Diálogos - IV PDF
Diálogos - IV PDF
EDITORIAL GREDOS
Asesor para la sección griega: CARLOS GUAL.
GARC~A
O EDITORIAL GREDOS, S. A.
Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992.
PRIMERAEDICIÓN, 1986.
1. a reimpresión, 1988.
2. " reimpresión, 1992.
LIBRO11
328c Discusión preliminar sobre la vejez
Céfalo: el carácter, no la vejez, es la causa de los ma- 357a Glaucón: la justicia no es vista como un bien en sí mismo
les de que se quejan los ancianos: la riqueza puede ayu- Bienes que deseamos por sí mismos, que deseamos
dar al hombre sensato a ser justo. por sus consecuencias y que deseamos por ambas cosas.
La justicia es colocada por la mayoría en la segunda cla-
331c Céfalo: la justicia es la devolución de lo que se debe
se, como algo en sí mismo penoso, y sólo deseable por
Sócrates: pero se puede devolver lo que se debe con
SUS consecuencias.
justicia o no.
358e Glaucón: la justicia no es cultivada voluntariamente 379a Pautas para hablar de Dios (peri theologías) en los textos
Los hombres sufren más al ser víctimas de injusti- Hay que representar a Dios tal como es: bueno, y por
cias que lo que disfrutan al cometerlas; por eso la justi- ende que no puede ser causa del mal. No ha de permitir-
cia consiste en un acuerdo para no sufrir ni cometer se que los poetas presenten a dioses haciendo mal o trans-
injusticias. Sólo cultiva la justicia el que es impotente formándose: lo excelente no es susceptible de modifica-
para cometer injusticia. Mito de Giges. ción; tampoco mintiendo, pues la verdadera mentira es
362d Adimanto: es preferible la injusticia a la justicia odiada por dioses y hombres, y la mentira en palabras,
Cuando los injustos son ricos pueden reparar cual- que es útil a los hombres, no sería útil para un dios.
quier delito y librarse de los males del más allá. Incluso
se puede persuadir a los dioses.
368a Sócrates: nacimiento del Estado sano
Se buscará la justicia en el Estado (pólis) primera- 386a Pautas para hablar de los hombres en los textos
mente, y luego en el individuo. El Estado nace cuando Los poetas no deben presentar a los héroes lamen-
el individuo no se autoabastece sino que necesita de otros, tándose por la muerte; tampoco como presas de risas
por lo cual se asocia con los demás. Estas necesidades o ensalzando la buena mesa.
son: 1) de alimentación, 2) de vivienda y 3) de vestimen- 392c Pautas para la dicción de la poesía
ta. Los expertos en cada actividad producirán para to- La narración puede ser simple (ditirambos), por me-
dos los demás, recibiendo a cambio los productos que dio de imitación (tragedia, comedia) o por ambas cosas
necesitan. Se llevará una vida austera. a la vez (épica). Los guardianes no deben hacer imitacio-
372d Tránsito hacia el Estado enfermo nes, ya que cada uno es apto para una sola tarea. Pero
Glaucón: una sociedad de cerdos no sería distinta. si imitan, deben imitar sólo caracteres valientes, mode-
Sócrates: pues entonces habrá que añadir cocineros, mé- rados, piadosos, etc. Usarán el tipo mixto de narrativa,
dicos, músicos, modistas, etc. Será un Estado enfermo con una parte breve de imitación.
o lujoso, cuyo territorio debe agrandarse a costa del ve- 398c Pautas para las melodías
cino: origen de la guerra y del ejército. El ejército debe Como las armonías han de adaptarse al texto, no se-
ser profesional. rán quejumbrosas ni relajantes: las únicas aceptables son
374e Cualidades que deben tener los militares la doria y la frigia. No se necesitarán instrumentos de
Serán seleccionados como militares o guardianes los muchos sonidos.
que posean agudeza, rapidez, fuerza y valentía; deben 399e Pautas para los ritmos
ser mansos con sus compatriotas y feroces con sus ene- Sólo deben permitirse los ritmos que sean propios
migos. de un modo de vivir ordenado y valeroso; el pie y la
376c La educación de los guardianes. La música: los textos melodía deben adecuarse al texto y no viceversa.
Hay que rechazar la mayoría de los mitos de Home- 403c La gimnasia y la medicina
ro y Hesíodo, que presentan a los dioses como crimina- Debe cambiar el régimen de vida de los atletas actua-
les o combatiendo entre sí. les, que duermen demasiado; se excluirá el pescado y
la carne hervida, pero sin estar pendiente del régimen.
Sólo los ricos, que no cumplen una función en la socie-
dad, pueden pasarse el tiempo con los médicos; el arte- 421d La pobreza y la riqueza de los ciudadanos
sano no tiene tiempo para tratamientos largos. No debe haber gente rica ni pobre, ya que, si es rica,
no se ocupará de su trabajo, y si es pobre, no podrá
410b Poder educativo de la gimnasia y la música
realizarlo bien. Y si en una guerra se combate contra
Ambas educan el alma: la gimnasia, su lado fogoso
un Estado en que hay ricos y pobres, se les ofrecerá
(thymoeidés), y si se combina con música, que cultiva
a éstos la fortuna de los ricos a cambio de su alianza,
la dulzura, produce, en lugar de la fuerza bruta, la
ya que en este Estado no interesa la riqueza.
valentía.
427d Las partes de la excelencia en el Estado
412b Pruebas de los candidatos a gobernantes
Para saber si se halla la justicia en el Estado, basta-
Los que gobiernen serán los que tengan la convicción
rá con examinar si están presentes las otras tres partes
(dógma) de que lo que deben hacer es siempre lo que
de la excelencia: la sabiduría (sophía) la moderación
más convenga al Estado. Tres clases de pruebas: 1 ) en-
(sophrosynt?)y la valentía (andreía). El Estado es sabio
cargarlos de tareas que faciliten su olvido de esa convic-
no por el conocimiento de alguna cuestión particular,
ción; 2) imponerles trabajos, sufrimientos y competen-
sino por el de su totalidad, que es el apropiado para
cias, y 3) llevarlos a lugares terroríficos y luego a otros
la vigilancia que está presente en los guardianes. El Es-
placenteros.
tado es valiente si lo es aquella parte suya que va a la
414 Mito de las clases guerra por su causa. El Estado es moderado cuando go-
Todos los ciudadanos han sido criados y educados bernantes y gobernados coinciden en quiénes deben go-
por la tierra, que es su madre y nodriza; por tanto, to- bernar: así la mejor parte gobierna a la peor.
dos son hermanos entre sí. Pero en la composición de
432b La justicia en el Estado bien fundado
unos (guardianes gobernantes) entró el oro, en la de otros
Es lo que resta para que el Estado alcance la exce-
(auxiliares)la plata y en la de otros (labradores y artesa-
lencia: consiste en que cada uno haga lo que le corres-
nos) el bronce y el hierro. Puede darse el caso de que
ponde en el Estado.
u n hombre de oro genere uno de bronce, y que uno de
hierro genere ii uno de oro; en todos los casos hay que 436a Las partes del alma
llevarlos al sector que les corresponde. ¿Están presentes en el individuo las mismas clases
que en el Estado? ¿Hablamos de géneros distintos, cuan-
416a Comunidad de los guardianes
do decimos que por medio de uno aprendemos, por otro
Para ser como perros de rebaño, no como lobos que
somos fogosos y por otro anhelamos placeres?
devoren a las ovejas, los guardianes no deben contar con
bienes privados, salvo de primera necesidad, y harán sus 436c El principio de contradicción
comidas en común. Una misma cosa no produce ni padece efectos coq-
trarios en el mismo sentido, con respecto a lo mismo
y al mismo tiempo; no debemos confundimos cuando
una cosa parece una y resulta múltiple.
419a La felicidad de la clase gobernante y la sociedad 437b Las partes del alma (continuación)
Adimanto: los gobernantes, teniendo todo en su ma- Si alguien.tiene sed, es debido a la parte irracional
no para ser dichosos, no podrán así disfrutar como los (alógiston)y apetitiva (epithymetikón) del alma, pero puede
de otros Estados. Sócrates: no debemos mirar a la felici- no querer beber a causa del razonamiento (logismós). La +
2 Cf. C. Ross, Plato's Theory of Ideas (2.a ed., Oxford, 1953), pági- Studien zur Entwicklung der Platonischen Dialektik (2.a ed. re-
na 225, y la crítica de R. S. BLUCK en Plato's Phaedo (Londres, 1955), producida de la de 1931, Darmstadt, 1961), pág. 15. Cf. la crítica de
Apéndice VII, págs. 174-181. BLUCK, op. cit., Ap. VIII, págs. 184 y 186.
doso en sí, podríamos decir parafraseando una termi- Contrariamente a lo que nosotros esperaríamos, sin
nología posterior en Platón. embargo, al llegar a su teoría de las Ideas, en Fedón
Claro que allí opera también otro tipo de ejemplari- y República, Platón se inclina por una concepción me-
dad, que tiene que ver con el lenguaje y su poder deno- nos socrática ' del lenguaje: «hay muchas cosas bellas,
minador. En efecto, Eutifrón dice que su acción es muchas buenas, y así, con cada multiplicidad, decimos
'piadosa', mientras Meleto afirma que la conducta de que existen y las distinguimos con el lenguaje* (Rep.
Sócrates es 'impía'; y se trata de poner coto a este arbi- VI 507b). De este modo, Platón se atiene ahora al uso
trario uso del lenguaje, que constituye uno de los pila- común del lenguaje, y mentando una universalidad for-
res del relativismo sofista. Por eso dice Platón: «Ensé- mada a partir de cosas no realmente piadosas, justas,
ñame qué es la forma específica (idéa) misma [de lo etc., sino simplemente cosas a las cuales damos el nom-
piadoso], a fin de que, dirigiendo la mirada hacia ella bre de piadosas, justas, etc., aunque a veces no nos
y sirviéndome de ella como paradigma, pueda yo decir parezcan piadosas, ni justas, etc. ¿A qué se debe este
que es piadoso aquello que sea de esa índole en lo que cambio en el pensamiento platónico? Precisamente al
tú o cualquier otro hace» (6e). Pues está claro que ni nacimiento de la teoría de las Ideas, anudada al surgi-
Eutifrón ni Meleto, al usar términos como 'piadoso' e miento de una problemática epistemológica.
'impío', dirigen su mirada a un patrón supraindividual (Cómo se conbce lo piadoso en sí, lo bello en sí? Si
que funcione como paradigma. Y que esto no es una la mayoría de la gente confunde lo bello con las cosas
instancia general o universal ya lo dice el uso del voca- bellas y lo piadoso con los actos piadosos, es porque
blo 'paradigma'. Se trata del paradigma del lenguaje co- la vía cognoscitiva hacia lo bello y lo piadoso no es la
rrecto, pero es paradigma del lenguaje porque antes lo misma que la que conduce a las cosas bellas y piadosas,
es de la conducta moral. y sin duda más difícil. Pero a estos objetos en sí pode-
Cabe objetar que aquí, de todos modos, estamos fren- mos acceder con la inteligencia (notis), mientras que los
te a algo universal; pues no se trata de una universali- sentidos y la opinión (dóxa) que se basa en ellos sólo
dad formada a partir de actos como los de Eutifrón, nos permiten tomar contacto con instancias particula-
pero sí de una formada a partir de actos como los de res. Aquí sí, en forma explícita, se plantea la cuestión
Sócrates y de todos aquellos -por pocos que sean- que ontológico-existencial: los objetos del conocimiento de-
actúan teniendo lo piadoso en sí como paradigma. Pero ben existir, puesto que no es posible conocer lo que no
naturalmente sólo es posible saber cuáles son los actos es; pero no han de tener la misma entidad que los sensi-
realmente piadosos una vez conocido lo piadoso, y no bles, ya que éstos se presentan de modo diverso y conti-
al revés. (Y de todas maneras lo piadoso es siempre tras- nuamente cambiante, mientras aquéllos aparecen como
cendente a los actos piadosos, ya que no es una instan- permanentes e idénticos a sí mismos. La mayor clari-
cia resultante de ellos sino su modelo.) Hay, pues, un dad cognoscitiva de los objetos ainteligiblesn correspon-
lenguaje correcto y un lenguaje incorrecto. El lenguaje
correcto es el que atiende a la realidad (owía; cf. Cráti- 3 En efecto, Sócrates reservaba, por ejemplo, el nombre de 'juez'
lo 388b-c).
-
a quien realmente hacía justicia, no a todos los que lo juzgaron (Apolo-
gía 40a, cf. 18a).
de a una superioridad ontológica: son lo que es real- de la experiencia sensible- del conocimiento intelec-
mente (to ónt6s ón), lo que es plenamente (to pantelos tual, a la que nunca más volvió a recurrir. En cambio,
ón) y, en fin, lo único que merece el nombre de ~ r e a l i - en su propia desmitologización de la caverna, Platón di-
dad» o «esencia»(ousía). La realidad de los objetos «opi- ce que, una vez arribado el filósofo al ámbito inteligible
nable~»no es negada, pero sí devaluada: se hallan en y contemplada la Idea del Bien, se le forzará a ~descen-
un ámbito intermedio entre el ser y el no ser, entre la der junto a los prisioneros., en lugar de lo que ahora
realidad y la nada: son lo que se genera y lo que deviene hace, esto es, quedarse contemplándola, «como si ya en
(para ambos casos to gignómenon), y nunca alcanzan a vida estuviera residiendo en la Isla de los Bienaventura-
ser verdaderamente, por lo cual, más que el nombre de dos» (Rep. VI1 517b-519d).
«realidad», merecen el de «devenir» o «génesis» (géne- Ahora bien, no sería extraño que, en este giro dado
sis). Además, los objetos ainteligiblesn reciben la deno- en la madurez a su concepción de la juventud, haya in-
minación de «lo divino e inmortal,, (nombres ya de lo fluido el contacto profundo que con la matemática ha
1.
ápeiron de Anaximandro en 12 B 3), mientras los «opi- tenido presumiblemente a través de Arquitas en su via-
n a b l e ~constituyen
~ «lo humano y mortal* 4. je a Italia. Porque indudablemente los objetos matemá-
Es asunto de discusión si Platón situó a estos dos ticos le ofrecían toda una esfera extramoral a la que
tipos de objetos en mundos distintos, los opinables en podía tener acceso con el intelecto, y que no podía deri-
éste y los inteligibles en el más allá. Platón mismo nun- var de la multiplicidad sensible. Cuando pensamos el
ca habla de dos mundos distintos al referirse a ambos cuadrado matemático, lo pensamos perfecto, de un mo-
tipos de objetos: en Rep. VI-VI1 contrasta un «ámbito do que no hallamos en ningún objeto cuadrado existen-
inteligible), (noeton tópon) con uno «v@ible»u «opina- te ni en el mejor cuadrado que dibujamos; o para decir-
ble» s; ciertamente en el Fedro 247c menciona un «ám- lo con otro ejemplo que Platón pone antes que el del
bito supracelestialn (hyperouranion tópon) como mora- cuadrado, el conocimiento que tenemos de la igualdad
da de la «realidad que realmente es», pero dentro de matemática no proviene de cosas concretas que vemos
un mito. Y dentro de otro en el Fedón 74a-76c dice que como iguales (leños, piedras, etc.), sino de lo Igual en
el hombre ha adquirido el conocimiento de las&as sí, a lo cual deben aquéllas que se las llame 'iguales'.
antes de nacer, cuando aún no poseía cuerpo 6: una ex- Las cosas en sí (o «Ideas»,como se suele denominar lo
plicación del carácter a priori -esto es, independiente que era la verdadera realidad para el Platón maduro,
que sigue usando los términos idéa y eidos, pero no ya
Séanos permitido aquí mezclar la diferenciación del Fedón 80a-b como «forma específicas) incluyen ahora, pues, objetos
(donde, en rigor, no se habla de lo 'opinable' sino de lo 'no-inteligible', matemáticos, además de valores morales. Pero, una vez
anóéfon) con la de Rep. V 478a-e. ampliado de ese modo su ámbito, encontrándose en las
En realidad Platón nunca habla del «ámbito opinable*, pero en cosas en sí lo que se atiende para denominar a las cosas
la alegoría de la línea divide ésta en una «sección inteligible. y en
otra uopinable* (VI 510a, VI1 534c).
concretas, ya resultaba inevitable extender poco a poco
6 Hemos intentado una desmitologización de esos pasajes en ese mismo carácter a todos los objetos designados en
1968, en El ~Fedónude Plafón (3.a ed., Buenos Aires, Eudeba, 1983). el lenguaje (mediante adjetivos, sustantivos o verbos).
págs. 63 y sig. Así en el Fedón se habla de la Grandeza, la Salud, la
Fuerza (65e), la Unidad y la Dualidad (lolc), etc. En Rep. del Bien, que en la alegoría del sol provee a las Ideas
X 596a-b se añaden Ideas de artefactos, como la Mesa de su existir y de su esencia, «aunque el Bien no sea
y la Cama; y en la revisión crítica del Paménides se esencia (ousía), sino algo que se eleva más allá de la
nos informa que Platón ha tenido dudas en aceptar Ideas esencia en cuanto a dignidad y potencia,, (VI 509b). Al
tales como las de Hombre, Fuego y Agua, y ha tendido decir Platón que el Bien está más allá de la ousía quiere
a rechazar Ideas de Pelo, Basura y Fango (130c), pero indicar una jerarquización ontológica, aunque es eviden-
que debía marchar en esa dirección. te que la expresión literaria con que la señala no le sa-
De aquí resulta comprensible que Platón preste aho- tisface, ya que en seguida hace un comentario irónico
ra mayor atención al lenguaje vulgar y acepte que sea y nunca más toca el punto.
a partir de éste que se da la referencia hacia Ideas, pues- ¿En qué sentido el Bien confiere a las Ideas el ser
to que el ensanchamiento del ámbito de Ideas se ha ori- y la esencia? Aquí nos atrevemos a sugerir que, si no
ginado en el examen del lenguaje ordinario, y ya no res- fuera por la Idea del Bien, las Ideas sí se habrían con-
ponde, como antes, a un idealismo puramente ético. vertido en universales (como de hecho pasaron de algún
De cualquier manera, las Ideas no son, tampoco aho- modo a serlo, al suprimirse la Idea del Bien en los diá-
ra, conceptos universales hipostasiados -como creyó logos de vejez).
Aristóteles-, resultantes de una inducción practicada fección de las d C_.._. -
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e entiendo que jamás se equivoca. De este modo, en senti- -¿Acaso crees que he enloquecido al punto de in-
do estricto -ya que quieres que hablemos estricta- tentar tonsurar un león y urdir tretas contra Trasímaco?
mente- ningún artesano se equivoca, puesto que el que -Lo acabas de intentar, sin poder esto tampoco.
se equivoca al carecer del conocimiento respectivo se -Suficiente, dejemos eso. Dime ahora: el médico, en
equivoca en algo en que no es artesano. Y así como el el sentido estricto del término, como acabas de decir,
artesano o el experto, ningún gobernante se equivoca jes un mercader o el que cura a los enfermos? Habla
cuando es gobernante, aunque todos digan que se equi- del verdadero médico.
vocó el médico o se equivocó el gobernante. Interpreta -Es el que cura a los enfermos.
pues, de esa forma ahora lo que respondí entonces. Pa- --¿Y el piloto? El verdadero piloto, jes un marinero
ra decirlo en el sentido más estricto de los térmi- o es el que manda a los marineros?
341a nos, el gobernante, en tanto es gobernante, no se equi- -El que manda a los marineros. d
voca, y al no equivocarse establece lo mejor para sí mis- -En su caso, pues, no es el hecho de que navega
mo, y esto es lo que debe hacer el gobernado. De modo en una nave lo que se toma en cuenta, y no por eso
tal que, como afirmé desde un principio, declaro que debe ser llamado marinero, dado que no se lo llama pi-
es justo hacer lo que conviene al más fuerte. loto por navegar sino por el arte de gobernar a los ma-
-Bueno, Trasímaco -dije- ¿Sigo pareciéndote un rineros.
tramposo? -Es verdad.
-Sin la menor duda -respondió.
-Y a cada uno de estos tipos que he mencionado -Es así.
hay algo que le conviene. -En tal caso, la medicina no examina lo que con- c
-Por supuesto. viene a la medicina, sino al cuerpo.
-¿Y no es acaso el arte apto para buscar y proveer -Sí, efectivamente.
lo que conviene a cada uno? -Ni el arte de la equitación examina lo que convie-
-Apto para eso, efectivamente. ne a ese arte sino lo que conviene a los caballos, y nin-
-¿Y a cada una de las artes conviene otra cosa que guna otra arte examina lo conveniente a sí misma, ya
el ser lo más completas posible? que no está necesitada de nada, sino sólo examina lo
e -¿Qué quieres decir con eso? que conviene a aquello de lo cual es arte.
-Lo siguiente: si me preguntaras si al cuerpo le basta -Así parece.
ser como es o si tiene necesidad de algo, y yo te respon- -Ahora bien, Trasímaco, las artes gobiernan y pre-
diera: «Sin duda, está necesitado; precisamente por eso valecen sobre aquellas cosas de las cuales son artes.
se ha inventado ahora el arte de la medicina: porque En esto también nos pusimos de acuerdo, bien que
el cuerpo es deficiente y no le basta ser como es, ha con bastante fastidio por parte de Trasímaco.
sido organizado este arte, de modo que pueda procurar- -Ningún conocimiento artesanal examina ni dispo-
le las cosas que le convienen», ¿no te parece que al ha- ne lo que conviene al más fuerte sino lo que conviene
blar así hablaría correctamente? al más débil, al gobernado por aquél. d
342a -Correctamente -convino Trasímaco. Trasímaco también terminó por reconocer esto, no
-Veamos ahora, les el arte de la medicina deficien- sin antes intentar disputar la cuestión. Y cuando lo re-
te? ¿Hay algún arte que tiene necesidad de perfección, conoció, dije:
así como los ojos tienen necesidad de la vista y las ore- -¿Acaso algún médico, en la medida en que es mé-
jas del oído, para lo cual se debe contar con algún arte dico, examina y dispone lo que conviene al médico, no
que examine lo que es conveniente para ver y para oír al enfermo? Hemos quedado de acuerdo, en efecto, en
y se lo procure? ¿Acaso en el arte mismo hay una cierta que el médico, en sentido estricto, es un gobernante de
deficiencia, y cada arte necesita de otro arte que exami- cuerpos y no un mercader. ¿No lo hemos acordado?
ne lo que es conveniente para aquél, y otro, a su vez, Trasímaco asintió.
para que atienda a éste, y así hasta el infinito? ¿O aquél -Y el piloto, en sentido estricto, es gobernante de
b examinará qué es lo que le conviene a sí mismo? ¿No marineros, y no un marinero. e
será que no tiene necesidad ni de sí mismo ni de ningún También aquí estuvo de acuerdo.
otro arte para examinar lo que conviene a su deficien- -Pero tal piloto-gobernante atenderá y dispondrá lo
cia, ya que en ningún arte existe deficiencia o necesi- que conviene no al piloto, sino al marinero-gobernado.
dad alguna, y que a un arte no corresponde buscar otra Lo admitió a duras penas.
cosa que lo que conviene a aquello de lo cual es arte, -Entonces, Trasímaco, en ningún tipo de gobierno
dado que el arte mismo es realmente incólume e incon- aquel que gobierna, en tanto gobernante, examina y dis-
taminado, y, mientras es arte, en sentido estricto, es ín- pone lo que le conviene, sino lo que conviene al gober-
tegramente lo que es? Examinémoslo en sentido estric- nado y a aquel para el que emplea su arte, y, con la
to: jes así o no?
vista en éste y en lo que a éste conviene y se adecua, aquél, al disolverse la asociación nunca hallarás que el
dice todo lo que dice y hace todo lo que hace. justo tenga más que el injusto, sino menos. Después,
343a Cuando estábamos en un punto de la discusión en en los asuntos concernientes al 'Estado, cuando se esta-
que era manifiesto para todos que lo que Trasímaco ha- blecen impuestos, aunque sus bienes sean iguales, el jus-
bía dicho acerca de lo justo se había convertido en lo to paga más, el injusto menos. Pero cuando se trata de
contrario, éste, en lugar de responder, exclamó: cobranzas, aquel no recibe nada, éste cobra mucho. Y e
-Dime, Sócrates: j tienes una nodriza? cuando cada uno de ellos ocupa un cargo, al justo le
-¿Y eso por qué lo dices? ¿No sería mejor contes- toca, a falta de otro perjuicio, vivir miserablemente por
tarme que preguntar esas cosas? descuidar sus asuntos particulares, sin obtener prove-
-Porque se nota que te deja con las narices moquean- cho alguno de los asuntos públicos, en razón de ser jus-
do cuando necesitas que te las haga sonar; y si tuvieras to; y además de eso, es aborrecido por sus parientes
nodriza, ella te habría enseñado a reconocer ovejas y y conocidos, por no estar dispuesto a hacerles un servi-
pastor. cio al margen de la justicia. Al injusto le sucede todo
-¿Cómo es eso? lo contrario. Hablo de aquel al que hace un momento
b -Porque crees que los pastores y los boyeros atien- me refería, que es capaz de alcanzar los más grandes
den al bien de las ovejas y las vacas, y las engordan privilegios. A éste debes observar, si es que quieres 344a
y cuidan mirando a otra cosa que al bien de los amos discernir cuánto más le conviene personalmente ser in-
y al de ellos mismos; así como también estimas que los justo que justo. Pues bien, lo aprenderás del modo más
gobernantes de los Estados -los que gobiernan verda- fácil si llegas a la injusticia más completa, la cual hace
deramente- piensan acerca de los gobernados de otro feliz al máximo al que obra injustamente y más desdi-
modo que lo que se ha establecido respecto de las ove- chados a los que padecen injusticia y no están dispues-
jas, y que los atienden día y noche de otra manera que tos a ser injustos. Esto es la tiranía, que se apodera
de aquella que les aprovechará a ellos mismos. Y has de lo ajeno, no poco a poco, sino de un solo golpe, tanto
c ido tan lejos en lo concerniente a lo justo y a la jus- con engaño como con violencia, trátese de lo sagrado
ticia, a lo injusto y a la injusticia, que desconoces que o de lo piadoso, de lo privado o de lo público: cuando b
la justicia y lo justo es un bien en realidad ajeno al que alguien es descubierto, tras obrar injustamente en uno
lo practica, ya que es lo conveniente para el más fuerte solo de esos casos, es castigado y vituperado, pues los
que gobierna, pero un perjuicio propio del que obedece que cometen tales delitos parciales son llamados sacrí-
y sirve; y que la injusticia es lo contrario y gobierna legos, secuestradores, asaltantes, estafadores o ladrones.
a los verdaderamente ingenuos y justos, y que los go- Cuando alguien, en cambio, además de secuestrar las
bernados hacen lo que conviene a aquel que es más fuer- fortunas de los ciudadanos, secuestra también a éstos,
te, y al servirle hacen feliz a éste, mas de ningún modo esclavizándolos, en lugar de aquellos denigrantes califi-
d a sí mismos. Es necesario observar, mi muy cándido cativos es llamado 'feliz' y 'bienaventurado' no sólo por
amigo Sócrates, que en todo sentido el hombre justo los ciudadanos, sino por todos aquellos que se han en- c
tiene menos que el injusto. En primer lugar, en los con- terado de toda la injusticia que ha cometido. En efecto,
tratos entre unos y otros, allí donde éste se asocia con los que censuran la injusticia la censuran no por temor
a cometer obras injustas, sino por miedo a padecerlas. tamente cuando estimamos más a la justicia que a la
De este modo, Sócrates, la injusticia, cuando llega a serlo injusticia.
suficientemente, es más fuerte, más libre y de mayor -{Y cómo he de persuadirte? Si con las cosas que
autoridad que la justicia; y tal como dije desde un co- he dicho no te has persuadido, {qué puedo hacer conti-
mienzo, lo justo es lo que conviene al más fuerte, y lo go aún? {Acaso llevaré mi argumento hasta tu alma ha-
injusto lo que aprovecha y conviene a sí mismo. ciéndotelo tragar? 12.
d Una vez dichas estas cosas, Trasímaco pensaba mar- -No, ¡por Zeus!, ¡eso no! Más bien, en primer lu-
charse, como si fuera un bañero que nos hubiera volca- gar, has de mantener aquellas cosas que digas, y si las
do sobre nuestros oídos un cántaro repleto de sus argu- cambias en algo, cámbialas abiertamente y no nos en-
mentos. Peso 10s que estaban presentes no se lo permi- gañes. Ahora, Trasímaco -consideremos nuevamente c
tieron, sino que lo obligaron a permanecer y a rendir lo dicho antes-, puedes ver que, tras haber definido
cuentas de lo dicho. Yo mismo le pedí con insistencia: al verdadero médico, no has pensado que era necesario
-Divino Trasímaco, (vas a marcharte tras arrojar- después vigilar con precisión lo que concierne al verda-
nos un discurso, antes de enseñarlo adecuadamente o dero pastor, sino que crees que éste apacienta a las ove-
de que aprendamos si es así o de otro modo? ¿Crees jas, en tanto pastor, sin mirar a lo que es mejor para
e que es un asunto insignificante el de intentar determi- las ovejas: como un invitado a un banquete que está
nar el modo de vida que cada uno de nosotros podría dispuesto para el festín, o como un mercader, para ven-
llevar para vivir una vida más provechosa? derlas; pero no como pastor. Pues el arte del pastor d
-¿Y yo acaso pienso en otra cosa que ésa? -bramó no cuida sin duda de ninguna otra cosa que de aquella
Trasímaco. con respecto a la cual está organizada, a fin de procu-
-Parecía que sí, o al menos que nada te importaba rarle lo mejor, ya que, en cuanto a sí misma, el arte
de nosotros, ni que te preocupaba que fuéramos a vivir del pastor ya está suficientemente provista mientras na-
peor o mejor, desconociendo lo que dices saber. Pero da le falte para ser arte del pastor. Del mismo modo
anímate, mi buen amigo, a instruirnos; no será para ti estoy convencido de que es forzoso estar de acuerdo en
345a una mala inversión lo que hagas en nuestro beneficio, que todo gobierno, en tanto gobierno, no atiende a nin-
siendo tantos como somos. En lo que a mí toca, te diré guna otra cosa que al sumo bien de aquel que es su
que no estoy convencido, y que no creo que la injusticia gobernado y está a su cuidado, trátese del gobierno e
sea más provechosa que la justicia, ni aunque aquélla del Estado o de ámbitos particulares. Pero ¿tú crees
sea permitida y no se le impida hacer lo que quiera. acaso que los que gobiernan los Estados lo hacen volun-
Admitamos, mi amigo, que existe el hombre injusto y tariamente?
que puede obrar injustamente, sea en forma oculta o
combatiendo a cara descubierta. Pero aun así no me per- '* Trasímaco retoma la burlona imagen de la nodriza, presenta-
suado de que es más provechosa que la justicia. Y esto, da en 343a. En efecto, el verbo entíthemi, que traducimos .hacer tra-
gar», es usado, como nota ADAM, en relación con la alimentación de
b seguramente, también le ha sucedido a algún otro de los niños por la nodriza. Así ARISTOFANES, Caballeros 716: «También,
nosotros, no sólo a mí. Persuádenos adecuadamente, mi como las nodrizas, lo alimentas mal; después de masticar el alimento,
bienaventurado amigo, de que no argumentamos correc- le haces tragar un poco..
-No es algo que meramente creo, ¡por Zeus!, sino
que bien lo sé. -En tal caso, cualquiera que sea el beneficio que
-Pero Trasímaco -proseguí-, jno te percatas de aprovecha a todos los artesanos en común, es patente
que, en cuanto a los otros tipos de gobierno, nadie está que lo obtienen de algo que en común adicionan al ejer-
dispuesto voluntariamente a gobernar, sino que deman- cicio de cada arte.
da un salario, por pensar que del gobernar no obtendrá -Así parece.
beneficio para sí mismo sino para los gobernados? -Ahora bien, diremos que, al ganar un salario, los
346a En efecto, dime esto: ¿no es cada una de las artes dis- artesanos se benefician con el ejercicio del arte del mer-
tinta de las otras por tener un poder distinto? Respón- cenario que adicionan al de cada arte.
deme, bienaventurado amigo, no en contra de lo que No sin disgusto lo admitió.
piensas, para poder proseguir. -Pues entonces, no es de su arte particular que ca-
-¡Claro que cada una es distinta por eso! -repuso da uno obtiene ese beneficio que es la recepción del d
Trasímaco. salario, sino que, si consideramos las cosas con el rigor
-¿Y no nos aporta cada arte un beneficio particular que corresponde, la medicina produce la salud, el arte
-no común a todas las artes-, tal como la medicina del mercenario produce un salario, el de la arquitectu-
aporta la salud, el pilotaje la seguridad al navegar, y ra una casa; y el del mercenario que se añade a cada
así las demás? una, un salario; y así en todas las demás artes, cada
-De acuerdo. una realiza su función y beneficia a aquello con respec-
-Y en cuanto al arte del mercenario, aporta un sa- to a lo cual está organizada. Y si no se le añade salario,
b lario, ya que tal es su peculiaridad. Ahora ¿llamas a jse beneficiará el artesano con su arte?
una misma arte medicina y pilotaje? O bien, si es que -Parece que no.
quieres delimitar con precisión los términos, como pro- -¿No produce beneficios, entonces, cuando cumple e
pusiste, en caso de que, al comandar una nave, un pilo- su función gratuitamente?
to se sane, porque le hace bien navegar en el mar, jlla- -Creo que sí.
marás al pilotaje 'medicina'? -Pues bien, Trasímaco, ahora es evidente que nin-
-De ningún modo. gún arte ni gobierno organiza lo que le beneficia a sí
-Ni tampoco al arte del mercenario, creo, lo llama- mismo, sino que, como decíamos antes, organiza y dis-
rás 'medicina' porque alguien sane mientras gana su sa- pone lo que beneficia al gobernado: atiende a lo que
lario. conviene a aquel que es el más débil, no al que es el
-Por cierto que no. más fuerte. Por eso mismo, querido Trasímaco, decía
-Ni a la medicina la llamarás 'arte del mercena- hace un momento que nadie está dispuesto voluntaria-
rio' porque el médico gane un salario cuando cura a mente a gobernar y tomar en sus manos y corregir las
otro. deficiencias ajenas, sino que para ello reclama un sala-
c -Tampoco. rio; porque aquel que va a ejercer adecuadamente su
-¿Y acaso no hemos concordado en que cada arte arte jamás hace o dispone -si dispone de acuerdo con 347a
tiene un beneficio particular? su arte- lo mejor para sí mismo sino para el goberna-
do; y para eso es necesario, según parece, asignar una como la hay ahora por gobernar, y allí se tornaría evi-
remuneración a los que estén prestos a gobernar, sea dente que el verdadero gobernante, por su propia natu-
plata u honores, o un castigo, si no estuviera dispuesto raleza, no atiende realmente a lo que le conviene a él,
a gobernar. sino al gobernado; de manera que todo hombre inteli-
-¿Qué quieres decir con eso, Sócrates? -preguntó gente preferiría ser beneficiado por otro antes que ocu-
Glaucón-. En cuanto a los dos tipos de remuneración, parse de beneficiar a otro. Por todo esto, de ningún mo-
lo percibo, pero de qué castigo hablas y cómo lo inclu- do estoy de acuerdo con Trasímaco en que lo justo es e
yes en las clases de remuneraciones, no lo comprendo. lo que conviene al más fuerte. Pero esto lo examinare-
-Porque no comprendes la remuneración de los me- mos en otra oportunidad. Ahora me parece mucho me-
b jores -respondí-, por la cual gobiernan los más aptos, jor examinar lo que dice Trasímaco cuando afirma que
cuando están dispuestos a gobernar. ¿Acaso no sabes el modo de vida del injusto vale más que el del justo.
que el amor a los honores o a la plata es considerado En lo que toca a ti, Glaucón, ¿cuál de ambos modos
reprobable, y que lo es realmente? de vida eliges? ¿Cuál de las dos afirmaciones te parece
-Eso sí lo sé. más valedera?
-Por tales motivos, pues, los hombres de bien no -Creo -dijo-, que el modo de vida del justo es más
están dispuestos a gobernar con miras a las riquezas provechoso.
ni a los honores. No quieren, en efecto, ser llamados -¿Tú has escuchado cuántos bienes acaba de enu- 3480
mercenarios por exigir abiertamente un salario para go- merar Trasímaco en el modo de vida del injusto?
bernar, ni ser llamados ladrones por apoderarse de ri- -Lo he escuchado, pero no me ha convencido.
quezas ocultamente, por sí mismos, desde el gobierno. -¿Quieres que lo persuadamos, si podemos descu-
Y tampoco por causa de los honores, pues no aman los brir de qué modo hacerlo, de que no dice la verdad?
c honores. Por eso es necesario que se les imponga com- -¿Cómo no he de quererlo? -exclamó Glaucón.
pulsión y castigo para que se presten a gobernar; de -Pues bien, si nos contrapusiéramos a él, efectuan-
allí es probable que sea considerado vergonzoso el avan- do un recuento -frente al suyo- de cuántos bienes ofre-
ce voluntario hacia el gobierno, sin aguardar una com- ce el ser justo, y él a su vez replicara y nosotros a él,
pulsión. Ahora bien, el mayor de los castigos es ser go- habría que enumerar los bienes y contar cuántos men-
bernado por alguien peor, cuando uno no se presta a cionamos de cada lado; y por ende necesitaríamos jue- b
gobernar. Y a mí me parece que es por temor a tal cas- ces que decidieran. Si hacemos el examen, en cambio,
tigo que los más capaces gobiernan, cuando gobiernan. poniéndonos de acuerdo entre nosotros, como antes, no-
Y entonces acuden al gobierno no con la idea de que sotros mismos seremos a la vez jueces y oradores.
van a lograr algún beneficio para ellos ni con la de que -Es muy cierto.
lo pasarán bien allí, sino compulsivamente, por pensar -¿Cuál de los dos procedimientos prefieres?
que, de otro modo, no cuentan con sustitutos mejores -El segundo.
d o similares a ellos para cumplir la función. En efecto, -Pues entonces -dije-, Trasímaco, vuelve al co-
si llegara a haber un Estado de hombres de bien, proba- mienzo, y respóndenos: ¿afirmas que la completa injus-
blemente se desataría una lucha por no gobernar, tal ticia es más provechosa que la justicia plena?
c -Claro que lo afirmo -replicó Trasímaco-, y tam- bella y vigorosa y que le atribuirás todo lo demás
bién he dicho por qué. que atribuimos a lo justo, ya que has tenido la auda- 349n
-Y bien, veamos de qué modo hablas de esas dos cia de colocar a la injusticia en la sección de la excelen-
cosas: jcalificas a una de 'excelencia' y de 'malogro' la cia y de la sabiduría.
otra? -Adivinas perfectamente la verdad.
-Si. -Sin embargo, no debo vacilar en proseguir el exa-
-Por tanto, jcalificas a la justicia de 'excelencia' y men del argumento, al menos mientras suponga que lo
a la injusticia de 'malogro'? que dices es lo que piensas. Pues me da la impresión,
-Probablemente, mi gracioso amigo, puesto que di- Trasímaco, de que ahora realmente no bromeas, sino
go que la injusticia da provecho y la justicia no. que dices lo que crees acerca de la verdad de estas cosas.
-Pues entonces jqué afirmas ? -¿Y qué diferencia te hace el que lo crea o no? Más
-Lo contrario. bien refuta mi argumentación.
-En tal caso jes la justicia malogro? -No hay ninguna diferencia. Pero trata de respon- b
d -No, más bien una genuina candidez. der también a esto: jte parece que el hombre justo quiere
-jY a la injusticia la llamas mala predisposición? superar en algo a otro justo?
-No, sino buen sentido. -De ningún modo, pues en tal caso no sería tan en-
-jY también crees, Trasímaco, que los injustos son cantador y cándido como es.
inteligentes y buenos? -jY tampoco está dispuesto a superar a la acción
-Sí, al menos los que pueden obrar de modo com- justa?
pletamente injusto, y que tienen el poder de someter -Tampoco.
a Estados y a pueblos enteros. Tú piensas, tal vez, que -¿Consideraría valioso, en cambio, superar al injus-
me refiero a los cortadores de bolsas; incluso esto da to, y creería que eso es justo, o pensaría que no es justo?
provecho, también, si pasa inadvertido, pero lo que es -Creería que es justo superar al injusto y lo consi-
digno de mención no es eso, sino las cosas de que acabo deraría valioso, pero no lo lograría.
de hablar. -Esto último no es lo que pregunté, sino sólo si el
e -No, me doy bien cuenta de lo que quieres decir, justo no consideraría valioso ni querría superar al c
pero aún me asombra que coloques a la injusticia en justo, mas sí al injusto.
la sección de la excelencia y de la sabiduría, y a la justi- -Sí, así es.
cia en la sección contraria. -Y en lo que hace al injusto, jacaso consideraría
-Sin embargo, así las coloco, por cierto. valioso aventajar al justo y a la acción justa?
-Esto es ahora algo más sólido, mi amigo, y ya no -¿Y cómo no, si precisamente es el que considera
es fácil poder contestarlo. Si hubieses afirmado, en efec- valioso superar a todos?
to, que la injusticia da provecho, pero concordaras con -Por consiguiente, el injusto luchará para aventa-
otros en que es maldad y algo vergonzoso, podríamos jar al hombre injusto y a la acción injusta, de modo
replicar hablando conforme al uso habitual de estas pa- de lograr mucho más que todos.
labras. Pero ahora es patente que dirás que es una cosa -Así es.
-Afirmemos esto, entonces: el justo no tratará de -Y en cuanto al médico, cuando prescribe un ré- 350a
aventajar a su semejante, sino a su contrario; mientras gimen de comidas y bebidas, te parece que quiere aven-
d el injusto tratará de aventajar tanto a su semejante tajar a un médico o a la profesión de médico?
como a su contrario. -Sin duda que no.
-Muy bien dicho. -Pero querrá aventajar en eso a quien no sea médico.
-Ahora bien, el injusto es inteligente y bueno; el jus- -Claro.
to ni una cosa ni la otra. -Mira ahora, respecto de cualquier conocimiento ar-
-Efectivamente. tesanal o de la ausencia del mismo, si te parece que
-Por consiguiente, el injusto se parece al inteligen- el conocedor de un arte quiere lograr, en lo que hace
te y al bueno, mientras el justo no se parece a éstos. o dice, más que otro conocedor de ese arte, en lugar
-¿Y cómo no ha de parecérseles aquel que es como de obtener lo mismo que su semejante en dicha activi-
ellos, en tanto el otro no? dad.
-Muy bien. Por lo tanto ¿cada uno de ellos es tal -Parecería forzoso que sea de la segunda manera.
como aquellos a quienes se parece? -¿Y el que desconoce el arte? ¿No trataría de aven-
-¡Pero no veo de qué otro modo podría ser! tajar tanto al conocedor de dicho arte como igualmente b
-Está bien, Trasímaco, ¿llamas 'músico' a alguien, al que lo desconoce?.
e y a otro 'no-músico'? -Tal vez.
-Sí. -¿Y el conocedor es sabio?
-¿Y cuál de ellos dices que es inteligente y a cuál -Sí.
llamas tonto? -¿Y el sabio es bueno?
-Por supuesto, digo que el músico es inteligente y -Sí.
que el no-músico es tonto. -En tal caso, el que es bueno y sabio no querrá aven-
-Y en lo que uno es inteligente es también bueno, tajar a su semejante, sino a su contrario.
mientras que en ese sentido el tonto es malo. -Así parece.
-Así es. -El malo e ignorante, en cambio, querrá aventajar
-Y respecto del médico hablaremos del mismo tanto a su semejante como a su contrario.
modo. -Es manifiesto.
-Del mismo modo. -Pues bien, Trasímaco, el injusto nos parecía que
-¿Y te parece, mi excelente amigo, que un buen mú- quería aventajar tanto a su contrario como a su seme-
sico, al templar la lira, quiere aventajar a otro músico jante. ¿Acaso no decías eso?
en cuanto a poner tensas las cuerdas o aflojarlas, y con- -Sí.
-
sidera valioso aventajarlo en eso? -Y vimos que el justo no quiere aventajar a su se- c
-No, claro. mejante, sino a su contrario.
-Pero querrá aventajar, en esa actividad, a quien -Sí.
no sea músico. -En tal caso, el justo se parece al sabio y bueno,
-Forzosamente. el injusto al malo e ignorante.
-Probablemente. más fuerte que la justicia. Pero ahora, añadí, si la justi-
-Pero nos hemos puesto de acuerdo, además, en que cia es sabiduría y excelencia, pienso que se manifiesta
cada uno de ellos es tal como aquellos a los que cada fácilmente más fuerte que la injusticia, puesto que la
uno se parece. injusticia es ignorancia: nadie lo desconocería. Mas no
-En efecto, lo hemos acordado. deseo valerme de algo tan simple, Trasímaco; prefiero
-Por lo tanto, el justo se nos ha revelado como bue- examinarlo de otro modo: idices que un Estado puede
no y sabio, en tanto el injusto como ignorante y malo. ser injusto e intentar someter injustamente a otros Es- b
Trasímaco convino en todo esto, pero no tan fácil- tados -o haberlos sometido ya-, e incluso mantener
d mente como lo narro ahora, sino que lo hizo compelido sometidos bajo sí muchos Estados?
y a regañadientes, con gran sudor, más aún por el calor -¡Claro! -contestó-. Y el mejor Estado, que es el
que había. Entonces vi algo que nunca había visto an- injusto, lo llevará a cabo antes que ningún otro y del
tes: Trasímaco enrojecía. Ahora bien, después de que modo más perfecto.
hubimos convenidq en que la justicia es excelencia y -Comprendo, porque ésta era tu tesis -dije-. Pero
sabiduría y la injusticia, en cambio, malogro e ignoran- respecto de ella examino lo siguiente: el Estado que lle-
cia, dije: ga a prevalecer sobre otro, ¿ha de mantener ese poder
-Bien, demos esto por establecido. Pero también he- sin jysticia, o le será forzoso contar con justicia?
mos dicho que la injusticia es vigorosa. ¿Recuerdas, Tra- -Si fuera como tú acabas de decir, que la justicia c
símaco? es sabiduría, tendría que contar con justicia -respon-
-Recuerdo -dijo-. Pero no estoy conforme con lo dió-. Pero si es como yo he dicho, con injusticia.
que acabas de decir, y tendría bastante que hablar de -Estoy encantado, Trasímaco -dije yo-, porque no
e estas cosas. Claro que si lo hiciera, bien sé que dirías te limitas a asentir y disentir con la cabeza, sino que
que estoy arengando. De modo que, o bien me dejas ha- también respondes tan brillantemente.
blar como quiero, o bien, si quieres preguntar, pregun- -Lo hago para complacerte -contestó.
ta, y yo te diré «está bien» -como a las viejas que cuen- -Y lo haces muy bien; pero ahora dime esto, tam-
tan leyendas-, asintiendo o disintiendo con la cabeza. bién para complacerme: ¿te parece que un Estado o un
-Pero de modo que, en ningún caso, sea en contra ejército, o una banda de piratas o de ladrones, o cual-
de tu propia opinión. quier otro grupo que se propusiera hacer en común al-
-Del modo que te plazca -dijo-, puesto que no me go injusto, podría tener éxito si cometieran injusticias
permites hablar. ¿Quieres algo más que eso? entre sí?
-¡En nombre de Zeus, nada más! Si obras así, haz- -No, por cierto. d
lo. Yo preguntaré. -Y si no las cometieran ¿sería más probable que
-Pregunta, pues. tuvieran éxito?
-Te preguntaré lo que te acabo de preguntar, a fin -Seguramente.
351a de examinar la cuestión ordenadamente: cuál es la re- -En efecto, Trasímaco, la injusticia produce entre
lación entre la justicia y la injusticia. Hace un momen- los hombres discordias, odios y disputas; la justicia, en
to ha sido dicho que la injusticia es más poderosa y cambio, concordia y amistad. ¿No es así?
