Cómo Se Escribe Una Tesis Guía Práctica para Estudiantes e Investigadores - Ramón Soriano 2008
Cómo Se Escribe Una Tesis Guía Práctica para Estudiantes e Investigadores - Ramón Soriano 2008
Cómo Se Escribe Una Tesis Guía Práctica para Estudiantes e Investigadores - Ramón Soriano 2008
Berenice
Colección dirigida por Javier Fernández
Editora:
Ana Ramos
Asistente editorial:
Luis Gámez
Comunicación y prensa:
Marisa Montes
[email protected]
Ilustración de cubierta:
diseño plurabelle
Maquetación:
Rafael Ruiz
Corrección:
Fernando Gahete
Impresión y encuadernación:
Taller de libros, S. L. - Córdoba
ISBN: 978-84-96756-49-6
Depósito legal: CO. 219/08
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a la idea, de la práctica a la teoría, del fracaso a la solución. El libro de
un investigador de largo y completo tiempo, que quiere ayudar a in-
vestigadores noveles con su propia experiencia, fundamentalmente
con la reseña de los errores cometidos y la forma para superarlos.
Los epígrafes de los capítulos van acompañados al final de apén-
dices documentales, para cuya confección me he servido, como re-
ferente, de mis libros. No se entienda como inmodestia, sino como
conveniente complemento práctico, emplear mi propia obra escrita
como referencia y ejemplario. No en balde los temas de este libro
están sacados precisamente del caminar de esta obra investigadora
personal.
El libro no es obra exclusiva mía, porque va dirigido al estudiante
y podría incurrir en un monólogo inconsecuente si en su elaboración
no hubieran participado sus destinatarios. He impartido en varios
programas doctorales y durante varios años un curso de metodología
de la investigación social y he sometido a la crítica de mis alumnos
los textos de mi exposición en clase. En gran medida ellos han ayu-
dado con sus observaciones a la redacción definitiva de este libro.
Y especialmente las sugerencias, críticas y ayuda de mi hija Marisa,
alumna de la tercera edición del programa doctoral «Pensamiento
político, democracia y ciudadanía», que se imparte en estas fechas en
la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
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Capítulo primero
La preparación de la tesis
La tesis
definición y marco académico
15
te se alcanza. A veces la tesis contiene partes que ya se han publicado,
como artículos de revista, especialmente si la tesis es ampliación de
un trabajo anterior. Se concede que la tesis sea una reformulación
de un trabajo anteriormente editado, pero no una copia del mismo.
La tesis tiene que ser, además, original. La expresión original abarca
dos sentidos; por una parte indica que uno es autor de la obra, por
otra se refiere a que la tesis aporta algo nuevo. Creo que la expresión
recoge aquí ambos sentidos: que la tesis sea propia del autor y, ade-
más, novedosa.
Es difícil que la tesis llegue a ser un trabajo completamente ori-
ginal, porque el investigador, normalmente joven recién licenciado,
no se encuentra en una situación adecuada de madurez intelectual
para abordar un trabajo de esta naturaleza. Recuerdo a un hones-
to compañero que no defendió su tesis doctoral una vez elaborada
y entregada al director de la misma, alegando que es inapropiado
exigir a un joven inexperto un trabajo de «viejo» como era la tesis.
Más que original, habría que exigir que la tesis fuera reflexiva: que
contenga reflexiones originales del autor sobre lo leído y no se limite
a una simple ordenación de ideas de otros. Evidentemente tampoco
suele estar el investigador en condiciones de alumbrar reflexiones de
altura, pero debe intentar hacerlo.
16
Los tipos de tesis
¿todas valen lo mismo?
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también inexplicablemente, ha olvidado usted a autores (o cuestio-
nes) de mayor relieve». El consabido reproche en las tesis genera-
listas. Por el contrario, este tipo de tesis tiene una gran ventaja: la
gran formación que adquiere el investigador al enfrentarse a un tema
general y que, por ser general, está relacionado con el conjunto de
temas del área de conocimiento.
La tesis específica tiene dos claras ventajas para el investigador
comparada con la tesis generalista: a) la mayor parquedad de las
fuentes a analizar (que es de agradecer cuando el tiempo apremia) y
b) la posibilidad de tener un gran dominio sobre un tema concreto,
que le permite defenderse bien y esquivar cuantiosas objeciones del
tribunal, porque puede ser el mejor conocedor del tema en el mo-
mento de la defensa de la tesis (sobre todo si este tema es, además de
específico, infrecuentado), en tanto que los miembros del tribunal
lo conocerán tangencialmente o con menor profundidad (a no ser
que un miembro de este tribunal sea precisamente un experto en
la materia). Tiene en contra el inconveniente, sobre todo en las te-
sis novedosas, de que el autor tiene que hablar en primera persona
aportando sus reflexiones (para lo cual quizá no se sienta aún pre-
parado y maduro) sobre un tema concreto, que carece de las amplias
posibilidades de un tema generalista.
18
pretenda compilar la teorías sobre el derecho subjetivo (tema cierta-
mente general y nada pacífico).
La tesis de autor es de mayor dificultad que la anterior porque en
principio es más fácil hacer una compilación con aportaciones crí-
ticas que construir una nueva visión sobre un tema. Esta tesis exige
una doble condición en su autor: la preparación y dominio sobre el
tema y la convicción de poder aportar algo nuevo. La preparación
en el tema es de vital importancia, porque de lo contrario se corre el
riesgo de decir lo ya dicho sin saberlo. Quien tiene dificultades en
el oficio de investigar, mejor que comience con una tesis compila-
dora.
19
conocido filósofo español hizo una tesis doctoral de estas caracterís-
ticas; no pasaba de un centenar de páginas escritas en primera per-
sona, sin apenas bibliografía; estuvo en cuarentena largos años sin
autorización para ser defendida.
Esta tesis no es recomendable por dos razones. Primero, el cri-
terio oficial imperante es que una tesis tiene que ser formativa y
cumplir los requisitos de desarrollo convencionales, incluyendo los
apartados de rigor –los precedentes históricos, las aportaciones doc-
trinales más importantes, la singularidad con figuras afines…–, que
deben ser tratados aunque sea someramente. Segundo, el grano tiene
que ser de gran magnitud para que pueda cubrir un buen número de
páginas y de gran originalidad; es muy raro que el investigador esté
en posesión de un grano de esta naturaleza; no suele repetirse en la
historia un Einstein autodidacta, capaz de parir sin apenas forma-
ción oficial una gran teoría.
20
La tesis de investigación pura exige preparación y formación; hay
que conocer el campo para después avanzar sobre él; lo contrario
sería caminar a ciegas. En principio es un tipo de tesis de gran difi-
cultad para investigadores noveles. La tesis de aplicación se vale de lo
ya avanzado por otros, de un camino ya desbrozado y puesto a pun-
to; exige menos conocimiento de fuentes, pero el investigador debe
dominar, en cambio, los instrumentos de aplicación.
Quien estudia teóricamente el fenómeno de la abstención polí-
tica debe conocer una amplia bibliografía. Quien investiga sobre la
abstención política en Sevilla durante las elecciones legislativas pos-
constitucionales no necesita extensos conocimientos teóricos, pero
sí conocer y saber manejar las técnicas de investigación social para
ordenar y valorar la documentación pertinente y las opiniones de
la población. Quien desee hacer una tesis de aplicación debe con-
tabilizar en su programa el tiempo necesario para adiestrarse en las
técnicas de investigación social, y se engañaría si creyera que esta
inversión en tiempo y esfuerzos es de escasa monta. Lo sé por propia
experiencia, cuando me inicié en trabajos de campo sobre la sociolo-
gía de las profesiones jurídicas.
21
formado para revisar las conclusiones de otros investigadores. En la
tesis novedosa está todo por hacer; o no existen o hay pocos mate-
riales y precedentes sobre los que apoyarse. Exige una buena dosis de
imaginación y aptitud creativa, pero las carencias se compensan con
la gran libertad para trabajar y orientar el trabajo.
El epígrafe presente concluye con una pregunta: ¿todas las tesis tie-
nen el mismo valor? La tesis, si está bien hecha, tiene un valor para el
progreso del conocimiento y para el aprendizaje del propio autor. Lo
mismo la tesis compiladora que la tesis de autor, la generalista que la
monográfica, la pura que la aplicada, la revisionista que la novedosa.
Una tesis compiladora es un regalo para futuros investigadores, una
guía inestimable del estado de la cuestión que se puede conocer en
una lectura corrida, sin necesidad de perderse en interminables ar-
chivos y repertorios. Una tesis de autor es un nuevo punto de vista
que enriquece el panorama doctrinal. Una tesis generalista es una
ayuda para los investigadores que así pueden ponerse al día en los
grandes temas de su especialidad, los que forman parte de manua-
les y obras generales. Una tesis específica es un pilar sobre el que se
asienta el progreso de una especialidad, un puntal para el círculo
de especialistas versados en el tema concreto. Una tesis revisionista
es totalmente necesaria en determinadas circunstancias, cuando hay
dudas sobre la idoneidad de las doctrinas oficiales. Una tesis novedo-
sa es, a pesar de sus errores e incertidumbres, una punta de lanza en
el progreso del conocimiento.
EJERCICIO
22
El proyecto de tesis
23
apartados que vienen a continuación. Mi primer proyecto fue para
obtener una beca de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de
Sevilla y contenía más o menos estos apartados. Mis últimos y re-
cientes proyectos se concretan en un proyecto para una investigación
común subvencionada por la AECI de un equipo hispano-argentino
sobre calidad democrática y en un proyecto de excelencia de mi gru-
po de investigación sobre la Alianza de Civilizaciones (iniciativa de
Naciones Unidas a propuesta del Gobierno español). Estos proyectos
contienen los apartados habituales siguientes y además otros, que
se refieren al impacto de la investigación, a la inclusión del proyecto
en las líneas prioritarias fijadas por la institución convocante, a la
financiación del proyecto, etc. Algo, como ves, más extenso y com-
plicado. Pero tu proyecto es más sencillo y reducido, y se refiere a los
siguientes apartados.
TEMA DE INVESTIGACIÓN
OBJETIVOS
Los objetivos son los aspectos concretos dentro del tema que van a ser
investigados. No es posible hacer una relación exhaustiva de los obje-
tivos que caben en el tema de investigación. Pensemos en la variedad
de perspectivas desde las cuales puede ser abordado el estudio de los
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despachos profesionales: cómo se forman, cómo evolucionan, cuál
es su composición, qué funciones desarrollan, qué relaciones man-
tienen con sus clientes, etc. Podemos hacer una primera delimitación
de objetivos en dos grandes grupos: a) datos de hecho: fenómenos,
actitudes, acontecimientos, comportamientos, es decir, situaciones
que se dan en la realidad y que son constatables y b) juicios de valor y
opiniones sobre los hechos. El investigador puede optar por un redu-
cido número de objetivos, procediendo a un examen a fondo, o bien
por un abanico amplio de los mismos. Ello depende de sus intereses
intelectuales y del estado de las investigaciones sobre el tema.
