tutela. Fue también la estrella de la doctrina comparada y nacional, que
dedicó numerosos libros a su análisis. Pero el tiempo ha ido demostrando la
imposibilidad de que el Poder Ejecutivo, sus ministros o secretarios ejerzan
esta función y ha ido creciendo la idea de privilegiar el acceso directo al control
judicial.5 Ello tiene ventajas: La justicia se siente más comprometida cuando
debe decidir sobre la validez de un decreto del Poder Ejecutivo y en cambio
más descomprimida y por ende más imparcial e independiente, cuando juzga
actos de inferior rango.
5
Ver D’A rgenio, I nés, La justicia administrativa en Argentina, Buenos Aires, FDA, 2006, 2ª
ed., cap. VI, “La propuesta,” p. 259 y ss, esp. p. 261.
6
RN, art. 88.
7
A ello cabe agregar la denuncia de ilegitimidad prevista en el art. 1°, inc. e), ap. 6°, segunda
parte, del decreto-ley 19.549/72, que entre otros analiza Comadira , Julio Rodolfo, Procedimiento
Administrativo y denuncia de ilegitimidad, Buenos Aires, Abeledo- Perrot, 1996, p. 56 y ss.; Procedi-
mientos Administrativos. Ley Nacional de Procedimientos Administrativos, Anotada y Comentada,
t. 1, Buenos Aires, La Ley, 2002, comentario al art. 1º, § 3.2, p. 68 y ss.; Derecho Administrativo.
Acto Administrativo. Procedimiento Administrativo. Otros Estudios, Buenos Aires, LexisNexis,
2003, 2ª ed., cap. VIII, pp. 199-216. Comadira , siguiendo en este punto a M arienhoff, consolidó las
bases doctrinarias que finalmente triunfaron en la realidad, contra el avance que había supuesto
la creación pretoriana de dicho instituto por la Procuración del Tesoro de la Nación. Ahora, con
sustento doctrinario y normativo, la realidad ha tenido un retroceso posiblemente irreversible en el
corto o mediano plazo, en esta materia concreta. Por ello es que desde hace varias ediciones ya no
dedicamos un capítulo al tratamiento del tema de la denuncia de ilegitimidad: Lamentablemente,
muy lamentablemente, pertenece al pasado.
En el ámbito de los entes reguladores de servicios públicos y siempre que se trate de actos de
alcance particular, se aplica también el recurso jerárquico siempre que el acto impugnado no haya
sido dictado por el órgano superior del ente. Ver al respecto Ciciero, Nidia K arina, “El Procedimiento
Administrativo en los Entes Reguladores de los Servicios Públicos” en Tawil , Guido Santiago (dir.),
Procedimiento Administrativo, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 2009, p. 547 y ss.
8
En este sentido la Procuración ha sostenido que el recurso jerárquico interpuesto, debe ser re-
suelto mediante un decreto del Presidente de la Nación (Dictámenes, 236: 49 y 58) y no por decisión
administrativa emanada de la Jefatura de Gabinete (Dictámenes, 233: 197 y 200), correspondiendo
en dicho caso la ratificación por decreto del Poder Ejecutivo, ya que dicha decisión ha sido dictada
476
x. el recurso jerárquico X-3
ra .9
En realidad, cabe aspirar a que la resolución ministerial se considere que
agota la vía administrativa y deja expedita la revisión judicial del acto. En la
práctica, en efecto, una resolución ministerial casi necesariamente expresa la
decisión que finalmente ratificará también el Poder Ejecutivo.
mediando incompetencia en razón del grado (Dictámenes, 236: 147.) Ello es así, aún después de la
reforma constitucional de 1994. (Dictámenes, 236: 212.)
9
Comadira , Julio R., “Jefatura de gabinete de Ministros. Jefe de gabinete: Atribuciones para
resolver mediante una decisión administrativa, un recurso jerárquico. Relación existente entre los
Ministros y el jefe de gabinete. Análisis del dictamen 90/97 de la Procuración del Tesoro,” RAP,
234: 33 (Buenos Aires, 1998); este criterio fue antes enunciado por Mertehikian, Eduardo, “El
Jefe de Gabinete,” en El derecho administrativo, Hoy, Buenos Aires, Ciencias de la Administra-
ción, 1996, p. 147 y ss., 157. El dictamen de Comadira da cuenta de todo lo escrito al respecto. En
dicho caso, suscitado a raíz de un recurso jerárquico interpuesto contra una resolución emanada
del entonces Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, la cuestión a dilucidar radicaba en deter-
minar las atribuciones del Jefe de Gabinete para resolver mediante una decisión administrativa
dicho recurso. En prieta síntesis, opina Comadira , que debe ser resuelto por el Jefe de Gabinete
ya que media entre él y el Presidente “una relación de jerarquía que conduce consecuentemente a
que […] pueda revisar todo lo actuado, con carácter originario, por el inferior.” Entiende que esa
relación jerárquica surge de la Constitución y que hoy existe una delegación impropia a favor del
Jefe de Gabinete que lo coloca en una situación intermedia entre los Ministros y el Poder Ejecutivo.
Agrega que por la diferencia de entidad que posee, se justifica “que los actos emanados del Jefe de
Gabinete en ejercicio de atribuciones propias o delegadas por el Presidente, reciban la denomina-
ción de «decisiones administrativas», diferenciándose –en esencia y jerarquía de las resoluciones
ministeriales.” En conclusión, considera que existe una evidente relación jerarquía entre el Jefe de
Gabinete y los Ministros, que deriva, no solo de los decretos PEN 909/95 y 977/95, sino también de
diversas cláusulas constitucionales. (V.gr. art. 100.)
10
En igual sentido D’A rgenio, La justicia..., op. cit., cap. VI, p. 261 y cap. II, § 16, “Si el recurso
jerárquico nació en nuestro país para la revisión administrativa de los actos administrativos ex-
cluidos de la competencia judicial no hay razón ni justificación alguna para concluir que luego se
haya transformado en un recurso de interposición obligatoria como medio de agotar la instancia
administrativa para acudir a la Justicia” pp. 75-7. En materia de transgresiones o infracciones a
las disposiciones legales y reglamentarias que incurran los prestatarios de servicios públicos de
autotransporte, art.8º de la ley 21.844 estableció: “el infractor sancionado con multa podrá, a su
opción, apelar directamente ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Adminis-
trativo, o interponer recurso de reconsideración con el que quedará definitivamente cerrada la vía
administrativa” y abierta, en su consecuencia, la vía judicial en primera instancia. La norma se
refiere, desde luego, a la interposición y agotamiento del recurso de reconsideración, por denegación
expresa o tácita, a opción del interesado. Es una solución favorable a los prestatarios que debería
extenderse a todos los individuos.
477
X-4 el procedimiento administrativo
478
x. el recurso jerárquico X-5
tida respecto de lo deseable para la sociedad. Cabe a ello sumar la constante evolución e involución
de estos temas, que acompaña la evolución e involución del desarrollo político y cultural argentino.
13
Así en el caso de la actividad “dirigencial,” según el decreto-ley 29/93 y el decr. 80/93: Virga ,
P ietro, Diritto amministrativo, vol. 2, Atti e ricorsi, Milán, Giuffrè, 1999, 5ª ed., pp. 190-2, § 1 y
notas 2 y 4.
14
Virga , op. cit., p. 193.
15
Se ha puesto de moda denostar el derecho norteamericano: García de Enterría , Eduardo, LL,
2010-A, 1303-6, nota bibliográfica al libro de Casssagne, Juan Carlos, El principio de legalidad y
el control judicial de la discrecionalidad administrativa, Buenos Aires, Marcial Pons, 2009, donde
elogia la “españolidad” de este autor. Ver lo que decimos en “Access to Justice, Legal Certainty and
Economic Rationality,” en prensa en una obra colectiva a ser publicada en Gran Bretaña, sobre la
base del seminario realizado en París en el año 2008. Por nuestra parte, recurrimos también al
derecho canadiense, inglés, australiano, etc., tratando de sugerir lo que nos parece adecuado. No
tenemos prejuicios con el derecho comparado ni con la experiencia.
16
Welch v. Heckler, 808 F.2d 264, esp. pp. 266-8 (3rd Cir. 1986); Iran Air v. Kugelman, 996 F.2d
1253, esp. pp. 1259-61 (D.C: Cir. 1993); White v. Sullivan, 965 F.2d 133, esp. p. 136 (7th. Cir. 1992.)
17
Guentchev v. INS, 77 F.3d 1036, esp. p. 1037. (7th Cir. 1996.)
