Sindicatos
Sindicatos
Sindicatos
a. Evolución.
El sindicato es un fenómeno universal. Sin embargo, su evolución en los distintos países ha sido
diferente. Esas diferencias derivan del distinto desarrollo de cada sociedad, de las principales
actividades productivas de cada uno de ellos y de sus características culturales, sociales y políticas.
No obstante, pueden señalarse las grandes líneas de una evolución común que corresponde a las
transformaciones de la manera de producir operadas a nivel universal.
Los primeros sindicatos aparecen en Inglaterra, aún antes de la introducción del maquinismo, como
consecuencia de la implantación de la forma capitalista de producción, es decir de la apropiación
de los medios de producción. Cabe aclarar que antes, en la Edad Media, en Europa existieron las
corporaciones, cuyos orígenes se remontan al imperio romano, que eran formas de organización
del trabajo artesanal.
Volviendo a Inglaterra, en Londres, en 1720, los obreros sastres declaran públicamente haber
constituido una asociación para aumentar sus salarios y disminuir el tiempo de trabajo. Los
sindicatos en este período se organizarán en torno al oficio. Se van a producir sublevaciones
dirigidas a destruir las máquinas, (movimiento luddista). Este fracasa, y obreros constituyen la
Great Consolidated Trade Union, para agrupar a los trabajadores cualquiera fuere su oficio; tendrá
éxito y harán huelgas. El gobierno prohibirá la sindicalización y dicta una ley de asistencia pública
mediante la que se encierra a los desocupados en asilos o casas de trabajo. En la década siguiente
surge el cartismo. En los demás países de Europa también se va a prohibir la coalición sindical.
Así, el sindicalismo por un largo período se desarrollará en clandestinidad. Grandes luchas
políticas, en 1848 es el año del manifiesto comunista que va a tener importancia en la ideología
sindical.
Luego, a medida que el capitalismo se afirma se deroga la prohibición de los sindicatos,
tolerándolos y reconociéndolos en muchos países. Las transformaciones de la forma de producir
que se generalizan en los países industrializados antes de la primera guerra mundial, son
acompañadas por la creación de poderosas organizaciones sindicales que protagonizan importantes
luchas.
Luego de la primera guerra mundial, aparece una nueva forma de sindicalismo en Rusia que intenta
una revolución comunista, y el mundo capitalista se dividirá adoptando 2 modelos sindicales
diferentes: el fascista y el liberal. En 1919 nacerá la OIT y se reconocer internacionalmente la
existencia de los sindicatos.
A principios de 1900 tenemos a José Batlle que introduce enormes innovaciones en el área laboral
por la vía legislativa, pero que no alude a los derechos sindicales. Acá, las diversas manifestaciones
de anarquismo, que orientaban y dirigían al sindicalismo uruguayo, se dividen entre reformistas,
que apoyan la acción legislativa del estado y anarquistas ortodoxos, que mantienen su oposición a
la legislación y su apoyo a la acción directa.
Finalmente Mantero concluye que el sindicalismo, desde 1914 ha ido abandonando paulatinamente
el carácter internacional que le habían dado sus ideólogos del siglo XIX, y se encuentra
fuertemente debilitado ante la mundialización de la economía. A pesar de ello, fenómenos que
están ocurriendo a nivel mundial, regional y nacional, no parecen indicar en modo alguno la
desaparición del sindicato como fenómeno social.
Primero, la trascendencia del sindicato está dada por la naturalidad e inevitabilidad del hecho
sindical. El hecho sindical es un fenómeno espontáneo que deriva de la tendencia natural de
agregación de los individuos condicionados a una misma situación socioeconómica.
Segundo, el sindicato ostenta la importancia de ser uno de los sujetos del derecho del trabajo.
Y a su vez, es un protagonista principalísimo del derecho colectivo del trabajo. El derecho
colectivo del trabajo contiene 3 institutos fundamentales, imprescindibles e
interdependientes, a tal punto, que la ausencia de cualquiera de ellos impide el
funcionamiento de dicho sistema jurídico. Esos 3 pilares indispensables sobre los que se basa
todo el derecho colectivo, son el sindicato, la negociación colectiva y la huelga. De
conformidad con esta concepción triangular del derecho colectivo del trabajo (De la Cueva),
la importancia del sindicato es tal, que condiciona irremisiblemente a todo ese sector del
derecho.
