Casación #1595-2018/NACIONAL
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–SENTENCIA DE CASACIÓN–
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RECURSO CASACIÓN N.° 1595-2018/NACIONAL
FUNDAMENTOS DE HECHO
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RECURSO CASACIÓN N.° 1595-2018/NACIONAL
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FUNDAMENTOS DE DERECHO
QUINTO. Que el artículo 102 del Código Penal, según el Decreto Legislativo
1351, de 7 de enero de 2017, vigente cuando se produjo la adquisición de los
predios incautados por el tercero excluyente Vásquez Nacarino, estatuye, en
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lo pertinente, que: “[…] Los objetos del delito son decomisados cuando, atendiendo a su
naturaleza, no corresponda su entrega o devolución. Asimismo, dispone el decomiso de los
efectos o ganancias del delito, cualesquiera que sean las transformaciones que estos
hubieren podido experimentar. El decomiso determina el traslado de dichos bienes a la
esfera de titularidad del Estado”.
∞ De igual manera, desde la perspectiva de la incautación cautelar, el
artículo 316 del Código Procesal autoriza esta medida respecto de: “Los efectos
provenientes de la infracción penal o los instrumentos con que se hubiere ejecutado, así
como los objetos del delito permitidos por la Ley […]”, a cuyo efecto “[…] tendrá en
cuenta las previsiones y limitaciones establecidas en los artículos 102 y 103 del Código
Penal”.
SEXTO. Que, tratándose del delito de lavado de activos, sin duda, los bienes
maculados, sobre los que recayó la acción delictiva imputada, son objetos
del delito; y, como tales, derechamente dan lugar al decomiso. El
fundamento del decomiso en este supuesto estriba en su peligrosidad para
afectar los bienes jurídicos que se procuran preservar. En este caso, el bien
jurídico protegido son las estructuras del sistema económico, que exige un
tráfico de los bienes por medio de operaciones reales, de carácter lícito
[conforme: GARCÍA CAVERO, PERCY: Derecho Penal Económico – Parte
Especial, Volumen I, 2da. Edición, Editorial Instituto Pacífico, Lima, 2015,
pp. 551 y 555]). De otro lado, la finalidad del decomiso es la eliminación de
tal peligrosidad.
∞ El decomiso no es una pena, sino una consecuencia accesoria.
Específicamente, es una medida restauradora o de corrección patrimonial
distinta de la pena. Se inscribe no en el poder punitivo del Estado sino en su
poder coercitivo. La STEDH, caso Agosi vs Reino Unido, de veinticuatro de
octubre de mil novecientos ochenta y seis, estableció que el pronunciamiento
sobre el decomiso frente al tercero tiene naturaleza civil y en el proceso
mediante el que se sustenta no rigen las garantías establecidas para el
ejercicio de ius puniendi.
∞ Por ende, es del caso determinar si, no siendo bienes intrínsecamente
delictivos, atendiendo a su naturaleza, no corresponda su entrega o
devolución. No se impondrá el decomiso cuando se trata de una adquisición
de buena fe de un sujeto o titular no responsable del delito y conforme a la
legalidad vigente (Sentencias del Tribunal Supremo Español –en adelante,
SSTSE– 499/2013, de once de junio; y, 508/2017, de veintisiete de julio).
Así lo aceptó el artículo 319, literal b), del Código Procesal Penal, y lo
desarrolló el Acuerdo Plenario 5-2010/CJ-116, FJ 5to. El tercero afectado
por el decomiso y, antes por la incautación cautelar es la persona distinta al
investigado o encausado que, por ostentar derechos sobre el bien cuyo
decomiso o incautación se solicita, adquiridos por actos inter vivos o mortis
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causa, de los que puede verse privado en los casos previsto por el Derecho
sustantivo, se verá afectada por los efectos materiales inmediatos o mediatos
por la sentencia o auto cautelar [MARCHENA GOMEZ - GONZALES
CUELLAR SERRANO, La Reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
en 2015, Ediciones Jurídicas Castillo de Luna, Madrid, 2015, p.444].
∞ Esta excepción se explica en que la aplicación del decomiso al proceso
penal está vinculada objetivamente a la demostración del origen ilícito del
bien o de su utilización para fines criminales, por ello es que, en principio, se
extiende a terceros (STSE 483/2007, de cuatro de junio); y, subjetivamente al
conocimiento o deber de conocimiento de los bienes incautados. La presencia
de buena fe, desde luego, exige al tercero aportar la suficiente acreditación de
su concurrencia, pues es sobre el titular del bien recae la carga de semejante
prueba (STSE 1020/2055, de diecinueve de septiembre).
DECISIÓN
FIGUEROA NAVARRO
CASTAÑEDA ESPINOZA
SEQUEIROS VARGAS
CHÁVEZ MELLA
CSM/amon
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