1 The Rocker That Holds Me PDF
1 The Rocker That Holds Me PDF
1 The Rocker That Holds Me PDF
Traducción e interpretación
Cinderella
Femme Fatale
Liseth Johanna
Isis
Nina
Scherezade
Itorres
Recopilación
Itorres
Diseño de Imagen
3
Página
Scherezade
Contenido
Terri Anne Browning
Sinopsis
Preludio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Epílogo
The Rocker Who Savors Me
4
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Terri Anne Browning
Habiendo tenido una pasión por la lectura desde el momento en que mi tía me dio
por primera vez mi primer romance, poco a poco crecí aburrida de solo leer.
Quería controlar a los personajes, hacerlos quien yo quería que fueran y, de esa
manera, nunca estaría decepcionada con los finales.
Pronto aprendí que no siempre es tan fácil. Los personajes controlan al autor. Pero
todo eso es parte de la diversión al crear una nueva historia.
El ver adónde te llevan estas personas en su viaje para encontrar a su alma gemela
se ha convertido en mi nueva pasión y conseguir incorporar mi amor por la música —
música rock en particular—, ha sido un sueño hecho realidad.
Gracias por tomar este viaje loco conmigo, ¡no puedo esperar para ver adónde
vamos después! 5
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Sinopsis
I
r de gira con cuatro rockeros es el mejor de los sueños…
En los seis años desde que eso pasó, cuidé de los cuatro hombres que significan
todo para mí. Me ocupo de ellos del mismo modo que una vez se hicieron cargo de mí.
Manejo todo el trabajo sucio detrás de escena de una vida de rockeros. No siempre es
bonito. A veces se vuelve malditamente repugnante, sobre todo cuando tengo que
deshacerme de sus ligues de una noche. ¡Puaj!
Está bien, entonces no soy inteligente. Amo a mis chicos, y uno de ellos como que
sostiene mi corazón en su gran y vieja mano de rockero. Pero estoy lidiando con ello.
He sido capaz de guardar mi pequeño secreto desde hace años.
No estoy, sin embargo, lidiando con este malestar que parezco haber atrapado. Me
asusta de muerte. Odio a los médicos, pero de repente estoy más preocupada por
encontrar lo que está mal conmigo que por lo que el médico pueda hacerme.
Cuando consiga los resultados de mi prueba, mi vida nunca será la misma otra
vez…
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Preludio
E
staba lloviendo. Me encanta la lluvia; pero no los truenos y
relámpagos. Las luces que destellan no son tan malas como los truenos
enfadados. Me recuerda a mi mamá cuando está en un ataque de furia,
intoxicada por las drogas, el alcohol y hombres. Hoy tengo doble dosis
de eso porque hay una tormenta desencadenándose con furia afuera y el monstruo de mi
madre está en una de sus propias furias.
Había esperado y orado a Dios que simplemente se fuera a acostar como hace
generalmente. Pero Dios no estaba escuchando hoy. Parece que Dios no está escuchando
ninguna de las veces que le rezo. Estoy comenzando a preguntarme si siquiera existe,
como el predicador que se pasa por casa de vez en cuando dice que existe. Mamá
maldice mucho a Dios, así que pienso que cree en él.
La lluvia empapa mi fina camiseta y mis leggings. Me escabullí por la ventana tan
pronto como mamá terminó conmigo. Las gotas de lluvia lavan mis lágrimas y la sangre
de los múltiples cortes que me dejó mamá luego de ir tras mí con una vara y sus puños.
El agua fría hace que ardan mis moretones hinchados y mi cuerpo magullado, pero
estaba acostumbrada al dolor.
Tan pronto como mis pies descalzos tocan tierra fuera de la ventana de nuestro
remolque, corro a través de la pequeña sección de césped que separa el remolque
descuidado en el que vivo de aquel que Nik llama hogar. Rezo para que su madre no
haya decidido limpiar su habitación, que no haya cerrado la ventana que él siempre deja
abierta para mí… por si acaso.
Mientras me apresuro hacia la cubeta de cuatro litros que utilizo como escalera,
dejo escapar un gemido cuando descubro que de hecho sí, la mamá de Nik ha estado en
su habitación. La ventana está cerrada. Estoy temblando ahora porque la lluvia es fría y
no tengo ni zapatos, ni abrigo y ahora ni siquiera una habitación cálida para escaparme.
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Sé que de nada sirve que trate en los otros remolques de los alrededores. El papá de Jesse
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está en casa y nunca entraría ahí cuando existe la posibilidad de que el Sr. Thornton
pudiera encontrarme. El remolque de Drake y Shane solo tiene una pequeña ventana
que es demasiado alta para alcanzar con mis pequeñas piernas a menos que uno de ellos
me ayude.
Hubo un sonido desde el otro lado del pequeño jardín. Mi madre ha regresado para
la segunda ronda y ha descubierto que me fui. Con el corazón acelerado, hago la única
cosa que se me ocurre. Tiro del contenedor de estaño que sustenta el remolque de Nik.
Empujo y empujo, cortando las palmas de mis manos mientras lo hago. Pero,
finalmente, con un gemido de triunfo, lo retiro lo suficiente para poder arrastrarme
debajo del remolque.
Una vez que estoy debajo, tiro del contenedor hacia su lugar. Me trago un grito
cuando me detengo y mi mano toca el esqueleto de un ratón. Limpio mi mano en mis
leggings empapadas y luego envuelvo mis brazos alrededor de mis rodillas para no
entrar en contacto con el ratón de nuevo. Mi cabeza es inclina hacia atrás contra el
sustento del remolque y cierro mis ojos, rezando que mi madre no piense en buscarme
aquí…
—¿Emmie? —Nik está justo a mi lado al otro lado del contenedor—. ¿Em?
Tiro un poco más del contenedor y comienzo a arrastrarme hacia fuera. Estoy
rígida y herida. Hay barro apelmazado en los cortes que dejó la vara y el corte en mi
mano del sustento del remolque. Estoy hinchada y magullada. Y ya puedo sentir el
cosquilleo en la parte posterior de mi garganta que dice que voy a tener un dolor de
garganta. De repente, unos brazos fuertes me están sacando. Tan pronto como mis pies
son despejados, soy levantada en los fuertes brazos de Nik.
—Cállate, Jess —profiere Nik mientras sus brazos se aprietan alrededor de mí.
Puedo ver las ruedas trabajando en su mente. Se está preguntando adónde llevarme,
dónde esconderme. Escucho una risa proviniendo de mi remolque; mi madre debe tener
a uno de sus novios allí; y luego está el sonido de la televisión viniendo de su remolque,
si su mamá me ve así, llamará a la policía ella misma; ninguna es una opción.
—Mi papá se fue. —Jesse ya se está dirigiendo hacia su remolque—. ¡Ven, Nik!
—Tenemos que darle calor —dice Nik—. Enciende el agua caliente para que
pueda darle un baño.
—¡Nik! —grita Jesse desde el baño—. No estoy seguro si esto está demasiado
caliente o no. Ven aquí y compruébalo.
Nik me lleva de la mano al baño y luego se inclina para sentir la temperatura del
agua.
Gimo cuando el agua toca mis heridas. Duele, pero el calor del agua se siente bien
en mis piernas frías. El temblor se detiene pronto. Nik me lava, tratando de ser
cuidadoso mientras limpia las heridas en mi cuerpo. Su mandíbula está apretada y creo
que hay lágrimas en sus ojos.
Más tarde, después de que mi cabello está lavado y huele bien, me levanta del agua
y me envuelve en una toalla. Jesse tiene una caja de curitas con pequeñas princesas en
estas que sabe que me gustan. Pero también hay un tubo del ungüento que resquema en
su otra mano y sacudo mi cabeza.
Nik está frotando la toalla en mi cuerpo mojado, todavía tratando de ser gentil.
Algunas de las heridas están sangrando de nuevo y duele cuando la toalla frota contra
estas. Cuando termina, toma el ungüento y me alejo.
—Lo sé, Emmie. Sé que duele. Pero no quieres que se te infecten, ¿cierto? —Está
parpadeando mucho y creo que está tratando de no llorar—. Si se infectan, tendrás que
ir al doctor y recibirás una inyección.
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Esas son las palabras mágicas. ¡Odio las inyecciones! ¡Odio los doctores! Así que
Página
—Mejórate.
Jesse me pone una de sus camisetas. Pero es tan grande que tienen que atarle un
nudo para que no me tropiece cuando camino. Cuando estoy cubierta, Nik me levanta y
me lleva de vuelta a la habitación de Jesse. Me ponen en la pequeña cama contra la
pared y arropan una manta que huele a Jesse alrededor de mí.
Shane y Drake entran en la habitación. Shane tiene una bolsa de Wal-Mart y saca
una caja de medicinas. Me dan una gran dosis de Tylenol y me alimentan. Drake se
había detenido en McDonalds y me trajo una cajita feliz de nuggets de pollo. Mi
estómago gruñe y me doy cuenta que no he comido nada desde el día anterior.
A medida que el cepillo trabaja por mi cabello, mis ojos comienzan a pesar.
Pronto, estoy dormida…
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1
A
bro mis ojos en el instante en el que el autobús se detiene. Haciendo
una mueca, me levanto del sofá y miro hacia afuera. El autobús de
gira está en el estacionamiento del hotel. Otro autobús cargado con
todo el staff y dos semiremolques vienen detrás, con todo el equipo
del escenario y de la banda. Quiero tanto una ducha y una noche completa de sueño,
pero todavía tengo muchas cosas que hacer.
Poniéndome de pie, camino a la parte de atrás del autobús para despertar a los
otros. Drake está acostado sobre su estómago en la cama de abajo. Tiene una botella de
Jack Daniels en su mano, la botella a la mitad. Por encima de él, Shane está roncando, su
bajo pegado a su pecho. Contra la otra pared, Jesse está hablando dormido, murmurando
algo sobre un “maldito”.
—Jess. —Tengo que acercarme a su oído y gritar su nombre. Todos tienen el sueño
pesado, pero Jesse más que todos—. ¡Jess! Andando. Vamos a dormir en una verdadera
cama.
—¿Em?
Le sonrío.
Cuando se sienta, me muevo hacia Shane. Todo lo que tengo que hacer es quitarle
el bajo. Aprieta sus brazos alrededor de él y se sienta.
—¡Perra! —se queja, pero me ayuda a levantarme del piso donde aterricé.
—¿Dormiste bien?
—Me quedé dormido hace unas horas. —Toma la camisa que le ofrezco y la
desliza por su cabeza—. Tenía muchas cosas en la cabeza. Canciones tratando de salir,
pero encerradas en mi cerebro.
Pasa sus dedos suavemente por mi cabello. Cierro mis ojos y entierro mi rostro en
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No podría estar más de acuerdo. Mi madre murió por una sobredosis hace seis
años. Decir que me sentí mal por su muerte sería una exageración total. Todo lo que
había sentido cuando encontré su cuerpo cuando llegué a casa de la escuela ese día fue
un alivio abrumador. Tenía quince años, pero estaba libre de esa enfermedad que era mi
madre.
Pero lo era. Toda mi vida, Nik y los otros me han cuidado. Incluso cuando me
dejaron cuando firmaron contrato hace diez años, se habían hecho cargo de mí.
Enviándome dinero y regalos. Asegurándose de que alguien mantuviera un ojo sobre mí
cada día. Habían estado de gira, haciendo todas las cosas que los rockeros hacen, pero
aun así me llamaban todos los días. El celular que me dieron era mi línea de vida con
ellos. Era capaz de llamar, mandar textos, emails o cualquier cosa que quisiera o
necesitara para poder hablar con ellos todos los días.
Entonces, cuando mi madre había muerto, regresaron, dejando todo tan pronto
como llamé a Nik. Se hicieron cargo del funeral. Luego, cuando servicios sociales trató
de llevarme, les hicieron frente y dijeron que era de ellos. Me alejaron de toda la
oscuridad de ese remolque en el parque de casas rodantes donde había crecido. Me
compraron una computadora portátil y me arreglaron clases por internet para que
pudiera terminar mi educación en la parte de atrás de un autobús de gira.
