Almanaque Literario Catalán
Almanaque Literario Catalán
Almanaque Literario Catalán
LITERARIO
ATENEO CATALAN
1864.
BARCELONA.
FIESTAS MAYORES.
Enero. 8 Tarrasa. 17 Villanueva. 20 Palafrugell. Febrero. 12 Sarrjá. Abril. 2C Tortellá.
Mayo. 21 San Boy. Junio. 5 Montblach. 24 Vilasar. 29 Masnou. 30 Tarrasa. Julio. 1 Saba
dell y Horta. 4 Vich. 9 Arenys de Mar. 20 Palafrugell. 22 Masque.fa. 25 Monistrol de Mon-
serrat y Reus. 26 VendreH. 30 Huertas de S. Bertran. Ayusto. 5 Tarrasa. S. Pedro de Riu -
devitllas, Alellay S. Fehd de Torelló. 6S. Justo Desvern. 7 Papiol. 10 S. Feho de Llo
bregat. 15 Gracia, Radalona, Montmeló, Martorell, Corbera, Canellades, Bruch, Vallfor-
mosa, Cardedeu, Gelida, Cornellá, Tortellá y Hospitalet. 23 Sitges. 24 Sans. Igualada y
Ballbona. 25 S. Ginés. 27 Malaró y S. Videffte jdels Herts. 28 Premiá. 29 S. Juan Despi y
Manresa. 30 Ripollety Villafranca. Setiembre. 2 Torá y Granollers. 5 Rubi, S. Andrés de
la Barca, Olot, Cadaqués, S. Adriá de Besós y Viladrau. 9 Piera. 13 Cornellá, 14 S. Sa
durni, S. Gervasio y Horta. 17 Tiana. 22 Santa Coloma de Farnés 23 Tarragona y Cale-
Ha. 26 Sellent. 29 Sarriá y Molins de Rey . Octubre. 2 Hostafranchs. 10 Corts de "Sarria.
Noviembre. 9 Balaguer. 11 S. Celoni, Palafrugell y Tayá. 21 San Martin. 23 San Clemente
de Llobregat. 80 San Andrés de Palomar. Diciembre. 11 Berga. 27 Pineda.
MERCADOS.
El lunes de cada semana. Agramunt, Lérida, Manresa, Olot, Reus, San FcIio de Llo
bregat y San Martin Sasgayolas. El Martes. Arbós, Bcsalíi, Caldas de Montíiiy, Cervera,
GeronaJ Montblanch, Seo de Urgel y Vich. El Miércoles. Balaguer, Bailolas, San Celdni,
Tarrasa, Torelló y Valls. El Jueves. Agramunt, Cardona, Figueras, Gerona, Granollers,
Lérida, Manresa, San Sadurni d^Noya, San Hipólito de Voltregá v Palafrugell. El vier
nes Cervera, Balaguer, La fiisbal^)lot, Seo de Urgel y Torá. El Sábado. Bal.igxíer, Ge
rona, Sabadell, Valls, Vich y Villafranca del Panadés. El Domingo. Artesa de Segri^Ca-
pellades, Castellá, Esparraguera, Malgrat, Mollet, Moyá, Piera, Puigeerdá, Ripoll, Roda,
Rubi, San Pedro de Riudevitllas, San Quintin, Sarreal, San Cugat del Valles, Tarrasa,
Sanmenat, Tortellá, Calonge y Valls.
MERCADOS ESTRAORDINARIOS.
28 de jnlio y 10 de noviembre, Calonje.
4
ENERO,
<
Este mes tieDe 29 dias : la Luna 29. LUNA.
Sale. I Pone
1 Lun. Stos. Ignacio y Cecilio ohs. y mrs 1.28 m
2 Mar. ® La Pcbificacion de Ntra. Sra. B. P. en los 2.40 12.38
Minimos.
^5.19 3 Miér. S. Blas ob. y mr. el beato Nicolás de Longo- 3.42 12 58
bardo y sta. Celerina nir.
5.20 4 Juev. S. Andrés Corsino, s. Remberto obs. y san 4.39 2.41'
José de Leonisa capuchino.
5.! 5 Yier. Los Slos. mártires del Japon y santas Agueda 5. 9 3. 2
y Calamanda mrs.
23 6 Sáb. Stas. Dorotea y Revocada mrs. [en Cervera gg 5.84 4.30
el Smo. Misterio.)
7 Domingo de Quincuagésima. (I. P.) Stos. Romual 6.28 5. 9
do abad y Ricardo rey.
8 Lun. S.Juan de Mata fund. (Absolucion general en 5.56 5.19
la Trinidad.
9 Mar. Sta. Apofonia vg. y mr. — Ciéñanse las vela 7. 8 6.14
ciones.
v Luna nueva á las 6 y 18 ms. de la t. en Acuar. Escarchas
5.28 0 Miér. de Ceniza. Sta. Escolástica vg. y san Guiller 7.31 8.26
mo ermitaño. Absolucion general en la Merced. Desde
hoy hasta 3 de abril se gata la indulg. de la bula y
recibiendo los stos. Sacramentos se puede elevar a
plenaria
7. 15. 29 11 Juev. Los siete Siervos de Maria fundadores. 7.44 9.44
6 59 5. 30 12 Vier. Sta. Eulalia vg. y mr. (f donde es patrono) y 8.12 10.58
sta. Humbelina vg. Abstinencia de carne.
.32 13 Sab. S. Benigno mr. y santa Catalina de Riccis. 8.22 11.42
.33 14 Dom. / de Cuaresma. S. Valentin pbro. y mr. y el 8.38 12.20
beato Joan Bautista de la Concepcion fundador.
Absolucion general en la Trinidad.
2) Cuarto cree, á la 1 y 33 ms. de la t. en Tauro. Hielos.
34 15 Lun. Stos. Faustino y Jovita hermanos mrs. 9. 3 12.57
35 16 Mar. S. Onésimo ob. y nir. Anima. 9.38 1.29 t.
37 17 Miér. Stos. Secundiano y Rómulo mrs. Témpora. 9.53 2.46
38 18 Juev. S. Simeon ob. y mr. y la beata Cristiana vg. 10.30 3.42
39 19 Vier. S. Mansueto ob. ycf. y san Alvaro de Córdoba. 11.22 4.32
Abstinencia de carne. Témpora. Sol en Piscis.
5.40 20 Sáb. S. Sadot ob. y S. Nemesio mrs. 12.24 5. 8
Témpora. Uánse órdenes.
5.41 21 Dom . II 'de Cuaresma Stos. Verulo, Secundino y C¡- 136 t. 6.10
ricio mrs.
5.43 22 Lun. La Cátedra de S. Pedro en Antioquia y san 2.44 6.57
Abilioob.
@ Luna llena á las 5 y 10 ms. de la tarde en Virgo. Frios.
6.44 5.44 23 Mar. S. Pedro Damian ob. y dr. y santa Margarita 4.22 7.13
de Corlona.
6.42 5.45 24 Mier. Conmemoracion de muchos santos mártires 5.44 7.24
cfs. y virgenes. ■
6.41 5.46 25 Juev. f S. Matias ap. y santa Primitiva mr. 6.42 7.36
6.39 5.47 ?6 Vicr. Slos. Cesáreo v Avcrtano cfs. Abs. de Carne. 7.39 7.48
6.38 5.48 27 Sáb. Ntra. Sra. de Guadalupe de Méjico. Anima. 8. 2 8.18
6.38 5.49 28 Dom. III de Cuaresma. S. Leandro arzobispo de Se 9.89 8.16
villa y san Baldoméro cf. Anima.
6.36 5.50 29 Lun. S. Roman abad y san Rufino mr.
]VLA.i=iz;o.
6.35 6.51 1 Mar. S. Rosendo ob, y cf. y sta. Eudocia mr. 11. i m. 8.18 n.
Cuarto meng. á la 1 y 20 ms. de la t. en Sag. Vario.
6.33 5.52 2 Miér. S. Simplicio papa y cf. y s. Absaion mr. 12. 8 8.46
6.32 5.53 3 Juev. Stos. Lmeterio, Celedonio y Medin mrs. 12.57 9.24
8.30 5.55 4 Vier. S. Casimiro rey y cf. y s. Lucio papa y mr 1.12 m. 9.58
Abstinencia de carne.
6.28 5 56 5 Sáb. El beato Nicolás Factor cf. 2.12 10.47
6.27 5.57 6 Dom. IV de Cuaresma. S. Olegario obispo da Bar 2.48 11.32
celona. Anima.
6.25 5.58 7 Lan. Slo. Tomas de Aquino cf. y dr. 3.12 12,37
6.24 5.59 8 Mar. S. Juan de Dios fund. y sta. Erenia mr 4.25 1.20
@ Luna nueva á las 4 y 8 ms. de la m. en Piscis. Vientos
6.22 6. 0 9 Miér. S. Paciano obispo de Barcelona y sta. Fran 6.86 3. 9
cisca romana viuda.
6.20 6. 1 10 Juev. S. Meliton y 39 compañeros mrs. 7. 8 4.18
6.19 6. 3 11 Vier. S. Constantino cf. y sta. Aurea vg. 7.31 5.44
Abstinencia de carne.
6.17 6. 4 12 Sáb. S. Gregorio el Maguo papa y doctor. Danse Or 7.44 7.26
denes.
6.15 6. B 13 Dom. de Pasion. Stos. Ramiro, Rodrigo y Salomon 8.12 8.44
mártires.
6.14 6. 6 14 Lun. Slas. Florentina vg. y Matilde reina. 8.38 9.58
6.12 6. 7 15 Mar. Sta. Madrona vg. y mr., s. Longinos y s. Rai 9. 3 11. 2
mundo abad de Fitero.
Cuarto cree, á las 6 y 16 ms. de la m. en Gem. B. tiem.
6.10 6. 8 16 Miér. S. Heriberto ob. y cf. 9.38
6. 9 6. 9 17 .luev. S. Patricio ob. y cf. y s. José de Ari matea. 9.53
6. 7 6.10 18 Vier. Los Dolores de N. S., s. Gabriel arcangel y el 10.37
beato Salvador de Horta.
Abstinencia de carne. Anima.
6. 5 6.11 19 Sáb. f S. José esposo de Ntra. Sra. Anima.
6. 4 6.12 20 Dom. de Ramos. S. Niceto ob. y santa Fotina la sa 11.22 2.46
maritana.
6. 2 6.14 21 Lun. S. Benito, ob. y fr. 12.24 3.42
Sol en Aries. —Primavera.
6. 0 6.15 ; Mar. S. Deogracias ob. y sta. Catalina de Génova 1.36 t. 4.32
\inda.
5.58 6.16 23 Miér. El Beato José Oriol cf. y s. Victoriano mr. 2.24 5. 8
Hoy y los tres dias que siguen no se puede comer carne
^iLuna llena á las 10 y 33 ms. de la m. en Libra. Vientos.
5.57 6.17 24 Joev. Santo. Stos. Timolaoy Pausides mrs. 4.24 6.10
Absolucion general en la Merced y San Agustin.
5.55 6.18 25 Vier. Samo. S. Di mas el buen Ladron. 5. 44 6.57
5.53 6.19 26 Sár. Santo. S. Braulio ob. y ir. y sta. Máxima mr. 6.42 n. 7.13
Dánse Ordenes.
5.52 6.20 27 Dom. Pascua de Resurreccion. Sta. Lidia con su es 7.39 7.24
poso é hijos mrs.
Bendicion papal en San Agustín y Minimos.
5.50 6.21 28 Lun. j% San Sixto 111 papa y ef. 8. 2 7.35
5.48 6.22 29 Mar. f San Eustasio abad y s. Berloldo cf. 9.59 7.48
B. P. en el Cármen.
5.47 6.23 30 Miér. S. Juan Climacoabad. Anima. 11. 2 8.18
„ Cuarto meng. á las 10 y 29 ms. de la n. en Capr. Vario.
5.45 6.24 1 Juev. Sta. Balbina vg. y mr. 12. 9
SOL. Este mes tiene 30 dias : la Luna 30.
Sale. , Pone Sale ¡ foqe.
5.43 6.25 4 Vier. Santa Teodora sor. 12.57 n. 9.24 n.
5.41 6.26 2 Sáb. S. Francisco de Paula confesor y fundador. 1 . 1 2 m 5.58
5.40 6 .27 3 i) ni . de Cuasimodo. S. Benito de Palermo y sania 2.12 10.47
Agape vg. y mr.
5.38 6.29 4 Lun. gg La Anunciacion á Ntra. Sra. y Encarna 2.48 1132
cion del Hijo de Dios, y s. Isidoro arzobispo de Sevi
lla doctor.
Abrense las velaciones.
DEL
I.
Pocas son las verdades que por los esfuerzos de su flaca razon el hombre adquiere, si
las comparamos con lo mucho que ignora y se le presenta rodeado de impenetrables ti
nieblas. Y la adquisicion de estas livianas verdades, que como destrozos del naufragio
flotan perdidas sobre las turbulentas ondas de sus vanos pensamientos, cómpralas á pre
cio de largas noches de soledad y afanes, de hambre y sed, de inextinguibles deseos, de
malogradas esperanzas, de errores sin cuento ni medida.
«Vi la afliccion que dio Dios á los hijos de los hombres para que se llenen de ella.
Todas las cosas hizo buenas, y entregó el mundo á la disputa de ellos, para que el hom
bre no halle la obra que hizo Dios desde el principio hasta la fin (1). Solamente hallé es
to; que Dios hizo al hombre recto, y él se mezcló en infinitas cuestiones (1). Y entendi
que el hombre no podria hallar ninguna razon de todas las obras de Dios, de aquellas
que se hacen debajo del sol; y cuanto más trabajare en buscaira, tanto menos la hallará:
aunque dijere el sabio que él lo sabe, no lo podrá encontrar (3).»
Las mismas ciencias fisicas, que en opinion de los que superficialmente juzgan de
las cosas, parecen haber tocado ya la meta ansiada, á medida que aprenden á descifrar y
leer con más claridad el santo nombre de Dios en el gran libro de la naturaleza, más hu
mildemente se inclinan y tiemblan ante los inescrutables sentidos de sus tan hermosas
páginas. ¿Qué importa, que registren las propiedades de la materia, los efectos de la
atraccion, de la electricidad, de la luz, del calórico? ¿Qué vale que midan un brevisimo
punto de la inmensidad de los cielos? Leve chispita (4) de duro pedernal arrancada es esa
lumbre y claridad suya que cien lenguas cantan. Cuando el hombre visitase las profun
didades del mar y las entrañas mismas de la tierra, cuando pudiese recorrer sin óbice al
guno los inmensurables espacios que el telescopio alcanza, y los que su imaginacion se
forja, ni aun entonces sabria decir qué es atraccion, qué es electricidad, qué es luz, qué
es calor, que es materia, qué es espiritu, qué es vida, qué es muerte. Conoceria algu
nos fenómenos más, sorprenderia algunas analogias más, fundaria algunas hipótesis má?,
inventaria algunos vocablos más; pero la esencia y la causa se escaparian de sus miradas
y raciocinios: ni llegaria á crear un solo átomo, ni acertaria á destruirlo. Las sombras
de su humana naturaleza le saldrian al paso constantemente, y en las estrellas más dis
tantes é inaccesibles, allá encontraria el misterio, de la misma manera que lo encuentra
en la imperceptible particula de polvo que por la tierra se arrastra.
«La arena del mar y las gotas de la lluvia, y los dias del siglo , ¿ quién los contó (5)?»
¿Y qué es de la sabiduria del hombre, cuando extinguida la antorcha de la fe, arrolla
da el alma dentro de si, huérfana, sola, perdida en los silenciosos abismos de la con-
u.
«Toda sabiduria es del Señor Dios y con Él estuvo siempre, y está antes de los siglos
(3): la creó en el Espiritu Santo, y la vió, y la contó, y la midió; y la derramó sobre todas
sus obras y sobre toda carne segun su don: y la dió á los que le aman (4). El Señor es
lumbre contra la ignorancia y salud contra la impotencia (5): Él es guia de la sabiduria,
y Él enmendador de los sábios. En su mano estamos nosotros, y nuestros discursos, y
toda nuestra sabiduria, y la ciencia de las obras, las reglas de la vida (6).»
«La raiz de la sabiduria, sus astucias, su disciplina y sus muchas entradas nadie sino
el Altisimo Creador Omnipotente las conoce (7J; porque el Verbo en las alturas es la fuente
de la sabiduria, y sus entradas son los mandamientos eternos (8).»
El temor de Dios es el principio (9), la raiz(10). la corona, (11), y la plenitud de la sabi
duria (12), y la religiosidad (13) de la ciencia, y como paraiso de bendicion (14). Deleitará
el corazon del justo, le dará gozo, alegria y longitud de dias, y en el dia de su muerte
será bendito (15). El que está sin temor no podrá ser justificado; porque la ira que le dá
brios, es la reina de él (16). Mejores el hombre que es menguado de saber y falto de cor
dura, pero timorato, que el que tiene grande juicio y traspasa la ley del Altisimo (17). El
amor de Dios es sabiduria gloriosa (18).»
Esta sabiduria, coya nobleza realzala estrecha union que tiene con Dios, y que á Dios
agrada, es laque buscó Salomon desde su juventud, la que escogió por esposa, de cuya
hermosura se hizo amador, y en cuya compañía vivió, sabiendo que comunicaria con él
sus bienes, y seria el consuelo de sus pensamientos y de su tedio. «Por ella, dice, tuve
gloria entre las gentes, y honra entre los ancianos siendo jóven, por ella dejaré eterna
memoria á los que han de venir, gobernaré á los pueblos, y me serán sometidas las na
ciones, temerán al oirme los tiranos terribles, y pareceré bueno en el pueblo y fuerte en
la guerra (1). Esta era 1* que anteponia á los reinos y á las sillas y á todas las riquezas,
porque el oro en su comparacion es una arena menuda, y la plata es tenida como barro
delante de ella : la que amaba más que la salud y la hermosura, la que propuso tener
por luz, porque su resplandor es incstinguible. Juntamente con ella le vinieron todos sus
bienes, é innumerable riqueza por sus manos, y se alegró en todas sus cosas, porque iba
delante de él, no sabiendo él que era madre de todas estas cosas (2).»
«Hay en ella un espiritu de inteligencia santo, único, de muchas maneras, sútil, dis
creto, ágil, inmaculado, certero, suave, amante del bien, agudo, á quien nada impide,
benéfico, amador de los hombres, benigno, estable, constante, seguro, que tiene todo
poder, que todo lo vé, y que abarca todos los espiritus : inteligible, puro, sútil ; porque
es un vapor de la virtud de Dios, y como una sincera emanacion de la claridad del Om
nipotente Dios, y por eso nada manchado cae en ella; porque es resplandor de luz eter
na, y espejo* sin mancilla de la majestad de Dios, é imágen de su bondad. Y siendo una
sola, todo lo puede ; y permaneciendo en si misma, renueva lodas las cosas, y por las
naciones se difunde en las almas santas, forma amigos de Dios y de los Profetas (3). Has
hermosa que el sol, y sobre toda disposicion de las estrellas, comparada con la luz, ella
se encuentra primero, porque á la luz sucede la noche, mas la malicia no vence á la sabi
duria (4}. Aquellos á quienes se descubriere en vision , la aman luego que la ven, y que
reconocen sus grandezas (5).»
«Bienaventurado el hombre que halló la sabiduria, y que es rico en prudencia: largue
za de dias en su derecha, y en su izquierda riquezas y gloria: sus caminos, caminos her
mosos, y todas sus sendas son de paz. Árbol de vida es para aquellos que la alcalizaron;
y bienaventurado el que la tuviere asida. El Señor por la sabiduria fundó la tierra; esta
bleció los cielos por la prudencia. Por su sabiduria se abrieron los abismos, y las nubes
fle condensaron en rocio».
«Hijo mio, no se escapen estas cosas de tus ojos: guarda la ley y el consejo, y tendrá
vida tu alma, y bella gracia tu garganta. Entonces andarás confiadamente en tu camino,
y tu pié no tropezará: al dormirte no temerás: reposarás, y será apacible tu sueño. No te
asustarás de espanto repentino, ni de valentias que vengan sobre ti, de los impios; por
que el Señor estará á tu lado, y guardará tu pié, para que no seas preso (6)» .
Esta celestial sabiduria que como el sol derrama sobre ricos y pobres sus alegres res
plandores, al lado de la cual toda ciencia humana es pequeña lámpara que en medio de
las tristes sombras de los sepulcros palidece y tiembla; ésta que en las adversidades, en
los peligros y en la agonia reviste el pecho de armas de fortaleza, de fé, de consuelo y
de esperanza, y enciende el alma en llamas de amor puro; ésta que en medio de la nube
y del humo ardiente del Sinai resonó eon voz más poderosa que el trueno y el sonido de
la bocina, y que á manera de torrente de profundidad caudalosa hierve y retumba en el
arpa santa de los Profetas; ésta que asi como el arco que las tempestades serena vieron
resplandecer en el Montelas-gentes de Galilea y de Decápolis, y de Jerusalém, y de Ju-
dea, y de la otra ribera del Jordan, y confundió á los Fariseos y doctores de la Ley; ésta
que desde la ensangrentada cumbre del Gólgotha, al rasgarse de alto á bajo el velo del
templo y hendirse las piedras, y abrirse los sepulcros, descendió sobre las generaciones
de las generaciones bien como blanda lluvia que los sembrados vivifica; ésta que al cum
plirse los dias de Pentecostés vino de repente con estruendo del cielo, como de viento
que sopla con impetu, y llenó toda la casa en donde estaban sentados los Apóstoles, y se
les apareció en unas lenguas repartidas como de fuego, y reposó sobre cada uno de ellos;
és'a es |oh madresl la que debeis enseñar á vuestros hijos; ésta es, ;oh sabios! la que debe
iluminar vuestros pensamientos; ésta es, |oh pueblcsi la que estáis obligados á respetar y
practicar; ésta es, ¡oh desventurados dela tierral nuestra consolacion y nuestro escudo;
ésta es, ¡oh esclavos del sentidol nuestra libertad; estaes ¡oh hermanos todos) la que so
bre todas las cosas del mundo debemos amar, y la que lodos debemos humildemente
adorar.
«Aborrece, hijo mio, aborrece la falsa ciencia de los que te dijeren: «Vén con nosotros,
pongamos asechanzas á la sangre, escondamos armadijos sin motivo contra el inocente,
traguémoste vivo como sepulcro, y entero como el que cae en sima; hallaremos todo gé
nero de bienes preciosos; llenaremos nuestras casas de despojos; echa tu suerte con nos
otros; sea una sola la bolsa de todos nosotros. > Hijo mio, no andes con ellos, veda tu pió
de las veredas de ellos, porque los piés de ellos á lo malo corren, y van apresurados á
Quedéme y olvidóme,
< El rostro recliné sobre el Amado,
Cesó todo y dejóme,
Dejando mi cuidado
Entre las azucenas olvidado.
(i) Prov. i, 11 al n.
/(2) Prov. tu, B al 24.
(?) Prov. v, í, 8, 4 y 5.
(4) Sab. iv, 2.
(5) Eclesiastés, I, 2.
(6) Eclesiástico, xl, 1 al II
J. Coll y Vehí.
economía política.
Sabido es que para allegar hacienda ó aumentarla no hay mas medio que el trabajo;
pero io que no saben todos es 'que trabajen cuantos allegan legitimamente hacienda 6
aumentan la propia ó la agena con sus actos, sean estos de la naturaleza que fueren.
Por lo cual, escepto los mendigos, los ladrones y los que por descuidar lo suyo se
arruinan, los demás somos todos trabajadores; lo mismo el que hila, teje 6 pinta las te
las de que yo y otros tenemos necesidad para vestir, que yo y otros que estudiamos y
escribimos para cuantos tienen necesidad de leer.
Mas aunque seamos todos trabajadores, no trabajamos de la misma suerte, porque
tos trabajos han de ser y son naturalmente tan desiguales y distintos como 9on distintas
y desiguales las necesidades fisicas, intelectuales y morales que con sus productos se sa
tisfacen.
Y es tan esencial esa'desigualdad en el trabajo, que existe en todos sus tiempos y en
todas sus condiciones. Antes del trabajo, por la clase y tiempo de estudio que requiere:
en el trabajo, por las facultades del espiritn ó del cuerpo que en él se emplean, y el mo
do como se emplean: y despues del trabajo, por la especie de productos que rinde.
Contra esas leyes providenciales, natural causa de la desigual remuneracion del tra
bajo, asi entre los oficios segun sus condiciones, como en un mismo oficio segun los
tiempos y las localidades, claman muchos, anatematizándolas como causas amovibles
de laque llaman injusta desigualdad de las fortunas.
Esto es un error. ¿No ven que es su clamor tan vano como si lo dirigieran contra la
desigual mudanza de las estaciones, motejando de injusto el calor que nos abrasa en el
estio, y el frio que nos hace tiritar en el invierno? ¿No ven que es tan imposible remover
las leyes fundamentales de la sociedad, como las del universo? El Criador basó en aque
llas el órden social, en estas el órdenfisico, y al hombre no le cumple sino acatar unas y
otras, gozando con templanza y caridad de sus bienes y sufriendo con esperanza y re
signacion sus males.
No se avienen, sin embargo, á ello lós que se creen venidos al mundo para reformar
la obra de Dios, borrar de una plumada las leyes eternas de la sociedad, y organizaria
con otras de su propia inventiva. Estos son los comunistas y los socialistas. Los menos
avisados quieren establecer la igualdad absoluta de fortunas, levantando un poder público
que se apodere de todas las cosas productoras y producidas, y que reparla las ultimas
igualmente sean las que fueren la capacidad, el mérito y las obras de cada uno. Asi igua
lan el saber y la ignorancia, la pereza y la diligencia, la economia y el despilfarro, la pro
bidad y la malicia; asi rompen la natural relacion de las acciones humanas con sus conse
cuencias, desterrando del mundo la providencial responsabilidad de los actos individua
les; asi hunden la libertad y encadenan el amor de si mismo; asi, en fin, para corregir la
- 31 —
que llaman injusticia de la desigualdad natural, establecen la inmensisima injusticia de
una artificial igualdad.
Otros, menos ciegos, que ven que la igualdad absoluta es contra la naturaleza, opi
nan porque el poder público, siempre repartidor de la comun hacienda, la distribuya des
igualmente, estableciendo como base de la desigualdad las mayores ó menores necesida
des de cada uno. ¡ Sanio pensamiento, dicen ellos, de caridad y filantropia que acabará
con las miserias de la tierra, dando ácada uno cuanto necesite 1... Pensamiento disloca
do é informe como el delirio, digo yo, sin principio de donde emane, sin base que le sus
tente, sin justicia que le apoye, sin verdadera conveniencia que resigne á que se le to
lere. Pensamiento que partiendo de la igualdad, proclama la desigualdad : que apoyán
dose en la desigualdad de las necesidades que cada hombre se crea, desconoce la des
igualdad de las facultades, de las virtudes, de los vicios y de las acciones con que se las
crea; que hace consistir la justicia distributiva en otorgar á todo género de intemperan
cias lo que quita á todo género de abstinencias, y cuyo final resultado es poner la virtud
debajo del vicio, convirtiendo á los mas laboriosos, modestos y parcos, en esclavos de
los mas holgazanes y derrochadores.
Menos fuera de camino anduvo en su principio de la distribucion de la riqueza otro de
ellos, el famoso conde de Saint Simon, cuando estableció la igualmente famosa regla de
repartir á cada uno segun su capacidad y á cada capacidad segun sus obras. Mas el conde
reformador subió á la cima de la verdad solo para precipitarse desde mayor altura en
los abismos de su error, porque queriendo organizar el reparto de la riqueza, contra las
leyes naturales que providencialmente realizan su principio, dando á cada trabajador lo
que por su talento, estudios y aplicacion merece, creó un ridiculo. Papado industrial con
un Sumo PontiGce, encargado de hacer las distribuciones á quien, por salir de dificulta
des, hizo infalible é impecable. (Vana teoria I ¿Qué necio mal avenido con su libertad
é independencia, se entregará atado de piés y manos á un hombre de hecho y de derecho
socialmente omnipotente y solo de palabra infalible? ¿Quién cederá el fruto de su traba
jo, que es lo cierto, por lo dudoso que el nuevo Pontifice le reparta?
No seamos visionarios: llámese como se quiera el que se apodere de nuestros produc
tos, en toda sociedad comunista para repartirlos entre los laboriosos y los holgazanes;
sea la que fuere la base de la distribucion, siempre la hará peor que la que tiene lugar
en virtud de las leyes naturales. Si de ello dudare algun trabajador honrado, por mas
que sea victima de los azares de la suerte, vea cómo reparten los poderes públicos lo
poco que en las sociedades actuales seles deja repartible; compare, si quiere, loque
llaman ceguedad de la fortuna con el compadrazgo de los hombres ; y despues tome la
pluma, si tiene valor, ponga su firma al pié de la escritura de constitucion de la sociedad
comunista; mas si ven sus ojos claro, si su corazon presiente el trágico fin á que cami
na, arrójesela á la cara del impio que, esplotando su posicion desventurada , le enseña
á sublevarse contra las leyes de Dios y le induce á fiar en las humanas promesas su des
tino.
Ramon Anglasell.
. FRAGMENTOS.
í.
Dicen que hubo un suelo virgen, que no habia sido nunca cultivado, porque era aquel
un pais en el cual nunca habian penetrado séres humanos.
Y cuentan las historias, que algunos hombres y algunas mujeres fueron arrojados áel
por un diluvio, que les hizo olvidar completamente su origen y lodo lo que habian visto
y aprendido antee.
Al encontrarse unos á otros por aquellos sitios, no conocian ni obedecian mas ley que
la del instinto de la propia conservacion y la del apetito de sus pasiones.
No habia entre ellos mas ley que la voluntad del mas fuerte. Pero el que hoy estaba
sano y era fuerte, mañana se sentia enferme y débil; y á veces los mas astutos vencian 4
los mas fuertes. Y llegó á cansar á todos aquel estado de lucha perpélua; al paso que pau
latinamente el mismo choque de sus pasiones despertó en la conciencia de cada uno vis
lumbres de moralidad y de justicia.
Todos eran egoistas. Sin embargo, por la misma ley de su egoismo, no siempre codi
ciaban el mal ageno. En su corazon se levantaban, al lado de impulsos de rencor y de des
vio, la necesidad de ser amados, y el anhelo de ver gozar á personas queridas. El amor y
la amistad inspiraban ideas de abnegacion y de sacrificio al amante y al amigo.
Se formaron familias: nació una sociedad; comenzó nna civilizacion. Creáronse cos
tumbres; asomó un poder público; se promulgaron leyes. Entraron en un sistema de ór-
den, y vieron que el órden era bueno. Comprendieron y admiraron el órden que reina en
el universo, y penetró en sus almas el convencimiento de la existencia de Dios.
II.
III.
PROSIGUE EL CUENTO.
IV.
Guando aquellos caudillos pudieron dar trégua á sus batallas, cada uno de ellos or
ganizó su respectiva nacionalidad como bien le plugo ó como mejor supo ó le fué po
sible.
Alguno de ellos repartió las tierras entre sus capitanes y puso en ellas para cultivar
las á un buen número de esclavos, imponiendo la esclavitud, ó á prisioneros de guerra ó
á débiles avasallados. Suplió la falta de estimulo para trabajar, el látigo del dueño.
Triste, dura fué asi la condicion del débil, pero menos dura sin embargo de lo que ha
bia sido durante el desórden comunista, y tuvo mas asegurada su subsistencia que bajo
el sistema transitorio, que podemos llamar sistema puente, de trabajo libre en asociacion
universal, porque por lo mismo que el esclavo no podia confiar en mas trabajo que en el
suyo para alimentarse, y que una voluntad mas fuerte que la suya le obligaba á trabajar
con ardor, su cultivo cubria sus necesidades y redituaba un sobrante para el dueño.
Además el dueño que sentia estimulo para estimular al esclavo á producir mucho,
fuéle dando participacion en el producto de sus afanes. En vez de continuar diciéndole
«todo lo que no necesites para alimentarte es mio,» le dijo: «trabajarás algunos dias
para mi y otros dias para ti,» y mas adelante le cedió la propiedad de la tierra, mediante
que el antes esclavo (que asi pasó á ser libre) satisfaciese al antiguo dueño una prestacion
fija anual y otras prestaciones eventuales. Y con el tiempo tambien estas prestaciones se
redimieron, permitiéndose comprar su estincion.
Donde los esclavos tuvieron que ser siempre esclavos brutalmente maltratados, y ade
más cuando crecian mucho en número cruelmente asesinados los que sobraban, fué en
una de aquellas nacionalidades en que no se quiso que ni aun entre los dueños ciudada
nos libres hubiese ricos, condenándolos á una perpétua sumi-pobreza forzada, para que
se conservase entre ellos la igualdad de fortunas. Alli encontró el modelo un célebre le
gislador llamado Licurgo, que creó asi un pueblo muy batallador; pero á cnyos indivi
duos el bienestar material y los goces morales mas puros les estaban prohibidos como un
gran pecad*.
En cambio hubo un caudillo, el mas recto y el mas sabio, que acertó á empezar por
donde hemos dicho que acababa el sistema de esclavos bajo dueños de riqueza ilimitada.
Este caudillo recto y sabio dijo: quelosque tengan tierras hagan de ellas y de sus fru
tos loque quieran, lo mismo durante su vida que al morir; que cada coal sea libre de
trabajar para' si ó de alquilar su trabajo á otro; que cada uno haga suyo lo que con su
trabajo obtenga; «ru« á la moerledel dueBo le reemplacen sus herederos. Esta es la ley
de Dios; y que sea castigado el que usurpe lo ageno. Qüb se sustituya al sistema de repar
tos el de cambios Ubérrimamente pactados, para que los productos de la propiedad ó del
trabajo de cada uno puedan utilizarse en bien de todos.
Entonces todos sintieron grande estimulo para sacar los mayores beneficios posibles
de las propiedades de la materia. Entonces se crearon mil y mil industrias, se conocieron
innumerables goces, hubo abundancia de producciones, y hubo tambien prevision para
ahorrar para el dia de mañana. Y los ahorros formaron capitales. Y los capitales concur
rieron á facilitar la produccion. Y se inició una série indefinida de invenciones asom
brosas.
Hubo ricos y hubo pobres ; pero pocos fueron los pobres «pie sintiesen el hambre ge
neral deldesórden comunista ; ninguno se vió espu^sto á las violencias inseparables del
tumulto en que degeneró el sistema de asociacion universal, ni á la degradante y dura es
clavitud que habia sido el fin de aquel tumulto. Antes bien se plantearon instituciones de
beneficencia en favor delos pobres desvalidos, y el pobre laborioso y perspicaz ó afortu
nado pudo aspirar á hacerse rico. Si unos bajaban por imprevision ó por adversidades
de ricos á pobres, otros subian por su ingenio ó por accidentes favorables de pobres á
ricos. Y eran mas en número los ricos, que los que antes de conocerse la propiedad in
dividual y la trasmision de la misma por pacto, por donacion y por herencia, podian ali
mentarse con los escasos frutos que aquel estado de barbarie ó semi-salvaje permitia co
sechar. Todos ge daban el parabien de haberle abandonado para siempre.
