Las Parafilias

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UNIVERSIDAD LAICA ELOY ALFARO DE MANABÍ

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

CARRERA DE PSICOLOGÍA

MENSIÓN PSICOLOGÍA CLÍNICA

“Las parafilias”

NOMBRE:

CEDEÑO SANCAN MIGUEL ANGEL

CURSO:

5TO SEMESTRE “A”

DOCENTE:

DRA. LOURDES ARIAS.


La parafilia puede centrarse en numerosos objetos, situaciones, animales o

personas (como los niños o en los adultos que no consienten). La excitación sexual

de la persona depende de la utilización o presencia del foco en el que se centra.

Una vez establecidos estos patrones de excitación sexual, por lo general en los

últimos años de la infancia o al inicio de la pubertad, suelen perdurar durante toda la

vida.

Las parafilias suponen conductas del ámbito sexual que se caracterizan por

fantasías sexuales recurrentes e intensas, impulsos, y comportamientos que

implican objetos inusuales, así como actividades o situaciones que no se consideran

sexualmente excitantes para la gran mayoría de las personas.

La clasificación de las parafilias, según los criterios del DSM-IV (APA, 1995), incluye

las condiciones clínicas de exhibicionismo, fetichismo, froteurismo, pedofilia,

sadismo, masoquismo, fetichismo travestismo, voyeurismo, y una última categoría

para otras parafilias no especificadas.

Algunas conductas sexuales de naturaleza poco frecuente, pero que no implican

riesgo lesivo, pueden formar parte de una relación de afecto y amor, si ambas

personas consienten en su práctica. Sin embargo, cuando las conductas sexuales

causan angustia o daño o alteran la capacidad de una persona para funcionar en

sus actividades diarias, se consideran un trastorno parafílico. El malestar puede ser

el resultado de las reacciones de la gente ante su comportamiento o del sentimiento

de culpa por el hecho de hacer algo que resulta socialmente inaceptable.

Los trastornos parafílicos pueden perjudicar gravemente la capacidad de mantener

una relación sexual recíprocamente afectuosa. Las parejas de las personas con un
trastorno parafílico pueden sentirse como un objeto o como si no tuvieran

importancia o no fueran necesarias en la relación sexual.

Los trastornos parafílicos más frecuentes son

Trastorno pedófilo

El trastorno pedófilo se caracteriza por la presencia de fantasías, impulsos o

comportamientos sexualmente excitantes recurrentes e intensos relacionados con

los niños (por lo general hasta los 13 años de edad).

Trastorno voyeurista

consiste en obtener excitación sexual mientras se observa a alguien desprevenido

que se está desvistiendo, que está desnudo o en plena actividad sexual. El trastorno

voyeurista consiste en responder a los impulsos y fantasías voyeuristas o en estar

angustiado o ser incapaz de funcionar a causa de esos impulsos y fantasías.

Trastorno travestista

implica una excitación sexual intensa y recurrente por el hecho de vestirse con ropa

del sexo opuesto. El trastorno por travestismo se da cuando el travestismo causa un

malestar importante en la persona afectada o bien cuando interfiere sustancialmente

en el desarrollo de su vida cotidiana.


Trastorno exhibicionista

El exhibicionismo consiste en la exposición de los genitales para excitarse

sexualmente o en la existencia de un fuerte deseo de ser observado por otras

personas durante la actividad sexual.

El fetichismo

En el fetichismo, la persona obtiene la excitación y por tanto el placer sexual, a

través de objetos que pertenecen a otra persona como por ejemplo, ropa íntima o

zapatos. Es más frecuente en los hombres.

También son parafilias el trastorno de masoquismo sexual y el trastorno de sadismo

sexual.

La mayoría de las personas con parafilias son hombres, y muchos tienen más de un

tipo de parafilia. Algunos de ellos también presentan un trastorno grave de la

personalidad, como un trastorno trastorno antisocial de la personalidad o un

trastorno narcisista de la personalidad.

Tener fantasías o comportamientos parafílicos, sin embargo, a menudo no es

sinónimo de enfermedad mental. Las fantasías y conductas pueden existir en

formas menos graves que no son disfuncionales y que no impiden el desarrollo de

relaciones sanas, no perjudican a las personas y no constituyen delitos, limitándose

a la fantasía durante la masturbación o las relaciones de pareja.

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