479
X-6 el procedimiento administrativo
2. Utilización
2.1. Recurso de reconsideración y recurso jerárquico
18
A simow, M ichael (ed.), A Guide to Federal Agency Adjudication, Chicago, ABA, 2003, pp.
88-95, esp. p. 92.
19
Supra, cap. III, “Los recursos administrativos,” § 1.2, “Carga del administrado y privilegio
incausado de la administración. Valladar para el acceso a la justicia” y § 18.3, “El plazo del art. 25:
Sus problemas empiezan en sede administrativa.”
20
Ver supra, cap. VIII, “El tiempo en el procedimiento,” § 1.3, “La mutación normativa a través
del tiempo,” 1.5, “La aplicación de los plazos de prescripción,” 14.1, “Primero, haber empezado,” 14.2,
“El premio de los que vigilan;” en este cap. infra, § 9.2, “Es una espada de Damocles.”
21
Mucho tiempo, recursos, profesionalidad, paciencia y suerte, como explicamos en el t. 7, cap.
XVII, “La responsabilidad del Estado en la práctica.”
480
x. el recurso jerárquico X-7
22
Art. 87.
23
Supra, cap. III, § 22, “Hacia la unidad del recurso administrativo.”
24
Conf. cons. 14 del decreto 1883/91.
25
Neuquén, decreto-ley 1.284/81, art. 182.
481
X-8 el procedimiento administrativo
26
En igual sentido Perú, art. 209.
27
RN, art. 90.
28
Supra, cap. III, § 5 a 14.
29
Conf. “El recurso jerárquico...” op. cit., pp. 417-35, esp. p. 424.
30
Ver, asimismo, Gordillo, Agustín y Daniele, M abel (dirs.), Procedimiento administrativo,
LexisNexis, Buenos Aires, 2006, 2 a ed., p. 535, y jurisprudencia administrativa allí citada.
31
En este segundo caso puede ser aplicable la alzada: Infra, cap. XI, “Recurso de alzada.” No hay
que olvidar, en particular sobre las entidades autárquicas, que proceden los recursos de reconsidera-
ción y jerárquico dentro de su seno. (Ampliar en Canosa , A rmado N., Procedimiento administrativo:
recursos y reclamos, Buenos Aires, Astrea-RAP, 2014, 2ª ed., pp. 432-33.)
32
Dijimos así en la segunda edición, de 1971, que “el acto real e inmediatamente impugnado
mediante recurso jerárquico es aquel que proviene —expresamente o por denegación tácita— de
una autoridad con jerarquía no inferior a Director Nacional” (op. cit., p. 426.)
33
F iorini, Bartolomé A., “Los recursos en la ley de procedimientos administrativos de la Na-
ción,” LL, 147: 1278.
482
x. el recurso jerárquico X-9
Puede impugnarse cualquier aspecto del acto; no cabe distinguir entre actos
administrativos y supuestos actos de derecho privado de la administración,34
distinción que no encontramos en el decreto-ley 19.549/72, el cual es aplicable
a todos los actos de la administración central conforme su art. 1°. No hay, por
ende, exclusión alguna en razón de la materia.35
34
Supra, t. 3, cap. II, “El acto administrativo como productor de efectos jurídicos,” sección III,
“Efectos públicos o privados del acto,” § 10, “Distinción entre los efectos públicos y privados de la
actividad administrativa” a § 15, “Conclusión.”
35
El art. 4° del decr.1883/91 excluye la alzada contra los actos “inherentes a la actividad privada”
de las sociedades de propiedad total o mayoritariamente estatal, con lo cual queda abierta la vía
judicial directa al igual que lo está en los casos que la alzada es procedente.
36
En el sentido de acto que resuelve sobre el fondo de la cuestión planteada, no de acto que
termine o cierre el procedimiento: supra, t. 3, cap. II, § 3.1, “Efectos provisionales y definitivos.”
37
Supra, t. 3, El acto administrativo, cap. II, § 3.6, “Acto administrativo definitivo y acto admi-
nistrativo asimilable a él.”
38
Ver supra, t. 3, cap. II, § 3.3, “Actos interlocutorios y definitivos” y 3.5.2, “Diferencia en cuanto
a las situaciones que originan las calificaciones.”
39
Nota anterior, § 2, “Debe tratarse de efectos jurídicos directos, no de cualquier efecto jurídico”
y 3.4, “Actos o medidas preparatorias y actos interlocutorios o de mero trámite.”
40
Supra, t. 3, cap. III, “La distinción entre acto y hecho administrativo,” § 6, “El acto administra-
tivo como voluntad, conocimiento u opinión” y cap. II, § 6.2, “Certificaciones y opiniones productoras
de efectos jurídicos directos. Registros e inscripciones.”
41
Supra, t. 3, cap. II, § 4, “Los efectos jurídicos pueden ser relativos a particulares, a funcionarios
o entes administrativos;” sí están excluidos los actos interlocutorios: § 6.2.
42
Supra, t. 3, cap. II, § 5, “Quedan comprendidos los actos de contralor.”
483
X-10 el procedimiento administrativo
5.3.3. Reglamentos47
Los principios jurídicos aplicables y los recursos procedentes son los mismos si
se trata de un acto de alcance general dictado para situaciones de hecho indeter-
minadas o indeterminables, repetibles a través del tiempo o no. No cabe hacer
distinción entre los llamados actos de alcance general de contenido normativo
y los actos generales pero no normativos,48 como lo hace parte de la doctrina.49
Esta aclaración ya la hemos desarrollado, a ella nos remitimos.50
El art. 73 de la reglamentación parece condicionar la impugnación de los actos
generales a su previa aplicación: “los actos administrativos de alcance […] general,
a los que la autoridad hubiere dado o comenzado a dar aplicación, podrán ser
impugnados por medio de recursos administrativos en los casos y con el alcance
43
Supra, t. 1, cap. XI, “Clasificación de los contratos administrativos.”
44
Ver “La legitimación,” en UA, Procedimiento administrativo, Buenos Aires, CA, 1999, pp. 441-7.
45
Ver los casos Torello, Compagnie Générale... y otros citados en el t. 2, caps. II y III.
46
Tanto en su celebración, ejecución y extinción.
47
Supra, t. 1, cap. VI, § 9, “El debido proceso como control de las demás fuentes del derecho”
a 16, “Algunas conclusiones sobre el principio de razonabilidad como fuente del derecho adminis-
trativo;” cap. VII, “Fuentes nacionales del derecho administrativo,” § 9, “Concepto y clasificación
de los reglamentos” a 17, “El reglamento como fuente del derecho administrativo.” Ver art. cit. en
nota 43; Rodríguez L aulhe, M aría Belén y Calogero, M aría de las Mercedes, “Impugnación de
los actos administrativos de alcance general,” Revista de la Procuración del Tesoro de la Nación,
24: 3, Buenos Aires, 1995.
48
Conf. Hutchinson, Tomás, Ley Nacional de procedimientos administrativos – Ley 19.549, Co-
mentada, anotada y concordada con las normas provinciales, t. I, Buenos Aires, Astrea, 1985, p.
449; Diez , Horacio Pedro, “Vías de impugnación de los reglamentos, por reclamo y por recursos, en
el procedimiento administrativo nacional,” en Universidad Austral , Procedimiento Administrativo,
op. cit., p. 90, quien recuerda que la Procuración del Tesoro de la Nación no ha efectuado distinción;
Reglamentos – Su impugnación en el procedimiento administrativo, Buenos Aires, Abeledo-Perrot,
1998, cap. 5, p. 55 y ss.
49
Grecco, Carlos M anuel , Impugnación de disposiciones reglamentarias, Buenos Aires, Abe-
ledo-Perrot, 1988, cap. II; “Impugnación de reglamentos,” en Universidad Austral , Procedimiento
administrativo, op. cit., p. 69 y ss.
50
Ver supra, t. 3, cap. IV, “Actos, reglamentos y contratos administrativos,” § 7, “La distinción
entre el reglamento y el acto administrativo general.”
