Casación #1595-2018/NACIONAL

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA CORTE

SUPREMA - Sistema de Notificaciones Electronicas


SINOE
SEDE PALACIO DE JUSTICIA,
Secretario De Sala - Suprema:SALAS CAMPOS Pilar
Roxana FAU 20159981216 soft
Fecha: 08/08/2019 12:25:51,Razón: RESOLUCIÓN
JUDICIAL,D.Judicial: CORTE SUPREMA /
LIMA,FIRMA DIGITAL - CERTIFICACIÓN DEL
CONTENIDO
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL PERMANENTE

RECURSO CASACIÓN N.° 1595-2018/NACIONAL


PONENTE: CESAR SAN MARTIN CASTRO

Incautación Cautelar. Reexamen. Requisitos


Sumilla. 1. Tratándose del delito de lavado de activos, sin duda, los bienes
maculados, sobre los que recayó la acción delictiva imputada, son objetos
del delito; y, como tales, derechamente dan lugar al decomiso. El
fundamento del decomiso en este supuesto estriba en su peligrosidad
para afectar los bienes jurídicos que se procuran preservar. En este caso, el
bien jurídico protegido son las estructuras del sistema económico, que
exige un tráfico de los bienes por medio de operaciones reales, de carácter
lícito. La finalidad del decomiso es la eliminación de tal peligrosidad.
2. El decomiso no es una pena, sino una consecuencia accesoria.
Específicamente, es una medida restauradora o de corrección patrimonial
distinta de la pena. Se inscribe no en el poder punitivo del Estado sino en
su poder coercitivo. 3. Debe determinarse si, no siendo bienes
intrínsecamente delictivos, atendiendo a su naturaleza, no corresponda su
entrega o devolución. No se impondrá el decomiso cuando se trata de una
adquisición de buena fe de un sujeto o titular no responsable del delito y
conforme a la legalidad vigente. Así lo aceptó el artículo 319, literal b),
del Código Procesal Penal, y lo desarrolló el Acuerdo Plenario 5-2010/CJ-
116, FJ 5to. 4. Esta excepción se explica en que la aplicación del
decomiso al proceso penal está vinculada a la demostración del origen
ilícito del bien o de su utilización para fines criminales, por ello es que, en
principio, se extiende a terceros. La presencia de buena fe, desde luego,
exige al tercero aportar la suficiente acreditación de su concurrencia, pues
es sobre el titular del bien que recae la carga de semejante prueba. 5. La
buena fe, como se sabe, es un principio genérico de comportamiento
jurídico, incluso en materia de contratos, de suerte que quien realiza un
acto o negocio jurídico tiene la convicción que es lícito, ignorando que en
su título de adquisición concurre un vicio que pueda invalidarlo. El juicio
para su determinación se apoya en la valoración de conductas deducidas
de unos hechos y es de libre apreciación por el órgano jurisdiccional, para
lo cual se ha de tener en cuenta hechos y circunstancias que aparezcan
probados.

–SENTENCIA DE CASACIÓN–

Lima, seis de agosto de dos mil diecinueve

VISTOS; en audiencia pública: el recurso de


casación excepcional interpuesto por el tercero excluyente LUIS HUMBERTO
VÁSQUEZ NACARINO contra el auto de vista de fojas doscientos noventa y
siete, de diecisiete de setiembre de dos mil dieciocho, que confirmando el
auto de primera instancia de fojas ciento noventa y cuatro, de veinticinco de
julio de dos mil dieciocho, declaró infundada su solicitud de reexamen
judicial de la medida coercitiva real de incautación de los predios de su
propiedad inscritos en las partidas 04016469, 04016470 y 04016472 – Zona

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RECURSO CASACIÓN N.° 1595-2018/NACIONAL

Registral V – sede Trujillo; en la investigación preliminar incoada contra


Leoncio Lucio Saona Sánchez y otros por delito de lavado de activos en
agravio del Estado.
Ha sido ponente el señor SAN MARTÍN CASTRO.

FUNDAMENTOS DE HECHO

PRIMERO. Que, mediante resolución número uno, de fecha veintisiete de


diciembre de dos mil diecisiete, el Juez del Cuarto Juzgado de Investigación
Preparatoria Nacional se avocó al conocimiento de la causa. Por resolución
número dos, de la misma fecha, el citado juzgado resolvió, entre otros
puntos, "Autorizar judicialmente la medida restrictiva de derechos de allanamiento con
descerraje (con fines de incautación de bienes objeto del delito de lavado de activos)
incautación, registro en SUNARP y entrega a PRONABI para su administración e
incautación de los bienes delictivos o cosas relevantes para la investigación que pudieran
encontrarse en el interior de los inmuebles indicados por el representante del Ministerio
Público”. Entre los inmuebles afectados se comprendió a los que son materia
de reexamen: predios inscritos en las partidas 04016469, 04016470 y
04016472 – Zona Registral V – sede Trujillo.

