Feminismo y Ciencia en Sandra Harding

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Ciencia y feminismo: perspectivas al respecto del género.

Laura Nataly Bello López1


Resumen.

Este texto expone el asunto del género en la ciencia. Vincula elementos teóricos, históricos,
educativos y además, propositivos y críticos desde el enfoque feminista frente a la ciencia y
su carácter social. Lo anterior situado en el contexto del siglo XX y XXI.

Palabras clave: Género, ciencia, feminismo, carácter social.

Abstract.

This text presents the issue of gender in science. It binds together theoretical, historic,
educational, assertive and critic items seen from a feminist approach. It stands in favor of
Science and its social nature. The previous information takes place in the 20th century.

Keywords: Gender, science, feminism, social character.

Introducción.

La ciencia puede ser considerada como un conjunto de saberes que a lo largo de la historia,
han contribuido a dar respuestas a los distintos problemas e inquietudes que le surgen a la
humanidad acerca del mundo que la rodea. De este modo, sus aportes se constituyen tanto en
una forma de intervenir el mundo, como en un componente fundamental, para bien o para
mal, de nuestra actual cosmovisión. De la mano con esta, disciplinas filosóficas tales como
la epistemología y la filosofía de la ciencia, han trabajado en el análisis de la naturaleza, las
bases y la finalidad del conocimiento, y, en términos generales, han estudiado críticamente
los principios, las hipótesis y los descubrimientos resultantes de esa mirada científica de
nuestro alrededor.

Es este el motivo por el cual hablar acerca de la ciencia desde una perspectiva filosófica,
marca un precedente significativo para el desarrollo del siguiente texto. Concretamente, me
interesa abordar el asunto del género al interior de la empresa científica, a partir de la
propuesta de la filósofa y feminista Sandra Harding, cuya investigación se centra en la ciencia

1
Estudiante de IV semestre de la Licenciatura en Filosofía y Lengua Castellana de la Universidad Santo Tomás-
COL

1
y el papel que las comunidades tradicionalmente excluidas de ella juegan en posibles
interpretaciones. En este sentido, la tesis principal del trabajo de Harding tiene que ver con
la generización2 en la ciencia y la necesidad de repensarla, incluso eliminarla, del discurso
científico.

La metodología del texto se desarrolla a partir del planteamiento de las siguientes preguntas:
¿cuál es la relación ente la condición social de la ciencia y el género?, ¿es asunto de la
educación, una ciencia más inclusiva?, ¿cuáles son los principales problemas de las ciencias
al proponerse desde la perspectiva de género?, ¿cuál podría ser el fundamento de una ciencia
más inclusiva y participativa? Se elaboran cuatro apartados con el fin de: primero, presentar
un contexto sobre el tema en cuestión; segundo, abordar aspectos clave; y, finalmente
responder a las preguntas arriba señaladas. Deseo subrayar que el último apartado está
dedicado a la exposición de una propuesta personal que ha surgido luego del estudio y
análisis del trabajo epistemológico de Harding.

Desarrollo.

1. La ciencia en el ámbito social

En el siglo XX el sociólogo, físico y filósofo de la ciencia Thomas Kuhn (1922-1996), se dio


a la tarea, en una de sus publicaciones más exitosas: La estructura de las revoluciones
científicas (1962), de contribuir al estudio de la ciencia y su vínculo con la sociedad dentro
de un análisis de la historia de la ciencia. Una de las reflexiones en las que Kuhn insiste
permanentemente, es la consideración de quienes participan en la ciencia y su natural
ejercicio de agruparse; principalmente, ampara la idea del cuidado con el cual deben proceder
el conocimiento científico y sus aplicaciones, ya que los colectivos científicos podrían afectar
la ciencia producida.

La referencia a Kuhn resulta importante, dada la relevancia que sus tesis tienen en algunos
estudios actuales que se interesan en la correspondencia entre las ciencias y otras dimensiones
sociales y personales. Dicho de otra manera, investigadores interesados en la necesidad de
que el trabajo científico esté direccionado a la aplicación de proyectos sociales en los cuales

2
Con este término quiero referirme a la permeabilidad sexista que se encuentra en la ciencia; es decir, la
tendencia de privilegiar los intereses, prácticas y trabajos de un género particular.

2
se valoren modos de construcción, usos, significados y experimentos más integradores de lo
humano. Una de las investigadoras atraídas por este tipo de asuntos es Sandra Harding, quien
tiene en cuenta que los estudios sociales de la ciencia presentan mayores oportunidades de
incluir el género de manera analítica en los procesos científicos; además corrobora la
capacidad social que debería ser capaz de ejercerse dentro de la comunidad científica, de ahí
que sostenga que, “…el científico ha dejado de ser el genio excéntrico y socialmente
marginal que gastaba sus bienes privados y, a menudo su propio tiempo en tareas puramente
intelectuales que le interesasen sólo a él… su investigación no debe carecer de utilidad
social…” (1996, p.16).

