CSM - U2 - EA - CEBL Política de Estado en Ciencia y Tecnología
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SOCIOECONÓMICO DE
MÉXICO
NUTRICION APLICADA
Evidencia de aprendizaje
Docente: Ing. David Ulises Carmona
Alumno: Cesar Manuel Berlin Lopez
Matricula: ES1921005033
Jueves 7 de noviembre de 2019
INDICE
I. Introducción ............................................................................................................... 2
II. Desarrollo.................................................................................................................. 3
II.1. Política de estado en ciencia y tecnología. Periodo desarrollo esstabilizador ................... 3
En este mismo tenor y con el propósito de vincular a las instituciones de educación superior
y las encargadas de las actividades científicas que funcionaban sin coordinación, el presidente
Lázaro Cárdenas (1934-1940) instituyó el Consejo de Educación Superior y de Investigación
Científica (1935-1938), aunque con un funcionamiento muy acotado debido a las
imprecisiones en relación con sus funciones y el espacio de sus actividades.
El siguiente periodo de la ciencia en México (1940-1960), coincide con el desarrollo de la
industria primaria en el país. Estas transformaciones requirieron capital foráneo, mismo que
vino acompañado de especialistas extranjeros, técnicos y tecnólogos, que habrían de
emplearse en la nueva planta industrial. Sin embargo, esto tuvo dos efectos negativos. El
primero de ellos, fue la preferencia abierta por la ciencia y la tecnología extranjeras, ante la
falta de experiencia de los científicos y técnicos nacionales. Y, por otro lado, la industria no
se ocupó en invertir en desarrollo científico y tecnológico en territorio nacional; las empresas
extranjeras contaban con sus propios recursos en sus países de origen; y, los industriales
nacionales se vieron rebasados o simplemente mostraron desinterés, lo que trajo consigo un
momento de estancamiento en el desarrollo científico y tecnológico del país.
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II. Desarrollo
En los últimos años se ha demostrado a nivel internacional que la tecnología puede ser un
instrumento eficaz en el combate a la pobreza. Sin embargo, en México la política
tecnológica no solo ha estado alejada de las políticas sociales, económicas o industriales, sino
que su desarrollo y aplicación ha sido precario a lo largo de nuestra historia. A manera de
ejemplo, en la época de posguerra (1940-1970), conocida como período de «desarrollo
estabilizador», la estrategia de desarrollo económico de México se basó en la intervención
estatal para promover la industrialización del país, principalmente de las zonas urbanas, y
proteger a los empresarios nacionales de la competencia internacional por medio de
programas de sustitución de importaciones (SI).
Este periodo hubiera sido ideal para impulsar el desarrollo de la tecnología y su integración
con la política económica, social e industrial de México, especialmente porque los programas
de SI y el sistema de bienestar quasi-universal implementado desde la década de 1940 hasta
la década de 1970 fueron, hasta cierto punto, exitosos.
Sin embargo, las políticas industriales no pudieron encontrar un sector que pudiera competir
fuertemente internacionalmente. Además, aunque el país producía gran parte de la mercancía
que se comercializaba, la tecnología con la que se producían los productos era en su mayoría
importada. A fines de la década de 1970, justo cuando la revolución de las Tecnologías de la
Información y Comunicación estaba en auge en los Estados Unidos de América y los países
más industrializados de Europa y Asia, México iniciaba sus primeros esfuerzos por producir
su propia tecnología. Empero, los programas industriales del Estado eran financiados
principalmente con las ganancias petroleras y préstamos internacionales.
En este contexto, el colapso de los precios del petróleo en 1982, aunado al aumento de la
inflación y las altas tasas de interés de su deuda externa, México enfrentó su crisis económica
más grave desde su nacimiento como estado nación en 1917, con altos niveles de pobreza y
desigualdad económica como los peores efectos, lo cual trajo consigo la creencia de que el
modelo de SI se había agotado. La mayoría de los países en América Latina se encontraban
en una situación similar (Sánchez 2006) por lo que condicionados y alentados por el Fondo
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Monetario Internacional (FMI), los países latinoamericanos iniciaron un proceso de reforma
estatal que marcaría el final del modelo de SI y comenzase la era del estado liberal-informal.
Buscando reducir los problemas sociales y económicos y ajustarse al nuevo orden global, el
gobierno mexicano recortó el gasto público, eliminó la mayoría de los subsidios estatales,
redujo el tamaño y el alcance del estado al desmantelar o privatizar las empresas del estado
y abrió los sectores económico y financiero.