484
x. el recurso jerárquico X-11
que se prevé” en el título VIII del reglamento, “ello sin perjuicio de lo normado
en el artículo 24, inciso a), de la Ley de Procedimientos Administrativos, siendo
el acto que resuelve tal reclamo irrecurrible.” Debemos recordar que el inc. a)
del art. 24 del decreto-ley establece que “el acto de alcance general será impug-
nable por vía judicial: a) Cuando un interesado a quien el acto afecte o pueda
afectar en forma cierta e inminente en sus derechos subjetivos, haya formulado
reclamo ante la autoridad que lo dictó y el resultado fuere adverso o se diere
alguno de los supuestos previstos en el artículo 10.”51 El art. 83 expresa que
tales actos podrán ser impugnados “aun mediante recurso en los casos en que
éste fuere procedente.” La impugnación indirecta, a través del acto de aplicación,
no presenta pues dudas. En cambio la impugnación directa ha motivado mayor
debate.52 Prima el criterio de que no proceden los recursos en sentido estricto53
sino el llamado reclamo administrativo impropio del art. 24, inc. a). Esta solución
merecería reparos por disvaliosa para la defensa de los derechos e intereses de
los administrados y para el propio interés público de que se revean y revoquen los
51
Acerca del carácter cierto e inminente del agravio puede verse M airal , Héctor A., Control
judicial de la Administración Pública, t. I, Buenos Aires, Depalma, 1984, p. 298.
52
Ver M airal , op. ult. cit., t. I, p. 330 y ss.; Tawil , Guido S., Administración y Justicia – Alcance
del control judicial de la actividad administrativa, t. II, Buenos Aires, Depalma, 1993, p. 152;
Bianchi, A lberto B., “¿Tiene fundamentos constitucionales el agotamiento de la instancia admi-
nistrativa?,” LL, 1995-A, 397, 412; Canosa , Los recursos administrativos, Buenos Aires, Ábaco,
1996, p. 98 y ss., 100-1; Canosa , Procedimientos administrativos: recursos y reclamos, op. cit., pp.
568-569; infra, nota 52.
53
Por otra parte, este es el criterio adoptado en los últimos años por la Procuración del Tesoro de
la Nación, que sostiene la inviabilidad de los recursos administrativos directos contra reglamentos.
Señala Horacio Pedro Diez , “Vías de impugnación de los reglamentos, por reclamo y por recursos,
en el procedimiento administrativo nacional,” op. cit., pp. 94-5, que la Procuración del Tesoro de
la Nación, en Dictámenes, 210: 137, abandonó en el año 1994 su postura anterior: Ésta permitía a
los interesados optar entre el reclamo impropio y los recursos. Ampliar y comparar en Comadira ,
Procedimiento Administrativo y denuncia..., op. cit., p. 56, nota 136; Procedimientos Administra-
tivos..., comentario al art. 24, § 6.3, p. 449 y ss. Ver Perrino, “El recurso jerárquico en el ámbito
nacional,” op. cit., pp. 417-35, esp. p. 423. En efecto, hoy es criterio de la Procuración del Tesoro, que
“dado que no se trata de un caso de impugnación indirecta de un acto de tal naturaleza, a través
de un acto de aplicación, sino de su impugnación directa, la vía recursiva resulta improcedente, ya
que en tales situaciones sólo resulta viable el llamado reclamo administrativo impropio del art. 24,
inc. a) de la Ley de Procedimientos Administrativos” (PTN, Dictámenes, 254:277) y que, admitir
la procedencia de recursos administrativos directos contra actos de alcance general, obligaría
a exigir el agotamiento de la vía administrativa a su respecto, imponiendo más formalidades y
trámites que los previstos expresamente en la ley para el acceso a la justicia, en perjuicio de los
administrados, extremo en el que debe repararse si se piensa que no todos los actos de alcance ge-
neral son emitidos por la autoridad ministerial. (PTN, Dictámenes, 237:13.) A lo cual ha agregado
—en consonancia con lo que aquí se postula— que una razonable hermenéutica de los principios
del decreto-ley 19.549/72 y su reglamento ha llevado a sostener que se estableció un sistema para
la impugnación de actos administrativos de alcance particular (aun cuando se tratara de actos de
ejecución o aplicación de actos generales) consistente en el otorgamiento de recursos administrativos
que exigen su agotamiento para habilitar la ocurrencia ante el Poder Judicial; y, paralelamente,
se contempló un régimen diferente para la impugnación directa de los actos de alcance general a
través del reclamo impropio y su denegatoria que constituyen, por sí, el único recaudo para acceder
a la instancia judicial. (PTN, Dictámenes, 210:137; 235:143; 237:13.)
485
X-12 el procedimiento administrativo
actos ilegales. Igualmente, contrariaría la base del sistema del decreto-ley, que
es la tutela en sede administrativa no sólo del derecho subjetivo sino también del
interés legítimo54 (y el derecho de incidencia colectiva a partir de la Constitución
de 1994.)55 A tal efecto es indistinto cuál es el acto que produce la lesión para
hacer indispensable la tutela del derecho agraviado.56
Pero es claro que imponer al administrado el deber de impugnar directamente
un reglamento, le cargaría de trámites y formalidades innecesarios.57 Por ello
la norma vigente importa una transacción prudente en el camino evolutivo que
transita el procedimiento administrativo. Obliga a una sola reclamación casi
innominada como “reclamo impropio” en el art. 24, inc. a), cuya resolución será
irrecurrible en sede administrativa. Eso adelanta el camino para dejar expedita
desde el vamos la revisión judicial. Ése será el último paso de la evolución pre-
visible de este tema puntual.
Además, la doctrina señala el supuesto de los reglamentos de aplicación direc-
ta (o directamente operativos,) que no precisan actos particulares de aplicación
dado que su solo dictado puede incidir materialmente sobre la esfera jurídica de
los sujetos alcanzados.58 A la luz del texto del art. 73 del reglamento nacional,
no podría negarse la impugnación directa de reglamentos cuya aplicación (en-
tendiendo que ésta no se restringe al dictado de un acto de alcance particular)
haya comenzado. En conclusión, así como debe estimarse procedente el recurso
jerárquico contra los actos de aplicación de un reglamento, también son aplicables
las aclaraciones expresadas respecto de la impugnación del reglamento mismo.59
Surge de lo expuesto, a contrario sensu, que están excluidos del recurso jerárquico
los siguientes supuestos de actos de contenido particular o concreto:
54
Ver Gambier , Beltrán, “La impugnación directa de los reglamentos en sede administrativa en
un dictamen de la Procuración del Tesoro de la Nación,” RDA, 2: 483, 488; Tawil , Administración y
Justicia…, op. cit., p. 151 y autores mencionados en las notas precedentes y sus remisiones.
55
Ampliar en nuestro art. “La legitimación,” Universidad Austral , op. ult. cit., pp. 441-7.
56
Comp. Comadira , Procedimiento Administrativo y denuncia de ilegitimidad, op. cit., p. 56;
Procedimientos Administrativos..., comentario al art. 24, § 6.3.1, pp. 449-51.
57
Canosa , Los recursos administrativos, op. cit., p. 100; Rejtman Farah, M ario, Impugnación
judicial de la actividad administrativa, Buenos Aires, La Ley, 2000, p. 79.
58
P. ej., un reglamento que establezca una recategorización de ciertos empleados públicos. Ver
Comadira, op. ult. cit., p. 56 y ss.; Sammartino, Patricio M arcelo E., “Impugnación de actos de alcance
general: la «dispensa» del reclamo impropio como recaudo habilitante de acceso a la jurisdicción,”
en Universidad Austral , Procedimiento administrativo, op. cit., pp. 77-9.
59
En el caso de la impugnación directa del reglamento, ya hemos dicho que ella no tiene plazo:
T. 3, cap. IV, § 5.12.3, “Término para la interposición del recurso.” Ver también Bianchi, op. cit.,
pp. 397, 412-3; en contra, Gambier , op. cit., pp. 483-5 y nota 2, donde se enuncia más doctrina sobre
ambas posiciones.
486
x. el recurso jerárquico X-13
60
Ver supra, t. 3, cap. II, § 2, “Debe tratarse de efectos jurídicos directos, no de cualquier efecto
jurídico.”
61
M airal, “Los meros pronunciamientos administrativos,” en AA.VV., Obra colectiva en homenaje
al profesor Miguel S. Marienhoff, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1998, p. 651 y ss.
62
Así puede inferirse del análisis que realiza M airal , op. ult. cit., nota 39, p. 658.
63
Art. 89.
64
Pues el ministro resuelve “definitivamente,” según expresa el art. 90 del RN.
65
Art. 90, citado.
66
Supra, cap. IX, “Los recursos de reconsideración.” No es simple el acceso a la instancia judicial
y la no pérdida del derecho.
67
Cuestión discutida, como es obvio; ver supra, texto en el § 1.2, “El régimen actual.”
68
Infra, cap. XI, § 2.3.3, “Provincias y municipios.”
69
Ella es cada vez más limitada y además optativa: Infra, cap. XI, § 2, “Competencia” y ss.
70
Ver infra, cap. XI, “Recurso de alzada.”
