Guia para El Presupuesto Familiar
Guia para El Presupuesto Familiar
Guia para El Presupuesto Familiar
Introducción
Por otro lado, Larry le ofrecerá ideas sencillas y prácticas para preparar un presupuesto
familiar básico. Usted descubrirá que para hacerlo no necesita tener mucho dinero
(recuerde que cuanto menos uno gana, mayor es la necesidad de controlar nuestros gastos),
ni necesita ser profesor de matemáticas o contador para llevar a cabo los cálculos. Sólo se
requiere tener un poco de tiempo y una calculadora a mano.
Su amigo,
Dr. Andrés G. Panasiuk
Ministerios Hispanos
Esto no significa que la vida del cristiano estará libre de dificultades económicas. Muchas
veces Dios permite que las consecuencias amargas de nuestros errores del pasado
continúen, para así reforzar las lecciones que El quiere que aprendamos. Dios tampoco nos
promete librarnos de toda dificultad, sino que promete que, en medio de la tormenta, nos
dará Su paz.
Cuando Dios maneja nuestras finanzas, no tenemos por qué preocuparnos. El es el dueño
del universo y es en Su sabiduría que tomamos nuestras decisiones. Nosotros seguimos
siendo seres humanos y podemos cometer errores en cualquier momento. Aún cuando
comprendemos los principios de Dios, es posible que nos desviemos de Su voluntad, como
lo hacemos todos de vez en cuando. Pero en cuanto admitimos nuestra equivocación y
permitimos que El tome el control de nuestras vidas, volvemos a estar sujetos a Su
liderazgo y las cosas comienzan a marchar como debieran.
¿Cómo podemos lograr la libertad financiera? ¿Qué debemos hacer? Aquí hay algunos
principios bíblicos fundamentales y algunas sugerencias personales para ser
financieramente libres.
Si le cedemos a Dios todo lo que nos pertence, usted puede estar seguro de que El
nos demostrará Su poder. Dios cumplirá Su promesa de proveer todo lo que
necesitamos en lo físico, material y espiritual, pero para ello, es importante
comprender y aceptar las condiciones que Dios pone para estar en control. Estudie,
por ejemplo, el pasaje bíblico de Deuteronomio 5: 32-33.
Es fácil decir: "entrego todo lo que tengo en las manos de Dios", pero no es tan fácil
hacerlo. Al principio, tendremos dificultad en buscar siempre la voluntad de Dios en
lo que respecta a las cosas materiales porque estamos acostumbrados a administrar y
controlar nuestros propios asuntos. Pero cuando aprendemos a obedecer a Dios en el
manejo de nuestras finanzas, empezamos a experimentar lo que realmente significa
tener libertad financiera.
• Necesidades. Son las compras que hacemos para proveer necesidades básicas en
la vida como el alimento, la ropa, el trabajo, un lugar donde vivir y la salud, entre
otras. "Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto" (1 Timoteo
6:8).
• Gustos. Son aquellas cosas que satisfacen una necesidad básica en nuestras vidas,
pero que son de una mejor calidad. Por ejemplo, usted necesita vestirse, pero
algunas veces puede elegir comprar ropa de mejor calidad o de una marca conocida,
usted puede elegir un bistec en vez de carne molida, tomar un taxi en vez de
caminar al trabajo, etc. El apóstol Pedro en su primera carta nos da un punto de
referencia importante con respecto a los gustos en la vida del cristiano: "Vuestro
atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos
lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu
afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios". (1 Pedro 3:3,4)
• Deseos. Son las cosas que nos gustaría tener pero que no son necesidades básicas
para nuestra subsistencia. De acuerdo con el plan de Dios, sólo se pueden comprar
con fondos excendentes después que todas las otras obligaciones se hayan
cumplido. No está mal comprarlas, si tenemos el suficiente excedente de dinero. En
la primera carta de San Juan, capítulo 2, leemos: "No améis al mundo, ni las cosas
que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y
la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (versos 15 y 16).
B. Identifique cuáles son las cosas esenciales para la vida y cuáles no.
Una persona que está endeudada debe dejar de hacer gastos que no sean
absolutamente esenciales para vivir. Vea qué tareas de mantenimiento del hogar
pueden hacerse sin pagarle a otros. Comience a adquirir pericia e ingenio para llevar
a cabo esas tareas. Al hacerlo, puede empezar a disminuir algunos de los gastos que
en realidad no son esenciales. Estudie, por ejemplo, en el Antiguo Testamento, el
verso 17 del capítulo 21 del libro de los Proverbios.