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Así que arreglaba todo. Querían café, les conseguía el café. Si Drake quería una
nueva botella de un whisky añejado cincuenta años que era imposible de encontrar, me
aseguraba que lo tuviera. Me hacía cargo desde de reservaciones de hotel hasta de
mujeres… Sí, me había convertido en una experta en deshacerme de cualquier mujer
que hubiera durado más tiempo que su fecha de caducidad. Normalmente, era a la
mañana siguiente.
Dos horas después, tenía a los cuatros chicos en sus habitaciones. Pasé más tiempo
en la habitación de Drake para asegurarme de que se bañara y cepillara sus dientes. Lo
puse en ropa interior limpia y lo acosté en la cama. Para el momento en el que llegué a
mi propio cuarto, estaba exhausta. Mi ducha fue rápida y estaba dormida incluso antes
de tocar la almohada.
—¡Em!
La verdad, me había sentido un poco mal durante un tiempo. Pero no iba a decirle
eso. Le diría a los demás y conspirarían contra mí, forzándome a ir al doctor. ¡Odiaba a
los doctores!
Me puse unas bragas limpias y luego unos pantalones entubados. Botas hasta la
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—Estoy bien, Jess. —Lo abracé fuerte y me puse de puntillas para besar su
mejilla—. Relájate. —Levanté una mano y la pasé por su cabeza calva. Le gustaba
mantenerla suave. Era malditamente sexy y todos querían frotar su cabeza. Pero a él
solo le gustaba cuando yo lo hacía.
Le disparo una mirada sobre mi hombre mientras aprieto el botón para llamar al
elevador.
—¿Y exactamente dónde es casa? Hace seis años que vivimos en un autobús.
—Nik estaba hablando de comprar una casa. Pero no nos podemos decidir en
dónde nos queremos establecer. Drake sugirió California, Shane quiere Boston. —Se
encogió de hombros mientras entraba al elevador conmigo—. ¿Qué piensas?
Honestamente, no sabía que pensar. Los seguiría a cualquier lugar; mientras todos
estemos juntos, no podría importarme menos. Pero no había esperado que ya estuvieran
listos para establecerse, incluso si estábamos cansados de estarnos moviendo.
—Bueno, necesitas hacerlo. Queremos saber dónde quieres vivir. Sabes que
adonde vayas, te seguimos.
M
ontar y hacer una prueba de sonido eran cosas en las que no
podía ayudar. Así que, en su lugar, lidié con las cosas entre
bastidores. Me aseguré de que la cena buffet estuviera lista para
que mis chicos pudieran comer antes de que se fueran más tarde
esta noche. Luego repasé mi lista de cosas por hacer para estar preparada para el grupo
de fans con pase a detrás de escenas.
Tomé la botella de él, puse una botella de agua fría en sus manos y me volteé para
ver si alguien más necesitaba algo. Cuando terminaron de comer, arrojé sus platos a la
basura y me aseguré de que tuvieran agua o Gatorade en sus manos. Necesitaban
hidratarse porque un concierto siempre sacaba todo de ellos. Especialmente Nik, quien
estaría corriendo por todo el escenario cantando.
Los hermanos eran de ensueño con sus fuertes rasgos faciales y cuerpos que eran tanto
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magros musculosos como cubiertos de tatuajes. Jesse con la cabeza calva y esos grandes
ojos marrones que cambiaban con sus emociones. Era enorme, músculos abultados desde
todas las direcciones y haciendo que algunos se preguntaran cómo era capaz de manejar
la batería con tanta suavidad debido a su corpulencia.
Por solo un segundo más dejé que mis ojos se deleitaran en Nik. Con su voz que
folla a una mujer sin tocarla y esos ojos de hielo azul medio escondidos detrás de una
cortina de abundantes pestañas color negro hollín, no había muchas mujeres que alguna
vez fueran capaces de decir que Nikolas Armstrong no afectaba su libido, incluso
marginalmente. Músculo magro con una rostro que hizo llorar a los dioses el día en que
nació y tan alto como sus hermanos de la banda, tenía a todos los fans seguidores de
Demon’s Wings ya fuera enamoradas, lujuriosas o envidiosos de él.
—Así que, ¿qué es esta noche? ¿Rubia, morena o pelirroja? —le pregunté con una
ceja levantada y solo un atisbo de sonrisa en mis labios.
Puse mis ojos en blanco hacia él. De los cuatro, Shane era el hombre más
mujeriego. Una de cada sabor para él era moderado.
—Bueno, hay mucho de donde escoger. Más rubias que nada, como siempre. Por
favor, cuídate. —Le disparé a Drake una mirada significativa—. ¿Estás preparado?
—¡Emmie! —Hubo un rubor real en sus mejillas. Mantuve mis ojos en él y levanté
una ceja. Finalmente, miró hacia otro lado—. Tengo condones —murmuró.
Los otros simplemente se rieron. No les hice caso cuando me volteé hacia la
puerta.
Murmuró algo en voz baja y me sentí un poco mal por tratarlo tan vilmente. Pero
era un idiota hombre crecido y más a menudo de lo que debía lo estaba bañando porque
estaba demasiado borracho o con demasiada resaca para hacerlo él mismo.
Rich Branson se rio entre dientes, dándome ganas de abofetear su hermoso rostro.
—Estoy sensiblemente irritada —le informo, no muy segura de por qué estoy
siendo tan perra esta noche. Pero él debería estar acostumbrado a mi actitud. ¡Odio a ese
tipo!—. ¿Qué quieres?
2 Golfo de la Costa: Incluye las costas de los estados del sur de los Estados Unidos (Texas, Luisiana,
—Está bien —le dije a Rich—. Envíame el nuevo itinerario. Me aseguraré de que
todo sea atendido.
—Sé que lo harás. Es por eso que te amo tanto, princesa. Haces mi vida tan fácil.
Cuando uno de los técnicos de sonido tropezó conmigo por accidente, salí
rápidamente de mi bruma de deseo y me puse a trabajar. No podía dejar que nadie viera
cómo me afectaba Nik. Sabía que él no se sentía de la misma manera. Para él y el resto
de los chicos era como su hermana pequeña. Darían su vida por mí, así como yo lo haría
por ellos…
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Sé que no voy a lograrlo tan pronto como me giro sobre la cama. Mi estómago me
da una segunda advertencia de dos segundos antes de que esté tratando de saltar de la
cama. Llego al final del colchón antes de purgar toda la magra comida que me obligué a
comer el día anterior. El olor es peor que la vista.
Tan pronto como tengo un pequeño aguante en mi reflejo nauseoso, corro al baño
para así poder terminar. Mi cabello se interpone en mi camino y vomito en el antes de
que pueda empujarlo fuera de mi cara. El olor me produce náuseas y vomito hasta que
he quedado drenada. Las lágrimas caen por mi rostro, mi frente está sudorosa y mi
estómago sigue rodando.
Ruego a cada dios que conozco y ruego por misericordia. Ninguno viene. En su
lugar, tengo que esforzarme para sostenerme sobre mis piernas temblorosas y mantener
mi boca bajo el grifo hasta sacar de mi boca la mayor parte del sabor a bilis. Quiero una
ducha, pero primero tengo que limpiar el desorden en el dormitorio antes de poder
hacer eso.
—¡Mete tu maldito culo a la ducha! —le ordeno, sin ánimo de tener que lidiar con
putas después de la mañana que ya he tenido—. Le doy a tu jodido hermano un sermón
sobre esta mierda, pero eres tú con quien tengo que lidiar esta mañana.
—Escaleras abajo en diez minutos —le ladro antes de azotar la puerta del baño
detrás de mí. Las putas de la cama están levantándose y les disparo miradas de
disgusto—. Agarren su mierda y salgan. Tienen dos minutos antes de que seguridad las
lance afuera, vestidas o desnudas. No me importa un carajo.
Jesse sigue durmiendo cuando entro a su dormitorio. El olor a sexo aún perdura en
la habitación, pero está solo en su cama. Ni siquiera trato de despertarlo con suavidad.
Simplemente lleno un vaso con agua y lo vuelco sobre su cabeza.
Estoy sorprendida de encontrar que Nik ya está en marcha. Cuando paso mi tarjeta
llave en su puerta, esta abre. Ya está vestido. Su grueso cabello está estilizado y todo.
Como siempre, la visión de él me hace doler en lugares que no deberían estar doloridos.
Me da un ceño preocupado.
Las prisas me han hecho marearme y mi estómago todavía está protestando. Pero
no estoy de humor para discutir con él. Si sabe que estoy enferma, insistirá en que vaya
a un médico. ¡No va a pasar!
, se han ido. Ya está un poco despierto cuando entro. Por supuesto esto es porque su
cabeza está dentro del inodoro. El sonido de su vómito hace que mi propio reflejo
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Gime mientras se pone de pie. Está con su culo desnudo, pero a ninguno de los dos
nos importa. He visto cada centímetro de mis chicos. Ninguno de nosotros es tímido
acerca de nuestras partes del cuerpo. Ninguno pestañea cuando nos vemos uno al otro
desnudos… Está bien, quizás pestañeo una o dos veces cuando veo a Nik desnudo, pero
nunca se los haría saber.
Me encojo de hombros.
—Estoy bien. Nada de qué preocuparse. Toma una ducha, ¿de acuerdo? —Asiente
y doy la vuelta para marcharme—. Cepilla tus dientes —le recuerdo.
Diez minutos más tarde, todos están sentados en el sofá largo de la sala de
conferencias. Un buffet de desayuno ya está listo. Trato de respirar por la boca para no
estar demasiado abrumada por los olores. Normalmente, les haría un plato de comida y
tazas de café, pero esta mañana no creo que pudiera hacer frente a eso y no vomitar.
Afortunadamente, a ninguno parece importarle que no esté cuidando de sus
necesidades.
demás que son fanáticos de Demon’s Wings quieren saber. ¿Cómo se conocieron? ¿Cuál
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es el significado del nombre de la banda? ¿Cuáles son sus planes para el verano?
¿Cuándo va a haber un nuevo álbum?
Como siempre han hecho, no contestan las dos primeras preguntas del hombre…
nadie sabe de dónde vienen o cómo eran sus vidas antes de que llegaran a ser famosos;
mayormente es como una forma de protegerme debido a la desagradable forma de vida
de mi madre, incluso si su propia infancia no había sido tan feliz. Sin embargo, entran
en detalles sobre el verano y el nuevo material en el que Nik ha estado trabajando para
su próximo álbum. Una hora después, el hombre se levanta para irse. Después de
estrechar la mano de cada uno, se voltea hacia mí.
—Emmie no es una persona contratada —le informa Jesse al chico, lo cual todos
sabemos que él ya sabía—. Tu entrevista ha terminado. —La advertencia es clara y
evidente en la voz del baterista y el periodista hace su escape. Jesse puede ser un cabeza
caliente, fácil de enojarse a veces y rápido para lanzar un puñetazo. He tenido que
rescatar su culo de la cárcel varias veces por pelear.
Espero unos minutos para asegurarme que el chico se ha ido antes de girarme para
enfrentarlos.
—Quiero decir que lamento ser una perra ayer y esta mañana —les digo con
remordimiento. No suelo actuar como una perra delante de mis chicos. Honestamente,
puedo ser la reina perra cuando tengo que serlo, pero no delante de ellos.
Me muerdo el labio, con miedo de que harán que vaya al médico. O de que me
griten. De las dos, creo que preferiría que griten, pero cualquiera de las dos me haría
llorar. Nik envuelve su brazo alrededor de mi hombro, sus dedos jugando con las puntas
de mi cabello aún húmedo. Es relajante y simplemente estar tan cerca de él me hace
sentir segura y querida.
—Emmie, podemos ver que te estás fatigando. Está bien. Todos lo estamos. Es por
eso que vamos a tomarnos el verano libre.
—Ya sabía que planeabas tomar el verano libre. —Pongo mis ojos en blanco hacia
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él—. Rich me llamó anoche —le digo cuando parece confundido—. Vamos a estar de
Página
—En fin… Estábamos pensando en alquilar una casa en algún lugar. Pero
pensamos que te gustaría escoger dónde. —Nik me sonrió, esa sonrisa que siempre hace
que me duela el corazón por las cosas que sé que nunca podré tener—. En cualquier
parte del mundo que tú quieras, Em. Escoge un lugar, encuentra una casa y ahí es donde
pasaremos nuestro verano.
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Página
4
U
n concierto más y luego de vuelta a la carretera.