487
X-14 el procedimiento administrativo
71
Nuestro t. 3, caps. VIII a X; M airal , op. ult. cit., t. II, p. 656 y ss. Ver también A he, Dafne S.,
“El principio de legitimidad en el procedimiento administrativo,” en Tawil , Guido S. (dir.), Proce-
dimiento Administrativo, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 2009, p. 106, donde la autora sostiene que
“Las prerrogativas de poder público con las que cuenta la administración deben necesariamente
conciliarse con las garantías que el ordenamiento jurídico le brinda a los administrados. La posi-
bilidad de ejercer un control de legitimidad que abarque tanto la legalidad como la razonabilidad
es una manifestación propia de un estado de derecho. Ya no puede sostenerse la existencia de
discrecionalidad administrativa entendida ésta como un libre albedrío administrativo, sino que
debemos hablar de un ejercicio de facultades discrecionales que pasen el test del control de legiti-
midad. Por ello… resulta necesario integrar las diferentes técnicas de fiscalización del obrar de la
administración, tomando de cada una de ellas los elementos que contribuyan a ejercer un control
más eficaz en el ejercicio de las facultades discrecionales.”
72
Ver nota anterior y t. 1, cap. X, § 15, “Los límites a la actividad discrecional;” M airal , op. ult.
cit, t. II, pp. 647 y 661 y ss.; Bianchi, A lberto B. y Tawil , Guido S., Procedimiento administrativo
y constitucional, Ciencias de la Administración, s/f, p. 89 y ss.; Bianchi, “El «writ of certiorari» en
nuestra Corte Suprema (La «Cuestión Federal Suficiente» como concepto jurídico indeterminado),”
ED, 125: 857; Grecco, Carlos M., “La doctrina de los conceptos jurídicos indeterminados y la fisca-
lización judicial de la Administración pública,” LL, 1980-D, 1306; Gambier , “El concepto de «oferta
más conveniente» en el procedimiento licitatorio público (La doctrina de los conceptos jurídicos
indeterminados y el control judicial),” LL, 1988-D, 744; Pérez F ernández , Vicente E., “Los límites
a la discrecionalidad administrativa,” LL, 1994-D, 1066; Sarciat, A lberto D., “Aplicación de la
doctrina de los conceptos jurídicos indeterminados,” LL, 1996-C, 14; Lisa, Federico J., “Una revisión
de los límites de la actividad discrecional de la Administración pública,” en AA.VV., El derecho
administrativo hoy: 16 años después, Universidad Austral, Buenos Aires, RAP, 2013, pp. 131-157.
73
Ver supra, t. 1, cap. X, § 15.1, “Razonabilidad;” t. 3, cap. VIII, § 8.1 (contradicción), 8.2 (falta de
proporcionalidad), 8.3 (absurdidad); cap. IX, § 8 y 9 (arbitrariedad); cap. X, § 6 (falta de motivación.)
74
Supra, t. 1, parte general, cap. X, § 15.4, “Buena fe;” t. 3, El acto administrativo, cap. IX, “Vicios
de la voluntad,” § 11, “Dolo, violencia, simulación.”
75
Supra, t. 1, cap. X, § 15.3, “Desviación de poder;” t. 3, cap. IX, § 6, “Desviación de poder.”
76
Ver supra, t. 1, cap. X, § 12.4, “Regulación técnica (antes llamada «discrecionalidad técnica»)”
donde seguimos a A lessi, Diez y otros. Revidatti, Gustavo A., “La técnica como limitante de la dis-
crecionalidad (La ampliación de defensa de derechos, libertades y garantías como consecuencia de la
influencia de normas no jurídicas),” en la obra La protección jurídica del ciudadano (Procedimiento
administrativo y garantía jurisdiccional) – Estudios en homenaje al Profesor Jesús González Pérez,
t. III, Madrid, Civitas, 1993, p. 2259.
488
x. el recurso jerárquico X-15
489
X-16 el procedimiento administrativo
8. Legitimación
8.1. Derecho subjetivo
83
Ampliar en el t. 2, cap. II y III; comp. Barra , Rodolfo, “La situación jurídica del administrado
– Derecho subjetivo e interés legítimo,” RAP, 11: 7 (Buenos Aires); M arienhoff, M iguel , op. cit., t.
I, 5ª ed., p. 738 y ss.; Canosa , Los recursos..., op. cit., p. 87 y ss.; Canosa , Procedimientos adminis-
trativos: recursos y reclamos, op. cit., p. 272 y ss.; Hutchinson, Ley Nacional..., op. cit., t. II, p. 47 y
ss.; A berastury (h) y Cilurzo, op. cit., p. 60 y ss.
84
Supra, t. 2, cap. IV, “El interés legítimo.”
85
Supra, t. 2, cap. IX, “El procedimiento administrativo. Concepto y principios generales,” § 12.1,
“Contenido y alcance del principio de contradicción.”
86
Como los policiales y de otras fuerzas de seguridad.
87
Ver nuestro art. “La legitimación,” Universidad Austral , Procedimiento..., op. cit., pp. 441-7
y la jurisprudencia que exponemos en los caps. II, III y IV del t. 2.
88
Supra, t. 2, cap. IV, § 8, “Su antigua interpretación en la práctica argentina. Superación.”
89
Supra, t. 2, cap. IV, § 9, “Las asociaciones.”
490
x. el recurso jerárquico X-17
90
PTN, Dictámenes, 242: 112: “Para promover recursos administrativos es necesario contar con
una aptitud específica que permita ser parte en el procedimiento impugnativo. Se debe, en con-
secuencia, poseer una legitimación previa singularizada en la invocación de un derecho subjetivo
o de un interés legítimo” y que “Las denuncias administrativas pueden ser interpuestas por los
titulares de intereses simples, a diferencia de los recursos, respecto de los cuales se requiere una
legitimación básica.”
91
Art. 90 de la reglamentación. Sin ninguna razón aparente, el art. 84 otorga a la reconsidera-
ción sólo diez días de plazo. Todo debiera unificarse en un único recurso administrativo, pues la
multiplicidad de nombres y plazos conspira contra la claridad y conocimiento público del sistema.
Acerca de la necesidad de ampliar el plazo para recurrir, ver Perrino, op. cit., pp. 417-35, esp. p. 425.
92
Conforme la regla general que explicamos supra, cap. VIII, § 3.2, “Días hábiles en la admi-
nistración y en la justicia.”
93
Supra, cap. VIII, § 4, “Cómputo de los términos.”
94
Supra, cap. VIII, § 8, “Suspensión de los términos por pedido de vista de las actuaciones.” En
rigor, más que suspensión es remisión, PTN, Dictámenes, 18-XII-81, t. 159.
95
Este, como otros progresos de la doctrina administrativa emanados de la antigua jurispru-
dencia de la Procuración del Tesoro de la Nación, que tuvimos el honor de integrar desde 1961
a 1968, son constantemente atacados por los autores que al mismo tiempo se desempañan en la
administración pública, desconociendo la obligatoriedad y la practicidad que para ellos debieran
tener aquellos dictámenes. Así como se ha terminado destruyendo a la denuncia de ilegitimidad,
ahora se quiere destruir también esta institución. Es mucho lo que avanzamos hacia el pasado más
remoto y autoritario de nuestras tradiciones.
96
Supra, cap. III, § 10, “El recurso debe indicar el nombre, apellido y domicilio del recurrente”
y 14, “La complementación de un recurso con otro.”
97
Art. 88 de la reglamentación.
491
X-18 el procedimiento administrativo
492
x. el recurso jerárquico X-19
Cuando el autor del acto impugnado por reconsideración rechaza el recurso, tiene
la obligación de elevar las actuaciones dentro del “término de 5 días de oficio,”
según dispone el art. 88. O sea que la obligación de elevar de inmediato el recurso
existe tanto cuando el interesado presenta en forma directa y originaria un re-
curso jerárquico contra el acto lesivo, como cuando interpone primero un recurso
de reconsideración que el funcionario emisor del acto impugnado luego rechaza.
En ambos supuestos el recurso ha de ser elevado dentro del término indicado.106
103
Conviene recordar que la emergencia se invoca en nuestro país en realidad para aumentar
y no disminuir sus causas profundas, que no son sino el permanente descontrol de las autoridades
públicas, la concentración excesiva del poder, la hegemonía, el autoritarismo, el caudillismo, etc.
104
Ver supra, cap. III, “Los recursos administrativos.”
105
Además, según el art. 6.3. del anexo del decr. 333/85, “Los asuntos que ingresen en las repar-
ticiones de un ministerio, secretaría, organismo descentralizado o empresa de propiedad del Estado
cualquiera sea su denominación o naturaleza jurídica, serán girados directamente a la dependencia
que deba intervenir en razón de sus funciones específicas.”