Esto parece confirmar el empleo de una ciencia social, crítica y reflexiva; y es que cuando
me refiero anteriormente a una ciencia más integradora, hablo de una ciencia que no se
independice, como se dijo, de la sociedad, ni de las construcciones que en ella se hacen y que
en ella participan, sino que, como en el asunto de la construcción del género, sea capaz de
asumirla como categoría relacional.

Cabe aclarar que, tener en cuenta la categoría de género en la ciencia, no se refiere a aprobar
de forma alguna los roles sociales que a partir de la condición biológica se establecen por la
sociedad; más bien se trata de dar“…un sentido de identidad personal… y de la expresión de
género en las prácticas sociales que, para la mayoría de hombres y mujeres han constituido
aspectos profundamente satisfactorios…”. (1996. p.16).

Harding sostiene que, para la transformación de significados y prácticas en el trabajo


científico, juegan un papel importante “…el redescubrimiento del género y de la historia de
las mujeres al interior de las ciencias, la necesidad de estudiar las relaciones de poder, de
exclusión y marginación…” (Eslava, p.8). Así que se hace necesario involucrar comunidades
que no han sido parte de la elaboración de la ciencia ni de sus discusiones; además, innovar
y aportar desde nuevos enfoques a la exploración sistemática. Habría que decir, que se suma
a las posibilidades de transformación, la revisión de la noción de objetividad; que no pretende
más que suprimir probables prejuicios que puedan obstaculizar la labor científica.

2. Ciencia, feminismo y educación.

3
El feminismo es un movimiento político para el cambio social. La perspectiva de la autora
en concordancia con el tema, parece mostrar una particularidad en comparación con otras
preocupaciones feministas (separatista3, de la diferencia4, entre otros). Se trata de una postura
que en su quehacer involucra otros movimientos silenciados, marginados e invisibilizados
(raciales, geográficos, de clase) y que, principalmente, se dedica a cuestionar el trabajo
científico a partir de la construcción de género. Es una línea de pensamiento que enlaza la
noción de género y ciencia desde un nuevo punto de vista, en el cual se explica la influencia
de los prejuicios sociales y específicamente androcéntricos5 que en la investigación han
marcado profundamente los obstáculos en la participación de la mujer en el saber científico.

Antes de avanzar, es pertinente examinar de qué tipo de obstáculos se está hablando y


puntualmente qué obstaculizan. Como se sabe, ha sido una condición histórica el lugar de las
mujeres en la ciencia y los lugares subordinados que han ocupado, no por falta de méritos,
de interés o de capacidades. Por el contrario esta condición fue y es resultado de creencias,
leyes y modos de vida de una sociedad incapaz de superar sus prejuicios. Después de acceder
a la educación superior en el siglo XIX, todavía era mal vista la participación de las mujeres
en el estudio de la ciencia, pues la disponibilidad de oportunidades para las mujeres estaba
limitada por estereotipos de género. Por ejemplo: la ciencia era considerada una labor
netamente masculina y si la mujer quisiera dedicarse a esta, abandonaría su responsabilidad
familiar, cuestión que no podría ser siquiera concebida.

Son los motivos anteriores y el simbolismo de género6 asuntos de mayor predominio en la


formulación de una ciencia más inclusiva, que necesariamente remiten a un origen educativo,

3
Es una corriente feminista que defiende la separación de hombres y mujeres en la sociedad, bien por
considerar que hombres y mujeres son en esencia diferentes y esta unión perjudica a las mujeres, o bien por
considerar que los roles de género son construcciones sociales con las que hay que acabar, siendo necesario
previamente una concienciación masiva de las mujeres, algo que no es posible mientras tengan relaciones con
los hombres, pues en general los hombres no se oponen al patriarcado. Estas feministas han identificado su
enemigo en los hombres, auténticos arquitectos de las relaciones sociales patriarcales que imponen la
impotencia a las mujeres.
4
Es una corriente feminista que argumenta sobre el lugar que la mujer ocupa en el mundo y sobre aquello que
la define; según este movimiento no se está únicamente determinado por el espacio que ofrece la sociedad
sino también por el cuerpo de mujer con su estructura y sus ciclos vitales que determinan de alguna forma la
mirada sobre el mundo.
5
Androcentrismo hace referencia a la práctica, consciente o no, de otorgar al varón y a su punto de vista una
posición central en el mundo.
6
Es un concepto que desarrolla Sandra Harding, con el cual se refiere a las divisiones de trabajo según el
género.