Después de vomitar cada mañana, normalmente soy capaz de pasar el resto del día
sin una repetición. Aun así, mi estómago gira todo el día y estoy perdiendo peso porque
no me puedo obligar a comer. Eso es algo de lo que todos se percataron, incluso Drake
en su casi constante estado de ebriedad. Comienzan a observarme más de cerca y sé que
están a punto de conspirar contra mí.
Y realmente estoy más preocupada por averiguar que está mal conmigo que una
visita al médico en este momento. Pero estoy postergándolo el mayor tiempo posible.
Nos encuentro una casa en línea. Es perfecta. Playa privada, nadie por kilómetros
que pudiera molestarnos. Y si los chicos se ponen inquietos, solo tienen que conducir
cuarenta y cinco minutos para encontrar un club o un bar. El precio por la casa por el
verano entero forma un nudo en mi estómago. Incluso después de todos estos años y el
estilo de vida que llevamos me siento enferma de tener que gastar tanto dinero. Pero no
le haría daño a ninguna de nuestras billeteras ahora.
Incluso mi propia billetera. Rich me paga bien por hacerme cargo de mis chicos,
algo que habría hecho gratis. Pero Nik y Jesse lo hicieron ponerme en su nómina de
sueldos cuando tuve dieciocho. No he tenido ninguna necesidad de tocar el dinero que
gané. Si había algo que los chicos pensaban que quería, simplemente lo compraban por
mí. Si necesitaba algo, me metían sus tarjetas de crédito en mis manos y se aseguraban
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—No.
Estaba sentado justo a mi lado, por lo que no tuve tiempo de moverme cuando me
agarró y me arrastró a su regazo.
—Sí, Emmie. No eres nada más que huesos ahora. No estás comiendo. Y te escuché
está mañana en el baño. Duermes todo el tiempo y sigues teniendo esos cambios de
humor de perros. Algo va mal.
—No quiero ir al doctor. —Está bien, quizás lo quería. Tenía miedo de que
hubiera algo seriamente mal conmigo, como una úlcera o algo. Nunca había estado tan
enferma en mi vida. Toma todo lo que tengo retener el agua en el estómago en estos
días. Pero aun así seguía aterrada de los doctores.
Le eché un vistazo más duro a él. Estaba realmente preocupado por mí. Podía ver
en la forma en que me estaba mirando que también estaba un poco asustado. No podía
manejar eso. Así que me rendí.
—Sea lo que sea, saldremos adelante. —Fue entonces cuando me di cuenta que
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Jesse pensaba que algo malo me pasaba. Me aparté de Nik y me subí al regazo del
Página
3 Baqueta: Son palitos de madera. Se utilizan en los instrumentos de percusión, como la batería.
baterista. Sus brazos se apretaron a mi alrededor y dejé que me abrazara. Nadie dijo una
palabra mientras conducíamos a través de la noche, mi cercanía pareciendo calmar algo
en el gran hombre.
Cuando miré a mi amigo mi corazón se derritió un poco. Él, como el resto de mis
chicos, me amaba más que a nada en el mundo. Y yo lo amaba de igual manera.
Sonriendo recogí una manta de la silla en la pared opuesta y la coloqué sobre él antes de
inclinarme para rozar un beso sobre su frente.
El autobús todavía se estaba moviendo y sabía que debería dormir un poco más.
No habría tiempo para una siesta una vez que llegáramos a Galveston. No habrá nada
más que prisa desde el momento en que nos detuviéramos. Mi estómago,
afortunadamente, estaba cooperando conmigo y no tuve que luchar contra las ganas de
vomitar. Así que caminé a través de los dormitorios, donde los dos juegos de literas
estaban presionados contra paredes opuestas.
Encontré a Nik dormido en mi lugar usual al frente del autobús. Estaba acostado
Página
sobre su estómago, abrazando mi almohada con fuerza y con mi manta favorita sobre su
cintura. ¿Por qué estaba durmiendo aquí? Él odiaba la parte delantera del autobús
porque las ventanas no eran tan polarizadas y dejaban entrar demasiada luz durante el
día. Pero aquí estaba, babeando sobre toda mi almohada y acaparando mi sofá.
Con un suspiro empujé sus hombros, haciéndolo dar la vuelta para que así pudiera
subir a su lado. Ni siquiera protesto cuando me acurruqué contra su pecho desnudo y
apoyé la cabeza en su pecho. Inhalé la limpia y completamente única esencia de Nik y
cerré los ojos. Esto era lo más cercano al paraíso que alguna vez llegaría.
Pero ya estaba medio dormida, a salvo en los brazos del hombre que poseía mi
cuerpo y mi alma.
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Página
5
E
sta noche es el último concierto. Estoy ansiosa de terminar de una
vez. Me siento muy enferma y hoy he sido una gran perra con
cambios de humor que rozaban el bipolarismo. Luego de buscar mis
síntomas en internet, estaba segura de que tenía un tumor cerebral.
Eso solo se ha añadido a mi ya furiosa ansiedad.
Mis chicos están todos en el escenario con luces rebotando y parpadeando al ritmo
de la música. La multitud todavía se está volviendo loca. En la apertura del concierto,
Nik les había prometido una de las nuevas canciones en las que estaba trabajando. Una
que juró que iba a estar en su próximo álbum. Me había sorprendido mucho a mí y
seguramente al resto de los chicos. Estaba segura de que si Rich estuviera aquí, hubiera
tenido un infarto… Pero yo estaba bien con que eso sucediera.
Me quedé fuera de vista del escenario, torturándome al mirar a las chicas lanzando
sus bragas y corpiños a Nik. Él estaba manejando todo de la manera que lo hace
generalmente, con una sonrisa y miradas seductoras a la audiencia. ¡Solo quería que esta
noche terminara!
Axton Cage encogió sus hombros delgados. Me di cuenta que tenía un nuevo
tatuaje en la parte interior de su muñeca izquierda. Casi me atraganté cuando vi lo que
decía. Brie.
—Entonces, ¿ustedes dos son oficiales? —Asentí con mi cabeza hacia su muñeca y
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se encogió de hombros.
Página
—Aún estamos trabajando en ello —me informó. Él sabía que yo no era la mayor
fanática de Gabriella Moreitti. Realmente odiaba a la perra. La pequeña señorita
santurrona. Ella me detestaba en la misma medida. Shane decía que era porque éramos
demasiado parecidas. Yo pensaba que era porque la puta había dormido con Nik cuando
estábamos de gira en Australia y luego se deleitaba contándome al respecto. Por
supuesto que eso había sido más de un año atrás y ahora estaba con Axton. Al menos
ocasionalmente.
—Por supuesto, métete en todos los problemas que tu pequeño corazón desee.
Pero tenemos un vuelo que tomar a primera hora de la mañana. Retrasa mis vacaciones
y estarán raspando tus entrañas de la acera.
—Ah, vamos, hermosa. Sabes que quieres causar problemas conmigo. —Frotó su
nariz contra la mía, haciéndome reír—. Me amas. Admítelo.
Resoplé.
—Te odio. —Pero tenía que admitir que, incluso con mis sentimientos hacia Nik,
Axton Cage podía quitarme el aliento. Así que dejé que me besara. Sabía a menta y un
toque de café. Mis labios hormiguearon y abrí mi boca solo para dejar que me saboreara.
Honestamente, no podía decir que no estuviera afectada, pero no tenía apuro en
desnudarlo. Cuando dio un paso hacia atrás, suspiré—. Está bien, así que no soy inmune.
—Pero entonces dudé que cualquier mujer con una libido en funcionamiento lo fuera.
Se rio y me liberó.
—Es una gran posibilidad. Depende de cómo vayan las cosas con su familia. Alexis
está pasando por un momento duro ahora.
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Mi corazón se encogió un poco ante el pensamiento de la prima de Gabriella,
Alexis. La mujer había pasado por un montón de cosas el último año más o menos.
Había estado en un accidente de auto que casi la había destruido. Pero era fuerte. Había
luchado para caminar de nuevo. Luego había pasado un enorme calvario con su novio,
que hizo que la prensa rosa se hubiera vuelto loca por Jared Giordano y su relación
pasada con la esposa de su hermano.
—Está embarazada.
Decir que estaba sorprendida hubiera sido un eufemismo. Luego del accidente, los
doctores le habían dicho a Alexis que nunca tendría un bebé.
—No estoy muy seguro. Pero Brie dijo que le hicieron un ultrasonido y parece que
solo le sacaron parte de su útero. Puedes imaginar lo feliz y estresada que está la chica.
Sus doctores la han puesto en reposo de cama porque comenzó a sangrar un poco la
semana pasada. Brie no quiere dejarla.
—Bueno, transmítele mis buenos deseos. Estoy realmente feliz por ella. —En el
escenario, la multitud se estaba calmando y me giré para encontrar a Nik sentado en un
taburete. Drake también acercó uno y sacó su guitarra acústica.
—Muy bien. Como prometí, esta es una canción en la que he estado trabajando las
últimas semanas. Espero que les guste. —¿Era yo o parecía un poco nervioso? Eso era
loco. Nik había estado cantando sus propias canciones desde el segundo álbum de
Demon’s Wings, cuando había escrito cada canción y fue disco de platino en menos de
una semana. La compañía discográfica le había dado carta blanca desde entonces. No
había razón de que estuviera nervioso sobre sus canciones.
Demon’s Wings no era conocido por canciones de amor. Eso por no decir que
algunos de sus éxitos no eran sobre amor; sino que, normalmente, esas canciones eran
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más sobre sexo que amor real. Así que puedes entender lo sorprendida que estuve
Página
¿Nik estaba enamorado? No creo que pudiera manejar eso. No. No, sé que no
puedo manejar eso. Puede joder todo lo que quiera. Puede tener todas las aventuras de
una noche, las mujeres calientes y extrañas al azar sin sentido. Era capaz de lidiar con
eso… Está bien, estaba manteniéndome a flote tratando de lidiar con esto.
Pero si Nik estaba enamorado, me destruiría. No podría soportarlo con una puta
todo el tiempo. ¿Y saber que su corazón le pertenecía a una puta?
—Tranquila, nena.
Una cálida mano frotó mi espalda con dulzura. Las lágrimas corrían por mis
mejillas. Hasta ahora, había pensado que me estaba muriendo. Ahora… ¡Ahora deseaba
que fuera así!
Axton murmuró una sarta de maldiciones y le ladró algo al portero que estaba
sosteniendo la puerta para mí. Me tomó un segundo registrar que el pobre chico me
estaba empujando de nuevo al auto alquilado de Axton y cerrando la puerta. Apenas
tenía energía para abrir mis ojos mientras observaba al rockero golpeando algo en el
GPS y luego se estaba moviendo rápidamente.
—Aguanta, Em —murmuró.
La frescura de una cama contra mi espalda me despertó lo suficiente para abrir mis
ojos por un momento. Vi luces brillantes, el olor a antiséptico.
—Espere aquí —ordenó la voz. Me sentí flotando, supuse que era el equipo
médico alejando la cama. Una aguja fue pinchada en mi brazo, pero no tenía la energía
ni siquiera para un quejido—. ¿Emmie? —La voz dijo mi nombre en un tono de
mando—. Te estamos dando líquidos.
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—Eres una joven mujer muy enferma. ¿Cuánto tiempo has estado vomitando?
Mi mente aún estaba en la niebla, pero traté de determinar cuánto tiempo había
sido.
negaste a buscar ayuda. Es algo bueno que tu novio te trajera cuando lo hizo. Un poco
Página
—El tipo intimidante con los tatuajes. —Asintió con la cabeza y vi a Axton de pie
junto a la puerta, tratando de echar un vistazo. Tenía su teléfono en su oreja y estaba
frunciendo el ceño.
—Ax no es mi novio. Mis chicos le romperían las piernas incluso si pensaran que
lo es.
—No importa —murmuré. Era difícil explicar “mis chicos” y no tenía la energía
para siquiera intentarlo. Mis ojos se sentían pesados—. Date prisa y haz que me sienta
mejor así puedo volver a mi hotel. Quiero ir a dormir.
—No te vas a ir a ningún lugar hasta al menos mañana, Em. Tenemos que hacer
algunos análisis, poner más líquidos en ti y quizás; eso es un gran quizás; irás a casa por
la mañana. Hasta entonces, permíteme continuar realizando los análisis de sangre y
encontrarte una habitación.