Ahora bien, los objetivos son concebidos antes de la investigación,
y de ahí que te pidan que los reseñes en el proyecto, pero pueden sur-
gir nuevos objetivos en el transcurso de la investigación, conforme
avanza tu conocimiento y reflexiones sobre el tema. Es fácil que el
curso de la investigación haga surgir nuevos objetivos o matice los
objetivos iniciales, o incluso que de ella deriven objetivos para futu-
ras investigaciones.
HIPÓTESIS Y VARIABLES
25
esto es, que los resultados de la investigación puedan extenderse más
allá de la concreción de los datos de la investigación realizada, lo que
comporta que las hipótesis se sitúen en un pertinente punto interme-
dio entre una excesiva abstracción o especificación, que dificultaría su
extrapolación fuera del ámbito de la investigación realizada.
Las hipótesis se desglosan en variables, que son los periodos en
que se subdividen. En el ejemplo anterior de hipótesis son varia-
bles la clase política y los abogados. Las variables mantienen entre
sí diversas relaciones. Podemos hacer una clasificación básica de las
variables distinguiendo entre variables generales, intermedias e indi-
cadores. Las variables generales son aquellas no susceptibles de veri-
ficación debido a sus enunciados demasiado genéricos. Las variables
intermedias concretan aspectos y dimensiones de las variables ge-
nerales, acercándose más a la realidad social, y siendo por ello más
susceptibles de verificación. Los indicadores son signos externos y
tangibles derivados de las anteriores variables susceptibles de veri-
ficación directa. Así la hipótesis: La tributación al Estado se hace en
función de la capacidad económica de los ciudadanos permite reducir
la variable dependiente (capacidad económica) a tres formulaciones:
general –la capacidad económica–, intermedia –la posesión de bie-
nes– e indicadora –títulos de pertenencia de fincas rústicas y urba-
nas–. Si la hipótesis es la indicada en la cabecera de este epígrafe: La
clase política se nutre mayormente de abogados, la variable dependien-
te –abogados– puede desglosarse en abogados (variable general),
abogados dedicados a la política (variable intermedia) y abogados
con nombres y apellidos que componen los parlamentos del Estado
y las Comunidades autónomas (variable indicadora).
METODOLOGÍA
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en etapas, la indicación de los métodos a emplear en la investigación:
métodos cualitativos, cuantitativos, análisis de documentos, entre-
vistas, encuestas, etc. Una investigación puede emplear varios mé-
todos, especialmente las llamadas investigaciones de campo, en las
que al análisis de documentos se unen las entrevistas y encuestas. Un
discípulo mío realizó su tesis sobre la sociología de la abstención po-
lítica llevando a cabo estudios bibliográficos, examen de documen-
tos (censos electorales) entrevistas y encuestas.
Se sale de los límites de este libro de iniciación entrar en el detalle
de los métodos, que es una cuestión más decisiva en el ámbito de los
trabajos de investigación prácticos y de campo que en los trabajos
teóricos.
BIBLIOGRAFÍA
EJERCICIO
EJEMPLO PRÁCTICO
27
Cuestiones previas
¿cómo abordar una tesis?
28
facilidad que suele aumentar con la edad. Para la realización de su
trabajo el investigador no necesita hablar una lengua que lee y com-
prende. Hay personas con grandes dificultades para hablar, pero no
para leer y comprender una lengua extranjera. Conozco a algunos
auténticos genios en la lectura de otras lenguas que son incapaces de
hablarla tras años de aprendizaje. ¿Problemas de oído?
Segundo, siempre es mejor leer en el texto original que en el tra-
ducido, pero no es necesario si la traducción y el traductor son sol-
ventes. Cuando me inicié en las tareas de investigación la lectura y
las citas originales eran insustituibles. Las traducciones tenían que
ir precedidas del texto original en las citas. Esta exigencia ha des-
aparecido hoy en las publicaciones y las tesis (más en aquellas que
en estas). Se admiten las lecturas de traducciones, siempre que sean
de traductores idóneos, e incluso la cita del original traducida por el
propio investigador. Si concebimos la obra científica como una obra
para la sociedad en general, no sólo para los especialistas y la comu-
nidad científica, las reglas de la coherencia demandan que la obra
científica sea escrita de tal modo que todas o la mayor parte de las
personas puedan comprenderla, de ahí que las citas de las obras ex-
tranjeras se presenten traducidas y no en la lengua original.
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investigadores, que después de un gran acopio de materiales y de
un sinfín de reflexiones y fichas, no se atreven a dar el paso hacia la
redacción del trabajo. Todos conocemos a un compañero de estas
características, que no acaba de poner el cierre a su tesis porque
nunca encuentra suficientes materiales o los borradores de su tesis
no le satisfacen, o cree que no dicen nada, o que lo que dicen ya ha
sido dicho por otros, o que es superficial, o no está bien documen-
tado… Son a veces buenos investigadores que nunca ven llegar el
momento de la redacción.
Ante el desánimo te conviene recordar lo siguiente:
30
nado cronograma para la realización de la tesis se puede evitar
un desánimo, más que probable, de última hora.
EJERCICIO
EJEMPLO PRÁCTICO
31
tienen que ser sopesados y valorados caso por caso, para derivar del
conjunto la adecuada regla de resolución del conflicto. No obstante,
me atrevo a indicar algunos criterios generales.
Respecto a los sujetos y elementos de la investigación:
32
coyunturales; como consecuencia debe practicar la autocrítica
en la misma medida que acepta la crítica ajena, revisar perso-
nalmente su tesis (procedimiento y resultados) y aceptar una
revisión de la misma por otros investigadores.
EJERCICIO
EJEMPLO PRÁCTICO
33
grupo, los grupos de ayuda recíproca, que pueden reportar a los inves-
tigadores grandes ventajas, como las siguientes:
EJERCICIO
Reflexiona y haz una lista de personas con las que podrías formar un
grupo de autoayuda recíproca. En su defecto, una lista de personas
que podrían aconsejarte en la elaboración de tu tesis.
EJEMPLO PRÁCTICO
34
del acceso a las fuentes y, sobre todo, del programa de trabajo del
investigador; cada uno necesita su propio tiempo, sólo podemos ha-
blar de medias convencionales de tiempo.
Además influye un factor al que alude Umberto Eco con ironía:
que pretendas hacer una tesis seria o de mero trámite. Para las tesis
de trámite, y por lo tanto rápidas, Eco previene contra prácticas ile-
gales: copiar una tesis de tema semejante no publicada o contratar a
una empresa o particular que haga la tesis en lugar del investigador.
En las tesis doctorales un margen de tiempo razonable es de dos
a cuatro años. En las tesis de maestría este tiempo disminuye osten-
siblemente: de seis meses a dos años. Sin embargo, debes valorar que
el tiempo dedicado en la tesis de maestría a la instrumentación y
preparación del trabajo es considerablemente mayor que en la tesis
doctoral, porque aún eres novato en las lides de la investigación; te
falta experiencia.
A veces el tiempo viene marcado obligatoriamente por las nor-
mas de los programas de estudios. En los programas de doctorado,
que se cursan en dos años, el trabajo de investigación, previo a la
tesis doctoral, se defiende ante el tribunal o comisión al finalizar el
segundo año, porque forma parte de los créditos del programa. En
los programas de maestría, que se cursan ininterrumpidamente en
un año o unos meses, se suele conceder un plazo tras los cursos de la
maestría para presentar y defender la tesis. Debido a esta limitación
de los plazos es muy conveniente que elijas tema e inicies la investiga-
ción desde el primer momento para ir tranquilamente trabajando en
ella y evitar las carreras de infarto de los últimos meses del plazo.
En el capítulo dedicado al registro de la tesis aludo a la conve-
niencia de tener un cuaderno de campo del investigador, verdadero
popurrí donde meter cualquier cosa interesante del proceso de la te-
sis que el investigador debe recordar y tener en cuenta. Una de estas
cosas es el cronograma o medidor temporal del trabajo. El cronogra-
ma es un indicador de las etapas de la investigación y de las tareas
concretas dentro de cada etapa.
El cronograma es una herramienta útil, porque ordena en etapas
sucesivas el proceso y hace que el investigador tenga que someterse
a cierta disciplina. Es un recordatorio, un punto de referencia. Pero
tienes que ser consciente de que ningún cronograma inicial se suele
cumplir a rajatabla, porque en lo que respecta a la investigación el
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proceso da sus tumbos, cambia de ritmo, entran nuevas tareas ines-
peradas y salen otras, previstas pero que después no interesan, y por
parte del investigador surgen imprevistos en su programa de vida
con los que no había contado, a los que tiene que atender y que de-
moran su trabajo.
A pesar de ello el cronograma tiene su eficacia si no nos alejamos
demasiado de las etapas marcadas y vamos reajustándolo conforme
avanza la investigación. Siempre es bueno tener este punto de refe-
rencia.
EJERCICIO
EJEMPLO PRÁCTICO
EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN
INVESTIGACIÓN-DOCENCIA:
¿ENSEÑAR LO QUE SE INVESTIGA?
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nadie mejor que él para hacerlo, puesto que domina la materia,
pero un investigador instruido en las artes de la docencia, que se
ponga a la altura de los alumnos y sepa transmitir sus enseñanzas.
En mi opinión, no se justifican en la universidad los docentes sin
investigación, entre otras razones porque al universitario le carac-
terizan la docencia y la investigación conjuntamente, y si se reduce
su horario de clases (en comparación con docentes de otros niveles
educativos) es precisamente para que cuente con tiempo suficiente
para investigar. Me parece un ejemplo de incumplimiento de debe-
res laborales el de los profesores universitarios que se limitan a dar
sus clases y no investigan ni ofrecen resultados de investigación,
puesto que en el cómputo de su horario laboral se incluye un buen
número de horas para la investigación. Pero también los investiga-
dores deben saber enseñar y prepararse a tal efecto, realizando los
cursos de metodología docente necesarios, que no es sólo proble-
ma suyo, sino de la universidad donde trabaja. Las universidades
deben tomarse muy en serio la cuestión olvidada de la preparación
docente de sus enseñantes, obligándoles (sic) a pasar por cursos
metodológicos y por encuestas evaluadoras de la calidad de su en-
señanza; nunca estas segundas sin los previos cursos preparatorios.