SEGUNDO. Que, respecto al reexamen de la medida de coerción real de


incautación, los tres inmuebles afectados, se tiene lo siguiente:
1. El tercero excluyente, Luis Humberto Vásquez Nacarino, en su escrito de
reexamen de la medida de incautación argumentó: (i) que él es
propietario de buena fe de los predios inscritos en las partidas 04016469,
04016470 y 04016472 – Zona Registral V – sede Trujillo; (ii) que estos
inmuebles fueron adquiridos con fecha treinta y uno de octubre de dos
mil diecisiete a los esposos Luis Eduardo Díaz Florián y Luz de María
Velezmoro Díaz, tal como consta de las inscripciones de SUNARP de fojas
veintiuno, treinta y seis y cincuenta y dos; (iii) que los predios antes
mencionados habían sido adquiridos mediante remate judicial por Luis
Eduardo Díaz Florián y Luz de María Velezmoro Díaz y adjudicados a
los mismos con fecha diecinueve de setiembre de dos mil diecisiete;
(iv) que no tiene la condición de investigado, ni ha intervenido en el
delito indagado, así como tampoco forma parte del entorno familiar,
societario o amical de ninguno de los investigados.
2. El auto de fojas ciento noventa y cuatro, de veinticinco de julio de dos
mil dieciocho, proferido por el Cuarto Juzgado de Investigación
Preparatoria Nacional, declaró infundado el referido reexamen de la
medida coercitiva real de incautación. Apuntó que no resulta coherente
que una persona adquiera por remate judicial unos inmuebles y luego de
tres años no haya gestionado ante el juzgado la posesión de los mismos,

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así como que después transfiera al recurrente los predios incautados,


quien tampoco tomó la previsión de tomar posesión de ellos.
∞ Asimismo, acotó que el señor Leoncio Lucio Saona Sánchez, titular de
la empresa INTERAGRO Sociedad Anónima Cerrada –en adelante, SAC– y
anterior propietario de los predios, declaró que la transferencia a la
empresa de espárragos ESMAR SAC, realizada el veinticuatro de junio de
dos mil quince, fue un acto simulado.
∞ Agregó, que el citado Saona Sánchez tiene abierta una investigación
por lavado de activos, que dio merito a la incautación judicial del
veintisiete de diciembre de dos mil diecisiete; que, asimismo, el
transferente de los inmuebles, Luis Eduardo Díaz Florián, vendedor de
los predios al recurrente, también se encuentra en calidad investigado al
tener vínculos con Saona Sánchez, por lo que no resulta atendible el
pedido de reexamen.
∞ Resaltó, finalmente, que el recurrente Vásquez Nacarino no realizó los
actos que revelen una diligencia debida que se corresponda como un
propietario de buena fe, esto es, tomar posesión inmediata de los
inmuebles y, en caso de estar habitados o ser litigiosos, incluirlos en una
cláusula de la minuta de compra venta; que, todo lo contrario, se
comprobó que los predios sub litis se encuentran en posesión del ex
propietario Juan Antonio Pastor García, gerente de Espárragos ESMAR
SAC, en merito a una trasferencia simulada, según declaró el investigado
Leoncio Saona Sánchez.
3. En mérito al recurso de apelación de fojas doscientos dos, de diez de
agosto de dos mil dieciocho, interpuesto por el abogado del tercero
excluyente, y culminado el trámite impugnativo, la Segunda Sala Penal
de Apelaciones Nacional, en Adición a sus Funciones Sala Penal
Especializada en Delitos Aduaneros, Tributarios, de Mercado y
Ambientales emitió el auto de vista de fojas doscientos noventa y siete, de
dieciséis de setiembre de dos mil dieciocho, que confirmó el auto de
primera instancia. El mencionado Tribunal Superior, luego de realizar una
cronología de cómo llegaron los predios a manos del recurrente,
Consideró lo siguiente:
∞ El investigado Díaz Florián fue comprendido como tal por el delito de
lavado de activos. Expresó que los tres predios los adquirió de buena fe;
que, sin embargo, no advirtió la posesión de terceros, quienes estaban
ocupando en calidad de inquilinos, ni efectuó acciones para ejercer el
derecho como propietario de los mismos; que el que ocupaba los predios
de forma inmediata, al momento de la ejecución de la medida de
incautación, era Juan Antonio Pastor García, el mismo que a su vez lo
habría adquirido de manera ficticia del investigado Leoncio Saona
Sánchez.

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∞ El impugnante Vásquez Nacarino tenía conocimiento que el


investigado Saona Sánchez tuvo problemas por tráfico ilícito de drogas,
tal como indicó en su testimonial, el mismo que era uno de los
propietarios de los inmuebles cuestionados como aparece en las fichas
registrales.
∞ El recurrente y los investigados vinculados al predio que son objeto de
incautación domicilian en la zona de Paiján – La Libertad. Además,
adquirió los predios por los mismos montos que el investigado Díaz
Florián se los adjudicó por remate judicial.
∞ Los hechos que se han mencionado, y que guardan relación con los
precios de venta de los bienes inmuebles, las conexiones antes descritas
entre los compradores y vendedores, no solo por el lugar de residencia
sino también por las circunstancias en que se dieron alrededor de las
diversas transferencias de estos predios, y, del mismo modo, el
conocimiento de que uno de los titulares de estos bienes estaba vinculado
con el delito de tráfico ilícito de drogas, son antecedentes no usuales que
deben tomarse en cuenta y que, en todo caso, correspondería a la
investigación del Ministerio Publico deslindar si los bienes han sido
adquiridos de buena fe.
4. Contra este auto de vista el tercero excluyente Luis Humberto Vásquez
Nacarino promovió recurso de casación.