Además, la importancia del sindicato está dada por su carácter de instituto de autotutela, y –en
tal función- de condición de eficacia del derecho laboral.
Los sindicatos surgen por la necesidad de restablecer la igualdad real entre las partes de la
relación de trabajo, oponiendo la fuerza del número a la fuerza económica. En el ejercicio
de esa función de autotutela (el cumplimiento de las normas laborales es controlado y
promovido –además de por el estado- por los propios trabajadores, a través de los
sindicatos), el sindicato se convierte en garantía de cumplimiento de la normativa laboral, en
condición de eficacia del derecho individual del trabajo, a lo que se suma su papel de fuente
material (como grupo de presión) y de sujeto de fuente formal (a través de la negociación
colectiva) de normas laborales.
Sobre el primero de los problemas, prevalece, en general, la tesis que ubica al sindicato en la
categoría de las asociaciones. El derecho de sindicación sería un aspecto específico del derecho
de asociación, que nació de éste, pero que se ha desarrollado adquiriendo perfiles propios. Al
enfoque asociacionista del sindicato, se ha contrapuesto la visión institucionalista del mismo,
aunque también en este enfoque, se señala la especificidad de la institución sindical, o se propone
combinar la teoría institucional con la de la asociación, para catalogar al sindicato como una
“asociación institucionalizada”. Lo que es cierto es que, la Constitución, proclama en su art. 39
el derecho de asociación e independientemente reconoce, en el art. 57 el derecho de sindicación.
De manera que el derecho positivo nacional categoriza al sindicato a partir del derecho de
asociación, pero confiriéndole especificidad y autonomía (De Ferrari opina lo contrario). Justino
Jiménez de Aréchaga expresa que mientras el derecho de asociación es un derecho del individuo,
del ser humano, la libertad sindical es un derecho de la persona colectiva de existencia ideal, a la
cual se ha dado nacimiento con la decisión voluntaria de asociarse con un fin específico, adoptado
por un conjunto o pluralidad de individuos.
En cuanto al segunda problema, debemos decir que éste no se plantea para quienes consideran que
el derecho laboral constituye una tercera rama jurídica, ajena al derecho público y al
derecho privado; en tal concepción, el sindicato es visto como una entidad de “derecho social”.
Pero para quienes admiten la exclusividad de la dicotomía derecho público-privado, es menester
ubicar al sindicato en uno de estos. La tendencia es la de definir al sindicato como entidad de
derecho privado, por ser la más compatible con el concepto de libertad sindical, con sus
componentes de autonomía e independencia frente al estado y a otras organizaciones.
De Ferrari definía a los sindicatos como una “asociación libre de personas de la misma
condición y de la misma profesión o de profesiones y oficios similares o conexos, constituida
para el estudio, mejoramiento y defensa de sus intereses comunes”.
Los sindicatos son esenciales a la democracia. Más aún, para amplios sectores, la efectiva
vigencia de los derechos individuales depende de la libertad sindical, a tal punto que el
Director General de la OIT ha dicho que “no hay libertad sin sindicatos libres”, porque “sin
libertad sindical, la libertad del individuo está a merced de fuerzas tan poderosas que éste
difícilmente puede influirlas y, menos aún, doblegarlas. Por lo menos para los trabajadores,
el poder formar sindicatos y actuar a través de ellos, es indispensable para acceder al goce
de derechos que de otro modo, les serían, si no inaccesibles, por lo menos difícilmente
alcanzables. Por eso, se admite sin vacilaciones, que la libertad sindical es un elemento
indispensable para una democracia verdadera.
b. 2. Funciones del sindicato.
1. El sindicato debe cumplir una función democratizadora. Por una parte, el sindicato actúa
como elemento perfeccionador de la democracia formal (refiere a la idea de estado de
derecho y de libertad política), al hacerla más pluralista. Por otra parte, el sindicato es un
elemento constitutivo de la democracia material (procura la realización de la justicia social
a través de la igualdad económica), ya que es el instrumento fundamental para procurar una
mayor igualdad económica.