Y.
i.
II.
Volvemos á decir que el grande estimulo para sacar el hombre los mayores beneficios
posibles de las propiedades de la materia, nació cuando fué sustituido al sistema de re
partos, el de cambios Ubérrimamente pactados, para que los productos de la propiedad ó
del trabajo de cada uno puedan utilizarse en bien de todos.
La libertad comercial es una de las aplicaciones de este sistema. Tras la libertad de
industria que comprende la facultad de ejercer 6 no ejercer cualquiera ó cualesquiera, y la
libre contratacion entre los que cooperan al ejercicio de cada una, viene la libertad del
comercio, que consiste en la libre facultad de cambiar o no cambiar lo que uno tiene con lo
que tiene otro. Su esencia consiste en que el acto de cambiar sea espontáneo, completa
mente voluntario y no forzado.
¿Es esto lo que se entiende por libre cambio? Segun lo definen y aplican sus apósto
les y secuaces, el libre cambio es la facultad de cambiar cualquier cosa por otra cualquiera.
Su esencia consiste en que no haya cosa alguna que no pueda libremente cambiarse.
— 39 —
No hay, pues, verdadera sinonimia entre los dos principios de libertad comercial y de
libre cambio. El de libertad comercial se refiere al acto de hacer ó rehusar el cambio. El
otro quiere hacer referencia á los objetos cambiables.
El principio del libre cambio añade una circunstancia al principio de libertad comer
cial ; la del derecho de ceder y adquirir cualquier objeto. Y al desenvolver sus consecuen
cias, aun añaden otra sus partidarios ; la de que el poder público se abstenga de proteger
ó fomentar mas unos cambios que otros ; dicen que ha de serle indiferente lo que cada
individuo y el conjunto de ellos cedan ó adquieran por medio del cambio.
El principio de libertad comercial admite limitaciones, no en lo que constituye su
esencia, pero si en cuanto al uso que de ella pueda hacerse. Admite que se prohiba usar
de ella, ó para actos que la ley juzgue nocivos, ó sin someterse á las condiciones que la
ley crea deber establecer para poder considerar ciertos actos como buenos ó indiferentes.
El principio del libre cambio condena toda limitacion en el uso de la libertad comer
cial, quiere que sea absoluta, lo mismo en su esencia que en su aplicacion, que pueda
usarse sobre cualquier objeto, para cualquier fin, en cualquier pais y en cualquier tienv
po sin ninguna condicion jamás, y sin ninguna diferencia de estimulo ó contraestimulo
entre los cambios diversos.
El libre cambio es la libertad comercial aplicada anárquicamente. Es la anarquia de
la libertad comercial.
El reinado de la libertad ilimitada, viene á ser la ausencia de toda libertad. Este
axioma práctico en politica, que todos comprenden fácilmente en el órden civil , ¿dejará
de 6er cierto en el órden económico?
Somos libres de mover los brazos ; mas no lo somos felizmente de moverlos para ase
sinar.
Somos libres de cambiar dinero por drogas ; mas no lo somos felizmente de comprar
arsénico para envenenar.
Somos lrbres de comprar y vender harinas ; mas no lo somos felizmente de llevar al
mercado harinas averiadas nocivas á la salud.
No somos libres de acopiar armas sin dar garantias de que no servirán para un mal
uso. No somos libres de producir y de comprar y vender y cambiar como industriales ó
comerciantes, sin someternos á los impuestos públicos con que se mantiene el órden
social que á todos nos protege. No somos libres de ir á cambiar poniendo un pnesto am
bulante de venta de tales ó cuales articulos en medio de la calle, ó arrimados á la boca
de una tienda agena, obstruyendo el paso de los transeuntes y de los parroquianos del
tendero. Y está muy bien hecho que sea asi.
Pero somos libres de poner una tienda enfrente de otra tienda, y verificar lo que se
llama (en lenguaje mas ó menos castizo ) hacer concurrencia ó competencia al vecino : riva
lizar con él y ver <le atraerse la clientela, ofreciendo los mismos artículos que él, ó mas
perfectos ó mas baratos ó que lo parezcan. Y le queda á él la libertad de procurar hacer lo
propio por su lado al vernos enfrente.
El resultado de todas las competencias de esta dase, que se establecen, lo mismo que
entre los tenderos, entre los productores de todas especies, suele ser que en cada clase de
produccion se queden ejerciéndola, ya como jefes, ya como simples jornaleros, los que
basten á cubrir el consumo de la misma y sepan dar mas contento á los consumidores.
De los que tienen quedarse por vencidos y mudar de oficio, algunos lo logran, y á veces
con buena suerte, y otras naciendo de su' ingenio, aguzado por la necesidad, una inven
cion útil, una industria mas, un aumento de goces para la generalidad del pueblo. Pero
no faltan tampoco algunos que no hallan oficio en que poder mantenerse. Por esto vemos
mendigos que lo son por pura necesidad. Por eso ha de haber casas é instituciones de be
neficencia para socorrerlos.
Indudablemente á estos desgraciados les hubiera ido mejor si hubiesen obtenido un
privilegio para monopolizar algun oficio, ó conseguido algun subsidio directo ó indirecto
á costa de los demás, para sostener mejor la competencia con ellos. Pero esto, que hu
biera sido bueno para aquellos'infelices, que son los menos, hubiera redundado en perjui
cio general, en daño de los que consiguieron caudal ó jornal, que son ios mas.
No hay mas que resignarse con esa parte mala de la libertad, en consideracion ásus
beneficios inmensamente mayores, en el seno de una ciudad ó de una comarca sometida
á unas mismas leyes y á unas mismas autoridades. Pero la resignacion es tanto mas acep
table, por cuanto la libertad aqui ya acompañada de alguna compensacion para las victi
mas del mal inevitable arriba descrito. Con los impuestos y las limosnas de los afortunados
se ven socorridos los desgraciados, y tienen estos, con muy raras escepciones, siquiera
mas de lo que tendrian en pueblos salvajes ó semitales, ó en territorios de esclavos. Al
canzan lo bastante para subsistir; gozan libremente de la tranquilidad y comodidades
públicas de los pueblos cultos; y á mas de los lazos de afecto que pueden procurarse,
tienen descansadamente pan, abrigo, calles de buen piso, campiñas risueñas, paseos ame
nos y noches con luz, á espensas de los mas felices ó de los mas pudientes (que no es siem
pre el mas rico el mas feliz).
Análogas compensaciones se establecen de pueblo á pueblo y de provincia á provincia
de una misma nacion. A los centros de poblacion mas florecientes, por serles mas favo
rable la libertad comercial, acuden á socorrerse los que quedan sin oficio en las aldeas
mas perjudicadas por la libre competencia. Los fondos provinciales, á que contribu
yen principalmente las localidades de mayor riqueza, vienen en auxilio de las que care
cieran de medios suficientes para cubrir sus atenciones y para mejorar de condicion
abandonadas á sus solas fuerzas. Los fondos generales del Estado se distribuyen entre
las provincias, acaso desigualmente beneficiadas por la libertad comercial, no á propor
cion de lo que pagan segun su riqueza relativa, sino atendiendo á sus urgencias y á sna
desgracias y á los obstáculos que encuentran para prosperar.
Merced á esta cadena de compensaciones, las provincias menos favorecidas por la li
bre concurrencia comercial reciproca de provincia á provincia, pueden y deben resignar
se á su mas ó menos transitoria inferioridad relativa. Porque ha de resultar ó transitoria
ó poca esta relativa inferioridad en un pais bien regido, ya que tiende constantemente á
nivelarlas fuerzas productivas y los elementos de prosperidad en toda la nacion, el acer
tado empleo de las rentas públicas. Del fondo comun se suple lo que se deja de exigir al
pueblo victima de una inundacion ó de un pedrisco. Del fondo comun se proveen las do
taciones paralas enseñanzas que han de diseminar una ilustracion igual en todos los dis
tritos, porque á ellas acuden alumnos de cada uno de los mismos. Aquel fondo comun sir
ve para abrir caminos donde no los hay, para construir puertos donde hacen falta, para de
secar pantanos donde impiden el cultivo, para ofrecer premios de estimulo donde la acti
vidad individual está dormida, para estudiar las aptitudes especiales de cada territorio y
el porqué no se aprovechan, y el cómo hacer que se utilicen. Del fondo comun se sacan si
es menester cuantiosas sumas para hacer frente á las crisis que ocasione en alguna pro
vincia la libre concurrencia con las demás provincias; y si amenazase el grave mal de
convertirse en permanentes tales crisis, lo evitaria un gobierno nacional á la altura de su
nombre por los medios de estimulo y contraestimulo deque puede disponer para dirigir el
desarrollo de la produccion en cada una de las comarcas de su pais.
Un gobierno verdaderamente nacional, al paso q'ie fomenta átodo trance el riego en
territorios susceptibles de adquirir con él una gran fecundidad, tambien á lodo trance si
multáneamente fomenta el hallazgo y la esplotacion de minas carboniferas y las pone en
comunicacion con el litoral en aquellos territorios donde existan otros grandes elementos
de porvenir industrial. Un gobierno nacional y previsor, al trazarse un plan general de
comunicaciones interiores, tiende á establecer ante todo directa comunicacion entre los
centros productivos de aptitudes diferentes que se auxilien para un fin comun; estimula
con rebajas ó exenciones de tributos, con premios y subvenciones si es menester en cada
zona territorial, lo que haya de armonizar sus progresos con los de las restantes zonas
, ■ - 41 -
territoriales, y modera ó retarda con sus desdenes el desarrollo de producciones rivales
de otras existentes en diversa localidad, cuando pudiese en ello ir envuelta la ruina de es
ta y mientras se le preparan caminos para evitarla.
¿Qué importa, pues, que en la libre competencia de provincia á provincia, pueda ha
ber cambios reciprocos desventajosos para algana de ellas, si del lucro de las ganancio
sas han de salir los medios para reparar y borrar las desventajas de la otra, y si hay el
ojo del gobierno nacional siempre abierto para encaminar las respectivas producciones de
manera que al fin vengan á formar una combinacion provechosa para todas?
Por esto han desaparecido para siempre las aduanas interiores. Desde que no hubo
mas que un Gobierno y un Erario para todas las provincias, sobraban y dañaban aque
llas barreras. La proteccion eficaz para las localidades que la necesiten, la moderacion
de la superioridad é inferioridad relativas de las diversas provincias, pudo y debió ya
conseguirse por medios mas directos.
No puede una provincia, de suelo menos fértil en cereales, amilanarse ante la pers
pectiva de tener que abandonar el cultivo de las mieses para alimentarse del trigo que le
envie la provincia que lo obtenga mejor y mas barato. El Gobierno, jefe de las dos, que
lo ha previsto, la habrá dotado con tiempo y con firme voluntad de otro ramo de produc
cion en que pueda obtener la primacia sobre las demás provincias: segun cuál sea su
aptitud, le ha desecado terrenos para pastos, ó le ha montado establecimientos modelos
de cria? de ganados, ó ha subvencionado empresas para levantar en su seno grandes ta
lleres industriales, ó la ha escogido para residencia, ya de escuelas facultativas, ya de
campos militares de instruccion, ya de arsenales y escuadras, ya de enseñanzas especia
les, ó le ha dispuesto algun mercado colonial para su actividad de comerciante. Asi re
parte el Gobierno sus medios infinitos de eficáz estimulo, y se guarda muy bien de estimu
lar lo mismo y con igual solicitud en todas partes. Asi se llega á la combinacion de que ha
ya en cada provincia alguna produccion muy vasta que sea indispensable auxiliar con las
producciones especiales de las provincias restantes. Asi se ha encontrado una fórmula de
proteccion mucho mejor que la de las Aduanas interiores, para hacer que prospere toda
la nacion, estrechando cada vez mas los lazos de una comun nacionalidad entre los va
rios territorios de la misma.
Pero para tejer y mantener estas combinaciones prácticas y sabias, es menester que
no puedan venir á perturbarlas las relaciones esteriores; antes bien hay una absoluta
necesidad de que se subordinen estas al plan de organizacion del comercio interior en
cada estado.
Mal podrá asegurarse cada mercado provincial á las demás provincias, si pueden ve
nir articulos de fuera á echarlas á todas, ó siquiera á varias de ellas de todos sus mer
cados.
Entonces se romperá la combinacion práctica y sabia en daño de la nacion, y en total
ruina de las provincias que se queden sin mercado.
Y si unos estranjeros impiden con su trigo cultivar las mieses, otros obligan con sus
telas á cerrar las fábricas, y otros hacen lo propio con sus pastos , con las naves y con
todo lo cambiable ó poco menos; entonces la nacion entera irá perdiendo sus productos
anuales, empezará á vivir á espensas de su capital, se arruinará como se arruinan los
que viven tomando prestado sobre sus haciendas en afrentosa holganza.
No ha de maravillarnos este resultado.
De provincia á provincia, el libre cambio, bajo un gobierno cuerdo, es solo en la apa
riencia ilimitado. Las compensaciones que hemos visto son verdaderas limitaciones en
cubiertas, que le convierten en una libertad comercial prudentemente reglamentada.
Pero de nacion á nacion no caben las compensaciones referidas; porque falta la ac
cion reguladora é imparcial de un gobierno comun que las hermane. Se ponen frente á
frente las naciones con la misma buena voluntad con que las tiendas rivales se envidian y
se arrebatan sus parroquianos, que es lo mismo que decir las rentas y aun á veces los
- 42 -
Caudales. Las naciones que se queden sin oficio, no recibirán de las demás ni limosna,
ni socorros, ni consuelos; no hallarán casas de refugio ni hospitales.
Para el libre cambio de nacion á nacion no hay mas compensaciones ni limitacion po
sibles que las Aduanas. Suprimidlas, y el libre cambio resultará absoluto, ilimitado,
anárquico.
Y la anarquia solo será útil á la nacion que esté dotada de una superioridad irresisti
ble. Las demás naciones vendrán á parar á un estado miserable; y la miseria, con rela
cion á la libertad de cambiar, viene á ser la ausencia de toda libertad. ¿Dónde existe la
libertad de cambiar cuando no se tienen objetos que poder dar en cambio?
La libre competencia ilimitada entre individuos, deja á varios individuos sin o/icio. Lo
mismo habria de resultar entre naciones: habrian de quedar algunas de estas sin oficio.
Pues los libre-cambistas aseguran, que infaliblemente habria de haber tantos oficios co
mo naciones, y tan arregladito y limpio, que habria para cada cuerpo una levita á mano,
esto es, para cadanacioo un buen oficio!
Los individuos que quedan sin oficio por la libre competencia, no sufririan estos des
calabros si antes de perderlo tuviesen en su mano el medio de alzarse con la esclusiva,
ó de obtener algun subsidio de ayuda á costa de sus rivales. Si se les diese á elegir entre
esto ó mudar de oficio, indudablemente elegirian lo primero, y cualquier cuerdo les diria,
muy bien hecho.
Sin embargo, cuando una nacion se encuentra en la dura alternativa de, ó bien tener
que prohibir ó gravar con derechos ciertos articulos de estranjera procedencia, ó bien
haber de mudar de oficio, los libre-cambistas quieren que opte por la muda, lo mismo si
hace calor que si hace frio.
Por fortuna, aunque ellos dicen á veces lo contrario, nadie hasta aqui ha seguido del
todo sus consejos; y decimos por fortuna, porque las pocas naciones que los siguieron á
medias, lo pasau bastante mal; mientras que las grandes naciones continentales, que de
ellos se rien, mantiensn y aun aumentan su grandeza.
En cuanto á la Inglaterra, la inventora y el dechado del sistema proteccionista, sigue
abriendo las puertas para lo quo le conviene y cuando le conviene, y continúa parape
tada con sus aranceles para lo que podria dañarla, mientras las circunstancias no varien.
Cuando los libre-cambistas os hablen de Inglaterra como de un pais donde imperan
sus doctrinas, decidles que traduzcan é impriman traducidos y completos sus aranceles
actuales. Vereis como no aceptan este compromiso.
Cuando os hablen delo barato y de lo caro, contestadles que en el pais de entre mon
tadas que arriba hemos descrito, antes de inventarse el lujo, el trigo valia poco; y sin eqa-
bargo, mientras los indigentes se paseaban, como no tenian con qué comprarlo, se ha
bian de contentar comiéndolo con la vista.
Y como el papel ahora me falta y se hace tarde para la continuacion de la historia,
que aguarden hasta otro dia.
Barcelona 18 de agosto de 1859.
Juan Tilas y Vidal.
PEQUEÑA MUESTRA DE BASTIAT
,
LA IGUALDAD.
Todas las cosas son desiguales en el mundo : puede apostarse con el mas hábil arte
sano que no fabricará dos obras enteramente iguales, de manera que por mas cuidado
que ponga en su construccion, se encontrará un punto de diferencia en ellas. Asi se com
prende cómo en un batallon ó en un grande ejército conoce á primera vista cada soldado
su fusil , y en un espacioso taller cada trabajador las herramientas de que se sirve. En
vano buscarémos la igualdad en los productos de la naturaleza: los animales, las plantas,
los árboles y cuantos objetos están sujetos á nuestros ojos, aunque sean de una misma
especie y se parezcan mas ó menos, los distingue unos de otros cualquiera que fije la
atencion en ellos. Todos hemos admirado alguna vez la prodigiosa variedad de la natu
raleza en nosotros mismos al contemplar que entre los muellisimos millones de personas
que pueblan la tierra, no se encuentran dos que tengan la cara igual. La misma diversi
dad hay en el carácter y la inteligencia de los hombres, los cuales son buenos, ó malva
dos, ó tontos, ó medianamente instruidos, ó eminentes por sus vastos conocimientos.
Será pues una ilusion irrealizable el propósito de constituir un estado bajo un pié abso
luto dé igualdad, mientras no se mude la naturaleza de la especie humana y de las cosas
de este mundo.
Seria verdaderamente un milagro que en medio de tanta diversidad de cosas, ideas
y sentimientos se consiguiese el establecimiento de una sociedad donde los hombres dis
frutasen de iguales derechos, honores, consideraciones y riquezas, lo que supondria—y
es imposible concebirlo—que todos tienen iguales merecimientos. Olvidándose algunos
publicistas de que el mundo está como está, y es imposible al hombre hacerlo de otra
manera, han intentado trastornar las bases en que naturalmente se funda, y regirlo según
las leyes del comunismo. Hasta el presente no hay esperiencia de buen éxito de ninguna
sociedad comunista. Los únicos que han podido, viviendo en comunidad, sostenerse por
algun tiempo—y no merecen el dictado de comunistas en el sentido en que se toma esta
palabra—son, por ejemplo, los frailes en los conventos, si bien ha de notarse que para
entrar en ellos se les sometia á un riguroso noviciado que acreditaba su vocacion, y se
les exigia toda su vida una obediencia ciega á las reglas de su órden y á los mandatos de
sus superiores. De manera que si en virtud de santa obediencia se les mandaba ir al de
sierto, iban á él; si á pasar los mares, los pasaban ; si, permitaseme la espresion, á pre
cipitarse de lo alto de un ribazo, se precipitaban á él. No es presumible que á nosotros
nos agrade semejante modo de vivir, el cual consiste en el mas riguroso absolutismo,
puesto que el fraile, sin escusa alguna, obedece sumisamente al padre guardian , este al
provincial, y este al general. Aun constituidos asi los convento?, no habrian existido
muchos años sin el auxilio poderoso de la religion y la esperanza de felicidad después
- 51 -
de la mterte, que dominaban en el corazon de sus individuos ; y con todo eso tampoco
habrian existido si sus santos fundadores hubiesen permitido á los religiosos casarse y
vivir con sus mujeres, las cuales, como son algo quisquillosas en familia, habrian repe
tido las escenas de suegras y nueras.
Para llegar al comunismo, seria menester repartir los bienes entre los individuos de
cada nacion, ó los del mundo entero entre todos los que viven en el. Aparte de que esto
es imposible», se concibe en la imaginacion que supuesto el repartimiento igual de todas
las riquezas, acontecerá que como los hombres, ó porque unos son jugadores, ó no son
tan económicos y previsores, ó tienen mas apetito y mayores necesidades que otros, gas
tarán en el mismo dia, sin pensar en el de mañana, la parle que les haya tocado, á se
mejanza de aquellos operarios que el sábado gastan ó se juegan el salario de toda la
semana. Habrá desigualdad otra vez, y para hacerla desaparecer será necesario tomar
una parte de los que han economizado y entregarla á los que hayan consumido la suya.
De seguro aquel que habrá sido económico y buen administrador se denegará á favore
cer al disipador, y si se le quiere obligar responderá con algun porrazo. En general ten
drán que hacerse nuevos y nuevos repartimientos para guardar la Igualdad en la socie
dad, los cuales provocarán tales disgustos y resistencias que pararán en una guerra en
qae los ciudadanos se devorarán mutuamente.
El comunismo puede concebirse en la imaginacion bajo otra forma , esto es, re
uniendo y administrándose todos los bienes en nombre y por cuenta del Estado, quien
distribuya sus productos á los ciudadanos.
Semejante propósito es un delirio. E1 Estado no puede administrar con el doble ob
jeto de cuidar de los trabajos necesarios para producir y repartir en seguida sus pro
ductos á cada uno segun sus necesidades. La razon y la esperiencia nos enseñan que un
gobierno comerciante, industrial ó empresario, hace por lo comun muy malos negocios,
y que la industria particular es la única que sabe sacar buena ganancia. Un simple esta
blecimiento, por ejemplo, una fábrica, necesita entendidos directores para hacer traba
jar y ganar alguna cosa. ¡Cuál será la administracion de las diversas y numerosas in
dustrias, y de todos los bienes de una provincia ó de una nacion 1 En nombre del Es
tado ¿podrá por ventura administrarse lodo ese inmenso conjunto? No. Los que sean
nombrados directores ó administradores ¿tendrán los conocimientos y la esperiencia
bastantes para desempeñar su cometido? Lo dudamos. Supuesto que puedan y sepan
administrar ¿tendrán en la gestion de las cosas públicas la diligencia que tiene un parti
cular en las suyas ? No. ¿ Serán tan buenos que administren con integridad ? No es pro
bable. ¿ Se quedarán con lo mejor ó robarán ? Esto es lo mas verosimil.
Un Estado no puede subsistir, cualquiera que sea la forma de su gobierno, sino con
el trabajo de todos los que forman parte de él. En una sociedad comunista ha de traba
jarse tambien : ¿ quién obligará á los vagabundos á trabajar ? Si no se les dice nada, ¿ no
quedarán descontentos los demás ciudadanos con tener que trabajar y alimentarles con
sus sudores ? Si se dice que se les obligará al trabajo, preguntaremos además ¿ por cuá
les medios? ¿con el castigo ? En este caso la soeiedad comunista será peor que la nues
tra, en que los hombres disfrutan delibertad amplia y trabajan ó no trabajan á su volun
tad. El que es perezoso queda sobradamente castigado de la miseria que padece.
El interés individual en las sociedades actuales es el aguijon que estimula i los hom
bres, no solo al trabajo ordinario, si quo tambien á las grandes y arriesgadas empresas:
en las comunistas se desconoce ese poderoso medio, porque todos trabajan en provecho
del Estado. Y cuenta que sus fautores no han sabido encontrar otro con que suplirlo; y
se hacen la tonta ilusion de que no se conocerá en la comunidad ni la ociosidad ni la
pereza, como si fuese posible quitar estos y otros vicios que son tan antiguos como el
mundo : oreen que el amor á la asociacion, los honores y distinciones bastarán para inci
tar al trabajo, sin pensar que, á eecepcion de algunas almas de elevado temple, la mayor
parte de los hombres se rie de las cruces y condecoraciones que no llevan riquezas.
— 52 —
El comunismo no podrá arraigarse ni vivir en ningun pais, porque se lo impedirá el
deseo de propiedad personal que está encarnado en el corazon de cuantos han nacido y
nacerán. Puédense publicar leyes contra este deseo; pero serán ineficaces y no se obser
varán nunca. Los hombres no pueden con sus leyes modificar ni alterar en nada las que
ha hecho el Criador del universo. En una sociedad comunista los niños comenzarian á
infringir sus reglas apropiándose los juguetes que llegasen á sus manos y riñendo con
sus compañeros que intentaren tomárselos; y otro tanto harian los hombres y las mujeres
sobre cosas mayores. Y aunque todos fuesen ángeles, que no los conocemos en la tierra,
formarian licitamente los mas económicos su peculio y propiedad particular con los
ahorros de lo que les hubiese entregado la comunidad para sus alimentos.
Tocante á proyectos sociales, no pueden los escritores de nuestros tiempos decir na
da que no baya sido contado y repelido por los antiguos. Si alguna vez llega' á oidos de
alguno la palabra comunismo, ha de pensar que está juzgado y condenado mucho tiem
po há. i
Puede servir para formar concepto de lo que es, la historia de M. Sudre, traducida
por el Sr. Mañé y Flaquer, de la cual vamos á tomar algunas breves noticias.
En una república muy antigua llamada Esparta, hubo cierto comunismo que no puede
agradar á ningun hombre civilizado: era una sociedad que mataba los niños de comple
xion débil, que arrancaba á los demás del seno de sus familias, que erigia el hurto en arte,
que trataba y consideraba á las mujeres como yeguas, que degollaba á millones los
pobres esclavos, etc., etc.
En el siglo 11 de nuestra era, los carpocracianos formaron una comunidad deshonesta
y brutal. Sus sectarios, entre otros escándalos, oraban desnudos en señal de libertad y
disponian de las propiedades y las mujeres como cosa pública. Los maridos ofrecian sus
compañeras á los estranjeros, y despues de las comidas en comun, apagaban las luces y
se entregaban á toda clase de escesos.
La historia de los anabaptistas merece llamar la atencion de los que desean conocer
el comunismo. Tomás Münzer, uno de sus fundadores, para hacerse prosélitos, se daba
un aire inspirado, fingia éxtasis misticos, y á semejanza de algunas mujercillas de nues
tros tiempos, interpretaba los sueños. Con tales mañas no faltaron incautos que le si
guieron. Logró, es verdad, establecer en el siglo xvi el comunismo en la ciudad deMul.
hausen en Alemania, pero su triunfo fué tan efimero y desgraciado como debia serlo ne
cesariamente: los jornaleros abandonaron sus trabajos y no hicieron mas que holgar y
vivir á costa de los fondos comunes, que les parecian inagotables; de manera que las
consecuencias de su aplicacion fueron la falta de produccion, la ociosidad, la pereza y
una pronta consuncion de los capitales.
Prescindamos de los groseros desarreglos de los anabaptistas suizos, que del princi
pio de la comunidad de bienes dedujeron en breve el de comunidad de mujeres , y fije
mos un momento la atencion en la provincia de Moravia,
Alli floreció el comunismo en los años de 1527 á 1330 á precio del sacrificio de la li
bertad de los miembros de la comunidad, del completo aniquilamiento de la personali
dad humana y del mas absoluto despotismo. Basta saber que logró no dejar hablar álas
mujeres en las horas de trabajo ni en la comida, y que todos los hermanos y hermanas
vestian trajes de la misma tela cortados por el mismo patron. Pronto cesó una vida tan
austera: las mujeres, tan aficionadas á los adornos, quisieron distinguirse por la riqueza
y variedad de las telas: los maridos para complacerlas se reservaron algo de su trabajo ó
ahorraron parte de las subsistencias que seles entregaban, es decir, cada uno formó su
peculio y una propiedad particular que contribuyó á la caida de la comunidad.
Juan de Leyden fué un famoso comunista que para el logro de sus deseos comenzó á fin
gir durante tres dias estar privado del uso de la palabra : aparte de otros hechos desarre
glados, se casó con dos hermanas y llegó á tener diez y siete esposas. Los demás imita
ron su ejemplo, de suerte que las mujeres y doncellas que se negaron á sujetarse, tu
- 53 -
vieron que sufrir todos los escesos de la brutalidad y de la barbarie. Tras mil farsas in
dignas de hombres que proclaman la libertad é igualdad, Juan de Leyden se hizo procla
mar Rey. Es inútil decir, como sucedió y sucederá siempre en tales casos, que él y sus
servidores desplegaron la mayor magnificencia y se apoderaron de las mejores telas,
joyas, del oro y los comestibles destinados á los alimentos de los asociados. Fué el rey
verdugo de los condenados á pena capital por su consejo de estado. Tales fueron los
escandalosos hechos del tirano de Munster, que acabó por asesinar á su esposa favorita
y á vivir en la abundancia mientras el pueblo padecia los horrores del hambre en el sitio
de aquella ciudad.
En 1516 se imprimió la Utopia de Tomás Moro, canciller de Inglaterra, la cual se
consideró largo tiempo segun lo que significa su nombre, es decir, como una novela, y
ha sido despues el fundamento del comunismo moderno. En Utopia, pais imaginario, los
comunistas visten un traje uniforme á modo de soldados, y si bien no ha sido suprimida
alli la familia, se previene para evitar todo engaño que los prometidos esposos se mues
tren uno á otro en estado completo de desnudez; las familias deben constar poco mas ó
menos de igual número de individuos, y cuando hay alguna demasiado numerosa se ha
cen pasar algunos de sus hijos á otra familia; si hay esceso de poblacion se decreta una
emigracion general; se admite la esclavitud. .
Los mismos ó parecidos absurdos han reproducido Campanella, Morelly, Mably, Bris.
sot de Warville, Fourrier, etc.
En conclusion, el comunismo en la práctica y ante la razon ha sido y será :
La ociosidad y la pereza :
La muerte del interés personal, causa impulsiva delas empresas dificiles y de los
grandes trabajos :
La interrupcion dela produccion:
El medio de consumir pronto los capitales:
Una tentativa inútil contra la idea de propiedad innata en el niño, en la mujer y en el
hombre :
La proscripcion de las letras, de las artes y Giencias:
La perversion de la inteligencia :
La satisfaccion de las pasiones desordenadas :
La degradacion de la mujer :
La destruccion de la familia :
El aniquilamiento de la libertad : i. ,
El despotismo :
La esclavitud.
■ * i
Joaquín Cadafalch.
NOCIONES GENERALES DE DERECHO.
Conocer el derecho, esto es, la norma de la justicia, siquiera en lo mas usual y prác
tico, bien se comprende que ha de ser interesante á todos los individuos, cualquiera que
sea la clase á que pertenezcan, porque todos necesitamos una regla para los actos de
mie.-tra vida social; pero este conocimiento es mas necesario y será doblemente prove
choso para el obrero, atendido que sujeto como los demás ciudadauos á la obediencia y
cumplimiento de las leyes ; llamado á gozar de aquellos derechos que nuestra constitu
cion politica y civil otorga, sin distincion, á todos los españoles; y espuesto , como la
generalidad, a experimentar en sus relaciones.de familia y de intereses contrariedades y
complicaciones que no siempre se vencen ni resuelven con el simple buen sentido , el
obrero, sin embargo, no tiene, por lo comun, tiempo disponible ni fácil ocasion de acu
dir al prudente consejo de letrados ó de otras personas entendidas en materias legales,
ni la estrechez de sus recursos le permite sufragar el desembolso que tal diligencia le
ocasionaria.
De los inconvenientes que acabamos de señalar y de otras causas que omitimos por
no conducir á nuestro actual propósito, dimanan frecuentemente preocupaciones , des
aciertos y estravios de funesta consecuencia para la suerte del obrero y la de su familia;
no tanto porque la ignorancia es madre del error , como porque de su natural sencillez
y credulidad se mantienen y medran los embaucadores , los ruines y los de conciencia
poco escrupulosa.
Por esto hemos creido que no estarian fuera de su lugar en la modesta y reducida
biblioteca del proletario las breves y elementales nociones de derecho comun, que serán
objeto del presente articulo.
Ilustrar la inteligencia del obrero para que no sea victima de astutas asechanzas, para
que su propio juicio le vaya trazando el camino que debe seguir en los accidentes ordi
narios de la vida ; proporcionarle un corto caudal de conocimientos en ciencias y en
artes, que, unido al inestimable caudal de sus brazos, de su laboriosidad y de su honra
dez, le permita estender la mirada mas allá de las paredes del taller; inspirarle una noble
ambicion de sobresalir en su arte ó ejercicio, de conquistar un lauro en esa honrosa
lucha con que los ingenios de todas las naciones rivalizan á porfia para dotar al mundo
con nuevos descubrimientos y admirables adelantos; darle á conocer las máximas de la
moral práctica, para que infiltrándolas en el corazon de los suyos, goce la inmensa dicha
de ver la paz reinando en su morada; elevar el alma del obrero para que olvidando por
un momento las fatigas del trabajo corporal, venga con nosotros á saborear los goces del
espiritu, admirando los encantos de la naturaleza y percibiendo las bellezas del órden
artistico y moral ; hé aqui la tarea que nos hemos impuesto los que siendo tambien
obreros, aunque obreros de la inteligencia, sentimos hácia nuestros hermanos caritativo
amor y entrañable simpatia.
Para realizar nuestro propósito contamos principalmente con algunas de las bellas
— 55 —
cualidades que constituyen el carácter general de la masa obrera ; rectitud de sentimien
tos, clara penetracion y voluntad perseverante.
Queriendo aprovechar estas dotes naturales, viva persuadido el obrero deqve sin mas
fatiga que la de consagrar á lecturas como el presente Almanaque una parte del escaso
tiempo que sus deberes le dejan ocioso, puede adquirir paulatinamente utilisimos cono
cimientos en materias que hoy tal ves considera superiores á su alcance; y la esperien-
cia no tardará en demostrarle cuán copioso fruto puede recoger cultivando esta semilla
que con buena voluntad le ofrecemos.
Por lo que atañe á la materia del presente articulo, se comprende bien la dificultad de
compendiar en reducido número de páginas los principios fundamentales de la ciencia
mas vasta en que se ha ejercitado el entendimiento humano; asi que, sinceramente pene
trados de nuestra insuficiencia para desempeñar la tarea con mediano acierto, solo hemos
podido intentarlo correspondiendo al deseo de la ilustrada Junta directiva del Ateneo
Catalan, promovedora y patrocinadora de la presente publicacion.
I.
E1 derecho, que consideramos aqui en el sentido mas general, esto es, el conjunto de
las leyes, órdenes, tratados y disposiciones de toda especie, asi en materia civil como
administrativa, politica ó penal, no es producto de la voluntad arbitraria y menos aun
del capricho de los que han dictado las leyes y que por esta razon llamamos legisla
dores.
El derecho, por el contrario, es la espresion de la voluntad, del interés y de la con
veniencia comun, definidas y apreciadas estas circunstancias por los que, segun la diver
sa organizacion de los Estados, tienen conferida la mision y están revestidos de autoridad
suficiente para convertir en precepto lo que conviene al bienestar moral y material de
los pueblos.