106
Ver Hutchinson, Régimen de Procedimientos Administrativos, Buenos Aires, Astrea, 2006,
8ª ed., p. 373.
493
X-20 el procedimiento administrativo
Si transcurren los plazos en los cuales el órgano autor del acto debe resolver
el recurso de reconsideración, sin que lo haya hecho, no nace la obligación de
elevar las actuaciones para su consideración por el ministerio o la secretaría de
Presidencia o el Poder Ejecutivo Nacional. En este caso según el art. 88 es nece-
sario que el interesado resuelva él considerar tácitamente denegado el recurso
de reconsideración y pida entonces la elevación del jerárquico. Producida esta
presentación del interesado, recién entonces el funcionario tiene la obligación
de elevar el recurso jerárquico dentro del “término de 5 días” al ministerio o
secretaría de Presidencia o al Poder Ejecutivo nacional. Es pues un derecho que
se atribuye al particular para resolver si desea dar por terminada esa etapa
procedimental y seguir con la próxima, o esperar.
494
x. el recurso jerárquico X-21
495
X-22 el procedimiento administrativo
496
x. el recurso jerárquico X-23
Nación. Todo ello sea dicho sin perjuicio del refrendo por parte del señor Ministro
de Obras y Servicios Públicos, que oportunamente deberá elevar el decreto al
Poder Ejecutivo.” Ese criterio ha sido sostenido reiteradamente, bajo diferentes
leyes de ministerios, pues “la actuación que en esto cabe a la Secretaría de Estado
no es la propia de una instancia jerárquica intermedia sino la que deriva de su
deber de asistir al Ministro respectivo en los asuntos de su competencia;” “por lo
dicho, considero que, no existiendo diferencia en cuanto al punto, entre los recur-
sos jerárquico y de alzada, corresponde que el interpuesto en estas actuaciones
sea sustanciado en la Secretaría de Estado […] y con la opinión del Secretario
de Estado, elevado luego a resolución del señor Ministro,”113 en concordancia con
la actual redacción del art. 92 de la reglamentación.
497
X-24 el procedimiento administrativo
498
x. el recurso jerárquico X-25
nete por constituir el órgano que ejerce la administración general del país (art.
100, inc. 1° de la Constitución nacional) y por ser superior jerárquico de los mi-
nistros. La tesis contraria niega relación de jerarquía al jefe de gabinete respecto
de los ministros. El criterio, empíricamente dominante, es de la Procuración del
Tesoro de la Nación.123 Afirma que contra un acto administrativo ministerial la
competencia para resolver un recurso jerárquico está expresamente atribuida
al Presidente de la Nación. Niega la existencia de jerarquía entre el jefe de ga-
binete y los restantes ministros. Nos parece la tesis que resultará triunfante, a
pesar del paralelo debilitamiento de la figura presidencial que —a estos efectos
recursivos— percibimos.
499
X-26 el procedimiento administrativo
500
x. el recurso jerárquico X-27
129
Del mismo modo, para someter un diferendo a la Procuración con arreglo al
trámite del decreto-ley 19.983/72, existiendo un proceso principal ante el Juez
actuante, resultaría menester que el peticionante hiciere las presentaciones para
que el juez decline su competencia, pues abrir dicha instancia administrativa en
las actuales condiciones comportaría una intromisión en la esfera de competencias
de otro poder del Estado.130 La Procuración del Tesoro de la Nación sólo interviene
si su dictamen es solicitado en cada caso por nota,131 sea por el Presidente de la
Nación,132 los ministros, secretarios o subsecretarios de Estado.133
Excepcionalmente, con ciertas formalidades, pueden solicitarlo los directores
de los servicios jurídicos integrantes del Cuerpo de Abogados del Estado, en tanto
lo pidan en forma directa.134
No pueden requerir directamente, por sí, dicho dictamen, en cambio, los titu-
lares de entes descentralizados ni los demás Directores Nacionales o Generales
de la administración; lo que sí pueden hacer es, siguiendo la vía jerárquica, pedir
a sus superiores que agotadas las pertinentes etapas consultivas, se requiera
finalmente el dictamen del máximo organismo de la administración nacional.
La doctrina que emanan de los dictámenes de la Procuración del Tesoro de la
Nación ha interpretado que para que proceda la emisión de dictamen por el
129
Ley 12.954, arts. 2° y 4°, ley reglamentada por decreto 34.952/47. Ha dicho así que estando
la cuestión originaria sometida a la decisión de un órgano judicial, sería inadecuado emitir una
nueva opinión sobre el expediente radicado ante los tribunales, puesto que cuando se trata de una
causa judicial, por encontrarse reservada en forma exclusiva y excluyente al Poder Judicial, su
tramitación exige que los restantes poderes del Estado eviten verter apreciaciones que hagan a la
decisión de aquélla. Las funciones de la Procuración del Tesoro de la Nación se hallan explicadas
en el t. 1, Parte General, cap. XII, “Los órganos del Estado,”§ 13.4, “El procurador del tesoro de
la Nación.” Ver también García P ullés, F ernando, “La Procuración del Tesoro y la defensa del
Estado,” en RAP, 145: 89, Buenos Aires, 1990; P rocuración del Tesoro de la Nación, Manual de
estilo, Buenos Aires, 1998, p. 173 y ss., sobre las normas aplicables y p. 127 y ss., sobre los orígenes
y evolución histórica del organismo.
130
PTN, Dictámenes, 227: 75.
131
Para que resulte procedente la intervención de la Procuración del Tesoro de la Nación es en
efecto necesario que se haya elaborado y suscripto por autoridad competente la respectiva nota por
la que se solicita su dictamen: Dictámenes, 207: 514; 215: 100 y 283; 216: 32.
132
En la práctica, la Presidencia de la Nación: Supra, t. 1, cap. XII, § 13.1, “El Presidente de la
Nación.”
133
Se incluyen los jefes de estado mayor de las Fuerzas Armadas (PTN, Dictámenes, 191: 80;
195: 156; 199: 84; 200: 209; 204: 60; 206: 92) y los órganos que por norma expresa tienen rango de
ministro, de secretario o subsecretario aun sin serlo (216: 80), pero el secretario general del Minis-
terio del Interior no reviste la calidad que habilita la intervención de la Procuración del Tesoro de
la Nación; ello así, toda vez que las funciones que el requirente cumple en virtud de lo dispuesto
por los arts. 9° y 11 del decreto 1883/91, no guardan similitud con las atribuidas a los funciona-
rios que se hallan facultados para solicitar el dictamen de este organismo (207: 431; 218: 316.) El
pronunciamiento de la Procuración del Tesoro de la Nación se halla reservado al Presidente de la
Nación, a los ministros, secretarios y subsecretarios, a los jefes del Estado Mayor General de las
Fuerzas Armadas, a los directores de los servicios jurídicos integrantes del Cuerpo de Abogados
del Estado y el Presidente del Banco Central de la República Argentina, siempre que lo soliciten
en forma directa. (270:192.)
134
PTN, Dictámenes, 83: 50; 205: 80; 215: 113 y 283; 218: 140.
501
X-28 el procedimiento administrativo
Procurador del Tesoro, se deben cumplir por lo general diversos requisitos que
veremos a continuación.
a) Que los organismos naturales de asesoramiento jurídico, dentro de cada
ministerio o secretaría de Estado, hayan dictaminado sobre el problema de fondo.
Ello tiene por finalidad evitar que la Procuración se convierta en una asesoría
más, supliendo el cometido de sus delegaciones en cada repartición.135
A su vez, el dictamen previo, tanto el del Ministerio o de Secretaría como de
los de dependencias inferiores si los hubiere, no pueden en modo alguno consti-
tuir una mera relación de antecedentes ni una serie de afirmaciones dogmáticas
sino el análisis exhaustivo y profundo de una situación determinada, efectuado
a la luz de las normas jurídicas vigentes y de los principios generales que las
informan a efectos de recomendar conductas acordes con la justicia y el interés
de quien formula la consulta.136 También se requiere que esos dictámenes no sean
coincidentes137 y que existan informes técnicos sobre la cuestión, en caso de ser
oportunos o necesarios cuando se encuentran implicadas cuestiones respecto de
las cuales aquéllas cuentan, a raíz de su inmediación con esos problemas, con un
particular conocimiento técnico y específico que conviene tener en cuenta para
la adopción de una decisión más ponderada y justa.138
b) Debe también tratarse de un caso concreto (no pues, de un planteo hipoté-
tico, abstracto o teórico) y deben agregarse las actuaciones originales.139 Dicho
de otra manera, deben ser agregados todos los antecedentes, informes y demás
actuaciones previas que hubiere a fin que la Procuración pueda expedirse en
forma definitiva, pues sólo de este modo se garantiza la posibilidad de formarse
un criterio completo y adecuado de la cuestión sometida a su opinión.140
c) Quienes soliciten el dictamen deben ser rigurosamente los funcionarios
mencionados. Los demás organismos y funcionarios pueden elevar el expediente
al Secretario de Estado competente solicitando se pida dictamen al Procurador.