Mi cabeza se levantó.
—Al parecer, tendrás que esperar para tus vacaciones, cariño. Ahora relájate. El
monitor de tu corazón se está volviendo loco. —Fue entonces cuando sentí las
almohadillas adhesivas pegadas en mi pecho y noté el constante beep beep pitando en el
fondo.
—Eres una estrella de rock, Axton. ¿Qué es lo primero que haces cuando bajas del
escenario, elevado en tu propio ego? —La expresión en su rostro me dijo cuál era su
respuesta—. No te preocupes. Volverán al hotel y tendrán una increíble noche. Cuando
se levanten por la tarde y se pregunten por qué no he llegado para arrastrar sus culos
fuera de la cama, vendrán a buscarme.
Me encogí de hombros.
Él resopló.
—Si conocieras a los chicos que tiene que cuidar todos los días, entenderías que
estás recibiendo la versión agradable de mandona.
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Página
6
¡E
l doctor se estaba tomando su tiempo!
Axton todavía estaba intentando llamar a los chicos. Pero no había podido
contactar a ninguno hasta ahora. Una enfermera le dijo que tenía que salir para usar su
celular y no lo he visto en más de diez minutos. Mi trasero se estaba quedando dormido
de estar sentada por una hora sin moverme e, incluso aunque quería tomar una siesta
desesperadamente, no podía relajarme lo suficiente para hacerlo.
La puerta hacia mi sala de exámenes se abrió y entró el doctor. Había una técnica
detrás de él empujando una enorme máquina y me pregunté qué demonios me iban a
hacer. Al ver el miedo en mis ojos, el doctor fue rápido en explicar:
—¿Por qué necesito un ultrasonido? ¿No es eso para una mujer embarazada?
El doctor asintió.
—Mayormente, sí. Pero se usa para otras cosas. Sin embargo, después de recibir
tus pruebas de sangre hemos encontrado la razón de tu enfermedad y necesitamos
explorar un poco.
Él se encogió de hombros.
—Nada que no se vaya a aclarar por sí mismo a su debido tiempo. —Sonrió—.
Parece que estás embarazada.
Estaba segura de que estaba alucinando. No podía haber dicho que estaba
embarazada. No. No. ¡NO! Sacudí la cabeza frenéticamente.
El doctor frunció el ceño ante mi reacción, pero habló con voz tranquilizadora.
—¿Cuándo fue tu último período, cariño? —preguntó ella suavemente. Era bonita,
probablemente en los últimos años de sus treinta. Había una enorme roca en su dedo
anular y una ligera barriga bajo su bata que me decía que ella misma estaba embarazada.
Intenté recordar cuándo fue mi último período. No era la mujer más regular. Y no
me había preocupado realmente por llevar la cuenta. Mi vida era tan atareada que
cuando llegaba solo me encogía de hombros y seguía con mi vida. Si no llegaba, no era la
gran cosa. Finalmente, me rendí.
—Nunca he sido regular —le dije con honestidad—. No puedo recordar cuándo
tuve el último.
Asintió.
camiseta y bajó mis pantalones y bragas ligeramente. El gel que puso en mi barriga era
Página
sorprendente cálido. Luego presionó una vara en mi abdomen bajo e hice muecas de
dolor. Me sentía hinchada e incómoda mientras ella movía la vara.
—De acuerdo —dijo la técnica con una pequeña sonrisa—. Podemos ver un latido
de corazón. Brazos, piernas. La columna luce bien. —Giró un botón y un sonido
galopante llenó la habitación—. Fuerte latido de corazón… ¿Qué cree, doctor?
—¿Qué? —susurré.
—Tu bebé quiere asegurarse de que sepas qué es. —El doctor tocó la pantalla y vi
que las dos piernas estaban abiertas—. Felicitaciones. Vas a tener una niña.
La técnica tomó unas cuentas fotos más, luego imprimió una y me la pasó.
—Para el libro de tu bebé. La primera foto del bebé. —Sonrió y dejó la habitación
sin llevarse la máquina.
—Bueno, estás bastante embarazada, Em. —El doctor, quien estaba segura me
había dicho su nombre pero había estado bastante inconsciente como para recordarlo,
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me dio una mirada inquisitiva—. Dieciocho semanas y tres días de acuerdo con los
Página
cálculos. Eso pone la fecha de parto el seis de noviembre. —Garabateó algo en el iPad
que tenía en sus manos.
—¿Está ella bien? —No pude evitar pensar en lo enferma que había estado el
último mes—. ¿La lastimé?
Mi mano tocó mi abdomen bajo. Realmente había un pequeño ser dentro de mí.
Una lágrima escapó y se deslizó por mi mejilla.
Sacudí la cabeza.
—Tenía miedo. Todavía estoy tan aterrada que no sé si esto es una pesadilla o no.
Pero verla… —Apreté la foto del ultrasonido contra mi pecho—. Eso cambió todo.
Resoplé.
—Fue una sorpresa porque, en total, tuve sexo una vez en mi vida —le dije
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Página
El doctor abrió su boca para decir algo, no tengo idea de qué porque de repente la
puerta de la sala de exámenes se abrió y mis cuatro chicos entraron de golpe. Antes de
que pudiera registrar eso, Jesse estaba a mi lado y Drake estaba apartando al doctor fuera
de su camino para llegar a mí.
—¿Qué tiene? —Nik estaba a los pies de la cama, su atención puesta en el doctor,
quien estaba mirando a los cuatro con su boca abierta—. ¿Va a estar bien?
Jesse volvió su mirada al doctor y me sentí mal por él. Jesse, con su cabeza calva,
tatuajes y estructura gigantesca era intimidante.
—¿No saben qué está mal con ella? —El doctor sacudió la cabeza—. Entonces
levántese y haga algunos malditos exámenes.
—Solo quiero saber qué sucede —me dijo con un tono más suave del que había
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—No nos vamos —dijeron al unísono—. Emmie es nuestra. Nos quedamos con
ella —le informó Shane.
—Estaba tan asustado —susurró Jess contra mi cabello—. ¡Jesús, Em! Deberías
haber visto a un doctor antes.
—¡No es nada!
Mi corazón se rompió un poco por lo molesto que estaba. Durante varios minutos,
todos quedamos en silencio mientras Nik estaba recostado contra la pared que acababa
de golpear, respirando con fuerza. Drake intentó mantenerme en calma, deslizando sus
dedos por las puntas de mi cabello, acariciando mi espalda. Jesse solo se quedó allí,
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sosteniendo mi mano. Shane caminaba de un lado a otro, su paso usual cuando estaba
Página
estresado.
—Nik… —susurré su nombre, incapaz de lidiar con la distancia entre nosotros
ahora. No podía ir hacia él, ya que la intravenosa y el monitor del corazón me tenían
atrapada en la cama. Pero necesitaba que él me abrazara más que nadie más.
Dejó escapar un largo suspiro y giró su rostro hacia mí. Sus manos se restregaron
por sus mejillas, diciéndome que había estado llorando. Fue ahí cuando vi la sangre en
sus nudillos. Estaban destrozados.
—Nik. —Me aparté de Jesse y Drake y estiré los brazos hacia él, rogándole en
silencio que viniera a mí.
Drake se apartó del camino mientras Nik venía hacia mí. Se sentó en el borde de la
cama y me envolví alrededor de él. Mis brazos envolvieron su cuello y tiraron de su
cabeza hacia mi pecho.
—Los siento, Emmie. Lo siento mucho. —No dije nada, solo lo acuné mientras él
lloraba.
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Página
7
L
a opaca luz se filtró a través de las persianas de plástico de la
ventana. Me quejé por la perturbación a mi sueño y me giré hacia
el lado lejos de la ventana, con ganas de nada, solo de volver a
dormir.
Sillas fueron llevadas sin tener que ser pedidas, junto con almohadas y mantas.
Ahora mis chicos estaban extendidos alrededor de la habitación durmiendo como
muertos. Con una sonrisa de felicidad en mis labios, agarré la mano que estaba apoyada
en la cama tan cerca de la mía. Jesse se despertó sobresaltado cuando lo toqué.
—¿Emmie?
—Necesito un café.
—Tú y yo, ambos —murmuró Nik desde su silla a mi derecha. Torció su cuello de
derecha a izquierda, tratando de aflojar la tensión—. Voy a buscarnos un poco. —Se
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Era incapaz de apartar mis ojos de él hasta que se perdió de vista.Jesse negó con la
cabeza.
—Solo digo lo obvio, Em. —Se puso de pie, haciendo sonar su cuello y espalda
hasta que fue capaz de moverse con facilidad—. Guau, te ves mejor. No he visto color en
tus mejillas en semanas.
Drake y Shane estaban despiertos para cuando Nik regresó con café y un refresco
para mí. El sabor a limón de la soda era como el cielo para mis papilas gustativas y me
tragué la mitad antes de parar y eructar. Mis chicos se reían de mí porque podía eructar
como la mejor de ellos.
Una enfermera con el cabello corto y gris entró sin llamar. Con una tabla sujeta
papeles en una mano y arrastrado una pequeña máquina detrás de ella con la otra.
Sacudió la cabeza ante mis chicos e se abrió camino a través de ellos para llegar a mí.
—Sí, señora —le aseguró Jesse a la mujer—. Pero, ¿qué tiene que ver eso?
manejar ver sangre, entonces les sugiero que salgan hasta que esté vendada.
Página
—Está bien, querida, estas son las instrucciones del médico. Tienes que hacer un
seguimiento con tu médico personal la semana próxima. Vuelve si comienzas a sentirte
débil, incapaz de retener líquidos o tienes una fiebre muy alta. —Arrancó la hoja y me
la entregó junto con un pequeño trozo de papel—. Y una receta para las vitaminas. Mi
sugerencia es tomarlas a la hora de dormir, ya que tienden a perturbar el estómago.
—No hay mucho más que podamos darle —le dijo la enfermera mientras se volvía
hacia él.
—¿Por qué diablos no? —exigió Drake, de pie al lado del baterista—. ¡Está muy
enferma!
—Chicos...
—¡Qué… —Jesse.
—…mier… —Drake.
—…da! —Nik.
Suspiré y me aparté el cabello del rostro, sabiendo que tenía que hacer frente a
Página
esto. Había querido facilitar el terreno antes de decírselos. Pero ahora, gracias a la
enfermera, tenía que hacerlo en ese momento. ¡No estaba preparada para esto! No estaba
dispuesta a contarles todo.
—Estoy embarazada —les dije finalmente y observé cómo sus ojos oscuros se
abrieron. Su nariz se dilató y me recordó a un toro furioso. ¡Genial! Miré a la enfermera.
La mujer murmuró una excusa rápida y salió rápidamente. Sí, era fácil determinar quién
era mi persona menos favorita en el mundo en ese momento.
—No trates de ser graciosa, Em. Sabes exactamente a qué mierda me refiero.
—¿Quién?
—¿Qué?
Esos ojos azul hielo que siempre han sido capaces de ver mi alma estaban en llamas
ahora.
—No te creo. —La voz de Nik era helada y supe entonces que estaba más que
enojado. Nik solo se ponía bajo cero cuando estaba realmente molesto. No estaba segura
cómo o por qué estaba tan enojado. El resto de los chicos estaban fastidiados, claro. Pero
no como Nik—. Veo la forma en que la miras. Veo cómo ella siempre se aferra a ti.
—Nik… —Me quebré cuando su mirada se volvió hacia mí. Por un momento, no
pude respirar mientras tomaba la furia ardiendo en sus hermosos ojos. Nunca me ha
mirado así—. Nik, Jesse no es el padre.
—Entonces, ¿quién, Em? —Cruzó la habitación tan rápido que no tuve tiempo de
parpadear. Apoyó las manos en la cama, a cada lado de mí, y empujó su cara tan cerca
que podía saborear el café en su aliento—. ¿Quién diablos te tocó?
No podía hablar. No podía formar las palabras que necesitaba que dijera. ¿Cómo
podía decírselo cuando estaba en este estado de ánimo? ¿Por qué estaba en este estado de
ánimo? Este hombre que ha velado por mí casi toda mi vida, que me cantaba mi canción
de cuna, que me ha amado como a una hermana y me trató como si fuera tan especial…
Estaba mirándome como si me odiara en este momento y yo no lo entendía.
