Ruido Blanco PDF
Ruido Blanco PDF
Ruido Blanco PDF
ISBN: 978-84-947950-3-9
La Vorágine
Calle Cisneros, 15-Bajo
39001 Santander (Cantabria)
www.lavoragine.net
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ANTONIO ORIHUELA
Textos (in) surgentes
Intro
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Y contra ese ruido blanco… el pensamiento complejo,
la crítica fundada, el juego semántico, las acrobacias
literarias de Orihuela.
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Siguiendo los consejos de Santo Domingo de Guzmán, que
Antonio Orihuela recoge en el texto que abre este libro de
agitación, para determinar qué libros son “buenos y cuáles
malos…” no hace falta leerlos: “Arrojados al fuego los
libros heréticos y los libros católicos juntos, se comprobará
como solo arden los primeros”. Así que proceda a agitar
este libro, rocíelo con la gasolina de sus dudas, préndale
fuego a la zona de confort intelectual y compruebe como
las palabras pueden arder una vez asimiladas.
Colectivo La Vorágine
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Hablamos pero somos cada vez menos nosotros
los que hablamos y cada vez más es el ruido
blanco el que habla a través nuestro.
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Palabras y cosas
I.
Una mañana Simbad se levanta y siente frío. Toma un
papel y escribe los grafemas del sustantivo FUEGO, después
extiende sobre ellos las manos y se las frota, aliviado.
II.
Ángela Trinidad, obligada por su profesora de literatura,
inicia la lectura de El Quijote; pero nada más comenzar
el capítulo I, se percata de que ya no está leyendo en un
parque público sino en un lugar completamente extraño,
y que en vez del abuelo que daba de comer a las palomas,
a su lado está ahora un viejo de estrafalarios ropajes que
sostiene una lanza y un escudo de cuero ovalado mientras
un poco más allá pasta un caballo enjuto y corretea un
galgo. Con el susto en el cuerpo, Ángela cierra el libro y
llama a su padre por el móvil para preguntarle si ha leído
El Quijote hasta el final y si puede venir a recogerla en el
lugar de La Mancha que se cita al principio.
III.
En un folio en blanco Joaquín Gómez escribe la palabra
flor. La despega, letra a letra, y se la coloca en la solapa
de la chaqueta.
IV.
Teo Serna, tras sufrir un terrible desengaño amoroso,
entra en su cuarto de baño, toma una cuchilla de afeitar,
llena la bañera de agua caliente y se introduce en ella
dispuesto a poner fin a su vida. Ve entonces la esponja con
forma de corazón envuelta aún en su plástico, tal y como
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la compró días atrás y decide, antes de suicidarse, lavarse
con ella. La saca de su envoltorio, la introduce en el agua,
la estruja, se frota el cuerpo con ella, recorre y acaricia
cada uno de sus miembros hasta que, de pronto, siente que
todos los poros de su piel se hallan de nuevo enamorados
y desecha, por ridícula, la idea del suicidio.
V.
Ramón Santana se compra por correo un par de
diccionarios, pero cuando abre el paquete descubre con
sorpresa que dentro de ellos lo que hay es una novela de
aventuras y un libro de poemas. Presenta una reclamación
y entonces le dicen que, en efecto, lo que se le ha enviado
eran dos diccionarios pero que, con el zarandeo del viaje,
las letras se han debido desordenar a su antojo.
VI.
González de Rosende, en su Vida del Ilustrísimo y
Excelentísimo Señor don Juan de Palafox y Mendoza,
nos habla de cómo el citado prelado ordenó en su
testamento que fueran sus despojos abiertos en el pecho,
extraído su corazón y envuelto con un papel que dejaba
dispuesto a tal fin, donde se podían leer los nombres de
Jesús, María y José; y que, así envuelto, fuera su corazón
introducido de nuevo en el pecho y entregado su cuerpo
a una pobre sepultura. Según sus propias palabras, “para
que así siempre tenga dentro de mi corazón, pecho y
cuerpo, lo que deseé y deseo tener en medio de mi alma.”
VII.
Para demostrar la arbitrariedad del signo lingüístico, el
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cronista de Indias, Miguel Cabello Balboa1, escribe en su
Miscelánea Antártica de 1586: “Casco llama el Yndio en
su lengua general de el Piru, á el pecho, y en la castellana ya
sabemos lo que significa. A la arena llama el Yndio Tio, y
nosotros al hermano de padre ó madre. Llamamos nosotros
Mayo al quinto mes de el año, y en lengua de el Inga quiere
decir Rio. A lo que nosotros llamamos olla, llama el Yndio
manga, que clara se vee la diferencia. Macho llamamos
nosotros á lo que es de sexso viril, y en lengua de Yndios
quiere decir viejo, y de esta manera se pudieran acomular
infinitos, que aunque suenan á terminos, y vocablos nuestros
son muy agenos en el significado de aquello que nosotros
entendemos por ellos”.
VIII.
Cuando Gulliver visita la Academia de Lagado encuentra
en marcha un proyecto científico para la abolición de las
palabras. Se trataba, en suma, de ajustar los diálogos a los
temas y evitar las confusiones y equívocos que rodean al
lenguaje. El único inconveniente que presentaba era que,
para expresarse, los interlocutores tenían que cargar en
sus espaldas y las de sus criados con las cosas motivo de
sus conversaciones.
IX.
En el Manifiesto Dada de 1918, Tristán Tzara dice:
“Dada m’dad. Dada m’dad. Dada mhm’dad... yo no
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quiero palabras que fueron inventadas por otros. Todas
las palabras fueron inventadas por otros. Quiero mi
propia estupidez y además las vocales y consonantes que
le corresponden”.
X.
Ezequiel estaba junto al río Kebar cuando una voz le dice
que sea obediente y se coma un rollo de poemas que le
extiende. Ezequiel lo come y le sabe a miel. Después la voz
le dice que no se aflija porque, aunque quiera comunicar lo
que había en el rollo, nadie querrá oírle.
XI.
A mediados del siglo XX, una pareja de evangelizadoras
protestantes2 de origen estadounidense se internaron en
las sierras de Oaxaca para iniciar su labor evangelizadora.
Levantada la capilla, una de ellas consiguió reunir un
nutrido grupo de indios mazatecas con la promesa de que
les contaría cómo era el cielo. La descripción de la misionera
fue tan decepcionante que uno de los indígenas terminó
por interrumpirla, preguntándole si ella había visto el
cielo para hablar así de él. Al responder negativamente,
todos los presentes comenzaron a marcharse. Solo quedó
ante la misionera una vieja india que se le acercó y puso
en su regazo unos pequeños hongos a la vez que decía
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“nti xi tho”3 y se llevaba una mano a la boca, después
desapareció. La misionera se levantó y se dispuso a tirar
aquellas cosas a la basura.
XII.
San Juan, en Patmos, después de oír la sexta trompeta
y la amenaza de la voz del cielo que le advierte que el
tiempo se acaba, es conminado por ésta para que tome
el librito del ángel que está con un pie en la mar y otro
en la tierra y se lo coma, después le dice que de nuevo
profetice a los pueblos, a las naciones, a las lenguas y a
los reyes numerosos, recriminándoles su pésima conducta
y sus vicios, advirtiéndoles del castigo y la destrucción que
les aguardaba.
XIII.
En Los versos de la madera, Liman Boicha recuerda al
almurabit (maestro en lengua hasania) que le enseñó a
leer y escribir poesía sobre un louh, especie de pizarra de
madera, en el que se pintaba con una pluma de ave que se
mojaba en tinta preparada a base de carbón mezclado con
azúcar y esencias extraídas de las raíces de diversas plantas
y arbustos del desierto del Sahara, suficientemente espesa
como para retener las letras en la pizarra. Después de las
lecciones, el maestro le pedía que colocara su louh sobre un
cuenco y esparcieran agua sobre las lecciones, sobre la fresca
poesía. El agua y los versos se mezclaban en el recipiente:
“Tómatelo todo –decía- para que fecunde tu mente”.
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XIV.
El anterior bebedizo lo encontramos también desarrollado
por los poetas Joan Brossa, Joaquín Gómez y Eladio Orta;
para este último, por ejemplo, la escritura es un proceso
de recogida de palabras que, a modo de gotas, van siendo
destiladas del agua, de la sal, de la arena o del fango. Una
vez reunidas hay que verterlas en un cuaderno, juntarlas,
mezclarlas con agua y beberse el poema resultante. A
continuación, hay que pasar a escribir el poema para,
más tarde, leerlo y poder intuir qué es lo que se habría
querido decir con lo escrito. Joaquín Gómez, para el que,
al estilo del poeta saharaui Liman Boicha, comerse el
poema es la mejor manera de asimilarlo, también propone
varios procedimientos posibles para construir poemas,
entre ellos, el de lavar las palabras a mano y a máquina y
dejarlas después secar en el tendedero para que, una vez
secas, aparezca el reluciente poema. Igualmente, propone
modificar el sentido de libros enteros por el procedimiento
de agitarlos con golpes secos y seguidos, como se hace
para bajar el mercurio del termómetro, para que las letras
cambien de posición dentro del libro favoreciendo cada vez
una nueva lectura del mismo.
XV.
No lejos de la idea brossiana, el grupo conceptual CAPS.A.
presentó al público en 1983 un estuche con trece ampollas
inyectables cada una de las cuales contenía un líquido que ofrecía
la posibilidad de adquirir la patología estética que se señalaba
en el exterior del mismo, a saber: Dadaismo, Surrealismo,
Expresionismo, Informalismo, Action Paiting, Cinetismo,
Hiperrealismo, Pop, Minimalismo, Conceptualimo, etcétera.
Una vez infectado el usuario con alguno de estos ismos
artísticos, si quería curarse de él le cabía la posibilidad de
recurrir a la ampolla roturada bajo el nombre de CAPS.A.,
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que se ofrecía en el mismo estuche como el antídoto perfecto
para eliminar todo academicismo o tendencia historicista y
favorecer el crecimiento de un arte libre.
XVI.
Andy Warhol aún se mostrará más radical, afirmando que
mejor que comprar un cuadro de doscientos mil dólares
para colgarlo en la pared es coger ese dinero, atarlo y
colgarlo en la pared.
XVII.
En el libro Poemas de amor al hachís, de Fermín Alegre,
encontramos al abrirlo una china de hachís de 0’50 x
0’50 x 0’25 cm. pegada en el centro de la única hoja que
contiene dicho volumen.
XVIII.
Para determinar qué libros son buenos y cuáles malos,
Santo Domingo de Guzmán recomienda no leerlos, porque
eso llevaría consigo el gasto de un tiempo innecesario, sino
someterlos al juicio del fuego. Arrojados al fuego los libros
heréticos y los libros católicos juntos, se comprobará como
solo arden los primeros.
XIX.
En la relación que hace Fray Bartolomé de las Casas
sobre el primer viaje a las Indias de Cristóbal Colón, anota
cómo este reparte entre los indígenas cuentas de vidrio
y sortijas de latón y cascabeles, objetos con los que el
Almirante los incorpora a la civilización occidental, ya que
en el acto de aceptarlos Colón interpreta que se convierten
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inmediatamente a la religión cristiana y en súbditos de los
Reyes Católicos, más leales incluso que las mismas gentes
de Castilla. “Otra cosa no falta, salvo saber la lengua y
mandarles, porque todo lo que se les mandare harán sin
contradicción alguna”.
XX.
En Historia general de las cosas de Nueva España, escrita
por fray Bernardino de Sahagún en la segunda mitad
del siglo XVI, se nos dice cómo los soldados españoles
procuraban llevar consigo a la guerra dedos o pelos de
santos ya que “con esto se hacían valientes y esforzados
para que nadie osase tomarse con ellos en la guerra y para
que de nadie tuviesen miedo, y para que atropellasen a
muchos, y para que prendiesen a sus enemigos”. En 1781,
tres años después de que las tropas españolas hubieran
puesto cerco a Gibraltar sin éxito, aparece en el periódico
madrileño El Censor un artículo donde se expone la
solución definitiva para conquistar el peñón además, sin
necesidad de mucha tropa, pues no “había mas que hacer
cinco mil escapularios de nuestra Señora del Carmen,
y ponerle uno à cada Soldado. Estoy harto de oír à los
Predicadores, que las balas no hacen daño à los que los
llevan”, tan solo era menester tener fe, y para eso bastaba
con que en los regimientos solo hubiera españoles rancios,
cristianos católicos apostólicos y romanos, pues hasta
había oído que a uno que llevaron a fusilar los ingleses
portando dicho escapulario le cayeron a sus pies todas
las balas sin hacerle ningún daño, y que desde entonces
antes de fusilar a un soldado español lo registran…, “y se
lo quitan si acaso lo tiene”. Esta arma secreta de nuestro
ejército sobrevivió al siglo XVIII, así durante la Guerra
Civil española, cuenta el sacerdote Cándido Alberola en
sus Sábados Populares dedicados a María que, para
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sembrar con más ahínco la muerte entre los enemigos,
un alférez les ofrecía a sus soldados unas miniaturas
de la Virgen del Perpetuo Socorro que todos toman, se
santiguan ante ella, rezan y se la tragan para ir después
serenos y tranquilos a repetir los heroísmos del día. Por
su parte, las fuerzas paramilitares del partido de extrema
derecha Comunión Tradicionalista Carlista, congregadas
durante la contienda bajo el nombre genérico de Requetés,
se confiaban antes de la batalla a unos escapularios en
los que se podía leer “Detente bala”. Sorprendentemente,
con estos mismos “Detente bala” fueron obsequiados los
legionarios de las banderas que marchaban a Afganistán
a comienzos del 2012. Por supuesto, se han entregado con
carácter voluntario al que lo ha solicitado. Los “Detente
bala” fueron bendecidos por sacerdotes católicos: “Os lo
ofrezco, pero sois vosotros los que lo tenéis que aceptar
si tenéis fe, no es obligatorio, el que no quiera está en su
derecho y por eso no dejara de ser un buen legionario, por
favor aceptarlo si realmente sois creyentes y seguro que
os ayudara en los buenos y en los malos momentos, pero
no lo cojáis como el que lleva un amuleto, esto no es una
pata de conejo, cogerlo como algo espiritual entre cada
uno de vosotros y Dios”. A pesar de ello, bien por falta de
fe del herido o por ineficacia metafórica, poca cosa hizo el
escapulario del soldado Iván Castro cuando fue herido de
gravedad el 5 de marzo de 2012 en Qala I Naw.
XXI.
En un mundo sin metáforas la policía antidisturbios, bien
pertrechada de alcohol, anfetaminas y, sobre todo, armas
de fuego, se puede enfrentar a unos cientos de mineros
armados con palos y untados por un chamán con un mejunje
mágico llamado intelezi destinado a hacerlos inmunes, con
la consiguiente matanza que todos imaginamos.
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XXII.
En Bandoleros Santificados nos cuenta Hugo Chumbita
que un conocido salteador llamado Lega no expiró hasta
que no se le despojó del amuleto o curundú que llevaba.
Aunque también, según otros, expiró al ser alcanzado
por un contra amuleto, en este caso, una simple bala.
XXIII.
En un texto apócrifo sobre Utopía, encontramos que en
la singular isla sus habitantes se han dado como medio
de intercambio un dinero poético llamado ‘pomisma’.
Son billetes de papel orlados con una cenefa y con la
particularidad de que todo el espacio interior a ella se
halla vacío, sin ningún tipo de indicación sobre el valor
monetario del mismo. El valor de dichos billetes es
completamente subjetivo y dependerá de la habilidad de
su poseedor a la hora de escribir en él un poema, un haikú
o hacer un dibujo lo que lo dotará de valor. Este dinero,
lejos de incitar a su atesoramiento, lo que invitaba era a
cultivar la inteligencia, el sentido artístico de los utopianos
y la circulación de estas creaciones.
XXIV.
Rodrigo Fresán entra en una tienda para preguntar por
su Kidle 3 averiado. El dependiente le informa de que el
arreglo costará más que un modelo nuevo, y le recomienda
comprarse un Sony Reader PRS-T2, que permite una
lectura mucho más clara, ágil y rápida gracias a sus
innovadores dispositivos. Rodrigo sale de la tienda y se
dirige a una librería de viejo pensando, escéptico, que por
muy complejos y sofisticados que se vuelvan los libros
electrónicos, las personas siguen leyendo hoy a la misma
velocidad que leía Cervantes. En la librería, conquistado
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nada más entrar por el olor característico de estos
comercios, se detiene largo rato sobre las cubiertas de los
volúmenes, admirando una encuadernación a la española
que se le hace rara, unas letras impresas en oro, una
portada en hueco grabado. Sobre un montón, encuentra
otros libros que conservan notas al margen escritas
por algún lector anterior, rastros de ceniza de tabaco,
manchas indelebles, bordes doblados que marcaron un
día por donde avanzaba en la lectura su propietario o
subrayados que indican fragmentos de texto que al lector
le parecieron significativos. Un poco más allá, descubre
unos libros dedicados por sus autores, otros con extrañas
anotaciones en la contraportada, varios ex libris, notas
manuscritas, recibos de la compra y tickets de metro que
quedaron un día entre sus páginas presos o que fueron
alguna vez utilizados como marcapáginas… cada uno de
aquellos libros ha sumado así, a la historia que cuenta,
pequeños retazos de la historia de sus propietarios, nuevos
mundos añadidos a los mundos que contienen los libros.
