La Originalidad Musical Del Flamenco - El Compas

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LA ORIGINALIDAD MUSICAL DEL FLAMENCO: EL COMPÁS

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Miguel Ángel Berlanga


University of Granada
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LA ORIGINALIDAD MUSICAL DEL
FLAMENCO: EL COMPÁS

Miguel Ángel Berlanga


Profesor Titular de Etnomusicología
Flamenco y Músicas Mediterráneas
Universidad de Granada

Resumen

En este artículo se estudia el elemento rítmico como uno de los componentes


fundamentales de la estética musical flamenca. Además de analizar el compás
flamenco, se presta atención a uno de sus rasgos más interesantes, que es el
de la flexibilidad o elasticidad con que se ejecuta el compás. Puesto que la
estética de la música flamenca se ha forjado en relación con el toque y el baile
-y no solo en relación al cante-, la elasticidad del compás flamenco es un
modo de resolver la tensión entre la necesidad de decir el cante de modo
expresivo y la necesidad de cantar a compás. Se individúan tres tipos de
procesos históricos de evolución del compás, aparentemente contradictorios.
a) Por un lado, el del surgimiento de los cantes libres. b) Por otro lado, el de
un “modo libre” de cantar los cantes a compás. Y c) la importancia creciente
que ha ido adquiriendo la marcación del compás en la música flamenca más
moderna.

Palabras clave: Música flamenca. Compás flamenco. Compases flamencos.


Elasticidad rítmica.

Abstract

In this paper we study the rhythmic element as one of the fundamental


components of the flamenco aesthetic. It also analyzes one of its most
interesting features: the flexibility or elasticity with which compás
(rhythmical framework) must be performed. Since flamenco aesthetic
emerged from an historical relationship among flamenco singing, guitar
playing and dancing, the elasticity of flamenco rhythm can be analyzed as a
way to solve the tension between the need to sing expressively ("say the
cante") and the need to frame the singing in his rhythmical framework
(“cantar a compás"). Three historical evolution paths of rhythm (only
apparently contradictory) are analyzed. a) The emergence of cantes libres or
"songs without compás." b) A "free mode" to sing the rhythm songs, and c)
The increasing role that the rhythm in the most modern flamenco music has
gained.

Keywords: Flamenco music. Rhythmic cycle. Rhythmic elasticity.

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Introducción

Es sabido que desde el último tercio del siglo XIX, la música flamenca
comenzó a influir en otros ámbitos artísticos. En esos años, los recursos
compositivos tradicionales de la música clásica en Occidente habían entrado
en crisis y muchos compositores andaban a la búsqueda de nuevas fuentes de
inspiración. De entre las propuestas con más repercusión estuvo la de acudir a
las músicas populares como fuente de inspiración1, y el flamenco aparecía ya
por entonces como una música con códigos estéticos definidos, ofrecía
sonoridades, ritmos y armonías que a muchos compositores les resultaban
sugerentes.

El flamenco posee, en efecto, unos códigos expresivos específicos, que


lo hacen perfectamente identificable. Basta para comprobarlo con oír un cante
atentamente, o una falseta de guitarra, o con ver un baile. El artista flamenco,
como sucede en todo arte, ha de asimilar, interiorizar esos arquetipos, las
estructuras rítmicas y musicales, los modos expresivos y de expresión
corporal. Y mediante un juego peculiar entre la libertad expresiva del artista y
el sometimiento a esos códigos, el estilo
flamenco puede surgir. En el flamenco
siempre se da esa tensión entre
seguimiento de las formas -rítmicas,
melódicas, de pronunciación incluso- y
las exigencias de libertad expresiva.
Tensión que no elimina la creatividad,
sino que incluso es su presupuesto
básico.

En otro lugar2 hemos propuesto


un elenco, a modo de resumen, de los
principales códigos expresivos del
flamenco: los del cante, la copla y el
estilo de canto, sus escalas, sus pasos y
códigos en el baile... Aquí nos
detendremos sobre todo en sus códigos
rítmicos, incidiendo especialmente en la
flexibilidad o elasticidad de la expresión
rítmica flamenca. José de la Tomasa

1Músicos como Felipe Pedrell o Béla Bartok propusieron este camino.


2 Berlanga, Miguel A. "La originalidad musical del flamenco. Libertad creativa y
sometimiento a cánones" en La Nueva Alboreá, n. 10: abril-junio de 2009: 32-34.

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1. El ritmo en el flamenco. Flexibilidad y precisión en el compás
flamenco

El ritmo es un elemento esencial de la música3. En el caso del flamenco,


muchos lo consideran como su característica más distintiva. Sea lo que fuere,
es indudable que el ritmo juega un papel determinante en la expresividad
flamenca. Vamos a estudiar sus claves, incidiendo en una característica
expresiva que de forma más o menos acentuada, aparece -o debería aparecer-
en toda interpretación de música flamenca: un tipo de flexibilidad o
elasticidad rítmica que hace que la medición del ritmo no funcione como un
marco cuadriculado en el que cante, toque y baile tengan que enmarcarse con
la precisión de un metrónomo.

Argumentaremos que esta flexibilidad procede de un modo peculiar de


resolver la tensión entre la necesidad que tiene el cantaor de hacer un cante
en estilo lírico, es decir con libertad expresiva, y la necesidad de hacerlo a
compás, puesto que el cante (y toque) flamenco siempre se ha desarrollado
muy en conjunción con la danza. Aúna, pues, dos tradiciones, la cantaora y la
del baile. Además, el concepto de compás no se refiere en exclusiva al ciclo
rítmico sino que implica a los acentos rítmico-armónicos, de los que no se
debe separar. Como bien expresó S. D. Mullins, “The compás defines the palo,
and that definition involves more than just rhythm (i.e. the accents involve
harmony and melody) and these elements are not always separable from the
rhythmic aspects”4.