-Aceptémoslo -contestó-, para no discutir contigo. -En tal caso, Trasímaco, el injusto será hostil a los
-Pero haces muy bien, mi excelente amigo. Y ahora dioses, y el justo será amigo de ellos.
dime esto: si la obra de la injusticia es crear odio allí -Disfruta del argumento sin temor a mi réplica
donde se encuentre, al surgir entre hombres libres o -dijo-. Pues yo no te he de contradecir, para no vol-
bien entre esclavos, ¿no hará que se odien y disputen verme odioso a tus amigos.
e entre sí, de modo que sean incapaces de hacer juntos -Y bien -proseguí-, completa lo que queda del fes-
algo en común? tín respondiéndome c o m h a s t a ahora. Pues los justos
-Sin duda. aparecen como más sabios, mejores y más capaces de
-¿Y si surge entre dos personas? ¿No discutirán y actuar, mientras los injustos no pueden hacer nada jun-
se odiarán y llegarán a ser tan enemigos entre sí como tos: y si decimos que algunas veces, aun siendo injus- c
lo son de los justos? tos, hacen algo juntos en común y con vigor, no diremos
-Sí, llegarán a serlo. c la verdad en ningún sentido. En efecto, si fueran com-
-¿Y esta propiedad la perderá la injusticia 2n caso pletamente injustos, no se habrían abstenido de enfren-
de que surja en un solo hombre, admirable Trasímaco, tarse entre sí, sino que evidentemente anidaba en ellos
o en nada disminuirá? algo de justicia, lo que les impedía atacarse entre sí
-En nada disminuirá -respondió. mientras cometían injusticias contra otros, y gracias a
-Por consiguiente, sea que surja en un Estado, en ella han hecho lo que han hecho. Esto es, se han aboca-
una familia, en un ejército o en donde sea, aparece siem- do a obrar injustamente cuando estaban perjudicados
pre contando con la propiedad de producir, primera- sólo a medias por la injusticia, ya que los que estuvie-
352a mente, la incapacidad de obrar en conjunto, a raíz de ran completamente depravados y fueran completamen-
las disputas y discordias, y, en segundo lugar, la exis- te injustos no hubiesen podido hacer nada. Que estas d
tencia de una enemistad tanto consigo mismo como con cosas sean así lo comprendo, pero no como tú las expu-
cualquier otro y con el justo. (No es así? siste al comienzo. Ahora debemos examinar si los jus-
-Así es. tos viven mejor que los injustos y si son más felices,
-Y cuando se encuentra en un solo hombre, pienso, que es lo que anteriormente propusimos. Por cierto, eso
producirá todas las obras que corresponden a su natu- parece claro, al menos así lo creo, a partir de lo que
raleza. Primeramente, la incapacidad para obrar, ponién- hemos estado diciendo. No obstante, hay que examinar-
dolo en conflicto y en desacuerdo consigo mismo, y, en lo mejor, pues no es un tema cualquiera, sino que con-
segundo lugar, lo tornará hostil tanto consigo mismo cierne a cuál es el modo en que se debe vivir.
como con los justos. ¿No es acaso así? -Examínalo, entonces -dijo.
-Sí. -Lo examinaré -respondí-. Dime, jte parece que
-Ahora bien, también los dioses son justos, jno, mi hay una función propia del caballo?
amigo? -Me parece que sí. e
b -Que lo sean -respondió. -Y lo que admites como función del caballo, al igual
que en cualquier otro caso, jno es lo que sólo aquél
hace, o lo que él hace mejor?
-No comprendo -alegó. -Sí, también.
-Veamos de este modo: ¿puedes ver con otra cosa -¿Y no sucede lo mismo respecto de todas las de-
que con los ojos? más cosas?
-No, por cierto. -Lo mismo.
-¿Y puedes oír con otra cosa que con los oídos? -Y bien, jacaso los ojos podrían alguna vez cum-
-De ningún modo. plir adecuadamente su función, si no cuentan con su
-En tal caso {sería correcto que dijéramos que ver propia excelencia, sino, en su lugar, con una falencia? c
y oír son funciones de esos órganos? -¡Claro que no! -contestó-. Ya que seguramente
-Ciertamente. quieres decir que tienen la ceguera en lugar de la
353a -Ahora bien, {podrías cortar un sarmiento de una vista.
vid con un cuchillo o con un cincel o con otras herra- -Cualquiera que sea su excelencia -repliqué-, pues
mientas análogas? todavía no pregunto esto, sino si las cosas que tienen
-¡Sí que podría! una función la cumplen bien gracias a la propia exce-
-Sin embargo, me parece que con ninguna de ellas lencia, pero mal con su malogro.
se podaría la vid tan apropiadamente como con una po- -Eso es cierto.
dadera, que ha sido fabricada para ello. -Por consiguiente, también los oídos, privados de
-Es verdad. su excelencia, cumplirán mal su función.
-¿Admitiremos, en consecuencia, que podar la vid -Por cierto.
es función de la podadera? -¿Y aplicaremos a todas las cosas el mismo argu- d
-Admitámoslo. mento?
-Creo que ahora comprenderás mejor lo que te pre- -Me parece que sí.
guntaba hace un momento, cuando inquiría si la fun- -Bien. Después de eso, debemos examinar lo siguien-
ción de cada cosa es o no lo que sólo ella cumple o te: hay funciones del alma que ninguna otra cosa distin-
lo que esa cosa cumple más apropiadamente. ta de ella podría cumplir. Por ejemplo, el prestar aten-
-Efectivamente, comprendo, y me parece que eso ción, el gobernar, el deliberar y todo lo de esa índole:
b es la función de cada cosa. ¿será correcto que atribuyamos estas funciones a otra
-Bien. ¿Y no te parece que hay una excelencia para cosa que al alma y diremos que son propias de ésta?
cada cosa que tiene asignada una función? Pero volva- -Las atribuiremos al alma.
mos a lo dicho antes: {no decíamos que los ojos tienen -Y respecto del vivir idiremos que es una función
una función? del alma?
-Sí, tienen una función. -Claro, por encima de todo.
-¿Y no tienen los ojos también una excelencia? -¿El alma tiene, por ende, una excelencia?
-También. -Así es.
-Pero además ¿había una función de los oídos? -¿Y alguna vez, Trasímaco, el alma cumplirá bien e
-Sí. sus funciones si está privada de su propia excelencia,
-¿Y por consiguiente, también una excelencia? o le será imposible?
-Le. será imposible. rior a éste; de modo que el resultado del diálogo es c
-Forzoso es, por consiguiente, gobernar y prestar que ahora no sé nada. En efecto, puesto que no sé qué
atención mal con un alma mala, y, con un alma buena, es lo justo, mucho menos he de saber si es excelencia
hacer bien todas esas cosas. o no, ni si quien lo posee es feliz o infeliz.
-Forzoso.
-¿Y no habíamos convenido que la justicia es exce-
lencia, y la injusticia malogro de aquélla?
-En efecto.
-El alma justa, por ende, el hombre justo, vivirá
bien; el injusto, en cambio, mal.
-Según tu argumento -dijo- es manifiesto.
354a -Pero precisamente quien vive bien es feliz y bien-
aventurado, al contrario del que vive mal.
-Así es.
-Por lo tanto, el justo es feliz y el injusto desdichado.
-Admitámoslo.
-Ahora bien; no se obtiene provecho al ser desdi-
chado, sino al ser feliz.,
-¡Claro!
-En tal caso, bienaventurado Trasímaco, es más pro-
vechosa la justicia que la injusticia.
-Bien, Sócrates -dijo-, ya tienes tu festín para hon-
rar a la diosa Bendis.
-A ti te lo debo, Trasímaco -dije-, por haber sido
tan amable conmigo y cesar de irritarte. Si a pesar de
b eso no lo disfruto, no es por tu causa, sino por la
mía. En efecto, tal como los glotones engullen voraz-
mente cada nuevo manjar que les sirven, antes de sabo-
rear el anterior de modo adecuado, así me parece que
yo, antes de hallar lo que debíamos examinar primera-
mente, o sea, qué es lo justo, lo he dejado de lado y
me he abocado al examen de si lo justo es ignorancia
o sabiduría y excelencia; y luego, al ocurrírseme la cues-
tión de si la injusticia es más provechosa que la justi-
cia, no he podido abstenerme de pasar del asunto ante-
médico que recibe un enfermo, el ejercicio de la medici-
na y cualquier otro'modo de ganar dinero? Pues de es-
tas cosas diríamos que son penosas pero que nos bene-
fician, y que no las deseamos poseer por sí mismas, d
sino por los salarios y demás beneficios que se generan
de ellas.
-Es cierto -repuse-, es una tercera clase de bie-
nes. Pero ¿y después qué?
-¿En cuál de esas tres clases -preguntó- colocas
a la justicia?
-Pienso -respondí- que habría que colocarla en 358a
357a Después de haber dicho estas cosas, creía yo haber la clase más bella, la de los bienes que anhelamos tanto
puesto fin a la conversación; pero, al parecer, había si- por sí mismos como por lo que de ellos se genera, al
do sólo el preludio. Glaucón, en efecto, quien solía ser menos para quien se proponga ser feliz.
el más valeroso de todos, en esta ocasión no consintió -Pues la mayoría no opina así -dijo-, sino que la
la retirada de Tr-asímaco y exclamó: coloca en la clase de bienes penosos, que hay que culti-
-Sócrates: ¿quieres que parezca que hemos queda- var con miras a obtener salarios y a ganarse una buena
b do convencidos o que verdaderamente nos convenzamos reputación, pero que, si fuera por sí mismos, habría que
de que lo justo es mejor que lo injusto en todo sentido? evitarlos, por ser desagradables.
-Yo preferiría -contesté- convenceros verdadera- -Ya conozco esa opinión -dije-, y hace rato que,
mente, si de mí dependiera. en base a ella, la justicia es censurada por Trasímaco
-En tal caso -insistió Glaucón-, no haces lo que y alabada en cambio la injusticia. Pero yo he sido lerdo
quieres. Dime, pues: ¿no crees que hay una clase de bie- en darme cuenta, según parece.
nes que no deseamos poseer por lo que de ellos resulta, -Escúchame, entonces -dijo Glaucón-, para ver b
sino que nos agradan por sí mismos, tales como el rego- si estás de acuerdo conmigo; pues Trasímaco, me pare-
cijo y aquellos placeres inocentes, por medio de los cua- ce, se ha rendido demasiado pronto, encantado por ti
les nada se produce en un momento posterior, sino sólo como por una serpiente. Pero aún no se ha hecho una
el disfrute de poseerlos? exposición de una y otra a mi gusto. Deseo escuchar,
-Creo que sí -respondí. en efecto, qué es cada una de ellas y qué poder tienen
c -Pero hay bienes que anhelamos tanto por sí mis- por sí mismas al estar en el alma, con independencia
mos como por lo que de ellos se genera, tales como la de los salarios y de las consecuencias que derivan de
comprensión, la vista y la salud. Esas cosas, en efecto, ellas. Esto es lo que haré, si tú estás de acuerdo: reto-
nos agradan por ambos motivos. maré el argumento de Trasímaco, y primeramente te c
-Así es. diré qué es lo que se dice que es la justicia y de dónde
-¿Adviertes una tercera clase de bienes, en la cual se ha originado; en segundo lugar, cómo todos los que
se encuentran la práctica de la gimnasia, el tratamiento la cultivan no la cultivan voluntariamente sino por ne-
cesidad, pero no por ser para ellos un bien; y en tercer por ello lo justo, que está en el medio de ambas sitila-
lugar, por qué es natural que obren así, ya que dicen ciones, es deseado no como un bien, sino estimado por b
que es mucho mejor el modo de vivir del injusto que los que carecen de fuerza para cometer injusticias; pues
el del justo. En lo que a mí concierne, Sócrates, no soy el que puede hacerlas y es verdaderamente hombre ja-
de esa opinión, pero tengo la dificultad de que los oídos más concertaría acuerdos para no cometer injusticias
se me aturden al escuchar a Trasímaco y a muchos otros, ni padecerlas, salvo que estuviera loco. Tal es, por con-
en tanto que de nadie he escuchado el argumento que siguiente, la naturaleza de la justicia, Sócrates, y las
d quisiera oír en favor de la justicia y de su superioridad situaciones a partir de las cuales se ha originado, según
sobre la injusticia. Desearía escuchar un elogio de la se cuenta.
justicia en sí misma y por sí misma; y creo que de ti, Veamos ahora el segundo punto: los que cultivan la
más que de cualquier otro, podría aprenderlo. Por eso justicia no la cultivan voluntariamente sino por impo-
hablaré poniendo todas mis energías en defender el mo- tencia de cometer injusticias. Esto lo percibiremos me-
do de vida del injusto; y después de ello te mostraré jor si nos imaginamos las cosas del siguiente modo:
de qué modo quisiera oírte censurando la injusticia y demos tanto al justo como al injusto el poder de hacer c
alabando la justicia. Pero ahora mira si te place lo que lo que cada uno de ellos quiere, y a continuación si-
digo. gámoslos para observar adónde conduce a cada uno el
-Más que cualquier otra cosa -respondí-. ¿Hay deseo. Entonces sorprenderemos al justo tomando el mis-
e acaso algo sobre lo cual alguien con sentido común mo camino que el injusto, movido por la codicia, lo que
gozaría más al hablar y escuchar una y otra vez? toda criatura persigue por naturaleza como un bien, pe-
-Perfectamente -dijo Glaucón-; óyeme hablar so- ro que por convención es violentamente desplazado ha-
bre aquello que afirmé que lo haría en primer lugar: cia el respeto a la igualdad. El poder del que hablo se-
cómo es la justicia y de dónde se ha originado. Se dice, ría efectivo al máximo si aquellos hombres adquirieran
en efecto, que es por naturaleza bueno el cometer injus- una fuerza tal como la que se dice que cierta vez tuvo
ticias, malo el padecerlas, y que lo malo del padecer Giges, el antepasado del lidio. Giges era un pastor que d
injusticias supera en mucho a lo bueno del cometerlas. servía al entonces rey de Lidia. Un día sobrevino una
De este modo, cuando los hombres cometen y padecen gran tormenta y un terremoto que rasgó la tierra y pro-
injusticias entre sí y experimentan ambas situaciones, dujo un abismo en el lugar en que Giges llevaba el ga-
359a aquellos que no pueden evitar una y elegir la otra nado a pastorear. Asombrado al ver esto, descendió al
juzgan ventajoso concertar acuerdos entre unos hom- abismo y halló, entre otras maravillas que narran los
bres y otros para no cometer injusticias ni sufrirlas. mitos, un caballo de bronce, hueco y con ventanillas,
Y a partir de allí se comienzan a implantar leyes y con- a través de las cuales divisó adentro un cadáver de ta-
venciones mutuas, y a lo prescrito por la ley se lo llama maño más grande que el de un hombre, según parecía,
'legítimo' y 'justo'. Y éste, dicen, es el origen y la esen- y que no tenía nada excepto un anillo de oro en la e
cia de la justicia, que es algo intermedio entre lo mejor mano. Giges le quitó el anillo y salió del abismo: Ahora
-que sería cometer injusticias impunemente- y lo peor bien, los pastores hacían su reunión habitual para dar
-no poder desquitarse cuando se padece injusticia-;
al rey el informe mensual concerniente a la hacienda, de tal poder, no quisiese nunca cometer injusticias ni
cuando llegó Giges llevando el anillo. Tras sentarse en- echar mano a los bienes ajenos, sería considerado por
tre los demás, casualmente volvió el engaste del anillo los que lo vieran como el hombre más desdichado y ton-
hacia el interior de su mano. Al suceder esto se tornó to, aunque lo elogiaran en público, engañándose así mu-
360a invisible para los que estaban sentados allí, quienes se tuamente por temor a padecer injusticia. Y esto es todo
pusieron a hablar de él como si se hubiera ido. Giges sobre este punto.
se asombró, y luego, examinando el anillo, dio vuelta En cuanto al juicio sobre el modo de vida de los dos e
el engaste hacia afuera y tornó a hacerse visible. Al ad- hombres que hemos descrito, pondremos aparte al más
vertirlo, experimentó con el anillo para ver si tenía tal justo del más injusto; de ese modo podremos juzgar co-
propiedad, y comprobó que así era: cuando giraba el rrectamente. ¿Qué clase de separación efectuaremos?
engaste hacia adentro, su dueño se hacía invisible, y, La siguiente: no quitaremos al injusto nada de la injus-
cuando lo giraba hacia afuera, se hacía visible. En cuanto ticia, ni al justo nada de la justicia, sino que supondre-
se hubo cerciorado de ello, maquinó el modo de formar mos a uno y otro perfectos en lo que hace al comporta-
parte de los que fueron a la residencia del rey como miento que les es propio. En primer lugar, el hombre
b informantes; y una vez allí sedujo a la reina, y con injusto ha de actuar como los artesanos expertos. El
ayuda de ella mató al rey y se apoderó del gobierno. mejor piloto o el mejor médico, por ejemplo, discrimi-
Por consiguiente, si existiesen dos anillos de esa índole nan lo que es imposible de lo que es posible, en sus
y se otorgara uno a un hombre justo y otro a uno injus- respectivas artes, para intentar la empresa en el último 361a
to, según la opinión común no habría nadie tan íntegro caso, abandonarla en el primero. Incluso si en algún
que perseverara firmemente en la justicia y soportara sentido dan un paso en falso, son capaces de enmendar-
el abstenerse de los bienes ajenos, sin tocarlos, cuando lo. De este modo, el hombre injusto intentará cometer
podría tanto apoderarse impunemente de lo que quisie- delitos correctamente, esto es, sin ser descubierto, si
c ra del mercado, como, al entrar en las casas, acostarse quiere ser efectivamente injusto: en poco es tenido quien
con la mujer que prefiriera, y tanto matar a unos como es sorprendido en el acto de delinquir, ya que la más
librar de las cadenas a otros, según su voluntad, y ha- alta injusticia consiste en parecer justo sin serlo. Que
cer todo como si fuera igual a un dios entre los hom- se confiera al que es perfectamente injusto la perfecta
bres. En esto el hombre justo no haría nada diferente injusticia, sin quitarle nada, pero a la vez que se conce-
del injusto, sino que ambos marcharían por el mismo da al que comete las mayores injusticias la mejor repu-
camino. E incluso se diría que esto es una importante tación que, en cuanto a justicia, se le pueda procurar.
prueba de que nadie es justo voluntariamente, sino for- Y si da un paso en falso, que lo pueda enmendar y b
zado, por no considerarse a la justicia como un bien ser capaz de hablar de modo que convenza de su ino-
individual, ya que allí donde cada uno se cree capaz cencia si es denunciado en alguno de sus delitos; o bien
d de cometer injusticias, las comete. En efecto, todo hom- hacer violencia cuantas veces sea necesaria la violen-
bre piensa que la injusticia le brinda muchas más ven- cia, por medio de su fuerza y su coraje, o por medio
tajas individuales que la justicia, y está en lo cierto, de sus amigos y de la fortuna que se haya procurado.
si habla de acuerdo con esta teoría. Y si alguien, dotado Una vez supuesto semejante hombre, coloquemos en teo-
ría, junto a él al hombre justo, simple y noble, que no efecto, dirán que el injusto es el que en realidad se ocu-
quiere, al decir de Esquilo, parecer bueno sino serlo '. pa de lo suyo ateniéndose a la verdad y no viviendo se-
Por consiguiente, hay que quitarle la apariencia de jus- gún la apariencia: no quiere parecer injusto sino serlo,
c to; pues si parece que es justo, su apariencia le reporta-
cosechando en los surcos profundos que atraviesan su
rá honores y recompensas, y luego no quedará en claro
si es justo con miras a lo justo o con miras a las recom- [corazón,
de donde brotan sus nobles propósitos. b
pensas y honores. Despojémoslo de todo, pues, excepto
de la justicia, y concibámoslo en la condición opuesta
En primer lugar, al parecer que es un justo, gobierna
a la del anterior: que, sin cometer injusticia, posea la
en el Estado; después, se casa allí donde le plazca, da
mayor reputación de injusticia, a fin de que, tras haber
sus hijos en matrimonio a quienes prefiera, y se asocia
sido puesta a prueba su consagración a la justicia en
concertando contratos con quienes desee; y saca venta-
no haberse ablandado por causa de la mala reputación
ja de todo esto, en cuanto aprovecha el obrar injusta-
y de todo lo que de ésta se deriva, permanezca inaltera-
mente sin tener escrúpulos. Cuando entabla una con-
d ble hasta la muerte, pareciendo toda la vida injusto aun
tienda en forma privada o pública, predomina y supera
siendo justo. De esta suerte, llegados ambos al punto
a sus adversarios. Y a1 obtener ventaja se enriquece y
extremo, de la justicia uno, de la injusticia el otro, se
puede beneficiar a sus amigos y perjudicar a sus ene- c
podrá juzgar cuál de ellos es el más feliz.
migos, así como también ofrecer sacrificios a los dio-
-¡Es maravilloso, querido Glaucón -exclamé-, el
ses, consagrándoles ofrendas en forma adecuada y mag-
modo vigoroso con que has pulido a estos dos hombres,
nífica, y puede honrar a los dioses y a los hombres que
como si fueran estatuas, para poder juzgarlos!
quiera, mucho más que el justo; de modo que, con toda
-Hago lo mejor que puedo -respondió-. Y me pa-
probabilidad, le corresponde ser más amado por los dio-
rece que, por ser ambos de tal índole, no hay dificultad
ses que el justo. Así dicen, Sócrates, que el hombre in-
alguna en describir qué clase de vida aguarda a cada
justo es provisto tanto por los dioses como por los hom-
e uno. Hablemos, pues. Y si lo que digo resulta chocante,
bres para llevar una vida mejor que la del justo.
Sócrates, no pienses que soy yo quien habla, sino aque-
Una vez que Glaucón dijo estas cosas, me propuse d
llos que alaban a la injusticia por sobre la justicia.
responderle, pero su hermano Adimanto me preguntó:
Ellos dirán que el justo, tal como lo hemos presentado,
-¿Tú no crees, Sócrates, que el tema ha quedado
será azotado y torturado, puesto en prisión, se le que-
suficientemente expuesto, verdad?
362a marán los ojos y, tras padecer toda clase de castigos,
-¿Qué? ¿Hay algo más aún? -exclamé.
será empalado, y reconocerá que no hay que querer ser
justo, sino parecerlo. En ese caso lo dicho por Esquilo -Lo que no ha sido expuesto es lo que era más ne-
cesario exponer -respondió.
sería mucho más correcto si se refiriera al injusto. En
-Pues bien -dije-, como dice el proverbio, que el
hermano ayude al hermano; de modo que, si a tu her-
' ESQUILO, Siete contra Tebas 592: <<pues[Anfiarol no quiere pare- mano le falta algo, acude en su socorro. Aunque lo ex-
cer el mejor sino serlo». Pocas líneas más abajo, en 362a-b, Platón
cita los versos 593-594.
puesto por él ha sido suficiente para abatirme y tornar-
me incapaz de salir en auxilio de la justicia.
e -No es cierto lo que dices -replicó Adimanto-, Museo y su hijo, por su parte, conceden a los justos,
aún tienes que oír más, pues es necesario que examine- de parte de los dioses, bienes más resplandecientes que
mos los argumentos opuestos a los que enunció Glau- los de Homero y Hesíodo. Según lo que se narra, en
cón: los de quienes alaban la justicia y censuran la in- efecto, los llevan al Hades, coronadas sus cabezas, les
justicia, para que resulte más claro lo que me parece preparan un banquete de santos y les hacen pasar todo d
querer decir Glaucón. Los padres dicen y exhortan a el tiempo embriagados, con el pensamiento de que la
363a SUS hijos cuán necesario es ser justo -y cuantos velan retribución más bella de la virtud es una borrachera
por alguien-, aunque no es por sí misma por lo que ala- eterna. Y otros prolongan más aún que ellos las recom-
ban la justicia, sino por la buena reputación que de ella pensas con que los dioses retribuyen: dicen que, tras
se deriva, con el fin de que, al parecer que se es justo, el varón pío y fiel a sus juramentos, quedan hijos de
se obtengan cargos, casamientos convenientes y todo lo sus hijos y, de allí en adelante, toda una estirpe. Estas
que Glaucón acaba de describir, cosas que correspon- y otras cosas análogas refieren en favor de la justicia.
den al justo por su buena reputación. Y en cuestión de En cuanto a los sacrílegos e injustos, en cambio, los
fama, van más lejos en sus argumentaciones. Afirman, sumergen en el fango en el Hades y los obligan a llevar
en efecto, que, al gozar de buena reputación ante los agua en una criba 4, haciéndolos portadores de mala e
dioses, cuentan con los abundantes bienes que, según reputación mientras viven y de todbs los castigos que
dicen, los dioses confieren a los que los reverencian. Glaucón describió respecto de los justos que han adqui-
Así el noble Hesíodo habla como Homero. Hesíodo afir- rido fama de injustos; y estos castigos -y no otros-
b ma que los dioses hacen, para los justos, que los tienen en cuenta al hablar acerca de los injustos. Tal
es el elogio y tal la censura de la justicia y de la injus-
robles ticia.
porten bellotas en sus copas y abejas en el medio Considera, además, Sócrates, otra especie de discur-
y las ovejas estén cargadas de lana2
sos respecto de la justicia y de la injusticia, dichos tan-
to por poetas como por profanos. Todos a una voz, en 364a
y muchos otros bienes que se añaden a éstos. Y en for-
efecto, cantan a la sobriedad y a la justicia por ser algo
ma similar se expresa Homero:
bello, aunque también difícil y penoso; la intemperan-
Tal como la gloria de un rey irreprochable y temeroso cia y la injusticia, en cambio, son algo agradable y fácil
[de los dioses, de adquirir, vergonzoso sólo para la opinión y la con-
que mantiene recta justicia, la negra tierra le aporta vención. Afirman que la injusticia es más ventajosa, por
c trigo y cebada, mientras los árboles se cargan de frutos, lo general, que lo justo; y que los perversos son ricos
el ganado pare sin cesar y el mar lo provee de peces 3.
Alusión, según ADAM y el LSJ, al castigo de las Danaides, que
es mencionado por primera vez en el pseudo-platónico Axíoco 371e (Gu-
HES~ODO,Trabajos y Días 232-234. THRIE, Orfeo y la religión griega, trad. J . VALMARD,
B u e n a Aires, 1970,
3 Od. XIX 109-113. Platón omite, en el verso 110, «que impera so- pág. 192, n. 10). Sin la referencia a las hijas de Dánog e b d ~ aya
bre muchos y vigorosos varones*. en Gorgias 493b.
y cuentan con otros poderes, por lo cual están dispues- los dioses mismos son también accesibles a los ruegos,
tos a considerarlos felices y a honrarlos inescrupulosa- por medio de sacrificios y tiernas plegarias,
mente, tanto en público como en privado, y a subesti- con libaciones y aroma de sacrificios los conmueven e
b mar e ignorar a quienes son débiles y pobres, aun [los hombres
cuando reconozcan que éstos son mejores que los otros. que imploran, cuando se ha cometido alguna transgresión
Pero los relatos que cuentan acerca de los dioses y de [o alguna falta '.
la excelencia son los más asombrosos de todos: los dio-
ses han acordado, a la mayoría de los buenos, infortu- Proveen, por otra parte, un fárrago de libros de Museo
nios y una vida desdichada, en tanto que a los malos y de Orfeo, descendientes de la Luna y de las Musas,
la suerte contraria. Sacerdotes mendicantes y adivinos según afirman, y llevan a cabo sacrificios de acuerdo
acuden a las puertas de los ricos, convenciéndolos de con tales libros. Y persuaden no sólo a individuos sino
que han sido provistos por los dioses de un poder de a Estados de que, por medio de ofrendas y juegos de
reparar, mediante sacrificios y encantamientos acom- placeres, se producen tanto absoluciones como purifi-
c pañados de festines placenteros, cualquier delito come- caciones de crímenes, tanto mientras viven como in- 3650
tido por uno mismo o por sus antepasados; o bien, si cluso tras haber muerto: y a estas cosas las llaman 'ini-
se quiere dañar a algún adversario por un precio redu- ciaciones', que nos libran de los males del más allá. A
cido, trátese de un hombre justo lo mismo que de uno los que no han hecho esos sacrificios, en cambio, aguar-
injusto, por medio de encantamientos y ligaduras mági- dan cosas terribles.
cas, ya que -según afirman- han persuadido a los dio- Si se cuentan todas estas cosas, de tal índole y tanta
ses y los tienen a su servicio. Como testigos de todas cantidad, acerca de la excelencia y del malogro, así
estas narraciones ponen a los poetas. Unos confieren como del modo en que hombres y dioses las estiman,
a la maldad fácil acceso, de modo que mi querido Sócrates -añadió Adimanto-, ¿cómo pen-
saremos que, una vez escuchadas, afectarán las almas
también en abundancia se puede alcanzar a la pewer- de jóvenes bien dotados y capaces de revolotear, por
[sidad
así decirlo, de una a otra sobre todas estas leyendas,
d fácilmente; el camino es liso y ella mora muy cerca. y de inferir de ellas de qué modo se ha de ser y por b
dónde hay que encaminar la vida para pasarla lo mejor
Frente a la excelencia, en cambio, los dioses han im-
posible? Probablemente, siguiendo a Píndaro, se dirá a
puesto el sudor6, y un camino largo y escarpado. sí mismo aquello de
Otros invocan a Homero como testigo de la persuasión
de los dioses por los hombres, porque también él dijo:
Este pasaje de la exhortación de Fénix a Aquiles en II. IX
497-501, citado de memoria aquí o no, guarda algunas diferencias con
Aquí nos apartamos de Adam y seguimos los manuscritos, con los Mss. de Homero, de las cuales la más notable se halla en el v.
Burnet. 497, donde el adjetivo streptoí (umudables de ánimo*) es sustituido
6 Trabajos y Días 787-789. Aunque en el texto de Hesíodo la tra- por el extraño vocablo listoí (traducimos uaccesibles a los ruegos,).
ducción más conveniente de areté parece ser la de Paola Vianello, «éxi- Es omitido el v. 498, d a virtud, la fuerza y la honra de ellos es mucho
to», seguimos la interpretación de Platón como aexcelencia». mayor*.
¿por cuál de las dos vías ascenderé a la alta ciudadela, dolos «por medio de sacrificios y tiernas plegarias» y
por la justicia o por las trapacerías tortuosas ', ofrendas. Hay que creer a los poetas en ambos puntos
o en ninguno de ellos. Si hemos de creerles, debemos
para atrincherarme allí y así pasar toda la vida? Pues obrar injustamente y hacer sacrificios por los crímenes
se me dice que, si soy justo realmente y no lo parezco, cometidos. Ciertamente, si somos justos no sufriremos 366a
no obtendré ventaja alguna, sino penas y castigos mani- castigos de los dioses, pero rechazaremos las ganancias
fiestos; en cambio, si soy injusto y me proveo de una de la injusticia. Si somos injustos, en cambio, obtendre-
reputación de practicar la justicia, se dice que lo que mos esas ganancias y, cuando cometamos transgresio-
me espera es una vida digna de los dioses. Ahora, pues- nes o faltas, implorando persuadiremos a los dioses pa-
c to que, según muestran los sabios, el parecer prevalece ra evitar ser castigados. Se nos dirá: «Pero en el Hades
sobre la verdad y decide en cuanto a la felicidad, debo expiaremos la culpa de los delitos que hemos cometido
abocarme por entero a eso. He de trazar a mi derredor en esta vida y, si no nosotros, al menos los hijos de nues-
una fachada exterior que forje una ilusión de virtud, y tros hijos.» «Sin embargo, mi amigo», responderá ha-
arrastrar tras de mí al astuto y sutil zorro del sapientísi- ciendo sus cálculos, «es mucho lo que pueden las 'ini-
mo Arquíloco. «Pero»,dirá alguien, «no siempre es fácil ciaciones' y los dioses absolutorios, según afirman los
al malo pasar inadvertido*. Por nuestra parte responde- Estados más importantes y los hijos de dioses, conver- b
remos que nada de envergadura es de fácil obtención. No tidos en poetas y en intérpretes de los dichos divinos,
d obstante, si hemos de ser felices, debemos marchar por quienes han revelado quz estas cosas son así».
el camino que trazan los pasos de estos argumentos. En tal caso, ¿qué razón nos llevaría aún a preferir
En cuanto a lo de pasar inadvertidos, nos reuniremos la justicia antes que la máxima injusticia, si podemos
en ligas secretas y hermandades; y hay maestros que practicar ésta con un disfraz.de respetabilidad y obrar
enseñan a persuadir mediante una sabiduría adecuada a nuestro gusto tanto en lo concerniente a los dioses
a las asambleas populares o a las cortes judiciales. Con como a los hombres, tal como lo afirma no sólo la mul-
estos recursos persuadiremos en algunos casos, en otros titud sino también la élite? Pues bien, Sócrates, una
ejerceremos la violencia, para prevalecer sin sufrir cas- vez dichas estas cosas, ¿por qué artificio estaría dis- c
tigo. «Pero no es posible ocultarse de los dioses ni ha- puesto a venerar a la justicia alguien que contara con
cerles vi0iencia.n Ahora bien, si los dioses no existen algún poder mental o físico, o con riquezas o noble lina-
o no se mezclan en los hechos humanos, ¿por qué pre- je, en lugar de echarse a reír al oír que se la elogia?
e ocuparse en ocultarnos de ellos? Si existen y se preocu- Porque incluso si alguien pudiera demostrar que es fal-
pan por nosotros, no sabemos de ellos ni hemos oído so lo que hemos dicho y tuviese un conocimiento satis-
nada que proceda de alguna otra parte que de las leyen- factorio de que la justicia es lo mejor, tendría mucha
das y de los poetas que han hecho su genealogía: los indulgencia con los hombres injustos y no se encoleri-
mismos poetas que dicen que los dioses son de tal índo- zaría con ellos: sabría que sólo por inspiración divina
le que se les puede hacer mudar de opinión convencién- a uno le repugna cometer injusticia, o bien que se abs-
tiene de ello por haber tenido acceso a la ciencia; pero
8 R de origen incierto, PUECH).
Fr. 213 S C H R ~ D E(90 que, en los demás casos, nadie es justo voluntariamente d
y que sólo por cobardía, por vejez o por cualquier otro -el mal en un caso, el bien en el otro- sobre su porta-
tipo de debilidad, censura la acción injusta, al ser inca- dor cada una por sí sola, despojada de su reputación,
paz de llevarla a cabo. Que es así es evidente, ya que tal como Glaucón reclamaba. En efecto, si no suprimes
el primero de tales censores que acceda al poder será en ambos casos la reputación verdadera y añades en
el primero en cometer injusticias tanto cuanto le sea cambio la falsa, diremos que no elogias lo justo sino
posible. Y la causa de todo esto no es otra que aquello lo que parece ser justo, y que no censuras lo que es c
de lo que partió el argumento que Glaucón, aquí pre- injusto sino lo que parece ser injusto, y que recomien-
sente, y tambih yo, te exponemos a ti, Sócrates, a saber: das ser injusto ocultamente. Y también, que estás de
admirable amigo: entre todos cuantos recomendáis acuerdo con Trasímaco en que lo justo es un bien ajeno
e la justicia, comenzando por los héroes antiguos cuyos para quien lo practica, ventajoso para el más fuerte;
discursos se han conservado, hasta los de los hombres lo injusto, en cambio, es ventajoso y útil en sí mismo,
de hoy en día, jamás alguno ha censurado la injusticia pero desventajoso para el más débil. Has convenido en
o alabado la justicia por otros motivos que la reputa- que la justicia es uno de los bienes supremos, o sea,
ción, los honores y dádivas que de ellas derivan. Pero de los que merecen ser poseídos por las consecuencias
en cuanto a lo que la justicia y la injusticia son en sí que de ellos se derivan, pero mucho más por sí mismos,
mismas, por su propio poder en el interior del alma que como, por ejemplo, ver, escuchar, comprender, estar
lo posee, oculto a dioses y a hombres, nadie jamás ha sano, y todos aquellos bienes genuinos por su naturale- d
demostrado -ni en poesía ni en prosa- que la injusti- za y no por lo que se juzgue de ellos. Elogia, pues, la
cia es el más grande de los males que puede albergar justicia por lo que por medio de ella se beneficia el que
el alma dentro de sí misma, ni que la justicia es el la posee -mientras se perjudica por la injusticia-, y
367a supremo bien. Pues si desde un comienzo hubierais deja a otros el encomio de honores y recompensas. Yo
hablado de este modo y desde niños hubiésemos sido admitiría que otros elogiaran la justicia y censuraran
persuadidos por todos vosotros, no tendríamos que vi- la injusticia de ese modo, así como que alabaran o vitu-
gilarnos los unos a los otros para no cometer injusti- peraran los honores y recompensas correspondientes,
cias, sino que cada uno de nosotros sería el propio pero no que lo hagas tu, salvo que lo ordenes, ya que
vigilante de sí mismo, temeroso de que, al cometer in- has pasado toda tu vida examinando sólo esto. No sólo e
justicia, quedara conviviendo con el peor de los males.)) debes demostrar con tu argumento, por ende, que la
Estas cosas, Sócrates, y probablemente muchas otras justicia es superior a la injusticia, sino qué produce
más las podría decir Trasímaco o cualquier otro a pro- -el bien en un caso, el mal en el otro- sobre el porta-
pósito de la justicia y de la injusticia, invirtiendo grose- dor cada una por sí sola, pase inadvertido o no a los
ramente, me parece, la propiedad de una y otra. En lo hombres y a los dioses.
b que a mí respecta, me siento obligado a no ocultarte Yo siempre había admirado las dotes naturales de
nada. Si hablo con toda la vehemencia que me es posi- Glaucón y de Adimanto, pero en esta ocasión, tras escu-
ble, es porque deseo escuchar de ti lo contrario. Por charlos, me regocijé mucho y exclamé: 36
lo tanto, no sólo debes demostrar con tu argumento que -Oh, hijos de aquel varón, con razón el amante de
la justicia es superior a la injusticia, sino qué produce Glaucón os ha distinguido a propósito de la batalla de
Mégara, cuando dice al comienzo de la elegía que mas letras se hallan en un tamaño mayor en otro lugar
compuso: más grande, parecería un regalo del cielo el reconocer
primeramente las letras más grandes, para observar des-
hijos de Aristón, linaje divino de un varón renombrado.
pués si las pequeñas son las mismas que aquéllas.
Y esto, mis amigos, me parece bien dicho. Sin duda ha- -Muy bien, Sócrates -dijo Adimanto-, pero ¿qué
béis experimentado algo divino, para que no os hayáis hay de similar entre eso y la indagación de la justicia? e
persuadido de que la injusticia es mejor que la justicia, -Te lo diré -contesté-. Hay una justicia propia
cuando sois capaces de hablar de tal modo en favor de del individuo; ¿y no hay también una justicia propia del
esa tesis. Y me dais la impresión de que realmente no Estado?
b estáis persuadidos de ella. Pero el juicio me lo formo -Claro que sí -respondió.
a partir de vuestro modo de ser, ya que, si me atuviera -¿Y no es el Estado más grande que un individuo?
a vuestros argumentos, debería desconfiar de vosotros. -Por cierto que más grande.
Ahora bien, cuanto más confío en vosotros, tanto más -Quizás entonces en lo más grande haya más justi-
siento la dificultad respecto de lo que debo hacer. Pues cia y más fácil de aprehender. Si queréis, indagaremos
ya no sé con qué recursos cuento, y me parece una ta- primeramente cómo es ella en los Estados; y después, 369a
rea imposible. Señal de eso es, para mí, que cuando creía del mismo modo, inspeccionaremos también en cada in-
demostrar, al hablar a Trasímaco, que la justicia es me- dividuo, prestando atención a la similitud de lo más
jor que la injusticia, no os he satisfecho. Pero tampoco grande en la figura de lo más pequeño.
puedo dejar de acudir en su defensa, ya que temo que -Me parece que hablas correctamente -expresó Adi-
sea sacrílego estar presente cuando se injuria a la justi- manto.
c cia y renunciar a defenderla mientras respire y pueda
-En tal caso -proseguí-, si contempláramos en teo-
hacerme oír. Por ello lo más valioso es prestarle ayuda ría un Estado que nace, ¿no veríamos también la justi-
en la medida que me sea posible. cia y la injusticia que nacen en él?
Entonces Glaucón y los demás me pidieron que ape- -Probablemente -respondió.
lara a todos mis recursos, y que no abandonara la dis- -Una vez logrado eso, ¿no podremos esperar ver más
cusión sin indagar previamente qué es la justicia, qué fácilmente aquello que indagamos?
la injusticia, y qué hay de cierto acerca de las ventajas -Ciertamente. b
de cada una de ambas. Yo dije a continuación lo que -¿Os parece que es necesario intentar llevar a cabo
opinaba: esta tarea? Creo que no es una tarea pequeña; exami-
-La investigación que intentaremos no es sencilla, nadlo mejor.
sino que, según me parece, requiere una mirada pene- -Ya está examinado -repuso Adimanto-. No ha-
d trante. Ahora bien, puesto que nosotros, creo, no somos
gas de otro modo.
suficientemente hábiles para ello -dije-, dicha inves- -Pues bien -dije-, según estimo, el Estado nace
tigación debe realizarse de este modo: si se prescribiera cuando cada uno de nosotros no se autoabastece, sino
leer desde lejos letras pequeñas a quienes no tienen una que necesita de muchas cosas. ¿O piensas que es otro
vista muy aguda, y alguien se percatara de que las mis- el origen de la fundación del Estado?
-No. a los cuatro y dedique el cuádruple de tiempo y de es-
c -En tal caso, cuando un hombre se asocia con otro fuerzo a proveerlos de granos, asociándose con los de-
por una necesidad, con otro por otra necesidad, habien- más? ¿O, por el contrario, no se preocupará de ellos
do necesidad de muchas cosas, llegan a congregarse en y producirá, sólo para sí mismo, la cuarta parte del gra- 370a
una sola morada muchos hombres para asociarse y auxi- no en la en la cuarta parte del tiempo, y pasará las otras
liarse. ¿No daremos a este alojamiento común el nom- tres en proveerse de casa, vestimenta y calzado, sin pro-
bre de 'Estado'? ducir cosas que comparta con los demás sino obrando
-Claro que sí. por sí solo en lo que él necesita?
-Ahora bien; cuando alguien intercambia algo con Y dijo Adimanto:
otro, ya sea dando o tomando, lo hace pensando que -Probablemente, Sócrates, la primera alternativa sea
es lo mejor para él mismo. más fácil que la otra.
-Es cierto. -¡Nada insólito, por Zeus, es lo que dices! -excla-
-Vamos, pues -dije-, y forjemos en teoría el Esta- mé-. Pues me doy cuenta, ahora que lo dices,
do desde su comienzo; aunque, según parece, lo forja- de que cada uno no tiene las mismas dotes naturales
rán nuestras necesidades. que los demás, sino que es diferente en cuanto a su dis- b
-Sin duda. posición natural: uno es apto para realizar una tarea,
d -En tal caso, la primera y más importante de nues- otro para otra. ¿No te parece?
tras necesidades es la provisión de alimentos con vista -A mí sí.
a existir y a vivir. -Entonces, ¿será mejor que uno solo ejercite mu-
-Completamente de acuerdo. chos oficios o que ejercite uno solo?
-La segunda de tales necesidades es la de vivienda -Que ejercite uno solo.
y la tercera es la de vestimenta y cosas de esa índole. -Pero está claro, me parece, que, si se deja pasar
-Así es. el momento propicio para una tarea, la obra se estropea.
-Veamos ahora -continué-: ¿cómo satisfará un Es- -Está claro, en efecto.
tado la provisión de tales cosas? Para la primera, hará -Y es, pienso, porque el trabajo no ha de aguardar
falta al menos un labrador; para la segunda, un cons- el tiempo libre del trabajador, como si fuera un pasa- c
tructor; y para la tercera, un tejedor. ¿No añadiremos tiempo, sino que es forzoso que el trabajador se consa-
también un fabricante de calzado y cualquier otro de gre a lo que hace.
los que asisten en lo concerniente al cuerpo? -Es forzoso.
-Ciertamente. -Por consiguiente, se producirán más cosas y me-
-Por ende, un Estado que satisfaga las necesidades jor y más fácilmente si cada uno trabaja en el momento
mínimas constará de cuatro o cinco hombres. oportuno y acorde con sus aptitudes naturales, libera-
e -Es manifiesto. do de las demás ocupaciones.
-Ahora bien, ¿debe cada uno de ellos contribuir con -Absolutamente cierto.
su propio trabajo a la comunidad de todos, de modo -En tal caso, Adimanto, se necesitan más de cuatro
que, por ejemplo, un solo labrador surta de alimentos ciudadanos para procurarse las cosas de que acabamos
de hablar. Pues el labrador no fabricará su arado, al me- bién del tipo y cantidad requeridos por aquellos con los
d nos si quiere que esté bien hecho, ni su azada ni las de- cuales se necesita intercambiar bienes.
más herramientas que conciernen a la agricultura; tam- -En efecto.
poco el constructor, a quien también le hacen falta -Entonces tendremos que aumentar el número de
muchas cosas, ni el tejedor ni el fabricante de calzado. labradores y demás artesanos del Estado.
-Es verdad. -Aumentémoslo.
-He aquí, pues, a carpinteros, herreros y muchos -Y también el número de servidores a cargo de la
artesanos de esa índole que, al convertirse en nuestros importación y exportación de bienes. ¿Son comercian-
asociados en el pequeño Estado, aumentarán su pobla- tes, verdad?
ción. -Sí.
-Con seguridad. -Por lo tanto, jtambién necesitamos comerciantes?
-Mas no sería muy grande incluso si le añadiéra- -Por cierto.
mos boyeros, pastores y cuidadores de los diversos -Y en caso de que este comercio se realice por mar,
e tipos de ganado, para que el labrador tenga bueyes pa- harán falta muchos otros hombres conocedores de las b
ra arar, y también para que los constructores dispon- tareas marítimas.
gan, junto con los labradores, de yuntas de bueyes para -Muchos, sin duda.
el traslado de materiales, y los tejedores y fabricantes -Ahora bien, en el seno del Estado mismo, jcómo
de calzado de cueros y lana. intercambiarán los ciudadanos aquello que cada uno ha
-Pues no será un Estado pequeño -replicó Adi- fabricado? Pues con vistas a eso creamos la sociedad y
manto-, si debe contener a toda esa gente. fundamos un Estado.
-Y además -dije-, sería prácticamente imposible -Es obvio que por medio de la venta y de la compra.
fundar el Estado en un lugar de tal índole que no tuvie- -De ahí, por ende, surgirá un mercado y un signo
ra necesidad de importar nada. monetario con miras al intercambio.
-Imposible. -Claro.
-En ese caso requerirá también gente que se ocupe -Y en caso de que el labrador o cualquier otro
de traer de los otros Estados lo que hace falta. artesano que lleva al mercado lo que produce no llegue c
-La requerirá. en el mismo momento que los que necesitan intercam-
-Pero si el servidor encargado de eso va con las biar mercadería con él, jno dejará de trabajar en su
manos vacías, sin portar nada de lo que necesitan im- propio oficio y permanecerá sentado en el mercado?
portar aquellos Estados para satisfacer sus propias -De ningún modo -repuso-, porque existen quie-
371a necesidades, regresará de ellos también con las manos nes, al ver esta situación, se asignan a sí mismos este
vacías. ¿No te parece? servicio. En los Estados correctamente administrados
-A mí sí. son, en general, los más débiles de cuerpo y menos ap-
-Por consiguiente, se debe producir en el país no tos para ejercitar cualquier otro oficio. Deben perma-
sólo los bienes suficientes para la propia gente, sino tam- necer en el mercado y adquirir, a cambio de plata, lo d
que unos necesitan vender, y vender, también a cambio parramadas de nueza y mirto; festejarán ellos y sus hi-
de plata, lo que otros necesitan comprar. jos bebiendo vino con las cabezas coronadas y cantando
-Esta necesidad, pues -dije a mi vez-, da origen himnos a los dioses. Estarán a gusto en compañía y no
en el Estado a los mercaderes. 10 no llamamos 'merca- tendrán hijos por encima de sus recursos, para preca- c
deres' a los que, instalados en el mercado, se encargan verse de la pobreza o de la guerra.
de la compra y venta, y 'comerciantes' a los que comer- Entoces Glaucón tomó la palabra y dijo:
cian viajando de un Estado a otro? -Parece que les das festines con pan seco.
-¡Por supuesto! -Es verdad -respondí-; me olvidaba que también
e -Hay aún otros tipos de servidores, que no son muy tendrán condimentos. Pero es obvio que cocinarán con
valiosos para nuestra sociedad en inteligencia, pero que sal, oliva y queso, y hervirán con cebolla y legumbres
poseen la fuerza corporal suficiente para las tareas pe- como las que se hierven en el campo. Y a manera de
sadas. Porque ponen en venta el uso de su fuerza y de- postre les serviremos higos, garbanzos y habas, así
nominan 'salario' a su precio son llamados 'asalariados'. como bayas de mirto y bellotas que tostarán al fuego, d
¿No es así? bebiendo moderadamente. De este modo, pasarán la vi-
-Sí. da en paz y con salud, y será natural que lleguen a la
-Lo que completa el Estado, pues, son, me parece, vejez y transmitan a su descendencia una manera de
los asalariados. vivir semejante.
