El Nuevo Derecho Administrativo

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OBJETIVO

El objetivo del presente ensayo es tener una nueva y mejor perspectiva


sobre el derecho administrativo desde el punto de vista teórico y conforme
la realidad de nuestro país. El derecho administrativo surge de la necesidad
de regular las actividades del Estado y su relación con la administración
pública y los gobernados. Por décadas la administración ha mantenido un
modelo vertical de gestión, donde existe una delimitación específica por
área, donde la comunicación debe ser por escrito y la tramitación
administrativa debe ser rigurosa. Para las necesidades actuales, es
necesario que los ciudadanos participen activamente en las decisiones que
tomaran en pro de la sociedad, en conjunto con los organismos
gubernamentales y la iniciativa privada.

DESARROLLO

Durante los años de 1980 a 1990, se estableció una distinción entre


gobernación y gobierno, esto fue causado por la situación caótica que
atravesaba la sociedad y ante la cual los gobiernos se vieron incapaces de
dar solución a diversas problemáticas sociales. Fue necesario el
reordenamiento político y administrativo puesto que el gobierno no tuvo la
eficacia para enfrentar un periodo de transición. La legitimación del gobierno
mexicano era insuficiente para llevar a cabo los asuntos cotidianos de la
sociedad. Como respuesta, la sociedad empezó a cuestionar el estado de
derecho, temiendo una crisis que tendría su cúspide en 1994. El gobierno
trató de remediar el aclamo social por medio del discurso basado en la
transición democrática y económica a las puertas de la globalización. Más
allá del discurso, las medidas de gobernación adoptadas por el estado
mexicano fueron ineficaces ya que la crisis comenzaba por el mismo
gobierno, afectando consecutivamente a la sociedad.

El concepto de gobernación fue postulado como una necesidad-omitiendo


ser una obligación del estado per se- social de dirección y coordinación, ya
que no se lograba llegar al objetivo social de valor, generando entre los
gobernados una sensación de requerimiento de más actores que el
gobierno, actores que pudieran crear más acción que la de los organismos
públicos. Esto implico la necesidad de la participación activa de la sociedad
dentro y para la gobernación, tratando de eliminar las formas verticales de
gobernación, generando una forma más horizontal, consensuada y. por
supuesto, menos impositiva. Producto de ello, surgió una propagación de
órganos públicos estatales. En este sentido, nace un nuevo modo de
gobernar, más horizontal, descentralizado, incluyente, el cual incorpora
varias formas de deliberación/participación de los ciudadanos y se despliega
mediante formas asociativas entre gobierno y sociedad, además de facultar
a otros actores no gubernamentales.

Dado el supuesto que el modo de gobernar tuvo un cambio fundamental,


esta nueva gobernación implica un conjunto de instituciones y actores
dentro y fuera del gobierno. En la actualidad, con base en las necesidades
sociales, las responsabilidades de lo público y lo privado se van
emulsionando; se reconoce la existencia de redes sociales de actores que
tienen la capacidad de autogobierno. La estructura gubernamental del
estado deja de ser protagonista y pasa a ser un coordinador y catalizador de
para dar respuesta a los nuevos retos de la sociedad. A este nuevo modo
de gobernanza se le llama nueva gestión pública o nueva gerencia pública.
La gestión pública ha estado funcionando conforme al modelo burocrático
propuesto mor Max Weber, cuyas características generales se centran en la
especialización de funciones, la jerarquía, la delimitación de competencias,
la existencia de procedimientos administrativos estrictos, una comunicación
vertical-preferentemente por escrito y la seguridad laboral. Dicho modelo se
encuentra hoy sometido a la crítica y a deslegitimación debido a que tiende
a la alienación y a la desresposabilidad del servidor público.

El fin de la reorganización es que el estado disminuya su intervención, a


través de un redimensionamiento, reduciendo el tamaño del aparato
gubernamental, el recorte del gasto, la privatización de activos y la
prestación de servicios públicos, la liberalización de mercados y de
reorganizar las formas administrativas jerárquicas para llevarlas a un terreno
de coordinación y coadyuvancia, orientadas siempre a la eficiencia
burocrática. Un ejemplo de lo anterior son las ONG’s, colegios de
profesionistas, cámaras de comercio e industriales. El objetivo es lograr una
nueva gobernanza no por medio del control y el mando, sino por la
coordinación y planeación en conjunto.