Pero debemos advertir, además, que asi como el legistador obra inspirado por la con
ciencia universa], á su vez esta conciencia recibe la inspiracion de otro legisiador mas
elevado, fuente de toda justicia, del Supremo Hacedor, que, al criar al hombre ha infundido
en su alma el sentimiento de lo bueno y de lo justo, por mas que, dejando al individuo
todo el mérito ó el vituperio que merezca su conducta, le haya concedido libertad para
seguir el camino de la maldad y de la perdicion. Diremos, para esplicar mas claramente
la idea, que una ley no seria justa por mas que recibiese la sancion y hasta el aplauso de
todos los individuos de un pueblo, si conculcaba los principios de moral eterna é inva
riable que son el lazo de mistica union entre la conciencia del hombre y la perfecta justi
cia de Dios.
De la influencia que, segun hemos dicho, ejercen las ideas y los sentimientos de la
generalidad en las decisiones del legisiador, se sigue que las leyes serán tanto mas per
fectas cuanto sean los pueblos mas ilustrados, porque la mayor ilustracion sirve para
percibir con mas viva claridad las nociones de justicia grabadas por la mano de Dios en
el fondo mas recóndito del alma humana, mientras que llegan esas nociones á oscure
cerse, cuando no á borrarse por completo, en los pueblos embrutecidos por la igno
rancia.
Hé aqui la razo» porqué horrorizan y no serian posibles en la civilizada Europa esas
leyes monstruosamente bárbaras que permiten á un reyezuelo del interior de Africa ser
el esterminador de su abyecto pueblo , ora vendiéndole cual despreciable y vil rebaño á
— 56 —
los todavia mas viles y despreciables mercaderes de carne humana, ora convirtiendo en
bullicioso festin el espectáculo de segar centenares de cabezas.
En la misma Europa, en nuestra propia España, si no presenciais aquellos suplicios
crueles y repugnantes que alguna vez habreis oido contar ó leido en aigun libro; si no
veis cabezas de malhechores colocadas sobre un pilon en los caminos y encrucijadas ; si
los que nacidos ó criados en esta capital, pero no contando mas de treinta y cinco años,
no es posible que recordeis lo que significa pasar un hombre Boria avall , no creais que
se debe simplemente al hecho de haber cambiado la forma de gobierno ; es que han cam
biado las ideas, las costumbres y los sentimientos de la generalidad, pero cambio feliz,
humanitario, que preparó la reforma de las leyes penales, por la que han quedado aboli
dos aquellos atroces castigos que presenciaban impasibles nuestros mayores y que nos
otros ni podemos recordar sin estremecimiento.
Todavia en esle punto eos falta dar un gran paso, y tambien del sentimiento público
ha de venir el impulso decisivo. Cada vez que la fatal campanilla os anuncie qne uno de
vuestros hermanos ha de subir, cargado con el peso de sas crimenes, al ignominioso ta
blado que la justicia de los hombres levanta, implorad para su alma la misericordia de
Dios, pero huid lejos y apartad á vuestros hijos del sitio en que tiene lugar aquel drama
desgarrador.
Cuando asi mostreis la invencible repugnancia que os inspira la figura del verdugo;
cuando asi quede proclamado, por votacion silenciosa de las masas, que la existencia hu
mana es tan inviolable y sagrada que ni en nombre de la ley puede ser licito destruirla,
entonces habrá souado la hora de abolir la pena de muerte; y el que atente contra la vida
de su prójimo, no será ya solamente un criminal, sino un mónstruo abominable del que
todos apartarán la vista con horror.
Esa feliz aurora, cuya llegada tanto anhelan los corazones generosos, vendrá mas
pronto si teneis bastante fuerza de voluntad para privaros de aquellas emociones vio
lentas que , como las corridas de toros, endurecen el alma familiarizándola con el repug*
nante derramamiento de sangre.
El cultivo de la música instrumental y del canto ; las representaciones teatrales ame
nas é instructivas ; los ejercicios de fuerza y agilidad que dan vigor y elasticidad á la
musculatura entumecida por largas horas de conservar una misma posicion ó ejecutar
un mismo trabajo; y, por último, ese cepillo plañidero que os sale al paso tan amenudo y
en cuyo interior permanece siempre abierta la mano de los millares de pobres que so
corre la Junta de Patronato, pueden absorver, con mucha ventaja, el tiempo y el dinero
que tanto se malgastan fatigando el cuerpo y viciando el alma.
Hé aqui lijeramente indicada la reciproca influencia de las costumbres sobre las leyes
y de las leyes sobre las costumbres.
II.
— 57 — .
de obrar y de sentir, se comprende muy bien que la utilidad y la conveniencia de la ley
no siempre pueden ser igualmente ostensibles para lodos, ni deben ser juzgadas bajo el
punto de vista del interés individual. Si solo á ese interés atendiéramos, á buen seguro
no habria un solo individuo que no se declarase por la supresion de las cargas y tributos
que prestamos al Estado; y, sin embargo, esas cargas no solamente son necesarias é in
evitables, si que tambien útiles en alto grado al bien comun, porque sin ellas careceria
mos de puentes y caminos, de alumbrado, de escuelas gratuitas, de hospitales y, en una
palabra, de todos los servicios públicos indispensables en las naciones civilizadas.
De lo dicho se infiere, que no hay razon para reputar injusta la ley, ni siquiera im
perfecta, porque alguna vez contrarie nuestros deseos, coarte nuestra libertad de accion
ó nos imponga sacrificios mas ó menos dolorosos; pues aparte de que no todos pueden
apreciar debidamente los motivos de interés general que han aconsejado la promulga
cion de aquella ley, sucederá eon bastante frecuencia que la limitacion ó el sacrificio de
que nos lamentamos, estarán largamente compensados eon las ventajas que reportaremos
de la misma limitacion y de igual sacrificio impuestos á todos los demás.
Asi, por ejemplo, la pequeña parte con que yo contribuyo á sostener las cargas del
Estado, bien pagando una cantidad anual que se llama contribucion directa, bien adqui
riendo, con algun recargo en el precio, los articulos de mi consumo, lo que denomina
mos contribuciones indirectas, es bien seguro que no alcanza para costear la mas insigni
ficante de las utilidades y comodidades públicas de que participo; pero como los demas
contribuyen de la propia manera, bien que cada uno segun su posicion social y sus ha
beres, vengo á obtener, con mi corto sacrificio, el resultado inmensamente grandioso de
que pueda existir una fuerza pública,—sea ejército permanente, guardia rural ó munici
pal—que me proteja ó defienda mientras que tranquilamente vivo consagrado á mi tra
bajo; que haya tribunales á quienes demandar justicia si alguno atenta contra mi
honra ó mis bienes; que se construyan puentes y caminos, fuentes y paseos en cuyo
aprovechamiento hallo utilidad y agradable solaz; en una palabra, me constituyo ciuda
dano de un pais civilizado, en vez de condenarme á la vida salvaje, como necesariamente
habria de hacerlo si quisiera sustraerme á esas cargas y sacrificios que la vida social me
impone.
El inmenso bien resultante de las limitaciones puestas por las leyes al libre arbitrio
individual, en ninguna materia se distingue tan claramente como en las que se refieren
al derecho de propiedad; y sin embargo, no han faltado conciencias pervertidas y enten
dimientos descarriados para sostener que todas las cosas deberian ser comunes, y que
por lo tanto el ser dueño de alguna equivale á un robo hecho á los demás. Es decir, que
segun esa teoria disparatada, no nos pertenece legitimamente la ropa con que nos cubri
mos, ni la cama en que descansamos, ni los instrumentos ó herramientas de que nos va
lemos, ni las economias que á fuerza de privaciones vamos acumulando.
El buen sentido universal rechaza, con mas desprecio que indignacion, tamaños des
propósitos, reconociendo que el hombre no puede hallar las condiciones propias y esen
ciales de su naturaleza, sino teniendo una familia que le ame y una vivienda que le
cobije; y para tener casa y familia es absolutamente preciso que á cada uno le pertenezca
en plena propiedad lo que adquiere con el sudor de su frente.
Sentado este principio, vamos á demostrar, en breves palabras, la incontestable ven
taja del derecho de propiedad. Si supongo que mañana quedase abolido ese derecho, la
consecuencia será que yo podré apoderarme impunemente de lo que hoy pertenece a los
demás ; pero como yo no tengo fuerza bastante para luchar contra lodos, mientras que
dos ó tres reunidos bastarán para vencerme á mi, resultará que sin la menor esperanza
de adquirir lo que ahora no poseo, correré gran riesgo de perder lo que actualmente me
pertenece.
No queremos ocultar á la clase proletaria que la descabellada teoria de la propiedad
en comun, suele ir acompañada con ciertos proyectos de distribucion equitativa y uni
8
forme para evitar esas agresiones violentas, que, roto el freno de la ley, mantendrian el
mundo en continua conflagracion.
Pero por mucho que tales doctrinas puedan halagar á los que, sufriendo privaciones
y miseria, llegan á concebir la esperanza de mejorar su estado mediante un cambio radi
cal en la organizacion de la sociedad, debemos preguntar : ¿ qué significan esos proyec
tos de reparto? Que se formará un inmenso granero del que unos pocos tendrán las
llaves; pero vosotros, proletarios, no las tendreis nunca, porque para ello se requieren
condiciones de superioridad impropias de vuestra clase: talento, instruccion, astucia y
osadia. El que tenga estas cualidades, ya sabe labrarse una fortuna y deja de ser pro
letario.
Siempre resultará, por lo tanto, que á cambio de una racion escatimada que os repar
tirian los administradores del granero, los guardadores de las llaves, habriais renunciado
á la consoladora esperanza de gozar algun dia ó de que gocen vuestros hijos una posi
cion holgada, fruto de la perseverancia en el trabajo y en la economia ; porque como el
absurdo sistema que nos ocupa no admite desigualdades, por la misma razon que los ri
cos habrian de pasar á ser pobres, los pobres no podrian jamás llegar á ser ricos.
En resúmen; la sociedad no puede subsistir sino fundada en la limitacion del libre
arbitrio de sus miembros. Lo que llamamos interés comun, fuerza pública, utilidad gene
ral, no es mas que un fondo compuesto de las pequeñas porciones de interés, de utilidad
y de fuerza de que se desprende cada uno de los ciudadanos, obligándose á respetar el
derecho de los demas, para poder exigir, á su vez, que los demás respeten el suyo.
III.
De los principios que dejamos establecidos nacen tambien las ideas de autoridad y de
gobierno.
Esas pequeñas porciones de interés, de fuerza y de utilidad que cada uno de nosotros
ha impuesto en el fondo comun, es indispensable concentrarlas en una sola mano, inte
ligente y poderosa que las administre, porque de otra manera el sacrificio resultaria es
téril.
Al decir una sola mano, entendemos significar la mano del Gobierno, con lo cual di
cho está que prescindimos en este momento de que la entidad gubernativa esté represen
tada por uno ó por muchos individuos.
En la infancia de las sociedades, esto es, cuando no se habian formado todavia pueblos
y naciones, al apartarse una familia de la tribu á que pertenecia, para ir A establecerse
por si en distinto territorio, se comprende bien que la concentracion de autoridad habia
de residir en el jefe de familia ; pero concentracion limitada, por la misma naturaleza de
las cosas, al pequeño caudal de adhesion y de obediencia que debian prestar los indi
viduos de que la familia se componia.
Virgenes todavia las pasiones y sin lucha de intereses opuestos, no existiendo por lo
mismo contiendas que dirimir ni ambiciones que refrenar, podian subsistir aquellas so
ciedades sin mas ley que la natura], y teniendo por único magistrado el jefe de la fa
milia.
Pero á medida que vá creciendo la poblacion, multiplicándose las familias y estable
ciéndose unas cerca de otras, por lo mismo que, segun hemos dicho antes, necesita cada
una su albergue y sus utensilios, llega el caso de dictar medidas para que cada cual res
pete la persona, la morada y los haberes de su vecino; pronto se adquiere la dolorosa
esperiencia de que solo el temor del escarmiento puede contener los instintos malévolos,
y se fija entonces la pena que habrán de sufrir los infractores de las reglas establecidas,
apareciendo por primera vez la necesidad de crear un poder colectivo que sea por todos
reconocido y acatado.
Luego, esa sociedad todavia naciente comienza á disfrutar de algunos bienes en co
mun ; el agua de la fuente mas inmediata, la leña del bosque mas cercano al pueblo,
aprovechan á todos los vecinos; y para evitar choques y pendencias, es preciso que la
autoridad establezca la manera cómo ha de tener lugar el aprovechamiento.
Mas tarde, las relaciones entre los individuos de aquel pequeño Estado se van combi
nando bajo mil formas diversas, cada una de las cuales requiere un nuevo género de
prescripciones ú ordenanzas; los limites del territorio se van ensanchando, formándose
nuevos pueblos y ciudades; y asi como en un principio hubo que reglamentar el apro
vechamiento de los bienes pertenecientes á un solo pueblo, hay que fijar despues los me
dios de construccion y conservacion de aquellas obras y mejoras que atañen á dos 6 mas
pueblos, como por ejemplo los puentes y los caminos. La existencia de muchos grupos
de poblacion importa la necesidad de crear un poder central que sea el regulador de los
poderes locales, dando unidad y cohesion á los elementos de nacionalidad que aislados
permanecerian infecundos : y finalmente, la vecindad con otros Estados dá margen al es-
blecimiento de relaciones de nacion á nacion, como en un principio se habian establecido
de pueblo á pueblo.
Cada una de estas fases de la vida social es origen de una série de prescripciones, ó
digamos leyes de orden especial, bien que todas encaminadas á idéntico fin, esto es, al
bien comun de los asociados ; y hé aqui ligeramente indicada la formacion de las varias
colecciones de leyes que se titulan derecho civil, penal, administrativo, politico y comun
ó de gentes; prescindiendo, como prescindimos, de otras divisiones menos importantes
que no tienen cabida natural en el presente articulo.
En la imposibilidad de dar una idea, siquiera fuese muy sucinta, de las materias que
comprende cada una de las mencionadas fracciones ó ramas del derecho, porque daria
mos á e.«te trabajo proporciones que no consiente la indole del libro en que ha de ver la
luz pública, nos limitaremos á recorrer, y aun muy rápidamente, la materia del derecho
civil, por ser la que ofrece aplicaciones prácticas mas frecuentes y comunes.
IV.
Son objeto y materia del derecho civil, aquellas leyes que se refieren á las relaciones
privadas entre ciudadanos de un mismo Estado ; asi decimos derecho civil español, fran
cés, italiano, etc.
Corresponden, puos, á este derecho, las leyes que determinan la organizacion dela
familia, regulando la patria potestad y la autoridad marital, asi como estableciendo la
tutela y el derecho de sucesion ; las que preceptuan los modos de adquirir, conservar y
transmitir el dominio de las cosas ; y finalmente,—aunque formando una seccion que por
su propia importancia suelo llamarse derecho de procedimientos, - las leyes que señalan
el medio y la forma que debemos emplear para conseguir la reparacion que se nos debe
cuando alguno de nuestros derechos haya sido violado.
En derecho civil no hay distinciones , exenciones ni privilegios ; lo mismo el infeliz
jornalero que los magnates mas potentados, por el hecho de ser españoles gozan lodos do
iguales derechos, como están sujetos á los mistaos deberes ; y de a(rai ]«s frases igualdad
enü, igualdad ante h ley.
Los derechos civiles se adquieren por nacimiento en territorio español, 6 de padres
españoles y por carta de naturaleza que se libra, mediante ciertos requisitos, á los es~
tranjeros que lo solicitan. Y se pierden por espatriacion, por admitir empleo de un go
bierno estraño, sin obtener Ja venia de nuestro gobierno, y, aunque no de un modo abso
luto, por cometer algun delito de los que son castigados con la pena que se llama «Je
Interdiccion.
En todos estos casos pueden recobrarse por gracia especial ó por indulto.
El conjunto de los derechos y deberes que á todo español atribuyen su nacimiento y
las relaciones de consanguinidad que son consecuencia del mismo, es lo que se llama es
tado civil de una persona.
Estos derechos y deberes tienen su raiz en la familia; y como base de la misma, es
tán fundados en la institucion del matrimonio.
Por la razon que se acaba de indicar, ha merecido el contrato de matrimonio la mas
predilecta solicitud de los legisiadores de todos los paises, teniendo ademas el doble ca
rácter de sacramento para los que profesamos la Religion Católica.
Los varones que no han cumplido 23 años y las hembras menores de tu, no pueden
contraerlo sin el consentimiento paterno.
Si ha fallecido el padre ó no puede otorgar el permiso por ausencia ó por otro motivo,
corresponde la misma facultadála madre y sucesivamente á los abuelos paterno y materno.
Si no existe ninguna de las personas que dejamos citadas, pasa la facultad de prestar
el consentimiento al curador, si el padre le hubiere nombrado, y en último término al
juez del partido, pero ambos en union con los mas próximos parientes y cesando en estos
Casos la necesidad do obtener el consentimiento , si el que intenta casarse ha cumplido 20
años, ya sea varon ó hembra.
Los casados se deben mutuamente fidelidad, socorro y asistencia, y tienen la obligacion
de alimentar y educar á sus hijos. Faltando á estos deberes, infringen las leyes divinas y
las humanas, falseando la respetable y augustisima institucion del matrimonio, que,
como vinculo y base de la familia, es el engendro de la sociedad civil y el plantel en que
se forman los buenos ciudadanos.
Por muy reducida que sea una sociedad, es preciso que alguno la dirija y gobierne.
Esta direccion corresponde al marido y padre, quien se hace indigno de conservarla, si
en vez de ser el natural protector de los que se hallan bajo su amparo, abusa de su
autoridad y de la fuerza con que Dios ha dotado al hombre, oprimiendo y tiranizando á
su familia. . ¡
La mujer, á su vez, debe al marido respeto y sumision, ro pudiendo sin el permiso
marital celebrar contratos ni disponer de sus bienes, como no sea en testamento.
El decoro de las familias y la necesidad de asegurar la filiacion de la prole, impiden
á la viuda contraer nuevo matrimonio antes de su alumbramiento, si hubiere quedado
en cinta, y en otro caso antes de los 301 dias desde la muerte del marido.
Los que, siendo enteramente libres, han tenido hijos fuera de matrimonio, pueden le
gitimarlos por el casamiento. Esta legitimacion produce los mismos efectos civiles que si
los hijos hub'esen nacido cuando ya se habia celebrado el matrimonio.
El que no tiene hijos puede adqpirir todos los derechos de paternidad mediante adop
tar un estraño.
Los hijos deben á sus padres acatamiento y obediencia en todo tiempo. Ni la edad, ni
el saber, ni los honores y riquezas ponen fin á este deber. La ley civil no hace mas que
confirmar el precepto divino que dice: «Honrarás padre y madre.» El que olvida este pre
cepto, no merece vivir entre los hombres.
Los efectos civiles de la patria potestad cesan, sin embargo, por emancipacion del hijo
y por salir de la casa paterna en virtud de contraer matrimonio.
La emancipacion no es on acto voluntario del hijo, sino nna renuncia que puede ha
cer el padre.
El hijo mientras no se casa ó no es emancipado, adquiere para su padre. Con todo el
fruto de su trabajo no alcanzará jamás á recompensar una minima parte de los cuidados
y sinsabores que por él han sufrido los autores de susdias.
Sin embargo, para que puedan los hijos prepararse á sostener una familia el dia en
que contraigan matrimonio, les permite la ley tener caudal separado que se llama peculio,
ya sea de bienes que les haya entregado el padre para que los administren al efecto de
nacerse hábiles en alguna industria, en cuyo caso el caudal y los productos pertenece*
al padre, ya de adquisiciones hechas por los mismos hijos ó de alguna herencia que lea
haya provenido.
La falta de discernimiento y ia consiguiente necesidad q»e tienen de consejo y protec
cion los que, careciendo de padre, no han cumplido 25 años, ha dado lugar á la institacion
de las tutelas y curatelas.
Se llama tutor al que tiene principalmente la obligacion de velar por la persona del
impúber, esto es, del que no ha cumplido 14 años si es varon y 18 si es hembra. Curador
es el que administra los bienes del menor hasta que llega este á la edad de °2á años.
Cuando el padre no ha nombrado tutor para sus hijos, desempeña este eargo la ma
dre, y faltando ella el mas próximo pariente.
La madre pierde la tutela pasando á segundas nupcias. Los bienes que hubo del pri
mer marido pertenecen esclusivamente á los hijos de aquel matrimonio.
Tambien el viudo que contrae nuevo enlace debe reservar para los hijos del primer
matrimonio los bienes que fueron de su difunta consorte.
La ley, siguiendo los impulsos dela naturaleza, establece paralas herencias el siguien
te órden de sucesion. 1° Los descendientes. í.° Los ascendientes 8.° Los colaterales.
Son descendientes, los hijos, nietos, etc.
Son ascendientes, los padres, abuelos, etc.
Son colaterales, los hermanos, sobrinos, tios y primos.
Los parientes de grado mas próximo son preferidos á los de grado mas remoto.
Los grados se cuentan por el número de generaciones que cada uno dista del tronco
comun.
Si la persona de cuya sucesion se trata ha dejado hijos y además nietos, cuyo padre
ó madre habian premuerto, estos nietos Iteran juntoe aquella parle que hubiera corres
pondido á su padre ó madre si viviesen.
Lo mismo sucede cuando el difunto ka dejado hermanos y sobrinos. En este «aso los
sobrinos, cualquiera que sea su número, deben repartir entre si ana parte igual á laque
lleva cada uno de sus tios E*ta manera de suceder ó heredar los nietos y los sobrinos , se
llama por derecho de representacion, porque suceden representando A sos padres que has
muerto.
Los derechos de sucesion que se dejan esplicados, tienen solamente lugar cuando el
difunto no ha ordenado testamento nombrando herederos.
Habiendo heredero nombrado, únicamente puede pedirse la porcion qoe se llana
legitima. Este derecho solo tiene lugar entre padres é hijos.
La legitima, en Cataluña, es la cuarta parte de todos los bienes que componen la he
rencia, siendo esta cuarta parte repartible entre todos los qne tienen opcion á ella, in
cluso el heredero nombrado en el testamento, si es al propio tiempo legitimario.
Hemos dicho que son objeto del derecho civil, además delas leyes que determinan la
organizacion de la familia, las que prescriben la manera de adquirir, conservar y tras
mitir la propiedad de las cosas. Tomamos aqui la palabra propiedad en el sentido mas la
to, esto es, comprendiendo la facultad de disponer libremente de una cosa ó el derecho
limitado que nos compete sobre la misma.
La facultad de disponer libremente se llama dominio.
Son derechos limitados, la posesion, el usufruto, la hipoteca ó prenda, los censos y
otros varios menos importantes.
Nadie puede ser desposeido sino por causa de utilidad pública y previa la correspon
diente indemnizacion. El hecho de obligar al dueño á ceder su dominio, se llama espro-
piacion forzosa; y tiene comunmente lugar para la construccion de caminos, mejora y
y saneamiento de las poblaciones y otras obras de utilidad general.
Tambien ha lugará espropiacion, pero siempre mediante indemnizar al dueño, cuan
do se obtiene del Gobierno la concesion para esplotar minerales hallados en terreno de
propiedad particular.
E1 inventor de una máquina ó de un nuevo procedimiento industrial ó artistico, goza
de la propiedad de su invento y el Estado le garantiza el aprovechamiento esclusivo du
rante cierto número de años, que nunca pasan de quince.
El hallazgo de un tesoro en terreno de otro, dá derecho á la mitad delo hallado, y la
otra mitad pertenece al dueño del terreno.
Los modos mas frecuentes de adquirir el dominio son: la sucesion, esto es, herencia
ó legado, la donacion, la prescripcion, y en virtud de contrato, como por ejemplo, com
pra, permuta, etc.
Hemos dicho algo sobre la sucesion al tratar de la familia; los estraños tan solo suce
den en virtud de testamento.
Pueden otorgar testamento los varones que han cumplido 14 años y las hembras ma
yores de 12.
Se llama heredero al sucesor universal del difunto en todos los derechos y obligacio
nes que componian el patrimonio, bienes y deudas.
Legatario al que sucede solo en una cosa determinada, aunque tenga la obligacion de
sufragar las cargas inherentes á la misma.
Son albaceas los encargados de cumplir la voluntad del difunto, repartiendo la he
rencia, entregando los legados, ordenando los sufragios, etc.
La donacion es aquella liberalidad con que demostramos nuestro afecto ó recompen
samos los beneficios recibidos de otro.
El donatario ingrato puede ser obligado á restituir la cosa donada.
Prescripcion significa el dominio adquirido en virtud do posesion continuada por lar
go número de años, en la creencia de ser dueños de una cosa, aun cuando no lo seamos
realmente.
El ladron jamás prescribe la cosa robada.
L03 principales contratos en virtud de los cuales adquirimos el dominio, son: la com
pra, la permuta ó cambio y la sociedad ó compañia con otro.
El que contrata se obliga á si mismo y á sus herederos, esceptuando los casos en
que la obligacion es esencialmente personal, como por ejemplo, construir una casa, pin
tar un cuadro, dirigir un taller, etc.
— 63 —
Es nulo todo contrato en que haya mediado violencia ó engaño, y lo mismo sucede
cuando se pactan cosas contrarias á las buenas costumbres.
Los contratos no producen derechos y obligaciones mas que entre las personas delos
contrayentes y sus herederos.
El que se obligó á ejecutar un hecho y no lo cumple, debe indemnizar al otro contra
yente de los perjuicios que le haya ocasionado. ■
Las condiciones dudosas de un contrato se interpretan siempre á favor del que su
fre daño y en contra del que obtiene la ganancia.
El que cede á otro el dominio de una cosa, debe sacar indemne al adquirente si un
tercero pretendiese tener derecho sobre la misma.
En la compra y venta cuando los contrayentes han convenido en la cosa y en el pre
cio, si por algun accidente se pierde ó deteriora la cosa vendida, sin culpa del vendedor,
no queda relevado el comprador de pagar el precio.
Esceptúanse de la disposicion antedicha las cosas que se compran por peso ó me
dida, á menos que se hubiere retardado la entrega por morosidad del comprador.
Entre los derechos limitados, la posesion es la que tiene mayor afinidad con el do
minio.
En virtud de la posesion conservamos la tenencia de las cosas mientras otro no prue
ba mejor derecho. Por esto se dice: «Beatos los que poseen,» porque no necesitan pro
bar que son dueños.
El que posee una cosa de buena fé ó sea en el concepto de ser dueño de la misma,
no está obligado á restituir los frutos que le hubiere producido, por mas que, demanda
do en juicio, resulte que no le pertenecia. Por lo contrario, el que posee de mala fé, ó
con ella dejó de poseer, queriendo trasmitir á otro derechos que no le competian, res
ponde al dueño no solo de los frutos que ha percibido, si que tambien de los que hubie
ra podido percibir cuidando ó cultivando la cosa con mayor esmero. .
Usufruto es el derecho de beneficiar los productos de una cosa conservándola sin
deterioro para su legitimo dueño.
En Cataluña es muy comun legar los testadores á sus mujeres el usufruto de todos los
bienes para mientras vivan, con tal que no contraigan otro entace.
Hipoteca es el derecho que nos compete sobre bienes ajenos para seguridad de algun
crédito que tenemos contra el dueño de los mismos; de suerte que no pagando el deudor
en el plazo convenido, se puede instar la venta de la finca hipotecada para cobrarnos
con su producto.
Si la cosa dada en seguridad no es raiz, sino mueble, ó en otros términos, si no es
casa ó campo, sino un reloj, por ejemplo, ó una mercaderia cualquiera , entonces el de
recho toma el nombre de prenda.
Censo es el derecho de percibir una pension de cuyo pago responde una finca deter
minada.
Redimir un censo, significa pagar al que tiene derecho de percibirlo, tanto capital como
seria necesario para producir una renta equivalente al importe de la pension. La renta
que podria producir el capital se calcula generalmente á razon de tres por ciento al
año.
Todas las cargas que gravitan sobre una finca, esto es, censos, hipotecas, usufructo,
etc., pueden averiguarse acudiendo á una oficina establecida en cada cabeza de partido
judicial, que se titula Registro de ¡a propiedad.
VI.
VIL
Es ciertamente muy sensible que la ignorancia de verdades que deberian ser trivia
les, produzca cada dia errores de grandisima trascendencia. Lo es mas al considerar,
que muchos de estos males provienen del deseo mismo de haberlos querido evitar, y te
nido la desgracia de no acertar en el modo de hacerlo. La indole de este trabajo no per
mite ofrecer un tratado que comprenda todos los actos de la vida á que hemos aludido,
y seria hasta ridiculo que las pocas ideas que podrá contener, vinieran á manos de los
que le dispensen el honor de leerlo, ataviadas con las galas de la oratoria, deque debe
prescindir por completo la verdad, tanto mas encantadoramente hermosa, cuanto mas
sencilla se presenta.
A este fin, fijándonos en los de mas importancia, espondremos lo que todos debieran
saber muy bien en interés de la buena constitucion de la familia , para precaver las di
sensiones que pueden surgir en su seno, y los perjuicios que puedan sobrevenir á los
padres y á los hijos, indicando lo mas sustancial de los actos que son mas usuales y ne
cesarios.
PACTOS ANTENUPCIALES.
Entre las mi! razones que aconsejan que los padres de familia no concedan la mano
de sus hijas á personas cuya probidad siquiera sea ambigua, una hay que debe ser teni
da muyen cuenta por las señoritas que hayan de casarse. Estas no deben perder de vis
ta que durante el matrimonio el marido es el único y esclusivo dueño de lodo aquello que
la mujer le aporte en dote, y que las leyes de las Partidas, templando el rigor de la legis
lacion romana, y mirando el matrimonio bajo el verdadero punto de vista cristiano, no
permiten queá instancia de la mujer se la aseguren sus aportaciones dotales, simplemen
te porque el marido empobrezca, sino que exigen que la pobreza sea imputable al ma
rido por malgastar, ó como dice la ley, ser malbaratador de sus bienes, y aun esto bajo
la condicion que no lo fuera antes de casarse, pues seria ridiculo que la mujer comba
tiera por el dinero las costumbres que aprobó al dar la mano de esposa á aquel de quien
podia estimar cierto que la llevaria á la ruina, que demasiado tarde quisiera evitar.
Para conciliar las exigencias de una pasion vehemente, ó la necesidad de cubrir
ciertas imprudencias ó desvarios, que lanzan fatal c irremediablemente las mujeres en bra
zos de hombres, que al adquirir su posesion les dan tanto tormento, cuanto fué el pla
cer que si ñaron hallaren su union, convendrá: ó que los padres den á sus hijas bienes
raices inestimados, para que con esia calidad los constituyan ellas en dote, en cuyo caso
el marido no podrá enajenarlos, ó bien, si dan dinero, que impongan la condicion de
haberlo de tener constantemente asegurado mientras dure el matrimonio, ó bien que de
jen en calidad de b'enes parafernales, reservándose la mujer su administracion, el todo
ó la mayor parte de las cantidades que den á sus hijas,
u
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Obrándose de esta suerte, las mujeres podrán ser tan generosas como cumple á una
buena esposa, cuando el marido por efecto de desgracias necesite io suyo, y guardarlo
en los casos en que la necesidad provenga de culpa del marido, ó en que el sacrificio, si
bien útil para terceros, resulte estéril para la familia, y aun para el honor del marido,
que la mujer debe tenerlo en grande estima.
Los que se casan, mirándose primero á si mismos, y viendo en si sus propios hijos,
acostumbran pactar para ellos el usufructo de los bienes de aquel de los dos que pre-
muera, y para los hijos el heredamiento forzoso concurriendo con otros de igual sexo, ha
bidos por el cónyuge sobreviviente en otro matrimonio posterior.
Estos pactos han causado y continúan causando en las familias gravisimos males,
siendo los peores aquellos que no llegan á tener publicidad, y de seguro que irán cre
ciendo mientras el matrimonio sea una mera operacion mercantil, en laque lo último que
se toma en cuenta es el corazon de los que quieren casarse, y el la por el cual deben
querer casarse.
El viejo que por ser rico lleva, no al tálamo conyugal, sino á su sepultura una joven
para escilarle con el frio de las canas que oculta en vano, el fuego qu*> no puede apagar;
el rico que se ha enervado en los placeres, ó que no tiene mas atractivo que 9u caja; la
vieja que con la verdura de sus cstravios, y que son la hipocresia de los afeites, no puede
ocultar sus arrugas al que la vé cuando los primeros albores del dia la despiertan, po
drán contar bien poco con la fidelidad y con el cariño de la victima que habrán elegido
como objeto de placer, ó como enfermera para su bienestar, y que se les habrá entrega
do al solo efecto de ganar lo que hoy se llama una posicion, si aunque no sea mas que á ti
tulo de usufruto, le aseguran todos sus bienes.
Verdad es que sin éste ú otro análogo aliciente no vertamos esas monstruosas unio
nes de la vida con la muerte, de la repugnante indiferencia del vicio con la incauta ino->
cencia de la virtud, pero en cambio se sacrificarian menos corazones, y se malearian
menos almas, destinadas , á no distraerlas la fascinacion que las pervierte, á labrar la
felicidad de otros séres, que si no llegaban á acumular tanto dinero, rebosarian de amor,
y darian á la sociedad los hijos que no puede esperar de la especulacion, del lujo, ni de los
meros placeres sensuales.
El deseo de asegurar á los hijos propios la herencia deaquel de sus padres que vuelva
á casarse, es, como se ha indicado, otro grave mal.
No se ocultará que las segundas nupcias son casi siempre funestas á los hijos del pri
mer matrimonio, pero á la vez debe añadirse : que ni la obligacion de afianzar para ellos
todo lo que el padre binubo haya recibido de su primer consorte, ó de los hermanos bi
laterales, que impone la ley, ni la prohibicion de dejar á la segunda consorte mas de io
que se haya dado al hijo menos favorecido de dicho primer matrimonio, niel hereda
miento prelativo de que tratamos, han sido bastante poderosos para conjurar el mal que
pretenden evitar.
Asi como el amor, base de las relaciones entre padres é hijos, crea entre ellos una
confianza tal , que no permite á estos sospechar siquiera que aquellos les hagan mal , ni
á los padres apreciar las miras interesadas de sus hijos para ponerse en guardia ooBtra
ellos, el odio, que casi es instintivo entre padrastros é hijastros, inoeula entre ellos una
desconfianza tal, que en vez de ser la familia una reunion de muchos que tienden á un
solo fin, se oonvierte por la dualidad del amor del binubo, en una casa en que por lo>
menos hay dos fracciones , cada una de las cuales tiende á un fin particular, no distin
to, sino diverso y contrario entre si, aun en los casos en que parece ser uno solo el objeta
á que todos de consuno conspiran.
