Cómo Ser Un Cristiano Comprometido
Cómo Ser Un Cristiano Comprometido
Cómo Ser Un Cristiano Comprometido
INTRODUCCIÓN
El verdadero llamamiento del evangelio a seguir a Jesucristo es una llamada a
la negación personal. No es un llamamiento egocéntrico para la realización
perso-nal; no hay "cristianismo light". El evangelio llama a los pecadores a
someterse completamente a Jesucristo, a encontrar sus vidas perdiéndolas, a ganar
sus vidas abandonándolas, a vivir las vidas más plenas vaciándolas. Francamente,
el mensaje de nuestro Señor no era fácil de practicar; no era tan consolador como
amenazador. No hizo fácil la salvación, la hizo difícil; la predicación de Cristo,
aunque motivada por el amor y la compasión, llena de gracia y misericordia, con su
oferta de paz y gozo perennes, seguía siendo exigente hasta el extremo. Jesús
nunca fue culpable de hacer las cosas fáciles para los pecadores y contri-buir así a
la falsa confianza y seguridad de la salvación. Él declaró: "Ninguno que poniendo
su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios" (). Advirtió que
quienes lo siguieran debían estar dispuestos a negarse a sí mismos e hizo hincapié
en la importancia de conocer el coste de comprometerse con Él:
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y
her-manos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y
el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Porque
¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los
gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya
puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen hacer
burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué
rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede
hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando
el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así,
pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi
discípulo ().
En el Señor exhortó: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta,
y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son
los que la hallan". Jesús no nos ofrece una transformación superficial para satisfacer
nuestros deseos de superación personal; Él nos llama a someternos a una toma de
posesión completa de nuestras vidas para la gloria de Dios, y con beneficios
eternos.
El anterior domingo dije que el capítulo 21 es un apéndice o epílogo al Evangelio
de Juan, cuya intención es concluir y resolver algunas preguntas sin respuesta hasta
el final del capítulo 20. Los primeros catorce versículos están relacionados con la
pregunta de los discípulos sobre si Jesús aún satisfaría sus necesidades ahora que
ascendía al Padre. Como vimos con el incidente de la pesca y la provisión para el
desayuno, Él aún lo haría. Eso termina con una preocupación grande: el cuidado
divino. El resto del capítulo se centra principal-mente en otra preocupación: la
restauración de Pedro, el líder de los apóstoles, tan crucial para el ministerio del
evangelio después de la ascensión de Cristo y el envío del Espíritu Santo. Él fue la
elección de Dios para ser la voz más importante a los judíos en los primeros días
de la Iglesia. Como tal, es la figura principal de los capítulos iniciales de () y los otros
apóstoles necesitaban seguir su liderazgo. Al ir relacionándonos con Pedro,
podemos ver un ejemplo del significado esencial de ser un cristiano comprometido:
uno, amar a Cristo más que a cualquier otra cosa; dos, estar dispuesto a sacrificarlo
todo por Cristo y tres, seguir a Cristo.
CONCLUSIÓN
Jesús había retado a Pedro a amarlo sobre todo lo demás. Ante la perspectiva
de sacrificarlo todo por Cristo, de aquí en adelante él no retrocedió. Aprendió que
seguir a Jesús debía ser el objetivo singular y supremo de su amor. Pedro y los
otros apóstoles, con el poder del Espíritu Santo, trastornaron al mundo entero con
su testimonio valiente de Jesucristo () y casi todos ellos murieron martirizados por
amor a Cristo y la verdad del evangelio.e