4
y esto debido a que la investigación científica es difícilmente llevada a cabo por cualquier
individuo que carezca de una sólida formación en conocimientos técnicos, tanto teóricos
como prácticos. El acceso a la educación entonces ha sido uno de los retos más interesantes
y afortunadamente puestos en discusión pública por parte de los grupos activistas; por su
parte la educación científica, representa un ámbito esencial en la creación de contextos y
situaciones de aprendizaje en los cuales se desarrollan capacidades científicas fundamentales
como la curiosidad, el descubrimiento, el asombro y el saber hacer; a pesar de que el
simbolismo de género se encargue de la escasa presencia de mujeres en el campo de la
ciencia, al asignar tareas específicas a géneros específicos, este no ha sido un impedimento
para que mujeres, a lo largo de la historia, se hayan destacado en la labor científica y
traspasado las barreras que pudieron presentárseles.

A manera de ilustración, cabe presentar algunos ejemplos. Sophie Germain (1776-1831) fue
una importante matemática francesa, recordada por su fascinación hacia los números y por
el arduo trabajo que le llevó contribuir a la teoría de la elasticidad. Para dedicarse a su trabajo
tuvo que estudiar sola y encubierta en su habitación, pues su familia parecía estimar a los
libros como influyentes macabros que alejarían a su hija de una posible boda.
Adicionalmente, después de concluido su trabajo, y a fin de lograr entrar a una escuela
profesional, fue necesario que Germain enviara su artículo con un seudónimo masculino. Su
texto resultó ser tan asertivo que incluso Lagrange7 quiso conocerle y luego de saber que se
trataba de una mujer, ofreció ser su tutor.

Otro caso interesante, es el de la conocidísima polaca Marie Curie (1867-1934), pionera en


el campo de la radioactividad; que también se vio alcanzada por varios impedimentos, uno
de ellos y el más infortunado fue el rechazo a su solicitud de ingreso a la academia francesa,
debido a que para ese entonces la ciencia era un terreno vetado para las mujeres. Así que,
tuvo que ingresar a la universidad de Varsovia en la que si admitían estudiantes mujeres.

Estos son tan solo dos casos de siglos más cercanos, que efectivamente son muestra de la
desarticulación femenina en el campo científico y en concreto de la necesidad educativa
ecuánime.

7
Joseph-Louis Lagrange (1736-1813) fue un físico y astrónomo franco-italiano autor de la mecánica
Lagrangiana.

5
De acuerdo con lo anterior, se trae a colación uno de los planteamientos más interesantes que
retoma Harding de los estudios sobre la igualdad; se trata de la construcción de una acción
educativa que fortalezca la participación de las mujeres en la ciencia. Para dicha
construcción, afirma la autora, es necesario llevar a cabo “… una serie de estrategias de
acción dirigidas a la afirmación de la mujer y prácticas de socialización modificadas para
las niñas…” (1996 p.48). Es decir, una apuesta educativa que involucre y apoye el
reconocimiento individual entre ser mujer (un individuo racional con igualdad de
condiciones a otros) y potencie el saber ciencia (tener un conocimiento profundo del campo
de acción) favorece una formación integral que sirve de soporte para la orientación del
aprendizaje.

3. Problemáticas entre ciencia y género.

Uno de los aspectos más problemáticos de la ciencia es la sacralización de la misma. Se cree


que la ciencia ofrece casi siempre la verdad última e irrefutable, por ello resultados de los
estudios sociales de las ciencias sugieren que la ciencia adopte un carácter revisable, ya que
sus resultados, posiblemente marcados por prejuicios de género, pueden incidir de una u otra
manera en la comunidad pública. Así, una mirada discriminatoria del mundo de la ciencia da
como resultado un ejercicio social discriminado, los que pueden y los que no, los que saben
y los que no. Justamente, aquello que se está sugiriendo es una mirada que comprenda y
reconozca los prejuicios y los contemple tanto como inescapables puntos de partida como
inmersos en las conclusiones que se obtienen.

Adicionalmente, “…Los estudios feministas han demostrado que los prejuicios sexuales (de
género) han sido parte de la ciencia desde su consolidación como paradigma social…”
(Eslava, p.8), esto quiere decir que si la ciencia ha hecho parte del fundamento de nuestro
conocimiento del mundo, y de la forma particular de comprender las relaciones entre ese
mundo y los sujetos, también los productos de la ciencia, sus teorías, sus verdades, y el
espacio entregado o negado a algunos de los actores debe ser compartido, ya que pueden
jugar un rol protagónico en este campo del saber.