La administración comienza a tener legitimidad por parte de los ciudadanos


cada vez más alfabetizados, mayo bienestar social y mayor poder
adquisitivo, cuyas demandas tienen como directrices la salud, la educación
y la protección social. No es suficiente con legitimar la Administración
Pública mediante la elección popular o mecanismos de participación
ciudadana, es pertinente hacer un uso racional de los recursos a disposición
de la Administración.

En este tenor, la nueva Administración exige mejorar la gestión pública,


adoptar avances tecnológicos, simplificando las inercias burocráticas de los
procedimientos administrativos y la optimización de los medios disponibles.
El ciudadano, entonces, debe ser el sujeto crítico y no el objeto de la nueva
gestión, basado en la autonomía, la eficacia y eficiencia, debiendo
integrarse por elementos de respuesta inmediata y positiva a las demandas
de la ciudadanía. La nueva gestión es el proceso mediante el cual la
sociedad, exponencialmente participativa y demandante toma sus
decisiones sin reducirse a la decisión del gobierno. La nueva gerencia se
refiere al modo de gobierno de cumplir sus funciones, políticas y programas,
basado en la economía, eficiencia, eficacia y calidad.

La gestión pública ha experimentado cambios diversos conforme a su


función. La gestión funcional ahora trata de ser gestión de procesos,
suprimiendo la especialización funcional, la gestión de productos se ha
convertido en gestión de servicios y la gestión pública pasa a ser gestión de
actua a gestión de competencia-conocimiento, dándole suma importancia a
los crecientes sistemas y tecnologías de la información. En relación con
esto, la doctrina del Derecho administrativo debe, de la misma manera,
evolucionar al panorama actual.

El Derecho administrativo hasta la década de 1980 se mostró incapaz de


responder ante las nuevas realidades con sus instrumentos y marcos
conceptuales tan trabajosamente construidos. La modernización no debe
implicar una extensa producción de reglas jurídicas, las normas deben
adaptarse a la flexibilidad que supone el estado moderno. El Derecho no
puede solo limitarse al deber ser, esto no es óbice para que se actúe dentro
de un marco normativo, sino que debe ser proveedor de seguridad y no
garantizar medianamente la certidumbre jurídica.

Dicho esto, el Estado, cuya concepción es la de un ente jurídico ficticio, una


abstracción de todo lo político, en el cual se conjugan sus elementos;
territorio, población, gobierno, soberanía y poder. Dentro de esta
conjugación, el Derecho Administrativo es el instrumento de la acción
pública del estado. Desde el origen del Estado con el devenir del
capitalismo surge un derecho administrativo primitivo, el cual tiene la
premisa que la autoridad, para ser efectiva, necesita establecer un orden y
disponer de recursos previamente organizados para obtener un fin.
El derecho Administrativo enfrenta una realidad en crisis del Estado
benefactor, cuyos principales síntomas se hacen presentes desde la crisis
del petróleo en 1970. La desestabilidad económica y el estancamiento
derriban la manera de gobierno vertical, a razón de que el Estado está
incapacitado de resolver todas las problemáticas sociales y garantizar el
bien común temporal. La doctrina del Derecho administrativo cambia ya que
el pragmatismo social depende de las necesidades de los ciudadanos, por
lo que es necesario que más allá de la Administración como tal se conoce,
se opte por un management o gerencia.

PROSPECTIVA

Puesto que la necesidad de la ciudadanía va evolucionando conforme a la


alfabetización de la sociedad, es necesario reformular la postura del
Derecho administrativo teórico, es pertinente considerar que, en
consecuencia a la ambivalencia de esta área del conocimiento jurídico (ya
que en diversos supuestos puede ser parte del derecho público y parte del
derecho privado según el actuar del Estado) necesite su propia rama,
regulando la actividad del Derecho administrativo mediante las directrices
de la nueva administración, considerando tomar modelos propios de la
gerencia para lograr una coordinación en armonía con la ciudadanía. El
derecho administrativo tiene aristas indefinibles y su universo es
significativamente mayor por la esencia del mismo.

Es importante considerar que no debe existir una amalgama de


legislaciones al respecto, debe considerarse el fondo de la situación y el
alcance actual del Derecho Administrativo, el cual es ineficaz para la
actualidad mexicana.

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