La especial importancia y versatilidad en el elemento rítmico, es propio


de músicas que se asientan fuertemente en la tradición oral, pensemos en el
indispensable swing con que la música jazz ha de ser interpretada. El swing en
el sentido amplio significa un pulso rítmico constante, en ese sentido toda la
música tiene swing, incluida la clásica. Pero el swing del jazz, observa Gunther
Schuller,5 presenta dos características que están ausentes en la música clásica:
1) “Un modo específico de acentuación e inflexión con el que se cantan o
ejecutan los sonidos, y 2) una continuidad -o direccionalidad que impulsa
hacia adelante- que une entre sí los sonidos individuales”. Esto se consigue,
entre otras cosas, otorgando al menos tanta importancia a los tiempos débiles
como a los fuertes, por ejemplo -pero no exclusivamente- mediante un
especial uso de la síncopa. Así los ritmos se transforman a manera de
“melodías ritmadas” que otorgan a la música jazz esa idea del continuo básico

3 Cuando oímos una música de ritmo marcado y la interiorizamos, una sensación de tiempo
estructurado rítmicamente nos envuelve. Se origina un ritmo interno que nos mueve a
expresarlo corporalmente, y si esta percepción es colectiva, permite aunar grupos humanos
en torno a expresiones como el desfile o la danza.
4 “El compás define el palo, y esta definición implica no solo al ritmo, pues los acentos afectan

a la armonía y la melodía, elementos que no siempre se pueden separar de los aspectos


rítmicos”. MULLINS, Steven K. Flamenco Gestures: Musical Meaning in Motion. ProQuest
LLC. UMI 3403956, 2010: 21.
5 SCHULLER, Gunther. El Jazz, sus Raíces y su Desarrollo. Buenos Aires, Victor Leru, 1978:

19.

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autoimpulsante6. Shuller encontró en esto una forma expresiva de clara
ascendencia africana.

El concepto de elasticidad rítmica característico del flamenco, conecta


solo parcialmente con el de swing rítmico del jazz, pues no es tanto asunto de
democratización expresiva de los pulsos del fraseo musical, sino de
expresividad ligada al sentido de la frase en su doble vertiente de frase
musical y frase literaria, es decir ligada al fraseo de los tercios del cante, al
decir el cante. Ahora bien, si es cierto que no se canta (o toca o baila) en
función del compás sino que éste está al servicio de la expresión musical7, al
mismo tiempo en todos los cantes a compás se canta teniendo muy presente el
baile, y por tanto el compás. Aquí surge el concepto de flexibilidad o
elasticidad, que es el modo en que esta aparente oposición o tensión entre el
decir el cante y el cantarlo a compás se ha resuelto históricamente, y que
podemos retener como algo constitutivo de la estética flamenca.

1.1. Melodía y compás. Elasticidad rítmica en el cante. La


influencia en el toque y en el baile.

En la expresión musical flamenca convergen tres mundos: el del cante,


el del toque y el del baile, y se hace presente una particular tensión entre
flexibilidad rítmica -especialmente en el cante- y la exactitud del compás.
Esto obviamente no sucede en los cantes a palo seco -sin acompañamiento de
guitarra-, no ligados al baile, ni en los cantes libres acompañados de guitarra
como malagueñas, granaínas, tarantas, mineras, cartageneras y fandangos
personales, que fueron surgiendo como cantes para el lucimiento virtuosístico
de los cantaores, no para acompañar al baile. Pero sí en los cantes a compás.

Comencemos por recordar un dato interesante: en la historia del


flamenco el cante siempre ha tenido mucho peso, y por tanto la expresión
hablada: el cante “se dice”, y el sentido de lo que se dice condiciona de alguna
manera a la línea melódica. De esto surgió una manera clásica de interpretar,
en la que el cantaor tiene en mente sobre todo decir bien los tercios o frases
del cante.

Cuando solo hay cante con guitarra, sin baile, el cantaor dirige y
“manda” sobre al guitarrista. Y esto no solo en los cantes libres, sino en los
cantes a compás. La guitarra glosa el cante, es subsidiaria de éste, la línea
melódica -el cante- impera sobre la armonía y sobre el compás marcados por
la guitarra8. Es éste uno de los modos clásicos de cantar flamenco, en el que
no obstante la guitarra juega un papel clave para aportar la armonía, y
secundariamente para marcar el compás. Puede decirse que el propio sentido

6 Ibídem: 28-29.
7 Donnier ha escrito al respecto: “todo canto verdaderamente mesurado pierde su carácter
“flamenco”. DONNIER, Philippe. Flamenco. Relations temporelles et processus
d'improvisation. Universidad de París X. París pro manuscrito, 1996, p. 87.
8 Así lo escribe Donnier, (Ibid., 272): “en el flamenco, la melodía es la principal dimensión

portadora de forma”.

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del fraseo musical -y no solo el del cante: el de la propia guitarra en su
diálogo con el cante- pide que el toque se someta a fluctuaciones expresivas,
que el guitarrista no marque el compás de manera absolutamente isócrona,
cuadriculada. Es un complejo diálogo de la guitarra con el cante, del que surge
una cierta tensión expresiva, emoción... arte.

Quizá por lo difícil de este diálogo, además de por la lógica evolución


del lenguaje musical que ha marchado parejo al perfeccionamiento de la
técnica de la guitarra, hoy día ese papel de diálogo con el cante parece haber
quedado desplazado por una práctica más reciente, en la que la guitarra ha
adquirido un nuevo protagonismo, unido a niveles insospechados de técnica y
virtuosismo.

Esta evolución es positiva sin duda, pero ha llevado a que con


frecuencia los guitarristas se prodiguen en largas falsetas más propias de
concierto solista: lo instrumental se impone así a lo vocal, el toque al cante.
Conseguir el término medio no siempre es fácil, aunque hay consenso en que
una cosa es la guitarra de concierto y otra la de acompañamiento, y que hay
que saber distinguir9.