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De ahí en adelante se presentan ciertos cambios que generan beneficios a corto y mediano
plazo. En materia educativa, en esta etapa los estudios de investigación avanzada no existían
formalmente o se encontraban en una etapa de incipiente institucionalidad. Por ello, fue
importante la creación de la figura de personal académico de tiempo completo en 1954 y la
implementación del Programa de Formación de Profesores e Investigadores en 1966, que se
convertirían en la base de la formación de nuevas generaciones de científicos e
investigadores.
Todavía durante las décadas de 1950 y 1960 las políticas de apoyo a la ciencia y tecnología
resultaban insuficientes y se orientaban particularmente a la investigación básica, además de
que la investigación permanecía desvinculada al sector productivo. Éstas eran las principales
debilidades en el campo de la ciencia y tecnología en nuestro país y reclamaban un marco
legal adecuado.
En 1970 se expidió la Ley que crea el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y que, como
su nombre lo indica crea un nuevo organismo que reemplazó al Instituto Nacional de
Investigación Científica (INIC). El CONACYT surge como un organismo descentralizado
de la administración pública federal, con personalidad jurídica y patrimonio propio, y
encargado de colaborar con el gobierno federal en la elaboración, aplicación, ejecución y
evaluación de la política nacional en materia de ciencia y tecnología.
Durante los primeros años de funcionamiento del CONACYT, llevó a cabo distintas acciones
como son el Programa de Inventario de Recursos, el Programa de Diagnóstico Científico, el
Programa de Diagnóstico Tecnológico y el Programa de estudios sobre Educación. Sin
embargo, en esta misma etapa de puesta en marcha del CONACYT, se genera un
distanciamiento de este organismo con la comunidad científica debido a discrepancias en las
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políticas planteadas, mismas que se consideraron de corto plazo y excluyentes al definir áreas
de investigación prioritarias.
Mientras tanto, desde 1940 hasta mediados de la década de los años setenta, la política
industrial se había caracterizado por su proteccionismo dentro del modelo económico de
sustitución de importaciones y con el que México alcanza un crecimiento medianamente
estable. En este entorno, en 1972 se expidió la Ley sobre Registro de la Transferencia de
Tecnología y el Uso y Explotación de Patentes y Marcas. Finalmente, este modelo de
economía cerrada fracasa en 1976 debido a que las empresas no fueron de todo eficaces y
mantenían un gran rezago tecnológico, situación que obligó al gobierno a virar el rumbo en
sus políticas económicas y, por ende, las relacionadas al desarrollo del sector científico-
tecnológico.
Este mismo año, el gobierno federal puso en marcha el primer programa nacional para la
promoción de la ciencia y la tecnología. En 1977, el gobierno solicitó al CONACYT elaborar
y coordinar el Programa Nacional de Ciencia y Tecnología (PRONACYT), que constituye el
primer programa en la materia ligado al Programa de Desarrollo sexenal. A ese programa, le
siguieron los programas de 1978, 1984, 1990, 1995, y el vigente de 2001.
III. Conclusiones
Se ve claramente como a pesar de que en ese periodo hubo muchas políticas atinadas en el
sector de la ciencia y la tecnología, el desarrollo general de las políticas de estos rubros en
nuestro país no ha atinado a definir sus objetivos.
La ciencia básica ha sufrido esta confusión, traducida en menos apoyos. Para paliar lo
anterior, en 1984 se crea el Sistema Nacional de Investigadores, con lo que en realidad se
produjo el establecimiento del control de grupos de científicos que se han dedicado a
establecer un proteccionismo sui géneris.
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Por lo anterior, el comportamiento de los indicadores de ciencia y tecnología ha sido errático
y, sobre todo, no han promovido el esperado bienestar social y económico.
En el contexto del país en ruinas descrito, en donde afuera de la ciencia, también cada
miembro de la sociedad “jala” para su lado sin una idea social que dé coherencia, pertinencia
o, al menos, una mínima lógica del tan mencionado bien común de los ideólogos del partido
en el poder, diversos grupos, entre los que sobresale el gremio científico, acuden al
proteccionismo para sobrevivir.
Desde luego, encuentro atractivo la idea de extender el concepto hacia las actividades
llevadas a cabo dentro de una nación que, aunque legítimas en principio y por supuesto
entendida como una práctica justa para unos, es muy injusta para el resto. Tiene por objeto
el beneficio de un grupo de personas que, cuando es numeroso, se convierte en causa y
cuando son pocos, en una felonía
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