El padre y la madre que han reemplazado con otro su primer amor, no solo lo olvi
dan, sino quo toniendo en su vida intima la actual relacion del nuevo cónyuge, que
cuando menos está indiferente respecto á sus hijastros, sufren constantemente el pesar
de que se les pongan en relieve, y quizás con exageracion, los defectos de estos, presen
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tándoselos tal vez como verdaderas faltas, y que se les haga ver en lontananza el triste
porvenir del nuevo conyuge y de sus hijos; y como la oficiosa mediacion del nuevo amor
á favor de sus propios hijos es continua y muy eficaz, acaba el binubio por sucumbir á
las exigencias del segundo cónyuje, quien llevado por su egoismo, y por el amor de
sus hijos, rompe todos los frenos, y «alia todos los obstáculos para falsear las prescrip
ciones de la ley, y las precauciones del padre que murió.
De ahi el que tantos viudos vendan lo suyo para poderlo dar á mansalva á sus se
gundos cónjuges y á los hijos de estos; de ahi el empeño de otros viudos en conservar
invisibles sus riquezas, teniéndolas constantemente á disposicion del primero que las
ocupe ; de ahi, en fin, el escándalo de tantas compras como su hacen por padrastros y ma
drastras, de quienes se sabe positiva mente que nada, absolutamente nada mas tienen*
que la Urania que ejercen sobre el corazon de aquel que los colocó en el vacio de su
tálamo nupcial.
Én cambio de lo dicho puede acontecer que el heredamiento prelativo y condicional
se convierta en puro y absoluto á favor de uno solo de los hijos de primer matrimonio,
quien ó por su mala indole, ó tomando pretesto del binubio, se insolente con su padre, y
le amargue con pesares su existencia, sin que el padre pueda castigar tan mal modo de
obrar, y hasta es posible que el padre haya de negar al mérito lo que indiscretamente
aseguró á la primogenitura, cuando el relativo de sus hijos sea tal, que sobrepuje el de
uno ó mas del segando matrimonio al de los del primero.
Para obviar los males que se han apuntado, convendria que los esposos no se despo
jaran de su libertad, guardándola integra para premiarse ó castigarse su comportamien
to en el testamento, que debe otorgarse estando en perfecta salud, si no queremos que se
abuse del derecho que la ley concede á nuestra voluntad, y á lo sumo asegurar una
parle alicuota de la herencia para los hijos de primer matrimonio en el caso de concurrir
á la sucesion de sus padres con los de otro posterior.
Es muy frecuente y casi usual y comun, que los padres con ocasion del matrimonio
de sus primogénitos les otorguen heredamiento y donacion universal en todos sus bienes,
y hasta los hay que no contentos con darles los presentes, quieren que tengan tambien
los futuros.
Digna es del mayor respeto la costumbre de nuestros pasados , pues si bien en lo
antiguo no dejó de ocasionar muchos y muy ruinosos pleitos, refleja las buenas costum
bres que dominaban la familia catalana. Los tiempos y las costumbres han cambiado, y
aunque continúa respetándose lo que fué, son muchas las donaciones por causa de ma
trimonio que en su substancia están reducidas á un mero juego de palabras, y que en
sus accidentes tienen todos los inconvenientes de que adolecian las antiguas. Una amarga
esperiencia ha inducido á muchos padres á limitar la donacion á lo que dejarán el dia de
su muerte, y á otros á anularla, reservándose la libre facultad de hipotecar ó enajenar li
bremente los bienesdonados, sin necesidad dela concurrencia y asentimiento del donatario.
Supuesto que el otorgar ó no donacion es una cuestion de voluntad, consideramos
que lo mejor será no otorgarla jamás, puesto que para dar, basta el último dia de la vi
da, y que muchas veces las donaciones no hacen mas que crear ingratos.
Los padres deben considerar que si su hijo es bueno, tendrá en ellos la debida con
fianza, y no les abandonará aunque dejen de otorgarle donacion, y que si es malo, la
misma donacion le decidirá á hacer todo aquello que la esperanza de obtenerla le haya
impedido practicar. Tal vez el hijo exija la donacion á pretesto de asegurar su suerte
y la de su familia, diciendo serle necesario por lo mismo que se queda á trabajar para
aumentar el caudal del padre, pero toda la verdad de esta pretension puede acallarse
dándole el padre una cantidad que, atendido su haber, compense al hijo los trabajos he
chos, y ofreciéndole ventajas que equiparen el beneficio que de él espere mientras vivan
y trabajen juntos. Si el hijo no se conforma por desconfiar de su padre, guárdese el pa
dre de tal hijo, seguro que abusará de su condescendencia si tiene la debilidad de acceder
á sai pretensiones.
TESTAMENTOS.
En Cataluña, sobre la cuarta parto de los bienes que la ley señala para la legitima de los
hijos, toáoslos testadores están facultados para disponer delosuyocomo mejor les plazca.
Es pues una verdadera preocupacion la idea de que los primogénitos hayan de ser
herederos, y loes tambien que el heredero deba tener las tres cuartas partes de los
bienes, y á mas una parte igual á sus hermanos en la cuarta debida á todos los hijos por
legitima.
El padre testador puede, si quiere, repartir sus bienes en partes iguales ó desiguales
á todos sus hijos, y dejar mas á la hembra últimamente nacida que al varon primogénito,
y si quiere instituir uno solo de ellos heredero bajia que le asegure la cuarta pp.rte de
sus bienes, aunque reparta las tres restantes entre los otros hijos, ó que las dé á estra-
flos, áqulentís aun teniendo hijos pue le instituirlos herederos.
Personas poco conocedoras de nuestro derecho, dejándose llevar de la vulgaridad de
los hereus, h in creido que es obra de la ley lo que procede de la libérrima voluntad del
padre. Si en Cataluña hay hereus, es porque los testadores quieren instituirlos, y si el
hereu tiene mucho, es porque el testador ha querido dárselo.
Cierto que parece un derecho consuetudinario la institucion de los primogénitos^ y
que existen comarcas en las cuales serian mirados de reojo los hijos que pidieran el su
plemento de lo que les negó su padre á pesar de serles debido en pago de la mezquina
cantidad que la ley les señala por su legitima, pero esta preocupacion, pues jamás ha
sido otra cosa, no es tan funesta como la institucion de los mayorazgos, que absorbia
hasta lo que el posesor gastaba para mejorar los bienes que tenian impuesto este grava
men, en perjuicio de los hijos que no podian suceder, para quienes ni aun la cuarta
se habia cuidado de reservar, como ni tampoco la parte necesaria para asegurar el dote
de las madres.
Si la indole de este trabajo lo permitiera, procurariamos con la historia de la familia
en la mano poner en evidencia que la secular costumbre de nuestros hereus lejos de ha
ber sido perjudicial á la familia y al pais, hubo un tiempo que fué tan útil á éste como á
los segundogénitos. Hoy no sucede lo mismo. Por esto hemos puesto en evidencia el
derecho que tienen los padres para que, erigiéndose en verdaderos jueces de su familia,
recompensen á sus hijos, segun sus necesidades y sus méritos , anteponiendo el bienes
tar de todos al empeño de conservar su casa y nombre, que no quedaria muy bien para
do si olvidaran que los hereus que hoy instituyeran , no serian aquellos hereus que en
los buenos tiempos de esta institucion eran segundos padres de sus hermanos, y el tronco
do aquel venerando árbol bajo cuya sombra se cobijaban todos los que procedian de al
guna de sus ramas.
El empeño de conservar los bienes en la familia, y el deseo de evitar que los malbara
ten sus posesores, conserva entre nosotros la costumbre de instituir heredero á uno de
los hijos con el gravámen de haber de restituir la herencia á su hermano, si muere sin so.
brevivirle hijos que lleguen á edad de poder testar.
Si bien este gravámen deja libre á favor del hijo la legitima y la cuarta trabeliánica
que el padre no puede privarle sino con palabras espresas, los créditos que por titulo par
ticular le competan, y las mejoras que haya hecho en los bienes, quedando además en li
bertad de disponer de todos ellos sin restriccion de ninguna clase teniendo hijos que pue
dan testar, á él se debe la conservacion de muchos patrimonios, y que en Cataluña hayan
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sido bastante raras las vinculaciones ó fideicomisos perpétuos, porque los herederos gra
vados con la espresada condicion, no hallaban quien Ies comprara los bienes , ó los acep
tara en hipoteca, por temor de la premoriencia de los hijos al padre, ó de la muerte de
estos antes de llegar á edad de poder otorgar testamento , y para no entrar en una liqui
dacion del importe de las cuartas, créditos y mejoras, si esto aconteciese.
En el dia la ley prohibe hipotecar los bienes que alguro posea bajo condicion resolu
tiva, por consiguiente ha de pensarse mucho sobre la conveniencia de imponer la de que
se está tratando, sobre lodo si la renta no es muy pingüe, porque no teniendo tasa el inte
rés, cuanto mayores sean las dificultades de garantir el capital, mas fácil será que un usu
rero , calculando las probabilidades de la vida, ahogue al que vaya á pedirle ausilio pretes-
tando favorecerle, y arruine una familia , haciendo servir de hincapié aquello mismo de
que el padre se valió para conservar su patrimonio.
Para precaver este mal y conciliar todos los estrenios, tal vez no seria fuera de pro
pósito que el padre autorizára en cláusula espresa á aquel de sus hijos que sea su here
dero para levantar préstamos dando en hipotecalos bienes hereditarios, y aun para ven
derlos, con tal que previamente el Juez con audiencia de los hermanos autorizára el
acto, declarándolo útil ó necesario, por exigirlo causas que no sean imputables al here
dero ni por culpa, ni por omision ó negligencia que la importen; pues si bien es verdad
que los sustitutos pueden renunciar su esperanza y aprobar el préstamo ó la venta, tam
bien lo es que por su interés podrian resistirse irracionalmente á consentir aquellos actos.
Muchos testadores llevan su afan hasta el estremo de llamar á la sucesion de sus bie
nes despues del último de sus hijos que mueran sin dejar hijos capaces de testar, á aquel
á quien toque segun derecho, ó bien á aquel que corresponda segun la disposicion de sus
mayores. Estas cláusulas han sido constantemente un funesto semillero de pleitos, que
mas de una vez han finido por declararse que debia sucederse á los bienes del que favo
tanto empeño en conservarlos, por la ley que regula la sucesion legitima, acabando por
haber muerto intestado aquel que, llevando su prevision mas allá de lo que permite la
prudencia humana, llamó despues de sus hijos una persona desconocida. Débense pues
evitar semejantes cláusulas, ó bien designar las personas que hayan de suceder.
Tambien ha dado márgen á muchos pleitos la supresion de la palabra libaros que los
Notarios antiguos acostumbraban añadir á la de hijos, y para evitarlos conviene no omi
tir la de descendientes, como y tambien que en caso de premorir los padres, se entiendan
llamados en su lugar sus hijos ó descendientes, bien sea en comun , bien sea purificán
dose el llamamiento en aquel ó aquellos que sean herederos del padre premuerto.
Por último, volveremos á recordar: que el testador biniibo no puede dejar á su se
gunda consorte mas de lo que haya dejado al hijo menos favorecido de su primer matri
monio, añadiendo que son nulas todas las disposiciones ,[ue se hagan por causa torpe.
Testadores hay que creen tener muy asegurada su voluntad instituyendo herederos
de confianza, y no faltan quienes les imponen secreto sobre ella. Fácil seria enumerar
los males á que se prestan estas instituciones, pero nos limitaremos á indicar que escep-
to en casos muy raros, no sabemos hallar una razon, que al menos sea plausible, para
que el hombre deje á merced de un tercero, plena y completamente irresponsable, la ma
nifestacion y el cumplimiento de su voluntad; asi como tampoco sabemos concebir cuál
sea el titulo legitimo en cuya virtud puedan los herederos de confianza quedarse la dé
cima parte de los bienes de que fueron instituidos herederos, ni cómo haya personas sen
satas que quieran perder esta décima, que nadie repugna tomar, por el solo gusto de no
querer que se sepa sino por lo que otros digan, cual sea su voluntad.
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I
INVENTARÍO.
Raros son los herederos que no repugnen la descripcion en Inventario de los bienes
que han heredado, y no faltan quienes crean esta diligencia injuriosa al finado, y bochor
nosa para la familia.
Esta preocupacion, sin embargo, produce graves males , que luego no hay medio de
evitar.
El inventario es no solo útil sino necesario á las viudas, sean ó no Usufructuarias.
Si no son usufructuarias, porque describiéndolo, y no hallando en la herencia dinero,
frutos, ú otras cosas fungibles con que poderse cobrar sudote, pueden por lo tanto po
nerse en posesion de los bienes del marido difunto, y hacer suyos todos los frillos por
pingües que estos sean, hasta que dicho dote les sea restituido; y si Son usufructuariás,
para asegurar las mejoras que hagan en los bienes usufructuados y garántirse los cré
ditos del difunto, que satisfagan con el producto del usufructo, asi como los aumentos
que con este consigan.
Es el inventario útil al heredero libre, y necesario al que esté gravado; al primero
para que jamás pueda exigirsele que responda de tas obligaciones del difunto mas allá
de donde alcance el valor de los bienes heredados, y al segundo, porque sin la práctica
de esta diligencia no puede ganar la trabeliánica, ni asegurarse sus créditos, ni las me
joras.
JUICIO DE TESTAMENTARIA.
Este juicio no deberia omitirse jamás, sobre todo en los casos en que la ley to decla
ra neoesario, y cuando son muchos los ooberedero».
A quienes interesa mas este juicio es á los acreedores y á los menores qae reciba*
una herencia gravada con deudas.
Los acreedores, previniendo el inventario luego qae tengan noticia de la muerte del
deudor, é interviniendo en él, conseguirán asegurar los bienes responsables á stis cré
ditos, y siguiendo el espediénte, obtendrán el pago de los mismos hasta donde alcancen,
sin mas trámites que la justificacion de la legitimidad de ellos, pudiendo ponerse fácil
mente de acuerdo en las cuestiones de preferencia, y hasta en los casos en que tea nece
saria la quita por no alcanzar á cubrirlos por entero la herencia del deudor.
Los menores á su vez tienen en el juicio de testamentaria un medio espedíto para
que en él se diseierna el cargo á sus tutores y curadores, y para que sin los engorrosos
trámites de otros espedientes se acuerde la venta de las fincas que sea necesario para
pagar las deudas de su causante, y aun para que se apruebe el convenio que bagan con
sus acreedores, todo lo que les da economia de tiempo y de otros gastos, despejando
adema* por completo la administracion de sus bienes.
Si los coherederos son muchos, el juicio de testamentaria les facilitará la division ó
el convenio qne quieran hacer para poseer en comun.
Antes de concluir y como regla de prudencia, eéanos permitido encarecer mocho
la necesidad que siempre tiene el hombre de tomar consejo al querer practicar ac
tos que sean de importancia para él, ó para su consorte é hijos: porque este, tratándose
de negocios propios, si no es el único, es de seguro el mejor medio para evitar un tar
dio, y por lo mismo esteril arrepentimiento.
Pablo Valla.
INSTRUCCION TÉCNICA DE. LQS ARTESANOS.
Víctor Arnau.
LOS MALES SOCIALES.
Bienvenido Oliver.
PREOCUPACIONES SOCIALES.
Decia un labriego con irónica jactancia á oiros de los de su clase, que se quejaban da)
grave peso de las contribuciones: a Justas son nuestras quejas, pero me consuela el que
tengo en Barcelona al gobernador , que me mantiene el orden , en el distrito al Juez,
que persigue los delitos y hace justicia, y en la iglesia al cura, que reza para mi. Aíar
diendo para demostrar su alta gerarquia: pues si tan caros me cuestan, bien puedo pon
derar su dependencia , como sufro yo la superioridad del que me abona mi salario. »
Esta apreciacion del labriego escité la risa de sus compañeros, quienes ajenos á toda
teoria acerca del tributo, le objetaron en tono burlon, de esta manera: « Si tanto puedes»
atrévete con los que dices tus dependientes, ejerce sus atribuciones como puede tu amo
con las tuyas. » Esta escena me recordó que no es únicamente el labriego quien se des
via del sentido comun, sino que personas encanecidas por el estudio presentan á' veces
como fruto de sus elucubraciones ciertas doctrinas , que en lenguaje científico reprodu
cen ese mismo pensamiento por sencillo y rudo que aparezca. Y segun despues inquiri,
dicto labriego habia oido disputar durante las vacaciones al hijo de uno que fué s*
amo, que era estudiante algo aficionado á las ciencias econémioae, por donde viseé
colegir se le pegarian las doctrinas de soberania individual, y las de que todo trabajo es
igualmente noble, que tanto halagan á la juventud.
No pode menos de tomar acta del accidente de esta querella, y sin reparar sobre ai
la cifra de la contribucion era ó no escesiva, reflexioné sobre los dos grandes errores
sociales que emitió el labriego, y que por desgracia se popularizan mucho mas dolo con
veniente.
Es un error politico creer que la suma de individuos constituye la soberania y pte*-
cindir de la institucion del Estado como principio inmediato y fuente directa del poder
soberano. Si la fuerza del Estado y su accion dependiera de cada una de las voluntades
individuales , la anarquia reinaria constantemente en las sociedades. El tributo se satis-
faoe por el deber de contribuir á las cargas del Estado; no procede del pacto ó convenio,
sino de la razon social que lo exige, armada con la espada de la justicia. El Estado por
otra parte es el superior inmediato de los funcionarios públicos; de él y no de los ooatri-
buycntes perciben el sueldo, pension ó beneficio. Al contribuyente no se le pide jamás iíu
beneplácito individual para la exaccion del tributo; solo se inquiere el beneplácito colec
tivo mas ó menos genuino y subordinado al fallo soberano de una mayoria, en aquellos
paises en que afortunadamente se halla organizada la representacion nacional, bajo una
base liberal y popular. Aun en este mismo sistema el tributo no se distribuye por conve
nio entre los que lo pagan y las atenciones á que se destina ; sino que se obedece á un
órden de razones y principios sociales, que presiden al desarrollo común de cada
pueblo.
De modo que los sabios que fundaron la soberania en el pacto, é hicieron al repre
sentante de ra misma un mandatario ó dependiente de cada uno de los asociados, se pa
recen al labriego, qoe por desahogarse del agravio de las contribuciones, se complacia
- 78 -
en proclamar su predominio sobre los funcionarios públicos. Es verdad que al labriego
no le hubieran aprovechado mucho las reflexiones sobre la creacion independiente de
las sociedades ó pueblos, su desarrollo superior á toda fuerza individual, el ningun con
cierto celebrado enfre todos los asociados para constituirse; en fin, la imperiosidad de las
evoluciones de los pueblos cuando influye en ellas saludablemente el concurso de la in
teligencia y de la voluntad individuales y se sobrepone la institucion á la persona. Pero
si al labriego se le hubieran presentado algunos cuadros de su origen politico, tal vez se
hubiera avergonzado de sus alharacas de poder.
AI aparecer perfilada con la clara luz de la historia una reunion de sus compañeros de
clase en los tiempos medios, uncidos al servilismo de la gleva , por cierto que no hubiera
argumentado de poder, por el de su genealogia y para mortificar todavia mas su ufania,
pudiera evocarse otro cuadro mas humillante, degradante á lo sumo, aquel en que se
vé al hombre objeto de comercio y aplicando su trabajo, tratado por su dueño como una
bestia. 1
Ambos cuadros predican con harta elocuencia que el poder actual de las clases y de
los individuos no se origina del pacto ó de la convencion, no es debido á la voluntad y
á la inteligencia individuales , sino que es obra de una accion sobrehumana, que inter
viene en los destinos del mundo. Esta fuerza es la que traida de lo alto, y confiada á una
sociedad divina, ha ennoblecido el trabajo del hombre, sin trastornar los principios in
quebrantables en que descansan las constituciones populares. Principios que viven como
una creacion natural, y que puestos en estrecha alianza con las doctrinas católicas que
redimieron el derecho, reforzando los deberes, se encarnan en el hombre y le sirven como
de instrumento maravilloso para su desarrollo y perfeccion, basando las diferencias de
clases en las funciones desiguales entre los que mandan y los que obedecen, y en las
distintas misiones que ejerce el hombre para el concierto comun.
Por esto el labriego en sus infulas de poder y de dignidad cometió otro error trascen
dental, bajo el punto de vista económico, pues equiparaba el sueldo, la pension ó el be
neficio del magistrado y del clérigo al salario que él mismo percibe por su trabajo. ¿No
habia reparado que entre servicio y servicio no mediaba homogeneidad?
Sin embargo, el labriego se verá apoyado por algunos economistas que aprecian bajo
una comun medida el trabajo humano. Todas las industrias, dicen, tienenuna base idén
tica en el trabajo, y todo trabajo es susceptible de valor. Y tomando la idea de valor
como base de las industrias, separan en cuatro grandes grupos los objetos de la humana
actividad, á saber: el agricola, el industrial, el mercantil y el antropológico; y esta sepa
racion, añaden, no implica desigualdad en el respeto y dignidad de los productores, pues
el valor es su comun medida, sin otra diferencia que la dimanada de la materia y del
objeto de la produccion, y en vez de concluir que todas las industrias son útiles, sientan
que todas son igualmente nobles. De modo que el labriego se hallaria por su trabajo
elevado al nivel del sacerdote, del magistrado, del maestro y del artista, y de las demás
clases que producen ideas, sentimientos ú otros bienes de naturaleza comun.
Si conociera á estos economistas y comprendiera la fórmula que emplean para des
cifrar el valor, les preguntaria para su justificacion: ¿no hay entre mi trabajo y el sala
rio, c/>mo entre el honorario y el consejo, la misma relacion que media entre el servicio
prestado y el esfuerzo ahorrado ? Pero el sentido comun se rebela, rechazando la rela
cion del valor asi considerado, estcndiéndola por ejemplo entre la misa y la limosna.
La llamada industriaantropológica solo puede entrar en cuenta por via deescepcion en
las consideraciones económicas, pues las ideas y sentimientos necesitan dos condiciones
para ser objeto de la propiedad particular: 1.* que se hallen formuladas de un modo sen
sible ó material; 4." que el Estado preste á esa fórmula ó corporizacion el privilegio de
esclusivismo á favor de su autor, ó bien que imponga una remuneracion ó compensa
cion para ciertos hechos religiosos ó sociales nacida y apreciada por el deber. Las indus
trias agricola, fabril y mercantil, producen objetos propios para el dominio, los modifi
can, los transforman, los transportan, operaciones que caen por su propia naturaleza en
la esfera del derecho privado; en último resultado ofrecen una utilidad limitada y mate
rial, tienen un valor que se fija por las leyes de oferta y demanda, segun el deseo ó nece
sidad de vender ó comprar. Pero comprar las ideas, vender las acciones morales, es un
absurdo de primer órden, porque en el fondo su utilidad es ilimitada, por lo mismo que
tampoco es material. Y si bien la forma en que se realizan es material ó sensible y la uti
lidad á veces limitada por accidente, esto no permite equiparar tales productos con los
de las industrias mencionadas, siendo la diferencia esencial y marcadisima, por mas que
se exija por el uso de aquellos alguna retribucion, pues esta no se origina de la relacion
que fija el valor, sinede consideraciones de un orden mas elevado. E1 valor nace prima
ria y principalmente del interés individual, del trabajo material en sus resultados, mien
tras que en los productos inmateriales del hombre, ese interés individual no figura mas
que accidentalmente. La justicia que exige retribuir al que trabaja para la comunidad, el
deber de los Estados y de los individuos de moralizarse y ennoblecerse, pues escrito está
que no de solo pan vive el hombre ; hé aqui la causa primordial y cardinal del emolu
mento á favor de los que se esfuerzan para moralizar y ennoblecer. Accidentalmente se
atenderá en algunos casos al interés privado, por el que recibirá el deber una forma de
terminada y concreta de compensacion. ¿ Pero cuántos servicios prestados reconocen por
único móvil el deber, sin que tengan nada de comun con el valor equivalente á recom
pensa material? Ni las gracias de la religion, ni los beneficios de la justicia, ni las fruicio
nes del arte estético, ni los dones de la ciencia, tienen capacidad propia y material para la
compra y venta. ¿Qué pecado y quégran ridiculez no seria comprar la obra del sacerdote
y la del soberano? ¿Quién no comprende que el sabio, el maestro ó el artista se senti
rian ruborizados, si la dignidad y escelencia de sus trabajos se equiparaban á lo que la
economia ha basado alguna vez en la igualdad de relacion ó en el valor? E1 buen sentido
calificará siempre á la retribucion de las obras morales de limosna ó caridad, de recom
pensa ó dádiva, ú honorario, porque su uliliJad no se ofrece como un fruto material,
ni como una modificacion cualquiera del dominio, ó de goce del mismo, equivalente á
servicios que ahorran un esfuerzo homogéneo. Para los de esta última clase el buen sen
tido ha creado las palabras de salario, precio y otras que sirven de equivalente al servicio
prestado y al esfuerzo ahorrado, palabras que basta el vulgo, jamás confunde en su apli
cacion.
1 Ay del arte 1 ¡ay de la ciencia! cuando se bastardean hasta salir á la plaza pública á
regatear el valor de sus producciones. La vil codicia no debe inspirar el arte inmaterial.
Sea el amor al saber, el amor á lo justo y á lo bello, el de nuestros semejantes, el de la
gloria, el que impulse el corazon del sabio, del artista, del magistrado ó del sacerdote,
que en alas de su genio se elevan hasta las mansiones mas puras del espiritu para derra
mar las verdades y las gracias que fecundizan la inteligencia y el corazon del hombre,
comunicándole una vida espiritual, que los tesoros de la tierra no han entrañado jamás.
Barcelona 21 agosto de 1863.
Pór A. BERlíSTEIN.
■
1.
Suponte por un momento, amigo lector, un hombre dotado del mas claro entendimien
to, pero que no supiera por esperiencia que los niños de teta nacen y se hacen hombres,
y figúrate lo que diria si le contáramos lo siguiente:
Sabe que este pequeño sér, que aqui ves, es un niño mamon, es decir, un aspirante a
hombre, que poco á poco se va haciendo mas grueso, mas alto y mas pesado. Los blan
dos huesos de su cuerpecito se irán haciendo siempre mas duros, y mas fuertes, y mas
largos, y mas compactos. Los músculos que mueven estos huesos aumentarán igualmente
en volumen , en masa (y en fuerza de contraccion. Lo propio sucederá con ojos, Orejas,
nariz y boca, y sobre todo con tronco, cabeza, brazos y piernas, pnes cada miembro de
este cuerpeeito se desarrollará, y seguirá desarrollándose siempre mas, hasta que al fin
el niio se habrá convertido en un hombre hecho y derecho.
Sis duda que aquel que no supiera todo esto por esperiencia, como hemos supuesto
ai principio, se encogeria de hombros en señal de incredulidad.
¿Pero qué fuera si prosiguiéramos diciéndole? Y todo este crecimiento y desarrollo
proviene únicamente de que el nene mamon chupa de la teta de la madre nn jugo blanco
y lo traga; y de este jugo, que se llama leche, se fabrica en el interior del nfñb lodo lo
que su cuerpo necesita para crecer y medrar—ciertamente nuestro hombre se nos
chaña á reir y diria que queremos hacerle comulgar con piedras de molino.
¿Cómo? diria, ¿en esta leche «ay carne? ¿se pneden hacer huesos de leche? ¿se puede
convertir la leche en cabellos? ¿se pueden fabricar con leche uñas y dientes? ¿Cómo he de
persuadirme que de teche se haga hasta un ojo? ¿Que nn pié, una mano, un carrillo,
una oreja, y qué sé yo cuantas cosas mas que componen «ste ouerpeciHo, qae todo esto
salga de la leche?
T si añadiéramos: «¡Efectivamentel asi es; en el interior de esta criatura existe una
fábrica que no sote hace toio«sto, sino macho, machisimo mas. En esta fábrica se elabo*
ran huesos, y dientes, y uñas, y pelos, y carne, y sangre, y nervios, y piel, y humores, y
hasta agua; y todo lo hace esta fábrica de leche, y en los primeros tiempos nada mas que
de leche. >> En verdad, aunque tuviera nuestro hombre en su cabeza el mayor talento del
mundo, habia de quedarse como quien ve visiones, y habria de rogarnos que por amor le
dijéramos cómo venia á ser la tal fábrica.
Cuantas calderas, cuantos cilindros, cuantos tubos, cuantas válvulas, cuantas palan
cas, cuantos ejes, cuantas ruedas, cuantas correas, cuantos alambiques, cuantos tornos,
cuantos martillos funcionaban en ella; y sobre todo si toda esta maravillosa maquinaria
era de hierro colado, ó de acero, ó de oro y quizás de diamante.
t
- 81 -
¡Pero qué! Cuando le dijéramos: «Nada hay de todo eso. Todas cuantas fábricas arti
ficiales hayas podido ver en ta vida no tienen semejanza ninguna con esta fábrica. Hasta
es menester que sepas que esta fábrica no es una fábrica acabada, sino que crece y se
ensancha, y adquiere mayor fuerza y resistencia á la par del cuerpo de esta criatura;
tampoco está hecha esta fábrica de hierro, ni de acero, ni de oro, ni de diamante, sino
que es una fábrica que se está fabricando á si misma á cada momento, y esto tambien no
mas que á espensas de una parte de aquella misma leche materna que chupa el niño.»
Es probable que al ver esto acabara por amostazarse nuestro hombre creyendo que tratá
bamos de divertirnos á su costa, y nos dijera impacientado: «¡Bah! será como querais, pero
no entiendo cómo pueda ser eso; y si no haceis el favor de esplicarlo, me reservo el de
recho de no creerlo. |Pues ahi es nada los milagros que obra esa portentosa leche ma
terna !•
T sin embargo, sabes tu, querido lector, que la leche materna no es mas que leche
como otra cualquiera, y que la leche no es mas que un medio de alimentacion, y que la
alimentacion no es á su vez mas que una parte de la actividad vital del cuerpo humano.
Por lo tanto espero, lector, que me dispenses tu atencion si trato de ilustrarte por me
dio de algunos articulillos acerca de un punto que, sin ánimo de ofenderte, es muy posi
ble que ignores en el fondo al igual de nuestro fulano imaginario, esto es: de qué modo t*
alimentat.
II.
Hablemos pues un rato de la alimentacion del cuerpo humano; pero antes es preciso
que nos formemos una idea clara de lo que viene á ser propiamente alimentacion.
¿Porqué razon estamos obligados á tomar alimento?
•(Vaya una pregunta! esto lo sabe cualquier chiquillo» se nos dirá; «el hambre es lo
que nos obliga.» Es muy cierto, pero ¿qué es el hambre y de dónde viene? sepamos pues
lo que es hambre antes de entrar á averiguar lo que es alimentacion.
Para comprenderlo claramente es menester tomar en cuenta otra cosa no menos ma
ravillosa que la alimentacion, y es loque cientificamente se designa bajo el nombre de
cambio de materia.
Es un hecho probado quenada en el cuerpo humano persiste un solo momento en el
mismo estado, sino que se verifica un cambio continuo en cada parte del cuerpo. Se ins
pira aire, y se expira; pero el aire que se introduce en los pulmones es distinto del aire
que se expele. Durante este acto de la inspiracion y la expiracion, que juntos constituyen
la respiracion, ha tenido lugar un cambio de materia, por efecto del cual ha entrado en
el cuerpo una sustancia nueva y han sido espulsadas sustancias gastadas.
Este cambio de materia es una necesidad capital del cuerpo y de su vida, como que tan
solo puede existir con un cambio incesante. Le es forzoso separar y echar de si sustan
cias que formaban partes de su propio cuerpo, y tiene por lo mismo necesidad de apro
piarse nuevas sustancias para compensar la pérdida. No hay por consiguiente ninguna
exageracion en decir que el hombre se está renovando continuamente, pues en realidad
perdemos á cada instante partes de nuestro cuerpo y adquirimos otras nuevas. Y tanto
es asi, como que se ha calculado que no ya en años, como se creia antiguamente, sino
en espacio mucho mas breve ha de haberse renovado por completo el cuerpo del hombre;
11
es decir, que do ha de quedar en él ni una particula tamaña como un grano de polvo de la
sustancia que lo constituyera antes de aquel periodo.
La marcha regular del cambio de materias presupone que en el cuerpo humano debe
regir la misma administracion que en una buena casa de cambio, donde los ingresos han de
ser proporcionales con las salidas. Estando pues el hombre sujeto á esta imperiosa nece
sidad del cambio de materias, y obligado por lo mismo á desprenderse involuntariamente
de partes de su cuerpo, pues ya en el acto de la expiracion se separan ciertas sustancias
que debe haber reparado nuevamente, estas pérdidas continuas que sufre el cuerpo pro
ducen el sentimiento de la necesidad. Ha gastado y no ha tenido ningun ingreso, y este
déficit se nos hace sensible por el hambre, que nos obliga á reparar con nuevas en iradas
el escedente de los gasto».
La alimentacion consiste por lo tanto en una compensacion de pérdidas continuas en
las diferentes partes del cuerpo, y no es en realidad sino una metamorfosis altamente
admirable, por la cual los manjares se transforman en verdadero cuerpo humano.
Un hombre corporalmente considerado no es un ser que solo ha consumido alimentos,
sino que el mismo con piel, y carne, y pelo, y huesos, y cerebro, y sangre, y uñas, y dien
tes, no es mas que su propio alimento consumido y transformado.
III.
IV
V.
Cuando el niño se desprende del seno de la madre lleva consigo al mundo carne y
sangre, y huesos, y órganos, que hasta entonces fueron formados y alimentados por la
sangre de la madre.
Pero desde el mismo instante que sale á la luz, cesa el Diño de ser alimentado de
igual manera por la madre y de desprenderse por conducto del cuerpo de la madre de las
sustancias que en él se van haciendo inservibles. E1 niño.respira ahora por si propio y
expele de consiguiente carbono por el aliento, bajo la forma de ácido carbónico; la piel
empieza á transpirar, y exhala principalmente hidrógeno y oxigeno en forma de agua ó
de vapor acuoso; y por medio de la orina segrega azoe. Estas sustancias, carbono, hi
drógeno, oxigeno y azoe fueron antes partes animadas en el cuerpo del niño, pero ahora
son gastadas e inútiles, y por lo mismo expulsadas del cuerpo.
Es evidente que el niño necesita reparar estas pérdidas, y esto lo consigue por medio
de la leche dela madre que principalmente contiene las antedichas distancias.
¿ Pero cómo se efectúa esto?
La leche se destiza por la garganta del niño pasando rápidamente de la boca al estó
mago. Pero ya en la boca encuentra la leche un liquido particular, con el que se mezcla,
la saliva, que tiene la propiedad de preparar la necesaria alteracion de los alimentos en
el estómago. Pero en el mismo estómago es donde se verifica la operacion principal. Las
paredes del estómago segregan un liquido, que se llama jugo gástrico, y que posee la
propiedad de convertir en una papilla, no solo la leche, sino los alimentos sólidos prévia-
mente triturados por la masticacion y humedecidos por la saliva.