-A mí también me parece. Y él replicó:
-En tal caso, Adimanto, nuestro Estado ha crecido -Si organizaras un Estado de cerdos, Sócrates, ¿les
ya como para ser perfecto. darías de comer otras cosas que ésas?
-Probablemente. -Pero entonces, ¿qué es necesario hacer Glaucón?
-¿Cómo se hallará en él la justicia y la injusticia? -inquirí.
¿Y con cuál de los hombres que hemos considerado so- -Lo que se acostumbra -respondió-: que la gente
brevienen? se recueste en camas, pienso, para no sufrir molestias,
-No me doy cuenta, Sócrates -contestó Adimanto-. y coman sobre mesas manjares y postres como los que e
372a A no ser que sobrevenga en el trato de unos con otros. se dispone actualmente.
-Tal vez sea correcto lo que dices -dije-, y hay -Ah, ya comprendo -dije-. No se trata meramen-
que examinarlo sin retroceder. Observemos, en primer te de examinar cómo nace un Estado, sino también có-
lugar, de qué modo viven los que así se han organizado. mo nace un Estado lujoso. Tal vez no esté mal lo que
¿Producirán otra cosa que granos, vino, vestimenta y sugieres; pues al estudiar un Estado de esa índole pro-
calzado? Una vez construidas sus casas, trabajarán en bablemente percibamos cómo echan raíces en los Esta-
verano desnudos y descalzos. En invierno en cambio, dos la justicia y la injusticia. A mí me parece que el
b arropados y calzados suficientemente. Se alimentarán verdadero Estado -el Estado sano, por así decirlo- es
con harina de trigo o cebada, tras amasarla y cocerla, el que hemos descrito; pero si vosotros queréis, estudia-
servirán ricas tortas y panes sobre juncos o sobre hojas remos también el Estado afiebrado; nada lo impide. En
limpias, recostados en lechos formados por hojas des- efecto, para algunos no bastarán las cosas mencionadas, 373a
según parece, ni aquel régimen de vida, sino que que- -Sí, así.
rrán añadir camas, mesas y todos los demás muebles, -En tal caso deberemos amputar el territorio veci-
y también manjares, perfumes, incienso, cortesanas y no, si queremos contar con Pierra suficiente para pasto-
golosinas, con todas las variedades de cada una de es- rear y cultivar; así como nuestros vecinos deberán ha-
tas cosas. Y no se considerarán ya como necesidades cerlo con la nuestra, en cuanto se abandonen a un afán
sólo las que mencionamos primeramente, o sea, la vi- ilimitado de posesión de riquezas, sobrepasando el
vienda, el vestido y el calzado, sino que habrá de poner- límite de sus necesidades. e
se en juego la pintura y el bordado, y habrá que adqui- -Parece forzoso, Sócrates -respondió Glaucón.
rir oro, marfil y todo lo demás. {No es verdad? -Después de esto, Glaucón, ¿haremos la guerra? ¿O
b -Sí -contestó. puede ser de otro modo?
-Entonces, ¿no será necesario agrandar el Estado? -No, así.
Porque aquel Estado sano no es ya suficiente, sino que -Por ahora no diremos -añadí- si la guerra pro-
debe aumentarse su tamaño y llenarlo con una multi- duce perjuicios o beneficios, sino sólo que hemos des-
tud de gente que no tiene ya en vista las necesidades cubierto el origen de la guerra: es aquello a partir de
en el Estado. Por ejemplo, toda clase de cazadores y lo cual, cuando surge, se producen las mayores calami-
de imitadores, tanto los que se ocupan de figuras y co- dades, tanto privadas como públicas.
lores cuanto los ocupados en la música; los poetas y -Muy de acuerdo.
sus auxiliares, tales como los rapsodas, los actores, los -Entonces el Estado debe ser aún más grande, pero
bailarines, los empresarios; y los artesanos fabricantes no añadiéndole algo pequeño, sino todo un ejército que 374a
c de toda variedad de artículos, entre otros también de los pueda marchar en defensa de toda la riqueza propia
que conciernen al adorno femenino. Pero necesitaremos -combatiendo a los invasores- y de aquellos que aca-
también más servidores. ¿O no te parece que harán fal- bamos de enumerar.
ta pedagogos, nodrizas, institutrices, modistas, peluque- -¿Por qué? -preguntó Glaucón-. ¿No se bastarán
ros, y a su vez confiteros y cocineros? Y aún necesitare- ellos mismos?
mos porquerizos. Esto no existía en el Estado anterior, -No -respondí-, al menos si tú y todos nosotros
pues allí no hacía falta nada de eso, pero en éste será hemos convenido correctamente cuando modelamos el
necesario. Y deberá haber otros tipos de ganado en gran Estado. Porque has de recordar que nos pusimos de
cantidad para cubrir la necesidad de comer carne. ¿Es- acuerdo en que es imposible que una sola persona ejer-
tás de acuerdo? cite bien muchas artes.
-¿Cómo no habría de estarlo? -Es cierto lo que dices -contestó.
d -Y si llevamos ese régimen de vida habrá: mayor -Pues bien, ¿no crees que la lucha bélica se hace b
necesidad de médicos que antes, ¿verdad? con reglas propias de un arte?
-Verdad. -Claro que sí.
-Y el territorio que era anteriormente suficiente pa- -¿Y acaso hemos de prestar mayor atención al arte
ra alimentar a la gente no será ya suficiente, sino pe- de fabricar calzado que al de la guerra?
queño. ¿No es así? -De ningún modo.
-Pero el caso es que al fabricante de calzado le he- -Por supuesto.
mos prohibido que intentara al mismo tiempo ser la- -Nuestra tarea sería entonces, según parece, si es
brador o tejedor o constructor, sino sólo fabricante de que somos capaces de ello, decidir qué naturalezas y
calzado, a fin de que la tarea de fabricar calzado fuera de qué índole son las apropiadas para ser guardián del
bien hecha; y del mismo modo hemos asignado a cada Estado.
uno de los demás una tarea única, respecto de la cual -Sin duda.
cada uno estaba dotado naturalmente, y en la cual -¡Por Zeus! -exclamé-. Nada insignificante es el
c debía trabajar a lo largo de su vida, liberado de las asunto del que nos hacemos cargo. No obstante, no de-
demás tareas, sin dejar pasar los momentos propicios bemos titubear, al menos en cuanto nuestras fuerzas
para realizarla bien. Y en el caso de lo concerniente a lo permitan.
la guerra ¿no será de la mayor importancia el que sea -No, no titubearemos.
bien efectuada? ¿O acaso el arte de la guerra es tan -Ahora bien, ¿piensas que, en cuanto al ser guar- 375a
fácil que cualquier labrador puede ser a la vez guerre- dián, difieren la naturaleza de un cachorro bien alimen-
ro, y también el fabricante de calzado y todo aquel que tado y la de un joven de noble cuna?
se ejercite en cualquiera de las otras artes, mientras -¿Qué es lo que quieres decir?
que, para ser un diestro jugador de fichas o dados, se -Que ambos, por ejemplo, deben poseer agudeza en
requiere practicar desde niño, aun cuando sea tenido la percepción, rapidez en la persecución de lo percibi-
por algo incidental? ¿O será suficiente haber tomado do, y también fuerza, si tiene que luchar con la presa.
d un escudo u otra cualquiera de las armas y herra- -En efecto, deben poseer todas esas cosas.
mientas de combate para convertirse, el mismo día, en -Además de valentía, si queremos que combatan
un combatiente de Infantería pesada o en cualquier otro bien.
cuerpo de combate? Porque en lo que concierne a las -Por cierto.
demás herramientas, ninguna de ellas convertirá en atle- -Pero ¿llegará a ser valiente un caballo o un perro
ta o en artesano a quien la tome, ni será de utilidad o cualquier otro animal que no sea fogoso? ¿O no te has b
a quien no haya adquirido los conocimientos propios percatado de cuán irresistible e invencible es la fogosi-
de cada arte ni se haya ejercitado adecuadamente en dad, merced a cuya presencia ningún alma es temerosa
SU manejo. o conquistable?
-De otro modo -dijo Glaucón-, se daría a las he- -Sí, me he percatado.
rramientas un valor excesivo. -Entonces está a la vista cómo deben ser las cuali-
-Por consiguiente -continué-, cuanto más impor- dades corporales que debe poseer el guardián.
e tante sea la función de los guardianes, tanta más libera- -Sí.
ción de las otras tareas ha de requerir, así como mayor -Y en cuanto a las del alma, es obvio que el guar-
arte y aplicación. dián debe ser fogoso.
-Así me parece -contestó. -Eso también.
-¿Y no se necesita también una naturaleza adecua- -Pero si tal ha de ser su naturaleza, Glaucón -pre-
da a la actividad misma? gunté-, ¿no se comportarán como salvajes entre sí y
frente a los demás ciudadanos?
132 DIÁLOGOS
94. - 10
b en los cuales Tetis dice que Apolo, cantando en sus
bodas,
exaltó mi feliz progenie
con vidas extensas, libres de enfermedades.
Y tras decir todo esto, celebró mi fortuna, cara a
[los dioses,
con un peán con que deleitó mi corazón.
Y yo no imaginaba que la boca divina de Febo,
plena del arte de la profecía, fuera mentirosa.
Pero este mismo dios que cantaba, el mismo que
[asistió al festín n lo tocante a los dioses -proseguí-, me parece 386a
en persona, y que había predicho todo aquello fue que esta índole de cosas es la que debemos permitir
quien asesinó a mi hijo 23. o prohibir que, ya desde niños, oigan quienes hayan de
honrar a los dioses y a sus propios padres, así como
c Cuando un poeta diga cosas de tal índole acerca de los quienes no vayan a tener en poco la amistad entre sí.
dioses, nos encolerizaremos con él y no le facilitaremos -También a nosotros nos parece, y creo que correc-
un coro. Tampoco permitiremos que su obra sea utili- tamente.
zada para la educación de los jóvenes; al menos si nos -Pues veamos; si deben ser valientes, jno conviene
proponemos que los guardianes respeten a los dioses acaso que se les diga cosas que les hagan temer la muer-
y se aproximen a lo divino, en la medida que eso es te lo menos posible? ¿O consideras que alguien que dé b
posible para un hombre. cabida dentro de sí a ese temor alguna- vez llegará
- a
-En cuanto a mí -respondió Adimanto-, estoy com-
pletamente de acuerdo con estas pautas; y, llegado el No, por Zeus, no lo creo.
caso, las adoptaría como leyes. ¿Y te parece que el que crea que el Hades ' exis-
te v es terrible no ha de temer a la muerte "v la vreferi-
A
quejas y lamentaciones, sin sentir vergüenza ni tener servado a los médicos, mientras que los profanos no
paciencia. deben tocarlos.
e -Lo que dices es cierto. -Es evidente.
-Pero no conviene que ocurra eso, tal como nuestro -Si es adecuado que algunos hombres mientan, és-
razonamiento acaba de mostrarnos, y a él debemos ate- tos serán los que gobiernan el Estado, y que frente a
nernos, por lo menos hasta que alguien nos convenza sus enemigos o frente a los ciudadanos mientan para
con otro mejor. beneficio del Estado; a todos los demás les estará veda-
-De acuerdo. do. Y si un particular miente a los gobernantes, dire- c
-No obstante, no conviene que los guardianes sean mos que su falta es igual o mayor que la del enfemo
gente pronta para reírse, ya que, por lo común, cuando al médico o que la del atleta a su adiestrador cuando
alguien se abandona a una risa violenta, esto provoca no les dicen la verdad respecto de las afecciones de su
a su vez una reacción violenta. propio cuerpo; o que la del marinero que no dice al pi-
y los demás de esa índole. jO bien narrar que Zeus, el único despierto mientras
los demás dioses dormían, tras olvidar fácilmente todas
l9 Od. XVII 383-384.
20 11. IV 412. 22 12. 1 225.
21 A pesar de lo anunciado por Platón, estos versos no siguen al 23 Ulises.
que acaba de citar, y se hallan en cantos diferentes entre sí: el prime- 24 Od. IX 8-10.
ro, en 111 8, y el segundo en IV 431, siempre de la Ilíada. 25 Ibid. XII 342.
1S6
c las maquinaciones que había ideado, impulsado por la Tampoco debe alabarse a Fénix, el maestro de Aquiles,
pasión sexual, al ver a Hera se excitó de modo tal, que como si hubiese hablado correctamente al aconsejarle
ni siquiera quiso llegar a su alcoba, sino que prefirió que, si. recibía los dones, acudiera en auxilio de los
acostarse con ella sobre el piso, alegando que era presa aqueos, pero que, si no los recibía, no dejara su ira de
de un deseo tal como no lo había poseído ni siquiera lado 30. Ni admitiremos considerar al mismo Aquiles
la primera vez que se acostaron juntos, apegado a las riquezas hasta el punto de recibir dones
de Agamenón " y estar así dispuesto a devolver un ca-
a escondidas de sus queridos padres 26, dáver tras recibir una compensación, pero de otro mo- 391a
do no 32.
o bien contar que Ares y Afrodita fueron encadenados -Por cierto -dijo Adimanto- que no hemos de elo-
por Hefesio por cosas de esa índole? Z7. giar tales relatos.
-¡NO, por Zeus! No me parece que sea apropiado. -Y dudo, sólo porque se trata de Homero, en afir-
d -Si se narra, por el contrario, cómo renombrados mar que es impío hablar así de Aquiles y en creer a
varones dan pruebas de perseverancia, de palabra o ac- los otros que lo narran; como también que Aquiles di-
to, como ésta: ce a Apolo:
golpeándose el pecho, increpó a su corazón con estas Me engañaste, Apolo, el más funesto de todos los dioses;
[palabras: y, por cierto, te lo haría pagar si contara con el poder
sopórtalo, corazón; ya otra vez afrontaste algo más ho- [para ello 33.
[rribie 28,
En cuanto a que Aquiles obrara desobedeciendo al río, b
hay que contemplarlas y escucharlas. siendo éste un dios, y estuviera dispuesto a combatir-
-Estoy totalmente de acuerdo. que, respecto de sus cabellos, consagrados a
-Ni tampoco debemos permitir que los varones que ío, el Esperqueo, dijera
educamos sean sobornables o apegados a las riquezas.
e -De ningún modo. ofrecer mi cabellera al héroe Patroclo
-Ni que se les canten versos como el que dice:
los presentes persuaden a los dioses, así como a los 30 Cf. Il. IX 515-518.
[reyes más respetables 29. 31 Ibid. XIX 278-279, los presentes de Agamenón son conduci-
dos a la nave de Aquiles, pero éste vuelve al combate no por ese moti-
vo, sino para vengar la muerte de Patroclo.
32
11. XiV 396.
26 Aunque, lbid. XXIV 593-594, Aquiles dice que ha devuelto el
I Cf. Od. VI11 266-328.
27 cadáver de Héctor a su padre por el pago de un rescate, pero la verda-
Ibid. XX 17-18. dera razón es la de que su madre Tetis le aconseja que así lo haga
29 Según el antiguo Iéxiw Suda, este verso ha sido atribuido tar- para no irritar a los dioses (XXIV 560-562, cf. 133-137).
díamente a Hesíodo. Cf. EUR~PIDES. Medea 964-965: uun proverbio dice 33 Ibid. XXII 15 y 20.
que los dones persuaden a los dioses, 1 y el oro vale para los mortales M Ibid. XXI 314 SS.
1
más que millares de palabras*. d
35 Ibid. XXIII 151.
que era ya cadáver, y haya procedido así, no debe ser no son en nada mejores que los hombres. Tales afirma-
creído. Y a su vez, en lo concerniente a las vueltas alre- ciones, como acabamos de decir, son sacrílegas y fal- e
dedor de la tumba de Patroclo, donde era arrastrado el sas, puesto que hemos demostrado que es imposible que
cadáver de Héctor 36, y el sacrificio de cautivos vivos se generen males a partir de los dioses.
sobre la pira ", diremos que todas estas cosas que se -Claro que sí.
han contado no son ciertas. Tampoco permitiremos que -Tales afirmaciones, además, son perniciosas para
c se haga creer a nuestros jóvenes que Aquiles (hijo de quienes las escuchan. Pues todo hombre se perdonará
una diosa y de Peleo -el más moderado de los hombres a sí mismo tras obrar mal, si está convencido de que
y descendiente de Zeus en tercer grado-, así como edu- cosas semejantes hacen y han hecho también
cado por el sapientísimo Quirón)haya sido presa de una rientes de los dioses,
confusión tal, que diera cabida dentro de sí a dos enfer- mas próximos a Zeus, de quienes hay, en el éter
medades opuestas entre sí: el servilismo que acompaña del monte Ideo, un altar a Zeus paterno,
al apego a las riquezas, y el menosprecio tanto respecto y en quienes no se ha extinguido aún la sangre divi-
de los dioses como de los hombres.
-Tienes razón. [na 39.
-Por consiguiente -proseguí-, no debemos dejar- Por esta razón hay que poner término a semejantes mi-
nos convencer por estas cosas, ni consentir que se afir- tos, no sea que creen en nuestros jóvenes una fuerte 392n
d me que Teseo, hijo de Posidón, y Pirítoo, hijo de Zeus,
inclinación hacia la vileza.
hayan emprendido tan terribles raptos o que cual-
-Sin duda.
quier otro héroe o hijo de un dios se haya atrevido a -En tal caso ¿qué clase de discursos restan para
cometer obras horribles o sacrílegas como aquellas de delimitar aquellos que se deben relatar de aquellos que
las que ahora mendazmente se les acusa. Más bien he- no? Ya ha sido expuesto, en efecto, cómo se debe ha-
mos de obligar a los poetas a afirmar que esas obras blar acerca de los dioses y acerca de los demonios, así
no han sido cometidas por aquéllos, o bien que aquéllos como de los héroes y de los que habitan en el Hades.
no son hijos de dioses; pero no decir que ambas cosas -Así es.
son ciertas e intentar persuadir a nuestros jóvenes de -Y lo que resta jno será lo que concierne a los hom-
que los dioses engendran algo malo y de que los héroes bres?
-Evidentemente.
Ibid. XXIV 14-16. -Pero nos es imposible ordenar esto, mi querido ami-
37 Ibid. XXIII 175-176. go, al menos por el momento.
38 Se refiere a la leyenda, según la cual Pirítoo ayudó a Teseo a
raptar a Helena y, en retribución, Teseo ayudó a Pirítoo a raptar a -¿Por qué?
Perséfone, que hallamos en IS~CRATES, X («Elogio de Helenan) 18-20. -Porque creo que, a partir de lo admitido, hemos
Isócrates compara el más conocido -para nosotros- rapto de Helena de afirmar que los poetas y narradores hablan mal
por Alejandro-Paris con el de Perséfone por el dios Hades (cf. el Him-
no uhomérico, A Deméter, donde no se menciona para nada a Teseo
ni a Pirítoo). 39 De la tragedia Níobe, de ESQUILO
(fr. 155 DINDORF).
b acerca de los hombres en los temas más importantes, sto también necesito que me lo enseñes más cla-
al decir que hay muchos injustos felices y en cambio ramente.
justos desdichados, y que cometer injusticias da prove- -¡Parece que soy un ridículo y oscuro maestro!
cho si pasa inadvertido, en tanto la justicia es un bien -exclamé-. Pues entonces, tal como los que son inca-
ajeno para el justo, y lo propio de éste su perjuicio. ¿Pro- paces de hacerse entender, no me referiré al conjunto de
hibiremos que se digan tales cosas y prescribiremos que la cuestión sino que, tras separar de allí una parte, e
se canten y cuenten mitos en sentido opuesto a aqué- intentaré mostrarte en ésta lo que pretendo. Dime: tú
llas, o no te parece? conoces el comienzo de la ZIíada, donde el poeta cuenta
-Sí, bien lo sé. que Crises pidió a Agamenón la devolución de su hija,
-Y en caso de que estés de acuerdo en que lo que y que éste se encolerizó, por lo cual Crises, al ver que
digo es cierto, jpodré afirmar que estás de acuerdo en no tenía éxito, imploró al dios contra los aqueos 40. 393a
lo que buscamos desde un comienzo? -Por cierto.
-Lo has pensado correctamente. -Por lo tanto, sabes que hasta esos versos,
c -Por lo tanto, dado que se debe hablar acerca de
a todos los aqueos,
los hombres con discursos de tal índole, jnos pondre-
d a r a los dos Atridas, caudillos de pu
mos de acuerdo en eso cuando descubramos qué es la
justicia y cómo ésta, por su naturaleza, da provecho al habla el poeta mismo sin tratar de cambiar nuestra idea
que la posee, tanto si parece o no S de que es él mismo y no otro quien habla. Pero después
-Muy cierto.
de los versos citados habla como si él mismo fuera b
-Finalicemos entonces lo concernie Crises, e intenta hacernos creer que no es Homero el
sos; en cuanto a su dicción, creo que debe ser examina- que habla sino el sacerdote, que es un anciano. Y apro-
da a continuación, de modo que nos quede perfectamente ximadamente así ha compuesto todo el resto de la na-
analizado tanto lo que debe decirse como el modo en rración sobre lo que ha acontecido en Ilión, en ftaca 42
que debe ser dicho. y en la Odisea íntegra.
Aquí me interrumpió Adimanto:
-De acuerdo.
-No comprendo qué es lo que quieres decir -mani- -Pues bien, hay narración no sólo cuando se refie-
festó. ren los discursos sostenidos en cada ocasión, sino tam-
d -Sin embargo -insistí-, debes comprenderlo; tal bién cuando se relata lo que sucede entre los discursos.
tal vez lo aprehendas mejor de esta manera: jacaso no -Naturalmente.
sucede que todo cuanto es relatado por compositores -Pero cuando se presenta un discurso como si fuera c
de mitos o por poetas es una narración de cosas que otro el que habla, jno diremos que asemeja lo más posi-
han pasado, de cosas que pasan y cosas que pasarán?
-¿Y de qué otro modo podría ser? 4o [f. I 8-42.
-Pero la narración que llevan a cabo puede ser sim- 41 Ibid. 15-16.
ple, o bien producida por medio de la imitación, o por 42 Ilión es otro nombre de Troya; ftaca es la isla de la cual es
ambas cosas a la vez. rey Ulises, y en la que transcurre parte de la Odisea.
ble su propia dicción a la de cada personaje que, según plos y los sacrificios de víctimas que él había ofrecido,
anticipa, ha de hablar? en nombre de eso le imploraba que sus lágrimas fueran
-Lo diremos, en efecto. expiadas por los aqueos con dardos del dios» 43. Así
-Y asemejarse uno mismo a otro en habla o aspec- -concluí- se crea, mi amigo, una narración simple,
to jno es imitar a aquel al cual uno se asemeja? sin imitación. b
-Sí. -Entiendo -contestó Adimanto.
-En el caso presente, por lo tanto, parece que tanto -Comprende del mismo modo que se produce un
éste como los demás poetas componen la narración me- tipo de narración opuesta a aquélla, cuando se supri-
diante imitaciones. men los relatos que intercala el poeta entre los discur-
-Estoy muy de acuerdo. sos y se dejan sólo los diálogos.
-En cambio, si el poeta nunca se escondiese, toda -También comprendo esto: es lo que sucede en la
su poesía y su narración serían producidas sin imita- tragedia.
d ción alguna. Para que no me vayas a decir que no -Has pensado muy correctamente -dije-, y creo
comprendes cómo podría suceder esto, te lo explicaré. que ahora puedo hacerte claro aquello que anteriormente
Si Homero, tras decir que Crises llegó trayendo el res- no pude: que hay, en primer lugar, un tipo de poesía
cate de su hija, como suplicante a los aqueos pero espe- y composición de mitos íntegramente imitativa -como c
cialmente a los reyes, continuase hablando no como si tú dices, la tragedia y la comedia-; en segundo lugar,
se hubiera convertido en Crises sino como si fuera aún el que se produce a través del recital del poeta, y que
Homero, te percatarás de que no habría imitación sino lo hallarás en los ditirambos, más que en cualquier otra
narración simple. Habría sido algo aproximadamente así parte; y en tercer lugar, el que se crea por ambos pro-
(me expreso en prosa, pues no soy poeta): «Al llegar, cedimientos, tanto en la poesía épica como en muchos
, e el sacerdote rogó que los dioses permitiesen a los aqueos otros lugares, si me entiendes.
conquistar Troya y conservar la vida, y que éstos libe- Ahora capto lo que antes querías decir.
raran a su hija tras aceptar el rescate, y respetando al -Recuerda que antes afirmamos también que ya ha-
dios. Cuando él dijo estas cosas, los aqueos lo aproba- íamos hablado de lo que se debe decir, pero que aún
ron reverentemente, pero Agamenón se irritó y lo con- quedaba por examinar cómo se debe decir.
minó a partir inmediatamente y no volver, ya que de
nada le valdrían el báculo y las guirnaldas del dios. Y es bien, aquello a lo cual me refería era que d
le dijo que, antes de liberar a su hija, ésta envejecería sería necesario ponernos de acuerdo sobre si hemos de
en Argos junto a él; y le ordenó marcharse y que no permitir que los poetas nos compongan las narraciones
394a lo irritase más, si quería regresar a su casa sano y sólo imitando, o bien imitando en parte sí, en parte no
salvo. Al escuchar esto, el anciano se atemorizó y se -y en cada caso, qué es lo que imitarán-, o si no les
marchó en silencio. Pero cuando se alejó del campamen- permitiremos imitar.
to rogó extensamente a Apolo, invocando al dios por
sus diversos epítetos y pidiéndole que, si recordaba que 43 LO que aquí entrecomillamos es la paráfrasis que Platón hace
alguna vez le habían sido gratos la edificación de tem- del pasaje de II. 1 17-42.
-Adivino lo que estás proponiendo examinar: si he- pequeñas aún, de manera que es incapaz de imitar bien
mos de admitir o no en nuestro Estado la tragedia y muchas cosas, o de hacer las cosas mismas a las cuales
la comedia. las imitaciones se asemejan.
-Tal vez -contesté-, pero tal vez también algo de muy cierto.
más importancia que eso, aunque yo mismo no lo sé -Por consiguiente, si hemos de mantener nuestra pri-
aún, sino que allí adonde la argumentación, como el vien- mera regla, según la cual nuestros guardianes debían
to, nos lleve, hacia allí debemos ir. ser relevados de todos los demás oficios para ser arte-
-Dices bien. sanos de la libertad del Estado en sentido estricto, sin c
e -Ahora, Adimanto, observa lo siguiente: ¿deben ser ocuparse de ninguna otra cosa que no conduzca a ésta,
nuestros guardianes aptos para la imitación, o no? ¿De no será conveniente que hagan o imiten cualquier otra.
lo que hemos dicho antes no se sigue acaso que cada Pero si imitan, correspondería que imiten ya desde ni-
uno realiza bien un solo oficio, no muchos, y que, si ños los tipos que les son apropiados: valientes, modera-
trata de aplicarse a muchos, fracasa en todos sin poder dos, piadosos, libres y todos los de esa índole. En cam-
ser tenido en cuenta en ninguno? bio, no debe practicarse ni el servilismo ni el ser hábil
-No puede ser de otro modo. en imitarlo -como ninguna otra bajeza-, para que no
-Y el mismo argumento cabe con respecto a la imi- suceda que, a raíz de la imitación, se compenetren con
tación: que un mismo hombre no es capaz de imitar mu- su realidad. ¿Acaso no has advertido que, cuando las d
chas cosas tan bien como lo hace con una sola. imitaciones se llevan a cabo desde la juventud y duran-
-Ciertamente. te mucho tiempo, se instauran en los hábitos y en la
395a -Mucho menos, por ende, podrá ejercitar oficios de a persona, en cuanto al cuerpo,
alto valor simultáneamente con la imitación de muchas voz y al pensamiento?
cosas, por hábil que sea al imitar, puesto que incluso Sí, lo he advertido.
los dos tipos de imitación que parecen ser tan vecinos -No toleraremos pues, que aquellos por los cuales
entre sí -como la comedia y la tragedia- no pueden debemos preocuparnos, y que se espera que lleguen a
ser practicados bien por las mismas personas. ¿O no ser hombres de bien, si son varones, imiten a una mu-
llamabas hace un momento imitaciones a estas dos jer, joven o anciana, que injuria a su marido o desafía
formas ? a los dioses, con la mayor jactancia porque piensa que
-Sí, y tienes razón al afirmar que no pueden ser es dichosa, o bien porque está sumida en infortunios,
los mismos poetas los que creen ambas. ucho menos que representen a e
-Tampoco se puede a la vez ser rapsoda y actor. amorada o a punto de dar a luz.
-Sin duda.
-Ni siquiera los actores que actúan en las comedias avas o a esclavos, al menos reali-
b son los mismos que en las tragedias; sin embargo, todas
éstas son formas de imitación. ¿No es así?
-E incluso más que esto, Adimanto: me parece que que representen a hombres viles y cobardes,
la naturaleza humana está desmenuzada en partes más que hagan lo contrario de lo que hemos dicho ya, insul-
tándose y ridiculizándose unos a otros y diciendo obs- de que el imitado sea indigno de tal varón, éste no esta-
396a cenidades, ebrios o sobrios, y cuantas otras palabras rá dispuesto a imitar seriamente a alguien inferior a
o acciones de esa índole con que se degradan a sí mis- él, salvo en las escasas oportunidades en que el imitado
mos y a los otros. Creo también que no se los debe acos- haga algo de valor; y de todos modos se avergonzará,
tumbrar a imitar, ni en palabras ni en actos, a los que en parte por carecer de práctica en la imitación de ta-
enloquecen. Hay que conocer, en efecto, a los locos y les personajes, en parte por sentir repulsión hacia el
a los malvados, hombres o mujeres, pero no se debe amoldarse él mismo y adaptarse a los tipos de baja ra- e
obrar como ellos ni imitarlos. lea; desdeñará estas cosas, excepto como pasatiempo.
-Es una gran verdad. -Es natural.
-En cuanto a los herreros y a los que ejercen algún -Por consiguiente, usará el tipo de narrativa que
otro oficio, o a los remeros que hacen avanzar a una describíamos hace unos momentos a propósito de los
nave, o a quienes les marcan el tiempo a aquéllos, o versos de Homero, y su modo de relatar participará tan-
b cualquier otra cosa de esa índole, ¿deben los guardia- to de la imitación como de la narración simple, pero
nes imitarlos o no? la parte de imitación será breve dentro de un texto ex-
-¿Y cómo podría admitirse eso, si ni siquiera se les tenso. ¿ Entiendes?
permitirá prestarles atención a esos oficios? -Sí, y creo que así ha de ser forzosamente el proto-
-Pues bien, limitarán acaso los relinchos de los ca- tipo de relator.
ballos, los mugidos de los toros, el murmullo de los ríos, -En tal caso, el relator que no sea como ése será 397a
el estrépito del mar, los truenos y otros ruidos similares? tanto más mediocre, preferirá imitar todo y no conside-
-No, ya que no se les permitirá enloquecer o que rará nada indigno de él, de modo que tratará de imitar
imiten a los locos. seriamente y ante muchos todo lo que acabamos de men-
-Entonces, si entiendo lo que quieres decir, hay una cionar: truenos, ruidos de vientos y granizo, de ejes de
especie de dicción y narrativa a que recurre el hombre ruedas y poleas, trompetas, flautas, siringas y sonidos
c verdaderamente valioso cuando necesita decir algo, y de todos los instrumentos, así como voces de perros,
otra especie completamente distinta, de la que se servi- ovejas y pájaros. Y así todo su relato estará for-
rá el hombre que, por naturaleza y educación, es lo con- mado por imitaciones de sonidos y gestos, y muy poco b
trario de aquél. de narración.
-¿Y cuáles son esas especies? -Forzosamente.
-Me parece que, cuando un varón cabal llega, en -Tales son, pues, los dos tipos de narrativa a los
la narración, a alguna frase o acción propias de un hom- que me refería.
bre de bien, estará dispuesto a interpretar dicho pasa- -Esos son, en efecto.
je, sin avergonzarse de tal imitación, máxime si imita al -Y en un caso las variaciones son pequeñas, y, una
d hombre de bien que obra de modo firme y sabio; pero vez que se asignan al texto la armonía y el ritmo ade-
estará menos dispuesto, y en menos ocasiones, si se tra- cuados, sucede que el que recita correctamente sólo ne-
ta de imitar a alguien presa de enfermedades, o de amo- cesita recitar según la misma cadencia y en una misma
res, o de ebriedad o algún otro padecimiento. Y en caso armonía -ya que son pocas las variaciones-, y en un
ritmo análogamente parejo.
-
-Así es. pusiera hacer una exhibición de sus poemas, creo que
-En el otro caso se requiere lo contrario: todas las nos. prosternaríamos ante él como ante alguien digno
armonías y todos los ritmos, si es que ha de recitarse de culto, maravilloso y encantador, pero le diríamos que
del modo que le es propio, ya que cuenta con varieda- en nuestro Estado no hay hombre alguno como él ni
des de toda forma. está permitido que llegue a haberlo, y lo mandaríamos
-Con toda razón. a otro Estado, tras derramar mirra sobre su cabeza y
-Y todos los poetas y los que cuentan algo echan haberla coronado con cintillas de lana. En cuanto a no-
mano a uno u otro tipo de recitación de los ya mencio- sotros, emplearemos un poeta y narrador de mitos más
nados, o bien a alguno que resulte de la mezcla de austero y menos agradable, pero que nos sea m& pro- b
ambos. vechoso, que imite el modo de hablar del hombre de
-Necesariamente. bien y que cuente sus relatos ajustándose a aquellas pau-
d -Pero ¿qué haremos? ¿Admitiremos en nuestro Es- tas que hemos prescrito desde ei comienzo, cuando nos
tado todos estos tipos, o bien alguno de ellos en estado dispusimos a educar a los militares.
puro, o bien uno mezclado con el otro? -Así haríamos, en efecto, si depende de nosotros.
-Si mi opinión se impone, admitiremos la imitación -Me parece, mi querido amigo, que ya hemos dado
pura del hombre de bien. completamente término a la descripción de la parte de
-Mi querido Adimanto, también es agradable el ti- la música que concierne a los discursos y mitos, pues
po mixto; pero mucho más agradable para los niños, hemos hablado de lo que hay que decir y de cómo hay
así como para sus maestros y para la mayoría de la mu- que decirlo.
chedumbre, es el opuesto al que tú eliges. -También a mí me parece.
-Ciertamente, ese tipo es el que agrada más. -Después de eso resta lo que atañe al carácter de c
-Con mucha probabilidad, sin embargo, dirás que los cantos y de las melodías.
ese tipo no se adecua a nuestra organización política, -Es evidente.
e porque en nuestro Estado el hombre no se desdobla ni -Seguramente todos pueden darse cuenta de lo que
se multiplica, ya que cada uno hace una sola cosa. hay que decir acerca de tales asuntos, para concordar
-No se adecua, en efecto. con las pautas ya mencionadas.
-Por esa razón, en nuestro Estado únicamente ha- Glaucón se echó a reír:
llaremos al zapatero que fabrica calzado sin ser piloto -En lo que a mí toca, Sócrates -dijo-, temo que-
además de fabricante, y al labriego que es labriego, pe- dar excluido de esos 'todos', pues por el momento no
ro no juez al mismo tiempo que labriego, y al militar me es posible conjeturar qué es lo que debemos decir;
que es militar y no es comerciante además de ser mili- no obstante, algo barrunto.
tar, y así con todo el resto. -En todo caso, ha de serte posible hablar de un d
-Así es. primer punto: la melodía está compuesta por tres ele-
-De ese modo, si arribara a nuestro Estado un hom- mentos, a saber, texto, armonía y ritmo.
398n bre cuya destreza lo capacitara para asumir las más -Eso sí.
variadas formas y para imitar todas las cosas y se pro-
-En lo que hace al texto en sí mismo, no difiere infortunio de forma firme y valiente. También piensa
del texto que no sea cantado, en cuanto a la necesidad en otra armonía con la cual se pueda imitar a quien,
de que se ajuste a las pautas y modalidades que hemos por medio de una acción pacífica y no violenta sino aten-
enunciado anteriormente. ta de la voluntad del otro, lo intenta persuadir y le su-
-Cierto. plica: con una plegaria a un dios, con una enseñanza
-Y en lo tocante a la armonía y al ritmo, deben ade- o una exhortación a un hombre; o a la inversa, que se
cuarse al texto. somete por sí mismo al intento de otro de suplicarle,
-Eso es claro. enseñarle y persuadirle, sin comportarse con soberbia
-Ahora bien, hemos dicho que en los textos no per- tras haber obtenido lo que deseaba, sino que en todos
mitiríamos quejas ni lamentos. esos casos actúa con moderación y mesura, y se satis-
-Así es. face con los resultados. Las armonías que debes dejar- c
e -¿Y cuáles son esas armonías quejumbrosas? Díme- nos, pues, son las que mejor imitarán las voces de los
lo, ya que eres músico. infortunados y de los afortunados, de los moderados y
-La lidia mixta, la lidia tensa y otras similares. de los valientes.
-Entonces, ésas deben ser suprimidas; no son úti- -Pues las que pides que nos queden no son otras
les, en efecto, ni siquiera para mujeres que se hagan que las que acabo de mencionar.
acreedoras al respeto; y menos aún para el resto. -En tal caso no nos hará falta, para nuestras can-
-De acuerdo. ciones y melodías, contar con muchas cuerdas ni abar-
-Pero también la embriaguez, la molicie y la pereza car todas las armonías.
son por completo inapropiadas para los guardianes. -Creo que no.
-¿Cómo negarlo? -No tendremos que alimentar, por consiguiente,
-¿Y cuáles armonías son muelles y aptas para can- a artífices de triángulos, pectides" y de todos aquellos d
ciones de bebedores? instrumentos que cuentan con muchas cuerdas y abar-
-Algunas armonías jonias y lidias son consideradas can muchas armonías.
relajantes. -No lo necesitaremos, en efecto.
399a -¿Y podría empleárselas ante varones que van a la -¿Y admitirás en nuestro Estado a los flautistas y
guerra? a los fabricantes de flautas? ¿No es acaso la flauta el
-De ningún modo; y me temo que no te queden ya instrumento que posee más sonidos, y no son acaso imi-
más que la doria y la frigia. taciones de la flauta los instrumentos mismos que per-
-De armonías yo no sé nada; pero déjanos una con miten todas las armonías?
la cual se pueda imitar adecuadamente los tonos y mo- -Evidentemente.
dulaciones de la voz de un varón valiente que, partici-
pando de un suceso bélico o de un acto cualquiera de " El atriangulor que se menciona aquí no es el instrumento de
violencia, no tiene fortuna, sea porque sufre heridas o percusión que actualmente conocemos, sino más bien una suerte de
cae muerto o experimente alguna otra clase de desgra- cítara triangular de muchas cuerdas y sonidos agudos, en esto similar
b cia; pero que, en cualquiera de esos casos, afronte el al apectísn, de origen lidio.
172 DIALOGOS
-Te. quedan, entonces, como útiles en la ciudad 45, hay tres clases de pasos a partir de los cuales se for-
la lira y la cítara; y para los pastores, en el campo, la man combinaciones, así como hay cuatro clases de no-
siringa. tas " de donde se generan todas las armonías. Pero no
-El argumento lo demuestra. podría afirmar qué modo de vida representa cada clase.
e -Nada nuevo haremos, mi amigo: escogeremos a -En ese caso -dije-, consultaremos a Damón b
Apolo y sus instrumentos antes que a Marsias y los de sobre qué pasos corresponden a la bajeza, a la desme-
éste 46. sura, a la demencia y otros males, y cuáles ritmos hay
-Al parecer, nada nuevo haremos, ¡por Zeus! -re- que reservar para los estados contrarios a éstos. Creo
plicó Glaucón. haber oído hablar -no muy claramente- acerca de un
-iY por el perro! 47 -exclamé-. Sin darnos cuen- compuesto que él llamaba 'enoplio' así como de uno
ta hemos estado purificando de nuevo el Estado que ha- dáctilo y de otro heroico que organizaba no sé cómo,
ce poco decíamos era lujoso. igualando los tiempos no acentuados con los acentua-
-Y hemos procedido sensatamente. dos 52, y que desembocaban tanto en una sílaba breve
-Bien, purifiquemos lo que queda. Porque a las ar-
monías debe seguir lo relativo a los ritmos: no hay que 48 Traducimos báseis por «pasos» (cf. LSJ, 1, 1, y GIGON, Gegen-
ir en pos de ritmos muy variados ni de pasos de toda wartigkeit und Utopie, págs. 277-278). no por «pies, o «metros., con-
índole, sino observar los ritmos que son propios de un ceptos para los cuales Platón emplea en este pasaje términos griegos
más apropiados. «Paso» es una unidad rítmica que contiene una refe-
modo de vivir ordenado y valeroso y, una vez observa- rencia a la danza, y sirve para expresar una actitud (p. ej., un «pasan
dos, será necesario que el pie y la melodía se adecuen de vals es distinto de un *paso» de tango).
al lenguaje propio de semejante hombre, y no que el 49 Se trata de las cuatro notas básicas por las que pueden expre-
lenguaje se adecue al pie y a la melodía. Decir cuáles sarse los intervalos primarios -según las relaciones de la longitud
son esos ritmos es función que debes cumplir tu, tal de las cuatro cuerdas de un tetracordio entre sí, para obtener sendas
notas-, que, en nuestra notación musical, podrían ser: mi alto (nota
como hiciste al hablar de las armonías. de la cuerda inferior), mi bajo (intervalo de una octava), la (intervalo
-Sin embargo, por Zeus, no estoy en condiciones de una quinta respecto del mi alto) y si (intervalo de una cuarta).
de decirlo. En efecto, por lo que he visto, afirmaría que Damón ha sido maestro de música, contemporáneo de
Anaxágoras.
45 En este caso corresponde traducir pólis por «ciudad», por es- El «enoplio», pues, no es un pie sino un ritmo (cf. PROCLO, In
tar contrapuesta a agrós «campo*. Rernpubl. 1 61, 3-5 KROLL)propio de una marcha militar. En Nubes
46 Distintas versiones mitológicas enfrentan al dios Apolo con el 650-1, ARIST~FANES presenta a Sócrates exhortando a conocer «cuál de
«sátiro»o «silenon Marsias. La confrontación que P L A T ~tiene
N presen- los ritmos es el enoplio, cuál el dáctilo,,.
52 Literalmente «igualando arriba y abajo. (así traduce SHOREY).
te aquí es de índole musical: la preferencia de Apolo por la lira y la
de Marsias por la flauta. Cf. Banquete 215c. Al marcar el compás musical, el golpe hacia arriba indicaba la parte
47 Más de una vez hallamos este juramento en Platón; Shorey acentuada o ársis y el golpe hacia abajo correspondía a la thésis o
piensa que es empleado para no jurar por los dioses en vano, pero parte no acentuada. Ahora bien, el acento musical recaía en una sílaba
aquí se acaba de jurar «en vano, por Zeus. J-C remiten al Gorgias larga y dos sílabas breves equivalían a una larga, constando el pie
482b: apor el perro, el dios egipcio* (DODDS -Plato's Gorgias, pági- dáctilo de una sílaba larga y dos breves, y el espondeo de dos largas,
na 262- piensa que es una alusión lúdica al dios egipcio Anubis, por lo cual se advierte claramente por qué en el ritmo dactílico (o
caracterizado con cabeza de perro). en el heroico) la ársis quedaba igualada con la thésis.
como en una larga 53, También hablaba, me parece, del secuencia de la simplicidad del alma; mas no de esa
yambo, y llamaba a otro 'troqueo', asignando a ambos falta de carácter que por eufemismo llamamos simplici-
c sílabas largas y breves". Y a alguno de éstos, creo, dad, sino de la disposición verdaderamente buena y be-
censuraba o elogiaba en cuanto a los movimientos lla del carácter y del ánimo.
impresos al pie mismo, no menos que a los ritmos en -Completamente de acuerdo.
sí mismos, o bien a alguna combinación de ambos, no -Y nuestros jóvenes deberán buscar por doquier ta-
puedo decirlo bien. Pero como dije, para eso debemos les cualidades, si han de hacer su parte.
remitirnos a Damón; pues discernirlo nos requeriría un -Deben buscarlas.-
tratamiento extenso. ¿No te parece? -Pues bien, la pintura está plena de ellas, y lo mis- 401a
-Ciertamente, por Zeus. mo toda artesanía análoga, como la de tejer o bordar
-Pero al menos podrás decidir esto: ¿no depende o construir casas o fabricar toda clase de artefactos ca-
la gracia y la falta de gracia del ritmo-perfecto y del seros; y también la naturaleza de los cuerpos de anima-
ritmo defectuoso, respectivamente? les y la naturaleza de las diversas plantas. Porque en
-Por supuesto. todas estas cosas hay gracia o falta de gracia. Y la falta
d -Además, el ritmo perfecto se adapta a la dicción de gracia, de ritmo y armonía se hermanan con el len-
bella, asemejándose a ella; el ritmo defectuoso, a la dic- guaje grosero y con el mal carácter, en tanto que las
ción opuesta. Del mismo modo con lo armonioso y Io cualidades contrarias se hermanan con el carácter opues-
carente de armonía, si es que el ritmo y la armonía se to, que es bueno y sabio, y al cual representan.
ajustan al texto, como decíamos hace un momento, y -Perfectamente claro.
no el texto al ritmo y a la armonía. -Por consiguiente, no sólo a los poetas hemos de b
-Claro que se ajustarán al texto -respondió Glau- supervisar y forzar en sus poemas imágenes de buen
cón. carácter -o, en caso contrario, no permitirles compo-
-Y la manera de decir, y el texto, jno se adecuarán ner poemas en nuestro Estado-, sino que debemos su-
al carácter del alma? pervisar también a los demás artesanos, e impedirles
-Sin duda. representar, en las imitaciones de seres vivos, lo mali-
-¿Y lo demás no sigue a la dicción? cioso, lo intemperante, lo servil y lo indecente, así co-
-Sí. mo tampoco en las edificaciones o en cualquier otro p r o
-Entonces tanto el lenguaje correcto como el equi- ducto artesanal. Y al que no sea capaz de ello no se
e librio armonioso, la gracia y el ritmo perfecto son con- le permitirá ejercer su arte en nuestro Estado, para evi-
tar que nuestros guardianes crezcan entre imágenes del
53 Adam sugiere que esto debe de referirse a la posibilidad de que vicio como entre hierbas malas, que arrancaran día c
el ritmo dactilico termine con un dáctilo (y por ende con una sílaba tras día de muchos lugares, y pacieran poco a poco, sin
breve) o con un espondeo @ entonces con una sílaba larga). percatarse de que están acumulando un gran mal en
s4 El yambo constaba de dos sílabas, la primera breve y la se-
gunda larga. El troqueo, a la inversa.
sus almas. Por el contrario, hay que buscar los artesa-
55 El movimiento podía ser rápido, lento, etc. (análogamente a nos capacitados, por sus dotes naturales, para seguir
nuestro tempo musical), lo cual torna relativa la duración de las sílabas. las huellas de la belleza y de la gracia. Así los jóvenes,
como si fueran habitantes de una región sana, extrae- -Es cierto.
rán provecho de todo, allí donde el flujo de las obras a o en espejos apare-
bellas excita sus ojos o sus oídos como una brisa fresca letras, no las recono-
S
d que trae salud desde lugares salubres, y desde la tierna mos antes de haber conocido las letras mismas,
infancia los conduce insensiblemente hacia la afinidad, una cosa y otra corresponden al mismo arte y al
la amistad y la armonía con la belleza racional.
-Con mucho ése sería el mejor modo de educarlos.
-Ahora bien, Glaucón, la educación musical es de los dioses! es que
suma importancia a causa de que el ritmo y la armonía ni aquellos de los que
son lo que más penetra en el interior del alma y la afec- guardianes, antes de c
ta más vigorosamente, trayendo consigo la gracia, y crea específicas de la modera-
gracia si la persona está debidamente educada, no si eralidad, de la magnanimi-
e no lo está. Además, aquel que ha sido educado musical- e hermanan con ellas, así
mente como se debe es el que percibirá más agudamen- opuestas, en todas las combinaciones en
te las deficiencias y la falta de belleza, tanto en las obras i antes de que percibamos
de arte como en las naturales, ante las que su repug- n presentes -ellas y sus
nancia estará justificada; alabará las cosas hermosas, que sean pequeñas o
regocijándose con ellas y, acogiéndolas en su alma, se S que una y otra cosa co-
nutrirá de ellas hasta convertirse en un hombre de bien. y a un mismo estudio.