1.2. El cante y el toque para el baile

Pero otra cosa distinta sucede cuando hay baile: entonces hay una
interacción continua entre baile, toque y cante y el compás adquiere mayor
protagonismo. El baile, parte constitutiva de la expresión flamenca -como lo
es el toque-, introduce una nueva tensión entre la necesidad de decir el cante
de manera expresiva y lírica y la necesidad de decirlo a compás. Este
‘conflicto’ se ha resuelto históricamente de manera muy original. En líneas
generales se observa la tendencia, progresiva conforme avanza el siglo XX,
hacia una acentuación o predominio expresivo del compás, siempre con sus
“vueltas” o reacciones de búsqueda de lirismo y matiz en la expresión.
Además, siempre están las decisiones concretas de los intérpretes de ajustar
más o menos el compás.

9Ya hubo posturas más o menos encontradas a principios del siglo XX. Por ejemplo Federico
García Lorca pensaba que la guitarra debía seguir al cantaor, estarle supeditada; y que
algunos guitarristas apagaban el cante con su virtuosismo. Así escribía en el año 1931: “La
guitarra comenta, pero también crea, y este es uno de los mayores peligros que tiene el cante.
Hay veces que un guitarrista que quiere lucirse estropea en absoluto la emoción de un tercio o
el arranque de un final”. No obstante valoraba la creatividad de los guitarristas flamencos,
reconocía que la guitarra también ha construido el cante jondo. En la misma conferencia,
escribió: “como la personalidad del guitarrista es tan acusada como la del cantaor, este ha de
cantar también y nace la falseta, que es el comentario de las cuerdas, a veces de una
extremada belleza”

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J.S.Sargent. El Jaleo

Y aún así, se pensamos que en el flamenco la excesiva acentuación del


compás puede ahogar la expresividad, o reducirla mucho. Así lo ve por ej.
Donnier (1996: 272): “es la forma musical la que estructura el tiempo y no a la
inversa (...): en el flamenco, la melodía es la principal dimensión portadora de
forma”. Si la estructura de los cantes se articula principalmente a través de la
melodía, entonces el compás debe estar en función del fraseo musical, y no al
revés. Esto es perfectamente compatible con el hecho de que cuando se canta
para el baile, el compás sea tan importante como el fraseo melódico.

2. Elasticidad rítmica en los diversos compases flamencos

En el flamenco se hace una distinción entre ‘cantes a compás’ y ‘cantes


libres’, siendo los primeros aquellos cuyo ritmo se marca claramente -más o
menos, según los casos- y los libres los que se interpretan sin ritmo definido
(ritmo libre, oratorio o ad libitum10). Dejaremos aparte los cantes libres sin
guitarra11 y haremos una alusión a los cantes libres con guitarra (fandangos
libres como las malagueñas, granaínas o cantes de Levante, que surgieron
como un desgajamiento de cantes a compás. Analizaremos principalmente la
elasticidad rítmica de los cantes a compás.

10
Los cantes ‘libres de compás’ son: a) El grupo de los cantes a palo seco (sin
acompañamiento de guitarra), modernamente llamado grupo de las tonás. b) Los cantes
libres con acompañamiento de guitarra, es decir el gran grupo de los fandangos libres: b.1)
Los procedentes de los fandangos orientales tipo verdial (malagueñas, granaínas, taranta,
minera, cartagenera, cantes que han ‘perdido’ el compás); y b.2) Los derivados de los
fandangos de Huelva (fandangos personales).
11
En concreto los martinetes de sólo cante, la debla, algunas tonás y si queremos, las saetas
(de las que en un próximo trabajo argumentamos que no son propiamente cante flamenco).
Estos cantes no han ‘necesitado’ someterse a pulsación rítmica alguna.

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En líneas generales, entre los cantes a compás, los hay cuya práctica
interpretativa habitual es hacerlos marcadamente ‘a compás’ (por ejemplo las
soleares por bulería, las alegrías, los tangos, las bulerías…) y otros cuya
práctica interpretativa es más flexible, sobre todo cuando no se cantan para el
baile, p.e. las seguiriyas y serranas, la petenera larga o grande, las mismas
soleares.... que aunque experimentado un proceso de acoplamiento histórico
al baile y de sometimiento a compás, conservan algo de su antiguo modo
interpretativo, más ad libitum. Así lo ve Donnier (1996: 55):

Los cantes por soleá o por seguiriya ofrecen a menudo ejemplos de ausencia
de correlación entre las batidas marcadas por el pie del cantaor (que coincide
normalmente con la estructura 'externa' del ritmo de la guitarra) y la
estructura 'interna' de la melodía del cante, no mesurada. Los análisis
sinópticos de varias versiones permiten evidenciar esa falta de correlación
clara entre batida explícita del cantaor y forma melódico-temporal.

Pero convendrá detallar por compases12. Seguiremos los tres patrones


rítmicos fundamentales que se distinguen en el flamenco:

a) Compás de tango (binario).


b) Compás de fandango (ternario); y
c) Compás de amalgama de 12, el compás flamenco con más personalidad
distintiva y que tiene a su vez tres modos de hacerse:
c.1) Compás (de amalgama de 12) de petenera/guajira;
c.2) Compás (de amalgama de 12) de soleá; y
c.3) Compás (de amalgama de 12) de seguiriya.

2.1. La elasticidad rítmica en el compás de tango (compás


binario)

Todos los cantes que llevan compás binario tienen como modelo el
compás de tango, cuya ascendencia afrocubana está bien estudiada13. Y en

12
En flamenco no hablamos de ‘compás de 3/4’, de ‘2/4’..., sino de compás de seguiriya,
compás de tango, de soleá... El motivo es que los ritmos de esos cantes (tangos, fandangos,
soleares, seguiriyas...) han influido históricamente en el resto. Por ejemplo, se dice que
tientos, farruca, garrotín, colombianas… llevan, o van en compás de tango (que es binario)
porque todos esos otros cantes-bailes han adoptado el compás de tango o son una evolución
de él. Así como el compás en sentido académico (lo comprendido entre dos líneas divisorias
verticales de un pentagrama) podemos identificarlo grosso modo con célula rítmica, el
compás en sentido flamenco puede asociarse con ciclo rítmico. En efecto: en un pentagrama
los compases flamencos pueden representarse por medio de varios compases unidos: el
compás flamenco más característico, que es el de 12 (un ciclo irregular), se suele representar
a través de la alternancia de dos compases: 6/8 y 3/4. Y también el compás de tango
podemos representarlo en 8 tiempos en vez de 4. Y el compás de fandango lo contaremos en 6
(3+3) o en 12 (3+3+3+3).
13
Entre otros, por María Teresa Linares Sabio, Faustino Núñez, Victoria Eli y José Luis
Navarro. Por falta de espacio no detallamos las relaciones y diferencias entre el tango de

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efecto se observa en ellos reminiscencias del swing con que estas músicas se
interpretan.