TERCERO. Que el tercero excluyente Vásquez Nacarino mencionó el acceso


excepcional al recurso de casación y citó, al efecto, el artículo 427, numeral
4 del Código Procesal Penal. Invocó, igualmente, los motivos de
inobservancia de precepto constitucional y apartamiento de doctrina
jurisprudencial, aunque también denunció la vulneración de la garantía de
motivación: artículo 429, numerales 1 y 5 –con la inclusión implícita del
numeral 4–, del Código Procesal Penal.
∞ Desde el acceso excepcional al recurso de casación pidió se defina los
presupuestos para dictar una incautación contra terceros, qué relevancia tiene
haber adquirido los predios incautados a través de un remate judicial, así
como el hecho de no haber tomado posesión inmediata de los mismos. En
esta perspectiva se denunció infracciones de carácter constitucional (tutela
jurisdiccional y motivación), que envuelven el desarrollo legal de la
incautación.

CUARTO. Que, conforme a la Ejecutoria Suprema de fojas setenta y tres, de


veintinueve de marzo de dos mil diecinueve, es materia de dilucidación en
sede casacional:
A. Las causales de inobservancia de precepto constitucional y
vulneración de garantía de motivación: artículo 429, numeral 1 y 4,
del Código Procesal Penal.
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B. El motivo de casación se sustentó en que la institución del tercero de


buena fe debe ser debidamente dilucidada, así como –respecto de la
incautación cautelar– los alcances de los predios afectados en relación
con un delito de lavado de activos. Igualmente, señaló que
corresponde desentrañar la trascendencia de una adquisición ulterior
luego de un remate judicial, en el que un investigado por el delito de
lavado de activos adquirió la propiedad de un inmueble, así como la
relevancia de los supuestos vínculos de los investigados con el
adquirente afectado.

QUINTO. Que, instruidas las partes de la admisión del recurso de casación,


materia de la resolución anterior –con la presentación de alegatos
ampliatorios por la Procuraduría Publica Especializada en Trafico Ilícito de
Drogas y Lavado de Activos [fojas cincuenta y seis, de diez de diciembre de
dos mil dieciocho]–, se expidió el decreto de fojas ochenta, de diez de junio
de dos mil diecinueve, que señaló fecha para la audiencia de casación el día
once de julio último.

SEXTO. Que, según el acta adjunta, la audiencia pública de casación se


realizó con la intervención de la defensa del tercero excluyente, Doctor Elías
Jesús Silva Huallanca, y del señor Fiscal Adjunto Supremo en lo penal,
doctor Alcides Mario Chinchay Castillo.

SÉPTIMO. Que concluida la audiencia, a continuación e inmediatamente, en


la misma fecha, se celebró el acto de la deliberación de la causa en sesión
secreta. Efectuado ese día y continuado el debate días posteriores, se realizó
la votación correspondiente y obtenido el número de votos necesarios (cuatro
conformes), corresponde dictar la sentencia casatoria pertinente, cuya lectura
se programó en la fecha.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

§ 1. DE LOS DATOS DE HECHO MATERIA DE LAS DILIGENCIAS PRELIMINARES

PRIMERO. Que este incidente deriva de unas diligencias preliminares


(artículo 334, apartado 2, del Código Procesal Penal) incoadas por el
Ministerio Público por delito de lavado de activos derivados del delito de
tráfico ilícito de drogas. Las diligencias preliminares se iniciaron con la
disposición fiscal de fojas ciento cuatro, de seis de mayo de dos mil quince,
del cuadernillo, en la que, entre otros, se comprendió como investigados a
Leoncio Lucio Saona Sánchez y la empresa INTERAGRO SRL. Con
posterioridad, el día treinta y uno de julio de dos mil diecisiete (dos años y
dos meses después) se comprendió a otras cuatro personas [fojas ciento
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veintiséis del cuadernillo]. A continuación, con fecha cuatro de agosto de ese


mismo año dos mil diecisiete, se incluyó a la empresa ESMARC SAC [fojas
ciento cincuenta y ocho del cuadernillo]; y, finalmente, en lo que
corresponde a este incidente, con fecha veinte de diciembre de dos mil
diecisiete, se implicó a Luis Eduardo Díaz Florián [fojas ciento sesenta y tres
del cuadernillo].