402a Por el contrario, reprobará las cosas feas -también forzoso que así sea.
justificadamente- y las odiará ya desde joven, antes r lo tanto -dije-, si se produce la coincidencia d
de ser capaz de alcanzar la razón de las cosas; pero, a bellos rasgos que tam-
al llegar a la razón, aquel que se haya educado del mo- oral y concuerdan y ar-
do descrito le dará la bienvenida, reconociéndola como icipar del mismo tipo,
algo familiar. spectáculo para quien
-Me parece, en efecto, que la educación musical
apunta a eso.
-Por consiguiente, pasa de modo análogo al caso lo que más se ama?
de las letras, en que sentíamos reconocerlas suficiente-
mente cuando éstas, por pocas que fueran, eran descu- í, el verdadero músico amará más a los
biertas por nosotros en todas las combinaciones exis- arecieran de armonía,
tentes, sin descuidarlas por ser pequeñas o grandes
b -como si por eso no hiciera falta percibirlas-, sino ará -replicó Glaucón- si la carencia
poniendo celo en distinguirlas en todas sus apariciones, ma; si concerniera al cuerpo, en cambio,
con el.pensamiento de que no llegaríamos a leer bien ría y hasta estaría dispuesto a darles la
antes de obrar así.
e -Entiendo -respondí-, porque amas o has amado
a alguien así; y lo admito. Pero dime esto: ¿tiene el pla- bien, después de la música los jóvenes de-
cer excesivo algo en común con la moderación? cados por medio de la gimnasia.
-¿Y cómo podría tenerlo, si saca de quicio al hom- lo que corresponde.
bre, no menos que el dolor? lo tanto, también en ese sentido hay que edu-
-¿Y con alguna otra virtud tiene algo en común? esde niños, toda la vida. Te diré lo que pienso d
403a -De ningún modo. unto, pero examínalo tú también. No creo
-¿Y con la demencia y la intemperancia? que, aun cuando el cuerpo esté en condiciones óptimas,
-Con éstas, más que con cualquier otra cosa. su perfección beneficie al alma; pero en el caso inverso
-Veamos: ¿puedes mencionar algún placer más fuer- un alma buena, por medio de su excelencia, hará que
te y más vivo que el placer sexual? o sea lo mejor posible. ¿Y tú que opinas?
-No, ni tampoco alguno más próximo a la locura. mismo que tú.
-Pero el verdadero amor consiste por naturaleza en -Pues entonces, si hemos atendido suficientemente
amar de forma moderada y armoniosa lo ordenado y nuestro espíritu y le transferimos el cuidado más preci-
bello. so de lo que concierne al cuerpo, y nosotros indicamos e
-Sí. sólo las pautas, para no extendernos en discursos, (ac-
-En tal caso, no se adicionará al verdadero amor tuaremos correctamente?
nada afín a la locura ni a la intemperancia. -Sin duda.
-No, ciertamente. -Ya hemos dicho que los guardianes debían abste-
b -Ni tampoco se le adicionará aquel placer ya men- nerse de embriagarse; porque para cualquiera es más
cionado, que no debe tener nada en común con el aman- admisible que para un guardián la embriaguez y la pér-
te y el amado que se aman verdaderamente. dida de la noción del lugar de la tierra en que está.
-No, Sócrates, no hay que añadírselo, por Zeus. -En efecto -dijo Glaucón-, sería ridículo que un
-Si es así como parece, en el Estado que estamos guardián necesitara a su vez de un guardián.
fundando promulgarás una ley según la cual un amante -¿Y en lo que a los alimentos concierne? Pues nues-
deberá besar al amado, estar junto a él y acariciarlo tros hombres son atletas que toman parte en la compe-
como a un hijo, con un propósito noble y si media con- tición más importante. ¿No lo crees?
sentimiento; pero por lo demás su relación con aquel -Sí lo creo.
por el cual se preocupa debe ser tal, que nunca se crea -¿Y será el modo actual de ejercitarse el adecuado
c que el trato ha ido más lejos. En caso contrario, que a ellos? 4041
afronte el reproche de tosquedad y del mal gusto. -Tal vez.
-Así sea. -Sin embargo, es algo somnoliento y peligroso para
-¿Y no te parece que ahora ha alcanzado su fin el la salud. ¿O no ves que se pasan la vida durmiendo,
discurso acerca de la música? Pues ha terminado don- y, si se alejan un poco del régimen prescrito, estos atle-
de debía terminar, ya que conviene que la música ter- tas padecen grandes y violentas enfermedades?
mine en el amor de lo bello. -Sí, lo veo.
-Entonces se necesita un tipo de ejercicio más ade-
cuado a nuestros guerreros atletas, quienes, como los icias de la pastelería ateniense?
perros, deben estar siempre alertos y aguzar al máximo
ojos y oídos, y aun cuando sufran muchos cambios mos una comparación correcta si
b durante las campañas -sea de agua y diversos alimen- alimentación y todo ese régimen
tos, sea de calores solares y de tormentas invernales- y con el canto compuesto donde e
han de gozar de una salud resistente. caben todas las armonías y todos los ritmos.
-Estoy de acuerdo.
-En tal caso, ¿la mejor gimnasia no estará herma- ora bien, la variedad produce intemperancia en
nada con la ,músicaque hace un momento describíamos? medad; en cambio la simplici-
-¿Qué quieres decir? ra moderación en el alma, y la
-Pienso en una gimnasia simple y adecuada espe- asia confiere salud al cuerpo.
cialmente en lo que concierne a la guerra. -Es muy cierto.
-¿Y cómo será? -Pero si en el Estado abundan la intemperancia
-Eso lo hemos aprendido de Homero. Sabes que, y las enfermedades, se abren muchos tribunales y casas 40%
cuando sus héroes comen en campaña, no los alimenta de atención médica, y la argucia judicial y la medicina
c con pescado, ni aunque estén junto al mar o en el son veneradas solemnemente cuando incluso muchos
Helesponto, y tampoco con carne hervida, sino sólo asa- hombres libres ponen su celo intenso en ellas.
da, que es la que más fácil pueden procurarse los solda- -Y no puede ser de otro modo.
dos. Porque, como se suele decir, en todas partes es más -Sin duda, no podrás dar con una prueba mayor
fácil proveerse del fuego solo que dar vueltas de un la- de una educación pública viciosa y vergonzosa que la
do a otro llevando potes. que ofrece la necesidad de médicos y jueces hábiles, no
-Más fácil, en efecto. sólo por parte de gente vulgar y de los trabajadores ma-
-Y en cuanto a dulces, creo, Homero jamás los men- nuales, sino también por quienes se jactan de haber
ciona. Y esto es algo que los demás atletas saben: si sido educados de forma liberal. ¿Y no te parece vergon- b
han de mantener su cuerpo en forma deben abstenerse zoso y una importante prueba de la deficiente educa-
de todos los alimentos de esa índole. ción la necesidad, por falta de justicia y de recursos
-No sólo lo saben bien sino que efectivamente se propios, de apelar a otros en calidad de amos y jueces?
abstienen de ellos. -Es lo más vergonzoso.
d -Y no creo, mi querido amigo, que apruebes la -Pues dime si no te parece más vergonzoso aún es-
mesa siracusana ni la variedad de platos sicilianos, sal- to: cuando alguien pasa la mayor parte de su vida en
vo que opines que estas cosas son correctas. los tribunales, como acusado o acusador, y, lo que es
-No, no opino eso. peor, a causa de su ignorancia de lo valioso, se persua-
-En tal caso, también censurarás a los hombres que, de de que debe enorgullecerse de su habilidad para el
debiendo mantener su cuerpo en forma, tengan una jo- delito y de su capacidad para dar toda clase de vueltas, c
ven corintia como concubina. recorrer todos los recovecos y escapar, doblándose co-
mo un mimbre, a fin de no afrontar la justicia. Y esto otra cosa que no fuera su tratamiento médico, tortu-
por cosas de poco o ningún valor, mientras desconoce rándose si llegaba a apartarse en algo de su régimen
cuánto más bello y mejor es organizarse la vida de mo- habitual, y así llegó a la vejez, muriendo duramente a
do que no tenga necesidad de un juez semidormido. causa de su sabiduría.
-Sí, me parece que esto es más vergonzoso aún. -iBello presente le aportó su arte!
-Y en lo que concierne a la necesidad de la medici- -El que es natural para quien no sabe que Asclepio c
na -proseguí-, no a causa de heridas ni de una de no mostró a sus descendientes esta clase de medicina,
esas enfermedades que acometen anualmente, sino no por ignorancia ni inexperiencia, sino porque sabía
d por obra de la pereza y del tipo de vida que ya hemos
que para todos los ciudadanos de cada Estado ,bien or-
descrito, se llenan, como si fueran estanques, de corrien- denado hay asignada una función que necesariamente
tes y de vientos, obligando a los ingeniosos Asclepíadas deben cumplir, y nadie tendría tiempo para enfermarse
a poner a estas enfermedades nombres como 'catarros' y pasar toda la vida ocupado en su tratamiento médico.
y 'flatulencias'. ¿No te parece también vergonzoso? Es algo que, absurdamente, nosotros advertimos cuan-
-Sí, en realidad ésos son nombres de enfermeda- do se trata de los artesanos, y lo pasamos por alto, en
des, recién inventados y absurdos. cambio, si se trata de gente rica y que parece dichosa.
-A mi ver, nada de eso había en tiempos de Ascle- -¿Cómo es eso?
pio. He aquí la prueba: cuando sus hijos estaban en -Cuando un carpintero está enfermo, pid
e Troya y vieron a Eurípilo herido, no censuraron a la co que le libere de la enfermedad, sea bebiendo alguna
mujer que le dio a beber vino de Pramno salpicado con poción que lo haga vomitar o evacuar excrementos, sea
406a harina de cebada y con queso fresco rallado, que pare-
recurriendo a una cauterización o a un corte con un
ce ser inflamatorio, ni han censurado a Patroclo por cuchillo. Pero si se le prescribe un régimen largo, ha-
proceder de ese modo. ciéndole ponerse en la cabeza un gorrito de lana, y todo
-Y sin embargo -dijo Glaucón-, era una bebida lo que sigue a esto, pronto dirá que no tiene tiempo
absurda para quien estuviera en esas condiciones. para estar enfermo ni le es provechoso vivir así, aten-
-No tan absurda -repuse- si reflexionas que, an- diendo a su enfermedad y descuidando el trabajo que
tiguamente -según se dice, antes de Heródico-, los As- le corresponde. Y después de eso se despedirá de ese
clepíadas no practicaban el arte de atender enfermeda- médico y emprenderá su modo de vida habitual, tras e
des, la medicina actual. Heródico, que era maestro de lo cual se sanará y vivirá ejerciendo su oficio; o en caso
gimnasia y cayó enfermo, mezcló la gimnasia con la de que su cuerpo no sea capaz por sí solo de resistir,
b medicina, con lo cual se atormentó primeramente y al morirá y quedará liberado de sus preocupaciones.
máximo a sí mismo, y después a muchos otros de sus -Tal parece ser la medicina que corresponde apli-
sucesores. car a ese tipo de hombre.
-¿De qué manera? -¿Y acaso eso no es así porque tiene una función
-Haciendo que su muerte fuese lenta. En efecto, al tal que, si no la realiza, no le resulta provechoso vivir? 407a
atender cuidadosamente su enfermedad, que era mor- -Es evidente.
tal y no pudo curar, vivió toda su vida sin tiempo para
-El ricq en cambio, podemos decir que no tiene una -Y podremos decir que Asclepio conocía estas co-
función propia que, si fuera a abandonarla, su vida ca- sas, y ha tenido en cuenta a aquellos que mantienen
recería de sentido. sanos sus cuerpos gracias a la naturaleza y a su régi-
-Podemos decirlo. men de vida, y sólo son afectados por alguna enferme-
-¿No has oído cómo dice Focílides que, cuando ya dad bien delimitada, pues para ellos y en tal condición d
se cuenta con medios de vida, se debe practicar la ha revelado el arte de la medicina y, para no perjudicar
virtud? 56. los asuntos políticos, les prescribió pociones e incisio-
-Por mi parte, opino que la deberíamos practicar nes que expulsaran las enfermedades sin cambiar la die-
también antes. ta habitual. En cambio, en los casos en que los cuerpos
-Pero no vamos a pelearnos por ese punto -argüí-, están totalmente enfermos por dentro, no intentó pro-
sino, más bien, a instruirnos si eso de practicar la longar la desdichada vida de los enfermos por medio
virtud debe ser ocupación propia del rico a tal punto de dietas, que incluyeran evacuaciones e infusiodes gra-
que la vida carezca de sentido para éste si no puede duales, ni hacerles procrear hijos semejantes a ellos, pro-
b ocuparse de ella, o bien si ese cuidado de las enferme- bablemente. Ha pensado, en efecto, que no se debía
dades que impedía al carpintero y a los otros artesanos cirrar al que no puede vivir en un período establecido e
pensar en su propio oficio no es un obstárculo para cum- como regular, pues eso no sería provechoso para él ni
plir con la exhortación de Focílides. para el Estado.
-Sí, por Zeus, probablemente lo que más impida -Hablas de Asclepio como si hubiese sido un esta-
cumplir con ella es la exagerada atención del cuerpo dista.
más allá de la gimnasia común. Es, en efecto, algo mo- -Es patente que lo era. Y también sus hijos: ¿no
lesto tanto en la administración de la casa como en las ves cómo revelaron su bravura en la guerra de Troya,
expediciones militares o en el desempefio de cargos se- a la vez que emplearon la medicina del modo que he 408a
dentarios en la ciudad. descrito? Recuerda que, cuando una flecha de Pándaro
-Pero la mayor de las dificultades que acarrea le produjo a Menelao una herida,
-proseguí- concierne a toda clase de aprendizajes, pen- chuparon sangre de ésta y le aplicaron un remedio cal-
samientos y reflexiones acerca de sí mismo, ya que se [mante 57.
imagina siempre cefaleas y mareos, y se acusa a la filo-
sofía de generarlas. De modo que allí donde exista ese Pero no le prescribieron lo que después de eso debía
cuidado de las enfermedades será un obstáculo en todo beber o comer -como tampoco a Eurípilo-, pensando
sentido para que la virtud sea practicada y para que que tal remedio era suficiente para curar a varones que,
sea puesta a prueba, pues hace que la persona crea es- antes de las heridas, habían sido sanos y ordenados en
tar siempre enferma y nunca deje de lamentarse por su régimen de vida, aunque se diera el caso de que en b
el estado de su cuerpo. ese momento estuvieran bebiendo alguna mezcla. Y pen-
-Es natural.
57 Mezcla de los versos 218 y 219 de Ilíada IV.
fr. 10 BERGK.
Cf. FOC~LIDES,
saban que la vida de alguien enfermizo e intemperante arte, ya desde niños han tenido contacto con la mayor
por naturaleza no sería de provecho ni para sí mismo cantidad posible de cuerpos en muy malas condiciones
ni para los demás, por lo cual no se le debía aplicar de salud, y ellos mismos han padecido toda clase de e
el arte de la medicina ni llevar a cabo tratamiento algu- enfermedades y no son de constitución muy sana. No
no, ni aunque fuese alguien más rico que Midas. creo, en efecto, que al cuerpo se lo cure con el cuerpo,
-Muy ingeniosos fueron los hijos de Asclepio, se- ya que, de ser así, no se podría permitir a los médicos
gún lo que dices. estar enfermos ni enfermarse nunca. Pero es por medio
-Es lo que corresponde a la realidad, aunque los del alma que curan al cuerpo, y el alma no puede curar
autores de tragedias y Píndaro no compartan nues- nada si es enferma o se enferma.
tra opinión y digan que Asclepio, hijo de Apolo, fue -Es correcto.
c seducido con oro para que curara a un hombre rico que -Por otro lado, en cambio, amigo mío, un juez go-
estaba por morir, por lo cual fue abatido por un rayo. bierna el alma por medio del alma, y no conviene que 409a
Pero nosotros, conforme a lo dicho, no les creeremos su alma se haya educado y familiarizado con almas per-
ambas cosas a la vez. En efecto, si era hijo de un dios, versas, ni que haya pasado por toda clase de injusticias,
no se envilecería por ganar dinero; y si se envileciera habiéndolas cometido ella misma a fin de probar por
por ganar dinero, no sería hijo de un dios. sí misma las injusticias de los demás, tan perspicazmente
-Eso es muy cierto -respondió Glaucón-. Pero di- como en el caso del cuerpo enfermo. Por el contrario,
me, Sócrates, qué piensas acerca de esto: ¿no es necesa- es necesario que carezca de experiencia y de contacto
rio que el Estado cuente con buenos médicos? Y éstos con caracteres viciosos ya desde joven, si ha de ser ho-
han de ser, sin duda, aquellos que han tratado a la nesto y discernir sanamente lo que es justo. Por ello
d mayor cantidad de hombres sanos y de hombres enfer- los hombres decentes parecen ingenuos cuando jóvenes,
mos; análogamente, buenos jueces serán los que han te- y son engañados con facilidad por los indecentes; por-
nido que vérselas con toda clase y naturaleza de hom- que no poseen dentro de sí mismos patrones similares b
bres. en rasgos a los de los perversos.
-¡Claro que pienso que debe tener buenos médicos! -Ciertamente, eso es lo que suele suceder.
Pero ¿sabes a quiénes considero tales? -Por ello el buen juez no debe ser joven sino ancia-
-Sólo si me lo dices. no: alguien que haya aprendido después de mucho tiem-
-Puedo intentarlo; aunque, con una misma fórmu- po cómo es la injusticia, no por haberla percibido como
la, has preguntado por dos cuestiones distintas. residente en su propia alma, sino como algo ajeno que
-¿Cómo es eso? ha estudiado en almas ajenas durante largo tiempo, un
-Por un lado, los médicos que lleguen a ser más mal cuya naturaleza ha logrado discriminar por medio
hábiles serán aquellos que, junto al aprendizaje de su de la ciencia, sin tener que recurrir a la experiencia c
propia.
58 J-C y ADAM, a los efectos de individualizar a d o s autores de
-Ese parece ser el juez más excelente. .
tragedias*, remiten a ESQUILO,Agamenón 1022, y a EUR~PIDES, Alcestis 3,
y en cuanto a P~NDARO, a la Pítica 111 55.
REP~BLICA 111 189
remos que se vaya cuando es un pensamiento falso que piensan que es lo mejor para el Esta-
413a trastorna nuestra instrucción, pero no queremos cuan- observar, pues, desde la niñez, encar-
do es verdadero.
-Comprendo lo que concierne al caso en que 'que- e engañar. Lue-
remos', pero aún necesito que se me instruya con res- uena memoria y
pecto al caso en que 'no queremos'. e las condiciones
-¿Cómo, pues? ¿No consideras, como yo, que los
hombres son privados de los bienes sin quererlo, mien-
tras que de los males, queriéndolo? ¿Y no es un mal es trabajos, sufrimien-
acaso engañarse acerca de la verdad y un bien alcanzar deberá observarse lo
la verdad? Y bien, jno te parece que pensar las cosas
como son es alcanzar la verdad?
-Tienes razón, y me parece que los hombres son á que crear una tercera especie de prueba,
privados del pensamiento verdadero sin quererlo. de hechicería, y contemplarlos en ella. Así
b -Y esto les sucede mediante robo o embrujo, o por e hay fuertes ruidos
la violencia. , para examinar si son asustadizos, del mis-
-Esto tampoco lo entiendo. debe conducir a nuestros jóvenes a lugares
-Tal vez mi lenguaje sea propio de la tragedia. Pues
quiero decir, cuando digo que les sucede mediante ro-
bo, que les hace cambiar de idea o bien olvidarla, por- esto si cada uno
que, en un caso el discurso, en el otro el tiempo, los es decente en todas
despojan sin que lo adviertan. Ahora entiendes, supongo. asiones, de modo que es buen guardián de sí mis-
-Sí. de la instrucción en las Musas que ha recibido,
-En cuanto a los que, sin quererlo, son privados del o adecuado y con la
pensamiento verdadero por la violencia, me estoy refi- n, tal como tendría
riendo a aquellos a los que alguna pena o sufrimiento ti1 posible, tanto a
hacen cambiar de opinión. 1 que, sometido a
-Esto también lo comprendo, y concuerdo contigo. ente y de hombre
c -Y cuando hablo de los que son embrujados me airoso, hay que erigirlo en gobernante y
refiero -y tal vez tú podrías también decir lo mismo- Estado, y colmarlo de honores en vida; y,
a los que cambian de opinión seducidos por el hechizo uerto, conferirle la gloria más grande en fu-
de algún placer o paralizados por algún temor. y otros ritos recordatorios. Al que no salga airo-
-Parece, en efecto, que todo cuanto engaña hechiza. les pruebas, en cambio, hay que rechazarlo. Tal
-Pues bien, como decía hace un momento, necesita- me parece, Glaucón, que debe ser la selección e institu-
mos buscar los mejores guardianes de la convición que ción de los gobernantes y de los guardianes, para dar
les es inherente, y según la cual lo que se debe hacer las pautas generales sin entrar en detalles.
196 DIÁLOGOS R E P ~ B L I C A 111 197
-También a mí me parece que así debe ser. ños; pero que en realidad habían estado en el seno
b -¿y no sería lo más correcto denominar 'guardia- la tierra, que los había criado y moldeado, tanto a
nes', en sentido estricto, a quienes cuiden que los ene- o a sus armas y a todos los demás
migos de afuera no puedan hacer mal ni los amigos de res fabricados; y, una vez que estuvieron completa- e
adentro deseen hacerlo? A los jóvenes que hasta ahora a tierra, por ser su madre, los dio a
llamábamos 'guardianes', en cambio, será más correcto por ello deben ahora preocuparse por el territo-
denominarlos 'guardias' y 'auxiliares' de la autoridad n, como por una madre y nodriza,
de los gobernantes. ien lo ataca, y considerar a los
-Me parece más correcto. mo hermanos y como hijos de la
-Ahora bien, ¿cómo podríamos inventar, entre esas
mentiras que se hacen necesarias, a las que nos hemos ra en vano que tenías escrúpulo en contar la
referido antes, una mentira noble, con la que mejor per-
suadiríamos a los gobernantes mismos y, si no, a 10s . No obstante, escucha lo que res- 415a
demás ciudadanos? ando les narremos a sus des-
-No sé cómo. diremos: «Vosotros,todos cuan-
-No se trata de nada nuevo, sino de un relato feni- sois hermanos. Pero el dios
cio 59 que, según dicen los poetas y han ~ersuadidode 1ó puso oro en la mezcla con que se genera-
él a la gente, antes de ahora ha acontecido en muchas e vosotros son capaces de gobernzr, por
partes; pero entre nosotros no ha sucedido ni creo que os que más valen; plata, en cambio, en la
suceda, pues se necesita mucho poder de persuasión S, y hierro y bronce en las de los labrado-
para llegar a convencer. artesanos. Puesto que todos sois congéne-
-Me parece que titubeas en contarlo. ría de las veces engendraréis hijos semejan-
-Después de que lo cuente, juzgarás si no tenía vosotros mismos, pero puede darse el caso de que
razones para titubear. mbre de oro sea engendrado un hijo de plata, b
-Cuéntalo y no temas. de oro, y de modo análogo entre
d -Bien, 10 contaré; aunque no sé hasta dónde llegará versos. En primer lugar y de manera prin-
mi audacia ni a qué palabras recurriré para expresar- s ordena a los gobernantes que de nada sean
me y para intentar persuadir, primeramente a los go- guardianes y nada vigilen tan intensamente
bernantes y a los militares, y después a los demás ci= tal que se mezcla en la composición de
dadanos, de modo que crean que lo que les hemos ensea de sus hijos. E incluso si sus propios hijos
fiado y les hemos inculcado por medio de la educación una mezcla de bronce o de hierro, de ningún
eran todas cosas que imaginaban y que les sucedían en ompasión, sino que, estimando el valor
naturalezas, los arrojarán entre los ar-
59 Referencia a una leyenda que hallamos en diversos pas labradores. Y si de éstos, a SU vez, nace
la poesía griega, por lo menos hasta Eurípides, en la que S la de oro o plata, tras tasar su valor,
de la fundación de Tebas por el fenicio Cadmo. nderán entre los guardianes o los guardias, res-
R E P ~ B L I C A 111 199
pectivamente, con la idea de que existe un oráculo se- amos salvajes en vez de
gún el cual el Estado sucumbirá cuando lo custodie un
guardián de hierro o bronce,,. Respecto de cómo per-
suadirlos de este mito jves algún procedimiento?
d -Ninguno, mientras se trate de ellos mismos, pero
sí cuando se trate de sus hijos, sus sucesores y demás aso no la poseen ya?
hombres que vengan después. n tanta confianza, mi
-Pues ya eso -dije- sería bueno para que se preo- demos sostener lo que acaba-
cuparan más del Estado y unos de otros; porque creo io que los guardia-
que entiendo lo que quieres decir. De todos modos, será recta, cualquiera que c
como la creencia popular decida. En cuanto a nosotros, 1 máximo lo posible para ser
tras armar a estos hijos-de-la-tierra, hagámoslos avan- ellos que estén a su cuidado.
zar bajo la conducción de sus jefes, hasta llegar a la ás en lo cierto.
ciudad, para que miren dónde es más adecuado acam- ión, un hombre con sentido
par: un lugar desde el cual dominar mejor el territorio,
e si alguien no quiere acatar las leyes, y desde el cual
defenderse del exterior, si algún enemigo atacara como
un lobo al rebaño. Uiia vez acampados y tras hacer los d
sacrificios a quienes sea necesario, construirán su Y hablará con verdad.
fugios. {No te parece? Mira entonces si, para que así sea, no les será for-
-Sí. a y su vivienda. En primer
-Y éstos han de ser tales que los protejan en e privado, salvo los de pri-
vierno y les sirvan para el verano. necesidad. En segundo lugar nadie tendrá una mo-
-¡Claro! Pues creo que te refieres a sus morad ni un depósito al que no pueda acceder todo el
-Sí, pero moradas de soldados, no de comerciantes. llas, para todas las
416n -¿Cómo diferencias entre unas y otras? y valientes que se entre-
-Voy a tratar de explicártelo. La cosa más vergon- ara la guerra, se les asignará un pago por su vi- e
zosa y terrible de todas, para un pastor, sería alimentan ia, que recibirán de los demás ciudadanos, de mo-
a perros guardianes de rebaño de modo tal que, por obra que durante el año tengan como para que no les
del desenfreno, del hambre o de malos hábitos, atacaf ni les falte nada. Se sentarán juntos a la mesa,
ran y dañaran a las ovejas y se asemejaran a lobos en soldados en campaña que viven en común. Les
lugar de a perros. T" ses, cuentan siempre en
-Ciertamente, sería terrible. I a con oro y plata divina y que para nada necesi-
b -Pues entonces debemos vigilar por todos los me+ la humana, y que sería sacrílego manchar la po-
dios que los guardias no se comporten así frente a los de aquel oro divino con la del oro mortal, mez-
ciudadanos, y que, por el hecho de ser más fuertes que
clándolas, ya que muchos sacrilegios han nacido en
417a torno a la moneda corriente, mientras que el oro que
hay en ellos es puro. En el Estado, por consiguiente,
únicamente a ellos no les estará permitido manipular
ni tocar oro ni plata, ni siquiera cobijarse bajo el mis-
mo techo que éstos, ni adornarse con ellos, ni beber en
vasos de oro o plata. Y de ese modo se salvarán ellos
y salvarán al Estado. Si en cambio poseyeran tierra pro- IV
pia, casas y dinero, en lugar de guardianes serán admi-
nistradores y labradores, en lugar de asistentes serán
déspotas y enemigos de los demás ciudadanos, odiarán
y serán odiados, conspirarán y se conspirará contra ellos, tonces Adimanto intervino en la conversación y
y así pasarán toda la vida, temiendo más bien y mucho
más a los enemigos de adentro que a los enemi- De qué modo te defenderías, Sócrates, si alguien
b gos de afuera, con lo cual se aproximarán rápidamente que no haces en absoluto felices a estos hom-
a la destrucción de ellos mismos y del Estado. Es en so por causa de sí mismos? Pues el Estado es
vista a todo esto que hemos dicho cómo deben estar ad de ellos, y sin embargo no disfrutan de nin-
provistos los guardianes respecto de la vivienda y de del país, como los gobernantes de otros Esta-
todo lo demás. ¿Legislaremos así o no? ampos y construyen casas grandes y
-Así, sin duda -respondió Glaucón. que proveen de los enseres adecuados, y
a los dioses sacrificios privados, alojan a ex-
s y son propietarios de lo que tú acabas de men-
, oro y plata y todos aquellos bienes que conside-
los van a hacer dichosos. Y añadiría que los
descrito parecen ser guardias asalariados, que
hacer en el Estado salvo cuidarlo.
ntesté-; más aún, no trabajan más que pa-
to, sin recibir, además de los alimentos, un
o los demás, de manera que ni siquiera se
un viaje particular de placer, no se
sanas ni gastar para darse gustos, tal
e pasan por ser más felices. Estos
varios otros más los has omitido en tu
cerá un hombre excelente y sabio en cuestiones impor- porque sería ineficaz y no ayudaría en nada; en el se-
tantes, y recibirá honras por parte de ellos. gundo, porque cualquiera podría descubrir algunas de
-También yo creo que esos Estados obran igual que ellas, y las otras se seguirían automáticamente de las
los hombres que antes describiste, y tampoco los admi- stumbres anteriores.
raré. Entonces jnos resta aún algo concerniente a la b
d Y en lo que toca a quienes están dispuestos a servir
a tales Estados, ansiosos por hacerlo, ¿no admiras su -A nosotros no nos resta nada -respondí-. Pero
valentía y su irreflexiva complacencia? a Apolo, dios de Delfos, -corresponden las primeras or-
-Sí, los admiro -respondió-, excepto en los casos denanzas, las más importantes y bellas.
en que ellos mismos se engañan y creen que, porque -jY cuáles son?
muchos los elogian, son verdaderos estadistas. -La fundación de templos, la institución de sacrifi-
-No te entiendo: ¿no vas a disculpar a esos hom- cios y otros servicios a los dioses, a los demonios y a
bres? Imagínate un hombre que no sabe medirse, y al los héroes, así como de tumbas a los difuntos y cuantos
que muchos otros, que tampoco lo saben, le dicen que honores deban rendirse a los del más allá para que sean
e tiene cuatro codos de estatura; jte parece que por sí propicios. De tales cosas no sabemos nada al fundar el
solo dejará de creerlo? Estado, ni nos dejaremos persuadir por otros, sino que c
-No, no creo que deje de creerlo. no nos serviremos de otro exégeta que el paterno; es-
-Pues entonces no te enojes con tal tipo de gente, te dios, en efecto, es exégeta paterno para todos los hom-
ya que es la más encantadora de toda, en cuanto legis- bres, y, sentado en el centro, sobre el ombligo de la
lan sobre minucias como las que hemos descrito hace tierra, interpreta los asuntos de esa indole.
un momento y las corrigen continuamente, en la creen- -Muy bien dicho; así debe obrarse.
cia de que puede hallarse un límite a los fraudes que -Pues bien, hijo de Aristón -dije-, ya tienes fun-
se cometen en los contratos y en las demás cosas que dado el Estado. Después de esto indaga en su interior, d
he mencionado; sin advertir que, de hecho, es como si procurándote de donde puedas la luz adecuada, y apela
se cortaran las cabezas de la Hidra4. a la ayuda de tu hermano Glaucón, así como de Pole-
427a -ES cierto: no hacen otra cosa. marco y los otros, para que columbremos dónde existe
-Por eso mismo, yo no pensaría que el verdadero la justicia y dónde la injusticia, y en qué se diferencia
legislador debiera ocuparse de leyes o de una organiza- una de otra, y cuál de las dos debe adquirir el que haya
ción política de semejante especie, ni en un Estado bien de ser feliz, pase esto inadvertido o no a los dioses y
gobernado ni en uno mal gobernado. En el primer caso, a los hombres todos.
-Evidentemente, pues, es sabio, valiente, moderado -De ningún modo -respondió Glaucón-; por ese
y justo. conocimiento se dirá sólo que es hábil en carpintería.
-Evidentemente. -Tampoco deberá llamarse sabio al Estado debido
-Ahora bien, si descubrimos en el Estado alguna de al conocimiento relativo a los muebles de madera, si
428n estas cosas, lo que reste será lo que no hemos encon-
delibera sobre cómo hacerlos lo mejor posible.
trado. -No, por cierto.
-Así es. -Ni por el conocimiento relativo a los objetos que
-Por ejemplo: si de cuatro cosas cualesquiera -en se hacen con bronce, ni por ningún otro de esa ín-
el asunto que fuere- buscáramos una sola, y sucediese
que en primer lugar reconociéramos ésa, sería suficien- -En ningún caso.
te para nosotros. En cambio, si en primer lugar recono- -Y no se dice que el Estado es sabio por el conoci-
ciéramos las otras tres, con esto mismo ya reconocería- miento relativo a la producción de frutos de la tierra,
mos la que buscábamos, puesto que es patente que no sino que es hábil en agricultura.
sería otra que la que aún quedara. -Así me parece.
-Lo que dices es correcto. -Ahora bien, ¿hay en el Estado que acabamos de
-En tal caso y respecto de aquellas cualidades, ya fundar un tipo de conocimiento presente en algunos ciu-
que también son cuatro, debemos indagar del mismo dadanos, por el cual no se delibere sobre alguna cues- d
modo. tión particular del Estado sino sobre éste en su totali-
-Bien está. dad y sobre la modalidad de sus relaciones consigo
-Me parece, pues, que lo primero que se ve claro mismo y con los demás Estados?
b en este asunto es la sabiduría; aunque en lo tocante a
ella se ve algo extraño. -¿Cuál es y en quiénes está presente?
-¿Cómo es eso?
-Verdaderamente sabio me parece el Estado que he- Nos apartamos de Adam, que adopta una conjetura de Heindorf,
y nos atenemos a los manuscritos, con Burnet.
mos descrito, pues es prudente.
-Es el conocimiento apropiado para la vigilancia, aquella parte suya que combate y marcha a la guerra
y está presente en aquellos gobernantes a los que he-
mos denominado 'guardianes perfectos'. -No, sólo mirando a ella.
-Y en virtud de ese conocimiento ¿que dirás del Es- -Por eso creo que, aunque los demás ciudadanos
tado? sean cobardes o valientes, no depende de ellos el que
-Que es prudente y verdaderamente sabio. el Estado posea una cualidad o la otra.
-¿Y qué crees, que en nuestro Estado habrá mayor -Yo también lo creo.
e cantidad de trabajadores del bronce o de estos verda- -En tal caso, un Estado es valiente gracias a una
deros guardianes? rte de sí mismo, porque con esta parte tiene la posi-
-Muchos más trabajadores del bronce. ilidad de conservar, en toda circunstancia, la opinión c
-¿Y no serán estos guardianes muchos menos en cerca de las cosas temibles, que han de ser las mismas
número si los comparas con todos aquellos otros que y tal cual el legislador ha dispuesto en su programa edu-
reciben el nombre de acuerdo con los conocimientos que 'cativo. ¿No llamas a esto 'valentía'?
poseen? -No te he comprendido del todo: dímelo de nueva.
-Muchos menos. -Quiero decir que la valentía es, en cierto modo,
-En ese caso, gracias al grupo humano más peque- conservación.
ño, que es la parte de él mismo que está al frente y -¿Qué clase de conservación?
gobierna, un Estado conforme a la naturaleza ha de ser -La conservación de la opinión engendrada por la
sabio en su totalidad. Y de este modo, según parece, ley, por medio de la educación, acerca de cuáles y cómo
429a al sector más pequeño por naturaleza le corresponde son las cosas temibles. Y he dicho que ella * era con-
el único de estos tipos de conocimiento que merece ser servación 'en toda circunstancia', en el sentido de que
denominado 'sabiduría'. quien es valiente ha de mantenerla -y no expulsarla
-Dices la verdad. del alma nunca- tanto en los placeres y deseos como d
-He aquí que hemos descubierto, no sé de qué mo- en los temores. Y estoy dispuesto a representar lo que
do, una de las cuatro cualidades que buscábamos 7, así pienso por medio de una comparación, si quieres.
como el puesto que en el Estado le corresponde. -Claro que quiero.
-Y a mi modo de ver ha sido descubierto satisfacto- -Tú sabes que los tintoreros, cuando quieren teñir
riamente. de color púrpura la lana, la escogen primeramente de
-En cuanto a la valentía y al lugar que tiene en el la que, entre los diversos colores, es de una sola sustan-
Estado, por cuya causa el Estado debe ser llamado 'va- cia, blanca. Después la preparan, tratándola con mucho
liente', no es muy difícil percibirla. cuidado, de modo que adquiera el tono púrpura más
-¿De qué modo? brillante posible y sólo entonces la sumergen en la tin-
b -¿Acaso alguien diría que un Estado es cobarde o
valiente, después de haber contemplado otra cosa que Por una vez nos apartamos tanto de Adam como de Bumet, si-
guiendo la lección de los Mss. y del texto de Estobeo, ya adoptada
Cf. 427e428a.
218 DIÁLOGOS REP~BLICA IV 219
e tura. Y lo que es teñido de esa manera queda con un emos con mayor corrección lo tocante a ella;
color fijo, y el lavado, con jabón o sin él, no puede ha- efecto, no es esto lo que indagamos sino la
cer desaparecer el brillo del color. ¿Sabes también lo pecto de nuestra indagación sobre la va-
que sucede si se tiñen lanas de otros colores, o incluso iciente lo alcanzado.
lanas blancas, si no se les da ese tratamiento previo? erdo con lo que dices.
-Sé que quedan desteñidas y ridículas. todavía dos cosas que debemos d
-Suponte entonces que algo semejante hacemos en do: una, la moderación, y la otra es
lo posible también nosotros, cuando hemos selecciona- istas a la cual estamos indagando todo, la
do a los militares y los hemos educado por medio de
430a la música y de la gimnasia. Piensa que no tenemos otro
propósito que el de que adquieran lo mejor posible, al odríamos hacer para descubrir la justicia
seguir nuestras leyes, una especie de tintura que sea uparnos ya más de la moderación?
para ellos -gracias a haber recibido la naturaleza y oca, no lo sé, y no querría que
crianza apropiadas- una opinión indeleble acerca de imer lugar la justicia, si en tal
lo que hay que temer y de las demás cosas; de manera ya de examinar la moderación. Más
tal que esa tintura resista a aquellas lejías que podrían lacerme, examina antes ésta.
borrarla: por ejemplo, el placer, que es más poderoso ; quiero y debo hacerlo. e
b para lograrlo que cualquier soda calestrana; o bien el -Haz pues el examen.
dolor, el miedo y el deseo, que pueden más que cual- -He de hacerlo; desde nuestro punto de vista, la mo-
quier otro jabón 9. Pues bien, al poder de conservación concordancia y a una armonía
-en toda circunstancia- de la opinión correcta y legí- S examinadas anteriormente.
tima lo considero 'valentía', y así lo denomino, si no
lo objetas. -La moderación es un tipo de ordenamiento y de
-Nada tengo que objetar -contestó Glaucón-, pues control de los placeres y apetitos, como cuando se dice
creo que no considerarás legítima la opinión correcta que hay que ser 'dueño de sí mismo' -no sé de qué
acerca de tales cosas producida sin educación, como la modo-, o bien otras frases del mismo cuño. ¿No es así?
del animal o la del esclavo, e incluso la llamarás con
otro nombre que 'valentía'. -Pero eso de ser 'dueño de sí mismo' ¿no es ridícu-
c -Dices la pura verdad. lo? Porque quien es dueño de sí mismo es también es-
-Admito, pues, que 'valentía' es lo que así has deno- clavo de sí mismo, por lo cual el que es esclavo es tam-
minado. bién dueño. Pues en todos estos casos se habla de la 431a
-Y si admites, además, que es propia del Estado, misma persona.
lo harás correctamente. Pero en otro momento, si quie- -Sin duda.
-Sin embargo, a mí me parece que lo que quiere
Aquí también nos apartamos de Adam y seguimos, con Burnet, decir esta frase es que, dentro del mismo hombre, en
los MSS. lo que concierne al alma hay una parte mejor y una
peor, y que, cuando la que es mejor por naturaleza do- solutamente cierto.
mina a la peor, se dice que es 'dueño de sí mismo', a de acuerdo con todos esos rasgos, ¿no corres-
modo de elogio; pero cuando, debido a la mala crianza ecir que es 'moderado'?
o compañía, lo mejor, que es lo más pequeño, es domi- ás que en cualquier otro caso.
nado por lo peor, que abunda, se le reprocha entonces si en algún Estado se da el caso de que tanto
b como deshonroso y se llama 'esclavo de sí mismo' e mo los gobernados coincidan en la
'inmoderado' a quien se halla en esa situación. opinión acerca de quiénes deben gobernar, también e
-Así parece. será en éste en el que suceda. ¿No te parece?
-Dirige ahora tu mirada hacia nuestro Estado, y en-
contrarás presente en él una de esas dos situaciones, en cuál de ambos sectores de ciudadanos dirás
pues tendrás derecho a hablar de él calificándolo de 'due- ón de esa índole, está presente la mo-
ño de sí mismo', si es que debe usarse la calificación de los gobernantes o en el de los
de 'moderado', y 'dueño de sí mismo' allí donde la parte
mejor gobierna a la peor. -En ambos, tal vez.
-Al mirarlo, veo que tienes razón. -¿Te das cuenta ahora cómo presagiamos correcta-
-Claro que en él se puede hallar una multiplicidad mente hace un momento cuando dijimos que la modera-
c de deseos de toda índole, de placeres y de sufrimientos,
ción se asemeja a una especie de armonía?
sobre todo entre los niños, las mujeres y los sirvientes -¿En qué sentido?
y en la multitud de gente mediocre, aunque sean llama- -En el sentido de que tanto la valentía como la sa-
dos 'libres'. biduría, aun residiendo cada una de ellas en una parte
-Muy cierto. del Estado, logran que éste sea valiente, en un caso, 432a
-En lo que hace a los deseos simples y mesurados, sabio en el otro; mientras que no sucede lo propio con
en cambio, que son guiados por la razón de acuerdo la moderación, sino que ésta se extiende sobre la totali-
con la opinión recta y sensatamente, los hallarás en unos dad de la octava musical, produciendo un canto uníso-
pocos, los que son mejores por naturaleza y también no de los más débiles, los más fuertes y los intermedios
por la forma en que han sido educados. -en inteligencia o en fuerza o en cantidad o en fortu-
-Es verdad. na, como te guste-, de manera que podríamos decir,
-Pues bien -proseguí-, ¿no ves estas cosas tam- con todo derecho, que la moderación es esta concordia
bién en el Estado, en el cual, sobre los apetitos que y esta armonía natural entre lo peor y lo mejor en cuanto
d habitan en la multitud de gente mediocre, prevalecen a cuál de los dos debe gobernar, tanto en el Estado
los deseos y la prudencia de aquellos que son los meno- como en cada individuo. b
res en número pero los más capaces? -Estoy de acuerdo contigo.
-Sí, lo veo. -Bien; hemos observado ya tres cualidades en el Es-
-En tal caso, si ha de decirse de algún Estado que tado; al menos así creo. En cuanto a la especie que que-
es dueño tanto.de sus placeres y apetitos cuanto de sí da para que el Estado alcance la excelencia, ¿cuál
mismo, debe ser dicho del que estamos describiendo. podría ser? La justicia, evidentemente.
-Evidentemente. sto es ya un largo preámbulo a lo que estoy de-
-Por lo tanto, Glaucón, es necesario ahora que no- que me cuentes.
sotros, como cazadores que dan vuelta alrededor del es- 2 -Bueno, te lo contaré, para ver si lo que pienso
condite del animal, prestemos atención para que no se ritne sentido. Lo que desde un comienzo hemos estable-
nos escape la justicia y consiga desaparecer de nuestra cido que debía hacerse en toda circunstancia, cuando
c vista. Porque es manifiesto que de algún modo anda por fundamos el Estado, fue la justicia o algo de su especie.
aquí. Mira entonces y trata de divisarla, por si la ves Fues establecimos, si mal no recuerdo, y varias veces
antes que yo y me la muestras. b hemos repetido, que cada uno debía ocuparse de una
-¡Tan sólo que pudiera! Mejor me parecería seguir- sala cosa de cuantas conciernen al Estado, aquella para
te y mirar lo que me muestras, en la medida que sea la cual la naturaleza lo hubiera dotado mejor.
capaz, para que hagas un uso adecuado de mí. fectivamente, lo dijimos.
-Sígueme, pues, tras haber hecho una plegaria con- que la justicia consistía en hacer lo que es pro-
migo. pio de uno, sin dispersarse en muchas tareas, es tam-
-La haré, pero sólo mientras te sigo. bién algo que hemos oído a muchos otros, y que noso-
-Ciertamente, el lugar parece sombrío e inaccesi- tros hemos dicho con frecuencia.
ble; cuando menos es oscuro y difícil de atravesar. No -En efecto, lo hemos dicho y repetido.
obstante, hay que marchar. -En tal caso, mi amigo, parece que la justicia ha
d -Marchemos, pues. de consistir en hacer lo que corresponde a cada uno,
-iGlaucón! -exclamé, de pronto, al poner aten- o adecuado. ¿Sabes de dónde lo deduzco?
ción-. Me parece que contamos con alguna pista, y ya
no creo que la justicia se nos esfume. Opino que lo que resta en el Estado, tras haber
-¡Buena noticia! aminado la moderación, la valentía y la sabiduría, es
-En realidad, hemos sido estúpidos. que, con su presencia, confiere a todas esas cualida-
-¿Por qué? la capacidad de nacer y -una vez nacidas- les per-
-Hace rato, y ya desde el principio, querido amigo, su conservación. Y ya dijimos que, después de que
creo que ha estado rodando delante de nuestros pies, ramos aquellas tres, la justicia sería lo que restara c
pero que no la hemos percibido, sino que nos hemos esas cuatro cualidades.
e comportado ridículamente, como los que a veces se -Es forzoso, en efecto.
desesperan buscando algo que tienen en sus manos. Así -Ahora, si fuera necesario decidir cuál de esas cua-
nosotros no dirigimos nuestra vista hacia ella sino que tro cualidades lograría con su. presencia hacer al Esta-
la hemos mirado desde lejos, y por ello probablemente no al máximo, resultaría difíci1,juzgar si es que
ha permanecido oculta para nosotros. e en una coincidencia de opinión entre gobernan-
-¿Qué quieres decir? obernados, o si es la que trae aparejada entre
-Que me parece que todo el tiempo hemos estado ilitares la conservación de una opinión pautada
hablando y conversando sobre la justicia, sin percatar- a de lo que debe temerse o no, o si la existencia
nos de que estábamos mencionándola de algún modo. una inteligencia vigilante en los gobernantes; o si lo d
que con su presencia hace al Estado bueno al máximo mucho.
consiste, tanto en el niño como en la mujer, en el escla- o cuando un artesano o alguien que por natu-
vo como en el libre y en el artesano, en el gobernante raleza es afecto a los negocios, inducido por el dinero b
como en el gobernado, en que cada uno haga sólo lo o por la muchedumbre o por la fuerza o cualquier otra
suyo, sin mezclarse en los asuntos de los demás. cosa de esa índole, intenta ingresar en la clase de los
-Ciertamente, resultaría difícil de decidir. guerreros, o alguno de los guerreros procura entrar en
-Pues entonces, y en relación con la excelencia del la clase de los consejeros y guardianes, sin merecerlo,
Estado, el poder de que en él cada individuo haga lo intercambiando sus herramientas y retribuciones, o bien
suyo puede rivalizar con la sabiduría del Estado, su mo- cuando la misma persona trata de hacer todas estas co-
deración y su valentía. sas a la vez, este intercambio y esta dispersión en múl-
-Así es. tiples tareas, creo, serán la perdición del Estado. ¿No
-Ahora bien, lo que puede rivalizar con éstas en piensas también tú lo mismo?
e relación con la excelencia del Estado, jno es lo que -Por cierto que sí.
denominarías 'justicia'? -En tal caso, la dispersión de las tres clases existen-
-Exacto. tes en múltiples tareas y el intercambio de una por la c
-Examina también esto y dame tu opinión: jno les otra es la mayor injuria contra el Estado y lo más co-
encomendarás a los gobernantes la conducción de los rrecto sería considerarlo como la mayor villanía.
procesos judiciales del Estado? -Así es.
