Poemas de Nilton Santiago
Poemas de Nilton Santiago
Poemas de Nilton Santiago
LOS MILAGROS COMO CUARTO ESTADO DE LA MATERIA (POCO ANTES DEL AMANECER, CUANDO
LOS GATOS DIRIGEN EL TRÁFICO)
no hay astrónomo ni fumeta que haya imaginado un cielo con tanto escote
bajo la lluvia
y viceversa
o que las chicas tatuadas en los brazos de los taxistas dejen de fumar
en las parroquias.
entrar en la estación y verte pelear con el torno para que te deje pasar
y, como quién no quiere la cosa, aprovecho para hacerte las típicas preguntas
eso seguro
Ahora lo sabes,
AUTOBIOGRAFRÍA DEL AMANECER (NOS GUSTAMOS TANTO QUE NOS HACEMOS LA VIDA
IMPOSIBLE ASÍ QUE HEMOS DADO POR TERMINADAS LAS FUNCIONES DEL OTOÑO)
Dicen que el 15% de las mujeres norteamericanas se mandan flores a sí mismas en el día de los
enamorados, así que no tiene nada de malo comprarte la autobiografía de un pavo real daltónico y
dejártela tú mismo bajo la almohada el día que se te cae el primer diente de la melancolía. Dicen
que este preciso momento está sucediendo en varias dimensiones distintas donde -por ejemplo,
en la que me muero por tus huesos- soy un perro que olfatea las huellas de la lluvia que acaba de
entrar en tu ducha. Puede también que en otra dimensión yo sea un armadillo con gafas que ha
decidido fijar su residencia en un baobab que poco a poco -teóricamente en otra dimensión- se
dirige al mar saltándose todas las luces rojas del amanecer. No sé qué de gracioso tiene que
saques tu imagen del espejo del baño mientras me afeito y me digas “que te folle un pez” y luego
la pongas en un sobre que probablemente enviarías a una casa de lágrimas donde un par de
rabihorcados de la isla de Navidad me pedirán impuestos por pronunciar tu nombre. No tiene
nada de gracioso, no, como no tiene nada de poético las cosas absurdas que escribo mientras le
haces cosquillas al ángel de silicio que escondes en tu armario y que se parece mucho a Jasper
Maskelyne, aquel ilusionista que los británicos contrataron durante la II Guerra Mundial para que
hiciera que el puerto de Alejandría fuera invisible para la aviación alemana la noche del 22 de junio
de 1941 y vaya si lo consiguió. Pienso en un té de besos, en un bocadillo de prosas surrealistas
para –¿por qué no?- escribir como Dios manda un poema policial donde el único delito sea querer
morderte los muslos a sangre fría. De nuevo vuelvo a tropezar contigo en este poema que lleva el
corazón con 3 marcapasos y 1 bypass. Sé que no tiene nada de simpático que escriba sobre ti
cuando me has mandado al otro lado de la luna por décima vez; quizás es mejor dedicarse a otra
cosa, escribiendo poemas soy tan bueno como portándome bien cuando duermo contigo y me
dices “esta noche no”, mientras únicamente vistes con la transparencia de la oscuridad. La poesía
en este poema es un techo lleno de goteras y entonces se me ocurre que es mejor hablar de aquel
invento revolucionario para el amor, registrado por David King Terence con la patente nº GB
2221607, que no es otra cosa que un par de guantes para parejas de enamorados que durante el
invierno quieren ir de la mano y seguir sintiendo la piel del uno y del otro. Tonterías. Ya sé que lo
sabes, nuestra relación de pacotilla tiene el mismo problema que tenían las primeras latas de
conservas: que aún no se habían inventado los abrelatas y nos parecemos, ciertamente, a aquellos
soldados de la Royal Navy que las abrían utilizando las bayonetas, disparando contra ellas o
golpeándolas con piedras. En este mismo momento tenemos que dar por cancelado el estreno de
este poema, sí, lo tenemos que concluir ahora mismo por falta de público porque tú, la única
asistente, te acabas de largar llevándote tus 5 maletas de zapatos y tus 5 minutos de vozarrones y,
vaya morro, pidiéndome que te devuelva la entrada a tu cama para el taxi (que pagué yo con las
monedas de mi corazón). A propósito, –te pregunto segundos antes de escuchar un gran portazo-
¿sabías que algunos hombres son infieles para salvar sus matrimonios y que hay un hotel hecho de
hielo en tu país al que han obligado a poner una alarma anti-incendios?