Los planes de estudio y los programas de doctorado debieran con-
tener asignaturas básicas de iniciación a la investigación y de me-
todología docente. El ideal de que un investigador enseñe lo que ha
investigado se contrapone con la práctica habitual de la enseñanza
universitaria, en la que los profesores explican todo un largo pro-
grama, sobre cuyos temas no han investigado, salvo algunas pocas
excepciones. Sólo en algunas asignaturas de escasos créditos podría
establecerse la relación investigación-docencia. La solución posible
consistiría en desglosar las asignaturas en apartados, siendo expli-
cados cada uno de ellos por el profesor pertinente: el que domina
mejor la materia, porque a ella ha aplicado sus investigaciones. Re-
cuerdo que mis compañeros de Filosofía del Derecho de una uni-
versidad española dividían la asignatura de primer año (Teoría del
Derecho) en bimestres, de cada uno de los cuales se encargaba un
determinado profesor. El profesor especialista en los temas del bi-
mestre explicaba su materia en todos los grupos de primer curso;
disponía después del resto del curso para investigar sin carga do-
cente. ¿Es un buen sistema?
37
Capítulo segundo
La iniciación de la tesis
La elección del tema de la tesis
41
carecía de la suficiente claridad y decisión. Son momentos de gran-
des dificultades, en los que es aconsejable encomendarse a la diosa de
la fortuna… poniendo de nuestra parte todo lo que podamos.
Es de vital importancia que la elección del tema sea personal y
del gusto del investigador. El investigador debe informarse, recabar
información de varias personas, reflexionar tranquilamente y con
tiempo, y después elegir con convicción. No es conveniente la ac-
titud pasiva de quien espera que el director de la tesis le resuelva
el problema proponiéndole un tema, porque este (interesante para el
director) puede no serlo para el investigador. En último caso le con-
vendría solicitar del director varios temas para elegir entre ellos.
Una tesis exige tiempo y esfuerzo. En el transcurso de la misma
no falta el desaliento, quizá los momentos depresivos: uno no sabe
por dónde ir, no sabe si el camino ya transitado lo merece, tiene du-
das sobre el mérito de su trabajo, piensa en las objeciones posibles
del tribunal… Por ello es fundamental que el investigador se sienta a
gusto con su tema de tesis, que ha elegido personalmente.
En la elección del tema adecuado influyen varios factores, que
debes valorar y tener en cuenta:
42
ner de ellas sin dificultades; un parón en el trabajo es el mayor
de los desconsuelos y uno empieza a maquinar pronto si no
será mejor cambiar de tema.
No descuides este punto… pues a mí y a otros colegas nos
ha producido gran amargura no contar con las fuentes necesa-
rias y a su tiempo. Ayudé a un buen amigo médico a hacer su
tesis doctoral sobre el sistema límbico de los gatos; sólo inves-
tigábamos aquellos felices días en que durante la noche había-
mos conseguido cazar algún felino en el barrio de Santa Cruz
de Sevilla. Ni la facultad, ni la universidad disponían de un
animalario. También al investigador en ciencias sociales suele
pasarle otro tanto: los libros pedidos hace ya tanto tiempo no
llegan y parece que no van a llegar nunca. Tuve, sin embargo,
la gran suerte de hacer una tesis doctoral sin estos problemas;
las fuentes que necesitaba estaban todas en la magnífica bi-
blioteca de la casa de mi director, donde podía trabajar de sol a
sol. Posteriormente pocas veces he sido tan afortunado en mi
carrera de investigador.
Una duda que puede asaltar al investigador es la de si prio-
rizar sus intereses intelectuales (vocación) o la facilidad del uso
de las fuentes. La tentación es muy fuerte cuando se dispone de
excelentes bibliotecas especializadas en el lugar de residencia.
Fue mi caso cuando terminé la licenciatura de Derecho en Se-
villa. Si quería dedicarme a la historia e instituciones del De-
recho indiano tenía a mi alcance nada menos que el Archivo
de Indias y la excelente biblioteca de la Escuela de Estudios
Hispanoamericanos, que contaba con una residencia para in-
vestigadores extranjeros del Archivo de Indias. Un lujo para la
época. Al final, opté por dar preferencia a mi vocación. Opción
que aconsejo a todos los principiantes si tienen una vocación
definida. Si no es así, mejor encauzar los pasos hacia la disponi-
bilidad de fuentes, porque el acceso a las mismas es uno de los
principales y más enojosos problemas de los investigadores, y
además, hasta cierto punto, muchas vocaciones se construyen
–como el cariño– con el tiempo y la proximidad.
43
otros documentos antiguos exigen una formación paleográfi-
ca; hay temas cuyas fuentes podemos leer porque dominamos
el idioma y otros que nos exigen una previa instrucción en
idiomas que no conocemos (nos obligan a sopesar el tiempo a
emplear en el dominio de los mismos).
EJERCICIO
EJEMPLO PRÁCTICO
44
Campo, tema y título de la tesis
45
Con la finalidad de obtener una beca del CSIC en la Escuela His-
panoamericana de Sevilla, me entrevisté con mi director del proyec-
to de investigación, el catedrático de Historia del Derecho Indiano,
quien me remitió al Archivo de Indias y a la biblioteca de la Escuela
para extraer un tema dentro del marco espacial y temporal sobre el
que le había mostrado mis preferencias: las ideas políticas extraídas
de la legislación indiana. «Así usted, Soriano», me dijo, «conocerá
desde un principio los temores y las preocupaciones del investiga-
dor, y no se engañará a sí mismo». Posteriormente, cuando tuve que
redactar mi tesis de licenciatura (entonces necesaria para obtener el
grado de licenciado), elegí el área de Historia del Derecho; el cate-
drático de la asignatura de la Universidad Hispalense me remitió a
la lectura informal de los ejemplares del periódico El Liberal para
extraer de él un tema futuro. En ambos casos, mis directores me en-
viaron a un campo (más bien a un océano) de investigación, no a un
tema, como era mi objetivo.
Cambié de tercio, entre otras razones porque estaba más intere-
sado en la Filosofía del Derecho y la Política, y acudí al catedrático
de Filosofía del Derecho de la Hispalense, personaje atípico y muy
erudito. Me llevó a su biblioteca personal –la mejor de España en la
materia por aquel entonces–, me señaló unos anaqueles y me dijo:
«Aquí tienes la tesina: Francisco Alvarado y las Cortes de Cádiz. ¡A
trabajar!». No tuve que pasar por la desesperante tarea de acopiar
materiales, de ir de una a otra biblioteca, de uno a otro archivo, de
uno a otro catálogo o repertorio bibliográfico, porque allí, delante
de mí, tenía todas las fuentes que necesitaba. Quizá un comienzo
demasiado cómodo para quien se inicia en la investigación.
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Acopio de materiales y lista
bibliográfica inicial
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minuciosidad de los segundos contrasta con el desaliño y la
pérdida de fuentes de los primeros.
48
OBRAS GENERALES DE REFERENCIAS Y CONSULTA
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importantísima para tu trabajo, inadvertida inicialmente, puede ser
encontrada en cualquier momento, quizá ya avanzada la investiga-
ción; por el contrario, otras obras inicialmente incluidas pueden ser
después excluidas al constatarse, obra en mano, su escaso valor o in-
adecuación al tema de investigación. La lista bibliográfica definitiva
de una investigación contiene muchas obras que no fueron incluidas
en la lista inicial y carece de otras que formaron parte de ella inicial-
mente.
De la lista bibliográfica inicial puedes hacer dos: la de autores y
la de materias. También puedes ir confeccionando unas fichas de
fuentes, donde consignes lo que creas conveniente sobre cada fuente:
tema y cuestiones de la obra, importancia, originalidad de algunas
cuestiones, etc., además de la signatura de la misma en una o va-
rias bibliotecas. El ordenador hoy te permite hacer y manejar estas
listas y fichas con rapidez y de forma sistemática, condiciones que
desgraciadamente no hemos disfrutado durante largos años madu-
ros investigadores, que sólo teníamos el auxilio de las máquinas de
escribir… tan entrañables como lentas. Te confieso que todavía me
resisto a dejar de firmar los prólogos de mis publicaciones en mi
underwood, que me acompañará post mórtem.
50
Los medios coadyuvantes a la realización
de la tesis: el director de la tesis,
el tutor y la biblioteca
EL DIRECTOR DE LA TESIS
51
tores es escaso; segundo, porque quizá no encuentres una alternativa
a tu gusto.
En mis tiempos un director como yo deseaba era sencillamente
un mirlo blanco. Me di pronto cuenta de que ya era bastante que mi
director me oyera y me diera algunos consejos espaciados en el tiem-
po. Era lo máximo que podía alcanzar.
Nada impide que vayas al director de la tesis in albis, para que él
elija tu tema de tesis, pero es más conveniente que ya hayas seleccio-
nado el tema, o los posibles temas, o el apartado de la especialidad
sobre el que deseas trabajar; mejor aún si le llevas un índice prelimi-
nar del trabajo o algún otro avance; le causarás buena impresión, y
quizá te atienda mejor.
He oído a algunos doctores quejarse de sus directores de tesis,
acusándoles de apropiación indebida. Han sido, desde luego, casos
excepcionales. Pero son hechos que debe conocer quien se inicia en
la investigación.
El primer caso es el del aprovechamiento de los materiales del
investigador. Cuando este se presenta al director para que le dé un
tema de tesis, cualquier tema, sin explicitar preferencias, el director
puede verse tentado a ofrecerle uno de sus temas de investigación
(quizá un tema colateral de una investigación suya ya culminada)
con la intención, más o menos velada, de aprovechar el trabajo des-
brozador de su tutelado. Este realiza el trabajo espinoso del acopio
de materiales, sobre el que el director posteriormente montará su
investigación. El director está obligado a descubrir sus intenciones.
Si, a pesar de la advertencia, el investigador acepta, aquel estará
obligado a hacer constar la colaboración del tutelado en la publi-
cación.
El segundo caso es la inclusión del nombre del director en el tra-
bajo del investigador cuando este se publica. Por razones obvias no
se da en la publicación de la tesis, que es de autoría personal, sino
en futuros trabajos del investigador si continúa su relación con el
director, algunos de ellos derivados o conectados con la tesis. El tra-
bajo habrá sido realizado por el investigador completamente, pero el
director figurará en él. En casos extremos, el investigador aparecerá
como coautor en segundo plano, o como mero colaborador, o in-
cluso con un simple reconocimiento en la introducción (ni siquiera
colaborador). Este caso es más grave moralmente que el anterior. Es
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una deshonesta apropiación del trabajo de otro en una situación de
dependencia personal. Al investigador sólo le caben dos opciones:
aceptar la situación en espera de futuros beneficios compensatorios
derivados de su relación con el director o marchar hacia pagos más
generosos.
EL TUTOR DE LA TESIS
LA BIBLIOTECA
53
nueva biblioteca con los esquemas de otra anterior. Por ello los con-
sejos de los bibliotecarios son esenciales.