-Sí, claro. -Y la peor villanía contra el propio Estado, no di-
-Y cuando juzguen, ¿tendrán en vista otra cosa an- ' que es 'injusticia'?
enferma, o que la de los males y de los bienes sea mala -Pero podemos decir que hay algunos que tienen
y buena. Lo que quiero decir es que, cuando una cien- sed y no quieren beber.
cia llega a ser ciencia no del objeto de la ciencia en -Sí, a menudo y mucha gente.
sí misma sino de algo determinado -como es la salud -¿Y qué cabría decir acerca de ella? ¿No será que
y la enfermedad-, sucede que ella misma llega a ser en su alma hay algo que la insta a beber y que hay tam-
determinada, y esto impide desde entonces llamarla sim- bién algo que se opone, algo distinto a lo primero y que
plemente 'ciencia', sino que hay que añadirle el nombre prevalece sobre aquello?
del algo determinado al que está referida, y llamarla -Así me parece a mí también.
así 'ciencia médica'. -Pues bien, lo que se opone a tales cosas es genera-
-Ahora he comprendido, y creo que es como dices. do, cada vez que se genera, por el razonamiento, mien- d
439a -En cuanto a la sed ¿no la colocarás entre las cosas s que los impulsos e ímpetus sobrevienen por obra
que se refieren a otra? Porque sin duda es sed de algo. las afecciones y de las enfermedades.
-Sí, de la bebida.
-Y dado que hay bebida de tal o cual índole, habrá -Pues no sería infundadamente que las juzgaríamos
también sed de tal o cual índole. Ahora bien, la sed en como dos cosas distintas entre sí. Aquella por la cual
tanto tal no es sed de mucha o poca bebida, ni de bebi- el alma razona la denominaremos 'raciocinio', mientras
que aquella por la que el alma ama, tiene hambre y sed -No, por Zeus.
y es excitada por todos los demás apetitos es la irracio- -Veamos ahora el caso en que alguien cree obrar c
nal y apetitiva, amiga de algunas satisfacciones sensua- injustamente: cuanto más noble es, tanto menos puede
les y de los placeres en general. encolerizarse, aunque sufra hambre, frío o cualquier otro
e -Sería natural, por el contrario, que las juzgáramos padecimiento de esa índole por causa de aquel que
así. -según piensa- actúa justamente. Por ello, como dije,
-Tengamos, pues, por delimitadas estas dos espe- su fogosidad no consentirá en despertar contra éste.
cies que habitan en el alma. En cuanto a la fogosidad, -Es verdad.
aquello por lo cual nos enardecemos ¿es una tercera -Por el contrario, en el caso de alguien que se con-
especie, o bien es semejante por naturaleza a alguna sidere víctima de injusticia, su fogosidad hierve en él,
de las otras dos? se irrita y combate por lo que tiene por justo, y su-
-Tal vez sea semejante a la apetitiva. fre hambre, frío y padecimientos similares, soportándo- d
-Sin embargo, yo creo en algo que he escuchado los hasta que triunfe, no cesando en su nobles propósi-
cierta vez: Leoncio, hijo de Aglayón, subía del Pireo ba- tos hasta que los cumple por completo, o bien hasta
jo la parte externa del muro boreal, cuando percibió que perece o se calma al ser llamado por la razón como
unos cadáveres que yacían junto al verdugo público. Ex- el perro por su pastor.
perimentó el deseo de mirarlos, pero a la vez sintió una -Muy acertada es la comparación que haces -dijo
repugnancia que lo apartaba de allí, y durante unos mo- Glaucón-, sobre todo porque habíamos dispuesto que
mentos se debatió interiormente y se cubrió el rostro. en nuestro Estado los auxiliares sirvieran a los gober-
4400 Finalmente, vencido por su deseo, con los ojos desme-
que son como pastores del Estado.
suradamente abiertos corrió hacia los cadáveres y gri- ntiendes muy bien lo que quiero decir. Pero ¿no
tó: «Mirad, malditos, satisfaceos con tan bello espec- que considerar algo más?
táculo. » e
-También yo lo he oído contar. -Que lo que se manifiesta respecto de lo fogoso es
-Este relato significa que a veces la cólera combate lo contrario de lo que creíamos hace un momento. Pues
contra los deseos, mostrándose como dos cosas distintas. entonces creíamos que era algo apetitivo, mientras que
-Eso es lo que significa, en efecto. ahora, muy lejos de eso, debemos decir que, en el con-
-Y en muchas otras ocasiones hemos advertido que, flicto interior del alma, toma sus armas en favor de la
cuando los deseos violentan a un hombre contra su ra-
b ciocinio, se insulta a sí mismo y se enardece contra lo -Enteramente de acuerdo.
que, dentro de sí mismo, hace violencia, de modo que, -¿Y es algo distinto de la razón, o bien es una espe-
como en una lucha entre dos facciones, la fogosidad se cie racional, de modo que en el alma no habría tres es-
convierte en aliado de la razón de ese hombre. No creo pecies sino dos, la racional y la apetitiva? O bien, así
en cambio que puedas decir -por haberlo visto en ti como en el Estado había tres géneros que lo componían,
mismo o en cualquier otro- que la fogosidad haga cau- el de los negociantes, el de los auxiliares y el de los 441a
sa común con los deseos actuando contra lo que la ra- consejeros, idel mismo modo habría en el alma una ter-
zón decide.
cera especie, la fogosa, que vendría a ser como el auxi- -Y que por la misma causa que el ciudadano parti-
liar de la naturaleza racional, salvo que se corrompiera cular es valiente y de la misma manera, también el Es- d
por obra de una mala instrucción? tado sea valiente. Y así con todo lo demás que concier-
-Forzosamente sería una tercera especie. ne a la excelencia: debe valer del mismo modo para
-Sí, siempre que se nos manifieste distinta al racio- ambos.
cinio, tal como se nos manifestó distinta de lo apetitivo. -Es forzoso.
-Eso no es difícil de ser mostrado -replicó Glau- -Y en lo tocante al hombre justo, Glaucón, creo que
cón-. Ya en los niños se puede advertir que, tan pron- también diremos que lo es del mismo modo por el cual
to como nacen, están llenos de fogosidad, mientras consideramos que un Estado era justo.
b que, en lo que hace al raciocinio, algunos jamás alcan- -También esto es necesario.
zan a tenerlo, me parece, y la mayoría lo alcanza mu- -Pero en ningún sentido olvidaremos que el Estado
cho tiempo después. es justo por el hecho de que las tres clases que existen
-Por Zeus, lo que dices es muy cierto -contesté-. en él hacen cada una lo suyo.
Incluso en las fieras se ve cuán correctamente es lo que -No creo que lo hayamos olvidado.
has afirmado. Y además contamos con el testimono de -Debemos recordar entonces que cada uno de noso-
Homero que hemos citado más arriba 'O: tros será justo en tanto cada una de las especies que
hay en él haga lo suyo, y en cuanto uno mismo haga e
golpeándose el pecho, increpó a su corazón con estas lo suyo.
[palabras.
-Sin duda debemos recordarlo.
-Y al raciocinio corresponde mandar, por ser sabio
Allí Homero ha presentado claramente una especie del y tener a su cuidado el alma entera, y a la fogosidad
c alma censurando a otra: lo que reflexiona acerca de lo le corresponde ser servidor y aliado de aquél.
mejor y de lo peor censurando a lo que se enardece -Ciertamente.
irracionalmente. -¿Y no será, como decíamos ", una combinación
-Hablas de un modo enteramente correcto. de música y gimnasia lo que las hará concordar, po-
-Por consiguiente, y aunque con dificultades, hemos niendo a una en tensión y alimentándola con palabras
cruzado a nado estas aguas, y hemos convenido adecua- y enseñanzas bellas, y, en cambio, relajando y apaci- 442a
damente que en el alma de cada individuo hay las mis- guando la otra, aquietándola por medio de la armonía
mas clases -e idénticas en cantidad- que en el Estado. y del ritmo?
-Así es. -Claro que sí.
-Por lo tanto, es necesario que, por la misma causa -Y estas dos especies, criadas de ese modo y tras
que el Estado es sabio, sea sabio el ciudadano particu- haber aprendido lo suyo y haber sido educadas verda-
lar y de la misma manera. deramente, gobernarán sobre lo apetitivo, que es lo que
-Sin duda. más abunda en cada alma y que es, por su naturaleza,
lo En 111 390d. Allí se citó Od. XX 17-18; aquí se cita sólo el v. 17.
insaciablemente ávido de riquezas. Y debe vigilarse es- con esto no quedará la justicia desdibujada de
ta especie apetitiva, para que no suceda que, por col- , ue parezca distinta de como se mostró en
marse de los denominados placeres relativos al cuerpo,
crezca y se fortalezca, dejando de hacer lo suyo e in-
b tentando, antes bien, esclavizar y gobernar aquellas e todas maneras, si algo en nuestra alma contro-
cosas que no corresponden a su clase y trastorne por n de justicia, la consolidaremos del e
completo la vida de todos. algunas ideas vulgares.
-Con toda seguridad.
-¿Y no serán estas dos mismas especies las que me- : si, acerca de aquel Estado y del va-
jor pongan en guardia al alma íntegra y al cuerpo con- l por naturaleza y por su educación,
tra los enemigos de afuera, una deliberando, el otro com- llegar a un acuerdo sobre si tal hom-
batiendo en obediencia al que manda, y cumpliendo con depósito de oro o de plata, se nega-
valentía con sus resoluciones? rees que pensaría que él haría
-Sí. de índole diferente a la suya? 443a
-Valiente, precisamente, creo, llamaremos a cada
c individuo por esta segunda parte, cuando su fogosidad re, jno estaría lejos de profa-
preserva, a través de placeres y penas, lo prescrito por templos o de robar o de traicionar a amigos en la
la razón en cuanto a lo que hay que temer y lo que no. al Estado en la vida pública?
-Correcto.
-Y sabio se le ha de llamar por aquella pequeña -Y de ningún modo sería infiel a sus juramentos
parte que mandaba en su interior prescribiendo ta- ni a otro tipo de obligaciones.
les cosas, poseyendo en sí misma, a su vez, el conoci-
miento de lo que es provechoso para cada una y para -También los adulterios y la negligencia respecto
la comunidad que integran las tres. de los padres y del culto a los dioses convendrían a cual-
-De acuerdo. quier otro menos al hombre de que hablamos.
-Y moderado.será por obra de la amistad y concor- -A cualquier otro, por cierto.
d dia de estas mismas partes, cuando lo que manda y lo -Y la causa de todo esto es la de que cada una de b
que es mandado están de acuerdo en que es el racioci- las clases que hay en él hacen lo suyo, tanto en lo que
nio lo que debe mandar y no se querellan contra él. hace a mandar como en lo relativo al ser mandado.
-Pues eso y no otra cosa es la moderación, tanto -Esa es la causa, y ninguna otra.
en lo que hace al Estado como en lo tocante al individuo. -En tal caso, ¿buscas aún otra cosa que la justicia
-Y será asimismo justo por cumplir con lo que tan- como lo que provee de ese poder a tales varones y al
tas veces hemos dicho -añadí.
-Necesariamente. -No, por Zeus.
-Por consiguiente, se ha cumplido perfectamente
l2 Cf. 428e. nuestro sueño, por el cual, decíamos, presentíamos que,
REP~BLICA IV 24 1
tan pronto como comenzáramos a fundar el Estado, con- sea, si afirmáramos que hemos descubierto al
forme a alguna divinidad, daríamos con un principio y to y al Estado justo y lo que es la justicia
c un molde de la justicia. ensaríamos erróneamente.
-Completamente de acuerdo.
-Contábamos entonces, Glaucón, con una cierta ima- afirmaremos, entonces?
gen de la justicia, que nos ha sido de provecho para
tener por recto que quien es por naturaleza fabricante esto, debemos examinar
de calzado no haga otra cosa que fabricar calzado, y
que el carpintero no haga otra cosa que obras de car-
pintería, y así con los demás de esa índole. a disputa interna entre
-Es claro. a intromisión de una en lo que
-Y la justicia era en realidad, según parece, algo n una sublevación de una de las
d de esa índole, mas no respecto del quehacer exterior lma, para gobernar en
de lo suyo, sino respecto del quehacer interno, que es o sea lo que le corresponde, ya
el que verdaderamente concierne a sí mismo y a lo su- 1 que lo que le es adecuado es
yo, al no permitir a las especies que hay dentro del al- al género que realmente debe gobernar? Pienso
ma hacer lo ajeno ni interferir una en las tareas de la iremos que cosas de esa índole, y el desorden y
otra. Tal hombre ha de disponer bien lo que es suyo cionamiento errático de estas partes es lo que cons-
propio, en sentido estricto, y se autogobernará, ponién- ión, la cobardía, la ig-
dose en orden a sí mismo con amor y armonizando sus , todos los males del alma.
tkes especies simplemente como los tres términos de la
escala musical: el más bajo, el más alto y el medio. -Por consiguiente, tanto el obrar injustamente y el
e Y si llega a haber otros términos intermedios, los unirá r justamente, todo esto se nos
a todos; y se generará así, a partir de la multiplicidad, e nos ha revelado claramente
la unidad absoluta, moderada y armónica. Quien obre
en tales condiciones, ya sea en la adquisición de rique-
zas o en el cuidado del cuerpo, ya en los asuntos del as y las malsanas, de las
Estado o en las transacciones privadas, en todos estos ada difieren, pues lo que éstas son en el cuerpo
casos tendrá por justa y bella -y así la denominará- lo son en el alma.
la acción que preserve este estado de alma y coadyuve
a su produccibn, y por sabia la ciencia que supervise sanas producen la salud
dicha acción. Por el contrario, considerará injusta la ac-
444a ción que disuelva dicho estado anímico y llamará 'igno-
rante' a la opinión que la haya presidido. -De manera análoga, el obrar justamente produce
-En todo sentido dices la verdad. la justicia, mientras el actuar injustamente engendra
la injusticia.
-Es forzoso. podemos divisar con la mayor claridad que las cosas
-Pues bien, producir la salud equivale a instaurar son así, no debemos desfallecer.
el predominio de algunas partes del cuerpo sobre otras -¡Por Zeus! De ningún modo debemos desfallecer. c
que son sometidas, conforme a la naturaleza; en cam- -Ven ahora, para mirar cuántas clases hay de ma-
bio, la enfermedad surge cuando el predominio de unas logro, que, en mi opinión, vale la pena observar.
y el sometimiento de otras es contrario a la naturaleza. -Yo te sigo; a ti sólo te toca hablar.
-Sin duda. -Y bien -dije-, ya que hemos ascendido hasta un
-En tal caso, parece que la excelencia es algo como sitio que es como atalaya de la argumentación, me pa-
e la salud, la belleza y la buena disposición del ánimo; rece que hay una sola especie de excelencia e inconta-
mientras que el malogro es como una enfermedad, feal- bles de malogro, aunque sólo cuatro de ellas son dignas
dad y flaqueza.
-Así es. -2 Qué quieres decir?
-Y las empresas bellas conducen a la adquisición -Que por cuantos modos de gobierno cuenten con
de la excelencia, en tanto que las deshonestas llevan al formas específicas, probablemente haya tantos modos
malogro.
-Necesariamente. d
-Lo que nos resta examinar es, creo, qué es más obierno y cinco modos de alma.
445a ventajoso, si actuar con justicia, emprender asuntos be-
llos y ser justo -aun cuando pase inadvertido el que -Digo que el modo de gobierno que hemos descrito
se sea de tal índole-, o si obrar injustamente y ser in- es uno, pero que podría llamarse con dos nombres. Así,
justo, aun en el caso de quedar impune y no poder me- si entre los gobernantes surge uno que se destaca de
jorar por obra de un castigo. los demás, lo llamaremos 'monarquía', mientras que, en
-Pero Sócrates, -protestó Glaucón-, me parece que caso de que sean varios, 'aristocracia'.
ese examen se vuelve ridículo. Si en el caso de que el -Es cierto.
cuerpo esté arruinado físicamente se piensa que no es -Por eso, entonces, afirmo que es una especie úni-
posible vivir, ni aunque se cuente con toda clase de ali- ca; pues ni aunque sean varios, ni aunque surja uno
mentos y de bebidas y con todo tipo de riqueza y de solo, cambiarán las leyes del Estado en forma notable, e
poder, menos aún será posible vivir en el caso de que si es que se han criado y educado del modo que hemos
b esté perturbada y corrompida la naturaleza de aquello
gracias a lo cual vivimos, por más que haga todo lo que -No parece probable.
le plazca. Salvo que se aparte del mal y de la injusticia,
y se adquiera, en cambio, la justicia y la excelencia. Pues
cada una de estas cosas ha revelado ser tal como la
habíamos descrito.
-En efecto, sería ridículo -respondí-. No obstan-
te, puesto que hemos llegado a un punto desde el cual
; y parecería que has creído que pasarías inad-
al decir a la ligera, en lo referente a las mujeres
iños, que es evidente para cualquiera que todas las
comunes a los amigos.
no es eso correcto, Adimanto?
ero lo correcto de esto, como en los demás
casos, requiere una argumentación respecto de cómo es
tal comunidad, ya que puede haber muchos modos. No
omitas, pues, lo que tienes en mente. Pues nosotros ha-
ce rato que estamos aguardando lo que creíamos dirías d
acerca de cómo se procrearán los niños y, luego de pro-
creados, cómo se educarán, y todo lo que entiendes al
449a -A semejante Estado y a semejante forma de go- hablar de comunidad de mujeres y niños. Pensamos, en
bierno llamo buena y recta, lo mismo que al hombre efecto, que para el Estado es de suma importancia que
correspondiente; pero a las otras las tengo por malas eso se produzca de modo correcto o incorrecto. Por eso
y erróneas, tanto en lo relativo a la administración del ahora, cuando ibas a abordar la exposición de otro régi-
Estado, como a la organización del carácter del alma men político antes de haber definido esas cosas sufi-
individual, y su maldad existe en cuatro clases. cientemente, hemos resuelto lo que has oído: no dejarte
-¿ Cuáles? proseguir antes de que hayas expuesto todas estas 450a
Y yo iba a describirlas una tras otra, tal como me cosas, como has hecho con las demás.
b parecía que cada una de ellas se transformaba en las -Pues también a mí -dijo Glaucón- consideradme
demás; pero Polemarco -quien estaba sentado a poca asociado a vuestro voto.
distancia de Adimanto-, extendiendo su mano, asió por -¡Sin la menor duda! -exclamó Trasímaco-. Esa
arriba el manto de éste, del lado del hombro, y lo hizo resolución la compartimos todos; puedes creerlo, Sócra-
girar hacia sí e, inclinándose hacia él, le susurró algu- tes.
nas palabras, de las cuales nada pudimos entender, sal- -¿Qué es lo que hacéis, atacándome así? -me
vo esto: quejé-. iTamaña discusión promovéis acerca de nues-
-¿Qué haremos? ¿Lo dejaremos seguir? tra organización política, como si estuviéramos al co-
-De ningún modo -repuso Adimanto, hablando ya mienzo! Porque yo me regocijaba de haber concluido
en voz alta. ya la descripción, encantado de que se la diera por ad-
-¿Qué es lo que no dejaréis seguir? -pregunté. mitida tal como había sido expuesta. No sabéis vos-
-A ti. otros, al reclamarla ahora, el enjambre de argumenta- b
c -Pero ¿por qué? ciones que suscitaréis. Ya en aquel momento lo soslayé
-Porque nos das la impresión de ser indolente y es- precisamente por advertirlo, para no provocar semejan-
camotear toda una parte de la discusión, y no la más te perturbación.
insignificante, para no tomarte el trabajo de entrar en
246 DIÁLOGOS REPUBLICA v 247
-¿Y qué? -prorrumpió Trasímaco-. ¿Acaso pien- citar a la risa, ya que eso sería pueril;
sas que hemos venido aquí para buscar algún tesoro, ligro consistiría más bien en que, al fracasar res-
en lugar de asistir a argumentaciones? d, no sólo caiga yo sino que arrastre
-Sí -repliqué-, pero argumentaciones con me- también a mis amigos en relación con las
dida. menos conviene errar. Imploro la gracia
-Bien, Sócrates -dijo Glaucón-, mas la medida de cón, por lo que voy a decir. Consi-
argumentaciones como éstas es, para la gent to, que llegar involuntariamente a ser ase-
te, la vida entera. Pero no te preocupes por noso e alguien es una falta menor que la de engañarlo
por ningún motivo debes titubear en expone cto de las instituciones nobles, buenas y justas. Y
c acerca de lo que te preguntamos: en qué consisti ena correr este riesgo con los enemigos
comunidad de mujeres y niños para nuestros g igos, de modo que no haces bien en dar- b
nes, y en qué la crianza de los niños cuando
pequeños, en el período intermedio entre el nacimiento ócrates -repuso Glaucón, echándose a
y la educación, que parece ser lo más espinoso. Trata lgún perjuicio por causa de tu argu-
de decirnos de qué modo debe desarrollarse. o, te absolveremos como si se tratara de un homi-
-No es fácil exponer tal tema, bendito ami , y te declararemos limpio de toda mancha y de
testé-, pues arroja muchas más dudas intento de engaño. De manera que habla con con-
hemos descrito hasta ahora. En efecto, se d
lo dicho sea posible, e incluso en el caso de q -asentí-, ya que, como dice la ley 2 ,
d ra, cabrá la duda de que eso sea lo mejor, y de ese en tal caso queda limpio. Y es natural que
do. Por ello vacilo en tratar estos asuntos, a para tal caso valga para el caso presente 4.
exposición puede parecer una expresión de deseos, ismo, pues, habla.
rido mío. para hablar debemos ahora retornar a lo que,
-No vaciles, porque los que te escuchan no son des- e correspondía el turno en nuestra
considerados, ni incrédulos ni hostiles. tal vez sea correcto proceder así: que, c
-Excelente amigo, sin duda me hablas de ese mo completada la actuación masculina, se cumpla
porque quieres darme ánimo. la femenina, máxime dada tu exhortación a ello.
-Sí, por cierto. pinión, no hay, para hombres nacidos
-Pues bien, produces el efecto contrario. En efe
de Adrastea en la literatura griega conser-
si yo estuviera confiado en saber aquello de lo cual 6 de Prorneteo encadenado de ESQUILO: «Los
bo hablar, sería excelente tu manera de clinan ante Adrastean (es el mismo verbo que aquí; por
ya que, quien conozca la verdad, puede hablar c traducimos uimpIoro.). Un escolio a ese verso aclaraba:
guridad y audacia sobre los temas más caros e i que castigaba a 10s orgullososn.
e tantes en medio de personas inteligentes y quer
remite aquí a Leyes 869e y a DEM~STENES, XXXVII 58-59.
, en el caso de que el homicidio sea involuntario.
Pero exponer teorías cuando aún se duda de ellas y , en el caso de los presuntos errores a que puede inducir
451a las investiga, tal como debo hacer yo, es temible y pe gumentación de Sócrates.
y educados de la manera que hemos descrito, otro mo-
do recto de posesión y trato de sus hijos y mujeres que
el de seguir en conformidad con el impulso que origina-
riamente le hemos imprimido. Y en nuestro discurso
nos hemos esforzado en establecer a estos hombres co-
mo guardianes de ganado.
-Así es.
d -Sigamos con la comparación, entonces, y démosles
la generación y la crianza de modo similar, y examine-
mos si nos conviene o no.
-¿En qué sentido?
-En éste: ¿creemos que las hembras de los perros-
guardianes deben participar en la vigilancia junto con
los machos, y cazar y hacer todo lo demás junto con
éstos, o bien ellas quedarse en casa, como si estuvieran
incapacitadas por obra del parto y crianza de los cacho-
rros, mientras ellos cargan con todo el trabajo y todo
el cuidado del rebaño? referente a la gimnasia y a la música, y no menos al c
-Deben hacer todo en común, excepto que las trate- manejo de armas y a la equitación.
e mos a ellas como más débiles y a ellos como más fuer- -Tienes razón.
tes. -Más bien, dado que hemos comenzado nuestra ex-
-Pero ¿se puede emplear a un animal en las mis- posición, hay que avanzar hacia el aspecto áspero de
mas tareas que otro, si no se le ha brindado el mismo la ley en cuestión, y les rogaremos a aquellos graciosos
alimento y la misma educación? que dejen de lado sus bromas, y que se pongan serios
-No, no se puede. y recuerden que no hace mucho tiempo a los griegos
-Pues entonces, si hemos de emplear a las mujeres -como ahora a la mayoría de los bárbaros- les pare-
en las mismas tareas que a los hombres, debe enseñár- cía que era vergonzoso y ridículo mirar a hombres des-
seles las mismas cosas. nudos. Sólo cuando comenzaron a hacer ejercicios gim-
452a -Sí. násticos los cretenses primeramente, y después los d
-Y tenemos que a los hombres se les ha brindado lacedemonios, les fue posible a los chistosos de enton-
la enseñanza tanto de la música como de la gimnasia. ces ridiculizar todas esas cosas. ¿No lo crees?
-Así es. -Sí.
-Por consiguiente, e i é n a las mujeres debe ofre-
seles&.c la enseñanza de ambas arte- así como las que La traducción de gymnasía por *ejercicios gimnásticosn no
conciernen a la guerra,
. .
y debe tratárselas del mismo muestra el matiz de desnudez (gymnós= udesnudon) que implica el
modo que a los hombres. vocablo griego.
-Pero después de que la experiencia reveló a los mos negarlo. «¿Y acaso no hay una gran diferencia
hombres que era mejor desnudarse que cubrir todo el entre la naturaleza de la mujer y la del hombre?» Pre-
cuerpo 6, pienso, lo que parecía ridículo a los ojos se gunta a la que tendríamos que responder afirmativa-
desvaneció por obra de lo que, a la luz de la razón, se mente. «En tal caso, corresponde asignar a cada uno
mostró como excelente. Y esto ha puesto de manifiesto una tarea distinta, según su propia naturaleza,,. A lo c
que es un tonto aquel que considera ridículo otra cosa cual deberíamos asentir. «¿Cómo negar, por ende, que
que el mal, y quien trata de mover a risa mirando como ahora os equivocáis y os contradecís a vosotros mismos,
e ridículo cualquier otro espectáculo que el de la locura al afirmar que los hombres y las mujeres deben reali-
y el de la maldad, y que, a su vez, se propone y persigue zar las mismas tareas, aun cuando cuenten con natura-
seriamente otro modelo de belleza que el del bien. lezas tan distintas?» ¿Puedes alegar algo, mi admirable
-Por entero de acuerdo. amigo Glaucón, frente a tales objeciones?
-Lo primero en que debemos ponernos de acuerdo -Así, repentinamente, no es fácil. Pero yo te rogaré,
es sobre si estas propuestas son posibles o no. w- te ruego ahora mismo que expongas nuestro propio
mos abrir el debate, para quien quiera discutir -sea argumento, cualquiera que sea.
4530 en broma o en serio-, humana femeni- -Hace rato, Glaucón, que yo preveía estas cuestio-
nes y muchas otras de la misma índole, y por eso temía d
y titubeaba en tocar la ley concerniente a la posesión
y educación de las mujeres y niños.
-Si comenzamos tan bien, ¿no es natural que tam- -Y en efecto, ¡por Zeus!, no parece fácil.
bién concluyamos de la mejor manera? -No, pero hay que tener en cuenta esto: tanto si
-Por cierto. alguien se cae en una pequeña piscina como si cae en
-¿Quieres que debatamos la cuestión contra noso- el mar más grande, debe ponerse a nadar.
tros mismos, en nombre de los demás, para que la par- -Por supuesto.
ie del argumento contrario no sucumba al asedio por -Así también nosotros debemos nadar e intentar po-
falta de defensa? nernos a salvo de la discusión, sea con la esperanza de
b -Nada lo impide. que algún delfín nos permita montarnos sobre su lomo,
-Hablemos. pues, en nombre de ellos: « m e c e - o bien con alguna otra forma desesperada de salvación.
e
si hallamos de algún modo la sali-
o, en efecto, que -aleza
-Precisamente.
454a -¡Cuán excelente, Glaucón, es el poder del art
la disputa!
-¿Por qué?
-Porque me parece que muchos van a parar a
arte incluso sin quererlo, ya que no creen conten
sino argumentar, a causa de su incapacidad para
minar lo que se dice distinguiendo especies; persi
la contradicción de lo que ha sido dicho, antes atentos
meramente a las palabras, recurriendo a argucias, no
a argumentos.
-Esto, en efecto, sucede a mucha gente; pero itam-
bién nos alcanza a nosotros en este momento?
b -Sin ninguna duda. Y corremos el riesgo de com-
prometernos, a pesar nuestro, en una contienda verbal.
-¿De qué modo?
-Atentos meramente a las palabras, muy virilmente
y al modo erístico, perseguimos la tesis de que a quie-
nes no poseen la misma naturaleza no corresponden las
mismas ocupaciones, sin que de ningún modo hayamos
examinado la especie de la diferencia o de la identidad
de la naturaleza, ni a qué apuntábamos al distinguirlas,
cuando atribuíamos diferentes ocupaciones a diferen-
tes naturalezas, y las mismas ocupaciones a las mismas
naturalezas.
-En efecto, no lo hemos examinado.
c -Por lo tanto, según da la impresión, no es lícito
preguntarnos si la naturaleza de los calvos y la de los reflexionado no es difícil.
peludos es la misma o si es contraria, y, si convenimos
en que es contraria, en caso de que los calvos sean zapa-
teros, no permitir que lo sean los peludos, y a la inversa.
-Pero eso sería ridículo -replicó Glaucón.
-¿Y acaso sería ridículo por algún otro motivo que
porque entonces no planteábamos la identidad y la dife- Pasaje de redacción oscura. Adoptamos, con Burnet, la lección
de la mayoría de los códices, bien que dejando el participio ónta que
rencia de naturaleza en todo sentido, sino sólo aquella
d especie de diversidad y de similitud relativa a las ocu-
alguna exclusiva de la mujer en lo que toca a la adrni- -Completamente de acuerdo.
nistración del Estado? -¿Hemos de asignar entonces todas las tareas a los
-¡Claro que sí! hombres y ninguna a las mujeres?
-Vamos, pues, le diremos nosotros, responde: ¿no -No veo cómo habríamos de hacerlo.
decías que el hombre bien dotado para algo difiere del -Creo que, más bien, diremos que una mujer es ap-
poco dotado en que el primero aprende fácilmente, el ta para la medicina y otra no, una apta por naturaleza
otro con dificultad, y en que uno, tras breve aprendiza- para la música y otra no.
je, se torna capaz de descubrir mucho más de lo que
ha aprendido, mientras el otro, con una instrucción lar-
ga y mucho estudio, no puede retener lo que se le ha
enseñado, y en que, en tanto que los miembros del cuer-
po del primero son servidores adecuados de su espíritu,
c los del segundo lo contrarían? ¿Es por estas cosas o
por otras por lo que distinguías al hombre bien dotado
para algo del poco dotado?
-Nadie dirá otras cosas.
-Ahora bien, ¿conoces alguna de las actividades que -Por ende, u ~ a
practican los seres humanos donde el sexo masculino
no sobresalga en todo sentido sobre el femenino? ¿O
nos extenderemos hablando del tejido y del cuidado de
los pasteles y pucheros, cosas en las cuales el sexo fe-
d menino parece significar algo y en la que el ser supera-
do sería lo más ridículo de todo?
-Dices verdad -contestó Glaucón-, pues podría de-
cirse que un sexo es completamente aventajado por el
otro en todo. Claro que muchas mujeres son mejores
que muchos hombres en muchas cosas; pero en general
es como tú dices.
'" -Co-gobernantes.
- \ l ~-¿Y los nuestros?
',-CO-guardianes.
-¿puedes decirme si alguno de 10s gobern
otros Estados puede dirigirse a uno de 10s co-
dores como familiar, a Otro Como extraño?
-Sí, en muchos casos.
15 Adimanto, en IV 419a s.
-¿Y piensas que tiene poca importancia, y que no c
vale la pena correr el riesgo, el que observen lo referen-
te a la guerra los niños que, cuando sean hombres, ha-
rán la guerra?
moviendo a interrumpirte. -No; tiene gran importancia con respecto a lo que
e -Porque, en lo concerniente a la guerra, es evidente dices.
el modo en que combatirán.
-i Cómo?
m -+:-- la guerra j u n t o ~ ~conducirb
y a ella
a 3 i i ~ - h y g s * ~ ~ a ? ~ @ ~ < + $ ~po s ,
hijos de los demás artesanos,.qn_ -¿Y no serán sus padres conocedores de las carnpa-
467a que deberán hacer una vez adultos; ñas militares y, en cuanto eso cabe a hombres, quienes
templarlos, prestar sus servicios y su-a
5_-._i..ri en todo
lo referente a la guerra, y auxiliar a sus padres y ma-
dres. 20 no te has percatado de lo que sucede en las -Es probable.
distintas artes, donde, por ejemplo, los hijos de los alfa- -En ese caso los conducirán a unas y tomarán pre-
reros pasan largo tiempo observando y ayudando antes cauciones en las otras.
de poner sus manos en la cerámica?
-Sí.
-¿Y han de ocuparse éstos de instruir a sus hijos
por medio de la experiencia y de la observación de las
cosas respectivas más que los guardianes?
-Sería ridículo, ciertamente.
-Además, todo animal combate de modo más sobre-
-Para prevenir tales cosas, querido amigo, es nece-
sario dar alas a los niños desde temprano, de modo que
puedan escapar volando cuando sea preciso.
-¿Qué quieres decir? e
-Hay que montarlos a caballo desde muy niños y,
e sólo se ha de procurar no correr una vez enseñados, se los conducirá cabalgando para
jamás peligro alguno? que observen, pero no sobre caballos de guerra ni fogo- %,
-De ninguna manera. sos, sino lo más veloces y mansos posible; así observa-"' Y \
-Y si algai.~a-%.wz-haa.-de
.&=e rá rán del modo más bello y seguro la tarea que les ea: '
.-
C ser^
e
-
_
mejores?
&
-
\
-Creo que hablas correctamente -dijo Glaucón. -Pero, además, de acuerdo con Homero, honraremos
468a -Ahora bien, en lo relativo a la guerra, jcómo se a cuantos de los jóvenes sean buenos. en las formas d
comportarán los militares entre sí y frente a los enemi- siguientes. Pues cuenta Homero que, habiéndose distin-
gos? {Te parece que es correcto lo que opino? guido Ayante por su valentía en la guerra lo homenajea-
-Dime qué es lo que opinas. ron con un lomo entero de res, en el pensamiento de
-El que de ellos abandone su puesto o arroje sus que ése era el homenaje apropiado para un hombre va-
armas jno será convertido, por causa de esa vileza, en liente y en la flor de la vida; con lo cual lo honraban
, artesano o labrador? y a la vez acrecentaban su fuerza 17.
-Completamente de acuerdo. -Sumamente correcto es lo que dices.
-Obedeceremos a Homero, entonces, al menos en
esto. Así, pues, en los sacrificios y en todo lo demás,
honraremos a los buenos guardianes, en la medida que
revelen ser buenos, con himnos y las otras cosas que $
acabamos de mencionar y, además, con sitiales de honor, u
carnes y copas llenas 18; para que, a la vez que los ho-%?
menajeamos, entrenemos corporalmente a los hombres
y mujeres buenos.
-A mí sí. -Es lo mejor.
-¿Y no le estrecharán la diestra? ue
-También eso. ri-
-Pero lo que sigue, pienso, no te parecerá ya bien.
-iQué
" cosa? -Más que cualquier otro.
e a cada uno-besado por cada uno -Y haremos caso a Hesíodo en eso de que, cuando
- w
mueren hombres de esta raza,
: -Eso más que todo lo demás -replicó Glaucón-. se vuelven demonios puros, terrestres, 469a
-,k, Y a la ley añado que, en tanto permanezcan en campa- buenos, apartadores del mal, guardianes de hombres de
-..h a , nadie se podrá rehusar a que él lo bese, si quiere;
l
[VOZ articulada 20.
a
a fin de que, si por casualidad ama a alguno, varón o
1 mujer, ponga más celo en obtener el premio a la valentía.
-Muy bien -asentí-. Y ya hemos dicho que, para
-Sin duda le haremos caso.
c * " m m - ~ p T t ~ m e n t de
e acuerdo. no eres tú el culpable de esto? -me
-Con un solo cambio, creo, podría mostrarse que
se produce la transformación, aunque no sea un cam-
bio pequeño ni fácil, pero posible. que te defenderé tanto como pueda; y lo que puedo es
-¿Cuál es? poner buena voluntad y alentarte; y tal vez yo sea más
-He arribado a lo que hemos comparado con la más complaciente que otros para responderte. Ahora, pues, b
grande ola. Sin embargo hablaré, aunque, como una ola que estás provisto de semejante ayuda, trata de demos-
de carcajadas, me sumerja sin más en el ridículo y en
el desprecio. Examina lo que voy a decir.
-Habla.
d ! -A menos que los filósofos reinen en los Estados,
D los que ahora son llamados reyes y gobernantes filo- mencionado, determinar a qué filósofos aludimos cuan-
sofen de modo genuino y adecuado, y que coincidan en do nos atrevimos a afirmar que ellos deben gobernar,
$una misma persona el poder político y la filosofía, y de modo que, distinguiéndolos, podamos defendernos,
-:i 2 que se prohíba rigurosamente que marchen separada- mostrando que a unos corresponde por naturaleza apli- c
- i mente por cada uno de estos dos caminos las múltiples carse a la filosofía y al gobierno del Estado, en tanto
: naturalezas que actualmente hacen así, no habrá, queri- a los demás dejar incólume la filosofía y obedecer al
do Glaucón, fin de los males para los Estados ni tam-
e poco, creo, para el género humano; tampoco antes de -Es la hora de determinarlo.
R E P ~ B L I C Av 285
-Vamos entonces, sígueme, si es que de un modo -En cuanto a los que aman los honores, pienso que
u otro soy un guía adecuado. percibes que, si no pueden llegar a ser generales, son
-Guíame. capitanes. Y si no son honrados por los hombres más
-¿Debo recordarte yo o te acuerdas tú de que, cuan- grandes y más solemnes, s'e contentan con que los hon-
$
. 8 do afirmamos que alguien ama alguna cosa, si habla-
ren hombres más pequeños e insignificantes, porque de
mos correctamente, debe quedar bien en claro que no que se los honre.
está amando una parte sí, otra parte no, de su objeto,
. sino que está queriéndolo íntegro? o niegalo: cuando decimos que
d -Parece que me lo tendrás que recordar, pues yo una persona está ansiosa de algo, ¿declararemos que
no me doy cuenta en absoluto. lo ansía en forma íntegra? ¿O acaso una parte sí, una
-A otro, no a ti, convendría, Glaucón, decir lo que
dices. Porque a un varón amoroso no le conviene olvi-
dar que todos los que están en la flor de la juventud sabiduría o filósofo, 2 diremos
de algún modo aguijonean y excitan al amante de los no anhela la sabiduría en parte sí, en parte no, sino
jóvenes, y parecen todos dignos de sus cuidados y de
su efusividad. ¿O es que obráis de otro modo con los
jóvenes bellos? Si uno es de nariz chata, es elogiado -Y de aquel que no le gusta estudiar, sobre todo
por vosotros y llamado 'gracioso'; si otro es de nariz mientras es joven y no cuenta aún con razón para deci-
e aguileña, decís que es 'real'; y del que la tiene interme- dir si eso es útil o no, no diremos que es amante del
dia entre las otras, que es 'muy proporcionada'; que estudio o que es filósofo 23, como tampoco del que sien-
los morenos se ven 'viriles' y los blancos 'hijos de los te aversión por los alimentos hemos de decir que tiene
dioses'. ¿Y piensas que esa expresión, 'amarillo como entos, ni que es voraz, sino que
la miel', es otra cosa que una invención eufemística de
un amante que disimula la palidez de su amado, si éste -Y hablaremos correctamente.
está en la flor de la juventud? En una palabra, alegáis -En cuanto a aquel que está rápidamente dispuesto
475a todos los pretextos y emitís todos los sonidos para no a gustar de todo estudio y marchar con alegría a apren-
soltar a ninguno de los que están en la primavera de der, sin darse nunca por harto, a éste con justicia lo
la vida. llamaremos 'filósofo'.
-Si quieres decir que los amantes obran así, tomán- -Pues en ese caso tendrás mucha gente de esa índo-
dome por ejemplo, estoy de acuerdo, en beneficio del le y muy extraña -dijo Glaucón-; en efecto, todos los
argumento. que aman los espectáculos con regocijo por aprehen-
-Y los que aman el vino, ¿no ves que obran del mis-
mo modo, saludando todo tipo de vino con cualquier 23 Nos permitimos duplicar la palabra philósophos en la traduc-
pretexto? ción, para la mejor comprensión de su sentido en el contexto. En los
-Es cierto. demás casos de palabras que comienzan con phzl- traducimos *amante
der, me parece a mí, son de esa índole; y aún más insó-
litos son los que aman las audiciones, al menos para
ubicarlos entre los filósofos, ya que no estarían dispues-
tos a participar voluntariamente de una discusión o de a índole; pero su pensamiento es incapaz de divisar
un estudio serio; antes bien, como si hubiesen arrenda- aturaleza de lo Bello en sí y de deleitarse con ella.
'
do sus oídos, recorren las fiestas dionisíacas para oír
todos los coros, sin perderse uno, sea en las ciudades, En cambio, aquellos que son capaces de avanzar
sea en las aldeas. A todos estos aprendices y otros se- lo Bello en sí y contemplarlo por sí mismo, jno
e mejantes, incluso de artes menores, ¿llamarás 'filósofos'?
-De ningún modo -respondí-, más bien 'pareci-
dos a filósofos'.
-Entonces,* llamas 've
'.U xr .
-a"
-S&->?
p ~y
-Así pues, l a s p i a k ó n c ~ r r e s cosa ~ el o t w e c i e?
co&~trrc&ntífic_~ara. uello con lo c" ~ k ~ w d e -
-*a-**%*,@--'-*
-Así es.
-Y al corresponder por naturaleza el conocimiento
científico a lo que esz4,jno conoce cómo es el ente? 1 conocimiento científico y la opinión no son lo mismo.
-Necesariamente.
-Y tal vez el conocimiento científico está por natu- -Así parece.
raleza asignado al ente, de modo que conozca cómo es. -¿Está entonces más allá de ambos, sobrepasando
-Sí. al conocimiento en claridad y a la ignorancia en
-La opinión, en cambio, decimos que opina. oscuridad ?
-Así es.
-¿Y conoce lo mismo que el conocimiento científi-
co? ¿Y lo mismo será cognoscible y opinable, o es impo-
sible esto?
-Es imposible -respondió Glaucón-, dado lo que d
b.
-L
obre
-Sí.
C
-Enteramente de acuerdo.
479a -
Hablas correctamente.
Después de eso examina si los que han de ser c
servarlas con tal como decimos t x e a a n en su naturaleza con algo
más. \
-¿Instituiremos a éstos como guardianes más bien
que a aquellos que, conociendo lo que es cada cosa, no
les falta en cuanto a experiencia nada respecto de és-
tos, ni tampoco les van a la zaga en cuanto a la excelen- -Probablemente.
cia en ninguno de sus aspectos? -No sólo es probable, querido amigo, sino también
-Sería absurdo -dijo Glaucón- escoger a otros, si completamente necesario que quien es amoroso por na-
no les falta nada en las restantes cosas, ya que los turaleza ame a todo lo que es congénere y emparentado
sobrepasan en cuanto a lo que es prácticamente más con las cosas que ama.
importante, como el conocimiento de lo que es cada -Correcto.
cosa.
-Y lo que tenemos que decir ahora es de qué modo
podrán alcanzar las restantes cosas a la vez que la
principal.
-Completamente de acuerdo. d
-Como decíamos al comenzar esta argumentación,
en primer lugar es necesario aprehender su naturaleza;
y pienso que, si nos ponemos de acuerdo suficientemen- aprende-ire desde mu
te sobre ella, concordaremos también en que tales hom-
bres pueden alcanzar esas cosas, y en que no deben ser -Absolutamente.
otros que éstos los jefes de Estado. -Pero además sabemos que, cuando a alguien lo
-¿De qué modo? arrastran fuertemente los deseos hacia una sola cosa,
se le tornan más débiles las demás, como una corriente
que es canalizada hacia allí.
-Es cierto.
-Y en__q&en que -También esto: al observar el alma del filósofo y
c-ocirniepto, y hacia to la del que no lo es, examina si ya desde temprano es
ciernen al placer del alma misma y por sí misma &n- justa y mansa, o insociable y salvaje.
si es que ha de ser filó- -Completamente de acuerdo.
modo artificial. -Pero pienso que tampoco dejarás de lado lo si- c
-Gmpletamentenecssw&. guiente.
-u---n hGm%Z"seihe
rmxb,a,am~nte G-1&
ningún
por las -Si aprende fácilmente o con dificultad. ¿O esperas
cuales se p o " i r ~ ~ ~ n < e g las
u i riquezas,
r con todo que alguna vez alguien puede querer como es debido
su derroche, hacen que a él menos que a ningún otro lo que hace, si al hacerlo se mortifica y penosamente
convenga esforzarse en obtenerlas. alcanza magros resultados?
-Así es. -No.
-Y aún hay que examinar lo siguiente, si vas a -Y si no pudiera retener nada de lo que aprendió,
discernir la naturaleza del filósofo de la del que no olvidándose de todo, ¿sería posible que no quedara
lo es. vacío de conocimientos?
-¿Qué cosa? -No sería posible.
-Que no se te oculte nada que tenga parte en lo -Y si trabaja en vano, ¿no piensas que necesaria-
servil; porque la mezquindad es, sin duda, lo más opues- mente terminará por odiarse a sí mismo y a semejante
to a un alma que haya de suspirar siempre por la totali- trabajo?
dad íntegra de lo divino y lo humano.
-Una gran verdad.
-Y aquel espíritu al que corresponde la contempla-
ción sublime del tiempo todo y de toda la realidad, ipien-
sas que puede creer que la vida humana es gran cosa?
-Es imposible. -¿Y no diríamos menos que la naturaleza que es
1 -¿Y acaso semejante hombre considerará que la extraña a la Musa y a la buena forma no empuja hacia
muerte es algo temible? ninguna otra parte que a la desmesura?
-Ni en lo más mínimo. -Sin duda.
-Entonces, a-u~n&u&z~~.o -¿Pero la verdad es congénere de la desmesura o
corresponde_t w a r pa.rte,,según -Rare_e,"_en, de la mesura?
d& f ilos,afia. -De la mesura.
-Creo que no.
-En cuanto al varón ordenado que no ama las ri-
quezas y no es servil ni jactancioso ni cobarde, ¿puede
llegar a ser. difícil de tratar o injusto?
-No.
-No podría ser de otro modo. tas, pero que en los hechos se ve que cuantos se abocan
e -Bien. ¿Y no crees que estas cualidades que hemos a la filosofía, no adhiriéndose simplemente a ella con
descrito son necesarias y se siguen una de otra para miras a estar educados completamente y abandonán-
el alma que va a aprehender de modo suficientemente dola siendo aún jóvenes, sino prosiguiendo en su ejer- d
perfecto lo que es? cicio largo tiempo, en su mayoría se convierten en indi-
487a -Sí, son necesarias al máximo. viduos extraños, por no decir depravados, y los que pa-
-¿Has de censurar entonces a una ocupación que recen más tolerables, no obstante, por obra de esta
no se puede practicar como es debido si no se está por ocupación que tú elogias, se vuelven inútiles para los
naturaleza dotado de memoria, facilidad para aprender, Estados.
grandeza de espíritu y de gracia y no se es amigo y con- Y una vez que lo escuché, dije:
génere de la verdad, de la justicia, de la valentía y de -¿Y piensas que los que hablan así mienten?
la moderación? -No sé, pero con gusto oiría tu opinión.
-No, ni Momo ' censuraría algo por el estilo. -Oirías, pues, que me parece que dicen la verdad.
-¿Y no es sólo a estos hombres, una vez perfeccio- -¿Cómo, entonces, ha de estar bien dicho que no e
nados por la educación y por la edad, que encomenda- cesarán los males para los Estados antes de que en ellos
rás el Estado? gobiernen los filósofos, cuando venimos a reconocer que
b En ese punto intervino Adimanto. les son inútiles?