KLARA, UNA AU PAIR DE KARLSTAD, ME HA PEDIDO QUE LE ESCRIBA UN POEMA PARA OLVIDARLA
DE UNA VEZ POR TODAS
Bruno me ha llamado para contarme que ha leído
fijaos que se quejan hasta las ballenas varadas entre los árboles
le sigue el ratón (5 segundos) y quizás tú, que apenas te has tomado una copa
o, lo que es lo mismo,
la oscuridad de los peces cuando lloran y pasan una sed de caballos.
Pronto dejaré de ser uno que parece joven y sigo metiendo la pata hasta la rodilla
en un santiamén
jodidamente separados
(o ¾ de lo mismo)
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El poeta Nilton Santiago
ME HE PERDIDO EN BUDAPEST POR CUARTA VEZ Y UNA CHICA MUY MONA ME AYUDA A
ENCONTRAR LA ESTACIÓN, AUNQUE TERMINO MULTADO
un día como hoy, el lunes 10 de noviembre, pero del año 4004 a. C.,
y me marcho
disfrazada de habitación.
y me vuelves a ver
tan raros como los cangrejos o las jirafas fumadoras de los tranvías,
DIARIO DEL GRANJERO VIETNAMITA QUE LLEVA SIN DORMIR DESDE 1973
Thai Ngoc se despertó como cualquier día convencido de que era un hombre vietnamita que vive
al pie de una montaña.
Thai Ngoc sabe que ni los quebrantahuesos escogen la soledad ni las veinteañeras qué soñar por
las noches así que, desde el año 1973, después de una intensa fiebre corporal, el señor Ngoc
decidió dejar de dormir.
Thai Ngoc empieza el día pidiéndole a los cipreses que le devuelvan las lágrimas de todos los
médicos que se han roto el coco pensando en por qué demonios no puede dormir.
Thai Ngoc sabe perfectamente que las mujeres son más complicadas que el álgebra para las rosas,
así que cada día le regala un ramo de besos a su mujer.
La mujer de Thai es una campesina jubilada que está convencida de que es una libélula.
La mujer de Thai lava los platos sucios con los sueños de los peces.
Thai Ngoc es como un héroe para los loros kakapos de la comunidad de Que Trung y su más
grande sueño es tener sueño.
Thai Ngoc a veces es contratado por un par de murciélagos para que les haga la cena, otras veces,
sus vecinos le dan un par de monedas para tocar los tambores o los gongs en los funerales
nocturnos de las tortugas.
Thai Ngoc dice que se siente “como si fuera una planta sin agua”.
Thai Ngoc también dice que los perros no tienen religión pero sueñan, así que es lo mismo.
Thai Ngoc cree, no obstante, que el mejor amigo del hombre es la lluvia.
Thai Ngoc es una libélula jubilada que no sabe quién es Thai Ngoc cuando llueve.
Thai Ngoc seguirá despierto aun cuando este poema haga que Ud. se muera de sueño.
como un pobre embarcadero que espera las lágrimas de las merluzas al amanecer.
como las cosas no quieren ser llamadas (como “amor” a los “restos del amor”)
y te digo que para los Celtas el cielo se halla en la copa de los árboles
y tú hoy has llegado desde el más alto de los cipreses,
nos susurra que el Tío Sam no puede quitarse de encima a los islamistas
A nadie le importa que una nueva ecologista haya sido asesinada en el Amazonas,
soy como aquellas gallinas que tienen las llaves de su propia jaula
Para mí, que soy tan torpe como un camello ligando con una osa polar en un iglú,