Recuerdo a una pareja que estaba muy apretada económicamente a causa de las
deudas por las tarjetas de crédito. Debían más de 20.000 dólares, y pagaban más de
4.000 dólares anuales sólo en intereses. Al preparar nuestro plan, me pareció
razonable que vendieran su casa y utilizaran el dinero para cubrir todas sus deudas
porque esa cantidad de dinero era suficiente para hacerlo. Así lo hicieron, pero en
menos de un año estaban endeudados otra vez, con $6.000 en la cuenta de sus
tarjetas de crédito y, esta vez, ¡sin su vivienda! ¿Qué sucedió? Yo había tratado un
síntoma en vez del problema. El problema era su actitud hacia las tarjetas de crédito.
Me habían asegurado que no las utilizarían, pero como no los ayudé a preparar un
plan para dejar de usarlas, cayeron de nuevo en la misma trampa. En cuanto les
hacía falta algo y no tenían efectivo para comprarlo, sacaban las tarjetas.
El principio a observar es el siguiente: Si usted está endeudado por el mal uso de las
tarjetas de crédito, deje de usarlas. Y déjelas en forma total. Aquellos que tienen
problemas en controlar el uso de sus tarjetas de crédito deberían comprometerse a
pagar cada mes el total de las compras que han hecho con la tarjeta. Para el primer
mes en el que no pueda cumplir con la promesa, aquí va una receta popular:
Después, devuelva las tarjetas a las compañías que se las otorgaron, y pídales que
no se las vuelvan a enviar más. Incluya en su carta un plan para pagar la deuda de
esa tarjeta de crédito, y después comprométase a comprar sólo con dinero en
efectivo.
Una vez que haya desarrollado buenos hábitos económicos y haya roto las ataduras
financieras producidas por el mal uso de las tarjetas de crédito y de su
comportamiento con respecto al dinero, evalúe la posibilidad de vender algunas
cosas de valor para poder liquidar sus deudas. De esa manera, no estará tratando
sólo los síntomas.
Por ejemplo, recuerdo una pareja latinoamericana que vivía en Chicago. El hombre
quería comenzar su propio taller de arreglo de chapa y pintura de autos. Luego de
algún tiempo de búsqueda, los dos se entusiasmaron con un taller que costaba más
de un millón y medio de dólares. Como no tenían esa cantidad tan grande de dinero,
el marido le pidió a su suegra viuda si podía hipotecar su casa (por unos 100.000
dólares) y prestarles el dinero para comprar el taller. La suegra, muy sabiamente,
dijo que no hipotecaría todos los ahorros de su vida para invertirlos en ese negocio y
la joven pareja me llamó para preguntarme qué hacer.
A pesar de poner en juego las relaciones familiares, esta sabia viuda pudo darse
cuenta de lo que muchos jóvenes inexpertos no ven en estos días: que el porcentaje
de inversión inicial requerida para comprar el negocio ($100.000) era demasiado
pequeño con respecto al monto total de la deuda en la que su hija y su yerno se iban
a involucrar (menos del 10%). Esto es lo que yo llamo "palanqueo". Es el mover un
gran capital con una muy pequeña inversión. El problema de "palanquear" es que si
algo, aunque sea mínimo, no sale como se planeó, el tamaño y peso de la deuda
puede caer sobre el individuo y pulverizar su vida financiera.
Lo que este joven debería haber hecho es comenzar su negocio en su propia casa,
quizá en su propio garage, para luego en la medida en que sus negocios, crezcan él
se pueda ir moviendo hacia lugares más cómodos, amplios y sofisticados. Debemos,
de una vez por todas, olvidarnos de tratar de hacernos ricos "por la vía rápida". No
solamente ponemos en juego nuestros negocios, sino que estamos poniendo en
peligro toda nuestra vida familiar.
F. Aprenda a ahorrar
Finalmente, para afianzar su vida financiera en el proceso de pagar sus deudas, uno
debería aprender a ahorrar dinero de manera regular. Incluso aquellas personas que
están endeudadas. Aunque sea sólo lo suficiente para comprar cuatro o cinco kilos
de pan o un par de litros de leche por mes. Aprenda a desarrollar la disciplina del
ahorro. Una de las mejores costumbres que una familia puede desarrollar es la de
ahorrar una pequeña cantidad de dinero en forma regular.
Todas las personas que viven por encima del nivel de pobreza tienen la posibilidad
de ahorrar dinero. Muchos no lo hacen porque creen que la cantidad que podrían
ahorrar es tan insignificante que no vale la pena.
Para poder salir de sus deudas, sin embargo, usted debe prevenir las "situaciones
inesperadas" que le llevarán a gastar más allá de su presupuesto y le obligarán a
pedir prestado. Estas situaciones no serían tan "inesperadas" o no nos golpearían tan
fuerte el presupuesto familiar si tuvieramos algunos ahorritos que actuaran de
"colchón".