A la semana siguiente, Rodrigo recoge su pedido en la
tienda de electrónica y durante el trayecto hasta su casa
no se separa de él, mirándolo, tocándolo, disfrutando de la
misma manera que en su día disfrutó de su coche nuevo,
aunque sabe que pronto trasladará ese mismo amor por
otro modelo más reciente y con muchas más prestaciones.
Rodrigo vuelve a reflexionar sobre la sociedad consumista,
por el gusto por adquirir y sentirnos satisfechos sabiendo
que tenemos almacenado en un pequeño aparato electrónico
más libros de los que podremos leer en toda nuestra vida.
Rodrigo llega a casa tras realizar también su visita semanal
a la librería de segunda mano. Al abrir uno de los libros
que ha comprado un papelito con un extraño mensaje
en esperanto cae de él, se dirige entonces a su ordenador
para buscar en el traductor de Google su significado en el
mismo momento que se cae la red eléctrica.
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XXV.
Según informa la revista Quo, el ingeniero Mikei Sklar
se encuentra trabajando en el injerto de un chip con el
que, en el futuro, podremos incorporar a nuestra memoria
textos completos o bien acceder directamente a la mente
de un escritor y experimentar de cerca lo que éste siente,
sus dudas y temores, sus depresiones y sus intensos pero
fugaces momentos de euforia.
XXVI.
Federico Cuevas recorre con la vista los anaqueles de su
biblioteca y descubre con estupor que ha estado siempre
leyendo los mismos libros. Cuando era joven leía historias
de academias de magos; de adolescente, leía todo lo que
encontraba sobre vampiros enamorados que estudiaban
secundaria; su primera juventud la llenó con descafeinadas
distopías futuristas pobladas por adultos malvados que
exprimen y explotan a jóvenes incautos e inocentes, y su
madurez se le ha ido leyendo relatos de carácter histórico.
Desolado por el descubrimiento decide que a partir de ese
momento solo leerá novelas de sexo tórrido y abrasador.
XXVII.
Bajo el nombre de Sendebar, o libro de los engaños de
las mujeres, se agrupan un conjunto de cuentos árabes,
de origen persa, escritos entre los siglos IX-X. En uno
de ellos, se cuenta cómo un mancebo había prometido
no casarse hasta no conocerlo todo sobre las maldades
de las mujeres y sus engaños, para ello, anduvo errante
largo tiempo hasta llegar a una aldea famosa porque
en ella vivían muchos sabios versados en tales asuntos.
Instruido por ellos, escribió muchos libros sobre las artes
de las mujeres y después decidió regresar a su tierra. En la
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primera venta que encontró en el camino contó al ventero
su hazaña y este le felicitó, pero su mujer, tomándolo
por un loco, decidió escarmentarlo. Nada más marcharse
su marido le propuso al joven que se acostara con ella,
pero al desnudarse el joven, la mujer empezó a gritar y
chillar alarmando al marido y al resto de los huéspedes
que corrieron a la estancia en su ayuda. Mientras tanto
la mujer le dijo al joven que, si quería salvar su vida, se
metiera un pan en la boca, tornara en blanco los ojos y se
echara en el piso de tierra fingiendo estar poseído por el
demonio. Después abrió la puerta y les dijo a todos que el
joven estaba poseído y que sólo tirándole baldes de agua
podrían sacar al demonio de su cuerpo, cosa que hicieron
de buen grado hasta casi provocarle una pulmonía.
Cuando se fueron, la mujer se acercó al joven y le susurro:
“Amigo, ¿escribiste en tus libros sobre esto?”. Entonces el
joven cogió todos sus libros y los echó al fuego, diciéndose
que lo único que había hecho durante todo el tiempo que
le tomó escribirlos había sido desperdiciar su vida.
XXVIII.
En junio de 1533, el funcionario Martín de Salinas escribe
una carta desde Valladolid, entonces capital del imperio,
al secretario de Carlos V, a la sazón de viaje por otros
reinos, informándole de ciertas habladurías que corren
por la Corte, según las cuales han desembarcado “en los
puertos de Santander y Laredo setenta naos gruesas y en
ellas 10.000 amazonas” dispuestas a embarazarse aquí,
pues habían sabido que “esta nuestra nación tiene fama
de hombres valientes”. Toda amazona preñada gratificará,
además, a su garañón, con la cantidad de quince ducados
por su trabajo, noticia que ha alterado tanto la ciudad que,
ante el temor general a que todos los hombres abandonen la
villa, se promulgó una bajada general del precio de la carne.
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XXIX.
En El libro de Liehtse, se recoge la hermosa parábola
de ‘El venado escondido’, que nos cuenta cómo hubo una
vez un leñador que cazó un venado, pero temeroso de que
alguien pudiera quitárselo lo escondió en una arboleda
bajo leños y ramas. Poco después, se olvidó dónde lo
había escondido y llegó a la conclusión de que todo había
sido un sueño y como sueño lo contó a sus amigos, en la
calle y la taberna, pero entre los que oyeron la historia
hubo un vecino que se fue a buscar el venado escondido,
lo encontró y se lo llevó a su casa. La mujer, sorprendida,
preguntó al marido cómo se había apoderado del animal
y este le relató el sueño del cazador. A lo que ella,
incrédula, replicó, tú mismo habrás soñado que viste a un
leñador que había matado a un venado. He encontrado
el venado, replicó él, ¿de qué sirve discutir si fue él o yo
quien tuvo el sueño? Aquella noche, el leñador se fue a
la cama pensando todavía en el venado y tuvo un sueño.
Soñó con el lugar donde había escondido el venado y
con quien lo había encontrado. Apenas amaneció fue a
casa de su vecino y se encontró allí el venado. Los dos
hombres comenzaron a disputar y finalmente decidieron
que fuera un juez quien ventilara el asunto. Tú mataste
de verdad un venado, dijo el juez refiriéndose al cazador,
pero creíste que fue un sueño. Luego tú, dijo volviéndose
hacia el vecino, juzgaste realidad el sueño del cazador y
encontraste el venado. De otra parte, tu mujer cree que
el sueño del cazador no es contigo sino con algún otro,
pero como tenemos al venado delante de nosotros, lo
que podéis hacer es dividirlo entre los dos y zanjar este
asunto. Entonces, uno de los presentes exclamó: ¡Ah!,
¿Es que el juez no sueña a su vez que está dividiendo el
venado entre los dos?
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XXX.
Gassire se fue en busca de un carpintero para que le hiciera
un laúd. El carpintero le dijo que se lo haría pero que el
laúd no cantaría. Gassire dijo: “¿Qué puedo hacer yo?” y
el carpintero contestó: “Esto es madera. No puede cantar
si no tiene corazón. El corazón tienes que dárselo tú. Lleva
contigo, a tus espaldas, la madera. Que resuenen en la
madera los golpes contra tu espalda. Que la madera chupe
gotas de sangre, sangre de tu sangre, aliento de tu aliento.
Tu dolor será su dolor; tu gloria será su gloria. La madera
dejará de ser madera del árbol del que se ha cortado y
entrando en ti, será una sola sustancia contigo. Así vivirá
no sólo contigo sino también con tus hijos. Entonces los
sonidos que salen de tu corazón resonarán en el oído de tu
hijo y vivirán entre las gentes. La sangre que mane de tu
corazón correrá por la madera haciéndola sonar y de esa
forma seguirás viviendo”.
XXXI.
Raymond Roussel va más lejos aún, en Locus Solus ensaya
con un compuesto llamado resurrectina que inyectado en un
cadáver lo dotaba de vida al punto que éste se ponía a recrear
con rigurosa exactitud hasta los menores movimientos
realizados durante los últimos minutos de su existencia.
Convertidos en autómatas que repiten sin cesar unas mismas
muecas, los cadáveres mantenían así una vida ficticia que,
paradójicamente, representaba una y otra vez el momento
de su muerte. La reproducción de los gestos de la muerte era
pues lo que daba forma a la ilusión de estar vivos.
XXXII.
Infatigable reportero y cronista fiel y ajustado son
atributos que se repiten en la consideración que la
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historiografía hace del que fuera capellán de Isabel la
Católica, Pedro Mártir de Anglería. Entre sus obras
destaca la principalísima Decadas de Orbe Novo, primera
de las historias generales de Indias que se escribieron a
comienzos del siglo XVI, a pesar de que el citado prelado
jamás estuvo en América.
XXXIII.
Fue costumbre poética de nuestro Siglo de Oro,
acompañar los libros con Atrios, Premios, Declaraciones
y Encabezamientos laudatorios a base de composiciones
encomiásticas para que el autor no fuera solo, sino en la
buena compañía de amigos que le amparen. Entonces, como
ahora, ¿quién no cuenta con dos docenas de camaradas,
poetas asimismo, propicios a decir maravillas del libro y
poner a su autor sobre el cuerno de la luna? Lope de Vega,
por ejemplo, recoge 17 composiciones laudatorias en su
libro Varias Rimas, entre ellas, una de su amante Micaela
Luján, que por cierto, no sabía escribir.
XXXIV.
En 1583, el gobernador de Filipinas y el obispo de
Manila escriben a Felipe II rogándole encarecidamente
que abandone sus diversos proyectos en Europa y
concentre todos sus esfuerzos en incorporar China a la
cristiandad y el dominio de España, asegurando que
ocho mil españoles y doce o trece galeones bastarán para
someter dicho Imperio.
XXXV.
A mediados del siglo XIX, La Liga de los Comunistas de
Londres envió a un emisario a Suecia con la misión de
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extender la teoría revolucionaria entre los obreros de aquel
país. Éste, entusiasmado con su misión, decide continuar
viaje más allá de los círculos obreros y artesanales de las
grandes ciudades, hacia el norte, penetrando en territorio
sami, donde encuentra comunidades que están muy
cerca de lo que reclama la revolución y él mismo viene a
anunciar, salvo por un detalle: tienen el fallo de que ya son
comunistas.
XXXVI.
Antonio López de Quiroga fue uno de los hombres más
ricos del virreinato del Perú gracias a las minas de plata
que explotaba en Potosí. Tenido por gran benefactor de
dicha ciudad, era costumbre que diera todas las semanas
una gran comida en su casa tras la cual salía a la puerta
para arrojar algunas monedas a los pobres que allí se
reunían en busca de limosna. Al ver que uno de ellos
permanecía indiferente ante la bullanga que se formaba
en el acto del donoso dispendio, Quiroga le preguntó por
qué ofendía así su obra de caridad, a lo que el mendigo
respondió que solo aceptaría el dinero si antes él aceptaba
retorcer la fastuosa capa que le cubría. Quiroga dudó,
pero finalmente se quitó la capa, la retorció y de ella
chorreó sangre.
XXXVII.
Irving A. Leonard sostiene en Los libros del conquistador
que la ceremoniosa cortesía, la formalidad ritual y el
educado trato que pervive en la sociedad latinoamericana
bien puede emanar, en parte, de la influencia de los ideales
que emanaban los libros de la caballería andante y las
novelas pastoriles.
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XXXVIII.
Walter Benjamin entró un día en el Museo de la Guerra y
no encontró ni una sola gota de sangre.
XXXIX.
Zakariyya Tamir cuenta, en su libro Al-numur fi l-yawm
al-asir, cómo un escritor que tenía hambre le pide pan a la
palabra pan. Las palabras le responden que ellas no tienen
pan; entonces él se va al mercado, vende todos sus libros
y compra pan.
XL.
El Avaro es un cuento moralizante de Chiang Chinchih,
en el que un avaro se entera de que hay alguien más avaro
que él en la comarca y se acerca a verlo con la intención
de convertirse en su discípulo y aprender de él. Como es
tradición en China, se presenta en su casa con un regalo,
una escudilla de agua en la que flota un papel recortado
con forma de pez. Ante la ausencia del gran avaro, su
esposa recibe el obsequio con grandes reverencias y ofrece
solemnemente al avaro una taza vacía para tomar el té.
Una vez que el discípulo del gran avaro toma el té ésta le
insta a que se coma unas tortas, para lo cual traza en el
aire varios círculos con la mano. En eso llega a la estancia
el gran avaro y exclama escandalizado: ¡Pero qué derroche,
qué despilfarro!, vas a tirar la casa por la ventana, con un
semicírculo habría bastado.
XLI.
Rinzai preguntó al monje, ¿de dónde vienes? Vengo del
mercado de vender arroz, maestro. ¿Vendiste mucho? Sí,
lo vendí todo, volvió a contestar. El maestro dibujó un
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grano de arroz ante él con su bastón y dijo: ¿Vendiste este
también?
XLII.
Invadido por el hambre, el gran maestro budista Tokuzan
entra un día en una tienda y pide a la dependienta
una torta de arroz. Como esta se demora en servírsela,
Tokuzan comienza a quejarse en voz alta, exclamando que
cómo es posible que se le esté haciendo esperar de esa
manera a él que es un reconocido especialista budista, uno
de los más grandes exegetas del Sutra del Diamante, un
famoso maestro sin rival en el mundo. La mujer, impasible,
continúa con sus tareas sin hacerle el menor caso con lo
que Tokuzan entra en cólera y hecho una furia le exige que
le atienda inmediatamente. Entonces la dependienta toma
una de las tortas y se la ofrece: Toma -le dice-, aquí tienes
una torta para la mente que no come tortas. A lo que el
maestro le responde: ¡Mi mente no necesita que le vendas
ninguna torta!
XLIII.
El consultante le pregunta al chamán por qué él es pobre.
El chamán entonces le regala un pan, a lo que el consultante
le dice que aquello no es un pan sino una piedra. El chamán
le reprocha su falta de fe en la Palabra Sagrada ya que
con solo decirle que se convierta en pan la piedra lo hará.
Entonces el consultante le dice que si eso es así qué hace él
de chamán, por qué no se ha hecho panadero.
XLIV.
Un agricultor sembraba árboles y cosechaba pájaros.
Decidió cambiar de oficio.
35
XLV.
Una indígena maya quiché decide dejar de ir a vender sus
productos a la ciudad porque cada vez que iba a la ciudad
su lengua se moría y nadie entendía lo que decía.
XLVI.
El que llegara a ser vicepresidente del congreso durante la
Iª República Española, el humanista jerezano Ramón de
Cala Barea escribió en 1884 El problema de la miseria
resuelto por la harmonía de los intereses humanos,
dieciocho años después moriría en la más absoluta pobreza.
XLVII.
Alejandro González dijo que él nunca moriría de hambre,
y se fue tragando todas sus palabras.
XLVIII.
Humberto Ak’abal decidió dejar de ir a la escuela,
pensaba que allí recibiría letras pero se encontró que solo
le daban palos.
XLIX.
Genro y Fugai discutían un koan que Yang-shan había
presentado a un monje en su zen-do o sala de meditación.
Las letras agua no pueden saciar la sed, dijo Genro. Pero
yo estoy viendo olas gigantes que van creciendo, contestó
Fugai. Un dibujo de un pastel de arroz tampoco sacia el
hambre, continuó Genro. Aquí tienes una bandeja llena de
pasteles, concluyó Fugai.
36
L.
Luis Felipe Comendador buscaba las palabras que
resultaran un escondite perfecto; hace años que nadie
sabe de él.
LI.
Tras marcharse todos los que habían acudido aquel
domingo a escucharlo, el sabio Roshi se dirigió a recibir a
otro maestro zen llegado desde un monasterio muy lejano,
al elogiar este la gran cantidad de público que había acudido
a escucharle, Roshi se limitó a decir: Cuando la gente viene
aquí a oírme hablar, les ofrezco un sándwich. Los tontos
escuchan lo que digo, los sabios se comen el sándwich.
LII.
En el Libro de los Cristianos cautivos que mueren en la
ciudad de Meguines desde el año 1684 nos encontramos
con la curiosa historia de la rendición de la fortaleza
española de Larache al sultán Muley Ismâel y la captura
y traslado de más de mil setecientos españoles a las
ciudades de Fez y Meknés en calidad de esclavos que el
sultán intentará canjear a Carlos II enviando a Madrid, en
1690, al visir El Gazzami El Andalusí. El trato establecía
que a cambio de cien de los más principales prisioneros
hechos en Larache debían ser entregados al visir cinco
mil libros y quinientos cautivos musulmanes o bien mil
cautivos en el caso de que faltasen los libros. Es el mismo
visir el que nos relata en sus memorias como regresó un
año después a Marruecos con mil y veintidós moros que
costaron al erario real casi un millón de maravedíes, y
ningún libro.
37
LIII.
Yo soy poseído por aquello que poseo, había dicho Robert
Filliou.
LIV.
Todos debemos esforzarnos en ir más allá de las palabras,
sentencia Buda en El Sutra del diamante cortador, porque
uno puede sentir apego por ellas, y no debemos sentir
apego por nada. Debes comprender que mis palabras son
como una balsa que se emplea para cruzar un río. Cuando
su utilidad ha sido satisfecha, debe ser dejada atrás si
queremos llegar más lejos. Permite entonces que la nada
se aposente en ti. Cuando tu mente se llene de nada, lo
sabrás todo.
38
Trabajo infinito
En 1500 a.n.e., Amenhotep construye una estatua de
Memon, rey de Etiopía, que emite sonidos cuando la
iluminan los rayos del sol al amanecer. Entre el 220 y 200
a.n.e., Filon de Bizancio inventa un autómata acuático.