Sólo si aquél lo considera conveniente y se dan los dos elementos precitados, puede
pedir el dictamen; pero no los otros funcionarios directamente.141
135
PTN, Dictámenes, 205: 106 y 134.
136
PTN, Dictámenes, 201: 61; 203: 148; 206: 172.
137
PTN, Dictámenes, 229: 92. No se encuentra habilitada su intervención, entre otros requisitos,
cuando no existe divergencia entre los servicios jurídicos preopinantes.
138
PTN, Dictámenes, 81:21; 84:105 bis; 201: 142; 215: 80; 213: 283; 218: 140; 219: 192; 223: 55;
225: 97; 225: 126. La intervención de esas asesorías resulta también exigible en derecho (art. 6°,
ley 12.954 y art. 8°, inc. a) del decreto 34.952/47.) Se trata también de evitar que ese organismo
asesor se convierta en una asesoría jurídica más y supla el cometido específico de sus delegaciones
en cada repartición estatal. (199: 191; 200: 21; 197: 148; 217: 271; 220: 125.)
139
PTN, Dictámenes, 71: 199; 72: 17; 75: 14; 79: 141, 84: 34, etc. Ver, asimismo, Perrino, op. cit.,
pp. 417-35, esp. p. 430, nota 45.
140
PTN, Dictámenes, 201: 35; 203: 223; 204: 102; 215: 80, 145, 181, 209, 211, 213.
141
PTN, Dictámenes, 78: 107; 82: 66.
502
x. el recurso jerárquico X-29
503
X-30 el procedimiento administrativo
504
x. el recurso jerárquico X-31
jefe de Estado debe hacer mención expresa de esa doble circunstancia de existir
dictamen contrario del Consejo de Estado y tomarse la decisión en Consejo de
Ministros.154 Ese doble recaudo tiene por objeto llamar “la atención del jefe del
Estado sobre la gravedad del caso, resultante de la discordancia entre el parecer
y la decisión propuesta.”155 En sentido similar, el proyecto de Linares y nuestro
sobre procedimiento administrativo establece en su art. 57: “El recurso jerárquico
podrá ser resuelto en forma definitiva por el Secretario de Estado competente
cuando se haga lugar a lo solicitado por el recurrente. Sólo podrá rechazar el
recurso en forma definitiva cuando exista dictamen de la Procuración del Tesoro
de la Nación y la decisión sea conforme a lo dictaminado. Cuando la decisión no se
ajustara a lo dictaminado por la Procuración del Tesoro de la Nación en el caso,
ella deberá ser suscripta por el Poder Ejecutivo.” Este criterio fue expresamente
recogido por la Procuración del Tesoro de la Nación.156
154
Lessona , La giustizia amministrativa, op. cit., p. 65.
155
Lessona , op. loc. cit.
156
Expte. 11.521/66, Secretaría de Estado de Hacienda.
157
Comp. Pearson, M arcelo M ario, Manual de procedimiento administrativo, Buenos Aires,
1976, p. 93.
158
En sentido similar Pearson, op. cit., p. 93.
159
Supra, § 12.2, “Cuando se impugnan actos del ministro” y sus remisiones; nuestro libro La
administración paralela, op. cit., cap. II, § 3.2, p. 51. Es lo mismo que ocurre en otras instituciones,
p. ej. la Procuración del Tesoro de la Nación.
505
X-32 el procedimiento administrativo
Cuando la cuestión jurídica debatida fuere compleja,160 p. ej. cuando hay dictá-
menes letrados contradictorios de distintos órganos de asesoramiento jurídico, es
igualmente preceptivo el referido dictamen, conforme al art. 92. Es natural que
ello sea así, por ser la Procuración del Tesoro la más alta autoridad administra-
tiva en materia consultiva de la administración pública nacional, centralizada
y descentralizada y a quien le corresponde por ende dirimir controversias de
derecho en su seno.
16.5. Conveniencia
160
O “de excepcional trascendencia jurídica,” como más restrictivamente dice el art. 8° inc. a)
del decreto 34.952/47 reglamentario de la ley 12.954.
161
Este criterio ya venía de antaño, especialmente el decreto 34.952/47; Pearson, op. cit., p. 93.
162
Comp. Pearson, op. cit., p. 93: “De por sí, no es una causal suficiente.”
506
x. el recurso jerárquico X-33
El plazo de 30 días163 que existe para la resolución del recurso jerárquico164 corre
automáticamente y sin necesidad de pedir pronto despacho. Puede contarse de
las siguientes tres formas.
a) “desde la recepción de las actuaciones por la autoridad competente;”
b) desde “la presentación del alegato […] si se hubiere recibido prueba;” o
c) en caso de que “se hubiere recibido prueba” y no se hubiere presentado el
alegato, desde el “vencimiento del plazo para hacerlo.”
Supongamos que no se abre formalmente a prueba el recurso, porque el parti-
cular acompañó con su recurso o antes de él la prueba que hace a su derecho. En
tal caso dejó a criterio de la administración producir o no más prueba según que
la aportada por el interesado le resultare o no suficiente elemento de convicción.
Allí el plazo para la resolución del recurso y, por ende, la denegación tácita se
cuenta desde la “recepción de las actuaciones por la autoridad competente.” No
puede interpretarse que el plazo se cuenta a partir del momento que el proyecto
de resolución está en la antesala o en el escritorio del ministro, pues la extensión
del plazo no está concebida para el supuesto de la firma ministerial.165 El plazo
de treinta días a que se refiere el art. 91, no habiendo producción de prueba, se
computa desde la recepción de las actuaciones166 a que se refieren los arts. 88 y 90.
Dicha elevación debe efectuarse dentro del quinto día de presentado el recurso.167
163
Este plazo, que antes del decreto 1883/91 era de 60 días, ha significado un avance en esta
materia: Canosa , El procedimiento..., op. cit., p. 1302.
164
Art. 91 de la reglamentación.
165
Ya vimos que el estudio de las actuaciones no lo hace la autoridad que suscribirá el acto, sino
el conjunto burocrático. El plazo reglamentario incluye ese trámite burocrático y la suscripción del
acto por el ministro o el Presidente en su caso, aspecto éste que por lo general no lleva mucho tiempo
una vez listo el expediente para la toma de decisión final, o sea, la firma.
166
Conf. L inares, Juan F rancisco, “El silencio administrativo denegatorio en la ley 19.549,” LL,
1980-C, 768.
167
Art. 90.
507
X-34 el procedimiento administrativo
acto. Si tardíamente resuelve, sólo puede serlo con el alcance de otorgar una
resolución favorable al recurrente, no ya una decisión adversa.
Surge del art. 100 de la reglamentación que la decisión expresa en el recurso
jerárquico abre al interesado la vía judicial. El art. 23, inc. a) del decreto-ley
19.549/72 expresa que la impugnación judicial puede efectuarse cuando el acto
impugnado “revista calidad de definitivo y se hubieren agotado a su respecto las
instancias administrativas.”
Tales expresiones han de interpretarse del siguiente modo: a) definitivo, en el
sentido de resolver acerca del fondo de la cuestión planteada; b) que se hubieren
agotado las instancias administrativas, es no haber ya otros recursos adminis-
trativos que sea obligatorio interponer para habilitar la vía judicial.
El art. 100, por su parte, aclara que la interposición de los recursos de recon-
sideración o revisión contra las decisiones “definitivas o con fuerza de tales que
el Poder Ejecutivo Nacional, los ministros o los secretarios de la Presidencia de
la Nación dictaren en recursos administrativos y que agoten las instancias de
esos recursos,” suspende el curso de los plazos previstos en el art. 25. Por lo tanto
dichos recursos son potestativos para el particular y en caso de no interponerlos
queda habilitada desde ya la vía judicial y empieza a correr el plazo de noventa
días para hacerlo.