SEGUNDO. Que el Banco Continental interpuso una demanda de ejecución de


garantía real ante el Segundo Juzgado Civil de Trujillo contra la empresa
INTERAGRO SRL el diecisiete de junio de dos mil once, titular de los predios
inscritos en las partidas 04016469, 04016470 y 04016472 – Zona Registral V
– sede Trujillo –estos predios fueron adquiridos por dicha empresa e inscritos
el nueve de marzo de dos mil siete [fojas trescientos sesenta y cuatro,
trescientos setenta y siete y trescientos noventa y uno del cuadernillo]–. La
demanda fue amparada y, en su consecuencia, seguido el trámite de su
propósito, se procedió al remate judicial de los mismos. El remate se produjo
el treinta de octubre de dos mil catorce por ante un martillero público y el
único postor y adquirente fue Luis Eduardo Díaz Florián, casado con Luz de
María Velezmoro Díaz, como consta de fojas trescientos cuatro, trescientos
seis y trescientos ocho del cuadernillo.
∞ La empresa INTERAGRO SRL solicitó la nulidad del remate, la misma que
por auto de fojas trescientos veinticinco, de cinco de septiembre de dos mil
dieciséis del cuadernillo, fue desestimada, y se ordenó la desocupación y
entrega de los predios al nuevo propietario, así como se cursen los partes a
los Registros Públicos. Esta resolución se declaró consentida por resolución
de fojas trescientos treinta y tres, de veintisiete de marzo del citado año dos
mil diecisiete del cuadernillo. El recurso de apelación de la empresa FARMEX
SA fue declarado improcedente por auto de fojas trescientos treinta y nueve,
de tres de enero de dos mil dieciséis del cuadernillo. La inscripción registral
y el levantamiento de hipoteca y embargo se realizaron, finalmente, el
veintiuno de septiembre de dos mil diecisiete [fojas trescientos setenta,
trescientos ochenta y dos y trescientos noventa y ocho del cuadernillo].
∞ Los tres predios fueron vendidos al recurrente Vásquez Nacarino el día dos
de noviembre de dos mil diecisiete y debidamente inscritos el seis de ese mes
y año [fojas trescientos ochenta y cuatro y cuatrocientos del cuadernillo].

TERCERO. Que, ante el requerimiento fiscal de incautación, el Cuarto


Juzgado de la Investigación Preparatoria Nacional por auto de fecha
veintisiete de diciembre de dos mil diecisiete, ampliado el veinticuatro de
enero de dos mil dieciocho, dispuso la incautación de los tres inmuebles en
cuestión; medida que se inscribió en Registros Públicos el día dos de febrero
de dos mil dieciocho [fojas trescientos ochenta y cinco; y, cuatrocientos uno
del cuadernillo].
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∞ La ejecución de la medida de incautación, a cargo de PRONABI, se realizó


el veintitrés de enero de dos mil dieciocho. En esta ocasión se encontraba en
posesión de los predios Juan Antonio Pastor Bravo (comprendido en las
diligencias preliminares el treinta y uno de julio de dos mil diecisiete), quien
en esa oportunidad señaló que había arrendado los mismos a la empresa
ESMAR SAC –que había adquirido los predios el veinticuatro de junio de dos
mil quince, inscritos el veintisiete de agosto de ese año [fojas trescientos
sesenta y nueve, trescientos ochenta y uno y fojas trescientos noventa y siete
del cuadernillo]–.
∞ Con fecha veinte de octubre de dos mil catorce el recurrente celebró un
contrato de mutuo, modificado el tres de noviembre de ese año, con el
investigado Díaz Florián. En su mérito, el tercero excluyente Vásquez
Nacarino prestó a Díaz Florián la suma de cincuenta y cinco mil noventa
dólares americanos: ocho mil trescientos dólares que se le entregó
directamente y cuarenta y seis mil setecientos noventa dólares mediante un
cheque de gerencia, a fin de que participe en el remate judicial de varios
predios rurales aptos para la siembra de espárragos –entre ellos, los materia
de incautación–. Así consta de fojas cuatrocientos a cuatrocientos cinco.

CUARTO. Que, como medios de investigación personales, se tienen las


declaraciones de los investigados Saona Sánchez y Díaz Florián, así como la
declaración del recurrente Vásquez Nacarino y de Vásquez Díaz –ambos
terceros excluyentes en sendos cuadernos de reexamen de la medida de
incautación–.
∞ El investigado Saona Sánchez, en su declaración de fojas doscientos
cuarenta y tres, de nueve de marzo de dos mil diecisiete del cuadernillo, en lo
pertinente, expresó que, en efecto, está vinculado a un embarque de mil
seiscientos kilogramos de droga a través de su empresa INTERAGRO SRL,
hecho descubierto en dos mil doce; que por ello está procesado por delito de
tráfico ilícito de drogas –a esa fecha la causa se encuentra en la etapa
intermedia–; que los terrenos cuestionados e incautados están a nombre de su
empresa INTERAGRO SRL, en el distrito de Paiján, adquiridos mediante
créditos del Banco Continental, que luego fueron rematados por no cumplir
con cancelar la deuda; que al investigado Pastor García lo conoce desde el
año dos mil catorce, a quien le dio la posesión de los terrenos para que los
siembre, y celebró una minuta de compra venta ficticia con él, con la
finalidad que le pague por el uso de los predios, es decir, como garantía.
∞ El investigado Díaz Florián en su declaración de fojas ciento sesenta y dos,
de ocho de febrero de dos mil diecisiete –se abstuvo de declarar en una
diligencia ampliatoria de ocho de agosto de dos mil dieciocho [fojas ciento
noventa y ocho del cuadernillo]–, en lo pertinente, señaló que es ingeniero y
se dedica a la agricultura sembrando espárragos en la zona de Paiján desde el
año dos mil diez –anteriormente trabajaba en otros fundos–; que al enterarse,
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por la publicación en el diario de un remate de varios predio, intervino en el