En el año 206 a.n.e., fue enterrado el tesoro de Chin
Shih Hueng Ti que, entre otras maravillas, contenía una
orquesta mecánica de muñecos. En el año 62, Herón de
Alejandría construye un teatro automático: los personajes,
montados sobre una caja, cambian de posición ante los
ojos de los espectadores. También ingenió trompetas que
sonaban, puertas automáticas, autómatas capaces de
servir vino, patos que movían las alas y picoteaban la
tierra, medidores de la fuerza del vapor, termoscopios,
sifones y máquinas que operaban con monedas. En el año
700, Huang Kun construyó barcos con figuras de animales,
cantantes, músicos y danzarines que se movían. En el 770,
Yang Wu-Lien construye un mono que extiende sus manos
y dice: “¡Limosna! ¡Limosna!”, guardando su recaudación
en una bolsa cuando alcanza un peso determinado. El
príncipe Kaya, hijo del Emperador Kannu, construye en el
año 840 una muñeca que derrama agua. Unos pocos años
después, el rondeño afincado en Córdoba Abbas Ibn Firnas
construyó, en una estancia de su casa, una simulación del
cielo, en la que se podían apreciar las constelaciones, los
astros, los planetas y sus órbitas; además, gracias a un
ruidoso y deslumbrador mecanismo capaz de reproducir
los fenómenos atmosféricos, imitaba los truenos y
relámpagos que acompañaban a la aparición en escena de
un conjunto de nubes. Abulfeda, en su Historia Universal,
menciona cómo el califa de Bagdad, Abd al Mamun, se
hizo construir hacia el año 827 un árbol de oro y plata
en cuyas ramas cantaban pájaros de metal. A finales del
siglo X Mohamed Ibn Umail, un alquimista barcelonés,
39
construye para el Papa Silvestre II una cabeza adivina que
a las preguntas del pontífice sobre el futuro contestaba si
o no. Al-Jatib, en su Historia de Bagdad, narra la llegada
de los embajadores bizantinos al palacio de Al-Muqtadir
en el año 917; en una de las dependencias del complejo
palaciego había, entre otros refinados ingenios, un árbol
artificial con dieciocho ramas y en cada una de ellas,
plataformas en las que aparecían aves y pájaros de oro y
plata; la mayor parte de las ramas eran también de plata
y algunas de oro, y se balanceaban acompasadamente
mientras sus hojas de diferentes colores se movían como
se mueven las hojas de los árboles cuando las agita el
viento, mientras los pájaros silbaban y se arrullaban.
El sabio príncipe hindú Bhoja escribe en el año 1050 el
Samarangana-Sutradhara, que incluye comentarios sobre
la construcción de máquinas. En esos años, el cordobés
Ibn Jalaf al Muradí redacta su Kitab al-asrar, o Libro
de los Secretos, un tratado de mecánica en el que recoge
inventos propios y de otros notables andalusíes; entre sus
creaciones destacan autómatas de bronce que se movían
y emitían ruidos diseñados para el palacio de Madinat
al Zahara y dos de sus famosos relojes: la Clepsidra, que
funcionaba con un sistema mecánico a base de poleas y
tornos que transportan el agua hasta que mana de la boca
de la mujer que, a su vez, se desplaza para arrojarla en una
jarra y la Clepsidra de las gacelas, ingenioso mecanismo
en el que aparecen unas muchachas que salen al jardín
de palacio para contemplar a las gacelas bebiendo de
un estanque de mercurio. Un criado oculto en el pozo se
asoma para espiar a las jóvenes, pero inmediatamente
surgen víboras para defenderlas. Las gacelas dejan de
beber, las jóvenes huyen al pabellón, el criado se vuelve
al pozo y las serpientes se ocultan. Sorprendente juego
de autómatas movidos por agua, mercurio y poleas que
muestra una escena palaciega dentro de la más pura
40
tradición artística islámica. A finales del siglo XII, Abu
al-'Iz Ibn Ismail ibn al-Razaz al-Jazari, un musulmán
erudito, investigador, inventor, ingeniero mecánico,
artesano, artista, matemático y astrónomo persa escribió
el Kitáb ma'rifat fi al-hiyal al-handasiyya (Libro del
conocimiento de ingeniosos dispositivos mecánicos),
donde se describen más de cincuenta autómatas junto
con instrucciones sobre cómo construirlos, entre ellos una
fuente con sirvientes y pavos reales, un conjunto musical,
un barco con cuatro músicos automáticos que flotan en
un lago, etcétera. En el siglo XIII, Alberto Magno creará
un sirviente mecánico y Roger Bacon termina, después de
siete años de trabajos, una cabeza que habla. En el año
1235, Villard de Honnecourt escribe un libro que incluye
secciones de dispositivos mecánicos e indicaciones para
la construcción de figuras humanas y animales, como un
ángel autómata o un águila mecánica que movía la cabeza
y batía las alas cuando el diácono leía la epístola desde el
púlpito. En 1490, Leonardo prepara para las fiestas del
duque de Milán un ingenio mecánico que representaba
el sistema planetario con todos los planetas moviéndose
alrededor de la Tierra. Su atractivo consistía en que, cada
vez que un planeta pasaba cerca de la novia del duque,
se abría la esfera, surgía de su interior una imagen del
dios del planeta en cuestión, y se escuchaban unos versos
compuestos por el poeta de la corte. Unos años antes,
había sido Brunelleschi quien había preparado una serie
de artificios mecánicos que bajo el nombre del Paradiso de
San Felice había conmemorado la Fiesta de la Anunciación
en Florencia. El 14 de octubre de 1573, el Duque de Alba
paga, por intermedio de su tesorero, dos autómatas que le
habían sido enviados por Arias Montano desde Flandes:
un soldado que toca un tambor y una muñeca que tañe
la cítara y danza. Por su parte, el matemático e ingeniero
Giovanni Torriani, castellanizado como Juanelo Turriano,
41
construye para distraer al rey Carlos V en su retiro en el
Monasterio de Yuste un molino en miniatura, una dama
que danzaba al son de un tambor que ella misma tocaba,
varios soldados de a pie y a caballo que desfilaban tocando
tambores y trompetas, etcétera. También cabe destacar
las dos figuras que abrieron mecánicamente una caja
que contenía el retrato del rey Felipe II para mostrarlo
a su futura esposa, doña Ana de Austria, durante su
recibimiento en Burgos en 1571, y el autómata llamado
El Hombre de Palo o Patapalo, mecanismo creado por
este ingeniero de tal complejidad que era capaz de cruzar
una de las calles de Toledo (a la que posteriormente dio
nombre) y pedir limosna para la construcción de un
hospital. Entre 1614 y 1619, en Richmond, Inglaterra,
Salomon de Caus desarrolla una serie de autómatas para
el conocido como Hortus Palatinus destacando de entre
ellos un Hércules que hablaba.
En 1640, René Descartes inventó un autómata al
que se refiere como “mi hijo Francine”. En 1662, se abre
en Osaka el teatro Takedo de autómatas. Por esos años,
Johann Valentin Merbitz fabrica una cabeza políglota.
También los cortesanos madrileños de comienzos del siglo
XVII, pudieron contemplar, en los montajes teatrales de
Lope de Vega o Calderón, grandes colosos que caminaban,
animales fabulosos que tiraban de carros, águilas que
batían las alas, etcétera, todos ellos creados por el
ingeniero Cosme Lotti. Si bien el más espectacular de los
autómatas del momento fue obra de Baccio del Bianco:
se trataba de la figura de Atlas, con la que comenzaba
Las Fortunas de Andrómeda y Perseo. Un gigante
que se vislumbraba antes de comenzar la representación,
pues el telón de boca dejaba entrever la figura, pero al
descubrirse aparecía en toda su magnitud con ninfas a su
lado que descendían cuando éste se incorporaba y cantaba
una canción. Una muestra más fue el volatinero mecánico
42
que se mostró en 1671 por las calles de Sevilla con motivo
de la canonización del rey Fernando III el Santo.
43
del público, designaba el color de los vestidos, decía la
hora que se marcaba en un reloj, etcétera. Seguramente,
se trataba de una máquina (parecida a las clepsidras
parlantes de Grecia y Roma) que por medio de unos
labios y lengua artificiales imitaba sonidos articulados
exactamente iguales a la voz de una chiquilla. En
paralelo, Los Maillardet (Henri, Jean-David, Julien-
Auguste y Jacques-Rodolphe) construyen un escritor-
dibujante con la forma de un chico que, con un lápiz en
su mano, escribe en inglés y en francés y dibuja paisajes.
También construyen un mecanismo mágico que responde
preguntas. Jean Eugène Robert-Houdin construye una
muñeca que escribe y un busto cantante. También realiza
un pastelero, un acróbata, una bailarina en la cuerda floja,
un hombre que apunta con una escopeta y una artista del
trapecio. Thomas Alva Edison construyó en el año 1891
una muñeca que habla, y siete años después, Nicola Tesla
presenta en el Madison Square Garden de Nueva York el
que se considera el primer robot de la historia moderna,
un barco teledirigido. Pero todos estos no suponen más
que una pequeña muestra.
44
Las actividades productivas no están subordinadas a
la venta de fuerza de trabajo ni a la obtención de una
rentabilidad determinada por la maximización. No existe,
como en nuestros días, una forma de actividad general-
abstracta llamada ‘Trabajo’ que no tiene nada que ver
más que consigo misma en cuanto actividad, sino que
cada actividad tenía su sentido, su momento, marcado
e imbricado en complejos sistemas de costumbres,
prescripciones religiosas, tradiciones sociales y culturales,
etcétera, selladas por obligaciones recíprocas.
45
prolongación de la muerte en vida en que han convertido
su vivir.
46
van dirigidas. La ociosidad burguesa contempla más o
menos horrorizada los vicios y la forma de vida degradada
y alienante de la clase trabajadora, cuyos miembros se han
reducido, por arte del Capital, de la producción en cadena,
del taylorismo y del fordismo a los autómatas que las élites
de las formaciones precapitalistas jamás osaron soñar.
Mientras que, de otra parte, las autoridades se preparan
para contener el cada vez más quebradizo edificio de la
explotación y la injusticia capitalista que los autómatas,
los hombres máquina, en masa y tomando consciencia
de su naturaleza, condición y existencia, se disponen a
derribar en no pocos países.
47
obra. En el caso del capitalismo, ante la dramática y
patética imagen de otro que habla de desajustes, crisis
pasajeras y daños colaterales porque se niega a aceptar la
repulsiva fealdad de la monstruosidad a la que ha dado
forma, las reales dimensiones del desastre mundo.
48
antidepresivos intentarán ser el ‘Perpetual Motion Food’
de la segunda mitad del siglo XX.
49
siglo con tanta sensibilidad e imaginación como una
Crampton… No hace falta agregar que jamás descarriló”.
Más de cien años después, en Crash, David Cronenberg
tomará como punto de partida la figura metafórica del
choque de automóviles como catalizador erótico, en tanto
los coches son utilizados como prolongaciones tecnológicas
y nerviosas del cuerpo humano, aunque más allá de la
anécdota lo que realmente Crash pone sobre el tapete es
el mundo de las megápolis y las relaciones interpersonales
mediadas por la tecnología y lo virtual, donde la falta
de complicidad física, de roce humano en las relaciones
cotidianas, de sensaciones táctiles directas, transforman
la ciudad en un espacio para la violencia, real y simbólica.
50
los ‘maquinistas’ y ‘los antimaquinistas’, que consiguieron
finalmente la victoria. En los capítulos dedicados al tema de
las máquinas, Butler, recoge extractos de un famoso libro,
desencadenante de aquella guerra civil, titulado El libro
de las máquinas. En él, se plantea la vieja cuestión de si
las máquinas pueden tener conciencia, si su ‘evolución’ dar
lugar a esta eventualidad, y si no convendría destruirlas
antes de que ello ocurriera. Frente al autómata sin alma de
Víctor Frankenstein, Butler replica: “La verdadera alma
del hombre se debe a las máquinas; es una cosa hecha a
máquina, piensa tal como piensa y siente por medio del
trabajo que las máquinas grabaron sobre él”. La tesis se
invierte, no es ya el autómata el que pregunta por su alma,
sino el alma la que pregunta por su autómata, la que se
define y conforma según el ritmo maquinal al que se hallen
sometidos los cuerpos, cuerpos definitivamente moldeados
por las máquinas que actúan sobre ellos, y trabajo en el que
el hombre va haciéndole más máquina cuanto más estrecha
su relación con ellas. Esta interpretación supone que las
máquinas son la extensión de nuestras propias extremidades
y facultades sensitivas, lo que no significa que nos hagan
más humanos, sino más máquinas. Las máquinas no nos
suplantarán sino que, por este camino de deshumanización,
los humanos nos terminaremos convirtiendo en máquinas
que seguirán pensando que son humanos.
51
de la rebelión de masas de trabajadores deshumanizados
y esclavizados que nos presenta la película Metrópolis, de
Fritz Lang, estrenada en 1926 mientras en Italia el Estado
fascista, creado y aupado al poder con el apoyo económico
de El Vaticano, las corporaciones financieras y los grandes
industriales del norte, prohibía las huelgas y toda clase
de agitaciones laborales; Chang-Kai-Chek, con el sostén
de los banqueros chinos y extranjeros persigue, masacra
y reprime las sublevaciones campesinas de Cantón y
Shangai, o en Japón se inaugura el periodo Showa,
caracterizado por el temor de la oligarquía a una clase
trabajadora organizada y la necesidad de defenderse de las
‘ideas peligrosas’ mediante el nacionalismo, la censura y la
represión policial. Durante la primera mitad del siglo XX,
el estado maquinal se extiende. Agustí Bartra publica en
1934 su cuento A la ciutat de les màquines (hi) havia un
home, en el que los obreros han sido derrotados después
de intentar llevar a cabo una revolución social y ahora
viven tristes, pálidos, anulados en su voluntad, esclavos de
las máquinas a las que permanecen atados trabajando en
ciudades grises y siniestras. En su diario poético, después
recogido en el volumen Guerra en España, escribe Juan
Ramón Jiménez: “Hace veinte años, Nueva York tenía aún
carne y alma visibles. Hoy ya todo es máquina”. Máquina
con su hombre dentro sin vida propia, el neoyorkino
reducido a condición de tornillo de la máquina tremenda,
domesticado, maquinado en la unidad general mecánica.
Una máquina que digiere dinero y que para alimentarse
de él inventa sin cesar lo innecesario para consumo del ser
mecánico. “Este hombre es ya una yerta máquina, con
aceite de triste sangre; máquina temblorosa de calcular lo
verdaderamente falso, o llenamente vacío”.
52
por la Gran Depresión. Será en esos años cuando el
norteamericano Isaac Asimov, en su novela Yo robot,
publicada en 1940, postule las tres famosas leyes que los
robots deberán seguir: “Un robot no debe dañar a un
ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano
sufra daño. Un robot debe obedecer las órdenes que le son
dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes
están en contradicción con la primera ley. Un robot debe
proteger su propia existencia, hasta donde esta protección
no entre en conflicto con la primera o segunda ley”. No
deja de ser curiosa la forma de resolver el miedo a los
autómatas que elige Asimov. En efecto, la ley es, frente a
la revolución, el más alto baluarte de la civilización, norma
sancionadora de lo legítimo instituido y campo donde
tienen que darse y resolverse los conflictos entre clases.
Frente al insurreccionismo que los autómatas, las masas
de hombres máquina agrupados en la extrema derecha
(nazismo, fascismo) y la extrema izquierda (anarquismo,
comunismo), querían imponer, Asimov nos consuela con la
legitimidad burguesa del orden establecido.