La denegación tácita del recurso se produce sólo por decisión del recurrente168
y éste puede considerarla producida una vez transcurrido el plazo señalado en
el art. 91, no siendo necesario “pedir pronto despacho para que se produzca la
denegatoria por silencio.” Esta última aclaración se encuentra dentro de la tónica
general de la reglamentación de no exigir al recurrente ningún trámite adicional
para que pueda considerar tácitamente denegado un recurso o petición una vez
cumplidos los respectivos plazos legales o reglamentarios y debe considerársela
saludable. Se trata de una opción que la reglamentación confiere al recurrente,
quien no se encuentra obligado a dar por denegado el recurso; no puede tampoco
interpretarse que el recurso se encuentra tácitamente denegado en ausencia de
su manifestación de voluntad en tal sentido. Dado que la administración siem-
pre tiene la obligación de resolver los recursos,169 aun luego de transcurridos
168
Dice Hutchinson, Tomás, “La morosidad administrativa y la solución legal del amparo por
mora,” RAP, 21: 7, 9, Buenos Aires, 1980, que al acordarle al silencio de la administración un sentido
concreto, “establece la ley una facultad del particular y no un derecho de la Administración;” Ley
Nacional…, op. cit., t. II, p. 445 y ss.; Rejtman Farah, op. cit., p. 83: “se trata de una ficción que la
ley establece en beneficio del que inició el procedimiento;” Canosa , Los recursos…, op. cit., p. 190;
Canosa , Procedimientos administrativos: recursos y reclamos, op. cit., p. 430; “Autolimitaciones de
la administración en materia de silencio y caducidad,” ED, 158: 271.
169
La doctrina es uniforme: Hutchinson, op. loc. cit.; Rejtman Farah, op. loc. cit.; conf. CNFed. CA,
Sala II, Goldberg, ED, 74: 222, año 1977. Comp. Muñoz, Guillermo A., Silencio de la administración
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x. el recurso jerárquico X-35
los términos para hacerlo, ella debe dictar resolución para dar por terminada
la cuestión. Tampoco puede disponer el archivo si no ha resuelto. El efecto de
la denegación tácita se concreta en la posibilidad que así tiene el interesado de
continuar con las demás vías de impugnación que en cada caso sean pertinentes:
En el caso del recurso jerárquico, dado que él agota la instancia administrativa,
se trata de la vía judicial a menos que el interesado opte por interponer previa-
mente recurso de reconsideración. Una muy importante y obvia diferencia entre
la denegación tácita y la denegación expresa del recurso, es que en el caso de
la denegación tácita no empieza a correr plazo alguno para la prosecución de
las vías subsiguientes. Ya la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso
Galián170 declaró inconstitucional una norma que fijaba un plazo de denegación
tácita y a partir del mismo hacía nacer un término a un acto procesal del parti-
cular para la continuación del proceso. Tal tipo de disposiciones, cuando existen,
importan una irrazonable restricción al derecho de defensa del particular, pues
es obvio que los plazos deben ser claros y computarse de manera franca, a partir
de determinaciones expresas, notificadas en legal forma y no de actos virtuales
o implícitos. La solución que explicamos se encuentra en el inc. a) del art. 25,
al establecer que el plazo se cuenta a partir de la notificación al interesado del
acto administrativo, que sólo puede serlo del acto expreso. La misma solución se
halla en el art. 26: “La demanda podrá iniciarse en cualquier momento cuando
el acto adquiera carácter definitivo por haber transcurrido los plazos previstos
en el artículo 10.” La ley 25.344 ha intentado cambiar esta regla en cuanto a
que no existe plazo para impugnar judicialmente el acto cuando se trata de
denegación tácita; pues la regla anterior era, como es sabido, que la denegación
tácita habilitaba al interesado a “iniciar la demanda en cualquier momento, sin
perjuicio de lo que fuere pertinente en materia de prescripción” (art. 31.) Allí la
norma legal era categórica en cuanto a la inaplicación del plazo de caducidad.171
El sistema del decreto-ley resultaba así coherente y en todos los casos en que se
y plazos de caducidad, Buenos Aires, Astrea, 1982, p. 51: “Otra cosa es que la supresión del pronto
despacho en vía recursiva sea conveniente y signifique un real beneficio para el administrado. La
práctica general revela que, por lo general, los particulares prefieren esperar una resolución expre-
sa de los órganos superiores de la Administración, que, frecuentemente, se produce con bastante
posterioridad al vencimiento del plazo para resolver los recursos jerárquicos.” Ver también el art.
3º inc. i) del decreto 229/00.
170
CSJN, Fallos, 300-2: 1292, 1296, Galián, 1978: “la regulación legislativa y reglamentaria
referida al silencio administrativo debe evitar que por tal actitud los particulares queden fuera de
la protección jurisdiccional, en situación de indefensión. Frente a la inercia del órgano, la vía de
la ficción legal no puede utilizarse para aniquilar los derechos subjetivos e intereses legítimos de
los administrados.”
171
Es cuestión debatida. Ver Jeanneret de Pérez Cortés, M aría , “Los reclamos. Reflexiones
sobre el reclamo administrativo previo,” en Universidad Austral , Procedimiento administrativo,
op. cit., p. 133 y ss., 147, notas 60 y 61; R aspi, A rturo Emilio, “El silencio de la administración,” en
UA, Procedimiento administrativo, op. ult. cit., p. 121 y ss., 129, notas 27 y 28.
509
X-36 el procedimiento administrativo
abría la vía judicial por silencio de la administración no había otro plazo que el
de prescripción, con la prevención que hemos anunciado en la nota precedente.172
Según la modificación introducida por la ley 25.344 “El pronunciamiento acer-
ca del reclamo deberá efectuarse dentro de los noventa (90) días de formulado.
Vencido ese plazo, el interesado requerirá pronto despacho y si transcurriesen
otros cuarenta y cinco (45) días, podrá aquél iniciar la demanda, la que deberá
ser interpuesta en los plazos perentorios y bajo los efectos previstos en el artí-
culo 25, sin perjuicio de lo que fuere pertinente en materia de prescripción.”173
Sostuvimos que esta nueva norma es claramente inconstitucional en cuanto
pretende la caducidad de la acción luego de un plazo de denegación tácita, como
ya ha sido claramente resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación a
partir del ya citado caso Galián y también Fundación Universidad de Belgrano,
del mismo año.174 No existe relación alguna entre la emergencia invocada por
la ley y la pérdida de derechos que ella pretende imponer en base a un cómputo
ficto de plazos de denegación.
El art. 10, por su parte, dispone un plazo genérico de sesenta días más un
plazo adicional de treinta días luego de pedido pronto despacho, todo ello para
el caso de que no existan normas especiales con un plazo menor de denegación
tácita: “si las normas especiales no previeren un plazo determinado para el
pronunciamiento.” En otras palabras, el art. 10 contempla tanto el supuesto de
que las normas de cada recurso tengan un plazo de denegación tácita, hipótesis
en la cual se remite a tales normas, como el supuesto de que no lo tengan, caso
en el cual lo crea.
El art. 26 ha de interpretarse en el sentido de que se refiere indistintamente a
ambas situaciones y el transcurso de los plazos de denegación tácita del recurso
jerárquico ha de ser encuadrado dentro de la primer hipótesis del tercer párrafo
172
Art. 31 del decreto-ley 19.549/72, modificado por el art. 12 de la ley 25.344.
173
Ver supra, cap. IX, “Los recursos de reconsideración,” § 13, “El potestativo recurso de recon-
sideración previo a la acción judicial” e infra, cap. XII, “El reclamo administrativo previo,” § 12,
“El uso optativo del reclamo.”
174
La doctrina “salió” rápidamente a expresar sus distintas posturas sobre la reforma de la
ley 25.344 al art. 31 de manera bastante profusa. Ver Bianchi, A lberto B., “La reforma de la Ley
25.344 y las garantías del administrado – Reportaje a Alberto B. Bianchi, Juan Carlos Cassagne,
Tomás Hutchinson, Héctor Mairal y Laura Monti,” LL, Suplemento Actualidad, 15/XI/01 y 20/XI/01;
Cassagne, Juan C., “La reforma de la Ley 25.344 y las garantías del administrado – Reportaje a
Alberto B. Bianchi, Juan Carlos Cassagne, Tomás Hutchinson, Héctor Mairal y Laura Monti,” LL,
Suplemento Actualidad, 15/XI/01 y 20/XI/01; Hutchinson, Tomás, “La reforma de la Ley 25.344 y las
garantías del administrado – Reportaje a Alberto B. Bianchi, Juan Carlos Cassagne, Tomás Hut-
chinson, Héctor Mairal y Laura Monti,” LL, Suplemento Actualidad, 15/XI/01 y 20/XI/01; Mairal ,
Héctor A., “La reforma de la Ley 25.344 y las garantías del administrado – Reportaje a Alberto B.