-Nadie, oh Sócrates -dijo-, podría contradecirte. -Para contestar la pregunta que haces necesito de
Pero a los que escuchan en cada ocasión lo que dices una comparación.
les pasan cosas como ésta: estiman que es por su inex- -iY claro, tú no acostumbras, creo, a hablar con
periencia en interrogar y responder por lo que son des- imágenes!
viados un poco por obra del argumento en cada pregun- -Bueno, te burlas tras haberme arrojado en un asun-
ta, y, al acumularse al final de la discusión estos peque- to difícil de demostrar. Escucha ahora la imagen, para 488a
ños desvíos, el error llega a ser grande y aparece con- que puedas ver cuánto me cuesta hacer una compara-
tradiciendo lo primero que se dijo. Y así como en el ción. Tan cruel es el trato que los Estados infligen a
juego de fichas los expertos terminan por bloquear los hombres más razonables, que no hay ningún otro
c a los inexpertos, que no tienen dónde moverse, así tam- individuo que padezca algo semejante. Por eso, para po-
bién ellos acaban por quedar bloqueados, sin tener qué der compararlos y defenderlos, deben reunirse muchas
decir, por obra de este otro juego de fichas que no se cosas, a la manera en que los pintores mezclan para
juega con guijarros sino con palabras, aunque la ver- retratar ciervos-cabríos y otros de esa índole. Imagína-
dad no gane más de ese modo 2 . Digo esto mirando al te que respecto de muchas naves o bien de una sola
caso presente; pues ahora podría decirse que de pala- sucede esto: hay un patrón, más alto y más fuerte que
bra no se puede contradecirte en cada cosa que pregun- todos los que están en ella, pero algo sordo, del mismo b
modo corto de vista y otro tanto de conocimientos náu-
Momo era el dios del reproche, la censura y la burla. ticos, mientras los marineros están en disputa sobre el
Cf. nota 7 al libro 1. gobierno de la nave, cada uno pensando que debe pilotar
él, aunque jamás haya aprendido el arte del timonel y
no pueda mostrar cuál fue su maestro ni el tiempo en
que lo aprendió; declarando, además, que no es un arte
que pueda enseñarse, e incluso están dispuestos a des-
cuartizar al que diga que se puede enseñar; se amonto-
nan siempre en derredor del patrón de la nave, rogán-
dole y haciendo todo lo posible para que les ceda el ti-
món. Y en ocasiones, si no lo persuaden ellos y otros
sí, matan a éstos y los arrojan por la borda, en cuanto eso no a los hombres razonables sino a quienes no recu-
al noble patrón, lo encadenan por medio de la mandrá- rren a ellos. Porque no es acorde a la naturaleza que
gora, de la embriaguez o cualquier otra cosa y se ponen el piloto ruegue a los marineros que se dejen gobernar
a gobernar la nave, echando mano a todo lo que hay
en ella y, tras beber y celebrar, navegan del modo que
es probable hagan semejantes individuos; y además de verdaderamente
eso alaban y denominan 'navegador', 'piloto'y 'entendi-
do en náutica' al que sea hábil para ayudarlos a gober-
nar la nave, persuadiendo u obligando al patrón en tan-
to que al que no sea hábil para eso lo censuran como
inútil. No perciben que el verdadero piloto .necesaria-
mente presta atención al momento del año, a las esta-
ciones, al cielo, a los astros, a los vientos y a cuantas
cosas conciernen a su arte, si es que realmente ha de blar, y a los que aquéllos decían 'inútiles' y 'charlatanes
ser soberano de su nave; y, respecto de cómo pilotar de las cosas que están en lo alto' con los verdaderos
con el consentimiento de otros o sin él, piensan que no pilotos, no te equivocarás.
es posible adquirir el arte del timonel ni en cuanto a -Correcto.
conocimientos técnicos ni en cuanto a la práctica. Si -De aquí y en estas circunstancias no es fácil que
suceden tales cosas en la nave, jno estimas que el ver- la ocupación más excelente sea tenida en alta estima
dadero piloto será llamado 'observador de las cosas que por los que se ejercitan en sentido contrario; pero la d
489a están en lo alto', 'charlatán' e 'inútil' por los tripulan- mayor calumnia y la más violenta hacia la filosofía so-
tes de una nave en tal estado? breviene por obra de quienes dicen ocuparse de ella,
-Ciertamente -respondió Adimanto. y que, según lo que afirmas, hacen decir al que acusa
-Y no pienso que debas escrutar mucho la compa- a la filosofía que la mayoría de los que se ocupan de
ración para ver que tal parece ser la disposición de los ella son depravados, y que los más razonables son in-
Estados hacia los verdaderos filósofos, ya que entien- útiles, cosa en que yo convine contigo que era verda-
des lo que digo.
-Así es.
-¿Hemos expuesto entonces la causa de la inutili- -Pero si la verdad es la que lo conduce, pienso, no
dad de los filósofos razonables? podremos decir que la sigue un coro de males.
-Por cierto que sí. -¡Claro que no!
-¿Quieres que, a continua -Más bien diremos que la sigue un carácter sano
que es forzosa la
e-" --.Rerversi&d
"--*-- y justo, al cual se acopla también la moderación.
y que tratemos de rpst-mr;- e a -Y lo diremos correctamente.
e qrte. Xa..culpg m. gsadQli,xl.asfilosofía? -¿Qué necesidad hay entonces de poner en el orden
-Completamente de acuerdo. forzoso, nuevamente desde el principio, el resto del co-
-Ahora hablemos y oigamos recordando aquel pun- ro correspondiente a un alma filosófica? Recuerda que
to en que describíamos cómo debe ser necesariamente encontramos que le convenía la valentía, la facilidad de
la naturaleza del que va a sePsua_ha,mxe de real valía. aprender, la memoria; y cuanto objetaste que cualquiera
490a Si lo recuerdas, en primer lugar, &hí,s_cocducido se vería forzado a estar de acuerdo en lo que decíamos, d
la- pero que, si dejábamos de lado las palabras y dirigía-
ue mos la mirada a la gente sobre la que versaba el discur-
so, podría decirse que se ve que de ellos unos son inúti-
-Así era, en efecto, lo que decíamos. les y la mayoría perversos de toda perversión; hemos
-¿Y no es eso completamente contrario a la opinión arribado ahora, en el examen de la causa de esta ca-
que generalmente se tiene de él? lumnia, a la pregunta de por qué la mayoría son perver-
-Sin duda. sos; y es en vista a eso que retomamos nuevamente la
-¿Y no nos defenderemos razonablemente si deci- tarea de delimitar la naturaleza de los verdaderos filó-
mos que el que ama realmente aprender es apto por sofos.
naturaleza para aspirar a acceder a lo que es, y no se -Así es. e
queda en cada multiplicidad de cosas de las que se opi- -Debemos entonces observar la corrupción de se-
na que son, sino que avanza sin desfallecer ni desistir mejante naturaleza tal como se produce en la mayoría,
de su amor antes de alcanzar la naturaleza de lo que y a la que escapan pocos, los cuales no son llamados
es cada cosa, alcanzándola con la parte del alma que 'perversos' sino 'inútiles'; y, después de eso, observar
corresponde a esto (y es la parte afín la que corresponde), cuál es la naturaleza de las almas que imitan la natura-
por medio de la cual se aproxima a lo que realmente leza filosófica y se abocan a tal ocupación, arribando 491a
es y se funde con esto, engendrando inteligencia y a una ocupación que las sobrepasa y de la que no son
verdad, y obtiene conocimiento, nutrición y verdade- dignas, por lo cual cometen equivocaciones por doquier
ra vida, cesando entonces sus dolores de parto, no y así por doquier y entre todos los demás hombres en-
antes? dosan a la filosofía la reputación de la que hablas.
-Sería la defensa más razonable. -¿A qué clase de corrupción te refieres?
-Bien; ¿y será parte de su naturaleza amar la men- -Trataré de explicártelo, si soy capaz de ello. Pien-
tira, o, todo lo contrario, odiarla? so que todos estarán de acuerdo en este punto: una na-
turaleza de tal índole, dotada de todo cuanto acabamos
b de prescribir a quien haya de convertirse completamen- se vuelven especialmente malas. 20 piensas acaso que
te en un filósofo, surge pocas veces entre los hombres los mayores delitos y la más extrema maldad provienen
y en pequeño número. ¿No piensas así? de una naturaleza mediocre, y no de una vigorosa que
-¡Claro que sí! ha sido corrompida por la nutrición, y que la naturale-
-Examina ahora cuántas cosas y de qué magnitud za débil es alguna vez causa de grandes bienes o gran-
llevan a estos pocos a su perdición. des males?
-¿Cuáles? -No; es así como dices.
-Lo más asombroso de escuchar es que cada una
de las cualidades que hemos elogiado en su naturaleza
corrompen al alma filosófica que las posee y la arran-
can de la filosofía. Me refiero a la valentía, a la modera-
ción y todo lo demás que hemos descrito.
-Resulta insólito al oírlo.
c -Más aún; todos los llamados 'bienes' corrompen lo que la mayoría, a saber, que hay algunos jóvenes co-
al alma y la arrancan de la filosofía: la belleza, la rique- rrompidos por sofistas y algunos sofistas que corrom-
za, la fuerza corporal, las conexiones políticas influyen- pen privadamente de modo digno de mención, y no que
tes y todo lo afín a estas cosas. Ya cuentas con una quienes dicen tales cosas son ellos mismos los más
pauta de aquello a lo que me refiero. grahdes sofistas, que educan de la manera más comple- b
-Sí, aunque con gusto escucharía una exposición ta y conforman a su antojo tanto a jóvenes como a an-
más minuciosa. cianos, a hombres como a mujeres?
-Aprehéndelo entonces correctamente de modo ge- -¿Y cuándo sucede eso?
neral, y te resultará luminoso y dejarán de parecerte -Cuando la multitud se sienta junta, apiñada en la
insólitas las cosas que he dicho. asamblea, en los tribunales, en los teatros y campamen-
-No entiendo qué es lo que me pides. tos o en cualquier otra reunión pública, y tumultuosa-
d -Toda semilla vegetal o retoño animal, si no encuen- mente censura algunas palabras o hechos y elogia otras,
tra el alimento, la estación y el lugar que conviene en excediéndose en cada caso y dando gritos y aplaudiendo,
cada caso, sabemos que, cuanto más fuerte, tanto más de lo cual hacen eco las piedras y el lugar en que se c
sufre la falta de lo que requiere; pues sin duda lo malo hallan, duplicando el fragor de la censura y del elogio.
es más opuesto a lo bueno que a lo no bueno. En semejante caso, {cuál piensas que será su ánimo,
-¿Cómo no habría de ser así? por así decirlo? ¿Qué educación privada resistirá a ello
-Hay razón, entonces, pienso, en que la mejor natu- sin caer anonadada por semejante censura o elogio y
raleza, sometida a una nutrición que no le corresponde, sin ser arrastrada por la corriente hasta donde ésta la
salga peor parada que una mediocre. lleve, de modo que termine diciendo que son bellas o
-Sí, hay razón en ello. feas, las mismas cosas que aquéllos dicen, así como ocu-
e -Digamos, por consiguiente, Adimanto, que las al- pándose de lo mismo que ellos y siendo de su misma
mas bien dotadas, si tropiezan con una mala educación, índole?
d -Es de toda necesidad, Sócrates. fuerte, conociera sus impulsos y deseos, cómo debería b
-Pero no hemos hablado aún de la mayor coacción. acercársele y cómo tocarla, cuándo y por qué se vuelve
-¿Cuál es? más feroz o más mansa, qué sonidos acostumbra a emi-
- Aquella que imponen estos educadores y sofistas tir en qué ocasiones y cuáles sonidos emitidos por otro,
si no pueden persuadir con palabras. ¿O no sabes que a su vez, la tornan mansa o salvaje; y tras aprender to-
al que no pueden convencer lo castigan con privación das estas cosas durante largo tiempo en su compañia,
de derechos políticos, multas y pena de muerte? diera a esto el nombre de 'sabiduría', lo sistematizara
-¡Claro que lo sé! como arte y se abocara a su enseñanza, sin saber verda-
-¿Y qué otro sofista y qué discursos privados opues- deramente nada de lo que en estas convicciones y apeti-
tos a ellos piensas que podrán aspirar a prevalecer? tos es bello o feo o bueno o malo o justo o injusto; y c
e -Pienso que ninguno. aplicara todos estos términos a las opiniones del gran
-Ciertamente que no, ya que el intentarlo es pura animal, denominando 'buenas' a las cosas que a éste
locura. Pues no hay ni ha habido ni habrá un carácter regocijan y 'malas' a las que lo oprimen, aunque no pu-
diferente en cuanto a excelencia que haya sido educado diese dar cuenta de ellas, sino que llamara 'bellas' y
con una educación diferente a la de ellos. Hablo de un 'justas' a las cosas necesarias, sin advertir en cuánto
carácter humano, amigo mío, ya que del divino hay que difiere realmente la naturaleza de lo necesario de la de
descartar la mención, como dice el proverbio. Debes sa- lo bueno, ni ser capaz de mostrarlo. ¿No te parece, por
ber bien, en efecto, que, si-algo se salva y llega a ser Zeus, que semejante educador es insólito?
493a como se debe, en la actual constitución de la organiza- -A mí sí me parece.
ción política, no hablarás mal si dices que se salva por -¿Y acaso te parece que difiere en algo de éste aquel
una intervención divina. que tiene por sabiduría la aprehensión de los impulsos y d
-Creo que no es de otro modo. gustos de la abigarrada multitud reunida, ya sea res-
-Juzga aún, además de esas cosas, la siguiente. pecto de pintura, ya de música, ya ciertamente de polí-
-¿Qué cosa? tica? Porque, en efecto, si alguien se dirige a ellos para
-Cada uno de los que por un salario educan priva- someterles a juicio una poesía o cualquier otra obra de
damente ', a los cuales aquéllos llaman 'sofistas' y tie- arte o servicio público, convirtiendo a la muchedumbre
nen por sus competidores, no enseñan otra cosa que las en autoridad para sí mismo más allá de lo necesario,
convicciones que la multitud se forja cuando se congre- la llamada necesidad de Diomedes lo forzará a hacer
ga, y a lo cual los sofistas denominan 'sabiduría'. Es
como si alguien, puesto a criar a una bestia grande y El escoliasta (GREENE, 239) cuenta una leyenda según la cual Dio-
medes evitó una muerte segura a manos de Ulises -cuando ambos
regresaban al campamento tras robar en Troya una estatua de Palas
3 Es difícil ofrecer una traducción que dé la idea exacta de lo que Atenea-, y. atándole las manos, lo obligó a caminar delante de él.
Piatón tiene en mente con esta expresión. No critica, ciertamente, la J-C y ADAMmencionan también una explicación dada en un escolio
educación privada, ya que la Academia misma era privada; más bien a Ecclesiazusae 1029 de ARIST~FANES, que habla de otro Diomedes, el
hay aquí una contraposición implícita entre beneficio privado y bien tracio, quien, teniendo esclavas prostitutas, obligó a unos extranjeros
común, en la cual lo primero es equiparado al lucro. que pasaban a fornicar con ellas.
3 10 DIÁLOGOS
lo que aquélla apruebe. En cuanto a que estas cosas -Es lo que sucede habitualmente.
son-verdaderamente buenas y bellas, ¿has oído que al- -¿Qué piensas que hará semejante hombre en se-
guna vez dieran cuenta de ellas de un modo no ridículo? mejantes circunstancias, sobre todo si se da el caso de
e -No, y pienso que tampoco lo oiré. . que pertenece a un Estado importante, y en él es rico
-Teniendo todo esto en mente, recuerda lo anterior: y noble, y además buen mozo y esbelto? ¿No se colmará
de esperanzas vanas, estimando que va a ser capaz de
gobernar a griegos y a bárbaros, y además exaltándose d
a sí mismo en su arrogancia, lleno de ínfulas y de vacía
e insensata vanidad?
-¿ Es ~ i ~ & & ~ w ~ ; - q ~ m
~ ~ hu k. f i sea
Ud -Seguramente.
;f;ilósofa? -Y si al que está así dispuesto se acerca gentilmen-
~sible. te alguien y le dice la verdad, a saber, que no tiene inte-
ligencia sino que ésta le falta, y que no la podrá adqui-
rir sin trabajar como un esclavo por su posesión, ipien-
sas que le será fácil prestar oídos en medio de tamaños
-Y también por aquellos individuos que se asocian males?
con la masa y anhelan complacerla. -Ni con mucho.
-Es evidente. -Incluso si un individuo, en razón de su buen natu-
-A partir de lo dicho ¿ves alguna salvación para el ral y su afinidad con tales palabras, de algún modo las e
alma filosófica, de modo que permanezca en su queha- capta y se vuelve y deja arrastrar hacia la filosofía, ¿qué
b c'er hasta alcanzar la meta? Recapacita sobre lo ante- pensaremos que harán aquéllos al estimar que pierden
sus servicios y su amistad? No habrá acción que no rea-
licen ni palabras que no le digan para que no se deje
persuadir; y en cuanto al que intenta persuadirlo, trata-
-=%%, rán de que no sea capaz de ello, conspirando privada-
-Un hombre así será ya desde niño el primero en- mente contra él e iniciándole procesos judiciales en
tre todos, especialmente si el cuerpo crece de modo público.
similar al alma. -Es forzoso. 495a
-Sin duda. -{Puede semejante hombre filosofar?
-En ese caso, pienso, cuando llegue a ser mayor, -No, por cierto.
sus parientes y conciudadanos querrán emplearlo para -¿Ves ahora que no hablábamos mal cuando decía-
sus propios asuntos. mos que aquellas cualidades de las que se compone la
-¡Claro que sí! naturaleza filosófica, sí se nutren en el mal, son de al-
c -Y se pondrán a su disposición, rogándole y hon- gún modo causa del deterioro de su ocupación, y así
rándolo, tratando de conquistarlo de antemano y adu- pasa con los llamados 'bienes', las riquezas y todos los
lando anticipadamente el poder que va a tener. recursos con que está provisto?
-No, hablábamos correctamente. -¿Y te parece que se ven diferentes en algo de un
-De tal índole y de tal dimensión, mi admirable ami
b go, es la ruina y corrupción de la mejor naturaleza res
pecto de la ocupación más excelente, siendo por lo de
\ herrero bajo y calvo que ha hecho dinero y, rec:én libe-
rado de sus cadenas, se lava en el baño y se pone un
manto nuevo, presentándose como novio pard desposar
más rara tal naturaleza, según hemos dicho. Y de esto
hombres proceden los que causan los pgores males 4 a la hija de su amo debido a la pobreza 1 soledad de
ésta?
-No difieren en nada.
'I
los Estados y a los particulares, y también los que le 446a
hacen los más grandes bienes, si la corriente los favo- -¿Y qué clase de descendencia tendrá semejante ma-
rece. En cambio, jamás una naturaleza pequeña hace trimonio? ¿No será bastarda y de k,aja estofa?
algo grande a nadie, sea a un Estado o a un parti- h -Es de toda necesidad que as! sea.
cular. 3
f -Y cuando hombres indigno5 de ser educados se
-Es la pura verdad. \ acercan a la filosofía y tratan c m ella de un modo no
-Por consiguiente, al fracasar así aquellos a lo$ !acorde con su dignidad, ¿qué clase de conceptos y de
c cuales conviene al máximo, dejan a la filosofía solitarirb /opiniones diremos que procrean? ¿No serán lo que po-
y soltera, y ellos mismos viven una vida que no es con: \\demos entender por 'sofi~~nas', carentes de nobleza y
veniente ni verdadera, mientras la filosofía, como un4 tp inteligencia v e r b d e r ~ ?
huérfana sin parientes, es asaltada por gente indigna -Totalmente de 'acaerdo.
que la deshonra y le formula reproches como los quel
dices le hacen los que declaran que, de quienes toman\
contacto con ella, unos no valen nada y otros son mere
cedores de muchos males.
-Precisamente eso es lo que se dice.
-Y se dice razonablemente. Pues al'ver otros
d , , e s que la plaza ha quedado vacante pero col
de bellas palabras y..apariencias, tal como los que hu-
yendo de la cárcel se refugian en un templo, también
éstos escapan desde las técnicas hacia la filosofía. y sue- 1 féages puede retener a otros dentro de la filoso-
len ser los más hábiles en ésas sus tecnicillas. Porque j fía, ya que, dándose todas las demás condiciones co- c
la filosofía, incluso hallándose así maltratada, retiene / mo para que desertara de ella, a Téages lo retuvo el
una reputación grandiosa en comparación con las otras 1 cuidado de su cuerpo enfermo, que lo mantuvo aparta-
técnicas, y a esto aspira mucha gente dotada de natur7:i do de la política. En cuanto a mi signo demoníaco, no
lezas incompletas; la cual, tal como tiene el ci7spo/
arruinado por las técnicas artesanales, así bambiénl Téages era un joven amigo de Sócrates que es citado en Apolo-
gía 33e: «también [está presente1 Páralos -hijo de Demódoco-, de
e se halla con el alma embotada y enervada 2or los trabad
quien era hermano Téagesn. El pasado *era»permite suponer que Téa-
jos manuales. ¿No es esto forzoso? ges había muerto por entonces. Un diálogo pseudo-platónico tiene su
-¡Claro que sí! nombre.
vale la pena hablar, pues antes de mí apenas ha habido y yo me quejo de que ninguna de las cons- b
algún caso, o ninguno. Y los que han sido de estos po- tit íticas de hoy en día sea digna de la natu-
cos que hemos enumerado y han gustado el regocijo y raleza filosófica; por eso se desvía y se altera; tal como
la felicidad de tal posesión, pueden percibir suficiente- una semilla exótica sembrada en tierra extraña se des-
mente la locura de la muchedumbre, así como que naturaliza, sometida por ésta, y suele adaptarse a las
no hay nada sano -por así decirlo- en la actividad especies vernáculas, así tampoco esta índole filosófica
d política, y que no cuentan con ningún aliado con el cual conserva su poder, sino que degenera en un carácter
puedan acudir en socorro de las causas justas y conser- extraño. Pero si da con la mejor organización política,
var la vida, sino que, como un hombre que ha caído acorde con que él mismo es el mejor, resultará mani- c
entre fieras, no están dispuestos a unírseles en el daño fiesto que era algo realmente divino, mientras todo lo
ni son capaces de hacer frente a su furia salvaje, y que, demás -naturaleza y ocupaciones-, humano. Pero, des-
antes de prestar algún servicio al Estado o a los ami- pués de esto, es obvio que preguntarás cuál es esta or-
gos, han de perecer sin resultar de provecho para sí ganización política mejor.
mismos o para los demás. Quien reflexiona sobre todas -Te equivocas, pues no iba a preguntarte eso, sino
estas cosas se queda quieto y se ocupa tan sólo de sus si es ésta la que hemos descrito al fundar nuestro Esta-
propias cosas, como alguien que se coloca junto a un
muro en medio de una tormenta para protegerse del -En otros sentidos es ésta; pero queda un punto al
polvo y de la lluvia que trae el viento; y, mirando a los cual nos hemos referido ya 6: que debería haber siem-
demás desbordados por la inmoralidad, se da por con- pre en el Estado alguien que tuviera la misma fórmula d
tento con que de algún modo él pueda estar limpio de de la organización política que has tenido tú, el legisla-
e injusticia y sacrilegios a través de su vida aquí abajo dor, al implantar las leyes.
y abandonarla favorablemente dispuesto y alegre y con -Nos hemos referido a eso, en efecto.
una bella esperanza. -Pero no quedó suficientemente esclarecido por el
497a -Si así se desembaraza de ella -dijo Adimanto- temor a vuestros ataques, cuando mostrasteis que la de-
no será insignificante lo que ha logrado. mostración de eso era larga y difícil; aparte de que lo
-Pero tampoco muy importante -repuse yo-, al era en absoluto fácil.
no hallar la organización política adecuada, pues en una
apropiada crecerá más y se pondrá a salvo a sí mismo -Estado ha de " t r a t a d J i l o -
particularmente y al Estado en común. Pero en lo que
hace a la filosofía, me parece que hemos hablado razo-
nablemente sobre los motivos de que se la calumnie
y sobre que esto es injusto, si no tienes otra cosa que -No obstante, debes completar la demostración acla- e
decir. rando este punto.
-Nada acerca de eso,
-actuales , .---m-
di
Cf. 111 412a.
-No me lo impedirá el no quererlo, sino el no po- servicio a la filosofía. Y al crecer en edad, cuando el
der. Pero tú, que estás presente, verás al menos mi alma comienza a alcanzar la madurez, hay que intensi-
celo. Observa entonces cuán ardientemente y de qué m e ficar los ejercicios que corresponden a ésta; y, cuando
do más aventurado voy a decir una vez más que el Esta- cede la fuerza corporal y con ello quedan excluidos de
do debe abordar la práctica de la filosofía de una mane- las tareas políticas y militares, dejarlos pacer libremente c
ra opuesta a la actual. y no ocuparse de otra cosa que de la filosofía, a no ser
-¿Cómo? de forma accesoria, si es que han de vivir dichosamente
-En la actualidad la abordan adolescentes que ape- y, tras morir, han de coronar allá la vida que han vivido
498a nas han salido de la niñez, y que, en el intervalo ante- con un adecuado destino.
rior al cuidado de la casa y de los negocios, cuando ape- -Es verdad, Sócrates, creo que hablas con ardor;
nas se han aproximado a la parte más difícil de la filo- pienso, sin embargo, que muchos de los que te escu-
sofía -la concerniente a los conceptos abstractos- ', chan, comenzando por Trasímaco, serán más ardorosos
la dejan de lado, pasando por filósofos hechos; de ahí aún al oponérsete y no se dejarán persuadir en lo más
en adelante están dispuestos a convertirse en oyentes mínimo.
de otros que sean activos en filosofía, cuando son invi- -No nos indispongas a mí y a Trasímaco, cuando
tados, con lo cual creen hacer gran cosa, pensando que acabamos de hacernos amigos, sin haber sido antes d
deben practicarla como algo accesorio. Y a excepción enemigos; pues no hemos de descuidar ningún esfuerzo
de unos pocos, cerca de la vejez se apagan mucho más hasta que lo persuadamos a él y a los demás, o les sir-
b que el sol de Heráclito, por cuanto no se encienden vamos en algo en otra vida, si, al volver a nacer, se
nuevamente encuentran en conversaciones de esta índole.
-¿Y qué debe hacerse? -¡Estás hablando de un breve lapso de tiempo!
-Todo lo contrario; cuando son niños y adolescen- -No es nada, al menos si se lo compara con la tota-
tes, ha de administrárseles una educación y una filoso- lidad de los tiempos. De todos modos, que la multitud
fía propias de la niñez y de la adolescencia, y, mientras no se deje persuadir por lo que decimos no es nada sor-
sus cuerpos se desarrollan para alcanzar la virilidad, prendente, pues jamás ha visto que se haya generado
deben cuidarlos bien, procurando así que presten un lo que ahora hemos expresado, sino más bien ha oído e
ciertas frases haciendo consonancia entre sí a propósi-
Añadimos uabstractos». CHAMBRY y PAB~N-F. GALIANO traducen to, no accidentalmente, como me acaba de ocurrir. Pero
esta expresión (to peri t o h Iógous) por ~ d i a l é c t i c apero
~ , este concepto en cuanto a ver algún hombre que se halle en equilibrio
se explicita por primera vez en 51 lb, dentro de la alegoría de la línea.
Cf. HERACLITO, fr. 30 DIELS-KRANZ: N,.. fuego siemprevivo, que se
y consonancia con la excelencia, de palabra y acto, tan
enciende con medida y se apaga con medida,,. No obstante, ALEJANDRO perfectamente como sea posible, gobernando en un Es- 499n
DE AFRODISIA usa palabras similares a las de Platón a1 comentar el fr. tado de su misma índole, nunca ha visto uno ni mu-
6 («el sol es nuevo cada día*; ver &xtos en Los filósofos presocráticos, chos. ¿O piensas que sí?
Madrid, 1978, vol. 1, págs. 331-334). Como el fuego de HERÁCLITO ha
-De ningún modo.
sido concebido a imagen y semejanza del sol (cf. fr. 16), no es difícil
que antes de las palabras citadas en el fr. 30 figuraran términos simi- -Tampoco esa multitud ha prestado suficientemen-
lares referidos al sol. te oídos, bienaventurado amigo, a discusiones bellas y
señoriales en las cuales se busque seriamente la verdad -Pero dirás que a la muchedumbre no le parece lo
por todos los medios con el fin de conocerla, y en las mismo, jverdad?
cuales se salude desde lejos esas sutilezas y argucias -Probablemente.
capciosas que no tienden a otra cosa que a ganarse una -Mi dichoso amigo, no condenes de tal modo a la
reputación y a promover discordia en los tribunales y muchedumbre. Ella cambiará de opinión si, en lugar de
en las conversaciones particulares. discutirle con argucias, la exhortas a deponer su falsa
-Tampoco eso, efectivamente. imagen respecto del amor al saber, mostrándole cómo
-Fue esto lo que teníamos a la vista y preveíamos son los que dices que son filósofos y definiéndole, como
uando dijimos, aunque no sin temor y forzados por la hace un momento, la naturaleza de ellos y su ocupa-
erdad, que ningún Estado, ninguna constitución políti- ción, para que no crean que les hablas de los que toman
a, ni siquiera un hombre, pueden alguna vez llegar a por filósofos. Y si los contemplan de ese modo, podrás
ser perfectos, antes de que estos pocos filósofos, que decir que han adoptado otra opinión y que responden
ahora son considerados no malvados pero sí inútiles, en forma distinta. ¿O piensas que se irritará contra al-
por un golpe de fortuna sean obligados, quiéranlo o no, guien que u ~ ~ mo será t a _a'icjosacon quien nada
a encargarse del Estado, y el Estado obligado a obede- malicia, cuando ella misma es mama y nada maliciosa?
cerles; o bien antes de que un verdadero amor por la a decir declaro urale-
verdadera filosofía se encienda, por alguna inspiración se h no en
---M-
al máximo, jO piensas que por cia lo que por naturaleza es Justo, Bello, Moderado y
todo lo de esa índole, y, a su vez, hacia aquello que pro-
ducen en los hombres, combinando y mezclando distin-
ocupaciones para obtener lo propio de los hom-
s 9, en lo cual tomarán como muestra aquello que,
cuando aparece en los hombres, Homero lo llama 'divi-
no' y 'propio de los dioses'.
-Del todo de -Correcto.
-Por consiguiente, si algo lo fuerza a ocuparse de -Y tanto borrarán como volverán a pintar, pienso,
implantar en las costumbres privadas y públicas de los hasta que hayan hecho los rasgos humanos agradables c
hombres lo que él observa allá, en lugar de limitarse, a los dioses, en la medida de lo posible.
a formarse a sí mismo, ¿piensas que se convertirá en -Una pintura así llegaría a ser hermosísima.
un mal artesano de la moderación, de la justicia y de -Pues bien; en cuanto a aquellos que decías lo que
1~ excelencia cívica en general? se pondrían en orden de combate para avanzar sobre
-De ningún modo. nosotros, jno los persuadiremos de algún modo de que
i -Pero si la muchedumbre percibe que le decimos semejante pintor de organizaciones políticas es el filó-
e lh verdad respecto de los filósofos, ¿continuará irritán- sofo que les alabábamos entonces, cuando los irritaba
dose contra ellos y desconfiando de nosotros cuando de- que pusiéramos en sus manos el Estado? ¿No se aman-
&irnosque un Estado de ningún modo será feliz alguna sarán, más bien, al escucharnos ahora?
vez, a no ser que su plano esté diseñado por los dibu- -Sin la menor duda; al menos, si están en su sano
jahtes que recurren al modelo divino?
501a -Si lo percibe, cesará de irritarse. Pero {de qué -Entonces, ¿qué es lo que podrán discutirnos? ¿Ata- d
modo entiendes ese plano? so que los filósofos no están enamorados de lo que es
-Tomarán el Estado y los rasgos actuales de los y de la verdad?
hombres como una tableta pintada, y primeramente la -Eso sería insólito.
borrarán, lo cual no es fácil. En todo caso, sabes que -10 que su naturaleza, tal como la hemos descrito,
ya en esto diferirán de los demás legisladores, pues no es propia de lo mejor?
'estarán dispuestos a tocar al Estado o a un particular -Tampoco eso.
ni a promulgar leyes, si no los reciben antes limpios
o los han limpiado antes ellos mismos.
-Y harán bien. iteralmente *de color encarnado., que es el que el pintor tra-
-Después de eso, jno piensas que bosquejarán el r mediante ta mezcla de varios colores (cf. Cratdo 424e).
, empero, «propio de los hombres. para mantener la con-
squema de la organización política? del texto griego con la expresión apropio de los dioses.
-Claro que sí. íteto de Aquiles, p. ej , en Il. 1 131). que aparece dos líneas
-Y luego, pienso, realizarán la obra dirigiendo a me-
udo la mirada en cada una de ambas direcciones: ha- 474a, aunque era Glaucón, no Adimanto, quien lo decía.
-¿Y qué otra cosa? ¿Que semejante naturaleza, si o será im~osibleque los ciudadanos estén dispuestos
da con las ocupaciones adecuadas, no llegará a ser per-
fectamente buena y filosófica, si es que alguna puede
--
.ahacersu_parte.
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serlo? ¿O dirán que más bien llegarán a serlo aquellos -Y lo que a nosotros nos parece ¿será asombroso
que nosotros hemos excluido? e imposible que les parezca también a otros?
e -¡Claro que no! -Por mi parte no lo creo. C
-¿Se enfurecerán todavía al oírnos decir que, antes -Por lo demás, que estas cosas, en-caso de que sean
que la raza de los filósofos obtenga el control del Esta- posibles, son las mejores, pienso que ya lo hemos mos-
do, no cesarán los males para el Estado y para los ciu- trado suficientemente en los argumentos precedentes.
dadanos, ni alcanzará su realización en los hechos aque- -Suficientemente, en efecto.
lla organización política que míticamente hemos ideado -De allí se sigue ahora, según me parece, que lo
en palabras? que decimos respecto de la legislación, si es realizable,
-Probablemente menos. es lo mejor, y es difícil de realizarse, pero al menos no
502a -En lugar de decir 'menos', jno prefieres que los imposible.
demos por absolutamente amansados y persuadidos, pa- -Se sigue eso, efectivamente.
ra que, avergonzados, si no por otra cosa, estén de acuer-
do?
-Con mucho lo prefiero.
-Tengámoslos, por consiguiente, por persuadidos.
. Y se podrá discutir alegando que no puede darse el
aso de que nazcan hijos de reyes o de gobernantes que
sean filósofos por naturaleza? -No me ha resultado astuto en nada, pues, haber
-Nadie lo haría. dejado anteriormente de lado dificultades como la de
-¿Y alguien podrá decir que, aunque nazcan así, la posesión de las mujeres y de la procreación, así co-
es forzoso que se corrompan? Que es difícil salvarse, mo la del establecimiento de los gobernantes, conscien-
b lo hemos acordado. Pero que en la totalidad de los te como estaba de lo odioso y difícil que sería la verdad
tiempos no haya uno solo que se salve ¿lo discutiría total "; pero no por eso ha llegado menos la hora de
alguien? hablar de ellas. Es cierto que en lo concerniente a las e
-¿Cómo podría discutirlo? mujeres y a los niños hemos concluido, pero en cuanto
-Pues bien, sería suficiente que hubiera uno solo a los gobernantes, es preciso retomar la cosa práctica-
que contara con un Estado que lo obedeciese, para que mente desde el comienzo. Decíamos 12, si recuerdas, 503a
se llevara a la realidad todo lo que actualmente resulta que debían mostrar su amor al Estado, poniéndose a
increíble. prueba tanto en los placeres como en los dolores, sin
-Será suficiente, en efecto.
e
las a
rechazar esta convicción l3\en medio de fatigas, temo-
res o cualquier otra circunstancia. Antes bien, aquel que
se muestre incapaz de ello debe ser excluido, mientras
que quien emerja puro en todo sentido, como oro pro-
bado con el fuego, será erigido gobernante y colmado -Así es.
de dones y premios tanto durante la vida como tras la -Pero afirmábamos que deben participar del modo
muerte. Aproximadamente esto es lo que había sido di- más perfecto de ambos tipos de cualidades, sin lo cual
cho en momentos en que el argumento se desvió y se no tendrán parte en la educación más perfecta ni en
b cubrió de un velo, en el temor de vérnoslas con lo que los honores y el gobierno.
ahora se presenta. Correcto.
-Gran verdad; ahora lo recuerdo. -¿Y no piensas que esa doble participación será
-En efecto, amigo mío, yo titubeaba en aventurar- rara?
me a hacer las audaces declaraciones que acabo de ha- -Claro que sí.
cer; pero ahora hemos de ser más audaces y decir que
es necesario que los guardianes perfectos sean filósofos.
-Seámoslo.
-Ahora bien, debes pensar cuán pocos es probable
que sean. Porque las partes de la naturaleza que hemos
dicho que tienen que estar presentes en ellos pocas ve-
ces confluyen en un mismo individuo, sino que la mayo- S pasa eso 504a
ría de las veces crecen dispersas.
ra, en cambio, está más próximo a lo real, vuelto hacia -Después de lo cual concluiría, con respecto al sol,
cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le que es lo que produce las estaciones y los años y que
mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo c
lado de tabique y se le obligara a contestar preguntas es causa de las cosas que ellos habían visto.
sobre lo que son, jno piensas que se sentirá en difi- -Es evidente que, después de todo esto, arribaría
cultades y que considerará que las cosas que antes a tales conclusiones.
veía eran más verdaderas que las que se le muestran -Y si se acordara de su primera morada, del tipo
ahora? te allí y de sus entonces compañe-
-Mucho más verdaderas. se sentiría feliz del
e -Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, jno
le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose
hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar logios que se tributa-
que éstas son realmente más claras que las que se le ensas para aquel que
muestran? agudeza divisara las sombras de los objetos
-Así es. para el que mejor
-Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada lado habitualmente
y empinada cuesta, sin soltarlo antes de llegar hasta antes y cuáles después, y para aquel de ellos que fuese d
516a la luz del sol, jno sufriría acaso y se irritaría por ser capaz de adivinar lo que iba a pasar, ¿te parece que
arrastrado y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos estaría deseoso de todo eso y que envidiaría a los más
de fulgores que le impedirían ver uno solo de los obje- honrados y poderosos entre aquéllos? jO más bien no
tos que ahora decimos que son los verdaderos? le pasaría como al Aquiles de Homero, y aprefiriría ser
-Por cierto, al menos inmediatamente. un labrador que fuera siervo de un hombre pobre» ' o
-Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mi- soportar cualquier otra cosa, antes que volver a su an-
rar las cosas de arriba. En primer lugar miraría con terior modo de opinar y a aquella vida?
mayor facilidad las sombras, y después las figuras bién yo, que padecería cualquier cosa e
los hombres y de los otros objetos reflejados en el a ue soportar aquella vida.
luego los hombres y los objetos mismos. A continu a ahora esto: si descendiera nuevamente y ocu-
contemplaría de noche lo que hay en el cielo y el iento, ¿no tendría ofuscados los ojos
b mismo, mirando la luz de los astros y la luna más por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?
cilmente que, durante el día, el sol y la luz del s -Sin duda.
-Sin duda. -Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas som-
-Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en ardua competencia con aquellos que han con-
en imágenes en el agua o en otros lugares que le son do en todo momento las cadenas, y viera con-
extraños, sino contemplarlo cómo es en sí y por sí, en ue sus ojos se reacomodaran a ese 517n
su propio ámbito.
-Necesariamente.
estado .y se acostumbraran en un tiempo nada breve, portase desmañadamente y quedara en ridículo por ver
jno se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, de modo confuso y, no acostumbrado aún en forma su-
por haber subido hasto lo alto, se había estropeado los ficiente a las tinieblas circundantes, se viera forzado,
ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar en los tribunales o en cualquier otra parte, a disputar
hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos ha- sobre sombras de justicia o sobre las figurillas de las
cia la luz, jno lo matarían, si pudieran tenerlo en sus cuales hay sombras, y a reñir sobre esto del modo en e
manos y matarlo? que esto es discutido por quienes jamás han visto la
-Seguramente. Justicia en sí.
-Pues bien, querido debemos aplicar ínte- -De ninguna manera sería extraño.
b gra esta elegoría a lo qu rmente ha sido dicho, -Pero si alguien tiene sentido común, recuerda que 518a
comparando la región que se manifiesta por medio de los ojos pueden ver confusamente por dos tipos de per-
la vista con la morada-prisión, y la luz del fuego que turbaciones: uno al trasladarse de la luz a la tiniebla,
hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, y otro de la tiniebla a la luz; y al considerar que esto
el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con es lo que le sucede al alma, en lugar de reírse irracio-
el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te nalmente cuando la ve perturbada e incapacitada de mi-
equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que rar algo, habrá de examinar cuál de los dos casos es:
es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cier- si es que al salir de una vida luminosa ve confusamente
to; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que den- por falta de hábito, o si, viniendo de una mayor igno-
c tro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, rancia hacia lo más luminoso, es obnubilada por el res-
es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse plandor. Así, en un caso se felicitará de lo que le sucede b
que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que y de la vida a que accede; mientras en el otro se apiada-
en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de rá, y, si se quiere reír de ella, su risa será menos absur-
ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y produc- da que si se descarga sobre el alma que desciende des-
tora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario de la luz.
tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto -Lo que dices es razonable.
en lo privado como en lo público. -Debemos considerar entonces, si esto es verdad,
-Comparto tu pensamiento, en la medida que me que la educación no es como la proclaman algunos. Afir-
es posible. man que, cuando la ciencia no está en el alma, ellas c
-Mira también si lo compartes en esto: no hay que en, como si se pusiera la vista en ojos ciegos.
asombrarse de que quienes han llegado allí no estén dis- firman eso, en efecto.
puestos a ocuparse de los asuntos humanos, sino que sus ues bien, el presente argumento indica que en el
d almas aspiran a pasar el tiempo arriba; lo cual es natu- de cada uno hay el poder de aprender y el órgano
ral, si la alegoría descrita es correcta también en esto. para ello, y que, así como el ojo no puede volverse ha-
-Muy natural. cia la luz y dejar las tinieblas si no gira todo el cuerpo,
-Tampoco sería extraño que alguien que, de con- del mismo modo hay que volverse desde lo que tiene
templar las cosas divinas, pasara a las humanas, se com- génesis con toda el alma, hasta que llegue a ser capaz
de soportar la contemplación de lo que es, y lo más lu- -jY no es también probable, e incluso necesario a
d minoso de lo que es, que es lo que llamamos el Bien. partir de lo ya dicho, que ni los hombres sin educa-
¿No es así? ción ni experiencia de la verdad puedan gobernar ade- c
-Sí. cuadamente alguna vez el Estado, ni tampoco aquellos
-Por consiguiente, la educación sería el arte de vol- a los que se permita pasar todo su tiempo en el estudio,
ver este órgano del alma del modo más fácil y eficaz los primeros por no tener a la vista en la vida la única
en que puede ser vuelto, mas no como si le infundiera meta a que es necesario apuntar al hacer cuanto se
la vista, puesto que ya la posee, sino, en caso de que hace privada o públicamente, los segundos por no que-
se lo haya girado incorrectamente y no mire adonde rer actuar, considerándose como si ya en vida estuvie-
debe, posibilitando la corrección. sen residiendo en la Isla de los Bienaventurados? S.
-Así parece, en efecto. -Verdad.
-Ciertamente, las otras denominadas 'excelencias' -Por cierto que es una tarea de nosotros, los funda-
del alma parecen estar cerca de las del cuerpo, ya que, dores de este Estado, la de obligar a los hombres de
e si no se hallan presentes previamente, pueden después naturaleza mejor dotada a emprender el estudio que he-
ser implantadas por el hábito y el ejercicio; pero la ex- mos dicho antes que era el supremo, contemplar el Bien
celencia del comprender da la impresión de corresponder y llevar a cabo aquel ascenso y, tras haber ascendido d
más bien a algo más divino, que nunca pierde su poder, y y contemplado suficientemente, no permitirles lo que
que según hacia dónde sea dirigida es útil y provechosa, ahora se les permite.
519a O bien inútil y perjudicial. jO acaso no te has percatado -¿A qué te refieres?
de que esos que son considerados malvados, aunque en -Quedarse allí y no estar dispuestos a descender
realidad son astutos, poseen un alma que mira pene- junto a aquellos prisioneros, ni participar en sus traba-
trantemente y ve con agudeza aquellas cosas a las que jos y recompensas, sean éstas insignificantes o valiosas.
se dirige, porque no tiene la vista débil sino que está -Pero entonces -dijo Glaucón- jseremos injustos
forzada a servir al mal, de modo que, cuanto más agu- con ellos y les haremos vivir mal cuando pueden hacer-
damente mira, tanto más mal produce? lo mejor?
-jClaro que sí! -Te olvidas nuevamente 6, amigo mío, que nuestra e
-No obstante, si desde la infancia se trabajara po- ley no atiende a que una sola clase lo pase excepcional-
b dando en tal naturaleza lo que, con su peso plomífero mente bien en el Estado, sino que se las compone para
y su afinidad con lo que tiene génesis y adherido por que esto suceda en todo el Estado, armonizándose los
medio de la glotonería, lujuria y placeres de esa índole, ciudadanos por la persuasión o por la fuerza, haciendo
inclina hacia abajo la vista del alma; entonces, desem- que unos a otros se presten los beneficios que cada uno 520a
barazada ésta de ese peso, se volvería hacia lo verdade-
ro, y con este mismo poder en los mismos hombres La Idea del Bien.
vería del modo penetrante con que ve las cosas a las Desde P~NDARO (Olímp. 11 70-72) la Isla de los Bienaventurados
cuales está ahora vuelta. es el lugar de los justos tras la muerte. Cf. Gorgias 423a-b.
-Es probable. Cf. Adimanto en IV 419a.
sea capaz de prestar a la comunidad. Porque si se forja -Es muy cierto.
a tales hombres en el Estado, no es para permitir que -¿Y piensas que los que hemos formado, al oír es-
cada uno se vuelva hacia donde le da la gana, sino para to, se negarán y no estarán dispuestos a compartir los
utilizarlos para la consolidación del Estado. trabajos del Estado, cada uno en su turno, quedándose
-Es verdad; lo había olvidado, en efecto. a residir la mayor parte del tiempo unos con otros en
-Observa ahora, Glaucón, que no seremos injustos el ámbito de lo puro?
con los filósofos que han surgido entre nosotros, sino -Imposible, pues estamos ordenando a los justos e
que les hablaremos en justicia, al forzarlos a ocuparse cosas justas. Pero además cada uno ha de gobernar por
b y cuidar de los demás. Les diremos, en efecto, que es una imposición, al revés de lo que sucede a los que go-
natural que los que han llegado a ser filósofos en otros biernan ahora en cada Estado.
Estados no participen en los trabajos de éstos, porque -Así es, amigo mío: si has hallado para los que van
se han criado por sí solos, al margen de la voluntad a gobernar un modo de vida mejor que el gobernar, 521a
del régimen político respectivo; y aquel que se ha cria- podrás contar con un Estado bien gobernado; pues sólo
do solo y sin deber alimento a nadie, en buena justicia en él gobiernan los que son realmente ricos, no en oro,
no tiene por qué poner celo en compensar su crianza sino en la riqueza quq hace la fdicidad: una vida virtuo-
a nadie. «Pero a vosotros os hemos formado tanto para sa y sabia. No, en cambio, donde los pordioseros y ne-
vosotros mismos como para el resto del Estado, para cesitados de bienes privados marchan sobre los asuntos
ser conductores y reyes de los enjambres, os hemos edu- públicos, convencidos de que allí han de apoderarse del
cado mejor y más completamente que a los otros, y más bien; pues cuando el gobierno se convierte en objeto
c capaces de participar tanto en la filosofía como en la de disputas, semejante guerra doméstica e intestina aca-
política. Cada uno a su turno, por consiguiente, debéis ba con ellos y con el resto del Estado.
descender hacia la morada común de los demás y habi- -No hay cosa más cierta.
tuaros a contemplar las tinieblas; pues, una vez habi- -¿Y sabes acaso de algún otro modo de vida, que b
tuados, veréis mil veces mejor las cosas de allí y cono- el de -la verdadera filosofía, que lleve a despreciar el
ceréis cada una de las imágenes y de qué son imágenes, mando político?
ya que vosotros habréis visto antes la verdad en lo que -No, por Zeus.
concierne a las cosas bellas, justas y buenas. Y así el -Es necesario entonces que no tengan acceso al go-
Estado habitará en la vigilia para nosotros y para voso- bierno los que están enamorados de éste; si no, habrá
tros, no en el sueño, como pasa actualmente en la ma- adversarios que los combatan.
yoría de los Estados, donde compiten entre sí como -Sin duda.
d entre sombras y disputan en torno al gobierno, como -En tal caso, ¿impondrás la vigilancia del Estado
si fuera algo de gran valor. Pero lo cierto es que el Es- a otros que a quienes, además de ser los más inteligen-
tado en el que menos anhelan gobernar quienes hañ de tes en lo que concierne al gobierno del Estado, prefie-
hacerlo es forzosamente el mejor y el más alejado de ren otros honores y un modo de vida mejor que el del
disensiones, y lo contrario cabe decir del que tenga los gobernante del Estado?
gobernantes contrarios a esto». -No, a ningún otro.
c -¿Quieres ahora que examinemos de qué modo se -Y la gimnasia de algún modo se ocupa de lo que
formarán tales hombres, y cómo se los ascenderá hacia se genera y perece, ya que supervisa el crecimiento y
la luz, tal como dicen que algunos han ascendido desde la corrupción del cuerpo.
el Hades hasta los dioses? -Así parece.