La ciencia ha enseñado á preparar artificialmente este j ugo gástrico, y se puede obser
var ahora la operacion de la digestion, esto es, la conversion de los alimentos sólidos,
por ejemplo, la corteza de pan y la carne en una papilla, dentro de un vaso que contenga
jugo gástrico artificial calentado.
Tan luego como se ha completado la digestion, se abre el orificio inferior del estó
mago que conduce á los intestinos, el cual durante la digestion está cerrado por un mús
culo, y la papilla se vacia en la continuacion del estómago, en los intestinos, que están
formados por un solo tubo membranoso, largo y replegado muchas veces sobre si mismo,
Tambien aqui se mezcla la papilla con un liquido á que se ha dado el nombre de jugo•
pancreático, que tiene la propiedad de continuar la digestion, hasta que se divide U
papilla en dos partes, en un liquido blanquecino llamado jugo nutricio ó quilo, y en una
parte mas sólida, inútil para la nutricion, que es despues expelida por la abertura infe
rior del tubo digestivo.
Pero ¿cómo llega el jugo nutricio á todas las partes del cuerpo?
A lo largo del intestino existe una innumerable cantidad de canales estraordinaria-
mente pequeños que se llaman vasos absorbentes ó linfáticos. Estos vasos chupan el jugo
nutricio; y como el intestino es muy largo—en los adultos de unos treinta piés—se efec
tua esta absorcion en estado de salud muy completamente; y el quilo, que es el verda
dero alimento, se encuentra repartido en una multitud de pequeños canales aislados.
Pero todos estos pequeños vasos concurren en un punto situado detras y en la base
de la columna vertebral, y se reunen en un tubo que se dirige hácia arriba y sube hasta la
caja del pecho; alli se derrama el tubo en una vena principal por la cual corre sangre «ni
— 86 —
madadel movimiento circulatorio, que refluye al corazon , de donde es impulsada por
otros caminos al través de todo el cuerpo.
La leche de la madre, lo propio que todo otro alimento, llega pues transformada en
jugo nutricio, que ya tiene la mayor semejanza con la sangre, por un largo rodeo al tor
rente de la circulacion, y se mezcla con la sangre, ó mejor, se transforma en verdadera
sangre.
Veamos ahora qué se nace de la sangre.
VI.
Con plena razon puede decirse que la sangre del hombre es el cuerpo del mismo en
estado fluido. La sangre está destinada á transformarse en cuerpo del hombre sólido y
viviewte.
Causó grande admiracion cuando el naturalista Liebig llamó por primera vez é la
sangre «carne liquida;» pero aun se quedó corto el célebre quimico, pues hay derecho
para ir mas allá, y llamar á la sangre «cuerpo humano liquido.» De la sangre no se hace
solamente carne muscular, sino que tambien de la carne se hacen huesos, y se hace tam
bien cerebro, y se hace tambien grasa, y tambien dientes, y de la sangre se hacen tambien
ojos, venas, ternillas, nervios, tendones y hasta uñas y pelos.
Fuera equivocado suponer que las sustancias para todas estas cosas se encuentran
disueltas en el liquido sanguineo á la manera del azúcar en el agua, donde, si se quiere,
es el agua algo distinto del azúcar que en ella se encuentra disuelto, sino que se debe
considerar la sangre como el material de construccion para todas las partes sólidas del
cuerpo.
La sangre es recibida en una division del corazon, é impulsada luego por este, como
por una bomba comprimente, á los pulmones. Como en los pulmones ue introduce el aire
por medio de la respiracion, absorbe alli la sangre de una manera sumamente singular el
oxigeno del aire. Esta sangre cargada de oxigeno, por efecto de un movimiento aspirante
del corazon, refluye á este, pero no á la misma division de que salió, sino á otra division
especial. Entonces se contrae de nuevo esta parte del corazon é impulsa la sangre al tra
ves de todo el cuerpo, primero por arterias, que se van ranaificando mas y mas, y siendo
cada vez mas delgadas, adquiriendo por último una finura tal que son imperceptibles
para nuestra vista. De esta manera penetra la sangre en todas las partes del cuerpo, y
pasando por venillas igualmente delicadas , que se reunen luego en venas cada vez
mayores, regresa la sangre al corazon, para ser de nuevo arrojada á los pulmones, y de
alli otra vez al corazon, y recibir un nuevo impulso, y recorrer nuevamente todo el
cuerpo.
Durante esta doble circulacion de la sangre del corazon á los pulmones y regreso al
corazon, y luego del corazon á todas las partes del cuerpo volviendo al corazon, se veri
fica el admirable cambio de materias, el trueque por medio del cual lo gastado, lo inser
vible del cuerpo del hombre es separado y espelido, y nuevas sustancias son acarreadas
á cada parte del cuerpo.
El hecho es maravilloso, y la causa no ha sido todavia completamente esplicada por
la ciencia; pero lo cierto é indudable es que, al atravesar por las diferentes parles del
cuerpo, deposita la sangre en cada parte precisamente lo que aquella parte necesita para
renovarse, y toma de cada parte lo gastado y lo arrastra consigo para alejarlo del cuerpo
— 87 —
La sangre, que, por ejemplo, se ha formado en el niño de la leche de la madre, con
tiene fósforo, oxigeno y calcio, y estas sustancias se depositan en los huesos durante la
circulacion de la sangre, y forman el fosfato de cal que coastituye una de las partes
esenciales de todo hueso; de igual manera proporciona á los dientes fluor y calcio. Los
musculos, la carne, reciben de la sangre sus principios; asimismo se producen y renue
van de la sangre los nervios, el cerebro, las venas, las membranas, la piel y las uñas, lo
mismo que los órganos interiores, el corazon, los pulmones, el higado, los riñones, el es
tómago y los intestinos, y todos dan en cambio á la sangre las partes gastadas , que son
transportadas por ella donde puedan ser espulsadas del cuerpo.
Si se hace una fuerte ligadura á un miembro del cuerpo de suerte que no pueda cir
cular por él la sangre, desperece; pues la vida del cuerpo consiste en el incesante cambio
del mismo, en el trueque de la materia gastada con la nueva; y este vivo cambio es sos
tenido por la sangre que sin cesar circula, que siempre se va formando nuevamente por
la alimentacion, y siempre disminuye transformándose en partes vivientes del cuerpo.
Con razon, pues, se llaman tambien viveres los comestibles; y con no menos razon pue
de llamarse la sangre producida por la alimentacion elixir de la vida.
VIL
La circulación de la materia.
VIH.
La nutrición.
Por lo que precede puede haber comprendido cualquiera claramente que solo deben
considerarse como buenos alimentos los que estén formados de los mismos elementos
que constituyen la sangre.
Para esto es necesario que los alimentos contengan agua, albúmina, sales, grasa y azú
car, y que todas estas sustancias se hallen combinadas en las debidas proporciones.
Que el agua es indispensable para el sustento y la renovacion del cuerpo humano,
se alcanza al mas lego. Nuestra carne muscular contiene un 80 por ciento de agua, y
sin embargo pereceria infaliblemente el hombre á quien se diera á comer carne sola
privándole enteramente de agua, pues aquel 80 por ciento, contenido en la carne, no
bastaria de ningun modo para abastecer todos los liquidos necesarios al cuerpo.
De la albúmina, que se toma en la comida, se forman en la sangre las sustancias de
que principalmente se componen los músculos. Sin embargo, es un error creer que sea
-89-
absolutamente necesario comer huevos para proporcionar al cuerpo esta albúmina, pues
la caseina contiene exactamente los mismos principios que la albúmina, y hemos visto
que existia la caseina en la leche de la madre, en la que falta enteramente la albúmina.
Por consiguiente el que come queso en cantidad suficiente—como los pastores en las
montañas de Suiza—puede prescindir casi del todo de la carne. Pero no solo la caseina
contiene los mismos principios de la albúmina, sino que hay tambien una albúmina ve
getal, que se llama glúten, y todas las plantas que to contienen, entré Tat que principal
mente se cuentan las cereales, como tambien los guisantes, habas, judias y lentejas, son
alimentos plásticos oque forman carue.
Las sales que se deben acarrear á la sangre no se reducen solamente á la sal común
ó de cocina; sino que se designan tambien bajo este nombre colectivo ciertas combina-
cioaes de sustancias que generalmente no se consideran como alimentos, tales como las
combinaciones del hierro, del fósforo, del azufre, de la cal, etc. Estas se hallan conteni
das en los diversos alimentos sin ser perceptibles á la vista, y de ellas se forman los
huesos, los dientes, las uñas, las ternillas y los cabellos.
Muchos son los que creen que la grasa es un elemento muy especialmente importan
te de la comida, y se figuran que se engorda de la grasa. Pero no es asi. Las fieras
que solo viven de carne y de grasa no engordan, mientras que los animales que se nu
tren esclusivamente de vegetales, como el buey y el cerdo, adquieren una gordura es-
traordinaria cuando se les ceba abundantemente. Esto no es decir que la grasa sea una
cosa superfina en el cuerpo humano. El hombre tiene necesidad de grasa, puesto que
ella mantiene especialmente la respiracion. Pero la grasa que el hombre necesita para
el gasto de su cuerpo, se la forma él mismo; de modo que basta con muy poca grasa en
la comida, y esta poca todavia solo al objeto de facilitar la transformaciou del azú
car en nueva grasa. , ,
Es pues muy acertada la práctica de mezclar la manteca con el azúcar, como ali
mentos que se asocian perfectamente, pues del azúcar introducido en el cuerpo se for
ma grasa, y la pequeña cantidad de manteca que acompañalos alimentos debe tan so
lo favorecer esta transformacion en grasa del azúcar.
Y no se crea tampoco que sea preciso comer verdadero azúcar, pues todo alimento
que contenga almidon sustituye perfectamente el azúcar, y ge transforma en el cuerpo,
primero en azúcar y luego en grasa. Las patatas contienen almidon, y hacen tambien
sus servicios; pero se les debe añadir manteca para que su almidon , ó el azúcar, que
de él se forma en el estómago, puedan con facilidad convertirse en graja«-_, ^
Un alimento incomparable es el pan, pues contiene iodos ó casi todos los principios
indispensables á la nutricion. Tiene glúten en abundancia, y se transforma por consi
guiente en carne. Contiene casi todas las sales de que necesita el cuerpo, y tambien al
midon para formar grasa; de modo que, acompañándole con un poco de manteca para
facilitar la formacion de la grasa, y bebiendo agua, es lo que basta para el 'a'í en un ¡cu
' del cuerpo. Por el contrario, son patatas solas un mal alimento, carne sola no menos,
y la albúmina sola no alcanzaria á sostener nuestro cuerpo.
Se han hecho muchos esperimentos con animales, y se ha recogido una extraordina
ria cantidad de datos sobrela alimentacion. Igualmente se han hecho en cárceles y
cuarteles numerosas observaciones para averiguar, la fuerza nutritiva de los varios ali
mentos. <M<i
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M
— 90 -
IX.
LOS VASCOS.
Nuestra nacion recibió en los tiempos antiguos el nombre de Spania, derivado de una
palabra fenicia qoe significaba, ó bien abundante en conejos, ó bien pais oculto, es decir,
extremo ó lejano ; el de Hesperia, que valia tanto como occidental, y el de Iberia, nombre
proveniente del rio Iber (Ebro). De la última denominacion han deducido algunos escri
tores, y entre ellos aventajados filólogos modernos , que los mas antiguos habitantes de
nuestra peninsula debieron llamarse Iberos ; mas el historiador Romey, cuyas opiniones
no son siempre aceptables, pero que en este punto anda, al parecer, muy acertado, y de
quien por otra parte tomamos casi todas las noticias históricas del presente articulo, juz
ga mal aplicado dicho nombre, que jamás se han dado á si mismos los que de tal suerte
han sido calificados.
En los tiempos anteriores á la invasion cartaginesa y á la conquista romana, nues
tra peninsula, fuera de algunas colonias fenicias, griegas, etc., se hallaba principal
mente habitada por los Euskaras ó Vascos y por los Celtas. Los últimos pertenecian á la
misma division de la familia humana que habitaba gran parte de las Galias y de las islas
británicas, y que ha dejado reliquias de su idioma en Irlanda, en el Norte de Escocia, en
el pais de Galis, y en la peninsula armoricana ó Bretaña francesa. Este pueblo invadió
dos veces la España , mediando unos nueve ó diez siglos desde una á otra irrupcion , y
de la reunion de los nuevos invasores con los antiguos se formó la poblacion Celtibera,
segun la opinion del mencionado historiador, que se apoya en la mayor posibilidad de la
fusion entre dos pueblos de mas próximo parentesco y en el origen indudablemente cél
tico de la palabra fluvial Iber.
La llegada de los Vascos , Euskaras ó Escaldunas , segun á si propios se llaman aho
ra, habia precedido á entrambas invasiones célticas. Mucho se ha cuestionado acerca de
su procedencia , considerándolos unos como indo-escitas , otros como una rama desga
jada muy temprano del tronco céltico, y otros , al parecer con buenas razones, como de
origen semitico. Conviénese generalmente en que fueron los primeros habitantes de Es
paña, y aun, junto con los Fineses, de toda la Europa, segun el baron de Eckstein, que
considera la invasion de estos pueblos como anterior á los tiempos llamados históricos y
á aquellos en que pisaron tierra europea , no solo los predecesores de los actuales Esta
vos y Germanos, sino tambien los de los primitivos Griegos y Latinos. Varios nombres
geográficos esparcidos por nuestra peninsula atestiguan , segun las observaciones de
Guillermo Humbolt, la antigua presencia de los Vascos en tierras ocupadas despues por
otros linajes de gentes.
Las mas antiguas noticias que del pueblo vasco se conservan se deben á las observa
ciones, siempre instructivas aunque á veces escasas, de los historiadores, geógrafos y poe
tas clásicos En los tiempos que estos escribian , vemos , si dejamos á un lado los Asturos
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de dudosa calificacion , que los Euskaras ocupaban con el
vertientes del Vindio, todo el pais que comprenden hoy las provincias de Santander, Gui.
púzcua , Alava y Vizcaya ; con el de Vascos la mayor parte del valle del Ebro desde el
Agreda al Segre , y con el de Aquitanos óAuskos una parte de la Galia S. O., cuyos habi
tantes se distinguian con marcados caracteres de los verdaderos Galos ó Celtas.
Los escritores romanos califican á los Cántabros de indomables y de mal avenidos al
yngo que trataba de imponerles la señora del mundo, y junto con su heroico espirit
independencia , mencionan rasgos de feroz desprendimiento, como el de las madres q
preferian matar á sus propios hijos antes que verles caer en manos del enemigo. (
tambien que habiendo caido prisioneros algunos Cántabros, entonaban clavados en cruz
sus canciones de guerra nacionales. Otros hechos, ya de valor salvaje, ya de primitiva
rudeza se les atribuyen , pero uno hubo que parece haber sido comun á todos los men
cionados pueblos congéneres, y que á pesar de resentirse dela indole bárbara de sus cos
tumbres, ofrece un aspecto interesante. Hablamos de los soldwrü ósilodunes, que este nom
bre se daba á unos soldados que ligaban su vida á su seilor y caudillo, y que cuando este
moria buscaban ó se daban la muerte. Asi un gran número de Vascones, despues de la
muerte de Sertorio, se sacrificó á sus manes y á la tierra madre de todos los mortales, no
queriendo sobrevivir al amado caudillo. Atribuyeseles otro uso todavia mas bárbaro, cual
era el de los sacrificios humanos , pero con la particularidad , segun Prudencio, de creer
que las almas de las victimas quedaban divinizadas por el mismo sacrificio.
La lengua de los Vascos se ha conservado basta nuestros dias con modificaciones tan
solo secundarias , segun el parecer de los sabios que la han estudiado. Supónese que es
muy precisa y expresiva , al mismo tiempo que rica y variada, y que posee , por ejem
plo, mas de doscientos presentes para cada verbo,y modos afirmativos, negativos, even
tuales , corteses , familiares , masculinos y femeninos. Se atribuye á esta lengua el origen
de varias palabras de los idiomas neo-latinos, y especialmente del castellano, y entre los
últimos señala el profundo etimologista Mahn los vocablos laya , bizarro, etc. Hemos in
dicado ya que se derivan de esta antiquisima lengua algunos nombres geográficos , si bien
se ha abusado de esta verdad hasta el punto de atribuir á un origen vasco nombres cnya
significacion aparece patente en nuestras lenguas modernas, como Ciudad.real, Villa-
franca , Villanueva , etc., de que se han dado ridiculas etimologias.
Pocos monumentos han quedado de esta antiquisima lengua, escepto la viviente tra
dicion en boca de los mismos que todavia la hablan ; sin embargo, desde el siglo xvi vie
ne señalándose un canto que se supone contemporáneo al emperador Augusto. Compu
siéronlo, se dice , los Vascos, que habiendo resistido á las armas de los Romanos, se vie
ron obligados por el hambre á aceptar una paz por otra parte no deshonrosa. Véase una
traduccion de este canto, conforme á la versión francesa dada por M. Ampere.
«Los estranjeros de Roma quieren dominar la Vizcaya , y la Vizcaya alza el canto
de guerra.
Octaviano, señor del mundo; Lecobidi de los Vizcainos.
Por la parte de mar, por la parte de tierra Octaviano nos asedia.
Son suyas las llanuras áridas; nuestros los bosques de la montaña y las cavernas.
Estamos apostados en lugar favorable; cada cual firme tiene valor.
Poco es el miedo para medir las armas ; pero, ó nuestra caja de pan , estais mal pro
vista.
Si llevan duras corazas , ágiles son los cuerpos sin defensa.
Durante cinco años , de dia y de noche , sin descanso dura el sitio.
Cuando matan uno de nosotros , quince de ellos quedan destruidos.
Ellos numerosos y nosotros poca gente : al fin hacemos amistad.»
La estension territorial de la nacion de los Vascos fué reduciéndose más y más desde
las remotas invasiones célticas hasta las de los Romanos y las de los pueblos del Norte,
y aun en tiempos posteriores su lengua ha ido cediendo sus dominios fronterizos á las de
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ri varias del latin. Este pueblo, reducido siempre i la defensiva , solo figura en la historia
general cuando un nuevo invasor trata de sujetarlo. No obstante, una accion suya dió
lugar á un suceso que , sin exageracion alguna , puede llamarse el mas famoso de toda
la Edad Media. Hablamos de la derrota de la retaguardia del ejército de Carlomagno en
Boncesvalles, donde murió á manos de los montañeses Vascos el famoso Roldan, héroe
favorito de la literatura poética de los tiempos caballerescos. Este personaje , de quien
habla poco la historia , fué considerado como victima de los sarracenos y como soldado
mártir de la fé en los cantares de gesta franceses y en los poemas latinos, germánicos,
italianos , etc., que á su imitacion se compusieron ; al paso que los Españoles opusieron
al paladin francés la figura de Bernardo del Carpio, tipo á la vez de piedad filial y de na
cional independencia. Los Vascos, por su parte, han conservado su bello Altabizaren
Cantua, composicion de mayor mérito pero mucho mas conocida que la anteriormente
copiada.
Este antiguo pueblo montaraz , al propio tiempo que ha conservado fielmente su len
gua y sus tradiciones , ha sido suavizado en sus costumbres por la religion cristiana , y
á escepcion de los tiempos en que han ensangrentado sus pacificas moradas las funestas
disensiones civiles , se presenta , segun relacion de todos los viajeros, como modelo de
morigeracion , de cultura y de respeto á sus autoridades.
M. Milá.
ÜN RECUERDO
Solo cuando son justas las revoluciones, como la de la guerra á que nos referimos,
es cuando el genio tocado de la divinidad se despierta, la debilidad se arma y fortalece y
la buena causa triunfa. Cuéntense sino cuántos Viriatos surgieron en esa lucha memo
rable. Digase cuándo la mujer, esa tierna compañera del hombre, haciéndose superior á
su sexo, dió mayores pruebas de heroico patriotismo, digno en verdad de las hembras
espartanas. Recuérdese el resultado de aquella no interrumpida série de batallas, incen
dios é iniquidades hominosas. Los ilustres varones que mas por su genio y su valor se
distinguieron, han sido justamente encumbrados á los primeros puestos de la milicia : las
no menos esforzadas heroinas, cuyos nombres apenas registra la historia, volvieron al
silencio del hogar, una vez conjurado el peligro, sin proferir una queja, ni pensar que
estuviese la patria en el deber de recompensarlas.
Cataluña especialmente, tiene muchos y muy caros nombres de mujeres que la ilus
traron en esa época, y que seria insigne ingratitud olvidar. ¡ De cuantos otros, acaso
algunos de ellos tan dignos, ni aun la memoria se conserva! Apresurémonos pues á re
gistrar los que la tradicion nos ha trasmitido, notando de paso alguno que otro hecho
referente al estado de nuestras costumbres durante la época de la invasion.
Dado el grito de «¡independencia ó muerte!» las figuerenses son las primeras que, par
ticipando de la animosa resolucion de sus padres, hijos y esposos, pertréchanse en sus
hogares, delante del enemigo que las está con sendas piezas de artilleria amenazando,
dispuestas á vender cara su libertad y su vida, mientras los hombres combatirán á pecho
descubierto. En tanto las manresanas se afanan en llenar sus delantales del nuevo papel
sellado que acaba el invasor de entregar á la venta pública, para llevarlo á la hoguera
que en medio de la plaza ya arde, y en los demás pueblos del principado se fabrican car
tuchos y se desenmohecen armas por manos hechas tan solo á delicadas labores.
Pero llega el dia 6 de junio. Los imperiales rechazados en el Bruch regresan apresu
radamente á su cuartel general de Barcelona, cruzando por Esparraguera, en donde atran
cadas las puertas de las casas, son recibidos por una lluvia de proyectiles de toda clase
que los vecinos de ambos sexos desde las ventanas y azoteas les arrojan. Eran las diez de
la noche. Una hora tardó en pasar la acobardada division. Durante ella corrió en abun
dancia la sangre francesa, animando á la matanza mas de un grito mujeril entre la mul
titud de encaramados combatientes. En el tránsito de Martorell hubo de perecer la pri
mera de esas valerosas defensoras de las patrias libertades.
Tres dias despues, oponiéndose el pueblecillo de Arbós al regreso de la division Cha-
bran que volvia de Tarragona, fué entrado por la noche á sangre y fuego, i Horrible
noche ! Al resplandor del incendio, al ruido de los techos que se desplomaban, de los tiros
con que rompian los soldados las puertas, mezclábanse los gritos y báquica algazara de
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los invasores, á los ayes y súplicas de cuantas inofensivas victimas de su codicia, su con
cupiscencia y los mas bajos instintos les señalaban. Penetran en la casa de D. Pablo Mi
guel, medio incendiada ya y á cuyas llamas se ceban en arrojar los bandidos á toda la
familia. Trata un capitan de contener á sus gentes que van á acabar con los restos de ella,
la esposa y dos hijos del ya muerto, D. Pablo, cuando armándose la noble señora de
beróica y sublime resolucion :
—Apártad, malvados,—les dice, rechazando el enojoso ausilio,—ni mi cuerpo ha de
mancharse con vuestro contacto, ni jamás mis hijos han de ser franceses.— Y precipitan
do primero á tus hijos á las llamas, despues de haberlos ofrecido a.1 Eternoj cruza sus
brazos, invoca las misericordias del Señor y corre á reunirse á sus caras prendas que ya
el incendio consume.
Doña Maria Ferran pereció tambien entre otras, junto con su hijo único, á manos de
un oficial que por espacio de muchas horas estuvo instándola vivamente para que acce
diese á sus impúdicos deseos, basta que al fin, no pudiendo recabar de ella nada buena
mente, sacrificóla de la manera mas bárbara y brutal. Prólija tarea seria referir todas las
escenas de igual naturaleza que tuvieron lugar aquella noche en el pueblo de Arbós; solo
la tradicion se encargará de perpetuarlas en la memoria de las venideras generaciones,
con la desgarradora minuciosidad á que voluntariamente por nuestra parte renun
ciamos. , *¡K^ ■ > 1H
Al dia siguiente, siete mil franceses tomaban el pueblo de San Boy despues de una
enérgica resistencia, cebándose en la muerte de tres mujeres, y llevándose en trofeo pri
sioneras de guerra cinco jóvenes de la misma poblacion. . j»
El sexo débil tenia verdaderamente impuesto al francés, pues aun sabiendo el general
Duhesme, en su marcha sobre Manresa, que nadie le esperaba para hostilizarle en Mar-
torell sino las mujeres que con algunos ancianos alli quedaban, envió á intimarles que si
le incomodaban lo mas minimo mandaria arrasar al punto la poblacion.
Habiase propalado y corria como cosa cierlisima la voz de que los soldados napolita
nos hacian odioso tráfico de niños vendiéndolos á los propios padres á quienes los habian
robado. El ayuntamiento de Barcelona nombró una comision de su seno para que enten
diese en la averiguacion de un hecho tan escandaloso, al mismo tiempo que por el coro
nel del primer regimiento napolitano de linea, Pegot, se manifestaba cuánto con venia des
cubrir la procedencia de una calumnia tan «horrible» como la que en aquella ciudad se
habia esparcido. «Dicen,—añadia Pegot,—que los soldados, y particularmente los de rai
regimiento, venden los niños de los españoles : seguramente estoy muy lejos de creer
que semejante especie de género sea objeto de sus especulaciones : saben vencer á loe
bandidos, esterminarlos y hacerles conocer todos los horrores de la guerra ; pero nunca
separarse de lo que se permite en todas las naciones civilizadas.»
Demasiado oierta era sin embargo la noticia. Aun viven tal vez algunos de los que pu*
dieran atestiguar la verdad del hecho. En la Cruz Cubierta, en el glácis de Barcelona, en
esta ciudad mismo hablan tenido lugar tan reprobados escesos. Personas de calidad y de
carácter público vieron en la plaza del Borne como dos mujeres iban detrás de un solda
do francés (1) que llevaba de la mano un niño de unos cinco años, y por mas que le ofre
cian por él dos y tres pesetas, no quiso soltarlo el inhumano en menos de tres duros. En
el propio acto estaban lamentándose otras mujeres de que hubiese costado dos duros el
rescate de otro niño.
El 16 del propio año cae Mataró, despues de breve pero porfiada defensa; suena la
corneta que toca á degüello; retumba por las calles la artilleria; las tropas, codiciosas do
los tesoros que la ciudad encierra, hunden puertas, devastan habitaciones, hieren, des
trozan y roban ; á nadie respetan ; ninguna consideracion les detiene; nada es bastante á
mover sus pechos endurecidos, y todos, soldados, oficiales y generales se confunden y
(1) Suplemento al diario fíarcflona cautiva del año 18»S, p'fr. 10.
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atropellan en los horrorosos momentos del saqueo. Lecchi ha ofrecido incendiar y arra
sar la ciudad, pero despues de haberla devastado y castigado con toda suerte de males.
La viuda Chicola es arrojada á bayonetazos con sus tiernos niños al incendio que su pro
pia fábrica devora.
Una distinguida señora y madre infortunada tiene que presenciar á la vez cómo atan
á su hijo á la cola de un caballo para ser arrastrado, y cómo lucha su hija con tres
militares que intentan violarla. Ni aun las virgenes al Señor consagradas se libran del
furor de los vándalos. Todo es objeto de la rapacidad y lúbricos instintos de los soldados
del emperador.
A su paso bácia Gerona, las mujeres de Arenys, de Calella, Pineda y Malgrat, vieron
no menos ofendido su pudor y ensangrentadas sus orejas, de las que á tirones les fueron
arrebatados hasta los mas humildes pendientes. Las de Gerona, despojándose de la natural
debilidad y timidez del sexo, «segun una Gaceta de la época,» y despreciando las balas y
metralla, convinieron de propio movimiento en proveer de municiones y viveres á los que
las murallas supieron defender alejando al enemigo, el cual vengóse en su retirada cruel
mente en los pueblos del tránsito y en los de la linea del Llobregat, donde hasta las mu
jeres y los niños fueron pasados á filo de espada.
Como en otras provincias, al iniciarse la nacional insurreccion, hiciéronse tambien
sentir en Cataluña, aunque no en tan grande escala, los desórdenes á que se entregaron
ciertas gentes de la infima plebe, entre cuyas victimas se encuentra la esposa del gober
nador de Villafranca del Panadés, al que se sacrificó igualmente. Algunos meses despues,
y á consecuencia del amago de los franceses sobre Tarragona, revolucionóse el popula
cho de Lérida á la voz del mal aconsejado Gomez, cebándose, tras su estraviado patrio
tismo, en la sangre de la esposa del oidor de la Audiencia de Barcelona, que con este y
otros no menos calificados sugetos refugiados en el fuerte de aquella plaza murió desa
piadadamente.
Generalizada la guerra , y queriendo el enemigo perseguir á los catalanes hasta el úl
timo rincon de sus montañas , vése acometido en todas partes como en el valle de Espi-
nelvas, en el Coll de Buch y en la vertiente dela Balma, donde acompañando á los hom
bres las mujeres de Viladrau, le resisten y le ofenden en aquellas quebraduras, ya cor
riendo desaladas de una á otra parte llevando cartuchos á los defensores de la patria,
como Magdalena Bofill, ya como Margarita Tona, empuñando el pesado fusil y car
gándolo y disparándolo suelta y acertadamente contra el orgulloso invasor.
Pero preséntase éste por tercera vez delante de los muros de la inmortal ciudad de
Gerona, decidido á rendirla definitivamente. No habia dentro de la plaza quien no estu
viese animado de la mas heróica resolucion; soldados, paisanaje y clero, ancianos y ni
ños y hasta las mujeres, tan poco dispuestas generalmente para la guerra, desde la mas
humilde á la mas elevada condicion, todos estaban deseando esponer su vida por la sal
vacion de la pátria. «No dudamos que se nos socorrerá» escribia al principio del sitio
una de las damas mas distinguidas de la ciudad, á cierta amiga suya expatriada, como se
llamaba entonces á los que habian abandonado sus hogares, aunque no se hallasen fuera
de la nacion ó de la provincia, «pero siempre padeceremos, y el que caiga caiga; lo peor
es que apenas hay guarnicion dentro de la plaza». ..«No tememos las bombas, no tememos
las balas—añadia en otra carta á los pocos dias ; pero si las enfermedades, que por pre
cision han de seguir á un trabajo tan continuo que no sosiega ni sosegará : pero pe.
rezea todo el mundo antes que rendirse.» Conociendo el general en jefe español que podia
utilizarse para la mejor defensa de la plaza el entusiasmo de sus matronas y doncellas
mas robustas, dispuso y llevó Alvarez á cabo á últimos de junio de 1809, formar una
compañia de 200 mujeres sin distincion de clases, jóvenes y de espiritu varonil, á fin de
que pudiesen emplearse en socorrer y asistir á los soldados y paisanos armados heridos,
y llevar municiones de boca y guerra á donde fuere menester, debiendo ellas mismas nom
brarse sus tres comandantas y subalternas. En el ataque del 19 de setiembre, gloriosa
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mente rechazado por los gerundenses, ya distinguió Alvarez por su valeroso comporta.
miento á Teresa, viuda de Balaguer, á Isabel Pi, soltera, ambas naturales de Bagar, á
Esperanza Llorens, de Cadaqués, y á Maria Plajas, de Galonge. Sobresalian por su acti
vidad y denuedo la primera comandanta de la femenil compañia que batallon de sania
Bárbara se denominó, Doña Luisa Jonamas de Fitz.Geralt, quien ya en diciembre del año
anterior se habia distinguido en el castillo Trinidad de Rosas, curando con otras compa
ñeras á los heridos; las dos hermanas Bibern, una de las cuales, Doña Ignacia, esposa
despues de Nouvilas, habia volado á ayudar á estraer de entre los escombros de la torre
de S. Juan á los que la esplosion habia dejado con un resto de vida; Doña Francisca
Artigas, natural de la villa de Pons, premiada por su esfuerzo en la batalla de Valla, y que
fué despues otro de tantos defensores de las plazas de Tortosa y Tarragona, en la cual
cayó herida, habiéndose sostenido en el fuerte del Olivo hasta el último momento, y que
dando prisionera de guerra á la toma de la misma ciudad; y por fin Doña Maria del Pilar
de Cárlos, digna émula del prelado gerundense , en distribuir por su mano la sopa que
daba todos los dias en su propia casa á los mas indigentes. Ocupada Gerona por el ene
migo, además de la nobleza personal y otras distinciones particulares de que fueron ob
jeto todos cuantos se hallaron en el sitio, premióse á las mujeres de Santa Bárbara con
medallas y pensiones, y en especial á doña Francisca Artigas con una pension de 6 reales
diarios, dos escudos por la accion de Valls y la defensa de Gerona, y el uso del distinti
vo de sargento, cuya graduacion habia obtenido.
Ejemplo de matronas esforzadas nos ofrece tambien aquella sangrienta lucha en la
persona de Doña Susana Clanetona, esposa del subteniente de somatenes D. Francisco
Felonch. Al lado siempre de su marido, peleando como el mejor hombre de armas, se
halló en cien empeñadas acciones, en una de las cuales, cercada por los temibles cora
ceros enemigos, se abrió paso con muerte de algunos de ellos hasta reunirse otra vez con
su partida. Nombrada por tanlo valor é intrepidez comandanta de somatenes juntamente
con su esposo, estorbó el dia 14 de marzo de 1809 que entrasen los franceses en Cape-
llades, distinguiéndose por su serenidad y por los mortiferos disparos de su trabuco.
El fragor de la guerra no impedia que se disfrutase de tranquilidad y hasta de cierto
bienestar en algunas poblaciones libres como Reus, Tarragona y Villanueva, y tambien
Mataró, no obstante sus terribles desgracias, que no fueron definitivamente invadidas
sino despues de dos años y medio. Refugio del comercio y la opulencia, y nadando en la
abundancia, escandalizaban á los pueblos cautivos, y aun á los mas prudentes de sus
mismos habitantes, con el lujo, la inmodestia de los trajes en las mujeres y la general
relajacion de las costumbres, tanto mas notada, cuanto mereció en todos tiempos grande
y especial elogio el recato de las damas catalanas. En el ruido de las diversiones, en los
placeres del baile, ahogaban, es verdad, sus temores para el porvenir las bellezas de nues
tra patria, que no gemian como otras cautivas, olvidándose de éstas y de las que en los
campos de batalla caian, como Juliana Palomera en la accion de Cardona, acribillado el
pecho á balazos, ó como las dos esforzadas jóvenes que en la noche del 8 de julio se ba
tieron en la estacada de la cabeza del puente en Tortosa, quedando malamente heridas,
por cuyo mérito fueron recompensadas con una medalla de honor y una pension anual de
cien libras catalanas.
Mas ya las tropas de Macdonald incendian de nuevo á Manresa, desenfrenándose espe
cialmente con algunas mujeres, á una de las cuales despues de llenarla la boca de carin
chos, le pegaron fuego ; ya arrebatada la ciudad de Tortosa, que saquearon á pesar de la
capitulacion los imperiales, cometiendo toda clase de escesos, se acerca el feroz Suchet á
Tarragona.