El sabio Salomón una vez dijo en su libro de los Proverbios: "Tesoro precioso y
aceite hay en la casa del sabio; mas el hombre insensato todo lo disipa" (21:20).
Una gran verdad 3.000 años atrás y una gran verdad el día de hoy.
2. Acostúmbrese a dar.
El tercer principio para aplicar en su viaje hacia la libertad financiera es el
principio de dar. Cada creyente en Cristo debe establecer el diezmo como
testimonio mínimo de que Dios es dueño de todo lo que él posee. ¿Cómo puede
alguien decir que le ha entregado todo a Dios cuando nunca ha dado testimonio de
ello?
Cada cristiano tiene que aprender a vivir con lo que Dios le provee, y debe resistir la
fuerte presión de los deseos por obtener más riquezas y bienes materiales. Para
lograrlo se requiere planear un estilo de vida de acuerdo con la provisión que Dios
ha suplido.
¿Significa esto que usted no debería aspirar a avanzar y mejorar en su vida? ¡De
ninguna manera! Pero lo que sí significa es que, si para avanzar economicamente o
en su posición social, usted tiene que violar uno o más principios bíblicos de
mayordomía financiera, probablemente ese avance social o económico no está
dentro de la voluntad de Dios para su vida.
Por ejemplo, si usted va a comprar una casa en un barrio de más categoría y, como
no tiene el dinero para pagar las cuotas de la hipoteca, usted va a "confiar en Dios"
para que El le provea, tengo malas noticias para usted: probablemente Dios no le
provea. No porque Dios no pueda proveerle, sino porque usted no ha confiado en Su
provisión ¡antes de tomar el compromiso económico!
Dios es tan poderoso para proveerle a usted con el dinero tanto después como antes
de una compra. La diferencia está en que si usted confía en El para que le provea
con el dinero antes de la inversión económica, usted sabe que Dios está bendiciendo
su decisión. Pero si usted se apura y luego de hacer un compromiso basado en lo
que usted "sintió" del Señor, espera ahora por la confirmación de Dios, puede que El
le diga "eso es lo que tú ‘sentiste’ pero no es lo que yo te dije que era mi voluntad".
Es importante recordar que las prioridades que Dios pone para nosotros son muy
claras, y que cada cristiano que busca la voluntad de Dios tiene que comprenderlas.
La tercera prioridad en la vida del cristiano deben ser las actividades de la iglesia,
los grupos sociales, el trabajo y todos los pasatiempos que pueda tener.
¿Está su estilo de vida dentro de estos límites? ¿Está usted dispuesto a confiar en
Dios y a negarse algunos lujos? Al hacerlo, El le dará aún más.
Desafortunadamente, la mayoría de nosotros somos egoístas, y rara vez dejamos de
lado un gusto o un deseo, y mucho menos una necesidad. Pero a la luz de las
necesidades a nuestro alrededor, es importante que los cristianos evaluemos nuestro
nivel de vida. Muchos podrían reducir los gastos de manera considerable sin bajar
significativamente su estándar de vida.
B. Gastos variables
Compra de alimentos
Luz, agua, teléfono, gas
Diversiones, recreación, salidas, paseos
Ropa
Gastos médicos (remedios, médico, dentista)
Ahorros
Misceláneos, gastos varios
NOTA: Para poder determinar correctamente los gastos variables, sugerimos que
coloque en una caja todos los recibos de sus compras de, por lo menos, 30 días. Si
no tiene recibos de las compras, anótelas en un papel. Apunte cada gasto, incluso los
más pequeños.
ARRIBA
Le recomiendo que lea junto a su familia el libro "La Vida Libre de Deudas" que
hemos publicado recientemente. Tome en serio su situación. He visto y oído muchas
historias profundamente tristes en las que la presión económica ha jugado un papel
preponderante en el desmembramiento del núcleo familiar.
El seguro debe ser una provisión suplementaria para la familia, no una protección ni
una ganancia. Un plan de seguros no está diseñado para ahorrar dinero (como
algunos vendedores sugieren), ni para ser usado durante su jubilación. Pregúntele a
cualquier persona que pensaba de esa manera y verá que el resultado final fue la
desilusión.
En algunos países, el seguro puede ser utilizado como un medio barato a fin de
proveer un ingreso futuro y así liberar fondos el día de hoy para el uso de la familia
y la obra del Señor. Pero llevado a un exceso, este mismo seguro puede dejar
endeudada a la familia, puede robar dinero de Dios y hacer que la dependencia de
los individuos esté en las cosas de este mundo.
