Ensayo - Los Nicolaítas y Su Efecto Sobre La Iglesia
Ensayo - Los Nicolaítas y Su Efecto Sobre La Iglesia
Ensayo - Los Nicolaítas y Su Efecto Sobre La Iglesia
APOCALIPSIS
Introducción
I. Los nicolaítas del siglo I 1
A. Quiénes eran 2
B. Qué enseñaban
Conclusión
Bibliografía
Introducción
“Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a
quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10:11). La biblia está llena de narrativas y
discursos que vienen a ser de ayuda para la Iglesia moderna, es decir, para que sepa qué cosas evitar
para no pecar contra el Señor.
Tenemos el libro de Apocalipsis, el cual contiene cartas para siete Iglesias, pero bien pueden
servir para las Iglesias contemporáneas. En ellas se describen las cualidades como también las
deficiencias que presentan, las cuales son conocidas por su Señor: Jesucristo. En ellas encontramos
aliento, promesas, como también advertencias. Ellas deben servir de guía para las Iglesias del presente
siglo.
Para el momento en el que se escribe el libro de Apocalipsis, estaba dentro de la Iglesia este
grupo denominado “los nicolaítas”. No se sabe mucho de ellos, pero lo que sí se sabe es que hicieron
mucho daño a la Iglesia, específicamente la de Pérgamo. Tal información debe llenar el corazón de cada
creyente de una disposición alerta, pues de ser pasivos ante lo que el Espíritu dice a las Iglesias, se corre
el riesgo de tolerar en medio de la Iglesia a los falsos maestros, y muy probablemente, de pecar contra el
Señor.
La biblia suele mencionar a lo largo de su redacción diferentes grupos que hicieron historia en
diferentes generaciones, por ejemplo, conocemos de los fariseos, los saduceos, los zelotes, entre otros.
Muchos de ellos fueron considerados como sectas dañinas, otros como grupos de judíos celosos que
pertenecían a una casta importante en medio de la sociedad. Hay también, aunque la biblia no registre su
nombre, esta secta semignóstica, la cual se infiltró en las filas cristianas e hizo mucho daño a la Iglesia
de Cristo. Entre estos grupos la biblia menciona la secta de los nicolaítas.
Los nicolaítas son mencionados únicamente en dos oportunidades en toda la Biblia, a saber, en el
capítulo dos, verso seis, cuando Jesús se dirige a la Iglesia de Éfeso, y en el verso quince, cuando el
Señor se dirige a la Iglesia de Pérgamo. Hay muchas conjeturas en cuanto a quienes son los seguidores
de esta secta, pues no hay mucha información en cuanto a ella, sino solo lo que la biblia menciona, y a la
cual Cristo Jesús aborrece.
Algunos han tratado de señalar de donde vino esta secta o el hombre que la fundo, sin embargo,
aun para estos comentaristas, sigue siendo un misterio. Simon Kistemaker menciona que tiene tres
opiniones en cuanto a quien o quienes son estos:
Primero, en la iglesia primitiva Ireneo enseñó que los nicolaítas eran seguidores
de Nicolaus, el converso al judaísmo que fue nombrado diácono... otros
consideran que estas personas constituían una secta gnóstica que trató de
infiltrarse en las iglesias. Por último, a partir de la exégesis, todavía otros
afirman que los nicolaítas eran quienes seguían las enseñanzas de los falsos
apóstoles y de Balaam[CITATION Sim04 \p 105 \l 1033 ].
También Samuel Pérez Millos, añade a la lista otro posible origen el cual tiene como
base la etimología. “Νικολαϊτῶν” está compuesto de dos vocablos: “Νικαω” que significa
vencer, y “λαος” que significa pueblo. Juntos, equivaldría a “vencedor del pueblo”. Esto lo
relaciona con el nombre Balaam, que significa “dueño del pueblo”. Él infiere de todo esto
que esta secta se trataba de un orden o casta de sacerdotes que querían adueñarse de la
Iglesia del Señor, algo parecido al problema de Diótrefes, mencionado en la tercera carta de
Juan[CITATION Sam10 \p 149 \l 1033 ].
Hay una orientación particular a pensar que tanto los nicolaítas, como los de la
doctrina de Balaam pertenecían al mismo grupo. Es propicio recalcar que de estos grupos no
se dice nada bueno, de hecho, Cristo Jesús señala que parte del error que cometía la Iglesia
de Pérgamo es que retenía dentro de sí a estos que seguían tales doctrinas.
Puede haber, quizá, más conjeturas acerca del origen de esta secta, su fundador o sus
seguidores, sin embargo, esto no es lo más importante. Se procura atender lo más que se
pueda a la luz que arroja la biblia y el contexto histórico en cuanto a la procedencia de esta
secta, pero son varios los que consideran que lo más importante es el problema que esta
doctrina promovió.
B. Cuál era su doctrina
Conocer el origen de este grupo o secta ayuda a tener información acerca de lo que
creían y hacían, cuestión que previamente se estudió, sin embargo, la biblia no arroja tanta
información acerca de su origen. A pesar de ello, si se puede relacionar a este grupo con
algunas actividades o prácticas que se registran en la biblia.
Acerca de su doctrina, directamente, no hay tanta información, pero son varios los
comentaristas que optan por relacionar la doctrina de los nicolaítas con la doctrina de
Balaam. Esto parece lógico por lo que ya se ha mencionado: que ambos nombres tienen un
significado etimológico parecido y, en consecuencia, probablemente pertenecían al mismo
grupo.