—Basta, Nik. ¿No puedes ver que está aterrada en este momento?
—¿Axton? Estuvo merodeando unos meses atrás. ¿Fue él? Lo vi con sus manos
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sobre ti anoche. —Estaba luchando para liberarse de Drake ahora y tenía miedo de que
Página
—¿Quién?
Jesse se interpuso entre mí y Nik, pero se volvió hacia mí y tomó mis manos.
—Yo… —Negué con la cabeza. Si lo decía en voz alta, entonces eso sería todo. Ya
no podía esconderme detrás de mis paredes. La vergüenza quemaba mi cara.
—Nik…
—¡QUIÉN!
—¡TÚ!
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8
S
i te dijera que era posible violar a alguien que amo, ¿me creerías? Es
cierto. Tomé algo que no era para mí. Lo tomé y fingí que no había
sido así. Lo tomé, lo aprecié cada jodido segundo.
Cuatro meses atrás, era débil y egoísta. Pero hasta el día de hoy no estuve tan
preocupada por ello. Solo me había permitido pensar en ello cuando estaba sola en mis
habitaciones de hotel. Cuando mi amor y necesidad por Nik me abrumaban al punto
que tenía que revivir mi noche robada con él.
Por una vez habíamos conseguido un día entero antes de un concierto. Estaba
agradecida porque había una tormenta afuera y odiaba estar en el autobús durante la
tempestad. Incluso a los veintiún años, todavía me aterraba un trueno.
me tomé un segundo para deleitarme por el hecho de que no estaba con alguna zorra. La
Página
—Finalmente viniste a mí. Dios, he estado anhelándote toda la noche. —Se sentó
y estiró la mano con la que no estaba acariciándose, algo que todavía estaba haciendo.
Sus dedos se contonearon, invitándome a ir con él—. Ven aquí, nena.
—Sí —suspiré, cautivada por la visión de mis dedos deslizándose arriba y abajo por
su polla engrandecida.
Sabía que estaba mal. Nik estaba borracho y pensaba que yo era una de las
groupies que había venido a jugar con él. Pero en el instante que toqué ese fósforo que
era su polla, supe que no me importaba. Lo deseaba, lo había deseado por tanto tiempo.
Y lo amaba de una manera que nadie más podría sentir nunca.
—Te deseo tanto —le dije, sin miedo de mis verdaderos sentimientos en la
oscuridad de su mente ebria—. Te necesito, Nik.
—Tan sensual —gruñó antes de girarme para poder prestarle atención al tatuaje
que ocupaba la mayor parte de mi espalda. Las oscuras alas de un demonio,
enmarcándome como una y la escritura gótica debajo que decía “Propiedad de las Alas
del Demonio”.
—No estás lista para que haga eso, nena. Ese trasero virgen debe ser domado
lentamente. Especialmente cuando yo estoy así de duro… Nunca estuve tan duro antes,
nena. ¡Nunca! Todo por ti… —Mordisqueó mi hombro. Grité por el puro placer que
causó el pequeño dolor profundamente entre mis piernas.
Cuando me giró sobre mi espalda y atacó mis labios una vez más, pareciendo
perdido en mi sabor, ahuecó mis pequeños pechos en sus grandes manos, provocando
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que me sonrojara. Él estaba acostumbrado a tetas más grandes que las mías. Nik era un
Página
tipo de pechos y sabía que los míos nunca lo habían inspirado antes. Pero pareció
amarlos.
Su boca dejó la mía y chupó uno casi por completo mientras succionaba mi pezón
en su caliente boca. Grité, adorando la sensación de tironeo en su succión. Sus dedos
tiraron de mi otro pezón, sin atreverse a dejarlo fuera de su asistencia. Después de unos
pocos minutos, movió su boca a mi otro pecho mientras sus dedos se deslizaban abajo,
rodeando el piercing en mi ombligo y más abajo.
Cuando alcanzó mi sexo, levantó la cabeza y observó mientras sus dedos separaban
mis labios. Un gruñido tortuoso escapó de su boca.
—Tan húmeda para mí. —Parecía fascinado por los rizos alrededor de mi coño. Lo
mantenía afeitado a excepción de lo que la gente llamaba una “pista de aterrizaje” a lo
largo de mis labios externos. Por la forma en que miraba tan atentamente los rizos
cobrizos, me imaginé que le gustaban—. ¿Sabes tan bien como hueles, nena?
Antes de que pudiera responder, se movió y puso su boca sobre mi clítoris. Grité
mientras succionaba la hinchada bola de nervios en su pecaminosa y caliente boca. Mi
espalda se arqueó en la cama mientras él chupaba y chupaba hasta que no pude
contenerme más y me vine contra su boca. Mi liberación llenó mi entrada y él emitió un
sonido de lloriqueo mientras bebía a lengüetazos hasta la última gota.
—Llévame dentro de ti, nena. Hazme parte de ti. —Si yo me hubiera detenido a
pensar en ello, puede que hubiera sugerido un condón. Pero, para entonces, ya estaba
demasiado lejos de mí. La protección era la última cosa en mi cabeza mientas deslizaba
esa polla dentro de mí.
Estuve encantada de darle todo el tiempo que necesitara porque estaba luchando
por acomodarlo. Me incliné adelante hasta que mis pezones rozaron su pecho y lo besé.
Su lengua se curvó alrededor de la mía y sentí mis músculos internos derretirse,
haciendo que fuera manejable hacerlo encajar. Empecé a montarlo, pero sus manos se
apretaron sobre mis caderas, forzándome a quedarme quieta.
—Por favor —le rogué—. Por favor, estoy tan cerca. —Él liberó el agarre sobre
mis caderas y las meneé atrás y adelante, experimentalmente. Mis músculos internos se
apretaron cuando mi liberación se acercó. Su pulgar frotó en rápidos círculos mi clítoris,
empujándome hacia el borde del precipicio.
Para cuando logré respirar bien, Nik estaba dormido. Odiando irme, pero sabiendo
que no podía quedarme, me bajé de él. Murmuró algo ininteligible mientras rodaba lejos
de mí. Me vestí rápidamente y lo dejé.
Al día siguiente, cuando actuó como mi Nik de siempre, supe que no había
recordado nada. Y aunque una parte de mí murió un poco por dentro, una más grande
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estuvo aliviada. No podría manejarlo si, de repente, empezaba a tratarme diferente por
Página
A
hora, mientras estoy sentada en una bata de hospital mirando
fijamente al hombre que amo después de gritarle que era el padre
de mi hijo, no puedo evitar la vergüenza que me consume. Me
aproveché de alguien que amo, el único hombre que me podía
poseer tan completamente. Las lágrimas caen por mi rostro y no
puedo contener el pequeño sollozo que se me escapa.
—¿Qué? —susurró.
Mi corazón se rompió un poco más, porque sabía que nunca habría sido mi amante
si no hubiera estado borracho; si no hubiera creído que era alguien más. Dios, soy una
persona despreciable. No soy mejor que algunos violadores aprovechándose de una
chica drogada. Lo tomé sin que pudiera decir “no”. Y sabía que Nik me habría gritado
“no” si hubiera sabido que esa noche era conmigo con quien estaba teniendo sexo.
—Sí, Nik.
—Fue un sueño. Soñé eso. —Se alejó de Drake, empujando a Jesse fuera de su
camino y cayendo de rodillas junto a mí—. ¿Verdad?
—Lo siento, Nik. Lamento haberme aprovechado de ti. Por favor… por favor, no
Página
—No sabías que era yo. Creíste que era una de esas zorras groupie. —Más lágrimas
comenzaron a caer por mi cara.
—¡Qué diablos dices! Pude haber estado borracho, pero sabía quién eras, Emmie.
He estado soñando con ello por mucho más tiempo de lo que debería. Fue por eso que
cuando desperté a la mañana siguiente pensé que era un sueño. Un sueño húmedo,
seguro; pero aun así, solo un sueño.
Los otros chicos hicieron un ruido y Jesse le dio a Nik una mirada penetrante.
—Emmie…
Página
La puerta se abrió, interrumpiendo lo que fuera que había estado a punto de decir.
Una enfermera entró empujando una silla de ruedas frente a ella. No se veía feliz. Por
las líneas de expresión permanentes alrededor de sus labios y ojos, supuse que esta mujer
se había reído rara vez en sus cincuenta y tantos años de vida.
—Bueno, ya que se terminaron todos los gritos, pensé que era seguro entrar sin
temor a perder una extremidad. ¿Necesita ayuda para vestirse, señorita Jameson?
—Sugiero que muevan su auto a la entrada principal así podemos llevar a la joven
a casa.
—Llamaré a un taxi.
—Gracias.
Nik fulminó con su mirada a la viejita y supe que posiblemente le habría gruñido a
la mujer, así que tomé su mano y le di un pequeño apretón.
Los hombros tensos de Nik siguieron a Drake por la puerta con Jesse justo detrás
de él. En la puerta, Jesse se detuvo y me miró.
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Página
—Hoy me voy de vacaciones. Planeo hacer nada más que recostarme en la playa
bajo el sol caliente.
La enfermera asintió.
Tropecé, dándome cuenta de que no tenía ni idea de lo que era o no era bueno
para mi bebé. Lágrimas frescas pincharon mis ojos. De ninguna manera quería lastimar a
mi bebé, nunca. Después de la infancia que había tenido donde mi madre fue un
monstruo para mí, me juré asegurarme de que mi hija solo conociera el amor y
devoción. Antes de salir, saqué del bolsillo de mis pantalones vaqueros la imagen que la
técnica me había dado, donde la escondí así los chicos no la verían, y alisé los bordes de
la imagen.
Los chicos estaban apoyados contra la pared cuando salimos. Jesse frunció el ceño
hacia mí cuando vio que saqué mi teléfono.
—Pero no estaba…
Página
—¿Qué es eso? —Nik inclinó su cabeza hacia la imagen que tenía aferrada a mi
mano.
—Es una imagen de la ecografía del bebé. —Mordí el labio cuando se estiró por la
imagen brillante con una mano ligeramente temblorosa.
—Hermosa —susurró.
Como si fuera una inválida, Nik dio un paso adelante cuando comencé a ponerme
de pie y me levantó, colocándome cuidadosamente en el taxi antes de deslizarse junto a
mí. Drake abrió la puerta y se deslizó al otro lado, dejando que Shane y Jesse tomaran el
segundo taxi.
El viaje hasta el hotel pareció que duró una eternidad y, porque no le había
tomado tanto tiempo a Axton llevarme a la sala de emergencias anoche, me pregunté lo
rápido que había estado conduciendo. Sacudí mi cabeza ante la idea.
—Nada. —Sabía que era mejor no expresar mis pensamientos. Mis chicos eran
arrogantemente protectores y retorcerían a Axton como a un pretzel si descubrían que
había estado conduciendo como si estuviera en Indianápolis 500 mientras me hallaba en
el mismo vehículo. Probablemente, ni siquiera les importaría que hubiera estado medio
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inconsciente en el momento.
Página
Pero pensar en las habilidades del rockero me hizo preguntarme qué ocurrió con
él. No lo había visto desde anoche, antes de que llegaran los chicos.
Drake suspiró.
—Recibió una llamada de Gabriella y dijo que iba a regresar a California. Dijo que
espera que te sientas mejor pronto y lo llames cuando quieras.
—Oh. —Me preguntaba si Gabriella lo llamaba porque sucedía algo con Alexis.
Quería enviarle un mensaje de texto para preguntarle, pero no podía porque Jesse
todavía tenía mi celular. La expresión en su rostro me dijo que preguntarle a Nik si
podía usar el suyo solo me metería en problemas, así que junte mis manos y suspiré.
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Página
10
N
o fue fácil, pero de alguna manera conseguí meternos a los cinco
en un vuelo a la ciudad de Panamá esa noche. Desde allí, había
una hora de viaje a nuestra casa en la playa. Alquilé una enorme
todoterreno en la que pudiéramos entrar los cinco más los
artículos de primera necesidad de nuestro equipaje, luego arreglé que enviaran el resto a
la casa. Drake condujo mientras Shane y Jesse subieron en la tercera fila para que
pudiera estirarme en el asiento trasero más largo.
Para cuando llegamos a la casa de la playa, la cual técnicamente era solo una
enorme cabaña, estaba dormida. Unos brazos fuertes me levantaron y no me molesté en
abrir mis ojos mientras envolvía mis brazos alrededor del cuello de Nik y me quedaba
dormida una vez más.