Para cumplir con este papel, los sindicatos deben desarrollar determinadas actividades que
pueden clasificarse en actividades reivindicativas, participativas y laterales.
La acción participativa, es decir la participación del sindicato en la vida pública de muchos países
ya es una de sus funciones importantes, situación que también se da en el seno de la empresa.
Además, los sindicatos han desarrollado actividades laterales, complementarias o anexas, como
por ejemplo intervenciones en: a) la formación profesional, la capacitación y el adiestramiento; b)
la promoción cultural del trabajador a través de instituciones culturales sindicales y de la
organización de cursos y conferencias; c) la rehabilitación y protección de los minusválidos; d) la
creación y administración de fondos y obras sociales de diverso tipo, etc.
a. Atiende al rol, función o papel principal que se asigna al sindicato de trabajadores respecto
a la sociedad global, distinguiendo:
b. En función de la orientación ideológica del sindicato. Si bien caben aquí todas las clases
imaginables merecen mención 4: una, atendiendo a su influencia en los albores del movimiento
sindical y las otras 3 por corresponder a las orientaciones predominantes en el mundo. Así, el
sindicalismo anarquista, poco difundido hoy en día, fue predominante en las primeras épocas de
los sindicatos obreros, incluso en nuestro país. Las 3 corrientes más difundidas en la actualidad en
los sindicatos de trabajadores, son las de orientación marxista, socialdemócrata y cristiana.
d. Atendiendo a los integrantes de los sindicatos. Se denominan mixtos a los sindicatos que
reúnen en una misma asociación a empleadores y empleados, y puros a aquellos que sólo
comprenden a los integrantes de uno de los sectores de la relación laboral. El principio de pureza
y el requerimiento de autonomía y autenticidad sindicales, exigen que los sindicatos sean “puros”,
dejando de lado, en principio, al sindicalismo mixto.
Otra variante de organización vertical está dada por los sindicatos de empresa, que agrupa a los
trabajadores de una misma y única empresa, limitando la dimensión del sindicato a la dimensión
de aquélla.
f. Parte de la constatación de la tendencia federativa de los sindicatos, que los lleva a procurar
la unidad, formando uniones entre sí o integrando federaciones y confederaciones,
nacionales e internacionales. Así, varios sindicatos horizontales o de categoría, pueden asociarse
a otros, en una vinculación horizontal, formando uniones interprofesionales. Y los sindicatos de
actividad o de empresa pueden establecer relaciones verticales integrando federaciones y
confederaciones, en ámbito regional, nacional y aun internacional.
El concepto mismo de sindicato ésta dado por la existencia de relación de trabajo en régimen de
subordinación. Esto, no implica negar el derecho de agremiación a otros sectores como estudiantes,
“trabajadores independientes”, etc. Simplemente no tendrán el carácter de sindicatos obreros, ni,
necesariamente el de sindicatos de empleadores.
El desarrollo horizontal es el que agrupa a todos los trabajadores del mismo oficio aunque
pertenezcan a diferentes industrias.
El desarrollo vertical es el que congrega a todos los trabajadores de la misma actividad aunque
posean distintos oficios.
Tendencia federativa. Ésta busca fortificar los sindicatos en diversos planos. El criterio de que la
unión hace la fuerza no se plantea sólo en la escala de la empresa o de la rama de actividad sino
que se manifiesta en todas las dimensiones y proyecciones. En el orden nacional se expresa en la
tendencia hacia las federaciones y, en un paso más avanzado, hacia las confederaciones.
Tendencia hacia la pluralidad. Posee una tendencia hacia la pluralidad y la diversificación. Esta
tendencia proviene de la variedad de opiniones y tácticas, propias del espíritu humano. Es esencial
dentro de este tema, respetar la libertad de opinión de cada persona y de cada grupo, por lo que es
inevitable aceptar las diferencias de opinión, el pluralismo real que debe admitirse en todas las
esferas de una sociedad democrática.