53
En el mundo de Disney todos sueñan el mismo sueño, un
sueño totalitario contra el que no tardarían en revelarse
otros escritores. Así, la novela de Jack Williamson, Con las
manos cruzadas, escrita en los años sesenta, muestra cómo
la libertad humana se esclaviza por unos robots eficientes
que cumplen todas las órdenes que se les dan. Con ella,
Williamson auguraba el tiempo presente, donde, liquidadas
las viejas utopías sociales, los adalides de la globalización
económica y las políticas neoliberales han reducido el
conflicto entre autómatas y humanos a la simplificación
maniquea de robots buenos y robots malos. Es decir,
en autómatas integrados y en autómatas conflictivos,
violentos y terroristas. Aquellos siguen al dictado las
órdenes y consignas de sus dueños, patrones, policías y
políticos, mostrando de paso y a pesar de su inteligencia
su estado de alienación y complicidad con el sistema. En
cambio, los otros subvierten las leyes, desde el Código de
Napoleón hasta las de Isaac Asimov son atacadas y, con
sus acciones, se convierten en los perturbadores del Orden
Mundial. Como los primeros robots creados a lo largo de
la Historia, éstos vuelven a tener su mismo fin: entretener
a los autómatas integrados presentando la visión interesada
de una violencia localizada y puntual que hace invisible
la violencia global del imperialismo mercantil y financiero;
mientras que, por otra parte, sirven de contrapunto a los
autómatas alienados, desorientados y cómplices de los amos
del planeta. De estos seres, ganados para el tiempo de la
muerte, nos hablará Nanni Balestrini: “En la cadena de la Fiat
no se trataba de aprender sino de habituar la musculatura,
de acostumbrarla al esfuerzo, a esos movimientos, a ese
ritmo. Tener que meter un artefacto de esos cada veinte
segundos significaba tener que hacer movimientos cada vez
más veloces que los latidos del corazón. Es decir, estabas
constreñido a mover un dedo, los ojos, cualquier parte del
cuerpo en décimas de segundo. Operaciones obligatorias
54
en fracciones de segundo. La operación de elegir las dos
arandelas, la operación de elegir los dos pernos, esos
movimientos eran operaciones que los músculos y los ojos
tenían que hacer por sí mismos, rápido, sin que yo tuviera
que decidir nada. Debía limitarme a mantener el ritmo,
a que todos esos movimientos se repitiesen ordenados e
iguales. Hasta que no te habitúas... no consigues mantener
ese ritmo”. El mismo año que Ballestrini publica en Italia
Vogliamo tutto (1971) se estrena la película de Elio Petri,
La clase obrera va al paraíso, allí cobran carnalidad las
palabras de Balestrini, estamos ante uno de los mejores
retratos que se han hecho del trabajo fabril, marcado
por el imperio de la productividad, la vigilancia de los
supervisores y la deshumanización del trabajador fordista:
“Obreros, obreros, son las ocho de la mañana, hoy cuando
salgáis ya habrá oscurecido, la luz del sol hoy no lucirá
para vosotros… ocho horas… al salir al final de la jornada
veréis que os han robado, sí, robado, ocho horas de vuestras
vidas”, gritan en la puerta de la fábrica unos jóvenes
revolucionarios ante la indiferencia de los que entran al
trabajo. “Mercenarios, estáis entrando en la cárcel…
después de ocho horas de trabajos forzados saldréis y estará
oscuro, para vosotros el sol, la luz del día, no resplandecerá
jamás… cada fábrica es una cárcel y de la cárcel debemos
evadirnos”. Les interpelan. Estamos ante un excepcional
documento de la crispación que se vive en la cadena de
montaje, donde los obreros se gritan, discuten, se duelen
de la espalda, de la úlcera, de la artrosis, de los pies, de la
cabeza, se van quedando sordos por el ruido ensordecedor
de las máquinas, sufren impotencia, trastornos del sueño,
de la personalidad y poco a poco se van deslizando hacia
la desesperación y la locura: “Estoy concentrado, no estoy
aquí, estoy en otro mundo, cada pieza es un agujero, cada
agujero es una pieza y para no caer en el agujero pienso en
el culo de Narcisa… y sigo adelante, una pieza un culo, una
55
pieza un culo, una pieza un culo...”. El protagonista, que
pasa de esquirol -“¿tú crees que yo soy un lameculos?”- a
sindicalista echado de la fábrica -“¿Pero qué vida es la
nuestra… pero, yo digo, ya que estamos aquí, ¿por qué
no duplicamos el destajo, eh?, así trabajaremos también
los domingos, incluso podemos venir de noche, podemos
traernos las mujeres y los niños, a los niños los ponemos a
trabajar también aquí y mientras las mujeres nos meten un
panecillo en la boca, los niños venga trabajar, y nosotros
adelante, venga, adelante, por esas cuatro cochinas liras,
a dejarnos aquí la vida, a trabajar hasta morir… y así
de este infierno nos iremos directamente al otro infierno,
qué más nos da... yo producía, producía… y ahora me he
convertido en una bestia… yo soy una máquina, una cinta
de transmisión, una bomba… y ahora esa bomba se ha
roto, y no hay forma de ajustar esa bomba”-. Consciente
de su degradación física y psíquica, el protagonista teme
la locura, es capaz de desvelar las trampas que el sistema
tiene preparadas para los proletarios, así a su hijo, al que
va a buscar por primera vez a la salida de la escuela tras
ser despedido, en una escena donde los niños saliendo del
centro reproducen la imagen de los que salen de la fábrica,
le dice: “Pareces un obrero pequeñito”, y en los mejores
momentos de la cinta llega a reconocer esas trampas para
las que ha vivido: “Lo vendo todo, me voy, me voy de
aquí… retrato de enamorados, ocho mil liras, dos días
de trabajo, mesita dorada treinta mil liras, cinco días de
trabajo, flores de plástico… todo vale… quién habrá hecho
todas estas estupideces, El Mago de los cuchillos, abre las
latas, afila cuchillos, prepara mahonesa, Machin Money,
Magic Candeli… tu puta madre, que le den por culo…
cuatro despertadores, cuatro despertadores tengo, vete a
saber por qué…aquí hay de todo… mira lo que hay aquí,
acciones…”; para, finalmente, volver al redil kafkiano de
la fábrica, sin ninguna perspectiva de futuro, aceptando
56
la locura como único paraíso: “Soñé con el paraíso… había
niebla… entre el polvo de la niebla estábamos nosotros…
qué quiere decir, yo qué sé, quiere decir que allí abajo hay
un muro y que hay que tirar el muro, hay que derribar el
muro… ¿pero por qué hay niebla en el paraíso?”.
57
de la fábrica tradicional, a pesar de que se trabaja a jornal
y no a destajo. Así lo explican las aceituneras: ‘El trabajo
ahora es casi igual de duro que antes… porque ahora hay
que ir al ritmo de la máquina… La máquina corre y te
hace correr… se ha terminado el trabajo por cuenta, pero
parece que la máquina te hace ir por cuenta’”. Tan solo el
dolor les recuerda que ellas no son autómatas, “son muy
jóvenes, cuarenta y tantos años, treinta y tantos, y todas…
a la que no le duele el cuello le duele la espalda, y a la
que no le duelen las piernas... por eso, ya te digo, nos
repartimos los nolotil como si fueran pastillitas”.
58
o alcohol para soportar sus trabajos mientras que otro
porcentaje muy parecido, ante la falta de trabajo, sufre
palpitaciones, hipertensión, ahogos, ataques de pánico,
dolores de cabeza y de espalda como resultado de un
sentimiento de indefensión física y social. Su consecuencia
es desarrollar cáncer, infartos y ataques cerebrales y mejor
no entrar en el apartado que las estadísticas dedican a la
tasa de depresiones y suicidios. Nueve personas se quitan
la vida cada día en España.
59
El mundo sobre el que ironizaba Wedderburn, aunque
invertido en la medida que afectó a las masas y no a las
élites, no tardó en llegar. Saludos militares, órdenes breves,
empleo concentrado y disciplinado de la energía, rigidez y
vivacidad se pide a los obreros en la cadena de montaje
y en el nuevo ejército nacional que surge a mediados del
siglo XIX, y serán los signos que marcarán las conductas
del siglo XX. Porque la cadena de montaje no sólo produce
coches o cajetillas de tabaco, también produce autómatas,
una forma específica de conciencia alienada, un ser
social reducido, previsible, ordenado, uniformizado, ideal
para empuñar una llave inglesa o un fusil, en suma un
autómata que deja tras de sí, en la puerta de la fábrica
o del cuartel, el cadáver de un ser humano. Por que el
objetivo de los medios de racionalización productivos del
siglo XX no está en la producción de mercancías sino en la
producción de autómatas. El ser social que entra por una
puerta junto con la materia prima también sale por otra,
junto con el producto manufacturado, como el autómata
que el capitalismo construye con él.
60
con la máquina. En tanto apéndice de la máquina, el
trabajador es incapaz de reconocer al resto de los apéndices
que forman la trama humana de la cadena de montaje
como sus iguales y en su soledad se vuelve insolidario; en
tanto mero apéndice, se vuelve irresponsable, sin verdadera
conciencia ni de su quehacer ni de que sea la forma
mercancía el único modelo de relación social significante
para él. La racionalidad del sistema productivo genera la
irracionalidad de las relaciones sociales.
61
soviética en medio de la obsesión por el control exhaustivo
que deviene, al mismo tiempo, en vigilancia panóptica y
exaltación del fetichismo por el cálculo científico como
encarnación del Estado ideal sobre el que ironizará Huxley
en su libro Música en la noche: “El Estado comunista
requiere, no hombres sino engranajes y ruedas dentadas en
la gigantesca máquina colectiva”. Un sueño que ya Ford,
sin necesidad de revolución o Estado comunista, había
hecho realidad.
62
ruidos desagradables que escapan de una máquina a vapor
en plena actividad; el empuje acelerado del orador parecía
el proyectil disparado a velocidad máxima; habría sido
imposible dominar esta elocuencia de alta presión, y las
frases chirriantes engranaban unas con otras como ruedas
dentadas… sudaba sangre y agua, y lo envolvía una nube
de vapor” como si fuera a estallar.
63
Cuerpos sin voz y voces sin cuerpo, autómatas
que piden, como el monstruo de Frankenstein o la
Venus Mecánica de Díaz Fernández, emotividad, o
como el Führer, adhesión inmediata, enturbiando
y confundiendo las fronteras entre el sentido y los
sentidos, subyugando la sensibilidad y rechazando toda
apelación al entendimiento o la razón.
64
“Work hard – Have fun – Make history” es el
lema de Amazon, una empresa de ventas por internet
que oculta, tras la abstracción y la asepsia del comercio
virtual, una de las muchas zonas de oscuridad que se
ciernen sobre tecnologías que todos hemos abrazado
con tanto entusiasmo como optimismo acrítico. Sobre la
gente que trabaja para Amazon y otras muchas empresas
similares no hay fotografías, tampoco es posible acceder a
más información que la que las mismas empresas generan,
sus trabajadores tienen prohibido hablar de su trabajo,
nadie debe saber qué ocurre al interior de sus almacenes.
Una opacidad que contrasta vivamente con el carácter
transparente que parece presidir la actividad que despliegan
estas empresas en la red. A pesar de que estas prácticas
son contrarias al derecho laboral europeo, ningún gobierno
duda en subvencionarlas generosamente con dinero público
para que se instalen aquí, aunque no paguen impuestos y
declaren sus beneficios en paraísos fiscales. La escusa de la
creación de empleo soslaya estos pormenores, al igual que
ocurre con el cierre de librerías y supermercados culturales
contra los que estas multinacionales se aplican con técnicas
de competencia desleal que hacen imposible la continuidad
de estos negocios, destruyendo casi veinte veces más
empleo del que crean. ¿Qué cómo es posible esto? Pues
como siempre, presionando sobre lo más vulnerable, los
trabajadores. Las condiciones laborales de estas empresas
virtuales rozan la ilegalidad. El contrato de trabajo solo
es firmado tras pasar quince días a prueba, con tres
ausencias el trabajador es despedido, en ocho horas de
duro trabajo físico el trabajador tiene dos lapsos de veinte
minutos de descanso para reponer fuerzas y comer algo,
aunque la sala de descanso está tan lejos que este tiempo
se reduce a cinco o seis minutos por sesión, muchos no
aguantan los ritmos de trabajo y los desvanecimientos
son frecuentes, a pesar de esto, la enfermería permanece
65
cerrada durante la noche para ahorrar gastos. En los
dominios de Amazon, Jean Baptiste Malet, nos cuenta
su experiencia de infiltrado, sus dolores de espalda, de
cuello, su falta de apetito, el agarrotamiento de manos
y piernas a causa de la monotonía del trabajo, el
embotamiento intelectual: “Ayer cuando me acosté, y
antes de dormirme, me volvía loco, tenía la impresión
de que mis manos seguían haciendo paquetes… Estaba
destrozado después de una noche de trabajo, pero no
podía dormir, me encontraba crispado, estaba nervioso y,
sin quererlo, seguía haciendo paquetes en mi imaginación…
me he vuelto loco… si pudiera, abandonaría… pero, bueno…
Amazon es lo único que hay. Hacía cuatro meses que estaba
buscando curro… me siento reducido a no ser otra cosa
que alguien que trabaja de noche en Amazon”. La gestión
de la productividad del trabajador está completamente
informatizada, cada superior jerárquico sabe en tiempo
real qué artículo está empaquetando un trabajador o cual
es el producto que otro trabajador está recogiendo de las
estanterías, en qué zona se encuentra, en qué pasillo y a
qué ritmo está trabajando esa noche. Varias veces durante
el turno de trabajo los capataces informan al trabajador
de su productividad, la curva de productividad tiene
que ir siempre en ascenso, si no se alcanzan las cuotas
fijadas estás en la calle. Después del turno de trabajo,
los trabajadores son sometidos a controles con los que
impedir que roben mercancía, aunque los cacheos son
ilegales según la legislación laboral europea. Los chivatos
dentro de Amazon están muy bien visto, son los preferidos
para promocionar dentro del escalafón de la empresa, al
igual que los ex militares. Existe la figura de Empleado
del mes, que consigue un bono de veinte euros a descontar
de sus comprar en Amazon. A cambio de la lealtad de
sus trabajadores, Amazon paga la comida de Navidad,
organiza un festivo Family Day y por Pascua regala una
66
figurita de chocolate a cada empleado, por algo su logo
es una sonrisa. Los directivos insisten en que trabajar en
Amazon es simpa (simpático), aunque durante el tiempo de
trabajo esté prohibido hablar con los compañeros de turno,
si quieres reírte debes hacerlo antes de incorporarte a tu
puesto del trabajo. Si en una mano Amazon tiene el palo
en la otra muestra la dádiva, y para ello, intenta constreñir
la vida social de sus trabajadores a la misma empresa,
organizando actividades gratuitas para su entretenimiento
y el de su familia, cine, fiestas, etcétera, con las que trata
de que también la empresa ocupe el tiempo libre de sus
trabajadores. Como los salarios no permiten muchas
alegrías a los trabajadores de Amazon, ésta se convierte en
su principal referente de socialización, de consumo, por lo
que quejarse a la empresa o contravenir sus directrices se
torna entonces en un ataque a la misma comunidad y una
arriesgada operación que pudiera significar la expulsión de
ella, por todo ello los sindicatos son vistos, incluso entre
los propios trabajadores, con cierta desconfianza.
67
emprendimiento, ya no hay proletarios, sólo gente que
compra los servicios de otro o que vende los suyos. La
vida se reduce a ser consumidor y ser consumido, y se
acepta este último designio como autómata porque se ha
asumido la ideología de la billetera, de que es conseguir
dinero el fin último de nuestra existencia en la medida
que el dinero proporciona todo lo que nos aleja de nuestra
condición de autómatas: seguridad, ocio, prestigio, afectos,
etc.; es decir, que sólo entregándonos a la condición de
autómatas podemos conseguir el ansiado dinero que
promete evadirnos de tal condición.
68
lo exótico que mirar con curiosidad museográfica, la
miseria enlatada al vacío que nos libera de ella porque
la consumimos.
69
de todo antagonismo de clase. A falta de coordenadas
reales a las que asirse, el fracaso, el dolor, la angustia de los
seres humanos no encuentra lugar donde asentarse, donde
pensarse para poder ser superada, así que indefectiblemente
el fracaso, el dolor y la angustia se vuelven contra uno
mismo, se patologizan para poder ser explicadas.
70
uso del otro, esquizofrenia e incapacidad para ver a los
demás como personas, comportamientos psicóticos que
las multinacionales de los fast business copiaron a los
enfermos y que ahora el cuerpo social -en su conjunto
enfermo- copia de las multinacionales porque lo contrario
lleva lejos del paraíso capitalista, al infierno de la
exclusión, a las periferias donde lo real se alza con toda
su física carnalidad hecha de violencia, dolor, miedo y
muerte; aunque lo más asombroso es que todos damos por
buena esta relación, este encogimiento de la comunidad,
esta cobardía, esta traición que nos hemos hecho como
humanos.
71
mercadea, sencillamente no existe, y los cuidados y las
tecnologías son para los que pueden pagarlas, que es la
lógica también del capitalismo. Por eso, en Ya nadie es
perfecto pululan personajes que se han insertado en esta
lógica de la mercantilización de los cuerpos y viven de ella
y en ella, bien por su dinero bien por el dinero que genera
el sueño, aquí hecho realidad, de la eterna juventud y de la
belleza, llevado a sus últimas y surrealistas consecuencias
por parte de los protagonistas de esta novela. “¿Por qué no
cambiarme el cerebro?”, exclama Nardala. “El cerebro no
se ve, es mejor modificarse por fuera para estar bonita”,
le responde Vilieta.
72
celebridades, modelos de pasarela, modistas y peluqueras
en busca de la sensibilidad femenina que él querría
adquirir a cualquier precio para descubrir decepcionado
que, por dentro, todas son el mismo amasijo de tripas,
vísceras y órganos sanguinolentos. Poco después le dará
por querer ser pianista y ya imaginan lo que se compra, o
campeón de aguante bajo el agua y se afanará en colocarse
partes de delfín, cocodrilo, rana, foca, tortuga y ballena,
porque el negocio de los trasplantes no se limita al género
humano, sino que se extiende a todos los órdenes de la
creación, lo que se dice un negocio en expansión, vamos.
73
derecha para no perderlas, o ponerse tres tetas para tener
cinco, añadirse dos cerebros para ser más inteligente o una
dentadura en la vagina para prevenir violaciones, etcétera.
A base de cambios los personajes se van vaciando de su
identidad hasta no saber quiénes son, y así se preguntan
cuando les duele un brazo si ese dolor no será de otro,
o cuando se enamoran si se habrán enamorado ellos o
bien la persona a la que pertenecía el corazón que llevan
trasplantado, y de estas dudas surge la desconfianza, el
miedo. En el universo desquiciado que dibuja Dante Medina
nadie se fía de nadie, ni siquiera de sí mismo, porque a
base de trasplantes, injertos, arreglos y demás, nadie sabe
muy bien dónde terminan las partes originales y empiezan
las añadidas a su cuerpo; y si uno tiene que sospechar de sí
mismo, poco lugar habrá para la solidaridad, la amistad, la
reciprocidad o la confianza en esta sociedad trastornada,
asediada, angustiada y descompuesta. Todos son íntimos
enemigos, entre otras cosas porque hasta las células de
las partes injertadas luchan contra el cuerpo extraño
en el que se hallan. Todos se vigilan porque cualquier
descuido es fatal en la sociedad anómica que dibuja
Dante, una sociedad, por otra parte muy real, hecha de
corrupción, violencia, miedo y desconfianza hacia la que
nos deslizamos con toda naturalidad, un lugar terrible que
ni siquiera se podía imaginar en las peores pesadillas del
sueño ilustrado y humanista del que todavía algunos nos
sentimos herederos.