mismo y logró la adjudicación de cinco terrenos; que tenía conocimiento que
esos terrenos eran de propiedad de INTERAGRO SRL y del investigado Saona
Sánchez, a quien conoce por ser de Paiján y porque trabajó en una empresa
de éste desde diciembre de dos mil ocho sembrando páprika, del que se retiró
en febrero de dos mil diez; que tenía conocimiento que Saona Sánchez tenía
problemas por tráfico ilícito de drogas desde mayo de dos mil doce a través
de información periodística y de internet.
∞ El recurrente Vásquez Nacarino en su declaración de fojas doscientos, de
ocho de agosto de dos mil dieciocho del cuadernillo, en lo pertinente, expuso
que en dos mil diecisiete era agricultor y ganadero en Paiján – Ascope – La
Libertad, siendo administrador de la empresa Ganadera Montecristo SAC;
que en dos mil catorce Díaz Florián, al que conoce desde la década del
noventa, le solicitó un préstamo para entrar en un remate público y
adjudicarse terrenos para sembrar espárragos –es especialista en ese rubro–,
lo que aceptó porque como ganadero necesita el forraje de los espárragos y le
entregó un cheque de gerencia; que lamentablemente se solicitó la nulidad
del remate y Díaz Florián no pudo adjudicarse el terreno por más de dos
años; que Díaz Florián, al no poder cancelarle el préstamo, le vendió tres de
los cinco terrenos que adquirió –el otro se lo vendió a su hijo Vásquez Díaz–;
que conoce al investigado Saona Sánchez de vista por ser de Paiján y por
noticias tuvo conocimiento que tiene vinculaciones con el tráfico ilícito de
drogas, pero no tenía ninguna relación con él ni con su padre quien tenía un
molino para moler maíz.
∞ El recurrente, en otro incidente de la misma causa, Vásquez Díaz en su
declaración de fojas doscientos setenta y uno, de nueve de agosto de dos mil
dieciocho del expediente principal, en lo pertinente, anotó que es gerente de
las empresas Neoagro SAC –que en dos mil quince la formó con un socio
ecuatoriano– y Montecristo SAC –su padre Vásquez Nacarino le adelantó
como anticipo de herencia las acciones de esta última empresa–; que su padre
le comentó que el señor Díaz Florián le pidió un préstamo y con el dinero
recibido compró los terrenos cuestionados, el cual luego le entregó los
mismos en parte de pago, de suerte que uno de ellos su padre se lo entregó a
él; que no tomó posesión de los terrenos por la confianza que tenía con Díaz
Florián; que no tiene parentesco ni vínculo laboral o amical con este último;
que conoce a Saona Sánchez por ser de Paiján y por las noticias conoció que
tenía vínculos con el tráfico ilícito de drogas.

§ 3. DEL EXAMEN JURÍDICO DE LA INCAUTACIÓN DE BIENES A TERCEROS

QUINTO. Que el artículo 102 del Código Penal, según el Decreto Legislativo
1351, de 7 de enero de 2017, vigente cuando se produjo la adquisición de los
predios incautados por el tercero excluyente Vásquez Nacarino, estatuye, en
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lo pertinente, que: “[…] Los objetos del delito son decomisados cuando, atendiendo a su
naturaleza, no corresponda su entrega o devolución. Asimismo, dispone el decomiso de los
efectos o ganancias del delito, cualesquiera que sean las transformaciones que estos
hubieren podido experimentar. El decomiso determina el traslado de dichos bienes a la
esfera de titularidad del Estado”.
∞ De igual manera, desde la perspectiva de la incautación cautelar, el
artículo 316 del Código Procesal autoriza esta medida respecto de: “Los efectos
provenientes de la infracción penal o los instrumentos con que se hubiere ejecutado, así
como los objetos del delito permitidos por la Ley […]”, a cuyo efecto “[…] tendrá en
cuenta las previsiones y limitaciones establecidas en los artículos 102 y 103 del Código
Penal”.