-¿Cómo no habría de quererlo? -No es éste, pues, el estudio que buscamos.
-Pero esto, me parece, no es como un voleo de con- -No, en efecto. 522a
cha ', sino un volverse del alma desde un día noctur- -¿Será acaso la música tal como la hemos descrito
no hasta uno verdadero; o sea, de un camino de ascenso anteriormente?
hacia lo que es, camino al que correctamente llamamos -No, porque has de recordar que la música era la
'filosofía'. parte correlativa de la gimnasia: a través de hábitos edu-
-Efectivamente. caba a los guardianes, inculcándoles no conocimientos
-Habrá entonces que examinar qué estudios tienen científicos sino acordes armoniosos y movimientos rít-
d este poder. micos; en cuanto a las palabras, las dotaba de hábitos
-Claro está. afines a aquéllos, tratáranse de palabras míticas o más
-¿Y qué estudio, Glaucón, será el que arranque al verdaderas, pero no había en ella nada de un estudio
alma desde lo que deviene hacia lo que es? Al decirlo, que condujera hacia algo como lo que buscas ahora. b
pienso a la vez esto: ¿no hemos dicho que tales hom- -Me haces recordar con la mayor precisión; en efec-
bres debían haberse ejercitado ya en la guerra? to, no había en ella nada de esto. Pero, divino Glaucón,
-Lo hemos dicho, en efecto. jcuál será entonces semejante estudio? Porque ya he-
-Por consiguiente, el estudio que buscamos debe mos visto que las artes son todas indignas.
añadir otra cosa a ésta. -Sin duda, pero ¿qué otro estudio queda, si hace-
-¿ Cuál? mos a un lado la música, la gimnasia y las artes?
-No ser inútil a los hombres que combaten. -Bien, si no podemos tomar nada fuera de ellas, to-
-Así debe ser, si es que eso es posible. memos algo que se pueda extender sobre todas ellas.
-Ahora bien, anteriormente los educábamos por -¿Como qué?
e medio de la gimnasia y de la música. -Por ejemplo, eso común que sirve a todas las ar- c
-Efectivamente. tes, operaciones intelectuales y ciencias, y que hay que
aprender desde el principio.
-¿A qué te refieres?
La expresión remite a un juego infantil, que Adam interpreta
siguiendo a Grasberger: se arrojaba al aire una concha, negra de un -A esa fruslería por la que se discierne el uno, el
lado y blanca del otro, y los jugadores, divididos en dos bandos, grita- dos y el tres, en una palabra, a lo que concierne al nú-
ban *noche. o adían (de ahí de *día nocturno» a *día verdadero», en mero y al cálculo: jno sucede de modo tal que todo arte
la frase siguiente, según Forster, citado por Adam). Según de qué lado y toda ciencia deben participar de ello?
caía, un bando echaba a correr y el otro lo perseguía. Platón quiere
decir -interpreta Adarn, siguiendo a Schleiermacher- que la educa-
-Es cierto.
ción no es algo tan intrascendente como dicho juego. -¿Inclusive el arte de la guerra?
En 11 376e. -Necesariamente.
R E P ~ B L I C A VII 35 1
d -Pues Palamedes, cada vez que aparece en las tra- -Es claro -dijo Glaucón- que hablas de las cosas
gedias, hace de Agamenón un general bien ridículo 9. que aparecen a lo lejos y a las pinturas sombreadas.
¿O no te has dado cuenta de que afirma que, mediante -No -repliqué-, no has dado con lo que quiero
la invención del número, ordenó las filas del ejército decir.
de Troya, numeró las naves y todo lo demás -como -¿Qué quieres decir entonces?
si antes nada hubiese sido contado-, mientras Agame- -Los objetos que no incitan son los que no suscitan
nón, al parecer, ni siquiera sabía cuántos pies tenía, ya a la vez dos percepciones contrarias. A los que sí las c
que no sabía contar? (Qué piensas de semejante general? suscitan los considero como estimulantes, puesto que
-Que era muy extraño, si eso fuese cierto. la percepción no muestra más esto que lo contrario, sea
e -Por consiguiente, ¿impondremos como estudio in- que venga de cerca o de lejos. Te lo diré de un modo
dispensable para un varón guerrero el que le permita más claro: éstos decimos que son tres dedos, el meñi-
contar y calcular? que, el anular y el mayor.
-Más que cualquier otra cosa, si ha de entender de -De acuerdo.
estrategia o, más bien, si es que va a ser un hombre. -Piensa ahora que hablo como viéndolos de cerca.
-¿Percibes lo mismo que yo en este estudio? Después obsérvalos conmigo de este modo.
-¿Qué cosa? -¿De qué modo?
523a -Parece que, aunque es de aquellos estudios que -Cada uno de ellos aparece igualmente como un
buscamos porque por naturaleza conducen a la intelec- dedo, y en ese sentido no importa si se lo ve en el medio d
ción, nadie lo usa correctamente, pero es algo que por o en el extremo, blanco o negro, grueso o delgado, y
ejemplo atrae hacia la esencia. así todo lo de esa índole. En todos estos casos el alma
-¿Qué quieres decir? de la mayoría de los hombres no se ve forzada a pre-
-Intentaré mostrarte lo que me parece que es. Con- guntar a la inteligencia qué es un dedo, porque de nin-
sidera junto conmigo las cosas que distingo como con- ún modo la vista le ha dado a entender que el dedo
ducentes o no hacia donde decimos, dando tu asenti- a la vez lo contrario de un dedo.
miento o rehusando, de modo que podamos ver más
claramente si es como presiento. Es natural, entonces, que semejante percepción no .
-Muéstramelo. stimule ni despierte a la inteligencia. e
-Te mostraré, si miras bien, que algunos de los ob- -Es natural.
b jetos de las percepciones no incitan a la inteligencia al
-Pues bien, en cuanto a la grandeza y a la pequeñez
examen, por haber sido juzgados suficientemente por los dedos, ¿percibe la vista suficientemente, y le es
la percepción, mientras otros sin duda la estimulan a iferente que uno de ellos esté en el medio o en el
examinar, al no ofrecer la percepción nada digno de xtremo, y del mismo modo el tacto con lo grueso y
confianza. delgado, con lo blando y lo duro? Y los demás senti-
s {no se muestran defectuosos en casos semejantes?
9 Dice Adam que, a juzgar por los fragmentos de obras perdidas
s bien cada uno de ellos procede de modo que, 524a
de Esquilo, Sófocles y Eurípides, éstos han compuesto tragedias sobre eramente, el sentido asignado a lo duro ha sido for-
Palamedes.
zado a ,lo blando, y transmite al alma que ha percibido Completamente cierto. d
una misma cosa como dura y como blanda? esto es lo que intentaba decir hace un momento,
-Así es. afirmaba que algunos objetos estimulan el pen-
-Pero ¿no es forzoso que en tales casos el alma sien- samiento y otros no, en lo cual definía como estimulan-
ta la dificultad con respecto a qué significa esta sensa- tes aquellos que producían sensaciones contrarias a la
ción si nos dice que algo es 'duro', cuando de lo mismo vez, mientras los otros no excitaban a la inteligencia.
dice que es 'blando'? ¿Y también respecto de qué quie- Comprendo, y también a mí me parece así.
re significar la sensación de lo liviano y lo pesado con ues bien, ¿en cuál de las dos clases te parece que
'liviano' o 'pesado', cuando dice que lo pesado es 'livia- están el número y la unidad?
no' y lo liviano 'pesado'? -No me doy cuenta.
b -En efecto, son extrañas comunicaciones para el -Razona a partir de lo dicho. En efecto, si la uni-
alma, que reclaman un examen. dad es vista suficientemente por sí misma o aprehendi-
-Es natural que en tales casos el alma apele al ra- da por cualquier otro sentido, no atraerá hacia la esen- e
zonamiento y a la inteligencia para intentar examinar, cia, como decíamos en el caso del dedo. Pero si se la
primeramente, si cada cosa que se le transmite es una ve en alguna contradicción, de modo que no parezca más
o dos. unidad que lo contrario, se necesitará de un juez, y el
-Sin duda. alma forzosamente estará en dificultades e indagará, ex-
-Y si parecen dos, cada una parecerá una y distinta citando en sí misma el pensamiento, y se preguntará
de la otra. qué es en sí la unidad; de este modo el aprendizaje
-Sí. concerniente a la unidad puede estar entre los que 525n
-Y si cada una de ellas es una y ambas son dos, guíaff y vuelven el alma hacia la contemplación de lo
c pensará que son dos si están separadas; pues si no es- que es.
tán separadas, no pensará que son dos sino una. -Por cierto -dijo Glaucón-, así pasa con la visión
-Correcto. de la unidad y no de modo mínimo, ya que vemos una
-Pero decimos que la vista ha visto lo grande y pe- cosa como una y a la vez como infinitamente múltiple.
queño no separadamente, sino confundidos, jno es así? -Si esto es así con lo uno, jno pasará lo mismo con
-Sí. todo número?
-Y para aclarar esto la inteligencia ha sido forzada -Sin duda.
a ver lo grande y lo pequeño, no confundiéndolos sino -Pero el arte de calcular y la aritmética tratan del
distinguiéndolos. número.
-Es verdad. -Así es.
-¿No es acaso a raíz de eso que se nos ocurre pre- -Entonces parece que conducen hacia la verdad. b
guntar primeramente qué es lo grande y qué lo pequeño? -En forma maravillosa.
-Sin duda. -Se hallan, por ende, entre los estudios que busca-
-Y de este modo era como hablábamos de lo inteli- mos; pues al guerrero, para ordenar su ejército, le hace
gible, por un lado, y de lo visible, por otro. falta aprender estas cosas; en cuanto al filósofo, para
escapar del ámbito de la génesis, debe captar la esen- do igual a cualquier otra unidad sin diferir en lo más
cia, sin lo cual jamás llegará a ser un buen calculador. mínimo ni conteniendo en sí misma parte alguna?));¿qué
-Así es. crees, Glaucón, que responderán?
-Pero resulta que nuestro guardián es a la vez gue- -Pienso que esto: que los números acerca de los cua-
rrero y filósofo. les hablan sólo es posible pensarlos, y no se les puede
-¡Claro está! manipular de ningún modo.
-Sería conveniente, Glaucón, establecer por ley es- -Tú ves entonces, mi amigo, que este estudio ha de
te estudio y persuadir a los que van a participar de los resultarnos realmente forzoso, puesto que parece obli- b
c más altos cargos del Estado a que se apliquen al arte gar al alma a servirse de la inteligencia misma para
del cálculo, pero no como aficionados, sino hasta llegar alcanzar la verdad misma.
a la contemplación de la naturaleza de los números por -Sin duda que así procede.
medio de la inteligencia; y tampoco para hacerlo servir -¿Y no has observado que los calculadores por na-
en compras y ventas, como hacen los comerciantes y turaleza son rápidos, por así decirlo, en todos los estu-
mercaderes, sino con miras a la guerra y a facilitar la dios, en tanto que los lentos, cuando son educados y
conversión del a l d a desde la génesis hacia la verdad ejercitados en este estudio, aunque no obtengan ningún
y la esencia. otro provecho, mejoran, al menos, volviéndose más rá-
-Es muy bello lo que dices. pidos que antes?
d A d e m á s pienso ahora, tras lo dicho sobre el estudio -Así es.
concerniente a los cálculos, qué agudo y útil nos es en ; -Y no hallarás fácilmente, según pienso, muchos es- c
muchos aspectos respecto de lo que queremos, con tal tudios que requieran más esfuerzo para aprender y
de que se emplee para conocer y no para comerciar. practicar.
-¿De qué modo? -No, en efecto.
-Así: este estudio del que estamos hablando eleva -Por todos estos motivos no hay que descuidar este
notablemente el alma y la obliga a discurrir acerca de estudio, sino que los mejores deben educar sus natura-
los Números en sí, sin permitir jamás que alguien dis- lezas en él.
curra proponiendo números que cuentan con cuerpos -Estoy de acuerdo.
visibles o tangibles. En efecto, sabes sin duda que los -Quede entonces establecido para nosotros un pri-
e expertos en estas cosas, si alguien intenta seccionar mer estudio; ahora bien, examinaremos un segundo que
la unidad en su discurso, se ríen y no lo aceptan, y si le sigue, para ver si nos conviene.
tú la fraccionas ellos a su vez la multiplican, cuidando -¿Cuál? ¿Acaso te refieres a la geometría?
que jamás lo uno aparezca no como siendo uno, sino -A ella, precisamente.
como conteniendo muchas partes. -En cuanto se extiende sobre los asuntos de gue- d
-Es verdad lo que dices. rra, es evidente que conviene. Porque en lo que concier-
526a -Y si se les pregunta: «hombres asombrosos, jacer- ne a acampamientos, ocupación de zonas, concentracio-
ca de qué números discurrís, en los cuales la unidad nes y despliegues de tropas, y cuantas formas asuman
se halla tal como vosotros la consideráis, siendo en to- los ejércitos en las batallas mismas y en las marchas,
es muy diferente que el guardián mismo sea geómetra miento del filósofo dirija hacia arriba lo que en el pre-
y que no lo sea. sente dirige indebidamente hacia abajo.
-De esas cosas, sin embargo -repliqué-, es poco -Es capaz de eso al máximo.
de geometría y de cálculos lo que basta. Avanzando mu- -Pues si es tan capaz, has de prescribir al máximo c
e cho más lejos que eso, debemos examinar si tiende a a los hombres de tu bello Estado que de ningún modo
hacer divisar más fácilmente la Idea del Bien. Y a eso descuiden la geometría; pues incluso sus productos ac-
tiende, decimos, todo aquello que fuerza al alma a girar cesorios no son pequeños.
hacia el lugar en el cual se halla lo más dichoso de lo -¿A qué te refieres?
que es, que debe ver a toda costa. -Lo que tú has mencionado: lo concerniente a la
-Hablas correctamente. guerra; pero también con respecto a todos los demás
-En ese caso, si la geometría obliga a contemplar la estudios, cómo comprenderlos mejor, ya que bien sabe-
esencia, conviene; si en cambio obliga a contemplar mos que hay una enorme diferencia entre quien ha es-
el devenir, no conviene. tudiado geometría y quien no.
-De acuerdo en que afirmemos eso. -¡Enorme, por Zeus!
527a -En esto hay algo que no nos discutirán cuantos -¿Implantamos entonces esto como un segundo es-
sean siquiera un poco expertos en geometría, a saber, tudio para nuestros jóvenes?
que esta ciencia es todo lo contrario de lo que dicen -Implantémoslo.
en sus palabras los que tratan con ella. -Y ahora ¿pondremos en tercer lugar la astronomía? d
-¿Cómo es eso? ¿O no te parece?
-Hablan de un modo ridículo aunque forzoso, como -A mí sí -dijo Glaucón-. En efecto, tener buena
si estuvieran obrando o como si todos sus discursos percepción de las estaciones corresponde no sólo a la
apuntaran a la acción: hablan de 'cuadrar', 'aplicar', 'aña- agricultura y a la navegación, sino también no menos
dir' y demás palabras de esa índole, cuando en reali- al oficio de jefe militar.
b dad todo este estudio es cultivado apuntando al conoci- -Me hace gracia -repliqué-, porque das la impre-
miento. sión de temer que a la muchedumbre le parezca que
-Completamente de acuerdo. estás estableciendo estudios inútiles. Pero en realidad
-¿No habremos de convenir algo más? se trata de algo no insignificante pero difícil de creer:
-¿Qué? que gracias a estos estudios el órgano del alma de cada
-Que se la cultiva apuntando al conocimiento de lo hombre se purifica y resucita cuando está agonizante e
que es siempre, no de algo que en algún momento nace y cegado por las demás ocupaciones, siendo un órgano
y en algún momento perece. que vale más conservarlo que a diez mil ojos, ya que
-Eso es fácil de convenir, pues la geometría es el sólo con él se ve la verdad. Aquellos que están de acuer-
conocimiento de lo que siempre es. do en esto convendrán contigo sin dificultad, mientras
-Se trata entonces, noble amigo, de algo que atrae que los que nunca lo hayan percibido en nada estima-
al alma hacia la verdad y que produce que el pensa- rán, naturalmente, lo que digas, porque no ven otra ven-
taja en estos estudios digna de ser tenida en cuenta.
528a Examina entonces desde ahora con quiénes dialogas; o dad, a pesar de todo esto florece vigorosamente en su
bien, si no hablas ni a unos ni a otros, haz los discursos propio encanto, de modo que no sería asombroso que
principalmente con vistas a ti mismo, sin tener recelo de se hiciera manifiesto.
que algún otro pueda sacar provecho de ellos. -Y sin duda posee un encanto distintivo. Pero explí- d
-Eso es lo que escojo: hablar principalmente con vis- came más claramente lo que decías; en efecto, postula-
tas a mí mismo, tanto al preguntar como al responder. bas de algún modo la geometría con el tratamiento de
-Da entonces un paso atrás, pues no hemos tocado la superficie.
correctamente el estudio que viene a continuación de -Sí -asentí.
la geometría. -A continuación la astronomía, inmediatamente des-
-¿Cómo hemos hecho eso? pués de la geometría, pero luego volviste atrás.
-Después de la superficie hemos tomado el sólido -Es que en mi urgencia -expliqué- expuse todo
b que está en movimiento, antes de captarlo en sí mismo; tan rápido que me he demorado; porque, de acuerdo
pero lo correcto es que, a continuación de la segunda con el método, a continuación venía la dimensión de
dimensión, se trate la tercera, o sea lo que concierne la profundidad, pero en razón del estado ridículo de la
a la dimensión de los cubos y cuanto participa de la investigación pasé de la geometría a la astronomía, que
profundidad ' O . implica movimiento de sólidos.
-Es cierto, Sócrates, pero me parece que eso aún -Correcto. e
no ha sido descubierto. -Pongamos entonces como cuarto estudio la astro-
-En efecto, y son dos las causas de ello: la primera, nomía, en el pensamiento de que el Estado podrá con-
que ningún Estado le dispensa mucha estima y, por ser tar con el estudio que ahora dejamos de lado, cuando
difícil, se la investiga débilmente; la segunda, que quie- quiera ocuparse de él.
nes investigan necesitan un supervisor, sin lo cual no -Probablemente. En cuanto a mí, Sócrates, dado que
podrían descubrir mucho. Y en primer lugar es difícil me has reprochado que alabara la astronomía de un mo-
que haya alguno, y, en segundo lugar, si lo hubiera, tal do vulgar, ahora la elogiaré de una forma que tú com-
c como están las cosas, no se podría persuadir a quienes partirás. Me parece, en efecto, que es evidente para cual- 529a
investigan esto, por ser sumamente arrogantes. Pero si quiera que la astronomía obliga al alma a mirar hacia
el Estado íntegro colabora en la supervisión guiándolos arriba y la conduce desde las cosas de aquí a las de
con la debida estima, aquéllos se persuadirían, y una allí en lo alto.
investigación continuada y vigorosa llegaría a aclarar -Tal vez sea evidente para cualquiera, excepto para
cómo es el asunto, puesto que incluso ahora mismo, en mí; porque yo no creo que sea así.
que éste es subestimado y mutilado por muchos, inclu- -Pero ¿cómo?
sive por investigadores que no se dan cuenta de su utili- -Del modo que la tratan los que hoy procuran ele-
varnos hacia la filosofía, hace mirar hacia abajo.
'0 La geometría de los sólidos o 'estereometria' es nombrada co-
-¿Qué quieres decir?
mo tal por vez primera en el pseudo-platónico Epínomis 990d y en -Que me parece que no es innoble el modo de apre-
los Anal. Post. 1 13, 78b de ARIST~TELES. hender, de tu parte, lo que es el estudio de las cosas
b de lo alto; pues das la impresión de creer que, si al- captar en ellos la verdad de lo igual, de lo doble y de 530a
guien levantara la cabeza para contemplar los borda- cualquier otra relación.
dos del techo, al observarlos estaría considerándolo con -Ciertamente sería ridículo.
la inteligencia, no con los ojos. Tal vez tú pienses bien -¿Y no crees que el verdadero astrónomo se aten-
y yo tontamente; pues por mi parte no puedo concebir drá a lo mismo al observar los movimientos de los as-
otro estudio que haga que el alma mire hacia arriba tros? Considerará que el artesano " del cielo y de
que aquel que trata con lo que es y lo invisible. Pero cuanto hay en él ha dispuesto todo con la máxima belle-
si alguien intenta instruirse acerca de cosas sensibles, za con que es posible constituir tales obras. Pero en
ya sea mirando hacia arriba con la boca abierta o hacia cuanto a las relaciones del día con la,noche, del día y
abajo con la boca cerrada, afirmo que no ha de apren- la noche con el mes, y del mes con el año, y de los de-
c der nada, pues no obtendrá ciencia de esas cosas, y el más astros respecto de estas cosas y entre sí, (no te b
alma no mirará hacia arriba sino hacia abajo, aunque parece que considerará absurdo creer que transcurren
se estudie nadando de espaldas, en tierra o en mar. siempre del mismo modo sin variar nunca, aun cuando
-Haya justicia -dijo Glaucón-, tu reproche es co- posean cuerpo y sean visibles, y tratar de encontrar en
rrecto. Pero {de qué modo dices, en lugar del actual, ellos por todos los medios la verdad?
que se debe aprender astronomía, si es que estudiarla -Así me parece, ahora que te escucho.
nos ha de ser ventajoso con respecto a lo que decimos? -Entonces nos serviremos de problemas en astro-
-De este modo. Estos bordados que hay en el cielo nomía, como lo hicimos en geometría, pero abandona-
están bordados en lo visible, y aunque sean los más be- remos el cielo estrellado, si queremos tratar a la astro-
d llos y perfectos de su índole, les falta mucho en relación nomía de modo de volver, de inútil, útil, lo que de c
con los verdaderos, así como de los movimientos con inteligente hay por naturaleza en el alma.
que, según el verdadero número y las verdaderas figu- -Es una tarea muchas veces mayor que la del que
ras, se mueven la rapidez real y la lentitud real, en rela- ahora practica astronomía la que le prescribes.
ción una con otra, y moviendo lo que hay en ellas; -Pues pienso que en todos los demás estudios debe-
movimientos que son aprehensibles por la razón y por mos prescribir del mismo modo, si es que hemos de ser
el pensamiento, mas no por la vista. ¿O piensas otra legisladores provechosos. Y ahora ¿puedes sugerir al-
cosa? gún otro estudio que sea conveniente?
-De ningún modo. -Por el momento no.
-Es necesario, entonces, servirse de los bordados -Pues bien, el movimiento no ofrece una forma úni-
que hay en el cielo como ejemplos para el estudio de ca sino muchas, creo. Quizás un sabio podría mencio- d
e los otros, en cierto modo como si se hallaran dibujos nar todas; pero que nos sean manifiestas también a no-
que sobresalieran por lo excelentemente trazados y bien sotros, dos.
trabajados por Dédalo o algún otro artesano o pintor: -¿Cuáles?
al verlos, un experto en geometría consideraría que son -Además del que estudia la astronomía, el que es
sin duda muy bellos en cuanto a su ejecución, pero que su contrapartida.
sería ridículo examinarlos con un esfuerzo serio para 11 Cf. nota 21 al libro VI.
-¿Cuál es? sonido es similar a los otros; pero unos y otros antepo- b
-Da la impresión de que, así como los ojos han sido nen los oídos a la inteligencia.
provistos para la astronomía, los oídos han sido provis- -Te refieres -dije yo- a esos valientes músicos que
tos para el movimiento armónico, y que se trata de cien- provocan tormentos a las cuerdas y las torturan esti-
cias hermanas entre sí, como dicen los pitagóricos, y rándolas sobre las clavijas. Pero termino con esta ima-
nosotros, Glaucón, estaremos de acuerdo. ¿O cómo gen, para no alargar esta comparación con los golpes
procederemos ? que les dan a las cuerdas con el plectro, acusándolas
-Así. de su negativa a emitir un sonido o de su facilidad para
e -Como se trata de una tarea de aliento, los seguire- darlo. En realidad, no es de ellos de quienes hablo, sino
mos a ellos para ver qué dicen acerca de estas cosas de aquellos a los cuales decía que debíamos interrogar
y de cualquier otra que añadan; pero en todo esto vigi- acerca de la armonía 13. Pues éstos hacen lo mismo en
laremos lo que nos concierne. la armonía que los otros en la astronomía, pues buscan c
-¿Y qué es esto? números en los acordes que se oyen, pero no se elevan
-Vigilar que aquellos a los que educamos no em- a los problemas ni examinan cuáles son los números
prendan nunca el estudio de algo imperfecto o que les armónicos y cuáles no, y por qué en cada caso.
impida llegar al punto al que deben arribar todos los -Hablas de una tarea' digna de los dioses.
estudios, como acabamos de decir acerca de la astrono- -Más bien diría que es una tarea útil para la bús-
531a mía. ¿O no sabes que con la armonía hacen algo simi- queda de lo Bello y de lo Bueno, e inútil si se persigue
lar? En efecto, se pasan escuchando acordes y midien- de otro modo.
do sonidos entre sí, con lo cual, como los astrónomos, -Es probable.
trabajan inúltimente. -Ahora bien, pienso que, si el camino a través de
-Y de modo bien ridículo, ¡por los dioses! Cuando todos estos estudios que hemos descrito permite arri- d
hablan de 'dos intervalos de un cuarto de tono cada bar a una relación y parentesco de unos con otros, y
uno' 12, y paran sus orejas como si trataran de captar a demostrar la afinidad que hay entre ellos, llevaremos
murmullos de vecinos. Unos afirman que pueden perci- el asunto hacia el punto que queremos y no trabajare-
bir un sonido en medio de otros dos, que da así el inter- mos inútilmente; de otro modo, será en vano.
valo más pequeño, mientras otros replican que ese -Presiento que es así, Sócrates; pero la tarea de que
hablas es enorme.
l2 Traduzco tratando de recoger lo que dicen B. EINARSON-P. DE -¿La que concierne al preludio, o cuál otra? ¿O no
LACYen su nota al pasaje 1135b de la edición Loeb de PLUTARCO, De
Musica: «El tetracordio, que comprende el intervalo de una cuarta, está
sabes que todo esto no es más que un preludio a la me-
dividido en tres intervalos, ligados por cuatro notas. Cuando los dos
intervalos más pequeños, sumados entre si, son más pequeños que el
intervalo restante, son llamados un pyknón o 'condensación'». O bien, l 3 Adam, siguiendo a Monro, piensa que Platón dirige su crítica
como ya ARIST~XENO definía el pyknón (tal como ADAM parahasea el a la escuela pitagórica o matemática de música, uquienes identifica-
texto de Hamonica 24, 10 SS. MARQUARD): «cualquier combinación de ban cada intervalo con una ratiou, pero que Glaucón ha creído erró-
dos intertalos que en conjunto son menos que el intervalo que resta neamente que aludía a una escuela rival (la nmusical~),<que medía
en la cuarta cuando el pyknón es sustraído de éstas. todos los intervalos como múltiples o fracciones del tonos.
lodía que se debe aprender? ¿O acaso crees que los te del cuerpo hacia la contemplación de lo más brillante
e versados en aquellos estudios son dialécticos? del ámbito visible y de la índole del cuerpo. d
-No, p o r Zeus! Con excepción de algunos pocos que -Lo admito, aunque sin duda es algo difícil de ad-
he encontrado casualmente. mitir, pero por otro lado es difícil no admitirlo. No obs-
-Pero en tal caso, los que no sean capaces de dar tante -y puesto que no sólo en este momento presente
razón y recibirla, ¿sabrán alguna vez lo que decimos hemos de discutirlo, sino que quedan muchas oportuni-
que se debe saber? dades para volver sobre él-, démoslo por ahora como
-Una vez más no. admitido, y vayamos hacia la melodía para describirla
532a -Veamos, Glaucón: ¿no es ésta la melodía que eje- como hemos hecho con su preludio. Dime cuál es el
cuta la dialéctica? Aunque sea inteligible, es imitada por modo del poder dialéctico, en qué clases se divide y cuá- e
el poder de la vista cuando, como hemos dicho, ensaya les son sus caminos. Pues me parece que se trata de
mirar primeramente a los seres vivos y luego a los as- caminos que conducen hacia el punto llegados al cual
tros, y por fin al sol mismo. Del mismo modo, cuando estaremos, como al fin de la travesía, en reposo.
se intenta por la dialéctica llegar a lo que es en sí cada -Es que ya no serás capaz de seguirme, mi querido 533a
cosa, sin sensación alguna y por medio de la razón, y Glaucón. No es que yo deje de mi parte nada de buena
b sin detenerse antes de captar por la inteligencia misma voluntad, pero no sería ya una alegoría como antes lo
lo que es el Bien mismo, llega al término de lo inteligi- que verías, sino la verdad misma, o al menos lo que
ble como aquel prisionero al término de lo visible. me parece ser ésta. Si es realmente así o no, no creo
-Enteramente de acuerdo. ya que podamos afirmarlo confiadamente, pero sí pode-
-¿Y bien? ¿No es esta marcha lo que denominas mos arriesgarnos a afirmar que hay algo semejante que
'dialéctica'? se puede ver. ¿No es así?
-Sin duda. -Claro que sí.
-Pues bien; la liberación de los prisioneros de sus -¿Y podemos afirmar también que el poder dialéc-
cadenas, el volverse desde las sombras hacia las figuri- tico sólo se revelará a aquel que sea experto en los estu-
l l a ~y la luz, su ascenso desde la morada subterránea dios que hemos descrito, y que cualquier otro es incapaz?
hacia el sol, su primer momento de incapacidad de mi- -Sí, eso se puede afirmar con seguridad.
rar allí a los animales y plantas y a la luz del sol, -En todo caso, nadie nos discutirá esto: que hay b
c pero su capacidad de mirar los divinos reflejos en las otro método de aprehender en cada caso, sistemática-
aguas y las sombras de las cosas reales, y no ya som- mente y sobre todo, lo que es cada cosa. Todas las de-
bras de figurillas proyectadas por otra luz que respecto más artes, o bien se ocupan de las opiniones y deseos
del sol era como una imagen: todo este tratamiento por de los hombres, o bien de la creación y fabricación de
medio de las artes que hemos descrito tiene el mismo objetos, o bien del cuidado de las cosas creadas natu-
poder de elevar lo mejor que hay en el alma hasta la ralmente o fabricadas artificialmente. En cuanto a las
contemplación del mejor de todos los entes, tal como restantes, que dijimos captan algo de lo que es, como
en nuestra alegoría se elevaba el órgano más penetran- la geometría y las que en ese sentido la acompañan, nos
hacen ver lo que es como en sueños, pero es imposible c
ver con ellas en estado de vigilia; mientras se sirven uno de los ámbitos correspondientes, o sea, lo opinable
de supuestos, dejándolos inamovibles, no pueden dar y lo inteligible, dejémoslo, Glaucón, para que no tenga-
cuenta de ellos. Pues bien, si no conocen el principio mos que vérnoslas con discursos mucho más largos que
y anudan la conclusión y los pasos intermedios a algo los pronunciados anteriormente.
que no conocen, ¿qué artificio convertirá semejante en- -Por mi parte, estoy de acuerdo, en la medida en b
cadenamiento en ciencia? que puedo seguirte.
-Ninguno. -Y llamas también 'dialéctico' al que alcanza la ra-
-Por consiguiente, el método dialéctico es el único zón de la esencia; en cuanto al que no puede dar razón
que marcha, cancelando los supuestos, hasta el princi- a sí mismo y a los demás, en esa medida dirás que no
d pio mismo, a fin de consolidarse allí. Y dicho método tiene inteligencia de estas cosas.
empuja poco a poco al ojo del alma, cuando está sumer- -¿Cómo no habría de decirlo?
gido realmente en el fango de la ignorancia, y lo eleva -Y del mismo modo con respecto al Bien: aquel que
a las alturas, utilizando como asistentes y auxiliares pa- no pueda distinguir la Idea del Bien con la razón, abs-
ra esta conversión a las artes que hemos descrito. A és- trayéndola de las demás, y no pueda atravesar todas
tas muchas veces las hemos llamado 'ciencias', por cos- las dificultades como en medio de la batalla, ni aplicar- c
tumbre, pero habría que darles un nombre más claro se a esta búsqueda -no según la apariencia sino según
que el de 'opinión' pero más oscuro que el de 'ciencia'. la esencia- y tampoco hacer la marcha por todos estos
En lo dicho anteriormente l4 lo hemos diferenciado co- lugares con un razonamiento que no decaiga, no dirás
e mo 'pensamiento discursivo', pero no es cosa de dispu- que semejante hombre posee el conocimiento del Bien
tar acerca del nombre en materias tales como las que en sí ni de ninguna otra cosa buena; sino que, si alcanza
se presentan a examen. una imagen de éste, será por la opinión, no por la cien-
-No, en efecto. cia; y que en su vida actual está soñando y durmiendo,
-Entonces estaremos satisfechos, como antes, con y que bajará al Hades antes de poder despertar aquí,
llamar a la primera parte 'ciencia', a la segunda 'pensa- para acabar durmiendo perfectamente allá. d
534a miento discursivo', a la tereera 'creencia' y a la cuarta -¡Por Zeus! Diré lo mismo que tú.
'conjetura', y estas dos últimas en conjunto 'opinión', -Pero si alguna vez tienes que educar en la práctica
mientras que a las dos primeras en conjunto 'inteligen- a estos niños que ahora en teoría educas y formas, no
cia', la opinión referida al devenir y la inteligencia a permitirás que los gobernantes del Estado y las autori-
la esencia. Y lo que es la esencia respecto del deve- dades en las cosas supremas sean irracionales, como
nir lo es la inteligencia respecto de la opinión; y lo líneas irracionales.
que es la ciencia respecto de la creencia lo es el pensa- -Por cierto que no.
miento discursivo respecto de la conjetura. En cuanto -¿Y les prescribirás que participen al máximo de
a la proporción entre sí y a la división en dos de cada la educación que los capacite para preguntar y respon-
der del modo más versado?
l4 En VI 511d. -Lo prescribiré junto contigo. e
'5 génesis. Cf. nota 22 al libro VI.
-¿Y no te parece que la dialéctica es el coronamien- he dicho antes, a que no se la cultiva dignamente. En
to supremo de los estudios, y que por encima de éste efecto, no deben cultivarla los bastardos sino los bien
no cabe ya colocar correctamente ningún otro, sino nacidos.
535n dar por terminado lo que corresponde a los estudios? -¿En qué sentido lo dices?
-De acuerdo. -En primer lugar, quien vaya a cultivarla no debe d
-Te resta aún la distribución de estos estudios: a ser cojo en el amor al trabajo, con una mitad dispuesta
quiénes los asignarás y de qué modo. al trabajo y otra mitad perezosa. Esto sucede cuando
-Evidentemente. alguien ama la gimnasia y la caza y todo tipo de fatigas
-¿Recuerdas la primera selección de los gobernan- corporales, pero no ama el estudio ni es dado al diálogo
tes que escogimos? y a la indagación, sino que tiene aversión por los traba-
-¿Cómo no he de recordarlo? jos de esta índole; y es cojo también aquel cuyo amor
-Piensa entonces que también en los demás aspec- al trabajo marcha en sentido contrario.
tos deben elegirse aquellas naturalezas, pues hay que -Dices una gran verdad.
preferir las más estables, las más valientes y en lo -Y 'lo mismo respecto de la verdad, declararemos
b posible las más agraciadas; pero además de esto, cabe que un alma está mutilada cuando, por una parte, odia e
buscar no sólo los caracteres nobles y viriles, sino que la mentira voluntaria y la soporta difícilmente en ella
posean también los dones naturales que convienen a tal misma y se irrita sobremanera si son otros los que mien-
educación. ten, pero, por otra parte, admite fácilmente la mentira
-¿Cuáles son los que distingues? involuntaria, y no se irrita si alguna vez es sorprendida
-Han de contar, bienaventurado amigo, con la pe- en la ignorancia, sino que se revuelca a gusto en ella
netración respecto de los estudios y la capacidad de como un animal de la especie porcina.
aprender sin dificultad; pues las almas se arredran mu- -Por entero de acuerdo. 536a
cho más ante los estudios arduos que ante los ejercicios -También con respecto .a la moderación, a la valen-
gimnásticos, porque sienten más como propia una fati- tía, a la grandeza de espíritu y todas las partes de la
ga que les es privativa y no tienen en común con el excelencia, hay que vigilar, y no menos, para distinguir
cuerpo. al b a s t a r d ~del bien nacido. Pues cuando un particular
-Es cierto. o un Estado no saben examinar las cosas de tal índole,
c -Y hay que buscarlos también con buena memoria, se sirven inadvertidamente de cojos y bastardos para
perseverantes y amantes en todo sentido del trabajo. ¿O el propósito que se presente, sea como amigos, sea co-
de qué modo piensas que estarán dispuestos a cultivar mo gobernantes.
el cuerpo y a la vez cumplir con semejante estudio y -Y así pasa, en efecto.
ejercicio? -Por tanto, debemos tener cuidado con todas las
-De ningún modo, si no están bien dotados en todo cosas de esta índole; ya que, si son personas sanas de b
sentido. cuerpo y alma las que educamos, conduciéndolas a tal
-Por consiguiente, el error y el descrédito que se estudio y a tal ejercicio, la Justicia misma no nos cen-
abaten actualmente sobre la filosofía se debe, como ya surará y preservaremos el Estado y su organización po-
lítica; pero si guiamos hacia tales estudios a personas -Es verdad.
de otra índole, haremos todo lo contrario y derramare- -Entonces, excelente amigo, no obligues por la fuer-
mos más ridículo aún sobre la filosofía. za a los niños en su aprendizaje, sino edúcalos jugando, 537n
-Es verdaderamente vergonzoso. para que también seas más capaz de divisar aquello
-Por entero de acuerdo, entonces. Pero' yo también para lo cual cada uno es naturalmente apto.
creo que en este momento me sucede algo digno de risa. -Tienes razón en lo que dices.
-¿Qué cosa? -¿No recuerdas que decíamos '' que hay que con-
c -Me olvidé de que jugábamos, y hablé más bien en ducir los niños a la guerra, como observadores monta-
tensión; porque a la vez que hablaba miré a la filosofía dos a caballo, y que, en caso de que no fuera peligroso,
y, al verla tratada tan injuriosamente, me irrité y, como había que acercarlos y gustar la sangre, como cachorros?
encolerizado contra los culpables, 'dije con mayor serie- -Recuerdo.
dad las cosas que dije. -Pues a aquel que siempre, en todos estos trabajos,
-No, ¡por Zeus! Al menos para mí, que era quien estudios y temores, se muestre como el más ágil, hay
escuchaba. que admitirlo dentro de un número selecto.
-Pero sí para mí, que soy el que habla. Con todo, -¿A qué edad? b
no olvidemos que en la primera selección elegíamos -En el momento en que dejan la gimnasia obligato-
d ancianos 16, mientras que en ésta eso no es posible. ria; pues en ese tiempo, sean dos o tres los años que
pues no hemos de creer a Solón cuando dice que, al transcurran, no se puede hacer otra cosa, ya que la fati-
envejecer, se es capaz de aprender muchas cosas, sino ga y el sueño son enemigos del estudio. Y al mismo tiem-
que se será menos capaz de aprender que de correr; po, ésta es una de las pruebas, y no la menor, la de
pues a los jóvenes corresponden todos los trabajos es- cómo se muestra cada uno en los ejercicios gimnásticos.
forzados y múltiples. -¡Claro que sí!
-Necesariamente. -Después de ese tiempo, se escogerá entre los jóve-
-Por consiguiente, tanto los cálculos como la geo- nes de veinte años, y los escogidos se llevarán mayores
metría y todos los estudios preliminares que deben en- honores que los demás, y deben conducirse los estu- c
señarse antes que la dialéctica hay que proponérselos dios aprendidos en forma dispersa durante ia niñez a
desde niños, pero sin hacer compulsiva la forma de la una visión sinóptica de las afinidades de los estudios
instrucción. entre sí y de la naturaleza de lo que es.
-Y esto ¿por qué? -En todo caso, semejante instrucción es la única fir-
e -Porque el hombre libre no debe aprender ninguna me en aquellos en que se produce.
disciplina a la manea del esclavo; pues los trabajos cor- -Y es la más grande prueba de la naturaleza dialéc-
porales que se practican bajo coerción no producen da- tica y de la que no es dialéctica; pues el dialéctico es
ño al cuerpo, en tanto que en el alma no permanece sinóptico, no así el que no lo es.
nada que se aprenda coercitivamente. -Comparto tu pensamiento.
sembarazarse si lo reprime y educa desde joven, que Y si corre a su vez algún aliado para rescatar a
es perjudicial al cuerpo y perjudicial al alma, tanto res- su parte oligárquica, pienso, sea su padre o los demás
c pecto de la sabiduría como de la moderación, ¿no lo parientes que acuden a amonestar10 y reprocharle, se
llamaremos correctamente 'innecesario'? produce entonces en él una revuelta y una contrarre- 560a
-Más correctamente imposible. vuelta y un combate consigo mismo.
-¿No diremos que éstos son deseos despilfarrado- -Sin duda.
res, mientras los primeros son productivos en razón de -Y pienso que alguna vez la parte democrática pue-
ser útiles para la actividad? de ceder a la oligárquica, y algunos deseos son extirpa-
-Sin duda. dos, otros desterrados, en razón de haberse suscitado
-¿Y no diremos lo mismo de los apetitos sexuales u6 cierto pudor en el alma del joven, y ésta recupera
y de los demás? su ordenamiento.
-Lo mismo. -Algunas veces sucede.
-¿Y no decíamos hace un momento que aquel al -Y a su vez, creo, una vez expulsados aquellos de-
que llamamos 'zángano' está colmado de tales placeres seos, a raíz de la impericia de la educación paterna, b
d y apetitos y es gobernado por los deseos innecesarios, crecen en exceso otros de índole similar, y se multipli-
mientras el hombre avaro y oligárquico por los necesa-
rios? Así suele ocurrir.
-¿Qué otra cosa cabe? -Y lo arrastran hacia las mismas compañías, y, en
-Regresemos, pues, a nuestro hombre, y digamos secreta cópula, engendran una multitud.
cómo, de oligárquico, pasa a ser democrático. Me pare- -Sin duda.
ce que la mayor parte de las veces sucede de este modo. -Además opino que terminan por apoderarse de la
-¿De cuál modo? acrópolis del alma del joven, al percibir que está vacía
-Cuando un joven que se ha criado, como hace un de conocimientos y preocupaciones rectas y de discur-
momento decíamos, sin cultura y con avaricia, gusta la sos verdaderos, que son los mejores centinelas y guar-
miel de los zánganos y convive con estas feroces y terri- dianes que puede haber en el espíritu de los hombres
bles bestias, capaces de proveer toda variedad de place- amados por los dioses.
res, de múltiples colores y especies, entonces puedes pen- -Con mucho. c
e sar que dentro de él se opera el tránsito desde la oli- , en vez de ellos, corren al asalto discursos y opi-
garquía hacia la democracia. falsas y petulantes, que ocupan su lugar.
-Necesariamente.
-En ese caso, así como el Estado se transforma al Y entonces retorna a aquellos Lotófagos y habi-
ser auxiliado uno de los partidos por un aliado externo iertamente con ellos; y si de su parentela acude
que es similar a él, así también el joven se transforma
al ser auxiliada desde afuera una de las especies de ape- l a O sea «que le hacen olvidar su hogar, como a los marineros
titos que hay en él por algo similar y congénere a ella. de Ulisesn, cf. Od. IX 83-84. Con este nuevo apodo, Platón se refiere
-En todo de acuerdo. aquí a los que antes ha llamado 'zánganos'.
alguien en auxilio de la parte avara de su alma, aque- que se sacia, y luego se vuelve hacia otro, sin desdeñar
llos discursos petulantes cierran las puertas de la forta- a ninguno, sino alimentando a todos por igual.
leza real ante él, y no permiten el acceso al aliado, ni -Completamente de acuerdo.
admiten las palabras que, como embajadores, le dirigen -En cuanto al discurso verdadero, no lo acoge ni
d privadamente personas mayores. Dichos discursos son le permite el acceso a su ciudadela. Si alguien le dice
los que prevalecen en el combate; denominan 'idiotez' que hay placeres provenientes de deseos nobles y buenas c
al pudor y lo arrojan afuera, convirtiéndolo en fugitivo y otros de deseos perversos y que debe cultivar y hon-
deshonorable; al control de sí mismo lo llaman 'falta rar unos pero reprimir y someter a los otros, en todos
de virilidad', lo injurian y lo destierran, y lo convencen estos casos sacude la cabeza y declara que todos son
de que la moderación y la mesura en los gastos son 'rus- semejantes y que hay que honrarlos por igual.
ticidad' y 'servilismo', y, en alianza con muchos apeti- -Con toda seguridad que el que se halla en tal dis-
tos nocivos, las echan por la borda. posición procede así.
-Efectivamente. -Y de este modo vive, día tras día, satisfaciendo ca-
-Vacían y purifican de estas cosas el alma del jo- da apetito que le sobreviene, algunas veces embriagán-
e ven poseído por ellos, a la que inician así en los gran- dose y abandonándose al encanto de la flauta, otras
des misterios, después de lo cual reintroducen la des- bebiendo agua y adelgazando, tanto practicando gimna- d
mesura, la anarquía, la prodigalidad y la impudicia, sia como holgazaneando y descuidando todas las cosas,
resplandecientes, coronadas y acompañadas por un gran o bien como si se dedicara a la filosofía. Con frecuéncia
coro; las elogian, y llaman eufemísticamente 'cultura' actúa en política, lanzándose a decir y hacer lo que le
a la desmesura, 'liberalidad' a la anarquía, 'grandeza salga. Alguna vez admira a los guerreros y se inclina
561a de espíritu' a la prodigalidad y 'virilidad' a la impudi- hacia ese lado, o bien a negociantes, y se inclina hacia
cia. ¿No es de este modo como en el joven se produce allí: no hay orden ni obligación alguna en su vida, sino
el tránsito desde que fuera educado en la satisfacción que, teniendo este modo de vida por libre y dichoso,
de los apetitos necesarios hasta que libera y relaja los lo lleva a fondo.
deseos innecesarios y los placeres perjudiciales? -Has descrito perfectamente el modo de vida del va- e
-Está muy claro que así es. rón partiendo de la igualdad.
-Después de ello, pienso, semejante hombre vive sin -Al menos, pienso, el de un hombre diversificado
gastar más dinero, esfuerzos y tiempo en los placeres y pleno de múltiples caracteres y que, como aquel Esta-
necesarios que en los innecesarios. En caso de tener la do, es bello y colorido. Muchos hombres y muchas mu-
fortuna de que su frenesí no sea excesivo y de que con jeres envidian este modo de vida, que cuenta en su seno
b el correr de los años pase el tumulto, vuelve a acoger con numerosos modelos de constituciones y caracteres.
una parte de los exiliados, no se entrega del todo a los -Así es, efectivamente.
intrusos y pone los placeres en pie de igualdad; vive -Asignemos este hombre a la democracia, dado que 5620
así transfiriendo sin cesar el mando de sí mismo al que es correcto denominarlo 'democrático'
caiga a su lado, como si fuera cuestión de azar, hasta -Asignémoslo.
-Lo que resta decribir ahora es el más bello régi- -Así procede, en efecto.
men político y el más bello hombre: la tiranía y el tirano. -Y a los que son sumisos con los gobernantes los
-Ni más ni menos. injuria, como a esclavos voluntarios y gente sin valor;
-Vamos a ver ahora, querido amigo, con qué carác- a los gobernantes que son similares a gobernados, y a
ter surge la tiranía; pues es bastante claro que surge los gobernados que son similares a gobernantes es a
por un tránsito a partir de la democracia. quienes se alaba y rinde honores en público y en priva-
-Suficientemente claro. do. ¿No es forzoso que en semejante Estado la libertad e
-¿Y no surge del mismo modo la tiranía de la avance en todas direcciones?
b democracia que la democracia de la oligarquía? -No podría ser de otro modo.