74
II
75
Juan Ramón Jiménez, el tiempo y
el espacio del exilio
En 1936, Juan Ramón Jiménez vuelve a publicar un libro
después de trece años de sequía editorial y lo hace como
inicio de un proyecto en el que pensaba dar a imprenta todo
lo que había escrito hasta el momento en 21 volúmenes, y
que llevarían el nombre de Unidad. Ese año, coincidiendo
en la feria del libro de Madrid, salió Canción, pero la
guerra de España frustró por completo sus deseos.
77
a ver la luz hasta fechas muy recientes y sobre criterios muy
discutidos por los estudiosos debido a la dificultad para
ordenar la ingente obra que Juan Ramón dejó a su muerte
sin publicar, ya que, como él mismo decía: “Yo no hago
un libro nunca. De mi trabajo constante, ellos se han
formado solos… ante mí tengo siempre 10, 20, 40 libros
que se van haciendo solos. Muchos que me encuentran,
me preguntan: ¿Qué hace usted? No sé qué contestar.
Si les digo: 80 libros, se ríen, creen que es exageración
andaluza”5.
78
político, aunque tenga mi lógica preferencia, porque los
partidos suelen imponer complicación y volubilidad, y yo
quiero ser claro y seguido idealista”7.
79
Ramón, ¿por qué no formar el partido de la poesía? El
partido de la vida gustosa, del comunismo poético, de la
inteligencia y el sentimiento, el único posible porque lleva
a cada cual a su centro material necesario y suficiente, y
a su centro espiritual hecho de conciencia en lo bueno, lo
justo y lo bello que así nos dispone para lo vocativo mejor.
80
declina la invitación a instalarse con Zenobia en la sede
de la Alianza de Intelectuales Antifascistas y asumir
su presidencia con la excusa de que la mitad de esos
antifascistas eran fascistas bien conocidos10.
81
Las dos primeras semanas de agosto el matrimonio
las pasa dando protección a una docena de niños que
habían quedado sin hogar y sin familia en los comienzos
del conflicto. Lo hacen en coordinación con la Junta
de Defensa del Menor, pero a su costa, sin recibir
remuneración alguna del gobierno, y sufragando ellos
todos los gastos que esto ocasiona. La reacción del
matrimonio no es nueva, Juan Ramón, como demuestra
en muchas páginas del Platero y yo, tuvo una especial
sensibilidad por los niños desvalidos y necesitados, a los
que a lo largo de toda su vida prestó atención y ayuda.
Igualmente, por los seres humillados, desgraciados o
marcados por taras físicas o psíquicas (El niño tonto,
La tísica, La púa, Golondrinas). Juan Ramón siempre
estará del lado de los que sufrían la injusticia o la
pobreza, defendiendo una vida mejor para el pueblo
cimentada sobre la educación y la cultura, lo mismo
que siempre estuvo enfrente de todo lo populachero,
violento o insano. Es conocida su aversión por el ruido,
el carnaval, las corridas de toros, las riñas de gallos,
los tablaos flamencos, los juegos de cartas, el vino, el
tabaco, los espectáculos degradantes, los militares, los
caciques, la Guardia Civil, los curas, los frailes y las
misas.
82
útil a España fuera que dentro”13; y salen de Madrid en
dirección a Valencia, el 20 de agosto, con algo más de 3.000
pesetas y dos maletitas donde apenas van las medicinas de
Juan Ramón, unas mudas de ropa y sus anillos de casados.
El 22 pasan la frontera de la Junquera, dejando atrás todo
su patrimonio, con el pensamiento de que volverán en unos
meses, una vez aplastada la sublevación. Pasan unos días en
París, escandalizados por el escaso interés de los franceses
en los sucesos de España, a pesar de coincidir en el poder
también allí una coalición de partidos de izquierda bajo el
nombre de Frente Popular. Las reflexiones de JRJ sobre
estas circunstancias son claras, afirmando que la misma
fuerza que “nos ataca a nosotros ahora (…) muy pronto
atacará también y otra vez a ellos”14.
83
ciudad como una gran máquina sin alma, y lanza,
desde ella, uno de los primeros textos en nuestro idioma
de sensibilidad ecologista y decrecentista: Límite del
Progreso.
84
tiempo, así como de intentar contrarrestar las campañas
de imagen de la prensa que identificaban República
y desorden17. A finales de noviembre, el matrimonio
Jiménez para en Cuba, invitado Juan Ramón a impartir
algunas conferencias, y seguir propagando sus principios
democráticos y republicanos. Frente a la maledicencia de
la prensa conservadora, que le acusaba de haber salido
corriendo de Madrid ante el caos republicano para salvar
el pellejo, JRJ se defiende, “Yo no he huido”. En Cuba
también participa en varios homenajes a brigadistas
muertos, en recuerdo de Federico García Lorca, etcétera,
para disgusto del gobierno cubano, también afín a los
sublevados españoles18.
17 Ibídem, 133
18 Ibídem, 133, 140
85
además las mismas o peores cosas. Siempre estaré conmigo
y con la democracia, con los demócratas dignos (…) Por
otra parte, nada hay más falso que la pretensión rebelde
de encarnar la espiritualidad de España. El Clero y el
Ejército, columna vertebral de la insurrección, no tienen,
en España, nada de espiritual. Es en el pueblo donde
reside la fuerza espiritual de España”19.
86
sin cuartel contra los llamados rojos y excitándolos a no
respetar ni las mujeres ni los niños”21.
21 Ibídem, 254
22 Ibídem, 255
23 Juan Ramón Jiménez. Guerra en España (1936-1939).
Introducción, organización y notas de Ángel Crespo. Barcelona.
Seix Barral. 1985. Fotografías.
24 Graciela Palau de Nemes. Vida y obra de Juan Ramón Jiménez.
Ed. Gredos. Madrid, 1957. pág. 302
87
de poeta: Félix Ros, Carlos Martínez Barbeito y Carlos
Sentís, se llevaron libros, documentos, cartas y hasta la
máquina de escribir. También el coche de Zenobia, que fue
la segunda mujer en España en tener carnet de conducir,
había sido requisado hace tiempo. Su casa quedará afecta
a Patrimonio Nacional y unos años después los objetos de
la misma trasladados al Museo Romántico de Madrid.
88
Igualmente, el fin de la guerra, al contrario que sí
ocurrió con otros, como Ortega, no hace que Juan Ramón
intente contemporizar con el régimen franquista, y lo
mismo que había hecho ya en dos ocasiones, vuelve a
rechazar del todopoderoso José María Pemán, en 1946,
su invitación a entrar a formar parte de la Real Academia
de la Lengua. En su insobornable independencia, también
criticará los manejos de Indalecio Prieto y Negrín en la
gestión de los fondos republicanos que enviaron a México.
89
secta política, social ni religiosa (…) nunca he cobrado un
céntimo de ningún partido político, monarquía, república o
anarquía”29.
90
una gran biblioteca pero yo no soy hombre de bibliotecas
públicas (…) Toda mi hermosa biblioteca particular, tan
bien surtida para mi gusto y mi propio trabajo, fue robada
y dispersada en apropiación y venta [Madrid 1939] y no
me ha sido posible improvisar otra”30.
91
Una de los obsesiones del Juan Ramón del exilio
es la pérdida de la frescura de la palabra hablada en
español, y de su español en medio de una comunidad
predominantemente anglófona, reflexionando sobre el
vacío en que se ha quedado su propia lengua, parada en
1936, cuando salió de España, mientras el español de
España habrá seguido evolucionando sin él, y la recepción
en América de un español que tampoco es el suyo, por más
que se esfuerza en identificar tonalidades y cromatismos
en el español de El Caribe que le recuerdan a Andalucía.
92
Sólo el viaje a la Argentina, en 1948, le sacará de
esta desposesión fundamental de la lengua -“El milagro
de mi español lo obró la República Argentina (…) Aquella
misma noche yo hablaba español por todo mi cuerpo con
mi alma”35 - y le mantendrá bastante activo hasta 1954.
Ese año se traduce Platero y yo al sueco con el horrible
título de Silver y yo, que tanto disgustó a Juan Ramón.
Nueve años antes, Gabriela Mistral, en la recepción de
su premio Nobel, había tenido unas palabras para Juan
Ramón Jiménez reconociendo su magisterio en la poesía
en lengua española. En 1952, el nombre del poeta aparece
por primera vez en la lista de nominados. En 1954, Juan
Ramón repite nominación, quedando en tercer lugar. El
28 de octubre de 1956 morirá Zenobia, tres días antes
Juan Ramón recibirá de los labios de ella la noticia de la
concesión del premio Nobel. (“¡Ahora!”, exclamó el poeta
con amargura)36. Dos años después muere el poeta a los
77 años de edad.
93
.. La construcción de un Estado de Derecho que
garantizara a todos los ciudadanos el desarrollo
de sus potencialidades y capacidades, defendiendo
posiciones intermedias entre el individualismo
liberal y el socialismo.
94
ellos se escribe Platero y yo, tan celebrado por Francisco
Giner y Manuel Bartolomé Cossío, personajes ambos
que ayudan a Juan Ramón a reelaborar su gusto por lo
popular (muy presente en capítulos como La Cruz de
Mayo, El Rocío, Corpus, etcétera), frente a lo plebeyo, es
decir, el gusto por lo auténtico incontaminado aún por el
cosmopolitismo (en la línea de las tesis de Ruskin, Thoreau
o William Morris, cuya influencia, por cierto, es patente en
el diseño de la portada de Platero y yo), esa aristocracia
natural y a la intemperie que, para Juan Ramón, se hallaba
en lo que quedaba en cada persona de pueblo, lo natural
y sencillo, justo y delicado, común patrimonio ideal que
había que elevar a base de cultivo y belleza.
95
Mundial, cuando incluso la intelectualidad española se
dividió en germanófilos y anglófilos, y hasta el final de sus
días, frente a la actitud mayoritaria del exilio, se mantuvo fiel
al gobierno de la República democrática y legal de España
y, a pesar de los muchos intentos del gobierno franquista
e incluso de las presiones familiares, jamás aceptó volver.
96
esta aristocracia natural era para el poeta cuestión de
remover los obstáculos que impedían la implantación de
un colectivismo económico que había de traer al pueblo
educación y bienestar (comida, higiene, libros, etcétera),
es decir, un comunismo que debería asegurar lo suficiente
material para el colectivo y respetaría lo infinito
inmaterial de cada uno, es decir, la libertad espiritual de
cada individuo como parte de una conciencia colectiva
abierta hacia la hermosura de la libre invención.
97
De ahí su otro drama, el desarraigo, la pérdida del
andaluz de España, su orfandad sustancial producto
del trastierro que lo convirtió, como él decía, en un
deslenguado.
98
una maletita con un poco de ropa y algunos papeles,
dejando en su casa de Madrid archivos y biblioteca, toda
su obra ordenada y al cuidado de la criada de la casa,
porque estaba convencido de que aquella guerra sería cosa
de unos meses.
99
sugestivo, incoherente, suelto, impresionista, intenso,
desnudo, misterioso. Un lenguaje preñado de referencias
a su obra anterior, a sus recuerdos, sus obsesiones;
construido sobre una trama sin límite temporal o espacial
alguno, una trama desbordada donde el aquí, el allí, el
ahora o el entonces, todo o menos, fin y sinfín, dentro o
fuera se engarzan, se superponen, se anulan en un supremo
ejercicio de destrucción de la lógica racional y cartesiana
como expresión manifiesta de la conciencia final del poeta,
su conseguida inmanencia. Esta idea venía rondando a
Juan Ramón prácticamente desde su juventud, cuando
al contacto con simbolistas y parnasianos, republicanos,
krausistas y libertarios amén de su negativa experiencia
personal con la religión y los religiosos católicos, el poeta
había ido configurando un vago panteísmo que defendía la
preeminencia de la experiencia religiosa interna y el rechazo
de toda trascendencia, pues todo está unido por su esencia
y nada de lo creado puede escindirse del mundo natural.
Esta inmanencia racionalista juanramoniana defendía
el conocer como perfección suprema de la inteligencia
pura, confirmación del ser como pensamiento creador,
consciencia reflexiva y férrea voluntad conseguidora de lo
hermoso.
100
Juan Ramón es capaz de producir un flujo de texto sin
más argumento que su propio discurrir sobre lo vivido y
lo imaginado, su propio sucederse y metamorfosearse en
un camino de conocimiento hacia sí mismo en el que la
escritura, como él mismo le confesará en la carta a Luis
Cernuda, no es más que una preparación para no escribir,
un vehículo que le ayuda a alcanzar el estado de gracia
poético, intelectual y sensitivo donde uno ya no es poeta
sino poesía. Ese será el objetivo de su trabajo poético
en sus últimos años, y desde luego, Espacio, constituye
el mejor y más claro testimonio de su intento de vivir
en poesía, expresión de las derivas de la contemplación
estática, rastro del que se hace flujo de conciencia plena
dentro de ella.
101
La estación total, donde el poeta concreta lo divino en sí
en tanto conciencia universal de la belleza que está dentro
y fuera de él al mismo tiempo, integrado y fundido en ella
por su cultivo, amor y contemplación.
102
religiosa y de sistemas muy elaborados de creencias e
ideas, aun cuando puede identificarse con ella, producida
por revelaciones que se hace a sí mismo el ser humano
cuando vida y naturaleza son para él su religión: se trata
de una repentina sensación de comunión espiritual con
la naturaleza, la entrada en una realidad atemporal
provocada por un recuerdo de la infancia en principio tal
vez intranscendente, la fugaz percepción de un olor o un
sabor... modalidades diversas de enfrentamiento inesperado
con una realidad numinosa que procura la vivencia de
un “sentimiento oceánico” ajena al universo religioso y
que nos sitúa fuera de las coordenadas habituales de la
realidad cotidiana. Así lo expresa Juan Ramón Jiménez:
“Me quedo fijo como aunado al resto, sin sensación de
materia ajena ni propia. Como agua en el agua; un todo
que no se cambia. A esta hora mi ser es como una playa
sola en la oscuridad, y el tiempo total de mi vida me
invade como un mar que ha hecho serenidad todos mis
naufragios. Cada recuerdo rompe en mí como una ola,
una onda inmensa, y me llega hasta el último poro de mi
totalidad saturándome de su sustancia condensada”39.
103
Mi Rubén Darío, reordena poemarios incluyendo Animal
de fondo en Dios deseado y deseante, e inicia otros, como
Lírica de una Atlántida o De ríos que se van que se
interrumpen abruptamente a mediados de 1950 debido a
una nueva crisis depresiva del poeta.
104
nubes que Juan Ramón juzga tan hermosas que dice que
se podría poner un negocio para venderlas y exportarlas
y que él mismo no se cansa de mirar, la fusión de las
estaciones del año en una constante estación que es a la
vez otoño, primavera y verano, el urbanismo de San Juan
que le recuerda al de Cádiz o la manera de hablar tan
cercana en sus tonos y exuberancia a la andaluza. Cuando
regrese en 1951 para quedarse definitivamente en la isla,
dirá de Puerto Rico que es un “barco anclado con coral en
el mar, me quedaré ya para siempre… Me parece que soy
feliz vivo y seré feliz muerto”41.
41 Ibídem, pág. 78
105
suponía para la poesía la obra última de Juan Ramón
Jiménez y así trataron de difundirla y darla a conocer si
bien en un ambiente poco propicio, primero por las propias
características del régimen dictatorial que en lo cultural
abogó por una vuelta al siglo de Oro, y donde la literatura
se puso al servicio de la nostalgia de la España católica
e imperial, rehuyendo y censurando vivamente la obra
de autores que, como Juan Ramón, estaban considerados
desafectos y anticlericales42. Por otra parte, en España,
desde los años cincuenta, se irá fraguando una literatura
de oposición al régimen, una poesía realista en clave social
y cívica que hizo suyas, sin más análisis, las tendenciosas
críticas extendidas en los años treinta por algunas revistas
literarias del Juan Ramón refugiado en su torre de marfil,43
106
condenando su obra a ocupar un lugar muy secundario
en el panorama literario español, circunstancia que la
censura editorial venía a corroborar en la medida que
en España solo se publicaba su obra más lírica y menos
connotada políticamente. Valga, como ejemplo, el que su
Guerra en España no se ha publicado íntegramente, sin
censuras, hasta fecha muy reciente, en 2009. La situación
de desconocimiento y desinterés por su obra no cambió con
la llegada de la democracia a España, ni primero con la
reacción culturalista que siguió leyendo mal a Juan Ramón,
ni después cuando la hegemonía de la llamada poesía de la
experiencia volvió a relegar el interés general por la obra del
poeta de Moguer. A pesar de todo, son muy pocos los que
dejan de reconocer que, con poemas como Espacio, Juan
Ramón alcanzó una de las cumbres expresivas de la poesía
española de todos los tiempos, una cumbre que sigue siendo
imprescindible acceder, conocer y contemplar.