SEXTO. Que, tratándose del delito de lavado de activos, sin duda, los bienes
maculados, sobre los que recayó la acción delictiva imputada, son objetos
del delito; y, como tales, derechamente dan lugar al decomiso. El
fundamento del decomiso en este supuesto estriba en su peligrosidad para
afectar los bienes jurídicos que se procuran preservar. En este caso, el bien
jurídico protegido son las estructuras del sistema económico, que exige un
tráfico de los bienes por medio de operaciones reales, de carácter lícito
[conforme: GARCÍA CAVERO, PERCY: Derecho Penal Económico – Parte
Especial, Volumen I, 2da. Edición, Editorial Instituto Pacífico, Lima, 2015,
pp. 551 y 555]). De otro lado, la finalidad del decomiso es la eliminación de
tal peligrosidad.
∞ El decomiso no es una pena, sino una consecuencia accesoria.
Específicamente, es una medida restauradora o de corrección patrimonial
distinta de la pena. Se inscribe no en el poder punitivo del Estado sino en su
poder coercitivo. La STEDH, caso Agosi vs Reino Unido, de veinticuatro de
octubre de mil novecientos ochenta y seis, estableció que el pronunciamiento
sobre el decomiso frente al tercero tiene naturaleza civil y en el proceso
mediante el que se sustenta no rigen las garantías establecidas para el
ejercicio de ius puniendi.
∞ Por ende, es del caso determinar si, no siendo bienes intrínsecamente
delictivos, atendiendo a su naturaleza, no corresponda su entrega o
devolución. No se impondrá el decomiso cuando se trata de una adquisición
de buena fe de un sujeto o titular no responsable del delito y conforme a la
legalidad vigente (Sentencias del Tribunal Supremo Español –en adelante,
SSTSE– 499/2013, de once de junio; y, 508/2017, de veintisiete de julio).
Así lo aceptó el artículo 319, literal b), del Código Procesal Penal, y lo
desarrolló el Acuerdo Plenario 5-2010/CJ-116, FJ 5to. El tercero afectado
por el decomiso y, antes por la incautación cautelar es la persona distinta al
investigado o encausado que, por ostentar derechos sobre el bien cuyo
decomiso o incautación se solicita, adquiridos por actos inter vivos o mortis
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causa, de los que puede verse privado en los casos previsto por el Derecho
sustantivo, se verá afectada por los efectos materiales inmediatos o mediatos
por la sentencia o auto cautelar [MARCHENA GOMEZ - GONZALES
CUELLAR SERRANO, La Reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
en 2015, Ediciones Jurídicas Castillo de Luna, Madrid, 2015, p.444].
∞ Esta excepción se explica en que la aplicación del decomiso al proceso
penal está vinculada objetivamente a la demostración del origen ilícito del
bien o de su utilización para fines criminales, por ello es que, en principio, se
extiende a terceros (STSE 483/2007, de cuatro de junio); y, subjetivamente al
conocimiento o deber de conocimiento de los bienes incautados. La presencia
de buena fe, desde luego, exige al tercero aportar la suficiente acreditación de
su concurrencia, pues es sobre el titular del bien recae la carga de semejante
prueba (STSE 1020/2055, de diecinueve de septiembre).

SÉPTIMO. Que la buena fe, como se sabe, es un principio genérico de


comportamiento jurídico, incluso en materia de contratos, de suerte que
quien realiza un acto o negocio jurídico tiene la convicción que es lícito,
ignorando que en su título de adquisición concurre un vicio que pueda
invalidarlo. El juicio para su determinación se apoya en la valoración de
conductas deducidas de unos hechos y es de libre apreciación por el órgano
jurisdiccional, para lo cual se ha de tener en cuenta hechos y circunstancias
que aparezcan probados. La jurisdicción penal tiene facultades para delimitar
situaciones fraudulentas y a constatar la verdadera realidad que subyace tras
una titularidad jurídica aparente empleada para encubrir y enmascarar la
realidad del tráfico jurídico y para enmascarar el origen ilícito incluso del
dinero empleado para su adquisición [conforme: voz: buena fe. En:
CABANELLAS DE TORRES, GUILLERMO: Diccionario Enciclopédico de
Derecho Usual, Tomo I, Editorial Eliastsa, 30ma. Edición, p. 562. SSTSE
450/2007, de treinta de mayo; y, 798/2008, de doce de noviembre, y,
512/2017, de cinco de julio].
∞ La presunta procedencia ilícita del bien maculado se puede acreditar
mediante prueba directa o indirecta (por indicios). En este último caso se
requieren de la presencia de indicios objetivos fundados. Entre ellos, a título
meramente enunciativo, es posible valorar como tales (i) la desproporción del
valor de los bienes en relación a los ingresos de origen lícito del adquirente;
(ii) la ocultación de la titularidad o de cualquier poder de disposición sobre
los bienes mediante la utilización interpuestas; y, (iii) la transferencia de los
bienes mediante operaciones que dificulten o impidan su localización o
destino y que carezcan de una justificación legal o económica válida –así ha
sido reglado, por ejemplo, en el artículo 127 Bis, numeral 2, del Código
Penal Español–.
∞ Cabe agregar que, en orden a la adquisición de bienes, lo relevante desde
la perspectiva subjetiva no es ya el origen –ilícito– de aquellos, sino el saber
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que con su actitud el tercero impide, en todo o en parte, la eficacia del


decomiso. Se exige, de un lado, dolo directo, esto es, conocimiento que se
adquiere un bien con conocimiento que de este modo se dificulta su
decomiso; o, de otro lado, dolo eventual, vale decir, cuando una persona
diligente habría tenido motivos para sospechar, en las circunstancias del
caso, que de ese modo se dificultaba su decomiso [conforme: RODRÍGUEZ
GARCÍA, NICOLÁS: El decomiso de activos ilícitos, Editorial Aranzadi,
Pamplona, 2017, p. 210]. Esto es, conocimiento o deber de conocimiento.