Entre las características del swing o time-feel, Marcelo Torres


destaca14:

a) Una cierta demora en el ataque del tiempo débil, por ejemplo la


segunda corchea de un grupo de dos, es atacada como si fuera la tercera
corchea de un tresillo, al tiempo que se le da tanta acentuación al tiempo débil
como al fuerte. Esto le otorga a la música una calidad y dinamismo especial.

b) Una sensación de movimiento adelantado, resultante de la


anticipación rítmica, sincopa, acento y dinámica.

Esta segunda característica es la que especialmente destaca en los


cantes a compás binario, entendemos que por la especial relación histórica de
éstos con la música afrocubana.
El ritmo de tanguillo -precedente histórico del ritmo de tango, más
reposado-, se hace presente en el cante flamenco. Tanto los tangos
extremeños como los antiguos tangos de falseta que se hacían en el camino
bajo del Sacromonte15, conservan el tempo rápido, próximo al del actual
tanguillo de carnaval, incluso lo han acelerado. Si esos ejemplos de tangos
rápidos los contamos en 4 tiempos, resulta un cómputo monótono que refleja
mal el fraseo (rítmico-armónico) que se percibe.

Faustino Núñez16 analiza el compás de tanguillo como basado en una


polirritmia en la que convergen o se superponen tres metros musicales: el
6/8, el 3/4 y el 2/4, es decir una combinación del compás ternario de
subdivisión binaria (3/4) con los compases binarios, tanto de subdivisión
binaria (2/4) como ternaria (6/8). En el mundo del tanguillo más moderno,
principalmente a partir de Paco de Lucía, se retoma este tipo de polirritmia o
riqueza interpretativa, sin duda un acercamiento al modo afro-cubano, o
afroamericano de interpretar. Si toda la expresión rítmica del flamenco la
vemos históricamente transida de lo africano -especialmente lo afrocubano- y
de lo criollo (así las zarabandas y chaconas, que preanuncian los ritmos

carnaval y el tango flamenco actual. En un proceso de ralentización, se llegó desde el tango


popular antiguo a los tangos flamencos y después a los tientos.
14
Sitio oficial de Marcelo Torres http://norkov.com/~torres/clases.htm. Consulta 15. I. 2014.
15
El primero, de ‘fiesta extremeña’ por tangos; el segundo es una interpretación de los
antiguos tangos de falseta que se hacían en el Camino bajo del Sacromonte. Ambos
conservan el tempo rápido, próximo al del actual tanguillo de carnaval. Incluso lo han
acelerado. Agradecemos la amabilidad del director de licencias del Archivo Lomax de Nueva
York, Don Fleming, y a Anna Lomax, hija del ilustre etnomusicólogo, por permitirnos su
publicación. Igualmente agradecemos la eficaz intermediación de la etnomusicóloga
canadiense Judith Cohen.
16 Núñez, Faustino. “Historia del Flamenco. El tango y derivados del tango”. En Todo el

Flamenco. Los palos de la A a la Z. Edilibro, 1998.

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irregulares de 12), en el mundo del tanguillo y la rumba es donde más ha
influido la práctica interpretativa americana actual.

Por influencia y asimilación al compás de tango, en el flamenco se


incluyen como cantes en compás de tango: Tientos, Farruca, Garrotín,
Marianas, Tarantos, Milongas, Vidalitas, Colombianas y Rumbas.

El diverso tempo o rapidez con que se interpretan todos estos cantes les
otorga personalidades muy diversas. Si exceptuamos las rumbas, los
tanguillos y los tangos que se hacen en función del baile, muchos cantes
binarios se interpretan en tempo lento. Incluso podemos afirmar que
vidalitas, milongas17, marianas y tarantos se interpretan como cantes libres,
en particular cuando no se cantan para el baile. Aunque no se llamen cantes
libres, se comportan como tales en muchos casos.

Por tanto en el mundo de los cantes en compás de tango encontramos


las dos tendencias, de acentuación del compás en los cantes más directamente
ligados al baile y de desdibujamiento en los cantes que han derivado hacia la
expresión lírica cantada. En la primera se percibe un especial feeling de
procedencia afrocubana (acentuación de los tiempos débiles). En la segunda,
esa aludida tendencia expresiva del cante (de los cantaores) a no ejecutar el
compás de manera fría e inexpresiva, sino a hacerlo con una especial
flexibilidad, particularmente cuando no cantan para acompañar al baile.

2.2. La elasticidad rítmica en el compás de fandango (ternario) y


la pérdida del compás

El ritmo ternario abunda en muchas músicas de baile de tipo


tradicional en España, de las que sabemos que el flamenco ha recibido tantas
influencias18. Y en efecto las células ternarias se hacen muy presentes en la
música flamenca. Aparecen bien definidas en los fandangos a compás y en
algunos cantes aflamencados, como los campanilleros y las sevillanas.
Además, las células ternarias son parte constitutiva de todos los cantes en
compás de amalgama irregular de 12 tiempos.