107
“PRISA” por la tercera España
Hace ya algunos años que Andrés Trapiello, en Las armas
y las letras. Literatura y Guerra Civil 1936-1939,
señalaba que la guerra civil no fue una guerra entre dos
Españas, sino la imposición de dos Españas minoritarias y
extremas para acabar la una con la otra, y frente a ellas,
rescataba una vieja idea de Salvador de Madariaga, quien
en su libro España, se sacaba de la chistera una pretendida
tercera vía que se habría abierto paso entre el fascismo y el
comunismo, representada por la figura de Francisco Giner
de los Ríos y que reivindicaba una España hecha a imagen
del institucionalismo y el krausismo que Giner abanderó
toda su vida. La idea la recogerá Vicente Cacho Viu,
que publica, en 1962, Las Tres Españas de la España
contemporánea, librito en el que después de criticar el
marxismo y el tradicionalismo reaccionario, concluye que
el krausismo, en tanto ideología heterodoxa de una facción
de la burguesía que trató de aunar el socialismo con el
liberalismo, también concluyó con un rotundo fracaso que
él escenifica en las personas de Giner, Ortega y Azaña.
Trapiello recoge el guante cuarenta años después, pero
por los adjetivos que utiliza, esa Tercera España que en
los casos de Madariaga o Araquistáin (que también había
escrito sobre ella) no dejaba de ser una invención de la
derecha tecnocrática de los sesenta para distanciarse del
nacionalcatolicismo, vendría ahora a estar compuesta por
esa élite intelectual desideologizada, satisfecha, pedante,
vanidosa y entregada a lo que el poder le requiera a cambio
de ejercer desde él la hegemonía cultural.
109
televisivos y tertulianos radiofónicos, pueda justificar sus
servicios mercenarios a las líneas editoriales que imponen
los grandes grupos de comunicación, a los que se pliegan
y para los que trabajan de forma acrítica con jactanciosa
presunción, y el fenomenal engreimiento de quien olvida que
sus opiniones son reclamadas no porque sean suyas sino
porque son las opiniones de la ideología dominante. Una
intelectualidad, en suma, puesta al servicio del mercado
y de esa farsa democrática con que los partidos dinásticos
volvieron en 1977 al sistema canovista de la Restauración.
110
antes de huir de la capital, no dejó en sus editoriales de
elogiar a Miaja como un héroe, y al PCE como único
agente creíble en la defensa de Madrid, soniquete que
repetirá en su libro La defensa de Madrid, un conjunto
de artículos publicados en México casi dos años después
de iniciada la guerra.
111
Basta con leer las editoriales del Ahora, para ver que,
aunque no están firmadas por Chaves Nogales, conservan
su estilo y su particular dicción, y tampoco se alejan del
extremismo habitual en otros medios más pretendidamente
izquierdistas, abogando en muchas de ellas por medidas
extremas contra los facciosos y quienes les apoyen. El 4
de octubre, como recoge Jesús F. Salgado en su magnífico
libro Amor Nuño y la CNT, Chaves escribe un artículo
que bajo el título El honor de defender la revolución con
las armas en la mano, decía: “¿Qué hacemos con los que
huyen?... Fusilarlos. No puede haber otra respuesta. Son
inútiles los aspavientos y los distingos… hay que imponer
una disciplina de hierro”. Siguiendo su argumento habría
que haberlo fusilado a él un mes después, pero Chaves no
se refería a gente como él, sino a los que de verdad tenían
que ir a combatir al enemigo.
112
civilizado, que nos vuelve la espalda, nos releva de las
consideraciones y escrúpulos que hasta aquí detuvieron
nuestro brazo… pues bien, que nadie ose pedirnos cuentas
el día de mañana”.
113
su pasividad, su desafección ciudadana y su gesto sumiso
frente a los poderosos, se llaman a sí mismos la Tercera
España, será porque como Chaves, es la única que sabe
maniobrar según soplen los vientos.
114
El timo de la transición
La transición, lejos de traer la democracia legitimó el
postfranquismo. Cuando nos decían que entrabamos en
la senda de los países democráticos en realidad lo que se
nos estaba diciendo es que lo que hasta entonces había
sido el postfranquismo pasaba a ser la democracia. No
había otra, lo que quiera que hubiera sido la democracia
había desaparecido tras cuarenta años de dictadura y
encuadramiento de la sociedad española en las férreas
estructuras sociólogas del franquismo, las escasas
personas que sobrevivieron al genocidio fascista y que
pudieran haber vivido alguna experiencia democrática
tenían, a la altura de 1976, más de sesenta años, ni
había libertad ni las organizaciones clandestinas de
izquierda sabían lo que era la democracia, dentro de
ellas, se repetían en negativo las mismas estructuras
de poder y jerarquía que se decían combatir. Ni de las
organizaciones ni de las instituciones democráticas de
los años treinta quedaba nada. Por el contrario, quienes
hablaban de democracia, soberanía popular, etc. jamás
habían sido ni pretendían ser demócratas, sus valores
eran los valores franquistas.
115
de las libertades civiles y políticas, a la participación o la
gestión de lo público.
116
cultura de la transición. Por más que busque, son difíciles
de encontrar, entre la narrativa oficial disponible sobre la
transición, las huellas de esa experiencia colectiva que puso
en marcha una juventud radical que rechazaba de plano
la cultura postfranquista transicional. Mientras la historia
sea un relato de poder, la cultura española transicional
se nos seguirá vendiendo como el paso del costumbrismo
ibérico y garrulo de los años setenta (Paco Martínez Soria,
Fernando Esteso), al costumbrismo moderno y amanerado
copiado de las tribus urbanas londineneses de los ochenta
(Alaska, Almodóvar). Todo el que se situó en un discurso
crítico con las pautas políticas y culturales del sistema
transicional ha sido estigmatizado por las narrativas del
consenso bajo el apelativo de underground, denigrado por
no cumplir con unos supuestos valores estéticos y artísticos
dictados por el sistema de las artes y, finalmente, hecho
desaparecer del tiempo histórico al que dio aliento como
un pariente pobre, molesto y poco presentable en el relato
social dominante.
117
ella misma se hallaba asentada y que pretendía con sus
prácticas consolidar y extender.
118
El traje nuevo del emperador:
endogamia, nepotismo, clientelismo,
ídolos y mitos en la trastienda de la
poesía española contemporánea
Introducción
119
escrita como hasta ahora en función de mandarinatos,
redes clientelares muy disciplinadas que tejen auténticas
tramas de control e influencia institucional, políticas
editoriales y operaciones de promoción de determinados
relatos en consonancia con el discurso dominante y, de
paso, silencian o barren toda disidencia, toda oposición.
Sobre esta contradicción fundamental, la desnudez de la
poesía y el exceso de vestuario producido por los que han
querido agostarla a su gusto, se ha construido la historia
de la poesía española contemporánea.
Desvistiendo a su majestad
120
El volumen, aunque apenas tuvo repercusión entre los
escasos lectores de entonces, abrió el camino para esta
operación de liquidación de los fundamentos discursivos
del realismo en poesía. El mismo Castellet lo confesaba
en una entrevista allá por el 2001: “Literariamente el
franquismo se había acabado... se había acabado aquello
de la poesía como arma de combate... se trataba de
hacer un juego con novísimos y nueve. Podían haber
sido ocho o diez o doce, pero nueve sonaba mejor...
Había un cansancio generacional. Empezaban a resultar
los planes de desarrollo de Franco y los nuevos escritores
eran cultos, ricos, altos, guapos, muy leídos y habían
viajado al extranjero con el dinero que sus papás habían
ganado con Franco”.
121
trotskistas, de “agentes de la cocacolonización”; y al libro,
de estar al servicio de los intereses económicos de un
nuevo imperialismo.
122
muchos escritores decidieran abandonarla, porque, según
ellos, los tiempos habían cambiado y las condiciones
del país, ¡en 1970!, eran ya otras, distintas a las de la
postguerra, como afirma Goytisolo; o sencillamente, porque
el mundo exterior se había convertido en una pesadilla,
como subraya Castellet, un ordinario mundo de berzas
frente al que la izquierda divina propugnaba la vuelta al
lenguaje emancipado de toda dependencia respecto a la
realidad y condición fundamental de la autonomía del arte.
Esta postura la defenderán desde Gimferrer a Bousoño,
pasando por Jenaro Talens, Carnero, Azúa o Leopoldo
María Panero, mientras otros, como Vázquez Montalbán,
reflexionan en esos mismos años sobre su reconsideración
como instrumento inútil para el cambio social. En 1981,
Juan Benet va más allá y habla de cómo toda la producción
artística y cultural española, en su empeño de lucha contra
el poder establecido, ha dado lugar a obras muy mediocres,
lastrada de elementos bastardos, sin refinamiento alguno,
e incluye en ellas la novela realista, la poesía social y la
canción protesta.
123
formación, habían viajado, sabían idiomas (francés, inglés)
y estaban imbuidos de referentes culturales ajenos a la
tradición patria que suelen citar en sus lenguas vernáculas
a menudo. También conocían de primera mano, sobre todo
en los casos de Manuel Vázquez Montalbán y Leopoldo
María Panero, el mayo francés y la literatura beat, e
introdujeron por primera vez en la literatura española
nombres de pintores, músicos, cineastas, héroes del cómic
o escritores que jamás había sido citados por los poetas
de las generaciones precedentes: Anglada Camarasa,
Warhol, Tamerlán, Charlie Parker, Bogart, Ava Gardner,
Vivien Leigh, Apollinaire, Oliverio Girondo, Pound, Eliot,
Constantino Cavafis, Saint-John Perse, Wallace Stevens,
los surrealistas franceses o Batman. La aplicación de las
técnicas de collage surrealistas, las referencias a los mitos
del cine de Hollywood, de los tebeos o del jazz y del pop
hicieron que muchos jóvenes decidieran continuar por ese
camino de experimentación y que otros, incluso desde la
aversión por la estética novísima, reconozcan hoy una deuda
de honor con quienes primero se adentraron en esta vía de
la reutilización de materiales aparentemente no poéticos.
124
En efecto, por más que uno busque en la poesía que se
acepta como canon de los años ochenta, nada encontrará
sobre las dictaduras argentinas o chilenas, la caída del
muro, el fin de la URSS, el golpe del 23-F, la oposición
a la OTAN, las huelgas generales contra el PSOE y su
política antiobrera, la conflictividad laboral en el sector
industrial, etcétera. La poesía de esos años perfila un
mundo armónico y estable, con el poeta sacudido, en
todo caso, por los conflictos sentimentales. Es el mundo
de lo privado, expresado en un tiempo feliz, catatónico
y ahistórico, lo que los críticos saludan como la máxima
libertad a la que puede aspirar un poeta. Quedan atrás,
arrumbados, los ideales colectivos de transformación
social que los nuevos poetas consideran, cuando menos,
despreciables, dignos de ser olvidados en pos de esta
nueva etapa centrada en el narcisismo, el sentimentalismo
ensimismado y la mercantilización de la vida social en un
mundo feliz que se proclama como el mejor de los posibles.
125
la que tenga que pararle los pies para evitar que salga de
las cloacas a donde había bajado y desde donde estaba
creciendo con una fuerza y un vigor inusitado gracias al
fanzine. A esta explosión de la creatividad descentrada
y de signo autónomo, responderá entonces el Estado,
por una parte, con la violencia propia de sus aparatos
represivos y, por otra, subvencionando, con una intensidad
antes desconocida, toda aquella manifestación cultural
dispuesta a plegarse a sus exigencias. Así, en los ochenta,
a la par que se liquida esta creatividad de signo autónomo,
radical, independiente y alternativa, se institucionaliza el
fenómeno de la llamada movida como efecto visible del
control estatista que sobre la producción cultural en su
conjunto imprimirán las políticas socialdemócratas.
126
y si tuvo resonancia, era porque encajaba como un
guante dentro del proyecto cultural que el socialismo
quería abanderar como reflejo de su idea de cambio en la
sociedad española.
127
democracia de mercado; de ahí la importancia de que todo
se mantenga como hasta ahora.
128
nadie lo rebatió, tal vez porque nada había que rebatir,
así que lo único que se podía hacer con él era condenarlo
al mutismo cómplice, como si nunca hubiera sido escrito,
como si lo que denunciaba no necesitara enmienda y
reparación si de verdad la crítica literaria tenía aprecio a
su trabajo. Julio Vélez señaló la desnudez del emperador,
y el emperador, como no era el del cuento, sino el
emperador del campo simbólico, lejos de recompensarlo,
lo convirtió en un escritor marginal, hoy tan olvidado que
apenas queda de su memoria el cariño de los que siguen
su estela de rebeldía y disidencia en el CSO que lleva
su nombre en Morón de la Frontera. Julio Vélez pagó su
osadía al denunciar el silencio cómplice de los diferentes
actores implicados en el negocio editorial. Su trabajo, lejos
de concitar adhesiones entusiastas, provocó que todo el
mundillo literario se alejara de él. A partir de entonces
no solo El País, sino el resto de los medios se le volvieron
esquivos, incluso encontrar hoy en día su libro es una
tarea imposible; descatalogado, agotado y puesto fuera de
circulación, permanece instalado en un olvido interesado.
Ninguna editorial ha sentido hasta el momento la tentación
de reeditarlo; ellas sabrán, nosotros sabemos por qué.
129
ajuste a este programa político se llamará cultura, pero
ya solo será propaganda del mismo régimen que la cultura
debe alimentar para seguir siendo cultura. Es el triunfo
de lo aséptico, lo predecible, lo simplón en un ambiente de
feliz europeísmo democrático que lo inunda todo. La expo
del 92, a pesar del disparate y el despilfarro que supuso,
se cerrará entre aplausos. Apenas suscitó disenso y el que
motivó fue convenientemente silenciado, balas de la policía
incluidas. La cultura aprendió a poner el cazo por escribir
y componer al dictado de lo que el poder esperaba de ella,
a servir a su orden, a la cohesión y la estabilidad social,
y a naturalizar el capitalismo y el mercantilismo como
vida cotidiana pero, sobre todo, dejó de hacer preguntas y
de pretender llegar a alguna parte. Quienes se resistieron
fueron deslegitimados, desarticulados, marginados o
criminalizados según el grado de conflictividad que fueran
capaces de exhibir y la incidencia social que fueran capaces
de alcanzar.
130
la confirmación del imaginario de la socialdemocracia y la
libre empresa, basculando entre el malditismo (o el exilio
espiritual, según caracteres poéticos) de baja intensidad,
protagonizado por los poetas de la pequeña burguesía
decadente, y el hedonismo de la cultura del dúplex propio
de los poetas de las clases medias ascendentes. Lo colectivo
fue cediendo paso al círculo de lo próximo conocido, es
decir, al propio campo cultural y profesional, y después
fue confundiendo el imaginario privado del poeta con el de
cualquiera. Abandonada la lógica materialista de la lucha
de clases, estos poetas concluirán que escriben poesía para
personas normales. Pues eso. Había nacido la poesía de
la experiencia.
131
¡incluso en la misma Granada!, y organizar también
salones, congresos, cursos de verano, controlar asociaciones
de críticos, premios, suplementos culturales, antologías y
editoriales terminaron siendo barridas por los poetas de
la experiencia. Así se expresaban en el “Manifiesto de
Granada”, los poetas de la Diferencia, clamando doloridos
su pérdida de influencia y criticando a los poetas de la
experiencia unos comportamientos que a ellos mismos
tampoco les eran ajenos: “Premios amañados, cenáculos
auspiciados por el poder, consignas de dudosos jefes
literarios, patentes de corso para impartir prestigio,
críticos sectarios… Denunciamos especialmente el estado
de arbitrariedad de los poderes públicos en orden a
subvenciones que provocan el tráfico de influencias en
manos de particulares. (…) Los cuales se sirven de los
impuestos de los ciudadanos para imponer sus intereses,
aplastando y condenando al silencio a los que representan
diferentes alternativas” (Bellveser, 2016:150).
132
ostentaban el poder en las instituciones -indistintamente
de que fueran del PP o el PSOE- estaban más cerca del
relato realista, urbano y pequeñoburgués que concitó la
admiración del propio Aznar como declarado lector de
García Montero, pues era, al fin y al cabo, la poesía que
hablaba de ellos, de “las personas normales”, las que cogen
taxis, pasan por los arcos de seguridad de un aeropuerto y
dan pregones en el Corpus.
133
el poeta ya sólo está comprometido con su obra, con el
placer; en suma, con la poesía (lo mismo que antes los
poetas venecianos sólo habían estado comprometidos
con Venecia); y la revolución está en descubrir nuevas
posibilidades expresivas. Si no fuera por la persistencia
del lenguaje realista, podríamos decir que la poesía de
la experiencia prácticamente concluía en las prácticas
que había denunciado entre los novísimos o los poetas de
la diferencia: idealismo y narcicismo se daban la mano
también en ellos para producir un relato conservador,
cuando no sencillamente reaccionario, reflejo de una clase
media aburguesada, que mira con resignada aceptación y
conformidad acrítica un mundo que, aunque no les gusta,
es, en definitiva, el único que les asegura su estatus.
134
Los alumnos, becarios, discípulos y familiares poéticos
de los poetas de la experiencia, que directamente ya
nacieron bajo los efectos del éter de la socialdemocracia y
no tenían que justificar juveniles veleidades marxistonas,
asumieron de sus próceres con total naturalidad que el
compromiso es más bien cosa del ciudadano y no del
poeta, aunque no explican cómo se puede ser poeta sin
ser ciudadano. También considerarán que hay otros
cauces más apropiados que la poesía para expresar las
convicciones personales o los conflictos sociales. Así, lo
que nació como programa revolucionario se afirma hoy
desde los suplementos de papel cuché como forma íntima
de rebeldía interior. Estamos ante la sedición de los
ensimismados, los que entienden que nada les atañe, apela,
reclama y pide su posicionamiento a menos que desde las
instancias políticas y/o mediáticas a las que sirven así se
les indique.