Un bibliotecario atento y experto es un gran regalo para el inves-
tigador. De ahí la importancia del trato con el bibliotecario adecua-
do, que no es a veces el director de la biblioteca o quien ocupa uno
de los puestos destacados en la misma. He encontrado auxiliares de
biblioteca con dedicación y vocación, solícitos a mis preguntas, y di-
rectores de biblioteca o asimilados que con cortesía contenida y me-
ditada me han remitido prontamente a personal auxiliar escasamen-
te preparado a veces para ayudarme.
El investigador tiene que saber o intuir a quién dirigirse. Es fácil
cuando se lleva tiempo trabajando en una biblioteca. Difícil cuando
el tiempo de que disponemos para cribar los fondos de una bibliote-
ca determinada, lejos de nuestra residencia habitual, es escaso, como
casi siempre sucede. ¡Qué decir cuando sólo disponemos de una se-
mana para fotocopiar, tras una breve ojeada, las fuentes que creemos
necesitar! Entre las prisas y el tiempo que se nos va, la ayuda del
bibliotecario puede ser milagrosa. La mejor solución es perder la ti-
midez y lanzarse a preguntar, pacientemente, sin perder la sonrisa…
aunque estemos al borde del infarto.
54
− Fuentes en Internet: a) generales, b) de las editoriales y dis-
tribuidoras y c) de las bibliotecas universitarias y de otras
instituciones
− Microformas: reproducción de material impreso –delicado,
muy valioso, deteriorado, antiguo, etc.– en pequeñas imá-
genes, cuya lectura exige un lector que agrande considera-
blemente las imágenes
− Videoteca
55
c) Servicio de préstamo para atender a la demanda de los inves-
tigadores, que supone registrar las salidas y las entradas de
los volúmenes en préstamo y el control de los plazos de los
mismos.
56
do. La signatura es un número o conjunto de números y letras que
exhiben los volúmenes en su canto y sirven para localizarlos. Un
sistema tradicional es el de escalas numéricas en decenas de miles:
10.000/20.000/30.000/40.000…, en el que cada escala de diez mil vo-
lúmenes corresponde a una determinada área de conocimiento. Este
es el sistema de la biblioteca de la Facultad de Derecho de la Univer-
sidad de Sevilla, donde, por ejemplo, los noventa mil corresponden
al área de Filosofía del Derecho y los ochenta mil al área de Derecho
Constitucional. Es un sistema fácil, basado sólo en números, adecua-
do para una biblioteca especializada y de no grandes dimensiones.
El sistema decimal de Dewey presenta diez áreas (de la una a la
diez) desglosadas cada una en una serie de materias y categorías. Las
áreas van de cien en cien. Las materias son los números compren-
didos dentro de cada centena. El número de las categorías se coloca
después del número del área y materia separado por un punto; de-
bajo se colocan las tres iniciales del autor y del título del volumen.
Ejemplo: 340.8 SOR SOC es la signatura de la obra Sociología del De-
recho, cuyo autor es Ramón Soriano. El número 3 representa al área;
el número 40 representa a la materia dentro del área 3; el número 8
representa a la categoría.
La fiabilidad de las fuentes es un problema para los que se inician
en la investigación. En principio no debemos fiarnos de las fuen-
tes avaladas por implicados e interesados o por personas de las que
sospechamos un interés comercial. El investigador puede tomar en
cuenta y contrastar una serie de criterios para valorar las fuentes:
el prestigio del autor, de la editorial donde se publica la fuente, las
referencias de otras fuentes solventes, la resonancia en la doctrina o
en la opinión pública, etc. Estos son algunos signos para que puedas
olfatear el interés y la importancia de las fuentes. Pero por encima de
todo debe prevalecer el criterio del director, ya que el diseño de la te-
sis, la selección de las fuentes relevantes y el consejo sobre las mismas
son de su directa incumbencia.
Un problema añadido es el de la validez de las fuentes electróni-
cas. Estas fuentes crecen sin parar y en ellas no existe el rigor propio
de las fuentes tradicionales. Cualquiera puede poner en la red una
página web; cualquiera puede colocar un producto; cualquier edito-
rial, librería, quiosco o distribuidora pueden ofrecer su banco de da-
tos y la lista de sus fondos. Tienes que andarte con mucho cuidado.
57
EJERCICIOS
EJEMPLOS PRÁCTICOS
58
Capítulo tercero
El registro de la investigación
Los útiles de trabajo del investigador
fichas y cuadernos
61
Fichas básicas
62
por él. No olvides que se refieren a los capítulos que más se leen. El
lector con prisas al menos lee las conclusiones y la introducción y da
un vistazo general al índice. Hay que estar prevenido para superar
con éxito esta rápida ojeada del lector apresurado.
63
Fichas de fuentes
Son fichas en las que se contienen las referencias de las obras y las
signaturas de las bibliotecas donde se encuentran. Tanto de los li-
bros como de los artículos de revistas. Además el investigador puede
consignar en ellas lo que crea conveniente, teniendo en cuenta que
aún no ha leído las obras, y que sus observaciones son debidas a re-
ferencias.
No todos los investigadores hacen estas fichas, contentándose con
la lista bibliográfica donde pueden consignar las signaturas de las
obras en los márgenes y algunos comentarios; los ordenadores faci-
litan hoy poner y cambiar toda clase de signos y comentarios en las
listas. Por otra parte, las fichas de lectura, como vamos a ver, pueden
hacer las veces de las fichas de fuentes.
Una ficha de fuente suele contener los siguientes datos, cuyo or-
den de colocación puede variar a gusto del investigador. Indico en
cursiva los más importantes.
a) En monografías:
− Autor
− Título y subtítulo de la obra
− Signaturas de bibliotecas
− Número de la reimpresión o nueva edición
− Traductor
− Lugar de edición
− Editorial
− Año de edición
− Número de páginas
− Comentarios
64
b) En artículos de revista:
− Autor
− Título y subtítulo del artículo
− Signaturas de bibliotecas
− Traductor
− Nombre de la revista
− Volumen y año del ejemplar de la revista
− Página inicial y última del artículo
− Comentarios
EJEMPLO PRÁCTICO
65
Fichas de citas textuales
66
d) No utilizar citas ajenas sobre fuentes primarias ni originales
(pueden estar mal transcritas), ni traducidas (pueden estar
mal traducidas); por ejemplo, la cita de un texto de Cicerón
contenida en una obra de un autor sobre el filósofo-jurista
romano. Es conveniente comprobar la cita directamente en la
fuente primaria.
EJEMPLO PRÁCTICO
67
Fichas de lectura
Son las fichas más importantes. Las fichas de lectura contienen los
datos y reflexiones que al investigador le sugiere la lectura de cada
obra, toda clase de datos y reflexiones que estime oportuno. Por ello
hará una ficha, al menos, por cada obra.
El investigador suele manejar la lista bibliográfica y las fichas de
lectura. Con estos materiales tiene suficiente, sobre todo si es un in-
vestigador avezado. En algunos casos, el experimentado investigador
ni siquiera empleará fichas de lectura, como veremos, aunque creo
que nunca es conveniente prescindir de estas fichas, porque constitu-
yen los trazos de la vida científica del investigador, el camino recorri-
do en su trabajo, día a día, la memoria histórica de su investigación,
a la que puede convenirle volver en cualquier momento.
Una ficha por cada obra. Pero ¿y si la obra no la merece por su
escaso valor? Te aconsejo que también en este caso hagas la ficha,
aunque sólo sea para decir que la obra no interesa y la razón de su
falta de interés. De lo contrario puedes cometer el error de volver
otra vez a leer la misma obra por no haberla anotado. No te fíes de tu
memoria, que la memoria flaquea con la edad. En alguna ocasión he
retirado de la biblioteca por segunda vez alguna obra irrelevante que
ya había leído tiempo atrás. Una molestia innecesaria por no haber
sido precavido.
¿Estructura de la ficha de lectura? Cada investigador tiene su pro-
pio estilo de ficha de lectura. Lo que sigue son normas convenciona-
les. Interesa que la ficha de lectura tenga dos encabezamientos: en el
margen derecho el autor y debajo el título de la obra, en el margen
izquierdo la materia de que trata la ficha. El título de la obra no tiene
que ser completo (bastan las primeras palabras), porque en la lista
68
bibliográfica, siempre al lado del investigador en lugar preferente y
accesible, o en la ficha de fuente constarán los datos completos. La
materia del encabezamiento puede contener varios criterios, a gusto
del investigador, siguiendo la doble regla del mínimo esfuerzo en la
redacción de las señas de la ficha y de la fácil inclusión de la misma
en el índice del trabajo. Lo habitual y lógico es que la ficha refiera la
cuestión concreta que trata en primera línea y debajo el epígrafe o
parágrafo del índice del trabajo al que corresponde la cuestión.
El contenido de la ficha no puede ser precisado con carácter uni-
versal; cada investigador imprime su personalidad a sus fichas, don-
de no hay reglas taxativas. Una ficha puede contener de todo; de-
pende de los objetivos del trabajo y del interés del investigador en la
apropiación del contenido de las obras que lee. Observarás que con
el tiempo tus fichas se harán más delgadas; irás más al grano; la expe-
riencia te hará discernir mejor lo sustancial, que incluirás en la ficha,
de lo accesorio, que dejarás fuera de ella. ¿Qué experimentado in-
vestigador no ha sido condescendiente con el investigador novel que
casi hacía una copia de la obra en su ficha interminable?
Si queremos afinar y llegar al uso común de las fichas de lectura,
diremos que estas deben contener una síntesis del contenido de la
obra (al menos del contenido de la obra en lo que se refiere a nuestro
tema de investigación) y la opinión que le merece al investigador.
Pero esto sería decir bien poco, porque si te acercas a las fichas de
lectura de un investigador, observarás que pueden contener los si-
guientes asuntos:
69
no meramente descriptiva; el investigador tiene que atreverse
a dar su opinión sobre las obras que lee y reflejarla en la re-
dacción del trabajo si es pertinente. Acostúmbrate a valorar lo
que leas y no a convertirte en un lector-esponja, que asimila
acríticamente cuanto cae en sus manos.
70
No hay que hacer una relación de las ventajas de estas fichas, que
saltan a la vista. Son las cuadernas y soporte del trabajo, la estructura
y el contenido, puesto que la tesis se redacta sobre lo recogido y ano-
tado en las fichas de lectura. La principal ventaja es que las fichas son
el trabajo en bruto; para algunos casi el mismo trabajo, puesto que la
redacción es una traslación de las fichas, que ya tomaba con orden y
pensando en la redacción. También presentan ventajas de orden ins-
trumental u operativo: a) la movilidad de las fichas, puesto que son
trasladables a donde se quiera, ordenándolas y agrupándolas en fajos
de cuestiones y materias; de ahí la conveniencia del encabezamien-
to de la izquierda con la materia de que trata la ficha y el lugar del
índice del trabajo donde puede insertarse y b) la fácil localización de
las fichas, si las ordenamos por materias. Un consejo: si es necesario,
haz fotocopias de las fichas para incluirlas en varios fajos de fichas,
cuando la materia de la ficha afecta a varios apartados del índice del
trabajo.
