Lamparas Sin Aceite

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LAMPARAS SIN ACEITE

Mateo 25: 1 – 13.


La prudencia como virtud cristiana pues nos conduce a tener la conducta concreta
para vivir según la voluntad de Dios. Fíate de Jehová de todo tu corazón; y no te
apoyes en tu propia prudencia. (Proverbios 3:5).
La parábola de las diez vírgenes (cinco prudentes y cinco insensatas) que Jesús
enseño nos ilustrar la preparación para la Segunda Venida Cristo. La costumbre era
que primero asistían a la casa de la novia, y Luego, regresaba a la casa del novio
para organizar el recibimiento de la esposa, para la celebración. La responsabilidad
de estas damiselas, era tener preparado el evento. Las cinco novias prudentes
actuaron con sabiduría conservaron una vasija extra con aceite, aparte de lo
contenían en sus lámparas. Estas no tenían pena aunque se tardara el esposo. Las
que no se prepararon perdieron su oportunidad de entrar porque no estaban listas
cuando el esposo llegó.
1: La prudencia una virtud bíblica.
“Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la
inteligencia.” (Prov. 4: 7,8) En el sentido Bíblico la prudencia es sabiduría, que
constituye conocimiento, que conducen al hombre de Dios, a buscar de su amor y
caminar bajo la luz del amor divino. La sabiduría es la fuente donde se origina la
prudencia, y guía los pasos del hombre.
La prudencia nos lleva a la rectitud de vida, pues la vida recta produce más
prudencia que una vida larga. Es preciso entonces escuchar con humildad los
consejos de los padres y de los maestros, de las personas que tienen experiencia.
Pr. 1:8; 4: 1-2; 3:5.
2. La prudencia en el Nuevo Testamento.
La prudencia exigida por Jesús, se contrapone a la prudencia humana, pues a ésta
última le puede parecer una exageración y una imprudencia. En Cristo, la Sabiduría
se ha hecho carne. Por ello hay que servir al enemigo, exige entregar la propia vida,
debe seguir la obediencia a Dios. Mateo. 16: 22— 23.
La prudencia de Cristo está enmarcada en el reino de Dios. Por ello, hay que buscar
primeramente el reino de Dios y su justicia. Mateo. 6:33. Por ello, hay que darlo todo
(Mtateo13: 44. Jesucristo, nos enseña que el creyente debe ser prudente como la
serpiente y sencillo como la paloma. Mateo 10: 16.
Como estas vírgenes que fueron prudentes. También esta prudencia exige fidelidad
a Dios. (Le 12:42).
Por último, Pablo presenta una prudencia basada en el Espíritu Santo que ilumina a
la razón para que haya renovación de la mente y discernir «cuál es la voluntad de
Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto». (Romanos. 8:9; 12,2). Esta prudencia del
Espíritu es contraria a la prudencia de la carne. (Romanos 8: 7 — 8).
3. Hay que ser vigilantes.
Ser prudente significa ser responsables en las tareas en que nos hemos
comprometidos. Cuando se nos han confiado dones tenemos enormes
oportunidades para usarlos pertinentemente; pero cuando desaprovechamos los
dones que se nos han confiado, aún los que tenemos llegamos a perderlos. La
prudencia cristiana requiere de la renovación del entendimiento, discernir la
voluntad y con la guianza del Espíritu Santo. Para ello, se requiere de una mente
espiritual, pues la mente natural no es capaz de discernir la voluntad de Dios, ni
realizar lo que él requiere (Romanos 1: 28- 32). Por otro lado, la falsa religiosidad
tampoco puede satisfacerla, y entender lo que quiere realizar. Romanos 2: 7— 18.
La prudencia es la sabiduría divina que ha sido escogida por Dios para sus hijos
mediante el Espíritu Santo. Es para quienes poseen el pensamiento de Cristo, y
pueden vivir según la voluntad de Dios. Pues está escrito: Destruirá la sabiduría de
los sabios, Y desechará el entendimiento de los entendidos. Corintios. 1: 18 - 19. El
cristiano tiene que vivir según la sabiduría de Dios, “porque mis pensamientos no
son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová Isaías 55:
8). Los caminos del Señor son locura para unos, pero para otros son el camino de la
salvación.

Conclusión.
Dejémonos guiar por el Espíritu Santo para que caminemos según la voluntad de
Dios.

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