Fandangos

En los ambientes flamencos el papel de los fandangos ha ido


experimentando un interesante proceso de evolución y cambio: de su antiguo
papel preflamenco de música bailables, se convirtieron en cantes libres, aptos
para la expresividad lírica. En este proceso, algunos estilos conservaron el

17 Las milongas argentinas también tienen el compás muy desdibujado, son canciones

melancólicas que a veces se convierten en recitativos, para expresar ideas, tristes a veces,
sentenciosas las más, en los que abundan las tonalidades menores. Y cuando -con frecuencia-
el guitarrista dibuja el compás, es ciertamente binario.
18
Las tres grandes “familias” de bailes de pareja más extendidos por España (fandangos, jotas
y seguidillas) son de metro ternario.

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compás y otros (los cantes libres) lo perdieron totalmente. Pero puesto que
unos y otros se fueron apartando del mundo del baile en el flamenco, es en
esta familia de cantes donde más se evidencia que la tensión entre la medida
justa del toque de los fandangos a compás y el estilo parlato semi-rubato del
cante se fue escorando hacia las exigencias del fraseo melódico, de la
expresividad lírica del cante. Argumentaremos que esta tensión ya estaba
presente en los fandangos de baile preflamencos y que conforme se fueron
aflamencando se produjo una bifurcación: por un lado se mantuvo en los
cantes abandolaos la tensión ya aludida; por otro, derivaron hacia la pérdida
del compás, surgiendo así los cantes libres.

Entre los fandangos flamencos a compás se distinguen: a) Fandangos


de tipo verdial, originarios de Andalucía oriental, cuyo punto de difusión
histórica ha sido Málaga19. b) Fandangos de Huelva y su provincia.

Todos los fandangos a compás se integran en un ciclo rítmico-armónico


de 12 tiempos, agrupación de cuatro células ternarias (3+3+3+3), distinto al
ciclo irregular del compás flamenco de amalgama (3+3+2+2+2, que muchos
retienen como el compás flamenco por antonomasia).

Los fandangos preflamencos de tipo verdial muestran en su


organización métrica una interesante ambigüedad, una especial conjunción
entre la isocronía en el acompañamiento y la anisocronía del canto: éste es
mesurado (émicameante medido), pero anisócrono (Donnier, 1996: 55).

En la audición de las coplas de fandangos tradicionales de baile


(preflamencos) se percibe esa fluidez característica (mesurabilidad anisócrona
del canto, isocronía de la instrumentación). Nuestra hipótesis, que hemos
argumentado en otro lugar20 es que esa elasticidad rítmica de los fandangos
flamencos a compás ya estaba prefigurada en los aires de baile tradicionales.
Este rasgo del estilo de canto supone que incluso cuando las coplas se cantan
“a compás” –encuadradas en el ritmo que marca el acompañamiento
instrumental para el baile–, no se cantan en tempo giusto. Tampoco es un
tempo rubato, porque se enmarcan en el ritmo que marca la parte
instrumental. Lo que sucede es que la voz “se pasea” sin relación rítmica
aparente con la parte instrumental. He aquí una de las bases de la pérdida de
compás de los fandangos libres, que ya estaba como en germen en los
fandangos verdiales tradicionales.

En los cantes abandolaos (los primeros fandangos flamencos que


aparecieron) ya se percibe la tendencia al alargamiento de los tercios y a un
desdibujamiento del compás que, por evolución, acabó originando la familia
de los cantes libres. Óigase en esta clave el siguiente fandango cordobés,

19 Algunos los llaman cantes abandolaos. Se incluyen en este grupo: Los cantes de Juan

Breva (malagueñas flamencas a compás) y otros verdiales flamencos, la rondeña, la jabera,


los fandangos de Granada, los fandangos de Lucena y Puente Genil (verdiales flamencos
cordobeses). Se pueden incluir en este grupo los fandangos locales a compás de la zona de
Almería y Cartagena-La Unión.
20 Berlanga, Miguel A. “Análisis de la música de los verdiales en el marco de los fandangos del

sur”. En Jábega, n. 103 (2010): 49-73

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cantado por Julián Estrada21. El compás ternario, marcado por la guitarra, no
es seguido por el cantaor. Es el guitarrista el que sigue al cante.

Audio. Fandango de Lucena y Puente Genil

En el último tercio del siglo XIX y principios del XX se fueron


configurando los cantes libres, que presentan un desdibujamiento absoluto
del compás. Proponemos la audición de una copla de media granaína, un
cante libre (libre del compás)22.

Audio. Granaína

La audición de éste (u otro) cante libre nos confirma de modo patente


que “no hay” compás. El guitarrista, a la zaga del cantaor, acompaña al cante
pero no le marca compás alguno. Son otras las funciones que la guitarra
cumple aquí: primero introduce; y luego adorna, armoniza, glosa las frases o
tercios. Finalmente concluye.

Esto sucede en las malagueñas, granaínas, tarantas, cartageneras,


mineras..., cantes gestados y devenidos clásicos entre la 2ª mitad del siglo
XIX y principios del XX, y en los fandangos personales, que quedaron más o
menos fijados en el primer tercio del siglo XX. La guitarra se ha ‘liberado’ del
compás. Por otra parte, ya hemos visto que es una tendencia no exclusiva de
estos cantes libres: aparece en vidalitas, tarantos, milongas, marianas... De
forma que deberíamos retenerlo como una de las tendencias del cante
flamenco en general, pues con frecuencia aflora siempre que no se interpreta
un cante en función del baile. Es la tendencia “cantaora” que se impone en
este caso a la otra, a la de la acentuación del compás.

También en los fandangos de Huelva se asistió a un proceso de


ralentización y pérdida del compás que podemos ‘reconstruir’ con audiciones.
Y también en ellos se percibe el ciclo de 12. En este caso la fórmula que
entendemos mejor resume su personalidad es la de 6+6 [(3+3)+(3+3)]. Así en
vez de contar “un dos tres, un dos tres…” etc., podemos hacerlo así:

Un dos tres, un dos ( _ ), y un dos tres, un dos ( _ )

Al igual que hicimos con los tangos -destacando el ciclo de 8-, con esta
manera de contar resaltamos los ciclos de 6 que se aprecian en el compás de
los fandangos de Huelva, integrados de dos en dos en un ciclo rítmico-
armónico de 12.