Bianchi, Juan Carlos Cassagne, Tomás Hutchinson, Héctor Mairal y Laura Monti,” LL, Suplemento
Actualidad, 15/XI/01 y 20/XI/01; Monti, L aura , “La reforma de la Ley 25.344 y las garantías del
administrado – Reportaje a Alberto B. Bianchi, Juan Carlos Cassagne, Tomás Hutchinson, Héctor
Mairal y Laura Monti,” LL, Suplemento Actualidad, 15/XI/01 y 20/XI/01; Crivelli, Julio C., La
emergencia económica permanente, Buenos Aires, Ábaco, 2001.
510
x. el recurso jerárquico X-37
del art. 10 y del art. 26 del decreto-ley: Denegación tácita que habilita sine die
la vía judicial, salvo lo atinente a la prescripción de cada acción en particular.
En las Salas del fuero Contencioso Administrativo Federal primaron crite-
rios disímiles acerca de la interpretación otorgada a la aplicación del plazo de
caducidad al configurarse el silencio negativo en la vía reclamatoria,175 a lo que
no escapó la doctrina.176
La Sala III de la CNFed. CA en el caso Biosystems S.A. declaró la inconsti-
tucionalidad de la norma, en tanto que la Corte, adhiriendo al dictamen de la
Procuradora Fiscal, revocó dicha declaración estableciendo una discutible inter-
pretación según la cual el art. 31 —al requerir la interposición de la demanda “en
175
CNFed. CA, Sala IV, 27/II/07, Aguilar; Sala I, 7/IX/04, Arias; Sala II, 6/XII/07, Balbi. Ver
el análisis jurisprudencial realizado a partir de la controvertida reforma de la ley 25.344 a la re-
gulación del reclamo administrativo previo establecida en el decreto-ley 19.549/72 en Bruno dos
Santos, M arcelo A., “La defensa de los derechos de los particulares en la vía reclamatoria ante el
silencio de la administración. Breve repaso a casi diez años de la controvertida reforma de la ley
25.344,” LL, 2009, F, 1035.
176
Un estudio de las diferentes posturas que distintos autores han adoptado respecto a la legiti-
midad de las disposiciones de esta norma se puede leer en Juan L ima , F ernando E., “El silencio de
la administración y la habilitación de la instancia judicial,” en Bruno dos Santos (dir.), Una mirada
desde el fuero contencioso administrativo federal sobre el derecho procesal administrativo, op. cit.,
pp. 145-159. En particular, podemos citar, entre muchos otros, Jeanneret de Pérez Cortés, M aría ,
“El reclamo administrativo previo a dos años de su reforma,” Jornadas de la Procuración del Tesoro,
RAP, 296: 13; Perrino, Pablo E., “El derecho a la tutela judicial efectiva y el acceso a la jurisdicción
contencioso administrativa,” Revista de Derecho Público, Proceso administrativo – I, Buenos Aires,
Rubinzal Culzoni, 2003, v. 2003-1, pp. 257-294; Perrino, Pablo E., “Silencio administrativo y tutela
judicial efectiva,” en Botassi, Carlos A. (dir.), Temas de Derecho Administrativo, en honor al Prof.
Doctor Agustín A. Gordillo, Buenos Aires, Librería Editora Platense, 2003, pp. 481-491; Perrino,
Pablo E., “Reclamo administrativo previo, tutela judicial efectiva y acceso a la jurisdicción,” en
Cassagne (dir.), Derecho procesal administrativo, en homenaje al profesor Jesús González Pérez,
op. cit., pp. 857-880; Pozzo Gowland, Héctor M., “El voluntarismo normativo como método frente
a la emergencia,” LL, 2002-A, 971; Uslengui, A lejandro J., “Algunas consideraciones en torno a
la reforma del proceso administrativo,” Revista de Derecho Público, Proceso administrativo – II,
Buenos Aires, Rubinzal Culzoni, 2003, v. 2003-2, pp. 11-44; Buján, Néstor H., “Reflexiones sobre
los requisitos procesales de admisibilidad de la pretensión administrativa y la habilitación de la
instancia judicial a la luz de las reformas de la ley 25.344,” Revista de Derecho Público, Proceso
administrativo – II, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni, 2003, v. 2003-2, pp. 45-110; Canosa, A rmando
N. / M ihura E strada , Gabriel , “La emergencia y la nueva degradación a la tutela judicial efectiva,”
ED, 190, 732; Cassagne, Juan C., “El acceso a la justicia administrativa,” LL, 2004-D, 1218; García
P ullés, F ernando R., Tratado de lo contencioso administrativo, v. 1, Buenos Aires, Hammurabi,
2004, 1ª ed.; R aspi, A rturo E., “Una desafortunada modificación al art. 31 de la ley nacional de
procedimientos administrativos,” ED, 2000/2001, 625; Soria , Daniel F., “Apuntes sobre el reclamo
administrativo previo. Su evolución y las reformas introducidas por la Ley N° 25.344,” en Carello,
Luis A. (dir.), Derecho Constitucional y Administrativo, 3, v. 1, Rosario, Juris, 2002, pp. 271-323;
Z ambrano, Pedro L., Silencio de la Administración y plazos para demandar al Estado Nacional – La
prescripción y la caducidad en la nueva regulación del reclamo administrativo previo, Monografías
Jurídicas, n° 155, Buenos Aires, LexisNexis – Abeledo-Perrot; M airal , Héctor A., “Los plazos de
caducidad en el Derecho administrativo argentino,” en Cassagne, Juan C. (dir.), Derecho procesal
administrativo, en homenaje al profesor Jesús González Pérez, Buenos Aires, Hammurabi, 2004, v.
1, pp. 881-916; Barbarán, Josefina, “Una reforma que deja en ´offside´ al administrativo,” LL, 2006-
E, 313; Diana , op. cit.; Toia , Leonardo, “El enigmático silencio en el reclamo previo,” ED, 2008, 14.
511
X-3 el procedimiento administrativo
los plazos perentorios y bajo los efectos previstos en el art. 25”— sólo alcanza a
los casos en que el reclamo fue resuelto expresamente en contra del interesado,
es decir, cuando haya una resolución denegatoria formal y explícita, y no en los
casos de silencio.177
Desde esa atalaya, si bien tanto la Sala III como la Corte Federal, arribaron
a igual resultado en cuanto a la habilitación de la instancia, los fundamentos
resultaron notoriamente divergentes.
En función de lo expuesto, ni en la vía impugnatoria ni en la reclamatoria, una
vez configurado el silencio y ante la falta de resolución expresa de la adminis-
tración, corre el plazo de caducidad del art. 25 para el inicio de la demanda, sin
perjuicio del que corresponda en materia de prescripción. En el primer supuesto,
la habilitación de la instancia judicial, estará condicionada al agotamiento de
la vía administrativa mediante la interposición del recurso jerárquico ante la
autoridad que resulte en el caso competente y su falta de resolución en el plazo
de 30 días, implica, sin necesidad de interponer pronto despacho, la denegatoria
por silencio. En cambio, en el segundo supuesto, toda vez que no existe acto
administrativo que impugnar a los fines de habilitar la instancia, habrá que
interponer el reclamo administrativo previo y esperar su resolución o tener por
configurado el silencio luego de los 45 días de haber presentado pronto despacho,
siendo la prescripción el único plazo aplicable.
Sin embargo, en la práctica y pese al criterio de la Sala III del fuero y de la
Corte sobre este punto, si se piensa pedir pronto despacho se estará más seguro
preparando la demanda para interponerla inmediatamente después de producida
la denegación tácita por silencio, sin dejar pasar los noventa días que correspon-
den a un acto expreso. El abogado previsor estará siempre en guardia contra los
cambios de regulación e interpretación. En caso de duda y siendo ello posible,
conviene contar el plazo más breve y mezquino y atenerse a él, interponiendo
en ese término la acción judicial. Es el único reaseguro contra la inestabilidad
jurídico administrativa.
177
CNFed. CA, Sala III, 18/IV/11, Biosystems S.A.. Ver Bruno dos Santos, M arcelo A., “Caso
Biosystems S.A.: un avance en la defensa de los derechos de los particulares en la vía reclamatoria,”
LL, 2012-A, 379; CSJN, Biosystems S.A., 11/II/14. Para un mayor desarrollo de la postura expuesta
por la Procuradora General en el citado fallo, ver Monti, “Habilitación de la instancia contencioso
administrativa en el orden federal,” op. cit.
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