Si era así, odiaba decirles que no podía usar el jacuzzi porque estaba embarazada.
Pero que hubieran sido tan atentos calentaba mi corazón. Sonriendo, usé el baño y luego
tomé una ducha rápida. Mi estómago estaba gruñendo por comida por una vez y tenía
este loco antojo de tocino y queso sémola.
—Buenos días, Em. —Shane entró por las puertas corredizas que llevaban afuera.
Estaba cubierto de sudor, habiendo terminado su corrida por la playa—. ¿Cómo te
sientes? —preguntó mientras abría la nevera y sacaba una botella de agua.
—Esas son buenas noticias. —Se dejó caer en una silla en la mesa de la cocina—.
¿Puedes prepararme algo, también?
Shane, al ver mis lágrimas, se apresuró a tranquilizarme. Tomó mis manos y les dio
un pequeño apretón.
63
Pero no podía responderle, así que acabé enterrando mi cara en su cuello y seguí
sollozando. No había llorado por mi mamá cuando había muerto. En ese momento,
había estado aliviada. Era un monstruo de la peor clase. Fui sometida a palizas con
regularidad. Crecí en un remolque, donde siempre había botellas de licor vacías por ahí,
con pipas de crack y agujas de heroína, fue un milagro que hubiera salido media normal.
—Quiere sémola —escuché a Shane decirle a Jesse—. Con tocino y queso, como su
mamá solía hacer.
—Bueno, ¡ve a traerle un poco de la maldita sémola y tocino, Shane! —gritó Jesse
exasperado. Me levantó, luego se sentó y me puso en su regazo. Oí a Shane alrededor y a
continuación cerrando la puerta de atrás mientras corría hacia fuera.
—Emmie, está bien. Vamos a conseguirte esa sémola, cariño. —Me estaba
meciendo ahora, su voz era la que usaba para las cosas que dolían un poco.
—No será lo mismo. No tendrá el mismo sabor. Ella lo hacía tan bien. Me
encantaba esa sémola. Era mi favorita.
—No lo sé. —Lloré más fuerte—. Era mala y no debería dejarla invadir mi mente.
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Pero… era mi mamá, Jesse. —Mi nariz estaba goteando y, sin pensarlo, me había
Página
—Está bien, cariño. Juro que te conseguiremos un poco y me esclavizaré sobre las
malditas cosas hasta que el sabor sea el que quieras que sea… solo que, por favor, deja de
llorar. Me estás destrozando. —Había el más mínimo temblor en su voz y levanté la
cabeza para ver que sus grandes ojos marrones estaban húmedos.
—L-l-lo siento.
—¿Es parte de esas hormonas por el embarazo que he oído hablar? —me preguntó,
pasando una mano por su cabeza calva—. Porque si lo es, no creo que vaya a sobrevivir
a esta mierda mucho tiempo.
—Supongo que sí… nunca pienso en mi mamá. Esto está tan mal. —No me
gustaba. Odiaba que hubiera pasado aunque sea un segundo llorando por la maldita
perra. Haciendo una mueca me sequé los ojos con el dorso de las manos y me di cuenta
que la camisa de Jesse estaba empapada de lágrimas y mocos—. Oh. Lamento lo de tu
camisa.
—Es solo una camisa, cariño. Ahora, eso está mejor. Mi hermosa Emmie está de
vuelta otra vez. —Me dio un beso en la frente y se movió para que estuviera de nuevo
sentada sola y él estuviera de pie—. Necesito café.
Jesse fue a hacer una gran jarra de café. El olor llenó toda la casa y de pronto
Drake se tambaleaba en la cocina, medio ciego por el sueño mientras se servía una taza
de la mezcla especial de Jesse. La cosa era tan espesa que era como tragar gelatina. Solo
lo había tomado una vez. Mi estómago había estado molesto durante horas y me sentía
como si estuviera en alta velocidad. ¡Nunca tocaría esa cosa de nuevo!
Nik se estaba uniendo a nosotros, con un pantalón de dormir que colgaba de sus
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caderas, cuando Shane entró con dos bolsas de compras. Parecía más sin aliento ahora
Página
Lancé mis brazos alrededor de él, sin importarme que todavía estuviese empapado
en sudor.
—Gracias, Shane. —Se había pasado, pero era muy dulce por conseguirme lo que
quería porque había estado tan molesta.
Me besó en la mejilla.
—Em quiere un poco de tocino y sémola con queso —dijo Jesse mientras abría un
paquete de tocino y lo tiraba en una cacerola en la cocina—. Así que Em conseguirá
tocino y sémola con queso. —Me guiñó un ojo mientras comenzó a guardar el resto de
los comestibles—. Justo como lo hacía su mamá.
66
Página
11
C
on la barriga llena de la sémola de Jesse, la cual había resultado
bastante espectacular incluso si el sabor no era como la de mi madre,
decidí pasar el resto de la mañana tumbada en la playa. Teníamos
veinticinco kilómetros de playa privada y lo aproveché.
Drake llevó una tumbona para mí mientras yo llevaba una sombrilla para no
exponerme demasiado al sol. Con un libro en mi mano y una botella de agua fría en el
porta bebidas, estaba lista. Había elegido el día anterior en el aeropuerto el libro Qué
esperar cuando estás esperando, pero no había pasado de las primeras páginas.
Decir que estaba aterrada por el bebé era un pequeño eufemismo. Pero me hallaba
lidiando con ello. Por lo menos hoy me sentía mejor de lo que me había sentido en lo
que parecía una eternidad. Mis náuseas habían parecido calmarse y, aunque me
encontraba cansada, me sentía más descansada.
Los chicos me dejaron sola por un rato. Drake murmuró algo sobre regresar a la
cama después de que tan amablemente llevara la tumbona pesada por mí. Me alegraba el
tiempo a solas, algo que rara vez tenía. Se sentía bien echarse, con el calor del sol sobre
mí y sin tener que preocuparme por mis chicos.
—Dios, huele bien aquí. —Sacó una cerveza del refrigerador y la abrió—. Ese aire
del mar pone hambriento a un hombre.
—¿En serio? ¿Y cuando has estado afuera respirando el aire del mar? —Sonrió
avergonzado y agarró un BLT—. Cerdo.
—¿Puedo evitar que hagas los mejores sándwiches del mundo? —Me acercó con
su mano libre. Esos ojos color azul hielo atraparon los míos y me hallé atrapada en sus
hermosas profundidades.
4Sandwich BTL: El sándwich BLT es una variedad de sándwich que contiene una mezcla proporcionada
de tocino, lechuga y tomate.
Los otros entraron y todos nos sentamos a comer juntos. Esto era agradable, de
verdad maravilloso. Rara vez comíamos así. Siempre era comida para llevar y a la
carrera, nunca una comida casera, y nunca juntos. Estas vacaciones ya valían la pena
cada centavo que odié gastar.
He dormido más en los últimos dos días que en semanas. Ayer me dormí en mi
tumbona después del almuerzo. Luego, esta mañana dormí hasta el mediodía después de
irme a la cama cerca de las ocho anoche. Ahora apenas son las tres de la tarde y mis ojos
ya están sintiéndose pesados.
—¡Imbécil!
Se rio de esa manera profunda, deliciosamente sexy suya y se dejó caer a mi lado
en la tumbona. Su traje de baño húmedo se presionó contra mi desnudo muslo caliente y
lo golpeé en el estómago.
—Nah. Se siente bien para mí. —Agarró mis anteojos de sol de mi cabeza y se los
colocó—. Esto es agradable. —Movió su brazo de modo que mi cabeza se encontraba
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apoyada sobre su hombro en lugar de la toalla de playa enrollada que había estado
Página
usando. Su pecho estaba frío para mí, pero me acurruqué más cerca hasta que mi cabeza
se encontró sobre su pecho—. Compremos una casa en la playa. No esa, pero algo
similar a esa. Más grande.
—¿En serio?
Asintió.
—Me gusta la playa. Y pareces feliz aquí. No podemos vivir para siempre en un
autobús de gira y habitaciones de hotel, Em. Especialmente ahora. —Sus dedos
acariciaron arriba y abajo mi brazo—. ¿Te gustaría vivir en Florida o en California?
—Llamaré a Rich más tarde y haré que nos encuentre un agente de bienes raíces.
Quiero que tengamos nuestra propia casa antes de que termine el verano. Y quiero
contarle que se cancela la gira de otoño. No podemos viajar mucho contigo con siete
meses de embarazo.
—Seguro que puedo. No puedes estar de gira con nosotros así de embarazada, Em.
Y no voy a dejarte en casa así. Rich lo aceptará. —Lo hizo sonar tan lógico, pero solo me
hizo sentir culpable. Estaba cancelando algo enorme, por mí. No podía permitirle hacer
sacrificios como ese.
—Nik…
sonrisa que se extendió por mi rostro cuando volví a apoyar mi cabeza en su pecho
musculoso y duro.
—Lo que digas, Nik.
—Eso está bien, mujer. —Ambos nos reímos y luego sentí sus labios en mi
cabello—. Vamos a tomar una siesta. Estoy agotado.
—Buena idea. —Me moví de modo que mi pierna estuvo entrelazada con las
suyas.
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¿C
ómo era que no tenía ropa para ponerme?
¡No puedo salir en mi primera cita con Nik, arruinar mi primera cita en jeans y
una camiseta!
—Oye, nena, ¿estás lista…? —Su voz se desvaneció y sus ojos se agrandaron
cuando vio el desorden que había hecho en los últimos quince minutos en mi
habitación—. ¿Em?
Sus cejas se levantaron de esa manera adorable que tanto amo y entró en la
habitación.
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—¿Y quieres un vestido, faldas y ropa interior que no sean aburridos? Aunque, si
te digo la verdad, el sujetador colgando del poste de la cama es jodidamente caliente.
—Quiero algo que pueda usar en nuestra cita, que tengas ganas de arrancarlo con
tus dientes. ¡Quiero estar sexy!
Sus fosas nasales se abrieron y se dio la vuelta. Antes de que siquiera pudiera
pensar en lo que estaba haciendo, había cerrado la puerta detrás de él y, de repente,
estaba delante de mí.
Olvidé cómo respirar. Toda mi energía estaba enfocada en sus labios, mientras
formaban esas palabras terriblemente entrañables.
—Si quieres esas cosas, entonces vamos a conseguirlas. Esta noche, mañana.
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Cuando quieras. Pero no a menos que tú las quieras, porque te quiero más ahora, de pie
Página
en esa camiseta demasiado grande y esos jeans, de lo que te querré en algún vestido o
ropa interior.
—¿D-de verdad? —Mi voz salió entrecortada.
—De verdad. —Trazó la cinturilla de mis jeans, haciendo que mi cabeza se llenara
de deseo—. Así que, ¿qué es lo que quieres, Em? ¿Quieres que te lleve de compras?
—Sí. —Porque a pesar de sus palabras, no me sentía sexy. Mi lengua lamió mis
labios resecos—. Pero… mañana.
—¿Mañana? —Su voz bajó, tomó esa cualidad seductora que me hacía acordar a
nuestra noche robada—. ¿Así que nuestra cita se cancela?
Sacudí mi cabeza.
—No, solo quiero saltar la cena y avanzar rápido para el beso de buenas noches. —
Y, esta vez, quería disfrutar del hecho de que él sabía que era yo a la que estaba
besando—. Y tal vez ver cuán talentoso eres arrancándome la ropa con esos dientes
tuyos.
Muy bien, seré la primera en decir que tener sexo con Nik no era una buena idea.
Pero, maldita sea, si no era la mejor idea que he tenido. Ese hombre tiene talento, eso lo
supe desde nuestra primera noche. El hombre puede usar su lengua de una manera que
me hace rogar por misericordia.
Nuestra primera noche no tenía punto de comparación con la noche anterior. Tal
vez era porque no tenía que sentirme culpable por tomar ventaja. O tener que ocultar
cómo me sentía por él. Tal vez era porque esta vez estaba sobrio y gritó mi nombre
cuando se corrió, en lugar de “nena”. O tal vez fue porque después, en lugar de
desmayarse sobre mí, me dio vuelta para que mi espalda estuviera contra su pecho y me
pudiera abrazar hasta que me quedé dormida en sus brazos.
