Caso Merk
Caso Merk
Caso Merk
Han transcurrido veinte años desde esa fría mañana de febrero en la que Roy Vagelos se encontró el informe Campbell encima
de su mesa. En la actualidad, el Programa de Donación de Mectizan constituye la alianza público privada más duradera de la
historia. Los resultados de este programa son absolutamente únicos e incomparables con los de cualquier acción social impulsada
por una empresa. En estos veinte años: Merk ha donado 1,800 millones de Mectizan, por un valor estimado de 2,700 millones
dólares; se han aprobado más de 530 millones de tratamientos para la ceguera de los ríos desde 1987 y otros 160 millones de
tratamientos para filariasis linfática, otra enfermedad a la que se decidió extender el Programa en el año 2000; existen programas
de tratamiento de la ceguera de los ríos en más de 117.000 comunidades de 33 países de África, Latinoamérica y el Yemen; el
Programa previene, aproximadamente, 40.000 casos de ceguera al año en países en que la enfermedad es endémica y ha
contribuido a la recuperación de más de 24 millones de hectáreas de tierras de cultivo abandonadas en África. Cuando los
escépticos preguntaron a Vagelos, y otros directivos de Merk, cuáles fueron las verdaderas razones que impulsaron a Merk a
asumir una decisión que comportaba unos costes de dinero, tiempo y complicaciones tan grandes, Roy Vagelos solía contestar: La
primera vez que fui a Japón, los hombres de negocios nipones me dijeron que Merk había llevado la estreptomicina a Japón
después de la segunda guerra mundial para erradicar la tuberculosis que estaba consumiendo a la población. Es verdad que lo
hicimos y no ganamos ni un duro. Sin embargo, hoy en día Merk es la primera empresa farmacéutica estadounidense en Japón. Yo
creo firmemente que las consecuencias a largo plazo de los actos de buena voluntad no están siempre claras, pero de algún modo
siempre reciben su recompensa. En Merk tienen todos muy claro que la recompensa llegó en el sentimiento de orgullo de todos
sus empleados, que se saben participes de un proyecto que ha contribuido a salvar millones de vidas humanas, en la emulación de
docenas de empresas farmacéuticas, que siguieron el ejemplo de la compañía estadounidense, y, sobre todo, en la esperanza
proporcionada a millones de afectados por la enfermedades que recobraron la vista gracias al Mectizan. Y es que como anticipó
Mohammed Azíz poco antes de morir: el Mectizan había que regalarlo con orgullo.