-¿De cuál modo? -Si esto es así, amigo mío, la anarquía se desliza
-El bien que se proponía la oligarquía, y por el cual incluso dentro de las casas particulares, y concluye in-
ésta fue instituida, ¿no era acaso la riqueza en exceso? troduciéndose hasta en los animales.
-Sí. -¿Qué es lo que quieres decir con esto?
-Y el deseo insaciable de riqueza, y el descuido de -Por ejemplo, que el padre se acostumbra a que el
todo lo demás por lucrar, es lo que la ha perdido. niño sea su semejante, y a temer a los hijos, y el hijo
-Verdad. a ser semejante al padre y a no respetar ni temer a sus
-¿Y no es a su vez el deseo insaciable de aquello progenitores, a fin de ser efectivamente libre; el meteco
que la democracia define como su bien lo que hace es igualado al ciudadano, el ciudadano al meteco 19, 563a
sucumbir a ésta? y del mismo modo el extranjero.
-¿Y qué es lo que dices que define como su bien? -Así sucede, en efecto.
c -La libertad; pues en un Estado democrático oirás, -Sucede eso y otras menudencias como las siguien-
seguramente, que es tenida por lo más bello, y que, pa- tes: en semejante Estado el maestro teme y adula a los
ra quien sea libre por naturaleza, es el único Estado alumnos y los alumnos hacen caso omiso de los maes-
digno de vivir en él. tros, así como de su preceptores; y en general los jóve-
-En efecto, es una frase que se dice mucho. nes hacen lo mismo que los adultos y rivalizan con ellos
-Por lo tanto, como iba a decir ahora, el deseo insa- en palabras y acciones; y los mayores, para complacer-
ciable de la libertad y el descuido por las otras cosas los, rebosan de jocosidad y afán de hacer bromas, imi- b
es lo que altera este régimen político y lo predispone tando a los jóvenes, para no parecer antipáticos y
para necesitar de la tiranía. mandones.
-¿De qué modo? -En todo de acuerdo.
-Cuando un Estado democrático sediento de liber- -Y el momento culminante de esta libertad de las
d tad llega a tener como jefes malos escanciadores, y se mayorías se produce en tal Estado cuando los hombres
embriaga más de la cuenta con ese vino puro, entonces, y mujeres que han sido comprados no son menos libres
pienso, castiga a los gobernantes que no son muy flexi-
bles ni proporcionan libertad en abundancia, y los acu- l9 El ameteco~era el extranjero con residencia permanente en
sa de criminales y oligárquicos. Atenas.
que quienes los han adquirido. Y por poco nos olvida- -Por lo tanto, la libertad en exceso parece que no
mos de decir cuánta libertad e igualdad ante la ley exis- deriva en otra cosa que en la esclavitud en exceso para
te allí en la relación de hombres con mujeres y de muje- el individuo y para el Estado.
res con hombres. -Eso también es razonable.
c -¿Acaso, con Esquilo, no «diremos lo que ahora nos -Es razonable, entonces, que la tiranía no se esta-
viene a la boca»? blezca a partir de otro régimen político que la democra-
-Por cierto, es lo que yo digo. Y que los animales cia, y que sea a partir de la libertad extrema que surja
sujetos al hombre son allí más libres que en cualquier la mayor y más salvaje esclavitud.
otra parte, no lo creería alguien que no hubiera tenido -Es lógico.
la experiencia; pues, tal como dice el proverbio, real- -Pero no es eso lo que preguntas, creo, sino cuál
mente alas perras llegan a ser como sus amas»; y así es esa enfermedad que, siendo la misma en la oligar- b
también los caballos y los asnos se acostumbran a an- quía que en la democracia, esclaviza a ésta.
dar con toda libertad y solemnidad, atropellando a quien -Dices la verdad.
les salga al paso, si no se hace a un lado; y del mismo -Pues me refería a aquella raza de hombres haraga-
d modo todo lo demás se halla pletórico de libertad. nes y despilfarradores, los más viriles de los cuales con-
-Lo que describes es mi propio sueño; pues con fre- ducen y los menos viriles los siguen, y que comparába-
cuencia me sucede eso cuando marcho al campo. mos con zánganos, de los que cuentan con aguijón en
-¿Y no te percatas que, como resultado de la acu- el primer caso y de los que no lo tienen, en el segundo.
mulación de todas estas cosas, el alma de los ciudada- -Y lo hacíamos correctamente.
nos se torna tan delicada que, si alguien le proporciona -Y en cualquier régimen en que nazcan producen
siquiera una pizca de esclavitud, se irrita y no lo sopor- una perturbación análoga a la de la flema y la bilis en
ta? Pues bien sabes que de algún modo terminan por el cuerpo; contra esto último el buen médico y legisla- c
no prestar atención ni siquiera a las leyes orales o es- dor del Estado deben precaverse con mucho tiempo, no
e critas, para que de ningún modo tengan amo alguno. menos que el apiculror hábil, tratando al máximo que
-Por cierto que lo sé bien. no aparezcan, pero, si llegan a aparecer, eliminándolos
-Pues éste es, según me parece, el bello y vigoroso juntos con los panales mismos.
principio de donde nace la tiranía. -Sí, por Zeus, absolutamente de acuerdo.
-Vigoroso, ciertamente, pero ¿qué le sigue después? -Hagamos ahora lo siguiente, para ver con mayor
-La misma enfermedad que, al declararse en la oli- lo que queremos.
garquía, entraña la perdición de ésta, en mayor grado qué modo?
y con mayor fuerza, debido a la libertad, esclavizada -Dividamos en teoría el Estado democrático en tres
a la democracia. Y en verdad el exceso en el obrar suele partes, tal como ellas se dan. Una es tal vez aquel géne- d
revertir en un cambio en sentido opuesto, tanto en las ro que surge en él por causa de la licencia, no menos
564a estaciones como en las plantas y en los cuerpos y, que en el Estado oligárquico.
no en último término, en las organizaciones políticas. -Así es.
-Probablemeate. - -Pero con mucha mayor ferocidad aquí que ailí.
-¿Cómo es eso? -Así es como participa, efectivamente. b
-Allí, en razón de no recibir honores y estar alejado -Entonces aquellos a quienes se quita la fortuna se
de los cargos, no se ejercitaba y no llegaba a ser vigoro- ven forzados a defenderse, pienso, hablando al pueblo
so; en la democracia, en cambio, marcha a la cabeza y haciendo cuanto pueden.
del Estado, con pocas excepciones, y es su sector más -¿Cómo no habrán de hacerlo?
feroz el que habla y actúa, mientras el resto zumba -Y, aunque no deseen introducir novedad alguna,
e sentado cerca de la tribuna, y no tolera que se diga otra reciben de los otros la acusación de que conspiran con-
cosa, de modo que, en un régimen de tal índole, todo tra el pueblo y son oligárquicos.
es administrado por este tipo de gente, salvo contados -Sin duda.
casos. -Y después de ver al pueblo tratando de hacerles
-Así es. mal, no voluntariamente sino por ignorancia y por ha-
-Y hay otro grupo similar que en todo momento ber sido engañado por los difamadores, entonces, quié- c
se separa de la muchedumbre. ranlo o no, terminan por convertirse en oligárquicos de
-¿ Cuál? veras, no voluntariamente, sino que aquel zángano pro-
-Al tener todos afán de lucro, los más ordenados duce este mal picándolos.
por naturaleza llegan a ser con mucho los más ricos. -Exactamente.
-Es probable. -Y entonces se producen denuncias, juicios y accio-
-Pienso que de allí sacan los zánganos la mayor can- nes legales de unos contra otros.
tidad de miel y del modo más fácil. -Así es.
-¿Cómo habrían de sacarla de los que tienen poco -Ahora bien, ¿no acostumbra siempre el pueblo a
o nada? poner a su cabeza preferentemente a un individo, y a
-Y los ricos de esta especie son los llamados 'pasto alimentarlo y hacerle crecer en grandeza?
de los zánganos', creo. -Acostumbra a eso, en efecto.
-Por cierto que sí. -Por lo tanto, es evidente que, dondequiera apare- d
565a -El tercer género será el del pueblo, o sea, cuantos ce un tirano, es de la raíz del liderazgo de donde brota,
trabajan para sí mismos y no ocupan cargos públicos, y no de otra parte.
poseyendo pocos bienes; es el género más numeroso y -Muy evidente.
con mayor autoridad que hay en la democracia cuando -¿Y cuál es el comienzo de este tránsito de un líder
se congrega. hacia un tirano? ¿No es patente que cuando el líder co-
-En efecto -dijo Adimanto-, pero con frecuencia mienza a hacer lo que se narra en el mito respecto del
no está dispuesto a hacerlo, a menos que participe en templo de Zeus Liceo en Arcadia?
algo de la miel. -¿Y qué es lo que se narra?
-Y participa siempre en la medida que les es posi- -Que cuando alguien gusta de entrañas humanas
ble a los que están a su cabeza, cuando a los que tienen descuartizadas entre otras de otras víctimas, necesaria-
fortuna se la quitan y la distribuyen al pueblo, conser- mente se ha de convertir en lobo. ¿O no has escuchado e
vando ellos la mayor parte. el relato?
-Sí, por cierto. -Y cuando ve esto el varón que posee riquezas y
-Así también cuando el que está a la cabeza del pue- que, conforme a sus riquezas, recibe la acusación del
blo recibe una masa obediente y no se abstiene de san- 'enemigo del pueblo', entonces, amigo mío, de acuerdo
gre tribal, sino que, con injustas acusaciones -tal co- con el oráculo que se le hizo a Creso,
mo suele pasar- lleva a la gente a los tribunales y la huye junto a f Hermo rico en guijarros,
asesina, poniendo fin a vidas humanas y gustando con no se queda ni tiene vergüenza de ser cobarde 2'.
lengua y boca sacrílegas sangre familiar, y así mata y
566a destierra, y sugiere abolición de deudas y partición de -Si fuera de otro modo, no podría avergonzarse una
tierras, ¿no es después de esto forzosamente fatal que segunda vez.
semejante individuo perezca a manos de sus adversa- -Pienso que al que es capturado le dan muerte.
rios o que se haga tirano y de hombre se convierta en -Es forzoso.
lobo? -En cuanto a aquel caudillo, es evidente que no ya-
-Es de toda necesidad. ce «majestuosamente con su gran cuerpo» 22, sino que, d
-Así llega a ser el que hace estallar la revuelta con- tras destronar a muchos otros, se establece en el carro
tra los que tienen fortuna. del Estado, perfeccionando la transformación de líder
-Así, efectivamente. en tirano.
-Y cuando tras haber sido desterrado regresa a pe- -¿Cómo no ha de ser así?
sar de sus enemigos, ¿su retorno no será el de un tirano -Describamos ahora la felicidad de ese hombre y
consumado? la del Estado en que se ha generado un mortal semejante.
-Es evidente. -De acuerdo, describámoslo.
b -Y si no pueden hacerlo desterrar ni matarlo tras -¿No pasa que durante los primeros días y el pri-
desprestigiar10 en el Estado, conspiran para asesinarlo mer momento sonríe y saluda a todo aquel que encuen-
violentamente a escondidas. tra, dice no ser tirano, promete muchas cosas en priva- e
-Es lo que suele suceder. do y público, libera de deudas y reparte tierras entre
-De ahí que todos los que han llegado a este punto el pueblo y los de su séquito, y trata de pasar por tener
recurren a aquella demanda del tirano de la que tanto modales amables y suaves con todos?
se ha hablado, por la que se pide al pueblo una custo- -Necesariamente.
dia personal para preservarles al defensor del pue- -Pero cuando se reconcilia con algunos de sus ene-
blo *O. migos de fuera, mientras que a otros los extermina, y
-¡Claro que pasa eso! que por ese lado tiene tranquilidad, pienso que promue-
-Y se la dan, pienso, por temer por él y estar con- ve ante todo algunas guerras, para que el pueblo tenga
fiado en lo que respecta a sí mismo. necesidad de un conductor.
c -Así es.
IX
sidera a los demás placeres en relación con el de cono- -¿Y en cuanto al amante de los honores? ¿Tiene el
cer lo verdadero y de vivir en ello aprendiendo siem- filósofo menos experiencia del placer de recibir hono-
pre? ¿No considerará que están muy lejos del verdade- res que éste del de comprender?
ro placer y los llamará 'realmente necesarios', dado que -No, porque el honor alcanza a todos si han reali-
no recurrirá a ellos si no le fuera imprescindible? dazo aquello a lo cual se han lanzado, pues el rico es
-Podemos estar seguros de que es así. honrado por muchos, y también el valiente y el sabio,
-Cuando lo que se discute son los placeres de cada de modo que todos tienen experiencia de cómo es el pla-
especie y el modo de vida mismo, y no en cuanto a vivir cer que procede de recibir honores. Con qué placer cuen-
de modo más decente o vergonzoso, ni mejor o peor, ta la contemplación de lo que es, en cambio, es imposi-
582a sino en cuanto a cuál es más agradable y menos doloro- ble que haya sido gustado por otro que no sea el filósofo.
so, ¿cómo sabremos quién de ellos dice la mayor verdad? -Por consiguiente, éste es de los hombres que él d
-Por mi parte, no puedo responder. juzga mejor en cuanto a experiencia.
-Examina esto, entonces. ¿Por qué medio ha de juz- -Y con mucho.
garse para que sea juzgado bien? ¿No es por medio de -Además -proseguí- es el único cuya experiencia
la experiencia, la inteligencia y el razonamiento? ~Cuen- estará acompañada de inteligencia.
tas con un modo de juzgar mejor que con éstos? -Sin duda.
-¿Cómo podría hacerlo? -Por lo demás, el instrumento con el cual es nece-
-Prosigamos el examen. De estos tres hombres, {cuál sario juzgar no corresponde ni al amante del lucro ni
es el que tiene mayor experiencia de los placeres que al de los honores, sino al filósofo.
hemos mencionado? ¿Cuál de los dos te parece que es -¿Cuál instrumento?
b el más experimentado, el amante del lucro en el placer -¿No hemos dicho que se debe juzgar por medio
extraído del saber, al ponerse a aprender cómo es la de razonamientos?
verdad misma, o el filósofo en el placer procedente del -Sí.
lucrar? -Y los razonamientos son principalmente el instru-
-Hay mucha diferencia -repuso Glaucón-; puesto mento del filósofo.
que necesariamente el filósofo ha comenzado a gustar -¡Claro que sí!
de los otros placeres desde la infancia; en el caso del -Pues bien, si lo que se juzga se juzgara mejor con
amante del lucro, en cambio, cuando aprende cómo son el dinero y el lucro, lo que el amante del lucro alabara e
las cosas por naturaleza, no es forzoso que guste de la y censurara sería necesariamente lo más cierto.
dulzura de este placer ni que se vuelva experto en él; -De toda necesidad.
REPUBLICA IX 44 1
e deleznable? Pues si alguien que, tras recibir oro, entre- -Y la artesanía y el trabajo manual, {por qué pien-
gase a su hijo o a su hija en esclavitud a manos de sas que comportan reproche? ¿Diremos que por algún
hombres malos y salvajes, no se benificiaría con eso ni otro motivo que porque se cuenta entonces con la parte
aunque recibiera el oro en gran cantidad, jno será des- mejor del alma debilitada por naturaleza, de modo que
dichado el que someta sin misericordia lo más divino no puede gobernar a las fieras que hay en ella sino que
de sí mismo a lo más ateo y abominable? Al recibir el oro las sirve y sólo es capaz de aprender a adularlas?
590a como soborno, ¿no será la suya una ruina más terrible -Así parece.
aún que la de Erifila lScuandoaceptó un collar por la -Y para que semejante hombre sea gobernado por
vida de su marido?' algo semejante a aquello que gobierna al mejor, ¿no di-
-Mucho más -contestó Glaucón-; ya que te res- remos que aquél debe ser esclavo de este mejor, que d
pondo en su lugar. posee en su interior lo divino que gobierna? Y no lo
-¿Y no crees que cuando se censura desde antiguo diremos pensando que ha de gobernarse al esclavo en
la falta de moderación en el vivir es porque con ello perjuicio de éste, como creía Trasímaco de los goberna-
se desata más de la cuenta la terrible bestia, la criatura dos 16, sino con la idea de que para cualquiera es me-
enorme y multiforme? jor ser gobernado por lo sabio y divino, sobre todo con-
-¡Claro! teniéndolo en su interior como propio, pero si no, dándo-
le órdenes desde afuera. De este modo todos, bajo el mis-
Is Según la leyenda (cuyos ecos recoge HOMERO en Od. XI 326), mo gobierno, seremos semejantes y amigos en lo posible.
Polinice sobornó a Erifila para que persuadiera a su esposo Anfiarao -Hablas con rectitud.
a que integrase el cuerpo de siete caudillos que atacaron Tebas y que
perecieron en la empresa. Erifila pereció a manos de Alcmeón, quien
así vengó a su padre. l6 En 1 343b-d.
e -¿Y la ley no patentiza que quiere precisamente es- vivirá vuelto hacia allí, ni siquiera asignará mayor va-
to, en cuanto es aliada de todos cuantos viven en el Es- lor al ser fuerte, sano o bello, a menos que a partir de d
tado? También tiene esto en vista nuestro gobierno de estas cosas llegue a moderarse; antes bien, siempre apa-
los niños, en cuanto no les permitimos ser libres hasta recerá afinando la armonía del cuerpo en vista al acor-
haber implantado en ellos una organización política tal de del alma.
591a como en el Estado; y después de alimentar lo mejor que -Absolutamente así ha de ser, si es que va a ser
hay en ellos con lo que en nosotros es de esa índole, músico de verdad.
y tras dejar, en lugar de esto último, un guardián y go- -¿Y no será lo mismo en cuanto al ordenamiento
bernante semejante en cada uno, sólo entonces los pon- y armonía en la adquisición de riquezas? ¿O bien, des-
dremos en libertad. lumbrado por las felicitaciones de la muchedumbre,
-Lo patentiza, en efecto. aumentará hasta el infinito la masa de su fortuna, para
-¿De qué modo, entonces, Glaucón, y por qué razón tener males infinitos?
diremos que es útil cometer injusticia, vivir sin mode- -No creo esto.
ración y hacer algo vergonzoso, cosas que harán al hom- -Más bien dirigirá su mirada hacia la organización e
bre más malvado, por más riquezas y otros medios de política que tiene dentro de sí, vigilando que no lo per-
poder que haya adquirido? turbe allí lo abundante o lo escaso de su fortuna; y,
-De ningún modo. gobernándose de ese modo, acrecentará su fortuna o la
-¿Y de qué modo diremos que es útil al que co- gastará, en la medida que le sea posible.
mete injusticia no ser descubierto ni expiar la falta? -De ese modo, precisamente.
b ¿O no sucede que el que pasa inadvertido se vuelve aún -En lo concerniente a los honores, mirará en el mis- 592a
más perverso, mientras que en quien es descubierto y mo sentido; participará y gustará voluntariamente de
castigado la parte bestial se adormece y domestica, mien- aquellos que considere que pueden mejorarlo, pero en
tras la parte dulce queda liberada? Y en este último cuanto a aquellos que disuelvan el estado habitual de
caso el alma íntegra, restablecida en su mejor naturale- su alma, los rehuirá en público y en privado.
za, alcanza una condición más valiosa -al adquirir la -Por consiguiente -dijo Glaucón-, y al menos si
mpderación y la justicia junto con la sabiduría-, que presta atención a eso, no estará dispuesto a actuar en
el cuerpo que obtiene fuerza y belleza junto con salud, política.
tanto cuanto más valiosa es el alma que el cuerpo. -Eso sí, ¡por el perro! -exclamé-. Ciertamente en
-Completamente de acuerdo. su propio Estado actuará, aun cuando no en su patria,
c -El hombre provisto de inteligencia, por ende, vivi- salvo que se presente algún azar divino.
rá intensificando todos sus esfuerzos hacia ese fin, esti- -Comprendo: hablas del Estado cuya fundación
mando, en primer lugar, los estudios que logren que su acabamos de describir, y que se halla sólo en las pa-
alma sea de tal índole, y despreciando lo demás. labras, ya que no creo que exista en ningún lugar de la b
-Es evidente. tierra.
-Después, en cuanto a la condición y alimento del -Pero tal vez resida en el cielo un paradigma para
cuerpo, no los confiará al placer bestial e irracional ni quien quiera verlo y, tras verlo, fundar un Estado en
su interior. En nada hace diferencia si dicho Estado exis-
te o va a existir en algún lado, pues él actuará sólo en
esa política, y en ninguna otra.
-Es probable.
-¿Podrías decirme en líneas generales qué es la imi- -Al que produce todas aquellas cosas que hace ca-
tación? Porque yo mismo no comprendo bien a qué apun- da uno de los trabajadores manuales.
ta esta palabra. -Hablas de un hombre hábil y sorprendente.
-¿Y acaso crees que yo lo comprenderé? -Espera, y pronto dirás más que eso. Pues este mis-
-No sería insólito, porque muchas veces los que tie- mo artesano es capaz, no sólo de hacer todos los mue-
596a nen la vista menos clara perciben antes que los de bles, sino también de producir todas las plantas, todos
mirada más aguda. los animales y a él mismo; y además de éstos, fabrica
-Así será -replicó Glaucón-; pero, estando tú pre- la tierra y el cielo, los dioses y cuanto hay en el cielo
sente, no me animo a decir ni siquiera lo que resulta y en el Hades bajo tierra.
manifiesto; mira entonces tú mismo. -¡Hablas de un maestro maravilloso! d
-En ese caso, ¿quieres que comencemos examinan- -¿Dudas de lo que digo? Dime: ¿te parece que no
do esto por medio del método acostumbrado? Pues creo existe un artesano de esa índole, o bien que se puede
que acostumbrábamos a postular una Idea única para llegar a ser creador de estas cosas de un cierto modo,
cada multiplicidad de cosas a las que damos el mismo y de otro modo no? ¿No te percatas de que tú también
nombre 3. ¿O no me entiendes? eres capaz de hacer todas estas cosas de un cierto modo?
-Sí, te entiendo. -¿Y cuál es este modo?
-Tomemos ahora la multiplicidad que prefieras. Por -No es difícil, sino que es hecho por artesanos rápi-
b ejemplo, si te parece bien, hay muchas camas y mesas. damente y en todas partes; inclusive con el máximo de
-Claro que sí. rapidez, si quieres tomar un espejo y hacerlo girar
-Pero Ideas de estos muebles hay dos: una de la hacia todos lados: pronto harás el sol y lo que hay en e
cama y otra de la mesa. el cielo, pronto la tierra, pronto a ti mismo y a todos
-Sí. los animales, plantas y artefactos, y todas las cosas de
-¿Y no acostumbramos también a decir que el arte- que acabo de hablar.
sano dirige la mirada hacia la Idea cuando hace las ca- I -Sí, en su apariencia, pero no en lo que son verda-
mas o las mesas de las cuales nos servimos, y todas deramente.
las demás cosas de la misma manera? 4. Pues ningún -Bien; y vienes en ayuda del argumento en el mo-
artesano podría fabricar la Idea en sí. O ¿de qué modo mento requerido. Uno de estos artesanos es el pintor,
podría? creo. ¿O no?
-Claro que sí.
Cf. VI 507b y nota 20 al libro VI. -Pienso que dirás que lo que hace no es real, aun-
Cf. Crátilo 389a SS.; aunque allí el modelo del carpintero que que de algún modo el pintor hace la cama. ¿No es
hace la lanzadera no es una Idea trascendente; aquí sí lo es, y por
vez primera, ya que anteriormente no han sido mencionadas Ideas de verdad?
objetos fabricados por el hombre. -Sí, pero también esto en apariencia.
597a -¿Y el fabricante de camas? Pues hace un momento -¿Y esto cómo?
decías que no hace la Idea -aquello por lo cual deci- -Porque si hiciera sólo dos, nuevamente aparecería
mos que la cama es cama- sino una cama particular. una, de la cual aquellas dos compartirían la Idea; y ésta
-Lo decía, en efecto. sería la Cama que es, no las otras dos.
-Por lo tanto, si no fabrica lo que realmente es, no -Correcto. .
fabrica lo real sino algo que es semejante a lo real mas -Pienso que esto era sabido por Dios, quien, que- d
no es real. De modo que, si alguien dijera que la obra riendo ser realmente creador de una cama realmente
del fabricante de camas o de cualquier otro trabajador existente y no un fabricante particular de una cama par-
manual es completamente real, correría el riesgo de no ticular, produjo una sola por naturaleza.
decir la verdad. -Así parece.
-Al menos así les parecería a aquellos que manejan -¿Quieres entonces que demos a éste el nombre de
estos argumentos. 'productor de naturalezas' respecto de la cama, o algún
-Por consiguiente, no hemos de asombrarnos si tal otro semejante?
obra resulta algo oscuro en relación con la verdad. -Es justo, ya que ha producido en la naturaleza tanto
b -No nos asombraremos. este objeto como todos los demás.
-¿Quieres ahora que, en base a estos ejemplos, in- -¿Y en cuanto al carpintero? ¿No diremos que es
vestiguemos qué cosa es la imitación? artesano de una cama?
-Si te parece. -Sí.
-¿No son tres las camas que se nos aparecen, de -¿Acaso diremos que también el pintor es artesano
una de las cuales decimos que existe en la naturaleza y productor de una cama?
y que, según pienso, ha sido fabricada por Dios? ¿O por -De ninguna manera.
quién más podría haberlo sido? -Pero, ¿qué dirás de éste en relación con la cama?
-Por nadie más, creo. -A mí me parece que la manera más razonable de e
-Otra, la que hace el carpintero. designarlo es 'imitador' de aquello de lo cual los otros
-Sí. son artesanos.
-Y la tercera, la que hace el pintor. ¿No es así? -Sea; ¿llamas consiguientemente 'imitador' al autor
-Sea. del tercer producto contando a partir de la naturaleza?
-Entonces el pintor, el carpintero, Dios, estos tres -De acuerdo.
presiden tres tipos de camas. -Entonces también el poeta trágico, si es imitador,
-Tres, efectivamente. será el tercero contando a partir del rey y de la ver-
c -En lo que toca a Dios, ya sea porque no quiso, ya
sea porque alguna necesidad pendió sobre él para que Dice ADAM: cuando nos dice que Dios construye la Idea de Ca-
ma, quiere decir que la Idea del Bien es la fuente de esa Idea... y que
no hiciera más que una única cama en la naturaleza, la Idea del Bien es rey del mundo de las Ideas... pero es bastante posi-
el caso es que hizo sólo una, la Cama que es en sí mis- ble que la expresión misma fuera proverbial en tiempos de Platón,
ma. Dos o más camas de tal índole, en cambio, no han y se refiriera originariamente a la persona que era subsiguiente en
sido ni serán producidas por Dios. el orden de sucesión al trono persa.»
dad por naturaleza, y lo mismo con todos los demás uno conoce, y que no hay nada en que él no sea enten- d
imitadores. dido con mayor precisión que cualquier otro, es necesa-
-Así parece. rio replicar a tal persona que es muy cándida y que,
-Estamos de acuerdo en cuanto al imitador. Dime al parecer, ha dado con algún hechicero o imitador que
598a ahora lo siguiente con respecto al pintor: ¿qué es lo que
lo ha engañado; de modo que, si le ha parecido que era
crees que intentará imitar, lo que en cada caso está en alguien omnisapiente, ha sido por no ser capaz de dis- '
la naturaleza o las obras de los artesanos? cernir la ciencia de la ignorancia y de la imitación.
-Las obras de los artesanos. -Gran verdad.
-¿Tal como son o tal como aparecen? Delimita más -Después de esto debemos examinar la tragedia y
aún esto. a su adalid, Homero, puesto que hemos oído a algunos e
-¿Qué quieres decir? decir que éstos conocen todas las artes, todos los asun-
-Esto: si contemplas una cama de costado o de fren- tos humanos en relación con la excelencia y el malogro
te o de cualquier otro modo, ¿difiere en algo de si mis- e incluso los asuntos divinos. Porque dicen que es nece-
ma, o no difiere en nada, aunque parece diversa? Y lo sario que un buen poeta, si va a componer debidamente
mismo con lo demás. lo que compone, componga con conocimiento; de otro
-Parece diferir, pero no difiere en nada. modo no será capaz de componer. Hay que examinar,
b -Examina ahora esto: ¿qué es lo que persigue la pin- pues, si estos comentaristas, al encontrarse con seme-
tura con respecto a cada objeto, imitar a lo que es tal jantes imitadores, no han sido engañados, y al ver sus
como es o a lo que aparece tal como aparece? O sea, obras no se percatan de que están alejadas en tres ve- 599a
les imitación de la realidad o de la apariencia? ces de lo real, y de que es fácil componer cuando no
-De la apariencia. se conoce la verdad; pues estos poetas componen cosas
-En tal caso el arte mimético está sin duda lejos aparentes e irreales. O bien, si tiene algo de peso lo que
de la verdad, según parece; y por eso produce todas las afirman tales comentaristas, los buenos poetas conocen
cosas pero toca apenas un poco de cada una, y este po- realmente las cosas que a la mayoría le parece que di-
co es una imagen. Por ejemplo, el pintor, digamos, re- cen bien.
tratará a un zapatero, a un carpintero y a todos los de- -En efecto, debe indagarse eso.
más artesanos, aunque no tenga ninguna experiencia en -¿Piensas entonces que, si alguien fuera capaz de
c estas artes. No obstante, si es buen pintor, al retratar
crear tanto el objeto que es imitado como su imagen,
a un carpintero y mostrar su cuadro de lejos, engañará pondría su celo en entregarse a la artesanía de las imá-
a niños y a hombres insensatos, haciéndoles creer que genes, y que en su vida antepondría esto a lo demás, b
es un carpintero de verdad. como siendo lo mejor?
-Sin duda. -No, por cierto.
-Pienso entonces, amigo mío, que respecto de todas -Pienso, antes bien, que, si fuera entendido verda-
estas cosas hemos de pensar lo siguiente: si alguien vie- deramente en aquellas cosas que imita, se esforzaría por
ne a avisarnos que ha hallado a un hombre entendido las cosas efectivas mucho más que por sus imitaciones,
en todos los oficios y en todas aquellas cosas que cada e intentaría dejar tras de sí muchas obras bellas como
recuerdo suyo y anhelaría más ser celebrado que ser -¿Pero se cuentan de él obras propias de un sabio,
el que celebra a otros. tales como invenciones ingeniosas múltiples para las
-Creo que sí, pues serían bien distintos el honor artes o para algún otro tipo de actividad, del mismo
y el provecho. modo que se cuentan respecto de Tales de Mileto y
-De otras cosas no pediremos cuentas a Homero Anacarsis el esdta?
c ni a ningún otro de los poetas, preguntándoles si algu-
-Nada de esa índole.
no de ellos era médico o sólo imitador de los discursos -Pero si no se puede decir nada de él en lo público,
de los médicos, ni preguntaremos a quiénes se dice que ¿sí en lo privado? ¿Se cuenta que Homero mismo, mien-
cualquiera de los poetas antiguos o recientes ha sana- tras vivía, ha dirigido la educación de algunos que lo
do, como Asclepio, o qué discípulos en medicina ha de- han amado por su trato y que han legado a sus suce- b
jado tras de sí, como éste dejó a sus descendientes, ni sores alguna vía homérica de vida, tal como Pitágoras
los interrogaremos en lo tocante a las otras artes; dejé- fue amado excepcionalmente por esto, al punto que sus
moslo pasar. Pero en cuanto a los asuntos más bellos sucesores aún hoy denominan 'pitagórico' un modo de
e importantes de los que Homero se propone hablar, vida por el cual resultan distintos de los demás hombres?
lo relativo a la guerra y al oficio del general, al gobier- -No, nada de eso se cuenta. Pues en cuanto a Creó-
no de los Estados y a la educación del hombre, tal vez filo, el discípulo de Homero, Sócrates, tal vez parezca
d sea justo preguntarle inquisitivamente: «Querido Ho-
más ridículo por su educación que por su nombre 6, si
mero, si no es cierto que respecto a la excelencia seas es cierto lo que se cuenta acerca de Homero; pues se
el tercero contando a partir de la verdad, ni que seas cuenta que éste padeció en vida un gran descuido por
un artesano de imágenes como el que hemos definido parte de aquél.
como imitador, sino que eres segundo y capaz de cono- -En efecto, se cuenta eso. Pero ¿piensas, Glaucón,
cer cuáles ocupaciones tornan mejores a los hombres que, si Homero hubiese sido realmente capaz de educar
y cuáles peores en privado y en público, dinos: ¿cuál a los hombres y hacerlos mejorar, no habría hecho nu-
Estado fue mejor gobernado gracias a ti, como Lacede- merosos discípulos que lo honraran y amaran? Sin em-
monia gracias a Licurgo, y, gracias a muchos otros, nu- bargo, el caso es que Protágoras de Abdera, Pródico de
e merosos Estados grandes y pequeños? ¿Qué Estado te
Ceos y muchos otros, en sus lecciones privadas, podían
atribuye ser buen legislador en su beneficia, como inculcar en sus contemporáneos la idea de que no se- d
lo atribuyen Italia y Sicilia a Carondas y nosotros rían capaces de administrar ni su casa ni su Estado si
a Solón? ¿Y a ti cuál Estado? ¿Puedes mencionar ellos no supervisaban su educación, y por esta sabidu-
uno?» ría eran amados hasta tal punto que por poco sus discí-
-No creo -dijo Glaucón-, pues ni siquiera lo men- pulos no los paseaban sobre sus hombros; los contem-
cionan los devotos de Homero. poráneos de Homero, por el contrario, si éste hubiera
600a -¿Y qué guerra se recuerda del tiempo de Homero podido ayudar a los hombres respecto a la excelencia,
que haya sido bien conducida bajo su mando o siguien-
do su consejo? Por su composición etimofógica, acreófilon significaría algo así
-Ninguna. como <de la tribu de la carne..
jle habrían permitido a éste y a Hesíodo ir recitando
sus poemas de un lado a otro? Más bien jno se habrían -Pero no dejemos a medias lo dicho, sino mirémos-
e aferrado a ellos más que al oro y los habrían obligado lo debidamente.
a vivir consigo en sus casas y, en caso de no persuadir- -Habla.
los, no los habrían seguido por cualquier lado por donde -El pintor, decimos, pinta las riendas y el freno.
fueran, hasta sacar suficiente partido de su enseñanza? -Sí.
-Creo, Sócrates, que dices absolutamente la verdad. -Pero son el talabartero y el herrero quienes las
-Dejamos establecido, por lo tanto, que todos los hacen.
poetas, comenzando por Homero, son imitadores de imá- -De acuerdo.
genes de la excelencia y de las otras cosas que crean, -Ahora bien, jes el pintor quien sabe cómo deben
sin tener nunca acceso a la verdad; antes bien, como ser las riendas y el freno? jO no es tampoco el que las
6010 acabamos de decir, el pintor, al no estar versado en hace, el herrero y el talabartero, sino que quien sabe
el arte de la zapatería, hará lo que parezca un zapatero es sólo aquel que sabe servirse de tales cosas, el jinete?
a los profanos en dicho arte, que juzgan sólo en base -Muy cierto.
a colores y a figuras. -¿Y no diremos que eso es así acerca de todas las
-De acuerdo. cosas ?
-Así tambikn, se me ocurre, podemos decir que el -¿De qué modo?
poeta colorea cada una de las artes con palabras y fra- -Con respecto a cada cosa hay tres artes: el del que d
ses, aunque él mismo sólo está versado en el imitar, la usa, el del que la hace y el de1 que la imita.
de modo que a los que juzgan sólo en base a palabras -Sí.
les parezca que se expresa muy bien, cuando, con el -Y la excelencia, belleza y rectitud de cada instru-
debido metro, ritmo y armonía, habla acerca del arte mento, ser viviente o acción, jestán referidas a otra co-
de la zapatería o acerca del arte del militar o respecto sa que al uso que les corresponde por naturaleza o que
b de cualquier otro; tan poderoso es el hechizo que pro- fue tenido en cuenta al fabricarlas?
ducen estas cosas. Porque si se desnudan las obras de -A ninguna otra cosa.
los poetas del colorido musical y se las reduce a lo que -Es de toda necesidad, por consiguiente, que el que
dicen en sí mismas, creo que sabes el papel que hacen, usa una cosa sea el más experimentado en ella, y que
pues ya lo habrás observado. pueda informar al fabricante los efectos buenos o ma-
-Sí, por cierto. los que se producen en su uso. Por ejemplo, el flautista
-Se parecen a esos rostros que son jóvenes pero no informa al fabricante de flautas sobre las flautas que e
bellos, tal como se los ve cuando han dejado atrás la sirven para tocar, le ordenará cómo debe hacerlas, y
flor de la juventud. aquél cumplirá sus órdenes.
-Absolutamente de acuerdo. -Claro que sí.
-Ven ahora y observa esto. Decimos que el creador -De este modo, el entendido informa sobre.cuáles
de imágenes, el imitador, no está versado para nada en son las flautas buenas y malas, y el otro, confiando en
c lo que es sino en lo que parece. ¿No es así? él, las fabrica.
-Sí. -Sí.
-Respecto del mismo instrumento, por consiguien- -¿Y respecto de qué parte del hombre posee el po-
te, el fabricante poseerá una recta opinión en lo tocante der que posee?
a su bondad y maldad, debido a su relación con el en- -¿A cuál parte te refieres?
602a tendido, y al verse obligado a atender al entendido, en -A ésta: una misma magnitud, según la veamos de
tanto que éste, que es quien usa el objeto, es el que cerca o de lejos, no nos parece igual.
posee el conocimiento. -No, en efecto.
-De acuerdo. -Y las mismas cosas parecen curvas o rectas según
-En cuanto al imitador, ¿a partir del uso será que se las contemple dentro del agua o fuera de ésta, o cón-
posee conocimiento acerca de si lo que pinta es bello cavas y convexas por el error de la vista en lo relativo
y recto o no? ¿O acaso tendrá una opinión correcta de- a los colores, y es patente que se produce todo este d
bido a la relación forzosa con el entendido y por haber tipo de perturbación en nuestra alma. Y es a esta dolen-
sido instruido por él sobre cómo pintar? cia de la naturaleza que se dirige la pintura sombreada
-Ni una cosa ni la otra. -a la que no le falta nada para el embrujamiento-,
-El imitador, por ende, no tendrá conocimiento ni la prestidigitación y todos los demás artificios de esa
opinión recta de las cosas que imita, en cuanto a su índole.
bondad o maldad. -Es cierto.
-Parece que no. -Y el medir, el contar y el pesar se han acreditado
-¡Pues encantador es el imitador poético en cuanto como los más agraciados auxiliares para evitar esto, de
a sabiduría de las cosas que hace! modo que no impere en nosotros lo que parece mayor
-No precisamente encantador. y menor, más numeroso o más pesado, sino lo que cal-
b -No obstante, aunque no sepa si cada cosa es bue- cula, mide y pesa.
na o mala, imitará de todos modos; sólo que, a lo que -Claro.
parece, ha de imitar lo que pasa por bello para la multi- -Pero ¿no es esto función del alma razonada? e
tud ignorante. -De ésta, en efecto.
-No podría ser de otro modo. -Y a ésta, tras haber medido y declarado que cier-
-Entonces parece que estamos razonablemente de tas cosas son mayores o menores que otras o iguales
acuerdo en que el imitador no conoce nada digno de a éstas, con frecuencia las mismas cosas aparecen co-
mención en lo tocante a aquello que imita, sino que la mo contrarias al mismo tiempo.
imitación es como un juego que no debe ser tomado -Sí.
en serio; y los que se abocan a la poesía trágica, sea -Pero ¿no hemos dicho que es imposible para la mis-
en yambos o en metro épico, son todos imitadores ma parte del alma emitir a la vez opiniones contrarias
como los que más. sobre lo mismo?
-Muy de acuerdo. -Sí, y lo dijimos correctamente.
c -¡Por Zeus! ¿No es esta imitación algo situado en -Por consiguiente, la parte que opina al margen 6030
el tercer lugar a partir de la verdad? de la medición no puede ser la misma que la que opina
según la medición.
-No, en efecto. como sucedía con la vista, entra en discordia interior
-Ahora bien, la parte que confía en la medición y y sostiene opiniones contrarias al mismo tiempo respecto
en el cálculo ha de ser la mejor del alma. de los mismos objetos y se halla así, también en sus
-Sin duda. actos, en disensión y en lucha contra sí mismo? Pero
-Por lo tanto, lo que se le opone es algo correspon- recuerdo algo que hace que no sea necesario que con-
diente a nuestras partes inferiores. vengamos en este punto; pues en nuestra argumenta-
-Necesariamente. ción precedente7 hemos estado suficientemente de
-Pues fue queriendo llegar a un acuerdo sobre esto acuerdo en que nuestra alma está colmada de miles de
que dije que la pintura y en general todo arte mimético contradicciones de esta índole, que se suscitan al mis-
realiza su obra lejos de la verdad, y que se asocia con mo tiempo.
aquella parte de nosotros que está lejos de la sabiduría -Y hemos estado de acuerdo correctamente.
b y que es su querida y amiga sin apuntar a nada sano -Correctamente, en efecto; pero entonces pasamos
ni verdadero. por alto algo que ahora me parece indispensable ex- e
-Absolutamente de acuerdo. poner.
-Por consiguiente, el arte mimético es algo inferior -¿Qué cosa?
que, conviviendo con algo inferior, engendra algo infe- -Decíamos entoncess que un hombre razonable
rior. que sufra una desgracia tal como la pérdida de un hijo
-Así parece. o de cualquier otra cosa que estime en mucho la sobre-
-¿Y esto lo decimos sólo de la imitación que con- llevará con mayor facilidad que los demás.
cierne a la vista, o también de la que concierne al oído, -De acuerdo.
a' la que llamamos 'poesía'? -Examinemos ahora si no siente ningún agobio, o
-Probablemente también de ésta. bien, si, siendo esto imposible, de algún modo modera
-Pero no nos confiemos tan sólo en la analogía con su dolor.
la pintura, sino marchemos hasta la parte del espíritu -Más bien es esto lo cierto.
c con la que trata la poesía imitativa y veamos si es infe- -Dime todavía esto: ¿cuándo piensas que comba- 604a
rior o valiosa. tirá más el sufrimiento y lo resistirá, cuando es visto
-Hay que hacerlo. por sus semejantes o cuando se queda en la soledad so-
-Propongamos la cuestión así: la poesía imitativa lo consigo mismo?
imita, digamos, a hombres que llevan a cabo acciones -Cuando es visto por otros; y la diferencia es grande.
voluntarias o forzadas, y que, a consecuencia de este -Al estar solo, en cambio, creo que se atreverá a
actuar, se creen felices o desdichados; y que en todos proferir muchos gritos que le daría vergüenza que al-
estos casos se lamentan o se regocijan. ¿Queda algo apar- guien los escuchara, y hará muchas cosas que no con-
te de esto? sentiría que alguien le viera hacerlas.
-No, nada.
-Pues bien, en todas estas situaciones, ¿se mantie- En IV 439b.
d ne el hombre de acuerdo consigo mismo? ¿O bien, 8 En 111 387d.
-Así es. -Es evidente.
-¿Y no es la razón y la ley las que lo inducen a -En cambio, la parte que conduce al re
b resistir, mientras que es su afección la que lo arrastra lo acontecido y a las quejas, siendo inconsolable, ¿no
hacia el sufrimiento? diremos que es la parte irracional, perezosa y amiga
-Es verdad. de la cobardía?
-Pero cuando se suscitan en el hombre al mismo -Lo diremos, por cierto.
tiempo dos movimientos opuestos respecto de lo mis- -Y es la parte irritable la que cuenta con imitacio- e
mo, decimos que necesariamente hay en él dos partes. nes abundantes y variadas, en tanto que el carácter sa-
-Sin duda. bio y calmo, siempre semejante a sí mismo, no es fácil
-Y que una de ellas está dispuesta a obedecer la de imitar, ni de aprehender cuando es imitado, sobre
ley en lo que ésta le dicta. todo por los hombres de toda índole congregados en el
-¿ Cómo? teatro para un festival; porque la imitación estaría pre-
-De algún modo la ley dice que lo más positivo es sentando un carácter que les es ajeno.
guardar al máximo la calma en los infortunios y no irri- -Absolutamente de acuerdo. 605a
tarse, dado que no está claro qué hay de bueno y de -Por lo demás, es patente que el poeta imitativo no
malo en tales sucesos, que no se adelanta nada en está relacionado por naturaleza con la mejor parte del
c afrontarlos coléricamente y que además ninguno de alma, ni su habilidad está inclinada a agradarla, si quiere
los asuntos humanos es digno de gran inquietud; y que ser popular entre el gentío, sino que por naturaleza se
la aflicción se torna un obstáculo para lo que debe- relaciona con el carácter irritable y variado, debido a
ría sobrevenir rápidamente en nuestra ayuda en tales que éste es fácil de imitar.
casos. -Es evidente.
-¿A qué te refieres? -Por lo tanto, es justo que lo ataquemos y que lo
-A la reflexión sobre lo que ha acontecido. Como pongamos como correlato del pintor; pues se le aseme-
cuando se echan los dados, frente a la suerte echada ja en que produce cosas inferiores en relación con la
hay que disponer los propios asuntos del modo que la verdad, y también se le parece en cuanto trata con la b
razón escoja como el mejor; y no hacer como niños, que, parte inferior del alma y no con la mejor. Y así también
tras haberse golpeado, se agarran la parte afectada y es en justicia que no lo admitiremos en un Estado que
pasan el tiempo dando gritos, sino acostumbrar al alma vaya a ser bien legislado, porque despierta a dicha par-
d a darse a la curación rápidamente y a levantar la parte te del alma, la alimenta y fortalece, mientras echa a per-
caída y lastimada, suprimiendo la lamentación con el der a la parte racional, tal como el que hace prevalecer
remedio. políticamente a los malvados y les entrega el Estado,
-Sin duda es éste el modo más correcto de compor- haciendo sucumbir a los más distinguidos. Del mismo
tarse ante los infortunios. modo diremos que el poeta imitativo implanta en el al-
-Por lo tanto, decimos que la mejor parte de noso- ma particular de cada uno un mal gobierno, congracián-
tros es la que está dispuesta a obedecer este razona- dose con la parte insensata de ella, que no diferencia c
miento. lo mayor de lo menor y que considera a las mismas co-
sas tanto grandes como pequeñas, que fabrica imáge- que los poetas satisfacen y deleitan; en tanto que lo que
nes y se mantiene a gran distancia de la verdad. es por naturaleza lo mejor de nosotros, dado que no
-De acuerdo. ha sido suficientemente educado ni por la razón ni por
-Pero aún no hemos formulado la mayor acusación la costumbre, afloja la vigilancia de la parte quejum- b
contra la poesía; pues lo más terrible es su capacidad brosa, en cuanto que lo que contempla son aflicciones
de dañar incluso a los hombres de bien, con excepción ajenas, y no ve nada vergonzoso en elogiar y compade-
de unos pocos. cer a otro que, diciéndose hombre de bien, se lamenta
-¿Cómo no va a ser lo más terrible, si hace eso? de modo inoportuno, sino que estima que extrae de allí
-Escucha y examina. Cuando los mejores de noso- un beneficio, el placer, y no aceptaría verse privado de
tros oímos a Homero o a alguno de los poetas trágicos él por haber desdeñado el poema en su conjunto. Pien-
d que imitan a algún héroe en medio de una aflicción, ex- So, en efecto, que pocos pueden compartir la reflexión
tendiéndose durante largas frases en lamentos, cantan- de que lo que experimentamos de las aflicciones ajenas
do y golpeándose el pecho, bien sabes que nos regocija- revierte sobre nosotros mismos, pues después de haber
nios y, abandonándonos nosotros mismos, los seguimos nutrido y fortalecido la conmiseración respecto de otros,
con simpatía y elogiamos calurosamente como buen poe- no es fácil reprimirla en nuestros propios padecimientos,
ta al que hasta tal punto nos pone en esa disposición. -Es muy cierto. C
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BIBLIOGRAF~A
Libro1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Libro 11 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Libro 111 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Libro IV . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Págs .
Libro V ................................... 244
Libro VI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295
Libro VI1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 338
Libro VI11 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 378
Libro IX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 421
Libro X ................................... 457