Ni que decir tiene que estas ventajas aumentan si disponemos
de fichas de lectura electrónicas, puesto que las podemos mover y
localizar con más facilidad en nuestro ordenador. Pero las fichas del
ordenador no se pueden visualizar y manejar como las impresas;
este es su inconveniente, además de facilitar la pérdida de la salud
si nos empeñamos en releerlas y reestructurarlas constantemente; al
ordenador hay que darle las dioptrías necesarias, ni una más, como
tributo impuesto y no deseado. Los investigadores maduros no nos
acostumbramos a las fichas electrónicas –y no sólo por nuestras ele-
vadas dioptrías–; algunos sentimos una extraña devoción por nues-
tras viejas fichas, apiladas con gruesos separadores de cartón, a las
que el polvo y el sello inconfundible del tiempo les da un cierto re-
lumbre. No son pocos los que llegan a querer a sus fichas más que a
un primo hermano.
El valor de una ficha es mucho mayor que el que parece a prime-
ra vista; una ficha no es sólo un material para un trabajo concreto,
sino para una vida entera dedicada a la investigación; si me apuras,
incluso para la comunidad científica, actual y futura; las fichas de
algunos investigadores han tenido una eficacia post mórtem; de ellas
se han valido sus discípulos para proseguir la tarea que los maestros
dejaban inacabada con su muerte. Lo que quiero decir es que no
podemos asegurar a priori la utilidad de una ficha concreta; nadie
71
conoce los derroteros futuros de su investigación ni la aplicación de
una ficha concreta que hoy redacta en relación con trabajos futuros.
La utilidad de una ficha es así impredecible e incalculable para el
investigador.
EJEMPLO PRÁCTICO
72
Cuaderno de campo
73
e) Correcciones que tengo que hacer en el texto del trabajo: cosas
que tengo que quitar, modificar o añadir al texto.
EJEMPLO PRÁCTICO
74
Cuaderno-guía de publicaciones
75
Cara A
Cara B
76
¿Trabajar sin fichas?
77
¿Trabajar sin libros?
78
Capítulo cuarto
Las referencias de la tesis
Las citas: cuestiones generales
81
Citas en el texto
b) Hay quien dice que los hombres son transparentes y las muje-
res opacas (Saramago, 2001, 2).
Con esta técnica no son necesarias las citas a pie de página, o bien
estas se emplean para otros menesteres. Es frecuente que el investiga-
dor se decida por una sola opción entre las citas en el texto o las citas
a pie de página, por lo que las obras con citas en el texto no suelen
incluir citas a pie de página. La cita en el texto también podría ser
denominada cita abreviada, pues contiene menos datos que la cita a
pie de página.
Lógicamente las citas en el texto se complementan con las citas
extensas de la bibliografía final, a las que el lector puede acceder fá-
cilmente buscando al autor, y dentro de las obras de este la corres-
pondiente al año de la cita en el texto. En la cita anterior de Saramago
tendría que mirar en la bibliografía final su obra correspondiente al
82
año 2001 para conocer todos los datos de la cita. De la misma mane-
ra, si cito en el texto: (A. E. Pérez Luño, 1994, 5) y quiero conocer la
cita completa de la obra sólo tengo que ir a la bibliografía final y se-
leccionar entre las obras de Pérez Luño la de 1994; en la bibliografía
final las obras de cada autor vienen relacionadas cronológicamente;
si un autor tiene más de una obra en el mismo año se emplea para
identificarlas la letras del abecedario (a, b, c…) separadas del año por
una barra; siguiendo con el ejemplo anterior, si Pérez Luño tiene dos
obras en 1994, estas aparecerían en la bibliografía final así: 1994/a y
debajo 1994/b.
Esta forma de citar supone ventajas tanto para el lector como
para el autor. Aligera el texto para el lector, pues contiene pocas refe-
rencias en contraste con las apretadas citas a pie de página y el lector
sabe que el autor le proporciona lo sustancial sobre el tema, puesto
que no se pierde en los detalles de las notas y citas a pie de página. El
autor se ahorra múltiples referencias por su parte, puesto que las re-
ferencias completas se encuentran en la bibliografía final. También se
ahorra cambiar constantemente la enumeración de las citas al intro-
ducir nuevas citas en el sistema de citas a pie de página, aunque este
trabajo es ahora menos oneroso con el uso de la tecnología informá-
tica (no para tantos investigadores que no teníamos otro recurso que
la socorrida máquina de escribir).
Pero también tiene un inconveniente: el investigador no puede
distinguir entre cuestiones básicas y cuestiones secundarias, pues
todo se incluye en el mismo texto, mientras que las citas a pie de pá-
gina le permitían, además de citar, ampliar ideas, sugerencias, reco-
mendaciones, detalles, etc., fuera del texto. Le facilitaban dejar el tex-
to para lo importante y las citas a pie de página para lo secundario.
Este modelo de citas, las citas en el texto, es recomendable en las
obras generales y manuales, puesto que en ellos el autor condensa los
conocimientos sobre la materia; es una exposición concisa de lo fun-
damental, por lo que no necesita de las notas y citas a pie de página.
EJEMPLO PRÁCTICO
83
Citas a pie de página
Las citas a pie de página, como indica su nombre, son las citas colo-
cadas al final de la página precedidas de un número entre paréntesis
coincidente con el número del texto de la página, desde el que se hace
la remisión a la cita.
Las citas a pie de página permiten una cita completa de la obra o
más completa que las citas en el texto y además que a continuación
el autor añada lo que estime oportuno: textos de la obra citada, ideas,
sugerencias, nuevos campos de investigación, teorías contrarias a las
suyas, etc. Todos hemos sido testigos de largas citas a pie de página y
del uso de las mismas para variadas funciones. Por ello con frecuen-
cia se confunden las citas a pie de página con las notas a pie de pági-
na, en la medida en que los autores utilizan las citas a pie de página
para todo, usurpando estas citas los cometidos propios de las notas
a pie de página. Consecuentemente he incluido en el epígrafe sobre
las notas a pie de página estas citas como una de las modalidades
funcionales de aquellas.
Hay dos formas usuales de citas a pie de página. La cita clásica
pone al final el año de publicación de la obra. Los datos sucesivos
son: apellidos o apellido primero, nombre, título, editorial, lugar
de edición y año. La cita moderna coloca el año tras el nombre del
autor (no al final). Los datos sucesivos son: apellidos o apellido pri-
mero, nombre, año, título, lugar de edición, editorial. Con frecuen-
cia el año y los siguientes datos se colocan en la línea siguiente a la
del nombre y apellidos o apellido primero del autor. Esta segunda
forma de citar tiene la ventaja de que se visualiza bien tanto el año
(al principio de la línea) como la editorial (al final de la misma).
Veremos algunos ejemplos en la bibliografía final, ya que la forma
84
de las citas a pie de página se corresponde con la forma de las ci-
tas de la bibliografía.
La observación que cabe hacer es la de que estas citas no deben
ser muy extensas (mejor dividir una en varias citas, si es necesario).
En ocasiones he leído artículos e incluso libros o capítulos de libros
en los que el texto de las citas a pie de página superaba en extensión
al texto del artículo o libro. ¡Una exageración!
EJEMPLO PRÁCTICO
85
Citas abreviadas a pie de página
EJEMPLO PRÁCTICO
86
Citas textuales cortas y extensas
¿dónde ubicarlas?
87
como el lenguaje de la vida real. Las representaciones, los
pensamientos, el comercio espiritual de los hombres se
presentan como emanación directa de su comportamiento
material… Los hombres son los productores de sus repre-
sentaciones, de sus ideas, etcétera, pero los hombres reales
y actuantes, tal y como se hayan condicionados por un de-
terminado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el
intercambio que a él corresponde (La Ideología Alemana,
1970, 25-26).
EJEMPLO PRÁCTICO
88
Citas parafraseadas
EJEMPLO PRÁCTICO
89
Indicaciones y abreviaturas en las citas
90
f) Cit. Abreviatura que significa «citado». Se emplea para aho-
rrar al autor la reiteración de los datos completos de las citas,
puesto que esta expresión remite a la obra ya citada con todos
sus datos anteriormente.
EJEMPLO PRÁCTICO
91
Citas y traductores
Los traductores han sido los eternos olvidados en las listas biblio-
gráficas, quizá porque no se valora como es debido la importante
función que realizan. Sin embargo, el traductor se merece una cita al
lado del título del libro traducido, cuando menos por tres razones:
Primera, el traductor solvente es una garantía de la obra traduci-
da, más aún si se citan textos de la misma. La mayor solvencia se da
cuando a la condición de buen traductor se une la de experto en la
materia.
Segunda, las traducciones son muy importantes para la extensión
del conocimiento de la obra en primer lugar y para el progreso del
conocimiento en segundo lugar, dado que muchas personas no pue-
den leer el libro o les resulta complicado hacerlo en su versión origi-
nal. Las traducciones son las alas a través de las cuales el libro llega a
todas partes, salvando los inconvenientes del lenguaje.
Tercera, la traducción es una tarea compleja, difícil y fatigosa, que
exige tanto preparación como experiencia. Es un equívoco pensar
que cualquiera puede convertirse en traductor fácilmente. No sólo
hay que dominar la lengua extranjera, sino el lenguaje técnico de la
materia a traducir. La traducción exige un personal especialmente
cualificado en un campo concreto del conocimiento.
92
Notas a pie de página
Son las notas en letra menuda que se colocan al pie de una página in-
troducidas por un número que se corresponde con el número de una
llamada situada en el texto principal. Este tipo de notas presenta dos
claras ventajas: a) para el lector, aligerar la lectura del texto porque
quien lo desee puede prescindir de la lectura de la nota, y b) para el in-
vestigador, que puede explayarse ampliando en la nota lo que prefiere
no incluir en el texto. La utilidad de la nota a pie de página es plural;
señalo como importantes las siguientes funciones: a) aumentar las
explicaciones en relación con el texto; b) expresar dudas del autor so-
bre sus ideas; c) anunciar otras vías posibles de investigación sobre lo
que escribe; d) expresar un agradecimiento por la ayuda recibida en la
investigación; e) referir obras con tesis similares, distintas o contrarias
a las sostenidas por el autor; f) traducir una cita original puesta en el
texto, g) sugerir lecturas al lector (bajo las abreviaturas «cfr.», «vid.»),
que tanto pueden tratar de referencias internas al trabajo como exter-
nas al mismo, y h) citar una obra del texto.
Es conveniente el uso de las notas a pie de página en los trabajos
de especialización, donde el investigador puede exponer ideas y su-
gerencias en detalles que no desea que consten en el texto, reserva-
do para lo más relevante; así puede separar la parte sustantiva de su
trabajo contenida en el texto de la parte accesoria o complementaria
referida en las notas a pie de página. Como hemos visto, las citas en
el texto son más propias de las obras generales y los manuales.