Concurso Nacional de Córdoba, 1998. A la guitarra, Calderito.


21
22Interpretada por Lola Cabello. Magnífica interpretación de fines de los años 30 o principios
de los 40 que pensamos tiene mucho que decir a los intérpretes actuales.

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En la audición que proponemos, se percibe una vez más que el cante no
se hace exactamente a compás. Se podría opinar que falta el compás debido,
puesto que los 12 tiempos bien definidos solo los marca el toque, y por ende
en cuanto aparece el cante, la cantaora se adelanta, entra en cada tercio un
poco antes del tiempo correspondiente, sin agotar el ciclo de 12... Pero
insistamos en que ésta es una práctica interpretativa común en el flamenco,
cabría decir que totalmente legítima y de hecho muy expresiva. Solo se podría
juzgar como deficiente si ese cante lo fuera de acompañamiento al baile.

Audio. Fandango de Huelva

Esta práctica interpretativa es antigua para los fandangos de Huelva, la


conocemos al menos desde los años 20 del pasado siglo. Puede observarse en
el siguiente fandango interpretado por Aurelio de Cádiz y acompañado por
Ramón Montoya. El guitarrista marca inicialmente el compás, pero desde la
entrada del cante, todo marcha más ad libitum. Montoya retoma el toque al
hilo del cante. Una vez más, va a la zaga del cantaor.

Audio. Fandango de Huelva. Aurelio de Cádiz.

En la siguiente audición, de un fandango personal, el compás de la


guitarra ya sólo es un recuerdo de la secuencia característica del toque por
Huelva. Cuando comienza el cante, la cantaora -Dolores de Córdoba- no canta
a compás, a pesar de que los tercios del cante son cortos. En efecto, los
fandangos personales alargan menos los tercios que los cantes libres de
Levante, granaínas, malagueñas, etc. Por su parte el guitarrista -Félix de
Utrera- se limita a seguir bien el cante, a glosarlo sin pretender meterlo a
compás, solo lo sugiere levemente en las falsetas entre copla y copla. Es ésa la
práctica que puede retenerse como clásica en los fandangos personales.

Audio. Fandango. Dolores de Córdoba

En la última audición que proponemos de fandangos, puede oírse un


pasaje de un cante de Manolo Caracol, en el que el compás se ha desdibujado
totalmente.

Audio. Fandango. Manolo Caracol.

No obstante, y antes de pasar a los compases de amalgama, conviene


recordar que en el siglo XX surgió también la tendencia -que llega hasta hoy-
de cantar los fandangos locales de Huelva con el compás acentuado y
parcialmente influido por el compás alterno de 12 en el acompañamiento de la
guitarra.

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2.3. Los compases flamencos de amalgama.

El compás flamenco por antonomasia es el compás de amalgama de 12


tiempos, un ciclo rítmico-armónico basado en la combinación de dos células
ternarias y tres binarias23.

En la historia documentada de grabaciones se observa la tendencia


hacia una estilización progresiva de esta fórmula: en algunas grabaciones
antiguas, cantes como las alegrías o las bulerías, alternan entre los 6 tiempos
(3+3) y los ciclos de 12 de amalgama, variando según los momentos o pasajes.
La amalgama de 12, tal como hoy se hace -bien cuidada- “estaba ahí”, pero
solo a veces se hacía más o menos explícita. El hecho es que con frecuencia no
se marcaba con precisión.

Y es que salvo en uno de los tres tipos de compás de amalgama de 12 -el


compás de petenera y guajira-, en los otros dos tipos –familia rítmica de la
soleá y familia de la seguiriya- encontramos una vez más esa especial tensión
entre el estilo libre del cante (no silábico) y el toque a compás, más medido.
Esta tensión en el caso de cantes en compás de 12 alterno, como por ej.
soleares y seguiriyas, ha originado de nuevo una curiosa ambigüedad entre la
isocronía en el acompañamiento y la anisocronía del canto, que en todo caso
es mesurado (émicameante medido), pero anisócrono.

En el caso de las bulerías encontramos otro fenómeno peculiar de


sustracción del compás: con cierta frecuencia los cantaores ‘rompen’ el ciclo y
los guitarristas lo ‘recuperan’. En función de la expresión del cantaor, el
compás se corta, no se completa, pero ello no supone una mala interpretación,
más bien todo lo contrario, pues retomarlo de inmediato requiere del resto de
los intérpretes concentración y un preciso sentido del ritmo. Philippe Donnier
alude a esto así:

Un fenómeno puede ser periódico en un espacio relativista sometido a


deformaciones locales, aunque resulte aparentemente aperiódico si se lo
observa desde un espacio 'clásico'. El análisis depende del referente desde el
que se le observe” (Donnier, 1996: 55).

He aquí un pasaje de fiesta de Jerez grabado por Alan Lomax en


195224. Sólo en una parte de las coplas se percibe y puede contar el 12, para
volverse a romper en ciclos de 6, siendo por tanto mejor contar en 6.

23 Es una fórmula de antigua raigambre histórica. Se observa ya en algunas músicas hispano-


americanas a partir del siglo XVI. Está como preanunciada en la antigua secuencia de las
vacas (que se ha mantenido popular a través de los aguilandos de la zona de Las Cuadrillas,
en el S.E. de España), y en el siglo XVII la fórmula aparece ya bien asentada en jácaras,
chaconas y zarabandas. En la actualidad aparece de manera recurrente, tanto en diversos
sones americanos de ascendencia criolla -golpes, pajarillos o galerones de la música llanera de
Colombia y Venezuela, puntos cubanos, sones jarochos...- como en el flamenco.
24 Obsérvese la sonoridad mayor, semejante a la de las alegrías, rara en la práctica actual del

cante por bulerías aunque se ha mantenido más en Cádiz.

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Audio. Fiesta de Jerez. Alan Lomax.