135
entorno y de las relaciones entre uno y otro como efecto de
un individualismo grosero y amnésico.
136
las redes sociales de los primeros adolescentes nativos
digitales, que la consumen de forma masiva para
sorpresa de las élites intelectuales que pensaban que
el cortijo de lo poético era suyo y creían que vender
muchos libros era agotar una edición de trescientos
ejemplares. Y lo mejor de todo es que si, por un lado,
han dinamitado las degradantes relaciones discípulo/
maestro necesarias para que se les hiciera un hueco
a los jóvenes en cualquier parnasillo universitario o
de provincias, por otro, han hecho saltar por los aires
las relaciones simbióticas que se daban entre autores,
editores, críticos, libreros y consumidores como forma
de asegurarse su supervivencia. El poeta más famoso
de España ya no es el que vende tres mil ejemplares
de un libro, sino un joven cantautor desconocido o una
adolescente estudiante de bachillerato, que venden
sesenta mil libros sin pasar por ninguna piedra ni tener
que haberse tragado unos cuantos sapos.
137
editoriales los que andan a la caza de estos fenómenos
de masas, rastreando sus perfiles, sus seguidores y
ofreciéndoles producirles lo que quieran: discos, libros
de poesía o botijos, que al capital tanto le da.
138
reivindicativo movimiento estudiantil, proyectando sobre él
una sociabilidad de corte autista, individualista, ególatra,
cuyo único objetivo es reconfigurar personalidades
reforzando su alienación en la soledad de sus habitaciones,
reconstruyendo incesantemente su personalidad en
las redes sociales, aislados, empachados de desamor y
literatura artúrica.
44 http://lab.rtve.es/webdocs/memoria-futuro/poetas/luis-garcia-
montero
139
Reflexiones sobre el fondo de armario
140
superarlas. No podían decir no a un mundo insoportable
(Rodríguez, 1999:244), porque su inconsciente ideológico
hacía el mundo perfectamente soportable, un mundo que,
lejos de cuestionar el yo, lo producía como reflejo de lo
existente.
141
tufo posmoderno fruto de la mezcla de materiales diversos
en la idea de conectar lo que está separado en “la noche
del entendimiento donde todos los gatos son pardos”
(Hegel, 2008).
142
(individualista, ensimismado, endogámico, capitalista).
Por todo ello, esta poesía, como diría Althusser (2001),
lejos de cambiar el mundo, lo apuntala y reproduce, lo
naturaliza en todo su espanto, unas veces conscientemente
y otras no tanto. Autopresentándose sin más como una
práctica expresiva de la cotidianidad, su función es la del
reconocimiento ideológico: el sujeto creador y el sujeto
consumidor de arte o literatura se reconocen en la imagen
especular de una subjetividad, la burguesa, supuestamente
autónoma y libre (Rodríguez, 2011:7-36).
143
alrededor lo dijeron por él; y desde luego, los poetas de la
experiencia no es que dijeran que sí, es que se dedicaron
activamente a profundizar en esas relaciones sociales
y económicas que no por así instauradas eran menos
dañinas, sino más tóxicas.
144
de los premios importantes, los que están bien dotados
y conceden prestigio, aunque, paradójicamente, esconden
corrupción, prevaricación, cohecho, malversación, tráfico
de influencias y casi todas las figuras del derecho penal
y administrativo relacionadas con las viejas prácticas,
tan españolas, del amiguismo y el clientelismo que, de la
mano de los poetas de la experiencia, se extendieron por
otros ámbitos culturales y profesionales constituyendo la
sólida red de relaciones sociales clientelares que explican,
mejor que sus poemas, el que al día de hoy siga siendo
una corriente hegemónica. Poetas de fama y editores
conspicuos, que están en la mente de todos sin necesidad
de dar nombres, si en vez de a la poesía se hubieran
dedicado al ladrillo, hoy serían multimillonarios (Viñó,
2006). Baste recordar solo la punta del iceberg que fue
el escándalo del premio de poesía Ciudad de Burgos o
las desvergonzadas listas de agraciados y jurados en
premios como el Nacional, el Loewe, el Melilla, el Premio
Alhambra de Poesía Americana, Premios de Poesía del
Tren, Premio Casa de América o tantos y tantos otros…
145
los que tanto debo y tanto quiero, de agradecidos por
tanta letra e historia entretenida. Es raro que alguien
proteste y más raro es que la queja pase de la palabra y
el fraude llegue a juzgado alguno... (...) La familia real,
Urdangarín mediante, y las autoridades competentes
–soberanistas centrífugos o federalistas centrípetos–
homologan con su presencia la farfolla de los actos de
entrega. El periodismo cultural (¿pero es posible tal
oxímoron?) vende las sospechas para luego bendecir las
panoplias con gusto y vocación concelebrante. Los jefes
de redacción disponen alfombras rojas para entrevistas
y despieces. Los premiados y premiadas son bienvenidos
a todo festejo literario y sus bolos sufren un incremento
exponencial en número y emolumentos. Probada su
buena disposición, pasarán a formar parte de jurados y
novelerías. La fama les facilitará ocupar tribunas desde
las que desgarrarse la ropas y condenar la corrupción
nuestra de cada día” (Bértolo, 2017).
Sembrando la semilla
146
de escuelas, su apuesta siempre estuvo por aglutinar
compañeros de viaje: gente real, tangible, movilizable,
solidaria... Los jalones hasta llegar aquí han sido de lo
más variado. Vamos a exponer algunos de ellos, al menos
los que mejor nos parece que la explican.
147
Huelva, y pone en marcha allí ese empeño crítico, radical
y aglutinador a través de la Asociación Cultural 1900, a
la que pronto se suma la Asociación Cultural Crecida,
con Eladio Orta Resistencia por estética (1999) o Edad
de Hierro (1997) de quien esto escribe, y otras pequeñas
asociaciones culturales que marcarán la escena alternativa
onubense hasta la actualidad.
148
En 1994, Uberto Stabile le da un carácter internacional
a este movimiento de agitación cultural y nacen los Edita:
Encuentros Internacionales de Editores Independientes
y Alternativos, una plataforma para la vinculación y
el entramado de proyectos alternativos que ya va por
su XXXVIIª edición y que congrega, cada año, a más
de doscientos editores alternativos, desde fanzinerosos
del folio doblado y la grapa a editores independientes
venidos de los cinco continentes. Edita se convierte así
en una cita ineludible para los defensores de una cultura
y una literatura autogestionada, horizontal, vinculativa
y crítica, que busca sus propios canales de expresión y
difusión al margen del sistema. Allí siguen convergiendo
multitud de colectivos madrileños, valencianos, vascos,
catalanes, extremeños, canarios, mexicanos, argentinos,
colombianos, portugueses, brasileños, etcétera que en la
exposición de sus prácticas han conseguido entramar una
consistente red de producción, difusión y consolidación
de la escena cultural alternativa internacional. Tomando
como base el laboratorio experimental de Edita, será Isla
Correyero quien descubra para el gran público parte de
estos discursos invisibilizados y contrahegemónicos con el
volumen antológico Feroces (1998) a pesar, de que, como
ya dijimos más arriba, esto solo sea posible descifrarlo
espigando en el totum revolutum que fue dicho volumen.
149
de un año y que ha dado después paso a un sinfín de
talleres de escritura, recitales, libros, etcétera, que aún
hoy continúan. En dicho colectivo encontramos, entre
otros, a David Eloy Rodríguez (Miedo a ser escarcha).
En Madrid, David Méndez y Álvaro Moreno Marquina
comienzan a publicar el MLRS (Manual de Lecturas
Rápidas para la Supervivencia), hoy transformado en una
página web imprescindible para quienes quieran acceder
a estas poéticas radicales, junto con la web ya extinta
pero aún visitable de Lunas Rojas. Poco después, se
inician las actividades del Grupo Surrealista de Madrid
y el colectivo de Trabajadores Culturales La Felguera,
el Grupo Arbeit o la Congregación Telepoiética, de
todos ellos hay abundantes materiales en internet con los
que hacerse una idea de lo que han venido a significar
para el desarrollo de una cultura de signo autónomo y
anticapitalista.
150
Lizano. En Logroño, el colectivo Cuatro de Agosto inicia
un conjunto de publicaciones artesanales entre las que
destaca El amor, la ira de Enrique Falcón. En Zaragoza,
Nacho Escuín, desde la editorial Eclipsados da a la
imprenta libros de la talla de Insomnio en Ramala de
Ángel Petisme. En Asturias, desde el Ateneo Obrero de
Gijón, David González edita, entre otros, Canciones de
la gran deriva de Vicente Muñoz Álvarez o El grito
del oasis de Antonio Martínez Ferrer. Mientras, en
Canarias, Ernesto Suárez, desde Ediciones Idea, da a
luz libros como Amonal y otros poemas de Enrique
Falcón y el colectivo editorial Baile del Sol comienza su
andadura con el objetivo de dar a conocer el conjunto de
las escrituras críticas que se estaban desplegando desde
mediados de los años noventa, ellos editarán El amor ya
no es contemporáneo de David González o Habitación
desnuda de Uberto Stabile, entre otros títulos de poetas
fundamentales como Jorge Riechmann, Daniel Macías,
Ana Pérez Cañamares, Inma Luna, Vicent Camps,
etcétera.
151
Itinerante organiza, superando el boicot institucional y
policial, la Contracumbre Poética a la Cumbre de Jefes
de Estado, con una participación de más de treinta poetas
críticos. En Baracaldo, los talleres de escritura colectiva
de La Galleta del Norte (Josu Montero, entre otros),
cumplen veinte años entramados con el tejido asociativo
de los barrios. Poco después lo hará el programa de radio
La poesía es un arma cargada de futuro, dirigido por el
poeta José Montoro en la radio libertaria Radio Klara. Se
crea la Plataforma de Escritores contra la Guerra. Ángel
Petisme se traslada a Bagdad junto con la Plataforma
de Mujeres Artistas, en una acción solidaria para parar
la guerra; de esta experiencia surge el libro El cielo de
Bagdad.
152
Cortés, Alacena, Antonio Crespo Massieu, Elegía en Port
Bou, Rafael Calero Palma, Versos de alambre de espino,
Mada Alderete Vincent, La casa de la llave, Begoña Abad,
Begoña en ciernes / La medida de mi madre, Bernardo
Santos, Global y roto / Con el paso cambiado, David
Eloy Rodríguez, Miedo a ser escarcha / Desordenes, José
María García Linares, Muros, Jorge Maíz Chacón, Hirsutos
y maleantes, Miguel Ángel García Argüez, Danza caníbal,
Antonio Méndez Rubio, Por más señas, José María Gómez
Valero, Travesía encendida, David Franco Monthiel,
Las cenizas de Salvochea / Libro de las servidumbres,
Enrique Falcón, Porción del enemigo, Inma Luna, No
estoy limpia, Juako Escaso, Mañana sin amo, Enrique
Falcón, Amonal, Isabel Pérez Montalbán, Un cadáver
lleno de mundo, Jorge Riechmann, Conversaciones entre
alquimistas, Daniel Bellón, Lengua de signos, Ángel
Petisme, Insomnio de Ramalah, Eugenio Castro, Mal de
confín, Juan Carlos Mestre, La bicicleta del panadero,
Ángel Calle, Los vínculos / Utopistas y desutópatas,
Patricia Olascoaga, Vayamos al grano, Antonio Rigo, Días
de radio y niebla, David Pielfort, La isla de Camarón,
Eva Vaz, Metástasis, Ángel Guinda, Rigor Vitae, Matías
Escalera Cordero, Grito y Realidad, María Ángeles Maeso,
Basura Mundi, Ana Pérez Cañamares, Economía de
guerra, Paco Gómez Nadal, Terca Resistencia, Daniel
Macías, Neuroguerilla / Como nieve en Sevilla o sobre
la depresión del diez / Niño Edén/ Guadalquivirmente
o los mil yogas del flipar, o Esperar Sentado de quien
firma este trabajo; los ensayos Los días en Rojo del Grupo
Surrealista de Madrid, Resistencia de materiales, de
Jorge Riechmann, Las prácticas literarias del conflicto
(registro de incidencias: 1991-2010) de Enrique Falcón,
Poesía de la conciencia crítica (1987-2011) de Alberto
García-Teresa y La voz común: una poética para reocupar
la vida, de quien rubrica este trabajo, además de las
153
antologías colectivistas Prosas Presas, un libro colectivo
escrito por las mujeres encarceladas en la prisión de Can
Brians, 11-M: Poemas contra el olvido, Poemas para
cruzar el desierto o la esencial Disidentes (antología de
poetas críticos españoles (1990-2014) de Alberto García-
Teresa, y nuevas editoriales como Calumnia, La Oveja
Roja, Ruleta Rusa, Lupercalia, El Desvelo, Enclave Libros,
Babilonia, Amargord o Piedra, Papel, Tijera, amplían el
catálogo de textos críticos.
154
esté hecho de palabras y, lo que es peor, que esté hecho
con palabras de las que no somos dueños, pues nos han
sido arrebatadas, prostituidas y vaciadas de significado.
De ahí que todos estos textos, todo este esfuerzo editorial
e intelectual tenga un mismo objetivo, recomponer el
sentido de lo nombrado fuera del orden instituido, que la
lengua dé testimonio del poder que hay en nosotros para
superar el aislamiento, la egolatría, el ruido, la mentira, en
suma, la deshumanización planeada por el neoliberalismo.
155
o transformarse en un objeto de consumo, ha pretendido
problematizar la vida, criticar, combatir y hasta intentar
desmontar el orden existente, superar toda dualidad entre
lo público y lo privado, dar rienda suelta a las estrategias
materialistas y a las fantasías más visionarias, a lo
espiritual y a lo material, a la línea clara y la poesía
oscura, el objetivismo documental y la deriva libertaria,
el torrencialismo irracional y el vitalismo distanciado,
el vanguardismo y el realismo. Porque todo ello no son
sino facetas de la misma rebeldía cuando se asume lo
fundamental, el que nos hemos transformado en tanto
poetas en un depósito de bienes de uso, de saberes, de
herramientas y materiales constructivos, de moralidad
que extiende, en suma, unas prácticas libertarias que
siguen siendo el cemento con el que nos constituimos
como un grupo de afinidad, como colectivo, como
comunidad humana, para poner en común habilidades
sociales y problemas colectivos que nos atañen como
ciudadanos y como trabajadores culturales, contactarnos
y movilizarnos para una acción que, desde la palabra,
pretende interrumpir el discurso de la ideología
dominante sí, pero, sobre todo, que desde sus prácticas
pretende educarnos para la libertad, para transformarnos
en libertarios. Porque nuestras propuestas no pretenden
tomar el poder, sino mostrar las posibilidades de vivir de
forma diferente, creando espacios de cooperación, ayuda
mutua, trabajo y resistencia comunitaria, colectivos
que nos permitan gozar no de una nueva poesía de la
experiencia sino de la experiencia de la poesía, que no es
más que la experiencia de participar intensamente en un
proyecto vital que no por ser colectivo es menos personal,
menos físico o menos espiritual, un proyecto que nos
expone a todos y a cada uno ante las grandes preguntas
que hay que resolver de manera urgente ante el colapso
civilizatorio que se avecina, a la necesidad de estar
156
juntos, de compartirnos, de regalarnos, de cuidarnos, de
vivir mejor con menos, más frugalmente, en paz con la
naturaleza y con los seres sintientes, estableciendo una
economía autosuficiente, de escala humana y dimensiones
locales, que haya puesto fin al trabajo alienado y a la
mercantilización de la existencia, regida en lo político
por la asamblea, la democracia directa, la igualdad de
género, el desarrollo de la atención y los cuidados.
157
Bibliografía
158
HEGEL, G. W. (2008). Fenomenología del espíritu. FCE. Madrid.
159
III
161
Las puertas del paraíso
Antes de que el empirismo inglés hiciera su aparición, las
tierras de Utopía se llamaban Paraíso y algunos textos
altomedievales lo situaban en medio del Océano Atlántico,
a unos dieciséis días navegando hacia poniente desde la
costa portuguesa. En su diario de navegación, Cristóbal
Colón identificará las islas de El Caribe con dicho lugar y
serán muchos los aventureros, antes y después de él, que
tomando como referencia el famoso libro de La leyenda
de san Amaro intentarán llegar a esa isla donde se alza
una montaña rematada por una fortaleza con una puerta
de oro, ornamentada de piedras preciosas, que guarda la
entrada al paraíso. A san Amaro, gracias a su devoción
y después de muchos años de búsqueda infructuosa,
penitencias, ayuno y oración, le será dado contemplar desde
la puerta, pero no más allá, el Paraíso, donde un viento
repleto del olor de muchísimas flores inunda un hermoso
valle surcado por cuatro ríos, allí se alza el árbol de la
sabiduría, la fuente de la eterna juventud, la vegetación es
sobrenatural, con ricos palacios donde suena una música sin
par y complejas arquitecturas hechas de piedras preciosas,
oro y cristal. Si la subida al Paraíso le había llevado a San
Amaro mucho tiempo, la vuelta de él apenas le lleva un
día, sin embargo, según las versiones, cuando san Amaro
regresa, lo que había sido un día se han tornado, según las
versiones, mil años, trescientos años o doscientos sesenta y
seis años, en definitiva tiempo suficiente para que todo haya
cambiado mientras san Amaro no ha envejecido, hermosa
metáfora que subraya la idea de que no se puede asistir a
semejante visión sin que se produzca un cambio personal,
una transformación radical en el que mira o de lo mirado.