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sintiéndome como si pudiera flotar. Todavía estaba pegado a mi espalda, con una mano
ahuecando mi pecho y la otra protectoramente sobre donde nuestra hija crecía en mi
vientre. Era la manera perfecta de despertar y lo quería cada mañana por el resto de mi
vida.
—Si te dijera que fue la mejor noche de sueño que he tenido, ¿me creerías?
—Sí, porque fue una de las mejores noches de sueño que he tenido también.
—Síp.
Sonrió.
Bueno, así que era decididamente más feliz con esa respuesta. No muchas mujeres
no lo serían, sobre todo cuando alguien tan pecaminosamente sexy como Nikolas
Armstrong les decía esas cosas.
belleza, ya que eran como cortinas para sus ojos azul hielo. Dios, ¡mataría por pestañas
como esas! Varios tonos más oscuras que su cabello, eran magníficas. No era justo que
sus ojos fueran tan hermosos.
Me reí.
76
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N
o tengo amigas. Fui prácticamente criada por cuatro rockeros. No es
de extrañar que no tenga ningún interés en ir de compras. Anoche
fue la primera vez que he querido ser dueña de un vestido. ¡Este bebé
está haciéndome perder la razón!
Todo lo que quiero es sentirme bonita, sexy. Pero no quiero perder quien soy. No
quiero vestidos de diseñador. Probablemente, vomitaría si gasto más de cien dólares en
un vestuario. Así que terminé en el centro comercial.
¿En un centro comercial un miércoles en una ciudad turística? Sí, eso era una
buena idea. ¡No!
—OhDiosmío. OhDiosmío. ¡OhDiosmío! —La chica estaba frente a Nik antes de que
pudiera averiguar de dónde había venido el grito—. Eres Nik Armstrong. —Gritó de
nuevo, haciendo que todos dentro y fuera de la tienda se detuvieran y vieran lo que estaba
pasando—. Soy como tu mayor fanática desde siempre. Soy Meg.
Supe entonces que no iba a conseguir comprar nada ese día. Parecía que tan pronto
como Meg dijo su nombre en voz alta, estuvo rodeado de chicas jadeando. Una me empujó
para poder llegar a él. Manos estaban todas sobre él, con ganas de tener el recuerdo de
tocar al rockero que probablemente las miraba en sus sueños húmedos inmaduros.
He tenido que esconder mis sentimientos por Nik desde hace años. Incluso cuando
me estaba matando por dentro, nunca dejé que nadie viera lo mucho que me desagradaba
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que lo tocaran —o peor, que durmieran con él— me molestaba. Pero hoy no era capaz de
Página
esconderme detrás de esos muros que había construido para momentos como este. ¡Estaba
embarazada de su bebé, por Dios santo! Había pasado horas haciéndome venir en sus brazos
la noche anterior.
Así que mientras él me sonreía y reía y dejaba que lo tocaran, me volteé y me alejé.
Los celos me comieron como una enfermedad y estaba tan jodidamente enojada con él por
dejar que lo tocaran y que me empujaran como si fuera insignificante. Una parte más
racional de mi cerebro trató de excusarlo. Intentó hacerme ver que estaba interpretando
un papel, reaccionando ante sus fanáticas. Pero cuando se trataba de la mayoría de las
mujeres que eran fanáticas de Demon’s Wings, me pregunté si acaso habían escuchado su
música. ¿O era solo acerca de conseguir meterse en la cama de un rockero caliente? Por lo
que he presenciado en los últimos años, esto estaba más en la línea de la verdad que lo
primero.
Mi teléfono comenzó a sonar con Ashes de Demon’s Wings y fulminé con la mirada a
la maldita cosa en mi mano al ver el rostro de Nik sonriéndome en la pantalla del
iPhone. En lugar de responder, subí la escalera mecánica hacia el segundo piso. No podía
hacerle frente en este momento. Era imposible saber lo que habría hecho si lo veía justo
en ese momento.
¿Abofetear su hermoso rostro? ¿Golpearle las pelotas con la rodilla? ¿Confesarle que
estaba obsesivamente enamorada de él? De ninguna manera iba a hacer eso. Ya era
bastante malo que supiera lo mucho que lo necesitaba, la magnitud a lo que me había
rebajado solo para conseguir meterme en sus pantalones.
Una tienda llamó mi atención y entré sin pensar en ello. Ahora bien, ¡este era mi
tipo de tienda! Encaje negro, cadenas, seda y malla. ¡Oh, diablos, sí! Había una chica
malhumorada detrás del mostrador que levantó la cabeza para fruncirme el ceño cuando
entré. Tenía una especie de revista de rock en el mostrador frente a ella y, después de
decidir que no era digna de su tiempo, regresó al artículo enfrente de ella.
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sujetadores. Medias arriba de la rodilla y ligueros. Un vestido negro que gritaba que estaba
hecho para mí. Una falda con cadenas a ambos lados. Blusas que mostraran mis nuevos
activos. Zapatos, zapatos y más zapatos que iban con todas mis prendas negras y
calientes.
Me aseguré de tener todo un tamaño más grande así podría tener un poco más de
espacio para crecer dado que mi embarazo iba a empezar a mostrarse pronto. Y cuando
me probé los zapatos, me di cuenta de que necesitaba un tamaño más grande y más
amplio, pero eso no me sorprendió. Había leído sobre los pies de algunas mujeres que
crecían cuando estaban embarazadas. Era extraño, pero cierto.
La chica detrás del mostrador me dio una larga mirada mientras arrojaba mis cosas
en el mostrador.
—Todo lo que tengo son jeans y estúpidas camisas de Demon’s Wings. Ya era hora de
un cambio.
Había ocho bolsas llenas para el momento en que la chica hubo terminado el escaneo
de mis cosas en la computadora. Le entregué la tarjeta de crédito y vi que los ojos de la
chica se ampliaban cuando veía el nombre de la tarjeta.
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Página
—¿Nikolas Armstrong? —escupió y me dio una mirada más de cerca—. Eres tú.
Pensé que me resultabas familiar. ¡Eres Ember Jameson!
Le sonreí a la chica.
—Sí.
—Debes de ser la chica más genial del jodido mundo. —Pasó la tarjeta antes de
devolverla—. Amo ese cartel de Demon’s Wings en el que estás aferrándote a Jesse
Thornton. Maldición, mataría por ser tú.
—No. No, no lo harías —le aseguré. Mi vida puede parecer perfecta ahora, pero
nadie podría desear la vida que tuve mientras crecía. Nadie merecía que ese tipo de
pesadilla llenara su infancia.
Hubo una conmoción fuera de la tienda y me volteé para encontrar a tres guardias
de seguridad de pie afuera con un Nik pálido y desesperado. Miré mi teléfono y vi que
había estado en la tienda durante más de una hora. ¡Mierda!
La mayor parte de mi ira se había desvanecido mientras estaba de compras, así que
me levanté y le di un beso en la mejilla.
—Supuse que estabas divirtiéndote mucho con el club de fans que ni siquiera me
echarías de menos.
—¿Estabas celosa?
Me aparté de él y volteé hacia la chica detrás del mostrador que miraba a Nik
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maravillada. No me molestó esta vez. Sabía que esta chica era una verdadera fanática de
la banda, no solo por la forma en que los chicos se veían. Vi la etiqueta con su nombre y
Página
—Gracias, Beth.
Saqué una de las blusas que acababa de comprar, una gris, y agarré el marcador en el
mostrador al lado de la computadora. Escribí mi nombre en la espalda y luego le di el
marcador a Nik sin mirarlo.
—Escríbeme tu dirección y te enviaré ese cartel que tanto te gusta con los autógrafos
de los chicos.
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Página
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D
ormí sola esa noche. Llámame infantil e inmadura, no me importa.
Yo lo llamo protección. Después del episodio en el centro comercial
y mi batalla con mis celos, no podía manejar pasar otra noche en los
brazos de Nik sin poner distancia a mis sentimientos.
Así que cerré mi puerta cuando me fui a la cama esa noche y no me moví cuando
oí a Nik tocar la puerta.
—Em, por favor, no hagas esto. —Había llamado, pero ya me había asentado en mi
cama.
Esta mañana, ya me había duchado y vestido, pero no estaba dispuesta a bajar y ser
amable con todos. Así que me quedé en mi cama con mi cabello todavía húmedo y mi
computadora portátil abierta. Había unos cuantos correos electrónicos de Rich para
lidiar. No estaba contento con que los chicos no se fueran de gira en septiembre y no me
sorprendió. No sabía cuánto le había dicho Nik a su representante, pero era consciente
de que el idiota me estaba culpando.
estaba fuera de mi habitación y en la planta baja. Jesse estaba viendo alguna película de
Página
—Pude conseguir una cita con un muy buen doctor —dije por encima de mi
hombro—. Tuvieron una cancelación esta tarde y me incluyeron. Me tengo que ir o voy
a llegar tarde.
Me encogí de hombros.
—No estaba en su habitación y no tengo tiempo para preocuparme por ello. —Me
metí en el asiento del conductor y empecé a ingresar la dirección del complejo médico
en el GPS.
—Alguien debería ir contigo. —Me dio una mirada dura que decía que no
discutiera. No es que lo haría. Me alegré de tener su compañía y el apoyo de alguien que
me amaba.
La Dra. Morgan levantó una ceja pero no dijo nada mientras se sentaba y ponía su
iPad en la mesita al lado de la silla.
—Tengo diecinueve semanas y es una niña. —No estaba segura de lo que quería la
doctora, pero eso era todo lo que realmente sabía acerca de mi embarazo.
—Está bien.
—Lo sé.
Página
—Joder, Em. Esto es real, ¿eh? Realmente vas a tener un bebé. —Se frotó las
manos sobre su cabeza calva.
—Sin duda hay un bebé ahí. Suena bien. Un latido fuerte. —Alejó el dispositivo y
usó una toalla de papel para limpiar el gel de mi piel—. Ahora viene la parte
desagradable, Ember. —Sacó una bata y una manta de papel desde el armario debajo de
la mesa donde estaba su iPad—. Todo fuera. Caminaré para afuera mientras te desnudas.
La bata se abre en la parte delantera.
Esperé hasta que se hubiera ido antes de alcanzar mi camisa. Jesse se puso de pie y
se giró de espalda hasta que la bata y la manta de papel me cubrieron. No estaba
avergonzada de tener a Jesse allí. Estábamos muy cómodos con nuestros cuerpos y la
naturaleza de nuestra relación que me había visto desnuda más de un par de veces.
Cuando tuve mi primer período, fue Jesse quien me compró tampones y luego me
mostró cómo usarlos. Eso puede sonar inapropiado, pero no había habido nadie más que
me ayudara. Mi madre se había desmayado después de una noche de alcohol, crack y
hombres y yo había estado aterrada de lo que estaba pasando con mi cuerpo.
Me alegré por el retraso en el ultrasonido. Quería a Nik conmigo para eso. Era el
padre, el hombre que amaba. Él debería estar conmigo para ver algo que es mágico. Mi
primera vez me había dejado enamorada de un ser que no sabía que existía. Estaba
85
Después de que nos fuimos, me sentí un poco mareada por los análisis de sangre y
Jesse me ayudó a ir a la camioneta. Estuve más que feliz de entregarle las llaves para que
gpudiera conducir. Una parada rápida en un McDonalds porque quería una Big Mac con
tocino y nos dirigimos de nuevo a la casa de playa.
Estuve feliz de llegar a casa. No podía esperar para hablar con Nik acerca de ir al
médico conmigo a la mañana siguiente. El impacto de ver a nuestra hija mientras se
movía dentro de mí iba a ser uno de los momentos más importantes en su vida. Estaba
segura de eso.
Tan pronto como Jesse estacionó la camioneta, salté fuera del vehículo y
prácticamente brinqué adentro.
Mi emoción se evaporó.
Mientras me movía más cerca de las puertas francesas que conducen hacia afuera a
la playa, mi corazón se resquebrajó. Nik tenía a dos de las cinco chicas envueltas
alrededor de él. Se estaba riendo y moviendo la cabeza ante algo que Shane estaba
diciendo. Pechos que tenían que ser tres tallas más grandes que los míos se frotaron
contra su pecho mientras se sacudía de la risa.