EJEMPLO PRÁCTICO
93
Bibliografía final
94
Eco, Umberto
1999, Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de in-
vestigación, estudio y escritura (23.ª ed.), trad. de L. Baranda y
A. Clavería, Barcelona, Gedisa.
Marx, K.
1964, El Capital, trad. de W. Roces, 3 vols., México, Fondo de
Cultura Económica.
Eco, Umberto
1999, Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de in-
vestigación, estudio y escritura, Barcelona, Gedisa.
95
denominación de la revista (en cursiva), número del volumen y pá-
ginas que comprende el artículo. Por ejemplo:
Soriano, R.
1999, «Ciudadanos pasivos y participación política», Sistema,
núm. 150, 115-128.
Soriano, R.
1996, «La teoría de la guerra en Chile Hispánico», en el vol.
col. de R. Soriano y C. Castillo (eds.) España y América en el
Reencuentro de 1992, Huelva, Gráficas Onubenses, 227-254.
96
La bibliografía final completa también puede contener las abre-
viaturas: «cit.» (citado) o «op. cit» (obra citada), lo que en principio
puede sorprender; se emplean cuando citamos capítulos de libros
comprendidos en un volumen general que es completamente cita-
do en la lista bibliográfica. Empleamos las abreviaturas citadas y a
continuación referimos el director, cuidador o primer autor de la
edición de la obra general donde se encuentra el capítulo del libro.
Por ejemplo:
Peces-Barba, G.
«Sobre el fundamento de los derechos fundamentales», en el
vol. col. de J. Muguerza (ed.), cit., 265-277.
Muguerza, J. (ed.)
1989, El fundamento de los derechos humanos, Madrid, Debate.
EJEMPLO PRÁCTICO
97
Capítulo quinto
La organización y el diseño
de la tesis
El curso lógico de las lecturas
por dónde comenzar y cómo seguir
101
Cada uno tiene su particular forma de leer y tomar nota de los
libros y artículos de revista, pero evidentemente no es lo mismo ma-
nejar una obra propia que prestada por una biblioteca; en la obra
propia uno puede garabatear lo que quiera; en la ajena no disfrutas
de esta libertad: el libro de la biblioteca es un bien común, que no
conviene deteriorar. Esta es una poderosa razón por la que envidio a
los ricos, que pueden comprarse los libros que deseen.
Ya hemos hablado antes de las fichas de trabajo en las que vamos
consignando lo que nos interesa de la lectura de las obras. Ahora se
trata del manejo de la obra en sí. No acostumbres a subrayar lo que
lees, mejor utiliza una acotación al margen, es más limpio y además
te permite colocar al lado alguna indicación, como palabras clave,
que resumen los párrafos, o número de otras páginas de la obra rela-
cionadas con las cuestiones de los párrafos que estás leyendo.
Una cuestión importante en la lectura es la de optar entre dejar
las fichas para el final, conformándonos con las acotaciones en libros
y revistas según leemos, o bien ir pasando directamente a fichas de
lectura las sugerencias de las lecturas conforme las vamos haciendo.
Mi consejo es la de hacer fichas según leemos, transcribiendo lo que
nos sugiera la lectura en cada momento: una duda, una modifica-
ción, una nueva idea, etc., porque si lo dejamos para el final, quizá
cuando releamos el texto ya no nos acordemos de la sugerencia, a
pesar de que dispongamos de las acotaciones. Las ideas van y vienen,
y muchas veces se van para no volver. Mejor cazarlas a tiempo.
102
La definición de los conceptos
¿cúando definir?
EJEMPLO PRÁCTICO
103
Fuentes primarias y fuentes secundarias
¿cómo abordar su lectura?
104
es lógico, por las fuentes directas, a las que debe dedicar un tiem-
po considerable para su lectura, comprensión y asimilación, como
si fuera la primera persona en el mundo que lee esas fuentes; se dice
que un texto tiene muchas lecturas y el investigador tiene que inten-
tar hacer la suya: apropiarse personalmente del texto. No es aconse-
jable la práctica al uso de pasar rápidamente de los textos originales
a las opiniones de la doctrina sobre los mismos, porque se corre el
peligro de perder la propia mirada original sobre los textos y las ideas
que esta suscitaría. Te propongo que, sin extravagancias, practiques
la «higiene mental» del sociólogo A. Comte, que a cierta edad decidió
no leer para que las lecturas ajenas no contaminaran la originalidad
de sus ideas. No está mal esta práctica en el momento inicial de la
lectura de las fuentes primarias.
Otro consejo: no abandones las fuentes primarias, vuelve a ellas
una y otra vez conforme avances en la lectura de las fuentes secunda-
rias; mantén un tête à tête constante entre los textos originales y las
opiniones sobre los mismos.
Tras las fuentes primarias viene el grueso del trabajo: la lectura
de las fuentes secundarias. Te aconsejo establecer un orden de lec-
tura, clasificando las fuentes según un orden lógico de sucesión de
lecturas: de las obras más sencillas a las más complejas, de las más
generales a las más monográficas; puedes adquirir una idea del ca-
rácter de las fuentes a través de las obras de referencia; ya te advertí
de la conveniencia de las fichas de fuentes (a las que aludimos en el
capítulo sobre el registro de la investigación) o, en su defecto, de una
lista bibliográfica con guiones (en la que junto a las obras coloques
algunas líneas sobre su importancia, objetivo, alcance, etc.).
Te confieso que no suelo utilizar fichas de fuentes; me valgo de la
lista bibliográfica con guiones (más aun en los últimos tiempos con
la ayuda del ordenador), pero esto no quita que investigadores más
ordenados o escrupulosos prefieran seguir con las fichas de fuentes.
105
El diseño de la tesis: la ordenación
y el desarrollo de los capítulos
106
El segundo, empleado en los trabajos técnicos y científicos, uti-
liza una sucesión de números arábigos escalonados de la siguiente
manera:
Cada capítulo debe estar presidido por una lógica interna; no hay
que colocar apartados en lugares que no les corresponden, más arri-
ba o más abajo del lugar apropiado. Cada apartado en su lugar. Si
divides un capítulo en dos epígrafes (A y B) y cada uno de estos en
tres parágrafos (1, 2 y 3), lo tratado en A 3 tiene que estar al mismo
nivel que lo tratado en B 3. Esta es la lógica interna de cada capítulo,
que existe cuando se da una relación armónica de los apartados en
una disección horizontal y vertical.
Una crítica frecuente de los tribunales de tesis es la defectuosa or-
denación de los capítulos, al no hacerse bien y en el número adecuado
las subdivisiones en epígrafes y parágrafos. El tribunal se irrita cuan-
do la lectura de la tesis se hace fatigosa, porque tiene que ordenar
mentalmente lo que en el texto aparece como un tótum revolútum,
volviendo atrás en la lectura; es más conveniente dar facilidades con
un texto bien ordenado y que guste leer.
Una última advertencia en este apartado: el diseño de los capítu-
los, epígrafes y parágrafos cambia constantemente en el proceso in-
vestigador. No te alarmes, porque es lo habitual y denota que la tesis
se va enriqueciendo poco a poco. Este cambio se refleja en el índice,
que es el espejo del diseño. Es buena técnica conservar las sucesivas
reelaboraciones del diseño, porque es frecuente volver hacia atrás y
107
hacer cambios introduciendo hoy lo que días antes colocamos fuera
del trabajo.
El enunciado, la ordenación y el desarrollo de los capítulos, como
el índice y la bibliografía, son tareas que el investigador tiene que
someter al criterio del director de la tesis. Son ámbitos del trabajo
que deben ser definidos por este de un modo concluyente, que no le
exigen un gran esfuerzo debido a su experiencia y, sin embargo, com-
portan una gran ayuda para el inexperto que nunca ha investigado.
EJEMPLO PRÁCTICO
108
Los capítulos de la tesis
¿qué tipo de capítulos?
¿CAPÍTULOS DE AUTORES O
CAPÍTULOS DE MATERIA?
109
¿CAPÍTULOS CRONOLÓGICOS O
CAPÍTULOS ESPACIALES?
110
La estructura de los capítulos
básicos de la tesis
TÍTULOS Y SUBTÍTULOS
111
mente generalista para abarcar todos los apartados de la tesis, y que,
desde luego, el subtítulo (si lo tiene) esté comprendido en el ámbito
conceptual del título.
DEDICATORIA
INTRODUCCIÓN
112
la obra; b) estado del tema o status quaestionis, donde el autor relata
en qué situación se encuentra el tema que va a tratar y desarrollar;
c) objetivos del trabajo e hipótesis que quiere comprobar; d) aparta-
dos, capítulos o cuestiones clave de la obra, y e) agradecimiento a las
personas e instituciones que han ayudado al autor en la elaboración
y redacción de su trabajo (en algunos casos prolija lista de agrade-
cimientos, que llega hasta la vecina del autor, que le cuidó sus hijos
pequeños mientras él culminaba su trabajo).
ÍNDICE Y SUMARIO
113
dad? La tesis es como un globo que se va inflando conforme avanza
la lectura de la bibliografía.
Te aconsejo que no seas parco en la extensión del índice; el tri-
bunal y el lector te lo agradecerán; ayuda mucho la lectura de una
publicación con un índice generoso; huye de esos índices raquíticos,
que sólo contienen el enunciado de los capítulos y los principales
epígrafes.
CONCLUSIONES
Si examinas algunas tesis verás que hay conclusiones para todos los
gustos; unas concluyen repitiendo textos significativos ya intercala-
dos en el trabajo, con puntos y comas; otras concluyen redactando
un capítulo nuevo, que no tiene que ver con lo anteriormente trata-
do; hay conclusiones bien extensas, semejando una tesis en pequeño,
y otras tan escasas que habría sido más aconsejable haber prescindi-
do de ellas. Como digo, conclusiones para todos los gustos.
Las conclusiones deben reunir las siguientes características: a)
pertinencia con el trabajo realizado; b) ordenación lógica, y c) clari-
dad y concisión expositiva.
114
de haber sido expuestas ordenadamente o destacar las más
importantes, a modo de colofón del capítulo.
115
Las justas dimensiones de la tesis
116
Capítulo sexto
La redacción de la tesis
La redacción de la tesis
119
¿Cuándo se redacta?
120
Al terminar el borrador definitivo es el momento de pasarle el
corrector automático del ordenador. Siempre es aconsejable por-
que nadie está libre de errores. Me decía un colega que cuantos más
idiomas conocía más faltas de ortografía cometía. Una confesión
preocupante si es mal de muchos. El programa de corrección tie-
ne grandes limitaciones, porque no suele captar los términos raros
y técnicos. No confíes demasiado en él. Pero es un medio auxiliar
aprovechable.