§ 3. DE LA APRECIACIÓN DE LA BUENA FE EN EL CASO CONCRETO

OCTAVO. Que, en el presente caso, es evidente que el recurrente Vásquez


Nacarino es un tercero adquirente de tres predios y que no está comprendido
en la causa –no tiene siquiera la condición de investigado–. También es
patente que su adquisición se realizó por escritura pública y fue debidamente
inscrita en la SUNARP. Luego, no fue una compra venta oculta o que por
medio de ella se pretendiera dificultar o impedir su localización, destino u
origen delictivo.
∞ Los predios en cuestión fueron adquiridos inicialmente por la empresa
INTERAGRO SRL, cuyo titular es el investigado Saona Sánchez, y utilizada
para la comisión de un delito de tráfico ilícito de drogas. La compra venta se
realizó mediante escrituras públicas de diecisiete de febrero de dos mil siete e
inscritas el nueve de marzo de dos mil siete. Pero, a consecuencia de un
crédito solicitado –antes del procesamiento penal por delito de tráfico ilícito
de drogas– y no honrado, los pedios fueron materia de remate judicial y
adjudicados al investigado Díaz Florián el treinta de octubre de dos mil
catorce e inscrito finalmente el diez de octubre de dos mil diecisiete. Estos
predios finalmente fueron vendidos al tercero excluyente mediante escrituras
públicas de dos de noviembre de dos mil diecisiete, debidamente inscritas el
seis de ese mes y año.
∞ Por ende, es de destacar la especial relevancia de un remate judicial a
instancia de un Banco acreedor impago y de la ulterior adjudicación de los
predios al investigado Díaz Florián –la venta no la hizo Saona Sánchez sino
que consecuencia de un remate judicial y de la adjudicación
correspondiente–. Esta situación de hecho manifiestamente excluye la
cadena causal delictiva respecto de los predios cuestionados en orden al
decomiso –en tanto consecuencia accesoria– en relación incluso a la última
transferencia al tercero excluyente Vásquez Nacarino, ajeno por lo demás al
remate judicial.

NOVENO. Que la cuantía de la adquisición de Díaz Florián está en función,


como todo remate judicial, a una tasación y, sobre esa base, se ofreció lo que
correspondía, de tal suerte que los predios le fueron adjudicados –es
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RECURSO CASACIÓN N.° 1595-2018/NACIONAL

irrelevante, desde la posición jurídica del tercero excluyente, que el


investigado Díaz Florián fuera el único postor, tanto más si no se mencionó
y, menos se aportó prueba, que indique claramente que mediaron acciones de
intimidación a posibles postores o que el proceso judicial fuera, de algún
modo, viciado o fraudulento–.
∞ Por lo demás, los predios se adquirieron por el tercero excluyente Vásquez
Nacarino a un precio equivalente, luego de una demora en el
perfeccionamiento de la inscripción de la titularidad de los predios a Díaz
Florián como consecuencia de pedidos de nulidad de una empresa vinculada
de uno u otro modo a Saona Sánchez (ESMAR SAC) y que alegó mejor
derecho de propiedad. Esta empresa, como indicó Saona Sánchez, figuró en
un contrato de compra venta simulado, no obstante la adjudicación judicial,
concretada con fecha anterior y que no podía desconocer Saona Sánchez,
simulación en la que por cierto no intervino Díaz Florián y, menos, Vásquez
Nacarino. Tales maniobras procesales, por razón del tiempo transcurrido para
su desestimación, que como es lógico depreciaron las expectativas
comerciales de Díaz Florián y le impidieron saldar el crédito que tenía con el
tercero Vásquez Nacarino, amigo suyo y, como él, dedicado a las actividades
agrícolas, determinó la transferencia de cuatro de los cinco predios
adquiridos por remate judicial. Nada indica, entonces, que las adquisiciones
carecieron de justificación legal o económica válida.

DÉCIMO. Que se destaca, para denegar el reexamen de la medida de


incautación, el hecho de la demora en tomar posesión del predio y desalojar a
quienes allí se encontraban. Es verdad, de un lado, que los predios estaban
ocupados por terceros y que el poseedor mediato era ESMAR SAC. Empero,
de otro lado, es obvio que la propiedad a cargo de Díaz Florián tuvo origen
judicial.
∞ No es del caso examinar la buena fe desde la existencia de una posesión
por terceros y que éste lo hacía a título de propietario, pues esto último está
descartado –su mala fe es manifiesta–, y la exigencia para todo comprador de
verificar el estado actual del bien que adquiere y si éste tiene poseedores y el
título de su ocupación, como en su día señalaron las sentencias casatorias
civiles 3187-2013/Cajamarca, de veintidós de octubre de dos mil catorce, y
1589-2016/Lima Norte, de nueve de mayo de dos mil diecisiete, pues no se
está ante un conflicto de intereses privados entre dos adquirentes de un
mismo predio, sino ante una adquisición por vía judicial –con todo lo que
ello implica– y su relación, desde el decomiso, como objeto del delito de
lavado de activos. El dato de interés público permite examinar el punto,
como se hace, desde otro prisma.
∞ Finalmente, el hecho que se tome posesión inmediata o no de los predios
adquiridos –desde el diez de octubre de dos mil diecisiete en que se inscribió
la propiedad de Vásquez Nacarino y el veintitrés de enero de dos mil
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dieciocho en que se produjo la diligencia de incautación judicial– no es