No tiembla, no, sin embargo, la entonces capital del principado. Reúnense las señoras
mas principales en patriótica sociedad para distribuirse el cuidado de los enfermos y
heridos, visitando mañana y tarde los hospitales una comision de esas benéficas damas,
ángeles del amor y de la caridad no en vano llamadas, mientras las de inferior clase ayu
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dan á los hombres en ia fabricacion de cartuchos y les acompañan al combate. Señalóse
entre ellas muy particularmente en la salida del 18 de mayo, una calesera ó mesonera de
la Rambla ,Rosa Venas de Lloberas, conocida por el apodo de Rossa ó rabia , á causa del
color de su cabello, natural de Barcelona, la cual ceñida la canana y manejando el fusil
cual pudiera hacerlo el mas robusto y diestro soldado, avanzó con las guerrillas, logran
do dar muerte á un oficial y á varios otros enemigos. Por tan notable comportamiento
fué luego premiada con la charretera de subteniente que bien habia merecido.
Pero nada bastó á contener los progresos del sitiador. Tarragona hubo de ser entra
da el 28 de junio de 1811. Suchel habia ofrecido á sus tropas tres .dias de saqueo, á lo
que contestaron sus regimientos de napolitanos con un clamoroso « Viva il nottro padre
Suchet, qui noi lascia fare tutte le male cosse:» y tirándose á la brecha como beodos que
estaban, menos de aguardiente con pólvora que de libres deseos, lograron al fin pene
trar en la poblacion esparciendo el horror y el estrago. | Nocturnal monstruosa, en la
que en medio del clamor de. la matanza se oia el |ayl del agonizante, y el lamento aun
mas desgarrador de la matrona y la virgen bárbaramente poluadas, junto al cuerpo
exánime del marido, del padre ó del amantel Cada casa ofrecia un cuadro de espanto,
de desesperacion, de furor y de agonia. La monja en su apartado retiro se vió arranca
da de los pies del Crucificado para ser conducida al lugar del oprobio, de la iniquidad y
de la muerte. La honestidad y el odio al enemigo de la patria produjeron en las mujeres
actos asombrosos de abnegacion, de verdadero heroismo. Mas de una se dió la muerte
con las propias armas de su liviano raptor, ó se arrojó á un aljibe ó á otro profundo
lugar donde no fuera osado el enemigo á seguirla. Mas de 300 mujeres y niños hubieron
de perecer en solo aquellos tresdias de salvaje iniquidad.
Mentira pareciera tanto desenfreno en unas gentes que venian á darnos, segun ellos,
la libertad, á hacernos felices y civilizados, si no fuesen harto notorios hechos de tal na
turaleza. El probo cuanto valeroso Manso dice en el parte en que dió cuenta de la ac
cion del dia 11 de julio del propio año, ocurrida en las inmediaciones del Llobregat:
«Unos 30 indefensos colonos y mujeres de los pueblos de S. Vicente, Molins de Rey y Pa-
llejá, que con la mayor pacificacion estaban cultivando sus campos y otros trillando,
tuvieron igual suerte (la de ser ignominiosamente sacrificados). Violaron (los france
ses) al propio tiempo á cuantas doncellas pudieron coger , saciando de esta manera su
brutal apetilo. »
En Torá, donde lograron entrar el 9 de agosto, pascaron por toda la villa á una an
ciana enteramente desnuda, y con un casco en la cabeza, llenándola de afrentosos ultra
jes. El gobernador de Lérida, Henriot, famoso por su ferocidad, mandó entre otros he
chos de igual indole que do el se citan, sacar á la plaza pública , desnuda con solo ena
guas, á una señora de carácter que no podia pagar el impuesto que se le exigia, y des
pues de tenerla allí espuesta largas horas, la hizo azotar, de cuyas resultas murió al
dia siguiente. A otras las hacia bailar, afectando alegria, seis horas diarias sin interrup
cion, obligándolas á pagar despues al músico.
Tan atroz salvajismo , léjos de amilanar á las hembras catalanas, parecia por el
contrario infundirlas mayores alientos para cooperar á la obra de la española indepen
dencia.
La sorpresa del castillo de Figueras no se hubiera realizado tal vez sin la Teresa Pou,
esposa del criado del guarda almacen Juan Marqués, la cual, puesta en relacion con sus
hermanos Pedro y Ginés y el estudiante Florela, relacionados á su vez con Rovira, Casas
y Llobera, introdújose en la plaza con pretesto de ver á su marido, pero en realidad para
sacar con sebo, deque iba provista, el molde de las llaves de la poterna, cuya guardia
tenia el gobernador Guillot asaz descuidada, fiado en lo fuerte de la posicion y en lo
poco que por entonces debia temer de los españoles. Fabricáronse las llaves en Caste
llon; volvió para probarlas la solicita Teresa, y hallando que una de ellas no ajustaba
bien, regresó á Castellon, en donde quedó perfeccionada la obra. El mas feliz éxito Tino á
,
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coronar tan arriesgada empresa la noche del 9 de abril de 1811. Vuelto á perder tan
importante punto á los cuatro meses y diez dias, esto es, el 19 de agosto, fueron cogi
dos dentro y ejecutados el dia 13 de setiembre en una horca que se levantó en uno de
los rebellines, los infelices Marqués, Floreta y el procurodor Jonyne, otro de los confi
dentes, y aunque absuellas, obligadas a presenciar el suplicio la Teresa con su her
mana Magdalena y la del Floreta, Mariana, que tambien habia caido prisionera al ren
dirse la plaza.
Por medio de otra mujer se trató mas adelante de atraer fuera de Tarragona, con la
mayor parle de la guarnicion, á su gobernador Bertoletti , fingiéndola portadora de una
carta de Mathieu, que mandaba en Barcelona, para que asi lo verificase. Salió en efecto
aquel con 4,000 hombres, conforme se le prescribia, mas recelándose de la añagaza, no
bien hubo dejado la ciudad, por saber que en las inmediaciones de Reus habia otros
4,000 españoles, ó sea que llegara en igual momento á sus manos un parte verdadero
de Mathieu, lo ciorlo es que asegurando á la mujer que la habia traido la apócrifa car
ta, regresó prontamente á Tarragona antes que tuviesen tiempo los españoles de to
marle las vueltas, y ciego de ira mandó dar muerto á la desgraciada Teresa Saball,
—que asi aquella se llamaba—despues de prevenirse para toda otra sorpresa.
Dama de no menos esforzado y generoso pecho fué Doña Maria de Armengual, esposa
del subteniente graduado de artilleria, comandante de la bateria de la izquierda ó de
poniente de las isias Medas, recobradas poco antes de los enemigos ; apuntados por su
esposo los cañones, aplicábales ella la encendida mecha, animando con su varonil con
ducta á las tropas que la rodeaban. Durante el fuego no se apartó jamás tan heróica ma
trona del campo del honor, disparando sola todas las piezas de la bateria del mando de su
marido, á pesar de los numerosos proyectiles que contra aquel punto arrojaban no menos
diestros los imperiales.
Como el espionaje era en uno y otro ejército severamente castigado, y los parles de
los jefes franceses y españoles se buscaban en el forro de los vestidos y hasta en los
cigarros de los sospechosos, acudióse á las mujeres , en cuyas espaldas y aun en lu
gares mas escondidos del cuerpo se escribian algunas en cifra convenida , algunas de
cuyas claves tenemos en nuestro poder. Podia esto ofender el pudor de ciertas gentes ;
pero otras no reparaban en valerse de semejantes recursos ni en servir de tales cuando
la situacion lo exigia ; el P. Ferrer asegura que se prestaban á ello mujeres bien
jóvenes.
Entre las sentencias de muerte pronunciadas y ejecutadas en aquella época por los
españoles en Cataluña, solo hallamos una contra una mujer, Orosia Sanahuja, por ase
sinato cometido en la persona del alcalde de Montblanch. Bloqueada Barcelona, plantá
ronse horcas en Ordal, en la carretera de Francia y en otros puntos, con un cartel que
decia : « Mueran en esta horca todos los que lleven viveres á Barcelona, sea en grandes ó
pequeñas cantidades; y los espias y ladrones. » Mas no sabemos— á pesar de ser infinitos
los infractores de tan amenazante prescripcion—que hombre ó mujer alguna fuese con
denada á aquel suplicio.
No puede negarse que con la venida de los franceses se corrompieron grandemente
las costumbres de los morigerados catalanes, especialmente en los puntos por aquellos
mas largo tiempo ocupados, como lo fué Barcelona. Trájose Secchi de Francia una ami
ga á quien dió el pueblo en llamar Madama la Ruga, la cual asomada en los balcones de
su habitacion, que la tenia en la calle Ancha y casa del opulento comerciante Larrard, daba
no poco que contemplará los transeuntes, haciendo escandalosa ostentacion de espaldas,
pechos y brazos, segun la descocada moda de su nacion. A veces cabalgaba con otras
damas de su ralea por las calles y paseos, á horcajadas sobre los bridones de guerra de
sus compañeros de glorias y fatigas, vistiendo pantalones y calzando espuelas hombru
namente.
Con tal ejemplo no babia de faltar una Venlureta que se acomodase con el coman
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dante de armas Letong, cuya esposa vino al saberlo, espresamente de Francia, volvién
dose luego allá no menos fariosaqne antes estaba, porque su marido solo ostensiblemente
se habia separado de la amiga. Ni tampoco es de admirar que siguiese al vecino imperio
i Duveau, ya casi ciego de gota serena, cierta labradora del Vallés, mal avenida eon su
esposo, y á quien como en un serrallo aqnel por lo guardada tenia. Pbr sus malas artes
hubo de ser arrestada con guardas de vista en la posada del comisario habilitado con
quien vivia, casa de Centelles, en noviembre del año 12, la conocida por María Pintada.
Otra mujer, esposa del Señoret de casa Sans, comisario que era da policia por los france
ses en Tarragona, acertó á huir por junio de 1814 con cierto oficial italiano muy amigo
del gobernador Bertoletti, embarcándose en el puerto de Salou, provisto el raptor de los
caudales del regimiento y de los planos de Tarragona, para lo que pudiese tronar. En
cada convoy que salia para Francia partian no pocas mujercillas del pais, sacadas de la
miseria por oliciales y empleados del ejército invasor. La prostitucion llegó á tan escan
daloso estremo, que de ella reportó el gobierno intruso no escaso provecho en la crecida
contribucion que impuso á este vil ramo sobre el que dió diversas providencias, ya para
el reconocimiento facultativo, ya para la curacion de las enfermas en la Galera.
Haciendo á pesar de ello los imperiales vano alarde de moralidad y de justicia, sacaron
á la vergüenza por las calles de Barcelona el dia 14 de julio de 1814, á cierta mujer que
habiendo quedado encargada de guardar una casa de espatriadot, robaba los valores en
comendados á su honradez, dando parte al mismo tiempo á la policia francesa de la
sustraccion, como suponiendo ser otros lo; ladrones. Paso en observacion sus agentes el
comisarlo, y descubierta la urraca, paseósela segun va dicho, públicamente sobre un
borrico, descalza, desnuda la cabeza y con un hierro debajo de la barba que se la lasti
maba por poco que la bajase. Tal vez por respeto al pudor no se la azotó como se hacia
con los individuos del otro sexo. Escoltábanta los milicianos afrancesados apellidados
por el vulgo Jusepets ó del batallon de la Agonia.
A los saraos que á veces daban los jefes invasores ó el opulento Gónima en Barcelona
eran contadas las hijas del pais que asistian. No sucedia asi en Sarriá, San Gervasio y
Badalona, á cuyos bailes ó bailadas no se desdeñaban de acudir los mismos generales,
ni tampoco aquellas payesas en aceptarles por pareja , vanamente desiumbradas por
el brillo de los uniformes y la categoria de sus bailador», con cuyas fajas y charreteras se
rozaban las mantillas de cristal, bordadas de doradas lantejuela»-, que bien valian cuatro ó
cinco onzas, los finisimos vestidos de percal, los delantales de bombasi con hebilla de
oro sujetos , y los bordados de hilo que sentaban tan bien á las entonces ricas aldeanas.
En algo mas serio se ocupaban en tanto las buenas españolas de la capital del prin
cipado, cuyos teatros de Santa Cruz, de Traspalado y de San Agustin, dejaban poco me
nos que desiertos. ¿Trátase de introducir y trasportar á la ciudad y puntos de la misma
convenidos armas y municiones? alli se presta una supuesta recien parida á cubrir con
su cuerpo una porcion de fusiles que por la puerta del Mar introducen con el presbitero
Matas, Rovira del Villa, Mas y Soler, debajo del colchon de la litera en que aquella es
conducida, sin que por suerte el oficial que monta la guardia de aquella puerta tope con
las armas al depositar compasivo un napoleon debajo de la almohada en que reposa la ca
beza de la valerosa y fingida enferma. Otras de mas distinguida condicion, como Doña Ra
mona del Aloy de las Casas, esposa del contador del ejército D. Pedro de las Casas, recibian
y comunicaban órdenes, trasladando al mismo tiempo bajo de sus vestidos pólvora y car
tuchos á donde se ofrecia, sin inmutarse lo mas minimo al ser detenidas en distintas oca
siones por las patrullas francesas. La infatigable Doña Raimunda Bosch y Espinós no
solo presta poderoso ausilio á los trabajos de la conspiracion, sino que atiende además
al socorro de nuestros prisioneros heridos y logra sustraer de la deportacion á algunos
militares españoles, por los medios mas ingeniosos, entre otros el de facilitar á un jefe
de artilleria el traje necesario para pasar las puertas de la ciudad cargado con un barri-
lito, donde en vez de vino iban, con su uniforme, las banderas del cuerpo á su mando
- 102 -
confiado. Narcisa Roca desde la azotea de su casa, sita en la bajada de los Leones, se co
municaba por medio de señales telegráficos con Matas de Tiana , quien desde la mon tafia
del Hombre y otras cumbres de las inmediaciones, repetia á otros puntos los avisos que
i beneficio de aquellas eran transmitidos hasta el cuartel general español. La misma casa
servia además de depósito de vestidos para diferentes disfraces, cohetes para las señales,
cajas de arsénico para envenenar las aguas, el pan y el vino, y de punto de reunion para
conspiradores y emisarios.
Unos y otros, hombres y mujeres, guardaron siempre el mas inviolable secreto , y
jamás la policia francesa, por sugestion, engaño ú ofrecimientos considerables, pudo
hallar entre ellos un solo traidor. Si tuvo desgraciado éxito la sorpresa de Monjuich,
debióse á la mala fé de franceses y afrancesados que supieron dar las suficientes garan
tias de odio al gobierno intruso, ó á la demasiada credulidad del infortunado Alsina,
preso despues en Badalona y fusilado en la Esplanada el 8 de abril de 1811. Entre las mu
jeres que fueron igualmente presas, la sobrina dé aquel, Doña Joaquina Lafont, hubo de
ser encerrada en el convento de los Angeles.
Mas tarde libróse del suplicio otra mujer fingiéndose embarazada hasta que logró eva
dirse. Otras dos tuvieron que presenciar al pié de la horca la ejecucion do sus respecti
vos marido y hermano. Por fin, Agustina Ramon, hermosa matrona de 39 años, conde
nada á tan cruda pena por llevar parles á los jefes del ejército español, sin habérsela
oido en descargo, pues estando fijada la hora de las dos de la larde para celebrar el con
sejo de guerra, no pudo el abogado doctor Vendrell enterarse de la causa que le fué
comunicada á las doce, y escogitar los medios de defensa , pendió del fatal leño, en la
mas completa desnudez, toda la tarde del 13 de mayo de 1813, por haberle el verdugo
arrancado, al caer, los vestidos y cortádole codicioso la ondulante y frondosa cabellera
que sobre sus hombros pendia. El suplicio de la horca, abolido por el intruso José en 16
de noviembre de 1809, volvió á establecerse por decreto del mismo en 18 de abril
de 1811. .
Obligados á jurar al gobierno francés las autoridades el 9 de abril de 1809, pocos fue
ron los que cobardemente prevaricaron. La esposa y el hijo abandonaron á uno de és
tos, por no participar de la infamia en que habian caido. Al despedirá su esposo la digna
compañera del regidor D. Ramon de Medina, que junto con los que se habian resistido á
prestar el juramento iban á ser encerrados el dia 12 en Monjuich, léjos de derramar
débiles lágrimas :
—«Parte,—le dijo,—esos mismos que mandan tu castigo admirarán tu proceder y te
apreciarán mas que á los que ahora colman de empleos y favores. »
I Ah ! no en vano en visperas de su honroso suplicio escribia á la señora que tan bien
le habia servido de madre, pues tan santo amor á la patria le supo inspirar, una de las
nobles victimas del 3 de junio de 1809, Don Juan Massana, aquellas sentidas palabras :
«Madrona , estimada Madrona; aqui os quedais en este valle de lágrimas mientras yo
voy á descansar con los bienaventurados. i
Los verdugos de los cinco mártires de nuestra independencia hubieron de ser descu
biertos en Marlorell poruna mujer que los delató á las autoridades españolas. En Tarra
gona pagaron con la vida el 20 del mismo junio su infame venalidad. Los miserables
vestian algunas de las prendas de ropa de sus victimas.
Pero la época del hambre vino para los habitantes de Barcelona. Entonces se hubiera
visto formando cola á uno y otro lado de la puerta del histórico Palau, que ya no existe,
á ancianas y jóvenes de todas edades, esperar ateridas de frio desde las altas horas de la
noche, que les llegase su vez de cambiar por dos reales un mal panecillo de á media
libra. De este modo creia el gobierno francés subvenir á las necesidades públicas de la
ciudad. Entonces era tambien de ver como saliendo familias enteras de proletarios hácia
los bosques de la desembocadura del Besós, caian bajo los golpes de hambrientas hachas
los mas robustos troncos, que hombres, mujeres y niños, en dilatada hilera, con cuerdas
- 103 -
arrastraban hacia la ciudad para calentar el puchero ála vez que sus miembros estenua-
dos, ó ya en largo convoy salian á los vecinos pueblos, arrostrando las balas amigas y
enemigas ó los atropellos de la briballa, con que esas pandillas de desalmados y foragidos
eran por el pueblo apellidadas, á proveer de viveres que tanto en Barcelona llegaron á
escasear. Aun en medio de semejante debilidad ó abatimiento fisico, mas de un soldado
de la guarnicion pagó con graves lesiones, sino con la vida, sus demasias con alguna que
otra verdulera ó revendedora poco amiga de fiar su desagravio á los tribunales fran
ceses.
Abolidas las órdenes religiosas por decreto del intruso gobierno de 18 de agosto de
1808, cerráronse definitivamente los conventos de monjas el 8 de febrero de 1811 en Bar
celona, siendo trastadadas todas al convento de la Enseñanza, único conservado, ó á casas
particulares. Las pobres recogidas en las casas de Caridad, Espósitos y Misericordia, fue
ron sin ella espulsadas de la ciudad, junto con sus compañeros de infortunio, de cuarenta
en cuarenta, y abandonadas en el glacis los dias i y 5 de marzo del propio año. Por bar
rios se espulsaron igualmente en los mismos dias á las personas mas necesitadas sin con
sideracion á la edad ni al sexo.
No eran menos vejadas las personas opulentas que habian continuado habitando en la
capital. En el cobro de las exacciones exageradisimas que se les exigia , llegóse hasta la
última de las tropelias, el asesinato. Digalo la desgraciada esposa del comerciante D. José
Canton, preso en medio de la Rambla y secretamente asesinado por la policia. La in
consolable señora, despues de vanas diligencias por saber el paradero de su infortuna
do marido , logró descubrir sus inanimados restos medio insepultos en la montaña de
Honjuich. Tras el robo el homicidio.
Mas ya llega el deseado Fernando, ya salen á victorearle las gentes de lodos los pue
blos del principado : ya le despiden en Lérida con patrióticos cantares algunas bellezas
catalanas, mientras esparcen otras á su paso embalsamadas flores ; ya entra triunfal-
mente en Barcelona su retrato, escoltado por el valeroso ejército de Cataluña y sobre
rica carroza, en cuyo testero se ve arrodillada una hermosa matrona, personificando la
ciudad condal en actitud de presentar su corazon al mas amado de los reyes. ¡ Dia aquel
de gozo indefinible! La sangre de los mártires de nuestra independencia no habia sido en
vano derramada. Al esfuerzo de todos se debia aquel dia de gloria, basta al de las muje
res y los ancianos que al esponer generosos sus vidas, mas que la ley de la patria legis
lacion que se lo ordena, como recordó ante el consejo de guerra el defensor de Aulet y
Massana, escucharon la voz do su instinto que asi se lo aconsejaba. ¡Noble y generoso
sentimiento! ¡ojalá te conserves eternamente en los pechos españoles tan puro y tan su
blimado como en tiempo de osa guerra memorable I
Adolfo Blanch.
________ 1
SOBRE LA APLICACION
, , * •■ , i«
En una ciudad de España, cuyo nombre podrá el lector suponer, bay una calle for
mada por dos solos edificios públicos. En cada nno de ellos se baila establecida una es
cuela, cuyos ramos de enseñanza no son aqui del todo indiferentes. Tales edificios se dan
mutuamente las espaldas, cual pudieran hacer dos hombres que no se llevasen bien. Sin
embargo, ¿cómo no existir relaciones de vecindad entre sus moradores?
Pues en la tal calle encontráronse cierto dia dos sugetos, ambos de edad madura: ar
tista el uno, industrial el otro. Despues de haberse saludado , medió entre ellos la con •
versacion siguiente :
Industrial. Le aseguro á V. que el proyecto llena perfectamente todos mis deseos. ¿De
dónde ha sacado V. tan bella combinacion de colores? Felicito átan escelen le pintor.
Artista. Mil gracias. Pero permita V. que le diga que yo no soy pintor. Conozco la
teoria de todas las artes del dibujo, pero solo he practicado la Arquitectnra.
Industrial. ¿ Y el arte de construir edificios le ha dado á V. reglas para hacer aquella
combinacion? ,
Artista. He dicho que conozco la teoria de las artes que tienen por base de su expre
sion el dibujo ; pero que solo he practicado la Arquitectura. Por otra parte está Y. en nn
error si cree que la Arquitectura tiene su jurisdiccion limitada al edificio; porque su tarea
es crear formas, y adornar superficies segun determinados sentimientos. • '
Industrial. Ha dicho V. crear formas Esto me llama la atencion de un modo ex
traordinario. ¿ Pues no dicen que el artista halla los modelos en la Naturaleza, y que in
cesantemente debe estudiar las formas que ella le ofrece?
Artista. La Arquitecturano halla en la Naturaleza formas que imitar, sino leyes fisi
cas que obedecer, necesidades á que atender, naturales unas, nacidas de la civilizacion
otras ; y de tales leyes y necesidades saca el arquitecto tipos originarios á que sujetar las
ideas. En esté sentido la Arquitectura se aplica á ciertos ramos de la produccion á los cua
les se da el nombre de Arles suntuarias, porque con ellas se atiende en cierto modo á las
necesidades de bien parecer, fausto y pompa que la civilizacion de continuo crea.
Industrial. Comprendo perfectamente lo que V. acaba de decir, y veo el punto á don
de conducen esos principios, que de buen grado admito. Pero tengo una duda, y es : La
Arquitectura ¿deberá conocer todos los medios de que la Industria dispone á fin de que no
se presenten dificultades en la ejecucion delos proyectos que traza?
Artista. Contestaré haciendo á V. unas preguntas preventivas, ciñéndome á mi pro
yecto. ¿Considera V. imposible la ejecncion de tal proyecto?
Industrial. Dificil si ; pero no imposible ; porque todo debe esperarse de la ciencia:
y lo que se ha hecho ( y no se ha hecho poco j prueba lo que queda por hacer.
— 105 —
Artista. En segundo lugar: ¿Reconoce V. en el proyecto cualidades que puedan sa
tisfacer el buen gusto ?
Industrial. A buen seguro que si : y me adelanto á decir que podrá la moda quitar
del uso comun las manufacturas elaboradas segun el proyecto de V. ; pero no creo que
la ridiculez las empañe jamás : y hasta preveo que el buen sentido las sacará á luz cien
veces, adquiriendo un valor intrinseco que no habrá podido darles el material.
Artista. Agradezco la apologia: y la acepto en nombre del Arte para poder decir, que
su honor de V. debe cifrarse en buscar el modo de ejecutar un proyecto semejante.
Industrial. Se me alcanza muy bien que no son los medios de ejecucion ya conocidos
los que ensalzan la consideracion del productor, sino los que están por conocer.
Artista. Tanto mas cuanto que no puede negarse que la Industria ausiliada por la
ciencia, se ha hecho todopoderosa.
Industrial. Tambien agradezco la apologia, y la acepto en nombre de la Industria.
Pero volviendo á nuestra cuestion, ¿cómo se ha atrevido V. á hacer aquella combinacion
sin atenerse estrictamente á los medios de ejecucion de que piede disponerse?
Artista. Es que entonces no hubiera sido hacer aplicacion del Arte á la Industria,
sino someterle á determinados medios de ejecucion, suponiendo tales medios como no
sujetos á alteracion alguna. ¿Y V. considera admisible el principio de que la idea deba
someterse á los mecanismos y á las manipulaciones? V. mismo ha dicho que todo puede
esperarse de la ciencia. Pues bien : si ha de hacerse una verdadera aplicacion del Arte á
la Industria es preciso que el Arte, se eleve mucho mas alto que los medios de ejecucion ;
pero sin perderlos de vista. (En este sentido no debe V. suponer que yo no haya atendido
á los medios de ejecucion. ) Por último : «o dejará V. de comprender que hay en el hom
bre un sentimiento que alcanza mas allá de las teorias admitidas, y de los medios de
ejecucion conocidos : sentimiento, que si no prevé, adivina lo que la ciencia no ha po
dido hallar todavia. Pues este sentimiento es precisamente el principal agente del
arte.
Industrial. No deja de haber sutileza en esos argumentos; pero confieso que tampoco
he dejado de encontrar placer en oirlos.
Artista. Permitame V. que le diga, que la sutileza en cuestiones como la que nos
ocupa, no es hija sino de la insuficiencia de la expresion.
Industrial. Desde luego lo concedo todo, y admito los principios que acaba V. de
sentar, si leal y francamente contesta V. á las preguntas que voy á hacerle. Declaro antes
de todo que no pretendo menoscabar en lo mas minimo las prerogativas de la idea sobre
los modos de ejecucion ; pero ya que dice V. que en la naturaleza baila el artista leyes
fisicas que obedecer, pregunto : Los modos de ejecucion y de elaboracion ¿ no podrán
dar muchas veces al artista motivos para desarrollar sus concepciones ?
Artista. ¡Oh! siempre, siempre. Este es uno de los principales medios para que la
Arquitectura tenga originalidad; para que nuestra época tenga estilo ; y para que se des.
lierre del Arle la imitacion de lo que se hizo en otras épocas, que ni debe ni puede repro
ducirse.
Industrial. Pues venga acá esa mano. Estoy intimamente persuadido deque el Arte
es el único elemento que puede realzar el brillo de la Industria.
Artista. Como creo firmemente que la Industria es la única encargada de enriquecer
el Arte.
Industrial. Una observacion y concluyamos : es preciso completar el pensamiento j
es preciso erigir en sistema la aplicacion del Arte á la Industria. Preséntase antes de todo
la necesidad de elevar á la region de las generalidades el conocimiento del Arte aplica
ble ; porque las especialidades de los distintos ramos de la Industria podrian neutralizar
este conocimiento. Ahora bien, ¿será posible ver cumplidos estos deseos?
Artista. Por el pronto tenga V. la complacencia de leer estas apuntaciones que llevo
en la cartera, resultado de la esperiencia de algunos años. En ellas podrá encontrarse, á
— 106 —
mi modo de entender, la base de una instruccion metódica, á fin de evitar cualquiera
otra instruccion artistica vaga é indeterminada que quiera darse á los jóvenes industria
les, arrojando la perplejidad en sus espiritus y abortando un tropel de copistas sin cri
terio, de lo que en otros paises se produce dentro del circulo artistico.industrial.
Industrial. Leamos, pues.
t Para hacer aplicacion del Arte á la Industria debe esta considerarse dividida por la
base de la naturaleza de los materiales y de su modo de elaboracion, á fin de crear las
formas que inmediatamente han de satisfacer las necesidades de la vida social.
t Las industrias son pues : de construccion, de adorno, ó de reproduccion. »
INDUSTRIAS DE CONSTRUCCION.
INDUSTRIAS DE ADORNO.
» Solo pueden clasificarse por sus modos de representacion, constituyendo dos gru
pos especiales, á saber : industrias anaglipticas é industrias cromáticas.
»En el primer grupo se hallan tres distintos procedimientos, cuales son: El modelado,
la talla y el recamo. En el segundo hállanse los procedimientos por superposicion y por
yuxtaposicion. Al frente del primero se halla la pintura policroma, al del segundo, el
tejido.
(1) Las invenciones de Dedalo, segun la tradicion , consistieron muy especialmente en instrumentos
propios para trabajar la madera.
(2) Convienen todos los que han cuestionado sobre el trabajo, que los antiguos Comprendieron con
la palabra Toreutica, en que se refirió á todo metal, y á su elaboracion por la accion del martillo. No se
acepta pues aqui la palabra en razon de su genuino significado, sino por razon de analogias; y sobre todo
por no inventar otra. El lector convendrá en que no es cuestion de nombres.
(3) La palabra griega de la cual puede derivarse Cerámica, no significa mas que asta ó cuerno, que
fué la materia y la forma originaria del vaso para beber. Sin embargo puede derivarse de Ceramo,
personaje considerado como inventor de la industria del alfarero.
— 107 —
INDUSTRIAS DE REPRODUCCION.
» No tienen para el Arte la importancia que para la ciencia económica y para la Indus
tria. Al frente de ellas están la fundicion y el estampado.
» Todas las demás industrias tienen mayor ó menor analogia con una ó mas de las
referidas. La dificultad está en saber hallar esta analogia (1J.»
Artista. Espero que sin consideracion 'alguna hará V. las observaciones que crea
convenientes.
Industrial. Que me placen las apuntaciones de V. Si no constituyen un plan deta
llado para hacer la debida aplicacion del Arte á la Industria, son una base sobre la cual
este plan debe estar fundado. Ocupémonos sin levantar mano en realizarle, porque es de
imperiosa necesidad; si las producciones de la Industria no han de ser parto del capri
cho inconsiderado, y si el lujo ha de ser, no un objeto desordenado de la vanidad, sino
una consecuencia del modo de sentir especial de las épocas y do las distintas genera
ciones.
Artista. Y puede añadirse, de las distintas regiones del globo : porque siendo cierto
que la imaginacion y el sentimiento, generalmente, se mueven segun el espectáculo que
la naturaleza ofrece, y los grados de calor que el sol despide , la moda no podrá dejar de
tener un color local muy determinado, y podrá no ser monopolizada por pueblo alguno.
(1) El autor de este artículo presentará algun día el plan que bosqueja, debidamente desarrollado <
ilustrado con láminas.
José de Manjarrés.
DE LOS CANTOS POPULARES EN CATALUÑA.
Juan Thompson.
LA ESPRESION EN LA MÚSICA.
La poesia y la música son las dos artes que nos causan emociones mas vivas; pero
difieren esencialmente los medios que ambas emplean. La poesia, sirviéndose de térmi
nos cuyo sentido está bien determinado, solo nos presenta ideas fijas y precisas; y si bien
es cierto que la imaginacion se eleva mas allá de las espresiones que á ella se someten,
y que por su propio poderio engrandece las ideas del poeta, no es menos cierto que el
lenguaje le ofrece, de una manera inequivoca, la materia de su3 creaciones. Es tan poca
la conmocion que produce en nuestros órganos una obra poética, ya sea leyéndola ú
oyéndola recitar, que no se toma en consideracion: en este caso el placer es puramente
espiritual. La música, al contrario, se dirige mas bien á los sentidos; su lenguaje vago y
misterioso nos arrastra sin adivinar la causa de su poderio. La música solo ofrece un ca
racter general de alegria ó de tristeza ; la imaginacion ha de trazar las ideas sobre este
fondo inmenso y casi sin limites. Nuestra alma, dulcemente mecida, se abandona á un
delicioso delirio; divaga en un mundo de 'juimeras, procura crear un objeto á sus sen
saciones y se le aparecen multitud de ideas á la vez. Dificil, sino imposible, seria remon
tarse al origen de este placer que se escapa al análisis, del mismo modo que el perfume
aromático que embalsama nuestro olfato. El músico, que no ignora menos que los demás
el secreto de este goce inesplicable, se entrega á la inspiracion y adivina el placer con
que ha de embriagar á sus oyentes. Y lo que es mas estraño aun, el músico trabaja
muchas veces sin objeto determinado; pero lo siente cuando lo ha alcanzado. Sonrióle
una idea sin saber por qué, pero un instinto infatigable le asegura que causará á los
demás la misma impresiou que á él. Asi pues, el motivo de su 'eleccion es un enigma,
como lo es tambien el de nuestra emocion.
La poesia y la música tienen por consiguiente cada una un poder que le es propio.
Bástanse ási mismas; y si la poesia es capaz de arrebatarnos do admiracion, la música
con sus solos recursos podrá causarnos el éxtasis.
No obstante, es tan natural la union de estas dos artes, que dificil seria sin duda en
contrar su origen en la historia; bien que muy tempranamente debió aliarlas la voz hu
mana, órgano del canto y de la palabra. No es menos probable que los cantos popula
res y los himnos ó cánticos religiosos precedieron á los instrumentos, y que la música
espresó las palabras antes de ser entregada á sus propios recursos. De todos modos, la
poesia y la música, juntando sus medios y esfuerzos hubieron de aumentar los goces del
hombre. Desde entonces los pensamientos de la poesia hubieron de halagar agradable
mente el oido, y las dulces modulaciones melódicas tuvieron un objeto fijo y preciso.
Los placeres de la inteligencia se juntaron á los de la sensacion, y tanto en la música sa
grada como en la profana, encontramos emociones muy vivas. Pero, como consecuencia
necesaria de la union de la poesia y de la música, no puede existir este pacto entre am
bas artes sino mediante mútuas concesiones; pues á la menor disidencia faltaria el ob
jeto.
La poesia y[Ufmúsica se deben cuenta reciproca de los elementos que presta la una,
— 111 —
del uso que la otra hace de ellos. En vano ostentaria la primera el oropel de sus des
cripciones, la pompa de sus narraciones y la riqueza de sus discursos. La música pide
4Ja poesia sentimientos que espresar, situaciones que representar; y preciso es que es
ta corresponda á los deseos de aquella. Pero tambien la música, á consecuencia de este
empeño, perderia su indole vaga y libre, si no renunciase ese ciego delirio que nuestro
placer justifica. Entregada libremente á su impetu, la música parece sustraerse á los
principios generales de las demás bellas arles; pero luego entra en el dominio de ellas.