Otro de los aspectos problemáticos es, como se dijo en apartados anteriores, la omisión de
comunidades, femeninas por ejemplo, en los procesos de definición de la cultura; por lo cual
indiscutiblemente se empieza a polemizar acerca de los conceptos, las teorías, los métodos,

6
las interpretaciones, etc..., que hasta ahora han sido desarrolladas por la ciencia. Baste como
muestra, experiencias en las cuales se concluyen cierto tipo de rasgos que posteriormente son
usados para reanimar la discriminación y la estigmatización por el género, algunas de las
cotidianidades son evidenciadas en los centros de trabajo, las políticas reproductivas, la
subordinación y la desigualdad política, entre otras.

En este sentido, ¿es este un problema que deba atribuírsele a la ciencia? A pesar de que no
hay que omitir las influencias particulares, androcéntricas y de cualquier otro tipo en la
ciencia, pese a su manera de proceder; la disyuntiva se encuentra en los usos y los abusos
que bajo intereses particulares dan cabida al problema expuesto hasta aquí. Esto da cuenta
nuevamente, del porqué acercarse a la noción de objetividad puede ayudar a consolidar una
nueva epistemología.

4. Participación activa y actividad científica.

Este último apartado ha sido destinado para concretar en conformidad con lo mostrado, una
apuesta de lectura que tuvo como objetivo acentuar en pequeños puntos de mayor interés.

Según lo dicho desde el enfoque manejado (perspectiva acerca del género), inquietarse sobre
la búsqueda de un conocimiento emancipador supone una exigencia de igualdad educativa,
participativa e identitaria, que tradicionalmente ha sido atravesada por la negación de
condiciones de las cuales se obtiene como resultado la ausencia de las diversas voces en la
ciencia. De esto se sigue, que problematizar restricciones y representaciones de género no se
refiere a pasar por alto los aportes obtenidos ya del ejercicio científico; más bien, significa
aumentar la capacidad para aportar y abrir camino a cuestionamientos ya estudiados y por
estudiar.

Es posible que, desde la filosofía de la ciencia, pudiese prestársele una atención significativa
a la relación de las ideas científicas con factores muchísimo más cercanos, más humanos
¿por qué no contribuir desde la práctica rigurosa científica, al redescubrimiento y/o
teorización del género sin prejuicios?

En efecto, mientras todas estas observaciones forman parte de una crítica al respecto del
quehacer científico, no debe dejarse de lado (y eso con un énfasis que no puede pasar

7
desapercibido), el compromiso al cual estamos llamados y llamadas: pensar y repensar la
ciencia y seguir discutiendo en torno a este tipo de disposiciones.

Conclusiones

8
En definitiva, eso a lo que he presentado como la generización en la ciencia hace parte de
una acción sobre la cual mucho se ha hablado y por ello normalizado; es decir, convertido en
una aplicación habitual que se cree no genera incidencia alguna; afortunadamente quienes
bajo el interés de este tipo de asuntos han decidido abordar desde distintos enfoques sus
preocupaciones, podemos llegar a conocer con mayor cercanía una cuestión tan problemática
e importante para un contexto como el actual.

Pues así como la presencia de prejuicios sexistas se encuentran en la ciencia, es posible que
en otros ámbitos de las actividades humanas también se hagan presentes, lo que hace
necesario reflexionar alrededor del tema fundamental de mi presentación: cómo poner en
práctica una ciencia más inclusiva y participativa.

Para finalizar, hay que mencionar que este asunto no viene solo, viene acompañado, por
temas tales como el difícil diálogo con las creencias religiosas, los modelos de familia, las
políticas estatales indiferentes, los arquetipos de género, entre otros.., todos ellos resultado
del desconocimiento, o el miedo al conocimiento de las miradas de otros. Por esto, así como
la ciencia ha sido revisada a partir de una mirada como la aquí presentada, crítica, feminista,
centrada en los individuos y los lugares que ocupan en el mundo, podemos revisar, de manera
independiente o en conjunto, otras actividades sociales en las que la generización es un
problema igual o más apremiante que el aquí estudiado.

Bibliografía

9
Harding, Sandra. (1996). Ciencia y Feminismo. Madrid: Ediciones Morata. Pp. 1-217.
Harding, Sandra. (2008). Sciences from below. Durham: Duke University Press. Pp. 1-190.
Eslava, Edgar. (s.f.). Feminismo más allá del género: ciencias, epistemologías y
objetividades.
Olivé, León. (2002). La relación entre ciencia, tecnología y sociedad cuatro décadas después
de la estructura de las revoluciones científicas de Thomas Kuhn. México: Fondo de Cultura
Económico - UNAM. Pp. 7-21.
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española. Madrid: España.

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