relevancia fundamental para asumir, desde este dato, que la mala fe es clara.
Ya estaba consolidado el derecho de propiedad y los tres meses que
transcurrieron no reflejan necesaria o unívocamente que se trató, entonces, de
una adquisición fraudulenta para evitar el decomiso de los predios. La prueba
de la lógica fraudulenta entre Saona Sánchez, de un lado, y Díaz Florian y
Vásquez Nacarino, de otro lado, no tiene base consistente que la afirme.
∞ Que el tercero excluyente conociera a Saona Sánchez por ser de la
localidad y que se enteró por los periódicos, internet o los comentarios
locales que estaría vinculado al tráfico ilícito de drogas por la intervención de
que había sido objeto, no da cuenta que intervino en una lógica fraudulenta
para excluir los terrenos de un posible decomiso. Una cosa es conocer de una
probable implicación delictiva, sin mayores precisiones ante vínculos no
estrechos y ausencia de lazos comerciales entre sí, y otra es saber con
exactitud del origen de un bien y, luego, intervenir a sabiendas que las
operaciones precedentes del bien son fraudulentas.

UNDÉCIMO. Que, en mérito a lo expuesto precedentemente, se tiene que se


interpretó incorrectamente los alcances de la figura de la incautación cautelar
y no se aplicó debidamente el requisito de buena fe como causal exclusión
para ordenar una incautación y ulterior decomiso –se afectó, materialmente,
el derecho de propiedad y con él la garantía del debido proceso–. Además, la
motivación de la resolución de vista no solo fue insuficiente, al no analizar
todas las aristas posibles y exigibles en caso de reexamen de incautación
cautelar, sino que las inferencias probatorias fueron incorrectas o impropias.
∞ En virtud de lo indicado, y no siendo necesario un nuevo debate para decir
la solicitud de reexamen (artículo 433, apartado 1, del Código Procesal
Penal), en tanto que no se está ante un vicio de procedimiento, sino ante un
defecto estructural de resolución que muy bien puede corregirse
directamente, es del caso dictar una sentencia casatoria rescindente y
rescisoria.

DECISIÓN

Por estos motivos: I. Declararon FUNDADO el recurso de casación por


inobservancia de precepto constitucional e infracción de la garantía de
motivación interpuesto por el tercero excluyente LUIS HUMBERTO VÁSQUEZ
NACARINO contra el auto de vista de fojas doscientos noventa y siete, de
diecisiete de setiembre de dos mil dieciocho, que confirmando el auto de
primera instancia de fojas ciento noventa y cuatro, de veinticinco de julio de
dos mil dieciocho, declaró infundada su solicitud de reexamen judicial de la
medida coercitiva real de incautación de los predios de su propiedad inscritos
en las partidas 04016469, 04016470 y 04016472 – Zona Registral V – sede
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RECURSO CASACIÓN N.° 1595-2018/NACIONAL

Trujillo; en la investigación preliminar incoada contra Leoncio Lucio Saona


Sánchez y otros por delito de lavado de activos en agravio del Estado.
II. CASARON el referido auto de vista de fojas doscientos noventa y siete,
de diecisiete de setiembre de dos mil dieciocho; y, actuando como instancia:
REVOCARON el auto de primera instancia de fojas ciento noventa y
cuatro, de veinticinco de julio de dos mil dieciocho, que declaró infundada su
solicitud de reexamen judicial de la medida coercitiva real de incautación de
los predios de su propiedad inscritos en las partidas 04016469, 04016470 y
04016472 – Zona Registral V – sede Trujillo; reformándolo: declararon
FUNDADA la solicitud de reexamen judicial de la medida coercitiva real de
incautación de los predios de su propiedad inscritos en las partidas
04016469, 04016470 y 04016472 – Zona Registral V – sede Trujillo. En
consecuencia, ORDENARON se levante la medida de incautación revocada,
cursándose las comunicaciones correspondientes a quien corresponda para su
debido cumplimiento. III. DISPUSIERON se publique la presente sentencia
en la Página Web del Poder Judicial. Intervino en señor juez supremo
Castañeda Espinoza por licencia del señor juez supremo Príncipe Trujillo.
HÁGASE saber a las partes personadas en esta sede suprema.
Ss.
SAN MARTÍN CASTRO

FIGUEROA NAVARRO

CASTAÑEDA ESPINOZA

SEQUEIROS VARGAS

CHÁVEZ MELLA
CSM/amon

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