163
la Atlántida, el irlandés de Tir na nog o el galés de Avalón,
si de islas habláramos, y hasta al primer gran relato de la
humanidad, La epopeya de Gilgamesh, si de viajes al otro
mundo se trata. En todo caso, La leyenda de san Amaro
es deudora directa de los Immrama irlandeses, relatos
que describen el viaje de un héroe al inframundo a través
de periplo jalonado de multitud de islas fabulosas, y que
conservan cierto sabor de la Odisea, aunque adaptados a
la mitología celta. Así, La historia de Oisín, El viaje de
Mael Dúin, El viaje de Uí Chorra, El viaje de Snegdus y
Mac Riagla o El Viaje de Bran, luego cristianizado como
Navigatio Sancti Brandani o El viaje de san Brandán,
serían los antecedentes inmediatos de La leyenda de san
Amaro y otros libros como Leggende spirituali, Visio
sancti Pauli, El san Macario, La leyenda de san Ero
de Armenteira y El purgatorio de san Patricio o Visión
de Tungalo. Todos ellos, con ligeras variantes, cuentan
historias muy parecidas que tampoco son extrañas a otras
lejanas culturas, como la leyenda japonesa del pescador
Urashima.
164
“pensava san Amaro que todo el mundo ardía, tantas eran
las candelas que allí parescían e estaban”. Tampoco a los
monjes se les deja ir más allá de la puerta, porque “ab
isto loco ultra ad paradisi loco non potes tire homo carne
vestitus”. Pero incluso allí mismo experimentan también
algo muy común a todos los que hasta las puertas del
Paraíso se han aventurado, allí no había “cuyta, ni frío, ni
fambre, ni sed, ni pesar, ni enojo… Allí nunca hera noche…
todo se le tornó placer e alegría”.
165
Extraterrestres
Relata Guamán Poma de Ayala en El primer nueva
crónica y buen gobierno que cuando los españoles
llegaron al Perú fueron agasajados por los incas con
regalos de todo tipo, incluidas mujeres; pero no solo se las
regalaban a los españoles, también a sus caballos, porque
decían que también eran personas los dichos caballos. El
primer contacto de los indios con estos seres extraños no
pudo ser más pavoroso, estaban espantados ante unas
criaturas que no dormían por la noche y permanecían de
pie, comían plata y oro, vestían de plata, hablaban con sus
papeles, tenían penes larguísimos pero no tenían mujeres,
no tenían jefe y todos parecían hermanos en el traje, en el
comer y en el hablar todos con todos.
167
Luces y sombras de Cuba
Leyendo En Cuba, de Ernesto Cardenal, uno se puede
hacer una idea bastante aproximada del devenir del Estado
cubano once años después de la revolución, al menos en
sus aspectos más espinosos, aquellos que más controversia
y crítica levantaron en el mundo capitalista. Así, por
ejemplo, ocurre con la creación de campos de concentración
y trabajos forzados al comienzo de la misma, lugares a
donde fueron a parar desde contrarrevolucionarios hasta
disidentes políticos, pasando por religiosos, hippies y
homosexuales. Hasta 1968 no fueron clausurados por Fidel,
aunque eso no significó que las personas así tipificadas lo
tuvieran fácil para integrarse a la sociedad cubana. En
efecto, ser homosexual, disidente, escuchar jazz o llevar
el pelo largo, pantalones ceñidos y camisas llamativas, se
convirtió en un estigma al que era difícil sustraerse.
169
mismas escasas posibilidades de consumir lo mismo, todos
se vigilan y controlan con la sospecha siempre en vilo de
que hay gente, normalmente allegados al poder, que viven
mejor, comen mejor y se aprovechan de la revolución para
obtener privilegios. En la otra cara de la moneda, a los
jóvenes cubanos que no habían conocido otra cosa que
la revolución les parecía increíble que pudiera haber en
el mundo personas que se murieran de hambre o que no
tuvieran un techo donde pasar la noche.
170
la libertad de culto, sí es cierto que en ella se refugiaron los
contrarrevolucionarios y que el mismo Estado intensificó
sus campañas contra ella como albergue de la reacción,
con lo cual muchos católicos dejaron de practicar la
religión por no ser confundidos con aquellos, a lo que la
misma Iglesia, lejos de enfrentar la nueva realidad del
país, respondió cerrándose sobre sí misma, hasta que la
epidemia revolucionaria pasara.
171
que haya que corregir será ninguneado, no encontrará lugar
donde publicar sus críticas, será tachado de conflictivo,
puede perder su trabajo o no encontrarlo y tendrá problemas
con las autoridades; pero si esa misma critica la hace Fidel
inmediatamente todos los dirigentes repetirán como un eco
lo dicho por el comandante. Cuando la invasión soviética de
Checoslovaquia toda Cuba estaba en contra, pero Fidel dio
un discurso defendiendo la invasión y automáticamente la
invasión fue buena para todos.
172
qué es el sacrificio, siguen pidiendo al pueblo cubano que
se sacrifique cada día.
173
Cleptocracia
Una democracia, para llamarse tal cosa, debería asegurar
la dignidad de cualquier persona; es decir, debería
garantizar su acceso al conocimiento, a la independencia
económica y, en suma, a los goces intelectuales, sociales
y domésticos que parece llevar aparejados dicho régimen
político. Lejos de ello, el capitalismo organiza las diferencias
de acuerdo con algo que asumimos tan natural como
el desigual acceso a la riqueza y el Estado democrático
justifica su papel como garante de la desigualdad social
comportándose como las damas ricas de la alta sociedad
en el siglo XIX, es decir, amonestando a los pobres por
serlo y repartiendo beneficencia de forma controlada, no
para acabar con ella sino para justificar su propio papel
acaparador de riquezas. Su cruzada contra la desigualdad
lo único que hace es legitimar los sistemas de acumulación
de la riqueza por parte de una minoría frente a una
mayoría de personas destinadas exclusivamente al trabajo
sin recompensa ni esperanza o, peor aún, a la carencia de
él, es decir, a la miseria y la desdicha, la enfermedad y la
muerte. ¿Cómo criticar que en estas circunstancias los de
abajo se entreguen a casi cualquier cosa que mitigue su
presente sin horizontes o que les prometa algo de alivio
a sus sufrimientos al costo de que estas conductas y
adicciones solo hagan aumentar su miseria, su desdicha y
su degradación en el futuro?
175
subalimentado, nervioso, aburrido y deprimido todo a
un tiempo, no se tienen ganas de comer la sosa comida
alimenticia, se quiere algo sabroso: patatas fritas, helados,
chocolate o bollería industrial que, aunque no alimenten
casi nada, al menos son apetitosas para quienes apenas
tienen otra forma de endulzar sus vidas. Que los adultos
empobrecidos recurran al tabaco, al alcohol y al café como
base de sus dietas mientras que atiborran a sus hijos con
grasas saturadas y otros alimentos fuertemente adictivos
se explica por la necesidad de colmar una parte de las
crecientes necesidades de placer a que induce la sociedad
de consumo. Tabaquismo, alcoholismo y pobreza suelen ir
de la mano porque aplacan el hambre y dan satisfacciones
momentáneas. El sobrepeso se consolida en nuestros días
como uno de los mejores indicadores de la pobreza infantil.
176
rellena la angustia social consecuente de un sentimiento
sin textura ni compromisos, irracional y acrítico.
177
Wilheim Reich analizó este paradójico comportamiento
en Psicología de masas del fascismo, para concluir que
la ideología no solo refleja la sociedad sino que, sobre
todo, la ancla a una situación material y psíquica. En una
sociedad de clases, la clase dominante vivirá esta situación
sin contradicción, pero entre la clase dominada debería
ser imposible hacerlo. Lo lógico sería vivir esta situación
como sometimiento, sin embargo, los dominados no solo
la reproducen sino que, y esto es mucho más gravoso, se
convierten en sus valedores más numerosos. Por increíble
que parezca, la ideología capitalista es capaz de disociar
la situación económica de los dominados de su conciencia
política, porque si no fuera así haría mucho tiempo que la
revolución se habría realizado, por eso se permite el lujo
de presentarse como democrática y permite a los de abajo
participar en el juego. Ya lo dijo Hitler, en Mein Kampf,
“la voz del pueblo jamás ha sido otra cosa que aquello que
se ha vertido desde arriba sobre la opinión pública.”
178
televisión que cualquier trabajador se compra en cuanto tiene
ocasión, la misma familia que aspira a formar, son logros
de la ideología burguesa que millares de mítines, marchas,
pasquines y grandes palabras no podrán contrarrestar,
porque el capitalismo se ha hecho vida cotidiana y penetra
por todos los resquicios de la existencia con una intensidad
tal que hace de la explotación una necesidad vital y del
envilecimiento intelectual un mal menor del que incluso se
puede alardear sin escrúpulos.
179
Donde viven los pobres
¿Dónde viven los pobres?, muchas veces me hago esta
pregunta, por si fuera posible que entre medias los pobres
mudaran de lugar, pero de momento creo que no, que
siguen viviendo en el mismo sitio, allí donde fueran
arrojados hace ahora… ¿cincuenta, setenta años?, un
espacio que no ha hecho sino crecer, porque para eso es
un espacio vacío que el poder rellena de forma incesante
con signos y mensajes que no solo sirven a los de abajo
para orientarse hacia la mercancía y el espectáculo, sino
también para interiorizar las reglas y los valores por
los que se conducirán, los sueños que podrán soñar y
la identidad a la que podrán aspirar en función de su
capacidad para consumir.
181
apuntalándolo como fervientes creyentes en la bondad y
reformabilidad del estado de cosas por la vía democrática,
este, al menos, es el nuevo sueño de la ideología
ciudadanista, hecho a partes iguales de egoísmo, jerarquía,
sueños de bienestar, aversión a lo comunitario y obsesión
por la seguridad.
182
sí, allí donde también viven los pobres, allí donde aún es
más fácil negar lo que nos espera, allí donde por negarlo
podemos seguir sintiéndonos inocentes.
183
Organizar el postcapitalismo
La sociedad del trabajo se acaba, por más que prometan
los políticos el horizonte del pleno empleo hace tiempo que
entró a formar parte de la ciencia ficción. El desarrollo
tecnológico sigue expulsando trabajadores, haciéndolos
superfluos, prescindibles, y cada vez habrá más gente que
no encuentre donde ser explotada. El capitalismo ya no
teme a los trabajadores, el fantasma que recorre el mundo
no es el del comunismo sino el del consumismo, y los
capitalistas solo han de temer la revuelta de los que son
expulsados del paraíso del consumo, de los excluidos, del
excedente humano con el que no sabe qué hacer y con el
que no sabe qué hacer para extraerle beneficios. El trabajo
ya no está en el centro de nada, las huelgas terminan con
los huelguistas volviendo al centro comercial.
185
La sociedad del trabajo se acaba, y necesitamos, de
forma individual y colectiva, despierta, atenta, organizada,
reunir a los que ya lo saben, juntarlos con los que ya
lo sufren, e intentar entre todos generar esos espacios de
sociabilidad al margen del capitalismo que si bien tendrán
una dimensión productiva, en la medida que deberemos
cubrir las necesidades básicas, tendrán así mismo que
producir, sobre todo, una dimensión deseante, afectiva,
cohesiva, que supla con creces el fetichismo de la mercancía
y satisfaga, desde la autoproducción, la reciprocidad, el
bien común y la autocontención, la nueva vida rica en
tiempo, en sentido y en amor. Y no estamos hablando
de volver a las bandas de cazadores recolectores, sino de
coordinar espacios y territorios cooperativos autónomos
donde establecer una economía del compartir, de la
solidaridad interterritorial, del acuerdo y el compromiso
productivo entre productores y consumidores, recuperando
saberes tradicionales agrarios, ganaderos y artesanales,
implementados con las técnicas y las infraestructuras que
sobrevivan al colapso energético, potenciando el reciclaje
y el cierre de ciclos.
186
IV
El 25 de diciembre
El 6 de enero
El 25 de marzo
El 6 de abril
El 10 de abril
El 29 de mayo
El 29 de septiembre
189
Un cuento de miedo
Erase una vez que dentro de una televisión de plasma
muy grande vivían la soberanía popular, los derechos
humanos y la democracia. Apenas tenían qué comer, pero
los informativos neutrales decían que ya había pasado lo
peor y que se estaba creando empleo así que, todos vivían
felices porque por algo aquel era un medio espectacular.
191
amargas lágrimas, dijo a la democracia: - ¡Ahora sí que
estamos perdidas! - No llores, -la consolaron los derechos
humanos-, y no os aflijáis, que yo me las arreglaré
para salir del paso. Y cuando la CEOE y las grandes
corporaciones estuvieron dormidas, levantose, cogió la
constitución y salió del parlamento por la puerta trasera.
193
luna, se dispusieron a regresar; pero no encontraron ni
uno solo; se los habían comido los políticos. Anduvieron
toda la noche y todo el día siguiente, desde la madrugada
hasta el atardecer, sufrían además de hambre, pues no
habían comido más que unas pocas papeletas electorales,
recogidas del suelo. Y como se sentían tan cansados que
las piernas se negaban ya a sostenerlos, echáronse y se
quedaron dormidos.
194
la mano, los introdujo en su sistema económico. Después
los llevó a unas camitas con ropas blancas, y se acostaron
en ellas, creyéndose en el cielo.
195
felices, porque como dice el proverbio: Dios ayuda a los
malos, cuando son más que los buenos. Y colorín colorado,
este cuento se ha acabado.
196
La miga
Platero, yo fui uno de los últimos niños de Moguer que
fue a “La Miga”. La Miga que yo conocí no estaba, como
la de Juan Ramón, en la Plaza de las Monjas, dentro del
convento de Santa Clara, aunque, casi cien años después
muy pocas cosas habían cambiado en la escuela que, desde
el jardín de infancia, era el primer contacto de los niños
con castigos, maltrato, palizas, gamberradas y crueldades
de todo jaez que se ejercían como disciplina por el maestro
y se repetían, naturalizadas como comportamiento
habitual, entre los alumnos. Qué suerte tuviste cuando
Juan Ramón, sabiendo todo esto, te libró de las burlas,
los ultrajes y los excesos de esos animales que se dicen
racionales.
197
poyetonas que hacían las veces de maestras en la plaza
de la Iglesia. A una la recuerdo envuelta en un halo de
bondad, siempre solícita a prestarme atención y auxilio.
Era delgada y bien parecida. La otra, gorda y hombruna,
daba clase a los mayores. A ésta la recuerdo huraña,
gritona y antipática, era mejor mantenerte a distancia
si querías conservar intactas las patillas, las manos o
las orejas. Fíjate, qué ingrata es la memoria, por más
esfuerzos que hago sólo recuerdo el nombre de ésta a quien
todos teníamos verdadero pavor mientras que la otra, en
nombre y figura, se ha diluido en el azúcar del tiempo.
Ambas vestían hábito de la Virgen de Montemayor, un
traje blanco con un cordón rojo que solían vestir hombres
y mujeres como promesa. ¿Qué les habrían pedido ellas a
la Virgen, un novio?
198
libros, pizarra… también recuerdo que un día salí a la
pizarra… ¿pero, para qué? La memoria lo confunde todo y
mi mirada se pierde por el corral que estaba al fondo, lleno
de matas verdes y amarillas, buscando, como entonces,
la libertad que también habían robado a los adultos en
la calle.
199
200
Manifiesto de la República
Animalista Anarcopoética
Preámbulo
201
todos los animales disfruten de los mismos derechos
a la existencia y donde gozarán del respeto de los
humanos, los cuidados, la alimentación reparadora y
el reposo feliz.
203
Índice
Intro 7
I 15
Palabras y cosas 17
Trabajo infinito 39
II 75
Juan Ramón Jiménez, el tiempo y el espacio del exilio 77
“PRISA” por la tercera España 109
El timo de la transición 115
El traje nuevo del emperador: endogamia, nepotismo,
clientelismo, ídolos y mitos en la trastienda
de la poesía española contemporánea 119
III 161
Las puertas del paraíso 163
Extraterrestres 167
Luces y sombras de Cuba 169
Cleptocracia 175
Donde viven los pobres 181
Organizar el postcapitalismo 185
IV 187
Hundir la flota 189
Un cuento de miedo 191
La miga 197
Manifiesto de la República Animalista Anarcopoética 201
205
La clase que dispone de los medios de producción material
dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la
producción intelectual, de suerte que los pensamientos de
aquellos a quienes se les niega los medios de producción
intelectual están sometidos a esta clase. Las ideas dominantes
no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones
materiales dominantes, las mismas relaciones materiales
dominantes concebidas como ideas
(...). Los individuos que forman
la clase dominante (...) regulan
la producción y distribución
de las ideas de su tiempo; y
que sus ideas sean; por ello
mismo, las ideas dominantes
de la época.
K. Marx, F. Engels.
La ideología alemana
1984,
no se puede pastorear a las masas
sin la guerra permanente contra el enemigo fabricado,
el año qe nunca acaba,
1984
Daniel Macías.
Guadalquivirmente (los mil yogas del flipar)