Geografia Política Nogue Font
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La geografía política, es el estudio de las relaciones entre los factores geográficos (físicos,
humanos) y los fenómenos y las entidades políticas. Se encarga del análisis de la distribución y las
consecuencias espaciales de los procesos y fenómenos políticos. Su perspectiva espacial, es lo que
la diferencia del resto de las ciencias sociales. Durante muchos años el Estado fue el principal
objeto de estudio. El máximo exponente fue Ratzel, considerado el padre de la geografía política,
tenía una visión positivista de la misma y se centró en el estudio de la estructura territorial del
Estado, el cual tiene como elemento principal al suelo, al espacio.
En los años ’60 se produjo un giro en la geografía política, el interés además de centrarse en el
Estado, se focalizó en toda organización dotada de poder político capaz de inscribirse en el
espacio. Esta renovación, se originó a través de la integración de innovaciones conceptuales y
metodológicas, precedentes de enfoques radicales y marxistas, entre otros.
En las décadas de los ’80 y ’90 la geografía política cambió nuevamente al reconsiderar el papel de
la cultura, revalorizar el papel de lugar, y demostrar un interés renovado en la geografía regional,
entendiendo su importancia en relación a lo particular con lo general. La importancia otorgada al
concepto de lugar corresponde a la influencia de las condiciones locales dentro de los procesos
sociales de macro escala. El papel del espacio, pasó a ser fundamental en la construcción de una
teoría social. En conclusión la geografía política, se importa en la comprensión de la acción
colectiva localizada en un lugar concreto, es decir, un conjunto de relaciones, que demuestran una
interaccion política dentro de un espacio político. Los territorios y la visión de las escalas como
heterogéneas, y simultaneas son un rasgo general de la geografía política de los últimos tiempos.
NACIONALISMO Y GEOGRAFIA.
Con la integración mundial de la economía, las ciencias sociales pasaron a considerar, que tal
situación conjuntamente con la difusión en los medios de comunicación de elementos culturales
de ámbito mundial, conllevaría a la disolución de los nacionalismos, aunque se produzca una
perdida en la diversidad cultural. A diferencia de lo idealizado, se produjo una exuberante y
prolífica manifestación de los nacionalismos, regionalismos y localismos.
La geografía política, observa gran interés en los nacionalismos, haciendo énfasis en una
perspectiva territorial, entendiendo al fenómeno como forma territorial de ideología. El
nacionalismo intenta redefinir el espacio politizándolo, tratándolo como un territorio histórico y
distintivo, de allí la noción de territorio nacional, como base de todos los nacionalismos. Esta
ideología clasifica a la gente acorde al sentido de pertenencia a un lugar, a su cultura. Entendiendo
el concepto de lugar como esencial, puesto que es donde se materializan las grandes categorías
sociales y sus diversas interacciones. Dentro de la dimensión territorial, la misma es ilustrada a
través del paisaje, el mismo es el aspecto visible y perceptible del espacio geográfico, es el
resultado de la transformación colectiva de la naturaleza a un producto cultural, interpretado
como un dinámico código de símbolos que habla de la cultura del pasado presente y futuro
(interacción), el paisaje es un simbólico nacionalista, dado que es ahí donde convive la
identificación y pertinencia cultural.
DE LO GLOBAL A LO LOCAL.
La disminución de las barreras espaciales, forzó al capital a aprovechar al máximo las mínimas
diferenciaciones espaciales para así optimizar beneficios y lograr una mejor competencia, esto se
traduce en una constante tensión entre lo local y lo global. Aquí juega un papel importante la
revalorización de lugares y la competencia que existe entre ellos, las sociedades transnacionales y
las organizaciones regionales conjunto con el Estado son objetos de conflicto, donde esta
injerencia transforma tanto a lo local como a lo global. De esta manera, la globalización en vez de
quitarle importancia al territorio, aumenta su peso e importancia, se produce entonces una
revalorización económica, política, cultural y social, y la noción de lugar, aparece con más fuerza
(ante los conflictos la gente se afirma cada vez más organizada).
Se expresan dos opiniones respecto al retorno a lo local, la primera una visión pesimista, considera
que la disminución de barreras espaciales, generaría sentimientos de inseguridad y amenaza, en la
cual el retorno a lo local seria extremista y conllevaría a ideas retrogradas. En cuanto a la segunda
opinión, la más optimista, expresa que el retorno a lo local seria un excelente antídoto contra la
imposición de diferentes valores universales, valorizando el redescubrimiento del “lugar”.
La geografía política obtuvo en los últimos años una vivificación, considerándola como una de las
especialidades más dinámicas de las geografías contemporáneas. A ello contribuyó la
reintroducción de la dimensión espacial en la teoría social, situando a la geografía política como
saber clave para interpretar la cambiante realidad social. La cultura obtuvo un papel
preponderante, ya que es el medio por el cual las transformaciones se experimentan y
constituyen. Otro concepto clave es el de identidad, entendido como un concepto heterogéneo y
multifacial. Por último la nueva geografía política, intenta deconstruir los discursos de poder
institucionalizados y construir nuevas visiones políticas de las relaciones socio espaciales
“descolonizar la mente” .