121
Reglas metodológicas de la redacción
122
Errores comunes
123
presar una idea. Hay que concretar en pocas palabras lo que
queremos decir. Sustituir: «Las personas, que están integradas
en su comunidad» por «Las personas integradas en su comu-
nidad».
124
réntesis debe usarse cuando la interrupción es mayor. En cual-
quier caso, no deben prodigarse en exceso para no interrum-
pir constantemente el hilo del discurso y fatigar al lector.
EJERCICIO
EJEMPLO PRÁCTICO
125
Abreviaturas y símbolos
126
misc.: miscelánea
ms.: manuscrito
n.º/núm.: número
op. cit.: obra citada
pág./p.: página
págs./pp.: páginas
pseud.: pseudónimo
pub.: publicado
rev.: revisado
sec.: sección
sic: así (significa que el dato consignado es verdadero y no
erróneo)
trad.: traducido
vid.: véase
127
El estilo y los destinatarios de la tesis
130
El plagio
un riesgo que hay que evitar
131
textuales, y no estaría mal que añadieras al margen de la ficha signos
de tu cosecha –paréntesis, rayas, corchetes, líneas oblicuas, etc.– para
identificar mejor las citas textuales, las citas parafraseadas y las re-
flexiones propias.
132
Apéndices documentales
0. Proyecto de tesis
Hipótesis
Objetivos
135
nes nuevas, contempladas en su decurso histórico desde 1994 hasta
la fecha, es decir, si gozan hoy en día de la gran aceptación social de
los primeros años de la revolución zapatista.
En cuarto lugar, la eficacia de estas instituciones nuevas: si se
trata de simples fórmulas retóricas o por el contrario se aplican en la
vida social de las comunidades.
En quinto lugar, las limitaciones impuestas a estas instituciones
nuevas por el derecho del Estado mexicano. ¿Hasta dónde alcanza
la compatibilidad del derecho estatal y el derecho alternativo? ¿Qué
grado de dependencia mantiene el segundo respecto al primero?
Metodología
Bibliografía
136
Harvey, Neil
The Chiapas rebellion: the struggle for land and democracy / Neil Har-
vey. – Durham and London: Duke University Press, 1998.
Lewis, Stephen E.
The ambivalent revolution: forging State and Nation in Chiapas,
1910-1945 / Stephen E. Lewis. – Albuquerque: University of New
Mexico Press, 2005.
Rovira, Guiomar
¡Zapata vive!: la rebelión indígena de Chiapas contada por sus prota-
gonistas / Guiomar Rovira. – Barcelona: Virus editorial, 1994.
Wasserstrom, Robert
Clase y sociedad en el centro de Chiapas / Robert Wasserstrom. –
México: Fondo de Cultura Económica, 2000
Weinberg, Bill
Homage to Chiapas: the new indigenous struggles in Mexico / Bill
Weinberg. – London, New York: Verso, 2000.
137
Volúmenes colectivos
138
1. Lo que puede desmoralizar en
el proceso de la investigación
He pasado por todas y cada una de las circunstancias adversas que cito a
continuación. Mentiría si dijera que no hicieron mella en mi ánimo. Pero
cambié de tercio –un paseo, una película…– mientras meditaba cómo lle-
nar el hueco y solucionar el problema. Aprendí que era mejor trabajar a la
vez en varios temas para evitar buena parte de estos inesperados contra-
tiempos.
− Te falta autoestima para el trabajo que tienes que realizar, que va cre-
ciendo con el proceso de la investigación.
− Personas de tu entorno te desalientan haciéndote ver la dificultad de
tu empresa.
− El horario de las bibliotecas, cuyos fondos tienes que examinar, es in-
compatible con el horario de tu trabajo profesional.
− Necesitas libros de la biblioteca y la lista de reserva para su lectura es
larga
− Un familiar o amigo arroja involuntariamente al cubo de la basura los
originales sin copias de un capítulo de tu trabajo.
− El ordenador te ha sisado el trabajo de una semana, que no has tenido
la prudencia de guardar debidamente.
− La bibliografía que necesitas tarda en llegar a la biblioteca.
− La bibliografía está en su mayor parte agotada y dispersa en bibliote-
cas de diversas ciudades.
− Nuevas circunstancias –trabajo, enfermedad de un familiar…– te
obligan a retrasar las etapas de tu cronograma.
− Por más empeño que pongas no consigues respetar los tiempos de tu
cronograma. Retrasos excesivos una y otra vez con el calendario de
trabajo.
− Una institución te exige muchos requisitos para el acceso a sus fuentes
y documentos que debes examinar.
139
− No te han concedido la beca que solicitaste para desplazarte a biblio-
tecas de otros países con fondos que debes examinar.
− De pronto descubres que otros investigadores tienen tu mismo tema
de investigación e incluso se ha publicado recientemente un libro so-
bre el mismo.
− En el trabajo de campo apenas responden a las encuestas postales y
tienes dificultad en hacer las entrevistas por falta de colaboración.
− El director de tu tesina o tesis apenas te presta atención y te obliga a
convertirte en autodidacta.
− Te has dejado el cuaderno de campo o la lista bibliográfica en tu casa
rural de fin de semana.
− Te inquieta cómo compaginar las fichas de lectura y la redacción del
trabajo.
− Tienes que rehacer el texto mecanografiado hasta el punto de que es
mejor reescribirlo.
− Tienes que ampliar el texto mecanografiado y dedicarte a la enojosa
tarea de cortar, pegar y fotocopiar.
140
2. Posibles casos de conflicto ético
derivados de la investigación
141
práctica de los alumnos que podría menoscabar la imagen pública de
la misma.
− Si publicar en la prensa los resultados de tu investigación que podrían
dañar la imagen de la institución donde trabajas.
− Si hacer experimentos que puedan atentar contra la salud de las per-
sonas, pero de los cuales pueden derivar en el futuro beneficios para
la humanidad.
− Si hacer experimentos contra la vida de los animales en beneficio de
la salud de los humanos.
142
3. Grupos de ayuda recíproca
143
con algo (la investigación y redacción de la tesis) y no de abandonar
algo (una adicción).
El grupo de pares o el compañero de doctorado cumplen a ve-
ces una función más pragmática: ayudar al estudiante a ceñirse a
los plazos. Cada uno determina el trabajo que quiere hacer y la
fecha de entrega, de suerte que el compromiso contraído sirva de
motivación. Cuando llega la fecha, se reúnen y analizan los mutuos
progresos. Si el estudiante hizo cuanto deseaba, se fijará una nueva
fecha para entregar el próximo trabajo. Pero si le resultó imposible,
analizará entonces con los miembros del grupo por qué ocurrió
tal cosa, cuáles fueron los problemas y cómo se siente por no ha-
ber cumplido con lo propuesto. A veces es razonable no continuar,
dadas las cosas descubiertas en route o tomando en cuenta lo am-
bicioso de la planificación…
144
4. Cronograma de una investigación
ENERO, FEBRERO
Acopio de materiales de estudio
Análisis exhaustivo de la web de la AC: www.unaoc.org
MARZO, ABRIL
Proceso de construcción de la iniciativa AC
− Precedentes (Diálogo de Civilizaciones del presidente iraní Ja-
tami)
− Iniciativa del presidente del Gobierno español
− Recepción de la iniciativa por Naciones Unidas
− Creación del Grupo de Alto Nivel para la AC
− Discursos oficiales
− Transmisión de la iniciativa a los medios
MAYO, JUNIO
Repercusión de la iniciativa en los Estados, organismos interna-
cionales y sociedad civil
145
JULIO, SEPTIEMBRE, OCTUBRE
Repercusión de la iniciativa en la doctrina (especial atención a
los críticos)
− Opinión de Gustavo Bueno
− Opinión de Gustavo de Aristegui
− Opinión de Bardají
− Opinión de Marquina
− Opinión de otros
NOVIEMBRE, DICIEMBRE
Toma de posición propia y fundamentación de la misma
146
5. Lluvia de ideas
ambulatorios
hospitales fármacos
enfermedades
147
bienes
herencia
148
6. Los servicios de una biblioteca ideal
149
7. Sistema decimal Dewey de
localización de fuentes
000-099 Generalidades
100-199 Filosofía
200-299 Religión
300-399 Ciencias sociales
400-499 Lenguaje
500-599 Ciencia pura
600-699 Tecnología (ciencia aplicada)
700-799 Artes
800-899 Literatura y retórica
900-999 Geografía e historia
000 Generalidades
010 Bibliografía
020 Bibliografía y ciencias de la información
030 Enciclopedias generales
040 Número sin uso
050 Publicaciones en serie generales
060 Organizaciones generales y museología
070 Medios noticiosos, periodismo, publicación
080 Colecciones generales
090 Manuscritos y libros raros
150
100 Filosofía y psicología
110 Metafísica
120 Epistemología, causalidad, género humano
130 Fenómenos paranormales
140 Escuelas filosóficas específicas
150 Psicología
160 Lógica
170 Ética (filosofía moral)
180 Filosofía antigua, medieval, oriental
190 Filosofía moderna occidental
200 Religión
210 Teología natural
220 La Biblia
230 Teología cristiana
240 Moral cristiana y teología piadosa
250 Órdenes cristianas e iglesia local
260 Teología social cristiana
270 Historia de la iglesia cristiana
280 Denominaciones y sectas cristianas
290 Otras y religión comparada
400 Lenguas
410 Lingüística
420 Inglés e inglés antiguo
430 Lenguas germánicas, alemán
440 Lenguas romances, francés
450 Italiano, rumano, retorromano
460 Lenguas española y portuguesa
470 Lenguas itálicas, latín
480 Lenguas helénicas, griego clásico
151
490 Otras lenguas
152
870 Literaturas itálicas, literatura latina
880 Literaturas helénicas, literatura griega clásica
890 Literatura de otras lenguas
153
8. Ficha de fuente
Muguerza, J. (ed.)
1989 El fundamento de los derechos humanos, Madrid, Debate
154
9. Ficha de citas textuales
155
10. Ficha de lectura
156
11. Cuaderno de campo
157
Revisar la redacción del capítulo último. Lo anterior lo vi detenida-
mente antes del viaje.
158
12. Cita en el texto
En mi libro Compendio de Teoría General del Derecho, 2.ª edic., Ariel, Bar-
celona, 1993, p. 169, aparecen dos notas en el texto (de los juristas Orestano
y Barcellona). Al tratarse de un manual es lógico que adopte el sistema de
citas en el texto y no el de citas a pie de página, pues se presupone que una
obra general y destinada a los estudiantes debe contener solamente elemen-
tos relevantes y no eruditos, sin necesidad de matizaciones a pie de página.
159
Dimensiones totalmente interaccionadas, puesto que la extensión,
siempre ascendente con la incorporación de nuevas categorías, va
progresivamente enriqueciendo caracterológicamente al concepto
de derecho subjetivo.