Hay algunos que relacionan a estas doctrinas con el libertinaje o antinomianismo, por
ejemplo, al respecto señala J. MacArthur que “la enseñanza de los nicolaítas era una
exageración de la doctrina de la libertad cristiana, que intentaba concesiones éticas con el
paganismo” [CITATION Joh10 \p 45 \y \l 1033 ]. El libertinaje o antinomianismo en el
cristianismo propone que el creyente puede valerse de una supuesta libertad en Cristo para
vivir una vida licenciosa. Bien lo describe F. Lacueva en su libro “5 Doctrinas de la Gracia”,
cuando dice que la palabra antinomianismo se deriva de los vocablos griegos "anti" que
significa contra, y "nomos" que significa ley, y que es la base de una filosofía que sostiene
que puesto que Cristo cumplió perfectamente con las exigencias de la Ley en lugar de los
que creen en Él, los creyentes quedan libres de la obligación de cumplirla [ CITATION Fra75 \l
3082 ].
Las palabras de Jesús a la Iglesia de Éfeso permiten inferir que los creyentes de esta
congregación eran conservadores, es decir, perseveraban en la doctrina que habían recibido,
a saber, la doctrina de los Apóstoles. Muy probablemente esta no era la misma generación a
la que Pablo le predicó y, sin embargo, retuvieron la forma de las sanas palabras que de él
habían oído en la fe y en el amor que es en Cristo. Una de las formas con las que
perseveraban en la doctrina era por medio de la evaluación o prueba que hacían a aquellos
que decían ser maestros. Por la obra del Espíritu los creyentes discernían por la Palabra si
eran de Dios o no. Su celo por la verdad era tal que no soportaban a aquellos que enseñaban
falsedades.
Por lo tanto, por la declaración que Jesús hace, se evidencia que el efecto generado
en los creyentes de Éfeso por las obras y las doctrinas de los nicolaítas fue una disposición
de aborrecimiento, no propiamente a las personas, sino a sus obras y enseñanzas. Fue la
misma disposición que hubo de parte del Señor Jesús, pues dijo en forma de elogio: “Pero
tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco”
(Apocalipsis 2:6).
Terminado el canon bíblico, no hay nada más que añadir. Sin embargo, es verdad que
el Señor Jesús sigue hablando a la Iglesia contemporánea por medio de lo que ya comunicó a
sus Iglesias. Esto es comprobable por aquella declaración que hace cada vez que termina
cada carta: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7,
11, 17, 29; 3:6, 13, 22). Por lo tanto, ya que ninguna Iglesia puede evadir el identificarse con
alguna de estas Iglesias descritas en Apocalipsis 2 y 3, cada promesa, como también cada
advertencia es fácilmente aplicable a cada Iglesia del Señor en este siglo. Es preciso,
entonces, que velemos por identificar cuáles pueden ser las deficiencias y la forma en la que
la Iglesia debe defenderse.
La defensa contra tales cosas sigue siendo la misma. Descrita de forma breve, se trata
de perseverar en la sana doctrina, y siguiendo los lineamientos y preceptos que Dios ha
establecido en su Palabra. Dios mismo ha dicho que su Palabra es la espada del Espíritu y
que ella es más cortante que espada de dos filos (El arma más potente del arsenal de un
soldado romano).
La evaluación de los Pastores y Maestros es una de las formas por las que la Iglesia
puede defenderse de los falsos maestros (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-11). Dios ha dado los
parámetros de evaluación, el filtro doctrinal por el cual debe pasar todo aquel que afirme ser
llamado por Dios.
Por último, el antinomianismo ha sido muy sutil en este tiempo, por lo que hay
atender a los preceptos éticos que Dios ha establecido en su Palabra. Dios ha llamado a sus
hijos a libertad, pero no debe usarse de esa libertad como un pretexto para pecar, pues ya se
dijo: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En
ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”
(Romanos 6:1-2).
Conclusión
Aunque hay poca luz acerca de quiénes eran exactamente estos nicolaítas, evidente
pertenecen al grupo que el Nuevo Testamento denomina como “falsos maestros”. Todas las
características mencionadas en las cartas de Pablo y de Pedro acerca de los falsos encajan
perfectamente en las descripciones de los nicolaítas. Muy probablemente intentaron tomar
control de la Iglesia de Cristo con el propósito de dañar la vida de los creyentes,
influenciando sus conciencias colocándoles tropiezos para que pecaran. La doctrinan que
promovían procuraba en esencial que los creyentes (1) se entregaran a la inmoralidad sexual,
(2) participaran de lo sacrificado a los demonios, y (3) vivieran vidas libertinas.
La respuesta de la Iglesia de todos los tiempos ante este peligro inminente debe ser el
de tomar la Palabra de Dios, la cual alumbra como una antorcha hasta que aclarezca el día,
es decir, hasta que venga el Señor. Dios ha provisto a su Iglesia de medios por los cuales
puede (1) conocer de la sana doctrina por su Palabra, (2) probar y hallar a los falsos y
mentirosos, y (3) vivir vidas libres de pecado por medio del evangelio.
Bibliografía
MacArthur, J. (2010). Comentario MacArthur del Nuevo Testamento - Apocalipsis. Grand Rapids,
Michigan: Editorial Portavoz.
Millos, S. P. (2010). Comentario Exegético al Texto Griego del Nuevo Testamento - Apocalipsis.
Barcelona, España: Editorial CLIE.