—¡No quiero nada de Nik! —le aseguré mientras subía las escaleras.
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15
L
as hormonas del embarazo dan miedo. Te dejan en un montón de
pañuelos de papel mocosos y almohadas mojadas. Te hacen pensar en
cosas que normalmente nunca pensarías. Como huir de la única vida
que alguna vez conociste, de la gente que siempre te ha protegido y
amado. Te hace enfadarte con el mundo.
Mis chicos han estado en mi vida desde que tenía cinco años. Cuando me fui a
vivir con ellos a la edad de quince años, supe que finalmente estaba en casa. Eran mi
refugio seguro. Siempre pensé que en tanto tuviera a esos cuatro hombres conmigo,
nunca tendría que preocuparme por nada de nuevo. ¡Pero ahora estoy considerando
dejarlos! Ese era el pensamiento más espantoso que alguna vez pasó por mi cerebro.
Pasé tres horas buscando exactamente qué quería y luego me detuve en mi cuenta
corriente para ver lo que tenía para jugar. Tenía tres millones de dólares en mi cuenta de
ahorros y un poco más de uno en mi cuenta corriente. Sí, Rich me pagaba muy bien.
música había estado sonando en la playa, pero no dejé mi habitación para comprobar
qué estaba sucediendo. Por las risitas de las mujeres y la profunda risa masculina, no se
necesitaba mucho para darme cuenta de que lo estaban pasando infernalmente bien.
Alrededor de las dos, la música se detuvo. Un rato después, hubo portazos al cerrar
las puertas y finalmente salí a revisar todo. La casa estaba a oscuras. Todos estaban en la
cama o se habían ido, ya que todos habían decidido que las mujeres no se quedarían en
la casa. Me negué a revisar la habitación de Nik para averiguar qué escogió. Si no lo
encontraba en la cama, entonces estaba segura de que no sobreviviría.
Solo quedaba mi maleta grande. Estaba desesperada por irme. El chófer la recogió
justo cuando la puerta principal se abrió y Nik vino corriendo.
—¡Em!
—¡Una mierda que lo harás! No te irás. No puedes irte. —Su voz se quebró y su
agarre sobre mis brazos se reforzó causándome dolor, pero no me soltó—. Regresa a la
jodida casa.
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—¿Por qué? —exigí—. ¿Por qué debería quedarme aquí? ¿Así puedes
atormentarme con todas esas putas? ¿Así puedes restregarme en la cara lo que nunca
Página
puedo tener? —Se me escapó una risa sin humor—. Gracias, pero no. Estoy cansada de
todo. Cansada de ver las diferentes mujeres que entran y salen de tu cama. Cansada de
soñar con algo que sé que nunca podré tener.
—¿Qué sientes?
—Por favor, Em. Regresa a la casa y vamos a hablar. No te vayas, nena. Por favor,
no te vayas.
No sabía qué debía hacer. Mi cerebro me gritaba que me subiera al taxi y me fuera.
Que esta no era la vida a la que debería traer a mi hija. ¿Cómo podía traer un niño a
nuestro mundo que estaba lleno de nada más que fiestas y mujeres para mis chicos? Pero
mi corazón luchaba con mi cerebro, exigiendo que me callara y fuera con Nik.
Sin hablar, lo seguí dentro de la casa de la playa. Dejó caer mis maletas en el
pasillo junto a la puerta y luego agarró mi mano. Nik tiró de mí por las escaleras y
dentro de su habitación, donde cerró su puerta y luego me empujó para que me sentara
en el borde de su cama. Aún sosteniendo mi mano, se agachó delante de mí,
obligándome a mirarlo.
Me encogí de hombros.
—A algún lugar en el que no haya groupies y putas en todas partes cuando me doy
la vuelta.
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Página
—¿Qué crees? ¿Qué debería querer tener este bebé y someterlo a todas esas putas a
diario? ¿Debería dejarla ver lo que realmente eres; el rockero egoísta que tiene que tener
a todas sus fanáticas devotas colgando de su brazo mientras yo, su madre, tengo que
observar desde un costado?
—Eso es muy difícil de imaginar, Nik. Qué hay de ayer y esas putas alejándome de
ti tan rápido. Y hoy con dos putas frotándose contra ti como si estuvieran en celo.
—¡Así que estás celosa! —Sonrió y quise darle un puñetazo. O quizás incluso darle
una patada donde lo sentiría más. Me estaba debatiendo entre los dos cuando se echó a
reír de alegría pura y decidí que pegarle se sentía mejor.
—Estoy muy contenta de que encuentres que frotarte a esas putas en mi cara sea
muy gracioso. A quién demonios le importa que un pedacito de mi corazón muera cada
vez que lo veo, ¿verdad?
—Oh, cariño. —Sacudió la cabeza—. Realmente tienes que abrir esos hermosos
ojos verdes tuyos. —Tomó mi punzante mano que estaba roja de abofetearlo y besó el
dolorido centro—. La única razón por la que esas chicas estaban en mis brazos era para
que pudiera descubrir la verdad. Ayer lo sospechaba, pero hoy lo confirmé.
90
—Por las mismas razones por las que me volví loco cuando me dijiste que estabas
embarazada. No quería que nadie más a excepción de mí fuera capaz de tocarte. Eres
mía, Em. Me ha tomado siglos admitirme eso a mí mismo, pero cuando lo hice no podía
soportar la idea de Jesse o Axton u otra persona más sosteniendo tu mano, mucho menos
tocándote. —Sacudió la cabeza—. ¿La noche que Ax te llevó al hospital? Me llamó diez
veces antes de que contestara. Había visto que lo dejaste besarte. Joder, no podía ver con
claridad, estaba tan celoso. Y luego toqué esa canción y esperaba que saltaras en mis
brazos cuando caminé fuera del escenario…
Recordar su canción hizo doler mi corazón. Había tratado de olvidar que Nik
estaba enamorado.
Nik se inclinó hacia delante en sus rodillas hasta que sentí su aliento en mi cuello.
—Dulce, dulce Emmie —murmuró—. Aun así tan ciega. ¿Cómo puedo abrir tus
ojos, pequeña? ¿Necesitas que te lo deletree? ¿He sido tan tonto al no darme cuenta de
que no podías ver lo que me has hecho? —Sus labios rozaron el punto sensible justo
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debajo de mi oído, haciéndome temblar—. Sí, estoy enamorado. Está esta Ember en mi
Página
Por eso mi noche robada con Nik fue tan fácil de tomar y mantener a salvo en mi
corazón. Por eso era tan fácil amar al bebé que está creciendo dentro de mí. Nik y yo
estábamos destinados a estar juntos.
—Te amo, Em. Con todo dentro de mí, te amo. Eres mi sueño favorito hecho
realidad y no quiero que te vayas. —Sus labios acariciaron mis ojos, sorbiendo mis
lágrimas—. Te necesito para respirar. Mantienes mi mundo a flote cuando todo va loco.
—Te he amado durante tanto tiempo, Nik —susurré—. Eras mi príncipe oscuro en
armadura oxidada cuando era una niña. Ahora te has convertido en mi razón para
levantarme cada mañana. Los últimos años, viéndote tener una puerta giratoria de una
sola noche, me ha matado lentamente. Odio a cualquier mujer que te mira.
»Los sueños comenzaron hace unos años. Me despertaba en medio de la noche con
mi polla tan dura y me tomaba toda mi fuerza de voluntad evitar buscar el calor de tus
brazos para que poder hacer mis sueños una realidad. —Un largo dedo trazó por
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completo mi labio inferior—. Es por eso que nuestra noche juntos no me sorprendió.
Página
Nik rozó un tierno beso sobre mis labios, deteniéndose solo por un momento antes
de alejarse.
—No podía manejar esas chicas colgadas de ti, Nik. Te amo tan obsesivamente y
pensé… —Lágrimas obstruyeron mi garganta y no pude hablar.
Me besó de nuevo.
—Solo una estratagema para ver cuán celosa eras, mi amor. Nada más. Tan pronto
como te vi alejarte de la puerta, las desenredé y las empujé sobre Jesse tan pronto como
él salió. No me quedé merodeando por ahí. Pasé el resto de la noche viendo Sports
Center y bebiendo cerveza en la sala de estar mientras planeaba mi próximo
movimiento para hacerte ver que estoy enamorado de ti.
Sus palabras estaban sanando cada grieta en mi corazón. No creo que jamás
hubiera sido tan feliz como lo estaba en ese momento. Nunca había soñado que Nik y yo
estuviéramos juntos, y aquí estaba él dándome todo lo que he querido.
¡Su amor!
—No vas a dejarme, ¿verdad, Em? —susurró contra mis labios. Sabía tan bien que
gemí.
—No, nunca.
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—Y me amas, ¿verdad?
—Sí. —Respiré cuando ahuecó mi pecho.
—¿Te casarás conmigo, mi Ember? —Sus dedos estaban jugando con los míos.
Entrelazando, acariciando.
—Sí.
94
Página
Epilogo
—¡H
a sido genial actuar aquí para ustedes, Nueva York!
—Saben que los amamos a todos y no podríamos hacer esto sin ustedes. —Era la
forma en que Nik siempre terminaba un concierto. Mostrando aprecio y asegurándose
de que toda la banda conseguía su parte de protagonismo—. Jesse Thornton en la batería
los ama… Shane Stevenson en el bajo los adora… Mi hombre Drake aquí está loco por
ustedes. —Nik llevó una mano a su corazón—. Y saben que con la excepción de mis dos
chicas favoritas en el mundo, ustedes son mi vida.
—Y, con una última canción, vamos a dejarlos. ¡Pero saben que siempre van a
estar en nuestros corazones!
Mi corazón se derritió mientras escuchaba las palabras que habían sido parte de
nuestra rutina nocturna durante los últimos dos años. Sleeping Angel era la canción de
cuna de nuestro ángel y Mia no podía dormir si su papá no la cantaba. Pero no creas que
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solo porque Nik era un padre ahora era completamente suave. Algunas personas se
Página
preguntaban si había perdido su estilo rockero cuando Sleeping Angel se había vuelto
popular. Todo el mundo había enloquecido porque temían que Demon’s Wings iba a ser
todo sobre el amor súper sentimental para las mujeres de sus vidas.
No tenían de que preocuparse. Nik todavía tenía mucho del pasado para escribir.
El hecho de que Sleeping Angel fuera el número uno en las listas de rock no quería decir
que ese fuera el único éxito que habían sacado de su más reciente álbum. La música a
veces podía ser tan oscura como sentimental.
Me rompía un poco el corazón que ella prefiriera tener a su papá que a mí, pero
estaba aprendiendo a vivir con eso. Nik y yo incluso habíamos hablado de tener otro
bebé. Pero eso era algo en lo que quería esperar para un poco más adelante. Aunque yo
solo era el plato de segunda mesa para Mia, no me cansaba de consentir a la niña. Tener
otro bebé en este momento alejaría eso.
—¡Papi, papi, papi! —Mia se lanzó a los brazos abiertos de su padre y lo abrazó
con fuerza mientras seguía cantando solo para ella.
—Duerme mi ángel. —La voz de Nik asumió el tono más suave que se reservaba
solo para Mia cuando le cantaba para dormir en sus brazos todas las noches.
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Negué con la cabeza, sabiendo que la vista del gran rockero malote con la
Página
diminuta réplica de mí en sus brazos estaba haciendo que las mujeres en la multitud se
enamoraran aún más de él con cada segundo. Pero estaba bien con eso.
Debido a que con la excepción de nuestro ángel, yo era la única mujer que siempre
ocuparía el corazón de Nik.
Fin
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The Rocker Who Savors Me
Layla...
Ha tenido una vida muy dura. Ha estado por su cuenta desde una temprana
edad, siempre teniendo que hacer lo que había qué hacer para sobrevivir.
Ahora tiene otras dos personas dependiendo de ella y necesita un trabajo
rápido antes de que sean desalojadas. Una entrevista de trabajo la presenta
ante Jesse Thornton, el delicioso baterista de Demon’s Wings. Él le recuerda
todos los errores de su pasado, pero también es su esperanza para el futuro.
Jesse...
No ha dejado entrar a nadie. La única familia que ha tenido son sus hermanos
de la banda y Emmie, la única mujer que ha amado. Pero entonces Layla entra
en su vida y él haría cualquier cosa para conseguir una probada.