La complejidad del concepto está en relación con la evolución
del concepto de sujeto de derecho, del que es una derivación lógica;
el derecho subjetivo es un predicado del sujeto de derecho.
160
13. Cita a pie de página
La primera página del epígrafe «La crítica política al Jefe del Estado» de
mi libro Las Libertades Públicas, Tecnos, Madrid, 1990, en la que aparece
a pie de página una extensa nota donde, además de la cita completa de la
sentencia del Tribunal Constitucional referida en la página, se da cuenta de
la tradicional posición del Tribunal Supremo en relación con la crítica al
Jefe del Estado.
53
Cfr. Aranzadi, Repertorio de Jurisprudencia, STC de 11 de mayo de 1983, Crim., Injurias
al Jefe del Estado, 2696, pp. 2033-2034, en la que se enjuiciaba un acuerdo de una pequeña
localidad vasca donde se calificaba a la Monarquía española de «indigna de pisar el suelo
vasco».
161
14. Cita abreviada a pie de página
1
Kymlicka, 2002 -1.ª ed.: 1989, 5.
162
Es consciente de que las sociedades liberales no son perfectas; de
hecho en la realidad confluyen –afirma– sociedades que no son ni
completamente liberales ni completamente iliberales, pero con sus
defectos las sociedades liberales al uso son un ejemplo a seguir por
las iliberales, que deben proceder a una reforma para alcanzar su
nivel. No se trata –asegura– de «disolver naciones iliberales, sino de
liberalizarlas».2 Su ideal sería que naciones iliberales, como la serbia,
la ucraniana y la eslovaca, siguieran los modelos de nacionalismo
liberal como el de los flamencos, escoceses y quebequenses.
2
Kym1icka, 1997, 41.
163
15. Citas textuales: ¿dónde ubicarlas?
164
BIBLIOGRAFÍA
Marx, K.
1967/b Karl Marx. Sociología y Filosofía social (Textos escogidos), selección
de T. Bottomore y M. Rubel, Barcelona, Península.
1970 La Ideología Alemana (en colaboración con F. Engels), Barcelona, Gri-
jalbo.
165
16. Texto y cita parafraseada del mismo
166
la escena política en la actualidad. Los instrumentos de democracia
directa son mera demagogia, porque son escasos e impracticables,
además de depender su ejercicio de la buena voluntad de los agentes
vigilantes de la democracia representativa: las mismas leyes de estos
países demuestran claramente las reservas y desconfianzas de dichos
agentes, convertidos en legisladores, contra unos medios de demo-
cracia directa que les harían compartir sus competencias con los
ciudadanos. Una democracia ciudadana comporta poner en su sitio
a ambos modelos de democracia: quitar a la representativa la exclu-
siva de la acción política y otorgar a la directa la eficacia de la que
carecen en los textos constitucionales.
Están también en ayunas las vías y los medios de una democracia
participativa (quizás la tarea más urgente e ilusionante), que con-
vierta a los ciudadanos y sus grupos en agentes políticos directos, al
margen pero junto a acción política de los partidos políticos que en
la actualidad no solamente son los vehículos de la democracia repre-
sentativa, sino de la única democracia existente, ante la renuncia de
los ciudadanos a convertirse en lores políticos.
Como conclusión la democracia ciudadana, tal como yo la con-
cibo, muta de una relación complementaria –no simbiótica– entre
tres modos de democracia: la representativa, la directa y la partici-
pativa.
***
167
17. Indicaciones y abreviaturas en las citas
3
Vid. el no menos influyente libro de Louis Blanc, L´Organization du Travail, Nouvau
Monde, París, 1850, y cfr. con el Manifiesto comunista, de Marx.
4
Frase contenida en op. cit. en nota anterior.
168
18. Notas a pie de página
1
La publicística y los textos doctrinales y legales se refieren a la «Administración Bush» –o
de cualquier otra presidencia de Estados Unidos–. A los europeos nos choca inicialmente
169
a modo de introducción al debate, y con un afán pedagógico, realiza-
do por nosotros. Entonces prometíamos: «Obligados por los límites
lógicos de una introducción de un volumen colectivo, hemos selec-
cionado las voces especialmente significativas. Dejamos para una
posterior monografía un diccionario ideológico completo del nuevo
orden americano». Ahora cumplimos nuestra promesa, dando a la
prensa este libro, bastante más extenso que la introducción citada.
170
19. Bibliografía final en estilo
de citas moderno
171
Allardt, E. (1971): Teorías sobre estratificación social, cit. en J. A. Jack-
son y otros, 19-32. Almaraz, L. (1981): La teoría sociológica
de Talcott Parsons, Madrid, Centro de Investigaciones Socio-
lógicas.
Althusser, L. (1968): La revolución teórica de Marx, Madrid, Siglo
XXI.
—, (1974): Montesquieu: la Política y la Historia (trad. de María Ester
Benítez), Barcelona, Ariel.
Alun, R. (1986): Émile Durkheim. An Introduction to four Major Wor-
ks, Londres, Sage.
Ambrosetti, G. (1959): Contributi a una filosofia del costume. Proble-
matica e Storia, Bolonia, Zanichelli.
Andreski, S. (1991): Methode and Substantive Theory in Max Weber,
en vol. col. de P. Hamilton (ed.), cit., vol. 4, 182-196.
Apel, K. O. (1985): La trasformación de la Filosofía, 2 vols. (trad. de J.
Chamorro y J. Conill), Madrid, Taurus.
172
20. Biliografía final en estilo
de citas clásico
173
Prieto, L., Tolerancia y Minorías. Universidad de Castilla-La Mancha,
Cuenca, 1996.
174
21. Texto con definición de conceptos
79
Como muestra C. M. Watson (2000, 107) hay una distinción entre multicultural (productos
de la diversidad cultural) y multiculturalismo (implicaciones filosóficas y políticas de tal diver-
sidad y las vías por las que luchan para obtener el reconocimiento dentro de unos límites na-
cionales y globales). D. Miller encuentra dos sentidos en el multiculturalismo: «pluralidad de
grupos distintos», y «puntos de vista acerca de la naturaleza de la diferencias culturales y acerca
de cómo hemos de responder a ellas individual y políticamente» (Miller, 1997, 162). J. Rex tie-
ne un concepto estricto de multiculturalismo. Una sociedad multicultural es aquella en la que
se compagina la unidad en la esfera pública, donde los individuos son iguales, y la diversidad
175
No es lo mismo valorar la diversidad cultural que el intercultu-
ralismo, tal como aquí se define. Podemos sopesar la existencia de
una pluralidad de culturas y si esta es o no conveniente. y también
podemos valorar qué relaciones deben mantener entre sí las culturas
diversas, v. gr. si deben estar en un plano de igualdad.
en las esferas privadas, en tanto en cuanto en una sociedad plural impera la desigualdad entre
los grupos étnicos y el dominio de un grupo hegemónico (Rex, 1996, 30-31). J. L. Kincheloe y
S. R. Steinberg (1999, 50) desglosan las normas del multiculturalismo: conservador, liberal, de
izquierdas y teórico. Los apuntes sobre esta cuestión no terminarían nunca.
176
22. Modelo de diseño de la tesis
177
23. Texto salpicado de errores
frecuentes a corregir
***
178
24. Texto corregido con signos
convencionales
179
Bibliografía básica
BLAXTER, L., C. Hughes y M. Tight, Cómo se hace una investigación,
Gedisa, Barcelona, 2000.
183
Índice
Introducción 9
Capítulo primero
La preparación de la tesis 13
La tesis definición y marco académico 15
Los tipos de tesis: ¿todas valen lo mismo? 17
El proyecto de tesis 23
Cuestiones previas: ¿cómo abordar una tesis? 28
Capítulo segundo
La iniciación de la tesis 39
La elección del tema de la tesis 41
Campo, tema y título de la tesis 45
Acopio de materiales y lista bibliográfica inicial 47
Los medios coadyuvantes a la realización de la tesis: el
director de la tesis, el tutor y la biblioteca 51
Capítulo tercero
El registro de la investigación 59
Los útiles de trabajo del investigador fichas y cuadernos 61
Fichas básicas 62
Fichas de fuentes 64
Fichas de citas textuales 66
Fichas de lectura 68
Cuaderno de campo 73
Cuaderno-guía de publicaciones 75
¿Trabajar sin fichas? 77
¿Trabajar sin libros? 78
187
Capítulo cuarto
Las referencias de la tesis 79
Las citas: cuestiones generales 81
Citas en el texto 82
Citas a pie de página 84
Citas abreviadas a pie de página 86
Citas textuales cortas y extensas: ¿dónde ubicarlas? 87
Citas parafraseadas 89
Indicaciones y abreviaturas en las citas 90
Citas y traductores 92
Notas a pie de página 93
Bibliografía final 94
Capítulo quinto
la organización y el diseño de la tesis 99
El curso lógico de las lecturas por dónde comenzar y
cómo seguir 101
La definición de los conceptos: ¿cúando definir? 103
Fuentes primarias y fuentes secundarias: ¿cómo abordar
su lectura? 104
El diseño de la tesis: la ordenación y el desarrollo de los
capítulos 106
Los capítulos de la tesis: ¿qué tipo de capítulos? 109
La estructura de los capítulos básicos de la tesis 111
Las justas dimensiones de la tesis 116
Capítulo sexto
la redacción de la tesis 117
La redacción de la tesis 119
¿Cuándo se redacta? 120
Reglas metodológicas de la redacción 122
Errores comunes 123
Abreviaturas y símbolos 126
Signos y llamadas convencionales de revisión de
borradores de la tesis 128
El estilo y los destinatarios de la tesis 130
El plagio un riesgo que hay que evitar 131
188
Apéndices documentales 133
0. Proyecto de tesis 135
1. Lo que puede desmoralizar en el proceso de la
investigación 139
2. Posibles casos de conflicto ético derivados de la
investigación 141
3. Grupos de ayuda recíproca 143
4. Cronograma de una investigación 145
5. Lluvia de ideas 147
6. Los servicios de una biblioteca ideal 149
7. Sistema decimal Dewey de localización de fuentes 150
8. Ficha de fuente 154
9. Ficha de citas textuales 155
10. Ficha de lectura 156
11. Cuaderno de campo 157
12. Cita en el texto 159
13. Cita a pie de página 161
14. Cita abreviada a pie de página 162
15. Citas textuales: ¿dónde ubicarlas? 164
16. Texto y cita parafraseada del mismo 166
17. Indicaciones y abreviaturas en las citas 168
18. Notas a pie de página 169
19. Bibliografía final en estilo de citas moderno 171
20. Biliografía final en estilo de citas clásico 173
21. Texto con definición de conceptos 175
22. Modelo de diseño de la tesis 177
23. Texto salpicado de errores frecuentes a corregir 178
24. Texto corregido con signos convencionales 179
189
Cómo se escribe una tesis
se terminó de imprimir
el 18 de febrero de 2008,
en Córdoba.