¡Qué terrible es ver a alguien que ya está en aprietos económicos y se da todos los
gustos a expensas de otros! Dios sabe que necesitamos descanso y esparcimiento, y
confíe en que El se lo va a proveer de maneras inesperadas siempre que nuestra
actitud en la vida sea correcta. Cada persona, esté o no endeudada, debe intentar
controlar sus gastos de entretenimiento. Esto generalmente se puede lograr sin
sacrificar la calidad del tiempo que dedicamos a la familia.
Confeccione tanta ropa para los niños como su tiempo le permita. (Como
promedio, ahorrará entre el 50 y el 60%).
Haga una lista escrita de las necesidades de ropa, y compre las cosas fuera
de temporada, siempre que sea posible.
Escoja conjuntos que se puedan utilizar en múltiples combinaciones.
Frecuente las tiendas de descuento que venden ropa "de marca", pero sin la
etiqueta.
Para obtener buenos precios en mercadería de calidad, vaya a las tiendas que
venden directamente de fábrica. A veces, puede conseguir a precios mucho
más bajos ropa que, por tener pequeños daños, las fábricas no pueden vender
a tiendas regulares. Las fábricas, en muchos países, llaman a esta ropa de
"segunda selección".
Escoja ropa que pueda lavarse en casa.
Si donde usted vive es posible, cuando tenga que hacer limpieza a seco,
utilice máquinas de las lavanderías públicas en vez de llevar la ropa a
tintorerías o negocios especializados.
Remiende su ropa dañada desde un principio. Aprenda a utilizar al máximo
toda la ropa (especialmente la de los niños).
Conclusión:
Algunas familias sostienen a sus padres y a sus abuelos. Algunos los tienen viviendo
en sus propias casas, otros envían dinero a su país de origen. Algunas familias han tomado
la responsabilidad de ayudar a parientes o a familias amigas. Si su familia tiene este tipo de
gastos, entonces no se olvide de colocarlos dentro de su presupuesto familiar y deducir los
porcentajes de gastos en otras categorías para que, de esa manera, su presupuesto familiar
esté balanceado.
Recuerde que usted necesita de todas las categorías para subsistir. Ninguna familia puede
vivir por mucho tiempo sin proveer vestimenta a sus miembros; o sin recrearse y
entretenerse; o sin dinero para el transporte o sin ahorrar para los imprevistos.
Así que, nunca elimine categorías. Simplemente redúzcalas a un nivel razonablemente bajo.
Hágalo solamente con aquellas que cree que puede disminuir y asegúrese de que sus
pronósticos financieros no sean demasiado positivos. Como dicen por algunos de nuestros
países: ¡"Más vale que ‘so-sobre’ y no que ‘fa-falte’"! Finalmente, sume esos porcentajes
de sus gastos ahorrados a la nueva categoría que usted ha creado para balancear su
presupuesto familiar.
Uno de los factores más importantes en los gastos del hogar es usted. Si usted puede hacer
tareas de mantenimiento y reparación, por ejemplo, podrá evitar bastantes gastos. Muchos
se justifican diciendo que no lo hacen porque su tiempo vale demasiado. ¡Tonterías! Si cada
hora de cada día está comprometida al trabajo para ganar dinero, entonces, por definición
previa, usted es un esclavo. Parte del cuidado y mantenimiento de las cosas de la casa se
relaciona con la vida familiar, en particular, con la instrucción de los hijos.
Cuando vean que mamá y papá están dispuestos a hacer una tarea física para ayudar en el
hogar, aprenderán buenas contumbres. Pero si usted se niega a ocuparse de esos
menesteres, ¿por qué habrían de hacerlo ellos? ¿Dónde aprenderán a bastarse por sí
mismos? Algunos hombres evitan el trabajo y las reparaciones en el hogar porque dicen que
les faltan las habilidades necesarias. Sin embargo, esas habilidades se adquieren, no son
naturales. Hay muchos buenos libros que explican como llevar a cabo cada área del
mantenimiento del hogar.
Vivir de acuerdo con un presupuesto no sólo es prudente, sino que puede ser agradable. A
medida que tenga éxito en varias áreas, dígaselo a otros, y estimule a sus hijos a hacer lo
mismo.
Ahora usted tiene las herramientas necesarias para establecer su presupuesto. El resto
depende de usted. ¡Adelante! ¡Anímese y tome control, una vez por todas, de los recursos
que Dios le ha dado para administrar! Recuerde que Dios bendice a los que viven
"decentemente y con orden".
Asímismo, el libro escrito por el Dr. Andrés Panasiuk llamado Cómo llego a fin de mes?
puede cambiar su vida económica y ser de excelente ayuda para usted.