Pero de esa práctica -mantenida en ocasiones festivas- la fórmula


3+3+2+2+2 se fue afianzando, hasta convertirse, ya en la 2ª mitad del siglo
XX, en parte constitutiva de la expresión rítmica del flamenco.
Modernamente está bien asentada y por influencia de las grabaciones
discográficas se ha sofisticado, sobre todo en el compás de soleá y seguiriya
pero también en el de bulería. En todo caso queda latente la importancia del
ciclo de 6, con arreglo al que muchas veces se pueden contar las bulerías y
otros cantes/toques.

De menor a mayor complejidad o irregularidad interna, se distinguen


tres tipos de amalgama de 12 en el flamenco:

1) Compás de guajiras y peteneras: 3+3+2+2+2


2) Compás de soleares y sus derivados: 3+3+2+2+2 pero contados
en anacrusa.
3) Compás de seguiriya y sus derivados: 2+2+3+3+2

De la fórmula más tradicional y básica (la que conserva el compás de


guajiras y peteneras), en el flamenco –que es música artística, elaborada, no
música folklórica- se ha llegado a una manera más compleja de ‘pensar’, hacer
y contar el compás: el de soleá, y finalmente, el más complejo compás de
seguiriya.

a) Compás de guajiras y peteneras.

De las tres formas de hacer el compás flamenco de doce, ésta es la más


fácil de retener para quien no está familiarizado con el modo de marcar el
compás en el flamenco: dos grupos ternarios más tres binarios (3+3+2+2+2).
Este ciclo se hace en dos cantes: las guajiras y las peteneras. Su
representación más adecuada es: 6/8+3/425. Es un compás asentado, nada
anacrúsico, fácil de percibir auditivamente y de interiorizarlo.

He aquí el compás de guajiras, sobreimpresionado sobre un pasaje de


cante de Luis de Córdoba.

Audio. Guajira. Luis de Córdoba.

25
Otras maneras posibles: 3/8+3/8+3/4. O incluso: 3/8+3/8+2/8+2/8+2/8.

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La manera de contarlo es fácil:

(También podemos contar: úndostres, úndostres, ún, dós, trés…). En


las siguientes audiciones hemos grabado el (mismo) compás de peteneras:
primero, en un pasaje de la petenera mexicana, que podemos llamar
preflamenca.

Audio. Petenera mexicana.

He aquí la petenera antigua tal como solía cantarse a principios del


siglo XX, cantada por el Mochuelo.

Audio. Petenera antigua. El Mochuelo.

Pero la que acabó por imponerse en ámbitos de cante flamenco es la


petenera larga, lenta, más moderna, reelaborada por cantaores como Medina
el Viejo o Pastora Pavón. Es éste un cante que ejemplifica una vez más el
proceso de desdibujamiento del compás que se observa en algunos cantes
flamencos. En esta petenera, es frecuente que el compás solo se sugiera al
inicio del toque, se desdibuje totalmente y vuelva a aparecer ligeramente en
las falsetas de la guitarra.

b) Compás de soleá

El compás de soleá es quizá el más representativo de la estética


flamenca. La manera habitual de contarlo es ésta:

Es la misma secuencia de las guajiras y peteneras, pero contada de otra


manera. Superponiéndolas, coinciden sus tiempos fuertes y débiles:

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En el cante por soleá volvemos a encontrar con frecuencia esa falta
aparente de compás en el cante, al tiempo que viene bien marcado por toque
de la guitarra acompañante. Puede comprobarse este efecto oyendo el
siguiente pasaje de soleá por bulerías26

Audio. Soleá por bulerías.

La Caña, el Polo, las Bulerías, las Alegrías, el Mirabrás, las Romeras y


las Bamberas, se hacen en compás de soleá, pero el desdibujamiento viene
más o menos marcado en función de qué cante se trate. Si los polos y la caña
por lo común se cantan más sueltos y largos, más ad libitum aún que las
soleares27, las alegrías y las soleares por bulería van en un compás más vivo y
marcado y se someten más a él. En el polo que proponemos puede observarse
la falta de compás aparente del cante, mientras la guitarra lo marca
claramente, como resaltamos con el sobreimpresionado.

Audio. Polo.

Por contra, óigase el compás bien marcado de las alegrías. En el ejemplo


que proponemos de alegrías, alternamos la forma de contar flamenca (un dos,
un dos tres…) con la no anacrúsica de guajiras y peteneras.

Audio. Compás de alegrías.

c) Compás de seguiriya

Del mismo modo que hemos constatado que en el flamenco hubo un


proceso de pérdida de compás que dio origen a los cantes libres, se dio
también el proceso inverso: algunos cantes, aun proviniendo de una práctica
interpretativa previa muy libre, han experimentado un proceso histórico de
sometimiento a compás. Es el caso particularmente de las seguiriyas, las
cabales y las serranas.

El cante por seguiriyas a compás bien medido, es práctica moderna que


sólo se consolidó en la segunda mitad del siglo XX28. En muchas grabaciones
de seguiriyas -no en las cantadas para el baile- es fácil percibir que el cantaor
parece cantar ajeno al compás de la guitarra. En el siguiente pasaje de la salía

26 Al cante Pericón de Cádiz y al toque Félix de Utrera. Mismo compás de soleá pero tempo
más rápido.
27 En origen están menos ligados a la práctica del baile que la soleá, por eso han conservado

un estilo más libre: el fraseo lento parece ignorar el compás.


28 A propósito de este proceso histórico, mientras Hipólito Rossy (Teoría del Cante Jondo.

Barcelona, CREDSA, 1966) veía que la seguiriya no se había sometido verdaderamente a


compás hasta los años 40 (a partir de la creación del baile por seguiriyas de Vicente
Escudero), los hermanos Hurtado ven ya definido el compás de seguiriya en grabaciones muy
anteriores (Hurtado, 1998: 33). En concreto citan las versiones de Manuel Torre y Juan
Gandulla Habichuela (1909), de Chacón con Ramón Montoya (1913), de Pastora Pabón y Luis
Molina (1914) y otras.