Primero solo quiere satisfacer el sentimiento, mas luego la razon le sirve de juez. El ar
tista músico, pues, no canta ó toca solo para cantar y tocar, si que tambien para es-
presar: su arte no es únicamente su propio fin, sino que se convierte en medio.
Sin embargo, principios tan evidentes no dejan de ser contrariados; pues hay hom
bres que no consienten que la música sacrifique parte de su independencia, y no su
friendo para ella restricciones , exigen el uso inconsiderado y sin limites de lodos sus te
soros.
En este caso la poesia solo ofrece á su compañera palabras insignificantes, sobre las
cuales la música pueda vocalizar á su gusto. Los que tal pretenden prescinden, en la mú
sica dramática por ejemplo, de las situaciones escénicas ; y como quieran, ante todo, de
leitar los oidos, prefieren casi siempre al músico que mas se los halague. Si se atiende
al comun modo de juzgar y de sentir en las demás artes bellas, se notará una grande in
consecuencia en el modo de juzgar y sentir la música.
Si un pintor nos presenta las producciones de su fantasia, las juzgarémos solo con los
principios de su arte, sin comparar, por decirlo asi, su trabajo con la idea que esté en
nosotros. Pero cuando los asuntos pictóricos pretenden ser históricos, si no conocemos á
los personajes representados, suspendemos nuestro juicio: entonces solo juzgamos del tra
bajo material de la obra, y como no podemos juzgar del intelectual, acudimos á la histo
ria que nos revele la edad, los trajes, los caracteres y las respectivas afecciones de los
personajes que tenemos á la vista. Ahora bien : una composicion lirico-músical es una
fcérie de cuadros que traen consigo la esplicacion de cada uno ; y sin embargo, hay mu
chos se dicientes aficionados al arte que solo exigen del compositor la elegancia en las
formas y la brillantez de colorido ; es decir, contrasentido muchas veces.
Volviendo á la comparacion con las artes plásticas, ¿no se increparia á un arquitecto
que proyectando el plan de un templo trazase el de un edificio que tuviese la apariencia
de un salon para espectáculos ? En poesia el gusto reprueba muchas veces ciertos deta
lles que, tomados aisiadamente, no carecen de mérito. Todos tenemos pues la idea de
un bello absoluto y de otro bello relativo; y acontece con frecuencia que el artista alcanza
el segundo y no obtiene el primero. Estiéndase, pues, á la música ese buen sentido que
nos dictan otros juicios nuestros: No seamos esclavos de nuestros sentidos y procure
mos ser razonables.
Se ha dicho que la música ha de ser sobre todo cantable; que su objeto y su deber es
agradar por medio de los sonidos. Si asi fuese, el compositor deberia concretarse á bus
car cantos fáciles y motivos agradables al infinito. Pero recurriendo una vez mas á las
artes plásticas, preguntamos: ¿seria definir exactamente la pintura y la arquitectura
decir que la primera es el arte de agradar por las bellas formas, y por las buenas propor
ciones la segunda?— No por cierto ; pues que, mucho mas se exige de entrambas artes.
Reconocemos que no se satisface enteramente el gusto á veces en pintura, aun cuando el
pintor llene las condiciones de su arte, ni tampoco cuando el escultor solo cumple con
las de ejecucion en la estatuaria. Si contemplando un cuadro en el que estuviese pintado
el diluvio, viésemos que dominase en él un tinte sombrio, y sobro su fondo se destacasen
algunas figuras y otros objetos de la creacion arrebatados por el gran cataclismo repre
sentado, la impresion que nos causaria el cuadro sena viva y favorable solo con consul
tar ai sentido de la vista. Pero, si la imaginacion del pintor hubiese trasiadado al lienzo la
idea preconcebida de los efectos, causados en el ánimo por aquel gran Irastorno de la na
— 112 —
tnraleza, entonces, como concebiriamos perfectamente la situacion adivinada por el artis
ta y la veriamos fielmente espresada en la obra , nuestras impresiones serian mas fuertes,
y hasta admirariamos el cuadro. Si contemplamos el grupo de Laoconte, veremos que no
presenta formas elegantes, ni posiciones graciosas , pero descubrirémos muy bien espre
sadas en él las convulsiones del dolor; y no hay duda que lo preferiremos á muchas de
las gráciosas Venus y Apolos que ha producido el arte escultórico , porque en aquella
obra está espresada con tanta verdad como energia una idea poética. Convengamos pues
que es una falta tan notable en bellas artes el dar gracia ó elegancia á los objetos ú obras
que no la necesiten, como lo es el que carezcan de ellas cuando las requieren.
Tambien el músico compositor puede tener que espresar efectos patéticos y situacio
nes desgarradoras; y en estos casos no es natural ni propio que eche mano de las formas
del aria, ni del corte elegante de la cabaletta, sino que es preciso recurrir á los tesoros
de la armonia, y que busque frases menos regulares y combinaciones mas adecuadas que,
por su colorido y espresion caractericen la situacion, y que por las impresiones que cau
sen den una idea exacta de la verdad y de sus efectos.
Negar estos principios, es no comprender el objeto de la música en general y de la
dramática en particular; y de aqui nace la causa de la disidencia de opiniones. Con
viene pues no olvidar que el que oiga una composicion lirico-musical no debe prescin
dir del. desarrollo de la accion dramática á que esté sometida la música; que no solo se
ha de prestar atencion con el oido, si que tambien es preciso hacer interesar el alma;
que cada situacion debe ser interpretada por el compositor con distinto lenguaje; que
la música tiene elementos y recursos para espresar toda clase de sentimientos, y para co
municarnos impresiones análogas á las que esperimenta el cantor en representacion de
algun personaje. En una palabra, la música ha de imitar la naturaleza moralmente.
Pero cuenta no se dé una falsa interpretacion á la palabra imitar. Entiéndase que no
se ha de exigir de la música, como tampoco de las artes plásticas, una imitacion servil
del modelo que haya de representar, lo que conduciria al realismo. Esa imitacion ma
terial en que han incurrido muchos compositores, degrada á la música convirtiéndola
en un mecanismo artificial, que no artistico, en la instrumentacion, y en humilde escla
va de la poesia en el arte; en vez de ser aquella, cuando menos, tan soberana como es
ta en su alianza. Si se concretala música vocal á no ser mas que un lenguaje que á fa
vor de adornos se convierte en declamacion notada, no corresponde á su objeto ni á sus
medios, y abdica de si misma. Pero en lugar de esa imitacion limitada que va en zaga de
cada palabra para esforzarse á traducir su significacion, adóptese esa otra imitacion li
bre y vasta que abrace un conjunto.
Penétrese el artista compositor de un sentimiento, y procure mas bien hacerlo sentir
á los demás que no traducir materialmente las palabras que lo espresen. Esfuércese en
conservar un tinte de colorido uniforme, mientras no cambie el sentimiento, sin permitir
nunca que una espresion de gozo ú otra diversa de aquel destruya la unidad de impre
sion que haya de causar una pieza de música. No es absolutamente indispensable que,
en una composicion de música vocal la parte del canto esclusivamente traduzca por si
sola las palabras; pues que la instrumentacion puede ser tambien narrativa y dialogada
limitando las voces, de manera que no sean el único elemento intérprete de la creacion del
artista compositor. Infinitos son los medios que ofrece el arle, y todos pueden conducir al
mismo fin: bastará para ello que se produzca el efecto y que nos penetremos de la emocion
que la naturaleza designa como la única conveniente en presencia de tal órden de hechos.
Asi pues, el verdadero artista músico que cumple con su mision, es el compositor
que en sus obras es oportunamente patético, gracioso, terrible, apasionado, etc., etc., se
gun lo exija el asunto que interpreta. El que se abandona á su fecunda imaginacion,
prodigando sin discernimiento ni oportunidad lindos y graciosos motivos, y que solo vé
en un poema un tema para desplegar sus brillantes fantasias, no hay duda que da prue
bas de un talento "músico, pero no de un verdadero artista.
«
— 113 —
En resumen: la música tiene nn objeto mas elevado que el de satisfacer el órgano
del oido, como lenguaje espresivo de los sentimientos que haya de representar, segun
las situaciones y el caracter de ellas.
Para concluir, no será inoportuno copiar lo que dijo un compositor célebre del siglo
pasado en el prólogo de una de sus obras.
«Algunos creerán ó dirán tal vez que por fin me he apartado del género que parecia
«serme esclusivamente predilecto; pero no dudo que me felicitarán por ello, y que me
receré tanto mas sus elogios en cuanto serán una aprobacion de mis obras anteriores.
»Sin embargo, he de advertirles que no se apresuren demasiado en aplaudir mi conver
sion, pues ni antes adopté nn estilo particular,, ni quiero ahora afiliarme esclusivamen-
»te á ninguno, porque no sé que en música haya un estilo ó género que sea enemigo de
«otro, si todos tienden igualmente á hacerla mas agradable y mas verdadera. Creo que
•este arte tiene un objeto mas noble que el de halagar el oido, y que no debe limitarse ¡i
•no ser sino agradable. El género de la música debe estar siempre subordinado al géne,
»ro del drama, y la eleccion de los colores está sujeta al dibujo que se haya de colorear.
«Si la música de mi última obra no se parece á ninguna de las otras que compuse antes,
«es porqu* el asunto de esta tampoco se parece á ninguno de los demás asuntos que he
«tratado antes. Ya sé que el gusto de la generalidad parece inclinarse con preferencia á
•la música graciosa; pero jamás puede exigir el gusto que la verdad artistica se sacri-
«fique á la gracia.»
Esta transcrita opinion de un músico célebre al hablar de su arte, no puede menos de
ser una autoridad en esta cuestion, y una garantia para los lectores.
r.
A LA MEMORlA
Oí
—\N—y»
J. Coll y Vehí
MMé II IlMIf.
(BALADA. )
r.
II.
III.
¿Y sabeu vosaltres
qu' es un pobre honrat?
Un home de credit,
un subdit lleal,
que si avuy es pobre,
demá non' será.
Ja que 1' honra y credit
fan los bons caudals,
ab credit y ab honra
anem al traball.
Girada la fulla,
¿no veus V holgassá?
Miseria y despreci
per tols los cosíais:
aprenent delladre,
— 127 —
no viu en cap part:
si ningú gen' fia,
ni li te pietat,
(lonemli l' exemple,
anem al trabal!.
Jo ja sé la pena
ab que hem de remar,
y las suors quens costa
un Goci de pá:
mes rema y mes sua
la formiga al ras,
y d' en gruna en gruña
curulla son cau:
la suor es beneyta,
anem al (rabal!.
Sempre la riquesa
ha nat del traball;
qui la te per Metras,
qui la le per arts, ,
qui 1' ha conquistada
ab la seva sanch:
si subint la portan
las suadas y afanys,
afanyemnos forsa,
anem al traball.
¿Qui la feynaalenta,
qui manté 1' jornal,
sino la marica,
quens fa traballar?
Si no visch sens ella,
si es la caritat,
quenons abandona,
de vells y malalts;
benehimla sempre,
anem al trafcall.
Llibertat desiljo
com Deu la criá;
perfer lo que un vulga,
no n'hi haurá may.
Si mentres la busco,
memoro de fam ,
y 1' grillet me calsau,
sino hy perdo 1' cap ;
jo he ben tretlarifa!
anem al traball.
Mentres baladrejo
se m' acaba 1' pa,
pels filis, que van misos,
no trobo un padás,
l'amo m' traude casa,
y no se hont anar:
si la dona m' falta
per necesltat,
y I' cervell sem' tombait...
anem al traball.
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17
W GMEimE ¥ LA LLIBMA.

( CUEWTO. )
Ab perdigoncts dc plata,
y la escopeta d'esmalt,
un jovenet del meu poble
ix totsubintá cassar.
En llocb de sarró li penja
de flelxas hermós buirach,
que si no matan, fereixen,
si no fereixen, fan mal.
Fuix del llop per sa feresa,
li fa pór lo porch senglá,
las guineus troba asquerosas,
y no fa cas dels ysarts:
no vol mes que perdiuetas,
qu' es la cassa de tot l'any.
Un divendres que cassava,
en cert paratge vedat,
al peu d'una font de plata,
que retratava son tall,
per entre fanals de ploma,
de camamilla brodats,
s'adoná de una llebretí,
que geya arrupida al jas.
Fina de pells com la seda,
los ulls li saltan del cap,
y un vigolet li fa gracia
sobre 1' llabi de coral,
qu' ensenya dentelas blancas,
mes blancas qu'un paper blanch
Mostrant un pit, qu' enamora,
y la neu vol imitar,
per devant li' fa manetas,
muecas li fa per detrás,*
bellugant sempre la cua,
qu' es senyal de demanar.
Si Un' tira, no lin' tira,
lo jove indecis está;
ara apunta la escopeta,
ara se lan'lorna al bras,
y entre pujarla y baixaria,
— 131 —
al fi se li dispará,
quedant com morta la Hebra,
lo cassador desmayat,
y la escopeta per terra,
ab las fletxas y buirach.
En va los companys acuden,
en va li donan cordial,
per mes quels remeys l'alentan,
te ferida per molts anys;
perque la taymada llebra
del jasset enmatzinát,
en lloch de quedarse morta,
al mitg del cor lo ha nafrat.
Aixis hodeya una bruixa,
que pasava per devant,
y la bruixa era la llebra,
que sen' portava del jás
los perdigonets de plata,
y la escopeta d'esmalt.
MORALITAT.
Desenganyat, bon lector:
qui del amor sent la rampa,
ja pot ser bon cassador;
si no fuig, cauá la trampa.
P. P.
per una. .«i!,:¡-,
encola.. dominicana,
. ;¡ de pobres.
ni.it!"'. -I
.i,. .
. .. •■ . . 'i, ... i]
Ab sábia providencia
Repartiu dons ;
I Cuants son entre riquesaa
Pobres de cor !
ROMANS.
,i i 1 1,.,, ¡i . !, iv\i n, r l
,..„„ .i II'. ,•, ,.!•!:
!.,•,.,'] , . Si
—Deu los ho pagui, la mare
Diu fent al nen un petó,
Y ls' dongui los anys de vida
Que desitxo al meu espòs.
Fá un més que no n' rebo carta
Y de no véurel linch por:
Jo no li he escrit que'fos pare
Per no mimvarli 1' valor;
L* amor de la dona ls' cansa,
L' amor de la pátria ls' mou:
Mes ab un fill en sos brassos
Son menys valents y millors.—
Plena de gent la cubería^
La escala de gom á gom...
—Si 1' conegués hi aniria,
Un dels jóvens li respon.—
Y ella esclama:—Son company
Es aquell que dú el galo!—
Y á un sargento recolsat
En la brana del vapor,
, Àb véu trémula, Layela,
Pregunta pel seu espòs.
Y lotfui
. ..ilda
Ni per plorar té habilió.
non aff nir'iip BOttJwm 'iJ Ktn
ata 'I tówjWto mri/iíil) fc''M
• ., !. 1. , , ,.■,(,
,tiv!i;0 QRr,¡iii¡(l
P°vÚ'f'1 t?Í*¿?* <í*' malagonyfiJt curtiste», étyle£_:tff rn.
, , , Dámaso Calvet.
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EL CANARIO SEDUCTOR.
(1) Estos apólogos son parte do una coleccion escrita en los anos 1824 y 18i5, para dedicarla á mi
querido amigo y compañero el distinguido Hieralo y eminente jurisconsulto, marqués de Gerona, y que
dejó de publicarse por falta de tiempo para corregirla y limarla.
18
— 138 -
Gimiendo entre prisiones?
|E1 yugo sacudamosi
Estad alerta, amigos,
Y si un dia por acaso
Deja la carcelera
El pestillo olvidado,
En rápida volada
En tropa nos marchamos
A esc encantado bosque,
Y alli de ramo en ramo
La vida pasaremos
Mil trinos entonando,
Exentos de tristeza,
Libres de sobresaltos.»
Dijo el seductorcillo,
Y todos deslumhrados
Del mágico discurso,
La desercion votaron
Inquietos y anhelantes
La ocasion aguardando
En que Elisa dejase
Sin cerrar el candado.
Llegó el ansiado dia.
Y al punto abandonaron
La prision, de su dueño
El desvelo olvidando.
Entonan por los aires
De triunfo alegres cantos,
Al bosquccillo llegan,
Con vuelos mil, con saltos,
Y olvidan el sustento
De gozo enajenados;
Pero pronto del hambre
El aguijon probaron,
Y aunque con ánsia escarban
Es inútil el trabajo.
No allí dorado alpiste
Sino abultados granos,
Que dán al que los come
La muerte de contado;
O por los fieros tiros
Del cazador insano,
O por aves rapaces
Sin piedad devorados.
En dos tan solos dias
Que en el bosque moraron,
Fueron victimas tristes
De su proyecto vano.
I Alerta, jovencillos,
Huid de los halagos
Del vicioso que trata
De haceros sus sectarios;
Y puede al precipicio
Llevar solo un malvado,
A mil que sus discursos
Escuchen sin recato!
— 139 -
m m OGAÑO,
Crátilo octogenario,
El de nevada barba,
Me dijo cierto dia
Que yo le preguntara
Si allá en su primavera
Mejor el mundo andaba:
¿No has visto los granados,
Los nisperos, las parras,
Que dan los mismos frutos
Que bá cien otoños daban,
Que nunca los espinos
Produjeron manzanas,
Niá los rojos claveles
Agudas puntas guardan?
Lo mismo son los hombres
Que lo eran en mi infancia,
Y en la de mis abuelos,
Que asi me lo contaban.
Jamás virtud esperes
De las protervas almas,
Y tan solo en los buenos
Pondrás tu confianza.
Esto dijo Crátilo
El de la nevada barba,
Esto, y á fé que el viejo
Tiene razon sobrada.
EL BUHO Y EL CONEJO.
E£ BUITRE Y EL OTEETO.
GARLOS Y SU AYO.
En cierta comilona,
A uno de esos graciosos
Que en apurar botellas
Cifran su placer solo,
Despues que de sus chistes
Se rieron los tontos,
Se inquietaron los cuerdos,
Se burlaron los locos;
Despues q ie á las señoras
— 143 —
Manchó trajes costosos,
Dióle un fiero accidente
Que incomodára á todos.
Por boca, por oidos,
Por narices y ojos,
Arrojaba inmundicia
Con gestos horrorosos.
Lleváronte á una cama,
Y en ella como un tronco
Quedó, mientras reian
A su costa los otros.
A un jóven que alli habia
Su preceptor juicioso
Le dijo: ¿has visto, Carlos,
A ese infeliz beodo
Ser la mofa, el escarnio
Y el desprecio de todos?
¡Con esta leccion sola
Pienso que serás sóbrio!
EL PLACER Y LA RAZQN
FAQUXLLA Y PERICO.
COLÁS Y LUISICO.
LA AVISPA Y LA ABEJA.
Para abrirse paso entre la muchedumbre y desplegar cada cual el génio ó talento de
que Dios le ha dotado, para conquistar merecidas palmas y poderlas ostentar sobre ele
vados pedestales, no es menester haber nacido bajo dorados techos, ni haber sido en
vuelto, al venir al mundo, en finos pañales de Holanda.
La fuerza de voluntad y las virtudes elevan á puestos al parecer inaccesibles é insupe
rables. La peregrinacion es mas fatigosa, pero cuanto mayor sea esa fatiga y mas lastima
dos aparezcan los pies de los que han debido pisar duras piedras y agudas espinas para
llegar al templo de la gloria, mas dignos son de ceñir sus frentes con honrosos lauros.
Terencio era hijo de un esclavo; Demóstenes de un herrero; Euripides de una frute
ra; Virgilio de un panadero; Shakspeare de un carnicero y Sixto V. de un porquerizo.
En humilde cuna han nacido tambien otros varones ilustres á quienes la posteridad
aplaude, y entre ellos se cuenta nuestro famoso pintor Murillo, del cual vamos á dar
los siguientes apuntes biográficos.
Bartolomé Esteban Murillo, hijo do padres pobres, llamados Gaspar Estéban Murillo
y Maria Perez, nació en Sevilla en 1.° de enero del año 1618. Algunos creyeron que era
natural de la villa de Pilas, confundiéndolo con el lugar en que vió la primera luz la
mujer que escogió para esposa.
Bartolomé mostró ya en su infancia su inclinacion á la pintura; y un pariente suyo,
llamado Juan del Castillo, dióle las primeras lecciones, enseñándole su colorido seco,
que diz participaba de la escuela florentina que trajeron á Sevilla Luis de Vargas, Pedro
de Villegas y otros varios. Ese maestro pasó muy pronto á establecerse en Cádiz, y vióse
el pintor novel abandonado á sus propias fuerzas.
Léjos"de arredrarse, constante én su aficion al arte, comienza á pintar por si solo y
vende sus humildes trabajos á traficantes en pinturas, que los sacaban en las ferias para
obtener á su vez ganancias.
Mas tarde, tuvo ocasion de conocer y admirar el gusto y colorido de Wan-Dick, por
medio de Pedro de Moya su discipulo, en su corta permanencia en Sevilla, de vuelta de
Londres á Granada. El jóven pintor ardia en deseos de imitar la dulzura y suavidad do
aquel estilo, mas no sabia qué partido tomar, porque Moya residió poco tiempo en Sevi
lla y Wan-Dick acababa de fallecer. En vano su imaginacion se trasportaba á Italia, ca
reciendo de medios para residir alli y poder emprender un costoso viaje.
Redobla entonces su actividad y sus fuerzas, y con escasisimos recursos, empieza á
comprar una porcion de lienzo, lo divide en muchos trozos, y en cada uno de ellos di
buja un cuadro sobre asuntos de devocion para venderlo todo por docenas y con esce-
siva baratura á los cargadores de América, que los espendian en los pueblos reciente
mente convertidos de Mégico y del Perú.
Con.el mezquino producto de esas ventas pudo emprender ya un viaje á Madrid en
el año 1643, ocultando los proyectos que le animaban. Acude al célebre Velazquez y es
te pintor se presta gustoso á dejarle conocer los cuadros del Palacio real y los del famoso
monasterio deJSan Lorenzo, en cuyos museos tuvo Murillo ocasion para estudiar y sacar
copias , no solo de las mismas pinturas de Velazquez si que tambien de las portentosas
obras de Ticiano, Rubens, Ribera y Wan-Dick; de suerte que al regresar i Sevilla dejó ad
mirablemente sorprendidos con sus nuevas producciones á todos los artistas de la ciudad.
— 150 -
Al cabo de un año, pintaba varios cuadros destinados al claustro chico del convento
de S. Francisco; y como en ellos resaltaba su nuevo y soberbio estilo, su reputacion su
peró muy luego á la de los mejores pintores sevillanos.
Todas esas obras comenzaron ¿.darle gran fama. Solicitado en todas partes y bien re
tribuido en sus trabajos, salió de la indigencia y contrajo matrimonio con D.* Beatriz de
Cabrera y Sotomayor, poseedora de una hacienda en la villa de Pilas mentada.
Pasado algun tiempo, parece que cambió su estilo con otro que resalta en los cuadros
que se dicen mas principales y estimados en Sevilla , habiendo sido la época mas gloriosa
de ese artista, en los años que corrieron desde el 670 hasta el 680.
El lienzo de pan y peces le valió 15,915 reales : por el de Moisés pagáronle 14,300; por
los otros cuadros mas pequeños, 32,000 ; y por los de S. Juan de Dios y Sta. Isabel
16,840, cuyas cantidades representaban, en aquella época, mayor valor.
Murillo fué tambien escelente pintor de flores y paisajes. Era hábil retratista, y de tra
bajos de ese género hemos visto citado, que pintó una perrilla inglesa con tal perfeccion,
que cuando los perros la veian ladraban á su atrededor, y que su actitud de embestir
estaba tan bien representada que parecia estraño queellaá su vez no ladrase.
Su principal reputacion y fama, sin embargo, es debida á sus escelen tes dotes para re
producir delicadamente en el lienzo sagrados asuntos y piadosos personajes de nuestra
sublime religion cristiana : la pureza en las Virgenes , la piedad en los santos y la gran
deza en las imágenes del Crucificado.
Sus creencias religiosas, su ardiente fervor y sus éxtasis eran tales, que de él se refiero
que estando un dia en oracion ante el famoso cuadro del Desctndimi¡nto, debido al pincel
de Pedro Campaña, en hora próxima á cerrarse las.puertas de la iglesia, advertido de ello
para que saliese, contestó que estaba esperando que aquellos santos varones acabasen de
bajar al Señor de la cruz.
Despues de haber producido un gran número de preciosos cuadros, pasó á Cádiz á
pintar el renombrado de Los desposorios de Sia. Catalina, y antes de terminarlo tropieza en
un andamio, desde cuyo fatal accidente vivió achacoso hasta el año 1682, en que espiró en
brazos de un amigo y discipulo suyo, habiendo sido enterrado enlaiglesia de Santa Cruz.
T no es solo en España donde ha gozado de inmensa fama el pintor sevillano. Los
cuadros quede él existen fuera del reino, tienen igualmente gran estima y son aun muy
estudiados en todos los museos en que se hallan. Recientemente Napoleon III, sitado pre
sidente de la república, hizo comprar dos Concepciones procedentes de la coleccion de
pinturas del mariscal Soult, para colocarlas en el Louvre.
En el mismo año 1852, el Emperador de Rusia adquirió, de igual procedencia, otra
obra maestra del mismo pintor, S. Pedro libertado de la cárcel por los ángeles, habiendo
sido vendidas esas pinturas por una cantidad de dinero considerable, aunque no hubiese
sido tan grande como la que importara la oferta hecha por Lord-Wellington en 1813, que
propuso entregar, por precio del cuadro de San Antonio de Pádua, tantas cuantas on
zas de oro se necesitasen para cubrirlo, si la ciudad de Sevilla, querehusó la proposicion,
se hubiese decidido á aceptarla.
Murillo fué tambien un modelo de bondad y de dulzura de caracter. Dirigia paciente y
suavemente á todos sus discipulos en el arte de imitar la naturaleza, y era humilde y mo
desto por demás. Pretendiose hacerle pintor de la Real Cámara de Carlos 2.°, y el eminen
te artista, aunque se hallaba á la sazon robusto, pretexta para escusarse, que rayaba ya
en edad demasiado avanzada. Al fallecer, se le halló una cantidad de dinero sumamente
escasa, y para espresarlo de una vez, son tanto de admirar en él sus virtudes, como la
superioridad que alcanzó en su arte.
Con razon, pues, ha dicho un poeta conocedor de su génio y sus escelentes prendas
morales,
«Que murió, si; pero en el mundo vive,
Del mundo siendo admiracion y pasmo
Narciso Gay.
CARIDAD Y AMOR.
i.
Lo que voy á contaros es un recuerdo de mis primeros años, y lo tengo tan presente
como si hubiese sido ayer. Algunos de los personajes que van á figurar en mi relato vi
ven todavia en perfecta salud, y esto me obliga á cambiarles los nombres y á suprimir
los apellidos.
Era por aquel tiempo en que el mónstruo de la guerra civil, esparciendo su álito em
ponzoñado, comenzaba á manchar con sangre de hermanos los campos de nuestra patria.
En el pueblo (fe mi naturaleza,— una de las ricas villas de la costa meridional,—no se
conocia la escitacion ardiente de las pasiones poli ticas ; pero sin que llegase la sangre al rio,
tambien alli habia sus partidillos, y la' division penetraba hasta en el seno de las familias.
Felizmente, la Providencia habia enviado al pueblo un ángel de paz y de caridad, cuya mi
sion en la tierra parecia no ser otra que la de sacrificarse por la felicidad de los hombres.
Don Fausto, á quien todos llamaban el Padrecito, era un modelo de sacerdotes cristia
nos: sabio, humilde y sencillo; celoso de sus deberes; incansable hasta el punto de no
rendir al sueño el natural tributo; entregado en cuerpo y alma al amor de Dios y de sus
semejantes. Cuando el sol canicular abrasaba la tierra, muchas veces le vi pasar, en
vuelto en su pobre manteo de bayeta, limpiándose con un pañuelo de cuadros blancos y
azules el sudor que inundaba su rostro venerable; y algunas otras, mientras yo descan
saba en abrigado lecho, en lo mas riguroso del invierno, senti de noche el acompasado
golpear de su báculo, que resonaba en la calle. Donde quiera que habia un enfermo que
asistir, un afligido á quien consolar, un alma estraviada que traer al camino de la vir
tud, alli estaba siempre y á todas horas el Padrecito como milagrosamente aparecido.
Entre las personas mas señaladas por la exaltacion de las opiniones, figuraban en la
villa un don Miguel de S*" rico propietario y comerciante, partidario acérrimo del abso
lutismo, y un carpintero de mediana fortuna, llamado Nicolás P.., que á pesar de sus se
senta años vestia el uniforme de la Milicia Urbana, manejaba con brios la sierra ó el es
coplo cantando el Trágala, y se entusiasmaba con el Himno de Riego.
Estos dos hombres eran los mas influyentes de la localidad: el uno por sus riquezas y
sus vastas relaciones en España y en el estranjero, donde mantenia un activo tráfico de
metales y frutos del pais; el otro por sus ideas avanzadas y su numerosa parentela. Los
dos habian quedado viudos en 1833: á pesar do esto habrian podido ser felices, á no me
diar una circunstancia que les hacia idénticamente desgraciados. Ambos eran padres: don
Miguel de una hija bella y angelical, llamada Leonor, y de un hijo en quien cifraba todo
el porvenir de su casa.— Fernando de S"* no correspondia, sin embargo, á las esperan
zas de su padre: educado en Francia, este jó ven, sin ser naturalmente malo, se habia per,
— 152 —
vertido, entregándose á una \¡da libre y disoluta: sabiendo que era rico, en el último año
babia gastado mas de treinta mil francos, y contraido deudas de doble cantidad: las car
reras de caballos, las casas de juego, el foyer de la ópera, podian dar cuenta de las su
mas derrochadas con tanta prodigalidad. Su parte de culpa tenia en esto don Miguel,
pues queriendo que su hijo adquiriese desenvoltura y mundo, le habia dado carta blanca
para gastar lejos de su vista. Cuando conoció su error, hizo volver á Fernando á su lado,
esperando corregirle por la aplicacion al trabajo; pero el joven fatuo preferia divertirse,
y no encontrando en el pueblo la vida activa, brillante y fastuosa de Paris, se consumia
de fastidio, y suspiraba por-sus alegres camaradas y amigas de otro tiempo.— En cambio
era la admiracion de las gentes: los mozos envidiaban su apostura galana, sus modales
finos y desenvueltos; y las mujeres se asomaban á verle pasar, y citaban como maravi
llas sus blancos manos, sus perfumados cabellos, sus botas de charol y sus botonaduras
de brillantes —Una, sin embargo, había que, no dejándose fascinar por las esterioridades,
miraba con lástima al jóvén elegaUe. Adelaida, bellisima niña de diez y ocho años, ha
cendosa, modesta y buena, el ojito derecho del carpintero Nicolás: Adelaida, que aunque
huerfana de madre, tenia bastante virtud y talento para ser inaccesible álos tirosdelaen-
vidiay de su fiel servidora la calumnia. En el pueblo no habia bocas mas que para alabarla.
Además de Adelaida, Nicolás tenia otra hija menor y diez hijos, siete de los cuales
estaban ya colocados y establecidos. Daba gozo el ver á este patriarca los domingos y
dias notables rodeado de su numerosa descendencia: nadie mas feliz que él, si no bubiese
tenido, como don Miguel, en su familia una espina que le taladraba el corazon: José An
tonio, el menor y el mas hermoso de sus hijos varones, era un jóven de carácter indó
mito, en quien no hacian mella los consejos, ni el ejemplo de su padre y hermanos. Va
liente hasta rayaren temerario, altivo y generoso, pronto en sus resoluciones y bien
dispuesto para todo, quién sabe si, habiendo nacido principe, habria sido un Cario Mag
no. Pero mimado en su niñez por una madre que le amaba con esceso, descuidada y mal
dirigida su educacion, esas mismas cualidades, unidas á una voluntad de bronce y á una
gran viveza de genio, le habian convertido en un holgazan revoltoso y pendenciero. El
trabajo material le horrorizaba; la atmósfera del taller le oprimia el corazon, y el titulo
de carpintero sonaba en sus oidos como un dicterio infamante. Desde que Fernando vol
vió al pueblo, y con su brillo superficial y vano se hizo admirar de las mujeres y envi
diar de los mozos, la repugnancia de José Antonio á su condicion humilde creció de un
modo sorprendente: y como dos gallos no cantan en un gallinero, cobró un ódio mortal
á su nuevo competidor en gallardia.
—Yo no he nacido para esto, deciacuando se le obligaba á trabajaren el oficio desu padre.
—¿Pues para qué has nacido? esclamaba este. Sin duda para deshonrarme y acabar
con mi vida.
—Deshonra, si, murmuraba el orgulloso jóven. ¡Tirar de una sierra... arrastrar un
cepillo... sudar todo el dia como una bestia de cargal... ¿y para qué? ¡Para no salir nun-
oa de pobrel
—Pobre y con honra: di, ¿qué mas quieres? insistia impaciente el viejo Nicolás. ¿Te ha
faltado de comer algun dia? ¿No vas bien vestido? ¿No están bien colocados casi todos
tus hermanos, y alguno, como Pedro, en camino de ser rico? ¿Nos desprecia nadie? ¿No
es tu hermana Adelaida solicitada en vano por los mozos mas principales del pueblo?...
Pues yo no he hecho en toda mi vida mas que aserrar y cepillar... y no he sudado tanto
para criar un cuervo que me saque los ojos. Mira, José Antonio, ó mudas de conducta,
ó algun dia de un golpe te quitaré del mundo.
José Antonio meneaba la cabeza en silencio, seguia trabajando con ardor frenético;
pero al cabo de un rato soltaba las herramientas con ira, y esclamaba: ■
— ¡Fortuna negral ¡Que yo esté aqui echando los bofes, mientras nadan en la opulen
cia y so pasean hombres que no sirven para descalzarme! ¿Son de mejor sangre que yo
don Miguel y el fantasmon de su hijo?
— 153 —
En tocando á este punto, el viejo Nicolás perdia los estribos, y sin conocer su propio
daño, daba alas á la vanidad del imprudente mozo, diciendo:
—Eso si; ¡lástima de fortuna tan mal empleada en manos de un servilon, de un car
lista! Pero, ¿qué remedio tiene? Asi es el mundo. Su padre era un triste buhonero: le so
pló la suerte, y no tuvo mas hijo que á él... Yo tengo doce, y á todos los he criado: vá-
yase lo uno por lo otro. En cuanto á don Fernandito, él dará cuenta de su hacienda... y
no me pesa. ¡Serviles! ¡bribones!
Y comenzaba á tararear el Trágala, descargando furiosos golpes con la azuela ó el
mazo, como si tuviese delante un ejército de enemigos de la libertad.
II.
D rama ■
III.
Colorín colorado.
Fernando no pudo conciliar el sueño aquella noche: su última conversacion con Ade
laida y el terrible lance que siguió despues, le obligaron á meditar seriamente sobre su
conducta. Las palabras de la jó ven resonaban en su alma como una queja de amor, y
como un grito de su propia conciencia. Comprendia la repugnancia de un corazon vir
gen á sufrir el contacto de otro corazon manchado, y la necesidad de purificarse para en
trar en aquel santuario de castidad y de virtud. Comparando los delicados sentimientos
de Adelaida enamorada con los de otras mujeres que le habian vendido placer, parecia
le criminal el pensamiento que le acercó á ella.
Esto mismo justificaba en su interior el arrebato de José Antonio, y le mostraba los
abismos á que podia conducirle su vida licenciosa: el peligro que habia corrido le horro
rizaba, y la santa abnegacion de don Fausto, arrojándose á morir por salvarle, era como
bautismo de fuego que regeneraba su alma.
Durante algunos dias anduvo cabizbajo, como si buscase la entrada de la senda del
bien. Entre tanto llegó á observar un movimiento extraordinario en el escritorio de su ca
sa, y acercándose á su padre, le preguntó si podia ayudar en algo.
—¡Cómo! ¿Tú quieres trabajar? le dijo don Miguel.
—No deseo mas que eso y merecer las bondades que V. me prodiga.
— . 160 —
Don Miguel estuvo á punto de abrazarle ; pero se contuvo, y repuso friamente:
—Pronto no habrá nada que hacer; estamos liquidando á todo el mundo.
—¡Liquidando! Pues ¿cómo es eso?
—Es muy sencillo, hijo mio: la quiebra de una casa extranjera nos ha dejado pobres...
Pero no te alarmes: pagaremos á lodos y se salvará la honra. En quedándome para pasar
los pocos dias que me restan de vida y para dotar á tu hermana, estoy contento. Soy vie
jo y deseo descansar. Pero tú eres jóven, y si quieres, todavia puedes valerle de mi crédi
to y de mis relaciones: tienes el medio de recobrar la fortuna que hemos perdido.
—Supongo, padre, que V. no me negará los consejos de su experiencia.
—Cuenta conmigo para todo.
Fernando fué inmediatamente á ver á Adelaida.
—Traigo una buena noticia, le dijo. Mi casa ha quebrado: soy pobre. Pero esta ale
gria tiene tambien su pesar: desde hoy no podré ver áV. tan á menudo: necesito trabajar.
Adelaida miró al jóven por primera vez con verdadera expresion de amor. Pero su
semblante iluminado por un rayo pasajero de gozo, se entristeció en seguida. La idea de la
diversidad de opiniones entre su padre y don Miguel habia oscurecido como una nube el
sol de su esperanza.
—Siento, dijo, esta desgracia; pero felicito á V. porque le pondrá en buen camino.
Aproveche V. esa leccion de la suerte, y cuente siempre con mi amistad.
Desde aquel dia Fernando se entregó asiduamente á los negocios, desplegando una
actividad y una inteligencia superior á las de su padre: solamente ios domingos se per
mitia algun descanso, y lo destinaba á visitar á la familia de Nicolás. El teatro duró una
temporada, y concluyó por cansancio de los actores aficionados. Don Miguel estaba con
tentisimo de su hijo, y aunque no podia verle con gusto figurar en la Milicia y mantener
las únicas relaciones que se le conocian, iba acostumbrándose á lo uno y á lo otro.
Durante cuatro años siguieron las cosas en el mismo estado : nadie sospechaba los
amores de los dos jóvenes ; tanta era la circunspeccion respetuosa de él, y la prudencia
de ella , hasta que un dia se presentó don Fausto en casa de don Miguel y le habló de su
hijo.
— Mi Fernando es todo un hombre, dijo el comerciante. La prueba que V. me acon
sejó ha producido un objeto maravilloso. La mentirilla de la quiebra le obligó á trabajar,
y ha hecho que con su aplicacion se duplique mi fortuna. Todo lo debo á V.
— Alguna otra persona ha hecho mas que V. y yo, contestó don Fausto.
— ¿Otra persona? ¿Quién puede ser?
— Un ángel de bondad: una niña, cuya mano va V. á pedir para su hijo.
Don Miguel recapacitó un momento, y arrugó el ceño.
— No hay mas que una, dijo, á quien yo daria con gusto el nombre de hija, si no fue
se su padre...
— Olvidemos eso, señor don Miguel: Fernando es ya mayor de edad. Si no fuese por
el temor de disgustar á V. y por los buenos consejos de Adelaida , estoy seguro de que
habria ya dispuesto de su persona. Tarde ó temprano esto ha de ser: ¿y cuánto mas vale
que sea con el consentimiento de V. ?
Don Fausto añadió á estas otras juiciosas observaciones , y al fin logró vencer la re
pugnancia de don Miguel.
Un mes despues el Padrecito bendecia la union de Adelaida y Fernando.
Actualmente José Antonio es brigadier, y está casado con Leonor de S"*
Don Fausto falleció en Granada, á consecuencia de una fiebre lifóidea que contrajo
asistiendo á los enfermos del Hospicio. Adelaida, que vive en la misma ciudad donde se
ha establecido su esposo, va todos los años á depositar una flor y una lágrima en la tum
ba de aquel justo
F. Orellana.
EL CUENTO DE LA NIÑA.
Erase que se era un viajero, hace ya muchos años; y este viajero se marchó de no sé
dónde á hacer un viaje por esos mundos de Dios; tampoco sé hacia qué parte; tanto
monta. Era un viaje encantado que debia parecerle muy largo al emprenderlo, y muy
corto cuando hubiese andado la mitad del camino.
El viajero anduvo, anduvo, anduvo por un sendero algo sombrio sin encontrar nada,
hasta que al fin y al cabo tropezó con un precioso niño. «¿Qué estás haciendo ahi?» pre
guntóle el viajero— «Estoy jugando siempre;» repuso el niño; «vente á jugar conmigo.»
El viajero se fué con el niño, y pasaron todo el dia jugando y triscando, y ya no se
separaron mas. ¡Oh cuán alegres vivianlos dos! El cielo era tan diáfano, tan azul, el sol
tan resplandeciente, el agua tan tersa y transparente, tan lozano el follaje, tan frescas las
flores, y oian cantar tantos pajarillosen la floresta, y revoloteaban por alli tantas mariposas,
que todo les parecia magnifico. Era en tiempo de primavera. Cuando llovia les gustaba
contemplar el agua cómo iba cayendo, y respirar la fragancia de las plantas humedecidas.
Y cuando soplaba el viento, qué bonito era estarlo escuchando y figurarse que hablaba
consigo mismo ó con los que podian entenderle. «¿De dónde vendrá?» se preguntaban el
viajero y el niño en tanto que silbaba, zumbaba, mugia, empujaba las nubes adelante,
doblegaba las ramas de los árboles, levantaba torbellinos por los campos, hacia estre
mecer la casa y azotaba con grande estruendo las embravecidas olas del mar. ¡ Pero cuan
do nevaba! aquello si que era divertido; porque nada les agradaba tanto como mirar los
copos de nieve que iban bajando como si fuera el plumon del pecho de millares de blan
cos pajarillos que estuvieran cerniéndose allá arriba en las nubes; y luego qué gusto cuan
do esta hermosa nieve cubria la tierra como un blando colchon y no se percibia ningun
ruido en los caminos, ni en el campo, ni en la montaña.
Tenian grande abundancia de los juguetes mas hermosos del mundo, y de libros con
preciosas estampas; de libros que estaban llenos de moros con cimitarras, babuchasy tur
bantes; de gigantes, de enanos, de genios y de hadas; de varitas mágicas, de tesoros,
de cavernas, de princesas,de caballeros y de palacios de oro y perlas y diamantes guarda
dos por dragones que vomitaban llamas, y de otras mil cosas hechiceras y sorprendentes.
Pero hé aqui que un dia, en medio de estos juegos, el viajero, sin saber cómo, se encon
tró de repente sin el niño. Le llamó y le volvió á llamar, y nadie le contestó. Al fin, vien
do que no parecia siguió su camino, y fué andando, andando un buen trecho sin en
contrar nada, hasta que descubrió á un hermoso muchacho. Llegóse á él el viajero y pre
guntóle: «¿Que estás haciendo ahi?» Y el muchacho le dijo : «Estoy aprendiendo siempre.
Ven y aprenderás conmigo.»
Y el viajero aprendió con el muchacho lo que fueron Júpiter y Juno, los griegos y los
romanos, y muchas cosas mas, y otras tantas que no sabria yo deciros, ni él tampoco,
porque pronto hubo olvidado la mayor parte de ellas. Pero no siempre estaban apren
diendo, sino que tenian tambien los juegos mas divertidos que se han visto nunca, y bo
gaban en verano con una barquilla por el rio, y corrian patines por el hielo en invierno.
Se paseaban y retozaban por el campo, y montaban á caballo, jugaban á pelota, á los bo.
- 162 —
los, al volante, al sallo, al paso, ala cuerda, á la rayuela, al columpio, áqué sé yo cuan
tos juegos mas, y nadie les aventajaba en estos juegos: tenian tambien dias de asueto y
vacaciones, tortas por Reyes, bailes donde se bailaba hasta media noche, y teatros de ve
ras donde veian salir de debajo tierra verdaderos palacios todos de plata y oro, y lluvias
de oro, y ninfas en carros de oro entre nubes de todos colores, y otras mil lindezas : en
fin, para decirlo de una vez, veian alli, en pocas horas, todas las maravillas dél mundo.
En cuanto á amigos, los tenian tan cariñosos y tantos, que me falta espacio para contar
los. Eran todos jóvenes como el muchacho, y se prometian quererse siempre y ser amigos
toda la vida.
Sin embargo, un dia en medio de todos estos placeres perdió el viajero al muchacho,
como habia perdido al niño, y despues de haberle llamado en vano, siguió adelante. Ca
minó durante algun tiempo sin encontrar nada, hasta que al fin vió venir á un gallardo
mancebo. Apresuró el paso para alcanzarle, y le preguntó; «¿Qué haces aqui?» Y el man
cebo replicó: «Estoy siempre enamorando. Ven y enamoraremos juntos.»
El viajero se acompañó con el mancebo, y se fueron al lado de una niña de las mas
lindas que se hayan visto nunca; ni mas ni menos, como Fanny, que está alli en aquel
rincon. Tenia los ojos como Fanny, el pelo como Fanny, hoyuelos en las mejillas como
Fanny, y reiay se ponia colorada, igual, igualito como Fanny, mientras que estoy hablan
do de ella. Entonces el jóven se prendó de ella al instante justamente como alguien,
que no he de decir quien es, se enamoró de Fanny la primera vez que vino aqui. ¡Pues
buenol le hacian incomodar muchas veces por capricho, y le mortificaban j>or gusto del
mismo modo que se gozaba esa picaruela de Fanny en desazonar y hacer rabiar á alguien
que yo conozco ; tambien se armaban entre ellos frecuentes querellas por nonadas, y re
ñian como Fanny y ese mismo alguien ; despues se reconciliaban y andaban cuchichean
do por los rincones, se escribian cartas todo el dia, se llamaban desgraciados cuando
estaban uno lejos de otro, y se buscaban sin cesar aparentando indiferencia. Llegaron las
pascuas, fueron novios, se sentaron uno junto á otro cerca del hogar, y tenian que casarse
dentro de poco... cabalmente como Fanny, ese alguien que yo me sé.
Pero el viajero les perdió un dia de vista, como habia perdido al niño y al muchacho.
Llamóles, pero no volvieron, ni contestaron, y prosiguió su camino. Viajó algun tiempo
sin encontrar nada, hasta que vió un hombre de edad madura y le preguntó : «¿Qué ha
ceis aqui?» Y el hombre dijo: «Estoy siempre ocupado, ven á ocuparte conmigo.»
V se fué á trabajar con aquel hombre, y para esto se internaron en el bosque. El bos
que que recorrieron era muy largo ; al principio los árboles eran verdes como los de un
bosque primaveral; luego se fué volviendo el follaje mas espeso como un bosque de verano;
algunos arbolillos que se daban mas priesa en verdear eran los primeros que se ponian
pardos. El hombre no estaba solo; tenia una mujer de la misma edad que él, que era su
esposa, y tenian hijos que iban tambien con ellos. Asi anduvieron todos juntos al través
del bosque, derribando árboles, abriéndose camino por entre las ramas y la hojarasca,
llevando haces de leña y trabajando sin tregua.
Algunas veces llegaban á una larga avenida que iba á parará espesuras mas sombrias,
y entonces oian una .vocecita que les gritaba desde lejos : « ¡Padre , padre soy otro niño,
esperadme!» Y al instante veian una ciiaturita que iba creciendo á medida que avanza
ban y que corria para alcanzarles. Cuando el recien venido se les habia reunido le rodea
ban á porfia, le besaban, le acariciaban ; y volvian á emprender la marcha.
Algunas veces se detenian en alguna encrucijada del bosque de donde partian varios
senderos, y uno de los niños decia : « Padre, me voy á la mar; » otro : « Padre, me voy á
las Indias;» otro : « Padre, me voy á buscar fortuna donde pueda, » y otro, en fin : «Pa
dre, me voy al cielo. o Y de este modo, no sin muchas lágrimas en el momento de la sepa
racion, tomaba cada uno de los hijos por un sendero diferente, y se alejaba solitario;
pero el que habia dicho : « me voy al cielo » se remontaba en el aire y desaparecia.
Cada vez que ocurria alguna de estas dolorosas separaciones el viajero miraba el
. — 163 —
padre que alzaba los ojos por encima de los árboles donde empezaba á declinar el dia y
el sol á encaminarse hacia el ocaso . Notaba tambien que sus cabellos principiaban á
encanecer ; pero no podian detenerse mucho tiempo porque les faltaba mucho camino
que andar, y tenian que trabajar sin descanso.
Al fin habia habido tantas separaciones, que ya no quedaba ninguno de los hijos. El
padre, la madre y el viajero, se encontraron solos para seguir su camino. El bosque
entretanto se habia vuelto, primero amarillento, despues parduzco; y ya se iban cayendo
las hojas unas tras otras.
Acababan de llegar á una alameda mas sombria que las demás, y apresuraban el paso,
sin echarle siquiera una mirada, cuando la mujer se detuvo de pronto :
—Esposo mio, dijo, me están llamando.
Escucharon y oyeron salir una voz de dentro la sombria avenida, que desde lejos gri
taba : « Madre, madre. »
Era la voz del primer niño que habia dicho : a Me voy al cielo. » Y el padre le respon
dió : « Aun no, por Dios, aun no. Pronto va á ponerse el sol ; aun no. »
Pero la voz repelia : « Madre, madre » sin hacer caso de lo que decia el padre, á pe
sar de las canas que coronaban ya su frente, y á pesar de su amargo llanto.
Entonces la madre, que, medio envuelta ya por las sombras de la avenida, se estaba
todavia abrazada con su marido, le dijo : « Querido esposo, me llaman, y es fuerza par
tir. Adios. » Y partió , y el viajero quedó solo con el padre.
Y volvieron á emprender la marcha, y siguieron andando de pareja hasta que hubie
ron llegado cerca de la orilla del bosque, de modo que descubrian á la otra parte do los
árboles, rayando ya con el horizonte, el sol que coloreaba el cielo con su llama mori
bunda.
Alli, por último, mientras se abria paso al través de las ramas, perdió el caminante á
su compañero de viaje. Le llamó, gritó, volvió á llamar... todo fué en vano; y cuando
hubo traspuesto los últimos lindes del bosque, en el momento en que no queda del sol
poniente masque su rastro brillante en los arrebolados celajes, encontró á un anciano
sentado sobre un tronco derribado. «¿Qué estais haciendo aqui?» preguntóle al anciano;
y este lo contestó con placentera sonrisa : « Estoy recordando siempre. Ven á recordar
conmigo. »
El viajero sentóse entonces junto al anciano, al resplandor de un hermoso sol po
niente, y todos sus' anteriores compañeros de viaje fueron llegando sosegadamente y le
rodearon cariñosos : el hermoso niño, el tra\ieso muchacho, el jóven enamorado, el
padre, la madre y todos sus hijos, todos estaban alli y no habia perdido ninguno. A
todos les amó el anciano, bondadoso é indulgente para con todos, siempre dichoso de
volverles á ver, y ellos le reverenciaban, le amaban.
. Sabeis, abuelito, que estoy pensando que debeis de ser vos este viajero ; pues esto es
cabalmente lo que por nosotros estais haciendo, y lo que por vos hacemos nosotros.
Eranse una vez una madre y una niña, y la madre, que no tenia mas que aquella niña,
la queria con todo su corazon, y no podia vivir sin su niña, ni estar un momento sin su
niña. Pero he aqui que envio el Señor una gran enfermedad, que hacia terribles estragos
y se llevaba muchos niños, y tambien le cogió á la niña, y cayó en su camita enferma de
muerte. Tres dias y tres noches estuvo la madre velando, llorando y rogando á Dios por
su querida niña, pero el angelito se murió. Entonces se encontró la pobre madre sola
sobre la redondez de la tierra, y se apoderó de ella un dolor tan vivo é indecible que no
comia, ni bebia, ni hacia nada mas que llorar ; y lloró tres dias y tres noches seguidas
sin parar, llamando siempre á la niña que no le respondia. Pero hé aqui que en la tercera
noche, estando sentada llena de profunda pena junto á lacuna vacia, cansada de llorar, y
tan postrada por el dolor que casi se caia desfallecida, se abrió quedito la puerta, y la ma
dre se estremeció toda porque vió á su niña aparecida en el umbral. Se habia vuelto un
ángel del cielo, y se sonreia dulce como la inocencia, y resplandecia de gloria. Pero lleva
ba en la mano un pucherito lleno, tan lleno que estaba á punto de derramarse. Y dijo: «No
llores mas por mi, querida madrecila mia; mira, aqui están todas las lágrimas que has llo
rado por mi ; el ángel del dolor las ha ido recogiendo en este pucherito. Si lloras una
sola lágrima mas, se derramará el pucherito, y no tendré ningun descans,o en el sepulcro
ni ninguna gloria en el cielo. No llores, pues, mas por tu niña, querida madrecita, por
que tu niña está muy bien guardada, y es feliz y juega con los ángeles.» Y luego que
hubo dicho esto desaparecióla niña muerta, y la madre no lloró en adelante ninguna lá
grima mas para no turbar su sosiego en la tierra ni su bienaventuranza en el cielo.
Cuando yo era un niño de siete años, habiéndome dado los amigos de mi casa unás
cuantas monedas de cobre, me dirigi corriendo á una tienda donde vendian juguetes ;
pero habiendo tropezado en la calle con un muchacho que iba tocando el pito, quedé
tan prendado de aquel instrumento, que le ofreci por él toda la calderilla que llevaba.
Ufano con aquella adquisicion, volvi á casa de mis padres, donde anduve alborotando
toda la familia con el pito. Enterados mis hermanos de la compra que habia hecho, me
dijeron que habia dado por el pito cuatro tantos mas de lo que valia. Esto me hizo pen
sar en lo mucho y bueno que hubiera podido comprar con todo mi dinero. Y se rieron
tanto de mi simpleza, que recuerdo que lloré de cólera, y el lance me causó mas pesa
dumbre que placer me habia causado el pito.
Esta leccion, sin embargo, nola eché en saco roto, de modo que cuando me daba ten
tacion de comprar alguna cosa no necesaria, decia para mi: cuidado que no pagues el pito
demasiado caro ; y asi ahorraba el dinero. Cuando, hecho hombre, entré en el inundo, y
observé las acciones de los hombres, vi que Muchos, muchisimos, pagaban el pito de
masiado caro. Cuando veia á algun ambicioso sacrificar el tiempo, la liberlad, la vir
tud, y quizá tambien á sus amigos para obtener el favor de la corte, decia yo para mi:
ese hombre da demasiado por el pito. Cuando veia á otro, ganoso de popularidad, meterse
de bruces en la politica y abandonar sus propios negocios, decia yo : ese pobre hombre da
demasiado por el pito. Cuando veia á un avaro renunciar á todas las comodidades de la
vida, al placer de socorrer á sus semejantes , al aprecio de sus conciudadanos y al goce
dela amistad por el afan de acumular riquezas, desventurado, deciayo, \ cuán caro pagas
el pito 1 Asimismo, cuando veo á un hombre que sacrifica á los placeres sensuales todos
los medios de cultivar su entendimiento y de perfeccionar su corazon, no puedo menos
de prorumpir: Desdichado, \ cuántos dolores y remordimientos vas acumulando para tu an
cianidad 1 | cierto que pagas muy caro el pito ! Cuando veo á un hombre vanidoso, que solo
piensa en vestir con elegancia, en rodearse de costosos muebles, gastando mas de lo que
le permite su fortuna, digo para mi : muy caro pagas el pito. Cuando veo a una jóven her
mosa y amable, casada con un hombre grosero, ¡qué lástima, digo yo, que haya pagado
tan caro elpito ! En una palabra, desde luego comprendi que una gran parte de las desdi
chas de nuestro linage son hijas de la falsa apreciacion que hace del valor de las cosas, y
de que da demasiado por el pito.
Benjamín Franklin.
— 166 -
Donde mucho se habla y escribe, suelen desaparecer las acciones grandes y bellas.
Cuando escribieron Platon y Aristóteles, no habia ya Milciades ni Aristides. Cuando
peroraba Ciceron, la República, que se estaba muriendo, no tenia ya Escipiones, Fabios
ni Fabricios.
Cuando en toda una nacion no hay mas que un hombre capaz de sostener el Esiado,
este está tan podrido, que no valela pena de conservarlo.
Es una dicha para la humanidad que los grandes criminales contengan a los crimi
nales pequeños.
Cuando Pitágoras descubrió su conocido axioma, inmoló á los Dioses una hecatombe
( sacrificio de cien bueyes ). Desde entónces se estremecen todos los cabestros en aso
mando una verdad nueva.
La cortesia es el papel de estado del corazon, que rinde beneficios tanto mayores,
cuanto mas inseguro es el capital.
Los gobiernos son velas, el pueblo viento, el estado es la nave, el tiempo la mar.
Un trono constitucional es un sillon; un trono absoluto una silla sin respaldo. Los
principes, asi por su naturaleza como por su elevada posicion, son propensos á vahidos;
y una constitucion no vela menos por la seguridad de ellos que por la de sus súbditos.
Para ciertos actos no basta no tener corazon ; tampoco se ha de tener cabeza. No son
sandios todos los que quieren serlo.
MÁXIMAS Y PENSAMIENTOS MORALES.
Las fortunas adquiridas por medios ilicitos se disminuirán; el que las forma por me
dio de su trabajo, las verá multiplicarse.
Salomon.
El sueño es dulce para el obrero que trabaja, baya comido poco ó mucho; pero si el
rico se baria, no puede dormir.
Salomon.
El fruto del trabajo es el mas dulce de todos los placeres.
Vauvenargues.
Cuando trabajeis para otro, trabajar con el mismo ardor que si trabajaseis para vos
otros mismos.
Confucio.
El trabajo corporal nos libra de las penas del alma; esto es lo que hace á los pobres
dichosos.
La Rochefoucauld.
La economia es bija del orden y de la asiduidad.
Levis.
El que no quiera que se disminuya su caudal y permanecer siempre á una misma al
tura, no debe gastar nunca mas que la mitad de sus rentas; y el que quiera aumentar su
capital, no debe gastar mas que la tercera parte de sus productos.
Bocon.
El esclavo no tienemas que un señor; el ambicioso tantos como personas pueden au
mentarla fortuna.
La Bruyere.
Menos afrentas se ve obligado á sufrir el cobarde que el ambicioso.
Vauvenargues.
El hombre á quien verdaderamente puede llamarse tal, se conoce en las cualidades si
guientes: es imperturbable en cualquier acontecimiento que le suceda, humilde en la
prosperidad, no retrocede nunca en las ocasiones en que es necesario acreditar que tiene
valor; su único fin es la gloria y la reputacion, y si no es sábio, es á lo menos amante de
las ciencias.
Máximas orientales.
Cuando hayas dado á una mujer el sagrado nombre de esposa, debes consagrarte á
su felicidad, asi como tambien debe ella consagrarse á la tuya; pero la obligacion que
pesa sobre ti es tanto mayor, cuanto que siendo la mujer un ser mas débil, debes como
mas fuerte servirle de ejemplo y proporcionarle toda clase de ausilios.
Silvio Pellico.
El que tiene un gran fondo de caridad es verdaderamente grande.
Imitacion de J. C.
- 168 -
Dividid vuestro pan con el hambriento y recojed en vuestra casa á los pobres que no
saben en dónde albergarse; cuando veais á un hombre desnudo, vestidlo, y no despre
cieis nunca á vuestra propia carne.
Isaias.
El que se hace sordo á los gritos del pobre, gritará á so vez y no será escuchado.
Salomon.
El mejor de los hombres es el que es benéfico con ellos.
Máximas orientales.
La pobreza carece de muchas cosas; la avaricia de todo.
La Bruyere.
La ilusion de los avarientos consiste en considerar el oro y la plata como bienes,
siendo asi que no son mas que medios para proporcionárselos.
La Rochefoucauld.
No hay pasion que mas perjudique el raciocinio que la cólera. Nadie titubearia en
castigar con pena de muerte á un juez que en un arrebato de cólera hubiese condenado á
un reo: ¿pues, por qué ha de ser licito á los padres y á los pedantes azotar á los niños
cuando están encolerizados? Semejantes castigos no son correcciones, son venganzas.
El castigo es una medicina para los niños. ¿Sufririamos, pues, nosotros á un médico
que se airase contra su enfermo?
Montaigne.
No hay miembros mas útiles á la sociedad que los comerciantes; unen á los hombres
por medio de un tráfico mutuo; distribuyen los dones de la naturaleza ; ocupan á los po
bres, y llenan los deseos de los ricos.
Baynal.
Las ganancias ligeras son las que hacen pesado el bolsillo; porque las ganancias pe
queñas se suceden con frecuencia, en tanto que las grandes tienen lugar raras veces.
Bacon.
Hijos mios, no desprecieis nunca á nadie; considerad al que os es superior como á
vuestro padre, á vuestro igual, como á vuestro hermano, y á vuestro inferior como á
vuestro hijo.
Ali.
Nunca debe avergonzarse el hombre de confesar su culpa; porque al hacer esta con
fesion, prueba que es mas sábio hoy que ayer.
Pope.
No hay personas que tengan mas faltas que las que no pueden sufrirlas en otros.
La Rochefoucauld.
El que no piensa en sus deberes mas que cuando se le recuerdan, no es digno de la
menor estimacion.
Planto.
La mucha atencion que se emplea en observar los defectos ajenos, hace que muramos
sin haber tenido tiempo de observar los nuestros.
La Bruyere.
Defender ó negar nuestros defectos cuando se nos reprenden, es aumentarlos.
La Rochefoucauld.
— 169 —
El grande depende del pequeño, y el pequeño del grande: y el amo del criado, el cria
do del amo; la mujer del marido, y con mas frecueñeia el marido de la mujer; el avaro,
de su dinero; el orgulloso, de su locura; el jornalero, de su trabajo; el libertino, del vi
cio; el hombre honrado, de la estimacion pública, y la estimacion pública de su buena
conducta. Asi, pues, nuestra reputacion, nuestra vida y nuestra fortuna, dependen delos
demás y de nuestras inclinaciones.
/. /. Rousseau.
Es mas seguro, sin comparacion, obedecer que mandar, escuchar que hablar, y reci
bir un consejo quedarlo.
Imitacion de J. C.
El que principia una disputa es como el queda una salida al agua; abandonar la dis
pata antes que se empeñe.
Salomon.
Es ser sabio, el saber ser dócil cuando es necesario, y hacer cuanto antes lo que al fin
y al cabo habrá precision de hacer.
Terencío.
Una dulce respuesta apacigua la cólera ; palabras enojosas aumentan el furor.
Salomon.
El que manda con dureza á los que están bajo sus órdenes, halla con frecuencia un
superior que lo manda del mismo modo.
Máximas orientales.
La insensibilidad á vista de la miseria, puede llamarse dureza, pero si además se espe-
rimenta placer, es crueldad.
Vamenargues.
No seais muy riguroso en el castigo; por leve que sea, siempre es duro. Tampoco ha
gais frecuente uso de él, pues podeis por otros medios conseguir vuestro intento.
Máximas orientales.
¿Para quién son la desgracia y la pobreza, las riñas, los gemidos y las heridas que se
hacen sin causa? Para los que pasan la mayor parte del tiempo en beber vino y van bus
cando por todas partes en donde se vende mas fuerte. No mireis si el vino está colorado
y brillante ; entra al principio agradablemente, pero al fin muerde como una serpiente y
esparce su veneno como un basilisco.
Salomon.
El trabajador que se entrega al vino no será nunca rico, y el que descuida las cosas
pequeñas va cayendo poco á poco.
. Eclesiasiés.
Nuestros verdaderos enemigos están dentro de nosotros mismos. Desarraiguemos de
nuestros corazones la ambicion, la avaricia y la envidia, y restableceremos el órden y la
armonia que deben reinar en la sociedad; todos los hombres serán amigos.
Fenelon.
No digas nunca: esta faltaos pequeña, puedo cometerla sin peligro. No digas jamás:
este acto de virtud es poco considerable, bien puedo pasar sin ejercerlo.
Séneca.
Todo es grande en el templo del favor, cscepto las puertas, que son tan bajas, que es
preciso entrar por ellas arrastrando.
Levis.
24
— 170 —
Los que se quejan de la fortuna, no deben quejarse con frecuencia mas que de si
mismos.
Vollaire.
Los malos hábitos se vencen con mas facilidad hoy que mañana.
Confucio.
E1 que habla siembra, el que escucha recoge.
Pitágoras.
Me han parecido siempre un insulto al público esos discursos de aparatos en que un
orador pronuncia en términos pomposos lo contrario de lo que piensa delante de una
asamblea que sabe lo contrario de lo que él dice.
/. B. Say.
El que dice incesantemente que tiene honor y probidad, que no hace daño á nadie, que
consiente gustuso en que le suceda el daño que ocasione á los demás y jura para hacerlo
creer, no sabe ni aun aparentar hombria de bien.
La Bruyere.
Se necesita amar el recogimiento para lucirse con mas seguridad; necesitamos amar
el silencio para hablar con mas discrecion; es menester amar el estudio para poder en
señar con utilidad; es necesario amar la obediencia para mandar con mas sabiduria.
Imitacion de J. C.
No hay mas que un bien, que es la ciencia, ni mas que un mal, que es la ignorancia.
E1 que conoce el bien y obra mal es un insensato; nunca cree el sabio que sabe lo que
ignora; concebirá desde luego que no sabe nada y procurará instruirse.
Sócrates.
Un sábio conoce á un ignorante porque él lo ha sido antes; pero un ignorante no
puede juzgar de un sábio porque no lo ha sido nunca.
Máximas orientales.
La verdadera independencia se funda en estas tres palabras que siempre he admirado:
Vivir con poco. ¡Vivir con pocol hé aqui el mejor preservativo contra la esclavitud; es
te proyecto no se refiere solamente al traje y alimento, sino tambien á otras muchas
cosas.
W. Cobbett.
Cada uno tiene su carga; cada uno tiene sus defectos; nadie se basta á si mismo; ni
es bastante para si mismo; debemos, pues, sufrimos, ayudarnos é instruirnos mutua
mente.
Imitacion de J. C.
El espiritu de partido hace descender á los hombres mas grandes á pequeneces pro
pias del vulgo.
La Bruyere.
El corazon del ingrato es semejante á un desierto que bebe con avidez el aguado
cielo, la absorbe enteramente y no produce nada.
Máximas orientales.
Una injuria de que no hacemos caso, se hace por si misma despreciable ; si nos enfa
damos por ella le damos importancia.
Tácito.
Los hombres nacen desnudos y viven vestidos, como tambien nacen independientes y
viven sujetos á las leyes. Los vestidos embarazan un poco los movimientos del cuerpo,
pero lo protegen contra la intemperie ; las leyes contienen las pasiones, pero defienden
el honor, la vida y las fortunas.
Rivarol.
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Mas trabajo cuesta á los partidos llevarse bien con sus individuos, que maniobrar con
tra los contrarios.
Cardenal de Relz.
El amor de la patria principia en la familia.
Bacon.
Contra su pais nunca se tiene razon.
Pablo Luis Courier.
El hombre se deprava desde el instante en que tiene su corazon un solo pensamiento
que se vé obligado á disimular.
Benjamín Constant.
Contemplad á la hormiga, perezosos, observad su conducta y haceos sabios. No tiene
ni jefe, ni duoño, ni inspector, y sin embargo hace su provision durante el verano, reu
niendo, mientras duran las mieses, con que alimentarse, y ¿hasta cuándo , oh perezosos,
dormireis? ¿Cuándo despertareis de vuestro letargo? Dormiréis un poco, dormitareis otro
poco, colocareis tambien un poco una mano sobre otra para descansar, y en el Interin
caerá sobre vosotros la pobreza como un hombre que marcha á pasos precipitados, y
la indigencia como un hombre armado.
Salomon.
La razon nos manda con mas imperio que un amo, porque en desobedeciendo al uno
somos desgraciados, pero en desobedeciendo á la otra somos necios.
Pascal.
¿ Por qué os turbais si no os salen las cosas como deseais? ¿A quién le sale todo como
quiere? Ni á vosotros, ni á mi, ni á ninguno de cuantos existen en el mundo. Todo hombre
tiene en la tierra penas y aflicciones, bien sea rey , bien sea papa.
Imitacion de J. C.
No envidiemos á cierta clase de personas sus inmensas riquezas ; liénenlas á Ululo
oneroso y que nunca podria acomodarnos. Han espuesto su reposo, su salud, su honor y
su conciencia por adquirirlas : esto es demasiado caro ; nada puede ganarse en semejante
trato.
La Bruyére.
Es admirable que se hayan dado á los hombres tantas reglas para aprender á hablar,
y ninguna para ensenarlos á callarse. Se ha inventado el arte de hablar mucho sobre po
co, haciéndonos mucha mas falta el de hablar poco sobre mucho.
Condillac.
Si oyéramos decir que los orientales beben ordinariamente un licor que se les sube á
la cabeza, que les hace vomitar y perder el juicio, diriamos que semejante modo de vivir
era muy bárbaro.
La Bruyére.
Es propio de la cobardia y no de la virtud, ir á enterrarse en un hueco, bajo una
tumba maciza, para evitarlos golpes de la fortuna; la virtud no interrumpe su paso ni
su camino, sean cuales fueren las tempestades que amenacen.
Montaigne.
Sed estudiosos en vuestra profesion y sereis sábios ; sed laboriosos y económicos, y
sereis ricos ; sobrios y templados, y gozareis buena salud ; en fin, sed virtuosos y seréis
felices : semejante conducta es á lo menos la que os ofrecerá mas probabilidades para
alcanzar tales resultados.
Franklin.
(R,Wgtdos de vario» escritores por L. B. A.)
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