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de un cante por seguiriyas, puede oírse el ay característico, con la guitarra de
fondo.

Audio. Salía del cante por seguiriyas.

Si se atiende a la melodía del cante, puede parecer que no hay compás.


Pero si oímos el cante junto a una voz que nos marca el compás, lo
percibiremos. En efecto, lo marca la guitarra29. En este segundo ejemplo
percibiremos mejor el efecto dramático de la salía del cante por seguiriyas.

Audio. Seguiriyas. Salía del cante.

Nuestra hipótesis es que este compás fue surgiendo a partir de la


particular cadencia rítmico-armónica del toque por seguiriyas, un particular
tipo de cadencia frigia, insistente, repetitiva, que refuerza el sentimiento de
dramatismo característico de este cante. Familiarizarse con esta cadencia
puede ser un camino fácil para interiorizar el compás de seguiriya: a través de
su representación melódico-armónica. De camino nos familiarizamos con el
ethos distintivo de este cante. Óigase la cadencia:

Audio. Candencia andaluza del toque por seguiriyas.

Que podemos contar de dos maneras: o bien subdividiendo los doce


tiempos:

Audio. Recuento 1 del toque por seguiriyas.

O bien marcando las cinco células: dos de tres pulsos y tres de dos, pero
colocadas de manera distinta que en los compases de soleá y guajira. Para
contarlas, se alargan las células tres y cuatro, que son las de tres pulsos:

Audio. Recuento 2 del toque por seguiriyas.

He aquí un esquema simple de la forma de medir. En números, los doce


tiempos. En letras, la manera habitual de contarla: no por pulsos sino por
células:

29Aunque cuando acompañan al cante sin baile, los guitarristas suelen marcar el compás de
seguiriya de forma menos acentuada que en otros cantes de amalgama de 12

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Esta cadencia no se tocaba bien definida a principios de siglo XX, como
se puede oír en estas dos grabaciones antiguas, una de D. Antonio Chacón
(1909) y otra del Cojo de Málaga.

Audio. Seguiriya. Antonio Chacón.


Audio. Seguiriya. Cojo de Málaga.

Pero poco a poco la secuencia rítmica fue generalizándose. En la


siguiente seguiriya de Antonio Pavón aparece con más o menos nitidez en la
guitarra. Proponemos dos versiones, la segunda contando los tiempos.

Audio. Seguiriya. Antonio Pavón, 1.


Audio. Seguiriya. Antonio Pavón, 2.

En las grabaciones de la primera mitad de siglo XX, el compás en la


seguiriya, aún incipiente, se estaba asentando en la práctica de la guitarra. En
otros ejemplos de la época, como el siguiente de Pepe Pinto, sí se percibe con
más nitidez, en este caso viene reforzada por las palmas, que se oyen mejor al
final.

Audio. Seguiriya. Pepe Pinto, 1.

He aquí la misma grabación con el cómputo de los tiempos del compás,


aunque se perciba la fluctuación en los pulsos.

Audio. Seguiriya. Pepe Pinto, 2.

Fue ésta la base rítmica sobre la que el genial bailaor Vicente Escudero
creó el baile por seguiriyas en 1939. No hay que hacer gran esfuerzo para
entender lo que el propio Escudero afirmaba: que el compás de seguiriya es el
más difícil de interiorizar y por tanto de bailar. Cierto, es el más irregular o
inestable de los tres tipos de compás irregular de 12. Diremos también que el
más artificial. Pero poco a poco se ha ido asentando y hoy día, bien marcado
por la guitarra, las palmas y el cajón, está plenamente incorporado a la
estética flamenca. En la siguiente grabación puede oírse un pasaje de guitarra
por seguiriyas, de Sabicas y Diego Castellón con Rosario la Mejorana al baile,
con el compás fuertemente marcado.

Audio. Seguiriyas de baile.

En el baile, el compás queda claramente marcado, como puede volver a


comprobarse en el siguiente pasaje de un baile realizado por las alumnas del
Conservatorio de Danza de Granada, bajo la dirección de Rosario Marín en el
auditorio la Chumbera del Sacromonte (2009).

Video. Seguiriyas.

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Aun así, las seguiriyas han conservado hasta hoy esa práctica
interpretativa muy ad libitum cuyo fraseo melódico parece seguir
hablándonos de un origen ajeno al baile. Así podemos comprobarlo en los
siguientes pasajes (seguidos en la misma grabación) de cuatro
interpretaciones distintas, todas de la 2ª mitad del siglo XX30, con las que
damos fin a este trabajo.

Audio. Varios pasajes de seguiriyas.

Miguel Ángel Berlanga

BIBLIOGRAFÍA

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los fandangos del sur”. Jábega, n. 103 (2010): 49-73.

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DONNIER, Philippe. Flamenco. Relations temporelles et processus


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FERNÁNDEZ, Lola. Teoría Musical del Flamenco. Madrid, Acordes Concert,


2004.

HURTADO TORRES, Antonio y David. La llave de la música flamenca.


Sevilla, Signatura Ediciones, 2009.

MANUEL, Peter. "Flamenco Guitar: History, style, status". En


https://www.academia.edu/3340376/Flamenco_Guitar_History_Style_and
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NÚÑEZ, Faustino. “Historia del Flamenco. El tango y derivados del tango”.


En Todo el Flamenco. Los palos de la A a la Z. Edilibro, 1998.

30 Por orden de aparición: Antonio Mairena y la guitarra de Melchor de Marchena, el Borrico

de Jerez con la guitarra de Pedro Peña, Pericón de Cádiz con Félix de Utrera y Antonio el
Arenero con la guitarra de José Luis Postigo.

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ROSSY, Hipólito. Teoría del Cante Jondo. Barcelona, CREDSA, 1966.

SCHULLER, Gunther. El Jazz, sus Raíces y su Desarrollo. Buenos Aires,


Victor Leru, 1978.

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